Suplemento Literario N°933

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  • 8/15/2019 Suplemento Literario N°933

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    suplemento cultural tres mil · diario colatino · enero 12 de 2008

    Sábado 12 de enero de 2008 l  No 3656 del año XVII segundo centenario l www.diariocolatino.com

    DIARIO CO LATINO, MÁS DE UN SIGLO DE CREDIBILIDAD

    Nº 933

    MUERTE DE TRESTres escritores altinoam ericanos, el cubano Lisandro O tero,

    el nicaraguense Á lvaro U rtecho y el hondureño Roberto C astillo

    m urieron en las últim as sem anas

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    Lisandro Otero, un autor imprescindible acaba de morirLisandro Otero, un autor imprescindible acaba de morirLisandro Otero, un autor imprescindible acaba de morirLisandro Otero, un autor imprescindible acaba de morirLisandro Otero, un autor imprescindible acaba de morirLUIS SEXTO

    Exactamente cuarenta y nueveaños después de haber difundidoquizás la noticia más importantede su carrera periodística, Li-sandro Otero murió la noche del

    pasado 3 de enero con el créditode ser autor de una obra dondeconvivieron sin estorbarse la lite-ratura y el periodismo. Temprano en la mañana del 1

    de enero de 1959, Otero abrió elcana 12 de la Televisión cubanacon la noticia de que el dictadorFulgencio Batista se había fugadodel país esa madrugada. Era enton-ces un periodista con cierta ex-periencia en la revista Bohemia  yautor de un libro de cuentos titu-lado Tabaco para un jueves santo .Nacido en 1932 en la Habana, es-tudió en la escuela de periodis-mo Manuel Márquez Sterling en-tre 1950 y 1954, filosofía en laUniversidad de La Habana y de1954 a 1956 siguió cursos en LaSorbona.

    A partir del triunfo de la Revo-lución, Otero compartió funcio-nes de dirección en medios deprensa, entre ellos el suplementocultural Lunes de Revolución  y lasrevistas Cuba y Revolución  yCultu- ra . Sirvió como diplomático enLondres y en Santiago de Chile yfue además vicepresidente delConsejo Nacional de Cultura.Ejerció hasta su muerte como di-rector de la Academia Cubana dela Lengua, correspondiente de laEspañola.

    Paralelamente, incluso mezclan-do experiencia y escritura fue de-sarrollando una obra narrativa queincluyó libros de reportajes comoZDA,En busca de Vietnam  yRazón y fuerza de Chile . Entre sus nove-las sobresalen dos obras magistra-les, la noveletaPasión de Urbino , enla que abordó audazmente la vidasexual de un clérigo, yTemporada de ángeles , un fresco sobre la re-volución inglesa en la que se ad-vierte, aparte de la exacta y vivareconstrucción de la cortelondinense del siglo XVII, un len-guaje tan preciso y artísticamen-te organizado que la conviertenen una de las novelas de más altonivel estilístico en la literatura cu-bana. La situación  –premio de la

    Casa de las Américas en 1963-,En ciudad semejante, El árbol de la vida y Bolero , son otros de sus títulosque, en conjunto, fueron traduci-dos a 15 idiomas.

    Lo más singular de LisandroOtero radica en que hasta susúltimos días ejerció el periodismo.En 2006 publicó un volumen conlas crónicas y reportajes publica-dos enmedios de América Latinay Europa en la última década. Conesos textos – recogidos bajo eltítulo deAvisos de ocasión - que se

    El escritor cubano murió el 3 de enero con el crédito de ser autor de unaobra donde convivieron sin estorbarse la literatura y el periodismo.

    afiliaban unas veces al perioliterario mediante la fluideztiva y otras a través del enla crónica, Otero mostraprofunda cultura y, en par

    su dominio noticioso de la lidad.En una entrevista conce

    autor de esta nota mesesde fallecer, Otero confirmhabía comenzado a escribla influencia de la literaturadounidense moderna. “Anbía experimentado la inf luenlos españoles de la Generac98 y la omnisciencia del autodo del siglo XIX , se me introdel discurso literario. Tuve queun esfuerzo para sacudir aldios y darle entrada al obseobjetivo y aparentemente desnado. Describir como un testiinvolucrarme como un protag

    más, esa fue la pr imera ensede aquellos escritores, que anédespués, cuando comencéintensamente a los francesecialmente Stendhal y FlauberEntre los norteamericanos q

    enumeró a “maestros Hemingway, Dos Passos, FaJohn Steinbeck, William SaErskine Caldwell, James T. Thomas Wolfe… Más tarde votros: Norman M ailer, CMcCullers, John O H́ara, TCapote, Gore Vidal”.

    Más evidente fue la inflnorteamericana en su periosobre todo en su modo dmir el tema mediante daformativos que van directoterés de los lectores. “El pmo nor teamericano –reconoccansa principalmente en la cción de datos corroborados ysurge la reflexión y el razonapropios. Primero, los hechos, lanálisis. Ese es el esti lo que usque cuando llegó el llamado periodismo” de Tom Wolfe, lacla de elementos narrativos, dtivos y ambientales con la trasinformat iva encont réque yoestado haciendo eso desdetiempo”.

     The New York Times lecomo uno de sus modelospales. “A pesar de su falt a dcomo lo demostró en sus in

    ciones sobre la invasión de Irnotas periodísticas son, técnite, magistrales”.

    Lisandro Otero murió creconocimiento oficial al serado en 2002, con el Premcional de Literatura. Era taun autor acatado por los res, y su obra, no obstantequier arista controvertible, figurar por sus calidades esy sus valores humanos comde las más sólidas y respede la literatura cubana de volución y de la lengua.

    En ciudad sem ejante, por Lisandro O tero (fragm ento)

    RETRATO DE UN HÉROEPor eso aceptaste cuando te propusieron el periódico.

    Tú creías otra cosa. No tenías la mejor opinión de ti mis-

    mo. No sabías qué reservas despliega una hormiga con-

    duciendo una brizna. No eras apto para la acción, eso

    creíste. Pero te molestaba aquello. Te molestaba ver al

    mulato encaramado. Por eso aceptaste cuando te propu-

    sieron vender el periódico.

    Te sorprendió que el diez de marzo transcurriese sin

    violencias. Que aquello fuese admitido en tranquilidad,

    sin conmociones ciudadanas, sin tormentas políticas, sin

    resistencias militares. ¿Batista en Columbia? Ese es un

     problema de Carlos Prío. Y cada quien a lo suyo. Fuiste

    allí por curiosidad. Viste a los que se movían inquietos

    en la Universidad esperando las armas prometidas por 

    Prío. Te marchaste cuando supiste que no iba a pasar nada,

    igual que en todas partes, nada.

    Te sorprendió porque en tu casa te acostumbraron a

    otra cosa. En los breves encuentros cotidianos, en las lar-

    gas sobremesas de los almuerzos de domingo con los tíos,

    en las partidas de cartas, siempre escuchaste la voz de

    los inconformes. Sabías que te llamabas Raúl Figueroa,

    que estudiabas en la Universidad de La Habana, en la

    Facultad de Ingeniería, y que te molestaba ver al sargen-

    to encaramado. Te molestaba porque asesinó a Guiteras

    y en tu casa escuchaste que Guiteras era un patriota, al-

    guien que siguió el trabajo iniciado por Céspedes y

    Agramonte, Maceo, Gómez y Martí. Y el que asesina aalguien así es un perro, un verdugo, un tirano. Sabías

    que Batista también dio palmacristi y bicho de buey y

    que mandaba a acostarse a las nueve a los cubanos cada

    vez que quería. Sabías que en sus estaciones de policía

    se abofeteaba a la gente, a los que eran así como tu padre

    y se atrevían a protestar en público. Eso es lo que sabías.

    Por eso te irritó el diez de marzo. Por eso también acep-

    taste cuando te propusieron vender Alma Mater . «Por lo

    menos en algo ayudo», pensaste. Te entregaron una edi-

    ción donde se insultaba a Batista y te asustaste al termi-

    nar de leer aquella hoja minúscula desbordante de adjeti-

    vos peyorativos, denuestos, imprecaciones, llamados a

    la revolución. Caminaste en dirección a Radiocentro lle-

    vando los periódicos ocultos en una carpeta. Viste venir 

    a un estudiante, inconfundiblemente un estudiante, con

    acné y libros bajo el brazo; decidiste actuar con rapidez

    antes que el miedo te paralizara: «Compañero, ¿ Alma

     Mater ?» El estudiante te entregó la moneda y puso el

     periódico dentro de sus libros sin leerlo. «Lo leerá en su

    casa, o en la clase, es peligroso leer eso en la calle. Peor 

    es venderlo, coño, y ya estoy metido en esto», eso pen-

    saste. «¿Y qué hago aquí con veintinueve ejemplares

     bajo el brazo? Si me agarran me rompen todo, me des-

     baratan, me ripian la vida». Sentiste que estabas llegan-

    do al límite de la audacia. Supiste que te sería imposible

    vender un solo ejemplar más porque por debajo de la

     piel te reptaba esa curiosa culebra amaril la, fría y

    cosquilleante en su deslizamiento, que se llama miedo.

    Seguías caminando pero eras distinto a aquel que bajó

    la escalinata universitaria orgulloso de estar haciendo

    algo por Cuba. Ahora eras un pobre comemierda taci-

    turno que buscaba su agujero. Trataste de ocultar aún

    más los periódicos confundiéndolos con las conferen-

    cias mimeografiadas. Doblaste por la calle veinticinco

    y viste esa amplia depresión del terreno a la que llama-

     ban Hoyo de Aulet. Bajaste por una de sus veredas y

    allá en el bosquecito que había en el fondo, junto a un

    árbol de grueso tronco, oculto de los que transcurrían

     por la calle, depositaste todos los periódicos y te volvis-te para marcharte. Pero una nueva preocupación se sumó

    a las otras. No te inquietaba tanto la policía que pudiera

    descubrir aquel paquete, sino tus propios compañeros

    que quizás lo identificarían por la cifra de ejemplares

    abandonados, tus compañeros que sabrían de tu cobar-

    día.

    Encendiste un fósforo que te iluminó con su débil lla-

    ma, te lanzaste sobre las revueltas hojas que el viento

    desordenaba y volviste sobre tus pasos. Cuando llega-

     bas de nuevo a lo alto de la vereda, a la calle, a la vida

    un instante amenazada, te volviste para ver con alivio el

    leve incendio, allá abajo.

    Lisandro Otero con el poeta Roberto Fernández Retamar

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    Una vida de entrega total a laliteratura y al arte como fue la deAlvaro Urtecho, se truncó a los56 años de edad, el 21 de diciem-bre del año 2007, en la ciudad de

    Managua, Nicaragua.

    Con el fin de dar una idea apro-ximada sobre el aporte de esteescritor nicaragüense reconocidocomo una de las voces más nota-bles de la literatura contemporá-nea, presento una síntesis valo-rativa de diversos colegas nacio-nales:

    Iván Uriarte, amigo cercano deAlvaro y a quien se le reconocesu especial dedicación a la obratotal de Urtecho, diseminada en

    suplementos culturales, periódi-cos y revistas, hasta que se publi-quen sus ensayos reunidos en li-bro, sostiene que “en la obra de Alvaro se percibe una constante vo- 

    luntad de autobiografía interior don- 

    de el encuentro con la muerte y el 

    viaje como búsqueda de la totalidad 

    cósmica, son las constant es que 

    ontológicamente sitúan al poeta f ren- 

    te a su alteralidad, y lo confirman 

    como una de las expresiones líricas 

    más puras de la moderna poesía ni- 

    caragüense y centroamericana”.

    En 1968, el 11 de noviembre,Alvaro fue presentado como poe-ta, junto con Xavier Arguello yFranklyn Caldera, en La PrensaLiteraria, éste último dice de él:“Como poeta él siempre recorrió sus 

    propios caminos, alejado del tono 

    panfletario y exteriorista imperante 

    en la época”   Lo describe comoincansable “cronista del quehacer de sus contemporáneos cuyos prólogos 

    solían tener mayor calidad que las 

    obras comentadas”  ya que segúnCaldera,“Alvaro sabía encontrar pe- pitas de oro donde los demás sólo 

    vemos arenas movedizas” 

     Julio Valle Castillo, autor de laobra monumental, “El siglo de la poesía en Nicaragua”   estilística-mente lo define como “un poeta de estirpe romántica, subjetivo, un lí- 

    rico”  y destaca como “lo mejor suyo”  el poemario Cantata es-tupefacta, agregando que “no deja de ser un momento cimero de 

    su poesía y a su vez contradictorio 

    en la tradición local” … ”distanciado 

    del exteriorismo y más próximo a la 

    especulación, a la indagación, que a 

    la canción, más cerca de la ceniza 

    que del cuerpo, más hecho de som- 

    bra, de fantasma, que de materia”.

     Jorge Eduardo Arellano en esaotra obra de gran importanciapara nuestra región,“Diccionario de autores centroamericanos” , rescatacomo ejemplo de “una revelación entusiasmada ante el mundo, Cua- 

    derno de Provincia, donde (Alvaro 

    Urtecho) percibe el asombro, creyen- do el milagro diario de la existencia” 

    igualmente propone no solo lalectura de “El esplendor de Caín” ,sino la me-ditación a partir de estaobra, de un“creador pleno, conscien- te de su poder evocador y admira- 

    ble”.

    De Juan Velásquez Molieri, es laevocación:“Nacido solamente para el Arte, nadie debió nunca valerse de 

    su nombre para aprovecharse de él 

    y siempre antepuso la poesía por 

    encima de los beneficios que por su 

    nombre o su origen pudo tener” 

    Pedro Carvajal, expresa sentida-mente:“Conservamos el aprecio por su autorizada voz pronunciada o 

    escrita. El respeto por su crit erio fun- 

    damentado deseoso de acertar siem- 

    pre con un exacto fiel del equilibrio 

    y siempre capaz de renovaciones, de 

    incorporaciones, de rectif icaciones, y 

    de nuevos desarrollos” 

    A las apreciaciones, sobre su

    autonomía política, sobre su par-ticular decisión de abstraerse delrecurso formal generalizado y per-tinente como ha sido la escuelaexteriorista y optar por una poé-tica interior admirada en el maes-tro Carlos Martínez Rivas, quizáspueda responderse con el plan-teamiento de Erick Aguirre: “Y en efecto, Urtecho se aleja deliberada- 

    mente de la Historia (con mayúscu- 

    las, agrega Aguirre) y se dedica a 

    aprehender los instrumentos que en 

    medio del caos histórico encuentra para identificar la procedencia del 

    dolor, la inexplicable sensación de so- 

    ledad a que la madurez y la con- 

    ciencia condu-cen…Pero no se trata 

    de la experiencia solitaria de una 

    simple vida aislada de la historia sino 

    la de múlt iples generaciones…”  Yaantes, Aguirre invita a considerarque “si como dice Octavio Paz, la estética del cambio acentuó el ca- 

    rácter histórico del poema, es justo 

    preguntarnos ahora, también, si una 

    poesía como la de Alvaro Urtecho 

    no estarámostrándonos los signos 

    característicos (confluencia de tiem- pos, cambio y permanencia,

    centralidad y misterio de la propia 

    individualidad) de lo que hoy se in- 

    tenta clasificar como “era postmoderna”.

    De mi parte quiero decir, quetambién perdí un gran y gentilamigo con quien compartí espa-cio laboral en el Ministerio deCultura bajo el gobierno de re-construcción nacional en la déca-da de los ochenta. Múltiples son

    Álvaro Urtech(1951-2007)

    Alvaro Urtecho, nació envas, departamento del su

     Nicaragua, el 1 de Novi

     bre de 1951, hijo de Lill

    Lacayo Marenco y del m

    co e historiador, Rafael U

    cho Sáenz. Estudió Hum

    dades en la Universidad C

    troamericana de Manag

    Continuó estudios de Filo

    fía y Letras en la Univers

    Complutense de Madrid

    la Autónoma de Barcelon

    finalmente en Costa Rica

    le reconoce como poeta,sayista, periodista cultur

    connotado crítico de arte

    Ficha bibliográfica: Pub

    en vida los siguientes lib

    de poesía: Cantata estufacta, Managua, Edito

     Nueva Nicaragua, 1986;

    plendor de Caín, (191991), Managua, INC-AS

    1994; Cuadernos de la Pvincia, 1976-1994 EditoDecenio, 1995; Tumba ysidencia  (selección a la

    agrega, Auras del Mile1995-2000, CNE-NORA

    Tierra sin tiempo, Acade Nicaragüense de la Len

    Managua 2007. Múltip

    ensayos, prólogos, crític

    teraria y de artes plást

    quedaron dispersos en su

    mentos culturales, revist

     periódicos. Los textos v

    rativos sobre poesía nic

    güense han sido reunido

    libro y se encuentran en

    ceso de edición; saldrán a

     bajo el sello CNE/NOR

    Por otra parte, La figurademoníaca, ensayos litrios en el que incluye su t

    sobre Carlos Martínez Ri

    de quien sus críticos le re

    nocen una influencia dete

    nante; y un texto sobre la

    tura de Danilo Torres, ar

     plástico esteliano, saldrá

     blicado próximamente ,

    Editorial Amerrisque.

    Mosaico para un recuerdo de Álvaro UrtechoMosaico para un recuerdo de Álvaro UrtechoMosaico para un recuerdo de Álvaro UrtechoMosaico para un recuerdo de Álvaro UrtechoMosaico para un recuerdo de Álvaro UrtechoVIDALUZ MENESES

    Especial paraTres Mil

    las anécdotas que habría que re-cordar. Cada año éramos Juradode los concursos de aficionadosque se realizaban en el SistemaPenitenciario, de donde no pocos

    presidiarios de guerra obtuvieroncomo premio su libertad o unasalida en navidad donde sus fami-liares, al ganar el concurso. Mehonra contar con un prólogo deél a mi antología personal “Llama en el aire” , sin desconfiar de laposible concesión que me ha hayahecho, dada la observación quehace su amigo de juventud, el crí-tico de cine, Franklyn Caldera.

    En los últimos años, compartí con Alvaro, el pan y el vino ade-más de nuestro ron nacional en

    deliciosas tertulias que me nutrie-ron ya que este formidable lectorsiempre estaba en la disposiciónde informar, formar y/o intercam-biar lecturas, ideas, proyectos. Loinvitábamos a nuestra casa, mi pa-reja y yo, amigos cada uno por sulado e intereses, pasaba el fin desemana con nosotros y era un her-mano más que oxigenaba nuestrohogar con su palabra. En los últi-mos años, le presté un libro deespiritualidad que a él le encantó,creo que desde su titulo filosófi-co,“En busca de la verdad”  y poco

    tiempo después, en una SemanaSanta, leí bellos poemas místicosescritos por él, que incluyó luegoen su último libro publicado, “Tie- rra sin tiempo” , cuya sección “Co- rona de espinas” , será mi lecturaprioritaria en la ya próxima Cua-resma. Pienso que él, por fin, esta-rá ante la presentida Presenciadiciéndole a viva voz su poema:“Eres, en nuestra tarde que declina 

     /en nuestra noche poblada de/ fan- 

    tasmas y temores, el hombre/que 

    somos, el rostro que nos / duplica en 

    el espejo, el encarnado / en las vér- 

    tebras y en los corazones / que resu- citarán algún día cuando / sean da- 

    dos todos los abrazos / y los besos 

    que no pudimos dar”.

    En la Feria del libro de Guadalajara: Nicasio Urbina, Blanca Castellón

    y Alvaro Urtecho. Foto cortesía de Blanca Castellón.

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    Un solo de corneta para Roberto CastilloUn solo de corneta para Roberto CastilloUn solo de corneta para Roberto CastilloUn solo de corneta para Roberto CastilloUn solo de corneta para Roberto CastilloMURIÓ CON EL

    FRÍO DE ENERO Y ELCALOR DE LA AMIS-TAD Y EL CARIÑO

    Una despedida, un hasta luegodelicado, hermoso, amistoso, tris-

    te como solemos despedir a quiense va. Golpea el hasta luego a Ro-berto Castillo.

    Un buen amigo: libre, de extraor-dinario y lúcido pensamiento, debuen gusto, de grata conversa, desuavidad y buen trato, de ternura.De pensar reflexivo. Así le recuer-do, así le conocí, golpea, no decirni atreverme a pensar cuan inten-so es el sentimiento de pérdidapara quienes mas cerca estuvie-ron de su ser.

    La Catedral de Tegucigalpa fue

    engalanada con pequeños y fron-dosos arreglos florales de azuce-nas, y verde follaje, ubicados en losextremos externos de las bancasy delicados cordones de cintasvioleta, lila, hasta mas o menos lamitad de las viejas bancas de co-lor café de la iglesia enremodelación.

    Roberto y otras amistades yaidas, pero por ahora Roberto, lo-gro reunir en una iglesia en estecaso católica, a una heterogéneacantidad de personas que de otramanera no entrarían a escucharun padre nuestro ni permanece-

    rían mas allá de cinco minutosescuchando el sermón de un sa-cerdote. Y esto merece decirse,agradecerse y señalarse como

    Roberto Castillo(1950-2008)

     Narrador excepcional, ensa-

    yista y filósofo, un humanista

    ante todo, Roberto Castillo fue

    en vida una de los intelectua-

    les más respetados de Hondu-

    ras.

    Provisto de una enorme cul-

    tura clásica supo transmitir a

    sus alumnos y a sus lectores

    toda la veta fundacional de

    nuestro conocimiento occi-

    dental y a la vez, darle segui-

    miento a la cultura viva y co-

    tidiana de nuestra tierra.

    Sin duda, hemos perdido a

    un maestro excepcional.

    Su obra y actividad se resu-

    me a continuación:

    Subida al Cielo   (1981,cuentos)

    El Corneta (1981, cuentos)Figuras de Agradable De-mencia (1985, cuentos)

    Traficante de Ángeles(1995, cuentos)

    La Guerra Mortal de losSentidos (2004, Novela)

    El Siglo que se fue (2004,Ensayo de Filosofía, 2004)

    Filosofía y PensamientoHondureño  (2005, Ensayosde Filosofía)

    Ganador del Premio Plural

    de Narrativa, México, 1984

    (La Laguna, cuento)

    Antologado en Los Centro-

    americanos junto a figuras

    como Augusto Monterroso y

    José Coronel Urtecho, por 

    José Mejía, Alfaguara, 2002

    (La Tinta del Olvido, Cuento)

    Premio Centenario de José

    Carlos Lisboa, Academia

    Mineira de Letras, Brasil, por 

    su ensayo El Siglo que se Fue,

    2002

    Premio Nacional de Litera-

    tura Ramón Rosa, Honduras,

    1992

    Fundador de Editorial Guay-

    muras, Tegucigalpa, Honduras

    Editor y fundador de Revis-

    ta AlcaravánSu cuento Anita la Cazado-

    ra de Insectos  fue llevado al

    cine por el Director Hispano

    Durón

    Su cuento Celene y Los Es-

     pejos fue realizado como cor-

    to cinematográfico por Rober-

    to Adriano, UPN

    Profesor de la Facultad de

    Filosofía de la UNAH duran-

    te 20 años.

    Un solo de corneta para Roberto Castillo

    Lo recuerdo subiendo despaciosamente por la calle del Honduras

    Maya, con una bufanda y repleto de libros bajo su brazo.

    Lo recuerdo desde niño cuando me dio sus Figuras de Agradable

    Demencia, y aun puedo ver a ese Judas borracho que subvirtió la

     procesión de sus cuentos.

    Aun escucho sus palabras de aliento para que nunca dejara a la

     poesía, género que tanto respetaba, y lo recuerdo sonriente, recon-

    centrado, vivamente lúcido como una lámpara en manos de

    Diógenes.

    Testigo de su Subida al Cielo, me planto al lado de estos recuer-

    dos, le sonrío a su sombra, quemo incienso a sus petates y lo veo

    con su rostro en paz, ya lejos de esta Guerra Mortal de los Sentidos.

    Un solo de corneta lo despide, el sonido más profundo que Ro-

     berto Castillo ha dejado en nosotros.

     Fabricio Estrada

    símbolo de cariño y sinceratad, porque allí, cercano al pestaba el cuerpo sin vida ypíritu de uno de nuestrograndes pensadores, que nreda siete u ocho libros biesados, escritos, sentidos, trdos, y unas 21 obras inédigún palabras de sus mas ceamistades.

    Roberto el amigo, se fue ero, inició el 2008 no sé sindolor físico, se que está biedeja tristes a sus familiaresamistades, que deja un legpaís, a Latinoamérica, y que guaje de bien es universal.

    Algunas veces pasé por cón encantador, allí en Palmlugar para descansar, algunnutos que permitían recupenuevo la frescura del pensa

    to, luego mas tarde, quieconocimos nos enteramos estaba internado y no pervisitas, posteriormente salitorné a ese espacio propiedél y su familia según compdisfruté del buen gusto de ferentes espacios,“Se estárrando, estámejor” , eso dijedos atentas personas que atron, deje una notita con toddeseos que alberga mi copor todas las personas espy queridas.

     Y está bien Roberto Cassacerdote, hermoso en susbras, dijo tantas cosas cieunas cuantas que repito, qdolor de la familia y sus amise convierta en bendición” .

    Descansa en paz Roberten vida suya estuvimos conde contarnos entre sus holatal? Y la magia de compapoquitín su tiempo, ahora, tco puede ser menos que sritu y su herencia siga aquí eespacio de quienes continuel camino hasta que la muertHasta Aquí.

    A sus familiares y amistadecercanas, las muestras de mpeto y consideración, que lor les sea leve y que le lleveen sus pensamientos y coraQue sientan el sano orgullohijo, hermano, esposo, amigllo, honesto y bien intencio

    Con la necesidad y la intedel aprecio a la Vida que dque en paz descanse, quien efuera, Roberto Castillo.

    El escritor hodureño Roberto Castillo

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    Osvaldo UlloaPATRICIA TRONCOSO 84 DÍASEN HUELGA DE HAMBRE

    Patricia Troncoso en el extremo del cielo

    mapuche

    debajo de las tinieblas te vas hundiendo en la

    tierra

    la vitalidad se va de tu cuerpo como cuandoquedan

    las calles desiertas en la madrugada y aflora

    apenas el amanecer.

    Te debates en la frontera de la vida y de la muerte

    que se levante Lautaro Caupolicán y Colo Colo

    y te rescaten a ti de ti que ya eres casi sombra.

    Qué van a hacer las Doñas Inés de Suárez

    esperaran que mueras de hambre te cortarán la

    cabeza

    y la alzarán para amedrentar a todos los que

    luchan.

    Siento vértigo al ver cómo te vas marchitando

    siento rabia por no poder decirte detén

    tu huelga

    si sé que es justa y es de todos los mapuches.

     No quieren ceder prefieren que te mueras

    así todos sabrían que ellos manejan los hilos

    de la muerte

    así todos sabrían que son despiadados

    y no vacilarán

    en derramar lava de volcanes sobre los que

    reclamen sus derechos.

    Hermana me exprimo el corazón como

    un algodón manchado en sangre

    y lo acerco a tus labios para que te alimentes

    un poco

    y tus labios rojos resplandecen como mil soles

    que cegarán a los indolentes a los usurpadores

    y a todos aquellos que hacen larga esta agonía.

    Hermana si te mueres nos empujarás a todos

    al abismo

    y sólo saldremos si nos rompemos la garganta

    gritando

    gritos de lucha que vienen de atrás de cuando

    se bebía la chicha

    en las calaveras de los conquistadores.

    IAlguna vez hubo pasadocon escenario de miedo y mirada al suelocuando mascarado envenenó la palabray arrebató inocencia en la noche largael ídolo. 

    IIYa nada es lo mismoy sin embargola nada se cubre de sombrasy lo mismo sustenta al camaleón. IIIElla, Sekmet,constructora del mito oscuro,conquistó mando con desgarre de vientreaborto atroz en plaza públicacon tamboresy danza de serpientes. IVEn el corazón de fuegoel lago calmo de Bastet frente a su estrellallamando cual amante en sosiegoal pájaro cósmico vestido de nocheque confunde y teme Escorpióncon la Mica en sueños de luna oculta. V¿La muerte?¡Ah, Escorpión desde tu hueco gris!Una escultura no escapará a su abrazo.Hielo y venganza en el riel del metal.¿Habrá inocentes en culpa de nadie?Los espejos se enturbian y agrietan,cuando entre vítores y consignassurgen promesas como ahuizotes burlones. VISekmet olvidó del mortal su temblory por unión de sufrimientos se masturbacalmando hambruna de ternura.Escarabajos chupan sangre faraónica.

    ¿Te asusta, Escorpión? ¿Duele?¿Hasta cuándo el delirio?Sekmet esboza tu estatua;una lágrima yace congelada en su alma. VIIUn rostro, una vozsusurra el sueño de Sekmetel de siempredesde antesde la misma estirpepero distintoen el hervor del silencio.Lo invoca y amapara que las noches fríasde altares con rotaciones de sombrasse alivianen.Resuenan en atabal de Monimbó

    palabras de muchacho calladoel que se llevó la muertecon regaño de vida. VIII¿Por qué no un nuevo solcon cualidad San Cristóbaly perlas de luz en el fondo de Apoyo?El misterio del Cosigüina es nuestro,como la bruja del Santiagoy las constelaciones de Zapatera y Solentiname.¡Cambia, Escorpión!O fabricará tu sarcófago con filigranapara enterrar destrozos de mito caídoel poeta guerrero. 

    IX¿Podrás?¿Podrás dejar caer la hoja al suelosin heridas ni muertes ajenas?Aquí, la rosa negra. ¡Tómala!Para que nueva luz se haga.¿Podrás, Escorpión?Que la vida renazca sin tedio histórico¿Podrás?El alba falsa y fanfarronase desvestirá de espejismos.Hay una nación que enterrar. XQue Sekmet encuentre en Bastetla caricia lunar de la mirada.La leyenda ancestral reposa en Tiscapay desde las cumbres de Ometepese divisarán multitudinarios entierroscon rocíos de extraña soledady tristeza.Sekmet envejecerásoñándose niña con ojos de venada,musa rebelde y locaamantepoetamadretambién rival y verdugoy entre sus manos empuñadas,con beso reseco de la arruga,el estigmacon oración final para son de partida

    y danzar en el Averno. XIOtra Era del fuegocon pesebre constelarhabrá nacidoEl obelisco emergidodevelará verdadescon sonriente Prometeoy vigorosoHunab Ku del No-Tiempo. XIIGoya, al final,habrá devorado a Saturno.

    Señal para mito oscuroHenry A. PetriePoeta nicaraguense

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    COMO PUDO EL AMOR PERDER EL CAMINOGABRIEL MORAES

    I

     Yo me había quedado dormido por unmomento. Cuando abrí de nuevo los ojos,una joven muy hermosa estaba sentada jun-to a mí en la banca del parque.

    El cansancio del día y el viento de la tar-de, eran las cinco, me convencieron comoa un niño en el regazo de su madre.

    La joven buscaba viendo los minutos desu reloj, pienso que a su pareja, pero nadieaparecía para darle validez a la voluntadde mi pensamiento.

    Entre ella y yo, un pequeño espejo atrajomi curiosidad y al acercarme le sonreí, quetontería, me congratulaba conmigo mismopara llamar la atención de su indiferenciafemenina.

    El impresionado fui yo, porque con mi

    mano sosteniendo el espejo me atreví amirarlo directamente.

    Un muchacho se reflejaba desde mi ros-tro, y con a penas veinte años, estábamosen igualdad de condiciones ella y yo.

    Ella, inamovible, semejaba una estatua es-culpida en dirección al horizonte, y parallegar al más recóndito lugar basta con an-dar el camino, y no existe destino dondeno vayan dejando huellas las palabras.

     Y le hablé, pero no me respondió... Qui-zás sus oídos están hechos de cemento, sondos obras de arte que engañan a cualquie-ra, y yo los creía naturales y tiernos, como

    los de una mujer.

    Su mano derecha, apoyada en el silenciode la realidad que nos rodeaba y que casinos unía, era demasiada tentación para notocarla...

     Y la toqué: su boca no estaba muerta, te-nía la intención fresca de quien sabe mane- jar las dificultades y mirándome sin parpa-dear, me lanzó desde sus pupilas la calmacon que se apacigua a los atormentados porla locura.

    Pero su fuerte voz cayendo como un rayodijo auxilio mi amor, y como de la nada se

    interpuso entre ella y yo, otra mujer, refu-giándose en sus brazos como una sombraa la espalda.

    La hierba, las flores y los árboles desapa-recieron, quién sabe a qué lugar,el aire sevolvió difícil de respirar y losalrededores, me recorrían de pies a cabe-za como a un extraño en escena ajena.

    Parejas de personas mano con mano,hombre con hombre y mujer con mujer,señalándome, gritaron: ¡Aquí, aquí, un locoanda suelto...!

    II

    Enamorar a una mujer está fuera de las

    costumbres, es anormal que un hombre lohaga, va contra el orden establecido. Locomún es ver y oír a una mujer abrazando

    y hablándole a otra, o a un hombre pasean-do de la mano con otro hombre.

    -El doctor me dijo, ya van treinta años yno aceptás el tratamiento para reinsertarte,no entendés que así no puedo darte el alta,mucho menos dejarte salir.

    Por eso estoy encerrado y me dan pasti-llas para que no llore al no comprendercómo pudo el amor y el mundo perder elcamino.

    -De dónde sacás esas ideas tan extrañas...

    Aquí no hay esos ejemplos que te enseñenesas relaciones sin sentido.

    Desde que tengo memoria, la vida siempre de esa manera, y no hay otrarelaciones de respeto son las que posible la armonía de hombres conbres, y de mujeres con mujeres, mecaban a diario y con gran cariño en etorio.

    El Presidente de la nación está casaun hombre, y la primera ministra comujer, no hay ningún ciudadano quelazos conyugales con personas de o

    -Si al menos hubiera una mujer qusiera experimentar contigo esas relaabsurdas, te daríamos carta de libertaque realizaras tus irracionales y báespejismos, pero ni aquí en el manhay seres humanos con esas conducdesviadas como la tuya... Sólo vos único enfermo de este tipo.

    -Vos hacés afirmaciones que no pod

    permitir que se hagan malos ejempque hablás es subversivo, sos un atecontra el sistema... Inyéctenlo otravuélvanlo a aislar.

    III

     Y yo como un clavo, viejo y oxidacribía en la oscuridad hablando adesde las paredes donde me teníanrrado:

    “El verdadero amor no comienza en eni termina en el resplandor de la piesu silencio es de estrellaen el tiempo sin finsu destino es profundo

    como el alma después de la vida

    Nunca crea luz el falso oropel...¿Acaso no es suavidad lo que pierdetalocuando se apaga el día?Es el hoy que termina hoy

    El amor es como el perfumeque recuerda a la floraunque se marchite su bellezason alas que salen en las manosEs sonrisas y lágrimas en los ojosporque has bebidode la ternura perfectaEl amor de dos corazones en uno

    es el que llega hasta el génesises la creación recién nacidaporque Dios regresa en el hijo...

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    Desde hace cierto tiempo metrotan en la cabeza algunos temasque me gustaría abordar en estaspáginas. Uno de ellos es la libertadque promueven los pensadores li-berales y que esgrimen como es-tandarte nuestros gobernantes,promoviéndola como su principaltema de campaña electoral. La li-bertad en la boca de nuestro pre-sidente, Elías Saca, es mera coarta-da. Durante la primera mitad de sumandato, bajo su impulso, la asam-blea ha aprobado leyes que siste-máticamente ponen en peligro laslibertades públicas y han agravadoen sumo grado las penas de cárcel,a pesar de tener saturadas todaslas bartolinas. Nuevas leyes queconvierten en delito formas de pro-testa callejera, con penas que inti-midan y pretenden sembrar miedoy terror. Se trata de golpes asesta-

    dos a la libertad de expresión deopiniones y pensamientos. Aquí cabe simplemente protestar y de-nunciar la patraña de los dirigentesde ARENA.

    Otro de los temas es algo que valigado al concepto de libertad quepromueven los liberales, me refie-ro al consentimiento. En los últimosaños poco a poco las legislacionesde la mayoría de países vincula laviolación a la simple ausencia deconsentimiento de la víctima. Setrata de un indiscutible adelanto,pues ya no se considera el uso dela violencia para forzar a una mujer

    o a una menor a consentir a un actosexual la condición del delito. Tam-bién es violación el acto sexual con-sentido bajo la amenaza y la sor-presa o el uso de la autoridad mo-ral. Son muchas las nuevas figurasdel vicio al libre consentimiento.

    El asunto que me gustaría abor-dar es justamente la absoluta relati-vidad de esta libertad del consenti-miento. Pues la figura que se prestapara ensalzar esta libertad es laprostitución. No me voy a referirni a la trata masiva de blancas, ni alcomercio sexual infantil. Me refie-ro a la prostituta mayor. La que ejer-ce lo que muchos se obstinan en

    llamar el «oficio más viejo del mun-do». Esta mujer entra según los li-berales en el cumplimiento de uncontrato libremente consentido,ella alquila su cuerpo por una re-tribución. Se trata pues de un libreconsentimiento, del ejercicio de sulibertad, de esa libertad que le per-mite entrar en el mercado.

    Lo problemático en defender laprostitución basándose en el con-sentimiento, es que al hacerlo, porlo general, no se toma en cuentalas condiciones reales y concretas

    al interior de las cuales la prostitu-ta ha ejercido su elección. Se igno-ra también el fenómeno de la do-minación y de las relaciones eco-nómicas. Al ignorar las condicionesconcretas que han conducido pre-cisamente a la elección de poneren venta su cuerpo, se piensa la li-bertad de manera abstracta. Escomo si se tratara de una personaque define sus objetivos y estable-ce fríamente los medios para alcan-zarlos. Este es el famoso homooeconomicus del liberalismo, quepiensa que la vida económica es unasimple y constantemente renova-da puesta en marcha de contratoslibremente consentidos.

    La autodeterminación puede, endeterminadas condiciones, aumen-tar la opresión de los más débiles yfortalecer el poder de los más fuer-tes, todo depende de las condicio-

    nes de vida particulares de cadacaso. Al hacer de la prostitución unmedio entre cualquier otro por elcual se expresa la autonomía y elconsentimiento es pensar que esta«libertad de prostituirse» se inte-gra perfectamente al interior de lalógica en la que todo intercambiose organiza según las leyes econó-micas. En un sistema como este, loshombres son cosificados e imitanlas relaciones entre las cosas, a tra-vés del sometimiento progresivo detodos al mecanismo: deseo/satisfac-ción, del nuevo deseo hacia unanueva satisfacción, etc. Lo efímero

    de los deseos y de su satisfacciónse acopla perfectamente a la tram-pa publicitaria que nos inculca quenuestro deseo es libre y su satis-facción obligatoria. Se trata del fre-nético modelo del mercado, que espresentado como el súmmum dela libertad.

    Forzadas por las circunstanciasEs posible que la elección de con-

    vertirse en prostituta sea una op-ción racional, es posible asimismoque es real el derecho de disponerde su cuerpo según su propia vo-luntad. Pero al mismo tiempo de-trás de estos conceptos de libre

    consentimiento y de libertad seesconden muchas situaciones ex-tremadamente complejas. Unaprostituta muy raras veces opta porganarse la vida alquilando su cuer-po como un agente racional. Por logeneral se trata de opciones forza-das por las circunstancias.

    Es cierto que existen mujeres quedeclaran haber optado librementepor la prostitución. Pero general-mente lo que quieren significar esque nadie las ha forzado, que no haynadie que las explote, que no las ha

    obligado ningún proxeneta. Estosdecires hay que tomarlos con mu-cho cuidado y no convertirlos endeclaraciones que defienden esemodo de ganarse la vida. A vecesse trata pura y llanamente de una

     justificación a posteriori de una de-cisión muy dolorosa y humillante.

    Quiero aclarar que no estoy con-denando de ninguna manera a lasmujeres que se dedican a este co-mercio. Mi enfoque no es moralis-ta. Aunque sí defiendo posicioneséticas. Por supuesto que estoy deacuerdo que es necesario defendera las prostitutas de cualquier abu-so y sobre todo de los proxenetasde ambos sexos. Pero no puedoaceptar que se pretenda dignificaresta actividad cambiándole el nom-bre por un eufemismo, como el quenos ha llegado del norte, «trabaja-doras del sexo». La palabra no cam-

    bia en nada la realidad del asunto.Este concepto de libre consenti-

    miento reduce a la opción indivi-dual el ejercicio de la libertad. Endefinitiva el sistema se defiende muyhábilmente pues siendo responsa-ble de las circunstancias en que losindividuos se encuentran, vuelveresponsables a las víctimas del sis-tema. En los tiempos de CharlesDickens, los ideólogos del capita-lismo industrial, excusaban a losexplotadores de niños, aduciendoque nadie los había obligado a ve-nir a los talleres industriales, ni ba-

     jar a los pozos de las minas de car-

    bón. Asimismo y por consecuenciadotaban a los niños de la libertadde contratar, de consentir a su pro-pia explotación, además dotarlosdel uso total y completo de discer-nimiento.

    Esta concepción de la libertad es

    la misma que piensa posible abs-traerse de la necesidad y de lacausalidad, de las leyes que gobier-nan el mundo. Se trata de una con-cepción de la autonomía del indivi-duo respecto al mundo, ser libre esescaparse de las determinacionesnaturales o históricas.

    La necesidad y lo posibleCuando el individuo comienza a

    tomar consciencia de sí mismo,encuentra ya en su interior, dentrode sí, el resultado interiorizado desus relaciones con el mundo exte-rior, tanto natural como social. Esteresultado no tiene de manera visi-ble y evidente las trazas de todo elproceso que le dio luz. Se trata delperiodo de apropiación psíquica delmundo de objetos y relaciones enel que todo niño se transforma enuna personalidad desarrollada. Esta

    exterioridad objetiva resulta ocul-tada por la interioridad adquirida yes la que da la ilusión de la absolutaautonomía individual y la que nosaparece como si fuera la primeraen el orden de las cosas.

    Las relaciones reales que mantie-ne un individuo son su riqueza in-telectual o como lo expresan losfundadores de la dialéctica mate-rialista: «la verdadera riqueza inte-lectual del individuo depende porentero de la riqueza de sus rela-ciones reales». Estas relaciones rea-les aparecen como el resultado dela libre voluntad del individuo, aun-

    que esta consista únicamente endominar más o menos la contingen-cia de sus condiciones de existen-cia, de sus relaciones personales enel cuadro necesario de las relacio-nes sociales en las que le ha toca-do vivir. Esta apariencia es mucho

    más tenaz que no se trata simple ilusión de la consciencque se trata de una inversicológica real.

    No obstante no son solalas formas psicológicas de laciencia que se invierten, sintambién su contenido. Mientcontradicciones profundas formación social no aparecfuerza, su base material, coexpresión política y teóricescasamente desarrolladas, sto en el modo de vida y de laciencia de los individuos, no fácilmente ser identificado creflejo subjetivo individual contradicciones históricas obEs el individuo quien aparecluso para sí mismo, como autónoma de sus valores, detica, de su insatisfacción anteciedad en la que ya no se rec

    más, pero tampoco adviefuerzas y las formas de unadad nueva y diferente.

    Es esta consciencia la qucreer que es por opción peindividual que la prostituta ovender su cuerpo. En realidcondiciones de su existencientregan el extenso abanposibilidades para el desarrsu personalidad, para tenemodo de enfrentar la vidmanera de procurarse los nrios objetos para reproducir y la de su familia. Me estoy rdo a esas cosas tan necesari

    la existencia como son la cel techo, la ropa, etc. ¿Cuál epacidad real de otra opcióestas mujeres?

    Para que no se me entiendNo estoy diciendo que estano tiene otras opciones, ni circunstancia la conduce inblemente al comercio de suLo que digo es que ella se hobligada, se ha visto en esa dad. Su consentimiento es punecesidad de las circunstanc

    Algunos se va a apresurar tirme arguyendo que no todmujeres en esas circunstanprostituyen. Esto es cierto. P

    que no se prostituyen tampolibres de sus circunstancias, sciones son igualmente restry el modo de vida seguirá muy precario y sin salida.

    Lo que quiero decir es quemujeres o estos hombres prostituyen lo hacen a causno en vista de. No creo queellos supongan ese comercioun ideal que haga florecer ssonalidad, que les dé las cones nuevas de una actividad cy creadora.

    La libertad y el mercado de la carneLa libertad y el mercado de la carneLa libertad y el mercado de la carneLa libertad y el mercado de la carneLa libertad y el mercado de la carneCARLOS ABREGO