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ss ommunique le presse GENIRAL AGREEMENT O \RIFFS AND TRADE ÎAÏT ACCORD GÉNÉRAL SUR LES TARIFS DOUANIERS ET LE COMMERCE Villa Le Bocage, Palais des Nations, 1211 Genève 10, Suisse Tél.: 3460il '- 334000 - 332000 ^ 331000 GATT/1188 22 de noviembre de 1976 TRIGÉSIMO SEGUNDO PERÍODO DE SESIONES DE LAS PARTES CONTRATANTES DEL GATT Declaración de apertura pronunciada por el Presidente, Embajador G.L. Easterbrook Smith (Nueva Zelandia) a el 22 de noviembre de 1976 Este Trigésimo segundo período de sesiones de las Partes Contratantes del GATT se celebra cuando parece registrarse un mejoramiento de la grave y difícil situación económica de estos últimos años. He dicho adrede que "parece registrarse r porque, si bien es cierto que quizá esté mejorando la salud y el crecimiento de las economías clave del mundo, hay todavía muchos países que se resienten de los efectos de la recesión y para los cuales no ha llegado todavía la mejora. Muchos países siguen estando además afligidos por un grave problema de desequilibrio en sus cuentas exteriores, acompañado de intensas presiones sobre sus tipos de cambio. Las economías más pequeñas y más débiles son especialmente dependientes de un mejo- ramiento de las condiciones del comercio mundial para el éxito de sus propios esfuerzos destinados a estimular la recuperación y el crecimiento económicos. Si bien el período de recesión, acompañado a menudo por índices elevados de inflación, ha tenido efectos graves para prácticamente todos los países aquí repre- sentados, ha tenido también, a mi modo de ver, el resultado favorable de intensi- ficar la conciencia del grado de interdependencia que existe en el orden económico internacional y de los vastos efectos que puede tener toda decisión tomada en materia de política económica y comercial. A causa de este grado creciente de interdependencia, creo que el GATT tendrá una función cada vez más importante en lo relativo a vigilar, regular y estimular la evolución incesante del comercio internacional. Consecuencia natural de esta función es que el respeto de las ventajas dimanantes de nuestra condición de Partes Contratantes y de las obligaciones contraídas al suscribir el Acuerdo General tendrá una importancia cada vez más decisiva para el éxito del GATT. No creo que sea exagerado decir que la CONTINÚA

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GENIRAL AGREEMENT O \RIFFS AND TRADE

ÎAÏT ACCORD GÉNÉRAL SUR LES TARIFS DOUANIERS ET LE COMMERCE

Villa Le Bocage, Palais des Nations, 1211 Genève 10, Suisse Tél.: 3 4 6 0 i l '- 334000 - 332000 ^ 331000

GATT/1188 22 de noviembre de 1976

TRIGÉSIMO SEGUNDO PERÍODO DE SESIONES DE LAS PARTES CONTRATANTES DEL GATT

Declaración de apertura pronunciada por el Presidente, Embajador G.L. Easterbrook Smith (Nueva Zelandia)a

el 22 de noviembre de 1976

Este Trigésimo segundo período de sesiones de las Partes Contratantes del GATT se celebra cuando parece registrarse un mejoramiento de la grave y difícil situación económica de estos últimos años. He dicho adrede que "parece registrarser

porque, si bien es cierto que quizá esté mejorando la salud y el crecimiento de las economías clave del mundo, hay todavía muchos países que se resienten de los efectos de la recesión y para los cuales no ha llegado todavía la mejora. Muchos países siguen estando además afligidos por un grave problema de desequilibrio en sus cuentas exteriores, acompañado de intensas presiones sobre sus tipos de cambio. Las economías más pequeñas y más débiles son especialmente dependientes de un mejo­ramiento de las condiciones del comercio mundial para el éxito de sus propios esfuerzos destinados a estimular la recuperación y el crecimiento económicos.

Si bien el período de recesión, acompañado a menudo por índices elevados de inflación, ha tenido efectos graves para prácticamente todos los países aquí repre­sentados, ha tenido también, a mi modo de ver, el resultado favorable de intensi­ficar la conciencia del grado de interdependencia que existe en el orden económico internacional y de los vastos efectos que puede tener toda decisión tomada en materia de política económica y comercial. A causa de este grado creciente de interdependencia, creo que el GATT tendrá una función cada vez más importante en lo relativo a vigilar, regular y estimular la evolución incesante del comercio internacional.

Consecuencia natural de esta función es que el respeto de las ventajas dimanantes de nuestra condición de Partes Contratantes y de las obligaciones contraídas al suscribir el Acuerdo General tendrá una importancia cada vez más decisiva para el éxito del GATT. No creo que sea exagerado decir que la

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recesión de estos últimos años es la peor crisis económica que se ha registrado desde la fundación del GATT. Podemos decir que el GATT ha demostrado su utilidad para capear el temporal, así como para contribuir a lograr que las medidas restrictivas del comercio sean la excepción y no la norma, pero podemos muy bien preguntarnos si, por medio del Acuerdo General, podemos bregar con mayor ahínco para que no vuelva a producirse una situación económica como la del pasado reciente. ¿Puede la cooperación multilateral en un sistema internacional de comercio contribuir a resolver las condiciones que provocan la inestabilidad económica en vez de ser simplemente un freno a los excesos de la protección del comercio? Creo que la respuesta a esta pregunta se halla en la medida en que los países estén dispuestos a reconocer sus responsabilidades en un conjunto de compromisos que ha crecido hasta abarcar una gran proporción de los intercambios económicos internacionales, así como a reconocer la medida cada vez mayor en que la política económica de un país puede afectar la prosperidad y las medidas de otros.

Estoy seguro de que el próximo decenio será un período clave en la evolución del GATT y de otros organismos que proceden actualmente a una reevaluación fundamental del sistema económico internacional y de la mejor manera de resolver los problemas que se plantean en el funcionamiento y la evolución de este sistema. Será necesario reajustar la normativa que regula el comercio entre las naciones en función de las realidades actuales y de la evolución en curso.

Ahora bien, aunque sean convenientes una reevaluación y un reajuste, no habrá que perder de vista ni dejar de lado las funciones básicas del GATT y sus objetivos fundamentales. Los signatarios iniciales del Acuerdo General recono­cieron que la ordenación de las relaciones comerciales y económicas debía tender a elevar los niveles de vida, conseguir el pleno empleo y un nivel alto y creciente de ingresos reales y de demanda efectiva, aumentar la producción y el intercambio de mercancías y aprovechar plenamente los recursos mundiales. Se convino en que el logro de estos objetivos se podría estimular mediante la reducción de los obstáculos entorpecedores del comercio y la eliminación de todo trato discriminatorio.

Creo que todos estamos de acuerdo en que estos objetivos y la manera de conseguirlos no han cambiado en la siguiente generación. La continuada reducción o la total eliminación de los obstáculos entorpecedores del comercio sigue siendo objeto de constante interés para el GATT, tanto en su examen corriente de las medidas adoptadas por los países como en las series periódicas de negociaciones comerciales multilaterales.

Estimo que podemos contemplar el año pasado con cierta satisfacción. En efecto, aunque las condiciones económicas quizás hayan puesto las presiones proteccionistas en el primer plano de casi todas las economías, las Partes Contratantes han tenido conciencia de la necesidad de evitar la- adopción de

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políticas que se opongan a nuestro común interés de lograr la expansión económica mediante la liberalización del comercio. La intensificada actividad del Consejo del GATT, así como la mayor vigilancia y estudio de las medidas comerciales sometidas a la consideración de las Partes Contratantes, son una indicación de la importancia, atribuida al Acuerdo General y a los derechos y obligaciones que de él dimanan. Esta es una indicación favorable y un excelente augurio en cuanto al mantenimiento de la importancia del GATT como marco del comercio mundial.

Por supuesto, el GATT no es un instrumento perfecto, ni tampoco es perfecto el mundo en que vivimos. Por ejemplo, las Partes Contratantes todavía tienen que efectuar progresos considerables en el GATT hacia la solución de los problemas del comercio de productos agropecuarios. Muchos gobiernos se dan cuenta de la necesidad de realizar esfuerzos más resueltos y sostenidos en sectores tales como las subvenciones y sus efectos transtornadores del comercio, la aplicación de medidas comerciales con fines de balanza de pagos teniendo en cuenta tanto los problemas de los países que las adoptan como los de aquellos que las sufren y, por último, las persistentes dificultades que tienen los países en desarrollo para conseguir un aumento sustancial de sus ingresos de exportación en condi­ciones apropiadas y previsibles de acceso a los mercados, para mencionar tan sólo algunas de las inquietudes expresadas.

Sin embargo, es alentador observar que el GATT puede reaccionar, y reacciona efectivamente, frente a la constante evolución de la política comercial. El Grupo :idel marco" que el CNC acordó establecer últimamente es una indicación importante de esta actitud favorable al cambio a fin de reflejar la realidad del orden económico internacional y aun de coadyuvar en la evolución ulterior de esa realidad.

Creo también que el Grupo Consultivo de los Dieciocho ha quedado ya firme­mente establecido en su misión de órgano consultivo. Es un foro para delibera­ciones continuadas de alto nivel, oficiosas y sin embargo fructíferas, sobre la manera en que el GATT debe evolucionar para responder a las necesidades de las Partes Contratantes. Su composición es equilibrada y, por ello, es particularmente útil en tanto que instrumento mediante el cual se pueden dar orientaciones y asesoramiento al Director General.

En cuanto a la Ronda Tokio de negociaciones comerciales multilaterales, podemos decir, a mi modo de ver, que los intensos trabajos preparatorios del año han contribuido a sentar una sólida base para dinámicas y productivas negocia­ciones en el año próximo.

Tengo que destacar la necesidad de realizar progresos rápidos que vayan acompañados de resultados importantes y equitativos. Es esencial que la mayor liberalización y expansión del comercio preconizadas en la Declaración de Tokio se obtengan con una demora mínima, en un momento en que son intensamente necesarias como estímulo del crecimiento económico mundial.

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He mencionado antes la necesidad de una acometida auténtica y realista contra los problemas del comercio de productos agropecuarios. Será también indispensable que las necesidades e intereses especiales de los países en desarrollo queden debidamente reflejados en el progreso de las negociaciones y en sus resultados, si se quieren mantener las credenciales del GATT como verdadero foro del comercio mundial en lugar de perderlas por omisión.

Un objetivo primordial es llegar a un acuerdo sobre una fórmula de reducción de los aranceles en un porvenir próximo y lograr que las negociaciones sobre otros obstáculos al comercio hagan progresos análogos. He señalado ya la importancia atribuida por muchos gobiernos a las medidas destinadas a poner freno al empleo de subvenciones, sector en el que será necesario desplegar un esfuerzo decidido el año próximo. Análogamente, la elaboración de unas normas en materia de salva-, guardias es un aspecto importante de las negociaciones que podría influir muchí­simo en la evolución del marco del comercio internacional y que, por consiguiente, ha de ser objeto de cuidadosa atención.

Al tratar de obtener prontamente resultados en las negociaciones comerciales multilaterales, todos los participantes han de tener conciencia de la responsa­bilidad que les incumbe en cuanto a colaborar para el logro de este objetivo. Ahora bien, conviene también procurar que el afán de lograr resultados rápidos no esté en pugna con el deseo de que estos resultados sean sustanciales y duraderos. También sobre el tema de las responsabilidades, todos los participantes en las negociaciones deben darse cuenta de la necesidad de mantener el equilibrio de derechos y de obligaciones que caracteriza al Acuerdo General. Al proseguir estas negociaciones comerciales multilaterales, tenemos que darnos cuenta de que estamos sentando las bases para el comercio mundial del próximo decenio o de un período todavía más dilatado. No cab~ aceptar los derechos y beneficios que confiere.el Acuerdo General y que se ofrecen en las negociaciones comerciales, sin aceptar a la vez las disciplinas y la mutualidad de ventajas que son parte inte­grante del Acuerdo General. Solamente con la aceptación de esta disciplina puede un organismo tal como el GATT seguir siendo un instrumento eficaz y viable para la regulación del comercio internacional.

Para terminar añadiré que, en mi calidad de Presidente, no deseo limitar o dirigir el alcance o la extensión de los debates ni poner trabas a vuestra elocuencia y aptitud retórica. Sin embargo, he observado que nuestro Orden del día abarca mucho terreno y me permito sugeriros tengáis moderación y hagáis patente en la duración de vuestras intervenciones ese equilibrio de derechos y de obligaciones que es un elemento esencial del GATT.

Con muchas gracias por vuestra atención, declaro abierto el Trigésimo segundo período de sesiones de las Partes Contratantes.

FIN