Testimonio de Danilo Montero

3
Testimonio de Danilo Montero. Mis pastores habían decidido enviar a todo el equipo pastoral a recibir entrenamiento en los Estados unidos. Por esa razón, Raúl mi pastor, me pido que fuera su asistente. Para entonces tenía diecisiete años y recién terminaba la escuela secundaria. Acepte gustosamente pues tenía la esperanza de que la experiencia me ayudara a confirmar el llamado de Dios a un ministerio. Había servido activamente en mi congregación por más de cinco años como diacono, presidente de Jóvenes y maestro de niños. Sin embargo, esa nueva responsabilidad provoco en mi intentar doblar mis disciplinas espirituales. Esto fue muy duro pues cargaba sobre mí la expectativa autoimpuesta de ser un ejemplo y de cumplir lo que todos querían que yo fuera como líder. Durante este tiempo oraba cuatro y cinco horas por dia. Pero mis oraciones eran largos monólogos solitarios. Eran cinco horas de perfecta intercesión, pero no de dulce comunión con Dios. Ayunaba por lo menos tres veces por semana. Mi vida estaba dominada por una compulsión por hacer y hacer. Duplique mis esfuerzos para ser un cristiano ejemplar, pero cuanto mas me esforzaba por alcanzar metas espirituales, mas fuertemente afloraba mi naturaleza humana. Asi fue comenzaron a salir a flote las áreas de mi vida que nunca había tratado adecuadamente, en particular, aquellas puertas abiertas al pecado. Cuando mi pastor me confrontó sobre estas cosas, descubrió en mi una persona testaruda y rebelde. Esta situación causo un enfrentamiento muy fuerte entre nosotros y finalmente me sentí acusado de cosas que a mi parecer no había hecho. Entonces, simplemente exploté y me marché de la iglesia. Ingrese a la universidad e inicie una nueva etapa: Un proceso de libertad por un lado y de esclavitud por otro. Me liberé

description

testimonio de la vida del cantante

Transcript of Testimonio de Danilo Montero

Testimonio de Danilo Montero.Mis pastores haban decidido enviar a todo el equipo pastoral a recibir entrenamiento en los Estados unidos. Por esa razn, Ral mi pastor, me pido que fuera su asistente. Para entonces tena diecisiete aos y recin terminaba la escuela secundaria. Acepte gustosamente pues tena la esperanza de que la experiencia me ayudara a confirmar el llamado de Dios a un ministerio. Haba servido activamente en mi congregacin por ms de cinco aos como diacono, presidente de Jvenes y maestro de nios. Sin embargo, esa nueva responsabilidad provoco en mi intentar doblar mis disciplinas espirituales. Esto fue muy duro pues cargaba sobre m la expectativa autoimpuesta de ser un ejemplo y de cumplir lo que todos queran que yo fuera como lder.Durante este tiempo oraba cuatro y cinco horas por dia. Pero mis oraciones eran largos monlogos solitarios. Eran cinco horas de perfecta intercesin, pero no de dulce comunin con Dios. Ayunaba por lo menos tres veces por semana. Mi vida estaba dominada por una compulsin por hacer y hacer.Duplique mis esfuerzos para ser un cristiano ejemplar, pero cuanto mas me esforzaba por alcanzar metas espirituales, mas fuertemente afloraba mi naturaleza humana. Asi fue comenzaron a salir a flote las reas de mi vida que nunca haba tratado adecuadamente, en particular, aquellas puertas abiertas al pecado.Cuando mi pastor me confront sobre estas cosas, descubri en mi una persona testaruda y rebelde. Esta situacin causo un enfrentamiento muy fuerte entre nosotros y finalmente me sent acusado de cosas que a mi parecer no haba hecho. Entonces, simplemente explot y me march de la iglesia.Ingrese a la universidad e inicie una nueva etapa: Un proceso de libertad por un lado y de esclavitud por otro. Me liber de las mscaras que inconscientemente escondan mi verdadero rostro emocional. Eso fue bueno y sanador pues me dio la posibilidad de conocerme y aceptarme a m mismo. Pero como era demasiado inmaduro en el manejo de mi nueva libertar, abuse de ella y abr mi alma a todo aquello que me alejase de Dios.Conforme trataba de pasar por nuevos caminos de desobediencia, me encontr sorprendido por un inslito descubrimiento: Entre ms lejos quera llegar, ms cerca perciba a Dios. Tena una nocin de su presencia acompandome donde iba. No me refiero a una programacin mental religiosa que me condicionaba de alguna manera. Hablo de una experiencia genuina con Su presencia. Dios se convirti en un compaero inesperado, un Aguafiestas que arruin algunas de mis aventuras de rebelde, por lo menos as lo pens por un tiempo. Su presencia llego a ser tan incmoda, que simplemente no poda pecar a gusto.Cmo era posible que cuando no le estaba buscando, l me siguiera? Esa presencia que angustiosamente procure encontrar en mi adolescencia, ahora era ineludible. Tarde o temprano, tuve que admitir que Dios no era una idea encerrada en el sistema de la iglesia, era una realidad con la que tena que lidiar de alguna forma.Hubo dos factores que influenciaron mi regreso a Dios: el primero, mis amigos Coleman, y el segundo un encuentro con Dios.Tuve un encuentro transformador con Dios. Era un fin de semana de fiesta y pensaba irme con algunos amigos. Pero mientras planeaba lo que hara, volv a sentir la presencia de Dios caminando a mi lado. Me enoj, discut con el Seor un rato y en pocas palabras le dije: Estoy cansado de que me busques. Me echas a perder las cosas Por qu no te quedas encerrado en la iglesia, o si lo prefieres en mi cuarto? Djame en paz. Le dedique mi vida a la iglesia, a tu servicio, y hasta donde yo veo, no he recibido nada a cambio. En la iglesia fui tratado injustamente. Por lo tanto, no quiero nada contigo, no quiero nada ni con la iglesia. Si me ests buscando para servirte, puedes darte por vencido, nunca ms te servirEn ese momento reconoc la voz de Dios que me habl: Quiero que sepas que aunque nunca vuelvas a servirme, yo te seguir amando igual. Porque no te amo por lo que hagas por m, sino por lo que eres. Y eres mi hijo, no hay nada que puedas hacer para cambiar esoSu voz cambio mi rebelda y me trajo de regreso a su amor.Recin entonces descubr lo pecador y rebelde que puedo ser como humano, pero tambin vi lo que usualmente obviamos: Cun amados somos por el Seor.En mi juventud quise rendir mi corazn a Dios a base de duras disciplinas, restricciones y mucho servicio, pero sin lograrlo. Ahora que no poda ofrecer nada, era amado tan inmensamente como siempre, solo que ahora LO SABIA!A partir de ese encuentro sent inmensa hambre espiritual. Antes de esta experiencia quise hacer muchas cosas pues iba detrs de un ministerio que lograra complacer a Dios. Ahora caminaba detrs del Seor y mi nico deseo era conocerlo ntimamente. Los prximos aos de mi vida los dediqu a buscar a Dios a travs de la oracin, la adoracin profunda y la meditacin de su Palabra.