SUSPIRO DE ARTEMISA

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REVISTA DE POESÍA

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Ayuntamiento de Córdoba Delegación de Cultura

Delegación de Presidencia

ISSN: 2171-4169 Dep. Legal: CO 231-2010

Imprime: Vectorial, S.L.

Impreso en España.

Índice

Cuando llega el futuro - Julián Cañizares Mata New York es como un monstruo - Rafael Cerrejón Ulises desnudo - José Luis García Clavero Muda - Antonio Luis Ginés Poema I - Francisco José Hidalgo Barahona Escritura - José Lupiáñez Matices vínicos - Joaquín Marín Almenara Escena cuarta - José Manuel Martín Portales Epílogo para la noche de los tiempos - Antonio Monterroso Necesidad - Francisco Onieva Miradas - Rafael Pérez Castells El malo de la película - Juan José Pérez Zarco Abre los ojos - Carmen Quero Ni el caminar lento de los años - Federico Roca de Torres Elegía del Guadalora - Ramón Rodríguez Pérez.

… tintes de un mañana prometedor

Olvido - M.ª Dolores Ariza Jaén A la memoria de… José Ángel Buesa

Ilustraciones - Antonio Luis Cosano Jurado

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N.º 1 N.º 1 N.º 1 N.º 1 - Año IAño IAño IAño I Otoño 2010Otoño 2010Otoño 2010Otoño 2010

Las colaboraciones que componen Suspiro de Artemisa

son rigurosamente inéditas.

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Precio: 6 €

Edición NumeradaEdición NumeradaEdición NumeradaEdición Numerada Tirada de 500 ejemplaresTirada de 500 ejemplaresTirada de 500 ejemplaresTirada de 500 ejemplares

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C on el vagar de las hojas inertes que desterradas deambulan

empujadas por el viento de otoño que susurra tímidamente al

traspasar las rendijas de la ventana… Nos apresuramos, sin

un mal bostezo, a seguir avanzando en nuestro propósito de

fecundar poesía.

Esa que cada despertar nos estimula y nos aporta migajas de esperanza

que en no pocas ocasiones consiguen apaciguar el trascurso de nuestros

ciclos mas insostenibles.

Volvemos con las manos abiertas y extendidas, con las palabras claras y

concisas, a mostrar el ingenio creador que nuestros poetas, pellizcando sus

adentros, nos brindan.

Y como bien sabemos que el tiempo huye... Nos damos a la luz, no sin

antes hacer alusión a algunas notas de la Cartilla (poética) que nuestro

admirado Blas de Otero nos legara:

La poesía tiene sus derechos. Lo sé. Soy el primero en sudar tinta delante del papel.

La poesía crea las palabras. Lo sé. Esto es verdad y sigue siéndolo diciéndola al revés. (…)

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Cuando llega el futuro y dice: lukstsadfhisjoled. Y pone sobre el aire un código secreto para mí, y me lo dice gritando. Pero yo ya no grito, así que el futuro puede hacer lo que le dé la gana. Los traductores del mundo están traduciendo a otros. Los mudos me están hablando todos a la vez. Las impresoras láser se han quedado sin la tinta. Yo lo escucho igual que le cuelgo, que lo niego, que lo imagino en cueros, intentando ser expresivo. El futuro, pobrecito mío, intenta no ser intraducible. Pero no lo entiendo, ni merecido ni desmerecido.

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Julián Julián Julián Julián CAÑIZARES MATA CAÑIZARES MATA CAÑIZARES MATA CAÑIZARES MATA

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A dos pies, a dos manos, A dos cabezas, a un ojo, Como un monstruo me figuro, Me despliego y me recojo, En este viejo mapa de retorcida geografía americana. No existen indios, ni valles, ni ríos, Ni casas de blancas ciudades. Sólo vive enjaulada en desasosiego, La filosofía del perro abochornado, Por accidente de vivir en su ladrido, Profundamente acristalado. Es la urbanística de los dolores, En su tortuosa planimetría de asco ciudadano, Y obsceno consumismo, Que despeña cuerpos sudorosos, En crisol de rascacielos.

NEW YORK ES COMO UN MONSTRUO

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¡Oh New York, New York! Cosmopolita Polifemo, Gigante de hamburguesas, Gusano de chicle y medio, Salchicha de humeante Marlboro, Un ojo y mil bocas, Para devorar sueños vaporosos, Escupir ricos petróleos, Y océanos de coca-cola. A dos pies, a dos manos, A dos negras cabezas, Woody Allen de la risa, Te regalo la feliz manzana, De tu romántico Manhattan. New York en su tragedia cinematográfica, Es un monstruo que traga y enamora, Personas correctas en su democracia, Que sueñan asustadas en minúscula supervivencia, Luchando por recibir un beso mientras miran el cielo.

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RafaelRafaelRafaelRafael CERREJÓN CERREJÓN CERREJÓN CERREJÓN

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Trasiego compulsivo el del estío; terminales babilónicas, kilométricos aeropuertos, rostros dorados o macilentos, maletas errantes, anónimos viajeros, todos arrojados sin compasión al mismo naufragio. ¿A dónde ir? ¿Londres o Cancún, Málaga o Estambul? ¡Qué más da¡… Museos, monumentos, islas paradisiacas o bazares, teatrillos al aire libre, hormigueo incesante, carnavalesca ceremonia, repiqueteo de fotos de usar y tirar, ojos entreabiertos y la vista cegada. Ulises desnudo en la aldea global. Mil imágenes de rostro azulado en la retina,

ULISES DESNUDO

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cadencia agónica de orfandad, vértigo acuoso, ahogo moteado, desasosiego absurdo, velocidad… Quizá suene ya a quimera en esta noria apresurada contemplar la herrumbre del quiosco de música o el templete de hierro, pasear queda, despreocupadamente entre helechos, musgos y zarzas, ansiar el agua de azahar, el perfume de la melia, el aroma del nardo, beber las aguas serranas, sellar mi sed infinita en los santuarios umbríos de San Elías, Malospasos o Fuente Agria. Cáliz fresco, la boca afogarada…

José LuisJosé LuisJosé LuisJosé Luis GARCÍA CLAVEROGARCÍA CLAVEROGARCÍA CLAVEROGARCÍA CLAVERO

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Los nuestros se hacen mayores, necesitan cuidados. Ya no nos reímos de los ancianos. Ahora somos nosotros los que llevamos el timón de nuestros hogares, nuestras vidas; otros dependen del calor que despedimos. Y hablamos del tiempo y los recuerdos como si estuviésemos de vuelta, como si nos dominara una voz venida de fuera. El cuerpo comienza a temblar ante los próximos cambios pero olvidamos un detalle: el ánimo aún está intacto, y crece más rápido que el miedo.

MUDA

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Antonio Luis Antonio Luis Antonio Luis Antonio Luis GINÉSGINÉSGINÉSGINÉS

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Hallo en tu nuca un recuerdo a sabor de hiedra vieja. Un recuerdo a olor de amarillos claveles en tus axilas hallo. En tu melena alada vuelo de insectos hallo. En tus ojos amapolas y en tu sexo una salamandra encontrada por mis manos. Pero, por más que hallo, hallo lo que no quiero y quiero lo que no hallo: en la frente una gaviota y en tus muslos un caballo.

Francisco JoséFrancisco JoséFrancisco JoséFrancisco José HIDALGO BARAHONAHIDALGO BARAHONAHIDALGO BARAHONAHIDALGO BARAHONA

POEMA I

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Ahora estoy sin moverme, yo no escribo este verso; mi mano no discurre sobre el papel en blanco, mi mano está muy quieta, posada en este flanco de la hoja impoluta; yo tan solo converso… Converso con el hombre que siempre va contigo y te acompaña siempre en lo bueno y lo malo, con quien también compartes un extraño regalo y es mucho más que amante y es mucho más que amigo. Ese que está sentado frente a mí en esta sala y observa que no escribo y entiende lo que pienso, ese que no me invento y mira al infinito. ¿Dónde está aquel poema? ¿Quién me presta una escala? La tarde se ha marchado dejándonos su incienso, y yo miro tus ojos, porque lo que necesito.

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José José José José LUPIÁÑEZLUPIÁÑEZLUPIÁÑEZLUPIÁÑEZ

ESCRITURA

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Frutosidad madura y seductora, balsámicos olores elegantes, sabor a hierba fresca y zarzamora, armoniosos aromas penetrantes. Sutil color y fuerza embriagadora, destellos ambarinos y brillantes, agradable frescor que te enamora y te cautiva y vence en un instante. Acidez controlada, amable en boca, frutas del bosque, anís, cuerpo sedoso, rojos intensos, guindas y cerezas. Te gana el paladar y te disloca, te vuelve más cordial y generoso y te llena de magia la cabeza.

MATICES VÍNICOS

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Nariz perfecta, especias refinadas, abundante de aromas y cremoso, frescura, tierra y fruta confitada, elegante maduro y delicioso. Boca carnosa y bien estructurada, armonioso, robusto, suntuoso, tinta china de notas perfumadas, paladar persistente y vigoroso. Envolvente, profundo, suculento, sabroso, sensual y concentrado, denso, potente, intenso, sugestivo. Sutil, redondo, fresco y opulento, tan completo, total y equilibrado que por el vino y sus bondades vivo.

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JoaquínJoaquínJoaquínJoaquín MARÍN ALMENARAMARÍN ALMENARAMARÍN ALMENARAMARÍN ALMENARA

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Descalza recorriste un cúmulo de octubres sin memoria,

pájaro tú perdido entre los días, las horas clavadas a la pared.

Sucedieron inviernos uno a uno, emigraron las aves migratorias, vi llover el diluvio y los atardeceres lentamente alargando la vida aquella ajena.

A tu regreso, que yo ya no esperaba, casi desnuda al borde de la cama y un mechero encendido entre las manos,

sin darme explicaciones - "no me dirás ahora..."

me ordenaste fumar.

ESCENA CUARTA

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Me estructura el azar. Todo fruto madura su propia incertidumbre.

José ManuelJosé ManuelJosé ManuelJosé Manuel MARTÍN PORTALESMARTÍN PORTALESMARTÍN PORTALESMARTÍN PORTALES

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El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, las palomas en su despedida, al rozar de sus alas por las esquinas, como proyectiles de angustia y de deseo, ungieron con su sangre las cristaleras de los rascacielos de Manhattan. El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, la Estatua de la Libertad, contra todo desig-nio, giró ciento ochenta grados su figura en acto de reverencia hacia quienes marchaban para defender con su Vida la llama de su antorcha frente a los inicuos vientos de la Historia. El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, como regalo nupcial de los elementos de la Naturaleza a las fuerzas de la Vida, se desató un huracán de leche y miel sobre el útero primigenio de la mar océana. El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, el corazón de todos los amantes de la tierra tembló al unísono con la fuerza de un volcán que derrite con su lava las entrañas más duras de quienes nunca aman nada más que su vida.

UN EPÍLOGO PARA LA NOCHE DE LOS TIEMPOS

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El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, el tiempo –time on our hands- se nos escapó de las manos y los relojes clavaron sus agujas en la arena buscando el apátrida centro de la Tierra Prometida. El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, su adiós quedó prendido en las ramas de los árboles, en el canto imperecedero de los pájaros, perfumando las almohadas. El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, bajo la rúbrica de los brazos impotentes de Ignacio Abel rodeando su cintura, la Humanidad entera renovó su ancestral contrato con la Vida El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España…, el día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España… El día que Judith Biely zarpó de Nueva York hacia España, Ernest Hemingway, quizás supo ya de prime-ra mano por quién sí, por quién no, si por ti, si por mí, por quién doblan las campanas.

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AntonioAntonioAntonioAntonio MONTERROSOMONTERROSOMONTERROSOMONTERROSO

A propósito de La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina,

Seix Barral, noviembre de 2009.

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Es necesario crear las paredes de lo no racional. Hacerlo un ámbito. Sentir la sugerencia de una imagen. Llenar las ventanas de pájaros y dibujar en ellas con un rotulador un río, con las nubes y los árboles, con el sol y una casa -la chimenea, como siempre, encendida-. Es necesario entregarse sin límites a otra persona.

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FranciscoFranciscoFranciscoFrancisco ONIEVAONIEVAONIEVAONIEVA

NECESIDAD

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Lo que me ata a la vida no es el miedo a la muerte, al agónico instante, sino lazos más tiernos que desde vuestros ojos me acarician y enredan con miradas que ven el color de la luz que me fue concedido por las criaturas cósmicas.

A veces vienen de ojos que sin saber intuyen. A veces son miradas, de brillo imprescindible que abarcan mi existencia. O es la suya, tan tierna y llena de esperanza, su mirada magnética que me llevó al confín de mi mundo a buscarla, - mujer río y montaña. También vuestras miradas, amigos de un instante que siempre es recordado.

Miradas de aire, limpias miradas que desarman, que me unen a la vida con lazos solidarios.

MIRADAS A Darío Beaka

RafaelRafaelRafaelRafael PÉREZ CASTELLSPÉREZ CASTELLSPÉREZ CASTELLSPÉREZ CASTELLS

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El hombre corta una rosa, la sostiene entre sus manos, la contempla y luego ofrece su aroma a la mañana.

No es un monje recogido en su tarea; hace ya una eternidad perdió la fe. Tampoco cree en los demás. Se sirve de ellos, los utiliza. Los desprecia.

Después de cortar la rosa el hombre llama por teléfono. Si sus manos cortan rosas, sus palabras provocan una guerra. Es un hombre de negocios.

El hombre que corta las rosas guarda una pistola en su pecho, vive en una montaña de billetes de mil dólares y desde la cima toca el cielo con sus manos.

Allí crece su jardín de rosas negras.

EL MALO DE LA PELÍCULA

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Juan JoséJuan JoséJuan JoséJuan José PÉREZ ZARCOPÉREZ ZARCOPÉREZ ZARCOPÉREZ ZARCO

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Abre los ojos, resucita, vuelve a vivir, sonríe, la vida te espera. Frente a la tristeza descubre una sonrisa, frente al temor audacia, contra la pena alegría, para la sumisión valor, frente al golpe resistencia, contra la desesperanza inventa ilusión. ¡RESPIRA! Recuerda que tu inseguridad es su fuerza. Alimenta de ganas tus días persigue en lo que crees, a veces, los sueños se hacen realidad. Valórate. Nadie te quiere más que tu misma. Lucha por ti. Eres importante ABRE LOS OJOS.

ABRE LOS OJOS

CarmenCarmenCarmenCarmen QUEROQUEROQUEROQUERO

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“A todas esas reinas, mujeres humildes, sumisas

que guardan en secreto la agonía del maltrato”.

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Ni el caminar lento de los años, Sobre dos vidas entrelazadas. Tampoco el embite de azotes invisibles, Que golpearon, como olas embravecidas, Sobre el acantilado de nuestras vidas. Ni la brisa fresca de muchas mañanas, En amaneceres tenues y suaves, Envueltos en infinitos velos de fantasía. Ni las continuas caricias en tardes de alcoba, De risas y llantos; Prisioneras de sensaciones profundas, Susurros, Pasiones inolvidables, Ni la fuerza permanente, De una mano extendida, Para evitar la caída al vacío del otro.

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Ni aquellas disputas acartonadas, Cuando las palabras, Eran dardos afilados, dirigidos certeramente Al fondo de cada alma. Ni esas tardes adormecidas..., Contempladas en silencios acompasados, De etérea complicidad. Ni tantos y tantos días, Arañados al tiempo, A la distancia, A la desesperación y esperanza, A la tristeza y a la ilusión. Ni tantas y tantas horas, Deslizadas sobre manos entrelazadas, Sobre heridas laminadas, Sobre heridas abiertas, Sobre heridas cerradas y cicatrizadas,

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Sobre dos sexos que se abrazaban, Fundidos en un solo cuerpo. Ni por ese retazo de dos vidas, Que un día decidieron caminar juntas. Tampoco por esos choques de trenes, A velocidad de vértigo. Ni por todo eso y mucho más, En infinitos sentimientos imperceptibles, Me apartan de la sensación de ausencia, Que ahora se desliza sobre mi alma. Ese inmenso amor, Ese deseo permanente y etéreo. Esa sangre galopando por las venas, -Rugiendo- Como caballo desbocado. Cuando te veo, También cuando no te veo.

FedericoFedericoFedericoFederico ROCA DE TORRESROCA DE TORRESROCA DE TORRESROCA DE TORRES

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ELEGÍA DEL GUADALORA

La del alba sería, quizás la luz primera del día cuando os vi y en ella os mantengo, altivos árboles de antaño, y en esa añoranza tornáis a mí, de entre escombros de memoria rescatados. Días de infancia. Desde entonces os recuerdo, recién surgidos de la sombra de la noche y aún con escarcha entre los dedos, cuando todo en el monte es calma, todo en el cielo blanda pluma, esperanza. Y con ella vuelvo, regreso al aire de entonces como pájaro viajero que deletrea en el cielo vuestro nombre alisos del Guadalora. Porque nada es si no se nombra, así mirto, luz, así lluvia sosiego así noviembre silente por estrechas sendas abandonando en sus márgenes un son de abriles y estíos rotos, así el otoño tiñendo de azul

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la voz amarga de los perros y tenues gemidos de esquilas elevándose con el humo más allá de Santa Cruz y Cabalgaderos, atrás la cal callada, el rumor del hombre, el tímido susurro del Bembézar, coronado de madreselvas, siguiendo descalzo el rastro triste y amargo de las adelfas así la encina en la ladera, su serena sonrisa sus sueños preñados de viento y lluvias, rumor de años y un dulce consuelo de palomas en sus ramas así, al fin, los claros alisos al sol del invierno, ya casi desnudos en su balcón de espuma mientras la mañana se desangra en la pálida luz de los quejigos. Porque sois nostalgia, soledad de sauce y taraje y un son de oropéndolas en el tiempo detenido. Porque sois temblor de brezo y jara y latir del tiempo, árboles de cristal que el viento arquea, al son de los días idos yo os invoco, perdida patria mía de silencios, soñada Itaca de luz, dormida aliseda en el dulce rumor de mi memoria.

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RamónRamónRamónRamón RODRÍGUEZ PÉREZRODRÍGUEZ PÉREZRODRÍGUEZ PÉREZRODRÍGUEZ PÉREZ

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M.ª DOLORES M.ª DOLORES M.ª DOLORES M.ª DOLORES ARIZA JAÉNARIZA JAÉNARIZA JAÉNARIZA JAÉN

Arropados por el polvo, continúan soñolientos su letargo y reclaman la atención de nuestros ojos, mas todo eso es en vano. Lloran en silencio lágrimas de tinta, lloran unidos en un abrazo y lloran por dulces caricias, por un rápido vistazo. Por que mi mirada baile sutil entre sus letras quebradizas en una noche sin fin, mas todo eso es en vano. Pequeños necesitados de amistad, que sois objeto de burla una y otra vez, levantaos, pedid tierra y libertad; haced oídos sordos a tanta sandez.

…tintes de un mañana prometedor …tintes de un mañana prometedor …tintes de un mañana prometedor …tintes de un mañana prometedor

OLVIDO

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José ÁngelJosé ÁngelJosé ÁngelJosé Ángel BUESABUESABUESABUESA

A la memoria de… A la memoria de… A la memoria de… A la memoria de…

Te digo adiós y acaso, te quiero todavía. Quizá no he de olvidarte... Pero te digo adiós. No se si me quisiste... No se si te quería... O tal vez nos quisimos demasiado los dos. Este cariño triste y apasionado y loco, me lo sembré en el alma para quererte a ti. No se si te amé mucho... No se si te amé poco. Pero si sé que nunca volveré a amar así. Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo, y el corazón me dice que no te olvidaré; pero al quedarme solo; sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te amé. Te digo adiós y acaso en esta despedida mi más hermoso sueño muere dentro de mí... Pero te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.

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ÚLTIMA CANCIÓN

Centenario Centenario Centenario Centenario de su nacimiento de su nacimiento de su nacimiento de su nacimiento 2 de septiembre2 de septiembre2 de septiembre2 de septiembre

de 1910de 1910de 1910de 1910

(Cienfuegos, Cuba 1910-Santo Domingo, República Dominicana, 1982). A los 7 años em-pieza a escribir sus primeros versos. En su adolescencia se muda a Cienfuegos a continuar sus estudios en el Colegio de los Hermanos Maristas. La gente, los cañaverales, y todo el medio de Cienfuegos, ejerce un embrujo en el alma del poeta, que empieza a plasmar en sus versos la magia del paisaje que lo rodea. Aún joven, se traslada a La Habana, donde se incorpora a los grupos literarios existentes en aquel entonces y comienza a publicar sus versos a los 22 años (1932) con un inmenso éxito. Tras una primera etapa muy productiva, Buesa se ve obligado a abandonar Cuba para empezar una penosa peregrinación por Espa-ña, Islas Canarias, El Salvador y finalmente Santo Domingo. Los últ imos años de su vida los vivió en el exilio, y se dedicó a la enseñanza, ejerciendo como catedrático de literatura en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña en la República Dominicana, donde

murió el 14 de agosto de 1982. En el poema que dedica a su madre, Buesa refleja claramente el sufrimiento causado por haber tenido que abandonar su tierra natal. Es un poeta romántico con un claro tono de melancolía a través de toda su obra poética, que es primordialmente elegíaca. Se le ha llamado el "poeta enamorado". Ha sido considerado como el más popular de los poetas en la Cuba de su época. Su popularidad se debía en gran parte a la claridad y pro-funda sensibilidad de su obra. Muchos de sus poemas han sido traducidos al inglés, portugués, ruso, polaco, japonés y chino. Otros muchos han sido musicalizados o recitados en unos 40 discos. Sus principales obras son: La fuga de las horas (1932), Misas paganas (1933), Babel (1936), Canto final (1936), Oasis, Prometeo, La Vejez de Don Juan, Odas por la Victoria y Muerte Diaria (todas de 1943), Cantos de Proteo (1944), Lamentaciones de Proteo, Cancio-nes de Adán (ambas de 1947), Poemas en la Arena, Alegría de Proteo (ambas de 1948), Nuevo Oasis y Poeta Ena-morado (1949). Su libro Oasis (1943) se reeditó en más de 26 ocasiones, así como Nuevo Oasis. Sus libros se agota-ban tan pronto salían. Se dice que de un poema suyo fueron los primeros versos que se oyeron en la televisión cuba-na en el año 61. Abandono Cuba rumbo a España, Islas Canarias y Santo Domingo donde falleció en 1982.

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Edición Numerada

Este ejemplar se corresponde

con el

xxxxxxxxxxxxxxx

perteneciente a la publicación n.º 1 de la revista de poesía

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