Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
-
Upload
renato-dinamarca-opazo -
Category
Documents
-
view
215 -
download
0
Transcript of Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
1/17
INTELECTUALES Y PODER
EN ARGENTINA.
La dcada del sesenta
COLECCIN HISTORIA Y POLTICA
Dirigida por Juan Carlos Torre
1.
Fernando J. Devoto,
Nacionalismo, fascism o y tradicionalismo
en la A rgentina mod erna. Una historia.
2.
Silvia Sigal,
Intelectuales y poder en A rgentina. La dcada del
sesenta.
Ttulos de prxima aparicin:
Louise Doyon,
Lo s obreros y Pern: los orgenes del sindicalismo
peronista,
1943-1955.
Roy Hora,
Lo s terratenientes de la pamp a argentina. Una historia
social y po ltica,
1860-1945.
Juan C. Torre,
El gigante invertebrado. Los sind icatos en el gobier-
no. A rgentina
1973-1976.
por
S I L V IA S I G A L
SIGLO V INTIUNO
DE RGENTIN EDITORES
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
2/17
siglo veintiuno de argentina editores
siglo veintiuno de espaa editores s. a.
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproduccin
to ta l o parc ia l de es t a obra por cualquier procedimiento (ya se a
grfico, electrnico, ptico, qumico, mecnico, fotocopia,
e t c . ) y e l a lmacenami en to o t r ansm i s i n de su s con t en i dos en
sopor tes magnt icos , sonoros , visua les o de cualquier o t ro t ipo
s in permiso expreso de l editor .
Pr imera edic in argent ina , a br il de 2002
SIGLO XXI DE ARGENTINA EDITORES
Siglo XXI Editora Iberoamer icana , S.A.
ISBN
987-1013-08-6
Diseo de l a cubier t a : Juanjo Barco / Al ins Ilus t rac in
Fotocom posicin: SAFEKAT, S.L.
Queda hecho e l depsito que marca l a Ley 11723
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
iNDICE
AGRADECIMIENTOS
EL PROBLEMA
INTRODUCCIN: INTELECTUALES, CULTURA Y POLTICA
Intelectuales y
poltica
VII
IX
Una mirada retrospectiva
2
Intelectuales
y
campo cultural , dos perspectivas dis tintas
6
El campo cultural
y sus ins ti tuciones
1 0
Un campo cultural per ifr ico
1 4
P RIM ERA P ARTE
EL CUERP O UNIVERSITARIO 1918-1966)
1.
LAS UNIVERSIDADES: POLTICA Y CULTURA
21
La Reforma univers i taria
21
Los militares
y
las univers idades : 1930
26
La formacin de un cuerpo universitar io. Junio de 1943
29
Peronismo
y cultura
32
1955: la Universidad posperonis ta
40
Inestabilidad poltica
y
actores culturales
45
2.
UNIVERSIDAD, ESTADO Y SOCIEDAD
49
La Reforma
y
los par tidos polticos
56
Un lugar para los intelectuales
61
La auto-organizacin intelectual
63
Privado
y pblico
71
3.
LOS NUEVOS TIEMPOS
73
La ola modernizadora
74
La universidad reformista
y
la modernizacin
76
Fisuras en e l cuerpo universitar io
80
Los subsidios
8 1
Las nuevas c iencias socia les
86
Profesionales e intelectuales
92
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
3/17
4. UNA NUEVA INTELECTUALIDAD
Dos in terrogan tes nos han l l evado a e l eg i r c ier t as publ icaciones m s que
otras y a seguir el itinerario de algunas persona lidades y no de otras .
El pr imero: Cmo, por qu , s iguiendo qu cam inos, tantos inte lec tua-
les par t ic iparon en e l proceso de poli t izac in que culmin en la t ragedia de
los arios setenta? Las bases doctr inarias de los m ovimientos armados --el trots-
kismo, la izquierda marxista inf luida por la revolucin cubana, la teologa de
l a l iberacin eran l as mismas en Argen t ina que en e l res to de Amrica
Latina , y en todas par tes los in te lec tua les se inc l inaban a l ant i in te lec tua l is-
mo 1; tambin la decisin de tomar las armas respond a a las nuevas imge-
nes de lo pol t ico. Deber amos, entonce s , ver en la ev oluc in de los in te -
lec tua les a rgent inos otra manifes tac in de l espr i tu de la poca?
La respues ta debe ser mat izada , porque s i bien es c ier to que los in te-
lec tua les marxs tas y progresis tas se inscr iberon en un a tende nc ia in te rna-
ci
nat lo hicieron, y eso fue s ingular , adhir iendo, quienes ms , quienes
menos, al
populismo
Esta adhesin se fundaba sobre un reordenamiento ima-
ginar io de hechos pol t icos en una m atr iz de sent ido que creaba una f igura
patica indita: el peronismo revolucionario. Lasnrillkiories &emergencia
de esa f igura , que fasc inaba prec isamente a quienes
l a engendraban, cons-
t i tuye
nuestro segund o inte rrogante .
Antes de abordar los orgenes de la politizacin intelectual, quizs resul-
te nece sar io hacer una adv er tenc ia . Dijimos inte lec tua les marxis tas y pro-
gresistas. Es indudable que la evolucin de las corrientes catlicas produjo,
tambin en Argentina, ve rsiones militantes de la teologa de la liberacin, movi-
l izadoras de jvenes cuyo dest ino era probablemente permanece r a le jados
tanto de la actividad poltica como de la suerte de las c lases populares. Estas
corrien tes desembocaron igualmente en l a ac t ivacin genera l izada de los
se tenta y compar ten con la radica l izac in de las izquierdas de te rminac iones
provenientes de la poltica nacional e internacional, pero combinan de mane-
ra especf ica ideas, prcticas y situacin. Las razones ideolgicas y ticas que
movieron a l as f racc iones cr i s t ianas hundan sus ra ces en l a s ingu laridad
' Cf. Gilman, C.,
El antiintelectualismo : tpico de los intelectuales revolucionarios
en los 70,
Buenos Aires, dactilo., s/d.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
4/17
98 ilvia Sigal
Una nueva intelectualidad
9
del ca tol ic ismo y su convergencia con quienes par t an de muy d iferentes
convicciones no debe hac er olvidar que se trat de fenmenos de d iferente
naturalez a. Explicar con hiptesis nicas la politizacin de
n
extenso arco ideologico obliga, por definicin, a buscar factores comun es:
Cambios en la morfologa social o en las mentalidade s, influ
-EiaSeTaco7m-
t
r
a - -
polit ica, redefinicin del lugar de la n ueva gene racin
2
. Tales geriali-
zaciones, por cierto tiles, impiden sin embargo la identificacin de los meca-
nismos de de struccin y reconstruccin de conjuntos signif ican tes que
creemos per t inentes para Comprender e l comportamiento
poltico
de los
intelectuales. Se circunscribe de esta man era el interrogante: nuestra_axplo-
racin queda limitada a la zona declaradamente progresista de los intelec-
tua la iFgent inos. El ras t reo de las fuente l de esa id
-
entidad en la RT6-
rma
respondi, precisamente, a ese convenc imiento acerca de la diferencia capi-
tal entre el cam ino laico y el camino cristiano durante los aos sese nta.
Nuestros interrogantes restringen tambin el cam po de observacin ya
que dejan de lad o formas de expresin intelectual que no tuvieron influen-
cia directa en el proceso de radicalizacin. Hemos tratado antes de m ostrar
hasta qu punto son ntimas las trabazone s entre cultura y poltica; se com-
prende quizs ahora por qu juzgamos inti l manejar definiciones de inte-
lectuales que recortan una e sfera estrictamente c ultural: puesto que trata-
remos de lec turas de lo socia l a t ravs d e un pr isma pol t ico, no interesa
trazar la frontera entre militantes que ana lizan la coyuntura e intelectuales
creativos.
LA CUESTIN PERONISTA
El populismo plan tea in terrogantes de orden terico que no t ienen res-
puestas def ini t ivas , y e l peronismo no const i tuye un a excepcin. Pero en
Argentina, las diferentes respuestas que se fueron dand o tenan un sentido
poltico evidente debido a que el pe ronismo o, ms precisamente, la autori-
dad d e Pern sobre las c lases populares no de sluaresjA con la ca da
, del
.,rgimen. Ms anil
-
supersistenc irue el origen de la crisis poltica,penna-
nea tegue v ivi e l pa s
entr1221L
1272,
cu ando se af i rmaba
n 1 4 . 1 1 5 ?
se
poda.gokernar con el peronismo2ero tampoco sepoda gobernar sin l.
No faltaronTos estud ios sociolgicos, econmicos, polticos e histricos
sobre los orgenes, el discurso, la manera de hacer polt ica y la ideologa del
peronismo, que privilegiaron a lguno de los tres a tributos del r gimen: auto-
ritario, popular, nacionalista, pero sus explicaciones son irremediablemen-
2
Cabe c i t a r e l i n t e r esan t e an l i s is durkheimiano d e Pe t e r W aldmann , Anomia
social y v iolencia, en Rouqui, A. (comp.)
Argentina, hoy,
Mxico, Siglo XXI, 1982.
te parciales. A lo largo de los aos algunos criterios de interpretacin ca m-
biaron y otros permanecieron intactos, pero azincipios de los aos seten-
ta tuvo lugar la exgesis ms impresionante del fenmeno peronista, cuyo pro-
ducto e peromsmo revo ucponan o. on ella emergieron y se movilizaron
las
juventudes peronistas de izquierda y
se formaron grupos armados. Esa
lectura fue tambin la razn, y el fruto, de la fascinac ini que el movimien-
to
Montoneros
ejerci en la izquierda, una fascinacin, recuerda Jos Ari-
c, de la cua llrgran may ora de
-
los que protagonizamos las rupturas de los
sesenta e stuvimos presos hasta el derrumbe peronista
3 .
Esa exgesis resul ta incomprensible s i no se ident i f ican los desl iza-
mientos de sent ido operados por cada una de las cons t rucciones suces ivas
crerreSS peronis ta.
DE LA REALIDAD DEL PERONISMO
Tres meses de spus del derrocamiento del gene ral Pern, las fracciones mili-
tare
en as 32 iemo acien-
o volar
al i az os ITS
-6ffs'ea
-
-
r i t il ie inis laTeinla l lias ta en tonces en e l
senodel espaciocATa;
cac ione s que v incu laban , e l peron ismo fas c i smo europeo o con los
caudillismos argentinos precedentes, ifit
- rea t in ' aeVis iVina ld
p b i c a m y
diversa aadieron otras que, independientem ente de su calidades a nal t icas,
podan difcilmente eludir el sentido poltico del d ilema cen tral de la socie-
dad argen tina: peronismo/antiperonismo.
es eso que las d iferen tes lec turas liberales, marxistas o naciona-
l istas asignaban un lugar a los intelectuale; que las
ForTrTufaban.7"p7osi-
rles
polticos a una dictadura?
Vanguardia llamada a remediar
los defec-
tos de la concienc ia de clase peronista? Idelogos destinados a realizar la
Patria? Por ltimo, y sobre todo: Intelectuales interpelados por el populismo
o socilogos que lo toman como objeto?
Comencemos por e l deba te que enf rent a t res de las persona l idades
ms prestigiosas de la v ida intelectual argen tina: Ernesto Sabato, Ezequiel
Martnez Estrada y Jorge Luis Borges. Esta polmica sobre la n atural l
peronismo plante , por pr imera vez c laramente, l a a l t ernat iva que defina
entonce s la cuestin peronista: pesadilla o realidad.
En 1955
Sur
consagr al peronismo un nme ro
Para la reconstruccin
nacional.
Los colaboradores celebraban el fin del rgimen, de e sos doce aos
que para Canal Feijo, parecan un sueo de fango y, pa ra Borges, una lar-
Y agrega: Algunos ms, otros me nos, fuimos todos montone ros. Aric, J.,
La cola
del diablo. Itinerario de Gramsci en Amrica Latina,
Buenos Aires, Puntosur, 1988,
pp.
78 y 191.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
5/17
100
ilvia Sigal
na nueva intelectualidad
0 1
ga noche c uyo horror consista, adem s, en que pareca irreal: era una his-
toria doble, una, de nd ole criminal, hecha de crceles, torturas, prostitu-
ciones, robos, muertes e incendios y la otra de carcter escnico, hecha de
nece dade s y fbulas para consumo de patane s. Pero Ernesto Sbato escri-
b a a la man era de los jvenes escr i tores sar treanos de
Contorno
que
somos culpables por todos; en ca da argentino existi y existe un fragmen-
to de Pern. Debido a su complejo itinerario intelectual y poltico, Sbato
introduca el debate tanto en el sen o de la intelectualidad l iberal como en el
campo opuesto. Sin c eder e n su impugnacin intransigente al general Pern,
denunci la tortura de militantes peronistas en una carta abierta al presi-
dente del gobierno militar:
Debemos va l i en temente r econocer que no todo lo que sucedi dur an te e s a d cada
fue negativo y destructor , ya que las grandes multi tudes trabajadoras advinieron a
la vida poltica de la Na cin y un fue r te e ir resis tible sentimiento d e justicia social
se elev como un clamor que ya nad ie puede desor .
Mario Amadeo, por su parte , haba abierto el fuego con su libro Ayer, Ho y
y Ma Tana7donde, al t iempo que saluda el movimiento armado en e l cual
lar7rticipado, lo pone en gua rdia afirmando que e l xito o el fracaso del
intento de unir al pas depen de, en buena m edida, de c mo se interprete el
hecho peronista4. As, observa que es opinin generalizada en los sectores
socialmente con servad ores que el peronismo no ha sido otra cosa que una pesa-
dilla [...] Consideran que el pueblo argentino ha padec ido una enferme dad
y que es cuestin de someterlo a una en rgica cura... Y prosigue:
Por mi par t e , no puedo acept ar que e l f enmeno peron is ta sea exc lus ivamen t e un
signo de inferioridad o un rebrote de primit ivismo [.. .] Considero que el hec ho es
muy complejo y que incluye elem entos positivos y negativos que resulta indispen-
sable discr iminar 5.
En
El otro rostro del
peronismo . Una respuesta a Mario Am adeo,
Ernes-
to Sbato admita la
pesadi l la
peronis ta pei
'77Ti7nt tambin que la
adhesin popular no haba s ido ese estado de locura colec t iva de l que
hablaba Norberto Rodrguez Bustamante y que se trataba de multitudes que
Porque no olvidemos que el hecho de la la revolucin de septiembre de
1955
no
fue solamente un movimiento en que un Partido derrot a su rival o en que una fraccn
de las Fuerzas Armad as venci a la contraria s ino que fue una revolucin en que una
clase social impuso su criterio sobre otra. Amadeo, M .
1956 ,
op. cit. p.
99.
5
Otros del mismo sector, menos simplistas aunque no menos equivocados, con-
sideran que el peronismo ha removido a fondo la opinin popular, pero que solamente
ha logrado ese efec to por medio de la vena lidad y la corrupcin o apelando exclus iva-
mente a lo ms bajos instintos de la plebe. Para ellos la cuestin slo se arregla con una
pequea dosis de reeducacin
y
una gran dosis de lea.
Ibidem.,
pp. 91
y 93.
haban s ido sis temticamente escarnec idas y expol iadas [ . .. ] que haban
encon trado un cond uctor que haba sabido suscitar su amor. Una afirma-
c in que supona un a re interpre tac in con siderable : Pern haba s ido un
dictador, quizs un nazi, pero las masa s haban obedecdo a sus interese s y
sentimientos legtimos. Su identidad poltica, e ntonces, rem ita a una racio-
nalidad que la c orrupcin y la mentira del gobierno no alcanzaban a expli-
car. Haba en ese complejo movimiento y lo sigue habiendo, escriba
Sbato, algo mucho ms potente y profundo que un mero deseo de bienes
materiales; la fidelidad popular a Pern no proceda nicamente d e la dema-
gogia, dado que haba una justificada an sia de justicia y de reconocimien-
to, frente a una soc iedad e gosta y fra, que siempre los haba tenido olvi-
dados. No difera as esencialmente de Mario Amadeo, cuando ste conclua
que el pueblo sabe bien o intuye que tras los abusos del rgimen a nterior,
se estaba plasmand o una nueva realidad y que esa realidad responda, en lo
fundam ental , a sus aspiraciones . Contrariamen te a la visin liberal domi-
nante, el peronismo no era entonces
uno sino
dos, y
si uno de los
rostros del
peronismo
haba sido una pesadilla concluida para siempre, haba, en el
otro, reali ad.
A u n q - u e c o n c o n n o t a c io
sta naturaleza doble d el peronismo
se encuentra tambin e
l au tor de
Radiografa de la
Pampa
una busca d e l a s r azones e se r d e l a soc iabi l id ad a rgen t in a
aplauda tambin
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
6/17
-
102 ilvia Sigal
na nuev a intelectualidad
03
ca y que algo no deja d e ser at roz porque mi l lares de hombres lo hayan
aclamado o ejecutado. Con esta frase Borges pona en evidencia lo esencial
del hecho peronista, a la vez popular y autori tario. Caba a quien haba sido
humillado por el rgimen' recordar ese rostro del peronismo que las nue-
vas interpretaciones estaban borrando. No ya el popular, rescatado por Sba-
to , s ino e l ant iburgus que Juan Jos Sebre l i descubra en un rgimen
bastardo, dirigido por una aventurero y una mund ana.
En este debate los participantes compartan un rechazo ca tegrico del
autoritarismo del go-biemo peronista, rechazo c oherente con la historra-le
dem--
crtic'os, cre-derec ha o de izquierda. Pero existan otros
intelectualeSTal margen-del ceni7o-cil
tu-ra, que, combinanClo divers-amen -
trMrxismo y
nacionalino, l 'aVancfa-d su apoyo cr t ico al peronismo en
los arios previos. Pueden recordarse, en tre otros, cle-s 'aeia izquierda, Jorge
Abelardo Ramos (y el ms bien modesto Partido Socialista de la Revolucin
Nacional 7, donde haba participado tambin Nahuel Moreno), ex comu-
nistas como Juan Jos Real y Rodolfo Puiggrs, Juan Jos Hernnde z Arre-
gui, y los radicales de
FORJA,
que haban decidido disolverse en 1945
para
apoyar al peronismo naciente.
Mucho menos preocu a dos por las inst i tuciones dem ocrticas, ubicaban
al peronismo en la gene ogapa tritica y Popular. S los naCi-onalistas lo vean
en la tradicin iria
gu-r-ada por Juan Manuel de Rosas, para a lgunos mar-
xistas se trataba de un eslabn de l proceso histrico que, como el yrigoye-
nismo, anunciaba un futuro revolucionario. Esos escri tores se queran here-
deros cr t icos de un peronismo al que reprochaban haber carecido de una
idolTgra-a-p7o7i27;Te-veian
l l amados a proporcionar re las ideas cor rectas
peronisa-cnsis iile615gica en a r
r-IZardi-eTique
Pern no ogrlqir-a-sii -Movimiento de un sistema de-iills-tlis>>1'67qiie
el peronismo revela haber na cido con una ideologa na cionalista sin teora
revolucionaria que lo dej a merced de las influencias de formantes de la-
ideologa liberal, incluido el "marxismo liberal"9.
En la medida en que las lec turas de lo pol tico ins t ituyen un lugar a
los intelectuales
an, a l a t r ibuir a l sa ler un papel c api ta l se
es taban otorgando un_pse l d e s imilar impor tancia . s17171-71-5Ja7do
Ramos ' :
Recordemos que el gobierno peronista lo haba designado inspector de ave s en
el mercado del Abasto.
7
Producto, en
1952
de una escisin del Partido Socialista.
Ramos, J. A.,
De octubre a septkmbre. Los ensayos poltkos de Vctor Almagro,
Bue-
nos Aires, Pea Lillo
Editor,
1959 p. 344.
Puiggrs, R.,
El peronismo: sus causas,
Buenos Aires, Carlos Prez,
p. 102.
1Revolucin y contrarrevolucin en la Argentina. Nueva Historia de los argentinos,
Buenos Aires, La Reja,
julio de
1957 p. 7 y 12.
No habr victor ia posible s in grandes batallas intele ctuales . A la nueva gene racin
le corresponde rearmarse ideolgicamen te, bajar a la arena y fundirse con el prole-
tar iado para la alta em presa. A esa unin consagro es tas pginas.
Y, pocos arios despus, He rnndez Arregui ":
Para quienes vemos en la l i tera tura un ins trumento de la l iberacin nacional y n o una
vanidad personal, el honor reside en que mi generacin intelqctual se vea justifica-
da his tr icamente, comprendida y asimilada por otra generacin ms
joven,
dest-
nada a recoger la antorcha, s iempre encendida , de la lucha de las masas por la eman-
cipacin argentina e hispanoamericana.
De
manera mucho ms clsica, Ismael Vias presenta e n 1960 su libro
Orden y Progreso'
Mi intento de descr ipcin no es d esinteresado. Al contrar io, l leva un objetivo abso-
lutamen te premeditado: acla rar y declarar lo que es t ocurr iendo para actuar sobre
el proceso, para intervenir en l. Ya la mism descr ipcin es un intento de a ctuar .
Las nac ientes c ienc ias socia les iban a of recer una te rcera versin de l
peronismo, sustentada sobre un emplaza miento a distancia de su objeto
13,
m'Yarda
d de c onocimiento que fundaba su legitimidad intelectual y dibu-
jaba su manera de conce bir la posibilidad de a ccin del conocimiento sobre
la sociedad '4. La busca de una explicacin objetiva del fenme no peronis-
ta separaba a la Sociologa tanto de los escri tores l iberales como de los te-
ricos del nacional-marxismo, animados por pasiones ideolgicas opuestas
pero no por ello menos evidentes.
Pero a pesar de esa s, y otras, profundas diferenc ias polticas y tericas,
las ciencias sociales y los intelectuales na cionalistas o marxistas comrtan
ideas centrales: que ,
como-crirn7s7Wire7272-7-
mento al -- s t i i r r a r la
realidad nacional,
que lllIbili-eric'eYEITUPaTg7in-mo-JVerave 2'11
Imperialismo y Cultura.
Se
trata de la presentacin a la edicin de
1964
Buenos
Aires, Hachea, pp.
12
Orden y Progreso (La era del frondizismo). Claves de la
poltica
argentina.
Buenos
Aires, Palestra,
1960 p. 40.
"
En fin, las nuevas ciencias sociales instituan una relacin con su objeto en la cual
el observador no tena razones para dud ar de su mirada. Desde muy temprano, comien-
za en Argentina la corrosiva e interminable polmica en torno a la neutralidad valora-
tiva, que era, tambin, una forma de contestac in a la elite sociolgica por parte de las
nuevas generaciones. La cuestin estuvo ligada desde el vamos al anlisis marxista, y as
la aborda uno d e los primeros trabajos sobre el tema: Ve rn, E., Sociologa, ideologa,k-
Y
subdlitto110,.
Cuestiones de F ilosofa
ao 1, nm. 2, 1962.
14" Las ciencias sociales haban atrado jvenes intelectuales universitarios Miguel
Murmis y Plise Vern en tre otros y esto fue visto por algunos, Ramn Alcalde por ejem-
plo, como una prdida y, m s, como una especie de traicin.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
7/17
104
ilvia Sigal
na
nueva intelectualidad
05
presente y que ellos, y slo ellos, estaban en con diciones de aprehen derla.
Tanto para los socilogos como para los idelogos marxistas y los historia-
ores nacionalistas la razn de ser del peronismo deba buscarse en su inser-
c l
in en una sec uencia histrica dotada de un sen tido preestablecido. El fun-
dador de la sociologa argentina, Gino Germani, y, ms tarde, Torcuato Di
Tella, lo interpretaron como una etapa de l desarrollo poltico latinoame-
ricano: despus de una primera, las revoluciones y las guerras de indepen-
dencia, una segunda, la anarqua, el caudillismo y las guerras civiles,
una tercera , las dic taduras unif icadoras, una cuar ta , la democ racia
representativa con participacin limitada y una quinta la d emocracia repre-
sentativa c on participacin ampliada , la sexta, por fin, abra dos posibili-
dades, una democracia representativa con participacin total o revolu-
ciones "nac ional-populares" 1 5
. El peronismo corresponda por lo tanto a la
segunda posibi lidad de l sexto es tadio de la evolucin pol t ica la t inoame-
ricana.
Dos autores ya citados, Rodolfo Puiggrs y Abelardo Ramos, no hac en
en realidad a lgo muy diferente. El primero aplica una lgica an loga cuan-
do ubica a los de scamisados, los cabecitas negras peronistas como el cuar-
to estadio de la historia argentina, despus de l estadio de las montoneras,
el de la pol tica criol la y el de la plebe yrigoyenista. En esta evolucin,
afirma Puiggrs, el yrigoyenismo y el peronismo no han sido sino fenme-
nos anun ciadores de una fase tota lmente n ueva de l proceso his tr ico
nacional. Abelardo Ramos e laboraba periodizaciones similares, siguiendo
la evolucin de las simpatas polticas de las masas. Su secuencia iba de Rosas
a Alsina
1 6
, luego hasta el roquismo, para reaparec er con el yrigoyenismo y
volcarse luego en el torrente peronista de 1945.
Los tres tipos de interpretaciones que presentamos tienen muy distintos pun-
fJS
-
c T J V -
i : iTd y l l egan a c oncTus iones cons l e ra e r ren e iveres - . La
intelectualidad liberal rechazaba la e xperiencia peronista o",
-Tnjoticho,
la suprima simblicam ente a l p
ensaria como una pesadi l la . losnaciona-
l i s tas y buena par te de los marxis tas se af i rmaban mi l itan tes in telectuales
crticos y herederos d el peronismo. Los socilgos, por ltimo, se
propo
nan explicarlo ms que juzgarlo. Todo parece separar estas tres miradas:
sus conten idos, sus supuestos polticos, el lugar que fijaban pa ra los-inte-
lectuales.
15 German i, G., et Silvert, K., Politics, social structure an d military interve ntion in
Latin America,
Archives Europennes de Sociologie, 1961, nm. 1 y Germa ni, G., Dmo-
crat ie reprsentat ive et classe s populaires en Amrique Lat ine,
S ociologie du travail,
nm. 4, Paris, 1961, p. 98.
J. A. Ramos busca en la segunda m itad del siglo XIX los nombres d e Adolfo Alsi-
na, en tan to caud i l lo urbano, y de J . A. Roca como represe ntan te de los in tereses pro-
vinciales.
Las preguntas planteada s por la joven gen eracin permiten, sin embar-
go, Ident if icar un e lemento comn: e l peronismo no era para ninguno de
estos bes grupos intelectuales un fenmeno misterioso o secreto. De una
mane ra u otralos tres lo incorporaban a identidade s intelectuales o ideol-
gicas ya constituidas. La nesis de la nue va inteligzcia, en cambio, es indi-
sociable de los Interrogantes susci
a os por la experiencia peronista. Para los
jovenes in telectuales el peronismo no era un d ato s ino una fuente de in te-
rrOgances que ponan 61'c
u
e s
ta
su identidad. El peronismo est al l como
una
-esfinge>5, escriba
-
Sebreli en
Contorno, y
debemos desc ifrar su enigma
para saber quienes sonnos,
LOS ORGENES DE UNA NUEVA INTELECTUALIDAD
Estos intelectuales, naturalme nte, no son los primeros con vocac in polti-
ca y tam poco los primeros ni los nicos decididos a volver a pe nsar la
sociedad argen tina. Ni siquiera t ienen el monopolio de lo que sern sus pre-
ocupaciones cas i obsesivas: la relacin entre izquierda y peronismo, entre inte-
lectuales y pueblo, entre nacionalismo y marxismo. Los singulariza, en el
lustro posterior a 1955, la problematizacin d e su papel
qua
intelectuales
ef iTasociedaci y en la o l t ica. La u. a , paraopcamente trans orma a en
cern um re, consol idaba la nueva generacin enfrentada a las decepciones
del posperonismo y a la ausencia de alternativas polticas. Al descubrir la
dimensin popular del peronismo, su oposicin pasad a al rgimen fue vivi-
da com o un error y, peor an, como un fracaso. Cul era su intervencin
posible en la esc ena poltica? Exista siquiera e sa posibilidad?
Intelectuales, de clase media, marginalmenteinsertados,en partidos, esta
in telectual idad seplantea en
Contorno,
en 1958, las II
ji...11Judas4ue.a.sal
t an a
asa # o y resen e
en y que
uev
os Aires
reproduce en 1972.
ayontana mente exter iores a as rus uciones c ur es y po
sta
nueva
intelligentsia
asuma el pape l que Frangois Bourricaud pien sa tpico
intelectuales lat inoamericanos: pusieron en cuestin la
misin social
del
Inrjruatkiteg
que
la
funcin crtica de la inteligencia
1 7
.
(Rodolfo Kush
lo expresaba, a su mane ra, cuando afirmaba que e l intelectual argentino es
un desarraigado porque carece de misin. Esto lo torna hondamente tr i-
co...Quiere dec ir es to que como inte lec tua les es tamos fa ta lmente ivor-
- , - -
ciados con la vida, que somos unos de sarraigados, y que nuestra intelectua-
l idad es un a paradoja? ") . Esta misin es ca pi ta l porque , como esc r ibe
Luciano Martins, a travs de e lla buscan su propia identidad '
9
. De esta suer-
17
Bourricaud, E, The Adventures of Ariel ,
Daedalus,
Veran o del 72, p. 113.
18
Intel igencia y barbarie ,
Contorno,
nm. 3, 1954.
19
Martins, L.,
La gense d'une intelligentsia (Les intellectuels et le
politique
au Br-
sil,
1920
1940),
EHESS,
Paris, 1986, p. 55.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
8/17
106 ilvia Sigal
Una
nueva intelectualidad
07
t e , quedaban por el momento indem nes fracciones impor tantes del
alismo, convencidas de la misin de los idneos, y los universitarios refor-
mistas que la buscaban a travs d e la misin de la Universidad
44.1 fru 1
on Lirt
Ci
IV\ 1-41 )
t r 1 . 4 1 1
LAS REVISTAS ?1,.."4-t.,Z, ckc
enc.wenlc.,-)
1 - 1 4 .
ezt ,
Para seguir la evolucin de es ta nueva inte lec tua l idad ut i l izaremos esen-
cialmente peridicos poltico-literarios. Estos sem anaros son importantes,
en primer lugar, porque, ms que los libros, deliinitri un rnbitosle dispu-
tas-Ce-HM-6a l-cOyuntura, permitiendo as un exame n detal lado de l pero-
do; en segund o lugar porque fuefon otros tantos puntos de en cuentroeriuna
red^c lade
l anueva
intelectualidad dqUiri forrnl-deldentidd.-
AfteMpo lento de la ex.presin poltico-intelectual de los a rios pero-
nistas le sigue un florecimiento de publicaciones, casi siempre efmeras, no
fcilmente distinguibles de partidos o movimientos polticos igualmente ef-
meros. Se suman pronto las edi tor ia les y l ibrer as que reemplazarn las
l ecturas a menudo
cat i cas
Teio cierrariit-iYarrartadrmfruits
-
izr-
ta
enton ces por Ias 'Iihreris- de la calle Corrientes, me dio de interco-
municacin entre circuitos ideolgicos separados tanto person2 c o-insa ins-
t i tucionalmente. Tendr lugar , en pocos aos, un- doble m -ovinrin to ,
caracter s t ico de los procesos de cambio acelerado: de a per tura, ya que la
ofer ta de l ibros es inmensam ente ms n utr ida , y de c lausura , en la medi-
. da que e l a rco cubierto por mercados segmentad os se hace ms es t recho
y homogneo.
Aparecen entonc es nuevos per idicos donde a l te rnan anl is is de la
cul tura y de la s i tuacin pol t ica, con una audiencia creciente en fraccio-
nes cult ivadas de las clases medias:
Contorno, Centro o C uestiones de Filo-
sofa,
dirigidos a crculos universitarios,
Situacin, S oluciones, El Popular
o
C h e
cuyo pblico es ms va riado; duraiitreTlegundo lustro de lOs cin-
cuenta, se hac e visible la hegemona del Partido Comunista en_e l, espacio
cultural de la izquierda y a eTprogresismo: su portavoz oficia-1,
d l t'al
se-hice rnerte sobre todo a pa rtir de
1958
y se le suman, en
1 una zona no s iempre b ien d i s c r iminab le de l par t ido ,
Mar Dulce,
en e l
mbito universitario, y publicaciones sobre todo literarias
coo Gaceta Lite-
raria, Pltica, Nuela
..E resin y Hownla Cultura' . El Grillo-nrapel
(77linpTalclo por
El Escarbjo de Oro)
y, arios ms tarde,
La Rosa B l in-
" Lucas Rubinich en
Gaceta literaria:
el ocaso del frente racionalista y Relacio-
nes en t re el campo l i terar io y el cam po pol ti co
CEDES,
(mimeo.) lleva a c abo un exce-
lente anlisis de
Gaceta Literaria
y de
Hoy en la cultura.
Refiere all la intervencin direc-
t a del Par t ido Comunista en
Hoy en la Cultura,
en 1963, que haba intervenido tambin,
con hombres
y
recursos, en Che,
hacia la misma poca.
21
Una de las razon es principales que explican el itinerario de no pocas de las publi-
caciones duran te esos arios y los comienzos de los sese nta fue la d isidencia o el alza-miento expl ici to contra la or todoxia c omunista.
22 Orvieto Pinto, D., op. cit.,
p. 54.
23
Poggioli, R., The theory of the A vant Garde,
Massachusetts, 1968, pp. 22-23.
' Debray, R. ,
Le pouvoir intellectuel en France,
Paris, Ramsay, 1979, p. 68.
25
Qu es la izquierda?, op. cit.,
que reproduce art culos aparecidos en el nm. 50
de
Cuadernos de Cultura, nov.-dic., 1960.
26
Poltica. Semanario de economa, poltica, historia, artes y letras,
que haba reapa-
recido en 1961 bajo la di reccin de Abelardo Ramos, reacciona, na turalmente, reivindi -
cando su papel en la forja de la izquierda nacional: . ..explayan sus asombros ante la
ex i s t en c i a d e una " i zquierd a" que se l e s an to ja "nueva" y que no lo es , aunque no lo
dicen. Ao I , nm. 2, 7 de ma rzo de 1961.
Poltica
hab a s i do preced id a por
Inicial,
Frente Obrero, Octubre e
Izquierda.
27
Fueron invi tados Si lvio Frondizi , Rodolfo Ghioldi, A. M. Hurtado d e Me ndoza,
A. A. Latendo rf, N. Moreno, R. Puiggrs, Quebrac ho (Liborio Justo), J. A. Ramos, E.
dada,
fueron, entre tantas otras, expresiones de intelectuales de una izquier-
independiente2 ' .
Que las publicaciones peridicas hayan sido base de operaciones de los
primeros reordenam ientos de la poca n o es una singularidad argentina. En
el perodo
1950
1955,
la cultura francesa y la i tal iana e stuvieron definidas
esencialmente por una serie de revistas poltico-culturales que actuaron como
foro para todos los debates ntelec tuales22. Generalizan do, R. Poggioli"
observa que los peridicos de van guardia funcionan com o unidades mili-
ta res a is ladas , independientes y s iempre l is tas para ac tuar porque , para
decirlo con Rgis Debray, sin editores no hay revistas, pero sin revistas no
hay escue las. Sin par t idos pa l i tos- no tay
e~.2es_sinperidicos
rin-hay-m~enthi.Toril>747
Durante los anos inmediatamente posteriores a la cada del peronismo se
trata de un conjunto muy limitado: un puado d e grupos polticos, de un i-
versitarios, de intelectuales sin partido o frgilinente en cuadrados por los par-
tidos Comunista y Socialista, trotskistas o el-trotskistas, miembros contesta-
t ar ios de la Reforma; quienes d esde pos turas nacional i s tas se abr an a las
izquierdas tanto como quienes rec orran el camino exactame nte inverso. No
constituyen de m odo alguno una iglesia sino un conjunto de capillas, a menu-
do r iv .Zis,Te-delb i. uri espr itu com n.
ETWO
aPrticrdrobitirlista
no
se -ecliv
wZiab tanto en 1960, cuando consagr un volumen" a enfrentar a sus
ya serios competidores en un mercad o de opositores al gobierno en rpida
expansin. Ha ba denunciad o anteriormente, por supuesto, a los traidores;
en ese a rio, sin embargo, se vio obligado a efectuar el balance y la crtica de nue-
vos adv ersarios, para los cuales no alcanzaba el repertorio usual de etiquetas,
y que bautiz entonces como ne oizquierda". La mesa redond a organizada
por Carlos Strasser en 1959 sobre Las izquierdas en el proces o poltico argen-
t inoJTue sin duda el de tonante de la rea ccin del Partido Comunista.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
9/17
108
ilvia Siga
na nueva intelectualidad
09
[ . .. ] en el mismo volume n se reproduce, al la do de la palabra del Par tido Comunis-
ta , l a de ind iv iduos que , ev iden temente , no r epr esen tan a n adie . Hay que obse rva r
que el t tulo del l ibro presenta ya la tes is segn la cual habra diferentes izquierdas ,
colocadas en pie de igua l dad".
En los c inco
art culos donde el Partido condena, cri t ica o bien salva par-
c ia lmente a esos individuos , se menciona un nmero a l f in de cuen tas
l imitado". Ese conjunto recorta bien e l ncleo originario de la intelectuali-
dad c rtica que n os interesa aqu, conjunto que Juan Jos Sebreli caracteri-
z, no sin razn, como enumera cin catica:
[ . . . ]
se encuen tran quienes ms han contr ibuido a la renovacin del marxismo entre
nosotros: Carlos Astrada [. .. ] y una nueva ge neracin de in telec tuales Ma sot ta
entre otros que comienzan a escr ibir alrededor de las revis tas
Contorno, Centro
o
E l G r i l l o d e P a p e l ,
bajo el influjo del mejor pensamiento europeo con temporneo [...]
dir ige cr ticas generales y abstractas a grupos imprecisos y v agos: la nueva izquier-
da, la heterodoxia, la izquierda nac ional, el marxismo abier to, el revis ionismo, los
escr itores "comprometidos", los intelectua les s in par tido, etc. ".
Estas
izquierdas englobaban los nc leos de la nueva
intelligentsia:
miembros de la joven generacin e ide logos que ya haban escrito bajo y sobre
el rgimen peronis ta , cuyas in teracciones se incrementaban. Pero el con-
junto como tal se encontraba todava relativame nte aislado de otros circui-
tos intelectuales, entre el los las ciencias sociales emergentes, y era casi ine-
xistente para los medios de comunicac in.
C O N T O R N O
El grupo Contorno,
aunque no e l n i co , e s
un buen punto de partida. No por
cierto a causa de su repercusin inmediata, escassima, sino porque sus miem-
bros animaron luego la formacin de un n uevo medio intelectual y porque en
su revista fueron emergiendo, particularmente e n los dos ltimos nmeros,
Rey e I . Vias . Tambin e s taban en l a l i s t a in ic ia l , pe ro dec l ina ron la inv i tac in ,
V. Codovilla, Jos y Marisa Liceaga , L. Sommi, J. J. Hernnd ez Arregui y M. Wilkinson.
28
Gidice, E., Neocapitalismo, neosocialismo, neomarxismo, en
Qu es la izquier-
da?, op. cit . ,
p. 45.
29
La l ista completa de publicaciones y de n ombres ci tados en los cinco art culos
del libro es la siguiente:
Publicaciones:
Contorno, El Popular, El Grillo de Papel, Situa-
cin , Soluciones, Estrategia, Gaceta Li teraria.
Individuos:
S. Frondizi , J . A. Ramos,
A. A. Latendorf, Ca rdoso, N. Jitrik, O. Masotta, J. R. Laforgue, E Rome ro,
R. Mondolfo,
I.Vias,
E. Mart nez Estrada, J . W. Cooke, O. Seiguerman, D. Tieffenberg, J . J . Her-
nndez Arregui.
30 En
El Escarabajo de Oro,
Ao 2, nm. 4, nov-d ic 1961, p. 31.
temas esenciales de las polmicas de los aos sesenta". Puente entre dos gene-
raciones,
Contorno
enca rna la busca de una misin para los intelectuales
~rendida 157
Trri
t r i g e n r s i
-
l"gITir T
--
nf rer
717s
TE& sario rbacer
-
aquTa brtria2e la revisa
-
761'sta recordar que
los antecedentes de
Contorno
se encuent ran en un grupo de es tudiantes de
la Fac ultad de F ilosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El Cen-
tro de Estudiantes y tam bin egresados de las carreras se expres a tra-
vs de la revista
V e rb u m
hasta 1948, a la cual sucedieron los cuatro nme-
ros de la revista
C e n i z o
(1951-1960) y, luego, el nmero 1 y nico de
Las
Ciento y Una,
dirigida por Muren a ". Cread a por y para un crculo univer-
sitario,
Contorno,
deudora de los debates y publicaciones franceses d e pos-
guerra, public seis primeros nme ros sobre toso li teraMn in entrai- en un
exame n de s u autodefinicin como grupo literario se puede, s , reci-Pr7
u
-e-
n tanto cle escrito
res l ibera les -
1
la generacin
(ler 2'5
y
sus
sucesores como Te &reir
-
hatizbii eriln trffia'rdsrrigaretries
qiie
esbari sobre el destino del pas: la inmensidad de la painpi erpeca
o ong
etp-
t tit trtsolseprCin certif icaba
Stirialihiento mismo como grupo, la cr t ica a Murena y,
a fortiori,
a Mar t -
n e z
-
Estrada, Tiie un Proceso lento y M atizado.
Contorno
denunci sobre
`f5alzltura
liberal hegerrinilad por la revista
Sur
y el suplemen to l i te-
ramo
"TrTa 5ii; st
argun -de
-stis-
ntiembros
-
Sebreli
Mero,
haban
pub icad previameniZen.5ii . ,Tel ,sno esc ribir para
11
- -
Nacan7ruiai-dffin-
sajr
aci
n
de la cultura , tradicional, fue convertido en signo d distitrdn
militante.
Desde el pr imer nmero de la revis ta , en noviembre de
1953,
hacen el
proceso a sus padres intelectuales:
La mayora de e sos hombres pareci aceptar con sus personas la hora que vivimos.
Sin embargo, a l os hombres de l espr it u es especia lmen t e en sus obras donde l os
sentimos obligados. Y en esas obras los veam os permanec er alejado o s ilenciosos.
Como siempre [. . . ] No encontramos ejemplos: los que tenan in tel igencia se han
burlado, han fracasado, se han entregado o han huido. Los que tenan buena fe y cora-
je han carecido d e inteligencia ".
3
' Quizs esto explique que en los ltimos aos
Contorno
haya sido objeto de un inte-
rs que los intelectuales argentinos estuvieron lejos de manifestarle en las dcad as ante-
riores.
32
El
Prlogo
de Mangone , C., y Warley, J. A., incluye una excelen te resea del origen
de la revista, en
Contorno. Seleccin,
Buenos Aires, Captulo, Centro Editor, 1981, pp. 1-IX.
" Los p r imero s nmero s de
Contorno
fueron dirigidos por los hermanos Vias,
David e Ismael ; en sept iembre de 1955 se incorporaron a la d ireccin No J i t r ik, A.
Gigli, R. Alcalde y L. Rozitchner. En los dos ltimos nmeros colaboraron tambin O.
Troiani, T. Halpe rn Donghi, R. Pandolfi, A. Prieto (quien entr en la red accin e n julio
de 195 6), O. Masotta, J. J. Sebreli , E. Vern.
34
Vias, I . , La traicin de los hombres honestos, nm. 1, n oviembre 1953.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
10/17
110
Silvia Sigal
Una nueva intelectualidad
ouw
'r
c71:=1--,01
p-ob-
1 1 1
Y el mismo Ismael Vias resume, en 1954: Somos los herederos de la
nada . En 1956 Osiris Troiani evoca dramticame nte, con una frmula que`
har fortuna en la Argentina", la generacin ausen te:
No
hablo
en nombre de una gener ac in. En todo caso , e s una gener ac in ausen te .
Somos los que: a) no pudimos acepta r la mistificacin peronista; ni b) la restauracin
oligrquica, su n ica alternativa; y que, c) fuimos incapaces d e organizar una oposi-
cin revolucionaria . Vivimos diez arios suspendidos entre c ie lo y t ierra . Hemos per-
dido nuest ra juventud y somos un peso muerto sobre la de quienes vienen a t rs".
Si
vivieron diez arios suspendidos entre el cielo y la tierra trataban
ahora de ec har races y no se rn por cierto un peso muer to sobre la nueva
generacin.
La razn de ser del grupo, los parricidas segn el calificativo popula-
rizado por E. Rodrguez Monegal", responde sin duda en muc ho a una lgi-
ca estrictamente cultural de revuelta l i teraria contra los agentes d ominantes
del cam po. Pero esto sera insuficiente para dar cuenta de su i t inerario pol-
tico-ideolgico. Los escritores de
Contorno
son ejemplares porque llevaron
a cabo una doble ruptura so nme a,--d6Ta
en lite-
rFio,-se-oponlan tanto a la gene racin-Eininanfe, pa seista, como
a rea
1 1
: c r i l a s - e
gundat-de-o-r-deli76111TC-63-ileyfbritteltitserlis-
-MQ--Mailtrmemente'aritiperonista pero tamSirnWkis-partrao-sjelalzqui
erda
tradicional, particularmente de un Partido Comunista que segua ejer-cien-
do u n a i n f tu e nd a n a d a
desp_
edable en los med ios intelectuales. Al fin 'd cuen-
tas , y como consecuend a dla y a- anotacra l igazn entre valores culturales y
orientaciones ideolgicas,
Contorno
terminaba rechazand o bloques intelec-
tuales bastante homogne os. No quiere de cir esto que haya habido proyec-
cin de un eje sobre e l otro sino que su conjuncin les otorg arma zn como
grupo intelectua l y les permiti elaborar un proyecto de interven cin en la
escena poltica.
los intel-ectuales en Argentina,
Contorno
fue probablemente el primero en plan-
tearla, a su man era. 13urante el primer perodo de la revista la insistencia en
esta .zfandad, en la necesidad de em pezar todo desde cero, -ZrZ7Z7ntra
un ara le lo en la re i te rac in obsesiva de
su
culp_ablidad. TodaTnajo e l
peronismo, Rozi tc ner e scr i l a , me anc icamente:
Acaso no s abemos que
nuest ra t ranquil idad actua l es el precio de nuest ra margi-
na l id ad , d e nues t r a inoperancia e in ef icac ia , d e l miedo que se hace nar r ac iones y
cosas fa l tas de inters , que no se refieren c laramente a nues tros problemas ni s iquie-
ra en el orden subjetivo en el cual el escr itor se complace en perma necer , porque lo
in te re s an te conduce
al pel igro? Acaso no vivimos soslayand o el pel igro por medio
d e u n a
" inef icac ia buscada" por l a huida en l o genera l , y en l a c r eac in de mi tos
que esbozan para la mala fe una salvacin futura?".
Y David Vias aseguraba que
(H)oy la culpa es de todos. Y es necesario escribir y v iv ir como culpables. Sin ven-
tajas, porque los otros son todos, que se repi ten 'en los d iarios, en las revistas, en el
comit, en la t r ibuna, en las cal les, en las reuniones sec retas. Los otros somos noso-
tros mismos ".
Aunque eco evidente de las lecturas sar treanas , en Ar
sa sul-
pa4 tena un referen te histrico muy concreto en la situacin de los inte-
1 a o e eromsmo ue a ada erente e a experimentada por
la
intelli gentsia
rusa ante un pue lo que para ella representaba e l ncleo de
la nacionalidad41. Esos otros que somos nosotros mismos colocaba en el
mismo plano a los diaros y al comit, a las cal les y a las reuniones
secretas, enumeracin que, en 1954, estaba nombrando en forma apenas vela-
da al r gimen y a la oposicin, a las manifestaciones populares y a polt icos
e intelectuales antiperonistas.
Rebelda, rechazo, desconcierto. Eso
es lo que sentimos. El mundo, este mundo
inmedia to , nues tro pas , nues tra c iudad, nos aprie tan com o algo de que somos res-
En un registro anlogo al que dijimos presente en el nuevo tea tro, en li tera-
tura y en e l cine de los arios sesenta, el sentimiento de c ulpabil idad se enla-
1-...bryNC) za a l a
toma de
condenciasiglnacacia y
a margmalidad de
esos
, r ) c . : L D
-,,,....rjvenes
-
intelectuales bajo el rgimen peronista, toma de conciencia-CUya
enunciacin anunciaba la bsqueda de una al ternativa. Cuestin capital para
" R Piglia dir de los intelectuales de izquierda, en 196 5, que son inofens ivos,
que
es t an suspend idos en
e l va c o Li t e ra tu ra y Soc iedad ,
Literatura y Sociedad,
Ao I,-ct.-dic., 1965, p.1, y asfveinte aos despus Lucas Rubinich volver a hablar de
. ,. , l a suya como de una generacin ausente.
36
Examen de conciencia,
Contorno,
nm. 6- 7, p. 9.
37 Originar iamente en c uat ro ar t culos publicados en
Marcha,
del 30 de d ic iembre
( \ de
1955, 13 de enero, 27 de enero y 10 de febrero de 1956, o sea inmediatamente des-
pus del derrocamiento de Pern.
Citado por Rodrguez Mone gal, E.,
El juicio de los parricidas. La generacin ,argen-
-.
t ina y sus maestros,
Buenos Aires, Deucalin, 1956 , p. 26.
Vias, D., La historia excluida: ubicacin de M artnez Estrada , nm. 4, dicem-
bre, 1954.
' La cuestin reaparece r quince arios de spus: un debate a propsito del 1
aso Pach- '
11.>> l leva por t tu lo Inte lec tuales y revolucin. Concien cia cr t ica o concienp-
ble? Organizado por la revista
Nuevos Aires,
participaban dos antiguos miembros de
Con-
torno,
N. Jitrik y L. Rozitchner as como O. Landi, J. Vazeilles, R. Piglia,
M. Kaplan, M. Meinares y J. C. Portantiero.
, /
41
En Iberoamrica no exis t a el
narodnichestvo,
l a fe en los campesinos y peones
/agrcolas que compartan en Rusia
narodniki
religiosos y
narodniki
socialistas Morse, R.,
op. cit. ,
p.
129.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
11/17
112
ilvia Sigal
ponsables. No gozamos de una frmula para s indicar males , ni para defen der solu-
ciones profticamente satisfactor ias . Ni disfrutamos de la fe suficiente ni somos tan
felices como para no ver en qu terminan las promesas me sinicas [ .. .] No estamos
seguros de nuest ra verda d. Ni sabemos la solucin, ni gozamos de una cla ve' .
Los
escr i tores de
Contorno
carec an e fe t ivamente de nuev as propues-
tas
43
pero se afirmaban dispuestos a asumir la
responsabilidad
que haba
fa l tado a sus m ayores , a le jados o s i lenc iosos . Si no son los nicos c ulpa-
bles son , s , qu ienes es tn en cond iciones de enunc iar l a res o i
2.221
2.idad
qolect iva.
Aseveran do que la culpa es de todos, rgimen y oposicin, se insta lan
en una posicin de exterioridad, fuera y por encima de las oposiciones domi-
nantes. Desde ese v r t ice emprenden la ta rea de e laborar una nueva l i te ra -
tura y una nueva poltica. Ahora bien, y all reside el problema, la tarea habr
de rea l izarse recorriendo v as d i feren tes que no es t aban en m odo a lguno
claras.
Contorno,
en
1954,
hace una f lexin que la lleva a c onvergir con pre-
ocupaciones de la historiografa reciente , d esde los autores de la editorial Rai-
gal hasta el ms militante Silvio Frondizi; salir de la rebelda, el rechazo y
e l desconcier to los l leva a mirar hac ia e l o tro campo inte lec tua l y pol t ico
argentino: los nacionalistas. Halielec a52-57-2-T
cias exico sartrea-
n, la s
div i s ione s
pol t icas exisrr
te s , e s tos in te lec tua les zodian asumir los
pr o-T m a s
d l a - t t
a acin.
Somos los otros. De ah que no se pued a escr ibir de cualquier cosa, s ino de es to, de
todo es to, porque a nadie se le puede transfer ir esa tarea que hasta hace poco pare-
ca pr ivativa de los na cionalis tas , que eran los nicos que saban de la his toria y de l
gran problema que aquejaba a t odos , y que absurdamen t e de t en t aban e l monopo-
l io absurdo de
nuestro proceso".
Dudas y reproches de mala fe encubren la conv iccin de estar en lo cier-
to. Porque si
Contorno
rechaza los principales sistemas de accin y d e inter-
pretacin ex i s ten tes , p lan teados com o lo es t aban en forma an tagonis t a
y
exc luyente , carecer de respuestas e ra su ma nera de n o equivocarse . No po-
seer verda des cons tituye la nica certeza vlida. A partir de esta parad jica
certidumbre
Contorno
puede afirmar su voluntad de sntesi pfi-
niendo posi t ivamente lo que eran c onvicc iones por la nega t iva . A ese pro-
yec to ideolgico y pol t ico puede apl icarse lo que Bea tr iz Sar lo a f irma en
cuan to a la l i teratura: [ ...] lo importante para
Contorno
son los c ruces , los
" Vias, I. ,
op. cit.
" La primera referencia a una manera de intervencin intelectual di s tinta aparece en
la cr t ica de Ramn Alcalde a Jorge Abelardo Ramos: Consolidar nuestra conciencia
nacional no es un problema de la l i teratura ni , en l t imo trmino, del pensamiento s ino
de la acc in. Imperialismo, cultura y literatura nacional, nm . 5/6, septiembre, 1955.
" Subr. en el original. Vias, D., La historia excluida...
op. cit.
Una nueva intelectualidad
13
encuen tros , la s t ramas. . ." . La fuerza de las ant inomias que c arac te r izaron
tanto la vida pol tica como las lec turas de la his toria en Argentina no hac a
ciertamente se ncilla la tarea; para David Vias:
El drama his tr ico absurdamente resuelto en tre un supuesto celes tial y otro rpro-
bo. Pero l a Argen t ina Angl ica y l a Argen t ina Demon aca per s is t en ina l t e r ab l es ,
enfrentad as [ . .. ] Y llega 1945 para la nueva generacin [ . . .] y todos se aliaban con-
tra El Candidato Imposible es tableciendo por cen tsima vez e l reino de los Santos
frente al de los Abyectos , s in adve r tir que la Imposibilidad e ra par te de la realidad,
era la Realidad misma
[...]
46.
Los intelectuales
de
Contorno no aceptaban ni la
ve.rdad.permiltatai
la verdad ant i e ronis ta , rechazando as tanto e l an t iperonismo de los uni-
ve- is- i ta rios como as es tra tegias entr is tas emprendidas e spordicamente
por grupos marxis tas 47. En e se m undo inmedia to , nues t ro pa s , nues t ra
c iudad , dividido por e l enf rentamiento entre peronismo y a nt iperonismo,
la rea l idad, dec a
Contorno
a lus ivamente en
1954 y
explc itamente en
1956,
reside en que la
Argen t i na e s lo s dos . No hayque elegir , entonce s, una par-
te la ms cm oda o la ms pura sino la totalida d. El objetivo era crear
un puente de pasa je entre nosotros y e l los , de manera de no quedar solos ,
como Ma rt nez Es t rada , cuya locura es l a d imen s in que adquiere l a
impotenc ia cuando quiere se r escuchada .
En la busca de un nuevo lugar para los
i n t e l e c tua l e s ,a t rav s de un a rede -
f inici
i co , fue ron
de o s , i
Hrm-fiTs-en presusitars,Iparkuwikijn
es ecfica de los intelecta-e-s 5 Wo-t-o-m
a eronismo/antiperonis-
mo. Fueron asi731-are-rro ' mo-do, los precursores de esa fascinacinjae los
intelectuales por el peronismo revaTerial7a7e-C-Mrs-Js tarde.
Diversos grupos de intelectuales se encontrarn tambin, sin haberlo decidido
previamente , en un si t io que no era ni e l pe ronismo ni e l ant iperonismo. Y
Contorno
fue el nico que lo enunc i claramente , escasos mese s despus del
derrocamiento de Pern, cuando ded araba que nos hemos propuesto enfren-
ta r e l r iesgo de dec ir : e s to de l peronismo, s , e s to de l peronismo, no".
El
proyecto sin respuestas
de Contorno
era e l s ntoma de una
crisis ideo-
lo.
Cado el rgimen, el an t iperonismo ya no era un organiza-C=7ns
entidades progresistas; se desar ticulaban entonce s principios de se ntido pol-
t icos y , con e l los , moda lidades de acc in precedentes. All puede verse , de
a lgn modo, e l ac ta de nac imiento de la nueva
intelligentsia.
" Sarlo, B., Los dos ojos d e
Contorno
en
Revista Iberoamericana,
nm. 125,
oct.-dic., 1983, p. 805.
Vias, D., La historia exc luida...,
op. cit.
" Ni con la de un Jorge Abelardo Ramos promoviendo ya las combinaciones en tre
marxismo y peronismo que f lorecern al f in de los sesenta.
Ibid.,
Vias, D., Arlt y los
comunistas , nm. 2, mayo 1954.
" Peronismo...
y
lo otro?, Editorial del nm. 7-8, julio de 1956.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
12/17
1 1 4
Silvia Sigal
Una nueva intelectualidad
NI PERONISTAS NI ANTIPERONISTAS
No era sencillo rechazar, en esos aos, la dicotoma peronismo-antiperonis-
mo. Juan Jos Real comentaba as el proyecto de la revista Qu,
donde las
intenciones de
Contorno tomaban muy concretas formas polticas:
En una s ituacin como la que atravesaba el pas en 1956-7, es ta prdica de la doc-
tr ina de la integracin nacional suscit las ms enconada s reservas de par te de unos
y las ms aguda s cr ticas de par te de otros. Unos exigan una ad hesin incondicio-
nal a la revolucin liber tadora, otros la adhesin incondicional al peronismo. Ele-
varse por encima d e la contiend a para hallar lo que haba de comn e ntre las fuer-
zas en l ucha era , en a quel momen to , a l go ms que una audacia , e r a un cr imen
4 9 .
En realidad, ese sitio para los intelectuales, que
Contorno intenta dibu-
jar tempranamente menos de un ao despus de la Revolucin Liberta-
dora, es el mi~uscaban, confusamente, numerosos militantes uni-
versitarios. Decimos confusamente ya que lo que recrliBili
-evalidez
de la dicotoma cuando era utilizada para clasificar las clases populares.
Mientras la Juventud Comunista, y era la posicin oficial de su partido,
denun c ia l a ac t i tud reacc ionar i a de dividi r a l a c l a s e obrera en "peroni s t a s"
y antiperonistas , los estudiantes verificaban, reflejada en una imaginaria
mirada obrera, la inconsistencia de su propio antiperonismo:
Pos ib lemen t e para l os t r abajadores , y con t oda r azn , r esul t e un t an to d i f c i l d e
en t ender que s iendo nues t r as pos ic iones an t io l igrquicas y an t i imper ia li s t as , no
hayam os expresado o actuado en los ltimos aos en concordanc ia o por lo menos
con la en erga que dichas posiciones nos obligaban a hacer lo ".
La coyun tura , por otra parte , pareca just i f icar esta posicin, desde e l pun-
to de v i s t a que e ra e l de Mar Dulce:
en noviembre de 1957,
l a reorganizac in
de las centrales obreras la primera fue la
CGT de Crdoba, el 1. de julio
de ese ao, con una direccin frentista se haca todava con peronistas y
comunistas unidos en las 62 Organizaciones .
Y la proscripcin del peronismo permita a
Contorno
un enunciado
capi ta l :
Tanto por el hecho de ser escr itores como de no haber s ido peronis tas , no podemos
dar tes timonios especficos. Para tes timonios es tn los de otros [ . .. ] Los de los a nti-
peronistas llena n los diarios de todos los das, ms o me nos sinceros o hipcritas. Los
de los peronis tas de aye r l lenaron los diar ios de es tos diez aos.
Damos entonces el
de un
peronista d e ho y (subr. nuestro) ".
Buena parte de la intelectualidad progresista eligi, tambin, ese otro ---,-
rostro del
.
eronismo que era elieronismo roscripto. La oposicin al
go emo m itar permita dibujr una idetad circunscripta por la doble
negac in de l pasado peroni s t a y de l presente an t iperoni s t a , que e ra t an dec i -
dida como ambigua. Ambigua porque se mtentba
bor'rar
la distancia entre
intelectuales y pueblo impugnando un gobierno antipopular.
En_ve rdac laasa ron, y con e l los buena par t e de l a c l a s e med ia progres i s -
ta, de una unidad ngttinra terrettrtireolnaii it
-
Igtrreira l-gerbierne pero -
ni s t a
-
rechazo del antiperonismo gubernamental. Y este fedi
..male dan
-
do
ligar,`niprCePriblemente
- -
a rechazo de l an t iperoni smo
tout court.
LA CRISIS DE LA UNIDAD ANTIPERONISTA
La poltica del gobierno militar haba dislocado la unidad negativa de frac-
ciones polticamente divergentes, desintegrando la imagen de la evolucin
del posperonismo que haban compartido. En efecto, Pern haba ejercido
su au to r idad sob re l a s i ns t i t uc iones cu l tu ra l e s y , s imul t neamente , hab a sus-
trado la clase obrera a las izquierdas. Se conclua en consecuencia que, as
como las clases medias cultas iban a recuperar la libertad~lin_per-
dida desdT34
6,Ia-- Clase
-s 1.
6PuTaresrecobrarin
-
ui; autonoma promiso-
ria pata las
-
formaciones poli
-cal
-
t:cit.astas. La primera csmduliolase
r eve l e)-
acra; trsgn-
da no , quebrndose_
lo_ que
hab s d Japp9sicin a
una dic dura ocular.
Al desaparecer la antigua censura en la radio, el cine y la prensa, los
intelectuales antiperonistas reconquistaban el control de las instituciones
cu l tu ra l e s y su luga r en e l e spac io pb l i co ; g rac i a s a s u a l i anza pa rad j i c a con
los jefes del golpe mil i tar, los universi tarios procedan a una depuracin pol-
t ica minuciosa de los c laustros. Pero si e l espacio cul tural , l iberado de las res-
tricciones autoritarias, se abra a ritirds
_j=/m
ar
-trcss_na_muy
distintas en el plano poltico.
Dos series de acontecimientos iban a hacer mentir hiptesis como la de
Hurtado de Mendoza, cuando afirmaba que
el dominio de la
"direccin
peronista
es
acatado e nobjetado por las grandes masas
populares que consti tuyen las
Fuerzas Internas,
en la med ida y t i empo que dur an la
confus in y e l
engao, 1943
-
1950 5 3
.
" Real, J. J.,
Treinta aos de historia argentina,
Buenos Aires, Crisol,
1962, p.
180.
Mar Dulce,
noviem bre de 1957, p. 5.
51
La un in no t a rd ar en d eshace r se , d ando lugar a l Grupo d e los 19 y luego a l
MUCS de filiacin comunista.
52
Contorno,
julio de 1956.
" Hurtado de Me ndoza, ngel M., El 23 de febrero en la real idad argent ina,
Mar
Dulce,
nm. 10, veran o 1959-196 0, p. 13. (Subr. en
el
orig.)
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
13/17
116
ilvia Sigal
Una nueva intelectuallad
17
o la del joven lder socialista David Tieffenberg:
La observacin superf icial y l igera de los hechos objet ivos hace suponer a no pocos
que el proletariado argentino contina an peronizado. [ ...] El conocimiento por
parte de los t rabajadores sinceramente engaados por la venenosa prdica peronista,
de los asesinatos, masacres y torturas a sus hermanos de c lase , de los robos, esta-
fas, y m anejo deshonesto de los fondos sindicales [. ..] las han desperonizado defi-
nitivamente ".
Por una par te , f racasan los
intentos
sucesivos de reor anizac in sindi-
cal sobre bases no peronisBZ17-rel CongresonIaZia- or e a
CGT
e 957
1-elecciones controlada s por interventores militares no consiguieron modi-
ficar la adhesin obrera al peronismo y, si no se con sigui normalizacin
alguna, e l Congreso es recordable por cuanto culmina en la formacin de las
62 Organizac iones peronis tas . Por la otra , los resul tados
de la
primera con-
voca tor ia e lec tora l
ista. El obiern o pi
sr-visional
haba decid ido
convocar una onvencin Constituye , encargada de rever las normas
modf icadas por Pert
i r ir i419 y-ck mir e l rg imen e lec tora l en v speras de
la s e lecc iones prometidas , una vez ms, por un gobierno mil i ta r . Bautizada
no sin agudeza por el d irigente socialista Amrico Ghioldi como un recuen -
to globular, se trataba, segn Lenida s Barletta publicista y organizador
cul tural de la izquierda de un c enso que pe rmit i ra saber cuntos
somos y quines somos".
El electorado se encontraba frente a nuevas opciones despus de la esci-
sin del viejo Partido Radical. Por la
UCRP, di r igida por Ricardo Balbn ,
deba pasar la opcin lega l is ta dentro de las Fuerzas Armadas (enf renta -
das ya a los sec tores quedan t i s t as); a l a cabeza de l a uou se encon t raba
Arturo Frondiz i, candida to a vicepresidente de rrotado en las e lecc iones de
1952, que buscaba la integracin de las masas peronista s.
Frondizi tena a su favor una oposicin. a l
peronismo menos rec ia que la
de otros polticos, sobre todo en las post rimeras del rgimen , y haba sabi-
do tomar tempranam ente sus distanc ias respecto del gobierno provisorio: en
junio de 1955 decla raba que no es posible seguir como ahora ni volver a la
situacin an terior al 4 de junio de 1943
56
y haca circular, en octubre de 1955,
un proyec to en favor de una centra l obrera nica" . Anclado en la l nea yr i-
goyenis ta de l vie jo par t ido radica l , contaba por otra par te , aun despus d e
la divis in par t idar ia , con una porc in importante de l apara to e lec tora l t ra -
dic iona l . Sus dec la rac iones de t in te nac iona l is ta en con tra de las concesio-
54 En Vazeilles,
op. cit. ,
pp. 282-283.
Barletta, L.,
Propsitos,
ario V, nm. 191, 31 d e julio, 1957.
" Babini , N., 1984,
op. cit.,
pp. 157 y ss.
" El 30 de noviembre, en un m ensaje radial , consagrado a cri t icar el
Informe preli-
minar sobre la situacin econmica
de Ral Prebisch, insiste en que slo debe haber un
sindicato por rama de produccin y una sola cen t ral de t rabajadores.
nes petroleras y a favor de la reactivacin de
YPF
seguan, punto por punto,
la te s is que desarrol la ra en su nica y famosa obra ,
Petrleo y Poltica,
fun-
damento de su perfil poltico.
De es te m odo, Ar turo Frondizi apareca frente a la opinin pbl ica
como un c and ida to que ma l pod a cumpl i r e l p ape l d e her edero que l a
Revolucin buscaba. Frond izi mismo se ocup de dejar lo c l aro a l des ig-
narse , e l
24
de septiembre, alternativa de gobierno: cuando todava los jefes
mil i ta res no haban f i jado fecha de e lecc iones , y cuando, a los t ropiezos, e l
radica l ismo se haba puesto de acuerdo para c i ta r la conven c in que e legi-
r a l a frmula , l a l nea
Intransigencia y Renovacin
anunc i , sorpres iva-
mente , su ca ndidatura " .
Pero sus esfuerzos por ganar e l apoyo de la Iglesia y de las direcc iones
sindicales no tuv ieron la ef icacia suficiente para impedr que la
UCR1
ocupara
e l te rcer lugar , despus de los
votos en blancp
y de l a
UCRP.
A pesa r de la s
in s i s ten tes exhor tac iones
de F rondiz i y de la rev is ta
Qu ,
ms de dos
millones de votantes obede cieron a las consignas peronistas de voto en blan-
co. Las informacione s ofrecidas por el censo fueron decisivas . Con cerca
de 25% de sufragios en blanco, superando a todos los partidos enliza , e l pero-
nis-mo aparec a com ollPil l iara fuerza pol t ica d e l pa s . Retirndose de la
Asamblea Cons t i tuyen te , como lo haba anunciado , F rondizi daba e l p ri -
mer paso en su e s tra tegia de captac in de los votos peronis tas .
El gobierno man tena la interdiccin simblica (decreto 416 1) y la pros-
cr ipc in polt ica de l peronismo, dest inad as a borrar , ms ta rde o m s tem-
prano, los restos de una dictadura. Ni la oposicin ni la intelectualidad se
levantaron de m anera notor ia contra esas dec is iones; e ran par te , de a lguna
mane ra, del orden de las cosas '. (Aun el Partido Socialista Argentino recha-
zar, en diciembre de 1960, una crtica "oportunista" de las proscripciones,
ofrecindose c omo la nica expresin legal del proletariado.) Las satisfe-
chas dec la rac iones de Bar le t ta despus de las e lecc iones de Const i tuyentes
muestran que la proscripcin del peronismo era vista como un fenmeno nor-
mal: Las cosas han ocurr ido como lo preve an los que creen en e l pueblo.
Cada uno v ot por su par t ido. Los votos en b lanco siguen siendo v otos en
blanco , agregando:
58 La Convencin de la
UCR
reunida en Tucumn alcanz a proclamar el tndem Fron-
dizi -Gmez pero dos meses de spus el radical i smo se divida.
'9 La revis ta vuelve a aparecer despus de 1955, integrando en su redaccin a nume-
rosos intelectuales; con una t i rada de a proximadame nte 200.000 ejemplares ent re 1957
y 1958, el semana rio competa con los d iarios t radicionales en la formacin de la opi-
nin.
No lo mencionan expl ici tamente tampoco los miembros de
APU,
grupo universi-
tar io de apoyo a Frondizi , cuando enumeran lo que debe hacerse por las clases popula-
res; los dos puntos que les son dedicados d ice n: d) un efect ivo mejoramiento social ,
que garantice a las clases laboriosas condiciones dignas de vida y de trabajo; e) abolicin
de la legislacin y de los organ ismos represivos.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
14/17
1 1 8
ilvia Sigal
Una nueva intelectualidad
1 9
El pas se ha pues to , a l f in , en mov imien to y e s t en ru t a . Es t e cen so devuel ve l a
confianza al pas . El pas es t en orden y no subordinado. No estamos en ma nos de
nadie . Si aplaudimos a l gobierno es porque las e lecciones del domingo son la virtual
defensa d e nues tro patrimonio materia l y moral 6 1.
Naturalmente, esta ma nera de concebir lo poltico era propia de la izquier-
da tradicional; otros, en cambio, llegaban a conclusiones muy distintas:
La Argentina no fue "peronizada" por la voluntad de na die; y nadie podr "despe-
ronizar la" por su voluntad. [ . .. ] Vano intento ser el de aqullos que quieran reha-
cer a su capr icho l as grandes cor r ien t es his t r icas na c idas de f ac tores obje t ivos
Vano intento ser el de los ingenuos o los perversos que quieran barrer la marea con
una escoba
Y el buen se nt ido de M ario Amadeo lo l levaba a e scr ibir que s i e l pue-
blo oye dec ir que los l t imos diez a r ios slo han tra do miser ia , deshonor
y vergen za , no lo creer, porque es af i rmarle una cosa que, para l , es t
desmentida por los hechos .
Si se observan tensiones en importantes sec tores de la cul tura no cabr a
deducir una cr is is genera l de la in te lec tua l idad a rgent ina . En todo caso no
en la e l i te universita r ia , que pudo emprender una modernizac in de la ense-
anza sin verse se riamente tocad a por el tortuoso proceso poltico. Las con-
vicciones del nacionalismo no se vieron tampoco quebrantadas y comienzan
a gozar de un pblico ms amplio. Desde m uy temprano
El Lder' sa le de
la oscuridad denundan do al gobiemo y al Plan Prebisch con la pluma de Artu-
ro Jauretche, e l Estatuto Legal del Coloniaje
segn Ra l Scalabrini Ortiz. El
nacionalismo de derecha haba sacado rpidamen te sus conclusiones despus
del 13 de noviembre y , bajo l a d i reccin de Snchez Sorondo , publica , a
par t ir de l 6 de junio de 1956, Az ul y Blanco; su estilo, la difusin de infor-
maciones ms o menos reservadas y , sobre todo, un tenaz enf rentamiento a l
gobierno , le aseguraron una d i fus in que exced a en mucho la que a cos-
tumbraban las hojas nadonalistasm. Tambn en 1956
Rogelio Frigerio se hace
61 Barletta, L.,
Propsitos, loc cit .
62
Jorge Abelardo Ramos en
El Lder,
2 de dic iembre de
1955, cit . en Ram os, J. A.,
1959, op. cit., p. 344.
63
Aunque las cifras parecen un tanto optimistas, anotemos que,
segn Jauretche, l le-
g a tirar doscientos
mil ejemplares. Fue cerrado a fines de
1955. Entre el 10 de noviem-
bre de 1955 y e l 25 de
enero
de 1956, bajo la direccin
de Esteban Rey se publica
Lucha
Obrera,
que, segn Norberto Galasso, lleg a tirar 140.000 ejemplares. En ene ro de 1956
el seman ario fue clausurado y Re y de tenido. Cf . Galasso, N.,
La izquierda nacional y el
FIP,
Buenos Aires, Cen tro Editor, 1983, p. 86.
" Lleg a t i rar 100.000 ejemplares, se gn Dav id Rock,
La Argentina autoritaria.
Los n acionalistas, su historia y su influencia en la vida pblica,
Buenos Aires, Ariel , 1993,
p. 191, quien cita
Azul y B lanco
del 25 de may o y del 15 de agosto de 1957.
cargo de la direccin de la revista
Que',
donde brega por el frente nacional;
la revista obtiene gracias a la colaboracin de c onocidas f iguras un xito que
justifica el apodo la Biblia dado por crculos intelectuales universitarios.
Fracciones polticas de izquierda y los estudiantes reformistas, en cam-
bio, se encontraron con un presente sustaricilinen-te distante del futuro ima-
ginado. El imponen te porcentaje de votos en blan co mostr, a las primeras,
que las c las 'es populares no se encauzaban por cauces m s clsicos, fisuran-
dos rep-r 'esentaciones previas en cuan to a su papel en la sociedad argenti-
na . Al perder sol idez la idea de una sumisin popular - a fa Voluntad omn-
moda d e un j e f e y d e un ap a ra t o , e s c a s amen t e d i s cu ti d a h a s t a en t on ce s ,
r e l lt aba a f ec t ada l a i d en t idad mi sma de l p rog r es ismo que depend a en
mat- d t -1 comportamien to de l as c l ases populares . Si se s pn salp
nads- , - t rnbrujados por l a d ic t adura del pan y de l c i rco , ahora , en
1957 ,
se
verifica la aparicin de esa misteriosa lealtad que nunc a habra existido:
En
t iempos de Pern no haba peronism o; pero
lo hay en la ac tualidad. Los desa-
ciertos de los
hombres que provisoriamente nos gobiernan han e xtrado de la entra-
a misma de
un vas to sec tor la convicc in peronis ta : le han
dado l o que no t en a ,
estructura
y razn
de ser
65.
En cuanto al movimiento estudianti l reformista, su simpata hacia los
revolucionarios de
1955 pe r t enec a ya a
un pasado que la ace le rac in de los
t i empos po l ti cos haca l e jano . La rup tura del en te nd imien to parad jico
entre militares y universitarios fue provocada por el decreto-ley
6403
del 23
de d ic iembre de 1955 , que e l iminaba l as modi f icaciones aportadas por e l
gobierno peronis ta , res tablec iendo as la Ley Avel laned a , la ica ; pero intro-
dujo al mismo tiempo un artculo que permita la creacin de universidad es
privada s, cuya cifra se hizo clebre: el artculo 28 '. La
FUBA,
que persista
en sus convicc iones todava en noviembre de
1955, comienza a inquietarse
poco despus y se in te rroga pblicamente en jul io de 1956:
Si las cosas es tn
desordenadas
no es so l amen t e porque e l t i rano l as haya sacad o d e
quicio [ .. .] . Cuando en la asa mblea de es tudiante s de Derec ho a lguien propuso, a l
mismo t i empo que e l r echazo d e l a mocin d e cen sura a l d ecre to - l ey 6403 , un vo to
de pleno a poyo a la Revolucin Libertadora, no pudimos menos que alarmarnos, por-
que e s a p ropos i c in e s t aba mos t rando e l pun to ha s t a donde s e puede l l ega r po r e l
camino irrazonad o " .
M rtires o Libres (La conf erencia que no pudo darse),
Bolet n ext ra d e
Propsitos,
23 de mayo d e 1957, p. 9.
' El decreto-ley 477 de octubre de 1955 restableca la Ley Avellan eda, pero sta, pro-
mulgada en 18 85 , dejaba al gobierno la designacin de los profesores. Fue corregida
entonces por el decreto 6403, que daba a la universidad el poder de se leccin de profe-
sores y autoridades.
67
En
Mar
Dulce,
afo II, nm. 4, julio 1956, p. 1.
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
15/17
Una nuev a intelectualidad
Tambin en julio de 1956, para Ismae l Vias,
/ e l t iempo pasado desde e l 16 de se t iembre ha desvanecido muchas esperanzas . El tono
general de la revolucin y la mayora de las medidas toma das en ma ter ia econmi-
ca , obrera y educacional parece responder a los intereses ms reac cionarios [ .. .] jun-
/ to con la evidencia de que las clases populares formaron la base la parte since ra
por lo dems d el peronismo y de que hoy son quienes ms sufren realmente con
el cam bio poltico
y la situacin engendra una cada v ez ms aguda neurosis en todos los gru-
pos progresis tas , ya que , obligados a mantener su apoyo a l gobierno por
un sen t ido de responsabi l idad hacia e l pa s y t emerosos de que caiga en
manos determinadam ente reaccionarias y permanen temente insa t i s fechos
con la may ora de los ac tos de ese gobierno".
Meses m s t arde , l a d i reccin f i rmeme nte an t iperonist a (y an t i comu-
nista) de la Federacin fue desplazada , y a partir de
1957
los nuevos d ir igentes
in t en taban hacer t r unfar l a cons igna reformis ta de "a l i anza obrero-es tu -
diant i l" ; pero los dir igentes s indica les ten an dema siado f resco e l recuerdo
del antiperonismo estudiantil, y los estudiantes, en los hechos, deban hacer
abstraccin de la ad hesin mayoritaria de la clase obrera al peronismo ima-
ginand o, como lo afirmaba la Fede racin Juvenil Comunista, lo falso de la
divisin entre peronistas y antiperonistas. Como puede suponerse, la tarea
no era fc i l y sus logros fueron magros. Tambin e l mov imiento es tudiant i l
j qued conf inado en l a poco confortable pos ic in de no se r n i peronis t a n i
ant iperonis ta , que slo su f ranca oposic in a l ant iperonismo gubernamen-
, tal haca viable.
El antiperonismo de los intelectuales progresistas se d escompon a rpi-
dameTiteTp-a7dta-merit-al-rulitura
del frei i re
que-haba apqyado a 161' mili-
ta res en
1955 , y Bar l e t t a
se arZa duram-ente con tra e l gobierno P-rbvisional:
Los liber tadores de la vspera se han con ver tido en los dominadores del d a s iguien-
te [ . . .] Antes se tor turaba, ahora se confina; an tes no se permita hablar , ahora tam-
poco [. .. ] Se dijo que no se d ar a ni un paso atrs en las venta jas obtenidas pero los
tanques en la calle hicieron retroceder a los que peleaban por e l pan d e sT hijos [ . .. ]
Los pocos que dimos la cara y alzamos la v oz repudiando la dominac in ilimitada,
podramos hoy volver a se alar los cr menes de la tirana? ' .
Ya
los fes te jos de la Revoluc in Libertadora haban of rec ido a inte lec -
tuales progresistas la desagradable sorpresa, recordada por tantos, de en con-
t ra rse con quienes todo, o casi , los opona . En es te sent ido pued e leerse e l
recuerdo de Ernesto Sba to:
" Vias, I., Miedos, complejos y
malos entendidos,
Contorno,
julio de 1956, p. 12.
Boletn extra de Propsitos, 23 de mayo de
1957,
p. 9.
Aquel l a noche de se t iembre de
1955, mientras
l os doc tores , hacendados y e scr i -
t o re s f e s t e jbamos ru idosamente en l a sa l a l a c a da de l t i rano , en un r i ncn de
l a an t ecocina v i como l as dos ind ias que a l l t r abajaban t en an l os ojos empapa-
dos de lgrimas. [. . . ] Grandes mul t itudes de compatriotas humildes estaban sim-
bo l iz ados en aque l l a s dos muchachas i nd genas que l lo raban en una coc ina d e
Salta.
[El otro rostro del
peronismo,
Buenos
Aires , 1956] .
Ligadas a o t ras el recuerdo de l as e l i t es l ibera les y los in te l ec tuales
progresistas unidos celebrando la liberacin de Pars esas ref lexiones eran
la metfora de su oposic in a l rgimen. Imgenes puestas en para le lo para
f igurar l a d i s t ancia h i s trica en t re pueblo e in te l ec tuales , d ram t icamen te
enunciada por Rozitchner en 1-956:
Por eso la l iberacin del prole tariado s igue otro camino cun
dist in to
el que
pregonamos los
intelectuales burgueses, vlido tal vez para nuestra situacin concreta
pero absolutamente incom prensible para ellos. Entre el proletar iado y n osotros hay
un abismo, ab ismo t an apas ionan t e y t an profundo como aqul de l cua l hab l aba
Pascal ".
Las fracciones progres is tas que af i rmaban haberse equivocado de
f i es t cons t ru an s imbl icamente l a Fies t a perd ida por e xcelencia : e l 17
de octubre de 1945. Da del en cuen t ro en t re e l pueblo y e l genera l Pern ,
e l peronismo lo haba e legido como fecha d e nac imiento de l m ovimiento.
Y Ernes to Sba to pod a en tonces conc lu i r, como lo hac an l o s jvenes
escr i tores , que en
1945
volv imos a equivocarnos , noso t ros, p reci samen-
te el sector ms i lustrado d el pas. Ahora bien, adoptar el 17 de octubre,
inscrip to en l a imaginera peronis t a como la e xpres in pura y espontnea
de las masa s , permi t a eludir el problema de la naturaleza d el rgimen.
Sobre es t e mi to de los orgenes y sobre esa d i s t ancia fundan te , esos in te-
lectualestdifIcaron antperonismo como un verdadero tab para la
izqfe-ca7'.
--Prn si la
intelligentsia
estaba ya conven c ida que exis t an peronis tas en
Argentina , e l peronismo, en cam bio, no era vis to como una fuerza pol t ica
viable-. Esta manera de ver ampliaba, en los hechos, la posibilidad de ca na-
lizar a las masas por los partidos, existente s o por crear.
Esto planteaba sin embargo una pregunta capita l: quin deba adaptarse ,
las masas peronistas o las formaciones polticas e intelectuales?
Rozitchner, L.,
Experiencia prole taria y experiencia burguesa,
Contorno,
nm. 7-8, p. 4.
71 Segn la feliz expresin de Oscar Tern,
Nuestros arios sesentas,
Buenos Aires, Pun-
tosur,
1991.
1 2
ilvia Sigal
-
7/26/2019 Sigal_Una Nueva Intelectualidad_1 (1)
16/17
122
ilvia Sigal
LA DISPONIBILIDAD IDEOLGICA
Recapitulemos. Las c lases populares exhiban su adhesin intac ta a l pero-
psa lo , desmintiendo lo que era , a l f in de
-
entas , l aTOd7ird7Te
-
futu-
ro poltico sin escollos para los inte lectuales y los partidos de clase s med ias;
desva nec a , por otra par te , la unidad que e l an t iperonismo haba dado a
laslu7
---
xzasprogresistas. Esta desa"
--
regacro
d-
eTm
-
geneque ro la capaci-
dad de produc cin de identidad es Polticas que haba tenido el progresismo.
A h
.
ora bien , observar t a l cr i s is y a lgunas de sus m
nifsi
-
cirie
-s
no es
suficiente. La nocin de movilizacin, segn la definiera Karl Deutsch y la
ut i l izara Gino Germani pa ra ana l izar la a dhesin obrera inic ia l a l peronis-
mo, permite comprend er, en parte, las modalidade s de solucin a esa crisis.
Para Deutsch la movilizacin social es e l proceso por el cual se quiebran los
principales conjuntos de lealtades y
commitments
de un grupo social deter-
minado, de jando una
disponibilidad
para la aceptac in de nuevas formas de
comportamiento " . Se a f irma as la re lac in entre la c r is is de un sis tema de
ideas o creencias , y una m ayor recep t iv idad a o t ros , nuevos . Mutaciones
soc iolgicas como ca mbios de residenc ia , de ocupac in, de inserc in, de
asociaciones
face to face,
de instituciones, roles y maneras de actuar, modi-
f ican las expec ta t ivas , la memoria , la s costumbre y las necesidades