¿Solo amigos? - librosonlineparaleer.net · Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 ... nombres de los...
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Transcript of ¿Solo amigos? - librosonlineparaleer.net · Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 ... nombres de los...
1.ªedición:septiembre,2015
©2015byAnaÁlvarez©EdicionesB,S.A.,2015ConselldeCent,425-427-08009Barcelona(España)www.edicionesb.com
ISBNDIGITAL:978-84-9069-174-8
Maquetaciónebook:Caurina.com
Todoslosderechosreservados.Bajolassancionesestablecidasenelordenamientojurídico,quedarigurosamenteprohibida,sinautorizaciónescritadelostitularesdelcopyright,lareproduccióntotaloparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,comprendidoslareprografíayeltratamientoinformático,asícomoladistribucióndeejemplaresmediantealquileropréstamopúblicos.
AJesús,quemeenseñóqueenlasfacultadesexisteunahabitaciónllamadaAuladecultura,yqueconsuentradaenlaUniversidadme
provocótalenvidiasanaquedecidíviviryotambiénelambienteestudiantilatravésdeestahistoria.
Contenido
PortadillaCréditosDedicatoria
PrólogoCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16
Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30Capítulo31Capítulo32Capítulo33Capítulo34Capítulo35Capítulo36EpílogoAgradecimientos
Prólogo
Barcelona.Abrilde2006Sentada en sudespachograndey luminoso,Susana respiró tanhondo
que casi le dolió, permitiendo que por un momento la emoción y losrecuerdosseapoderasendeella.Cuandounratoantessujefe,elabogadoJoanRius,habíaentradoensu
despachoparapedirleunfavorpersonal,pocoseimaginabaaloqueestelaobligaría,nicómolapeticiónibaaafectarle.Aunasí,nopodíanegarse.Su jefe no era dado a solicitar favores. Exigía trabajo y dedicación ypagabaporello,peronunca,enlostresañosquellevabatrabajandoparaél,lehabíapedidonada.Ella iba a viajar a Sevilla aquel fin de semana para conocer a su
sobrino,elprimerhijodesuhermanaMerche,nacidohacíaapenassietedías y a cuyo parto no había podido asistir, inmersa en un casocomplicado y muy atareada durante toda la semana. No obstante no lehabíannegadolaposibilidaddefaltaraltrabajoaquelviernesparapoderacoplarsealosvueloshastalaciudaddondevivíasuhermana,yportantono pudo negarse a entregar en mano, en un bufete sevillano, unosdocumentossobreunaempresadelaque«BonetyRius»llevabaalgunosasuntos.Habíaaceptadogustosaenunprincipio,elproblemasurgiócuandose
enteródequeelbufetesevillanoera«Figueroaehijo».Hacía mucho que no se permitía pensar en Fran... Los comienzos en
Barcelonasinélhabíansidoduros;lasoledad,abrumadora,compensadaamediasporuntrabajointeresanteyunacuidadnuevaybellaporexplorar.Susana, solitaria por naturaleza, se había refugiado en su trabajo sinescatimar esfuerzo ni horas, había ido ganándose el respeto de suscompañerosyjefes,yhabíaidocosechandounéxitoprofesionaltrasotro,hastaelpuntodequeenlaactualidaderaconsideradaunaauténticaexpertaenmuchostemas,yconsultadapormuchoscompañerosdelbufeteinclusoconmásañosdeprofesiónyexperienciaqueella.Lapalabraempollona,quelehabíaresultadohumillanteenelcolegioyenelinstituto,laseguía
acompañando, pero ahora sus conocimientos y la perfección con que legustabahacerlascosasleerareconocida.También era considerada implacable en los tribunales, aunque justa y
cuidadosa con los adversarios. Había perdido su inseguridad deadolescenteyesoselodebíaaFran.Élhabíaconseguidoquelachiquillatímida, insegura y vulnerable de hacía años, llegara a convertirse en laSusanaactual:unamujerbrillante, llenadeoratoriayrecursos,capazdeimprovisarydedeslumbrarparaconvencerajuecesyjurados.Ypocoapoco,conelpasodeltiempo,losrecuerdosdeFransehabían
convertido de dolorosos en agridulces, y podía contemplar las fotos desusañosdecarrerasinsentirquelapenalaahogaba.Pero su corazón no le había olvidado y su cuerpo tampoco. Había
tenido dos breves aventuras, una con un vecino de sumismo bloque deapartamentosyotraconuncliente,peroningunahabíaduradonidejadohuella.NingunodeelloseraFran,ySusananohabíavueltoa intentarlo,consciente de que aún pasaríamucho tiempo antes de que otro hombrepudiera ocupar el lugar vacío que él dejó. Y quizás este no se ocupasenunca;despuésdeloqueFranyellahabíansidoelunoparaelotro,noseconformabaconmenos.Ellistón,ledecíaMerche,estabademasiadoalto.Aun así, creía tenerlo controlado, hasta aquella mañana. Hasta que
escuchósunombreenbocadesujefeysupoquetendríaqueverloaquelfindesemana.Sedijoquehabíapasadomuchotiempo,quelosdoshabríancambiado
y que probablemente su encuentro se limitaría a un intercambio dedocumentos, que quizás él tendría novia, o incluso podía estar casado.Siemprefuetanatractivo,tanencantador,queeracasiimposiblequeaúnpermaneciera solo.Ycomprobóalarmadaqueesa idea ledolía...Aún ledolía.Yempezabaapensarqueledoleríasiempre.Quizáshubieraacabadoenrollándoseconlahijadeaquelclientedesu
padre, que fuemotivo de su primera pelea. No habían discutidomuchoFran y ella, su carácter tranquilo le permitía dejar pasar los exabruptosbruscos de él, que por otra parte no duraban más que segundos, paraacabardisculpándoseluegoyhaciendolaspacesapasionadamente.Y el sexo con él había sido tan especial... Nunca había sentido nada
parecidoconningunodelosdoshombresconlosquesehabíaacostadodespués.Ningúnotrolahabíahechotemblarsolocontocarla,conrozarle
unamanocomohabíapasadoconFran.Enterró la cara entre las manos, totalmente descompuesta por los
recuerdos, fuertemente amarrados durantemucho tiempo, y se dijo quedebía controlarse, que no podía presentarse en Sevilla con aquellasimágenesensumenteporquetodoellopertenecíaalpasado.Pero ella estaba allí con el número de teléfono del bufete Figueroa
sobrelamesa,eincapazdemarcar...
Capítulo1
FacultaddeDerechodeSevilla.Noviembre,1998Sentada en el aula, como cadamañana, y apenas el profesor abrió la
boca,Susanasupoqueseibaaenfrentarunavezmásalgranproblemadesuvida:elrechazo.Cuandoaquelhombresecoymalencaradodijoquetendríanqueformar
gruposde trabajopara realizarunadefensahipotéticay llevaracabo lainvestigaciónydespuéslaexposiciónpráctica,ellasabíaqueunavezmásibaaquedarexcluidadetodoslosgruposdeformanatural,yqueobientendría que realizar su trabajo sola o bien sería introducida por elprofesorconcalzadorenalgunodelosgruposyaformadosporgentequese caíabienentre sí.Pero ellano le caíabienanadie; esahabía sido latónicadesuvidaescolardesdepequeña.Primeroenelcolegio,luegoenelinstituto,ylafacultaddederechonohabíasidounaexcepción.Todoslarechazaban tanto por su físico delgado y poco atractivo como por sucapacidadintelectualmuyporencimadelamedia.Yasehabíahabituadoaserlaempollona,laaburrida,laquenuncaera
invitadaacumpleaños,niexcursiones,nifiestasylaquenuncateníahuecoenningúngrupodetrabajo.Yapesardequehabíacargadoconellotodasuvidayestabaacostumbrada,aúndolía.Siempredolía.Suhermana,cincoañosmayorqueella,ysuúnicaamigayconfidente,
la que en verdad sabía cómo se sentía, le había asegurado que en lafacultadesocambiaría.Peronohabíasidoasí,ylapruebalateníadelantede sus narices, viendo cómo todos se iban acercando unos a otros yconsolidando losgrupos,quesegúnelprofesordebían tenerunmínimode dos miembros y un máximo de seis. Pero nadie se acercó a ella. YSusanaestabaconvencidadequenisiquierasehabíandadocuentadequenoteníagrupo.Cuandoalfinlasvocessecalmaronyempezaronadaralprofesorlos
nombresde loscomponentesde losdistintosgrupos,unavezmásen suvida,Susana,latímidaSusana,tuvoquelevantarlamanoydecir:—Profesor... Yo no tengo grupo. ¿Puedo hacer el trabajo sola? —
preguntóconfiandoenquelepermitiríahacerloynolaobligaríaaentrarenungrupodondenolaquisieran.Perosusesperanzassedesvanecieronpronto.—No,tienequeentrarenalgunodelosyaformados.Estetrabajonoes
soloparaevaluarconocimientos,sinoparavercómosecomportaneneltrabajoenequipo.Enelfuturo,cuandotrabajenenunbufete,tendránquehacerlo muchas veces. Procure acoplarse en alguno de los grupos yaexistentes.Susana se mordió los labios. Había sido peor de lo que esperaba, ni
siquieraelprofesorhabíadichodóndeseteníaquemeter,alpareceribaadejarquefueraellalaquesolicitaraelfavordequelepermitieranentrarenalgúnsitio.Miróasualrededoresperandoquealguienlehiciesealgúngesto,pero
solo vio miradas bajas y desviadas evitando encontrarse con sus ojos.Tragó saliva sin saber cómo iba a salir de aquella situación cuandoescuchóasusespaldasunavozmasculina,agradableybientimbrada,queconocíabastantebien,aunquenuncaantessehubieradirigidoaella,quedecía:—Enmigruposolosomosdos...Puedesunirteanosotrossiquieres.Volvió la cabeza y se encontró con unos ojos pardos que lamiraban
desdetresmesasmásatrás.—Deacuerdo—aceptótratandodenomirarlacaraincréduladelchico
que se sentaba al lado del que había hablado y que, siendo su amigo,probablementeseríaelotromiembrodelgrupoquetendríaquecompartir.—Bien—continuó hablando el profesor—.Solucionado este pequeño
problemapodéisentregarmelosnombresdefinitivosdeloscomponentesdecadagrupoyenlapróximaclaselesdarélainformacióndeloscasosque tendránque investigar y presentar antemí, al final del cuatrimestre.Debo decirles que todos serán casos reales, algunos cerrados ysentenciados y otros en curso aún, pero no quiero que sus líneas dedefensa tengannadaquevercon laqueen sumomento se siguióen lostribunales.Yquieroquereseñentodosycadaunode lossitiosdedondesaqueninformación.Lesesperaundurotrabajo,sobretodoalosgruposformados por pocos miembros, pero también quiero añadir que lacalificacióndeeste trabajosupondráunsesentaporcientodelanotadelcuatrimestreyharámediaconladelexamenteórico.Buentrabajoynos
vemosmañana.Susanarecogió losapuntesdesperdigadossobre lamesay losguardó
en la enorme bolsa de lona de fabricación casera que había hecho ellamisma y que siempre la acompañaba. Era un sello de identidad comomuchasdesusotrascosas:susjerséishechosamanoporsumadrequeseaburríaenelpueblo,lalargamelenacastañarecogidaenunacoletaenlanucaparaquenolemolestaraenclase,suszapatosdedeporteysuponchoazuldelanatambiénhechoencasa.Nopodíapermitirsegastarmuchodineroen ropa,nienzapatosnien
bolsos: sobrevivía a base de una beca y los autobuses, los apuntes y elciberparabuscar informaciónenInternetse llevabanunabuenapartedeella.El añoanterior, elprimerode la carreradeDerecho,había sidopeor
porque había tenido que pagar una residencia que le costaba bastante yjamás había comido tantos bocadillos en su vida, pero este año,afortunadamente, su hermanaMerche había encontrado un trabajo en laciudad, en una tienda de ropa y ganaba lo suficiente como para poderalquilarunpequeñoapartamento,apenasunsalón,undormitoriodedoscamas, un aseo con ducha y una cocina diminuta, pero que les permitíasobrevivirmejorysobretodoprepararsuspropiascomidas.ConloqueMerche ganaba y con su beca iba saliendo adelante un poco másdesahogada que el año anterior. Además, Merche, a pesar de ser cincoañosmayor,erasuúnicaamigayelañoanterior,solaenSevilla,lahabíaechadomuchodemenos.Muytímidapornaturalezalecostabahacernuevasamistades,situación
que se agravaba por el hecho de que era un auténtico cerebrito y laprimera de cualquier clase donde estuviese. Esto la hacía ser rechazadaportodosloscompañerossinsiquieradarleocasióndequelaconocieran,yexcluidadecualquiercírculodeamistad.Habíapasadoel primer añode carrera sola, y amediadosdel primer
cuatrimestredesegundollevabaelmismocamino.Lehabíaextrañadomuchoqueaquelchicolahubierainvitadoaformar
parte de su grupo de trabajo, algo que nunca ocurría. Siempre era elprofesorelqueteníaquedecirdóndesedebíaagregar.Tendríaquearmarsedevalorydarle lasgracias,yesoibaacostarle,
porqueelchicolegustaba.
Sehabíafijadoenélyaelañoanterior,aunquenuncalehabíadirigidola palabra. Él había estado saliendo con una chica terriblemente pija ytambiénguapaarabiar,habíaquereconocerlo,peroestecursonoparecíaqueestuvieranjuntos.Cuando ella entró en la carrera, él cursaba segundo con algunas
asignaturas de primero, y aunque habían coincidido en tres asignaturascomunes, su contacto se había limitado a cruzarse en clase o en lospasillossinquemediarasiquieraunsaludoentreellos.Cuandonoestabaacompañado de la chica, siempre iba con Raúl, su amigo, el quepresumiblemente iba a compartir grupo de trabajo con ellos, un chicodelgado y guapito al que se rifaban las mujeres y que siempre estabarodeadodevarias,adulándoleytonteando,mientrasélsedejabaquerer.A Susana le caía fatal, no así su amigo Fran, al que consideraba
tremendamenteatractivoconsupelolargoyrubio,susojospardosysucuerpodelgadoy fuerte,vestido siempreconvaquerosdemarcay ropadesenfadada,aunquecara.Según había escuchado en la facultad, ambos amigos eran hijos de
prestigiosos abogados y estaban destinados a incorporarse al bufetefamiliarencuantoterminaranlacarrera.Ojaláellapudieradecirlomismoysupieradeantemanoqueibaatener
unpuestodetrabajointeresanteybienremuneradoalterminar,perocontodaseguridadleibaaresultarbastantemásdifícil.Tendríaquesermuybuena para lograrmeterse en algún sitio, sin contactos ni amigos en elmundodelderecho,yparacompensartodoestoestudiabacomounalocaparasernosolobuena,sinolamejor.Habíaconseguidoaprobarprimeroíntegro,conunochoymediocomo
notamásbajayhabíaconseguidodosmatrículasgratisparasegundo.Terminóderecogerysediocuentadequeestabasolaenelaula,todos
habían salido encaminándose a las otras clases. Si no se daba prisa seperdería la siguiente, porque el catedrático era un hombre bastantequisquillosoquenodejabaentraraningúnalumnounavezélestuvierayaen el aula. Fran y Raúl no estarían allí, ellos no tenían esa asignatura,habíanaprobadodosdesegundoelañoanterioryesaeraunadeellas.Sedirigiórápidaalaclaseolvidándosedeélyaparcandodemomento
sudecisióndedarlelasgraciasporadmitirlaensugrupo.
NadamássalirdelaulaytrasasegurarsedequeSusananoibadetrásdeellos,Raúllesoltóasuamigodemalhumor:—¡Joder! ¿Por qué le has tenido que decir que semetiera en nuestro
grupo?—Porquesolosomosdosynosvendríabienunmiembromás.—Podíamos habernos metido nosotros en aquel otro equipo donde
estabanaquellascuatrotíastanbuenas,eneldeMaikaeInma...Seguroquenonoshubierandichoqueno.—Seguroqueno—admitiósabiendocómomiraban lasmujeresde la
claseaRaúl.—¿Entoncesporquéaesta?—Tengoqueconfesartequemehadadolástima.Seveíaallítantímida,
tancortada,esperandoquealguienletendieseunamano.YCastelohasidouncabrónaldecirlequefueraellalaquesemetieraalafuerzaenalgúngrupo.Lapobre lo estabapasandomal.Además, la tuve en clase el añopasadoenunpardeasignaturasylatíaesuncerebrito.Nonosvendrámalalguienasíenelgrupo,aversiconseguimossubirunpoco lanotaesteaño.Mipadreestáqueechalechesconmigodespuésdelosresultadosdeseptiembre.NohaqueridocomprarmeelcochequemeprometióysigoconelviejoPeugeotquesoltómimadrehacedosaños.—Macho,esquedecincohasaprobadouna.—Elveranoesmuymaloparaestudiar,yalosabes.Yconestodeirme
a Gran Bretaña todos los meses de julio para perfeccionar el idioma,pierdo la mitad del verano. Y tú no has aprobado ninguna, así que nohables.—Peroyosoloteníatres.Apesardetodotellevounadeventaja.—Ya.—Peroaunasínohasdebidodecirlequeseunaanosotros.¡PorDios!
¿Lahasmiradobien?¡Conesaropayesepelo!Yesasgafasdemonturanegraquellevasiempre.¡Noesmásfeaporquenoseentrena!—¿Yatiquemásteda?Notenemosqueacostarnosconella,soloque
prepararuncaso.—¡Ah,no,deesonada!Yonopiensoarrastrarlapor lasbibliotecasy
bufetes.Cadaunoqueprepareunapartedeltrabajoporseparadoyluegoloponemosencomún.—Sabes que eso no va a ser posible, que tenemos que hacer algunas
cosasjuntos.—Tuya ha sido la idea, carga tú con ella. Haciendo un esfuerzo yo
podré reunirme con ese espantajo en algún lugar donde nadie nos vea,peronovoy apasearlapor ningún sitio.Si hayque realizar trabajosdeinvestigación conjunta, te los mamas tú, que para eso vas de buensamaritano.Nopiensodejarqueesaniñameespantealastías.Aunquesies tancerebritocomodicesyademásnos tienequeestaragradecidaporhaberlesalvadoelculo,alomejorlapodemosconvencerdequeellahagatodoeltrabajoynosrepartamoslanota,¿verdad?—¡Quécabróneres!—Nolosoy,peroyonolehepedidoqueseunaalgrupo.Tevaatocar
aticargarconella,macho.—Nomeimportasiconsigosubirlanotayquemipadremecompreel
cochealfinaldecurso.Raúlsoltóunacarcajada.—¡Ymedicescabrónamí!Sinoquisierasesemalditocoche,contoda
probabilidadsehabríamuertodeascoesperandoquealguienlainvitaseaentrarenalgúnsitio.—Esonoesverdad,selodijesinsiquierapensarenelcoche.Esoseme
ocurriódespués.Realmentemediomuchapenaverlaallíesperandoyquenadie se decidiera a decirle nada. Era evidente que hubiera tenido quesuplicarparapoderacoplarse.—Esavenatuyadequijotealgúndíatedaráproblemas.—Creoqueenestaocasiónmebeneficiará;nosbeneficiaráalosdos.—Enlasnotasquizás,peroyasabesqueamíesomeimportauncarajo.
Yono tengoamiviejo todoeldíapegadoamiculocomo tú.Mientrasvayaaprobandoalguna,nosemeteennada.—Sí,peroatinotecuestatantoaprobarcomoamí.Nologroentender
los tecnicismos legales, ni me gusta el Derecho, ni nada. Pero trata dehacérseloentenderamiviejo...—¿Yporquéestásestudiandoestosinotegusta?—Tampoco me gusta ninguna otra cosa, así que da igual. De todas
formasteníaquehacerunacarrera.Loquemejodeesesamaníaquetienemipadredequedeboserelmejorentodo,elnúmerouno.Simedejarairamiairecomotepasaati,alomejoracababahastaporgustarme.
—Atiloquetegustaespasearteporlafacultadtonteandoconlastías.—¡Toma,yatino!Ambosseecharonareíryentraronenelaulaparaasistiralasiguiente
clase.
Amediodía,cuandosedirigíaalasalidaparacogerelautobús,Susanavio a Fran y se armó de valor para acercarse a él. Apretó el paso y lellamóintentandolevantarlavozparaquelaoyese.—¡Figueroa!Élvolviólacabezaysedetuvoesperándola.Susanaseacercójadeantey
lesoltódegolpe:—Perdona que temoleste, ya imagino que tendrás prisa, pero quería
dartelasgraciasporadmitirmeenvuestrogrupo.Élseencogiódehombrosconindolencia.—Nome tienes que dar las gracias, dos personas somosmuy pocos
para un trabajo de tanta envergadura. Siempre es bueno contar con unmiembromás.—Aunasí,sinollegaaserportimehubieravistoenladifícilsituación
detenerquepedirquemedejaranentrarenalgúnsitio.Yahasvistoquenadiesehapeleadoprecisamentepormí.—Ynoloentiendo.Contusnotasytucapacidaddeestudiodeberíasser
muybienacogidaencualquiergrupo.Susanasemordióloslabiosantelaveladaindirecta.—Comprendo—dijo.—¿Quéesloquecomprendes?—Que lo que esperáis es que yo haga el trabajo y nos repartamos la
notalostres.—¡Por supuesto que no! —protestó incómodo—. Al menos por mi
parte. Yo estoy dispuesto a trabajar como el que más, pero tengo quereconocer que no poseo tu capacidad, queme cuesta bastante todo esto,sobretodoalahoradeorganizareltrabajo.—No, si no me importa. Ya estoy acostumbrada. No soy ninguna
ingenuay sé queno soypopular, que si alguienmeofrece entrar enungrupo solo puede ser por dos cosas: por lástima o porque esperaaprovecharse de mi trabajo. Y, sinceramente, prefiero que sea por esto
último.Él se sintióaúnmás incómodoalversedescubierto,ydijo sinmucha
convicción:—No quiero aprovecharme de tu trabajo, ya te he dicho que estoy
dispuestoatrabajarduro,perosínosvendríamuybienparaeltrabajotucapacidaddeorganización.NiRaúlniyosomosmuybuenoseneso.Yoestoydispuesto adejarte dirigir esto, yharé loque túmedigas.Quieroconseguirnotacomosea,meestoyjugandouncoche.—Bien,entoncesnosentenderemos.Túquieresconseguirnotaparaun
coche y yo para conservar la beca, pero prepárate a trabajar duro. Soymuyexigente,nomeconformoconuncinco...Nisiquieraconunsiete.—Me parece estupendo. Así me meteré a mi padre en el bolsillo,
últimamentenoandamuybienconmigo.—¿Tuamigotambiénpiensaigualquetú?Franseencogiódehombros.—Bueno, quizás él no esté dispuesto a trabajar tanto, pero también
quierelanota.—¿Yestádeacuerdoenqueyoformepartedelgrupo?—preguntóal
recordarelceñofruncidodeRaúlcuandoFranlainvitóaunirseaellos.—Sí,claro...LavozdeSusanasevolvióunpocomásduraaldecir:—Si quieres ser un buen abogado vas a tener que aprender a mentir
mejor.Peronotepreocupes,sinoquiereunirseanosotrosledejaremoscompartirlanota.Ynoteentretengomás,sitienestantahambrecomoyo,estarásdeseandollegaracasa.Hastamañana.—Hastamañana.SusanaleviodirigirsealPeugeotgrandey ligeramenteanticuadoque
estabaaparcadoalfinaldelcampus.Ellagiróhastalaparadadelautobús.Sinosedabaprisa,Merche llegaríaantesqueellayseextrañaríadenoverlayaorganizandolacomida.Cuando llegóa laparada laencontróvacía,pruebaevidentedequeel
autobúsacababadeirse.Aguardóduranteveintelargosminutos,segurayadequesuhermanallegaríaantesqueella,yenefecto,cuandoentróenelpequeño salóndel pisoque compartían, el olor depasta reciénhecha lehizosentiraúnmáselhambrequetenía.
—¡Hummm...pasta!—exclamósoltandolapesadabolsallenadelibrossobrelaestanteríadelrincón.—Estamosafindemes,cariño—dijosuhermanadesdelacocina.—Sinomeimporta.Meencantalapasta.—Hasllegadomuytardehoy.¿Otravezunatasco?—No,perdíelautobús.Meentretuvehablandoconuncompañero.—¡Vaya! Con un compañero, ¿eh? ¿No será ese con el que nos
cruzamosaquelfindesemanaenelcineyalquetecomíasconlosojos?—Sí, ese —dijo sonriendo—. Y no te lo vas a creer, pero me ha
invitadoaformarpartedesugrupodetrabajoparapresentarunadefensaenunaclasepráctica.—Entoncesestaráscontenta.—Sí, aunque no me hago ilusiones. Sé que no lo ha hecho por mi
atractivofísicosinobuscandomimenteprivilegiada,peromedaigual.Almenostendréocasióndeestarcercaytrabajarconélamenudoduranteuntiempo. Creo que nos puede llevar un par de meses. Tenemos un durotrabajopordelante.—De momento lo que tienes por delante es el plato de macarrones.
Come,ydejaelamorparaluego.—No seas exagerada, que el chicome guste no quiere decir que esté
enamorada. ¡Sería imbécil si lo estuviera! Francisco Javier Figueroa esguapo,popularycreoqueconmuchodinero.Nomemiraríadosvecessinoquisieraquesupadrelecomprarauncochenuevo.Nomehainvitadoamíaformarpartedesugrupo,sinoamicerebro.—Notesubestimes,cariño.Algúndía,unhombredescubriráelpedazo
demujerquehayenti.—Esposible,peronoseráeste,deesoestoysegura.Pormuybuenoque
estéymuybuenagentequeparezca.Nopuedeevitarserunniñomimadopor la sociedad,por suspadresypor lasmujeres.Comocomprenderás,yoahínotengonadaquehacer,esolotengomuyclaro.Peroséqueseráagradabletrabajarconél.Consuamigoyanoestoytansegura,séqueleha tocado bastante las narices que yo esté en el grupo, aunqueprobablementeconseguiráunsobresalienteamicosta.—Eresdemasiadoduracontigomismayconlagente.—Soy realista, Merche... Tú no puedes entenderlo. Tú eres guapa y
tienes tetas y cintura estrecha y un culo respingón y monísimo. Yo notengonadadeeso,ningúntíomemiradosveces;yalotengoasumido.—Bueno,yotengocuerpoytúcerebro.Yonuncahepodidosuperarel
bachillerato,ymehubieragustado.Cadaunadebeconformarseconloquelavidaleda,Susanita...—Si no me quejo, pero soy realista. Francisco Figueroa no va a
volverse loco por mis huesos y yo tengo que tener cuidado de novolverme loca por los suyos—dijo dando buena cuenta de un enormeplatodemacarrones.—Tequejasdetufísico,perosiyocomieraloquetúpesaríacienkilos.—Alguna ventaja tiene que tener estar tan delgada. Bueno —dijo
levantándose de la mesa—, voy a descansar media hora y después mepondréaestudiar.Recogetúyyoprepararélacenaestanoche.
Capítulo2
Con el pequeñomontón de foliosmecanografiados y sujetos por unagrapa que el profesor les había entregado como parte del material detrabajo,ydespuésdeecharleunvistazo,Fran sealegró sobremaneradehaber admitido aSusana en el grupo.Sabíaque aquella asignatura iba aresultar difícil y aquel trabajo práctico mucho más, pero no habíaimaginadocuánto.El trabajo en cuestión consistía en un caso abierto aún, y que llevaba
enredadoeneljuzgadounpardemesesytraíadecabezatantoajuecesyabogados como a la opinión pública. Investigar aquello y ademáspresentarunalíneadedefensadiferentealaqueseseguíaenlaactualidad,lesibaadarmuchosquebraderosdecabeza.Yteníaquereconocerqueélnosabríanipordóndeempezar,yRaúlmuchomenos.AlcruzarsesumiradaconladeSusana,levantólascejasyesbozóuna
muecadedesagradodirigidaalospapeles.Raúlnisiquierasemolestóenmirarla limitándoseagarabatearpequeñosdibujosenel folioenblancoqueteníasobrelamesa.El profesor, desde la pizarra, explicaba en términos generales lo que
esperabadelostrabajos,yaunquecadagrupoteníacasosdiferentes,todosdebíanseguirunaspautascomunesalahoradepresentarlos.AFrannosele escapó que Susana tomaba notas frenéticamente, y él hizo lo propio,confiandoenqueentre losdosconsiguieranquenose lesescapasenadaquelespudieraayudarenlacomplicadatareaqueteníanpordelante.Cuando el profesor se marchó, Susana se levantó rápidamente y se
acercó, ansiosapor saberel contenidodel fajodepapeles,y tambiéndetenerunaexcusaparahablarconFran.Durantelostresdíastranscurridosdesde que se habían formado los grupos hasta la entrega de ladocumentación,nohabíanintercambiadoniunasolapalabra,aunqueellanohabíadejadodemiraralosinseparablesamigoscuandoestabancerca,esperandoqueFransedirigieraaellaparahacerlealgúncomentario.—Hola...—saludó.—Hola—respondió él.Raúl ni semolestó en levantar la vista de los
papelesquesuamigolehabíatendidoyojeabadistraídamente.—¿Quénosha tocado?—preguntó—.A juzgarpor tu caranoparece
nadabueno.—El caso Ferrer. No sé si habrás oído hablar de él, no se le está
haciendopublicidad,peroporloqueleheescuchadoamipadre,llevadecabezaatodounprestigiosobufete.—Sí,claroqueheoídohablardeél.Aunquemipadrenoseaabogado,
procuro mantenerme informada de todos los casos abiertos en laactualidad, aunque no salgan en los medios de comunicación. Un casointeresante.Elchicolevantólascejasdenuevo.—¿Interesante?Unaputada,diríayo.Susanasonrióconunamuecaqueconferíaunairegraciosoasucara,
habitualmenteseria.—No creo que sea para tanto. Además, con uno fácil no íbamos a
conseguirmuchanota.—Perotendremosqueecharlemuchashoras.—Sí,esoescierto—dijosintiéndosemuycontentadequeasí fuera—
.Ypiensoquedeberíamosempezarcuantoantesparaquenonospilleeltoro. Lo primero será hacernos con una información lo más detalladaposibledeloshechos.SedirigióaRaúlquenisiquierasehabíamolestadoenmirarla:—¿Medejaslospapelescuandolosleas,porfavor?Avercuántosdatos
nosdanenellos.—Son todo tuyos—dijo este largándoselos—, pero si esperas hacer
algoconellosvasapañada.Nohaymásdetreslíneasparadarelnombredelacusado,eldelavíctimayunabrevísimareseñadeloshechos.Susana cogió los folios que el chico le tendía y comprobó que tenía
razón. Ella sabía más del caso de lo que ponía en aquel papelmecanografiadoque,supuestamente,ofrecíaunaayuda.—¿Quéopinas?—lepreguntóFran.—Es peor de lo que esperaba. Habrá que trabajar duro. Creo que
deberíamosempezarareunirnosestatardeparaponernosdeacuerdoenlalíneadetrabajoquevamosaseguirycómonoslovamosarepartir,¿noosparece?
—Yohoynopuedo—dijoRaúl—.Dehechotengoocupadastodaslastardes de esta semana —añadió, pensando en la pelirroja que habíaconocidoelsábadoanterioryconlaquehabíaquedado.—No podemos perder toda una semana. Si necesitamos libros de la
biblioteca y los demás grupos se nos adelantan en sacarlos, no lospillaremosnuncaporqueselosiránpasandodeunosaotros.—Puestendréisqueempezarsinmíentonces.Susanareprimióunamueca,aunqueenrealidadnoestabasorprendida,
ymiróaFran.—¿Ybien?¿Quéhacemos?Élhabíapensadoiralgimnasioaquellatarde,perocuandoseenfrentóa
los ojos de Susana que le exigían una respuesta y le preguntaban «¿tútambiénmevasadejartiradaconeltrabajo?»,dijo:—Amímevienebien.Podemosirechándoleunvistazo,aunquehoyno
podrédedicarlemásdeunpardehoras.Tengoalgunosapuntesquepasaryvoyunpocoperdido.Ytendráquesertemprano.—¿Cómodetemprano?—preguntóSusanaintuyendoquesualmuerzo
ibaairsealgareteytendríaqueconformarseconunbocadillocomidoenelcéspeddelcampus.—Alascuatroymediaolascincocomomuytarde.—Bien,entoncesqueseaalascuatroymedia—dijoresignada.—¿Enlabiblioteca?—Allínosepuedehablaryademáshaymuchagente.Mejornosvamos
al aulade cultura, allí disponendeunapequeña sala de estudioque casinadieconoce,niusa.—¿Elauladeculturatieneunasaladeestudio?—Esapenasunamesaydoso tres sillas, pero se está tranquilo,yno
tienes que estar callado. Yo la he utilizado algunas veces, está adisposicióndetodos,solohayquepedirla.—Bien,entonces,¿túteencargas?—Deacuerdo,yomeencargo—dijotendiéndolelospapelesdenuevo.—No,mejorquédatelostú.Yonotengonipuñeteraideadepordónde
meterlesmano.—Deacuerdo.Hastaluego.
Cuando las clases finalizaron a las dos de la tarde, Susana sacó elmóvil, grande y anticuado, que le había pasado una prima después decambiarlo por otro más moderno y le puso un mensaje a Mercheavisándoladequenoiríaaalmorzar,ymiródentrodelbolsoavercuántodinerollevaba.Noteníasuficienteparaentrarenelcomedordelafacultad,asíquese
dirigióalsupermercadocercanoysecompróunbocadilloyunabotellade agua y se sentó en un rincón solitario y semioculto del campus,dispuestaasaciarsuhambreacuciante.Despuéssedirigióalauladecultura,unlugarsituadoenelentresuelo
delafacultad,parapedirlallavedelasaladeestudio,regresóysesentóen un banco del patio al sol a esperar a Fran. Mientras, leyó otra vezdetenidamente los folios con las pautas e instrucciones a seguir, y acontinuaciónsepusoaestudiar.A las cuatro y veinte empezó amirar a su alrededor esperando ver a
Fran,peroestenoaparecióhastalascuatroycuarenta.Veníarápidoyconelgruesochaquetónenelbrazo.Susanaselevantóalverlellegar.—Perdonaelretraso,peroteníaeltiempomuyjustoymehapilladoun
atasco al venir. ¿Y a ti, te han echado la comida directamente desde laventanaalabocaovivescerca?Ellasonrió.—Yo me he quedado aquí. Vivo lejos y dependo de un autobús, no
hubierallegadoatiempo.—Podías habérmelo dicho y me hubiera quedado contigo—dijo sin
muchaconvicción.Ella hizo una mueca; ni por asomo hubiera querido que él viera el
pequeñobocadilloquehabíaconstituidosualmuerzoyqueapenashabíadadounatreguaasuestómago.—Nohacíafalta,estoyacostumbradaacomeraquísola.Yelcomedor
delafacultadnotieneunaestrellaMichelínprecisamente.—Nohecomidonuncaenél.—Puesnolohagassipuedesevitarlo—añadió.—¿Hasconseguidolasaladeestudio?Susanalemostrólallave.Franlasiguióescalerasabajoyentraronenel
auladecultura.Al fondode lamismasedivisabaunapuertaqueSusanaabrió entrando ambos en una sala pequeña, amueblada apenas con una
mesa,unascuantassillasazulesrígidaseincómodasyunaestanteríagrisllenadearchivadores.—Noquierenquenosquedemosmuchorato,¿eh?Noesmuyacogedor
quedigamos.—No me han puesto hora. No nos echarán mientras esté la facultad
abierta.—¿Y tú crees que mi espalda aguantará tanto? Es imposible estar
sentadoenestassillasmuchoratosinsufrirunalumbalgia.—¡Ah,lodicesporeso!Bueno,yohesobrevividoamásdeunatardede
estudioaquí.—¿Tequedasmuyamenudo?—Solocuandotengoquesacarlibrosdelabibliotecaydevolverlosel
mismo día. No me compensa ir y volver, pierdo mucho tiempo en elautobús. Y una vez que he tenido que hacer un trabajo en grupo, comoahora, por obligación. No puedo reunirme en mi casa porque es muypequeñaylacomparto,asíquealguienmehablódeestasala.Susanasequitóelgruesojerseyquellevabasobreotrodecuellovuelto
másfinoysesentóenunaesquinadelamesa.Franlohizoenelotrolado,juntoaella.—¿Solounavezhashecho trabajosengrupoel añopasado?Yocreo
queenprimerohiceporlomenoscuatro.—Amímedejaronhaceralgunossola.—¿Yeso?¿Notegustatrabajarengrupo?—La gente no se pelea por formar grupo conmigo, ni siquiera para
sacarnota.Ytodoelmundonoquiereconseguiruncochenuevo.Éltratódetomarseabromasuobservación,evidentementeincómodo.—¿Taninsoportableeres?Ellasiguiólabroma.—Nocreo.Yomeaguantoyllevohaciéndoloyaunosañitos.—¡Vaya,tienessentidodelhumor!Nadielodiríaviéndoteenclasetan
seria.—Haymomentosparaestarseriosymomentosparalasbromas.Yyoa
clasevoyaestudiar,nopuedopermitirmeperdereltiempoconbromasyperderelhilodelasexplicaciones.Estudiocontrarreloj.—¿Porqué?¿Acasoquieresbatiralgúnrécord?
—Estudioconbecaymifamilianosepuedepermitirpagarasignaturasdosveces.Deboiracursoporaño.—Perotúhacesmásqueeso,sacasnotasmuyaltas.—Lasmatrículasdehonorsoncréditosquenotengoquepagaralaño
siguiente,yesomepermitedisponerdeunpocomásdedineroparavivir.—Mehasdichoquecompartespisoconotrachica.—Conmihermana.Ellatrabajaenunosgrandesalmacenes.—ElCorteInglés.—No,C&A.—Bueno,másomenoslomismo.—Sí,enefecto.Entrelasdospagamoselalquilerynosapañamos.—Dicen que los pisos alquilados para estudiantes son una verdadera
mierda.—Bueno, este no está demasiado mal. Es pequeño, solo tiene un
dormitorio y un comedor minúsculo, un baño y una cocina casi dejuguete,perolosmueblesestánbienynoesmuycaro.Elúnicoproblemaesqueestáunpocolejosytantoellacomoyonospasamosmuchotiempoenlosautobuses.—¿Dóndeestá?Bueno,sinoesmuchopreguntar.—¡No,quéva!EnSanJerónimo,muycercadelcementerio.—¿Ynotedayuyu?—Estoy estudiando Derecho, probablemente tendré que ver algún
cadáver, y con seguridad en nomuy buen estado. Nome importa vivircercadeunoscuantosfiambres,sonlosvivoslosquehacendaño.—Oye, eso que dices de que tendremos que ver muertos es verdad...
Nuncamelohabíaplanteado.—¿No?¿Piensasespecializarteacasoenderechocivil?¿Omercantil?—Noséenquémevoyaespecializar.Demomentomeconformocon
aprobarlomásquepuedaestecurso.—Paraquetecomprenuncoche.—Esoes.—Bien, puesmás vale que dejemos la charla, tenemosmucho trabajo
pordelante.Sino,loúnicoquetevanacompraresun600dehacetreintaaños.—Deacuerdo,empecemos.Yoheconseguidoalgodeinformación.Le
hepreguntadoamipadrealahoradealmorzarymehacontadounpocodequévaelcaso.Aunquetampocosehaextendidomucho,todohayquedecirlo.Esde losquepiensanqueuno tienequebuscarse la vidapor símismo, y con el mínimo de ayuda posible. Solo así demostrará lo quevale.—Noesmaloeso.Tehaceesforzarte.—Lodicesporquenotienesquevivirlo.—Esposible.—Bueno,pues,alparecer,MarianaFerrer,lavíctima,eraunaseñorade
sesenta y cinco años que apareció muerta una mañana en su cama.Aparentementesetratabadeuninfarto,perocuandolehicieronlaautopsiadescubrieronqueelcontenidodelestómagoconteníamatarratas.Susanayasabíatodoeso,perolealegrócomprobarqueFransehabía
molestadoenbuscarinformación.Élsiguióhablando.—Vivíaconunahermana,queeralaquecocinaba,yunsobrino.Ambos
sonsospechosos.—Bien,yopuedoañadiralgomás.Lainvestigaciónfinancieramuestra
quenohaydineroqueheredar; laancianavivíadesupensiónynoteníaahorros. La casa estaba a nombre de las dos hermanas y solo tras elfallecimientodeambaspodríaheredarlaelsobrino.—Vaya,tútambiénhashecholosdeberes.—Ya os dije estamañana queme gusta estar informada de todos los
casosabiertosenelmomento.Sueloiraljuzgadocuandotengotiempoalosjuiciosqueestánabiertosalpúblico.—¿Ycuándotediviertes?—Cuandoterminelacarrera,espero.—Peroaúntefaltanañosparaeso.Yonopodría.—Quizásporquenuncatehasvistoenlanecesidad.Yelderechopuede
sermuyentretenidoaveces.Fran bajó la cabeza y la miró a los ojos que ella mantenía bajos,
clavadosenlospapeles.—Realmentetegustaesto,¿verdad?—Por supuesto.Noestaría amásde cienkilómetrosdemi casaymi
familia,pasandoapurostodoslosfinesdemes,sinomegustara.Esmás,meapasiona.
—¡Ojaláyopudieradecirlomismo!Amínohaynadaquemeapasione.—¿Yentoncesporquéestudiasderecho?—Mipadreesabogado,mimadretambién,amboshijosdeabogadosa
suvez.Esloqueseesperademí…yenrealidadtampocohayotracosaquemegusteespecialmente.¿Porquéno?Laabogacíaesunaprofesióntanbuenacomocualquierotra.—Si lo ves así… Yo no podría dedicarme a algo que no me
entusiasmase,ymuchomenossacrificarcincoañosdemividaporello.—Tengo que confesar que yo nome sacrifico demasiado. Estudio un
poco,mediviertootropoco…Notengoprisaporterminarlacarrera,loquemeesperadespuésnoesningunamaravilla.Unpuestoenelbufetedemipadre,bajoelpesodesunombreydesufama.SiempreseréelhijodeFigueroa.—¿Yporquénolointentasportucuenta?—¿Abrirmipropiobufete,quieresdecir?No.Nocreoquesirvapara
eso. Y tampoco soy tan ambicioso como para luchar contra mi padre.Trabajarenelbufeteestarábien.Yvolviendoanuestrotema,¿cómonosvamosaplanteareltrabajo?—¿Tienesalgunaidea?¿Algunapropuesta?—¿Quién,yo?No.Túereslaquedominaeltema,lodejoentusmanos.
Yoharéloquememandes.—Bueno, loprimeroserá recopilar toda la informaciónquepodamos
sobreeljuicio,yversiconseguimosalgosobrelosacusadosylavíctima.Algunodeberáiralabibliotecaparainvestigarenlaprensadeestosdosúltimos meses y tomar notas, o sacar fotocopias. Nos ayudaría muchoacudir a algunode los juicios que se celebran estos días. Para hacernosuna idea del perfil de los acusados. Quizás tú podrías conseguir de tupadre el permiso para entrar en alguna de las vistas. El acceso esrestringidoynosepermitelaentradaamásdediezoquinceestudiantes.Ytuamigotambiéndeberíahaceralgo—añadiófrunciendoelceño.Fransonrióydijo:—Aélpodríamosenviarlealbufetedelosabogadosquellevanelcaso,
paraqueseenrolleconlasecretariayconsigalainformaciónquenitúniyo,nisiquieramipadre,podríaobtener.Susanasepusomuyseriaanteelcomentario.—Nocomparto laopinióndequeel fin justifica losmedios.Dilea tu
amigoquemantengalabraguetacerradaenesto.Esuntrabajodeclaseynosjugamoslanotadeuncuatrimestre.Siaélesoledaigual,amíno.—Mujer,notepongasasí,solobromeaba.—Nomegustanesetipodebromas.Eltrabajoesmuyserioparamí.Franclavó lavistaenellaySusanaenrojecióhasta laraízdelcabello
ante la insistencia de su mirada. Se maldijo interiormente. Odiaba esafacetasuyadesonrojarseportodo,yteníaquereconocerquelamiradadeFran,posadasobreelladeesamanerainquisitiva,estabahaciéndolasentircomositodalasangredesucuerpohubierasubidoasucara.—Bueno,yalebuscaremosalgunaotratarea—dijoFran.DuranteunbuenratoSusanadiseñóunplandetrabajocongráficosde
losdíasylashorasdisponiblesyFransequedóalucinadodelacapacidaddesíntesisydeorganizacióndeaquellachica.—¿Teparecebien?—dijoellacuandoterminó.—Sí,estupendo.—Bueno, pues no te entretengomás.Ya dijiste que tenías planes para
hoy.—Noeranadaimportante,notepreocupes.Selevantaronyrecogieronlospapelesdesperdigadosporlamesayse
marcharondespuésdeentregarlasllavesenconserjería.Susana estaba deseando llegar a su casa y atacar las sobras del
almuerzo,aunquefueralasseisdelatarde.Enlapuertadelafacultadsesepararon,élhaciaunPeugeotazulyella
hacialaparadadelautobús.
Susanallegóasucasacansadayhambrienta,yantelamiradadivertidadesuhermana,sesentóadarbuenacuentadelplatodelentejasquenosehabíacomidoalmediodía.—¡Loquehaceelamor!—dijoMercheburlona.—Noteburles.Estodehoynotienenadaqueverconelamor.Tenemos
quehaceruntrabajoyélnopodíaquedarmástarde.Yyonoteníadineromásqueparaunbocadillo.—Si el otro chico no podía quedar hoy, comome has dicho, podíais
haberlodejadoparaotrodía.—Eltrabajoeslargoycomplicado,nopodemosperdertiempo.
—Y tampoco podías perder la oportunidad de estar a solas con él unrato,¿noesverdad?Susanaesperóaterminardemasticarlacucharadadecomidaquetenía
enlabocaparacontestar.—Bueno,quizásesohayainfluidotambiénunpoquito.—¿Yqué?¿Quétallaexperienciadequedarasolasconunchicoquete
gusta?—Eraparaestudiar…perobien…muybien.Esmuysimpáticocuando
noestáconeldesagradabledesuamigo.Hemosencajadobienalahorade trabajar juntos, peropiensoque el otropuede ser unproblema, si esqueapareceamenudo,claro.Aunquelodudomucho.Ojalásepierdaporahí y no aparezca más que para firmar el trabajo, aunque Fran y yotengamosquehacerlotodosolos.—¿Vais a quedarmañana otra vez? Lo digo por prepararte algomás
consistenteyquetelolleves.—No creo. De momento tenemos trabajo que hacer por separado.
Cuando los dos lo tengamos listo, entonces quedaremos. ¿Qué hay depostre?—Soncasilasochodelatarde,nena.Sitecomestambiénelpostreno
cenarás.—¡Quetecreestúeso!
DurantetresdíasSusanavagóporlasbibliotecassacandofotocopiasdelosperiódicos,conlaescasainformaciónqueestabanpublicandosobreelcaso Ferrer. Decepcionada y desistiendo de conseguir nada por aquelmedio,elviernesseacercóaFranyaRaúl,cuandoambossalíandeunaclase.—¿Hasconseguidoalgo,Figueroa?—Porfavor,dejaelFigueroa…Eseseñoresmipadre.YosoyFran.—De acuerdo, Fran… ¿Has conseguido algo? Yo llevo tres tardes
prácticamente perdidas en la biblioteca hurgando en los periódicos, yapenastengonada.—He hablado conmi padre y ha llamado al bufete que lleva el caso,
paraquenosdenunaentrevistaynosdejenaccederalainformaciónqueno sea confidencial. Siempre y cuando no la utilicemos más que para
realizareltrabajoynolafiltremosalaprensa.—Esoesmagnífico.¿Ycuándoseráesaentrevista?—Pasadomañana.Ytambiénhainsistidoendarmealgunasestructuras
básicasde cómoplantearunadefensa, por si queremosutilizarlas comoorientación.Tambiénme ha dado algunas pautas para investigar cuandonosenosdainformación.—Vaya,vaasertodaunaayudacontarcontupadre.—No creo que nos démuchomás, pero está contento de que le haya
preguntado.Dicequealfinmeinteresoporlacarrera.—¿Cuándovamosaquedarparaponerencomúnloquetenemos?—Yo tengo una hora libre a la una. No sé cómo tienes tú hoy el
horario…—Terminoalaunaymedia.SevolvióhaciaRaúlqueestaba juntoaFrancomosi laconversación
notuvieranadaqueverconél.—¿Ytú?—Yonopuedoquedarmehoy,tengoqueestarencasaalasdos.Susanafruncióelceñoescéptica.—Bueno,siprefieresporlatarde…—Esquetampocovoyapoderporlatarde.SevolvióhaciaFranesperandosurespuesta.—Yo prefiero quedarme un rato a mediodía. Quisiera estudiar esta
tarde. Las dos últimas clases de Derecho Internacional las tengoatravesadas y no consigo verlas claro. Ya sabes que el profesor es unpetardo, y debería ponerme a buscar información en Internet a ver siconsigoaclararme.Simepierdoahoranopodréseguirelritmo,vamuydeprisaconeltemario.—Yolollevobien.Heconseguidounosapuntesmuyclarosymeestoy
guiandoporellos.Lellevoladelanteraalprofesoryyanomepierdoenclase.Siquierestelospasoyteexplicounpocoestasdosúltimasclasesparaquetepongasaldía.—¿Loharías?—Claro…Yotambiéntengoqueestudiarloysiteloexplico,haráque
meafianceen losconocimientos.Peroparaesonecesitaremosalgomásque una hora a mediodía. No podremos avanzar en el trabajo y en la
asignaturacontanpocotiempo.—Entoncesquedemosmejordespuésdecomer.¿Aquéhora?—Unpocomástardequeelotrodía,sipuedeser.Quemedétiempode
iracasaacomeryarecogerlosapuntes.—Alahoraquetúquieras.—Decincoymediaaseis.Nosécuántotardaráelautobús.Elprimero
quelleguequepidalallavedelauladecultura.
AquellatardeSusanasebajódelautobúsalascincoydiezdespuésdecorrer mucho y se encontró a Fran esperándola en el banco que habíajuntoalaescalera.—¿Hacemuchoqueestásaquí?Nohepodidovenirantes.—Unrato.Heintentadocogerelauladecultura,peroalparecertienen
unareuniónallíynoestálibreestatarde.Vamosatenerquebuscarotrositio.—Hace una tarde agradable. Si quieres podemos irnos al patio o al
césped.Hayunsitiodetrásdeledificioquesueleestartranquilo.Sinoteimportasentarteenlahierba,claro.—Sinproblemas.Echaron a andar uno junto al otro hasta el sitio indicado por Susana.
Estasedejócaerenlahierbayabriólacarpeta.Duranteunratoestuvieroncomparandolainformaciónconseguidapor
Susana y la aportada por el padre de Fran y decidieron una línea dedefensaparaplantearaunjurado,queestaríaformadoporelrestodelaclase.Luego,cuandoacabaronconeltrabajo,SusanalemostróaFranlosapuntesdeDerechoInternacionalysededicóaresolverlelasdudassobrelamateriaqueyahabíandado.De pronto todo encajó en la mente del chico bajo las claras
explicacionesdeella,ycuandocontinuóleyendolamateriaquedebíandareldíasiguiente,nosupusoparaélningúnproblemacomprenderla.—¿Teimportasilesacofotocopiasaesto?Esoropuro.¿Dóndelohas
conseguido?—Rebuscando en las bibliotecas. Quédatelo y ya me lo devuelves
mañanaopasado.—Pasaré por el bufete de mi padre antes de ir a casa y sacaré las
fotocopiasestamismatarde.Telodevolverémañanasinfalta.—Ellunes.Mañanaessábado.—Sí,nomeacordaba.Bueno,puesellunes.Yahoraserámejorquenos
marchemos. Habrás quedado para salir y yo te tengo aquí enredadaexplicándome el Derecho Internacional una tarde de viernes. No tengoperdón.—Paramíelviernesesundíacomootrocualquiera.—¿Nosaleslosviernes?Todoelmundolohace.—Yono.Yotambiénestudiolosviernes.—Perohayquedivertirseunpoco,mujer.—Sí, como tu amigo, que ya dudo de que aparezca alguna vez para
trabajarconnosotros.—Notelotomesamal.Raúlestáunpocomimadoensucasa.Eselmás
pequeñodelafamiliayseloconsiententodo.Notieneningunaprisaporterminarlacarrerayparaél,ladiversiónesloprimero.—Yaloheobservado.Peroesmásqueeso.Yonolecaigobien,creo
quenolehagustadonadaquemeinvitarasaunirmeavosotros.—Nopienseseso.—¡Vamos,Fran!Notratesdedisimular,esbienevidente—dijoconla
resignaciónque leprovocabaelnocaerlebiena lagente—.Además,yaestoyacostumbrada.FranapoyóunamanoamistosasobreelbrazodeSusanaquesosteníala
carpeta.—Nolodigasasí…enesetono.Comprendocómotesientes,yamehe
dado cuenta de que te gusta.Ya desde el año pasado lemirabasmucho.Siemprequepasábamosjuntoatitequedabasmirándole.SusanasesintióconfusayenrojecióantelaideadequeFransehubiera
dadocuentadequelesmiraba…soloquenoeraaRaúlsinoaél.—Yo…noesverdad…yonunca…Habrásidocasualidad—tartamudeó
sinpoderevitarlo.—Notienesqueavergonzarte,todaslasmujeressevuelvenlocasporél.
Leencuentrasmuyatractivo.«Peroyonosoycomolasdemásmujeres»,ibaadecir,peroselopensó
mejor.SiempreerapreferiblequeFrancreyeraqueelquelegustabaeraRaúl y no él. Porque con toda probabilidad no volvería a verle si lo
averiguaba. Los hombres, que se sentían animados al descubrir que unamujerguapaibatrasellos,corríanyponíandistanciasilachicaeramásbienfeayempollonaademás.Bajólosojosymurmuró:—Yaséquesoismuyamigos,peroteagradeceríamuchoquenoselo
dijeras.Noquieroquepiensequeestoyintentandopescarlecadavezqueledirija la palabra. Y con esto del trabajo tendré que hacerlo en algunaocasión.Nadamáslejosdemiintenciónqueintentarligarconél.—Nocreoquepienseeso.—Por si acaso.Hagamos un trato.Yo te ayudaré a estudiar, creo que
despuésdeesta tardeloentiendestodounpocomejor,peroporfavor,acambiotúguárdameelsecreto.—Tusecretoestáasalvoconmigo,nosoyningúncotilla.—Gracias. Y ahora serámejor que nos vayamos. Se hace tarde y yo
vivolejos.—Yyohequedadoparasalirytodavíatengoquehacerlasfotocopias.—Nocorreprisa,hastaellunestienestiempo.—Silasnecesitasantes,medasuntoqueytelasacercoatucasa.—Noseránecesario.Tengootrasmuchascosasqueestudiarestefinde
semana.
Aquella noche, sentados ante lamesa de un bar de copas, ymientrasesperabanaunasamigasqueibanareunirseconellos,RaúllepreguntóaFran:—¿Qué tal esta tarde con la empollona? ¿Tenéis ya medio trabajo
hecho?—Nohemosadelantadomuchoeltrabajohoy;haestadoexplicándome
algunascosasdelDerechoInternacional.—¿Yqué?¿HaconseguidometerteenesacabezalasleyesEuropeasal
completo?—Búrlate,perosilahubierasoídoexplicando…Derepentetodoestaba
claro como el agua para mí. Ojalá fuera ella y no el catedrático quiendieralasclases.—¡Lástima que no seamás guapa! Podrías tirártela para que te diera
clasesgratis.—Oye,lodelasclasesnoesmalaidea.
—¡Fran, tío,queesuncallo!Pormuchoquequierasuncochenuevo,meterlecuelloaeso…—Noseasburro.Quierodecirpagarlelasclases.Seguroqueamiviejo
noleimportasoltareldineroacambiodequeapruebe.—¿Yporquéno tebuscasotraprofesoramásguapa?Seguroque las
hay.Yasíyoiríatambiénadarclasecontigo.—Puedesvenir,siquieres.Tusnotasmejoraríanmuchosinesfuerzo.—¡Paso!Uf,conesasgafasyesepelo…Ytandelgada.Seguroquesi
intentarasmeterlemanotepincharíasconloshuesos.—¡No seas cabrón, tío! No está tan delgada. Y yo estoy hablando de
clasesparticulares,nodeotracosa.—Con estas tías tan feas y empollonas además, a las que nadie ha
mirado nunca, tienes que tener cuidado. En cuanto hablas con ellas dosveces seguidas se te pegan como una lapa y no te las puedes quitar deencima.—NocreoqueSusanaseaasí.—¿Yalallamasporsunombre?Malhasempezado.—¡Joder, tío! ¿Cómo quieres que la llame? ¿Romero? Es una
compañeradeclase.—Tencuidado.Laslapassonmuydifícilesdedesprenderunavezque
setehanpegado.—No hay cuidado. Y tú…No estaría de más que echaras una mano,
¿eh?Eltrabajoeslargoycomplicado.—Es viernes por la noche, no hablemos de trabajo. Y ahí vienen ya
Maika yLucía.Con esas dos teníamos que estar haciendo el trabajo, noconlaempollona.—EllasyateníanformadosugrupoconInma.—AunasclasesparticularesconInmanoleharíayoascos.¿Porquéno
habrávenidoestanoche?Miraquelespedíquelatrajeran.—CreoqueInmatieneideaspropiasdeadóndequiereir.—Conseguiré que la convenzan. Y ahora, la noche es joven.
Divirtámonos.
Capítulo3
Sevilla.Enero,1999Durantemesymedio,SusanayFranyeventualmenteRaúl,sereunieron
casi todas las tardes preparando el trabajo. Incluso en las vacaciones deNavidad Susana regresó a Sevilla durante unos días para continuar eltrabajo,quedebíanentregarpocodespuésdeincorporarsedenuevoalasclases.El padre de Fran les había proporcionado material y un ordenador
portátilquesuhijosellevabaaclase,yseconvirtieronenasiduosdelaulade cultura donde podían trabajar con tranquilidad. Y con frecuencia,despuésdededicaraltrabajoeltiemponecesario,FranlehacíaconsultasyempleabanalgúnratoaqueSusanaleayudaseenunpardeasignaturasqueélllevabamal.Yaquellatarde,porfin,habíanterminadoeltrabajo.—Bueno,estoyaestá—dijoSusana.—Nomepuedocreerqueyohayaterminadountrabajotresdíasantes
delafechatope—añadióélriendo.—Siemprehayunaprimeravezparatodo.—Anocheseloenseñéamipadreymehadichoqueesmuybueno,y
quesinonosdanunabuenanotaporél,quereclamemos.—Nos la darán, ya lo verás. Este profesor es una persona justa. Sabe
valoraruntrabajobienhecho.—¿Tienesprisa?Susanasonrió.—¿Tienesmásdudas?—Muchas,peronoesesoloquequierohablarcontigo.—¿Ah,no?EsalgodeRaúlentonces...—dijoella.Eracasihabitualque
en sus conversaciones saliera a relucir el nombre de aquel, y FranmostrabamuchointerésencontarlecosasdesuamigoqueaSusananoleinteresaban,peroquealmenosalargabael tiempoquepasabanjuntos.Yquelespermitíahablardealgoquenofuesetrabajoyasignaturas.
—Tampoco.—Puestúdirás.—Aquí no. Te invito a tomar algo y lo hablamos. Además,
celebraremosquehemosterminadoeltrabajo.—De acuerdo—dijo Susana—. Pero cada uno paga lo suyo, nada de
invitaciones.Susananoteníauneuro.LosregalosdeNavidadhabíanesquilmadosu
economíay el dineroque llevaba en la cartera teníaquedurarle toda lasemana.Yeralojustoparacomeryelbonobús,peroteníaquereconocerque era muy estricta en lo de no dejarse invitar por nadie, sobre todoporquenuncapodíadevolverlasinvitacionesymuchomenosalnivelqueFransepodíapermitir.Élnegó.—Setratadeunainvitación,esonoserechaza.—Noesun rechazo,esunanorma.Sino teparecebien,dimeaquí lo
quesea.—Estábien,pagalotuyo...Nomeapetecehablaraquídeltema.Vamos.Entraronenunodelosbaresquehabíacercadelafacultad,aunqueFran
cuidómuchodenoelegiraquellosenlosquelapandillasolíareunirseaveces.Noqueríaquenadielesinterrumpiera.Seacomodaronenunadelasmesasmásapartadasypidióunacerveza,
mientrasSusanasedecidióporunté.Élsacóunpaquetedetabaco.—¿Fumas?—leofreció.—No,gracias.Esunvicioquenotengo.—Entonces yo tampoco —respondió guardándolo de nuevo en el
bolsillodelacazadora—.Estoyintentandodejarlo.—Saldrásganando.—Bueno,tepreguntarásparaquétehetraídoaquí.—Tengoqueconfesarqueestoyunpocointrigada,sí.—Setratadeltrabajo...Yasehaterminado.Susana asintió. No hacía falta que se lo recordara, llevaba dos días
diciéndose a sí misma que aquello se acababa, que probablemente novolveríaaveraFranmásqueenlospasillos,queyanotendríaningunaexcusaparaacercarseaélniparaverleasolas.—Tengoqueconfesartequetuayuda,almargendeltrabajo,enloque
serefierealasdemásasignaturasmeharesultadomuyvaliosa.Tienesuna
forma de explicarme las cosas que hace que las entienda perfectamente.Inclusohasconseguidoquemeempieceagustaresto.—Mealegro.—Heestadopensandosiquerríasdarmeclases.—¿Darteclases?—Sí,unaodostardesporsemana.Yaséqueestásmuyocupadacontus
propiosestudios,perodarmeclasesamípodríaservirteparaafianzartuspropiosconocimientos.Tepagaríaloquepidas,porsupuesto.—Claroqueno,somoscompañeros.Novoyacobrarporecharteuna
mano. Podemos quedar un par de tardes y estudiar juntos, y yosolucionarétodastusdudascomohemoshechohastaahora.—Quieroalgomásqueaclarardudas.Necesitounpardehorasdoso
tres veces por semana. Pero si nome cobras, no hay trato. Yo tambiéntengomisnormas.Franlamiróalosojos.Intuía,aunqueellajamásselohabíadicho,que
sueconomíaerabastantemásprecariadeloquedecía,yhabíaaveriguadoquecuandosequedabaacomerenlafacultad,lamayoríadelasvecesseconformaba con un bocadillo. No iba a obligarla a hacer un gastoadicionalparaqueleayudaseaél.—Esunfavorquetepido.—Razóndemás,Fran.Losfavoresnosepagan.—Pero la dedicación exclusiva, sí. Por favor, Susana, tú y yo
enganchamosmuy bien como compañeros de estudio. Si no aceptasmeveré obligado a buscar a otra persona que me dé clases... y queprobablementemecobrarámuchomásquetúymeayudarámenos.Élapoyólamanosobresubrazotratandodeconvencerlaconelgesto,
ySusanasintióelcalordesusdedosatravésdelalanadeljersey.Eralaprimeravezqueunchicolatocabaenungestoamistosoyunasensacióncálidalarecorrióentera.Levantólosojosparamirarle.—Deacuerdo—admitió—.Tedaré clasesypermitiréquemepagues
porello.Peropreciodeamigo—añadiósintiendolainmensaeuforiadesaberquenoibaadejardeverle.Eldinerotambiénlevendríamuybien,peroesoeralodemenosparaella.—Pontúelprecio—dijoélsinretirarlamano.—Notengoniidea,nohedadoclasesnunca.¿Cincoeuros?
—¿Estás loca?Algunos amigosmíos dan clases y la tarifa está entreveinteytreintaeuroslahora.Tepagaréporlomenoselmínimo.—Novoyacobrartetreintaeuroslahora,Fran.Nisiquieraveinte.—Bueno,¿quéteparecetreintapordía,tardemosloquetardemos?—Estábien,perosiguepareciéndomedemasiado.—Noesnadacomparadoconelfavorquetúmehacesamí.Además,no
pagoyo,sinodonFranciscoFigueroa,yteaseguroqueélcobrasuhoramuchomáscara.Siquieresserabogadotendrásqueaprenderacobrarlemucho a los que puedan pagar, para atender gratis a los que no puedanhacerlo.Yalaeconomíademipadrenovaahacerleningunamellaloquetú cobras. Y te aseguro que estará loco de contento de que su únicovástagoapruebeconbuenasnotas.—Bueno,túdiráscuándoempezamos.—Hoyesmartes.¿Teparecesiponemoscomodíasfijos losmartesy
losjueves?—Amímevabien.—Sialgúndíaunode losdosnopuede, locambiamosyyaestá.Con
flexibilidad.—Deacuerdo,conflexibilidad.—Dametuteléfonoporsitenemosqueavisarnosdealgoyyotedaréel
mío.Fransacóunmóvildeúltimageneracióndesubolsilloyesperóaque
Susana le diera el número.Lo incluyó en la agenda y esperó a que ellasacaraelsuyo.ElmóvildeSusana,noseparecíaniporasomoaldeél,perotuvobuen
cuidadodenoburlarsecomohacíanotrosalverlo.Seintercambiaronlosnúmerosyellaselevantódispuestaamarcharse.—Tengoqueirme.Sipierdounautobúsllegarétardísimo.—Siquierespuedoacercarte.—Nohacefaltaquetemolestes.—Notengoprisa,mispadresestándeviajehoy,asíquecenarésolo.Y
detodasformastengoqueconducirhastaMairena.—CreíquevivíasenLosRemedios.—Antessí,peromipadrecompróunacasaenSimónVerdeeinstalóel
bufeteennuestroantiguopiso.Y lomejoresquemediouncochepara
moverme. Es el viejo demimadre, pero si apruebo este veranome haprometidounonuevo.Ymepermitiráescogerlo.Anda,sube,hacemuchofríoestatarde.—Bueno,siteempeñas...FranabrióelcocheySusanaseacomodóenél.Nuncahabíasubidoaun
cocheconunchico,lasúnicasvecesquelohabíahechoeraconsupadre,y se sintió cómoday agradablemente envueltaporuna intimidadquenohabía disfrutado antes en ningún sitio donde se habían reunido paraestudiar.Franseinclinósobreelaparatodemúsicayloconectó.—¿Quétipodemúsicategusta?—Menos el ruido, cualquiera. Pero si lo que tienes es ruido, también
vale.Encimaquemellevas,novoyaponercondiciones.Él se inclinóunpocomáspara llegara laguanterayalhacerlo rozó
porunmomentolarodilladeSusanaconelcodo.Estacontuvoelaliento.ÉlsacóunCDylopusoenelaparato.Unamúsicasuaveyagradablesedejóoíralinstante.—¿Tegusta?—Perfecto.—Amí me gusta el ruido, como tú dices, pero siempre tengo otros
tiposdemúsicaparacuandollevocompañía.Susananoquisopensarenlacompañíaqueélpudierallevar.Sesentía
demasiadofelizenaquelmomento.Fran se abrochó el cinturón y arrancó. Susana le observaba conducir
porelrabillodelojo,muyserioymuyatentoatodoloquesereferíaaltráfico.CuandoseacercabanalbarriodeSusana,ledijo:—Túmedicespordónde...—Sigue recto esta avenida y la tercera a la derecha. Después a la
izquierda,peropuedesdejarmeen laesquina.Micasaestáamitadde lacalle.—Estetaxiofreceserviciopuertaapuerta.—En ese caso, el número cuarenta. Es una casa grande dividida en
pequeñosapartamentos.Elnuestroestáenelbajo.Él siguió las indicaciones y poco después se detenía ante una casa de
aspectoantiguoperorestauradarecientemente.
—Bueno,muchasgracias.Mehasahorradoalmenosmediahora.—Denada.Nosvemosmañana.—Adiós.Se quedó unosminutos allí paradamientras él arrancaba y giraba en
una de las calles y luego entró. Merche la saludó desde la minúsculacocina.—Hola...—Hola.—¿Quétaleltrabajo?¿Habéisterminadoporfin?—Sí.¿Yaquenoteimaginasqué?—Nosé,sinomelodices...—Franmehapedidoqueledéclasesparticularesdosdíasalasemana.
Yvaapagarmeporellas.—¡Vaya,esoesestupendo!—Por supuesto que lo es. Y además nos hemos tomado algo juntos
despuésdesalir...ymehatraídoacasaencoche.Merche se giró y contempló a su hermana, parada en la puerta de la
cocina con los ojos brillantes y lasmejillas encendidas,más feliz de loquelahabíavistoenmuchotiempo.—¿Sabesloquesignificaeso,Merche?—¿Qué,cariño?—Que tengo un amigo... ¡Que por fin tengo un amigo!Y no importa
quenomeveadelamismaformaqueyoaél.—Yateimportará...—No, nunca va a importarmemientras pueda verle y hablarle, y sea
amable conmigo.Hasta ha escogido unamúsica queme gustara para elcamino.—Eso está bien—dijo volviendo a su tarea y pensando: «Si le haces
daño,Fran,tearrancaréloshuevos».
Capítulo4
Susana entró en la clase aquella mañana con la hora justa y, comosiempre,loprimeroquehizofuemiraralamesadeFranyRaúl.Todoslos días su primera mirada era para él, aunque no pudiera acercarse asaludarle.Con frecuencia, unode losdos llegaba con lahora justaparaempezar la clase. Ella porque dependía de autobuses y él porque se lepegabanlassábanasamenudo.Yaqueldíanoeraunaexcepción:susillaestabavacía.El profesor entró y se preparó para tomar apuntes, consciente de que
luegoselostendríaquepasaraFran.Perolaclaseterminóyélseguíasinaparecer.YRaúltampoco.Aguardótodalamañanasinsaberquéhacer,porqueteníanclaseaquella
tardeynosabíasiquedarseenlafacultadono.Lellamóalmóvil,perolotenía desconectado, así que se acercó a Maika, una chica que formabapartedesupandillaylepreguntó.—Oye...¿SabesporquéFranyRaúlnohanvenidohoyaclase?—¿Quesilosé?—dijoriéndose—.Vayasilosé.Peronoañadiónadamás.—Perdona que insista, no pienses que soy una cotilla... Es que había
quedadoconFranparaestudiarjuntosestatardeenelauladeculturaynosésisevaapresentar.Elmóvillotieneapagado.—Silotieneapagadonocreoquevenga.Esoscabronesestarántodavía
dejuerga,ofollando.Ysino,laresacanolesdejaránisiquieraabrirlosojos.Anochesalimosalaboleraunratoyseenrollaronconunastíasquehabíanidosolas.NosfaltabagenteparaunequipoyRaúllasreclutó.FranllamóasucasaparadecirquesequedabaencasadeRaúlysefueronconellasalsalir.Esloúltimoquesé.—Bueno… —dijo sintiendo que el mundo se le venía encima—.
Entoncestúpiensasquenovaavenir...—Cuandohayuna tíapormediono son los estudios loprimeropara
esosdos.—Gracias.Entoncesnomequedaréymeiréacomeracasa.
—Eslomejorquepuedeshacer.Profundamenteabatidasemarchóycogióelautobús,llegandoatiempo
para comer con su hermana antes de que esta se fuera al trabajo, en elturnodetarde.—¿Quéhacesaquí?¿NoteníashoyclaseconFran?—AlparecerFran tienecosasmás importantesquehacerhoyquedar
clase.—Detectountonodemalhumorentuvoz.—Malhumor,no.—¿Entonces?Susanaseencogiódehombrosmientrasseapartabalacomida.—Alparecerayersalióalabolerayseenrollóconunatíaqueconoció
allíysefueconella.Aúnnohaaparecidonidaseñalesdevida.Elmóvillotieneapagado.—Losiento,nena.—Supongoquedeboacostumbrarme.Probablementelohacetodoslos
fines de semana, solo que yo nome he enterado hasta ahora porque hacoincidido con un día de clase. En realidad debía haberlo imaginadoporque es muy simpático y está buenísimo. El que no tenga una noviareconocidanoquieredecirquenoseenrolleconnadie.Soyyolaestúpidaque ha estado imaginando que vivía solo para estudiar y, comomucho,tomar unas copas los fines de semana. No pasa nada, es cuestión deasimilarlo.Merchefruncióelceñoyguardósilencio.Conocíaasuhermanaysabía
que estaba muchomás afectada de lo que pretendía aparentar, pero eramejordejarlaconversación.Comieron en silencio y después Merche se fue al trabajo. Susana se
esforzóen concentrarseypasó la tarde estudiandoaunquependientedelteléfono,esperandounallamadaquenoseprodujo.Alamañanasiguiente,élyaestabaenlaclasecuandollegó.Seacercó
rápidohaciaellaysedisculpó.—Siento mucho haberte dado plantón ayer. Espero que no te haya
fastidiadolosplaneselqueyonoviniera.¿Tequedasteenlafacultad?—No,sabíaquenoibasavenir.—¿Cómolosabías?
—LepreguntéaunachicadevuestrapandillaamediodíaymedijoqueRaúlytúoshabíaisenrolladoconunastíasqueconocisteisenlabolera—dijosinpoderevitarque lavoz le temblaraunpoco.Fran lamiróyviocómosemordíaloslabios.—No se lo tengas en cuenta... a los tíos nos ponen un rollo fácil por
delanteynosabemosdecirqueno.—Ya...—Raúlnoesmaltipo...quizássiteconocieramejor...¿Porquénosales
connosotrosalgunavez?—Déjalo,Fran,noteesfuerces.Yaestoyacostumbradaaquelotíosque
megustansevayanconotras,avecesinclusodelantedemisnarices.Noimporta, de verdad. Él no tiene ninguna obligación conmigo, no somosnada.Nisiquierasabequemegusta...—Quizásiyoselodijera...—¡No!—dijoalzandolosojosporprimeravezhaciaélaquellamañana
—.Niseteocurradecirlenada;novolveréahablartesilohaces.—Estábien,comoquieras.De todas formasmedisculpopor loquea
míserefiere.—¿Tedisculpasconmigoporhaberteidoconunatía?¿Porqué?—Noporeso,sinopordejartetiradasinsiquieraavisarte.Perocuando
memarchéeramediamañanaypenséqueestaríasenclase.Mefuiacasaadormirunratoy lohice tanprofundamentequenodespertéhastapor lanoche.Yaerainútilavisarte.—Nopasanada.Mefuiacasaaalmorzaryestuveestudiando.Tepasaré
losapuntes.—Gracias,Susana,erescojonuda.Ellaseencogiódehombrosfingiendoindiferencia.—Denada.Esperoqueelpolvohayamerecidolapenalasclasesquete
perdiste.—Noestuvomal.Semordió los labios para no preguntarle si iba a volver a verse con
aquellachica,peroporfortunalallegadadelprofesorpusofinalacharla.YpusosuscincosentidosenolvidarlaconversaciónylasimágenesqueleveníanalacabezadeFranenbrazosdeotramujer,paraatenderloqueelcatedráticodecía.
Capítulo5
Sevilla.Febrero1999Susanamiróelreloj.Frantodavíatardaríaunratoyeldolordecabeza
quelahabíaacompañadotodalamañanaseestabahaciendomásfuerteyuna sensación de malestar se estaba apoderando de ella por momentos.Probablemente él ni siquiera había salido de su casa aún. Sería mejorllamarleparaquenoviniera,eldolordecabezaeratanfuertequeinclusoleimpedíapensar.Noledaríaunaclasemuybrillanteaquellatardeynoqueríacobrarporunashorasqueélnoibaaaprovechar.BuscóelnúmerodeFranenelmóvilylellamó.Desde que daba clases con él siempre tenía saldo, e incluso podía
permitirsealgúnpequeñocaprichoyropanueva.LesaltóelbuzóndevozdiciendoqueelmóvildeFranestabaapagado
osincobertura,tendríaquequedarseydarlelaclasecomofuera,noibaahacerlevenirdesdeSimónVerdeparanada.Lopeoreraquelapastillaquesehabíatomadoconelalmuerzonole
habíahechoningúnefecto.Entró en la facultad porque hacía frío y decidió esperarle dentro del
auladeculturaenvezdehacerlofuera,comosolía.Elcalorde lahabitaciónnolequitóelfrío,perosesentóaesperarle,
confiandoensentirsemejorcuandoFranllegase.Tres cuartos de horamás tarde, él se presentó. Se quitó el chaquetón
acolchadoylabufandaysesentójuntoaella.—Hola,yaestoyaquí.¿Esmuy tarde?Mehaextrañadonoverteen tu
rincóndelcésped.—Teníaunpocodefríoyhepreferidoesperarteaquí.—¿Pordóndeempezamos?—Nosé...mejormediceslasdudasquetengasytelasresuelvo.Nome
encuentrodemasiadobienyquisiera irmeprontoacasa.Elpróximodíadamosmástiempo.—Si no estás bien lo dejamos. La verdad es que no tienesmuy buen
aspectoestatarde.
—Meduelemucholacabeza.—¿Porquénomehasavisadoparaanularlaclase?—Loheintentado,peroteníaselmóvilapagadoosincobertura.Franlomiró.—Sehaquedadosinbatería.Losiento.HealmorzadoencasadeRaúly
nolohemiradoentodoelrato.Andavamos,quetellevoacasa.Susanaselevantódelasilla.—Hoy no te voy a rechazar la oferta, sino que te la agradezco
profundamente. La sola idea de meterme en un autobús atestado me daescalofríos.Se pusieron los chaquetones y salieron al exterior. El aire de la calle
aumentóelmalestardeSusanaylahizotemblardeformaincontrolada.—¿Quétepasa?—lepreguntóélmirándola.—Tengomuchofrío.Franlepusolamanoenlafrente.—¿Tienesfiebre?—Nocreo.Élseparóenmediodelacalleylemetiólamanopordentrodelcuello
del jersey. Susana sintió la frialdad de sumano en contacto con la pielcalienteyseestremeció.—¿Queno?Ymucha,diríayo.SearrebujómásenelchaquetónyFranlequitólabolsaconloslibros
quellevabacolgadadelhombro.—Trae,yotelallevaré.Siestásquenotetienesenpie...Nohasdebido
esperarme.Habíanllegadoalcoche.—Entra.Sedejócaermareadayexhaustasobreelasientosindejardetiritar.—Enseguidaestarásencasa.—Gracias.Peroeltrayectoselehizomuylargo.Cuandoalfinllegaronalapuerta,
Franlepreguntó:—¿Estátuhermanaencasa?—No,estasemanatrabajadetarde.Nollegaráhastalasnueveymedia,
porlomenos.—Entoncesvoyaaparcar.—¿Paraqué?—Voy a quedarme contigo hasta que llegue o al menos hasta que te
sientasunpocomejor.—Nohacefalta,Fran...Loquenecesitoesecharmeunratoytomarme
algoparalafiebre,nadamás.—Deacuerdo,peroyoestaréallíporsiacaso.No insistas,porqueno
vasaconseguirquememarcheytedejesola.—Comoquieras.Fran localizó un sitio libre un poco más abajo de la calle y ambos
bajarondelcoche.SusanasetambaleólevementeaturdidaymareadaporlafiebreyFranlerodeólacinturaconunbrazoparasostenerla.Entraronenelportalycruzaronelpatiohastalacasa.Franseencontróenunsalónpequeñoamuebladoconunsofádetresplazascubiertoporunamantadecoloresyalotroextremodelahabitaciónunamesaycuatrosillas.Enelotro lado, una mesa pequeña con un televisor de catorce pulgadascompletaba el mobiliario de la habitación. Encima del sofá había unestanteconlibros.—Siéntate—invitóSusana.Voyaponermeunpocomáscómoda.—¿Novasaacostarte?—Meecharéenelsofá.—Yomepondréaestudiarenlamesasinoteimporta.Asínopierdola
tardeytampocotemolestoati.—¿Cómovasamolestarme?Teagradezcomuchoqueestésaquí.Susanaentróeneldormitorioy sepusounchándalcómodo.Después
salióysetendióenelsofá.—¿Notienesuntermómetro?—Sí,creoqueenelarmariodelbañohayuno.—¿Dóndeestá?Yotelotraeré.—Esesapuerta.Enelestantedearribahayunbotiquín.Fran desapareció en la habitación y poco después regresó con un
pequeñobotiquíndeviajeenlamano.El antiguo termómetro de mercurio marcó treinta y nueve grados y
medio.
—¿Quésuelestomarparalafiebre?—Nada,nuncatengofiebre.—Yosuelotomarparacetamol,¿tienes?—Creoquesí.—Sí, aquí hay una caja—dijo él mirando dentro del botiquín—. Te
traeréagua.—Esapuertaeslacocina.Enelarmariohayvasos.Obediente,Susanasetragólapastillaconunossorbosdeaguaysedejó
caerenelsofádenuevo,cubriéndoseconlapartedelamantaqueestabaechadasobreelrespaldo.—Nodebesabrigartetanto.—Esquetengomuchofrío.—Yalosé,peronoesbueno—dijoélacercándoseyretirandolamanta
hastacubrirlesololaspiernasylascaderas—.Asíestámejor.SusanatiritóduranteunratomientrasFran,sentadoenlamesafrentea
ella, la observaba impotente. Después, se quedó dormida con un sueñoinquietoy alterado.Él empezó a estudiar sindejar demirarla devez encuando. Al rato vio que empezaba a sudar copiosamente y, dando unaligerapatadaalamantaquelacubría,sacóunpiepequeñocubiertoporuncalcetínblancoconpentagramasynotasmusicales.Sonriópensandoenloadorable que parecía aquel pie, y contemplarlo le hizo sentir másintimidadporhaberlovistoquesilehubieramostradolaropainterior.Seacercóy sacóunpaquetedepañuelosdepapelde subolsillo, le secó lacaracubiertadesudorsinqueSusanasepercataradeello.Volvió a colocar lamano en el cuello para tomarle la temperatura y
encontró la piel más tibia que por la tarde, y extremadamente suave.Muchomássuavequelasquehabíaacariciadoconanterioridad.Contuvolas ganas de acariciar aquel cuello que sobresalía por encimadel bordedelchándalyretiró lamano,peronopudoevitarquedarseduranteunosminutosensilencio,observándolasinservisto,mirándolacomonuncalohabíahechoantes.Susanasehabíaquitadolasgafasysinellas,sucaraparecíamásfinay
redondeada. La montura negra le daba una dureza a sus facciones queahoranotenía.Parecíaunaniñaindefensa,enabsolutolaestudianteseguradesímismaqueera.Yvulnerable...muyvulnerable.Sedijoqueresultaríabastanteatractiva,aunquenounabelleza,sin las
gafas, conunpocodemaquillajeyquizásotropeinado.Elpronunciadoarcodelascejasy labocadelabiosfinos juntoconlaeternacoletacondosmechonescaídosquesolíallevar,hacíasucaramásalargada.El sudor había hecho que la tela del chándal se le pegara húmeda al
cuerpo y los pechos pequeños y redondos dejaban transparentarligeramentelospezones.Franseapartódelsofáaldarsecuentadequeseestabaexcitando,yde
que deseaba volver a tocar aquel cuello suave, y no precisamente paracontrolarlafiebre.Sesentódenuevoalamesadándoleligeramentelaespaldayseesforzó
por concentrarse en estudiar.La fiebre estababajandoyyano tenía queestartanpendientedeella.Duranteunpardehorasestuvosumergidoenloslibros,hastaqueunas
llaves en la cerradura lo sobresaltaron. La chica que entró pegó unrespingo al verle.Después sumirada se posó en Susana, dormida en elsofá.—Hola...soyFran,uncompañerodeSusana.—Sí,séquiéneres.Elchicoalquedaclases.—Sí.Teextrañaráqueestéaquí,peroSusanasehaencontradomalesta
tarde,hatenidomuchafiebreynohequeridodejarlasola.Laacompañéacasa yme he quedadohasta que tú llegaras. Porque tú eres su hermana,¿no?—Sí,yosoyMerche.Yteagradezcomuchoquetehayasquedado.—La fiebre le ha subidomucho, casi a cuarenta. Pero ahora ya le ha
bajado un poco. Lleva durmiendo un buen rato—dijo él empezando arecogersuscosas—.Comoyaestásaquí,memarcho.—¿Noquierestomarnada?¿Cenarconnosotras?—No,gracias,deboirme.Salídemicasaestamañanaalassieteyaún
nohevuelto.Nisiquieratengobateríaenelmóvil.Sialguienhaintentadolocalizarme,nohabrápodido.—Comoquieras.Sepusoelgruesochaquetónrojoynegro.—Despídemedeellaydilequenosepreocupeporlosapuntes,queyo
selospasaré.Meacercarémañanaporlatardeyasíveocómosigue.—Gracias.Sivienesmequedarémuchomástranquila.Yahasvistoala
hora que llego.Y Susana casi nunca está enferma, pero cuando cae, laspillabuenas.—Siquierespuedovenirmetempranoylehagocompañíatodalatarde.—Noquisieraabusardeti.—Enabsoluto;puedoestudiaraquí,comohehechohoy.—Puessilohacesteloagradecería.—Vendrédespuésdealmorzar.—Gracias.—Denada.FransemarchóyMerchesonriócuandolapuertasecerrótrasél.—Cariño—susurróvolviéndoseamirarasuhermana—.Creoqueal
finhasencontradoaalguienquesabeapreciarte.Esperoque lohagadeltodo.
CuandoSusanasedespertóunratomástarde,encontrólaluzdelsalónapagada y a su hermana sentada en una silla viendo la televisión con elvolumenmuybajo.—¿Merche?—Sí.—¿Quéhoraes?—Tarde.—¿Fran?—Sehamarchado.Nopretenderías tenerle toda la noche sentado a tu
lado,¿eh?—Perohaestadoaquí.—Sí,haestadoaquí.—Esquenoestabaseguradequenohayasidofrutodelafiebre.—Elchicoqueestabasentadoalamesacuandolleguéeramuyreal.—Me trajo a casa y no quiso marcharse porque me encontraba muy
mal.Perocreíquesemarcharíacuandomebajaralafiebreunpoco.—Esperóaqueyollegara.Yhadichoquevolverámañanaatraertelos
apuntesyahacertecompañíadespuésdealmorzar.—¿Enserio?—Salvoquesearrepienta...
—No,Frannoesdeesos.Sihadichoquevendrá,lohará.—Bien, entonces procura ponerte mejor para mañana. ¿Cómo estás
ahora?—Mejor,aunqueunpocomareada.—¿Quierescomeralgo?—Quizásunpocodelechecaliente.—Telaprepararé.
Almediodíasiguiente,cuandoterminaronlasclases,RaúllepropusoaFran:—Mehanllamadolasdostíasqueconocimosenlabolerayhequedado
parairalNerviónPlazaapatinar.—Yonopuedo.—¿Cómoquenopuedes?Losmiércolessalimossiempre.¡Nomedirás
quehoytambiéntienesclase!—No,perotengootrosplanes.—¿Quéplanes,cabrón?—Hequedadoconunachavala.—¿Quéchavala?¿Laconozco?Sabiendoquesiledecíalaverdadtendríaqueaguantarunsermónpor
partedesuamigo,dijo:—No.—Oye, ¿no será aquella niña, la hija del cliente de tu padre que este
queríaqueconocieras?—Sí,esa.—¿Yestábuena?—Yonodiríaqueseaunatíabuena,peroesmuysimpática.—¿Perotieneunbuenpolvo,almenos?—Nomeheplanteadoecharleunpolvo,Raúl.Solovoyadarunavuelta
conellayquizáconocerlamejor.—Entoncespodemosquedarlostresyasímelapresentas.—No.—¿No?Seguroqueesfeacomoundemonio.Últimamentepareceque
tevanloscocos.
—Notepases—dijoFranponiéndoseserio—.Sinoquieroquevengasesporquenoquieroqueaestamelapises.—¡Eh,tío,ahoranotepasestú!Sabesqueentrenosotroscualquiertía
queintereseaalgunoesterrenovedadoparaelotro.Jamásmehemetidopormediocuandotehagustadoalguien.—No te estoy acusando de meterte por medio, pero tienes que
reconocerquelamayoríadelasmujeressevuelvenlocasportiencuantoteven—dijoconuntonomásagriodeloquepretendía—.Hastalasmásinteligentes.—Bueno,tío...memantendréalmargen.Perotienesquepresentármela
silacosamarcha,¿eh?—Deacuerdo.Yahoramevoyacomer,hequedadotemprano.—Puesquetengasunbuenpolvo,macho.¡Nosvemosmañana!Ysila
cosanova,estaremosenlapistadepatinaje.Raúl se marchó y Fran se sentó al volante, perplejo. ¿Por qué había
dicho aquello? ¿Por qué le había acusado de forma tan desagradable depisarle lasmujeres?Raúl teníarazón,él jamássehabíainterpuestoentreningunaque legustara,ynuncahastaesemomentoélhabíapensadoasí.Pero tenía que reconocer que le molestaba que Susana estuvieraenamoradadeélyRaúlseburlaratantodeella.Élsesentíaenmediodelos dos y a veces tenía la sensación de que traicionaba a uno de elloscuandoestabaconelotro.¡OjaláaSusanaselepasaraeseenamoramientoqueteníaconRaúl!Todoseríamásfácilentonces.Podríaseramigodelosdossintenerquementiraninguno.PorqueenningúnmomentoselepasóporlacabezalaideadequeRaúlcambiaradeopiniónrespectoaSusana.Eso no sucedería, conocía a su amigo. Por alguna extraña razón él laaborrecíayesonoibaacambiar.Llegóacasaycomió rápidamente,yavisandodeque llegaría tardea
cenar,semarchó.Llegó a casa de Susana a las cinco y cuarto. Ella le abrió la puerta
vestida con un chándal abrigado y aspecto de estar a punto de caerseredonda.—Hola.¿Cómoestás?—Mejorqueayer—dijocerrandolapuertaasusespaldas.El salón estaba caldeado y el sofá presentaba signos evidentes de que
ellahabíaestadoechadaenél.
—¿Te ha visto elmédico?—preguntó Fran poniéndole de nuevo unamanoenelcuelloparatomarlelatemperatura—.Tienesfiebreotravez.—Noterminadequitarsedel todo.Elmédicovinoestamañanaydijo
quesetratadeunavirosisyporesolafiebrenocede.Queescuestióndeunos días. Espero que nomuchos, porque no quiero perder demasiadasclases.—Notepreocupesporeso,yotehetraídolosapuntesdelamañanay
seguiréhaciéndolotodoslosdíashastaqueestésencondicionesdeiralafacultad.—Gracias.Pontecómodo—añadióviendoqueFrannosehabíaquitado
elchaquetón—.¿Otemarchas?—No, me quedaré contigo hasta que venga tu hermana —dijo
quitándoseloycolgándoloenelpercherodelaentradajuntoalanorakdeSusana.Ellaretirólamantaquehabíaenelsofáyleinvitóasentarsejuntoaellaviendoqueélsedirigíaalassillas.
—Siéntateaquí,esassillassonmuyincómodas.—No,sigueechada.Daiguallasilla,noespeorquelasdelafacultad.—Notengoganasdeestarechadayhaysitioparalosdos.¿Quieresun
café?Merchehadejadopreparadaunacafeteraporsiteapetecía.—Nolediréquenoauncafé,peronotelevantes.Yoloprepararésime
daspermisoparahurgarentucocina.—Estodatuya.—Laasistentadecasa,Manoli,noquierequenadieentreen lacocina
másqueella,dicequeluegolodejamostodomangaporhombro.Bueno,conmimadreacierta,peroyosoyordenado.Puedesestarseguradequelodejarétodorecogido.—CreoqueMerchelohadejadotodopreparadoenlaencimera.Incluso
hacompradoalgunosdulcesparamerendar.—Noteníaisquehaberosmolestadopormí.—Es lomenos que puedo hacer para agradecerte que hayas venido a
verme.Fransevolvióhaciaellayleacariciólamejillaenrojecidaycalientea
causadelafiebre.—Lasgraciasselesdanalosextraños,alosamigos,no.Porlomenos,
amíno.Susana agradeció el calor de la fiebre quedisimuló enparte el rubor
que cubrió su cara, no sabía muy bien si a causa de sus palabras o deaquellamanoquesehabíaposadoconsuavidadycariñoensumejilla.Sinañadirnadamás,Fransevolvióysedirigióalacocina.—¿Tútambiénquierescafé?—No, prefiero una lechemanchada.Nome apetece tomar nada, pero
debo tragarme una enorme pastilla que no se debe ingerir sin comida.Tengo que tomar una cada seis horas para que la fiebre no subademasiado.Pocodespués,ambosestabanmerendandosentadosenelsofá.Después,
Franllevódenuevolabandejaalacocina.—Noséquétepodríaofrecerparadistraerte,loúnicoquetengoesla
teleylibrosdeDerecho—dijoSusanaunavezinstaladoFranasuladodenuevo.Ymetemoquecomocompañía,noestoymuyparlanchinahoy.Meduelemucholagargantaymehadichoelmédicoquenohabledemasiado.—Peroyopiensoentodo—dijoél—.Hetraídolibrosparaestudiarsi
tú estabas dormida, y también he cogido el portátil demi padre y unaspelículas por si te apetecía distraerte un poco. Aunque no sé si habréacertado,noconozcotusgustos.—Hoy me gustará cualquier cosa que me pongas. Lo único que me
apetece es recostarme en el sofá y dejar que la caja tonta me metaimágenes por los ojos sin tener que hacer ningún esfuerzo paraasimilarlas.Metragaríahastaalgunapelículapatrioteraamericana.Francogiólamochila,quehabíadejadojuntoalsofá,ysacóelportátil
yunestucheconCDs.—Eligelaquequieras,yolashevistoyatodas.Susana pasó uno a uno lo diferentes compartimentos de plástico y se
detuvoenuno.—¿Unadejuicios?—Mipadretieneunabuenacolección...penséquequizástegustaría.—Estanolahevisto.¿Estábien?—Sí,muybien.—Ponlaentonces.Megustavercómoestaremosdentrodeunosaños.FrancolocóelordenadorsobrelamesaySusanaapagólaluzdeltecho
dejando solo una pequeña lámpara de sobremesa colocadaestratégicamenteparaquenodierareflejoenlapantalla.Serecostócontraelrespaldodelsofáyseconcentróenlapelícula.También Fran se recostó, y trató de hacer lo mismo, pero no lo
consiguió. Él había visto la película varias veces, casi se la sabía dememoriaysuatenciónseibaporotrosderroteros.Primerosupensamientoledijoquesabíadeantemanoquépelículaiba
a escoger Susana. Luego, sumente derivó hacia Raúl y no pudo evitarsonreír al imaginar lo que su amigo diría si pudiera verle en aquelmomento.Noleimportaba,élseencontrabademasiadoagustosentadoenaquelsofá.Sintióqueleinvadíaunaenormesensacióndepazybienestarydeseó que la película no terminara nunca. Luego su pensamiento volóhacia Susana.No entendía por qué todos sentían esa especie de rechazohaciaella,sieraunachicaencantadora...YnoeratanfeacomoRaúldecía.Noesquefueraunabelleza,perosucaraeraagradableygraciosa,sobretodocuandosequitaba lasgafas.Esamonturaconferíaunadurezaasusfaccionesqueno teníaen realidad.Y restabandulzuraa sumirada.Franpensó que le gustaría que lemirase sin las gafas, intuyendo que podríallegaral fondodesualmaa travésdesusojososcuros.SiRaúlpudieraperderseensumiradaseguroquecambiaríalaopiniónqueteníadeellayhastainclusoenamorarse.TeníaquesermuyfácilenamorarsedeSusana.Era tan dulce, tan ingenua... Raúl era un imbécil por aborrecerla de esaforma.Girólacaraunpocoyobservósucuerpo.Tampocoestabatandelgada
como hacía creer la ropa que habitualmente se ponía. La tarde anterior,con la camiseta pegada al cuerpo a causa del sudor, él había podidoapreciarquesuspechosnoerantanpequeñoscomoparecíaasimplevistayademáseranfirmesyredondeados.Apartó lavista, temerosodequeellasedieracuentadeque losestaba
mirandodenuevo,aunqueestavezcubiertosporunasudaderamásgruesayholgada.Perolaimagendelatardeanteriorpersistíaensumenteyalgoledecíaqueseguiríaahíduranteuntiempo.Tratódeconcentrareenlapelículaconscientedequepisabaunterreno
peligroso.NodebíaveraSusanadeesaforma,entreellosloquehabíaeraunabuenaamistad.Yademás,ellaestabaenamoradadeRaúlycuantomásla conocía, más se daba cuenta de que Susana no era una persona que
cambiarafácilmentedeafecto,pormuchasgilipollecesquehicieraRaúl.Enaquelmismomomentotomópartidoydecidióqueibaahacertodo
lo posible para que Raúl se enamorase de ella. Si alguien merecía sercorrespondida,erasindudalachicaencantadoraquesesentabaasulado.Tomadaestafirmedecisión,seesforzóporapartardesumentetodolo
quenofueranideasparahacerquelosdoscoincidieranhastaqueafuerzadetratarse,Raúlsefijaraenella.La película terminó, y a esa siguió otra, hasta que llegó Merche.
Después,Fransemarchóquedandoenregresartambiénaldíasiguiente.Enesaocasión,Susanaseencontrabamejoryestudiaronjuntosunrato,
como cualquier día que dieran clase, solo que no en el aula de culturacomosolíanhacerlo.Fransemarchótempranoyelviernessepasóparadejarlelosapuntes
despuésdesalirdeclaseysequedósoloel tiempodepreguntarlecómoestaba.HabíaquedadoconRaúlyesteseestabaponiendomuypesadoconsu«citasecreta»,demodoqueibaapasarlatardeconél.
Capítulo6
SusanagarabateabadistraídamenteunosfoliosmientrasesperabaenelauladeculturaaqueFranllegaraparadarclase.Seestabaretrasando,cosapocofrecuenteenél,ymenosfrecuenteaún
eraquenolahubieraavisadodequellegaríatarde.Yapasabauncuartodehora,esperabaquenolehubieseocurridonadamalo.Depronto lapuerta se abrióy ellagiró la cabeza aliviada, esperando
verleentrar,perosusonrisasehelóensucaracuandovioapareceraRaúl.—Menos mal que estás aquí todavía —dijo este—. Temía que ya te
hubierasmarchado.—Nomehemarchado,hequedadoconFranparadarclase.—Yalosé.Meha llamadoparadecirmequenopodíaveniryqueme
acercarayoensulugar.—¿Queteacercarastúensulugar?—dijoincrédulamientraselchico
entrabayhacíaintencióndequitarseelchaquetón—.Noloentiendo.Sinopodía venir, ¿por qué no me ha llamado a mí para anular la clase?¿Pretendequetedélaclaseati?—No, pero al parecer debes darle unos apuntes que le hacen mucha
falta. Me ha pedido que te los pidiera y luego pasará él por casa arecogerlos.Susana parpadeó. Era cierto que iba a darle unos apuntes, pero en
absolutoeraalgourgente,hubierapodidoesperara lamañanasiguienteparatenerlos.—¡Oye,nomemiresasí, comosi teestuvieramintiendo!—dijoRaúl
molesto—.Amímejodeestotantocomoati,peroFranmehapedidounfavor y no iba a negárselo, así que dame los malditos apuntes yterminemosdeunavez.Quiereestudiarlosestanoche.
—Bien, pero si quiere estudiarlos esta noche tendría que explicarlealgunascosasantesdequeempiece.—Puesexplícamelasamíyluegoyoselotrasmitiréaél.
—Esquenosési...—Mira,tía,quizásyonoseaunalumbreracomotú,peroaentenderuna
explicación de Derecho Penal llego, ¿vale? Y si Fran la entiende, teaseguroqueyotambién.—Yonoestoyponiendoendudatucapacidaddecomprensión,essolo
queme ha sorprendido un poco queFran te hayamandado aquí—dijo,pero de pronto empezó a comprender. Fran no había podido ir y habíamandado a su amigo para que ella pudiera verle a solas. Y se sintióprofundamenteirritada.—Bien,siéntateyteexplicarédequéva.RaúlsesentóasuladoySusanacogióunasfotocopiasqueacababade
hacerylasextendióanteelchico.—Mira, dile que esta página tiene una reseña que debe sacar de los
foliosque le di la semanapasadapara ampliar la información.Si no lohacesearmaráunlíoypensaráquesoncosasdiferentes,peronoesasí.Yo iba a refundírselos en una sola hoja, pero no me ha dado tiempo.Además,estepárrafodeaquídebesuprimirloporqueelprofesornoestádeacuerdoconlateoríadelautordeestelibrosobreeso.Siloponeenelexamen la cagará, seguro. Y además estos cuatro puntos tiene queampliarlosalmáximo.—Vamos,quetienequeestudiartodoslosapuntes.—Esoes.—Puesparaeseviajenonecesitoalforjas.—Yopensabaproponerleque lohiciéramos juntosesta tarde,peroen
vistadequenohapodidovenirylosnecesitaya...Noobstanteyolovoyahacer luego en casa y si quiere ya se los pasaré mañana refundidos.Díselo.—Oseaquelepasaslosapuntesyamascaditos,ahíestáelsecreto.—¿Quésecreto?—Dequesemuerapordarclasecontigo.—Fran da clases conmigo porque le explico lo que no entiende y
estudiayaprueba.Nohayningúnsecretoenello.—Yomeentiendo.Susanahizounamuecadedesagradoantelafraseydiolaexplicación
porterminada.
—Bueno,puesesoestodo.Nonecesitoexplicartenadamás.YsivesaFranestanoche,dilequelapróximavezmeaviseamídirectamenteynotemolesteatihaciéndoteveniralafacultadarecogernada.—Esmiamigo,tía,noesningunamolestia.—Bien,puesentoncesyomemarcho.Tengomuchoquehacertodavía.
YesperoqueloquelehaimpedidoaFranvenirnoseanadamalo.—Hadichoalgodequelamadrenecesitaelcoche,aunquealomejor
esquehavueltoaquedarconlahijadelosclientesdesupadreconlaquesalió hace poco. Está muy misterioso con eso —dijo con malicia ymirándola fijamente para ver su reacción.PeroSusana se tragó la frasesindemostrarningunaemociónysinañadirnipreguntarnadamás.—Bien,entoncesnosvemosmañanaenclase.—Hastamañana.UnavezenelautobúsSusanatratódecontrolarsumalhumor.Esperaba
que realmente lamadre de Fran necesitara el coche y también esperabaque no se convirtiera en una costumbre el que Fran enviara aRaúl conexcusas tontas para que ella pudiera verle. Realmente había sido muydesagradableélratoquehabíapasadoconél.Llegóacasaysepusoatrabajarconlosapuntestratandodeapartarde
lacabezaaaquellahijadeunosclientesdelpadredeFran,conlaquealparecer él salía. Con fuerza de voluntad lo logró, y casi se sobresaltócuandosobrelasochoymedialesonóelmóvil.Comosuponía,eraFran.—Hola,Fran,¿tehadadoRaúllosapuntes?—dijosinhacermencióna
suposibleestratagema.—Sí,acaboderecogerlos.—¿Tehaexplicadoloscambiosquetienesquehacer?—Sí,ytambiénquetúestástrabajandoenellosestatarde.—En efecto. Te los hubiera pasado mañana por la mañana, pero al
parecertecorríanmuchaprisa.Élseechóareír.—No me corrían ninguna prisa, pero pensé que sería una buena
oportunidadparaquetúyélosvieraisunratoasolas.—Yameimaginabaquesetratabadealgoasí.—¿Yquétal?—Fatal.
—¡Nomedigaseso!¿Sehapuestobordecontigoacaso?—No, borde no, pero se notaba a leguas que no deseaba estar allí.Y
realmentenohasdebidohacerlevenirhastalafacultadpararecogerunosapuntesquenonecesitas...Nohaestadobien.—Élibaaircercadetodasformas.Lapandillasereúneenunbarque
está solo a un par de calles más abajo. Y lo he hecho por ti, a ver sitratándoteunpocomás...—Gracias,Fran,teloagradezcodeveras...peronovuelvasahacerlo,
¿vale?Nohasidoagradableparamí,nitampocoparaél.Pormuchoquetúquierascambiarlo,lecaigomalaRaúlyelhechodequeleobliguesatratarme no va a hacer que las cosas cambien en absoluto. Yo prefieromantenerme lejos... y no te preocupes, ya seme pasará. Siempre semepasa.—Losiento,deverdad.—Yalosé,peronoteesfuercesenarreglarloquenotienearreglo.Y
hablandodeotra cosa, ¿quieres quedemosmañana la clasede ayer?—preguntóesperanzadaaunquesabíaqueavecesélsalíaconlapandillalosmiércoles.Oquizáconaquellachica.—Megustaría,sinotevienemal.—No,amímevienemuybien.Aunquetalveztútengasplanes.—Ningúnplan.Avecesvoyalabolera,peroesopuedeesperar.—Entoncesnosvemosmañana.Yatendrélosapunteslistosypodremos
usarlos.—Adiósentonces.—¿Ocurre algo? —le preguntó Merche cuando apagó el móvil y
permaneciómirándolofijamente.—Fran,quenohapodidovenirhoyadarclaseymehamandadoaRaúl
arecogerunosapuntesquenonecesita,esperandoquesefijeenmí.Yhasidoundesastre,hemosestadodelomásdesagradableelunoconelotro.—¡Peroqué idiotas son loshombres!Noven loque tienendelantede
lasnaricesenabsoluto.—Mejorquenolovea,Merche.Seríaterriblesilodescubriera.—Creoquetútambiéneresunpocoidiota.—Nolosoy.Yoséloquedigo.
Capítulo7
Comocada tardedespuésdedar clase,FranySusana se quedaronunratocharlandotranquilamente.Siempresurgíaentreellosalgúntemaquenadateníaqueverconlosestudios.Alprincipiosehabíatratadodecincoodiezminutos,peroúltimamentehabíanllegadoasuperarlamediahora.Aquellatardehabíanempezadoporcomentarunanoticiadeltelediario,
yalfinal,Franlecomentó:—Vamosahacerunbotellónelviernes,¿porquénotevienes?Susanaluchóconlasganasdeaceptaryseexcusó:—¿Esteviernes?Nocreoquepueda.—¿Porqué?¿Tienesalgomejorquehacer?—Tengo que estudiar, para variar. Y tú también deberías hacerlo,
todavíanosquedanexámenesdelcuatrimestre.—Precisamente por eso nos hace falta relajarnos un poco y calmar
tensiones.—¿Cómo?¿Conalcohol?Éllamirófijamente.—¿Tienesalgocontraelalcohol?¿Eresabstemiaacaso?Ellaseechóareír.—No,solopobre.Elalcoholesmuycaroyencasanonoslopodemos
permitir,almenosdeformahabitual.EnNavidadoenalgunacelebraciónespecial,peroyaestá.—Losbotellonessonlasolucióndelospobresparapoderbeberalgo.
Tevendrádeperlas,contamoscontigo.—No,Fran,creoqueno.—¿Pero por qué? Solo irá gente de la clase, para relajarnos antes de
queempiecenlosexámenes.Esunatradicióndelafacultad.Conocerásatodosloscompañerosdealgomásquedeestarsentadosenunasmesas.—Nocreoquenadiequieraqueyovaya.—Claroquesí,estáinvitadotodoelmundo.Hanpuestounanotaenel
tablóndeanuncios,¿nolohasvisto?
—No,nosueloleermuchoeltablóndeanuncios.Notengodineroparacomprar las cosas que se anuncian allí. Pero aunque hayan puesto uncartel,seguroquenolohanhechoparainvitarmeamí.Amínadiemehadichonada.—¿Cómoqueno?Teloestoydiciendoyo,¿acasonoessuficientepara
ti?—Sí,peronocreoquemegusteir.—¿Cómolosabessinohasidonuncaaninguno?—Túmedijisteunavezquenotegustaban.—Elquenomeentusiasmenamínoquieredecirqueati tesucedalo
mismo.Anda,ven...Serábarato,solohayqueponerdoseuros,ysiesporeldinero,yoteinvito.—Noesporeldinero,desdequetedoyclasesandomenosapurada.Es
porlagente;yasabesquenolecaigobienanadie.Fran se volvió hacia ella y la agarró por los hombros mirándola
fijamente.—Daleslaoportunidaddeconocerte.Estoysegurodequesilohicieras,
las cosas cambiarían. Todo el mundo piensa que eres tú la que seconsiderasuperiorynoquieresmezclarteconellos.—¿Yo?¿Queyomeconsiderosuperior?PeroporDios,sinomehabla
nadiemásquetú.Sihastadejédesaludaralentrarenclaseporquenadiemedevolvíaelsaludo.Yesmuyhumillante,¿sabes?Serinvisible,quelagentepaseportuladocomosinoexistieras.—¿Saludabaslobastantefuertecomoparaqueteoyeran?Alomejores
eso.Estástancondicionadaporloquetepasabaenelinstitutoquepiensasqueaquíes igual.Dales laoportunidaddeconocerteyapreciarte...comohicisteconmigo.Franagachólacabezayseacercómucho...tantoqueSusanaempezóa
temblarlevementeyaenrojeceralsentirsuproximidad.—Antes de empezar aquel trabajo yo pensaba como ellos. Dime que
vendrás—dijoacercándoseotropoco.—Lo intentaré —respondió deseando que él dejara de mirarla de
aquellaforma,comosiestuvieraahondandoenelfondodesualma.FranlasoltóySusanaseapresuróaponersedepie.—Serámejorquemevaya,seestáhaciendotarde.
—Deacuerdo,yahablamosmañana.Se separaron, pero en contra de lo que Fran creía, Susana estaba
convencidadequenoiría.
Durante toda lamañanadelviernes leestuvoevitandoparanodecirleabiertamentequenoibaair.Cuandoibaenelautobúscaminodesucasa,éllepusounmensaje:«AlasdiezenLaAlameda,esquinaconFeria.Nofaltes.Devueltayotellevaréacasa».Esperóhastaestarensupisoparacontestarle.«Lo siento, no puedo ir.Me ha surgido un imprevisto.Otra vez será.
Queosdivirtáis».Noobtuvorespuesta.Durante toda la tarde estuvo nerviosa y sin poder concentrarse ni en
estudiar ni en ninguna otra cosa. Por una parte agradecía que Fran nohubierainsistido,peroporotranopodíadejardesentirciertatristezadeque se hubiera rendido tan fácilmente. Eso probaba que no teníademasiadointerésenquefueraysoloselohabíapedidoporcompromiso.También tenía que reconocer que la tentación era fuerte: salir con él,
verle y tratarle fuera del entorno de clase, aceptar su oferta deacompañarlaluegoacasa...Perosuinstintoledecíaquenoerabuenaideair, por mucho que le apeteciera, que volvería a sentirse excluida yrechazada,noporFran,sinoportodoslosdemás.Alasnuevedelanoche,cuandoibanasentarseacenar,sonóeltimbre
delapuerta.Mercheacudióaabrir.—Hola,¿estáSusana?—escuchólavozdeFrandesdelacocina.Seapresuróasaliryleencontróenelsalónmuyabrigado.Llevabaun
chaquetóndelosqueseusanparaesquiar,ungruesopantalóndepana,yungorronegroenlacabeza.Merchesonreíaburlona.—¿Quéhacesaquí?—Vengoabuscarte.Nopensaríasqueteibasalibrarconunaexcusatan
tonta.Meprometistequevendrías.—No,teprometíquelointentaría.—Puesinténtaloconmásfuerzayven.—No,Fran,nomeobligues;yoséloquevaapasar.Seráhorrible,todo
elmundopasarádemí.
—Yonopasarédeti.—Puesentoncespeor,porqueteobligaréaestarpendientedemítodala
noche.Dejaquemequedeencasaestudiando.—Estudiamañana.Si no te emborrachas, no tendrásningúnproblema
enhacerlo.—Noquieroir,nopuedesobligarme.—Bien,entoncestampocoiréyo.Mequedaréestudiandocontigo—dijo
quitándoseelchaquetónysentándoseenelsofá.—¡Nomehagasesto,Fran!—Yopuedo ser tan cabezota como tú.No saldré por esa puerta si no
vienesconmigo.—Peroestoyenpijama,tengoqueducharme,arreglarme.—Tenemostiempo.Ynocreoquetúseasdeesasmujeresestúpidasque
necesitan dos horas para arreglarse. Pero si lo eres, da igual. Esperaré.Allí no se cierra, no tenemos por qué estar a las diez en punto. Yo sédóndesereúnen.—Fran... —añadió en tono suplicante, y él supo que la estaba
convenciendo.Decidióañadiralgoqueacabaradehacerlo.—Además,estaráRaúl.Daleaél también laoportunidaddeconocerte
mejor.—Nocreoqueélquieraconocermemejor.Noleagradaránipizcaque
vaya.—Claroquesí.Atodoslesparecebienquevayas.—¿Leshasdichoqueyoiría?—Sí,ysinolohaces,elluneslestendrásquedarunaexplicaciónmejor
quelaquemehasdadoamí.—Está bien, dame un cuarto de hora para ducharme. Pero que conste
quesivoynoesniporRaúlniporlosdemás,sinoporquetúquieresquelohaga.Yporquetehasmolestadoenvenirabuscarmeyconvencerme.Élsonrió.—Asímegusta.—Yo terminaré de preparar la cena mientras—dijo Merche—. ¿Has
cenado,Fran?—No, había pensado ofrecerle a Susana tomar algo juntos antes de
reunirnosconlosdemás.
—Cenaconnosotrasyosmarcháisluego.—Noquisiera...—Insisto—cortóella.—Bueno,deacuerdo.Susanasaliódeldormitoriodondehabíaentradoacogerlaropa.—¿Cómohayquevestirseparaunbotellón?—Informal y sobre todo, abrigada. Esta noche hace un frío de mil
demonios.
Trescuartosdehoramástarde,vestidaconungruesopantalóndepana,un jersey de cuello vuelto y el anorak, salía con Fran y entraron en sucoche.Él no había mentido, la temperatura había bajado mucho desde el
mediodíaySusanaagradecióelcalorque leproporcionóel interiordelvehículo.—Has debido coger bufanda y guantes—dijo élmientras enfilaba la
prolongacióndeTorneo.—Me agobian las bufandas, si hace demasiado frío puedo subirme el
cuellodelchaquetón.Ynosoportotenernadaenlasmanos.—Bueno,cuandotetomesunpardecopasentrarásencalor.—Novoyabeber.—¿Nada?¿Nisiquieraunrefresco?—Bueno, quizás un refresco para que no me miren con caras raras,
peronomegustaelsaborásperodelasbebidasfuertes.—Siemprequehacemosunbotellónsolemoscompraralgodulcepara
losquenoquierencosasfuertes...lasmujeresporlogeneral.CreoqueelMalibúconpiñapodríagustarte.—¿Quieresemborracharme?—Paranada.Soloquieroqueteintegresyquelosdemásveanqueeres
como todo el mundo. Haz un esfuerzo y tómate una copa. Yo te laprepararémuysuave,apenassinalcohol.—Noestoyacostumbradaabebermásquealgunacervezaenverano,el
champánenNavidadyesascosas.Memarearéyharéelridículo.—NocreoqueenesodelridículonadiesupereaRaúlniaCarlos.Me
temoquelaimagendetuamadopuedequedarmuydeterioradaestanoche—dijoFranenbroma,perosintiendounregustillosecretoalhacerlo.—Noesmiamado—seapresuróadecir,peroluegosearrepintióante
lamiradadeFran—.Solomegustaunpoco.Paraamaraalguiennecesitomuchomásqueverledelejoseintercambiarunascuantasfrasesconél.—Peropodríasllegaraamarlesitedieralaoportunidad.Luchóconloquenoqueríadejarescapardesuboca,ydijo:—Esposible.—¿Hasestadoenamoradaalgunavez?—Nunca me he acercado a un chico lo suficiente como para estar
enamorada.Gustarmesí,varios.—¿Ygustartemucho?—Gustarmemucho,también.Uno.—¿Ytúaél?—No.Yonuncalehegustadoanadie,nisiquieraaltonto,algordooal
feo.—¿Puessabesquétedigo?Queellosselopierden.—Quizás también sea culpamía, siemprehe estadomuyocupada con
misestudios.Yreconozcoquenohededicadomuchotiempoaaprenderesasarmasqueusanlasotrasmujeresparagustaraloschicos.Ytampocomeinteresa.Piensoquesialgunavezlegustoaalguien,queseaporloquesoyynoporloqueaparenteser.Nisujetadoresconrelleno,nimaquillajequedisimulemicaraalargada.Soyloquesoy,yestáalavista.Sialguienestáinteresadonuncapodrádecirqueleengañé.—Teequivocas.Loqueeresnoestáalavista.Lomáshermosodetilo
tienes muy escondido, y no es fácil llegar a verlo. Y si hay alguieninteresado,comotúdices,seloestásponiendomuydifícil.—¿Qué es eso tan hermoso que tengo escondido? —preguntó ella
intrigada.—Túmisma—dijoFran, sinpoder evitarque su recuerdoacudiera a
suspechos.Susana enrojeció en la penumbra del cochey se sintiómuyhalagada.
Noobstante,añadió:—Lamayoríadeloshombresnoestáispreparadosparaapreciareso.—Yosí.
—Ya...—TerefieresaRaúl,¿no?Éltambiénteapreciaríasiteconociera.Susana ya estaba empezando a cansarse deRaúl.Últimamente Fran le
aludíaconstantementeyleirritabamuchoquesiemprelosacaraarelucircuandolaconversaciónsehacíamáspersonal.—OlvidaaRaúl—dijoconciertabrusquedad.—Tediréloquevamosahacer.Tevasasentarasuladoestanochey
vasadarleconversación.Y,¿quiénsabe...?—¡No,Fran,no!Nomehagasesto.Estanoche,no.Prométemeque te
quedaráscercademí.SimesientoalladodeRaúlodecualquierotroséquemequedarétodalanochecallada,sinhablarconnadie.—Deacuerdo,mequedarécercadeti,peronotenieguesahablarcon
losdemás.Songenteestupenda,yaloverás.AmedidaqueseacercabanaLaAlameda,elcorazóndeSusanaempezó
a golpear con fuerza y se arrepintió de haberse dejado convencer y deestarallí.Franbuscóunsitiodondeaparcarydespuésdedarunavueltapor las
callejasdelosalrededores,dejóelcocheaunadistanciarelativadedondehabían quedado. Ambos se dirigieron a paso rápido hacia el lugar. YaestabanallílamayoríadeloscompañerosdeclaseyalgunosqueSusanasoloconocíadevistadeotroscursos.—¡Dios,cuántagente!—dijoalacercarse.Fran leapretó lamanopor
unmomento para darle ánimos, y Susana pensó que por qué no podíanseguirellosdossolos,paseandoycogidosdelamano,enlugardetenerqueintegrarseenaquellareunióndegenteconlaquenodeseabaestar.Antesdequelesvieran,Franlesoltólamano.Cuandoyaestabanmuy
cerca,alguienlesviollegarytodosvolvieronlacarahaciaellos.Susanapensó que la mirarían y la analizarían, pero solo Raúl la escudriñó dearriba abajo. Todos los demás tomaron su presencia allí como si fueraalgohabitual.—Hola, tío, ¿dónde os habíais metido? —preguntó un chico—. Ya
pensábamosquenovendríais.—MeheretrasadounpocoenrecogeraSusanayluegomehacostado
encontrar aparcamiento—mintió Fran—.Vosotros, como no tenéis quesoltarelcocheenningúnsitio...Una chicamorena con el pelo largo que Susana había oído nombrar
comoMaika,sedirigióaella.—Te has decidido a venir al fin... Fran dijo que no estabas segura de
poder.—Hepodidoarreglarlo.Otra chica, rubia con el pelo largo también, semovió un poco en el
bancodondeestabasentada,dejandounsitiolibre.—Siéntate aquí. Parece quehacemenos frío si nos rodean los demás.
Quenosprotejanloshombresdelfríoydemuestrenquesirvenparaalgo.Raúlsaltódeinmediato.—Los hombres servimos para mucho más que hacer de pantalla. Si
quieres,yotequitoelfríoahoramismodemaneramuchomásagradable.—No,gracias.Sigueahídepie,queestásmásmono.Todosrieronlaocurrencia.FranseinclinósobreSusana,quesehabía
sentadoenunaesquinadelbancoconotrastreschicas,ylepreguntó:—¿Quévasatomar?¿Malibúconpiña?—PiñaconMalibú.—Deacuerdo.Se volvió a las bolsas que contenían las bebidas y poco después le
entregóunvasodeplásticoconunlíquidoamarillento.—¿Hielo?—No.Susanaselollevóaloslabios.Eradulzónyagradable.—¡Hum...estábueno!—Tencuidadoconeso...échaleunpocodehieloaunquehaga frío—
dijolachicarubiasentadaasulado—.Estádulceysecuelaquenoveas.Amí,laprimeravezmepegófuerte.Ymeparecequetúeresdelasmíasyestáspocoacostumbradaabeber.Susanasevolvióhaciaella.—¿Túnobebes?—Muy poco —dijo la chica levantando el vaso—. Zumo de piña.
Algunasvecessímetomounacopa,peronocuandotengoqueestudiaraldía siguiente. Sufro de cefaleas y el alcohol las potencia mucho. Y noestoy dispuesta a sufrir una crisis para resultar muy chulaemborrachándome.Además,nomefíoniunpelodelamitaddelosqueestánaquí.Seguroqueestánesperandocomobuitresqueunasepongaun
pocochispaparameterlemano—dijomirandofijamenteaRaúl.Estesedefendió:—Eh,nena,queyono lemetomanoaninguna tíaquenoquiera... las
tengodesobraquesíquieren.—Mejorparati.Susana sintió sobre ella la mirada de Fran, y sonrió para darle a
entenderquenoleimportabanlaspalabrasdeRaúl.—Noestácargado—dijoalnotarquetodoshabíanvistolamiradaque
intercambiaron—.Solounpocoparaqueentresencalor.—No te fíes de él tampoco, esa cara de niño bueno oculta unamente
perversa.—Esonoesverdad,ytúlosabes.NolehagascasoaInma,odiaalos
hombres en general y a Fran y a Raúl en particular —dijo un chicollamadoCarlos.—Ahora eres tú el que se equivoca. No odio a los hombres,
simplementeosveocomoloquesois.—¿Quésomos?—Mejornolodigo,onosaldrévivadeaquí.Soismayoría.Susanacomprobóque tenía razón.Solohabía cuatromujeres, lasque
estaban sentadas en el banco. Maika, Inma, otra que conocía de clase,Lucía,yella.Ycontódiezchicos,deloscualesconocíaaFran,aRaúl,aCarlos,aMiguelyaotromásdelaclaseperocuyonombrenosabía.Elrestoerandeotroscursos.MaikaintervinoenlaconversióndirigiéndoseaSusana.—¿YquétalesnuestroFrancomoalumno?—No es mal alumno. Quizás debería estudiar más los días que no
tenemosclase,peroengeneral,cuandoestáconmigotrabaja.—Esquelaboleraletiramucho.ÉlyRaúlsepicanyalfinalacabamos
pasando allímás tiempodel quepretendíamos. ¿Has ido algunavez?—preguntóMaika.—No.—Pues deberías probarlo. Descarga tensiones que no veas —dijo
Carlos.—Sí, deberías probarlo —intervino Inma—. Cuando quieras que te
mirenelculounmontóndesalidos,estosporejemplo,notienesmásque
agacharte a tirar la bola. Sentirás todas sus miradas fijas en tu traserocomosituvieraunimán.—Esquetienesunculitodeexposición,cariño—dijoRaúlllenándose
denuevoelvaso.Susanafueadecirquedudabamuchoquesefijaranprecisamenteenel
suyo,peroguardósilencio.Raúl tenía razón, Inmaeramuyguapa, teníauncuerpoesculturalyeralógicoquetodoslamirasen,peroaellaseguroquenoibaasucederleigual.Ysediocuentadequeloprefería,quenolegustaría en absoluto que los hombres vieran en ella solo un buen culo.Aunqueparavariar,tambiénlegustaríaqueselomirasenalgunavez.SintiódenuevolamiradadeFransobreellaesperandosureacciónante
las palabras de Raúl, pero ella se limitó a beber de su vaso connaturalidad.Realmentenoestabafuerte,erapocomásquezumodepiña,pero empezó a sentir un agradable calorcillo interior provocadoprobablementeporlabebida.Depronto,ysinsabercómo,Susanasevioenvueltaenlaconversación
general,yempezóasentirsebienyrelajada.Todossustemoresdeunratoantes se evaporaron como por ensalmo y perdió su habitual reserva ytimidez,nosabíamuybiensidebidoalacopaquecasihabíaterminadooa la gente que la rodeaba. Todos le hacían preguntas y respondía connaturalidad,yporprimeravezensuvidasesintióintegradayagustoenungrupodegente.Eran catorce y solo había un banco donde sentarse. A medida que
trascurríalanoche,lasmujeres,sentadasenunprincipio,fuerondejandosus puesto a los chicos para que todos pudieran sentarse en algúnmomento.Susana observó que Fran mantenía su primera copa durante mucho
tiempo,yrechazócuandoCarlosintentóllenárseladenuevo.—No, he traído el coche. Y ya sabes que me tocará llevar a algún
borrachoasucasa,comosiempre.Además,heprometidoaSusanaquelallevaría,vivemuylejosparairseandando.—Entonces,sitenemoschoferpuedotomarmeotracopitamás,¿no?—
preguntóRaúlechándoleelbazoporencimadelhombroasuamigo.—¡Joder!¿Yavaaempezaresteconlasmariconadas?—dijoMiguel—.
¡Amínomevaatocarestavezaguantarlosbesitosylacoñas,¿eh?!Todosseecharonareír.MaikaleexplicóaSusana:
—Es que la última vez Raúl se emborrachó y le dio por decirle aMiguelque loqueríamuchoyapedirleque ledieraunbeso.Lohizoapropósito, porque sabe que odia todo lo relacionado con lahomosexualidad, pero él se lo tomó en serio y no veas cómo se puso.Estuvodíassinquererhablarle.Franintervino.—NoquisocreermispalabrasdequeaRaúlnolevanlostíos.—Nuncasesabe—dijoelchico—.Muchasveceslosqueparecenmás
machostelapegan.Todoesparadisimular.—Raúl no, te lo digo yo —dijo Lucía—. Tendrías que oír lo que
cuentandeélporlafacultad.—¿Quécuentan?—preguntóelaludido.—Notelodigo,quetevasaponermuygordo.Loúnicoquediréesque
todaslaquesehanacostadoconélquierenrepetir.—¡Puesque lo digan, coño!—dijo el interesado convoz ligeramente
pastosa—.Queunotambiénpasaépocasdesequía.—¿Sequíatú?Meextraña,sihastadebesdarcita—dijoInmadespectiva.—Noesparatanto.—Esperoqueno,portubien.Se hizo un breve silenciomientras Raúl se llenaba el vaso de nuevo.
CarloscogiólabotelladeMalibúyleofrecióaSusana.—Tómateotracopita,Susi,cariño.—No,yavale.—Nada de eso. ¿No has oído que Fran te va a llevar a casa? De él
puedesfiarte.SifueradeRaúlodemí,quebebomucho...Franlamiró.—¿Quieresotra?—Bueno...Él cogió la botella y le sirvió de nuevo.Amedida que iba bebiendo,
Susanasesentíamásligeraymásdesenfadada,tantoqueinclusoseunióaunaexcursiónquehicieronlaschicasaunrincóndelaenormeplazaparahacerpis.A lavuelta, todasse reíanante loscomentariosdeLucíaque,bastante
achispada, no paraba de decir que se había meado en las botas de sumadre.Franlaobservóreíryleguiñóunojo.
Alastresdelamañana,sequedaronsinexistencias,ycomoelfríoeraacuciante,decidieronmarcharseacasa.—¿Vasallevarme?—lepreguntóRaúl.—Si no te importa que deje primero a Susana. Ella vive en San
Jerónimo.Devueltapuedodejarteentucasa.—No te preocupes, Raúl, cogeremos un taxi entre varios. Dejamos a
InmaenBarqueta,yomequedoenTrianaytúsigueshastaLosRemedios.El lunes hacemos cuentas. Los que viven en ReinaMercedes que cojanotro.—Bueno, pues entonces nosotros nos vamos—dijo Fran—. ¿A quién
hayquepagarle?—Amí—dijoCarlos—.Doseurosymedioporcabeza.Raúl,cuatro.—Muygracioso.Susana intentó desabrocharse el chaquetón para sacar el dinero que
llevabaguardadoenelbolsillodelpantalónysediocuentadeque teníalasmanostanentumecidasquenolerespondían.—¿Quétepasa?—lepreguntóMaika.—Quenopuedomoverlosdedos.Lostengohelados.—Aver,dejaqueteayude.Entre las dos consiguieron abrir la cremallera y Susana sacó los dos
eurosymediodelbolsillo.Después,volvióacerrarla,tratandodequeleentraralamenoscantidaddeaireheladoposible.Se despidieron besándose uno a otros y Susana escuchó más de un
«esperamosvertelapróximavez»,y«tellamaremoscuandovayamosalabolera».Después, ella yFran se encaminaron a donde habían dejado el coche.
Susana se metió las manos debajo de los brazos tratando de que leentraranencalor.Fran,percatándosedeello,lasagarró.—Dios mío, sí que están heladas. Ya te dije que debías haber traído
guantes.—Notengo,nuncalosuso.Élretuvolasmanosentrelassuyasylasfrotótratandodecalentarlas,y
Susanasintióqueseleaflojabanlasrodillas,nosabíasiporelalcoholoporelcontacto.—¿Mejor?
—Unpoco.—Ten,pontemisguantes.—Nihablar.Setecongelaránlasmanosatiynopodrásconducir.—¿Notienesbolsillos?—No,esteanoraksolotieneunointerior.—Bueno,tediréloquevamosahacer...—dijoélquitándoseelguante
derecho y tendiéndoselo—. Nos ponemos un guante cada uno y tu otramanoquevengadevisitaalbolsillodemichaquetón—dijocogiéndoselaymetiéndolajuntoconlasuyadentrodelbolsillo.Franmanteníalamanoagarrada, masajeándola para darle calor. Susana se sentía como en unanubeydeseóqueelcaminohastaelcochefueramáslargodeloqueera.Una vez en el coche, Fran encendió la calefacción y le tendió el otroguante.—Ahorasoyyoelquenolonecesita.Nopuedoconducirconguantes.Susana se lopuso,máspor el hechodeque era suyoquepor el frío.
Duranteel camino, al sentir lamanodeFran rodeando la suya, lehabíainvadidouncalorquenadateníaqueverconlacalefacción.Antesdearrancarelcoche,élsevolvióhaciaSusanaylesonrió.—Bueno... ¿Te lo has pasado bien? ¿O ha sido tan terrible como
pensabas?—Hasidoestupendo.Nuncamehabíasentidotanbienconungrupode
genteextraña.—¿Túvescomoteníasquehacermecaso?Sinollegoairporti,telo
hubierasperdido.—Sí,esverdad.YelMalibúconpiñaestabamuybueno.—Casinoteníaalcohol,eraprácticamentezumodepiña.—Sí,losé.Sinofueraasíestaríatiradaporlasaceras.Mehetomado
tres.Encambiotúnotehastomadomásqueuna.—YsoloCoca-cola,guárdameelsecreto.LeprometíaMerchellevarte
acasasanaysalva.YluegotengoquellegaraSimónVerde.Esacarreteradenocheesunpocojodida,haymuchocabrónsueltoyborracho,además.—Si quieres puedes quedarte en el sofá de casa. No es demasiado
incómodoyaMerchenoleimportará.—No, gracias, será mejor que me vaya a la mía. Además, ya estoy
acostumbrado,hagoelcaminotodoslosfinesdesemana.
—Comoquieras.Fran arrancó y condujo por las desiertas calles. Susana se miró las
manos, envueltas en los enormes guantes. Se las llevó a la cara paraapartarseunmechóndepelo,peronopudohacerlo.Franapartóunamanodel volante por unmomentoy, agarrando elmechón rebelde, lo colocódetrásdelaorejaylerozólamejillaconeldorsodelamano.Susanaseestremecióyseencogióenelasiento.—¿Aún tienes frío? —dijo él retirando la mano y subiendo la
calefacción.Llegaron a la puerta de la casa de Susana, y a su pesar, se dispuso a
despedirse.Hubiera dado cualquier cosa por alargar la noche, para queaquellonoseacabara.Perodespaciosequitólosguantesyselostendió,yluegosedesabrochóelcinturóndeseguridad.—Buenasnoches.—Hasta el lunes. Descansa y no te levantes temprano a estudiar. La
carreranosetevaairalgareteporunpocodediversión.—No, mañana me permitiré el lujo de ser perezosa. Merche trabaja
hastamediodía,asíquenoiremosaAyamontehastadespuésdecomer.Ytúconduceconcuidado.—Loharé.SusanabajódelcocheyFranpermanecióallíhastaquelavioentraren
elportal.Luego,arrancóyseperdióenlacalle.
Capítulo8
Sevilla.Marzo,1999Susana se sentó con su bocadillo y su lata en su rincón preferido del
campus, situado detrás del edificio de la facultad. Eramartes, tenía quedarle clases a Fran y habían quedado a las cinco ymedia en el aula decultura,comosiempre.Hacíaunbuendíadeprimaverayaprovechóparaalmorzaralairelibre.
Seacomodócontraungruesoárbolysedispusoacomeryadisfrutardeltibiosoldemediatardemientrasesperaba.Apenasllevabaallíuncuartodehoraycasihabíaterminadodecomer
cuando oyó voces al otro lado de la pared del edificio, provenientes deunodelosbancos.NolecostótrabajoreconocerladeRaúl,entrelasdevariaschicasque
nosupoidentificar.LeparecióoíreltonososegadodeLucíayelfuerteyáspero de Maika, entre otras que no conocía. Sonrió. Siempre estabarodeadodemujeres, las chicas acudían a él comomoscas a lamiel pormuymalquelastratase.Noloentendía.—¿Vamosairestatardealabolera?—preguntóunadelaschicas.—Sí,tengoreservadapistaalaseis—respondióRaúl.—¿VendráFran?—Nolocreo,últimamentenosalemuchoentresemana.—¡Nomedigasqueseencierraensucasaaestudiartodaslastardes!—
dijounavozdesconocida—.Frannoesdeesos.—Puesúltimamentevamuybienenlosestudios—añadióLucía.—Está dando clases con Susana Romero —dijo el chico y ella se
mordióloslabiosaldetectareltonodespectivodesuvoz.—¿Laempollona?—Sí.—¡Joder,quéfuerte!Síquetienequeestardesesperadoporaprobar.—¿Ycómolaaguanta?—Comopuede, elpobre.Estádeellahasta loshuevos,no sabecómo
quitárseladeencima.—¿Yporquédaclasesconellaentonces?—preguntóMaika.—Empezópreguntándoleunasdudasmientrashacíanuntrabajoylefue
bien,y luego ledioapuroseguirpreguntándolesinpagarle.Estudiaporbecayandabastantemaldedinero.—Sí,esosenota—dijounachica—.¿Nooshabéisfijadocómoviste?
Demercadillo,seguro.—Fransedecidióapedirlequeledieraclasesporquetambiéntieneasu
viejobastantecabreadoconlasnotasdelañopasado.—Pues ha sido todo un acierto, porque está sacando unos pedazos de
notas,eltío.—Sí, pero con lo queno contaba es conque ella se lo tomara tan en
serioque lo tiene teladeagobiado.No sabecómoquitárseladeencima.Lashoras de clase se prolongan a casi toda la tarde, le pasa apuntes, seempeñaenquevayanjuntosalabiblioteca...enfin,unauténticocoñazo,latía.SelehapegadocomounalapayesteFran,queesgilipollas,letienelástimaynoseatreveadecirlequeledejeenpazyqueyanonecesitalasclases.Dicequeestáfaltadeamigos,quenoserelacionaconnadie...Fíjatesiestontoquehastaselatrajoundíaaunbotellón,aversipillabacachoyledejabaenpaz.—¿Cómovaapillarcachoconlofeaquees?—dijounachica.—Esquesi fueraguapa,Franno leharíaascos... ¡Buenoes!Entonces
seríaélelqueselepegaríacomounalapa.—Yo no la veo tan fea —dijo Maika—. Y la noche del botellón la
encontrésimpáticayagradable.—¡Cómosenotaquenoeresuntío,Maika!¡Yquenolatienespegadaa
titodoeldíacomoFran!¡Conesepeloyesasgafasespantosas...!Pornotenernotieneniculo;nohaypordóndemeterlemano.—Ya...silotuvierayalehabríametidomanoFran,¿no?Otú.—Nomevanlasempollonas,perosiestánbuenashagounsacrificio.—¡Quécabronessoislostíos,joder!Meestásponiendoenferma.¡Ojalá
algúndíatedendetupropiamedicinayyoteveababeandodetrásdeunatíaquenotehaganiputocaso!—Noosalteréis,chicos...Esapavanomerecequeosacaloréisporella.
Ytú,Raúl,llamaaFranydilequeseunaanosotrosestatarde,queledé
esquinazo.¡Todoelmundosepuedeponerenfermo,digoyo!Susana,apoyadacontraeltroncodelárbolsentíacómoelbocadilloque
sehabíacomidoalegrementeunratoantesserevolvíaensuestómagoylasantiguas lágrimasvolvíanaquemarleen losojoscomocuando teníadoceaños.Soloqueahoradolíamuchomás;conFrandolíamuchomás.Selevantóycolgándosedelhombrolabolsadelonadondesolíallevar
loslibrossemarchódandounrodeoparaquenoladescubrieraelgrupoqueestabadetrásdeledificio,yseprecipitóalosserviciosdondevomitóviolentamenteloqueacababadecomer.Salióyseenjuagólacaraenellavabo.Inmaentrabaenaquelmomento
ysequedómirándolafijamente.—¿Teencuentrasbien?—preguntóalversucarapálida.—Sí,solomehasentadomallacomida.Yaestoybien.—Siesquealcocinerodelafacultaddeberíancolgarlo.Cualquierdía
nosvaamataratodos.Lachicaentróenunode losserviciosycuandoSusanasequedósola
sacóelmóvilysintiéndoseincapazdeenfrentarseaFranaquellatarde,lepusounescuetomensaje:«Nopuedodarteclasehoy.Susana».«¡Quetelopasesmuybienenlabolera!»,añadióparasímismacuando
elmóvilleindicóqueelmensajehabíasidoenviado.Después,semiróalespejoyencontrándoseconmejoraspectodecidiómarcharseacasaantesdequelaslágrimasquesabíaqueacabaríanporestallarlohicierandondealguienpudieraverla.Salió por una puerta lateral evitando encontrarse con el grupo al que
Inma ya se habría unido. Como una zombi cogió el autobús queafortunadamente iba casi vacío y llegó a casa.Una vez que se encontrósegura entre los muros de su pequeña vivienda, se derrumbó, yacurrucándose en el sofá volvió a sumirse una vez más en la vieja yconocida sensación de soledad y humillación que la había acompañadotoda su vida. Solo que ahora estaba unida al desengaño porque, porprimera vez en sus veinte años, Susana había bajado la guardia y habíapermitidoaalguienacercárselelobastanteparahacerledaño.CuandoMerche llegó del trabajo a media tarde la encontró llorando
aún.Había intentado serenarse un poco, para que no se preocupara, pero
cuando sonó el móvil un rato antes y leyó el mensaje de Fran: «No te
preocupes.Esperoquenoseanadamalo.Nosvemosmañana.Fran», laslágrimas volvieron a aparecer hasta el punto que no fue capaz deresponderle como hubiera querido: «Guárdate tu hipócrita amabilidad»,porque ni siquiera veía las teclas para marcarlas. Al final desistió,llegandoalaconclusióndequeeramejornorespondersiquiera,comosino le importara. No pensaba darle la satisfacción de saber que le habíahechodaño.Cuando escuchó las llaves de Merche supo que no iba a poder
ocultárseloyqueestaibaatenerqueconsolarlaunavezmás.—¿Susana?—Sí.—¿Notienesclasecon...?¡Diosmío,¿quétepasa?!—Nadanuevo—dijolevantandohaciasuhermanaunacarahinchaday
cubiertadelágrimas—.Lamismaviejahistoriadesiempre.Merchesesentóasulado.—¡Perocariño...!Creíaqueesoyaestabasuperado.Yanotienesquince
años.Hacíamuchoquenotelotomabasasí.—Esqueahoranoeslagenteengeneral,niloscompañerosdeclase...
ahora...ahoraesFran—dijoentresollozos.—Comprendo—dijoMercheyabrazóasuhermanacomocuandoera
pequeñayllegaballorandodeclaseporquenadiequeríajugarconella,ocomocuandoeraadolescenteporqueloschicosseburlabandesufaltadepechoydesubrillanteinteligencia.Cuandonadielainvitabaasalir,nialas fiestas de cumpleaños, cuando ni siquiera la invitaron a la cena dedespedida del Bachillerato. Susana se había enterado de que se habíaorganizadounacenacuandoestayahabíapasado.Entonceslahabíapodidoconvencerdequeeserechazonosedebíamás
que a envidia y que algún día, desde una posición privilegiada, podríadesquitarseyburlarsedemuchosdeellos.PerosiahoraeraFranelqueleestabahaciendodañonosabíacómoconsolarla.Ladejóllorarunpocoyluegopreguntó:—¿QuéhapasadoconFran?¿Tehadichoalgoquetehayadolido?—Élno...Nisiquierahatenidohuevosparadecirmeloquepiensademí
alacara.—Anda,cuéntamelo.Alomejornoestanmalocomopiensas.
—Estaba comiendo en el césped, en mi rincón favorito y escondido,cuandoescuchéapocosmetrospordetrásdeledificiohablaraRaúlconvarias chicas. Estaban haciendo planes para ir a la bolera esta tarde yqueríanqueFranfueseconellos.PeroRaúldijoquenopodía,queteníaquedarclaseconmigo.Yqueestabahartodemí,queyoeraunapesada,quemeenrollabadespuésde las clasesyqueno sabíacómo librarsedemí.Queya nonecesita las clases, pero queno las deja porque amímehacefaltaeldineroysobretodoporqueledoylástima,porquenotengoamigos... que nadie me aguanta... que me llevó al botellón para queconocieraaalguienyledejaraenpazaél...PorDios,Merche,yopenséque cuando prolongábamos las clases y nos quedábamos un ratocharlandoélestabaagusto.Hubierajuradoqueéltambiénlopropiciaba.Pero no podía imaginar que lo hiciera por lástima. Parecía a gusto...parecía estar bien charlando conmigo. Joder, y todo el tiempodeseandoque me marchara... sin saber qué hacer para librarse de mí. Dime laverdad, Merche, ¿tan difícil resulta aguantarme? ¿Por qué nadie puedehacerlo?¿Quéesloquefallaenmí?Dime.—Nofallanadaenti,cariño.Quizásesenlosdemás.—Esoquedicesnotienelógica.—Losé,peroeslaverdad.—Merche, yo soy realista, no pido nada que no pueda conseguir. No
soy ninguna belleza, joder, pero tampoco un monstruo, y nunca heesperado que Fran se enamore de mí a pesar de que yo sí me estoyenamorandodeélapasosagigantados.Cadatardequeestoyconélsientoquelequierounpocomás...peronuncasemehapasadoporlacabezalaidea de que a él le ocurra lo mismo. Pero pensé que al menos podíaconsiderarlemiamigo.¿Porquénisiquierapuedesermiamigo?Yyonopretendotenermillonesdeamigoscomootragente,yomeconformoconuno... Solo uno... Él. ¿Por quéme ha dejado creer que lo era, si nomeaguanta?¿Sisolosiente lástimapormí?Nopuedosoportareso...de losdemástalvez,perodeFran,no...Lástimano.Sihayalgoquemesobraesorgullo.Merche lo sabía. Sabía que el orgullo de Susana le había permitido
pasar entre la gente con la espalda erguida y la cabeza alta, vestida deindiferencia,aunqueenrealidadestuvieradestrozada.Inclusoaparentandosentir desdén por los demás, cuando no era cierto. Aunque luego se
derrumbasealllegaracasa,comoleestabapasandoahora.—¿QuévasahacerconFran?—Estatardelehemandadounmensajediciéndolequenopodíadarla
clase, sin especificar elmotivo.Y cuando le veamañana le diré que nopuedoseguirdándolas.Siélnotieneelvalornecesarioparadecirmequeno quiere seguir, seré yo quien le dé la oportunidad de irse de formahonrosa.—¿Yquéexcusavasaponerle?—Nolosé,yasemeocurriráalgo.Esmarteshoy,notengoclaseconél
hastaeljueves,tengotiempodepensarlo.Ahorano.—¿Porquénohablasconél?A lomejornoesdel todocierto loque
has oído. En realidad no se lo has escuchado a él. La gente a vecestergiversaloqueoye,sobretodocuandovadebocaenboca.—Raúl es su mejor amigo, se lo cuentan todo. Si hay alguien que
conoceloqueFransiente,esél,estoysegura.—¡Lástima!Meestabaempezandoacaerbienesechico.—Escomotodos,Merche,inclusopeor,porquelosdemásmegritansu
desprecio a la cara y él lo hace por detrás, burlándose de mí a misespaldasyponiéndomebuenacara.Esoes loquenoleperdono... loquemenospuedosoportar.—Vamos,nena,tranquilízate.Tepreparounatila,¿vale?—Biencargada.—Biencargada.Merchedejóasuhermanaacurrucadaenelsofáysemetióenlacocina
aprepararlainfusión.SituvieraaFrancercaenaquelmomentoeracapazde estrangularle. Y ella que creía que realmente aquel chico estabaempezando a conocer y apreciar a la verdadera Susana. Pero algún díaalguien lo haría, de eso estaba segura, y ese alguien solo tenía queacercarse losuficienteparaverenellaa travésde lamáscaraprotectoraconquesecubría.Ysuperaríaesto,lohabíasuperadosiempre,inclusoenépocasmás difíciles como la adolescencia. Susana era fuerte, la habíanhechofuerteabasedegolpes.Preparóla tilay leañadióungenerosochorrodelabotelladewhisky
que les habían regalado en la cesta de Navidad de su empresa y queninguna de las dos tomaba habitualmente. Si había algo que Susananecesitabaenaquelmomentoeradormir.Despuéssalióalsalóndesdela
minúsculacocina.—Anda,cariño,bebeesto.Despuéstesentirásmejor.A la mañana siguiente, Susana se despertó con un fuerte dolor de
cabeza. Siempre le ocurría cuando lloraba mucho, y ella había lloradomucho la tarde anterior, y parte de la noche. Pero cuando se levantódecidióqueyaerasuficiente.Sediounaducharápidaparaentonarelcuerpoysemiróalespejo.No
presentaba peor aspecto que después de haberse pasado toda la nocheestudiandoparaunexamen.Ydetodasformasnadieibaafijarseniensusojeras ni en sus párpados hinchados. Y por una vez las gafas serviríanparadisimularlo.Antesdemarcharse,Merchelehabíapreparadouncafébienfuerteyse
lo tomóantesde irseaclase.CuandosaliódesucasasesentíacapazdeenfrentarseacienFranssieranecesario.Nadie,ymuchomenosél,ibaasabercómosesentíapordentro,nicuántolahabíanafectadolaspalabrasquehabíaescuchadolatardeanterior.Aquellamañanasoloteníanencomúndosdelasclases,latercerayla
cuarta, y Susana esperaba llegar al aula con el tiempo tan justo que nisiquierapudieransaludarse.Efectivamente,cuandoentrótuvoquedisculpareporqueelprofesorya
estaba empezando. PeroSusana siempre era puntual y el hombre aceptósusexcusasylepermitióentrar.Sesentó,evitandocuidadosamentemirarendirecciónalamesadeFran
y Raúl y se concentró en tomar apuntes. Esta tarea siempre le permitíadejarlamenteenblancodeotrascosasycentrarsealcienporcienenloqueestabahaciendo.Cuandoterminólaclase,envezdedirigirseaFrancomohubierahecho
enotraocasión, permaneció en su sitioguardando los folios escritos, yrebuscandoenelficherolosdelapróximaasignaturasinsiquieravolverlacabezaparamirarle.Aun así no se extrañó cuando le vio a su lado. Percibió su presencia
antesdeverleyoírle.Fransesentóenlasillavacíajuntoaella.—¡Hola!—Hola—contestóescueta.—¿Teencuentrasbien?
—Perfectamente.—Parecescansada...Esperoque loque te impidiódar laclaseayerno
seaalgomalo.—Mesurgióunimprevisto.Yteníamuchoqueestudiar.—¿Estudiar?¿Qué?Creíaqueíbamosaldía.¿Hayalgoquesemeesté
olvidando?Susana no contestó tratando de no dejarse engañar por su falsa
amabilidad.—Bueno,entonces,¿podemosrecuperarlaclaseestatarde?Susanaclavólavistaenlosapuntesydijoconvozfría:—Losiento,perometemoquenovoyapoderseguirdándoteclases.Élfruncióelceño.—¿Porqué?—Tengo mucho que estudiar. Llevo mis asignaturas demasiado
abandonadas.Debodedicarlesmáshoras.—¿Máshoras?Perosienelcuatrimestre lo llevas todoaprobadoyla
notamásbajaesunochoymedio.—Noessuficiente...quieroirapormatrículas.—Sabesquenotevanadarmatrículaentodo.—Tengoqueintentarlo.—¡Vamos, Susana, eso no te lo crees ni tú misma! Si quieres ser un
buen abogado tienes que aprender a mentir mejor. ¿Qué pasa? Ayer amediodía tedespedistedemí tannormalquedandopara la tardey luegomeponesunmensajeparadecirmequenopuedesdarlaclase.Hastaahívale,puedoentenderquetesurgieraalgo.Perohoy...Estásmuyrarahoy.Yquieresdejarlasclases,perosabesquenopuedeshacerlo:necesitaseldinero.Susanalevantólavistafuriosadelosapuntesquefingíaojearyclavóen
Franunamiradallenaderabia.—No necesito el dinero. Siempre vienen bien unos ingresos extras,
pero hasta ahora me las he apañado sin tu dinero y voy a seguirhaciéndolo.Paramíhayotrascosasmásimportantes.Misestudiossonloprimero.—¿Deayerahoy?Nomelocreo.¡Coño,dimedeunavezquétepasa!
Mira, el profesor ya entra. Me quedo a comer contigo y hablamos
tranquilamentedeesto,¿teparece?Estenoesnielsitionielmomento.—No hay nada que hablar, Fran. No tengo tiempo para seguir
dedicándoteyesoestodo.—Nosvemosalasalida—dijoéllevantándoseysentándoseensusitio
habitualsindarseporvencido.Pero al finalizar las clases, cuando volvió la vista hacia la mesa de
Susana, esta había desaparecido: se habíamarchado justo al terminar laclase.Salióprecipitadamentepensandoquenopodíaestarmuylejos,perono
lavioporningúnsitio.Él teníaunaclasedespués,peroSusanayahabíaterminadoaqueldía,asíquedecidiópasardelaclaseybuscarlaantesdequesemarchase.Corrióa laparadadelautobús,peroaunque llenadegente,Susanano
estabaentreellos.Volviósobresuspasosylabuscóenlabiblioteca,enelauladeculturayenelcomedor,perosinningúnresultado.Finalmentelallamó al móvil, pero este sonó y sonó hasta desconectarse sin que ellacontestase.Obienteníaelsonidoquitadoonoqueríacogerlo.Se desesperó, ¿qué podía haberle pasado? Había rehusado mirarle
durantetodalaconversaciónycuandolohabíahechohabíasidoconunafuriaqueélnuncahabíavistoenella,siempretandulceysonriente.Algole había ocurrido desde el día anterior y nadie iba a convencerlo de locontrario.Impotentesemarchóasucasaacomer,decididoaintentarlomástarde.Durante todo el almuerzo intentó localizarla con el móvil, pero este
seguíasinresponder.Regresóa la facultadyvolvióabuscarlaenelauladeculturayen la
bibliotecasinningúnresultado,yya,alascincodelatarde,sedecidióapresentarseensucasa.UnaMerche vestida aún con la ropa del trabajo le abrió la puerta.A
Fran no le pasó desapercibido que la expresión de esta se endureció alverle.—Hola.¿EstáSusana?—No,aúnnohallegado.—Mira,Merche...llevohorasbuscándola.Siestáahídilequesalga,por
favor.
—Yatehedichoquenoestá,quenohallegadoaún.—¿Y no sabes dónde puedo encontrarla? Porque lo he intentado dos
vecesenlafacultad,enlosrestaurantesycafeteríasdelazonayyanosemeocurredóndemáspuedobuscarla.Deverdadquenecesitohablarconella.—Llámalaalmóvil—continuódiciendoseca.—Nolocoge,nosésiporquelotieneensilencioynolooyeoporque
noquierehacerlo.—Nopuedocontestarteaeso.—¿Sabesquequieredejarlasclases?—Medijoalgoayer.—Tengoqueverlaparaquemeexpliqueelporqué.—¿Notehadichoporqué?—Mehadichounaidiotezquenosecreeniellamisma.Peroestámuy
rara,¿nocrees?—Conmigono.—Pero conmigo sí. Y no me cuadra que quiera dejar las clases de
buenas a primeras. Ayer estaba entusiasmada y hoy de pronto no tienetiempo. Susana no es de las que cambian de opinión de la noche a lamañananihacelascosassinunmotivo.Peronoquieredecírmelo,ycreoquetengoderechoasaberlo.Porfavor,dimedóndeestá.—Nolosé.—Entoncesdéjamequepaseaesperarla.Tardeo temprano tendráque
aparecer.—No.SiSusananoquiereverteyteestáevitandoyonopuedodejarte
pasar.Soysuhermanayestoydesuparte.—Desuparte...Hablascomosiestofueraunaguerra.—Soncosasvuestras,Fran.Arregladlasvosotros.—Está bien, pero nome iré sin hablar con ella. Si llega y por algún
motivoyonolaveo,dilequeestoyenelbardeahíenfrente.Porfavor...—Deacuerdo,selodirésinolaves.Durante hora y media, Fran aguardó con un café delante y la vista
clavadaenelportaldeSusana.DespuésdeverlaactituddeMerche,hoscayfría,ellaquesiemprehabíasidoamableconél,seconvencióaúnmásdequedebíallegaralfondodeaquello.
Al fin, ella bajó del autobús y cruzó la calle hacia el portal. Fran selevantó precipitadamente y la alcanzó mientras buscaba las llaves en elbolso.—Susana...Ellasevolvió.—¿Quéhacestúaquí?—Esperarte.Ytehashechoderogar;novoyadormirentresdíascon
loscafésquemehetomado.—¿Quéquieres?—Hablar.Tedijeestamañanaqueteníamosqueaclararlodedejarlas
clases y tu llevas todo el día evitándome. No pienso moverme de aquíhastaquemedigasquépasa.—Fran,estenoeselsitionielmomento.—Elmomentoesperfecto,ysielsitionotegustavamosatucasaoala
cafeteríaoadondesea.Peronovasalibrartedemícomoestamañana—dijoagarrándolaporelbrazo.—Estábien,pasa.Hablaremosdentro—dijoabriendoelportal.Fran la siguió. Merche, que estaba viendo la televisión, abandonó el
salónalverlesysemetióenlacocina,cerrandolapuertaasusespaldas.—Bueno, ya estamos aquí. Y solo puedo repetirte lo que te dije esta
mañana:quenotengotiempodeseguirdándoteclases.—Yyotambiénvuelvoarepetirtequenomelocreo.Además,tuactitud
no es la de alguien que no tiene tiempo, sino la de alguien que estáenfadado.Ysiestásenfadadaconmigocreoquetengoderechoasaberporqué.Queyorecuerde,nohehechonadaquehayapodidomolestarte.—Noestoyenfadada.—¿Que no? Pues entonces quedemos para dar clase mañana como
siempre.—No.—¿Porqué?—Está bien, te hablaré claro: porque tú ya no necesitasmis clases, ni
quieresseguirdándolas.—¿Ah,no?¿Ysepuedesabercómohasllegadoaesaconclusión?Susanaempezóaenfadarseenserio.—¡Vamos,Fran,nofinjasconmigo!Eresperfectamentecapazdeseguir
contusestudiostúsolo,hassalidodelbachequetenías.Yestáshastalasnaricesdeaguantarme.—Esonoesverdad.—Noloniegues,losé.—¿Losabes?¿Ycómolosabes,eh?—PorqueseloescuchéaRaúlayer.—¿Qué fue lo que le escuchaste? —dijo él frunciendo el ceño y
empezandoacomprender—.¿Tehadichoalgo,elmuygilipollas?—No,nomehadichonada.Almenosnoamí.Seloestabadiciendoa
unaschicasqueestabanconél,ynosabíaqueyoestabaenterándome.—Susana,yonuncalehedichoaRaúlnadadeeso,teloaseguro.—¡Joder, Fran! ¿Crees que soy una cría?Si hay alguien en elmundo
quesabeloquesientesyloquepiensas,esRaúl,yserátodologilipollasquequieras,peronovaa inventarsealgoasí.Loqueme jodeesquenohayastenidohuevosdedecírmeloamí.Perocomotúnoerescapaz,yoteestoyayudando.Esmuy fácil, ¿sabes?Novoyacortarme lasvenasni aecharmeallorarninadadeeso.Bastacondecir«Susana,yanonecesitomásclases».—Esquelasnecesito.—Bien, pues hay otra fórmula: «Susana, limítate a dar tu clase y
márchate.Nopuedoperder toda la tardecontigo».Uotramejor:«Estoyhasta loscojonesdeaguantarte,eresunapesadayunaplastaymecargaqueestéstodoeltiempotrayéndomeapuntesydándomeelcoñazo».Yyaestá. Todo eso hubiera sido mejor que el hecho de que hayas estadoaguantándomepor lástima. ¡Maldita sea, sihayalgoquenoaguanto sonlasmentiras y la lástima!No estoy desesperada como pareces creer, hevivido sin amigos todami puta vida y puedo seguir haciéndolo. Puedopasarsintudineroysinlaamistadqueteesforzabasenfingirme.—Susana,nadadeesoescierto,debehaberunmalentendido...—Cállateya,Fran,nointentesarreglarlo.Yasabesloquehasvenidoa
averiguar.Ahoramárchateydéjameenpaz.Vetealaboleraoapasártelode puta madre con tus amigos, yo tengo mucho que estudiar —dijoentrandoeneldormitorioycerrandolapuertatrasella.—Susana...Alescucharelportazo,Mercheapareciódenuevoenelsalón.
—Déjala,Fran.Serámejorquetevayas.Estesevolvióhaciaella.—Túnolocrees,¿verdad?—Ayerpensabacomoella,hoynoséquécreer.—Soysuamigo.Deverdad.—Entoncesdemuéstraselo.—¿Cómo?Sinomedeja.—Ten paciencia. Ahora está dolida, nada de lo que le digas va a
convencerla.Noconfíaennadie,hapasadoporestodemasiadasveces.—Deacuerdo.Esperaré.—Sisiguesahíellanodejarádeapreciarlo.—Bien...Memarcho.—Mañanaestarámejor.—Esoespero.Fran salió del piso y subió al coche profundamente impresionado.
JamáslehabíaescuchadoaSusanaunapalabrota,niuntonodevozalto,jamás la había visto tan alteraday estaba segurodeque el brillo que seveíaenelfondodesusojosnoeraderabia,sinodelágrimascontenidas.Raúlibaatenerquedarlemuchasexplicaciones.Sinpensárselodosvecessedirigióalbarcercanoa la facultaddonde
solíanreunirsealgunastardes,esperandoencontrarleallí.Cuando entró le divisó en la barra, con el resto de la pandilla.
Impulsadoporlafuria,seacercóaélylegritódegolpe:—¿Sepuedesaberdequécoñovas?¿Quiéntecreesqueeresparairpor
ahíponiendoenmibocapalabrasquejamáshedicho?—Noséaquéterefieres...—¡¿Ahno?!¿NoandabasayerdiciendoqueyoestabahartodeSusanay
quenosabíacómolibrarmedeella?—¡Ah,eso...!—Sí,cabrón,eso.¿Mehasescuchadoamídeciralgoparecido?—Sí,claro...—¿Cuándo?¿Cuándo?—añadiósubiendoeltonodevoz.—Bueno,alomejornoconesaspalabras...—Niconesasniconninguna,porquenoesverdad.
—Vamos,Fran...¡Noirásadecirmequetelopasasbombadandoclasescon esa tía!Y enrollándote hasta las tantas después.Hacemuchoquenoaparecesporaquíunatardeentresemanaporqueterminasmuytardeconella.—¿Y no se te ha ocurrido pensar que si no aparezco por aquí, a lo
mejor es porque estoy estudiando? ¿O simplemente porque no quieroaparecer?—¡Venga, tío, no intentes decirme que prefieres estar con esa plasta
antesqueaquí!Sinovienesesporquelatienespegadaalculocomounalapatodoslosdías.—¿Yqué?¿Teimportaatiacaso?—Puesclaroquemeimporta,eresmiamigo.Yveomuyclaroloque
esatíapretende.—¿Quéesloquepretende?¿Hacermeaprobar?¡Quétragedia!—No... Eres tú el que no lo ve. Lo que pretende es primero darte
lástima, y luego... Joder, esa niña está desesperada por que le echen unpolvoyquierequeseastúelquelohaga.¡Yquiénsabedespués!Esmuylista,alomejorselasapañaparaqueladejespreñada.¡Conlasonrisademosquitamuerta...!Raúl no pudo continuar porque el puño de Fran salió disparado y se
estrelló contra su boca haciéndole cortarse con el diente y haciéndolemanarsangreenabundancia.—¡Estásimbécil...!Puesnomehaspegado...—dijolanzándoseasuvez
contraFranyderribándoleenelsuelo.ElpuñodeRaúlleacertódellenoenlacejadondetambiénseprodujounabrechaqueempezóasangrardeinmediatoempañándolelavista.Todos losdemásmiembrosde lapandilla,quehabíanpermanecidoal
margendeladiscusión,seabalanzaronsobreellosparasepararles.Les costó trabajo. Fran estaba fuera de control, golpeando a ciegas y
Raúlnoestabadispuestoadejarsepegarporculpadeunamanipuladora.Al fin consiguieron separarles.Carlos yMiguel lograron inmovilizar aFranyMaikaeInmasellevaronaRaúlhaciaelotroladodellocal.—¿Pero estáis locos? Vamos, chicos, que sois amigos desde hace
muchosaños.Limpiándoselasangredelacara,FranseencaróconRaúldesdelejosy
legritó:
—Novuelvasadirigirmelapalabrasinotedisculpasconella.—¡Vetealcarajo!
Despuésdeunasegundanocheespantosa,Susanaselevantócondolorde cabeza y haciendo un esfuerzo se duchó y se fue a clase. Se sintióaliviada cuando estas empezaron y Fran no apareció. Quizás hubieradecidido no asistir esamañana, o simplemente llegaba tarde, pero fuesecualfueseelmotivo,sealegró.Peroalahoradesalir,Lucíaseacercóaellaylesoltódegolpe:—¡Menuda la que liaste anoche, chica! Hoy ninguno de los dos ha
podidoveniraclase.Susanasesintiómolestadequelaacusarandealgodeloquenoteníani
idea.—¿Yo?¿Quéhehechoyo?—Quizás hacer, no hayas hecho nada... Pero Raúl y Fran se pegaron
anocheportuculpa.Yacabaronambosenurgencias...—¿Qué?¿Cómoquesepegaron?Viendosucaradeconfusiónlachicalecontótodalahistoria.—Bueno,estábamostomandounacervezaenelbardesiemprecuando
entróFranhechounafuriaacusandoaRaúldehaberdichoalgosobretique no era verdad. Se enzarzaron en una fuerte discusión que acabóllegandoalasmanos.Alfinalterminamostodosenurgencias.Raúltieneun diente roto y la boca reventada y a Fran le tuvieron que dar unoscuantospuntosenlaceja.—¡Diosmío!Noteníaniidea.MaikaeInmasehabíanunidoaellas.—Mesientofatal—añadióSusana.—Nolohagas.Yasabescómosonlostíosdebrutos.YesoqueFranno
loparecía.—Raúlnoselopodíacreercuandolelargóaquelderechazo.Yclaro,
notuvomásremedioqueresponder,porqueFraneracapazdematarleconlarabiaquetenía.—Graciaspordecírmelo...voya llamarle.Ytratarédearreglarlo...yo
tengolaculpadeesto.EscuchéloqueRaúldijoayeramediodía,queporcierto,graciasMaikapordefenderme.YmeenfadéconFrancreyendoque
realmentepensabaasí.Inmaintervino.—¿Cuandoteencontréenlosservicios?—Sí,acababadeoírlo...yhabíavomitadoelbocadillo.—Raúlesungilipollas.YteaseguroqueFrandejómuyclaroanoche
queenabsolutopensabaasí.—Graciaspordecírmelo.—Denada.—Voyallamarle.Se separó de las chicas y se dirigió a un sitio tranquilo y conmano
nerviosamarcóelnúmerodeFran.Peroelmóvilsonóysonósinqueélrespondieraalallamada.«¿Nomeestaráshaciendolomismoqueyoatiayer,verdad?Nopuedes
tenertanmalaleche...PorfavorFran,cógelo...»,dijoparasímisma.Lo intentó en varias ocasiones en el camino a casa y ya en ella se
decidióaponerleunmensaje,conscientedequeno ibaaresponderasullamada. Esperaba que no lo borrase sin leerlo: «Siento no haberteescuchadonicreídoayer.Siaúnsiguesqueriendodarclasedimecuándo.Estoyencasa.Porfavor,llámame».Aguardó impaciente una respuesta, pero esta no se produjo.
Preocupada, apenas almorzó y se sentó a intentar estudiar con elmóvilsobrelamesa,peroeraincapazdeconcentrarse.Lacabezalevolabaunayotraveza la frasedeMaikadiciéndolequeFranestabahechouna furia,quehabíaacusadoaRaúldedeciralgoquenoeraverdadysobretodoaque habían tenido que darle unos cuantos puntos de sutura. ¿Y si no lerespondía noporque estuviera enfadado, sinoporque su estadode saludnoselopermitiera?Sialdíasiguientenoibaaclasenisabíanadadeél,selasapañaríaparairasucasaaunquelaecharandeallí.Éllohabíahechopor ella el día anterior. Tenía que haber comprendido que su interés enbuscarlayhablarconellaestabareñidoconloquehabíadichoRaúl.Teníaquehaberledejadohablar,explicarse... teníaquehaberlehechocasoasucorazónyhaberlecreído.Desesperadaenterrólacaraenlasmanosydesistiódeestudiaraquella
tarde.El timbrede lapuerta la sobresaltó.Miróel reloj.Eran las cinco,Mercheaúntardaríaenllegarunbuenrato.Selevantóyfueaabrir.UnFranconmediacarahinchadayamoratada
y un apósito que le cubría parte de la frente le sonrió al otro lado delumbral.—Nomehasespecificadohora...Esperoquetevengabien.Sino,puedo
volverenotromomento.Susana se apartó un poco para dejarle pasar y cerró la puerta a su
espalda.Despuéssevolvióhaciaélyalargandolamanolerozóelpómulocuyahinchazónlemanteníaelojomediocerrado.—Losiento...—susurró. Ibaaseguirhablando,disculpándose,pero la
vozselequebróydeprontoysinsabercómo,seencontróenvueltaenlosbrazosdeFran.Enterró lacaraensucuelloy llorósuavementedejandoescaparlatensiónacumuladadurantetodalamañanaytambiéndurantelosdosdíasanteriores.Despuéslevantólacaraylemiródenuevo.—Losiento—volvióarepetir.—Túnotieneslaculpa.Fuiyoelqueselióahostias.—Pormiculpa.—Porti,quenoeslomismo.—¿Teduele?—Molestamásqueduele.Tenerunojotanhinchadoquenolopuedes
abrirnoesagradable.Peronotepreocupes,noesnadaserio,labrechaesenlaceja.Estamañanaheidoaloftalmólogoymehadichoqueelojonoestá dañado. Recibí allí tu mensaje y tus llamadas, por eso no las hedevuelto. Y después pensé que era mejor venir a verte. Lo que tú y yotenemos que decirnos no es para hablarlo por teléfono. ¿No estás deacuerdo?—Sí.Frannolahabíasoltado,continuabaabrazándolaconsuavidadySusana
empezóasentirse incómodadespuésdelprimer impulsodearrojarseensusbrazos.Temíanosercapazdecontrolarseyhacerodeciralgodeloquemás tarde se arrepintiera.El olor de la colonia le llegabade formamuypenetrante,elpelodeFranlecaíaporelcuellorozándolelacara,ylasganasdelevantarestaybesarle,aunquesolofueraenlamejilla,seleestaban haciendo insoportables. Aquel abrazo estaba durando yademasiado,aunqueloúltimoqueellaqueríaerasepararse.TambiénFrancomprendióquedebíasoltarlaantesdequesucuerpole
traicionarayaflojóelabrazo.Seprodujounmomentodeturbaciónentreambos,queélrompióconunabroma:
—Detodoestosacoenlimpioquenitúniyoestamospreparadosaúnparaserabogados.—¿No?¿Yporqué?—Puesporquesesuponequeyodeberíahaberteconvencidoayercon
argumentosytúdeberíasconocerlapresuncióndeinocencia.—Cierto... «Todo acusado es inocente mientras no se demuestre su
culpabilidad»,yyotejuzguéytecondenésinsiquieraescucharte.—Tendrásquehacerloahora.—¿Despuésdelaclase?—Hoynovamosadarclase.Vamosacharlarcomodosbuenosamigos.
¿Meinvitasauncafé?Loscalmantesmetienenunpocoadormilado.—Enseguida.Pontecómodo.Uncuartodehoradespuésseencontrabanacomodadosenelsofácon
sendastazasdecaféenlamano.TambiénaSusanalevendríabientomaruno.Teníaelestómagocasivacíoylasdosnochessindormirleestabanpasandofactura.Bebióunsorbo,ysintiéndoseligeramenteincómodaalapretujarselos
dosenelsofá,despuésdelabrazo,volvióarepetir:—Losiento.—Esoyalohasdicho.—Esquenosemeocurrequéotracosadecir.—¿Quéteparecesiempiezasporexplicarmequéhepodidohacerque
tehicierapensarque loquedecíaRaúlesverdad?¿Mehasvistoalgunavez impaciente por marcharme después de una clase o molesto con tupresenciaocualquierotracosaparecida?—No.—¿Entonces?Comprendoquetehapodidoafectarmuchooírtodoeso
enboca deRaúl, que tiene que resultar doloroso que el tío que te gustahable así de ti, y que quizá preferirías que fueran palabras mías y nosuyas...¿Eseso?—No.—Susana, aunque sea mi amigo, aunque te guste, tenemos que
reconocerqueRaúlesungilipollas.—Noquierohablardeél.—Yalosé;yotampoco.Hoyhevenidoaquíparahablardenosotros.
Susanasesobresaltó.—¿Denosotros?—preguntóconunligerotemblorenlavozqueaFran
nolepasódesapercibido—.¿Quéquieresdecirconnosotros?Élsonrióyleapoyóunamanoamistosasobreelbrazo.—Tranquila... No voy a hacerte una declaración de amor que te haga
sentirincómoda.Nohaynadadeeso.Mereferíaanuestraamistad.—¡Ah,ya...!—dijoconunsuspirodedecepción,queéltomóporalivio.—Porquesomosamigos,¿verdad?Almenosyosímeconsideroamigo
tuyo.Ydespuésdevertureacciónayer,séquetúsienteslomismo.FranbajólamanoporelbrazodeSusanaylaapoyósobresumano,en
ungestocariñosoantesdeseguirhablando.—Yquieroquesepas,oigasloqueoigasaRaúloacualquierotro,que
eresimportanteparamí,yqueteapreciomucho.Susananopudoevitaremocionarseyquelaslágrimasasomaranasus
ojos.Hizounesfuerzopormantenerlasallíysusurró:—Nomeimporta loquepienseRaúl,séquenisiquiera lecaigobien.
Perosíesimportanteparamíloquemeacabasdedecirporque...—lavozle tembló—, porque eres el primer amigo que tengo en mi vida. Y noquiero perderte... Aun así, esto de la amistad es muy nuevo para mí ypuedo resultar agobiante y pesada. Es porque me siento tan a gustocontigo...másdeloqueheestadonuncaconnadie,ytalveznosécuándodespedirmeocuándomipresenciaresultapesada.Siesasí,dímelo...perodímelotú.Medoleríaenterarmeporbocadeotros.Esoesloquemásmedolió, ¿sabes? Y daba igual que fuera Raúl o cualquier otro el que lodijera.Prométemequeentrenosotrossiemprehabrásinceridad.Quesiundíaestáshastalasnaricesdeaguantarmemelodirássinproblemas.—Teloprometo.Ylomismotepido.Estoycogiéndolegustoaestode
estudiar, está empezando a gustarme elDerecho y probablemente voy aabusardetiydetutiempo.Sialgunaveztienesotrosplanesotansolonoteapetecequedarconmigoparaestudiar,dilo.—Deacuerdo.—Yahora,unavezqueestátodoaclaradomegustaríaquemehablesde
ti.—¿Demí?—Sí,deti.Losamigosdebenconocerseafondo,¿nocrees?
—Nomegustahablardemí.—Quizás no estés acostumbrada a hacerlo, pero sienta bien, ¿sabes?
Despuésde tuestallidodeayercreoque tienesmuchascosasdentroquenecesitassoltar.¿Yparaquéestánlosamigossino?—dijoapretándolelamano,quenohabíasoltado—.Anda...¿Ayudarásitehagopreguntas?—Deacuerdo,lointentaré.Pregunta.—¿Deverdadnuncahastenidounamigo?—No.—Terefieresaamigosíntimos,¿no?—Ni íntimos ni de ninguna clase. He sido una niña solitaria todami
vida.—¿Porquehasquerido?—Nadie quiere estar solo, Fran. Simplemente porque nunca me han
aceptadoenningúnsitio.Siemprehesidounaniñalarguiruchaydelgada...bueno,delgadalosigosiendo.Ysiempremehagustadoestudiar,sacabamuybuenasnotassinesfuerzoyesomolestabaatodosmiscompañeros.En el colegio había una niña muy mona y muy simpática, y todos semoríanpor seramigos suyos.Peroera la segundaenclase,nuncapudosuperarmisnotasynome loperdonaba.Seencargódequenadie fueraamigomío;sialguiensemeacercabaeraexcluidodesucírculo,asíqueyomepasétodalaprimariasola.Mellevabaunlibroymesentabaenunbanco a leer. Luego, en el instituto me encontré con otro problemadiferente: mi físico. En una edad en la que la mayoría de las chicasempezabanatenerpechoycaderas,yoseguíasiendounpalo.Yaunaedadenlaquetodosintentabanligar,aloschavalesyonolesinteresaba,ylaschicas iban donde estaban los chavales... y yo sola de nuevo. Entoncesdescubrí que me gustaba el Derecho y que necesitaba mucha nota paraconseguir una beca porque sin ella no podría estudiar. Mi padre espescador en Ayamonte y apenas sobrevive con su trabajo. No puedepagarmeuna carrera ymuchomenos fuera de casa, así quedediqué losañosdebachilleratoaestudiarcomounaburraytratabadedecirmeamímismaquenoteníatiempoparaamigosyparasalirlosfinesdesemana.¿Sabes?,nuncahabíaidoaunbotellónhastaquetúmellevastealvuestro,ni aunadiscoteca,ni auna fiesta.Mis finesde semana se limitabana irconMerchealcinealgunaqueotravezya leeroescucharmúsicaenlaplaya,sola.Yaserunestorbocuandoellasalíaconalgúnchico,asíque
dejédehacerloponiendocomoexcusamisestudios.Saquématrículaenbachillerato yme concedieron la beca, y si tenía esperanzas de que lascosascambiaranenlafacultad,nohasidoasí.Sigosiendodelgadaypocoatractivayalparecereseesunrequisitomuyimportante,noyasoloparaquelagenteteaprecie,sinoparaquetedejeacercarteasucírculo.—Porque no lo has intentado. ¿O ya no te acuerdas de la noche del
botellón?—En la facultad si lo intenté al principio, pero todo el mundo me
ignoraba... ni siquiera me dirigían la palabra, así que desistí pronto.Todavíameestabacurandodeladecepciónquesupusoparamíelquelacenaqueseorganizóparadespedirelbachilleratome laocultaranhastadespuésdecelebrada.MemetíenunaburbujallenadelibrosdeDerecho...yahísigo.—No... ya no. Ahora yo he entrado en ella y te aseguro que voy a
hacertesalir.Yesmás,voyaintentarqueRaúlsefijeenti.Susanasonrió.—Fran,Raúl seenrollacon las tíasmásguapasde la facultad...puede
elegir, y no va a elegirme a mí. Déjalo, ¿quieres? No me montes másencerronasconél,comoaqueldíaquelemandasteaporunosapuntesentulugar.—Raúl no esmal tipo, simplemente no te conoce.Cuando te conozca
comoyo,seguroqueempiezaavertedeotraforma.—No,Fran.Prométemequenovasa intentarnadamás.Llevo toda la
vidaenamorándomedetíosquenisiquierameven.Noimporta...paramíesmuchomásimportanteestaamistadnuestra...deverdad.Ynoquisieraque lo de ayer haga que te enfades con Raúl. Prométeme también quearreglaráslascosasconél.—Claroqueloarreglaremos,élyyosomosamigosdesdepreescolary
noshemosenfadadomuchasveces...inclusonoshemoszurradoenalgunaotraocasión.Estaremosunosdíasdemorrosyluegopasará.—Mealegro.—Bien, prometo no intentar liarte más con Raúl, pero tú tienes que
prometerme que vendrás más veces a los botellones y harás todo loposibleporintegrarteennuestrapandilla.—Iré, pero si en alguna ocasión detecto que a alguien lemolestami
presencia,seacabó.Ysolocuandonotengamuchoqueestudiar.
—Tratohecho.Yaveráscomocuandotodosteconozcanmejorsedaráncuentade la chicamaravillosaqueeresyempezaránaapreciarte... igualqueyo.—No sigas diciéndome esas cosas o vas a conseguir que llore.Estoy
muysensiblehoy.Mesientofatalcadavezquetemiroyteveolacara...yséquehasidopormiculpa.¿Cuántospuntostehandado?—Creoquetresocuatro,nolorecuerdomuybien.—¿Tequedarácicatriz?—Es posible que parezca queme he hartado de unpiercing. Pero yo
quedarédeputamadrecuandodigaquefuepordefenderaunachicaquevalíalapena.Las lágrimas volvieron a empañar los ojos de Susana al oírle y se
mordiólolabios.—¡Eh, venga, ya me callo! No quería hacerte llorar —dijo Fran
abrazándoladenuevo.Susana sintió los labios rozándole la cara enunacariciasuaveyelllantocesódandopasoaotracosa,aunasensacióndeintimidad que no había sentido un rato antes cuando se habían abrazadotambién.No oyeron las llaves en la cerradura y se separaron sobresaltados
cuandoescucharonlavozdeMerche.—¡Vaya,veoquehabéissolucionadolodeayer!Antes de que su hermana fuera a seguir hablando y metiera la pata,
Susanaexclamó:—¡Eh,queestonoesloqueparece!Novayasacreerte...—Yonomecreonada,chicos...Soloquehabéishecholaspaces,¿noes
cierto?—Sí,asíes.—¿Yatiquétehapasadoenlacara?ParecesunCristo.—Queayernose leocurrióotracosamásque irseabuscaraRaúly
liarseamamporrosconél.—¡Joder! Bueno, yo me voy a la ducha, podéis seguir haciendo las
pacestranquilos.—Susana tiene razón,Merche.Esto no es lo que parece... Solo estaba
consolándola,estámuylloronahoy.—Sioscreo,notenéisporquédartantasexplicaciones...Peroyotengo
queducharmeysupongoquevosotrosquerréisseguircharlando—añadióentrandoeneldormitorioydejándolossolos.PeroFanselevantódelsofáenseguidaydijo:—Yotengoqueirme,leprometíamimadrequeestaríaencasaparala
cena.Simeretrasopensaráquemehevueltoapegaroalgoasí.Además,medueleunpocolacabeza...Susanaselevantótambiényleacompañóalapuerta.—Nosvemosmañanaenclase.Tengolosapuntesdehoy,telospasaré.—Gracias.—Cuídate.Y lapróximavezcuentahastadiezantesdedar laprimera
hostia.—Lointentaré,perosoyimpulsivo.Noteprometonada.Hastamañana.—Adiós.SusanacerrólapuertayFranbajólasescalerasdespacio.Lacabezale
palpitabaynoestabasegurodequefueraaconsecuenciadelaherida.Elabrazoquelehabíadadonohabíasidoamistosoprecisamente.Seestabaponiendo como una moto de tenerla abrazada y si Merche no hubierallegado en aquel momento no estaba seguro de no haber hecho algunatontería.YconSusananosepodíanhacertonterías...Ellasetomaríamuyenseriocualquiergestocariñoso,yélhabíaestadoapuntodebesarla.Silo hubiera hecho, Susana se habría sentidomuy incómoda con él en elfuturo y eso habría acabado con su amistad. Y no podía estropear laamistad con Susana, ella no tenía a nadie más que a él. Tenía quecontrolarsemejorenelfuturo.Entróenelcocheyporunratoseobligóaponertodasuatenciónenel
tráfico,perocuandollegóasucasadenuevoyseencontrósolo,seechóen la camay tratóde analizar lo que le había ocurrido, no solo aquellatarde,sinotambiénlaanterior.Aunque fuera impulsivo, él no era de los que se lían a tortas a las
primeras de cambio, y mucho menos con Raúl. Pero se había puestorealmente furiosoante la ideadequeeste lehabíahechodañoaSusana.Cuando la vio tan alterada y queriendo cortar toda relación con él, sevolvió ciego. Sus acusaciones le habían dolido más de lo que le habíadolido nada en mucho tiempo... desde que era pequeño e intentabadesesperadamente atraer la atención de su madre y solo conseguía unacariciadistraídayun«déjametrabajar,Fran».
Lehabíandolidosuslágrimasysuspalabras,quepensaraqueélpodíaestarburlándosedeellaasusespaldas.HubierasidocapazdemataraRaúlsilehubierandejado.Después,sumentevolvióaaquellatarde.Enlasdosocasiones en que la había abrazado no se había sentido un amigoprecisamente, y eso le hacía sentirse muy confundido porque él habíacreídoqueesoeraloquesentíaporella,uncariñoyunaternuraespecial,pero amistosa. Tenía que controlar aquello, tenía que verla como a unaamiga,porqueaSusanaquien legustabaeraRaúlyél intuíaquenoeraunamujerquecambiasedeafectosfácilmente.«Es una amiga, Fran, solo eso», se dijo. Pero por si acaso, tendría
cuidado con los contactos físicos. Aunque le iba a costar, él era muyexpresivoyelafectoyelcariñolosdemostrabaconbesosyabrazos.Eramuy«tocón», comodecía sumadre.Ella siempre se estaba quejandodequeladespeinabaydequelearrugabalaropa...hastaquedejódehacerlo.Susana,encambio,seguroqueeraunamujerdelasquelegustabaquelaabrazaran y la acariciaran. No había protestado esa tarde y parecíaencontrarse agusto con sugesto. «ParaFran», volvió a repetirse, «soloamigos».
CuandoMerchesaliódeladuchaencontróasuhermanasentadaenelsofáabsortaypensativa.—¿YFran?¿Sehamarchado?—Sí,teníaqueestarprontoensucasa.—Nena,lamentodeverashaberosinterrumpido.—Deverdadquenohasinterrumpidonada.—¿Cómoqueno?Estabaisabrazados.—Unabrazodeamigos.—Deloquesea,peroabrazo.—Sí,esosí.—Ytúestabasenlagloria,nodigasqueno.—Nolodigo.Eslaprimeravezquemeabrazaunchicoquemegusta.
Aúntengometidoelolordesucoloniaenlanariz.—HugoBoss—puntualizóMerche.—¿Cómolosabes?—Trabajéenperfumeríaunatemporada,¿recuerdas?Ylesechémucha
deesacoloniaalostíosquepasaban.—Meencantacómohuele.—Sí,huelemuybien,peroescaradenarices.—Élpuedepermitírselo,suspadrestienenbufetepropio.—Puesmetemoquesiquiereshacerleunregalotendrásquepensaren
otracosa,porqueestáfueradenuestropresupuesto.—Si alguna vez le regalo algo, será simbólico. Él sabe que mi
presupuestoesmuylimitado.—Loagradeceráigual,cariño.—Sí,esocreo.—¿Ytú?¿Cómotesientes?—Muchomejor, aunque debería estar destrozada porque tiene la cara
fatal pormi culpa. Pero no puedo dejar de sentirmehalagada de que seliaraapuñetazosconsumejoramigopormí.Ynosabecómodisculparle,cree que estoy destrozada porqueRaúl dijo todo eso, queme duele quehablaraasídemí.Nosabequepormí,Raúlpuedeirsealdiablo.—¿Yporquénoselodices?—Porquesedaríacuentadequeelquemegustaesél.Yprobablemente
novolveríaaverleelpelo.Quizásmásadelante,cuandoestémásseguradesuamistad.—¿Notebastalodeayerparaestarsegura?—No.Nome fíodequeestono seamásqueunanovedad.Teneruna
amiganueva,unacolega...Nocreoqueestéacostumbradoaseramigodeunamujer,aéltambiénlopersiguenlastías.NotantocomoaRaúl,perotambién.—Susana, ¿de verdad piensas que era un amigo el que te estaba
abrazando?—Porsupuesto.Yporsiteníaalgunaduda,éllohadicho.—¡Ah!¿Ytúhassentidoqueeraasí?Porqueesosenota.—No sé quéhe sentido.Nuncamehabía abrazadoningúnhombre, ni
amigoniamante.Portantodebofiarmedeloqueélhadicho.Ysolohahabladodeamistad.Peronopidonadamás,Merche.Solosersuamigayestarcercadeél,verleyhablarle,sentirqueleimporto.Nadamás.—Bien,siestásconvencidadeeso,disfrútalo.
Capítulo9
Unasemanamástarde,Susanasaliódeclaseyseencaminóalaparadadelautobús.EralaunadelatardeynoteníaclaseconFran,yesamañananolehabíavistotampoco.Sabíaquehabíaidoaquelequitaranlospuntosde lacejaydespuésnohabíaaparecidopor la facultad.Estabadeseandollegaracasaparallamarleysabercómoestaba.TodavíaélyRaúlnosehablaban a pesar de que ella había tratado de convencerle de quearreglaran las cosas, consciente de losmuchos años de amistad que lesunían.PeroFransehabíanegadorepetidamenteaello.—Siquierequelascosasseancomoantes,tendráqueserélquiendéel
primerpaso.Oalmenosdarunapruebadebuenavoluntad.—¿Quépruebadebuenavoluntad?—Éllosabe.—¡Noseascabezota!Sileechasmuchísimodemenos.—Escierto,peroélselohabuscado.—Fran,lascosasentretúyyoestáncomosiempre.Hazlomismocon
él.—Déjalo,Susana.Novoyacederenesto.Nopuedodejarquedirijami
vida como si fuera la suya. Él y yo no somos iguales ni queremos lasmismas cosas, al menos ahora. Tiene que comprenderlo de una vez, ymientrasnolohaga,novolveréadirigirlelapalabra.—¡Quécabezotassoislostíos,porDios!Esta conversación y otras parecidas se habían repetido varias veces
entreellosen losúltimosdías, sinningún resultadopositivo.Poresoseasombró mucho cuando Raúl se acercó a ella después de salir da lafacultad.—¡Oye!¿Puedohablarcontigounmomento?—Sí, claro —dijo parándose en medio de la calle. Raúl presentaba
evidentes signos de nerviosismo, como si no supiera cómo empezar ahablar.Envistadequenosedecidía,Susanaleapremió:—No tengo todo el día, ¿sabes? Debo coger un autobús y luego me
esperaunlargocaminohastamicasa.
—Sí,yalosupongo.Yotambiéntengoprisa,pero...esquenosécómoempezar.Bueno,loquequeríadecirteesqueloqueescuchasteelotrodíaes cosamía... palabras e ideasmías, queFran no tiene nada que ver.Yojamás le oí nada queme hiciera presuponer lo que le dije a las chicas.Creíaqueloestabaspresionandoyquesesentíaagobiado,soloporqueyoloestaríaensulugar.Susanalemirófijamentealosojos.—Todoesoya losé.Franyyo lohablamosy todoquedóclaroentre
nosotros.Yvosotrosdeberíaishacerotrotanto.—Sí,piensohacerlo,peroantesdebíahablarcontigo.Tambiénquería
decirte que siento haber dicho todas esas cosas de ti, que quizás estoyequivocadocontigoyqueFrantienerazón.Quizásestoyunpococelosode las horas que pasa contigo y de que ya no tenga tanto tiempo paradedicarmeamíyalapandilla.—Raúl,Frannopasatantotiempoconmigo.Damosclasedostardesala
semanayfuimosjuntosdebotellónunanoche.Larelaciónquehayentrenosotros no vamás allá de las paredes del aula de cultura. El resto deltiempodebeestarestudiando,sinolopasaconvosotros.Peroteaseguroqueconmigo,no.Salvolosdíasqueestuveenfermaymellevóacasalosapuntes,peroesofuehacesemanasysoloduranteunosdías.Élyyosolosomos compañeros de estudio, amigos quizás, pero te aseguro que elgradodenuestraamistadnopuedecompararseconlavuestra.Ymesabefatalqueélytúestéisenfadadosporalgoquetienerelaciónconmigo.Heintentado de todas las formas imaginables convencerle de que arreglaralascosascontigo,peroesuncondenadocabezota.Dicequetútienesquedarleunapruebadebuenavoluntad...—Sí,losé.Yyalohehecho.—Mealegro.Aversiahoralascosasvuelvenasercomoantes.—Ytú,¿aceptasmisdisculpas?—Sí,claroquesí.Yahoradeboirmeoperderéelautobús.—Antes de que te vayas... Mi cumpleaños es la semana que viene y
organizaréunafiestadentrodedossábadosparacelebrarlo.Healquiladounasalaenunadiscotecaparahacerunafiestaprivada.Estásinvitada.—¿Enserio?—Sí,enserio.Ymegustaríaquevinieras.—IrésitambiénvaFran.
—Porsupuesto.Yaloarreglaréconél.—Aquelesmiautobús...—Bien,nosveremosenclasemañana.Susana echó a correr hacia la parada llegando justo a la vez que el
autobús.EncuantollegóasucasacogióelmóvilyllamóaFran.Estecontestóal
momento.—¿Cómoestás?—lepreguntó.—Bien. Con una interesante cicatriz que me favorece mucho y que
probablementetodaslaschicasdelafacultadquerránbesar,segúnManoli.—¿YquiénesManoli?—Laasistenta,omejordichomisegundamadre.Oquizásmásqueella,
porquemehacriado.ParaManolisoyelmásguapo,elmásbueno,elmáslisto...Tendríasqueoírla.Noseexplicaquetodaslasniñasdelafacultadnoesténlocaspormishuesos.YsemosqueacuandoledigoquenopuedocompetirconRaúl,queesmuchomásguapoymássimpáticoqueyo.Dicequelasmujeresdehoydíasontontas.—Dile que no se preocupe, que yo besaré tu cicatriz mañana. Se lo
debo,estáahípormiculpa.—Nodigastonterías,estáahíporculpadeRaúl.Élfuequienmelahizo.—HablandodeRaúl...estemediodíahavenidoapedirmedisculpas.—¿Enserio?—Sí,yadecirmequeseloinventótodoyquetúnoteníasnadaquever.
Tambiénmehadichoquequeríaarreglarlascosascontigo.Fran,dalelaoportunidaddehacerlo.—Sí se ha disculpado contigo, todo cambia.Me acercaré a verle esta
tarde.—También me ha invitado a su fiesta de cumpleaños dentro de dos
sábados,yhainsistidoenquevaya.LavozdeFranlesonóaSusanaunpocoraracuandocontestó:—¡Vaya...!Québien,¿no?Estarásmuycontenta.—Sí que lo estoy, pero de que vosotros dos volváis ser amigos. La
fiestanomeimporta.Dehechonoirésinolohacestú.—Claroqueiré,aunquesoloseaporti.Llevasesperandoalgoasídesde
hacemuchotiempo.
—Esonoesverdad,yonoestoyesperandonada.Sehizounbrevesilencio,queSusanarompióalfin.—Bueno, te dejo que aún tengo que comer. Solo quería saber cómo
estabas.Dileatucicatrizquelabesarémañana.—Te reservaréelprimer turno—dijoél con su tonodevozhabitual,
amableyjovial—.Hastamañana.
Aquella tarde Fran se presentó en casa de Raúl. No le encontró y sedirigió al bar donde solían reunirse. Hubiera preferido encontrarle asolas,peronoqueríadejarpasarmástiemposinhablarconél.Al llegar vio el grupo formado por Maika, Lucía, Raúl, Carlos y
Miguel.Seacercóaellos.—¡Hombre! —exclamó este último—. ¿Tendremos espectáculo hoy
también?—¡Dios no lo quiera!—dijoMaika—.No tengo ganas de pasarme la
veladaenUrgencias...—Solo he venido a hablar con Raúl. ¿Te importa salir conmigo un
momento?—dijomirando a su amigo. Este no contestó, pero le siguiófuera.SeapoyaronenelcostadodelcochedeFran,aparcadoaunoscuantos
metrosdelapuertadelbar,lejosdemiradasydeoídosindiscretos.—Susanamehadichoqueestamañanahasidoapedirledisculpas.—Esaeralacondiciónparaquevolvierasahablarme,¿no?—No era una condición, sino una prueba de buena voluntad. De que
aceptasmiamistadconella.Yonoquierotenerqueelegirentreellaytú,puedoseramigodeambos.—Bien,puesyaestá.AceptotuamistadconSusana.—Ahorasoyyoelquedebedisculparse—dijoFranacontinuación—.
Sientohabertegolpeado.Séquedebítratardeconvencertehablando,peronopudeevitarponermefuriosoyquelamanosemedisparase.—Tambiényotedifuerte.Amíeldentistamearreglóeldiente,peroa
titequedaráesacicatrizquizásparasiempre.—Dentrodepoconosenotará,quedarádisimuladaconlaceja.—Esperoqueellalovalga.
Franlevantólosojosylemiróhoscootravez.—No, no voy a empezar de nuevo. Esta vez te lo estoy diciendo en
serio.Ylaheinvitadoamifiestadecumpleaños.—Melohadicho.Legustarámuchoiryquelaaceptéisenelgrupo.—Noteconfundas,nolohehechoporellasinoporti.Esaniñategusta
unmontón,¿verdad?Franlomiróyadmitió:—Síquemegusta.Muchomásdeloquemehagustadonadieantes.A
pesar de que a ti pueda parecerte poco atractiva... no lo es para mí.Tendrías que verla sin gafas... Y dormida. Dormida está preciosa... almenosparamí.—¿Yatehasacostadoconella?Estemediodíamehadichoquevuestra
relaciónselimitaalosestudios.—Yescierto.Nomeheacostadoconella;nisiquieralahebesado.La
vidormidaundíaquelaacompañéasucasaporqueestabaenferma.Teníauna fiebre muy alta y no quise dejarla. Me quedé hasta que llegó suhermanaysequedódormidaenelsofá.Pudemirarlaamisanchas.—¿Solomirarla?—Solomirarla.—Notereconozco,tío.¿Yaquéesperas?Porqueellavaporti,siempre
telohedicho.—No, Raúl, te equivocas. Yo soy solo un amigo para ella. Resulta
irónico, ¿verdad?Tú siemprepensandoqueSusana ibapormíy resultaque soy yo el que está loco por ella, y no me hace ningún caso. Estáenamorada de otro tío, y yo solo soy el hombro sobre el que llora suamornocorrespondido.—¿Conocesalotro?—Devista.—¿Ytehabladeél?—Aveces.Cuandoestáhechapolvoporquenolehacecaso.—¡Joder,quéfuerte...!¿Cómoloaguantas?—Porquetengolaesperanzadequeafuerzadehacerleputadas,ellalo
olvideyunbuendíasedécuentadequeyoestoyahí.—Quizás si aprovecharas un día en que esté de bajón para meterle
cuello...
—NopuedohacerleesoaSusana.Yaséquelohehechootrasveces,ytútambién...Peroaellano.—Avecesfunciona.—Yo no quiero que funcione a costa de aprovecharme de un mal
momentoquepuedatener.Quizásalgúndíaloentiendas.—¿Ycómoconsiguesestarahísabiendoqueestáenamoradadeotro?—Lamayorpartedeltiempoconsigoolvidarlo.Soloavecessaleenla
conversaciónylaverdadesquelodisimulocomopuedo.Susananodebesaberlocelosoqueestoy.Nosabesloquemecuestafingiryanimarlaaque tengaesperanzascuando loquedeverdadquisieraesdecirlequeseolvidedeél,quenolamerece,yqueyodaríacualquiercosaporestarensulugar.—¡Joder,macho!Estáspeorde loquepensaba.Yasabíaqueeraserio
cuandoteliasteahostiasconmigo,peroesto...noséquédecirte.Fransacudiólacabezaysonrió.—No digas nada y vamos a tomarnos algo. Hay que celebrar que
volvemosaseramigos.—Nuncahemosdejadodeserlo,tío.¿Quésonunoscuantospuñetazos
anteunaamistadcomolanuestra?—Anda,vamosdentro.Yoinvito.
Capítulo10
Elcatedráticoterminólaclaseunpocoantesdelahorahabitual.Comosetratabadelaúltimadelamañana,todosempezaronarecoger,peroelhombreseapresuróadecir:—Nosemarchenaún,porfavor.Voyaencargarlesuntrabajo.Se oyó resoplar y ahogadas exclamaciones de fastidio.La verdad era
queyaandabanbastanteapretadosde trabajocomopara tenerquehacerfrente a algo más. Aun así, permanecieron en el aula esperando lasentencia,probablementedemuerte,delprofesor.—Nosepreocupen,noesnadamuycomplicadoynotienequevercon
eltemario.Engeneral,losabogadoscreenqueconsaberlaleyyaplicarlaes suficiente, pero sobre todo en los juicios con jurado que se estánimponiendoennuestropaís,avecesesnecesarioutilizarlapersuasiónyel sentimentalismo. Hoy día es difícil encontrar letrados que expresensentimientos, el Derecho tiende a hacerse cada vezmás frío, y por esoquiero proponer un ejercicio un poco especial. Deseo que hagan untrabajo en el que expresen sentimientos, y por supuesto que resulteconmovedor,oalmenosconvincente.Eltema,elargumentomedaigual,asícomoqueseaverdadoficción.Puedenescribirunahistoria,unacarta,una confesión, expresar amor, odio, arrepentimiento... lo que quieran.Perotienequeresultarconvincente,tienequellegaralosdemás.—¿Esobligatorio?—preguntóalguien.—No,no loes.Perosino loentregan, restarédospuntosdelexamen
del cuatrimestre de esa persona. No tienen que firmarlo, basta con unseudónimo o una clave identificativa. Deberán entregármelo en sobrecerrado y yo anotaré el nombre de quien lo presenta, y no influiránegativamenteenlanota.Losquenopasenmicriterio,contaránsoloconla nota del examen, no les bajaré la puntuación, pero los que lo haganbien,contaráncondospuntosadicionales.—Y si están firmados con seudónimo, ¿cómo sabrá a quién poner la
nota?—Yo diré los seudónimos en clase y pediré a esas personas que se
ponganencontactoconmigoenprivado.El anonimatoestágarantizado,perosiaunasínoquierendarsunombrey renuncianaesosdospuntosextra,almenosnoseránpenalizados.—¿Ycuándodeberemosentregarlo?—Mañana.Ydebeteneralmenosunacarilla,escritaadobleespacio,o
amano.Elmáximolodecidenustedes.Elprofesorsaliódelaclaseyunmurmulloseextendióporelaula.—Yonopiensohaceresamariconada—dijoRaúl.—Puesyonomepuedopermitirellujodenohacerlo—exclamóFran
—.Nollevolaasignaturacomoparaperderdospuntos.Probablementeloque yo escriba no conseguirá conmover a nadie, pero almenos nomerebajaránlanota.—Amímedaigual,lallevotanmalquenidecoñalavoyaaprobar.OyendolaconversacióndeFranyRaúlasuespalda,Susanasedijoque
ella iba a ir por esos dos puntos aunque tuviera que volver a matar aChanquete. La asignatura le estaba resultando muy difícil y no iba adesaprovecharlaoportunidaddesubirlanotadelexamen.
Aquellatardeseesforzócondiversostemas,perocuandoselosdabaaleeraMerche,ningunoconsiguióconmoverla,apesardequesuhermanaeramuysentimental.—No,Susana...—ledecíainvariablemente—.Losiento,perono.Yellavolvíaaintentarlounayotravezconidénticoresultado.Desesperada,llegóalanocheylostemasseleagotaron.—Dime algo sobre qué escribir, por favor... Se me ha agotado el
repertorio.—Me temo que si quieres conmover a alguien tendrás que escribir
sobretimisma,sobrealgoquetelleguemuyhondo.—¿Cómoqué?¿Lomalquelohepasadodeniña?Meniegoarecordar
esoahora...—¿PorquénoleescribesunacartaaFran?—¡Nidecoña!¿Ysialprofesor se leocurredecirlealgo?Aunque la
firmeconunseudónimo,élpodríaadivinarlo.—Bueno, pues entonces escribe una carta a un desconocido... solo tú
sabrás que es él. Ni siquiera pongas que eres una mujer... una carta de
desconocidoadesconocido.Veráscomoasítesalemuyconmovedora.—Nosé...—Notienesnadaqueperder.Sino teconvence, siemprepuede ira la
papeleraconelrestodelascosasquehasescritoestatarde...oalcajóndetumesilladenoche.—Supongo que puedo intentarlo.Vamos a cenar primero y luegome
pondrémanosalaobra...perometemoqueesanolaleerás.—Nohacefalta,estoyseguradequeconmoveráalaspiedras.—¿Tandesesperadameves?—No, solo enamorada. Y cuando el amor se tiene que guardar en
secretoyoculto,estádeseandoencontrarunresquicioparaexpresarse.Yuna carta es un buen método, sobre todo si se está segura de que lapersonaaquienvadirigidanolavaaleer.
Aquellanoche,SusanaesperóaqueMercheseacostaraysesentóenelsalón a escribir su carta.Durante la cena había estadodándole forma, ypárrafosenterosseformaronensumentesinque tuvieraqueesforzarselo más mínimo. Por eso, cuando cogió el bolígrafo, este se deslizóprácticamentesolosobreelpapel.Aunafraseseguíaotra,yotra,palabrasquejamáshabíasoñadoquepudieradecirle,cosasquenisiquierasehabíadadocuentadequesentía.Deseosquenosehabíapermitidoadmitir.Ylacarta,quehabíapensadohacerhablandodeél,seconvirtiósinquesedieracuenta en una declaración de amor. Y cuando la firmó, dándola porterminada,sintióunaemociónhondadentrodeella,comosienrealidadlehubieradichotodoloquesentía.La leyó cuidadosamente y quedó satisfecha. Cuando el profesor la
leyera no sabría quién la había escrito, y aunque tuviera que decirle sunombreparalanota,nosabríanuncaaquiénestabadedicada.Nisiquieraque era una carta para otro alumno. Una carta que le saliómuchomásdesesperadayemotivadeloquehabíapretendido.«Cartaaunamorimposible»,lahabíatitulado.Sonabamuycursi,pero
teníaquereconocerqueeraesoynootracosa.«Holaamor:Loprimeroquequierodecirteesqueestacartanollegaráatusmanos
porque túnuncadeberás saber loque siento. Si lo supieras, todohabría
acabadoparamí, yaquenunca tendría el valor suficienteparadirigirtesiquieraunapalabra,yesoesalgoenloquenoquieronipensar.Yonecesitoestarcercadeti,necesitovertecadadía,yhablartecuando
lascircunstanciaslopermitan.Decosasintrascendentes,deltiempo,odecualquier otra chorrada, pero hablarte. Me basta con eso, aunque solosean unas cuantas palabras. Paramí es como una declaración de amor,porqueyoteestoydiciendoquetequieroencadafrase,encadagestoquehagoyencadamiradaquetededico,aunquetúnoloveas.Porquetúnomeves,nomevesaunquememires,ylohacesmuyamenudo,peronovesloquesoyniloquesiento,yyotengomuchocuidadoenocultártelo.Séqueno tegustaríasaberque tequiero,poresome limitoaponerlo
aquí, sobre un papel que ni siquiera leerás, pero yo necesito decirlo,necesitogritarlo,aunqueseasoloporunavez,aunqueseasobreunpapelque se va a llevar el viento sin que llegue a tus manos... y que aunquellegasetúnuncasabríasqueesparati.Porquenoimaginasqueesapersonaquepasaportulado,quesesienta
juntoa ti a veces, solo viveparaamarte;queesapersonaque te saludacon una sonrisa al cruzarse contigo se desgarra por dentro si te ve conotrapersona.Peroaunqueséquenuncaserásparamí,nopuedodejardeamarteen
silencio y de lejos, aunque estés cerca, ocultando todo lo que mi amorquerríagritarte,conteniendotodoloquemicuerpoquerríadarte.Yelúnicoconsueloquemequedaesestacartaqueescriboprecisamente
porque sé que nunca la leerás, y que aunque llegaras a leerla,mi amor,nuncasabríasqueesparati.»Yfirmabacomo«Picapleitos».
Aldíasiguiente,ensobrecerrado,laentregóalprofesor,aligualquelamayoría de los alumnos, Fran incluido. Al salir de la clase, este lepreguntó:—¿Hasentregadounbuentrabajo?—Metemoqueno—mintió—.Nocreoqueconsigalosdospuntos,no
estabamuyinspiradaanoche.Peroalmenosnomequitaránnota.¿Ytú?—Tampocoheconseguidograncosa.Heescritounacartaalhermano
quemehubieragustadotener,peronoresultamuyemotivaquedigamos.
—¿Tehubieragustadotenerhermanos?—Sí,estodeserhijoúnicoesterrible.—Notequejes,todoslosjuguetesparati,ylosmimosylasatenciones...—Nocreasquehetenidomuchodeeso.Juguetessí,ydinero,peroyo
hubieraqueridoalguienconquiencompartirlos.—La verdad es que yo no sé qué hubiera hecho sinMerche. No me
imaginolavidasinella.Sesepararontomandocadaunoelcaminodesucasa.Tresdíasmástarde,elprofesoranunciónadamásentrarenelaula:—Señores, he leído y corregido los ejercicios que me entregaron el
otrodíaydeboconfesarquemehandecepcionadobastante.Lamayoríano logra emocionar a nadie, aunque hay tres muy buenos. No pensabaleerlosenclase,perovoyahacerloparaqueelrestosepacómosepuedeemocionaraunjurado,oaunpúblicocualquierasinquenecesariamenteesté relacionado con un tema. No voy a decir nombres ni seudónimos,pero ruego a las personas que los hayan escrito, se pongan en contactoconmigoestatardeenmidespachoparaeltemadelanota.Susanaseencogióenelasiento,rogandomentalmenteparaqueelsuyo
no fuera uno de los elegidos, aunque perdiera los dos puntos.De habersabidoqueibaaleerlosenpúblico,jamáslohabríaescrito.Con alivio comprobó que tanto el primero como el segundo le eran
desconocidos, pero sin embargo, cuando escuchó la primera línea deltercero y reconoció sus palabras se sintió enrojecer. Por suerte, Franestabaasusespaldasynopodíaverlelacara.Clavólavistaenelfolioenblancoqueteníadelanteytratódequenadiesepercatasedesurubor.Escuchó cómo sus propias palabras y su alma desnuda quedaban
expuestas enpúblicoy se estremeciódepánicoante la ideadequeFranadivinase.No se atrevió amirarle para averiguar qué le parecía porquesabíaquesedaríacuentadetodosilemiraba.Alfinelsuplicioterminó,ySusanacreíahaberpodidocontrolarseysu
carapresentabaunaspectonormal.—Bien,señores...Esperoquesehayansentidoconmovidos.Yquesepan
aquéme refierocuandopidoun trabajoemotivo.A losafortunados losespero en mi despacho de cinco a seis. Si no aparecen, entenderé querenuncian a la nota en alas de la privacidad. Sea como sea, misfelicitaciones.
Laclasecontinuó,yalasalida,Franlallamó.EstabacontodoelgrupoySusanahubieraqueridoescaparse,perocomprendióqueresultaríamuyevidentequesemarcharaeignoraseunallamadadirecta.—¿Nohahabidosuerte?—lepreguntó.—Me temoqueno,ya tedijequenomehabía salidomuybien...Y tú
tampoco,¿eh?—No.—Almenosnonosrebajaránlanota.—Los trabajos seleccionados están muy bien; mi carta no se podía
compararconellosenabsoluto.—¡Bah!Menudacursilada...—dijoRaúl.—Amínomehaparecidounacursilada—protestóInma—.Laúltima
cartaalmenosmehagustadomucho.—Un tema muy manido ese del amor imposible y en la sombra.
Escribir algo así es jugar sobre seguro. Quien lo haya escrito se lo hadebidopasarengrandequedándoseconelpersonal.Seguroqueselohainventado todo. A la niña que estaba sentada a mi lado hasta se le hansaltadolaslágrimas.—Alomejorerasuyalacarta—dijoSusana.—Oalomejorpensabaqueselahabíanescritoaella—dijoCarlos.—¡Joder!Si amímeescribieranunacartaasímeestaríapartiendoel
culoderisaduranteunmes.—Anadieseleocurriríaescribirteunacartadeamorati,Raúl—dijo
Inmamordaz—.Atiloúnicoquepuedenescribirteesunacitadecincoaseisparafollar.Eselúnicosentimientoqueinspiras.—Ymesobraconél.—Bueno,yotengoqueirme—dijoFran—.¿Quedamosparadarclase
estatarde?—No, hoy no puedo.He quedado en salir conMerche a comprarnos
algoderopa.Sinoteimportalodejamosparamañana—dijoSusana.SiteníaqueiraldespachodelprofesorareclamarlanotanoqueríaqueFrananduvieraporlafacultadylaviese.—Bien,mañanaentonces.¿Vasparacasa?—Sí.—Teacompañounpoco,hedejadoelcochecercadelaparada.
Echaron a andar uno junto al otro y cuando estuvieron fuera de losoídosdelosdemás,Franlepreguntó:—¿Yatiquétehaparecidolacarta?Nohashechoningúncomentario.
¿TambiénpiensascomoRaúlqueesunatrola?—Nosé...esposible.—Yo creo que no, que estaba escrita con el corazón.No sé por qué,
perohaconseguidoemocionarme.Susanasedetuvoenlacalleylemiró.—¿Enserio?Eramuybonita,desde luego—añadió tratandodequitar
énfasisasuspalabras.—Eraalgomásquebonita.Creoqueeltíoalquehanescritoesacarta
esmuyafortunado.—¿Cómosabesque se lahanescrito aunhombre?Yonohe captado
nadaeneltextoquedéaentendersieraaunhombreoaunamujer.—Unacartaasísololapuedeescribirunamujer.—¿Cómo puedes estar tan seguro? —volvió a peguntar repasando
mentalmente la carta por si se le había escapado algo que le indujera ateneresaseguridad.—Porquesolo lasmujeressoncapacesdeamarasí,en lasombra,sin
decirnada,sinesperarnada...ysincabrearse.Susanasonrió.—¿Sincabrearse?Notecomprendo.—Cuando un tío se enamora o le gusta una chavala no se resigna
aunque ella no le corresponda. Lucha, se le insinúa con más o menoshabilidad,ysirealmentevequeesimposibleyellanuncavaaquererle,secabrea.—¿Secabrea?—Sí.Aunquenoquiera,aunquesedigaqueellanotienelaculpadeno
amarle, aunque no quiera cabrearse... lo hace. No puede evitarlo. Ytampocoseresigna.Sigueahí,esperandoeintentándolo.—A lo mejor esta chica, supongamos que lo es, también está ahí
esperandoeintentándolo.—Nosé,mehaparecidobastanteresignada.Susanatratódesesperadamentededesviarlaconversaciónqueseestaba
haciendodemasiadopeligrosa.Perosicambiababruscamentede temaél
podíadarsecuentadesumaniobra.Decidióenfocarlodeotraformamásgeneralizada.—Entonces,¿túnopiensascomoRaúlqueesunacursilada?—Por supuesto que no. ¿Lo piensas tú? ¿A ti no te gustaría que te
escribieranalgoasí?—Amínomehaescritounchiconisiquieraunacartadefelicitación
pormicumpleaños,¿cómovoyaesperarquemeescribanalgoasí?—Nohedichoqueloesperes,sinositegustaría.—Supongoquesí.—¿Suponesquesí?Vamos,Susana,queeresunachicadulceysensible.
Tederretirías.«Claroquemederretiría»,admitióellamentalmente,«peronolovoya
reconocerdelantedeti».—Siunamujermeescribieraalgoasíamí,melacomeríaabesos.—¡Qué exagerado!—trató de bromear, pero la voz le salió un poco
rara.—No,lodigoenserio.—Eso sería si la chica tegustase tambiéna ti, pero sino fuera ese el
caso,lomásprobableesquetesintierasmuyincómodo.—¿Túcrees?—Estoysegura.Susananohabíapodidoevitarquesucarafueratiñéndosedenuevode
rojo a medida que la conversación volvía una y otra vez a rondar lopersonal. Deseaba dejar de una vez aquel tema, pero Fran seguíaempecinadoenél.—¿Dequiéncreesqueeslacarta?—Nosé,haymuchaschicasenlaclase.—Sí, pero no todas son tan sensibles. Estoy seguro de que no la han
escritoniInmaniMaika.TalvezlachicaquehalloradoalladodeRaúloLucíapodríanser,perocreoqueestatienenovioensupueblo,noencajaenlodelamorimposible.FransecallódegolpeySusanalemiró.Sehabíaparadoenlacalley
clavabaenellasusojospardosconfijeza.—¡Joder!—exclamó.Antesumiradapenetrante,Susanaenrojeciómás.Sentíaelcalornoya
soloenlacara,sinoextendiéndoseporelcuelloyloshombros.—Estuya,¿verdad?—No,claroqueno—tratódenegar.—Sí,claroquesí.EstuyaparaRaúl.Susanaestuvoapuntodedecir:«No,noesmíaparaRaúl... espara ti.
Cómemeabesos»,perodesviólavistaydijo:—Porfavor,noselodigas.—Lamentoquehayasescuchadolodelacursilada...ytodolodemás.—Noimporta.—Por esome ha impactado tanto y encontraba en ella algo familiar,
cercano...Porqueteconozco.—Porfavor,dejemosyaeltema.Noquieroseguirhablandodeeso.Fran se volvió hacia ella y le colocó las manos sobre los hombros
apretándoselosconfirmeza.—No teavergüences.Esmuyhermoso loquesientes,aunqueélno te
corresponda.—Ya...—¡Joder,quécapulloes!—Olvídalo, no sigas hablando de eso. Si hubiera sabido que lo iba a
leerenpúblicojamáslohabríaescrito.—¿Puedopedirteunacosa?—Sí,claro.—Si algún día decides escribirle una carta a tu mejor amigo, me
gustaríaquemeladedicarasamí.Yquemelaenviaras.—Sialgunavezlaescribo,teprometoqueseráparati.Fran la soltó con un suspiro y ambos continuaron caminando en
silencio en dirección al coche, aparcado unos metros más adelante. Sedetuvieronanteél.—Hastamañana.—Adiós.SusanacontinuócaminodelaparadayFransequedóallíunosminutos
mientraslaveíaalejarse.Ynopudoevitarsusurrarmuybajito:—¿Porqué tienesqueseguirenamoradadeél?Sinosabeapreciarte...
Había pensado que le estabas olvidando, pero... ¡Joder, si me hubieras
Capítulo11
Sevilla.Abril,1999SusanaseacercóaFranantesdequeélsemarcharaaotraaula.Sentía
enelalmaloqueibaadecirle,anadie lecostabamástrabajoqueaellaperderseunaclaseyportantounatardeconél.Elúnicotiempoquepodíadisfrutardesucompañíaasolas,ysobretodo,deeseratodecharlaquesiempreseproducíacuandoyaestabanrecogiendo.Avecesinclusoibanatomarse algo juntos en uno de los bares cercanos a la facultad. Fransiempreescogíaunodelosquenofrecuentabalapandilla,probablementeparaqueellanovieracómoRaúlseestabaenrollandoconalguien.Pobree ingenuoFran, aún seguíaconvencidodequeella estabaenamoradadeRaúl y todavía intentaba buscar excusas para que se encontraran ycharlaranasolas.Aunqueesasocasioneserancadavezmenosfrecuentes,quizáseestuvieracansandooquizásellalehubieraconvencidoalfindequelodejaraestar.Fueracualfueralacausa,Susanaloagradecía,porqueademás de producirle mucho embarazo los torpes intentos de Fran, lefastidiabamuchoesosmomentosqueteníaquededicarleaRaúlyperdersedeestarconél.—Hola —saludó Fran cuando la vio acercarse—. ¿A qué hora
quedamosluego?—No voy a poder darte clase hoy, ¿te importa si lo cambiamos para
mañana?—No,amímedaigual.Cuandoquieras.—YaséquelosmiércolessuelessalirconRaúlyvaisalabolera,pero
hayqueentregarlosresúmenesmañanaynolostengoterminados.—¿En serio no los tienes terminados? ¿Tú?—bromeó Fran—. ¿Has
estadomuriéndoteoalgoasí?—No,nohasidoculpamía.Esqueelciberdondesueloirapasarlosa
ordenadoryabuscardatosenInternethaestadosinservicioporreformasynohepodido tenerlosaldía.Ayeryaestaba funcionandoymepasé latardeallí,yhoymetemoquemeesperaotrotanto.—¿Tevasaunciberapasarapuntes?
—Notengoordenador,yalosabes.¿Dóndepensabasquelohacía?—Nosé,quizásencasadealgúnvecino...—No,notengotantaamistadconlosvecinoscomoparaeso.—Peroloscibersonmuycaros.—Hellegadoaunacuerdoconeldueñoyleechounamanoasuhijo
cuando tiene dudas con los estudios. Me cobra solo la primera horaaunqueechetresocuatro,yavecesnieso.—¿Por qué nome lo has dicho? Podrías venirte a casa.Allí hay tres
ordenadorespor lomenos.Elmíoydosportátilesdemispadres.¿Oesquetampocotienesconfianzaconmigocomoparausarmiordenador?—Parausar tuordenador sí,peronoparametermeen tucasapor las
buenas.Nuncamehasinvitadoairallí.—Porque está muy lejos y te supondría un tremendo follón de
autobuses.Noporqueyonoquieraquevengasamicasa.Dehecho,estatardecuentocontigo.Niseteocurrairtealciber,¿eh?Quemeenfadaré.—Bueno,siquieres.Perotendrásquedarmeladirección.—Mejoraún...comemosaquílosdosenlafacultadyluegotellevoen
elcoche.Yteindicodóndeestálaparadaparaqueenotraocasiónpuedasvenirtúsola.—Deacuerdo,avisaréaMerche—dijocogiendoelmóvil.Leviotambiénaélcogerelsuyoyapartarseunpocoparahablar.Algo
seencogióensuinterior.Sindudaestabaanulandoalgunacitaquetuvieraparaantesodespuésdelaclase.—Yaestá—dijocuandoseacercódenuevo—.LeheavisadoaManoli
paraquepreparealgobuenodemerienda.Susanarespiróaliviada,aunqueesonosignificaranecesariamenteque
notuvieraalgunacitalastardesquenoseveíaconella.Almorzaronjuntosenelcomedordelafacultad.—¿Comesestotodoslosdíasquedamosclase?—Amenudo.—Lacomidadejamuchoquedesear.—Otras veces comobocadillos, pero eso es aún peor.Los bocadillos
soloestánbuenosenelcampooen laplaya.Peronomecompensa iracasayluegovolver,pierdodemasiadotiempo.—Lomejorenlaplayaeslatortilladepatatasolosfiletesempanados.
—Cierto. Me encantan los filetes empanados. Bueno, en realidad meencantacomer...apesardelodelgadaqueestoy,tragocomounalima.—PuesdeberíasprobarlascroquetasdeManoli.Undíaquemispadres
no coman en casa te invitaré y le pediré que nos prepare todas lasporquerías insanas que mi madre no le deja cocinar, pero que estánbuenísimas.—Miraquemiestómagoesmuysensible.Simeacostumbrasalabuena
comidanomeecharásdetucasa.—Pormí...Asíseríaagradableestarallí.—¿Notegustatucasa?—Tengoquereconocerquemegustamáslatuya.—¡Vengaya!—La mía es grande y bonita, arreglada por un decorador muy
prestigioso, con todo coordinado y conjuntado, siempre ordenada ylimpia... pero terriblemente fría. Salvo enmi cuarto, parece quenovivanadie allí. Y en realidad no vive nadie,mi padres solo van a cenar y adormir. Manoli limpia y cocina y por la noche se va a su casa, y yotambién paso la mayor parte del día fuera. Y cuando estoy allí apenassalgodemicuarto.Noescomoentucasa,queserespiravidanadamásabrirlapuerta.—PuestendríasquevermicasadeAyamonte...Esgrandeysoleada,y
aunquenodaalmar,estesehueleencadarincón.Yallísíquehayvida.Miabuelaviveconnosotrosynoparadehablarentodoeldía,ysiemprehayalgúnprimooprimaquevieneaverla.YcuandoestamosallíMerchey yo los fines de semana, es una fiesta. Mi madre cocina cantidadesenormes de comida pensando en que no comemos aquí lo suficiente,siempre prepara nuestros platos favoritos, mi hermana invita a susamigos...enfin,quemicasasiempreestállenadegente.—Me gustaría vivir algún día una experiencia parecida... una familia
grande y bulliciosa... Yo soy hijo único y tampoco tengo primos niprimas...Raúlesloúnicoquetengo.—Osea,queeldíademañanaseráspadredefamilianumerosa.—Nosé,nuncameheplanteadoelfuturoenesesentido.Dehechono
meveodepadredeningunaforma.Elúnicofuturoqueveopordelanteestrabajarenelbufetedemifamiliacuandoterminelacarrera.—¿Yesotegusta?Trabajarparalafamiliaesdifícilaveces.Lospadres
estánbiencomopadres,perocomojefes...—¡Cualquiera ledicealSeñorFigueroaquenovoya trabajarconél!
Supongoqueprobaréysinofuncionayaveréloquehago.Demomentoloprimeroesterminarlacarrera.—Sí,esoesverdad.Ycreoqueyavasiendohoradequenospongamos
enmarcha,somoslosúltimosyyanosestánmirandoconmalacara.SalierondelcomedorysedirigieronalaparcamientodondeFranhabía
dejadoelcoche.SubieronaélyFrancondujoporlacarreteraquellevabahastalaurbanizacióndelujosituadaalaafuerasdeSevilladondevivía.Apenas entraron en la primera rotonda de la misma, empezaron a
desfilaraderechaeizquierdaenormescasasdistribuidasirregularmente,de distintos estilos arquitectónicos, pero indudablemente muy caras. Alfin, Fran detuvo el coche ante unmuro blanco. Bajó delmismo y sacóunasllavesdelbolsilloparaabrirunapuertaenormedehierronegro.Estaseabriósinsiquieraunchirridoyvolviendoalcocheentróenungarajecon capacidad para varios vehículos, pero vacío en aquel momento.AparcóaunladoysevolvióaSusana.—Baja.Abrióotrapuertasituadaalfondoysalieronaunjardínllenoderosas,
distribuido en dos niveles separados por tres escalones. En el nivelsuperiorhabíaunapiscina.Susanasequedóparadacontemplándolo.SabíaquelospadresdeFranteníandinero,peroaquellacasalaestabadejandoapabullada. ¡Y ella haciéndose ilusiones de que quizás algún día Fran laviera como algomás que a una amiga!Ella y su familia jamás podríanentrarenelcírculosocialdeél.—No te dejes impresionar—le escuchó decir—. Pormuy bonita que
seaesunrollodisfrutarlasolo.YosiemprevoyabañarmealMercantil.—¿Noinvitasatusamigosaquesebañenaquí?—Mimadreesunamaniáticadelalimpiezayelorden.Semoriríaantes
que permitir que una panda de descontrolados, como dice ella,mancillaransucasa.Demodoquecomopuedesver,vivoenunacárceldeoro.—¿Nosupondráunproblemaqueyoestéaquí?—Tu eres solo una y pacífica. Y es un respiro ver a alguien de mi
entorno en esta casa, para variar. Anda, ven dentro y te presentaré aManoli,estádeseandoconocertedesdequeledijequebesastemicicatriz.
—¿Ynoledijistequeyofuilacausantedeella?—Sí,yesolehizointeresarseaúnmásporti.—Querrásdecirodiarme.—Claro que no, está encantada de que yo tenga una amiga como tú.
DicequelacompañíadeRaúlnoesunabuenainfluenciaparamí.Fran evitó la entrada principal y dando un pequeño rodeo abrió una
entradalateralyentróenunacocinagrandeycuadrada,llenademueblesoscuroscoronadosporunaencimerademármolblancoqueSusanasuposinningunadudaquehabíacostadomuchodinero.Todoenaquellacasahabíacostadomuchodinero.Unamesaredondademaderapulidaybrillantecomounespejoycuatro
sillasajuegoytapizadasdepielestabancolocadasenunadelasesquinasynisiquieralamesaprincipaldelcomedordesucasaenAyamontepodíacompararsealadeestacocina.Una mujer de unos cuarenta y tantos años, delgada y vestida de
uniformedecolorverdeydelantalcrudoseseparódelhornoysecándoselasmanosseacercóaellos.—Manoli,estaesSusana,unabuenaamigadelafacultad.Lehehablado
tantodetureposteríaquehavenidoaprobarla.—Encantada.Esperoqueleguste.Franesmuyexageradocuandohabla
demiscomidas.—¿Cómoqueencantadayesperoque leguste?Manoli,esamigamía,
nodemimadre.Puedestutearlayhastadarleunbeso.¿Noesasí,Susana?AellanoleimportaqueseasmiTata.—Laasistenta.—MiTata—repitióélpasándoleunbrazopor loshombros—.Ahora
noestámimadreencasa.LamujermiróaSusanaquelesonrióyseacercóaofrecerlelamejilla.
Aquellaleestampódossonorosbesos.—Encantadadeconocerte,Manoli.Franmehahabladodeti.—Amítambiénmehahabladodeti.—Esperoquebien...—Muybien.¿Habéiscomidoya?—Sí,enlafacultad,ynomuybienporcierto.Lacomidaesdesastrosa.
YlapobreSusanacomemuyamenudoallí,ycasisiemprepormiculpa.
—Puesyasabesloquetienesquehacer.—Por supuesto, la invitaré a probar tus empanadillas y tus croquetas.
Algúndíaquemispadresesténdeviaje.—No hace falta que tus padres estén de viaje, casi nunca vienen a
almorzar.—Yalosé,peroprefieroquemimadrenopuedaaparecerporaquíde
improviso.Séquenoquierequepreparesciertascomidas,ylabroncatela llevarías tú. No te preocupes, ya lo arreglaremos. ¿Qué nos haspreparadoparamerendar?—Unasorpresa.—Bien, ahora nos vamos a mi cuarto a estudiar, tenemos mucho
trabajo.Bajaremossobrelascincoymediaolasseis,¿teparecebien?—Perfecto.Fran la hizo salir por otra puerta que desembocaba en un amplio
vestíbulo demármol negro y gris claro al que se debía acceder por lapuertaprincipal.—¿Quieres que te enseñe la casa o prefieres subir directamente ami
habitación?—Prefiero empezar a estudiar cuanto antes, si no te importa. No
quisierairmemuytarde.Talvezluego,sitenemostiempo.Cruzaron delante de la puerta abierta de un impresionante comedor
lleno de muebles oscuros y brillantes, y la precedió por una escaleracubiertadeunaalfombracolormelocotónhastalaplantaalta.—Supongoqueporaquísepodrácogerunautobús...—Sí,hayunaparadacerca,peronotepreocupesporeso,tieneschófer
particular.—No voy a permitir que vayas hasta Sevilla a llevarme y tengas que
volverotravezhastaaquí.—Mi coche ya se sabe el camino de memoria. Y a mí me gusta
conducir.Entraron en una habitación grande y rectangular, mayor que todo el
piso que Susana compartía conMerche. Una de las paredes más largasestaba ocupada casi en su totalidad por tres ventanas cubiertas por unosestoresverdeoscuro,quecontrastabanconeltonoverdemanzanadelasparedes. Losmuebles eran demadera clara y una cama individual pero
grande,dealmenosdosmetrosdelargopormásdeunodeanchoestabacolocada en un ángulo de la estancia. Un mueble corrido que hacía demesilladenoche,ymesadetrabajopartíadeellayrecorríalaotraparedhastaterminarenunarmario.Alolargodetodalaparedhabíaestanteríascon discos, libros y algún que otro trofeo de fútbol. Pero ni una solafotografíadelniñoquehabíasido,ytampocodelhombrequeera.—¿No tienes fotos?Mi cuarto, tanto el deAyamonte comoel de aquí
estállenodefotos.—¿Delafamilia?—Sí,claro...Yasabesquenotengoamigos.—Noteníasamigos.Ahorasítienes.—Bueno,sí,peronotengofotosdeellos.—Esotienefácilarreglo—dijoFranabriendounapuertadelarmarioy
sacandounacámaradigital.Manipulóenellay lacolocósobre lamesa,tratandodeveratravésdelvisor—.Siéntateenlacama.Ahí,perfecto.Notemuevas.Seseparóde lacámaraysesentóasu lado,pasándoleelbrazosobre
loshombros.Encuestióndesegundoslacámarasedisparósolayélfueacomprobarelresultado.—Muyseria...Parecequevoyacomerte.Otra.Volvióacolocarseasulado.—Sonría,porfavor.Susana giró a medias la cara hacia él y sonrió tratando de que no
parecieraqueselocomíaconlosojos.Franvolvióalevantarse.—Estaestámejor.Detodasformastesacaréunacopiadelasdos.ConectólaimpresorayenpocossegundosSusanateníaenlamanodos
copiasenpapelfotográficoquenadateníanqueenvidiarlealasdelmejorestudio.—Bueno, ya tienes fotos de amigos para ponerlas en tu habitación si
quieres.—Gracias.Porsupuestoquelaspondré.—Yo las colocaré enmi álbum.No tengo fotos a la vista porque no
quieroquemimadrehurgueenmividaprivada.—Pues es una pena, porque la habitación ganaría mucho con unas
cuantasfotos.—¿Notegustamihabitación?—Síquemegusta,aunquetengoquereconocerquenomelaimaginaba
así.—¿Cómotelaimaginabas?—No sé, diferente. Más pequeña, quizás. Y por supuesto no con una
camatanenorme.Pareceunacamadematrimonio.—Sí,estáhechaamedida.Memuevomuchocuandoduermoynome
gusta encontrarme con que me falta espacio. Caben perfectamente dospersonas.—¿Suelestraerinvitadasadormircuandonoestántuspadres?—No, jamás.Mimadre lo averiguaría y ya te he dicho que prefiero
dejarmividaprivada fuerade su control.PeroRaúlyyo si noshemostumbadomuchasvecesenellaaescucharmúsica.Tengounsistemamuychulo de altavoces conectados alrededor de la cama y parece que lamúsicateenvuelve.Luego,cuandoterminemos,teloenseñaré.Ahoraserámejorqueempecemos.LevantólosestoresparaqueentrasemásluzySusanavioquedesdela
ventanasedivisabaeljardínylapiscinaentodosuesplendor.Juntoalapiscina había un templete de lona lleno de tumbonas a rayas azules yblancas y una mesa a juego. Sobre una barra había una toalla puesta asecar.FransediocuentadequeSusanalamiraba.—Mipadrenadatodoslosdíasunahoraantesdeiraltrabajo,tantoen
inviernocomoenverano.Acercóunasillaalamesaysesentóenella,ofreciendolagiratoriaque
habíadelantedelordenadoraSusana.—Siéntate,elordenadorestodotuyo.—¿Lasilladehonorparamí?—Porsupuesto.Ella se quitó el poncho de lana que llevaba puesto y se sentó. Hacía
calor en la habitación, el invierno ya estaba llegando a su fin y el solentrabaaraudalesporlasventanas.Susanasacóundisquetedelamochilay lo introdujo en la disquetera. Después de cargar el trabajo sacó losapuntes.Franlaveíahacerensilencio.—No quiero interrumpirte, supongo que tú tendrás que estudiar
también.¿Oquizánecesitaselordenador?¿Talveztútampocotieneslosapuntesterminados?—Síquelostengo.Peromegustaríavercómolostienetú.Yparauna
vez que tengo visita, no voy a ponerme a estudiar. Si quieres puedoayudarteati.¿Tedicto?Asíterminaremosantes.—Deacuerdo.Duranteunpardehorasambostrabajaronjuntosconlabuenaarmonía
que lescaracterizaba.Susanaera laúnicapersonacon laqueFranhabíapodido trabajar sin distraerse y aprovechando el tiempo. Cuandoterminarondepasarlosapuntes,élmiróelreloj.—Soncasilasseis.¿Teparecesibajamosamerendar?—Deacuerdo.Peronoirásametermeenesecomedorenormequehe
vistoalsubir,¿verdad?—Claroqueno.Cuandomimadrenoestáyohagotodasmiscomidas
enlacocina,conManoli.—Esmuysimpática.—Yo sabía que te iba a gustar.Ella es quienme ha criado.Mimadre
siempre ha trabajado fuera de casa y cuando volvía seguía estandoocupada.Ellahasidomimadre,mipadre,mishermanos...Ymemimadeformaescandalosa.Cuandonoestámimadre,claro.La mesa de la cocina estaba puesta con un alegre mantel de flores
anaranjadasydoscubiertos.—¿Túnomeriendasconnosotros?—preguntóFran.—Hoyno,tienesunainvitada.—Tenemosunainvitada—dijoabriendouncajónysacandocucharilla
ytenedoryademásunatazayunplatodelaalacena.—¡Estatequieto!Dejamicocina.Esoescosamía.PeroFrannolehizocasoycontinuócolocandocosassobrelamesa.ManolileseñalóunasillaaSusana.—Siéntate,chiquilla.¿Quétomas?¿Café?¿Té?¿Leche?¿Chocolate?—Cualquiercosa.—Haydetodo,puedeselegir.—¿Quétomastú?—lepreguntóaFran.—Nolodiréhastaqueelijas.—Unvasodeleche.
—¿Sola?—Conazúcar,porfavor.Franquitólapequeñatazadecaféquehabíasobrelamesaycolocóen
sulugardosenormestazonesazules.Luegolosllenódelechecaliente.—¿Quieresquedartequietoydejarmeamí?—lerecriminóManoli.—Déjatedetonterías,lohagotodoslosdías.—Hoytenemosunainvitada.—Susananoesunainvitada,esunaamiga.En uno de los tazones echó una generosa cantidad de Nesquik y lo
removió.Manolisesirvióuncafésoloysacóunabandejaconuna tartaoscuracubiertadeazúcaryunafuenteconrosquillascaseras.Fran cogió un cuchillo y empezó a cortar porciones de la tarta. Y,
metiendo un buen trozo de la suya en el tazón de Nesquik, empezó acomerlo.—Míralo, parece un crío. Siempre hamerendado así, desde que tenía
cincoaños.—Nosiempre,cuandoibaacasadelosamigosdemimadretomabaté
conpastas.¡Concuchilloytenedor,figúrate!Yyoodioeltéytodavíamáslaspastas.—Esta tarta estámuybuena—dijoSusanaprobandoun trozo.Noera
excesivamentedulceyteníaunagradablesaboranueces.—¿Aquesí?EsunadelasmejoresdeManoli,latartadecalabacines.—¿Decalabacines?—Sí,enefecto.—Nadielodiría.Peroestáriquísima.—Bueno,teguardaréuntrozoparaquetelolleves.—Nohacefalta.—Claro que sí. Si no Fran se la comerá toda en un día y pillará una
indigestión.—¿Tevasacomertúsolotodoeso?—Mispadresnocomendulces...engordan.—Esodeengordartienequeserunrollo.Yocomotodoloquequieroy
noengordoniungramo.Enelcolegiomedecíanespagueti...ypalito.Franlamiróysonrió.
—Entucolegioerangilipollas.Ytúsalesganando.Anda,empiezaconlosrosquitos.Susanacogióunoyselocomiócasideunbocado.—¡Hum,sabenigualquelosdemimadre!—Esqueestaesunarecetacasera.Nadadebolleríaindustrial.FranvolvióarellenarsutazónconNesquik.—¿Quieresmásleche?—No,paramíyabasta.Yseguroqueestanochenocenaré.Terminaronlameriendayluegoselevantaron.—Fran,yovoyamarcharmeya.—¿Ya?Nosonmásquelasseisymedia.—Peroyaheterminadoloqueteníaquehacer.Ynoquiero...Élseechóareíracarcajadas.—Ya,noquieresmolestar,¿noeseso?—Sí.—Manoli,¿atitemolesta?—Porsupuestoqueno.—Yamítampoco,demodoquevuelveasubiramicuartoyponemos
unpocodemúsica,¿vale?Osiloprefieresvemosunapelícula.Peronovoyadejarqueunavezquevienesamicasanohagasmásquetrabajar.—Tambiénhemerendado.—Yahoravamosapasarunratoagradable.Se dejó conducir de nuevo hasta la habitación y allí Fran abrió un
armariollenodeCDs.—¿Quéprefieresoír?—Cualquiercosaquenosearuido.Megustanespecialmentelasbandas
sonorasdepelículas.¿Tienesalguna?—Sí, varias. ¿Te gusta esta? —dijo mostrándole la de Memorias de
África.—Meencantaesa.—Bien, pues prepárate —dijo bajando los estores de las ventanas y
dejandolahabitaciónenpenumbra.—¿Quéhaces?—Ambientandoestounpoco.Yaverás...
Colocó el disco en un equipo colocado junto al ordenador y la hizosentarseenelbordedelacama.—Tiéndete.—¿Qué?—Quetetumbesenlacama.—¿Paraqué?—preguntóellanerviosa.—No te voy a meter mano, tranquila. Solo quiero que disfrutes del
efecto.Tiéndete.Ella le obedeció echándosehacia atrás en la camayFran le quitó los
zapatosylelevantólaspiernas.—Relájateymiraaltecho.Alavezquelamúsicaempezóasonar,eltechoreflejóunosefectosde
luces y sombras que semovían al ritmode lamúsica.E inclusoSusanatuvolasensacióndequelacamasemovía.—Caray...—¿Aqueeschulo?Hazmesitio,cabemoslosdos.Él se tendió a su lado, rozándola apenas y Susana contuvo la
respiración.Elcorazónempezóagolpearleconfuerzaenelpecho,quizásesperandoqueélseacercaraylaabrazara,peroFranpermanecióquietomirandoaltechoyellacomprendióquedeverdadélsoloteníaintenciónde escuchar música. Y se relajó, sintiéndose decepcionada a la vez.Concentrósuatenciónen loscírculosverdesyámbarquegirabansobresu cabeza, dejando su cuerpo laso y abandonado, como si de verdadvagaraporlasabanadeÁfrica,esosí,conFranasulado.Amedidaquelatardeseconvertíaennochelahabitaciónquedabamás
enpenumbraylosefectosluminosossehacíanmásnítidoseneltechoylasparedes.Susanapensóque teníaqueserungustazohacerelamorenaquellacamaquesemovía,coneljuegodelucesbailandoasualrededory sentir el cuerpodeFran abrazado al suyomás cerca aúnde loque lotenía en aquelmomento. La cama conservaba los restos de su olor, eseolorqueSusanaidentificaríaencualquierlugar.—Estásmuycallada—leescuchódecirbajito—.¿Notehabrásquedado
dormida?—No.Estoydisfrutandodelamúsica—respondióenelmismotonode
voz.
—¿Aqueesmuyrelajante?—Sí, mucho. ¿La cama se mueve al ritmo de la música o es mi
imaginación?—No,no es tu imaginación.Semueve.Y tendrías quever cómobota
conlamúsicacañera.—¿Cómolohasconseguido?—Me ayudó a montarlo un colega del colegio que se metió en
electrónica.Él tieneunsistemacomoesteensucasayconseguíquemeayudaraahacermeuno.Diceeltíoqueesflipantehacerelamorasí.—¿Tú no lo has probado?—preguntó con cautela, pero ansiosa por
saberlo.—No,nuncahehechoelamorenmicasaconnadie.Además,estosolo
lotengodesdehaceunosmeses.—PeroRaúlytúosenrolláisconchavalasaveces.Almenosesoeslo
queheoídodeciralaschicasdetupandilla.—La mayoría de las veces son estudiantes que comparten piso y
entoncesvamosasucasa.Sinoesasí,haysitiosdondesepuedeconseguirunahabitaciónparaunashoras.—Ya...—PeronocreasqueestanfrecuentequeRaúlyyonosenrollemoscon
alguien. Al menos yo tengo que haber bebido mucho o llevar muchotiempo sin sexo para hacerlo. No me gusta hacer el amor condesconocidas.—Pero el curso pasado estuviste saliendo con una chica, me parece
recordar...—Sí, Lourdes. Estuvimos juntos siete u ocho meses, pero no
terminábamosdeencajar.Ellapresentabaungranproblemaparamí,yeraquenoteníamosnadadequéhablar.Enlacamanoestabamal,peroluegosurgíaelsilencioyyonoquierounarelaciónensilencio.Yasabescuántomegustahablar...Ytú,¿hassalidoalgunavezconalguien?Susanadejóescaparunabreverisa.—Si te consta que ni siquiera he tenido amigos, ¿cómo voy a tener
novio?—Nuncasesabe,alomejorteníasalgúnadmiradorenelcolegiooun
vecino...
—No,nuncahesalidoconnadie.Noséloqueesqueunchicomemirealosojosymedigaquelegusto,niquecojamimano.Elúnicohombrealqueheabrazado,apartedemisprimos,hassidotúeldíadespuésdequetepegarasconRaúl,¿recuerdas?—Síquelorecuerdo,¿cómoibaaolvidarlo?—Puesporquetúhasabrazadoamuchaschicasyparamítúhassidoel
primero...elúnico—dijotratandodequenosenotaraemociónensuvoz.Noloconsiguió,ytratódearreglarlo—.Perolonuestrofueunabrazodeamigosyesonocuenta,enrealidadnuncamehaabrazadounchicoalqueyolegustara.Franrespiróhondoysemordió los labiosparanodecirlequeaél le
gustabayqueseestabamuriendodeganasdeabrazarladenuevoenaquelmomento.—Fuemuyagradableabrazarte—dijo—,eresmuysuave.Susana se volvió a medias hacia él quedando de costado y le miró
divertida.—¿Soymuysuave?¿Enserio?—Síqueloeres...—dijoélalargandolamanoyacariciándolelacara
—.Tienes lapielmás suavequehe tocadonuncayaqueldía también laropa que llevabas era suave... el jersey rosa, tu pelo... Eso es lo querecuerdodeaqueldía—añadiólevantandolamanoydeslizándolaporunmechónquehabíaescapadodelacoleta.—Quesoysuave...—Sí.Franalargó lamanopor sucabezay soltó lagomaque le sujetabael
peloy lodesparramópor laalmohada,acariciándole lacabezay lacaradenuevo.Larespiracióndeambossehizomásagitadayseperdieronunoenlosojosdelotroporunmomento.Susanaempezóatemblarsinsaberquéveíaen lamiradadeél.Franparecióreaccionary trasparpadearunpardeveces,lepreguntó.—¿Tienesfrío?—Unpoco—mintió.Nopodíadecirlequefríoprecisamenteeraloque
notenía,sinoquesuscariciashabíandespertadoenellaunasensacióndecalorsofocanteyunaagitaciónqueleimpedíacontrolarsupropiocuerpo.Dejódeacariciarlae incorporándosesobreuncodoextendió lamano
porencimadeellaygiróunpocoeltermostatodelacalefacción.Susana
contuvolarespiración,silefallabaelbrazocaeríaencimadeellaysiesoocurríanosabíaquepodríapasar.Habíaunaatmósferamuyextrañaenlahabitación en ese momento, algo que no podía identificar y que nuncaanteshabíaexistidoentreFranyella.¡Dios,ojaláélnosedieracuentadecómo se estaba excitando y de que deseaba con toda su alma que laabrazaraylabesara,yquiénsabíaquémás!PeroFranvolvióarecostarsede espaldas mirando al techo como en un principio, y no siguióacariciándola. Permaneció quieto escuchando lamúsica y sumido en unprofundo silencio que le hizo recordar a Susana las palabras que habíadichohacíaunratosobresuantiguanovia.Deprontoelsonidometálicodeunapuertalessobresaltó.Franselevantódelacamadeunbrincoyseacercóalaventana.—Sonmispadres—dijoabriendo losestoresyencendiendo la luz—.
Ven,serámejorquenoslevantemos.EncuantomimadreentreencasayManoli le diga que estoy con alguien, subirá a conocerte y entrará sinllamar.Paraella la intimidadnoexiste.Serámejorquenosveasentadosenelordenadoropensaráloquenoes.Susanaselevantóyrecuperandolagomilladelpelo,serehízolacola
mientrasFranalisabalacolchaborrandotodahuelladequehabíanestadoechadosenlacama.Sesentóanteelordenadordelqueyaélrecuperabaeldocumentoenelquehabíanestadotrabajandounratoantes.Efectivamente,diezminutosmástardelapuertaseabriódespacioyuna
mujer de unos cuarenta y cinco años, delgada, elegante y atractiva, conunamelenacaobayuntrajepantalónverdeoscuro,entróenlahabitación.—Hola, Fran. Ya estamos en casa. Me ha dicho Manoli que estabas
estudiandoconunacompañera...—Sí,mamá.EstaesSusana.Eslachicaquemedaclasesyformaparte
demigrupodetrabajoesteaño.—Lodijodeunaformaescuetayfría,sinaludirparanadaasuamistad,comohabíahechounratoantesconManoli.—YosoyMagdalena,lamadredeFran.—Encantada—dijoSusanalevantándoseparasaludarla.—Notemuevas,seguidconloqueestáishaciendo.—Estamospreparandounadefensaque tenemosqueentregarmañana.
Yacasilotenemos.—Bien,yovoyabajoaverquénoshadejadoManoliparacenar.LamujersemarchódespuésdedirigirleaSusanaunamiradaanalítica
y escrutadora. Ella se miró como si hubiera sido cogida en falta y sepreguntó si su aspecto delataba lo que había pasado en la habitación unratoantes.Cuandolapuertasecerró,Franledijoentonoserio.—Notepreocupes,estásestupenda.Tiene la facultaddehacersentirse
asía todoelmundocuando lomiraporprimeravez.Esmortal con lostestigos, los apabulla de forma impresionante con solo mirarlos. Nopermitasquehagalomismocontigo—añadióagarrándolelamano—.Túnoeresuntestigo,sinounabogadoigualqueella.—Aúnno.—Peroloserás,ymejor.Mimadrenoestaninteligentecomotú,esmi
padre el que tiene que dictarle las líneas de defensa en los casoscomplicados. Pero ella se dedica casi siempre a casos de divorcio y asacarmuchodineroenpensionesymanutención.Enesoesespecialistaydespiadada—dijo,ydeprontocambióbruscamentede tema—.Tambiénessuave.—¿Qué?—Tumano...tambiénessuave.—Ah...SusanacolocósuotramanosobreladeFran.—Latuyaesenorme.Ambosseecharonareír.—Creoqueeshoradeirme—dijoSusana.Franguardóeldocumento
enundiscoyselotendió.—Toma,llévatelo.—Yalohemosimpresoymelollevoenpapel.Noesnecesario.—Siempreesbuenotenerunacopiadeseguridad.—Bueno,gracias.Cogió el poncho del perchero donde Fran lo había colgado y se lo
puso.—VoyadespedirmedeManoliydetumadre.—Manoliyasehabrámarchado,lohacesiemprealasocho.Mimadre
estará en la cocina calentando en elmicroondas lo quenoshayadejadopara la cena—dijo bajando la escalera. Un leve vistazo a la mesa delcomedoralpasarlemostróaSusanaqueestabapreparadaparasentarseaella.
SiguióaFranhastalacocina.Magdalenasehabíaquitadolachaquetaysehabíapuestoundelantalsobreelpantalónytrasteabaconelmicroondascomohabíapredichosuhijo.—Yamemarcho—dijo.Lamujersevolvióhaciaella.—¿Tanpronto?—Sí, ya hemos terminado y yo tengo aún que coger un par de
autobuses.—Deesonada,yoteacercoaSevillaenunmomento—dijoFran.—No,queva.Tumadreyaestápreparandolacena.Acompáñamesolo
hastalaparadadelautobús.—Queno,quetellevo.Enseguidavengo,mamá.—Frantienerazón,nopuedesirtesola.Tardarásmuchísimoenllegara
casa.MejortequedasacenaryluegoFrantelleva.—No,deverdadquenoesnecesario.Nosemoleste.—No es molestia.Manoli lo ha dejado ya todo preparado y siempre
hacecomidademás.VamosFran,convéncelatú.Susana se volvió a mirarle, pero él se encogió de hombros,
aparentementetanasombradocomoella.—Quédate—dijo—.YaveráslobienquecocinaManoli.—Vamos,nosehablemás.Fran,colocauncubiertoparatuamiga.—Susana.—Bien,paraSusana.Esperoquetegusteellenguadoalhorno.—Megustatodo,notengoproblemaconlacomida.—Esoesbueno.FrancogióunserviciodeplatosyleentregóaSusanaloscubiertosde
pescadoparaqueleayudaseallevarlosalcomedor.Alentrarenlaenormehabitación,Susanasequedóapabullada.Desdela
puertanosedivisabanieltamañodelamismaniellujoconelqueestabadecorada. Tuvo la sensación de encontrarse en un museo. El suelo demármol blanco con unmosaico en el centro demármol de colores; lagran mesa donde los tres servicios de porcelana colocados se perdíansobre losmanteles individuales; los juegosde cubiertos cuidadosamentecolocados alrededor de los platos y las tres copas diferentes para cadacomensal.
—Fran,¿cenáisasítodaslasnoches?—Metemoquesí.Susanarecordólanochedelbotellónquecenóconellayleofrecieron
unatortilladepatatassimplementecortadaenunplatocentraly todossesirvieronconlasmanos,yunafuentedeensaladaenlaquelostreshabíanpinchadoconeltenedor.Sesintiósumamenteavergonzadaalrecordarlo.Franlonotó.—¿Quépasa?¿Noquierescenarasí?Yotampoco,peroes loquehay.
Mimadreesinflexibleenesto.—Noeseso,esquemepreguntoquépensaríasdelacenaquetedimos
lanochedelbotellónMercheyyo.—Mesupoagloria.Yamediodía lamayoríade losveces comocon
Manolienlacocina.Estedesplieguesolosemontacuandoestámimadreencasa.—Yo...nosésivoyasabermanejartodoesto.—Puesclaroquesí.Cubiertodepecado,decarneydepostre—dijoél
señalándolos—.Yestanocheyatehadichomimadrequehaylenguadoalhorno...oseapescado.Este.Ysitepierdeslocogesconlosdedos,joder...Memoriréderisaviendolacarademimadre.—Noseasidiota,¿cómovoyahacereso?—Notepreocupes,nosecomeanadie.Ysupongoquesivasaseruna
abogada famosa, de lo que no tengo ninguna duda, tendrás queacostumbrarteatodoesto.—Sí, supongo. Pero lo que yo no quiero es que esta noche te
avergüencesdemídelantedetuspadres...Noteníaquehaberaceptado.Fran se pusomuy serio y detuvo lamano que colocaba los cubiertos
sobrelamesa.Lamiróydijo:—Jamásme avergonzaréde ti... sime avergüenzode algo es de todo
este tinglado para cenar en familia.Me encantaría quemis cenas fuerancomolaquetuveconvosotrasentucasa,relajadayamigable.Megustaríapoder ponerme cómodo y tener con mis padres una conversacióndistendida, que nos preguntáramos cómo nos ha ido el día y noscontáramosanécdotas,peronoesasí.Nuestramesaesunaprolongacióndesujornadadetrabajoymiparticipaciónselimitaacómoyoenfocaríalos distintos casos... Un examen, más o menos disimulado. Esta nochesupondráunaexcepción,espero.
LavozdeMagdalenalesllegódesdelacocina.—Lacenayaestálista,avisaatupadre.Fran desapareció en una de las puertas del fondo y poco después
regresó con un hombre que indudablemente era su padre. El parecidofísicoerafuerte,salvandoladiferenciadeedadyelpelogrisycortodeaquel.SeacercóaSusanayletendiólamano.—SoyFranciscoFigueroa,elpadredeFran.—YosoySusana,unacompañeradefacultad.—Susanaesquienmedaclases,papá.—Ah,estupendo.Encantado.Yateníaganasdeconoceralapersonaque
haconseguidoquemihijoapruebe.—Yo no he conseguido nada... Fran ha trabajado mucho para
conseguirlo.—Nolodudo.Peroelañopasadonoestabamuymotivado.Mealegra
quehayashechounbuentrabajoconél.—Yonohagotanto,soloaclararlealgunasdudas.—Yhacermeestudiar,enesomipadretienerazón.Esunatirana,nome
dejanirespirarenlashorasdeclase.Soloestudiar,estudiaryestudiar.—Losempollonessolemoshacereso.LamadredeFranaparecióconunasoperaenlasmanosyesteleindicó
una silla a su lado en una esquina de la gran mesa. Susana se sentó yempezóparaellaunauténticosuplicio.—¿Tus padres también son abogados?—le preguntóMagdalena nada
máscomenzarlacomida.—No,mipadreespescadorymimadreamadecasa.Enmifamiliala
únicaqueestáenlauniversidadsoyyo.Mihermanatrabajaenunatiendaderopa.—Ah.¿Ydóndevives?—EnAyamonte.—¡NovendrásdesdeAyamontetodoslosdíasaclase!Susanaenrojecióunpocoantesuevidentedesliz.—Noclaro...enSevillavivimosenSanJerónimo,peroyonoconsidero
esamicasa.Latenemosalquiladaconmueblesmihermanayyo.Lamujerfruncióligeramenteelceño,ySusanasesintiómolestaanteel
gesto.Nopudoevitarañadir.
—Ya sé que no es un barrio muy señorial, pero los alquileres sonbaratos. Demomento no podemos permitirnos otra cosa; sobrevivimosconmibecayconloqueganaMerche.—¿Tupadrenotrabaja?—Trabaja muchísimo, pero no gana lo suficiente para mantener dos
casasyunacarrera.—Comprendo.TútemetisteenDerechoparasalvaratufamilia.Susanasemordióloslabiosparanodecirquesufamilianonecesitaba
sersalvadamásqueladeella,perosecontuvoporFran,quetambiénteníaloslabiosapretados.—No,señora.YomemetíenDerechoporquemegustamuchísimo.Es
elsueñodemivida,loquesiemprehedeseadohacerdesdequeeraniña.Ynoporeldinero.—Perosupongoquetendrásplanesparaelfuturo.—Por supuesto. Mis planes consisten en terminar la carrera con las
mejoresnotasposiblesyencontrartrabajo.—¿Dóndequierestrabajar?—Me temo que donde pueda. Yo no tengo padres abogados que me
allanenelcamino.Franintervino.—Nilosnecesitas.Contuexpedientemásdeunbufetesepelearáporti.—Yo no quiero que nadie se pelee por mí, solo quiero trabajar, ser
buenaenmiprofesiónyporsupuestopodermantenermeamímisma.ElpadredeFrantambiénentróenlaconversación.—SierestanbuenacomodiceFranyaveremossipodemoshaceralgo
porti.Tengomuchasamistadesyconozcotodoslosbufetes.Susanalevantólabarbillaorgullosa.—No hace falta que semoleste, señor Figueroa. Espero ser capaz de
encontrartrabajopormímisma.—Unpocodeayudanuncavienemal.Susanasabíaqueelhombreteníarazón,peroalgoeneltonodesuvoz
ledecíaquenopretendíahacerleunfavoralofrecerleayuda.Magdalenahablódenuevo.—¿Ytienesnovio?¿Quizásenelpueblo?Fran, que había guardado silencio durante casi toda la conversación,
saltóbrusco:—Mamá,Susanaesuna invitadayestamoscenando tranquilamenteen
casa,nonosencontramosenlostribunales.Lamujerparpadeóypresentóunasonrisaencantadorayfalsa,ydijo:—Losiento,perdona.Esdeformaciónprofesional.Avecesolvidoque
soyabogado.—No importa, señora —dijo adivinando por fin el porqué del
interrogatorio—.Contestaréasuúltimapregunta.Síquetengonovioenelpueblo.Unchicoencantadordelqueestoymuyenamorada.Llevoconéltresaños—dijocon la imagendeunodesusprimosen lacabeza—.SellamaRodrigoyestudiaveterinaria.Ysinoencuentrotrabajoenningúnbufeteabriréuno juntoa suconsulta en losbajosde laque seránuestracasaenHuelva.Ylosdelincuentescompartiránsaladeesperacongatosyperros,cabrasycaballos.CasiseatragantóalverqueFransecubríalabocaconlamanotratando
decontenerlarisa,yaliviandoasí la tensiónquereinabaenelcomedor.Sintiéndoseanimadaporestegesto,añadió.—¿Quieresaberalgomás?—No, claro que no. No pretendía convertir esta cena en un
interrogatorio.Yatehedichoqueeslacostumbre.El postre lo tomaron en silencio y después Susana se despidió
educadamente.—Yomemarcho,noquiero entretenerlesmás.Muchasgraciaspor la
cena.El matrimonio se levantó. El padre de Fran le tendió la mano y
Magdalena le ofreció unamejilla fría que Susana apenas rozó.DespuéscogiósuponchoysalióacompañadaporFran.Apenassubieronalcoche,estedijo:—Losiento.—No,soyyolaquesedisculpacontigo.—¿Tú?¿Porqué?—Erauna invitadaen tucasa,nodebíresponderleasí.Yademáses tu
madre.—Selomerecía.—Yañadióentonodebroma—.Esperoquesialgún
díatengoungatopodréllevarlogratisalaconsultadetumarido.
—Porsupuesto.—Y como seré abogado no tendré inconveniente en sentarme en la
mismasalaquelosdelincuentes.Se hizo un prolongado silencio mientras el coche se deslizaba hacia
Sevilla y más tarde enfilaba la calle de Susana. Cuando ya Fran habíadetenidoelcocheantelapuerta,dijo:—Espero que dejando a un lado la cena, el resto de la tarde lo hayas
pasadobien.Ellasonrió.—Elrestodelatardehasidoestupendo.Ylacenanohasidotanmalasi
ignoro el hecho de que a tus padres no les caigo bien. Pero eso no esnuevoparamí,nosuelocaerlebienanadie.Fransegiróunpocohaciaellayleacariciólacara.—Amímecaesdeputamadre,¿tebastaconeso?—Sí.Élseinclinóylabesóenlacara.—Buenasnoches.—Hastamañana,Fran—dijoapresurándoseasalirdelcoche.Yconel
corazóngolpeandoconfuerzaenelpechocruzólospocosmetrosquelaseparabandelapuerta.Unavezhuboentrado,Franarrancóelcocheyregresóasucasa.Estabafuriosoconsumadreyesperabaquenosehubieraacostadoaún
cuandollegara,porqueteníaquehablarconellamuyseriamente.NohabíaqueridohacerlodelantedeSusanaparanohacerlasentirsemásincómodaaún,peroélconocíaaMagdalenaysabíaeltotalalcancedesuactitudydesuspalabras.Como esperaba, ella estaba sentada en el salón esperándole. Se sintió
disgustadoalcomprobarque,comosiempre,nohabíaquitadonisiquieraun plato de la mesa, todo estaba allí para cuando llegase Manoli a lamañana siguiente. Y las primeras palabras que escuchó de sus labios leenfurecieronmásaún.—Esperoquenoandesenredadoconesaniña.—EsaniñasellamaSusanaynoandoenredadoconnadie.—Túmeentiendes.—YatehadichoquetienenovioenAyamonte.
—Yyonomelocreo.Peroaunqueasífuera,esonoquieredecirquenopiquemásaltoqueunsimpleveterinariodepueblo.—Tranquilízate. Realmente está enamorada de ese tipo, no viene a
pescarme.—Eres un ingenuo, Fran. Sabe que tus padres son abogados, que
tenemosunbufetepropio.—Mamá,Susanaesunacompañeradeclasequenotieneordenadorya
laquehehechounfavorprestándoleelmío.Yonisiquieralaheinvitadoacenar, has sido tú, ¿recuerdas? Y más vale que no lo hubieras hechoporqueme he sentidomuy avergonzado de tu actitud. Ni Susana quierepescarme ni yo quiero amarrarme a nadie, ni a ella ni a ninguna otra.Tampocoalahijadeeseclientevuestrocomotegustaría.Amomuchomilibertad.—Bien,esometranquiliza.—Pero si algunavez traigo a casa a algunaotra amiga esperoque te
comportes adecuadamente con ella o me liaré con la primerazarrapastrosaqueencuentre.Yahoramevoya lacama,estoycansadoymañana tengoquemadrugar—añadiósubiendo laescalera.Sumadre lemiróconelceñofruncidomientrasélseperdíaenlaplantaalta.
Capítulo12
Después de terminar las clases, Franguardó los apuntes en la carpetadondelosolíahacerysedirigióaSusanaqueestabaasulado.—ElotrodíaMaikaviolosapuntesquemedisteylegustaronmucho.
Mehadichoquetepreguntesiquerríasvenderleunacopia.—¿Venderleunacopiademisapuntes?—Sí.Dicequelefacilitaríamuchoeltrabajo.Yasabesquetrabajapor
horasenelMcDonald‘s.—Nopiensovendermisapuntes.Daleunacopiasinmás,Fran.—Ya le dije que no te importaría, pero aun así quiso que te lo
preguntara.—Dáselosaellayacualquieradelapandillaquetelospida.
Variosdíasmás tarde,Maika se acercó aSusanamientrasbajaban lasescalerasdelafacultad.—Susana,Frannoshapasadolosapuntes.Sonfantásticos.—Gracias,esperoqueossirvan.—Lasgracias te las tenemosquedarnosotrasa ti.¿Deverdadqueno
quieresque tepaguemosnadaporellos?Todassabemosque lavidadelestudianteesdura.—Novoyacobrarosporellos,nihablar.Somosamigas.—Bien. Entonces te diré lo que solemos hacer entre nosotras cuando
nos debemos un favor. Normalmente nos reunimos un día por semanaparaalmorzar,«chicassolas»,yasabes.Paracharlarycotilleardelostíossinqueesténdelanteytambiéndecosasquenolesimporta.Ycuandounadenosotrashacealgoporlasdemáslainvitamosundía.Asíqueyasabes,estásinvitadaacomerconnosotrasestasemana.—Notenéisporquéhacerlo.Deverdadquemegustapoderserútilen
algo.—Yaséquenotenemosporquéhacerlo,peroqueremos.Dimequédía
tevienebienati.Nosotrassolemosreunirnoslosmiércolesolosjueves.
—Los jueves tengo clase con Fran. Si os da igual, a mí me vendríamejorelmiércoles.—Puesquedamoselmiércolesentonces.
ElmiércolesSusanasereunióconInma,MaikayLucíaenlapuertadelafacultad.Raúlselesacercó.—¡Vaya,hayconsenso!Mayoríaabsoluta.¿Dóndevais?—Acomer.—Yotambién.—Connosotrasno.—Peroquedamosparairluegoalabolera,¿no?MaikasevolvióaSusanaylepreguntó.—¿Vamosalaboleraluego?—Yonopuedo.Mihermana trabaja esta semanade tardey tengoque
compraryprepararlacenaparacuandovuelva.Peropodéisirvosotras.—Bueno,supongoqueparalasseishabremosterminado.—Entoncesenelbaralasseis.Raúlsemarchóylascuatrochicasecharonaandarporlacalle.—¿Tienesalgunapreferenciaporlacomida?—lepreguntóLucía.—No,queva.Comodetodo.—EsqueInmaesvegetarianaynosuelecomercarne.Nosotrassiempre
vamosapizzeríasoaalgúnsitiodondeellapuedapedirverdura.—Amímegustanlasverduras.—Bien, pues entonces vamos a enseñarte un sitio muy chulo y que
comonoloconocenloschicos,nohaypeligrodetoparnosconellos.—¿Noqueréisqueosvean?—Noqueremosquenosoigan.—¿Lesponéisverdes?—No, pero hablamos de ellos sin disimulos y sin trabas.No siempre
mal, ¿eh? Y tú, antes de entrar en conversación, debes prometer nochivarte.—¿Yo?Soyunatumba.—PerotienesmuchaamistadconFran.—Perojamáslediríanadaquemehayacontadonadiesobreél.
Inmaletendiólamano.—Bienvenidaalclubde«chicassolas».Susanaselaestrechóconfuerza.Maikapuntualizó:—Y que conste que no somos lesbianas. Que nos gustan los tíos a
rabiar.Nopiensesquelode«chicassolas»tieneotraconnotación.Perodevezencuandoesungustazoreunirnosanuestrasanchasyhablardeellossinqueesténdelante.¿Túnolohacesnunca,Susana?—Todos losdías.Vivoconunahermanacincoañosmayorqueyo,y
todas las noches cuando nos reunimos sale alguno en nuestraconversación.—Fran,supongo.—Entreotros.Nosolohablamosdeél.Después de caminar un buen trecho llegaron a una calle estrecha y
entraronenunbarpequeñoyescondido.Sesentaronaunamesaapartadaaunqueellocalnoestabamuyconcurrido.—¿Quétomas,Susana?—Nosé,¿quémerecomendáis?—Aquí todoestábueno.La carne, el pescado, lasverduras...Nosotras
unasvecespedimosporseparadoyotrasunsurtidoytodasprobamosunpocodecadaplato.¿Lohacemosasí?—Pormíperfecto.En cuestiónde unosminutos escogierony encargaron la comiday la
bebida.—Bueno,Susana,yatehemosdicholaprimeranormadelclub.Ahora
vienelasegunda.—¿Haymuchas?—Importantes,soloestasdos.—Bien,dime.—Nadadementirasentrenosotras.—¿Mentiras?—Si te hacemos alguna pregunta que no quieras responder o surge
algún tema del que no quieras hablar, simplemente dilo. Pero nada dementiras.Aunqueteaseguramosquedeloqueaquísehablenosaldránimediapalabradeningunadenuestrasbocas.Todastenemoscosasquenoqueremosquesesepa.
—Perocomprendemosquetúeresnuevayquedemomentotecostarásincerarteconalguienaquiennoconocesmucho.Respetamostuposiblereserva,perononosmientas.—Meparecebien.—Yahoralasúltimasnoticias...¿Quétal,Maika?¿Tehasliadoyacon
tuvecino?—preguntóInma.—¡Ojalá!Peroqueva.Esdeuntímido...Lucíaaclaró:—Maikayyocompartimospisoyeneldealladoviveunchicoquela
tieneloca.Elchicoselacomeconlosojosysevealeguasquelaesperayvigila cuandoentray cuando saleparahacerse el encontradizo,peronopasadeahí.Yoestoyhartadedecirlequesiquierealgoconélvaatenerquemeterle cuello ella, pero esta dice que es de las tradicionales y quetienequeserélquiendéelprimerpaso.—Yasíllevanyameseshaciendoeltonto—añadióInma.—Pero es muy divertido —respondió la aludida—. Me acompaña a
menudo hasta la parada del autobús y se queda dándome conversaciónhastaquellega.MeofrecelasúltimaspelículasquesedescargadeInternet.Siemprenostienebiensurtidasdecosasparaver.—Peroyatedigoquenopasadeahí.HastalamadrelesueltaaMaika
algún que otro pildorazo alabando a su vástago. Algún día tienes quevenir,Susana,paraverlo.—Sí, y entre las tres le vamos a dar un empujón para que se caiga
encimadeMaikaaversilarozadeunapuñeteravez.—Niseteocurra,Inma,niseteocurra.—¿Ytú,Susana?¿Quétecuentasdetodaesahistoriaquesemontaron
RaúlyFranhacepocoporti?—No me hables, que pocas veces lo he pasado tan mal en mi vida.
CuandoLucíamecontóquesehabíanpegadopormiculpayqueamboshabíanacabadoenurgencias...—No es culpa tuya si los tíos son unos imbéciles que solo saben
solucionarsusproblemasahostias.Fransobretodotienelospuñosmuyligeros.Ahídondeleves,conesacaritadeniñobueno,queparecequenoharotonuncaunplato,sealteraconmuchafacilidadytieneunprontodeaúpa.
—Sí,ycuandoestácabreado,másvalequitarsedeenmedio.Supongoqueesoyahabráspodidocomprobarloalgunavez.—Conmigonosehaenfadadonunca.—¿No?Pueschica,hastenidosuerte.PeroélyRaúlsonmuyamigosy
muycoleguitas,nosécómosecabreótantocomoparairapegarle.—Yo tuve la culpadeeso.Meenfadémuchoconélporqueescuchéa
Raúl decirle a alguien que Fran no me soportaba, pero que me teníalástimayporesoseguíadandoclasesconmigo.—Meloestabadiciendoamí—dijoMaika.—Noséexactamenteaquiénera,peroparamísupusounpaloporquesi
hayalgoquenosoportoeslalástima.Nilasmentiras.LedijeaFranquenoqueríaseguirdandoclasesconélycuandoaveriguóelmotivosefueabuscaraRaúl.Yonoteníaniideadeloqueibaahacer,delocontrariolohubieraimpedido.—¡Estoshombres...!—Bueno,ytúconFran¿quétal?—Despuésdeesobien,hemosvueltoaseramigosotravez.—¿Amigos?—preguntóInmaburlona.—Sí, Inma, amigos y nada más. Yo le aprecio mucho porque es el
primeroquehe tenidonunca.Leayudocon lasclases,pero loqueélhahechopormínotieneprecio...Mehacetenerconfianzaenmímisma,mehahechosalirconvosotrosysentirmeagusto.—¿Yporquénoibasasentirteagusto?—volvióapreguntarInma.—Túnopuedesentenderlo; túeresguapay simpática.Noes fácil ser
una empollona y fea además. Lo que decía Raúl aquel día no es nadanuevoparamí,llevoescuchandocosascomoesastodamivida.Yanomesueleafectar.—NolehagascasoaRaúl,eselmayorgilipollasdelahistoria.—Yalosé,ynomehubieraimportadosinohubieracreídoquerepetía
palabrasdeFran.Sirealmentelashubieradichoél,símehabríandolidomucho.—Comprendo.—Perobueno,esoyaestásolucionado,Raúlinclusomehainvitadoasu
cumpleañoselsábado.—Mealegro.Creoquehamontadounafiestaportodoloalto.
—Sí,hastahaalquiladouna salaenunadiscoteca,paraquenadienosmoleste.—Puedepermitírselo,tienecantidaddepasta—añadióMaika.—Supadreesabogado,igualqueeldeFran.Losdosestánforrados.—YoestuveencasadeFranelotrodía.Esinmensa.TodaslasmiradassevolvieronconcuriosidadhaciaSusanadespuésde
escucharsuspalabras.—¿HasestadoencasadeFran?¿Enserio?Estasesintióligeramentecortada.—Sí...¿Porquémemiráisasí?—PuesporqueFrannohallevadoanadieasucasajamás.SoloRaúlla
conoce.—Bueno,amímellevóporquenecesitabaunordenadorparahacerel
trabajodeDerechoCivildelotrodía.Yllegaronlospadresymeinvitaronacenar...Lopaséfatal,tengoquereconocerlo.MesentaronenuncomedorquenieldelPalacioReal.—Sí,diceRaúlquetieneunpedazodecasa.—Noesunacasa,esunmuseo.Loúnicoquesesalvaessuhabitación.—¿CómoeslahabitacióndeFran?—Grande.Mayorque todoelapartamentoquecompartimosMerchey
yo.Ytieneunsistemadealtavocesmuychulo...Cuandosuenalamúsicaseven lucecitas de colores en el techo y... —De pronto se quedó calladaconsciente de que si decía lo de la cama todas iban amalinterpretar suspalabras.—¿Yqué?—Nada.—¿Cómo que nada? Te has puesto colorada como un tomate. Venga,
suelta...—Bueno,quelacamasemuevealcompásdelamúsica.—Demodoqueprobasteislacama.—Noenelsentidoquetúpiensas...solonosechamosaescucharmúsica.—Ya... Vamos, que conocemos a Fran y tiene las manos largas de
cojones.—Conmigono,osloaseguro.Soloestuvimosescuchandomúsica.ViendoelapurodeSusana,Maikacambiódetema.
—Dejemos eso y volvamos a la fiesta de Raúl. Decíamos que estámontandounafiestaportodoloalto.—Sí, hay que reconocer que generoso sí es—dijo Inma torciendo el
gesto.—¿Y a ti que te pasa con él? —preguntó Susana—. La noche del
botellónnodejastededarlecañatodoeltiempo.—Quiere ligar conmigo y yo no estoy por la labor, eso es todo.Me
molestamuchoqueuntíometratecomosifuerauncoñoconpatas.—¡Joder,Inma,quéfuerte!—dijoLucía.—Eslaverdad.Llevaintentandometermecuellounpardemesesyno
sedaporaludidoniconmiindiferencianiconmisdesprecios.—Esquenoestáacostumbradoaqueningunamujerpasedeél.—Algunaveztienequeserlaprimera.—¿Deverdadquenoteinteresa?—Porsupuestoqueno.—¿Nisiquieraparacomprobarsiesverdadloquedicen?—Estoyseguradequeesverdad.Todascoincidenynohaymásquever
lacaradegilipollasqueselesponealas tíascuandohablandel tema.Ybabeanporrepetir.—¿Quédicen?—preguntóSusanaintrigada.—Quetieneunapollaenormeyquesabeusarlademaravilla.—Creo que hasta tiene que comprarse condones especiales—añadió
Maika—. No hay una sola mujer que haya estado con él que no hayadisfrutadodelorgasmodesuvida.—¿Enserio?—Porlovistosí.Almenosesoesloquecuentan.—Un buen paquete sí que tiene—añadióMaika—. ¿No te has fijado
cuandollevalosvaquerosajustados?—Puesclaroquemehefijado—dijoInma—¿Yquiénno?Paraesose
lospone,elmuycapullo.—¿Túnotehasfijado,Susana?—preguntóLucía.—No,laverdadesqueno.—No,ellasolotieneojosparaotropaquete.Susanaenrojeció.
—¿Yo?Yonuncalehemiradoelpaqueteauntío.—¿Nisiquieraa«tuamigo»?—Nisiquieraaél.Memoriríadevergüenzasisedieracuentadequele
miroahí.—Pues deberías echarle un vistazo cuando ande distraído. Tampoco
andamalapañadoelchaval—dijoInma.—A Fran si le vi yo el año pasado en bañador —dijo Maika—, y
tambiénestábuenodecojones.—¡Oye!¿YtuJavi?—QuemegusteJavinoquieredecirqueestéciegaparaelrestodelos
hombres. Igual que el hecho de que Susana solo sea amiga de Fran noquitaquesedécuentadelobuenoqueestá.¿Verdad?—Prefieronohablardeeso—dijolaaludida.—Vale.Y volviendo a Raúl, Inma... ¿De verdad no te gustaría probar
con él? Está muy solicitado, pero parece que últimamente te dapreferencia.—¿Preferencia?Memira como si fuera un pastelito quemás tarde o
mástempranosecomerá.Yteaseguróquenovaacomerme.—¿Notegustaríatenerun«superorgasmo»?—Esosepuedeconseguirtambiénconunbuenconsolador.—Noeslomismo.—Porsupuestoqueno.Elconsoladornotraeunimbécilincorporadoal
quetienesqueaguantarlasveintipicohorasrestantes.Todasseecharonareír.InmamiróaSusana.—Noteestaremosescandalizando,¿verdad?—No, me estáis divirtiendo. ¿De esto hablan las mujeres cuando se
reúnenasolas?—Nosotrassí.—Ahoracomprendolodelsecreto.Alprincipiomechocóunpoco.—Es normal que hoy estés sorprendida pero poco a poco te
acostumbrarás y no te costará trabajo entrar en la conversación. Inclusohablar de cosas de las que hoy no quieres. A todas nos ha pasado alprincipio.—¿Queréisquecomaconvosotrasmásveces?Creíquelodehoyera
porlosapuntes.
—Porlosapuntestevasalibrardepagar,perosiadmitimosaalguienenelclubde«chicassolas»,esparasiempre.Nosgustaríamuchocontarcontigotodaslassemanas.—Bueno,comoveoqueunadelasnormaseslatotalsinceridad,voya
serfrancaconvosotras,aunqueenestetemanosuelohacerloymelimitoaponerunaexcusa,sobretodoconFran.Noandomuybiendedineroynosésivoyapoderpermitirmecomerfueradecasaunavezporsemana.Aunque desde que Franme paga las clases estoy algomejor, no puedoconsentirquemihermanacargueconlamayoríadelosgastosdelacasa.Quizáspuedapermitírmelounaodosvecesalmes,peronomás.—Túmisma.Teavisamosydecidessiteunesanosotrasesedíaono.
Perodeverdadquenosencantaráquevengas.—Tambiénamí.—Y te advierto que conseguiremos que hables de todo lo que no
quieres.Susanaseechóareír.—Yaveremos.Lucíamiróelrelojqueteníaenlamuñeca.—Chicas,vamosaterminardecomerononosdarátiempoallegara
casaysoltarlascosasantesdeirnosalabolera.
Capítulo13
—Este sábado estoy invitada a una fiesta—le dijo Susana a Mercheaquellanochecuandoambassesentaronacenar.Acababa de llegar de dar la clase con Fran y ambos habían estado
hablandodelafiesta.RaúlhabíaalquiladounasalaenladiscotecaGaudíycomenzaríasobrelasdocedelanoche,despuésdelacena.Maika se estaba encargando de recoger dinero para comprarle un
regaloytodoshabíancontribuidocondiezeuros.Habían quedado en reunirse en Plaza deArmas para cenar y darle el
regalo antes de ir a la discoteca, que estaba cerca. La cena sería en elMcDonald‘s demodoqueSusanapodía permitírselo, pero de lo quenoteníaideaeradequéibaaponerse.—¿TehainvitadoFran?—lepreguntóMerche.—No,suamigo.—¿Raúl?¿Eseporelquesesuponequeestásloca?—Sí,ese.—¿Yquévasaponerte?—Nolosé,laverdad.Supongoquecualquiercosaqueencuentreenel
armario.—Entuarmarionotienesnadaapropiado,Susana.—Puesalgotendráquevaler,porquenohaymaneradequenadatuyo
mequedebien.Nopuedopedirtenadaprestado.—No,esonohayformadearreglarlo.Yotengotrestallasmásquetú
decaderaydosdepecho.—Rebuscaréenelarmarioaverqueencuentro.—Nihablar,nopuedesirconlosjerseysquetehacenmamáylaabuela.—¿Yquéquieresquehaga?—¿CuántodinerotienesdelasclasesdeFrandeestasemana?—Sesentaeuros.—Pueshaztealaideadequehaestadoenfermoynohabéisdadoclase,
y pásatemañana por la tienda. Te buscaré algo apropiado y que no sea
muycaro.—¿Tú crees que debo gastarme todo ese dinero en ropa para una
noche?—Porsupuestoquedebes.VasairaunafiestaconFran.Laocasiónlo
merece.Yademás,¿cuántotiempohacequenotecomprasnada?—Desdeelverano.—Puesyaeshora.
El viernes por la tarde, Susana se fue directamente a los grandesalmacenesdondetrabajabasuhermana.—Ven,tetengoreservadasalgunascosas.Entraron en un probador y Merche sacó un montón de prendas del
almacén. Susana se las fue probando y al fin se decidió por llevarse unpantalón negro ajustado, una camiseta de lycra de cuello vuelto sinmangas azulina y una rebeca de encaje negro abrochada con un únicobotón.—Estásmuysexy,cariño—ledijosuhermana.Ellanosabíasiestaba
sexyono,perolaimagenqueledevolvíaelespejonoseparecíaennadaalaSusanadetodoslosdías.—¿No crees que el pantalón está demasiado ajustado? ¿Y demasiado
bajodecintura?Encuantomemuevounpocoenseñoelombligo.—Estáperfecto.Tuombligoesrealmentebonitoynotienesdemasiado
culo,perolotienesbienpuesto,puedespermitirtelucirlo.Noescondastusatractivos comohaces siempre, saca partidode lo que tienes. ¿Tequedaalgodedinero?—Diezeuros.—Vamosaversiencontramosunsujetadorconunpocoderelleno.—Puedopasarsinél.—Nihablar.Haydiseñosmuychulosqueteaumentanelpechounatalla
omás.Además,necesitasunpocoderellenonosoloporeltamañosinoporqueesacamiseta,conlossujetadoresqueusashabitualmente,temarcalospezonescomosifuerasdesnuda.Yvasatenermaloamásdeunotodalanoche.—No lo creo.Si fueran los pechos de Inma… ¡Son espectaculares!Y
estandoellanadievaafijarseenlosmíospormuchoquesemarquenlos
pezones.—Bueno, si quieres correr el riesgo… O quizás es eso lo que
pretendes…—No,tampocoeseso.Deacuerdo,vamosaversiencontramosalgo.Llegaronalaseccióndelenceríaybuscaronentre lasperchas.Pronto
Merche encontró un sujetador negro de encaje, con aros y un poco derellenodelatalladeSusana.Costabaunpocomásdeldineroquetenían,perolocogióigualmente.—Pruébateeste.Su hermana se había quedado mirando un camisón malva
semitransparente con el cuerpo de encaje y una falda corta de gasa ybraguitasajuego.—Merche,¿hasvistoesto?Esprecioso…—Síqueloes.—¿Túcreesquealgúndíapodréyoponermealgoasíparaalguien?—Puesclaroquesí,tonta.YalomejorhastaparaFran.—Esolodudo.¿SabesloprimeroquemedijocuandolecontéqueRaúl
mehabíainvitadoalafiesta?Puesquedeberíaestarcontentadequealfinsehayafijadoenmí.Sigueensustrecequeriendoenrollarmeconél.Soloesperoquenohaganingunatonteríaenlafiesta.—¿Cómoqué?—Comoponerleenuncompromisoparaquebaileconmigooalgoasí.—Oliarseamamporrossilohace…—Nolocreo.—No te preocupes.Ya verás como esta fiesta va a salir demaravilla,
estoysegura.
El sábado, el pequeño cuarto de baño de Susana y Merche era unhervidero de actividad. Después de ducharse y vestirse, su hermana seempeñóenpeinarla.Lerecogióelpelohaciaatrásconunaspinzasenunmoñoconlaspuntassobresaliendoporloslados,ydespuéslamaquillóunpoco.—Ydéjatelasgafasencasa—leaconsejó—.Nolasnecesitasparavera
laspersonasyenlasdiscotecassonunlatazoconelhumo.Imagínatequeestásenlaplaya.
—¿Túcrees?—Sí,hazmecaso.—¡Comotengaqueleeralgo…!—Losrótulosdelasdiscotecassonenormesyreflectantes,yFraneslo
bastantegrandecomoparaquenoloconfundasconningúnotro.—NoconfundiríaaFranconnadie,nisiquieraaoscurasyenmediode
unamultitud.Conozcosuolorperfectamente.—¿Ves?Másamifavor.Seapartóunpocoparamirarasuhermana.—Estásguapísima,nena.Noseastontaydaleaentenderdeunavezque
suamigoteimportaunrábano,yqueesélquientegusta.—Nopuedohacereso,loperdería.—Allátú…Perocreoqueteestásequivocando.Anda,dameunbesoy
vete,novayasallegartarde.SedespidiódeMercheysalióa lacalle sintiéndoseextraña,comoun
niñoconzapatosnuevos…Comounamujernueva.Se reunió con los demás en la puerta de Plaza de Amas, el centro
comercialmáscercano.AllíMaikaestabaenseñandoatodoselregaloquehabía comprado, un disco y unas gafas de sol, carísimas, que él estabapensandoencomprarse.Susanasepreguntócómopodíaalguiengastarsetantodineroenunasgafas,ellaspodríancomerquincedíasconlomismoytalvezlessobraríaalgo.Frannoestabaallí,llegódelosúltimos,yseparósorprendidoalverla.—¡Vaya!¿Ylasgafas?—Encasa.—¿Ynotendrásproblemassinellas?—Nolocreo.Lasnecesitoparavermuydelejosymuydecerca.Para
lasdistanciasmediasnotengoproblemas.Enlaplayanuncalasuso.—Estásmejorsinellas.—Todoelmundomelodice,peroprefieroveraestarmásfavorecida.—Quizássicambiaraslamontura…—Mis cristales son demasiado gruesos y todas las monturas no les
valen.Ylasquelesvalenysonbonitassondemasiadocarasparamí.Peroloprimeroqueharécuandoseaabogadoyganeunapastaseráoperarmelavisa,yadiósalasgafasparasiempre.Apartedebonitasofeas,sonun
latazo.SesentaronacomerenelMcDonald‘s.ASusanalehubieragustadoque
Fran se colocara a su lado, pero cuando todos se acomodaron él cayójustoenelotroextremodelamesa,entreLucíayCarlos.Comieronrápidamenteydespuéssedirigieronaladiscoteca.Talcomo
le había dichoMaika un par de días antes, allí el calor era asfixiante ySusanasealegródenohaberidoconunodesusjerseys.Ysabíaademásquea lo largode lanoche ibaa tenerquequitarse la rebecadeencajeyquedarsesoloconlacamiseta.Seacercaronalabarradondeteníandosconsumicionesgratispagadas
porRaúl,ySusanavolvióapedirseunMalibúconpiña.Teníaseddespuésde la pastosa hamburguesa con queso que se había comido y se bebiómediovasodeunsolo trago. Inmediatamentesediocuentadequeaquelno era como los que le había preparado Fran en el botellón, sino queestaba bastantemás cargado.Decidió seguir bebiendo conmás cuidado.Noqueríaemborracharseyestropearlanoche.Conelvasoenlamano,miróasualrededorbuscandoaFran,ylovio
al otro lado de la habitación hablando conMiguel. Se había quitado lacazadora ligera de entretiempo, quedándose con una camisa abierta decolorrojooscuro.Susanasequedósinalientoalverloguapoqueestaba.Ella nunca le había visto con una camisa, a la facultad siempre iba conjerseysocamisetasylanochedelbotellónestabaforradoderopayconungruesojerseydecuellovuelto.Tampocoleconocíaelpantalónnegroajustadodecortevaqueroquellevaba.Bebió lentamente otro sorbo de su vaso, dudando si acercarse a él o
integrarse en otro de los pequeños grupos que se habían formado en elinterior de la sala. Fran no parecíamuy deseoso de hablar con ella esanoche,apenaslehabíadirigidolapalabradeformamuysuperficialenelcamino, y durante la cena se había sentado lejos de ella, no sabía sivoluntariaoinvoluntariamente.En el centro de la pista se había empezado a formar un grupo que
bailabaunamúsicapegadiza,quehacíaqueselefueranlospies.Manu,unchicogrande,vecinodeRaúl,que lehabíanpresentadoen la cena, se leacercó.—¡Quésolitaestás!¿Nobailas?—Sí,ahora…estababebiendounpocoprimero.
—Comprendo.Necesitascogerunpocoelpuntoparahacerelgansoahíenmedio,¿no?—Másomenos.—A mí me pasa lo mismo. Pero creo que ya es suficiente, ¿no te
parece?Venabailar.Susanasesintióhalagada.Eralaprimeravezensuvidaqueunchicose
leacercabaylasacabaabailarsinquesetratasedealgunodesusprimos.Lesiguióhastalapistayseunieronalgrupoquesemovíaalritmodelamúsica.Sesintióenvueltaporellos,protegidayaceptadacomo lehabíaocurridolanochedelbotellón.Duranteunbuenratobailóconelvasoenlamano,tomandopequeños
sorbosytratandodenohacerdemasiadocasoasusedybebérselotododeuntrago.Decidióquesusegundacopalapediríasinalcoholeintentaríacalmar
su sed con ella. Jamás volvería a comerse una hamburguesa con quesoantesdeirabailar.Un rato después, Fran se unió al grupo de los que bailaban, pero se
colocó de nuevo muy lejos de ella. Susana se preguntó si la estabaevitandoosiellahabíahechoodichoalgoquehubierapodidomolestarle.Repasó mentalmente su escasa conversación de aquella noche y noencontró nada que pudiera haber dado motivos para su actitud. Y se leocurrió pensar queFranno era quien la había invitado a la fiesta y quequizásélnodeseabaqueellaestuvieraallí.Ysintiócomosiun jarrodeaguafríalehubiesecaídoencima.Suentusiasmoporelbaileseapagóyapesardeloquehabíadecidido,
cuando se acercó a la barra a por su segunda copa, volvió a pedir otroMalibúconpiña.Se sentó un poco a descansar, esperando en el fondo que Fran
aprovechaselaocasiónyseacercaraahablarleviéndolasola,peronolohizo.EncambiofueRaúlquiensesentóasulado.—Mealegraquehayasvenido.—Gracias.—¿Teloestáspasandobien?—Sí,bastante.—ElqueestáunpocoraroestanocheesFran,¿nocrees?
—No sé. Yo no tengo ni idea de cómo se comporta cuando va dediscoteca.Yatedijequesololetratoenelambientedeclase.Perositúlodices…Túeressumejoramigo,leconocesmásqueyo.—Está raro, sí.Lleva toda lanochehablandocongentecon laqueno
suelehacerloyunpocoalejadodenuestrogrupohabitual.Ytambiéndeti.Lanochedelbotellónestuvotodoelratopegadoaticomounsello.—Quizásporqueaquellanocheyonoconocíaanadieyselopedí.Alo
mejornoleapetecíahacerlo.—¡Cómonolevaaapetecer…!Élteapreciamucho,midienterotolo
confirma.—Ya,peroesonoquieredecirquedeseeestaramiladotodoeltiempo.
Alomejorinclusolemolestaquemehayasinvitadoporquehayaalguienaquíquelegusteynoquieraqueleveahablarmuchoconmigo.—¿Terefieresaalgunachica?Susanatratódetomárseloabroma.LaspreguntasdeRaúlnoleestaban
haciendo mucha gracia, le estaban haciendo pensar en cosas que nodeseaba.—A lo mejor un chico… No le conozco tanto como para saber sus
gustosenelterrenosexual.Raúlsoltóunasonoracarcajada.—Legustanlastías,teloaseguro.Ymucho.—Amíesomedaigual…—mintió.—¿Yatiquétegusta?Ynomedigasqueloslibrosporqueesoyalosé.
Además…—Amímegustanloshombres.—¿Algunoenparticular?Susanaenrojecióunpocoylemirótratandodeaveriguardóndequería
llegar.¿LehabríadichoFranalgoyestabatratandodetirarlelostejos?—Ningunoenparticular—volvióamentir—.¿Porquélopreguntas?—Curiosidad.Por la facultadcorre el rumordequevasporFran,yo
mismolocreíahastaqueélmedijoquetegustabaotro.SusanamaldijoaFranensuinterior.Loúltimoquequeríaeraqueaquel
niñato estúpido se creyera que estaba loca por sus huesos, e intentaraenrollarseconella.Aspiróunabocanadadeaireypreguntó.—¿Tehadichoquéotro?—preguntóconcautela.
—No.Dicequenoleconocepersonalmente,solosabedeélloquetúlecuentas.—Escierto—volvióamentir,suspirandoaliviada.Ella,quedetestabala
mentira, se estaba convirtiendo en una embustera empedernida—. Es unchicodemipueblo.Leveolosfinesdesemana.—Tambiéndicequeélpasadetiyquelollevasfatal.Susanasesintiómolesta.—¡Vaya,veoquetehacontadotodamivida!—No te enfades con él, es la costumbre. Somos amigos desde hace
muchosaños.—Esonoledaderechoacontartemisintimidades.—Melocontóporqueyocreíaquetegustabaél.—¿Quién,Fran?—dijonerviosa.—Sí,esloqueparece.Susanavolvióatragarsalivaytratandodeaparentarnaturalidad,dijo:—Fransoloesmiamigo.Elprimeroquehetenidoenmividayesoes
muyimportanteparamí.Quizásporesoparezcaotracosa.—Bien—dijo él dándole una palmadita suave en el brazo y dejando
luego la mano apoyada con negligencia en el mismo—. Puedesconsiderarmetambiénamíunamigo.Veoquemeequivoquécontigo.—¿Queteequivocaste?—Desde el principio pensé que le habías echado el ojo a Fran y que
utilizabaselrollodelasclasesparaengatusarle.—Nohaynadadeeso—dijosintiendolabocasecadenuevo.Bebióun
largotragodesuvasoyrezóparaqueRaúlsemarcharadeunapuñeteravez. No le gustaba nada la mano que apoyaba sobre su brazo. HabíaobservadoqueFranlesmirabadesdelapistaconmuchaatención,comosiestuvieraesperandoquesuamigosemarcharaparaacercarse.Elgrupoquebailabasehabíaidodisolviendopocoapocoylapistase
habíaquedadoprácticamentevacía.Raúlmiróelreloj.Eralaunaymediadelamadrugada.—Estoestádecayendo.Voyahablarconeldisk-jockeyparaquecambie
unpocolamúsica.Creoqueestállegandolahoradelasparejitas—dijoguiñándoleunojo—.Pormuchoqueahoranoestédemoda,nohayfiestaquesepreciesinunoscuantosachuchonesalcompásdelamúsica,¿note
parece?Ytuchicoestálejosynoteve,aprovéchateunpoco.Susanasesintióenormementealiviadacuandosemarchó.Miróhaciael
grupodondeFrancharlabayesperó impacienteque seacercara, aunquesolofueraparapreguntarleporsuconversaciónconRaúl,peroélno lohizo.«Joder,Fran¿porquépasasdemíestanoche?Mehegastadoundinero
quenomesobraencomprarmeesta ropapara ti,hedejadoqueMerchemeacartonelacaraconmaquillajeyelpeloconlaca,ytúnisiquieratehas acercado a hablarme desde que entramos en la discoteca. ¿Hayrealmentealguienaquíquenoquieresqueteveaconmigo?»,pensó.Apuróelvasoyfuealservicioaquitarseunpocodeenmedioparano
dar la sensación de que estaba sentada sola a una mesa, esperando quealguienseleacercase.Conocíadesobraesasensacióndelasfiestasdesupueblo.YestabaclaroqueFrannoteníaintencióndevenirensuayuda.Lanoche no estaba resultando tan prometedora como había pensado en unprincipio.Y si iba a empezar lahorade lasparejitas, comohabíadichoRaúl,ellanoestabadispuestaaquedarsesentadamirandocómobailabanlos demás. Pondría una excusa y se marcharía. Aunque Fran le habíaprometido la tarde anterior que la llevaría a casa cuando la fiestaterminara,Susanadecidióqueno ibaaesperarhastael final si lanocheseguíaasí.Habíavistounaparadadetaxisenlaesquina,apocosmetrosdeladiscoteca.Porunavezestabadispuestaapermitirseeselujo.Permanecióenelserviciomástiempodelnecesario,escuchandocómo
lamúsicahabíacambiadoyempezabanasonarbaladas,unadetrásdeotra.Cuandoleparecióqueyasuausenciapodríaresultarpreocupantepara
alguien que se hubiera dado cuenta de sumarcha, salió. Pero en la salanadieparecíahabernotado su falta.Raúlbailabaenactitudcariñosaconunachicaquenoconocía,ytambiénFranestababailandoconMaika.Ibaasentarse en el mismo sitio que había ocupado antes, pero Manu se leadelantóyagarrándoladelbrazolasacóalapista.—¡No,no,no,no…!Unachicanopuedepermanecersentadamientras
hayatíossinparejaenunafiesta.Eslanorma.—¿Ah,sí?Nolosabía.—Puesyalosabes.Laagarróporlacinturayempezaronamoverseporlapista.ASusana
lebastódar tresocuatropasosparacomprenderporquéManuno tenía
pareja.Nosolonosabíabailar,ellatampocoesquesupieramucho,peroalmenosteníasentidodelritmo,queeramásdeloqueteníaél.Suspiesempezaron a tropezar con frecuencia y algún que otro pisotón con susenormespieslehicieronarrepentirsedehaberaceptadosuoferta.—Losiento—sedisculpabaélencadaocasión.—Noimporta.—Séquenobailomuybien,perosolonecesitopráctica.Perosinadie
quierebailarconmigo,¿cómovoyaconseguirlo?Susanaseloimaginópidiéndolebailesalaschicasysiendorechazado
una y otra vez, y sintió lástima. Aquel chico era su contrapartidamasculina, e intuyó que si Fran no lo remediaba, iba a ser su pareja debaileparatodalanoche.Mientraslasacaraabailarellanoseríacapazdenegarse.Sabíademasiadobiencuántodolíaelrechazodelosdemás.—Nolohacestanmal—mintió—,solotienesquetratardeescucharla
músicayseguirla.Olvidalospasos.Peroerainútil,pormuchoquelointentabasuspiesseguíanchocando.Despuésdecuatroocincocancionesledijoqueteníaqueiralbañode
nuevo y le dejó en la pista confiando en que hubiera encontrado otraparejacuandoellavolviese.Regresó después de un par de canciones más, pero él parecía estar
esperándola y volvieron a bailar otras tres veces. Por el rabillo del ojoveía a Fran bailar con unas y con otras, y en un momento en que secruzaronmuy cerca él le sonrió con un gesto que ella interpretó como«¿te loestáspasandobien,¿eh?Nomenecesitasypuedodisfrutarde lafiestasintenerqueocuparmedeti».Sintió un regusto amargo subirle por la garganta y apretó los labios.
Manulonotóyledijo:—¿Tehevueltoapisar?Nomehedadocuentaestavez.—No, es que estoy un poco cansada.Me he levantadomuy temprano
estamañanaparaestudiar.NosésiRaúltehadichoquesoylaempollonadelaclase.Manulamiródearribaaabajo,conunamiradaqueningúnhombrele
habíalanzadoantes.Aunasílemolestómásquelahalagó.—Notienespintadeempollona—dijo.—Esqueestenoesmiaspectohabitual.Hoyvengounpocodisfrazada,
comoCenicienta.Peroalasdoceseacabarálamagiayvolveréaserladesiempre.—Lasdoceyahaceratoquepasaron.—Quiendicelasdoce,dicelascincodelamadrugada.Mañanavolverá
a aparecer la chica de la cola de caballo, las gafas y los vaquerosdesgastados.—Bueno, pues deja alguna prenda por aquí para que el príncipe te
localice.—EstudioDerecho, como comprenderás no creo en los príncipes.Mi
mundoestállenodedelincuentes.—Ydepijos—dijoManumirandoasualrededor.—Sí,tambiéndeesoshayunoscuantos.Peroenrealidadestenoesmi
mundo,yosoloestoyaquídeprestado.—EstásaquíporqueRaúltehainvitado.—Sí,claro,peronolohahechoporqueyopertenezcaasumundo.—¿Porquéentonces?—Esunalargahistoriaquenomeapetececontarahora.Un nuevo pisotón la hizo encogerse sobre sí misma y su ánimo se
desinfló. Fran seguía bailando sin parar cambiando de parejacontinuamente,ignorándola,ySusanasupoquenisiquieraibaadedicarleunapiezaaella.Cuandoterminólacanciónsesintióincapazdecontinuaren la pista viéndole abrazar a otras. Fran bailaba muy pegado a susparejas, no comoManu que guardaba las distancias, y ella imaginó loagradable que sería dejarse envolver por sus brazos, aspirar el olor aHugoBossquetantolegustaba,yapoyarlacabezaenesacamisarojaquetanbienlesentaba.SeseparódeManu.—Necesitodescansarunpocoybeberalgo,¿sabes?—¿Quieresquetetraigaunacopa?Yoinvito.—Notepreocupes,aúnmequedaunaconsumicióndelasquepagaRaúl
—mintió. Si le aceptaba una copa se sentiría en la obligación de seguirbailandoconél,yaesasalturasdelanochehabíadecididoqueyahabíatenidosuficientedeManuparaelrestodesuvida—.Yoiréporellaycreoquemelatomaréenelbañotranquilamente.Allíhaymenoshumoyhacemenoscalorqueaquídentro.—Comoquieras.Peronoirásamarchareya,¿verdad?Apenassonlas
dosymedia.Susanapensóqueesoeraloquedeseaba,deslizarsehastalaparadade
taxis sigilosamente ymarcharse a su casa, a rumiar su decepción en suqueridaalmohada,laviejaamigadesusmalosmomentos.Perosabíaquea esa hora probablemente Merche estaría despierta aún y no se sentíacapazdecontarleasuhermanaelchascoquesehabíallevadoconlafiestayeldineroenropatiradoalabasura.Despuésdeiralabarrayencargarun tercerMalibú con piña, se salió discretamente de la habitación y sesentó enuna especiedebloquedemaderaquehabía en el vestíbuloqueseparaba las dos salas. Como había esperado, el lugar estaba un pocomenosdensodehumoyelruidodelamúsicallegabamásamortiguado.Sequedóallíasolasybebiótranquilamentesucopa,dejandopasarel
tiempo y esperando que nadie la hubiera visto salir, y sobre todo que aManunose leocurriera irabuscarla.Noqueríaseguirbailandoconél,los pies doloridos por tanto rato de estar de pie y por los muchospisotones, ya no daban más de sí. Se quedaría allí un rato hasta quecalcularaqueMerchesehabíaacostado,yluegosemarcharía.Habían pasado poco más de veinte minutos cuando decidió que ya
estababiendepermanecerallí sentadacomounagilipollas,conunvasovacíoen lamano,haciendotiempo.Losojos leescocíandelhumode lasala y de llevar tantas horas sin las gafas, y quizás de algomás que senegabaaadmitirinclusoanteellamisma.Selosrestregóunpocoparaevitarlaslágrimasysedispusoaentrary
pedirleaMaikalafichadelguardarropaparasacarelbolsoylachaqueta.EsperabaquenoestuvierabailandoconFranenesemomentoporquenoquería que él se diera cuenta de que se iba. No tenía ganas de darexplicaciones.SinoestababailandoconMaika,nilonotaría.Peroantesdequeselevantaradesuasientoimprovisadolevioaparecer
enlapuertadelasalayavanzarresueltohaciaella.—¿Qué haces aquí? —le preguntó deteniéndose a su lado—. Estaba
preocupado, llevasmucho rato fuera.Hemandado aLucía al servicio abuscarteyyanosabíadóndepodríasandar.—Estoydescansando.—¿Yporquénolohacesahídentro?Aquífuerahacefrescoyademás
enlasaladealladohayunmontóndetíosborrachosyempastillados,nodeberíasestaraquísola.
—Nosemehaocurrido,perosimehubierasentadoahídentro,Manuhabríavueltoapedirmequebailaseconélymispiesyano lo soportanmás.Mehapisadodetodaslasformasposibles.—¿Yporquénoledicessimplementequenoquieresbailarmásconél?—Nopuedohacer eso. Simepide volver a bailar, aceptaré. Sé cómo
dueleelrechazodelosdemás.Fransonrióyseagachóunpocoamirarla.—¿Esporesoquellevastodalanochebailandoconél?—¿Porquésino?Nosoymasoquista.Peromesiento identificada,no
puedodecirlequeno.—Demodoqueloqueestásaquíesescondida…—Másomenos.Franlaagarródelamanoytiródeellahaciéndolalevantarse.—Ven,esotienefácilarreglo.—¿Noirásadecirlenada,verdad?Tematarésilohaces.—No le diré nada, pero bailaré contigo el resto de la noche y así no
tendráocasióndeacercarseati.¿Tepareceunabuenasolución?ElcontactodelamanodeFrantirandodelasuyalatentóaaceptar,pero
suorgulloysucorazónsedolierondequeélquisierabailarconellasoloparaprotegerladeManu,demodoquelorechazó.—Nopuedohacereso,Fran.Enrealidadestoycansada,quiero irmea
casa.Peroélnisiquieradiomuestrasdehaberlaoído;siguiótirandodeella
hacialapistadebaileyallílaenlazóporlacinturaconambasmanos.Ytodos susdeseosdeesanoche sehicieron realidadal fin.LosbrazosdeFranrodeándola,susmanosabiertasapoyadasen lacurva inferiordesuespalda.Sentíalosdiezdedos,unoauno,presionandopuntosvitalesdesucuerpo en la zona que quedaba al descubierto entre el pantalón y lacamiseta, que se subía ligeramente almoverse. El olor aHugoBoss lerodeabayeltactodesucamisaerasuavebajosusdedos,cuandolecolocósuspropiasmanosenloshombros.Podíasentirlosmúsculosfuertesbajola camisa y tuvo que contener el impulso de deslizar los dedos por laespalda y acariciarle.Respiró hondo.Las tres copas deMalibú parecíanempezarahacerleefectoenaquelmomento.NohabíasentidonadadeesobailandoconManu…peroesqueaellanolegustabaManu.Lasprimeras
canciones las bailaron en silencio. Susana disfrutó cada segundo de lasmismasydelaproximidaddeFran,muchomáscercainclusoquelatardequehabíanescuchadomúsicaensucama.ElpelodeFranlerozabalasmanosylehacíacosquillasenlosdedos.Y
supo que si iban a bailar durante el resto de la noche como él habíaprometido,probablementeellaibaacometerunatontería.Ylaideanoleimportódemasiado.Cuando la canción terminó, Fran no la soltó, y continuó abrazándola
esperandolasiguiente.
Después de dejar a Susana y cuando empezó a sonar lamúsica lenta,Raúl buscó a Inma. Esta bailaba con Carlos en aquel momento y él seacercóaLucía.Duranteunratoestuvobailandocontodaslaschicasdelapandilla,sin
lograracercarseaellayalfinviosuoportunidad.FranbailabaconInmaperonodejabademirarhacialosserviciospor
dondeun rato anteshabíadesparecidoSusana.Estuvoalquite, y cuandoterminólacanción,élseencontrabajuntoaellosyposólamanosobreelhombrodesuamigo.—¿Melacedes?—dijo.—Porsupuesto.Inmasevolvióylemiróconfijeza.—¿Algúninconvenienteenbailarconelhomenajeado?—Ninguno,simelopidesadecuadamenteynomerepartísentrelosdos
comosifueraunacosa.—Noeramiintención…—dijoFran.Raúlletendiólamanoyledijodeformaencantadora.—¿Ladamamásbelladelareuniónmeharíaelhonordeconcederme
unbaile?—¡Quépayasoeres!Deacuerdo,teconcederéunbaile.—¿Ymásdeuno?—Sitecomportas.—Loprometo.Lecolocólasmanoscomedidamenteenlacinturamientrasveíacómo
Fransalíadelasala.RaúlcentrósuatenciónenInma.—¿Cómoloestáspasando?—Bien,¿ytú?—¡Joder,niña!Esosuenaarespuestadecortesía.—Esloqueesperabasquedijera,¿no?—Claroqueno,sitelohepreguntadoesporquedeverdadmeinteresa
quete lopasesbien.Túytodoslosdemás.Soyyoelquehaorganizadoestoyquieroquetodoelmundolodisfrute.—¿Hubierasaceptadounacrítica?—Porsupuesto.¿Noteloestáspasandobien?—Todo lo bien que me lo puedo pasar en una discoteca. Tengo que
reconocerqueprefierolossitiosabiertosaloscerradosylostranquilosalosruidosos.—Ya.Yyo,comodiceSerratprefierounbuenpolvoaunrapapolvo.—Pues me temo que conmigo, lo único que vas a encontrar es un
rapapolvo.—¿Notienestérminomedio?—Quizás.—Puesmequedoconél.—¿Lodejamosenunosbailesyunpocodecharla?—Pormíperfecto.RaúldeslizóunpocomáslasmanosporlaespaldadeInmaylaacercó
aél.Encontrade loqueesperaba,ellanoprotestóysiguióbailandoensilencio. De pronto levantó la cabeza cuando vio que Raúl soltaba unacarcajada.—¿Dequéteríes?—Deesosdos.Inma siguió sumirada y vio a Fran y a Susana bailandomuy juntos,
mejillacontramejilla.—¿TútetragasesodequeSusanaestácoladaporuntíodesupueblo?—¿Quiéndiceeso?—Fran.Alpareceresloquelehadicho.Yellaacabadeconfirmármelo
amí.—Síesoesverdadlodisimulamuybien.Oaltíodelpueblolequedan
dostelediarios,sinouno.—Esoscaenestanoche.—A lomejor solobailanasíporqueestánagustounoconelotro.A
vecesunacanciónbonitateinduceaponerteunpocomelosaconalguienporquiennoestásloca.Lamúsicaemborrachaavecescomoelalcohol.—Túnocreesloqueestásdiciendo.—Puesclaroquesí.—Demuéstramelo.—¿Cómo?Éllerodeólacinturaconlosbrazosylaapretóunpocomás.—Bien, tómalo como un regalo de cumpleaños —dijo apoyando la
cabezaenelhombrodeélysedejóllevarporlamúsica.Animado,Raúlempezóadeslizarloslabiosporellóbulodelaorejaydescenderhaciaelcuello.—Ellímiteestáenlamejilla.Silorespetas,todoirábien.Raúlapoyólos labiosenelpómuloylosmantuvoallídurantemucho
tiempo. Inma permaneció quieta, con los ojos cerrados y el corazóndesbocado,deseandomandaraldiablosufirmepropósitodenoliarseconRaúl,ysalvarellalospocoscentímetrosqueseparabansusbocas.Peronolohizo.Continuóquietabailandounacancióndetrásdeotra.
A mediados de la tercera canción, Fran se inclinó sobre la oreja deSusanaylesusurróconunavozcargadadeintimidad:—Estásmuyguapaestanoche…Susanasintióque la saliva se le secabaen lagarganta,no soloporel
piropo,sinoporlaformaacariciadoraenquelohabíapronunciado.—¿TehasarregladoasíporqueeslafiestadeRaúl?Susanalevantólosojosylemiró.Losdeél,deesecolorentreverdey
marrón,teníanunbrilloextraño,comosidespidieranchispitasdoradasalaluzdelasala.—Nome he vestido así por ser la fiesta deRaúl, sino porque es una
fiesta—dijomolestadequesacaraasuamigoenlaconversaciónenaquelmomento.EljodidoRaúlsiempreestabaenmediodelosdos.—Entonces,¿notehasvestidoasíparaél?
—No me he vestido así para nadie. Bueno, sí, para mí misma. Parasentirmebien,parasentirmecomolasdemás.—¿Ylohasconseguido?—Sí,loheconseguido.¿Sabes…?Manumehadichohaceunratoque
notengopintadeempollona.ÉlriobajitoantelasalidadeSusanayconfirmo:—Nolatienes.Estásmuyguapaymuysexy.—¿Sexy?¿Yo?—Sí,sexy.—Vaya…gracias. Ese cumplido viniendo de ti, queme ves todos los
díasconlasgreñas,estodounhalago.Franno contestó, pero cuando la siguiente canción sehizomás lenta,
Susana sintióqueapretabaunpocomás suabrazo, tantoque suspechosempezabanarozarse.Sintióquelaspiernascomenzaronatemblarleyquenocontrolabalospasos,yrogópornoserahoraellalaqueempezaraadarpisotones.YtambiénporqueFrannoaflojasesuabrazo.—TehevistohablandoconRaúl.—Sí, ha venido a decirmeque se alegraba de que hubiera venido y a
ofrecermesuamistad. ¡Noséquébicho lehabrápicado!—dijo tratandodequitarleimportanciaydequeelmalditoRaúlnoacaparaseelrestodela conversación. Porque a esas alturas se sentía tan embriagada por lascopas como por la proximidad de Fran, y no sabíamuy bien ni lo quehacíani loquedecía.Noobstante,élseseparóunpocoparacontestarySusanasupoquehabíadichoalgoequivocado.—¡Québien,¿no?!Estarásmuycontenta.Quisogritarlequeestabacontenta,peronoporqueelimbécildeRaúlle
hubieradichodos frasescorteses.Noobstanteseencogiódehombrosydijo:—¡Bah,nomeimpresiona!Nosonmásqueunpardefraseshechasy
estoyseguradequenolassiente.Yestavezfueellalaqueseacercóhastacolocarsecomoestabanantes.Franvolvióacerrarlosbrazosentornoasuespaldayapoyólabarbilla
contralasiendeSusanayporunmomentolerozóconloslabioslafrente.Siguiendounimpulsoelladeslizólosbrazoshastasucuelloyhundiólosdedos en el pelo de la nuca, acariciándosela. Fran agachó la cabeza un
poco,almismotiempoqueellalevantabalasuyaparamirarle,ysinsabercómo,susbocasseencontraronySusanasintiócómolalenguadeFranseabríapasoentre sus labios.Ysedejó llevar.Seolvidódelmundo,de ladiscotecayde lagenteque lesrodeaba,desucuidadoendemostrarlesatodos, Fran incluido, que eran solo amigos. Respondió a su beso,torpementealprincipio,conelalmadespués.No supo si duró poco o mucho, solo era consciente de la sensación
cálidaque recorría todo su cuerpo, que él apretaba con fuerza contra elsuyo,delsabordesubocaquesemovíasobre ladeellaydesu lenguaquelaacariciabaconsuavidadyfirmezaa lavez,haciéndolatemblardepiesacabeza.Alfin,cuandoyacreíaqueibaaasfixiarseporfaltadeaire,él dejó de besarla, pero la mantuvo fuertemente apretada mientras elcorazóndelosdosgolpeabaconviolenciaensusrespectivospechos.Susananoqueríapensaren loque ibaasucederacontinuación,en lo
queibaadecirleél,nienloqueresponderíaella.SiguióabrazadaaFran,conscientedequesecaeríaalsuelosisesoltaba.Depronto,laparejaformadaporRaúleInmapasómuycercadeellosy
lamiradasocarronadelchicolehizocomprenderquehabíansidoinútilessusintentosdeunratoantesparaconvencerledequeFranyellasoloeranamigos.EstenotóunaligeratensiónenelcuerpodeSusanayabriólosojosque
mantenía cerrados. Siguió la trayectoria de los de ella hacia Raúl y unsabor amargo sustituyóal dulcey cálidoque sentía en suboca en aquelmomento. Aflojó el abrazo y le colocó lasmanos a ambos lados de lacintura,comohabíaestadohaciendoManutodalanoche,comosifuerandos extraños. Angustiada, Susana levantó los ojos hacia él, miró laexpresiónseriadesusojos,ysintióganasdellorar.—Losiento—leescuchódecirconvozroncaalavezqueseparabasu
cuerpodeldeella,limitándoseabailardemodoformal.—Yotambién…—balbuceótorpemente.Élcontinuódandoexcusas.—Perdóname… por favor, no te enfades conmigo. No sé qué me ha
pasado…mehetomadounpardecopasy...tevestandistintaestanoche...Tejuroquenoeramiintenciónbesarte…SoloqueríalibrartedeManu,ydepronto levantaste lacabezay tubocaestabaahí…simplementeestabaahí...Loentiendes,¿verdad?Susanasintióquelaslágrimasnublabansusojosyadeporsíirritados,
yparpadeóbajandolacabezaparaqueFrannoloviese.—Claro que lo entiendo… amíme ha pasado igual. Solo estábamos
bailandoydepronto…pueseso,quetubocaestabaahí.Yotambiénmehepasado con elMalibú y esta noche ha sidomuy extraña paramí.Me hahablado gente que nunca antes lo había hecho,me han invitado a bailarhombresquenosondemifamilia…nuncahabíabailadoconnadiecomolohehechocontigoestanoche…—Notepreocupes,nopasanada.Ningunodelosdostenemosnadaque
reprocharlealotro.Terminarondebailar lacanciónyantesdequeempezaraotra,Susana
seapartó.Sentíaqueseahogaba,que ibaa rompera llorarencualquiermomento.—Estoy muy cansada, Fran, y los ojos me escuecen de llevar tanto
tiemposinlasgafas—añadióporsiélhabíaadvertidoelenrojecimientodelosmismos—.Creoquevoyairmeacasaya.Éllamirófijamenteylasoltó.—Bien,siquieresirte,tellevo.—No,noporfavor,nolohagas.Hayunaparadadetaxisenlaesquina;
cogeréuno.—Nihablar,tedijequetellevaría.—Esoenelcasodequeyoaguantasehastaelfinal,perolafiestaaúnno
haterminado.—Es igual, Susana, yo también estoy cansado. Y mañana quiero
estudiar.—Nomehagasesto,porfavor...quédate—suplicó.YFransupoqueno
setratabasolodecansancio,sinoquenoqueríaquelaacompañase.Quelohabíajodidotodoalbesarla.—Estábien,comoquieras.Peroteacompañaréhastaeltaxi.—Nohacefalta,estáaquímismo.—Claro que sí, hay mucho gilipollas suelto en la puerta de las
discotecas.JuntossedirigieronalguardarropaysecruzaronconRaúl,quevenía
delabarracondosvasosenlamano.Susanasesintióenlaobligacióndeexplicarle:—Yamemarcho,Raúl.
Franseapartóunospasosyesperóaquesedespidierasoportandoconexpresiónhoscalamiradadivertidadesuamigo.—¿Tan pronto? ¿Y vais a perderos el chocolate con churros del
amanecer?—Metemoqueyosí.Franselotomaráporlosdos.—Bueno,comoqueráis—dijocomosinohubieraescuchadolaúltima
frase.—Graciasporinvitarme.—Denada,chica,hasidounplacer.Nosvemos.Seacercóadarleunbesoenlacaraycontinuósucamino.En un silencio ligeramente incómodo, Fran y Susana recogieron las
chaquetasysalieronalacallecruzandoelpequeñovestíbulodondeellasehabíarefugiadounratoantes.Unnutridogrupodechicosychicasestabanapoyados en los coches aparcados junto a la acera yFran la agarró delbrazoparahacerlapasarentreellos.Apenas unos metros más allá, estaba la parada de taxis, y Susana se
dirigióalprimerodelafila.—Buenasnoches—dijoFranabriéndolelapuerta.Ellasevolvióhaciaélymirándoleantesdeentrarlesuplicó:—Fran... esto… lo que ha pasado ahí dentro no cambiará nuestra
amistad,¿verdad?—Claroqueno.Estoesalgoquesuelepasaraveces,inclusoentrelos
mejoresamigos.Notienemayorimportancia,siningunodelosdosseladamos.—Estupendo…Hastaellunesentonces.—Hastaellunes.Ydameuntoquecuandoestésencasaparaasegurarme
dequehasllegadobien.—Deacuerdo.FranviocómoSusanaentrabaenel taxiyestegirabaen laesquinay
luego,sintiendoquelanochetambiénhabíaacabadoparaél,sedirigióasupropiococheysemarchóasucasa.
Susanaaguantóeltipocomopudoenelinteriordeltaxiycuandollegóasucasaabriólapuertayentrósigilosamente.
Buscó a tientas sus gafas y se las puso para darle el toque a Fran, ycuandoestelodevolvióenseñaldequelohabíarecibido,apagóelmóvily al fin, libre de miradas indiscretas y curiosas, se permitió romper allorar.Sinembargo,sumenteysucaráctermetódicoycontroladolahicieron
entrar en el cuarto de baño, quitarse la ropa para ponerse un camisóncómodoydesmaquillarseacontinuación.CogióunadelastoallitasdesmaquilladorasdeMercheyserestrególa
caraconfuerzasintiendoquelaslágrimasquecorríanabundantesporsusmejillasayudabanalimpiarelmaquillaje.Selavólacaraysecepillóelpelosindejardelloraryregresóalsalón
y se dejó caer en el sofá sin querer entrar en el dormitorio para nodespertarasuhermana.Peroapesardesusesfuerzos,lapuertadelahabitaciónseabrióyesta
apareció en el salón a oscuras. Se acercó a ella y se sentó a su ladocogiéndolelamano.—Mehaextrañadoquenoentrarasaacostarte.¿Quéhapasado,cariño?
¿Eslomismodesiempre?Susananegóconlacabeza.—No,estavezno.Esalgomuchopeor.—Nomeasustes,nena.—Loheestropeadotodo,Merche.¡PorDios,hehechounaestupidez!—¿Quétipodeestupidez?—Lehebesado.—¿AFran?—¿Aquiénsino?—Esonoestangrave.Yodiríaqueesestupendo.—¡Quévaaserestupendo!Esterrible.—Vamos a ver, Susana…Tú le has besado, pero eso es cosa de dos.
¿Quéhahechoél?—Mehabesadotambién.—Hija,entonceslaestupidezlahabéiscometidoamedias.—No loentiendes…Élpiensaqueha sidoculpa suya,peronoesasí.
Estábamos bailando, muy juntos…yo levanté la cabeza porque queríabesarle…ydeprontosucedió.
—Nena,creoqueestáshaciendoundramadealgoquenoloes.¿Acasonotegustó?—Claroquemegustó.Loqueesterribleesquedespuésseapartódemí
como si le quemara y me pidió perdón. ¡Joder, Merche… me pidióperdón!Hasidoalgo tanespecial, tanbonito.Miprimerbeso,yademásconalguienquemegusta.¡Ymepidióperdón!EstallóensollozosmásfuertesyMerchelaacunócomocuandoerauna
niña,yladejóllorar.—¿Ytúquéhiciste?—Pedirleperdóntambién.¿Quéotracosapodíahacer?Mercheesbozóunabrevesonrisaquesuhermananovio.—¡Vayaparqueestáishechoslosdos!—Yoloquenoquieroesqueestoafecteanuestraamistad.Estaba tan
raro después… tan serio. Aceptó sin rechistar cuando le dije que mevendríaenuntaxi...MiamigoFrannomehabríadejadovenirsola.Estabaincómodoyarrepentido,senotaba.Yyonovoyapodervolveramirarlealacaranuncamás,Merche,nunca...—Vamos,mujer,quenoesparatanto.Yaveráscomoelluneslascosas
estáncomosiempre…oquizámejor.—Novanaestarmejor.¡Sihubierasvistosucara!Estabahorrorizado
porloquehabíaocurrido.Merche no compartía la opinión de su hermana, pero la dejó llorar
consciente de que nada de lo que le dijera la iba a hacer cambiar deopinión.Ytampocoqueríahacerleconcebirdemasiadasesperanzasporsise equivocaba. Aunque creía que a los dos les estaba haciendo falta unempujoncito.Cuandoestuvomás tranquila la llevóhasta lacamacomosi fuerauna
niñapequeñayladejódormirhastamediodía.
TambiéneramediodíacuandoRaúlllamóaFran.Este,mediodormidoaún, pegó un brinco de la cama y contestó sin llegar a mirar quienllamaba.—Hola,tío.—Ah,hola—dijosinpoderocultarsudecepción.—¿Tepilloenmalmomento?
—Mepillasdormido.¿Quéhoraes?—Lasdos.Creíqueyatehabríasdespertado.—Medormímuytardeanoche.—Oye…¿Estássolo?Fransoltóunabrevecarcajadallenadeironía.—¿Conquiénquieresqueesté?—ConSusana,claro.Osvibesarosymarcharosjuntos.—Nomehablesdeeso.Todavíanomehedespertadodeltodo.—Entonces…¿Nohapasadonada?—Raúl…ahorano.—Bueno,puesquedamosparacomeryhablamos,¿vale?—Vale,damemediahora.
Media hora más tarde, sentados ante sendos platos de pasta en supizzeríafavorita,Raúlvolvíasobreeltema.Fran había esperado que no lo hiciera, no tenía muchas ganas de
recordar lo ocurrido la noche anterior, pero su amigo solo esperó eltiempoprudencialdequelessirvieranlacomida.—¿Quépasóayer?—Yatelohedicho:nada.—Nadano,osvibesaros.—Sí,perofueunerror.Interpretémallasseñales.—Explícatemejor.—Estábamosbailando,habíaquímicaymearriesguéabesarla. Jamás
hecometidounerrormásgrandeentodamivida.—¿Por qué lo dices? Os besasteis durante mucho tiempo y ella
respondía...Esosenotaba.—¡Vaya, qué bien te fijaste!—dijomalhumorado.Contra su voluntad
habíaestadoodiandoaRaúldurantetodalanoche.—Puesclaro.Lahabíainvitadoparaesoymealegróverquemisplanes
habíanfuncionado.—Nohabían funcionado.Susana respondió, pero no era amí a quien
estababesando.—¿Aquiénsino?
—Altíoquelegusta.—¿Tedijoeso?—No, pero lo leí en sus ojos cuando nos separamos. Su primer
pensamientofueparaél,losé.—Nopuedesestarsegurodeeso,amigo.—Síqueloestoy,Raúl.Túnosabeslocoladaqueestáporesetío.—¿Yquéhiciste?—Medisculpécomopude,leechélasculpasalascopasquemehabía
tomado y ella aceptó mis excusas. Pero estaba nerviosa e incómodadespués.Dehecho,losdosloestábamos.Dijoquequeríairseacasaynisiquiera aceptó que yo la acompañase. Se fue en un taxi. Esperosinceramentenohaberlo jodido todo. ¿Tú crees quedebería ir hoy a sucasaparahablarconellaytratardeexplicárselo?—¿Explicarlequé,tío?Loúnicoquepuedesexplicarleesqueestásloco
porellayquelabesasteporeso.Perosi loquequieresesquelascosascontinúencomoantes,creoqueconlasexcusasdeanochebasta.Ymañanatrátalacomosinadahubierapasado,comosinisiquierateacordaras.—¿Túcrees?—Porsupuesto.Hablandoenbasto, lamierdacuantomásse remueve,
máshuele.—Sí, quizás tengas razón. ¿Y a ti cómo te fue con Inma? También
estabaisbailandomuytiernos.—Nomejorquea ti.Parecíaque seestabaanimandoybailamosmuy
acarameladosduranteunrato.Dijoqueeramiregalodecumpleañosyyotenía la esperanza de que en realidad fuera algomás, pero a la hora demarcharnos se despidió demí con un besito en la mejilla y se largó adormir a casa de Maika, dejándome con dos palmos de narices y uncalentóndeldemonio.—¡Joder,vayados!—Ah,peroyacaerá...—Nosé,Raúl...MeparecequeconInmalotienesunpococrudo.—Quizásresulteunpocomáslargoymelotengaquecurrarmás,pero
aúnnohanacidolatíaqueledecalabazasaRaúlHinojosa.Teapuestoloquequierasaqueestáenmicamaantesdelverano,ocomomuchoantesdequeempieceelcursopróximo.Ymepagarácarotodoeltiempoquele
hetenidoquededicar.—¿Yporquétomartetodoesetrabajo?Hayunmontóndetíasdeseando
liarsecontigo,macho.—Seguirán ahí después. Pero conseguir a Inma es una cuestión de
orgullo.Yacaerá.—Joder...síqueparecemosdosamargados.—Anda, termina de comer que tú y yo siempre hemos sabido cómo
quitarnosdeencimalaspenasdeamor,¿verdad?—¿Conotraverde,comolamanchadelalasmoras?No,Raúl,novaa
funcionarconmigoestavez.Noquieroaotra.—Nomereferíaaeso,sinoalabolera.Vámonoslosdossolosatirar
bolashastadestrozarnoselbrazoylaespalda,yaecharfueratodalarabiayloscelos,ylaadrenalina.Sinculosdetíasninadaquenoslosrecuerde.—Acepto—dijoFransintiendoquelesentaríabiendescargarunpoco.
Ellunesporlamañana,Susanallegótemerosaaclase.Durantetodoeldomingo había esperado que Fran le mandase algún mensaje, o que lallamaraparavolveradisculparseoparapreguntarlecómoestaba,oalgo...algo que le dijera que se acordaba de ella y de lo ocurrido. Pero pormuchoquefueporlacasacomounazombisinsepararsedelmóvilynoquisosaliradarunavueltaconMercheporsi ibaaverla, transcurrióeldía sin ninguna noticia de Fran. Esperaba que no estuviera enfadado ysobretodoquenosesintieraincómodoconellaporloocurrido.Sehabíaacostumbradotantoasupresenciaque leresultabamuydolorosa la ideadequequisieracortarsuamistad.También leaterraba la ideadequehubieraestadodándolevueltasa la
cabeza y hubiera adivinado la verdad y deseara alejarse de ella, aunquefueraparanohacerledaño.Perocuandollegóaclase,FranestabayaallíconRaúlyseacercóaella
comosiempre.—Buenosdías.—Hola.—Tienescaradedormida.—Comotodosloslunes—añadióella.—Sí,esoesverdad.
—EsperoquenotepasarasayerconelDerechoCivil.—SoyunaadictaalDerechoCivil,yalosabes.—¿Tetraigouncafédelamáquina?—Bueno,aversiconsigodespejarme.Élsedirigióalamáquinadecafésituadaenelvestíbulojuntoaltablón
deanunciosySusana respiróaliviada.AlparecerFranno lehabíadadoimportancia a lo ocurrido y por lo tanto todo seguía igual que antes.Aunquenoparaella.Yanadavolveríaaserigualparaella.
Capítulo14
InmaseacercóaSusanaaquelmiércoles.—Susana,vamosaalmorzarhoyjuntas,¿tevienes?A pesar de lo mucho que le apetecía, recordó que solo tenía cuatro
eurosenlacarterayqueelbonobúsnoleduraríatodalasemana.—Losiento,megustaría,peronopuedo.Mihermananoseencuentra
muybienyquisierairyoaprepararlacomidaparacuandollegue.Nohabíamentido,Mercheestabaconlareglaynolopasabamuybien
en esas ocasiones. Cuando llegaba del trabajo solo deseaba ducharse yechaseunrato.Aunqueesonolahubieraimpedidoirsihubieratenidoeldineronecesario.—Es que los chicos están planeando hacer un viaje antes de que
empiecenlosexámenesyqueremoshablardeltema.—Tambiénlosiento,peroyonopuedohacerunviaje.—Será solo un fin de semana y a un sitio barato. No nos costará ni
muchotiemponimuchodinero.—No dispongo de ninguna de las dos cosas, por muy poco que sea.
Podéisdecidirloquequeráissinmí.—Entoncesnosvemosmañana.Yatecontaremos.Susanacogióelautobússintiendoporprimeravezensuvidaperderse
algo.Seríaestupendoirdefindesemanaconellosypasarmuchashorascon Fran, pero la situación económica de su familia no estaba paradespilfarros. Y si no iba a poder ir prefería quedar al margen de losplanes.
Al día siguiente, después de la clase, estaba segura de que Fran iba asacar el tema. No se equivocó. Estaban recogiendo los papelesdesperdigadossobrelamesadelauladeculturacuandoledijo:—Esperoquenotengasprisa;quierohablarcontigo.—Esonoesnuevo—dijoellariendo—,siemprelohacemos.—¿Vamosatomaralgooprefiereshablaraquí?
—Mejoraquí,noquisieraentretenermedemasiado.—Entoncesiréalgrano.Inmamedijoayerquetehabíacomentadolo
delviajeaElBosqueyquehabíasdichoquenopodíasir.—NodijoquefueraaseraElBosque,perosí,melocomentó.—¿Yporquénoquieresir?—Noesquenoquiera.—¿Entonces?No irás a decirme que tienes tanto que estudiar que no
puedesperderdosdías…—Puedo permitirme perder dos días de estudio, lo que no puedo
permitirmeespagarelviaje.—Vamos,Susana,nohablesantesdesabercuántocuesta.Hemoshecho
uncálculo.Elautobúsyelalojamientonosuperanloscieneurosyhemoscalculadounoscincuentamásparacomida.Pormuchoqueasuorgulloledolierareconocerlo,sabíaqueconFran
teníaquesersincera.Élnoibaaadmitirotracosaysedaríacuentasilementíayleponíaunaexcusafalsa.—Nodispongodeesacantidad.Puedequeparatinoseanada,peropara
míesmuchodinero.—No me digas eso, ya hemos acordado que durante la época de
exámenes daremos más clases. En un par de semanas lo habrásconseguido de sobra. Si no lo tienes ahora yo te lo prestaré y me lodescuentasdelasclases.—Aun así no puedo—admitió—.Las cosas enmi casa no estánmuy
bien. Mi padre ha tenido una avería en el barco y la reparación no esbarata.Yademás,estásintrabajo.Sinotrabajanogananada.Mercheyyoestamosmandandodineroacasasinqueéllosepa;creequemimadreselas está apañando con algunos ahorros… Pero no hay ahorros. Yo lesenvíotodoeldinerodetusclasesyMercheestáhaciendohorasextrasylosturnosacompañerosqueseloofrecenparaayudar.Deverdadquenopuedodisponerdeesedinero,Fran.Élleagarrólamano.—¿Deverdadessoloporeldinero?¿Noesporlagente?—Noesporlagente.Porprimeravezenmividaséquemelopasaría
muybien.Peronoimporta,supongoqueyahabráotrasocasiones.Franapretósumanoconmásfuerza.
—Déjamequeteinvite.—No.—Susana,comobienhasdichoantes,paramíesacantidadnoesnada.
Puedogastármelosenunoszapatos.—Pero paramí esmucho, no puedo aceptar. Prefiero que tengas los
zapatos.—Yono.Yoquieroquevengas.—Noinsistas,Fran.—Noseascabezota,noesmásquedinero.Yotedeboatimuchomás.
Mehassalvadoelcurso,voyaconseguiruncochenuevo,hashechoqueme enamore de mi carrera. Por favor, déjame invitarte o prestarte eldinero.Yamelodevolverássinoesteaño,elpróximo.Cuandolascosassearreglenentucasa.—No.—¡Joder,quécabezotaeres!—Síquelosoy,loreconozco.—¿Quépuedodecirparaconvencerte?Irá…Susanalecolocóunamanosobrelaboca.—No lo digas… por favor, no lo digas. Ya sé que estará, pero te
aseguroquesideseoirnoesporRaúl,sinoportiyportodoslosdemás.Por unmomento semiraron con intensidad y Fran estuvo tentado de
decir: «Pues hazlo por mí, y ven. ¿No comprendes que yo te necesitoallí?»,pero lamanodeSusanaseguía tapandosuboca.Despuésdeunossegundoslaretiró.—Elviajenoserálomismosinti.Ellasonrió.—Graciaspordecireso.Eslomásbonitoquemehandichoenmucho
tiempo.—Eslaverdad,almenosparamí.Agitada y nerviosa Susana se concentró en terminar de recoger sus
cosas y las guardó en el bolso de lona. Fran permaneció en silencio.Después se levantaron y juntos salieron a la calle. En la puerta de lafacultadsedespidieron.—Hastamañana.—No tehabrás enfadado, ¿verdad?Teagradezcoenormementeque te
hayas ofrecido a prestarme el dinero, pero comprende que no puedoaceptarlo.—Nolocomprendo,perotampocoestoyenfadado.Yametemíaqueno
querríasnioírhablardeello,peroteníaqueintentarlo.—Hastamañana—dijoella,yporprimeravezdesdequeseconocían,
seadelantóadarleunbesoenlamejilla—.Gracias.
Mercheestabacolocandoperchasconconjuntosdesujetadoresybragasdeencajecuandoalguienseleacercópordetrás.GirólacabezacreyendoquesetratabadeunclienteysesorprendióalencontraraFran.—¡Vaya!¿Comprandobragas?¿Algunatallaenespecial?Élnegóconlacabeza.—Teestababuscando.Herecorrido todas lasseccionesdeesta tienda.
Tengoquehablarcontigo.—¿DeSusana?—Sí.—¿Ocurrealgo?—Nadaquenopodamossolucionarentrelosdos,espero.—Nopuedohablarahora—dijoellamirandoasualrededor.—Losupongo.¿Aquéhorasales?—Alasnuevedelanoche.Hoyhagoturnodoble.—Teestaréesperando.Fransemarchó.Aquellanoche,cuandoMerchesalióleencontróenla
puerta.Nohabíadejadodedarlevueltasalacabezadurantetodalatardealoqueéltendríaquedecirle.¿Iríaacasoapreguntarleporlossentimientosdesuhermana?Paraellalosdeélestabancadadíamásclaros.—Hola—saludó.—Hola.Setevecansada.—Entréestamañanaalasnueveymedia,yllevodepietodoeldía.—Susanamehadichoqueestásechandohorasextras.Ellaseencogiódehombros.—Hacefalta.Esalgotemporal.—Subealcoche,tellevoacasa.—¿Enserio?Nosabescómoteloagradezco.Aestashoraselautobús
valleno.—Asípodremoshablarconmástranquilidad.SubieronalcocheyFranarrancó.—Me tienes sobre ascuas. No se me ocurre qué tienes que decirme
sobremihermana.Notendráalgúnproblema,¿verdad?—Noeseso.Nosésitehabrácomentadoqueestamosorganizandoun
viajeparapasarunfindesemanaenElBosqueantesdequeempiecenlosexámenes.—Nomehadichonada.—Noquierevenir,dicequenotienedinero.—Yesverdad.—Ya sé que es verdad, pero quizás haya alguna forma de arreglarlo.
Ellaseniegaenredondoahacerlo.—Nosé,Fran…—Noesmuchodinero,setratasolodecientocincuentaeuros.—Puedequenoseamuchoparati,peroparanosotras…—Es lo mismo que me dijo Susana. Y me explicó lo del barco de
vuestropadre.Yomeofrecíaprestarleeldineroeinclusoapagárselosinmás,peronoquierenioírhablardeello.—Sí,esmuypropiodeella.—Tienesqueconvencerlaparaqueacepte.Susanatienequevenir.—Nadamegustaríamás,Fran,peromihermanaesmuycabezota.—¿Y si te presto el dinero a ti? No hay ninguna prisa en queme lo
devuelvas.Nisiquieratienesquedevolvérmeloaunqueledigasaellaquesí.Yoestaríaencantadodepagárselo.—Nopuedomentirlesobrealgoasí.Susanaesmuyorgullosayjamás
loaceptará.—Porfavor,Merche,ellatienequevenir.—¿Puedopreguntarteporquétienestantointerésenquevaya?Frandesvióporunmomentolavistadelacalleylamiró.—¿Y tú lo preguntas? ¿Hay alguien que se lomerezcamás que ella?
Estudiacomounaburraparaseguirconlabeca.Ynuncahapodidohacernadaasí,túsabesquenuncahaidonideviajenideexcursión.Ahoratieneamigosyellaquiere ir.Ysoloeseldinero loquese lo impide,malditasea.Noesjusto—dijoconvehemencia.
—No,noloes.Perohaymuchascosasquenosonjustas,Fran,ySusanaestodaunaexpertaeneso.—Yalosé,peromeresistoaaceptarlo.Sobretodopordinero.Yotengo
dinerodesobraymeharíamuyfelizpoderinvitarla.Además,elviajenoseríalomismosinella.Merchesonrió.—Estábien.Tratarédepensarenunaformadequeloacepte.Frantambiénsonrióconvencidodequeteníaunaaliada.—Hazlo,porfavor.Nomeobliguesasecuestrarla.—Dameunpardedías,seguroquesemeocurriráalgo.¿Tengounpar
dedías?—Tienescasitressemanas,aunquelasreservashayquehacerlascuanto
antes.—Dametuteléfono,tellamarépronto.Habíanllegado.—Graciasportraerme.—Nohaydequé.Creoqueyaelcochesabevenirsolo.Noledigasa
Susananadadeesto,¿eh?—Porsupuestoqueno.Merchebajódelcocheysonriómientrascruzabalacallehaciasucasa.—Cariño,vasairaeseviajeaunqueyotengaqueempeñaralgo.
Capítulo15
Sevilla.Mayo,1999Susanaestabaestudiandocuandoescuchólasllavesdesuhermanaenla
cerradura. Sonrió. Era su cumpleaños y había visto en el frigorífico lacomidaespecialqueMerchehabíapreparadoparaella.—Felicidades,cariño—ledijoalentrar.—Gracias,Merche.—Enseguidacenamos.—Yahevistoquehaspreparadolasañaytartadechocolate.—Porsupuesto.Tienesqueapagarveintiunavelas.—Yasoymuymayorparaeso.—¡Quetelocreestú!Yasabesquesoymuytradicionalyconmigonote
valen excusas. ¿Y qué pintas son esas? —dijo mirando el pijama quellevaba puesto—. Ya puedes arreglarte un poco para cenar. Es tucumpleaños.—¿Peroquémásda,siestamoslasdossolas?—Amínomedaigual.Pasodequenohayasqueridoquetehagauna
fiestaeinviteatusamigos,peronovoyacenarcontigoenpijama.—¿Peroquéquieresquemeponga?—Guapa.—¡Caray,Merche!Notengoganasdecambiarme.Imaginaquellevoun
vestidopreciosoydéjameestarcómoda.—¡Venga! Yo me he molestado en hacerte tu comida favorita esta
mañanaytúvasacomplacermeenesto,¿verdad?—Deacuerdo.—Ytepeinasunpocoytodoeso.Tienesquesalirguapaenlafoto.—¿Fotostambién?—Porsupuesto.—Estábien,comoquieras.Ahorasalgo.Vecalentandolacomida,estoy
muertadehambre.Entróen lahabitacióny sepusounpantalón rojoyunacamisanegra
quesehabíacompradonohacíamuchodetelasuaveyagradable.Desdelatarde en que Fran le dijo que era suave, procuraba que toda su ropatambién lo fuese.Secepillóelpelodejándolo suelto.SiMerche le ibaahacerfotos,loutilizaríaparataparseunpocolacara,comohacíasiempre.Noerafotogénicanisalíabienenlasfotos,pormuchoquesuhermanaseempeñaraenlocontrario.Despuésvolvióalsalón.LoprimeroqueviofueaFranayudandoaMercheaponerlamesa.Se
quedóparada.—¿Quéhacestúaquí?Élsonriómientrascolocabalasservilletasjuntoalplato.—Estoyinvitadoacenar.Susanamiróasuhermanaquesonreíaconpicardía.—Medijistequenoqueríasunafiesta,peronodijistenadadeinvitara
unamigo,¿verdad?—No, pero yo no quería que nadie se enterase de que era mi
cumpleaños.Franseacercóhastaella.—¡Vamos,noerestanviejacomoparaeso!¿Cuántos?—Veintiuno.—¿Ves? Yo soy un año más viejo que tú. Felicidades —añadió
inclinándoseybesándolaenlamejilla.—Gracias —respondió sonrojándose y maldiciéndose por ello. Para
disimular su turbación se puso a ayudar a colocar los cubiertos. Y sesentaronlostresacenar.—¿Porquénoqueríasunafiestadecumpleaños?—Merchesabeporqué.—Una vez cuando era muy pequeña le preparamos una y no vino
nadie...fueterrible.—Peroeso fuehacemucho tiempo.Ahora teconstaque lapandillasí
vendría.—Sí,esposible.Peroademásesquemedamuchocorteserelcentrode
atencióndetodoelmundo.Noestoyacostumbrada,Fran.—Puesmetemoquedeestanotevasalibrar.Yaselohedichoatodo
elmundoyestánpreparandounbotellónparaelsábado.—¡PorDios!¿NoiréisahacermealgocomolodelcumpleañosdeRaúl
conregalosytodo?Yonopuedoorganizarunafiestacomoaquella.Porfavor,encárgate túdequesoloseaunbotellóncomolosdemás.Quenomecomprennada.Fransonrió.—¿Quévoyahacercontigo?Notepreocupes,nohabráregalosenel
botellón,teloprometo.—Gracias.Susanasediocuentadequehabíaperdidotodoelapetitoquetenía.Lo
último que esperaba era tener a Fran sentado a su mesa aquella noche.Merchenolehabíadichonimediapalabradelasuntoyalgoledecíaquesuhermananohabíaterminadoconlassorpresas,porsucarapicaronaysumiradachispeante.Después de la cena encendió las veintiuna velas y sacó la cámara de
fotos.YSusanasoplócontodassusfuerzastratandodeapagarlastodas.Lecostótresintentosconseguirlo,peroalfinpudieroncomerlatarta.Eralatartadechocolatequesumadresiemprelepreparabaparasucumpleaños,sufavorita.Susanasediocuentadequeamedidaqueelpostreibaterminando,una
ligeraexpectaciónseibaapoderandotantodesuhermanacomodeFran.—Bueno,yahoraelregalo—dijoeste.—¿Regalo?Dijiste...—Dije que no habría regalos en el botellón, pero supongo que no te
dará corte abrir uno delante de mí, ¿verdad? Es uno solo, de parte detodos.—Fran...—Serámejorquelasientesenelsofá—aconsejóMerche.Franlacogiódelamanoylasentóenelsofá,haciéndoloélasulado.
Levantóelcojínquehabíacontraunodelosbrazosysacódedebajounacajacuadradaqueparecíadebombones.—Ten.Con mano temblorosa rasgó el papel azul brillante y abrió la caja.
Dentro encontró un sobre con elmembrete de una conocida agencia deviajes.Levantólavistahaciaelchicoquelesonreía.—Ábrelo.Susana logró levantar la solapa del sobre, que no estaba cerrada del
todo,ysacóunosbilletesdeautobúsyunareservadehotel.—¿Qué...quéesesto?—LosbilletesparaelviajeaElBosque.—Fran...—dijosintiendoqueunaslágrimasemocionadasempezabana
asomar en sus ojos. Él le puso dos dedos sobre los labios para hacerlacallar.—Calla... Sé lo que vas a decir.Que esmucho dinero, que no puedes
aceptarlo.Antesdehacerlo,leelatarjeta.Nosehabíadadocuentadequeademáshabíaunatarjeta.Leyó:«Elviajenoseríalomismosinti.Carlos»«Nopuedesfaltar.Maika»«ArmaremosladeDios,notelopuedesperder.Raúl»«Hayquecogerfuerzasparalosexámenes.Lucía»«Laschicassolasnosepuedenquedarcojas.Inma»«Unviajedefindecursonoestalsinsuempollonaparticular.Miguel»«Si no aceptasme castigarás amí también, porque yomequedaré en
Sevillacontigo.Fran».LevantóhaciaélunacaraarrasadadelágrimasyFranlarodeóconlos
brazos y la apretó con fuerza.Merche se levantó discreta y salió de lahabitacióndiciendo:—Voypormiregalo.—Todoestoescosatuya,¿verdad?—preguntóconlacaraenterradaen
suhombroymientrasélleacariciabaelpelo.—¡Puesclaro!Nopensaríasquemeibaairdeviajesinti.Comobien
dice Carlos, no sería lo mismo—susurraba Fran en su oído—. Nadiesabíaquécomprarte,asíqueatodoslesencantólaideacuandoyopropusereunireldinerodetodosypagarteelviaje.—Peroelviajeeraunapasta,seguroquenohabréisreunidotanto...—Reunimosbastante,yelresto...—Elrestolohaspuestotú—dijolevantandolacabezaymirándole.—Pues claro.Yo soymás amigo tuyoque losdemás,mi regalo tiene
que ser también mayor que el de los demás. No puedes quitarme esasatisfacción.—Gracias—susurróbajito.—De nada. El regalo es también para mí. Y para todos. A nadie le
apeteceirsinti.—¡Noexageres!—dijosonriendoentrelágrimas.—Bueno,diréqueamínomeapeteceirsinti.—¿Porqué?—Pues porque eresmi amiga y te lomerecesmás que nadie.Hemos
trabajadodurocodoconcodoytambiénquieroquenosdivirtamosjuntos.—CuandodijistequetequedaríasenSevillasiyonovoy,nolodecías
enserio,¿verdad?Franhizounamuecadivertidaconlabocaycontestó.—Estabadudandoentrequedarmeosecuestrartedirectamente.Perono
mehubieraidosinti.—¿Porqué?—Porque no me apetece. Tengo que reconocer que estoy celebrando
comouncríotuprimerviaje.Comosifueraelmío.—Soymuyaburrida,teloadvierto.—Esoyaloveremos.UnadiscretatosanunciólaentradadeMercheenelsalón.Franlasoltó.
LachicatraíaunaenormecajaenvueltaenelpapelderegalodeC&A.—Ten,esteesmiregalo.Tambiénparaelviaje.Susanarasgóelpapelyabrió lacajablanca,ysurespiraciónseparó,
incrédula.Levantóhaciasuhermanaunosojosqueechabanchispas,peroaquellasonreíaburlona.—¿Nolosacas?Tragandosalivasacóuncamisónentonomalvaconelcuerpodeencaje
y la falda corta y transparente y unas braguitas de encaje a juego. Elmismo que habían visto cuando se compró el sujetador para elcumpleañosdeRaúl.—PorDios,Merche...—logróbalbucear—,voyairaunviajedefinde
curso,noaminochedebodas.SuhermanaclavólamiradaenFran,queteníalasuyafijaenlaprenda,
conlosojosmuyabiertosynomenosasombradoqueSusana.—¿No sabes, nena, que el ochenta por ciento de los jóvenes tiene su
primeraexperienciasexualenlosviajesdefindecurso?—Quizásotros,peronoyo.Terecuerdoquenohayprecisamenteuna
cola de tíos esperando que haya un viaje de fin de curso para acostarse
conmigo—dijoalgobruscaparadisimularlavergüenzaqueleproducíaqueFranvieraaquellaprendaysobretodoloqueimplicabanlaspalabrasdesuhermana.—Mira,cariño,nuncasesabe.Amímepasó.—¿Ati?—Sí,amí.Enelviajede findecursodel instituto.Habíaunchicode
otraclasequemegustabamuchísimo,yélnuncahabíademostradofijarseen mí, pero sin embargo durante el viaje charlamos y nos tratamosbastanteylaúltimanochesepresentóenmihabitación.Diosmío,Susana,cuandoyoabrílapuertaconelcamisóndefraneladecuelloaltoquenoscompraba mamá por aquella época, quise morirme de vergüenza, asícomocuandoélentróymeloquitóymequedéconlasbragasdealgodóndeflorecitas.Enmividamehesentidotanmal.Noquieroqueesotepaseati.Telollevasalviajeysinosetepresentalaocasión,puesloguardaspara otra vez y ya está. Pero si alguien llama a tu puerta, te encontrarásumamentesexyyatractivaconél.Susanasecabreó.Nopodíacreerquesuhermanaleestuvierahaciendo
aquellodelantedeFran.—¿Quién va a llamar a mi puerta, joder? Parece mentira que no lo
sepas.—No lo sabes —dijo encogiéndose de hombros—, a lo mejor Fran
sabe de alguien que esté interesado y le susurra al oído que tienes uncamisónpreciosopararecibirle.Aterradasevolvióhaciaél.—Fran...¡Noseteocurradecirleestoanadie,¿meoyes?!—Claroqueno—dijoélconvozextraña.—¡PorDios,yaRaúlmenosqueanadie!Tematarésialguienseentera.—Noselodiréanadie, te loprometo.PeroMerchetienerazón,¿por
quénopuedehaberalguieninteresadoenllamaratupuerta?—Porquenolohay,ytúlosabestanbiencomoyo.Además,yonovoy
alviajealigar.—Claroqueno,peroaunasí,deberías llevártelo.Yno teenfadescon
Merche,elcamisónesprecioso.Seguroqueestásguapísimaconél.—Pero...—Pero nada—cortó su hermana—. Está decidido. Y ahora vamos a
tomarnosunacopitaparaquetetranquilices.—Yotengoqueconducir—dijoFran.—Unrefrescoentonces.Susana colocó la caja sobre lamesay sirvióunasbebidas.Cuando le
dio a Fran el vaso con coca-cola le sorprendió mirando la caja conexpresión ausente. Y hubiera dado cualquier cosa por saber qué estabapensando.—¡PorSusana!—dijoFran.—Porqueestreneelcamisón—añadióMerche.Lamiradaasesinaqueledirigióhizoreírasuhermana.Franbebiósu
vasocasideungolpe,sinhacerningúncomentario.Despuéssemarchó.Apenas se cerró la puerta tras él, Susana se volvióhaciaMerchemás
furiosadeloqueestalahabíavistonunca.—¿Porquémehashechoesto?¿Estásloca?¿Porquénolehaspedido
directamentequemeecheunpolvo?—¿Notegustaelcamisón?—Claroquemegusta.PeropodríashaberesperadoaqueFransefuera
paradármelo.¡PorDios,memuerodevergüenzasolodepensar...!—¿Qué?¿Queteimagineconélpuesto?Paraesolohehecho.Quería
queéllovierayseloimaginara.—YseguroqueahorairáacontárseloaRaúlytratarádeconvencerlo
dequellameamipuerta.—Nolocreo.—¿Queno?Todavíasigueempeñadoenquemeenrolleconél.Menos
malqueRaúlesuncapullo,peronolegustoynocreoquelohaga.AndadetrásdeInma.—Túllévateloyyaveremosquiénsepresenta.—Nopiensohacerlo.—Claroquesí.—No.Novoyaponermeesecamisónyesperarcomounagilipollasa
alguien que no vendrá. Es como si le pones a una caja de bombonesrancios un lazo brillante esperando que alguien pique y se los coma.¡Joder,no!—Nena,tevasallevaresecamisónalviajetelopongasono,porquesi
nolohacesvoyallevárteloalautobúsylosacaréallíparaquetodoslo
vean.—¿Y qué más da que todos lo vean, si el que yo no quería que lo
hubieravistoyalohahecho?Nomeatrevíaniamirarlealacara.—Peroyosílohemirado.¿Yquieressaberloquehevisto?—¡No! No me digas nada más, ¿quieres? Porque lo que tú estás
pensandonovaasucederyyonoquieronisiquierahacermeunapizcadeilusión.—Vale,yamecallo.Perolometerásenlamaleta.—Deacuerdo,peronocuentesconquemeloponga.
Capítulo16
TalcomoFran lehabíaanunciado,elsábadosiguienteseorganizóunbotellónpara celebrar el cumpleañosdeSusana.Era la primeravezqueestacelebrabaunofueradelentornofamiliaryestabaunpoconerviosa.Esperaba que la noche no acabase como el cumpleaños de Raúl, que
tantailusiónhabíadespertadoenellaalprincipio,yalfinalnadafuecomoesperaba.Paraempezar,Frannosehabíaofrecidoarecogerlacomootrasveces
quehabían salido juntospor lanocheySusanahabía supuestoque teníaalgo que hacer, aunque le había asegurado que estaría allí a la horaprevista,ytambiénquelallevaríaderegresoasucasa.Cogió el autobús hastaLaAlameda, donde habían quedado, y cuando
llególamayoríadeamigosyaestabaallí,conlaúnicaexcepcióndeFranyCarlos.Todoslafelicitaroncomosieldíadesucumpleañosnohubierapasado
ya,ylabesaron.—¿Tehagustadoelregalo?—Claro queme ha gustado, pero es demasiado, no teníais que haber
gastadotanto.—En realidad no sabíamos qué comprarte.No conocemos demasiado
tusgustos,asíquenosencantóqueFranpropusieralodelviaje.—¿De verdad queréis que yo vaya? ¿No es cosa de Fran? Se ha
empeñadoenbuscarmeamigosatodacostaysehatomadomuyenseriointegrarmeenlafacultad.Siemprehesidobastantesolitaria.—De verdad. No te habríamos comprado el billete si no fuera así.
Aunque hay que reconocer que él está entusiasmado. No sé qué habríahechosinohubieraspodidovenir.SusanaignorólafrasedeMaikaycontinuóenlamismalínea.—Noquisieraqueéloshubieraforzadoaaceptarmipresencia.—No seas tonta, no tenemos cinco años. Nadie impone a nadie, por
muchoqueFraninsista.Miguelmiroelreloj.
—Bueno,aversivienenyaesosdos,queyoestoydeseandotomarmeunacopa.—Puestómatela...—dijoSusana.—Nomedejan.Dicenqueelprimerbrindistenemosquehacerlotodos.
Eslanormadeloscumpleaños.—Puesesraroquenoestényaaquí.Franporlomenosessiempremuy
puntual.—Teníaalgoquehacerestatardeantesdevenir—dijoRaúl.Al final los dos chicos aparecieron. Fran llevaba una gran caja en la
manoySusanasealarmó.—Noseráotroregalo,¿verdad?Meprometiste...—Noesunregalo,eselpostre.TodoelgruposeapartóparadejarsitioenelbancoyFrancolocó la
caja, que en el centro tenía estampado el membrete de una conocidapastelería. InmacogióaSusanade lamanoy lahizo sentarse juntoa lacaja,y todos,unoporuno,se fueronacercandoabesarlay felicitarleelcumpleaños.—Ahoratocasoplarlasvelas.—¡PorDios,no!—dijomirandoaFranconojossuplicantes.—PorDios,sí.—dijoCarlos.Fran,quenolahabíafelicitadoaún,seinclinósobreellaparabesarlay
lesusurroaloído:—Losiento,nohepodidoevitarlo.Hasidocosadeellos.Lesadvertí
quenoqueríasnadadeesto,peroseempeñaron.Dicenquenohayfiestadecumpleañossinsurespectivatarta.Abrieron la caja y colocaron las veintiuna velas en círculo sobre la
mismaybastanteseparadasparaquelecostaraapagarlas.Alfin,ycomoSusanase temía, lecantaronelcumpleañosfelizagritosenmediode laplaza,haciendovolver lacabezaa todos losdemásgruposcongregadosen losalrededores.Conel rostroencendidodevergüenza,Susana soplócon todas sus fuerzas, tratandode acabar cuanto antes con todo aquello.Perolasmalditasvelasnoseapagaron.Niuna.—Eso es porque no has pedido ningún deseo—dijo Lucía—.Venga,
cierralosojosypiensauno.Susananoteníaquepensar.Solohabíaundeseoensuvidadesdehacía
tiempo. Y era el mismo que había pedido dos noches antes en sucumpleañosreal.«Quevuelvaabesarmealgunavez»,pensóconlosojoscerrados.«Me
conformoconeso».Soplólasvelasdenuevo,perotampocoseapagaron.—¿Quéhaspedido,chica?—Algo muy difícil, seguro —dijo Raúl—, por eso las velas no se
apagan.—Sifuerafácil,notendríaquepedírseloaunasvelas,¿noteparece?—
lecontestóalgobrusca.SusanasentíaclavadaenellalamiradadeFranysupoqueélcreíaque
sudeseoestabarelacionadoconRaúl.Volvióasoplarotravez,confuerza,yconsiguióapagaroncedelasveintiunavelas.—Venga,otroesfuerzo.Sino,eldeseonosecumplirá.—Seguroquenosecumpledeningunaforma.Peroenfin,allávamos
otravez.Volvió a hacer acopio de aire en los pulmones y en esta ocasión
consiguió terminar con las que aún quedaban encendidas. TodosaplaudieronyFrancortólatartaconunanavajadebolsilloyrepartieronbebidasparabrindar.—¡PorSusana!—¡PorSusanayelviaje!Entrechocaron los vasos y bebieron. Luego,mientras comían la tarta
servidaentrozosdeunrolloabsorbentedecocinaquealguiensacódeunbolso,Lucíapreguntó:—Bueno ahora di qué has pedido, porque nos tienes sobre ascuas a
todos.—Los deseos no se pueden decir, si no, no se cumplen—dijo Fran
saliendoensudefensa.—¿Cómoque no?Precisamente amí seme cumplen cuando lo digo,
másquecuandolocallo.—No la obliguéis—intervino Inma—. Probablemente ella no quiera
decirlo,¿verdad?—Verdad.—Al menos tienes que darnos tres pistas —continuó Maika sin
resignarse.—¿Cómotrespistas?—Tehacemospreguntasytútienesquecontestaratresdeellas.—Bueno,peropuedonegarmeacontestar,¿verdad?—Sí,peroteharemosotra.—Adelante. Pero no seáis muy indiscretos, por favor. Soy una chica
tímida.—¿Tudeseotienequeverconunchico?Porquesino,nomeexplicoel
secreto—dijoLucía.—Sí.—¡Vaya,vaya...!Susiestáenamorada—dijoCarlos.—¿Qué te crees,que las empollonasno tenemoscorazoncito?Loque
pasaesquelotenemosguardadoentrelashojasdeloslibros,envezdeenelpecho—dijoSusanabromeandoparaqueolvidaranlaspreguntas,peronofueasí.EnestaocasiónfueRaúlquienpreguntó:—¿Yeltíodetudeseoestáaquí?Susana enrojeciómucho y esperó que la oscuridad ayudara a que los
demásnosedierancuenta.—Meniegoacontestaraesapregunta—dijo—.Otra.—Bueno,bueno...¿Yquéharíassitudeseosecumpliera?—Pues sentirme muy feliz, supongo. Aunque no tengo muchas
esperanzasdequeesoocurra.—Peropodríacumplirse...—Sí,claroquepodríacumplirse.Todoslosdeseossepuedencumplir,
pormuydifícilqueparezca.—¿Tudeseotienequeverconalgunodetusregalosdecumpleaños?—
le preguntó Fran con una voz extraña. Susana no quiso mirarle,adivinandosuspensamientos.—No exactamente... Mi deseo no llega a tanto... Me conformo con
muchomenos.—¡Eh,eh...!¿Dequéhabláis?¿Quésabestúquenosotrasignoramos?LacaraaterradaconqueSusana lomiróhizocomprenderaFranque
habíametidolapata.—Losiento...nohedebidopreguntarteeso.Semeescapó.—Nopasanada.
—¿Tudeseopodríacumplirseestanoche?—volvióapreguntarRaúl.—Sí,podría.Yyaheterminado.Nopiensocontestaraningunapregunta
más—dijobebiendounlargotrago—.¿Eh,quiénhapreparadoesto?—Yo—dijoCarlos.—PueselpróximoquemeloprepareFran.Esteestádemasiadofuerte.—Siteemborrachasnopasanada.—No,quecuandomeemborrachohagomuchastonterías.—Como todo el mundo. Además, es tu cumpleaños. ¿Verdad que no
pasanadasiseemborracha?—Claroqueno...Venga,Fran,sírveleotra.—No,quelaúltimavezquemeemborrachéestuvoapuntodecostarme
muycaro.—¿Quéhiciste?—Casipierdoaunamigo.Inma volvió a repartir tarta y la conversación se olvidó por un rato,
atendiendo todos a la nata que se escurría entre los dedos pegajosos.Después, Fran se sentó junto a Susana y le limpió un resto de nata queteníajuntoalacomisuradeloslabiosconunclínex.—Losiento—dijo—.Noqueríaponerteenunaprieto.Deverdadquese
meescapó.—Notepreocupes.Nocreoquenadieseacuerdemañanadenadadelo
quehedicho.Yaestánbastantetrompa.Raúl se había apartado un poco y se sentó junto a Inma y empezó a
pedirle que le dejara beber de su vaso. Ella le dijo que se limpiara lasbabasprimeroyelchicosacóunpañuelodispuestoahacerlo.Susanalesmiraba divertida, viendo cómo la chica lo mantenía a raya y por unmomentonosupoaquésereferíaFrancuandoledijo:—¿Quieresquefinjaestarmareadoyquetelleveélacasa?—¿Él?¿Quién?—Raúl,porsupuesto.Tambiéntienecarnédeconduciryhacogidomi
cochealgunasveces.—No, no quiero queme lleve Raúl a casa. Prefiero que lo hagas tú.
Perosinoteapetece,puedocogeruntaxi.Tengodinerodetusclasesdeestasemana.Yaséqueesunlatazodesviartetantodetucamino.—Noesunlatazo.Lodecíaparaquetengasalgoespecialquerecordar
deldíadetucumpleaños.Aunquetudeseonosecumplaalcienporcien...almenosquetelleveacasa.—Olvídalo, ¿vale?No intentes nada, Fran, que te conozco.Aparte de
quesehatomadounascuantasdecopasya,yqueaquienquierellevarasucasaesaInma.¿Noloves?—Noestáborrachoysiyolepidoquetelleveati...—¡Déjaloya,Fran!Noquieroirmeconél.Fran respiró aliviado. Sabía que cuandoRaúl se tomaba dos copas se
enrollabaconlaprimerachavalaqueselepusieraatiro,sinimportarlesilegustabaono.Conquetuvieradostetaslebastaba,yélestabasegurodeque si acompañaba a Susana a su casa, intentaría liarse con ella por elcamino,aunquesolofueraparasacarselaespinitadequeInmapasaradeél.PeroestabadecididoanopermitirquesuscelosleestropearanaellalaoportunidaddeteneralgoconRaúl,aunquesolofueraunescarceoenuncochedecaminoacasa.Nopudoevitar recordar lacaradeella la tardeque habían escuchadomúsica tumbados en su cama.Cuando le dijo quenunca la había abrazado un chico que le gustara. La tristeza con que lodijo. Él había tenido que hacer un gran esfuerzo para no abrazarlaentoncesydecirlequeaéllegustabaymucho,peroSusananosereferíaaél, sino aRaúl, así como había sido a aquel a quien había besado en ladiscotecapocosdíasdespués,aunquesolofueraconlamente.—Fran, ¿qué te pasa? Te has puesto muy serio. ¿Te molesta que no
quieraqueRaúlmelleve?Terepitoquepuedoirmeenuntaxi...—No,claroqueno.Yotellevarécomosiempre.Soloestabapensando...—¿Puedopreguntarenqué?Parecequequierasasesinaraalguien.—No, qué va... Me estaba acordando... Cuando antes hablabas de tu
última borrachera, ¿te estabas refiriendo a la noche del cumpleaños deRaúl?—Sí.Fran alargó el brazo y colocó la mano sobre la que Susana tenía
apoyadaenelmuslo.—Sipiensasqueestuvisteapuntodeperdermeesanoche,teequivocas.
Ynoteatormentes,nohicistenadaquenohicierayotambién.Todosigueigualentrenosotros,¿noesverdad?Susanaquisogritar«no,noesverdad.Yomemuerodeganasdebesarte
otravez.Cadavezmecuestamás fingir que solo eresmi amigo», pero
dijo:—Sí,esverdad.—Entonces...Lasvocesde InmayRaúl,discutiendoalotro ladodelbanco leshizo
desviar laatenciónyseenfrascaronen laconversacióngeneral.Frannoretiró lamano y Susana temió inclusomoverse para que él no se dieracuentadequeaúnlateníaapoyadasobrelasuya.A las tres y media de la madrugada, el grupo se dispersó y Fran la
acompañóacasa.EnestaocasiónMaika,RaúleInmasubierontambiénalcoche para que Fran los llevara después de dejarla a ella. Raúl estababastante borracho y rehusó el ofrecimiento de Susana de sentarse en elasientodelantero,acomodándosedetrás,entrelasdoschicas.Apenashuboarrancado,escuchólavozdeInma,alterada:—Raúl,quitalamanodemipiernaotelacorto.—Esquenecesitoagarrarmeaalgo.PierdoelequilibriocuandoFran
cogelascurvas.—¡Yunamierda!—¿Quénecesitasparaponertecariñosa,niña?—Algomásquedoscubatas,yporsupuestoalguienquenoseastú.—Notienesideadeloquetepierdes.—¿Aguantaraunborracho?¡Puesvayapérdida!—No estoy borracho, solo achispado lo justo para perder las
inhibiciones y hacer locuras en la cama. Invítame a subir y no tearrepentirás.El chico empezó a subir lentamente lamanopor elmuslode Inma, y
esta, sin decir palabra, le agarró la mano y llevándosela a la boca, lamordióconfuerza.—¡Joder!Puesnomehasmordido...—Ibasavisado.¿Quieresmás?Puesnotienesmásqueseguir.—¡Mehashechosangre!—Notevasadesangrarporahí,notepreocupes.Además,llevastanto
alcoholdentrocomoparaquenoseteinfecte.—Algúndíatearrepentirásdeesto.—Lodudo.—Chicos,tengamoslanocheenpaz—dijoMaika.
Susana y Fran guardaban silencio escuchando la conversación delasientotrasero,yprontollegaronasucasa.Éldetuvoelcocheenlapuertayledijo:—Esperoquelohayaspasadobien.—Muybien—dijoellaquitándoseelcinturón.Hastaellunes.Ymuchas
graciasatodos—añadiódirigiéndosetambiénalosdelasientotrasero—Hastaellunes—respondierontodos—.Ynotepreocupes,mañanate
locobraremosenapuntes.—Deacuerdo.Meparecejusto.Susanaabrióconlallaveyseperdióenelportal.Franarrancóelcoche
dispuestoahacerdetaxistaunavezmás.
Capítulo17
DespuésdedespedirsedeMerche,Susanacogióuntaxiquelallevaríaala estación de autobuses del Prado, donde había quedado con todos loscompañeros.ElautobúsparaElBosquesalíaa lasoncede lamañana,yellallegabaconmuchotiempo.Tantoqueenelandénsoloestabaunchicodelaclasequeapenasconocía,porquenuncasehabíareunidoconellosenlassalidas.Élpertenecíaalequipodelabolera.Aunasí,Susanaseacercóylesaludó:—Hola.Parecequehemosllegadotemprano.—Yosí,porquevivoenunpuebloymehatraídomipadreantesdeiral
trabajo.Ya llevo aquí un rato.He aprovechado para buscar el andén dedondesaleelautobús.Esesedeallí.Carlosfueelsiguienteenaparecer.—¿Qué?¿Dispuestosparapasarlobomba?—Porsupuesto.—VeoqueyaconocesaSamuel.—Sí,delaclasesí.—Peroélesunchicoligth,nuncavienelosfinesdesemana.Poco a poco fueron llegando también las chicas yMiguel. Susana no
dejabademirarhacialapuertadelaestación,impacienteporveraFran,yalfin,yapróximalahoradesalidadelautobús,levioaparecerconRaúl.Tuvo que contenerse para no salir corriendo a su encuentro. Aguardóquietamientrasleveíaacercarse,consuandarrápido,tirandodeltrolleyyconunamochilaalhombro,vestidoconzapatosdedeporte,unpantalónpiratadelonetagrisyunacamisetaazulmarino.También ella se había puesto unos pantalones pirata blancos y una
camiseta sin mangas turquesa. Y cuidadosamente doblado y escondidodebajodetodalaropa, llevabaelcamisónqueMerchelahabíaregaladoporsucumpleaños.Hubierapreferidodejarloencasa,perosabíaquesuhermanacumpliríasuamenazadellevárseloalautobúsysacarlodelantedetodossilohacía.—¡Vayahoras!—dijoMaikaalverlesllegar—.Yapensábamosquenos
íbamosatenerqueirsinvosotros.Raúlprotestó.—Échalelasculpasalamadredeeste...Quedamosenqueellaleibaa
traerymerecogíanamí.Yollevopreparadoyesperandounbuenrato.—¡Nomehables,quellevomediahorametiéndoleprisa!Mimadreno
es puntual más que para los juicios. Menos mal que no nos ha cogidoningúnatascoporquesino,nollegamosatiempo.Ylaestrangulo...Elautobúsabriólaspuertasytodosseprecipitarondentroenunalegre
barullo.FranfuedelosprimerosensubirySusanatemióquealguiensesentaraasulado,perocuandoavanzóporelpasillodelautobús,vioqueélhabíacolocadolamochilaenelasientocontiguoysololaquitócuandolaviopasar.Alargóelbrazoyagarrándolelamanotiródeella.—Ven,siéntateaquí.Tengoalgoparati.Ellasedejócaerasuladoycolocólabolsadelonadondesolíallevar
loslibros,yahoracargadaconcosasparaelviaje,asuspies.—¿Paramí?—Sí.Fran sacóel reproductordemúsicade lamochilaycolocóesta en la
rejilladeltecho.DespuésvolvióasentarseyletendióaSusanaunodelosauriculares, mientras él se colocaba el otro. Manipuló los botones yempezó a sonar la banda sonora de Memorias de África, la mismamelodíaquehabíanescuchadolatardequeestuvieronestudiandoencasadeFran.—Supuseque tegustaríaunpocodemúsica.Amí,por lomenos,me
encantaparalosviajes.—Sí,mucho—dijoella.Aunqueloquedeverdadleapetecíaeraestar
así con él, tan cerca. El compartir los auriculares hacía que ambostuvieranqueinclinarseligeramentehaciaelotro.Susbrazosserozabanysuscabezasseapoyaronunaenlaotraparahacermáscómodalapostura.YSusanadeseóqueleviajefueramuylargo.Permanecieroncallados,escuchando,aisladosdelbulliciodelrestodel
autobús,ycuandolamúsicaterminó,Frannopusootra,perotampocosequitóelauriculardelaorejaniseseparó.Soloempezóahablar.—¿Estáscontentadevenir?—¡No sabes cuánto! Es mi primer viaje de fin de curso...Mi primer
viajeconamigos.Séquesuenaridículoamisveintiúnaños,peroasíes.Ynoselodigasanadie,perotengoqueconfesartequenohepodidodormiren toda lanoche.Mercheha tenidoquehacermeuna tila.Comosi fueraunacría.—Yaveráslobienquelovamosapasar.Elsitioesprecioso.—¿Túloconoces?—Sí, estuve allí de campamento hace unos cuantos años. El albergue
ademásdehabitaciones, tieneunazonadeacampada.Me lopasébombaallí.—¿Cómoeselhotel?—Bueno,notienecincoestrellas,peronoestámal.Estábiensituadoy
limpio.Tieneunaenormepiscinayjustoalladohayunrestaurantedondesecomenlasmejores truchasdelmundoaunpreciomásquerazonable.¿Tegustanlastruchas?—Mipadreespescador,todoelpescadomegusta,inclusoelderío.—Puesnosésilosdemásseapuntarán,perotúyyonosvamosacomer
unatrucha,¿eh?—Cuentaconmigo.El autobús sedetuvoenel centrodeunpueblopequeño, enunaplaza
circulary todos sebajaron rápidamente.Ycargadosconsus respectivosequipajes, enfilaron la carretera de dos kilómetros que llevaba hasta elalbergue.Alfin,abrasadosdecalor,entraronenlaexplanada,desiertaaaquella
horadelmediodía.Raúl,quesehabíaencargadodelasreservas,seacercóa la Recepción, mientras los demás se sentaban en los largos bancos ymesasdemadera,agradeciendolasombraquelesofrecíalatechumbredecañasyelpodersoltarenelsuelolasbolsasymacutos.Fran,habíacolocadoencimadesutrolleylabolsadeviajedenailonde
Susana y la pequeña maleta de Lucía, y en un gesto caballeroso, habíatirado de ellas, sudando copiosamente bajo el sol abrasador que caía aplomosobre lacarretera.Acambio, lasdoschicassehabíanrepartidoatrechoslamochiladeél,nodemasiadopesada,yhabíanayudadoaInmaconunbolsodemano,tambiénlleno.—¿Osimagináisqueahoranosdiganquenotenemoshabitaciones,que
elencargadodehacerlasreservasnolohahechobienyquetenemosquevolveracruzaresacarreterasinpodernosquedar?
—¡Lomato!—dijoInma.—Yoacampoenunaesquina;amínomequitanadieestefindesemana.Peropocodespuéselchicoregresóconunmanojodellavesenormes
enlamano.—Macho,pareceselcarcelerodelaInquisición.—Bueno, a ver cómonos repartimos...Hay una habitación cuádruple,
dosdoblesyunaindividual.Heintentadoquenosdieranunatriple,peropor lo visto no tienen.Y las habitaciones son demasiado pequeñas paracolocarunacamasupletoria,asíquealguientienequedormirsolo.—La cuádruple para nosotras, ¿no?—preguntó Inma—.Que estamos
justas.—¿Eneseplanvenís?¿Laschicascon laschicasy loschicoscon los
chicos?—protestóRaúl—.¿Dóndehabéisdejadolaliberacióndelamujerytodoeso?—¡Olvídate,queaquínotevasacomerunarosca,tío!—Yopensabaquetúyyopodríamosconocernosmejorenesteviaje—
susurrómirandoaInmaconojostiernos.—Puesyahaspensadomásdelacuenta.Siquieresrollovasatenerque
ligarteaalguiendelalbergue.—Lamuestraquehevistosentadaenelsalónnoesmuyprometedora
quedigamos...Viejasyniñas.—Bueno,¿quéhacemosconlasotrashabitaciones?—preguntóMiguel
queestabadeseandocambiarsederopayponersemásfresco.—Nosotroscogemosunadoble,¿noFran?—preguntóRaúlasuamigo.—¡Nidecoña!Puesandaquenotienesmorro.Laindividualsesorteay
luego ya nos podemos repartir las otras dos.Yo nome acuesto solo sipuedoevitarlo—protestóCarlos.—Yoquierolaindividual—pidióFran.—No,tío,noesjusto.Sesortea.—Nomeimporta.LoquenovoyesadormirconRaúlniloco.Sinoes
Inma,seráotrayyameveocomootrasvecesmendigandounsitiodondepasarlanoche.Prefierotenermicamaasegurada.—¿Enserioquieresdormirsolo?¡Conloaburridoquees!—Si se monta una juerga en alguna habitación, allí estaré. Pero a la
horadedormir,¿quémásdasolooacompañado?
—¡Nomepuedocreerquehayasdichoeso,tío!—seescandalizóCarlos—.¿Cómoqueesigualdormirsolooacompañado?—Hombre, si te estás refiriendo a alguna chavala, vale. Pero estoy
hablandodedormir,macho.Cerrar los ojitos y dejarte llevar al país deMorfeo.Yparadormirconotrotíoquesetirepedosyalquelehuelanlospies...—¡O sea que Raúl se tira pedos y le huelen los pies...! De lo que se
enterauna...—dijoMaika.—Yatelodije,quenoesorotodoloquereluce—añadióInma.—Nomereferíaaél,hablabaengeneral—sedisculpóFran.—Macho,aestepasomevasadejarlaimagentiradaporlossuelos.—Mira, dejaros de tonterías. Fran que se quede con la habitación
individual,queyodormiréconRaúl.Ysitengoquebuscardóndepasarlanoche,yamelasapañaré,seguroquenomedejaréis tirado.Peroloqueahora quiero es quitarme esta ropa sudada y darme un refrescón —protestóMiguelcogiendounadelasllaves—.Quecadaunoduermacomoleparezca.—¿Pero quién coño quiere dormir en un sitio como este? ¿Alguien
duermeacasoenlosviajesdefindecurso?—LahermanadeSusanatieneunateoría...—dijoFran.Estalevantólosojoshaciaél,asustada.¡Noiríaacontarnadamás!—Fran...—leadvirtió.—¿Quéteoría?—Quelagentevieneaestosviajesafollar.—Yonoloqueríadecir,perolaverdadesquetuhermanatienerazón
—confirmóRaúl.—Ya sabemos que tú vienes a eso, pero los demás solo queremos
divertirnos. Así que cuanto antes te busques a una «titi» con quienenrollarte y nos dejes a los demás en paz, mejor—dijo Inma, que noperdíaocasióndedarlecaña.—Si tú te animaras, no tendría que buscar. Tienes preferencia, ya lo
sabes.Ynadie se va a enterar, ¿verdad?De lo quepase en este viaje, ellunes,borrónycuentanueva.—Vetealamierda.—Tútelopierdes.
—Meparecequeno,queelqueselopierdeerestú.Mientrashablabansehabíanpuestoenmarchahacialashabitaciones.Pasaronporunsalóngrandellenodemullidossofásyvariasmesasde
centroyunaenormepantalladetelevisión.Enélestabaninstaladosvariasparejasdeinglesesdemedianaedad.Unavezcruzadoeste,seencontraronen otra habitación llena de mesas y sillas, donde unos cuantos niñosestabanenfrascadosenjuegosdemesa.—¿Veisloqueosdecía?—preguntóRaúl.—Pues con este personal, lo llevas claro —dijo Inma soltando una
carcajada.Subieron una escalera y las chicas se quedaron en su habitación,
mientrasellossubíanunaplantamás.Laestanciaerapequeñayespartana,yenellaseapretujabandosliteras
demaderarústicacubiertasporcolchasacuadrosazulesyamarillas.Unarmarioempotradocompletabaelmobiliario.Maikaseasomóalapuertaquedabaalbañoysilbó.—Joder,tienehastajacuzzi.—¿Nomedigas?—preguntóLucíasiguiéndolayencontrándoseenuna
minúscula habitación de apenas dos metros cuadrados en la que seapretujaban un water, un lavabo y una placa de ducha tapada por unacortinadeflores.—Ylaotraselocree...—dijoInmaacarcajadasdesdelahabitación.—Yomepidounadelasliterasdearriba—dijoSusana.—Todatuya.Deshicieronlosequipajesycolocaronlaropaenlastablasdelarmario.
Despuéssereunieronconlosdemásenelcomedor,queestabayaapuntodecerrar.Sesentaronaunamesalargaalaqueañadieronotramáspequeñapara
poder acomodarse todos y comieron con apetito los dos platos queconstituíanelmenú.Después regresaron a las habitaciones a ponerse los bañadores para
bajaralapiscina.SusanavioaInma,preciosayesculturalensubikiniderayas,lacintura
estrecha,loscaderasredondeadasylospechosaltosyfirmes.Ynoquisonimirarsuimagenenelempañadoymanchadoespejoquehabíasobreel
lavabo.—Raúlsetevaatirarencimaencuantoteveaasí—ledijoMaikaasu
amiga.—Yasecuidarámuymucho.Sabequemuerdo.Susanaseenvolvióenlatoallaparasalir,peroLucíalepreguntó:—¿Quéhaces?—Taparme.—¿Porqué?Aquítodoelmundobajaalapiscinaenbañador.Nadiese
escandaliza.—Nomegustalucirmeenbikini,estoydemasiadodelgada.Inmalediountirónylequitólatoalla.—No digas pamplinas, estás estupenda. Si tuvierasmollas o algo así,
comprenderíaquetetaparas,peroporqueestésdelgada...—Lo dices porque a ti todos te contemplan admirando lo buena que
estás.—Vamos, que haymuchos hombres a los que les gustan las mujeres
muydelgadas.—Yonomeheencontradoningunoenveintiúnaños.—¿Seguro?—Ytanseguro.—¿Hacemosunexperimento?—¿Quétipodeexperimento?¡PorDios,quemeasustáis!—Bajasasí, sin taparte...Y si en todoel caminoy luegoen lapiscina
nadietemirasiquiera,yoteregalounblusóndegasamonísimoquetengoen la maleta para que te lo pongas el resto del viaje, pero si alguien,aunqueseaunasolapersona,temiraembobadoymantienelamiradamásdeveintesegundos,entonces tú teolvidasde tuscomplejosy te lucesenbikinitodoelrato.¿Hecho?—Hecho...Peroyatepuedesirolvidandodelblusón.—Yaveremos.Bajaronynosecruzaronapenasconnadie,ninadiereparóenellas.Al
llegaralapiscinavierondelejosaRaúlyaFran,queleshacíanseñasconla mano. Ambos amigos estaban de pie en la entrada. Susana lamentóhaberlehechocasoaInmaydeseóirbienenvueltaenlatoalla,peroesta,paraevitarletentacionesselahabíaquitadodelamanoylallevabajunto
conlasuya.—Esperad un segundo, que voy a comprar agua—dijo Lucía—. No
entréis sin mí, que quiero comprobar el resultado del experimento yotambién.Lamiradadelastreschicasseposóenlosdosamigosqueesperabanen
laentrada.Fran,conunbañadorazulyrojolargohastalarodilla,yRaúlconunocortonaranjafosforescente.—Andaquecomoparanoverle...PeroSusananoleveía.SoloteníaojosparaFran,ahoraqueestabalo
bastantelejosparamirarlesinqueélsedierademasiadacuenta.Sehabíarefugiado detrás de Inma, ocultándose parcialmente de la vista de loschicos. Sumirada se recreó en el cuerpo de él, los hombros anchos, elvientreplano,losmúsculosfuertesapenasmarcados,sinunsolopeloenelpecho,comoaellalegustaba,laspiernascubiertasapenasporunligerovello rubio.Deseócon todas susganaspoderacariciarlas,yabrazarseaesaespaldaysentirlosmúsculosdurosbajolosdedoscomolanochequebailaronjuntos.LavozdeInmaasuladolasobresaltó.—Estánbuenos,¿eh?—Sí,síqueloestán—dijoapartandolavistaparanoserdescubiertay
mirando también a Raúl, más delgado que su amigo pero con losmúsculosmásmarcados.—¿Concuáltequedas?—preguntóMaikamaliciosa.—Nomeheplanteadoquedarmeconninguno.—¿Seguro?—Seguro.—Queseteveelplumero,chica.—Maika,no...—Notepreocupes,yocalladita.Ya ti tambiénse teveelplumero—
dijoaInma,quenoapartabalavistadeRaúl.—Que sea un gilipollas no quita que esté como un tren, y yo no soy
ciega.—Lo malo es que con esos bañadores tan anchos no se les marca
muchoelpaquete.YoqueesperabacomprobarsilodeRaúlescierto.—Siquierescomprobarlo,cuandoestésenelaguabuceaycomoquien
noquierelacosa,haztelaencontradizaytantéale.Nocreoqueprotesteni
sequeje.Luegotedisculpasdiciendoquedebajodelaguanoseve,yyaestá.—Quétretamásburda.—Será todo lo burda que quieras, pero se usa mucho. A mí me han
cogidolastetasmásdeunavezasí.—¿Ytútehasquedadocalladita?—Bueno, tengomipropia formadedesquitarme.Alecharanadar, es
bastante frecuentequenocontroles losmovimientosyque tupiegolpeeinadvertidamenteloshuevosdelagresor.Tambiéntedisculpasylisto.Todasseecharonareír.—Ya estoy aquí. Por Dios, cuánta historia para vender una simple
botelladeagua...Lascuatroamigasecharonaandarhacialapiscina.—Susana,túdelante.—Porfavor...—Vamos.Nomehagastirartedelbrazodelantedeellos.Apretóelpasoysecolocólaprimera.Tratódecontrolarelcolordesu
caraymiróalsuelo,peroaunasísintiólamiradadeFranclavadaenellamientrasavanzaba.Noquisomirarleparanoverlaposibledecepciónensucara,peroescuchóasuespaldarisitasycomentariosenvozbaja.—¿Ves?Elblusónsiguesiendomío.Hayunoquenotequitaojo.—¿Quién?—¿Quiénvaaser?¿Esquenoloves?SeobligóalevantarlavistayseencontróconlasonrisadeFranaun
pardemetros.—Yaerahora.¿Quéhacíaisahíparadastantotiempo?—Lucíahaidoabuscaragua.Laestábamosesperando.—Losdemásyaestáncogiendositio.Entraron en el recinto y se reunieron con Carlos, Miguel y Samuel,
sentados en una esquina, bajo la sombra de un árbol. Extendieron lastoallasyseacomodaronasuvez.—¿Oshabéisfijadoquetodalapiscinaestávacíasalvoaquellaesquina
dondeseconcentrantodoslosbañistas?—preguntóSamuel.—Síqueesverdad.—Bien,asímedejanamíelrestoparanadaramisanchas—dijoRaúl
—.¿Alguienseanimaadarseunbaño?—Yotodavíano.—Anda,nadaatusanchas.Elchicoselanzódecabezaynadamásentrarenelagua,exclamó.—¡Joder!—¿Quépasa?—Queestácongelada.Unachicacontestódesdeelagua:—Aquí,dondedaelsol,estámáscalentita.Todosestallaronencarcajadas.—Ahorasecomprendelaaglomeración—dijoMaika.—Puesconmigonocontéis.Nopiensobañarmeenunaguacongelada.—Esoesestupendoparaloscalenturientos.Sialguienestámáscaliente
delacuenta,queselance—dijoLucía.—Haymejoresformasdequitarselacalentura,niña—añadióCarlos.—¿Esunaproposición?—Porsupuesto.—¿Otroquevienealomismo?—No es que venga con esa única idea como Raúl, pero no le voy a
hacerascosaunbuenpolvetesisepresentalaocasión.—Aversivaa tenerrazónlahermanadeSusana.¿Tútambiénvienes
dispuestoatirarteaalguien,Fran?—Amídejadme,queyoestoymuycalladito.—Ya,peroelquecalla,otorga.—Esoesmuyfácildeaveriguar.Aver,contestadmeaunapregunta.La
verdad,¿eh?¿Algunodevosotroshavenidosincondones?Loscuatrochicosguardaronsilencio.—Oseaquetodosveníspreparados.—Y el que está en el agua no te digo... Ese traerá dos cajas por lo
menos.—Oye, no es justo que nos acuséis. ¿Yvosotras? ¿Acaso vosotras no
traéis?—Yonohevenidoaquíaeso.Perosítraigo,siemprellevoalgunoenel
bolso—confesó Inma—. Pero como a alguien se le ocurra decírselo a
Raúl,lecortoelcuello.Nomedejaríavivirsiseenterase.—¿Nadiemástrae?—preguntóMiguelburlón.—Yono—dijoMaika—.ElchicoquemegustaestáenSevilla,yyosi
noesconél...—Yosí traigo—dijoLucía—,peropor costumbre, comose llevaun
pañueloounascompresas.—Ya,igualqueunpañuelo.—¿YtúSusana?Nopiensesquetevasalibrar.—Yonotraigo—dijo—.Nocreoquelosvayaanecesitar.—Notepreocupes,sitehacenfaltalosdemástedaremosalguno.Porlo
visto entre todos traemos para que folle un regimiento —dijo Samuelprovocandolarisageneral.—Estaconversaciónmeestásubiendolatemperatura.Creoquemevoy
adarunbaño—dijoMaika.—Voycontigo—dijoSusana.Sindecirpalabra,Franseunióaellasyselanzaronlostresalapiscina.Se reunieron conRaúl y durante un rato nadaron y juguetearon en el
agua.Despuéssalieronysesentaronasecarse.—¿Quévamosahacerestanoche?—Cadaunoloquepueda.—Merefieroalacena.—Aquí al lado hay un restaurante donde se comen unas truchas
estupendas—dijoFran.—Ya está el de las truchas—dijo Raúl—. Cuando estuvimos aquí de
campamentosediounatracón.Yopropongomejoriralpuebloporalgodecarne.Ahídetrás,enlazonadeacampada,hayunabarbacoaymesasybancoscomolosdelaexplanadaderecepción.—Yomeapuntoaeso—dijoCarlos.—¿Yvosotrasquéqueréis?—Amímeda igual, loúnicoquedigoesqueyonohevenidoaquía
cocinar.—Enmipueblo,lasbarbacoassoncosadehombres—añadióSusana.—Osea,quesiqueremoscarne,latenemosqueprepararnosotros.—Asíes.
—Amínomeimporta—dijoFran—.Megustaprepararbarbacoas.—Puesvamosentonces.—Yo me ofrezco a ir por la carne—dijo Raúl—. Conozco un sitio
dondelavendenestupenda.¿Teacuerdas,Fran?—Sí,sitodavíasigueabierto.Perosiyococino,noiréacomprar.—YovoyconRaúl—seofrecióMiguel.—YoprefierococinarconFran—dijoCarlosqueseencontrabamuya
gustotiradoenelcésped.—Venga,Samuel,vetúconellos.—Sí, porque también habrá que traer bebidas digo yo. Después de
hartartedecarnenohaynadacomouncubatita.—De acuerdo.Hagamos un fondo común de diez euros por cabeza y
vayamosacomprar.Lostreschicosseducharonyfueronalpuebloacomprarylosdemás
permanecieronaúnunratoenlapiscina.Cuandoestacerrósefueronalashabitaciones a darse también una ducha y se reunieron en la parte deacampadaparaprepararlabarbacoa.InmaySusanafregaronaconcienciaunadelaslargasmesasdemadera
mientrasFranyCarlossededicabanahacerlomismoconlarejilladelabarbacoa. Poco después llegaron sus amigos con la compra yMaika yLucíapusieronlamesaconlosvasosyplatosdeusary tirarquehabíantraído.Se repartieron el trabajo: Fran encendió el fuego mientras Carlos
preparabalacarne;Raúlseencargóderepartircervezasypreparartintosdeverano,Susanacortóelpan.Prontoempezaronaaparecerplatosconcomidaquesequedaronvacíoscasialinstante.Susana,viendoqueCarlosyFranestabantrabajandoenlabarbacoasin
siquierabeber,selesacercócondosvasosdecervezaenlamano.—¿Loscocinerosnotomannada?—Seagradeceeldetalle.Estamossecos,yconestecalor...Francogióelvasoyloapuródeuntrago.—Es una delicia esto de poderme tomar una cerveza sin tener que
conducir.—¿Quieresmás?—Ahora,cuandocomaalgo.
—Enseguidaostraigoalgodecomer,porquecomoosdescuidéisnoosdejannada.Estándevorandocomolimassordas.Susanasemarchóyregresópocodespuéscondosbocadillosdefiletes.—Tomatú,yaqueestáaquí...—ledijoFranmetiéndoleen labocaun
trozodesalchichaqueacababaderetirardelfuego—.Vasaserlaprimeraquelaspruebe.¿Quétal?—Deliciosa.Durante un rato Susana se encargó de llevar comida y bebida a los
cocineros,ydespuésdequetodoshubieransaciadoelhambre,yyaconelfuegoapagado,sesentaronenloslargosbancosyRaúlsacólasbebidasfuertes.Susana remoloneó un poco esperando a que Fran se sentara para
hacerloasulado,perosinsabermuybiencómoseencontróaunextremodel banco, junto aRaúl,mientras Fran estaba sentado al otro lado de lamesa,muylejosdeella.Raúl se hizo cargo de las bebidas, y cogiendo el vaso de Susana, le
sirvióuncubataderonbastantecargado.—¡Esonoseráparamí!—Porsupuestoquesí.—No,yoprefierounMalibú.—Hoynohaypijaditas.Cubatasparatodoelmundo.Noteníamosmás
manosparatraercosas.—Bueno,peroponmeotromenoscargado.—No, nenita... Esta noche tienes que animarte un poco. Es tu primer
viaje,¿no?Puesquenosediga.—¿Intentasemborracharme?Raúlseencogiódehombros.—Nadie se va a enterar. Quizás así pierdas las inhibiciones un poco.
Eresdemasiadoseria,Susanita...—dijomirándolafijamenteyguiñándoleunojo.Ellasintióquesequedabaparalizada.¿Estaríaintentandoligarconella
envista dequeno conseguía a Inma? ¿AcasoFran le habíadicho algo?¿Por eso se había sentado tan lejos? Levantó la cabeza y lemiró, peroFran parecía distraído. También se había servido una copa y mirabafijamente su vaso, del que bebía pequeños sorbos en silencio, con
expresiónextraña.También ella bebió en silencio, no queriendo darle pie a Raúl a
proseguirloquetuvieraenmente,perocuandoyallevabamediovasoesteseinclinóhaciaellaylepreguntóbajito,paraquenadiemásleoyera.—¿YtúquétalconFran?—Bien.¿Porqué?Comosiempre.—Has estado toda la noche yendo a la barbacoa a llevarle comida y
bebida.—TambiénaCarlos.Losteníaisabandonados.Nadieseacordabadeque
ellosnotomabannada.—Ya...¿Élytúseguíssiendosoloamigos?—Pues claro, ¿qué quieres que seamos?—preguntó temerosa y cada
vez más convencida de que Raúl le estaba tirando los tejos, quizás encomplotconFran.—Amínomeladas...Tehevistomirarleenlapiscinaestatarde.Telo
comíasconlosojos.Yesodequeestáslocaporuntíodetupueblopuedescolárseloaél,peroamíno.Susana se relajó en parte comprendiendo que Raúl no estaba ligando
con ella, sino que simplemente intentaba sonsacarla como había hechootrasveces.Ysupoqueestavezleibaaresultarmuydifícilconvencerle.Y probablemente se lo diría a Fran. Enrojeció violentamente y trató deevitaratodacostaquelohiciera.—¿Québobadasestásdiciendo?Raúl se inclinó aúnmás sobre ella y apoyando la boca en su oído le
susurró:—Anda, tonta... No disimules conmigo. Mírale, está ahí solo en un
extremodelbanco.¿Porquénotevasallíconélyledasunmuerdoaverquépasa?Ella levantó la cabeza y le dijo al oído también, temerosa de que sus
palabrasllegaranalosdemás.—Por favor, Raúl. Cállate. No digas aquí esas cosas. Si alguien se
entera...Él se echóa reírbajitoyvolvióahablarle con labocaprácticamente
metidaenlaoreja.—Sialguien seentera, ¿qué?Siaquí lo saben todos.Todosmenosél,
joder,quenosepuedesermástonto.—Yquieroquesigaasí.—¿Porqué?—Porquesí.Tengomismotivos.—¿Yquémotivossonesos?Laconversaciónseguíaensusurros,conlasbocaspegadasalasorejas
deunoyotra.Depronto,yporelrabillodelojo,SusanavioqueFran,quelos había estado observando a hurtadillas, se levantaba del banco conciertabrusquedadyhacíaintencióndemarcharse.—¿Yatiquétepasa?—lepreguntóMaika,mientrassealejaba—.¿Te
hapicadounescorpión?Sin detenerse y mientras caminaba en dirección al edificio del hotel,
respondióbrusco:—¡Joder!¿Yanosepuedenimearsinrellenarunformulario?Susanalemirófijamentemientrasseperdíaenlaoscuridad,laespalda
rígida y tensa, el paso rápido como si le persiguiera alguien. Escuchórisaspor lobajoy sintióunagran incomodidad,undesasosiegoquenosabíaidentificar.—¿Porquénoleacompañas,Susi?—lepreguntóCarlos.—¿Que le acompañe?Carlos, va al baño. Supongo que sabrá hacerlo
solo...—Alomejornecesitaqueselasujeten...—dijoMaika.—Notienegracia,¿eh?Bebióunlargotragoynopudoevitarquesumiradasefueraalfondo,
hacialaoscuridadquesehabíatragadoaFran,esperandosuregreso.Perolosminutospasabanyestenoaparecía.Furtivamentemiró el reloj, eran las doce y cuarto. Siguió esperando,
peroFrancontinuabasinregresar.Alaunamenoscuartoestabarealmenteinquieta,peronoquisodecirnadaporqueseguramentetodosibanareírsedeellasilohacía.PeroFranllevabaunratomuyraroysumarchahabíasidomásextrañaaún.Aguantóhastalaunayyaentoncesnoleimportóloquedijeran,nilas
burlasdelosdemás.Preocupada,dijo:—¿NocreéisqueFrantardademasiado?Creoquealgunodevosotros
deberíairaversiestábien.
—¿Nosotros?¿Yporquénovastú?—Porquenomevanadejarentrarenelbañodeloshombres,poreso.—Seguro que no le pasa nada. A lo mejor es que ha ligado por el
camino...Yseríaunpuntazoiracortarleelrollo—dijoRaúlmalicioso.—Nodigas tonterías,Frannoharíaeso.Nose iríaconnadiesinmás,
dejándonos a todos aquí plantados —dijo convencida. Luego lo pensómejoryañadió—:Almenosavisaría.Yocreoquelepasaalgo...suformademarcharsehasidomuybrusca.Alomejor labebidanolehasentadobien.—Yo sé lo que no le ha sentado bien—dijoMaika con una risita—.
Perocreoquesídeberíasirabuscarle.—¿Ysiestáenelbañodelostíos?—Sinoleencuentrasporelcamino,nienlossalones,melodicesyya
iréyoaver—dijoRaúl.Se levantó de un salto y salió presurosa, hacia el edificio del hotel,
escuchandorisasasuespaldaylavozdeRaúldiciendo:—Diezeurosaquenovuelve.—Hecho.No tuvoqueandarmucho,ni siquiera llegóaentrarenelhotel.Nada
mássalirdelazonadeacampada,leviosentado,soloyenpenumbra,enuno de los bancos que había en la entrada, frente al comedor. Tenía laslargas piernas estiradas y la espalda recostada contra el respaldo delbanco, el reproductor de música conectado y una expresión sombríamientrasclavabalavistaenalgúnpuntoinexistentedelcampo.Nosediocuentadesupresenciahastaqueestuvoasulado.Sesentójuntoaél.—¿Quétepasa,Fran?Élnegóconlacabeza.—Nada...meapeteceescucharunpocodemúsica.Allíhaydemasiado
ruido.—Creíqueteencontrabasmal.—No, claro que no... Solo fui al baño y al regresar preferí sentarme
aquíadisfrutardelatranquilidadunrato.Susana lomiró fijamente sin creer ni una palabra. Sabía que algo le
pasaba,aunquenoquisieradecirlequé.Frandesviólavista,rehuyendosusojos,ylaclavóenelsuelomientrasdecía:
—Yavesqueestoybien.Vuelveahíyaprovechatuoportunidad.—¿Quéoportunidad?¿Dequéhablas?—Raúlestabamuyamableycariñosocontigoestanoche.Quizápuedas
estrenarelcamisónqueteregalótuhermana.—Yo no quiero estrenar el camisón con Raúl esta noche, por muy
amablequeesté.—Buenoquizásnoestanoche...Peropuedeempezaraconocertemejor
yquién sabe simásadelante...Teestaba tirando los tejosyesoyaesuncomienzo.Nodesperdicieslaoportunidad,Raúlnosueledarunasegunda.Susana trató de ver su cara en la semioscuridad, porque su voz había
sonado muy extraña, como desgarrada. Como si le costara muchoesfuerzo pronunciar las palabras. Pero el rostro de Fran permanecíaocultoporlassombras.—Raúlnomeestabatirandolostejos.—Teestabacomiendolaoreja,entonces...—Tampoco.Soloestabadiciéndomealgoquenoqueríaqueoyeranlos
demás.Algoqueélintuyequeyonoquieroquesepan,aunqueporlovistoesdedominiopúblico.—¿Quécosa?—Tampocoquieroquelosepastú.—Si es de dominio público, ¿qué hay de malo en que lo sepa yo
también?Susanano contestó.Era conscientedequehabíahabladodemasiadoy
noqueríaseguirconaquellaconversación.Paraevitarlo,alargólamanoylepidió:—¿Medejasunauricular?Tambiénamímeapeteceescucharunpoco
demúsica.—¿Novasavolverentonces?—No, amenos que prefieras estar solo. Si es así, y no te apetecemi
compañía,porsupuestoquemeiré.Élletendióelauricularmientrasdecíaconvozmuysuave:—Tucompañíaeslaúnicaquemeapetece.Susanaseacercómás,comohabíahechoaquellamañanaenelautobús
paraqueloscablesnoquedarantirantes,yapoyólacabezacontralasiendeFran,quesequedómuyquieto,sinacercarseaella.
Sedabacuentadequeélnoeraelmismodeaquellamañana,nisiquierade la barbacoa de la noche. Algo le había cambiado, algo que habíaensombrecidolavelada.Lenotabarígidoytensoasuladoynosabíaporqué.—Fran...¿Estásenfadadoconmigo?—No.¿Porquéibaaestarlo?—Nosé.Tenotoraro,comosimeevitarasdespuésdelacena.—Imaginacionestuyas.PeroSusanasabíaquenoeraasí.Leconocíademasiadoparanodarse
cuenta.—Si he hecho o dicho algo que te haya podidomolestar... te aseguro
quehasidosinquerer.Élgirólacaraylamiródesdemuycerca.Porprimeravezentodoel
rato pudo verle la cara y Susana se quedó prendida en su mirada. Elauricular se le escurrió,y él alargó lamanoyvolvió a colocarlo en susitio,mientrassusurraba:—Túnotieneslaculpadeloquemepasa,Susana...Deverdadqueno.Despuésdeasegurarsedequeelpequeñoaparatoestababiencolocado,
susdedossedeslizaronporelbordedelaorejahaciéndolaestremecerdepiesacabeza,enunacariciasuaveycálida.—Perotepasaalgo...—siguiópreguntandoconvoztemblorosa.Sindejardemirarla,Fransalvólosescasoscentímetrosqueseparaban
suscarasyposóloslabiossobrelosdeSusana,besándolaconsuavidad.Ellaseestremecióconmásviolencia.Él lonotó,ynosabiendosieradeplacerodesorpresa,seseparóun
poco,sololojustoparapodermirarla.—¿Entiendesahoraloquemepasa?Los ojos de Susana brillaban y sus labios se habían quedado
entreabiertos.—Noestoysegura.—¿Noestássegura?—preguntó incrédulo.Y levantando laotramano
sujetóconfuerzasucaraentreambasylabesóconfuerza,deslizandolalenguadentrodesubocaantesdequeellapudieracerrarlaybuscótodoslos rincones,mientras susmanos impedían que pudiera separarse. PeroSusananoqueríasepararse.Sedejóbesar,aturdida,incapazdereaccionar
anteloqueFranleestabadandoaentender,incapaztambiénderesponderasubeso.Cuandomuchoratodespués,él lasoltó, lavozsenegabaasalirdesu
garganta.—Eso es lo que me pasa —dijo él con voz ronca—. Que me estoy
muriendodecelos,quemehetenidoquevenirdeallíparanovercómooscomíais la oreja el uno al otro y os hablabais en susurros, con unaintimidadqueyoquisieraparamí.QuesoyunputoembusteroquefingesertuamigoyayudarteaqueRaúlsefijeenti,peroesmentira,quesoyuncabrón,quenopuedoevitaralegrarmecuandonotehacenicaso,yquequisiera que te hiciera algo tan doloroso que te permita olvidarle, pormucho que sufras por ello. Que no soy tu amigo, que me muero porbesarte, y por tocarte...Que no puedo evitar quemismanos se disparenhacia ti cuandoestáscerca.Quecuandohecomprendidoquequizásestanochetusueñosepuedehacerrealidad,nohesidocapazdesoportarloymehevenidoaquíporquenoquieroestropeartelaposibilidaddeestarconél,aunqueseaunavez.Porqueaunqueséqueestásenamoradadeél,yotequieroparamí.Esoes loquemepasa...Losiento,me juréamímismoquenuncatelodiría,quenoestropearíalaamistadquehayentrenosotrosconfesándote mis sentimientos, pero no puedo más. No te sientas mal,Susana,túnotieneslaculpa.Fran había hablado de un tirón, atragantándose casi con las palabras,
deseandosoltarlotodoantesdequeellaleinterrumpiera.Despuésguardósilencio.Susana tragó saliva varias veces para asegurarse de que la vozibaasalirlecuandohablara,yapoyandolamanosobreladeFran,dijo:—YonoestoyenamoradadeRaúl.—Perotegustamuchísimo.—Nuncamehagustado.Elquemegustaerestú...Siemprehassidotú.FrangirólacaraylamiródenuevoyestavezfueSusanalaquecogió
la cara de él entre susmanosy le besó.Él la rodeó con los brazos contantafuerzaqueelreproductorcayóalsueloconunpequeñoestrépitosinqueningunodelosdoshicieranadaporrecuperarlo.Sebesaron largamente.Susanabajó lasmanosde lacaradeFrany le
rodeó laespaldamientraselbesoseprolongabamuchorato.Después,ysin aliento, se separaron. Se quedaron mirándose durante un largomomentosinquehicierafaltadecirnada,leyendocadaunoenlosojosdel
otro.Después,FranlaabrazódenuevoySusanaenterrólacaraensucuello,
aspirando por fin de forma intensa el aroma a Hugo Boss que tanto legustaba.—¿Deverdadquenotegusta?—preguntóél,incréduloaún.—Deverdad.—¿Nunca?—Nunca. Siempre has sido tú. Desde el año pasado, cuando todavía
salíasconLourdes.Franlaabrazómásfuerteaún,tantoquelecostabarespirar.—¿Yporquémehashechocreerquesí?—Porquepensabaquesisabíasquemegustabastútealejaríasdemí,y
teperdería.Quenisiquierapodríaverteyhablarcontigo.Nosabesloquesignificó para mí que me invitaras aquel día a hacer el trabajo convosotros, laposibilidadde tenerte cerca,dehablarte.Tuvebuencuidadode que no notaras cuántome gustabas. Luego empezaste a creer que setratabadeRaúlypenséquenolehacíadañoanadiepordejartecreerlo.Esomepermitíaestarunpocomásrelajada,ysobretodoestarcercadeti.Éllebesólasiensusurrándoleconvozronca:—Chiquillatonta...¿Tienesideadeloquemehashechopasar?¿Delos
celosquesentíacadavezquelemirabas?¿Deloterriblequeeracuandoteinvitabaairaalgúnsitioysoloaceptabasdespuésdequetedijeraqueélestaríaallí?¿Tienesideadecuántohellegadoaodiaramimejoramigosoloporquetúlepreferías?—Siemprehepensadoqueesuncapullo.Franenterró lacaraenelcuellodeSusanaydeslizó la lenguaporél,
subiendohasta el lóbulode laorejay lo chupócon suavidad.Susana seestremecióyseapretócontraélexhalandounlevegemido.Yleescuchósusurrarjuntoasuoído:—¿Hastraídoelcamisón?—Sí.—Pónteloparamí—suplicó—.Esetrozodetelamehaquitadoelsueño
desdequelovi.Nopiensoenotracosamásqueenvértelopuesto...Nomedigasqueno,porfavor...Necesitotenerteestanoche.—Merchecompróelcamisónparati...poresoteloenseñó.Yocreíque
memoríadevergüenzacuandolohizo,peroellasabía...—¿Entoncessí?¿Pasaráslanocheconmigo?—Sí.—Vamos.—Elcamisónestáenlahabitaciónconmiequipaje.Maikatienelallave.—Veapedírsela.—Medacorte... ¡Noquieronipensaren loquevanadecirmecuando
lescuentequevoyapasarlanochecontigo!—Iréyo.Espérameaquí.Fran se alejó y Susana le vio marcharse. Y solo entonces su cuerpo
empezóatemblarviolentamenteyocultólacaraentrelasmanos,incapazde asimilar lo que estaba ocurriendo. Respiró hondo, intentandodominarse,peroestabatanabsortaeneltorbellinodesusemociones,enellocogolpeteodesucorazón,quenosediocuentadequeregresaba.Solocuandoleescuchóasuladolevantólacabeza.—¿Arrepentida? —preguntó él con suavidad. Susana negó con la
cabeza.—Solonerviosa.Fran sonrió en la oscuridad y agarrándole lamano, tiró de ella para
ayudarlaalevantarse.—Ven.Susanaselevantó,peroaldarelprimerpasoalgocrujióbajosupie.—¡Mierda!Elreproductor.Franseagachóylorecogió.—¿Estároto?—Solo un auricular —dijo mostrándole el pequeño artilugio,
literalmentemachacado—.Estenuncavolveráaponérselonadie.Peronotepreocupes, tengomásencasa.Cadavezquemipadreva aMadrid setraedosotresdelAVE.—¿Yelreproductor?¿Funciona?—No pienso ponerme a comprobarlo ahora. Pero si no funciona,
tambiéndaigual.Lerodeólacinturaconunbrazoyechóaandarasulado.Lasrodillas
deSusanatemblabantantoqueacadapasoquedabayacadaescalónquesubía,sentíaqueibaacaerse.
Sin decir palabra llegaron a la puerta de la habitación que compartíaconsusamigasyFranletendiólallave.—Tráetetodastuscosas,notelimitesalcamisón.Asípodrásducharte
después.—Deacuerdo.Élpermanecióenlapuertamientrasellarecogíarápidamentetodassus
pertenencias y las colocaba de nuevo en la bolsa de viaje, para podertransportarlashastalahabitaciónquealpareceribaacompartirconFranelrestodelviaje.Cuando salió, cerró cuidadosamente a su espalday juntos subieron el
otro tramo de escaleras hasta la planta superior. Fran se detuvo ante lanúmero210ylaabrió.—Entraacambiarte...YomientrasbajaréadevolverlelallaveaMaika.—¿Quétehandichocuandohaspedidolallave?Élsonriódivertido.—Muchasburradas.Perono te preocupes, al parecer se lo esperaban.
Hanhechoapuestasytodo.Seinclinósobreellaylerozólabocaconloslabios.—No tardaré —dijo marchándose. Susana entró en la habitación y,
colocandolabolsasobreunabanquetaquehabíajuntoalarmario,rebuscóen su interior. Sabía perfectamente dónde estaba el camisón, escondidobajotodalaropa,envueltoenvariascapasdebolsasdeplásticoopacasydiferentesparaquenadiepudieraadivinarquécontenían.Locogióyentróenelbaño.Noestabaseguradeloquedebíahacer,nosabíasiducharsedenuevo.
Hacíaapenasunashorasque lohabíahechoy lanocheerafresca,nosesentía sudada.Decidióqueno, queFranquerría que estuviera preparadacuandovolviera.Noqueríaqueélpensaraqueestabatratandodeposponerelmomentoconunaexcusa.Sedesnudóysemiróenelespejo,tratandodeverseconlosojosdeél,
ynocon lossuyos,peronopodía.Sepusoelcamisóny lasbraguitasajuego, se soltó el pelo y lo cepilló haciéndolo brillar. Sus ojos tambiénbrillaban,ylasmanosletemblabantantocomolaspiernas.Cerrólosojosy suplicómentalmente: «PorDios, que le guste... que no se decepcione.Quemiinexperiencianoloestropeetodo».Selavólosdientesporquelabocalesabíaaalcoholynisiquierasele
ocurriópensarqueyasehabíanbesadoenelbanco.Seestabaenjuagandolabocacuandolesintióllegarymoverseporla
habitación. Fran no dijo nada, no la apremió ni lemetió prisa. CuandoSusanadejódeescucharruidosenlehabitación,seechóunúltimovistazoalespejoysalió.Franestabasentadoenelbordedelacamavestidosolamenteconunos
bóxernegrosyajustadosque seceñíana susmusloscomouna segundapiel. La cama estaba abierta, con la colcha de cuadros azules quitada ysobrelamesilladenochehabíaunacajadepreservativos.Menosmalquea él se le había ocurrido traer, ella jamás hubiera pensado que losnecesitaría.Laluzcentralestabaapagadayladelamesillaencendida,conunaluz
cálidaysuavequellenabalahabitacióndeclarosysombras.La mirada de Fran se hizo más intensa cuando la vio y tragó saliva
como si le costara asimilar lo que estaba viendo. Probablemente, leocurríacomoaella,quenoterminabadecreérselo.Susanaparpadeóyavanzómuydespacio,hastaqueélextendiólamano,
invitándolaaacercarse.—Ven—susurró.La recorriócon lamiradamientras seacercaba, comograbandocada
detalledesucuerpoen las retinasySusanapudodarsecuentadequesurespiraciónsehabíaacelerado,ysupoquenoteníanadaquetemer,quesucuerpolegustaba.Noentendíaporqué,perolegustaba.Cuandoestuvodelante,Franlerodeólacinturaconlosbrazosyenterró
lacaraensuestómago,cubiertodegasamalva,ylabesósobrelatelaconlos labios abiertos. Susana empezó a temblar de forma incontrolada. Éllevantólacabeza.—Estástemblando,¿tienesfrío?—No.¿Todavíanotehasdadocuentadequenuncatiembloporelfrío,
sinocuandotúestáscerca?Cuandometocas...—Pues vete acostumbrando...—dijo enterrando la cara de nuevo, esta
vezentrelossenos,enlapartedepielquedejabaaldescubiertoelescotedelcamisón.Deslizó los labiosporelbordedelmismoysubióhastaelcuelloyacaricióconlapuntadelalenguaelhuecoentrelaclavículaylagarganta.Susanaseestremeciódepiesacabezayélselevantóyapretándolacon
fuerza, buscó su boca y la besó. También Susana le rodeó la espaldadesnudaconlosbrazosyseapretócontraél,sintiendolaereccióncontrasu vientre. Lasmanos de Fran bajaron hasta sus nalgas y la apretó confuerza, moviéndose contra su vientremientras Susana empezó a jadear,sintiendoporprimeravezensuvidaloqueeraperderelcontrol.Después de un beso largo e intenso, Fran se separó un poco y
colocándole las manos sobre los hombros, le bajó los tirantes y elcamisóncayóalsuelo.Susanasoportólamiradadeélsobrelapartedesucuerpoquemenosle
gustaba,lospechos,peroFrannoparecíadarsecuentadesupequeñez,yalargandolamanosobreunodeellos,loacariciódespacio.Ellasintióqueuna fuerte sensación la recorría entera y se detenía entre sus piernas,haciéndola sentir una excitación y un deseo que jamás habíaexperimentado antes. Con la otra mano, él bajó las bragas y Susanalevantólaspiernasparalibrarsedeellas.Ymetióasuvezambasmanosalosladosdelbóxerdeélylobajótambién.Franvolvióaapretarsecontraella,estavezsinelestorbodeninguna
tela,yenterrólacaraensucuello,acariciándolodespacioconla lenguadesdeelhombrohastalaoreja.Susanaenterrólasmanosenlamelenarubiaylebesólacabeza,unay
otravez,hastaqueFransedejócaersobrelacama,arrastrándolaconél.La tendió de espaldas y se colocó sobre ella, besándola con fuerza,mientras sus manos le recorrían los muslos y las caderas a la vez queSusanaenterrabalassuyasenlasnalgasredondasyduras.Después,élsefuedeslizandohaciaabajohastaalcanzarlospechosyse
metióunpezónen labocamientras sumanobuscabaelhuecoentre suspiernas.Susana lanzó un gemido ahogado al sentir sus dedos buscando,
explorandoyacariciándola.—Fran... —susurró. Iba a decir algo, pero lo olvidó al instante. Su
menteeraincapazdeconcentrarsemásqueenlosdospuntosdesucuerpoque él estaba acariciando: los pechos y el clítoris. Semordió los labiosparanogritar,ycuandoéllevantólacabezayapartólamano,sintiócomosi la vida le faltara.Abrió los ojos y le vio erguido, con las rodillas aambos lados de sus caderas y alargando la mano hacia la caja depreservativos.Selatendióaella.
—Ábrelatú.Yotengolamanoempapada...Susanalemirólamanohúmedaybrillanteysintióqueseexcitabamás
aún. Abrió la caja con manos temblorosas y rasgó el sobre de unpreservativo.Después,seinclinóhaciaélyselopuso.Mientraslohacía,le acarició el pene, la piel suave y cálida, y esta vez fue él quien seestremeciódepiesacabezayexhalóunlargogemido.Después, y contra lo que Susana esperaba, no la penetró, sino que
volvióatumbarsesobreellayvolvióabesarleelpechoyacariciarlaentrelaspiernascomohabíaestadohaciendoantesdedetenerse.Peroestavez,tantosubocacomosumano,imprimieronunritmomásrápido,ytambiénla respiración de Susana empezó a hacerse más acelerada. Entonces, élapartólamano,yalfin,ellalesintióentrar.Despaciotemiendolastimarla,entrandosolounpocoyretrocediendounayotravez,sinentrardeltodo,y sumanobuscóde nuevo el clítoris y la acarició rápido, rápido, hastaqueSusanasintióqueibaaestallar,yentoncesFranempujóyeldolorsemezclóconelplacerdeunaformatan increíble,queSusanaera incapazdediferenciarunodelotro.Arqueólascaderaspararecibirloysemoviócontraél,convulsae incontrolada,mientrassusmanosseclavabanen laespaldadeFran,ylesintiótemblar,jadearyestremecersesobreella,hastaquealfin,cuandoyacreíaquesucorazónnoaguantaríamásyqueibaaromperse allí mismo enredada en el cuerpo de él, las sensacionesempezaronamenguaryvolvióanotarqueelaireentrabadenuevoensuspulmones.Ysedejócaerexhaustacontralaalmohada,temblandoaúnsincontrolysinaliento.Fran también se dejó caer relajado sobre ella y durante un buen rato
solo se pudo oír en la habitación la respiración de ambos. No podíanmoverse. No querían moverse, admitir que había terminado.Permanecieron quietos mientras sus cuerpos volvían lentamente a lanormalidad, en silencio, sintiendo cada uno el cuerpo del otro, con lasensibilidadaflordepielaún.DespuésFranseincorporóysalióalfin,ytendiéndoseasuladolepasó
el brazo por debajo de los hombros para atraerla a su costado y queSusanapudierarecostarlacabezaensuhombro.Ylabesóenelpeloyenlafrente.—¿Tehehechomuchodaño?Ellanegó.
—No...Séquehubounmomentoenquedolió,peronisiquierasabríadecirte cuándo ni cuánto. El dolor se perdió en medio de otrassensaciones.—Tambiénparamíhasidounaprimeravez—admitióél.—No seasmentiroso. Te acostabas conLourdes y además sé que has
tenidoalgúnqueotrorollodefindesemanaestecurso...inclusoRaúlmehablódelahijadeunclientedetupadreconlaqueteveías...—¡Caray con Raúl! Ya te hablaré de ella en otro momento y nos
reiremos juntos. Pero no te he mentido. No he dicho que fuera virgen,perojamáshabíasidoasíantes.—Élgirólacabezasobrelaalmohadayclavóenellasusojosmáspardosyprofundosquenunca—.Telojuro.Yellanopudoevitardejarescaparlaemociónacumuladadurantetoda
la noche y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. Él frunció elceño.—¿Qué pasa? ¿Vas a llorar? ¿No puedo decirte nada bonito sin que
salgasllorando?—No cuando estoy sensible... soy muy llorona cuando estoy
emocionada.Fran se volvió de costado y la rodeó con ambos brazos y empezó a
besarleelpeloylacara.—Chiquilla,¿porquéteponesasí?Hasidobonito,¿no?—Sí.—¿Entonces?—Esquenuncapenséqueestopodríapasarentrenosotros.Jamáshasta
quemebesasteestanocheenelbancosemeocurriópensarqueyofueraparatialgomásqueunaamiga.—¿NisiquieracuandotebeséenelcumpleañosdeRaúl?—Nisiquieraentonces.Yomehabíatomadodosotrescopasypensaba
quelaquetehabíabesadoerayo.Élsonrió.—Bueno,ahoraquelodices,yotampocolotengomuyclaro.Creoque
fuimoslosdos.—Peroteseparastetanbrusco...Yopenséqueestabasespantadoantelo
queyohabíahecho.Tuvequemarcharmeacasaporquemesentíaincapazdecontinuarallícontigo.Creíquetehabíasdadocuentadeloquesentía
portiynosabíascómoasumirlo.Penséquenoquerríasvolveraverme.Estabastanhosco,tanfrío...—Claroqueme separébruscoy estabahoscoy frío.Loprimeroque
hicistecuandonosseparamosfuemiraraRaúl.—Porque le había asegurado un rato antes que tú y yo solo éramos
amigos y quería averiguar si nos había visto besarnos. Creo que élsiemprehasabidoquetúmegustabas,yteníapánicodequetelodijera.—Yestanoche,¿vasadecirmeahoraloqueteestabacomentandocon
labocapegadaatuorejaylaactitudmásíntimaquehevistoenmivida?Tuvequemarcharmeparanolevantarmeypartirlelacara,porqueélsabeloquesientoporti.—Yapuedes saberlo.Me estaba diciendo que no se tragaba lo de que
éramossoloamigosytratabadeconvencermeparaquemefueracontigoatuladodelamesaytedieraunbeso.—Deberías haberlo hecho, has estado a punto de romper
definitivamentenuestraamistad.Siestanochetehubierasidoconél,yonohabríavueltoadirigirlelapalabra.Élsabequetequieroynolehubieraperdonadoquesemetierapormedio.Contigono.
Susanaguardósilencio.Franhabíadicho«tequiero»,unaspalabrasqueella llevaba toda la noche tratando cuidadosamente de evitar, incluso enlosmomentosenquemásdifícil lehabía resultadocontrolarse.Peronolas había dicho.Ambos pertenecían amundos diferentes y ella eramuyconscientedeello,sobretododespuésdelanochequehabíacenadoensucasa.—Fran... —susurró—, te quiero son palabras demasiado grandes...
demasiadoimportantes.Acabamosdedescubrirnoselunoalotro.Esmuyprontoparaeso.Vamosadejarloen«yotegustoytúmegustas»,¿vale?Élsonrióylamirófijamente,mientrasSusanaenrojecía.Habíapodido
leer sus pensamientos. Sabía que ella era precavida y que necesitabatiempo para asimilar lo que él sentía por ella. Que no acababa decreérselo,queeradesconfiadaporqueelmundoylavidalahabíanhechoasí,ynoquisoapabullarla.—De acuerdo. Yo te gusto y tú me gustas. Pero te advierto que me
gustasmuchísimo.
Ellasonriótambién.—Ytúamí.Se abrazaron y se besaron con suavidad. Después Susana se levantó
mirándoselosmuslosmanchadosdesangre.—Creoquedeberíairalbaño.Estoyhechaunasco.Yapuedocontrolar
elmovimientodelaspiernas.—Sí,yotambién.Entróenelbañoysemiróalespejo.Aúnteníalosojosbrillantes, las
mejillasencendidasylaexpresiónmásfelizquesehabíavistojamás.Se lavó cuidadosamente y regresó a la habitación. Y ambos se
apretujaron en la pequeña cama individual para continuar besándose yacariciándose uno al otro, incapaces de echarse a dormir por si aldespertardescubríanquetodohabíasidounsueño.Apagaronlaluzcuandoescucharonenelpasillodelhotellasrisasylas
vocesdesuscompañeros,entrandoensusrespectivashabitaciones.AcontinuaciónelmóvildeFransonóyenmudecióinmediatamente.—Esuntoque—dijoFran,quesehabíaincorporadoamirarlo—.Del
cabróndeCarlos.VolvióaacostarseyaabrazaraSusanadenuevo.Yacontinuaciónsonó
elmóvildeella.Tambiénlomiró.—Maika.Pocosminutosdespués,unmensajeeneldeFran.Loleyó.«Lostoques
seresponden.Esoessagrado».Francogióelmóvilytecleó:«Yuncarajo»,yacontinuaciónloapagó.
Susanahizolomismoconelsuyoyvolvieronaabrazarse,estavezconlaluz apagada para evitar que los demás supieran si estaban despiertos odormidos.Ysiguieronbesándose.
Unos golpes en la puerta de la habitación, fuertes y repetidos, leshicieron despertar bruscamente. El sol entraba por la rendija de lascortinascorridas,deunazuldesvaído,ydabaenlacama,iluminandoconunafranjadoradalosmuslosentrelazados.Unasensacióndecansancioysopor,hizoprotestarlosmúsculosentumecidos.SusanaluchópordespertarseycomprendióqueFranintentabahacerlo
mismo,mientraslosgolpessemezclabanconvoces.
—¡Eh,tortolitos!¿Estáisvivos?Franlogrópreguntar:—¿Quécoñoqueréis?—Ningúncrimen,macho.Guárdatelasborderías.Solotraerosalgode
comer,queoshabéissaltadoeldesayuno.Sonlasonceymedia.Susanamiró elmóvil, que estaba apagado.Fanya había encendido el
suyoydijo:—Esverdad.Raúlgritóalotroladodelapuerta.—Nosotros nos vamos a hacer la ruta del río. Si queréis venir tenéis
quelevantarosya.Ysino,nosvemosluego...siquedaalgodevosotros.FransevolvióhaciaSusanaquesehabíasentadoenlacamaytratabade
alcanzarlaropainterior.—¿Quéquiereshacer?—Me hacía ilusión hacer la ruta, pero tengo que confesar que estoy
hechapolvo.Perosinovamos,luegonosvanadarunalataincreíble.—La ruta no es demasiado dura. Si te apetece podemos ir y luego
regresar nosotros en autobús, si te sientes muy cansada. Hay una líneadesdeBenamahoma hastaElBosque. Ellos que se den el pateo de ida yvuelta.—Deacuerdo.Fran,desnudo,seacercóalapuertaydijoasuscompañeros:—Vamosconvosotros,esperadnosunsegundo.Enseguidasalimos.—Deacuerdo.Abajoestamosconvuestrodesayuno.Semetieronjuntosadarseunaducharápida,apretujadosenlapequeña
placa,enlaqueapenassepodíanmover.Susanasediolavueltamientrasseenjabonaba,peroFranlaagarródelosbrazosylahizogirarparaquequedaradefrente.—¿Quépasa?—lepreguntó.—Nada.—¿Porquétevuelvesentonces?—Porquemedacortequememires.Élsoltóunasonoracarcajada.—¿Quetedacortequetemire?¿Aestasalturas?
—Esquenoeslomismodenoche,enpenumbra,queahoraaplenaluz.—Porsupuestoqueno.Ahorapuedovertemejor.Recrearmeen todos
losdetallesqueanochesemeescaparon.—Noquieroquelohagas.Medavergüenza.—¿Quétedavergüenza?—Noquieroqueveas...lodelgadaqueestoy.Suspirando, Fan la abrazó con fuerza, apretándola contra su cuerpo
enjabonadoyresbaladizo.—Sélodelgadaqueestás...Noolvidesqueanocheterecorrícentímetro
acentímetro.Megustóloquetoqué.Yahoraquieroverlo.¿Medejas,porfavor?—susurróensuoído.—Siinsistes...Peroluegonodigasquenoteavisé.Se separó un poco, lo máximo que les permitía el rincón estrecho
donde estaba instalada la ducha y la miró largamente, centímetro acentímetro,conunamiradaqueSusanasupoibaaquitarleelpudordeunavezyparasiempre.—Me gusta tu cuerpo.Me vuelve loco tu cuerpo, y te lo demostraría
ahoramismosinofueraporqueyanosestánesperando.Perosiquierespuedollamarlesydecirlesquesevayan.Ella negó con la cabeza, comprobando que él volvía a excitarse solo
conmirarla.—No, bajemos. Necesito ese desayuno del que han hablado. Lo
dejaremosparalasiesta.Terminarondeducharserápidamenteysevistieronconropaycalzado
cómodo. Fran preparó la mochila con algunas cosas y cogidos de lamano,bajaronareunirseconlosdemás.Estaban sentados en el mismo banco donde la noche antes se habían
sentadoellos.—¿Preparada?—lepreguntóFran.—¡Quéremedio!Todos estaban pendientes de ellos, mirándoles fijamente mientras se
acercaban y cuando estuvieron a su ladoMaika les tendió una bolsa deplásticollenadepanconmantequilla,croissantsyunascajasdezumo.—Elcafénohemospodidobirlarlodelcomedor,losiento.—Esigual,estoestábien.
—Seagradece.—Hemos comprado también unos bocadillos para comerlos por el
camino,sisenoshacetarde.Aestashoras...Quedanparavosotrosunodesalamiyotrodechorizo.Os los repartíscomoqueráis.Aunque tambiénpodéiscompartirlos...¡Comoyahabéisintercambiadofluidos!—No iréis a empezar, ¿verdad? Ya tuvo bastante poca gracia el
numeritodeanocheconlosmóviles.—¿Interrumpimosalgúnmomentoespecialmentedelicado?—Interrumpisteis,simplemente.Ydabaigualelmomento.—Noos quejéis, que esperamos un tiempoprudencial, almenos para
dejarosecharelprimero.Huboquienqueríallamarosmuchoantes.Franmiróasuamigoconcaraasesina.—¡Eh,nomemires,queno fuiyo!Conel trabajoquemehacostado
queosdejaraisdememecesyosmetieraismanodeunavez.En poco tiempo dieron buena cuenta del contenido de la bolsa, y
cogidosdelamamoemprendieronelcaminohastaelcercanopueblodeBenamahoma,siguiendolarutadelríoMajaceite.Llegaronalahoradelmediodíaysesentaronenunaplazaacomerlos
bocadillosque llevabanyabeberaguaenunafamosafuentedeaguademanantial.—Susanayyovamosaregresarenautobús,estamosmuycansados—
dijoFran.—Todosvamosavolverenautobús.Hacemuchocalor—dijoCarlos
—,yyoyaestoyviejo.Subieronal autobúsque recorría los cuatrokilómetrosque separaban
los dos pueblos y cuando llegaron a la explanada del albergue, LucíacogióaSusanadelamanoyledijo:—¿Dóndevas?—Adescansarunrato.—Deesonada.Loquequeréisesmeterosafollarotravez,peronoos
vamosadejar.Guardadlasganasparalanoche,chicos.—Ahora vamos a darnos un baño en la piscina para refrescarnos...
todos.—Yonoquierobañarme,quierodescansar.—Razóndemásparanoirtealahabitación.Tiéndeteenelcésped.
FrancruzólamiradaconSusana,yalzóloshombros,impotente.—Está bien, cabrones. Pero yame la pagaréis si algún día os toca a
vosotros—dijoFranresignado.—Vamosaponernoslosbañadores.Sedirigieronalashabitaciones.—Vosotrosdos...Siendiezminutosnoestáisabajo,osvamosamontar
una cencerrada que hasta tu madre en Sevilla va a saber que estáisfollando.—Estaremos abajo en diez minutos. Os dedicaremos la tarde y
esperaremos.Perosiaalgúncabrón,ocabrona, se leocurreestanochedar por culo con el móvil, probará el modo vibración del mismo a lobestia. Y ya sabéis que cuando me cabreo, no me pienso las cosas dosveces.—Dímeloamí.EntraronenlahabitaciónySusanaabriólabolsaparacogerelbikini.—Lo siento—dijo Fran acercándose a Susana y abrazándola por la
cintura.—No importa.Laverdadesque tampoconosvendrámaldescansary
dormirunrato.Asíestaremosenplenaformaparalanoche.—Mealegraquetelotomesasí.Susanasealzóunpocosobrelapuntadelospiesylediounbesocorto
enloslabios.—Unaperitivo.Ydespuéssesoltóysecambióderopa.Bajaronareunirseconlosdemásyseinstalaronenlapiscina.SusanasetendióenlatoallayFranlohizoasulado,mientrasquelos
demás se metieron en el agua. Casi inmediatamente se quedó dormida,bocaabajo,conlacaradobladahaciaunladoenunánguloextraño.Fransequitó la camisetay ladoblócuidadosamentey levantándole la cabezaconcuidado,lacolocódebajoparaqueestuvieramáscómoda.Despuéssesentó a contemplarla, embobado, sin terminar de creer lo que habíapasado en las últimas horas.Apenas veinticuatro horas antes, él todavíapensaba que Susana estaba enamorada de Raúl. ¿Cómo no había sabidoverlo? Ahora recordando, se daba cuenta de que había habido tantosmomentosenquelosdossehabíandelatado...
Raúl salió del agua y se sentó junto a su amigo. Pareció adivinar suspensamientos.—Siemprehesabidoqueestabalocaporti,aunquetúinsistierasenque
ibaporotrotío.Nohabíamásquevercómotemiraba.—Mehizocreerquelegustabastú.—¿Yo?Joder,Fran,eresmástontodeloqueaparentas.ASusananunca
lehecaídonimedianamentebien.—Yopensabaquesolo lo fingíaparaqueno tedierascuenta.Yaquel
puñetazoquetedinoerasoloporloquedijistedeella,sinoporqueellateprefería.Loscelospuedenllegarasermuymalos,Raúl.Teconfiesoquehellegadoaodiarteenalgunosmomentos.Anoche,porejemplo.Sinomehubieraido,creoquemehabríaliadoahostiascontigootravez.Creíqueleestabastirandolostejossinimportarteloqueyosentíaporella.—¿Ycreesquenolosé?¿Quenoteveíalacara?Peromacho,sinote
llego a pinchar para que saltaras, todavía estaríais haciendo el tonto losdos,jugandoalratónyalgato.—¿Lohicisteapropósito?—Puesclaro.Fran alargó lamano hacia Susana, dormida a su lado, y le apartó un
mechóndepeloquesehabíadeslizadoconelaireylehacíacosquillasenla cara.Nopudo evitarlo ydeslizó la palma abierta por el hombroy laespalda.—Tehadadofuerte,¿eh?—Estoy enamorado como un colegial. Esta noche ha sido algo
increíble,¿sabes?Notienecomparaciónconnadaquehayavividoantes.Ojaláalgúndíapuedassentirlotútambién.—Mira,macho,pontelasogaalcuellotúsiquieres,perodéjameamí.
Estoymuybienasí.Franriobajito.—Esodecíayohaceunosmeses,yahorasoloquieroestarconella.Y
podrásdecirquenoesningunabelleza,queestámuydelgada.Perotejuroqueparamínoexisteningunamásbonita,nimásperfecta.Ynoessolosexo,aunqueladeseocomounburro.Joder,ahoramismoladespertaríay...bueno,másvalequemecalmeometendréquemeterenlapiscinadeltirón.
Raúlseechóareír.—Macho,quémalteveo.Meparecequetehanenganchado.—Me temo que sí. Esto es serio,Raúl, paramí y sé que para Susana
también,aunque losdoshayamosdichoqueno loesyquesimplementenosgustamos.—Atuspadresnolesvaahacermalditalagracia.—Yalosé,peroporprimeravezenmividame importauncarajo lo
quediganmispadres.Aunquedemomentocreoquelomejoresquenolosepan.Almenoshastaquepaseuntiempoylascosasesténmásasentadasentrenosotros.Lojoderían.UnatardevinoSusanaaestudiaracasaymimadre la invitó a cenar. Y no te puedes imaginar qué mal rato. Se lasapañódetodaslasmanerasposiblesparahacerlasentirincómoda.Cuantomástardeseenteredequeestamossaliendojuntos,mejor.—¿YquépiensaSusanademantenerloensecreto?—Supongoqueestarádeacuerdo.Nocreoquesevuelvalocaporira
comeramicasalosdomingos.Ambosamigosseecharonareír.—Tío, si necesitas que te cubra las espaldas, que cuente alguna trola
para que podáis estar juntos, ya sabes que puedes contar conmigo.Siempre lohemoshechoy ahora conmásmotivo.Creoque te lodebo,aunquesoloseaporloscelosquehaspasadopormiculpa.—Gracias.—Yahoracreoquedeberíasdormirunratotútambién.Probablemente
ellaesperaqueestésdescansadoestanoche.—Sí, debería dormir. Lo que no sé es si lo conseguiré. Todavía no
terminodecreérmelo.—Anda, inténtalo. Yo me vuelvo al agua y procuraré que nadie os
moleste,niahoraniluego.Raúl regresóa lapiscinayFran se tendió juntoaSusana,ycontra lo
queesperaba,tambiénsequedódormidocasialinstante.
Lesdespertaronalahoradecerrarlapiscina.—¿Quévamosahacerestanoche?—preguntóCarlosmientrassubían
hacialashabitacionesaducharse.—Estosdos,follar...—dijoRaúl—.Losdemás,loquenosdejen.
—Peroantestendránquecomer,digoyo.—Susanayyovamosatomarunastruchasaquíallado—dijoFran—.
Elquequieraqueseapunte—añadiósinmuchasganas.—¿Quédicesunas truchas?Yaquíal lado,además—protestóRaúl—.
Yoquieroiralpueblo;quieromarcha.—ElpueblonoesLasVegas,precisamente—dijoMiguel—.Comono
subasybajeslascuestascorriendounascuantasveces...—Medaigual.Yoquieromarcha.Sinolahay,lamontamosnosotros.
Quedaos vosotros a comer trucha si queréis. Y luego, si os apetecereuniros con nosotros, nos dais un toque y ya os decimos por dóndeandamos.—Sí,enlacalleunoolacalledos,porquenohaymás.—Demarcha...forzada—bromeóInma.—Entonces,quedamoseneso.Queosaprovechelatrucha,yelpolvo.Laschicasentraronensuhabitaciónyélcerrólapuertaasusespaldas.—Tútampocoqueríasirconellos,¿verdad?—Prefierocenarcontigoasolas,tengoquereconocerlo.—Ymevasadejarinvitarte.—Hoytevoyadejarloquequieras—dijoellarisueña.—¿Todoloquequiera?—Todo.Él se acercóy la abrazó.Susana levantó la caray se encontró con su
boca,ávidayexigente.Después,ellaleadvirtióriéndose:—Mehasprometidounatrucha.—Y pienso cumplirlo. Pero llevo todo el día sin besarte. Es mucho
tiempo.—Síqueloes.Sebesarondenuevo,peroelsonidodelmóvilloshizosepararse.—¡Seráncabrones...!Susanaleechóunvistazoalapantalla.—EsMerche—dijocogiéndolo—.¡Hola!—¡Vaya,por lomenoscontestas!Estásviva.Estamañananieso.¿Tan
ocupadaestásquenoteacuerdasdelrestodelmundo?—Losiento.Laverdadesque sí he estadomuy liada.Noparamos.Y
anochetuvequeapagarelmóvilporqueestoscabronesnoparabandedartoquesynomedejabandormir.—Ah,¿perohasdormido?Enlosviajesdefindecursonoseduerme.—Algo...nomucho.—¿Por culpa de alguien en particular? ¿Hay algo que quieras
contarme?—Merche,noestoysola.Nopuedohablar.—¿Quiereesodecirquesí?¿Hasestrenadoelcamisón?—Merche,ahorano.Tellamoluego,¿vale?Omañana.—¿Quiénestáahícontigo?Noseescucharuido...Franlequitóelmóvildelamanoyselollevóalaoreja.—Merche...—¿Fran?—¿Quiénsino?Oye,graciasporelregalo.—¿Quéregalo?—Elcamisón.Eraparamí,¿no?—Porsupuesto.¿Lohasdisfrutado?—Enormemente.Ytuhermanatambién.—¡Nosabescuántomealegro!Anda,pásamela.Letendióelmóvildenuevo.—Dime,Merche.—¿EsverdadloqueinsinúaFran?—Sí,esverdad.—¡Ytúquecasimepegasporquelosaquédelantedeél!Siyosabíaque
ibaacausarefecto.—Tepidodisculpas.—Oye,nohabréinterrumpidonadaahora...—No,íbamosaducharnosparairacenar.—Pues antes de hacerlo, llama amamá, que está que se sube por las
paredesporqueno tienenoticias tuyas.Luegopuedesvolveraapagarelmóvil.—Síqueloharé.Amínomevuelvenadarelcoñazoalascuatrodela
madrugadaparainterrumpir.—¡Quécabrones!Bueno,nena.Hastamañana.
—Hastamañana,Merche.—DaleunbesoaFrandemiparte.—Loharé.Después,ysinsoltarelteléfono,volvióamarcar.—Tengoquellamaramimadre.Dijequeibaahacerloestamañanayse
mepasó.Y silencio, ¿eh?Noquieroque sepaque estás aquí.Ella no loentendería.Fran se sentó en la camay la contempló en silenciomientrashablaba
con sumadre, comentándole lo bienque se lo estabapasandoy todo loquehabíanhecho,aunquesinmencionarleaél.TambiénqueibanacenartruchayterminódiciendoquelallamaríaaldíasiguientecuandollegaranaSevilla.Despuéscolocóelmóvilsobrelamesilladenocheydijo:—Misióncumplida.Yahoraaladucha,quememuerodehambre.Seducharonjuntosdenuevoysefueronalbarquehabíasituadojusto
alladodelalbergue.Estabaprácticamentevacíoyseacomodaronaunadelasmesas,desdelaquesedivisabalacarreteraylapiscifactoríadondesecriabanlastruchas.Susana se sentó frente a Fran y le dijo señalando sus vaqueros y su
camiseta.—Lamentonohaber traídomásquevaquerosy chándals.Nopensaba
queibaadisfrutardeunacenaromántica.—Ytampocopensabasqueibasadisfrutardeotrascosas...—Esomenosquenada.Aúnmecuestaasimilarlo.Elcamareroselesacercó.—¿Truchafritaoalhorno?—Alhorno.—¿Yparabeber?—Cerveza.Porunavezquenotengoqueconducir...¿Ytú,Susana?—También.—Averporquéteda.—LaúltimavezquemeachispéenelcumpleañosdeRaúlmediopor
comertelosmorros.—Pues bebe toda la cerveza que quieras, que yo me dejaré comer
entero.
—Bien.Prometoserhoyunpocomásparticipativa.Anocheestabatannerviosaquedejéquetúlohicierasprácticamentetodo.Esperonohabertedecepcionado.Franapoyólamanosobreladeella,quereposabasobrelamesa.—Vuelvo a repetirte que fue algomuy especial.Y espero que para ti
tambiénlofuera.—Síquelofue.—Nosiemprelaprimeravezesagradable.—Losé.Peroparamísílofue...Muchomásqueagradable.—Mealegro.Susana,hayunacosaalaqueleheestadodandovueltas
esta tardemientrasdormías...Aquellacartaquehicisteparaclase, laqueyopensabaquelehabíasescritoaRaúl...¿Eraparamí?—Síqueloera.—Nolarecuerdomuybien.Supongoquetendrásunacopia.—Tengoeloriginal.Lacopiafuelaqueentregué.—Laquiero.—Tienemuchostachonesyborrones.—Daigual.Silaescribisteparamí,esmía.Ellasonrió.—Deacuerdo.Teladarécuandovolvamos.Comocomprenderásnola
tengoaquí.—Dámelaenprivado,porquetecomeréabesosdespués.Loprometido
esdeuda.—Fran...¿Quévaapasarmañana?—QuevolveremosaSevilla.—¿Ydespués?—Que empezaremos los exámenes y estaremos hasta el cuello de
trabajo.—Nomerefieroaeso.—¿Terefieresanosotros?—Sí.—Puesquevamosaempezarasalirjuntosytútendrásquedejarquete
inviteacomeryalcineyatodasesascosas.—¿Estássegurodequeesesoloquequieres?
Élfruncióelceño.—¿Acasotúno?—Sí,claroquesí.Peronoquieroqueestotehagasentirobligadopara
conmigo.Séquetegustoy túamí también,peronoencajoentuvidaysoyconscientedequeestonopuededurarmucho.Pertenecemosamundosdiferentesyestotendráqueterminarmástardeomástemprano.Noquieroqueeldíaqueocurra tesientasmalpormí.Yoserémuyfelizel tiempoquedure;perosoyconscientedequetendráunfinal.Franapretósumanoconfuerza.—Estamosempezando,noquierohablardefinales.Yrespectoa lode
que no encajas en mi mundo, yo no pretendometerte en él. No piensodecir en casa que estoy saliendo contigo, al menos de momento. Mispadreslojoderíandealgunamaneraynovoyapermitírselo.Nopiensesque me avergüenzo de ti, es de ellos de quienes me avergüenzo. Sucomportamientolanochequecenasteenmicasafueimperdonableyesonoesnadacomparadocon loqueharíansisupieranqueestamos juntos.Poresoynoporotracosa,voyamantenerocultanuestrarelaciónamifamilia.Aunquesíse lodiréaManoli.Ellasealegrará.Halamosmuchodeti,¿sabes?Siempremepreguntacómoteva.—Yotampocoquierodecírseloamispadres.Eldíaquelespresentea
un chico tiene que ser mi fututo marido. No entenderían otro tipo derelación.—Mirándolobienesotienesusventajas.—¿Quéventajas?—Quenotendréquecompartirteconnadie.Ycome,quelatruchasete
estáenfriando.Yyotengoquereconocerquemeestoymuriendodeganasdeterminardecenaryvolveralahabitación.—Yotambién.—¿Pasamosentoncesdereunirnosconlosdemás?—Pasamos.Terminarondecenarysevolvieronalalbergue,dispuestosadisfrutar
desuúltimanochedeviaje,estavezsinnervios,sinmiedosysinreservas.Ambos eran conscientes de que les esperaba una época dura de
exámenes,demuchotrabajoyenlaqueprobablementenodispondríandetiempoparaverseasolasymenosenunacamayaprovecharonhastaelúltimominutodeaquellanoche.
Susana se esforzó en dominar su timidez y no limitarse a dejarseacariciarcomohabíahecholanocheanterior.AceptólamiradadeFranapesardesuscomplejosyempezóacomprenderquerealmentelegustabasucuerpodelgadotantocomoaellalegustabaeldeél.Disfrutódelplacerde acariciar además del de ser acariciada, de excitar a la vez que eraexcitada,ycuandoalfinsedurmieronalamanecer,sentíaquemásquedosnoches,Franyellallevabanjuntostodaunavida.Porlamañana,yapesardequeapenashabíandormidotreshoras,no
hubo necesidad de que nadie les llamase. Susana se despertó sola ycontemplóelrostrodeFrandormidobocaabajoyconlacaravueltahaciaella.Éldormíaenuna incongruenteposturaen laqueparecía imposiblesentirse cómodo, pero ya ella se había dado cuenta de que se durmiesecomo se durmiese, siempre acababa así.Dudó si llamarle, pero decidiódisfrutarunratodeverleasí,dormidoyrelajadocomounniño.Alargólamanoyacaricióunavezmásaquellanocheelpelorubiooscuroalqueelsolhabíasacadoalgunosmechonesmásclaros,aspiróunavezmáselolora Hugo Boss que había pasado a formar parte de Fran de formapermanente. Olía él, olían sus ropas... incluso después de bañarse en lapiscina,seguíaoliendo.Luegodeslizólamanoporlaespalda,tocandolosmúsculosmarcados
peronoabultadosybajóhastalasnalgasdurasyredondeadas.Sintióqueempezabaaexcitarseal recordarcómopor lanochesehabíaaferradoaellasmientras hacían el amor, para empujarle hacia su interior. Por unapartedeseóquesedespertarayporotraqueríacontinuarasí,teniéndoleasumerced, para ella sola. Se incorporó un poco y empezó a besarle laespalda. De pronto comprendió que Fran ya estaba despierto, peropermanecíaquietoyconlosojoscerrados,dejándolahacer.—¿Estásdespierto?—preguntó.—Porsupuesto...nosoydepiedra.—¿Porquénomehasdichonada?—Porquesabíaqueibasadejardeacariciarme;comoefectivamentehas
hecho.Ysoyuncoscóndemildemonios.Anda,¿porquénosiguesotropoco?—Deacuerdo.Susanacontinuóconlascariciashastaqueeldespertadordelmóvilles
anuncióquehabíallegadolahoradelevantarse.
Sereunieronconlosdemásenelcomedoryestavezpudieronhartarsedecafécalienteytostadas.
Después,yaunqueteníanquedejarlahabitaciónalasonce,decidieronhacerunabarbacoaparaalmorzarymarcharseporlatarde.—¿Quiénvaairporlacomida?—Yoestoycansado—sedisculpóFran.—¡Ah,no!Ahoranotevasa librar—dijoCarlos—.Siestáscansado,
haberfolladomenos.—¡Québastoeres!—Esta vez vamos a ir todos los tíos. Hoy no vengo muerto por esa
cuestaaplenosol,conlacomida,lasbebidasytodolodemás—sequejóRaúl.—Yopreparoluegolacomida.—Queno.Yateveovenir,túloquenoquieresesseparartedeSusana.
Pero no se te va a largar con otro porque la dejes sola media hora,¿verdadchica?—Porsupuestoqueno.—¿Ves?Siestádeseandoqueladejesrespirar,macho.—Anda, sí, lleváoslo—dijoMaika—.Quenosotrasestamosdeseando
teneraSusanaunratitoparanosotras.—Deacuerdo.Peroqueconstequesinosotrosvamospor lacarne, la
preparáisvosotras.—Quesí,pesado,quetelarguesya.Loscincoamigossemarcharonylaschicassequedaronsolassentadas
enloslargosbancosdelfondodelazonadeacampada.—Bueno,cuenta...Susanaseechóareír.—¿Quéqueréisquecuente?—Todo,porsupuesto—dijoLucía.—Nopiensodardetalles.—Puesélseguroqueloestácascandotodo.—Nolocreo.—¿Queno?ARaúlseguroqueselocuenta.Ayer,mientrasdormíasen
lapiscina,estuvieroncharlandomuchorato,enplanconfidencias.—¿Túoísteloquedecían?—No,peromeloimagino.—Puesnoimaginestanto.Amí,porlomenos,novaisasacarmenada.—¿Nisiquieracómolatiene?—¿Cómolavaatener?Comotodos.—¿Mayoromenorquelamedia?—¿Y yo que sé? No he tenido ocasión de comparar. Fran ha sido el
primero.—YocuandolovilaotranochemirandocómoRaúlytúoshablabaisal
oído, con la cara demala leche, pensé que se iba para él y lomolía ahostiasotravez.—Lefaltópoco,¿eh?—¿Dóndeestaba?—Enelbancoquehaydelantedelcomedor.Escuchandomúsica.—Rumiando,querrásdecir.—¿Yquétedijocuandoteviollegar?—QuevolvieraymeliaraconRaúl.Quenosemeibaapresentarotra
oportunidad.—¿Yquélehacíasuponerquetúqueríasliarteconél?—YolehabíahechocreerqueRaúlmegustaba.—Asíosmiraba...¿Ydespués?—Después llegamosa la conclusióndequenosgustábamoselunoal
otro.—¿Yyaestá?—Elrestoesprivado.—Raúllohizoapropósito,desdeluego.ParaqueFransaltara.Nuncale
hubierahechoesoaFran.—Raúl le tira los tejos a todo lo que tenga dos tetas y un coño y le
importa una mierda que le guste a su amigo. Con tal de conseguir unpolvo...—No estás siendo justa, Inma. Yo nunca he visto a Raúl meterse en
mediodeunaparejaqueyaestéformada.—Yodeélmeesperocualquiercosa.
—Sigueintentándolocontigo.—Pormí,yapuedeirsealdiablo.—Dimeuna cosa, Inma...La verdad. Si no fuera tan buitre, ¿te liarías
conél?—Escomoesyesonolopuedecambiarnadie.—Perosinolofuera,¿nopodríallegaragustarte?—Vamosadejarclaraunacosa,ypor supuestoqueno salgadeaquí.
Raúlmegustaymucho.Peronovoyaliarmeconél.Nomedalaganaserunamuescamásensucinturón,niunacaraqueapenasserecuerda.Unatarde que estábamos en la bolera nos encontramos con una niña que lemirabamucho.Yomedicuentayse lodije,yél,mirándolaasuvezdepasadadijoquelacaralesonaba.Quealomejorsehabíaliadoconellaenelinstitutooenvacaciones,norecordababiencuándonidónde.Yonovoyaserunacaraqueapenasserecuerda...¡Antesmegrapoelchichi!Todasseecharonareír.—¡Chica,quédrástica!—Esloquehay.Ytú,Susana,deberías tenercuidadotambién.Franes
igual. Quizás él sí recuerde dónde y cuándo se lió contigo, pero nopiensesquevaenserio.—Esoyalosé;yotampocovoyenserioconél—mintió.—Sabes lodeLourdes, ¿no?Estuvieron saliendo juntos todoel curso
pasado y en verano él se fue aGranBretaña, todos los años lo hace, yluegoaCantabria.Suspadresveraneanallí.Puescuandoempezóelcursoelveranohabíaborradotodorastrodelarelación,ysitehevistonomeacuerdo.—Yprobablemente conmigo pasará lomismo.Nome importa, estoy
preparada.Enningúnmomentohepensadoqueestovayamásalládealgotemporal.Perovoyadisfrutarloatopemientrasdure.Nuncahesalidoconnadie, ni me han dicho cosas bonitas. Tengo que confesar que ahoramismoestoycomoenunsueño.Peroséqueessoloesoyquemetendréquedespertar.—Hayvecesquesepagamuycarounpocodefelicidad.—Correréelriesgo.—Siesasí,allátú.—Vamos, Inma, no seas aguafiestas. ¿No ves lo feliz que está? Será
mejorquedejemoslacharlayvayamospreparandolascosasparacuandovenganestos.Susanaclavólavistaenlasbrasasqueempezabanaencenderse.«Noesasí»,pensó.«Yoquisierapasarconélelrestodemivida,pero
como sé que eso es imposible, viviré estomientras dure y ya afrontaréluegoloquevenga.Peronadiepodráquitarmeestashorasdefelicidad,lasúnicas que he tenido enmi vida.Y quizás las únicas que tendré. Sé queFranseráalguienmuyimportanteparamí.Aunquenodure».Los chicos regresaron y después de comer cogieron al autobús de
regresoaSevilla.CuandoSusanasesentójuntoaFran,esteledijo:—Metemoquenopuedoponertemúsicaahora.—Noimporta.Probablementemedormiréencuantoelautobúsempiece
aandar.Siempremeduermoenloscoches,ymásahoraqueprácticamentenohedormidoendosdías.—Puessivasadormir,pontecómoda—ofrecióéllevantandoelbrazo
einvitándolaaapoyarlacabezaensuhombro.SusanaserefugióenalhuecoqueFranleofrecíayserecostócontraél.
Elsuaverodardelautobús,elcalordelcuerpodeFranylaslevescariciasde su mano en su brazo hicieron que se quedara dormida casiinmediatamente.NisiquieraviolafotoqueRaúlleshabíasacadodesdeelasientodelantero.DespertócuandoFranlasacudióligeramente,cercayadesudestino.—Susana...serámejorquetedespiertes.Yaestamosllegando.Estasesacudióelsueñoyseincorporó.—¿Hedormidomucho?—Todo el camino. Mi padre me ha puesto un mensaje diciendo que
vendráarecogerme.Lepediréqueteacerqueatiacasa.—No,por favor...Noquiero ir con tupadre.Me iréenun taxi, como
vine.—Nopermitiréquetevayassola.—Esdedía,Fran.Yno irásaponertemandón,¿verdad?Enserio,no
quiero ircon tupadre.Noquieroqueni siquierasospechequehayalgoentrenosotros.Yahoraesmuyevidentequelohay.Creoquechorreamosmiel,comodiríanenmipueblo.
Él la miró sonriente y le acarició la cara con la palma de la manoabierta.—¿Vesloquedigo?Serámejorquenosdespidamosaquí.—Deacuerdo.Despidámonos—dijobesándolaconsuavidad,mientras
elcochedejabaatráslaavenidadeLaPalmeraygirabaparaentrarenlaestacióndeautobuses.—Hastamañana.—Hastamañana.Uncuartodehoramástarde,ambosbajabandelautobús,ycomosino
fueranmásquesimplescompañeros,semarcharoncadaunoporsulado.Susananisiquieramiróhaciaatrás,temerosadequeelabogadoFigueroa,opeoraún,sumujer,lasorprendieramirandoaFran.
Capítulo18
Sevilla.Junio,1999Aquel viernes habían terminado el primer examen, uno de los más
difícilesdesegundo.ElDerechoConstitucionalsehabíaconvertidoenunaauténticaespinaenlacarrera,enparteporlaasignaturayenparteporelprofesor.Después del viaje habían unido fuerzas para prepararlo y habían
formadoungrupodeestudioencasadeMaikayLucía,capitaneadoporSusana.Habían establecido un fondo común para comida y habían acampado
literalmenteenelsalóndelaschicas,turnándoseporhoraslascamasyelsofáparaecharunascabezadas.Habíasidoelmásdifícilyelquemenostiempodisponíanparapreparar.Pero al finhabían salidode él, algunoscon mejores expectativas de aprobar que otros, pero para celebrarlohabíandecididotomarseunanochelibreydesahogarseenunadiscoteca.—Nosotros solo nos quedaremos un rato —había dicho Fran—. La
hermanadeSusanavaasalirestanocheynosdejalacasalibre.Hayqueaprovechar,quedesdequevolvimosdeElBosqueestamosunpocoapanyagua.—QuerrásdeciraDerechoConstitucional,comotodos—confesóRaúl.Habían cenado en una pizzería y luego se habían ido a su discoteca
habitual.Durante un buen rato bailaron y liberaron adrenalina, descargando
tensiones,músculosentumecidosynervios.Después,Raúlseacercóa labarra y, para desagrado de Inma, cuando regresó no venía solo. Unapelirrojaespectacularleacompañabacharlandoyriéndosedealgoqueélacababadedecirle.Ysesumóalgrupoquebailaba,colocándoseal ladodelchico,nosesabíasiporiniciativapropiaoporinvitacióndeeste.TantoSusanacomolasdemáschicasmiraronfurtivamenteaInma,que
continuóbailandosindemostrarningunareacción.ProntosehizopatentequelachicaleestabatirandolostejosaRaúl,en
uncoqueteoincesanteyqueestesedejabaquerer,yparatodosempezóa
estarclarocómoibaaterminarlanoche.Alaunaymedia,FranmiróelrelojylesusurróalgoaSusanaaloído.
Ambosseapartarondelcírculodebailarines.—Nosotrosnosvamos.Yahemosbailadobastanteporestanoche.Inma hubiera querido irse también, pero sabía que si decía algo Fran
insistiríaenllevarlaacasayellasabíalasganasqueteníanSusanayéldeestar solos. Decidió quedarse un poco más, pero desde luego no iba apermanecer allí el tiempo suficiente como para ver a Raúl liarse conaquellatíaniirseconella.SusanayFransemarcharonyelcírculosecerróentornoalhuecoque
habíandejado.RaúlysupelirrojaquedabanahorajustoenfrentedeInmayesta continuó bailando, mirando impasible cómo la chica le cogía lasmanosyleponíacaritastiernas.Despuésdeun rato, asqueada, se inclinóhaciaLucíay ledijo algoal
oído, y a continuación se separódel grupoy se acercó al rincóndondeguardabanlaschaquetasylosbolsos.—¿QuélepasaaInma?—lepreguntóCarlosaLucía.—Semarcha.Estácansadayleduelelacabeza.Estosdíashansidomuy
durosparatodos.—Habráqueacompañarla,supongo.—Dice que va a coger un taxi en la puerta.Además, ya sabes que no
vivelejos.Raúl,quehabíaescuchadolaconversación,sedisculpóconlapelirroja
yseacercóalrincóndondeInmaseestabaponiendounachaquetaligera.Ellaloviovenirconincredulidad.—¿Quéteocurre?DiceLucíaquenoteencuentrasbien.—Me duele la cabeza. Esta noche no he dormido, estuve estudiando
hasta las cuatro. La falta de sueño y el ruido que hay aquí me hanprovocadounapequeñamigraña.Sinomemarchoymetomoalgoprontoirá en aumento, y puede llegar a sermuy fuerte.Yamehapasadootrasveces.—Teacompaño.Inmamiróalapelirrojaquecontinuabaenlapista,esperándole.—Nohace falta,hayunaparadade taxis en lapuerta.Ysi temarchas
ahoraperderáslaoportunidad.Estanochetienesrolloseguro.
—Daigual.Novoyadejarquetevayassolasintiéndotemal.—Gracias—respondiómirándolefijamenteysintiendoqueuninmenso
alivioseapoderabadeella.También él se puso la cazadora y juntos salieron a la calle.No había
ningúntaxienesemomentoenlapuertadeladiscoteca.—Nohaytaxis,¿quéhacemos?¿Esperamosunoovamosandando?—La noche está agradable y mi casa no está lejos. Si no te importa
preferiríairandando.Esposiblequeelairefrescomedespejelacabeza.Echaronaandarunoalladodelotro.—Lamentoquehayastenidoquerenunciaraesatíabuenaparavenira
acompañarme.—Bah...Tampocoestabatanbuena.Yeraunpococortita.—Paraloquetúlaquieres,¿quémásda?Paradarunadisertaciónsobre
leyes ya nos tienes a nosotros. Susana, sobre todo, te podría recitar elCódigoPenaldecaboarabo.—SusanatieneotrascosasenquépensarestanocheademásdelCódigo
Penal.Ynocreoqueanadieleapetezcahoyhablardeleyes,nisiquieraaella.—Amíno,desdeluego.Micabezaesloúltimoquenecesita.—¿Yhacemuchoquepadecesdemigraña?—Sí,bastante.Eshereditario,mimadrelaspadecíatambién.—¿Sehacuradoya?—Murióhaceunosaños.—¿Delasmigrañas?—No...uncáncer.—Losiento.—Gracias. En realidad yo no debería ir a sitios ruidosos y cerrados,
peroavecesesdifícildeevitar.Nopodríairaningúnsitio.—Cuandotesientasmalenunlocalruidoso,melodicesynosvamos
losdosaunsitiotranquilo.—¿Ircontigoaunsitiotranquilo,conelpeligroquetienes?Élseechóareírynocontestó.Ysehizounpequeñosilencio,mientras
caminaban por las calles poco transitadas a aquellas horas de la noche,peronodesiertas.La temperatura era agradable, e Inma aflojó el paso para alargar el
camino. Se sentía muy extraña; era la primera vez que Raúl y ellamanteníanunaconversaciónquenofuerauntirayaflojaverbal,ytambiénmuyasombradadequeélhubieradejadoaunapelirrojadespampanantealaqueteníasegura,paraacompañarlaaellaacasa.Aunquesabíaquenoeramásqueunaestrategiaparaconseguirla,nopodíadejardesentirseunpococonmovida.Yagusto.No era verdad que le doliera la cabeza, aunque sí era un mal que
padecía a veces. Si aquella noche se había marchado era porque no sesentíacapazdeseguirviendocómoaquellapelirrojacoqueteabaconRaúlynoqueríavercómomástardeomástemprano,seibanjuntos.ElsilencioseprolongóhastallegaraBarqueta,dondeInmacompartía
pisocondoscompañeras.Ellaavanzóhaciaelportalyabrióconlallave.Yseencontródiciendo:—Voyaprepararmeunainfusiónparaaliviarlasedyelescozordela
garganta.Elhumomesientafatal.¿Quieressubirytomaruna?Raúlsoltóunacarcajada.—¿Una infusión? Estoy acostumbrado a queme inviten a entrar para
tomarlaúltimacopa,perounainfusión...Nuncamehabíapasadoantes.—Bueno,yonotengoalcoholencasa,loúnicoquepuedoofrecertees
una infusión. Pero si no te apetece... O quizás prefieras volver a ladiscoteca,apenashanpasadoveinteminutosdesdequesalimos.Quizástuamigaaúncontinúeallí.—No,creoquemetomarélainfusión.Siatuscompañerasdepisono
lesmolesta.Ahorafueellalaqueseechóareírmientrasentrabanenelpiso.—Es viernes por la noche, no volverán hasta el amanecer, eso si
vuelven.Raúl lasiguióal interiordeuna típicacasaalquiladaparaestudiantes,
conmueblesdepocacalidadymuchodesordenenelsalón.Habíaropaylibrossobrelassillas,variosvasosusadosenlamesayunaligeracapadepolvocubriendolosmuebles.—Perdona el desorden, pero salimos todas de estampida esta tarde.
Hasta el domingo por la mañana no toca limpieza general y comocomprenderásaestasalturasdelviernes,yenépocadeexámenesademás,estátodomangaporhombro.—Tendríasquevermihabitaciónsipiensasqueestoestádesordenado.
Voyacargarmeamimadredeuninfarto,yalaasistentatambién.—Mi cuarto está ordenado, son las zonas comunes las que no
conseguimosmantenerbien.Carmenestremendamentedesordenada.Estoessuyo—dijocogiendounsujetadordel respaldodeunade las sillasyllevándoselohaciaelinteriordelpiso.—Vaya,yopensabaqueeratuyo.—¿Tengoyoaspectodeirdejandolaropainteriortiradaporahí?—La verdad es que no —dijo Raúl mirándola—. Tienes aspecto de
tenerlotodocontrolado.—¿Qué infusión quieres? —dijo cambiando de tema—. Tengo tila,
menta,poleo,té...—Nosé;loquetútomes.Noentiendomuchodeinfusiones.—Cuandoregresodenocheysobretodocondolordecabeza,mesuelo
preparar una mezcla de menta, tila y melisa. Es relajante y refrescaademás.Elhumodelasdiscotecasmeirritalagarganta.—Niña,noestáshechaniparaelvientoniparaelagua.Elruidoteda
dolordecabeza,elhumoteirritalagarganta.—Tengoquereconocerqueparalasdiscotecasnoestoyhecha.Prefiero
veintevecesestaralairelibreycharlarenuntonodevoznormal.—Bueno,ahoraestamosaquísinruidoypodemoscharlarenuntonode
voznormal.Ytomarélomismoquetú.—Enseguidavengo.Pontecómodo.Seperdióenelinteriordeunahabitaciónyvolvióasalirpocodespués
conlachaquetayloszapatosquitados.YsonrióalverquetambiénRaúlsehabía quitado la cazadora ligera que llevaba y se había desabrochadoalgunosdelosbotonesdelacamisa,ylaesperabacómodamenteinstaladoenelsofá.«No teprepares tanto»,pensó. «Novas a cambiar aunapelirrojapor
unarubia».Sesentójuntoaélenelsofá.—Yahepuestoahervirelagua.Enseguidaestarálista.—¿Qué tal tu dolor de cabeza?—peguntóRaúl solicito, aunque Inma
vioenlasencillapreguntaunasegundaintención.—Mejor.El aire frescome ha despejado y quizás ahora que ya estoy
tranquila en casa, acabe de desaparecer y no tenga que tomar nada. Las
medicinas,cuantasmenostomes,mejor.—Sí,yoopinolomismo.Unligeropitidoprovenientedelacocina,hizoqueInmaselevantara.—Nuestra agua ya está.Voy a echarle las hierbas y la dejaré reposar
unosminutos.Salióyregresópocodespuésconunabandejaenlaquehabíadostazas,
unaextrañacafeteradeaceroinoxidable,unazucareroyunbotedemiel,espesayoscura.—¿Quéartilugioesese?—preguntóélseñalandolacafetera.—Esunhervidorparainfusiones.Echaslashierbasdentroconelagua
hirviendoycierraslatapa.Luego,alservirloestahacedecoladorysolodejapasarellíquido.—Veoqueestáspreparada.—Soyunaentusiastadelasinfusiones.Mimadreteníaunaherboristería
ysiemprehesentidomuchafascinaciónporlasplantasysuspropiedades.Mezclando plantas puedo hacerte una infusión para cualquier cosa quedesees.—¿Inclusounaafrodisíaca?Inmasoltóunacarcajada.—¿Porquéesloprimeroquesiemprepreguntáislostíos?Siesloque
menosnecesitáis;siempreestáissalidos.Almenostú.—¿Ytú,lanecesitas?—No,sieltíomegustalosuficiente.Ysinomegustanohabráhierba
niafrodisíacoquemehagaperderlacabeza.Tengomisemocionesymisapetitos siempre controlados. Soy lo que podría decirse una dama dehielo.—Elhielosepuedederretir.—Porsupuesto,conlallamaadecuada.Notodosloshielosnecesitanel
mismotipodecalorparaderretirse.Aalgunoslesbastaunasimplellamitayparaotrosesnecesariaunagranhoguera.—Perotodosacabanporderretirsealgunavez.—Notodos.LaAntártidallevamilesdeañosahí—dijoellasirviéndole
unatazahumeantellenadelíquidooscuroquedesprendíaunolorextrañoydulzón,desconocidoparaRaúl—.¿Azúcaromiel?—Nosé.¿Cómotegustaati?
—Yoloprefieroconmiel.Esmássuave.—Puesadelante.Confíoentugusto.Inma levantó levemente lacejamientrasdejabacaerunacucharadade
mielenlatazadelchico.—Notelapondrámuydulce.Silaencuentrasamarga,siemprepuedes
añadirlemás.—Amí lasquemegustandulcesson lasmujeres.Lasbebidasmedan
igual.—Puesentonces la infusiónestaráa tugusto—dijosindarseñalesde
habercaptadolaindirecta.Raúlcogiólatazaylaprobó.—¿Quétal?—Muycaliente.—¿Quéesperabas?Llevaaguahirviendo.Déjalaqueseenfríeunpoco.
¿Otienesprisa?—¿Prisa?Ninguna.Hasdichoquetuscompañerasnollegaránhastael
amanecer.—Y si llegaran antes tampoco habría problemas. Ellas también traen
amigosacasaaveces.—Estupendo.Inmabebióunpocodesutazaconcuidado.—¿Notequemas?—Megustanlasbebidascalientes.—¿Yloshombres?—También;enelmomentoadecuado.Animado,Raúlseinclinóhaciaellaybuscósuboca,peroInmacolocó
lamanosobreladeél,apartándoloyempujándolosuavementehaciaatrás.—Tranquilo,chico...Teheinvitadoatomarunainfusión;nadamás.Élpusocaradeenfurruñado.—¿Aquéjuegasconmigo?—Yonoestoy jugandoanada,Raúl.Simplemente teestoyagradecida
porque has dejado un rollo seguro en la discoteca para acompañarme acasa.Siempremetomounainfusióndespuésdevolverdemarchaypenséque también a ti podría apetecerte. En ningún momento he pensado ensustituiralachicaquehasdejadoallí.Nicreohaberhechoodichonada
queteinduzcaapensarloati.—Me has invitado a entrar...Normalmente cuando las tías hacéis eso,
esperáisalgomás.—Yono.Ylamentoelequívoco.Soydelasquepiensanqueunhombre
yunamujersepuedentomaralgojuntossinquetenganqueacabarenlacama—dijoellamuyseria.—Bueno...perdona.Nohequeridoofenderte.Yosolopenséqueeralo
queesperabas.—Pensastemal.—Losiento.Interpretémallasseñales.—Aceptotusdisculpas.Raúl cogió la taza, ahoramás templadaybebió.El líquido sedeslizó
porsugarganta,conunsaborextrañoysuaveyélnosuposilegustabaono.Perosítuvolafacultaddeamortiguarsuenfado,ysedijoqueelhechode que Inma le hubiera rechazado, no significaba necesariamente quetuvieraquemarcharse.Aunasí,lepreguntó:—¿Quieresquemevaya?—No,sinovuelvesaintentarbesarme.—Bien,porquequedamuchomejunjedeeseyyoaúnnohedecididosi
me gusta o no. Y me apetece seguir charlando contigo y conocerte unpoco mejor. Porque me estoy dando cuenta de que no te conozco enabsoluto.«Ytúparamíerestransparente,chaval»,pensóella.«Notehasrendido
en absoluto, solo estás cambiando de táctica. Bien, nos divertiremos unpoco».Raúlseechóhaciaatrásenelsofáysereclinóindolentementesobreel
respaldoenunaposeunpocoestudiada.—¿Puedohacerteunapreguntaquizásunpocodirecta?—Puedespreguntar loquequieras,pero te adviertoquea lagenteno
siemprelegustanmisrespuestas.—Mearriesgaré...¿Porquénotegusto?Todaslasmujeressevuelven
locaspormíyatinotehagoningúnefecto.—Quizás sea porque yo nome vuelvo loca fácilmente.No niego que
eres guapo, tienes un tipo aceptable, aunque a mí particularmente megustanmás altos ymás anchos de espalda, y eres simpático y divertido.
Siempremeríomuchocontigo,tienesunasocurrenciasincreíbles.—Peronotegusto.Inma se encogió de hombros, decidida a nomentirle pero tampoco a
confesarlequelegustabaymucho.—¿Quéesloquetedesagradademí?—Noesquemedesagrades,estansoloquenomeimpresionas.Nome
emocionan tusgestosestudiadosparaagradara lasmujeres,ni tu formadehablarlescomosilesestuvierashaciendounfavor,nilaformaesatantonta,aunquetúpiensesqueessexy,deapartarteelflequillodelacara.—¡Eh,esonoesestudiado!Essimplementequememolestaenlosojos.—¡Puescórtatelo,joder!—Esquetengolafrenteunpocoabombada.Elflequillolodisimula.—¿Ves lo que te digo?Todo lo haces para gustar a lasmujeres. Si a
alguna legustasdeverdad ledará igualcómo tengas la frente.Aver—añadióalargandolamanoyretirándoleelflequillohaciaatrás—.Puesnoestátanmal.Tehaceparecermáshombre.Peroesosí,tequitaunpocoeseairedeniñotraviesoquetienesahora.Buenotútendrásquedecidirloquequieresparecer.—Ya...Inma dejó caer el flequillo de nuevo sobre la frente y con dedos
expertoslodesparramóparavolveradejarlocomoestaba.Raúlcontinuóconlaspreguntas.—Ysinoteatraigo,¿puedopreguntarquéopinasdemícomopersona?
Laverdad.Ellasemordióellabio.—¿Laverdad?¿Seguro?—Sí,seguro.—Queeresuncapullo.—Uncapullo...—dijoélserioypensativo.—Túhaspreguntado.—Ya.Yyoteagradezcoquehayasrespondidotansinceramente.Ysite
parezcouncapullo,¿porquéestoyaquí?«Buenapregunta»,pensóella.Perodijo:—Porquemehasacompañadoacasa.—¿Yporquébailasconmigocuandotelopido?
—Porquepertenecesamigrupodeamigos,yporqueeressimpáticoydivertido,yatelohedicho.—Ademásdecapullo.—Sí,además.Oye,noteenfades.—Noestoyenfadado.Essoloque...nomeloesperaba.—Ya.Túteesperabasentraraquíyliarteconmigoyqueyoacabaratan
locaporticomolasdemás.—Tengoqueconfesartequesí.Unpoco.—Pueslosiento.Yonosoycomolasdemás.—Bueno,supongoquepodemosseramigos.—Nolocreo.—¿Nolocrees?¿Porqué?—Porque tú no puedes ser amigo de una mujer. Siempre estarías
pensandoentirártela.—Yamehasdejadoclaroquetúnoestásinteresada.—Perotúnuncaacabaríasdecreértelo.Teparecetanincreíblequeuna
mujernoquieraliarsecontigoquesiempreestaríasintentándolo.Además,túnopuedesseramigomásquedeFran.—Esonoesverdad.Además,miamistadconFrannuncavolveráaser
comoera.Ahoraéltieneotrasprioridades.EstálocoporSusana.—¿Ytúcómollevaseso?—Ahora bien. Le veo feliz. Pero volviendo a nosotros, ¿y si te
demuestroquesípuedo,quesípodemosseramigos?—Entoncesquizáspiensequenoerestancapullocomopareces.Élseechóareír.—Bien,entoncesvolveréotrodíaparaseguirprobandotusinfusiones.
¿Tienesdeotrossabores?Porqueesta...—¿Noteacabadegustar?—Nodeltodo.—Bien, seguiremos probando. Puedo hacerte todo tipo de
combinacionesparaencontrartufavorita.—De acuerdo. Ahora me marcho. Es tarde y aún me queda un buen
pateohastamicasacomonoencuentreuntaxi.Inmaselevantóyleacompañoalapuerta.
—¿Salesmañana?—No,metemoquetengoqueestudiar.Ytúdeberíashacerlomismo.—Sí,debería.Hastaellunes.—Hastaellunes.Raúlseinclinóylediounbesoenlamejilla.—Que sepas que es la primera vez que beso a una tía en la cara al
despedirme.—Por algo se empieza —dijo ella riéndose y permaneciendo allí
mientrasélsealejabaescalerasabajo.
AlasnuevedelamañanaelmóvildeFransonóestridenteenelsilenciodelahabitación.Sedesprendiócomopudodelsueñoylocogió.—Fran.—¿Raúl?—Oyetío...¿Soyuncapullo?Fransacudióincrédulolacabeza—¿Qué?—¿Quesisoyuncapullo?—¡Joder,macho...!¿Quétehasfumado?Dijistequelodejarías...—Nohefumadonada.Contéstame.—¡Puesclaroqueloeres,coño!Soloauncapulloseleocurrellamara
lasnuevedelamañana,cuandomeheacostadoalasocho,parapreguntargilipolleces.—Perdona,nosabíaquetehabíasacostadotantarde.Yo...nomepuedo
dormir.—YayporesodecidesdarleporelculoatuamigoFran.Pregúntalea
tuamigalapelirrojaconlaquefuisteanoche.—Nomefuiconella,sinoconInma.—¿ConInma?¿Enserio?¿Ycayó?—Aúnno.Charlamosymeinvitóatomarunainfusión.—¿Unainfusión?¿Tú?Demaría,claro...poresoestásasí.—¡Quéva!Mentaynoséquémás.—Mira,macho, cuéntaleesoa tumadre.Llámame luegocuandose te
paseelmorao,¿quieres?,ahoranoestoyparacoñas.
Capítulo19
Ayamonte.Julio,1999Susanasedespertóprontoapesardequenohabíapuestoeldespertador.
ElsolaúnnofiltrabaningunaclaridadenlaventanayMerchedormíaenlacamajuntoalasuya.Cogió elmóvil al que había quitado el sonido,miró la hora y vio el
pequeño signo a la izquierda de la pantalla que indicaba una llamadaperdida.Pulsóelbotónyaparecióelnombrede«Fran».Comoéllehabíaprometido,lehabíadadountoqueantesdesubiralavión,ydeesohacíaya más de media hora. También le había prometido darle otro cuandollegaseaLondres.DespuésaúntendríaquecogeruntrenhaciaEscocia,ysolocuandoestuvieseallíhabíaquedadoenllamarlaparacontarlecómole había ido el viaje.No sabía la combinación de trenes y por tanto notenía ni idea de a qué hora llegaría, pero ella le había dicho que noimportaba lo tarde que fuese. No iba a dormirse hasta hablar con él.Acababade irseyya le estabaechandodemenos.La sola ideade saberqueibaaestardosmesessinverle,eraterrible.Nunca imaginó que iba a acostumbrarse tanto a Fran, no solo a su
compañía,sinotambiénasusbesosyalosratosquepasabanjuntosenlacama, que por desgracia y debido a los exámenes, no habían sido nimuchosnidemasiado largos.Aunqueeso sí, sehabíandesquitadoeldíaanterior,cuandolospadresdeélsehabíanmarchadoaCantabriaapasarsus vacaciones. Susana se había ido a casa de Fran para pasar juntos lanoche y también el último día que él iba a estar en Sevilla, antes demarcharseaEscociaapracticarelinglés,comohacíatodoslosveranos.Ese fin de semana iba a ser sus pequeñas vacaciones juntos, y desde
luegolohabíanaprovechado.Habíanhechocosasquenuncahabíanhechojuntos, como cocinar, ver la televisión, bañarse en la piscina y habíanhecho el amor a todas horas y en todos los sitios posibles, incluidas lacamaquesemovíaylapiscina.AunqueSusanasabíaquenuncapodríaolvidarel findesemanaenEl
Bosque,tampocoolvidaríaaquelenquehabíatenidoaFanparaellasola
treintaycincohorasseguidas.Al principio se había sentido algo recelosa de que por cualquier
circunstancia imprevista los padres de Fran pudieran regresar y lessorprendieran allí. Él había convencido a Manoli de que no fuera atrabajar esos días para estar completamente solos, y la mujer habíaaccedido, a sabiendas de que se enfrentaba a un problema si lesdescubrían.Peroamedidaquelashorasavanzaban,Susanasehabíatranquilizado,
sobre todo cuando a la hora de la cena habían llamado desde Madrid,dondeibanahacernoche.ElpadredeFransiemprehacíalosviajeslargosendosetapasparanocansarsealvolante.ApartirdeentoncesSusanaserelajóydisfrutódelacenaalaluzdelas
velasenlapiscina,ydelbañonocturnoysinropaquevinodespuésyenelque, inevitablemente, terminaron haciendo el amor dentro del agua.Susanaseexcitóalrecordarlo,habíasidounadelasmejoresexperienciasque habían tenido juntos y Fran le había prometido que la repetirían enotraocasión.DespuéssehabíansecadoysehabíanidoalacamayFranhabíapuesto
en el aparato de música la banda sonora de Memorias de Africa pararecordar la tarde que habían estado escuchándola juntos, tendidos en lacama, y empezaron a recordar aquella tarde en la que ninguno habíasabidovereldeseoylossentimientosdelotro.Habíanhechoelamordenuevo,despacioyalcompásdelamúsica,mientraslacamavibrababajoellos.SusanaseencogiósobresímismarecordandolasmanosdeFranysus
labiosrecorriendosucuerpo,ytambiénel tactodelapieldeélbajosusdedos,yserepitióunavezmásquedosmesespasabanpronto,aunqueniellamismaselocreía.Sabíaquelosdosmesesqueselepresentabanpordelantesele ibana
hacermuylargosyquelasdudasyel temoribanahacersuapariciónamedidaquepasaranlosdías.AunqueFransoloibaaestarenEscociaunmes,desdeelunodejulioal
treinta,despuéscogeríaunaviónhastaBarcelonaydesdeallí,iríaentrenhastaLaredo,dondeestabansuspadres.NosevolveríanaverhastaelunodeseptiembreenqueregresaríaaSevilla.Por suerte, los dos habían aprobado todo y podrían disfrutar de un
verano relajado y sin agobios. Pero también el no tener ningunaobligación la haría sentirse más sola, teniéndole lejos. ¡Cómo le iba aechardemenos!Yeltemor,siempreagazapadoensuinterior,yloscelos,yaestabanempezandoahacersesentirahoraqueestabasola,ahoraqueélsehabíaido.El temor a que conociera a alguien en Gran Bretaña o en Laredo, o
simplemente a que descubriera que ella ya no le gustaba tanto en ladistancia.Tratódecalmarsusdudasdiciéndosequeelfindesemanaqueacababan
depasarjuntoshabíafortalecidosurelación,queellalegustabamuchoaFran, y que no era probable que la olvidara en tan poco tiempo, que surelaciónnoibaamorirporunaseparaciónsinoporelhastío,yellosaúnnohabíanllegadoaeso.Trató de quitarse esos pensamientos de la cabeza y volvió a recordar
todoslosbuenosmomentosquehabíanpasadojuntosyseadormeciódenuevo,conscientedequenoteníaprisaydequeFrantardaríamuchoaúnenllamarla.Despertóalsentirasuhermanaqueselevantaba,peroremoloneóenla
camatodavíaunrato.Noteníaprisa.Porprimeravezenmuchosmesesnoteníanadaquehacer.Solopreparar el equipajey coger el autobúsde latardeaAyamonte.Le había mentido a su madre diciéndole que tenía unos papeles que
entregarenlafacultadantesdeirse,parapoderestarconFranlosúltimosdíasdespuésde losexámenesyporsupuestono lehabíadichonimediapalabra de su relación con él. Para sus padres una relación implicabamatrimonioynoentenderíanqueellaestuvieraconalguienconquiennotenía ni la más mínima esperanza de casarse. Sus padres no tenían quesabernadadeFran,yenesoMercheestabadeacuerdoconella.A las doce de la mañana recibió un mensaje: «Estoy en Londres. Te
echodemenos.Recuerdatupromesa.Fran».Susanasonrió.Éllehabíahechoprometerlatardeanteriorquenoibaa
enamorarse de nadie durante las vacaciones. Lo había dicho en tono debroma y Susana se lo había prometido solemnemente, con el juramentoqueMercheyellasolíanusarenlainfancia:«PalabritadelNiñoJesús».Pensóquepocolaconocíasipensabaqueellaibaadejardequererleen
dosmeses,ymuchomenosquepodríaenamorarsedeotro.Enlosmeses
que llevaban siendoamigosy sobre todoenel últimomesymedioquellevaban saliendo juntos, sus sentimientos se habían disparado de unaforma que la asustaba, y no quería ni pensar en cómo lo iba a llevarcuandoseacabara.Respondió al mensaje y se decidió al fin a preparar el equipaje y
marcharseacasa.En lamaleta llevaba unmontón de libros que le había prestado Fran
para que se distrajera leyendo, una de sus ocupaciones favoritas cuandoestabaenlaplaya,ynodescartababuscaralgúnempleoporhorasquelepermitieraganarunpocodedineroparano tenerquedependerdeFrancuando empezara el curso. Y que la ayudara a hacer más llevadero elverano.Mercheaúnteníaque trabajarcuatrodíasmásy luegosereuniríacon
ellaenAyamonteparadisfrutardesusvacaciones.Lehabíapropuestoquesequedaraconellahastaentonces,peroSusana
noqueríahacerlo.Mercheestabaempezandoasalirconuncompañerodetrabajoyellasentíaquedebíadejarlaesosdíasunpocoasuaireparaquelaamistadacasoseconvirtieraenalgomás.Veíaasuhermanailusionadacon Isaac; y ella necesitaba descansar. Se sentía agotada tanto por laslargashorasdeestudiocomopor losacontecimientosocurridosduranteelúltimomesymedio,enelquehabíasidomásfelizquenuncaantesensuvida.Cuandocogióelautobúsaquellatardeseguardóelmóvilenelbolsillo
delpantalónpensandoquequizásFranlallamaraduranteelcamino,perollegó a su casa sin haber tenido noticias suyas. Tampoco en las horassiguientesquecompartióconsuspadres.Encuantopudoseacostódeseandoestarasolasparaatenderlallamada
cuandoestaseprodujera,perosequedódormidademadrugadasintenerningunanoticiadeFran.Su mente barajó uno y mil motivos por los que no hubiera podido
llamarlaysedijoqueyatendríanoticiasaldíasiguiente.Perotampocofueasí,apesardequenoseseparódelmóvilenningún
momento,llevándoseloinclusoalaplaya,cosaquenosolíahacer.Pasóeldía incapazdeconcentrarseennada,ni leer,nihablaryprocurópasarasolas todo el tiempo que pudo, temerosa de que su madre notara lonerviosayangustiadaqueestaba.
Pero a medida que transcurrían los días siguientes sin noticias, suangustia se fue convirtiendo en una fatal certeza, y su inquietud ypreocupación en la triste aceptación de algo que ya sabía. O bien Franestabamuyocupadoparaacordarsedeellaobienerasuformadedecirlequetodohabíaacabado.Porqueestabacompletamenteseguradequesinolahabíallamadoencuatrodías,noibaahacerloelrestodelverano.CandoMerche llegó el viernes por la tarde, ya con las vacacionesde
verano,notóinmediatamentequealgonoibabienylepropusounpaseoporlaplaya.Encuantoestuvieronsolasseapresuróapreguntar.—¿Quépasa,cariño?—Nopuedoengañarte,¿eh?—Puesclaroqueno.Amí,no.¿Quéocurre?—Frannomehallamado.—¿Cómoquenotehallamado?¿Hoy,quieresdecir?—Me puso unmensaje el lunes desde Londres y quedó en llamarme
cuandollegaseaEscociaaquellanoche.Ynolohahecho.—¿Piensas que ha podido pasarle algo? ¿Un accidente, o que esté
enfermo?—No locreo.Si lehubieraocurridoalgoRaúl lo sabríaymehabría
llamado. No, es algomuchomás simple,Merche. Ha vuelto a pasar lomismoqueconLourdes,lachicaconlaquesalíaelañopasado.Elveranolo cambia todo.Y por lo visto a Fran le sucede amenudo, que cuandocambiadeambiente,olvidatodoloanterior.Inmameloadvirtió.—Mecuestacreerlo,Susana.Realmenteparecíaestarlocoporti.—¡Quéme vas a decir a mí! Pero quizás al salir del ambiente de la
facultadymetersedenuevoenelsuyo,sehayadadocuentadelerrorquesuponelonuestro.—Losientomuchísimo.—Máslosientoyo,peronomecogedesorpresa.Yoyasabíaqueesto
no iba a ser para siempre, pero tengo que confesar que no pensaba quedurase tan poco. En fin, fue bonito mientras duró —dijo tratando deaparentar una indiferencia que no sentía, y aunque sabía que no iba aengañaraMerche,elintentarmantenereltipodelantedeellalaayudabaanoderrumbarse.—Loúnicobuenodeestoesquetengounpardemesespordelantepara
hacermealaidea,antesdevolveraverle.—Bueno,yoyaestoydevacaciones.Noestarássola,almenos loque
quedadejulio.—Heencontrado trabajo enelTelepizza tresnoches a la semana.Eso
meayudaráadistraermey tambiénaahorrarunpocodedineroparaelaño próximo. Había pensado comprarle algo a Fran, que siempre hatenido tantos detalles conmigo, pero supongo que eso ya está fuera delugar.—Tecomprasalgoparati,quetambiéntelomereces.—Bueno,yabastadehablardemí.¿YtúquetalconIsaac?—Bien.Henos quedado todos los días después de salir del trabajo.Y
ayernosfuimosalcineydejamosdeverlapelículaalamitad.—Esoesestupendo.—Mehaprometidoveniravermeelpróximofindesemana.—Melotienesquepresentar.Yasabesqueyotengoquedarleelvisto
bueno.—Faltaríamás.
Juliotranscurriólentoymonótono.Susanatrabajólosviernes,sábadosydomingosporlanocheenelTelepizza,agradecidanosoloporeldineroqueganaba,sinotambiénportenerunaocupaciónqueduranteunashoraslaayudaraasobrellevarelverano.Elrestodeltiempolibrelopasabaenlaplaya,yhabíavueltoasucostumbrededejarelmóvilencasacuandoibaallí.AcadadíayacadahoraquepasabaestabamásconvencidadequeyaFrannoibaallamarla,yelhechodetenerelmóvilconellasolohacíaque las esperanzas siguieran agazapadas en el fondo de su mente, y sesorprendíasacándolodelabolsaunayotravez,paracomprobarquenoteníaningunallamada.Porlotantohabíaoptadopordejarloencasaconlaesperanzaderelajarseydisfrutardelmarcomohabíahechosiempre.Se había hecho un nudo en el corazón, ocultando allí lo ocurrido
duranteelúltimomesymediodecurso.Guardóenunamaletaloslibrosde Fran sin leerlos, y entre sus páginas ocultó las fotos del viaje a Elbosqueparanomirarlas,ylediolallaveaMerche.Enaquelmomentonosesentíacapazdeverlassinderrumbarseynoqueríahacerlo.Noqueríacompadecerseasímisma.Erafuerte,siemprelohabíasido,ypodríacon
estoigualquehabíapodidoconotrasmuchascosas.Loúnicoquehubieraquerido era que Fran hubiera sido capaz de decírselo a la cara, y nocortara el contactodeaquella forma.Sacó librosde labibliotecay leyófrenética tarde tras tarde.Despuésdealmorzar se ibaa laplayaconunatoallayunlibroypermanecíaallísolahastaelanochecerenquevolvíaacasa, y los días que no trabajaba, salía con Merche a dar una vueltatratandodeadaptarseasupandilla,aunquesinconseguirlodeltodo.Perosu hermana se negaba a dejarla sola en casa como había hecho otrosveranos. Merche sabía que a pesar de su serenidad aparente, estabadestrozada.SabíacuántoqueríaaFranyloimportantequehabíallegadoaserensuvidaaquelescasomesymedio.Sin embargo, no derramó ni una lágrima; el dolor era demasiado
intenso, demasiado profundo para llorar, y en esta ocasión llorar noaliviaría. Solo serviría para hacer público su sufrimiento, y Susana noquería. Deseaba guardarlo dentro, para ella sola, como un recuerdopermanentede loquehabíahabidoentreFranyella. Igualqueguardabasusbesosysuscaricias.Leíafrenéticaunlibrotrasotroparanopensar,paranopermitirquelos
recuerdossalieranaflote.Yarecordaríacuandonodolieratanto,cuandolosrecuerdosfueranalgodulceyhermoso...Quizásalgúndíapudiera.El único recuerdo que se permitía de Fran tenía que ver con su
reencuentro en la Facultad y la actitud que debía adoptar ella. Se estabapreparandodíaadíayhoraahoraparaacercarseaélysaludarlecomosifuerauncompañeromás,sinmencionarlallamadaquenohabíahecho,nilos besos de despedida, ni la promesa de ambos de no enamorarse denadiemásduranteelverano.LosdomingosIsaacveníaaveraMerche,yestaselohabíapresentado,
y para toda la familia, pasaban los tres el día en la playa, juntos. Perodespuésdealmorzar,Susanaseibaadarunlargopaseo,detresocuatrohoras,paradejarlessolos.Otrasveceseraalrevés,eranellosquienesseibanenelcochedeIsaacaunacalacercanayescondida,dedifícilaccesoyquemuypocagenteconocía.El tercer domingo de julio, cuando solo le quedaba a Merche una
semanadevacacionesydespuésdemarcharseIsaac,ledijoasuhermanaque él iba a tener libre elmiércolesde esa semanayque ella iba a ir aSevillaconlaexcusaderenovarelcontratodelpiso,cosaquefácilmente
podríahacerenAgosto,parapasareldíaconél.ASusanaselevinoalacabezasuúltimofindesemanaenSevillaconFran,cuandoamboshabíanmentidoasusrespectivasfamiliasparaestarjuntos.Sintióunapunzadadepena y que las lágrimas quemaban en sus ojos al pensar que eso habíaocurrido apenas un mes antes, aunque a ella ese tiempo se le hubierahechoeterno.Sacudiólacabezayenterródenuevolospensamientosylosrecuerdos
de Fran donde habían estado las últimas semanas, donde solía guardartodoloquedolía.Elmiércolespor lamañana, temprano,Merchecogióelautobúshacia
SevillaySusana ledeseócon toda sualmaqueeldía le fuerabieny loaprovechara al máximo. Al encontrarse sola, se dio cuenta del enormeconsuelo que había sido su hermana para ella durante todo el mes, ysintiéndoseinvadidaporunasúbita tristeza,sepreparóunbocadilloysefuealaplayaacomerloyapasarelrestodeldíasumergidaenunlibroydispuestaanoregresarasucasahastaelanochecer,aunahoraenqueyasuhermana estuvierade regreso.Por eso, cuando amedia tarde levantólosojosdellibroylaviovenirhaciaellasesorprendióunpoco.Porlacara de su hermana, sonriente al acercarse, comprendió que tenía algoimportantequecontarledesudíaconIsaac,ysepreparóparauna largaseriedeconfidencias.PeroMerchenodijonada,solometióunamanoensubolsodeplayaysacandounsobrealargado,seloarrojóenelregazo.—Parati.Estabaenelbuzón.Susana miró el sello inglés y la letra apretada y conocida con su
nombreysudirección,yenelreversosolounapalabra:Fran.—Elmatasellosestabafechadoelcincodejulio—ledijoMerche—.Y
yomevuelvoacasa.Seanbuenasomalasnoticias,querrásleerlasasolas.Susanaasintió.Elnudoqueteníaenlagargantaleimpidiócontestar.CuandoMerche se alejó, rasgó el sobre conmano temblorosa y tres
foliossedesparramaronporlaarena.Losrecogióyrespirandohondo,sedispusoaleer:«Hola,amormío.El alivio hizo que los ojos se le llenaran de lágrimas y el resto de la
carta se le borró durante unosminutos. Con el borde del blusón que seponíaparabajaralaplayalosenjugóycontinuóleyendo.Lo primero, pedirte perdón por no haberte podido llamar como te
prometí,perocuandolleguéaEscociamimóvilhabíadesaparecido.Nosésiloperdíomelorobaronsinquemedieracuenta,peroelcasoesquenoestaba. Y ya sabes que no tengo memorizado ningún número del listín.Siempretecleoelnombreyelpuñeteroaparatomarcasolo.Nisiquierahepodido llamarte desde una cabina ni a ti, ni a Raúl ni a nadie que mepudieradar tunúmero.Amis padres lesmandéunapostal al hotel paradecirlesquehabíallegadobien,perotampocosétudirecciónenAyamonte.La única salida que me queda para ponerme en contacto contigo esescribirteaSevillayconfiarenquemicartatellegueantesqueyo.EsperoqueMerche trabaje en verano y te lleve la carta un fin de semana o almenoste llameytedigaqueteheescrito.Noquieronipensarenloquepasará si no es así, ni en lo que pensarás de mí si no tienes noticias.Conociéndote,séqueloprimeroquesetepasaráporlacabezaesquenoquierosabernadadeti,oquemeheliadoconalgunainglesaoquéséyo.Yaséloinseguraqueestásconrespectoalonuestro.Perotejuroquenotienesnadaquetemer,quenopasaunminutosinquemeacuerdedeti,quelasinglesasmeparecenmásfeasquenuncayquesolodeseovolverparaestarcontigodenuevo.Megustaríaqueestuvierasaquí,enseñarteestospaisajesmaravillososy
reírnos con las costumbres y supersticiones locales, que son muchas.Quizásalgúndíapodamosvenirjuntos,porquetodoloquemerodeapierdesuencantosinotetengocerca.TodoestomerecuerdaaElBosque,aunquemásverdeymásgrande,perotengoqueconfesartequetodomerecuerdaElBosqueyati.Estoyenunparajemuyapartado,unaespeciedecolegiomayor,ynohe
podido ir antes a echar la carta porque tenemos clases todos los días ydependemosdeunautobúsquepasaporlamañanayregresaporlatarde.Pero mañana sábado, que no hay clases, cogeré el autobús temprano yecharélacartaalcorreoconelenvíomásrápidoquepueda.Lasclasessonintensivasymemantienentodoeldíaocupado,perolas
nochessonterriblessinti.Losrecuerdosvienenamíunayotravez,ysacotufotoysupongoqueyateimaginasloqueocurremientrastemiro.Esperoquetútambiénmeechesdemenosyquehayascumplidotupromesadenoenamorartedelprimertíobuenoquesecruceentucamino;yotejuroqueteestoysiendofielhastaconelpensamiento,quenisiquieramiroaotrasyqueeltiempoquemefaltaparaestarcontigootravezsemehaceeterno.Si recibes esta carta pronto, cosa que espero, escríbeme. Al final te
mandoladireccióncompleta,peroteadviertoqueelcorreosoloseraparteaquíunavezalasemanayquedesdequelaenvíestardaráporlomenosdiezdíasenllegarme.Yyomemarcharéeldíatreinta.Te prometo que lo primero que haga cuando llegue a Cantabria será
intentar localizar a Raúl o a alguien que me pueda dar tu número ycomprarmeunmóvilnuevoparapoderponermeencontactocontigo.Memuerodeganasdeoírtuvoz,yaquenopuedoabrazarte,demomento.Perotejuroquecuandoteveatevoyaestrujartanfuertequetevoyaromper.Esperosinceramentequemicartatelleguepronto,ynomeodiessinoesasí.Teprometoquetecompensarécuandotevea,miamor.Recibeunfuerteabrazosimbólico,desdemilesdekilómetrosdedistanciaynoolvidesquemesymediomáspasapronto.Tequiero.Fran.»Susana dobló la carta que se estaba humedeciendo.No se había dado
cuentadequeseguíallorandomientraslaleía,yenterrandolacaraenlasrodillas,continuóderramandolágrimashastadesahogaral fin la tensiónacumuladaduranteveinticuatrointerminablesdías.NoledaríatiempoaescribirleaFran,peroestabaseguradequecuando
regresaraaEspaña, él encontraría la formade llamarla.Apartirdeldíatreinta,sellevaríaelmóvilatodaspartes.Despuésde llorarunbuen rato,y sintiéndose ligeray feliz, sedioun
bañoparaborrartodahuelladellantoyvolvióasucasamásprontodeloquepensaba.TeníaquedecírseloaMerche,sabíaquesuhermanasehabíaquedado preocupada sin saber si la carta de Fran eran buenas o malasnoticias.Comohabíapensado,suhermana laestabaesperandoy lasiguióasu
habitación cuando Susana entró a dejar la bolsa de playa. Una vez allí,Susanasevolvióconunasonrisaradianteylaabrazóconfuerza.Mercheleacaricióelpeloyledijo:—Estabaspensandomal,¿eh?—Muy mal. Perdió o le robaron el móvil en Londres y no se sabe
ningún teléfono.Me ha escrito una carta preciosa.Dice queme echa demenos,queestádeseandoverme.—Mealegro,cariño,nosabescómomealegro.Mecaíabien,notenía
demasiadasganasdecortarleloshuevos.—¿YtúconIsaacquétal?—Muybien.Merecogióenlaestaciónyleheinvitadoacomerencasa.
—¿Soloacomer?—Curiosa...esonosepregunta.—Bien,veoquehasidoundíafelizparalasdos.Susanatendiólamano.—Dame la llave de la maleta que te pedí que me guardaras. Tengo
muchasganasdeecharleunamiraditaamirubio.
Eldíatreinta,fechaenqueFrandebíaabandonarGranBretaña,Susanalopasósumidaenunestadonerviosoyde impacienciapocohabitualenella. Sabía que Fran estaría durante todo el día de viaje, y quepresumiblemente llegaríapor lanocheaLaredo,yestabacasiseguradeque en cuanto pisara la ciudad se las apañaría para ponerse en contactoconelladealgunaforma.Teníaquehacerlosiestabatanimpacientecomoella.Alahoradelacenasesentíatannerviosacomocuandoerapequeñay
esperaba la llegada de los Reyes Magos, y al igual que entonces, suestómagosecerróysenegóaadmitircomida.Sumadre,preocupada,laobligóaponerseeltermómetropensandoqueestabaenferma.Merche la miraba sin decir nada, y después de su patético intento de
cenar, se la llevó al paseo marítimo a dar una vuelta para distraerla yhacerle comprender que quizás Fran lo seguía teniendo difícil parallamarla.Mercheconsiguióquesetomarauncubatacargadoconlaesperanzade
quesedurmieraprontoyesperaseconcalmaalamañanasiguiente.CuandoregresaronasucasapasabalaunadelamadrugadaySusanase
encontróconmás sueñodelquedeseaba,no lequitóel sonidoalmóvilporsiestesonabadurantelamadrugada,quepudieraoírlo.Perocuandosetendióenlacama,yhabiendodadoapenasunacabezadademediahora,se encontródenuevodespiertaymirandoal techo,barajandomilyunaposibilidades de por qué Fran no la había llamado. La idea de que noconseguía encontrar su número, que era la primea opción que habíapensado, fue haciéndose poco a poco la última, y su mente angustiadaacabócreyendoquedespuésdeescribirlacartaélsilahabíaolvidado.Laluzdelalbalasorprendiósinhabercerradolosojosyelsonidoque
leindicabaquelabateríadelmóvilsehabíaagotadolahizosentirsemuy
deprimida. El modelo, antiguo, necesitaba cuatro o cinco horas derecarga, y lo que era peor, no le permitía recibir ninguna llamadamientras tanto.Debería haberlo apagado, debería haber sabido queFranno la iba a llamar a altas horas de la noche por muy impaciente queestuviera, que tampoco era seguro que fuera así. Lo dejó conectadomientras iba a la compra, como solía hacer cada día sin permitir queMercheocuparasulugar,comohabíasugerido.Sisequedabaencasa,sumadre, que lamiraba con preocupación ante sumala cara y continuadafaltadeapetitodeaquellamañana,noladejaríaenpaz.Ydetodasformas,si Fran la llamaba, no lo sabría hasta que se terminara de recargar elteléfono,paraloquelefaltabaunbuenratotodavía.Se tomó su tiempo para comprar, con la esperanza de que cuando
regresara ya pudiera conectar el aparato, pero Merche le salió alencuentro.—Nena, tu móvil ha terminado de cargar. Lo he conectado y han
aparecidounmontóndellamadasperdidas.Unnúmeroquenoapareceenellistíntehaestadollamandoconmuchainsistencia.—¿Enserio?—Sí,yalfinalhabíaunmensaje.Nohequeridoleerlo.Susanacorrióhaciasuhabitaciónyleyóelmensaje:«SoyFran.Tengo
unmóvilnuevo.Porfavor,dameuntoqueparaquepuedallamarte.Estoyconduciendo».Conmano temblorosamarcó la tecladecontestar laúltima llamaday
cortódespuésdeescucharunpardetimbrazos.Aguardóimpacienteloquele pareció una eternidad y apenas cinco minutos después recibió lallamada.—¿Diga?—Hola...—dijolavozsuaveyligeramenteroncaalotrolado.—Hola...Los dos se quedaron en silencio durante unos segundos. Después, él
preguntó:—¿Cómoestás?—Bien,¿ytú?Franseechóareíralotrolado.—¡Dios mío! Parecemos dos extraños. Tenía tantas ganas de hablar
contigoqueahoranoséquédecir.Tehellamadonosécuántasveces.—Yoesperabaquequizás llamarasayerpor la tardeopor lanochey
dejé el móvil encendido. Al final se quedó sin batería y lo he estadocargando.Yasabesquenosuenamientrasestáenchufado.—Cuandopudelocalizartunúmeroeratantardequenoquisellamarte
anoche.—¿Cómoloconseguiste?—Inmamelodio.Menosmalqueesbuenagenteynoseenfadóporque
lamolestaraalaunadelamadrugadaparapedírselo.—¿LlamasteaInmaalaunadelamadrugada?—Nolallamé,recuerdaquenomesédememorianingúnnúmero.—¿Entonces?—Fuiaverla.—Noloentiendo.Élseechóareírydijo:—Hedadoun«pequeño»rodeo.AyerenelaeropuertodeLondres,ya
puntodecogerelvuelohastaBarcelona,viquehabíaotroquesalíadoshorasmástardeparaMálaga.Yquédemonios,penséquemeibaacostarmucho trabajo localizaraalguienquemediera tu teléfonoyquequizásdebería pasar otromes hasta que pudiera ponerme en contacto contigo,pornohablardedarteunabrazo.SabíaqueInmaestabaenSevillayquelacombinacióndetrenesdesdeMálagaeramuybuena.Lesdijeamispadresquehabíaperdido el avión aBarcelonayquehabía tenidoque coger elotro. Llegué a Sevilla casi a la una yme fui directamente a tu casa.Nohabía nadie y me acerqué a ver a Inma.Me dio tu teléfono y de cenarademás, pero ya era demasiado tarde para llamarte. Lo he hecho estamañanaencuantomehedespertado,peronohepodidolocalizarte,asíquehedecididoarriesgarmedetodasformas.—¿Arriesgarte?—Nopensarás que le he dado un rodeo aEspaña para estar apenas a
cienkilómetrosdetiynoverte,¿verdad?Hecogidoelcocheyvoyhaciaallá.AcabodepasarHuelva,nocreoquetardemuchoenllegar.—¿Quieresdecir...?—Quiero decir que en media hora más o menos voy a darte tal
achuchón que te van a doler todos los huesos del cuerpo durante una
semana.—Diosmío,québrutoeres.—Sinoquieres,doymediavuelta...—Claroquequiero,essoloquemehacogidotandesorpresa...—¿Dóndepodemosvernos?¿Entucasa,enlaplaya...?—Enmi casa no. Simimadre te ve, aunque vengas como amigo, no
podremoshablar solosni dospalabras seguidas.Dameun toque cuandolleguesymereunirécontigoalaentradadelpuebloenelrestaurantequehayjuntoalagasolinera.Podemospasareldíaenlaplaya.—Deacuerdo.Hastaahora,vida...Ponteguapa.Susanasalióconunamediamentirapreparada.—Mamá, me han llamado unos compañeros de la facultad. Vienen a
pasareldíaenlaplaya.Nocomeréencasa.—¿Vaisacomerenlaplayaconelcalorquehace?¿Porquénoosvenís
acasa?Puedoprepararalgo...—No,quierenpasarelmayortiempoposibleenlaplaya.Seguramente
tomaremosunosbocadillos.—¿Tepreparounatortilla?—Bueno...sinoesmuchamolestia.Decalabacines—sugirió—.Voya
cambiarme.Merchelasiguió.—¿Nomedigasquevaavenir?—EstáenHuelva.Voyadarmeunaducha.Intentaentreteneramamá,si
sedacuentadequemeestoyduchandoantesdeiralaplaya,seoleráalgo.—Notepreocupes.Tecubriré.Entróenladuchayseapresuróenarreglarse.Sepusounbikiniatado
con lacitosy encimaunpantalónpiratayuna camisa roja sinmangasytrasmeterapresuradamenteenlabolsadeplayalafiambreracontortillaque su madre le había preparado, salió sin esperar el toque de Fran, ycaminódespaciohacialasalidadelpuebloysulugardereunión,incapazdequedarseensucasaniunminutomás.Llegó al lugar de la cita antes de que Fran la llamase, y se paseó
nerviosa arriba y abajo por los alrededores de la gasolinera, mirandocadacochequepasaba,esperandoveraparecerelPeugeotazul.PerofueunOpelcorsacalderametalizadoelqueentróenelsolitario
aparcamiento, y en su interior, Susana pudo ver lamelena rubia y salióprecipitadamenteasuencuentro.Fransebajódelcocheytambiénavanzóhacia ella fundiéndose ambos en un fuerte abrazo en medio delaparcamiento.—¡Chiquilla...!LosbrazosdeFran,elolorsuaveaHugoBossacabaronconlaentereza
deSusana,queenterró lacaraen sucuelloyempezóa llorar la tensiónacumuladaduranteesosdosúltimosdías.Éllelevantólacarayempezóabesarla.Ellaalzólosbrazosylesujetólacabezaparaquenosesepararayse besaron como dos locos, intentando recuperar el tiempo perdido.Después,Susanarecordóqueestabanensupuebloyqueallícasitodosseconocíanyseseparó.—Vamosaalgúnotrositio.—¿Dóndesepuedeiraquíparaestarasolasunrato?—En el pueblo imposible. Todo está lleno de veraneantes. Pero si
cogemoselcocheylacarreterapordondehasvenido,MerchemehablódeunsitioalquehaidoellaconIsaacestosúltimosfinesdesemana.Dicequeestásiempredesiertoporqueesdedifícilaccesoynohaychiringuitosniserviciosninada.Subieronalcochequetodavíaolíaareciénestrenado.—Alfinelcochenuevo,¿eh?—Sí,loentregaronestandoyoenEscocia.Loestamosestrenando.Fran salió del pueblo y enfiló la carretera. En una recta, desvió la
miradahaciaSusanaylepreguntó:—¿Recibistelacarta?—Sí,haceseisdías.—¿Seisdías?¿Ytodoestetiempohasestadosinsabernada?—Sí.—¿Ynomeodias?—Yano.Estásaquí.Franapartólamanodelvolanteyleacaricióelmuslo.—Losiento.Solodepensar loquehas tenidoquepensar... loquehas
tenidoquesufrir...Siyohubieraestadotodounmesesperandonoticiasysin saber de ti me hubiera vuelto loco. Ahora comprendo que te hayasechado a llorar en el aparcamiento. Imagino las lágrimas que habrás
echadoentodosestosdíassinsabernadademí.Susanasonrióvolviéndoseamediashaciaél,mirandosulargamelena
rubiaysuperfilfijoenlacarretera.—Nomeconocestantocomopiensas.Soyunachicafuerteynolloro
por las cosasmalas...Solocon lasbuenas,quizáporquea esasnoestoyacostumbrada. Quizá te sorprenda con lo llorona que soy, pero no hederramadoni una lágrimahasta que recibí la carta.Entonces sí.Ladejéhechaunapena...Yahoraquealfinhepodidoabrazarte.La carretera estaba prácticamente desierta y Fran deslizó la mano,
subiendoporelmusloySusanasintióqueunestremecimientolarecorríade pies a cabeza. Él sonrió sintiendo el temblor de la pierna bajo susdedos.—¿No hay un sitio más discreto que la playa? ¿Un hotel o pensión
dondepodamoscogerunahabitación?—Metemoqueno,queesveranoytodoestálleno.Yademás,sientro
contigo en un hotel o pensión de la zona, antes demedia hora lo sabrátodo el pueblo, incluida mi madre. Me temo que nos tendremos queconformarconlaplaya.Peronotepreocupes,diceMerchequeesbastantesolitaria.Probablementetendremosmásintimidadallíqueenunhotel.MihermanahaidovariasvecesconIsaacduranteestemes.—¿Isaac?—Sí,Merchesehaechadonovio,uncompañerodetrabajo.—Vaya, esperoquea ti no se tehayaocurrido sustituirmeenvistade
quenosabíasnadademí.—Soy una chica fiel—dijo ella tratando de bromear—. ¿Y tú? ¿Has
ligadoconalgunainglesa?—Porsupuestoqueno.Nohetenidotiempo.—No seas mentiroso. Seguro que no te has pasado todo el mes
estudiando.—No, claro que no. Las horas libres me he dedicado a buscar algo
bonitopara traertedeEscocia.Algoque tedéuna ideadecuántomeheacordadodeti.—¿Mehastraídoalgo?—Puesclaro.Yaloverás,estáenelmaletero.Susanasegiróylemiróelperfil,atentoalacarretera,llenadecurvas
enaquellazona.Ynopudoevitarpreguntarle:—¿Deverdadmehasechadodemenos?—Terriblemente.Tantoqueheurdidounmontóndementirasparaestar
aquí.Ycuandopuedasoltarelvolanteyatevasaenterardecuántoteheechado de menos. No te van a quedar dudas, te lo aseguro —dijo élacariciándolelapiernadenuevo.Susana sonrió ante la perspectiva y dijo señalando un desvío a la
derechaformadoporunacurvapronunciada:—Entraporahí.Élretirólamanoygiróaladerechaentrandoenunsenderodetierra
estrecho y mal asfaltado. Tras recorrer un par de kilómetros llenos decurvasycuestasempinadas,elcaminoempezóadescenderbruscamenteyseencontraronenunpequeñobosquecilloqueterminabaenlaarenadelaplaya. Fran aparcó el coche bajo la escasa sombra y echó el freno demano. Inmediatamente se quitó el cinturón y volviéndose hacia Susanaempezóabesarlacomounloco.Ella,apenaspudolibrarsedesupropiocinturónque lamanteníaatadaalasiento,y leecho losbrazosalcuello.LasmanosdeFranseenredaronenlosbotones,incapacesdesoltarlos,ypreso de una impaciencia que llevaba demasiado tiempo conteniendo,levantólosbordesdelablusayselaquitóporlacabeza,sindesabrochar.Y hundió la cara en el cuello con una intensidad que Susana supo quedejaría huella, mientras las manos subían hasta los pechos tratando desoltarloslazosdelbikini.Ydeprontoelcocheempezóamoverse.—¡Fran…elcoche!Élseseparóytiródelfrenodemanoconfuerza.Ambosseecharona
reírviendocómounárbolhabíaquedadoapocadistanciadelmorro.—¡Joder!Casimecargoelcocheelprimerdíaquelocojo.—Será mejor que nos vayamos a la playa —dijo Susana—. No hay
nadie. Y si viene alguien y ve el coche aquí se dará media vuelta. Alparecereslaregladeestelugar.—Sabesmuchodeestelugar.¿SeguroquesolotelohadichoMerche?—Mihermanaesmuyguapa.Ellahasalidoconotroschicosantesde
Isaac y conoce bien el sitio y sus reglas. ¿Nome irás a decir que estásceloso?—Muyceloso.Yteconfiesoquemealegrodequehayasdedicadotoda
tuvidaaestudiarynohayastenidotiempoparatontearconotrostíos.Me
gustasaberquehesidoelprimero,queningúnotrotehahechosentirlasmismascosasqueyo.—Me estás resultando un poco machista tú… No sé si voy a
aguantarlo…—dijoellariéndose.—Tecompensaré…Anda,vamosalaplaya.Bajaron del coche cargados con la enormebolsa de playa deSusana,
perodejandootraconlatortillayunaslatasenelcoche,bajolasombradelosárboles.Cruzaron la pequeña arboleda y salieron a la arena que, como había
predichoSusana,estabadesierta.Soloelsol,laplayayellos.—No se te ha ocurrido traer una sombrilla, ¿verdad? —preguntó
Susana.—Nopensabavenirapasarundíadeplayaprecisamente.—¿Ah,no?¿Yaqué,entonces…?—Venaquíyteloexplicaré.—Bueno,cuandonoaguantemoselcalornosmetemosenelaguaoen
el coche. Yo lo siento por ti, que vienes muy blanquito —dijo Susanalevantando la camiseta y poniendo su mano morena sobre el pecho deFran—.Yoyaestoymorena.Dehechomemantengomorenatodoelañoporquevengoalaplayatodoslosfinesdesemana,inclusoeninvierno.—¿Cómoquieresquevenga,sinohevistounrayodesolenunmes?Se quitó la camiseta y Susana se pegó a él sintiendo el calor de su
cuerpo y cómo susmanos le rodeaban la espalda. Fran le susurró justoantesdebesarla:—¡Quéganasteníadesentirteasí!Susana sintió la boca cálida y exigente apoderarse de la suya y
respondióde lamisma forma.Se ledoblaron las rodillascuandoél tiróhacia abajo y se encontró tendida sobre la arena abrasadora. Fran ladesnudó tirando con dedos impacientes de los lazos del bikini, tanimpacientesqueellatemióquelosarrancase,yellahizolomismoconsuspantalones.Labocade él se apoderóde la suya conuna ansiedadqueno le dejó
ningunadudadecuántolahabíaechadodemenos,lacubrióconsucuerpopara librarladelsolydeslizóunamanoentreambosparaacariciarleunpecho.Susanaseestremecióantelacariciaynopudoevitarsusurrarle:
—Conlaboca...Frannosehizorogar.Habíasoñadoduranteunmesconelsabordesus
pechos. Se deslizó hacia abajo y tironeó de uno de los pezones con losdientesmientrasacariciabaelotroconelpulgar.Susanaenterrólosdedosen la arena tratando de calmar la ansiedad. Por una parte deseabadesesperadamente sentirlodentrodeella,yporotra se sentía incapazderenunciaralplacerqueestabasintiendoenaquellosmomentos.Fran la conocíabien, supo loque ella estaba sintiendoy lamanoque
acariciaba el pecho sedeslizóhacia abajoy seperdió entre suspiernas,hundiendo los dedos todo lo que pudo. El jadeo que escuchó le hizocomprender que había acertado, y empezó a mover la mano al mismoritmoque laboca.Susanaestaba tanexcitadaqueno tardóencorrerseyentoncessí,élsacólosdedosysehundióenellaincapazdeaguantarpormástiempoeldeseoquellevabaconteniendodesdequedecidióiraverlalatardeanterior.Tratódemoversedespacio,peronopodíacontrolarsepormástiempo
ylaspalabrasdeellanoleayudaronenabsoluto.—Másfuerte—gimió.Se enterró más profundamente y se movió como un loco contra su
cuerposintiendolassensacionesdesbordarseensuinterioryprecipitarseen un orgasmo simultáneo que le hizo temer por la integridad de sucorazón. Cuando pudo alzar la cabeza ymirarla, lamirada brillante deSusanalehizosusurrarconlavoztodavíaentrecortada:—Noirás...allorarahora...—Ni por asomo —sonrió ella perdiéndose en los ojos que la
contemplabanconadoración.—Séquehasidounpocorápido...peroquédemonios,tenemostodoel
díapordelante.—¿Podrásaguantartodoeldía?—lepreguntóretadora.Franlesonrióconpicardía.—Unmessinverteypordelanteotromesdelomismo,¿túquecrees?Después, acalorados y sudorosos, se metieron en el agua para
refrescarseyquitarselaarenaqueteníanpegadaalcuerpo.Yseabrazarondenuevoyempezarona tocarsey acariciarse comono lohabíanhechoantes, durante mucho rato, y acabaron haciendo el amor de nuevo,despacioestavez,conlacariciadelasolasasualrededorysaborasalen
los besos. Después, se arrastraron hasta la orilla y se dejaron caer allí,abrazadosy exhaustosmientras lasolas cubrían sus cuerpos cadapocossegundos. Pasado un rato salieron del agua y ambos se secaron con latoalladeSusanayellavolvióaponerseelbikini.—Yonohetraídobañador.Tendréqueponermeelpantalónoalmenos
loscalzoncillos.Nomeapetecesentarmeenlaarenasinnadaderopa.—Tequemaríaselculo.Estáardiendo.Peroveniralaplayaynotraerse
bañador…—Noloibaanecesitarparaloqueteníaenmente.—Eresunobseso.—Yatiteencanta.—Porsupuesto.Perotambiénhabráquecomer.¿Notieneshambre?—Mucha.Ysed.—Enlabolsaquehayenelcochetengoaguayrefrescos,ademásdetu
tortillafavorita.Perometemoquelasbebidasnoestaránmuyfrías.—Noimporta.Yesa tortilladespuésdeunmesdecomida inglesame
sabráagloria.Vamosacomeralcoche,estaremosmásfrescosqueaquí.Al menos tendremos sombra —dijo él levantándose, y poniéndose lospantalones la cogió de la mano y volvieron sobre sus pasos hacia elbosquecillo. Entraron en el coche en la parte de atrás para no correrriesgosconelfrenodemanoydieronbuenacuentadelacomidaypartedelasbebidas.Aunqueelcocheestabaalasombra,latemperaturaseguíasiendoabrasadora.—Vamosa tenerquedarnosotrobaño.Estoyempapadadesudorotra
vez.—Ahorano.Ahoravienenlosregalos.—¿Regalos?¿Enplural?—Sí,enplural.Yaloverás.Esperoquetegusten.—Seguroquesí,peronoteníasquehabertemolestado.Túereselmejor
regalo.—Esperoquedespuésdeverlossigaspensandolomismo—dijoFran
saliendodelcocheparaabrirelmaletero.Regresóconunabolsadelonacomo la que ella usaba para llevar los libros, roja y con unas letrasgrandesenazul.—¿Tegusta?Esparaquecambiesdevezencuandolaquetienesahora.
Llevamuchosbolsillos,tantoexteriorescomointeriores.—Sí,meencanta.—Ábrela,dentrohaymáscosas.—PeroFran…—Ábrela.Ella levantó la tapayparpadeóalverencontenido.Habíade todoallí
dentro. Una carpeta, un estuche para gafas, un pañuelo de cuello, unoscalcetinesblancosconnotasmusicalesyhastaunreproductordemúsica.—Todoestonoesparamí,¿verdad?—Síqueloes.—¿Perotúestásloco?—¿Ahoratedascuenta?—Fran,yonopuedoaceptartodoesto.—¿Cómoquenopuedes?Averparaquiénvaasersino…¿Oquieres
queseloregaleaotra?—No,esono.—Es para que te acuerdes de mí en cada momento del día. Cuando
estudies, cuando te quites las gafas, cuando tengas los pies fríos... Loscalcetinesfueunimpulsoirresistible,tuvequecomprarloscuandolosvi,porque el día que estuviste enferma tenías puestos unos parecidos ycuando sacaste unpie por el ladode lamanta yo sentí quenunca enmividahabíavistonadatanadorablecomoaquelpie.—Perosonmuchascosas,conunahubierasidosuficiente.—¿Sabesporquéhaytantas?Porqueteheechadomuchísimodemenos,
ycadavezqueestabafatalpornopoderhablarcontigo,salíaacomprartealgoymehacíasentirmejor.Eldineroquenomegastabaenllamartelogastabaencomprartecosas.Susanalecogiólacaraentrelasmanosylobesóenloslabios.—¡Diosmío,yyopensandotanmaldeti…!Éllerodeólacinturaconlosbrazos.—Novuelvasahacerlo.Yaséqueenestaocasiónhastenidomotivos,
peroquieroquesepasqueeresmuyimportanteparamí.YaunqueahoramevoyaCantabriayteprometoquetellamarésiemprequepueda,siporcualquiermotivonopudierahacerlo,nodudesdemiamor.Quieroqueteconvenzasdequeestoylocoporti.
—¿Enserio?—Enserio.Tengodebilidadporlasempollonascongafas.Sobretodo
cuando están en bikini —dijo levantándola por la cintura y sentándolasobresuspiernas.Despuéssubiólasmanosporlaespaldaytiródellazoquesujetabaelbikini.SusanalerodeóelcuelloconlasmanosyacercólacabezadeFranhastasupechodesnudo.
Alasdosdelamadrugada,SusanabajódelcochedeFranenlaesquinadesucasa,despuésdebesarlolargamenteporúltimavez.ÉlregresaríaaSevilla para dormir unas horas y después saldría al día siguiente endirección a Laredo. Susana sabía que deberían haberse despedido antes,quehacíaratoqueellatendríaquehaberestadoensucasa,peronohabíasido capaz de decirle adiós por otro largomes sin darle otro beso, sinhacerelamorunavezmás.Antesdegirarlaesquinasevolvióhaciaélyagitólamanoconunleve
gestodedespedidaydespuésentróensucasa,conscientedequehastaquenolohiciera,Frannopondríaelcocheenmarcha.Abrió la puerta con sigilo esperando librarse de la bronca, almenos
poresanocheyavanzósinhacerruidohastalahabitaciónquecompartíaconMerche.Estaestabaacostadaydespierta.—Alfinapareces…—Losiento.—¿Tienesideadelahoraquées?—No exactamente, pero muy tarde. La última vez que miré el reloj
pasabandelasonce.—Sonmás de las dos. Y no puedes imaginarte cómo está mamá. Ya
sabesquecuandopapáestáenelmarseponemuynerviosasinoestamostemprano en casa.Yno puedes recogerte a las diez de la noche durantetodoelveranoydebuenasaprimerassaliramediamañanayregresardemadrugada.—Ya lo sé.Y lamentoquehayas tenidoque aguantar tú todoel rollo,
pero es que después de este mes tan horrible nos ha costado tantosepararnos… Volveremos a estar otro mes sin vernos. Fran venía tancariñoso,tan…Merchesoltóunacarajada.
—Osea,quelleváistodoeldíafollando.—Másomenos…—Más bien más que menos, diría yo. ¿Te has visto el cuello? Vas a
tenerqueusarbufandaunoscuantosdías.—Nomeextraña.EsqueesunauténticoDrácula…lechiflamicuello.—Bueno, pues ve pensando en una buena excusa para mañana. A las
once fingíuna llamada tuyay ledijeamamáquehabíasavisadodequecenaríasfuera.Sino,nosehubieraacostado,ysupongoqueloúltimoquedesearíasalllegareraunabroncaounsermón.SusanaseacercóaMercheylediounbeso.—¿Quéharíayosinti?—Noseaspelota.Yatetocaráaticubrirmelasespaldas.—Cuentaconello.
Capítulo20
Sevilla.Agosto,1999Inmaestabatendidaenelsofáconlosapuntesenlamanoytratandode
concentrarse, pese a la temperatura sofocante de la calurosa tarde deagosto.Había suspendido dos asignaturas, Derecho administrativo y Derecho
constitucional, y las estabapreparandopara septiembre.El añopróximotendríaqueapuntarseaestudiarconSusana,comohabíahechoFran.Elloseranlosúnicosquehabíanaprobadotodo.AunqueInmanololamentabadel todo. Esas dos asignaturas le habían dado el motivo suficiente paraquedarseenSevillaynoirapasarelveranoconsupadreysumadrastra.Cosaquenoleapetecíaenabsoluto.Solohabía pasado con ellos una semana al terminar el cursoy luego
había regresado con la excusa de que debía estar en Sevilla para poderusarloslibrosdelabibliotecaafindeprepararlosexámenes.Nadiehabíapuestoningunaobjeciónyellaintuíaqueasufamilialeapetecíatanpococomo a ella tenerla allí. De modo que había vuelto a Sevilla y habíaencontradotrabajoporlasmañanasenunacafetería.EsoylosestudioslamanteníanocupadaenunaSevillasolitaria,enlaquenoquedabanadiequeella conociera. Susana la había invitado a pasar unos días enAyamonte,peroeltrabajoseloimpedía.Nonecesitaba trabajar, su padre le enviaba un generoso cheque todos
losmesesquebastabanparapagarelalquilery tambiénsusgastos,peroInma quería empezar a independizarse y ganar dinero por sí misma,aunquesabíaquehastaquenoterminaselacarreraesonoseríaposibledeltodo.No obstante, el pequeño sueldo que ganaba en la cafetería la hacía
sentirsemuybienylepermitiríatenerunospequeñosahorrosparalibrosymatrícula. Este año quería pagar ella lamatrícula, aunque su padre lesiguieraenviandodineroparasumanutención.Peroaquella tardedeagosto, terriblementecalurosacomosolopuede
serlo una tarde de verano en Sevilla, le costaba mucho trabajo
concentrarseenelpuñadodefoliosmecanografiadosqueteníadelante.Elsoporde lahorade lasiestayelhechodequehacíavariasnoches
que no dormía bien a causa de las altas temperaturas, hacía que se lecerraranlosojosacadamomento.Peronoqueríadejarlo.Sehabíahechounplandeestudiosyquería cumplirloa rajatablaparaqueno le faltasetiempodespués.YquizásparaaceptarlainvitacióndeSusanaelúltimofindesemanadeAgosto,antesdelosexámenes.Elsonidodelmóvillasacódelpozodenegruradeunanuevacabezada
yseincorporóenelsofáparamirarquiénlallamaba.FruncióelceñoalcomprobarquesetratabadeRaúl.—¿Sí?—¡Hola!Lavozalegredelchicoalotrolado,lahizoponerseenguardia.—Hola —respondió con cautela—. ¿Cómo es que los que están
tostándoseenlaplayaseacuerdandelospobresquesequedanestudiandoenSevilla?¿Tanaburridoestás?—Quémalpensadaeres.Claroqueno,yomeacuerdodetisiempre.—Sí,seguro…—Además,noestoyenlaplayasinoenSevilla.—¿Yeso?CreíaqueibasaestartodoelveranoenMarbella.¿Otehas
liadoconlahijadeunmafiosoyhastenidoquesalirporpatas?—¡Joder, qué concepto tienes de mí! No es nada tan melodramático,
solo que mi padre ha tenido que hacerse una revisión médica y yo heaprovechadoparavenirconélycomprarunascosasquequería.Nonosiremos hasta mañana por la tarde y he pensado que quizá podríamosquedarparairalcineoalgo.Inmanoestabaseguradesiéllahabíallamadoporqueeralaúnicadela
pandillaquequedabaen laciudadoqueríaaprovecharqueestabasolayaburridaparaversiconseguíaligárselaalfin.SabíaqueélyFranhabíanhechounaapuestaeldíadesucumpleañosde
queselallevaríaalacamaantesdequecomenzaraelnuevocurso.Noibaaconseguirlo,porsupuesto,perodecidióaceptar.Despuésdemesypicoencerradaensucasanochetrasnoche,leapetecíamuchísimosalirunrato,aunque se tuviera quepasar la nocheparándole los pies, o lasmanos, aRaúl. Y también tenía que reconocer que tenía ganas de verle, aunquejamásselohubieraconfesadoanadie.
—Bueno—contestó—.La verdad es que estoy harta de estudiar y noestaríamalsalirunrato.Podemosquedarparairalcine,sinalgo.—Noentiendo.—Claro queme entiendes.Cine, cena comomucho y nadamás. Si te
conformasconeso,quedamos,ysino, llamaaotrapersonaparaque tedistraiga.—¡Uf,nena,cómoestáshoy!Sevequenecesitassalirurgentemente.De
acuerdo,cenaycine.¿Aquéhora?—Dametiempoparadarmeunaduchayarreglarmeunpoco.—¿Teparecealasnueve?—Deacuerdo.—¿Terecojo?—Nohacefalta,nosvemosenPlazadeArmas,amediocaminodelos
dos.—¿Enterrenoneutral?—Digamosquesí.—Allíestaré.Inmasedesperezóenelsofá.Eranlassiete,teníatiempodesobrapara
arreglarse. Ella no era de las que dedicaba mucho tiempo aemperifollarse.Sumadresolíadecirlequeno lonecesitabayquizáseracierto.Sabíaqueeraguapayqueteníaunbuentipo,peronoleinteresabasacar partido de ello ni realzarlo más. Eso solo serviría para que loshombrespensaranqueibadetrásdeellos,cosaquenoeracierta.YmuchomenosibaaarreglarseparaRaúl.Seduchóyselavóelpelo,pegajosoacausadelsudor,dejandoquese
secara al aire, y se puso la ropa menos favorecedora que tenía, unpantalónpiratayunacamisetademangacortadelasqueseponíaparairaclase, comosino le importaraenabsolutoconquién ibaa salir.Queríaqueélcomprendieraquenoloconsiderabaunacita,sinounaoportunidaddesalirdesuencierro.Después cogió el autobús que la dejó en Plaza de Armas. Aunque el
camino desde Barqueta no era largo, el intenso calor hacía que no leapeteciera caminar hasta allí.Y tampoco quería llegar sudada.Una cosaera que no se hubiera arreglado especialmente para la ocasión y otrapresentarseconunaspectolamentable.
Cuando bajó del autobús cruzó la calle hacia la puerta del centrocomercial y no tardó en verle en el sitio habitual donde solían quedarcuando se reunía allí la pandilla.Vestía unpantalónnegroyuna camisablanca con rayas azules, ancha y fresca, y lo que le sorprendiómás, sehabíacortadoelpeloynolucíasufamosoflequillocaídosobrelosojos.Su nuevo aspecto le quitaba atractivo por un lado, pero le daba un airediferente,másmayor,másmaduroyaellalegustómuchomásasí.SeacercóyantesdequeRaúllaabrazaraparasaludarla,Inmaledioun
rápidobesoenlamejillayseseparóinmediatamente.—Hola —dijo—. Veo que te has cortado tu fabulosa melena. Vas a
perdermuchospuntosantelasmujeres.—Quizá,peroselosheganadoalcalor.Esmuycómodo,sobretodoen
laplaya.Yademás,elpelocrece.—Porsupuesto.Raúlindicóconungestoelinteriordelcentrocomercialypreguntó.—¿Entramosaquíaverquéponenonosvamosaotrositio?—Amímedaigual.—¿Quéquieresver?—Cualquiercosaquenoseadetiros,puñetazosyviolencia.—Osea,unamoña.Inmasonrióconpicardía.—Notieneporquésermoña,bastaconquetengaargumento.—Lasdeaccióntienenargumento.—Perdona,perodiscrepodetuopinión.—No,siyatengoasumidoquemevasallevaraverunrollo.—Queno,hombre.Seguroqueencontramosalgoquenosgustea los
dos.—Lodudo.Peroenfin…Entraronenlazonadeloscinesyprontoquedóbienclaroquenoibana
encontrar nada a gusto de ambos. Se decidieron por una comediaromántica,queporlomenos,opinóRaúl,lesharíareír.Lasalaestabacasivacíaynadamásentrar,Inmasearrepintiódehaber
aceptado. Le estaba dando el marco perfecto para que intentarameterlemano.Cargadosconunenormepaquetedepalomitas,sesentaronalfinaldelasala.
Las lucesseapagarony lapelículacomenzó,peroInmanoconseguíarelajarse. No dejaba de mirar por el rabillo del ojo la mano de sucompañero,seguradequeanotardarmucho,estasedeslizaríahaciaellaconmayoromenordisimulo.Élse removía inquietoen labutaca,másnerviosoquesi leestuvieran
picandounmillóndehormigasyalfin,apenasveinteminutosdespuésdequelapelículahubieracomenzado, loqueInmatemía,sucedió.ElbrazodeRaúlselevantósobresuespaldaysedejócaercomoaldescuidosobresu hombro. Antes de que acabara de posarse, Inma le cogió lamano ylevantándolasobresucabeza,ladejócaersobrelaentrepiernadelchico,alavezqueseinclinabasobresuoídoylesusurraba:—Creorecordarquedije«cinesinalgo».—Perdona,nomehedadocuenta—sedisculpósinmuchaconvicción
—.Supongoqueeslacostumbre.—Pues olvida la costumbre si quieres terminar de ver la película
conmigo. Y si tu mano no puede estarse quieta, mantenla ocupada ahídondelatienesahora.Raúlsuspiróydijo:—Teestásequivocando.—Lodudo.—Yosoloquería…—Metermemano.—No.—Demuéstramelodejándomeverlapelícula.Raúlnoreplicóytratódeconcentrarseenlapantalla,enelargumento
simpleytrilladoquesedesarrollabaanteél,yenpensarenelcuerpodelachicaqueteníaasulado,ensubrazoquerozabaelsuyocuandosereían,nienlafuerteexcitaciónquesentíayqueporprimeravezensuvidanopodíasatisfacer.Alfin,logrómeterseenlapelículayserelajó,ynofueconscientede
lasmiradasqueInmaledirigíaporelrabillodelojo,nidelosesfuerzosqueellahacíaasuvezparanorecostarlacabezaensuhombro,nicogerlela mano. Por una vez, su instinto de cazador le falló y dejó pasar unmomento vulnerable en que a ella le pesaba la soledad del verano y laatracciónquetambiénsentíaporél.
La película terminó y ambos salieron del cine. Algunos locales decomidaestabancerrando,peroaúnhabíaunpardeellosabiertos.—Vamosacomeralgo—propusoRaúl.—Notengomuchahambre.Yestáncerrando.—Peroyosí.ElMcDonald’syelTelepizzaestánabiertosaún.Inmanocontestó,peroRaúllanotabareaciaacomerconél.—Noestarásenfadadaporlodeantes,¿verdad?—No.Loesperaba.—¿Enserio?—Erestransparenteparamí,Raúl.—Deverdadquenotehetraídoalcineparametertemano.Deverdad
quemiintencióneraverunapelícula…peroestástanguapaestanoche…—¿Guapa? Pero si ni siquiera me he arreglado. Me he limitado a
ducharmeyponermeloprimeroquehepilladoamano.—Aunasí.Enserio,soloqueríasentirteunpococerca.Esdifícilestara
tu lado y no desear tocarte, acariciarte… Pero no volverá a pasar,cenemostranquilamente.—Porsupuestoquenovolveráapasar,porquenovolveréaircontigo
alcine,losdossolos.—No digas eso. El resto de la película me he comportado, ¿no es
verdad?—Sí,peronomefío.Creoqueeresdelosquenuncadejadeintentarlo.—Anda,teinvitoacenarparaquemeperdones.—Soy vegetariana, no me gustan las hamburguesas y tampoco me
apetece pizza. Cena tú si quieres, yo cogeré el autobús hasta mi casa.Seguro que aún encuentras quien te alegre la noche—dijomirando ungrupodechicasquepasabanriendoasulado.—Nihablar,tellevaréhastatupuerta.Ysinoteapetecepizzaentremos
en el Foster ’s Hollywood y te tomas otra cosa. Hay unas ensaladasestupendas.¡Nopensarásquevoyametertemanoenelrestaurante!—Nosé…Nocreoqueseabuenaidea.Nodeberíahaberaceptadosalir
contigoasolas.Raúllacogiódelbrazoylahizoentrarenellocal,acercándoseauna
mesajuntoalabarra.—Nossentaremosaquí,alavistadetodoelmundo.¿Teparecebien?
—Deacuerdo.InmapidióunaensaladayRaúlunapizzafamiliar.—¿Cómotepuedescomertodoeso?¿Dóndeloechas?—Quemomuchasenergías.—Nomedigascómo,nohacefalta.—Noibaporahí.Mereferíaalfútbol.—Ya.Éllevantólacabezaylamiróporunmomento,elpelorubiocayéndole
por loshombros, losojosazulesclavadosen laensaladaque teníaenelplato, totalmente indiferente a su presencia, cosa que jamás le habíapasado con ningunamujer.Normalmente, cuando invitaba a una chica asalir,estasepasabatodoelratomirándoleembobada.YRaúlsediocuentadequeeramuyagradablecomersintenerquepreocuparsedeestartodoelrato manteniendo una pose ante alguien, ni preguntándose cuál sería elmomentomásadecuadoparalaproposiciónqueteníaenmente.Inmalevantólosojosylepreguntó,alverseobservada.—¿Quémiras?—Nada.Esdivertidovertecomer.—¿Porqué?Lohagocomotodoelmundo.—Como todo el mundo, no. Escoges minuciosamente los pedazos y
siguiendounordendeterminado.Lechuga,zanahoria,pollo,cebolla,col,yvueltaalalechuga.—¿Enserio?Nomehabíadadocuenta.—Puesasíes.PorunlargomomentosemiraronyRaúlsepusomuyseriodepronto.
Ynopudoevitarpreguntar:—Sigosiendouncapulloparati,¿verdad?—Enefecto.—Losiento.—Noimporta.Eresloqueeresyyaestá.Teacepto.Sitúaceptasqueyo
noestoylocaporliarmecontigo,nosllevaremosbien.—Deacuerdo.¿Yvolverásaveniralcineconmigo?—Yaveremos.Habíanterminadodecomer.SelevantaronypasearonhastalaBarqueta,
donde Inma vivía, sintiendo el ligero frescor que la noche había traído
sobre la ciudad.Ninguno de los dos hablómucho durante el camino deregresoyprontoseencontraronantelacanceladehierronegrodelportaldelachica.—Bueno,hemosllegado.—Supongoquenoquerrásinvitarmeaunainfusión…—insinuóRaúl,
sinningunaganadedespedirsedeellatodavía.—Hacedemasiadocalorparainfusiones.Ynotengootracosa.—Quizásunvasodeagua.Estempranoaún.—No tanto. Pasa de la una ymedia y yo tengo que trabajar mañana.
TrabajoduranteelveranoenunacafeteríadelacadenaSanBuenaventurayentroalassieteymedia.—Bien,entoncesnoteentretengomás.Buenasnoches.—Buenasnoches,Raúl.—NosvemosenSeptiembre.—Hastalavuelta.
Capítulo21
Sevilla.Septiembre,1999Susana se estaba arreglando para asistir al primer botellón del curso.
Oficialmente este no empezaría hasta el lunes, pero ya aquel sábadodiecisietedeseptiembre, todosestaríanenSevillayhabíanquedadoparasalir.Franhabía regresadodeCantabriael treintayunodeagosto,cargado
otra vez de regalos para ella. También Susana, con el dinero que habíaganadoenlapizzería,lehabíacompradounacamisetayunllaveroconunjuegodeingenio.DurantetodoelmesqueélhabíaestadoenCantabriasehabíanllamado,
yeldosdeseptiembresehabíapresentadoenAyamonteparapasareldíacon ella. Y desde entonces se las habían apañado para verse con ciertaregularidad.AvecesFranseescapabahastalaplayayotrasveceseraellaquienvolvíaaSevillaconlaexcusadelamatrículaylostrámitesparaelnuevocurso,ypasabanundíayunanochejuntos.EnunaocasiónhabíansalidoconInma,queeralaúnicaqueestabaenla
ciudad.Susanahabíavueltodefinitivamenteeldíaquinceparainstalarseypreparartodolonecesario.DesdeelcuartodebañoescuchóeltimbredelapuertaysupoqueFran
ya había llegado a recogerla. Los dos días que ella llevaba en Sevillahabían pasado prácticamente todo el tiempo juntos, ambos teníannecesidaddelacompañíadelotrodespuésdelaseparacióndelverano.Terminó de peinarse y semiró al espejo. Se veía fresca y arreglada,
aunque eso no duraríamucho. El calor aún apretaba y los efectos de laduchanoeranmuyduraderos.Conlafaldaylacamisetadetirantessentíamenoscalorqueconpantalones,peroaunasíellahabíaacusadomucholadiferenciadetemperaturaquehabíaentreAyamonteySevilla.Cuando salió del cuarto de baño, Fran yMerche estaban poniendo la
mesa,sobrelaquedescansabanunpardepizzas.Susanaseacercóaél,lebesóydijoseñalandolamesa.—¿Yeso?
—Meheautoinvitadoacomer—dijoél.—Yhatraídolacena,asíquedeautoinvitarse,nada—añadióMerche.—Hacemuchocalorparaqueosmetáisenlacocina—dijoFran.Susana había aprendido a aceptar ese tipo de gestos de Fran. Al
principio, su orgullo le impedía hacerlo, pero poco a poco él le habíahecho comprender que disfrutaba enormemente invitándola a comer, alcine y a todas las cosas que ella no se podía permitir.A cambio ella leinvitaba a comer en su casa siempre que podía, aunque Fran nunca sepresentabasinlabebida,oelpostre,oenocasionescomoaquellanoche,con la totalidad de la comida. Y por mucho que ambas hermanasprotestaran,élpasabadeellasycontinuabahaciéndolo.Sesentaronacomer.—¿Cuándo va a aflojar este calor?—preguntóSusana sirviéndose un
trozodepizza.—Yapronto, supongo.No es normal a estas alturas de septiembre—
añadióFran.—Tengomuchasganasdeempezar,deveratodoelmundo…—Yotambién.Noesquememueradeganasdeestudiarcomounloco,
pero sí por tener ami profe particular disponible todos los días—dijoguiñándoleunojo.—Tenemos que hacer un plan de trabajo, y las horas de estudio son
sagradas.Nocreasquenoslasvamosasaltarcadavezquetengasganasdeecharun«quiqui».Élsoltóunacarcajada.—¡Ah…Queyotengaganas…!¿Ytúqué?Porquesinorecuerdomal,
túnotequedasatrás,cariño.Susana se echó a reír también. Fran tenía razón. Después de veintiún
años sin sexo se había sorprendido al descubrir una pasión y unasexualidad que incluso a ella misma la había impresionado. No podíapasar mucho tiempo cerca de Fran sin querer tocarle, besarle y casisiempreacababanenlacamadespués,ycuandonodisponíandelpisoparaellos,enelasientotraserodelcocheenalgúnlugarapartado.—Bueno, pero eso es en vacaciones. A partir de ahora las horas de
estudiosonlashorasdeestudio.—Túmandas.
—Yotracosa.Esteañonovoyacobrarteporlasclases.—¿Cómoqueno?Unacosanotienenadaqueverconlaotra.—Si tú vas a continuar invitándome a comer, al cine y a todo, yo te
invitaréalasclases.Eslojusto.Sino,noconseguirásllevarmeaningúnsitioqueyonopuedapagar.Franvioen losojosdeSusanaunadeterminaciónqueconocíabieny
supoquenoibaaconseguirhacerlacambiardeopinión.—Deacuerdo.Yaencontraréalguna formadepagartequeno seacon
dinero—dijohaciendoungestopicarescoconlascejas.—Eso no te lo rechazaré —dijo ella terminando el último trozo de
pizza,antelamiradadeMerchequeasistíadivertidaalaconversación—.Yserámejorquenosmarchemosyaollegaremostardeytengoganasdeveratodoelmundo.—Raúlmellamóestamañanaacasa,peroyonoestaba.Supongoque
mellamaríatambiénalmóvil,peroyasabesqueloteníaapagado.Susanasonrióalrecordarlamañanaquehabíanpasadojuntosmientras
Merche estaba en el trabajo. Los dos habían apagado los móvilesintuyendo que todos empezarían a llamarles para quedar para la noche.Fran la había sorprendido al presentarse a las nueve y media, cuandoMerche sehabíamarchado al trabajo, conunpapelónde churros reciénhechosparadesayunar.Ydespuéssehabíanidoalacamatodavíadesechayellahabíaolvidadotodoslosplanesqueteníaparaaquellamañana.Nohabía ido a comprar los zapatos que necesitaba, ni tampoco alsupermercadoparallenarladespensaantesdeempezarlasclases.Tendríaqueirellunesdespuésdesalir.—Nosvamos,Merche—dijodespidiéndosedesuhermana.—¿Aquéhoravasavolver?—Nosé.Tarde,supongo.¿Porqué?—Isaactrabajahastalasnueveyvaavenirdespuésdecenar.—¿Quieresquetedemosuntoqueantesdesalirparaacá?—Eso estaría muy bien. Así nos dará tiempo para estar presentables
cuandolleguéis—dijoMerchesonriente.—Bien.Hastaluego,entonces.Queosdivirtáis.—Tútambién.Salieronysubieronalcoche.
Cuando llegaron a LaAlameda, ya estaban allí Carlos,Maika, Lucía,InmayMiguel.Se abrazaron todos con fuerzay se preguntaronpor lasvacaciones.—¿Cómohaidoelverano?—Demaravilla—dijoLucía—.Minoviohaestadotrabajandodeforma
temporalenunaempresadondehacíaprácticas,yesposiblequedentrodeunosmesesvuelvanallamarloylehaganuncontratofijo.—Esoesestupendo.—¡Ytanto!—¿Ytú,Carlos?—Puesyo,comomehanquedadotres,mehehartadodeestudiarysolo
mehepodidodivertirlosfinesdesemana.—Puesesteañoteaplicaselcuentoyestudiaeninvierno—dijoFran—.
Yonohecogidounlibroentodoelverano.—Esquetútienesayuda,cabrón.—Siqueréis,yonotengoinconvenienteenformarungrupodeestudios
yecharunamanoatodos—dijoSusana—.Podemosquedarenelauladeculturaunaodostardesporsemana.—¿Enserio?¿TumentenoesdelapropiedadexclusivadeFran?—Claro que no. Yo me conformo con que me dé en exclusiva otras
cosas—dijoeste.—¿YRaúldóndeanda?—preguntóMiguel—.¿Noviene?—Síqueviene.Yohehabladoconélestatarde.—SehapasadotresmesesenMarbella.Nadielehavistoelpeloentodo
elverano.—Yosí—dijoInma.Lastresamigaslemiraron.—¿Ah,sí?—Sí.VinoaSevilla con supadreauna revisiónmédicaoalgoasí,y
comoestabaaburridomellamó.Fuimosalcine.Markaabriómucholosojos.NopodíacreerqueInmahubieraidocon
Raúlalcine.—¿Losdossolos?—Sí,losdossolos.Hubierapreferidoquevinieraisconnosotros,pero
estabaisdesperdigadosportodaEspaña.
—¿Yqué?—¿Cómoyqué?Fuimosalcine.—Esoyalohasdicho.—Sehacortadoelpelo.—Nomerefieroaeso.¿Quépasóenelcine?—Puesnada,¿quéibaapasar?Esosí,tuvequepararlelamanitatonta,
peroloaceptóydespuéssecomportó.—Demodoquevinoaverte.—No vino a verme. Ya te he dicho que acompañó a su padre a una
revisiónmédica.YmellamóamíporquenohabíanadiemásenSevilla.Silohubierahabidonisehabríaacordadodequeexisto.—Mira,hablandodelreydeRoma.Raúlseacercabahaciaelgrupoagrandeszancadas.Franyélsedieron
lamano.—¿Quétal,tío?Estásestupendo.¡Cómosenotaquenohasdadounpalo
alaguaentodoelverano!—¿Ytú?¿Hasaprobadoenseptiembre?—Dosdelastres.—Noestámal.—¿Cómoquenoestámal?Miviejoestáencantado.Silocomparascon
elañopasado…Siguiósaludandoatodoslosdemás.LediounfuerteabrazoaMaika,a
LucíayaSusana.—¿Puedo,no?—dijopreguntándoleaFran—.Yaquedóclaroqueno
ibapormí.Nomepartiráslosmorrosotravez…—Claroqueno.Seacabaronloscelos.ContinuóestrechandolasmanosaCarlosyaMiguel.Inmaestabaenun
extremoyseacercóaellaenúltimolugar.—¿Yati?¿Puedodarteunabrazocomoalasdemás,odebolimitarme
aestrechartelamanoparaquenoteofendas?Inmasonrióclavandoenélunamiradadivertida.—¡Noseascapullo,Raúl!¿Porquénoibasadarmeunabrazocomoa
lasdemás?Éllaabrazóconfuerza,perolaretuvounpocomástiempoquealresto.
Inmanoprotestó.Estabacontentadequeempezaraelcurso,aunqueello
significara tener que estar en guardia con Raúl en todas las salidas.Aunquequizásaélselehubierapasadoelencaprichamientoqueteníaconella y la dejara en paz.Aunque tuviera que prepararse por volver a vercómoRaúlempezabaa tontearconotras.Yquizásalgomásque tontear.Sehabía sentidomuy soladurante todoel veranoy teníaque reconocerque había pensado mucho en la noche que había salido con Raúl enAgosto.Quizáporquehabíasidolaúnicadistraccióndelverano.—Bueno…—dijoRaúlunavezhuboterminadolossaludos—.¿Quién
empiezaaponercopas?Hayquebrindarporelnuevocurso.¡Tercero!Carlos repartió bebidas y todos brindaron. Después se acomodaron
alrededordesubancohabitual.FransesentóconSusanasobrelasrodillasyRaúlseacercóaInmaysesentóasulado,enunextremodelbanco.—Hevistoenlaslistasquehasaprobado—ledijo.—Sí.Pasolimpia.Yteaseguroqueesteañovoyaintentarportodoslos
mediosaprobarenjunio.SiloconsigomeirédeInterrail.—¿Sola?—Másvale solaquemalacompañada.Aunquea lomejorconvenzoa
algunodeestosparaquesevengaconmigo.—Yomedejaríaconvencerfácilmente.—Nome refería a ti precisamente. Pero primero tengo que aprobar.
Susanasehaofrecidoaecharnosunamano.—Oseaquenosvaavolverempollonesatodos.—¡No seas ganso! A mí me encantaría que me llamaran también
empollonaypodersacarunasnotascomolassuyas.Inmasehabíapuestounvestidorojo,cortoyconungenerosoescote.
Raúlleechóunvistazodescaradoalospechosylepreguntó:—Estás muy guapa esta noche. ¿Te has vestido así para seducir a
alguien?—Paraburlaralcalor,diríayo.—Lanocheque salimos juntoshacíaaúnmáscalory te tapastecomo
unamonja.—Simehubiera puesto este vestido aquella nochemehabrías saltado
encima apenas se hubieran apagado las luces del cine. Casi lo hicistevestidademonja.—No fue par tanto,mujer. Entonces, no te has puesto tan guapa para
nadie.—Paranadie.Inmavioqueelpelolehabíacrecidounpocodesdelaúltimavezquele
vio,peroaúnseguíacorto.—Ytú,¿vasadejartecrecerelpelootravez?—Nosé.¿Cómoloprefieres?Ellaseechóareírdivertida.—¿Yo?Raúl,amímeimportaunbledocómolleveselpelo.—Notelotomesasí.Yosoloteestoypreguntandotuopinión.—Miopiniónyateladijeunavez.Conelpelolargoparecesunchico
malo.Yasídigamosqueestásmásinteresante,másmaduro.—Esodemadurosuenafatal.Solotengoveintidósaños.—Delaotraformaaparentasdiecisiete.—Yacomprendo.Yatienparticular,¿quéaspectotegustamás?—Pormí,puedesafeitartelacabezaoponerteuncasco.—Bien, veo que no quieres colaborar. Entonces creo que probaré a
llevarlo corto una temporada. A ver cómo se me da. Siempre puedodejarlocrecersinomeconvence.—Si lo que te preocupa es ligar menos, no temas. No te faltarán
mujeres.Tufamanotienenadaquevercontupelo.—¿Quéfama?—Vamos,notehagaseltontoconmigo.Noirásadecirmequenosabes
loquesedicedetienlafacultad.Tehasacostadoconlamitaddelastíasde segundo y una buena parte de las de primero y lasmujeres tambiénpresumencuandosellevanalacamauntíobuenoyquefollabien.Eresunaleyenda.—Noesparatanto.Nocreoquehaganadaquenohaganotros.—Túsabrás.Yosolotedigoloqueheoído.—¿Ynotegustaríacomprobarlo?—Por supuestoqueno.Todas las leyendas tienen lospiesdebarro,y
más tarde o más temprano se dan el batacazo. No quiero estar cercacuando ocurra.Y tampoco pienso engrosar la lista de las gilipollas quepresumendehaberechadoelpolvodesuvidacontigo.—¿Pororgullo?Inmasonrióysoltóunacarcajadaquelesonóextraña.
—¡Quémásquisierastú!Porquenomeinteresa.Heechadomuybuenospolvossinti.—Pero a lo mejor no son el de tu vida. A lo mejor para ese, sí me
necesitasamí.—Dudo que yo eche el polvo de mi vida con un tío superficial y
guaperascomotú.Paraesonecesitounhombre,Raúl,ytúnoloeres.—Eres muy dura conmigo. Pensé que después de nuestra salida del
veranonuestrarelaciónhabíacambiado.—¿Quérelación?Túyyonotenemosningunarelaciónnilatendremos
jamás.—Mereferíaanuestraamistad.—¡Ah, ya no quieres echarme un polvo, ahora quieres que seamos
amigos!¿Enquéquedamos?—Bueno,sinopodemosteneralgomás,almenossomosamigos¿no?—No.Nolosomos.—¿Yquésomosentonces?—Compañerosdeclase.Compañerosdebotellones.—¿Yamigosno?—Paramíunamigoesalgomásqueuntíoconelquetomounacopay
compito en la bolera. Es alguien en quien puedo confiar y que sé queestaráahíhagayo loquehagaopiense loquepiense.Conquienpuedocontar siempre que le necesite. Algo así como tú y Fran, y tienes quereconocer,Raúl, queyono soypara ti igual queFran.Ni tú paramí lomismoqueMaika.—No,peropodríasllegaraserlo.—Nomelocreo.—¿Y si te demuestro que sí? ¿Que puedo ser tu amigo, que puedes
confiarenmíyquepuedescontarconmigosiempre?—Eso siempre se irá a lamierda en cuanto se te cruce un rollo por
delante;yanosconocemos.—Noesverdad,meestásjuzgandomal.Sipiensasesodemí,esqueno
meconoces.Sipuedodemostrartetodoeso,¿dejarásdepensarquesoyuncapulloymeconsiderarástuamigoynotucompañerodebotellones?—Si consigues convencerme de todo eso, por supuesto que dejaré de
pensarqueeresuncapulloyteconsiderarémiamigo.Peronocreoquelo
logres.—Yaveráscomosí—dijoRaúlentonoserio,yellaempezóapensar
queestabaconvencidode loquedecía.Tratandodequitarsolemnidadalmomento,Inmapreguntóentonoburlón:—¿Ysepuedesaberquépiensashacerparaconseguirlo?—Paraempezar,tellevaréacasaestanoche.—Tendrásquedesviartebastantedetucamino.—Noimporta.—Ynovoyainvitarteaentrar.—Yalosé.Inmalevantólacejairónica.—¿Estásdispuestoadarteunpateodelcarajodemadrugada,acambio
denada?—Acambiodetuamistad.—Ya…—dijoescéptica.—¿Notelocrees?Ellasonrióylerevolvióelpelo,dejándoleelflequillodepunta.—Teconozco,Raúl.Nodurará.Tecansarásdeeste juegoantesdeun
mes, cuando comprendas que no vas a lograr llevarme a la cama deningunaforma.—Yaloveremos.Yyatehedichoquenoquierollevartealacama,solo
sertuamigo.—¡Eh, vosotros dos!—DijoCarlos ofreciéndole a Inma la botella—.
¿Quétramáishablandoahítanbajito?¿Noqueréisotracopa?—SoloCoca-Colaparamí.Yahetomadomicopadeestanoche.—Tambiénparamí—dijoRaúl.Inma reprimió una sonrisa. Carlos frunció el ceño y preguntó a su
amigo:—¿Coca-Cola?¿Sinron,niwhiskyninada?¿Tienesdiarreaoalgo?—Tienediarreamental,diríayo—dijoInmariéndose.—Yaveremos.Durante toda la noche,Raúl permaneció junto a Inma y solo se tomó
otrocubatamásynomuycargado.Después,a lahoradedespedirse, secolocóasuladoysindecirpalabraempezóacaminar juntoaella,para
cruzar La Alameda y entrar por la calle Calatrava, en dirección aBarqueta.—Noseastonto,Raúl.CogeréuntaxiconMaikayLucíaolepediréa
Fran queme deje en casa antes de llevar a Susana. Además, estoymuycerca.—Hedichoqueteacompañaría.Además,quierohacerlo.—¿Por qué? ¿Por qué estás dispuesto a hacer tantos sacrificios para
caermebien?Hayunmontóndetíasa lasquelescaesdeputamadre talcomoeres.—Porquetúmegustas.—Esonoesverdad.Soloquieresliarteconmigoynoaceptasqueyote
rechace.Perovuelvoareiterarte,antesdequetemetasenesto,quenovasaconseguirlo.Novoyaliarmecontigo,hagasloquehagas.YapuedesserSanRaúldeAsís,lomásquepuedesllegaraseresmiamigo.—Perfecto.—Luegonodigasquenoteadvertí.LacalleCalatravallegabaasufin,acercándoseaBarqueta.Lacancela
negradelapuertadeInmaaparecióanteellos.Ellasacólallavedelbolsoy se volvió hacia él, desafiante, quizás esperando que desmintiera suspalabrasdeunratoantesylepidieraqueleinvitaseaentrar.PeroRaúlnolohizo.Selimitóainclinarlacabezaydarlelasbuenasnoches.—Buenasnoches.—Buenasnoches.Inma abrió la puerta y entró dejándole en la calle.Mientras subía las
escaleras, sacudió la cabeza pensando: «¡Dios, eres como un críoportándose bien antes de los Reyes Magos! Bien, veremos hasta dóndellegas.Notelovoyaponerfácilparaganartemiamistad».
Capítulo22
Sevilla.Noviembre,1999El curso empezó de forma intensa, sin casi darles tiempo para
acostumbrarsealritmofrenéticodeclasesytrabajo.Inma,SusanayFranhabían pasado a tercero sin asignaturas de cursos anteriores y habíanpodido matricularse en el turno de mañana. Todos los demás teníantambiénclasesporlastardesalgunosdías.Susanahabíaformadoungrupodeestudioyseadueñabandelaulade
cultura,enlaqueCarlosparticipabaactivamentetrestardesalasemana,ytodosse iban incorporandoaellaamedidaquesalíandesusrespectivasclases.Semarchabancuandoyaestabaapuntodecerrarlafacultad,alasnuevedelanoche.Amenudo,FranacercabaaInmadecaminoquellevabaaSusanaasu
casa.Los dos días restantes, Susana yFran los reservaban para ellos.Aveces salían a dar una vuelta—Fran se dedicó a enseñarle rincones deSevilla que ella no conocía— y otras se iban a casa de ella a estudiar,segúnestuvierandetrabajoydependiendotambiéndesiMerchetrabajabadetardeodemañana.Lamayoríadeesastardesempezabanestudiandoyacababanenlacama.Losfinesdesemana,Susanasalíaconlapandillalosviernes por la noche y casi siempre, salvo que hubiera alguna cosaespecialcomouncumpleañosounafiesta,seibaaAyamonteelsábadoamediodíaynoregresabahastaeldomingoenelautobúsdelatarde,osiMercheeIsaaclaacompañaban,enelcochedeestedespuésdecenar.Yenesasocasiones,ellayFrannoseveíanhastaellunesenclase.Los miércoles habían reanudado los almuerzos de «chicas solas»,
aunquedebidoalascircunstanciasdelamayoríayloshorariosdeaquelaño, habían tenido que dejar la bolera para las tardes de los sábados ovísperasdefiestas.Cumpliendo su promesa, Raúl se había convertido en la sombra de
Inma. Siempre que salían estaba junto a ella buscando su compañía,charlando divertido y encantador, sin intentar ligar y cuidando de norozarlasiquiera.
En la facultad se veíanmenos, porque los horarios y las asignaturasoptativas que había escogido él le separaban un poco del resto decompañeros.Aunasí,habíaalgunasclasesenlasquecoincidíanytambiénseuníaalgrupodeestudiosdelauladeculturasiemprequesusclasesselopermitían.EnelaulaseguíasentándoseconFranylaschicaslohacíantodasjuntasunafilapordelantedeellos.Duranteunpardemeses,élnohabíamiradoaningunamujer,almenos
delante de Inma y parecía ser un Raúl completamente distinto del quetodosconocían.Aquel día, de finales de noviembre, en su habitual comida de «chicas
solas»,Maikalocomento:—¿CómovalotuyoconRaúl?—¿QuémíoconRaúl?Nohaynadaentrenosotros.—Porquenoquieres.—Exacto.—¿Siguespensandoigualqueelañopasado?—Porsupuesto.—Peroélhacambiado.Llevadesdeelprincipiodecursoapicoypala
contigo.—De hecho lleva así desde el curso pasado, desde la fiesta de su
cumpleaños.Yasecansará.—Peroesteañoesdistinto,hacambiadomucho.—No creo que haya cambiado, solo ha variado de táctica. Solo está
intentandoconseguirmedandounrodeo.—No,Inma, tienesquereconocerquenoeselmismodelañopasado.
No se ha emborrachado ni una vez, ni hace el tonto, ni el chulito, ni elligón.Ynoselehaconocidoningunatíaenestosdosmeses.Ynoesquelefaltenpropuestas,yasabesquetieneaalgunasdelaschavalasdelaclasedetrásdeélcomolocas.Estáesaquelepidefuegoveintevecesaldía,ylaque se sienta a su lado, Alba, que no puede ponerse unos escotes másgrandes sin que se le vea el ombligo los días que él tiene clase connosotros.Ynolehacenicaso.Ymuchasdelasqueseliaronconélalañopasado no paran de decirle: «A ver si quedamos», cada vez que noscruzamosconalguna.Ypasadeellas.Nolonegarás,tútambiénhastenidoquedartecuenta.
—No loniego.Aparentementeesasí,peroyonoestoy seguradequecuando no estoy delante no se vaya con alguna. No paso con él lasveinticuatrohorasdeldía.—Tambiénestudia.Estáaprobando.Yaesoletienequededicartiempo.
¡Sihastasehacortadosufamosoflequillo!—Soloestájugandoaserelniñobuenoparallevarmealhuerto.Pero
nolovaaconseguir.—Tía,quéduraeres.Sitegustaarabiar,yahoramásqueantes.Nolo
niegues.—No lo niego, pero nome va a conseguir. Nome engaña con esos
trucostanviejos.—¿No te dan ganas de comerle losmorritos cuando temira con esa
caraadorabledeniñomalo?Nopierdeocasióndehacerteuncumplido,nidedarteunmimito…y túnunca lecorrespondes.Siempre tan fríay tandistante.Envezde ser amigos conderecho a roce, vosotros sois parejaconderechoanada.—Nosomospareja.Vamoscaminodeseramigos,nadamás.—Claroquesoispareja.Siempreossentáis juntosenlascenas,enlos
botellones,enelauladeculturasiempreestáreservadaparaéllasillaquehayjuntoati.—Soisvosotroslosqueladejáis,pormípuedesentarseallícualquiera.—Esonoesverdad,siundíaélnosesentaraallíolaocuparaotro,te
molestaría.InmatuvoquereconocerqueLucíateníarazón.Leencantabalaactitud
solícitadeRaúldurantelosúltimosdosmeses.Ysabíaquesiéldejaradecomportarse así, lo echaría de menos. Que a pesar de que ni ante ellamismaloqueríareconocer,estabaganándosesuconfianza.Perojamásloadmitiríaantenadie.—No quiero seguir hablando del tema. Raúl no ha cambiado ni va a
cambiar por muchas atenciones que me dedique y muy formal queaparenteserdeuntiempoaestaparte.Dehechoestoyseguradequesiunsábado yo no saliera, se las apañaría para irse con alguna otra,discretamente,claro,ysinqueyopuedaenterarme.—¿Porquénoloponesaprueba?Yoestoydispuestaaapostarporél—
dijoMaika.—Yyotambién—añadióSusana.
—Yyo.—De acuerdo. El viernes no saldré. Y ya veréis cómo se larga con
algunaexcusaysevaabuscarrollo.—Deacuerdo.Yatecontaremos.—Laverdad,¿eh?—Porsupuesto.Nosjugamoselalmuerzodelpróximomiércoles.
Cuandoelviernessiguiente,RaúlllegóaLaAlameda,seencontróconqueInmanoestabaallí.—¿DóndeestáInma?—Novaavenir—dijoMaika—.Mehallamadojustoantesdesalirpara
decirmequeteníadolordecabezayquesevaaquedarencasatranquila.—¡Vaya!—murmuródecepcionado—.Podíahabérmelodichotambién
amí.—¿Paraqué?¿Acasohubierascambiado tusplanesde saberque Inma
no saldría esta noche?—preguntóLucía temiendo que su amiga tuvierarazón.—Esposible.Almenosmehubieraacercadoaverlaantesdevenirpara
sabercómoestaba.Suscompañerasdepisosalenlosviernesporlanocheysequedasola.—Todavíaestásatiempo—dijoCarlos—,vivemuycercadeaquí.—Sédóndevive.Yquizáslohaga.Sí,creoquemepasaréunmomento.—¿Vasairaverla?—preguntóFran—.Alomejorestátanmalquese
haacostado.Inmanoesde lasquesequejanporgusto,nidejandesalirporunmalestarpasajero.—Precisamenteporesomepreocupa—dijoya totalmenteconvencido
—.Llamarésolamenteunavez,ysinocontesta,memarcharé.—¿Yvolverásaquí?—preguntóLucía.—Sí,claro,¿adóndeibaair?—Nosé.Raúlignoróelcomentarioysedespidió.—Bueno,chicos,memarcho.Hastaluego.
InmahabíaterminadodecenaryhabíapuestounapelículaenelDVD,
cuandolellegóunmensajedeMaika:«Acabademarcharse.Dicequevaaverte».Porunmomentosequedópensativamirandoelmóvil.¿Seríaverdad?
¿Oacasosetrataríadeunaexcusaparairseyhacerplanesporsucuenta?Deprontosearrepintiódeaquellaapuesta.Preferíalasdudasalacerteza,y si Raúl no aparecía pronto en su casa, ella estaría segura de sussospechas. Incapazdeconcentrarseen lapelículaqueestabaempezando,selevantóinquietaysedirigióalaventanadelacocina,desdelaqueseveía la calleyelportal.El corazón legolpeaba fuerteenelpechoy lasmanosselecrisparonenunatensaespera.Sinembargo,nohabíanpasadodiezminutoscuandoviolafiguradeRaúlaparecerdentrodesucampodevisión, con la cazadora abrochada hasta el cuello y las manos en losbolsillos, andando apresuradamente y dirigiéndose hacia su cancela. Einmediatamente sonó el timbre. Alargó la mano hasta el teléfono delporteroelectrónicoycontestó:—¿Sí?—¿Inma?SoyRaúl.Ellaapretóconfuerzaelbotónyescuchóelsonidodelmecanismoque
abría la cancela. Abrió también la puerta de su piso y miró el oscurohuecodelaescalerahastaqueviolacabezadeRaúlapareceranteella.—¿Quéhacesaquí?—preguntó.—Maikamedijoqueteencontrabasmal.Quevolvíasatenerunodetus
doloresdecabeza.—Sí,asíes.—Séquetuscompañerassalenlosviernesyhequeridoasegurarmede
queestabasbien.—Estoy un poco mejor. Me tomé una pastilla y estaba sentada
tranquilamenteviendounapelícula.Élseencogiódehombros,dubitativo.—Bien, entonces no temolesto.Ya he comprobado que estás bien—
dijomirándolaconojosbrillantesperosinmoverse.—¿Noquierespasar?—sesorprendióInmapreguntándole.—Sí que quiero, pero seguramente tú no tendrás ganas de visita. No
quieromolestarte.Ellasehizoaunladofranqueándolelaentrada.
—Anda,entra.Nomolestas.Esmuyagradablequeseacuerdendeunacuando está enferma. Claro que si prefieres marcharte y continuar lamarcha…Yoloúnicoquepuedoofrecerteesunapelículayunbrasero.—Esperfecto.Inma le precedió al salóndondehabía dejado la película funcionando
sola. Raúl se sentó en el sofá y ella, antes de acomodarse a su lado, lepreguntó:—¿Teapetecetomaralgunainfusión?Yoibaaprepararmeunadespués
delacena.—Bueno…peronohacefaltaquetemolestespormí.—Noesmolestia.Amítambiénmeapetece.¿Dequélaprefieres?—Daigual.Yasabesquenoentiendomuchodehierbas.Todasmesaben
igual.Inmasonrióyentróenlacocinaparaponeraguaahervir.LlevabapuestounpijamacómodoyabrigadoyelmensajedeMaikale
había cogido tan de sorpresa que no había caído en cambiarse de ropaantesdequeRaúlllegara.Ahora,yanoteníasentido.Regresóalsalónllevandoenunabandejalateteraydostazas.—Tehepuestomiel,comolaotravez—dijosoltandosucargasobrela
mesacamillaysentándoseasulado.—Vale.Inmaparólapelículayapagóeltelevisor.—Graciasporvenir—susurró.—De nada. Si me hubieras llamado a mí en vez de aMaika hubiera
venidodirectamentedesdecasa.—Noqueríaestropeartelosplanes,niquetesintierasobligadoavenir.—No tengo ningún plan, y es estupendo estar aquí calentito.Hace un
fríodemildemoniosestanoche.—Elfríosequitaconunpardecubatas.—Oconunainfusión—dijoRaúlcalentándoselasmanosconlataza—.
Teconfiesoquehoymeapetecíaalgoasí.—¿De verdad? No quiero que te sientas obligado a estar aquí
haciéndomecompañía.—Estoy aquí por mi propia voluntad, ¿no? Nadie me ha pedido que
venga.Yestoyunpococansado.Meheestadoacostandotardeestasemana
estudiando el examen de Derecho Procesal. Me ha enganchado todo lorelacionadoconlosprocesosyestuvebuscandoinformaciónenInternet.Mefascinalaactuacióndelosjueces.—¿Tetiralajudicatura?—Quizás.—Hayqueestudiarmuchoparaeso.—Aúnnosabesdeloquesoycapaz.Inmatorcióelgestoynodijonada.—¿Yaquéveníatodoesto?Ah,sí, teestabadiciendoquehedormido
pocashorasestasemana,yademásestatardeFranyyohemosjugadounpartido de fútbol en el colegio donde hicimos el bachillerato. Antiguosalumnoscontralosactuales,ycomocomprenderásteníamosquedejarelpabellónbienalto.—¿Yquiénhaganado?—¿Tienesquepreguntarlo?—No,claro.Franytújuntos,aburrosnoosgananadie.—Élyyo juntos somos invencibles.Peroesosí,noshemosdadouna
paliza de muerte, amén de codazos, patadas y todo tipo de agresiones.Mira—dijolevantándoseelpantalónymostrándolelaespinilladondeseestabadesarrollandounfeomoretóndeltamañodeunanaranja.—¿Tehaspuestoalgo?—Hielo y crema antiinflamatoria a toneladas.AunqueFran vamucho
peor.Aéllehandadounbalonazoenloshuevosylehandejadofueradecombateelúltimocuartodehoradelpartido.SiSusanaquieremarchaestanochelovaallevarclaro.YodiríaquevaaestarK.O.porlomenosdosotresdías.—Lodicesmuyseguro,comosisupierasdeloquehablas.Élseencogióligeramentedehombros.—Todos los tíos hemos pasado alguna vez por un golpe en los
testículos,porunmotivooporotro.—Por tu forma de decirlo intuyo que en tu caso no fue un balonazo.
¿Unnoviocelosoquizás?—Unalesbianaofendida.—Ah.—Estábamos bailando, y yo no sabía que no le iban los hombres.Al
parecersehabíaenfadadoconsuchicayquisocabrearlabailandoconuntío. Se pegó mucho, yo me animé un poco… ya sabes… y no debiógustarle loquenotóporque levantó lapiernaymedio tal rodillazoquemedejófueradecombatedurantevariosdías.Nisiquierapodíaponermevaqueros.Inmaserioconganas.—Yadecíayoquedebíadehabersidoporhacerelgamberro.—El gamberro no, pero uno no es de piedra. Si una tía se te pega…
bueno, es inevitable que el cuerpo reaccione, al menos para mí. Y teaseguroquefueella,¿eh?Noyo.—Sí,ya,túeresunsanto.—No,peroesaveznoempecéyo,teloaseguro.Ytú,¿hastenidoque
darmuchosrodillazos?Supongoquesí,conesacarayesecuerpo...—Sitedigolaverdad,ninguno.Loshombressiempremehanrespetado
cuandohedicho«no».—Sí,esomelocreo.Avecestienesunamiradaquelehielalasangrea
uno.Inmasonrióantelaquejaypreguntósocarrona:—¿Setehielalasangreaticuandotemiro?—Noprecisamente…peronohablemosdeeso.Hoyhevenidoaquíde
amigosolidario.—Dispuestoamorirtedeaburrimiento.—Yatehedichoqueno,queloúltimoquehoymeapeteceespasarme
horasdepieenunbotellón.Sinohubierasidoporti,porqueteníaganasdeverte,nohubierasalidoestanoche.—Amímevestodoslosdías.—Peroraramentepuedohablarcontigoasolas.Solocuandosalimosy
te acompaño a casa tengo esa oportunidad, y no estoy dispuesto adesaprovecharlaporningúnmotivo.—Pensaba que salías porque no te pierdes un botellón por nada del
mundo.Elañopasadovinisteaunoconmuletas.—Sí,cuandometorcíuntobillo,lorecuerdo.—¿Otropartidodeantiguosalumnos?—No,saltéloscuatroescalonesdemiportaldegolpeycaímal.Estuve
bastantejodidodurantequincedías.
—Perosaliste.—Sí,peroesofueelañopasado.Ahoraséapreciarunacharlatranquila
enunamesacamilla.Inmasonrióclavandoenélsusojosazules.—Hacesmalenirpor la judicatura.Sirvesparaabogado: tuspalabras
convenceríanacualquierjurado.—Peronoati.—Yonohedichoeso.Creoquehoyestássiendobastantesincero,que
deverdadteapeteceestaraquí.Quizásporqueestáshechopolvo.Raúlseestiróenelsofá.—Estoyviejo.Inmasonrió.—Sí,estáshechounabueletedeveintidósaños.¡Síqueestamosbuenos
esta noche los dos!Yo con un dolor de cabeza terrible y tú dolorido ymagullado.—Podemosmimarnosmutuamente.Inmasepusoenguardia.—¿Aquétipodemimosterefieres?—Nosaltescomosi tehubierapicadounaavispa.Estabahablandode
apoyomoral.—Ah,bueno,sieseso…—¿Quécreías?¿Todavíanotefíasdemí?—Nodeltodo.—Peroalmenosunpocosí,¿verdad?Sino,noestaríaaquí.—Unpocosí—admitióella.Raúlvolvióabeberuntragodesutaza.—¿Sabes que me está gustando esto? Estar aquí los dos sentados
tranquilamente tomando algo y solos… charlando… ¿Crees quepodríamosrepetirloalgunavez?¿Sinnecesidaddequetúestésmaloyocansado?Prometoportarmebien.—¿Porquéno?Supongoquepodríamos.—Últimamentenotendrásquejademí,¿no?—No.—¿Meconsiderasyaalgomásqueuncompañerodebotellón?
—¿Túquécrees?Hasdejadoelbotellónpormí.—Yteheprivadodevertupelícula.—Noimporta.—Ponlasiquieres.—Esromanticona.—Daigual.Ponla.Inmacogióelmandoymanipulóenélparaponerlapelículadesdeel
principio. Ambos se recostaron en el sofá uno al lado del otro. Ellasustituyó la luz del techo por una de pie que daba una luz indirecta yevitabareflejosenlapantallaysedispusoadisfrutardelapelículaydelacompañía.Porunmomento temióqueRaúl interpretaramal sugestodereducirlaluz,peroélselimitóaclavarlavistaenlapantallaconlatazaen lamano, dando pequeños sorbos a su contenido.Después, cuando lohubo terminado, la colocó cuidadosamente sobre la mesa y volvió aecharseenelsofásindecirpalabra.Duranteunratopermanecieronasí,ensilencio,conlavistafijaenlas
imágenesqueeltelevisorproyectabaanteellos,muycerca,perosinllegararozarse.Inma estaba más pendiente del cuerpo de Raúl junto a ella que de la
película,delarespiraciónligeramenteagitadadeélalprincipio,yquesefue haciendomás suave y relajada amedida que iba pasando el tiempo.Después,unligeromovimientoasuladolasobresaltóylehizovolverlacabeza.Raúl se había dejado caer sobre los almohadones que había junto al
brazodelsofá,ysemanteníaallíenunaposiciónextraña.Sonrióaldarsecuenta de que se había dormido y su cuerpo se había deslizado delrespaldo.Lecogió lacabezaconcuidadoyse laacomodósobreunodeloscojinescolocándoloenunaposiciónmáscómoda.Aunque la infusión que le había preparado era suave y ligeramente
relajante, realmente debía de estarmuy cansado para quedarse dormidosentado en un sofá. Raúl era el tío con más marcha que ella conocía.Cuandosalían,pormuypocashorasquehubieradormidoeldíaanterior,siempreprotestabacuandolosdemásdecíandeirseacasa.Nopudoevitarolvidarsedelapelículaymirarledormido.Laluzdela
lámparaproyectabaunasombrasobresucaray le resaltaba laspestañasoscurasylalíneadelascejas,curvadaligeramentehaciaarriba.Laboca
de líneas suaves aparecía ligeramente entreabierta, como dibujando unasonrisa.Teníacaradeangelito,denohaberrotonuncaunplato.Sintió unos deseos enormes de alargar lamano y tocarlo; rozarle el
pelo, acariciar lamejilla y sobre todo rozar la boca entreabierta con lasuya. ¡Joder! ¿Por qué era tan atractivo? ¿Por qué no podía resultarleindiferente? Todo sería mucho más fácil si a ella no le gustara. Habíaocasiones,yaquellanocheeraunadeellas,enquedeseabasucumbirasuencanto,dejarsearrastrarporsumudaadmiraciónysucortejosolapado,y arrojarse en sus brazos, pasara lo que pasara después. Pero no debíaengañarse.Aunquetendidoamediasenelsofáparecíaunniñoagotadoyvulnerable,noloera.Eraunhombrequeusabaalasmujeresylastirabadespuéscomosifueranobjetosinservibles.Erauncabrón.Peroapesardesaberlo,aellalegustabamásdeloquelehabíagustadonadiejamás.Másdeloquequeríaconfesar.Alargó lamanoy lequitóunmechóndepelodel flequillo,queahora
llevabapeinadohaciaatrásyqueselehabíadeslizadosobrelafrente.Elflequillo que había sacrificado porque ella se burló de él el veranoanterior.Oalmenosesoqueríapensar.Raúlnohizoningúnmovimiento,nidemostróhabersentidoelrocede
su mano. Animada, alargó el dedo índice y lo deslizó despacio por sucara,porlalíneadelamandíbula,labarbillacuadrada,yrozósuavementeloslabios,sintiendoquetodosucuerposeencendíaconellevecontacto.Retiró la mano como si le quemara. No debía continuar. Si él se dabacuentadequeloestabaacariciando,yanohabríavueltaatrásparaningunodelosdos.Tratódeconcentrarlamiradadenuevoenlapantalla,peroleresultaba
imposible.El leve ronquidoquebrotabade suboca entreabierta captabamássuatenciónquelasconversacionesdelapantalla.Volvióamirarledenuevo, esta vez cuidando de mantener las manos firmemente agarradassobreelregazo.¿Seríaposiblequelaschicastuvieranrazón?¿Queellalegustaratantoqueestuvieradispuestoaolvidarelchicoligónysuperficialquehabíasidoymadurar?Elhechodequeestuvieraallídormidoensusofá, en vez de enLaAlameda con los amigos, ya indicaba un cambio.CuandoaceptólaapuestadeMaikaparaponerleapruebaniselepasóporlacabezaquesepresentaríaensucasaenvezdequedarseenelbotellón,en el caso de que no se fuera a buscar a alguna amiga con la queenrollarse, y que pillaría una de sus habituales borracheras. Pero jamás
pensóquecambiaríaloscubatasporunainfusiónensucasasentadoenelbrasero.Esospensamientoslainquietaronprofundamente.«Tencuidado,Inma»,
se dijo. «Estás bajando la guardia, y no debes hacerlo.No dejes que secueleentucorazón.Eselmismocapullodesiempre,soloqueconelpelocorto».Peronoloera.ElantiguoRaúlnuncasehubieradormidosinmás,sinsiquieraintentaraprovecharlaoportunidaddelsofáydelapocaluzdelahabitación.La película había terminado. Inma, incapaz de despertarle para que se
marchase,pusootrayseesforzóenseguirla.Cuandotambiénestaacabó,Raúlseguíaenlamismaposiciónydecidiódejarledormir.Selevantóconsigilo, le quitó los zapatos, y levantándole las piernas con cuidado, lotendióenelsofá.Élapenassemovióparaacomodarlaposturaycontinuódurmiendo.Fue hasta su habitación y quitando el grueso edredón de su cama, lo
cubrióconél.—Duerme.Seríauncrimenhacerte iraestashorasymediodormido,
andandohastaLosRemedios.Seechóunamantamásligerasobrelaqueaúnquedabaensucamayse
acostóa suvez,atentaacada ruidoprocedentedel salónque le indicaraquesehabíadespertado.
UnaluzcegadorasobresusojosyungritoahogadodespertaronaRaúlde un sueño profundo. Una chica alta y morena le miraba fijamentemientrassequitabaungruesochaquetónacolchado.—¿Quiéncoñoerestú?—lepreguntó.Luchó por sacudirse el sueño y se incorporó. Solo entonces se dio
cuentadequeestabaenelsalóndeInma, tendidoenelsofá.Levantó lasmanos.—Tranquila…SoyamigodeInma.Alescucharlasvoces,estasalióprecipitadamentedesuhabitación.—Escierto,Carmen,esamigomío.Nohesalidoestanocheporqueme
dolíalacabezayhavenidoaverme.Sequedófritomientrasveíamosunapelículaydecidídejarledormirenelsofá.—No,siamínomeimporta…Peromehapegadounsustodemuerte.
Menos mal que me ha dado por encender la luz antes de sentarme aquitarmelasbotas.YosoyCarmen—dijotendiéndolelamano.—Raúl—dijoélmediodormidoaún—.¿Quéhoraes?—Lassieteymedia.—¡Uf!Horadequemevaya.—No tienes que irte —dijo la chica—. Sigue durmiendo. Y si estás
incómodo en el sofá, mi habitación tiene dos camas. Te presto unaencantada—dijoechándoleunasignificativamirada.Inmasintióqueseleencogíaelestómagoanteladescaradaproposición
desucompañera.—No,muchasgracias.Yahedormidolosuficiente.Deboirmeacasa.
Noheavisadodequedormiríafuera,yúltimamenteregresotemprano.—Teprepararéuncafé—dijoInma—.Estászombi,para irteandando
hastatucasa.—Notepreocupes.Yafuncionanlosautobusesylascafeteríastambién
—dijoapartandoeledredónylevantándosedelsofá—.MetomaréuncaféenunodelosbaresdelaesquinadeTorneoycogeréallíel6,quemedejaenfrentedemicasa.Vuelvealacama.
Estirólaspiernasdoloridasyentumecidas.Alargólamanoyleacariciólabarbilla,enungestoíntimoytierno.—Graciasporprestarmeelsofá.Realmenteestabaagotado.—Denada.Cogió la cazadora y poniéndosela y abrochándola hasta el cuello, se
dirigióalapuerta.Inmaleacompañó.—Buenasnoches,obuenosdías,oloquesea—dijo—Adiós—respondió ella viéndole bajar las escaleras. Y cerrando la
puertaacontinuación.
Capítulo23
Sevilla.Noviembre,1999El timbre de la puerta arrancó a Inmadeunprofundo sueño.Miró el
reloj: las siete ymedia de la mañana. Una de sus compañeras debía dehaberseolvidadolasllavesotravez.Demalhumorselevantó.SusanayFransehabíanidohacíaapenastres
horas,despuésdehaberterminadountrabajodegrupodeDerechoCivilque tenían que entregar el lunes, antes de que su amiga se fuera aAyamonteapasareldíaconsufamilia.Descolgóelporteroelectrónicodemalaganaypreguntó:—¿Quiénes?—Raúl—dijo una voz apagada al otro lado—.Ya sé que no es hora,
peroporfavor,necesitohablarcontigo.Despertándoseinmediatamente,pulsóelbotónyabriólacancela.Nose
leocurríaquédemoniospodríaquereraesashoras.Segúnhabíanhabladola tarde del viernes, nadie iba a salir aquel fin de semana porque todostenían exámenes y trabajos que preparar. Cuando abrió la puerta de supiso, se encontró frente aunRaúlpálidoyojeroso,vestidocon la ropaquesolíausarparasalirdenoche,arrugadaymaltrecha,yelpelorevueltoydespeinado.—Raúl,¿quéhacesaquítantemprano?¿Quépasa?Élrehuyósumiradayagachandolacabeza,susurró:—Séquenoeshora,perotengoquecontarteunacosa.Hecometidouna
estupidez…ElsueñodeInmaacabódedisiparsedeltodoysintiócomosiunagarra
heladaseapoderasedesusentrañas,apretándolasconfuerza.—Nopodíairmeacasasinhablarantescontigo—añadióél.—Bien,pasa.—Seechóaunladoydeseócontodasualmanotenerque
escucharloqueibaadecirle—.Prepararécafé—dijoavanzandohacialacocina.PeroRaúllaagarródelbrazoyleimpidióseguircaminando.—No, no prepares nada. Probablemente ni siquiera me darás la
oportunidaddetomármelo.Meecharásantes.
Inmasegiróyenfrentóalfinlosojososcuros,quelamirabanllenosdeculpabilidad.Raúlempezóahablar:—Anoche salí conCarlos.No iba a hacerlo, tenía que estudiar como
todoelmundo,perome llamósobre lasonceymedijoqueestabamuydeprimido,queestápasandounamalaépocayquenecesitabaunpocodedistracción. Me pidió que le acompañara a tomar una copa, solo unarecalcó,paraanimarseunpoco,yacepté.Fuimosaunpubdemibarrio,de verdad que no pensaba más que en tomar una copa y volverme aestudiar.Alfinal,ycomosuelepasaracabamostomándonosunascuantasy diciendo gilipolleces. Cuando ya estábamos los dos bastante trompas,entró en el local Alba, la que se sienta a mi lado en DerechoConstitucional,¿sabesaquiénmerefiero?Rubiaymuymona…Inmaasintióconlacabezaydijo:—Sí,séquiénes.—Iba con unas amigas. Se acercó a saludarnos y Carlos las invitó a
sentarse con nosotros. Desde el primermomento empezó a tirarme lostejos.Adarmeconlapiernapordebajode lamesa,ametermeelescoteporlosojos,acoquetearconmigo…Porunmomentosecallóyagachólacabezaevitandosumirada.Inma
nonecesitóquecontinuara,sabíaloqueibaadecirle,yleagradecióquenolamirase.Nohubierapodidoenfrentarsusojosconindiferencia.Raúlcontinuó:—Hacía meses que no estaba con una mujer, desde las vacaciones…
estabamuchomásborrachodeloquepensaba...Ymefuiconella.Inma poseía un fuerte control de sus emociones, lo que le permitió
responderconvozcalmadayfría:—¿Y se puede saber por qué vienes a despertarme amí a las siete y
mediadelamañanaparacontármelo?—Porquequierosersincerocontigo.Levantólacarahaciaél,peroevitócuidadosamentesusojos,consciente
de que si le miraba él leería en ellos el dolor y la decepción que suspalabrasseempeñabanenocultar.—Raúl,entre túyyonohaynadamásqueuna incipienteamistad.No
tienesquedarmeningunaexplicación.Élleacaricióelbrazoquenolehabíasoltadoyellacontrolólasganas
de zafarse bruscamente, porque sabía que de hacerlo delataría sus
emociones,yesoeraloúltimoqueibaapermitirse.—Yaséquenohaynada,yqueyoacabodejoderlaposibilidaddeque
lohayaalgunavez,peronopuedoocultártelo.Nopodríavolveramirartealacarasilohiciera.—Vuelvoarepetirteque…—No,novuelvasarepetirmenada;séloquedigo,ysétambiénquete
estoyhaciendodañoconesto,aunquetúinsistasenquenoteimporta.Séquesoyuncapulloquepiensaconlapollayquelohejodidotodo…Losé.Peroquieroquesepasquelolamentoprofundamente,yquesipudieravolveratrás,noloharía.—Claroqueloharías.Loscapullosnocambian,ylosquepiensancon
lapolla,menos.Élnocontestó.—Elcafésigueenpie,siteapetece—dijohaciendounúltimoesfuerzo
pormostrarsefríaeindiferente.—No,gracias,nopodríatragarlo.Solomequedadecirteunacosamás,
yyamemarcho.Inmatratódesonreírypreguntó:—¿Ah,peroaúnhaymás?—Quiero que sepas que a pesar de la gilipollez que he hecho, me
importasmás de lo queme ha importado nunca unamujer.Aunquemehayaidoconlaprimeraquesehayacruzadoenmicamino.Yqueaunquehaya estropeado la oportunidaddeganarme algúndía ese corazón tuyo,queocultasentremilplieguesdefrialdad,esperoquenomeapartesdetuladocomoaunperro,ymepermitasalmenos seguiracompañándoteacasa,ymesigasinvitandodevezencuandoaunainfusión.Aunquenomelomerezca.—Nuncaleniegounainfusiónauncolega…Pormuycapulloquesea.Raúlalargólamanoycogiéndolelabarbillalaobligóalevantarlacara
y mirarle, y ella, cogida por sorpresa, no fue lo bastante rápida paradesviarlavista,ysusmiradasseencontraroneltiemposuficienteparaqueRaúl advirtiese las lágrimas contenidas a duras penas, y a fuerza devoluntad,enelfondodelaspupilas.Desarmado, decidió dejarla en paz al fin y dejó caer la mano,
susurrandoalavezquesedabamediavueltaparasalir.
—Deverdadquelosiento.—Yo también—admitió ella al fin, abriéndole la puerta para que se
marchara—.Nosvemosellunes.Sin contestar, Raúl cruzó el umbral y ella cerró a sus espaldas, y
permaneció allí con la frente apoyada en la madera, temblando ypermitiéndoseporfinque las lágrimasrodarancálidasysilenciosasporsusmejillas.Raúl,sinnecesidaddeverla,sabíaloqueestabaocurriendoalotrolado
delapuerta,ysintiéndoseelmayorhijodeputadelahistoria,hundiólasmanosenlosbolsillosdelacazadora,ysalióalamañanaqueempezabaadespuntarporelhorizonte,sintiéndosetanheladopordentrocomolafríaescarchaquecubríalosadoquinesdelaacera.
SusanaentróenclaseaquellunesysereunióconInmayMaika.Ambasestabancontrastandounosapuntes,apoyadasenelbancocomún.—Buenosdías—saludó.—Hola,Susana.¿Quétalelfindesemana?—Bien. Preparando el trabajo hasta el sábado demadrugada, ¿verdad
Inma?Nosdimosunapaliza,peroalfinalloterminamos.AyerestuveenAyamonteparaveramispadres.¿Yporaquíquétal?—Yohepasadoelfindesemanaencerradaencasa,estudiando.—Yotambién—comentóInma.Un grupo ruidoso entró en la clase y las tres amigas volvieron la
cabeza.Alba,rodeadaporungrupodechicas,sesentómuycercadeellas.—¿Deverdadtehasacostadoconél?—preguntóunadeellas.—Deverdad.—Jo,tía,quésuerte.Conlobuenoqueestá.—Peromehacostado,¿eh?Llevotirándolelostejosdesdequeempezó
elcurso,peroRaúlhaestadomuyesquivoúltimamente.SusanayMaikagiraronlacabezaalunísonoendirecciónaInma,que
permanecióimperturbable.Sololoslabioslevementeapretados,ungestoimperceptible para quienes no la conocieran bien, les hizo comprenderquehabíaescuchadolaspalabrasdelachica.—¿Yestanbuenoenlacamacomodicen?—preguntóotra.—Esmejoraún.Fueincreíble,mecorrítresvecesseguidasyélseguía
yseguía,incansable.—¿Yhabéisquedadoparaelpróximofindesemana?—Dijimosquenosllamaríamos.—Vamosatomarnosuncaféalamáquina—dijoMaikacogiendoasu
amigadelbrazoyempujándolahacialapuerta.Susanafuetrasellas.Cuandoestuvieronfueradelalcancedelosoídosdelgrupo,dijo:—Probablementenoesverdad,Inma.Solopresumía.—Esverdad—dijoestaescueta.—¿Cómopuedesestartansegura?Alomejorsoloqueríaunminutode
gloriaantesusamigas.—Raúlsepresentóayerenmicasaalassieteymediadelamañanapara
decírmelo.—¡Joder!¡Serácabrón…!—Noquierohablardeltema.—Claro que tienes que hablar del tema, pero no aquí ni ahora.
Quedamosparacomerjuntas.Lareuniónde«chicassolas»delmiércolessetrasladaahoyensesiónurgente.¿Estásdeacuerdo,Susana?—Sí,porsupuesto.—Nohacefalta,estoybien.—¡Yunamierda!FranyRaúlaparecieronalfinaldelcorredoryalverlassedirigieron
haciaellas.—Ahíviene, el cabronazo—dijoMaikaapretandoelvasodeplástico
delcaféconfuerza.—Maika…niunapalabra—cortóInmatajante.—No,no ledirénada,peromepareceque semevaa ir lamano sin
darmecuenta,yunhijodeputavaairseasucasahoyconunahermosamanchadecaféenlospantalonesylapollaescaldadacomounasalchicha.—Niseteocurra.Nohahechonadaquenohayahechosiempre.—¿Yencimaledefiendes?—Noledefiendo,peroloquenovoyahaceresdarleaentenderqueme
importa.Déjamesalirdeestocondignidad.Susanaintervino.—Inmatienerazón,Maika.Dejaqueellalolleveasumanera.
—Deacuerdo,mecontendréporti.Perolecortaríaloshuevos.—Yotambién,peroesonovaasolucionarnada.Los dos amigos llegaron hasta lamáquina del café. Fran se acercó a
Susanaylaagarróporlacintura.Estasegiróylebesóenlamejilla.—¿QuétalporAyamonte?—Muybien,estuveenlaplayaunrato.¿YporSevilla?—Estudiando,yasabes.Inma,paraevitarenfrentarsealamiradadeRaúl,seestabasacandoun
café.Franlepidió:—Dameuncaféamítambién,mehacefalta.—¿Lecheyazúcar?—Sí,porfavor.Manipulóenlosbotones,ysinvolverse,preguntó:—¿Ytú,Raúl?¿Quieresuno?—Sí,gracias.Porunmomentosusmiradassecruzaroncuandoellaleentregóelvaso
deplástico,peroyaInmahabíacontroladoférreamentesusemocionesynada delató el hervidero de rabia y dolor que sentía.Cualquiera que nofueransusamigasnohubierapodidovermásqueindiferencia.
Maika abrió la puerta dejando en brazos de Susana las pizzas y lasbolsasconbebida.Entraronyseinstalaronenlamesadelacocina.Habíandecididocomprarunaspizzasycomerensucasaporqueelsitiohabitualdonde solían reunirse cerraba los lunes y no querían encontrarse connadiedelafacultadnidelapandillamientrashablaban.—Bueno,chica,empiezaalargar.Suéltalotodo.—¿Quéquieresquesuelte?Nohaynadaquecontar.SimplementeRaúl
se presentó enmi casa el domingo por lamañana con aspecto contritopara decirme que se había emborrachado la noche anterior y se habíaacostadoconAlba.—¿Asídesopetón?—Asídesopetón.—¿Ynoledistedoshostias?—Calla,Maika—tercióSusana—,noseasburraydéjalahablar.¿Qué
hiciste?—Puestratardedisimularquemeimportabaydecirlequenoteníaque
darmeningunaexplicación.Yleofrecíuncafé.—¡Encima!—¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me hubiera echado a llorar o le
hubieragritado?Esohabríasidomuyhumillanteparamí.Además,yonosoyasí.Yhayquereconocerquenuncalehedadoningunaesperanzadeque entre nosotros pudiera llegar a haber algo. Raúl no tiene queguardarmefidelidad.Dehechoyonuncahepensadoquelohiciera,yalosabes.—Esosíquenomelocreo.Reconocequedesdelanochequedurmió
entusofá,sílopensabas.—Bueno, quizás un poco. Pero está comprobado que mi primera
impresióneralacorrecta.¡Nosécómosemeocurriópensarsiquieraquepasaramesessin liarseconunamujer!Ymuchomenospormí.Solohaestadointerpretandoelpapeldedonjuánreformado.Susanaintervino:—No, Inma. Si hubiera estado representando un papel y se hubiera
estadoacostandoconotras,notendríasentidoquesepresentaraentucasaconfesandoesto.—Quizás porque esta vez sabía que iba a enterarme. Si se lía con
alguiendelaclase,lomásprobableesqueelrumorsepropague.Loqueno esperaba es que fuera tan pronto. Joder, le ha faltado tiempo paracontarloaloscuatrovientos,alatía…—Esquetodoslosdíasnoseacuestaunaconalguienquetehace…SusanaclavóelcodoenlascostillasdeLucíaparahacerlacallar,pero
Inmasediocuenta.—Déjala, Susana. Si yo también lo he oído, que la hizo correrse tres
veces seguidas.Esodemuestra quenoha perdido la práctica—dijo conamargura.—¿Deverdadpiensasqueestabafingiendo?—Puesclaro.Pormuyarrepentidoquepareciera,noeramásqueteatro.—A lo mejor es verdad que solo fue un error provocado por una
borrachera.—¿AtitevaldríacomoexcusaqueFrantedijeraqueunadelasnoches
quepasasenAyamonteseemborrachóyselioconotra?—No,tienesrazón.Ysécómotesientes,vayasilosé.Antesdequeély
yoempezáramosa salir juntos,Maikamecontóundíaque sehabía idoconunachicaynollegóaclase.Creíquememoríadepena…yesoqueentoncesélyyono teníamosnadayyo intuíaque tenía sus rollos.Perounacosaesintuirloyotralacerteza.Entiendoqueestéshechapolvo.—Noestoyhechapolvo,solodecepcionada.—Ya.—Oye,queestamosen«chicassolas».Nadadementiras.—No miento. Bueno, quizás sí había llegado a pensar que estaba
cambiandounpocoymesentíahalagadaporesaconstanteatenciónyesosesfuerzosporagradarme.Peroyaseacabó.Heabiertolosojosatiempo.Mealegrodequeestohayapasadoantesdequeseamástarde.Novolveréafiarmedeél.—Losiento.—Daigual.Soyunamujerfuerte.—¿Yquévasahacerahora?¿Evitarle?—No, le trataré como siempre. Me pidió que le dejara seguir
acompañándomeacasaynoveoporquénohacerlo.Soloqueyanomefiarédeélnuncamás.El timbre de la puerta sonó interrumpiendo la conversación. Lucía y
Maika se miraron, y la primera se dirigió a la puerta, regresandosegundosdespués.—Creoquedebesabrir tú.Quienestáalotro ladonovieneavermea
mí.—¿EsJavi?—Ajá.—Nosotrasnosvamos—dijoInma.—¿Quédices?No seránada importante.Vienedoso tresvecesaldía
portonterías.Selevantóyfueabrir.Desdelacocinaescucharonlabreveconversación.—Hola.—Hola—respondióunavozsuaveyagradable—.Perdonasimolesto,
peromimadresehaquedadosinsalymehapedidoqueospreguntesime
podéisdejarunapoca.—Claro.Pasa.Poco después Maika entró en la cocina seguida de un chico alto,
morenoyfuerte.—Estábamoscomiendoconunasamigas.InmaySusana.ÉlesJavi,un
vecino.—Encantadas.—Sientohaberinterrumpido.—No te preocupes, no pasa nada. Íbamos a tomarnos un café—dijo
Lucía—.¿Quieresunirteanosotras?—No,quéva.Esunacomidaentreamigas…noquieromolestar.—Nomolestas—dijoInma.—No…otrodía.—Comoquieras.Maikalediounsalero.—Dileatumadrequecojalaquenecesite.—Noesnecesario,damesolounapizca.—Llévatelo.Nolonecesitamoshastalanoche.—Bien,lotraeréantes.Ygracias.—Denada.Maikaloacompañóalapuertayregresóalmomento.—Oye,esmuyguapo—dijoSusana.—¿Aquesí?—Sí,hija,perodeuncansino...—protestóLucía—.Sepasatodoeldía
yendoyviniendo,peronosedecideadarunpasomás.—Todollegará.ElmóvildeSusana sonóduranteunos segundosdentrodelbolsoque
había colocado en el sofá, y luego enmudeció. Se levantó paramirar elnúmero,aunquesabíamuybienquiénera.—EsuntoquedeFran.—¡Nomedigas!Nonoslopodemosniimaginar.—Noosburléis…Hemosquedadoparaestudiarestatardeenmicasa.
Merchetrabajadetardeestasemana.—Paraestudiar,¿eh?¿Qué?¿Anatomía?
—Pues también.Nonoshemosvistoeste finde semanamásqueparaestudiar,Inmalosabe.Apenasnosdimosunachuchónelsábadoantesdeentrar enmi casa. Y ayerme fui a Ayamonte y llegué a las doce de lanoche.—Pues corre, no se te vaya a impacientar.Y otro día te tenemos que
tirardelalenguaati,quenuncasueltasprenda.SusanaseechóareírmientrassecolgabadelhombrolabolsaqueFran
lehabía traídodeEscociaysedirigíaa lapuerta.Eracierto,siempresesalíaporlatangentecuandolehacíanpeguntassobreellayFran,pormuydirectasquefueran.—Hastamañana.—¡Queteaprovecheelpolvo!Bajóalegrelasescaleras.EstabaimpacienteporveraFranyporestar
conél.EltrabajodeDerechoCivilleshabíaimpedidoestarasolasdesdehacíamásdeunasemana,yesoeramuchoparaellos.Él la estaba esperando dentro del coche, aparcado en doble fila, y
cuandoellaabriólapuertayseacomodóasulado,seinclinóparadarleun beso ligero en los labios que a Susana le supo a gloria, y la hizosentirseimpacienteporllegarasucasa.—¿CómoestáInma?—Estábien.—Esonoesverdad.Siempreosreunísacomerlosmiércolesyhoyes
lunes.Sihabéiscambiadoeldíaesporquealgoandamal.YdespuésdelodeRaúl el sábado,nohayque serun lincepara adivinarque se tratadeInma.—Fran,yasabesquedeloquehablamosennuestrascomidasnovasa
sacarmenada.AunqueRaúlestépormedio.—No pretendo sacarte nada, solome intereso por ella.Debe de estar
pasándolomuymal.YosécómomesentíacuandopensabaquetegustabaRaúl.Susanalemiróladeandolacabezaconunasonrisapicaronaydijo:—Te sentirías fatal, pero te llevabas todo el día hablándome de él y
tratandodequenosviéramosasolas.Amímeirritabamucho,sentíaquesiempreestabaentrenosotros.—Soloalprincipio.YvolviendoalodeInma…
Susanaemitióunabreverisa.ConFrannolefuncionabaesodedesviarlaatención.Éleracomounperroquenosueltaunapresaunavezquelahaagarrado.Perotambiénellaeraterca.—Novoyadecirtenada.—Yalosé.Yosoloqueríadecirtequeéltambiénestáhechopolvo.—¿Enserio?Nomelocreo.—Puescréetelo.Ayer,despuésdesalirdecasadeInmamellamó,ylevi
tanmalquemefuiadesayunarconél.Estácolado,¿sabes?Muchomásdeloqueélmismoimaginaba,ynosehadadocuentahastaahora.Elpensarqueellanoleperdoneletienedesesperado.—Esodebíahaberlopensadoantes,¿noteparece?—Sí,porsupuesto,pero los tíossomosasí.Nopodemosestarmucho
tiemposinunamujer.—¿Tútambién?¿Tútambiéntevasalacamaconotracuandoestamos
separadosmucho tiempo?Durante el verano estuvimos lejos dosmesesenteros.—Claroqueno,perotúyyoestamossaliendojuntos.Yyotesoyfiel
porquehayalgoentrenosotrosyporquenomeapeteceestarconningunaotraquenoseastú—dijoacariciándoleligeramentelapierna.—¿Deverdad?—Deverdad.—¿Aunqueestéscomounamoto?¿Aunqueteemborraches?—Aunqueestécomounacuba.—PeroRaúlnoescomotú.—Claro que lo es, solo tiene que enamorarse lo suficiente. Y lleva
camino,teloaseguro.—Inmapiensaquetodoesteatro.—Noloes.—Pueslohajodido,porqueellanoselovaacreerdespuésdeesto.—Losabe,yporesoestátanmal.—¡Joder! ¿Por qué tienen que ser tan capullos algunos tíos, que en
cuantosetomandoscopassolopiensanenmeterladondesea?—Amínomeincluyas.Yoconcopasosinellas,solopiensoenestar
contigo.Yhablandodeeso,Merchenoestá,¿verdad?—No,entradetarde—dijosonriendo
—Ynovamosaestudiartodoeltiempo…—Deberíamos—dijoparapicarle.Sin decir palabra Fran deslizó lamano que tenía en la rodilla por el
muslo y aprovechó un semáforo en rojo para avanzar un poco más eintroducirla entre los muslos, frotando con suavidad. Susana ahogó ungemidoyseestremecióuninstante.—Eresmalo…—Soloestoytratandodequitartelasganasdeestudiar.—No tenía intención de hacerlo, al menos de momento. Quizás más
tarde.—Esoestámejor—dijoélvolviendoacolocarlamanoenelvolantey
arrancandoalcambiarelsemáforo.
Capítulo24
Durante toda la semana, Inma había tratado a Raúl como siempre lohabía hecho, con excepción del último mes. Tenía que reconocer quedespués de la noche que él durmió en su casa se había sentido másinclinada a ser amable y a buscar su compañía y no dejar que fuera élquiensiemprefueratrasella.PerodespuésdequeseenrollaraconAlba,habíadadomarchaatrás,yaunqueno le rehuía, tampocopropiciabasusencuentros ni sus charlas. Limitaba su relación a lo indispensable, ysiempre en guardia, firmemente decidida a que no se volviera a abrircaminoniensuafectoniensuperdón.DurantelasclasesdelamañanadelvierneshabíaestadomuypendientedesiélquedabaconAlba.Ella teníaqueestudiar,nopodíapermitirseellujodepasartodalanocheenlacalle,y estar cansada por lamañana, pero sabía que si se quedaba en su casatampocoibaapoderconcentrarsesinsabersiRaúlsalíaconlapandillaoseibaconAlba.Cuandolasclasesterminaron,sucorazónseparalizóaldarsecuentade
que la chica se acercaba a Raúl y no pudo evitar quedarse un pocorezagadaparaversiescuchabalaconversación.—¿Vasasalirestanoche?—lepreguntóella.—Sí,supongo.—Podemosquedar,siteparece.—Mira,Alba.Yadejamosclaroelsábadopasadoqueloqueocurrióno
ibaavolverarepetirse.—Yalosé,perobueno…quizáhayascambiadodeopinión—Nohecambiadodeopinión.Loquepasófueunerror.Yoestabamuy
borracho y tú también. No quiero que te sientas ofendida, estuvo bien,pero…peroyoestoyenamoradodeotrayyalojodíbastanteconloquepasó.Losientositehashechoilusiones,pero…nopuedeser.—Estábien,comoquieras.InmaapresuróelpasoendireccióncontrariaantesdequeRaúlsediera
cuentadequehabíaescuchado.
Aquellanochese reunieronparacenarydespuésdecidieronentrarenunadiscoteca.—Yocreoquemevoyairacasa—dijoInmadespuésdelacena—.No
puedo quedarme toda la noche, ando muy retrasada con el examen deDerechoConstitucional,ysimequedomuchoratomañananomepodrélevantartempranoparaestudiar.—Notepreocupes,entrayquédatesoloel tiempoquequieras.Luego,
cuando decidas marcharte, yo te acompaño a casa —dijo Raúl, que sehabíasentadoasuladoenlacenayhabíapermanecidoensilencio.—Noquierocortartelanocheporlamitad.—Nome cortas nada. Será un placer acompañarte, si todavía quieres
quelohaga,claro.—¿Porquénohabríadequerer?FranySusanasedespidieronysemarcharon,pretextandoqueMerche
salíaesanocheylesdejabalacasaparaellosytodoslosdemásentraronenladiscoteca.InmasentíalosesfuerzosdeRaúlparaacercarseaellaypermanecera
su ladopeseasu indiferencia,peroellase integróenelgruposindarleoportunidaddeentablarunaconversaciónasolas.Dehecho,nosehabíanvistonihabíanvueltoahablarasolasdesdeeldomingoanterior.Aunasí,sabíaquelaocasiónsurgiríacuandoéllaacompañaraaquellanoche,peroestabapreparadaparaafrontarlo.Alaunaymediayaestabahartadediscoteca,peronoquisodecirnada
parapermitirleaélseguirallíunratomás.Fuealbañoyalregresarnoseunió al resto que bailaba, sino que pidió un refresco y se apoyó en laparedatomarlo,confiandoenqueRaúlnosedieracuenta.Peroélhabíaestadopendiente,yencuantolavio,seacercó.—Parecescansada.—Loestoy.Ha sidouna semanadura.Losprofesores están apretando
con el temario antes de las vacaciones de Navidad y he encontrado untrabajoporhorastresnochesalasemana.—¿Untrabajoporlasnoches?—Sí.Mivecinadearriba,unaseñoramayor,sehapartidolacaderay
debeguardarcama.Loshijosse turnanparaquedarseconelladenoche.Perounodeellosnopuedeonoquiere,ymepagaamíparaqueocupesulugar. Losmartes, jueves y domingos paso las noches en su casa yme
ocupo de darle la cena, la ayudo a acostarse y le hago compañía.Nadacomplicado,ylaseñoraesmuyeducadayagradable.Perotieneelsueñoligerocomotodoslosancianosymellamavariasvecesenlanocheparaque le dé agua o le ayude a cambiar de postura. Yo lo que hago esaprovecharparaestudiar.—¿Ynodescansas?—Duermounratoporlastardes.Detodasmanerasyosiempreestudio
de noche. Es un trabajo cómodo y lo pagan bien.Muchomejor que lacafeteríadondetrabajéesteverano.—Hoyesviernes.¿Llevassindormirdesdeelmiércoles?—Hedadounacabezadaestatarde.—Vámonosentonces.Yprométemequeestanochevasadescansar.—Caerérendidaencuantopillelacama—mintió.Nopodíadecirleque
encuantoseacostabaélsemetíaensupensamientoyleimpedíadescansarmuchomásquelasnochesdetrabajo.Se despidieron del resto y salieron juntos de la discoteca. Por suerte,
aquella noche habían ido al Buda, que no estaba demasiado lejos de sucasa.InmanohubierasoportadounalargacaminataencompañíadeRaúlaquellanoche.—¿Quieres que cojamos un taxi? —le preguntó él al pasar por la
parada.—No,micasaestácerca.Cogeeltaxiparairtetúluego,siquieres.Echaronaandarunoalladodelotro,yRaúl,trasunbreveeincómodo
silencio,dijo:—Graciaspordejarqueteacompañe.—Soyyoquien tienequedargraciasporeso.Túmehacesel favora
mí.—Yotemíaquedespuésdelodelsábadonoquisierasquetevolvieraa
acompañar.Inma reconoció que en realidad no quería. No quería que volviera a
acompañarla, ni estar a solas con él. No quería tener que fingir unaindiferencia que no sentía.Estaba dolida y enfadada y le costabamuchomantenerunaconversacióninsustancialcuandoenrealidadloquedeseabaera gritarle y escupirle su dolor a la cara. Pero sobre todo lo que noqueríaeraquevolvieraaganarsesuconfianza.Ycuandoveíasumirada
arrepentida y su actitud contrita, tenía que repetirse una y otra vez queestabafingiendo,quetodoeramentira,yteníaquerecurriralasimágenesquepoblabansusnochesdeRaúlabrazandoaAlbaparaquesucorazónnosintiera la tentación de perdonarle. Pero no lo dijo. Estaba decidida amantener esa actitud indiferente pormucho que le costara. Era su únicadefensa, el único consuelo de su orgullo herido, el conseguir que él nosupieracuántodañolehabíahecho.—Raúl,loquepasóelfindesemanapasadoentretúyAlbanoesasunto
mío,nicambianadaentrenosotros.Noséporquéteimaginasquesí.Elhechodequemeacompañesacasanosignificaparamímásqueeso:queme acompañas a casa para que no me vaya sola. Y yo te estoyprofundamenteagradecidaporello.Ylamentosienalgúnmomentotútehas hecho ilusiones de algo más. Las cosas entre tú y yo están comosiemprehanestado.El tono de dureza que había en el fondo de sus palabras no le pasó
desapercibidoaRaúl,untonoqueélnohabíaescuchadoensubocadesdehacía algún tiempo, y desde luego, no después de la noche que habíapasadoensusofá.—Ysigosiendouncapulloparati,¿verdad?—Puessí.Tampocoesohacambiado.—Máscapulloqueantes.—Tienesquereconocerqueelhechodequetehayasliadoconalguien
soloporqueestabasborrachonoayudaamejorartuimagen.—Ya…Ymenossilaquemeimportaesotra.—Yonocreoqueteimporteotra.Almenosnolobastantecomopara
apartartedelacamadeunatíabuena.—Tienestodoelderechoapensarasí.—No, Raúl, te equivocas, no tengo ningún derecho especial a pensar
nada.SimplementelohagocomopodríapensarlodeFranodeCarlos.—¿Quétengoquehacerparademostrartequeestásequivocada?—Nada.Noquieroquehagasnada.—Supongoquepodréseguiracompañándoteacasa.—Porsupuesto.—¿Ymeinvitarásainfusiones?—Cuandosetercie.
—¿Estanoche?—preguntóesperanzado.Ellanególevementeconlacabeza.Aunquesabíaqueesoafirmaríasus
palabras,estabademasiadodolidaydecepcionadaparaprolongarelratodeintimidad.—Hoyestoydemasiadocansada.Otrodía.—Bien.Conseguiréquevuelvasaquererinvitarme.Ytambiénquedejes
deconsiderarmeuncapullo.Inma no contestó. Ella dudaba de que lo consiguiera. No estaba
dispuestaabajarlaguardiaotravez.Ensilenciollegaronalapuertadesucasayallísedespidieron.—Buenasnoches,Raúl.Graciasporacompañarme.—Hasidounplacer.—Hastaellunes.—Hastaellunes.
Capítulo25
Sevilla.Diciembre,1999SeacercabanlasvacacionesdeNavidadyporprimeravezensuvida,
Susana sabía que esas fiestas iban a ser un poco tristes. Tendría quepasarlas en Ayamonte, y como no le había mencionado a su familia laexistenciadeFran,nipensabahacerlo,ytampocoélhabíahabladodeellaalossuyos,nohabríaposibilidaddepasarjuntoslasfiestasimportantes.Tendríanqueconformarseconllamarseporteléfonoyfelicitarse.Peronoqueríapensarenesoenaquelmomento.Estabaesperándoleparaestudiarjuntos,ycomosiemprequeMerche trabajabade tarde,distraeríanalgúnratoparaotrascosasmásagradables.Mercheyellaserepartíanlaúnicahabitación del pequeño piso para estar con sus parejas. Los fines desemanaseturnabanparasalirysellamabanmediahoraantesderegresar,paraevitarpillaralaotraenunasituaciónembarazosa.PeroapesardequeFranyellaformabanlaparejaoficialdelapandilla,
Susananoterminabadeconsiderarlecomoalgosuyo,nisurelaciónconélcomoalgoserioydefinitivo,aunqueyallevasenjuntosnuevemeses.Sabía que lo que tenían juntos era algo hermoso y especial, pero en
ningúnmomentohabíapensadoquefueraalgoserio.Franyellanoteníanmásfuturoqueeldeestarjuntosmientrasestuvieranenlacarrera,duraseeltiempoquedurase.Yellaestabadispuestaaaprovecharhastaelúltimominutodeesetiempo,quesabíatendríaunfinal.Aquella tarde de viernes, sin clases ya desde hacía dos días, le estaba
esperandotempranodespuésdealmorzar.Pensabanestudiartodalatardeyluego,porlanoche,cuandoMerchee
Isaac salieran, tendrían el piso para ellos hasta el amanecer. Susana semarcharíaaAyamonteeldíasiguienteporlamañana,ysuhermana,quetrabajaba el sábado y el domingo debido a las fiestas, se quedaría enSevillaAlmorzó temprano y se puso a estudiar mientras Fran llegaba, pero
cuando se dio cuenta y miró el reloj pasaba de las seis y él no habíallegado. Le extrañó, porque para ellos después de almorzar, significaba
comomuytardelascuatroolascuatroymedia,yFransiempreeramuypuntual.Miróelmóvilporsilehabíaenviadoalgúnmensajequeellanohubiera
visto,peronohabíanada.Noquisollamarleporsiestabaconduciendoytratódecontinuarestudiandoperoyanopudoconseguirlo.Eracasilassietecuandoélllamóalapuerta,yentrócongestohoscoy
arrojandolamochilasobrelamesa.—Sientoelretraso—dijomalhumorado.—Noimporta.¿Quéhaocurrido?—Hahabidomovida en casa.Mi queridamadreme ha organizado la
nochedelsábado.Susana sonrió sabiendo cuánto le desagradaban a Fran las comidas
familiares y los compromisos de sus padres con amigos, y a los que lehacíanasistiraveces.—¿Reuniónfamiliar?—Peor—dijo sentándose en el sofá—. Ha invitado en mi nombre a
cenarysaliralahijadeunimportanteclientesuyoqueestabaestudiandoenLondresyhavenidoparalasvacacionesdeNavidad.Conelpretextodeque lleva dos años fuera de Sevilla y que ha perdido todos sus amigosanteriores,hadecididoqueyoladivierta.Susana sintióque se le encogíael estómago,conscientedel interésde
Magdalena de emparejar a Fran con las hijas de sus amigos y clientes.Peronuncahabíallegadomásalládelasinsinuaciones.—Llevodoshorasdiscutiendoconella;noshemosdichodetodo.—¿Yquiénhaganado?—preguntóintentandotomárseloabroma.—Tablas…Mimadreesmuytozuda,yyotambién.Susanarespiróhondoypreguntótemerosa:—¿Yvasair?Esa sencilla frase pareció hacer estallar la furia latente que llevaba
dentro.Sevolvióhaciaellaylamiróconlosojosinyectadosderabia.—¿Cómoquesivoyair?¿Quépreguntaesesa?¡¿Acabodedecirteque
llevo dos horas discutiendo con mi madre y tú me preguntas si voy air…?!¿Esoesloúnicoqueseteocurredecir?—¿Y qué quieres que diga? —preguntó bajito, temiendo enfurecerle
más.
—Quiero que te enfades, joder, y que me prohíbas ir, y no que mepreguntessivoyahacerlocomosinoteimportara.—Esqueyonomeconsideroconderechoaprohibirtenada.Siquieres
irono,esalgoquedebesdecidirtú.—¿Queno teconsiderasconderechoaprohibirmesalir conotra tía?
¿Entonces qué coño hago yo aquí desde hace nueve meses? ¿Quieresdecírmelo?Estabaintimidada.AunqueconocíaelfuertecarácterdeFran,hastaese
momentoellanuncahabíasidoobjetodesuenfado.Tratóderazonarconél.—Fran, ya séque llevamos saliendo juntosnuevemeses, pero esono
significaqueyo…Éllainterrumpióbruscamente.—¿Quépasa?¿QuetúsalesconotrostíoscuandoestásenAyamontey
poresonoteimportaqueyolohagatambién?—Claroqueno.YonosalgoconotroscuandoestoyenAyamonte.—Entonces es que no te importa que lo haga yo.Bien, pues entonces
perfecto.Mimadresepondrámuycontentayyolopasarébombaporquelatíaestáfrancamentebuena,¿sabes?Esunbomboncito.Quedaréconellamañanayvariaréunpoco.Laverdadesqueatiyatetangomuyvista.Ysisepresentalaocasión,laaprovecharé.—Fran,yonohequeridodecireso…—¿Entoncesquéhasqueridodecir?—Queyonosoyquiénparadecirteconquiénpuedessalir.—¿Quenoeresquién?Eresminovia,joder—¿Losoy?—¿Aestasalturasmepreguntaseso?¿Quépiensasquesomosentonces?—Nosgustamos,estamosbienjuntos,nosacostamos.Perosoyrealista
y sé que tú y yo no podemos pensar que esto vaya en serio. Los dossabemosqueseacabarácuando…Éllainterrumpiódenuevo,másenfadadoaún.—¿Cuándoseacabará?—Nolosé…cuando…—Cuandoyomecansedeti,¿noesesoloquepiensas?Ellanocontestó.
—Llevas todos estosmeses esperando y temiendo a la vez que yo temandealdiablo,mirándomecon lupa,analizando todosmisgestosparaversiyaestásucediendo,¿noesverdad?Bien,puesyaestá:seacabó.Loquetantotemeshaocurridoporfin.Estoyhartodepasarunexamencadadía,deanalizartodoloquedigoyloquehagoparaquetesientassegurademí.Ytampocotendréquementircontinuamenteencasaparaquenoseenterendelonuestro.Esmuyfatigoso.Selevantódegolpeycogiendolamochilasedirigióhacialapuerta.—Fran…¿Dóndevas?—Amicasaadecirleamimadrequeno llameparaanular lacitade
mañana.Y a pasármelo de putamadre con la niña, que está paramojarpan,dichoseadepaso.Saliódandounportazo.EnelpatiosecruzóconMerche.—¿Dóndevas,cuñado?Creíque…—Yonosoytucuñado—gruñoélsindetenerse—.Solosoyeltíoque
sefollaatuhermana.Merchecorrióa sucasayal entrar encontróaSusanaencogidaenel
sofállorando.—¿QuélepasaaFran?Ibahechounafuria.—Sehaido.—Esoyalohevisto,pero¿porqué?¿Oshabéispeleado?—Hemosterminado.Hadichoqueseacabó.—Nopuedeser,soloestáenfadado,mujer.—Hadichoqueseacabó,queestáharto.—Perosiestálocoporti,tonta…Daleunashorasparaqueselepaseel
cabreoyyaveráscomomañanatodosearregla.Cuandoseestáenfadadose dicenmuchas tonterías. Se dará una vuelta para desahogarse y luegovolveráparahacerlaspaces.—¿Túcrees?—Claro que sí. Fran esmuy impulsivo, recuerda el puñetazo a Raúl.
Peroluegoselepasarápido.—Sí,esoesverdad.—Andacálmate.¿Quieresquemequedecontigoestanocheynosalga?
AunquesiFranregresalomejoresqueestéssola.—No,veteconIsaac.Yoestoybien.
Merche se arregló y se marchó, y Susana permaneció esperandoinútilmentequeFranvolvieraosimplementelallamase,peronolohizo.El sábadopor lamañana semarchó aAyamonte como tenía previsto,
sinhabertenidoningunanoticiadeFran.Apenashabíadormidoentodalanoche y lo último que le apetecía era ir a su casa con aquel estado deánimo, pero sabía que si anulaba el viaje a última hora, sumadre y suabuelasepreocuparíanylaagobiaríanapreguntassobreelmotivo.Ydetodasformas,siFranqueríaponerseencontactoconellapodíahacerloatravéselmóvil,yestelollevabacargadoyalavista.Cuandollegóasupueblo,sinnoticiasyaterradaantelaideadequeél
pudiera cumplir su amenaza y salir y enrollarse con aquella chica, sedecidió a llamarle ella.Estabadispuesta a suplicarle, aprohibirley a loquehicierafaltaparaquenolohiciera.Lasolaideadesaberloconotralaatormentabahastamásalláde lo imaginable.Ysediocuentadequepormuchoquesecreyerapreparadaparaunfinal,noloestabaenabsoluto.YtambiénentendíaaInmamuchomejorqueantes.Marcó el número de Fran, pero el contestador le comunicó que el
teléfono no estaba disponible. Lo intentómás tarde en varias ocasionesconelmismoresultadoyya,pasadaslassietedelatarde,comprendióqueno iba a poder localizarle, que Fran no quería hablar con ella y o bienhabíaapagadoelteléfonoohabíadesviadolasllamadasalbuzóndevozpara no tener que contestar. O seguía muy enfadado o bien estabaaprovechandoaquelloparacortar.Nerviosa,llamóaMercheylepreguntósiFranhabíaidoporsucasaa
buscarla,perosuhermanaledijoquetampocosabíanadadeél.Alasochoymedia,desesperada,llamóaRaúl.—Diga—contestóestecasideinmediato.—Raúl,soySusana.—Ah,hola…¿Quépasa?—preguntóextrañado.Susananuncalehabía
llamadoaél.—Mira, tengo que hablar con Fran, y tiene el móvil apagado o sin
batería,nosé…ynomeatrevoa llamara sucasa,ya sabesquenosoymuy bien recibida allí… ¿Podrías llamarle tú y darle un recado de miparte?—¿AFran?Estáaquí, estamosen labolera.Le toca tirar a él,pero si
quiereslellamoytelopaso.
—Esque…noestoyseguradequequierahablarconmigo.Creoquehaapagadoelmóvilparanotenerquehacerlo;andamosunpocoenfadados.—Vale,¿quéquieresquelediga?Susana pensó si suplicarle, pero al final decidió que no, que la tarde
anteriorélhabíahabladodeprohibir.—Dile…dilequesisaleconesatíalecortoloshuevos.—¿Qué?Susana,¿erestú?—Sí,soyyo.Díselotalcomolohasoído,palabraporpalabra.—Deacuerdo…deacuerdo,chica.Raúlapagóelmóvilyseacercóasuamigoquesepreparabaenaquel
momentoparalanzarlabola.—Fran, creo que Susana se junta demasiado con Maika y con Inma
últimamente…Ynoséquélehabráshecho,peroestáhechaunafiera.—¿Susana?EstáenAyamonte.—Sí,ya,acabadellamarme.Dicequetú tieneselmóvilapagadopara
nohablarconellaymehaencargadoque tedigaquesisalesconnoséquétíatecortaloshuevos.Así,talcomosuena.LadulceSusanita…Franlanzóunasonoracarcajadayarrojólabolacontodassusfuerzas
tirandolatotalidaddelosbolos,alavezqueexclamaba.—¡Bien!Esaesmichica.—¿Puedosaberdequévaesto?¿Tehasliadoconotratía?—No,claroqueno.Ytampocopensabahacerlo.Soloqueríaquemelo
prohibiera.—¿Queríasqueteloprohibiera?Noteentiendo,tío.—Esigual…Cosasnuestras.—¿Esverdadquetieneselmóvilapagadoparanohablarconella?—Lo tengo apagado, sí, peroparaquemimadrenome localicey se
busquealgunatretaparaobligarmeasalirconlahijadesucliente.—¡Ah,vadeeso!—Sí,vadeeso.Meorganizóunacitaamisespaldasyyolehedadouna
excusaylahedejadoplantada.Laúltimavezquelavi,enunareunióndeabogados, me tiró los tejos descaradamente, con el beneplácito de miqueridamadre.Novoyaarriesgarmeasalirconellanisiquieraenplandeamigos.Aunquequizásquierasacudirtúalacita.Esmuymona…cenapagadaenunrestaurantedelujoyunextraparagastos…ypolvoseguro
siteapetece.—Nogracias,tío.Pasodeunacitaaciegas.—¿Desdecuándo?—preguntóFranburlón.RaúlvolviólacabezaymiróaInma,sentadajuntoaLucía.—Desdequemeaficionéaloshierbajos.—¿Sigueenfadada?—Dice que no está enfadada, pero sí. Enfadada y dolida, y yo la
comprendo.—¿Creesqueselepasará?Raúlseencogiódehombros.—Nolosé.Espero,porquesinoestovaaacabarconmigo.Noconsigo
quemeintereseningunaotramujer,yapuedeser«MissMundo»,queparamí,ahora,nohayningunamásqueella.Aunquepasedemí.—Bienvenido al gremio, macho. ¿Y cómo llevas el tema del sexo?
Porquetúantesnopodíaspasarmuchotiempoadosvelas…—¿Cómo quieres que lo lleve?A punto de pillar una tendinitis en la
mano.Siundíamevesconunaescayola…Franseechóareír.—Notepreocupes,siteveoconunaescayolayameencargarédeque
llegueaoídosdeInmaelmotivo.—Es igual… supongo queme lomerezco, por gilipollas.Hacesmuy
bienennoquererarriesgarteasalirconesachavala,nuncasesabecómopuedesacabar.—Nocreoquepasaranada,sémuybienhastadondepuedollegar,pero
ni siquierame apetece quedar para cenar o tomar una copa con alguienque no sea Susana. No, tío, yo, al igual que tú, estoy pillado hasta loshuevos.Ymuyfelizdeestarlo,además.Raúlseechóareír.—Espero poder decirlo pronto, yo también. De momento, yo estoy
pillado,perofeliz,no.Bueno,ahorametocaamílanzarlabola.—Déjame tu móvil, voy a ponerle un mensaje a Susana. No quiero
arriesgarmeaencenderelmío.—Nolepongasunmensaje,llámala.—Noquieroabusar.—Noseastonto,nomevoyaarruinar.
FrancogióelmóvilyseapartóunpocodeRaúlydelapista,ymarcóelnúmerodeSusana.Estarespondióinmediatamente.—¿Selohasdicho?—Melohadicho.—Erestú—dijoaliviada.—Sí,soyyo.Notepreocupes,novoyaponerteloscuernos,almenos
estavez.Perotenemosquehablar.—Vale.—¿Puedesvenirtemañanaenelautobúsdelascuatro?—Sí,deacuerdo.—Hasta mañana entonces. Te estaré esperando en la estación. Y no
temas…voyasalirconestagenteyprobablementemequedaréadormiren casa de Raúl. Mi madre me despellejará cuando vea que he dejadoplantadaaSonia,asíquecuántomástardemepille,mejor.—Gracias.—Nohaydequé.Hastamañana.
Como había prometido, Susana cogió el autobús de las cuatro y talcomo solía hacer, le dio un toque aFran cuando este arrancó. Se sentíaligeramente inquieta. Fran había dicho que tenían que hablar y ella noquería hablar. Ella lo que quería era abrazarle, y sentir que todo estabacomosiempre,despuésdeesasuprimeradiscusiónseria.Cuandosaliódelaestación,élestabaaparcadoendoblefila.Seacercó
aélylebesóenlamejilla,comocualquierotrodía,comosinohubierantenido una terrible discusión dos días antes. Fran no le dijo nada;respondióasugestomecánicamenteysubióalcoche.Ellaleimitóconelcorazónencogidoporsufrialdad.Franarrancóelcocheycondujodespacioyensilencioporel intenso
tráficodelatardedeldomingo.—¿Qué tal con tumadre?—preguntó por romper el hielo de alguna
forma.—Esta mañana cuando regresé hemos tenido una bronca fenomenal,
peroesoeraalgoconloqueyacontaba.Noimporta.—Losiento.—Yaselepasará.
Fran aparcó el coche en una zona tranquila de la Palmera, donde eltráficoeramásfluidoycirculabapocagenteporlacalleysevolvióhaciaSusana, con la expresiónmás seria que Susana le había visto enmuchotiempo.—Siguesenfadado.—No, no estoy enfadado, pero sí es cierto que tenemos que hablar.
Quieroaclararalgunascosas.—¿Quécosas?—peguntóconundejedeaprensión.—Quieroquemedigasquésignificalonuestroparati.—Notecomprendo…Estamossaliendojuntos,¿no?—Sí,desdehacenuevemeses.Pero¿porqué?¿Porquesientesalgopor
míosimplementeporquesoyelprimertíoquetelohapedido?¿Oporquenoquieresperderalamigo?¿Eseso?—Claroquesientoalgoporti.¡Nopensarás…!—Noséquépensar.Hastaelviernesestabaconvencido,peroahora…
¿Quéesloquesientes?Haymuchostiposdesentimientos.EnElBosque,laprimeranoche,tedijequetequeríaytúrespondistequeamoreraunapalabrademasiadoimportante,quelodejáramosenquenosgustábamos.Pero desde entonces han pasado nuevemeses y yo necesito saber si lascosassiguenigualparati…Dime,¿mequieres?Ella sonrió y respondió poniendo en las palabras todo el énfasis que
pudo.—¡Contodamialma!Fran sonrió a su vez y por fin le dio el tan esperado abrazo. Susana
enterró la cara en su cuello y le rodeó la nuca con los brazos, sinimportarle que se estuvieran clavando la palanca de cambios en elestómago.—¿Ytú…mequieres?—preguntóasuvezconlabocaenterradaenel
cuellodeél.—Másqueanadieenelmundo.Franlasoltó,incapazdecontinuarenaquellaposturatanincómodayle
cogiólamano.—¿Meprometesdejardepensarconstantementequevoyadejarte?—Noloentiendes…Noeseso.—¿Quéesentonces?
—Noesqueyopiensequevasadejarme,sinoquesoyrealista.Ahoratú y yo somos iguales, somos compañeros de facultad, compartimosmuchas cosas, pero probablemente eso cambiará con el tiempo.Pertenecemos amundos diferentes, a ambientes distintos. Tus padres nome tragan, ya lo sabes y esos intentos de tu madre de emparejarte conchicasde tuclasesabesquenosonmásque intentosdeseparartedemí.Aunqueoficialmentenosabennadadelonuestro,yoestoyseguradequeno lo ignoran. Ya aquella noche que cené en tu casa debió imaginarsealgo;todassuspreguntasibandestinadasaponermeenmisitio.—¿Tusitio?¿Ycuálestusitio?¡Noirásasentirteinferiorporloquete
dijo!—Claroqueno.Ymeconsiderotanbuenacomocualquiera,comoella
misma, y probablemente seré un abogado incluso mejor, pero,desengáñate,Fran,ellosnuncavanaaceptarestarelación.Túlosabestanbiencomoyo.Sinolopensarasnoinsistiríasenmantenerlaensecreto.—Silamantengoensecretoesporquenomeapeteceunabroncapara
cenar y otra para desayunar todos los días, no porque seas pocoimportanteparamí,niporquepiensedejartealaprimeradecambio.Perosielhechodequenolosepantehacesentirquelonuestronovaenserio,selodigoestamismanoche.—No…no.Yotampocoquieroqueestosesepa,demomentoalmenos.
Nituspadresnilosmíos.—Bien.Peroelhechodequenolosepannoquieredecirqueyonote
consideremi novia con todos los derechos. Incluido el de cortarme loshuevos si nome comporto. Porque yo te arrancaré los ojos si miras aotro.—Jamáshemiradoaotro…Jamás,desdeque teconozco.Nisiquiera
cuando pasabas demí—dijo ella alargando lamano y acariciándole lacara.—También quiero que dejes de sentir que te estoy haciendo un favor
porsalircontigo.Esalrevés,erestúquienmeestáhaciendoelfavoramí.Nuncahesidotanfelizcomoahora,entodamivida.Nuncanadiemehaquerido como tú. Y te pido perdón por mi reacción de la otra tarde.Seguramentefuemuyexagerada,peronuncahesentidoqueleimportaseanadiedeverdad.Amispadres solo les interesademíque sea la tercerageneracióndeabogadosFigueroa.No les importani loquepienseni lo
que sienta; ni siquiera les importo yo. Por unmomento creí que a ti tepasaba lo mismo. Por eso me enfurecí tanto… Sé que te dije cosasterribles…yaconocesmigenio.¿Meperdonas?—Claroquesí.Élsonrióylebesólosdedos.—¿BuscamosunsitiodondepoderhacerlaspacescomoDiosmanda?—Sí,porfavor.AunqueMercheestaráencasaprobablemente.—Notepreocupes,encontraremosalgo.—Voyallamarlaparadecirlequetodoestábien,yquenomeesperea
cenar.—Niadormir.—Niadormir.
Capítulo26
Sevilla.Febrero,2000Eneldescansodemediamañana, laschicassereunieroncomoyaera
habitual en torno a lamáquina de café. Lucía, nadamás llegar Inma, ledijo:—HoyinvitaMaika,quetienealgoquecelebrar.—¿Estucumpleaños?—Mejorqueeso.EsperaaquevengaSusanaylocuento.—¿Susana?Esapasahoydelcafé.¿NosabesqueesSanValentín?Lahe
vistohaciéndosearrumacosconFranenelbancoquehayjustoalladodelaescalera.Porlovistolahainvitadoacenarestanoche.Yasabes,algorománticoconvelitasypolvoalfinal.—Esechicovaporbuencamino.—¡Nocomootros…!—añadióInma.—¿LodicesporRaúl?—Por supuesto que no. A ese no se le ocurre una idea romántica ni
loco.Yasabesqueparaéltodoesosonmariconadas.Élseapuntaalpolvodelfinalypunto.LodecíaporJavi.—Ah,Javi.PuesveporSusanaytecontamos,queestotienequevercon
él.—¿Enserio?Ahoramismovuelvo.Se separóde lamáquinadel café y se dirigióhacia la escalera.En el
bancoquehabíajuntoaella,SusanayFran,cogidosdelamano,charlabanenactitudíntima,ajenosalagentequepasabaasualrededor.—¡Joder,tengoquetenercuidadoparanocarme!Losdoschicoslevantaronlacabezayseenfrentaronaella.—¿Porquévasacaerte?—lepreguntóFran.—¡Conlamielqueoschorreaportodoslosporos,coño!—Ah,eso…EsqueeslaprimeravezquecelebroeldíadeSanValentín.—Ya,yestanochevaisdecenitayetc.,etc.—Enefecto.
—Pues deja algo para entonces y ven conmigo, Susana, que haycotilleosfrescos.—¿Enserio?—preguntóFranriéndose.—Sí,Maikatienealgoquecontar.—¿Maika?ÉlySusanaintercambiaronunamiradacómplice,yellaselevantó.—Bien,ahoravuelvo.—Sí,notevayasmuylejos,queenseguidateladevolvemos.—No pasa nada. Mientras no me la acaparéis esta noche... Yo voy a
buscaraRaúl.—Tranquilo—dijo Susana dándole un beso en el pelo—. Esta noche
nadaninadiepodráevitarquecenemosjuntos.Dejaron a Fran y se dirigieron hacia la máquina de café, y cuando
llegaron,Lucía,excitada,dijo:—Venga,Maika,díseloya.—¿Quépasa?—Estamañanacuandohemossalido,Maikahaabiertoelbuzóncomo
cadadíayhabíaunatarjetadeSanValentíndeJavi,pintadaamanoytodo.—¿Enserio?—Sí,elchicoesunartista,ylahainvitadoasalirestatarde.—¿Tambiéncenitaromántica?—Demomentomerienda—dijolainteresada.—¡Uf,cómoestáelpersonal!ElmóvildeInmavibródentrodesubolso.—Perdona,tengounmensaje.Nocuentesnadamáshastaquelovea.—¿Otroquesehavueltoromántico?—Nocreo.Seríapedirperasalolmo.Inmamiróelnúmero.—Quéraro,esdemicompañeradepiso.Sabequeestoyenclase,ydice
quelallameencuantopueda.—Bueno,llámalayahoraseguimoshablando.Inmaseapartóunpocodelbulliciode lamáquinadecaféymarcóel
número.—Dime,Carmen,¿quépasa?
Alotroladodelteléfonolachicalepreguntó:—¿Tehepilladoenclase?—No,estabaeneldescanso,¿porqué?¿Haocurridoalgo?—Perdona si te he preocupado, pero no me he podido contener, no
podíaesperaraquellegarasacasaparadecírtelo.—¿Decirmequé?—Puesquealguientehamandadounramodefloresenorme.—¡¿Qué?!—Lo que oyes. Hay rosas, gladiolos, orquídeas y yo que sé cuantas
más…Estangrandequenocabíaenel jarrónquetenemosencasayhetenidoquebajaracomprarotro.—Esperaaversiheentendidobien…¿Estásdiciéndomequehallegado
unramodefloresparamí?—Sí.—¿Seguroqueesparamí?¿NoseráparaMaría?Ellatienenovio.—Puestútienesunadmiradorysehagastadounapasta.—¿Traetarjeta?—Sí,peroestácerrada.¿Quieresquelaabra?—No,mejorqueno.Yaloharéyocuandollegue.—Oye,¿tienesideadequiénpuedehaberlasmandado?—Sí,tengounaidea.—¿Quizáselchicodelsofá?—Esposible.—Joder,yyotirándolelostejos…Losiento.—Nopasanada.Graciasporllamar,iréencuantopueda.Apagóelmóvilysequedópensativaconelpequeñoaparatoenlamano
yregresójuntoasusamigas.—¿Quépasa,Inma?¿Algúnproblema?—No, solo algo insólito.Creo queRaúlme hamandado un ramo de
flores.—¿Raúl?¿Estássegura?Inmaseencogiódehombros.—No, segura no, porque la tarjeta está cerrada.Mi compañera no ha
queridoabrirla,perosinoesélnotengoniideadequiénpuedeser.
—No te hagas demasiadas ilusiones, él siempre ha pensado que esascosassonmariconadas.—Nomehagoilusiones,peronohaynadiemásquepuedatenerinterés
enmandarmefloresamí.—Eres muy guapa, cualquiera puede haberte mandado flores en San
Valentín.—Sí,peroellaprefierequeseaRaúl,¿verdad?—dijoSusana.—No, claro que no.Y si en realidad fuera cosa suya, sémuy bien el
motivo.—Puesclaro,ytodas.—Sicreequemevaacomprarconunascuantasfloresvaapañado.—Dejadedecir tonteríascon labocachica,que tebrillan losojosde
unaforma…Inmasepusoseria.—Losojospodránbrillartodoloquequieran.—Perotúnotevasadejarablandar,¿noesverdad?—Enefecto.—Eresdehieloodegranito,yalosabemos.Bueno,allátú.Susanaleagarróelbrazoconsuavidad.—Creo que te estás equivocando esta vez. Raúl no te hamandado un
ramodefloresparaengatusarte.Vinoapreguntarmesiyosabíaquétipodeflorestegustaban.—¿Túlosabías?—Sí. Y también sé de algomás que hay en las flores. Quizás eso te
ablandeunpocomás.—Lodudo.—No, no se dejará ablandar ni aunque le mande su corazón hecho
trocitosdentrodeunacaja.Inmasoltóunarisaforzada.—Raúlno tienecorazón.Seguramente sería eldeuncervatillo, como
enelcuento.—Sihubierasdichoesohaceunosmeseshubierasonadoconvincente,
ahora,nitúmismatelocrees.Podrásdecirloquequieras,inclusopensarloquequieras,peroenelfondodetucorazónsabesqueestácoladoporti.Ynoescatimamediosparahacértelosaber.
—SeacostóconAlba.Eslamejorformadehacérmelosaber.—Esofuehacetresmesesyteconstaqueporqueestababorracho.—¿Ydeboperdonarleypasarme lavidacruzando losdedosparaque
noseemborracheyseacuesteconlaprimeraqueselecrucepordelante?No,gracias.Ydejemosestetema,eshoradevolveraclase.Conunpocodesuertenisiquierasonsuyaslasflores.—Síloson—dijoSusana.—Bueno, pues ya le llamaré más tarde para darle las gracias. De
momento,nosénada.Tiraron los vasos de plástico del café en la papelera y entraron en el
aula.Noquería reconocerlo,peroapenaspudoconcentrarseen lasclasesy
corrió todo lo que pudo para llegar a su casa lo antes posible. Cuandoabrió la puerta un fuerte olor a rosas lo invadía todo. Su compañera leseñaló la mesa del comedor, donde un enorme ramo en el quepredominabanlasrosasrojasocupabalamayorpartedelamesa.Seobligóaavanzardespaciohaciaélyfingiendoindiferenciacogióla
tarjeta aunque ella sabíamuy bien que le temblaban lasmanos. Era unacartulinagrandeycuadrada,nounasimpletarjetadevisita.Abrió el sobre con cuidado de no romperla, y leyó en una caligrafía
pequeñayapretada:
«Delopocodevidaquemeresta,dieracongustolosmejoresañosporsaberloqueaotrosdemíhashablado.Ydeestavidamortal...ydelaeternaloquemetoque,simetocaalgo,porsaberloqueasolasdemíhaspensado.»
«Noesmía,queconste.Mehubieragustadoescribirteyoalgo,perolosiento,no soypoeta.Yhepreferido copiar a alguienque lohacemejorqueyo.Detodosmodos,hagomíassuspalabras.Raúl.»Inmapermanecióunratoconlatarjetaenlamanoymirandolasflores.
¿Yahoraquédebíahacer?Seguramenteélesperaríaquelellamase,pero
no sabía si quería hacerlo. Y tampoco qué podría decirle. ¿Darle lasgracias por las flores? ¿Quizás invitarle a cenar o a tomar algo? Esosignificaríadarleaentenderquelasfloreshabíanconseguidosupropósitoyquelehabíanhechoolvidarsuconducta.Quizásélsecreyeraperdonadoyaceptado.Noqueríaeso,perotampocopodíaignorarelgesto.Decidióllamarleporteléfonoydarlelasgraciasdelaformamásfríaquepudiera.CogióelmóvilymarcóelnúmerodeRaúl.Élparecióestaresperandolallamadaporquecontestóenseguida.—Diga.—Soy Inma.Graciaspor las flores—dijoescuetay tratandodedar a
suspalabrasuntonolomásfríoposible.—Denada.¿Tehangustado?—Sonmuybonitas.—Yaséquesonbonitas,pero loque teestoypreguntandoessia ti te
hangustado.—Atodaslasmujereslegustanlasflores.—Siguessincontestaramipregunta.Ellaadmitióalfin.—Mehangustado.—¿Ylatarjeta?—¿Terefieresalapoesía?EsdeBécquer.—Sí,losé.Intentéescribirtealgoyomismo,perotuvequedesistir.Me
pasé un par de tardes en las bibliotecas tratando de encontrar algo quepudiera aplicarte a ti, pero eres bastante difícil de definir. Al final medecidíporesaporquereflejaalgoqueyosiento.Ella rio relajándose a través del hilo. Por fin empezaba a sentirse
cómodaconlaconversación.—Siquieressaberloquehablodetialosdemás,puedespreguntárselo,
no es ningún secreto.Y lo que piensode ti tampoco, te lo he dicho a timismomuchasveces.—Nomereferíaaloquemedicesamí,sinoaloquepiensasenlomás
hondodetuspensamientos,esosquenisiquierateconfiesasatimisma.—Yo soy una mujer consecuente conmigo misma y con mis
pensamientos.—¿Estássegura?
—Porsupuesto.Sehizounbrevesilencio.Inmanosabíaquémásdecir.Leparecíafatal
despedirse sin más y Raúl no parecía tener intención de continuar lacharla.Alfinsuspiróydijo:—Bueno,supongoqueahoraloquepegaesqueyoteinviteaalgo.Si
quierespodemosquedarparatomarunacopaouncafé.—No.Inmasesorprendióantelorotunodelarespuesta.—¿Noquieresveniratomaruncafé?Bueno,uncubatasiloprefieres.
Telohasganado.—Noquieroquemeinvitesatomarnada.—Noloentiendo.¿Porqué?—Porqueno tehemandado las floresparaablandar tucorazoncitoni
paraforzarteasalirconmigo.—¿Paraquéentonces?—Simplementeparaquesepasqueapesardetudurezaydetufrialdad
hayenelmundoalguienqueestáenamoradodeti.—¿Enamorado?Vamos,Raúl…—Enamorado,sí,aunquenotelocreas.Sehizounbrevesilencio.DespuésRaúlhabló.—Mealegrodequetehayangustadolasflores.Hastamañana,Inma.—Hastamañana,Raúl.Tedebounacopa.—Nomedebesnada.Adiós.
FranllamóalapuertadeSusanaalasnueveenpunto.Ellayallevabaunratoarreglada.Sehabíapuestolaropaquesecompróparaelcumpleañosde Raúl, esperando que a él le trajera recuerdos de su primer beso.Tambiénsehabíapeinadoigualqueaquellanoche.Fran vestía un pantalón negro y un jersey verde oscuro, que hacía
resaltar sus ojos pardos. Estaba tan guapo que Susana sintió que podíasaltarsedelacenaypasardirectamenteal«después».PeroFrannoibaapermitírselo,eraunrománticoempedernido.SepusoelabrigoytrasdespedirsedeMerche,salieron.—Estanochenotepediréperdóncuandotebese.
—Tematarésilohaces.Subieronalcoche.—¿Dóndevamos?—Amicasa.—¿Atucasa?PorDios,Fran¿estásloco?Noleshabrásdichonadade
lonuestroatuspadres…—No,noleshedichonada.Mispadresestándeviaje,noregresanhasta
dentro de tres días. La verdad es que he estado devanándome los sesosdecidiendodónde llevarte,peroconestodeSanValentín todos lossitiosespecialesestánllenos.Ytampocomeapetecedemasiadocompartirteconunmontóndegenteestanoche,tequierotodaparamí.Demodoquehablécon Manoli y ella me ha ayudado a organizarlo todo. La cena la hepreparadoyo,consuayuda,claro.—¿Enserio?¿Hascocinadoparamí?Franextendióunamanomostrandounalevequemaduraenlayemade
unodelosdedos.—¿Essuficienteprueba?—Sí… bueno, al igual que hice con la cicatriz, tendré que besar tu
quemadura.—Vete preparando, porque vas a tener que besar muchomás quemi
quemaduraestanoche.—Mesacrificaré.Llegaronalacasa.Franencendiólaslucesylacondujodirectamentea
su habitación.En el centro de lamismahabía unamesa cubierta conunmantel rojoy servilletas artísticamente dobladas en formade flor sobrelosplatosdeporcelanablancos.Enelcentrodelamisma,unflorerolargoy estrecho de cristal con una única rosa roja. Varias velas repartidasestratégicamenteporlahabitacióndieronaestaunairerománticocuandoFranlasencendió,apagandolaluzcentral.Retiróunadelassillas,invitándolaasentarse.—Señora…Abrióunabotelladevinoylasirvióenlascopas.Alzóunadeellas.—PorelprimerodemuchosSanValentínjuntos.Susana sintió un nudo en la garganta y deseó que fuera así,mientras
bebía.
Fransirviólacena,unasucesióndelosplatospreferidosdeella,ydepostreunpudindemanzanaexquisito.Sehabíapasadotodalatardeenlacocina,perohabíamerecidolapena.Despuéspusomúsicayagarrándoladelamanolasacóabailar.Susana
recostó la cabeza en su hombro y se dejó llevar, mientras empezaba abesarleelcuello.EloloraHugoBosssehizomáspenetrante,yellasupoque ese olor iría ligado a los buenos recuerdos y a los momentosespecialesduranteelrestodesuvida.Alfin,Franbajólacabezayempezóabesarla.Ellahundiólasmanosen
el pelo de él y respondió con toda su alma. En pocos minutos estabandesnudos,bailandocuerpoacuerpo.Despuésdevariascanciones,Franpusoenelequipodemúsicalabanda
sonoradeMemoriasdeÁfricaylallevóhastaacama.Latendióenellayregresóalamesaparacogerlarosa.—Tu regalo de cumpleaños. Iba a comprarte un ramo enorme, pero
conociéndotepenséquetegustaríamásunasolarosa...roja...perfecta.Susanalesonriódesdelacama.—Meconocesbien.Lacogióylaolió,yselavolvióaentregar.—Vuelveacolocarlaeneljarrónparaquenoseestropee.Melallevaré
mañana,ycuandosesequelacolocaréentrelaspáginasdeunlibro.—Nosésiaguantará...tengoplanesparaestarosa.—¿Planes?—Ajá.Lovienunapelículaymeencantó...eselmomentoprefectode
ponerloenpráctica.Cierralosojos.Sesubióalacamaysecolocóderodillasconlaspiernasaamboslados
de las caderas de Susana y empezó a deslizar la flor sobre su cuerpodesnudo con delicadeza, apenas un suave roce. La cara, la garganta...rodeó los pechos con ella entreteniéndose largo rato en los pezones.Luegodescendióhastaelombligoybajóporelvientrehastadetenerseenelsexo.Conlaotramanoseparólevementelosplieguesyrozóelclítorisunayotravez.—Fran...—susurróellaconvozentrecortada.—¿Sí?—Nopuedomás...
—Yotampoco.Colocó la rosa en la almohada, junto a su cabeza y la cubrió con su
cuerpo. La penetró despacio, ignorando los ruegos para que fuese másdeprisa, tomándose su tiempo acercándola al orgasmo una y otra vez,hastaquealfinSusanatomóelmandoycolocándolelasmanossobrelasnalgas se movió frenética contra él para alcanzar la liberación quenecesitaba.Después,mirándolealosojoslesusurró:—ElmejorregalodeSanValentínquepodíashacerme.Larosarojaes
miflorfavorita.—Tendrásunacadaaño,teloprometo—dijoantesdevolverabesarla.
Capítulo27
Sevilla.Marzo,2000Laboleraestabacasivacíaaquelmiércoles.Entresemananormalmente
había poco público, pero aquel día de finales de febrero estaba mástranquila incluso que otras veces. La tarde era fría y desapacible y lospronósticos del tiempo habían dado la alerta por viento y lluvia. Estaúltimahabíaempezadoacaeramediatarde,aunquedeformaleve,peroelvientoarreciabayeradesuponerqueempeoraríaalolargodelanoche.Susana, Inma,Maika y Lucía se habían reunido a comer como otros
miércolesyluegohabíanidotodosadesahogarsealaboleraunrato.Eldíaanteriorhabíanterminadoelúltimoexamendelcuatrimestreyalfinsepodíanpermitirunatardedeocio.Sentadaensusitiohabitual,Inmaveíacómoelequipodeloschicosles
estabaganandounavezmás.—¡Quépaliza!Otraveznosvaatocarpagarlacenaanosotras—dijo
Maika.—Sí,esometemo.—Raúlestáquesesalehoy—añadióSusana—.Nohafalladoniuntiro.—Sí, desde que no folla su puntuación ha mejorado de forma
escandalosa…Alguiendeberíahaceralgoalrespectoonosarruinará.MaikamiróporelrabillodelojoaInma,quenosedioporaludida.—Loquedeberíamoshacerescambiar losequipos.Nadadehombres
contramujeres,sinomezclados.SiRaúlestáenunequipoyFranenotrolasfuerzasseigualarán.Juntossoninvenciblesloscabrones.—Sí, pues intenta decirles a los dos amiguitos que han jugado juntos
todalavida,queseseparen.Yaverásdóndetemandan…—añadióInma.—¿Porquénolointentáislasdos,Susanaytú,cadaunaporsulado?A
lomejor les convencéis y aunque sea por una vez no nos toca pagar anosotras.—YonopiensoconvenceraRaúldenada,noseaque luegosequiera
cobrar—dijomientraslemirabaagacharseyarrojarlabola,queretumbóconestrépitocontraelsueloysaliódisparadaderribandounavezmásla
mayoríadelosbolos.—¡Joder, otro tiro genial!—se lamentó Lucía—. ¿Por qué no te vas
haciaéllapróximavezquetireyleponesunpoconervioso?—¿Queréis dejarme en paz? Ya está lo bastante convencido de que
acabaréporecharmeensusbrazoscomoparaqueyoleanimeademás.—Ytúsiguestanduradepelarcomosiempre,¿no?—Por supuesto —dijo bajito y con menos convicción de lo que
pretendía.Susanaintervino.—¿Nopiensasperdonarle?—¿Otravezconlomismo?Notengonadaqueperdonarle,peronovoy
aenredarmeconél.—DiceFranquellevamesescomouncartujo.Inmahizoungestoescéptico.—¿Notelocrees?—Sí, puede que sea verdad.Loque no creo es que dure.Más tarde o
mástempranoacabaráporcaer.—Puesquecaigacontigo,joder…Siloestásdeseando.—Esonoesverdad.—Vamos,quetecreesquenotehevistohaceunmomentomirándoleel
culo.—Nosoyciegayestabaagachadojustodelantedemí.¿Quéqueréisque
haga,taparmelosojos?—No,peroFrantambiénestabaahíagachadohacepocoytienemejor
culoqueRaúlynoselohasmirado.—¡Eh,queelculodeFrantienedueña!—protestóSusana.MaikaignorólaprotestadesuamigaysiguiódirigiéndoseaInma.—¿NotegustaríaapoyarlamanoenelculitodeRaúlyapretarlecontra
ticonfuerzayaveriguarsiesciertoloquedicen?—Escierto—dijoSusanariéndose—.SelopreguntéaFranundíayme
dijoquesí,quelatieneenorme.—Puesparaquienlaquiera—murmuróInma—.Yahorahacedelfavor
de callaros que viene para acá. La partida ya ha terminado y con losmismosresultadosdesastrososdesiempre.—Bueno,chicas…Unavezmás,campeones.—¡Idosalamierda!
—Bueno, ¿dónde tenemos que soltar la pasta hoy? ¿McDonald’s,pizzeríaoqué?—Hemos pensado que la noche se está poniendo muy desagradable.
Serámejorquenosmarchemosacasaydejemoslacena.Porestavezosvaisalibrar.Susanamiróelreloj.Eranapenaslasnuevedelanoche.—LlamaréaMercheparaquecuenteconnosotrosparalacena.Porque
tequedarás,¿noFran?—Simeinvitas…Cuandosalieronde labolera la lluvia seguíacayendoconmás fuerza
quealentrar.—Lanochesevaaponerterrible,miraelcolordelcielo.Sedespidieronenlaesquina.Inmasedirigióalaparadadelautobúsy
Raúllasiguiócomocadamiércoles.—No hace falta que me acompañes, hoy es temprano. La noche está
fatal,serámejorquetevayasacasacuantoantes.—Siempreteacompañoyhoytambién.—Simellevasacasaprobablementeperderáselúltimoautobúsparala
tuya.Yestálloviendomucho.—Llevoparaguas.—Estábien,comoquieras.Juntossedirigieronalaparada.Apenasuncuartodehoradespuésllegó
elautobúsysubieronaél.Eltrayectoeralargoyelautobúsibarepletodegente que salía de los trabajos y estaba deseosa de llegar a su casa.Tuvieron que apretarse en la parte trasera. Inma nunca había estado tancerca deRaúl, ni siquiera las pocas veces que habían bailado juntos. Elvehículoibatanllenoqueloteníaprácticamentepegadoasuespalda.Él se había agarrado a la barra superior, pero Inma,más baja ymás
lejosnollegabahastaellayalprimerbandazodiountraspiéquelaarrojócontralamujerqueteníadelante.—Perdone—susurró,maldiciendomentalmente loque llevaraaquella
señoradentrodelbolsoyquesehabíaclavadoenlascostillas.Miróasualrededortratandodeencontraralgoaloqueagarrarse,pero
todoquedabademasiadolejos.Raúlsediocuenta.—Notereocupes,yotesujetaré—dijopasándoleelbrazopordelante
delacintura,ysujetándolaconfirmeza.—Gracias.Estuvieron así durante un rato, hasta que tres o cuatro paradas más
adelante el autobúsquedómásvacíoypudoagarrarse al extremodeunasiento.InmacreyóqueRaúlcontinuaríasujetándola,perocuandocomprendió
queellapodíasostenersesola,dejócaerelbrazoprovocandoenInmaunamezcladealivioydedecepciónalavez.AmedidaqueseacercabanalaparadadeBarquetalalluviaempezóa
arreciaryaconvertirseenunauténticoaguacero.—¿Por qué no sigues en el autobús y luego enlazas con el seis en
cualquierparadaenlaquecoincidan?—Nihablar.Tevoyallevarhastalapuerta.Comosiempre.Se bajaron en la parada yRaúl se apresuró a abrir el paraguas, pero
pronto comprendieron que era insuficiente para los dos. Al girar unaesquinaelparaguassevolvióquedandoambos totalmenteempapadosenuninstante.Élluchóporcolocarlodenuevoensuposiciónperoelfuertevientoseloimpedíaunayotravez.Alfinallocerró.—¡Uncarrerón!—dijoyambosecharonacorrerhastaelportal.Inmaabrióconlallaveylosdosserefugiarondentro.—Serámejorquesubasunratoaversiescampa.Detodasformasyano
haymuchasposibilidadesdequepillesunautobús.—Gracias.Hacíameses que ella no le invitaba a subir.Desde la noche en que él
habíadormidoenelsofádelsalón,nohabíavueltoaestarenelpiso.UnadelascompañerasdeInma,Carmen,estabasentadaalamesadelacocinacenando.—Vaya, vienes acompañada. ¡Hola, bello durmiente!Hace tiempo que
noteveíamosporaquí.—Heestadoocupado.—¿Enviandoflores?Élseechóareír.—Quizás…Inmaintervino.—Vaaesperarunratohastaversilalluviaamainaunpoco.
—¡Oye,queamínometienesquedarexplicaciones!Mealegravolvera verte, Raúl. Y no tengas prisa por marcharte, yo ya he terminado decenarymevoyamicuarto.DentrodediezminutostendréaminovioenelMessenger,asíqueelrestodelpisoestodovuestro.Aliciahallamadodiciendo que la noche está muy mal y se queda a dormir en casa deAlberto.Se levantó y, colocando el plato y el vaso en el fregadero, salió
haciéndolesunguiño.—Yarecogerémañana.Inmasonrió.—Están tan poco acostumbradas a que traiga a alguien a casa que
piensanqueeresunrollo.Sobretododespuésdelasflores.Yesoquenolesdijequeerantuyas.MevaacostarDiosyayudaconvencerlamañanadequesoloeresunamigo.—Ya.Inma se quitó el chaquetón empapado y le animó a que hiciera lo
mismo.—Quítateesoypontecómodo.Te traeréuna toallaparaque teseques
unpoco—dijomirandoelaguaque legoteabadelpeloy lecaíapor lacara.Seperdiódetrásdeunapuertaysalióconunatoallaenlamano.—Ten.Yovoyacambiarme.Enseguidavuelvo.Volvió a salir y regresó poco después vistiendo un chándal seco.
Tambiénellasehabíasoltadoelpeloyselohabíasecadounpoco.—¿Tieneslaropamuymojada?—lepreguntó.—No, el chaquetón es impermeable y llevo botas. Los bajos del
pantalónesloqueestápeor,peronoimporta.Aquíhacecalor,sesecarárápido. Pero sime invitas a una infusión caliente te lo agradeceré—seatrevióapedir.Inmasonrió.—Haré algomejor que eso. Prepararé algo para cenar. Son las once
pasadas y creo que la lluvia tiene para rato. Tengo unos champiñones,puedohacerunrevuelto.¿Teapetece?—Claroquemeapetece.—Ylainfusióndepostre.—¿Puedo ayudarte en algo? No es que sea muy buen cocinero pero
puedocortarpanoalgoasí.Aesollego.—Nohacefalta,estarálistoenunmomento.Enesecajónhaycubiertos,
veponiendolamesa.Un cuarto de hora después estaban sentados a la mesa de la cocina
comiendoconapetito.InmalevantólacabezaymiróaRaúl,conelpeloalborotadodespuésde
habérselo secado con la toalla y recordó la sensación agradable que lehabía producido sentir su brazo alrededor de la cintura en el autobús.TambiénrecordólaspalabrasdeSusanaunratoantesenlaboleracuandoledijoquellevabamesessinestarconunamujer.Yporprimeravezdesdeque se había acostado con Alba sintió ganas de perdonarle. Tenía quereconocerqueseloestabaganandoapulso.Lahabíaacompañadoacasanochetrasnocheycadaunadeellasaldespedirse,susojosledecíanqueestabaesperandounainvitaciónaunquesolofueraparatomarunainfusiónycharlar.Ellasehabíaresistidoahacerlohastaesanoche,temerosadesuspropios sentimientos y de dejarle de nuevo acercarse lo bastante comopara quevolviera a ganarse su confianza.Pero aquella noche le parecíainhumanodejarle irandandohastaLosRemediosconaquella trombadeagua. Ni siquiera había paradas de taxis por las cercanías, él debería irhasta La Alameda para encontrar una, y en una noche como aquella lamayoríadelostaxisestabanocupadosofueradeservicio.Aunasísabíaqueeraunerrordejarlesubir,queRaúllotomaríacomo
unpasohaciaelperdón.Peroellanoteníaintencionesdeperdonarlepormuchoqueenesemomentodesearahacerlo.Sehabía juradoasímismanobajarlaguardiadenuevo,yesoincluíaverlesolorodeadosdegenteyhuirdelosmomentosdeintimidadasolascomoaquel.Perosuconcienciano le hubiera dejado en paz si le hubiera hechomarcharse empapado yconaquellalluvia.—¿Enquépiensas?—lepreguntóél—.Estásmuycallada.—Enlabolera—mintió—.Maikasiempresequejadequenosganáis.
Creoquealgúndíadeberíaisdejarnosganarparaquesesaquelaespinita.—¿Ytú?¿Noquieresganar?Ellaseencogiódehombros.—Amímedaigualganaroperderenunjuego.—¿Nisiquieraaunquetetoquepagarlacena?—Notengoproblemasconeldinero.Ydesdequecuidoamivecinapor
las noches, menos. Mi padre me envía lo suficiente. Está encantado detenermelejos.—Esonoseráverdad.—Metemoquesíloes.Peronoimporta,yotambiénquieroestarlejos
deélydesucasa.—Queeslatuya.—No,estaeslamía.Aquellaeslasuyayladesunuevamujer.—Quenoestumadre.—No. Mis padres se separaron hace cinco años. Mi madre estaba
enferma,teníauncánceryélsebuscóotrasanaymásjoven.Cuandomimadremurióhacecuatroaños,yoestabaaúnenelinstitutoytodavíaeramenordeedad.Tuvequevivirconélañoymedio,hastaquecomencélacarrera.LedijeamipadrequequeríaestudiarlafueradeAlmería.Estabadeseando salir de allí.Ya él lepareció estupendo.Mujernueva, familianueva. Y le encanta tener lejos todo lo que le recuerde a la antigua,incluidayo.Apenaslehevistodosotresvecesdesdeentonces.Mepagabienporlibrarsedemí.—Hablasconmuchaamargura.Ellaseencogiódehombros.—Vivosolaeindependiente.Esotienesusventajas.Peroechodemenos
amimadre.Ellateníaunaherboristería,creoqueyatelodije.Cadavezquemetomounainfusiónmeacuerdodeella, laverdadesquecadadíame acuerdo de ella. También solía preparar unos platos de verdurasestupendos.Lograbahacerqueesascomidastanpocoatractivasresultarandeliciosaspreparadasporella.—¿Cómoesterevuelto?—Esterevueltoesunainvenciónmía,unaimprovisacióndeestanoche.
Noesperabatenerinvitados.—Puesestámuybueno.—Gracias.—¿Yatupadre?¿Noleechasdemenos?—Intentoborraramipadredemispensamientosydemisafectos.—¿Porqué?Estupadre.—Élnomeconsiderasuhija.—¿Estássegura?Elquesehayacasadootraveznoquieredecirqueno
tequiera,Inma.—Noloentiendes.Eresuntíoypiensascomotodoslostíos.—Explícamelo.—Es duro ver que tu padre, el héroe de tu infancia, tiene los pies de
barroysedesmoronaalaprimaradificultad.Yoentiendoqueunaesposacon cáncer es duro de llevar, que el sexo se corta bruscamente, y queconvives continuamente con una persona enferma. Que dejas de tenermujer.Pero joder,él sabía,ambossabíamos,queelcáncerdemimadreera terminal y que no iba a durarmás de un año. Podía haber esperadoparalibrarsedeellahastaquehubieramuerto.Ymimadrehubieramuertofelizyarropadaporsufamilia,notiradacomountrastoviejo.Yoeralaúnica que estaba junto a ella cuandomurió. Le llamé pero no vino. Sunueva mujer se hubiera puesto celosa de mi madre, dijo. Nunca se loperdoné,niaélniaella.Yfuemuyduroirmeavivirasucasadespués.Ninguno de los dos quería tenerme allí, así que aproveché la primeraocasiónparalargarme.Ynopiensovolver.Sicuandoterminelacarrerano encuentro trabajo pronto como abogado, limpiaré escaleras si hacefalta,peronovolveré.Yahorabastadehablardemipadre,¿quieres?Noesuntemagratoparamí.Se hizo el silencio, que ambos aprovecharon para comer. Inma sentía
clavadaenellalamiradadeRaúldurantetodoelratoyellapodíaadivinarsus pensamientos. Sabía que se estaba preguntando si aquella invitaciónerasolodebidaalalluviayteníaquereconocerquetambiénellaseestabapreguntandolomismo.Porprimeravezenmesessentíaquenoleodiaba,que volvía a ser para ella elRaúl del día antes de que se enrollara conAlba. ¡Ojalá la lluvia cesaraprontoy él semarchara! ¡Ojaládijera algoquelahicieraenfadarseconéldenuevo!PeroRaúlseguíaallí,comiendoy mirándola en silencio y sonriéndole cada vez que sus ojos seencontraban.«¡Maldito seas, no me sonrías así…! Di una capullada, haz algo que
muestrealRaúldeantes,aldesiempre»,pensó.Terminaron de cenar e Inma preparó una infusión que tomaron
calentándose lasmanos con ella.Después, llevó lo vasos y los platos alfregaderoyempezólavarlos.Raúlseasomóalaventanaycontemplóelaguaquegolpeabacon furia loscristales, impulsadapor fuertes ráfagasde viento y permaneció allí sin saber qué hacer, sin saber qué decir,
sintiendoquedebíamarcharsey,sinembargo,esperandoqueleinvitaraaquenolohiciera.Sintió la presencia de Inma a su lado sin que sus pasos la hubieran
anunciado.—Siguediluviando…—Sí.Másqueantes,diríayo.Ella guardó silencio, luchando contra las ganas de pedirle que se
quedara.RespiróhondoyRaúlpareció leerle elpensamiento,porque sevolvióhaciaellayalargandounamanoleacariciólamejillaconeldorsode los dedos, muy despacio, temiendo que en cualquier momento ellaprotestara.Inma quiso permanecer impasible, pero no pudo evitar un ligero
estremecimiento, que a Raúl no le pasó desapercibido. Se quedó quietamientras veía la cara de él acercarse a la suya, inclinarse sobre ella, yesperóconelcorazóngolpeándolefuriosoenelpechoelcontactodesuslabios, pero apenas estos rozaron los suyos, volvió a ser dueña de suvoluntad y apartó la cara.Él se quedó quieto a pocos centímetros de suboca,aúnconlamanoapoyadaensumejilla.—¿Porquéerestanduraconmigo?—lepreguntóenunsusurro—.Tú
tambiénlodeseas,losé…Inmano lonegó.Solodijo,apartándoseunpocomásy retirándole la
manodesucara:—Yame destrozaron el corazón una vez. No permitiré que vuelva a
pasar.Raúl se volvió de nuevo hacia la calle y fijó la mirada a través del
cristalempañadoporlalluvia.—¿Quiénfue?—¿Quéimporta?—Amímeimporta.—Unchicodelinstituto.Yoteníadiecisieteañosynisiquieramehabía
fijadoenélhastaquemisamigasmedijeronquememirabamucho.Mepersiguió,meacosó,meloencontrabaentodoslossitiosdondeiba,mellamaba por teléfono. Consiguió queme fijara en él, queme gustara yempezamosasalirjuntos.Mispadresacababandesepararse,yomehabíaidoavivirconmimadreyellaestabamuyenfermaya.Yomesentíamuysola,conmifamiliarota,sinafecto.Mimadrebastanteteníaconsuperar
eldolor…Meenamorécomounaloca,comosolounaadolescentepuedehacerlo.Mevolquéenél,leentreguémialmaymicuerpo,missueños,mividaentera…yundía,de repente,medijoquesehabíaacabado,quesehabíacansadodemí.Quenuncapasabamuchotiempoconlamismachicay que ya estaba harto de las rubias, que ya le tocaba una morena.Estábamosenelmismoinstituto,vivíamosenelmismobarrio.Tuvequeverleconsumorenadíatrasdíayconunapelirrojapocodespués.SevolvióamediashaciaRaúlyañadió:—Nomevolveráapasar.—Inma,todosloshombresnosoniguales.Ellaclavóenélunamiradadura.—Yonoheconocidoaningunoqueseadiferente…aún.—Ya sé que tienes motivos para pensar así… que yo no te he
demostrado precisamente lo contrario, pero Inma, la gente cambia… ymadura.Ellaapoyólafrentecontraelfríocristalynocontestó.Raúlsuspiró.—Bien, es tarde. Es hora de que me vaya. Por mucho que espere la
lluvianovaaamainar.—Puedesquedarteenelsofásiquieres.ACarmennoleimportará.—No,esmejorquemevaya.—Mesabemalquetemarchesconestetiempo.—No te preocupes, no esmás que agua.Y el agua no le hace daño a
nadie.Cogió el chaquetón que había dejado sobre la silla y se lo puso. En
silencio,Inmaleacompañóhastalapuerta.—Graciasporlacena.—Graciasatiporacompañarme.Yporcomprender…—No comprendo nada, solo espero. Espero a que seas tú la que
comprendaloquesignificasparamí.Buenasnoches—dijoagachándoseybesándolaenelpelo.Acontinuaciónabriólapuertaysalióalanochedesapacibleylluviosa.
Inmavolvióalaventanaylevioalejarse,perdiéndoseenlaneblinaylaoscuridad. Se llevó unamano a la cara cortando el paso a una lágrimasilenciosa. Había estado a punto de ceder, pero afortunadamente en elmomentoenquesuslabiosserozabanhabíalogradorecobrarlaimagen
deRaúllanochequeleconfesóquesehabíaenrolladoconAlba.Yhabíasido suficiente. Había hecho lo que debía; lo que quería. Pero se sentíaterriblementedesgraciada.
Capítulo28
Elprofesorentróenlaclaseytodos,unpoconerviosos,seprepararon.Duranteunasemanahabíanestadotrabajandoyurdiendounaautodefensade tema libre, y no sabían a quién le iba a corresponder presentarla enpúblico.La clase iba a representar un juicio y uno de ellos, tendría queasumir supropiadefensadelantedel resto,que constituiría el jurado.Elprofesorselimitaríaaactuarcomomoderador.—Bien,señores…—dijoelhombre—.Ibaaecharasuertesquiéndebía
saliralestrado,perohayunvoluntario.¿Estándeacuerdooprefierenquesealasuertequiendecida?LamayoríadelasmiradasseconcentraronenSusana,quenegóconla
cabeza, mientras un murmullo de alivio se extendió por toda el aula.Estaban saturados de trabajo y casi nadie había podido preparar bien eltrabajo.—Bien,envistadequenohayningunaobjeción,lepediréalseñorRaúl
Hinojosaqueproceda.SusanayFransemiraron.¿Raúl?¿Élsehabíaofrecidovoluntariopara
exponeruntrabajocomoaquel?Elaludidoselevantóycolocándosefrentealapizarra,seenfrentóala
clase.Inmasintióquelamirabafijamenteantesdecomenzar.—¿De qué delito se le acusa? —preguntó el profesor antes de que
iniciarasucharla.Muyserio,Raúlcontestó.—Meenfrentoaunademandadedivorcioporadulterio.—¡Joder!—exclamóMaikabajito.Lucíalediouncodazoparahacerla
callarantelamiradaseveradelprofesor,quedijo:—Eljuradodebepermanecerensilencio.Inma,quehabíaestadomirandoaRaúldesdequesubióalestrado,bajó
lavistaylaclavóenlosfoliosenblancoqueteníadelante.—¿Sedeclaraasímismoculpableoinocentedelaacusación?InmaescuchólavozclarayfirmedeRaúl,contestando.—Culpable.Soyculpable.Peroquisieraalegaralgunosatenuantes.
—Bien.Diríjasealjurado.RaúlavanzóunospasosysecolocójustodelantedeSusana.—En primer lugar explicaré los hechos, pero quiero hacer constar
antes,quequieroamimujer.Perodesdehacealgúntiempoestamosalgodistanciados.Duranteunaseriedemeseshemossidomásdosamigosqueunaparejaynohahabidosexoentrenosotros.Paseó la mirada entre todos los miembros de la clase como hubiera
hechoconunjuradodeverdadysiguióhablando.—Llevabamesesasícuandounanochesalíconunamigoatomarunas
copas, a decir verdad, bastantes.Me emborrachéyme encontré conunaconocida.Llevabasin sexomucho tiempoycuandomequisedarcuentameencontréenlacamaconella.Alregresaracasaselocontéamimujery ella… ella presentó una demanda de divorcio. Esos son los hechosescuetos y no tengo ninguna justificación para ello. Solo diré en midefensa que mi debilidad fue debida al alcohol y que sin él no habríasucedidojamás.Deestohanpasadoyavariosmesesysigosiéndolefielamimujerapesardetodo,apesardelademandadedivorcioyapesardeque mi infidelidad parece haber terminado con la posibilidad de unareconciliaciónentrenosotros.Yposiblementecreeránqueestoyaquíparalibrarme de pagar la pensión, pero no es así. Si el divorcio llegara ahacerseefectivoledaréloquepida.Soloestoyaquíparadecirleloquenoquiereescucharenprivado.Paraconvencerladequelaquieroydequeloquehicenotienenadaqueverconelamor.Quenuncahequeridoanadiemásqueaellayqueleseréeternamentefielsimeperdona.Inmalevantólosojosdelpapelsobreelquegarabateabaylosclavóen
Raúl por un momento. Sus miradas se encontraron, los ojos de élbrillantesyapasionados,losdeellafríoseirritados.Inmateníaagarradoel bolígrafo con tanta fuerza que los nudillos estaban blancos por latensión.Deseabasalirdelaclase,escapardeallí,delaspalabrasdeRaúl,desutonodevozsinceroyconvincente.—Yonoquieroeldivorcio—continuóél—.Yosoloquieroarreglarlas
cosas.Séquenoesfácilperdonarymuchomenosolvidar,perosiellameda laoportunidaddehacerlo, ledemostraréquesoysinceroyqueestoyprofundamentearrepentido.Quedesdequelaconozconohahabidootramujerparamí,apesardequehayatenidounaaventura.Solounaydeunanoche, y que el alcohol hizo que no comprendiera el alcance de lo que
hacíanide loquepodíaperder.Séquepodríahabercalladoymimujerquizás nunca hubiera llegado a saberlo y con el tiempo hubiéramosarregladonuestrasdiferencias,peronopodíaniqueríamentirle.Siemprehe sido sincero con ella y esa aventura hubiera pesado entre los dos,aunquequizásparamíhubierasidomásfácilyprobablementenoestaríahoy aquí tratando de defenderme. Pero no quería añadir lamentira a latraición.Laquieroylarespetodemasiadoparaeso.Inmaapretólosojosconfuerzatratandodecontenerunaslágrimasque
empezabanaquemarleenlosojos.Recurrióatodasufuerzadevoluntadya larabiaparahacerlo,yconsiguiódominarse.Tratódedesengancharsede las palabras de Raúl, pero no pudo. Él continuaba hablando y cadasílabalagolpeabaenelcerebroimpidiéndoleevadirse.—Sé que le he hecho daño —continuó él—, y no espero que me
perdone sinmás, como si nada hubiera pasado. Sé que tengo que pagarpor lo que hice y estoy dispuesto. Solo le pido queme dé una segundaoportunidad, que no se aleje cada día más de mí, que no cierre leposibilidaddequeestopuedaarreglarsealgúndía.Séquenecesitatiempoy yo estoy dispuesto a darle todo el que quiera, a seguir ahí, a seguirsiéndole fiel hasta que decida perdonarme. Solo pido que todo esto sedetengayquenoactúemovidaporlarabiayeldolorqueahorasiente.Raúlrespiróhondoyretomóelhilodesuacusación,olvidadoporun
rato.—Sé que el jurado piensa que todo esto lo digo para conseguir un
atenuante que me ahorre dinero en la pensión, pero no es así. No meimporta el dinero; daría todo cuanto tengo para borrar lo que hice yconseguirquemimujervuelvaaconfiarenmí,comoséquealgunavezconfió,aunqueahoraseempeñeennegarlo.Hizounapausayelprofesoraprovechóparaavisarle:—Lequedancincominutos.—Yahedicho todo loque teníaquedecir.Solomequedaañadir,una
vezmás,quelaquiero.—Bien, señor Hinojosa. Una buena exposición. El jurado tiene diez
minutosparadeliberar.Puedeesperarfueramientrastanto.Salió de la clase y escuchó un murmullo a sus espaldas mientras lo
hacía.AlpasarjuntoaInmaclavólavistaenella,peroestamanteníalosojosbajosyunaexpresiónabsorta,comosiestuvieramuylejosdelaulay
decuantolarodeaba.Cuando volvió a entrar, diez minutos más tarde, volvió a subir al
estradopararecibirelveredicto.—Elportavozdeljurado,queproceda.MaikaselevantóymirandofijamenteaRaúldijo:—Puestoqueelacusadonohaalegadoinocenciaenningúnmomento,
seledeclaraculpabledeadulterio,peroconsideramoselalcoholylafaltadesexo,así comoelhechodeque las relacionesentreély sumujernofueranóptimasenelmomentoenqueseprodujo,comoatenuantes.Esteveredictohasidounánime—añadiómirándolefijamente.RaúldirigiósumiradahaciaInma,queseguíarehuyendolasuya.Elprofesorselevantóysedirigióalaclase.—Lacuantíadelapensiónylospagoslosdesignaráeljuez.Bien,señor
Hinojosa, una defensa brillante—y añadió sonriendo—. Si yo fuera sumujer,leperdonaría.—Gracias,señor.—Venga conmigo al despacho, quisiera hacerle algunas indicaciones
respecto a la exposición. Hay algunos defectos de forma que deberíacorregirparaunapróximavez.Raúl vio cómo Inma ya tenía recogidas sus cosas y salía
precipitadamentedelaclase.—Tengouna clase a continuación, señor—dijodeseando librarsedel
profesor.—Seránsolounospocosminutos.—Bien—dijoresignado.Acompañóalhombreydiezminutosdespuéscuandoregresó,Inmaya
noestaba.SeacercóaMaikaylepreguntó.—¿DóndeestáInma?—Sehamarchado.—¿Asucasa?¿Yanotienemásclases?—Sí,peroledolíalacabeza—lemirófijamenteyañadió—.Estavezte
has superado, tío. Jamás creí que te oiría decir en público tantas«cursiladas»juntas.—Esuntrabajodeclase.—Paraelprofesorquizás.PeronoparaInma.¿Cómosetehaocurrido
haceralgoasí?Siloquepretendíaseraimpresionarla,lohasconseguido.Nuncalahevistotanafectada,nisiquieracuandoteliasteconAlba.—Yonopretendíaimpresionarla,soloqueríadecirleloquesiento.Pero
ellanomeda laoportunidad, insiste enqueno tengoquedarleningunaexplicación y que no le importa. Pero todos sabemos que no es así. Almenos,yolosé.Deverdadquenoséquéhacerparallegaraella.Penséque si le pedía perdón en público de una formamás omenos discreta,comprenderíaquehecambiadoycuántomeimporta.—Nosé,Raúl,sihasidobuenaidea.Cuandosehamarchadoibamuy
pálidaymuyseria.—¿Hadichoqueibaasucasa?—Sí,esohadicho.—Iréahablarconella.—¿Quieresqueteacerque?—lepreguntóFran.—Nohacefalta,cogeréuntaxi.
UncuartodehoramástardellamabaalporteroautomáticodeInma.Nosabía si ella había llegado ya, o si ni siquiera había ido a su casa. PeropocosminutosdespuéselporterocarraspeóylavozdeInmaalotroladolellegóclara.—¿Sí?—Soyyo.Sehizounbrevesilencio.—Vete.—Nohastaquehablemos.—Yonotengonadaquehablarcontigo.—Siestásenfadadaabreydéjameentrar.Dímeloalacara.—Noquierohablarcontigo,yatehedichoquetelargues.—Nome iré.Apoyaré los dedos en el timbre y fundiré el portero si
hacefaltahastaquemeabras.Un segundo después el chasquido de la puerta le dejó el paso libre.
SubiólosescalonesdedosendosyalllegarantelapuertadeInmaestaseabrióyélpasóalinterior.Losojosdeellacargadosdefurialeesperabanalotrolado.
—Estás enfadada… No es eso lo que pretendía. ¡Joder, no aciertocontigohagaloquehaga!Inmacerró lapuerta trasellos.No le invitóapasar,permanecióenel
recibidorylesoltódegolpe.—¡Pues claro que estoy enfadada! ¿Qué te crees? ¿De qué coño vas?
¿Cómo crees que me he sentido en medio de la clase viendo nuestrasdiferencias y nuestros problemas expuestos ante los ojos de todos,Albaincluida,desmenuzadospúblicamente,yademásmostrándomeamímismacomolamaladeestapelícula?—Yo en ningún momento he dicho que fueras tú la mala de esta
película.Soyyoelquesehadeclaradoculpable.—Sí,túeresculpabledeadulterioconatenuantes,yyosoyculpablede
noperdonartesinatenuantes,¿noeseso?Yosoylafría, la insensible, lahijadeputaqueno teperdona…y túereselpobrecitoRaúl, elqueestásufriendo.Terecuerdo,cabrón,quefuistetúelqueselioconAlba,noyo—dijocon losojos llenosde lágrimasporprimeravez,delantedeél—.Yo estaba en mi casa, estudiando como una gilipollas, mientras tú teemborrachabasytelatirabas,alatíamásputadelaclase…yteesmerastedelolindo,malditoseas,todalafacultadsabequehicistequesecorrieratresvecesseguidas.Sielalcoholylafaltadesexosonunatenuanteparati,correyvuelveabeberhasta caerte redondoy tíratelaotravez… loestádeseando…ydéjameamíenpaz.Raúlentornólosojosydijobajito.—Bien,sueltaporfintodoloquellevasdentro,teestáhaciendodaño.
Nosestáhaciendodañoalosdos.—Dejadehablardenosotrosenplural.—Nopuedohablardeotraforma,yahoramenos.Alfinadmitesquete
hicedaño,quesientesalgopormí.Aunquesolohayaservidoparaesto,mealegrodeloquehehechohoy.—¿Tealegras?Puesyono.Noteníasderechoadecirpúblicamente lo
quehasdicho.Niapedirmeperdón,niaforzarmeaconcederteatenuantescomopartedeljurado.—Nadietehaobligadoaeso.—¿Ah, no? Joder, serás un abogado condenadamente bueno, has
logradoimpresionaratodalaclase,elprofesorincluido.Todoelmundotehadadolosatenuantes…mehabríanapedreadosiyonohubieraestado
de acuerdo. Y lo que es aún peor, hijo de puta: me has hecho sentirterriblementemalpornopoderperdonarte.—Losiento.Solopretendíadecirteloquesignificasparamí.Yanosé
quéhacerpara llegarhasta ti.Estoydesesperado, te siento cadadíamáslejosytemoperderte.Deverdadquenoséquéhacer.—Nada.Noquieroquehagasnada.Nopuedesperdermeporquenunca
mehastenidoynuncametendrás.—Nomedigaseso…porfavor,no.Teprometoquenovolveréahacer
nadaquetehagasentirmal,quenuncavolveréaponerteenunasituacióncomoladehoy,quedeverdadmeconformaréconsertuamigo.—¿Mi amigo? —trató de bromear ella, luchando por seguir
conteniendolaslágrimasquepugnabanpordesbordarsedesusojos—.Túnoquieressermiamigo,túloquequieresesmeterteenmicama.—No...—¿Queno?Siyoahoramismotedijeraqueteacostarasconmigo,¿lo
rechazarías?—Sisupieraquenoesloquerealmentequieres,sí,lorechazaría.—¡Vamos,Raúl,tujamáslediríasquenoaunpolvo!Ymenosviniendo
de mí. Sé que has hecho una cuestión de orgullo conseguirme. Y estenúmeroquehasmontadohoyesotroburdointentoparalograrlo.—Teequivocas.Lodehoysolohasidounaformadedecirlealmundo
enteroloquesientoportiydeintentarquetúcomprendasquenosoyelqueera.ElantiguoRaúljamástehubierapedidoperdónenpúbliconi tehabría dichoque te quiere. Perdóname, no volveré a hacerte daño, te lojuro.UnalágrimaescapóalfinalférreocontroldeInmaysedeslizóporsu
mejilla. Raúl alargó la mano y la limpió con el pulgar. Contra lo queesperaba,Inmanorechazólacaricia.—¿Que no me harás daño? No has hecho otra cosa desde que te
conozco.Raúldiounpasoparacubrirladistanciaquelesseparabayalargando
losbrazoslarodeóconellos.Porunmomento,Inmaenterrólacaraensuhombroylloró.—Losiento.Deverdadquenuncahequeridohacertedaño.Queharía
cualquiercosaporborrarloquehice.Nollores,porfavor…Nollores.
Labesóenelpeloyenlasien.Lasmanosleacariciaronlaespaldaconsuavidad.—Perdóname.—Nopuedoperdonarte,noquieroperdonarte.Séqueloharásotravez,
quenuncapodríaestarseguradeti.—Dameunaoportunidad.—No, no quiero… Todos los que quiero me hacen daño… hasta mi
madre,laúnicapersonaquedeverdadmequería,tuvocáncerymedejósolacuandomás lanecesitaba.Mipadre, Jose…y tú, también túcuandoestabaempezandoaconfiarenti.Éldeslizóloslabiosporlamejillaconsuavidad.—Nopuedocambiareso…loharíasipudiera,telojuro.Loúnicoque
puedoprometerteesquenovolveráapasar.—Nopuedocreerte…—dijoconvozahogada.Raúl ignoró su observación y siguió descendiendo por su cara hasta
alcanzarsuboca.Inmanoseapartó,entreabrióloslabiosypermitióqueRaúl deslizara la lengua en su interior. La besó lenta y profundamente,deslizando lamanopordetrásde lanucade Inmayacariciándoselaconsuavidadconlayemadelosdedos.Conelotrobrazolerodeabalacinturasinapretar, sinexigir, comososteniéndolamientras su lenguaexplorabasubocaconsuavidadenunamudapromesadeseguridad,deloquepodríallegaraserunarelaciónentreambos.Inmasintióganasderenunciar,dedejarsellevar,perocuandoéldejóde
besarlay lamiróa losojos,algose revolvióensu interiory se separóbruscamente.—¡Déjameenpaz!—pidiólimpiándoselaslágrimasdeunmanotazo—.
Olvídatedemí.¿Cómotengoquedecirtequenoquieronadacontigo?—No sientes lo que estás diciendo—dijo Raúl alargando las manos
para volver a abrazarla, pero ella dio un salto hacia atrás colocándosefueradesualcance.—¡Nometoques!—dijoconunanotahistéricaenlavoz—.¡Entératede
unavez…quieroquesalgasdemivida,quedejesdeacompañarmeamicasa,quedejesdemojartepormí,quedejesdeseramableycomprensivo!¡Quieroquevuelvasaserelcapullodeantes!—Nopuedocomplacerteeneso,porquenosoyeldeantes—dijoélcon
vozapagada,dándoseporvencido—.Hecambiado,yhecambiadoporti,
tanto si te gusta como si no. Con respecto a lo demás, de acuerdo. Tedejaréenpaz si es eso loquequieres.Sientohabertedadoestedisgustohoy,deverdadquenoerami intención.No tediréque también lamentohaberte besadoporque esono lo lamento en absoluto.Yamevoy, no temolestomás.Inma abrió la puerta y le invitó a marcharse en silencio y Raúl dio
media vuelta y se perdió escaleras abajo. Ella se quedó con la espaldaapoyada contra la puerta cerrada y el corazón golpeándole con fuerzadentrodelpecho,yconelalmadivididaentrelaangustiaporlasensaciónde pérdida y la satisfacción de haber conseguido hacer lo que debía. Serepitióasímismaunayotravezquehabíahecholocorrecto,queRaúllehabíafalladounavezyvolveríaahacerlosilepermitíaentrarensuvida.Queloshombrescomoélnuncacambiaban.Quevolveríaahacersufrirasu corazón pormucho que unosminutos antes lo hubiera hecho correrdesbocadoconsubeso.
Raúlcumpliósupromesa.Duranteelrestodelasemana,Inmaapenaslevio en la facultad más que de forma ocasional, y siempre rodeados decompañeros.CuandoMaika le preguntó al día siguiente si él había ido a verla le
mintióy ledijoquesí,peroqueno lehabíaabierto lapuertay lehabíamandadoaldiablo.Noqueríaquenadiesupieralocercaquehabíaestadode aceptarle, de perdonarle, ni lo sola y vulnerable que se sentía enaquellosmomentosporque sabíaque sus amigas trataríande comerle elcoco para que lo hiciera, y ella no estaba segura de poder soportar esapresiónyseguirpasandodeél.Porquenoqueríapasardeél,enrealidad.Quería que volviera a abrazarla, que la besara otra vez, y sobre todoquería creerle cuando le juraba que no volvería a fallarle. Pero en elfondodesualma,sabíaquenopodíafiarse,quenodebíahacerlo.El viernes estuvo tentada de no salir, de quedarse en casa para
demostrarleaRaúlquehablabaenseriocuandoledijoquequeríaalejarlodesuvida,peroapesardequeélparecíahaberaceptadosudecisiónysehabíamantenidoapartadodurantetodalasemana,noestabaseguradequesinosalíaélnosepresentaraahacerlecompañía.YsiRaúlaparecíaporsucasa,estabaperdida.Suenfadosehabíaidoevaporandodesdeelmartesyel recuerdodelbesoydelabrazoquehabíancompartidosehacíamás
presenteacadadíaquepasaba.Demodoqueconsideróqueerapreferibleverlerodeadosdelosdemás.AlahoraderegresarlepediríaaFranquelaacompañaraconelcocheconcualquierexcusa.Noqueríavolveraestarasolas con Raúl, su resistencia se estaba resquebrajando por momentos,aunquejamásloadmitiríaantenadie.Habíanquedadoparacenar,ysereunieronenPlazadeArmas.Cuando
Inmallegó,conlahorajustaporqueaúltimahorahabíatenidoquehacerunas compras y la cola del supermercado había sido terrible, sesorprendiódequeniFranniRaúlhubieranllegadoaún.—¡Uf!—exclamó—.Menosmalquenosoylaúltima.Yatemíaqueme
estuvieraisesperandosoloamí.—Teestamosesperandosoloati.FranyRaúlnovienenestanoche.Inma sintió como si le acabaran de echar un jarro de agua fría por
encima.—¿Yeso?—preguntóconfingidaindiferencia.—A Fran le han quitado el bozal y la correa hoy, y han decidido
recordarviejostiemposycorrerseunabuenajuergalosdossolos—dijoCarlos.—¡Nolehagascaso!—intervinoMaika—.Franmellamóparadecirme
quelamadredeSusanaestáencamacongripeyellasehaidoalpuebloamediodía, en cuanto terminó las clases. Y como va a ser pronto sucumpleaños,vaabuscarunsitioespecialdondellevarlaparacelebrarlo.YRaúlvaaacompañarle.—Paraquenosedesmande,¿no?—dijoMiguelriéndose.—Oparadesmandarselosdosjuntos,veteasaber…—corrigióCarlos.—Que no, tío… —les defendió Lucía—. Solo van a buscar un
restaurante.Yquizásunsitiodondetomarunacopa.Inma se sintió molesta. En el pasado ella habría sido la primera que
hubieraseguidolabroma,peroahoramalditasilehacíagracia.Carloslamiróyledijo:—Losiento,chica,hoytequedassinacompañante.Estavezeldichode
que «dos tetas pueden más que dos carretas», no vale. Pero no tepreocupes,yotellevaréacasa,siquieres.Inmaprotestó:—No hace falta. Siempreme he ido a casa sola antes de queRaúl se
empeñara en llevarme.Maika, Lucía y yo siempre cogíamos un taxi lastres.Nuncahenecesitadoauntíoparaquemelleveacasa.—Bueno,quizásnohagafalta.Alomejorencuentranprontoloquevan
buscandoysereúnenconnosotros.—Esposible—dijo,perosabíaquenoseríaasí.Dehechoestabasegura
de que Fran ya tenía decidido donde iba a llevar a Susana para sucumpleaños.Si aquella nocheningunode losdos amigos estaba allí eraporqueRaúlestabatomándosemuyenseriosupeticióndedejarlaenpazydemantenerseadistancia,comohabíahechotodalasemana.Ydeprontosintióquenopodíasoportarlo;queechabademenossupresenciajuntoaella, su sonrisa y sus bromas.Como si le leyera el pensamiento,Maikadijodepronto:—Seechademenosaesosdos,¿verdad?SinRaúltodoestádemasiado
tranquilo.Inmanodijonada,selimitóaseguircomiendoensilencio.Despuésse
fueronpaseandopor laorilladel ríohasta lasescalerasdelCapote,ysesentaron allí a tomar una copa. Inma se pidió un cubata para tratar dequitarsede encima la sensaciónde soledady la inexplicable tristezaquesentía.Se la tomó con tragos lentos, notando casi a cada momento que
transcurría, la necesidady el deseode queunode losmóviles sonara yFranoRaúlpreguntasendóndeestabanparareunirseconellos.—Estásmuycalladatúestanoche—dijoCarlossentadoasulado.—Claro,notieneanadieaquiendarlecaña…—dijoMiguel.—Noeseso.Medueleunpocolacabeza.Noibaasalir,peropenséque
mevendríabiendespejarmeunrato.—Creoquedescansaspoco.Lucíamehadichoqueestáscuidandoauna
ancianaporlasnoches.—Solotresnochesalasemanayduermoporlatarde.—Cuídate,¿eh?Seteveapagadaytristonaúltimamente.—Solo cansada. Y me temo que eso no va a solucionarse hasta que
terminenlosexámenes.—Sí, eso es verdad. ¡Uf…! Solo de pensar en lo que nos espera me
entranescalofríos.Sehizounsilenciogeneralquenadiesabíacómoromper.Inmapensó
quesiRaúlestuvieraallíesonohabríasucedido.Élsiempreteníaalgoquedecir, era el alma que animaba las noches aunque solo fuera diciendogilipollecesparaquelosdemásrespondieran.Bebió otro trago de su vaso, consciente de que no había dejado de
pensarenélnisiquieraunminutoentodalanoche.YalgoensuinteriorseencogiócuandoseleocurrióquequizásRaúlsetomaratanenseriosuspalabrasdelmartesquenovolvieraaquedarconellosysalieradesuvidadeverdad,deformatotalydefinitiva.Semordióloslabios.«¿Quéesloquequieres,Inma?»,sepreguntó.«Acláratedeunavez».Porque estaba segura de que no quería empezar una relación ni una
aventura con Raúl, pero tampoco quería no volver a verlemás. Queríaseguirteniéndolealmenoscomoamigo.LavozdeMaikalasacódesuspensamientos.—¿Lesponemosunmensajeaesosparaverpordóndeandan?—¿Ysilescortamosalgúnrollo?—Que no, tío. Fran no va a ponerle los cuernos a Susana. Y Raúl
tampoco. Ya no van de eso ninguno de los dos. ¿Quieres ponerle elmensajetúaRaúl,Inma?AlomejorFranvaconduciendo.—No,hazlotú.Yamehecoladoconelmóvilestemes.Maika cogió el pequeño teléfono y tecleó: «¿Dónde andáis? ¿No os
estáismuriendodeaburrimientosinnosotros?».Pocosminutosdespués,lesonóelmóvil.Inmapegóunrespingo.—EsRaúl.—Ponelmanoslibres—dijoLucía.—Hola—contestó.—Hola—respondióelchico.—¿Dóndeestáis?—PuesmegustaríadecirtequeenTurquía,enunharénconcincuenta
tías en pelotas bailando para nosotros, pero la verdad es que estamosperdidos por la sierra deHuelva, conun frío de cojones ymás hambrequeunmusulmánenelRamadán.—¿PeroquécoñohacéisenlasierradeHuelva?¿Noibaisbuscandoun
restaurante?¿AcasoenSevillanohay?—¡Ojalá fuéramos buscando solo un restaurante! Este, que se quiere
follar a Susana delante de una chimenea el día de su cumpleaños, y no
quiere admitir que a primeros de mayo no pega una chimenea. Haencontrado un sitio por Internet con cabañitas y chimeneas y todo esoaquí,cercadeAracena,yquierecomprobarcuántobajalatemperaturaenlaSierraydenocheparasabersipodráencenderelfuego.—Bueno,dicesquehacefrío.Aquílatemperaturaesbastanteagradable
paraMarzo.—Sí,perodeaquíaltresdeMayopuedehaceruncalordemuerte,ya
conocesSevilla.Lacriaturasevaaescaldarvivaparasatisfacerlafantasíadelsalidoeste.QuenoselepodríahaberocurridotraerlaenEnero,digoyo.—A Susana no le importará. A las mujeres nos encantan ese tipo de
cosas,aunquepasemoscalor.—Las mujeres sois más raras que un perro verde. En fin, que aquí
estamos, buscando el sitio desde hace dos horas por lo menos. Hemosdejadolacarreteraprincipal,peronologramosencontrarelsitio,onoslohemospasado,nolosé.Elcasoesquehacemuchoratoquenovemosniunaputacasa,ymuchomenosuncomplejohotelero.Loúnicoqueséesquenohacemosmásquedarvueltasporcarreterasoscurascomobocadelobosincomerysinnada.Estodelaamistadesunacosamuydura.—Puesnosotroshemoscomidopizzayahoranosestamostomandoun
cubatitaenelCapote.—¡Nomelodigas,quesemeestánliberandotodoslosjugosgástricos
solo de oírlo! Este me prometió invitarme a un churrasco ibérico y loúnico que me ha dado hasta el momento es aire. Si mañana no hemosaparecidollamaamipadreyquemebusqueporloscalabozosdelazona,porque como nos encontremos con una fábrica de jamones, por mismuelasquelaasaltoymelíoamordiscoscontodoloqueencuentre.—¿Incluidoelguarda?—preguntóCarlos.—Siestárollizo,tambiéncae.Hombre,allísevenunasluces.Avessi
con un poco de suerte encontramos un sitio civilizado donde nos denaunqueseaunbocata.—Bueno, que haya suerte. Llamad cuando volváis, ¿vale? Para que
sepamosqueestáisbien.—Yoestarébien,peroaestemelocargoencuantosuelteelvolante.—Hastaluego.Maikacortólallamadaytodosseecharonareírantelasituacióndesus
amigos.—DesdeluegoqueesteFrantieneunascosas…—¿Túcreesquevaallevaradelantelodelachimenea?—Faltaríamás, con lo cabezota que es.Aunque tenga que sobornar a
SanPedroparaquemandeunanevadaenMayo.—PobreRaúl,conlomalquellevaelnocomer.PerosisetratadeFran,
siempreleapoya.—Sí,protestaygruñe,perosiempreestáahí.—La verdad es que Raúl será todo lo que quieras, un capullo y un
bocazasaveces,peroalahoradedemostraramistad,nolegananadie—dijoCarlos.—EsqueélyFransonamigosdesdepequeños.Hanpasadojuntospor
elcolegio,elinstitutoyahoralafacultad—dijoInma.—NosetratasolodeFran,sinodecualquiera—añadióCarlos—.Amí
nomeconocemásquedesdeelañopasadoycuandohaceunosmesestuveun problema con una chica… bueno estuvo ahí todo el tiempo,llamándome,saliendoconmigo,inclusoquedándoseadormirenmicasaeinvitándomealasuyahastaquelosuperé.Siconsiguessuamistad,estaráahísiempre.—Esperoqueconsigasuchurrasco.Continuarontomándosesucopatranquilamenteya lasdosymediase
dispusieronairseacasa.Inma,MaikayLucía ibanenel taxicuandorecibieronuna llamadade
RaúldiciendoqueestabandevueltayquehabíancomidounosbocadillosyquealfinFransehabíadesengañadodebuscarunachimeneaparaMayo.Quedaronenversealdíasiguiente.Inma se sintió ligeramente decepcionada de que ni siquiera hubiera
preguntadopor ella. Se limitó amandar un saludogeneral para todosynadamás.Cuandollegóasucasaestabatristeydeprimida,sintiendoquelanoche
habíasidouncompletofracasoyconscientedequepocasvecesensuvidasehabíasentidotansolacomoaquellanoche.
Aldíasiguienteporlatarde,sereunieronenlapuertadelabolera.Inmatrató de parecer indiferente, pero sus ojos no hacíanmás que desviarse
haciaelfinaldelacalle,paraversiRaúlapareceríaono.Aunquelanocheantes él se había despedido conun«hastamañana», no estaba seguradequenofueraatomarsealpiedelaletralodealejarsedeella,ylohicieradeformatotal.Ysesentíaaterradadequepudierahacerlo.Al fin le vio llegar y respiró aliviada. A partir de ese momento, su
mutismoseconvirtióenalegrecharla,apesardequeélnohizoelmenorintento de acercarse a ella como hacía siempre. Ni siquiera repartió suhabitualrondadebesosatodaslaschicas,sinoqueselimitóasaludar.Se formaron los equipos, hombres contra mujeres, como siempre, y
comenzaronajugar.Raúllaignorótotalmente,comosinoestuvieraallí,comosifuerandosextraños.Sededicóacharlarcontodosmenosconellaycuandoterminólapartidaysefueronacenar,ignorólasillavacíaquehabíaasu ladoysesentó lomáslejosposibleal ladodeLucía.Aquellanoche,MaikahabíaconvencidoaJaviparaquesalieraconellos,yRaúl,queloteníasentadoenfrente,sededicóadarleconversación.Cuando salieron del McDonald’s y de camino a La Alameda para
celebrarsubotellónhabitual,InmateníamuyclaroquenoqueríapasarelrestodelanochesinqueRaúlledirigieralapalabrayseacercóalgrupoqueformabanél,FranyLucía.Estosdosúltimos,sequedaronrezagadosdiscretamente,dejándolessolos.Raúlguardósilenciomientrascaminaban.—Raúl,megustaría hablar contigo sobre elmartes…sobre lo que te
dije.—¿Te refieres a lo de que te dejara en paz y que saliera de tu vida?
¿Qué pasa, que tampoco eso lo estoy haciendo bien? Creo que estoycumpliendo lo queme pediste, ¿no?Nome he acercado a ti, nome hesentado a tu lado y tampoco voy a llevarte a casa esta noche. ¿No essuficiente? ¿O lo que quieres es que deje de salir con vosotros para noverme?Sieseso,notienesmásquedecírmeloynisiquierallegaréaLaAlameda.Nodeseoestardondenomequieren.—No, no es eso. Quisiera que olvidaras mi… no sé cómo llamarlo.
Solo quiero decirte que yo no soy la Inma llorona y quejumbrosa queviste. Tenía la regla y era el aniversario de lamuerte demimadre.Mepillasteenunmaldía.—¿Tratasdedecirmeque la Inmaverdaderaes la reinade loshielos?
¿Quelaquedejasteasomarelotrodíanoesreal?—Sí.
—Bien,comoquieras.Aunqueyopreferiríaquedarmeconlaotra.—Esaotranoexistemásqueentuimaginación.—Sitúlodices,seráverdad.—¿Estásenfadadoconmigo?Éllamiróporunmomentoyellapudoveramabilidadensumiraday
unasonrisacansadaensuboca.—No,noloestoy.—Quisieraquevolviéramosaseramigos…—Nuncahemosdejadodeserlo.—¿Volverásaacompañarmeacasa?—Porsupuesto.Eldíaquedeseesexpresamentequelohaga,notienes
más que decírmelo. Tenías razón el martes, este acoso mío no tienesentido.Tedejaréenpaz,ysialgúndíatienesalgomásqueamistadqueofrecerme,solodímelo.Yoestaréahí.Inma sintió que unas lágrimas estaban a punto de escapársele, y se
mordióloslabiosconfuerza.—De acuerdo—dijo.Y se volvió hacia Fran yLucía que venían tras
ellos—.¿QuésabesdeSusana?—preguntó.—Haciendodeenfermera,esperoquenopilleelvirusellatambién.Sereunieronloscuatroylaconversaciónsehizogeneral.Alahorade
marcharse,Raúlnodijoniunapalabradeacompañarlaylastresamigastomaronuntaxicomolanocheanterior.
Capítulo29
Sevilla.Abril,2000SusanavioacercarseaFranconelmóvilenlamanodespuésdehaberlo
usadoycaradeenfado,ysinhaberleescuchadoaún,supoquelesibanaamargarlatarde.—¿Qué ocurre? —le preguntó. Él, con gesto de enfado, le saltó al
instante.—Me ha llamado mi madre porque el coche la ha dejado tirada en
Carmona.Lo ha llevado al taller pero tengo que ir a recogerla y luegollevarlaanosédónde.Metemoquenuestrosplanesdecomerenelparqueyregresarluegoalafacultadparaestudiarsenoshanidoalamierda.Susanaseesforzóporsonreírcomohacíasiemprequelessurgíaalgún
inconvenienteytratódecalmarle.Elcarácter impulsivodeFranlehacíaenojarse mucho con cualquier contratiempo, sobre todo si les hacíacambiarlosplanesqueteníanjuntos,ySusanatratódecalmarlelomejorque pudo. Sabía que si iba enfadado conduciríamuy brusco ymorderíaliteralmentecuandosereunieraconsumadre.Ynoqueríaincrementarlaanimadversión que Magdalena sentía por ella. Por mucho que ledisgustaratambiénnopoderdisfrutarelansiadoalmuerzocampestre.Noledijoquesehabíalevantadomediahoramástempranoparaprepararlatortilla de calabacines que a él tanto le gustaba, en vez de comprar losbocadillos en la tienda cercana, comohabíanplaneado, y tratódequitarhierroalasunto.—Bueno,¿quélevamosahacer?Notepreocupes,otrodíaserá.—Joder,esqueesmalasuerte.Llevamossemanasdemaltiempoyhoy
podríadecirsequeeselprimerdíabuenodelaprimavera.Susana levantó las manos y dirigiéndolas hacia la boca de Fran, le
levantólacomisuradeloslabiosqueteníaapretadosenunaduralínea.—Nopasanada.Sonríe…Habrámásdíasbuenos,yaverás.—Es que es jueves y este fin de semana te vas el viernes después de
claseyyanoteveréhastaellunes.—Mevendréeldomingoenelautobúsdelascuatro,¿vale?Mercheque
sequedeconIsaachastadespuésdelacenasiquieren.Élsonrióylepellizcólacara.—Tieneslafacultaddequitarmelosenfadossiempre.¿Cómolohaces?—Porquenoestás realmenteenfadado, solocontrariado.Anda,olvida
eltemayveabuscaratumadre.Ynotepreocupes,comeremosjuntosellunes,sinoenelparqueencualquierotrositio.Ydejaréquemeinvites.Franlanzóunabrevecarcajada.—Tetomolapalabra.Seagachó,labesóligeramenteenloslabios,ysedespidió.Cuando Susana le perdió de vista, apretó los labios y se dispuso a
intentar superar su propia frustración. Apretó la bolsa que contenía eltupperconlatortillacontraelcostadoypensóqueyateníancena.CuandosalíadelafacultadseencontróconInma.—¿QuélepasaaFran?Creíaqueibaisacomerjuntos,perolehevisto
saliratodapastillayapenasmehasaludado.¿Estáisdemorros?—¡No,quéva!Sumadre,quesehaquedadosincocheylehallamado
para que la recoja y le haga de chófer toda la tarde.Nos ha jodido losplanesunavezmás.—¿Unavezmás?—No es la primera vez que ocurre algo parecido, y yo tengo la
impresión de que no es una casualidad.No creo que Fran se haya dadocuenta, pero yo estoy casi segura de que lo hace a propósito. Íbamos acomerenelparque,haceundía tanbonito…Yyohabíahechohasta sutortilladecalabacinespreferida.Menosmalquenolehedichonada,sinosehubieracabreadomuchomás.Melavolveréallevaracasayladejaréparalacena.¡Quélevamosahacer…!Inmaseencogiódehombrosysusurró.—Bueno,yonosoyFran,yyaséquenoeslomismo,perositeapetece
comerenelparqueyquierescompartirlatortillaconmigo…LacaradeSusanaseiluminó.—¿Enserio?¿Teapetece?—Síquemeapetece.—Puesvamosentonces.Sacaronunaslatasdelamáquinaysefueronendirecciónalparque.Se
internaron en la espesura rehuyendo los lugares más concurridos y se
sentaronenelcésped,enunrincónmullidoyagradablementesombreado.Susanasacólafiambrera,uncuchillo,dospiezasdepanyacortadoparameterlatortillaylasservilletasdepapel.—Chica,veoquevienespreparada.—Enveranomegustamuchoiracomeralaplaya.LetendióaInmaunbocadilloyapreparado.—Oye,estoestábuenísimo.Tienesquedarmelareceta.—Esunatortilladepatatasnormal,soloquellevaademásuncalabacín
grande.SelainventómihermanaunanochequeinvitéaFranacenarsinacordarmede que teníamos pocas patatas.Le echamos el calabacín paraaumentarla, y resultó tan buena que desde entonces siempre la hacemosasí.Élnosabeelmotivo,creequeesunarecetadelafamilia.—Teguardaréelsecreto.Oye,¿enseriopiensasquelamadredeFran
intentaestropearoslosplanes?—Síquelopienso.Probablementeesverdadqueselehaestropeadoel
coche,pero también loesquese lashubierapodidoapañarsin llamarle.Contodaseguridadhubierapodidoconseguirunodecortesíaountaxioalgo de eso. La última vez que Fran llevó su coche al taller, que es elmismo que el de sumadre, le cedieron uno todo el tiempo que duró lareparaciónporquesabenqueviveenlaafueras.Ysilohicieronconél,notedigoconMagdalena,queesquienpagalasfacturas.—Esoesverdad.—Aellanolehacegraciaqueestésaliendoconmigo.—¿Perolosabe?Creíaquelomanteníaisensecreto.—Oficialmente, damos clase juntos y formamos parte de la misma
pandilla.Peronoes tontayseguroquese lo imagina.Franpasamuchasnoches en mi casa y aparece por la mañana. Finge no saberlo porqueconoceaFranysabequetratareltemaabiertamentesoloserviríaparaqueél seafianceen supostura.Yocreoqueesperaconpacienciaaqueestoacabe por sí solo. Pero no desperdicia la ocasión de estropear nuestrosencuentrossipuede.Comohoy.—Esfuerteeso.¿YFrannosedacuenta?—Nolosé.Silohaceamínomelohadicho.Aunquequizáseaporno
disgustarme. La verdad es que desde que dejó plantada a la hija de sucliente,lascosasentreFranysumadreestánchungas…Yséqueéltrataportodoslosmediosdequesumadrenolosepacuandosalimoslosdos
solos.—¿Yatinotemolestaeso?—Tengo que reconocer queme gustaría que las cosas fueran de otra
forma, sobre todo porque soy una persona a la que no le gustan lasmentiras ni los secretos, pero soy consciente de que es mejor así. Yotampoco leshehabladoamispadresdeFran.Cuando llego los finesdesemanaacasahablodemisamigosengeneral.YFranesunomásentrevosotros.—Peroalgúndíatendrásquehacerlo.—No sé si algún día habrá necesidad de hacerlo, pero de momento
estamosbienasí.Ynuncasesabecómoacabaráesto.Noquierobuscarmecomplicacionesinútilessinosonnecesarias.—¡Noteentiendo,hablasdeacabar!¿Acasonovanbienlascosasentre
vosotros?—Vandemaravilla;estamoscoladoselunoporeloro.—¿Entonces?—La familia deFran y lamía están en dosmundos distintos. Para su
madreesunatragediaqueseleestropeeelcocheoqueselerompaunauñaporqueempañasuimagendedamaperfecta.Nosalealacalleconunaropa que no esté perfectamente conjuntada.Yo la he vistometerse en lacocina con un traje demarca y si se lemancha da igual, lomanda a latintorería o lo tira y se compra otro. Mi madre cocina en bata yprobablementeaguantaráelabrigoviejootroañomásydejaráeldineroguardado por si viene una mala época, como el año pasado cuandoMerche y yo tuvimos quemandar a casa parte del dinero que teníamos.Allínotenemoscoche,loúnicoquesepuedeestropeareselbarcodemipadre y si sucede eso no comemos. Así de simple. No sé si algún díapodremosuniresosdosmundosFranyyo,pormuchoquenosqueramos.O si querremos hacerlo. Pero no quiero pensar en eso; ahora soymásfeliz de lo que he sido nunca. Y pienso disfrutar de esta relaciónmaravillosahastaelúltimominuto,mientrasdure.—¿Piensasquenodurará?—Nolosé.QuizásMagdalenatengarazónyestosevayaenfriandocon
eltiempo.Nosé,Inma,yatedigoquenoquieropensarenesoahora.Soloquierovivirloyserfeliz.Inmalediounfuertebocadoasucomidayañadió:
—Esestupendoquelotengastodotanclaro.Yoloestoypasandofatalúltimamente.—¿PorRaúl?Inmaasintió.—¿Porqué?Alfinsehadadoporvencidoytedejaenpaz.Esloque
querías,¿no?—Sí,esloquequería—dijoabatida.—Comprendo…Yanoloquieres.—Estoyhechaunlío,Susana.Niyomismaséloquequiero.Nodejode
repetirme que es lomejor, que bajo ningún concepto quiero tener nadaconél,pero…—¿Peroqué?Puedes contármelo.Teaseguroque loquemedigasno
saldrá de aquí. El que esté saliendo con Fran no significa que vaya acontarlenadadeloquemeconfíes.—Yalosé.Essoloque…sitelodigoescomosiloadmitieraantemí
misma.—Hagas lo que hagas es absurdo que te mientas a ti misma, Inma.
Venga.Desahógate.Quizásluegolotengastodomásclaro.—Tengo que reconocer que le echo terriblemente demenos.Echo de
menosque esté siempre ami lado,que intente convencermeparaque leperdone,queintentedemostrarmecontinuamentequeleimporto.Aunqueséquesilohace,quesicontinúaasíacabaráporconvencerme.—Ytúnoquieresqueteconvenza.¿Osí?—Nolosé.Yoloúnicoqueséesquecuandopasanlosdíassinhablar
conél,ylasnochesquesalimossinquemedirijalapalabramásquedepasada,mepongomuytristeymesientomuysola.—Pues eso tiene fácil solución. Acércate tú y dale conversación.
Demuéstralequenotemolestansusatencionesnisusintentosdeganarsetuconfianza.Loestádeseando,¿sabes?Selenotaaleguas.—Nopuedohacereso…Ahorano.—¿Hapasadoalgoquenosepamos?Laverdadesquesuactitudnosha
sorprendidounpocoatodas;noentendemoselporquédeesecambiotanbrusco.—El día de la autodefensa me sentí muy afectada. Yo estaba muy
sensible porque tenía la regla y era el aniversario de la muerte de mi
madre.Además, llevabaunosdías sintiéndomemuymal, desde lanochequellovíatantoynosfuimostempranodelabolera,¿teacuerdas?—Sí.—Seempeñóenllevarmeacasa…Cuandollegamoscaíaunaauténtica
trombadeaguayleinvitéasubirparaversiaminoraba.Cenamosy,porprimeravezdesdelodeAlba,empecéasentirganasdeperdonarle.Creoqueél lonotó,porquecuandoterminamosdecomernosacercamosa laventanaamirarcomollovía…Latensiónerafuerte,senotabaquelosdosestábamos deseando echarnos en los brazos del otro, yo queríaperdonarle,deverdad.Perofueabesarmeyyomeaparté.Yte juroquedeseabaesebesomásquenadaenelmundo.Peroenelmomentoenquenuestroslabiosserozaronunapartemalvadademicerebromesusurróaloído que yo no era para él más que otra Alba, y que cuando meconsiguieramemandaría al diablo.No pude permitirle siquiera quemebesara.Seapartósininsistir.Quizássilohubierahechoyohabríacedido.Porunaparteleagradecíquerespetaramisdeseos,yporotra…porotrahubieraqueridoquepasarademíymehubierahachocambiardeopiniónafuerzadebesos.Ysinembargoyoloquieromáspornohaberlohecho.Esirónico,¿verdad?Séquenohayquienmeentienda.—Claroqueteentiendo.¿Yquépasódespués?—Llovíadeuna forma indecente, y leofrecí quedarse adormir en el
sofá, pero no quiso. Semarchó bajo una lluvia torrencial y amí semepartióelalmacuandolovidesdelaventanaperderseenaquellatrombadeagua. Pero no fui capaz de llamarle para que regresara, aunque queríahacerlo.Me sentímal durantemucho tiempoporquenomehizoningúnreprocheapesardequeestuvounosdíasresfriado.Siguiócomosiempre,amable,complaciente,yomeestabaagobiandoporquesentíacadavezmásganasdeperdonarle,peroluegollegóeldíadelaautodefensa.Comoyatehe dicho, me pilló de bajón. Cuando le vi allí en medio de la claseconfesándose en público, pidiéndome perdón de aquella forma tanimpensableenelRaúldeantes…Mefuiamicasacompletamentehundidayenfadadaalavez,odiándoleporestardenuevoganándosemiconfianza.Ysepresentóallí.Noesverdadloqueosdijedequenoleabrí.Subióyhablamos. Mi estado de ánimo hizo que me derrumbara, y admití porprimeravezquemehabíahechodañoconlodeAlba,quemeimportaba,que sentía algopor él.Volvió apedirmeque le perdonara,me abrazóynosbesamosyyo…yoqueríahacerlo,queríaperdonarle,telojuro.Pero
no fui capaz. Hace años tuve una relación que me hizo daño; salí conalguien comoRaúlymedejó.Elmiedopudomás,Susana, ymeapartébruscay ledijequemedejaraenpaz,quesalierademivida.Loquenohabían conseguido mis desdenes ni mis borderías lo pudieron mislágrimas. Cuando pocos días después empecé a comprender que iba ahacerme caso, me sentí aterrada y traté de que olvidara lo ocurrido yvolviéramosadondeestábamos,peromedijodeformamuyamablequenovolveríamosa lode antes, que eramejorque las cosas siguieran asíhastaqueyopudieraofrecerlealgomásqueamistad.Yasíestamos.—¿Ytúquéquieres?—Yatehedichoquenolosé.—Sílosabes.Yesmuyfácil,Inma.Sinoquierestenerunarelacióncon
él, simplemente deja pasar el tiempo. Pero si quieres perdonarlo, porfavor,Inma,hazloya.Opuedequecuandoquierashacerloseatarde.—¿Quieresdecirquepuedeenrollarseconotra?—Nocreoqueseenrolleconotra,Frandiceque llevavidademonje
últimamente. Te estoy hablando de algo peor: puede dejar de estarenamorado de ti. Inma, el amor es algo que hay que alimentar si no…Decideloquequierashaceryhazlopronto.—Séloquequierohacer,peronosésiserécapaz.Quieroperdonarley
que vuelva a besarme, quiero que sea mío. Me duele en el alma verleindiferente,cogerun taxiparavolveracasaconMaikayLucíacomosino le importase. Quiero echarme a su cuello y decirle que lo necesito,perohastaahoranohepodidohacerlo.Cadasábadomedigoqueloharé,quelepediréquemeacompañeacasayquecuandoestemossoloslediréloquesiento…perocadasábadocuandollegaelmomentovuelvoasentirpánicodeestarequivocándomeydeque lodeAlbavuelvaapasar,ydequeyosoloseaunamásparaél…yvuelvoatomarelmalditotaxi.—Noeresunamásparaél.YnocreoquelodeAlbavuelvaarepetirse.—Yotampocolocreo.Ahora.Perocuandollegaelmomento…nosé
quémepasa.—¿Por qué no te tomas un par de copas antes? Te aseguro que se
pierden todas las inhibiciones. La noche del cumpleaños deRaúl yomehabíatomadotresMalibúconpiñayapesardelmiedoquemedabaqueFran supiera que me gustaba, acabé comiéndole los morros de formaindecente.Ymeimportabaunamierdaqueseenteraseelmundoentero.
—Quizásesoayude.Melopensaré.—Hazlo.Ysinecesitasayuda…cuentaconmigo.—Gracias. Pero no digas nada de esto. No quiero que nadie me
presione.—Porsupuesto.Terminaron de comer y se tendieron en el césped hasta la hora de
volveralafacultad.
Capítulo30
Después de salir de la bolera, y como ya era normal, las mujerestuvieronquepagar lacena. Javi,que sehabíaunidode formahabitualasussalidas,habíaresultadoserunbuenfichajeparaloschicos.EntraronenelMcDonald’syunavezmásInmatuvoquevercómoRaúl
se sentaba lejos de ella. Tras haberlo pensado mucho durante toda lasemana,decidióseguirelconsejodeSusana,ysepidióunacervezaconlacena.Suamigalesonriódesdelejosyellasededicóabeberdesujarrarápidamente,comosideunamedicinasetratase.Carlos,conlacopaenlamano,propusoelbrindisdecostumbre.—¡Porelmejorequipodebolosdetodoslostiempos!—Sí… ¡Yabadabaduuuu! Parecéis los Picapiedra —dijo Maika que
llevabafatallodeperdersiempre.—MásbiendeberíamosbrindarporFranyporJavi,quesonloshéroes
delanoche.PorqueRaúlnohadadounahoy.Sevequeteníapuestatodasu atención en el tanga rojo de Inma, que se le veía por encima delpantalóncadavezqueseagachaba.—Probablementese lohapuestoparaeso,paraponerlenervioso,¿no
Inma?Aversiasínosganáisalgunavez.—Noseasganso.Amímeda igualganaroperderen labolera.Yno
creo que Raúl se impresione con un elástico rojo que sobresalga porencimadeunpantalónhastaelpuntodefallarlostiros.—Sielelásticovaunidoatuculo…—Déjaloya,Carlos—intervinoRaúl—.Noestabaenmuybuenaforma
hoyporqueestoycansado.TerminarondecenarysefueronaLaAlamedaacelebrarsubotellón.
CuandoRaúlsepusoarepartirbebidas,yleibaatenderaInmasuCoca-Cola,estalepidió:—Échaleunpocoderon,hoymeapetece.Sin rechistar, él cogió la botella y empezó a dejar caer el líquido
transparenteenelvaso.—Túmedices…
—Yavale.—¿Noestámuycargadoparatugusto?—preguntóélcuandoledioun
sorbo—.Siesasídéjameloamíytepreparootro.—No,estábien.Sesentóacharlarcomocadasábado,yseesforzóentomarseelvaso,y
cuandoloterminópidióotro.Hacíacaloryellíquidosecolabafácilporsugarganta,aunquenolegustaraelsabor.Cuandoempezóelsegundolecostómenos bebérselo.No pudo evitar sonreír un poco al recordar losevidentesesfuerzosdeRaúlportomarselasinfusiones,ysinembargolashabía bebido sin rechistar. Sí, tenía que reconocer que se había tomadomuchasmolestiasporagradarleenaquellosmeses.Lemiródesdelejosysediocuentadequeestabaobservándola.Lajarradecervezayelcubataymedioque llevabaencima ledieronánimossuficientespara levantarseyacercarseaél.—Déjame sitio, Carlos —dijo haciéndole a un lado—. Tengo que
preguntarleunacosaaRaúl.El chico se levantó y le cedió su asiento. Se acomodó a su lado y le
miróconlosojossonrientesyRaúlsupoqueyaleestabahaciendoefectolo que había bebido. Inma nunca tomaba alcohol y si lo hacía, nuncapasabadelprimercubataynomuycargado.Yaquellanochellevabaunajarradecervezayelcubataqueéllehabíaservidoestababastantefuerte.HacíamásdeunmesqueInmanosesentabaasuladoyquenohablabanmásquedeformageneral.—¿Quéquieressaber?—lepreguntónerviosodequeellaalfinhubiera
rotoelalejamiento.Inma le sonrió con picardía y le preguntó ladeando la cabeza
ligeramente:—¿Deverdadhasperdidoporquemeestabasmirandoeltanga?Eltonodevoz,coquetoydivertidocorroboraronaRaúlsussospechas
de que Inma estaba ya bastante achispada. Decidió seguir en tono debroma.—Todo el mundo te ha mirado el tanga esta noche, preciosa. Ese
elástico rojo, como tú dices, ha atrapado las miradas hasta de los dosnovios de la pandilla. Pero aun así, no habéis podido ganarnos. Lapróximaveztendrásqueponerteademásunbuenescote.—¿Debodeducirquesolotehahechoefectoati?—dijocoqueta.
—Alomejoryohefalladoapropósito…—¿Piensaspediralgoacambio?—¿Ofrecesalgoacambio?—¡Quiénsabe!—¡Huy, huy, huy…! Esto se está poniendo interesante—dijoMiguel.
Maika miró a su amiga incrédula y Fran miró a Susana con el ceñofruncido.Raúlcontinuódirigiéndosea Inmasinhacerningúncomentariosobre
laúltimafrasedelachica.—Estás un poquito chispa hoy, ¿eh? ¿Cómo ha podido pasar que tú
pierdaselcontroldeloquebebes?—Teníacalor.Peronocreasqueestoyborracha.—No,perotampocoestásnormal.—Solo un poquito contenta… A gusto, como solías decir tú cuando
llevabasunpardecubatas.—Metemoquetúestásalgomásqueunpoquitocontenta.Mañanateva
adolerlacabeza,¿losabes,verdad?—Probablemente me va a doler de todas formas… No puedo estar
siempresindivertirmeportemoramismigrañas.Yametomaréalgoquemealivie.FranleestabarellenandoelvasoaLucíaydeformamecánica,Inmale
alargóelsuyotambién,queyaestabamediovacío.—Echaunpocomás,queyasemeestácalentando.Averporquéme
da…—¡Aquísevaaverestanocheunejemplar,contangaincluido!—dijo
Carlosmuertoderisa.Raúlmiróasuamigoynegóconlacabeza.—Noledesmás,Fran.Yahabebidobastante.Inmasevolvióhaciaélconunamiradapícara.—¿No quieres averiguar por qué me da? ¿O tienes miedo de lo que
puedahacer?—Miedono,pánicomedas.—¡No irás a decirme que tienesmiedo de una tía! ¿Tú?Venga, Fran,
rellenaelvaso.Fran cogió la botella y le echó apenas un chorrito y terminó de
rellenarloconCoca-Cola.—Elúltimo,¿eh,Inma?—dijo—.Dejaalgoparalosdemás.—¡Échale también a Don Aburrido! —dijo mirando a Raúl—. Tiene
caradepaloestanoche.—No,amíno.—Elmundoalrevés.InmatrompayRaúlrechazandouncubata.Menos
mal que no te has ido a Ayamonte este fin de semana, si el lunes tecontamosestonotelohubierascreído.—Raúlestáenfermo,fijo—dijoMiguel.Inmalecolocólamanosobrelafrenteyañadió:—Noestáenfermo,loqueestáescaliente.Necesitaurgentementeun…—Vale,Inma.Bastaya—dijoelaludidoquitándolelamanoqueestaba
deslizando por su cara—. Creo que será mejor que te lleve a casa. Omañanatedaráunpatatúscuandotodostecuentenesto.—No seas aguafiestas, tío, con lo que nos estamos divirtiendo—dijo
Carlos.—Yonomeestoydivirtiendoenabsoluto.Notienemalditalagracia.—Sí,Raúl—dijoSusana—.Llévatelaacasaantesdequesepongapeor.—¿Lallevamosenelcoche?—preguntóFran.—No,elairefrescoladespejaráporelcamino.Aversiconunpocode
suerteeldolordecabezanoesdemasiadofuerte.Sepusodepie.—¿Túmevasallevaracasa?—Sí,yo.¿Algúnproblema?Ellasonrió.—No,ninguno.—Vamos.Hastaellunes,chicos.—Adiós—dijoInmadeformageneralagitandolamano.—Joder,cómova…Sinoloveonomelocreo—dijoLucía.Inma empezó a caminar de forma vacilante y Raúl la agarró por la
cinturaparaayudarleamantenerelequilibrio.PorunmomentodudódesidebíallamaraFranyquecogieraelcoche,peropensóqueelmovimientopodíahacerqueInmavomitara.Laapretóconfuerzaparasostenerlayellasoltóunarisitatonta.
—Oye…¿Deverdadmehasestadomirandoeltanga?Élsuspiróruidosamente.—¡Quesí,coño!—admitió.—¿Ytegustaba?—Megustaba.—¿Sabes?Lagentetienerazón…melopusepensandoenti.Y…—Inma, déjalo.Mañana te vas a arrepentir de todas las tonterías que
estásdiciendohoy.—Mañanaesmañanaytodavíanohallegado.—Perollegará,nolodudes.—Nome importa loquepasemañana.Estoymuycontentaestanoche
porquetúmeestásllevandoacasaotravez.—Bueno,siesotehacefeliz,tellevaréacasamásveces.Inmaseabrazóconfuerzaasucintura.—Estásmuyguapoestanocheconesacamisa.—Tambiéntúestáspreciosaestanoche.—¿Todavíategusto?—Todavíamegustas.Se hizo un breve silencio que Raúl agradeció en vista del cariz que
estabatomandolaconversación.¡Ojalálahubieranmantenidoestandoellasobria!Peroenaquelestadonosabíaloquedecíayélnoqueríahacerladecirnadaquelahicierasentirseavergonzadadespués.Afortunadamente,llegaronprontoasucasa.Antelacancela,Inmasacólasllavesyabrió.—¿Quieressubiratomarunainfusión?—Noquierounainfusión,peroentraréparaasegurarmedequellegas
bienatucasa.Noestásencondicionesdesubirsolalosdospisosdeesasescalerastanempinadas.Entraronenelportalysiguiósosteniéndolamientrassubíanlainclinada
yestrechaescalerademármol.Entraronenelpisoyellacerrólapuertaasusespaldas.—¿Puedes arreglártelas sola? —preguntó Raúl. Había tenido la
esperanzadequeunadelascompañerasdeInmaestuvieraencasa,peroelpisoparecíasolitarioysilencioso.—Claro que puedo, pero a lo mejor tú quieres ayudarme… —dijo
mirándolea losojosenunaclarainvitación.Ysealzósobrelapuntade
lospiesylerozóloslabios.—Claroquequiero,peronovoyahacerlo.—¿Porqué?Hasdichoque todavía tegusto…Yno loniegues, llevas
muchotiempoesperándolo.—Sí,peronoasí.Anda,entrayyahablaremosmañana.—Noquieroesperaramañana,quierohablarestanoche.Ahora—dijo
echándolelosbrazosalcuelloybesándoleenlaboca.Era más de lo que Raúl pudo soportar. Le rodeó la cintura con los
brazos y respondió a su beso. Inma se pegó a él con todas sus fuerzas,sintiendo que su bruma se disipaba y que recuperaba la lucidez. Leacariciólanucaconlosdedosyabriómáslabocahaciendoelbesomásintensoyapasionado.Cuandosesepararon,éldiounpasoatrás.—¿Sigues sin querer esa infusión? —preguntó Inma, que seguía
colgadadesucuello.Raúlleagarrólasmanosconlassuyasysesoltó.—Esmuytarde,tengoqueirme—dijohaciendoelmayoresfuerzode
suvida—.Tellamarémañanaparavercómoteencuentras.—Quédate…—No… hoy no. —La acarició la barbilla y susurró—: Acuéstate y
duerme.Se dio la vuelta y salió de la casa perdiéndose escaleras abajo. Inma
cerró la puerta y se dejó caer en el sofá. ¡Con el trabajo que le habíacostadodarelpaso!Ynoestabatanborrachacomoélpensaba…¿TendríarazónSusanayhabíaempezadoadejardegustarle,aunquehubieradicholocontrario?¿Yquéibaahacerahora?¿Cómopodríamirarlealosojos?No podía pensar, tenía las ideas confusas y el cuerpo agitado. Decidióhacerlecasoyecharseadormir,quizásaldíasiguienteloveríatodomásclaro.Quizásaldíasiguienteéllallamara,comohabíaprometido.
Loprimeroque sintióal abrir losojos a lamañana siguiente fueunalacerantepunzadaenlassienesyenlanuca.—¡Mierda!—susurróbajito,yapesardeellosupropiavozletaladró
elcerebro.Seincorporóenlacamaymiróelmóvilporsituvieraalgunallamadayparaverlahora.Lasonceymedia,yningunallamadaperdida.Sedejócaerenlacamaprofundamentedeprimida.Alterribledolorde
cabeza se sumaba una sensación abrumadora de haber hecho el ridículo
delante de todos, pero sobre todo delante de Raúl. Aunque ahora lecomprendíaalgomejor, ahora sabía loque se sentíaal ser rechazado,ytenía que reconocer que ella le había rechazado a él muchas veces.Demasiadasquizásparaqueélpudieraolvidarlo.Bueno,ahoranopodíahacernada.Habíamovidofichaysolopodíaesperarqueélrespondiera.Ysino lohacía,pasarpáginadeunavez.Noera laprimeravez, lohabíahecho antes. Por lo menos esta vez su orgullo estaba intacto. O casiintacto, porque la noche anterior… Bueno, si Raúl no la llamaba, loolvidaría.Selevantócomopudoysesirvióunvasodelecheydospastillas.Con
undolor de cabeza comoaquel no le serviría denadauna infusión, y acontinuaciónvolvióalacamaysetapólacabeza,tratandodeamortiguarlossonidosquellegabanprocedentesdelacalle.Teníaquealiviarseantesdelanoche,porqueeradomingoyletocabacuidardesuvecina.Cuando sonó el móvil pegó un brinco en la cama y se giró
precipitadamentehacialamesilladenocheparacontestar.Enfocólavistaparaverquiénllamaba,yelnombredeSusanaapareciódesdibujadoantesusojos.—Hola…—dijobajitoyconvozpastosa.—¿Esmuypronto?—preguntósuamiga—.¿Tehepilladodormida?—No,haceyaunratoqueestoydespierta.—¿Yacompañada?—No,sola,jaquecosaydeprimida.—¡VayaporDios!¿Nofuncionó?—No, no funcionó.Hice el tonto enLaAlameda,me tiré a su cuello
aquíencasacandollegamos,lepedíquesequedara,peropusounaexcusaysemarchó.—Losiento.—Máslosientoyo.Queademásdesentirmecomounaimbécil,apenas
puedotenerlosojosabiertosdeldolordecabezaquemehaprovocadolaresaca.—Voy camino de Ayamonte, si lo hubiera sabido antes habría puesto
alguna excusa ymehubiera quedado enSevilla para ir a verte. Pero noquisellamartemástempranoporsinoestabassola.—Gracias, Susana, pero no es necesario. Me quedaré en la cama
rumiandomidolordecabezaymihumillación.
—¿QuieresquellameaMaikaoLucía?—No, no le digas nada de esto a nadie, por favor.Que todos piensen
quesimplementemetrajoacasa.—Deacuerdo.Siquieresestanochecuandovuelva…—Esta noche trabajo. Y no te preocupes, para entonces ya estará
superado.—Deacuerdo.Descansaentonces.Unbeso.—Unbeso,Susana.Graciasporllamar.Volvióarecostarse,sintiéndoseunpocomejor.Nohabíapasadomedia
horacuandoelmóvilsonódenuevo.—Joder,¿todoelmundovaallamar?PeroenestaocasiónelnombredeRaúl lehizogolpearcon fuerzael
corazónenelpecho.—¿Sí?—Buenosdías.¿Tehedespertado?—No.—¿Quétaltucabeza?—Vatirando—mintió.—¿Hastomadoalgo?—Sí,hacerato.Yasevaaliviando.—Mealegro.¿Hascomidoalgo?—No,aúnno.—Puesdeberías.Tesentarábienalestómago.Ytómateeldíalibre,pasa
de estudiar hoy. Pormucho que lo intentes no te cundirá. Te lo dice unexpertoenresacas.Inmatragósalivayabordóalfineltemaquelepreocupaba.—Oye… supongo que hice muchas tonterías ayer con la borrachera,
¿verdad?—Bueno,algunas…comotodos.Nocreoquenoshayassuperadonia
Carlosniamí.Tenemoselrécorddelasgilipollecesbajolosefectosdelalcohol. No te preocupes, ya sabes que es norma de la pandilla norecordarloquesehaceodiceestandoborracho.Todoelmundoloolvida.—¿Ytú?¿Loolvidarás?—¿El qué?Yo también estaba ayer borracho, aunque no lo pareciera.
Norecuerdonadadeloquepasóapartirdelmediodía.—Vale… gracias—susurró sintiendo que el corazón le pesaba como
unalosa.—¿Quieresquevayaytellevealgo?¿Decomerodebeber,o…?—No,gracias—le interrumpió—.Loúnicoquenecesitoesdormir,y
Carmenhallegadoya.Ellaprepararáelalmuerzo.—Vale,teveoellunesentonces.Quetealivies.—Gracias.Cortólallamadaydesconectóel teléfono.Noqueríamásllamadas,ni
más preguntas. Raúl había pasado de ella, y había que pasar página. Sehabíaacabado.Enelfondoeramejorasí,ellasaldríaganadoalalarga.Giró la cabezay la enterró en la almohada,dejandoqueunas cuantas
lágrimassalieranlibremente.Eranlasúltimas,seprometióasímisma.NovolveríaaderramarniunamásporRaúlniporningúnhombre.
Capítulo31
Sevilla.Mayo,2000CuandoInmallegóalaclaseel lunessiguiente,parócualquierintento
de broma con un seco: «Ni mencionar el sábado. Todavía me duele lacabeza, así que más os vale no recordármelo», y todos, sus amigasincluidas,respetaronlaadvertencia.El fin de semana siguiente, el domingo iba a ser el cumpleaños de
Susanayella ibaamarcharseaAyamonte,peroelviernes lapandillaalcompletoibaacelebrarleunafiestasorpresaencasadeMaikayLucía.Por la tarde Fran la había llevado a los baños árabes, situados en el
barriodeSantaCruzydespuéshabíancenadoenelSanMarcoquehabíacerca, quedando enque se reunirían como siempre enLaAlamedaparacelebrarsubotellón.FranlehabíadichoqueantesteníanquerecogeraLucíaensucasa,que
ellanopodía ir temprano.Demodoquea lasonceymedia llamaronencasadesuamiga.Enelcuello,SusanalucíaelcolgantequeFranlehabíaregalado,unaSdeoroblancocolgandodeuncordóndelmismomaterial.CuandoLucíalesabriólapuerta,Susanalepreguntó:—¿Hemosvenidomuy tarde?Enel restaurantehan tardadomuchoen
servirnos.—No,notepreocupes,esunahoraestupenda.Pasadunmomento.—Notardes.FranySusanaentraronenelsalónaoscurasynadamáshacerloél la
agarróporlacinturadesdeatrásyempezóabesarlaenelcuello.—Estatequieto.¿Notepuedesesperaraluego?—No.Ellaalargólamanoparaencenderlaluz,peroFranleagarróelbrazo
paraevitarlo.—Nosvaapillar…yluegoseremoselcachondeodelagentedurante
todalanoche.PeroFrannolehizocasoylegirólacaraparadarleunbeso.
Absortacomoestabanosediocuentadeldébilresplandorqueavanzabadesde la cocinahastaqueescuchócantar elCumpleañosFeliz justo a sulado. Se separó brusca y vio aMaika con una tarta con veintidós velasencendidasenlasmanos,yatodoelrestodelapandillaalrededor.Cuandoencendieronlasluces,miróaFran.—¿Túsabíasesto?—Pues claro—dijoMaika—.Y lo de la nata en la tarta ha sido cosa
suya,quedicequeelañopasadosequedóconlasganasdequitartelanatadelaboca,yateimaginascómo.—Venga,soplalasvelasdeunavez,queseestánderritiendo.Susanasoplólasvelasconfuerzayestavezlasapagótodasdegolpe.—¿Haspensadoundeseo?—Sí,peronovoyadecirlo.Quecuandonolodigosemecumple.Estabancortandolatartacuandollamaronalapuerta.—SeráCarlos,quedijoquellegaríamástardeporqueteníaquerecoger
delaestaciónaunprimosuyoquevieneapasarunosdías.MaikasalióaabriryCarlosentróacompañadodeunchicoalto,rubioy
conbarba.—EsteesmiprimoMateo—dijoentrando,yenseguidasedirigióalbar
dejando al chico para que se las apañara como pudiera. Todos sepresentaronyFranlediounacopayluegosereunióconSusana.InmahabíaestadopreparandolafiestaconMaikayLucíayenningún
momentoellayRaúlsehabíanencontradosolos.Habíavistolamiradadeél persiguiéndola durante toda la noche, pero ella le estaba evitando,sintiendoqueaúnleescocíaelrechazodelsábadoanterior.Cuandoreparóen Mateo solo en medio del salón, vio una oportunidad de seguirescapandodeRaúl.—¿Quépasa?¿Tuprimo teha abandonadoa tu suerte?—lepreguntó
acercándose.—Yaves.Hadichoqueibaasaludaralachicadelcumpleaños.Porque
estoesuncumpleaños,¿no?—Sí,enefecto.—Puessehalargadoynohavuelto.—Venytedaréunpocodetarta,¿teapetece?—¿Eresladueñadelacasa?¿Olachicaelcumpleaños?
—Ningunadelasdoscosas,perocomosilofuera.Latartalahehechoyo.Entraron en la cocina en cuya mesa estaban colocadas las bebidas y
tambiénlatartayalgunascosasparapicar.—Sírveteloquequieras.—Solounpocodetarta.Alguienmehadadounacopa.Permanecieron en la cocina un rato mientras que Mateo tomaba su
racióndetartay luegosalieronalsalón.Nadamásaparecer,Inmasintióque Raúl les miraba con el ceño fruncido y una evidente expresión deenfadoy sintióun cierto regustillo.Bien, eso le serviríapara sacarse laespinitadel sábadoanterior.Ydecidióno separarsedeMateoen toda lanoche. Que aquel gilipollas se enterara de una vez que ni era de suexclusivapropiedadnilenecesitabaparanada.Se volvió hacia su acompañante y le sonrió, sentándose juntos en un
rincóndelsofáacharlar.Durantemuchoratoaguantóestoicamentelavidadelchico,suinfancia,
suadolescencia,susestudiosysusaficiones,conunasonrisafingidayuninterés que no sentía. Por el rabillo del ojo veía a Raúl, apoyado en lapared, charlando con Javi, con un vaso que no bebía en la mano y sinquitarleslamiradadeencimaaellayaMateo.Cuandoalguien,yabastantetardepusomúsica,estelepreguntó:—¿Bailas?—Sí,¿porquéno?Se sumaron a los que habían empezado a bailar, y perdió a Raúl de
vista.DesdeelrincóndondehablabaconJavi,RaúlseguíaobservandoaInma
bailarconMateo.Apenaspodíaprestarleatenciónalchico,yesperabaqueélnosedieracuentadequehablabaprácticamenteparalapared.Desdeelsábadoanteriorydurantetodalasemana,Inmayélapenassehabíanvistoyenningúnmomentoasolas.Parecíacomosiellaleevitase,yeseeraelsíntomamás evidente de que lo que había ocurrido la nochedel sábadohabíasidomotivadoporelalcoholynoporqueellahubieracambiadodeopinión.Aunasí,habíaesperado impacienteasaliraquellanochecon laesperanzadepoderhablarconellaypreguntarlesobreeltema,aunquenofueraalgomuycaballerosopor suparte.Pero Inmano lehabíadado lamenoroportunidad.SehabíapegadocomounalapaalprimodeCarlosy
noseseparabadesulado,probablementeparaevitarleaél.Pocoapoconotabacómounanegradepresiónseapoderabadeélyla
fiestase leestabahaciendo insoportable. Inmaestababailandoconaqueltíoalqueacababadeconocermuchomásdeloquehabíabailadoconélenelañoymedioquehacíaqueseconocían.MientrasescuchabadistraídoaJavi,nopudodejardepensarquetenía
que aceptar de una vez que lo de Inma nunca iba a funcionar, que noimportaba lo que hiciera para lograrlo.Y a pesar de que sabía que ellasentía algopor él, nunca iba a querer quehubiera alguna relación entreellosmásalláde la amistad.Era tercacomounamulayhabíahechodeaquellounacuestióndeorgullo.Noimportabaqueseestuvieramuriendopordentro,niquenecesitaradesesperadamentealguienasulado.Jamáslepermitiría que fuera él, y no era solo porque se hubiera acostado conAlba,aunqueesohabíacontribuidoaaumentarsudesconfianza.AquellanochemásquenuncateníalacertezadequeInmajamásibaa
sersuya.Pormuchoqueelladejaraavecesaflorarsussentimientoshaciaél, siempre se volvía atrás después, y cada vez que eso sucedía,Raúl lasentíamáslejosymásinaccesible.Esos negros pensamientos se iban apoderando de su ánimo cada vez
más.Depronto, sintió unas ganas terribles de emborracharse hasta caerredondosinimportarleloquepudierahacerdespués.Sinimportarlenada.YdejarqueFranlellevaseacasahechounpingajo,comohabíasucedidoalgunaqueotravezenelpasado.Algoquenoocurríadesdequesehabíapropuesto conquistar a Inma. ¡Dios, qué lejos quedaba aquello! Elconquistadohabíasidoél,ydequéforma…Pero aquella noche lo necesitaba. Necesitaba algomás que un par de
cubatas.LeharíacasoyvolveríaalRaúldeantes.YseolvidaríadeInmadeunavez,pormuchoquelecostara.Dejaríalapandilla,seguroquenoleibaa faltargenteconquiensalir.Dejaríadeverlaydemorirsedeceloscada vez que la viera hablar o bailar con otro tío… como le estabapasando esanoche.Dejaría deverla comoalgo suyo, cosaquepor otrapartenuncahabíasido.MiróaJaviylesusurró,intentandolibrarsedeéldeunaformaqueno
resultarademasiadoevidente:—CreoquedeberíassacarabailaraMaika.—¿Túcreesquelegustaría?
—Pues claro que le gustaría, chico… Está deseando que lo hagas. Yalgomásquebailar,diríayo.Javisuspiróhondodándosevalor.—Lo sé, pero es que soymuy tímido…No sé cómo decirle queme
gustamucho.—Nohacefaltaqueselodigas,bastaconqueselodemuestres.Sácalaa
bailarydaleunbeso.Eseesunlenguajequeentiendentodaslasmujeres.Sinoteacepta,tedaráunahostia,perosi tedevuelveelbeso,yanohaynadamásquedecir.OnoconozcoaMaikaoellalodirátodo.—Bien,vamosallá.Aversimeatrevo.Le vio acercarse a ella y pocos minutos después se unían a los que
bailaban.Élseencaminóa lacocina,dondeestabasituadoelalmacéndelasbebidas,ycogióunabotelladeJBsinabrir.Sabía que había sidoMaika quien se había encargado de comprar las
bebidas,demodoquecogióunbilletedeveinteeurosylocolocódentrode uno de los muebles de la cocina. Abrió la botella y salió con ella,deslizándosedespacioymedioaescondidas,hacialaterraza.Estaestabaaoscuras, iluminada apenas por las luces de la calle. Solo distinguió unasillamediorota,alaquelefaltabaunapata,ysesentóenelsuelo,ocultoalasmiradasdequienpudieraapartarlacortinablancaymirarhaciaallí.Yempezóabeberdirectamentedelabotella,apequeñossorbos,comosideaguasetratara.Apenas habían pasado diezminutos cuando la puerta de la terraza se
abrióySusanaseacercóysesentóenelsueloasulado.—¿Quésesuponequeestáshaciendo?—lepreguntó.—Tomarme una copa tranquilo. ¿Y tú? ¿También quieres tomarte un
descansodemiqueridoamigo?—No,tehevistosalirylehedichoaFranquequeríahablarcontigo—
yañadióseñalandolabotella—.Yesoesalgomásqueunacopa.—LehedejadoaMaikaveinteeurosacambio.Novoyaquitarlenadaa
nadie.—Nosetratadeeso.Vaasentartemal.—Meimportauncarajo.—Demodo que estás decidido a ser tú el que monte el número esta
noche.
—Nopiensomontarningúnnúmero.Mebeberélabotellaymequedaréaquí,enesterincóndelaterrazadondenadiesabequeestoy,adormirlamona. Y cuando todos se hayan marchado me largaré a mi casa… ydesapareceré.Susana lemiró alarmada.La fría determinacióndeRaúl, sus palabras
amargas,laestabanasustando.—¿Quéquieresdecirconquedesaparecerás?—Quenovolveréasalirconvosotros.—¿Yesoporqué?—Yasabesporqué.—Estásborracho,Raúl.Nosabesloquedices.—Noestoyborracho…aúnno.—Damelabotella,porfavor.—No.Esmía…lahepagado.—Nosetratadeeso.Cuandosebebetantosepierdeelcontroldeloque
sehace.—¡Nomedigas!Soytodounexpertoeneso.Lohesufridodetodaslas
formasimaginables.Hastalaprincesitadehielopierdelospapelescuandosetomadoscopasdemás.—TerefieresaInmaelsábadopasado,¿no?—Demodoquelohacontado.Bueno,esunconsuelosaberquenoes
tanperfectacomoparece.Oshabréisreídodelolindocuandoosdijoquela respeté a pesar de que se lanzó a mi cuello, porque no quiseaprovecharmedesuestadodeembriaguez…—Nolohacontado.Yolosabíaporquefuiyoquienleaconsejóquese
tomaraunpardecopasparaperderlasinhibiciones.Raúlsoltóunacarcajada.—¿Tú?¿TúleaconsejasteaInmaqueseemborrachara?—Queseemborracharano,soloquesetomaraunpardecopas…pero
ella no bebe casi nunca y se le subió a la cabeza más de la cuenta. Ytampocoestabatanborrachaquenosupieraloquehacía.—¿Queno?Joder,semeechóencimanadamásentrarensucasayme
pidióquemequedaraadormirconella.—Lediootrotragoalabotella—. Ojalá lo hubiera hecho, porque no se me va a presentar otraoportunidad.Melargarédelaputapandillasinhabérmelafollado.
—Nosientesloquedices.Sisevolvieraarepetir,volveríasahacerlomismo.—Probablemente.Soytangilipollascomoparaeso.—Raúl,¿nosetehaocurridopensarqueInmanotebesóytepidióque
te quedaras porque estuviera borracha, sino que fue al revés? ¿Que seemborrachóparatenerelvalordehacerlo?—¿Noeslomismo?—No,noloes.—Y si tienes razón, si quería de verdad que me quedara ¿por qué
cuandolallaméaldíasiguienteestabatanbordeconmigo?Ledijeporquéme había ido, pero pasó demí.Me pidió que la dejara en paz. ¿Y estanoche?¿Tambiénestanochequiereestarconmigo?Noseseparadeltipoese, ni siquierame hamirado. No, Susana, gracias por intentarlo, perodéjame con mi botella. Es la única compañía que necesito esta noche.Vuelve ahí dentro, no desperdicies tu fiesta de cumpleaños conmigo.Además,tunoviotienelospuñosmuyligeros,noquieroacabarlanocheconvariosdientesmenos,ademásdeborracho.—Estábien,comoquieras.Susanaselevantóysaliódelaterraza.
Inma bailaba con Mateo cuando vio a Susana que se acercaba haciaellos.—Perdonad,perotengoquehablarcontigounmomento,Inma.Esta se separó sorprendida. Susana era demasiado prudente para
interrumpirunbaileasícomoasí.—¿Quépasa?—Raúlestáenlaterraza.SehaatrincheradoallíconunabotelladeJB,y
selaestábebiendoapaloseco.Inmapermanecióensilencioporunmomento,yluegopreguntó:—¿Yquéquieresquehagayo?—Quesalgasyseloimpidas.—Raúl esmuymayor ya, Susana. Si se ha empeñado en beberse una
botelladewhiskynadieselovaaimpedir,yyomenosaún.—Estásequivocada.Solotúpuedeslograrlo.Yohesalidoahablarcon
él y le he visto bastante deprimido y amargado. Dice que se va a
emborracharporquetúpasasdeél.—¡Joder! ¿Que yo paso de él? ¿Quién coño está pasando de quién?
Haceunmesquecasinomedanilosbuenosdías,yelsábadopasadocogíunacogorzademuertequemehatenidotresdíascondolordecabeza,ymelancéasucuelloylebesé.Yhastalepedíabiertamentequepasaralanocheconmigo…yselargó.¡Yahoramevieneconestas!Puesbien,quemonteélelnúmeroestasemana,siquiere.Eldomingopasado,despuésdellorarmucho,meprometíamímismaqueRaúlseacabó.Susanalepusounamanosobreelbrazo.—Inma…Estáishaciendobastanteeltontolosdos.Túteemborrachas
para tener el valor de decirle que te mueres por él, él se emborrachaporquecreequetúnolequieres.¿Porquénodejáislabotelladeladodeunavezyoshabláisclaramente?Yahoranoestamoshablandodeunpardecopas…Si se tomaesabotellacasi sincomer sevaaponermalodeverdad.Anda, no seas tonta, deja de lado elmaldito orgullo y sal ahí yacabaconestodeunavez.Inmaseencogiódehombrosydijo.—Estábien,verésipuedoconseguirquedejedebeber.Sedirigióhacialaterraza.Apartólacortinablancaqueestabacorriday
salió a la oscuridad. Tuvo que acostumbrar un poco la vista para verlesentadoenelsueloyacurrucadoenunrincón,conlabotellaenlamano.—Raúl.—¡Vaya…!La reinade lasnieves sehadignadoabandonar la fiestay
salirareunirseconunsimplemortal.Ella le fulminó con la mirada, pero no hizo ninguna réplica a sus
palabras.—¿Quésetehaperdidoaquí?Ellasesentóasulado,acomodandolaminifalda,yleagarrólabotella.—Meapeteceuntrago.Raúlnoseladejóarrebatar,ydijo:—Noteloaconsejo.Luegoteduelelacabezayteponesmásbordeaún
delohabitual.—Tambiéntedoleráatisitelatomas.—Daigual.Yotengolacabezamuydura.—Esoesverdad,tienesunadelascabezasmásdurasqueconozco.
—Hayquienmegana.Inmasonrióanteeltonoenfurruñadoysintióqueelenfadoquesentía
haciaél,seevaporaba.—Esposible—admitió—.Anda,damelabotella.—Noquiero,esmía.Lahepagado.—Tevaasentarmal.Hacemuchoquenobebestanto.—Cierto. Últimamente me he visto obligado a tomar solo unas
asquerosas infusiones…Yestoyhasta loshuevosde infusiones.Hoymevoyahinchardewhisky.—¿Notegustanlasinfusiones?—¿Aalguienlepuedegustaresomásqueati?—¿Yentoncesporquételasbebíasyhastarepetías?Raúlclavóenellaunamiradafijaydura.—Nofinjasquenosabesporqué.Dejadejugarconmigo,hoynoestoy
dehumor.—Noestoyjugandocontigo,Raúl.Nuncalohehecho.—¿Ah, no? ¿Para qué has salido aquí entonces? ¿Para atormentarme,
quizás?Porquenoquerráshacermecreerqueesporqueteimporto…—Claro queme importas.Además, el sábado pasado túme llevaste a
casa cuando consideraste que estaba rebasando el límite de lo quedebíabeber, y yo voy a hacer lo mismo contigo esta noche. Aunque tú noquieras.—De modo que has salido a devolverme el favor. Olvídalo, no me
debesnada.Elsábadopasadohiceloqueconsideréquedebíahacer…entodomomento.—Yotambiénestoyhaciendoahoraloqueconsideroquedebohacer.Raúlclavóenellaunosojosbrillantesycargadosdeamargura.—Solohayunacosaquepuedeconseguirqueyonomebebalamaldita
botella estanoche,yesqueadmitasdeunavezque sientesalgopormí.Queteimportodeverdad,yqueestásdispuestaaperdonarmeyaolvidartodoelpasado.El tuyoyelmío.Sinoesasí,vuelveahídentrocon«elbarbas»ydéjameamíemborracharmeenpaz.—Creí que todo eso había quedado claro el sábado pasado cuando te
beséytepedíquetequedaras…Mecostómuchohacerlo,admitirqueloquesientopor tiesmás fuerteque todo lodemás.Ysimalno recuerdo
fuistetúelquepasódemíentonces.—Noquieresentenderlo,¿verdad?Marcharmefuelomásdifícilquehe
tenidoquehacerenmivida.Peronoqueríaacostarmecontigo sinestarsegurodequeeraeso loque túdeseabas realmente.Noqueríacorrerelriesgodequetearrepintierasaldíasiguiente.—Lediounnuevotragoalabotella. Inma alargó la mano y se la quitó al fin, sin que Raúl pusieraresistencia esta vez, y la colocó fuera de su alcance.Él siguió hablandoconamargura.—Nadiemejor que yo sabe cuánto puedes arrepentirte de algo al día
siguiente de una borrachera. Llevo meses pagando por ello un preciodemasiadoalto.—¿Yentoncesquépretendeshacerestanochetomándoteunabotellade
whisky?¿Lomismo?Nolopermitiré.—¿Quéesloquenopermitirás?—Que hagas algo de lo que mañana te arrepientas. Con una vez fue
suficiente.Nocreoquepuedavolverapasarporello.—¿Quéestás tratandodedecirme?¿Quevasaperdonarme?¿Quehas
olvidadoloquehice?—Estoytratandodedecirtequedejesdehacerelimbécilymebesesde
una vez, capullo. Que no puedo más… Te quiero… y te juro que heintentadoportodoslosmediosposiblesnoenamorarmedeti,peroereselcapullomásadorable…Raúl no la dejó continuar.Alargó lamano por detrás de su cabeza y
sujetándolafirmementeparaquenosearrepintieraenelúltimomomento,labesóconfuerza.Laboca le sabíaawhiskyyanata,yella saboreóambascosasensus
labios y su lengua. Le rodeó la cintura con los brazos y le atrajo haciaella, desesperada por sentir su cuerpo cerca. El beso suave y lento seconvirtióenpurofuego.Inmaseacercóaúnmásybuscósuespaldabajola camisa a rayas negras y grises. Raúl, con unamano dio un violentotirón a los botones, desabrochando algunos, arrancando otros, para queella pudiera acariciarle, y después deslizó la mano sobre uno de lospechosdeInma.Ellaseseparódesubocayenterrólacaraenelcuellodeél,dándoleunchupetóncontodassusfuerzas.Raúlseriobajito.—¡Vaya,vaya…!La reinade lasnievesno es tan fría comoaparenta,
¿eh?Meparecequeesohadejadomarca.
—¿Teimporta?—Meencanta—dijometiendolamanobajoel jerseydeInma.Ellase
estremecióyvolvióabesarleenelcuello—.Megustaquerespondasasíamiscaricias.—Nosoyfría…Ponmeaprueba…—Esoestáhecho—dijoéldándoleconelpiealasilladesvencijaday
colocándolacontra lapuertaparaquenadiepudieraentrar en la terraza.Después,ysinqueInmatuvieratiempodereaccionarlaabrazóconfuerzaylahizotenderseenelsuelo,echándoseencimadeella.—¿Aquí?¡PorDios,Raúl,estásloco!—Nadiepuedeentrar,lapuertaestátrabada.—Aun así. Si abren la cortina lo suficiente pueden vernos. Y los
vecinos…Raúlnolehizocasoyempezóamorderlelaoreja.—Aquíno,porfavor.—Esoteníasquehaberlopensadoantesdemordermeelcuello.Esees
unpuntoqueparamínotieneretorno.—Vámonosamicasa.Seguiremosallí.Él suspiróyseapartóvolviendoasentarseenel rincóndondehabían
estadoantes,másocultoaposiblesmiradasquetendidosenelsuelodelaterraza.—Nopuedoentrarahíasí—dijoagarrándolelamanoycolocándosela
sobrelabragueta.—¡Joder!Raúllamiróalosojosylesonriópicarón.—Vasatenerquehaceralgoparasolucionarlo.¿Unaperitivoquizás…?Inmasoltóunacarcajada.—De acuerdo —dijo abriéndole la cremallera del pantalón y
empezandoaacariciarle.Raúlvolviólacaraylabesómientrasdeslizabasupropiamanobajo laminifaldade Inma, abriéndosepaso a travésdeltanga.Sebesarondurantelargorato,acariciándosemutuamente,yluegoInma
enterró la cara en el cuello de Raúl, con la atención dividida entre losmovimientosdesumanoylassensacionesquelosdedosdeRaúl,dentrodeella,leprovocabanasuvez.Ambosllegaronalorgasmocasialapary
sequedaronallíquietosyapoyadosunocontraelotro,sinsiquierapoderhablar.Despuéséllepreguntó:—¿Tienesunclínex?—No…MibolsoestáeneldormitoriodeMaika.¿Ytú?—Enmicazadora.TambiéneneldormitoriodeMaika.—¡Mierda! ¿Y ahora qué hacemos? —preguntó ella mirándose las
manoshúmedasypegajosas.—Supongo que aguantar el tipo hasta el baño y rezar para que esté
vacío.Porquecomosedencuentadeesto,vamosatenercachondeoparatodo lo que queda de carrera. —añadió Raúl mostrando sus manostambién—.Nocreasquelasmíasestánmejor.Concuidadoyusandosolodosdedos,seabrochólacremallerayestiró
cuidadosamentelacamisasobreellaysedispusieronasalirdelaterrazaydirigirselomásdiscretamenteposiblealbaño.—Esperoquenohaya llegadonadienuevoyme loquieranpresentar,
porquetendréquedarledosbesossiesuntío,aunquedespuésMiguelmetachedeloquesea.Salieron de la terraza y nadie pareció haber notado su ausencia.Raúl
observóqueMaikayJavibailabanmuyabrazaditos,enactitudinequívocadehabersuperadolafaseamistosa.SoloSusana,quetambiénbailabaconlacabezaapoyadaenelhombrodeFran,levantólacaraylesmiró.InmalesonrióyRaúlleguiñóunojo,yambosseperdieronenelpasilloquedabaalbaño.Unavezenél,Raúlcerrópordentroysedesabrochóelpantalónpara
limpiarse. También Inma se lavó las manos, y le dirigió una mirada atravésdelespejo.Éllesonrió.—Loscalzoncillossehanmanchadounpoco,perosupongoquepodré
disimularlo en casa. Últimamente he tenido algunos problemillasnocturnos,asíquecolará.—Cuandolleguemosalamíapuedeslavarlos,siquieres.Porlamañana
yaestaránsecos.Porquesupongoquetequedarás,¿no?Él terminó de lavarse y abrochándose de nuevo, se acercó a ella por
detrásylerodeólacinturaconlosbrazos,mirándolaatravésdelespejo.—Porsupuestoquemequedaré.Yteaseguroquecuandolleguemosa
tu casa seme ocurriránmuchas cosasmejores que hacer que lavar loscalzoncillos.
Deslizóunamanohaciaarribayleacariciólacara.—¿Sabesqueestáspreciosaahora?Siempreloestás,porsupuesto,pero
esebrilloquetienesenlosojosenestemomento…Susmiradasseencontraronatravésdelespejo.—Estoylocoporti—dijoenunsusurro.—Eresunzalamero.—Nosonzalamerías,eslaverdad.Estoyenamorado.Inmalevantolaceja.—¿Durantecuántotiempo?—Durante mucho, espero. —La apretó con fuerza contra él—. No
tengasmiedo.Noteharédaño.Inmasedejócaercontraél.—No tengo miedo… solo estoy aterrada. Pero supongo que no hay
formade evitarlo.Ya es tarde…si también tepierdo a ti undía, sufrirémucho, pero la sola idea de no tenerte nunca, de dejarte marchar sinhabertetenido,esmásinsoportableaún.Raúllediolavueltaylaabrazóconfuerza.—No eres la única que tiene miedo, ¿sabes? Yo también estoy
acojonado.Measustaloquesientoporti,loquequierodeti.SientoqueelRaúlquefui,elquequeríaser,estámuylejos.Yquecuandomiroalfuturoteveoconmigo.Quierogritarlealmundoqueestamosjuntos,quieroqueteconozcamifamilia,quemeconsiderespartedetiydetuvida.Raúl la mantenía fuertemente abrazada con una mano y con la otra
empezó a acariciarle la mejilla con el pulgar, muy despacio, comosiguiendo cada línea de su cara, como si quisiera aprendérsela dememoria.—Quierodesprendercadaunadelascapasdefrialdadconqueproteges
tucorazónyllegarhastaelfondodetualma.Séquenoseráfácil,queaúnno confías en mí del todo… pero lo conseguiré, amor. Tengo muchapaciencia.Ellasonriómirándolealosojos.—Querrásdecirqueeresmuycabezota.—Llámalocomoquieras—dijoriéndose—,peroloconseguiré.Inclinólacabezaylabesóconsuavidad.Unbesolargoydulce,unbeso
queInma jamás lecreyócapazdedar.Cuandosesepararon, Inmasintió
queunadesuscapasdefrialdad,comoél lashabía llamadoantes,habíacaído.Ysuposinningunadudaqueaquelcapulloibaarobarleelcorazóncomojamáslohabíahechonadieantes.—Creoqueserámejorquesalgamos—dijoél—.Seguroqueahífuera
hay una cola de gente esperando a entrar en el baño. ¿Quieres que nosmarchemos ya a tu casa o prefieres seguir un rato más en la fiesta?Bailandoconmigo,porsupuesto.Lejosdelbarbas.—Megustaríabailarunratocontigo,capullo.Yverlascarasqueponen
losdemás.—¿Sigosiendouncapullo?—Esosiempre…peroahoraeresuncapulloadorable.—Bien.Megusta—dijoabriendolapuerta.Encontradeloqueesperabannohabíanadieenelpasillo.Salieronal
salónyRaúllerodeólacinturaconlosbrazos,mientrasqueelladeslizabalos suyos por detrás de su cuello y apoyó la cabeza en su hombromezclándose con el resto de las parejas que bailaban, y tratando deignorarlasmiradasdesorpresadetodossusamigos.
Capítulo32
Sevilla.Junio,2002Porprimeravez en suvida,Susanano teníanadaquehacer.El curso
habíaterminado,elpapeleoestabaarregladoyyasololequedabaesperara que al día siguiente, en una ceremonia pública y oficial, el decano leentregaraeltítuloyfueraademáscondecoradaconunamenciónespecialdebidoasuscalificaciones.Elsueñodesuvida,desdequeeraunaniña,sehabíacumplidoalfin.Latogarojooscuroconquedeberíaacudiralactoestabaplanchaday
colocada enunapercha, colgadade la puertadel dormitoriopara evitarquesearrugaseenelpequeñoarmario.TambiénFran ibaagraduarseconellaaldíasiguiente.Tansoloellos
doseInmahabíanterminadolacarrera.Alrestoaúnlesquedabanalgunasasignaturas que debían aprobar en septiembre o quizás volver amatricularse de ellas al año siguiente. A Carlos aún le quedaba todoquinto.Y ella tenía sobre el mueble la carta de un bufete de Barcelona
ofreciéndole trabajo. Un bufete grande e importante, con muchosabogados en nómina, y que le ofrecía un sueldo de dos mil eurosmensualesmás porcentaje de las indemnizaciones que consiguiera, paraempezar. Toda una fortuna para ella, acostumbrada a sobrevivir con lamiseriadelabeca.Ylaincorporacióninmediata,enquincedías.Una carta de la que no le había hablado a nadie, porque no la quería
aceptarpormuybuenaofertaquefuese,yqueromperíasinpesarsoloconqueFranlehablasedeunfuturoencomún.Peroélnosolonohabíahabladodenadadeeso,sinoqueestabamuy
raroúltimamente,evasivoyhuidizo.Yenabsolutoilusionadoconelfinalde lacarrera,aunquefingiera locontrario.Aellanopodíaengañarla.Ytemía que el fin de su relación, aquello que siempre había sabido quellegaría,estabamuycerca.LosuyoconFranseibaaterminarjuntoconsuépocadeestudiantes.Merchellegódeltrabajoylaencontrópensativadenuevo.
—¿Otra ven enBabia?Nena, a ti eso de no tener que estudiar te estásentandomuymal,¿eh?—No es el no tener que estudiar, aunque me siento muy rara de no
sentirlashorastotalmenteprogramadas.Loquemepasaesquecreoqueestoseacaba.—¿Quéseacaba?¿Lacarrera?—No,lomíoconFran.—¿LotuyoconFran?¿Otravezconlomismo?Susanalleváistresaños
ymedio juntos, y llevo escuchándote decir eso a cada pelea que habéistenido.—Sí,ya losé,peroahoraesdistinto.Ysiemprehesabidoquetendría
unfinal.—Notieneporquéserasí.—Vamos,Merche…Entresañosymedionuncahahabladodefuturo,
nisiquieraleshadichoasuspadreslonuestro.—Tútampocolohasdichoencasa.—SiFranlohubierahechoprimero,hacetiempoqueélseríaminovio
oficialdelantedetodoelmundo,ynouncompañeromás,mezcladocontoda lapandilla.Mira Inma.Ellahace tiempoque formapartede lavidafamiliardeRaúl,asisteacomidas,celebracionesylaconsideranunamásde la familia.Y yo…Fran todavía tiene que decirmentiras para quedarconmigo. Nunca hemos pasado juntos unas navidades, siempre locelebramos todo a escondidas. Y últimamente está muy raro…Malhumorado y evasivo. Seguro que está pensando en cortar y no sabecómohacerlo.—Susana,yatehasmontadoparanoiascomoestaotrasvecesysiempre
tehasequivocado.Franestámuyenamoradodeti.—Losé,peroesonosignificaquenocomprendaqueestonuestrovaa
ser muy difícil fuera de la facultad. Y no estoy segura de que quieraenfrentarsealoquesignificaríaseguirconmigo.Suspadresnuncavanaaceptarme,sutrabajoenelbufeteseveráafectado…Nolosé,Merche.Noestoyseguradequeélquieraopuedarenunciaratodopormí.Nopuedopedirleeso,porqueséqueyojamásrenunciaríaamifamilia…nisiquieraporél.—¿Lohabéishablado?Creoquedeberíasdecirletustemores.—No puedo. Estoy tan asustada, tengo tanto miedo de perderle…
Siemprehesabidoqueseacabaría,peroahoraquequizáshayallegadoelmomento,comprendoquenoestoypreparadaenabsoluto.—¿Peropor qué estás tan seguradequequiere cortar? ¿No serán tus
propiostemoreslosquetehacenverfantasmas?—Yatehedichoqueestámuyraro.Pensativo,ausente…Yestanoche
mehapedidoquelapaseconél.Nuestraúltimanochedeestudiantes,hadicho. Quiere que me ponga el camisón de nuestra primera vez. ¡Nisiquierasésimeentrará,desdequetomolapíldoraheengordadodosotreskilos!Quizáquieraterminarcomoempezamos.—¿Yquévasahacersiesasí?—Disfrutardeestanochesinpensarennada.Yluego,siquierecortar,
leayudaréahacerlo.—¿Leayudarásahacerlo?¡Susana,measustas!¿Enquéestáspensando?Cogiólacartadelbufetecatalányselaenseñóasuhermana.—¿Nohabrásaceptadoesto,verdad?—No, ni lo aceptaré si él quiere seguir. Tengo quince días para
pensármelo. Pero si insinúa algo de dejarlo, ahora o después de lagraduación de mañana, le diré que ya he tomado una decisión y heaceptadoelpuesto.YmemarcharéaBarcelona.—¿Así? ¿Sin siquiera ponérselo difícil? ¿Como si fueras tú quien
rompe?—Franme ha hechomás feliz de lo que nunca pensé que podría ser.
Solopuedoestarleagradecidaporestosaños,Merche.Yséquetampocoseráfácilparaél…perojoder,tengoquereconocer,aunquemeduela,quequizánotengamosotrasalida.Sí,siintuyoquequierecortar,leayudaréahacerlo, y después me temo que te tocará otra vez a ti ayudarme asuperarlo,hermana,antesdeirmeaBarcelona.—¡Dios, mío, Susana… a Barcelona, tan lejos de todos nosotros,
sola…!—Tendréun trabajomaravillosoenelquerefugiarme.Ysicortocon
Fran, no podría quedarme cerca, verle, quizá con otra mujer de suentorno…—Nena, nena, para. Estás presuponiendo demasiadas cosas. Y que yo
sepa,esenovio tuyonohadichonimediapalabrade todoesoqueestásimaginando.Noprecipiteslosacontecimientos.Loquetienesquehaceresolvidarte ahora de todo eso y ponertemuy guapa para salir con él esta
noche.Notardaráenllegar.Ydisfrutarcomounaloca.Mañanaesundíamuyimportanteparati.Paralosdos.—Cierto.Semeechalahoraencima.
Unahoradespués,Fran,vestidoconpantalón,camisaychaqueta,llamóa la puerta. Susana se había puesto una falda negra y una camisa rojooscuro que Merche la había regalado por la graduación, sus primerasropaselegantesdeabogado.Salióaabrir.—¡Dios,mío...!¿Quétehashecho?—preguntóalverle.La melena rubia que le caía sobre el cuello la tarde anterior, había
desaparecido.—Mehedisfrazadodeabogado.Metemoqueesloquesoyapartirde
ahora.Ellaalargólamanoyleacariciólanuca,desnuda,sintiendounaextraña
sensacióndevacíoensuinterior.—Elcortedepelosignificaelfindeunaetapa.Ahorasomosabogados
yesosuponetenerquedejaralgunascosasenelcamino.Susanasintióquealgoseleencogíaenelpecho,ysupoquesuintuición
noibadescaminada.—Tútambiénestásmuyguapa.—También me he disfrazado de abogada —dijo, y dirigió una
significativamiradaasuhermana—.Bueno,Merche,hastaluego.—Hastamañana—lacorrigióFran—.Nonosespereshastalahorade
desayunarporlomenos.—Nolatraigasmuytarde,quemispadresllegaránparalagraduación
sobre lasnueveymediao lasdiez.Ynoquisiera tenerqueexplicarporquémihermananohallegadoacasaaesashoras.—Notepreocupes,vendremosantes.Susana subió al Opel corsa ya tan familiar para ella, y mientras se
ajustabaelcinturón,Franlepreguntó:—¿Hastraídoelcamisón?—Sí.Estáenelbolso.—¿Tepasaalgo?Tenotorara.—Será el no tener nada que hacer…O quizás el hecho de que ya el
sueñodetodamividasehacumplido.Supongoquetengoqueadaptarmealcambio.—Comprendo. A mí también me pasa algo parecido, es cuestión de
tiempoqueloasimilemos.—Sí,supongo.Fran colocó la mano sobre el muslo de Susana mientras conducía,
comosabíaqueaellalegustaba,ylaacariciósuavemente.Comosiempre.—Peroloscambiosapartirdemañana,¿eh?Ahorano—añadió.Susanasonrió.—No,ahorano.ÉltomólasalidadeSevillaendirecciónaTomares.—¿Dóndemellevas?—Nuestraprimeravezfuealgomuybonito,perotienesquereconocer
queelsitioeraunpococutre.Hoytenemosalgoquecelebrar.—¿Ah,sí?—preguntóellaesperanzada.—Puesclaro.Somosabogadosporfin.—Sí,porfin.Peronomehasdichodóndevamos.—Aunsitiobonito.Yestavezvasadejarquemegasteunapastayte
inviteatodoloqueyoquiera.¿Verdad?Novasaprotestarpornada.—Pornada.Fran cogió el camino que conducía al hotel Alcora y aparcó. La
condujo hasta un comedor situado al fondo, con una pared acristaladadesdelaquesedivisabaunpaisajefantástico.Lesllevaronhastaunamesasituadaalbordemismodelmiradoryencargaronlacomida.Susana apartó de su mente todo lo que la había estado rondando y
disfrutódelacomidamirandoaFran,sentadofrenteaella,consunuevoaspecto.—¿Estásnerviosoporlodemañana?—lepreguntó.—Unpoco.Sesuponequetenemosquedecirunaspalabrasalrecibirel
título,yesonadatienequeverconlosejerciciosderetóricadeclase.—Tú no tendrás problemas con eso, eres muy extrovertido. Para mí
será un pocomás difícil, pero si en el futuro tengo que hacer frente ajuecesyjurados,tengoqueacostumbrarme.—Loharásdemaravilla,comotodo—añadióél—.Yluegomispadres
han organizado un almuerzo en mi casa y han invitado a amigos y
clientes,todosrelacionadosconelmundodelderecho.—También yo me iré a comer a un sitio especial con mis padres,
MercheeIsaac—admitióella.SintióunapunzadadetristezaalrecordarqueInmaibaacelebrarsugraduaciónconRaúlysufamilia,mientrasqueellayFranibanahacerloporseparado.Perodesechóesospensamientos.Ellosloestabancelebrandoesanoche.—¡Ojalá mis padres se hubieran contentado con algo tan sencillo y
familiar! Pero han montado un circo del demonio. Y tengo que ir,supongo que se lo debo. Aunque solo sea porque me han pagado lacarrera.—Yporquesontuspadres,Fran.Tienenqueestarmuycontentosdeque
hayasterminadoalfin.Élsonrióescéptico.—Sí, ya tienen un abogado más en la familia para que continúe la
tradición.OtroFigueroayRoblesqueañadiralaplacadelapuerta.SusanaguardósilencioantelaamarguradelaspalabrasdeFran.Élse
rehízoenunminuto.—De lo último que quiero hablar ahora es de mis padres y de la
celebracióndemañana.Esta noche es nuestra y novan a estropeármela.Raúl me ha llamado y me ha dicho que él y toda la panda van a estarmañana en la graduación, y quiere que nos hagamos unas fotos todosjuntos.—Seráunbonitorecuerdo.Continuaron comiendo y charlando animadamente, como si se tratase
deundíamás,deunamásdelascenasquehabíancompartidodurantelostresañosymedioquehabíaduradosurelación.Susanaesperabaqueéldijeraalgo sobreel futuro, sobre loqueellos
dos iban a hacer a partir de ahora, en un sentido o en otro, pero él selimitabaacomerycharlar,deltiempo,delosamigos,delacomidaydemiltemasintrascendentes.Cuandoterminaronelsegundoplato,élpidióalcamareroquecargaralacuentadelacenaalosgastosdelahabitación.—¿Yelpostre?—preguntóSusanaquejamásrenunciabaaellos—.¿Te
loquieresahorrar?—bromeó.—Elpostrearriba,enlahabitación—dijoFranlevantándose.—¿Túereselpostre?—preguntórisueña.
—Yosoypartedelpostre.Recogieronlas llavesenrecepciónysubieronhastalasegundaplanta.
Lahabitacióneragrandeyestabadecoradacongusto,entonosazules.AFranleencantabaelcolorazul.Unaenormecamadematrimonioocupabaunabuenapartedelespacio.Sobrelaalmohadahabíaunarosaroja.—Una cama grande… Nunca nos hemos acostado en una cama
grande…—Y también tiene un jacuzzi en el cuarto de baño. ¿Recuerdas aquel
primer verano en mi casa, en la piscina? Te prometí que algún díavolveríamos a hacer el amor en una piscina. No ha podido ser, peroespero que esto lo compense. Quiero que esta noche sea algo querecuerdessiempre.Nuestraúltimanochedeestudiantes.—¿Ymañana?—preguntóellaconvozligeramentetemblorosa.—Mañanaseráotrodía,yotromundo.Susana recorrió la habitación con la mirada y al fin sus ojos se
detuvieron en lamesa llenadebombones, caramelosyuna tartadenataconalgoescrito:
RomeroyFigueroa.Abogados
Promoción2002
Tambiénhabíaunabotelladechampán.—Diosmío,Fran…Unatartaytodo.—¡Denata!¿Sabesquésignificaeso?—No.—Puesquecuandotequiteelcamisóntelavoyauntardelacabezaa
lospiesymelavoyacomertoda.—Nihablar.—¡Quenolodudes!—Losiento,perono tevoyadejarusar toda lanata.Unaparteme la
reservoparahacerlomismocontigo.—Bien, si es así… ¿Vas a ponerte el camisón mientras yo sirvo el
champán?—Deacuerdo,notardo.
Susana entró en el baño y sacando el camisón del bolso, se desnudó.Cuandoselopusoysemiróalespejo,nopudoevitarrecordarseanteotroespejomanchadodehumedad,dondesehabíamiradohacíaaños,rogandoque a Fran le gustase lo que iba a ocurrir y que no se sintieradecepcionado. Ahora sabía que le iba a gustar. Sabía todo lo que legustaba,aunquelodelanatanolohabíanprobadonunca.Elcamisónlequedabaunpocomásestrechoqueentonces,peronose
notabademasiado.Cuandosaliósabíaloqueibaaencontrar.Igualqueaquellanoche,Fran
estaba sentado en el borde de la cama con unos calzoncillos muyparecidos a los que había llevado en El Bosque. Tenía dos copas dechampánenlamano.—Venaquí—ledijoalverla.Seacercó,tomóunadelascopas,ydespuésdechocarligeramentecon
la de él, ambos bebieron de un trago hasta la última gota del líquido.Después,Franlaagarróporlacinturaysedejócaerenlacamagirandoalavezparacolocarseencima.Yempezóabesarlasinpronunciarpalabra,conunbesourgenteyapasionado,comolabesabacuandovolvíadespuésdelosveranosyllevabanmuchotiemposinverse.YSusanaseolvidódetodossuspresentimientosysustemoresyrespondióasubesoexigenteyasuscaricias.Talcomohabíaprometido,éllequitóelcamisónyhundiólosdedosen
lanatadelatartayleuntóloslabiosylospechosyacontinuaciónelrestodel cuerpo y empezó a lamerla haciendo que Susana se estremeciera depiesacabeza.Después,cuandoyanoquedabanirastro,leagarrólasmanosyselas
sostuvo por encima de la cabeza, y le hizo el amor con fuerza,penetrándolaenunsolomovimiento,ySusanagritóahogandounsuspiroy semoviócontraél con todas las fuerzasque lepermitían suscaderas,hastallegaraunorgasmocasisimultáneo,fuerteysalvaje.Susanacreyóqueélsedetendría,peronolohizo;continuómoviéndoseyellasintióquelas sensaciones, en vez de disminuir, volvían a subir de intensidad,llegandoaunnuevoorgasmo,ydespuésaotro.Hastaqueal finsedejócaer,exhausta,conlacabezaechadahaciaatrás,jadeanteyagotada.—Fran…Fran,paraporDios,quenopuedomás.Él se dejó caer sobre ella y hundió la cara en el cuello. Después se
tendióasuladoyseestirócuanlargoera.—Hummmestodetenerunacamaenormeesungustazo,¿verdad?—Sí.—Venaquí—dijogirándoseyapretándolaconfuerza—.Tehagustado,
¿eh?—¿Tienesdudas?—Ninguna. Esto de la nata es un invento. Si ya estás buena
habitualmente,connatanotedigo…Susanaseechóareír.—Meloestáspintandotanbienqueahoratendréqueprobarteyoati.—Yomedejo.—Primero tengo que recobrar el aliento. Todavía casi no puedo
respirar.Yademásestoytodapegajosa.—Ahídentrohayunjacuzzimuyhermosoparadarnosunremojón,si
teapetece.—Creoquesímeapetece.Desnuda, saltóde la camayentró enel cuartodebañopara abrir los
grifos.Franlasiguió.—Estotardaráunratoenllenarse.Mientraspodríasirtomandounpoco
de«Franconnata…».—Estodaunaidea—dijosaliendoyvolviendoconlasmanosllenasde
nata,queempezóarestregarportodoelcuerpodeél.Después, cuando el jacuzzi estuvo lleno, entraron en el agua y se
dedicaronaenjabonarseunoalotroconlasmanos.Permanecieron en el agua mucho rato, hasta que esta se enfrió,
besándose y acariciándose de nuevo. Después se secaron mutuamente,envueltosenlosesponjososalbornocesdelhotel,ysalierondenuevoalahabitación.—Creoqueeslahorademásbrindis.Ydelpostrereal.Aúnnohemos
probadolatarta…sololanata.—Sí,peroantesquierohablarcontigo—dijoéltomándoladelamano
ytendiéndolaenlacama,asulado.Segiróparamirarla,peroSusana,alescucharlavozgravedeél,nofuecapazdeenfrentareasusojos,yclavólavistaenlalámparaquecolgabadeltecho.—¿Noquieresmirarme?
—Noesquenoquiera…Esquetehaspuestotanserio…—Loquetengoquedecirteesmuyserio.Afectaanuestrofuturo.Susanasintióqueseleencogíaelestómagoylasrodillasempezarona
temblarle.—Quizástúyaadivinasdequésetrata.—Esposible.—Sabesqueunaetapadenuestravidaseacaba…—Sí,claroquelosé.—Yquenuestrarelaciónnopuedeseguircomohastaahora.Ellaguardósilencio.—En realidad te he traído aquí como una especie de despedida
apoteósicay triunfalpara loquehemossidoelunoparaelotrodurantetresañosymedio.—Sí,imaginabaalgoasí.—Hasta ahora hemos podido ser nosotros mismos, metidos en una
burbuja formada por la carrera, la facultad, los amigos… Hemosmantenidonuestrarelaciónalmargendetodolodemás:delafamilia,deconvencionalismos…solo túyyo,y loquesentimoselunoporelotro.Quieroquesepasquehansidounosañosmuyfelices,yséqueestetipodefelicidadnose repetiránuncamás.Quizáshabráotra,deotro tipo,peroestano.Susanaapartó lamirada tratandodemantener lacalmay laserenidad.
Ellasabíatodoaquello,selollevabarepitiendodurantetresañosymedio,y creía estar preparada, pero oírlo de su boca dolía mucho. Aun así,respondió.—Sí,Fran, losé.Mañana todoserádiferentey losdos tendremosque
enfrentarnosacosasnuevasydesconocidas.—Tendremos que ganarnos la vida, y que contar con los demás. Y
tenemosquetenermuyclaroloquequeremosparaelfuturo—siguióél—. La burbujamaravillosa ha estallado por fin, y debemos decidir quévamosahacerdeahoraenadelante.Eselmomentodetomardecisiones.SusanasentíalamiradaFranclavadaenella,mientrasmanteníalasuya
fijaenlalámpara,incapazdehablar.—¿Nodicesnada?—Tú lo estás diciendo todo, Fran.Yo pienso igual que tú, aunque no
puedoevitarsentirunpocodepenaportodoloquedejamosatrás.—¿Ycreesqueyono?—Leagarrólamanoylaapretóconsuavidad—.
Perootraetapanuevaymaravillosaseabreantenosotros,aunquenoseajusteexactamenteanuestrossueños.Susanasintióqueelmundosederrumbabaasualrededor,peroaguantó
eltipo.—¿Puedo preguntarte cuáles son tus planes para el futuro? —siguió
preguntandoFran.—¿Mis planes...? Trabajar. Ya se acabó la beca y no puedo seguir
viviendodemispadres.Tengoveinticuatroañosyeshoradequemeganeelpan.Ytútambién,aunquelostuyostenganmuchapasta.—Esopor supuesto.Nopienso seguirviviendodemipadreniundía
más.—Tengounaofertadetrabajo—dijoella.—¿Ya?—preguntóFran,frunciendoelceño.—DeBonetyRius.—¿DeBonetyRius?Peroesoestá…—EnBarcelona.Recibíunacartahaceunpardedías.Meofrecendos
mileurosalmesmásporcentaje, incorporacióninmediatayalojamientogratisenunhotelduranteunmes,mientrasencuentropiso.—¿Yvasaaceptarla?«Dímelotú»,ibaadecir.Peroselopensómejor.—Nolosé.Eslaúnicaofertaquetengo.Noesquemevuelvalocapor
irme a Barcelona, pero… si tuviera otra oferta, aquí en Sevilla, o máscercaalmenos,jamásmeiría.Aunqueganasemuchomenos.Eldineronomeimporta,puedovivirconpoco.Fran permaneció pensativo, sin hablar, durante unos larguísimos
minutos que a Susana se le hicieron interminables. Luego, haciendo unesfuerzo,dijo:—Peronosería justo,has trabajadomuchoparaeso.Nodebesperder
unaoportunidadcomoesta,Susana.Quizásnuncase tepresenteotra.Temerecestriunfar—leescuchódecirconvozextrañayronca.Susanaguardósilencio.Noeraesoloquequeríaoírledecir,sinoquele
pidiera que se quedara. Que la animara a buscar un trabajo en Sevilla,cercadeél.
—Barcelonanoestátanlejos—añadió,alverlacaraimpasibledeella—.Unanocheentren,unpardehorasenavión.Seguiremosencontacto.—No, Fran, sabes que eso no es cierto. Quizás al principio nos
llamemos con frecuencia, y nos veamos de vez en cuando, pero poco apoco el trabajonos lo impedirá, el vivir enmundosdiferentes nosharáalejarnos cada vez más. No quiero estar en Barcelona, esperando unallamadaquequizásundíanoseproducirá,ypreguntándomemilveceselporqué.Oqueseaalrevés.No,tienesrazón,laburbujahaestalladoynadalareparará.Ylonuestronopodrásobrevivirfueradeella.Sitenemosquesepararnuestroscaminos,prefieroqueseaaquíyahora.Cuandotodavíasomosfelicesynosqueremos.Queestanochesealoúltimoquerecuerdedeti.Yotambiénhesidomuyfelizcontigoestosaños,yséquenuncateolvidaré.Quierorecordartecomoalgohermoso,antesdequeladistancialoestropee.Nosdespediremoshoyalamanecer,yyomemarcharéporlanoche aAyamonte conmispadres, a descansar unpoco antesde irme aBarcelona. Y tú te irás pasado mañana a Londres como está previsto.Como todos losveranos, soloqueestaveznome llamarás,nihabráunregreso.Cuandovuelvas,yoyaestaréenBarcelonayhabrésalidode tuvida…Quizásundíanosencontremosenunjuzgado,ynostomemosuncaféjuntospararecordarlosviejostiempos.—Deacuerdo—dijoFrancon lavozvelada.Sevolvióhaciaellay la
abrazóconfuerza—.Peroaúnnohaamanecido…Hagamoselamorunavezmás…Unamás…—añadióconvozahogada.Susanasemordióloslabiosparanolloraryseaferróasuespaldacon
ladesesperacióndesaberqueseríalaúltimavez.Hicieron el amor lentamente, alargando los minutos, sintiendo cada
segundo,cadamovimiento,hastaquealfinal,incapacesdecontenerse,semovieron frenéticos uno contra otro, besándose como locos,mordiéndoseloslabios,clavándoselasuñasenlaespalda.Cuandotodohuboterminado,Fransedesplomósobreella,yhundióla
caraensucuello,conungemidoahogado,apretandoloslabioscontraélpara reprimir un sollozo. Susana levantó la mano, y se enjugódiscretamenteunalágrimaquelerodabaporlacarayquenohabíasidocapazdecontrolar.Después,permanecieronquietos, incapacesdehablardurantemuchorato.Franseseparóysetendióasulado,estrechándolaconfuerzacontrasu
costado, y cerró los ojos, fingiendo dormir. Susana le imitó, ypermanecieroncalladosyquietos,losdossabiendoqueelotronodormía,hastaqueunadébilluzblanquecinaempezóaasomarporlaventana.—Creoqueeshoradeirnos—dijoFran,soltándola—.Noquieroque
tengasproblemascontuspadres,sillegamostarde.—Sí,esmejormarcharnosya.Se vistieron en silencio y salieron del hotel cogidos de la mano.
Subieron al coche, y mucho antes de lo que Susana hubiera querido,llegaronasupuerta.SusanaalargólamanoparaabrirlaportezueladeOpelCorsa,incapaz
dehablarle,incapazhastademirarlo,tratandodeaguantareltipo.Sehabíaestadoprometiendodurantetodoeltrayectoquenoibaallorar,perosilemirabanoestabaseguradeconseguirlo.PeroFrannoladejóirsesinmás.Laagarróporelbrazoylesusurró:—Susana,sialgunavezmenecesitas,noimportalolejosqueestés,niel
tiempoquehayapasado…prométemequemellamarás.—Porsupuesto—admitióellasabiendoquenoeraverdad.Sinsoltarla,élalargólaotramanoyleacariciólacaraconlayemade
losdedos,comosiquisieragrabarlaparasiempreensumemoria.—Cuídate,¿eh?EnBarcelonahacefrío.Cómprateunabufandayunos
guantes.Ellasonrióantelasalida,yconlosojoshúmedos,lesusurró:—HastasiempreFran.Graciasporestosaños.Élinclinólacabezahaciaellaparabesarlaporúltimavez,peroSusana
seapartó,conscientedequesilohacía,ibaaagarrarseaélcontodassusfuerzasyasuplicarlequenoladejara.Susojosseencontraron.—No,porfavor…no.Él seapartóy le soltóelbrazoal fin.Susanabajódelcochemientras
susurrabaenvozapenasaudiblenisiquieraparaellamisma.—Vuelveatumundo,amormío.Franpermaneció, como solía hacer,mirándolamientras entraba en el
portalyseperdíaenelinterior,peroestavezconlamiradaempañadaporunvelodelágrimas,quealfinpodíadejarescapar,yunmontóndeplanesy propuestas para el futuro que ni siquiera había llegado a pronunciar.Después de la oferta que ella le había contado, ¿cómo iba a hablarle de
pedir un préstamo y abrir un bufete juntos en un pueblo, donde lainfluencia de su padre no pudiera afectarles? ¿Cómo iba a pedirle quecompartieraconélunavidallenadeprivacionesydificultades,conunossuegros que habían amenazado con joderle la vida profesional ycondenarlaatrabajarelrestodesusdíasencasosdepocamontaymenosdinero,despuésdelosesfuerzosquelehabíacostadohacerlacarreraconunabeca?SiseibaaBarcelona,llegaríamuyalto.Eramuybuena,muchomejor abogado que él, y en el bufete de Bonet y Rius no eran tontos.AunquesabíaqueJoanRiushabíaestudiadoconsupadreylaofertateníatodo el sello de que Francisco Figueroa estaba detrás, los catalanes noerantontosylapromocionarían,conscientesdesubrillantez.Prontoseríauna de lasmejores abogadas del país, estaba seguro. ¿Cómo coño se lehabíaocurridoenterrarsutalentoenunpuebloperdido,pormuchoquelaquisiera?Arrancóelcoche,conlaamarguradesentirquesussueñosdelatarde
anteriordeunfuturojuntos,sehabíanevaporadocomoelhumo,yensulugarsololequedabaladesesperacióndesaberquelahabíaperdidoConunafríadeterminación,arrancóelcocheyregresóasucasa.Cuandosubíaa suhabitación, lade suspadres seabrióy sumadre le
salióalencuentroenbata.—¿Dóndehasestado?¿Tienesideadelahoraquees?¿Nisiquierauna
nochecomoestapuedesllegaracasaaunahoradecente?¡Yvayaunacaraque traes! ¿Cómovas a ir así a la ceremonia?Espero almenos, quenovendrásborracho…Fran ignoró todas sus palabras y le preguntó señalando la puerta del
dormitorio.—¿Estádespierto?—Puesclaroqueloestá.Ningunodelosdoshemospodidopegarojo
pensandoenquequizánoapareceríasatiempo.FranentróeneldormitorioseguidodeMagdalena.Supadreestabaen
la cama, recostado contra las almohadas con un libro entre las manos.Clavóenélunosojosfríosyacusadores.—Enhorabuena.Hasganado.Medescubroanteti,abogadoFigueroa—
dijo con voz helada, tratando de no olvidar que aquel hombre era supadre,ycontrolandolosdeseosdedirigirsehaciaélymachacarlelacaraapuñetazos.
—¿Dequéhablas?—preguntóelhombrecerrandoellibroysentándoseenlacama.—BonetyRius…Unadelasjugadasmássuciasdetodatucarrera.No
meextrañaqueseastanrico,sitecomportasdeunaformatanrastreraenlostribunales.—Fran,nolehablesasíatupadre—dijoMagdalenaagarrándoleporel
brazoconbrusquedad.Élsesacudióconfuerza,soltándose,ylamiróporencimadelhombro.—¡Cállate!Estoesentreélyyo.FranciscoFigueroaclavóensuhijounamiradaasombrada,comosile
vieraporprimeravez.Fransiguióhablandoconunprofundodolorensuvoz.—PorDios, que no quisiera ser tu enemigo, si eres capaz de hacerle
estoatupropiohijo.—¿Quétehahecho,sipuedesaberse?—siguiódiciendosumadre.Fran
laignoróycontinuóhablandoasupadre,conunamiradadurayfríadesusojospardos.—Has ganado, he cortado conSusana.Y la he animado a aceptar ese
trabajoquelehasconseguidoenBonetyRius.—Hizounapausa,tratandodecontrolarsusemociones,ycontinuóconvozalterada—.Anocheibaapedirlequesecasaraconmigo.Inclusohabíacompradounosanillos…Ibaadesafiarte,apasardetubufeteenvistadequenoaceptabasmirelaciónconSusana,yautilizarlacasadelpuebloquemedejólaabuelaparaabrirun pequeño bufete en algún lugar pequeño y alejado, lejos de tuinfluencia…yempezarjuntos.—Lavozseleahogó,peroserehízoconunesfuerzo—.Peronocontabacontuastucia.Lajugadadeofrecerleeseempleo impresionante en Bonet y Rius ha sido magistral. A nadie queacabadeterminarlacarreraselepresentaunaoportunidadasí.Nohesidocapazdepedirlequerenunciaraaeso.—Nohubiera renunciado—dijoMagdalena—.Nopara irsecontigoa
morirsedehambreenunpueblo.—Síquelohubierahecho,soloestabaesperandounapalabramíapara
renunciar,peroyonolahepronunciado.Hesidotancabrónquenolahepronunciado. No he sido capaz de condenarla a seguir pasandoprivacionesyaenterrar su talentoysucarreraenun trabajoaburridoytedioso.Hasidounajugadamagistral,abogado.Meconocesbien,hijode
puta…Nuncateloperdonaré.Sumadreseinterpusodenuevoentrelosdos,diciéndolefuriosa:—¡Fran…!¡Vuelvoarepetirtequenolehablesasíatupadre!Élnoha
hechonadamásqueprotegertedeuna…EstavezFransedirigióhaciaellaconlosojosinyectadosdeunacólera
tal,queMagdalenaseasustó.—¡Cállate!Nolodigas.Nodigasunapalabrasobreellaonorespondo.Ellanolehizocasoycontinuó.—Esamujersolobuscatudinero,tuapellido…Noesnadie,pormucho
quetúdigasqueesunaestudiantebrillante.Sabequenollegarálejosellasola,quenecesitatuinfluencia.—Cállate, mamá. No puedes entenderlo. Tú necesitas dinero e
influencia,túhasvividotodatuvidaalasombradelapellidodetupadreydetumarido.Esossonlospuntalesdetuvida.Eresincapazdequerer,nisiquiera tienes sentimientos maternales, algo que toda mujer posee porinstinto…Nopuedes,nopodéisentenderloquehayentreSusanayyo.Yonohesabidoloqueesserqueridodeverdadhastaquelaconocí…Noteatrevasahablardeellaporqueolvidaréqueeresunamujeryqueeresmimadre.Noquierofaltartealrespeto,perositúselofaltasaSusana,tejuroquesaldréporesapuertaymeiréconella…yaldiablo todo lodemás.Novolverásaverme.—Vete,Magdalena,sal…—dijosumarido—.Elchicotienerazón,eso
esentreélyyo.Franintervino.—No,quieroquesequede,peroqueestécallada.Quieroquesepacómo
estánlascosas.—Apretólospuñosconfuerza,ysiguiódirigiéndoseasupadre—. Como te dije antes, has ganado. Ya tienes tu maldita tercerageneración de abogados Figueroa. Puedes añadirmi nombre a tu placa.Peronotrabajaréparati.Nuncamásmedirásloquetengoquehacer,nicómo.Nuncamásplanearásnadaparamí.Apartirdeahoramividamepertenece.Ymitiempo,misamistades…todo.Quieromipropiodespachoymispropioscasos,ylosllevaréamimanera,túnointervendrásenellos.Ymepagaráslosuficienteparapoderindependizarme,hastaquemehagaunnombreypuedadecidirmispropioshonorarios.Asistiréa tumalditacomidadegraduacióny seréamableyencantadorcon todos tusamigosabogados y clientes, y admitiré, aunque no lo sienta, que eres un padre
cojonudoyqueestoyorgullosodeti,talcomotodosesperan.Ysiemprelo haré así delante de todo el mundo. Os daré apariencia, ya que tanimportante es para vosotros. A cambio, quiero que dejes en paz aSusana…quelepermitasprogresarenelmundodelDerecho,yquenuncale pongas trabas… Ha trabajado muy duro toda su vida para llegar adondeestáynopermitiréquedestroces todossussueños,ni todosestosañosdeesfuerzo.Estassonmiscondiciones.Lastomasolasdejas.Sinoaceptas,asistiréalaceremoniadegraduación,pasarédetumalditafiestayrecogerémis cosas yme largaré dondenunca puedas encontrarme, y tejuro que nunca habrá una tercera generación de abogados Figueroa,aunquetengaquededicarmeavenderlibros.—Hijo,eresduroconnosotros…Lohicimosportubien.—Hetenidounbuenmaestro.Lotomasolodejas—añadiócortante.—Deacuerdo,aceptotuscondiciones.—Bien. Nunca volveremos a hablar de esto. Pero si tengo la más
mínimasospechadequehashechoalgocontraSusana…—Tedoymipalabra…ymipalabra…—Fransonrióirónico.—Sí,losé.Eresunhombredepalabra,aunqueamímehubieragustado
tenerunpadreconmenospalabraymásamor.Sediolavueltayañadiómientrassalíadelahabitación.—Voy a dormir un par de horas, me espera un día muy duro.—Se
volvióhaciasumadre—.DileaManoliquemellamealasdiez.—Notedarátiempoadarteunaducha,laceremoniaesalasdoce,pero
tienesqueestaralasonceymediaenlaFacultad.—Yameheduchado—dijocortante.—¿Dónde?—Noteimporta.Nadadeloquehagaapartirdeahora,teimporta.Salió de la habitación. Su padre le miró con aspecto abatido, pero
Magdalenasesentóenelbordedelacamayledijo:—Ya se le pasará. Solo está ofuscado.Ya sabes cuánto lemolesta no
salirseconlasuya.—Esoespero.—¡Bah,soloestáencoñadoconesaniñata!Encuantolatengalejosyse
vealibreeindependienteycondinero,estaráenlagloria.Laolvidaráendosdías,yestoyseguradequealfinalnosloagradecerá.
—¡Ojalá!
SusanaentróenelpisoyMerchelesalióalencuentro.Lacarallenadelágrimasdesuhermanaledijoloqueibaapreguntar.Sindecirpalabra,laabrazó y la acunó como cuando era pequeña. Pero Susana ya no erapequeña y siempre había sabido superar el dolor. Tras unos brevesinstantes de fuertes sollozos, se recobró lo suficiente para contarle aMerche loocurridoyparaestarserenacuandollegaransuspadres.Paraellos ese día era importante y especial, y también para ella, aunque sucorazónestuvierahechopedazos.Setomólatilaquesuhermanalepreparó,escribiólacartaaceptandoel
empleo de Bonet y Rius, y cuando sus padres llegaron, les recibiósonrienteyanimosa,preparadaparasudíaespecial.Habíadecididoquedespués,aquella tarde,semarcharíaconellosa la
playa para descansar, y sobre todo para no tener cerca la tentación dellamaraFranyverleporúltimavez.
Capítulo33
Alasonceymedia,sereuniósonrientecontodossuscompañerosquesegraduaríancomoellaenelpatiodelafacultad.Enesepatio,bordeadodecolumnas,quehabíasidodíaadíaescenariodesurelaciónconFran,enesepatiotanllenoderecuerdosyqueveíaporúltimavez.Secontroló.Noibaaderrumbarseallí,nodelantedetodos.Bromeó con sus compañeros, especialmente con Inma, que estaba
guapísimaconsutogaroja,conelpelorubiocayéndolesobrelaespalda.Franbrillabaporsuausencia.Alfinllegó,apenasdiezminutosantesdequeentraranalsalóndeactos.
Guapoe imponentecon su toganegra, el rostrogravey sereno, sinesachisparisueñaquesiemprebrillabaensusojospardos.Noseacercóaellade inmediato, sino que se entretuvo en saludar a otros compañeros. Elfotógrafolesreunióatodosparaunafotoengrupo,ydespués,mientrassedirigíanalsalóndeactosdondeseibaacelebrarlaceremonia,Fransecolocóalfinasuladoyledijobajito:—Estásguapísimaderojo…Esecolortedaunairemajestuoso.Lleva
algo rojo cuando estés en los tribunales y no habrá nadie que puedacontigo.—Loharé.—¿Hasdescansado?—Sí—mintió—.¿Ytú?—También.Ydespuésentraronalsalónysesentaronaambosladosdelescenario,
los hombres a un lado, las mujeres en el otro, dividiéndolo en dosmanchasdecolor,rojoynegro.SusanasesentójuntoaInma.Alfondodelescenario,entrebastidores,
veía a Raúl, cámara en mano, y al resto de la pandilla, que se habíancoladoparapresenciarlacelebracióndesdeunlugarprivilegiado.Se esforzó por mirar al decano y atender a su discurso y a sus
felicitaciones,peronopodíaevitarqueconstantementesumiradasefuerahacia Fran, que estaba sentado casi enfrente de ella y que estaba
aparentementependientedeldiscurso.EstefinalizósinqueSusanaapenashubieraescuchadosucontenido,yacontinuaciónempezaronanombraralos alumnos por orden alfabético, que desfilaron ante el estradorecogiendoeltítuloydirigiendounaspalabrasalpúblicoqueabarrotabaelsalón.Franfuedelosprimeros,ySusanasesintióorgullosacuandoleviolevantarse,imponente,yavanzarhaciaelcentrodelescenario.—Estáguapo,¿eh?—lesusurróInma.Ellaasintió,incapazdehablar.Fran recogió la cartulina simbólica y estrechó lamano del decano, y
después se dirigió hacia el público dispuesto a pronunciar su pequeñodiscurso.—Noreiterarélaspalabrasdemiscompañerosdiciendoqueesteesun
día importante en mi vida; eso es obvio. Pero sí quiero hacer constarpúblicamente, que debo este título que hoy recojo a una compañera quetambién se gradúa hoy—dijo volviendo la cara hacia el grupo que seencontrabaasuizquierdayfijándolaenSusanaporunosinstantes—.Sinsuayuda,apoyoypaciencia,nuncalohabríaconseguido.Inmalediounligerocodazoylesusurró:—¡Vaporti!Susananocontestó,yconlosojoslevementeempañadosdelágrimas,le
viovolverasituarseensusitioyesperópacientementeelturnodeInma.Este se produjo dos chicos y tres chicas después. Susana le apretó la
mano levemente justo antes de que la nombraran, y sintió la pequeñaagitaciónentrebastidoresyvioaRaúl,haciendofotossinpararmientrassunoviaseacercabaaldecano,recibíaelapretóndemanosypronunciabasudiscurso.—Hasidounlargocaminoparamíelllegarhastaaquí,peroalfinsoy
abogado. Es la primera cosa difícil que he tenido que hacer en la vida,perohecontadoconelapoyoyelcariñodemuchagente.Atodosellos,gracias.Un estruendoso aplauso, proveniente del fondo del escenario, hizo
sonreíraSusana,quesepreparóparasernombradadespuésdelchicoquesiguióaInma.Cuando escuchó su nombre y la mención especial de haber sido la
primeradelapromociónyoyó,aligualquecuandosalióInma,elfuerteaplauso que sus compañeros le dedicaban, se levantó con los ojoshúmedos y una intensa emoción oprimiéndole el pecho, y con paso
temblorososedirigióhaciaeldecano.SentíaclavadaenellalamiradadeFran y sabía que él se sentía tan orgulloso como ella minutos antes alverleaél.Recogióeltítuloyseenfrentóalmicrófonoyalasalallenadegente,y
murmuróconvozvelada:—Aunquesuenerepetitivo,hoyesundíaimportanteparamí.Hesoñado
conserabogadodesdequetengousoderazón.Quierodedicarmitítuloamis padres que han tenido que hacer muchos sacrificios para que loconsiga.—LavozselequebróysumiradasecruzóconladeFranquelesonreía con una expresión de orgullo en la mirada—. También se lodedicoa toda lagentequehahechodemividaen la facultadunaépocafeliz.Yati…—añadióbajitoconlavistaclavadaenFran,yasindisimulo,apenasunlevemovimientodeloslabios,quesupoqueélhabíaentendido,porquesucarase relajóporprimeravezesamañanaparadedicarleunasonrisaabiertaycálida.Regresó a su sitio y fue incapaz de prestar atención al resto de la
ceremonia.Comounazombiviodesfilaralosalumnosquefaltabanporgraduarseysepreparómentalmenteparalosmomentosfinales.SabíaquesumadreyMercheestarían llorandoamoco tendido, todas
eranmuylloronasensucasayseemocionabanfácilmente.Cuando el acto terminó, y antes de que pudieran bajar del escenario
parasaludarasus familiares, toda lapandillasaliódesuesconditey lesrodeó,felicitándolos.RaúllehabíadejadolacámaraaCarlosyseabrazófuertementeaInma,levantándolaenvilo.—Estoyorgullosodeti,preciosa—ledijobesándolaenlacara—.Yte
prometoqueenseptiembreyoestaréaquí.—Mástevale.—Unafotodetodosnosotrosconloshomenajeados,porfavor—dijo
Carlos entregándole la cámara a un chico, antes de que se bajara delescenario.MaikaseacercóaSusanayledijo.—Undiscursoprecioso,Susana.YeldeFrannodigamos,¿eh?—Sí.—Venga,lafoto—apremióCarlos.Fran se colocó entre Inma y Susana, y Maika y Lucía se situaron a
ambos extremos. Delante, agachados en el suelo, se colocaron Raúl,
CarlosyMiguel.Unavezelflashsehubodisparado,elgruposedisolvióyempezarona
felicitarlesatropelladamente,hastaqueSusanasintióquenopodíamásytratódeescabullirsecomopudo,antesdequenadiesedieracuentadequeFranyellanisiquierasehabíanhablado.Enaquelmomentonosesentíacapazdecontarallíenmedio,ysobretododelantedeél,quelarelaciónhabíaterminado.Bajabalosdosescalonesqueseparabanelescenariodelasaladondela
aguardabasufamilia,cuandoRaúlsediocuentadequesemarchabaylasiguiócogiéndolaporelbrazo.—Eh,eh…Noteescapes…¿Dóndevas?—Aabrazaramifamilia.—Esperaunsegundo,tienesquehacerteunafotoconFran.Luegoserá
muydifícilpillarosalosdosjuntos.—No,Raúl,noquierohacermeunafotoconél.Yatenemosunadetodo
elgrupo;conesaestábien.—¿Que no quieres hacerte una foto con Fran? ¿Por qué? ¿Estáis de
morrosquizá?Vamos,nodejesqueunadiscusiónevitelaposibilidaddetenerunafotodelosdosenundíacomohoy.Cuandoseospaseelenfado,tearrepentirás.Susanatragósalivaydijo:—Una foto mía y de Fran ya no tiene sentido, Raúl. Él y yo ya no
estamosjuntos.—¿Qué?Estásdecoña,¿no?—No.—¿Desdecuándo,joder?Sianocheteibaa…Susana le interrumpió antes de que dijera algo que le produjeramás
dolordelqueyasentía,ydijo.—Ayerfuimosacenarjuntosyhemospasadounanocheinolvidableen
elhotelAlcora.Enunasuiteincreíble.Perohemoscortadodespués…estamañana.—¿Tehadejado?Serácabrón…—No, lo hemos hablado y hemos decidido cortar los dos, de mutuo
acuerdo.YoheencontradounmagníficotrabajoenBarcelonayeshoradesepararnuestroscaminos.Hemosquedadocomoamigos,yyo lequiero
mucho… pero no deseo hacerme una foto con él; una foto de pareja,porqueyanosomospareja.¿Loentiendes?—¡No,quécoñovoyaentender!Siestáiscoladoselunoporelotro…
Siayerélpensaba…—Calla,nodigasnadamás,porfavor.Noquierosaberlo.Hoyesundía
difícilparamí, tengoqueaguantarel tipoysisigueshablandonopodréhacerlo—ledijo—.Tambiénesdifícilestoparaél.Túeressuamigo…ayúdaleasuperarlo—añadióconlosojosbrillantes.—Loquevoyesadarledoshostias,almuyimbécil.—No lo hagas, es lo mejor para los dos. De verdad que lo hemos
dejadodemutuoacuerdo.Raúlmoviólacabeza,dubitativo.—DespídemedeInmaydilequeyalallamaré.Yahora,simedisculpas,
voyaabrazaramifamilia.Llevanunratoesperando.Se alejó rápida hacia las butacas donde sus padres,Merche e Isaac la
esperabanimpacientesyemocionados.Comohabíaesperado,sumadrelloróconfuerzacuandolaabrazóyle
dijoentrelágrimas:—Estoymuyorgullosadeti,cariño.Después abrazó a su padre, y al fin recibió el abrazo cómplice y
confortador deMerche. Pero esta se separó bruscamente y le hizo unaseña con la cara de quemirase hacia atrás. Susana se dio la vuelta y seencontróconFran.—Enhorabuena, empollona… —dijo acercándose y abrazándola con
fuerzatambién,sinqueleimportasequesuspadresestuvierandelante.SusanaaspiróporúltimavezelaromaaHugoBoss,ysintiendoqueno
podíaaguantarmás, llorósuavementesobresuhombro,mojando la teladelatoganegra.—Eres una condenada llorona —dijo Fran en su oído, con una voz
también ronca y emocionada—. Tienes que controlar eso, no puedesecharteallorarenlostribunales.—Locontrolaré,perohoynopuedo…Hoyesundía…—Losé—dijoacariciándoleelpelo.Lerozólacaraconloslabios,en
unacariciatiernaysuaveydespuéslasoltó,volviéndosehacialospadresdeSusana.
—Disculpenque haya interrumpidouna escena familiar. SoyFran, uncompañero de Susana. Ellame ha dado clases durante toda la carrera yhemos formado parte del mismo grupo de estudios. No podía irme sinfelicitarlamuy especialmente. Yo sé lo importante que es para ella estemomento.—Tambiénparatiloserá—dijolamujer.—Sí, claro, también para mí. Bueno, no les entretengo más, ya me
marcho.Disfrutendesucomidafamiliar,amímeesperamipantomima.Adiós,Susana,hastasiempreyduroconloscatalanes.—Hastasiempre,Fran.PorunmomentosusmiradassequedaronprendidasySusanatuvoque
darselavueltaparamantenereltipo.—Vamos, nena, anda —le dijo Merche agarrándola del brazo y
empujándolasuavementehaciaelpatio—.Vámonosacomerquemeestoymuriendodehambre.Se dejó llevar, sin volver la vista atrás, tratando de contener las
lágrimasqueseguíanquemandoensusojos.Fran sehabíaquedadoen el salón.Suspadres estaban saludandoaun
profesorquerecordabandesuépocadeestudiantes,yélseunióaellos,seguramente para escuchar una vez más que era la viva imagen de supadrecuandoerajoven.Ypensóquedemayor,élnoseconvertiríaenelhombredesalmadoqueteníadelante.Yquecuandotuvierahijos,seríaunpadrecompletamentedistinto.Susanasalióalpatio,yallevantarlavistasesorprendióalverlafigura
deunamujeralta,quesalíaapresuradamenteymedioaescondidasentrelascolumnas.—Esperad un momento —le dijo a su familia y se apresuró a
alcanzarla.—Manoli…—dijocolocándoleunamanosobreelhombro.Lamujersevolvió,yellaseencontróconsumirada,llenadeemoción.—Hola,niña.Enhorabuena.—Gracias.¿Dóndeestabas?Notehevistoenelsalón.—Estabaalfinal,escondidadetrásdelapuerta.—¿Escondida?¿Porqué?—Aellos no les parecería bien que yo estuviera aquí. Pero nome lo
podíaperder…Esniniño.Yesteesundíamuyimportanteensuvida.Yenlatuya.—Sí que lo es. Pero no has debido esconderte. ¿Fran sabe que estás
aquí?—No,ynodebesdecírselo.Sesentiríamuymalsisupieraqueheestado
ocultándome,peroesmejorasí.Nosquitamosproblemaslosdos.Yyamevoy,tengounaenormecocinaqueterminardeorganizarparaelalmuerzodehoy.Nopuedocorrerelriesgodequelleguenantesqueyo.—AFranlegustaríasaberquehasestadoaquí.—No,niña,noselodigas.Yatienebastantesproblemasencasacomo
paraquesepeleeconsuspadresademásporesto.Prométemequeno ledirásnada.—Nopodría aunquequisiera.Élyyoyanoestamos juntos,novoya
verlemás.—Demodoquealfinlohanconseguido…—¿Quéhanconseguido?—Quetedeje.—Frannomehadejado.Lohemosdecididodemutuoacuerdo.—Comprendo.—Aligualquetú,yotambiénlequieromuchoyloúltimoquedeseoes
serunproblemaparaél.Manoliclavóenellaunosojosllenosdecariño.—Túnoeresunproblema,ereslomejorquelehapasadoensuvida.El
problemaselogeneranlosdemás.Peroél tambiéntequiere,¿sabes?Tequiere mucho. Ha luchado por ti con uñas y dientes. Esa casa es uninfiernodesdehaceunpardemeses.Broncas,amenazas…Llevasemanascomiendosoloenlacocinaysinsalirdesuhabitación.Casinosehablaconsuspadres.—¿Pormí?—Porsupuesto,por ti.Dejarondedarle laasignación, leamenazaron
connodejarle trabajarenelbufete,sino tedejaba,yhastaconusarsusinfluencias para que tú no encontraras trabajo en la ciudad, ni en losalrededores.Hatratadodesesperadamentedehacerlescomprenderquetúereslamujerdesuvida,peroveoquealfinhanganado.Susana sintió que aquellas palabras ayudaban amitigar su dolor y su
tristeza,yledabanfuerzasparaseguiradelante.—Gracias por decírmelo. Yo no quiero que sea desgraciado por mi
culpa. Él también ha trabajadomuy duro para conseguir el título. Tienederechoasupuestoenelbufetedesufamiliayatenerunavidatranquila.Y probablemente lo nuestro no hubiera funcionado fuera de la facultad.Estoquemehasdichomedafuerzasparairmelejos,paradejarlelibre.Lamujerlaabrazó.—Tengoqueirme,notardaránensalir.Tengountaxiesperándomeen
lapuerta.—Yotambién,mispadresmeesperan.Cuidadeél,¿vale?Yonoestaré
aquíparahacerlo.—Siempre…Esminiño.Ymehubieragustadoque tú fuerasminiña
también.—Amímehubieragustadoquefuerasmitata.Adiós.—Adiós,niña.Vio cómoManoli se perdía entre la gente que salía de la facultad. Se
reunió con su familia con nuevas fuerzas. La conversación la habíaconvencido aúnmás de que debía terminar conFran, pormucho que lecostara.Pormuchoquelescostaraalosdos.Teníaquereconocerqueporunmomento había flaqueado cuando él la había abrazado unosminutosantes,yestuvotentadadellamarleaquellanocheydecirlequequeríaquesiguieranencontactoaunqueellasemarcharaaBarcelona,queintentaranseguirconsu relaciónaunque fueraamilkilómetros.Peroahoraestabamás convencida que nunca de que eramejor no hacerlo.De que debíancortar y tratar de pasar página y seguir con sus respectivas vidas porseparado.Esta convicción le dio ánimos para estar animada en el restaurante y
disfrutardelacomidafamiliar,aunquenopudoevitaracordarsedeFranydesentirlástimaporél,quenopodíaahogarsudolornisutristezaenlacalidez de su familia. Él solo tenía aquella tarde un frío almuerzo deabogadosyunatensarelaciónconsuspadres.LavozdeMerchellenandosucopayproponiendounbrindislasacóde
sumomentáneaabstracción.Lesonrióagradecidaybebió.Cerrólosojosy se prometió a sí misma empezar a olvidar a Fran desde ese mismomomento.Nadadeacordarsedeél,nadadenostalgianirecuerdosdeesostres años y medio. De ahora en adelante, familia y trabajo… mucho
trabajo.
Incapazde reunirse con sus amigasparaunaúltima sesiónde«chicassolas»,comoteníanpensadohacereldíasiguiente,yvolveracontarydarexplicacionesdesurupturaconFran,lasllamóporteléfonoysedespidiódeellasesamismanoche,yaldíasiguientesemarchóconsuspadresaAyamonte, permaneciendo allí diez días más, hasta que tuvo queincorporarsealtrabajo.
Capítulo34
Barcelona.Abrilde2006Sumidaenlosrecuerdos,nosediocuentadequeeltiempopasabayse
acercabalahoradealmorzar.Teníaquesobreponerseyllamar.Nopodíaarriesgarseaqueelbufetecerraraynoledierancitaparaeldíasiguiente.Podía solventar el tema simplementepidiéndolehora a la secretariay
limitándose a dejarle a ella el sobre que Joan Rius le había dado, sinmencionarsiquierasunombre;peroteníaqueserhonesta.NopodíapasarporelbufeteFigueroasinsaludaraFran.Siélseenterabapodíacreerqueleguardabaalgúntipoderencor,ynoeraasí.Solo tenía miedo, pánico de volver a verle. Toda su fortaleza, su
desenvoltura se había hecho añicos un rato antes al escuchar el apellidoFigueroa.NosabíanadadeFrandesdejuniodel2002.SolohabíallamadoaInma
varias veces al principio de irse a Barcelona y ambas habían evitadocuidadosamente el tema de Fran y su repentina ruptura. Y últimamentehabía estado tan ocupada que había perdido el contacto con todos susantiguoscompañeros,aunquequizásestosedebieraamiedoasaber,másqueaotracosa.Alfinsedecidióallamar.Ellanoeraunacobarde,nuncalohabíasido,
ymenostratándosedeFran.Teníaquellamarleaél.Selodebía.Sesirvióunvasodeaguadelabotellaquehabitualmenteteníasobrela
mesa ymarcó el número con dedos temblorosos. Sin embargo, su vozsonófuerteyseguraalhablar.—BufeteFigueroa—dijounavozagradabledemujeralotroladodel
hilo.—Buenos días. Llamo desde Barcelona, del bufete Bonet y Rius.
QuisierahablarconelseñorFigueroa,porfavor.—¿Padreohijo?—Hijo…aserposible.—Enseguidalepaso.Trasunosbrevessegundosdeespera, lavozsuaveybientimbradade
Franlagolpeóconfuerza,ahondandoensusrecuerdos.—FranciscoFigueroaalhabla.—Hola,Fran.Sehizounsilencioqueduróapenasunossegundos.—¿Susana?¿Erestú?—Vaya,mehasreconocido.—Porsupuestoquetehereconocido.¿Cómopodíasdudarlo?Sehizootrabrevepausa.Susanatomófuerzasparaseguirhablando.—¿Cómoestás?—Muybien.¿Ytú?—También.—Yameheenteradodetuséxitosporesastierrascatalanas.Yasabíayo
queteibasacomerelmundo,chiquilla.—¡NoirásadecirmequemifamahallegadohastaSevilla!Miéxitono
hallegadoatanto.—Alguienmeenseñóhacealgúntiempoqueconvieneestarinformado
de los casos que se juzgan en la actualidad. Siempre se puede aprendermuchodeellos.—¿EstásaltantodeloscasosquesejuzganentodaEspaña?—Solo algunos. Los importantes. Seguí tu actuación en el caso
Maqueda,haceunpardeaños.Fuegenial.Mesentímuyorgulloso.ElcasoMaquedahabíasidoelprimercasoimportantequeSusanahabía
llevado sola, y había ganado cuandonadie pensabaquepudiera hacerlo.Habíaconseguidounaindemnizaciónmillonariaquehabíadadounbuenempujón a su cuenta corriente, y había hecho saltar su nombre delanonimato.Desdeentonces,elascensohabíasidocontinuo.—Gracias.Sehizootro silencio queSusana rompió exponiendo elmotivode su
llamada.—TehellamadoporquevoyairaSevillaestefindesemanayJoanme
haencargadoqueoslleveunosdocumentossobrelaempresaMinotyCia.—Sí,sonclientesdemipadre,losestáesperando.Peropensábamosque
losenviaríanpormensajero,comootrasveces.—Estavezserápormensajera.Aprovechanqueyovoya irmañanay
quieren que los entregue en mano. ¿Podríais darme hora? Sé que eso
probablemente lo hace la secretaria, pero he querido aprovechar parasaludarte.¿Debohablarloconella?—Por supuesto que no. Tú no necesitas pedir hora para venir aquí,
Susana.Enelmomentoenquepiseselbufete,serásrecibida.—Gracias.Tancumplidocomosiempre.¿Osvienebienalascinco?—¿Delatarde?Notrabajamoslosviernesporlatarde,nosvamosalas
dos.Perosinopuedespor lamañana,yopasaréa recogerlosdondemedigas.—No te preocupes. El avión llega a las doce y media. Isaac estará
esperándome y le diré que me lleve directamente al bufete desde elaeropuerto.¿Seguísenelmismositio?—Sí.—Bien,calculoquesobrelaunaolaunaymediaestaréahí.Esperoque
nonosencontremosconningúnatasco.—Notepreocupes.Siteretrasas,teesperaré.—Deacuerdo.Hastamañana.—Hastamañana.Colgó.Lasmanosletemblabancomosifueraunacríacuandosevolvió
aservirotrovasodeagua.Suvozcálidalehabíatraídotantosrecuerdos...HabíahabladoconFrancomosiacabaradeverleeldíaanterior,comosino hubieran pasado tres largos años desde que se despidió de él en elsalóndeactosde la facultad,ambosvestidosconsus flamantes togasdeabogado.
Capítulo35
Sevilla.Abrilde2006Eralaunayveintecuandoempujólapuertaenlaquefigurabaunaplaca
conlosrótulos:
FranciscoFigueroaLuqueMagdalenaRoblesdeFigueroaFranciscoJavierFigueroaRobles
Abogados
Con un elegante traje pantalón rojo oscuro, camisa salmón y unportafolios negro de bandolera a juego con los zapatos, la Susana queentróenelbufeteenpocoseparecíaalachicaalaquesiempreselehabíanegadoelaccesoalmismo.Sinembargo,yapesardequenuncalohabíavistopordentro,eratalycomoseloimaginaba.En una entrada, amueblada con el estilo sobrio y lujoso que
caracterizaba el gusto de Magdalena, la recibió una mujer de medianaedad que rezumaba eficiencia y tenía el aspecto físico pulcro y pocoatractivo, como si hubiera sido elegida porMagdalena en persona paraquenolehicierasombra.—Buenos días—saludó—. Soy Susana Romero, de Bonet y Rius. El
señorFigueroameestáesperando.—Sí, en efecto. Ha dicho que la hiciera pasar en cuanto llegase. Por
aquí,porfavor.Lasiguióporunlargopasillohastaunapuertaqueabriódespuésdedar
undiscretogolpeenella.Fran,sentadodetrásdelamesa,yvestidoconunpantalónnegroyuna
camisablancacondiscretas rayasgrises,conelcuellodesabrochado,selevantórápidoparasalirlealencuentro.—Susana…—Hola,Fran.
La secretaria se marchó dejándoles solos y cerrando la puerta a susespaldas.Fransedetuvoanteellaymirándolaintensamenteconsusojospardos,
lepreguntó:—¿Debotendertelamano,opuedodarteunabrazo?—Claroquepuedesdarmeunabrazo.Él la abrazó con fuerza durante unminuto, y el olor aHugoBoss le
llenólossentidos.Sinembargonosepermitiósucumbiralaemoción,yal separarse comentó lo primero que se le ocurrió, para romper elembarazosomomento:—VeoquesiguesusandoHugoBoss…—Soyunclásico.Perotúsiestásmuycambiada—dijocogiéndolelas
manosycontemplándoladepiesacabeza—.¿Ytusgafas?—Ya tedijequecuandoganasedinero,unade lasprimerascosasque
ibaahacereraoperarmelavista.Adiósalasgafasparasiempre.—Estásguapísima…Siempretehasentadobienelrojo.—Tengomucharopadeesecolor.Túmeaconsejastequelousara,yyo
siempre he confiado en tu buen gusto. En realidad, ahora tengo mucharopa de todos los colores. El bufete es muy exigente en lo tocante alvestuariodesusempleados.Esloqueseesperadeunabogado.—Sí,dímeloamíqueodio los trajesy losusosiemprepara trabajar.
Pero no me siento cómodo con ellos. Siempre que puedo, me quito lachaqueta y la corbata—dijo señalando ambas prendas, colocadas en unpercheroenunaesquinadeldespacho.Susanaclavólamiradaen lasmanosdeFran,queaúnteníaagarradas
lassuyas,dededoslargosysuavesypudoverquenohabíaningúnanilloenellas.Aunqueesonosignificabanecesariamentequenotuvierapareja,respiróaliviada.Aldarsecuentadesumirada,lasoltó.—Siéntate—dijoseñalandounasillafrentealasuya,alotroladodela
mesa.—Nopuedoquedarmemuchorato.Isaacestáabajoesperándomeconel
cocheendoblefila.Yasabescómoesaparcarporaquí.—¿SigueconMerche?—Se casaron hace dos años y ahora han tenido un niño.Yo vengo a
conocerlo.—Esoesestupendo.Dalesrecuerdosdemiparte.Ytú,¿estáscasada?—Notengotiempo,trabajodíaynoche.Ningúnmaridoaguantaríami
ritmodetrabajo.¿Ytú?—preguntótratandodequesuvozsonaranormal.—Tampoco.Susanaabrióelportafoliosysacóunacarpetallenadedocumentos.—Estoesparati.—Enrealidadesparamipadre.Élsehamarchadoya.Bueno,tengoque
confesartequenolehedichoqueibasatraerlos,queríarecibirteyo,sinqueél estuvieradelante.Supongoque teda igualdármelos amí.Yomeencargarédehacérselosllegarellunes.—Yo también prefiero hablar contigo sin que él esté delante.
Compruebasiestátodo.—Seguroqueestará.Eresmuyconcienzuda.—Compruébalo.Tendrásquefirmarmeunrecibo.—Deacuerdo.Siguessiendolamisma.—Haycosasquenocambian,aunqueteopereslavista.Genioyfigura.Durante unos minutos Fran revisó los papeles. Después cogió el
teléfono.—Maite,preparaelreciboparaBonetyRius,porfavor,ypásameloala
firmaencuantoestélisto.Colgó.—Notardará.Maiteesmuyeficiente.¿Quierestomaralgomientras?—No,gracias.Esunahoraunpocorara.—¿Rara?Eslahoraperfectaparatomarunacerveza.Nomedirásque
yanolohaces…—No,allínoescostumbre.—¿Cómotellevasconloscatalanes?—Bien.Sonserios,peroyotambiénlosoy.—Túnoeresseria.Bueno,quizássí,paralosquenoteconocen.—Eneltrabajolosoy.—Sí,imaginoquesí.—¿Yportucasaquétal?¿Tuspadres?—Estánbien.Mimadreyanoviene tantoporelbufetecomoantes.Y
solo se ocupa de los casos que le apetece, pero entre mi padre y yologramossacareltrabajoadelante.—¿Tehasadaptadobienatrabajarconél?—No, no trabajamos juntos.No se puedemezclar el agua y el aceite.
Cada uno lleva sus propios casos y el otro no suele intervenir, salvoalgunaconsultaoalgomuyespecífico.—¿Ylagente?¿Sabesalgodeellos?—Por supuesto. Inma y Raúl se fueron a vivir juntos al terminar la
carrera,Ambos trabajan en el bufeteHinojosa, aunqueRaúl solo por lamañanaporqueestápreparandolasoposicionesalajudicatura,quesalenelañopróximo.Voyconfrecuenciaacenarasucasa.—¿YMaika,Lucía…?—TodoserandefueradeSevilla,yunavezquesemarcharon,perdíel
contacto.Tengoquereconocerquefueculpamía,peroInmaséquesigueencontactoconalgunos.Puedespreguntarleaella,siquieres.Tedarésuteléfonoporsiteapetecellamarles.Sealegraránmuchodesaberdeti.Lasecretariaentróllevandoundocumentoenlamano.Franlofirmóy
selotendióaSusana.—Turecibo—yañadiómirandolahora—.Puedesmarcharte,Maite,ya
sonlasdos.Yocerraré.Buenfindesemana.—Gracias,señorFigueroa.Igualmente.—Yotambiéntengoqueirme—dijoSusanalevantándose—.Nopuedo
seguirteniendoaIsaacaparcadoendoblefila.Sileponenunamultapormiculpanomeloperdonaré.Ahoratienenotrabocaquealimentar.—Bien. —Se levantó a su vez y se acercó a ella para despedirse—.
Oye… ¿Crees que podrías alejarte de tu sobrino por unas horas paraalmorzar o cenar conmigo? Me gustaría que charláramos con mástranquilidad.—Claroquesí.—¿Cuándotevienebien?—Amímedaigual,cuandotúquieras.—¿Estanoche?—Bueno.—¿Teparecebienalasochoymedia?—Deacuerdo.¿Dónde?
—Dameladirecciónyyo iréabuscarte.PorquesupongoqueMerchenoviveenelmismositio.—No, se compraronuna casa enBormujos.Peronohace falta que te
desplaceshastaallí,hayunabuenacombinacióndeautobuses.—Nihablar.Iréabuscarteyasíaprovechoparasaludarlesyconoceryo
tambiénaesenuevomiembrodelafamilia.—Deacuerdo.Telaapuntaré—dijocogiendounadelashojasdelbloc
denotasquehabíasobrelamesa.—Ytuteléfono,porsiacasomeretrasara.—Deacuerdo,tambiénmiteléfono.—Tentúelmío.Esteeselmóvilyesteelfijo.—¿Yanovivesenelmismositio?—preguntómirandoelprefijo.—No. En cuanto empecé a trabajar me independicé. Ahora tengo un
áticoenTrianaconunaterrazaincreíble.—¿Paratisolo?—Nopudoevitarpreguntar.—Para mí solo. Manoli viene una vez por semana para limpiar y
cocinaryluegoyovoycalentandotodoloquedejaenelcongelador.—¿Siguessinsaberfreírunhuevo?—Tantocomoeso,no,perococinar,cocinar,tampoco.Lomíosonlas
barbacoas,yalosabes.SusananopudoevitarrecordarelviajeaElBosque,dondeseencargó
deprepararlacarne.—AManolileencantacuidarme.Yohetratadodequemedejecontratar
aotrapersonaparaque limpie,perosiempremesaltaconquesiquierolibrarmedeella.Yenrealidadamímegustaquevenga.Comemosjuntosesedíaycharlamos.Deti,aveces.Mecontólodeldíadelagraduación.UnaligerasombracruzóporlosojosdeSusanaalrecordaresedía,y
Fran,dándosecuenta,cambiódeconversación.—Bueno,noteentretengomás.Teveréestanoche.—Hastaluego.Laacompañóhastaelascensoryluegoseasomóalaventanaparaverla
salir del edificio, cruzar la calle y subir al pequeño Toyota que habíaaparcadoenlaaceradeenfrente,endoblefila.Eldespachosehabíallenadoconsupresencia,yélsesentíasumamente
alterado. El breve abrazo, tocar sus manos, escuchar su voz, habían
activado recuerdos que jamás se habían borrado y sacado a la luzsentimientos que siempre habían estado ahí, aunque hubiera logradoesconderlosenunrincónapartadodesualmaydesumente.Cogió la carpeta de documentos y la llevó hasta el despacho de su
padre, dejándola sobre la mesa vacía. Fran se había alegrado de quetuviera que ocuparse de un asunto que le había hecho salir a mediamañana.NoqueríaqueseencontraraconSusana,yélnopensabadecirlequeellahabíaestadoallí.No le había perdonado que se interpusiera entre ellos y le hubiera
obligadoasepararsedeellaparanodestrozarsucarrera.Nuncahabíantenidounarelaciónfuertepadreehijoantes,perodesde
aquel momento, la poca que había se había terminado. Él se habíamarchado de casa inmediatamente. Cuando sus padres regresaron deLaredoaquelverano, él ya sehabíamudadoaunpiso alquiladoypocodespuéssehabíacompradoeláticodondeahoravivía.Ydesdeentoncesletratabamáscomoauncompañerode trabajoquecomoaunpadre,ysurelación se limitaba a temas estrictamente profesionales. Se presentabapuntual el lunes en el despacho y se marchaba el viernes, sin hacercomentario algunode cómo, dóndeo conquién pasaba su tiempo libre.Ibaa comer conellos enNavidadoen los cumpleaños, comosideunavisitadecumplidosetratara.Miróelreloj.Pasabandelasdosymedia.Cerróeldespachoysefuea
sucasa.
Susanaentróenlaalegrecasadesuhermanamientrassucuñadosacabalapequeñamaletadelcoche.EllaestabaimpacienteporabrazaraMerche,en cuyo parto no había podido estar presente por asuntos de trabajo, yconocerasusobrino.Unacositapequeña,muymorena,yelvivoretratodesupadre.—Caray, Isaac… ¡No podrás decir que mi hermana te ha puesto los
cuernos!Erestúenenano.—Ya te lo dije —comentó Merche—. Otro cabeza dura con el que
bregar.Cógelosiquieres.—Estádormido.Luego,cuandosedespierte.—No lo hará. Duerme todo el tiempo. Lo cojo, le doy el pecho, lo
cambioyantesdequehayaterminadoyaestádormidodenuevo.
—Tequejaríassinolohicieraysepasaralavidallorandocomohacíamiprimopequeño—riosumarido—.Nosteníadesesperadosatodos.—¿Ytúcómoestás?—lepreguntóasuhermana,quepresentabamuy
buen aspecto, aunque con algún kilo demás, los pechos hinchados y elvientreaúnsinhaberperdidodeltodolaformadelembarazo.—Muybien.Tratandoderecuperareltipopocoapoco.¿Yati,cómote
haido?—Muybien.Elvuelohasidotranquiloycorto…—Nomeestoyrefiriendoalvuelo.—Ya…bientambién.—¿Solopiensasdecirmeeso?¿CómoestáFran?—Muy guapo. Demasiado para mi paz espiritual. Y tan encantador
como siempre.Peropuedes comprobarlopor timisma.Hemosquedadoparacenarestanoche.Vendráarecogermealasochoymedia.—¿Enserio?Cariño,esoesestupendo.—Merche,Merche… para, que te conozco. No se te ocurra lanzar al
vuelotuimaginación,nisacarteningunaconclusióndelamanga.—Claroqueno.Solomeestoyalegrandodequevuestroencuentrono
sevayaalimitaraunsimpleyfríointercambiodepapeles.—Sí, yo tambiénme alegro.Me hubiera dolido que hubiera sido así.
Franyyocompartimostantascosas…Lonuestrofuetanespecial…Un leve gemido procedente de la cuna cortó la conversación. Susana
cogióasusobrinoylebesó,yseolvidódeFranporelmomento.
A las ocho, Susana terminaba de arreglarse sintiéndosemás nerviosaquenuncaantesensuvida, incluyendoelprimerdíadefacultad,cuandoescuchóeltimbredelapuerta.Semiróalespejoylaimagenledevolvióloqueesperabaver.Unamujeratractiva,aunquenoguapa,yseguradesímisma,ynoelmanojodenerviosqueeraenrealidad.Habíapasadounpocodeapuroparaarreglarseporquesuintenciónera
meterenlamaletaropacómoda.PeroalsaberqueibaareunirseconFranpara entregarle los documentos, había decidido meter también unvestido…soloporsiacaso.Peroaquellatardesehabíadadocuentadequeerademasiado ligeroparaponérselo sinnadaencima,y la chaquetaquellevabano lecombinabaenabsoluto.PeroMerche lehabíaprestadouna
pañoletaparaechárselasobreloshombrosencasodequehicierafríoporlanoche.Cuando bajó, Fran estaba sentado con Merche en el salón y ambos
charlaban,porsupuesto,delpequeño.—Noledejescriarsesolo—decíaFran—.Nohaynadamástristeque
unhijoúnico.Telodigoporexperiencia.Siempreenvidiéesaamistadycamaradería que teníais Susana y tú. Hubiera dado cualquier cosa portener un hermano o una hermana con quien poder hablar. O con quienpelearme,comoRaúlconsushermanos.—Hablandodehermanos.Mira,Susanayabaja.Fran se levantó.Vestíaunpantalóngris clarodecorte informalyuna
camisanegrademangalarga,porfueradelmismo.Lesonrió.—Tienesunsobrinoprecioso.—NoseteocurradecirlocontrariooMerchetematará.—Nosoyyolaúnicaquelodice,¿eh?Todoelmundoopinalomismo.—Claroquesí,eslaverdad—añadióFran.—Miraloquelehatraído—dijoMerchecogiendounacajaquehabía
sobrelamesaymostrandounsonajeroconunosdadosdecoloresunidosenuntroncocomún—.Yolehedichoquenoteníaquehabersemolestado,pero…—Esunplacer.Quieroquetengaunregalomío.—Nosvamoscuandoquieras—dijoSusanadeseandosalirdeallíantes
de que Merche dijera algo que no debía—. Volveré pronto. Quieroayudarteconelpequeñomañana.—Nolehagascaso,Fran,yhazquesedivierta.EnBarcelonanohace
másquetrabajar.Puedoarreglármelasperfectamenteyosolaconelniño.—No te preocupes.Haré que se divierta y luego te la traeré a casa…
comosiemprelohehecho.—Hastaluegoentonces.Yhasidoestupendovolveraverte,Fran.—Lomismodigo.Susanacogiólapañoletayelbolso.AlsaliralacalleinstintivamentebuscóelOpelCorsacaldera,perono
lovio.FransedirigíaaunAudinegroyloabrióconelmandoadistancia.—Cochenuevo…—Sí.Elcorsaempezóadarproblemas.Ysupongoqueestelepegamás
aunabogado.—Esmuybonito.YotengounBMWmetalizado.—¡Nomedigas!Noteimaginoconduciendo.—Noesquemegusteespecialmente,peroenBarcelona lasdistancias
son enormes. No ganaría para taxis. Además, vivo en un barrio de lasafueras.Allílospisossonmásbaratosyesmástranquiloqueelcentro.—¿Vivessola?—Sí.Compartí piso conunachica al principioparano sentirme sola.
Pero acostumbrada como estaba a Merche, no pude adaptarme a otrapersona.Yencuantopudealquiléunapartamentopequeñoymemudéallí.Habían subido al coche y Fran enfilaba la autovía que bajaba hasta
Sevilla.—Ynuncahevueltoacompartirmicasa—siguióhablando—.Mehe
dadocuentadequeparavivirconalguientienesqueconocerlemuybienoquererlemucho.—Oestarmuyenamorado.—Esovaincluidoenquerermucho.—¿Tienespareja?—lepreguntóélmirándoladereojo.—No…¿Ytú?—Tampoco.Susana,sinsaberporquésevioenlanecesidaddeaclarar.—Lo intenté un par de veces, pero no funcionó. Ninguna de las dos
llegóalostresmeses.—¿Culpatuyaodeellos?—Mía,supongo.Sigosiendounaempollona,aunqueahoradeltrabajo.
Ynopuseenlarelacióntodoloquedebía.¿Ytú,hastenidoalgunanovia?—No…solo encuentros esporádicos.Losmíos ni siquiera llegaron a
tustresmeses.—¿Dóndevamosairacenar?—preguntóellacambiandodetema.La
conversaciónseestabahaciendodemasiadoíntima,demasiadopeligrosa.—He reservado mesa en Manolo León, en una de las bocacalles de
Torneo.Secomemuybien;elproblemavaaseraparcarporallí.—Puedesbuscardondeaparcarenotrositioypasearhastaallí.Siempre
mehagustadopasearporSevilla,yhacemuchoquenolohago.—TodalazonadeTorneoesmalaparaaparcar.Peropodemosdejarel
coche en el garaje demi casa y caminar hasta el restaurante. Así sabesdónde vivo ahora. La verdad es que la noche está muy agradable parapasear,ytenemostiempo.Ysinosretrasamostampocosuponeproblemas.Mis padres son clientes habituales, y como la reserva está a nombre deFranciscoFigueroa,nopuedensaberquenoesparaél.Tratodeevitarlossitiosquefrecuentanellos,peroestaesunaocasiónespecial.—¿Poralgúnmotivo?¿Nollevasbientrabajarcontupadre?—Llevomalamipadre.Amicompañerodetrabajo,bien.—Nocomprendo.—Tuvimosunproblemahace algún tiempo,ymemarchéde casa.La
relación padre e hijo se deterioró mucho, y nunca se ha recuperado.Trabajo con él porque el bufete erademi abuelo, no suyo, y consideroquetengotantoderechocomoélahacerlo.Ycuandosejubile,serámío.—LatercerageneracióndeabogadosFigueroa,¿no?—Enrealidadlasegunda.Elbufeteerademiabuelomaterno,Roblesen
un principio. Mi padre entró a trabajar allí y acabó casándose con mimadre.Avecespiensoquefueunbraguetazo.Aunquehayquereconocerquemipadreesmuybueno.Muydespiadado,peromuybueno.—Noseasduro.—Nopuedopensarotracosa.Nocreoquesequieran,soloseutilizan.
Almenos no comonos quisimos nosotros.Conviven, se soportan ymetuvieronamíparaperpetuarelapellidoyelbufete.Nadamás.Esoesloúnicoquelesimporta.Susanalemiróconcuriosidad.—Siempre tequejastedequeno teechabandemasiadacuenta,perode
esoalaamarguraqueahoraperciboentuspalabras,hayunmundo.Algomuyterribledebiópasarentrevosotrosparaquedigaseso.—Mepusieronentre laespaday lapared,y tuvequeelegir laespada.
Pero no quiero hablar de eso… aún duele. Y en el despacho nosentendemos.Élllevasuscasosyyolosmíos.PorsuertemeespecialicéenDerechoMercantil,untemaqueélnodominademasiado,asíquenuestroscaminosnosecruzanmásquealentrarysalirdeltrabajo,ynosiempre.Elrestodelarelaciónconmispadresescasiinexistente.LascomidasdeNavidad,cumpleañosyalgunaqueotraocasiónseñalada.Ytodossomosmuyamablesycorteseslosunosconlosotros.—Diosmío,quépenamedas…¿dequéossirvetantodinero?Yoecho
tantodemenosamifamilia…yaprovechocualquierpuenteofiestaparaveniracasaypasarunosdíasconellos.—¿VienesmuyamenudoaSevilla?—No, a Sevilla no.Casi siempre nos reunimos enAyamonte.Merche
sigueyendotodoslosfinesdesemana.Enestaocasiónhevenidoyoaquíporque ella hace apenas una semana que dio a luz y no quieremeter alniñoenunviajetanpronto.Ytampocoesaconsejableparaella.Íbamosareunirnos todos aquí, pero mis padres han estado unos días en Sevilladesdequesepusodepartohastaquenacióyledierondealtaymipadrenoha trabajado,y sino salealmar,nogana.Asíque sehan tenidoquequedarencasa.Perohubierasidounafiestareunirnos todos.Siempre loes. Isaac también disfrutamucho con esos encuentros. Él ymi padre sellevanmuybien,salenjuntosalmarapescarcuandoestáenAyamonte.—Tus padres parecían estupendos. Yo nunca tuve la ocasión de
conocerles.ProbablementeamímehubierapasadocomoaIsaac.—Estoyseguradeello.Miabuela,sobretodo,tehubieracogidomucho
cariño…Yosiemprehesidosunietafavorita,ysiempremeestáazuzandoparaquemeechenovio.Dicequenoquieremorirsesinhaberledadoelvistobuenoamihombre.—¿Viveaún?—Sí.—Entoncesquizásaúnpuedasalirseconlasuya.—Estámuymayor,ymuydelicada.Nosé…—Cuandohablabasdetuabuelasiempremeparecióencantadora.—Todamifamilialoes.—Yyodejépasarlaoportunidaddeperteneceraella…—Soncosasquepasan.Se produjo un silencio mientras Fran enfilaba la ronda de Triana, y
entraron en una zona completamente cambiada según los recuerdos deSusana.Amitaddelaavenidasedetuvo,yconunmandoadistanciaquesacódelaguantera,abriólapuertadeungarajesubterráneo.—Micasaestáarriba,enelático.Tengoundúplexconunaterrazade
treintametros.Esunamaravilla.Manolilatienellenadeplantas.—Tiene que ser estupendo vivir en un sitio así. A mí siempre me
encantaronlasplantas,peroahoranotengotiempodecuidarlas…quizás
algúndía.—Tampoco yo paso mucho tiempo en mi casa. Durante la semana
trabajoylossábadosydomingosmesueloiralcampo.Meheaficionadoal senderismo y me voy a vagar por los montes con un grupo deexcursiones organizadas.Nome gusta pasarmucho tiempo solo, semecaelacasaencima.—Amíencambiomeencantadedicareldomingoavaguear.Mequedo
en casa, en pijama, con el pelo recogido con una pinza, sin peinar, sinmaquillar y comiendo lo primero que encuentro en el frigorífico.Leyendooviendopelículas.Fran había aparcado el coche en una esquina entre dos líneas con el
número14yambossalierondeél.—¿Quieres subir a ver mi choza?—preguntó Fran.Miró el reloj—,
aunque vamos un poco justos, si tenemos que ir andando. Quizás a lavuelta.Susana no respondió, deseando subir para averiguar si su piso se
parecería a su habitación de la casa de sus padres, con el sistema demúsicaconectadoaunaslucesyaunacamaquesemovía.Quizáledijeraen el tipodehombre enque sehabía convertido, aunque ellano leveíademasiadocambiado.Másserioquizás,menosimpulsivo,máscomedidoensusgestos.ElFranqueellarecordabaeramuyexpresivoensusgestos,siempre estaba alzando las manos cuando hablaba, siempre le ponía lamano en el brazo o en la espalda, incluso cuando no estaban saliendojuntos. En los primeros tiempos en que solo eran amigos ella se poníamuynerviosasiemprequelatocabayéllohacíacontinuamente.Peroyallevabanjuntosmuchoratoyélnohabíaperdidoelcontroldesusmanosenningúnmomento.GraciasaDios,porquesiélempezabaatocarlaellanosabíacómoreaccionaría.Supresencialeestabaafectandofísicamentemuchomásdeloquequeríaadmitir.Fran cerró el coche y la acompañó en el ascensor hasta el portal y
salieronalacalle.—¡Cómo ha cambiado toda esta zona en tres años! Debe de haberse
revalorizadomucho.—Ysiguehaciéndolo.Amíelpisomecostóundineral,peroaproveché
unacasaquemedejómiabuelaenelpuebloparapagar laentrada.Ellahubieraentendidoquelavendiera.Dehecho,séquemeladejóparaeso.
Cuandomurió,yoaúnnoteníaclarolodeserabogadoyquisodarmelaoportunidaddeelegirotracosa,sin tenerquedependereconómicamentedemispadres.Lefastidiababastantelapresiónqueejercíansobremíconesodelatercerageneracióndeabogadosenlafamilia.Nuncaleestarélobastante agradecido por ello, porqueme dio la oportunidad de irme deaquellacasaenlaquenopodíaseguir.—Perotrabajascontuspadres.—Sí.Hubounmomento en el quepensé abrirmipropiobufete, pero
luego llegamos a un acuerdo para mantener nuestras carrerasprofesionalesporseparado,ydecidíusareldineroparalacasa.HabíanempezadoacaminarunojuntoalotroporlarondadeTrianaen
direcciónalPuentedelCachorro,ydespuésgiraronporTorneohaciaelrestaurante.—Pero ya basta de hablar de mí. Cuéntame cómo te llevas con los
catalanes.—Bien.Nosrespetamosmutuamente.—Habrásaprendidoelcatalán,supongo.—Sí,unpoco.Aver,quéremedio.—Conociéndote,eseunpocosignificaquelohablasperfectamente.—Tengo que defender a gente en catalán, no puedo permitirme
desconocerlosmatices.—¿Vas a los juicios? Antes esa idea te aterraba, eras más bien de
preparar el trabajo de campo. Cuando hacíamos los trabajos en equiposiempredejabasqueyolosexpusiera.—A todo se acostumbra una. Ya no soy tan tímida como cuandome
conociste.Aunqueavecestodavíahaycosasquemecuestanunpoco.Peromeesfuerzoensuperarlas.—También has cambiado físicamente. Ese peinado te da un aire
diferente.Ahorafueellaquienseechóareír.—Cuandovieronmipelo,miscompañerasdetrabajosehorrorizarony
me recomendaron un centro de estética. Allí hicieron un estudio de micara y me hicieron este corte de pelo, me pusieron unas mechas, ybueno…todoloquevesahora.Ycreoqueacertaron,quemesientabien.—Tesientamuybien.Aunqueamímeencantabamichicadelacoletay
lasgafas—dijoélconunacentonostálgicoenlavoz—.Yloscalcetinesmusicales.Susananoquisomirarlecuandodijo:—Esa chica ya no existe, así como tampoco el Fran de la melena al
viento. Pero los calcetines aún los tengo, tanto los que me regalaste túcomolosotros.Melospongoencasa,cuandoquierosentirmeagusto.Seprodujounsilencioprolongadomientrascruzabanlaanchaavenida.
Cuandoyaseacercabanalrestaurante,Susanahablódenuevo.—Fran,megustaríapedirteunfavor.—Porsupuesto.Loquequieras.—Déjamepagaramíestanoche.—Deesonada.Yoteheinvitadoyheelegidoelsitio…—Ysilofrecuentantuspadresdebesermuycaro,¿no?—Esoesasuntomío.HoynadadehamburguesasenelMcDonald’sde
PlazadeArmas.—Notienesquepreocuparteporelprecio,puedopagarlo,ahoragano
muchodinero.Yonuncapude invitarteanada, siempreeras túelque lopagabacasi todo.Almenos todo loespecial.—Sevolvióhaciaélyestavezfueellaquiencolocólamanosobresubrazo—.Porfavor,déjame.Esimportanteparamí.Élsonrió.—Deacuerdo.Simelopidesasí,¿quiénpuedenegartenada?¿Esuna
tácticaaprendidaenlostribunales?—Nuncaruegoenlostribunales;simplementeexpongohechos.—Yganas.—Aveces.Otraspierdo.—Seránlasmenos,seguro.Habían llegado al restaurante y les colocaron en un comedor casi
privado. Solo había otra mesa pequeña detrás, ocupada por cuatropersonas. Encargaron la comida. Nada más echar un vistazo a la cartasupoloqueellaibaapedir.Ensaladadepastaalaalbahaca,rodaballoalhornoyheladodepistachoparapostre.Élsonrió.—Sabíaqueibasapedireso.—¿Enserio?¿Yporqué?—Porqueteconozco.Afortunadamente,aúnteconozco.
—Siempre me han encantado los postres, y el pescado no me gustacomolococinanenCataluña.Locondimentandemasiado.—Yelhelado.Sihayunheladodepostre,túlopedirás.—Enefecto.Aversiadivinoloquevasapedirtú.Carneporsupuesto.—Porsupuesto.—¿Elchuletón?—Elchuletón.—Yunrevueltodeprimero.—También.¿Ydepostre?—¿Lamacedoniadefrutaallicor?—Esloquemegustaríapedir,perotengoqueconducirparallevartede
vueltaaBormujos.Lafrutaconellicorpega,yporaquíloscontrolesdealcoholemia se han puestomuy serios.En todas las salidas y entradas aSevilla se pone la guardia civil los fines de semana. Pediré una de lastartas,preferentementedenata.Meencantalanata.Susana lo miró, recordando bruscamente la última noche que habían
pasadojuntos,cuandoambossehabíanllenadodenatatodoelcuerpoysehabían lamido uno al otro antes de meterse en el jacuzzi. Cuando susmiradas se cruzaron supo que también Fran se había acordado de lomismo, aunque su intenciónalhablarde lanatanohubiera sidohacerlerecordaraquello.Lestrajeronlacomidayporunratoselimitaronacomerlaensilencio,
haciendo solo algún comentario sobre la calidad de los platos y de labebida. Luego, Fran le preguntó por sus casos, y ella le contó algunasanécdotas y después Fran le dijo que Inma yRaúl se habían ido a vivirjuntos y que seguían colados el uno por el otro. Cuando acabaron decomer,Susanasacólatarjetadecréditoypagóconellasinmirarsiquieraelimportedelacuenta.—¿Qué tal sienta eso de pagar sinmirar siquiera el precio de lo que
pides? —le preguntó Fran, recordando cómo ella, años atrás, habíamiradocuidadosamente lascartasparapediralgoquepudieracostearse,cuandoinsistíaenquecadaunopagaralosuyo.—Estupendamente.Algunacompensaciónhabíadetenerelestarsola,a
másdemilkilómetrosdelostuyos.Aunqueamínomecompensa.—¿Porquésiguesallíentonces?
No quiso decirle que a causa de él. Que el día que le olvidara,regresaría a Sevilla, o a Huelva, o a algún otro sitio más cerca de sufamilia, peroque aúnno se sentía capazdevivir cercayno llamarle, ymucho menos saber que tenía otra vida al margen de ella. Y decidiódecirleelotromotivoporelquepermanecíaenBarcelona.—Porqueprofesionalmenteestoydisfrutandomucho.Enunbufete tan
grandecomoBonetyRius,sepresentancasosqueniremotamentesevenenunopequeño.Perodesdeluego,miestanciaenBarcelonaestemporal.Cuando considere que ya he visto los suficientes casos interesantes,volveréamitierraybuscarétrabajoaquí.Cercadelosmíos.Losañoroterriblemente, y no quiero ni pensar ahora que tengo un sobrino. Meencantanloscríos.Yoserésumadrina,¿sabes?—¿Yelpadrino?—AlgúnprimodeIsaac,supongo.Élnotienehermanosyamipadreno
legustanesascosas.—Bueno,dilequesinotienepadrinoparaelniño,aquíestáeltíoFran.—No se lo insinúes siquiera a Merche o te tomará la palabra. Los
primosdeIsaaclecaenfatal.—Yotampocolehedadomotivosparacaerlemuybien.—Mercheteníadebilidadporti.—Ya,peroseguramenteahoranopiensalomismo.Hoyhaestadomuy
amableconmigo,perosupongoquesetratasolodecortesía.Susanaseechóareír.—Merche no es una persona cortés.De hecho, durante el tiempo que
estuvimossaliendojuntos,amenazóconcortarteloshuevosvariasveces,aunquetúnuncateenteraste.—Debióhacerlo.Despuésdecómotedejé.—Nodigaseso,túnomedejaste.Lonuestroterminóporqueteníaque
acabar. Porque había llegado el momento, y tanto ella como yo lohabíamossabidosiempre.Regresabanpaseando,desandandoelcaminoporlascallesiluminadasy
coneltráficoescaso.AlllegaralcentrocomercialPlazadeArmas,queenmuchasocasioneshabíasidolugardereunióndelapandilla,Frandijo:—Túhaspagadolacena.Dejaqueahorayoteinviteaunacopa.—Hasdichoquenopodíasbeber,quetienesqueconducir.
—Tomaréalgosinalcohol.Ounainfusión.Inmameestáaficionandoalas hierbas.Voy con frecuencia a su casa y siempre acabamos tomandoalgunainfusiónalfinaldelavelada,porqueyodebocogerelcochepararegresar.—¿Vivenmuylejos?—EnMontequinto.¿Qué?¿Aceptaslacopa?—Porsupuesto—respondióencantadadealargarlanocheyretrasarel
momentodedespedirse.Hacíamuchotiempoquenosesentíatanfeliz.—EntremosenelBuda.¿Túllegasteaconocerlo?—Sí,aunquecreoquesoloestuveunavez.—¿Prefieresdiscotecaozonadecopas?—Zonadecopas…quierohablarsintenerquedargritos.Entraronellocalybuscaronunrincóntranquilodondesentarse,aunque
nohabíamuchositiolibre.Sesentaronenunbancoadosadoalapared,enunazonatenuementeiluminada.—¿Quévasabeber?—CreoqueunMalibúconpiña.Haceañosquenolotomo.—¿Allínoloponen?—Nolosé.Nuncalohepedido.EsunabebidaqueasocioconSevillay
con la gente de Sevilla, y no me apetece tomarlo allí. Además, allíconduzco,ynuncabebocuandotengoquecogerelcoche,queessiempre.—Seguroqueeresunabuenaconductora.—Soyprudente.Elcamarerose lesacercóypidieronunMalibúconpiñayuna tónica
paraFran.—Lamentoqueestéssinbeberpormiculpa.Siquierespuedocogerun
taxi,notienesquellevarmeaBormujos.Élsonrió.—Siempre te he llevado a casa, y eso no va a cambiar porque ahora
seasunaabogadafamosa.—PorDios,nosoyfamosa.Susanadiounlargotragoasuvasoyelsabordulzóndelabebidahizo
quelosrecuerdoslaasaltaranconmásfuerzaaún.PaladeólabebidaysuslabioscasiesperaronsentirelsabordelosdeFranacontinuación,comotantasotrasveces.Élsolíabesarladespuésdebeber,decíaqueleencantaba
cómosabíaelMalibúconpiñaensuboca.—¿Sabeigualquesiempre?—lepreguntóalnotarcómoellasaboreaba
eltrago.—Sí,igualquesiempre.Franseinclinóunpocosobreella,acortandoladistancia,ylepreguntó
mirándolafijamentealosojos,comosiintentaraleerensualma:—¿Puedopedirtetambiényoatiunacosa?—Claro…—dijomientraspensaba:«nomemiresasí,porfavor…No
memiresasí».—CuandovengasaSevillaaveratuhermanaoaAyamonte,¿querrías
llamarmeparatomaraunqueseauncaféconmigo?—Ya te he dicho que apenas vengo a Sevilla, pero a Ayamonte voy
siempre en los puentes y en todas las fiestas. ¿Irías hasta allí solo paratomaruncafé?—Sí,iría.—Entonces,teprometoquetellamaré.YalgunavezquevengaaSevilla
podríamosquedarconInmayRaúl.Megustaríamuchovolveraverlos.—¿Quieresquelesllameparaestefindesemana?—Nosésipodré.Lotengounpococomplicado,quieroacercarmeen
algúnmomentoaveramispadrestambién.Teníapensadoirmañanaporlanocheoquizáseldomingoporlamañanatempranoyregresarporlatarde.—¿Aquéhoratieneselvuelo?—Alasnuevedelanoche.Medaríatiempodeiryvolvereneldía.—Estefindesemanavaasuponerparatiunapaliza.«Nosabestúcuánto,sobretodoemocional»,pensó,perodijo:—No es paliza para mí ver a mi gente. Lo malo es cuando regreso.
Sientomuchomássufaltaqueantesdevenir,ysiempremellevaunosdíasadaptarme.—Cuandotedecidasaregresar, tambiénmegustaríaquemellamaras.
Ahoratengoalgunainfluenciaenelmundillojudicialypodríaayudarteaencontrartrabajo.Siquieres,claro.—Teprometoqueseráselprimeroaquienllamaré.—Y…¿Teimportaríasitellamoalgunavez?Ahoraquehemosvuelto
aencontrarnos,noquisieraperderelcontactodenuevo.
—Meencantaráquemellames.Yo…tellaméunavezparasaberdeti,pero me salió un buzón de voz diciendo que tu antiguo número ya noexistía.—Perdí el móvil y quienquiera que lo encontrara, lo dio de baja.
Cuando me compré otro, me dieron un número distinto. Tu númerotambiénesdiferente…yotambiéntellaméunavez.—Laempresamediounodeúltimageneración.Tienenuncontratode
esos especiales para empresas, y todos los números están relacionadosentre sí con tarifas planas. No pude elegir el número, y me parecíabastante tonto mantener dos teléfonos. Y pensé que si alguien queríaponerseencontactoconmigo,siemprepodíalocalizarmeenelbufete.Elnúmeroestáenlaguía.—Sí,escierto.Quizásdebíintentarloallí.—Es raro que nunca hayamos coincidido, teniendo nuestros bufetes
casosencomún.—Esmipadrequienlosllevaynuncasueloinmiscuirmeensuscasos.
Hastaahora,claro.Nopodíapermitirquevinierasalbufeteyleentregarasaéllosdocumentos,sinhablarsiquieraconmigo.—Nuncahubieraestadoenelbufetesinsaludarte,Fran.Nunca.ÉldiounsorboasuvasoysepercatódequeeldeSusanaestabavacío.—¿Quieresotro?—No,memarearía.—Túnotienesqueconducir.—Además,yaestarde,sonmásdelasdos.Noquierohacertellevarme
alastantas.—Amímedaiguallahora.Notengoningunaprisa.—No, es hora de irnos.—Suspiró—.Merche le da de comer al niño
sobre las tres de la mañana. Sería una buena hora para llegar y nomolestaranadie.—Comoquieras.Franpagóyambossalierondenuevoalacalle.EnestaocasiónSusana
seechólapañoletasobreloshombros,sintiendounpocodefríoalsalir.Fran se colocó a su lado y caminaron despacio, cruzando el Puente delCachorro con pasos lentos y perezosos, alargando el camino de formaevidente.
—¿Sabes?, me siento muy raro paseando contigo sin cogerte de lamano. Siempre íbamos de la mano a todas partes, ¿te acuerdas? Nosllamabanlostórtolosdelafacultad.—Puedes cogerme de lamano si quieres—dijo ella deseando que lo
hiciera.AlmomentosintiólosdedosdeFranbuscarlossuyosylaantiguasensaciónseapoderódeella.Eralaprimeravezquelarozabaentodalanoche.—Siguesteniendolamanotansuavecomosiempre.Susana no contestó. Caminaron en silencio por la puerta de Triana y
enfilaronlaRondahacialacasadeFran.Susanasepreguntósilainvitaríaasubirparaconocersuterraza,comohabíahechoantesdecenar,ysupoquesipisabaaquellacasa,noibaadormirenBormujos.Alolargodelanochelasensacióndeintimidadhabíaidoenaumento,elpasadosehabíaido acercando y los tres años de separación se habían hecho casiinexistentes. En aquel momento, paseando de la mano, se sentía laestudiantequepaseabaconsunovioesperandoimpacientellegaraunsitiodonde pudieran estar a solas. Y en aquelmomento, ella deseaba estar asolasconFrandesesperadamente.Elsilencioentrelosdoserapesado,opresivoySusanasabíaqueélle
estaba leyendo los pensamientos. Siempre había sido así. Fran siemprehabíasabidocuándoellaledeseaba,aunqueestuvieranrodeadosdegente,aunque no se hubieran dicho una palabra. Y aquella noche no era unaexcepción, por mucho tiempo que hubiera pasado. Quizás por eso éltambiénestabatancallado.Alfinllegaronalportal,yFranlesoltólamanoparaabrir.Cruzaronel
portal a oscuras y se dirigieron al ascensor, Susana conteniendo larespiraciónyesperandoquelainvitaraasubir.Élalargólamanohaciaelbotóndel sótanoy sedetuvoantesdepulsarlo.Sevolvióhaciaellay lepreguntóconvozroncaysuplicante:—¿DeverdadquieresquetelleveaBormujos?Susananegóconlacabeza,incapazdehablar.Élleagarrólacaraentre
las manos y pocos segundos después se besaban como locos. Susanadeslizó los brazos por los costados de Fran hacia la espalda, tocó losmúsculosdurosbajolateladelacamisayseembriagóconelperfumeaHugo Boss. Él tanteó a ciegas con los dedos sobre la botonera delascensor,apretandoelúltimo,ylamáquinaempezóasubirconunlentoy
perezosomovimiento,mientrasellosseguíanbesándose.Sesepararonalllegararriba,alsentirlaspuertasautomáticasabrirseasusespaldas.Fran la agarró de la mano y tiró de ella hacia la única puerta de la
planta, que abrió con mano temblorosa, y la hizo entrar rápidamente.Susanaapenasvioellugarenqueseencontraba.Sinsiquieraencenderlaluz,con lahabitación iluminadapor lapocaclaridadqueentrabaporunbalcónentreabiertoalaperfumadanochesevillana,Franvolvióabesarlacon lamisma intensidadquesiempre lehabía invadidodespuésdepasaruntiemposinverse.Susana sintió cómo le quitaba la pañoleta de los hombros y le
desabrochaba la cremallera del vestido, y, sin dejar de besarla, lalevantaba con un brazo llevándola en vilo hasta una de las habitaciones.Después la soltó en el suelo y se dirigió hacia una enorme cama casicuadrada, y de un brusco tirón quitó la colcha que la cubría. Se volvióhaciaelladenuevoysemiraronporunmomentoen lapenumbra.Fransusurróconvozemocionada:—Tequiero…Nuncahedejadodequererte.—Yotampoco.Se abrazaron de nuevo y él enterró la cara en su cuello, besándolo,
chupándolo y mordiéndolo, como había hecho en el pasado. Susanaempezóadesnudarle,impacientetambiénporsentirsucuerpocontraella,mientrasFranacababadedespojarladelvestido,yluegosedejaroncaerenlacamasinterminardeabrirla.LasmanosdeFran,tanhábilesenelpasado,sevolvierontorpesensu
prisapor terminardedesnudarla,desgarrando lasbragasyarrojándolasal suelo sin ningúnmiramiento.Y su boca, ansiosa, la recorrió deprisa,comosiquisieradevorarlatodaenteraalavez.Tampoco Susana podía esperar. Llevaba toda la noche conteniéndose,
llevabaañosesperándole,ycuandovioqueélbajabalacabezadesdesuspechoshaciaelombligo,leagarródelpeloconsuavidadylehizosubirhastasubocaybesarla.Enroscólaspiernasentornoasuscaderasyeselevemovimiento fue suficiente para queFran entrara en ella sin ningúnesfuerzo.Los tres añosde separación seborraronde inmediato, los cuerpos se
reconocieronrecuperandoelantiguoritmoquenohabíanolvidado.Seamaronconpasión,condesesperación,comosilesfueralavidaen
ello.Susanavolvióaexperimentarsensacionesquenohabíasidocapazdesentir con ningún otro hombre y se movió contra el cuerpo de Franalzando las caderas, queriendo fundirse con él y que jamás pudieransepararse.Cuando todo acabó, cerró las piernas impidiéndole salir, intentando
retenerle en su interior, quizás para siempre. Y sintió que una cálidahumedad se deslizaba por su cara cuando Fran se relajó sobre ella,mojándoletambiénaélenlamejilla.Éllevantólacabezayleenjugólaslágrimasconbesos.—Nollores,vida…no.Hoyno.—Ylabesóconsuavidadenloslabios.
Susanaentreabriólossuyosysebesarondespacio,recreándoseelunoenel otro, largamente.Después, ella le sonrió entre lágrimas y le susurró,acariciándolelacara:—Miamor…miúnicoamor.Élseincorporóysetendióasulado,encendiendoalfinlalámparaque
habíaenlaparedjustoencimadesuscabezas.SoloentoncesSusanaviolarosarojacolocadasobrelamesilla.—¿Dóndevas?—lepreguntóFranalarmado—.Noirásairte,¿verdad?
Lanochenohahechomásqueempezar…Tengonata—añadiótentador.—Yunarosaroja.—También.Susanalemirósonriendo.—VoyaponerleunmensajeaMercheparaquenomeespere.Cogió elmóvil y tecleó durante unos segundos: «Nome esperes;me
quedoenSevilla».Pocodespuésrecibiólarespuesta:«Noteesperaba».Lanzóunacarcajadaysoltandoel teléfonosobre lamesilla,sevolvió
haciaFran,quelaobservabatendidodecostado,conojosbrillantesyunasonrisaenloslabios.—¿Dequéteríes?—Miqueridahermanitayadabaporhechoqueibaaquedarmecontigo
estanoche.—¿Y tú no? Porque yo también tenía la sospecha… desde que nos
abrazamos estamañana en el bufete y después aceptaste rápidamentemiinvitaciónacenar.Comprélarosaporsiacaso.
—Y si lo sabías desde el principio, ¿por qué me has hecho esperartanto,alargandolacenaytomándonosunacopadespués?Élsonrió.—Tenía la sospecha, no la seguridad. Podía equivocarme, que mis
deseosme hicieran ver algo que no existía.Y antes de invitarte a subir,quería hablar contigo, saber más cosas de tu vida durante todos esosaños…ysobretodoasegurarmedequetodavíahayalgoentrenosotros.Yahora,venaquí—añadiócogiéndolaporlacinturayhaciéndolatenderseasulado—.Tenemosmuchoquehablaraún.—¿Hablar? Como bien has dicho, llevamos hablando toda la noche.
¿Noseteocurreningunaotracosa?—Se me ocurren muchas cosas, pero luego. Ahora déjame
recuperarme.Nohetenidounorgasmocomoestedesdehacetresaños.Ysí,esciertoquellevamoshablandotodalanoche,peroahoraquieroquemecuenteslaverdad.—¿Laverdad?Notehedichoningunamentira.—Ya lo sé.Almenos no del todo.Llevamosmucho rato diciéndonos
cómonoshaidolavidaenestosaños,perosoloenlosuperficial,enloquetodoelmundove.Ahoraquieroquemecuentescómotesentías…Yajuzgarporloqueacabadeocurrir,nomeparecequeestuvierasmuyfeliz.Susanaseperdióenlosojospardos.—No—susurró.—Tampocoyo.Bueno,¿quiénempiezaacontar lapartemalade todo
esto?—Nosé,Fran,noséquécontarte.—Bien,empiezoyo.Yosíséquédecirte.Lomejorquemehapasadoen
estos tres años, ha sido escuchar tu voz ayer en el teléfono. Antes mepreguntastequémehicieronmispadresparaquemehayaalejadotantodeellos.Bien…nunca he podido perdonarles que nos separaran.Mi padrefuequienterecomendóparaesetrabajoenBarcelona.—Losé.Loprimeroquemedijeronalllegareralobienrecomendada
que iba. Pero yo ya lo sabía antes de irme. Era absurdo pensar que unbufete de esa categoría viniera a buscarme a mí, a una estudiantedesconocida a la otra punta de España, para ofrecerme un contrato tanfantástico,pormuybuenascalificacionesquehubierasacadoenlacarrera.Habíaunamanodetrásdeaquello,ylaúnicaposibleeraladetupadre.
—Élqueríaponertierraentrenosotros.—Pero fuimos nosotros los que cortamos, Fran, no puedes culparle
soloaél.Yohubierapodidorechazarlaoferta.Lohubierahechosimelohubieraspedido.—Noloentiendes.Nofuesoloeso.Cuandoelcursoseestabaacabando,
habléconély ledije lonuestro.Noquisehacerlodelantedemimadre,ellasiemprehabíasentidomuchaanimadversiónhaciati.Preferítratareltemaconél,dehombreahombre.Penséque loentendería,que lograríahacerlecomprenderloimportantequeerasparamí.Inclusolepedíquetecontratara, o que te ayudara a encontrar un trabajo. Pensé, como uningenuo,queelhechodequefuerasunaabogadabrillante,lanúmerounode la promoción, haría que olvidara el resto. Él siempre ha valoradomuchoelesfuerzopersonalyeltrabajo,améndequeesungranabogado,eso hay que reconocerlo. Yo quería que al menos te aceptara comominovia,peromedijoquejamásteadmitiríaenelbufetedelafamilia,niteayudaría a encontrar trabajo. De hecho, me amenazó con hacer que noencontraras ninguno si seguía contigo, con arruinar tu carrera. Y conhacer que nadie te encargara un caso jamás. Podía hacerlo, Susana…Tienemuchainfluencia,yelmundodelDerechoesmuycerradoenestaciudad. Todos se ayudan, todos se cubren las espaldas unos a otros. Lopaséfatalduranteunassemanas…Nosabíacómosalvartede la furiademipadre.Inclusosemeocurrióutilizarlacasademiabuelaenelpuebloparaabrirunbufeteruraltúyyo.Casarnosyempezarjuntosdecero.Noera lo que siempre habíamos soñado, pero pensé que ante los hechosconsumados,mi padre se ablandaría con el tiempoy sería una solucióntemporal.Ibaaproponértelolaúltimanochequeestuvimosjuntos,inclusohabía comparado unos anillos para pedirte que te casaras conmigo…Todavía los tengo.Perohabíasubestimadoamipadre.Élnose limitóaamenazarme con no dejarte trabajar en Sevilla, sino que te abrió laspuertasaunaoportunidadprofesionalmaravillosa.EltrabajoenBonetyRius.Amuypocosabogadosreciénsalidosdelafacultadselespresentauna oportunidad así. Era tu sueño de toda la vida, y comprendí que nopodíaenterrarteenunpuebloperdidoycondenartealegalizarhipotecasyaredactartestamentosduranteañosesperandoqueelenfadodemipadrepasara.Nofuicapazdepedirtequerenunciarasa todopormí.Demodoquenotehablédemisplanesni tepedíque tecasarasconmigo.Cuandocomprendíquetúpensabasaceptareltrabajosiyonodabaningúnpasoen
nuestra relación… simplemente callé. Te dejé ir, y no he dejado dearrepentirmeniunsolodíadesdeentonces.Susanasevolvióhaciaél.—¿Por qué?—dijo acariciándole la cara—. ¿Por qué lo hiciste? Yo
hubiera sido feliz registrando hipotecas y legalizando testamentoscontigo, Fran. Eres lomás importante queme ha pasado nunca.Muchomásquelacarrera,muchomásquetodo.—Déjame seguir, aún no he terminado. Estaba tan enfadado con mi
padrequedudésidejarelbufete,perocomoyatehedichoantes,decidíque tenía derecho a él, que no era suyo sino de mi abuelo, y entré atrabajar allí. Busqué un piso alquilado al principio y me fui de casa, yluego, cuando supe con certeza que la relación laboral con mi padrefuncionaba,vendílacasademiabuelaymecompréestepiso.—¿Larelaciónlaboralfuncionó?—Sí; le obligué a que me tratara como a un igual, a que me dejara
decidirmispropioscasosymispropioshonorarios,comosideunsociosetratara.—¿Ylohizo?Siempretuvotendenciaadecidirloquedebíashacer.—Sí, tengo que reconocer que sí. Jamás ha interferido en mi vida
profesional,nienlaprivadadesdeentonces.Podríadecirsequesomosdoscortesescompañerosdetrabajo.Esaesmirelaciónconmispadres.—¿Tambiéncontumadre?—Sí, también. Sé que ella estaba detrás de todo. Mi padre hubiera
transigido tardeo temprano,sobre todosiendotúabogada,peroellano.Ella estuvo en tu contra desde aquella noche que cenaste en casa, y seencargódeconvenceramipadreparaquehicieraloquehizo.Mealejédeellosmásaúndeloqueyaloestaba,ynohevueltoapermitirlesquememanipulen,niquedecidanpormí…niquemehagandaño.Susanasegiróhaciaélylebesóenelpechodesnudo.—No,vida,aúnno…Haymáscosasquequieroquesepas.Quieroque
lo sepas todo.Todo el infiernoqueha sidomi vida estos años.Durantemuchosmesesme sentí perdido sin ti.Me aborrecía por haber cortadocontigo,pormuchoquemedijeraqueeralomejorparati,queteestabaprotegiendodemipadre…Nopodíaolvidartucaradeaquellanoche,nituslágrimaslaúltimavezquehicimoselamor.Nituabrazodesesperadoel día de la graduación.Me sentía el tíomás cabrón delmundo a ratos.
Otras veces me autoconvencía de que había hecho lo único que podíahacer.Aunquesabíaquetútambiénloestaríaspasandomal,meconsolabael saber que al menos profesionalmente, estabas cumpliendo tu sueño.Sabíaqueerasunachica fuerteycontabaconquemeolvidaríaspronto.Rogaba que fuera así para sentirme mejor, pero la sola idea dedesaparecerdetuvidaydetusafectosmehacíamuchodaño.Imaginartecon otro me volvía loco, ya sabes lo celoso que soy... Y no podíareprochartenada,yotratédeolvidartetambiényparaellomeacostécontodaslasmujeresquesemepusieronatiro.Dabaigualquefuerarubiaomorena,gordaodelgada, jovenomadura…Elcasoerano irmesoloacasa.Lasnochesasolasdolíandemasiado.Ylasotrastambién,tengoquereconocerlo.Trabajabacomounburroduranteeldíaysalíaatomarunacopaporlanoche,cuandonolesdabaelcoñazoaInmayaRaúl,queseportarondeputamadreconmigo,aguantándomelosbajonesylasneuras.Pero no podía estar siempre dándoles la lata, ellos trabajaban y yo, lamayorpartedelasveces,salíaatomarunacopaysihabíasuertenomeibaalacamasolo.Cuandoamanecíaenunacamaextraña,mesentíacomouncabrón,comositeestuvieraponiendoloscuernos,ymeprometíaamímismo que sería la última vez. Pero cuando se acercaba la noche, mesentía incapaz de irme a casa solo, a recordarte y añorarte, y volvía ahacerlo.Lasnochesasolaseranterribles,llenasderecuerdos,decelosydepesadillasenlasquetúmeodiabas.Unanoche,habríapasadounañooquizás un poco más, una chica sacó un bote de nata. Me volví locorecordandonuestraúltimanoche…Yaconocesmicarácter…Seloquitédelasmanos,yloarrojécontraelsuelo.Lapresiónhizoquereventara,ylanata sedesparramópor la alfombra.Alver elbote tirado, algohabíaestalladodentrodemí…Sentíquehabíatocadofondo,quehabíallegadoallímite.Medisculpécomopude,ledejédineroparaunaalfombranueva,ymemarchéacasa.Habíatomadounadecisión.Cogíelmóvilytellamé.Necesitaba oír tu voz, saber de ti, de tu vida.Quería decirte que seguíalocoporti,suplicartequevolvierasconmigo,sitodavíamequerías…Elteléfononodabatono,unavozmetálicamedijoqueelnúmeromarcadoyanoexistía.LlaméainformacióndeBarcelonaymedierontunúmero.Erancasilascuatrodelamadrugada,peroaunasítellamé.Ycontestóunhombre.Pensandoquemehabría equivocado, preguntépor ti ymedijoque estabas durmiendo. Sentí que el mundo se hundía bajo mis pies.Conociéndote,elhechodequehubieraunhombreentucasaalascuatro
delamadrugadasolopodíasignificarqueera tuparejayquemehabíasolvidado. Que habías pasado página. Traté de borrar la huella de millamada y me inventé una historia sobre la marcha. Dije que era uncompañerotuyodelsupermercadoyélmedijoquetúnotrabajabasenunsupermercado,quedebíahaberteconfundidoconotraSusanaRomero.Medisculpéporlahora,ycolgué.Ylloréaquellanoche.Llorétodoloquenohabía llorado durante todos esos meses. Por la mañana, incapaz deenfrentarmeamipadre,llaméalbufeteyledijequenecesitabaunosdíaslibres.Cogíel cocheyme fui sin rumbo.Medetuveenunpuebloymealojéenelhostal.Durantedíasmedediquéavagarsoloporloscamposynotéqueaquellomecalmabaymerelajaba.Tambiénelcansanciofísicohizoquepudieradormirmejorporlasnoches.Descubríelsenderismo,alque me he aficionado desde entonces. Cuando regresé una semanamástarde,lohiceresignadoymáscalmado,menosenfadadoconelmundoyconmigomismo.Elhechodesaberquealmenostúyanosufríaspormí,calmóunpocomiscelosymehizocomprenderquealgúndíayotambiénlosuperaría.Aceptéquetúhabíaspasadopáginaytratédeseguiradelanteconmi vida.Cerré unapuerta quehasta esemomento solohabía estadoentornada.Pocoapocomehicealaideadevivirsinti.Ybásicamente,esahabíasidomividaduranteestosaños.Hastaquemellamasteayer.Cuandoescuchétuvoz,ysupequevenías,todoloquehabíaconseguidoenestostresaños,sehizoañicosymiamorportivolviócontodasufuerza.Sobretodo cuando te abracé y pude comprender que todavía existía entrenosotros lamismaquímicade siempre.Eso solopodía significarque tútodavía me seguías queriendo. Decidí que si había una segundaoportunidadparanosotros,noladesaprovecharíaotravez.Clavóensusojosunamiradallenadeamorydijo:—Nometengasencuentalasnochesquehepasadoenbrazosdeotras
mujeres,Susana.Nuncahansidonada.Solohequeridoaunamujerenmivida,yhassidotú.Ellalemirómuyseria,ydijo:—Bueno,supongoqueahorametocaamí.—Nohacefalta,sinoquieres…Yonecesitabacontártelo,peroamíme
bastaconqueestésaquí.—Yo tambiénquiero hacerlo.Nuncahe habladode esto connadie, ni
siquiera con Merche. —Respiró hondo, permitiendo que los recuerdos
volvieran a su mente. Recuerdos dolorosos, que había enterradoprofundamente hacía tiempo—. Yo me encontré sola en una ciudadextraña, tuvequeaprenderun idiomanuevo,haceramigosnuevos.Todami vida se truncó. Sin amigos, sin familia… sin ti. Trabajé como unaburra,estudiefrenéticamenteelcatalánparallenarcadaminutodeldía,yme moría de angustia por las noches, deseándote desesperadamente,incapaz de dormir. Para colmo compartía piso con una chica ruidosa ydesordenada.Echaba terriblementedemenosaMerche,porprimeravezenlavidanolateníaamiladoparaconsolarme,yteaseguroquenuncahabíanecesitadotantosuconsuelo.Meencerréenmímismaunavezmás.Miantiguafamadesolitariaydetrabajadoraincansablemeperseguíadenuevo. Nunca he logrado encajar del todo en el bufete. Me aceptan,reconocenmitrabajo,peronuncameheintegradoentreellos.Isaacdiceque es porque los catalanes sonmuy suyos, pero yo sé que tampoco hepuestodemasiadodemiparte.Yatehedichoquemiideasiemprehasidovolveralgúndíaalsurynoqueríaencariñarmedenuevocongentealaque tendré que dejar. Pronto me di cuenta de que no podía seguircompartiendopiso,ymefuiaviviraesteenelquevivoahora.Comoyate he dicho, las noches eran terribles. Cuando los recuerdos meabrumaban,habíavecesquepasabahorasllorando.Midormitoriodaaunpatiointerior,yundía,unchicomeparóenlasescalerasymepreguntóqueporquéeratandesgraciada,quemeescuchaballorarporlasnoches.Suventanaquedabajustoenfrentedelamía,yyoduermoconlaventanaabierta. Empezamos a cruzarnos, yme llamaba «la andaluza triste».Mehacía gracia su preocupación pormí, y un día queme invitó a un café,acepté.Mepidióquelecontaramispenas,cosaquenohice,peroporunratologróquemesintieramejor.Seconvirtióenunacostumbretomaruncafé juntospor la tardeyunacosa llevóa laotra…Empezamosa salir.Fue él quien contestó al teléfono la noche que tú llamaste. Nunca hadormidoningúnotrohombreenmicasa.Peronofuncionó…Noerastú.Mesentíabienconélcharlando,paseando,yendoalcine,peroelsexoeradiferente.Nuncamehizotemblar,nuncatuveunorgasmoconél.Ylleguéa sentirmemuymal, porque él lo entendía, peroyonopodía darlemásquemicuerpo,ynisiquieraesototalmente.Lodejamosalosdosmeses.Despuésempezarona llegar loséxitosprofesionales, loscasoscadavezmáscomplicados,elreconocimientogeneral.Hubouncasoespecialmentecomplicadohaceunosochomeses,habíaunaposibilidadentremuchasde
ganar…ylogané.Paraprepararlopasémuchashorasconmicliente.Eraunhombreagradable,atractivo…ochoonueveañosmayorqueyo.Paracelebrar el haber ganadome invitó a cenar. Salimos unas cuantas vecesdespués,ypenséquepodríafuncionar,perocuandomeacostéconélmedicuentadequeno.NoquisearriesgarmeaquemepasaralomismoqueconJordi,aqueélesperasedemíalgomásydejédeverle.Apartedeesosdosepisodioshetenidounavidaprácticamentedemonja.Franleacariciósuavementelacadera.—Pobrecita…túquenuncaaguantabasmásdedosotresdíassinhacer
elamor.—Puesyaves.Hacemásdeochomesesquenadadenada.—Eso hay que remediarlo—dijo él besándola otra vez—. Ya hemos
habladosuficienteporahora.Seamarondespaciootravez,tocándose,acariciándose,reconociéndose
unoalotrodenuevo.Volviendoapaladearalsabordesuscuerpos,desuslabios, recobrando posturas y movimientos, experimentando mil y unasensacionesantiguasynuevasalavez.Yalfinal,Susanasedurmióensusbrazoscomohabíasoñadohacerdurantemuchasnochessolitarias.Sedespertarontarde,conelcuerpolánguidoyperezoso,yelalmallena
depazyfelicidad.Permanecieronaúnunratoenlacama,charlandoysinganasdeperder
elrocedesuscuerposdesnudosunojuntoalotro.Peroalfinunmensajeen elmóvil de Susana les hizo levantarse: «Invita aRomeo a almorzar.Dilequeprepararésutortilladecalabacinesfavorita,sitodavíalegusta».Susanaselomostró.—Dile que acepto encantado. Y tú, ¿Volverás esta noche conmigo a
Sevilla?—Simeinvitas…—¿Si te invito?—preguntó él acercándose por detrás, y apretándose
contrasuespalda,hundió lacaraensucuello—.Sino fueraporquehasrecorridomildoscientoskilómetrosparaver a tu sobrino,no tedejaríasalir de esta casa en todo el fin de semana. Le apartó el cabello parabesarlamejordebajodelaorejaysusurró—:Losiento,metemo…Susanasoltóunabrevecarcajada—Quevoyatenerqueusarpañuelodecuelloduranteunoscuantosdías,
¿no?ComosiemprequevolvíasdeGranBretaña.
—Lolamentodeveras…Esquemegustatantotucuello…ydespuésdeestarmuchotiemposinvertemecuestacontrolarme.—Daigual.Almenosnoestamosenagosto.—Yahorateprepararéalgodedesayunar,paraqueveasquenosoyun
inútiltotalenlacocina.—Ymeenseñarás lacasa,¿no?Anochemellevasteaoscurasycasia
rastrashastaeldormitorioyaúnnohepodidoveresamaravillosaterrazaquedicesquetienes.—Ven,desayunaremosenella.—Esperaaquemevista,otendrássobretuconcienciaunaccidentede
tráfico.Sepusoel vestido arrugadoydesechó todaposibilidaddeutilizar las
bragasdesgarradas.—Será mejor que conduzcas con cuidado. No quisiera tener que
explicarenningúnsitioporquévoysinbragas.—Notepreocupes,aquícercahayunatiendadelencería.Bajaremosa
comprar algunas, y podrás dejarlas aquí para posibles emergenciasfuturas.—¿Piensasrompermemuchasbragasenelfuturo?—Todaslasquepueda.Sesentaronadesayunarenlaterraza,grandeycuadrada,ymásaltaque
la mayoría de los edificios colindantes, lo que les permitía una ciertaintimidad.Francolocóanteellaunabandejaconsendastazasdecaféyunplatocontostadas,mantequillaymermelada.—Veoqueestáshechotodounhombrecitodetucasa…—Necesidad obliga. Durante la semana desayuno en el bar de ahí
enfrente, El Viale, antes de ir al trabajo, pero los fines de semana mesientoperezosoymepreparoalgoaquí.Tambiénheaprendidoausarelmicroondasparacalentar, la freidoraymesédememoriaelnúmerodePizzaHutySloppyJoe.Susanaserioconganas.—Puessíquecomesbien.—Aprenderéacocinareldíaquetengaparaquienhacerlo.Susanalemirósinatreverseapreguntarsileestabahaciendoalgúntipo
deproposición.Francontinuóhablando.
—Anoche dijiste que no querías quedarte enBarcelona para siempre,que tu intención era regresar al sur cuando hubieras tenido suficientescasosimportantes…¿Puedopreguntartecuántotiempomáspiensasquetellevaráeso?Susana sonrió divertida, adivinando lo que vendría a continuación.
Contestóevasiva.—Esodepende.Ahorallevouncasomuyinteresante,ycalculoqueme
llevaráunos tresmesesmásomenosdejarlo terminado.Ysupongoquecon él podría dar por terminado mi cupo de casos importantes enterritoriocatalán.Desdeluego,nomevendríasinteneruntrabajoquemepermitamantenermeytambiéntendríaquebuscarunsitiodondevivir.Fransonrióylamiróconojospícaros.—¿Quétepareceríavivirenunáticoconterraza?—Noestaríamal.—Yrespectoaltrabajo,teaseguroquetendrásunocuantoterminescon
tucaso,aunquetengaquellamaratodaslaspuertasqueconozcoycobrarcadaunodelosfavoresquemedebenmiscolegasabogadosdeSevilla.—¿Ytupadre?¿Novolveráaintentarevitarlo?—No lo creo. Ahora yo soy influyente también, no soy el chiquillo
reciénsalidodelacarreradehacetresaños.Entoncespudoconvencermedequedejarteeralomejorparati,peroahoranielcieloylatierrajuntospodránhacermeperderteotravez.Hablaré conély leharé saberque sihacealgoparaevitarqueencuentrestrabajo,serálaúltimavezensuvidaquemevea.No, no creoque lohaga.Estavez aceptará lo inevitable, elviejoleónvaperdiendosusgarras.—Esoespero,noquisieraquelascosasseponganentrevosotrospeor
aúndeloqueestán.Lafamiliaesimportante,Fran,aunquenoseaperfecta.Yacadaunoletocacargarconlasuya,aunquenoleguste.—Siestavezaceptalonuestro,tratarédehacerborrónycuentanueva,
yolvidarelpasado.Perosino,romperédeltodoconellosyolvidaréqueundíatuvepadres.Nopermitiréquenosseparendenuevo.Susanaalargólamanoporencimadelamesayleapretólosdedos.—Nadani nadie va a separarnos otra vez, Fran.Aunqueno encuentre
trabajoenSevilla,aunquetengaquegastarmetodoeldinerodemisueldoenbilletesdeavión.Teloprometo.—No hará falta, ya verás como no. Y hablando de familia, ¿sigues
pensandoeniraAyamonteaveratuspadres?—Sí, aunque si túme invitas a dormir aquí esta noche,me levantaré
tempranoycogeréelprimerautobúsdelamañana.—Me gustaría ir contigo.Creo que ya es hora de que conozca amis
suegros.Susanasonrió.—Yalesconocisteeldíadelagraduación.—Estaba tan destrozado ese día que apenas les vi. Ni siquiera puedo
recordarquédije.—Algosobrequeyotehabíadadoclases.—Prometoquesimedejasircontigo,ahoradiréotracosa.—Te advierto que lo primero que te van a preguntar, sobre todo mi
abuela,essitevasacasarconmigo.Ycuándo.Sientequeestámayorysehaempeñadoenvermecasadaantesdemorirse.Te loadviertoparaqueestéspreparado…Nodebesecharledemasiadacuenta.—Claro que le echaré cuenta.Y ahora que lomencionas… espera un
minuto. Se levantó de la silla y se perdió en el interior del piso. Pocodespuésreaparecióconunacajapequeñaenlamanoylarosarojaenlaotra.Susanalacogióyaspirósuperfume.DespuésdeldeHugoBoss,erasuolorfavorito.Fransesentódenuevo,estavez juntoaellaen lugardehacerloen la
silladeenfrente,ycogiéndolelamano,lepreguntó:—Contresañosderetraso,¿quierescasarteconmigo?—Contresañosderetraso,sí.Franabriólacajaycogióelmáspequeñodelosanillosyselopusoen
eldedo.—¿Esenesededo?Noestoymuyseguro.—Daigual.Ahíestáperfecto.Susanacogióelotroanilloyselopusoaél.—Comprometidosoficialmente.Ya está solucionado lode laboda.El
cuándo,cuandotúquieras.—Cuandovuelva deBarcelona, lo prepararemos todo tranquilamente,
sinprisas…paraquenosdétiempoaconviviruntiempoyestarseguros.Franlaabrazóconsuavidadylesusurróaloído.—Yojamásheestadomássegurodealgoentodamivida.
—Yotampoco.—Yahoraserámejorquenosdecidamosairnos,porquemetemoque
siseguimosasí,levamosadejarplantadalatortillaatuhermana.—Sí,esoparece.SesepararonySusanaselevantódelamesa.—Me gustaría compartir esto con Raúl y con Inma… Ellos se han
tragadotodosmismalosmomentos,misbajonesymiscrisis.¿Creesquepodríamospasarporsucasaestanocheunratoparadecírselo?—Meencantaría.Mehacemuchísimailusiónverles.—Lesllamaré.
Pocodespués, llevandounasbragaselegidasporFran,sedirigieronaBormujosparapasareldíaconMercheysufamilia.
InmayRaúlllegarondelacomprayencontraronunmensajedeFranenelcontestadordel teléfono:«Pasaréestanocheacenarconvosotros.Nopreparéisnada,llevaréunaspizzas».—Quéraro…—dijoInmamirandoaRaúlfijamente—.¿Quélepasará?
¿Túcreesquelehabrádadoelbajónotravez?—No lo sé. Creía que lo tenía superado, hace ya tiempo que no se
comportabaasí.—Bueno,cenemosconél—dijoInma—.Yohabíaesperadocenaralgo
ligeritoymeternosprontoenlacama.Hasidounasemanadura.—Si quieres le llamoy le pregunto si puede dejarlo para el próximo
sábado.Esodemeternosprontoenlacamametientamucho.—No.Sabequeandamosmuyliadosytenemospocotiempoparaestar
juntos. No se presentaría de buenas a primeras sin unmotivo.Vamos arecogerestoantesdequellegue.Alasnueveymedia,eltimbredelporterosonóconfuerza.Raúlacudió
aabrir.—¿Quiénes?—Sloopy.—Es Fran —dijo a Inma, que estaba en la cocina, sacando vasos y
bebidas—.Ynoparecetriste.
DejólapuertaentreabiertayacudióaayudaraInmaconlamesa.Inmacolocabaunasservilletascuandosintió lospasosdesuvisitante.Levantólacabezayahogóungrito,mientrascorríahaciaSusana.—¡Susana!Ambasamigassefundieronenunfuerteabrazo.—Dios mío, lo último que pensaba era que tú vendrías con él. Estás
estupenda.—Tútambién.LuegofueRaúlquienlaabrazó.—¡Qué callado te lo tenías! —le dijo a su amigo, mirándole con
reproche.—Eraunasorpresa—dijoFransonriendo.InmasedirigióaSusana.—¿Hasvuelto?—Aúnno,demomentosoloestoydevisita.—¿Hayqueconvencerte?¿Poresotehantraídoaquíestanoche?—No…Franllevaconvenciéndomedesdeayer…yseestáesmerando
tantoquemetemoquenovoyapodernegarme.—Yvoyaseguir,queconste.—Regresaré en unos meses, cuando termine un caso en el que estoy
trabajandoactualmente.—Mealegrasaberquetodovuelveaestarbien—dijoRaúl.Fran le pasó a Susana un brazo por los hombros y le dio un fuerte
apretón.—Todoestácomotienequeestar.—Déjatedeachuchonesyayudaaponerlamesa.Memuerodehambre
ylaspizzassevanaenfriar.Todossepusieronenmarcha.—¿Y vosotros qué tal?—preguntó Susana. Inma extendió los brazos,
señalandoasualrededor.—Puesyaves…Hipoteca,muchotrabajo…—Nomereferíaaeso,sinoavosotros.—Eso de putamadre.A pesar de que tenemosmucho trabajo y poco
tiempoparaestarjuntosúltimamente—dijoRaúl.
—Tenemos que salir adelante hasta que Su Señoría apruebe lasoposiciones.Raúlseacercóaellaylerodeólacinturaconunbrazo.—Tecompensarédespués,teloprometo.Ellalevantólasdejashaciendounligeromohín.—Puedesempezaracompensarmeestanoche.—¡Alaorden!—Noospreocupéis—dijoFran—.Nonosquedaremosmuchorato.Yo
tambiéntengomuchoquecompensar.—Haytiempoparatodo—cortóInma—.Noseosocurrairospronto;
tenemosmuchascosasquecontarnosdespuésdetodosestosaños.Habíanterminadodeponerlamesaysesentaronacomer.Durantelacena,charlaron,rieronyrecordaronviejostiempos.Susana
contósuaventuracatalana,laparteamable,yRaúllapusoalcorrientedecómo le iba a los demás miembros del grupo. Después del helado detiramisú que Inma sacó para el postre, se sentaron en el sofá con losantiguos álbumes de fotos, y los cuatro se dejaron llevar por losrecuerdosylaemoción.SusanateníaagarradalamanodeFranmientrassusojossedeslizaban
por las fotos de su pasado en comúny se sintió como si esos tres añostranscurridoslejosdeFrannohubieranexistido.Pocodespuésde las doce, se despidieron con la promesadevolver a
reunirse lapróximavezqueSusanavinieraaSevilla,ysemarcharondenuevoalpisodeFran.Enelmaletero,Susana llevabaelequipajecon laintencióndedejar allí algode ropapara futurasvisitas.Aldía siguienteambosteníanpensadolevantarsetempranoparasuexcursiónaAyamonte.Encuantolapuertasecerrótrasellos,Raúlechóelcerrojoysevolvió
haciasunovia.—Alfinlascosasestáncomodeben.Ellasonrióyseacercóaél,abrazándoleporlacintura.—Sí.EslaprimeravezqueveoaFranfelizdesdehaceaños.—Susanatampocohadebidopasarlonadabien.—No.Conociéndola,séquehadebidoserterribletambiénparaella.—Me hubiera gustado pasar con ellos un rato más, pero tengo que
confesarquemealegrodequesehayanmarchadotemprano—dijoRaúl
deslizandolamanoporlascaderasylasnalgasdeInma.—Terecuerdoqueessábadoytetocarecogerlacocina.Él se inclinó y rozó sus labios con suavidad. Inma abrió la boca y el
beso se prolongó durantemucho rato. Cuando se separaron, ella ya norecordabasusúltimaspalabras.Raúlselasrecordó.—¿Estásseguradequequieresquerecojalacocinaahora?—¡Eresuntramposo!Mañanaserádomingoymetocaráamí.Élsonrióconpicardía.—¡Túmandas!—dijosoltándolayhaciendointencióndevolverse.—¡RaúlHinojosa!Noseráscapazdedejarmeplantadaahora…—Lacocina…Inmaleechólosbrazosalcuelloylebesó.—Mañana.Perolarecogerástú,teloadvierto.—Loprometo.Yademás te llevaréeldesayunoa lacamayvolveréa
metermeenelladespués.Vaguearemoshastaelmediodía.—¿Ahorasellamaasí?—preguntóInmasonriendomientrassedirigían
aldormitorio.
DespuésdepasareldíaenAyamontedondelafamilia,yespecialmentela abuela de Susana, acogió a Fran con grandes muestras de cariño,regresaronaSevillaalatardecerparaqueellapudieracogerelvuelodelasnueveaBarcelona.Sedespidieronenelaeropuertodelantedelapuertadeembarque.—Llámamecuandolleguesacasa—lepidióél.—Serátarde.—Razóndemás.Yahabréempezadoaechartedemenos.Susanasonrió.—¿Cuándovolveréaverte?YonopuedodejarBarcelonaalmenosen
dosotressemanas.Empiezaeljuicioyprobablementetendréquetrabajarlossábados.—Dentro de una semana empieza la feria, y ya sabes que aquí nos
tomamos eso muy en serio. Adelantaré trabajo y me daré un salto aBarcelona.—¿Todalasemana?—dijoellaconlamiradaradiante.
—Sitecreescapazdeaguantarmetantotiempo,sí,todalasemana.—¿Puedestomartetantotiempo?—Soymipropiojefe.Esotienesusventajas.Solotengoqueinformara
mipadredequenoiréatrabajar.—¿Yvasadecirledóndevas?—Porsupuesto.Nopiensoempezarcontapujosysecretosotravez.Voy
ahablar con élmañana en cuanto tengaocasióny le dejaré claro cómoestánlascosas.Yestaveztendráqueaceptarlo.—¿Ysinolohace?—Te lo diré para queme busques trabajo enBarcelona. Pero de una
formaodeotra,deaquíaunosmesestúyyoestaremosviviendojuntos.Esoesloqueimporta,¿no?Daigualellugar.—Sí…daigualellugar.Lamegafonía anunció el vuelo de Susana. Esta se dirigió al torno y
antesdecruzarlo,seabrazaronporúltimavez.Conloslabios,FranapartóelpelodelcuellodeSusanaylediounchupetónjustodebajodelaoreja.—Nomehepodidoresistir—lesusurróaloído.Ellasonrió.—Veoquevoyatenerquecompraralgunospañuelosyalgunaropacon
cuello vuelto. No estaría bien que me presentara en el juzgadoasiduamenteconelcuellollenodemoretones.Sesepararon.—Cuídate…—Tambiéntú.—Hastapronto,amor.—Hastapronto.Tellamaréestanoche.Susana cruzó el torno hacia la puerta de embarque con el calor del
cuerpo de Fran todavía en los brazos y el olor penetrante aHugoBossinundandosussentidosdenuevo.
Capítulo36
Ayamonte.Marzode2007Franestiróunavezmásdelbordedelamangadelachaqueta.Hacíaun
calor terrible para tratarse del mes de marzo, pero Andalucía era así,imprevisibleencuantoaltiempo.MiródenuevohaciaelfinaldelacalleesperandoveraparecerelcochequetraeríaaSusanayasupadrehastalapuertadelaiglesia.Eransolotrescalleslasqueteníaquerecorrer,perohastaquenolavierallegarnoibaaquedarsetranquilo.Merche,asulado,ejerciendodemadrina,letocósuavementeelbrazo
paratranquilizarle.—Respira, Fran. No va a dejarte plantado en la puerta de la iglesia.
Desdeeldíaenquetevioporprimeravez,mihermanahavividosoñandoconestemomento.—Ya.—Mira,ahíllega.Sumiradaseclavóenelinteriordelcocheysonriócuandoelpadrede
Susana se acercó a abrir la puerta a su hija menor. Fran tragó saliva.Estabapreciosa, con el pelo recogido en lanucayunvelo cortoque lecaía sobre la espalda. Sabía que Susana no era considerada ningunabellezaporlamayoríadelagente,peroparaélnohabíaningunamujernilamitaddeatractiva.Susmiradassecruzaronyenunsegundosedijeronmuchascosas.La
emociónaflorabaensusojos,tantocomoenlosdeél.Agarradadelbrazodesupadre,Susanapasópordelanteparaentraren
la iglesia y tuvo que hacer un soberano esfuerzo para no inclinarse abesarla.Mercheseagarródesubrazoylesusurró:—Tranquilo, Romeo, ahora no es el momento. Ya la tendrás para ti
solitoestanoche.—Yel restodemivida—dijomientrasenfilabael largopasillobajo
losacordesdelamarchanupcial.—¡Jajaja! eso es lo que tú te crees. Solo hasta que empiecen a llegar
niños. Desde ese momento tanto tú como ella seréis esclavos de los
pequeñostiranos.Fran sonrió recordando cómo el hijo de Merche, de once meses
monopolizabalaatencióndetodoslosadultos,incluidalasuya.LapequeñaiglesiadelpueblodondeSusanahabíasidobautizada,yque
estabasiendo testigodesuboda,estabarepletade la familiadeella.PorpartedeFran, solo suspadresestabanpresentes, sentadosal finalde losbancos.Magdalenahabíarehusadoserlamadrinadesuhijosilabodanosecelebrabasegún loqueellaconsiderabaapropiadoasurangoynivelsocial, pero tanto Fran como Susana habían preferido algo íntimo yfamiliar.Padres, tíos,primos,suabuelaquehabíaabandonadolacamaysentada en una silla de ruedas contemplaba emocionada como su nietafavorita daba el «sí quiero».Y enun ala lateral, todos sus amigosde lafacultad, presididos por Raúl, que estrenaba título de juez al fin. Niabogadosderenombre,niclientes,nicompromisossociales,solofamiliayamigosdelosdeverdad.YManoli,quesesentabajuntoalamadredeSusana, ocupando un lugar del primer banco, el banco destinado a lafamilia. En esta ocasión, le había dicho Fran, nada de ver la ceremoniadesdeatrás,niescondida.Susana,alregresardeBarcelona,habíaaceptadounaofertadetrabajo
del padre de Raúl, ocupando el puesto que este había dejado libre alaprobarlasoposiciones,habíaformadoequipoconInmayjuntaseranuntándem casi invencible. Fran solía burlarse de ellas diciendo que no legustaríatenerlasencontraenuntribunal.Despuésdelaceremonia,celebraríanunabarbacoaeneljardíndeuno
delostíosdeSusana,algoinformalyqueprobablementeseprolongaríahasta bien entrada la madrugada. Fran estaba seguro de que sus padresapenasharíanactodepresenciaenella,siesquelohacían.Magdalenanoosaríaponerlospiesenunacelebracióntanpocoortodoxa.LaceremoniaselehizoaFraneterna.Yencuantoacabó,aunqueenlas
bodasespañolasnosolíausarseel«yapuedebesara lanovia»,nopudocontenerseyagarrándolelacaraconambasmanoslabesóenelaltarconuna pasión que a ella le hizo desear escaparse de la barbacoa lo másprontoposible.EloloraHugoBoss le inundó lossentidosunavezmásmientraslebesaba,ajenosambosalossilbidosylasbromasdeprimosyamigosdequedejasenalgoparalanoche.—Ya eres mía, empollona… solo mía. Bueno, hasta que lleguen los
enanos.—Tequiero,Figueroatestarudoycabezota.—Benditalahoraenquetequedastesingrupoparahaceraqueltrabajo.—Lomismodigo.Salierondelaiglesiadelbrazo.Asualrededorsearremolinabancaras
sonrientes, rostros queridos, pero ellos solo veían el futuro feliz yprometedorqueteníanpordelante.Besos,abrazos, todosqueríanfelicitarlesyduranteunratonisiquiera
fueronmuy conscientes de a quién saludaban. Raúl se quedó el último,abrazóasuamigoconfuerzaylecomentó:—Telodijedesdeelprincipio,tío,quelaempollonaqueríapescartey
nomequisistehacercaso.Ahora,yanotieneremedio.Susanasoltóunacarcajada,yañadió:—Siemprequisepescarlo,peroelquemegustabaerastú,noloolvides.—Yestegilipollasqueriendoemparejarnos.—¿Gilipollas,yo?¿Yladeinfusionesquetútetragasteparaquenote
llamarancapullo?—¡PorDios,quétiempos!—Losqueestánporvenirseránmejores,yaloverás.
Entraron al coche, mientras los invitados se dirigían al lugar de lacelebración.Apenaslapuertasecerrótrasellos,Franlaabrazódenuevoyvolvióabesarla,ignorandoalprimodeSusanaqueconducía.Luego,lamirófijamenteylesusurróaloído:—Voyadedicarcadadíademividaahacertefeliz.—Yotambién,Fran.—Y…paraquetevayasacostumbradoalaidea…—Quieresfamilianumerosa…losé.—¿Losabes?—Por supuesto que sí. Nunca he olvidado una vez que me dijiste lo
tristequeeracriarsesolo.—¿Y?—Tendrástufamilianumerosa.Labesóotravez.
—Peronoempecéisabuscarlaahora,esperadaluego,chicos—saltóelprimodesdeelasientodelantero.Franseseparódemalagana.—¿Tenemos que estar mucho tiempo en la barbacoa? —preguntó
buscandolamiradadesumujer.—Hastaqueseacabe.—Joder…Ellaseechóareír.—Bueeeno,sisealargamuchonosescapamos.Franlecogiólamanoypermanecieronasíhastaquellegaronallugar
delacelebración.EltíodeSusanavivíaenlasafueras,enunacasaconunampliojardín
quesehabíaconstruidoélmismo,ayudadodehijos,hermanosysobrinos.Al bajar del coche, les recibieron con sendas copas de cava, para
brindarporlafelicidadfutura.Encontradeloqueesperaban,lospadresdeFranseencontrabanpresentes,Magdalenasubidasobreunosaltísimostaconestotalmenteinapropiadosparaelterrenoquepisaban,enunrincónconunacopadevinoenlamano;FranciscohablabaconRaúl.Se habían dispuesto unas mesas bajo un toldo en las que estaban
sentadoslosmayores,elrestocirculabaysemovíaconplatosdecomiday bebidas en las manos. Fran y Susana se separaron, atendiendo ycharlandoconamigosyfamiliares.Enunmomentoenquesequedósola,Susana sintió una mano tocarle suavemente el hombro. Se volvió y seencontrócaraacaraconalpadredeFran.Teníadoscervezasenlamano.—¿Túnocomesnibebesnada?—lepreguntó—.Estudía.—Estoy ocupada. Precisamente porque esmi día, debo atender amis
invitados.—Deja que cada uno se busque la vida y tú disfruta un poco. ¿Una
cerveza?—dijoofreciéndoleunodelosvasos—.¿Oprefieresotracosa?—Lacervezaestábien;hacecalor.—Aceptóelvasoylediounlargo
trago—.Gracias.—Megustaríahablarcontigounmomento,asolas.—Claro—dijoapartándoseunpocodelosdemásycolocándosebajo
lasombradeunárbol—.Usteddirá,Francisco.—Tú, por favor, yFrancisco esmi nombre de abogado.Mis amigos,
losdeverdad,mellamanPaco.—Vale.—Susana… quiero pedirte perdón por el daño que os he hecho ami
hijoyati.Ellaparpadeóporunmomento.—Amíno…esaFranaquientienequepedírselo.—Yalohice.Anochecenéconélyestuvimoshablando.Yatitambién
tengoque pedírtelo, claro que sí.Mi hijo siempre tuvo razón, yo nuncaentendí el tipo de relación que os unía…Yo nunca tuve algo así enmimatrimonio. Os envidio, chiquilla… sanamente, pero os envidio. Y megustaría que me dejéis participar de eso, de vuestra vida y de vuestrafamilia… No seré un suegro pesado, lo prometo; algún café, algunacomidajuntos…disfrutardemisnietossiundíatenéishijos…—Puesclaroquesí,Paco.Siempreserásbienrecibidoennuestracasa.—¿Unabrazo?Susanasedejórodearporlosbrazosabiertosdesusuegro.—Bienvenidaalafamilia,Susana.—Gracias.Esteeselmejorregalodebodaquenadiemehahecho.Que
Franrecupereasufamilia.—Notehagasdemasiadas ilusionesrespectoaMagdalena.Ellaquería
irsedespuésdelaceremonia,peroyoledijequesemarcharasola,queyonoibaaperdermelabodademiúnicohijopornadadelmundo.Yahora,¿puedoponermeunpocomáscómodo?Todoelmundoseestáquitandolachaquetaylacorbatayyomeestoyasandoconellaspuestas.—Claro,dámelasytelasguardarédentro.Conlachaquetaylacorbatadesusuegroenelbrazo,Susanaentróen
lacasa,dispuestaellatambiénaponerseunpocomáscómoda.Entróenlahabitaciónhabilitadaparaguardar la ropaybolsosde los invitadosysedispusoaquitarseelvelo.LapuertaseabriódandopasoaFran.—Tehevistohablandoconmipadre.Ydándoleunabrazo.—Sí,mehapedidoperdónymehadadolabienvenidaalafamilia.—Anochecenamosjuntos.—Melohadicho.Mealegromuchísimo,Fran,dequehayasrecuperado
atupadre.—Yotambién.
—¿Puedesayudarmeaquitarmeesto?—dijotocándoseelvelo—.Dauncalorterrible.Se dio la vuelta y Fran hurgó durante unosminutos con horquillas y
alfileres hasta que logró desprender la prenda. Luego, siguió con lacremalleradelvestido.—Elvestidono,soloelvelo.—Elvestidotambién…,memueroporverloquehaydebajo.—Pocacosa.—Poresomismo.Seacercóalapuertayechóelpestillo.—¡Fran!—Losiento,nena…nopuedoesperarhastalanoche.¿Unorapidito,y
luegovolvemosalabarbacoa?—Deacuerdo—dijodejandoquelequitaraelvestidoycolgándosede
sucuello.Franlaempujócontralaparedyempezóabesarlaconurgencia.Ellale
aflojólacorbatayledesabrochólacamisa,sacándoseladelospantalones.Veinte minutos después, reaparecían con la ropa arrugada y los ojos
brillantes, para mezclarse con los invitados de nuevo. Dispuestos aempezarsuvidadecasados,unavidaqueestabansegurosestaríaplagadademomentos buenos ymalos, fáciles y difíciles, pero que ellos sabríansobrellevarporquejuntoserancapacesdecomerseelmundo.
Epílogo
Sevilla.Mayo2011SusanaaparcóelcochedelantedelacasadondevivíaenEspartinas.En
elasientodeatrás llevabaasusdoshijosmayores,a losqueacababaderecogerdel colegioy laguardería respectivamente. Javi,decuatroañosera un crío rubio como su padre y con la complexión delgada de ella,tranquilo y reposado.Probablemente en el futuro también se convirtieraenelempollóndelaclase,porquesentíaunansiainnataporsabercosas.Era infatigable haciendo preguntas cuando cogía un tema que leinteresaba.Raúllellamaba«DonPorqué».A su lado, en otra silla infantil, se encontraba Sergio, un añomenor.
Este era un auténtico diablillo, simpático, cariñoso y zalamero como élsolo. Físicamente no se parecía a ninguno de ellos, Fran se burlabadiciendo que se lo habían cambiado en el hospital, pero en su carácter,Susanaveíamuchodesupadre.Siempreestabainventandodiablurasylestraíadecabeza tantoaelloscomoaManoliquehabíacambiadodecasacuandoSusanasequedóembarazadadeJavi.Sergio,aligualquelepasabaaFran,eracapazdeconseguirhacerseperdonarcualquiercosaabasedebesosyabrazos.ErafrecuentequesepresentaraencasaconundibujoounaflorparasuspadresoparaManoli,quelosteníatodospegadosenlosmueblesdelacocina.YelpequeñoHugo,todavíaencasaalcuidadodelaTata,apenastenía
dieciochomeses.EseeraindudablementehijodeSusana.Susmismosojososcuros, sumismo pelo y sumisma complexión delgada. Y cabezota ytestarudocomotodossushermanos;enesosuspadresdiscrepabanycadaunodecíaqueeserasgodesucaráctereraheredadodelotro.Susanadecíaque eran Figueroa de pura cepa y Fran añadía que la testarudez eraRomero.SusanaentróconsushijosenlacasayencontróaManolienlacocina
conelpequeñosentadoenlatronaconuntrozodepanenlamano.—¡Mmmma!—Hola, cariño. ¿Cómo ha ido hoy la mañana?—dijo acercándose a
besarasuhijo.Elpequeñoleechólosbrazosalcuello,yellalocogióylediounfuerteachuchón—.¿Tehasportadobien?—Muybien—dijoManoli—.Hadesayunadodosveces.Menosmalque
saleatiynoengorda.—Sí,menosmal.Esunpequeñotragón.¿Quéhayparacomer?—Macarrones.—Deja que adivine… viene Marta a almorzar con nosotros —dijo
conscientedequelosmacarroneseranelplatofavoritodelahijadeInmay Raúl, una preciosa niña de la edad de Sergio. Ambas amigas habíanestado embarazadas a la vez y los niños apenas se llevaban once días.Martapasabaconellosmuchosfinesdesemanacuandosuspadresteníanguardia en el juzgado, disfrutandode la piscinade losFigueroayde lacompañíadelostresniñosquelaadoraban.—Enefecto.HallamadoFrandiciendoquelarecogíaantesdevenir.—¿VieneMarta?—preguntóSergioconunasonrisa.—Sí.—¡Bieeeennnn!—Pero hoyme toca amí jugar con ella el primero—dijo Javimuy
serioensupapeldehermanomayor.—Nooo,Martaesmiamiga…tenemoscasielmismocumpleaños.—Peroyosoymayorycuidodeella.—¡Madtamía,mía,mía!—añadióelpequeño.—Bueno, bueno, va a estar todo el fin de semana.Habrá tiempopara
quejuegueconlostres.Ymejoraún,podéisjugartodosjuntosconella.Loshermanossemiraronunosaotrosnomuyconvencidos.—Venga,chicos,lavaoslasmanosycambiarosderopa,queencuanto
lleguenpapáyMartavamosacomer.Yovoyahacerlomismo.Subióasuhabitaciónybajóunosminutosdespués,trascambiareltraje
de chaqueta que solía usar en el trabajo por un pantalón corto y unacamiseta.—¿Quépuedoirhaciendo?—preguntóaManoli.—Está todobajocontrol, relájate.Teesperaun finde semanaagitado
contodoslosniños.—Nocreas—dijoacercándoseal frigoríficoyabriendodoscervezas
leacercóunaaManoliylediountragoalaotra—.HacecaloryFranlos
tendrátodoeltiempoentretenidosenlapiscina.Hugo,quehabíavueltoalatrona,alargólasmanospidiendocervezaél
también.—¡Quiedo!Susanaleacercósubotelladeagua,elniñoeraincapazdevercomero
beberaalguiensinpedir.—Voyhaciendolasalsa—dijoManoli.—Yoiréponiendolamesa.La cocina, enorme, tenía forma de u y al otro lado de uno de los
lateralesteníaunamesadondesolíancomeramediodía.Enaquelmomentosintieronabrirselapuertadelpequeñojardínylos
doshermanosquepermanecíanenlaplantadearribabajaronlaescaleraentrombaysalieronarecibirasuamiga.Desdelaventanadelacocina,Susanavioalosdosniñostratardeacapararlaatencióndelachiquilla.FranentróenlacocinaybesóasumujeryacontinuaciónaManoli.—Macarrones,supongo.—Enefecto,contomateparalosniños,carbonaraparanosotros.—¿Yanosestásmalcriandootravez?Bastaconquehagasunacomida
paratodos.—Esohehecho…macarronespara todos.Ynoprotestabas cuando te
hacíacroquetasaespaldasdetumadre.—¡Touché!—dijoquitándoleaSusanalacervezadelamanoytomando
unlargotrago.—¡Haymásenelfrigorífico!—Estaestámásbuena.¿Quétaleldía?—Complicado.Eneljuzgadotodalamañana,¿yeltuyo?—Muchotrabajodecampo,perotranquiloysinprisas.Losniñosentraronenlacocina.—Madtaaaa,toma—dijoHugoalargándolelabotella—.Comopapá.Javiercogióunabotellanuevayselaalargóalaniña.—Estaesparaellasola,Hugo.—Notengosed.—Yotampoco—dijoSergiosituándoseasulado.—Vamos arriba y yo te llevo la mochila —dijo Javi de nuevo,
intentando coger la pequeña mochila con una muda de ropa queMartateníacolgadaenlaespalda.—Selallevoyo,quesoymásfuerte.—Peroyosoymayor.—Lallevoyosola.Soymuyfuerteynonecesitoanadiequemellevela
mochila.Seperdieronporlaescaleraendirecciónalaplantaaltadondeestaban
losdormitorios.—Madtaaavennn.Notevayas—dijoHugoqueriendobajardelatrona
élsolo.Franlocogióparallevarloarribaconelresto.—Creo que en el futuro podéis tener un pequeño problema con estos
niños—dijoManoli.—Esome temo…Miedomeda la idea de tres Figueroa adolescentes
llenosdehormonasylapreciosaMartaenmedio.—Bueno…hayunaposiblesolución—dijoFranguiñandounojo.—¿Quésolución?Fran,queconozcoesamirada…—Si vamos a por la niña, se hará lamejor amiga deMarta y ella se
despegaráunpocodeloschicos.—Hugo vino buscando la niña. Dijimos familia numerosa y ya la
tenemos.—Bueno,pero…unaniña…¿Notegustaríacomprarvestidosademás
depantalonesypeinarcoletasyesascosas?—Anda,subeycámbiate.Consuhijopequeñoenbrazos,Fransubiólasescaleras.Susanalomiró
mientraslohacíaysintióquesucorazónrebosabafelicidadunavezmás,al contemplar la maravillosa familia que tenía. Manoli, a su lado, lepreguntó:—¿Qué,niña…tevasadejarconvencer?Susanamiróalamujeralaqueprofesabaunentrañablecariño.Manoli
eraunamásdelafamilia.—Probablemente. Hay pocas cosas que ese diablo demaridomío no
consigademísilopidedelaformaadecuada.Yelmuyladinosabebiencómohacerlo.Apartedequeamítambiénmegustaríapeinarcoletas…—Simiopinióncuentaparaalgoenuntematanpersonal…tambiényo
estaríaencantadaconunaniñaenlafamilia.
—Puesclaroquecuenta.Nosécómosobreviviríamossinti.Ysinoteapeteceseguircambiandopañales…—Meencantacambiarpañales,Susana.Franfueminiñoytushijosmis
nietos, Sois mi familia. Y peinar coletas estaría genial, aparte de quepodríahacerlevestidosenmisratoslibres.—Entonces, dejaremos que Fran se salga con la suya…, pero no le
digasnimediapalabradeestaconversación.Quierohacerqueseesfuerceenconvencerme.—Soyunatumba.Susanaterminódeponerlamesayseacercóalaescaleraparallamara
sufamiliaacomer.Despuéspasaríanlatardeenlapiscina,dondeFranseocuparíadelosniñosyjugaríaconelloshastacaerextenuado,peronuncahastaelextremodedormirsesin«buscar»alaniña.Susanaestabaseguradequeunavezcon la ideaen lacabeza,nopararíahastaconvencerla,yFransabíaqueelmejorsitioparaconvencerasumujerdealgo,eraenlacama.
Agradecimientos
Quieroagradeceratodosaquelloschicosychicasquepasaronpormicasamientrasescribíaestanovelayquemeayudaronahacermeunaideadelmundo juvenil y estudiantil, de su formade hablar, de divertirse, decomportarse.Deesa formaespecialdeentender la amistadque luego sepierdeconlosañosylosentresijosdelavida.