TLÁLOC

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TLÁLOC, LEYENDA DEL DIOS DE LA LLUVIA Tláloc Estatua de Tláloc a las afueras del Museo Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México . Tláloc (en náhuatl clásico : Tlālōc; AFI [ˈtɬaːloːk]) (náhuatl : Tláloc, ‘néctar de la tierra’tlalli, tierra; octli néctar’) ? se refiere al ciclo vertical del agua desde la evotranspiración en el subsuelo hasta la condensación y la lluvia, el fenómeno se explica desde la tierra de ahí "Tla"-lli "Oc"-tli: Tláloc en la cosmovisión náhuatl -culhua . Bien era conocido en toda el área de Mesoamérica con otros nombres, que originalmente, representaba al agua terrestre, mientras que, por su parte, la serpiente emplumada, al agua celeste; y los mexicas lo tenían como el responsable de los períodos de sequía y lluvias torrenciales y hacían ceremonias para honrarlo en el primer mes del año (ātl cāhualo). Bernardino de Sahagún y Alfredo Chavero frecuentemente lo describen como el dios del rayo, de la lluvia y de los terremotos, por otra parte, la voz Tláloc deriva de tlālli, que significa 'tierra' y octli, que significa 'néctar' o 'pulque '.

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TLÁLOC, LEYENDA DEL DIOS DE LA LLUVIA

Tláloc

Estatua de Tláloc a las afueras del Museo Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México.

Tláloc (en náhuatl clásico: Tlālōc; AFI [ˈtɬaːloːk]) (náhuatl: Tláloc, ‘néctar de la tierra’‘tlalli, tierra; octli néctar’)? se refiere al ciclo vertical del agua desde la evotranspiración en el subsuelo hasta la condensación y la lluvia, el fenómeno se explica desde la tierra de ahí "Tla"-lli "Oc"-tli: Tláloc en la cosmovisión náhuatl-culhua. Bien era conocido en toda el área de Mesoamérica con otros nombres, que originalmente, representaba al agua terrestre, mientras que, por su parte, la serpiente emplumada, al agua celeste; y los mexicas lo tenían como el responsable de los períodos de sequía y lluvias torrenciales y hacían ceremonias para honrarlo en el primer mes del año (ātl cāhualo).

Bernardino de Sahagún y Alfredo Chavero frecuentemente lo describen como el dios del rayo, de la lluvia y de los terremotos, por otra parte, la voz Tláloc deriva de tlālli, que significa 'tierra' y octli, que significa 'néctar' o 'pulque'. En realidad la traducción literal sería 'néctar de la tierra', y se refiere al momento en que la lluvia penetra la tierra y forma parte de ella. Éste es el dios de las aguas que llegan del cielo, pero no de las aguas que ya están en la tierra, como pueden ser los ríos. Para los ríos y lagos está la diosa Chalchiuhtlicue, que significa "falda de jade". Es hermana o una de las esposas de Tláloc.

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Culto[editar · editar código]

Tláloc fue una de las divinidades más antiguas y veneradas de toda Mesoamérica. Su culto se extendió por gran parte del territorio centroamericano. Fue tomado por los nómadas aztecas (así se llamaban los mexicas cuando apenas acababan de salir de Aztlán) que se instalaron en el lago Texcoco, asimilándolo como divinidad agrícola. Siguió siendo uno de los dioses fundamentales de las distintas comunidades agrícolas autóctonas; originario de la cultura de Teotihuacan, dada la caída de la ciudad pasó a Tula, y de ahí su culto se esparció entre los pueblos nahuas. Los teotihuacanos tuvieron contacto con los mayas, de ahí que ellos lo adoptaran o lo identificaran en la forma del Dios Chaac. En la cosmología tlaxcalteca, Tláloc se casó primero con Xochiquétzal, Diosa de la belleza, pero Tezcatlipoca la secuestró. Tláloc se casó otra vez con Matlalcueye, y tiene una hija o hermana mayor que se llamada Huixtocíhuatl.

Tláloc y sus manifestaciones[editar · editar código]

Tláloc, representando el diluvio según la Cosmogonía Náhuatl previo al Quinto Sol en el Códice Borgia [ 1 ] .

Ni a Tláloc, ni a los demás Teteo se les puede nombrar como "dios de tal" o "dios de cual", pues aquel concepto equivale más a una teología y cosmología de origen helénico y judaico-semítico. Tláloc no es el "dios de...", es la Lluvia y es el Trueno, y es manifestación y expresión de la Esencia Suprema que se manifiesta de variadas formas al hacerse tangible en el universo.) Como las divinidades mesoamericanas en general, posee una ambigüedad, en cuanto a que Es una Fuerza Suprema en y de la naturaleza (la naturaleza y el cosmos no representan en los términos humanos bondad o maldad, sino más bien un entramado de fuerzas, a veces en equilibrio, a veces en pugna; en veces benéficas para los humanos, en veces desastrosas); lo cual implica que, si bien es Dador de Vida, Providencia y Benefactor, también muestra en veces su faceta destructiva, aniquiladora. Así desciende desde el cielo para fecundar a la Tierra y poder cultivar la milpa, para germinar las semillas. Así también envía "los relámpagos y rayos, las tempestades del agua y los peligros de los ríos y del mar"; dicho en palabras del fraile de Sahagún. Dominaba también las fuerzas destructoras y si así era su voluntad podía enviar granizos, inundaciones, sequías, heladas y rayos fulgurantes o fulminantes.

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Estaba encargado de enviar el agua a la comunidad a través de sus ayudantes, los Tlaloques; Tláloc mismo multiplicado y diversificado, manifestado a veces a los humanos como "seres enanos y antropomórficos" -como refiere Juan Carlos Pérez Guerrero-, que desde el interior de los cerros enviaban las cuatro clases de lluvias. Ellos también recibían súplicas y en su honor se realizaban ceremonias y rituales. Alain Musset asevera que, en vez de enanos, son la representación de las montañas que rodean el Valle de México y sobre las cuales parecen formarse las nubes que anuncian la lluvia. Su papel consistía en favorecer la venida de las aguas celestes pero también protegían a los pescadores y los navegantes.

Tláloc y sus representaciones[editar · editar código]

Tláloc, representado en Teotihuacán.

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Incensario con la imagen de Tláloc (Museo de América, Madrid, España).

Este ser fue uno de los más importantes en el altiplano de México, uno de los más representados y quizás también uno de los de mayor antigüedad del panteón de Mesoamérica. Aparece representado desde la época teotihuacana. Se le manifestaba siempre con unos atributos característicos:

Anteojeras formadas por unas serpientes que se entrelazaban y cuyos colmillos acababan siendo las fauces del dios.

Una especie de bigotera que no era otra cosa que su labio superior. Se cree que este gran labio era el símbolo de la entrada en la cueva que comunica con el inframundo y que deriva de la boca de las figuras olmecas.

La cara estaba casi siempre pintada de color negro o azul, más veces de color verde, para imitar los visos que hace el agua.

Llevaba en la mano una especie de estandarte de oro, largo y con forma de culebra, terminado en punta aguda; era para representar los relámpagos y los truenos que acompañan a veces al agua de lluvia.

En los dibujos de los códices puede verse que sus vestidos tienen pintados unas manchas que son el símbolo de las gotas de agua.

Tláloc está compuesto en sus representaciones por los tlaloques o dioses de los 4 rumbos. Cada uno de ellos manejaba y era el responsable de una vasija colocada en un rumbo. Cada vasija proporcionaba una lluvia diferente.

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La residencia de Tláloc era múltiple debido a la posibilidad de división de la sustancia que lo conformaba, característica que trataremos al hablar de los Tlaloques. Su morada se encontraba tanto en el Templo Mayor de Tenochtitlan, como en el Tlálocán, en el interior del cerro que lleva su nombre, el cual pertenece a la cadena montañosa Tlalocán, que separa el Valle de México del de Huexotzinco. Esto no es más que en hablando en términos Eliadianos sublimación de la Paradoja de lo sagrado y lo profano. La libertad y poder absoluto que posee la Divinidad le permite tomar cualquier forma, así como estar presente en cualquiera partes, y viendo la "Morada divina" como una extensión de la misma divinidad, con aquella sucede lo mismo.

Atributos y Simbolismo[editar · editar código]

Así, el Templo Mayor, los Cerros Sagrados, o incluso un altar doméstico, no son sino análogos, manifestación o representación del Tlalocán, del Tonacatépetl, de Xochitlalpán (que presentan cada cual sus particularidades, pero que son también análogos entre sí, por ser representaciones del axis mundi que sostiene el cosmos , y de la matriz universal de donde todo proviene y a donde todo va); así, son partícipes de la misma sacralidad, de la misma fuerza, son, sin serlo, lo mismo. La Paradoja de lo sagrado y lo profano, es en sí una ruptura ontológica presente en toda hierofanía; paradoja en cuanto a que lo sagrado, lo intangible, se profaniza, se vuelve tangible para mostrarse a la humanidad. Esto es parte de la Dialéctica de lo Sagrado, que es parte y fundamento de todas las religiones. A consecuencia de este carácter dual muy fuerte, su culto entró dentro del sistema de reciprocidad del sacrificio; tanto no sangriento, como ofrendas de flores o libaciones diversas, como de autosacrificio, ofrenda de animales, y de seres humanos cuando las sequías se dejaban percibir terribles y amenazaban la supervivencia misma de las sociedades (o en el caso de tierras muy húmedas, como las Tierras Bajas Mayas; para evitar el exceso de lluvias, huracanes, tempestades o truenos fulminantes, pues si Chaac (Tláloc en maya Yucateco) se enfurecía demasiado, aquellos podían destruir las cosechas, deslavar cerros, desbordar los ríos y arrasar ciudades y pueblos enteros). Tanto los ritos o sacrificios a Tláloc como aquellos dedicados a los Tlaloques se solían realizar en los cerros o en el interior de las cuevas. En la mayoría de estos ritos propiciatorios, como indica, en las ofrendas sacrificaban niños. Según el antropólogo Juan Carlos Román, la evidencia arqueológica indica que los mexicas y los demás pueblos de cultura culhuaca, sólo sacrificaban niños varones enfermos, pues todos los restos muestran indicios de alguna enfermedad infecciosa.

La cruz florida fue una evolución del símbolo de Tláloc y fue llamada Cruz de Tláloc; esta cruz surge por una razón: el dios tenía cuatro hijos a los que se denominaba tlaloques, que vivían en cuatro ámbitos del cielo. Tláloc se convirtió en época tolteca en un personaje semihumano, su cara estaba formada por dos serpientes enroscadas, haciendo de marco de los ojos la curva de los reptiles. Las cabezas se proyectan en paralelo y constituyen el labio superior del dios.

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El paraíso de Tláloc[editar · editar código]Artículo principal: Tlalocán

El lugar conocido como el paraíso de Tláloc se llama Tlálocán y está situado en la región oriental del Universo. De este lugar procedía el agua beneficiosa y necesaria para la vida en la tierra. Las personas que morían ahogadas o por hidropesía iban a morar a este paraíso. También acogía a los que morían de la enfermedad de la lepra. Se trata de un enclave placentero, donde pueden verse toda clase de árboles frutales, así como maíz, chía (semilla de una especie de salvia que se usa en México como refresco), frijoles y más productos. La vida allí era enteramente feliz. Conocemos la descripción de esta morada del dios gracias a los escritos hechos por el padre Bernardino de Sahagún y otros personajes, que lo oyeron de boca de los indígenas. Algunos siglos después, se descubrió en Teotihuacan un mural en que se veía representada punto por punto esta descripción. Así se pudo conocer de manera gráfica lo que ya se conocía a través de lo escrito.

Quetzalcóatl

La serpiente emplumada en las grutas de Juxtlahuaca de la cultura olmeca.

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Busto en piedra de Quetzalcóatl, abundantemente repetido en el templo de Teotihuacan.

Quetzalcóatl (náhuatl: quetzalcōātl, ‘serpiente emplumada’‘quetzalli, plumaje; cōātl, serpiente’)? es uno de los dioses de la cultura mesoamericana, llegando a considerarse como el dios principal del panteón prehispánico; entre otros, Alfredo López Austin considera precisamente a Quetzalcóatl, como la deidad principal a partir de la cual se generan los demás a partir del desdoblamiento, pero algunos como Miguel León-Portilla, consideran a Tezcatlipoca como el dios principal (ensayo Tezcatlipoca, dios principal) y otros consideran a los dioses que le dieron origen como los principales, surgiéndose como el dios de la vida, de la luz, de la sabiduría, de la fertilidad y del conocimiento, patrón del día y de los vientos, el regidor del Oeste.

Culto[editar · editar código]

Quetzalcóatl (náhuatl: quetzalcōātl, ‘serpiente emplumada’‘quetzalli, plumaje; cōātl, serpiente’)? representa la dualidad inherente a la condición humana: la "serpiente" es cuerpo físico con sus limitaciones, y las "plumas" son los principios espirituales. Otro nombre aplicado a esta deidad era Nahualpiltzintli, "príncipe de los nahuales". Quetzalcóatl es también el nombre nahuatl de los mesías mesoamericanos y el título de los sacerdotes supremos de la religión tolteca. Se manifestó en diversos profetas históricos, el último de los cuales fue Ce Ácatl Topiltzin, rey de Tula que vivió entre los años 947 y 999 de la era cristiana.

Las enseñanzas de Quetzalcóatl quedaron recogidas en ciertos documentos llamados Huehuetlahtolli, "antiguas palabras", transmitidos por tradición oral y puestos por escrito por los primeros cronistas españoles. Se han publicado traducciones parciales de los mismos, la última debida al antropólogo Miguel León-Portilla. Este concepto también se relaciona con el sexto sol y la finalización del calendario maya en el año de 2012. Debido a que consideraban que todo el Universo tiene una naturaleza dual o polar, los toltecas creían que el Ser Supremo tiene una doble condición. Por un lado, crea el mundo, y por el otro lo destruye. La función destructora de Quetzalcóatl recibió el nombre de Tezcatlipoca, “su humo del espejo”, cuya etimología es la siguiente: Tezcatl, “espejo”, I, “suyo”, Poca, “humo”. Los informantes del padre Motolinía describieron a esta deidad del

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siguiente modo: «Tezcatlipoca era el que sabía todos los pensamientos y estaba en todo lugar y conocía los corazones; por eso le llamaban Moyocoya (ni), que quiere decir que es Todopoderoso o que hace todas las cosas; y no le sabían pintar sino como aire.» (GARIBAY, Á.M. : Teogonía e Historia de los Mexicanos)

Con un fin didáctico, el mito acentuaba la contradicción entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. Sin embargo, su identidad esencial queda establecida en los códices y otros testimonios gráficos, donde ambas deidades comparten los mismos atributos.

Quetzalcóatl y Tezcatlipoca Blanco[editar · editar código]Véase también: Tezcatlipocas

Según la Cosmogonía Náhuatl, el dios Iztauhqui-tezcatlipoca (Quetzalcóatl) es uno de los cuatro hijos de los dioses primordiales llamados Ometecuhtli y Omecíhuatl, bajo el relato de la creación del universo, de los cuales representan las esencia masculina y femenina de la creación, por lo que Quetzalcóatl simboliza la vida, la luz, la sabiduría, la fertilidad, el conocimiento y como patrón de los vientos y del día, es el regidor del Oeste con el nombre de Tezcatlipoca Blanco. Con el tiempo, otros mitos se vinieron integrando para pasar de ser un dios creador de la humanidad hasta un rey mortal de la ciudad de Tula, o bien como otro dios solar al lado de su hermano Huitzilopochtli, interpretándose así con este mito, el traslado que realiza el Sol a través de los cielos, desde el amanecer hasta el atardecer por sus regidores y hermanos Tlahuizcalpantecuhtli y Xólotl, que junto con ellos, es hijo de Mixcóatl y Chimalma.

Quetzalcóatl se compone de quetzal, que proviene de la palabra "quetzalli" (hermoso) y coatl, que significa «serpiente». Para la cultura azteca y otros pueblos nahuatl, el dios era hermano de Tezcatlipoca. Para los toltecas, en cambio, eran rivales. Sea como sea, ambos eran considerados como el Ser Supremo. La combinación Quetzal-coatl contiene los siguientes significados, todos relativos a las funciones de Quetzalcóatl en la teología tolteca: "serpiente con plumas", "doble precioso", "ave de las edades", "gema de los ciclos", "ombligo o centro precioso", "serpiente acuática fecundadora", "el de las barbas de serpiente", "el precioso aconsejador", "divina dualidad", "femenino y masculino", "pecado y perfección", "movimiento y quietud". Era también importante para la civilización teotihuacana.

Atributos y Simbolismo[editar · editar código]Artículo principal: Serpiente Emplumada

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Quetzalcóatl en el Códice Borgia.[1]

El dios tiene varias etapas, primero como deidad olmeca, tolteca, maya como Kukulcán y más tarde en el grupo de los dioses aztecas. Es claro como la cultura tolteca tomó la figura de este dios de la tradición religiosa de Teotihuacan en donde se encuentra una pirámide dedicada a la serpiente emplumada que data del siglo II de nuestra era. Sin embargo tiene una raíz histórica más antigua. Los estudios recientes demuestran que este personaje se relaciona con la Mitología olmeca y con su visión de la serpiente emplumada. El arte y la iconografía de los olmecas demuestran claramente la importancia de la deidad de la Serpiente Emplumada en las cronologías de Mesoamérica, así como en el arte olmeca. En las grutas de Juxtlahuaca hay una representación de una serpiente emplumada de estilo olmeca. Incluso, en lugares lejanos como la Laguna de Asososca, en Managua, Nicaragua se encuentran pinturas rupestres representativas de La Serpiente Emplumada; hasta Tula hoy estado de Hidalgo México. El nombre de Quetzalcóatl se compone de dos palabras de origen náhuatl: quetzal, que es un ave de hermoso plumaje que habita la selva centroamericana, y cóatl, que significa "serpiente". Existe otra versión científica según la cual es posible que este dios tenga raíces Chichimecas. Sus influencias culturales abarcaron gran parte de Mesoamérica, incluyendo a las culturas maya, mixteca. Los mayas retomaron a Quetzalcóatl como Kukulkán o Gucumatz, aunque como se ha dicho antes es más conocida la versión de la cultura tolteca. Los aztecas incorporaron esta deidad a su llegada al valle de México.

Los mexicas relacionaban a Quetzalcóatl con Venus, que se puede observar como si fuera una estrella al lado del volcán Popocatépetl durante ocho meses al año, y desaparece otros tres meses; la profecía indica que esta estrella y los dos solsticios en donde se dice que Quetzalcóatl viene a la tierra dos veces al año a traer fertilidad y cosecha, sucederán hasta la segunda venida de Quetzalcóatl. Una de las representaciones de esta deidad es la de un hombre barbado y blanco, por lo que durante la conquista de la Nueva España (Mesoamérica) los pueblos indígenas creyeron en un principio que Hernán Cortés era Quetzalcóatl. A fin de propiciar la conversión de los nativos, los cronistas crearon el mito sincretista de que Quetzalcóatl era un apóstol cristiano (Santo Tomás). En tiempos recientes las

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religiones de origen neotolteca hablan en sus tradiciones y leyendas urbanas del renacimiento de este personaje. Este concepto está basado en el Códice de Quetzalcóatl.

Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl[editar · editar código]Artículo principal: Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl

Quetzalcóatl es también el nombre de un personaje tolteca legendario, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl. Hijo de Mixcóatl y Chimalma, fue el último rey de Tollan o Toílan, ciudad que algunos estudios han identificado con la de Tula. El significado de su nombre es como sigue: Ce: "Uno", el primer día del calendario, Acatl: "Caña", el nombre con que iniciaba el ciclo agrícola, Topiltzin: "Nuestro príncipe", el nombre con que se reconocía al gobernante. Su denominación como Quetzalcóatl se debe al culto al que pertenecía. Algunos autores creen que Tollan es hoy la ciudad de Tula, situada en el estado de Hidalgo, México. La leyenda dice que cayó por las tentaciones que los dioses presentaron al último rey de Tula y que están asociados a estados bélicos, no religiosos (precedentes al estado mexica). Teotihuacán, la ciudad de los dioses, es anterior a estas urbes.

La antropóloga Carmen Cook de Leonhardt promovió en los años ochenta la afirmación de que Amatlán de María Magdalena de Quetzalcóatl, uno de los barrios de Tepoztlán había sido la cuna del príncipe Ce Ácatl Quetzalcóatl. El presidente mexicano José López Portillo aceptó la propuesta y de alguna manera se "oficializó" el hecho histórico de que Quetzalcóatl había nacido en Amatlán. El novelista e investigador mexicano del Instituto de Investigaciones Estéticas, Fernando Zamora, discute el hecho en la tesis: Quetzalcóatl nació en Amatlán: Nación y pertenencia en un pueblo de Tepoztlán, Morelos publicado por la Universidad Iberoamericana.[2]

La antropóloga Carmen Cook basó su afirmación de que en Amatlán había nacido Quetzalcóatl con base en tres estelas en las que se representaba respectivamente como serpiente emplumada y planeta Venus. De acuerdo con Cook, en dicha estela y con base en la forma en que Venus se mueve por el cielo encontró que el padre del dios serpiente fue el rey Tolteca Mixcóatl y que su madre se llamaba Chimalma. Dos de los cerros que rodean Amatlán llevan dichos nombres desde tiempos prehispánicos lo cual condujo a Carmen Cook a la convicción de que Amatlán era el lugar de nacimiento de Quetzalcóatl, hecho que si bien no ha recibido aceptación por parte de la comunidad científica suele ser aceptado como verdadero por la gente del estado de Morelos en general y por el pueblo de Amatlán de Quetzalcóatl en particular.