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SECCIÓN GENERAL RELACIONES 85, INVIERNO 2001, VOL. XXII

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  • SECCIÓN GENERAL

    R E L A C I O N E S 8 5 , I N V I E R N O 2 0 0 1 , V O L . X X I I

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    OBERANÍA Y REPRESENTACIÓNEN ZACATECAS: 1808-1835

    Beatriz RojasINSTITUTO MORA

    Soberanía y representación son dos problemas que van juntos, aunquedurante un tiempo el absolutismo pretendió desarticularlos. Ambos con-ceptos son comunes en esta época, aunque se manejan en forma diver-sa dependiendo de los imaginarios políticos a que se refieren. Por locual, es necesario situarlos en el contexto y en la forma que son utiliza-dos, para definir por un lado las fuentes de pensamiento de donde pro-ceden y por otro los cambios y adecuaciones a los que se somete paraacomodarlos a los intereses y situaciones de la Nueva España. Es lo quepretendo hacer en las siguientes cuartillas.

    La provincia de Zacatecas será nuestro campo de observación, yaque por razones que aún deben precisarse, desde 1808 su elite políticase hizo notar por sus tomas de posición frente a los problemas que sefueron presentando. Actitud que a partir de 1823 se hace más evidenteal convertirse en uno de los pilares del federalismo, lo que la llevó aadoptar las doctrinas más radicales y a discutir y cuestionarse sobre losconceptos que le permitían construir un referente ideológico adecuadoa sus propósitos, estableciendo una relación directa entre ideología ypráctica política. Así por medio del análisis del sentido que se le dio a lasoberanía y a la representación, podemos seguir el desarrollo de unacultura política que se tradujo, en actos políticos concretos.

    S

    A través de dos conceptos clave, soberanía y representación, se busca ex-plicar la adscripción al federalismo del grupo político zacatecano. De esteprocedimiento resalta la forma en que la ideología dirige la práctica políti-ca, pero también como ésta influye en la readecuación de planteamientosdoctrinales (Constitución, ciudadano, federalismo, pacto, poderes, repre-sentación, soberanía).

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    compartida entre el rey y el pueblo, pero depositada en el primero.3 Au-sente este, el pacto desaparece y la soberanía se revierte al pueblo.4

    A la segunda se adhirieron personalidades como el obispo electoManuel Abad y Queipo quien en 1811 señaló: “[...] Quando la Naciónentró por la cautividad de nuestro amado Soberano, en el exercicio in-mediato de la soberanía, llamó a los americanos y les dio parte en tanaugusta función [...]”5

    En cierta forma es la misma que manejó don Facundo de Lizarza,6 alindicar porqué el ayuntamiento de la capital del reino tenía una versiónequivocada de soberanía, ya que éste pretendía que la soberanía recaíaen el pueblo de México, y no como debía ser que la soberanía recaía: “entodo el pueblo de la Monarquía”.7 Mientras unos buscan sustentar la se-paración otros buscan preservar la unidad. De allí que durante estosaños las figuras de soberanía, de representación e incluso otras como lade colonia,8 son conceptos adaptados en función de los intereses dequienes las utilizan.

    Podríamos enumerar algunas de las diferentes versiones que en es-tos años se tiene de la soberanía. Por ejemplo, fray Melchor de Talaman-tes acepta que la soberanía recae en el pueblo, pero critica a Rousseaupor haber depositado en él, el ejercicio de la misma. Él, se adhiere a laversión manejada por Siéyes, en la cual la soberanía no se puede ejercersino a través de los representantes, aunque no utiliza los mismos argu-mentos, porque para Talamantes el pueblo hay que considerarlo comoun menor: “[...] que por sí mismo no es capaz de sostenerla, necesitan-

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    EL PROBLEMA DE LA SOBERANÍA

    La ausencia del rey enfrentó a los reinos americanos a preguntarse quientenía derecho a gobernarlos. Desconocemos que tanto se abordaban te-mas como éste, debido a la prohibición que recaía sobre estos territoriosde discutir, ni pública ni privadamente, sobre cualquier asunto relativoal gobierno político.1 Pero a partir de 1808 en la Nueva España como enel resto de los reinos americanos, la interrogante sobre en quien residíala soberanía se trató abiertamente como resultado de los acontecimien-tos en España.

    Dos referentes doctrinales se manejaban preferentemente en ese mo-mento: uno que llamaríamos tradicional o constitucional, según el cualante la ausencia de monarca la soberanía recaía en los pueblos y otro decarácter moderno según la cual la soberanía recaía en la representaciónnacional.2 No es de extrañar que los novohispanos se inclinaran por laprimera, no nada más porque el peso de la tradición era más fuerte enAmérica que en España por razones que ya han sido expuestas por otrosautores, sino también porque al adoptar esta versión el camino a la in-dependencia se volvía más accesible, ya que al reclamar la soberanía delos pueblos y no de la nación, se cortaba automáticamente la relacióncon la metrópoli. Por lo tanto pienso que si bien, la corriente tradicionalse desarrolló sobre bases reales de la organización política novohispana,también respondió a un factor ideológico. Así, mientras los ayuntamien-tos adoptan la versión tradicional, algunas autoridades peninsulares seinclinaron por la “moderna”. De la primera la más conocida fue la quepresentaron Primo Verdad y los criollos de la ciudad de México, que esla misma que defendió fray Servando, que consiste en una soberanía

    1 En las colonias inglesas americanas desde 1760, se discutía ampliamenete sobre lasimplicaciones del concepto de soberanía y lo que esto significaba en la relación de las co-lonias con su metrópoli. Gordon Wood, La création de la république américaine, París, Édi-tions Belin 1991, (1969) pp. 412-413. Véase también Bernard Bailyn, Los orígenes ideológicosde la revolución norteamericana, Buenos Aires, Paidos, 1972.

    2 F.X. Guerra, “El soberano y su reino. Reflexiones sobre la génesis del ciudadano enAmérica”, en Hilda Sábato, Ciudadanía política y formación de las naciones, México, 1999,F.C.E.- Colegio de México, pp. 36-37.

    3 Rafael Diego, “Influencias y evoluciones del pensamiento político de fray ServandoTeresa de Mier”, Historia mexicana, julio-septiembre ,1998, núm. 189, pp. 3-35.

    4 Textos políticos de la Nueva España, selección, introducción y notas de Carlos Herre-jón Peredo, UNAM, México, 1984.

    5 J.E. Hernández y Dávalos, Historia de la Guerra de Independencia de México, INEHRM,México, 1985, t. IV. p. 885.

    6 Lizarza fue el poderado del virrey Iturrigaray para defenderlo de las acusacionespor su conducta durante los sucesos de 1808 en la ciudad de México.

    7 Hernández y Dávalos, op. cit., t. I, p. 732.8 B. Rojas, “De la colonia al Antiguo Régimen: dos perspectivas de análisis”. Ponen-

    cia presentada en el coloquio De la Colonia a la República, que se efectuó dentro delmarco de la Feria Internacional del Libro, Guadalajara, diciembre de 1999, en prensa.

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    compartida entre el rey y el pueblo, pero depositada en el primero.3 Au-sente este, el pacto desaparece y la soberanía se revierte al pueblo.4

    A la segunda se adhirieron personalidades como el obispo electoManuel Abad y Queipo quien en 1811 señaló: “[...] Quando la Naciónentró por la cautividad de nuestro amado Soberano, en el exercicio in-mediato de la soberanía, llamó a los americanos y les dio parte en tanaugusta función [...]”5

    En cierta forma es la misma que manejó don Facundo de Lizarza,6 alindicar porqué el ayuntamiento de la capital del reino tenía una versiónequivocada de soberanía, ya que éste pretendía que la soberanía recaíaen el pueblo de México, y no como debía ser que la soberanía recaía: “entodo el pueblo de la Monarquía”.7 Mientras unos buscan sustentar la se-paración otros buscan preservar la unidad. De allí que durante estosaños las figuras de soberanía, de representación e incluso otras como lade colonia,8 son conceptos adaptados en función de los intereses dequienes las utilizan.

    Podríamos enumerar algunas de las diferentes versiones que en es-tos años se tiene de la soberanía. Por ejemplo, fray Melchor de Talaman-tes acepta que la soberanía recae en el pueblo, pero critica a Rousseaupor haber depositado en él, el ejercicio de la misma. Él, se adhiere a laversión manejada por Siéyes, en la cual la soberanía no se puede ejercersino a través de los representantes, aunque no utiliza los mismos argu-mentos, porque para Talamantes el pueblo hay que considerarlo comoun menor: “[...] que por sí mismo no es capaz de sostenerla, necesitan-

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    EL PROBLEMA DE LA SOBERANÍA

    La ausencia del rey enfrentó a los reinos americanos a preguntarse quientenía derecho a gobernarlos. Desconocemos que tanto se abordaban te-mas como éste, debido a la prohibición que recaía sobre estos territoriosde discutir, ni pública ni privadamente, sobre cualquier asunto relativoal gobierno político.1 Pero a partir de 1808 en la Nueva España como enel resto de los reinos americanos, la interrogante sobre en quien residíala soberanía se trató abiertamente como resultado de los acontecimien-tos en España.

    Dos referentes doctrinales se manejaban preferentemente en ese mo-mento: uno que llamaríamos tradicional o constitucional, según el cualante la ausencia de monarca la soberanía recaía en los pueblos y otro decarácter moderno según la cual la soberanía recaía en la representaciónnacional.2 No es de extrañar que los novohispanos se inclinaran por laprimera, no nada más porque el peso de la tradición era más fuerte enAmérica que en España por razones que ya han sido expuestas por otrosautores, sino también porque al adoptar esta versión el camino a la in-dependencia se volvía más accesible, ya que al reclamar la soberanía delos pueblos y no de la nación, se cortaba automáticamente la relacióncon la metrópoli. Por lo tanto pienso que si bien, la corriente tradicionalse desarrolló sobre bases reales de la organización política novohispana,también respondió a un factor ideológico. Así, mientras los ayuntamien-tos adoptan la versión tradicional, algunas autoridades peninsulares seinclinaron por la “moderna”. De la primera la más conocida fue la quepresentaron Primo Verdad y los criollos de la ciudad de México, que esla misma que defendió fray Servando, que consiste en una soberanía

    1 En las colonias inglesas americanas desde 1760, se discutía ampliamenete sobre lasimplicaciones del concepto de soberanía y lo que esto significaba en la relación de las co-lonias con su metrópoli. Gordon Wood, La création de la république américaine, París, Édi-tions Belin 1991, (1969) pp. 412-413. Véase también Bernard Bailyn, Los orígenes ideológicosde la revolución norteamericana, Buenos Aires, Paidos, 1972.

    2 F.X. Guerra, “El soberano y su reino. Reflexiones sobre la génesis del ciudadano enAmérica”, en Hilda Sábato, Ciudadanía política y formación de las naciones, México, 1999,F.C.E.- Colegio de México, pp. 36-37.

    3 Rafael Diego, “Influencias y evoluciones del pensamiento político de fray ServandoTeresa de Mier”, Historia mexicana, julio-septiembre ,1998, núm. 189, pp. 3-35.

    4 Textos políticos de la Nueva España, selección, introducción y notas de Carlos Herre-jón Peredo, UNAM, México, 1984.

    5 J.E. Hernández y Dávalos, Historia de la Guerra de Independencia de México, INEHRM,México, 1985, t. IV. p. 885.

    6 Lizarza fue el poderado del virrey Iturrigaray para defenderlo de las acusacionespor su conducta durante los sucesos de 1808 en la ciudad de México.

    7 Hernández y Dávalos, op. cit., t. I, p. 732.8 B. Rojas, “De la colonia al Antiguo Régimen: dos perspectivas de análisis”. Ponen-

    cia presentada en el coloquio De la Colonia a la República, que se efectuó dentro delmarco de la Feria Internacional del Libro, Guadalajara, diciembre de 1999, en prensa.

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    do por su ignorancia e impotencia emplear la voz de sus tutores, esto esde sus verdaderos y legítimos representantes [...]”9

    Otra versión es la que expuso Azcárate, para quien la soberanía nose revertía en el pueblo, sino en “todos los cuerpos en que se halla repre-sentada la soberanía” y enumera: “[...] municipalidades y cuerpos defuera de la capital [...] como también el brazo militar y noble”.10 La cualcorresponde a una corriente tradicional o medieval si queremos remon-tar a sus orígenes, que fue adoptada por los americanos tardíamente enun intento de conceptualizar la sociedad apegándose a las modalidadeseuropeas, en donde las distinciones raciales no existían. Cómo podemosver, cada una de estas versiones corresponde a un imaginario político,que es susceptible de transformarse.

    EL PROBLEMA DE LA SOBERANÍA EN ZACATECAS

    ¿Qué interés tiene el que registremos la forma en que una provincia, eneste caso Zacatecas, aborda el problema de la soberanía? Son varios losobjetivos de este análisis. Primero mostrar cómo a lo largo de este perío-do la elite política zacatecana adecúa el concepto de soberanía con finespartidistas o doctrinarios, pues es difícil determinar que tiene primacía.Segundo ver como arma esta provincia su versión de soberanía, con elfin de preservar su autonomía y finalmente, cómo por los acontecimien-tos se ve en la necesidad de modificar sus planteamientos, readecuán-dolos a las situaciones que se van presentando.11

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    Lo primero que hay que notar es la repentina aparición de discusio-nes y planteamientos de carácter político, en donde hasta entonces esta-ba prohibido tratar sobre estos asuntos. Tan pronto se conoció la ausen-cia del rey, una agitada inquietud se sintió por todo el reino que se hizopresente en los escritos intercambiados con las autoridades y en los bi-lletes que circularon entre las mismas provincias. A fines de julio de1808, el ayuntamiento de Zacatecas utilizando un método hasta enton-ces poco usado, procedió a recabar firmas entre los vecinos más impor-tantes para dar su apoyo a la causa del rey y señalar que debido a lossucesos: “los vínculos que unían al soberano y a la nación, han sido ini-cua, violenta y tiránicamente rotos y la crisis espantosa en que nos cons-tituye este desgraciado acontecimiento, manda a todo ciudadano fiel asu patria, hacer pública profesión de su opinión [...]”12

    Si bien la versión de soberanía que presenta el ayuntamiento en esteescrito corresponde a la más corriente por esos días que es la del rompi-miento del vínculo, su idea de llamar al público a presentar su opiniónse sale no nada más de los acostumbrado sino de lo permitido. ¿Decuando acá el público tiene injerencia en los asuntos de gobierno? No esésta ya de partida una actitud nueva que transforma de raíz el sustentodel sistema de gobierno imperante. Además de esta nueva actitud nopuede recriminarse al ayuntamiento o a los americanos, ya que fueronlas propias autoridades peninsulares quienes al buscar apoyo introduje-ron una forma de publicar los acontecimientos que hasta entonces se ha-bía tenido mucho cuidado de controlar y hasta de prohibir. A partir deeste momento se abrió la puerta a la injerencia del público apareciendoun sentimiento de insubordinación hacia las autoridades que llevó alsubdelegado de Pinos, en febrero de 1809, a quejarse ante el intendenteen los siguiente términos:

    “[...] estos vecinos, que se contemplan sin subordinación a los jueces inme-diatos formando cierta panaguanaciones o corrillos con un cabecilla, ha-ciendo a su entender en este cuerpo un tribunal tan audaz, que con intrepi-dez elevan quejas contra los jueces que tienen a la vista, no observando los

    9 Representación Nacional de las colonias. En Genaro García, Documentos HistóricosMexicanos, INEHRM, México, 1985, vol. VII, p. 382.

    10 Extracto de la causa de Azcárate, Nettie Lee Benson Library, WBS. 405. Como sepuede ver el referente de Azcárate aunque es tradicional se inserta en un esfuerzo de losamericanos para realizar una lectura de la composición de la sociedad que la acercara ala de la sociedad española, rechazando las dos versiones de la organización social quehabían dominado: la racial y la económica.

    11 Sin duda deberíamos aumentar otros cuestionamientos a este análisis, cómo serían:¿por qué se adhirireron a una versión de soberanía dividida? ¿Existieron razones doctri-nales o prácticas para la adopción de una soberanía dividida? 12 Este documento fue firmado por 59 personas. AGN, Historia 45, leg 14.

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    do por su ignorancia e impotencia emplear la voz de sus tutores, esto esde sus verdaderos y legítimos representantes [...]”9

    Otra versión es la que expuso Azcárate, para quien la soberanía nose revertía en el pueblo, sino en “todos los cuerpos en que se halla repre-sentada la soberanía” y enumera: “[...] municipalidades y cuerpos defuera de la capital [...] como también el brazo militar y noble”.10 La cualcorresponde a una corriente tradicional o medieval si queremos remon-tar a sus orígenes, que fue adoptada por los americanos tardíamente enun intento de conceptualizar la sociedad apegándose a las modalidadeseuropeas, en donde las distinciones raciales no existían. Cómo podemosver, cada una de estas versiones corresponde a un imaginario político,que es susceptible de transformarse.

    EL PROBLEMA DE LA SOBERANÍA EN ZACATECAS

    ¿Qué interés tiene el que registremos la forma en que una provincia, eneste caso Zacatecas, aborda el problema de la soberanía? Son varios losobjetivos de este análisis. Primero mostrar cómo a lo largo de este perío-do la elite política zacatecana adecúa el concepto de soberanía con finespartidistas o doctrinarios, pues es difícil determinar que tiene primacía.Segundo ver como arma esta provincia su versión de soberanía, con elfin de preservar su autonomía y finalmente, cómo por los acontecimien-tos se ve en la necesidad de modificar sus planteamientos, readecuán-dolos a las situaciones que se van presentando.11

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    Lo primero que hay que notar es la repentina aparición de discusio-nes y planteamientos de carácter político, en donde hasta entonces esta-ba prohibido tratar sobre estos asuntos. Tan pronto se conoció la ausen-cia del rey, una agitada inquietud se sintió por todo el reino que se hizopresente en los escritos intercambiados con las autoridades y en los bi-lletes que circularon entre las mismas provincias. A fines de julio de1808, el ayuntamiento de Zacatecas utilizando un método hasta enton-ces poco usado, procedió a recabar firmas entre los vecinos más impor-tantes para dar su apoyo a la causa del rey y señalar que debido a lossucesos: “los vínculos que unían al soberano y a la nación, han sido ini-cua, violenta y tiránicamente rotos y la crisis espantosa en que nos cons-tituye este desgraciado acontecimiento, manda a todo ciudadano fiel asu patria, hacer pública profesión de su opinión [...]”12

    Si bien la versión de soberanía que presenta el ayuntamiento en esteescrito corresponde a la más corriente por esos días que es la del rompi-miento del vínculo, su idea de llamar al público a presentar su opiniónse sale no nada más de los acostumbrado sino de lo permitido. ¿Decuando acá el público tiene injerencia en los asuntos de gobierno? No esésta ya de partida una actitud nueva que transforma de raíz el sustentodel sistema de gobierno imperante. Además de esta nueva actitud nopuede recriminarse al ayuntamiento o a los americanos, ya que fueronlas propias autoridades peninsulares quienes al buscar apoyo introduje-ron una forma de publicar los acontecimientos que hasta entonces se ha-bía tenido mucho cuidado de controlar y hasta de prohibir. A partir deeste momento se abrió la puerta a la injerencia del público apareciendoun sentimiento de insubordinación hacia las autoridades que llevó alsubdelegado de Pinos, en febrero de 1809, a quejarse ante el intendenteen los siguiente términos:

    “[...] estos vecinos, que se contemplan sin subordinación a los jueces inme-diatos formando cierta panaguanaciones o corrillos con un cabecilla, ha-ciendo a su entender en este cuerpo un tribunal tan audaz, que con intrepi-dez elevan quejas contra los jueces que tienen a la vista, no observando los

    9 Representación Nacional de las colonias. En Genaro García, Documentos HistóricosMexicanos, INEHRM, México, 1985, vol. VII, p. 382.

    10 Extracto de la causa de Azcárate, Nettie Lee Benson Library, WBS. 405. Como sepuede ver el referente de Azcárate aunque es tradicional se inserta en un esfuerzo de losamericanos para realizar una lectura de la composición de la sociedad que la acercara ala de la sociedad española, rechazando las dos versiones de la organización social quehabían dominado: la racial y la económica.

    11 Sin duda deberíamos aumentar otros cuestionamientos a este análisis, cómo serían:¿por qué se adhirireron a una versión de soberanía dividida? ¿Existieron razones doctri-nales o prácticas para la adopción de una soberanía dividida? 12 Este documento fue firmado por 59 personas. AGN, Historia 45, leg 14.

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    mandatos que estos les impongan en justicia y si queriendo sigan los jueceslas constituciones que en los corrillos señalan [...]”13

    Por esta situación, cuando a fines de marzo de 1809 llegó la noticiade que la Junta Central Gubernativa era la depositaria de la soberanía,las autoridades virreinales y las provinciales sintieron alivio y encami-naron su esfuerzo para que el reconocimiento fuera general, propicián-dose actitudes como la del bachiller Semper, quien el día en que se juróen Zacatecas obediencia a la Junta señaló, que en ella debía reconocerse:“la misma autoridad de Dios que reside en nuestro deseado Fernandoséptimo”.14

    Pero el ayuntamiento de Zacatecas no aceptó la versión del bachillerSemper y en julio de este mismo año en una arenga que publicó para re-caudar fondos para ayudar a la lucha contra los franceses, señaló: “El Di-putado del Reyno de Nueva España que ha de representar cerca de la Su-prema Junta la porción que os ha cabido de la soberanía nacional [...]”15

    Esta arenga en relación a la soberanía es todo lo que dice, pero es desuma importancia ya que al adoptar una imagen de una soberanía divi-dida en porciones, está aceptando que la soberanía se puede dividir yque cada porción puede validar el derecho que se tiene en forma separa-da a detentar la soberanía. Además esta será a fin de cuentas la versiónque defenderá y utilizará por lo menos en los siguientes veinte y cincoaños la provincia de Zacatecas. Versión que sí, por un lado sirvió paravalidar la separación de los reinos americanos de su metrópoli, tambiénla utilizará esta provincia para fundamentar su derecho a existir separa-damente, bajo cualquier sistema imperante, ya sea bajo la monarquíaconstitucional, el imperio o la república federal. A través de ella, las pro-vincias pueden constituirse independientemente sin abandonar el todo,o sí lo creen justificado incluso separarse completamente.

    LA SOBERANÍA DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA

    Una vez obtenida la Independencia el tema de la soberanía y quien ladetentaba siguió siendo un pivote fundamental de los acontecimientospolíticos. Para nuestro interés cabe señalar que la figura de una sobera-nía en porciones seguirá siendo utilizada por algunas provincias, salvodurante un corto período que coincide con el imperio de Iturbide, enque se aceptó que la soberanía de la nación se encontraba depositada enel soberano congreso, como lo testifica el juramento que se mando pedira los pueblos de la provincia.16 Sin embargo Zacatecas pronto retomarála versión de 1809, lo que sucedió en el momento en que optó por el fe-deralismo como sistema de gobierno.

    Fue la diputación provincial la encargada de retomar la porción desoberanía que le correspondía a la provincia de Zacatecas, pero esto nosucedió sin dificultad ya que durante todos los acontecimientos de1822-1823 provocados por el enfrentamiento del congreso con Iturbide,la diputación se mantuvo distante, por no decir que favorable al empe-rador. Así cuando el emperador le comunicó que había aprehendido a“varios individuos que conspiraban contra el actual sistema de gobier-no” entre los cuales se encontraban 19 diputados respondió satisfechadel acto. Tampoco reaccionó al enterarse por vía oficial que el congresohabía sido disuelto el 31 de octubre. Igual actitud adoptó cuando recibióun voto particular de Gómez Farías. Y por último nada dijo cuando elemperador instauró de propia iniciativa la Junta Nacional Instituyenteque asumió el poder legislativo del 2 de noviembre al 6 de marzo de1823. Ninguno de estos acontecimientos de capital importancia, en don-de la soberanía de la nación había sido despreciada y desconocida porel emperador, hicieron que la diputación levantara la voz. Lo menos quepodemos decir es que se tardó en reaccionar.17

    13 AHEZ, Ayuntamiento, correspondencia. El subdelegado de Pinos al Intendente, 8 defebrero de 1809.

    14 Relación de la jura de la Junta Central Gubernativa, abril de 1809. AGN, Historia 417ff. 52-62 v.

    15 Habitantes de Zactecas, Ayuntamiento de Zacatecas, julio de 1809, 12 pp. (sin editor)p. 9.

    16 AHEZ, Poder Legislativo. Certificado que envió el pueblo de Nochistlán de haberjurado reconocer la soberanía de la nación en el soberano congreso. 12 de junio de 1822.

    17 Esta información procede de las Actas de la Diputación Provincial de la Provinciade Zacatecas, que se encuentran en el AHEZ y que están en proceso de edición en el Insti-tuto Mora.

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    mandatos que estos les impongan en justicia y si queriendo sigan los jueceslas constituciones que en los corrillos señalan [...]”13

    Por esta situación, cuando a fines de marzo de 1809 llegó la noticiade que la Junta Central Gubernativa era la depositaria de la soberanía,las autoridades virreinales y las provinciales sintieron alivio y encami-naron su esfuerzo para que el reconocimiento fuera general, propicián-dose actitudes como la del bachiller Semper, quien el día en que se juróen Zacatecas obediencia a la Junta señaló, que en ella debía reconocerse:“la misma autoridad de Dios que reside en nuestro deseado Fernandoséptimo”.14

    Pero el ayuntamiento de Zacatecas no aceptó la versión del bachillerSemper y en julio de este mismo año en una arenga que publicó para re-caudar fondos para ayudar a la lucha contra los franceses, señaló: “El Di-putado del Reyno de Nueva España que ha de representar cerca de la Su-prema Junta la porción que os ha cabido de la soberanía nacional [...]”15

    Esta arenga en relación a la soberanía es todo lo que dice, pero es desuma importancia ya que al adoptar una imagen de una soberanía divi-dida en porciones, está aceptando que la soberanía se puede dividir yque cada porción puede validar el derecho que se tiene en forma separa-da a detentar la soberanía. Además esta será a fin de cuentas la versiónque defenderá y utilizará por lo menos en los siguientes veinte y cincoaños la provincia de Zacatecas. Versión que sí, por un lado sirvió paravalidar la separación de los reinos americanos de su metrópoli, tambiénla utilizará esta provincia para fundamentar su derecho a existir separa-damente, bajo cualquier sistema imperante, ya sea bajo la monarquíaconstitucional, el imperio o la república federal. A través de ella, las pro-vincias pueden constituirse independientemente sin abandonar el todo,o sí lo creen justificado incluso separarse completamente.

    LA SOBERANÍA DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA

    Una vez obtenida la Independencia el tema de la soberanía y quien ladetentaba siguió siendo un pivote fundamental de los acontecimientospolíticos. Para nuestro interés cabe señalar que la figura de una sobera-nía en porciones seguirá siendo utilizada por algunas provincias, salvodurante un corto período que coincide con el imperio de Iturbide, enque se aceptó que la soberanía de la nación se encontraba depositada enel soberano congreso, como lo testifica el juramento que se mando pedira los pueblos de la provincia.16 Sin embargo Zacatecas pronto retomarála versión de 1809, lo que sucedió en el momento en que optó por el fe-deralismo como sistema de gobierno.

    Fue la diputación provincial la encargada de retomar la porción desoberanía que le correspondía a la provincia de Zacatecas, pero esto nosucedió sin dificultad ya que durante todos los acontecimientos de1822-1823 provocados por el enfrentamiento del congreso con Iturbide,la diputación se mantuvo distante, por no decir que favorable al empe-rador. Así cuando el emperador le comunicó que había aprehendido a“varios individuos que conspiraban contra el actual sistema de gobier-no” entre los cuales se encontraban 19 diputados respondió satisfechadel acto. Tampoco reaccionó al enterarse por vía oficial que el congresohabía sido disuelto el 31 de octubre. Igual actitud adoptó cuando recibióun voto particular de Gómez Farías. Y por último nada dijo cuando elemperador instauró de propia iniciativa la Junta Nacional Instituyenteque asumió el poder legislativo del 2 de noviembre al 6 de marzo de1823. Ninguno de estos acontecimientos de capital importancia, en don-de la soberanía de la nación había sido despreciada y desconocida porel emperador, hicieron que la diputación levantara la voz. Lo menos quepodemos decir es que se tardó en reaccionar.17

    13 AHEZ, Ayuntamiento, correspondencia. El subdelegado de Pinos al Intendente, 8 defebrero de 1809.

    14 Relación de la jura de la Junta Central Gubernativa, abril de 1809. AGN, Historia 417ff. 52-62 v.

    15 Habitantes de Zactecas, Ayuntamiento de Zacatecas, julio de 1809, 12 pp. (sin editor)p. 9.

    16 AHEZ, Poder Legislativo. Certificado que envió el pueblo de Nochistlán de haberjurado reconocer la soberanía de la nación en el soberano congreso. 12 de junio de 1822.

    17 Esta información procede de las Actas de la Diputación Provincial de la Provinciade Zacatecas, que se encuentran en el AHEZ y que están en proceso de edición en el Insti-tuto Mora.

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    La reacción no llegó sino hasta el 3 de abril de 1823 cuando, el em-perador ya había renunciado y la Junta Nacional Constituyente tam-bién, no fue sino hasta entonces que la diputación reaccionó y se planteoel siguiente problema: “¿De qué si en fuerza de las circunstancias pre-sentes, resumía la diputación las facultades propias de la soberanía res-pecto a la provincia y entre tanto se reinstalaba el congreso? Se declarópor la afirmativa después de haber discutido algún rato”.18

    Pero pocos días después, cuando en la capital se había reinstalado elantiguo congreso en calidad de convocante como lo había pedido Gó-mez Farías, la diputación decidió que como habían cambiado las cir-cunstancias que llevaron a la diputación a deliberar: “[...] de un modocasi soberano y que instalado el supremo gobierno, era preciso que to-das las cosas volvieran a tomar su curso así que la diputación no podíasalirse de la esfera de sus atribuciones económicas, no mezclarse enasuntos militares [...]”19

    A través de este planteamiento la diputación provincial reconoceque la soberanía pertenecía a la nación. Y era en el congreso general enquien se depositaba la soberanía, pero al faltar este, la soberanía regre-saba a las provincias. Volvemos a encontrar la misma imagen de 1809,en que a cada provincia pertenece una porción de soberanía.

    Si nos quedara alguna duda sobre si esta figura de la soberanía fuela que prevaleció, tenemos un texto de Gómez Farías de abril 1823, quees el momento en que se está planteando la necesidad de adoptar unaforma de gobierno diferente a la adoptada al declararse la Independen-cia, dice:

    que bella perspectiva ofrece a la imaginación un territorio inmenso dividi-do por la misma naturaleza, en grandes porciones, gobernado en cada unade ellas según sus intereses, sin sentir la opresión de otra, por hombres queconozcan sus necesidades y que merezcan su confianza, reteniendo separa-damente su soberanía, libertad e independencia y entrando todos en una

    firme liga de amistad recíproca para su defensa común, la seguridad de sulibertad y para su mutua y general felicidad.20

    Como podemos ver Gómez Farías, quien es sin duda uno de los ar-tífices del federalismo y de los principales políticos de la primera repú-blica federal, repite la misma imagen que el regidor del ayuntamientopresentó en 1809. Pero ahora adoptada con otro reclamo, la creación deun sistema federal que Gómez Farías sin empacho reconoce como ins-pirado en el federalismo de los Estados Unidos. Sistema federal que seadoptará no por decisión de la representación nacional, sino por la delas provincias, para lo cual Gómez Farías pide que se convoque a unnuevo congreso constituyente que tenga poderes implícitos de cada unade las provincias en donde se especificara cual es el parecer de cada unade ellas. Gómez Farías, curándose en salud, contesta a aquellos que leseñalan que: “los diputados son representantes de toda la nación, noapoderados o agentes de provincias”.

    Principio que Gómez Farías ni desconocía ni rechazaba, pero quepor el momento no era el indicado ya que era válido para una naciónque se encontraba constituida, pero no para la que no lo estaba, que erael caso de México al liberarse del Plan de Iguala. Para dejar clara la di-ferencia añade, que en una nación constituida: “los diputados represen-tan a todas y respectivamente a cada una de las porciones convenciona-les; en la otra a solas las provincias que las mandan y las eligen de suseno o fuera de él con la condición siempre de que fuesen naturales o re-sidentes por algún tiempo de la provincia [...]” En este texto Gómez Fa-rías introduce una diferencia, habla de soberanía nacional, pero esta em-pieza a funcionar en el momento en que la nación está constituida y noantes. Bajo esta perspectiva, ¿cuál es la función del congreso soberano?

    Aquí encuentra Gómez Farías a B. Constant, en un trozo que recu-peró de un decreto de 1820 de las Cortes, que dice:

    el sistema representativo no es más que un medio para reconcentrar uncierto número de individuos elegidos por el pueblo entero el derecho de vo-

    18 Actas de la Diputación Provincial de Zacatecas. Sesión del 3 de abril de 1823. 19 Idem.

    20 Voto particular del señor Valentín Gómez Farías como individuo de la comisión es-pecial [...] México, Imp. Nacional, 1823, 9 pp.

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    La reacción no llegó sino hasta el 3 de abril de 1823 cuando, el em-perador ya había renunciado y la Junta Nacional Constituyente tam-bién, no fue sino hasta entonces que la diputación reaccionó y se planteoel siguiente problema: “¿De qué si en fuerza de las circunstancias pre-sentes, resumía la diputación las facultades propias de la soberanía res-pecto a la provincia y entre tanto se reinstalaba el congreso? Se declarópor la afirmativa después de haber discutido algún rato”.18

    Pero pocos días después, cuando en la capital se había reinstalado elantiguo congreso en calidad de convocante como lo había pedido Gó-mez Farías, la diputación decidió que como habían cambiado las cir-cunstancias que llevaron a la diputación a deliberar: “[...] de un modocasi soberano y que instalado el supremo gobierno, era preciso que to-das las cosas volvieran a tomar su curso así que la diputación no podíasalirse de la esfera de sus atribuciones económicas, no mezclarse enasuntos militares [...]”19

    A través de este planteamiento la diputación provincial reconoceque la soberanía pertenecía a la nación. Y era en el congreso general enquien se depositaba la soberanía, pero al faltar este, la soberanía regre-saba a las provincias. Volvemos a encontrar la misma imagen de 1809,en que a cada provincia pertenece una porción de soberanía.

    Si nos quedara alguna duda sobre si esta figura de la soberanía fuela que prevaleció, tenemos un texto de Gómez Farías de abril 1823, quees el momento en que se está planteando la necesidad de adoptar unaforma de gobierno diferente a la adoptada al declararse la Independen-cia, dice:

    que bella perspectiva ofrece a la imaginación un territorio inmenso dividi-do por la misma naturaleza, en grandes porciones, gobernado en cada unade ellas según sus intereses, sin sentir la opresión de otra, por hombres queconozcan sus necesidades y que merezcan su confianza, reteniendo separa-damente su soberanía, libertad e independencia y entrando todos en una

    firme liga de amistad recíproca para su defensa común, la seguridad de sulibertad y para su mutua y general felicidad.20

    Como podemos ver Gómez Farías, quien es sin duda uno de los ar-tífices del federalismo y de los principales políticos de la primera repú-blica federal, repite la misma imagen que el regidor del ayuntamientopresentó en 1809. Pero ahora adoptada con otro reclamo, la creación deun sistema federal que Gómez Farías sin empacho reconoce como ins-pirado en el federalismo de los Estados Unidos. Sistema federal que seadoptará no por decisión de la representación nacional, sino por la delas provincias, para lo cual Gómez Farías pide que se convoque a unnuevo congreso constituyente que tenga poderes implícitos de cada unade las provincias en donde se especificara cual es el parecer de cada unade ellas. Gómez Farías, curándose en salud, contesta a aquellos que leseñalan que: “los diputados son representantes de toda la nación, noapoderados o agentes de provincias”.

    Principio que Gómez Farías ni desconocía ni rechazaba, pero quepor el momento no era el indicado ya que era válido para una naciónque se encontraba constituida, pero no para la que no lo estaba, que erael caso de México al liberarse del Plan de Iguala. Para dejar clara la di-ferencia añade, que en una nación constituida: “los diputados represen-tan a todas y respectivamente a cada una de las porciones convenciona-les; en la otra a solas las provincias que las mandan y las eligen de suseno o fuera de él con la condición siempre de que fuesen naturales o re-sidentes por algún tiempo de la provincia [...]” En este texto Gómez Fa-rías introduce una diferencia, habla de soberanía nacional, pero esta em-pieza a funcionar en el momento en que la nación está constituida y noantes. Bajo esta perspectiva, ¿cuál es la función del congreso soberano?

    Aquí encuentra Gómez Farías a B. Constant, en un trozo que recu-peró de un decreto de 1820 de las Cortes, que dice:

    el sistema representativo no es más que un medio para reconcentrar uncierto número de individuos elegidos por el pueblo entero el derecho de vo-

    18 Actas de la Diputación Provincial de Zacatecas. Sesión del 3 de abril de 1823. 19 Idem.

    20 Voto particular del señor Valentín Gómez Farías como individuo de la comisión es-pecial [...] México, Imp. Nacional, 1823, 9 pp.

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    tar leyes que inconcusamente reside en cada ciudadano, supuesta la impo-sibilidad de que todos los miembros de un gran estado concurran en unpunto para usar de él: así las antiguas repúblicas desconocieron este siste-ma, por que no residiendo los ciudadanos más que en una ciudad podíanjuntarse y asistir por sí mismos a las asambleas.21

    En la lectura que efectúa Gómez Farías de este trozo de B. Constantse ve como se estructura el sistema representativo y la función que seconcede al congreso soberano, que es la de elaborar y votar las leyes.

    Pero entonces ¿donde se encuentra la soberanía de la nación en elsistema federal? continuará dividida en porciones o acaso sucede lo quese puede interpretar como si la soberanía tuviera dos ámbitos, dos es-tratos: el que corresponde a las provincias y el que corresponde al go-bierno general. Esto se ve en una discusión presentada en el congresoconstituyente, por los representantes de Zacatecas y Guadalajara cuan-do aclaran: “que la soberanía de la nación tiene órbita separada de lasde los estados, y no es incompatible si aún puede rozarse con ésta. Quetodas las cualidades que se atribuyen a la soberanía de la nación se ha-llan en la soberanía de los estados, limitada la última en su gobierno in-terior de ellos”22

    Esta imagen de un soberanía dividida o compartida aparece en unescrito del ayuntamiento de Zacatecas en enero de 1824 dirigido al Con-greso Constituyente del estado:

    El Honorable Congreso Provincial del estado libre de Zacatecas, en cuyosmiembros los habitantes que lo componen, han depositado en sus manos elmás precioso de sus tesoros: los han constituido árbitros de su suerte pormuchos siglos, han librado en su discreción el mayor, el más grave, el nego-cio por excelencia, grande en que exercita su soberanía: que han comprome-tido en su prudencia su ser político y su felicidad futura, en una palabra,

    que los han comisionado para que formen su felicidad, misión terrible queles impone la obligación más estrecha de aplicar todos sus conatos, desve-los y eficacia para desempeñar dignamente el servicio de la Patria, que esel mejor y más fuerte estímulo de las almas grandes y el ídolo universal aquien deben consagrarse los cultos políticos.23

    Aquí, los miembros del ayuntamiento señalan al congreso zacateca-no como el depositario de su soberanía, el responsable de su felicidad.Versión sin duda contradictoria con la sustentada por las mismas fechaspor la provincia de Veracruz para quien la soberanía residía: “inaliena-blemente en la masa universal de la Nación: no puede hacerse de ellaninguna fracción, ni parte independiente sin que se destruya su integri-dad su poder y su esplendor”.24

    Pero esta imagen no se presentó en Zacatecas, por que en realidadno se planteo el problema de una soberanía nacional una e indivisiblecomo sucedió en Francia.

    EL PACTO COMO LAZO DE UNIÓN DE LAS PROVINCIAS

    ¿Pero entonces como se conjuntan estas porciones de soberanía paraconstituir la nación? El problema se plantea a partir del momento enque se ha aceptado la federación como sistema. A partir de entonces ellazo es la constitución:

    [...] Que es un equívoco decir que la soberanía de los estados no les vienede ellos mismos, sino de la Constitución general, pues que ésta no es másque el pacto en que todos los estados soberanos expresan por medio de susrepresentantes los derechos que ceden a la confederación por el bien gene-ral de ella, y los que cada uno se reserva [...]25

    21 Idem. 22 Manuel Calvillo Coordinador, La república federal mexicana. Gestación y nacimiento,

    vol. I, pp. 479. Los diputados que tienen esta posición son Santos Vélez, Gómez Farías yJuan José Romero. Los dos primeros representantes por Zacatecas.

    23 AHEZ, Poder Legislativo, Comisión de Constitución, C/1. 24 Águila mexicana, viernes 4 de julio de 1823, tomo 1, núm. 81, p. 300.25 Manuel Calvillo, op. cit. Esta idea fue expresada por Vélez, Gómez Farías y Rome-

    ro en la sesión del 17 de diciembre de 1823.

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    tar leyes que inconcusamente reside en cada ciudadano, supuesta la impo-sibilidad de que todos los miembros de un gran estado concurran en unpunto para usar de él: así las antiguas repúblicas desconocieron este siste-ma, por que no residiendo los ciudadanos más que en una ciudad podíanjuntarse y asistir por sí mismos a las asambleas.21

    En la lectura que efectúa Gómez Farías de este trozo de B. Constantse ve como se estructura el sistema representativo y la función que seconcede al congreso soberano, que es la de elaborar y votar las leyes.

    Pero entonces ¿donde se encuentra la soberanía de la nación en elsistema federal? continuará dividida en porciones o acaso sucede lo quese puede interpretar como si la soberanía tuviera dos ámbitos, dos es-tratos: el que corresponde a las provincias y el que corresponde al go-bierno general. Esto se ve en una discusión presentada en el congresoconstituyente, por los representantes de Zacatecas y Guadalajara cuan-do aclaran: “que la soberanía de la nación tiene órbita separada de lasde los estados, y no es incompatible si aún puede rozarse con ésta. Quetodas las cualidades que se atribuyen a la soberanía de la nación se ha-llan en la soberanía de los estados, limitada la última en su gobierno in-terior de ellos”22

    Esta imagen de un soberanía dividida o compartida aparece en unescrito del ayuntamiento de Zacatecas en enero de 1824 dirigido al Con-greso Constituyente del estado:

    El Honorable Congreso Provincial del estado libre de Zacatecas, en cuyosmiembros los habitantes que lo componen, han depositado en sus manos elmás precioso de sus tesoros: los han constituido árbitros de su suerte pormuchos siglos, han librado en su discreción el mayor, el más grave, el nego-cio por excelencia, grande en que exercita su soberanía: que han comprome-tido en su prudencia su ser político y su felicidad futura, en una palabra,

    que los han comisionado para que formen su felicidad, misión terrible queles impone la obligación más estrecha de aplicar todos sus conatos, desve-los y eficacia para desempeñar dignamente el servicio de la Patria, que esel mejor y más fuerte estímulo de las almas grandes y el ídolo universal aquien deben consagrarse los cultos políticos.23

    Aquí, los miembros del ayuntamiento señalan al congreso zacateca-no como el depositario de su soberanía, el responsable de su felicidad.Versión sin duda contradictoria con la sustentada por las mismas fechaspor la provincia de Veracruz para quien la soberanía residía: “inaliena-blemente en la masa universal de la Nación: no puede hacerse de ellaninguna fracción, ni parte independiente sin que se destruya su integri-dad su poder y su esplendor”.24

    Pero esta imagen no se presentó en Zacatecas, por que en realidadno se planteo el problema de una soberanía nacional una e indivisiblecomo sucedió en Francia.

    EL PACTO COMO LAZO DE UNIÓN DE LAS PROVINCIAS

    ¿Pero entonces como se conjuntan estas porciones de soberanía paraconstituir la nación? El problema se plantea a partir del momento enque se ha aceptado la federación como sistema. A partir de entonces ellazo es la constitución:

    [...] Que es un equívoco decir que la soberanía de los estados no les vienede ellos mismos, sino de la Constitución general, pues que ésta no es másque el pacto en que todos los estados soberanos expresan por medio de susrepresentantes los derechos que ceden a la confederación por el bien gene-ral de ella, y los que cada uno se reserva [...]25

    21 Idem. 22 Manuel Calvillo Coordinador, La república federal mexicana. Gestación y nacimiento,

    vol. I, pp. 479. Los diputados que tienen esta posición son Santos Vélez, Gómez Farías yJuan José Romero. Los dos primeros representantes por Zacatecas.

    23 AHEZ, Poder Legislativo, Comisión de Constitución, C/1. 24 Águila mexicana, viernes 4 de julio de 1823, tomo 1, núm. 81, p. 300.25 Manuel Calvillo, op. cit. Esta idea fue expresada por Vélez, Gómez Farías y Rome-

    ro en la sesión del 17 de diciembre de 1823.

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    En la constitución de Zacatecas que se juró en enero de 1825, en elArtículo 6° referente a la religión del estado se lee: “[...] En lo que con-cierna a los lazos del culto, el estado observará las leyes establecidas,mientras que la nación, por los medios convenidos y conformes a lo quedispone la constitución general, no determine otra cosa [...]”26

    Este planteamiento de que la unión se efectuaba a través de la cons-titución se reforzará con el tiempo, a medida que los enfrentamientos deopiniones se hacen más fuertes y que el único elemento de permanen-cia, se encuentra en la constitución.

    El congreso local se expresó así el 24 de septiembre de 1829, al ne-garse a obedecer un decreto del gobierno general en que se limitaba lalibertad de imprenta, “[...] el pacto sagrado con que se ligaban los esta-dos [...]” El congreso consideró este decreto como un ataque a su sobera-nía, porque la libertad de publicar estaba registrada en la constitución ysi esta se violaba se contravenía el pacto sagrado con que se ligaban losestados, literalmente el congreso mando decir al gobierno general:

    La legislatura de este estado ve en la Constitución el pacto sagrado con quese ligaron los estados para formar un solo cuerpo: que reconoce en esta leyfundamental de los estados el único título en que puede fundarse el poderque ejercen las autoridades de la nación y que desconoce en fin poder algu-no que sea capaz de sobreponerse a la soberanía de los pueblos, traspasan-do los límites en que lo ha circunscripto una constitución sancionada porlos representantes del soberano, aceptada por los pueblos y solemnementejurada por sus gobernantes [...]27

    Esta visión de unión a través de la constitución, la podemos confir-mar a través de la respuesta que a mediados de 1832 dio el congreso deZacatecas al gobierno de la federación, que en obediencia a lo pactadoen el Plan de Zavaleta, ordenaba que los congresos locales se disolvie-

    ran y se convocara a una nueva elección. Considerando que esta medi-da dañaba su soberanía, el congreso de Zacatecas contestó: “no se consi-dera ni obligado ni facultado para decretar su disolución, por lo que noreconoce ni dentro ni fuera del estado autoridad alguna que pueda pre-venirle una disolución. Sería un atentado contra la soberanía del estadoy como una violación de sus leyes fundamentales [...]”28

    En enero de 1833 frente a una de las crisis políticas más duras deestos años, el congreso de Zacatecas declaró:

    El quinto congreso Constitucional de Zacatecas, declara a la faz de toda laRepública que consideraría como un crimen, como un atentado contra laSoberanía del Estado, y como una escandalosa violación de sus leyes funda-mentales toda tentativa a disolver el cuerpo legislativo o a deponer cual-quiera de las autoridades constitucionalmente establecidas en el Estado [...]

    Y más adelante añade:

    Si se sucitasen diferencias entre alguno o algunos Estados contra el de Za-catecas, sus supremas autoridades usarán para terminarlas de todos los me-dios que tiene designados la Constitu-ción federal, y siendo estos insufi-cientes, de los que han adoptado las Naciones soberanas para hacer cesarsus disenciones [...]29

    Estas cuantas muestras de cómo conciben los zacatecanos su sobera-nía, porque en este caso no podemos decir nacional, nos señalan que enprimer lugar fue una figura utilizada para preservar su independenciafrente al gobierno general y al resto de la nación. Pero si bien esta formade concebir la soberanía como algo que se divide en porciones le sirviópara enfrentarse al enemigo exterior, internamente lo debilitó como ve-remos más adelante.

    26 Constitución Política del Estado Libre de Zacatecas, en Colección de Constitucionesde los Estados Unidos Mexicanos, obra reunida por Mariano Galván Rivera el año de 1828,Edición facsimilar de Miguel Ángel Porrúa, 1988, pp. 403-484.

    27 AHEZ, Actas del Congreso del Estado de Zacatecas, Sesión del 24 de septiembre de1829.

    28 Reestablecimiento del orden constitucional, 1832, AHEZ. L y D. C/5, 29 Decreto del H. Congreso, 21 de enero de 1833, en AHEZ, Leyes y Decretos, caja /5.

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    En la constitución de Zacatecas que se juró en enero de 1825, en elArtículo 6° referente a la religión del estado se lee: “[...] En lo que con-cierna a los lazos del culto, el estado observará las leyes establecidas,mientras que la nación, por los medios convenidos y conformes a lo quedispone la constitución general, no determine otra cosa [...]”26

    Este planteamiento de que la unión se efectuaba a través de la cons-titución se reforzará con el tiempo, a medida que los enfrentamientos deopiniones se hacen más fuertes y que el único elemento de permanen-cia, se encuentra en la constitución.

    El congreso local se expresó así el 24 de septiembre de 1829, al ne-garse a obedecer un decreto del gobierno general en que se limitaba lalibertad de imprenta, “[...] el pacto sagrado con que se ligaban los esta-dos [...]” El congreso consideró este decreto como un ataque a su sobera-nía, porque la libertad de publicar estaba registrada en la constitución ysi esta se violaba se contravenía el pacto sagrado con que se ligaban losestados, literalmente el congreso mando decir al gobierno general:

    La legislatura de este estado ve en la Constitución el pacto sagrado con quese ligaron los estados para formar un solo cuerpo: que reconoce en esta leyfundamental de los estados el único título en que puede fundarse el poderque ejercen las autoridades de la nación y que desconoce en fin poder algu-no que sea capaz de sobreponerse a la soberanía de los pueblos, traspasan-do los límites en que lo ha circunscripto una constitución sancionada porlos representantes del soberano, aceptada por los pueblos y solemnementejurada por sus gobernantes [...]27

    Esta visión de unión a través de la constitución, la podemos confir-mar a través de la respuesta que a mediados de 1832 dio el congreso deZacatecas al gobierno de la federación, que en obediencia a lo pactadoen el Plan de Zavaleta, ordenaba que los congresos locales se disolvie-

    ran y se convocara a una nueva elección. Considerando que esta medi-da dañaba su soberanía, el congreso de Zacatecas contestó: “no se consi-dera ni obligado ni facultado para decretar su disolución, por lo que noreconoce ni dentro ni fuera del estado autoridad alguna que pueda pre-venirle una disolución. Sería un atentado contra la soberanía del estadoy como una violación de sus leyes fundamentales [...]”28

    En enero de 1833 frente a una de las crisis políticas más duras deestos años, el congreso de Zacatecas declaró:

    El quinto congreso Constitucional de Zacatecas, declara a la faz de toda laRepública que consideraría como un crimen, como un atentado contra laSoberanía del Estado, y como una escandalosa violación de sus leyes funda-mentales toda tentativa a disolver el cuerpo legislativo o a deponer cual-quiera de las autoridades constitucionalmente establecidas en el Estado [...]

    Y más adelante añade:

    Si se sucitasen diferencias entre alguno o algunos Estados contra el de Za-catecas, sus supremas autoridades usarán para terminarlas de todos los me-dios que tiene designados la Constitu-ción federal, y siendo estos insufi-cientes, de los que han adoptado las Naciones soberanas para hacer cesarsus disenciones [...]29

    Estas cuantas muestras de cómo conciben los zacatecanos su sobera-nía, porque en este caso no podemos decir nacional, nos señalan que enprimer lugar fue una figura utilizada para preservar su independenciafrente al gobierno general y al resto de la nación. Pero si bien esta formade concebir la soberanía como algo que se divide en porciones le sirviópara enfrentarse al enemigo exterior, internamente lo debilitó como ve-remos más adelante.

    26 Constitución Política del Estado Libre de Zacatecas, en Colección de Constitucionesde los Estados Unidos Mexicanos, obra reunida por Mariano Galván Rivera el año de 1828,Edición facsimilar de Miguel Ángel Porrúa, 1988, pp. 403-484.

    27 AHEZ, Actas del Congreso del Estado de Zacatecas, Sesión del 24 de septiembre de1829.

    28 Reestablecimiento del orden constitucional, 1832, AHEZ. L y D. C/5, 29 Decreto del H. Congreso, 21 de enero de 1833, en AHEZ, Leyes y Decretos, caja /5.

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    CON QUÉ CONSTRUYEN SU UNIVERSO MENTAL

    No estaría de más aclarar como se alimenta el universo mental de loshombres públicos de estos años. En donde fundamentan y como cons-truyen las ideas que sustentan. Indiscutiblemente el fondo principal vie-ne de una cultura política clásica, adquirida en los colegios y semina-rios. Estudiada sin fundamentos propiamente políticos, pero llegado elmomento van a echar mano de ella y la aplicaran a las circunstancias.Estos autores no se citan, porque forman parte del fondo de conoci-mientos integrados a los cuales no sienten necesidad de referirse. Encambio las nuevas ideas, las que tienen que presentarse y sustentarse sise dan con referencia. Así aparecen citados Masillon, Buffon, Montes-quieu, Rouseau, Vattel, Constant, Bentham, sin que logremos detectarhasta que grado y como influyó cada uno de ellos. Muchas de las ideasque manejan les fueron transmitidas por españoles contemporáneos, através de las Cortes, como es el caso de Martínez Marina,30 el propioConstant llegó por esta vía como se ve en una cita que efectúa GómezFarías de un decreto de las Cortes en 1820. Posteriormente llegó directa-mente, como lo prueban las traducciones que la Sociedad de Amigos deZacatecas realizaba para dar a conocer este autor. También los publicis-tas de la época como el abad d’Pradt, el abad de Saint Pierre, toman par-te en la construcción del universo mental de los hombres públicos deestos años. Sin olvidar el componente norteamericano ejemplificadoprincipalmente en Washington y en Madison o en “ese Paine aquí tanleído y adorado de los incautos [...]”31

    Este comentario burlesco, emitido sin duda por un enemigo de lasdoctrinas modernas, posiblemente no carecía de sentido. Porque conavidez e inocencia se lanzaron al estudio de todas las ideas nuevas queles llegaban, para salir de “de las negras sombras de la más grosera ig-norancia” en que había mantenido las autoridades españolas a los ame-

    ricanos. Este era el sentimiento de los constituyentes zacatecanos, que alenfrentarse a la tarea de redactar la constitución hicieron acopio de to-das las luces que la ilustración les ofrecía.

    El léxico usado por todos estos publicistas franceses está presente enel imaginario de estos zacatecanos. Se habla de regeneración, de espíri-tu público y opinión pública, de voluntad general, de razón, de virtud,la naturaleza, la felicidad y más tarde prosperidad están presentes.

    En cuanto al fruto de esta lecturas, contamos con un escrito del 18de febrero de 1830 en que se lee:

    Allá al principio de nuestra regeneración política, podía tolerarse el absur-do que hacían de los incuestionables axiomas de la soberanía del pueblo al-gunos ignorantes exaltados, lanzados repentinamente a un mundo desco-nocido para ellos y del cual no tenían más ideas que las que creían haberadquirido en la superficial lectura del Pacto Social de J.J. Rouseau: pero queno se intente ahora lo mismo, cuando una ilustración más avanzada y la ex-periencia adquirida en las revoluciones hacen que todo hombre sensato yamigo del orden vea con horror la aplicación que se intenta de los referidosprincipios [...]32

    Este paréntesis informativo tiene como fin situar el origen de lasideas que se manejan y circulan por estos años, aunque difícil sería in-dicar qué procede de quién. Nos queda la impresión de que las ideasque recibían eran manejadas y readecuadas a las necesidades del mo-mento. Cuando se logra identificar un autor, como es el caso de Cons-tant porque la cita no deja lugar a dudas, nos preguntamos si lo com-prendieron en toda su profundidad.

    LA REPRESENTACIÓN

    Para profundizar en el sistema articulado por Zacatecas para preservarsu independencia y soberanía, veamos como la entreteje con la repre-sentación, y señalar los lazos que existen entre estas figuras. Aunque

    30 N.L.B.L. G. 386, 1821. Desengaño popular, defensa de la inosencia por un sacerdotede Zacatecas. Zacatecas 1821.

    31 En los papeles de la sociedad de amigos del estado de Zacatecas se encuentran re-ferencias a estos autores. En el preámbulo de la Constitución del estado de 1824 tambiénaparecen citados.

    32 Artículo de Luis de la Rosa y José Ma. De Esparza Peredo publicado en La gacetadel gobierno de Zacatecas, Imprenta del Estado. 18 de febrero de 1830.

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    CON QUÉ CONSTRUYEN SU UNIVERSO MENTAL

    No estaría de más aclarar como se alimenta el universo mental de loshombres públicos de estos años. En donde fundamentan y como cons-truyen las ideas que sustentan. Indiscutiblemente el fondo principal vie-ne de una cultura política clásica, adquirida en los colegios y semina-rios. Estudiada sin fundamentos propiamente políticos, pero llegado elmomento van a echar mano de ella y la aplicaran a las circunstancias.Estos autores no se citan, porque forman parte del fondo de conoci-mientos integrados a los cuales no sienten necesidad de referirse. Encambio las nuevas ideas, las que tienen que presentarse y sustentarse sise dan con referencia. Así aparecen citados Masillon, Buffon, Montes-quieu, Rouseau, Vattel, Constant, Bentham, sin que logremos detectarhasta que grado y como influyó cada uno de ellos. Muchas de las ideasque manejan les fueron transmitidas por españoles contemporáneos, através de las Cortes, como es el caso de Martínez Marina,30 el propioConstant llegó por esta vía como se ve en una cita que efectúa GómezFarías de un decreto de las Cortes en 1820. Posteriormente llegó directa-mente, como lo prueban las traducciones que la Sociedad de Amigos deZacatecas realizaba para dar a conocer este autor. También los publicis-tas de la época como el abad d’Pradt, el abad de Saint Pierre, toman par-te en la construcción del universo mental de los hombres públicos deestos años. Sin olvidar el componente norteamericano ejemplificadoprincipalmente en Washington y en Madison o en “ese Paine aquí tanleído y adorado de los incautos [...]”31

    Este comentario burlesco, emitido sin duda por un enemigo de lasdoctrinas modernas, posiblemente no carecía de sentido. Porque conavidez e inocencia se lanzaron al estudio de todas las ideas nuevas queles llegaban, para salir de “de las negras sombras de la más grosera ig-norancia” en que había mantenido las autoridades españolas a los ame-

    ricanos. Este era el sentimiento de los constituyentes zacatecanos, que alenfrentarse a la tarea de redactar la constitución hicieron acopio de to-das las luces que la ilustración les ofrecía.

    El léxico usado por todos estos publicistas franceses está presente enel imaginario de estos zacatecanos. Se habla de regeneración, de espíri-tu público y opinión pública, de voluntad general, de razón, de virtud,la naturaleza, la felicidad y más tarde prosperidad están presentes.

    En cuanto al fruto de esta lecturas, contamos con un escrito del 18de febrero de 1830 en que se lee:

    Allá al principio de nuestra regeneración política, podía tolerarse el absur-do que hacían de los incuestionables axiomas de la soberanía del pueblo al-gunos ignorantes exaltados, lanzados repentinamente a un mundo desco-nocido para ellos y del cual no tenían más ideas que las que creían haberadquirido en la superficial lectura del Pacto Social de J.J. Rouseau: pero queno se intente ahora lo mismo, cuando una ilustración más avanzada y la ex-periencia adquirida en las revoluciones hacen que todo hombre sensato yamigo del orden vea con horror la aplicación que se intenta de los referidosprincipios [...]32

    Este paréntesis informativo tiene como fin situar el origen de lasideas que se manejan y circulan por estos años, aunque difícil sería in-dicar qué procede de quién. Nos queda la impresión de que las ideasque recibían eran manejadas y readecuadas a las necesidades del mo-mento. Cuando se logra identificar un autor, como es el caso de Cons-tant porque la cita no deja lugar a dudas, nos preguntamos si lo com-prendieron en toda su profundidad.

    LA REPRESENTACIÓN

    Para profundizar en el sistema articulado por Zacatecas para preservarsu independencia y soberanía, veamos como la entreteje con la repre-sentación, y señalar los lazos que existen entre estas figuras. Aunque

    30 N.L.B.L. G. 386, 1821. Desengaño popular, defensa de la inosencia por un sacerdotede Zacatecas. Zacatecas 1821.

    31 En los papeles de la sociedad de amigos del estado de Zacatecas se encuentran re-ferencias a estos autores. En el preámbulo de la Constitución del estado de 1824 tambiénaparecen citados.

    32 Artículo de Luis de la Rosa y José Ma. De Esparza Peredo publicado en La gacetadel gobierno de Zacatecas, Imprenta del Estado. 18 de febrero de 1830.

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    sentaban los intereses de la república y no faltó quien pidiera que deja-ran de venderse estos cargos. O se presentaban demandas como la delsubdelegado de Pinos quien a principios de 1810 pidió que se le diera alos maestros la representación que les correspondía.34

    Pero el tipo de representación que existe a fines de siglo en la NuevaEspaña esta muy lejos aun de la representación moderna, como la quese manejó en la Asamblea Constituyente y más lejos aún de la de los Es-tados Unidos.35 Es todavía una representación por medio de los nota-bles, de los principales y lo que se representa es el cuerpo social, la co-munidad, no el individuo.

    Así mientras transformar la fuente de la soberanía se logró por me-dio de una traslación y aparentemente fue una mutación que se llevó sindemasiadas penas. En cambio resituar y redefinir la representación enun sistema moderno fue un proceso no nada más lento sino más com-plicado.

    Las dificultades a que se enfrentaron para resolver el problema de larepresentación son de diferente índole y todas están ligadas a la transi-ción necesaria de un sistema a otro: en primer lugar se tenía que conce-bir la sociedad como un conjunto de ciudadanos y ya no un conjunto decuerpos, porque si se buscaba la igualdad no era posible aceptar unarelación por cuerpos que representaban intereses diferentes. De allí lanecesidad de desintegrar las viejas repúblicas, en una sociedad, unaasociación de individuos iguales. Este proceso ha sido descrito muy cla-ramente, pero cuando se enfrenta uno como historiador, a través de acti-tudes, de discursos, al esfuerzo que están realizando para superar lavieja concepción y adoptar la nueva, siente uno el peso de esta difíciltransición, el traslado de la representación de los cuerpos a los ciudada-nos fue un proceso que costo más y que en el período que aquí trato nollegó a efectuarse por completo.

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    posiblemente primero tengamos que explicar porqué ligar el problemade la soberanía con el de la representación:

    Rouseau no ligó o no quiso ligar el sentido de soberanía con el de re-presentación porque ésta desvirtuaba la voluntad general. En Francia laasamblea constituyente no solucionó totalmente la contradicción exis-tente entre estas dos ideas, aunque dadas las circunstancias y las dificul-tades que se vivían, el problema se resolvió aceptando la representacióncomo la única forma de acceder a un gobierno popular en una sociedaden donde por su extensión y por el sentido de popular que se le quisodar, no se podía ejercer al estilo griego o romano.

    Para todos aquellos que siguieron al Rousseau del Contrato Social, larepresentación presentaba un problema para armar la participación delpueblo.

    En un trabajo reciente J.C. Chiaramonte describe los problemas quealgunos “conceptos centrales” de las nuevas ideas presentaron entre loscuales señala: “las cuestiones que mayor riesgo nos ofrecen, así comomayor dificultad ofrecían entonces para ser resueltas, son las de la fuen-te de la soberanía, y la del sentido en que debían entenderse algunosconceptos centrales a la cuestión de la soberanía, como los de pueblo yrepresentación”.

    33

    LA PRÁCTICA DE LA REPRESENTACIÓN

    Como en el caso de la soberanía, el problema de la representación no esuna idea que aparece de un día para otro. Es una preocupación que enla Nueva España está presente por lo menos en los últimos años de do-minio colonial. Varias de las reformas que se efectúan en la composiciónde los cabildos, fueron motivadas por que se consideró que ya no repre-

    33 Juan Carlos Chiaramonte, Vieja y nueva representación: los procesos electorales en Bue-nos Aires, en A. Annino, Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo XIX, México, 1995,F.C.E. pp.19-63, p. 22. Véase también F. Furet y M. Ozouf, Dictionnaire critique de la Révolu-tion francaise, Flammarion, 1988. Versión en español, Diccionario de la revolución francesa,Alianza Editorial, Madrid, 1989. Véanse los artículos “Siéyes y Soberaineté” de K.M.Baker.

    34 AHEZ, Ramo intendencia. Serie Subdelegados, caja 1. 35 Para estudiar la cultura política de los hombres que llevarona cabo la independen-

    cia de los Estados Unidos véase el trabajo de Gordon S.Wood, La création de la RépubliqueAmericaine, introducción de C. Lefort, París, 1991, Berlín. Si se quiere una presentaciónmás sucinta véase Denis Lecorne, L’invention de la république. Le modele americain, París,Hachette, 1991.

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    sentaban los intereses de la república y no faltó quien pidiera que deja-ran de venderse estos cargos. O se presentaban demandas como la delsubdelegado de Pinos quien a principios de 1810 pidió que se le diera alos maestros la representación que les correspondía.34

    Pero el tipo de representación que existe a fines de siglo en la NuevaEspaña esta muy lejos aun de la representación moderna, como la quese manejó en la Asamblea Constituyente y más lejos aún de la de los Es-tados Unidos.35 Es todavía una representación por medio de los nota-bles, de los principales y lo que se representa es el cuerpo social, la co-munidad, no el individuo.

    Así mientras transformar la fuente de la soberanía se logró por me-dio de una traslación y aparentemente fue una mutación que se llevó sindemasiadas penas. En cambio resituar y redefinir la representación enun sistema moderno fue un proceso no nada más lento sino más com-plicado.

    Las dificultades a que se enfrentaron para resolver el problema de larepresentación son de diferente índole y todas están ligadas a la transi-ción necesaria de un sistema a otro: en primer lugar se tenía que conce-bir la sociedad como un conjunto de ciudadanos y ya no un conjunto decuerpos, porque si se buscaba la igualdad no era posible aceptar unarelación por cuerpos que representaban intereses diferentes. De allí lanecesidad de desintegrar las viejas repúblicas, en una sociedad, unaasociación de individuos iguales. Este proceso ha sido descrito muy cla-ramente, pero cuando se enfrenta uno como historiador, a través de acti-tudes, de discursos, al esfuerzo que están realizando para superar lavieja concepción y adoptar la nueva, siente uno el peso de esta difíciltransición, el traslado de la representación de los cuerpos a los ciudada-nos fue un proceso que costo más y que en el período que aquí trato nollegó a efectuarse por completo.

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    posiblemente primero tengamos que explicar porqué ligar el problemade la soberanía con el de la representación:

    Rouseau no ligó o no quiso ligar el sentido de soberanía con el de re-presentación porque ésta desvirtuaba la voluntad general. En Francia laasamblea constituyente no solucionó totalmente la contradicción exis-tente entre estas dos ideas, aunque dadas las circunstancias y las dificul-tades que se vivían, el problema se resolvió aceptando la representacióncomo la única forma de acceder a un gobierno popular en una sociedaden donde por su extensión y por el sentido de popular que se le quisodar, no se podía ejercer al estilo griego o romano.

    Para todos aquellos que siguieron al Rousseau del Contrato Social, larepresentación presentaba un problema para armar la participación delpueblo.

    En un trabajo reciente J.C. Chiaramonte describe los problemas quealgunos “conceptos centrales” de las nuevas ideas presentaron entre loscuales señala: “las cuestiones que mayor riesgo nos ofrecen, así comomayor dificultad ofrecían entonces para ser resueltas, son las de la fuen-te de la soberanía, y la del sentido en que debían entenderse algunosconceptos centrales a la cuestión de la soberanía, como los de pueblo yrepresentación”.

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    LA PRÁCTICA DE LA REPRESENTACIÓN

    Como en el caso de la soberanía, el problema de la representación no esuna idea que aparece de un día para otro. Es una preocupación que enla Nueva España está presente por lo menos en los últimos años de do-minio colonial. Varias de las reformas que se efectúan en la composiciónde los cabildos, fueron motivadas por que se consideró que ya no repre-

    33 Juan Carlos Chiaramonte, Vieja y nueva representación: los procesos electorales en Bue-nos Aires, en A. Annino, Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo XIX, México, 1995,F.C.E. pp.19-63, p. 22. Véase también F. Furet y M. Ozouf, Dictionnaire critique de la Révolu-tion francaise, Flammarion, 1988. Versión en español, Diccionario de la revolución francesa,Alianza Editorial, Madrid, 1989. Véanse los artículos “Siéyes y Soberaineté” de K.M.Baker.

    34 AHEZ, Ramo intendencia. Serie Subdelegados, caja 1. 35 Para estudiar la cultura política de los hombres que llevarona cabo la independen-

    cia de los Estados Unidos véase el trabajo de Gordon S.Wood, La création de la RépubliqueAmericaine, introducción de C. Lefort, París, 1991, Berlín. Si se quiere una presentaciónmás sucinta véase Denis Lecorne, L’invention de la république. Le modele americain, París,Hachette, 1991.

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    ser verdad hasta 1825, porque en la constitución de Zacatecas, que sepromulgó este año, se concedió a los ciudadanos la facultad de propo-ner leyes o de pedir su derogación. Por lo cual, como lo señalaron lospropios constituyentes, se le pueden dar los calificativos de populari-dad y de ensanche.

    La explicación que dan es que se busca dar mayor participación a unpueblo, que por su falta de ilustración no se le puede dar directamenteen la elección de sus representantes, tratando de compensar esta limita-ción al permitirle participar en la elaboración de las leyes: cómo efecti-vamente sucedió con la propuesta de un ciudadano de un proyecto dereforma a los artículos relacionados con la forma de elección de los re-presentantes.

    EL PAPEL DE LOS PUEBLOS EN LA REPRESENTACIÓN

    En Zacatecas por el peso de la herencia, por la imagen de soberanía quese construyó y por el sistema político que se adoptó, los problemas dela representación se situaron a otro nivel, principalmente sobre el lugarque tendrían los pueblos en la representación. Por la herencia colonialno pudo desligarse de la idea de que la representación estaba a cargo delos ayuntamientos, función que se reforzó durante la guerra de Inde-pendencia por el vacío de poder a que se enfrentaban las provincias ypor la aplicación de la Constitución de 1812. Lo que ocasionó que al lle-gar a la vida independiente no se lograra desterrar la asimilación de larepresentación a los pueblos y no a los ciudadanos, como la nueva teo-ría política lo determinaba, pese a que se aceptó que la soberanía la te-nían los individuos, no se pudo dejar fuera a los pueblos y se les siguiódando un papel preponderante.

    Los poderes que los ayuntamientos daban a sus representantes, asícomo la forma en que el congreso y el propio gobierno se referían a susgobernados nos indican esta modalidad. Este tipo de representación lavemos ponerse en práctica en 1809, cuando recae en los ayuntamientosla organización de las elecciones para designar el vocal de Zacatecaspara representarla en la elección del diputado de la Nueva España antela Junta General Gubernativa. Esta práctica de consultar a los ayunta-

    Aún, una vez aceptado que la fuente de la soberanía residía en losciudadanos, la tensión existente entre la antigua y la nueva representa-ción se hace evidente en los poderes que deberían darse a los represen-tantes, oscilando entre seguir la vieja práctica de los poderes limitadoso los amplios poderes que reclamaba la representación nacional. Es eneste aspecto que la representación se liga al concepto de soberanía na-cional, que ya vimos como se resolvió en Zacatecas, por lo tanto a estenivel no hay problema por lo menos desde el punto de vista zacatecano,que no del gobierno general quien siente en Zacatecas, como en losotros estados defensores y activos militantes de un federalismo radical,un impedimento para consolidar el gobierno nacional.

    El problema se sitúa a nivel provincial y local, o sea en el ambito delestado. Cuál es la relación que establece la representación con el pueblo,con los ciudadanos que son la fuente de su poder. ¿Qué uso deberá ha-cer de este poder?, y qué cuentas tiene que rendir a sus comitentes. Esteaspecto se resuelve en alguna forma tecnicamente, a través del sistemaelectoral que se construye para implementar la representación. A travésde las facultades que se dan a esta representación, se establece la rela-ción o en su caso el control que los ciudadanos mantienen con su repre-sentación. Todo esto quedó señalado en la constitución de Zacatecas, in-cluso el tipo de poderes que los partidos que lo componen deben dar asus representantes.

    La construcción de este sistema de representación y los esfuerzos delos zacatecanos por adecuarse a estos planteamientos componen la se-gunda parte de esta exposición

    EL INDIVIDUO EN LA SOCIEDAD

    Al revisar la implementación de sistema representativo ya fuese bajo lamonarquía constitucional, el primer imperio o la primera república fe-deral, los tres sistemas que se aplicaron de 1812 a 1835, nos queda la im-presión de que al reconocer en el ciudadano la fuente de la soberanía yconcederle el derecho de voto, lo que significa que todo ciudadano teníaderecho a participar en la elección de sus autoridades, sus funciones allíterminaban, que todo lo demás dependía de los electores. Esto puede

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    ser verdad hasta 1825, porque en la constitución de Zacatecas, que sepromulgó este año, se concedió a los ciudadanos la facultad de propo-ner leyes o de pedir su derogación. Por lo cual, como lo señalaron lospropios constituyentes, se le pueden dar los calificativos de populari-dad y de ensanche.

    La explicación que dan es que se busca dar mayor participación a unpueblo, que por su falta de ilustración no se le puede dar directamenteen la elección de sus representantes, tratando de compensar esta limita-ción al permitirle participar en la elaboración de las leyes: cómo efecti-vamente sucedió con la propuesta de un ciudadano de un proyecto dereforma a los artículos relacionados con la forma de elección de los re-presentantes.

    EL PAPEL DE LOS PUEBLOS EN LA REPRESENTACIÓN

    En Zacatecas por el peso de la herencia, por la imagen de soberanía quese construyó y por el sistema político que se adoptó, los problemas dela representación se situaron a otro nivel, principalmente sobre el lugarque tendrían los pueblos en la representación. Por la herencia colonialno pudo desligarse de la idea de que la representación estaba a cargo delos ayuntamientos, función que se reforzó durante la guerra de Inde-pendencia por el vacío de poder a que se enfrentaban las provincias ypor la aplicación de la Constitución de 1812. Lo que ocasionó que al lle-gar a la vida independiente no se lograra desterrar la asimilación de larepresentación a los pueblos y no a los ciudadanos, como la nueva teo-ría política lo determinaba, pese a que se aceptó que la soberanía la te-nían los individuos, no se pudo dejar fuera a los pueblos y se les siguiódando un papel preponderante.

    Los poderes que los ayuntamientos daban a sus representantes, asícomo la forma en que el congreso y el propio gobierno se referían a susgobernados nos indican esta modalidad. Este tipo de representación lavemos ponerse en práctica en 1809, cuando recae en los ayuntamientosla organización de las elecciones para designar el vocal de Zacatecaspara representarla en la elección del diputado de la Nueva España antela Junta General Gubernativa. Esta práctica de consultar a los ayunta-

    Aún, una vez aceptado que la fuente de la soberanía residía en losciudadanos, la tensión existente entre la antigua y la nueva representa-ción se hace evidente en los poderes que deberían darse a los represen-tantes, oscilando entre seguir la vieja práctica de los poderes limitadoso los amplios poderes que reclamaba la representación nacional. Es eneste aspecto que la representación se liga al concepto de soberanía na-cional, que ya vimos como se resolvió en Zacatecas, por lo tanto a estenivel no hay problema por lo menos desde el punto de vista zacatecano,que no del gobierno general quien siente en Zacatecas, como en losotros estados defensores y activos militantes de un federalismo radical,un impedimento para consolidar el gobierno nacional.

    El problema se sitúa a nivel provincial y local, o sea en el ambito delestado. Cuál es la relación que establece la representación con el pueblo,con los ciudadanos que son la fuente de su poder. ¿Qué uso deberá ha-cer de este poder?, y qué cuentas tiene que rendir a sus comitentes. Esteaspecto se resuelve en alguna forma tecnicamente, a través del sistemaelectoral que se construye para implementar la representación. A travésde las facultades que se dan a esta representación, se establece la rela-ción o en su caso el control que los ciudadanos mantienen con su repre-sentación. Todo esto quedó señalado en la constitución de Zacatecas, in-cluso el tipo de poderes que los partidos que lo componen deben dar asus representantes.

    La construcción de este sistema de representación y los esfuerzos delos zacatecanos por adecuarse a estos planteamientos componen la se-gunda parte de esta exposición

    EL INDIVIDUO EN LA SOCIEDAD

    Al revisar la implementación de sistema representativo ya fuese bajo lamonarquía constitucional, el primer imperio o la primera república fe-deral, los tres sistemas que se aplicaron de 1812 a 1835, nos queda la im-presión de que al reconocer en el ciudadano la fuente de la soberanía yconcederle el derecho de voto, lo que significa que todo ciudadano teníaderecho a participar en la elección de sus autoridades, sus funciones allíterminaban, que todo lo demás dependía de los electores. Esto puede

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    mientos y no a los ciudadanos perdurará durante largos años. Los ayun-tamientos serán el canal de comunicación obligatoria, siguiendo un pro-ceso de delegación de la soberanía que reside en el pueblo, pero que nopuede ejercer directamente. Muestras de este tipo de delegaciones lasencontramos en diferentes situaciones: aparecen en el acta redactadapor la diputación provincial el 17 de junio de 1823 para adherirse a laconstitución de una república federal cuando dice:

    [...] era llegado el caso de que esta provincia se declarara como se declaraconforme a la voluntad de sus pueblos Estado Libre y Federado, con los de-más que componen la gran nación mexicana, y que en consecuencia protes-taban, no reconocer no admitir otra forma de gobierno, que la de popular,representativo y federado [...]36

    También en la forma en que se convocó a participar en la toma deesta decisión hay muestras de que el peso de la tradición está presente.Se convoca a los cuerpos, a los prelados, a los notables para que opinenque se debe hacer en las circunstancias que se vivían, pero al mismotiempo se introduce el tema de la formación de opinión, como algo ne-cesario a la búsqueda de consenso, que lleva una connotación modernade la toma de decisiones y de la formación de la voluntad general.

    La presencia de los pueblos es continua en el imaginario político yen su realidad también. Así en julio de 1823 ante la tardanza de Aguas-calientes en contestar un oficio que le había enviado a la diputación pro-vincial “[...] remover algunos obstáculos, si los hubiera, con tal que serespete siempre la opinión de aquel pueblo y no se le haga en maneraalguna menor violencia [...]”37

    En el voto de Gómez Farías de 1823 también aparece el peso de lospueblos: “la voz del ejército no es ciertamente la de la nación: ¿Pero sepodrá decir que no lo es la de las capitales de provincia, la de los par-tidos, y la de los pueblos subalternos? En todos estos puntos las corpo-raciones repitieron con uniformidad la voz del ejército, aquellas cor-

    poraciones que fueron elegidas popularmente, que son las depositariasde la confianza pública [...]”38

    Si reflexionamos sobre las citas anteriores, parecería que encontra-mos una contradicción o por lo menos un cambio de registro sobre quiendetenta la soberanía. Sin embargo no los hay, pues si repasamos lo hastaaquí expuesto, es evidente que la soberanía reside en los ciudadanos,que en una descripción somera son aquellos quienes pueden votar. Estose anota con frecuencia cuando se les convida a que participen en laselecciones “a ejercer el acto soberano [...]” o cuando el congreso declara“[...] sois un pueblo libre, independiente y soberano[...]” o señalar alpropio congreso que el primer acto de soberanía consiste en “elegirvuestras autoridades”.

    Por lo cual no hay duda, la soberanía reside en los ciudadanos quela delegan a las autoridades elegidas por ellos mismos. Pero no en unaforma directa sino que: “[...] por el actual grado de vuestra ilustración[...] no puede aún hacerse por todos y cada uno sin necesidad de inter-mediarios y modificaciones sin embargo, se ha procurado que sean losmenos y los más acomodados a la popularidad [...]” y se añade “[...] noquede ningún ciudadano escluido de tomar parte en asunto que a todoses de común interes [...]”39

    Lo interesante de esta cita es la designación de los intermediarios,que se encuentran representados en los electores y en los ayuntamien-tos. En unos para elegir sus representantes, en los otros para supervisarla elaboración de las leyes.

    LOS PODERES Y LA REPRESENTACIÓN

    Un indicativo importante de como conciben la relación que se estableceentre el pueblo soberano y sus representantes se encuentra en los po-deres o mandatos. Si comparamos algunos de los poderes que los comi-tentes dieron a sus representantes encontraremos los cambios que sepresentaron en este período, aunque hay que tener presente que para

    36 Actas de la Diputación de la Provincia de Zacatecas. Sesión del 17 de junio de 1823. 37 AHEZ, Consejo de Gobierno, caja/1

    38 Véase Voto de