Tema 2 La Tardía Antigüedad

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Diego RODRÍGUEZ-PEÑA SAINZ DE LA MAZA – G. 210 – HISTORIA DEL ARTE MEDIEVAL LA TARDÍA ANTIGÜEDAD 1. LA HERENCIA ROMANA Hacia comienzos del siglo V, la extensión del Imperio Romano y de su influencia es enorme. El panorama mediterráneo está muy urbanizado. El punto de partida del arte tardoantiguo es este momento, a medio camino entre la romanidad clásica y el pleno medioevo. Los primeros momentos son muy difíciles y complejos, a causa del despoblamiento de las ciudades, a la desarticulación de los talleres de artesanía… todo ello provocado por la decadencia del Imperio. La tradición romana sólo se mantiene en lugares muy puntuales (el llamado arte subantiguo), en muchos de los cuales se establece más adelante una corte. Todo esto permite un cierto resurgimiento. 1.1. LOS OPUS Entre otras cosas, de los romanos se heredan las técnicas de aparejo, u opus (“obra” en latín). Hay obras merovingias y visigodas que mantienen esta herencia romana, como San Pedro de la Nave, en donde los sillares están unidos no con argamasa, sino con grapas de madera. Los romanos trabajan fundamentalmente con el ladrillo, y en función de su disposición en el muro se distinguen diferentes opus: opus incertum, mixtum, quadratum, reticulatum… Estas técnicas perduran en algunos lugares del Mediterráneo. 1.2. EL PANTEÓN DE AGRIPA El Panteón de Agripa data del siglo I a.C., aunque fue ampliado en el II d.C. Tiene un enorme valor simbólico, al ser la morada de todos los dioses, y por ello el círculo y la esfera se repiten constantemente entre sus formas. La parte delantera presenta un pórtico adelantado con un orden de columnas y un frontón triangular. La planta del edificio es circular y centralizada, de modo que crea un espacio unitario. Es una construcción en la que todo está medido con gran precisión, y en la que se hace claramente patente un enorme cuidado estético: tanto el diámetro de la planta como la altura de ésta en su

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La Tardía Antigüedad

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Diego RODRÍGUEZ-PEÑA SAINZ DE LA MAZA – G. 210 – HISTORIA DEL ARTE MEDIEVAL

LA TARDÍA ANTIGÜEDAD

1. LA HERENCIA ROMANA

Hacia comienzos del siglo V, la extensión

del Imperio Romano y de su influencia es

enorme. El panorama mediterráneo está muy

urbanizado. El punto de partida del arte

tardoantiguo es este momento, a medio camino

entre la romanidad clásica y el pleno medioevo.

Los primeros momentos son muy difíciles y

complejos, a causa del despoblamiento de las

ciudades, a la desarticulación de los talleres de

artesanía… todo ello provocado por la decadencia del Imperio. La tradición romana sólo se

mantiene en lugares muy puntuales (el llamado arte subantiguo), en muchos de los cuales se

establece más adelante una corte. Todo esto permite un cierto resurgimiento.

1.1. LOS OPUS

Entre otras cosas, de los romanos se heredan las técnicas de aparejo, u opus (“obra” en

latín). Hay obras merovingias y visigodas que mantienen esta herencia romana, como San

Pedro de la Nave, en donde los sillares están unidos no con argamasa, sino con grapas de

madera. Los romanos trabajan fundamentalmente con el ladrillo, y en función de su

disposición en el muro se distinguen diferentes opus: opus incertum, mixtum, quadratum,

reticulatum… Estas técnicas perduran en algunos lugares del Mediterráneo.

1.2. EL PANTEÓN DE AGRIPA

El Panteón de Agripa data del siglo I a.C.,

aunque fue ampliado en el II d.C. Tiene un enorme

valor simbólico, al ser la morada de todos los dioses,

y por ello el círculo y la esfera se repiten

constantemente entre sus formas. La parte

delantera presenta un pórtico adelantado con un

orden de columnas y un frontón triangular.

La planta del edificio es circular y

centralizada, de modo que crea un espacio unitario.

Es una construcción en la que todo está medido con

gran precisión, y en la que se hace claramente

patente un enorme cuidado estético: tanto el

diámetro de la planta como la altura de ésta en su

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centro (donde el óculo) son de 43,20 metros, exactamente la misma, lo que genera una esfera

perfecta en el interior del edificio. Además, anexos al muro se alternan nichos rectangulares y

semicirculares.

La técnica gracias a la que es posible que este edificio siga en pie se basa en los

constantes arcos de descarga que cubren otros arquillos. Hay por tanto una preocupación por

dar ligereza a la cúpula, y un progresivo adelgazamiento de la plementería conforme se

acerca al óculo.

1.3. TERMAS Y ARQUITECTURA DE OCIO

En la termas de Diocleciano se ve una

perfecta planificación por zonas y funciones, y

todo ello con una arquitectura monumental,

pero adaptada. Hoy en día, estas termas son la

basílica de Nuestra Señora de los Ángeles,

obra de Miguel Ángel.

Las termas son los edificios más

importantes de la ciudad romana. Se hallan

normalmente en las calles principales. Estos

grandes conjuntos de baños son también un

lugar de reunión y de recreo para la sociedad

romana. Están generalmente integradas por un

recinto exterior que puede contar con jardines y un cuerpo construido que alberga

departamentos para baños calientes (caldarium), templados (tepidarium) y fríos (frigidarium).

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En torno a estos se desarrollan otras estancias, como los vestuarios (apodyterium), las

palestras, destinadas a la práctica de deportes y gimnasios para el entrenamiento físico.

En las termas se utiliza generalmente el sistema abovedado con todos sus elementos:

arcos, bóvedas y cúpulas. Como en ocasiones ocupan grandes extensiones, a veces no se

hallan en el interior, sino en las afueras de la ciudad. Este es el caso de las termas de Trajano,

Caracalla o Diocleciano en Roma.

1.4. DOMUS ROMANAS

Las domus o casas

romanas de la clase

acomodada, edificio

fundamental de la ciudad

romana, también dejan su

legado a los siglos siguientes.

La fachada que da a la calle

suele albergar tiendas. A la

domus se accede por un vestibulum que da paso a un patio o atrium, en cuyo centro hay un

receptáculo para la recogida de aguas, el impluvium. El compluvium era la parte del tejado a

dos aguas que permitía el deslizamiento de las mismas hasta el impluvium. Al fondo, se

encuentra la sala de estar o tablinium, y una parte privada formada por un patio con columnas

o peristilum y un triclinum o comedor y sala de fiestas.

1.5. URBANISMO

Pocas ciudades medievales se hacen de

nueva planta; la mayoría muestran una clara

herencia del urbanismo romano, especialmente

visible en la disposición en retícula con dos

calles principales que se cruzan en el centro en

ángulo recto (el cardo y el decumano), pero

también en las murallas, etc. las ciudades

romanas se hacían la mayoría de las veces a

partir de un campamento militar. En el cruce

entre cardo y decumano se sitúa el foro o plaza

pública, núcleo de la ciudad en el que se levantan los principales edificios políticos, religiosos

y comerciales. En las cuatro zonas resultantes del cruce de las dos calles se situaban las

viviendas de los ciudadanos. Finalmente, en las afueras, se disponían los edificios destinados a

los espectáculos, para que la gran afluencia de público no perturbase la vida urbana.

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1.6. LA IMAGEN

La imagen siempre ha sido un soporte

ideal para mostrar el poder de los

gobernantes. Una de las fórmulas más exitosas

de la iconografía áulica o mayestática es la

llamada representación ecuestre. Una de las

más logradas que ha pervivido hasta nuestros

días es la efigie de Marco Aurelio. En ella, el

líder aparece como jefe supremo de los

ejércitos, en una posición elevada puesta que

está a caballo, idealizado incluso.

Muchas de estas imágenes ecuestres

provenientes del mundo romano se pierden

durante los inicios del periodo medieval debido

a la dominatio memoriae, a la destrucción de

imágenes paganas. El caso de Marco Aurelio es

diferente, ya que se salvó al ser confundido con

una efigie de Constantino. Imágenes como esta

sirven luego de inspiración para monarcas posteriores, como Carlomagno, Teodorico

(mosaicos en Rávena) o Justiniano (imágenes de Constantinopla).

1.7. LA TÉCNICA DE LA PINTURA AL FRESCO

Los estudios de la técnica al fresco han sido posibles gracias a las ciudades de Pompeya

y Herculano, donde se conservaron prácticamente intactas. La técnica se mantiene en algunos

lugares durante los inicios de la Edad Media: la capilla palatina de Alfonso II de Asturias

(Santullano); en la arquitectura carolingia… en general, en los lugares más romanizados.

Destaca también la

iconografía de la arquitectura,

esto es, la representación de

perspectivas fingidas a través de

la arquitectura (que

posteriormente será retomada

en el Renacimiento). Finalmente,

la calidad de los frescos

romanos es muy alta: los

detalles, la luz, las

transparencias… todo ello da fe

de un cuidado y una técnica

exquisitos.

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1.8. EL PALACIO DE DIOCLECIANO EN SPALATO

El Palacio que se construyó Diocleciano en Spalato

(actual Split, Croacia), en torno al año 300, está perfectamente

fortificado, con murallas y bastiones. Se parecía el doble eje

cardo-decumano, además de un mausoleo, un panteón de

planta centralizada octogonal.

Destaca el trabajo en las fachadas palatinas y las técnicas

de las bóvedas (que inspirarán el palacio de Teodorico en

Rávena). El palacio se convierte en ciudad durante la Edad

Media, pero en la imagen aún se aprecia la herencia romana.

1.9. LA BASÍLICA DE MAJENCIO

La Basílica de Majencio (Roma), Basílica Nova o Basílica de Constantino tiene una doble

importancia. Por un lado, simbólica: al ser una basílica romana, es un edificio administrativo y

comercial sin finalidad religiosa. Constantino, tras la batalla de Ponte Milvio, en 312, la

reconvierte en basílica cristiana, realizando cambios en su interior. Esto testimonia que los

cristianos toman prestadas de la cultura romana gran número de cosas, especialmente los

edificios. En efecto, la planta romana basilical se adapta a la planta en cruz.

En el caso de la Basílica de Majencio,

destaca la nave central, cubierta por bóvedas de

arista (intersección de dos bóvedas de cañón).

Estas bóvedas están sujetas gracias a la original

cubierta de las naves laterales: bóvedas de

cañón dispuestas en sentido transversal para

fajar (contener) mejor el edificio. Además, los

arcos de la parte superior lateral recuerdan a los

arbotantes del gótico.

2. EL ARTE DE LOS PRIMEROS CRISITANOS (S. IV-V)

2.1. LOS PRIMEROS RESTOS: DURA EUROPOS

La huella más antigua de un edificio claramente

cristiano se halla en Dura Europos, a orillas del río

Éufrates. En ella destacan dos edificios: una sinagoga

del 256 d.C. y una domus ecclesiae, una “casa de la

comunidad”, del siglo II d.C.

Allí son visibles los primeros elementos que

hablan de unas necesidades especiales para los

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cristianos. Dispone de una estancia rectangular donde se reúnen los fieles y de otra estancia

con una fuente en uno de los muros, encuadrada por un templete (esquina noroeste): se trata

de un baptisterio.

Además, se conservan elementos de iconografía cristiana: un Buen Pastor (un hombre

con un cordero al hombro), tomado por los cristianos de la iconografía clásica del moscóforo,

al que imbuyen de un sentido religioso. También se ven una barca con personajes y un

hombre andando sobre las aguas. Todo esto testifica que desde el siglo II d.C. ya hay un

interés por los argumentos y la iconografía cristianos.

2.2. JERUSALÉN

La ciudad de Jerusalén está estrechamente relacionada con las figuras de Constantino y

de su madre Santa Elena. De hecho, es el propio Constantino quien permite el desarrollo del

cristianismo (Edicto de Milán en el 313), y su madre la que le aporta un empujón definitivo

mediante la búsqueda de los santos lugares. Se desarrollan así distintos tipos de edificaciones

religiosas, según su función: las basílicas para el culto y la reunión de los fieles; las martyria

para la veneración de las reliquias; los baptisterios para la celebración del sacramento del

bautizo y los mausoleos para el enterramiento de los personajes importantes.

2.2.1. SAN JORGE DE MADABA

San Jorge de Madaba, en Jordania,

destaca por su gran mosaico del suelo. Data de

finales del siglo V y comienzos del VI, y su

interés radica en que es una representación de

la ciudad de Jerusalén. En él se aprecian las

murallas y la vía sacra en el centro, que parte la

ciudad en dos mitades. También se ve, boca

abajo, el Santo Sepulcro, de cuerpo basilical y

con techumbre a dos aguas, y rematado en la parte trasera por una gran cúpula dorada.

2.2.2. EL SANTO SEPULCRO

Desde el siglo I d.C. ya se tiene constancia de que Cristo es crucificado y enterrado en el

monte Gólgota, y que poco tiempo después el lugar empieza a adquirir un renombre y

numerosos cristianos se desplazan hasta allí para venerarlo. El emperador Adriano decide

construir una colonia y unos templos dedicados a los dioses romanos (la colonia Aelia

Capitolina) sobre el mismo lugar, para tratar de acabar con la fama del Gólgota.

Poco después, alrededor del 320, tras el supuesto hallazgo de la Vera Cruz por Santa

Elena, se comienza a construir el Santo Sepulcro. Eusebio de Cesarea, el cronista de

Constantino, realiza una descripción perfecta del edificio en el siglo IV, y lo designa como

martyrium, a pesar de que es una basílica. El conjunto cuenta entonces con una basílica de

cinco naves, lugar de rezo; y de una rotonda, un edificio circular cubierto por una cúpula

dorada: la anástasis, un relicario arquitectónico. Ésta última está directamente construida

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sobre el sepulcro de Cristo, y para su interior se reutilizan las columnas de la colonia Aelia

Capitolina.

El Santo Sepulcro sufre numerosas restauraciones y destrucciones: es restaurado en el

siglo VII, destruido en el siglo X, reconstruido en el XI por los bizantinos y de nuevo rehecho en

el XII por los cruzados… pero siempre se preserva la rotonda de la anástasis.

La cúpula es fundamental, ya que siempre aparece en las representaciones del Santo

Sepulcro; es una imagen sumamente importante. De hecho se imita esta forma en todos los

lugares santos, como por ejemplo en la Basílica de la Natividad en Belén, de planta basilical

que cuenta con un cuerpo de naves para el rezo de los fieles, y con un martyrium de planta

circular, construida sobre los restos del pesebre en el que se dice que nación Cristo.

Otro objeto que es venerado es la columna donde supuestamente San Simeón Estilita

(de stylé, “columna” en griego) pasó 37 años de su vida. Se preserva esta columna y se

construye en su entorno un edificio de planta centralizada y forma de cruz griega. Este es sólo

un ejemplo de como poco a poco se multiplican las edificaciones en los lugares de los

martyriae o donde hay reliquias…

2.3. ROMA

En Roma se encuentran desde muy temprana edad los

llamados tituli, casas en las que se reúnen los cristianos.

Tituli hace referencia al título con el nombre del propietario

de la vivienda que se encuentra a la entrada de ésta. Son

casas romanas de varias plantas: la de abajo se utiliza como

lugar de reunión, mientras que las superiores de vivienda.

Estos tituli son los gérmenes de las iglesias posteriores.

Por otra parte, las grandes basílicas paleocristianas,

principales edificios de reunión de los fieles, tienen la

finalidad de alojar al mayor número posible de personas. Se

accede a ellas por un patio o atrio porticado con una fuente

en su centro. A continuación, se encuentra el nártex, el lugar

donde se congregan los catecúmenos (no bautizados). El

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cuerpo central, solo accesible a los bautizados, suele contar con entre 3 y 5 naves divididas

por columnas y arquerías. La nave central siempre es de mayor altura y anchura. Al final de

éstas se encuentra el transepto, espacio largo y estrecho que se cruza perpendicularmente,

creando una separación entre las naves y la parte sagrada. Este lugar sacro es la cabecera o

ábside. Tiene forma semicircular y está elevado con respecto al nivel del suelo. En el centro

del altar se ubica el altar o ara, que se destaca con la colocación de un baldaquino. Éste

disponía de unas cortinas en algunos casos que se cerraban en el momento de la iconostasis.

2.3.1. SAN JUAN DE LETRÁN

San Juan de Letrán (un palacio de la antigua familia Laterani) es una basílica que data

del 315-319, y que se edificó con donaciones del propio Constantino. Cuenta además con un

baptisterio también del siglo IV de planta centralizada y perfil octogonal. Se conserva poco

hoy en día debido a las reformas (fue totalmente reconstruida en el siglo XVII), aunque

sabemos mucho gracias a las pinturas que muestran cómo era en el pasado.

2.3.2. SAN PEDRO DEL VATICANO

En San Pedro del Vaticano se superponen cuatro estructuras: la necrópolis Vaticana,

las Grutas Vaticanas, la Basílica constantiniana del siglo IV y la Basílica renacentista. El actual

baldaquino de Bernini se erige a plomo sobre la Necrópolis. Antes incluso de la necrópolis, allí

se emplaza el Circo de Nerón. Más adelante, en una de las laderas, se crea esta necrópolis y,

supuestamente, en el siglo I se entierra allí a San Pedro, de ahí todas las edificaciones que se

han ido superponiendo con el paso de los siglos.

En primer lugar se edifica una basílica en tiempos de Constantino. Cuenta con un atrio a

los pies y con una fuente en su centro; en los pies hay una nave transversal, el nártex,

destinada a los catecúmenos (los no bautizados); con un cuerpo de cinco naves longitudinales

de diferentes alturas, con una cubierta de madera; un transepto acusado y un techo a dos

aguas.

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Se sabe cómo era originalmente gracias nuevamente a los dibujos que de ella se han

realizado, como los de Tiberio Alfarno, del siglo XVI. También quedan reproducciones del

interior, que estaba adornado con ciclos cristológicos. En el Renacimiento se emprendió la

tarea de transformar la Basílica en una mucho más esplendorosa y de mayor tamaño, puesto

que era la basílica más importante de toda la cristiandad.

Bajo el altar mayor se encentra originalmente una cripta circular para facilitar la

circulación de peregrinos; y bajo esta, una necrópolis pagana que cuenta con diferentes

mausoleos para familias romanas en torno a una avenida.

Una de estas tumbas se ubica en el lugar conocido como “Campo P”, y se supone que es

la tumba de Pedro. Se encuentra en un pequeño altar de dos columnas, el “trofeo de Gaio”,

pues es en los escritos de un tal Gaio donde se habla por primera vez de este lugar. En la

necrópolis está enterrada gente de muy diversas creencias (Dionisio, Egipcios…), e incluso en

algunas hay mosaicos en donde empieza a haber imágenes que se vinculan con la figura de

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Cristo (personaje con un nimbo y del que emana luz), o con la de Jonás sobre la ballena. El

campo P se encuentra a plomo sobre el altar, y es la creencia de que allí está enterrado Pedro

la que genera todas las construcciones posteriores.

Algo parecido ocurre en la basílica de San Pablo Extramuros, de dimensiones colosales,

de la que sabemos cómo era gracias a un grabado de 1750 realizado por Piranesi, ya que en

1823 sufre un incendio que la destruye completamente.

2.3.3. EL MAUSOLEO DE SANTA CONSTANZA

El mausoleo de Santa Constanza,

posiblemente la tumba de Constantina,

la hija de Constantino, es del siglo IV. Es

de planta centralizada circular, y en el

interior cuenta con órdenes de columnas

(reutilizadas) y con arcos de medio

punto. Destacan sus mosaicos de

motivos vegetales (vides), propios tanto

de la cultura clásica como de la cristiana,

al igual que los putti o angelotes.

También hay una representación del

busto de una mujer, posiblemente

Constantina; y dos temas cristianos: una

representación de la figura de Cristo de

pie y otra sentado, ambas con nimbo.

2.4. LAS CATACUMBAS

Contrariamente a lo que se suele creer, las

catacumbas no son el lugar de reunión de los primeros

cristianos (salvo en tiempos de persecución), sino que se

trata de lugares de enterramiento. Al ser subterráneas,

suelen estar edificadas en terrenos volcánicos, aquellos

que permiten ser horadados sin riesgo de derrumbe.

Encontramos por tanto las principales catacumbas en las

afueras de Roma, en Nápoles y en Sicilia. Están muy

bien conservadas, y esto se debe a que a partir del siglo

V los cristianos ya pueden enterrarse “normalmente”, y

caen por tanto en el olvido, hasta su redescubrimiento

en el siglo XVI. Muchas veces, las catacumbas están

asociadas a lugares de culto en superficie, y cuentan con

hasta 4 o 5 niveles subterráneos, que siguen una

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retícula laberíntica. A ellas se accede por una rampa estrecha y descendente (el catabaticum)

que desembocan en los ambulacrum o galerías.

En las Catacumbas de San Calixto, en Roma, se hace patente cómo la estrechez de los

túneles hace necesario horadar las paredes, para la creación de nichos o loculi. Allí se

depositan los cuerpos envueltos en lonas y cubiertos por losas o tabulae. Si el espacio es más

amplio, se habla de cubiculi. Su principal función es la de enterramiento, pero a veces también

sirven como lugar de reunión. En concreto, algunos cubiculi de San Calixto muestran arcos de

medio punto y bóvedas de cañón, al igual que lucillos cubiertos por arcosolios (arco solium)

funerarios. En las paredes se aprecia un programa iconográfico cristiano. También hay algunos

loculi con asientos, o cátedras. En las pinturas resulta curioso ver alguna de las

representaciones del fossor, la persona que cuida de las catacumbas, perteneciente a los

collegia funeraria, negocios llevados por los paganos romanos que ejercían en tanto que

sepultureros.

Así pues, en el interior se hace patente el

especial interés por decorar los muros con

iconografía. La técnica es muy sencilla: sobre un

fondo blanco o lechada se pintan sombreados o

siluetas en tonos rojos o negros. A veces, pero

muy raramente, alguna sala está decorada con

mosaicos (debido a que eran muy caros). Los

temas, que empiezan a definirse a partir del siglo

II, son representaciones genéricas del

cristianismo. Son temas del Antiguo y del Nuevo

Testamentos, y dan fe de un interés por

establecer un paralelismo entre el mundo

clásico pagano y el cristiano (fomentado por los

textos de los padres de la Iglesia). Así, se

observan numerosas reconversiones, como la

del moscóforo en un Buen Pastor. El primer

cristianismo está impregnado de la tradición

judía, que prohíbe la representación de

imágenes, por lo que su iconografía suele ser críptica y simbólica: el crismón, el Agnus Dei, el

pez, los panes, el Buen Pastor, el ancla…

De manera sistemática, además, se reproducen unos pocos temas, ya que son los que

mejor sirven para la difusión del dogma: Jonás y la ballena, el Arca de Noé, Daniel en el foso

de los leones, Adán y Eva, el Sacrificio de Isaac, la Escala de Jacob… Son éstas representaciones

muy simples, que muchas veces no se corresponden con las fuentes. Además, a veces también

aparece la temática clásica o pagana, e incluso la judía. Es el caso de la Catacumba Domitilia,

en una de cuyas paredes aparece una pintura que muestra a Orfeo de regreso al Hades (siglo

III).

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Hacia finales del siglo IV y

comienzos del siglo V, empiezan a surgir

nuevas temáticas, casi todas

provenientes del Nuevo Testamento,

mucho más complejas. Así, en las

Catacumbas de los Santos Pedro y

Marcelino aparece Cristo entre Pedro y

Pablo, y al lado, un Agnus Dei. En el

Coementerium Maius se ve a una

Virgen orante con un niño, que datan

del siglo IV. Junto a ellos, hay dibujado un crismón, el símbolo de Cristo, anagrama que reúne

las letras griegas X y P, y que tiene su origen en el célebre Sueño de Constantino en la víspera

de la Batalla de Ponte Milivio. La Virgen aparece con los brazos levantados y las palmas

abiertas, y con el niño en el pecho. Este tipo de vírgenes son mucho tiempo después

representadas aún en Constantinopla, bajo la forma de icono.

Las Catacumbas de la Vía Latina son muy jóvenes, ya que datan del silgo IV, y albergan

estancias destinadas a cultos diferentes. Son interesante por una imagen de Cristo entre los

discípulos, que también puede interpretarse como un filósofo impartiendo una clase de

anatomía. Ésta es un claro ejemplo de la ambivalencia de las figuras representadas.

Los temas del Nuevo Testamento

muestran o bien la vida pública de Cristo, en los

que aparece entonces como un joven imberbe;

o por el contrario, la Pasión, en la que ya está

barbado. Hasta en el propio personaje de Cristo

está presente esa diferente iconografía. Otro

ejemplo es el del moscóforo. Muchos de ellos

no tienen ningún atributo que indique que se

trata de Cristo, aunque se los relaciona con él

(ejemplo del Cristo de las Termas, figura

totalmente clásica).

2.5. SARCÓFAGOS

Ya en la época romana

existe una necesidad de

enterrarse en sarcófagos

perfectamente tallados y

decorados. Los cristianos

heredan esta costumbre, y así,

a finales del siglo II,

encontramos el Sarcófago de

Aurelio. En él, aparecen

diversas escenas bíblicas: un Buen Pastor, la Epifanía, Daniel y los leones, Adán y Eva, la

curación del ciego…

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Otro ejemplo es el del Sarcófago de Junio Basso, cónsul romano que se convierte al

cristianismo y se hace enterrar como tal. El sarcófago se realiza en 359, como indica la

inscripción de la parte superior, y muestra una iconografía claramente cristiana. Cuenta con

dos registros divididos en diferentes escenas, gracias a una muy cuidada arquitectura de

columnas con fustes totalmente tallados. Todas las representaciones están en altorrelieve, lo

que genera una gran sensación de relieve y de claroscuros.

La parte superior muestra un entablamento corrido (techumbre plana), mientras que en

la inferior se alternan arcos rebajados y mitrados. Además, en el espacio entre los arcos (las

enjutas) hay una decoración de pequeños animales. Las columnas, perfectamente

proporcionadas, tienen un canon, cuentan con basa, fuste y capitel. Las testas están

totalmente decoradas.

En cuanto a la iconografía, vemos a Daniel entre los leones, la entrada de Cristo en

Jerusalén, a Adán y Eva, una representación de Cristo imberbe sobre el caelus romano

(iconografía clásica), un lavatorio, y diferentes prendimientos. Este sarcófago es el máximo

exponente en cuento a técnica y calidad.

A partir del siglo IV, empiezan a aparecer los temas de la Pasión. Es el caso del Sarcófago

de la Pasión nº164, en el museo de Letrán, en el que aparece, entre otras escenas, un crismón

inscrito en un laurel romano, símbolo de poder y prestigio. Las escenas de la Biblia no sólo

están presentes en los sarcófagos, sino que también se hallan en otros lugares, como en las

puertas de madera de Santa Sabina, en Roma.