Suplemento Cultural 10-09-2011

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RECUERDOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE Página 2 Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q. Guatemala, 10 de septiembre 2011 Septiembre, mes de FOTO 30 Página 5

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Suplemento Cultural 10-09-2011

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Suplemento Cultural

Una idea original de Rosauro Carmín Q.

Guatemala, 10 de septiembre 2011

Septiembre,

mes de FOTO 30Página 5

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L as actividades van de proyecciones de pe-lículas viejas como “Manhattan” de Wo-ody Allen a presen-taciones sinfónicas

o espectáculos humildes de un solo artista. Pero todas buscan emplear las artes, uno de los pilares en la vida neoyorquina, para llevar a una re-flexión, inspirar unas emociones y ayudar a sanar las heridas, que toda-vía están muy frescas a pesar de haber surgido hace 10 años.

Karen Brooks Hopkins, presi-denta de la Academia de Música de Brooklyn, dijo que hay muchas insti-tuciones que quieren “ser lugares de reunión para que la gente pueda ex-presar sus sentimientos, unirse y tener una conexión emocional”.

“Uno de los principales papeles de las instituciones culturales”, dijo Brooks, “Es reaccionar siempre ante el público y reaccionar a los eventos que despiertan al público”.

Al igual que en el primer aniver-sario del 11 de septiembre, la Acade-mia de Música de Brooklyn presen-tará “Manhattan” y la entrada será gratuita. En el mes también recibirá al Kronos Quartet que interpretará “Awakenings” una reflexión sobre el 11 de septiembre.

Desde las galerías en Chelsea a los teatros en Broadway, el panorama cul-tural de la ciudad estará bastante ocu-pado el domingo, como lo ha estado

en los preparativos, especialmente en el mundo editorial, que ha presentado una infinidad de libros conmemorati-vos o las revisas, como el New Yorker, con números especiales.

También habrá exposiciones de fotografía incluyendo una en el Centro Internacional de Fotografía; Joel Meyerowitz presentará “After-math”; Joe McNally retratos de los héroes del 11 de septiembre en “Fa-ces of Ground Zero: 10 Years Later” (Rostros de la zona cero, 10 años después); y el chileno Camilo Jose Vergara presentará un estudio sobre el Centro de Comercio Mundial reali-zado a lo largo de décadas, “The Twin Towers and the City” (Las Torres Ge-melas y la ciudad).

El domingo se realizará el con-cierto “Music After”, de 15 horas de duración, con músicos de Nueva York que incluirá a Philip Glass, Ste-ve Reich, David Byrne, Lou Reed, Laurie Anderson, Elliot Carter y el neoyorquino honorario David Bowie. El concierto será gratuito y será en SoHo. La Orquesta Wordless Music se presentará en el Museo Metropoli-tano de Arte y el concierto se transmi-tirá en vivo por internet en la página npr.org y en wqxr.org.

En la zona este de la ciudad el saxofonista Joe McPhee, Rob Brown y Oliver Lake, entre otros, interpreta-rán “From the Ashes: 10 Years Later” (Desde las cenizas, 10 años después).

En el Lincoln Center se presentará

“Un concierto de conmemoración” con la misa de Karl Jenkins “The Armed Man: A Mass for Peace”. El concierto se hará en coordinación con la iniciativa Global Sing for Peace (Canto mundial por la paz) que inter-pretará “The Armed Man” en diferen-tes países durante todo septiembre.

“La música tiene esta fuerza emo-tiva que puede conmover a la gente y unirla”, dijo Jenkins. “Tiene una fuer-za y un poder de sanación, y sin duda un poder espiritual. Creo que eso que-dará claro en esta ocasión”.

El centro también presentará una proyección especial de la película “25th Hour” de Spike Lee, a la que asistirá el director. Lee incluyó videos del 11 de septiembre en la película.

También hay numerosas obras de teatro con la temática del 11 de sep-tiembre como “Barriers” de Rehana Lew Mirza, “A Blue Sky Like No Other” de Steve Fetter e “Invasion!” de Jonas Hassen Khemiri.

El Museo de la Imagen Cinemato-gráfica presentará “Man on Wire”, el documental galardonado con el Oscar sobre el equilibrista francés Philippe Petit que caminó en una cuerda floja entre las torres del Centro de Comer-cio Mundial en 1974.

En su caso el Film Forum retoma-rá una programación sobre la policía de la ciudad de Nueva York que es-taba presentando cuando ocurrieron los ataques, ahora lo hará como tri-buto para el departamento. El domin-

go presentará “Serpico” de Sidney Lumet, “The Naked City” de Jules Dassin y “Pay or Die!” con Ernest Borgnine interpretando al policía Joe Petrosino.

“No hacemos este tipo de cosas seguido”, dijo Bruce Goldstein, di-rector de repertorio en Film Forum. “Pero el 11 de septiembre es un día tan difícil de olvidar, tan traumático, como para no reconocerlo de alguna manera y hacerlo de la forma que nos sale mejor, que es presentando pelí-culas”.

El Museo Metropolitano de Arte también presentará la exposición “The 9/11 Peace Story Quilt”, que presenta bordados y tejidos con mensajes de paz. La exposición fue diseñada por Faith Ringgold, en co-laboración con algunos estudiantes de Nueva York, de 8 a 19 años. El Museo New, cuya entrada es gratuita el domingo, presentará una instala-ción de la artista española Elena del Rivero, que fue creada a partir de su apartamento en el centro de la ciudad, el cual se llenó de escombros tras los ataques.

MoMA PS1, una de las institucio-nes de arte no lucrativas más viejas del país, inaugurará la exposición “September 11” con 70 obras de ar-tistas como Diane Arbus, Christo y Yoko Ono, quienes revisaron la for-ma en la que el 11 de septiembre ha “alterado la forma en la que vemos y experimentamos el mundo”.

Los cines, museos, salas de concierto,

galerías y teatros de Nueva York

realizarán el domingo, y durante el

mes, múltiples actividades culturales para conmemorar el

décimo aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

Por JAKE CoYLENUEVA YorK /

AgENCiA AP

Tema principal

ArtistAs de NuevA York coNmemorAN el 11 de septiembre

2 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2011

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Suplemento Cultural 3Nueva Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2011

“ Facundo Cabral murió”, me dijo mi mamá del otro lado del teléfono, del mismo modo que nunca me dijo que mi papá ha-bía muerto. Porque estaba semitirada en una mesa donde vivía mi padre entre artí-culos invendibles que ofrecía con terque-

dad, rodeada de mujeres que lloraban del llanto de mi madre, lejos de mi papá, más allá en su cama, relleno de esa ropa intensa que tuve que abrir con tijeras y cuchillos para vestirlo digno.

El cassette de Facundo Cabral estaba todo el día en cualquier de las tantas camionetas que mi papá tenía. Eso y el guardabarros de hierro reforzado que parecía un enorme cuerno negro y redoblado que acentuaba la fiereza de la velocidad extrema con que nos llevaba o traía, sin importar si estuviéramos apurados. ¿A dónde iba mi papá? Mi mamá me dijo que Facundo Cabral había muerto, no como si fue-ra la segunda vez, sino la primera, en que mi padre dejaba de existir.

Facundo comía los lunes porque con su madre limpiaban un almacén y por eso era un día de fies-ta; cuando le dijeron que había un presidente que daba trabajo a los pobres se fue a esperar a Perón y Eva en el descapotable, donde le pidió a la casi transparente Eva trabajo. Y recibió, dice, su prime-ra clase de ética: “por fin alguien pedía trabajo y no limosnas”. Y así fue como empezó a hablar y luego a leer.

Ese cassette que todos queríamos destruir ocu-paba ciega y contundentemente el espacio vacío

que nuestros cuerpos iban desalojando a medida que mi papa nos fue echando de la camioneta y de su vida, porque al mismo tiempo, mi papá, a quien nadie le dijo que debía buscar algo, abrió diez mil surcos para descubrir de qué se trataba su viejo frío, su enloquecedor hambre, su antigua y feroz sole-dad, como el cartón de pájaros en aquella jaula de la abuela que nos inventó, de la madre que le pa-gaba mensualmente, nuestra nona, para que fuera su madre y nuestra abuela, y nunca nos pareciera que lo tiraron a la calle. Que era, también, el lugar donde lo trajo y lo tiró el Señor, su Dios, en su gran casa de piedra.

Y mi mamá, que no pude ser mi madre, ni su ma-dre, junto a mi nona paga, preguntaban millones de veces sobre mi papá perdido en la enorme multipli-cidad de su riqueza y destrucción, de la no quería ni podía salir, no podía dejar de pensar que vivir no es estar en ningún lado y entonces no hay camino, tampoco meta, pero sobre todo somos todo lo que vivimos, que no es lo mismo que seamos todo lo que tenemos. Y yo, que sí hablaba, y era el primer conspirador contra Facundo Cabral, le pedí que se fuera de la casa y nos dejara vivir, porque era nues-tra casa que era manera de decirle que también era nuestro destino, y que a diferencia de lo que él y Fa-cundo Cabral sostenían, nosotros sí éramos las hú-medas paredes de nuestro imperio materno. Eso fue lo que le dije en la larga y pormenorizada denuncia ante la policía sobre mi padre, el astronauta.

Y fue nuestro legado, porque si volar bajo es

necesario para encontrar la verdad, y la verdad nos hará libre, la verdad que no está hecha para mí ni para nosotros, me hace creer en las historias, en la mujer que me buscó toda la mañana de hoy, de este frío imponderable, para decirme que en el 75’, dos policías se presentaron en su casa en me-dio de la noche para pedirle permiso para enterrar un tiburón muerto en su yermo y extenso campo, a cambio le darían una caja de artículos comestibles por mes. Pero jamás aparecieron. Venía a pedirme, a mí, que trabajo en una oficina menor, las cajas de comida que le debían. Le pregunté si conocía el mar, si alguna vez había visto un tiburón y me dijo que una noche el tiburón le contó de la canti-dad de agua que había en el mundo que no llegaba a su casa, y que una noche el tiburón la animó a buscarme.

Nunca más escuché a Facundo Cabral. Tampoco a mi padre. En cambio, dejó miles de anotaciones en servilletas de bares sobre lo que debíamos ha-cer. Y una en el bolsillo del pantalón, del pantalón que vestía en la cama donde lo encontramos, era un niño con un globo, un dibujo con lapicera, de un niño que flotaba con el globo azul, debajo decía: vuela bajo porque abajo está la verdad.

* Nació en Catamarca, Argentina, año 1971. Bibliotecario y guía. Ha sido premiado el Premio Federal 2003 Poesía/ Premio Federal 2004 Cuen-tos; Selección de la Antología de Poetas Jóvenes del NOA del Fondo Nacional de las Artes; Premio Bicentenario Ensayo 2008.

“Dios espera que el hombre vuelva a ser un niño para recibirlo en su seno”. Facundo Ca-bral comenzó a hablar a los 6 años. No hablaba porque no quería. Lo primero que dijo fue

Sara, el nombre de su madre. A los 9 años andaba por la extensa y vacía Argentina bus-cando algo indescriptible, algo que mi papá enunciaba en términos más o menos precisos: nadie me ha dicho nunca que necesitaba buscar algo. Facundo Cabral vivió más que mi

papá. Suelo no perdonar eso en nadie, siendo más viejo y condenado cien veces, según sus historias, a enfermedades mortales, sobrevivió a mi padre que amaneció muerto vestido

con camisetas y pantalones de vestir, no porque esperara su muerte, sino porque no podía confiar en el invierno, tampoco en algunas de sus muchas cuentas.

POR MARCELO AHUMADA*

Caja musical

Vuela bajo

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4 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2011

Escribir En difícilLa Oruga y Alicia se estuvieron mirando un rato en silencio: por fin la Oruga se sacó la pipa de la boca, y se dirigió a la niña en voz

lánguida y adormilada. --¿Quién eres tú? --dijo la Oruga.

No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada: --Apenas sé, señora, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces

desde entonces. Lewis Carroll /Alicia en el país de las maravillasPOR CARLOS YUSTI

T enía un amigo que me recrimi-naba, de forma afable, mi empe-ño de escribir en difícil (creo que

esa fue la expresión exacta que utili-zó). No entendía este amigo a santo de que escribía tan enrevesado, em-pleando palabras domingueras. Nun-ca pudo comprender el porqué si yo hablaba con la rusticidad propia de los camioneros me empecinaba en escribir tan rebuscado, en pocas pa-labras en difícil.

El reclamo siempre me dejó ató-nito. Por un tiempo sentí algo de frustración ya que este amigo, que se consideraba uno de mis pocos lectores, no me entendía ni papa, sin mencionar que a lo mejor se aburría mortalmente.

Estos equívocos siempre me han acompañado. También sucede que mis amigos de barras poéticas re-corridas no se explican mi interés por la mal llamada música clásica, nunca han entendido como puedo compaginar a Daniel Santos con las operas de Georg Friedrich Händel o a Carmen Delia Dipini con Felicity Lott o Ute Lemper. Incluso estaban sorprendidos al enterarse que tuve un programa radial sobre los grandes compositores clásicos. Para campear las burlas y los sarcasmos argumen-taba que para comprender lo grande es necesario acercarse a lo pequeño, que a veces el camino se hace de lo sencillo a lo complejo.

La crítica de mi amigo sobre mi estilo abstruso siempre me colocó en ese dilema: escribir para las masas o seguir golpeando la hojalata de las palabras con los medios disponibles a mi alcance, con mis ignorancias a cuesta y ese bagaje portátil de lectu-ras que tenía como buen autodidacta. Por supuesto opté por lo segundo.

Los escritores, consagrados o no, soportan de malas maneras las críti-cas. Si la misma es positiva piensan que alguna ponzoña debe estar es-condida en algún lado; si la crítica es negativa enseguida sale a relucir la envidia y otras bajeza capitales de las que son capaces aquellos que los adversan.

Mucha gente tiende a confundir al escritor con su escritura, a traspa-pelar al novelista con sus personajes. Don Quijote tiene más humanidad y biografía que Cervantes. Al escri-tor Conan Doyle le preguntaban por Sherlock Holmes como si se tratara de una persona real que el escritor conocía muy bien. El escritor es tan cambiante como Alicia en el País de las maravillas. Al levantarse es una persona y al terminar el día es un ser

Colaboraciones

diametralmente distinto. Quizá hoy piense de una manera, pero ya maña-na está en el acera contraria.

Jorge Luis Borges fue/es admira-do por sus ficciones y ensayos, pero cada vez que tenía tribuna pública decía un montón de sandeces real-mente inoportunas y odiosas que le granjearon muchos detractores y de seguro influyeron para que no se le otorgara el Nobel. La literatura no está constreñida con hacer o decir cuestiones políticamente correctas, o en el peor de los casos, expresar esas babosadas luminosas y de autoayuda que encanta a la mayoría. La litera-tura está lejos, por suerte, de ser una quincallería de bisuterías coloridas para decorar el feo mundo que nos tocó en suerte. Mucho menos es un bálsamo para curar los dolores éticos del alma. La literatura tiene más que ver con la belleza, con esa estética

de las palabras organizadas en fun-ción de la memoria, la creatividad y la imaginación.

Claro que el escritor también trata de expresar a través de sus libros las taras del mundo, sus abominaciones políticas e ideológicas, en ocasiones esto lo pierde o lo desvía de su que-hacer, no obstante todo ello suma, para bien o para mal, para la gran memoria literaria de la humanidad.

Un escritor es una persona como cualquier otra, tiene tantas contradic-ciones y anhelos como el que más. La gente que exige tantas cosas al escritor es por lo general aquella que nunca se expone y ofrece muy poco para que la vida adquiera un poco de magia.

Lo que mi amigo nunca entendió del todo es que yo no quería escribir para hacerme popular o para redimir mis gusanos tipográficos en aras de la redención de los pueblos, loable

labor que muchísimos escritores han encarado con gallardía admirable. Mis aspiraciones eran más modes-tas. Quería escribir para ser menos miserable (en el sentido de la miseria humana interior), menos obtuso e in-tolerante para con los demás. Susan Sontag escribió algo apropiado: “En primer lugar porque escribir es ejer-cer, con especial intensidad y aten-ción el arte de la lectura”. Escribir es una manera de leer mejor y en pro-fundo. Lo que mi amigo ni por aso-mo vislumbró es que hay que leer en difícil para crecer como un árbol que se expande y da frutos hacia adentro. Un texto complejo, en cuanto a esti-lo y contenido, exige lectores inteli-gentes, lectores que estén dispuestos a que sus ramas extendidas lleguen hasta su alma no ya para que ofrez-can algo de sombra, si no más bien un poco de luz.

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Suplemento Cultural 5Nueva Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2011

Septiembre para el arte en Guatemala es sinónimo de Foto30. La agenda de este evento contempla la realización de más de 35 actividades entre ellas, al menos 25 exposiciones y lo más significativo, la participación de más de 70 creadores expo-

niendo su obra en 27 salas, entre galerías, museos, instituciones binacionales, centros culturales, espacios independientes y alternativos en la ciudad de Guatemala, Antigua Guatemala, San Marcos y Quetzaltenango.

El mes de Foto30 2011Galería de artistas

Las imágenes de la portada de este suplemento y de esta página son creaciones de la exposición de “La Bestia” de Isabel Muñoz (España), con la temática

de las migraciones, en especial del tren de México.

Creadores y gestores culturales ponen a disposición un grupo de espacios expositivos, ofreciendo así una vista panorámica y diversa sobre lo que pue-de significar e implicar el concepto de “Nación”, tema elegido para la presente edición.

En un año particularmente complejo para el país por el proceso electoral, Foto 30 apela a una reflexión compar-tida a través de las diferentes muestras, conferencias y actividades relativas a la fotografía a lo largo de todo el mes de septiembre.

Como en años anteriores, la organi-zación cuenta con un comité curatorial de primera línea, integrado por Rosina Cazali, Juan Brenner, Daniel Chauche y Emiliano Valdés; que, de la mano con curadores como Miguel Flores y Anabe-lla Acevedo entre otros, han dado forma a múltiples propuestas, que en conjunto constituyen un signo alentador respecto al desarrollo y protagonismo creciente de la fotografía y las artes visuales en Guatemala.

Entre los creadores guatemaltecos se cuenta con la obra de Luis Gon-zález Palma, Andrés Asturias, Jorge Chavarría, Lourdes de la Riva, Freddy Murphy, Bernardo Euler Coy, Regina de Batres, Jesús Alfonso, Byron Mármol,

EXPOSICIONES DE FOTO30Ciudad de GuatemalaArtecentro Graciela Andrade de PaizAlianza Francesa de GuatemalaLocal del Distrito Cultural 4º Norte Antiguo Cantón ExposiciónCasa RojaCantón ExposiciónCentro Cultural Luis Cardoza y Aragón de la Embajada de MéxicoCentro Municipal de Arte y CulturaAntiguo Palacio de CorreosFacultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSOGalería DieaugenGalería Guatemala, Fundación G&T ContinentalGalería N.O.A.Incubador Z1Instituto Guatemalteco Americano – IGAInstituto Italiano de CulturaParaninfo UniversitarioPortal del Comercio / Urbanística

— Taller del Espacio Público de la Municipalidad de GuatemalaProyectos UltravioletaRevista CapiusaSala Enrique Acuña, Escuela Nacional de Artes Plásticas “Rafael Rodríguez Padilla”Sol del Río Arte Contemporánea

En Antigua Guatemala:Espacioce! Centro de Formación de la Cooperación Española en Antigua GuatemalaCIRMAProyecto Cultural El Sitio

En San Marcos:Palacio Maya Municipalidad de San MarcosPalacio Municipal de San Pedro Sacatepéquez

En Quetzaltenango:Ciudad de la Imaginación

Andrea Aragón, José Manuel Mayorga y la participación de Fotógrafos en Ac-ción, El Club Fotográfico y Colectivo el Triángulo, entre otros. Muchos de estos artistas han expuesto en diferentes galerías y han participado en diferentes eventos de artes-visuales, ganando pre-mios y reconocimiento, en el país y en el extranjero.

En ésta ocasión también se expondrán imágenes fotográficas de artistas mexi-

canos como Héctor de Anda, Rosario Guillermo; todos ellos multifacéticos y de gran recorrido. También se contará con las fotografías de la artista española Isabel Muñoz, con una trayectoria de más de veinte años abordando temas como la migración o las maras, que la han llevado a ser reconocida mun-dialmente.

Como complemento a las distintas imágenes que de una u otra forma nos

llaman a reflexionar el tema del Festival, Foto 30 hace hincapié en el aspecto formativo, incrementando y fortale-ciendo la cantidad de talleres, cursos, y jornadas de encuentro además de un simposio; actividades facilitadas por reconocidos profesionales, nacionales e internacionales de la fotografía como Bruno Arbesú, Begoña Torres González y Antonio Sánchez Luengo (España), Byron Mármol, Juan Brenner, Andrés Vargas, Rosina Cazali (Guatemala), Dulce Pinzón y Rubén Ortiz-Torres (México), entre otros.

Como un festival que busca renovarse con el apoyo de quienes lo hacen posi-ble, en el 2011 Foto 30 apuesta por la profesionalización del sector a través de las jornadas de revisión de portafolios, talleres diversos y un simposio breve en donde se encuentren teóricos, fotógrafos y pensadores como Luis Aceituno, Mario Roberto Morales, Andrés Zepeda, para discutir los efectos de la fotografía en el ideal de nación; un ejercicio para moti-var a ver más allá de las representaciones que se han impuesto como vía única de reconocimiento de “nuestra nación”.

La conjunción de las actividades formativas del Festival llevan a promo-ver, por primera vez en la historia del festival, el Diplomado Foto30. Todos aquellos que participen en las activida-des formativas recibirán el diploma de acreditación.

Más inforMación en www.foto30.com

[email protected]

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Suplemento Cultural 7Nueva Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2011

La Lengua: arma de Los imperios

El inglés es considerado hoy la principal len-gua universal, tanto por la cantidad de sus hablantes como por la variedad de ámbitos en que se emplea. El idioma de Shakes-peare se ha convertido en la lengua franca del planeta, tras desplazar al francés en la

diplomacia y tornarse el idioma más importante en los foros internacionales.

Es lo que ha ocurrido siempre en la historia con las lenguas de los imperios; como sucedió con el idioma de Atenas en la Grecia de Pericles y con el castellano en la Conquista y el Coloniaje, por citar apenas un par de

Ensayo

POR RICARDO SOCA ejemplos.

LA LENGUA COMO INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN

Cuando la antigua Roma empezaba a expandirse, an-tes de convertirse en un imperio, la clase dominante, el patriciado, vio claramente que una de las estrategias para mantenerse en el poder era adquirir los recursos del “bien hablar», es decir, dominar la lengua culta que los distin-guiera de los plebeyos y aprender el misterioso arte de la retórica, desarrollado por los griegos que permitía domi-nar multitudes con el discurso.

Por aquella época —estamos en el inicio del siglo I a. de C.— muchos gramáticos y retóricos griegos empeza-ron a desembarcar en la Península Itálica para ponerse al

servicio de la clase dominante romana, ávida de conocer la retórica, un arte griego que ostentaba la fama de ser la ciencia del habla y el arte de convencer.

Los patricios romanos sabían que para mantenerse en el poder deberían dominar la técnica del discurso profe-sional, el que permite arrebatar las masas y llevarlas al éxtasis; creían que con ese fin necesitaban manejar con soltura los secretos del estilo y conocer en profundidad las reglas de la gramática. Eran algunos de los secretos mejor guardados del poder. En efecto, los patricios ha-bían comprendido que deberían atesorar celosamente para sí los misterios de la lengua porque, si estos caían en manos del pueblo, sería un resorte de poder que per-derían.

A comienzos del siglo I antes de Cristo, llegó a Roma el retórico y gramático Lucius Voltacilius Plo-tius Gallus, quien fundó una escuela de retórica al servicio de los que pudieran pagarle. Durante algún tiempo, este especialista de la palabra vivió a cuerpo de rey costa de ricos plebeyos enriquecidos que que-rían ofrecer una formación aristocrática a sus hijos. Pero finalmente un edicto impulsado por los aristócra-tas le prohibió seguir enseñando y lo obligó a cerrar la escuela. Es uno de los testimonios más antiguos que tenemos de cómo el dominio de la lengua y el poder de la elocuencia ha sido una propiedad de las clases dominantes en todas las sociedades basadas en la ex-plotación del hombre por el hombre.

EL IDIOMA ESPAÑOL Y EL PODER Mil años después de la caída del imperio romano, en

agosto de 1492, cuando Cristóbal Colón estaba en el me-dio del Atlántico en su primer viaje hacia el Nuevo Mun-do, el filólogo andaluz Antonio de Nebrija le entregó a Isabel la Católica la primera gramática del español, con la sabia advertencia de que “siempre la lengua fue com-pañera del imperio y, de tal manera lo siguió, que juntos crecieron florecieron y cayeron”.

Nebrija estaba hablando del imperio romano y del la-tín, la lengua que se extendió por casi toda Europa y el norte de África y se derrumbó con la caída de Roma, pero tanto él como la soberana ya intuían que España estaba al borde de emprender una aventura de conquista, de do-minación y opresión de otros pueblos. Tenían por delante una era de explotación de tierras, gentes y riquezas como o se veía desde el tiempo de los Césares. En pocos años, los Reyes Católicos y sus sucesores crearon uno de los mayores imperios de la Historia, aniquilaron civilizacio-nes milenarias e impusieron a sangre y fuego la lengua de Castilla a los pueblos originarios, muchos de los cuales olvidaron incluso el habla de sus antepasados.

Dos siglos más tarde, el rey Felipe V y su corte com-prendieron que la gramática de Nebrija no era suficien-te: la lengua de Castilla amenazaba con disgregarse al ser hablada en tierras tan extensas de otro continente. Surgían variantes dialectales que se desarrollaban en la propia España y en las lejanas colonias, y que se distan-ciaban peligrosamente de la norma central. Era preciso crear una norma única, bajo el principio de autoridad, con la obligación de enseñarla en todas las escuelas de los territorios dominados por España.

Así, en 1713 el rey autorizó la creación de la Real Academia Española, con la misión de “cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores que, en sus vocablos, en sus modos de hablar o en la construcción ha introducido la ignorancia [...] y la demasiada libertad de innovar”. A partir de en-tonces, los cambios en la lengua quedarían sujetos a la decisión de una autoridad central en Madrid.

El imperio español había tomado así las riendas de una lengua que se tornaba universal y establecido una autoridad que gobernaba todos esos territorios y que era regida por la Corona.

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Suplemento Cultural 7Nueva Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2011

La Lengua: arma de Los imperios

El inglés es considerado hoy la principal len-gua universal, tanto por la cantidad de sus hablantes como por la variedad de ámbitos en que se emplea. El idioma de Shakes-peare se ha convertido en la lengua franca del planeta, tras desplazar al francés en la

diplomacia y tornarse el idioma más importante en los foros internacionales.

Es lo que ha ocurrido siempre en la historia con las lenguas de los imperios; como sucedió con el idioma de Atenas en la Grecia de Pericles y con el castellano en la Conquista y el Coloniaje, por citar apenas un par de

Ensayo

POR RICARDO SOCA ejemplos.

LA LENGUA COMO INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN

Cuando la antigua Roma empezaba a expandirse, an-tes de convertirse en un imperio, la clase dominante, el patriciado, vio claramente que una de las estrategias para mantenerse en el poder era adquirir los recursos del “bien hablar», es decir, dominar la lengua culta que los distin-guiera de los plebeyos y aprender el misterioso arte de la retórica, desarrollado por los griegos que permitía domi-nar multitudes con el discurso.

Por aquella época —estamos en el inicio del siglo I a. de C.— muchos gramáticos y retóricos griegos empeza-ron a desembarcar en la Península Itálica para ponerse al

servicio de la clase dominante romana, ávida de conocer la retórica, un arte griego que ostentaba la fama de ser la ciencia del habla y el arte de convencer.

Los patricios romanos sabían que para mantenerse en el poder deberían dominar la técnica del discurso profe-sional, el que permite arrebatar las masas y llevarlas al éxtasis; creían que con ese fin necesitaban manejar con soltura los secretos del estilo y conocer en profundidad las reglas de la gramática. Eran algunos de los secretos mejor guardados del poder. En efecto, los patricios ha-bían comprendido que deberían atesorar celosamente para sí los misterios de la lengua porque, si estos caían en manos del pueblo, sería un resorte de poder que per-derían.

A comienzos del siglo I antes de Cristo, llegó a Roma el retórico y gramático Lucius Voltacilius Plo-tius Gallus, quien fundó una escuela de retórica al servicio de los que pudieran pagarle. Durante algún tiempo, este especialista de la palabra vivió a cuerpo de rey costa de ricos plebeyos enriquecidos que que-rían ofrecer una formación aristocrática a sus hijos. Pero finalmente un edicto impulsado por los aristócra-tas le prohibió seguir enseñando y lo obligó a cerrar la escuela. Es uno de los testimonios más antiguos que tenemos de cómo el dominio de la lengua y el poder de la elocuencia ha sido una propiedad de las clases dominantes en todas las sociedades basadas en la ex-plotación del hombre por el hombre.

EL IDIOMA ESPAÑOL Y EL PODER Mil años después de la caída del imperio romano, en

agosto de 1492, cuando Cristóbal Colón estaba en el me-dio del Atlántico en su primer viaje hacia el Nuevo Mun-do, el filólogo andaluz Antonio de Nebrija le entregó a Isabel la Católica la primera gramática del español, con la sabia advertencia de que “siempre la lengua fue com-pañera del imperio y, de tal manera lo siguió, que juntos crecieron florecieron y cayeron”.

Nebrija estaba hablando del imperio romano y del la-tín, la lengua que se extendió por casi toda Europa y el norte de África y se derrumbó con la caída de Roma, pero tanto él como la soberana ya intuían que España estaba al borde de emprender una aventura de conquista, de do-minación y opresión de otros pueblos. Tenían por delante una era de explotación de tierras, gentes y riquezas como o se veía desde el tiempo de los Césares. En pocos años, los Reyes Católicos y sus sucesores crearon uno de los mayores imperios de la Historia, aniquilaron civilizacio-nes milenarias e impusieron a sangre y fuego la lengua de Castilla a los pueblos originarios, muchos de los cuales olvidaron incluso el habla de sus antepasados.

Dos siglos más tarde, el rey Felipe V y su corte com-prendieron que la gramática de Nebrija no era suficien-te: la lengua de Castilla amenazaba con disgregarse al ser hablada en tierras tan extensas de otro continente. Surgían variantes dialectales que se desarrollaban en la propia España y en las lejanas colonias, y que se distan-ciaban peligrosamente de la norma central. Era preciso crear una norma única, bajo el principio de autoridad, con la obligación de enseñarla en todas las escuelas de los territorios dominados por España.

Así, en 1713 el rey autorizó la creación de la Real Academia Española, con la misión de “cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores que, en sus vocablos, en sus modos de hablar o en la construcción ha introducido la ignorancia [...] y la demasiada libertad de innovar”. A partir de en-tonces, los cambios en la lengua quedarían sujetos a la decisión de una autoridad central en Madrid.

El imperio español había tomado así las riendas de una lengua que se tornaba universal y establecido una autoridad que gobernaba todos esos territorios y que era regida por la Corona.

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Suplemento Cultural 8Nueva Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2011

M arguerite Yource-nar re-coge en esta for-midable

novela las impresiones del empe-rador Adriano, un hombre instrui-do, de profunda sensibilidad y sa-biduría, sobre la libertad, el amor, la muerte, el poder, la moral o el destino. Ante la proximidad de su muerte, el Emperador repasa su vida y su pensamiento a través de un exquisito lenguaje.“Busqué la libertad más que el

poder, y el poder tan solo porque en parte favorecía la libertad… No se trata de la dura voluntad del es-toico, ni tampoco de una elección o una negativa abstractas, que in-sultan las condiciones de nuestro mundo pleno, continuo, formado de objetos y de cuerpos. Soñé con una aquiescencia más secreta o una buena voluntad más flexible”.El Emperador repasa sus ideales

de libertad, justicia y deber que dotaron al imperio de una dimen-sión más humana, la paz es un fin deseado, la riqueza se halla mejor repartida y la corrupción y el ex-cesivo lujo, condenados.“Parte de mi vida y de mis via-

jes ha estado dedicada a elegir los jefes de una burocracia nueva, a hacer coincidir lo mejor posible las aptitudes con las funciones, a proporcionar posibilidades de em-

pleo a la clase media de la cual de-pende el Estado. Veo el peligro de estos ejércitos civiles y puedo re-sumirlo en una palabra: la rutina.En uno de sus viajes Adriano

conoce al que será su gran amor: Antínoo, un joven griego, sensible e instruido. Antínoo se convier-te en un mito, casi un dios, y su imagen se reproduce en estatuas y monedas, incluso da nombre a una ciudad, Antinoe. Con el tiem-po, Adriano aprenderá a asumir su muerte:“Antínoo había muerto. Me

acordaba de los lugares comunes tantas veces escuchados: se muere a cualquier edad, los que mueren jóvenes son los amados de los dio-ses… Pero el amor no era respon-sable de esa negligencia, de esas durezas, de esa indiferencia mez-clada a la pasión como la arena al oro que arrastra un río, de esa tor-pe inconsciencia del hombre de-masiado dichoso y que envejece. Lejos de haber amado con exceso, no había amado lo bastante para obligarlo a que viviera. . Pero solo yo podía medir cuánta actitud fer-menta en lo hondo de la dulzura, qué desesperanza se oculta en la abnegación, cuánto odio se mez-cla con el amor. Temeroso de per-derlo todo, había hallado el medio de atarme a él para siempre. Si había esperado protegerme me-diante su sacrificio, debió pensar que yo lo amaba muy poco para

no darse cuenta de que el peor de los males era el de perderlo”.Adriano se plantea el suicidio,

pero lo descarta por ser impropio de un emperador. La percepción de la muerte intensifica su senti-miento de ser un mortal humano; en su despedida desea que el ideal de progreso y de humanismo que ha guiado su vida prospere en el tiempo:“El porvenir del mundo no me

inquieta… La vida es atroz, y lo sabemos. Pero porque espero poco de la condición humana, los períodos de felicidad, los progre-sos parciales, los esfuerzos de reanudación y de continuidad me parecen otros tantos prodigios, que casi compensan la inmensa acumulación de males, fracasos, incuria y error… Pero la paz rei-nará otra vez entre dos períodos de guerra; las palabras libertad, humanidad y justicia recobrarán aquí y allá el sentido que hemos tratado de darles. No todos nues-tros libros perecerán; nuestras es-tatuas mutiladas serán rehechas, y otras cúpulas y frontones nacerán de nuestros frontones y nuestras cúpulas; algunos hombres pen-sarán, trabajarán y sentirán como nosotros; me atrevo a contar con esos continuadores nacidos a in-tervalos irregulares a lo largo de los siglos, con esa intermitente inmortalidad. Si los bárbaros ter-minan por apoderarse del imperio

“¿Quién puede ser tan insensato como para morir sin haber dado, por lo menos, una vuelta a su cárcel?POR JOSÉ CARLOS GARCÍA FAJARDO

Revista de libros

MeMorias de adriano, de Marguerite Yourcenar

Revista de libros

“Viaje con Heródoto”, de rYszard KapucinsKi

“ Veo que me ha sucedido lo mis-mo que ocurre a los manuscritos pegados en sus rollos tras largo tiempo de olvido: Hay que des-enrollar la memoria y de vez en cuando sacudir todo lo que allí

se halla almacenado”. (Séneca)“Todo recuerdo es el presente”. (Novalis)“No somos sino peregrinos que, yendo por

distintos caminos, trabajosamente se diri-gen al encuentro de los unos con los otros”. (Antoine de Saint-Exupéry)

Con estas tres citas comienza Ryszard Ka-puscinski Viajes con Heródoto, uno de los últimos libros que publicó antes de morir en 2007, en su Polonia natal.

Heródoto nació hacia el 485 a.C. en Ha-licarnaso, hoy Turquía. Siempre me ha impresionado la constelación de sabios co-etáneos en el curso de un siglo, como Buda, Laotzé, Chuangtzú, Confucio, Zoroastro, Isaías, Sócrates, Platón, Heródoto, Aristó-teles. Aparte de Pericles, Fidias, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Tucídides, y un largo etcétera.

Es impresionante constatar que, si los ate-nienses no hubieran vencido en Salamina, no habrían sido posibles Pericles y el genial

grupo de artistas y pensadores que encon-traron en Atenas las condiciones idóneas para que su talento estallara.

Heródoto es el fundador del género lite-rario de la Historia, a pesar de sus muchas fabulaciones, pues no podemos caer en el anacronismo de entender esta ciencia, en nuestros días, como hace dos mil quinientos años. Pero también puede ser considerado el primer gran reportero, el primer periodis-ta, ya que se echa a los caminos y al encuen-tro de las gentes y cuenta lo que ve y oye, en forma de crónica o de reportaje.

Sus Historias narran las guerras médicas entre el 490 y el 480, entre griegos y persas, reconociendo el heroísmo y las cualidades intelectuales de éstos.

No sin causa gran amigo de Sófocles, contempla al hombre atrapado por su des-tino. En Esquilo, el hombre no puede nada contra el destino diseñado por los dioses; con Sófocles, Edipo ya intenta oponerse a sus designios, pero finalmente “mientras huye de su destino se dirige hacia él”; y ha-brá que esperar a Eurípides, con el que el hombre puede alzarse contra su destino y no doblegarse a él.

Heródoto empieza su libro así: “Heródoto

de Halicarnaso va a presentar aquí frutos de sus investigaciones llevadas a cabo para impedir que el tiempo borre la memoria de la historia de la humanidad, y menos que lleguen a desvanecerse las grandes y ma-ravillosas hazañas, así de los griegos como de los bárbaros”. Esta frase es la clave de todo el libro.

Si he escogido el libro de Kapuscinski, y no la obra de Heródoto, es por el dinamismo de uno de los más grandes viajeros y perio-distas de nuestro tiempo que emprendió sus viajes con este regalo de su redactora jefe en una Polonia comunista y camino de In-dia, sin saber una palabra de inglés. Fue su compañero inseparable en China, África y en tantos de sus periplos y fue decisivo para la formación profesional y personal del fu-turo autor de obras tan diferentes entre sí, pero inconfundiblemente kapuscinskianas, como El Emperador, El Sha y La guerra del fútbol, El Imperio y Ébano, Un día más con vida y Lapidarium IV.

Y todo esto, plasmado en magníficas historias –grandes y pequeñas, trágicas y divertidas- en las que los soldados de Sala-mina conviven con un niños sin zapatos en la Varsovia de 1942, los defensores de las

POR JOSÉ CARLOS GARCÍA FAJARDO

Termópilas de Leónidas con los pescadores de Bodrum-Halicarnaso del año 2003, Jer-jes con Dostoievski, Creso con Louis Ams-trong. Y sobre todo el maestro Heródoto con su discípulo Kapuscinski.

del mundo, se verán obligados a adoptar algunos de nuestros métodos y terminarán por pa-

recerse a nosotros. Acepto se-renamente esas vicisitudes de la Roma eterna.