SALUD 25.11.2015

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OBRA SOCIAL DEL PERSONAL DE LA INDUSTRIA DEL CALZADO Miércoles 25 de noviembre 2015 | Año 3 | Nº 120 + Salud Se vienen la vacaciones ¿Qué es el “Síndrome del Viajero” o trombosis venosa? Los viajes largos en los que no se puede poner las piernas en movimiento –en cualquier medio de transporte, pero especialmente en los aviones- pueden producir un cuadro flebológico de trombosis venosa que, según su gravedad, puede llegar a ser mortal. n120_25_11_2015.indd 1 20/11/2015 12:43:06 p.m.

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Suple del dia del diario "La Tercera".

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OBRA SOCIAL DEL PERSONAL DE LA INDUSTRIA DEL CALZADO

Miércoles 25 de noviembre 2015 | Año 3 | Nº 120

+SaludSe vienen la vacaciones

¿Qué es el “Síndrome del Viajero” o trombosis venosa?

Los viajes largos en los que no se puede poner las piernas en movimiento –en cualquier medio de transporte, pero especialmente en los aviones- pueden producir un cuadro flebológico de trombosis

venosa que, según su gravedad, puede llegar a ser mortal.

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Se vienen las vacaciones

¿Qué es el “Síndrome del Viajero” o trombosis venosa?

Las personas que tienen mayores probabilidades de sufrir esta patología son los que tienen el colesterol o los triglicéridos altos, los que tie-nen antecedentes familiares de trombosis o de accidentes vas-culares, los pacientes obesos, cualquier persona que haya tenido traumatismos recientes o intervenciones quirúrgicas, los enfermos de cáncer y las mujeres que toman anticon-ceptivos orales.

También hay que tener en cuenta que algunas personas

una obstrucción parcial o total del flujo sanguíneo de vuelta al corazón.

Hay que tener en cuenta que quienes la padecen pueden llegar a sufrir a su vez una tromboembolia pulmonar, cuando el coágulo –o una parte de él- que se formó en alguna de las venas de la pierna, se traslada al pulmón. Y algunos de estos casos pueden llegar a ser mortales, por lo que el “Síndrome del Viajero” no debe ser tomado a la ligera.

Los viajes largos en los que no se puede poner las piernas en movimiento –en cualquier medio de trans-porte, pero especialmente en los aviones- pueden producir un cuadro flebológico de trombosis venosa que, según su gravedad, puede llegar a ser mortal.

que no presentan factores de riesgo también han padecido el Síndrome, por lo que hay que estar muy atentos a la aparición de los síntomas en la pantorrilla, el muslo o la ingle:• El edema de la zona afectada• El dolor al palpar • La dificultad para caminar

Hay que tener en cuenta que la trombosis venosa no se mani-fiesta hasta días después y que hay que dirigirse a un centro de salud lo antes posible si se ha viajado y se presentan algunos de estos síntomas para confirmar el diagnóstico, llevar adelante el tratamiento y hacer lo posible por prevenir las complicaciones a nivel pulmonar, que pueden ser muy graves y hasta mortales.

¿Cómo prevenir el Síndrome del Viajero?Los obesos, los que tienen antecedentes familiares de trombosis o de accidentes vasculares y los enfermos de cáncer, son quienes tienen más riesgo de sufrir una trombosis grave y por eso deberían con-sultar con su médico antes de decidir un viaje largo.

Las personas que tienen algún otro factor de riesgo, que supone menos probabilidades de padecer el Síndrome, deben tener en cuenta los siguientes

La necesidad de “salir a estirar las piernas” que muchas veces tienen

quienes trabajan sentados y quietos durante una larga jor-nada, se acentúa enormemente cuando un viaje hace que una persona pase muchas horas inmóvil –se considera a partir de las seis horas en adelante-. El Síndrome de la clase Turista o Síndrome del Viajero es un conjunto de síntomas que su-fren algunos pasajeros cuando hacen viajes largos en distintos medios de transporte sin tener la posibilidad de movilizar las piernas.

La inmovilidad por un perío-do muy prolongado –y la com-binación con el descenso de la presión atmosférica que se produce si el viaje es en avión- puede provocar una trombosis venosa, la cual consiste en la formación de un coágulo de sangre en las venas profundas de la pierna, que puede causar

consejos:• Usar medias de compresión (consultar antes con el médico cuáles son las más adecuadas según el caso).• Tomar una aspirina el día antes del viaje y otra en los dos días posteriores.• En la medida de lo posible, levantarse cada una o dos ho-ras para movilizar las piernas. Si el viaje es en auto y no exis-te esta posibilidad, conviene hacer paradas para bajar del coche y caminar un poco.• Evitar la ropa ajustada.• No cruzar las piernas, por-que eso empeora el retorno de la sangre al corazón.• Hacer ejercicios con las piernas, girando los pies para un lado y para otro, pasar de punta de pies a poner el peso en los talones.• Masajear suavemente las piernas.• No dormir en la misma posi-ción durante muchas horas.• Tomar suficiente agua para mantenerse bien hidratado y evitar las bebidas alcohólicas.Teniendo en cuenta que el he-cho de no mover las piernas y estar durante un largo período en la misma postura son los principales factores de riesgo para desarrollar esta enferme-dad, quienes realizan trabajos muy sedentarios durante más de seis horas seguidas y pasan ese tiempo en la misma posición, deberían también consultar con su médico para que les indique cómo favorecer la circulación en sus piernas, de la misma forma que quienes enfrentan un largo viaje.

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¿Cuánta azúcar se puede consumir por día?

Desayunás un café y le ponés dos sobrecitos. El mate lo preferís bien

dulce. Al té de la tarde le sumás otro tanto. ¿Alguna vez calculaste cuánta azúcar consumís por día? La cantidad recomendada por las Guías Alimentarias Argentinas es de siete cucharaditas diarias para los adultos que no buscan adelgazar, ni tienen problemas de salud. Si estás en este grupo, la sugerencia es aprender a disfrutar del sabor propio de las infusio-nes, sin la necesidad de endulzar en grandes cantidades.

Si buscás adelgazar, las cosas cambian. “Una persona que está a dieta no debería sumar azúcar en su alimentación diaria. No aporta principios nutritivos para la salud, solo calorías vacías que deben ser limitadas cuando se de-sea bajar de peso”, nos explica la licenciada Viviana Wons, miem-bro de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (AADYND).

Parecidos, pero no tantoA esta altura, es importante diferenciar algo: no es lo mismo

comer un alimento dulce que, por ejemplo, agregarle azúcar a un café. “No debemos mezclar los conceptos. En caso de querer adelgazar, lo que hay que evitar es el azúcar de mesa”, remarca Wons.

Las frutas también contienen azúcares (diferentes al azúcar blanco de mesa), pero son alimentos que aportan muchas sustancias beneficiosas para el or-ganismo, como vitaminas, mine-rales y fibra. “No deben excluirse de la alimentación diaria y, en caso de tener que limitarlas, será el nutricionista quien aconsejará a cada paciente la cantidad y tipo de frutas que debería consumir”, señala la experta.

¿Cuánto y cómo? Por ejemplo, si una mujer consu-me 2300 calorías por día, el 10% da como resultado 230 calorías. Ese número hay que dividirlo por 4 (porque cada gramo de hidratos de carbono aporta 4 calorías). Entonces, esta persona podría consumir 57,5 gramos de azúcar.

Si la persona desea bajar de peso, debería reducir la cantidad a un 5% (en el mismo ejemplo, equi-valdría a 28,75 gramos de azúcar por día).

Para entender de cuánto estamos hablando, debemos conocer el contenido de azúcar en algunos alimentos: * 6 cucharaditas de azúcar de mesa = 25 gramos de azúcar* 1 manzana grande (250 gramos) = 25 gramos de azúcar* 1 vaso de gaseosa (200 ml.) = 20 gramos de azúcar* 1 bombón chico de chocolate relleno = 7 gramos de azúcar* 4 galletitas de vainilla sin relle-no = 6.5 gramos de azúcar* 1 cucharadita de mermelada light = 5.4 gramos de azúcar* 1 barrita de cereal light = 1,5 gramos de azúcar

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Restringir alimentos sin tener en cuenta el valor nutricional o la calidad de lo que consumimos es algo que pasó de moda. Para prevenir esta enfer-medad que pone en jaque la salud de gran parte de la población hay que apelar a muchos recursos, te contamos algunos de ellos.

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Contar calorías, ¿nos ayuda a prevenir la obesidad?

La obesidad es una enfermedad crónica de origen multifactorial y

prevenible. Se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa que puede llegar a poner en riesgo la salud.

Una de las causas que la provo-ca es el aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos (ubi-cados en la punta de la clásica pirámide nutricional): aquellos altos en grasas, sal y azúcar, pero bajos en vitaminas, minerales y otros micronutrientes. Los dul-ces, golosinas y snacks deberían ser de consumo ocasional.

La obesidad está relacionada di-rectamente con la poca práctica de actividad física: el sedenta-rismo. También con cambios en el estilo de vida, situaciones ambientales y sociales. Las consecuencias son múltiples: enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial, discapacidad, depresión, entre muchas otras que despiertan una alerta y altos costos para la salud pública. Por eso, la pre-vención resulta fundamental.

¿Se puede prevenir o tratar el sobrepeso y la obesidad contan-

do las calorías de los alimentos que consumimos?

Es útil recordar que cada persona tiene un requerimiento calórico único y distinto que de-pende de factores como la edad, el sexo, la práctica, o no, de actividad física, etc. Por eso, a la hora de contabilizar las calorías es difícil saber cuántas son las correctas sin un asesoramiento previo de un profesional de la nutrición.

Lo que sí resulta importante es evaluar la calidad de las calorías que consumimos y su distribución a lo largo del día para alcanzar una alimentación balanceada. Si contabilizamos las calorías de un alimento sin tener en cuenta de qué están compuestas, probablemente no estemos realizando un plan de alimentación saludable y equilibrado, aunque la suma de calorías sea adecuada o baja. Hay alimentos que pueden te-ner muchas calorías, como ser la palta o el maní, y aún así contar con un gran valor nutritivo.

En este sentido, si las calorías provienen todas de los hidratos de carbono y las grasas, estarán faltando las proteínas. Y a la inversa, sucede lo mismo si nos focalizamos sólo en las proteínas, dejando de lado los hidratos de carbono. Por eso, del 100% de calorías que consu-mimos un 55% debe provenir de los hidratos de carbono, el 30% de las grasas, y el 15% de las proteínas.

En esto, las etiquetas pueden ser de gran ayuda ya que podemos obtener mucha información útil que no necesariamente responde al valor calórico de cada alimento pero sí a los com-ponentes que lo hacen saludable

o no. También, podemos encon-trar las porciones a las que equi-vale, cuánta sal contiene, los ingredientes que lo componen y analizarlos. No es lo mismo que un alimento contenga, por ejemplo, grasa animal (la que hay que tratar de reducir) o aceite vegetal alto oleico (opción saludable que permite reempla-zar a la anterior).

Otro dato no menor a tener en cuenta es el orden en el que figuran los ingredientes. Corres-ponden a la calidad presente en cada alimento: no es lo mismo que el primer ingrediente de la lista sea el azúcar a que ocupe el último lugar.

Siempre es bueno recordar que para lograr una alimentación sa-ludable y adecuada es importan-te disfrutar de la comida pero en cantidades más pequeñas. Hay alimentos que conviene comer con más frecuencia, como vege-tales, frutas, granos integrales y lácteos descremados. Otross ocasionalmente y en porciones más chicas: bizcochos, galle-titas, helados, dulces, gaseosas o bebidas azucaradas, pizzas y carnes grasosas (panceta, chori-zo morcilla y salchichas).

Por último, recordemos que lo sostenible y duradero es realizar pequeños cambios por vez y no esperar una transformación rotunda que termine siendo una fantasía. Es importante buscar metas alcanzables, reales y concretas procurando trans-formar los platos que nos gustan en alternativas saludables, que cuiden nuestra salud y la de nuestro corazón.

Por la licenciada en nutrición Gretel López Segura, de Funda-

ción Cardiológica Argentina.

DIETA & NUTRICIÓN

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