SISTEMAS DE ASEGURAMIENTO DE LA CALIDAD EN LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR
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Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Educación Grupo de investigación: Políticas y gestión de Sistemas educativos _________________________________________________________________________
INCORPORACIÓN DEL SISTEMA DE ASEGURAMIENTO DE LA CALIDAD EN LA
EDUCACIÓN SUPERIOR (UNIVERSIDADES): Procesos y estado actual en
América Latina y la Unión Europea.
Leonor Rodríguez Franco1
Patricia Quiroga Horta2
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá, 2014
1 Magistra en educación de la Pontificia Universidad Javeriana. Lic. En psicología y pedagogía de la
Universidad Pedagógica Nacional. Docente – tutora para el programa para la Excelencia docente y Académica, “Todos a aprender” del Ministerio de Educación Nacional de Colombia. 2 Magistra en educación de la Pontificia Universidad Javeriana. Lic. Educación básica con énfasis en
matemáticas. Docente de matemáticas en básica secundaria.
RESUMEN
Este artículo deriva de una revisión conceptual que recopila los diferentes hallazgos y
teorías que se relacionan con el sistema de aseguramiento de la calidad; presenta una
revisión general de lo que éste término significa, una descripción del surgimiento del
aseguramiento de la calidad en la educación superior en la Unión Europea y América
Latina y lo observa a la luz de su incorporación a las IES con las reformas universitarias.
Palabras clave: Sistemas de Aseguramiento de la calidad – Educación superior – Mejora
continua – Garantía de calidad – Evaluación de la calidad
Abstract
This article comes from a conceptual review that compiles the different findings and
theories which are related to the quality assurance systems (S.A.C). First of all, a general
review of this element meaning is presented and then, a description of the appearing of
the quality assurance system in education in European Union and Latin America and the
and the going to be taken into account from the way that they have been incorporated
into the IES related to the university reform.
KEY WORDS: The quality assurance systems (S.A.C), Evaluation, Quality, Higher Education
INTRODUCCIÓN
Este artículo pretende aportar a la construcción y el análisis de los referentes
teóricos y conceptuales de los Sistemas de Aseguramiento de la Calidad en la educación
superior; tiene como propósito realizar una interpretación hermenéutica sobre la
incorporación de los sistemas de aseguramiento de la calidad (en adelante SAC) en la
educación superior en América Latina y la Unión Europea.
El marco desde el cual se propone comprender la incorporación de los SAC en la
educación se basa en la metodología cualitativa de investigación, cuya fuente de análisis
son los documentos, en función de presentar unos resultados, utilizando procesos de
selección, clasificación, análisis, síntesis, etc. Su carácter es exploratorio, descriptivo e
interpretativo. Para el proceso de rastreo conceptual se hace la construcción de unos
referentes conceptuales base en el campo teórico, en relación con los procesos de
aseguramiento de la calidad; y a partir de los referentes dados en la sistematización se
hace la descripción de las generalidades de la incorporación de los sistemas de
aseguramiento de la calidad en la Educación Superior en dos escenarios América Latina y
la Unión Europea.
CONTEXTUALIZACIÓN DE LOS SISTEMAS DE ASEGURAMIENTO DE LA
CALIDAD EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR (UNIVERSIDADES)
En el trabajo que nos ocupa y por delimitación del tema se equipará Educación
Superior con educación universitaria, entendida aquí como al proceso que sigue a la
educación media superior, que en general lleva a una titulación superior, contextualizada
frente al Sistema de Aseguramiento de la Calidad (En adelante SAC).
Los modelos de calidad iniciaron sus procesos entre 1920 y 1940 con las
organizaciones industriales que verificaban el producto como objeto acabado y saturado de
propiedades en la inspección, la verificación del desarrollo del proceso –es decir el control–
hasta llegar a la venta y postventa del producto, es decir el aseguramiento.
La calidad como concepto organizacional aplicado a servicios empresariales y
comerciales, comienza a vislumbrarse entre los años cincuenta y sesenta, al ir adquiriendo
importancia el concepto de cliente, y ya en los ochentas, en Japón, nace el concepto de
“valor de cliente” (Albrecht, 1994), donde todos los componentes de un producto están a
disposición de las expectativas y necesidades de este. Así surge la denominada interacción
de procesos que conforman un sistema integral de calidad o sistemas de aseguramiento de
la calidad (SAC).
Los conceptos de los SAC han ido avanzando en la medida que evolucionan los
conceptos de gestión de calidad. Los SAC, a nivel empresarial, se podrían definir como el
conjunto de acciones planificadas y sistemáticas que son necesarias para proporcionar la
confianza adecuada de que un producto o servicio satisface los requisitos dados para la
calidad, los cuales deben estar sustentados en la satisfacción de las expectativas de los
clientes y con una evaluación continua sobre los indicadores de calidad:
Dentro de la organización, es básicamente un sistema documental de trabajo, en el cual se
establecen reglas claras, fijas y objetivas, sobretodos los aspectos ligados al proceso
operativo; es decir, desde el diseño, planeación, producción, presentación, distribución, y
las técnicas estadísticas de control del proceso y, desde luego, la capacitación del personal.
(Muñoz, 2007, p.2)
Para el caso de las IES, Roberto Escarré (2009) se refiere a los SAC como “procesos
que tienen como objetivo principal fomentar la mejora continua de las universidades, a la
vez que garantizar una serie de estándares que permitan una evaluación y comparación a
diversos niveles (nacional, regional, internacional)” (p.7). Ahora bien, la unión de los
procesos de planeación, autoevaluación y mejoramiento continuo son la base de la
autorregulación institucional. En la medida en que la planeación, la autoevaluación y el
mejoramiento sean coherentes con los estándares generalmente aceptados para la educación
superior y con los recursos institucionales (eficiencia en el uso de recursos y sostenibilidad
presupuestal), la institución estará en capacidad de demostrar la solidez del Sistema
Institucional de Aseguramiento de la Calidad (Konrad Lorenz Fundación Universitaria,
2011).
En materia de educación superior, la globalización y las innovaciones tecnológicas
obligan a las universidades a cumplir con los requisitos de la calidad, los cuales se reflejan
a través de la investigación, el establecimiento de relaciones entre el Estado y el sector
productivo, y de profesionales capaces de insertarse en un mercado laboral competitivo y
otros indicadores que se pueden medir a través de los SAC. Según Zamorano (Citado por
González, et al., 2013):
El aseguramiento de la calidad se entiende como el conjunto de actividades planificadas y
aplicadas para el cumplimiento de una serie de objetivos perfectamente tasados y basados
en las necesidades demandantes de los clientes. Éstos manejan una serie de procedimientos,
con unos niveles mínimos de calidad, encaminados a salvaguardar los estándares
académicos y promover las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes. (p.1162)
Ahora bien, para el Centro Interuniversitario de Desarrollo (CINDA-Universia,
2012), que realizó un estudio profundo sobre el tema en Iberoamérica, el aseguramiento de
la calidad es un término que se usa “como una denominación común para una diversidad de
mecanismos tendientes a controlar, garantizar y promover la calidad de las instituciones de
educación superior, lo cual contribuye a una mejor comprensión de estos procesos como un
aspecto de desarrollo progresivo” (CINDA-Universia, 2012, p.27). Su propósito principal
es la provisión de información a diferentes actores acerca de los aspectos más significativos
de la educación superior.
Éstos mecanismos requieren la interacción de la comunidad educativa y agentes
evaluadores que generen procesos de mejoramiento de las IES. Para María José Lemaitre el
Aseguramiento de la calidad es un concepto integrador, que incluye las acciones de
distintos actores tendientes a mejorar y promover la calidad de la educación superior. Así,
abarca los procesos internos de evaluación y de mejora de la calidad, desarrollados por las
propias instituciones de educación superior, aquellos que se promueven desde las
autoridades de gobierno y sus instrumentos de política para tal efecto. La labor de las
agencias de aseguramiento de la calidad, y las acciones que en este sentido se realizan, son
desarrolladas a través de otros actores sociales. (Pires & Lemaitre, 2008,p.300)
A estas acciones y actores que se integran, se debe agregar una diversidad de
propósitos y marcos metodológicos mutuamente relacionados con elementos como
políticas, normas, organismos, personal, procesos y procedimientos tendientes a la
búsqueda de la excelencia académica y administrativa, que reflejen necesidades y el uso
que se dará a los resultados (CINDA-Universia, 2012, p.49).
El Aseguramiento de la calidad se relaciona entonces, con una diversidad de
propósitos y marcos metodológicos que reflejan el uso que se dará a los resultados; éstos se
pueden agrupar en tres categorías:
- Control: Hace referencia al rol del Estado con exigencias mínimas de calidad o
estándares mínimos para asegurar que todas las instituciones autorizadas para
operar cumplen al menos con dichos criterios. Estos mecanismos suelen
agruparse bajo la denominación de licenciamiento o autorización inicial.
- Garantía Pública/Acreditación: Éste mecanismo proporciona información
confiable del grado en que una IES cumple con los compromisos adquiridos y
“dan garantía pública del grado en que satisfacen tanto sus propósitos como los
estándares o criterios definidos” (CINDA-Universia, 2012, pp.27-30). La
Acreditación es una declaración formal y pública de la calidad de la IES.
- Mejoramiento de la calidad/Auditoría Académica: La evaluación se centra en los
propósitos institucionales, los avances hacia esos propósitos y los ajustes para
mejorar su desempeño (CINDA-Universia, 2012, pp.27-31).
Salazar (2011) señala que dada la importancia de la educación superior en el
desarrollo económico de un país, en la competencia por las fuentes de financiamiento, y en
la autonomía universitaria para definir sus propios objetivos y su forma de gobierno, los
SAC se han convertido en instrumentos para la obtención de buenos resultados tanto para
las instituciones como para los gobiernos.
Como instrumento de política ha sido usado tanto por los gobiernos como por los
directivos superiores y administradores institucionales para: controlar la educación
superior, lograr que la educación rinda cuenta pública de su quehacer y estimular el
mejoramiento de la calidad de las instituciones. Se resalta la conceptualización del autor:
En general, los mecanismos de aseguramiento de la calidad entregan información válida y
confiable acerca de la forma en que opera la educación superior. Ello hace posible identificar
sus fortalezas y debilidades, conocer la efectividad que alcanzan las acciones de
mejoramiento que emprenden las instituciones, y hacer más visible la labor que éstas
desarrollan. Al mismo tiempo, el AC [Aseguramiento de la Calidad] involucra a los
académicos, los estudiantes, los administradores y otros grupos interesados, permitiéndoles
revisar el quehacer de sus organizaciones con un ojo crítico. Muchas veces, eso se traduce en
propuestas de mejoramiento que inciden en el logro de una creciente calidad, en la medida
que ellas se incorporan en los planes estratégicos de las instituciones. (Salazar, 2011, pp.35-
36)
Existen dos tipos de mecanismos de evaluación, el externo y el interno; éste último
tiene mecanismos para identificar si las universidades cumplen sus objetivos y estándares, y
cumplen con una etapa de autoevaluación que puede servir para que distintos grupos de
interés (estudiantes, académicos, empleadores, entre otros) participen del análisis o puedan
conocer las principales conclusiones de estos. La autoevaluación es el elemento central de
la mayoría de los sistemas de aseguramiento de la educación de calidad (AEC). Una buena
autoevaluación no sólo permite a la institución entregar información requerida por una
agencia independiente o el gobierno, sino que también tiene el potencial de guiar hacia el
mejoramiento, incluso sin participación externa.
Los mecanismos de aseguramiento externo de la calidad se refieren a la supervisión
de un organismo externo a la Institución. Una vez que una institución, una carrera o un
programa presentan su informe de autoevaluación, la respectiva agencia de AEC constituye
un equipo de evaluadores externos con el objetivo de revisar el documento y validar su
contenido, análisis y recomendaciones. Como resultado de esa labor, el equipo de
evaluación externa podrá emitir un juicio profesional y dar orientaciones a la agencia de
AEC en relación con la carrera, el programa o institución evaluada. Las agencias buscan
gozar de autoridad legítima y consideran que el proceso de AEC asegura esa legitimidad en
la medida que involucra la participación de pares y que estos emiten un juicio que es
profesional y colectivo (Salazar, 2011, pp.53-65).
INCORPORACIÓN DE LOS SISTEMAS DE ASEGURAMIENTO DE LA
CALIDAD EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR (UNIVERSIDADES) EN AMÉRICA
LATINA Y EUROPA
La incorporación de los SAC en las universidades se dio en momentos diferentes y
con propósitos diversos propios de cada región. En Europa, las universidades como
Bolonia, Oxford, Cambridge o la Universidad de Salamanca en España (fundada en 1218),
por tradición se han esforzado en ofrecer una enseñanza de calidad; sin embargo, fue a
partir de lo que se conoce como el Proceso de Bolonia en la Unión Europea a finales de la
década de los noventa (1999), que los Ministros de la región llegaron a acuerdos debido a
que las universidades tuvieron que enfrentarse a varias tendencias.
La tendencia de satisfacer las necesidades de una masa estudiantil heterogénea y la
tendencia que los gobiernos iniciaron un recorte de la inversión, trajo como consecuencia el
surgimiento de otras como la diversificación de universidades, programas y población; la
privatización de la educación superior, y la internacionalización que aumentó el número de
estudiantes. Por todo esto las universidades debieron adecuarse a las demandas del
mercado, y los gobiernos, a la presión de establecer mecanismos que continuaran y
mejoraran su tradición de una educación de calidad (González, Arbulo, Landeta, Basañez,
Insunza, 2013).
Basándose en esto, se realizaron una serie de reuniones bianuales entre los Ministros
de educación europeos, cuyo objetivo principal fue la creación del Área Europea de
Educación Superior para la movilidad y la empleabilidad para el desarrollo social de
Europa. En este proceso se concibe la educación como un elemento clave para el
desarrollo, y se fijan, además, como “objetivos a alcanzar para el 2010, la comparabilidad,
la transparencia y la flexibilidad de los diferentes sistemas de educación superior”
(Gonzalez et al., 2013, p.1162).
Lo anterior sumado a la globalización llevó a que se iniciara el sistema evaluativo al
desarrollar componentes para la calidad de la educación superior con la implementación de
acuerdos y acciones comunes aplicables a todas las IES de cada país signatario, que ajusta
sus leyes, para que sus universidades rediseñen sus programas y forma de organización.
Estos acuerdos se convirtieron en un punto de partida para el mejoramiento de la calidad en
países como España y Finlandia. El mecanismo general del sistema de aseguramiento de la
calidad consiste en una auto-evaluación institucional y una evaluación por expertos
externos independientes.
Más adelante, posterior a la reunión de Berlín (2003) se invitaron a la ENQA (Red
Europea para al Aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior), a la Agencia
Europea de Universidades (EUA), a La Unión Nacional de Estudiantes de Europa (ESIB) y
la Asociación Europea de Instituciones de Enseñanza Superior (EURASHE), conocida
como la E4, para desarrollar un conjunto de normas, procedimientos y directrices sobre el
control de calidad, y para explorar formas de asegurar una adecuada revisión del sistema de
aseguramiento de la calidad y organismos de acreditación (Escarré, 2009).
Las normas, planes, acuerdos y acciones comunes son aplicables a todas las IES en
los Estados signatarios del Proceso de Bolonia, independientemente de su tamaño, la
estructura y los sistemas nacionales en los que se encuentran ubicados. Sin embargo, no
quiere decir que tengan una política pública en común sino que cada país ajusta sus leyes, y
cada universidad rediseña sus programas e introduce una nueva forma de organización
(Romero, 2003, p.4).
En este nuevo escenario, los procesos de los SAC han proporcionado mecanismos de
mejoramiento en las IES de los países signatarios, pero los resultados no son homogéneos
para todos, Ariana Vicenci (2013 ) señala que en un estudio sobre el impacto de los
sistemas de aseguramiento y mejora de calidad de la educación superior europea realizado
por Loukkola, (2010) en 222 universidades de 36 países, se indica que los procesos de
evaluación institucional no siempre están institucionalizados y la información resultante de
estos procesos de evaluación no siempre es accesible a la comunidad de profesores y
estudiantes por cuanto es considerada confidencial o de acceso restringido para las
máximas autoridades institucionales. Por ésta falta de información sobre el funcionamiento
de las universidades, los mecanismos de evaluación suelen ser muy costosos, tanto para los
Gobiernos como para las instituciones, dado que la falta de coordinación condiciona el
logro de los resultados propuestos.
En América Latina esas dinámicas que se dieron en Europa, produjeron el
surgimiento de políticas universitarias con la aprobación de leyes de educación superior que
estableciera un marco regulatorio que modificara el control del Estado sobre las
Instituciones universitarias al introducir la evaluación, procesos de calidad y acreditación
(casos de Colombia y México) y el aseguramiento de la calidad (casos de Chile y
Argentina).
Sin embargo, señala Claudio Rama (2006), los SAC están marcados por antecedentes
importantes como fue la Reforma Universitaria de Córdoba en 1918, que promovía la
autonomía y el cogobierno universitario, lo cual contribuyó a la expansión de la cobertura
de las universidades públicas hasta inicios de los setenta, cuando la crisis de los modelos
económicos y las exigencias de los movimientos estudiantiles –debido a mayores
demandas de cobertura–, imposibilitó que fueran cubiertas en su totalidad por los
tradicionales mecanismos de financiamiento públicos.
La tendencia hacia la masificación/diversificación generó transformaciones en las
ofertas educativas, en la relación Universidad-Estado y en la relación Universidad-
sociedad, entre otros, produciendo cambios en los objetivos pedagógicos, en el servicio que
ofrecía y en “el cliente” o tipo de estudiante a quien se dirigía. Las consecuentes
transformaciones en la misión de la universidad, el currículo, el financiamiento, o las metas
de empleabilidad para los egresados, llevo a las universidades a convertirse en uno de los
proveedores de capital humano para el sistema productivo.
De éste proceso y a partir de 1990, con la Conferencia Mundial de Educación
realizada en Jomtiem, Tailandia, se plantea con mayor claridad el inicio de un proceso
global de reformas en los sistemas educativos. Surge entonces, en 1998, la segunda
Reforma Universitaria, que se caracterizó por lo que se denominó la mercantilización y
diferenciación de la educación, dada la instauración de un modelo binario –público y
privado–; se incentivó el financiamiento diferenciado y la expansión de la educación
privada al creerse que el mercado libre podía promover los niveles altos de calidad en la
educación superior, pero la ausencia de mecanismos de regulación de la calidad de la
educación superior, sin un control que estableciera estándares mínimos, terminó
produciendo un deterioro global de las certificaciones (Rama, 2006, p.23).
Surge entonces en las universidades mayor autonomía sobre el control de sus
procesos, “al mismo tiempo que se crea un sistema de evaluación para juzgar el uso de esa
autonomía mediante mecanismos de control y regulación” (Vicenzi, 2013, p.5). Las
estructuras educativas y las demandas de calidad y competitividad, promueven una
ampliación y una evolución de esos iniciales sistemas de evaluación. En éste contexto
nacen las agencias de evaluación y acreditación nacionales que se han ido transformando
“de agencias de evaluación en sistemas de aseguramiento de la calidad” (Rama, 2009,
p.292), los cuales se asociaron inicialmente con la descripción de sus componentes a través
de estándares, criterios y enfoques metodológicos para abordar su evaluación.
Es así como en la década de los noventa se planifican y desarrollan procesos para la
evaluación de la educación superior (Fernández, 2007). Su implementación comienza en
Chile con la instalación de la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado (CNAP) en
1999 a quien le correspondió “desarrollar procesos experimentales de acreditación de
carreras e instituciones y proponer un sistema nacional de aseguramiento de calidad”
(Lemaitre, Maturana, Zenteno & Alvarado, 2012, p.28).
Entre tanto se da la Tercera Reforma Universitaria debido a las nuevas tendencias, el
fenómeno de la globalización, la internacionalización y a las crecientes sociedades del
conocimiento por los avances en las nuevas tecnologías, que promueven la mercantilización
del conocimiento y la renovación permanente de saberes. La internacionalización promueve
la movilidad estudiantil, las nuevas tecnologías contribuyen a la globalización de la
educación expandiendo la educación transfronteriza y las prácticas de pedagogía en red
(Rama, 2006, p.18).
En este escenario, en las últimas dos décadas los procesos de aseguramiento de
calidad se han convertido en instrumentos centrales de elementos políticos, económicos y
sociales que han marcado normas, políticas sectoriales o políticas de la educación superior,
incluyendo la regularización internacional. Sobre el aporte de los SAC a las universidades
en Iberoamérica, Lemaitre y Zenteno (2012), señalan la manera en que los procesos de
aseguramiento de la calidad han ido asociados a cambios en la gestión y en el proceso de
enseñanza-aprendizaje en las universidades; un efecto importante es la instalación de un
estilo gerencial en la toma de decisiones, relevante para la planificación institucional y los
resultados esperados.
El propósito de mejorar la calidad de la educación con la puesta en marcha de
mecanismos específicos para la evaluación y con ello el rendimiento y la productividad
académica, se realiza a través de varios modelos como : el modelo de “Total Quality
Management” centrado en una filosofía de mejora continua de la calidad y de participación
colectiva, el modelo llamado “latinoamericano” que se basa en “facilitadores”: lo que la
organización hace y cómo la hace; y sobre resultados, es decir, lo que la organización
consigue. (Foro Presidencial por la excelencia de la educación, 2007)
También se cuenta con el modelo europeo del aseguramiento de la educación de
calidad (AEC), que se basa en la revisión que Vought y Westerheijd hicieron en 1993 que
considera tres etapas genéricas; la guía y estándares para el aseguramiento de la calidad
(AC) en el espacio europeo de la educación superior (European Association for Quality
Assurance in Higher Education, 2009) que desarrolla las mismas tres etapas, y agrega una
cuarta, de seguimiento.(Eaton, 2009).
CONCLUSIONES
Los SAC surgen en la década de los 90 con antecedentes de calidad universitaria en
la Unión Europa, pero con la necesidad de llegar a acuerdos entre sus países miembros
debido a que las universidades tuvieron que enfrentarse a varias tendencias en la región;
América Latina introduce en sus diferentes reformas el tema de la calidad, la evaluación y
la acreditación de alta calidad, básicamente por la necesidad de la rendición de cuentas y
para generar confianza ante la sociedad.
Varios factores se dieron para el surgimiento de los SAC en la educación superior,
dentro de los que se encuentran: el incremento del número de instituciones privadas, los
recortes en los fondos de financiamiento, los impactos de las nuevas tecnologías y la
presión de los gobiernos por regular la calidad de las universidades.
A partir de los efectos de la globalización, los avances en tecnología, y dado que la
calidad de la educación superior es uno de los indicadores de productividad y
competitividad de los países, las instituciones de educación superior (IES) encontraron a
través de los sistemas de aseguramiento de la calidad (SAC) estándares que permitían una
evaluación que conllevara a desarrollar modelos institucionales de competitividad para su
región.
De ésta manera la calidad y el aseguramiento de la calidad se convirtieron en los
nuevos ejes de las políticas universitarias. En la Unión Europea existen políticas de SAC,
mientras que en América Latina sus políticas son diversas, puesto que países como
Colombia o México tienen leyes que regulan la calidad de la educación Superior, Chile y
Argentina tienen promulgadas leyes de sistemas de aseguramiento de la calidad (SAC), el
primero en todos los niveles de educación, el segundo para la educación superior.
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