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    La crisis del bola en Espaa y la respuesta comunicativa de

    las instituciones

    Dra. Cristina Zurutuza Muoz

    Facultad de Comunicacin

    Universidad San Jorge

    [email protected]

    Dr. Jos Juan Vern Lassa

    Facultad de Comunicacin

    Universidad San [email protected]

    Resumen/abstract

    El bola se ha convertido en el ltimo ao en la enfermedad que ha ocasionado un mayor

    nmero de alertas sanitarias en el mundo, incluyendo aquellos pases en los que no ha sido

    detectada. El temor a la propagacin de un virus muy contagioso y sin cura posible se ha

    extendido entre la opinin pblica mundial y ha provocado situaciones de crisis en pases

    como Espaa, que ha tenido que hacer frente a varios casos de esta enfermedad, tanto en

    los sanitario como en lo comunicativo. Este trabajo estudia la crisis del bola sucedida en

    Espaa, provocada por el contagio de un miembro del personal tcnico sanitario del

    Hospital Carlos III de Madrid, que atenda a un misionero infectado por el virus en Liberia

    y repatriado a Espaa para su tratamiento.

    El objetivo de esta investigacin es conocer cmo fue la respuesta comunicativa de lasprincipales instituciones pblicas involucradas en la gestin de esta crisis, en particular el

    Ministerio de Sanidad y la Consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Mediante un

    anlisis de contenido cualitativo de los comunicados de prensa, ruedas de prensa y

    comparecencias pblicas de las distintas instituciones y portavoces se trata de caracterizar la

    estrategia comunicativa desarrollada desde el inicio de la crisis, producido a finales mes de

    septiembre de 2014, hasta su resolucin a comienzos del mes de noviembre de ese mismo

    ao. El anlisis se centra en observar los aspectos formales, el ritmo en que se escenifica lacomunicacin, los portavoces que intervienen y el contenido del mensaje.

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    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]
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    Atendiendo a estos parmetros se puede hacer una radiografa de cmo fue la

    comunicacin institucional de crisis ante el caso del bola. Las conclusiones del estudio

    permiten arrojar luz sobre los errores y los aciertos de esta gestin comunicativa y su

    incidencia en la opinin pblica.

    Key words: bola, crisis sanitaria, comunicacin de crisis, comunicacin institucional.

    1. Introduccin

    Las crisis sanitarias son un tipo de crisis comunicativas cada vez ms recurrente en las

    sociedades democrticas. La razn es el elemento que despierta la alarma y que est en

    juego, la vida, lo que aumenta la susceptibilidad y el inters de los ciudadanos en estos

    casos.

    Existe literatura en el mbito espaol en lo que se refiere a la definicin de las crisis

    comunicativas y sus herramientas de gestin (Gonzlez Herrero, 1998; Lpez-Quesada,

    2003; Alcat, 2005 y 2009; Marn, 2009; Losada, 2010) y tambin comienzan a existir

    referencias particulares en lo que se refiere a la crisis en el sector sanitario (Martnez Solana,2004; Saura, 2005; Cuesta, Ugarte y Menndez, 2005; Gmez, 2012).

    En Espaa, este tipo de acontecimientos viene marcado por el llamado sndrome txico

    por el envenenamiento con aceite de colza adulterado de 1981 y su nefasta gestin desde el

    punto de vista de la comunicacin pblica por parte de los responsables institucionales.

    Desde aquellos primeros aos de la democracia espaola, los medios de comunicacin han

    incrementado notablemente el espacio que dedican a las informaciones relacionadas con la

    salud. En este sentido, se han ido multiplicando las crisis de comunicacin relacionadas con

    este mbito (brotes de meningitis como el de 1997; el llamado medicamentazo de 1998;

    las vacas locas en los aos 2000 y 2001; el escndalo del Bio-Bac en 2002; la gripe aviar en

    2005 o la gripe A de 2009; los casos de legionella a nivel local como los de Alcal de

    Henares de 1996, Murcia de 2001 o Zaragoza de 2004; o los colapsos reiterados en los

    servicios de urgencias, entre otros muchos).

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    Algunas de estas crisis no llegaron siquiera a convertirse en un problema real de salud

    pblica en Espaa. Algunas de ellas resultaron ser fenmenos hiperlocales que afectaron

    nicamente a espacios muy delimitados dentro de unas ciudades, mientras que otras son lo

    que se podra llamar crisis sanitarias derivadas de la globalizacin: se producen a miles de

    kilmetros de distancia pero existe algn factor prximo que desataca la crisis (sera el caso

    de la gripe A o el del bola). La alarma que adquieren las emergencias o crisis sanitarias no

    depende nicamente de la magnitud del problema que la haya desencadenado, sino tambin

    de la gestin comunicativa que se haga de esta.

    Lo que une estos casos es el grado de alarma social que generan. Martnez explica que si

    no se sabe bien lo que pasa, existe controversia y algunos de los afectados mueren, el

    despliegue informativo alcanza unas proporciones desmesuradas desde el punto de vista de

    los expertos (2006: 438). Y esta situacin contribuye a descolocar a los responsables de la

    gestin de la emergencia sanitaria, habitualmente ajenos al mundo de la comunicacin.

    Una crisis no empieza cuando dos pacientes de un hospital mueren por una infeccin en

    un quirfano o cuando cientos de personas han resultado afectadas por un brote de

    tuberculosis. La verdadera crisis, informativamente hablando, empieza en estos dos casos

    cuando un periodista llama al jefe de prensa del hospital o de la Consejera de Sanidadpreguntando por el asunto, explica Gell (2005: 55).

    Y, del mismo modo, la resolucin de la crisis encierra tambin un plano vinculado a la

    percepcin pblica. Ante un problema siempre hay una doble demanda: solucin e

    informacin. La percepcin de que se est haciendo todo lo posible en ambos aspectos es

    esencial durante las lgicas esperas que los afectados vivirn antes de ver zanjados sus

    problemas (Reyes, 2005: 94).

    Con frecuencia, las instituciones achacan el fuerte impacto social de estas situaciones a

    problemas de comunicacin. Aunque en muchos casos esta apelacin se trata de un simple

    intento de desviar responsabilidades, s que encierra un problema que ha quedado en

    evidencia a lo largo de estos casos: es necesario comunicar con estrategia y es ms necesario

    saber hacerlo en situaciones de crisis.

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    De hecho, en ocasiones los responsables institucionales han llegado a negar los riesgos y

    han achacado la generacin de la crisis en su integridad a los medios de comunicacin.

    Cabe entonces optar por el silencio como estrategia comunicativa? En opinin de todos

    los expertos en la materia esta nunca debera ser una opcin. Tanto Alcat (2005) como

    Arroyo y Yus (2007) o Rodrguez (2011) sostienen que el silencio no es rentable y sera uno

    de los mayores errores que se podran cometer. De hecho, sealan que no solo sera un

    error sino tambin un gesto de irresponsabilidad y un incumplimiento de las obligaciones

    bsicas de las administraciones, cuyo deber es mantener informada a la poblacin.

    Es necesario tener presente en estos casos que el inters de la opinin pblica hacia una

    alerta o emergencia sanitaria es proporcional a la proximidad territorial con la que se

    perciba y tambin con el nmero de afectados, ya sean reales o potenciales. Un tercer

    elemento de inters est en la implicacin: la posibilidad de que cada uno de los individuos

    que conforman esta opinin pblica se reconozca en uno de los afectados por la alerta

    (edad, clase social, aficiones, sexo).

    Por otro lado, y pese a la irrupcin de las tecnologas de la comunicacin en forma de

    Internet y redes sociales, cabe recordar que en los casos de crisis de comunicacin pblica,la realidad informativa se convierte en la nica va de acceso legitimada y aceptada a la

    realidad poltica derivada de una crisis (Casero, 2009: 151). Esto se debe a que los

    ciudadanos no tienen la posibilidad de experimentar el hecho por s mismos, ni tienen los

    conocimientos suficientes para enmarcarlo en su contexto.

    Martnez seala que la realidad es dinmica, inestable, sujeta a infinidad de variables;

    contextualizada desde distintos puntos de vista, con valoraciones distintas (2006: 441).

    As, las instituciones sanitarias intentan controlar algo que es, por definicin en una

    sociedad libre, incontrolable: la informacin. En esas variables informativas siempre entran

    los elementos impredecibles: el efecto de bola de nieve que tiene todo acontecimiento,

    que segn se va conociendo rueda, crece, aumenta; y eso da lugar a un mayor inters

    general (Martnez, 2006: 441). Y este inters tiene que ver fundamentalmente con los

    elementos ya sealados: proximidad, incidencia e implicacin.

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    As, en una situacin de este tipo, se multiplica la necesidad y el valor de trasladar con

    eficacia el mensaje propio a los medios de comunicacin como intermediarios con la

    sociedad. Y el problema mayor llega cuando no se traslada con claridad el mensaje, ya sea

    por ineficacia o porque no se dispone de informacin. En cualquier caso, debe tenerse en

    cuenta que los medios de comunicacin replican ante las autoridades aquellas preguntas

    que se hacen los ciudadanos en sus casas en relacin con estas situaciones de emergencia, y

    que lo hacen en rgimen de competencia, tratando de anticiparse al resto.

    Por ello, uno de los principales inconvenientes que se encuentran los servicios de

    emergencia ante una crisis es la propagacin de rumores, que si no se controlan a tiempo

    pueden multiplicar las consecuencias de un siniestro (Ayuso, 2005: 49). El modo de

    evitarlo es dando fluidez y rigor a la comunicacin, dado que si los medios no obtienen

    informacin directa y precisa, optarn por buscar otras vas de informacin que satisfagan

    sus necesidades ante su pblico. Dicho de otro modo, generar una situacin de

    desinformacin o de contradiccin informativa es el mejor modo de incrementar y

    multiplicar una crisis de salud pblica.

    En cualquier caso, el proceso de la comunicacin va restando definicin y detalles, que,

    para entendernos, se van quedando por el camino, desde su origen hasta que llega a laaudiencia, la destinataria final (Martnez, 2006: 439). Este aspecto en muchos casos

    desanima a los expertos a convertirse en emisores de informacin.

    El objetivo ltimo del presente estudio es comprobar, de acuerdo a lo indicado por los

    principales autores sobre la materia, cmo el modo en el que se emite la comunicacin se

    constituye en un elemento nuclear, capaz de agravar o de mitigar por s misma una crisis

    (Piuel, 1997).

    La presente investigacin constituye una aproximacin a esta realidad. Se ha escogido un

    caso actual y que resume de forma paradigmtica la situacin que han vivido otros muchos

    pases ante la mayor emergencia sanitaria mundial de los ltimos aos. Se trata, adems, de

    un caso bien centrado en el tiempo, con un inicio claro y un final relativamente marcado,

    ambos en el ltimo cuatrimestre del ao 2014. Es este momento, precisamente, el escogido

    para realizar esta aproximacin al tema: bola.

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    2. Descripcin del caso de estudio

    El caso tiene su arranque en el 22 de septiembre de 2014, cuando el misionero espaol

    Manuel Garca Viejo ingres en el Hospital Carlos III tras ser repatriado desde Sierra

    Leona. Se encontraba infectado por el virus del bola. Tres das despus falleci.

    Era el segundo caso de estas caractersticas, dado que el 7 de agosto haba ingresado otro

    religioso infectado, Miguel Pajares, procedente de Liberia y que muri el 12 de agosto.

    Ambas repatriaciones haban resultado polmicas por cuanto se consideraba un riesgo

    importar un virus que todava no se haba detectado fuera de frica, adems de un gasto

    injustificado de dinero. No obstante, con la muerte del segundo misionero pareca cerrarse

    el caso.

    Sin embargo, el da 6 de octubre salt la noticia de que una de las profesionales sanitarias

    que haban atendido a Garca Viejo se encontraba ingresada por estar presumiblemente

    infectada por el mismo virus. De ser as, se trataba de la primera persona contagiada por el

    virus fuera de frica, continente en el que se encontraba confinado y localizado desde haca

    40 aos.

    Ese mismo da se reuni en el Ministerio de Sanidad un gabinete de crisis que marc las

    prioridades. La auxiliar de enfermera fue ingresada en el Hospital Carlos III y comenzaron

    a buscarse a aquellas personas que podan haber tenido contacto con ella.

    En un instante saltaron las alarmas y comenzaron a cruzarse todo tipo de informaciones y

    conjeturas que generaron una fuerte alarma social dentro y fuera de Espaa. El da 7 de

    octubre, la Unin Europea pidi explicaciones a Espaa.

    Por un lado, se especulaba con la posibilidad de que esta persona, que tard 9 das en ser

    atendida desde su presumible contagio, hubiese podido convertirse en un foco de

    expansin del virus en su entorno ms inmediato. Por otro, se tema que no hubiese sido el

    nico contagio y que alguien ms del equipo sanitario del Hospital Carlos III se encontrara

    en la misma situacin. La combinacin de ambas posibilidades se antojaba todava ms

    terrible.

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    Comenzaron as a publicarse rumores de todo tipo sobre las actividades de esta persona en

    los das previos a su ingreso: se inform de que el 30 de septiembre haba llamado al

    Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales del Hospital Carlos III porque se encontraba

    mal, que lo haba vuelto a hacer el 2 de octubre y que el 6 del mismo mes acudi, por fin, al

    Hospital de Alcorcn.

    Los das 7 y 8 de octubre se hicieron pblicas las recomendaciones de algunos gobiernos y

    turoperadores para que los turistas no viajaran a Espaa ante una hipottica epidemia de

    bola. Algunas empresas del sector turstico vieron caer sus cotizaciones en bolsa.

    El da 8 de octubre, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodrguez,

    acus a la enferma de mentir para ocultar su enfermedad, con lo que explic que no se

    hubiera detectado el caso antes. Ese mismo da se produjo el polmico sacrificio del perro

    de la paciente.

    El da 9 se denunciaron una serie de problemas con los protocolos de seguridad ante este

    tipo de contagios y ese mismo da la ministra de Sanidad, Ana Mato, plante la posibilidad

    de modificarlos.

    El 10 de octubre se cre un Comit Interministerial presidido por la vicepresidenta del

    Gobierno, Soraya Sez de Santamara, que asumi la gestin de la crisis, en detrimento del

    Ministerio de Sanidad, que la haba coordinado hasta el momento. Coincidiendo con este

    cambio, se acordaron modificaciones en los protocolos de actuacin y se nombr un

    Comit cientfico de asesoramiento.

    Las especulaciones se hacan interminables: que si la auxiliar se haba tocado la cara al

    desvestirse de los trajes especiales, que si las calzas no eran impermeables, que si haba

    excedido el tiempo mximo para estar en la habitacin del misionero fallecido, etc.

    Tambin se extendieron los posibles casos sospechosos en lugares de toda Espaa (solo el

    17 de octubre se generaron 4 alertas al respecto que das despus se comprobaron falsas),

    se especul con innumerables posibilidades de errores en la seguridad de los protocolos de

    actuacin y se puso en cuestin todo el sistema creado para la atencin de los enfermos

    con este virus. La psicosis se apoder de la sociedad y de los medios de comunicacin

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    espaoles e incluso de los extranjeros: se cancelaron viajes a Espaa y se gener una cierta

    crisis en el sector turstico, asustado por esta enfermedad para la que no exista cura.

    El 12 de octubre se hizo pblico un caso de contagio en Estados Unidos y un segundo

    caso se confirm el da 15 del mismo mes.

    El 18 de octubre, la Organizacin Mundial de la Salud criticaba en un documento interno la

    gestin de la crisis sanitaria realizada por Espaa y hablaba de falta de informacin e

    incompetencia.

    Tras superar los peores momentos en su estado y comenzar una lenta recuperacin, el 19

    de octubre se daba la noticia de que la auxiliar de enfermera haba dado negativo a una

    prueba de bola. Tras la confirmacin el da 21 de que no exista presencia del virus en la

    paciente, se fueron dando de alta progresivamente a las personas que haban estado en

    contacto con ella y con el misionero fallecido, de acuerdo con las cuarentenas preceptivas.

    El 1 de noviembre, la auxiliar de enfermera abandon el aislamiento. El da 5 recibi el alta

    y sali de su ingreso hospitalario, casi recuperada y sin riesgo de contagio.

    En las siguientes pginas se detallan la metodologa y determinacin de la muestra, as

    como los principales resultados del anlisis de las acciones comunicativas oficiales tanto del

    Gobierno central como el de la Comunidad de Madrid, dado que las competencias de

    sanidad estn transferidas a las comunidades autnomas y, por tanto, son las responsables

    de la gestin de los centros hospitalarios.

    3. Metodologa y determinacin de la muestra

    El objetivo primero de esta investigacin es conocer cmo fue la gestin comunicativa de

    esta crisis por parte de las instituciones competentes: Gobierno de Espaa y Gobierno de

    la Comunidad de Madrid.

    Para ello, el estudio realiza una caracterizacin de los modos, las rutinas y los mensajes a

    travs del anlisis de las acciones de comunicacin emprendidas por estas instituciones a lo

    largo del periodo de duracin de la crisis.

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    El anlisis comienza con una rueda de prensa de la ministra Ana Mato el 6 de octubre de

    2014 en la que anuncia el posible caso de contagio en Espaa y se cierra el 2 de diciembre

    de 2014 cuando Espaa es declarado pas libre de bola por la Organizacin Mundial de la

    Salud. Es necesario aclarar que este estudio consiste en una primera aproximacin al

    conocimiento de cmo fue la gestin comunicativa de la crisis exclusivamente por parte de

    las instituciones.

    En primer lugar, se han analizado 51 elementos comunicativos emitidos por los distintos

    niveles de ambos ejecutivos. As, han sido 19 en el caso del Ministerio de Sanidad, 28 por el

    Gobierno de Espaa (Vicepresidencia), 3 por la Consejera de Salud de Madrid y 1 por la

    Comunidad de Madrid (Presidencia). No obstante, es posible que exista alguna otra

    comunicacin oficial ms, pero que en el momento de la recogida de la informacin

    (diciembre de 2014) hubiese sido borrada y cuya existencia no se haya detectado en el

    proceso de trabajo.

    Se trata de documentos oficiales, que las instituciones hicieron llegar a los medios y que

    publicaron tambin en su pgina web. No se incluyen entrevistas o declaraciones a medios

    particulares realizadas en diferentes mbitos, ms o menos formales. S que se han tenidoen cuenta ruedas de prensa, comparecencias en sede parlamentaria y declaraciones ante los

    medios de carcter general.

    La metodologa empleada para el estudio de estos elementos comunicativos oficiales ha

    sido un anlisis de contenido de corte cuantitativo. El empleo de esta metodologa permite,

    mediante la utilizacin de un cdigo, formular a partir de ciertos datos, inferencias

    reproducibles y vlidas que puedan aplicarse a su contexto (Krippendorf, 1990: 23). El

    cdigo empleado en este caso se ha aplicado a los 51 elementos comunicativos que

    constituyen la muestra y ha estado compuesto por 27 variables centradas principalmente en

    identificar el tipo de comunicacin, la autora de los comunicados, la atribucin de

    responsabilidades y la claridad expositiva de los aspectos tcnicos. Todo ello con el fin de

    hacer una caracterizacin de la comunicacin de las instituciones pblicas durante la crisis

    el bola.

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    4. Principales resultados de la investigacin

    Contextualizado el caso de estudio (crisis del bola) y el marco terico en el que se inserta

    esta investigacin (la comunicacin de crisis de salud pblica), se presentan en las siguientes

    pginas los principales resultados del estudio1.

    Tabla 1. Portavoz segn etapa (en porcentaje)2

    Fase agudaResolucin

    Primer momento Segundo momento

    Ana Mato 66,7 16,7 11,1

    Soraya Senz de Santamara 11,1 0 0

    Mariano Rajoy 5,6 4,2 0

    Ministerio de Sanidad 0 0 22,2

    Gobierno 0 8,3 0

    Comunidad de Madrid 0 0 11,1

    Ignacio Gonzlez 0 0 11,1

    Javier Rodrguez 11,1 0 11,1

    Comit de crisis 5,6 0 0

    Comit cientfico de asesoramiento 0 66,7 33,3Otros 0 4,2 0

    TOTAL 100 100 100

    Como se observa en la tabla 1, en el primer momento de la fase aguda, la portavoca de la

    crisis recae principalmente en la Ministra de Sanidad, Ana Mato (66,7%), as como en el

    Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodrguez (11,1%). Los errores

    cometidos durante estos apenas cuatro das hacen que el da 10 de octubre el Gobiernorelegue a Mato de la direccin de la crisis a favor de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya

    Senz de Santamara, que dirigir la crisis a partir de ese momento, apoya en el recin

    creado Comit cientfico de asesoramiento, de carcter tcnico-sanitario.

    En el segundo momento de la fase aguda se observa claramente que quien toma las riendas

    de la comunicacin es el citado Comit cientfico (66,7%) y en menor medida Ana Mato

    1

    Esta investigacin es parte del trabajo realizado por el grupo de investigacin Comunicacin,Periodismo, Poltica y Ciudadana, reconocido como consolidado por el Gobierno de Aragn.2Todas las tablas recogidas en este documento son de elaboracin propia.

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    (16,7%). La gestin de la comunicacin de la crisis experimenta as un viraje de lo poltico a

    lo tcnico-sanitario, y la crisis pasa de ser una cuestin poltica a un problema de salud

    pblica. Continuando en esta lnea, una vez finalizada la fase aguda, en la fase de resolucin

    los portavoces principales son el Comit cientfico (33,3%) y el Ministerio de Sanidad

    (22,2%).

    La escasa presencia de la vicepresidenta se debe a que esta nicamente interviene en el

    punto de inflexin, cuando se traslada la responsabilidad de gestionar la crisis desde el

    Comit de crisis al Comit cientfico. Es decir, ella se encarga de cerrar ese primer impasse

    de la fase aguda en el que relegan a Ana Mato y de derivar la gestin comunicativa de la

    crisis al Comit cientfico, verdadero protagonista de la comunicacin a partir de ese

    momento.

    Tabla 2. Perfil del portavoz segn etapa (en porcentaje)

    Fase agudaResolucin

    Primer momento Segundo momento

    Poltico 94,4 29,2 55,6

    Tcnico 5,6 70,8 44,4

    TOTAL 100 100 100

    Los datos de la tabla 1 se confirman en la tabla 2, en la que se seala que, dentro de la fase

    aguda, en el primer momento, el 94,4% de los portavoces son de perfil poltico, frente a un

    29,2% de portavoces de este perfil en el segundo momento. En esta ocasin, el 70,8%

    responden a un perfil tcnico. No obstante, en la fase de resolucin, dado que son los

    representantes pblicos quienes deben cerrar formalmente la crisis, el porcentaje de

    presencia de estos en la escena pblica se incrementa hasta el 55,6%.

    Tabla 3. Emisor general segn etapa (en porcentaje)

    Fase aguda

    ResolucinPrimer

    momento

    Segundo

    momento

    Ministerio de Sanidad (incluye comit de

    crisis)62,1 16,7 44,4

    Gobierno (incluye comit cientfico de 22,2 83,3 33,3

    11

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    asesoramiento)

    Consejera de Sanidad 11,1 0 11,1

    Comunidad de Madrid 0 0 11,1

    TOTAL 100 100 100

    En trminos generales, son el Ministerio de Sanidad (incluyendo el Comit de crisis) y el

    Gobierno (incluyendo el Comit cientfico de asesoramiento) los emisores principales de

    mensajes durante la crisis producida por el contagio de bola. Como se observa en la tabla

    3, Al comienzo de la fase aguda lo es ms el Ministerio (62,1%) y ms adelante lo es el

    Gobierno (83,3%).

    Tabla 4. Formato del mensaje segn etapa (en porcentaje)

    Fase agudaResolucin

    Primer momento Segundo momento

    Nota de prensa 50 79,2 88,9

    Comparecencia en las Cortes 22,2 8,3 0

    Rueda de prensa 22,2 8,3 0

    Canutazo 5,6 4,2 11,1

    TOTAL 100 100 100

    Con respecto al formato del mensaje (tabla 4), el ms frecuente a lo largo de toda la crisis es

    la nota de prensa, que adems incrementa su presencia conforme avanza y se resuelve la

    crisis hasta alcanzar el 88,9% en la fase de resolucin. Esto es lgico, pues conforme la

    crisis se va controlando y la auxiliar de enfermera se encuentra fuera de peligro, las

    informacin que es necesario facilitar es de ndole ms bien tcnica, de seguimiento, de

    modo de que no es necesario convocar una rueda de prensa para comunicar lainformacin.

    Las ruedas de prensa son ms comunes en los primeros momentos (22,2%), pues todava

    no se conocen todos los datos de esta crisis de salud pblica y hay muchas ms preguntas

    que formular a los responsable de su gestin.

    Sucede algo similar con las comparecencias en el Congreso y el Senado o los canutazos, que

    se repiten ms al inicio y van progresivamente desapareciendo: en este caso, los polticos

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    tienen ms cuestiones que explicar o debatir y los medios les siguen ms de cerca en busca

    del dato que complete una informacin y explique la crisis (22,2% y 5,6%, respectivamente,

    en el primer momento de la fase aguda).

    Tabla 5. Proactividad de la comunicacin segn etapa (en porcentaje)

    Fase agudaResolucin

    Primer momento Segundo momento

    Proactiva 66,7 87,5 88,9

    Reactiva 33,3 12,5 11,1

    TOTAL 100 100 100

    La tabla 5 muestra el carcter proactivo o reactivo de la comunicacin por parte de las

    instituciones pblicas durante la crisis provocada por el contagio de bola. Aunque el

    carcter proactivo predomina en todo momento, es curioso comprobar que en los inicios

    de la fase aguda el nivel de reactividad de la comunicacin fue mayor (33,3%) que en

    momentos posteriores (12,5% y 11,1% en la fase de resolucin). Esto significa que las

    instituciones llevan en todo momento las riendas de la comunicacin, si bien al inicio son

    ms frecuentes las ocasiones en que las preguntas que demandan informacin llegan desde

    fuera y se anticipan a la actuacin de las instituciones.

    Tabla 6. Atribucin de responsabilidad segn etapa (en porcentaje)

    Fase agudaResolucin

    Primer momento Segundo momento

    Teresa Rodrguez 5,6 0 0

    Hospital Carlos III 16,7 0 0

    Infortunio 77,8 100 100TOTAL 100 100 100

    Tambin las dos etapas que se identifican dentro de la fase aguda permiten observar que en

    torno al da 10 de octubre se produce un cambio radical en la gestin de la crisis y de sus

    aspectos comunicativos, en esta ocasin referidos a la atribucin de responsabilidad (tabla

    6). Entre el 6 y el 10 de octubre se encuentran casos de atribucin de responsabilidad a

    Teresa Rodrguez (5,6%) y al Hospital Carlos III de Madrid (16,7%).

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    No son cifras elevadas comparando con el 77,8% de identificacin del infortunio como

    causa de la crisis. Sin embargo, llama la atencin que existan esos porcentajes de asignacin

    de culpa a la propia vctima contagiada por el virus y al hospital que la est tratando.

    A partir del da 10 esto cambia radicalmente y no existe ninguna comunicacin por parte de

    las instituciones que haga una lectura de la crisis de salud pblica ms all del infortunio.

    Este planteamiento de mantiene hasta el final de la crisis.

    Tabla 7. Vctimas son el centro segn etapa (en porcentaje)

    Fase agudaResolucin

    Primer momento Segundo momento

    S 38,9 91,7 74,5

    No 61,1 8,3 25,5

    TOTAL 100 100 100

    Sucede algo similar con la ubicacin de las vctimas en el centro de los mensajes, reflejado

    en la tabla 7. Antes del da 10 de octubre, apenas centraban el 39% de las comunicaciones,

    ms enfocadas a cuestiones relativas a los protocolos de actuacin y aspectos polticos. A

    partir de esa fecha, esta situacin da un giro y las vctimas son la cuestin prioritaria en elplanteamiento comunicativo en el 91,7% de las ocasiones.

    Tabla 8. Claridad de los aspectos tcnicos segn etapa (en porcentaje)

    Fase agudaResolucin

    Primer momento Segundo momento

    S 33,3 71,4 100

    No 66,7 28,6 0TOTAL 100 100 100

    De nuevo, el cambio en la gestin comunicativa de la crisis se observa en otra de las

    cuestiones que es fundamental cuidar en una crisis de salud pblica: la claridad de la

    informacin tcnica. Una realidad tcnicamente tan poco prxima a la cotidianeidad de

    cualquier ciudadano, como es el bola, requiere de una mayor y ms cuidada

    contextualizacin y explicacin por parte de los responsables de gestionar el problema. El

    hecho de que en el primer impasse de la fase aguda el perfil de los portavoces fuera

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    eminentemente poltico incide directamente en una menor claridad en la exposicin de los

    aspectos tcnicos (33,3%), frente al 71,4% del segundo momento y el 100% de la fase de

    resolucin.

    5. Conclusiones

    Como se ha explicado, el objetivo principal de esta investigacin consiste en conocer cmo

    fue la gestin comunicativa de esta crisis por parte de las instituciones competentes

    (Gobierno de Espaa y Gobierno de la Comunidad de Madrid), con el fin de caracterizar

    su estrategia comunicativa. No debe perderse de vista que se trata de una primera

    aproximacin al objeto de estudio, por lo que las conclusiones que aqu son nicamente un

    primer paso. De hecho, los resultados de este trabajo abren la puerta a futuras

    investigaciones que la complementen y profundicen en otros aspectos comunicativos,

    dibujando as un mapa ms detallado y preciso de la gestin comunicativa de la crisis del

    bola en Espaa.

    En trminos generales, hay un rasgo global que caracteriza la respuesta comunicativa de las

    instituciones en esta crisis: existe una clara diferencia entre la gestin comunicativa del

    primer momento de la fase aguda (das 6 a 10 de octubre) y la del segundo tempo (del 10 al19 de octubre).

    El primer momento viene determinado por el perfil poltico de los portavoces, que no

    centran el mensaje en las vctimas o en la explicacin tcnica del contagio y de la

    enfermedad, sino que se escoran hacia cuestiones secundarias y polticas, como la

    atribucin de responsabilidad o diversas polmicas sobre la efectividad de los protocolos y

    el nivel de preparacin del sistema sanitario para hacer frente a un contagio de este tipo.

    Son el comit de crisis y la Ministra de Sanidad Ana Mato los portavoces principales de las

    acciones comunicativas de esta etapa, que tienen un carcter ms reactivo y con un formato

    cara a cara ms frecuente que en las siguientes etapas. Si bien se controla la informacin,

    hay mucha ms incertidumbre al centrarse una buena parte de la comunicacin en aspectos

    secundarios y polmicos.

    La estrategia comunicativa desplegada en este primer momento no funciona, por lo que el

    Gobierno decide cambiarla a mitad de la fase aguda. Se traslada la responsabilidad de la

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    gestin desde el Ministerio de Sanidad a la Vicepresidenta del Gobierno y el Comit

    cientfico de asesoramiento, portavoz principal este ltimo a partir de entonces.

    El segundo momento responde a un patrn completamente diferente: el perfil de los

    portavoces es tcnico y los mensajes estn centrados en las vctimas, con claras

    explicaciones de los aspectos mdicos y sanitarios. Desaparecen completamente del

    contenido de los mensajes las polmicas sobre la responsabilidad del contagio, la

    adecuacin de los protocolos de actuacin y la preparacin del Hospital Carlos III y su

    personal sanitario.

    La gestin de la comunicacin de la crisis experimenta as un viraje de lo poltico a lo

    tcnico-sanitario, y la crisis pasa de ser una cuestin poltica a un problema de salud

    pblica. El mensaje define la crisis con acierto y claridad. Lo que importa es cmo se est

    solucionando, el estado de salud de los afectados y las medidas de prevencin para evitar

    futuros contagios. La comunicacin es proactiva y circula principalmente a travs de notas

    de prensa, rebajando as la intensidad de la comunicacin cara a cara (comparecencias,

    ruedas de prensa y canutazos) y ejerciendo un mayor control sobre el mensaje.

    El Gobierno supo redirigir la situacin cuando vio que la gestin comunicativa estabafallando y ms que controlar la crisis estaba contribuyendo a aumentar la alarma social. Sin

    embargo, lo idneo habra sido que la estrategia comunicativa hubiera sido la acertada

    desde el estallido de la crisis con el contagio de la auxiliar de enfermera. Est claro que la

    estrategia inicial fue errnea y que la apuesta del Gobierno por delegar en Ana Mato y el

    Comit de crisis la comunicacin no fue la ms apropiada. De hecho, la eleccin de esta

    Ministra como primer portavoz pudo influir negativamente en la dimensin pblica de la

    crisis, pues Ana Mato arrastraba un fuerte desgaste como miembro del Ejecutivo por su

    supuesta vinculacin en casos de corrupcin. Este factor pudo haber sido uno ms a tener

    en cuenta en su falta de credibilidad como portavoz, en este caso.

    En cualquier caso, aunque se fue reconduciendo, se trat de una gestin comunicativa

    confusa en su arranque, con muchos portavoces en escena y con un nivel inicialmente alto

    de incertidumbre, generada por la ausencia de datos claros y unvocos y el ruido de las

    polmicas nacidas en torno al contagio.

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    La crisis se resolvi satisfactoriamente con la curacin de la auxiliar de enfermera y con el

    negativo en las pruebas de contagio de todas las personas que haban estado en contacto

    con ella desde que mostr sntomas de la enfermedad hasta que se le diagnostic. Sin

    embargo, la gestin comunicativa durante los primeros cuatro das tuvo consecuencias

    negativas, sobre todo en trminos de imagen, para el Gobierno, el Ministerio de Sanidad

    (sobre todo para su ministra Ana Mato), el Hospital Carlos III o incluso la propia Teresa

    Rodrguez, adems del impacto econmico que tuvo en el sector turstico espaol, fruto de

    la incertidumbre generada por el contagio y la alarma social vista desde los pases de

    nuestro entorno.

    Se comprueba as que los temas de salud pblica generan un contexto de crisis que permite

    un muy escaso o nulo margen de error en trminos comunicativos, pues la opinin pblica

    se muestra hipersensibilizada dada la naturaleza de la crisis y el presumible riesgo percibido

    de verse afectada por ella. Como se puede observar en el caso del bola analizado en esta

    investigacin, en este tipo de crisis se genera una alarma social que no se ajusta a la realidad,

    sino que la supera: en esta ocasin se vivi una verdadera crisis con consecuencias polticas

    y sanitarias reales y negativas en varios frentes, mientras que el desenlace fue positivo, dado

    que la nica persona contagiada consigui curarse.

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