“SITUACION SOCIAL Y EMOCIONAL DE LAS MADRES Y ABUELAS DE LAS DE LAS MADRES Y ABUELAS DE LAS/OS...

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TEMA DE INVESTIGACIÓN: “SITUACION SOCIAL Y EMOCIONAL DE LAS MADRES Y ABUELAS DE LAS DE LAS MADRES Y ABUELAS DE LAS/OS DESAPARECIDOS Y LA INTERVENCION DE TRABAJO SOCIAL, SAN SALVADOR”

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TEMA DE INVESTIGACIÓN: “SITUACION SOCIAL Y EMOCIONAL DE LAS MADRES Y

ABUELAS DE LAS DE LAS MADRES Y ABUELAS DE LAS/OS DESAPARECIDOS Y LA

INTERVENCION DE TRABAJO SOCIAL, SAN SALVADOR”

ÍNDICE

Objetivos .............................................................................................................................3

Justificación .........................................................................................................................4

Marco Teórico .....................................................................................................................7

El origen de las maras en El Salvador .................................................................................. 11

Los desaparecidos y sus familiares ..................................................................................... 14

Trabajo social y los desaparecidos ...................................................................................... 17

Conclusiones ..................................................................................................................... 20

Recomendaciones.............................................................................................................. 21

Anexos .............................................................................................................................. 22

Bibliografía ........................................................................................................................ 26

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Objetivos

GENERAL

Describir la situación social y emocional de las madres y abuelas de los/as

desaparecidos con el fin de analizar la intervención de trabajo social individual.

ESPECIFICOS

Mostrar la situación que las madres y abuelas viven en la búsqueda de los

familiares desaparecidos/as para identificar la situación social que se vive en el

país.

Analizar la intervención de trabajo social en la situación social y emocional de las

madres y abuelas de los/as desaparecidos para demostrar la atención que

debería llevarse a cabo con este tipo de casos.

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Justificación

En El Salvador ocurren asesinatos a diario, según el periódico El Diario de Hoy entre el

1° y el 17 de enero del 2016 se registraron 410 personas asesinadas, un promedio de 24

por día (Marroquín, 2016). En marzo de este año se registraron 600 asesinatos, 19 por

día, sin embargo, abril cerró con 352, mayo con 351 (Valencia, 2016) y junio 331. Estos

datos estadísticos contabilizan asesinatos con arma de fuego, enfrentamientos de

policías con pandilleros y personas sin ninguna pertenencia a pandillas.

Sin embargo estos datos no registran a las personas que están desaparecidas, en 2014

desaparecieron 1.843 a nivel nacional, cinco personas por día. La mayoría son hombres,

y de acuerdo con Fiscalía las causas de los desaparecimientos son: que sea de la pandilla

contraria, si no es de maras otros motivos como haberles puesto en mal con la policía,

haberles quitado la compañera de vida o problemas personales con estos grupos

delictivos.

En el caso de las mujeres ocurre por infidelidad , traición, hablar mal de ellos con otras

personas, no ir a verlos a los penales, no reportar el dinero de la renta o venta de droga,

aliarse con la pandilla contraria.

En el 2015 la Policía Nacional Civil reportó 772 desaparecidos entre 15 y 24 años siendo

mayor este fenómeno en la capital pero también en San Martín, Soyapango y Mejicanos.

Las horas propicias para que los delincuentes cometan los raptos son entre las 4:00 pm

y las 8:00 pm. (Luna, 2016)

Las más afectadas de estas desapariciones son las madres o abuelas de las víctimas que

día con día se preguntan dónde está el hijo/a o nieto/a. Llegan a medicina legal a

buscarles, a ver en el “cuarto de los huesos” (Zamora, 2015), si acaso, está a quien tanto

buscan. Para ello es primordial brindar pistas como: rellenos en las muelas, prendas que

utilizó por última vez (calzoncillos, calcetines, camisas, shorts, pantalones, zapatos).

El personal del equipo de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal se

encarga de limpiar cada uno de los huesos que son exhumados de las fosas clandes tinas

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que se encuentras en los diferentes puntos del país. Luego son debidamente expuestos

para el reconocimiento de estos, ver las causas de muerte.

En ocasiones las madres y abuelas en la desesperación, preguntan a los miembros de

pandillas para alguna información, estos le responden que por una cantidad de dinero

les dirán dónde está enterrado u enterrada, pagan la cantidad, le indican donde, pero a

la hora de estar en el sitio no hay nada. Son pues, estafadas, engañadas.

Por otro lado, Medicina Legal reportó a mediados de 2015, 160 cadáveres no

reconocidos. Aquellos que no tienen nombre y se desconoce toda la información de ellas

son enterradas en el cementerio La Bermeja en San Salvador, el 70% de estas muertes

son violentas y el 30% naturales o personas en estado de indigencia.

“Mayra llegó al Departamento de Antropología Forense del IML con la esperanza

de reconocer a Roberto entre los huesos. Una doctora le toma los datos. Ha

llegado hasta aquí por casualidad. Ella no sabía muchas cosas. No sabía que el

cuerpo de su hijo podría estar en otra delegación del IML, no sabía que en este

cuarto se guardan algunos restos, no sabía que después de siete días los cuerpos

no identificados son enviados al cementerio.

A Mayra nadie le dijo que el cuerpo pudo haber aparecido en otra delegación del

instituto, a pesar de haber pasado por tercera vez a ver las fotografías de los

cadáveres, justo cuando una doctora le está explicando que debe ir a buscarlo a

Santa Tecla, porque su hijo dijo que estaría allá, y a San Vicente porque es la

sede que corresponde a Cuscatlán.

Mayra le dice a la doctora que se siente mal, que siente una angustia, se señala

el estómago. A esto la doctora responde con voz amable y gesto endurecido:

“Mantenga la calma, señora, éste solo es el inicio de un gran proceso””. (DEM,

2015)

Esas tumbas no tienen nombre ni fecha de nacimiento ni de fallecimiento, nada más

poseen un número que es con el que han sido registrados en Medicina Legal y que por

cuestiones de espacios, pues deben ser sepultados.

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Por otro lado, es importante destacar la intervención de Trabajo Social en este

fenómeno que día a día se dan en el país. “Ninguna otra profesión se había centrado tan

conscientemente como el Trabajo Social en los problemas cotidianos de la vida familiar.

Además ninguna otra profesión desarrolló tan tempranamente una clara visión acerca

de las diversas formas como el ambiente físico y social podían apoyar o dificultar el

funcionamiento de la familia.” (Nidia Aylwin A., 2002)

Al enfrentar los problemas frente a los cuales se solicita la intervención de trabajado

social se debe relacionar con diversos profesionales que también intervienen en el área

de la familia: psicólogos, terapeutas familiares, psiquiatras, consejeros familiares,

sacerdotes, educadores familiares, profesores, médicos, enfermeras, abogados,

policías, etc. En el nivel de las políticas sociales, se relaciona prioritariamente con

administradores, economistas, planificadores, legisladores, políticos, periodistas entre

otros.

Además Germain y Gitterman (1986), dice que al aplicar el modelo ecológico al Trabajo

Social, se refieren a los intercambios que tienen lugar entre los seres humanos y todos

los elementos de su ambiente, analizando cómo los seres humanos y sus ambientes

logran un balance adaptativo y, por otra parte, cómo y por qué razones otros fracasan

en lograr dicho balance. Para estos autores, el ambiente está compuesto por estratos y

texturas.

Por ello el profesional deberá tener las herramientas necesarias para la atención a las

familias que incluye la investigación a las necesidades, gestionar los recursos que

necesiten, dar acompañamiento en el proceso de búsqueda o en todo caso en el duelo

de las madres y abuelas de los desaparecidos.

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Marco Teórico

El Salvador se ha convertido en uno de los países con más índices de violencia a nivel

mundial llegando a cifras alarmantes en el año 2016 registrando un total de 1,399

asesinatos que representaron un incremento del 117.6% a comparación del año 2015

(ACAN_EFE, 2016).

Las cifras de asesinatos diarios en este país son superiores a las del conflicto armado que

dejó un total de aproximadamente 75.000 personas. Cruz y González (Cruz J.M., 1997)

indican que a partir de la firma de los Acuerdos de Paz, la opinión pública salvadoreña

señala a la delincuencia y a la violencia como uno de los principales problemas del país.

Sin embargo a través de la historia se pueden distinguir también niveles de violencia

altos y que al analizarlos permiten ver cómo este fenómeno ha evolucionado en nuestro

territorio hasta convertirse en un problema muy complejo asociado a jóvenes de

pandillas y otros factores como los enfrentamientos con la Policía Nacional Civil, los

desaparecidos, los desplazados, las extorciones entre otras.

A finales del siglo XIX en El Salvador se sostuvo que uno de los motivos principales de los

delitos de robo, lesiones, asesinatos, u homicidios era debido a la embriaguez

(Meléndez, 2015). De acuerdo a Mario Oliva “el alcoholismo como una enfermedad y

mal moral de un discurso científico ilustrado de carácter positivista.” (Oliva, 2015)

Entonces la ebriedad estuvo relacionada con la violencia debido a la crisis social a

mediados del siglo XIX que fue impulsado durante el gobierno de Zaldívar (1876-1885).

Pero a principios del siglo XX la embriaguez y violencia siguió sonando porque se

asociaba que la mayoría de delitos eran cometidos por ebrios y por las numerosas

cantinas que existían. Sin embargo, el alcohol era un ingreso fiscal importante que

financió obras públicas y fuerza militar.

Para poder proteger ese ingreso, en 1932 se emitió una ley que tuvo como propósito

eliminar la producción no estatal y castigar a los destiladores privados. (Argueta, 2015)

A raíz de ello se creó la Ley de Represión contra Vagos y Maleantes decretada en 1940

con el fin de perseguir maleantes y ebrios, práctica que también fue implementada en

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otros países de Latinoamérica ya que según ellos la vagancia y la ebriedad fomentaban

conductas peligrosas.

En muchos de los delitos cometidos en esa época se utilizaron objetos como machetes,

revólveres, navajas y otros objetos contundentes. “Aunque lo que se pretendía era

disminuir la criminalidad y principalmente las muertes violentas, estas medidas también

favorecieron a que ciertos grupos de la sociedad fueran criminalizados. El 27 de agosto

de 1930, se prohibieron reuniones donde concurriesen personas que portaran armas de

fuego, espadas, sables, machetes y otra clase de armas.” (Meléndez, 2015) Además ese

decreto prohibió que las personas realizaran algún tipo de levantamiento popular.

Para 1932 el impacto de la gran crisis mundial también afectó a El Salvador: el café no

se vendía a ningún precio, los finqueros no tenían dinero para emprender las

tradicionales labores agrícolas de estación y el proletariado campesino no encontraba

trabajo por la muy poca contratación de mano de obra. Esa combinación de

circunstancias, unida a la agitación de algunos líderes de extrema izquierda, que

aprovecharon la situación para organizar y adoctrinar a las masas para una lucha de

clases, precipitó el mayor levantamiento campesino que registra la historia de

Centroamérica. (R. Anderson, 2001)

Durante el gobierno de Maximiliano Hernández se tomaron medidas extraordinarias

contra los indígenas que se sublevaron, la Guardia Nacional buscó a los indígenas para

que cavaran sus propias tumbas donde luego fueron asesinados.

Sin embargo para ese año se propuso que en el interior de las poblaciones, valles y

caseríos se evitara el uso de armas pues quienes las portaban eran propensos a ser

violentos. Los más afectados de todas estas medidas era “la población rural, pues la

herramienta de trabajo más común de la época era el machete, pero a la vez también

era el arma más usada para matar”. (Moreno, 2011)

Ahora bien unos cuarenta y siete años después durante la guerra civil la sociedad estuvo

inmersa en un ambiente permisivo respecto al uso de la agresividad como forma de

solucionar conflictos y lograr objetivos. Pues “la guerra creó normas y valores sociales

que legitimaron y privilegiaron el uso de la violencia en las relaciones sociales,

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exacerbando y universalizando la cultura de la violencia en la que la sociedad

salvadoreña se encuentra inmersa en la actualidad”. (ERIC, 2001)

Luego “once años después de terminada la guerra civil, en 2003, el presidente Francisco

Flores implementó una serie de medidas extraordinarias llamadas “Mano Dura” para

combatir a un enemigo interno radicalmente distinto a los dos anteriores expuestos en

esta columna: la Mara Salvatrucha 13 y el Barrio 18. Pandillas de origen californiano

creadas por indocumentados e instauradas en El Salvador por hombres y mujeres

deportados de California en el primer lustro de los años 90.” (Martínez, 2016)

Las medidas tomadas de ese gobierno fueron la creación de treinta y nueve grupos de

tarea antipandillas (GTA), la salida del ejército a las calles a integrar grupos de apoyo a

la PNC, estas medidas que fueron implementadas por Elías Antonio Saca con su “Súper

mano dura”. Ambas manos duras fracasaron ya que para el final de ese gobierno las

pandillas se habían organizado más y habían aumentado el número de integrantes.

También ya se habían creado penales para la pandilla MS y la 18.

Para el gobierno de Funes se habló de la tregua, proceso que consistió en negociar con

las pandillas la reducción de los homicidios a cambio de beneficios Sin embargo, “tanto

el gobierno de Funes como los mediadores del proceso y las mismas pandillas han

sostenido en repetidas ocasiones que la tregua no consis tió en un proceso de

negociación con el gobierno, sino que este simplemente ofreció “facilidades” para que

las pandillas negociaran entre ellas.” (Martínez C. , 2016)

Esas facilidades poco a poco fueron desmanteladas hasta tal grado de circular por las

redes el vídeo de unas bailarinas en el penal de Izalco. (EDH, 2016) Mucho ha dado de

qué hablar la tregua sin embargo hay vacíos en la veracidad y formalidad de esta

propuesta.

Por otro lado, tras la ola de asesinatos desencadenados a principios del 2016 la

Asamblea Legislativa tomó medidas extraordinarias para que las empresas telefónicas

cortaran la red en los penales. “Dicha medida se encuentra en la Ley Especial Contra el

Delito de la Extorsión, aprobada a principios de 2015, que contempla entre sus

consideraciones que “los servicios de telecomunicaciones que prestan en concesión los

Operadores de Redes Comerciales de Telecomunicaciones son utilizados como

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instrumentos para la comisión del delito de extorsión, especialmente los que se generan

desde el interior de los centros penitenciarios”. (Diario1, 2016)

Además “Los diputados de la Asamblea Legislativa avalaron durante la plenaria de este

jueves algunas reformas para cortar la señal WiFi en los alrededores de las cárceles y

sancionar a quienes no cumplan la medida.” (Alas, 2016) Dicha medida obliga a las

compañías telefónicas a bloquear el sistema de internet inalámbrico en un perímetro de

100 metros a la redonda de los penales.

Las medidas que se han venido implementando a lo largo de la historia nos pueden hacer

comprender los diferentes procesos que como finalidad han tenido bloquear la

criminalidad y violencia, en los últimos años ha incrementado y que hoy por hoy está

casi fuera de control. Sin embargo, ninguna de esas medidas actualmente impuestas han

sido capaces de reducir a cero los homicidios. Solo el 15 de septiembre se reportaron, al

menos, 7 homicidios (Calderón, 2016) llegando a los 4,000 hasta esa fecha (Mendoza,

2016).

Sin embargo dentro de esas cifras no están contabilizados los desaparecidos/as,

aquellos/as que nadie sabe su paradero y que sus familiares tienen una búsqueda

constante día con día. Aquellos/as que las tierra se los traga y que esperan a ser paridos,

algún día, por ella.

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El origen de las maras en El Salvador

La palabra mara es una abreviatura de la palabra

“ marabunta que es utilizado para nombrar las migraciones masivas de hormigas

legionarias del Amazonas. En los años sesenta el relato «Leiningen Versus the

Ants» («Leiningen contra las hormigas»), del alemán Carl Stephenson, fue

retomado por Hollywood y llevado a los cines bajo el nombre «The naked

jungle». La película fue un éxito en los Estados Unidos y llegó a Latinoamérica

bajo el caprichoso nombre de «Cuando ruge la marabunta». En El Salvador, el

término «marabunta» pasó a formar parte del argot callejero y fue utilizado para

referirse a un grupo grande y bullicioso de personas. De esta forma, la palabra

«la majada» fue sustituida por «la marabunta» y posteriormente por «la mara».”

(D´Auibuisson, 2015)

La migración de salvadoreños hacia California y Los Ángeles en la década de los 70´s se

debió al conflicto armado que se vivía en ese momento en el territorio. En California

desde los años cincuenta había un sistema de guerras entre pandillas que tenían como

base las representaciones étnicas.

“Estas guerras tienen a su vez dos niveles: por un lado en las calles las pandillas

de hispanos luchan entre sí en una especie de «juego serio» en donde pelean por

control territorial y estatus; sin embargo, en cuanto estos pandilleros hispanos

(en su gran mayoría de origen mexicano) entran al sistema penitenciario, se

unen, sin importar su afiliación, a una pandilla. Se hacen llamar nada más

«Sureños».

Esta confederación de pandillas hispanas del sur californiano es capitaneada por

una especie de pandilla de pandillas conocida como La Mexican Mafia. O

simplemente como La Eme. Esta organización está constituida por pandilleros

«prestigiosos» de diversas pandillas de hispanos que hayan tenido una larga

trayectoria en el mundo de las pandillas y el crimen. Esta compleja organización

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ha tomado como símbolo de identificación el número 13 ya que la letra «eme»

es la treceava letra del abecedario español” (D´Auibuisson, 2015)

En el país las dos pandillas más fuertes son la Mara Barrio 18 y la Mara Salvatrucha 13,

ambas tienen historias diferentes.

La mara Salvatrucha 13 se conforma a principio de los 80´s en Los Ángeles, en la zona de

Pico, y la reconstruyeron adolescentes salvadoreños refugiados. “El principio no

entraron al sistema sureño y se autodenominaban MSS (Mara Salvatrucha Stoner)”

(D´Auibuisson, 2015). Esos jóvenes escuchaban bandas de rock pesado y con el tiempo

adquirieron tendencias satánicas, además, el ingreso a las cárceles californianas

permitieron que adquirieran la cultura chicana de los pandilleros mexicanos y que

finalmente se integraran al sistema sureño, que a mediados de los 80´s ya se conocían

como Mara Salvatrucha 13.

El Barrio 18 fue fundada por jóvenes hijos de inmigrantes mexicanos a principios de los

años cincuenta. “Este grupo, si bien guardaba una relación étnica con «lo mexicano»,

permitía el ingreso de jóvenes de otras etnias a la pandilla” (D´Auibuisson, 2015).

Muchos salvadoreños, especialmente de la zona de Rampart, se incorporaron a esa

pandilla.

“Ambas pandillas, luego de un periodo de hermandad, rompen relaciones y se

declaran en franco conflicto luego de varios altercados que terminaron con la

muerte de un pandillero de la MS13 conocido como el Shaggy a mediados de

1989. Desde ese momento estas dos pandillas han protagonizado uno de los

conflictos sociales mas intensos y cruentos del siglo XX y XXI, cuyos protagonistas

han sido jóvenes de los barrios marginales de la región mesoamericana.

Finalizada la guerra civil salvadoreña en 1992, el Gobierno de los Estados Unidos

comienza un proceso de deportaciones masivas que incluía las deportaciones de

delincuentes, pandilleros de la MS13 y el Barrio 18 en su gran mayoría, que

purgaban condenas en el sistema penitenciario californiano. Estos pandilleros

trajeron todo un sistema cultural pandilleril a un país que estaba en ruinas luego

de una guerra civil. Muchos jóvenes se incorporaron a estos grupos atraídos por

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la cohesión grupal, por lo llamativo de los nuevos símbolos de modernidad

traídos de los Estados Unidos y en general fascinados por un sistema y una forma

de vida que les permitía obtener estatus y reconocimiento al margen del sistema

formal.

En El Salvador, estas pandillas de origen angelino mutaron hibridándose con toda

una serie de formas culturales criollas. Este proceso dio paso a la formación de

un nuevo grupo, de un nuevo tipo de pandillas que, si bien mantenían los

nombres originales con que nacieron en el sur californiano, integraron ciertos

valores, concepciones y normas tanto de la cultura chicana del sur de California

como de otros propios de la cultura salvadoreña, dando lugar a una nueva

identidad.

Como síntesis de este apartado concluimos que las pandillas salvadoreñas son

grupos conformados mayoritariamente por jóvenes de los estratos más bajos de

la sociedad, los cuales tienen su origen en el sur del Estado de California y poseen

todo un acervo chicano en sus orígenes. Estos grupos se organizan en pequeñas

células locales o clicas con nombre propio, un líder o «palabrero» y relativa

autonomía; sin embargo, reivindican una serie de símbolos, valores, normas e

historia en función de lo cual se consideran de la pandilla” (D´Auibuisson, 2015).

Muchos de esos pandilleros fueron deportados y una vez instalados en el país

empezaron a organizarse cada vez más fuerte hasta lograr lo que hasta hoy son. Crear

una identidad a partir de la vestimenta y calzado (Blog, 2016), empezar a extorsionar

negocios (Escalante, 2015), cometer asesinatos dejando sus “firmas” en ellos (Ticas,

2016), y demás.

Los jóvenes que quieren entrar a la mara deben “brincarse” que es recibir una paliza por

otros pandilleros, sin embargo actualmente, han estructurado estas maneras exigiendo

más compromiso que van desde ir a comprar cigarrillos y hacer recargas hasta realizar

“misiones” que son acciones hacia la pandilla contraria hasta que obtienen el “bray” que

es el reconocimiento. Una vez obtenido, proceden a asesinar a miembros de la pandilla

contraria y esto les permite ganarse más confianza.

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El número “pandilleros en la región centroamericana, y de clicas varían según la fuente.

Mientras algunos autores hablan de 200 mil pandilleros, otras cifras más conservadoras

hablan de 60 mil en toda la región” (D´Auibuisson, 2015).

“Varios pandilleros competían por descuartizar el cadáver de un enemigo. Los

descuartizamientos, las violaciones post mortem, las decapitaciones y otras

formas de tortura tienden a simbolizar la degradación del adversario, así como

la reafirmación de un «pacto de sangre» entre los autores del crimen. El grado

de brutalidad ejercido tiene también efectos concretos sobre la posición en la

que se escala en la pandilla.” (D´Auibuisson, 2015)

La tortura es parte fundamental de los asesinatos que la mara realiza y realizarlo en

conjunto es señal de unificación. La violación, el descuartizamiento, los

desmembramientos son algunas de estas formas.

Los desaparecidos y sus familiares

El fenómeno que es aludido a las pandillas son las desapariciones que día a día se dan

en el territorio salvadoreño. “Solo en cinco municipios de San Salvador, en los primeros

ocho meses de 2011, la Policía registró 625 desaparecidos” (Faro, 2011) y en 2014

desaparecieron 1.843 a nivel nacional, cinco personas por día.

Las causas de esas desapariciones pueden ser el haber comentado algo con la policía,

haberse negado a pertenecer a la pandilla, haber tenido romance con la novia de uno

de los pandilleros, entrar en territorio de la pandilla contraria, no haber atendido a las

órdenes de desalojo, haber puesto una denuncia contra ellos entre otras. En el caso de

las mujeres ocurre por infidelidad, traición, hablar mal de ellos con otras personas, no ir

a verlos a los penales, no reportar el dinero de la renta o venta de droga, aliarse con la

pandilla contraria.

Algunas de estas desapariciones son a jóvenes que han tenido algún vínculo con las

pandillas, sin embargo, no es cierto en su totalidad. Muchas de estas desapariciones son

a personas que sí viven en territorio de las pandillas pero que no tienen vínculos con

ellos.

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El caso de don Antonio que su sobrina es una “estudiante universitaria: ella tiene 30

años, es licenciada en ciencias sociales y estudiante de maestría. Si algo la caracteriza es

su disciplina: siempre acude puntualmente a clases, nunca se ausenta y obtiene buenas

calificaciones. En su vida diaria es igual: disfruta de su tiempo libre con su familia, no

acostumbra a salir” (Diario1, 2013), es un ejemplo de ello.

Estas desapariciones producen un impacto grande en los familiares de estos jóvenes y

“son más madres” (Ticas, 2016) las que sufren este fenómeno y que día a día se

preguntan dónde estarán.

Son mujeres que no viven en la ciudad y con pocos recursos económicos, muchas de

ellas “mueren del corazón, mueren de tristeza, de enfermedades, mueren de

deshidratación, de ulceras porque ellas ya no comen, ya no duermen, no les interesa

nada, en sus hogares se desarticulan porque por andar buscando a sus hijos abandonan

al marido y a sus hijos” (Ticas, 2016). Además generan impacto en el padre y los

hermanos del desaparecido/a.

“Hay una madre que cada vez que me ve en la televisión y sabe que estoy

trabajando cerca, llega y me lleva vitaminas porque dice que estoy muy delgado

y que me puedo morir y que nadie más le va a encontrar a su hijo.” (Ticas, 2016)

Actualmente en el país no hay ninguna institución que brinde atención profesional de

ninguna índole a estas madres y familiares de las víctimas, que muchas veces, por el

temor o amenazas de las pandillas en sus comunidades, no han ido a la Fiscalía General

de la República a reportar el desaparecimiento de su hijo o hija. Entonces, acuden con

el criminólogo Israel Ticas (Diario1, El diario inédito de un criminalista salvadoreño,

2014) para preguntarle si ha encontrado algo respecto a su familiar.

“hay una abuelita que anda buscando a su hijo allá en Santa Ana, cuando ve que

yo estoy por allá, los policías que dan seguridad me llaman y me dicen: ¡Ingeniero

lo buscan!. Llego y veo a una abuelita que lleva un termo y pan:

—Hijito aquí te traigo cafecito y pancito. ¿No me has hallado a mi hijito todavía?

—No madrecita, todavía no

—¿No estará aquí? —Me dice

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—No, madre, yo sé quién es el que está aquí y no está su hijo acá.

Ah, son cosas que duelen” (Ticas, 2016)

Israel Ticas tiene una caja de metal, que desde 2005 y como trabajo humanitario

personal, guarda una gran cantidad de papeles con información de muchos

desaparecidos/as: dónde fue visto por última vez, edad, fecha, última vestimenta y algún

accesorio que lo reconozca fácilmente. Ello le sirve para tener apoyo con los

investigadores y a la vez en sus páginas de Facebook, coloca esa información y pide

apoyo para buscarles. Además, sus familiares se rebuscan para armarle croquis de

dónde posiblemente ha sido enterrado y se lo mandan por redes sociales.

Muchas de estas madres no muestran interés ni motivación en sus vidas, desesperadas

solamente quieren encontrar a sus hijos/as. Difícilmente acuden a recibir el tratamiento

psicológico que deberían brindárseles.

“Yo les digo:

—Madrecita, ¿y usted duerme?

—No hijo, no. Si la habitación de mi hijo ahí está igualita, yo en la noche salgo y

me siento en la cama de él y acaricio y siento el olor…

Y comienza a llorar…O sino me llaman y me dicen:

—Ingeniero hoy lleva dos años, tres meses, cuatro días mi hijo de desaparecido,

ingeniero ¿qué hago?”

En los sembradíos de caña, de café, de milpa, de todo, ¿el abono cuál cree que

es?, nosotros, nuestros hermanos, los desaparecidos, ellos están sirviendo de

abono, nos guste o no nos guste, es la realidad. ¿Quién los anda buscando?

Nadie. ¿Quién sabe dónde están las mamás de estos? Nadie.” (Ticas, 2016)

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Trabajo social y los desaparecidos

La profesión de trabajo social actualmente no trabaja esta área de los desaparecidos en

el país, tampoco hay material específico para trabajadores/as sociales que pueda servir

de apoyo para poder dar una atención profesional a los familiares de este fenómeno

que día a día va silenciosamente en aumento.

El tema de las pandillas es delicado por las consecuencias que podría traer involucrarse

indirectamente en ello. La profesión hace algunos años se ha visto afectada ya que

debido al alto grado de control de las pandillas en las comunidades, los trabajadores/as

sociales han tenido que cambiar las técnicas a utilizar como la visita domiciliaria que,

hoy en día, ya no puede ser realizada por temor a sufrir algún asalto, amenaza o incluso

asesinato.

Las madres de los desaparecidos viven casi siempre en lugares donde asecha la pandilla

y esto se convierte en un reto para trabajar con ellas. Esto posiblemente ha sido la causa

del poco interés de la profesión en su abordaje y maneras de intervenirla.

Carlos Martín Beristain en “Acompañar los procesos con las víctimas” realizado en

conjunto con el Programa de Fortalecimiento a la Justicia (PNUD) recalca que dicho

manual “ayude a las personas interesadas en el apoyo a las víctimas. Entendemos este

trabajo y compromiso en el acompañamiento a las víctimas de violaciones de derechos

humanos, también como una manera de potenciar la resistencia y la lucha contra sus

causas, incluyendo las necesarias transformaciones de la sociedad y las mentalidades.”

(Beristain & PNUD)

“Los procesos de búsqueda de verdad, justicia y reparación suponen un conjunto

de escenarios en los que las víctimas y organizaciones de derechos humanos

tratan de transformar sus vidas, reconstruir las relaciones fracturadas por la

violencia o luchar contra las causas de la violencia como la injusticia y la

impunidad. Esos diferentes escenarios como la búsqueda de los desaparecidos,

los juicios, las demandas de reparación o las diferentes medidas como las

simbólicas, de memoria, económicas, de reparación colectiva o restitución de

tierras, deben ser vistos no desde la perspectiva jurídica, sino también como

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elementos clave para la reconstrucción del tejido social. El apoyo psicosocial es

una herramienta básica para el acompañamiento a estos procesos.” (Beristain &

PNUD)

Este manual detalla:

“la atención psicosocial como un proceso de acompañamiento individual,

familiar o comunitario orientado a hacer frente a las consecuencias del impacto

traumático de las violaciones de derechos humanos y promover el bienestar,

apoyo emocional y social a las víctimas, estimulando el desarrollo de sus

capacidades.” (Beristain & PNUD)

Las funciones de esta atención pueden darse en diferentes contextos. Las acciones

deben tener en cuenta la situación, necesidades y demandas de las víctimas para partir

de ellas y adaptarse a su proceso.

“hay dos aspectos básicos para poder realizar cualquier acción de apoyo:

a) la construcción de un contexto favorable para la atención, sin el cual las

acciones no pueden llevarse a cabo o lo hacen de manera precaria o incluso

negativa.

b) el desarrollo de un vínculo de confianza y de apoyo con las personas afectadas.

Teniendo en cuenta estas dos cuestiones previas, en el apoyo a las víctimas de

violaciones de derechos humanos, las funciones de la atención o

acompañamiento psicosocial son:

1) Escuchar y valorar las demandas, dificultades y problemas que forman parte

de la experiencia de las víctimas.

2) Ayudar a expresar, entender y contener el impacto emocional de las

violaciones de derechos humanos y experiencias traumáticas.

3) Abordar las dificultades sentidas por las víctimas en el contexto de sus

relaciones familiares y/o comunitarias.

4) Identificar los recursos positivos, individuales, familiares o comunitarios,

ayudando a fortalecer sus capacidades.

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5) Proporcionar espacios de encuentro grupales que tengan sentido para las

víctimas, basados en la confianza, la reconstrucción de relaciones y el apoyo

mutuo.

6) Facilitar el acceso a los recursos de apoyo disponibles, incluyendo la derivación

de casos que tengan necesidades específicas.” (Beristain & PNUD)

En el fenómeno de los desaparecidos por pandillas existen dos tipos de víctimas: las

directas e indirectas.

Directas: son los que han sufrido la violencia, el torturado o desaparecido.

Indirectas: aquellas que por sus lazos familiares (madres, abuelas) sufren las

consecuencias de ello.

La intervención del trabajo social con esta problemática que afecta a muchas personas

en nuestro territorio debe auxiliarse de otras profesiones, como por ejemplo, la

psicología. Esto permitirá brindar una atención integral a las madres de los

desaparecidos/as.

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Conclusiones

El fenómeno de los desaparecidos va creciendo cada día silenciosamente y afecta

a una población excluida específicamente: sus familiares.

No hay ninguna institución que se preocupe por brindar un apoyo psicológico ni

legal integral para estas personas.

Los y las trabajadoras sociales no se han interesado en el tema por el alto grado

de peligrosidad que ello conlleva. Y es que el involucramiento en esta

problemática puede traer consigo amenazas, asaltos a la hora de realizar una

visita domiciliaria, incluso la muerte.

Los desaparecidos son actualmente los olvidados. Los periódicos y la Policía

Nacional Civil los contabiliza nada más, sin embargo, ni la Fiscalía General,

Medicina Legal dan abasto para investigar y resolver estos casos.

Actualmente no hay una cifra certera de cuántas personas desaparecidas

existen, sin embargo, personas como el criminólogo Israel Ticas trabajan día

con día para poder dar tranquilidad a muchas madres y familias que

desesperadamente buscan a sus familiares.

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Recomendaciones

Como futuros trabajadores sociales no debemos limitarnos a los problemas que

ya se les da un abordaje profesional, sino, preocuparnos por estos otros problemas que no son tratados por nadie ni otra profesión.

Debemos conocer y estar al tanto de todos aquellos fenómenos que afectan

nuestro país para ver la manera de poder intervenir con nuestra profesión.

Además tener siempre presente el Artículo 5.4 del código de ética: “Los

trabajadores sociales tienen un compromiso con los principios de la justicia

social”.

“Las y los trabajadores sociales tienen la obligación de contribuir al desarrollo

de su profesión con el fin de responder adecuadamente a las nuevas

necesidades sociales” (Artículo 9 del código de ética de Trabajo Social). Hay que

arriesgarse a trabajar con nuevos sectores, nuevos campos en la sociedad

salvadoreña.

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Anexos

(Fotografía tomada por Gabriela García)/ Entrevista realizada al criminólogo Israel Ticas.

(Fotografía por Gabriela García)/ Mapa de El Salvador con los cementerios clandestinos

identificados, no identificados y donde se cree que hay cuerpos. Los departamentos con más

asesinatos: San Salvador (Soyapango, Apopa, Panchimalco, Colón y Opico), La Libertad, Usulután y Santa Ana.

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Fotografía por Gabriela García

Fotografía por Gabriela García/ Caja de Israel Ticas con información de personas desaparecidas

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O

Fotografía por Gabriela García

Fotografía por Gabriela García/ fotografías que ha recibido Israel Ticas por los familiares de los desaparecidos.

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GUÍA DE PREGUNTAS PARA ENTREVISTA

I. DATOS GENERALES

Asignatura: Metodología de Trabajo Social Individual II

Tema: “SITUACION SOCIAL Y EMOCIONAL DE LAS MADRES Y ABUELAS DE LAS/OS

DESAPARECIDOS Y LA INTERVENCION DE TRABAJO SOCIAL, SAN SALVADOR”

Objetivo: Descubrir información sobre las madres y abuelas que llegan a Medicina Legal

a preguntar por sus familiares desaparecidos para analizar la situación social y

emocional que enfrentan.

Fecha: 13 de octubre 2016

Institución: Fiscalía General de la República

Persona a entrevistar: Israel Ticas, criminólogo

II. Preguntas

¿Cuál es el promedio de madres y abuelas que llegan a preguntar por sus

familiares desaparecido/as?

¿Cuáles cree que son las causas por las que desaparecen estas personas?

¿Cuál es el promedio de desaparecidos por día?

¿Cuál es el proceso que lleva Medicina Legal con las madres de estas personas

desaparecidos/as?

¿Cuál es el municipio donde más surgen las desapariciones?

¿Cuál es el rango de edad de los desaparecidos/as?

¿Qué puede decirme acerca de las pandillas y las desapariciones?

¿Cada pandilla tiene una “marca” para poder hacer los homicidios y

diferenciarlos de la pandilla contraria?

¿Cuál es el promedio de hombres y mujeres desaparecidos?

¿Cuál ha sido la experiencia más impactante que ha tenido ejerciendo su

profesión como criminólogo?

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