Teatro Pietro Gori

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PERIÓDICO ANARQUISTA N º 277-278 AGOSTO-SEPTIEMBRE 2011 1 NÚMERO DOBLE El teatro anarquista de Pietro Gori 277agosto:277agosto.qxd 31/08/2011 17:24 Página 1

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PIETRO GORI ANARQUISTA ITALIANO

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PERIÓDICO ANARQUISTA N º 277-278 AGOSTO-SEPTIEMBRE 2011 1 €

NÚMERO DOBLE

El teatro anarquista de Pietro Gori

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011

CNT

Ha salido un nuevo número del

periódico CNT, portavoz de la

Confederación Nacional del trabajo.

la dirección es:

Plaza de tirso de

Molina, 5 de 28012

Madrid.

Solidaridad obrera

Ha salido un

nuevo número de

Solidaridad obrera,

órgano de la CNt

de Cataluña y deca-

no de la prensa sin-

dicalista revolucio-

naria en España (y

puede que en el

mundo). Se puede

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llá (barcelona).

Historia de la FAItodavía quedan

ejemplares del libro

"Historia de la

Fai", de Juan Gó-

mez Casas. Cuesta

9 euros y se puede

pedir a la librería

virtual del grupo

albatros.

Ángel de la muerteEl grupo albatros tiene ejemplares

del documental "El ángel de la muer-

te", sobre teresa de Calcuta. Se puede

pedir a la librería virtual del grupo

(ver dirección más abajo).

Librería virtualEl grupo albatros ha organizado

una librería virtual para facilitar la

adquisición de libros anarquistas. Una

tienda donde pedir (contra reembol-

so) las publicaciones de nuestros

autores o sobre nuestros planteamien-

tos, incluso discos y cintas de vídeo.

Se encuentra en:

www.nodo50.org/albatros

Orto

Ha salido un nuevo número de

Orto, revista cultural de ideas ácratas.

de aparición trimestral, se puede

pedir al apartado de Correos 322 de

08910 badalona (barcelona).

Web anarquistaExiste una página web de carácter

totalmente anarquista en la que se

pueden encontrar textos clásicos,

modernos, entrevistas, las actas de los

congresos de Ferrer Guardia, Historia

de la Fai, Mujeres libres… y un largo

etcétera. la dirección es: www.acra-

cia.org

Presentación librosla madrileña librería libertaria la

Malatesta, que está situada en el

número 24 de la calle Jesús y María

(entre las estaciones de metro de

tirso de Molina y de lavapiés), pre-

senta varios libros y películas en el

mes de septiembre: viernes 16 a las

19,30 horas, "la ESMa argentina";

viernes 23, a las 19,30 horas, "Cine

libertario"; viernes 30, a las 19,30

horas, "la a en la pizarra". Más infor-

mación en el teléfono 915 391 007 y

en la página web:

www.lamalatesta.net

Web de la FAIla Federación anarquista ibérica

ya tiene su propia página web:

www.nodo50.org/fai-ifa

tiErra y libErtad2

Página web del

www.nodo50.org/tierraylibertad

Ilustración de portada: Mariella Bernardini

TABLÓN

El grupo 19 de Julio ha editado unas camisetas contra la ordenanza de "convivencia" ciu-

dadana y prevención de actos vandálicos. Estas camisetas servirán para apoyar económi-

camente la campaña que se realiza contra la ordenanza en Zamora. Para más información,

[email protected]

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Con la llegada de la crisis que lle-vamos padeciendo desde el año 2007,se hicieron patentes los fallos estruc-turales en el sistema capitalista quedemostraron claramente los defectosde un sistema que no es válido para lamayor parte de la humanidad. Un sis-tema injusto, basado en la propiedadprivada y la explotación de las perso-nas por parte de quien ostenta elpoder del dinero. Un sistema pensadopor y para los capitalistas, donde laspersonas solo cuentan para ser explo-tadas y soportar el peso de la produc-ción para el beneficio de los explota-dores.

En la actualidad los grandes capi-talistas globales dominan las econo-mías de los países y sus gobiernos sehan convertido en meras comparsasque solo deben aplicar las fórmulaseconómicas que les vienen impuestasdesde los mercados. la soberaníapopular ha sido desbancada por lostodopoderosos mercados financieroscon el beneplácito de los diferentesgobiernos de cada país, ya sean deuna tendencia política u otra. ya seanliberales o conservadores, socialistaso populares. los grandes partidospolíticos protagonistas del bipartidis-mo llevan a cabo el papel que les hasido designado, proteger el privilegiode los poderosos, de los capitalistas,aplicando la ley o redactando nuevasleyes cuando le son necesarias. leyesantisociales que no han sido votadas yaprobadas por el pueblo pero quesegún nuestros gobernantes son nece-sarias. Necesarias para los capitalis-tas, para proteger sus privilegios ypara facilitarles el beneficio económi-co con recortes y pérdida de derechosadquiridos con las luchas obreras ysociales de antaño. El ansia de loscapitalistas por generar más beneficiono tiene límites y no dudan en conde-nar a países enteros a la miseria querepresenta la precariedad y la falta delos primordiales recursos que necesi-tamos todas las personas para poder

vivir una vida plena en todos losaspectos.

durante años hemos vivido enga-ñados creyendo en las bonanzas queofrecía el sistema capitalista, creyen-do en el llamado estado del bienestar.otra de las mentiras con las quehemos vivido ajenos a la realidad.Siempre nos han dicho que el esfuer-zo productivo de la clase trabajadorase vería reflejado en la sociedad parallegar al estado del bienestar dondetoda la población podría disfrutar ple-namente de sus derechos. Pues bien loque tenemos es que muchos trabaja-dores y sus familias pueden perder degolpe todo aquello por lo que tantohan trabajado. Nunca han cumplidocon su obligación refrendada en la leyde leyes, la Constitución, aprobadapor la mayoría del pueblo y que losgobernantes están obligados a cum-plir. Facilitar trabajo digno y viviendadigna a todo el que lo necesite, edu-cación y atención sanitaria de calidad,etc. Cuestiones fundamentales paratodas las personas pero no para ellosy sus verdaderos representados, loscapitalistas.

la venda que tapaba nuestros ojosha caído dejando ver con claridad queeste sistema no es adecuado. tenemosque cambiar el sistema capitalista,explotador e inhumano y no nos valedarle unas cuantas pinceladas paraque sea más atractivo, menos dañino.

Pero, ¿cómo hemos de actuar paraconseguirlo? ¿Qué camino debemosemprender? ¿debemos delegar nues-tra soberanía popular? ¿luchar porcambiar el sistema político por otromás atractivo a primera vista?¿Cambiar a los políticos y sus parti-dos para que ellos cuiden de nuestrosintereses en contra de los intereses delos capitalistas? ¿Para que sean lospolíticos, desde sus pedestales, quie-nes nos aseguren nuestros derechos?Esta experiencia ya se ha vivido ennuestro país y en otros muchos y losderechos sociales y laborales siemprese han visto en retroceso. Porque lospartidos políticos con sus gobiernos ydirigentes a la cabeza pierden susconvicciones al llegar al poder y seolvidan de las bases y anteriores pro-mesas progresistas para hacerles eltrabajo sucio a los poderosos. Notenemos razones para pensar que losque lleguen ahora serán diferentes alos que conocemos. Principalmenteporque las directrices de su actividadpolítica y sobre todo la cuestión prin-cipal de la economía tenderán en lamisma dirección mientras sistemaeconómico sea el mismo.

No debemos delegar en políticos ygobernantes, hemos de coger las rien-das de nuestras vidas y trabajar porllevarlas por la senda de la libertad,con la igualdad como medio y la fra-

(Continúa en la página 4)

Delegación política u organizaciónpopular en el 15-M

Nota de la Redacción

Como habéis podido comprobar, el periódico que tenéis en vuestrasmanos sale con bastante retraso. Se debe a la implicación del equipo deredacción con el movimiento 15-M, que ha supuesto un verano de actividaddesbordante, y también a un suceso familiar grave que ha tenido un pocofuera de juego a uno de los integrantes de la redacción.

Por ello tomamos la decisión de no alargar más la espera de nuestros lec-tores y publicar un número doble que contiene las anunciadas obras de teatrode Pietro Gori, ya que este año se cumplen cien años de la desaparición del"caballero errante de la anarquía", y los artículos preparados para el númeronormal de septiembre.

Esperamos la comprensión de nuestros lectores.

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ternidad como fin. las asambleas populares han de con-vertirse en el ente del que emane la voz del pueblo.

la única manera de conseguir beneficios reales para laclase trabajadora, es la lucha diaria por conseguir una vidamejor para todos. En nuestros barrios y pueblos, en nues-tros puestos de trabajo, con nuestros vecinos y compañe-ros. Nuestra fuerza es la solidaridad y el apoyo mutuo conel que conseguiremos doblegar a nuestro opresor. Nopodemos pensar que nos van a dar lo que es nuestro por-que sí. Nosotros, los trabajadores, somos los que creamosla riqueza del país, los que hacemos que se mueva día adía. Nosotros, los trabajadores, somos necesarios para quela vida continúe. los capitalistas son parásitos que nosroban de nuestra producción y nos usurpan el fruto del tra-bajo que debería ser parte de toda la sociedad con la ayudade los gobiernos, parásitos vendidos al capital, ya sean deun color u otro.

Hemos de llegar a la convicción de que necesitamoscrear una nueva sociedad fundamentada en parámetrosdiferentes a los actuales. Hemos de romper con el actualsistema capitalista. Nos más derechos sin deberes ni másdeberes sin derechos, una sociedad donde cada uno apor-te según sus posibilidades y reciba según sus necesidades.Una sociedad de individuos libres asociados en federacio-nes libres de productores y consumidores. donde el traba-

jo y la organización horizontal de las bases populares seanel motor de la nueva sociedad.

Para ello es fundamental que los trabajadores, organi-zados en sus lugares de trabajo, controlen los medios deproducción, es decir, debemos abolir la propiedad privadade dichos medios de producción y socializarlos de talmanera que estén al servicio de los propios trabajadores yconsumidores. las organizaciones de los trabajadoresfederadas entre sí deben orientar la producción a cubrir lasnecesidades básicas de la población, tanto físicas comointelectuales, y no para el beneficio de los explotadorescapitalistas que están esquilmando la Naturaleza y por loque pagará toda la Humanidad.

Necesitamos articular las luchas sociales y las luchaslaborales en diferentes ámbitos, de tal manera que se con-viertan en un todo orientado a suplantar el papel delEstado, después de su abolición. o sea, hacer del Estadoalgo innecesario, ya que la organización popular está lla-mada a ser la que dirija la estructura político-económico-social de la nueva sociedad.

la situación a la que nos han llevado ha hecho plante-arse la necesidad de cambiar las estructuras económico-político-sociales que nos rigen. tenemos una tarea grandí-sima y grandiosa por realizar. Elijamos bien el camino quenos lleve hacia la libertad.

Mikele Rossonero

(Viene de la página 3)

los modos de toma de decisiónson un elemento particularmenteimportante del funcionamiento de ungrupo político. Son, en efecto, revela-dores de las relaciones que los indivi-duos mantienen entre ellos y el lugarque ocupa cada individuo en relacióncon el colectivo. dar un voto a lamayoría o adoptar una posición con-sensual son procedimientos ligados aestilos políticos y motivaciones muydiferentes.

la toma de decisión por voto de lamayoría es un rasgo muy conocido enlas democracias representativas. alíaeficacia y rapidez organizando ladominación de la mayoría sobre laminoría. Permite, por tanto, marcarlas opciones predefinidas y también lapuesta en marcha de gobiernos esta-bles. así pues, el voto a la mayoría seadapta especialmente bien a un siste-ma desigualitario (dividido entre losdirigentes y la base), pero pluralista,es decir en el que varias personas (y

no un dictador) deben elegir entre lasdiferentes soluciones posibles.

la deliberación colectiva y la tomade decisiones por consenso estánespecialmente presentes en el movi-miento libertario, pero las superanampliamente. Pueden en primer lugarestar ligadas a una cultura individua-lista (y no egoísta), lo que quiere decirque se antepone la irreductible singu-laridad de cada ser: son por tanto elfruto de una voluntad de expresión yde autonomía personal. asegurar quecada uno participa de la decisión ypuede hacer entender su posición per-mite a todos salvaguardar la integri-dad de su persona y no abdicar de supropia voluntad en beneficio de la delos otros o la de un líder. algunos gru-pos pueden, por tanto, favorecer lahorizontalidad y la inclusión (sinjefes, con la participación de todos)con el objetivo esencial de respetar laindividualidad de cada uno. Pero esteprincipio individualista de base puede

también estar impregnado de conside-raciones más directa y consciente-mente políticas: la horizontalidad y labúsqueda del consenso nacen igual-mente de un rechazo del autoritaris-mo, de una voluntad de actuar de unmodo que nadie pueda imponer a otrosu decisión, y por tanto de favorecer laigualdad y la autogestión.individualismo e igualitarismo estáníntimamente ligados, pero no hayduda de que cuando las posicionesindividualistas logran que nazca unaconciencia igualitarista -o anarquista-es cuando la noción de consensoadquiere toda su dimensión y eficacia.

la toma de decisión por consensono es un hecho histórico reciente, unanueva forma de superar la democraciamayoritaria; es una corriente antiguaque ha existido paralelamente a otrosmodos de concertación. la podemosencontrar en algunas sociedades lla-madas "primitivas", y fue adoptadapor la secta protestante de los cuáque-

Anarquismo en prácticasIgualdad y antiautoritarismo en las tomas de decisión

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ros desde el siglo XVii. aparte de losgrupos políticos recientes que hanoptado por la toma de decisiónmediante consenso, podemos evocarantes los movimientos de la nuevaizquierda estudiantil en EstadosUnidos durante la década de lossesenta del siglo pasado, así como elmovimiento de los derechos civiles.Esos movimientos federaban a peque-ños grupos locales que actuaban porconsenso, pero sin que se fijaranreglas específicas y definitivas en lamateria. aunque el consenso fueraentonces concebido como un instru-mento de emancipación individual,constituía más una práctica espontá-nea que un procedimiento institucio-nalizado. Eso es lo que quizás lo hacíaimperfecto y ha conducido a numero-sas mujeres a crear sus propios gruposde reacción al sexismo que existía enesos colectivos pretendidamente igua-litarios de la nueva izquierda. Es, portanto, en el movimiento feminista definales de los años sesenta, donde losmodos de organización y de toma dedecisiones han comenzado a ser untema fundamental. Eso no signi-fica, por otra parte, que elsistema sea perfecto.Han nacido nume-rosas desilu-s iones

yfrustraciones de sus

defectos y dificultades liga-dos a la toma de decisión por consen-so, que exige a la vez responsabilidady conciencia política por parte de losparticipantes. Pero los movimientossucesivos construyeron su organiza-ción sobre la base de esas experien-cias feministas. Muchos de los movi-mientos ecologistas que se desarrolla-ron en los setenta en Europa y EstadosUnidos las retomaron y trataron demejorar ese funcionamiento igualita-rio y consensual, inspirándose clara-mente en las experiencias anarquistasespañolas y sudamericanas de los gru-pos de afinidad. Esa experiencia acu-mulada volvemos a encontrarla en los

movimientos radicales de los añosochenta y noventa, y se difundió agran escala con el surgimiento de unanebulosa altermundista con los prime-ros levantamientos zapatistas (1994).a partir de finales de los noventa ycomienzo del 2000, las redes militan-tes altermundistas como acciónMundial de los Pueblos o directaction Network son las que quizásmejor representan el funcionamientodel consenso. alimentado en lasmovilizaciones transnacionales, se hadifundido ampliamente, hasta el puntode que podemos encontrarlo ahora engrupos locales que no han participadonunca en una anti-cumbre internacio-nal. a menudo, la proximidadcon la nebulosa altermundistanos ha permitido darnoscuenta de las prácticasorganizativas adop-tadas. así, aun-que funcio-nan for-

malmen-te con los

mismos prin-cipios y valores, se constatan

importantes diferencias entre ciertasorganizaciones anarquistas clásicas,relativamente poco representadas enlas redes altermundialistas, y los gru-pos de activistas directamente impli-cados en la protesta transnacional.Porque hay muchas formas de practi-car la toma de decisión igualitaria yconsensuada.

De los ideales a los procesosUn movimiento como el direct

action Network, incluso aunque no sehaya originado por una adhesión a lasteorías anarquistas y sus miembros nosean necesariamente grandes lectoresde Proudhon, bakunin y compañía, se

define claramente como anarquistapor su vinculación a los principiosigualitarios y autogestionarios. Pero elfuncionamiento de una red como estaes bastante diferente al de una organi-zación como la Federaciónanarquista, por ejemplo.Evidentemente, se puede evocar laestructura reticular más que federaldel primero, pero también y quizássobre todo, la forma en que se tomany elaboran colectivamente las decisio-nes, diferencian a los dos colectivos.aunque uno y otro manifiestan elmismo rechazo a

la toma dedecisiones por

mayoría (simple) como algo esencial-mente opresivo, como

negador de laigualdad de

los individuos y su autonomía,sin embargo no plantean

exactamente elm i s m o

modelo.Sin duda hay que

evocar, en pri-m e rlugar, una diferenciaen el vocabula-rio: mientras quelos altermundistashablan de consen-

so, los anarquistas organizados evo-can más a menudo la noción de unani-midad. En la práctica, ambos términospueden ser perfectamente sinónimos,en la medida en que comparten la ideade que una decisión debe ser aprobadapor todos los miembros del colectivo.Pero en la práctica, se constata amenudo que la noción de unanimidadse focaliza más en la toma de decisiónen sí misma mientras que la del con-senso integra primeramente la idea deun proceso deliberativo.

El consenso, tal y como ha sidoconcebido por numerosos grupos radi-cales de inspiración libertaria, salidosde la nebulosa altermundista, es unproceso, una forma de comportarselos unos frente a los otros, que pone elacento sobre el respeto mutuo y la cre-atividad. Es una forma de actuar quebusca asegurar que nadie pueda impo-

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(Continúa en la página 6)

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ner su voluntad a otro, y que se escu-chen todas las opiniones. Este procesopretende ser, por tanto, igualitario yantiautoritario. Pretende a la vez pre-figurar una sociedad futura desprovis-ta de dominación y actuar hoy encoherencia con sus ideales. Pero loque lo hace especial es que las posi-ciones personales deben, supuesta-mente, evolucionar con la delibera-ción. No se consideran inmóviles. Elobjetivo del proceso deliberativo esencontrar un terreno común en ladiversidad de posiciones. Hay quebuscar lo que hay de bueno y de inte-resante en los argumentos de losdemás más que tratar de rechazarlosmostrando su lado malo. El consensono es, por tanto, un compromiso o labúsqueda del más pequeño denomina-dor común, sino una búsqueda de cre-atividad, de soluciones que puedansatisfacer a todo el mundo. Eso puedeimplicar abandonar pura y simple-mente las proposiciones iniciales enbeneficio de una nueva posición quetenga en cuenta las aspiraciones yobjeciones de todos. al final, loimportante es que cada participantetenga el sentimiento de que su puntode vista haya sido comprendido ytomado en cuenta.

El concepto de unanimidad en síno supone necesariamente el procesodeliberativo anterior; descansa en laadhesión general a las propuestasdebatidas, que se adoptarán si no hayoposición. Sin duda, si se manifiestanobjeciones, las proposiciones puedenreformularse para poder ser tenidas encuenta. En ese caso, se llega formal-mente a un proceso deliberativo y, portanto, al consenso. El riesgo, si se pre-tende una toma de decisión por unani-midad sin trabajar verdaderamente enla construcción previa de posicionesconsensuadas, es que emergerán confrecuencia oposiciones y, por tanto,eventuales bloqueos de la organiza-ción.

Para paliar ese riesgo, los partida-rios del consenso han elaborado todauna serie de procedimientos formalesdestinados a mejorar la calidad de ladeliberación. Se trata de proceder poretapas y dotarse de técnicas destina-

das a facilitar el surgimiento de posi-ciones consensuadas. Esto consistesobre todo en presentar y explicitarampliamente las opciones inicialmen-te propuestas, antes de recoger lasobjeciones y adoptar remedios o for-mular nuevas propuestas. Para permi-tir un debate sereno y eficaz, estándisponibles diferentes instrumentos.Se puede citar en primer lugar ladesignación de uno o dos animodera-dores encargados de destacar las dife-rentes propuestas y objeciones, sinte-tizarlas y reformular las proposicio-nes. El animoderador se aseguraigualmente de que exista libre partici-pación de todos en el debate y llevalos turnos de palabra. En efecto, estemodo de deliberación supone quecada uno pide formalmente la palabracon el fin de evitar en lo posible quealguno la monopolice. Eso supone a lavez esperar al turno de palabra parahablar y no interrumpir al que habla.En algunos grupos, con el fin de favo-recer la expresión de los más discretoso tímidos (o por decirlo más brutal-mente, de los más dominados), se daprioridad a los que no se expresabandesde hace tiempo. también se puederecurrir a signos manuales que haganel debate más fluido: eso permite a losque no suelen hablar expresar suadhesión o su circunspección respectoa lo que se dice sin interrumpir al ora-dor, o incluso intervenir directamenteen el debate para aportar una precisióntécnica indispensable sin tener queesperar mucho tiempo su turno depalabra. Por último, es posible proce-der a una o varias "ruedas" que permi-tan recoger todas las opiniones dandoa todos la ocasión de expresarse sobrela cuestión, de modo tranquilo, sintener que pedir previamente la pala-bra. Se pueden emplear otras muchastécnicas en función de las costumbresy la composición de los grupos.

a través de estos ejemplos, vemoshasta qué punto una elaboración igua-litaria e incluyente de una decisióncolectiva supone esfuerzos y procedi-mientos específicos para ser óptima.El objetivo es sin duda impedir en lamedida de lo posible que algunosindividuos dominen en los debatespara imponer su voluntad. Sin embar-

go, algunos militantes (y especial-mente los que reivindican el anarquis-mo) rechazan los turnos de palabracon el argumento de que constituiríanun atentado a la libertad de expresiónpersonal y al principio de autogestión.Eso es síntoma muchas veces de undesconocimiento o una negación delfuncionamiento de la dominaciónsocial, que no reside en el hecho defijar reglas de toma de la palabra, sinoen el de dejar a los más que mejorhablan y a los más insistentes quemonopolicen los debates.

No es necesario multiplicar losprocedimientos formales para asegu-rar la igualdad de todos. No obstante,los diferentes instrumentos facilitanlos debates y constituyen un segurocontra las tentaciones autoritarias olas soluciones que prefieren la rapidezen los procedimientos sobre la calidadde los intercambios. los funciona-mientos dependen de cada grupo, desu historia, de su composición y sucultura. las organizaciones de inspi-ración libertaria más recientes tiendena conformarse más según el modelode consenso, y aún más si han partici-pado en las movilizaciones altermun-distas. así, los grupos federados pue-den basarse en el consenso, recurrien-do eventualmente a procedimientosformales, mientras que a nivel federal,y sobre todo en congresos, se da unaversión más sencilla de decisión porunanimidad (en el caso de laFederación anarquista) o de la mayo-ría reforzada (en el caso de laalternative libertaire, por ejemplo)que se impone.

De la dificultad de tomardecisiones colectivamente

los límites y problemas de la tomade decisiones por mayoría simple nonecesitan demostración. Esta prácticaimplica la dominación de la mayoríasobre una minoría que puede sernuméricamente importante. los pro-cedimientos de la mayoría reforzada(dos tercios o más, por ejemplo)entrañan, en menor medida, el mismotipo de problemas, pero gozan tam-bién de la misma ventaja: permitenuna toma de decisiones relativamenterápida y evitan los bloqueos ligados a

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 7las oposiciones. Se da preferencia a laeficacia, en detrimento del principiode igualdad y de respeto a la autono-mía individual.

No hay consenso sin la posibilidadde bloquear una decisión por parte deun individuo. Pero esta posibilidaddebe garantizar la toma en cuenta detodas las opiniones y no ofrecer a unosolo la posibilidad de impedir actuaral colectivo. Una oposición no debeformularse a la ligera: no se suponeteóricamente que impedirá una acciónque sería nefasta para el grupo o con-traria a sus principios, y no deberepresentar un medio para que unasola persona pueda ejercer podersobre el grupo. Eso implica que losparticipantes en la toma de decisióncomparten una concepción común delgrupo y de sus valores, a falta de locual sería difícil llegar a un acuerdo.En ese caso, los desacuerdos llevaríana un bloqueo o a una escisión.

Una deliberación de calidad,acompañada de procedimientos for-

males, debe normalmente facilitar elconsenso, pero eso implica a la vezlargas discusiones y un acuerdo almenos tácito de los participantessobre los fines a alcanzar y los medioslegítimos para lograrlos. Por tanto, elconsenso es relativamente difícil deobtener, cualquiera que sea el tamañode la organización. Supone frecuente-mente una homogeneidad cultural ysocial (blancos de clase media, socia-lizados en el mismo tipo de organiza-ción y de acciones) que no siemprereconocen los militantes. Se planteaentonces la cuestión de la viabilidaddel proyecto y las prácticas anarquis-tas a gran escala y en una poblacióndiversificada social y culturalmente.Para ser posible, la búsqueda de con-senso requiere probablemente un cier-to grado de educación en los princi-pios igualitarios y por tanto, la homo-geneidad de esa población.

rechazar el poder y la dominacióny elegir organizarse de manera iguali-taria son los retos. implican tiempo y

esfuerzos específicos, para superar laactitud adquirida en las democraciasde zanjar los debates con la mayoría.Sin duda implican más vigilancia quela que se suele dar en las organizacio-nes anarquistas. Porque tomar lasdecisiones por unanimidad no signifi-ca necesariamente que se haya escu-chado la voz de todos. Es necesario,en efecto, estar en guardia ante elhecho de que la ausencia de oposiciónno oculta la dominación de los máscarismáticos sobre los que se creenmenos legitimados para expresar supunto de vista. Para hacerlo así, exis-ten procedimientos formales que sur-gen de la espontaneidad de los debatespero caracterizan la inclusión. Faltatener conciencia de que la igualdadformal no impida nunca la emergenciade líderes informales, que deben serobjeto de vigilancia en todo momento.

Romain Constant(Le Monde libertaire)

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a los compañeros italianos de américa del Norte:

Este boceto, escrito para engañar los ratos de soledad durante una de las múltiples prisiones preventivas que he sufri-do, al aproximarse el mes seductor del ánimo y de las cosas, quedó más tarde olvidado entre el montón de papeles frutode las horas perdidas.

traído conmigo, no sé cómo, en américa, los compañeros filodramáticos de Paterson lo sacaron de su encierro; yal delito de ser autor quisieron añadiera el de actor. desde entonces, de boston a barre, de barre a Chicago, y así con-tinuando hasta San Francisco de California, y viceversa por los Estados Unidos del Sur -como si simbolizara mi pere-grinación de propaganda en américa del Norte- los compañeros de las diversas localidades quisieron ver en escena alextranjero misterioso que viaja siempre caminando "hacia la parte donde se eleva el sol".

la simpática acogida que acompañó a este trabajo en estas improvisadas representaciones, y especialmente la calu-rosa que se le hizo en Nueva york, cuando lo representó Jacobo Paolini, no bastan, ciertamente, a justificarlo a mis ojoscomo síntesis de la gigantesca idea que lo inspiró.

No obstante, por poquísimo que valga, actualmente me es querido. Querido de recuerdos y amistades contra los cua-les nada podrá la violencia del tiempo y de los imprevistos sucesos. y hoy que se me pide para publicarlo quiero dedi-carlo a vosotros que conmigo os complacisteis en representarlo durante este mi viaje norteamericano de 1895-96; a vos-otros todos, que, con fraternal amor entrevisteis, a través de la pobre forma que lo viste, el alma y la esencia de mipequeño drama.

y si al leerlo impreso revivís las dulces y felices horas de aquellos inolvidables noches pasadas en vuestra compa-ñía, y que a menudo acudirán a mi memoria, no creeré ya tiempo perdido el empleado en escribir este boceto de laEsperanza, allá lejos, en la triste Cárcel Celular de Milán.

Siempre vuestro,

Pietro Gori

Kansas City, Misuri, marzo de 1896

Primero de MayoBoceto dramático en un acto

PERSONAJES:

Una señora viejaUn joven, su hijoUn campesino viejoUna campesina joven

El teatro anarquista de Pietro Gori

El extranjeroUn obreroUn marineroCoro interno

La acción se desarrolla en un campo de la Alta Italia,cerca del mar. Época: estos últimos años de siglo mori-bundo y de agónica civilización.

La escena, tanto en el prólogo como en el drama,representa la pendiente de una colina llena de verdor. Unabalaustrada, tras la cual se ven los campos en flor, y elmar cierra la escena en el fondo. En medio de la balaus-trada un cancel practicable. Delante, a la derecha, unacasita rústica; frente a ésta, a derecha de la escena, lacasa señorial, vetusta y severa. Las puertas de ambasabiertas.

El sol inunda el campo con torrentes de luz. El ambien-te es de paz y alegría. Al levantarse el telón se oye a lolejos el sonido de las campanas que saludan el primer díade mayo.

PRÓLOGO

(El actor que debe declamarlo se adelanta apenas sealza el telón y mientras se apagan las últimas vibracionesde las campanas, que a lo lejos tocan a fiesta).

Este cuadro o boceto de ocasiónsimboliza una transformación:la joven campesina de alma ardiente,pura, gentil, magnánima y valiente,que despreciando la fatal rutinaotro mundo más justo se imaginay sigue al extranjero misteriosoen pos de amor sublime y no engañoso,

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 9es la idea que lucha y que redimea todo aquel que entre cadenas gime;y el extranjero el hado que nos guíaa un porvenir de paz y de armonía.y es el joven enfermo el que comprendey ama y sueña y a lo justo tiende,pero débil de cuerpo, ya cansadono acierta a desprenderse del pasado;gran corazón que a la verdad se adhierepero que al fin encadenado muere.El viejo campesino, simboliza,la ignorancia, que forja y eternizalas cadenas que adora y que respetay a las cuales el mismo se sujeta.Es el privilegio la vieja damaque a nuestra sociedad justa le llama,porque encuentra corriente y naturalque unos vivan muy bien y otros muy mal.

(Señalando alternativamente la casa rústicay la señorial)

Este es el tugurio miserable.aquel es el palacio confortable.aquí el obrero hambriento que padece,que todo lo construye y lo carece.allí los que a la holganza se reduceny se lo llevan todo y no producen…Este es el argumento del Poemasíntesis general del Gran Problema…mas estas frases, senda ya trazole:Laggiú, verso la parte donde si leva il sole*. Caminando orgullosa hacia el oriente,majestuosa, altiva, omnipotente,la idea toda paz, luz y armonía,a los creyentes y animosos guíaal mundo prometido y deseadoy allá en el porvenir ya vislumbrado.

(Señalando el mar y el campo)

allá en los verdes prados sonrientes,en los frescos jardines florecientes;sobre las casas blancas que al mar mirany a cuyos pies las olas que suspiranse estrellan dulcemente, hoy día primerode mayo venturoso del obrero,sonríe sin cesar la primaveray ondear se ve al viento una bandera…Esa alfombra de mágica hermosurasalpicada de flores y verdura,esos campos que activos productorescultivaron a fuerza de sudores,y esa enseña que besa el manso vientocon blando y apacible movimiento:

Son los frutos, ¡oh pueblo! producidospor tus huestes inmensas de oprimidos;y el estandarte del trabajo honrosoque da al aire sus pliegues orgullosos.Salud, ¡oh, primavera!, a tu hermosura¡Salve a tu juventud y galanura!Salvando las fronteras y los maresllegan acá suspiros a millaresy a través de fronteras y océanossurge el rebelde grito en los humanos.¡Grito sublime de furor profundoque un día habrá de redimir al mundo!

(Coro interno, en los lejanos campos)

¡Mayo!... ¡Mayo!...

¿oís?... ¿oís los acordados sonesque lanzan hasta el cielo las naciones?¿oís del himno el armonioso canto?con ese himno de tan dulce encantomarcha del hombre la altanera proleLaggiú, verso la parte donde si leva il sole!

(Mientras el actor se retira, las voces lejanas entonanel Himno del Primero de Mayo. Durante todo el coro, Ida,que sale de la casa rústica, después de haber sembrado deflores el umbral de la casa señorial, mira ansiosamentelos campos)

HIMNO DEL PRIMERO DE MAYO(Música del coro de "Nabucco" del maestro Verdi)

Ven, ¡oh mayo!, te esperan las gentes,te saludan los trabajadores;dulce Pascua de los productoresven y brille tu espléndido sol.En los prados que el fruto sazonanhoy retumban del himno los sonesensanchando así los corazonesde los parias e ilotas de ayer.desertad, oh falanges de esclavos,de los sucios talleres y minas;los del campo, los de las marinas,tregua, tregua al eterno sudor.levantemos las manos callosas,elevemos altivas las frentes,y luchemos, luchemos valientes,contra el fiero y cruel opresor.de tiranos, del ocio y del oroprocuremos redimir al mundo,y al unir nuestro esfuerzo fecundolograremos al cabo vencer.Juventud, ideales, dolores,primavera de atractivo arcano,verde mayo del género humano,

* allá, hacia la parte donde se eleva el sol

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad10dad al alma energía y valor.alentad al rebelde vencidocuya vista se fija en la aurora,y al valiente que lucha y laborapara el bello y feliz porvenir.

(Con los últimos sones del Canto de Mayo, Ida, trashaber mirado nuevamente hacia los campos, hace ungesto de júbilo y entra en la casa rústica)

ESCENA I

La señora vieja y el joven, entran por el fondo tierna-mente abrazados.

JoVEN.- Madre mía, hoy estoy triste…ViEJa.- acaso estos cantos plebeyos…JoVEN.- ¡oh no, madre!... Siento el vacío en el

alma…ViEJa.- y sin embargo, hubo un tiempo, ¿recuerdas?...

en que el cariño de tu madre te colmaba de gozo…JoVEN.- (Tocándose la cabeza) Creo que estoy enfer-

mo…ViEJa.- (Abrazándolo con efusión) ¡ah! No lo digas,

no repitas esto…JoVEN.- (Sacudiendo tristemente la cabeza) todos

estamos enfermos… enfermos del corazón…ViEJa.- Son estos tiempos malditos que os envenenan

la sangre…JoVEN.- No maldigas los tiempos. todo es fatal en el

mundo; la vida y la muerte, el mal y el bien…ViEJa.- (Con dolor) Pero dime, dime… ¿Qué se hizo

aquella felicidad que se reflejaba antes en tu rostro?JoVEN.- (Señalando el corazón) Siento el vacío…

aquí…ViEJa.- ¿Qué te falta para ser feliz?... eres rico…JoVEN.- (Con amargura) Sí, pero tengo la miseria en

el alma…ViEJa.- (Señalando la casa paterna) y esta casa tuya,

esta casa que un día resonó tus infantiles juegos… y aque-llos campos, estas colinas, estos viñedos que tuyos son…

JoVEN.- (Con ironía) ¡Míos!... ¡Míos!... ¿Por qué?ViEJa.- Son la herencia de tu padre…JoVEN.- ¡acaso producen por sí solos!...ViEJa.- ¿Pero qué dices?... aquí están los campesinos

para trabajarlos…JoVEN.- Entonces estos campos no son míos.ViEJa.- ¡Hijo mío!... temo de veras que estés enfermo.JoVEN.- Estoy en mi cabal juicio… (Conduciendo a

su madre hacia la verja) Mira mamá… estos surcos en loscuales el grano germina; estas colinas cuyos alineadosviñedos se cubren de verde; estos prados tan maravillosa-mente cultivados… ¿Quién ha hecho todo esto?

ViEJa.- Pero si no hay necesidad de decirlo… loscampesinos…

JoVEN.- y nosotros, ¿qué hemos hecho, pues?

ViEJa.- Nada, naturalmente… ¡somos los dueños!JoVEN.- (Con voz trémula) Nosotros somos… me da

vergüenza decirlo; somos… (Pronuncia una palabra aloído de su madre)

ViEJa.- (Levantando las manos al cielo en actitud dedolorosa sorpresa) ¡oh dios mío!... está enfermo… estáenfermo de veras…

JoVEN.- ¡ah madre!... el vacío está aquí (Señalandoal corazón).

ViEJa.- Ven hijo mío… Vamos a tu casa natal… elespíritu encontrará la paz entre los recuerdos de la infan-cia… (Lentamente conduce al hijo hacia la casa).

JoVEN.- (Una vez en el dintel, observa el ramo de flo-res que depositó Ida y se detiene sonriendo) He aquí elsaludo de mayo… ¡Qué delicadeza de sentimientos!...¿Fuiste tú?...

ViEJa.- (Bajando confundida la cabeza) No… lo con-fieso…

JoVEN.- (Tomando el ramo y dirigiendo una miradaamorosa a la casa rústica) Esto no puede ser más que elsaludo de la primavera… el pensamiento de la juventud…

ViEJa.- (Atrayéndolo con dulce violencia hacia lacasa paterna) Ven… Ven conmigo (Entran).

ESCENA II

Ida la campesina, sola; luego el extranjero.

(Ida, apenas los dos han entrado, sale de su casa,corre hacia el dintel de la casa patronal y manda un beso,con un gracioso movimiento de la mano, hacia el interior.)

EXtraNJEro.- (Asomando al cancel) Muchacha,dame un sorbo de agua… por favor.

ida.- Con mucho gusto (Corre hacia su casa y vuelvecon un jarro que da al Extranjero) toma…

EXtraNJEro.- (Después de haber bebido) Gracias,muchacha…

ida.- (Con infantil curiosidad) ¿Quién eres?...EXtraNJEro.- Un extranjero… un peregrino que va

lejos… muy lejos.ida.- (Abriendo el cancel) ¿Quieres descansar? Entra.EXtraNJEro.- (Entrando) ¡Me detendré unos ins-

tantes… ya que eres tan amable!... (Arroja al suelo el sacoque lleva a sus espaldas y se tiende encima)

ida.- ¿Estás cansado?EXtraNJEro.- Mucho…ida.- ¿Es largo tu viaje?EXtraNJEro.- debo andar… andar hacia allá, hacia

levante… He cruzado montes y colinas; he atravesado ríosy mares. los abrojos del bosque me han destrozado losvestidos y la carne; el calor del verano quemó mi sangre,las lluvias invernales han marchitado mi rostro… pero yohe caminado… sin miedo… hacia la parte donde se elevael sol.

ida.- ¿y cuándo llegarás a tu país?

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 11EXtraNJEro.- debo cruzar aún otros montes y

otros valles, atravesar otros ríos y más mares… el veranosucederá al invierno, los cálidos vientos a las heladas llu-vias… y yo andaré aún, frente a mis ojos, sin miedo…hacia la parte donde se eleva el sol…

ida.- ¡Qué extraña peregrinación! (Pensativa) ydime: ¿es bello tu país?...

EXtraNJEro.- (Entornando los ojos como absorbi-do por el esplendor de un interno sueño) ¡oh, sí!; ¡bello…infinitamente bello!

ida.- (Como atraída por la sugestión de aquel sueño)¡oh, cuéntame las bellezas de tu país!... (Sentándose a sulado)

EXtraNJEro.- (Como transportado por la evoca-ción de los recuerdos) Es allí… el país feliz hacia la partedonde se eleva el sol… la tierra es de todos… como elaire, como la luz… los hombres son hermanos… El ociono existe, no anida el odio… la única ley, la libertad… elúnico vínculo, el amor… Para todos el bienestar… paratodos la ciencia. la mujer no es esclava, sino la compañe-ra, confortadora del hombre. la miseria es desconocida…la igualdad garantizada por la armonía de los derechos…No hay parásitos, ni ejércitos… no más guerras… lasmadres felices… los viejos son los maestros de la infan-cia… se educa a los niños en el amor al trabajo, a amar asus semejantes… la juventud bendecida es la pacíficavanguardia del porvenir… Caminamos… caminamos.Está allí, el país venturoso… allí, hacia la parte donde seeleva el sol.

ida.- (Con entusiasmo) ¡oh, mi sueño!... ¡Este es misueño!

EXtraNJEro.- (Mirando a Ida sorprendido)¡Cómo! ¿tú soñaste mi país?... (Levantándose)

ida.- (Suspirando) ¡Qué lástima que tan sólo sea unsueño!

EXtraNJEro.- Pero no, muchacha, es realidad…sólo se trata de llegar…

ida.- ¡ah! Con qué placer te seguiría, extranjero…EXtraNJEro.- ¿tienes novio?ida.- (Suspirando) ¡ah! Éste es otro sueño…EXtraNJEro.- di… ¿lo tienes?ida.- (Bajando la cabeza) Sí…EXtraNJEro.- ¿y el amor no te basta?ida.- (Alzando la frente con orgullo) No…EXtraNJEro.- ¿Qué más quieres aún?ida.- (Con entusiasmo) la libertad…EXtraNJEro.- (Con aire misterioso) Entonces… si

él no quiere ponerse en camino… ven conmigo…ida.- (Con convicción) ¡oh, vendrá!... vendrá él tam-

bién.

ESCENA III

El obrero, el extranjero, Ida.

obrEro.- (Con la chaqueta al hombro acercándose

al cancel) buenos días, muchacha…ida.- (Con sorpresa) ¡Cómo!... ¿vas al trabajo… el

día primero de mayo?...obrEro.- ¡ya lo creo!... El principal nos ha amena-

zado con despedir al que hoy no se presente a trabajar…EXtraNJEro.- (Con curiosidad) ¿Quién es el prin-

cipal?obrEro.- toma… el amo.EXtraNJEro.- (Con sorpresa) a no engañarme, tú

eres un hombre…obrEro.- (Entrando sonriente) Un hombre de carne

y hueso…(Entretanto, Ida se aleja hacia el fondo, mirando al

campo)EXtraNJEro.- ¿y un hombre puede tener un

amo?...obrEro.- Sí; cuando es pobre.EXtraNJEro.- (Con creciente asombro) ¿y qué has

hecho para merecer ser pobre?obrEro.- He trabajado desde la mañana a la noche,

sin tregua ni descanso…EXtraNJEro.- y tu amo, ¿qué hizo para que mere-

ciera ser rico?...obrEro.- Pues, se ha cansado… consumiendo lo que

yo y mis compañeros hemos producido.EXtraNJEro.- (Asombradísimo) ¿y por qué esta

ley?obrEro.- Porque el amo dice que el capital y las

máquinas son suyas…EXtraNJEro.- (Acercándose afectuosamente al

obrero) trabajador, ¿quieres un consejo?obrEro.- Escucho.EXtraNJEro.- Haz que el amo comprenda, un solo

día, que el trabajo, solamente el trabajo, es el creador detodo…

obrEro.- (Precipitadamente) ¿Qué debo hacer?EXtraNJEro.- a estas máquinas que dan la riqueza

al amo, y a vosotros obreros la miseria, diles: "basta porhoy"… y ven conmigo…

obrEro.- (Sonriendo) Comprendo… así el mundopensará que las máquinas no producen por sí solas…

EXtraNJEro.- y sacarás por conclusión que todo esobra de los trabajadores.

ida.- (Reaparece en el fondo de la escena llamandoen alta voz con dirección al campo) Eh… marinero,¿dónde vas?

MariNEro.- (La voz del marinero lejana) Voy al tra-bajo…

ida.- (Siempre en alta voz) No vayas, escúchame…MariNEro.- (La voz más cerca) Voy en seguida,

bella muchacha.ida.- No importa… Quería solo decirte que hoy deser-

tarás del trabajo.MariNEro.- (La voz más cercana aún) ¿Por qué?ida.- ¿Pero no sabes que hoy es el Primero de Mayo?

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad12ESCENA IV

El marinero y dichos.

MariNEro.- (Entra en escena, detrás del cancel,con traje de trabajo) Heme aquí… ¿Qué decías?

ida.- ¿Nos has oído hace poco el canto en el campo?MariNEro.- Sí; el canto de mayo…ida.- ¿Por qué vas, pues, al trabajo?MariNEro.- Porque el armador quiere que zarpemos

hoy, a todo trance…ida.- Pues espero que no irás…MariNEro.- ¡Si fuese el amo!...ida.- Es verdad… tú eres el esclavo… ¿y por qué

besas tus cadenas?MariNEro.- (Pensativo) ¿Qué dices?ida.- (Con inspirado acento) Escúchame, extranjero;

y vosotros, obrero, marinero, escuchadme… Mi lenguajeos parecerá extraño en boca de una mujer. No puedo expli-carme de dónde proceda esta voz que hoy habla por miboca. Una canción misteriosa flota desde esta mañana enel ambiente… ¿Son, acaso, los dispersos suspiros de todoslos muertos de hambre?... ¿de los mineros sepultos en lospozos oscuros? ¿de los obreros destrozados por lasmáquinas, o de los niños y de los viejos que el fríomató?... ¿acaso son de los soldados que el cuartel o elcampo de batalla engullen?... ¿acaso este canto misterio-so es el saludo de los trabajadores enviado de un extremoa otro del mundo?... ¿Es la sonrisa de la esperanza querenace con las flores de mayo, o el rumor de las armasdirigidas contra esta resurrección del hombre?... yo no sé,no acierto a explicármelo… pero sí puedo deciros que, dela gran familia de los trabajadores, el que hoy falte alpacto de fraternidad es un cobarde…

EXtraNJEro.- (Estrechando con efusión la manode Ida) joven, tú eres digna del país hacia el cual me enca-mino.

ida.- El país de mis sueños.EXtraNJEro.- (Solemnemente) El país está allí…

hacia la parte donde se eleva el sol.MariNEro.- (Con resolución) Puede el armador

amenazar cuanto quiera; el buque no zarpa hoy. los com-pañeros me escucharán.

obrEro.- El taller hoy permanecerá cerrado, sabré…persuadir a mis hermanos.

ida.- de este modo los amos no osarán decir quedejáis el trabajo por amor al ocio.

MariNEro.- ¿acaso puede decirlo el armador quesólo ha visto sus naves en el puerto?

obrEro.- ¿y el industrial que contempla sus máqui-nas con las manos metidas en los bolsillos?

ida.- ¿o el propietario de los campos que sólo asomacuando hay que embolsar el producto del sudor de losdemás?

EXtraNJEro.- ¡Pobres condenados a la eterna fati-ga y a la miseria eterna! ¿Por qué no venís a mi país… alplácido país de la igualdad y de la libertad?

obrEro.- Pero yo sólo poseo mis brazos…EXtraNJEro.- ¿acaso no son una riqueza allí

donde el trabajo tenga derecho a la vida?MariNEro.- dime extranjero: ¿se me aceptará de

buen grado?EXtraNJEro.- allí cada ciudadano del mundo

encuentra su patria, cada trabajador su natural y grandiosafamilia…

obrEro.- (Resueltamente) Pues bien, ven conmigoal taller a recordar a mis compañeros el deber de solidari-dad, y luego vengo contigo…

MariNEro.- dejadme llevar a mis compañeros delmar las palabras que nos enseñó esta muchacha y yo tam-bién iré con vosotros…

EXtraNJEro.- (Contemplando a Ida con pasión) ytú, bella y valerosa joven, ¿vendrás?

ida.- (Dándole la mano en señal de solemne prome-sa) antes de partir, pasa de nuevo por aquí… Habré yohablado con él… lo persuadiré…

EXtraNJEro.- (Mirándola fijamente) tengo tupalabra…

ida.- (Con firmeza) Vendré…

(Salen todos menos Ida)

ESCENA VEl joven e Ida

JoVEN.- (Saliendo de su casa con tembloroso paso)tengo miedo… tengo miedo en mi casa… (Ve a Ida y ensu semblante irradia el gozo) ¡ah!, ¿eres tú? (Abrazandocon efusión a la joven que se abandona en sus brazos)¿Eran tuyas aquellas flores?... ¿lo he adivinado?

ida.- (Con alegría) lo adivinaste… dime, ¿por quétardaste tanto?

JoVEN.- Pero mi corazón no te había olvidado.ida.- (Acariciándolo) ¡Qué pálido estás… y que tris-

te!JoVEN.- (Con temblorosa voz) Es que tengo miedo…

ida, tengo miedo. Estoy enfermo y mi casa hace descen-der el frío a mi alma…

ida.- (Sorprendida) ¿la casa de tus padres?JoVEN.- ¡Cuán tétrica es!... Hace renacer todos mis

infantiles miedos…ida.- Cálmate… estás a mi lado… ¿no me ves?JoVEN.- (Respirando con voluptuosidad) ¡oh! aquí

sí, aquí si que se respira… a tu lado siento el suave calorprimaveral, pero en aquella casa no… no quiero entrar.(Estrechándose a Ida)

ida.- Pero allí está tu madre que te adora y te espera…JoVEN.- (Con tristeza y terror) ¡Mi madre!... Sí, es

verdad; pobre mujer… ¡me quiere tanto!ida.- tú no eres feliz, confiésalo…JoVEN.- ¿yo feliz?... (Con amarga sonrisa)ida.- y sin embargo, eres joven… bello, rico…JoVEN.- Pero yo no vivo… me aburro… la pobreza

de los demás me entristece… mis riquezas me avergüen-

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 13zan… además, mírame bien… ¿no ves que estoy enfer-mo?

ida.- Pero no; tú eres fuerte y vigoroso…JoVEN.- (Moviendo tristemente la cabeza) te enga-

ñas. Mi mal está aquí… y aquí… (Señalando la cabeza yel corazón)

ida.- (Con ternura) Mi amor te curará.JoVEN.- y si no me cura, no hay salvación para mí…

(Bajando la voz y con terror misterioso) oye, querida mía;a ti puedo confesarlo. Esta enfermedad es la herencia delas culpas de mis padres… éstos gozaron demasiado,como los tuyos mucho sufrieron. (Con voz lúgubre) Metransmitieron la sangre envenenada…

ida.- (Sacudiéndole dulcemente) tú deliras… torna ala realidad de la vida que es para nosotros amor y gozo…Escucha y oirás los cantos de augurio primaveral… lasvoces del mayo obrero… las arcanas voces que anuncianuna nueva juventud del mundo a los hombres de buenavoluntad…

JoVEN.- (Con éxtasis al oír estas palabras) ¡oh!habla… habla… siento que el bálsamo desciende a misheridas, aquí… (Señalándose al corazón) Comprendo quese llena el vacío…

ida.- ¿No sabes?... hoy las abejas humanas reposan…¡pobres abejas industriosas!... ¡se fatigan tanto durante elaño!... tienen derecho a esta pascua de las flores y de laesperanza…

JoVEN.- (Absorto) Sí, es verdad, ¡tienen derecho aeste descanso!...

ida.- además… debo decirte una cosa, extraña e inte-resante… (Vacilando)

JoVEN.- Por qué te detienes… Habla, pues…ida.- Hoy pasó por aquí un extranjero… un extranje-

ro misterioso que camina… hacia la parte donde se elevael sol…

JoVEN.- (Con viveza) ¿donde se eleva el sol?...ida.- Es allí… hacia oriente, el país dichoso. la tierra

es de todos, como el aire y la luz… los hombres son her-manos… Esto y mucho más me dijo el extranjero… y estepaís de iguales y libres mi fantasía lo ve… lo he soñado…

JoVEN.- ¿lo has soñado?ida.- (Como arrastrada por la visión de una realidad

vivida) ¡Qué sueño más miedoso al principio!... Estabaperdida en una llanura… una llanura infinita y desierta…la tempestad rugía sobre mi cabeza… la lluvia me azota-ba el rostro con violencia, el viento silbaba entre las des-nudas ramas… no recuerdo cuántas veces caí, cuántas melevanté. Caminaba, desesperadamente… marchaba, siem-pre hacia oriente, donde sonreía una faja de azulado cielo.al llegar al extremo de la llanura encontré aún una cuestaáspera y espinosa… al llegar a la cima miré al valle llenode sol… y vi…

JoVEN.- (Con ansiedad febril) di… ¿qué viste?ida.- (Estática al evocar la belleza de su sueño) la

ciudad misteriosa… el país feliz… la tierra en la cual eltrabajo es blasón de nobleza. En la que el odio y el ocio noexisten… Única ley la libertad… el único vínculo el amor.

Para todos el bienestar… para todos la ciencia. la mujerno es esclava, sino compañera del hombre…

JoVEN.- (Con transporte) Sólo a este precio merece elsueño que fuera realidad… la sangre bulle rejuvenecidaen mis venas… ida, ¿dónde está el extranjero?

ida.- Pasará por aquí antes de marcharse.JoVEN.- (Con entusiasmo) Nos iremos con él…ida.- ¿y tu madre?JoVEN.- Se consolará.ida.- ¿y la casa de tus padres?JoVEN.- ¡ah! Esta casa… la detesto.ida.- Mira que hay que andar mucho… caminar sin

miedo, sin cansarse… atravesar montañas y colinas, ríosy mares. los abrojos de los bosques destrozarán nuestrosvestidos y nuestra carne… el calor de los veranos quema-rá nuestra sangre, las lluvias invernales amoratarán nues-tros rostros…

JoVEN.- (Con entusiasmo) ¡Si precisamente esto es loque deseo… la lucha… la peregrinación misteriosa y fatalhacia el país de las gentes libres e iguales!

ESCENA VI

El campesino viejo, Ida y el joven

CaMPESiNo.- (Llamando con duro acento desde elinterior de la casa) ¡ida!... ¡ida!

ida.- (Sin moverse) ¿Qué quieres?CaMPESiNo.- (Refunfuñando) Siempre estás fuera

de casaida.- busco aire y luz, padre…CaMPESiNo.- (Saliendo de casa con los instrumen-

tos de trabajo) ¡Qué poca consideración para con los vie-jos!... (Al ver al joven señorito, cambia de tono y se vuel-ve humilde y obsequioso) ¡ah! Mil perdones, señorito, nosabía que usted estuviese aquí… (Se quita respetuosa-mente el sombrero y deja los aperos a un lado) Me ale-gro… me alegro.

JoVEN.- (Obligándole a cubrirse) Vamos, cúbraseusted… un viejo trabajador no debe humillarse antenadie…

ida.- He aquí una cosa que no quiere comprendernunca…

CaMPESiNo.- (Lanzándole una mirada de reproche)Es que yo no soy tan valiente como tú…

ida.- Padre, yo te respeto y te compadezco porqueeres el pasado… pero yo, que soy joven, pertenezco alporvenir…

CaMPESiNo.- ¡Eres una hija muy extraña tú! Ennada te pareces a los tuyos. ya lo sé… todo el mundo telo critica… Ninguna campesina de tu edad habla comotú… Nadie te entiende…

JoVEN.- Es que la inmensa mayoría no pueden com-prenderla porque viven aún entre tinieblas y ella viertepalabras de luz…

CaMPESiNo.- (Sorprendido) ¡Palabras de luz!JoVEN.- (Con vivacidad) Sí; y el vulgo, plebeyo o

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad14aristócrata que sea, no sabe comprender las cosas grandesy bellas.

CaMPESiNo.- (Con humildad) ya que usted lodice… me callo la boca… (Disponiéndose a recoger lasherramientas)

JoVEN.- ¿dónde va usted?CaMPESiNo.- al campo… a trabajar…JoVEN.- ¿No celebráis la fiesta del trabajo?ida.- Mucho se lo rogué esta mañana, pero él se ha

empeñado en trabajar…CaMPESiNo.- ¿acaso el hombre no ha nacido para

trabajar?JoVEN.- El hombre ha nacido para vivir; el trabajo

sólo es una necesidad. Pero cuando muchos ociosos sebenefician de sus mejores frutos, el trabajo se convierte enuna maldición.

ida.- y precisamente para recordar esto a los ociososdel mundo los trabajadores hoy hacen fiesta.

CaMPESiNo.- ¿Esto significa el Primero de Mayo?ida.- Significa algo más también. Quiere decir que las

callosas manos de los que siempre sudan se han buscadopara darse el apretón del dolor, y se han apercibido de queforman la cadena de un nuevo pacto. Significa que mayo,después de los inviernos sin fuego ni pan, torna hoy con labandera de la redención y con las floridas guirnaldas enlas frentes bañadas de sudor. Quiere decir que los pueblos,después de tantos estragos y fraticidas guerras, quieren alfin combatir por la independencia de la humana nación.Quiere decir que todo esto es inevitable, como es inevita-ble que de aquí a un año vuelva otra vez mayo, la eternajuventud; como dentro de pocos meses es inevitable quede estas flores madurarán las mieses, fruto del desprecia-do trabajo…

JoVEN.- (Entusiasmado y lleno de emoción) Joven, túeres el viviente símbolo de una idea…

CaMPESiNo.- (Moviendo la cabeza con indiferencia)Este lenguaje será muy bello, pero yo no alcanzo a com-prenderlo. (Tomando otra vez sus herramientas) amomío… debo ir a trabajar. Si no se trabaja, no se come.

JoVEN.- y sin embargo, yo como sin trabajar…CaMPESiNo.- y yo trabajo sin comer… bah, dejé-

monos se razones…ida.- ¿Pero no ves?CaMPESiNo.- Veo… veo… Pero entretanto, ¿cómo

haríamos si los amos no nos hicieran trabajar?JoVEN.- ¿y nosotros cómo nos arreglaríamos para

vivir si vosotros con vuestro sudor no nos mantuvierais?CaMPESiNo.- Pero ustedes tienen la riqueza…ida.- la riqueza, y todo aquello que del trabajo deri-

va, ¿acaso no es obra de los trabajadores?CaMPESiNo.- (Melancólicamente) No digo que

no… ¡pero el mundo ha andado siempre así! ¡Qué lehemos de hacer! Es una desgracia nuestra.

JoVEN.- ¡Vuestro mal!... es que vosotros lo queréis.Ni siquiera queréis ver que sois esclavos y miserables.

CaMPESiNo.- (Inclinándose humildemente) Si ustedlo dice, señorito, no tengo nada que objetar. (A Ida desde-

ñosamente) Pero tú… ¿Qué derecho tienes para hablarmal de los amos?

ida.- El derecho de ser libre… como tú tienes el deseode continuar siendo esclavo.

CaMPESiNo.- (Con sorda cólera) Veremos, veremosdentro de pocos meses. El trabajo de los arrozales te qui-tarán estos humos de la cabeza… Este año irás tú también.

ida.- (Con firmeza) ¡al arrozal!... ¡yo!... ¡Jamás!...CaMPESiNo.- (Trémulo de rabia) Entonces te echaré

de casa.ida.- (Resueltamente) Me iré… tanto mejor… lo

deseaba, pero al arrozal no. (Con repugnancia) las hevisto, a aquellas pobres mujeres, trabajando entre loscorruptos miasmas… lívidas, acabadas, destrozadas…allí… con la boca casi en contacto con la putrefacta agua.las he visto… bajo los rayos de un sol despiadado, consus piernas flacuchas, mordidas por las sanguijuelas de loslodazales. yo las he visto, cuando volvían a su país, ama-rillas, convertidas en esqueleto, con la maldita fiebre en lasangre…

JoVEN.- (Con terror) ¡oh! Cuánta monstruosidad…ida.- (Persistiendo) ya sé que el trabajo es condición

de vida. Pero aquella es una fatiga bestial… retribuida conpocos céntimos en tanto envilecimiento… ¡desgraciadasociedad la que pisotea de tal modo a la mujer!... Prefierorebelarme… rebelarme a ti, padre mío, que ni siquiera tie-nes el valor para protestar… Me rebelo en nombre detodas estas desconocidas víctimas de la avaricia de unospocos. No quiero, no, no quiero que mi juvenil sonrisa laapaguen los miasmas del paludismo… no quiero, no, quemi sangre virgen la chupen las sanguijuelas de los arroza-les y estas otras sanguijuelas que viven en los palacios…Es allí, hacia la parte donde se eleva el sol… donde exis-te un país feliz…

JoVEN.- (Fantaseando) ¡El país de tus sueños!ida.- (Radiante con la espléndida visión) allí detrás

de la llanura difícil… ¡Cuánta paz! lo traduce el mismosonido de las dulces palabras… la mujer no es esclava,sino la compañera del hombre… desconocida la miseria…la igualdad garantida por la armonía de los derechos… Nohay parásitos, ni ejércitos, no más guerras… las madresfelices… los viejos son los maestros de la infancia… seeduca a los niños en el amor al trabajo, a amar a sus seme-jantes… la juventud bendecida es la pacífica vanguardiadel porvenir…

JoVEN.- (Completamente sugestionado) Es allí… allí,¡hacia la parte donde se eleva el sol!...

ida.- (Impresionada) Vuelve… lo siento… lo adivi-no…

JoVEN.- (Con ansiedad) ¿Quién?... dime…ida.- Él… el extranjero misterioso…

ESCENA VII

El extranjero, el obrero, el marinero y dichos.

EXtraNJEro.- (Se detiene en el dintel de la verja

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 15con aire majestuoso. El obrero y el marinero esperan enel fondo con sus sacos a la espalda) ¿y bien?

ida.- (Adelantándose resuelta) Estoy pronta…CaMPESiNo.- (Avanzando amenazador) ¿dónde

vas?... dime: ¿dónde vas?ida.- (Con firmeza y serenidad) ¿Qué te importa a ti,

pobre viejo?... te he amado, y te he servido… y te veneroaún, a pesar de mi marcha… (Besando la mano al viejo,que queda como quien ve visiones) Pero tú no me hascomprendido… no podías comprenderme… porque túeres esto que muere… y yo lo que nace… tú eres la escla-vitud y yo la libertad… Por esto me voy…

JoVEN.- (Con suplicante acento) deja que te siga…CaMPESiNo.- (En el colmo de la confusión) ¡Pero

estos se han vuelto locos!ida.- (Al joven con solemne acento) ¿Estás dispuesto

a arrostrar los furiosos vendavales y las implacables tem-pestades… el sol ardiente y las heladas exterminadoras?...

JoVEN.- (Con pasión) Estoy dispuesto a afrontar lamuerte para serte feliz…

ida.- (Dándole la mano) Sé, pues, mi compañero.JoVEN.- (Disponiéndose a marchar) adiós, vieja casa

de mis padres…

ESCENA ÚLTIMA

La señora vieja y dichos.

ViEJa.- (Apareciendo en el dintel de su casa) ¡Hijo!...¿dónde vas?

JoVEN.- (Se detiene de pronto, y como sobrecogido deun temblor súbito) Madre… ¿por qué me detienes?... Meiba al país de la felicidad. (Pasándose la mano por losojos) Me había vuelto joven… animoso… y ahora la negranoche vuelve a descender a mi corazón…

ViEJa.- (Con dolor, acercándosele) ¿así cambias elcariño de tu madre?

JoVEN.- (Con creciente dolor) ¡Madre mía! Este cari-ño es tirano.

ViEJa.- (Con amargura) Ve, pues si quieres… noquiero detenerte. abandona la casa de tus padres, todo lovenerable que te enseñé a respetar y ante las cuales hastael presente te arrodillaste… olvida los recuerdos que debe-rían ser sagrados. rebélate a tu pasado, al amor de tumadre… Haz lo que quieras… Sigue a esta mujer y al des-tino que la conduce allí, hacia lo desconocido…

JoVEN.- (Sollozando) ¡Madre mía! Si supieras cuántome destrozan el corazón tus palabras cuando lo encade-nan… ¡oh, ida! bella mía, ya no tengo fuerzas paraseguirte… me tiemblan las piernas… ¿Cómo podría resis-tir la fatiga de esta larga marcha?...

ida.- (Conmovida, pero con serena firmeza) Si no tie-nes fuerzas para seguirme… quédate…

JoVEN.- (Con ansiedad) ¿y tú?ida.- yo… (Con dolorosa energía) Marcharé a pesar

de todo…

ViEJa.- (A Ida con desdén) Vete, vete… fuiste túquien lo redujo a este estado…

CaMPESiNo.- (Con servil humildad) Señora, yo tam-bién la rechacé, porque tuvo la osadía de rebelárseme…

ida.- (Con acento grave y calmo) os perdono poramor a esto que no comprendéis…

ViEJa.- (Desdeñosamente) ¡Cómo!... ¿te atreves…?JoVEN.- (Vacilante y apoyándose en Ida) No,

madre… no la maltrates… Viejo, no la maldigas… Ellafue el único rayo de sol de esta pálida juventud…(Llevándose ambas manos al corazón) Helo aquí… Heloaquí el mal que vuelve… (Apretándose las sienes) Sientoel vacío… aquí… (Vacila)

ViEJa.- (Acercando una silla y obligándole a sentar-se) ¡Hijo mío!, perdona a tu madre sus palabras de amar-go reproche…

JoVEN.- (Con voz débil y sonriendo melancólicamen-te) lo sé… lo sé que creíste hacerme un bien… aún cuan-do me arrebatabas la libertad, la luz, el aire… me matabaspor exceso de cariño…

ViEJa.- (Sollozando) ¡Hijo!... No me hagas llorar…JoVEN.- (Con voz entrecortada por el sollozo) tú no

tienes la culpa de que te educara así… todo es fatal en elmundo: el mal y el bien… la vida y la muerte. además,esta enfermedad es la herencia de mis padres… es un cas-tigo tremendo… porque mis padres gozaron mucho…como tus padres, ¡oh, ida mía! sufrieron también mucho…

CaMPESiNo.- (Tristemente) y sufrimos aún.JoVEN.- Pero vendrá el día de la reparación… ven-

drá… (Extendiendo las manos como en actitud de solem-ne promesa) lo afirmo ante el florecer de este mayo queabre las rosas que ornarán mi tumba…

ViEJa.- (Abrazando con desesperación a su hijo) No,no morirás… tú no debes morir…

JoVEN.- (Como galvanizado por una fuerza superior,se levanta apoyado en su madre) oye… ¿sabes cómohabía soñado morir? Como un luchador de la vida…mirando de frente el sol… y desplegando al viento mi ban-dera… (Agita los brazos con febril entusiasmo y luego sedeja caer cansado, en la silla) y en cambio… ¡cuán negrala noche que desciende a mi vista!... ¿dónde está el sol?...Madre… ¿dónde esta la primavera?... (Temblando)¡Siento frío!

ViEJa.- (Sollozando) deja que te caliente con misbesos… (Se arrodilla ante él y cubre las manos de besos)

JoVEN.- (Con velada y entrecortada voz) ¡Qué fríosson tus besos, madre mía!... (Señalando con terror el murode cerca) Cuánta oscuridad arroja aquel muro…(Temblando) Madre… mamá… manda que derriben aquelmuro.

ViEJa.- (Sollozando) todo lo que quieras…JoVEN.- (Se levanta con un esfuerzo violento y da

algunos pasos vacilando) Quiero el aire… el aire… laluz… ida… (Como si quisiera coger algo con las manosen el vacío) ida… ¿dónde estás?...

ida.- (Acudiendo y sosteniéndole) aquí… a tu lado.

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad16JoVEN.- (Delirando) Quiero ir… contigo allí... al país

donde todo… es amor… y luz… (Intenta dar unos pasosy vuelve a caer desplomado en la silla) ¡ah, no!... latiniebla me aferra… me encadena… (Un instante de silen-cio angustioso. Ida a un lado y la vieja por otro se arro-dillan cerca del moribundo)

VoCES.- (Voces lejanísimas repiten, muy lentamente,las últimas cuatro estrofas del canto de mayo, hasta quecae el telón)

JoVEN.- (Levanta la temblorosa cabeza como reani-mado por el sonido del canto) ¡El canto! ¡El canto demayo!... (Con esfuerzo supremo se arrodilla ayudado porlas dos mujeres. El rostro del moribundo se ilumina consúbito gozo) ¡oh, primavera… de la esperanza humana…el moribundo te saluda…! (Buscando con temblorosamano) ida… ve… ve allí… al país de la felicidad… Ve…te lo ruego… (Con un último esfuerzo de energía) ¡loquiero!... Por la memoria de nuestros amores… tú eresbella y animosa… otros más animosos y fuertes que yo teseguirán. deja estos desolados países… donde todo esoscuridad… adiós (Besa la mano de Ida y cae agonizante,en la silla)

ida.- (Llorando) adiós… pobre amor mío… (Se aleja

sollozando)EXtraNJEro.- (Grave y solemne se acerca para

sostenerla) Ven… tu destino es allí… (Se aleja lentamen-te)

JoVEN.- (Con apagadísima voz, buscando con losojos una imaginaria luz) Ve… ve… Que yo oiga a lomenos el rumor de tus pasos… que te acercan a la meta…les acompañaré… con los últimos latidos… de mi cora-zón…

EXtraNJEro.- (Desde el dintel de la verja se vuel-ve con reposado y solemne gesto a Ida, al obrero y almarinero, que se agrupan a su alrededor) Jóvenes… enmarcha… y adelante… allí… hacia la parte donde seeleva el sol…

JoVEN.- (Con un esfuerzo desesperado tiende los bra-zos ansiosamente, mientras los labios, agitándose convul-sivamente, repiten las últimas palabras) donde… seeleva… el sol… (Queda inmóvil con la cabeza reclinadasobre el hombro. La señora y el campesino lloran silen-ciosamente. Desde los campos lejanos, llegan los cantosde mayo, con cadencia dulcísima)

CAE EL TELÓN

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Tu prójimoBoceto dramático en un acto

Versión de Francisco Mastandrea, estrenada en el teatro Pueyrredon de buenos aires por la Compañía Nacionalrobles - Suárez el sábado 19 de abril de 1922 con el siguiente

REPARTO:

Jorgelina …………………………......... E. Álvarezirene…………………………………..... Suárezadela ………………………………....... t. PiaggioCarlota ……………………… ..………. d. romeraldon Carlos ……………………...……... J. robles

don José …………………………………... J. Cellaantonio ……………………………………. Villaradolfo ……………………………………... P. PrevostiJuan ………………………………………... E. GenovesePablo ……………………………………….. r. lópez

ACTO ÚNICO

La escena representa la "sección empeños" de unMonte de Piedad. A la derecha del actor, en el fondo,una ventanilla y sobre ésta un cartel con letras bien visi-bles que dice: "Objetos preciosos". A la izquierda, tam-bién en el fondo, otra ventanilla con la inscripción:"Caja". En el centro, una pequeña puerta que da a laoficina de empleados. Dos grandes salidas laterales.Algunos viejos bancos forman el complemento de lasala.

ESCENA PRIMERA

Don José, Adela, después Carlos

doN JoSÉ. - (Bruscamente). y todo porque en estaoficina no ha caído nunca un empleado que valga. Perono le hace. Si no terminan con esa incultura respecto alpúblico, esto va a marchar de otro modo… y peor paraustedes…

adEla. - (Humildemente). Pero señor, si no nosesforzamos un poco para procurar algún cliente más, noserá posible seguir adelante. ¡la época está tan crítica!

doN JoSÉ. - bah… No hay manera de conformarlosa ustedes… En fin, lo repito de una vez por todas: lagente que viene a empeñar no debe ser molestada; encaso contrario, esa es la puerta. (Entra Carlos por laizquierda).

CarloS. - buenos días, don José.

doN JoSÉ. - (Estrechándole la mano) buen día.Esta mañana he sido más madrugador que usted.

CarloS. - ¿Qué quiere que le diga?... deberes de

familia. Se va de mal en peor. de joven hay que consu-mirse para lograr un puesto. apenas conseguido elempleíto, nos casamos, formamos una familia y enton-ces, ¡adiós libertad! Por la mañana están los chicos queatender; mandar los más grandecitos a la escuela, des-pués la oficina que nos absorbe todo el día… Una hilerade horas largas, tristes, monótonas… ¡adiós libertad!

doN JoSÉ. - (Riendo). Pero ¿qué diablos le pasaesta mañana que está melancólico?

CarloS. - ah, estimado don José, tanto me pasa,que amenazo volverme filósofo, y lo que es peor, filóso-fo llorón.

doN JoSÉ. - (Vuelve a reír) ¡a la larga!... Ni enbroma lo diga; regaría con llanto los objetos pignoradosen sus manos… y los objetos húmedos por sus lágri-mas… filosóficas se echarían a perder… Saldría perdien-do el patrimonio de los pobres.

CarloS. - (Bajando la voz) ¿Patrimonio de lospobres? ¿Usted cree que tienen valor alguno las palabrascaridad, Monte de Piedad? Monte de… imp…(Tapándose la boca). iba a decir una tontería.

doN JoSÉ. - (Bromeando). Esta mañana está hechoun verdadero revolucionario, querido señor Carlos.

CarloS. - oh, tengo mucho que contar yo…(Bajando la voz). ¿Quiere oír cosas tremendas respecto alo que pasa en la administración?

doN JoSÉ. - bueno, cuénteme; nos reiremos engrande.

CarloS. - oh, hay mucho podrido… allí… oiga.(Siguen hablando entre ellos, riendo de cuando en cuan-do).

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad18ESCENA II

Dichos y Carlota

adEla. - (Viendo a Carlota que entra por la iz-quierda). (ay… ¿la desgraciadita no se ha muerto toda-vía?...). (Yendo a su encuentro, con mucha zalamería).bienvenida, queridita mía; qué preciosa está. ¿Seencuentra ya mejor?

Carlota. - Sí, pero escapé de una…

adEla. - Creí que se hubiera ido al campo a pasarla convalecencia.

Carlota. - Sí, ¡al campo! No me faltaría otra cosa.

adEla. - (Riendo). Comprendo… Escasez de fon-dos…

Carlota. - (Picada). No, querida; de eso hay, gra-cias a dios, hay todavía. (Tocando la cartera).

adEla. - oh, disculpe, creía… Siendo así, ¿por quéno deja el oficio?

Carlota. - No, monada, primero porque no megusta estar ociosa, después porque alguna persona queda-ría muy sola y satisfecha.

adEla. - (¡Mala sangre!). Perdone la indiscreción:¿ha recibido entonces alguna herencia?

Carlota. - Si quiere burlarse lo hace muy mal…

adEla. - ¿le parece? (¡Ridícula!).

Carlota. - ¿Por qué no vino a visitarme cuandoestaba enferma?

adEla. - Usted sabe, queridita mía, se teme siempreestorbar…

Carlota. - No… Estorbar usted, mi buena adela.(¡Hipócrita!).

adEla. - Entonces perdóneme, para otra vez será.

Carlota. - (Picada). Gracias por el augurio.

adEla. - Que dios la conserve, corazón mío…(¡Atrofiada!).

Carlota. - Gracias, gracias… (¡Arpía!).

adEla. - ahora más que amigas, debemos ser her-manas, pues hay peligros en el aire.

Carlota. - ¿Peligros? diga, diga.

adEla. - Figúrese que el señor don José no quiereque aceptemos propinas de las personas que vienen aempeñar. Fíjese un poco si por la gentuza que frecuentaestos sitios, hay necesidad de tomar las cosas de talmanera…

Carlota. - (En jarras). Miau… ¿y quién cree serese señor don José?

adEla. - Por caridad, hable más bajo.

Carlota. - (Bajando la voz). tiene razón. Unempleadito como es él…

adEla. - Con una mujer tan flaca…

Carlota. - Que apenas se tiene en pie.

adEla. - Sé cada cosa de uno y de otro…

Carlota. - ¿de don José y su mujer?

adEla. - Sí; la portera me cuenta cosas nuevastodas las noches.

Carlota. - diga, diga; nos reiremos en grande.

adEla. - Ssst… Por favor, que no nos oigan. (Sehacen a un lado y siguen conversando en voz baja, gesti-culando y riendo entre ellas).

doN JoSÉ. - (A Carlos). Sus protestas son justas.Pero qué se le va a hacer. Ellos tienen la sartén por elmango y siempre les asistirá la razón.

CarloS. - Sí, pero todo tiene un límite; y en micabeza comienzan a despertar ideas que nunca las tuve.

doN JoSÉ. - (Riendo). rebeliones íntimas…

CarloS. - rebeliones del corazón… Especialmentecuando pasan por mis manos todos esos objetos que lamiseria arroja en la ventanilla de este monte… pío…

doN JoSÉ. - ¡Vuelta con las reflexiones filosóficas!

CarloS. - Cómo no volverse filósofo cuando se tra-baja en este extraño oficio de tasar, de dar un valor apro-ximado a estas piedras preciosas, a tanto oro y plata, aesta dolorosa riqueza de la miseria?

doN JoSÉ. - diga mejor: miseria de la riqueza.

CarloS. - Habría para hacer un poema.

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doN JoSÉ. - (Bromeando) ¡dios nos libre!

CarloS. - Sí, un poema vivido, de sufrimientos, devergüenzas, de incertidumbres y angustias…

doN JoSÉ. - Un poema que usted no escribirá.

CarloS. - Con el corazón, sí. ¿Quiere la síntesis delpoema? Es esta. Cada pequeño anillo que me traen losafilados dedos de una pobre modistilla; cada cadenitaprocedente de un niño trémulo y enfermo; cada aderezoantiguo que recuerda otros usos y tiempos, que la vieje-cita me trae llorando, como si se desprendiera de unpedazo de su vida; todos estos objetos que por sarcasmose denominan preciosos, y que no tienen otro valor, sinoaquel de las memorias; todos estos fragmentos de oro, deplata y piedritas, son las páginas tristes del libro, en elcual la protagonista, la víctima, la mártir, es esta inquietaraza clasificada por los escépticos de animales con racio-cinio y por los teólogos, barro animado… raza que algu-nos aman; otros odian, otros desprecian; que para losunos es nada, para los otros es todo; para aquéllos prosa;para éstos poesía; que sólo las almas verdaderamenteingenuas entienden y la denominan con un calificativotan hermoso como simple: ¡humanidad!

doN JoSÉ. - (Riendo). amén. Pero ¡bravo!... Mevuelve hasta sentimental… un tasador del Monte dePiedad… tengamos cuidado con tales ideas, de no tasarlos objetos de esos animales racionales a un preciomayor de lo que valgan…

CarloS. - ¡oh! las ideas son siempre ideas…antes que todo, mi deber…

doN JoSÉ. - de tasador… en el interés del Monte.(Riendo).

CarloS. - y que confiesa querer bien a esa pobregente.

doN JoSÉ. - Sí… bien… platónicamente.

CarloS. - bromee cuanto quiera; yo sigo creyendoque la más santa norma de moral es la máxima delEvangelio: "ama a tu prójimo como a ti mismo".

doN JoSÉ. - "¡Proximus tuus!..." Entonces ¿usted essocialista… cristiano? Vamos a ver ¿piensa usted que elrico se cree prójimo del pobre y viceversa?

CarloS. - Sé que Cristo dijo a los ricos: "lo que ossobra dadlo a los pobres".

doN JoSÉ. - (Interrumpiendo burlonamente). Elcatecismo lo dejaremos para después de almorzar.

(Mirando el reloj). Vea: es ya la hora de entrar a la ofici-na.

CarloS. - Entremos. ¡adiós libertad!

doN JoSÉ. - (Abriendo con una llave la puerta delfondo). He ahí nuestra cárcel.

adEla. - (A Carlota). tiene razón. tenemos quealiarnos contra la tiranía de estos empleaditos.

Carlota. - Jurémoslo… (Se estrechan las manos).y le contaré cada chanchullo del señor Carlos, ¡eseladrón que le dicen tasador!

adEla. - (Alarmada). Ssst… por favor… Nos estánobservando…

doN JoSÉ. - (En alta voz). Estamos de acuerdo ¿no?Cuídense muy bien de molestar a la gente como lo hanhecho hasta ahora.

CarloS. - Se están poniendo insoportables ustedes.

Carlota. - (Humildemente) ah, querido señor…no lo dirá por mí. Hace tiempo que no vengo a la oficina.Estuve muy enferma.

doN JoSÉ. - bien, tanto mejor… si se ha restableci-do.

Carlota. - (Que se acercó mucho a don José,bajando la voz) ¿Quiere saber quién está de más aquí porinservible; quién le roba de la más ruin manera el dineroa la pobre gente? Es esa adela que está ahí. ¡y qué len-gua tiene, mi madre!... Si supiera cómo habla mal deusted…

doN JoSÉ. - ¿ah, sí?

adEla. - (Que se ha acercado a Carlos, en vozbaja). tenga mucho cuidado con la Carlota que está ahí.a los clientes los explota. después, ¡qué lengua, mipadre!... una lengua de víbora. Si supiera cómo hablapestes de usted. Ufff…

CarloS. - (Asombrado). ¿de veras?... (Yendo haciadon José). Qué grandes canallas son entre ellos, estospobres.

doN JoSÉ. - (Riendo). "Proximus tuus"… ha dichoJesús. (Le indica que entre en la oficina).

CarloS. - (Después de pensarlo un poco). adióslibertad… (Mutis).

adEla. - (A Carlota). Esta mañana no nos hemos

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad20dado ni siquiera un beso, hermana mía. Vamos a darnosuno como prueba de mutua fidelidad.

Carlota. - Con todo el corazón, tesoro mío.(¡Esperpento!).

adEla. - (¡Arrabalera!). (Se besan).

ESCENA III

Adela, Carlota, Pablo y Juan

adEla. - (A Pablo que entra por la izquierda).Viejito, déme que yo me encargo de todo. ¿Qué trae?¿anillos, reloj? ¿Cadena? Vea, simpático: el oro aquívale más que las piedras…

Pablo. - Gracias, ya me basto solo.

Carlota. - (A Juan). a ver, joven ¿qué tiene ustedpara empeñar?

JUaN. - (Bruscamente) No preciso de usted.

Carlota. - ¡Qué lindos modales!... Nada le costa-ría ser un poquito más amable con quien le ofrece ayuda.

JUaN. - ¡trabajen!...

adEla. - Se trabaja cuando se puede.

JUaN. - Pero ¿qué clase de trabajo es el de ustedes?

Carlota. - Un trabajo como otro cualquiera.

JUaN. - Un trabajo que no produce nada.

adEla. - ¡y usted, que en vez de trabajar trae sus"pilchas" al Monte!

JUaN. - (Irritado, crispando los puños). ¿Qué sabésvos? agradecé a la existencia que sos mujer y anciana, sino…

adEla. - (En jarras). Si no ¿qué? ¿te crees que measustás con esa parada de autoridad con machete?

Carlota. - No les dé beligerancia. (Con despre-cio). Estos tienen más miseria que trapos encima.

Pablo. - (Conteniéndose). ¡oh, mujeres desprecia-bles! ¿Qué mal les hicimos nosotros?

adEla. - ¿y ustedes por qué vienen a rebajar la pro-fesión?

Carlota. - ya no podemos trabajar de otromodo…

JUaN. - (Con intención). Eso sí. los años son muycrueles…

adEla. - Ustedes son hombres; tienen buenos bra-zos… pueden…

JUaN. - (Con desprecio). No saben lo que dicen;¿creen que nuestros brazos los aceptan los patronos?¿acaso tenemos derecho nosotros a pedir trabajo a gustonuestro?... He golpeado a muchas puertas y en todas merechazaron. y yo no pedía limosna; pedía trabajo.

Pablo. - (Con amarga sonrisa). Eso no es nada,muchacho; verás, verás más adelante. ya vendrán díaspeores. Hoy todavía sos joven, vigoroso. Esta crisis pasa-rá y encontrarás trabajo. las máquinas de fierro no mar-chan todavía solas para echarnos de menos a nosotros.Pero también nosotros, hijo mío, con las fatigas y losaños envejecemos. Como las máquinas, también sufri-mos desperfectos, nos gastamos con el tiempo. y enton-ces todo acaba. ¿Qué querés que hagan con las máquinasgastadas? Una cosa natural… tirarlas a la calle…

JUaN. - Pero un obrero no es una máquina, ¡porCristo!

Pablo. - (Con tristeza). Sí, muchacho, con esto ensu contra todavía; la máquina de acero no sufre; nos-otros, pobres máquinas de carne, sentimos gastarnospoco a poco…

JUaN. - tiene razón… Pero ¿acabará esto algún día?

Pablo. - yo no espero más. Vos sos joven, ¡puedeser!

JUaN. - (Con desdén). ¡Qué viles somos!...(Conteniéndose). ¿Hace mucho tiempo que está desocu-pado?

Pablo. - Sí, y posiblemente ya no habrá más trabajopara mí. Soy viejo; me he convertido en una máquinagastada, inútil… Me han tirado a la calle… Una cosanatural… (Se enjuga una lágrima).

JUaN. - ¿Vive solo?

Pablo. - (Desolado). Solo… en la calle…

ESCENA IV

Dichos e Irene

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 21(Irene avanza tímidamente con una caja semiescondi-

da debajo de un viejo chal. Tiene aspecto de mujer sufri-da; viste con decadente distinción).

adEla. - (Yendo al encuentro de Irene). a mí, a mí,señora.

irENE. - (Cortada). ¿Qué es lo que quiere?

adEla. - aquí estoy para servirla.

Carlota. - a sus órdenes, señora.

irENE. - Gracias. (A Carlota). Usted me hará elfavor de atenderme.

adEla. - ¿Qué preferencias son esas? yo fui la pri-mera en presentarme.

Carlota. - (Rebelándose). ¡y yo la primera en vera la señora!

adEla. - ¡Mentirosa!

Carlota. - ¡desgraciada!

adEla. - (Amenazante). ¡No sé cómo me contengo!

Carlota. - (En jarras). ah, lo quisieras todo paravos ¿eh? Cómo te gustaría… ¡Egoísta!

adEla. - (Levantando la voz). Fea, intrigante.

JUaN. - (Que hablaba con Pablo). ¿Qué es ese"pamento"?

adEla. - (Rabiosa). ¿Qué le importa?

Pablo. - terminen de gritar, viejas bochincheras.

adEla. - (Más rabiosa). ¿Con qué derecho metenustedes las narices en nuestros asuntos?

Carlota. - (Rectificando). Preocúpense mejor desus miserias, señores… atorrantes; y no se mezclen enlos razonamientos de los demás.

Pablo. - Sensatos razonamientos…

JUaN. - ya están otra vez de acuerdo las dos bru-jas…

adEla. - (Mostrando los puños). ¿bruja a mí?

Carlota. - (Amenazante). ¿bruja a mí? (PorAdela). (a esa no digo…).

ESCENA V

Dichos y Adolfo

(Adolfo abre lentamente la puerta de la derecha y seacerca con cierto rubor; al verlo, Adela y Carlota cam-bian de actitud, prestándole atención).

adEla. - (Yendo hacia él). ordene, señor. Está porabrirse la sección "objetos preciosos".

adolFo. - bien, gracias. (Lleva a un lado a Adela,le habla en voz baja y le muestra un objeto que trae enun estuche).

Carlota. - (Se acerca de nuevo a Irene, que haquedado sorprendida por la escena precedente). ¿Vioqué escena hizo aquella infeliz? ¡todo porque me tieneenvidia! lo bueno es que yo soy una mujer prudente ybien educada, si no… ¿Qué es lo que deseaba?

irENE. - (Titubeando). oiga, buena mujer: es la pri-mera vez que vengo a estos lugares, ¡y si supiera lo queme ha costado dar este paso!...

Carlota. - ¡Pobre señora!

irENE. - (Llevándosela aparte y abriendo, conmovi-da, su cofrecito). traigo esto… vea. No tiene gran valor.Jamás lo hubiera dado yo a cambio de ningún tesoro.

Carlota. - Perfectamente. (Examinando el objeto)¡ajá! le garantizo una buena tasación.

irENE. - tanto mejor. Por lo menos mi sacrificio val-drá algo. y… (Titubeando). ¿Cree usted que me daránsiquiera cuarenta pesos?

Carlota. - No sería difícil. (Bajando la voz). Paraentre nosotras, ¡el tasador de esta sección es un crápu-la!...

irENE. - (Tristemente). Porque verá, con menos decuarenta pesos no podré lograr mis deseos. tengo a mianciana madre muy enferma. Es por ella que me sacrifi-co, pero… con menos de cuarenta pesos no haría nada…(Mirando el objeto con ternura). Figúrese… Esta es lapulsera que llevaba cuando me casé… ¡Qué ruina de for-tuna y esperanzas desde aquel día!... ya no me quedamás que esto… (Besa el cofre y se lo da). Sírvase. (Seenjuga los ojos).

Carlota. - déjeme hacer a mí. (Se aleja).

irENE. - ¡Por ti, madre mía!... (Se deja caer sobre unbanco lateral, y queda tristemente absorta).

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad22adolFo. - (Terminando el palique). ya lo sabe, si

ofrecieran menos de cien pesos, retire el objeto. yo sabrégratificarla.

adEla. - No tendrá queja de mí, pierda cuidado.

adolFo. - Sobre todo, le recomiendo no dar minombre. Por otra parte, no es por necesidad que vengoaquí. Pasado mañana vendré a rescatar mi cronómetro.Me cuesta trescientos pesos.

adEla. - ¡oh, es magnífico! Se ve que esto no lolleva cualquiera… y ese bribón de tasador no se atreveráa despreciarlo. Si tiene justamente respeto a las cosas devalor, es por la gente bien que lo trae…

adolFo. - Me retiro por unos momentos.

adEla. - Vaya no más, y déjeme hacer a mí.

ESCENA VI

Dichos y Jorgelina

(Jorgelina aparece por la puerta derecha, en elmomento en que Adolfo llega a ella para salir. Viene muypálida; viste elegantemente, pero su vestido está ya gas-tado y en algún desorden).

adolFo. - (Mira a Jorgelina con asombro).¡Jorgelina!

JorGEliNa. - (Viéndolo con un gesto de sorpresa ydesdén, apoyándose en la puerta para sostenerse).¡Usted… aquí!

adolFo. - (Disimulando, con calma). ¿Ha vuelto asu casa como le aconsejamos?...

JorGEliNa. - (Con amarga ironía). ¿Por venturatienen casa propia las mujeres perdidas?

adolFo. - (Con un gesto). ¡Cómo! ¿Usted es…?

JorGEliNa. - (Se le acerca amenazante, después envoz baja). yo soy lo que tu me hiciste, ¿entiendes?¡Miserable! (Pasa por delante desdeñosamente).

adolFo. - (Queda perplejo un instante, después seencoge de hombros). Creía que yo me iba a casar conella. Qué imbécil, la mujer. (Mutis).

ESCENA VII

Los mismos, menos Adolfo.

Durante la escena anterior, Pablo, Juan, Adela yCarlota han formado grupo en derredor de la ventanillaque dice "Objetos Preciosos". Jorgelina también se acer-ca al mismo lugar. Irene permanece sentada, con lacabeza baja, inmóvil. La ventanilla se abre; el señorCarlos, de quien se oye la voz, recibe los empeños.

Pablo. - (Dando el empeño). desearía que el reloj yla cadena fueran incluidos en la misma póliza.

CarloS. - Es un cliente práctico usted. ¿Su nom-bre?

Pablo. - Pablo Pelato. (Recibe una boleta de reco-nocimiento y pasa a la otra ventanilla. A Juan). a usted.

CarloS. - (A Juan). ¿Cómo se llama?

JUaN. - Juan Malestado.

CarloS. - (Por el traje que trae a empeñar). En"mal estado" está su ropa.

JUaN. - Paciencia; me conformaré con lo que meden.

CarloS. - Qué remedio. (Juan pasa como Pablo).bueno, vamos rápido.

Carlota. - a nombre mío.

CarloS. - Charletani ¿no? (Le da la boleta). ¿yesto de quién es?

adEla. - Nombre, adela amoreti. (Abriendo elestuche). ¡Fíjese qué maravilla! le recomiendo la tasa-ción…

CarloS. - Usted no saldrá perdiendo nunca. ¿Quiénqueda todavía?

JorGEliNa. - (Se adelanta tímidamente). Es unmedallón. No aparenta ser gran cosa, pero cuando me lodieron me aseguraron que tenía mucho valor.

CarloS. - deme. ¿Su nombre?

JorGEliNa. - (Balbuceando). Jorgelina agnetti…conocida por el sobrenombre de Carmen…

CarloS. - (Con ironía). No, no tengo interés enconocer su nombre de… batalla, señorita Carmen.

JorGEliNa. - (Confundida). tiene razón, escribacomo quiera.

CarloS. - (Le da la boleta). ahora pase por la caja.

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 23¿No queda ninguno más? (Cierra la ventanilla).

ESCENA VIII

Dichos y Antonio

(Antonio viene pálido, descompuesto, mirando a sualrededor).

JorGEliNa. - (Viendo a Antonio, se turba y se leacerca rápidamente). ¿Qué hay, antonio?

aNtoNio. - (Disimulando). la nena que… haempeorado de repente.

JorGEliNa. - Pronto, corramos a casa.

aNtoNio. - Cálmese primero; le diré…

JorGEliNa. - antonio, no me ocultes nada. dimelo que sea. ¿Qué es de mi hija anita?

aNtoNio. - Nada… apenas salió usted, la nena lallamaba… me acerqué a su lecho… Estaba pálida, conlos ojos extraviados… después…

JorGEliNa. - (Con voz temblorosa). ¿despuésqué?... ¡antonio, tú me ocultas algo terrible!

aNtoNio. - temo que pierda la calma; no le dirémás nada.

JorGEliNa. - ah, ¿entonces no me lo has dichotodo? No resisto más… (Resuelta). ¡Vámonos a casa,pronto!

aNtoNio. - Usted no puede ir.

JorGEliNa. - ¿Quién me lo impedirá?

aNtoNio. - (Con firmeza) ¡yo!

JorGEliNa. - ¿tú?

aNtoNio. - (Animándose y en voz baja). Sí, yo… elbandido, el antiguo presidiario, que usted cometió elerror de no echarlo al verlo a su lado, y ahora la quiere(con infinita ternura), la quiere tanto… le repito que nola conduciré a su casa si no toma las cosas con calma.Por otra parte, a la nena no la he dejado sola.

JorGEliNa. - (Con ansias). ¿alguien está a sulado?

aNtoNio. - Sí, nuestra vecina Marieta.

JorGEliNa. - Quizá tengas razón. Sin la medicinano podemos volver a casa. aquí nos darán el dinero paracomprarla. Con eso podría curarse. (Antonio mueve lacabeza en señal de duda). ¡Pero dime al menos que mihija sanará!

aNtoNio. - ¿Por qué no habrá de sanar?

JorGEliNa. - (Un tiempo). Empeñé aquel meda-llón, ¿sabes? Era un recuerdo bien doloroso… a pesar deeso no me hubiera desprendido de él si no es por mihija…

aNtoNio. - Si supiera a cuántas puertas he golpea-do pidiendo trabajo, el más vil trabajo… Pero nada…nada.

JorGEliNa. - ¡Qué crueldad! (Cambiando repenti-namente el tono). ¿Quieres saberlo? anoche, cuando yano me quedaba un centavo, y tú, pobre antonio, me disteel poco dinero que aún tenías; cuando ya no poseía nada,ni para mí ni para la nena, allá, delante del lecho deaquel angel, pasó por mi mente un pensamiento infernal.

aNtoNio. - ¿Cuál?

JorGEliNa. - Quería volver todavía a la calle.¡Venderme una vez más para salvar a mi hija!

aNtoNio. - (Sobresaltándose) ¡ah, no…! antesrobar. antes volver a la cárcel. (Un tiempo).

JorGEliNa. - (Impaciente). ¡dios mío, cuánto noshacen esperar! y mi hijita que me espera… mi anitaadorada… con aquellos ojazos hermosos, dulces… oh,cómo volaré hacia ella al recibir ese dinero; al tener esamedicina… dime, cuando viniste ¿estaba mal, muy mal?

aNtoNio. - (Tratando de esconder su turbación).Sí, pobrecita, muy mala.

JorGEliNa. - oh, no espero más. Por tener dineroen este momento, soy capaz de cualquier bajeza.

ESCENA IX

Dichos y Adolfo

Adolfo vuelve por una entrada lateral. Al verloJorgelina, hace un gesto, como asaltada por una repenti-na idea. Queda un instante perpleja ante el contraste depasiones diversas, después se acerca resueltamente aAntonio y en voz muy baja.

JorGEliNa. - El destino lo mandó aquí.

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad24aNtoNio. - ¿Quién?

JorGEliNa. - Él, mi seductor.

aNtoNio. - (En voz baja, con ira mal reprimida).¿dónde está el canalla?

JorGEliNa. - (Deteniéndolo). ¿Me prometes quesabrás contenerte? (Antonio le afirma con la cabeza).Míralo, es aquel.

aNtoNio. - ¡Miserable!

JorGEliNa. - Cállate, debo hablarle…

aNtoNio. - ¿Usted?

JorGEliNa. - Sí, y descendería todavía más si fueraposible… Se trata de mi hija. tú te quedas por aquí. telo ruego, disimula la situación. (Antonio hace un gestode contrariedad. Jorgelina imperiosa). ¡lo mando!

aNtoNio. - (Bajando la cabeza). obedezco.

JorGEliNa. - (Se acerca rápidamente a Adolfo,hablándole a media voz). Necesito hablarle.

adolFo. - (Con cierto asombro). ¿Qué quiere demí?

JorGEliNa. - Escúcheme; seré breve. yo era unapobre muchacha inexperta, ¿lo recuerda, cuando entré aservir en casa de su padre?

adolFo. - ¿y con eso?

JorGEliNa. - aquella pobre muchacha inocente,entregada a la buena fe de vuestra casa, fue perseguidaluego en mil formas por usted, con lisonjas, con prome-sas de amor… Se resistió la infeliz. Pero usted insistíacon el tono seductor de la palabra, de su inteligencia, desu riqueza… Ella resistía aún. Usted estaba enamorado, opor lo menos decía estarlo. Usted era joven y bien pare-cido, yo también era joven y bella entonces… oh, enaquel tiempo no habían pasado todavía por mi lecho lostranseúntes nocturnos… (Adolfo hace un gesto nausante.Ella insiste con ironía). tiene razón; ¿para qué narrarlemi vida impúdica? Hablemos entonces de antes, ¿no esverdad? de sus firmes juramentos.

adolFo. - (Encogiéndose de hombros, molestado).¿Quién le mandó creerme?

JorGEliNa. - (Hace un gesto de cólera, pero reac-ciona al instante). Cállese… no agregue todavía el escar-nio a todo el mal que me ha hecho.

adolFo. - (Indiferente). oh, sí, un gran mal…

JorGEliNa. - (Con sórdida cólera). ¿Cómo?...abusó usted de mí, de mi inexperiencia, de mi creduli-dad. Se adueñó de mi corazón y de mi cuerpo; me sujetóa la tiranía de todos sus caprichos. Me hizo madre; per-maneció indiferente cuando su padre indignado me echóa la calle. Ni una sola palabra de defensa tuvo para mí, niun mezquino socorro… Me encontré ultrajada y abando-nada, sin pan, ni techo ni apoyo. Sufrí todas las torturaspero jamás me di por vencida. Cuando nació la nena mesentí fuerte para resistir todo el desprecio del mundo. Nome quedaba sino un camino: el malo. Por él tome, dejan-do de ser mujer para convertirme en mercadería. En elmal camino tuve que ampararme para que mi hija nosucumbiera. Sí, ¡desesperada y embravecida, me hiceuna mala mujer por sentirme buena madre!

adolFo. - (Con ironía). ¿buena madre una…?

JorGEliNa. - (Con ímpetu). ¡Una perdida, sí! oh,ya sé que usted no podrá concebir nunca la mancilla delpropio honor en holocausto a una persona querida.también la vergüenza tiene sus orgullos. Me he vendido,sí, me he vendido, pero mi hija no sufrió. los residuosde mi fango nutrieron a aquella inocente flor… Es triste¿no es verdad? Pero le juro que su pureza no fue conta-minada por la impúdica influencia de mi vida. Ella vivíamuy lejos de mí. y ahora que me había retirado de aque-lla existencia vil, ahora que vivía pobre pero feliz, cercade ella, amada por un hombre víctima de la fatalidad yde la ley; es ahora cuando mi nena se enferma y que veoagotados mis escasos recursos. Mi pequeña anita sufre,necesita medicamentos enseguida; no tengo dinero.adolfo, si un dios lo ha puesto en mi camino después detantos años, yo olvido todo el mal que sufrí por su culpa;vea, me humillo; me pongo a sus pies si lo desea; se losuplico en nombre del amor pasado; en nombre de susmás sagrados afectos; ayúdeme a salvar a mi hija… anuestra hija. (Queda en actitud suplicante).

adolFo. - (Durante la oración pasada ha permane-cido indiferente, haciendo dibujos en el pavimento consu bastón; cuando Jorgelina termina de hablar, le diceirónicamente). ¿Nuestra hija? ¿Quién me asegura, des-pués de todo, que yo soy el padre de la criatura? ¿Ustedse atrevería a jurarlo?

JorGEliNa. - ¡ah, desalmado! ¿a los ruegos, alllanto, a las palabras de perdón, contestas con un insulto?(Antonio se acerca rápidamente. Jorgelina se aparta deAdolfo para ir hacia Antonio; llevándolo aparte consigoquedan hablando en voz baja).

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 25ESCENA X

Dichos y Don José (Interiormente).

doN JoSÉ. - (Abre la ventanilla donde dice Caja, yasomándose, llama en voz alta). Pelato.

JUaN. - ¡al fin…!

Pablo. - (Respondiendo al llamado). Presente. (Seacerca a la ventanilla y entrega la boleta).

doN JoSÉ. - (Dándole la póliza y contando el dine-ro). Uno cincuenta.

Pablo. - (Toma el dinero y la póliza). Uno cincuen-ta… No vale la pena tomarse el trabajo de empeñar nada.Si en verdad el tiempo fuera oro, uno salía pediendo.(Mira le dinero melancólicamente, después indignadohace como para arrojarlo a la cara del pagador, perodecide guardárselo en el bolsillo. Cerca de la ventanillase desarrollan las faces de la presente escena, en la cualson espectadores todos los que esperan el dinero de losobjetos pignorados; en primer término, se lleva a cabocon rapidez el diálogo entre Adolfo y Jorgelina. Todo essimultáneo).

JorGEliNa. - (Se separa otra vez de Antonio parair junto a Adolfo. Reprimiendo su dolor y su cólera). ah,pero no creas que acabó entre nosotros.

adolFo. - (Irritado). Jorgelina, no hagamos esce-nas. (Antonio se acerca sin ser visto).

JorGEliNa. - ¿tienes miedo al escándalo? ¿Noquieres que trascienda nada, verdad? Entonces todavíatienes pudor. ¿tú?

doN JoSÉ. - (Llamando desde la ventanilla).Malestado.

JUaN. - (Acude). aquí estoy… (en ídem…).

adolFo. - (Esforzándose por contenerse). tengacuidado, Jorgelina, que será para peor…

JorGEliNa. - ¿tus amenazas? ¡ah, no me danmiedo! (Adolfo hace un movimiento de desprecio y sedispone a marcharse. Jorgelina lo detiene bruscamentede un brazo). No, no te has de ir todavía. Hasta ahora tehabló Jorgelina, la sirvienta de tu padre, la madre de tuhija. Fui estúpida y despreciable al suplicarte ¿no es cier-to? ¿de qué me quejo? Estabas en tu perfecto derecho arobarme todo, hasta el honor. ¿No eras acaso el patróntú? (Con acento terrible y amenazador). Pero ya no tehabla la tímida Jorgelina, la mansa, la esclava de tu luju-ria. ¡ah, no! ahora estás frente a la Carmen. te está

hablando la mujer envilecida, la ramera… esa que vendesus besos a tanto la hora, esa criatura mercenaria delcuerpo y del amor; esa misma que puede gritarte en lacara y a voz en cuello a ti, hombre honesto y social:¡eres un ladrón!

adolFo. - (Agitándose). ¡déjeme o se acordará demí…! (Levanta el bastón a la altura de la cara deJorgelina).

aNtoNio. - (Lanzándose para proteger a Jorgelina.Se planta frente a Adolfo con calma amenazadora y cru-zándose de brazos). ¿Por qué no me pega a mí, si leparece…?

doN JoSÉ. - (Llamando). Charletani.

Carlota. - (Presentándose en la ventanilla). Voy.(Pablo y Juan, que estaban por salir, se han detenido acierta distancia, observando lo que sucede entreJorgelina, Adolfo y Antonio. Se apoyan junto a la venta-nilla de empeños. Irene, desde el banco donde está sen-tada, contempla indiferente a los tres).

adolFo. - (Una vez vuelto de su asombro, aAntonio, con fría altivez). No lo conozco, y me asombramucho su intromisión.

aNtoNio. - (Con calma). Soy el esposo de estaseñora.

adolFo. - (A Jorgelina). ah, ¿tiene un esposo la…señora?

aNtoNio. - (Enérgico). Sí, su esposo.

adolFo. - (Con sarcasmo). ¿y quién me dice quetodo esto, inclusive la enfermedad de la "nena", no seauna hábil comedia para…? (Hace ademán de dinero.Antonio quiere lanzarse sobre Adolfo).

JorGEliNa. - (Con un movimiento rápido detieneal primero y, encarándose con Adolfo, embravecida yamenazante). tienes el coraje de dudar, mientras aquellainocente que tú engendraste a traición, llora, sufre y seconsume… ¿tienes el miserable prejuicio de llamar aesto comedia? ah, pero si se muere mi hija, pobre deti…

aNtoNio. - (En un arranque de ira y de dolor). ¡Hamuerto! (Como aterrado por la palabra que pronunciósin querer, mira a Jorgelina. Esta queda un instantepresa de una angustia infinita; sin decir palabra llevalas manos a la cabeza, y después de algunos esfuerzosviolentos, estalla en un fuerte llanto, echándose en losbrazos de Antonio, en los cuales permanece unos segun-dos llorando amargamente).

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011tiErra y libErtad26doN JoSÉ. - (En voz alta). amoretti.

adEla. - (Acudiendo). Mande.

Carlota. - (Se acerca a Irene; le da la póliza y eldinero). Mire, no me han dado más que dieciocho pesos.Es un ladrón el tasador de aquí.

irENE. - (Afligida). Pobre madre; no alcanzarán yhabré hecho un sacrificio inútil… Para usted. (Le dadinero a Carlota y hace mutis enjugándose los ojos).

ESCENA XI

Dichos, menos Irene.

JorGEliNa. - (Con la cabeza apoyada en el hom-bro de Antonio, en un lamento). ¡Muerta! ¡Muerta…!(Levanta la vista, mira a Adolfo; tiene un temblor ner-vioso que sacude toda su persona; hace un paso haciaél, tambaleándose). y tú… ¡tú solo eres el asesino!

adolFo. - (Encogiéndose de hombros, acercándosey con desprecio cínico). ¡Es mejor que se haya muertoantes de saber quién era su madre!

JorGEliNa. - (Víctima de un desvanecimientocomo si le hubieran partido el corazón, después un gritode ira y angustia suprema). ah… madre… (Busca unapoyo, pero se deja caer extenuada en un banco).

aNtoNio. - (Apenas Adolfo pronuncia la injuriosapalabra, se lanza sobre él y, tomándolo por la solapa, loarrastra consigo). Venga, venga un momento conmigo…

adolFo. - (Intenta desasirse). Sí, ¡pero suélteme!

aNtoNio. - (Llevándolo hacia fuera). ¡te soltaré enla calle! (Salen por la puerta derecha, la que Antonioabre resueltamente).

JUaN. - (Corriendo detrás de ellos). Pero déjelo,hombre…

Pablo. - (Siguiéndolos). Sepárelos. (Mutis los cua-tro).

ESCENA XII

Dichos y Carlos, menos Adolfo, Pablo, Juan yAntonio.

CarloS. - (Por Jorgelina) ¿Qué hace ahí esa infe-liz? Señorita, ¿dónde está agnetti?

JorGEliNa. - (Reaccionando un poco). Señor.

CarloS. - (Bromeando). "Madame Carmen", sientodecírselo, pero sus adoradores se burlan de usted. Esto eslata dorada, y está tan lejos del oro como nosotros de labaja de los alquileres… llévese esa porquería…(Jorgelina recoge el medallón. Se oyen gritos afuera).¿Qué hacen allá afuera aquellos delincuentes? (Preparaalgunas pólizas).

ESCENA ÚLTIMA

Dichos, Adolfo, Juan y Pablo

JUaN. - (A Adolfo). Caray, si no es por nosotros, lodespacha al otro mundo.

Pablo. - lo estrangulaba; tenía unos músculos.

JUaN. - ¡y buen trabajo me costó entregarlo a lapolicía!

Pablo. - bueno, yo te ayudé bastante.

adolFo. - (Molesto). Sí… sí… Está bien.

JUaN. - los vigilantes lo reconocieron enseguida.

Pablo. - Es un sujeto peligroso; estuvo ya muchotiempo preso… y volverá a estarlo ¿no?

adolFo. - Sí, volverá; pero ahora déjenme en paz;les quedo agradecido. No necesito más nada de ustedes.

Pablo. - (Aparte a Juan). (Hágale uno bien a esagente… ¡No nos ha dado ni un centavo por salvarle lavida!).

JUaN. - (después de protegerle la "cuadratura"… ni"medio". Esos burgueses son tan egoístas…).

Pablo. - (ya verás cosas peores…).

JUaN. - (Cuando la máquina se gaste…). (Mutis losdos).

adEla. - (A Adolfo). Pobre joven; ¿le han hechodaño? (Le da la póliza y el dinero). Son "ciento treintapesos" ¿está conforme?

adolFo. - (Contando el dinero). Mucho. (Dándoleun billete). Sírvase; para usted.

adEla. - (Haciéndose la "ingenua"). No… No…Qué esperanza. No hay obligación… Faltaría más…

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aGoSto-SEPtiEMbrE 2011 tiErra y libErtad 27adolFo. - No me desaire.

adEla. - Entonces sí. (Lo agarra y lo guarda).Gracias, señor. Siempre a sus órdenes. Encantada depoder servirle… ¡Espero verlo a menudo por aquí!

adolFo. - (Pasa junto a Jorgelina, arrojándole unbillete de banco). agarre.

JorGEliNa. - (Se estremece, toma el billete y selevanta embravecida). ¡tú... siempre tú! y quieres pagar-me… ¿ahora? Es tarde… Es demasiado tarde. (Le mues-tra el medallón). ¿lo conoces? tu único regalo y esfalso. Falso, comprendes, como tu juramento… ¡toma,

no quiero nada tuyo! (Le arroja a los pies el dinero y elmedallón).

adolFo. - Como quiera. (Recoge todo). le preven-go que a su… hombre, lo acaban de arrestar. (Vase).

JorGEliNa. - (En un gemido). Él… ¿él tambiénperdido…? ahora sola… completamente sola y abando-nada… (Abatida, como delirando). ah, no, me quedaaquella muertecita que espera mis besos…(Arrastrándose desvanecida). Vayamos donde está ella…después, de nuevo a la calle, a la oscuridad… al desho-nor… al fango… (Se va tambaleándose).

TELÓN LENTO

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las televisiones "ofi-ciales" ofrecen imágenesde jóvenes seguidores deraztinger cantando, alegres por la lle-gada de su ídolo de pasado nazi,encubridor de pederastas, miradapicarona y jefe de la más grande mul-tinacional que jamás haya existido.

Estas mismas televisiones infor-man de la manifestación contra lasubvención del Estado de esta visita,y en ella muestran las imágenes de larepresión policial y apenas dejan unpar de cortes o tres de no más de tressegundos para que el representante deuna de las organizaciones convocan-tes narre cómo la policía cambió elrecorrido de la manifestación haciauna calle estrecha llena de motosaparcadas y de bolardos. del recorri-do de la manifestación, el número deasistentes que multi-plicó por treinta lasprevisiones y de losmensajes, apenasnada.

desde el princi-pio la delegacióndel Gobierno enMadrid ha intentadoprohibir dicha mani-festación, pero lafirmeza de los con-vocantes afirmandoque se iba a realizarlegalizada o no hahecho que el gobier-no cediera. En unprimer momentopretendía que trans-curriera por callesmuy estrechas yescondidas. Mien-tras tanto, las hues-tes católicas ocupanuna ciudad cual

ejército invasor, hasta tal punto ocu-pan la ciudad que cuando la marchalaica llega a la Puerta del Sol hay cen-tenares de éstos esperando la mani-festación para increpar, provocar. asífue y desafortunadamente hubo quiencalló en la provocación. la estrategiaestaba muy clara: criminalizar la pro-testa.

la policía impedía el libre paso ymasacraba a quienes protestabanmientras defendía a los provocadores,jóvenes católicos.

alguien puede pensar que exage-ramos, pero hay suficientes documen-tos gráficos que ratifican lo que expo-nemos. ah, no estamos en la EdadMedia, suponemos, en que la iglesia

tenía en el brazo eje-cutor seglar para nomancharse las manos.

Pero estamos en un momento en elque la más mínima crítica a la iglesia,ésta que ha estado siglos juzgando yquemando personas, dice que se aten-ta contra la libertad religiosa.

antes de la libertad religiosa estála libertad de conciencia, es decir, ele-gir si tener religión o no, si creer enun fantasma o no creer en nada.

la libertad de expresión se estáviendo muy recortada. la policíacumple órdenes de un gobierno quese pone de rodillas ante el jefe de laiglesia. ¿otoño caliente?

Grupo Volia

Editado por la Federación Anarquista IbéricaCorrespondencia:

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Suscripción anual: 12 euros para Españay 15 para el resto del mundoISSN: 130-9676 - Depósito Legal: CS-83-1991

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Iglesia y policíaIglesia y policía

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