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3as Jornadas de Historia de la Patagonia San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008 Mesa C4: Migraciones en la Patagonia: Estado, redes sociales e identidades Titulo de la ponencia: Redes e inscripciones sociales en el Neuquén aluvional (1960-1990). Autor: Joaquín Perren (CEHiR-UNCo/CONICET) Resumen: La presente ponencia pretende aproximarse al problema de la estratificación y la movilidad social en sociedades de crecimiento explosivo. Tomando distancia de estudios basados en medias estadísticas y de discusiones puramente teóricas, propone un uso intensivo del enfoque reticular. Las redes sociales, elementos centrales de este último, nos hablan sobre un espacio social determinado y sobre las formas en que va modificándose a través del tiempo. Detrás de la variedad de tramas reconstruidas, es posible visualizar un número limitado de lógicas que las atraviesan. Después de todo, y más allá de referirse a situaciones particulares, las redes nos ilustran sobre las continuidades y rupturas que se despliegan a lo largo del ciclo de vida de personas, en este caso una decena de migrantes entrevistados. Con este objetivo una imagen más fina del contenido que consolida o segmenta el tejido social, la ponencia plantea un recorrido de tres paradas. La primera de ellas, más bien descriptiva, estudia la morfología y el contenido de una decena de redes tejidas por migrantes en la ciudad de Neuquén. La segunda sección trata de aislar aquellos mecanismos que dieron forma a las redes reconstruidas. Finalmente, en una tercera sección, el texto adquiere un espesor interpretativo: intenta alcanzar algunas generalizaciones a partir del estudio de esos mecanismos. Introducción Diferentes trabajos han advertido la escasa utilidad de algunas categorías clásicas en el estudio de sociedades de crecimiento explosivo como las patagónicas 1 . Todos ellos coinciden en señalar el abismo existente entre la variedad de prácticas que las fuentes muestran y la rigidez de los cuadros interpretativos tradicionales, sobre todo aquellos ligados al paradigma estructuralista. El relato se repite una y otra vez: a medida que los autores profundizaban su dialogo con la evidencia empírica, la coherencia de los actores sociales parecía disiparse sin remedio. Detrás de nociones como clase social, estrato o grupo profesional se escondía una variedad de prácticas que dificultaba la tarea de aislar un único mecanismo de agregación social. Tomando en consideración estos estudios, la presente ponencia pretende, a partir del análisis de una serie de entrevistas a migrantes 2 , aproximarse al problema de la estratificación y 1 La producción de Verónica Trpin es una buena muestra en ese sentido. Conceptos como clase social, nación o cultura son relativizados a partir de una minuciosa investigación que centro su atención en las prácticas sociales. Algunos de los textos más representativos de esta senda de indagación son: TRPIN, Verónica, Aprender a ser chileno. Identidad, trabajo y residencia de migrantes chilenos en el Alto Valle de Río Negro, Buenos Aires, IDES, 2004; TRPIN, Verónica, “Entre beneficiario social y trabajador rural”, en GRIMSON, Alejandro y JELIN, Elizabeth, Migraciones regionales hacia la Argentina: diferencia, desigualdad y derechos, Buenos Aires, Prometeo, 2006. La extensa trayectoria académica de Susana Bandieri constituye un segundo ejemplo. Partiendo de una regionalización abierta, esta historiadora cuestionó, siempre para el contexto patagónico, enunciados como aquellos que afirmaban, para 1880, la existencia de un mercado, una sociedad y un estado de alcance nacional. Una excelente síntesis de su prolongada trayectoria en: BANDIERI, Susana, “Entre lo macro y lo micro: la historia regional. Síntesis de una experiencia”, Entrepasados. Revista de Historia, n o 13, 1996, pp. 70-102. 2 Las entrevistas fueron realizadas a migrantes de diversos orígenes llegados a la ciudad en el periodo estudiado (1960-1990). Las preguntas realizadas, conforme la metodología de la entrevista semiestructurada, se agrupan en tres bloques. El primero trata de vincular la biografía del entrevistado con su itinerario profesional. Luego de indagar en torno a la trayectoria vital de los entrevistados, se realizan preguntas que avanzan en torno a la inserción laboral del migrante y a la evaluación que este realiza de su trayectoria ocupacional. Posteriormente, en un segundo bloque, la guía se sumerge en la dinámica familiar del entrevistado, poniendo de relieve aspectos tan variados como la edad de matrimonio, cantidad de hijos, itinerario geográfico dentro de la ciudad e influencia del

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3as Jornadas de Historia de la Patagonia

San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008

Mesa C4: Migraciones en la Patagonia: Estado, redes sociales e identidades Titulo de la ponencia:

Redes e inscripciones sociales en el Neuquén aluvional (1960-1990). Autor: Joaquín Perren (CEHiR-UNCo/CONICET)

Resumen: La presente ponencia pretende aproximarse al problema de la estratificación y la movilidad social en sociedades de crecimiento explosivo. Tomando distancia de estudios basados en medias estadísticas y de discusiones puramente teóricas, propone un uso intensivo del enfoque reticular. Las redes sociales, elementos centrales de este último, nos hablan sobre un espacio social determinado y sobre las formas en que va modificándose a través del tiempo. Detrás de la variedad de tramas reconstruidas, es posible visualizar un número limitado de lógicas que las atraviesan. Después de todo, y más allá de referirse a situaciones particulares, las redes nos ilustran sobre las continuidades y rupturas que se despliegan a lo largo del ciclo de vida de personas, en este caso una decena de migrantes entrevistados. Con este objetivo una imagen más fina del contenido que consolida o segmenta el tejido social, la ponencia plantea un recorrido de tres paradas. La primera de ellas, más bien descriptiva, estudia la morfología y el contenido de una decena de redes tejidas por migrantes en la ciudad de Neuquén. La segunda sección trata de aislar aquellos mecanismos que dieron forma a las redes reconstruidas. Finalmente, en una tercera sección, el texto adquiere un espesor interpretativo: intenta alcanzar algunas generalizaciones a partir del estudio de esos mecanismos. Introducción Diferentes trabajos han advertido la escasa utilidad de algunas categorías clásicas en el estudio de sociedades de crecimiento explosivo como las patagónicas1. Todos ellos coinciden en señalar el abismo existente entre la variedad de prácticas que las fuentes muestran y la rigidez de los cuadros interpretativos tradicionales, sobre todo aquellos ligados al paradigma estructuralista. El relato se repite una y otra vez: a medida que los autores profundizaban su dialogo con la evidencia empírica, la coherencia de los actores sociales parecía disiparse sin remedio. Detrás de nociones como clase social, estrato o grupo profesional se escondía una variedad de prácticas que dificultaba la tarea de aislar un único mecanismo de agregación social. Tomando en consideración estos estudios, la presente ponencia pretende, a partir del análisis de una serie de entrevistas a migrantes2, aproximarse al problema de la estratificación y

1 La producción de Verónica Trpin es una buena muestra en ese sentido. Conceptos como clase social, nación o cultura son relativizados a partir de una minuciosa investigación que centro su atención en las prácticas sociales. Algunos de los textos más representativos de esta senda de indagación son: TRPIN, Verónica, Aprender a ser

chileno. Identidad, trabajo y residencia de migrantes chilenos en el Alto Valle de Río Negro, Buenos Aires, IDES, 2004; TRPIN, Verónica, “Entre beneficiario social y trabajador rural”, en GRIMSON, Alejandro y JELIN, Elizabeth, Migraciones regionales hacia la Argentina: diferencia, desigualdad y derechos, Buenos Aires, Prometeo, 2006. La extensa trayectoria académica de Susana Bandieri constituye un segundo ejemplo. Partiendo de una regionalización abierta, esta historiadora cuestionó, siempre para el contexto patagónico, enunciados como aquellos que afirmaban, para 1880, la existencia de un mercado, una sociedad y un estado de alcance nacional. Una excelente síntesis de su prolongada trayectoria en: BANDIERI, Susana, “Entre lo macro y lo micro: la historia regional. Síntesis de una experiencia”, Entrepasados. Revista de Historia, no 13, 1996, pp. 70-102. 2 Las entrevistas fueron realizadas a migrantes de diversos orígenes llegados a la ciudad en el periodo estudiado (1960-1990). Las preguntas realizadas, conforme la metodología de la entrevista semiestructurada, se agrupan en tres bloques. El primero trata de vincular la biografía del entrevistado con su itinerario profesional. Luego de indagar en torno a la trayectoria vital de los entrevistados, se realizan preguntas que avanzan en torno a la inserción laboral del migrante y a la evaluación que este realiza de su trayectoria ocupacional. Posteriormente, en un segundo bloque, la guía se sumerge en la dinámica familiar del entrevistado, poniendo de relieve aspectos tan variados como la edad de matrimonio, cantidad de hijos, itinerario geográfico dentro de la ciudad e influencia del

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la movilidad social en la ciudad de Neuquén durante en siglo XX tardío. Para ello creemos necesario evitar dos caminos inconducentes: por un lado, acceder a los mecanismos que estructuran el paisaje social a partir de medias que, aunque importantes, suelen oscurecer la heterogeneidad; mientras que, por el otro, poner en el centro discusiones puramente teóricas que difícilmente puedan proveernos elementos novedosos y que aumentan el riesgo de abstraer las relaciones entre las practicas sociales y categorías analíticas. Es precisamente este doble peligro lo que nos obliga a dirigir nuestra mirada al concepto de “red social”. Podríamos empezar con una pregunta obvia aunque no por ello menos relevante: ¿Cuál es la capacidad de aquellas para reconstituir la complejidad del mundo social?3

Al respecto, deberíamos decir, siguiendo a una pléyade de autores, que las redes permiten atrapar la experiencia social de una manera más directa que la encuesta tradicional o que un cuadro estadístico4. Estos últimos tienden a sintetizar las impresiones y, por momentos, generan en el investigador cierto sentimiento de impotencia frente a una realidad que pareciera escurrirse entre los dedos. Ahora bien, señalar la operatividad del enfoque reticular, especialmente cuando de rescatar mecanismos microsociales se trata, no significa que constituya un mágico remedio para todos los problemas que debe enfrentar un investigador en la construcción de su objeto de estudio. De ahí la importancia de plantear dos nuevos interrogantes: ¿Es posible trazar un plano de la sociedad en escala real? ¿Es viable la construcción de un mapa borgeano de la realidad, esa especie de santo grial de las ciencias sociales, tantas veces planteado y tan pocas veces alcanzado?5

En parte, la respuesta debe ser afirmativa. Como un mapa del siglo XVI, las áreas conocidas de esa cartografía social conviven con zonas grises que aparecen como terra

incognita. Las redes sociales, en especial las egocentradas, representan una forma de completar aquellos casilleros que todavía subsisten en las penumbras. El rescate de ese conjunto de vínculos, que distintos individuos fueron hilvanando durante un periodo prolongado de su vida, representa un primer paso en esa dirección. Las entrevistas realizadas nos brindan pistas sobre el universo relacional de un grupo de migrantes llegados a la ciudad de Neuquén, justo cuando la capital patagónica experimentaba su momento de mayor crecimiento. Gracias a ellas podremos aproximarnos a las decisiones que tomaron personas empleadas en diferentes escalones de la estructura ocupacional y a la influencia de ellas tuvieron en el logro de diferentes niveles de movilidad social. Al detenernos en estas cuestiones, podremos dejar atrás las miradas estáticas, o la suma de instantáneas, para dar paso a una perspectiva dinámica y profundamente histórica.

Luego de esta declaración de principios no podemos dejar de plantear algunas preguntas de corte metodológico: ¿es posible desnudar las lógicas que están detrás de las decisiones individuales?, ¿podemos, a través del estudio de la forma de esas redes, conocer los mecanismos que las modelaron?, ¿es viable describir un determinado espacio social, en este

cuadro familiar más cercano. Por ultimo, la entrevista se propone la nada sencilla tarea de reconstruir la trama de relaciones tejidas por el migrante en la sociedad neuquina. Para mas detalles véase Anexo. 3 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseaux egocentres et inscripciones socials. Continuites et discontinuetes dans les formes de estructuration de l’espace social », en GRIBAUDI, Maurizio, Espaces, Temporalites, Stratifications.

Exercices sur les reseaux sociaux, Paris, EHESS, 1998, 4 Un rapido resumen de la produccion deberia incluir: BARNES, John, “Class and communities in a norwegian parish”, en Human Relations, vol. VII, nº 1, 1954; BOISSEVAIN, Jeremy, Friends of friends. Networks,

manipulations and coalitions, Bristol/Oxford, Basil Blackwell, 1974; MITCHELL, Clyde, Social networks in

Urban Situations, Manchester, Manchester University Press, 1969; LEVI, Giovanni, La eredita inmateriale, Turin Einaudi, 1985; GRIBAUDI, Maurizio, Mondo operario e mito operario, Turin, Einaudi, 1987. 5 MIGUEZ, Eduardo, “Microhistoria, redes sociales e historia de las migraciones: ideas sugestivas y fuentes parcas”, en BJERG, María y OTERO, Hernán, Inmigración y redes sociales en la Argentina Moderna, Tandil, CEMLA-IEHS, 1995, pp. 28-29.

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caso Neuquén durante el siglo XX tardío, a partir de redes egocentradas? y, si esto fuera posible, ¿esos hallazgos realizados a escala micro pueden generalizarse a escala global?

Aunque pueda parecer pretencioso, creemos que la respuesta a estas preguntas es afirmativa. Las redes nos hablan sobre un espacio social determinado y sobre las formas en que va modificándose a través del tiempo. Detrás de la enorme variedad de tramas reconstruidas, es posible visualizar un número limitado de lógicas que las atraviesan. Después de todo, y más allá de referirse a situaciones particulares, las redes nos ilustran sobre las continuidades y rupturas que se despliegan a lo largo del ciclo de vida de las personas, en este caso un grupo reducido de migrantes. Y son, en definitiva, esos mecanismos los que contribuyen a soldar o fracturar el espacio social. Las redes egocentradas, entonces, nos brindan una imagen "al ras del piso", del funcionamiento de la sociedad6.

Este ejercicio, que intenta revalorizar el papel de las relaciones sociales, puede también ofrecer algunos puntos ciegos: ¿podemos describir la configuración de una red conformada por el entrecruzamiento de diferentes formas de solidaridad social? ¿Es posible establecer una jerarquía entre los distintos modos de inscripción social que ponga en la balanza el peso relativo de cada una de ellas? O, en palabras de Gribaudi, ¿podemos, por medio del network

analysis, retratar los diferentes paisajes y terrenos que condicionan la estratificación social? Aquí es necesario reafirmar el carácter experimental, y por tanto exploratorio, del

ejercicio7. La base empírica trabajada no es lo suficientemente extensa como conocer a ciencia cierta las características globales del espacio social neuquino. De todos modos, ese universo de análisis, que de ninguna forma constituye una muestra, nos permite visualizar la silueta de algunos grupos ocupacionales y la importancia de ciertos espacios de sociabilidad en el logro de un determinado grado de movilidad social. Al mismo tiempo, y esto es lo importante, la relativa libertad con la que enfrentamos el estudio nos permitirá ensayar un modelo de estratificación cuya materia prima sea la información suministrada por nuestros entrevistados.

Para cumplir con esta tarea, esta ponencia propone un recorrido de tres paradas. En la primera de ellas, más bien descriptiva, haremos una lectura superficial de los hechos recolectados. Haciendo propias las herramientas de la antropología social británica, estudiaremos la morfología y el contenido de las redes reconstruidas. Con el análisis de la primera saldrán a la luz su densidad y superposición de lazos, mientras que con la segunda los componentes generacionales, profesionales y la antigüedad de las relaciones que las conforman. Esta descripción es indispensable para dar paso a la segunda sección del trabajo, donde individualizaremos los extremos entre los cuales variaron las diferentes formas observadas. En esta segunda parte, analítica en esencia, trataremos de aislar aquellos mecanismos que dieron forma a las redes reconstruidas. Finalmente, en una tercera sección, el texto adquiere un espesor interpretativo: trataremos de alcanzar algunas generalizaciones a partir del estudio de esos mecanismos.

Un primer paso: la lectura de las redes Una mirada superficial del material estudiado nos permite decir que las redes neuquinas presentan un buen número de variantes. Las relaciones que cada uno de los migrantes entrevistados establecieron con su entorno dieron forma a tramas completamente diferentes, tanto en su morfología como en su funcionamiento. No encontramos nada parecido a una forma típica de conexión que, con ligeras variantes, cubra a todos los casos. 6 GRIBAUDI, Maurizio, “Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit, p. 72. 7 Una excelente descripción de las ventajas de los estudios exploratorios en: BOTT, Elizabeth, Familia y red

social. Roles, normas y relaciones externas en las familias urbanas corrientes, Barcelona, Taurus, 1990, pp. 41-90.

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Gráfico 1. Distribución, en orden creciente, de la densidad de las redes neuquinas

0

0,1

0,2

0,3

0,4

0,5

0,6

0,7

0,8

0,9

Migue

l

Pilaga

tti

Rub

en

Melba

Ferna

ndez

Angel

Osv

aldo

Mun

oz

Redes

Índ

ice

de

den

sid

ad

Este enunciado general puede ser confirmado si nos detenemos en la densidad y en la

calidad de los vínculos que dieron forma a las tramas sociales reconstruidas. Ambos parámetros fueron, desde mediados del siglo XX, dos de los más utilizados por los cultores del network analysis. Las razones de esta recurrencia son fáciles de imaginar: constituyen medidas, casi intuitivas, que permiten visualizar las diferentes formas que puede asumir una red social. Dos mallas del mismo tamaño, por ejemplo, pueden diferenciarse por la cantidad de links que vinculan a los individuos que la componen o bien por el carácter de esas relaciones (amistad, vecinazgo, profesionales o un mix de ellas). La importancia de la densidad y la naturaleza de los vínculos, sin embargo, no sólo se vincula con la capacidad que las mismas tienen para dibujar los contornos de un determinado espacio de interacción. Junto a ello, debemos mencionar su relevancia a la hora de representar diferentes modelos de funcionamiento social. Así, tal como intentaron mostrar los trabajos pioneros de Gluckman, una red densa, en la cual todos los individuos se conocen y donde se superponen distinta clase de lazos, es un indicador directo de un tejido social de tipo “tradicional”; es decir de una lógica que, a falta de un término más preciso, podríamos llamar de “comunitaria”. Por el contrario, una trama más laxa, en la que la mayoría de los contactos no se conocen entre si, pareciera adecuarse más al modelo de sociedad “moderna”, en la cual las relaciones impersonales reemplazan a los antiguos lazos comunitarios8.

La primera constatación a la que arribamos en nuestro ejercicio es la inadecuación de ese esquema para el análisis de los comportamientos observados. En lugar de una estructura relacional típicamente urbana –y, por ende, “moderna”-, nos topamos con diferentes tipos

8 Gluckman, con sus trabajos sobre el sur africano, propone el modelo de la esfera dual: una urbana- industrial y otra rural-tribal. De acuerdo a este destacado antropólogo, ambas esferas, aunque separadas, mantienen un funcionamiento coordinado que tiene como mecanismo de enlace las migraciones de trabajo. La falta de tierras y el desempleo tiene como resultado el traslado de integrantes de las comunidades al espacio urbano, donde a partir de su empleo ocasional logran aliviar el funcionamiento de la esfera rural y reproducir el funcionamiento de la esfera rural. Gluckman sugiere que estas dos esferas se articulan en una simbiosis y que ambas tienden a la estabilidad o al equilibrio. Una buena síntesis del pensamiento de Gluckman en: KAPFERER, Bruce, “The anthropology of Max Gluckman”, en Social Analysis, nº 22, 1987, pp. 2-19.

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redes9. Esto es especialmente evidente si echamos mano del índice de densidad. Los valores de los siete casos estudiados oscilan desde insignificante 0,3 hasta un considerable 0,810. Figura 1. Red de relaciones de Pilagati. Figura 2. Red de relaciones de Melba

Figura 3. Red de Relaciones de Fernández. Figura 4. Red de relaciones de Ángel

9 Es cierto que la variedad es en buena medida un efecto directo de la cantidad de casos trabajados. Si trabajáramos una mayor cantidad de redes seguramente emergería algún tipo de “patrón de distribución”. De todas maneras, nos interesa poco, por lo menos en este capítulo, el problema de la representatividad y sí nos parece importante la tarea de rastrear posibles mecanismos sociales límites, dentro de los cuales seguramente se encontrarían una enorme cantidad de casos. 10 La densidad de un grafico es definida como el número de líneas en un grafico, expresado como una proporción del máximo numero posible de líneas. La formula de la densidad es: l/n (n-1)/2, donde l es el numero de líneas presentes y el n el numero de contactos. Cfr. SCOTT, John, Social Network analysis. A Handbook, London, Sage Publications, 1991, pp. 72-74.

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Figura 5. Red de relaciones de Muñoz. Figura 6. Red de relaciones de

Osvaldo

Figura 7. Red de relaciones de Rubén

Estudiar la naturaleza de los vínculos es una segunda forma de acceder a las redes sociales neuquinas. Como dijimos más arriba, cada entrevista nos muestra los distintos modos a partir de los cuales las personas se inscriben en la ciudad; es decir, diferentes relaciones que fueron estableciendo con sus amigos, en el barrio y, por supuesto, en su lugar de trabajo. Es cierto que gran parte de estos vínculos deben su existencia a factores individuales tales como actitudes psicológicas o diferencias de carácter. De todas formas, y esto es lo importante, las redes de los migrantes se diferencian entre sí por una serie de aspectos “estructurales”. Entre los muchos posibles, trabajaremos sobre la antigüedad de sus vínculos y la ocupación desarrollada por los contactos del ego. Iniciemos nuestro recorrido analizando la antigüedad de los vínculos que conforman las diferentes redes sociales. Una primera constatación nos obliga a descartar un comportamiento promedio. No podemos dejar de decir algo que parece una obviedad: los contactos que cada migrante fue estableciendo en Neuquén corresponden a diferentes etapas de su ciclo de vida y, por ende, deberíamos encontrar contactos de diversa antigüedad. Con todo, y más allá de lo que el sentido común nos indica, registramos una interesante variedad de situaciones: en un extremo encontramos redes conformadas por vínculos activos y relativamente recientes11, mientras que en el otro divisamos redes cuya marca distintiva son vínculos antiguos y fuertes

11 Tengamos en cuenta que en este estudio se privilegiaron migrantes llegados a la ciudad entre 1960 y 1990. De ahí que, cuando hablemos de vínculos recientes, nos refiramos a relaciones establecidas en fechas cercanas a la segunda.

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que se arremolinan en torno al ego. El grafico 2 ejemplifica a la perfección esta oposición. Todos los contactos de la red de Rubén (Figura 7), un trabajador de una aerolínea trasladado a Neuquén en los ochenta, se remontan a su llegada a la ciudad. En la otra vereda encontramos a Osvaldo (Figura 6), un migrante porteño empleado universitario, en cuya red los vínculos recientes se imponen con holgura a los más antiguos.

Grafico 2. Distribucion de la antiguedad de los vinculos en las redes neuquinas.

0

20

40

60

80

100

120

Rube

n

Melba

Ferna

ndez

Mun

oz

Ang

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Pila

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Osv

aldo

Redes

Po

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(%

)

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Nuevos

Veamos, por ultimo, lo sucedido con las profesiones de quienes componen las redes reconstruidas. Allí, al igual que cuando analizamos la densidad o antigüedad de los vínculos, advertimos un rico panorama que se encuentra entre dos extremos claramente identificables: de un lado, las tramas que circulan por un carril monoprofesional –es decir, están impregnadas del mundo ocupacional del entrevistado-; mientras que del otro se encuentran aquellas donde no se observa el dominio de una profesión por sobre las otras. Examinemos brevemente estos comportamientos límite a partir de dos personas que pertenecen a mundos ocupacionales completamente distintos: Miguel, migrante santafesino ocupado en la venta de pasajes de larga distancia, y Osvaldo, el empleado del cual nos referimos más arriba.

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Tabla 1. Profesiones declaradas por los contactos registrados en la red de Miguel.

Tabla 2.

Profesiones de los contactos registrados en la red de Osvaldo.

Miguel llegó a la Norpatagonia hacia a finales de los sesenta, alentado por las oportunidades que brindaba la construcción del complejo hidroeléctrico “Chocón-Cerros Colorados”. Luego de empleos breves, logró acceder al empleo de conductor en una empresa de transporte que unía diferentes localidades de la provincia. Su estrategia, expresada en las diferentes entrevistas que le realizamos, apuntaba a ganar independencia respecto de su patrón y lograr edificar un emprendimiento propio. En poco tiempo, y gracias a las relaciones que fue tejiendo dentro de un mundo profesional que mostraba un gran dinamismo, nuestro personaje fue ascendiendo en la estructura de la organización (de chofer a jefe de tráfico), para finalmente poner en marcha una empresa particular de ventas de pasajes. Su casamiento tardío, a la edad de 32 años, con una joven profesional, fue el punto de llegada de un proceso de integración que demoró, al menos, una década.

En todo este tiempo, Miguel convirtió al mundo del transporte de pasajeros en su nicho. Y esto, como es de imaginar, se tradujo en una red signada por ese campo profesional. El 73% de los contactos establecidos por Miguel desde su llegada corresponden a personas que, como él, vendían pasajes, conducían ómnibus o prestaban servicios en la estación terminal de la ciudad. En este espacio monoprofesional, se forjaron relaciones que, siguiendo la terminología

Profesiones No de contactos %

Chofer Vendedor de pasajes Empleados de la terminal de Ómnibus Inspector de las líneas Comerciante-terminal Sub-total Odontólogo Comerciante Estudiante Artesana Docente

5 5 2 2 1

15

1 1 2 1 1

23,8 23,8 9,5 9,5

71,4

4,7 4,7 9,5 4,7

Totales 21 100

Profesiones No de contactos %

Docente universitario Docente de Derecho Abogado Periodista Ingeniero Químico

2 1 1 1 1

33,3 16,7 16,7 16,7 16,7

Totales 6 100

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especifica, podríamos denominar multiplex12; es decir, lazos fuertes que, desde el mundo del

trabajo, abarcaron otras facetas de la vida cotidiana como el vecinazgo, la amistad y, en dos casos, el compadrazgo (Tabla 1).

En el otro extremo, encontramos una composición profesional completamente diferente: el universo de relaciones de Osvaldo es un buen ejemplo de ello. Nacido en Buenos Aires en los cuarenta, nuestro personaje estudio diferentes carreras de la Universidad de Buenos Aires hasta afincarse en Sociología. Al mismo tiempo, hilvanó una sociabilidad dentro del mundo editorial, en especial con la pujante editorial universitaria (EUDEBA), por ese entonces dirigida por Boris Spivacow. Sus relaciones en estos dos espacios le permitieron acceder a un curso de formación y, por último, a una oportunidad de trabajo en el organismo planificador del estado neuquino. Lo que iba a ser una estancia temporaria, término siendo para Osvaldo un largo proceso de integración que, con vaivenes incluidos, abarcó las décadas de los setenta y los ochenta. A diferencia de Miguel, Osvaldo –luego de un breve pero fructífero pasaje por el diario Río Negro- se insertó en la universidad, un espacio laboral volátil y atravesado por las diferentes coyunturas políticas: después de alcanzar un puesto importante en el organigrama institucional, vinieron, con la dictadura, tiempos de zozobra donde debió echar mano de viejos contactos para acceder a un empleo fijo. Resultado de esta inestabilidad, que recién cesó hacia mediados de los ochenta con la normalización universitaria, la trama hilvanada por nuestro entrevistado presenta un fuerte contenido multiprofesional: a los contactos establecidos en su época de corresponsal, debemos sumar las relaciones tejidas en el ámbito universitario y aquellas que corresponden a la época que debió emplearse en una fábrica como gerente (Tabla 2).

El segundo paso: de la descripción al análisis En la primera parte de la ponencia, pudimos demostrar la escasa utilidad de aquellos enfoques que se aproximan al espacio social a partir de categorías generales y de comportamientos promedio. Uno podría imaginar, a priori y usando como insumo la imagen weberiana, que las redes tejidas por migrantes de similares edades y llegados a la región en un arco temporal de unos treinta años no debería variar demasiado. El resultado del ejercicio nos puso frente a una realidad completamente diferente: encontramos una diversidad de situaciones que nos impide visualizar, por lo menos en los casos estudiados, un modelo típico de sociabilidad urbana. En cada experiencia, la densidad de los vínculos, el rol cumplido por el mundo profesional y la duración de los lazos dieron paso a distintos formatos. La medición y la distribución de algunos parámetros nos permitió observar un contiinuum de formas que no presenta rupturas o saltos: los casos límites siempre estuvieron acompañados de situaciones intermedias. De la descripción de la evidencia recolectada, podríamos destacar, tal como hizo Gribaudi en su estudio sobre el espacio parisino, la naturaleza configuracional de los fenómenos sobre los que las redes nos alumbran13. La variedad de formas nos habla, entonces, de la fuerte dependencia reciproca de los parámetros observados. No estaría mal si dijéramos que la familia, las amistades, así como la antigüedad de esos vínculos condicionan las trayectorias individuales y –por su intermedio- la fisonomía social.

12 Tolsdorf clasifica las dimensiones de la red en tres categorías: estructura (tamaño o densidad), contenido (tipo de relación en torno a la cual están formados los lazos de la red, y que puede ser de contenido único o múltiple: "uniplex" versus "multiplex"), y función (naturaleza de la transacción: soporte emocional, ayuda instrumental, obtención de información, feedback, etc.). Cfr. TOLSDORF, Christopher, “Social networks, support and coping”, Family Process, nº 15, 1976, 407-418. 13 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit, pp. 88-89.

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Figura 8. Red de relaciones de Miguel

En este ultimo sentido, el concepto de configuración -entendiendo a éste como la

relación establecida entre los diferentes parámetros que analizamos para entender la forma de las redes- nos presta una ayuda inestimable cuando se trata de atrapar estas dinámicas, toda vez que conjuga en una sola mirada dos niveles que no siempre han ido de la mano: por un lado, el de los comportamientos individuales y, en particular, las estrategias; mientras que, por el otro, el que se refiere a la posición relativa de quienes llevan a delante estas ultimas al interior de la estratificación social. Es cierto que, para acceder a este segundo nivel, es necesario contar con una masa de casos considerable, bastante más amplia que la trabajada en este ejercicio. De todas formas, las redes reconstruidas nos brindan indicios sobre la configuración de los vínculos que dan forma a la sociedad neuquina. Si, por ejemplo, logramos capturar la gama de posibilidades en relación a determinadas variables, puede que veamos algunos ejes que funcionan como llave para acceder a mecanismos más generales14.

Al igual que las redes, las relaciones entre las variables a partir de las cuales apreciamos su morfología también pueden adoptar distintos formatos. Podemos examinar estos vínculos poniendo énfasis en las relaciones que se establecen entre la densidad y los restantes parámetros. Una densidad importante podría ser ligada a una distribución monoprofesional y una red conformada por links de antigua data, tal como algunos defensores del pluralismo cultural sostenían. Pero también es posible arribar al mismo resultado, una red solidamente constituida, cruzando las variables de otra manera: un espacio puede denso y contener relaciones superpuestas, pero, al mismo tiempo, tener un predominio de vínculos recientes.

Tabla 3. Profesiones declaradas por los contactos registrados en la red de Miguel.

14 Ibídem, p. 91.

Nº Nombre

Profesión Tipo de relación Antig.

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Acompañando a la densidad, el profesional es un segundo eje que puede articular o separar dos componentes. Esto quiere decir que una misma estructura profesional puede albergar distinta clases de vínculos. Una red monoprofesional puede, al mismo tiempo, contener relaciones recientes que unen a personas de la misma generación, o bien puede estar compuesta de relaciones antiguas y poner en contacto a individuos de distintas clases de edad. Este carácter ambiguo del componente profesional, “es explicativo y opaco a la vez” dice Gribaudi en su estudio sobre Paris15, nos obliga a prestar atención, para cada caso, de su naturaleza y significación. De ahí la importancia de explorar los mecanismos que dieron forma a las diferentes redes partiendo de su composición profesional: examinaremos las líneas que se dibujan en los casos límites, tanto en un sentido mono como multiprofesional.

Podríamos dar inicio a esta tarea analizando la red de Miguel. En la sección anterior indagamos la distribución profesional de sus contactos y descubrimos un universo signado por el mundo del transporte de pasajeros. En términos morfológicos, la trama hilvanada por Miguel se compone de tres nodos diferenciados, cada uno de ellos conformado por conjuntos de relaciones muy distintas en lo que concierne a su contenido. En primer lugar, tenemos un conjunto de relaciones, articulado en torno al personal de la empresa que representa, que son limitadas en naturaleza y que remiten al espacio cotidiano de trabajo. Este clique, usando la terminología del network analysis, está compuesto de relaciones relativamente nuevas (nunca mayores a los quince años) que se encuentran atravesadas por la jerarquía interna de la compañía16. Miguel, como representante comercial, debe transitar por una delgada línea que no

15 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit, p. 92. 16 La idea de clique fue desarrollada por Moreno, quien, como director de la revista Sociometría, brindo algunas de las claves que luego retomaría la escuela de Manchester: MORENO, James, Who shall survive, Nueva York, Beacon Press, 1934.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 20 21 22 23

Fernánd

ez Juan Vital

Cicirillo Lito

Ángel Ceballo

s Bossa Nelly Kuky Marta

Andrea Omar Juan 2

Ricardo Daniel Aiassa Odello Arguell

o Fuentes Lopez

Venta de pasajes

Chofer Venta de pasajes

Comerciante Sector encomiendas

Venta de pasajes Venta de pasajes

Comerciante Docente Artesana

Odontóloga Estudiante Estudiante Inspector

Venta de pasajes Empleado de la

terminal Inspector Chofer Chofer Chofer Chofer

Amigo-compadre Amigo-compadre

Amigo Amigo Amigo Amigo Amigo

Familiar (suegro) Familiar (suegra) Familiar (cuñada) Familiar (esposa) Familiar (Sobrina) Familiar (sobrino

político) Profesional Profesional Profesional Profesional Profesional Profesional Profesional Profesional

25 25 15 5 20 15 5 20 15 15 15 18 2 15 10 5 15 15 15 10 10

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permite profundizar el contenido afectivo de sus vínculos: en la mirada de los chóferes nuestro personaje no deja de ser un canal de información hacia la gerencia; mientras que, en sentido contrario, el trato diario con aquellos pone distancia con los mandos superiores de la organización.

Los lazos fuertes, o strong ties en palabras de Grieco17, los podemos apreciar en los otros dos nodos de la trama de Miguel: uno el que corresponde al entorno familiar y el otro de sus colegas en la comercialización de pasajes. En ambos casos, nos topamos nos una trama de relaciones que son reconocidas como importantes por el ego y donde se superponen distinto tipos de vínculos. Esto es muy claro en algunas áreas, que constituyen el corazón mismo de la red, donde se establecen vínculos recíprocos: el triangulo del “núcleo terminal”- conformado por Vital, Ángel y Lito-, y el pentágono familiar compuesto por Bossa, Nelly, Kuky, Andrea y Omar son ejemplos de esos espacios densos dentro de la sociabilidad del ego (figura 8).

Aunque separados, no podríamos decir que estas regiones se encuentran segregadas. Antes bien, encontramos algunos contactos que ofician de puentes entre el universo familiar del ego y los vínculos profesionales. En esa franja intermedia hallamos a la esposa de Miguel, Marta, pero también a quienes, venidos del mundo profesional, pasaron a formar parte de círculo íntimo de aquel por medio del compadrazgo. Es interesante observar en entre estos “contactos bisagra”, y de ellos con Miguel, una relación de tipo multiplex que reúne en una misma línea amistad, relaciones laborales, vecinazgo y, desde luego, una participación dentro de una sociabilidad familiar extendida (vacaciones compartidas, cenas y almuerzos periódicos, estrecha relación entre los hijos, etc.).

Por fuera del espacio laboral, no encontramos en la red de Miguel vínculos importantes y duraderos. Podríamos decir, entonces, que nuestro personaje, a lo largo de su trayectoria vital, ha privilegiado las relaciones que se encuentran vinculadas con su carrera profesional. En su relato, así como en el listado de sus links, no hallamos personas que hayan sido conocidas antes del traslado. En lugar de relaciones premigratorias, que podrían haber facilitado el ajuste del ego a la nueva sociedad, encontramos “relaciones nuevas” que conforman el “núcleo duro” de la red.

Miguel llegó desde un espacio semi-rural, a 40 kilómetros de la capital santafesina, donde su padre cumplía tareas de peón, al tiempo que criaba animales para su posterior venta en la feria local. Vista en perspectiva, la trayectoria de nuestro migrante dibuja una movilidad inter-generacional considerable que fue acompañada de una ruptura con el mundo original. En efecto, es interesante observar que la esfera de la familia es limitada y se reduce al grupo nuclear y algunos parientes de su esposa. Tampoco encontramos en su red una sociabilidad que tenga como base el paisanaje o la “santafesinidad”, algo que resulta extraño si tenemos en cuanta que Neuquén contaba con un club de residentes santafesinos. Los vínculos fuertes que Miguel estableció en su nueva residencia se redujeron a su espacio laboral y, salvo el caso de quienes fueron padrinos de sus dos hijos, éstos no tienen relación alguna con la familia del entrevistado. Las posteriores incorporaciones de la red de Miguel siempre siguieron la misma lógica. Los vínculos “débiles”, que se remontan a fines de la década de los setenta, fueron estrictamente profesionales y permanecieron a una buena distancia del universo familiar del testigo.

Con todo, la experiencia de nuestro migrante santafesino no es excepcional. La ruptura con el mundo de origen aparece, con ligeras variantes, en la mayoría de las redes de personas que experimentaron procesos de movilidad social ascendente. En estos casos la inscripción social que primaba era la volcada al mundo profesional (recordemos que dos terceras partes de los contactos de Miguel pertenecían al transporte de pasajeros), sobre todo los que conformaban el núcleo central de la red y con los cuales el ego mantuvieron distinto tipo de relaciones. La plantilla se repite en reiteradas ocasiones: se trataba de relaciones generadas en

17 GRIECO, Margareth, Keeping in the family, Londres-Nueva York, Tavistock Publications, 1987.

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la primera etapa de los migrantes en la ciudad, nacidos en los comienzos de la trayectoria ocupacional del ego, con una presencia mayoritaria de personas de la misma generación.

Pasemos ahora al terreno más analítico: ¿Cómo interpretar una red que reúne estas características?

La respuesta a este interrogante es difícil, máxime si consideramos el escaso numero de casos examinado. Sin embargo, no podemos dejar de señalar la ambigüedad que alberga este tipo de entramado. Por un lado, vemos un fuerte carácter mono-profesional y una fuerte identificación del entrevistado con el espacio laboral al que pertenece. Por el otro, en cambio, apreciamos que sólo una parte de la red se encuentra conectada de forma intensa, en especial aquella formada por los contactos establecidos en los primeros tiempos en la ciudad, todos pertenecientes a la misma clase de edad. La restante presenta un menor espesor de vínculos y está compuesta por colegas y compañeros de trabajo; es decir sujetos que estaban comenzando a transitar el camino que nuestro ego llevaba tiempo desandando. Es así que, tomando prestadas algunas conclusiones de Gribaudi, podríamos suponer que el reforzamiento del componente generacional y profesional de ciertos sectores de estas redes muestra el límite de la estrategia de ascenso social y, reflejo de ello, la creación de una sociabilidad que evalúa positivamente la trayectoria de sus miembros18. La ausencia de una proximidad directa y fuerte con individuos de status ocupacional superior es una buena muestra de ello.

La movilidad profesional con ruptura en relación del mundo de origen se nos presenta como aquel mecanismo que nos permite explicar tanto la importante homogeneidad profesional y generacional, como la debilidad de los lazos en las regiones más alejadas del núcleo central. Pero este no es el único mecanismo que puede generar una red de tipo monoprofesional: es posible llegar a la misma configuración a través de un ego que experimenta una estabilidad profesional inter-generacional. En estos casos, la trayectoria profesional del testigo se inscribe en una continuidad respecto a su mundo familiar y, sobre todo, con el mundo de la periferia. Detectamos, al interior de este tipo de redes, individuos que pertenecen a un mundo signado por la estabilidad de relaciones, lo cual se refleja en la distribución de edades y en la antigüedad de los vínculos.

Muñoz es un excelente ejemplo de ese sentido. En la trama de este obrero de la construcción, llegado desde Chile en los setenta, divisamos la continuidad y la inscripción total de su familia en la parte inferior de la estructura ocupacional. Esta realidad es fácil de observar echando un vistazo a su círculo familiar cercano, así como en su trama de relaciones. Las elecciones en términos de contactos a lo largo de su vida se relacionan con compañeros de trabajos –albañiles, pero también electricistas, pintores o gasistas- y tiene como locus aquellos barrios que se abrieron paso en la periferia neuquina. Esto resulta evidente en caso de examinar la antigüedad y la naturaleza de los vínculos que conforman la red de Muñoz: todas las relaciones que el ego considera relevante se escalonan en un arco de veinte años y conforman una trama que es, en esencia, monoprofesional.

A grandes rasgos podríamos decir que no existe una ruptura clara entre el mundo familiar, la amistad, el trabajo: a diferencia de Miguel, encontramos en Muñoz una malla que, aunque formada por personas un mismo espacio profesional, contiene contactos de diferentes generaciones e hilvanados en distintos momentos de la trayectoria del ego. Por ese motivo, la distribución por edades y la ancianidad de los lazos es mucho más extendida que en el caso anterior y no presenta nada parecido a una concentración de casos en una franja etaria o en una etapa especifica de la vida de Muñoz.

Es precisamente esta ausencia de fronteras entre las distintas esferas que modelan su cotidiano lo que acrecienta la densidad de la red. Como advertimos en la figura 5, la mayor parte de los links se superponen y esto, en términos morfológicos, delinea una nebulosa única donde no se distinguen áreas segregadas. Además, como los puntos mantienen relación entre

18 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit., p. 96.

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sí, no es posible diferenciar entre aquellos vínculos que ocupan un lugar periférico y aquellos que forman parte del “núcleo duro” de la red. Más allá de la diferencia de naturaleza (parentesco, amistad, trabajo y hasta religioso), las relaciones que dan vida al universo interaccional de Muñoz corresponden a un ámbito donde se cruza la pertenencia a la parte baja de la estructura ocupacional y la residencia en los suburbios de la ciudad. Sobre este último punto, basta con decir que la totalidad de los contactos forjados por el ego residen en barrios que, en otros trabajos, alojamos en el segundo anillo de la ecología urbana neuquina (Bouquet Roldan, Villa Ceferino e Islas Malvinas)19.

Con los casos examinados en la mano, ensayemos un análisis comparativo que nos permita alcanzar algún grado de generalidad. Comencemos con un que ya hemos señalado con anterioridad: las redes de Miguel y Muñoz son similares en cuanto a la homogeneidad profesional de sus integrantes. Pese a ello, existe una diferencia que no podemos dejar de mencionar: detrás de esa monoprofesionalidad, se ocultan mecanismos y dinámicas completamente diferentes. En el primer caso, es evidente una ruptura del ego con respecto a su mundo de referencia original, que es producto de la movilidad espacial y profesional del ego. Esto hace que el grueso de los vínculos se haya concentrado en el ámbito laboral donde experimentó el ascenso social y que tenga como protagonistas a aquellos contactos conseguidos en la primera etapa en la ciudad. En el segundo caso, en cambio, la continuidad se impone: el universo relacional del testigo reproduce, en buena medida, la fuerza de los lazos previos al traslado, sobre todo las relaciones familiares y de paisanaje, pero también nacidos en la interacción en el mundo del trabajo y en la residencia en un espacio de la ciudad. Esta continuidad en las formas de inscripción social favoreció la presencia de diferentes generaciones dentro de un mismo ámbito y la superposición de distintas esferas de sociabilidad: en lugar de una red ramificada, compuesta por diferentes cliques, nos encontramos con una mucho más compacta.

Esta comprobación nos obliga a destacar la importancia del contexto a la hora de evaluar la morfología de una determinada red social. El caso de Miguel, por ejemplo, nos recuerda los trabajadores calificados estudiados por Granovetter20. En ausencia de relaciones premigratorias que oficiaran de soporte, no es de extrañar que los lazos débiles se hayan impuesto, más allá de la existencia de un círculo cercano al ego. La trama de Muñoz, en cambio, pareciera acercarse a la experiencia de miles de trabajadores con empleos precarios y fluctuantes, que tan bien estudiara Grieco en los años ochenta21. En esas situaciones, caracterizadas por las competencias entre la fuerza de trabajo y la escasa importancia de las credenciales formales, los lazos fuertes se vuelven el principal factor de movilidad ocupacional. En otras palabras, los miembros de las familias que habitan en la periferia tiene oportunidades laborales en el marco de un espacio denso en materia de relaciones sociales; mientras que los que presentan menor capital social (sea ello resultado de un modelo de migración individual o bien por residir en un espacio con menor caudal vincular) encuentran mejores oportunidades de promoción justamente a través de los lazos débiles22.

Estudiadas las redes monoprofesionales, veamos ahora qué sucede en el otro extremo del continuum: aquellos egos que modelan redes donde no se visualiza el predominio de una determinada ocupación. Se trata de redes compactas, sin regiones definidas, donde la diferencia

19Cfr. PERREN, Joaquín, “Destino: Neuquén. Migraciones y patrones residenciales en la Norpatagonia (1960-1969)”, Anuario del Centro de Estudios Históricos Profesor Carlos S. A. Segreti, nº 6, Dossier temático: “Los estudios migratorios en Argentina: una agenda inconclusa”, Centro de Estudios Históricos Profesor Carlos S. A. Segreti; del mismo autor, “Migraciones y patrones residenciales en el Neuquén aluvional (1970-1990)”, Estudios

Migratorios Latinoamericanos, nº 63, Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos, en prensa. 20 GRANOVETTER, Michael, Getting a job, Cambridge, Harvard University Press, 1974. 21 GRIECO, Margareth, Keeping in the family..., op cit., p. 17. 22 PISELLI, Fortunata, “Capital social: un concepto situacional y dinámico”, en BAGNASCO, Arnaldo y otros, El

capital social. Instrucciones de uso, Buenos Aires, FCE, 2003, pp. 64-65.

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entre centro y periferia no es clara. Aunque el grueso de las redes multiprofesionales se caracterice por la superposición de vínculos y por una densidad importante, observamos diferencias importantes con respecto a la monoprofesionales Es cierto que encontramos en ambas relaciones tejidas en diferentes momentos de la trayectoria vital de los entrevistados. La única diferencia reside en el carácter de la estabilidad resultante: en el caso de Muñoz estamos frente a una ocupación que, junto a pautas residenciales compactas, funcionó como una fuente de certezas, en las otras nos topamos con un círculo mucho más pequeño que gira en torno a la familia.

Quizás el caso de Paulini, un migrante mendocino, aclare el panorama. Llegado a la ciudad a finales de los setenta, se insertó rápidamente en el negocio de la venta de pasajes de larga distancia. Sin embargo, y tomando distancia de Miguel, en su red no encontramos un claro predominio de profesiones relacionadas a aquel mundo. Muy por el contrario, esta clase de ocupaciones ocupa un lugar marginal: sólo el 15% de sus contactos tienen relación con ese universo; cifra que contrasta con el 70% exhibido por Miguel. El horizonte social del ego pareciera caracterizarse por un variado conjunto de actividades más que por la relevancia de su propia profesión. Esta configuración se aclara aun más si examinados la naturaleza de los vínculos: las relaciones que establece con “colegas” son definidas por el testigo como meramente profesionales; es decir, carentes de valor afectivo. Si en la red de Miguel encontrábamos algunos compañeros de trabajo, en especial los pertenecientes a su misma generación, en la de Paulini no encontramos nada parecido. Salvo algunas excepciones, muy escasas por cierto, este tipo de link ocupa una posición más bien periférica en la morfología de la red.

¿Qué ocurre en el espacio central de la trama? Allí encontramos un conjunto homogéneo de relaciones donde, al superponerse diferentes tipos de relaciones, pareciera diluirse la frontera entre amistad y familia. De esta forma, los vínculos amicales se enlazan en una misma malla con las relaciones de parentesco, sean estas del círculo más cercano al ego como aquellas que forman parte del círculo familiar extendido. Como es de imaginar, la densidad de esta red es importante y nos remite a la imagen de un circulo replegado hacia si mismo23. De ahí que la inscripción social que prime no sea la profesional, como en el caso de Miguel, sino la sustentada en la idea de familia: los lazos que establece Paulini con sus parientes dibujan los trazos más importantes de su red.

La red de Paulini, como muchas otras, nos muestra una morfología que contiene un núcleo único, muy compacto, con una periferia pequeña y relativamente alejada del grueso de las relaciones. En cuanto al funcionamiento este tipo de redes nos permite observar los mecanismos de estabilidad social y relacional propios de aquellos traslados que tuvieron a la familia como protagonista. A diferencia de las redes monoprofesionales con movilidad estudiadas, en las cuales la norma pareciera ser un modelo de migración individual y una fuerte identificación con el mundo del trabajo, en este caso apreciamos una plantilla completamente diferente: se trata de traslados escalonados que se ajustan a la perfección a la idea de cadena migratoria24. Una migración pionera abre el camino a otros miembros que funcionan, en

23 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit, p. 106. 24 La definición de cadena migratoria fue objeto de múltiples discusiones. Quizás por ello resulte pertinente realizar algunas aclaraciones. Aun cuando su uso posee una extensa tradición dentro del lenguaje tecno-burocrático, que hunde sus raíces en los primeros años del siglo XX, fue recién con los aportes realizados por la Escuela de Canberra, especialmente por Price y J. y L. Mac Donald, cuando esta herramienta comenzó a ocupar una creciente centralidad dentro del mundo académico. Los episodios de movilidad, entendidos a través del tamiz de la interacción social, parecieron así oponerse a flujos basados en sistemas impersonales de reclutamiento y asistencia a los emigrantes. Pese a ese núcleo de coincidencias básicas, defendido por el conjunto de demógrafos australianos, existieron serias divergencias en torno al cúmulo de migrantes contenidos dentro del radio de acción de la cadena. Mientras que Price sostenía una definición amplia de cadena, que permitía incluir en ella a movimientos migratorios basados en la transmisión de información a través de amigos o parientes, independientemente que existieran o no mecanismo de asistencia, los Mac Donald hicieron propia una concepción

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conjunto, como una unidad interaccional: en la clásica oposición entre integración, defendida por los partidarios del melting pot, y la persistencia del mundo de relaciones originales, propia de los seguidores del pluralismo cultural, esta configuración pareciera darle razón a los segundos.

Con todo, las redes estables que presentan un fuerte contenido premigratorio son sólo una parte de las tramas multiprofesionales. Existen otras que, en lugar de estabilidad, tienen a la movilidad ocupacional del ego como principal característica. La experiencia de Osvaldo, nuestro migrante porteño empleado en la universidad, es un caso testigo en este sentido. Por la apertura de su red y por la diversificación profesional de sus miembros, podríamos comparar su trama con la de Paulini. Sin embargo, si examinamos la trayectoria de Osvaldo en detalle, algunas diferencias de peso saltan a la vista. Ante todo, no encontramos nada que se parezca a un mecanismo de inscripción que tenga a la familia como pivote. Osvaldo, como Miguel, inicio su itinerario migratorio en solitario, y buena parte de sus vínculos dependió de su capacidad de relacionarse con un medio del cual tenía muy pocas referencias. Las distintas coyunturas que debió recorrer hasta integrarse (recordemos sus vaivenes dentro del mundo universitario) lo obligaron a abrirse camino por distintos mundos profesionales y, por esa razón, su red cuenta con links de distinta antigüedad y distintas clases de edad. Podemos ver claramente esta variedad a partir del grafico 2 y la tabla 1 nos muestra esta variedad.

Esta distribución nos hace recordar a las redes monoprofesionales con ruptura, dado el quiebre que existe con el mundo de relaciones pre-migratorias. Aun más, la familia no jugó en ella un papel preponderante y no fue, como en el caso de Paulini, una fuente de nuevos contactos. Los vínculos familiares de Osvaldo se redujeron a la familia nuclear, conformada por su esposa y sus dos hijos. La parentela, toda en Buenos Aires, está ausente de la vida cotidiana del testigo. Pero la particularidad más destacable de esta configuración la observamos en la morfología de la trama social que fue construyendo en su paso por la ciudad. Una primera singularidad que surge al examinar la figura es la estabilidad de un núcleo de relaciones que generan una inscripción social duradera: una identificación con el mundo del periodismo y de la comunicación en su expresión más general (Osvaldo fue corresponsal de un importante medio periodístico de la región y participó, en distintos momentos de su vida, en el área de comunicación de la Universidad). De todas formas, y aquí reside la segunda particularidad, este núcleo duro de relaciones, la mayoría de las cuales fueron tejidas en su primera etapa en la ciudad, convive con una serie de pequeños grupos que reflejan la movilidad ocupacional del ego: se trata de componentes bien identificados y finamente conectados entre si.

Lo que apreciamos en esta red es un patrón de movilidad -algo que la diferencia de las estables, sean estas mono o multiprofesionales- que implica la apertura de una serie de cliques externos que se mantienen a cierta distancia del núcleo de relaciones original. Es por ese motivo que no distinguimos en este caso nada semejante a un círculo pequeño, como vimos con Paulini, o bien un espacio de sociabilidad más amplio, como descubrimos en la trayectoria de Muñoz. En todo caso, la red de Osvaldo, en la practica, pareciera ajustarse mejor a la imagen de un mosaico compuesto por regiones nacidas a lo largo de una prolongado itinerario

restringida de la cadena que sólo involucraba a aquellos migrantes informados y asistidos por su zona primaria de interacción. Fue, según creemos, Devoto quien, buscando algunas pistas que permitieran enriquecer la comprensión de los procesos migratorios hacia Argentina, se aproximó a una definición de cadena migratoria en la que conviven precisión conceptual con potencial metodológico, a saber: “es un tipo de mecanismo migratorio que debe ser diferenciado de al menos tres tipos: emigración a través de mecanismos de asistencia impersonal; emigración a través de mecanismos semi-espontáneos donde la información parental, de paisanos o público cohabita con la iniciativa y el financiamiento individual; y la emigración a través del patrón u otros sistemas de mediación comercial-clientelar. Cfr. MC DONALD, John, “Chain migration, ethnic neighbourhood formation, and social networks”, Mildband Memorial Fund Quaterly, nº 42, 1964; PRICE, Charles, Southern Europeans in

Australia, Melbourne, Sidney, 1983; y DEVOTO, Fernando, “Las cadenas migratorias italianas: algunas reflexiones a la luz del caso argentino”, Estudios Migratorios Latinoamericanos, nº 8, Buenos Aires, CEMLA, 1988.

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de integración, en cuyo seno se fueron abriendo links de distinta naturaleza y poco conectados entre si.

En síntesis, podríamos decir que las dos formas de redes multiprofesionales que analizamos son, a la vez, parecidas y distintas. Parecidas porque ambas cuentan con un variado abanico de ocupaciones a su interior, desde abogados hasta conductores y desde periodistas hasta changarines. Diferentes porque presentan distinto grado de cohesión (variable reflejada en el índice de densidad) y una estructura interna completamente disímil: las redes multiprofesionales estables se nos manifiestan como un conjunto homogéneo de relaciones; mientras las dinámicas exhiben ramificaciones que se desprenden del núcleo central de la trama y que representan los diferentes momentos del proceso de integración.

Tercer paso: de lo particular a lo general Las dos primeras secciones nos pusieron frente a una realidad incontrastable: a pesar del variopinto panorama de redes egocentradas, nos encontramos con un numero limitado de mecanismos. En la parte inicial del ejercicio consideramos un puñado de casos a partir del examen de algunas variables clave (densidad, profesión de los contactos y antigüedad de los vínculos). Observamos allí los ejemplos límite y, a partir de ellos, el gradiente que se abría paso entre los extremos. En la segunda parte optamos por recorrer el camino inverso: con la mirada puesta en los casos intermedios, buscamos algunos denominadores comunes que nos permitan acceder a mecanismos de inscripción social. Resultado de esta búsqueda, advertimos que, más allá de la variedad de formatos, las redes remiten a mecanismos de estabilidad o ruptura25. Cada uno de estos mecanismos dependía del cuadro de relaciones en el que los individuos se hallaban inmersos, así como de las decisiones que ellos tomaron a lo largo del ciclo vital, sobre todo las maneras de evaluar, de articular y los recursos a disposición26. La riqueza del ejercicio hace posible que retornemos a los puntos planteados al comienzo del capítulo: si el primero nos conducía a evaluar la capacidad de los enfoques reticulares a la hora de reconstruir la complejidad del mundo social; el segundo nos trasladaba al problema de la estratificación y, por su intermedio, al de la movilidad social. Comencemos por el primero de los temas. Cuando advertimos sobre el potencial de las redes sociales en el estudio de los procesos migratorios, veíamos en ellas la posibilidad trazar un retrato fiel de la sociedad realizado desde su propia base y con una lógica inductiva27. En otras palabras, apostábamos por dejar de lado el carácter anecdótico de las entrevistas, una tentación muy grande en virtud del carácter cualitativo del procedimiento, para acceder a algún tipo de generalización. Pero a diferencia de las miradas tradicionales, que parten en sus análisis de categorías a priori, nosotros preferíamos llegar a esa instancia clasificando la evidencia brindada por nuestras entrevistas con los migrantes. Los resultados de la investigación fueron precisamente en esa dirección: la reconstrucción algunas redes nos mostró las configuraciones que puede asumir el tejido social y, sobre todo, los mecanismos que permitieron la articulación de este último. Pensar a los individuos como un conjunto variable de relaciones nos permitió aproximarnos a la complejidad de los fenómenos sociales desde un lugar novedoso: a la misma distancia del homo economicus neoclásico y de las categorías hipersociales, tratamos de individualizar mecanismos sociales que nos permitieron dar cuenta de la diferenciación de comportamientos28.

25 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit, p. 112. 26 Ibidem, p. 112. 27 GRIBAUDI, Maurizio, “Echelle, pertinence, configuration”, en REVEL, Jacques (Comp.), Jeux d’ echelle. La

micro-analyse a l’experience, Paris, Gallimard-Le Seuil, 1996, pp. 113-140. 28 RAMELLA, Franco, “Por un uso fuerte del concepto de red en los estudios migratorios”, en BJERG, María y OTERO, Hernán, Inmigración y redes sociales…, op cit., 13.

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En resumidas cuentas, ¿Qué demostró el análisis del universo relacional de un grupo de migrantes? Ante todo, que las trayectorias individuales, que en este caso se mezclan con la integración a un escenario de crecimiento explosivo, fueron modeladas en un intrincado proceso de interacción entre los actores involucrados y su entorno. Por este motivo, cada red es el resultado –particular e inestable- de un juego de transacciones operadas por los migrantes con distintos conjuntos de relaciones, algunas de ellas de larga data y otras mucho más recientes. Un repaso de aquellas nos obliga a mencionar, entre otros muchos espacios de sociabilidad, a la familia nuclear, la parentela, los amigos, los colegas y los links creados en determinados espacios de la ciudad. De todas ellas, el entorno familiar constituye un elemento imprescindible si nuestro propósito es examinar la evolución del universo interaccional de los migrantes. No estaríamos errados si dijéramos que las relaciones tejidas al interior de la familia, nunca estables y por ello difícilmente reificables, se comportaron como un big bang relacional, cuya influencia acompaña a los migrantes por un prolongado periodo de tiempo. De esta manera, un espacio familiar sólido, traducible en una nube amplia y homogénea, no sólo propone a sus miembros una serie de modelos a seguir (recordemos la idea de relative privation), sino también un panorama de relaciones posible. Aceptar ese modelo y esos links significa tomar contacto con un cuadro de continuidad que se refuerza, a lo largo del ciclo de vida, a través de sucesivas elecciones29. Este es el caso de Paulini en quien notamos una inscripción social, de largo aliento, asentada en la institución familiar que funcionó como un círculo replegado sobre si mismo.

Ahora bien, no todos los casos analizados caben en el casillero de la estabilidad. Otras redes parecieran alejarse de este modelo: en lugar de continuidad divisamos una ruptura respecto a la familia y a la inscripción social original. Este quiebre, desde luego, variaba en función de las relaciones hilvanadas y de la trayectoria ocupacional andamiada. En algunos casos -Miguel sea quizás un ejemplo emblemático de ello- advertimos una identificación total con el nuevo universo profesional que hacía tabula rasa con el pasado pre-migratorio. En otros, como en la experiencia de Osvaldo, esta identificación no es tan fuerte debido a la movilidad ocupacional que trajo aparejada la adaptación al nuevo escenario. En lugar de una red monoprofesional vemos cómo un núcleo duro de relaciones es acompañado de otros grupos, sin conexión entre si, que reflejan las alternativas laborales del ego. Si en el primer caso la inscripción social que emerge pareciera ser sólida y duradera, en el segundo aquella va variando a partir de las negociaciones del actor involucrado y su entorno; es decir, es más sensible a las dinámicas contextuales del espacio social30.

¿Qué enseñanzas teóricas nos deja este ejercicio experimental? La más obvia de todas es que las entrevistas nos permitieron aproximarnos a la naturaleza compleja de las redes31, pero también a aquellas dinámicas que modelaron sus contornos. Además, la reconstrucción del universo interaccional de algunos migrantes volvió operativa la idea de ensayar “juegos de escala”, que permitiera enlazar lo micro y lo macro en una sola mirada, tal como lo planteara Revel en los noventa32. La estructuración de las redes es el producto de una prolongada labor

29 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit, pp. 113. 30 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit, p. 114. 31 Quizás Moreno, con sus sociogramas, sea el mejor ejemplo para dar cuenta de este uso de las redes sociales. La representación grafica era una herramienta que ilustraba sobre funcionamiento grupal, sobre todo cuando se trataba de eventos traumáticos. Cfr. MORENO, Jose, Psicoterapia de grupo e psicodrama, São Paulo, Mestre Jou, 1974. 32 Una excelente síntesis de la propuesta teórico-metodológica de la microhistoria en: REVEL, Jacques (Comp.), Jeux d’ echelle. La micro-analyse a l’experience, Paris, Gallimard-Le Seuil, 1996. De mismo autor: “Microanálisis y construcción de lo social, en Anuario del Instituto de Estudios Sociales e Históricos, no. 10, Tandil, 1995, pp. 125-144; y Un momento historiográfico. Trece ensayos de Historia social, Manantial, Buenos Aires, 2005, pp. 41-62.

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de ensamble de distintas lógicas que funcionan a nivel local, pero que reflejan, al mismo tiempo, las limitaciones que nacen de la construcción global del tejido social33.

Es precisamente esta naturaleza dual y dialéctica lo que refuerza el valor heurístico de la metáfora configuracional. Siguiendo a Gribaudi, podríamos pensar al espacio social como un conglomerado de individuos, cada uno de ellos condicionado por su propia trayectoria y por su relación con otros actores. Es cierto que allí se plasman experiencias individuales -y por ello particulares-, pero simultáneamente existen mecanismos -un numero limitado- que reglan las relaciones reciprocas entre los actores que interactúan en lo que llamamos sociedad. En determinadas zonas del espacio social, las trayectorias se vuelven más intensas y, por eso, las redes se hacen densas y estables. En otras, en cambio, mucho más turbulentas, usando palabras de Alapuro, caracterizadas por redes menos densas y marcadas por la inestabilidad de sus componentes34. Con todo, y a pesar de la imposibilidad de estar alejada de un mapa escala 1:1 de la sociedad, la idea de configuración nos permite acceder a dos aspectos que escaparían a una mirada basada andamiada en conceptos rígidos como clase o grupo: por un lado, la importancia de las relaciones en el modelado de una determinada trayectoria; mientras que, por el otro, la diversidad de formas que puede asumir una trama social.

Con el primero de los aspectos hicimos realidad el viejo anhelo de una “historia desde abajo”. Tomando distancia de la vertiente más estructuralista del network analysis, en la cual la posición de los actores es intercambiable, pudimos recuperar la experiencia individual, no de individuos excepcionales como el positivismo sugería, sino de gente común35. Después de todo, sólo logramos notar el ajuste de los migrantes al Neuquén aluvional cuando dirigimos nuestra mirada a los casos particulares: cada red albergaba una lógica que se volvió comprensible a medida que buceamos en la historia que le dio forma. Y esos relatos, que en parte reconstruimos por medio de entrevistas, nacieron de la intersección de decisiones individuales y una determinada estructuración social. Podríamos decir, entonces, que los significados de una forma están impresos en la historia de su formación, pero esta última no es visible si no es a través de la configuración que la rodea.

¿Cuáles son las consecuencias de utilizar el microscopio a la hora de analizar el adjustment de un grupo de migrantes a la sociedad neuquina? La primera y más importante es constatar que la variedad de formas que articulan el tejido social. Por este motivo, y esto en el terreno metodológico, el abanico de comportamiento que se abre en el cruce entre individuo y sociedad se convierte en un poderoso instrumento que permite describir y clasificar la evidencia empírica. Los contrastes con una mirada macro analítica son evidentes: si esta última es inductiva y, en ella, la evidencia empírica ilustra modelos globales de explicación; una microanalítica es inductiva y, por ende, los hechos constituyen el insumo indispensable para individualizar los mecanismos que hacen al funcionamiento social.

La lógica abajo-arriba, propia del uso del microscopio, nos permitió encarar el problema de la estratificación desde un lugar distinto al tradicional. Como dijimos en las primeras líneas del capítulo, el mundo de las ciencias sociales de mediados del siglo XX pivoteó alrededor del concepto de “esfera”. Surgieron, por entonces, estudios que examinaban

33 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit., p. 114. 34 ALAPURO, Risto, «Continuites et discontinuities des reseaux d’ enseignants a Helsinski et Paris», en GRIBAUDI, Maurizio (Comp), Espaces, temporalites..., op cit, p. 124. 35 Quizás el máximo exponente de esta mirada funcionalista que dio paso a un sinfín de formalizaciones matemáticas fue Scott: así como en la mirada estructuralista eran las clases las que determinaban al individuo, en estudios de redes propuesto por el sociólogo británico existía una suerte de path dependence. Desde su mirada, las relaciones no eran propiedades de los agentes, sino particularidades de un sistema. Por este motivo, la fuerza del enfoque residía en descubrir una panoplia de medidas matemáticas a partir de las cuales podía analizarse la estructura social. Cfr. SCOTT, John, Social Network…, op cit, p. 2; o BARNES, John, “Graph theory and social networks: a technical comment on connectedness and connectivity”, en Sociology, num. 3, 1969. Una buena critica de esta vertiente del network analisys en: MIGUEZ, Eduardo, “Microhistoria, redes sociales e historia de las migraciones…, op cit., p. 25.

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la importancia de la familia, los amigos, los vecinos y del mundo del trabajo en la estructuración del espacio social. Con un esquema evolucionista en la mano, marcaban una jerarquización de aquellas, adjudicándoles a algunas un carácter moderno, mientras que a otras uno arcaico. Quedaron así “modelos típicos”, que llevaban consigo la idea de un comportamiento promedio y esperable, que servían para explicar la formación de nuevos actores sociales y describir la transición hacia el capitalismo industrial: el predominio de la parentela se presentaba como el indicador de una sociabilidad tradicional (sea esta en ámbito rural o bien en el marco de la ciudad); mientras que el predominio de relaciones laborales –o de lazos débiles- era la muestra más clara de una sociedad en transito hacia la modernidad.

Algo no muy diferente podríamos decir de los esquemas que sirvieron para explicar el proceso de adaptación de los migrantes y, resultado de ello, los fenómenos de movilidad social. Siguiendo la primera de las posiciones, los defensores del pluralismo ponderaron la fuerza de los vínculos pre migratorios y, en su versión más radical, la posibilidad que existieran “campesinos urbanos”36. Quienes se aferraban al segundo, por su parte, ponían énfasis en la rápida integración de los migrantes sobre la base de la creación de relaciones impersonales, tal como los partidarios del melting pot sugerían.

Los resultados del ejercicio demuestran lo parcial de este tipo de interpretaciones. La reconstrucción de algunas redes nos puso frente a actores que oscilaron entre diferentes cuadros de relaciones que, según el enfoque tradicional, eran incompatibles. Cada una de estas esferas, lejos de cumplir un rol prefigurado dentro de un evolución lineal, podía cumplir diferentes funciones, dependiendo del momento del ciclo vital del ego, de la función afectiva o económica que desempeñaba, del espacio central o marginal que ocupaba y de si estaba recluida al mundo privado o bien avanzaba hacia lo publico.

Justamente este punto nos obliga a dirigir nuestra mirada a la dimensión temporal y, al mismo tiempo, a tomar distancia de las posturas partisanas del structural analysis. Lejos de ser reducibles a complicados cálculos matemáticos, la configuración de los vínculos debe ser leída a través de la oposición entre continuidad y ruptura. En algunos casos, como el de Miguel, observamos una red compuesta de links creados a su llegada a la ciudad y con predominio de personas de su misma generación. Esa configuración llevaba consigo un fuerte componente de ruptura que pareciera alejarse de las inscripciones previas al traslado, sobre todo con un universo parental. La identificación de nuestro migrante santafesino pareciera girar en torno al mundo profesional. Otras entrevistas nos muestran el mecanismo inverso: las redes parecieran apoyarse en la larga duración y la influencia de los vínculos es bastante anterior al traslado. Esa continuidad, siempre ligada a la parentela, nos permite comprender lo superpuesto de los links y la elevada densidad de la red; ambos elementos que reflejan el funcionamiento de un circulo replegado sobre si mismo.

Resultado de esta interacción, la diferencia de solidez en las redes se vincula con la densidad de las tramas, los contenidos de los intercambios y los tipos de funciones cumplidos por parientes, colegas y amigos37. Y esta constatación nos pone frente a implicancias más generales: a partir de estos mecanismos, sean estos de continuidad o ruptura, podemos observar el cemento que cohesiona a las diferentes tramas y, por su intermedio, podemos trazar una cartografía más precisa de la sociedad.

La pregunta siguiente sería: ¿Cómo superar el modelo clásico de estratificación y movilidad? ¿Cómo dar un paso adelante frente a un modelo que, si bien nos brinda un panorama general, no nos permite acceder a los mecanismos que generan dicha estratificación y las lógicas que están detrás de las acciones de los actores?

36 Quizás el ejemplo paradigmático de esta postura sea: THOMAS, William y ZNANIECKY, Florian, El

campesino polaco en Europa y en America, Madrid, Centro de Investigaciones sociológicas y Boletín Oficial del Estado, 2004. 37 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit., p. 117.

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El concepto de configuración nos brinda algunas pistas al respecto. Las diferentes lógicas de inscripción, marcadas por el contraste entre continuidad y ruptura, nos muestran dinámicas de interacción diferentes en su naturaleza. Es posible marcar, al menos, tres variantes que podrían dar pie a una tipología. En primer lugar deberíamos señalar aquellas redes monoprofesionales que tienen una fuerte identificación con un determinado espacio profesional y que, por momentos, pareciera confundirse con los límites de un determinado espacio de la ciudad, en este caso los barrios que se abrían paso en la periferia neuquina. En esos espacios la inscripción se mantiene por las intensas relaciones que establecen in situ entre quienes lograron una inserción en un determinado nicho ocupacional, sobre todo las labores ligadas al mundo de la construcción. La intensidad de estas relaciones “cara a cara” se refleja en redes densas y de lazos superpuestos. Habitar en un determinado sector de la ciudad traía aparejado una serie de relaciones intensas que tuvieron a la cercanía y a la ocupación como condicionantes. La imagen de un “crisol por debajo”, sugerido por Otero y Pellegrino en su estudio de los patrones residenciales en Buenos Aires y Montevideo, es quizás la que mejor refleja este tipo de redes38.

Otras tramas, en cambio, presentan una solidez cuyo origen es diferente: en lugar de ser un espacio de sociabilidad amplio, como por ejemplo un barrio o un asentamiento, se trata de un círculo mucho más cerrado y asociado al mundo familiar. La densidad y la superposición de vínculos, la presencia de múltiples generaciones y multiprofesionalidad hablan muy bien de una proximidad fundada en la pertenencia a un mismo tejido relacional. Asociadas por lo general con traslados familiares, en forma de cadena migratoria, estas redes muestran el predominio de mecanismos de continuidad que poco tiene que ver con el desempeño de una determinada profesión. Más allá de la orientación profesional de sus integrantes, este tipo de malla funciona sobre la base de una lógica de reproducción y de confirmación de los vínculos39.

Por ultimo, la tercera variante se refiere a las redes que se estructuran a partir de la pertenencia a un determinado mundo profesional. Miguel es quien mejor nos ilustra sobre este punto: su tejido esta signado por vínculos tejidos en el lugar de trabajo y, por la ruptura con su inscripción original, su familia ocupa un lugar marginal. Los mecanismos de cadenas, tan característicos del segundo modelo, parecieran trocar en traslados individuales donde la capacidad de integrarse depende del capital cultural y, sobre todo, de la capacidad del ego de relacionarse con otras personas que desconoce. De ahí que los contactos forjados luego de su arribo a Neuquén, todos de su misma edad y pertenecientes al sector del trasporte de pasajeros, conformen el núcleo duro de su red. A diferencia del primer modelo, basado en la cercanía espacial, este pareciera recostarse en la identificación con una actividad económica específica: la proximidad sólo se relaciona con la interacción cotidiana entre personas que podríamos calificar de colegas.

Luego de esta tipología una pregunta se impone: ¿son estas diferencias sólo formales? ¿Podríamos dejarlas sólo en el campo de lo morfológico? La respuesta a este interrogante es, desde luego, negativa. Las variantes que obtuvimos a través de los testimonios nos avisan de la convivencia, dentro del mismo espacio social, de distintas lógicas de cohesión: una ligada al “vivir en los márgenes de la ciudad” y cumplir con tareas poco calificadas, otra de tipo afectiva y relacionada con la ubicuidad de la familia, mientras que la tercera se asienta exclusivamente en el terreno profesional.

Para concluir podríamos resaltar las ventajas de un enfoque inductivo que, sin descuidar el manejo conceptual, realice generalizaciones partiendo de la evidencia empírica. De haber posado nuestra mirada en la familia hubiera quedado virgen el tratamiento de una lógica estrictamente profesional o bien de una basada en la proximidad espacial. Lo mismo podríamos

38 OTERO, Hernán y PELEGRINO, Adela, “Compartir la ciudad…, op cit., pp. 19-70.. 39 GRIBAUDI, Maurizio, «Reseux egocentres et inscripctions sociales..., op cit., p. 119.

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decir si invirtiéramos el razonamiento: aferrarnos al modelo de modernización weberiano hubiera significado concentrar nuestra atención en el mundo del trabajo, descuidando el estudio del funcionamiento de “círculos familiares”. Esta complejidad, que pareciera atravesar al espacio social, nos obliga a rescatar las sugerencias de Rosa Congost. En una reciente presentación, la historiadora catalana sostuvo la conveniencia de abandonar las “categorías históricas” (universales y desgajadas de espacio y tiempo) y propuso en su lugar “categorías de análisis histórico”, siempre flexibles y atentas a los diversos contextos donde se pone a prueba40. Si usáramos a las redes como instrumentos de análisis histórico podríamos volver realidad aquel viejo anhelo de la escuela de Manchester en cuanto a la importancia de los análisis situacionales. En otros términos, sin ellas sería muy complicado advertir, como intentamos a lo largo del capítulo, la diferenciación de comportamientos, los mecanismos que generan esta variedad de formas y la importancia del mundo relacional en la determinación de la acción social. Bibliografía BANDIERI, Susana, “Entre lo macro y lo micro: la historia regional. Síntesis de una experiencia”, Entrepasados. Revista de Historia, no 13, 1996. BARNES, John, “Class and communities in a norwegian parish”, en Human Relations, vol. VII, nº 1, 1954. BARNES, John, “Graph theory and social networks: a technical comment on connectedness and connectivity”, en Sociology, num. 3, 1969. BOISSEVAIN, Jeremy, Friends of friends. Networks, manipulations and coalitions, Bristol/Oxford, Basil Blackwell, 1974. BOTT, Elizabeth, Familia y red social. Roles, normas y relaciones externas en las familias

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40 CONGOST, Rosa, “Tierras, derechos y dinámicas sociales. Los campesinos como ejemplo”, en BONAUDO, Marta y otras (Coord.), Las escalas de la historia comparada, Tomo 1: Dinámicas sociales, poderes políticos y sistemas jurídicos, Buenos Aires, Mino y Dávila, 2008, p. 39.

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