Salir de La Ansiedaaaaaad

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Aunque nos parezcan muertos y horribles, los zombis tienen una vida interior rica y plena. Lo descubrí pocos días después de que me encerraran en esta celda, la C-348. El encargado de traerme la comida comenzó a dejarme libros junto al plato. La mayoría de ellos tenían frases subrayadas y anotaciones a lápiz en los bordes. Al principio pensé que quería mandarme un mensaje, pero luego me di cuenta de que simplemente eran sus reflexiones. Mi carcelero compartía su biblioteca conmigo, seleccionaba para mí los libros que creía que me podían gustar. La vacuna no había conseguido restablecerles la capacidad de articular las palabras correctamente, pero podían comunicarse por escrito igual que nosotros. Quizá aquella dificultad para hablar fue lo que hizo que les subestimásemos. Cuando se dieron los primeros casos de canibalismo después de la vacunación masiva no nos preocupamos demasiado. Simplemente pensamos que no había funcionado. Aquellos seres seguían intentando alimentarse de restos humanos y seguían siendo incapaces de hablar o razonar. Tuvieron que pasar unos meses para que nos diésemos cuenta de que los efectos tardaban en manifestarse. Para entonces ya era demasiado tarde. El ser humano había dejado de estar en la cima de la cadena alimenticia. A veces pienso en ello. Supongo que aquí no hay mucho más en lo que pensar. Hoy ha venido el médico a verme. Me ha dejado unas pastillas nuevas sobre la mesa, parecen vitaminas. Quieren que el bebé nazca sano y grande. Quizá debería empezar a llamarlos crías, para que me diese menos pena separarme de ellos. El médico me ha dado unas palmadas en la cabeza. Creo que están contentos conmigo. [La primera frase de este microrrelato pertenece a la escritora norteamericana Lisa Tuttle. Forma parte de una especie de juego en el que escritoras de ciencia ficción comenzaban un relato y tenías que continuarlo, con una extensión máxima de trescientas palabras. Así quedó el mío] Publicado por Layla en 11:29 3 comentarios: Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest

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Aunque nos parezcan muertos y horribles, los zombis tienen una vida interior rica y plena. Lo descubrí

pocos días después de que me encerraran en esta celda, la C-348. El encargado de traerme la comida

comenzó a dejarme libros junto al plato. La mayoría de ellos tenían frases subrayadas y anotaciones a

lápiz en los bordes. Al principio pensé que quería mandarme un mensaje, pero luego me di cuenta de que

simplemente eran sus reflexiones. Mi carcelero compartía su biblioteca conmigo, seleccionaba para mí los

libros que creía que me podían gustar. La vacuna no había conseguido restablecerles la capacidad de

articular las palabras correctamente, pero podían comunicarse por escrito igual que nosotros. Quizá

aquella dificultad para hablar fue lo que hizo que les subestimásemos. Cuando se dieron los primeros

casos de canibalismo después de la vacunación masiva no nos preocupamos demasiado. Simplemente

pensamos que no había funcionado. Aquellos seres seguían intentando alimentarse de restos humanos y

seguían siendo incapaces de hablar o razonar. Tuvieron que pasar unos meses para que nos diésemos

cuenta de que los efectos tardaban en manifestarse. Para entonces ya era demasiado tarde. El ser humano

había dejado de estar en la cima de la cadena alimenticia. A veces pienso en ello. Supongo que aquí no

hay mucho más en lo que pensar. Hoy ha venido el médico a verme. Me ha dejado unas pastillas nuevas

sobre la mesa, parecen vitaminas. Quieren que el bebé nazca sano y grande. Quizá debería empezar a

llamarlos crías, para que me diese menos pena separarme de ellos. El médico me ha dado unas palmadas

en la cabeza. Creo que están contentos conmigo.

[La primera frase de este microrrelato pertenece a la escritora norteamericana Lisa Tuttle. Forma parte de

una especie de juego en el que escritoras de ciencia ficción comenzaban un relato y tenías que

continuarlo, con una extensión máxima de trescientas palabras. Así quedó el mío] Publicado por Layla en 11:29 3 comentarios:

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