Schon,D.(1998) El Profesional Reflexivo

61

Transcript of Schon,D.(1998) El Profesional Reflexivo

  • Titulo original: The Reflective Practitioner; How Professionals Think in ActionPublicado en ingls por Basic Books, A Division of HarperCollins Publishers

    Traduccin de Jos Bayo

    Cubierta de Ferran Cartes y Montse Plass

    1 s edicin, 199B

    Quedan rtgurosamente prohiliidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del Copyright>,bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra porcualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informtico,

    y la distrtbuci6n de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos

    Publicado mediante convenio con HarperCollins Publishers, Inc.@ 1983 by Basic Books, Inc.@ de todas las ediciones en castellano,

    Ediciones Paids Ibrica, S.A.,Mariano Cubi, 92 - 08021 Barcelonay Editorial Paids, SAICF;Defensa, 599 - Buenos Aires

    ISBN: 84-493-0556-XDepsito legal: B-13.421/l998

    Impreso en A&M Grafic, S.L.,08130 Sta. Perpetua de Mogoda (Barcelona:Impreso en Espaa - Printed in Spain

  • PRIMERA PARTECONOCIMIENTO PROFESIONAL

    Y REFLEXIN DESDE LA ACCIN

  • LA CRISIS DE CONFIANZAEN EL CONOCIMIENTO

    PROFESIONAL

    1

    Las profesiones se han hecho esenciales para el funcionamiento mismode nuestra sociedad. Conducimos las principales empresas de la sociedad atravs de profesionales especialmente formados para llevarlas a cabo, tantosi se trata de hacer la guerra y defender la nacin, como si se trata de educara nuestros hijos, diagnosticar y curar la enfermedad, juzgar y castigar a aque-llos que violan las leyes, resolver conflictos, gestionar la industria y los ne-gocios, disear y construir edificios, o ayudar a aquellos que por una u otrarazn son incapaces de defenderse a s mismos. Nuestras principales institu-ciones oficiales -escuelas, hospitales, organismos gubernamentales, corteslegislativas, ejrcitos- constituyen el ruedo para el ejercicio de la actividadprofesional. Nos dirigimos a los profesionales para la definicin y la solu-cin de nuestros problemas, y a travs de ellos luchamos por conseguir el pro-greso social. En todas estas funciones respetamos lo que Everett Hughes hadenominado la reivindicacin de las profesiones de un conocimiento extra-ordinario en asuntos de gran importancia social;. y, en contrapartida, com-pensamos a los profesionales con derechos y privilegios extraordinarios. Deaqu que las carreras profesionales estn entre las ms codiciadas y remune-radas, y que haya pocas ocupaciones que hayan fracasado en sus pretensio-nes de estatus profesional. Como se ha preguntado un autor, estamos pro-curando la profesionalizacin de casi todo el mundo?2

    1: Everett Hughes, The Study of Occupations, en Robert K. Merton, Leonard Broom y Leonard S.Cottrell, Ir. (comps.), Sociology Today, Nueva York, Basic Books, 1959.

    2. H.L. Wilensky, The Professionalization ofEveryone?,American Joumal ofSociology, 70 (sep-ti"rnhr" ti" 1 Q(i4) n"" 117 -1 ~R

  • Conocimiento profesional y reflexin desde la accin16

    Pero aunque somos totalmente dependientes de ellos, hay signos cre-cientes de una crisis de confianza en las profesiones. No solamente hemos si-do testigos de escndalos bien conocidos en los que profesionales tenidos enuna alta consideracin han abusado de su autonoma -donde mdicos yabogados, por ejemplo, han utilizado sus posiciones para un beneficio priva-do ilegtimo- sino que tambin nos hemos encontrado con fracasos eviden-tes de la accin profesional. Las soluciones diseadas profesionalmente pa-ra los problemas pblicos han tenido consecuencias imprevistas, algunasveces peores que los problemas que pretendan resolver. Tecnologas recininventadas, concebidas y evaluadas profesionalmente, han dado lugar a laproduccin de efectos secundarios no pretendidos e inaceptables para gran-des sectores de nuestra sociedad. Una guerra profesionalmente concebida ydirigida se ha percibido ampliamente como un desastre nacional. Los profe-sionales mismos han suministrado conflictivas recomendaciones en granmedida dispares, concernientes a problemas de importancia nacional, inclu-yendo aquellos que las mismas actividades profesionales han contribuido agenerar.

    Como resultado, ha habido una disposicin a culpar a las profesiones porsus fracasos y una prdida de fe en el juicio profesional. Ha habido sonadosllamamientos pblicos para una regulacin externa de la actividad profesio-nal, esfuerzos para la creacin de organizaciones pblicas para la protecciny la protesta contra las polticas recomendadas profesionalmente, y apela-ciones a las Cortes por recursos contra la incompetencia profesional. Inclusoen las facultades ms sagradas, las de medicina y derecho, estudiantes rebel-des han redactado informes para su divulgacin sobre los aspectos amorales,no pertinentes o coercitivos de la educacin profesional.3

    Pero el cuestionamiento de los derechos y libertades de los profesionales~su licencia para determinar a quin le ser permitida la prctica, su man-dato para un control social, su autonoma- ha quedado enraizado en el msprofundo cuestionamiento de la pretensin de esos profesionales de estar enposesin de un conocimiento extraordinario en los temas de importancia hu-mana. Este escepticismo ha adquirido diferentes formas. Adems de la pr-dida pblica de confianza sealada antes, ha habido un virulento ataque ideo-lgico sobre las profesiones, principalmente desde la izquierda. Algunoscrticos, como Ivan Illich, se han comprometido en un exhaustivo descrdito

    3. Por ejemplo, Scott Throw, One L: An Inside Account of Life in the First Year al Harvard Law Scho-01, Nueva York, G.P. Pumam's Soos.1977.

  • La crisis de confianza en el conocimiento profesional 17

    de las pretensiones profesionales respecto a la posesin de unos conoci-mientos tcnicos especiales.4 Otros han tratado de mostrar que los profesio-nales llevan a cabo una malversacin del conocimiento especializado en supropio inters y el inters de una lite poderosa, pendientes como estn deconservar su dominio sobre el resto de la sociedad.5 Finalmente, y de modoms significativo, recientemente los profesionales mismos han mostrado sig-nos de una prdida de confianza en sus pretensiones de la posesin de un co-nocimiento excepcional.

    En un tiempo no muy lejano, como 1963, Daedalus, la altamente respe-tada revista de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, publicun volumen dedicado a las profesiones que empezaba: En todos los mbitosde la vida norteamericana triunfan las profesiones. Los editores de Daedalusencontraban la evidencia del triunfo en la nueva visibilidad que ostentabanlas profesiones, en el crecimiento de la demanda de sus servicios, y en su ex-pansin en casi todas las reas de intervencin:

    Ya dedicamos un impresionante porcentaje del producto nacional bruto en laformacin de profesionales... y ha de llegar el da en el que la industria del cono-cimiento ocupar el mismo papel clave en la economa norteamericana que el queocup la industria del ferrocarril hace cien aos... Desde mediados de los aos cin-cuenta, en el perodo 1955-1970, en el que intentbamos doblar el nmero de cate-drticos de instituto -una tarea algo temible que se hace cada vez ms difcil porlos simultneos e igualmente grandiosos planes d~ expansin de las dems profe-siones tradicionales, la espectacular proliferacin de nuevas profesiones y el incre-mento de la profesionalizacin del mundo de los negocios-, Norteamrica se hahecho ms consciente de las profesiones, y ms dependiente de sus servicios, que encualquier otra poca de nuestra historia. El sueo de Thorsten Veblen, a sus sesentaaos, de una sociedad dirigida profesionalmente nunca ha estado tan prximo a surealizacin.6

    Los editores de Daedalus en modo alguno estaban solos en su aprecia-cin de la situacin. Generalmente se crea en las necesidades sociales parael crecimiento de la pericia tcnica y en que, como una causa y consecuenciade su crecimiento, haba llegado a ser realidad la industria del conocimiento

    4. Ivan llIich, A Celebration of Awareness: A Call for lnstitutional Revolution, Garden City, N. Y.,Doubleday, 1970.

    5. Vase, por ejemplo, The New Professionals, Gross y Osterman (comps.), Nueva York, Simon andSchuster, 1972.

    6. Kenneth Lynn, introduccin a The Professions, edicin de otoo de 1963 de Daedalus, JournaloftheAmerican Academy of Arts and Sciences, pg. 649.

  • 18 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    profesional. Richard Hofstadter escribi sobre el, en otro tiempo autosufi.ciente, hombre comn,

    ni siquiera puede prepararse su desayuno sin utilizar los instrumentos, ms o menosmisteriosos para l, que la tcnica ha puesto a su disposicin; y cuando se sienta pa-ra desayunar y mira el peridico de la maana, lee sobre una gama completa de in-trincados y vitales temas y reconoce, si es sincero consigo mismo, que no ha adqui-rido la competencia para juzgar la mayor parte de ellos!

    En su discurso en la ceremonia de entrega de diplomas en Yale, en 1962,John Kennedy urgi a su joven audiencia a que participara... en la solucinde los problemas que nos inundan, y que requieren las soluciones ms sofis-ticadas para unas cuestiones complejas y obstinadas.8

    Haba muchas referencias a una segunda revolucin cientfica que es-taba produciendo una sociedad erudita,9 una sociedad activa, una so-ciedad postindustrial,lo organizada en tomo a la competencia profesional.

    Los enormes y crecientes recursos que se dedican masivamente a la investiga-cin, el gran nmero, en aumento, de gente preparada que trabaja en una variedadde problemas naturales y sociales, y la productividad en expansin que resulta deeste trabajo es, al menos en tamao, un nuevo factor en la vida social... y poltica.Esta segunda revolucin cientfica... refleja una nueva apreciacin del papel delconocimiento cientfico y una nueva fusin de la organizacin occidental y de lashabilidades cientficas.!!

    En fuerza laboral, los profesionales han alcanzado desde e14 por ciento de1900, a18 por ciento en 1950 y el13 por ciento en 1966.12 Daniel Bell predijoque los profesionales y los trabajadores tcnicos alcanzaran un 15 por cientode la fuerza de trabajo en 1975, y podra muy bien alcanzar el 25 por ciento ha-cia el ao 2000.13 El especialista debe estar en lo ms alto en su campo, co-mo un comentarista observ, por quin, que no sea otro especialista igual-

    7. Richard Hofstadter, Anti-Intellectualism in American Life, citado en lethro Lieberman, 11Ie TyrannyofExpertise, Nueva York, WaIker and Company, 1970, pg.l.

    8. lohn F. Kennedy, citado en Lieberman, Tyranny of Expertise, pg. 5.9. R.E. Lane, The Decline of Politics and Ideology in a Knowledgeable Society, American Socio-

    logical Review, 31 (octubre de 1966).10. Amitai Etzioni, TheActive Society, Nueva York, TheFree Press, 1968. Daniel Bell, Notes on fue

    Post-Industrial Society, The Public lnterest, 6 y 7 (invierno y primavera de 1967).11. Lane, Decline of Politics, pg. 653.12. Daniel Bell, Labor in fue Post-Industrial Society, Dissent, 19, 1 (invierno de 1972), pgs. 70-80.13. Ibd.

  • La crisis de confianza en el conocimiento profesional 19

    mente cualificado, puede ser desafiado?14 Incluso los crticos de las profe-siones concedan que se haba hecho imposible concebir una nacin moder-na sin profesiones. 15

    Mientras tanto, cuando las profesiones se disponan a hacer frente a lacreciente demanda de sus servicios, padecieron las consecuencias de una so-brecarga. En el volumen de Daedalus, el ensayo sobre medicina hablaba delmdico sometido a la presin fiscal y de la tarea de coordinacin entre la pro-liferacin de especialidades que haban surgido del xito de la investigaciny la prctica mdica. El ensayo sobre ciencia se quejaba de los peligros delprofesionalismo cientfico inherentes a las burocracias que haban crecido entomo a la investigacin cientfica. Derecho, como representante distinguido,subrayaba las dificultades en el mantenimiento de la independencia del cole-gio de abogados, el problema real... en la ejecucin de los servicios legalesdisponibles en una base ms amplia,16 y el problema de administrar unamasa de datos en vas de expansin que ha de ser asimilada. 17 El profesor,el militar profesional, incluso el poltico, expresaban unos sentimientos si-milares. Como observ Kenneth Lynn:

    Es notable cmo muchos de los que han contribuido a este simposio ponen derelieve la multiplicidad de demandas que se plantean al sacerdote contemporneo,al profesor, al mdico y a los cientficos. lB

    En casi todos los artculos, la nota ms sonada fue el problema de un xi-to atribuido, en palabras de Bemard Barber, al hecho de que

    el conocimiento generalizado y la caracterstica orientacin comunitaria de la con-ducta profesional son indispensables en nuestra sociedad como ahora la conocemosy como queremos que sea. En efecto, nuestro tipo de sociedad puede ahora mante-ner su carcter fundamental solamente mediante la ampliacin del mbito para laconducta profesional.19

    Se pensaba que el xito de los profesionales era debido, en fin, a la ex-plosin de la industria del conocimiento, cuyo resultado era la funcin del

    14. Wilbert Moore, The Prolessions, Nueva York, Russel1 Sage Foundation, 1970, pgs. 15-16.15. Lieberrnan, Tyranny 01 Expertise, pg. 54.16. Paul Freund, The Legal Professions, Daedalus (otoo de 1963), pg. 696.17. Ibd. pg. 697.18. Lynn, Daedalus (otoo de 1963), pg. 651.19. Bernard Barber, Some Problems in the Sociology of the Professions, Daedalus (otoo de

    1963), pg. 686.

  • 20 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    profesional que haba de aplicarse con rigor, probidad y una orientacin co-munitaria hacia las metas y los problemas de la vida norteamericana.

    Las nicas voces discordantes con este himno de aprobacin llena de con-fianza vinieron de los representantes de la teologa y de la planificacin urba-na. James Gustafson se refiri al dilema del sacerdote. Observ que el clero,

    mantiene la lealtad a las antiguas tradiciones en su pensamiento, en la vida institu-cional y en la prctica. A pesar de todo, para una validacin contempornea, no pue-de basar su causa simplemente en la fidelidad a las antiguas y honorables trayecto-rias de los padres. La demasiado usada frase el problema de la importancia apuntaa la realidad de su dilema... 20

    y William Alonso hablaba de la comprensin superficial de su profe-sin:

    En la pasada mitad del siglo nuestras ciudades han superado nuestros conceptosy nuestras herramientas, y he tratado de mostrar que la comprensin superficial deltipo de cambios que acompaa a la magnitud de los cambios nos ha conducido a tra-tar con remedios inadecuados las enfermedades de nuestras reas urbanas..}!

    A pesar de todo, en el perodo entre 1963 y 1981, expresiones tales comocomprensiones superficiales, remedios inadecuados y dilemas profesionales,han constituido la norma, y a duras penas se deja or la nota de confianzatriunfalista en la industria del conocimiento, debido a que, en estos aos, tan-to el profesional como el lego han padecido acontecimientos pblicos quehan socavado la creencia en la habilidad tcnica y han puesto seriamente encuestin la legitimacin de las profesiones.

    La nacin ha sido enredada en una guerra desastrosa que ha provocadoque parezca en guerra consigo misma. Los profesionales representativos dela ciencia, la tecnologa y la poltica han hecho muy poco para evitar o dete-ner esa guerra, o para poner remedio a las fisuras que produjo. Por el contra-rio, los profesionales parecan tener un inters personal en la prolongacindel conflicto.

    Una serie de crisis nacionales anunciadas ---el deterioro de las ciudades,la pobreza, la polucin del ambiente, la escasez de energa- pareca tener

    20. James Gustafson, The Clergy in tbe United States, Daedalus (otoo de 1963), pg. 743.21. William Alonso,Cities and City Planners, en Daedalus (otoo de 1963), p~. 838.

  • La crisis de confianza en el conocimiento profesional 21

    sus races en las mismas prcticas de la ciencia, la tecnologa y la poltica,antes que ser stas las llamadas a mitigarlas.

    Las guerras patrocinadas por el gobierno contra tales crisis parecanno producir los resultados esperados; incluso, muchas veces parecan exa-cerbar la crisis. El xito del programa espacial pareca no ser repetible cuan-do los problemas que haban de ser resueltos eran las situaciones difciles dela vida pblica, enmaraadas desde el punto de vista social, tecnolgico, po-ltico y econmico. El concepto de posicin tecnolgica cay bajo sospe-cha. Incluso, algunas de las soluciones defendidas por expertos profesiona-les se vieron como las causantes de problemas tan malos o peores queaquellos que haban pretendido resolver. Tan pronto como surgi la remode-lacin urbana en los primeros aos sesenta, destruyendo los barrios, sus ines-peradas consecuencias, atribuidas por crticos como William Alonso a la de-bilidad de la teora subyacente, en campos tan diversos como la vivienda, lacriminologa, los servicios sociales, el bienestar y el transporte, las solucio-nes ms prometedoras, concienzudamente elaboradas y defendidas por losexpertos, fueron vistas como problemticas.22 Fueron ineficaces, crearonnuevos problemas, derivaron de teoras que se ha mostrado que son frgilese incompletas. Para algunos crticos, las difciles situaciones pblicas de lasociedad empiezan a verse menos como problemas que han de ser resueltosmediante la tcnica y ms como dilemas cuyas soluciones podran tener lu-gar solamente a travs de la eleccin moral y poltica. 23

    Abogados por la paz y los derechos de las minoras han unido sus fuerzas yse han vuelto contra los expertos, a los que ven como instrumentos de un siste-ma todopoderoso. En tomo a temas tales como la polucin ambiental, la explo-tacin del consumidor, la desigualdad y el alto coste de la atencin mdica o laperpetuacin de la injusticia social, los cientficos y los profesionales prepara-dos cientficamente se encuentran a s mismos en el inusual papel de villanos.

    La escasez se troc en exceso. El censo de 1970 revel que habamos so-breestimado enormemente la exigencia de profesores, en todos los nivelesdel sistema educativo. La escasez de cientficos e ingenieros, tan evidente enlos aos cincuenta, se haba evaporado a mediados de los sesenta. Incluso lamucho ms discutida escasez de mdicos empezaba a parecer, en los prime-ros setenta, menos una escasez que una falta de inclinacin por parte de losmdicos a ejercer all en donde eran ms necesarios.

    22. Vase mi Beyond the Stable States, Nueva York, Random House, 1971, para un anlisis de stas.23. Por ejemplo, Peter Marris y Martin Rein, Dilemmas 01 Social Relorm, Nueva York, Atherton

    Press, 1967.

  • 22 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    Con los escndalos del seguro mdico del Estado y el seguro de enfer-medad, con el Watergate y sus consecuencias, la imagen pblica de las pro-fesiones estuvo an ms empaada. Aparentemente no se poda contar conlos profesionales para controlarse a s mismos, para vivir con arreglo a lahonradez que les situaba por encima del nivel de tica del pblico en gene-ral. Como cualquier otro, parecan dispuestos a poner su especial estatus alservicio de un uso privado.

    De forma acumulativa, estos sucesos no slo minaron programas socia-les particulares, creando dudas acerca de sus estrategias de intervencin sub-yacentes, y de sus modelos de mundo, sino que generaron un omnipresentesentido de la complejidad de los fenmenos con los que los cientficos y losprofesionales en general estaban intentando tratar. Los sucesos de mediadosde los sesenta y primeros aos setenta erosionaron la confianza del pblico,y de los profesionales mismos, de que all hubiera una base de teoras y tc-nicas suficientes para erradicar las dificultades que afligan a la sociedad. Enefecto, estas dificultades parecan, al menos en parte, atribuibles al desme-surado orgullo de la pericia profesional.

    En 1982 no hay profesin que pueda congratularse con el tono triunfan-te de la edicin de 1963 de Daedalus. En lugar de la continua impacienciade la juventud por embarcarse en carreras profesionales aparentemente se-guras y remuneradas, las profesiones estn en medio de una crisis de con-fianza y legitimidad. En el clamor pblico, en la crtica social y en las. que-jas de los profesionales mismos, la vieja pretensin profesional de unmonopolio del conocimiento y del control social est siendo desafiada; pri-mero, porque los profesionales no viven con arreglo a los valores y las nor-mas que predican y, segundo, porque son ineficaces.

    Los profesionales pretenden contribuir al bienestar social anteponiendolas necesidades de sus clientes a las propias y mantenindose responsablesante las normas de la competencia y la moralidad. Pero tanto la crtica popu-lar como la acadmica acusa a los profesionales de estar al servicio de s mis-mos a expensas de sus clientes, ignorando sus obligaciones respecto al ser-vicio pblico, y fracasando en la vigilancia efectiva de s mismos.24 Como haestimado un observador, cuanto ms poderosas las profesiones, ms serioslos peligros de negligencia en la atencin al servicio pblico y de celo en la

    24. Vanse Osterman y Gross, New Professionals; Lieberman, 1:Yranny of Expertise; y Professiona-lism and Social Change, Paul Halmos (comp.), The Sociological Review Monograph 20, University ofKeele(diciembrede 1973).

  • o 8 5 1'9La crisis de confianza en el conocimiento profesional 23

    promocin de los intereses de los que las ejercen.25 Los estudios de las po-blaciones de clientes revelan una creencia ampliamente extendida de que losprofesionales cobran en exceso por sus servicios, ejercen una discriminacinen contra del pobre y del que menos poder tiene y a favor del rico y el pode-roso, y adems rechazan hacerse responsables ante el pblico!6 Entre los pro-fesionales ms jvenes y los estudiantes, hay muchos que encuentran las profe-siones sin un inters real en los valores que ellos supuestamente promueven:los abogados no tienen un inters real en la justicia o la compasin; ni los m-dicos en una justa distribucin de la asistencia sanitaria de calidad; ni los cien-tficos y los ingenieros en los beneficios y seguridad de sus tecnologas!7

    La evidencia de la inefectividad profesional se ha presentado en reve-laciones acadmicas y periodsticas de desastres dirigidos profesionalmente-la guerra de Vietnam, la baha de Cochinos, el accidente nuclear en ThreeMile Island, la quiebra de la ciudad de Nueva York, para nombrar tan slounos cuantos ejemplos de este gnero--.28 Los crticos han llamado la aten-cin respecto a la disposicin de los expertos a desplegar sus tcnicas, seancuales fueren sus consecuencias. Charles Reich, por ejemplo, describe laAgencia de Reclamaciones como un aparato de construccin de diques quemantendr construidos los diques tanto tiempo como haya agua en una co-rriente en los Estados Unidos... [sin referencia a] los valores que esos diquesdestruyen. Y concluye que

    los profesionales... puede contarse con ellos para hacer su trabajo pero no necesa-riamente para detinirlo!9

    y los profesionales han sido fuertemente crticos con su propio fracasoen la solucin de los problemas sociales, en abstenerse de crear nuevos pro-blemas, y en encontrar niveles razonables de competencia en sus servicios alos clientes. En este sentido, Warren Burger ha arremetido contra la inade-cuada preparacin y actuacin de los abogados procesales en Estados Uni-

    25. Arlene K. Daniels, How Free Should Professions Be?, en Eliot Freidson (comp.), The Profes-sions and Their Prospects, Beverly Hills, Sage Publications, 1971, pg. 56.

    26. Alan Gartner, The Preparation of Human Service Professionals, Nueva York, Human SciencesPress, 1976, pg. 121.

    27. Robert Perucci, In the Service of Man: Radical Movements in the Professions, en Halmos,Professionalism and Social Change, pgs. 179-194.

    28. Vanse, por ejemplo, David Halberstam, The Best and the Brightest, Nueva York, Random Hou-se, 1972, y Charles R. Morris, The Cost ofGood lntentions, Nueva York, W. W. Norton, 1980.

    29. Charles Reich, The Law 0.( the Planned Society, citado en Lieberman, Tyranny 0.( Expertise, pg. 268.

  • 24 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    dos, y David Rutstein fue slo uno de los primeros, entre muchos mdicos,en reflexionar pblicamente sobre el fracaso del sistema de asistencia sani-taria para seguir el mismo ritmo en investigacin mdica y tecnologa que laenorme expansin habida en la inversin nacional.3O

    Algunos observadores tambin han notado una tendencia hacia la des-profesionalizacin. En grupos profesionales tan diversos como los ingenie-ros, profesores, msicos, cientficos, mdicos y estadsticos, ha habido unadisminucin en el mercado de trabajo y un declive en el estatus econmico yen las condiciones de trabajo, un modelo de cambio institucional que ha sidoetiquetado de forma variada como burocratizacin, industrializacin, oincluso proletarizacin de las profesiones.3\ Los profesionales se estn sin-dicando en un nmero cada vez mayor, aparentemente en reconocimiento desu estatus como trabajadores en una burocracia, ms que como unos directi-vos autnomos de sus propias carreras.

    La crisis de confianza en las profesiones, y quiz tambin el declive en laautoimagen profesional, parece tener sus races en un creciente escepticismoacerca de la efectividad profesional en el ms amplio de los sentidos, una es-cptica revalorizacin de la verdadera contribucin al bienestar de la socie-dad a travs del suministro de servicios competentes basados en un conoci-miento especializado. Sin duda, este escepticismo orilla cuestiones talescomo el inters profesional propio, la burocratizacin y la subordinacin alos intereses de las empresas o del gobierno. Pero tambin se centra en lacuestin del conocimiento profesional. Es el conocimiento profesional ade-cuado para satisfacer los propsitos adoptados por las profesiones? Es sufi-ciente afrontar las demandas sociales que las profesiones han contribuidoa crear?

    La crisis de confianza en las profesiones puede no depender solamentede la cuestin del conocimiento profesional. Por otro lado, incluso los queescarban en las vidas ajenas y los crticos radicales, que ponen de relieve elpropio inters profesional y la subordinacin a los intereses de clase, empie-zan a ver una purificacin y una reestructuracin de las profesiones para quela sociedad pueda obtener un ms pleno y justamente distribuido acceso a losbeneficios de su conocimiento especial.32 Ah queda, incluso para estos crti-~

    30. David Rutstein, The Coming Revolution in Medicine, Cambridge, Mass., MIT Press, 1967.31. Por ejemplo, Marie Haug, Deprofessionalization: An Altemate Hypothesis for fue Future, y

    Martin Oppenheimer, The Proletarianization ofthe Professions, en Halmos, Professionalism and SocialChange.

    32. Halmos, en su introduccin al volumen que ha editado (Halmos, 1973), observa que el climacontemporneo de opinin es radical y encamizadamente antiprofesional (pg. 6). Los crticos antipro-

  • La crisis de confianza en el conocimiento profesional 25

    cos, la cuestin de la adecuacin del conocimiento profesional respecto a lasnecesidades y los problemas de la sociedad.

    Vamos a considerar, entonces, cmo se ha interpretado la crisis de con-fianza en las profesiones por profesionales que han proporcionado seriasconsideraciones en sus propios campos para la adecuacin del conocimientoprofesional. Por regla general, su valoracin es que el conocimiento pro-fesional se aviene mal con el carcter cambiante de las situaciones prcticas-la complejidad, incertidumbre, inestabilidad, carcter nico y conflictosde valores, que son crecientemente percibidos como centrales para el mundo dela prctica profesional.

    En campos tales como la medicina, la gestin y la ingeniera, por ejem-plo, profesionales destacados hablan de la nueva conciencia de una comple-jidad que se resiste a las habilidades y las tcnicas de la pericia tradicional.Cuando los mdicos han desplazado su atencin, desde las imgenes tradi-cionales de la prctica mdica hacia la dificultad del ms amplio sistema deasistencia sanitaria, han llegado a ver el sistema ms amplio como una com-plicada maraa que el conocimiento y las habilidades mdicas tradiciona-les no pueden desenredar. En qu medida pueden los mdicos influir en unsistema de asistencia sanitaria enormemente complejo que ellos no com-prenden y del cual solamente una fraccin muy pequea est bajo su controldirecto?33 El decano de una de las principales escuelas de direccin habla dela insuficiencia de la teora y la tcnica de direccin establecidas para tratarcon la tarea cada vez ms crtica del control de la complejidad.34 El deca-no de una famosa escuela de ingeniera observa que la divisin del trabajodecimonnica ha quedado obsoleta. Los profesionales estn llamados a rea-lizar tareas para las que no han sido educados y el nicho no se adecua porms tiempo a la educacin, o la educacin ya no se adecua al nicho.35

    Incluso si el conocimiento profesional estuviera a la altura de las nuevasdemandas de la prctica profesional, la mejora en la actuacin profesional

    fesionales desean desprofesionalizar las profesiones... mediante la creacin de una circunscripcin para-profesional o subprofesional y dotarla de un poder creciente adecuado al poder de los profesionales ple-namente autorizados)) (pg. 7). Pero llega a decir que las verdaderas campaas radicales de denuncia co-rren parejas con las exigencias polticas para una provisin ms generosa, y ms equitativamentedistribuida, competente, y por tanto presumiblemente profesional, de los servicios personales)) (pg. 7).

    33. Dr. Ephraim Friedman, decano de la Facultad de Medicina Albert Einstein, comunicacin priva-da al autor.

    34. Dr. William Pownes, antiguo decano de la Facultad de Direccin de Empresas Sloan, comunica-cin privada al autor.

    35. Dr. Harvey Brooks, antiguo decano de la Facultad de Fsica Aplicada de la Universidad de Har-vard, comunicacin privada al autor.

  • 26 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    sera transitoria. Las situaciones de la prctica son, por su naturaleza, inesta-bles. Harvey Brooks, un eminente ingeniero y educador, sostiene que las pro-fesiones se enfrentan ahora con una exigencia de adaptabilidad sin prece-dentes:

    El dilema del profesional hoy en da est en el hecho de que los dos extremosdel vaco que espera llenar con su profesin estn cambiando rpidamente: el cuer-po de conocimientos que debe utilizar y las expectativas de la sociedad a la que de-be servir. Estos dos cambios tienen su origen en un mismo factor comn: el cambiotecnolgico... El problema no puede ser interesadamente expresado en trminos dedemasiada tecnologa. Ms bien se trata de si podemos generar un cambio tecnol-gico suficientemente rpido para afrontar las expectativas y demandas que la tecno-loga misma ha generado. Y las cuatro profesiones -medicina, ingeniera, gestinde empresas y educacin- pueden llevar el peso de la responsabilidad para gene-rar y conducir este cambio. Esto plantea al profesional una exigencia de adaptabili-dad que no tiene precedentes.36

    El papel del mdico ser continuamente reformado, durante las prximasdcadas, por la reorganizacin y la racionalizacin de la asistencia mdica;la proliferacin de roles de las empresas exigir una redefinicin del papeldel hombre de negocios; y los arquitectos tendrn que funcionar de modosradicalmente nuevos como consecuencia de la introduccin de nuevas tec-nologas de construccin, nuevos patrones en el desarrollo de la propiedadreal y la tierra, y nuevas tcnicas en el procesamiento de la informacin parael diseo. En la medida en que las tareas cambian lo harn tambin las de-mandas de un conocimiento utilizable, y los modelos de tarea y de conoci-miento sern intrnsecamente inestables.37

    Las situaciones de la prctica no constituyen problemas que han de ser re-sueltos, sino situaciones problemticas caracterizadas por la incertidumbre,el desorden y la indeterminacin.38 Russell Ackoff, uno de los fundadores delcampo de investigacin de operaciones, ha anunciado recientemente a sus co-legas que ya no hay futuro para la investigacin de operaciones39 porque

    36. Harvey Brooks, The Dilernmas ofEngineering Education,IEEE Spectrum (febrero de 1967),pg. 89.

    37. Ibd., pg. 90.38. El lenguaje aqu se toma prestado de John Dewey. En su Logic: the Theory of Inquiry, Dewey

    propuso que los problemas se construyen a partir de situaciones de carcter indetenninado, de situacionesproblemticas, que aprehendemos a travs de la experiencia de la preocupacin, la dificultad o la duda.

    39. Russell Ackoff, The Future of perational Research is Past, Journal of Operational ResearchSociety, 30, 2, Pergamon Press, Ltd., 1979, pgs. 93-104.

  • La crisis de confianza en el conocimiento profesional 27

    los directivos no se enfrentan a unos problemas que son independientes unos de otros,sino a unas situaciones dinmicas que consisten en sistemas complejos de proble-mas cambiantes que interactan entre s. Yo llamo a estas situaciones revoltijos.Los problemas son abstracciones extradas de los revoltijos mediante el anlisis;son respecto a los revoltijos lo que los tomos son respecto a las tablas y grficos...Los directivos no resuelven problemas: controlan revoltijos.40

    Ackoff sostiene que la investigacin de operaciones le ha permitido,identificarse con tcnicas, modelos matemticos y algoritmos, ms que conla habilidad para formular problemas de direccin, resolverlos e imple-mentar y mantener sus soluciones en contextos turbulentos.41 Los problemasestn interconectados, los ambientes son turbulentos y el futuro es indeter-minado hasta que los directivos pueden darle forma mediante sus acciones.Lo que se requiere, bajo estas condiciones, no son solamente las tcnicas deanlisis que han sido tradicionales en la investigacin de operaciones, sino laactiva y sinttica habilidad de el diseo de un futuro deseable y la invencinde los modos de llevarlo a cabo.42

    Las situaciones de la prctica estn caracterizadas por unos aconteci-mientos nicos. Erik Erikson, el psiquiatra, ha descrito cada paciente comoun universo de uno,43 y un mdico eminente ha declarado que el 85 porciento de los problemas que un mdico ve en su consulta no estn en los li-bros.44 Los ingenieros se encuentran con problemas nicos de diseo y seles pide que analicen los fallos de estructuras o materiales bajo condicionesque hacen imposible aplicar pruebas y mediciones estndar.45 El nico casorequerido por el arte de la prctica que podra ensearse es aquel que fueraconstante y conocido, pero no es constante.46

    40. Ibd., pgs. 90-100.41. Ibd., pg. 94.42. Ibd., pg. 100.43. Erik Erikson, The Nature ofClinical Evidence, en Daniel Leamer (comp.), Evidence and In/e-

    rence, Glencoe, 111., The Free Press of Glencoe, 1958, pg. 72.44. Dr. Ephraim Friedman, comunicacin p:ivada al autor.45. El caso del edificio John Hancock, en Boston, Massachusetts, constituye un ejemplo interesante.

    Cuando las ventanas de cristal de este imponente y bello rascacielos empezaron a romperse, result impo-sible para los expertos ingenieros el llegar a un anlisis seguro del problema. El fenmeno era demasiadocomplejo para analizarlo en el mismo edificio; y los experimentos que podran clarificar los problemaseran o prohibitivamente caros o peligrosos. Se desarrollaron modelos en el tnel de viento y se realizaronexperimentos, pero haba poca seguridad de que el tnel de viento fuera una buena representacin de lascondiciones reales del edificio. Al final, todas las ventanas fueron ajustadas con nuevas, ms pesadas, msresistentes y ms caras planchas de cristal. De tanto en tanto, alguna todava se rompe.

    46. Harvey Brooks, comunicacin privada al autor.,

  • 28 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    Los profesionales se encuentran frecuentemente enredados en conflictosde valores, metas, propsitos e intereses. Los profesores estn enfrentadosa las presiones por incrementar la eficacia en el contexto de presupuestosconcertados, de exigencias para que se atengan rigurosamente a ensearlos fundamentos, exhortaciones para que alienten la creatividad, constru-yan la ciudadana, ayuden a los estudiantes a examinar sus valores. Los tra-bajadores en los campos de la asistencia social estn tambin divididos en-tre un cdigo profesional que aboga por la atencin a las personas y unapresin burocrtica para aumentar la eficacia en el tratamiento de casos. Alos inspectores de escuela, los directivos industriales y los administradorespblicos se les pide que respondan a las demandas conflictivas de muy di-ferentes grupos que mantienen una determinada opcin en sus empresas. Noes infrecuente que los profesionales involucrados en la investigacin y eldesarrollo se encuentren divididos entre una preocupacin profesionalpor la elegancia tecnolgica, la seguridad del consumidor, o el bienestar so-cial, y la exigencia institucional de una amortizacin a corto plazo de la in-versin.

    En algunas profesiones, la conciencia de la incertidumbre, la compleji-dad, la inestabilidad, el carcter nico, y el conflicto de valores, ha llevado ala emergencia de un pluralismo profesional. Perspectivas de la prctica pro-fesional en competencia -imgenes en competencia del papel del profesio-nal, de los valores centrales de la profesin, del conocimiento y las habilida-des importantes- han llegado a ser moneda corriente. Leston Havens haescrito acerca del barullo de voces que confunde a los profesionales delcampo de la psicoterapia.47 Los trabajadores sociales han producido mlti-ples y cambiantes imgenes de la naturaleza de su prctica, al igual que hanhecho arquitectos y urbanistas.48 Cada perspectiva de la prctica profesionalrepresenta un modo de funcionamiento en situaciones de indeterminacin yconflicto de valores, pero la multiplicidad de perspectivas en conflicto plan-tea una situacin difcil para el profesional, que debe escoger entre mltiplesaproximaciones a la prctica o articular su propio modo de combinarlas.

    En suma, cuando profesionales destacados escriben o hablan acerca desu propia crisis de confianza, tienden a centrarse en el desajuste de los mo-delos tradicionales de la prctica y el conocimiento respecto a los rasgos dela situacin prctica -complejidad, incertidumbre, inestabilidad, carcter

    47 o Leston Havens, Approaches to the Mind, Boston, Little, Brown, Inco, 19730480 Nathan Glazer, The Schools of fue Minor Professions, Minerva, 1974.

  • La crisis de confianza en el conocimiento profesional 29

    nico y conflicto de valores- de cuya importancia se han hecho cada vezms conscientes.

    Seguramente ste es un loable ejercicio de autocrtica. Sin embargo, hayalgo incomprensible al pasar de la vacilante confianza en la pericia profesio-nal a estos informes particulares sobre las dificultades de las profesiones. Sies cierto, por ejemplo, que la realidad social ha cambiado desde la divisindecimonnica del trabajo, creando nuevas zonas de complejidad e incerti-dumbre, tambin es cierto que los profesionales en campos tales como la di-reccin y la tecnologa industrial algunas veces encuentran modos de darsentido a la complejidad y reducen la incertidumbre a un riesgo manejable.

    Si es cierto que hay un elemento irreductible en el arte de la prctica pro-fesional, tambin es cierto que talentosos ingenieros, profesores, cientficos,arquitectos y directores algunas veces muestran su talento en la prctica decada da. Si la maestra no es invariable, conocida y enseable, no obstante,parece, al menos para algunos individuos, que sea aprendible.

    Si es cierto que la prctica profesional tiene al menos tanto que ver conel hallazgo del problema como con la solucin del problema encontrado,tambin es cierto que el establecimiento del problema es una actividad pro-fesional reconocida. Algunos mdicos revelan sus habilidades encontrandolos problemas de pacientes particulares de un modo que va ms all de los l-mites convencionales de la diagnosis mdica. Algunos ingenieros, analistaspolticos e investigadores de operaciones se han hecho expertos en la reduc-cin de revoltijos hasta convertirlos en planes manejables. Para algunosadministradores, la necesidad de encontrar el verdadero problema se haconvertido en el principio consciente de la accin.

    y si es cierto, finalmente, que hay visiones en conflicto de la prcticaprofesional, tambin es cierto que algunos profesionales se empean en ha-cer una seria eleccin, o incluso una sntesis parcial, a partir del barullo devoces que impera en sus profesiones.

    Por qu, entonces, los profesionales y los educadores destacados en-contraran estos fenmenos tan perturbadores? Seguramente no son incons-cientes de los modos ingeniosos con los que algunos profesionales tratan deforma competente y las indeterminaciones y los conflictos de valores de laprctica. Parece, ms bien, que estn perturbados porque no tienen un modosatisfactorio de descripcin o registro de la ingeniosa competencia que losprofesionales algunas veces revelan en lo que hacen. Encuentran inquietan-te ser incapaces de dar sentido a estos procesos en trminos del modelo deconocimiento profesional que ellos han dado ampliamente por sentado. La

  • 30 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    complejidad, la inestabilidad y la incertidumbre no son eliminadas o resuel-tas mediante la aplicacin de un conocimiento especializado a unas tareasbien definidas. Si de algo depende, el uso eficaz del conocimiento especiali-zado depende de una previa reestructuracin de las situaciones que son com-plejas e inciertas. La prctica ingeniosa de un caso nico parece anmalacuando la competencia profesional est modelada en trminos de aplicacinde las tcnicas establecidas para sucesos recurrentes. El establecimiento delproblema no tiene lugar en un cuerpo de conocimientos profesional preocu-pado exclusivamente con la solucin del problema. La tarea de eleccin en-tre paradigmas de la prctica en competencia no es un asunto fcil para la pe-ricia profesional.

    Los acontecimientos que llevaron desde las profesiones triunfantes delos primeros aos sesenta al escepticismo y al malestar de los setenta y losprimeros ochenta han sido al menos tan evidentes para los profesionales co-mo para el pblico en general. Pero la sensacin de confusin y malestar quese puede vislumbrar entre los profesionales destacados tiene una fuente adi-cional. Los profesionales se han sentido perturbados al encontrar que no pue-den dar cuenta de los procesos que han llegado a verse como centrales parala competencia profesional. Es difcil para ellos imaginar cmo describir yensear lo que podra querer decirse con dar sentido a la incertidumbre, ac-tuar artsticamente, fijar los problemas y elegir entre paradigmas profesiona-les en competencia, cuando estos procesos parecen misterios a la luz del mo-delo imperante de conocimiento profesional.

    Vamos hacia una epistemologa de la prctica que nos permita no sabercmo explicar, o incluso describir, las competencias a las que ahora damosuna importancia decisiva.

  • DE LA RACIONALIDAD TCNICAA LA REFLEXIN DESDE LA ACCIN

    2

    La epistemologa dominante de la prctica

    De acuerdo con el modelo de racionalidad tcnica -la perspectiva delconocimiento profesional que ha configurado ms poderosamente nuestropensamiento acerca de las profesiones y las relaciones institucionales de in-vestigacin, educacin y prctica-la actividad profesional consiste en la re-solucin de problemas instrumentales que se han hecho rigurosos por la apli-cacin de la teora cientfica y de la tcnica. Aunque todas las ocupacionesestn interesadas, desde este punto de vista, en el ajuste instrumental de losmedios respecto a los fines, solamente las profesiones practican rigurosa-mente la resolucin tcnica de los problemas basndose en un conocimientocientfico especializado.

    El modelo de racionalidad tcnica ha ejercido una influencia tan grandeen la escritura erudita acerca de las profesiones como en las exposiciones cr-ticas sobre el papel que ejercen en la sociedad en su conjunto. En los aostreinta, por ejemplo, uno de los primeros estudiosos de las profesiones ase-veraba que

    en general, no es difcil justificar la emergencia de las nuevas profesiones. La orga-nizacin a gran escala ha favorecido la especializacin. Las ocupaciones especiali-zadas han surgido en tomo al nuevo conocimiento cientfico.!

    l. A.M. Carr-Saunders, Professions: Their Organization and Place in Society, Oxford, The Claren-don Press, 1928. Citado en Vollmer y MilIs (comps.), Professionalization, Englewood Cliffs, N.J., Prenti-ce-Hall. 1966. vl!. 3.

  • 32 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    En el principal libro sobre las profesiones, publicado en 1970, WilbertMoore se adhera a la distincin de Alfred North Whitehead entre una profe-sin y una vocacin. Una vocacin es la anttesis de una profesin porqueest basada en las actividades de costumbre modificadas por el ensayo y elerror de la prctica individual! Por contra, deca Moore, una profesin

    implica la aplicacin de principios generales a problemas especficos, y constituyeun rasgo de las sociedades modernas que tales principios generales sean abundantesv estn en crecimiento.3

    El mismo autor sostiene adems que las profesiones son ocupaciones al.tamente especializadas, y que

    las dos principales bases para la especializacin en una profesin son: a) el campo sus-tantivo de conocimiento que el especialista declara dominar, y b) la tcnica de pro-duccin o aplicacin de conocimiento en la que el especialista reivindica su dominio.4

    Finalmente, una crtica reciente de la pericia profesional ve la pretensinde unicidad del profesional como una ...preocupacin por una tcnica espe-cializada que est basada en una teora subyacente.5

    Los prototipos de pericia profesional, en este sentido, los constituyen lasprofesiones aprendidas de medicina y derecho y, a poca distancia de s-tas, empresariales e ingeniera. stas son, en palabras de Nathan Glazer, lasprincipales o casi principales profesiones.6 Son distintas de profesionessecundarias tales como el trabajo social, biblioteconoma, educacin, teo-loga y urbanismo. En el ensayo en el que se trazan estos trminos, Glazersostiene que las escuelas de las profesiones secundarias son irremediable-mente no rigurosas, dependientes de representantes de las disciplinas acad-micas, tales como la economa o las ciencias polticas, que son superiores enestatus a las profesiones mismas. Pero lo que es de un ms grande inters,desde nuestro punto de vista, es que la distincin de Glazer entre profesionesprincipales y secundarias descansa en una versin particularmente bien arti-culada del modelo de racionalidad tcnica. Las profesiones principales estn

    2. Wilbert Moore, The Professions, Nueva York, Russell Sage Foundation, 1970, pg. 56.3. Ibid.4. Ibid., pg. 141.5. Jethro Lieberrnan, Jyranny of Expertise, Nueva York, Walker and Company, pg. 55.6. Nathan Glazer, Schools afilie Minor Professions, Minerva (1974), pg. 346.

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 33

    disciplinadas por un fin no ambiguo -salud, xito en un litigio, prove-cho- que se arraiga en las mentes de los hombres,7 y operan en contextosinstitucionales estables. Por lo tanto, estn arraigadas en un conocimientosistemtico y fundamental del que el conocimiento cientfico es el prototipo,8o tienen adems un alto componente de conocimiento estrictamente tecno-lgico, que se basa en la ciencia, en la educacin que proporcionan.9 Porcontra, las profesiones secundarias adolecen de unos fines inestables y am-biguos y de unos contextos o prcticas institucionales inestables, y son porlo tanto incapaces de desarrollar una base de conocimiento profesional siste-mtico y cientfico. Para Glazer, el desarrollo de la base de un conocimientocientfico depende de fines fijos, inequvocos, porque la prctica profesionales una actividad instrumental. Si la ciencia aplicada consiste en el conoci-miento emprico acumulativo acerca de los medios ms adecuados para laeleccin de fines, cmo puede una profesin basarse ella misma en la cien-cia cuando sus fines son confusos o inestables?

    El conocimiento sistemtico, base de una profesin, se piensa que tienecuatro propiedades fundamentales. Es especializado, firmemente estableci-do, cientfico y estandarizado. Este ltimo punto es particularmente impor-tante porque se fundamenta en la relacin paradigmtica que se asienta, deacuerdo con la racionalidad tcnica, entre la base del conocimiento de la pro-fesin y su prctica. En palabras de Wilbert Moore,

    si cada problema profesional fuera nico en todos sus aspectos, las soluciones seranen el mejor de los casos accidentales y, por lo tanto, no habra nada que hacer con elconocimiento experto. Lo que estamos sugiriendo, por el contrario, es que hay uni-formidades suficientes en los problemas y en los mecanismos para resolverlos co-mo para cualificar a los que los solucionan como profesionales... los profesionalesaplican principios muy generales, un conocimiento estandarizado, para concretarlos problemas... 10

    El concepto de aplicacin conduce a la visin del conocimiento profe-sional como una jerarqua en la que los principios generales ocupan el ni-vel ms alto y la concreta solucin del problema el ms bajo. Como ha ex-presado Edgar Schein,11 hay tres componentes del conocimiento profesional:

    7. Ibd., pg. 363.8. Ibd., pg. 348.9. Ibd., pg. 349.10. Moore, The Profession, pg. 56.11. Edgar Schein. Professional Education. Nueva York. McGraw-Hill. 1973. Dg. 43

  • 34 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    l. Una disciplina subyacente o ciencia bsica componente sobre la cual descansa laprctica, o a partir de la cual se desarrolla.

    2. Una ciencia aplicada, o componente de ingeniera, de la cual se derivan muchosde los procedimientos de diagnstico cotidianos y las soluciones a los problemas.

    3. Un componente de habilidad y actitud que concierne a la real ejecucin de losservicios al cliente, utilizando el conocimiento bsico y aplicado subyacente.12

    La aplicacin de la ciencia bsica produce ciencia aplicada. La cienciaaplicada depara tcnicas de diagnstico y de solucin de problemas, queson aplicadas a su vez al real suministro de servicios. El pedido de aplicacines tambin un pedido de derivacin y dependencia. Se dice que la cienciaaplicada se apoya en los cimientos de la ciencia bsica. Y cuanto ms b-sico y general es el conocimiento ms alto es el estatus de su productor.

    Cuando los representantes de las profesiones en ciernes consideran elproblema de alcanzar el pleno estatus profesional, muchas veces preguntansi su conocimiento bsico tiene las propiedades requeridas y si se aplica re-gularmente a los problemas cotidianos de la prctica. De este modo, en un ar-tculo titulado The Librarian: From Occupation to Profession,13 el autordeclara que

    el vaco principal es, desde luego, el fracaso en desarrollar un cuerpo general de co-nocimientos que se apoye precisamente en este problema, del modo en el que la pro-fesin mdica, con sus campos cientficos auxilares, ha desarrollado un enormecuerpo de conocimientos con el cual cura las enfermedades humanas.

    Las ciencias en las que propone arraigar su profesin son la teora de lascomunicaciones, la sociologa o la psicologa de las comunicaciones de ma-sas, o la psicologa del aprendizaje en su aplicacin a la lectura.14 No obs-tante, desafortunadamente, encuentra que

    la mayor parte del trabajo profesional de cada da utiliza, ms bien, reglas y regu-laciones locales de reglas empricas especficas y sistemas de catlogo general...Los problemas de seleccin y organizacin son tratados con unas bases altamenteempricas, concretamente, con muy poca referencia a los principios cientficos ge-nerales.'s

    12. Ibid., pg. 39.13. William Goode, reimpreso en VolImer y MilIs, Professionalization, pg. 39.14.lbid.15_1hfti

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 35

    y un trabajador social, considerando el mismo tipo de cuestin, conclu-ye que el trabajo social ya es una profesin porque tiene su base en

    una construccin terica a travs de la investigacin sistemtica. Para generar unateora vlida que provea de una base slida a las tcnicas profesionales se requierela aplicacin del mtodo cientfico al servicio de los problemas afines a la profesin.El empleo continuado del mtodo cientfico se nutre de los elementos de racionali-dad y al mismo tiempo los refuerza...16

    Progresando por este camino, el trabajo social pretende elevarse dentrode la jerarqua profesional, para que, tambin, pueda gozar del mximo pres-tigio, autoridad y monopolio que actualmente pertenece a una pocas profe-siones punteras.17

    Si el modelo de racionalidad tcnica apareciera slo en tales declara-ciones de intenciones, o en descripciones programticas del conocimientoprofesional, podramos tener dudas sobre su carcter dominante. Pero el mo-delo est tambin incrustado en el contexto institucional de la vida profesio-nal. Est implcito en las relaciones institucionalizadas de investigacin yprctica y en los currculos normativos de la educacin profesional. Inclusocuando los profesionales, los educadores y los investigadores cuestionan elmodelo de la racionalidad tcnica, son parte de las instituciones que lo per-petan.

    Como poda esperarse del modelo jerrquico del conocimiento profesio-nal, la investigacin est institucionalmente separada de la prctica, y co-nectada a ella por relaciones de intercambio cuidadosamente definidas. Sesupone que los investigadores proporcionan las bases y la ciencia aplicada dela que derivar las tcnicas para el diagnstico y la solucin de los problemasen la prctica. Los profesionales se supone que suministran a los investiga-dores los problemas por estudiar y las pruebas de la utilidad de los resultadosde la investigacin. El papel del investigador es distinto al papel del profe-sional, y normalmente es considerado superior a este ltimo.

    En la evolucin de cada profesin surge el investigador-terico cuyo papel esel de la investigacin cientfica y la sistematizacin terica. Por esta razn. en lasprofesiones tecnolgicas se desarrolla una divisin del trabajo entre la personaorientada a la teora y la orientada a la prctica. Vase sino al mdico que prefie-

    16. Emest Greenwood, Attributes of a Profession, reimpreso en Vollmer y MilIs, Professionaliza-tion, pg. 11.

    17. Ibd.,pg. 19.

  • 36 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    re adherirse a un centro de investigacin mdica antes que entrar en la prctica. d 18 pnva a...

    En una vertiente similar, Nathan Glazer habla del cientfico socilogo,poltico o economista que, cuando es invitado a llevar su disciplina a la es-cuela de una profesin secundaria, manifiesta un nivel de estatus alarmante-mente superior a los profesionales de la propia escuela. Y en las escuelas deingeniera, que han sido transformadas en facultades de ciencia de la inge-niera, el cientfico ingeniero tiende a poner su estatus superior al servicio devalores diferentes de aquellos que profesan los ingenieros. 19

    La separacin jerrquica entre la investigacin y la prctica tambin serefleja en el currculo normativo de la escuela profesional. Aqu, el orden delcurrculo corre parejo con el orden en el que los componentes del conoci-miento profesional sean aplicados. La regla es: primero, la ciencia bsicapertinente y la ciencia aplicada; despus, las destrezas para su aplicacin alos problemas del mundo real de la prctica. El estudio de Edgar Schein so-bre la educacin profesional le lleva a describir el patrn curricular domi-nante como sigue:

    La mayor parte de los currculos de las escuelas profesionales pueden ser ana-lizados en trminos de la forma y el ritmo de estos tres elementos [del conocimien-to profesional]. Normalmente el currculo profesional empieza con un ncleo deasignaturas comunes seguido de elementos de la ciencia aplicada. Los componen-tes actitudinales y de habilidad son normalmente etiquetados como practicum otrabajo clnico y se pueden proporcionar simultneamente con los componentesde ciencia aplicada. o pueden tener lugar incluso ms tarde en la educacin profe-sional, dependiendo de la disponibilidad de clientes o de la facilidad para la simula-cin de las realidades que el profesional tendr que afrontar!"

    El uso del trnlino habilidad por Schein tiene ms que un inters pa-sajero. Desde el punto de vista del modelo de racionalidad tcnica, insti-tucionalizado en el cuiTculo profesional, el conocimiento real yace en lasteoras y las tcnicas de la ciencia bsica y aplicada. De aqu que estas disci-plinas deberan venir primero. Las habilidades en el uso de la teora y latcnica para resolver problemas especficos deberan venir ms tarde, cuan-

    18.lbd., pg. 12.19. Harvey Brooks, Dilernrnas of Engineering Education, IEEE Specrrum (febrero de 1967),

    pg. 89.20. Schein, Professanal Educaran, pg. 44.

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin

    do el estudiante ha aprendido la ciencia importante -primero, porque nopuede aprender habilidades de aplicacin hasta que haya aprendido conoci-miento aplicable, y segundo porque las habilidades son un tipo ambiguo ysecundario de conocimiento. Despus de todo, hay algo de perturbador endenominarlas conocimiento.

    Una vez ms, la medicina es el ejemplo prototpico. Desde el InformeFlexner, que revolucion la educacin mdica en las primeras dcadas de estesiglo, las facultades de medicina han dedicado los primeros dos aos de estu-dio a las ciencias bsicas -qumica, fisiologa, patologa- como el funda-mento apropiado para la posterior formacin clnica!1 Incluso la disposicinfsica del currculo refleja la divisin bsica entre los elementos de conoci-miento profesional:

    La separacin del currculo escolar mdico en dos etapas disyuntivas, la pre-clnica y la clnica, refleja la divisin entre teora y prctica. La divisin tambinaparece en la ubicacin de la formacin y en los servicios de la facultad de medici-na. Las ciencias de bioqumica, fisiologa, patologa y farmacologa son aprendidasen las aulas y los laboratorios, esto es, en escenarios acadmicos formales. La for-macin ms prctica en artes clnicas tales como medicina interna, obstetricia y pe-diatra, tiene lugar en los hospitales clnicos, dentro de las verdaderas institucionesde servicio.22

    y los papeles a ejercer que se dan en educacin tienden a reflejar la mis-ma divisin:

    El profesorado de las facultades de medicina tiende a ser dividido entre docto-res en filosofa y doctores en medicina, entre profesores de ciencia bsica y los delos programas clnicos.23

    Aunque podra pensarse que el derecho tiene una dudosa base en la cien-cia, la introduccin del modelo todava dominante en educacin legal -porChristopher Columbus Langdell en la Universidad de Harvard en las dcadasde 1880 y 1890- sigui el modelo curricular normativo. En su memorial de1886 ante la Facultad de Leyes de Harvard, Langdell sostena que primero,el derecho es una ciencia, y segundo... todos los materiales disponibles de esa

    21. Barry Thome, Professional Education in Medicine, en Educationfor the Professions ofMedi.cine, Law, Theology and Social Welfare, Nueva York, McGraw-Hill, 1973, pg. 30.

    22. Ibd., pg. 31.23. Ibd.

  • 38 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    ciencia estn contenidos en libros impresos!4 Langdell aflflDaba que la edu-cacin en derecho est mejor dirigida en una facultad de derecho que en el bu-fete de un abogado porque el estudio del derecho se basa en amplios y cien-tficamente determinados principios que rebasan las lneas establecidas.

    Cuando Langdell declaraba que el derecho era una ciencia... esto significabaque sus principios deberan desarrollarse a partir del anlisis de las previas decisio-nes de los tribunales, anlisis que podra utilizarse para predecir unas posteriores.Igual que Charles William Eliot estaba introduciendo el laboratorio experimental enel estudio de las ciencias naturales en Harvard, as fue la declaracin de Langdellcon el estudio de los casos decididos previamente.25

    Incluso el famoso mtodo del caso estaba slidamente anclado en lacreencia de que la enseanza de los principios cientficos debera preceder aldesarrollo de las habilidades para su aplicacin.

    En su reciente revisin de la Escuela de Administracin de Empresas deHarvard, el centro que primero adapt el mtodo de Langdell para la educa-cin en la gestin, Derek Bok, el actual rector de la Universidad de Harvard,se declara contra el mtodo del caso. Su argumentacin revela tanto su im-plcita creencia en el currculo normativo de la educacin profesional comosu adhesin al modelo de la racionalidad tcnica.

    Bok empieza por hacer notar que la enseanza del caso ha ayudado cier-tamente a mantener a los profesores estrechamente implicados en las acti-vidades de las sociedades reales y los ha forzado a trabajar continuamenteen su enseanza.26 Pero le preocupa que

    aunque el caso es un excelente recurso para ensear a los estudiantes a aplicar la teo-ra y la tcnica, no proporciona un modo ideal de comunicacin de conceptos y m-todos analticos en lo Que se refiere a la primera!7

    La concentracin exclusiva en los casos deja a los estudiantes poco tiem-po para dominar la tcnica analtica y el material conceptual -una limita-cin que se ha hecho ms crtica a medida que el mundo corporativo se ha-

    24. Alan Gartner, Preparation ofHuman Service Professionals, Nueva York, Human Sciences Press,1976, pg. 80.

    25. Ibd., pg. 93.26. Derek Bok, The President's Report, reimpreso en The Harvard Magazine (mayo-junio de

    1979), pg. 83.27. Ibd., pg. 84.

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 39

    ce ms complejo- y ello impide al profesorado dedicarse a trabajar in-tensamente para desarrollar generalizaciones mejores, teoras y mtodos quepuedan ser utilizados en su da para acometer problemas colectivos a travsde vas ms efectivas.28 Lo que es especialmente interesante en este argu-mento es su mala interpretacin de lo que muchos profesores que utilizanel estudio de casos de la empresa consideraran el corazn de su enseanza: elanlisis cuidadosamente orientado de innumerables casos sacados de loscontextos empresariales del mundo real para ayudar a los estudiantes a desa-rrollar las habilidades para la resolucin de un problema genrico, esencialpara una direccin efectiva. Aunque algunos de los ms firmes defensores dela enseanza del caso admiten que no pueden definir estas habilidades, o re-lacionarlas con una teora general, creen que el mtodo del caso se mantienefirme por sus propios y nicos mritos.29 El rector Bok ha hecho una supo-sicin contraria. l da por sentado que el profesorado de la escuela de em-presariales acepta tanto la misin de desarrollar mejores generalizaciones,teoras y mtodos, como la idea normativa de un currculo que antepongalos principios generales y los mtodos a las habilidades de aplicacin. Para losmiembros del profesorado que piensan que estn comprometidos con un ti-po muy diferente de empresa educativa, l razona desde una incontestablecreencia en un currculo normativo que deriva del modelo de la racionalidadtcnica.

    Los orgenes de la racionalidad tcnica

    Resulta sorprendente que, en opinin de los defensores del modelo do-minante de conocimiento profesional, ste requiere muy poca justificacin.Cmo hemos llegado, en la segunda mitad del siglo xx, a encontramos ennuestras universidades, incrustada no slo en las mentes sino en las institu-ciones misni~s, una visin dominante del conocimiento profesional comoaplicacin de la teora y la tcnica cientficas a los problemas instrumentalesde la prctica?

    La respuesta a esta pregunta est en los ltimos trescientos aos de la his-toria de las ideas y las instituciones de Occidente. La racionalidad tcnica esla herencia del positivismo, la poderosa doctrina filosfica que arraig en el

    28. lbd.29. De conversaciones privadas con tres miembros del profesorado de la Facultad de Empresariales

    de Harvarli

  • 40 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    siglo XIX como resultado del surgimiento de la ciencia y la tecnologa y co-mo un movimiento social que aspiraba a la aplicacin de los logros de laciencia y la tecnologa para el bienestar de la humanidad. La racionalidadtcnica es la epistemologa positivista de la prctica. Se institucionaliz en launiversidad moderna, fundada al final del siglo XIX, cuando el positivismoestaba en su apogeo, y en las escuelas profesionales, que aseguraron su lugaren la universidad en las primeras dcadas del siglo xx.

    Debido a que los excelentes resultados de esta historia ya existen en otraparte,JO mencionar aqu solamente sus puntos principales.

    Desde la Reforma, la historia de Occidente ha sido conformada por el de-sarrollo de la ciencia y la tecnologa y por el movimiento industrial, que fuetanto causa como consecuencia de una cosmovisin cientfica crecientemen-te poderosa. A medida que la cosmovisin cientfica aumentaba su dominio,surga la idea de que el progreso humano se lograra poniendo a la ciencia endisposicin de crear tecnologa para el logro de fines humanos. Este progra-ma tecnolgico,31 que fue intensamente expresado por vez primera en los es-critos de Bacon y Hobbes, se convirti en el tema principal para los filsofosde la Ilustracin en el siglo XVIII, y al final del siglo XIX haban sido firme-mente establecidos como sostn de un saber convencional. Por este tiempo,tambin, las profesiones haban llegado a verse como vehculos de la aplica-cin de las nuevas ciencias para el logro del progreso humano. Los ingenie-ros, estrechamente ligados al desarrollo de la tecnologa industrial, se con-virtieron en el modelo de la prctica tecnolgica para las dems profesiones.La medicina, una profesin aprendida con orgenes en las universidades me-dievales, se reconvirti en la nueva imagen de una tcnica basada en la cien-cia para la conservacin de la salud. Y la poltica lleg a ser vista como un tipode ingeniera social. A medida que las profesiones se desarrollaban y proli-feraban se convertan, cada vez ms, en los agentes principales del programatecnolgico.

    Cuando el movimiento cientfico, el industrialismo y el programa tecno-lgico se hicieron dominantes en la sociedad occidental, emergi una filoso-fa que pretenda tanto proporcionar un registro de los triunfos de la cienciay la tecnologa, como purificar a la humanidad de los residuos de la religin,el misticismo y la metafsica que todava estorbaba el pensamiento cientfi-

    30. Vase, por ejemplo, RichardJ. Bemstein, The Restructuring ofSocial and Political Theory, Nue-va York, Harcourt Brace Jovanovich, 1976.

    31. Utilic este trmino por primera vez en Technologyand Change, Nueva York, Delacorte Press,1966.

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 41

    co y la prctica tecnolgica en su total dominio sobre los asuntos humanos.Con este espritu, en la primera mitad del siglo XIX, Auguste Comte exprespor primera vez las tres doctrinas principales del positivismo. Primero, habala conviccin de que la ciencia emprica no era tan slo una forma de cono-cimiento, sino la nica fuente de conocimiento positivo del mundo. Segun-do, haba la intencin de limpiar la mente humana del misticismo, la supers-ticin y las otras formas de pseudoconocimiento. Y finalmente, haba unprograma para extender el conocimiento cientfico y el control tecnolgicopor toda la sociedad humana, para hacer la tecnologa, como dijo Comte, nopor ms tiempo exclusivamente geomtrica, mecnica o qumica, sino tam-bin y primariamente poltica y moral.32

    Al final del siglo XIX, el positivismo se haba convertido en la filosofa do-minante. Y a principios del siglo XX, en las teoras del Crculo de Viena, suprograma epistemolgico adquiri una claridad engaosa. Se sostena que lasproposiciones significativas son de dos tipos, o bien las proposiciones anal-ticas y esencialmente tautolgicas de la lgica y las matemticas, o las propo-siciones empricas, que expresan el conocimiento del mundo. La verdad delas primeras haba de estar anclada en el hecho de que su negacin implicauna autocontradiccin; la verdad de las ltimas, en alguna observacin emp-rica importante. Las nicas exposiciones significativas acerca del mundo eranaquellas basadas en la observacin emprica, y todos los desacuerdos sobre elmundo podran ser resueltos, en principio, mediante la referencia a hechos ob-servables. Las proposiciones que no eran ni analtica ni empricamente com-probables se crea que no tenan significado alguno. Fueron descartadas comodeclaraciones emotivas, poticas o meramente sin sentido.

    A medida que los positivistas se hicieron cada vez ms sofisticados ensus esfuerzos para explicar y justificar la exclusividad del conocimientocientfico, reconocieron hasta qu punto las afirmaciones observacionalesestaban cargadas tericamente, y encontraron necesario basar el conoci-miento emprico en elementos irreductibles de experiencia sensorial. Empe-zaron a ver las leyes de la naturaleza no como hechos inherentes a la na-turaleza, sino como construcciones creadas para explicar los fenmenosobservados, y la ciencia se convirti para ellos en un sistema hipottico-de-ductivo. Para dar cuenta de sus observaciones, el cientfico construa hipte-sis, modelos abstractos de un mundo invisible que podan ser verificados s-

    32. Auguste Cornte, citado en ]rgen Habermas, Knowledge and Human Interests, Boston, BeaconPress, 1968, pg. 77.

  • Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    10 indirectamente a travs de deducciones susceptibles de confirmacin odesconfirmacin mediante el experimento. Lo esencial de la investigacincientfica consista en la utilizacin de experimentos cruciales para elegir en-tre teoras explicativas en competencia.

    A la luz de doctrinas positivistas tales como stas, la prctica aparecacomo una anomala incomprensible. El conocimiento prctico existe, perono encaja exactamente en las categoras positivistas. No podemos tratarlo f-cilmente como una forma de conocimiento descriptivo del mundo, ni pode-mos reducirlo a los esquemas analticos de la lgica y las matemticas. El po-sitivismo resolvi el rompecabezas del conocimiento prctico de un modoque haba sido prefigurado por el programa tecnolgico y por el programa deComte para aplicar la ciencia a la moralidad y la poltica. El conocimientoprctico haba de ser construido como conocimiento de la relacin de los me-dios con los fines. Dado el acuerdo acerca de los fines,33 la cuestin Cmodebera actuar? podra ser reducida a una cuestin meramente instrumen-tal sobre los medios ms adecuados para lograr los propios fines. El desa-cuerdo sobre los medios podra resolverse por referencia a los hechos acercade los medios posibles, sus consecuencias pertinentes, y los mtodos paracompararlos respecto a los fines elegidos de la accin. En ltimo caso, lacuestin instrumental se podra resolver recurriendo al experimento. Y al igualque el hombre desarroll la comprensin cientfica de la causa y el efecto, lasrelaciones causales podran ser transportadas a relaciones instrumentales.Sera posible seleccionar los medios apropiados a los fines propios median-te la aplicacin de la teora cientfica apropiada. La cuestin Cmo debe-ra actuar? podra convertirse en una cuestin cientfica, y los mejores me-dios podran ser seleccionados por el uso de la tcnica con base cientfica.

    A finales del siglo XIX y principios del XX, las profesiones de ingenieray medicina lograron xitos espectaculares ajustando de forma fiable los me-dios y los fines y se convirtieron en modelos de la prctica instrumental. Eldiseo y anlisis de materiales y artefactos por el ingeniero, el diagnstico yel tratamiento de la enfermedad por el mdico, se convirtieron en prototipos

    33. Desde luego, el problema de la falta de acuerdo acerca de los fines ha llamado la atencin de mu-chos de los protagonistas de la epistemologa positivista de la prctica. Las aproximaciones a este proble-ma han llevado desde la bsqueda de un fin ltimo, a los que todos los dems podran estar subordinados,hasta un disolvente universal para los fines, como en las funciones de utilidad de los economistas delbienestar, y hasta la ingeniera social por etapas propuesta por Karl Popper.Para una discusin de dichasaproximaciones, de sus defectos y sus mritos, vase Charles Frankel, The Relation of Theory to Practi-ce: Some Standard Views, en Social Theory and Sociallntervention, Frankel y otros (comps.), Cleveland,Case Western Reserve Universitv Pr".. 1 QfiSl

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 43

    de la prctica tcnica basada en la ciencia que estaban destinados a suplantarla destreza y el talento artstico. Ya que, de acuerdo con la epistemologa po-sitivista de la prctica, la destreza y el talento artstico no tenan un lugar per-manente en el conocimiento prctico riguroso.

    Las universidades llegaron a la mayora de edad en los Estados Unidos,asumida ya su ahora conocida estructura y estilos de funcionamiento, a fina-les del siglo XIX y principios del XX, cuando la ciencia y la tecnologa estabanen ascenso y la hegemona intelectual del positivismo empezaba a estar esta-blecida. Aunque nunca estuvieron totalmente extinguidas en las universida-des estadounidenses otras tradiciones de pensamiento -en efecto, en algu-nos lugares lograban mantener algn modo de dominio local- no obstante,en los Estados Unidos, ms que en cualquier otra nacin, excepto Alemania,el alma misma de la universidad estaba entregada a la empresa cientfica, a laactitud vital del programa tecnolgico y al positivismo.

    En efecto, a partir de la tradicin germnica, llevada a los Estados Uni-dos despus de la guerra civil por los jvenes estadounidenses graduados enlas universidades alemanas, el nuevo concepto de universidad como una ins-titucin de investigacin multitudinaria ech sus races en.1os Estados Unidos,primero en la Universidad Johns Hopkins, la fundacin de la cual fue quizel acontecimiento ms decisivo en la historia del aprendizaje en el hemisfe-rio occidental.34 Y a partir del modelo de la Johns Hopkins, las dems uni-versidades empezaron a formarse en tomo al ideal ~lemn y a manifestar, co-mo Edward Shils ha escrito,

    un movimiento de opinin [hacia]... el aprecio del conocimiento, particularmentedel conocimiento de carcter cientfico. Haba un acuerdo general de que el conoci-miento poda ser aceptado como tal slo si se basaba en la evidencia emprica, ri-gurosamente criticado y analizado racionalmente... El conocimiento que era apre-ciado era un conocimiento laico que continuaba la misin del conocimiento sagrado,complementndolo, aventajndolo, o reemplazndolo; el conocimiento fundamen-tal, sistemticamente adquirido, se concibi de algn modo como un paso hacia laredencin. Este tipo de conocimiento ofreca la perspectiva de una transformacinde la vida mediante la mejora del control humano sobre los recursos de la naturale-za y sobre los poderes que la haban debilitado en su conjunto; ofreca el panoramade una mejor comprensin de la sociedad que se pensaba que podra conducir haciauna mejora de la sociedad!'

    34. Edward Shi1s, The arder of Learning in fue United States from 1865 to 1920: the Ascendancyofthe Universities, Minerva, XVI, 2 (verano de 1978), pg. 171.

    35. Ibid., p~. 173.

  • 44 Conocimiento profesional y reflexin desde la accil

    Con la llegada del nuevo modelo de universidad, la epistemologa po-sitivista encontr su expresin en las ideas normativas acerca de la apro-piada divisin del trabajo entre la universidad y las profesiones. ComoThorsten Veblen sostena en The Higher Learning in America: La dife-rencia entre la universidad moderna y las escuelas profesionales y de nivelinferior es clara y sencilla; no tanto una diferencia de grado sino de cla-se.36 Las universidades tienen la misin ms elevada de adecuar a la hu-manidad a una vida de ciencia y erudicin; y por consiguiente estn intere-sadas en tal disciplina solamente en la medida en que proporcionareficacia en la bsqueda de conocimiento; mientras que las escuelas de ni-vel inferior se ocupan de inculcar tal conocimiento y hbitos a medida quehagan a sus alumnos ciudadanos apropiados del mundo, cualquiera que seala posicin dentro del tejido de la vida diaria en la que hayan podido ir a pa-rar.37 La relacin adecuada entre las escuelas superiores y las de nivel in-ferior es de separacin e intercambio. Sencillamente, las profesiones estnpara proporcionar sus problemas prcticos a la universidad, y la universi-dad, la nica fuente de investigacin, est para devolver a las profesionesel nuevo conocimiento cientfico, para las cuales, aplicarlo y ponerlo aprueba sr su ocupacin. Bajo ninguna condicin les ser permitido a lostcnicos de las escuelas inferiores el acceso a la universidad, porque estopodra ponerlo s en una falsa posicin

    que inevitablemente les conduce a buscar una apariencia engaosa de erudicin, re-vistiendo as su disciplina tecnolgica con un grado de pedantera y sofisticacin;con lo cual se espera proporcionar a estas escuelas, y a su labor, cierto prestigiocientfico y acadmico.38

    La batalla de Veblen fue, desde luego, quijotesca. Los demonios con-tra los que despotric en la Universidad de Chicago en 1916 fueron el pre-sagio de una tendencia general. Los intereses orientados hacia la supervi-vencia de las profesiones reforzaron el inters del equipo de gobierno dela universidad por la asignacin a las escuelas de un conocimiento til.Las profesiones entraron en las nuevas universidades, en nmero crecien-te, hasta que en 1963 Bernard Barber pudo escribir en Daedalus que ca-

    36. Thorsten Veblen, The Higher Learning in America, reimpreso de la edicin de 1918, NuevaYork, Hill and Wang, 1962.

    37. Ibd., pg. 15.38. Ibd., pg. 23.

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 45

    si todas las profesiones bien establecidas estn situadas en las universi-dades.39

    Pero la profesionalizacin de las ocupaciones pag un precio por ello.Tuvieron que aceptar la epistemologa positivista de la prctica que ahora es-taba incorporada en el mismo tejido de las universidades. Tambin tuvieronque aceptar la divisin fundamental del trabajo en la que Veblen haba pues-to tanto nfasis. Lo que sirvi para que la tarea de los cientficos, con base enla universidad, y de los especialistas fuera crear la teora fundamental que pro-fesionales y tcnicos aplicaran en la prctica. La funcin de la escuela profe-sional sera

    la transmisin a sus estudiantes del conocimiento general y sistemtico que es la ba-se de la actuacin profesional.40

    Pero esta divisin del trabajo reflejaba una jerarqua de clases de conoci-miento que tambin constitua una escala de estatus. Aquellos que creabanuna nueva teora se pensaba que eran superiores en estatus a aquellos que laaplicaban, y las escuelas de aprendizaje superior se pensaba que estabanpor encima de las de nivel inferior.

    De este modo se sembraron las semillas del currculo positivista, tpicode las escuelas profesionales de las universidades estadounidenses, y echraces la escisin, ahora corriente, entre la investigacin y la prctica.

    La conciencia emergente de los lmites de la racionalidad tcnica

    Aunque fue en las primeras dcadas del siglo xx cuando se profesionali-zaron las ocupaciones, y las escuelas profesionales buscaron su lugar en lasuniversidades, fue la segunda guerra mundial la que proporcion un nuevo ymayor impulso tanto,al Programa Tecnolgico como a la epistemologa po-sitivista de la prctica. .

    Durante la segunda guerra mundial, los tecnlogos hicieron uso de la in-vestigacin cientfica como nunca antes haban hecho. Vannevar Bush creel primer instituto nacional de investigacin y desarrollo a gran escala, el

    39. Bemard Barber, en Some Prob1ems in fue Socio1ogy of fue Professions, Daedalus (otoo de1963), pg. 674.

    40. Everett Hughes, Higher Education and fue Professions, en Content and Context: Essays on Co-lleRe Education. Carl Kaysen (comp.). Nueva York, McGraw-Hi11, 1973, pg. 660.

  • 46 Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    National Research and Development Corporation. La nueva disciplina de in-vestigacin de operaciones se impuso a partir de los esfuerzos estadouniden-ses y britnicos para usar la matemtica aplicada a la localizacin de bombasy a la bsqueda submarina. Y el proyecto Manhattan se convirti en el au-tntico smbolo del uso exitoso de la teconologa basada en la ciencia para fi-nes nacionales. Su leccin pareca ser sta: si poda ser claramente definidoun gran objetivo social, si para ello poda ser consensuado un compromisonacional, si podan asignarse recursos ilimitados en la investigacin y el de-sarrollo necesarios, entonces podra lograrse cualquier objetivo. El mayorbeneficiario de esta leccin era la misma institucin de investigacin y desa-rrollo. Pero, como efecto secundario, se dio tambin un reforzamiento de laidea de la investigacin cientfica como base de la prctica profesional.

    Incorporados a la segunda guerra mundial, el gobierno de los EstadosUnidos inici un incremento sin paralelo en la tasa de gastos para investiga-cin. A medida que el gasto del gobierno para la investigacin se incremen-taba, proliferaron las instituciones de investigacin. Algunas estaban aso-ciadas a las universidades, otras permanecieron fuera de ellas. Todas seorganizaron en tomo a la produccin de nuevo conocimiento cientfico yfueron ampliamente apoyadas basndose en la propuesta de que 1/4 produc-cin de nuevo conocimiento cientfico poda ser utilizada para crear rique-za, lograr objetivos nacionales, mejorar la vida humana, y solucionar proble-mas sociales. La tasa de incremento del gasto en investigacin en .ningunaparte fue ms espectacular, ni los resultados de ese gasto ms visibles, queen el campo de la medicina. Los grandes centros de investigacin y ense-anza mdica se expandieron y otros nuevos fueron creados. El centro deinvestigacin mdica, con su facultad de medicina y su hospital para la en-seanza, se convirti en la institucin modelo a la que aspiraban otras pro-fesiones. Aqu haba una base slida de ciencia fundamental, un igualmenteslido cuerpo de ciencia clnica aplicada, y una profesin que se haba equi-pado a s misma para implementar los siempre cambiantes resultados de lainvestigacin. Otras profesiones, esperando lograr algo de la efectividad yprestigio de la medicina, buscaban emular su conexin entre la investigaciny las instituciones de enseanza, su jerarqua entre la investigacin y las ta-reas clnicas, y su sistema para conectar con la prctica la investigacin b-sica y aplicada.

    El prestigio y el xito manifiesto de los modelos de medicina e ingenie-ra ejercieron una gran atraccin para las ciencias sociales. En campos talescomo la educacin, el trabajo social, el urbanismo, y la elaboracin de la po-

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 47

    ltica, los cientficos sociales trataron de hacer investigacin, aplicarla, yeducar a los profesionales, todo de acuerdo con sus percepciones de los mo-delos de medicina e ingeniera. En efecto, el mismo lenguaje de los cientfi-cos sociales, rico en referencias a la medicin, el experimento controlado, laciencia aplicada, los laboratorios y las clnicas, estaba topando con su reve-rencia hacia estos modelos.

    A mediados de los aos cincuenta, el lanzamiento sovitico del Sputnikproporcion un mpetu aadido a la inversin nacional en ciencia y tecnolo-ga. El Sputnik conmocion a los Estados Unidos en su acrecentado apoyo ala ciencia, especialmente la ciencia bsica, y cre una nueva sensacin de ur-gencia en la construccin de una sociedad basada en la ciencia. Repentina-mente nos hicimos agudamente conscientes de la escasez nacional de profe-sionales -cientficos e ingenieros, pero tambin mdicos y profesores-que fueran vistos como necesarios para el desarrollo y la aplicacin del co-nocimiento cientfico. Fue el impacto acumulativo de estas respuestas na-cionales a la segunda guerra mundial y al Sputnik lo que estableci el esce-nario para el triunfo del profesionalismo, el triunfo celebrado en la edicinde 1963 de Daedalus.

    Entre 1963 y 1982, no obstante, tanto el pblico en general como los pro-fesionales se haban hecho cada vez ms conscientes de los defectos y las li-mitaciones de las profesiones. Como he sealado en el captulo 1, las profe-siones han sufrido una crisis de legitimidad, enraizada tanto en su percibidofracaso para vivir con arreglo a sus propias normas, como en su percibida in-capacidad para ayudar a la sociedad a lograr sus objetivos y solucionar susproblemas. Nos hemos vuelto cada vez ms conscientes de la importanciapara la verdadera prctica de fenmenos -complejidad, incertidumbre,inestabilidad, carcter nico y conflicto de valores- que no encajan con elmodelo de la racionalidad tcnica. Ahora, a la luz de los orgenes positivis-tas de, la racionalidad tcnica, podemos ver ms fcilmente por qu estos fe-nmenos son tan molestos.

    Desde la perspectiva de la racionalidad tcnica, la prctica profesional esun proceso de resolucin de un problema. Los problemas de eleccin o deci-sin son resueltos a travs de la seleccin, con los medios disponibles, delms adecuado para los fines establecidos. Pero, con este nfasis en la resolu-cin de problemas, ignoramos el encuadre del problema, el proceso median-te el cual definimos la decisin que se ha de adoptar, los fines que se han delograr, los medios que pueden ser elegidos. En la prctica del mundo real, losproblemas no se presentan como dados para el profesional. Deben ser cons-

  • 0851948 I Conocimiento profesional y reflexin desde la accin

    truidos a partir de los materiales de las situaciones problemticas que son im-comprensibles, preocupantes e inciertas. Para convertir una situacin pro-blemtica en un problema, el profesional debe hacer cierto tipo de trabajo.Tiene que dar sentido a una situacip incierta que inicialmente no lo tiene.Cuando los profesionales consideran qu carretera trazar, por ejemplo, nor-malmente se encuentran con una situacin compleja y mal definida en la quelas cuestiones geogrficas, topolgicas, financieras, econmicas y polticas,estn todas confusamente entremezcladas. Una vez que, de un modo u otro,han decidido qu carretera construirn y se disponen a considerar el mejormodo de hacerlo, pueden tener un problema que resolvern mediante la apli-cacin de las tcnicas disponibles; pero cuando la carretera que han trazadolleva inesperadamente a la destruccin de un barrio, pueden encontrarse, otravez, en una situacin de irresolucin.

    Es este tipo de situacin la que los profesionales estn llegando a ver, ca-da vez ms, como central para su prctica. Estn llegando a reconocer que,aunque el encuadre del problema es una condicin necesaria para la resolu-cin tcnica del problema, no es en s mismo un problema tcnico. Cuandoplanteamos el problema, seleccionamos lo que trataremos como los asun-tos de la situacin, establecemos los lmites de nuestra atencin respecto aello, le imponemos una coherencia que nos permita decir lo que est equivo-cado y en qu direcciones necesita ser cambiada la situacin. Encuadrar elproblema es un proceso en el que, interactivamente, nombramos las cosas alas que prestaremos atencin y enmarcamos el contexto en el que las aten-deremos.

    Incluso cuando un problema ha sido construido, puede eludir las catego-ras de la ciencia aplicada porque se presenta como nico o inestable. Para re-solver un problema mediante la aplicacin de la teora o la tcnica existente,un profesional debe ser capaz de extrapolar estas categoras a caractersticasde la situacin prctica. Cuando un dietista encuentra una dieta deficiente enlisina, por ejemplo, pueden recomendarse suplementos dietticos conocidospor su contenido en lisina. Un mdico que reconoce un caso de sarampinpuede trazarlo en un sistema de tcnicas de diagnstico, tratamiento y prp-nstico. Pero un nico caso cae fuera de las categoras de la teora aplicada;una situacin inestable se les escapa. Un mdico no puede aplicar tcnicas es-tndar a un caso que no est en los libros. Y un dietista que trata de llevar acabo una intervencin diettica planificada en una comunidad rural de Cen-troamrica puede descubrir que la intervencin fracasa porque la situacin seha convertido en alguna otra cosa, distinta a aquella para la que se planific.

  • De la racionalidad tcnica a la reflexin desde la accin 49

    La racionalidad tcnica depende del acuerdo acerca de los fines. Cuandolos fines son fijos y claros, entonces la decisin de actuar puede presentarsecomo un problema instrumental. Pero cuando los fines son confusos y con-flictivos, no hay todava un problema que resolver. Un conflicto de finesno puede ser resuelto mediante el uso de tcnicas derivadas de la investiga-cin aplicada. Ms bien a travs de procesos no tcnicos de encuadramientode la situacin problemtica podemos organizar y clarificar tanto los finesque se han de lograr como los posibles medios con que hacerlo.

    De modo parecido, cuando hay paradigmas de la prctica profesional enconflicto, tales como los que encontramos en el pluralismo de la psiquiatra,el trabajo social