TERESA, SÉ FELIZ.

(Escrito por Jonatán Vila)

Teresa, una mujer infelizmente casada con su marido: Ramón. Vive el día a día en la sociedad machista dominicana y enfrenta toda clase de situaciones,

vividas al margen de la desesperación, miedo y opresión.

Teresa se levanta a las 5:00 A.M. a prepararse para el día. Prepara la leche para sus tres hijos: Juan, Teresa y Ramoncito. Después despierta a su marido

para que no llegue tarde a su trabajo.

TERESA:Vamos, Ramón. Vas a llegar tarde a tu trabajo.

RAMÓN:Sí, ya voy (con desánimo).

TERESA:(Suspira).

Teresa se va a hacer el desayuno, al mismo tiempo que le saca la leche a sus hijos más pequeños (Teresa y Ramoncito). Comienza a preparar el desayuno, ya a las 5:00 A.M. Después va a la habitación de los niños.

TERESA:Vamos, levántense! Ya amaneció (le comienza a dar nalgadas).

RAMONCITO:¡Mami, déjame dormir un chin más…por favor!

TERESA:Mi hijo, ya se está haciendo tarde, a bañarse y cambiarse.

RAMONCITO:‘Ta bien mami, pero tú me bañas.

TERESA:Ok (se ríe).

Ya los niños se cambian y el desayuno está servido pero antes Ramón tiene que servirse primero, como de costumbre, y después los hijos y por último la

madre. El reloj da las 7:30 A.M.

TERESA:Denme mi besito, los tres (besos).

Los niños la besan y se van al colegio con su papá. Teresa ahora tiene tiempo para ella; no exactamente.

TERESA:Hoy creo que será diferente a la rutina, creo que hoy voy a ser

independiente; mis hijos se merecen algo mejor y yo afanada con el día a día y mi marido sólo come y duerme; y hace su trabajo bien, claro, porque le

gusta. Pero yo no tengo opción, no es que no me guste este cuidado con mi familia sino que no tengo tiempo para divertirme, para hacerle lo que

realmente me apasiona, lo que siempre quise hace… ¡Cantar!

Teresa se prepara para irse a su trabajo, ya casi son las 8:00 A.M. Pero el autobús pasa de largo.

TERESA:¡Aquí! ¡Estoy aquí, no me deje!

¡Carajo, esa guagua de la porra; es la tercera vez que me deja en el mes. Tendré que irme a pie’ a la parada de taxis (pensó).

Teresa llega corriendo a la parada de taxis y ve al último taxi. Se monta y el taxi arranca.

TAXISTA:¿Adónde va, chula?

TERESA:A la zona franca, por favor.

TAXISTA:Lo que tú digas, mi reina (se ríe).

TERESA:¡Dios mío ayúdame! (Pensó).

El taxi va por la ruta, hasta que llega a una esquina desolada, y hace una derecha.

TAXISTA:Voy a coger un atajo, mami; no te preocupes (se ríe).

Teresa traga un nudo de saliva que bajó como un yunque. El taxista acelera y Teresa prepara su spray de pimienta. El taxista frena en un terreno y casi choca con un naranjo. Teresa se desmonta desesperada y el taxista la hala

del brazo.

TAXISTA:Niña, ¿Pa’ dónde tú va’?

TERESA:¡Suéltame, maniático!

TAXISTA:¿Tú no quieres gozar? ¡Ven, coño!

TERESA:¡Suéltame, estúpido!

(Teresa saca su spray de pimienta y rocía la cara del taxista).

TAXISTA:¡Mi ojo, buena loca! ¡Ah!

(Gritó el taxista desesperado).

Teresa emprende la huida y trata de llamar a la policía: “Lo sentimos pero no estamos operando en estos momentos, por favor llame más tarde” (suena

un tono).

TERESA:¡Pero cuando será que este país va a avanzar, yo creo que ni en un millón de

años!

Teresa llega cansada a su trabajo y se dirige a su área (textil). Su amiga la ve preocupada y algo ajetreada.

SONIA:¿Loca, qué te pasó?

TERESA:¡Ay, muchacha tu no me vas a creer!…un taxista trató de violarme (susurró).

SONIA:¿Y te sientes bien, no tienes nada?

TERESA:

Estoy bien, él no llegó a hacerme nada.

SONIA:¿Muchacha, y qué tú haces aquí? Llama a la policía y denúncialo…

TERESA:¿Anjá? Pues yo llamé y me salió una grabadora disque que me espere…pero

será verdad.

SONIA:No, pero este sistema es una mierda, como va a ser que uno llama a la

policía y ni contestan, ¡e’to e’ lo mismo de siempre!

TERESA:Bueno, ya yo vi; e’to ‘ta’ feo pa’ la foto.

SONIA:Ya lo sabes…

Teresa y Sonia siguen en su trabajo; trabajando doce horas diarias, con un salario mínimo y mucho menos en pensar en vacaciones o incentivos.

Cae la noche y Teresa se dirige a su casa.

TERESA:Bye, chica. Nos vemos mañana.

SONIA:Abur, cuídate.

Teresa se monta en la guagua de las ocho y comienza la ruta.Ramón sale de su trabajo hacia un bar a una esquina.

Los hijos están en la casa solos.

TERESA:Por fin llegué, mi casita.

Teresa toca la puerta pero no oye respuesta. Teresa se desespera después de varios intentos. Logra tumbar la puerta y se encuentra con sus hijos

dormidos en el suelo, amarrados unos con otros.

TERESA:

¡Dios mío, qué le hicieron a mis niños! (Se tira en el suelo y se da cuenta que fueron dormidos con algún químico, se aleja rápidamente y mira a su

alrededor).

TERESA:¿Qué hago?

Teresa se tapa la boca con un bozal que encontró, recoge a sus tres hijos del suelo y sale afuera. Se da cuenta de camino afuera, de que alguien le ha robado y se ha llevado la televisión. Con gran preocupación llama a su

marido desde la casa de enfrente.

TERESA:¿Aló?

RAMÓN:¿Aló? ¿Quién e’?

TERESA:¡Tú esposa! ¿Dónde tú estás?

¡Mira nos robaron!

RAMÓN:¿Ah? No entiendo (borracho).

TERESA:¿Ramón, tu ‘ta’ borracho de nuevo? (comienza a llorar).

RAMÓN:Mira, ‘tate quieta. ¡Vive la vida, gózala!

TERESA:Ramón tú no aprendes…

Ramón cuelga y sigue en la cama con una mujer que había conocido el día anterior. Teresa se queda en la casa de su vecina esa noche hasta que sus

hijos se mejoran, ya que solo dormían por el efecto del cloro morfo.

Teresa se queda sola a sobrevivir la vida. Ha pasado por todo, aunque sólo le queda ser feliz.