Sala de Telar y Bordados

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1 SALA DE TELAR Y BORDADOS (Monografía)

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En tiempos pasados, uno de los quehaceres necesarios y fundamentales para la mujer era el arreglo, corte y confección de la ropa interior de los familiares, como así mismo de todas aquellas piezas que constituyen el ajuar de una casa. La confección de tejidos era una labor a la que el hombre sólo aportaba la materia prima y algunos instrumentos de fabricación casera. El grueso del trabajo de transformación doméstica recaía sobre la mujer.

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SALA DE TELAR

Y BORDADOS(Monografía)

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Imprime: Gráfi cas Diputación de Badajoz

Depósito Legal: BA- 000394/2013

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Índice

TELAR

1.- INTRODUCCIÓN .................................................... 5

2.- INSTRUMENTOS RELACIONADOS CON EL

HILADO .................................................................. 5

BIBLIOGRAFÍA............................................................. 10

BORDADOS

1.- UN POCO DE HISTORIA ....................................... 11

2.- HERRAMIENTAS Y PROCESO ............................. 13

BIBLIOGRAFÍA............................................................. 16

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T E L A R

1.- Introducción

En tiempos pasados, uno de los quehaceres necesarios y fun-damentales para la mujer era el arreglo, corte y confección de la ropa interior de los familiares, como así mismo de todas aquellas piezas que constituyen el ajuar de una casa.

La confección de tejidos era una labor a la que el hombre sólo aportaba la materia prima y algunos instrumentos de fabricación casera. El grueso del trabajo de transformación doméstica recaía sobre la mujer.

Para la fabricación de tejidos de algodón, lino, cáñamo y demás fi bras textiles se emplean los mismos aparatos y todas estas fi bras sufren las mismas operaciones desde que son recolectadas hasta que se preparan para ser hiladas.

En esta actividad se emplean instrumentos como ruecas, husos, madejadoras y devanaderas, cuya función es retorcer las fi bras y transformar la hilaza en hebras preparadas para la fabri-cación de tejidos.

Todos los elementos utilizados para hilar eran considerados símbolos femeninos y, con motivo de noviazgos y bodas, los hom-bres regalaban estos útiles a sus prometidas como prueba de amor.

2.- Instrumentos relacionados con el hilado

Tienen como objeto retorcer las fi bras y transformar la hilaza en verdaderas hebras preparadas para la fabricación de tejidos.

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Antes de la llegada de las máquinas, el hilado se hacía a mano con el huso y la rueca, que consistía en una vara en la que se fi jaba una porción (llamada copo) de la fi bra que iba a ser hilada. La rueca se sostenía con la mano izquierda o se enganchaba en el cinturón. El huso era una pieza más pequeña de forma aproximadamente cónica, que se hacía girar con la mano derecha enrollando el hilo a medida que se iba retorciendo.

Las hilanderas de ofi cio aceleraron su trabajo con el torno

de hilar, que es un instrumento de origen medieval y cierta com-plejidad mecánica. El ejemplar que muestra el Museo procede de la localidad cacereña de Torrejoncillo y pertenece al tipo más antiguo de España.

Rueca y huso

Torno de hilar

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Se compone de un armazón de madera sobre cuatro patas. En uno de los extremos se dispone el huso en posición horizontal. En el extremo opuesto una rueda ma-ciza con borde acanalado giraba por acción de una manivela que se manejaba con la mano dere-cha, mientras que la izquierda se empleaba en aparejar el hilo o la lana.

Con el hilo conseguido en el torno de hilar se hacían madejas con otro instrumento llama-do madejador compuesto por “aspa” de cuatro brazos, en cuyos extremos se encuentran cuatro manecillas que reciben el hilo; una de ellas suele ser abatible, con el fi n de facilitar la extracción de

la madeja. Esta aspa móvil gira sobre un eje o palo que se apoya sobre un pie o plataforma.

Una vez hechas las madejas, se cuecen con agua y ceniza, se lavan y se dejan secar al sol para blanquearlas. Es entonces cuando, una vez limpias, se devanan, es decir, se transforman en ovillos. Para ello se utiliza otro ins-trumento llamado devanadera, que se compone de un eje vertical fi jo a una base, en torno al cual giran dos cruces superpuestas y unidas entre sí por cua-tro varillas verticales que son rodeadas por la lana. Gracias a un movimiento giratorio, continuo, la devanadera transforma la madeja en ovillo.

Devanadera

Madejador

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Con la realización de los ovillos se da fi n a un largo proceso para obtener el hilo. El siguiente paso sería tejer directamente con dos agujas o pasar al telar.

Para empezar a trabajar en el telar es necesario tener preparada la urdimbre o conjunto de hilos básicos que conforman la superfi cie total de la tela y que marcan la anchura y longitud de la misma.

Los hilos de la urdimbre se preparan fuera del telar y para ello se utiliza la mesa de urdir o portacanillas que consiste en un armazón de dos patas compuesto por dos estantes con 14 vástagos cada uno en los que se insertan sendas canillas o carretes de hilo. El extremo de cada canilla pasa por unos orifi cios distribuidos en dos hile-ras paralelas de 14 orifi cios cada una, tantos como ovillos contiene la mesa de urdir. Una vez pasados los hilos se recogen sus extremos en dos manojos, los superiores y los inferiores y se atan uno a uno. No hay que olvidar que la urdimbre es doble, de ahí la división y separación de los hilos en dos hileras.

Una vez preparada la urdimbre se traslada al telar, instru-mento más complejo de toda actividad textil.

Sin lugar a dudas el número de mujeres que dedicaron buena parte de su vida a trabajar en el telar tuvo que ser importante en Olivenza. Escasas son las informaciones con las que contamos hasta el siglo XIX; podemos remontarnos al XVII y res-catar del olvido a María de la Cruz, o seguir la evolución de algún apellido oliventino caso de Teixeira, que ha evolucionada a Techera.

Mesa de urdir

Telar horizontal o de bajo lizo

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Pascual Madoz nos informa de que a mediados del XIX “existíam cuatro telares” (1), con toda probabilidad localizados en la rua de Santa Ana, como recoge Ledesma Abrantes. Para este autor, sus labores “Eram tão ricos de desenhos, perfeição e beleza

de colorido que toda a gente os prefería” (2). Todos realizados en “O tear manual primitivo” (3).

Se solía instalar en una estancia de la vivienda (cuadras, zaguanes, desvanes, patios), arriostrándolo mediante traviesas de madera, a fi n de asegurar su inmovilidad.

De ordinario se fabricaban con maderas duras, principalmente roble, castaño o encina. Las piezas deterioradas se sustituían por otras nuevas, de modo que al cabo de cierto tiempo, el telar original se había renovado casi por completo, sin dejar de ser el mismo.

El que muestra el Museo es del tipo horizontal o también llamado de bajo lizo o poleas. Consiste en un armazón de cuatro montantes de madera unidos entre sí por largueros horizontales en la parte superior e inferior y largueros transversales que forman un conjunto rígido dando volumen al telar. Entre los dos montantes posteriores se sitúa un cilindro sobre el que van enrollados los hilos de la urdimbre previamente preparada. Cada hilo de esta pasa por una malla llamada lizo cuyo objeto es levantar o bajar los hilos para que la trama pase a través de ellos. Luego pasa por el peine formado por láminas de caña o metal que aprie-

(1) MADOZ, P.: Diccionario Geográfi co-Estadístico-Histórico de España y sus

posesiones de Ultramar.T. XII. Madrid, 1849, p. 247.(2) LEDESMA ABRANTES, V.: O patrimonio da Sereníssima Casa de Bragança em

Olivença. Lisboa, 1950, p. 474.(3) IDEM, p. 475.

Mesa de urdir

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ta cada pasada de la trama. El tejido terminado se pliega en otro cilindro rotativo, situado entre los montantes delanteros, que sirve para enrollar la tela ya tejida.

El telar se acciona me-diante unos pedales de madera que separan los hilos de la urdimbre para que pase la lan-zadera, con forma de barquilla, en cuyo interior se ubica la canilla con el hilo de la trama.

El desarrollo industrial y la emigración de las zonas rurales han provocado la pér-dida de funcionalidad de todos estos aparatos, pasando hoy día a formar parte de piezas de museo y decoración.

BIBLIOGRAFÍA

LIMÓN DELGADO, A.: La Artesanía Rural. Madrid, 1982.GONZÁLEZ-HONTORIA, G.; TIMÓN TIEMPLO, M. P.: Telares Manuales en España. 1983.SÁNCHEZ TRUJILLANO, M. T.: Herramientas. Los ofi cios artesanales a través de la colección etnológica del Museo de la Rioja. Logroño, 1992.DEL RÍO LÓPEZ, Á.: Viejos ofi cios de Madrid. Madrid, 1993.

Lanzadera

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BORDADOS

1.- Un poco de historia

En el aprendizaje de las mujeres de cierta posición social, junto a su obli-gación de ser buenas esposas y madres, destacaba el hecho de ser diestras con el hilo y la aguja, lo que hizo que muchas de ellas se convirtieran en magnífi cas artesanas del bordado.

Esta labor se desarrollaba dentro del hogar entre otras razones porque los materiales a usar eran poco aparatosos y de fácil manejo. Con ellos se daba vida a tres tipos de bordados:

- Richelieu, que compagina dibujos bordados en realce con aquellos formados por huecos de tela recortada y bordados con un festón para evitar que se deshilachen. Los colores más usuales son el blanco y el crudo.

- En realce. Sobre la tela se bordan, en relieve, motivos de carácter realista. Los hilos usados son de diferentes colores y matizados.

- Pacotilla, mezcla entre calado y bordado. Los motivos más frecuentes son paisajes y fl ores.

La sala donde se bordaba se caracterizaba por estar bien ilumi-nada, con mobiliario llamativo, a fi n de mostrar el prestigio social de la familia. En nuestro caso, sofá, mecedoras y sillas son de la fi rma Fischel, casa fundada en 1870, en la ciudad de Niemes, en Bohemia, actualmente en la República Checa. Esta casa producía muebles de madera curvada inspirados en los Thonet, principal

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productor de mobiliario curvado a fi nales del XIX. En 1895 muere Fischel y la fábrica se vende a Ernst Hisrch, trasladándose a Vie-na. Obsérvese como en el respaldo de estos muebles aparece un bordado singular, realizado por la oliventina Rosa Ortega Castaño de Díaz, en 1889.

Mobiliario

Completan la sala otros muebles como consola de madera, espejos, repisas, sillas de armazón de madera y asiento de rejilla de colmena y muebles con máquinas de coser.

En cuanto a la materia prima, digamos que las más empleadas fueron la tela de lino, semihilo, algodón, batista y otra serie de te-jidos dependiendo de la pieza. Así, si lo que tocaba hacer era una mantelería, se usan telas de lino puro o mezcla de lino y algodón, además del semihilo; para los juegos de cama, se necesita algodón puro, tergal o mezcla de lino y algodón; para los bordados en realce y punto de cruz, el lino o tela similar.

Alguna que otra vez, caso excepcional, llegó a emplearse cabello, como se reconoce en la imagen de San José, que se aprecia en la sala, obra de Concepción Blasco.

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2.- Herramientas y proceso

Como se ha comentado, para bordar sólo se necesita una serie de útiles que caben en una cesta, entre ellos se encuentran el alfi letero, que podía adoptar formas variadas, con el fi n de cla-var alfi leres y agujas, la tijera de bordar, patrones de cartón, para encajes de bolillos, donde los orifi cios nos indican donde colocar los alfi leres.

Antes de empezar la labor es necesario elegir el bastidor adecuado para la pieza que se va a realizar; su función es la de tensar la tela sobre la que se va a bordar. Dos tipos fundamentales se reconocen en la sala: el circular, para bordados, y el rectangular

Cesto de costura Alfi letero o acerico Patrón de bolillos

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pequeño, para hacer encajes. También se puede distinguir en este local un bastidor rectangular o de varetas, bastante gran-de, con marco de madera rectangular, que se puede inclinar, compuesto por cuatro barras ajustables. El marco se fi ja a dos laterales torneados. Servía para hacer redes y mallas.

Frecuente era encontrar bolilleros o instrumentos para hacer encaje de bolillos. Éste consistía en entretejer hilos que inicial-mente están enrollados en bobinas llamadas bolillos. A medida que progresa el trabajo, el tejido se sujeta mediante alfi leres clavados en una almohadilla también llamada “mundillo”. El lugar de los alfi leres viene determinado por un patrón perforado que reproduce el dibujo de la labor que se quiera realizar.

Hay diferentes tipos de almohadillas siendo las más populares las cilíndricas, de 60 a 70 cms. de largo y unos 20 cms. de ancho. Durante el siglo XIX y principios del XX fueron habituales en las ciudades las almohadillas en forma de rodillo móvil montado sobre una estructura de madera y que en su parte inferior dispone de un cajón en el que se guardan los hilos, alfi leres, bolillos y patrones o picados.

Bastidor circular

Bastidor rectangular Bastidor de varetas

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Para el marcado se necesita papel de dibujo, patrón de bolillos o láminas de muestras para servir de modelo, además del punzón para perforar. También solía emplearse un rodillo estampador, cuya rueda se entintaba para estampar cenefas en la tela.

Otros útiles eran la máquina de coser cuya fuerza motriz se transmitía por un sistema de pedal y rueda, los huevos de zurcir y el humedecedor de hilo.

Terminada la labor, el producto se solía planchar. Son curiosos el plancha-dor de cuellos y las tenacillas de enca-ñonar, para ondular la tela almidonada.

Bolilleros

Rojillo estampador Punzón

Máquina de coser Humedecedor de hilo

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Fruto de la paciente labor eran diferentes trabajos como originales pañuelos que llevan como cenefas un pentagrama de la composición Alma de Payaso; telas que reproducen imágenes religiosas como el Corazón de María o el Sagrado Corazón, algunas tan antiguas como la datada de 1844, cuyo motivo central era una rosa, realizada en el aula de la maestra Hipólita Ardila.

BIBLIOGRAFÍA

www.tertuliasmanqueta.blogspot.comDEL RÍO LÓPEZ, Á.: Viejos ofi cios de Madrid. Madrid, 1993, pág. 131 y ss.LEDESMA ABRANTES, V.: O patrimonio da Sereníssima Casa de Bragança em Olivença. Lisboa, 1950.VALLECILLO TEODORO, M.A.: Olivenza vista a través de sus costumbres y gentes. Olivenza, 2010.G. SENDI, M. J.; BRIONES MARTÍNEZ, J. Mary. Libros para uso de las escuelas de niñas. Madrid. 1935.

Plachador de cuellos Tenacillas de encañonar