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Segundo Domingo de Pascua Lecturas del día: Hechos 5:12 – 16; Salmo 118:2 – 4, 13 – 15, 22–24; Apocalipsis 1:9–11a, 12–13, 17–19; Juan 20:19–31. Dos palabras que sobresalen en el evangelio son paz y miedo. Imagine cómo estaban los discípulos después de la muerte y resurrección de Jesús: llenos de miedo y encerra- dos. ¿En algún momento, por miedo, usted tuvo que escon- derse, o silenciar sus ideas? Piense en las víctimas de abuso físico o mental, en los perseguidos por sus convicciones políticas o religiosas, y en los que silencian la verdad por miedo a la muerte. El miedo atrapa y puede confundirnos. En la muerte, Jesús triunfa sobre el pecado y la muerte misma, y abre las puertas a una nueva vida. Él detona una paz que sobrepasa toda comprensión; paz que nos ayuda a soportar el sufrimiento, paz que nos fortalece para perdonar, paz que demanda justicia. Medite en los días recién pasados. ¿Percibe usted que la muerte y resurrección de Cristo ha roto algún cerrojo en su propia vida? ¿Hay algún aspecto de su persona que necesite la paz del Resucitado? Llenos del Espíritu Santo, Cristo nos envía para ser su presencia en el mundo; presencia que encarna la paz en medio de la violencia, de la guerra y la enemistad. A cuantos encontremos a nuestro paso, debemos decir: “La paz esté contigo”, para restaurar una relación lastimada y para expe- rimentar el don maravilloso de la resurrección. ¿Cómo se hace presente la paz en su comunidad de fe y en su familia? Piense en cómo compartir el don de la paz de Cristo esta semana, en algún asilo o albergue para indigentes, o en algún refugio para víctimas de violencia doméstica. El sentido de la paz Dios de paz y fuente de toda vida te alabamos por el don de la vida nueva recibida en el bautismo. Como alguna vez tus primeros discípulos, también nosotros rehuimos tu llamada a evangelizar. Te pedimos que, a los temerosos y llenos de dudas, nos renueves la esperanza y la paz. Tú nos llamaste en el bautismo, para integrarnos a una comunidad de fe; sácanos de nuestro aislamiento. Que el Espíritu Santo nos inspire a compartir la Buena Nueva y nos llene con el gozo de tu Hijo resucitado. Planta en nuestro corazón, una valentía atrevida y una fe delicada, para que hasta el final de los tiempos tu pueblo escogido ensalce tu nombre y se regocije en la presencia de Cristo. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Domingo, 3 de abril de 2016 La Paz de Cristo

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Segundo Domingo de Pascua

Lecturas del día: Hechos 5:12 – 16; Salmo 118:2 – 4, 13 – 15, 22 – 24; Apocalipsis 1:9 – 11a, 12 – 13, 17 – 19; Juan 20:19 – 31. Dos palabras que sobresalen en el evangelio son paz y miedo. Imagine cómo estaban los discípulos después de la muerte y resurrección de Jesús: llenos de miedo y encerra-dos. ¿En algún momento, por miedo, usted tuvo que escon-derse, o silenciar sus ideas? Piense en las víctimas de abuso físico o mental, en los perseguidos por sus convicciones políticas o religiosas, y en los que silencian la verdad por miedo a la muerte. El miedo atrapa y puede confundirnos. En la muerte, Jesús triunfa sobre el pecado y la muerte misma, y abre las puertas a una nueva vida. Él detona una paz que sobrepasa toda comprensión; paz que nos ayuda a soportar el sufrimiento, paz que nos fortalece para perdonar,

paz que demanda justicia. Medite en los días recién pasados. ¿Percibe usted que la muerte y resurrección de Cristo ha roto algún cerrojo en su propia vida? ¿Hay algún aspecto de su persona que necesite la paz del Resucitado? Llenos del Espíritu Santo, Cristo nos envía para ser su presencia en el mundo; presencia que encarna la paz en medio de la violencia, de la guerra y la enemistad. A cuantos encontremos a nuestro paso, debemos decir: “La paz esté contigo”, para restaurar una relación lastimada y para expe-rimentar el don maravilloso de la resurrección. ¿Cómo se hace presente la paz en su comunidad de fe y en su familia? Piense en cómo compartir el don de la paz de Cristo esta semana, en algún asilo o albergue para indigentes, o en algún refugio para víctimas de violencia doméstica.

El sentido de la pazDios de paz y fuente de toda vidate alabamos por el don de la vida nueva

recibida en el bautismo.Como alguna vez tus primeros discípulos,también nosotros rehuimos tu llamada

a evangelizar.Te pedimos que, a los temerosos

y llenos de dudas,nos renueves la esperanza y la paz.Tú nos llamaste en el bautismo,para integrarnos a una comunidad de fe;sácanos de nuestro aislamiento.Que el Espíritu Santo nos inspire a

compartir la Buena Nuevay nos llene con el gozo de tu

Hijo resucitado.Planta en nuestro corazón,una valentía atrevida y una fe delicada,para que hasta el final de los tiempostu pueblo escogido ensalce tu nombrey se regocije en la presencia de Cristo.Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Domingo, 3 de abril de 2016La Paz de Cristo

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Recursos reproducibles para Cuaresma–Triduo Pascual–Pascua 2016

La semana en casaLunes, 4 de abril de 2016Solemnidad de la AnunciaciónEl refrán del salmo, “Aquí estoy, Señor, para hacer tu volun-tad” nos desafía a reflexionar en las ocasiones de nuestra vida cuando nos hemos abierto al poder del Espíritu Santo. Como a María, quien dijo sí y fue vulnerable completamente a Dios, se nos pide darnos completamente y dar testimonio de Cristo. Al pensar en el evangelio, considere en las ocasiones en las que ha dicho no, o cuando ha tenido miedo de respon-der a la invitación de Dios para amar y anunciar la Buena Nueva. Dese un momento para rezar el Rosario o cantar el Ave María. Lecturas del día: Isaías 7:10–14; 8:10; Salmo 40:7–8a, 8b–9, 10, 11; Hebreos 10:4–10; Lucas 1:26–38.

Martes, 5 de abril de 2016ComunidadHechos hace un retrato idealizado de la vida comunitaria de la primera Iglesia. Leerlo me siembra esperanza y deseos de una experiencia más profunda de comunidad. Los principios retratados son fundamentales. ¿Cómo podemos hacer reali-dad en nuestras familias, parroquias y en la Iglesia entera esos principios? No es fácil tener un solo corazón y una sola mente. ¿Tiene la parroquia reparto de comida al que usted pueda colaborar con artículos no perecederos? ¿Puede usted llevar algunos libros a los niños de algún orfelinato o refu-gio? Lecturas del día: Hechos 4:32 – 37; Salmo 93:1ab, 1cd – 2, 5; Juan 3:7b – 15.

Miércoles, 6 de abril de 2016El amor de DiosJesús vino para mostrarnos la misericordia y el amor de Dios. Nos ha salvado por su misterio pascual. Estuvimos en la oscu-ridad, pero por el Bautismo, fuimos incorporados a Cristo e imbuidos del Espíritu Santo. Igual que los apóstoles, comparta-mos el Evangelio, sin detenernos en los riesgos. Busque un lugar de quietud para contemplar cómo Dios lo ama a usted. Si

se siente inquieto, respire profundamente y hable con Dios que siempre lo espera con amor. Lecturas del día: Hechos 5:17 – 26; Salmo 34:2 – 3, 4 – 5, 6 – 7, 8 – 9; Juan 3:16 – 21.

Jueves, 7 de abril de 2016San Juan Bautista de la SalleEl evangelio es preciso. Nos pide a asumir nuestra cruz y a hacer como Cristo: reaccionar al clamor del pobre. Como san Juan Bautista de la Salle, bendigamos el nombre del Señor y trabajemos para favorecer a los pobres y marginados de nues-tra sociedad. Lecturas del día: Hechos 5:27 – 33; Salmo 34:2 y 9, 17 – 18, 19 – 20; Juan 3:31 – 36.

Viernes, abril 8 de 2016GraciasTodo el capítulo sexto del Evangelio según san Juan trata del Pan de Vida. En el pasaje de hoy, Jesús alimenta a cinco mil. San Juan describe a Jesús dando gracias. Jesús es la fuente de todo alimento; cada vez que nos reunimos para la misa, cele-bramos este maravilloso don y recibimos el Pan de Vida y la Copa de la Salvación. En la comida de hoy, invite a que cada uno dé gracias por los dones del día o de la semana. Lecturas del día: Hechos 5:34 – 42; Salmo 27:1, 4, 13 – 14; Juan 6:1 – 15.

Sábado, 9 de abril de 2016RelegadosLa primera lectura inicia con una disputa entre los cristianos de origen griego, los helenistas y los de origen palestino, los hebreos, porque las viudas de los primeros estaban siendo relegadas. Como solución, se escogieron siete varones que atendieran a las relegadas, en lo que comúnmente se asume como el inicio del diaconado. Sabemos que la Iglesia crecía y necesitaba apoyar a todos sus miembros, sin importar de dónde vinieran. Esto ayudaba a que la Buena Nueva se propagara más fácil y rápidamente. Piense usted si su familia podría cocinar para los residentes de algún asilo o albergue y compartir la comida con ellos. Quizá puedan sacarlos a pasear y escuchar sus historias. Lecturas del día: Hechos 6:1 – 7; Salmo 33:1 – 2, 4 – 5, 18 – 19; Juan 6:16 – 21.

© 2016 Liturgy Training Publications. 1-800-933-1800. Texto de Timothy A. Johnston. Traducción de Ricardo López. Ilustración de Steve Musgrave. Texto bíblico conforme a La Biblia de nuestro pueblo. Biblia del peregrino (2011), con el debido permiso. Aprobación canónica de la Arquidiócesis de Chicago, 4 de septiembre de 2015.