Secretaría del Trabajo y Previsión So-cial. Subsecretaría "B". Unidad Coor-dinadora de Políticas, Estudios y Esta-dísticas del Trabajo.

Secretaría del Trabajo y Previsión Social

Lic. Arsenio Farell CubillasSecretario

AL ,no.e6 c19NO

~o/V/l /1':;',Lic. Manuel Gomezperalta Damir6nSubsecretario eA»

Lic. Emilio Lozoya ThalmannSubsecretario eB»

Lic. Jorge Bastarracbea SabidoOficial Mayor

Lic. Carlos Pérez GarcíaCoordinador General de Políticas,Estudios y Estadísticas del Trabajo

© Secretaría del Trabajo y Previsión SocialSubsecretaría «B»Unidad Coordinadora de Políticas,Estudios y Estadísticas del Trabajo.

Portada: ~ortesía de Myriam Cerda

Primera Edición: 1940Segunda Edición: CEHSMO, 1977Tercera Edición: UCPEET/STPS, 1986.

ISBN 968·813·253·5

Impreso y hecho en México

Printed and made in ~exico

Las opiniones expresadas son de la responsabilidadexclusiva de sus autores y ,no 'representannecesariamente las de la STPS.

Presentación

La reedición de este volumen en la colección CuadernosObreros, del acervo histórico de la Secretaría del Trabajo yPrevisión Social, busca divulgar, en la forma más ampliaposible, testimonios sobre diversos aspectos del movimientoobrero mexicano, en cumplimiento de la fracción XI delartículo noveno del Reglamento Interior de la STPS, queconfiere esta facultad a la Unidad Coordinadora de Polí-ticas, Estudios y Estadísticas del Trabajo (UCPEET) de laSubsecretaría «B».

En esta colección, la UCPEET considera pertinente ofre-cer al lector los títulos temáticamente más significativospara la conmemoración del centenario del Primero de Mayo.Igualmente, se pretende sirva como instrumento de apoyopara los cursos de formación sindical y cooperativa, queimparte dicha unidad, y a los procesos de capacitación yactualización de los trabajadores, con objeto de que se difun-da entre ellos el conocimie.nto de nuestra literatura obrera.

La tragedia del 7 de enero

La inquietud de los trabajadores se desborda en una explo-sión de donde se deriva el sacrificio de muchas vidas.

La religión, la política y las cuestiones económicas seconfunden a principio de la lucha, hasta que las activida-des se encauzan hacia un sendero de lucha social definida.

JOSÉ ORTIZ PETRICIOLI

5

NOTA: En la edición de 1977, salvo mínimos cambios, se han conservadoel contenido y la redacción originales.

Biblia e a u anuel Oro~co y Berra"Presentación

a la segunda edición

José Ortiz Petricioli nació el año de 1898 en San José Aca-tenco, estado de Puebla. Muy joven, en el año de 1914, ini-ció su carrera periodística en El Pueblo y poco después, en1915, participó activamente en el movimiento revolucio-nario con el grado de subteniente en el Batallón "PabloGonzález", de la División Oriente.

Ya iniciado en las lides periodísticas, colaboró en 1919 enEl Monitor Republicano, fundado con el objeto de apoyarla candidatura del general Alvaro Obregón a la presidenciade la República. El mismo año ingresó en el Grupo Cultu-ral de la Casa del Obrero Mundial, filial de la Confedera-ción Regional Obrera Mexicana.

Junto con Juan Rico, fundó en 1921 el periódico La Lu-cha y a principios de 1922, con Felipe Carrillo Puerto, LaTierra, en Yucatán. Continuó activamente su carrera perio-dística y asumió la dirección de El Sol, en 1925.

En el lapso que media de 1926 a 1930, presidió la Co-misión Local Agraria en el Estado de México, sin que porello dejara de ejercer el periodismo colaborando con N ove-dades.

Durante doce años tuvo a su cargo la redacción del sema-nario Germinal, de Puebla, órgano oficial de la Confedera-

7

ción de Sindicatos Obreros y Campesinos de dicho estado,sin que ello afectara su colaboración con los diarios Excélsiory El Universal.

Sus inquietudes, lo llevaron a fundar periódicos talescomo 12 de Mayo y Atlas, órgano este último de la Agru-pación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas.

Independientemente de sus actividades habituales, escri-bió varios libros de versos y entre 1925 y 1965, trabajó enla preparación de las Memorias del Comité Central de laCROMo

Fue miembro fundador del Comité Técnico y de Distri-bución de Fondos de este centro.

Después de una vida fecunda y activa, falleció el 19 defebrero de 1975.

8

1Preámbulo

Escribir sobre los acontecrrruentos registrados el día 7 deenero de 1907 resulta un poco difícil, dado que todas lasversiones narradas en relación con esta jornada determi-nante del movimiento obrero organizado en nuestro paíshan sido inexactas en su mayor parte, pues en unas ha cam-peado la ignorancia sobre los acontecimientos y en otrasuna pasión que obligó a los narradores a faltar a la verdaden varios detalles. Por otra parte, la dificultad estriba en quelos pocos supervivientes que quedan de esta jornada no sehabían puesto de acuerdo sobre fechas y sucedidos cronoló-gicamente; de ahí una disparidad de narraciones que ocultan,tal vez sin un fin premeditado, el punto de vista exactosobre los orígenes de lo que a través del tiempo ha que-dado consagrado como un gesto glorioso de la clase traba-jadora.

En nuestra calidad de periodistas al servicio de la causaque defiende la CROM, hemos querido hacer un breveestudio de las condiciones en que se encontraba el proleta-riado de la región de Orizaba, el trabajador textil, sin preten-der dar una versión matemáticamente exacta de los aconte-cimientos. No creemos haber hecho, en el trabajo que

9

r------------- --- -

presentamos a la consideración de los que gusten de estudiarestos asuntos, una obra milimétricamente histórica, porquecomo ya decimos, hay innumerables dificultades con lasque se tropieza desde el momento en que se desee hacer unadetallada relación de la tragedia.

A fuer de periodistas sin apasionamientos, seguimos uncamino distinto al que siguieron todos los que han habladode este asunto. Hicimos dos entrevistas personales a testigosoculares de los acontecimientos, pero más tarde reunimosen un salón del Sindicato de Obreros y Artesanos Progresis-tas de Santa Rosa, a los que consideramos nos dieran lucesmás claras sobre lo que nosotros pretendíamos, a efecto delograr, con la discusión, unificar el criterio y llegar, hastadonde la memoria de nuestros compañeros lo permite, afechas exactas. Hubo, como es natural, dentro de la discu-sión algunas contradicciones, pero éstas quedaron aclaradastan pronto como pusimos atención en ellas.

Uno de los narradores no pudo precisarnos una fecha,pero en el transcurso de la conversación la dijo, repentina-mente, casi maquinalmente. Y esa fecha nos era muy im-portante para llenar una laguna que teníamos en nuestrainformación que le hemos dado el aspecto más o menoscronológico. Así pues, creemos que la exposición que demosen este artículo, por proceder de las fuentes donde la toma-mos, tiene grandes visos de veracidad, aun cuando debetener algunos errores dado el tiempo transcurrido desde esafecha y dado, también, que gran parte de los entrevista-dos no estuvieron en cada uno de los actos desarrollados y,por tanto, es necesario hacer concordar los datos obtenidos.entre todos siguiendo el plan que trazamos con antelación.

10

La inquietud no encuentra cauce

De las informaciones recogidas se puede llegar a las siguien-tes conclusiones: el problema, fincado en inquietudes decarácter económico, se ramificó, por el año de 1906, abar-cando la cuestión religiosa y la política, esencialmente, auncuando no eran esas cuestiones las adecuadas para resolvertales desasosiegos.

El desbordamiento de las ambiciones de las compañíasexplotadoras de la industria textil en todo el país y, en par-ticular, en la región de Orizaba, llegó a tal extremo, quelos obreros se sintieron molestos en grado superlativo,pues los pagos jornales eran completamente exiguos y lasresponsabilidades reintegrables en dinero fueron muchas. Untejedor, con dos telares, trabajando de seis de la mañana anueve de la noche, exceptuando treinta minutos al mediodíapara tomar los alimentos, ganaba solamente siete pesos a lasemana como máximo. Por otra parte, cada uno de los des-perfectos que sufrían los telares, desperfectos consistentesen roturas de piezas, etc., etc., eran por cuenta del obreroencargado de la máquina. De manera que si desgraciada-mente se rompía una "catarina", la empresa cargaba al tra-bajador la cantidad de cinco pesos, y ganando el obrero sietea la semana, resultaba que el sábado salía de su trabajo sólocon dos pesos de raya. .

La jornada era inhumana, pues independientemente delas horas de costumbre, especialmente los sábados, se tra-bajaban horas extraordinarias de manera obligatoria hastalas once de la noche, hora en que eran pagados los jornales.Las empresas tenían muchas otras disposiciones que estudia-remos cuando llegue el momento de dar a conocer el instanteen que el problema fue enfilado hacia su verdadera resolu-

ción desde el punto de vista económico, y que provocaronentre los trabajadores un sensible malestar obligándolos abuscar la forma de remediado.

Como punto fundamental para el estudio y planeamien-to de las ansiedades y zozobras producidas por la situaciónde esclavitud en que vivían, los trabajadores pensaron quesolamente unidos en un grupo podrían hallar la reforma desus medios de existencia. De manera pues, que de las nece-sidades de combatir a un enemigo común, en este caso, comosiempre, a las compañías propietarias de las fábricas en laregión, nació la idea de agruparse en forma de resistencia,unificando el criterio de todos los obreros hacia una exactacomprensión de sus problemas.

Pero la falta de orientación hacia la forma de lograr launificación hizo que los primeros organizadores se agrupa-ran en torno de un centro religioso (protestante, evangelis-ta), dirigido entonces por José Rumbia, en su calidad depastor. En este lugar fue donde los trabajadores pensaronen organizarse a efecto de estudiar y remediar sus inquie-tudes y bajo las prédicas del pastor a que nos hemos refe-rido, se logró que un buen número de obreros de la fábricade Río Blanco se congregara para formar el núcleo que, enel mes de abril de 1906, tomó el nombre de Gran Círculode Obreros Libres, del cual fue presidente Manuel Avila.

Hasta aquí, aun cuando hayan existido otras causas, hastael momento desconocidas, el motivo principal, la base fun-damental para buscar el apoyo entre sí, fue determinado poruna situación difícil de carácter económico. La mira de lostrabajadores se tendió hacia la resolución de los problemasde esta índole, pero se acercaron al centro religioso de JoséRumbia porque en ese lugar encontraron una doctrina demenos sumisión, y el propio pastor hizo concebir a los pri-

12

me~os.agrupados, la esperanza de redimirse de las garrascapiralistas, aun cuando la organización sindical de resisten-cia n~ h~biera sido planteada con toda claridad por falta deconocumentos sobre la materia.

~a n~cesi?ad de defensa contra la explotación de que eranobjeto indujo a los trabajadores a buscar lo que ya dijimos,y ello se debió a que mientras Rumbia predicaba y aconse-jaba la rebelión, los sacerdotes de otras iglesias recomenda-ban la sumisión completa tanto al poder capitalista como algobierno.

Biblioteca "

13

11

La cuestión política

Quizá los trabajadores ya sentían un odio muy acendradoen contra del gobierno del general Díaz, porque algunosmovimientos esporádicos, en diversos lugares del país, fue-ron ahogados en su cuna. A mayor abundamiento, y comopara formar alrededor de las empresas propietarias de lasfábricas una muralla de defensa, los patrones hicieron correrlas versiones de que el general Porfirio Díaz, Presidentede la República en aquel tiempo, tenía invertidos grandesintereses personales en las compañías explotadoras, y quedebido a ello, nadie podía elevar protestas de ninguna clase,sin caer en el desagrado del gobierno que castigaba talesgestos con la deportación al famoso Valle Nacional, a Quin-tana Roa, o a luchar contra los mayas irreductibles.

Dada la inquietud, basada en la desproporcionada repar-tición de la riqueza y del producto de ella, no encontrandoun cauce lógico a su remedio, y por falta de conocimientos,pues en esa época la instrucción impartida por el gobiernoera sumamente raquítica sin contar con la presión hechapor algunos sacerdotes de acuerdo con los capitalistas, sevio precisada como decimos antes, a refugiarse en una doc-trina menos conservadora. Además, como el movimiento

15

iniciado por Ricardo Flores Magón estaba desenvolviéndoserápidamente, los propios trabajadores de la región de Oriza-ba, viendo en él una esperanza de liberación económica, sele adhirieron ya en calidad de Gran Círculo de ObrerosLibres, secundando el movimiento enderezado, propiamente,contra el régimen dictatorial del general Díaz.

El aspecto político de la lucha entablada por el grupoencabezado por Flores Magón es ampliamente conocido. Sinembargo, de las pláticas que tuve con algunos de los queformaron la Mesa Directiva del Gran Círculo de ObrerosLibres, fundado en Río Blanco en abril de 1906, se despren-de que la táctica empleada por el grupo revolucionario erala de agitar a los trabajadores, basándose en el desasosiegodeque hemos hablado, llevándolos a huelgas parciales en dis-tintos lugares del país, a fin de llegar, en caso necesario, aun movimiento de carácter general y dar al traste con elrégimen porfirista.

El ofrecimiento de un cambio de régimen tendría forzosa-mente que lograr adeptos entre los explotados, pues ya sedijo que los empresarios en defensa de sus intereses, argu-yeron en voz baja, desplegándolo como rumor, que el presi-dente de la República era accionista muy importante en lascompañías. Así pues, la esperanza abrió nuevos horizontesa los trabajadores y se decidieron a luchar de manera deci-dida en favor de su propia causa. El grupo de Flores Magóninvolucró, probablemente siguiendo una táctica marxista,dentro del carácter político, el económico, y los trabajadoresaprovecharon el religioso, en el caso de Río Blanco, paraprocurar su engrandecimiento. Creemos que la actitud deJosé Rumbia al prohijar en su centro religioso a los trabaja-dores, obedeció al deseo de hacer prosélitos para la doctrina

16

que profesaba. En el mismo caso se hallaron todos los hombres que no estaban de acuerdo con la religI·ó -éPOC . b ., d n que en esa

a prrva ~, vien ose forzados a hacer juntas secretas parapropagar sus Ideas.

Biblie cea H ~Cin el D;o:;;o y Borra"

17

IIILa formación del Gran Círculo

de O breros Libres

Como una demostración de lo que estamos diciendo, y segúndatos que nos proporcionó e! compañero Pablo Gallardo,unido con Lucrecia Toriz en e! mes de abril de 1906 (nopodemos precisar la fecha porque la olvidó nuestro infor-mante) , quedó integrado, en la casa de Andrés Mota, mismolugar donde el señor José Rumbia daba sus conferencias, e!Gran Círculo de Obreros Libres, cuyo presidente fue el señorManue! Ávila y vicepresidente José Neira.

Como ya hemos dicho el grupo de trabajadores de RíoBlanco buscaba la unificación para modificar su estado devida, procurando un mejoramiento de carácter colectivo ye! señor José Rumbia, en la casa citada, reunía a un núcleobastante crecido: eran cerca de doscientos trabajadores, paradarles clases de civismo dentro de un tono revolucionarioy obrerista.

Estas enseñanzas, aunque rudimentarias, hicieron que sedeterminara la formación de! Gran Círculo de Obreros Librescuyos funcionarios principales ya dejamos anotados. El Círcu-lo de Obreros Libres se habría de enfrentar desde luego, porlo que se refiere a la cuestión política, con e! gobierno del

19

Biblioteca" ~n~;l:.~:~Qy Berra'~general Díaz, y por otra parte con el mejor~,miento ?e .lostrabajadores, tomando como base la cuestión economica,sin contar con la condición en que se encontraban de ver-daderos esclavos, pues los principales maestros de las fá~bricas eran extranjeros y trataban a los mexicanos como SIfueran bestias de carga.

A los pocos días de haber resultado electo presidente ~elGran Círculo de Obreros Libres el señor Manuel Avda,surgió una desorientación porque este que fue designadopresidente no se decidió a marchar contra el régime.n.~egobierno, y en virtud de decepciones personales, se sUl~ldo.Inmediatamente después se volvió a reunir el grupo inte-grante del Círculo de Obreros Libres y eligió ya en form~completa su Mesa Directiva, resultando integrada en la SI-guiente forma: vicepresidente en funciones de pr~sidente,José Neira; secretario, Porfirio ~eneses; pros~cretano, JuanA. Olivares; tesorero, Juan c. LIra; vocal pnmero, GenaroGuerrero, y vocal segundo, Pablo Gallardo.

Una vez fundado el Círculo, en la casa de Andrés Mota,en Río Blanco, y bajo la dirección, se puede decir espiri-tual de José Rumbia, los compañeros empezaron a celebrarjuntas con toda regularidad y a esu:diar detenid~mente laforma de resolver sus problemas, asi como a forjar los es-tatutos que deberían regir al propio Círculo. Desgraciada-mente no pudimos encontrar un ejemplar de éstos, porqueal parecer no se editaron.

El suicidio de Manuel Ávila

El señor Manuel Avila, electo presidente, fue declarado ?~-sertor del grupo porque el domingo antes de que se SUlCl-

20

dara, había presentado su renuncia al Círculo. El estado deánimo de Avila seguramente estaba en condiciones desas-trosas debido a asuntos personales, pues antes de suicidarsedio muerte a su novia.

La presencia de Avila como dirigente del Gran Círculode Obreros Libres debe haber durado cuando más veintedías, pues nuestro informante no recuerda exactamente lasfechas a que estamos haciendo mención.

Tan pronto como se supo la desaparición de Manuel Avilaasumió la presidencia José Neira, y en honor de la verdadtoda . l~, preparació? revolucionaria y toda la fuerza queadquirió el grupo mregranre del Gran Círculo de ObrerosLibres, se debió a la tenacidad incansable de este luchadorque acaba de fallecer, y a quien no pudimos entrevistarcomo lo deseábamos, debido a su enfermedad. Todavía abri-gamos la esperanza de que su esposa nos permita copiar.algunos de los documentos que tiene y en ese caso los dare-mos a conocer oportunamente.

En la asamblea en que Neira asumió la presidencia poracuerdo de los allí congregados, se acordó la fundación delperiódico Revolución Social y el personal directivo quedóintegrado en la siguiente forma: director, José Neira; admi-nistrador, Porfirio Meneses y agente de ventas, Juan A.Olivares. Este periódico semanario, sólo pudo lanzar al pú-blico tres números y otros tantos fueron repartidos de ma-nera secreta. José Rurnbia intervino directamente en laconfección de este vocero que la opresión suprimió de ma-nera drástica.

El Círculo siguió funcionando con toda normalidad en lacasa del propio Andrés Mota, hasta que surgió el incidentede que damos cuenta en seguida.

21

Cláusulas del reglamento

Entre las cláusulas del reglamento interior del Gran Círculode Obreros Libres existía una que decía más o menos losiguiente: "El miembro del Círculo que expresare su dis-gusto con palabras agrias será destituido". Se presentó unincidente y el señor Andrés Mota, propietario de la casadonde se fundó el Círculo se expresó en la forma castigadapor los Estatutos y en esa situación fue necesario buscarnueva casa y ésta fue encontrada en Nogales, patio de ElFénix, lugar donde vivía Juan Pérez Loredo miembro delCírculo. Este local está ocupado actualmente por la Organi-zación Obrera de Nogales. De manera, pues, que el cambiode domicilio se debió, además de las intemperancias deAndrés Mota; a la vigilancia y persecución de parte de lasautoridades locales.

Las labores que cada uno de los miembros del comité,pudiéramos llamarle así, o directiva, se designaron, quedan-do perfectamente delineadas, de manera que el presidenteinició desde luego el establecírniento de sucursales del GranCírculo en los distintos lugares cercanos a Río Blanco.Siguiendo la línea de conducta marcada en este sentido, eldomingo 10 de junio de 1906 quedó constituida en SantaRosa, hoy Ciudad Mendoza, la primera sucursal con lossiguientes funcionarios: presidente, Manuel Olivera; vice-presidente, Samuel A. Ramírez; secretario, José Munguía;tesorero, Antonio Raya y vocales Juan Vázquez y GabrielReza. Esta sucursal tuvo en su seno desde su fundación, másde cien socios.

Cabe anotar que en todos los casos, el presidente de lassucursales era designado por José Neira; así estaba previsto

22

en los Estatutos, y los demás funcionarios los elegía laasamblea de la sucursal formada.

Las autoridades municipales

Para po~~r dar u~a idea general de la situación política yde opresion que. remaba en toda la región fabril de Orizaba,y antes de seguir adelante en la narración de estos aconte-círnientos, es necesario hacer constar que los funcionariosmunicipales eran altos empleados de las fábricas; por ejem-plo, en Río Blanco el presidente municipal era Adolfo B.Peirot, que era al mismo tiempo tenedor de libros de lafábrica de ese lugar; en las mismas condiciones se encontra-ban ~~s autorida~:s de Nogal~s y de Santa Rosa, pues la~lecclOn democrática no era sino un engaño al pueblo yJamás resultaba electo el funcionario que los habitantes de-cidían designar.

Por otra parte, esas autoridades estaban sometidas de ma-nera dir~cta al jefe político del distrito de Orizaba, que enaquella epoca era Carlos Herrera, sustituido más tarde, des-pués de los trágicos acontecírnientos del 7 de enero de 1907,por el coronel Francisco Ruiz.

. Como dato complementario cabe recordar que el admi-nistrador de la fábrica de Río Blanco, lugar donde se ini-ció l~ trágica jornada del 7 de enero, se llamaba JorgeHarkington.

23

B "Biblioteca u Manuel C~~:~Qy orra

IVEl pacto

Tan pronto como fue organizado el Gran Círculo de Obre-ros Libres, sin que hayamos logrado saber la conexión apesar de nuestra insistencia en encontrada, se establecieronrelaciones directas con el Comité presidido por RicardoFlores Magón, y se llevó a cabo la firma de un pacto cuyoarticulado es el siguiente:

l. Se constituye el Gran Círculo de Obreros Libres con el per-sonal que suscribe, estas resoluciones. La Mesa Directiva man-tendrá relaciones secretas con la Junta Revolucionaria que resideen Sto Louis Mo., E.u.A., de la cual es presidente Ricardo FloresMagón; vicepresidente, José Sarabia; secretario, Antonio l. Vi-llarreal; tesorero, Enrique Flores Magón; primer vocal, profesorLibrado Rivera; segundo vocal, Manuel Sarabia; tercer vocal,Ladislao Bustamante.

Trabajará tal organización por los obreros del país, y, con loselementos que los correligionarios le proporcionen; luchará portodos los medios contra los oprobios del capitalismo y la dicta-dura de Porfirio Diaz.

Il. Los trabajadores que estén de acuerdo con estas resolucio-nes y anhelos de bienestar y la libertad de la patria, constituiránen las poblaciones donde residan sucursales dependientes deesta matriz.

25

III Las sucursales o ciudadanos que se conter:ten con las pre-. l' 1 comunicarán a esta matf1Z; esas sucursales

sentes reso UC10nes o la' ist« ao ciudadanos enviarán mensualme~te a. matrtZ para que e,su vez la envíe a la Junta Revolucwnaf1a de que habla la.Clau~u:la 1 según los recursos de cada uno. ~o. que ~e1e s~l ~nveí:"¡~en los gastos qtJe requiera el cumpl1lfl'!'1ent~ e a ausupor parte de la aludida Junta Revoluctonana.IV lA Junta, aparte de sus trabajos propios, 'p~ocura~á ~l ~o:

;nto de ptJblicaciones oposicionistas en MeXt-co, dHtrtb1!wafondos entre los líderes liberales, sostendrá a los que laf d1c~a-dtlra encarcele y despoje, y si se dan cas.os de que tm unCl0-nario pierda su posición por haber cumpltdo con su deber, tam-bién lo ayudará.V. La Mesa Directiva guardará absoluto secreto sobre los nom-bres de los adeptos que firmen este pr~grama .secreto. No comu-nicará entre sí a las distintas agrupaCIones smo al conv,enct':ede que son verdaderamente fieles a la ca1!sa. Pero S1 a gu~miembro no desea en ningún caso ser comumcado con los demásse servirá declarado y la Mesa respetará su voluntad.

Río Blanco, 16 de junio de 1906.

Este documento lo tomamos del libro denominado r:aHuelga de Río Blanco, firmado por los hermanos Germany Armando List Arzubide, y como nuestro lector p~ede vertiene fecha 16 de junio de 1906, y creemos q~e eXIste:unaequivocación en cuanto a aquélla, porque segun los 1ll.fo~-mes que nosotros recabamos, el. 16 de juni? ya no existiaintegrado totalmente el grupo dIrect~r de~ ,Cuculo de Obre-ros Libres como lo narramos a connnuaoon-

Efectiv;mente, según nos platicaron algu.nos de los su-pervivientes de esta jornada, el pacto fue fIrma,do por losprincipales elementos pero en fecha muy. an~enor, Y estu-vieron recibiendo correspondencia y pubhcaclOnes que les

26

llegaron de la Junta Revolucionaria a que estamos aludien-do, y las relaciones fueron las que dieron al Círculo deObreros Libres, la tendencia política en contra del régimende Po~firio I?iaz,. tomando como base la caida de éste, pararemediar la inquietud en que estaban debatiéndose los tra-bajadores.

Independientemente de que el gobierno tendría que con-siderar como subversiva toda labor que se desarrollara desdeel punto de vista económico, el movimiento iniciado por lostrabajadores tuvo la agravante, para el grupo que estaba ene~ pode~, de haber tratado de echar por tierra el régimendictatorial, atacando multitud de intereses de los funciona-rios que formaban parte de este régimen.

Es por ello que las autoridades civiles y militares tendríanque tomar una decisiva participación, hasta hacer desapare-cer lo poco que quedaba del Gran Círculo de Obreros Libresdespués de culminar con la tragedia del 7 de enero de 1907-

No se llegó a la inattguración del nueuo local

Una vez conseguido el nuevo local donde deberían radicarlas. oficinas del Gran Círculo, dicho lugar elegido estabaubicado en el patio de El Fénix, en Nogales, donde se acor-dó fuera celebrada una sesión solemne para inaugurado, yal efecto, José Neira citó a reuni-ón a las 10 de la mañanadel jueves 14 de junio, dia festivo (¿Corpus?). Con estemotivo un numeroso grupo de trabajadores se dedicó a ador-nar el salón, poner asientos, a levantar un estrado con laintención de presentado en las mejores condiciones, peroel tiempo pasaba y José Neira no llegaba al lugar de lareunión. Pocos momentos antes de las 10 de la mañana

27

se recibió un recado del propio Neira, manifestando quedebería suspenderse definitivamente la sesión inaugural por-que, según se sabe, tuvo amenazas de parte de las autorida-des para que tal acto no se celebrara.

Los trabajadores ya reunidos en el Gran Círculo habíantenido necesidad de enfrentarse con las amenazas de partede las autoridades locales; en algunos casos, el jefe políti-co de Orizaba había llamado a diversos miembros de ladirectiva tratando de convencerlos para abandonar la empre-sa y denunciar a sus compañeros, Pero los directores siguie-ron firmes en su actitud rebelde.

El compañero Pablo Gallardo nos hizo una relación máso menos detallada a partir de este momento, y nos dijo losiguiente:

Todo el grupo, que en su mayor parte se componía de obrerosde la fábrica de Río Blanco estaba reunido en Nogales, ador-nando el salón y haciendo los preparativos para que el acto dela inattguración fuera en verdad solemne, pero como a las nuevey media recibimos un recado de Neira por medio del cual nosdecía que saliéramos todos del salón, porque se suspendía laasamblea en virtud de alguna contrariedad suscitada con las auto-ridades de Orizaba a donde había sido llamado. Al principio nosresistimos y contestamos a Neir« que la asamblea debería ejec-tuarse a pesar de todo, pero al final acordamos trasladamos aRío Blanco y salimos en grupos nutridos hacia la población cerocana. Nosotros no nos dimos cuenta sino hasta el salir, de que enla plazuela de frente al local, ocupado hoy por el jardín deNogales, entonces era el paradero de coches de Orizaba deno-minado El Urbano, estaban los rurales en actitud hostil, disol-viendo a los grupos que salían de las oficinas. Seguimos hastaRío Blanco, los miembros de la Mesa Directiva, y en la casa dePorjirio Meneses encontramos a Neira, y allí acordamos que losdirectivos únicamente, se reunieran en el solar de José Moralesmás arriba del Puente de los Patos, dentro de la jurisdicciónde Nogales. Después de este acuerdo, salieron de la casa de

28

Meneses, además de éste, Neira, Olivares, Guerrero y el quekabla, y al darse cuenta de que los seguían los rurales y la po-i1cí~, el grupo se disp~só y sólo entraron a la casa de Morales,Neir«, Meneses y Olivares.

Guerr~ro y yo -sigue diciendo Gallardo-, nos quedamos fueray tuv~mos que hacer el papel de distraídos cortando ramas delos árboles y florecillas,. con el objeto de q~e la policía no nosmolestara, pero no pudtmos entrar, por más que lo intentamosa la casa de Morales, porque hubiéramos despertado sospechas ;tal vez hubieran aprehendido a los que adentro estaban. Entre-tanto las horas pasaron y por la noche, según informes quetengo, como a las dos de la mañana, Neira fue sacado junto conlos otros dos compañeros escondidos con rumbo a Maltrata dedon!-e pertiero» a la ciudad de México y después a los Est~dosUnidos a reumrse con la Junta Revolucionaria de los hermanosFlores Magón.

El solar de José Morales estaba ubicado en el lugar de-nominado entonces Motzorongo. De esta manera el día 15de junio de 1906 por la Persecución tan encarnizada departe de las autoridades, quedó desintegrado el Gran Círculode Obreros Libres que tan fugaz vida tuviera y que sine~bargo, podemos considerar como la piedra básica, el ci-miento sobre el cual se levantó días más tarde el gestoheroico de los trabajadores que culminó con la tragedia del7 de enero de 1907.

29

vLucrecia Toriz

La señora Lucrecia Toriz fue esposa del compañero PabloGallardo, y éste nos narró la vida que con ella llevaba yno pudo ser más calamitosa, dado el carácter de aquélla.Pero más vale que dejemos la palabra al propio interesado,porque nadie como él puede decirnos el criterio íntimoformado con motivo de actos privados en los cuales se refle-ja la verdadera ideología de esta mujer.

Antes de seguir adelante, es necesario hacer la aclaraciónde que si vamos a ocupar unas cuantas líneas con la perso-nalidad de esta señora es: primero, porque no fue una delas precursoras del movimiento obrero, y segundo, porquequeremos destruir ese error ya que no sólo ho ayudó a losrebeldes de aquella época sino que sirvió de instrumento alos funcionarios del gobierno para encarcelar y expulsarde la región a algunos de los más entusiastas luchadores dela causa del pueblo.

Pablo Gallardo nos dijo:

Cuando yo fui electo miembro de la Mesa Directiva del Círculode Obreros Libres, tuve como primer opositor al desempeño demi comisión a Lucrecia. Constantemente me reprochaba el hechode que yo perteneciera a ese grupo y de noche, en mis horas

31

Biblioteca "t4anuel OrazcO y Berra~ .desocupadas -trabajaba de día-, tenía que hacer los traba10sde estadística y los recibos correspondientes, porque nos habíamosfijado la cuota de $0.25 por matrícula o inscripción y $0.15semanarios de cuota ordinaria para el sostenimiento de los gastosque tuviera el Gran Círculo de Obreros Libres. Entonces usá-bamos todavía luz de petróleo y yo me ponía a trabajar en ladocumentación a que me refiero, después de que Lucrecia ter-minaba sus labores en la cocina o en el lavadero. Pero siempreprovocaba 1m disgusto el hecho de que yo siguiera con la luzencendida hasta la media noche, dado que ella buscaba siemprela manera de conoencerme de que no tenía yo razón para actuardentro del Círculo. Llegaron las cosas al extremo que ella llegóa amenazarme diciéndome que si no me separaba del grupo de"bandidos", me denunciaría ante las autoridades. Como no meseparé porque mi ideología era firme, ella me denunció comovocal del Círculo y después de la persecución tan terrible, queculminó con la dispersión de los directores del Círculo, el 15de junio, fui aprehendido y llevado a la Jefatura de policía deOrizaba. No pararon ahí mis desventuras provocadas por la ac-titud de esta mujer, porque al no poder obligarme a dar algunadeclaración que comprometiera a los demás elementos del Círculo,recordando una de las cláusulas de nuestros Estatutos por mediode la cual nos comprometíamos a arrostrar solos las consecuen-cias de nuestra actitud ante las autoridades, fui enviado a SanJuan de Ulúa, y de allí, como soldado, en uno de los muchosbatallones que se integraban con los elementos rebeldes al go-bierno. Algún tiempo después, ya pasada la tragedia del 7 deenero, volví a Orizaba y nuevamente Lucrecia Toriz, al trataryo de ver a mis hijos, volvió a denunciarme y fui reintegradoal ejército de donde yo me había fugado tanto por venir a asis-tirla en la enfermedad que ella me dio a conocer, como por nopoder seguir soportando los rigores de la campaña de QuintanaRoo. •

Hasta aquí, hemos hablado a grandes rasgos de la acti-tud asumida por Lucrecia Toriz en el terreno que pudiéramosllamar hogareño, pero en su vida pública fue la absolutanegación de todo lo que constituyera el bienestar de los tra-

32

bajadores, porque a pesar de pertenecer a ellos, no supoentender su posición ni dar a sus hijos esa firmeza de criterioque el padre sustentó.

y aun a trueque de romper el orden cronológico quemás o menos hemos llavado en nuestra narración, es nece-sario brincar el periodo comprendido de junio de 1906 a 7de enero de 1907 para explicar la participación que ellatuvo personalmente en la tragedia, de donde han partidolas falsas versiones que se le atribuyen en el sentido de serla precursora de las libertades y conquistas que hoy tienenlos trabajadores.

El día 7 de enero de 1907, los trabajadores de Río Bla ..'1Coincendiaron la tienda de raya de Victor Garcin (de estohablaremos en otro capítulo), y al saberse la noticia enla casa de Lucrecia y al 'ver que no estaban con ella todossus hijos, salió a buscar los que faltaban, temerosa de queles hubiera ocurrido algo; y como era muy conocida entrelos trabajadores que estaban amotinados aunque no preci-samente por su actitud de revolucionaria, sino como esposade Gallardo, llegó saludando a todos los que a su pasoencontraba hasta colocarse al frente del grupo que se hallabacontemplando el incendio de la tienda. Ella se vio obligadaa sumarse a las filas de protesta por la exaltación momen-tánea y según algunos camaradas la vieron que efectivamenteprincipió el avance con la columna de trabajadores conrumbo a la villa de Nogales.

A partir de este momento nadie la volvió a ver. Los ca-maradas que desde Río Blanco hasta Nogales desfilaron,no recuerdan que Lucrecia haya estado presente cuando elincendio de la tienda de Garcin en esta última villa. Másbien parece que en la primera oportunidad que tuvo, aban-donó la columna y regresó a su casa, para no volver a

33

ocuparse más de las cuestiones obreras. En los días siguien-tes, para nada intervino en las pugnas que los trabajadoressostuvieron por su mejoramiento y se dedicó a vivir supropia vida alrededor de sus hijos, sin preocuparse de 10que e! pueblo perseguía.

Nadie vio ningún acto que pudiera hacerla distinguirsecomo ahora se pretende hacer creer; nadie se dio cuenta deque tuviera gestos de rebeldía y que ellos fueran un incen-tivo para que los trabajadores siguieran en su lucha. Enton-ces ¿de dónde surge la personalidad de Lucrecia Toriz comoprecursora del movimiento obrero? Vamos a estudiar estapregunta.

Revisamos con minuciosidad todas las crónicas de la épo-ca; consultamos lo poco que se ha escrito sobre este par-ticular y en ninguna parte encontramos su nombre de dondepudiéramos desprender su heroicidad en la tragedia a queestamos aludiendo. El Imparcial, fechado el viernes 11 deenero de 1907, publicó una nota en la que dice que lamujer que iba al frente "azuzando" a los trabajadores, quefue aprehendida e internada en la cárcel de Río Blanco ypocos días después libertada es Margarita Martínez y unaseñora de nombre Juana, cuyo apellido no quedó consignado.

De manera pues, que sólo el deseo de falsear la verdadhace que en e! libro llamado La Huelga de Río Blanco loshermanos List Arzubide hubieran escrito el siguiente pá-rrafo:

... iba a sonar la hora de la matanza, cuando entre la turba,desgreñada, haraposa, en el rostro el gesto de la rabia, el puñotendido hacia los sicarios, y levantando en alto una banderaroji-negra, una mujer se adelantó increpando a los soldados. Erala.!magen misma de la miseria: Lscrecia Toriz, la hija del pueblo;h~1a,esposa y madre de obreros, cuyo hogar no conoció sino el

34

dolor, surgida de la p~ebe como la viva encarnación de aquellahora, y avanzaba hostil contra los defensores del privilegio ...

El párrafo que transcribimos nos muestra de una maneraclara y precisa que los señores Arzubide falsearon los hechosy la prueba de ello es que no llevaron los trabajadores comosímbolo la bandera roji-negra, pues en esta época todavíano era considerada como emblema de los trabajadores; e!pabellón que llevaban los huelguistas era el tricolor, yel grito de guerra era el de ¡Viva México!

De manera que si en un detalle tan importante históri-camente hablando, en aras de una pasión que podría justi-ficarse cuando se habla de! futuro, pero no cuando se relatalo pasado, se falsean los hechos en tal forma, es absoluta-mente fácil concluir que sólo una cuestión de carácter per-sonal o de interés político hace surgir a Lucrecia Toriz comoheroína en aquellos hechos y olvidar completamente lafigura, esa sí, grande, de Anselma Sierra que recibió en elPuente de los Patos a los rurales, haciéndoles fuego con unapistola que tenía y que a resultas de esa actitud tuvo quehuir para siempre de Santa Rosa, lugar de su residencia,y morir en lugares lejanos a esta villa. No queremos porsupuesto opacar lo que hubiera podido hacer Lucrecia el 7de enero. Repetimos que en verdad desfiló entre los com-pañeros de Río Blanco hacia Nogales, pero hasta ahí nadamás: es decir, que al llegar a Nogales ya no se le volvióa ver y la mejor prueba es que no sufrió ninguna de lasconsecuencias de la actitud presuntamente asumida y quepudo seguir viviendo tranquilamente en Río Blanco hastavolver a denunciar, por segunda vez a su marido, PabloGallardo, como desertor del ejército cuando éste llegó aRío Blanco porque ella le pidió ayuda por estar enferma.

35

En la misma villa de Nogales hay una escuela que llevael nombre de Lucrecia y en México, según noticias quetenemos, se le ha levantado un monumento como precurso-ra del movimiento obrero.

José Morales, presidente swtituto

Ya dijimos que el 15 de junio quedó prácticamente desin-regrado el grupo directivo del Gran Círculo de ObrerosLibres, pues los principales organizadores se vieron obli-gados a abandonar la región: unos hacia México, otros con-signados al servicio de las armas, otros más, como José C.Lira, fueron llevados presos a Orizaba y otros encarceladosen San Juan de Ulúa de manera, pues, que los principalesorganizadores desaparecieron del plan de actividades por lasrazones ya expuestas. Sin embargo, la lucha emprendida nodebía morir y los trabajadores lograron en parte rehacersey José Morales, aquel en cuya casa debía haberse hecho laúltima junta, se autodesignó presidente del Gran Círculode Obreros Libres en sustitución de José Neira. No tenemosnoticia exacta sobre la determinación que tomó Morales,pero sí nos han dicho algunos de los supervivientes queno fue electo en ninguna asamblea, sino que José Neira fuequien expresó su deseo de ser sustituido por aquél.

Ya en este terreno la situación, los trabajadores enfilaronhacia el plan económico la solución de sus problemas y enSanta Rosa, hoy Camerino Mendoza, en virtud de las difi-cultades surgidas entre los trocileros y la empresa por malmaterial principiaron a hacer reuniones en la casa de unode los trabajadores de apellido Montiel en el lugar llamadoVista Hermosa, para cambiar impresiones sobre el particular,y en vista de que Miguel Olivera había declarado no querer

36

seguir siendo presidente de la sucursal del Círculo de ObrerosLibres, se pidió a Río Blanco que designara uno nuevo,recayendo el nombramiento en Rafael Moreno, que aunquesi bien es cierto no era trabajador de la fábrica, sí era unsimpatizador ferviente de la modificación del régimen. Comovicepresidente quedó Manuel Juárez. No tenemos exacta-mente la fecha en que tales designaciones se hicieron, perodeben haber sido pocas semanas después, porque el 18 dejulio de 1906 dio principio una serie de paros o huelgashechas por los trabajadores, por el problema que ya dejamosanotado, movimientos que fueron preparando el terreno parallevar a cabo el que culminó con la tragedia.

En las discusiones de los problemas de carácter económicolos trabajadores presentaron los siguientes: las responsabili-dades en efectivo por las piezas que se rompieran; la formade registro de los trabajadores a la hora de salir a tomar susalimentos; las jornadas inhumanas, que eran: en hilados endos turnos de las seis de la mañana a las ocho de la nochey de las ocho de la noche a las seis de la mañana; en tejidosde las seis de la mañana a las nueve de la noche.

La tarifa de responsabilidades reintegrables en efectivo erala siguiente, en parte: por rotura de un pasatrama $0.25;por alguna canilla tirada en el suelo $0.10; por la reja delpasatrama $0.20; por rotura de una lanzadera $1.00; porrotura de alguna pieza de los árboles de los chicotes $0.50;por rotura de una catarina $5.00; por mala limpieza, segúnjuicio del jefe del departamento, $0.50.

Es necesario hacer notar que con la jornada de que sehabla, en el departamento de tejidos, y con dos telares, eltrabajador sólo ganaba $7.00 a la semana. En el departa-mento de estampado el obrero que llegaba a sacar un sueldomáximo, cosa inusitada, alcanzaba a $4.20 a la semana.

37

Además, cuando se acercaba una fiesta católica o de otraíndole, la empresa mandaba poner un cartel en todos losdepartamentos o en la puerta, anunciando que exactamentela víspera habría velada forzosa hasta las once de la noche,además de quirarles la contribución correspondiente en efec-tivo, para los festejos o ceremonias del día siguiente. Lossábados la velada era forzosa porque a los trabajadores seles pagaba sus jornales hasta las once o doce de la noche.

Casi todos los maestros de los talleres eran extranjeros;de manera que adictos en forma incondicional a las empre-sas, ejercían pésimo trato a los trabajadores a quienes consi-deraban como seres inferiores, sin contar con que se lesdaba el trabajo a titulo de caridad, para que no murierande hambre. Estos hombres que llegaron a México en con-diciones absolutamente miserables, como en el caso de Gar-cín, lograron hacer buenos capitales a costa del sacrificio denuestros compatriotas, pero jamás reconocieron, ni despuésde su derrota, que debían gratitud a un país que los habíarecibido con los brazos abiertos, proporcionándoles los me-dios de llegar al lugar donde llegaron por su riqueza.

El cuerpo de rurales tenía en todas las fábricas (hacemosnotar que estamos hablando especialmente de Santa Rosaque es el lugar de donde tomamos últimamente los datos),gente al servicio de las factorías para hacer los registros delos obreros a la salida de sus labores. Entrando los trabaja-dores a las seis de la mañana tenían media hora para al-morzar, a las doce del día, pero como eran más de mil qui-nientos los obreros de Santa Rosa, resultaba que los que seformaban hasta el final de la fila, casi no les alcanzaba eltiempo de tomar sus alimentos, pues la media hora secomputaba a partir del momento en que sonaba el silbato.En ese momento se formaba la fila y todos pretendían ir

38

a la cabeza para que el tiempo les alcanzara. De manera,pues, que para muchos, la media hora para los alimentos noexistía y debían de seguir trabajando toda la tarde con soloel ligero desayuno que tomaban a las cinco y media de lamañana. Por este detalle podrán darse cuenta nuestros lec-tores de que las labores eran agotadoras y a eso debía agre-garse la mezquina alimentación dados los salarios de enton-ces y más todavía que en algunas ocasiones no podían tomadani siquiera con oportunidad.

A los exiguos sueldos que los obreros sacaban al final dela semana, siempre había un descuento que hacerles, puestenían la obligación de cooperar para toda clase de festejos,especialmente por lo que se refería a los religiosos.

Sería prolijo enumerar la serie de molestias que los tra-bajadores tenían en relación con las empresas donde presta-ban sus servicios, además de que no tenemos con toda exac-titud los datos, y sólo nos concretaremos a exponer, a vuelapluma, estos casos ya anotados, pues resulta inútil agregara ellos la falta de libertad individual para los trabajadoresporque esas condiciones, producto del medio en que vivíael pueblo bajo el régimen dictatorial del general Díaz, soncompletamente conocidos por todos los mexicanos. En elterreno personal de las libertades, los trabajadores teníanprohibido leer periódicos, recibir visitas en su casa, que nofueran del agrado de la fábrica y, además, la obligación im-prescindible de hacer sus compras en la tienda de raya, queen la época a que nos referimos pertenecía a Víctor Garcín.A este señor pertenecían las tiendas de raya ubicadas en RíoBlanco, en Nogales y Santa Rosa.

""\ f'M ••~O y lorraBibfloteca ")ftan v ~,- ~u

39

VIUna comisión en México

La misma situación imperante en la región de Orizaba,existía en diversos estados de la República, especialmenteen Puebla y Tlaxcala, donde según el folleto publicado porel compañero Fernando Rodarte, 7 de enero de 1907 Puebla-Orizaba, editado por Alfredo del Bosque, se había nombradouna comisión integrada por Pascual Mendoza, Santiago Cor-tés, Adolfo Ramírez y Antonio Espinosa para que en re-presentación de la mayor parte de las fábricas de esa re-gión, entrevistaran al señor presidente de la República aefecto de resolver la situación tan angustiosa de los traba-jadores. Como los dos grupos que se siguieron denominandoCírculo de Obreros Libres, el de Puebla y el de Río Blancose encontraban en perfectas relaciones y se habían prome-tido mutua ayuda, unificaron la comisión y por parte deRío Blanco se sumaron a nombre de los obreros de la re-gión orizabeña los compañeros José Morales y José MaríaMendoza para que en el mes de diciembre de 1906 sellevara a cabo la entrevista con el primer mandatario dela nación.

Algunos compañeros asientan que la huelga de Pueblay Tlaxcala debería ser sostenida y ayudada económicamente

41-

por los trabajadores de Orizaba, ~ro :s el. caso. que la acti-tud de los obreros poblanos y orizabeños Iba siendo secun-dada de tal manera, en todo el país, que el día 2 de enerode 1907, en el Estado de México estalló un .movÍ1~ientosimilar en las fábricas de María y La Industria N acional.Un periódico de la época asienta que los trab~jadores fuero?al movimiento porque sabían que los de Orizaba consegui-rían algunas mejoras y. que ellos también ?e~eaban obt~-nedas. En el caso especial del Estado de México, el mOVI-miento no duró mucho tiempo porque el día 4 de enero delmismo año, el presidente de la Liga de Obreros de Tolucagiró órdenes telegráficas para que se reanudaran las labores,cosa que se llevó a cabo.

Fernando Rodarte, en la narración a que aludimos antes,nos asegura que no hubo huelga propiamente dicha, sino unparo hecho por los industriales para evitar que los obrerosde la región orizabeña ayudaran económicamente a los dePuebla y Tlaxcala, pero existe el antecedente de que en SantaRosa, por ejemplo, los movimientos huelguísticos fueronconstantes a partir del 18 de julio de 1906, tal como ya lodejamos asentado. Estos movimientos de protesta no fuerongenerales, -sino por secciones y por fábricas, en t~da la re-gión y se sucedieron con frecuencia hasta que a finales delaño, los industriales se negaron a entrar en arreglos con susobreros, esperando el fallo que habría de emitir el presi-dente de la República y decretaron el cierre de las factoríaspersiguiendo rendir por hambre a los rebeldes.

Si bien es cierto que existía un compromiso de mutuaayuda entre los elementos que formaban los diferentes gru-pos obreros en todo el país, compromiso sugerido y quizáfirmado, debido a la labor hecha por el Comité Revolucio-nario presidido por Flores Magón, también es cierto que en

42

cada. uno de los lugares de la República donde había unafábrica del ramo textil existían dificultades entre patrones yobreros.

Las crónicas periodísticas de la época y artículos edito-riales, ~~eron, q~e la ~ctitud de los trabajadores era huelguis-ea. QU1zahabla mteres de parte de los periodistas, todos ellosal servicio del gobierno, de culpar de la situación prevale-ciente a los trabajadores, pero la verdad es que era tal laexplotación que no hubiera sido posible seguida soportandosi~ tener un gesto de rebeldía. Pues en cada lugar del paísexistía el mismo conflicto, agudizado en Puebla, Tlaxcalay toda la región de Orizaba, fácil es llegar a la conclusiónde que ningún grupo podía prestarse ayuda económica entresí aunque los deseos fueran vehementes.. De ~na manera o de otra, es decir, fuera huelga o paroindustrial, con los movimientos escalonados, iniciados enjulio de 1906 en la región de Orizaba, los obreros se deba-tían en un ambiente de miseria tanto por la falta de ingresosen numerario como porque la tienda de raya se negaba apr~porciona~les provisiones de boca, ya que Garcín, propie-tarro de vanas de ellas, era un protegido por las empresas.Sin embargo, durante algún tiempo y como lenitivo a lasituación tan difícil, Arturo Ortega, de Nogales y GuillermoOrtega, de Santa Rosa, estuvieron ayudando a los trabaja-dores, proporcionándoles víveres, como maíz, frijol y azúcar,hasta donde sus posibilidades lo permitían. Estas mercancíasfueron vendidas a crédito y es de justicia agradecer tal gestoa los mencionados, porque había un completo desdén paratodos aquellos que se hallaban afiliados al movimiento reivin-dicador.

De todas maneras, era necesario buscar una solución a lagrave situación en que se encontraban los trabajadores, y

43

creyendo éstos que las más altas autoridades del país lesharían justicia, nombraron la Comisión a que antes nos re-ferimos, integrada por dos de sus más genuinos represen-tantes, a fin de que entrevistaran al general Díaz y fueraeste funcionario quien resolviera la situación por medio deun fallo arbitral, puesto que con los industriales no se habíapodido llegar a ninguna conclusión que dejara satisfechas lasdemandas.

En estas mismas condiciones llegamos hasta el 4 de enerode 1907 en que según las noticias publicadas, los industrialesde Puebla se reunieron para resolver el estado de huelga enesa entidad. Los trabajadores comisionados entrevistaron alseñor Ramón Corral, vicepresidente de la República y segu-ramente sin que podamos afirmarlo categóricamente, ese díales fue entregado el fallo presidencial. El Imparcial de fecha5 de enero, publicó el fallo aludido que por ser un docu-mento de trascendental importancia publicamos íntegro apesar de ser ya conocido.

El documento a que nos referimos dice textualmente así:

Artículo 1. El lunes 7 de enero de 1907 se abrirán todas lasfábricas que actualmente están cerradas en los estados de Puebla,Veracmz, [alisto, Querétaro, Tlaxcala JI Distrito Federal; todoslos obreros entrarán a trabajar en ellas sujetos a los reglamentosvigentes el día de clausurarse o que sus propietarios hayan dicta-do posteriormente, JI a las costumbres establecidas.

Artículo 2. Los industriales dueños de dichas fábricas por mediode los representantes que se hallen en esta capital, ofrece alPresidente de la República, contÍ11uarhaciendo el estudio que hanemprendido desde antes de la huerga actualmente de los obreros,C011objeto de enviar las tarifas de todas las fábricas, sobre lasbases siguientes:

l. Los obreros que trabaja11 en las máquinas de preparación,hilados y tejidos, en una fábrica, recibirán salarios iguales a los

44

Biblioteca "M nual Cd:CO y Borra"que percib~~ los t:ab~jadore~ de su clase, en las demás fábricasde una regson o distrito [abril, en donde las condiciones de vida" de trabajo sean idénticas.

ll. Los d~;nás tra~aja~or.es de las fábricas, no comprendidosen la fracc1O'I}anterior, m~lttJlendo los maestros, cabos, etc., seránpagados. segsen los convenios que celebran con los administradoresrespecuoos. .

Ill., La nivelación de los sueldo: a que se refiere la fracción 1,sera sobre l~ base de aceptar para cada región el promedio de lastarifas ya ajustadas en cada región para productos de igual clase.

IV. . S.e establecerá el sistema de pagar promedios a juicio deladmtntstrador, a los obreros que produzcan más y mejor de loque norma/mente hacen sus compañeros.

V. Los industriales ofrecen al Presidente realizar las reformasa que se reliere esta cláusula lo más pronto que sea posible.

Artículo 3. Se es~ablecerá en las fábricas el sistema de dar acada ob~ero una libreta, con las contraseñas necesarias para matttentz~tdad y en la cual se anotarán los datos que se considerennecesarios :especto a /a ~tlena conducta, laboriosidad y aptitttdes~el operario. Las anotac~ones que el administrador haga en lashb:etas, las hará constar e1Zun registro y se tendrá el mayorcuidado en que sean enteramente imparciales y verdaderas Cuan.c!o u~ ob~ero Pierda Slt libreta se le dará otra a Slt cost; en latntel~gel1Cta de que el valor de ella no exceder' d . 'a e cmceeniacentav~s. ~?S obreros, cuando ingresen en una fábrica, tendrán~ obl;g~uon de ~resentar Slt libreta al administrador, y éste

eb~r~ ftrmar la hbreta al aceptar al obrero y también cuandoel ulttmo se haya separado de la fábrica.

ArtÍ~ul~ 4. Ofrecen los señores industriales al PresidenJe de laRepu,bh~a, oC1,¿par~edesde:luego en estttdiat· los reglamentos delas fabrtcas,. para mtrod~tctr en ellas las reformas y modificacio-nes que esumen com/eruentes, tamo para garantizar los interesesy [a buena marcha .de sus establecimientos, como para mejorarhasta do~~e sea pos~ble, la .sitt~ación de los obreros. Especialment~111troductran las mejoras ssgzaentes,

45

1. Las multas que se establezcan por falta de cumplimiento delos obreros y por otras que se expresará,,!.en los reE¡lamentos, ,sedestinarán íntegras a un fondo para aUXIliara las oiadas y buér-fanos de los obreros.

ll. No se harán descuentos a los obreros para pago de medici-nas, para fiestas religiosas y profanas ni para otros fines. Cadafábrica pagará un médico por "iguala" para que lo ocupen losobreros que lo deseen.

lll. Solamente se cobrarán a los obreros las lanzaderas, y otrosmateriales de las fábricas que se destruyan por su culpa, perono los que se rompan o concluyan por el uso a que están desti-nadas. Esto se determinará por el administrador, tomando enconsideración los informes de los maestros.

IV. Los obreros podrán recibir en Stt habitación a las personasque estimen conveniente, quedando a cargo de la autoridad losreglamentos que sean necesarios para la conservación d~l orden,de la moral y de la higiene y la manera de hacerse cttmpltr.

V. Cuando un obrero sea separado de la fábrica por causas queno constituyan delito o de los que castigan las leyes o estánprevistos en los reglamentos de las fábricas, tendrán un plazo deseis días para desocupar la casa que esté ocupando, contándoseeste plazo desde que se pague su raya. Cuando su separación severifique por causa que amerite castigo impuesto por la Ley oporque en los registros de los obreros que se acostumbren a lasentradas y salidas de las fábricas, o que cometa cualquiera otrade las infracciones que motiven esos registros, deberá desocuparla casa en el mismo día que se le pague su raya.

Artículo 5. Los obreros que tengan alguna reclamación o soli-citud que hacer, la presentarán personalmente por escrito, queformularán ellos mismos al administrador, quien deberá coma-nicarles la resolución que se dicte a más tardar en término dequince días. Los obreros quedarán obligados a continuar en eltrabajo durante el tiempo que dilatare la resolución, y si cuandoésta se les dé a conocer no quedaren satisfechos, podrán sepa-rarse del trabajo.

46

Artículo 6. Los industriales procurarán mejorar las escuelas quehay .actualmente en.~as fábricas y crearlas donde no las haya, conel fm de que los htJos de los obreros reciban educación gratuita.

Artículo 7. No se admitirán niños menores de siete años en lasfábricas para trabajar, y mayores de esa edad sólo se admitiráncon el consentimiento de sus padres, y en todo caso no se les darátr~bajo sino una parte del día para que tengan tiempo de concu-rrz« a las escuelas hasta que terminen su instrucción primariaelemental, Se recomienda a los gobernadores de los estados res.pec!wos, y a.la .Secretaría de Instrucción Pública, por lo que sereft~r~ al ptStrtto Federal que establezcan las reglamentacionesy vtgtl~ncta de las escuelas de las fábricas, de manera que quedegaranttzada la educación de los hijos de los obreros.

Artícul? 8. Los obreros deberán aceptar que los jefes políticosrespect~~o~, nombren p~rsonal que se encargue de la dirección delos periádicos .que publtquen, con el objeto de que en ellos no sedeslicen mJu,rtas para nadie, ni se publiquen doctrinas subversi-v~s que ex~~t~ a los mismos obreros. Éstos podrán escribir e11dichos pe:todtcos, dentro de .esos límites, todo lo que gusten,~on ~l objeto, ~e levantar el nwel de las clases trabajadoras y detnsptrarles habttos de compañerismo, de orden y de ahorro.

Artículo 9. Los obreros quedan comprometidos a no promoverhuelgas, y menos intempestivas, puesto que en la cláusula V see~tablece la forrn:a de qu~ hagan conocer sus quejas y sus soliocitudes, con el fm de sattSfacerlas hasta donde sea jttsto.

El mismo periódico, El 1r:zPa:;ial, co.n fecha del domingo6 de en~~o de. 1907, publicación que podemos considerarcomo oficial, dio una nota haciendo el resumen de las huel-ga~ de los hilanderos registradas en la República, en la si-guienre forma:

Coahui!a, 7,. Calima, 2; Chiap~s, 1; Chihuahua, 3; Toluca, 8;Gu.anaJu~to, 6,. Guerrero, 2; Hidalgo, 3; Jalisco, 5; México, 8;Mtckoacan, 4; Nuevo !-eón, 4; Oaxaca, 1; Puebla, 32; Querétaro,4; Sinaloe, 1; San Luis Potosí, 1; Sonora, 1,. Tlaxcala, 9; Vera.

47

crez, 13; Tepic, 2; Distrito Federal, 11. Todo lo que hace untotal de 93 fábricas.

Este informe viene a confirmar, de manera absolutamentecompleta, que en Orizaba lo que se registró fue una huelgade parte de los trabajadores, y que todas ellas fueron elproducto tanto del desasosiego como de la agitación revo-lucionaria hecha por el grupo presidido por los hermanosFlores Magón, quienes, como decíamos al principio, su obrasocial es completamente conocida, pero se creyó que deberíaaparejarse el cambio de régimen político con el cambio derégimen económico. Naturalmente que por instinto de con-servación los dos regímenes se vieron obligados a unirse ya luchar con todos las fuerzas con que contaban para tratarde ahogar, aunque sin conseguido, el movimiento libertariode los trabajadores en pro de una vida más humana.

Los obreros in conformes

El domingo 6 de enero se llevó a cabo un mitin en el TeatroGorostiza de la ciudad de Orizaba y en él, José Moralesinformó a los obreros reunidos sobre el fallo pronunciadopor el presidente de la República. Se dio lectura al docu-mento que hemos transcrito y los obreros quedaron incon-formes, y la mayor parte se negó a entrar a sus labores aldía siguiente, tal como el fallo lo ordenaba, sosteniendoque las cláusulas dictadas por el general Díaz, no resolvíanen ninguna forma el conflicto planteado y en cambio entre-gaba atados de pies y manos los intereses de los trabajadoresa los grupos patronales. En esa misma reunión José Morales,fue tildado de traidor a los ideales de los trabajadores yexpulsado de su seno, considerándolo indigno de pertenecera él.

48

Algunos de los supervivientes de los cya, nos dijeron que entre las cosa~ que Josf ~~r;l~~ ~u~t,n~o;o %alar~ón de orgullo, era un retrato del generat ¿i la.e tea o a el personalmente. La verdad es que durant aZ1tiempo que josé M 1 f' e ee 1 e ora es ue presidente sustituto del G

talbrlceuo de Obreros .Libres logró engrandecer su casa y r:~cer una gran tienda T b f 'el dí 7 d ' } arn as cosas ueron quemadas

la. e enero a las 10 de la noche probablemente~os mismos rurales obedeciendo órdenes' superiores A p p~r.e. ent~nces José Morales no volvió a tener r: arnr

tlClpaclOn en los asuntos obreros. n111guna par-

49

VIIEl día 7 de enero

El 7 de enero, a las cinco de la mañana, como de costum-bre, todas las fábricas de la región de Orizaba silbaronpreviniendo a los trabajadores que a la hora usual, las fá-bricas se habían abierto y que deberían entrar a sus labores.La mayor parte de los obreros, ya así se había notado du-rante el mitin en el teatro Gorostiza, estaba inconformecon la resolución adoptada por el gobierno, y decidió noentrar a trabajar, especialmente en la fábrica de Río Blancoque fue donde se inició la protesta, que más tarde se gene-ralizó.

En la fábrica de Santa Rosa entraron algunos obreros,pero pocos momentos después se salieron abandonando lafábrica.

Algunos de los testigos presenciales de los hechos nos lonarran de la siguiente manera:

"Empezaba apenas a clarear el día. Eran como las seisde la mañana. A la entrada de la fábrica de Río Blanco,vigilada por el cuerpo de rurales se amotinó la gente, ymuchas mujeres, ocultas entre los árboles, aplicaron la ac-ción directa en contra de los trabajadores que pretendíanreanudar las labores, de manera que se logró que la mayo-

51

ría de ellos siguieran en pie de huelga, de con~ormidad conel criterio sustentado en el mitin del día antenor,

Frente a la fábrica se encontraba la tienda de raya delseñor Víctor Garcín; en esta tienda además de vender todaclase de artículos de primera necesidad se vendía pan, ycomo a las seis de la mañana, salió de la tienda un pana-dero cargando una canasta, y se dirigió a la fábrica, segu-ramente con la intención de llevar el pan para los emplea-dos de la factoría. El mozo no tomó en cuenta que teníaque pasar en medio de una muchedumbre con el ánimocompletamente caldeado por las injustic,ias sufridas, y ~;e-yendo, ingenuamente, que su paso no sena una provocacion,se decidió y siguió adelante tratando de atravesar el grupode compañeros huelguistas.

Existe la circunstancia de que con anterioridad, algunasmujeres se acercaron a Víctor Garcín pidiéndole víveres acrédito y este señor, probablemente de acuerdo con las em-presas para presionar por hambre a los trabajadores, nególa mercancía solicitada y en cambio prodigó una andanadade insultos a las solicitantes. La actitud de éste, extranjeroa mayor abundamiento, había creado un odio hacia. él. departe de la multitud, de manera pues, que los acontecuruen-tos que posteriormente se sucedieron, no fuero~ sino el de~-cargo de la cólera popular en contra de qUlen se hablaenriquecido por la explotación inmoderada de aquellos aquienes les negaba el derecho a vivir.

Decíamos que el mozo de la panadería se aventuró apasar entre los huelguistas y precisamente a unos cuantosmetros de la puerta de la fábrica, alguno de los trabajadores,que no fue posible saber quién, dio un golpe a la canastay el pan cayó al suelo. La mercancía fue pisoteada y el~10Z0 se vio obligado a abandonar el canasto y dirigirse

52Biblioteca ti Manuel Om2~O y Borra"

nuevamente a la tienda. El señor Garcín insistió en la in-tención de que el pan fuera llevado a la fábrica, y volvióa mandar al mismo panadero con una nueva canasta demercancía, pero los trabajadores repitieron las esc~?as an-teriores. Inmediatamente después que el mozo salto de latienda, Víctor Garcín se creyó en peligro y entonce~ cerrólas puertas de la tienda, lo que originó que los trabajadoresgritaran: ¡No cierren, no somos ladrones!

En la precipitación de cerrar el establecimiento, los pro-pietarios se olvidaron de poner las made.ras a uno de losaparadores, dejando al descubierto el cristal. ~ntonces,. ~también se ignora quién fue, uno de los ~uelgUlstas arrojouna piedra haciendo pedazos el vidrio. Esta fu.e la señalpara el motín. Por el cristal roto alg,:nos trabajadores pe-netraron al interior de la tienda y abriendo las puertas co-menzaron a saqueada tirando en mitad de la calle toda lamercancía.

Cuentan que el señor Garcin, víctima de un profundopavor, salió por la parte trasera de la tienda y el mismomozo que trató de llevar el pan a la fábrica lo metió dentrode un costal, lo cargó y se dirigió a la fábrica protegidopor los rurales en donde el fugitivo se escondió hasta des-pués de que pasó el motín.

En el periódico El País del viernes 11 de enero, el señorGarcín, seguramente avergonzado de su fuga, declaró pormedio de una carta que él había salido de la tienda valien-temente en medio de los huelguistas.

Durante el saqueo de la tienda algunas voces se oyeron,insinuando la quema del establecimiento y los que estabanen el interior aprovecharon algunos botes de materias in-flamables y le prendieron fuego.

Todas estas escenas se sucedieron rápidamente y los ru-

53

rales, que estaban de guardia en la fábrica, no interveníantodavía seguramente por falta de instrucciones para ello,porque nadie podía prever los acontecimientos que se ibana desarrollar. El incendio provocó como era natural mayorexaltación y la venganza popular se enfiló, especialmente,en contra de Víctor Garcín y en esas condiciones los traba-jadores comenzaron a amotinarse y a desfilar con rumboa Nogales, donde como ya dijimos, había otra tienda deraya, así como en Santa Rosa, de! mismo propietario.

En los momentos en que desfilaba el grupo hacia No-gales fue vista, por la única vez, Lucrecia Toriz, porque laque llevaba una bandera tricolor, lanzando gritos de ¡VivaMéxico!, era Margarita Martínez, quien sí acompañó a lostrabajadores hasta Nogales donde la tienda de raya sufrióla misma suerte que la primera.

A las diez de la mañana llegó a Río Blanco el jefe po-lítico de Orizaba señor Carlos Herrera con una compañíadel Trece Batallón, la que siguió hacia Nogales y se ordenóque las tropas abrieran fuego contra los trabajadores. Laprimera descarga hecha por las fuerzas del Trece Batallóny por los rurales fue en e! Callejón del Arco, en Nogales,donde en la actualidad está el frontón.

Entonces fue cuando cayeron en realidad las primerasvíctimas, como a las once de la mañana después de que fuequemada la tienda de raya.

La columna se dirigió hacia Santa Rosa, lugar donde lostrabajadores también estaban ya amotinados y habían incen-diado la tienda «El Modelo» propiedad del tantas vecesmencionado Garcín. Esta tienda estaba ubicada donde poste-riormente existió la casa de Camerino Z. Mendoza. La co-lumna fue perseguida, acosada y diezmada en el trayecto deNogales a Santa Rosa.

54

Cuando los trabajadores llegaron a Santa Rosa persegui-dos por los soldados del Trece Batallón y los R~al~s, seencontraron con la señora Anselma Sierra, propietana deuna tiendita, que en esa región se le llama «changarro»,quien al darse cuenta de la persecución tan encarnizada deque eran objeto los obreros, regresó a su tienda y se armóde una pistola, y parapetada en el Puente de los Patos,puente que era entonces el límite entre Río Blanco y No-gales, hizo fuego contra los soldados.

La superioridad de las armas deberían vencer la resisten-cia de los trabajadores, y Anselma Sierra tuvo que huir, acampo traviesa, hacia Maltrata para desaparecer posterior-mente de la región orizabeña para siempre, pues no pudojamás regresar a Santa Rosa porque las persecuciones secontinuaron hasta mucho tiempo después.

Los trabajadores, inermes en su mayoría, ignorantes decómo podrían defenderse de la feroz acometida, se dispersa-ron y los de Río Blanco buscaron refugio en los montescercanos. Al abrigo de los peñascos y de los árboles pasarontoda la noche del 7 de enero. Las esposas de algunos anteel temor a la fuerza bruta, no permitían que sus familiaresbajaran del monte y hasta allá les llevaron su alim~ntación.Como a las diez de la noche, los que estaban refugiados ene! cerro oyeron un estruendo y poco después vieron las lucesde un incendio. Emisarios que les llegaron procedentes deRío Blanco, les informaron que e! incendio provenía dela casa de José Morales. Tampoco se logró saber si ese in-cendio fue provocado por los trabajadores que considerarona José Morales como traidor o por las fuerzas federalesque trataron de arrasar todo lo que a trabajadores organi-zados se refiriera. La prensa de esa época sostiene que Ma-nuel Juárez fue quien provocó este incendio, pero no es de

55

creerse tal versión, dado que los diarios eran completamenteparciales en favor de la dictadura.

Un estado de intranquilidad, un constante choque nervio-so, dominó toda la noche del 7 de enero en las tres villas:Nogales, Río Blanco y Santa Rosa, porque a cada momentose oían descargas de fusilería y era fácil suponer que estasdescargas eran lanzadas en contra de los trabajadores.

El saldo sangriento de esta jornada fue muy grande; apesar de que las fuerzas impidieron que los habitantes sedieran cuenta de la cantidad de muertos, algunos lograroncontemplar escenas verdaderamente macabras. Nos informa-ron que en la estación de Río Blanco concentraron cincoplataformas llenas de cadáveres y que uno de ellos iba en-vuelto en la bandera tricolor. A las cinco de la tarde deese día de dolorosos recuerdos, partió un tren con rumboa Veracruz llevando gran cantidad de muertos para ser arro-jados al mar. Ni siquiera a ser sepultados tenían derecholos trabajadores.

El martes ocho de enero llegaron a Orizaba el generalJoaquín Mass y el coronel Felipe Mier, con el DiecisieteBatallón. El general Rosalino Martínez, subsecretario deGuerra también llegó a Santa Rosa en las primeras horasde la madrugada del martes ocho de enero. Ese mismo díafue sustituido el jefe político de Orizaba, señor Carlos Herre-ra, por el coronel Francisco Ruiz.

Durante los dos días siguientes al siete de enero, la agi-tación no se calmó y los elementos del gobierno teníaninstrucciones de asesinar o fusilar a todo el que se hicierasospechoso. De este modo resultó tanta gente muerta, víc-tima de órdenes inconscientes."

56

VIII

El asesinato de Rafael Moreno

El Imparcial fechado el jueves 10 de enero de 1907, pu-blica una nota que dice:

Orizaba, enero 9 de 1907, a las 2.30 p.m. Informa el jefe po-litico que hoya primera hora un grupo de obreros se presentóen actitud hostil a Santa Rosa. La fuerza hizo uso de sus armasy resultaron cinco muertos, entre ellos Rafael MoreilO y ManuelJuárez, presidente y vicepresidente de la sucursal del Círculo deObreros Libres en Santa Rosa. Moreno y Juárez habíanse rebe-lado contra el presidente de la Matriz Obrera, José Moralesllamándolo traidor por el hecho de haber aceptado las basesresueltas en esa capital. Juárez instigó para que fuera quemadala casa de Morales. El mismo Jttárez organizó la huelga hacepoco, que dttró tres semanas desoyendo las palabras de las auto-ridades. Se han abierto los talleres con poca asistencia de obre-ros. Todo está tranquilo hoy.

El corresponsal.

A pesar de las informaciones que transcribimos, los he-chos, en relación con la muerte de los compañeros Morenoy J uárez fueron de distinta manera.

57

Veamos cómo los narran los testigos presenciales:

El martes ocho de enero, a las nueve de la mañana fueronaprehendidos Rafael More1zo, en su casa habitación; vivía enla Auenid« ]uárez, pasando el límite con Nogales, y Manuel]uárez en la su')/a. El aprehensor de este último fue Juan Gon-zález dirigiendo a un grupo de la policía.

Durante todo el día las autoridades no permitiéron que nadiehablara con los detenidos qtte se encontraban presos en el cuar·tel, y al día siguiente a las cinco de la mañana, los llevaronfrente a la puerta de la fábrica en Santa Rosa. Una vez en eselugar los mrales les dijeron que en virtud de que no teniendelito de ninguna clase podían irse a sus casas. ]uárez y Mormzoemprendieron el camino y a unos cuantos metros, fueron acri-billados a balazos. Se les aplicó la ley que desde entonces hastanuestros días se conoce con el nombre de Ley Fuga. More'noapenas si tuvo tiempo de caminar unos mantos pasos y precisa-mente en la esquina donde estuoo ubicada la tienda del señorGarcin, antes de atravesar el puente divisorio con Nogales, don-de existe actualmente un desnivel y junto a la puerta de lafábrica que queda frente a la carretera, cayó muerto. Manuel]uárez sí pudo alcanzar a pasar el pttente y murió en jurisdic-ción de Nogales.

El viernes 11 de enero según declaraciones oficiales, ema-nadas de las autoridades locales, y por órdenes del gobiernode México, fue clausurado el local que ocupaba el GranCírculo de Obreros Libres en Nogales.

Para terminar esta corta crónica, queremos fijar la aten-ción en que El País, fechado el 12 de enero de 1907, pu-blica una noticia afirmando que un teniente y diez ruralesfueron pasados por las armas, el propio día, porque se ne-garon a hacer fuego contra los trabajadores.

58

¡ateca "Manuel G¡'llZi!O y Berra'~Lo qne nos dijo doña Perfectita

. ~on el deseo de ampliar con impresiones de los super-vrvientes nuestra narración, buscamos a la señora PerfectaMacías, para que nos ilustrara sobre lo que ella hubieravisto. Nos sirvió de guía el compañero Nicolás Villa. Lle-gamos a la casa de la señora y hablamos con ella. Ya estámuy anciana, le falta el oído y cuando en alas de la con-v~rsación la llevamos a contemplar escenas retrospectivas,VImos sus ojos llenos de lágrimas, como si volviera a viviraquellos instantes trágicos que sirvieron de cimiento a loque es-ahora la organización obrera.

Perfectita fue parienta política de Anselma Sierra. Y anuestras preguntas y haciendo un esfuerzo de memoria nosdice: '

Serían: como las siete y media de la mañana mando yo regresabade m~ mandado. Ya me habían dicho que en Río Blanco estabansaqueando el comercio. Mi comadre ]ustina me dijo: ((Ya estáardiendo Río Blanco". Efectivamente dirigí la vista en la di-recc~ón que. me dijeron y vi una gran humareda, entonces memet; .en "!lt cas~ a dejar la compra. Momentos después volvía salir, v~ que mce~dMban la tienda del señor Garcín 'J quelos .trabaJadores habMn sacado una caja fuerte y trataban deabrirla. No lo. lograron hacer porque la caja fuerte era muygrande y de [ieero. Después de esto vi llegar a los federales yAnselma Sierra salió de su "changarro" y parapetada en elpuente comenzó a disparar su pistola.

No apreh~ndie.,on a Anselma y tuvo que huir. El ((changarro"estaba Itb,cado en lo que antes era la quinta Nogales pasandoel Piten te, que servía como límite a Nogales y Santa Rosa.

No ~s verdad -sigtte diciendo la señora-, qtte los trabajadoreshttb~eran robado algo, porque cuando los federales llegaron es-cogieron la mayor parte de la mercancía y mucha de ella la

59

arrojaron al río. Los federales entraron por el rumbo de la esta-cián y recogieron la caja fuerte la que según supe después fueabierta y se encontró en ella mucho dinero.

Le pedimos a la señora que nos narre su impresión cuan-do la muerte de Rafael Moreno y Manuel Juárez, y laviejecita se estremece al recordar aquellas escenas:

Los mataron por la espalda -nos dijo-, después de baberlesdicho que iban libres. Y el señor More1w era un hombre muybueno, muy leal, mtty honrado, y murió en la "bajadita", frentea la fábrica. [uárez mltrió an poco más allá del puente.

Media hora de charla, triste por cierto, tuvimos con laseñora. Removimos con los recuerdos muchos sentimientosque laceraron el corazón de la viejecita. Su memoria, a pesarde las fallas que ya tiene, ella misma nos lo dijo, volvió aponer ante sus ojos las escenas de horror que hace tantosaños contemplaron. Y al notar que nuestro deseo de inves-tigadores deprimía a la señora, nos despedimos de ella lle-vando un dato que es de gran importancia para nosotros:Los obreros no robaban.

Posteriormente, haciendo nuevas investigaciones, logra-mos saber que cuando las cajas del señor Garcín fueronabiertas se encontraron más de $160,000.00 en efectivo yacciones. Eso prueba que el movimiento decretado por lostrabajadores de la región de Orizaba no fue con fines derobo, sino ejerciendo un legítimo derecho de defensa con-tra la inicua explotación de que eran objeto.

60

IXConclusiones

Después de leer este ensayo histórico, tal vez incompletoy escaso de detalles porque sobre esto poco se ha escrito,el lector puede llegar a las siguientes conclusiones:

Primera. Existía un estado de inqtúetud entre los trabajadOt'es,debido a las condiciones económicas en que se encontraban.Segunda. Estudiando la forma de resoloer el problema econá-mico llegaron a la conclusión de que era necesario unificarse.Tercera. Por falta de conocimientos y de tina tendencia deter-minada hacia la lucba de emancipación social, se vieron obli-gados a tmine, dentro de un centro religioso, al movimientoet~cabezad? por el Comité pr~sidido por Flores Magón, que sibien es cierto que su tendencia de liberación económica estabacompletamente definida, también es cierto que aparejaba elcambio de régimen económico, al cambio de régimen político.Cuarta. Lucrecia Toriz no fue, en manera alguna, precursora de1(/ tragedia del día 7 de enero, yQuinta. No hubo, por último, víctimas en Río Blanco. sinohasta desp~és de que se inició el tumulto, porqtte ya dijimosque la prnner« descarga en contra de los trabajadores, hechapor las fuerzas del gobierno, ftte en el callejón de los Arcos enNogales.

Desde hace muchos años teníamos el íntimo deseo deescribir algo sobre esta gran tragedia, la cual podemos con-

61

siderar como crrruentos de la organización obrera en laregión de Orizaba. En muchos otros estados, tal como apun-tamos brevemente en nuestra narración, se sentía la mismainquietud y la misma ansia de liberación, pero la regiónorizabeña, la Pluviosilla, de maravillosas perspectivas, fuela elegida por el destino para fincar los primeros pasos ha-cia la construcción de la CROM, este gran edificio socialdonde cada uno de los trabajadores, cual más cual menos,ha puesto su contribución para construido, parte de sus en-tusiasmos y de sus anhelos, fragmentos de su espíritu azo-tado por la miseria, para que sirva como blasón a las gene-raciones venideras y como broquel donde se estrellan lasambiciones bastardas.

Esta misma obra que ahora terminamos, este ensayo his-tórico que más bien es una reseña incompleta, es nuestrograno de arena para el conocimiento de los problemas queagitan a la clase trabajadora. No tiene más importanciaque dejar caer un rayo de luz, difuso si se quiere, sobreacontecimientos que habrán de normar para siempre la ac-tuación del obrerismo organizado en lo futuro.

Sobre esta misma cuestión, tan amplia porque abarca unconglomerado muy grande de obreros, se podrían bordarmiles y miles de razoriamientos que llevaran al convenci-miento de cuantos lo leyeran, el pensamiento filosófico delas doctrinas sustentadas por el movimiento obrero en su

\ iniciación. Pero nuestra capacidad intelectual nos impidehacer una obra de tal magnitud, en la que deben cooperartodos los que puedan dar un dato, una frase o una fórmula,que marque a los futuros luchadores la ruta que debenseguir hacia su completa liberación económica.

BibJioteca u Manuel Orozco y Borra"62

Bibliografía

La Huelga. de Río Blanco.Armando y Germán List Arzubide.

7 de enero de 1907.Fernando Rodarte.

Periódicos de la época.

CoNTRIBUYERON

Clementina Santoyo.Nicolás Villa.Pablo Gallardo.Perfecta Macías.Irineo Gutiérrez.Florentino Enríquez,lferminio Guerrero.Irineo Silva.Lucio Villegas.Antioco Mosqueda.Ramón G. Camarilla.Antonio Reina.

ESCRITOPor órdenes del Comité Central de la CROM

SUGERIOOPor Eucario León.

63

La tragedia del 7 de enero, número 5de la colección Cuadernos Obreros de laSTPS/UCPEET, se terminó de imprimiren el segundo semestre de 1986 en TALLE-RES GRÁFICOSDE LA NACIÓN, Av. Canaldel Norte 80, CP 06280 México, D.F.El ti raje consta de 1,500 ejemplares, mássobrantes para reposición. Responsable dela publicación: Subcoordinación de Pro-gramas Institucionales y Documentaciónde la UCPEET. Los encargados de la edi-ción fueron los Departamentos de Edicióny de Publicaciones Laborales de la Direc-ción de Documentación y Publicacionesde la UCPEET, Dr. Vértiz 96, colonia delos Doctores CP 06720, Delegación Cuauh-témoc, México, D.F. La edición estuvo

al cuidado de Eduardo Osuna.