Ser Humano desde la Filosofía

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 Cristóbal Holzapfel Ser-humano (cartografía antropológica) ---------------------------------------------- ------------- --------------------- 9 Desde dónde nos acercamos al ser-humano  Auto-comprensión humana e históri ca Historia magistra vitae Cicerón Ser y ser-humano  Ante todo partamos por destacar la dimensión filosófica que involucra el término ‘ser humano’, y que se dice de modo similar en distintos idiomas. Podríamos decir al respecto que se advierte algo de corte heideggeriano en ello. Los que nos distingue, nos determina y nos define a los humanos es que tenemos una relación con el ser, o como dice Heidegger, que “nos va” el ser. Por de pronto nos va el ser de distintas cosas, fenómenos, situaciones, sucesos, eventos, y demás; y este i rnos el ser supone a la vez que nos incumbe, nos importa, nos preocupa. Nos va el ser de las personas que queremos, de nuestros familiares y amigos. Nos va el ser de nuestro perro o gato. Pero también nos va el ser de los otros “seres humanos”, de los animales, de las plantas, de nuestro Planeta. El ser humano en todo lo que hace tiene esta relación con el ser de algo en particular y sobre todo en términos de irle, de preocuparle aquello, y ello atañe al físico que se pregunta por el ser de los fenómenos físicos, y precisamente porque se hace la pregunta acerca de qué son ellos; lo mismo el psicólogo o el psiquiatra que se pregunta acerca del ser de nuestra psiquis, cómo se comporta; del mismo modo el sociólogo que se pregunta acerca del ser de lo social.

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Concepción filosófica del Ser Humano

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  • Cristbal Holzapfel Ser-humano (cartografa antropolgica) --------------------------------------------------------------------------------

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    Desde dnde nos acercamos al ser-humano

    Auto-comprensin humana e histrica

    Historia magistra vitae

    Cicern

    Ser y ser-humano Ante todo partamos por destacar la dimensin filosfica que involucra el trmino ser humano, y que se dice de modo similar en distintos idiomas. Podramos decir al respecto que se advierte algo de corte heideggeriano en ello. Los que nos distingue, nos determina y nos define a los humanos es que tenemos una relacin con el ser, o como dice Heidegger, que nos va el ser. Por de pronto nos va el ser de distintas cosas, fenmenos, situaciones, sucesos, eventos, y dems; y este irnos el ser supone a la vez que nos incumbe, nos importa, nos preocupa. Nos va el ser de las personas que queremos, de nuestros familiares y amigos. Nos va el ser de nuestro perro o gato. Pero tambin nos va el ser de los otros seres humanos, de los animales, de las plantas, de nuestro Planeta. El ser humano en todo lo que hace tiene esta relacin con el ser de algo en particular y sobre todo en trminos de irle, de preocuparle aquello, y ello atae al fsico que se pregunta por el ser de los fenmenos fsicos, y precisamente porque se hace la pregunta acerca de qu son ellos; lo mismo el psiclogo o el psiquiatra que se pregunta acerca del ser de nuestra psiquis, cmo se comporta; del mismo modo el socilogo que se pregunta acerca del ser de lo social.

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    Y as como, por lo dicho, nos va el ser de esto o lo otro, lo propio del filsofo es que le vaya el ser simplemente, o como dira nuevamente Heidegger, el ser mismo (Sein selbst), y no nicamente lo que concierne a este o aquel ente. Y, como ya comenzamos por adelantar, es por ello que somos, cada uno de nosotros, ser humano.

    La pregunta por el ser caracteriza pues a la filosofa en sus rasgos esenciales. A Parmnides le debemos el vuelco de la filosofa hacia la pregunta por el ser. En rigor, l es el primero en advertir que lo ms esencial se juega en el ser, que precisamente cabe decir de algo en primersimo lugar que simplemente es. Todo lo dems que digamos: que eso sea grande o pequeo, fuerte o dbil, importante o balad, noble o vulgar, viene por aadidura.

    Para el Eleata sucede a la vez que este es no puede haber comenzado a ser porque tendra que haberlo hecho desde lo que no es, ni puede tampoco dejar de ser, porque despus de ello tendra que ser lo que no es. En este sentido, el es, en definitiva el ser, es eterno, no puede haber comenzado a ser ni puede dejar de ser, dado que ms all de esos lmites absolutos, iniciales o finales, sera el no-ser, lo que es imposible y contradictorio. Ello repele al pensamiento y el propio Parmnides en su Poema del ser sostiene tambin que Lo mismo es pensar y ser.1 Lo cierto es que en esto no tenemos alternativa: si queremos alcanzar alguna verdad, y aceptamos que en ello el pensamiento ha de ser nuestro gua, debemos someternos entonces a sus exigencias.

    De ah tambin se entiende que Parmnides pone su pensamiento en boca nada menos que de una Diosa Dike y que, ms encima no slo es la Diosa de la Justicia, sino a la vez de la Verdad. Dike significa lo recto y esto incluye tanto a la justicia como a la verdad. Y, desde luego, la Diosa de la Verdad no puede sino decir la verdad. A su vez con Parmnides se trata de una reiterada insistencia en que cada expresin del pensamiento va acompaa de la idea de necesidad jr, annke como tambin de la remisin a otra deidad Moira la Diosa del Destino.

    Pues bien, en cuanto al ser que necesariamente es eterno, cabe sostener que esta eternidad es la del eterno presente nunc stans el ahora esttico, es decir, es supra-temporal, est ms all de los avatares del tiempo y su pasar que todo lo va relegando inexorablemente al pasado. El ser que siempre es, ha sido y ser, que no puede haber comenzado ni acabar, es esttico, inmvil. Podra decirse que el es, propio de cada cosa, por de pronto de nosotros mismos como humanos, pero tambin del rbol, del animal, pero ms precisamente, de aquella flor, de aqul caracol, de esa nube, necesariamente es inmvil, y lo que observamos que cambia, se altera, se modifica, llega a ser y deja de ser, corresponde a las fenomenizaciones de eso que es. En otras

    1 Parmnides, texto griego traduccin y comentario de Alfonso Gmez Lobo, Buenos Aires: Charcas,

    1985, Fragmento B 8.

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    palabras, dentro de este es, que es eterno, que siempre es, desde luego no slo hay fenomenizaciones sino tambin individuaciones. Ahora bien, todos ellos, fenmenos e individuos, llegan a ser y dejan de ser, menos el ser. Siempre suceder que todo aparece y desaparece, se constituye y se desarma, se organiza y desorganiza, nace y muere, menos el ser. El ser mismo es la excepcin absoluta de todo ello. Siempre podremos decir que con cada cosa sucede que es esto y luego lo otro, que le pas algo, que luego cambi, se traslad, padeci, se transform, menos, siempre menos el ser. El ser es as el menos absoluto, puesto que es la excepcin.

    La concepcin del ser eterno de Parmnides, del siglo V a.C. constituye probablemente, y por las razones esbozadas, una respuesta respecto del origen del universo ms vlida que toda respuesta que nos brinde hoy en da la Astrofsica. El ser es desde siempre y ser para siempre, es inmvil en su inmensidad inconmensurable; todo cambia y se mueve en l; y, desde luego, l se hace presente y determina a cada cosa de la que decimos que es.

    En cierto modo, podramos decir, la propia Astrofsica con sus extraordinarios avances y los datos que nos suministra contribuyen a darle la razn a Parmnides. Tomemos como ejemplo nuestra Va Lctea, estas gotas de leche que de acuerdo al mito derramara Hrcules al ser amamantado por Hera; sabemos que recin desde el siglo XVIII, primero con Thomas Wright y luego con el msico y astrnomo anglo-germano William Herschel, ella es reconocida como nuestra gran casa a la que pertenecemos, y que considerando que es una galaxia, Kant es el primero en plantear que habra miles de ellas (hoy sabemos que seran cientos de miles de millones); 2 pues bien, en la medida en que han pasado en la Tierra 225 millones de aos, la Va Lctea slo ha dado una vuelta en torno a su eje; a su vez cuando nuestra galaxia ha dado muchas vueltas, Andrmeda de la cual depende, ha dado una sola; y cuando sta nuevamente ha dado muchas vueltas, Coma-Berenices, de la cual depende, ha dado una sola. Es decir, ello nos muestra (con base en la relatividad del tiempo de Einstein) que gradualmente todo lo que se mueve va quedando sometido a lo que permanece, a lo que se perpeta en el tiempo, y diramos que en el extremo asinttico de ello nos encontramos justamente con el ser.

    Por otra parte, si tenemos en cuenta lo inconmensurable hacia lo grande, con el avance cientfico reconocemos cada vez ms la inmensidad y el abismo hacia lo pequeo. La Fsica Atmica siempre est suponiendo un lmite, dado por una supuesta primera partcula. Hace no mucho tiempo eran los quarks, hoy en da son las cuerdas. Qu unidad ms pequea se descubrir a futuro? Y el problema est en que si suponemos que estamos ante una partcula absolutamente primera, de qu est hecha? De nada? Como vemos, inevitablemente, nuevamente aqu, tenemos que enfrentar el problema del no-

    2 Chronik der Deutschen (Crnica de los alemanes), Dortmund: Chronik, 1983.

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    ser. Tambin hacia lo pequeo, hacia lo menor, no cabe sino pensar que hay siempre ser, que el ser excluye toda posibilidad de lmites.

    Claro est, yo mismo y cada uno de nosotros alguna vez no fuimos, ahora somos, y luego habremos de dejar de ser, mas no el ser (menos el ser). El ser estar, ser siempre, nada ni nadie lo podr apagar, extinguir o destruir. Que esto pudiera ser una suerte de consuelo y resignacin de cara a la fragilidad y caducidad de todo! No, en absoluto, mas no deja de provocar en nosotros admiracin, siendo sta a la vez una admiracin que repercute sobre el pensamiento mismo que lo descubre.

    Y en nosotros mismos qu es lo ms permanente, y junto con ello, lo ms esencial? Justamente nuestro ser. Mas, apenas nos representamos qu somos, por de pronto, nos descubrimos genricamente como hombre o mujer. Estamos tan apegados a ello que prcticamente perdemos la relacin con nuestro ser, que es anterior a esa escisin. Eugen Fink dice lo siguiente a propsito de esto en sus Fenmenos fundamentales de la existencia humana:

    La ruptura de la existencia humana en las figuras vitales fragmentarias de hombre y mujer es ms que un hallazgo biolgico casual, ms que una condicin externa-contingente de la organizacin psicofsica la dualidad de los sexos pertenece a la estructura de ser de nuestra existencia finita y es un momento fundamental de nuestra finitud como tal.3

    Nos vivenciamos regularmente como hombre y mujer y de ah en adelante asumimos muchas otras determinaciones ms: que somos hijos o padres, que somos de tal nacionalidad, nacidos en tal parte y en tal fecha. A ello se le agregan todava otras cualificaciones ulteriores y que estn determinadas por los roles que jugamos en la sociedad: ante todo, los ya mencionados padre, madre, hijo y luego que somos profesores o estudiantes, jefes o empleados, abogados, mdicos, artistas, polticos, agricultores. Si bien, es inevitable y necesario que asumamos todos esos roles, sin embargo nada de eso es lo que primaria y originariamente somos. Y esas determinaciones tienen tanto peso que nos atrapan e inducen a cortar el vnculo con nuestro ser. Frecuentemente requerimos incluso de una crisis suscitada por un dolor profundo, por la prdida de algo o alguien muy querido, por una enfermedad aguda, por una situacin de nuestro entorno que es particularmente nociva debido a la violencia o el hambre, porque nos encontramos al borde de la muerte, para que entonces y slo entonces volvamos a sentir y contactarnos con nuestro ser. Ese contacto, por otra parte, es siempre lo que nos rescata, lo que nos salva, esto es, tiene adems un componente teraputico de sanacin.

    3 Fink, Grundphnomene des menschlichen Daseins (Fenmenos fundamentales de la existencia

    humana), Friburgo: Karl Alber, 1995. Traduccin parcial ma con apoyo de Diego Sanhueza, Miguel Pefaur, Edgar Barkemeyer, Carlos Calvo, Gonzalo Parra, Javiera Canales y Lucas Miranda. Esta traduccin se encuentra parcialmente en el sitio web www.plataforma.uchile.cl bajo cursos de formacin general (link FG), p. 150. En adelante Ffeh.

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    Ante todo, lo que impresiona de la obra filosfica que se considera la ms relevante del siglo XX Ser y tiempo de Martin Heidegger es la constatacin de que el ser ha cado en olvido y que corresponde iniciar su rescate; y ello atae no slo al ser de la plenitud, al ser de cada fenmeno, sino a nuestro propio ser. Para el pensador de la Selva Negra el ser es no slo la verdad, sino don. El ser simplemente se da (es gibt) y por ello corresponde, relativamente a l, dejarlo ser como tambin agradecer dar gracias precisamente por el don del ser (segn destacar posteriormente el pensador).

    Pues bien, nuestro ser, el humano-ser, si bien es histrico y esto significa que se va transformando en el tiempo, cabe reconocer a la vez que supone tambin cierta permanencia. Y esta permanencia, dada por nuestro propio es y que por lo mismo no es sino una manifestacin del ser de la plenitud, del ser que se individa y fenomeniza en nosotros, precisamente porque no es sino parte del pleno ser, ha de permanecer como enigma, y ello atae a la pregunta por el sentido el sentido existencial de estar aqu, de ser-en-el-mundo, de encontrarnos aqu de paso y luego desaparecer. Llegamos a este mundo y como nios no hay pregunta todava, sino a lo ms estar asombrados por todo lo que hay; en algn momento comienza a madurar la pregunta en nosotros, y si nuestra mente se mantiene abierta, de ella no escaparemos ms y hasta el mismo momento de morir, nos retiraremos de ac con la pregunta a flor de labios.

    De tal modo entonces que tanto el ser de la plenitud, como nuestro propio ser en particular, se recogen en el enigma y ah se mantienen cual colosal incgnita. Vistas las cosas as, cada concepcin antropolgica que se ha desarrollado y que indagaremos en esta obra, representa un acercamiento a nuestro ser, entre muchos otros posibles.

    Sin embargo, el ser del ser-humano se recoge en su carcter enigmtico. Si alguien pudiera responder qu es ser? como tambin qu es nuestro ser? ese sera slo un posible dios. Tal vez lo nico a mi juicio que podra considerarse como permanente en las concepciones antropolgicas es el hecho de que somos, y que somos buscadores de sentido. Pero an as, cabe agregar que, a lo largo de la historia de la filosofa la pregunta por el sentido es ms bien una pregunta tcita y que hay que esperar recin hasta el siglo XX para que esta pregunta sea asumida y planteada propiamente de modo expreso. Con todo, aunque sea en forma tcita y bajo el peso de respuestas que han parecido definitivas a lo largo de la historia, la constante del hombre es la perpetua bsqueda de sentido. Es propia del ser humano la comprensin, y sta puede ser no solamente del mundo, de los otros, sino tambin de nosotros mismos, esto es, auto-comprensin. Es ms, esta auto-comprensin, en verdad, es el fundamento de toda otra comprensin, por cuanto, por ejemplo, la comprensin que tenemos de las cosas o de los otros seres humanos, es siempre a la vez con respecto a nosotros mismos, por decirlo as, es desde nuestra perspectiva. A partir de esta auto-comprensin se explica el camino

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    que emprenderemos, ya que las concepciones antropolgicas a examinar en lo que sigue pueden verse en cada caso como el resultado de la mencionada auto-comprensin.

    Pero, sobre la base de lo que ya hemos adelantado cada una de las concepciones antropolgicas la podemos observar de acuerdo al peculiar alcance que tiene el guin de ser-humano. Claro est, este guin tiene un significado gramatical, pero, haciendo un juego deliberado, l alude tambin al guin teatral que histricamente, y segn cada concepcin antropolgica, jugamos. Es pues patente que la cuestin est entonces en cmo cumplir con este por cierto difcil guin, siendo sta la tarea de cada cual.

    Visto de este modo, lo originario es que somos cada uno ser-humano y las concepciones antropolgicas tienen as cierto carcter de mscaras o pantallas que necesitamos, justamente en la medida en que necesitamos parejamente darnos y apoyarnos en alguna auto-comprensin.

    Incluso, podramos agregar, hay en ello a la vez algo de carcter ficcional. Requerimos siempre de algn imaginario acerca de nosotros mismos, y ello por de pronto relativo a quines y qu somos. Cada concepcin antropolgica viene a ser una tentativa, tal vez inevitablemente condenada al fracaso, de responder aquello. Precisamente al hecho de que a una le siga otra que, por su parte, se valida histricamente, confirma el fracaso al que aludimos.

    De este modo, con las concepciones antropolgicas sucede algo similar a lo que atae al yo (cuyo rasgo ficcional Nietzsche destac en su Zaratustra). Por de pronto, en ello es decidor el slo hecho de que haya sueo y vigilia. Nuestro yo, y en trminos de nuestra intrnseca auto-comprensin es significativamente un yo-vigilia. Cuando nos dormimos cada noche, patentemente dejamos de ser yo. En este sentido, debera admirarnos que al despertar cada da seamos los mismos de ayer (quizs el aburrimiento en su dimensin ms profunda tiene que ver con esto).

    Pero, as como con el despertar somos los mismos de ayer, va sucediendo tambin y de modo gradual e imperceptible, por lo general, que vamos dejando de ser quienes ramos. Comenzamos as paulatinamente a ser cada vez ms otros hasta que realmente lo somos del todo, y entonces experimentamos una transformacin, una metamorfosis. Pues bien, al modo del caracterstico encuentro entre lo filogentico y lo ontogentico, con la humanidad sucede algo similar en la historia. Un buen da ella se despierta y es otra: ha surgido entonces una nueva concepcin antropolgica.

    Esbozo de las concepciones antropolgicas Proponemos en lo que sigue 12 concepciones antropolgicas que nos parece son las decisivas. Ellas son las siguientes: