“SEA BREVE, POR FAVOR”.
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MICROCUENTOS LEÍDOS EN EL IV ENCUENTRO
NACIONAL DE MINIFICCIÓN “SEA BREVE, POR FAVOR”.
13, 14 y 15 de mayo de 2013
Corporación Letras de Chile
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Gabriela Aguilera
La Cruzada de los Niños I
El niño aseguró que era un enviado de Dios que le había encomendado
recuperar Jerusalén. Contaba con los dones de la retórica y la elocuencia. Así fue
que organizó una cruzada imbatible destinada a atravesar el continente y caminar
entre las aguas para cumplir la misión divina. Las huellas de los pequeños cruzados
iban formando un camino de estrellas que iluminaba la espesura de los bosques y
atemorizaba a las fieras. Luego de que se embarcaran en el puerto de Marsella,
nadie oyó hablar de ellos nunca más. Las malas lenguas dijeron que el niño profeta
era el mismo demonio que no descansa en su empeño de perder a los crédulos y
conducirlos a ahogarse en el mar. Así, su historia se enmascaró en el cuento de un
flautista mágico.
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La Cruzada de los niños II
Aunque consiguieron atravesar el mar esquivando a los monstruos que
vivían en sus profundidades y llegaron a la tierra dorada del norte de África, los
niños cruzados no pudieron con los apetitos pederastas de los soldados y los
gobernantes. Luego de usarlos, los hombres los vendieron a reyes africanos que
terminaron de desarmar esos cuerpos estragados para comérselos hervidos en
ollones con olivas y especias.
Con los húmeros fabricaron flautas y cada vez que el aire de una boca
circulaba por ellas, el sonido simulaba el llanto lastimero de un niño perdido que
deseaba regresar a su hogar.
La Cruzada de los niños III
Cuando el secreto de la cruzada había quedado en los médanos del silencio y
las puertas de los tiempos se habían cerrado dejándolo fuera de la memoria,
apareció aquel viejo sacerdote que insistía en que era uno de los niños cruzados.
Intentó probarlo usando la maniobra de caminar por los bosques dejando una
estela de estrellas pero nada sucedió. La multitud se retiró decepcionada,
murmurando contra el vagabundo loco que los llevaba a perder su tiempo. El
sacerdote se quedó en el bosque, solo, pensando en el suicidio ante la
desesperación de haber sido olvidado por su dios. Hasta que una noche el cielo dejó
caer una lluvia de estrellas que le marcaron el camino de regreso a la fantasía en la
que él era un ángel seguido por cientos de niños que lograban atravesar el mar.
(de El Sendero de las Lágrimas)
***
Gabriela Aguilera es narradora y tallerista. Ha publicado “Doce Guijarros”,
(cuentos, 1976), “Asunto Privados”, (cuentos, ed. Asterión,2006), “Con Pulseras en
los Tobillos”, (microcuentos, ed. Asterión, 2007), “En la garganta”, (cuentos, ed.
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Asterión, 2009), “Fragmentos de Espejos”, (microcuentos, ed Asterión, 2011) y
“Saint Michel”, (micronovela, ed. Asterión, 2012). Sus cuentos han sido publicados
en diversas antologías de Ergo Sum entre 1992 y 20013, así como también en
antologías de Chile, Argentina, Venezuela, España y Estados Unidos. Ganó la beca
a la creación literaria del CNCA en 2009.
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Gregorio Angelcos
Cementerio de las palabras
En un segundo de rabia, me dijo:
- “Roto”.
Y tenía toda la razón, me había quebrado el alma en mil pedazos.
Lenguaje de imágenes
Hace muchos años escuchábamos por radio, junto a mi madre, a una famosa
cantante norteamericana, al término de su actuación la vi conmovida mientras
escuchaba la entrevista del locutor que conducía el programa: "Ely, usted es una
gran estrella", la mujer sonrío mientras contestaba casi al unísono con un
traductor.
Entonces, y con una interrogante en la punta de la lengua, le pregunté a mi
madre: "¿Es una estrella mamá?. Ella respiró profundo, conmovida por esa vieja
canción de amor, y me respondió: " no hijo, las estrellas están en el cielo, forman
parte de una constelación, en la tierra sólo hay polillas, y ellas brillan danzando
alrededor de la luz".
Sin embargo, y a pesar de su respuesta, han pasado los años y cada vez que
veo una polilla revoloteando alrededor de la luz, me quedo ensimismado pensando
en descubrir en una de ellas, alguna característica propia de las estrellas.
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El paraíso perdido
Quiero vivir en un lugar donde no haya direcciones. Así no me podrás
encontrar jamás.
***
Gregorio Angelcos es escritor y periodista, se desempeñó como editor
cultural y columnista de la revista Cauce durante tres años. En este período ejerce
la crítica literaria en los géneros de poesía, narrativa y ensayo.
-Fundó y dirigió la revista literaria Naderías en la década del noventa, la Revista
HIGO SECO en el 2002, y en la actualidad dirige la Revista Virtual CAUSA CERO.
Es miembro del Directorio SECH, y editor del Consejo Editorial de la revista y el
blog de la Sociedad de Escritores de Chile. Periodista del diario: www.elclarin.cl y el
Centro de Estudios Sociales AVANCE; en la actualidad, se desempeña como
Director de Comunicaciones de la Sociedad de Escritores de Chile; y es miembro
del Consejo Nacional del Libro y la Lectura en Chile.
Ha publicado quince obras literarias en los géneros de cuento, poesía, ensayo y
novela, destacándose entre éstas:
- Cuentos para pensar que la esperanza es una verdad
- Las siete vidas del gato (ensayo)
- Dios necesita un siquiatra (cuentos y microcuentos)
- El abuelo que comía mariposas (cuentos) (Ediciones Documentas).
- La vida es un pasadizo luminoso donde el hombre es una idea (Novela).
(Ediciones Documentas)
- Versos para escribir sobre los muros de la ciudad (tres ediciones, traducido
al italiano): Ediciones Documentas
- Arquitectura Sencilla (poesía)
- Sueño que el tiempo (poesía)
- Tiempo de la Magia y el Mito (Antología personal de poesía)
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- Chile: una democracia de oligarquías, junto al historiador Carlos Díaz
Gallardo. (Ediciones Documentas)
- 69 puñaladas a la realidad (microcuentos) / Ediciones Cortina de Humo
/Abril de 2008
- El abuelo que comía mariposas (microcuentos) SEGUNDA EDICIÓN
- Alfileres de Gancho (microcuentos)
- La muerte está en mi conciencia (microcuentos)
Ha realizado diversos talleres literarios de poesía y microcuentos, y ha editado dos
antologías de poetas populares.
Está incorporado a varias antologías de microcuentos, entre ellas, la editada el año
2005 por el Café literario de Providencia. Y en el 2010, en Arden Andes, antología
chileno – argentina, recientemente editada en Buenos Aires.
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Adolfo Barraza
Labores del sexo
La ciudad se oscurece. La mujer detiene su mano.
“Mañana limpio con luz natural”, piensa.
Y continúa apuñalando a su marido.
La venganza del patito feo
El patito feo sufrió del bullying desde su cascarón.
Aceptó los insultos y burlas en silencio durante primavera y verano. En
otoño, diseñó la estrategia. Una tarde de invierno, llevaron a todos los animales
dentro del granero. El patito feo volteó una lámpara de gas.
Ese día aprendió a volar.
Vocación
A los ocho años, descubrió el terror en los ojos del conejo que estranguló.
Coleccionaba colas de ratones y formaba collares ornamentados con trozos
de los cuerpos que mutilaba: Insectos y animales domésticos.
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Cuando su profesora le preguntó qué deseaba ser cuando creciera,
respondió:
-Asesina.
***
Adolfo Barraza (Santiago de Chile) es médico y pertenece al taller literario de Pía
Barros.
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Pía Barros
A modo de mordaza
Sé que lo encontraron con un papel en la boca, como a manera de mordaza,
con el barro enturbiándole los rasgos y la mirada azul ya sucia de ver su propia
sangre derramada.
Fue un drogo que pensó que estaba borracho y algo podría esquilmar de sus
bolsillos, pero hasta los angustiados se ponen respetuosos con la rigidez de la
muerte, y pidió a los vecinos que avisaran que había un finado obstaculizando el
paso, y algún niño podría no verlo en mitad de la lluvia y después tener pesadillas
por haberse tropezado con un cadáver.
Aún el asombro le raspaba las comisuras de la boca abierta, por donde un
hilillo de saliva se confundía con los regueros de lluvia que caía leve, limpiándole el
barro.
Pero si estiran el papel arrugado, podrán ver que es un billete de los grandes,
más bien un puñado de billetes grandes taponeándole palabras que ya no puede
decir.
Tenía puesto aún el traje oscuro con el que se lucía los domingos en la misa,
el traje de los discursos y los funerales, con el que salía en las portadas de político
bueno. Las mismas portadas que dirán que hemos perdido a un hombre justo.
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Pero revisen más abajo, entre sus piernas, para que vean la mordida. Miren
bien, no estará en los noticieros, ahora, antes de que sea tarde, la huella de unos
dientes pequeñitos, porque la Chana tiene todavía los dientes de leche, y una rabia
sorda por las historias acumuladas de todas las niñas del barrio. El fajo que le pagó
el senador lo hicimos un puño de papel, y se lo pusimos en la boca entre todas,
porque así nos habíamos sentido siempre y queríamos que el supiera lo que
sentíamos: un puñado de billetes a modo de mordaza.
Ropa Usada I
(A Ana Madre)
Un hombre entra a la tienda. La chaqueta de cuero, gastada, sucia, atrapa su
mirada de inmediato. La dependienta musita un precio ridículo, como si quisiera
regalársela. Sólo porque tiene un orificio justo en el corazón. Sólo porque tras el
cuero, el chiporro blanco tiene una mancha rojiza que ningún detergente ha podido
sacar. El hombre sale feliz a la calle.
A pocos pasos, unos enmascarados disparan desde un callejón. Una bala
hace un giro en ciento ochenta grados de su destino original. Se diría que la bala
tiene memoria. Se desvía y avanza, gozosa, hasta la chaqueta. Ingresa, conocedora,
en el orificio. El hombre congela la sonrisa ante el impacto.
La dependienta, corre a desvestirlo y a colgar nuevamente la chaqueta en el
perchero.
Lima sus uñas distraída, aguardando.
Ropa Usada VIII
(A Paty Salgado y Damián)
La anciana le pide a la muchacha que le envuelva ese conjunto de bebé. Ella
deja la lima a un lado y no quiere entristecerla, diciéndole que en esa tienda, no se
hacen paquetes de regalo. Rebusca, hasta dar con un envoltorio viejo de navidad y
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lo va estirando, para que el atuendo se vea como un regalo recién hecho.
La anciana le pide que dentro ponga el sobre.
La muchacha demora, se inclina y oculta tras el mostrador, lo abre y
comienza la lectura: “Y hubo explosiones y tierra y fuego y el estallido abisal del
universo. Entonces vino la vida y la sobrevivencia y el instinto. Un dibujo en la
pared, hoguera y una voz que nombró “fuego” y dijo “niño” y dijo “ciervo” y dijo
“palabras”.
Y entonces, sólo entonces, las cosas fueron. Necesitaron de una voz y una
fonética para existir y hacer la historia.
Si te nombran, en este instante, Damián, eres un sueño que se proyecta, la
pintura en el muro, la belleza feroz de la vida.
Nombrar ahora para que a tu vez, en un futuro, hagas existir las cosas a tu
alrededor.
Tú serás el deseo que viene con el siglo. Llegas a nombrar la vida.
Has arribado.
Nombras.
El milagro es posible ante tu voz que ensaya el infinito.
La muchacha se pone de pie y mira a la anciana. A quien se lo dará, pregunta
temblorosa.
Ya no puedo dárselo, fue hace mucho tiempo. El ya creció y se dedicó a otras
cosas, nunca supo que venía para nombrar. No lo hice y la vida se fue desdibujando
en la ventana, ¿comprende? Nadie la nombró.
La muchacha solloza junto a la mujer vieja. Sienten que el dolor de lo que no
se hizo, les clava todas tristezas a la piel.
***
Pía Barros, que se declara "feminista a mucha honra", ha destacado en el
cuento, aunque también ha escrito algunas novelas. Además, ha publicado una
treintena de libros-objeto con material literario ilustrado por destacados artistas
gráficos chilenos, lo que le ha valido la obtención del Fondart (Fondo Nacional de
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las Artes) en dos oportunidades. Obtuvo también la Beca de la Fundación Andes,
con la que escribió la primera novela de difusión digital en Chile, Lo que ya nos
encontró, y la Beca del Escritor, del Consejo Nacional del libro y la lectura.
Sus cuentos han sido publicados en más de treinta antologías, tanto de Chile, como
de Alemania, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos (algunos traducidos por Martha
Manier y Diane Russell), Francia, Italia, Rusia, Venezuela, entre otros. En Chile,
ellos comparten publicación con cuentos de escritores como Roberto Bolaño,
Alberto Fuguet, Antonio Skármeta, Diamela Eltit e Isabel Allende.
Dirige los talleres literarios Ergo Sum desde 1976; también es directora de
Ediciones Asterión.
Obras
Miedos transitorios (de a uno, de a dos, de a todos), cuentos (Ediciones Ergo Sum,
1985 /Edición bilingüe inglés-español 1993)
A horcajadas, Mosquito Editores, 1990 (Edición bilingüe inglés–español, 1992).
El tono menor del deseo, novela (Editorial Cuarto Propio, 1991)
Astride, novela (Edición bilingüe de Analissa Taylor, 1992)
Signos bajo la piel, cuentos (Editorial Grijalbo, 1995)
Ropa usada, cuentos (Ediciones Asterión, 2000)
Lo que ya nos encontró, novela digital (Chilelibro.com, 2001)
Los que sobran, cuentos (Ediciones Asterión, 2003)
Llamadas perdidas, minificciones (Barcelona, 2006)
La Grandmother y otros, cuentos (Ediciones Asterión, Colección La Luna de
Venegas, 2008)
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El lugar del otro (Ediciones Asterión, 2010) En: Wikipedia.
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Alejandra Basualto
Zurda
En el comedor los ojos de la inspectora son cuchillos sobre mi mano
izquierda. Viene amenazante pero la cuchara sigue firme en mi mejor mano.
-Niña, ¡Te he dicho que es mala educación comer con la izquierda! Y los
puntitos bajo sus cejas gotean piedras sobre el plato que se enfría.
-¡Toma la cuchara con la derecha y come!
Obedezco, pero la cuchara se vuelve difícil y los garbanzos manchan mi
pechera antes de llegar a la boca. Además, se me cerró la garganta, no puedo tragar
y, por último, esta comida es mala y no la quiero.
Rosas
Soñabas con rosas envueltas en papel de seda para tus aniversarios de
bodas, pero él jamás te las dio. Ahora te las lleva todos los domingos al panteón.
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Homenaje a Juan Epple, padre del microcuento chileno
El escribidor recorría las calles, los mercados y los campos del país que lo
acogía y despertaban en él fotogramas de las calles, los mercados y los campos del
país que acunaba en sus recuerdos.
Decidió entonces conservarlos para siempre en pequeños textos, breves
recortes humanos, briznas del parque forestal y miradas de reojo a la cultura.
***
Alejandra Basualto (Rancagua, Chile, 1944). Poeta y narradora.
Licenciada en Literatura. Directora de talleres literarios.
Publicaciones: Los ecos del sol, poesía, 1970, El agua que me cerca, poesía,
1984, La mujer de yeso, cuentos, 1988, Territorio Exclusivo, cuentos, 1991, Las
malamadas, poesía, 1993, Desacato al bolero, cuentos, 1994, Altovalsol, poesía,
1996, Casa de citas, poesía, 2000, Antología personal (1970-2010), poesía, 2010,
Invisible, viendo caer la nieve, novela, 2012.
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Sandra Bianchi
La primera mujer
Desnuda, sin muda, inmunda, mundana, Adana manda: anuda, da.
Extremas
Es sutil y misteriosa. La veo sentada en una gran roca, tan abstracta y
femenina, con su larga cabellera rubia. La veo mirando la inmensidad del mar, que
es su casa. Conoce cada lecho de aguas, cada pozo, cada ola. Me pregunto si tiene
nostalgia de ser humano o es feliz con su cola de escamas brillando al sol.
Me mira, cree que soy misteriosa. Me ve parada en la costa, tan concreta y
femenina, con mi larga cabellera negra. Me ve mirando la inmensidad del mar que
también es mi casa. Conozco cada acto fallido, cada negación, cada lapsus. Se
pregunta si tengo nostalgia de ser sirena o si soy feliz con mis piernas torneadas
dorándose al sol.
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Acorazonada
Corazón, hoy no dejes de latir te alejaste un día ahora decidiste venir.
No te va a gustar.
Volví los pasos hacia atrás para buscar los corazones rotos que había dejado en el
camino. Eran de aquellos que me amaron y desdeñé con arrogancia.
Encontré fragmentos imposibles de unir, entre tantos corazones
despedazados no logré armar ni uno. En esos fragmentos, como diminutos espejos
estrellados, veía pedacitos de mi historia; como diminutas piezas de un
caleidoscopio, veía lo que nunca pudo ser.
Con amorosa nostalgia los clavé uno a uno en mi entonces abatido corazón
como una forma de tardío reconocimiento. Todavía algunas astillas punzan cuando
me entrego a los momentos felices. El dolor ofrece secretas reparaciones, tan
extrañas como inútiles.
***
Sandra Bianchi (Buenos Aires, Argentina). Es profesora en Letras, crítica
literaria, microficcionista, editora y gestora cultural. Actualmente se desempeña
como Jefa de edición en Ed. Santillana.
Se dedica al estudio y difusión de la microficción. Además de prólogos y artículos
críticos, ha elaborado las antologías Arden Andes. Microficciones
argentinochilenas, Cartón lleno (con Esther Andradi), y en prensa, la versión
argentina de ¡Basta! 100 mujeres contra la violencia de género (en colaboración
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con otros escritores). Es co creadora del blog Ficción Minima y del ciclo de lecturas
de la OBB (Orden de la Brillante Brevedad). Sus microficciones están publicadas en
diversas antologías.
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Eduardo Contreras Villablanca
El avión
El niño miró la estructura metálica, “así de grandes son los aviones”. Era la
primera vez que iba a volar. Su pensamiento fue interrumpido por el pinchazo del
fusil en su espalda, uno de los militares que se apostaban a ambos lados del pasillo,
lo conminaba a acelerar el paso hacia la nave. Fugazmente divisó a sus abuelos y a
la tía que lo miraban desde lejos, detrás de la barrera de uniformados. Atrás
quedaba también el padre detenido. Se aferró a la mano de su madre. Más de tres
décadas después, de regreso en Santiago, ha logrado reconciliarse con los aviones,
pero sólo con ellos.
El oficial a cargo de la investigación
-¿No hay huellas? – preguntó el oficial a cargo de la investigación.
El perito negó con un gesto de la cabeza. Los cuatro miembros de la Brigada
de Homicidios miraban a la famosa narcotraficante tendida en el suelo de su
habitación del Hotel.
La habían pesquisado durante meses, no esperaban encontrarla así.
-¿Quién chingados se habrá cargado a esta vieja? – dijo el forense.
-Pos quien sabe. Pero lo que sí está claro es que quien haya sido, se llevó
mucha lana. Sabíamos que esta pendeja venía a cobrar por estos días.
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Levantaron un acta del sitio del suceso y se retiraron, acordando reunirse al
día siguiente a primera hora en el cuartel.
El oficial a cargo de la investigación subió a su coche y condujo hacia su casa.
En el camino se desvió hacia el Pozo de las Ánimas, cerca de la cantera. Bajó dando
un portazo y caminó lento hacia el Pozo. Allí arrojó el arma luego de sacarle las
balas restantes.
La mejor novela
La novela era demasiado buena. Quizás la mejor de la década. Su ojo,
avezado por años en el taller literario no se podía equivocar. Ella se la había
enviado pidiéndole sus comentarios y sugerencias, porque confiaba en la agudeza
de su crítica, y porque lo amaba. Ella quería su opinión antes de presentarla a los
compañeros y al maestro.
Él sabía que nadie más tenía conocimiento de esa obra, y estaba convencido
de que aunque siguiera siendo el primero en hacer los ejercicios, el más puntual en
las entregas, el disciplinado lector de cuantos textos recomendara el
maestro…jamás alcanzaría el fuste logrado por ella en esa creación.
Por eso aquel día, el mismo en el que había finalizado la lectura de la novela,
ese fin de semana en la playa, con mariscos, vino blanco en la cabaña, y luego
toallas al sol y cervezas, tardó en levantarse al escuchar los gritos de auxilio la
chica, nadó lento entre las olas encrespadas, y llegó tarde al rescate.
Hoy todos se admiran de cómo el hombre se rehízo, sublimando su dolor en
el texto más aclamado de los últimos tiempos.
***
Eduardo Contreras Villablanca
Nació en 1964 en Chillán. Es Ingeniero Civil Industrial. Académico de la
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile desde 1996.
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Miembro del Taller Literario de Poli Délano desde el año 2007.
Cuento “Pet Staff” publicado en la edición de marzo de 2005 de la revista Pluma y
Pincel. (Chile)
Libro “Don´t Disturb: Crónica de un encuentro en Cartagena de Indias” publicado
el 2005 por Mago Editores.(Chile)
Cuento “La novela premiada” Publicado en la antología de Mago Editores. 2006.
(Chile)
Cuento “En la mira” publicado en la Revista Digital “La Negra”
http://www.revistalanegra.cl/policial/en-la-mira (2011)
Microcuentos del género negro publicados en la web de Letras de Chile como
"Puñaladas de Eduardo Contreras"
http://www.letrasdechile.cl/Joomla/index.php/genero-negro/1905-1905
Microcuentos “Imágenes” y “Mariana” publicados en las antologías de Pía Barros
“Basta!: más de cien hombres contra la violencia de género” y “Basta!: más de cien
contra el abuso infantil.”
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Lorena Díaz M.
Madrastra
Llegó al bar y se encontró con el lobo y la bruja sentados en la última mesa, en
medio de una nube de humo. Junto a ellos lloró sus penas; no era fácil ir de
madrastra por la vida. Los otros la compadecieron y contaron de sus amarguras
para subirle el ánimo: el lobo hacía muy poco que salió de prisión por un delito que
no cometió y ahora no encuentra trabajo en ninguna parte, y la bruja lee el tarot en
una calle céntrica de la ciudad; gana poco pero le alcanza para vivir.
Ya de vuelta en casa, la madrastra pasó en silencio a su dormitorio. Miró hacia
el cuarto matrimonial y tuvo ganas de emborracharse de nuevo: abrazados, sin
capa ni corona, el rey dormía junto a Blanca Nieves.
Cuestión de manzanas
Adán escribió una carta a Eva para saber, después de tantos años, cómo estaba y
qué había sido de su vida. Eva le contó de sus hijos, de su esposo, de la casa que
habían comprado en la playa, de su nuevo empleo y de lo feliz que era en sus viajes
por el mundo. También lo dejó invitado a que fuera un día a visitarla.
Adán no volvió a escribirle. Por fin la soledad le había ayudado a reconocer su
parte del error.
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Para no verte mejor
El lobo se escondió en la casa de la abuela y se disfrazó para que Caperucita
no lo encontrara. La pequeña golpeó pero nadie abrió. De un empujón pudo
romper la cerradura y entrar, sacó un cuchillo del canasto y partió en dos el vientre
de la fiera. Con su piel se hizo una nueva capa, más abrigadora. A Caperucita le
gusta ir por el bosque cambiándose de camino; ella sabe que el cuento ya está
escrito.
***
Lorena Díaz Meza
Nació en Santiago de Chile. Licenciada en Letras, gestora cultural y monitora
de talleres literarios. Su primer libro fue Existe (cuentos); luego, ha participado en
numerosas antologías como ¡Basta! cien mujeres contra la violencia de género y
los libros álbum del taller Ergo Sum, donde ha participado los últimos años. Ganó
tres años consecutivos el primer lugar en el concurso literario organizado por
Gendarmería de Chile y varias menciones honrosas en otros certámenes literarios.
Actualmente, realiza talleres literarios en la cárcel en la Municipalidad de Maipú.
Es miembro de Letras de Chile. En 2011, bajo el sello de Ediciones Asterión,
publicó su libro Bajo llave.
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Lilian Elphick
Homo sapiens
Aquella mañana, luego de un apacible sueño de amapolas, Gregorio despertó
convertido en un horrible ser humano. Estaba en posición decúbito prono, arriba
de un armatoste y cubierto por un lienzo blanco. Sintió tres golpes en la puerta y la
suave voz de una mujer: -K, el desayuno está listo. Intentó bajar, pero se fue de
bruces al suelo. Miró con pavor sus extremidades inferiores y las superiores, que
terminaban en cinco alas pequeñas, desnudas. Se erguió con dificultad y al segundo
tuvo que apoyarse, mareado y asustado. La mujer hacía preguntas que no pudo
contestar. Entonces, abrió la ventana y el sol cegó sus ojos. Batió las diez alas con
vigor y voló donde nadie jamás pudiera encontrarlo.
Blatta orientalis
Un corrido mexicano me inmortalizó. Su música es pegajosa, como yo. Pero,
hay algo que me inquieta: un hombre escribe de insectos. Él no me ve cuando paso
entre sus zapatos y no sospecha que cuando duerme yo trepo a la mesa y cabalgo
las hojas tatuadas. Leo y leo; no me canso. A veces, mastico las esquinas. Su sabor
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es muy similar a la corteza de los árboles. Al amanecer vuelvo a mi escondrijo y
sueño con Gregorio y Grete, con esas vidas tan trágicas. Sueño con Gabriele,
Valerie y Ottilie exterminadas en Auschwitz; sueño que no puedo comer y que
muero en un sanatorio creyéndome un grajo.
Nicrophorus vespillo
Soy como soy, señores del jurado. Mi familia es la más antigua del planeta.
Ya en el año 1300 A.C., momificábamos los cadáveres de los otros, los inocentes
que paseaban cerca nuestro, alardeando de sus élitros transparentes. Silphidus era
el encargado de engañarlos. Hasta las ratitas caían en sus juegos de tenazas.
Es cierto que maté a Gregorio. Se miraba todo el día en el espejo, esperando
la transformación. Buenos días, Franz, decía frente a su imagen coleóptera,
creyendo ver a un muchacho flaco y ojeroso.
No alcanzó a sentir el golpe, lo juro. Escarbé la tierra, lo deposité en su lecho
y comencé de inmediato a hacer la bola. Con ella se alimentaron mis larvas, que
crecieron y crecieron hasta llegar a ser una multitud de jóvenes tísicos, pálidos y
muy melancólicos, todos escritores.
Estos textos pertenecen a K, libro aún inédito.
***
Lilian Elphick (Santiago de Chile, 1959)
Es Licenciada en Literatura por la Universidad de Chile, directora de talleres
literarios y editora de la página web de la Corporación Letras de Chile. Ha
publicado: La última canción de Maggie Alcázar (Cuentos, 1990); El otro afuera
(Cuentos, 2002); Ojo Travieso (Microrrelatos, 2007); Bellas de sangre contraria
(Microrrelatos, 2009), que obtuvo el Premio Mejores Obras Literarias Editadas,
categoría cuento, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Santiago, Chile,
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octubre 2010, Diálogo de tigres (Microrrelatos, 2011), y Confesiones de una chica
de rojo (Microrrelatos, 2013). En preparación, el libro K.
Ha sido incluida en numerosas antologías de cuento y microrrelato, tanto en
Chile como el extranjero.
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Andrés Gallardo
C.G.V.
A Carlos González Vargas
En Chile hay numerosos Carlos González Vargas. Algunos se han ido
muriendo y en todo caso absolutamente todos se van a morir, lo que no es óbice
para que vayan a seguir naciendo otros Carlos González Vargas. Los Carlos
González Vargas nacen en provincia, pero sienten un atractivo irresistible hacia
Santiago y en esta ciudad se congregan y, para distinguirse unos de otros, echan
mano del ingenioso recurso de ponerse un segundo nombre: por ejemplo, mi amigo
Carlos González Vargas se llama oficialmente Carlos Alfonso González Vargas. Otro
notable recurso diferenciador son los hipocorísticos: por ejemplo, a Carlos
González Vargas le decimos también Carlitos, lo que evita toda posible confusión.
Fue así como, siguiendo su destino, Carlos González Vargas llegó a
Santiago procedente de Futrono y en seguida adoptó el nombre oficial de Carlos
Raúl González Vargas y años más tarde, al entrar a trabajar en el Liceo de
Aplicación, adoptó el hipocorístico de Guatón, para distinguirse del entonces rector
don Carlos González Vargas (Q.E.P.D.), también conocido como don Gonzalito.
Hoy he recibido, desolado, la noticia de que un camión nos atropelló a
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Carlos González Vargas; termina su carta mi inconsolable amigo Carlos González
Vargas diciendo que son muchos los que han perdido para siempre algo de sí
mismos.
Andrés Gallardo, “Obituario”, LAR 6 (abril 1985): 25.
Parábola de la literatura, la locura, la cordura y la ventura
Cierto hidalgo cincuentón dio en el más extraño pensamiento en que jamás
dio hidalgo alguno en Nipas, y fue que un día amaneció tan tranquilo diciendo que
él era Don Quijote de la Mancha y, en efecto, se puso a hacer y decir las cosas que
hacía y decía Don Quijote de la Mancha (eso sí que solo, pues parece que Nipas no
daba para Sancho Panza). Pasó el tiempo e inevitablemente llegó la hora de la
muerte y la cordura. El hidalgo cayó en un profundo sueño y al despertar dijo:
“bueno, se acabó, ya no hay Don Quijote; yo soy Alonso Quijano, a quien mis
costumbres me dieron renombre de bueno”, después de lo cual se sumió en otro
sueño. Pronto despertó; esta vez dijo: “ basta de locuras, yo soy Ignacio Rodríguez
Almonacid y no hay más leña que la que arde” y cayó nuevamente en profundo
sopor. Al cabo de unas horas despertó como asombrado, miró alrededor, dijo:
“después de todo, quién es uno” y ahora sí que cayó en un sueño definitivo, dejando
alterado para siempre el concepto de identidad personal en Nipas.
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El pronóstico
En el funeral mismo de don Sergio, la compungida doña María Cecilia se
dedicó, entre otras cosas, a recordar algunas de las escenas más notables en el
discreto pasado del occiso. Uno de los sucesos que más conmovió el corazón de los
oyentes fue la misteriosa anécdota de la gitana de Cartagena. La gitana le había
dicho a don Sergio “ aquí veo dos muertes, usted se va a morir dos veces; no lo
entiendo”. La compungida viuda acotaba “miren que morirse dos veces para
destrozarme dos veces el corazón; no lo entiendo”. Don Sergio, unos metros más
abajo, entendía.
Andrés Gallardo (Santiago de Chile, 1941) es profesor de castellano
(1966), doctor en Lingüística (1980), profesor emérito de la Universidad de
Concepción y miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua. Es autor
de artículos sobre gramática, sociolingüística y cultura idiomática. Su obra
narrativa está compuesta por los siguientes libros: Historia de la literatura y otros
cuentos (1982), Cátedras paralelas (novela, 1985), La nueva provincia (novela,
1987), Obituario (relatos breves, 1989), Estructuras inexorables de parentesco
(relatos, 2001), Tríptico de Cobquecura (nouvelles, 2006).
31
Silvia Guajardo
Descubrimientos
Castilla, 1485. Cristóbal Colón está agazapado en la ventana del dormitorio
de los Reyes Católicos. En el cuarto de baño, Fernando de Aragón ante el espejo
unta aceites en su melena y frota sus uñas con almizcle. Acicalarse le toma
larguísimo tiempo.
Isabel de Castilla en actitud de abandono y cubierta con un largo mantón de
seda, espera a su amante Cristóbal. Él, sigiloso, salta el alféizar y se deslumbra
ante la voluptuosa imagen.
-¡Descubríos, mi amor! – le suplica.
- ¡Descubridme vos, que para eso sois bueno- coquetea la infiel. Fogoso,
Colón prepara sus manos y su libido para tan delicada misión.
El rey abre la puerta del baño antes de tiempo, los amantes se sobresaltan.
Casi son descubiertos.
-¡Huid, amado!- susurra Isabel. -Tomad mis joyas, todas las que podáis.
Diré que un ladrón nos ha robado. Nadie descubrirá nuestro secreto.
Colón escapa cargando en una bolsa las valiosas joyas de las Coronas de
Castilla y Aragón.
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La visión de su amada envuelta en seda lo obnubila; la frustración de no
haberla descubierto, le duele. Palpa las joyas y pide a Dios que en su camino ponga
otros descubrimientos que le permitan olvidar ese amor imposible.
Dios es misericordioso. Y creativo.
Antes del Principio (de Arquímides)
Sicilia, año 273 A.C. La nueva corona triunfal de Hierón II ha sido hecha
con el mismo oro de la anterior, pero hay dudas de que el orfebre fundió el oro con
otro metal de más baja densidad. El rey le pide a Arquímides idear un método para
saber si el orfebre real es honesto.
Arquímides de Siracusa camina de un lado a otro en su habitación. Piensa
cómo medir la densidad de la corona. Cree que tal vez sumergiéndola en agua…
Tiene la sensación de que hoy descubrirá algo importante.
Decide tomar un baño para aclarar las ideas. Distraído, entra desnudo en la
bañera, pero está vacía. Se cubre con un sayo, va al pozo y trae agua en una gran
vasija. Con dificultad se sienta en la bañera y comienza a echarse agua en el cuerpo
con un cuenco, pero le parece demoroso. Ayudándose con una silla logra suspender
la vasija desde el techo con un cordel, de modo que el agua escurra sobre su
cabeza. Algo no está bien: la cantidad que cae es muy débil. Inclina la vasija, pero
ahora ha caído todo el líquido de una sola vez. Se pone nuevamente el sayo y trae
más agua del pozo. En la cocina encuentra un colador y lo amarra a la boca de la
vasija suspendida. La llena, la inclina, ¡el agua moja su cuerpo como lluvia bendita!
Arquímides grita de gozo:
-¡Eureka! ¡Acabo de inventar la ducha!
33
Sentencia bíblica
(Para Pía, Bruja, Anamadre, Lili y Gabriela)
Dios los ve retozar y acariciarse tan puros y espléndidos en su desnudez.
Se conmueve, se preocupa. No quiere que se desvíen.
Con ayuda de su báculo, trepa sobre unos riscos y desde allí, con voz de
trueno, les envía a cada uno su sentencia:
-“Polvo eres y en polvo te convertirás”.
La serpiente, a punto de mordisquear una tentadora manzana, observa la
escena desde el árbol. Asocia “manzana”- “tentación”- “placer”- “polvo” y sonríe con
picardía: ha encontrado por fin un vocablo simple, delicado e inocente para
camuflar lo que vendrá más adelante.
***
Chivy Guajardo, San Fernando, 1948. Narradora, correctora de textos,
editora y tallerista. Ha publicado Depósitos en afectivo I, Depósitos en afectivo II
(cuentos) y Relaciones Textuales (microcuentos y otros). Miembro de Letras de
Chile y del directorio de Editorial Asterión.
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Leandro Hidalgo
Siglo XXI
Pone a prueba la hipótesis de que las cosas sólo existen cuando se las
observan. Todo lo que no existe porque nadie lo hace existir. Entonces solo frente al
espejo, él es su propio demiurgo, pensándose a sí mismo todo el tiempo como un
narciso, exhalando subjetividad como un ególatra, afirmándose en la razón porque
cree que eso es el progreso, haciéndose la paja como un idiota. Existe porque se
hace a sí mismo existir, aunque queme todo el futuro. No como nosotros, los
fantasmas.
Construcción de hegemonía
Varios amigos míos se murieron en la calle, se cayeron del tren, por ejemplo.
Yo no los vi pero me contaron, así que, bueno, madrecita, si me puede ayudar con
algo. Se escuchan los pasos empantuflados de la reja hasta la cocina. La viejita
envuelve un pan de aceitunas con servilletas. Pero ya es tarde para ofrecer. El pibe
está a su espalda con una pistola y la insulta, le pega para que sangre y se asuste. Te
voy a levantar hasta el piso, hija de puta.
Rebobinado. Varios amigos míos se murieron en la calle, se cayeron del tren
por ejemplo. Yo no los vi pero me contaron, así es que, bueno, madrecita, si me
puede ayudar con algo, si quiere que venga a barrerle, lo que necesite. Se escuchan
35
los pasos empantuflados de la reja hasta la cocina. Habla con el viejo. Mañana, y
cada dos días, para barrer y hacer mandados. Gracias, madrecita, Dios la bendiga.
Y ellos prosiguen al calor de la lámpara de una tele.
La verdad es una construcción que hay que reproducir una y mil y veces,
cuanto más, más verdad. La fase superior de la reproducción es el entretenimiento.
Entre tanto, te miento. Y no nos velan nunca, aunque ya nada salga de nosotros y
apenas seamos muertos que caminan. Seguimos teniendo el honor de incidir
milimétricamente en las estadísticas.
El asesinato de la realidad
Asesinaron la realidad. La pistola que dispara apariencia, frivolidad, face
crash, nos tajeó la jeta, nos descuartizó siquiera el instinto de una vida sencilla,
atada con un palito aunque más no fuera, a una contemplación verdadera. Se lo
llevó todo.
Multiplicados por miles de ventanas estamos en la hiperrealidad, en la
realidad virtual, donde sobrevivimos, donde somos, donde millones como nosotros
también son lo que nosotros somos y viceversas y viceversas y viceversas hasta el
infinito. Sin poder siquiera ver el cuerpo de esa muerte, el cadáver de esa realidad
asesinada que se desintegró. Quedó la nada multiplicada que es como la tabla del
cero. No hay silencio, encarcelada la honestidad, no hay textos, derrotados por el
prefijo post no hay nada moderno.
La negación, abandonar, puede ser hoy algo lírico.
***
Todos los textos aquí presentados son inéditos.
Leandro Hidalgo (Mendoza, Argentina, 1981) Sociólogo. Como microficcionista
han recogido sus cuentos en revistas especializadas, antologías, diarios y páginas
36
web, nacionales e internacionales. Fue finalista del CONCURSO INTERNACIONAL
DE MICROFICCIÓN "GARZÓN CÉSPEDES", Mención en el CONCURSO DE
MINIFICCIÓN “MÁRGENES” 2009, seleccionado entre más de 800 autores en el
III CONCURSO “ALGAZARA” DE MICRORRELATOS, Editorial Hipálage, Madrid
2010. Sus cuentos fueron incluidos, entre otras, en la antología MIL Y UN
CUENTOS DE UNA LÍNEA, ed. Thule, Barcelona, 2007, ARDEN ANDES, ed.
Macedonia, BREVE MUESTRA DE LA MICROFICCIÓN EN ARGENTINA Ed.
Eloísa Cartonera, 2012, Bs. As; y BAGLIORI ESTREMI, Ed. Arco Iris, 2013, Italia.
Expuso sus obras en numerosos Congresos dedicados al género de la microficción.
En la FERIA DEL LIBRO BUENOS AIRES 2010, compartió lecturas junto a Sylvia
Iparraguirre y David Lagmanovich. Su volumen de microficciones “Capacho” (Ed.
Macedonia, Buenos Aires, 2010) es su primer libro editado.
Página web: www.capachobonsai.blogspot.com
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Santiago Leaño
Extraviado
“Usted está aquí”, decía claramente en el mapa, resaltando el sitio con una
llamativa equis verde. Yo miré a mi alrededor, me rodeaba una gran planicie lisa y
desierta, un viento moderado me despeinaba un poco y en el horizonte, ese mismo
viento, trataba de levantar los bordes de la gigantesca equis verde.
Minusvalía
Ante el acelerado desarrollo de esta era digital y previendo demandas y
tutelas onerosas, los gobiernos ya están tomando medidas urgentes para facilitar la
vida de quienes han perdido su dedo índice. Por ejemplo, los botones de los
ascensores deberán tener, en un plazo máximo de sesenta días, el tamaño de una
frente promedio.
38
El mundo de los libros
Llevaba treinta años leyendo las mismas dos páginas del recetario de cocina.
Por eso consideró una bendición que aquel niño travieso botara los libros de la
estantería y él, San Rafael arcángel, en forma de estampita multicolor, saliera
volando libremente. No tuvo tiempo para disfrutar del aire puro ni de observar la
habitación intacta; lo recogieron con respeto y lo metieron en un libro de
aventuras, cuyas dos páginas disponibles memorizó durante otros cincuenta años,
acompañado de un trébol de cuatro hojas disecado y de una brillante envoltura de
chocolate que habitaba en la página siguiente.
***
Santiago Leaño es colombiano y reside entre Bogotá y Chile. Obtuvo el
segundo lugar en el Concurso Nacional de Cuento Breve, revista colombiana
Avatares; sus microcuentos han sido publicados en la página web de Letras de
Chile y participó en BASTA + de 100 cuentos contra el abuso infantil.
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Juan Manuel Montes
Violencia de género
Un hijo en Liliput cansado de la comida desabrida e insulsa que su madre le
daba, la pateó con todas sus fuerzas. Ella cerró los ojos al recibir el dolor pero no
supo cómo reaccionar, jamás le había devuelto el golpe a su hijo, y además no sabía
cómo hacerlo. Él, al sentir la impasibilidad de ella y ya víctima de la cólera, la pateó
nuevamente, esta vez a la altura de los riñones. Ella respiró profundo e intentó
calmarse, luego comenzó a cantar despacio. Él, también se calmó, se acomodó
dentro del útero y se quedó dormido.
Psicosis
Un cuchillo se asoma por el borde de una cortina de baño. La joven actriz se
voltea rápidamente, con sus manos no puede evitar proferir un grito húmedo. El
cuchillo la señala, levanta su nariz y desciende como un albatros.
Desde su sillón, el director grita “corte”.
El cuchillo obedece.
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El mejor paisaje del mundo
Sobre un banco de la plaza de Liliput, dos ancianos miran el atardecer. Ella
recuesta lentamente su cabeza sobre el hombro de él; mientras ambos se aprietan
fuertemente las manos. Desde el otro lado del globo, el sol observa el mejor paisaje
del mundo.
***
Juan Manuel Montes
Profesor de Lengua y Literatura por la U.N. Cuyo, miembro de Triple-C (La
Cofradía del Cuento Corto) y de la Trampa grupo literario. Publicó en el año 2008
“La soledad de los héroes” y en el 2012 “Relatos desde Liliput”. Sus textos han
aparecido en diversas antologías como “Con la literatura no se juega” (2012) y
“Destellos en el cristal” de la Internacional Microcuentista (2013).
Actualmente se desempeña como docente y da talleres literarios en las
Bibliotecas Populares de Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina.
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Paola Monti
La Pieza Diecisiete
El timbre anuncia tu llegada. Te esperaba, sabía que vendrías. Apareces
como siempre un poco nervioso e intentando bromear para calmarte. Adelante, te
digo ceremoniosa y te beso en la mejilla. Entras, cruzamos pocas palabras y sin más
te recuesto. Te miro tendido, pasivo, entregado. Sé que cada vez que vienes a
verme, sientes miedo. Acerco mi cara a la tuya y comienzo a jugar con tu boca. Boca
salivosa y lengua resbaladiza que intento doblegar sin lograrlo. Minuciosa, recorro
tus dientes, tus encías. Intentas hablar, pero emites sólo sonidos. Sigo trabajando
sin descanso en ese espacio húmedo, hasta que me doy cuenta de que se hace tarde
y debo terminar. Me separo de ti sin miramientos. Me preguntas anhelante que
cómo te encontré. Todavía falta un poco respondo. La otra semana vamos a obturar
la pieza diecisiete. Y la veinte, necesita tratamiento de conductos.
Hay que ver estrellas
Juanita, anda, pregúntale a la secretaria cuánto nos falta.
Déjame contarte lo que vi anoche en la tele. Me duele hasta de acordarme.
Te juro que es atroz, obligaban a las niñas a plancharse los pechos para retrasar su
maduración. La propia madre premunida de un palo caliente. ¿Puedes creerlo? A
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mí se me paran los pelos. Niñitas de tu misma edad, te juro, impactante de verdad.
Les duele, pero lo hacen para verse lindas. ¡Qué atroz ser tan primitivo!
El doctor se está demorando mucho en llamarnos. ¿Elegiste ya el tamaño de
los implantes? ¿Cómo que tienes miedo? No seas gansa, Juanita, no te preocupes.
Es un rato de dolor, pero vas a ser regia por siempre. Y más estupenda todavía si le
haces caso al profesional y aprovechas la misma anestesia para sacarte las
costillas. ¡Cómo que no tienes ganas! Es una a cada lado no más. ¿Crees que tu
mamá haría algo que no fuera por tu bien?
Letanías
- Mamá, en el colegio jugamos con el tío a los besos de amor por todo el cuerpo.
- Mamá soy el favorito del padre Fernando, me sienta en sus piernas y me hace
cariño por dentro del boxer, pero me dijo que no era pecado, si me confesaba
después.
- Mamá, el tío se metió anoche en mi cama.
- Mamá, no quiero que el tata duerma nunca más en la pieza conmigo.
- Mamá no quiero volver más en la liebre… me dejan último.
Mamá, mamá, mamá, mamá, se escuchan pequeñas voces por toda la
ciudad, pidiendo ayuda, dolidos, humillados, usados, hablando desde cerca de las
rodillas , desde tan abajo, que casi nunca alcanzamos a escuchar.
***
Paola Monti
Es Profesora de Castellano de la Universidad Católica de Chile. Publica el año 2001
la traducción de “La vida íntima de Laura”, cuento infantil de Clarisse Lispector. El
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año 2010, el libro de cuentos “Tránsitos Urbanos”, de Editorial Asterión. Sus
cuentos además han aparecido en diversas antologías de Ergo Sum. Ha escrito
guiones para teatro y televisión. La mayor parte de ellos para la Compañía de
Teatro Incidental de la que es socia y creativa. Se inicia en dramaturgia con la
comedia “Mi Novia Calza 44” y “Arribistas.cl” en 2009 y “Caliente”, 2010.
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Diego Muñoz Valenzuela
Desocupado
Está zarrapastroso: el traje sucio y lleno de remiendos. Por los bototos
abiertos en las puntas asoman unos calcetines mugrientos, plagados de agujeros.
Hace meses que busca trabajo, pero nadie requiere sus servicios. Su largo cabello,
otrora rubio y dócil, ya no cae ordenadamente sobre sus hombros; se ha convertido
en una masa enredada, piojosa, fétida, de un color indefinible. El ángel mira su
reflejo en la vitrina de un comercio y se acongoja. Un guardia lo expulsa mediante
insultos y bastonazos. Se aleja, humillado, extenuado, olvidado de sus poderes,
incapaz del milagro que puede salvarlo.
El lavavajillas
Alguien introdujo la idea dentro de su duro cráneo, ya no recordaba quién.
Su esposa quizás, pero no estaba seguro. Tampoco importaba. Ahora estaba solo,
frente a la caja recién abierta, procurando armar el artilugio según las instrucciones
del catálogo. Trabajó por horas, sin descanso. Enchufó el resultado de sus esfuerzos
a la red eléctrica y a la de agua. Presionó el botón verde y un inteligente ojo
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escarlata se encendió en la parte superior del artefacto. Abrió la puerta de cristal y
colocó dentro la vajilla sucia. Un plato se atascó, lo tironeó, pero se trabó más aún.
El chorro de agua hirviente le arrancó un chillido. Metió la otra mano para zafar la
que tenía atrapada. El ojo carmesí brilló con furia. Ahora estaba doblemente
atrapado. El engendro comenzó a trepidar arrastrándolo hacia su interior. El
funcionamiento de la máquina alcanzó dimensiones horrísonas que tapaban sus
aullidos. Al final sobrevino el silencio, apenas interrumpido por un borboteo
similar a una risa ahogada.
De cómo la poesía infunde historias de amor
La bruja dulce se enamoró del licántropo. No supo si la sedujo su sonrisa
bondadosa y cargada de colmillos, su mirada lobuna inundada de deseo o sus
palabras lentas y cuidadas. La cuestión es que le dio por leer poesía. Leyó a Miguel
Hernández y sintió los vuelcos de su corazón de terciopelo ajado. Leyó a García
Lorca y se convirtió en potra de nácar y en mozuela. Rogó al licántropo para que la
llevara al río. Él, gentil, accedió. Bajo la luna hicieron el amor y fueron felices.
Después, cuando el alba fue anunciada por un gallo, él se fue para siempre,
cantando. La bruja reconoció los versos y cantó con bellísima voz. Amo el amor de
los marineros que besan y se van. Dejan una promesa, no vuelven nunca más.
***
Diego Muñoz Valenzuela (Constitución, Chile, 1956)
Ha publicado seis libros de cuentos: Nada ha terminado, Lugares secretos,
Ángeles y verdugos, De monstruos y bellezas, Déjalo ser y Las nuevas hadas; tres
novelas: Todo el amor en sus ojos, Flores para un cyborg y Las criaturas del
cyborg; y los libros ilustrados de microrrelatos Microcuentos (libro virtual, 2008,
con Virginia Herrera) y Breviario Mínimo (2011, con Luisa Rivera). Ha sido
incluido en antologías y muestras literarias publicadas en Chile y el extranjero.
Cuentos suyos han sido traducidos al croata, francés, italiano, inglés y
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mapudungun. Distinguido en diversos certámenes literarios, entre ellos el Premio
Consejo Nacional del Libro en 1994 y 1996. Flores para un cyborg fue publicado
por EDA Libros en España (2008) y Lugares secretos en Croacia por ZNANJE en
2009. En abril de 2013 se publicará Flores para un cyborg en Italia, por la
editorial Atmosphere Libri.
En 2011 el autor fue seleccionado como uno de los "25 tesoros literarios a la
espera de ser descubiertos" por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
para celebrar sus 25 años de existencia. Recientemente recibió la MEDALLA
COLIBRÍ 2012 en categoría Literatura Juvenil / Libros de Ficción, otorgada por
Colibrí-IBBY Chile (International Board on Books for Young People) y el Centro
Lector de Lo Barnechea, por el libro de microrrelatos ilustrado Breviario Mínimo.
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Martín Pérez
Vestida de ocasión
Salió de la ducha, se secó el pelo, cruzó desnuda el dormitorio y entró al
walk-in closet decidida a vestir lo mejor. Se puso medias negras con liguero, la
minifalda de cuero y la blusa de seda. Calzó las botas más elegantes y el collar de
perlas. Se miró al espejo largos minutos. Luego, caminó por las habitaciones de la
casa, dudando si salir o quedarse.
A mediodía, se dio cuenta que se le hacía tarde. Se sacó la ropa con cuidado,
se vistió como todos los días, y se puso a barrer, lavar y cocinar. La señora y su
marido llegarían a las seis.
Atracción vergonzosa
Se encontraron por primera vez bajando la escalera de emergencia mientras
el edificio se estremecía con el terremoto. Él venía llorando desde el piso doce en
calzoncillos. Ella, gritando desde el nueve en baby doll. Se tomaron de la mano y
siguieron bajando juntos, aterrados. A ella le parecieron tiernas las lágrimas de él y
le simpatizó su ropa interior atigrada. A él le gustaron esas largas piernas, el
bamboleo de los pechos al saltar por las escaleras y los quejidos sexies que ella daba
en cada brinco.
Días después, se toparon en el ascensor. Fingieron no conocerse.
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Acuatizaje
Conduce la nave en una maniobra de emergencia, buscando una zona
abierta donde aterrizar, pierde el control y cae atraído por la fuerza de gravedad,
sin combustible, tratando de mantenerse en vuelo. Ve la laguna y decide acuatizar.
Levanta la trompa de la nave al máximo para mantenerla paralela a la
superficie del agua. Aún así, no logra evitar el golpe y toda la estructura se sumerge
con violencia levantando una gran masa de agua. En medio del fragor del choque,
escucha el grito de su madre:
- ¡Deja de salpicar la sopa con la cuchara!
***
Martín Pérez Ibarra
Publica Tapia, 2008; cuentos, Editorial Asterión
Publica Santiago Traders & Otros, 2007, cuentos, Editorial Asterión
Cuento “Atracción vergonzosa”, publicado entre los 100 mejores cuentos en la XI
versión de Santiago en 100 Palabras, año 2012.
Antologado en Letras Rojas, recopilación de autores de género negro de Ramón de
Ramón Díaz Etérovic, 2009, con el texto Ramona.
Antologado en Huellas de Papel, Tras las pistas de la novela policial en Chile,
Santiago Negro, Publicación del Segundo Festival de Iberoamericano de Novela
Policiaca, Centro Cultural de España, año 2011
Beca de creación literaria del Fondo del Libro en categoría Profesional para novela
“El radiotelegrafista alemán”, año 2012.
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María Isabel Quintana
El último dinosaurio
a R.O.
Fue necesario un solo corte. El cuchillo era grande y afilado.
Lorena, desde pequeña supo que existían, y conocerlos fue inevitable. La primera
exhibición de un dinosaurio le fue hecha por su padre adoptivo; luego vinieron
otros y otros más. A corto plazo fue una jauría de ellos que la acosaban a toda hora
y en cualquier lugar. Ella odiaba los ridículos animalejos de cuello largo que habían
convertido su vida en un eterno huir.
Decidió que esta vez sería el último y con la fuerza que le daba la furia fue
necesario un solo y certero corte.
El hombre con los ojos desorbitados, por el dolor y el ultraje, no vio cómo ella
sonreía con inocencia al pensar, que al fin y al cabo, los dinosaurios eran una
especie en extinción.
Patio 27
El hombre más temido del penal se paró en la puerta llenando con su humanidad
aquel vacío que me permitió medir su altura y corpulencia. En forma violenta
depositó a mis pies un canasto con ropa, y sin preámbulos exigió:
-¡La quiero lavada y tendida, cabrito!
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La O rebotó en el suelo donde yo estaba sentado. Subió por mis rodillas hasta mi
garganta y salió por mis asombrados ojos. Deambuló por veinte pares de ojos
expectantes, se adentró en las arrugas y los ceños fruncidos de algunos, escudriñó
las cicatrices y las heridas de otros tantos y se quedó suspendida, sin poder
traspasar el aire denso del patio 27, como esperando mi respuesta.
Mi metro ochenta se alzó desafiante sobre mis piernas ‘exageradamente abiertas’ y
los músculos tensos de mis brazos colgando en estado de alerta.
—¡Si querís también te la plancho!
Esta vez la O se acomodó a la perfección en mis labios contraídos y se la lancé al
rostro, casi como un escupitajo.
Su desconcierto duró el tiempo suficiente para que yo volviera a sentarme.
ACTOS
Acto fallido
Cuando desperté, desnuda entre los árboles, él se había ido.
Llevándose mi ropa, mi cartera y mi inservible manual de defensa personal.
Acto de amor
¿Recuerdas las cerezas en el trago?
Las vomité junto con tus besos.
Acto final
Cómo quién lleva un espejo, llevo la muerte en la cartera.
Un día nos veremos las caras.
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María Isabel Quintana inicia sus actividades literarias en Coyhaique, Región
Carlos Ibáñez del Campo. Columnista durante un año en el Suplemento literario
Alhuén del diario El Divisadero de Coyhaique. Es socia de la Corporación Letras de
Chile. Obtiene la Beca de Escritores el año 1999. Ha sido antologada en Cuentos
integrados de la región Patagónica y en Cien microcuentos chilenos, selección de
Juan Armando Epple, 2002.
Ha publicado El último dinosaurio y otros cuentos, 2002; Con la muerte en la
cartera, 2003, y Vivir en Puerto Aysén. Diario de Noemí Coyopae, 2012, premio
Escrituras de la Memoria, Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes, 2010.
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Patricia Rivas
Hálitos
Forzamos desertar el resuello de los árboles. Nos creímos civilizados.
Coetáneamente el vaho amamanta pulmones desalentados a la velocidad del
tiempo.
Compresión
Bloques de cementos azotan la existencia que nos vio florecer. Resta figurar
las pulsaciones huérfanas del éxito in-civilizado.
Sagrada Familia
Ni madre, ni hija. Y el Espíritu igualmente las había consumido.
***
Patricia Elena Rivas Morales
Nació en Santiago de Chile (1975). Escritora, Licenciada en Artes Teatrales,
Universidad Arcis, Diplomada en Pedagogía Teatral, Pontificia Universidad
Católica de Chile. Participó en el 1° Taller de Poesía de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Chile dirigido por Amanda Fuller donde publica su poema “Oda a
la Paila” en el libro Kaleisdoscopio (1995). Participa desde el año 2007 en los
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Talleres Literarios de Pía Barros, con quien ha publicado en los Libros Objeto Ni
una más (2007), Perraje en crisis (2008), No molestar (2012) y en la Antología
¡Basta! 100 mujeres contra la violencia de género (2011) la cual se publicó en
formato bilingüe (2012). Obtuvo la Beca de Creación Literaria para Escritores
Emergentes del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Cuentos 2007) con la
cual publica su primer libro de microcuentos Hija bastarda (2009). Obtiene Beca
de Creación Literaria para Escritores Profesionales (Cuentos 2013) con el Libro
Infantil Ilustrado Bilingüe Concierto Tosicomusical, el cual posee temática
Medioambientalista. Próximo a publicarse.
54
Francisca Rodríguez Aguilera
Herejía
Impugno los aprendizajes de todas las mujeres que fueron mis
antepasados. Rechazo esta sabiduría ancestral que no pedí tener y que corre
por mi sangre. Desconozco mi instinto de supervivencia, contradigo mi
intuición y traiciono mi razonamiento. Estoy dispuesta a abandonar todo lo
que soy, para aceptar la conspiración del destino que puso a un hombre
maldito frente a mí.
Luna de miel
Exhibes los pasajes a Punta Cana como si fueran un triunfo personal. Te
paseas por el dormitorio hablando fuerte y moviendo los brazos, entusiasmado
con los preparativos. Describes el resort all included, el paseo en barco, las
playas de arenas blancas y los peces multicolores. Dices que lo necesitamos,
que nos hará bien un cambio de aire y que es la prueba de que has cambiado,
que ésta vez fue la última, tal y como lo dijiste antes de los días en Buenos
Aires y de la semana en Brasil. Intento alejar el miedo que me provocas, sonrío
nerviosa y pretendo sumarme a tu alegría. Sin embargo, el suspiro que sale de
mi boca es más fuerte de lo que pude anticipar y tu silencio repentino, me
55
congela unos segundos. Dejo de lado el recuerdo de tus manos tirando mi pelo
para azotarme contra la pared, fuerzo una sonrisa y te pregunto cuándo
partimos.
Macho comprobado
Se bajó el pantalón y enfiló hacia las nalgas que se ofrecían
juguetonamente. Penetró al joven con fuerza, con el deseo endurecido de
pampa, salitre y cobre.
Lo cabalgó hasta derramarse en cal y agua salada. Se arregló la ropa,
evitando mirar al hombre que desde abajo le observaba sudoroso y expectante.
“No se confunda, amigo. Esto fue una excepción. A mí siempre me han gustado
las mujeres”.
***
Francisca Rodríguez Aguilera
(Santiago de Chile, 1982)
Es psicóloga y escritora. Se formó en los talleres literarios de Pía Barros y
Gabriela Aguilera. Sus textos han aparecido en antologías de editorial Ergo Sum, E-
books Patagonia y Asterión Ediciones. Actualmente trabaja en la reescritura de su
primer libro autorial.
56
Susana Sánchez B.
Particiones
Coge su muñeca y le obliga a girar el puño. Acerca la llama del encendedor al
dorso de su mano. Ella aguanta hasta que el dolor la hace extender los dedos. Sobre
su palma temblorosa brillan por última vez las argollas de oro. El guarda el
encendedor en el bolsillo y las toma. La quemadura se hincha en una ampolla como
si su mano estuviera a punto de parir. Él se acerca para soplar sobre la piel
quemada y ella le ruega:
-Déjame siquiera la de tu padre, por favor.
El hijo, sin responder, abre la puerta y la cierra con fuerza tras de sí.
El filo de su canto corta el último tramo del cordón que los unía.
57
Diálogos Transversales
Todo cambia- dice la Muerte. -Antes, la guadaña podía enmascararse en una
sombrilla de encaje negro. En el último cuarto de siglo, hube de portar un corvo,
empujada por la moda milica que no dejó espacio para la imaginación. Y ahora
esto: un cubre dedo metálico que, puesto en el índice, lanza un rayo invisible sobre
el elegido. ¡Eficiente y burdo! Yo soy una artista con conciencia de un buen trabajo.
Ahora estoy llena de preguntas:¿ Me visto de hombre o de mujer?, ¿Me tatúo el
frontis o el dèrriere?, ¿Bragas normales o colaless? Y ¿de dónde saco un Ferrari
rojo y un traje Armani de ejecutivo exitoso?...¡Morir es un arte, por Dios Santo! Se
ha perdido el respeto inherente al cargo.
Apuro el trago y respondo:
-Yo soy sólo un barquero, no me comparo con usted, pero también he
perdido. Ya nadie pone monedas en los ojos o la boca de sus muertos. Hay que
pasarlos gratis, y lo peor, jefa, es que en todo este tiempo, nunca me ha caído un
motor fuera de borda. No hay pago, renovaciones ni monedas. Si usted no me
invita, no habría podido darme el gusto. La cosa es de capitán a paje, Maestra.
-Se dice transversal, Caronte. No uses formas tan viejas que nos arruinas la
cobertura.
-Disculpe, jefa.
Noctívaga
En noches de menguante suelto el lazo que amarra a todas las que fui. Elijo
una, a veces la más joven, otras en la madura plenitud y las habito como a un traje
de fiesta.
Nunca falla. Un macho maduro o adolescente lanza la invitación y la noche
es nuestra. A los primeros atisbos del amanecer, abro su camisa, beso su cuello
entre suspiros y digo su nombre. Mis colmillos no provocan dolor, solo un espasmo
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de entrega y me lo bebo al seco. Lo dejo caer en el pavimento como una copa vacía,
tan vacía como yo y tan cansada de beber sin que me beban.
***
Susana Sánchez nació en Valparaíso, realizó estudios universitarios en la
Universidad Técnica del Estado. Su área de competencia es la Publicidad y la
Comunicación.
Ha sido docente en universidades chilenas y extranjeras, entre ellas, el
Politécnico Nacional de México y la U. de Oslo, Noruega, durante un exilio que se
extendió por quince años y tres países. Ha publicado en las antologías Cuentos
Chilenos, Edt. Kinkulén, Berlín; Viernes con Bach, Edt. Pegasus, Ámsterdam; y en
las publicaciones del Taller de Pía Barros. Su primera novela, Espacios
Condenados, es publicada el 2004 por Edt. Cuarto Propio. Edt. Asterión publica el
2007, Secretos Menores y non tanto, textos y minificciones; Ojo de Medusa, 2011,
y El Círculo de las Bacantes, 2013.
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Luis Alberto Tamayo
Eduardo Frei Montalva
Un hombre escribe desesperado en un papel: "sáquenme de aquí, ahora".
Está postrado, cada vez más débil, entre amigos que lo traicionan. No sabe, no
vislumbra, no sospecha, la magnitud de la sombra que lo atrapa - (vuestros
nombres valientes soldados).
Mi ángel de la guarda y yo
Mi ángel de la guarda y yo tenemos un trato. Él hace como que me cuida, y
yo hago como que confío en él. Cada uno se dedica con esmero a hacer lo que
más le gusta. A fin de año nos repartimos las utilidades en partes iguales.
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Santiago de Chile
…Toñito salió más rebelde que José, - dice la mujer casi sonriendo- , pero
le va bien en la escuela (arriba el sol). Hicimos una ampliación a la casa, se acabó
el parrón, ( suspira) perdónanos, yo sé que te gustaba. María no ha podido
devolver el dinero que le prestamos; ha tratado, pero la vida sigue dura. Volvió la
gatita Tigridia, biznieta de la gata Tomasa. (viento en su pelo.) Te conté lo de
Tobías, se van a quedar para siempre en Suecia, los niños no quieren volver. Su
vestido azul lleno de flores se une a las flores del entorno.
La mujer de pelo negrísimo en que relucen hebras de plata, habla sola
frente al muro, donde, -entre miles-, está escrito el nombre de su esposo
desaparecido desde hace 34 años.
***
Luis Alberto Tamayo
Nació en San Fernando, Chile, en 1960. En 1982 se tituló de Profesor de
Educación General Básica en la Universidad de Chile. En 1978 ganó el concurso de
cuentos organizado por el Arzobispado de Santiago con motivo del XXX aniversario
de la declaración universal de los derechos humanos. En 1985 fue finalista del
concurso Chile-Francia. Durante cinco años integró el equipo de libretistas del
programa “Los Venegas” de Televisión Nacional. En 1989 formó parte del taller
Heinrich Böll que dirigió Antonio Skarmeta en el Instituto Goethe. En 1998 ganó el
concurso de cuento infantil organizado por CORDAM y COPEC. En el año 2000
gana el concurso de cuentos Banco Santiago. Con fecha 5 de agosto de 2003, el
jurado integrado por los escritores Luis Sepúlveda, Pía Barros y Diego Muñoz
Valenzuela, acordaron de forma unánime entregar el primer premio del Concurso
“Chile: 30 años, Aún creemos en los sueños” al cuento La cara del Juanano, escrito
por Luis Alberto Tamayo. El cuento La cara del Juanano fue publicado en la
edición de septiembre de 2003 de Le Monde Diplomatique. El año 2012 gana el
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Primer Lugar en el Concurso Santiago en 100 palabras, con su microcuento
“Soldado de terracota”.
Ha publicado: “Ya es hora” (cuentos, 1986); “Caballo Loco, campeón del mundo”
(novela para niños, ganadora del premio Editorial Don Bosco, 1998); “La Goleta
Virginia” (novela juvenil, 1998); “Pequeña historia de la señorita X. Testimonio de
una adopción.” (2001).
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Roger Texier
Adoración de los Magos
En el jardín de infantes representan la adoración de los Reyes Magos al niño
Jesús en el pesebre. Al culminar, los chicos aplauden, menos uno que cavila.
Mientras abandonan el recinto, da tironcitos al traje de su madre y le
pregunta por qué, si eran ricos, los reyes no habían tomado un taxi con GPS:
habrían llegado a tiempo.
Judokas
Apenas tuvieron edad, los dos amigos se afiliaron a un club de judo.
Ahora revive, como si fuese ayer, el orgullo con que lucieron el primer
cinturón de color y por su memoria pasan fugaces las miles de caídas que sufrieron
antes de lograr el éxito.
En la antesala de la unidad coronaria espera noticias con ansiedad. Intenta
adivinar si su compadre logrará pararse de ésta.
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Adoración de los Magos II
En el jardín de infantes representan la adoración de los Reyes Magos al niño
Jesús en el pesebre. Al culminar, los chicos aplauden, menos uno que cavila.
Mientras abandonan el recinto, da tironcitos al traje de su madre y le
pregunta por qué, si eran magos, los reyes no habían usado una alfombra mágica:
habrían llegado a tiempo.
***
Roger Texier. Valparaíso (1955). Médico-Cirujano (U. de Chile). Muchos
maestros, varios talleres, algunas publicaciones. Poemas y cuentos en el cajón.
Participó en el III Encuentro Nacional de Minificción “Sea breve, por favor”,
Valparaíso, Chile, 2011.
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Virginia Vidal
Micrónicas
Corazón no de piedra sino de carne humana
Alfredo Fuchslocher Riedel fue a un cine de Osorno a ver el documental
"Salvador Allende", de Patricio Guzmán, pero no pudo resistir la escena del
bombardeo e incendio del Palacio de la Moneda y estalló su corazón leal.
Profesor designado intendente de la provincia de Llanquihue durante el
gobierno de Salvador Allende, tras el golpe militar lo encarcelaron, torturaron,
procesaron diecisiete veces y condenaron a tres años y un día de prisión.
Expulsado de Chile en 1975, vivió el exilio en Alemania. Regresó a Chile en 1993.
Su esposa Bárbara Heinze palpó su muerte antes de llegar al hospital.
Leonardo Henrichsen filmó su tránsito a la eternidad
Leonardo Henrichsen cayó en la esquina de Agustinas con Morandé, a pasos
de la Moneda, el 29 de junio de 1973.
Filmaba para la TV Sueca los anticipos del golpe del 11 de septiembre:
acometían oficiales alzados de un regimiento de tanques contra el gobierno de
Salvador Allende.
El periodista y camarógrafo argentino registró en su cámara a quien le
disparó.
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En seis minutos y medio grabó su propia muerte y el anticipo de la agonía
de millares de chilenos.
Pasaron más de treinta años hasta ubicar al asesino: cabo Héctor Hernán
Bustamante Gómez. Murió impune en el Hospital Militar.
Contraciudad
Bombardearon su fénix corazón. Lucro y sismos remecen, quiebran, asuelan
a la insurgente. Aluviones, temporales, inundaciones, la anegan. Catástrofes
naturales descorren telón, desnudan miseria, desatan show alienante y orgías de
hipócrita caridad.
Agobiados por trabajos inseguros, miedo, reproches, servilismo, desbordan
ira sus habitantes segregados, desgajados. Postergación, humillación, cesantía
acorralan a cesantes y marginados en indignos campamentos, ranchos y viviendas.
Muchos responden a la agresión empujando, codeando, robando, arrasando.
Impiedades humanas afectan a la masa de insurgentes. Escupos de huanacos
ahogan sus conatos de rebeldía. Manifestantes gaseados, vejados, azotados,
enceguecidos a tiros en los ojos se repliegan para recobrar inextinguible coraje.
***
Virginia Vidal
Nació en Santiago de Chile, 1932. Novelista. Periodista.
Consejera del Consejo de Monumentos Nacionales en representación de la SECh.
Directora de la revista Anaquel Austral http://virginia-vidal.com/
Antes del golpe
Encargada de prensa del Instituto de Arte Latinoamericano de la Facultad de
Bellas Artes de la Universidad de Chile. Participó en la creación del hoy Museo de
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la Solidaridad “Salvador Allende”. En 1966 se incorporó al periodismo, en el diario
“El Siglo” donde fundó la sección “No sólo de pan...”, (primera página cultural
cotidiana en el periodismo nacional).
Enseñó Castellano de la Universidad de Relaciones y Comercio Exterior de China,
en Pekín (1960-1963) y en la Universidad de Jan Comenio, de Bratislava (1963-
1966).
Exilio
Exonerada de la Universidad de Chile y de la Empresa Editora Horizonte Ltda., el
11.09.1973. Trabajó en el programa “Semana Cultural” del Canal 9 de TV de la
Universidad de Chile.
En 1976, salió a Belgrado. Por decreto, la dictadura le prohibió el regreso al país.
Vivió en Yugoslavia hasta 1978.
Trabajó en el programa Escucha Chile, de la Radio Moscú en 1979; luego fue su
corresponsal desde Venezuela (1980-1987).
Miembro del consejo de redacción de la revista Araucaria. (1978.1990).
Crítica de teatro y arte en Venezuela: revista Elite y Diario de Caracas.
Miembro de la Asociación de Escritores de Venezuela, AICA, Círculo de
Críticos de Arte, Círculo de Críticos de Teatro
Cuando le quitaron la “L” del pasaporte retornó a Chile en 1987. Nunca más volvió
a ser contratada para trabajo alguno. Aceptaron sus colaboraciones la revista
Punto Final, Mensaje y Análisis.
Se dedica a escribir.
Viajó mucho, amó a todos los pueblos y países que conoció.
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Yosa Vidal
La interrupción
Está el arma cargada sobre la mesa, la mujer irrumpe de un portazo, el
hombre toma el arma, apunta directamente a su rostro y dispara. El cuerpo se
golpea contra la puerta y cae, desparramando sus restos sobre el muro blanco que
lo sostiene mientras se desliza hasta llegar al suelo, y sobre el propio rostro del
hombre que intenta corregir un espantoso rictus al ver que su amante venía
acompañada de su propia madre, ahora único testigo del asesinato. Ella no sabe
qué hacer y el hijo tampoco, se miran desconcertados, él sale corriendo y se resbala
con los sesos de la amante. Perdón mamita, perdón, perdón, y arranca por el
pasillo, mientras la madre no hace nada, nunca más va a saber qué hacer.
Apoyo literario
La madre busca en la literatura griega un referente para nombrar el vacío de
su hijo. No puede mirar la historia más reciente, no puede evocar a las madres de
mayo, a la sola Sierra, a la madre de los hermanos Vergara. Debe buscar en la
literatura griega porque todos allí son responsables, porque todos se equivocan,
porque las víctimas son criminales y viceversa. En la historia reciente no hay
ejemplos tan patéticos como el suyo, las víctimas no son, nunca lo serán,
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responsables de la muerte que los rodea. Pero tampoco le sirve Clitemnestra,
menos Medea. No sabe cómo concluir el mito.
Está el arma cargada sobre la mesa
La mujer mira el arma y luego la puerta. Vuelve a mirar el arma. Vuelve a
mirar la puerta. Espera. Nadie irrumpe con un portazo. No puede haber restos de
cuerpo sobre el muro o sobre su rostro. La mujer no tiene amante y su hijo no
volverá más. No puede haber tragedia. No llegan los pacos. Espera. No se suicida,
sería un final demasiado obvio. Espera. Sigue esperando. Aún está el arma cargada
sobre la mesa.
***
Yosa Vidal es escritora, Master in Arts por la Universidad de Oregon USA,
Licenciada en Literatura por la Universidad de Chile y profesora de castellano por
la PUC. Ha publicado poemas y cuentos en diversas antologías, como los Libros
Objeto de la editorial Ergo Sum (2005, 2006, 2009) y poemas en Colección
Géneros, Volumen Poesía, Ediciones Contrabajo, Universidad de Chile 2009, el
libro infantil “Érase otra vez” en conjunto con Patricia Salgado y el dibujante Hervi
entre otros. Este año espera la publicación de la novela picaresca “El Tarambana”
por Tajamar Editores.
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ÍNDICE
Gabriela Aguilera 2
Gregorio Angelcos 5
Adolfo Barraza 8
Pía Barros 10
Alejandra Basualto 15
Sandra Bianchi 17
Eduardo Contreras 20
Lorena Díaz M. 23
Lilian Elphick 25
Andrés Gallardo 28
Silvia Guajardo 31
Leandro Hidalgo 34
Santiago Leaño 37
Juan Manuel Montes 39
Paola Monti 41
Diego Muñoz Valenzuela 44
70
Martín Pérez 47
María Isabel Quintana 49
Patricia Rivas 52
Francisca Rodríguez A. 54
Susana Sánchez B. 56
Luis Alberto Tamayo 59
Roger Texier 62
Virginia Vidal 64
Yosa Vidal 67