Tesoros de la animación · 2021. 1. 11. · Cenicienta se levantó, sonriendo, mientras los...
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RRevive la magia de evive la magia de La CenicientaLa Cenicienta con esta con esta edición de lujo del clásico animado. edición de lujo del clásico animado. Contiene bocetos e ilustraciones Contiene bocetos e ilustraciones de los artistas originales e incluye de los artistas originales e incluye también un prólogo de Mark Henn, también un prólogo de Mark Henn, animador jefe y director en losanimador jefe y director en losWalt Disney Animation Studios. Walt Disney Animation Studios.
TESOR
OS DE LA ANIMACIÓN
LaCenicienta
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9 788418 335099
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A lo largo de mi carrera, me han preguntado a menudo qué película de Disney me ha influido más. Mi respuesta es que son dos:
«El dragón chiflado» y «La Cenicienta». Cada una a su manera, me inspiraron a convertirme en animador de Disney, pero La Cenicienta además me robó
el corazón. La primera vez que la vi fue en la década de 1960, en un pequeño cine de
Ohio. De niño, no comprendía del todo el proceso de animación, pero sabía que las
ilustraciones (los celuloides pintados) estaban vivas. Como mucha gente, me enamoré
de aquel personaje amable y valiente y recé para que su sueño se hiciera realidad.
Mi sueño de convertirme en animador de Disney cobró vida en 1980. Aquello me llevó
a los orígenes, ya que durante mi período de formación y a lo largo de mis primeros
años en el estudio, mi mentor fue Eric Larson. Eric, uno de los «Nueve Ancianos»
de Disney, era responsable de muchos de los personajes más memorables del estudio,
como Fígaro de Pinocho y Peg de La Dama y el Vagabundo. Eric fue también el creador
de muchas escenas de La Cenicienta. Recuerdo cómo hablaba de ella, como si fuera una
persona de carne y hueso. Es esta clase de sentimiento profundo por un personaje lo
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que mejor ilustra la filosofía de Eric (y del estudio), que asegura que la sinceridad
en nuestra animación es crucial. Cuando me asignaron la animación de Ariel para
La sirenita, recordé la filosofía de Eric, lo que me inspiró a pensar profundamente
en Ariel y sus circunstancias para hacerla tan sincera como fuera posible, con una
personalidad verosímil.
Durante mi época como animador de Disney, aprendí enseguida lo importante que
era La Cenicienta para la existencia del estudio. Tras la Segunda Guerra Mundial,
el estudio debía volver a levantarse. Walt necesitaba un éxito, y volvió adonde había
empezado: a los cuentos de hadas. La Cenicienta fue una película de presupuesto
limitado que se hizo deprisa, pero fueron esos parámetros estrictos de producción
los que ayudaron a crear una película excelente y muy entretenida. Puede que
La Cenicienta no esté tan elaborada como otras películas de animación del estudio, ni
anteriores ni posteriores, pero nunca me canso de verla, y pocas son tan conmovedoras
para el público. La Cenicienta es realmente una de las mejores películas de Disney.
Mark Henn Walt Disney Animation Studios
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en el que vivía un caballero viudo con su hija pequeña, Cenicienta. Con el paso del tiempo, el padre se casó por segunda vez con una dama que tenía dos hijas propias, Anastasia y Drizella.
Al principio, la madrastra era amable con su hijastra. Sin embargo, tras la muerte del padre de Cenicienta, reveló su verdadero carácter. Era fría y cruel, y sentía una amarga envidia por su hijastra. Estaba decidida a poner los intereses de sus dos hijas por delante de los de Cenicienta.
Con el tiempo, el querido hogar de Cenicienta empezó a deteriorarse, pues la madrastra había dilapidado la fortuna familiar en sus vanidosas y egoístas hijas. Además, obligó a Cenicienta a convertirse en sirvienta de su propia casa.
Érase una vez, en una tierra muy lejana, un pequeño reino pacífico
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A pesar de todo, la joven continuó siendo buena y amable. Con cada amanecer, volvía a tener la esperanza de que algún día sus sueños de felicidad se hicieran realidad.
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Una mañana de verano, Cenicienta estaba durmiendo en su cuarto del desván cuando dos pajarillos azules entraron volando por la ventana. Uno le levantó la rubia trenza y el otro le trinó en el oído.
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Cenicienta se levantó, sonriendo, mientras los pájaros revoloteaban hasta el alféizar de la ventana y señalaban las luces del alba.
—Sí, ya sé que hace una mañana preciosa —dijo Cenicienta—, pero también lo era mi sueño.
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Como cada mañana, Cenicienta se puso a cantar sobre sus deseos y sueños. Sus amigos, los pájaros y los ratones, se reunieron a su alrededor para oír su dulce voz.
¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!
—¡Oh, ese reloj! —exclamó, levantándose al fin de la cama.
¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!
—Ya te he oído —musitó—. Dices: «Vamos, levanta, es hora de empezar a trabajar». ¡También el reloj me da órdenes! Pero hay algo —añadió, mirando a los ratones— que nadie me puede prohibir: que deje de soñar.
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