Sobre «El celoso prudente» de Tirso y dos novelas … · Y DOS NOVELAS CERVANTINAS La comedia El...

14
Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir... - SOBRE EL CELOSO PRUDENTE DE TIRSO Y DOS NOVELAS CERVANTINAS La comedia El celoso prudente de Tirso fue una de las tres obras de teatro incluidas en Los cigarrales de Toledo, publicado, según la primera edición conocida, en 1624. Sin embargo, los preliminares hacen alusión a una edición anterior, y las aprobaciones, que se indica fueron reproducidas directamente de aquella edición, aparecen con fecha de 1621, que la mayor parte de los críticos acepta como fecha probable de composición de esta obra. Blanca de los Rios, en su edición de las obras de Tirso, situaba la creación de la pieza hacia 1615, por las alusiones al casamiento de Felipe IV que ella creía ver en el matrimonio arreglado de uno de los protagonistas, el príncipe Segismundo de Bohemia -alusiones que no parecen tener ninguna relación con lo que sucedia en la corte española de esos años 1 No obstante, aceptando cualquiera de las dos hipótesis (y me parece más correcta la primera), lo cierto es que la obra parece haber sido escrita tiempo considerable después de la aparición de las Novelas ejemplares de Cervantes, y muchos años más después del primer Quijote. Las tesis de la profesora De los Rios sobre la presunta guerra literaria entre Cervantes y Tirso, y el parecido en los títulos, la llevó a sugerir una relación entre El celoso prudente y El curioso impertinente, la novela intercala- da del Quijote 2 Estas ideas, como bien se sabe, fueron cabalmente 1 La profesora Blanca de los Ríos se basa, únicamente, en la mención de un próximo matrimonio real dentro de la obra, pero no establece ninguna probable identificación de personajes históricos con los del drama de Tirso. Además de otras fuentes literarias (como la que la misma estudiosa, siguiendo a Emilio Cotarelo, supone en sus preliminares para esta obra: El toledano vengado, de Lo pe), me parece que la base histórica de El celoso prudente puede ser la figura de Carlos IV (1316-1378), padre de la patria checa y primer soberano de origen bohemio del Sacro Imperio Romano-Germánico, cuyo hijo Segismundo (nombre de otro de los personajes tirsianos) fue rey de Hungría y posteriormente también rey de Bohemia. RUTHLEE KENNEDY, en un estudio anterior al que cito a continuación, identificaba erróneamente la materia de la obra con la Guerra de los Treinta Años ("Tirso's Desde Toledo a Madrid: It's date and place of composition", en JOSÉ AMOR Y V ÁSQUEZ, ed., Homenaje a William L. Fichter, Castalia, Madrid, 1971, p. 366). 2 Obras completas de Tirso de Molina, ed. Blanca de los Ríos, Aguilar, Madrid, 1946, p. 1093. Las citas de la obra se harán con respecto a esta edición, indicando solamente el número de página. -11- Centro Virtual Cervantes

Transcript of Sobre «El celoso prudente» de Tirso y dos novelas … · Y DOS NOVELAS CERVANTINAS La comedia El...

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

SOBRE EL CELOSO PRUDENTE DE TIRSO Y DOS NOVELAS CERVANTINAS

La comedia El celoso prudente de Tirso fue una de las tres obras de teatro incluidas en Los cigarrales de Toledo, publicado, según la primera edición conocida, en 1624. Sin embargo, los preliminares hacen alusión a una edición anterior, y las aprobaciones, que se indica fueron reproducidas directamente de aquella edición, aparecen con fecha de 1621, que la mayor parte de los críticos acepta como fecha probable de composición de esta obra. Blanca de los Rios, en su edición de las obras de Tirso, situaba la creación de la pieza hacia 1615, por las alusiones al casamiento de Felipe IV que ella creía ver en el matrimonio arreglado de uno de los protagonistas, el príncipe Segismundo de Bohemia -alusiones que no parecen tener ninguna relación con lo que sucedia en la corte española de esos años 1

• No obstante, aceptando cualquiera de las dos hipótesis (y me parece más correcta la primera), lo cierto es que la obra parece haber sido escrita tiempo considerable después de la aparición de las Novelas ejemplares de Cervantes, y muchos años más después del primer Quijote. Las tesis de la profesora De los Rios sobre la presunta guerra literaria entre Cervantes y Tirso, y el parecido en los títulos, la llevó a sugerir una relación entre El celoso prudente y El curioso impertinente, la novela intercala-da del Quijote2

• Estas ideas, como bien se sabe, fueron cabalmente

1 La profesora Blanca de los Ríos se basa, únicamente, en la mención de un próximo matrimonio real dentro de la obra, pero no establece ninguna probable identificación de personajes históricos con los del drama de Tirso. Además de otras fuentes literarias (como la que la misma estudiosa, siguiendo a Emilio Cotarelo, supone en sus preliminares para esta obra: El toledano vengado, de Lo pe), me parece que la base histórica de El celoso prudente puede ser la figura de Carlos IV (1316-1378), padre de la patria checa y primer soberano de origen bohemio del Sacro Imperio Romano-Germánico, cuyo hijo Segismundo (nombre de otro de los personajes tirsianos) fue rey de Hungría y posteriormente también rey de Bohemia. RUTHLEE KENNEDY, en un estudio anterior al que cito a continuación, identificaba erróneamente la materia de la obra con la Guerra de los Treinta Años ("Tirso's Desde Toledo a Madrid: It's date and place of composition", en JOSÉ AMOR Y V ÁSQUEZ, ed., Homenaje a William L. Fichter, Castalia, Madrid, 1971, p. 366).

2 Obras completas de Tirso de Molina, ed. Blanca de los Ríos, Aguilar, Madrid, 1946, p. 1093. Las citas de la obra se harán con respecto a esta edición, indicando solamente el número de página.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

308 JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

refutadas por otra ilustre estudiosa de la obra del mercedario, Ruth Lee Kennedy, quien por otro lado demostró que hacia la mitad de la segunda década del siglo XVII Tirso conocia con toda seguridad las dos obras cervantinas mencionadas3

• No es mi propósito en estas páginas volver a polemizar sobre una probable enemistad entre los dos escritores sino, partiendo del hecho de que Tirso conocia al alcalaíno, y de la similitud que ciertamente observamos en los títulos de la obra y de la novela intercalada, además del que también se ve con respecto a una de las Ejemplares, El celoso extremeño, hacer un análisis comparativo entre estas tres obras (aunque con mayor atención a Tirso), que constituyen uno de los momentos más importantes, si no el más significativo, en el que cada uno de nuestros dos ingenios acudió a resolver la difícil combinación de celos, adulterio y, por supuesto, honra.

Como las historias de Anselmo el florentino y el viejo Carrizales, en El celoso prndente presenciamos el martirio interno de un hombre ocasionado por una honra mancillada, si bien este punto de la trama tarda demasiado tiempo en ser presentado al público, y comparte importancia con la otra línea argumental, que ocupa todo el primer acto: la historia de amor entre Lisena, hija de un noble de Bohemia, y el príncipe Segismundo, heredero de la corona. El padre de Lisena, Fisberto, descubre un papel en el que el príncipe da palabra de matrimo-nio a su amada, pero supone equivocadamente que la destinataria es su otra hija, Diana, a quien se lo ha encontrado. Las dos hermanas siguen con el engaño a fin de poder lograr el matrimonio prometido, pero esto lleva al padre a comunicarle su descubrimiento al rey, quien decide casar a Diana con un caballero español, don Sancho de Urrea 4 , en vista de que Segismundo ya está comprometido con Leonora, heredera de la corona húngara. Como complemento a este engaño, participan la misma princesa Leonora y Alberto, hermano de Segismundo, quienes se han enamorado y por lo tanto están igualmente interesados en evitar el matrimonio real. Así, hacen creer a todos, incluyendo al propio don Sancho, que los sentimientos de Segismundo están dirigidos hacia Diana, mientras Lisena se hace pasar por Leonora, para que todo siga aparente-mente según los deseos del rey y los case él mismo, como efectivamente sucede. La declaración pública de toda la traza realizada por los dos pares

3 RuTH LEE KENNEDY, "Sobre la relación de Tirso con Cervantes", Boletín de la Real Academia Española, 59 (! 979), núm. 217, pp. 225-288.

4 Este apellido, y otras alusiones, es el que motivó a Blanca de los Ríos, en la edición citada, a ubicar la obra dentro de lo que llamó el "Ciclo aragonés" de Tirso.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

SOBRE "EL CELOSO PRUDENTE" 309

de amantes se lleva a cabo justo a tiempo de evitar el doble asesinato de Diana y del príncipe planeado por don Sancho, quien ya daba por hecho que los presuntos amores de su esposa y Segismundo habían rebasado los designios del rey y le habían costado a él su tan bien ganada honra.

Como en las obras cervantinas, una de las partes esenciales de esta composición teatral lo constituye el elaborado razonamiento que Sancho lleva a cabo, primero, acerca de sus sospechas sobre la infidelidad de Diana, y posteriormente acerca de la solución más adecuada al caso ante la confirmación de sus dudas. En las tres obras que nos ocupan, la presencia y desarrollo de los celos, y el planteamiento de un "caso de honra" están perfectamente delimitados dentro de las nociones del matrimonio, y por infausta relación, del adulterio. Antonio Barbagallo, en su análisis de El curioso impertinente, afirma que el tema principal de esta novela "no es, como se puede pensar en un primer momento, la amistad, sino la fe dentro del matrimonio"5

• Este tema es claramente identificable también en El celoso extremeño y en El celoso prudente, aunque con diferencias notables entre los dos escritores. En los héroes de Cervantes observamos que esa falta de fe, que esos increíbles temores o dudas que asaltan a los celosos maridos son anteriores a cualquier acción que inculpe a las dos mujeres, Camila y Leonora, y que es precisamente ese extremado deseo de ser dueños de las circunstancias el que los lleva al trágico final de sus vidas. No existe en sus casos fundamento alguno para suponer una conducta censurable por parte de sus consortes, salvo el hecho mismo de la posibilidad; es el otro extremo, sólo apreciado por Cervantes, de las "duras reglas del honor" de la época: el temor que ocasionan y la imperiosa aunque inútil necesidad de conjurarlas. Es precisamente por eso, porque el hombre no ha podido prever y controlar la realidad, que los celosos no pueden hacer nada cuando, con razón o sin ella, han descubierto el adulterio que ellos mismos fabricaron. En la historia del personaje tirsiano, en cambio, encontramos que las preocupa-ciones, aún cuando sabemos el engaño, tienen una causa plenamente justificada, pues solo después de haber obtenido indicios claros de la relación entre Segismundo y Diana, externos a su obra y a su voluntad, es que el aragonés termina abrigando esas aprehensiones en su espíritu: Sancho ha presenciado el enojo que Segismundo muestra a su padre por comprometer a Diana con el español, y posteriormente ha escuchado, en medio de las tinieblas nocturnas, un diálogo amoroso en su propia casa

5 ANTONIO BARBAGALLO, "Los dos amigos, El curioso impertinente y la literatura italiana", Anales Cervantinos, 32 (1994), p. 211.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

310 JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

entre el príncipe y Lisena, a la que éste llama Diana por seguir el juego. En la elaboración de esos temores en su personaje, Tirso utiliza un recurso que también le ha servido a Cervantes para la historia de Carrizales, pero que en este caso cobra más fuerza por haber sido introducido antes de la aparición y confirmación de los celos: la diferencia de edades entre los desposados. Dice Sancho al rey en el momento del arreglo de su matrimonio con Diana:

Y más adelante:

Bien conozco cuánto agravio hace a mi bella consorte el Cielo, y que en esta corte esposo más mozo y sabio correspondiera a su edad.

Yo, que del estío paso, y ya al otoño me allego, aunque al amoroso fuego desta belleza me abraso, por más que la adoro tierno, temo, aunque el alma la doy, ver que en el otoño estoy y a las puertas de mi invierno

{pp. 1121-1122).

Si bien este temor, del que Sancho muestra solamente tener conoci-miento (por sentido común, digamos), es inmediatamente anulado por una consideración que se repetirá a lo largo de la obra y que muestra un desarrollo que no se observa en ningún momento en Cervantes: el establecimiento de un matrimonio en términos socialmente aceptables en su variante de las razones de Estado -que son las que guían las decisiones del rey- ya que el español termina su discurso aceptando y equiparando la situación en que se encuentran tanto él como Diana:

tengo por cierto, y es justo, que reducirá su gusto al gusto de quien nos casa

{p. 1122).

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

SOBRE "EL CELOSO PRUDENTE" 311

Por otro lado, también es muy interesante la coincidencia de Tirso con una constante cervantina de primer orden: la relación entre nobleza de sangre y hacienda empobrecida. Sólo por mencionar el que más importa aquí entre varios ejemplos posibles, en El cewso extremeño Cervantes vuelve sobre el tema al momento de que Carrizales decide su matrimonio: " ... al cabo de algunos días habló con los padres de Leonora, y supo como, aunque pobres, eran nobles; y dándoles cuneta de su intención y de la calidad de su persona y hacienda, les rogó diesen por mujer a su hija"6

• Más insistente es Tirso en la explicación y en el desarrollo de este mismo asunto. Primero, en el diálogo inicial en el que Lisena confiesa a Diana sus amores con el príncipe, donde la segunda explica:

Un caballero es nuestro padre, leal, de noble sangre y acero, que tuviera más caudal, a querer ser lisonjero

(p. 1108).

Y varias escenas después, en el diálogo que sostiene con el rey un poco antes de darle a conocer la carta que encontró a Diana, el mismo Fisberto reivindica su propio origen:

De ella habréis ya colegido la lealtad con que os sirvieron mis nobles progenitores, imitándolos yo en esto. Testigo el pobre caudal con que su opinión sustento: que privar y salir pobre limpio nombre da, aunque nuevo

(p. 1119).

(Versos en los que, por cierto, Blanca de los Ríos percibió una crítica en contra del duque de Lerma). Sin embargo, además de estas ideas explícitas por parte de los protagonistas, encontramos en la creación

6 MIGUEL DE CERVANTES, Novelas ejemplares, ed.Juan Bautista Avalle-Arce, Castalia, Madrid, 1982, t. 2, pp. 179-180.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

312 JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

misma del argumento diferencias muy significativas en la manera en que Tirso concibe estéticamente una situación de este tipo. Como Cervantes, muestra una clara simpatía por la baja nobleza, la que ha obtenido sus cualidades por medio de las armas, y la que no se ha valido de favores en la corte para medrar sus posesiones. También como el autor del Persiles, Tirso hace constantemente énfasis, en las palabras y en los actos, en la necesidad de que los miembros de un matrimonio sean de una misma condición, en términos de nobleza -precisamente es lo que motiva a Fisberto a ir a advertir al rey. En el caso de Cervantes, recordemos las múltiples anagnórisis que al final de sus novelas posibilitaban o validaban los matrimonios entre los protagonistas, como en La gitanilla y en La ilustre fregona; en El celoso prndente no hay ninguna anagnórisis, pero vemos que el arreglo del matrimonio entre Diana y don Sancho, y el de Alberto con la princesa Leonora, están en perfecta concordancia con estas mismas reglas que son tan caras a Cervantes. La gran excepción es la pareja que da origen a toda la industria que forma la obra: Lisena y Segismundo. Estos dos protagonistas, en esto no hay ninguna duda, son de distintas condiciones: no en balde ha sido el larguísimo crescendo del inicio en el que Lisena guarda el misterio de la identidad de su amado (y en el que va sugiriendo progresivamente los términos de Conde, Señoría, Excelencia y Alteza), y la posterior plática entre Diana y Segismundo, donde ella lo nombra "digno de veneración" pues el príncipe "se agrada/ de realzar nuestra bajeza" (p. 1112). Con una situación absolutamente imposible en Cervantes (que por lo demás nunca es tan específico ni tan insistente en las distintas condiciones de la nobleza), el futuro cronista de la Merced lleva a cabo lo que llanamente podríamos llamar un "mal casamiento" para el príncipe, en aras del amor que existe, también indudablemente, entre los dos jóvenes. Si para el autor del Quijote la unión amorosa estaba indefectiblemente unida a la noción de "matrimo-nio cristiano" y ésta a su vez significaba concebir la unión como un instrumento de orden social, como había demostrado Marcel Bataillon7

,

la historia de los nobles de Bohemia nos muestra una paradójica combinación de la política y los sentimientos de los jóvenes que conjuntamente dirigen los resultados de la acción.

7 "Cervantes y el matrimonio cristiano", en Varia lección de clásicos españoles, Gredas, Madrid, 1964, pp. 238-255.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

SOBRE "EL CELOSO PRUDENTE" 313

Las "razones de Estado" que he mencionado antes aparecen en varios momentos de la obra. En el primer acto, además del compromiso que existe previamente entre el principe Segismundo y la princesa Leonora, y del aviso que el padre de ella da al rey para prevenir el casamiento desigual (con lo que recordemos está haciendo al rey el servicio que corresponde a su condición noble, por lealtad a "una corona/ que me daba reyes nietos", como él mismo lo dice), encontramos la discusión que el monarca. tiene con Alberto, quien desde un principio declara su amor abiertamente por la princesa húngara pero a la vez, consciente de que no solamente las razones del espíritu son suficientes, sugiere una salida adecuada a los intereses del reino ante un posible cambio en el arreglo matrimonial, que hace explícita la oposición que domina el universo social de la obra:

que el reino del amor no tiranices, ni voluntades con violencia enlaces; que no la fuerza doma las cervices ... y como tu rigor no lo resista, si con Hungría su ducado ensancho [el de Sajonia] la fama vencerás de tus mayores, y dejarás dos reyes sucesores.

A lo que el rey contesta terminantemente, reivindicando la calidad de su palabra y recurriendo también a lo que la ley declara:

No merece respuesta quien no estima palabras reales que respeta el mundo; tu necio amor sus ímpetus reprima, sin culpar el que tiene Segismundo; que ni Leonora el suyo desestima, ni tú, que en nacimiento eres segundo, cuando en Sajonia por su Duque quedes, es justo que, como él, un reino heredes

(p. 1118).

Dejando aparte estos motivos para desestimar la sugerencia del infante, con lo que ya se termina de conformar el doble conflicto entre amor y poder que representan el rey y sus hijos, en el segundo acto el rey, en el diálogo de reconciliación con Alberto, que también lo ha retado como Segismundo por no acceder a su petición, hace claro el motivo principal

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

314 JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

por el que de ninguna manera puede eliminar un acuerdo estratégico en aras del gusto de los jóvenes:

Di a Diana a Don Sancho, porque loco [Segismundo] con desigual amor, ofensa hacía a mi palabra real, y aunque no toco otros inconvenientes que podría, basta la enemistad que ocasionaba entre Bohemia y su vecina Hungría

(p. 1127).

La amenaza de la guerra, la calidad de su palabra como rey y la desigualdad de condición que impide el matrimonio entre los amantes son los elementos que, al lado de las relaciones amorosas entre el príncipe y la hija de Fisberto, y entre el infante y Leonora, conforman la tensión entre opuestos que determina la obra, y en la que sale triunfante la idea del amor. Para Tirso, como vemos, por encima de las razones de Estado se encuentran las de espíritu, pero ¿cómo llegar a esa conclusión después de todo el énfasis que ha puesto en las distintas calidades de los amantes, y en la importancia de seguir con el arreglo con Hungría? De manera casi providencial, observamos que en este combinado de elementos políticos y sentimentales aparecen otros dos hechos que a la vez que potencian esta tensión, ayudan a Tirso a resolver la cuestión. El primero de ellos es el repentino enamoramiento de Diana, que después de haber expresado en el primer acto su profunda reticencia a los requiebros amorosos, que le ha valido "la opinión que de intratable/ en el mundo conseguí" (p. 1116), como indica ella misma, después que ha sido casada con el noble español manifiesta las dos razones principales que le llevan a consentir el artificio y el uso de su nombre:

Deseo tanto, te prometo [a Lisena] esto de verte reinar, que, en fin, como ha de durar poco, y con tanto secreto consiento en aqueste engaño, como no toque al decoro de Don Sancho, que le adoro ya como si hubiera un año que por dueño le deseara

(p. 1132).

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

SOBRE "EL CELOSO PRUDENTE" 315

Con esta breve mención, Tirso justifica mediante una intervención del tema amoroso, lo que ha sido en principio una decisión de orden político de parte del rey (que no sólo los comprometió para evitar el matrimonio de Segismundo con su supuesta amada Diana, sino también para empezar a favorecer a la noble familia de Fisberto y al destacado caballero don Sancho); también, se matiza lo que aparentemente era ya un excesivo sacrificio de parte de Diana, y se lleva a buen término lo que fue una consecuencia indirecta y no pensada de todo el engaño de los jóvenes, que es precisamente el matrimonio del español. No obstante, es más trascendental el segundo elemento que en este sentido introduce Tirso en su obra para resolver la confrontación de códigos, y que funciona en un sentido inverso al anterior. Ya a punto de llegar al desenlace, Lisena, disfrazada de Leonora, le manifiesta al rey, por consejo de la misma Leonora, que su padre el rey de Hungría ha decidido entregarla al rey de Polonia y eliminar el compromiso con Bohemia. Este inesperado acontecimiento, que no es un engaño de los jóvenes sino que realmente ha sucedido, dentro de la lógica de la obra -a pesar de que en principio sólo sirva para apresurar la boda entre Segismundo y Lisena disfrazada- constituye, al contrario del enamora-miento de Diana, la intervención de una razón de Estado para justificar lo que los términos del amor ya se habían encargado de fijar. Evidente-mente, si en el primer caso la conducta de Diana, hasta la mención de su enamoramiento, de completa aceptación de las decisiones de su padre y del rey, veíamos una gran cercanía con las ideas de Cervantes, el hecho de que a final de cuentas triunfe el amor por encima del orden social (a pesar de los escapes que intenta Tirso hacia el final) y el que una relación sentimental tenga que pasar por una justificación política para la concreción del matrimonio {recurso que tampoco apareció nunca en la obra cervantina) ponen de manifiesto las profundas diferencias que en torno a la vida y al ser humano existían entre nuestros dos autores.

Esto también lo constatamos en la segunda parte de la obra. De regreso con nuestro celoso, vemos que Tirso construye con profunda intensidad unos diálogos y unas situaciones que le permitan explorar y resolver (esto es, ejemplificar) un caso de celos, infidelidad o adulterio, y venganza, como mencioné antes. Si se ha ponderado la originalidad cervantina al novelar un caso de honra en el que no se consumó el adulterio (pienso en el segundo final de El celoso extremeño), o en la manera

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

316 JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

en que concluía las acciones que según el canon de la época exigían pública venganza, algo más se puede decir de este drama tirsiano que, recordemos, la crítica ha identificado como la fuente directa del A secreto agravio, secreta venganza calderoniano. Como Cervantes, Tirso elabora un argumento en el que, en la perspectiva del celoso, se ha verificado la infidelidad de la esposa, que por otro lado es falsa. También como aquel, recurre a la combinación de las circunstancias y la reflexión detenida del ofendido para evitar la venganza. Carrizales, al descubrir el "adulterio" de Leonora, decide asesinar a los jóvenes con una daga. Pero,

Con esta determinación honrosa y necesaria volvió, con el mismo silencio y recato que había venido, a su estancia, donde le apretó el corazón tanto el dolor y la angustia que, sin ser poderoso a otra cosa, se dejó caer desmayado sobre el lechoª.

Después de lo cual, ya con otra disposición de ánimo minada por el arrepentimiento, toma la liberal decisión que le hace escribir su célebre testamento. A Anselmo, el italiano impertinente, el descubrimiento de su deshonra, que sí es muy real, lo sorprende en una absoluta imposibili-dad material de concebir cualquier venganza; los amantes ya se han marchado. Y como el viejo de Extremadura, solamente le queda la escritura para mostrar su igualmente legítimo remordimiento. De una manera mucho menos sutil, don Sancho de Urrea no es, como Carrizales, víctima de un arranque repentino de ira: en todo momento, ya conocien-do el adulterio, guarda una compostura impecable ante los demás, y es mucho más sistemático y certero en su "determinación honrosa y necesaria". Sin embargo, de la misma manera que en El curioso impertinen-te, el asesinato de la mujer es previsto por ella misma y esto la lleva a huir de su casa, lo que confirma al atormentado esposo en sus temores; aunque en este caso, Diana toma tan peligrosa determinación en la certeza de que pronto va a terminar el engaño. Con la confesión final de los príncipes ante el rey, en la conclusión de la obra, queda conjurada la decisión de Sancho -que, a pesar de esto, no ha sido cuestionada en ningún momento- y se afirma la enseñanza que da título y subtítulo al drama. La profesora Margaret Wilson había indicado que las comedias de tipo o contenido ejemplar como El celoso prudente son muy poco

8 Novelas ejemplares, p. 215.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

SOBRE "EL CELOSO PRUDENTE" 317

frecuentes en Tirso9• El mismo autor pareciera ponderar este elemento

de la obra, al adelantarse a posibles acusaciones, o tal vez defendiendo algún drama suyo anterior, en la palabras del personaje don Juan de Salcedo que siguen a la pieza en los Cigarrales:

¡Veamos si hallarán, los que parten un pelo, alguno en esta digno de reprehensión! Censuren los Catones este entretenimiento, que por más que lo registren, no tendrán las costumbres modestas ocasión de distraerse. Aquí pueden aprender los zelosos a no dexarse llevar de experiencias mentirosas; los maridos, a ser prudentes; las damas, a ser firmes; los príncipes, a cumplir palabra; los padres, a mirar por la honra de sus hijos; los criados, a ser leales; y todos los presentes, a estimar el entretenimiento de la Comedia, [que] en estos tiempos, expurgada de las imperfecciones que en los años passados se consentían a los teatros de España, y limpia de toda acción torpe, deleita enseñando y enseña dando gusto10

En este texto, Tirso utiliza varios lugares comunes heredados de la novel/a italiana (que por cierto, se extendieron en España con mucha mayor rapidez gracias a las Ejemplares cervantinas}, como el detectare et prodesse horaciano, la alusión a las críticas futuras, o el hacer explícito el mensaje moral del texto. Pero ¿en que consiste realmente la enseñanza de este drama? O en otras palabras, ¿en qué consiste la prudencia de don Sancho? No es solamente en haber esperado hasta confirmar lo que sólo era una sospecha, porque como sabemos, esa confirmación es tan falsa como los primeros indicios, a pesar de su "apariencia de verdad". Bien poco ejemplares resultan también las palabras del español en la última escena, donde se sintetiza el mensaje moral de la segunda parte. Dice para sí don Sancho:

¿ Véis honor, si el callar fue de provecho? Hablen los otros maridos en su afrenta y vituperio; que hasta agora nadie sabe

9 MARGARET WILSON, Tirso de Molina, Twayne, Boston, 1977, p. 78. 10 La maestra WILSON es la que ha llamado la atención sobre este párrafo,

pero lo cita traducido al inglés. Mi referencia es por la edición de Víctor Said Armes to de Los cigarrales de TolRdo, Renacimiento, Madrid, 1913, p. 380.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

318 JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

sino el Cielo y yo, mis celos, que, en mi honra averiguados del alma alegre los echo.

Y en el monólogo siguiente, en que termina la obra:

El celoso como yo calle y averigüe cuerdo sospechas, mil veces falsas, como las mías salieron; que la pública da causas al vulgo siempre parlero

(p. 1155).

La prudencia de este esposo, que en realidad no tiene nada de curioso, está más relacionada con la deshonra, es decir, con el conoci-miento público, que con su relación con su esposa, a la que ha estado a punto de matar y a la que ni siquiera se dirige en toda la secuencia final. Evidentemente, al momento de concebir las decisiones de sus protagonis-tas y los resultados finales de sus actos, los dos escritores áureos parten de una idea muy distinta de honra, aunque en primer instancia Cervan-tes reivindique el derecho a la venganza, como Tirso, y éste impida la consumación de la misma, como el alcalaíno. Pero más allá de eso, siguiendo a la maestra Wilson, quien consideraba que en este drama "it remains true that ali the characters are generous and well intentioned" 11

,

creo que la mayor diferencia entre la historia de don Sancho y las de los cervantinos, la que engloba todas las enseñanzas que Tirso expresa en el epílogo de los Cigarrales, estriba en el carácter inequívoco de sus personajes. En efecto, en ninguno de los participantes de este enredo aparece vicio del espíritu alguno: todos, incluidos la mayor parte de los criados, son moralmente íntegros y consecuentes con un sistema de valores en el que amor, honra y estado (en ese orden de importancia) son las directrices del comportamiento humano12

• Nada que se parezca a la

11 WILSON, Tirso, p. 80. 12 En otro trabajo, MARGARET WILSON señaló que El celoso prudente era una

de las primeras obras que convertía el tópico recurrente de las "quejas por las duras reglas del honor" en un conflicto o una inconsistencia entre valores terrestres y valores celestiales. Aunque sus anotaciones son correctas, creo que no es un tema de importancia en el drama, y que a pesar de su presencia, Tirso

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

SOBRE "EL CELOSO PRUDENTE" 319

necia locura de Anselmo o a la obsesión androfóbica de Carrizales, ni mucho menos que se pueda considerar, como el adulterio o la intención de realizarlo, una conducta censurable -salvo, acaso, las "mentiras piadosas" de los jóvenes. La duda que asalta a Sancho con respecto a su esposa (que como vimos es un rasgo compartido con Cervantes) es el único pie del que cojea el universo social de la obra, y es sin embargo contundentemente remediado. La otra excepción, también significativa, es la pareja cómica de la obra, los criados Carola y Gascón, pues ella sí cede a un requerimiento amoroso clandestino que, ella no lo sabe, le está proponiendo su propio novio, y que además, el incorruptible Tirso no lleva a ningún desenlace obsceno. Esto es, para el fraile mercedario, según esta comedia, este tipo de faltas de la conducta son propios de los personajes bajos. Así pues, el resultado de la experiencia de don Sancho, y de los demás personajes, no es la confrontación de un modelo ideal de comportamiento con la realidad y el posterior desengaño, como ha dicho Hans~ürg Neuschafer sobre El curioso impertinente13

, sino la construcción de ese modelo ideal y la constatación de su incorruptibilidad.

Para concluir, quisiera solamente regresar un momento a la discusión con la que inicié este trabajo. Si bien hemos encontrado algunas coincidencias notables en los dos escritores, lo cierto es que las diferen-cias indican sin duda que no hay una relación directa entre El celoso prudente y las dos novelas de Cervantes. Tampoco hay indicios de que tengan alguna fuente en común. Sin embargo, no termino de convencer-me de que al nombrar a su obra, Tirso no haya considerado los títulos de las obras de su antecesor, y el hecho de que sus propios lectores iban necesariamente a asociar el drama con las narraciones de aquel. Es probable que Tirso haya titulado su obra con una alusión a un tema que no es el que domina el drama, y que no haya conservado el refrán en el título 14 (como lo hizo en muchos otros casos}, para aprovechar el eco cervantino y llamar la atención a una pieza suya en la que, si no está compitiendo con la del novelista, por lo menos está tratando varios temas en común. Es justo mencionar también que esta obra ha recibido una

se mantiene en niveles bastante convencionales, por lo menos, en la manera en que concibe teatralmente la honra.

13 HANS-jóRG NEUSCHÁFER, "El curioso prudente y la tradición de la novelística europea", Nueva Revista de Filología Hispánica, 38 {1990), pp. 611-613.

14 Me refiero al refrán "Al buen callar llaman Sancho", que aparece como subtítulo de la obra en los Cigarrales.

-11- Centro Virtual Cervantes

Actas XV Congreso AIH (Vol. II). JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ MARTÍNEZ. Sobre «El celoso prudente» de Tir...-

320 JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

atención crítica que no se corresponde con el valor de su composición, meritorio en muchos sentidos, tanto como las piezas más consagradas de Tirso. Habríamos de preguntarnos, si es que hemos de creerle a Tirso cuando declara que ha escrito más de trescientas comedias, qué es lo que el autor tanto había valorado de este drama para incluirlo, de semejante acervo disponible, entre las tres únicas piezas que decide publicar en sus Cigarrales.

JOSÉ ENRIQUE LóPEZ MARTÍNEZ

El Colegio de México

-1 t- Centro Virtual Cervantes