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    1 Preparado por Patricio Barros

    Seccin 10

    Conversacin 64

    VIDA IGUAL A MUERTE

    (DE KIERKEGAARD)

    Copenhague, 6 de enero.

    Entre los manuscritos inditos de la coleccin Everett hall una libreta con apuntes

    desordenados, escritos en lengua dinamarquesa; lo traje aqu a Copenhague a fin

    de que me los tradujeran.

    El joven profesor Olaf Rasmussen, despus de examinar el cuadernillo me dijo que

    se trata de pensamientos inditos de un valor inestimable, pues ha reconocido la

    escritura del famoso Sren Kierkegaard, primer patriarca del existencialismo.

    Segn parece, Kierkegaard tena la intencin de escribir, antes de morir, una obra

    nueva, y tal vez esos apuntes en mi poder son la prueba ltima de su pensamiento.

    El profesor Rasmussen fotografi una a una todas las pginas de la libreta e hizo

    para m una diligente traduccin del contenido.

    El libro del malhadado filsofo hubiera tenido por ttulo Vida Igual a Muerte, y sucomienzo era el siguiente

    Platn escribi que la filosofa es una preparacin para la muerte. Pero debi haber

    dicho que la vida misma, en su conjunto, no es otra cosa que la preparacin y

    actuacin progresiva de la muerte. Lo que llamamos vida es la agona, ms o menos

    prolongada, entre la salida de la Nada y el regreso a la Nada. Entiendo la Nada en el

    sentido material y humano. En verdad, la fe nos asegura que su verdadero nombre

    es Dios, pero no se cambia la sustancia de las cosas, porque la existencia en el

    abismo divino, antes y despus de nuestra fugaz aparicin terrena, contina siendo

    para la mente humana un misterio, o sea, en definitiva, similar a la Nada.

    Al nacer se comienza a morir. Segn los fsicos y los mdicos, cada da se anula

    alguna partecita de nosotros. Por lo tanto, la vida no es resistencia contra la

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    muerte, como alguno podra pensarlo, sino una cotidiana aceptacin de la misma, o

    sea, no otra cosa que una forma de la muerte...

    Cuando el mstico dice que es necesario morir al mundo no hace ms que repetir lo

    que en realidad nos sucede a todos y todos los das. El vivir no es ms que un

    continuo renunciar, una prdida perpetua, una anulacin jams interrumpida.

    El asceta, el mstico y el santo no hacen ms que esforzarse por abreviar los

    tiempos, por acelerar esa disolucin universal de los vivientes.

    * * *

    Dios conden al hombre a una sepultura diaria en el sueo, para recordarle esta

    verdad saludable y fundamental: no hay diversidad sustancial entre la vida y la

    muerte.

    * * *

    Quiz Dios cre a Eva durante el sueo, facsmil de la muerte de Adn, para

    ensearnos que la vida no puede proceder sino de la muerte.

    * * *

    En el Breviario Romano hay un texto que dice as: Media vita in morte sumos. La

    diferencia profunda entre los hombres es solamente sta: que los muertos se burlan

    de estar vivos, mientras que algunos vivos saben con certeza que estn muertos en

    cuanto estn "nel mezzo del cammin di nostra vita".

    * * *

    Lo que muchos consideran ser propiedades de la vida, amor, creacin, felicidad,

    para los ojos del filsofo y del cristiano se demuestra ser completamente imposible.

    El amor, que debera ser ensimismamiento, no es ms que el sueo de dos

    egosmos solitarios; la creacin, incluso en los genios ms poderosos, es tan slo

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    una final confesin de impotencia; la felicidad no existe sino como ilusin relativa

    del pasado o como ilusin que se ubica en el futuro. Por lo tanto, la vida no existe

    en realidad, por esto existe solamente su opuesto: la muerte.

    * * *

    Mi agona a la que, vctima tambin yo del error comn, frecuentemente denomin

    vida, est por concluir. Pero, si en la vida no hallamos otra cosa que muerte, lcito

    es suponer que el estado denominado por nosotros muerte, por retorsin o

    devolucin dialctica ser la vida, aquella vida verdadera, que anhelamos

    intilmente en la prolongada agona de la tierra.

    * * *

    Cristo fue condenado a muerte ya desde su nacimiento (la matanza de los

    inocentes en Beln) para significar el fin ltimo y supremo de su venida al mundo:

    ser muerto. Entre esas dos condenas a muerte, la de Herodes y la de Caifs,

    adquiere consistencia y significado la "vida" de Jess. Es el Muerto por excelencia, y

    por esto es el nico que tiene poder para resucitar a los dems y a Si mismo.

    * * *

    Las palabras de Cristo: "Dejad que los muertos entierren a sus muertos", son

    incomprensibles si no se acepta la identidad entre la Vida y la Muerte. Cmo

    podran los muertos, en el sentido vulgar de la palabra, cavar fosas y depositar los

    cadveres? Simplemente, Cristo quiere significar que tanto los sepultureros como

    los difuntos pueden ser denominados con un mismo nombre, dado que estn en una

    misma condicin: muertos.

    * * *

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    esa indiscriminada aceptacin. Yo me he planteado este problema: es nuestro

    universo racional y perfecto en todas sus partes?, es posible imaginar y concebir

    un universo mucho mejor que ste en el que estamos obligados a vivir?

    Ese problema fue apenas esbozado o entrevisto, en plena Edad Media, por aquel

    docto Rey de Castilla, renombrado precisamente con el nombre de Alfonso el Sabio.

    Un da tuvo la temeridad de exclamar, que si Dios le hubiera pedido consejo en el

    momento de la creacin, el mundo hubiera sido bastante ms digno de admiracin.

    Aquel sabio rey no estaba equivocado. Mirad, por ejemplo, nuestro planeta, con

    sus montaas demasiado altas que presentan solamente abismos y ventisqueros,

    con sus inmensos desiertos estriles e inhabitables, con sus insoportables

    desequilibrios en la temperatura, tanto que nuestros pobres lapones no conocen

    ms que dos meses de plida primavera mientras los negros ecuatoriales viven en

    medio de un horrible horno desde el primero hasta el ltimo da del ao. Todo es

    irregular e irracional en este pequeo globo terrqueo: las tierras emergidas, las

    nicas donde podemos vivir, constituyen apenas una tercera parte de la superficie;

    tenemos que soportar un largo y oscuro invierno para ser quemados ms tarde por

    los feroces veranos; durante algunos meses y en determinadas tierras las noches

    son eternas y fras, los das brevsimos y glidos; algunos pases, como el nuestro,

    estn saturados de ros y lagos, mientras que otros aguardan sedientos un poco de

    agua del cielo despus de pasar estaciones enteras azotados por la sequa. Piensoque, con una variacin alternada de la eclptica, hubiera sido mejor hacer reinar

    siempre una suave primavera, con perenne abundancia de flores y frutos, y hacer

    que las noches, si era preciso que hubiera noches, fueran siempre ms breves que

    los das.

    El hombre, por ejemplo, est condenado a consumir un tercio de su existencia en

    la inoperante inconsciencia del sueo. Por qu no haberlo constituido de modo que

    sus energas naturales se renovaran continuamente sin necesidad de recurrir a una

    humillante semimuerte cotidiana?

    Si observa un momento el cuerpo humano ver que tiene una complejidad tan

    espantosa de rganos y funciones, que la salud es un verdadero milagro y, como los

    milagros, es algo rarsimo. Piense en la multiplicidad de vsceras y glndulas, en la

    red inextricable de venas, arterias, vasos, canalculos, en el continuo trabajo de los

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    humores y secreciones, en sus delicadas y complicadas relaciones a fin de que se

    pueda eliminar la bilis y la urea, el hidrgeno de los pulmones y la materia de los

    intestinos, a fin de que la irrigacin sangunea sea total y regular, de que las

    corrientes nerviosas lleguen a los msculos ms lejanos, de que el cerebro pueda

    percibir, imaginar, recordar, conectar. En cada cuerpo humano hay centenares de

    mecanismos, millares de ramificaciones, millones de choques y acuerdos,

    cuadrillones de clulas que cada da mueren y se renuevan.

    La complejidad de nuestra mquina corprea es tan peligrosa y, maligna que

    algunos gnsticos pensaron que el hombre fue obra de algn demiurgo satnico y

    no obra del verdadero Dios. Se pregunta la Problemtica: no era acaso posible

    crear un cuerpo ms simple, ms racional, menos sujeto a los desgastes y averas?

    La mente humana se propone siempre lograr el efecto mximo con el esfuerzo

    mnimo. Por el contrario, en nuestro organismo vemos efectos no por cierto

    admirables: piense en la eliminacin diaria de los desechos y en las innumerables

    enfermedades, efectos obtenidos con un esfuerzo y una aparatosidad de medios en

    verdad sorprendentes.

    Y no hablo del increble dispendio de formas y especies, en su mayor parte intiles

    e infelices, que vemos en el reino vegetal y en el animal. Hay miles y miles de

    criaturas vivientes, frecuentemente hrridas y estpidas, que no tienen otro

    objetivo visible ms que matarse y devorarse mutuamente.Podra aadir otros muchos argumentos y hechos a esta crtica apenas esbozada

    de nuestro incmodo y absurdo universo, pero no me es posible repetir en la mesa

    todo el curso desarrollado este ao en la universidad.

    Solamente le dir que la Problemtica General no se agota en una requisitoria

    negativa. Mi programa consiste en la construccin ideal de lo que yo llamo

    Neocosmos, o sea un universo ms ordenado, ms lgico, ms amable y deseable

    que ste en el que, por desgracia, nos hallamos, pero requerira demasiado tiempo

    esa exposicin descriptiva de mi Neocosmos, aun cuando slo la hiciera a grandes

    rasgos. Quedar para otra oportunidad, si alguna noche acepta sentarse a cenar en

    mi modesta mesa.

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    Agradec al profesor Murmienni la leccin dada y la invitacin, pero,

    desgraciadamente debo partir de Turku dentro de dos das, y creo que jams sabr

    en qu consiste el Neocosmos ideado por la Problemtica General.

    Conversacin 66

    LA CONVERSIN DEL PAPA

    (DE ROBERTO BROWNING)

    Dakar, 6 de abril.

    Ninguno de los autgrafos inditos que se hallan en la coleccin Everett, ahora

    propiedad ma, me invita ms frecuentemente a una nueva lectura que el poemita

    de Roberto Browning. Fue Browning menos clebre que Cervantes y que Goethe,

    tambin de stos tengo manuscritos en mi caja fuerte porttil, pero me doy cuenta

    de que estoy ms prximo a l que a los otros.

    Se trata de uno de los imaginarios soliloquios que figuran entre los ms felices

    inventos del poeta, y me asombra que jams lo haya publicado. Su ttulo es

    extrao: La Conversin del Papa. Creo que es una idea genial.

    En el poema habla el hijo nico de un ignoto hereje bohemo de la Edad Media,

    hereje a quien Browning llama Jan Krepuzio; por haber profesado pblicamentealgunas teoras blasfemas sobre los motivos de la Redencin, la Inquisicin lo hizo

    apresar, torturar y finalmente fue quemado vivo en una plaza de Praga.

    Su hijo, el nio Aureliano, fue escondido en Alemania por algunos parientes lejanos,

    pero jams pudo olvidar el fuego que haba consumido a su padre. Una vez adulto y

    libre decidi vengarse de la Iglesia de Roma, empleando un nuevo sistema de

    venganza jams ideado por otro.

    Con nombre fingido se fue a un convento de Miln, y solicit ser recibido como

    hermano lego. Su obediencia y bondad le valieron el premio deseado se le recibi

    entre los novicios. Su celo por la vida monstica y por la Sagrada Teologa pareci

    ser tan ardoroso y sincero, que al cabo de slo tres aos fue ordenado sacerdote.

    Obtuvo entonces ser enviado a predicar la verdad catlica a pases de infieles y

    cismticos, y con su palabra y ejemplo logr convertir a ciudades enteras. Fue

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    encarcelado por los enemigos de la verdadera fe, pero pudo huir de entre sus

    manos, y hasta se dijo que lo logr con la ayuda de un ngel.

    Su nombre lleg a odos del Pontfice reinante, que lo llam a Italia y le confiri un

    obispado. Tambin como obispo y en breve tiempo, lleg a ser famoso en los

    pueblos. La austeridad de sus costumbres en medio de un clero corrompido, la

    victoriosa elocuencia de su palabra, la perfecta ortodoxia de sus enseanzas

    teolgicas, todo hizo de l uno de los prelados ms ejemplares e ilustres de su siglo.

    Pero esto no le bastaba, precisaba obtener otros honores y dignidades para

    consumar la venganza premeditada. En sus vigilias jams olvidaba la hoguera en la

    que haban hecho arder a su padre, segn l injustamente. Deba vengarlo, en

    forma diablica y clamorosa, precisamente en la capital de la Cristiandad, en Roma,

    en San Pedro. La palidez de su demacrado rostro era atribuida al ascetismo de su

    vida, pero en realidad no era ms que el reflejo de su prolongado rencor, era el

    efecto de una fatigosa y perpetua simulacin.

    Muri el anciano Papa y se eligi a otro que haba conocido y admirado a Aureliano,

    y en el primer consistorio lo cre cardenal. Aureliano ya se vea prximo a la meta,

    y su ardor apostlico en pro de la Iglesia se acrecent ms y ms. Fue Legado

    Pontificio, Doctor en un Concilio y Cardenal de Curia; en todo ello demostr ser un

    infatigable defensor de los dogmas y de los derechos de la Iglesia Romana. Ya casi

    era anciano, pero el alucinante pensamiento de la venganza no lo dejaba ni de dani de noche.

    Tambin fue alcanzado por la muerte el Papa protector suyo, y en el cnclave

    subsiguiente Aureliano fue elegido Vicario de Cristo, obteniendo la unanimidad de

    los sufragios. Aun entonces supo ocultar su inmenso gozo bajo la mscara de una

    tranquila humildad. Ya estaba prximo el gran da por l esperado y deseado

    secretamente durante dolorosos aos de forzada comedia. Haba sido elegido a

    comienzos de diciembre; entonces anunci al Sacro Colegio y a la Corte del

    Vaticano que la ceremonia de su coronacin se realizara la noche misma de

    Navidad. Desde muchsimo tiempo antes haba planeado y soado la inaudita

    escena: despus del Pontifical, despus de haberse realizado todos los ritos de la

    coronacin, dueo ya de los privilegios y de las prerrogativas del Supremo

    Magisterio como cabeza infalible de la Iglesia Docente, entonces se pondra de pie

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    para hablar al clero y al pueblo, y en el silencio solemne de la mxima baslica

    pronunciara finalmente las tremendas palabras que vengaran para siempre al

    padre inocente. Dira que Cristo no era Dios, que haba sido un pobre bastardo, un

    pobre poeta iluso vctima de su ingenuidad, y finalmente, aqu hara resonar su voz

    como un desafo satnico, finalmente, con el sello de su autoridad proclamara que

    Dios jams haba muerto porque jams haba existido.

    Cul habra sido el efecto causado por tan espantosas blasfemias, brotadas de los

    labios de un Pontfice Romano? Tal vez, despus del primer momento de estupor lo

    habran reducido, gritando que era un loco? Lo habran hecho pedazos sobre la

    tumba de San Pedro? No se preocupaba mucho por ello; la voluptuosidad brindada

    por tan estupenda venganza jams tendra un precio demasiado elevado.

    Lleg la vigilia de Navidad y anocheci. Todas las campanas de Roma taan a

    fiesta, ros humanos de nobles y plebeyos marchaban a la Plaza de San Pedro,

    llenaban el gran templo que pareca ser una inmensa cavidad luminosa, para poder

    asistir a la fastuosa ceremonia que celebraba simultneamente el Nacimiento de

    Dios y la coronacin de su Vicario en la tierra.

    Desde una sala de su palacio Aureliano miraba y escuchaba. Vea aquellas

    multitudes de fieles gozosos y confiados, oa sus cnticos de Navidad, sus laudos,

    sus himnos, y en todos ellos se transparentaba una sencilla pero infinita esperanza

    en el Divino Infante, en el Salvador del mundo, en el Consuelo de los pobres, de losperseguidos y llorosos.

    Y en aquel instante, en aquella sala donde el nuevo Papa se haba encerrado, solo,

    para concentrar sus pensamientos y sus fuerzas, sucedi algo que jams fue

    conocido por otros, se realiz el inesperado y providencial milagro: el pensamiento

    de toda aquella pobre gente que corra hacia l, que crea en l porque haba credo

    en sus palabras, ese pensamiento lo burl, lo conmovi, lo sacudi y arrastr

    consigo. Experiment un escalofro, se sinti agitado por un temblor, le pareci que

    una luz jams vista invada la gruta oscura de su alma. Repentinamente se sinti

    inundado y vencido por una dulzura aniquiladora jams experimentada en su larga

    vida, por una ternura infinita hacia todas aquellas almas simples, infelices y sin

    embargo felices, que crean en Cristo y en su Vicario, y sbitamente, el nudo negro

    y gravoso de la anhelada venganza se deshizo, se cort, se disolvi en un llanto

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    continuo, desesperado, que le quemaba los ojos y el corazn, que consuma su

    interior ms que una llama viva. El nuevo Papa se postr sobre el mrmol del

    pavimento, y or de rodillas, or por vez primera con abandono total del alma, con

    toda la sinceridad de la pasin, como nunca haba orado en toda su vida. El viento

    impetuoso de la Gracia lo haba derribado y vencido en el ltimo instante. Hasta el

    mismo dolor del remordimiento por su infame pasado de fingimiento, de engao y

    duplicidad, le pareca un consuelo inmerecido, un consuelo divino. Aquel dolor

    quemante lo podra acompaar hasta la muerte, pero purificndolo, salvndolo de la

    segunda muerte.

    Cuando los ayudantes y aclitos penetraron en la sala precedidos por el Cardenal

    Decano, hallaron al nuevo Papa arrodillado, hecho un mar de lgrimas, y se

    sintieron grandemente edificados. Concluido el solemne rito de la coronacin, el

    Pontfice quiso hablar al pueblo. Habl de Cristo y de su nacimiento en Beln, habl

    de la Madre Virgen, de los ngeles y los pastores, y lo hizo con tal calor de afecto

    que todos los oyentes, hasta los viejos cardenales apergaminados en su prpura,

    lloraron como hijos que finalmente encuentran al padre a quien crean perdido. Y

    muchas mujeres, al salir de la Baslica iluminada a la oscuridad de la ciudad,

    afirmaron que al cabo de siglos un verdadero santo haba ascendido a la Ctedra de

    San Pedro.

    Conversacin 67

    VISITA A HUXLEY

    (0 LA MUERTE DEL INDIVIDUO)

    Londres, 7 de enero.

    La bondad y la tenacidad de un amigo lograron satisfacer mi viejo deseo de

    interrogar a Aldous Huxley sobre el porvenir del hombre.

    Huxley, descendiente de una dinasta de sabios, es un novelista que piensa, o sea

    un novelista nada comn; senta admiracin por l desde que leyera Point Counter

    Pointy Jesting Pilate.

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    Me recibi en su Club, porque esa misma noche tena que salir de Londres. Es un

    hombre corts, no es viejo, gran trabajador a pesar de su vista ya debilitada. Le

    hice la pregunta por la que ms inters senta.

    Cul ser la condicin futura del hombre? Huxley me mir esbozando una

    maliciosa sonrisa de complicidad, y respondi

    Es el problema que hoy ocupa mi mente ms que todos los otros. Le har

    conocer mis ltimas previsiones deseando que resulten vanas y falaces.

    Lo que se llama ahora "edad atmica" es, a mi parecer, la crisis del paso del

    estado anrquico de la inteligencia humana al estado celular y gregario al que

    probablemente estamos destinados. Nos hemos acostumbrado a admirar los

    progresos intelectuales realizados por nuestra especie desde la edad cuaternaria

    hasta el siglo vigsimo: artes, ciencias, pensamiento, y dems progresos. Pero esa

    lozana del espritu humano quiz no sea ms que un lujo infantil, una juvenil

    explosin de la raza humana, y que ha puesto en peligro hasta nuestra existencia

    como podemos verlo claramente hoy en da, y que el instinto de conservacin har

    cesar para dar lugar a una forma de vida enteramente diversa.

    La inteligencia, que en su origen fue para el hombre un arma de defensa contra los

    peligros y amenazas de la naturaleza, desde hace unos veinte o treinta siglos se

    dedic a trabajar por su cuenta, caprichosa y alocadamente, siguiendo dos

    orientaciones: la fantasa y el raciocinio. Todos los mitos, los inventos, lasmetafsicas, las artes, las utopas polticas y sociales, han procedido de ese doble

    juego de la libre actividad mental. Han proporcionado al hombre alegras,

    diversiones, alivios momentneos, entusiasmos y voluptuosidades, pero al cabo de

    treinta siglos de experiencia los resultados finales son pavorosos y desastrosos. El

    hombre ha creado mundos imaginarios, ha construido edificios frgiles, se ha

    entregado a encantamientos debilitantes, se ha enviciado con estupefacientes

    espirituales nocivos, ha intentado evasiones que concluan por duplicar su

    esclavitud. Dicho colapso comenz a manifestarse en el ochocientos. El

    romanticismo, el individualismo, el anarquismo, el esteticismo, el satanismo, todo

    ello precedi, mediante la disgregacin de la sociedad, de la familia y del alma, a la

    disgregacin del tomo operada por los fsicos. La inquietud moral, la alineacin

    progresiva, el pesimismo radical, la inestabilidad social, la ruptura con las

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    tradiciones y la decadencia de las religiones, todo esto condujo a los hombres

    civilizados de nuestro tiempo a la amargura, al descontento, a la rebelin, al terror,

    a la mana del suicidio, a la previsin de un exterminio total de la especie humana.

    Pero el hombre, al igual que el resto de los animales, posee todava el instinto de

    conservacin y ha corrido al refugio. Hay dos fenmenos bastante recientes que

    representan el muro de contencin contra el desastre y son seales premonitorias

    del prximo vuelco de nuestra vida; son de orden diverso pero concomitante: la

    sustitucin de la mquina por el esfuerzo humano y la de los regmenes totalitarios

    en lugar de los sistemas liberales y democrticos.

    El hombre se est convirtiendo en siervo y scubo de las mquinas; los pueblos se

    estn transformando en masas annimas, movidas y niveladas por un poder central

    autoritario y sin "control".

    Las tentativas de las dictaduras de nuestro siglo parecen haber fracasado, por lo

    menos parcialmente. Pero su frecuente aparicin y multiplicacin es un hecho

    histrico indestructible y que no se agota. Lenin, Mussolini, Hitler, Pilsudski, Franco,

    Antonescu, Stalin, todos ellos pueden ser para los ltimos fieles de la libertad, seres

    odiosos y odiables, pero sin duda alguna son los portaestandartes de un sistema

    social que, para evitar los errores, las demoras, los desrdenes, las dilapidaciones y

    los peligros de la edad parlamentaria, concluir por reducir las naciones del mundo

    a hormigueros y colmenas.Sin saberlo tiende a la misma finalidad la imposicin de los medios mecnicos en

    todas las actividades del hombre, hasta en las mentales. El triunfo de la Ciberntica,

    que ya se prev como inminente, acabar con los ltimos vestigios de la iniciativa

    humana. En las grandes fbricas norteamericanas, que sirven de modelo para el

    resto del mundo, el hombre ya no es ms que un adminculo de la mquina, aun

    cuando sea de carne, y forma parte de la gran mquina sin nada humana que algn

    da hasta prescindir de l.

    O sea: el hombre se est convirtiendo en una simple clula del Leviatn poltico y

    en un simple engranaje del inmenso monstruo de la mquina omnipresente y

    omnifactora. Presenciamos hoy un hecho que cien aos antes hubiera parecido

    increble la supresin y la muerte del individuo.

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    El desencadenamiento del individuo ha llevado a la locura, al dolor, al desorden, a

    las guerras, al peligro del hambre y la muerte. El hombre, con tal de tener

    seguridad acerca de su alimento y de su paz est dispuesto a renunciar a todas las

    prerrogativas de la libertad, del genio, de la creacin, del riesgo. El hombre, que

    hasta ahora haba sido un joven movedizo e independiente, con todos los grillos e

    impetuosidades de la juventud, est pasando a la edad madura, a la edad de la

    renuncia, del orden, de la calma, del conformismo. ramos aves libres en el

    espacio, fieras independientes en la selva, pero ya se ha visto que no era posible

    continuar as, resultaba demasiado caro, era algo que pona en peligro la existencia

    misma de nuestra especie. El mundo del futuro ser muy semejante a los

    hormigueros, a las colmenas, a las moradas de los comejenes. El yo ser muerto,

    se renegar de la fantasa, el individuo ser reprimido y oprimido, la libertad y la

    iniciativa sern abolidas; slo a costa de ese dursimo precio podr sobrevivir el

    gnero humano.

    Quiz tambin las hormigas, las abejas y los comejenes, que sin duda alguna son

    animales inteligentes, en tiempos antiqusimos disfrutaron de genio e iniciativa libre

    antes de reducirse a su condicin actual de sociedades instintivas y gregarias. Pues

    una revolucin similar se est verificando en la especie humana, y en algunos

    pases, como por ejemplo en Rusia, hay ya un esbozo de realizacin. Tendremos

    que dejar a un lado cosas que para nuestros padres eran el tesoro ms maravillosodel hombre la poesa, la libertad, la locura del genio, la autonoma del individuo.

    Pero no tendremos ms remedio que hacer ese sacrificio si queremos salvar los

    bienes esenciales y primordiales: el pan, la seguridad, la existencia.

    Hasta en mi propia patria, que fue cuna de las libertades civiles e intelectuales, se

    est consolidando un socialismo estatal que, a pesar de un disfraz parlamentario,

    tiende a hacer la vida social muy, similar a la del comunismo. El individuo muere a

    fin de que pueda sobrevivir la especie; tal es, hoy en da, el meollo de mis

    observaciones y el fundamento de mis previsiones.

    Diciendo esto Huxley se puso de pie y me pidi disculpas por tener que interrumpir

    la conversacin, pues antes de su partida deba acudir a dos citas ms.

    Le agradec calurosamente sus razonamientos, tristes pero lcidos, y me desped de

    l.

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    Conversacin 68

    EL MASCULINISMO

    Londres, 18 de septiembre.

    No tengo la costumbre de escuchar a los oradores heterodoxos e inconformistas

    que, en homenaje a la libertad de palabra, predican y vociferan todos los das en

    Hyde Park. Pero hoy mientras cruzaba por el parque me detuve sin saber por qu

    frente a un caballete que sostena un cartel en el que se lea escrito en grandes

    caracteres negros: El Masculinismo. Era el orador un hombre larguirucho, de edad

    mediana, de cabellos rojizos y alborotados, tena dos ojos negros, de visionario; an

    no haba comenzado a perorar porque los oyentes eran muy pocos, apenas tres o

    cuatro y todos ancianos. Quise esperar la prometida revelacin y al cabo de pocos

    minutos el hombre de la cabellera roja se decidi a hablar:

    Os anuncio la nueva doctrina moral, social y poltica que transformar la vida del

    mundo; os anuncio la revolucin del Masculinismo.

    En esta misma metrpoli, hace ya muchos aos, las mujeres se levantaron

    furiosas contra los privilegios masculinos, y guiadas por la clebre miss Pankhurst,

    fundaron el Feminismo. Hoy, al cabo de cincuenta aos de luchas y polmicas, elFeminismo ha triunfado: las mujeres tienen todos los derechos civiles y polticos.

    Hay mujeres en el gobierno y en el parlamento, hay mujeres embajadoras y

    mujeres militares, las mujeres han invadido las administraciones pblicas y

    privadas, las escuelas y las fbricas, perfectamente bien!

    Nosotros, los masculinistas, no somos contrarios a los continuos y progresivos

    triunfos del Feminismo. No surge el Masculinismo para oponerse al Feminismo,

    muy al contrario!, su objetivo declarado y lgico es el de tomar nota de las

    conquistas del Feminismo, ms an, ampliarlas, extenderlas, hacerlas universales.

    Escuchadme, seores, y seguidme atentamente. En su ingenuidad casera y

    provinciana imaginaban las mujeres que el privilegio de gobernar a los pueblos,

    cosa que hasta hace medio siglo le estaba reservada a los hombres, era un honor,

    una alegra, una satisfaccin. Nuestras rivales se engaaban por completo. La

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    poltica es un arte grosero y falaz, se funda en los compromisos y en los engaos,

    en la hipocresa y en la desfachatez. La poltica es incmoda, sucia y peligrosa. Por

    esto, los masculinistas proponen la entrega total de los poderes a las mujeres, las

    que por su misma naturaleza son ms astutas, ms mentirosas y ms

    acomodaticias. Que no haya tan slo alguna diputada o ministra, sino que todos los

    parlamentos y todos los gobiernos estn formados nicamente por mujeres!

    Ellas tienen la lengua ms suelta que nosotros, poseen un mayor sentido prctico

    y menos repugnancia para las cosas sucias; la poltica est hecha para ellas y

    solamente para ellas. Y frente al espectculo de lo que est sucediendo hoy en el

    mundo no hay que temer que la cosa pblica vaya a andar todava peor, pues esto

    es claramente imposible. En la peor de las hiptesis los pueblos serian llevados a la

    miseria y a la muerte, y es lo que ya est sucediendo, de modo que nada se

    cambiara. En lugar de esto, cambiar para mejor la suerte de los hombres, quienes

    finalmente se vern en libertad para dedicarse a actividades ms nobles.

    Escuchadme, ciudadanos hombres: el Masculinismo prepara vuestra liberacin de

    los trabajos y misiones ms duros e ingratos. Ahora las mujeres han ingresado ya

    en la enseanza, pero todava estn en minora. El oficio de instruir a los nios y

    jvenes, es, digamos la verdad de una vez por todas, muy fatigoso y molesto; por

    doquiera es el programa de los escolares estudiar poco y engaar a los maestros.

    Los nicos alumnos que logran en verdad aprender algo son los que estudian por ssolos, por pasin natural. As pues, por qu no confiar a las mujeres, y solamente

    a ellas, la enseanza inferior y superior? Ellas tienen ms paciencia y astucia y un

    poder de atraccin muy superior; se puede descontar desde ahora que los discpulos

    aprovecharn bastante ms que con profesores hombres, quienes a su vez, libres

    del odioso tedio de la escuela, finalmente podrn estudiar seriamente por su cuenta.

    Y dgase lo mismo del trabajo en todas sus formas. Segn las escrituras el trabajo

    fue impuesto al hombre como castigo, pero, dado que de acuerdo a las mismas

    Escrituras la primera y verdadera culpable fue la mujer en la persona de Eva, justo

    es entonces que la pena sea soportada por ella y solamente por ella.

    Me preguntaris, estimados amigos oyentes, qu harn los hombres si se realizan

    plenamente las sagradas y legtimas reivindicaciones del Masculinismo. No es difcil

    responder: liberados ya del trabajo y fastidio que implican el gobierno y dems,

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    finalmente podremos gozar en paz de la maravillosa belleza del mundo. De la accin

    siempre penosa y, peligrosa ascenderemos todos a la felicidad de la contemplacin.

    Las ms elevadas actividades del espritu, que hoy son patrimonio de pocos porque

    los ms deben atender a las bajas ocupaciones de la vida, podrn ser ejercitadas

    por todos los varones. La poesa, la pintura, la escultura, la investigacin cientfica y

    la especulacin metafsica, tales sern nuestras nicas ocupaciones diarias. La

    humanidad se dividir en dos grandes castas diferenciadas por el sexo: la una se

    dedicar a la poltica, al comercio, a la produccin material, a las escuelas y

    oficinas, y la otra, la de nosotros los varones podr consagrarse con plcida

    tranquilidad a las artes, al pensamiento, al descubrimiento de lo bello y lo

    verdadero, en una palabra: a todo lo que hace soportable y deseable la existencia.

    Me parece que el programa del Masculinismo, lacnicamente expuesto con lo dicho,

    merecer los sufragios de nuestro sexo, que se ver redimido de esas obligaciones

    prcticas indignas de su primaca espiritual.

    Y no sentiremos ningn remordimiento, pues precisamente las mujeres han sido

    las primeras en pretender con todas sus fuerzas hacer lo que haca nicamente el

    hombre con sacrificios y resignacin. No hacemos ms que aceptar las

    consecuencias extremas de su sublevacin. El Masculinismo no es la contestacin al

    Feminismo, sino su realizacin universal en nombre de nuestra felicidad y de la

    verdadera justicia.Mientras hablaba el orador la audiencia haba ido engrosando hasta convertirse en

    una pequea multitud, y fueron muchos los que aplaudieron con entusiasmo. El

    hombre de los cabellos rojos y los ojos negros se sec el sudor y sonri

    beatficamente.

    Yo me fui de Hyde Park caminando a largos pasos y entr en el Savoy.

    Conversacin 69

    LOS VENDEDORES DE IMPOSIBLES

    Galway, 10 de julio.

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    La feria de San Patricio es la fiesta mxima del ao en esta pequea ciudad

    irlandesa. Acuden a ella comerciantes, juglares, acrbatas y msicos, desde todos

    los rincones del pas; adems llegan innumerables grupos de gente del campo.

    Esa feria dura tres das, y tanto el barrio del puerto como los suburbios se llenan de

    barracas, palcos, bancos y ruidos que resuenan por todas las calles y plazas. Es una

    bacanal rstica y diablica que tanto durante el da como durante la noche no

    conoce interrupcin de los gritos, los ruidos, las msicas, los estrpitos y las

    resonancias de las cornetas y trompas.

    Los ciegos cantan melopeas tristes que nadie escucha; los negros bailan y ruedan

    hinchando las mejillas, los muchachitos se gastan los labios soplan do en las

    cornetas; los jvenes hacen estallar petardos entre los pies de las muchachas, stas

    agitan en el aire los multicolores componentes de sus ropas; los viejos beben,

    fuman y ren; disparan los tiradores al blanco; los charlatanes hablan hasta quedar

    roncos; los saltimbanquis se estiran y retuercen; sudan los vendedores de lquidos;

    chirran los gramfonos, gimen y gorjean las radios. En una palabra: se concentra el

    ruido bestial y la balumba infernal de todas las ferias del mundo.

    Entontecido por el calor y el fragor me alejaba en direccin al campo, pensando

    para m cun locos y bufones eran mis semejantes al llamar fiestas y di versiones a

    esos ataques de furor colectivo, capaces nicamente de herir los odos, de echar a

    perder el estmago, de martirizar el cerebro, de impedir el sueo y de multiplicarlas enfermedades nerviosas. Senta necesidad de soledad y silencio.

    Pero cuando estaba ya dejando atrs la ciudad entrev a mi derecha, en el trmino

    de una callecita breve, que haba all una placita donde estaban algunas personas

    en pie, parecan escuchar y mirar a alguien que yo no poda distinguir. No parta de

    all ruido alguno, y quise conocer las causas de aquel prodigio.

    Ms que plaza pareca ser un gran patio rodeado por edificios altos, oscuros y

    leprosos, ennegrecidos y descortezados por el aire salino. Se aproximaba el

    crepsculo, y el conjunto causaba una impresin de ambiente misterioso y

    embrujado. Haba en la placita una especie de escenario abierto que tena a los

    costados colgaduras negras a modo de bastidores. En el tablado, y a poca distancia

    una de otra, se vean dos mesas de abeto, sin pintura, y detrs de cada una estaba

    de pie un viejo, ambos de elevada estatura, de largas barbas blancas y de rasgos

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    severos. Uno de ellos vesta una garnacha de terciopelo turqu, el otro tena puesta

    una tnica castao que le daba el aspecto de un fraile.

    Una de las mesas estaba ocupada por objetos que brillaban a los ltimos reflejos del

    sol; la otra estaba llena de botellas de tamaos diversos.

    El viejo vestido de turqu levant uno de los objetos brillantes y lo ense a las

    pocas personas presentes. Era un espejo redondo.

    Este dijo, es el espejo revelador del tiempo pasado; en l podris ver a vuestro

    gusto las imgenes de vuestros difuntos padres, de los antepasados ms lejanos de

    vuestra familia.

    Luego, el viejo vestido de castao levant una botella de color hiel y exclam

    Esta botella contiene un licor portentoso. Bastan unas pocas gotas para devolver

    la vida a un moribundo o a un cadver. Pero debo advertir que esa resurreccin no

    puede durar ms de veinticuatro horas.

    El otro viejo tom de su mesa otro espejo, de forma oval y dijo as:

    Este es el espejo de la belleza desconocida. Todo el que se mire en l despus de

    haberse purificado con un bao, se ver a s mismo bellsimo, aun cuan do sea un

    monstruo deforme o una bruja repugnante. El viejo de castao ense otra botella,

    pequea y transparente

    En esta botella est contenida una esencia oriental que inspira ternura y

    voluptuosidad. Bastar que la hagis oler a la mujer que se os resiste, y os amar.Pero debo confesar que su milagroso efecto no dura ms de doce horas. Sin

    embargo, en doce horas un enamorado audaz puede obtener mucho de lo que

    desea.

    El viejo de turqu, a su vez, mostr otro espejo grande y cuadrado

    Este se llama el espejo de las verdades futuras.

    Mirndolo atentamente por espacio de muchas horas sin cansaros, veris desfilar

    los hechos notables de vuestra vida futura hasta la hora de la muerte. Cada uno de

    vosotros podr conocer anticipadamente lo que le suceder, tanto lo bueno como lo

    malo.

    El viejo de castao alz otra botella, grande y de color verde

    Escuchad, seores. Esta es una de las bebidas ms prodigiosas entre todas las

    que se pueden ofrecer a los hombres y sobre todo a las mujeres. Cada gota os har

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    pueden repasar en poqusimos instantes toda su existencia, del mismo modo aqu.

    Apresuraos, ciudadanos, porque sta es la ltima de mis botellas.

    Atnitos y dudando, los pocos presentes no decan palabra, ninguno compraba y los

    dos viejos no demostraban tener prisa en vender. El crepsculo se acentuaba ms y

    ms, la plaza se haca ms negra y siniestra. Los dos viejos hablaban en voz baja.

    Abandon aquel lugar y march hacia las afueras a lo largo de un camino arbolado.

    Pero despus de dar unos centenares de pasos, pens

    Y si todo fuera verdad?... Si aquellos charlatanes no fueran charlatanes?

    Repentina e irresistible me sobrevino la tentacin de comprar todos los espejos y las

    botellas. Con pocas libras esterlinas me quitara la curiosidad. Los espaoles suelen

    decir: Quin sabe?

    Volv lentamente sobre mis pasos y hall la placita, pero aquel lugar estaba desierto

    y silencioso, la gente haba desaparecido, el escenario y sus colgaduras no se vean,

    los dos viejos se haban desvanecido. Solamente estaban firmes las casas negras,

    altas, leprosas, apretadas.

    Conversacin 70

    EL PARASO HALLADO NUEVAMENTE

    (DE WILLIAM BLAKE)

    Aberdeen, 5 de septiembre.

    Entre los manuscritos inditos de la coleccin Everett hay uno que a pesar de su

    brevedad es de los ms importantes, segn me lo confirm un scholar de

    Cambridge: es de William Blake, el visionario poeta autor de El Matrimonio del Cielo

    y el Infierno. Segn parece, el fragmento que tengo ante mis ojos debi ser el

    esbozo de un poema que hubiera tenido por ttulo El Paraso Hallado Nuevamente,

    ttulo que recuerda al Paradise Regained, de John Milton, pero tanto el tono como el

    contenido son muy diversos.

    Blake comienza diciendo que el Edn del que habla la Biblia no puede haber

    desaparecido de la faz de la tierra, porque Dios es por esencia creador, y

    ciertamente no ha querido destruir una de sus obras maestras. As pues, es

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    necesario buscar ese Paraso, cosa que ya intentaron muchos hombres durante los

    siglos de las luces o sea durante la Edad Media. El ltimo navegante que se esforz

    por hallar el Paraso Terrenal fue Cristbal Coln, quien marchando hacia Occidente

    se propona llegar al Oriente, lugar donde Dios habra preparado el jardn de delicias

    para su primer husped. Pero, por desgracia, el mstico genovs hall tierras que se

    interponan entre Europa y Asia, y que resultaron ser cebo y barrera. Con l

    concluy la Edad Media y termin la bsqueda del Edn.

    Blake imagina ser l mismo el nuevo peregrino que pretende recorrer,

    afanosamente, el camino seguido por los dos exilados: por nuestro primer padre y

    por nuestra primera madre. Por espacio de largos aos viaja por estepas y bosques,

    atraviesa cadenas de montaas y multitud de ros, recorre valles fertilsimos y

    selvas terrorficas, marcha por las dunas del mar y los senderos herbceos de los

    altiplanos. Encuentra llanuras verdes y jardines florecidos, bosques donde mora la

    alegra de los pjaros y frescos oasis de palmeras y fuentes, pero en ningn sitio

    halla al verdadero Paraso Terrenal, por doquiera reinan el gemido del sufrimiento y

    las sombras de la muerte.

    Una noche, cansado y afligido se duerme el peregrino sobre el musgo de una

    caverna. Tiene un sueo en el que se le aparece un gigante de cabello blanco, un

    gigante que lo mira con ojos fulgurantes e imperiosos; el peregrino cree reconocer

    en l al Creador pintado por Miguel Angel en la capilla Sixtina. El anciano habla asal desesperado viandante

    En vano recorres la tierra buscando el lugar donde estuvo el Jardn destinado a

    ser morada de Adn. Como premio a tu fe y tu constancia te revelar la verdad que

    fue adivinada nicamente por rarsimos santos. El Paraso Terrenal es toda la tierra,

    nada ms que la tierra con todas sus regiones, con sus alturas y sus aguas. Adn y

    Eva no fueron expulsados de un lugar cerrado, sino que fueron cegados. Las

    espadas llameantes de los Querubines cambiaron la visin de sus ojos, los

    obnubilaron y no reconocieron el asilo de las delicias y jams lo volvieron a

    reconocer. Sus ojos ofuscados vieron malezas y espinas donde haba flores

    esplendorosas, vieron piedras escabrosas donde haba gemas refulgentes, zonas

    desiertas donde en realidad haba extensiones alfombradas de hierbas olorosas,

    lugares nebulosos donde brillaban cielos resplandecientes, horrendos abismos

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    donde haba valles bendecidos por la sonrisa del sol. El mundo ha quedado tal cual

    fue en su creacin desde el primer da, pero los hombres, debido a la alteracin de

    su mirada, ven en el Paraso, ya un doloroso Purgatorio, ya un horrendo Infierno.

    Y tambin su facultad auditiva fue alterada por el fragor de las espadas, y dejaron

    de comprender el lenguaje de los animales y los armoniosos mensajes de las

    plantas. Si el hombre pudiera recuperar la limpidez de sus pupilas obcecadas y la

    virtud perfecta de sus odos, entonces todo se le aparecera como es en la realidad,

    como se le apareci el primer da, antes del pecado.

    El anciano extendi su diestra y toc los ojos del durmiente, luego sopl con su

    boca en sus odos. Al percibir aquella sensacin el peregrino se despert

    sobresaltado, sacudido por un gozoso terror, y sali de la caverna. Ya amaneca, y

    Blake comprob que el Seor no le haba engaado: lo que en la tarde anterior le

    haba parecido una tierra pedregosa y estril, la vea ahora como una multicolor

    fiesta de hierbas y flores, de arbustos cargados con bayas maduras, por doquiera

    vea ovejas pastando. Extasiado de estupor, comprendi de golpe los razonamientos

    que se decan gorjeando los mirlos y las alondras, alegrndose con l por la

    recuperada felicidad.

    Y yo, concluye diciendo Blake, despus de agradecer al Seor con un canto nuevo,

    regres a mi ciudad, a mi pobre casita, y me di cuenta de que hasta mi reducidahuerta de Londres era un rincn, hasta entonces ignorado, del Edn omnipotente y

    eterno.