Sobre la felicidad en la sociedad contemporánea1

Ramón López González Filosofía UV

El tema de la felicidad ha estado presente a lo largo de la tradición filosófica de occidente en autores clásicos como Aristóteles, Epicuro, Agustín, Tomás de Aquino, Spinoza, Fichte –entre otros muchos– respetando sus contextos históricos y sus propuestas. Sin embargo, en nuestra sociedad contemporánea no dejan de asistirnos autores que nos proponen una reflexión sobre la felicidad a partir de las condiciones presentes, algunos de ellos son Gilles Lipovetsky, Alain Badiou, Byung Chul Han; entre otros.

Las condiciones sociológicas y el estado de los individuos en la actualidad también ha sido abordado por Byung Chul Han el cual nos permite reflexionar sobre la excesiva positividad del presente como estado patológico del sujeto (como enfermedad neuronal), dominio de la identidad –falta de negatividad– lo que conduce a los individuos a la soledad y aislamiento, a la autoexplotación por una neuro-mejora. Y es que cuando parecía que los sueños de la libertad ilustrada se habían cumplido, Han nos dice que estamos ante una libertad paradójica, ya que cuando nos pensamos libres, la autoexplotación y el cansancio nos muestran nuestro estado de encadenamiento como Prometeo, figura que plantea como originaria de la sociedad contemporánea. A está sociedad le hace falta un poco de negatividad, pues ésta –la negatividad– mantiene la existencia llena de vida –como afirma Hegel.

Ahora bien, en medio de positividades excesivas, o de paradojas y complejidades del sujeto en la actualidad, podríamos elaborarnos la pregunta sobre la felicidad de la siguiente manera: ¿es posible la felicidad como algo duradero respecto de sus condiciones materiales, o bien está sujeta a las políticas del hiperconsumo, del mercado y la administración? En el caso de Lipovetsky, en su libro La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo, describe los aspectos paradójicos que acontecen en nuestro presente dadas las condiciones del hiperconsumo y el mercadeo de las almas, de las curas y guías de felicidad pero al mismo tiempo del individuo hipocondríaco, de las inseguridades y las decepciones, esto es lo que hace a nuestra sociedad de hiperconsumo la civilización de la felicidad paradójica.

En el caso de A. Badiou establece cuatro condiciones formales para pensar la felicidad y poder vivirla, las cuales consisten en lo siguiente: un acto revolucionario, la lógica, la universalidad y la apuesta, oponiéndose con ello a lo que el mundo contemporáneo ofrece, esto es, el mundo liberal, es decir, “este es el mejor de los mundos posibles”, la comunicación como dispersión imaginaria, la abstracción monetaria como lo universal, y el cálculo como garantía. Las condiciones formales permiten a Badiou pensar y vivir la felicidad como un continuo a diferencia de las satisfacciones individualistas que se esfuman en el instante, aunque también –después de la muerte de los dioses (metafísica y religión)– sostiene que la felicidad no está en la trascendencia.

En definitiva, la felicidad no es un producto como nos quiere hacer creer la lógica de las mercancías y el consumo, sino más bien es un acontecimiento excepcional que fija nuestra existencia dando articulación de sentido a nuestras vidas; la felicidad es un imposible que se hace real cuando nos liberamos de la opresión del tiempo de la lógica de 1 Artículo publicado en el Diario de Xalapa el día 5 de febrero del 2020.

la producción para entrar en la lentitud y cuando superamos la negación de la autosatisfacción individual para entrar en el goce con los otros arriesgándonos, apostando.