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    P. NGEL PEA O.A.R.

    SACERDOTE PARA SIEMPRE

    LIMA - PER

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    Nihil ObstatP. Ignacio Reinares

    Vicario Provincial del PerAgustino Recoleto

    ImprimaturMons. Jos Carmelo MartnezObispo de Cajamarca (Per)

    P. ngel Pea O.A.R.LIMA PER

    2007

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    NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN.............................................................................6

    LA VOCACIN SACERDOTAL..........................................................7

    SER SACERDOTE...........................................................................8

    SACERDOTE DE CRISTO Y DE LA IGLESIA..................................11

    DIGNIDAD DEL SACERDOTE........................................................13

    PADRE DE TODOS.......................................................................16

    EL CELIBATO SACERDOTAL.........................................................18

    ORAR POR LAS VOCACIONES.....................................................22

    JUAN PABLO II..............................................................................25

    MAESTRO DE ORACIN...............................................................27

    COMPROMISO TOTAL..................................................................29

    LA MISA.....................................................................................30

    LA VIDA DEL SACERDOTE ............................................................34

    FRATERNIDAD ESPIRITUAL..........................................................39

    LA BENDICIN SACERDOTAL.......................................................41

    LIBERACIN................................................................................44CURACIONES...............................................................................48

    ORACIN POR LOS DIFUNTOS....................................................52

    TESTIMONIOS SACERDOTALES.....................................................53

    CESARE BISOGNIN.......................................................................54

    PADRE DOMINGO.........................................................................54

    PADRE AURELIANO.......................................................................55

    PADRE TRAMPITAS.......................................................................55

    PATRICK PEYTON.........................................................................57

    PEDRO ARRUPE...........................................................................57

    PEDRO JAMES MANJACKAL...........................................................58

    PADRE LUIS DE MOYA...................................................................59

    PADRE GIOVANNI SALERNO..........................................................60

    CARDENAL MINDSZENTHY............................................................62

    CARDENAL KAZIMIERZ SWIATEK ..................................................63

    MONSEOR KAZIMIERZ MAJDANSKI..............................................63

    ZEF SIMONI ................................................................................64

    PADRE CISZEK.............................................................................65

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    NGUYEN VAN THUAN....................................................................67

    POR QU ME HICE SACERDOTE?...............................................68

    ORACIN DEL LAICO..................................................................73

    TESTIMONIO................................................................................73

    SACERDOTE PARA SIEMPRE........................................................74

    ORACIN DEL SACERDOTE..........................................................76

    CONCLUSIN...............................................................................78

    BIBLIOGRAFA.............................................................................79

    Nota.- Cat se refiere al Catecismo de la Iglesia catlica; DM al libro de Juan Pablo II,Don y misterio.

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    SACERDOTE PARA SIEMPRE

    INTRODUCCIN

    En este libro queremos hablar de la grandeza del sacerdocio catlico. Porsupuesto que los sacerdotes son hombres, nacidos de familias comunes y corrientes, quetienen virtudes y defectos como todos los seres humanos. Pero Dios los ha escogidodesde toda la eternidad para cumplir la misin de llevar su amor y su perdn a todos loshombres. Por ello, en su vida debe resplandecer el amor, deben serpadres ejemplares

    para sus fieles. Y deben estar bien preparados humana y espiritualmente para poder

    responder a todos los retos y preguntas que les hace el hombre de hoy.

    Ser sacerdote en un mundo en continuo cambio, que todo lo relativiza y que parece ir hacia la total libertad de costumbres, ciertamente no es fcil. Muchossacerdotes sufren la incomprensin y el rechazo de sus contemporneos. Otros sufren desoledad en este mundo, en que queda poco espacio para Dios. Pero, si se mantienenfieles a su misin espiritual, y no dejan la oracin ni la Eucarista, podemos decir que

    podrn decir al final con alegra: Misin cumplida.

    Hoy, cuando muchos medios de comunicacin social pareciera que se regocijan, buscando y aireando casos de escndalos sacerdotales, sera bueno recordar que lamayora de los sacerdotes de todos los tiempos han sido buenos seguidores de Cristo yhan cumplido y cumplen fielmente su misin. Si no han faltado infieles a su vocacin,tampoco han faltado nunca santos eminentes para gloria de Dios y de la humanidadentera.

    Ojal que este libro sea un estmulo para tantos jvenes, que desean dar unsentido profundo a sus vidas, para que sigan este camino al que son llamados, sin temor.Vale la pena dar la vida por Cristo y por los dems y ser otro Cristo en la tierra, hastasus ltimas consecuencias.

    Sacerdote, cada da tus manos son la cuna de Jess;en tus manos Dios cambia la sustancia del pan y delvino en la carne y sangre de Jess; por medio de tusmanos da la absolucin de los pecados. Tus manosliberan, sanan, bendicen y perdonan. No lo olvides

    nunca.

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    LA VOCACIN SACERDOTAL

    Desde toda la eternidad Dios ha escogido a algunos hombres para que le sirvande modo especial dentro de la Iglesia. Son escogidos personalmente. Por qu a unos sy otros no? Son los misterios de Dios, pues la eleccin es un don gratuito que nadie

    puede merecer. La vocacin es como una revelacin misteriosa de Dios a un hombre,para encomendarle una misin que supera con mucho sus fuerzas. Pero que l, contandocon la gracia del mismo Dios, puede aceptar y cumplir. Es como si Jess le dijera a cadauno en particular, en lo ms profundo de su alma: Sgueme. Algunos pueden dudar,quizs crean que su misin es otra; pero, si le piden su luz, l nunca dejar deiluminarles el camino y hablarles interiormente con claridad.

    Alguien ha dicho que la vocacin al sacerdocio es como un poema de amor entreDios y el hombre. Es una llamada y una respuesta de amor al Amor. Es un dilogo decorazn a corazn, en el que Dios lo llama a ser otro Cristo, dispuesto a dar su vida porlos dems y a servirles sin condiciones ni limitaciones para siempre. El sacerdote estllamado a ser mediador entre Dios y los hombres. Y nadie puede arrogarse este honor,

    pues es Dios quien llama como en el caso de Aarn (Heb 5,4).Es tomado de entre loshombres en favor de los hombres para las cosas que miran a Dios, para ofrecerofrendas y sacrificios por los pecados, para que pueda compadecerse de los ignorantes

    y extraviados por cuanto l est tambin rodeado de flaqueza y, a causa de ella, debepor s mismo ofrecer sacrificios por los pecados igual que por el pueblo (Heb 5, 1-3).

    Jess les dice:No me habis elegido vosotros a M, sino que yo os he elegido avosotros (Jn 15, 16). Por eso, la vocacin, en su dimensin ms profunda, es un granmisterio y es un don que supera infinitamente al hombre (DM 1).

    Hugo Wast deca: Un sacerdote hace ms falta que un rey, que un militar, que unmdico, que un maestro, porque l puede reemplazar a todos, pero nadie puedereemplazarlo a l. Por eso, se comprende la inmensa necesidad de fomentar lasvocaciones sacerdotales y que es un gran pecado impedir o desalentar una vocacin

    sacerdotal; ya que, si un padre o una madre obstruyen la vocacin de su hijo, es comosi le hicieran renunciar a un ttulo de nobleza incomparable.

    Quizs no todos los padres de familia puedan entender esto. Quizs muchoscatlicos con poca fe, no entiendan o no valoren la dignidad sacerdotal y prefieran quesus hijos sean cualquier cosa antes que sacerdotes. No faltarn quizs algunos quehablen de los escndalos de algn sacerdote para hacer creer que todos son iguales.Pero, con la misma regla de tres, podramos decir lo mismo y mucho ms delmatrimonio o de cualquier otra profesin del mundo.

    Por lo tanto, oremos por los jvenes llamados a esta sublime vocacin. Jess lesdice a cada uno de ellos: No tengas miedo, de ahora en adelante sers pescador dehombres (Lc 5, 10).

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    SER SACERDOTE

    Deca san Juan Mara Bautista Vianney, el famoso cura de Ars: El sacerdocio esel amor del Corazn de Jess... Si comprendisemos bien lo que es el sacerdote,moriramos, no de pavor, sino de amor. El sacerdote es el depositario y distribuidor delos dones de la Redencin. Es pastor y gua del pueblo de Dios. Es representante yembajador de Cristo en el mundo y debe actuar siempre en su Nombre y con su poder.

    En su aspecto exterior, debe reflejar su dignidad y, por eso, debe distinguirse delos dems como el pastor se distingue de sus ovejas. Debe ser un padre para todos,siempre disponible. Debe ser un hombre de fe, un hombre de Dios. Y debe sentir, comouna responsabilidad, la salvacin de todos los hombres. Por lo cual, cada da, durante la

    celebracin de la misa, debe encomendarlos a todos como un padre a sus hijos. Porquecada sacerdote debe vivir la solicitud por toda la Iglesia y sentirse, de algn modo,responsable de ella (DM 5).

    Pero, sobre todo, el sacerdote debe ser el hombre de la Eucarista, debe centrarsu vida en la celebracin del misterio eucarstico. El sacerdote, celebrando cada da la

    Eucarista, penetra en el corazn de este misterio. La celebracin de la Eucarista espara l, el momento ms importante y sagrado de la jornada y el centro de su vida (DM8). Cuando celebra la misa, la celebra en la persona de Cristo (in persona Christi). Loque Cristo ha realizado sobre el altar de la cruz y que, precedentemente, ha establecidocomo sacramento en el cenculo, el sacerdote lo renueva con la fuerza del EsprituSanto. En ese momento, el sacerdote est como envuelto por el poder del Espritu Santo

    y las palabras adquieren la misma eficacia que las pronunciadas por Cristo durante laltima Cena (DM 8).

    Celebrar la Eucarista es la misin ms sublime y ms sagrada de todosacerdote (DM 9). La Eucarista constituye la principal y central razn de ser delsacramento del sacerdocio, nacido efectivamente en el momento de la institucin de la Eucarista y a la vez que ella... Nosotros estamos unidos de manera singular yexcepcional a la Eucarista. Somos, en cierto sentido, por ella y para ella. Somos, demodo particular, responsables de ella1. Tambin el sacerdote es testigo e instrumento de

    la misericordia divina y, por eso, como un padre, debe esperar en el confesionario a sushijos que desean recibir el perdn de Dios. El sacerdote e s administrador de bienesinvisibles e inconmensurables que pertenecen al orden espiritual y sobrenatural (DM9). Precisamente por ello, el sacerdote debe estar bien preparado para poder responder alas exigencias del mundo moderno. Debe actualizarse constantemente en los ltimosdocumentos de la Iglesia y seguir atentamente los acontecimientos del mundo. Debeestar altamente cualificado, pero, sobre todo, debe amar a Cristo.

    Durante el tiempo de Seminario debe enamorarse de Cristo. Slo si tiene unaexperiencia personal de Cristo puede comprender en verdad su voluntad y, por tanto, la

    propia vocacin. Cuanto ms conoces a Jess, ms te atrae su misterio; cuanto ms lo

    1 Juan Pablo II, carta apostlica Dominicae cenae, 24-II-1980, n. 2.

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    encuentras, ms fuerte es el deseo de buscarlo. Es un movimiento del espritu que dura

    toda la vida. El Seminario es como una estacin llena de promesas2.

    Por eso, el sacerdote no puede conformarse con lo que ha aprendido un da en elSeminario, aun cuando se haya tratado de estudios a nivel universitario. El proceso deformacin intelectual y espiritual debe continuar toda la vida. Por otra parte, elsacerdote, a diferencia de otras profesiones como mdicos, ingenieros, abogados,maestros..., est marcado como tal para toda la eternidad, es sacerdote para siempre. Enel cielo se reconocer a los sacerdotes como tales. El da de su ordenacin recibi elcarcter sacerdotal, como un sello indeleble, que le indica que es de exclusiva propiedaddel Seor. El carcter sagrado le afecta de modo tan profundo que orientantegramente todo su ser y su obrar hacia su destino sacerdotal. De modo que no queda

    en l ya nada de lo que pueda disponer como si no fuese sacerdote... Y cuando realiceacciones que, por su naturaleza, son de orden temporal, el sacerdote es siempreministro de Dios. En l, todo, incluso lo profano, debe convertirse en sacerdotal3.

    El sacerdocio, para l, no es un modo de conseguir seguridad en la vida, unmodo de ganarse el pan y obtener una cierta posicin social. El sacerdocio slo puedeser una respuesta a la llamada de Dios, pues nadie puede darse a s mismo el sacerdocio.Es Jess quien llama al que quiere.

    No existe el derecho al sacerdocio, como si fuera un derecho humano, que hayque respetar en quien quiere recibirlo. El sacerdocio no es un oficio o profesin comolas dems. El sacerdocio es una llamada personal de Jess, que el llamado puederechazar. Pero que, si la sigue, debe tomarla en serio. Hay un derecho del Seor sobrelos llamados, que deben seguir y aceptar su voluntad.

    Por eso, un sacerdote no puede ser mediocre. Las almas necesitan sacerdotes-sacerdotes y no sacerdotes a medias, que viven como laicos, o laicos, que actan comosacerdotes. Hay que ser sacerdotes-sacerdotes al ciento por ciento. Y eso debe notarsehasta en su modo de vestir y de vivir. Un sacerdote no puede llevar una vida de lujo queescandalice a sus feligreses pobres o vivir igual que cualquiera, yendo a cines yespectculos de cualquier tipo, con la excusa de que hay que estar al da. Un sacerdote

    debe cuidar su espritu, pues debe ser un modelo espiritual para los dems, o sea, debeser ejemplar. Cada palabra y cada accin deben estar imbuidas de su espritu sacerdotaly de su misin de salvar almas.

    El sacerdote no puede ser solamente un promotor social. Debe ser un hombre deDios y llevar a los hombres a Dios. La hermana Briege McKenna dice: Conozco a un

    sacerdote que viaj a Sudamrica para ayudar a los pobres. Tena un gran entusiasmo,dispona de medios materiales... Cuando lleg, comenz a construir clnicas y escuelas.

    Despus de diez aos, se dio cuenta de que muchos de sus parroquianos acudan a una

    2 Benedicto XVI, a los 6.000 seminaristas en la jornada mundial de la juventud de Colonia, agosto

    del 2005.3 Juan Pablo II, 2-VII-1980.

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    misin evanglica. Se haban cambiado de religin. Un da, se quej a uno de los

    ancianos, un hombre fiel, que siempre estaba en la iglesia ayudando al sacerdote. Elanciano lo mir con lgrimas y le dijo: Padre, no quiero lastimarlo. Usted nos trajoun montn de cosas buenas. Ha trabajado muy duro, pero no nos ha trado a Jess ynosotros necesitamos a Jess.

    El sacerdote se sinti avergonzado y dijo: Estaba muy ocupado y casi nocelebraba misa. No tena tiempo. Para m era muy importante alimentar a esas

    personas que tenan hambre. Pero Nuestro Seor le mostr que esas personas queranalgo ms que cosas materiales... Para l las cosas materiales eran importantes, pero un

    sacerdote no puede convertirse en un trabajador social ni en un poltico. l no puededepender de recursos humanos, l debe depender de Jesucristo. Por eso, cuando

    desapareci su ceguera espiritual, me dijo: Yo haba perdido la fe. Me enojaba de quelos pobres fueran explotados y no vea nada ms.

    Este sacerdote regres a Sudamrica como un hombre cambiado despus de unretiro en su patria. Y comenz a entender las palabras de Jess a sus apstoles: Param nada es imposible. Vio, a travs de los ojos de la fe, la importancia de su

    sacerdocio y entendi la necesidad de depender de Dios4.

    Comprendi que su principal misin como sacerdote era amar a Jess y llevar aJess, presente en la Eucarista, a los dems. Y sinti la necesidad de orar y de ser santo

    para ser un fiel instrumento de Jess.

    El mundo actual reclama sacerdotes santos. Solamente un sacerdote santopuede ser, en un mundo cada vez ms secularizado, testigo transparente de Cristo y desu Evangelio. Solamente as, el sacerdote puede ser gua de los hombres y maestro desantidad. Los hombres, sobre todo los jvenes, esperan un gua as El sacerdote puedeser gua y maestro en la medida en que es un testigo autntico! (DM 9).

    Por todo ello, es tan importante la oracin en la vida del sacerdote. La oracinhace al sacerdote y el sacerdote se hace a travs de la oracin. Debe estar convencidode que el mejor tiempo empleado es el tiempo dedicado a la oracin. Si todos estamos

    llamados a la santidad, con cunta ms razn el sacerdote! Amad vuestro sacerdocio!Sed fieles hasta el final! Sabed ver en l aquel tesoro evanglico por el cual vale lapena darlo todo (DM 10).

    De aqu que sea tan importante recordar y celebrar cada ao el da de laordenacin sacerdotal. As lo haca el santo Padre Po de Pietrelcina, que escriba:

    Mi pensamiento vuela al da de mi ordenacin. Maana, fiesta de san Lorenzoes, precisamente, el da de mi fiesta. Ya he comenzado a probar de nuevo el gozo deaquel da santo. Desde esta maana, he comenzado a gustar el paraso. Voy

    4

    McKenna Briege,Los milagros s ocurren, Ed. Asociacin internacional de Mara Reina dela paz, 1999, pp. 132-134.

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    comparando la paz que sent aquel da con la paz que comienzo a sentir desde la

    vspera de este da y no encuentro nada diferente. El da de san Lorenzo fue el da enque mi corazn estuvo ms encendido de amor a Jess. Qu feliz fui aquel da de miordenacin!5.

    El Papa Benedicto XVI dice sobre aquel da: La ordenacin sacerdotal larecibimos en la catedral de Frisinga de manos del cardenal Faulhaber en la fiesta delos santos Pedro y Pablo del ao 1951. ramos ms de cuarenta candidatos. Era unesplndido da de verano que permanece inolvidable, como el momento ms importantede mi vida. No se debe ser supersticioso, pero en el momento en que el ancianoarzobispo impuso sus manos sobre las mas, un pajarillo, tal vez una alondra, se elevdel altar mayor de la catedral y enton un breve canto gozoso; para m fue como si una

    voz de lo alto me dijese: Va bien as, ests en el camino justo6.

    SACERDOTE DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

    El sacerdote es ministro de Cristo y, en la celebracin de la misa, ofrece el santosacrificio in persona Christi (en la persona de Cristo), lo cual quiere decir ms que ennombre o en vez de Cristo. In persona quiere decir en la identificacin especfica

    sacramental con el sumo y eterno sacerdote, que es el autor y el sujeto principal de estesu propio sacrificio, en el que, en verdad, no puede ser sustituido por nadie7. En lamisa, Cristo absorbe la persona del sacerdote y acta a travs de l, que es su ministro einstrumento. El sacerdote le presta su voz, sus manos, su cuerpo.

    El que habla en la misa, no es el sacerdote humano, al que escuchamos.Ciertamente, omos su voz, pero su voz viene de ms arriba, de ms hondo. Es la voz deCristo, que habla a travs del sacerdote. Sus manos son las manos de Jess, porque, enrealidad, es Jess quien celebra la misa por medio del sacerdote. l es el nico y eternosacerdote; pero, como a l no lo vemos ni omos, necesita del sacerdote, como de una

    pantalla, para proyectar su propia vida, su amor, su voz y su ofrecimiento permanentepor la salvacin del mundo.

    Ahora bien, el ofrecimiento de Cristo, es decir, su misa no la hace solo. Ofrececontinuamente consigo a su Cuerpo, que es la Iglesia, y quiere que todos los fieles,empezando por el sacerdote y los que asisten a la misa, se ofrezcan, junto con l, alPadre, por la salvacin del mundo.

    La misa, como dice el canon 899, es una accin de Cristo y de la Iglesia, en lacual Cristo Nuestro Seor, por el misterio del sacerdote, se ofrece a s mismo a Dios

    Padre. Por eso, el sacerdote no puede ser sacerdote de Cristo sin la Iglesia, pues Cristo yla Iglesia estn ntimamente unidos como la Cabeza y el Cuerpo. Cristo es cabeza de la

    5 Epistolario I, 297.6

    Ratzinger Joseph, Mi vida, Ed. Encuentro, Madrid, 2005, p. 92.7 Pablo VI, carta sobre el culto de la Eucarista N 8.

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    Iglesia y salvador de su Cuerpo (Ef 5, 23). Vosotros sois el Cuerpo de Cristo (1 Co 12,

    27; Rom 12, 5). Por lo cual, el sacerdote debe celebrar la misa en unin con todo eluniverso y con todos los hombres.

    En la celebracin eucarstica no slo hay comunin con el Seor, sino tambincon la creacin y con los hombres de cualquier lugar y tiempo... La celebracineucarstica no es slo un encuentro entre el cielo y la tierra, sino tambin un encuentroentre la Iglesia de entonces y la de hoy, entre la de aqu y la de all... Nombrar al Papa

    y al obispo significa que celebramos realmente la nica Eucarista de Jesucristo y quesolamente podemos recibirla en la nica Iglesia... La celebracin de la misa necesitadel sacerdote, que no habla en su propio nombre, no acta como si se tratara de unatarea propia, sino que representa a toda la Iglesia, a la Iglesia de cualquier tiempo y

    lugar, a la Iglesia que le ha transmitido a l lo que ella misma ha recibido8.

    La Eucarista solamente puede celebrarse correctamente, si se celebra con todala Iglesia. A Jess solamente lo tenemos, si lo tenemos con los dems. Y porque en la

    Eucarista solamente se trata de Cristo, precisamente por eso, ella es el sacramento dela Iglesia. Y por el mismo motivo slo puede ser celebrada en unidad con toda la

    Iglesia y contando con su autorizacin. Por eso, el Papa aparece en la plegariaeucarstica en la celebracin de la Eucarista. La comunin con l es comunin con latotalidad, sin la cual no se puede dar la comunin (plena) con Cristo... Nuestra fe ynuestra oracin slo son correctas, cuando en ellas pervive sin interrupcin la auto-

    superacin, la autorrenuncia a aquello que nos es propio, la cual nos conduce hasta laIglesia de cualquier lugar y tiempo: sta es la esencia de la catolicidad. De eso se tratacuando nosotros, por encima de lo propio, nos unimos al Papa y de ese modo nosincorporamos a la Iglesia de todos los pueblos9.

    Como muy bien ha dicho alguien, hay que darse cuenta con toda claridad de quela misa que se celebra, no es la misa del padre Juan, o del padre Antonio, sino la misa deJess y, por tanto, no podemos celebrarla a nuestro gusto y de acuerdo a nuestras ideas yopiniones, sino de acuerdo a lo que Cristo quiere, segn las normas establecidas por laIglesia universal y que tienen una continuidad viva y progresiva desde la misa de laltima Cena hasta ahora.

    Perose ha llegado al extremo de que algunos grupos litrgicos se autofabricanla liturgia dominical. Lo que se ofrece aqu es, sin duda, el producto de unas personaslistas y trabajadoras que se han inventado algo. Pero eso no significa encontrarme conla Alteridad absoluta, con lo sagrado, que se me regala, sino con la habilidad de unascuantas personas. Y me doy cuenta de que no es eso lo que busco. Que es demasiado

    poco y un tanto indiferente. Hay que respetar la liturgia, que no puede sermanipulada10.

    8 Ratzinger Joseph,La Eucarista, centro de la vida, Ed. Edicep, Valencia, 2003, p. 57 58.9

    ib. p. 134.10 Ratzinger Joseph,Dios y el mundo, Ed. Crculo de lectores, Barcelona, 2002, p. 393.

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    A este propsito, recuerdo el caso de algunos sacerdotes conocidos, que, en el

    ambiente de renovacin del post-concilio, queran cambiar la misa, porque era muyanticuada y celebraban la misa con un canon, copiado de alguna revista o inventado porellos. Despus, poco a poco, slo celebraban la misa, cuando alguien les daba algunaintencin. Rezaban poco; porque, para ellos, todo lo que hacan era oracin, pues todoslos das estaban, a todas horas, hablando de Dios a los dems. Y, sin darse cuenta,desobedeciendo, sin rezar el Oficio divino, se iban vaciando por dentro hasta que elsacerdocio se les haca un peso difcil de llevar y no le encontraban sentido. Crean queera mejor y ms til dedicarse al servicio de los pobres, en vez de estar atendiendo alDespacho parroquial o celebrando sacramentos en la iglesia. Al final, terminabanabandonando el sacerdocio.

    Despus de aos, he podido hablar con algunos de ellos. Y todos reconocan que,si les hubieran motivado ms para orar y si las circunstancias hubieran sido msfavorables, no hubieran dejado nunca el sacerdocio. Con la experiencia de los aos, sehaban dado cuenta de que ser sacerdote de Cristo y de la Iglesia significa obedecer yamar. Algunos son todava buenos catlicos, otros no tanto. El camino de cada uno esmuy personal, pero lo cierto es que, sin amar a la Iglesia y sin obedecer a lasautoridades legtimas, no se puede ser buen sacerdote ni estar plenamente unidos aCristo y amarlo de todo corazn; ya que, de otro modo, se pierde el sentido de ladignidad sacerdotal y el sacerdote busca ser un laico ms, no slo en el vestir, sinotambin en su vida y en sus costumbres.

    Por eso, el Papa Benedicto XVI les dijo a los sacerdotes polacos en Varsovia el25-5-2006: Creed en el gran poder de vuestro sacerdocio! En virtud del sacramentohabis recibido todo lo que sois. Cuando pronunciis las palabras yo o mo (Yo teabsuelvo, Esto es mi cuerpo...) lo hacis, no ya en vuestro nombre, sino en el nombre deCristo (in persona Christi), que quiere servirse de vuestra boca y de vuestras manos, devuestro espritu de sacrificio y de vuestro talento. En el momento de vuestraordenacin, mediante el signo litrgico de la imposicin de las manos, Cristo os tombajo su particular proteccin; estis ocultos bajo sus manos y en su Corazn.Sumergos en su amor y entregadle el vuestro!...

    En un mundo en el que hay tanto ruido, tanta desorientacin, es necesaria laadoracin silenciosa de Jess oculto en la hostia. Cultivad con asiduidad la plegaria deadoracin, y enseadla a los fieles. En ella hallarn consuelo y luz, especialmente las

    personas que sufren. De los sacerdotes, los fieles esperan una cosa: que seanespecialistas en fomentar el encuentro del hombre con Dios. No se le pide al sacerdoteque sea experto en economa, en construccin o en poltica. De l se espera, que seaexperto en la vida espiritual.

    DIGNIDAD DEL SACERDOTE

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    Deca el Papa Po XII que los que se consagran enteramente a Dios tienen una

    vocacin anglica. Por eso, el sacerdote debe estar adornado de todas las virtudes ydar a los otros el ejemplo de una vida pura. Sus costumbres no deben parecerse a las delos otros, l no debe llevar los caminos comunes, debe vivir como los ngeles en elcielo o como los hombres perfectos en la tierra11.

    Ya san Agustn en su tiempo deca: Oh venerable dignidad del sacerdote! Entresus manos el Hijo de Dios se encarna como en el seno de la Virgen. Ellos son msgrandes que los ngeles. El mismo Jesucristo le dijo un da a santa Brgida: Yo heescogido a los sacerdotes por encima de los ngeles y de los hombres, y los he honrado

    sobre todas las cosas. Les he dado el poder de atar y desatar en el cielo y en la tierra.Les he dado el poder de consagrar mi Cuerpo. Si yo hubiese querido, hubiese escogido

    para tal oficio a los ngeles. Pero yo amo tanto a los sacerdotes que yo los he elevadoa este grado de honor.

    Al santo cura de Ars le gustaba decir: El sacerdote es un hombre revestido detodos los poderes de Dios. Al sacerdote no se le podr comprender bien ms que en elcielo. Cuando celebra la misa, l hace ms que si creara un mundo nuevo. Si yoencontrara un sacerdote y un ngel, yo saludara primero al sacerdote y despus alngel. Algo parecido deca tambin la beata Crescencia Hss y san Francisco de Ass.

    San Francisco de Sales cuenta que un joven sacerdote, recin ordenado, despusde la ceremonia de la ordenacin, estaba para salir de la iglesia, cuando se detuvo

    breves instantes en la puerta, haciendo seas a un ser invisible de querer cederle el pasoy salir despus de l. El obispo, asombrado por este detalle, lo llam y le pregunt larazn de aquello; y el joven sacerdote le respondi:Desde hace un tiempo, el Seor meha dado la gracia de poder disfrutar de la vista de mi ngel. Antes de ser sacerdote, liba siempre delante de m, pero hoy, por honor a mi sacerdocio, me ha cedido el paso,dicindome que l es mi servidor y de todos los sacerdotes. Por eso, yo he debido pasar

    primero12.

    San Juan Crisstomo deca: Debemos respetar a los sacerdotes ms que aprncipes y reyes, y venerarlos ms que a nuestros padres. stos nos han engendrado

    por medio de la sangre, pero los sacerdotes nos hacen nacer como hijos de Dios13

    . Poresto, el alma del sacerdote debe ser ms pura que los rayos del sol para que el EsprituSanto no lo abandone y para que pueda decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive enM14.

    Sin embargo, aunque el sacerdote deje mucho que desear, hay que respetar sudignidad, pues Dios le ha escogido a l para ser su instrumento de perdn y salvacin

    para los hombres. Si es un pecador, Dios lo juzgar. Pero sabemos que la inmensa

    11 Po XIII Exhortacin apostlica Menti nostrae, 23 de setiembre de 1950.12 Lorient Marc,De Langelit, Ed. Benedictines, 2002, p. 114.13

    De sacerdocio III, 6; PG 48. 643-644.14 ib. VI, 2; PG 48. 679.

    14

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    mayora de los sacerdotes son buenos e, incluso, hay algunos santos. Y es muy hermoso

    ver personas que se acercan al sacerdote para saludarlo con respeto y le besan la mano ole piden su bendicin. Es hermoso, sobre todo, cuando los nios se acercan a saludarlocon toda su alegra e inocencia, porque ven en l a un representante de Dios.Personalmente, me ha ocurrido muchas veces a lo largo de mi vida misionera en el Perque, cuando les pregunto a los nios pequeos de 4 5 aos: quin soy yo? Muchasveces, dicen: T eres Jess. En sus mentes infantiles yo, para ellos, soy algo de Dios.

    Yo los quiero mucho a los nios y todos los domingos salgo a la puerta de laiglesia para repartirles caramelos o chocolates. Y ellos vienen con alegra a buscarme.Yo procuro levantarles la autoestima, dicindoles palabras bonitas como: Eres lindo,

    precioso. Eres muy inteligente y yo te quiero mucho. T eres mi amigo...

    Los nios, al igual que los pobres, tienen una sensibilidad especial, para sentirquin los quiere. Y se sienten felices de ser amigos del padrecito. Cuando estaba en laSierra del Per, reuna a los nios de la parroquia para ensayar cantos antes de la misa yellos venan a cantar y alegrarse conmigo unos momentos. Y yo jugaba con ellos y mesenta feliz y los haca felices.

    Ser sacerdote es tambin hacerse uno con ellos, ser humilde con los humildes,nio con los nios, y hacerles sentirse importantes. Un da, en Lima, encontr a un nioque estaba recogiendo papeles, botellas y otras cosas tiles de los cubos de basura. Lollam y le pregunt su nombre. Me dijo que tena ocho aos y tena tres hermanos; quesu pap y su mam tambin recogan cosas de los cubos de basura, que se llamabaJess. Estaba muy sucio, porque era muy pobre, pero me sent contento de hacerlecario y decirle algunas palabras para valorar su trabajo y le dije que quera ser suamigo. Cuando lleg su mam, que estaba ms lejos recogiendo cosas, le di un dinerito

    para que pudiera comprarse algo de comer. Se sinti feliz y, desde entonces, siempreque me ve, viene corriendo a saludarme. Y, aunque no le d ms que un simplecaramelo, se va feliz de haberme saludado. Hace falta tan poco para hacer felices a losdems, especialmente a los pobres, enfermos, nios, ancianos o necesitados! Puedodecirlo por propia experiencia!

    Dice el libro de laImitacin de Cristo: Grande es la dignidad de los sacerdotes.Se les ha dado lo que no se concede a los ngeles. Slo los sacerdotes, rectamenteordenados en la Iglesia, tienen poder de celebrar y consagrar el Cuerpo de Jesucristo...

    Por eso, el sacerdote debe estar adornado de todas las virtudes y ha de dar a los otrosejemplo de vida buena... Cuando el sacerdote celebra la misa, honra a Dios, alegra alos ngeles y edifica la Iglesia; ayuda a los vivos, da descanso a los difuntos y se hace

    participante de todos los bienes15.

    Deca san Pedro Julin Eymard que el sacerdocio es la mayor dignidad que hayen la tierra. Es mayor que la de los reyes, pues su imperio se ejerce sobre las almas...

    El ngel sirve al sacerdote; el demonio tiembla ante l; la tierra lo mira como salvador

    15 Imitacin de Cristo, libro IV, cap. 5.

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    Cuando bautiza, es padre de modo especial; porque, en ese momento, engendra

    hijos para Dios y los hace nacer a la vida de Dios. Igualmente, cuando confiesa yaconseja est siendo padre amoroso que perdona a sus hijos extraviados y, con el poderde Dios, les devuelve la vida divina o los dirige por el camino del bien.

    Los fieles quieren ver al sacerdote humilde, sencillo y cercano. Tambin loquieren culto, de modo que pueda aconsejarles en cualquier cuestin moral o personalque se presente. Tambin quieren que rece, que no se niegue a administrar los

    sacramentos, que est dispuesto a acoger a todos sin constituirse en jefe o militante debanderas humanas..., que ponga amor y devocin en la celebracin de la santa misa,que consuele a los enfermos y afligidos, que adoctrine con la catequesis a los nios y alos adultos, que predique la palabra de Dios y no cualquier tipo de ciencia humana17.

    El sacerdote, como padre, debe ser un ejemplo para sus hijos, pues un ejemplovale ms que mil palabras. Se le debe notar que es un hombre de Dios en el modo dehacer la genuflexin ante el Santsimo, en el respeto con que lee la palabra de Dios, ensu compostura al celebrar la misa, en su amor a los nios, a los pobres y enfermos... Ydebe ser un pastor, que gua a sus ovejas hacia Jess, sobre todo, a Jess presente en laEucarista.

    Tambin, como buen padre, debe buscar a sus ovejas perdidas y orar por ellas;visitar las familias, los colegios, los hospitales... Su trabajo sacerdotal abarca toda suvida. Es sacerdote para toda su vida. Nunca puede decir: estoy fuera de servicio.Aunque est en un pas extranjero o muy lejos de su parroquia, debe manifestarse atodos como sacerdote, porque en todas partes hay ovejas que pueden necesitar de susconsejos o de una confesin.

    Personalmente, tengo la costumbre de hablar a los taxistas, que me prestan algnservicio. Y descubro cuntos problemas, a veces, encierran en sus corazones. Cada vidaes un mundo diferente y el sacerdote debe tenderles la mano para que puedan abrir sucorazn, y darles un consuelo, aunque sea regalando una estampa, un rosario o una

    bendicin. Hay mucha gente hambrienta de Dios, o que est confundida, y necesita unaorientacin, incluso, cuando son personas de otras religiones. Porque el sacerdote debe

    serpadre para todos hasta el ltimo momento de su vida.Henrich Mann cuenta en su Autobiografa que, cierto da, camin largo trecho

    por los caminos polvorientos de Italia en compaa de un capuchino. Cuando el frailele pregunt por sus creencias, nuestro hombre le contest que ni crea ni se negaba acreer, porque ambas cosas le parecan demasiado elevadas. En el momento de

    separarse, el capuchino le dijo de improviso: En adelante, rezar por usted.

    Aqu vemos una imagen de nuestro ministerio sacerdotal. Nuestra misin es quesepamos de continuo, porque Dios as lo quiere, recorrer por extenso los senderospolvorientos de nuestro mundo en compaa de otros hombres. Y nos exige que,

    17 San Josemara Escrib de Balaguer,Homila: Sacerdote para la eternidad, 13-IV, 1973.

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    seguidamente, los tengamos presentes ante Dios para que sus caminos y los nuestros

    acaben confluyendo en los de l18.

    EL CELIBATO SACERDOTAL

    Precisamente, porque el sacerdote es padre de todos, es muy conveniente queviva consagrado a Dios en castidad perfecta para estar disponible para todos sin laslimitaciones que le impondra el matrimonio. Ya lo deca san Pablo hace muchos siglos,o mejor, Dios por boca de san Pablo:El clibe se cuida de las cosas del Seor, de cmoagradar al Seor. En cambio el casado ha de cuidarse de las cosas del mundo y decmoagradar a su mujer, y as est dividido (1 Co 7, 26-40). Al clibe, que se entrega

    con generosidad a servir a los dems a tiempo completo, Dios lo bendice ms de lo quepuede pedir o imaginar y le da el ciento por uno en esta vida y despus la vida eterna(Mt 19, 29).

    Ahora bien, si alguien escoge este camino solamente, porque tiene miedo almatrimonio o ve en el sacerdocio slo un modo de tener asegurada la vida..., ese talestara sin vocacin y su vida entera sera un sacrilegio. Qu pena que puedan existiralgunos interesados solamente en las ventajas humanas del sacerdocio! Recuerdo a unobispo que deca que un sacerdote, recin ordenado, ya tena una esposa para convivir.Es posible semejante inmoralidad? Es posible que haya homosexuales que busquen elsacerdocio slo porque no tienen inters en el matrimonio y buscan prestigio social? Es

    posible que haya sacerdotes materialistas, que solamente vean el dinero por encima detodo en su ministerio pastoral? Pues s, y de ah vienen los escndalos y malos ejemplos.Por eso, en los Seminarios deben ser muy cuidadosos para escoger personas convocacin y aceptar solamente a personas sicolgicamente maduras, capaces de afrontar

    por amor sus responsabilidades.

    El doctor Jenkins, de la universidad de Pensylvania (USA), ha estudiado loscasos de abusos sexuales de sacerdotes y dice: Los abusos cometidos por clrigos sonmucho menos frecuentes de lo que dan a entender los titulares de los peridicos . Yresponsabiliza de las exageraciones e interpretaciones equivocadas, no slo a los medios

    de comunicacin, sino tambin a sacerdotes retirados, tanto liberales comotradicionalistas, que han aprovechado la ocasin para promover sus propios intereses 19.l mismo afirma que la tasa de incidencia es mucho mayor entre maestros y otros

    profesionales, que trabajan con nios y jvenes, que entre los sacerdotes. Pero, cuandose trata de sacerdotes se sacan casos de hace ms de 50 aos. Ha habido en total unas10.000 denuncias, pero slo han sido condenados por los tribunales unos 100sacerdotes, en ms de 50 aos, de entre los 105.000 sacerdotes que han vivido en eselapso de tiempo en USA. Y el 99% de esos sacerdotes condenados eran homosexuales.

    18

    Ratzinger Joseph,De la mano de Dios, Ed. Eunsa, Pamplona, p. 66.19 Jenkins,Pedophiles and priests, Oxford University Press, New York, 1996.

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    Deca san Ambrosio: Dios no manda cosas imposibles, sino que te ensea a

    hacer lo que puedas y a pedir lo que no puedas22, y da su ayuda para que puedas23.

    Por eso, el candidato al sacerdocio tiene que contemplar la fe como la nica fuerza en su vida; debe saber que slo en la fe puede vivir el celibato. Slo as elcelibato podr ser el testimonio que edifique a los hombres y, adems, anime a loscasados a vivir bien su matrimonio24.

    Ciertamente, vale la pena entregarse totalmente al servicio de Dios y de losdems. Vale la pena dedicarse a la causa de Cristo y, por amor a l, consagrarse al

    servicio del hombre. Merece la pena dar la vida por el Evangelio y por loshermanos!25.

    El sacerdote, libre de preocupacin personal por su familia, puede dedicarsecon todo el corazn a la misin pastoral. Se entiende, por tanto, la firmeza con que la

    Iglesia de rito latino ha defendido la tradicin del celibato para sus sacerdotes,resistindose a las presiones que ha sufrido a lo largo de la historia. Es una tradicinexigente, pero que se ha mostrado sumamente fecunda en frutos espirituales26.

    Como deca el Papa Pablo VI en la encclica Sacerdotalis caelibatus: El motivoverdadero y profundo del sagrado celibato es la eleccin de una relacin personal msntima y completa con el misterio de Cristo y de la Iglesia en beneficio de toda lahumanidad. El sacerdote clibe no rechaza el amor, sino que lo sublima y louniversaliza, pues ensancha su corazn para amar a todos los hombres y lo hace sentirse

    padre y hermano de todos sin excepcin.

    El sacerdote, por el celibato, llega a ser el hombre para los dems. El sacerdote,renunciando a la paternidad propia de los esposos, busca otra paternidad, recordandolas palabras del Apstol sobre los hijos, que l engendra en el dolor(Gl 4, 19; 1 Co 4,15).Ellos son hijos de su espritu... y son ms numerosos de cuantos pueda abrazar una

    simple familia humana. La vocacin pastoral de los sacerdotes es grande, est dirigidaa toda la Iglesia... Para estar disponible para este servicio, el corazn del sacerdotedebe estar libre. El celibato es signo de una libertad que es para el servicio... l toma

    la decisin de vivir de por vida el celibato, despus de haberse convencido de queCristo le concede este don para el bien de la Iglesia y para el servicio a los dems... Ydebe mantener la palabra dada a Cristo y a la Iglesia... El amor, en toda su dimensin,no es slo llamada, sino tambin deber. Nuestros hermanos y hermanas, unidos en elmatrimonio, tienen derecho a esperar de nosotros, sacerdotes y pastores, el buenejemplo y el testimonio de la fidelidad a la vocacin hasta la muerte27.

    22 S. Ambrosio,De virginibus, lib. 1,6.7 n. 32; PL 16,198.23 ib. Lib II, c. 4 n. 32; PL 16, 215-216.24 Joseph Ratzinger,La sal de la tierra, Ed. Palabra, Madrid, 1998, p. 212.25 Juan Pablo II, Madrid 3-V-2003.26

    Juan Pablo II,Levantaos, vamos, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 2004, p. 127.27 Juan Pablo II carta a los sacerdotes el Jueves Santo de 1979 n. 9.

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    Queridos hermanos, pensad en los lugares, donde esperan con ansia al

    sacerdote y donde, desde hace aos, sintiendo su ausencia, no cesan de desear supresencia. Y sucede, alguna vez, que se renen en un santuario abandonado y ponensobre el altar la estola, an conservada, y recitan todas las oraciones de la liturgiaeucarstica; y he aqu que, en el momento que corresponde a la transustanciacin,desciende en medio de ellos un profundo silencio, alguna vez interrumpido por el

    sollozo. Con tanto ardor desean escuchar las palabras, que slo los labios de un sacerdote pueden pronunciar eficazmente! Tan vivamente desean la comunineucarstica de la que nicamente en virtud del ministerio sacerdotal pueden participar,como esperan tambin ansiosamente or las palabras divinas del perdn: Yo teabsuelvo de tus pecados! Tan profundamente sienten la ausencia de un sacerdote enmedio de ellos! Estos lugares no faltan en el mundo. Si, en consecuencia, alguno de

    vosotros duda del sentido de su sacerdocio, si piensa que ello es socialmenteinfructuoso o intil, medite en esto28.

    Un misionero contaba que, estando en un lugar del extremo norte del Canad, enuna poca de epidemia mortal, lo llamaron de una aldea lejana para que fuera a ayudar alos moribundos. l tena que atender primero a los que moran en su propia aldea

    parroquial; pero, cuando la epidemia calm, se dirigi sin tardanza hacia aquella lejanaaldea. Al llegar, encontr que le esperaban con once cadveres, que estaban congelados,

    pues la temperatura era en ese momento de 50 grados bajo cero. Cada uno de ellos,tena en la mano un papel, que haba escrito antes de morir. En el sobre deca: Slo el

    sacerdote podr leer este escrito. Qu escriban? Sus pecados. Al acercarse la muerte,tuvieron la esperanza de que el sacerdote los perdonara y escribieron sus pecados paraque, aun despus de muertos, fueran perdonados por el sacerdote. Y casi todosterminaban diciendo:Padre mo, te ruego que celebres una misa por mi alma.

    Entonces, el sacerdote pens:Hacen falta ms sacerdotes para que nadie puedamorir sin los ltimos sacramentos29.

    En resumen, la vida del sacerdote debe ser pura para que pueda dedicarseplenamente a su ministerio universal. Pero no hay que olvidar que el celibato es un donde Dios, que hay que pedir en oracin.

    Deca san Agustn: Yo crea que la continencia dependa de mis propias fuerzas,las cuales no senta en m; siendo tan necio que no entenda lo que estaba escrito: quenadie puede ser casto, si T, Seor, no se lo concedes30. Por eso, deca:Dios mo, memandas la continencia? Pues dame la que me mandas y mndame la que quieras (ConfX, 29, 40). Cuando se es fiel a la vocacin sacerdotal, hay en la vida del sacerdote unaluz, un resplandor y una hermosura, que maravilla a quien lo conoce por ser un hombre

    bondadoso, alegre, sencillo y sonriente. De ah que Gandhi deca: El nervio de la

    28 ib. 1029 Tomado de la revista Selecciones misioneras, de Turn, abril de 1961, firmado por el padre Hermann

    Fischer.30 Confesiones 6, 11, 20.

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    Iglesia catlica, aquello que le da vigor y cubre todas sus manchas es el celibato de sus

    sacerdotes. Sin embargo, hay muchos catlicos y no catlicos que no pueden entenderesto, muchos que lo rechazan y quieren sermodernos y son partidarios del matrimoniode los sacerdotes. Pero ya Jess nos avis de que no es fcil entenderlo. Dice:No todos

    pueden entender esto, sino aquellos a quienes se les ha dado. Porque hay hombres quehan nacido incapacitados para el sexo. Hay otros incapacitados, que fueron mutilados

    por los hombres. Pero hay otros que se hicieron tales por el Reino de los cielos. El quepueda entender que entienda! (Mt 19, 10-12).

    El celibato sin amor es como una lmpara sin aceite,

    pero con amor, es una luz que brilla esplendorosaen las tinieblas del mundo.

    ORAR POR LAS VOCACIONES

    La Iglesia necesita vocaciones a la vida sacerdotal. En el mundo hacen faltanms sacerdotes, porque hay muchas parroquias que no tienen sacerdotes, y parroquiasde hasta 50.000 habitantes, que slo tienen un sacerdote anciano, como yo he conocido.

    Por eso, todos los catlicos deberan orar a Dios por esta intencin y pedirle que escojaa algn miembro de su familia para este gran ministerio. En todas las parroquias sedebera orar todos los das por las vocaciones religiosas y sacerdotales.

    Hugo Wast deca: Cuando se piensa en lo grande que es ser sacerdote, unocomprende la inmensa necesidad de fomentar las vocaciones sacerdotales. Unocomprende el afn con que en tiempos antiguos cada familia ansiaba que de su senobrotase una vocacin sacerdotal Uno comprende que es ms necesario un Seminarioque una iglesia y ms que una escuela o ms que un hospital Entonces, se llega acomprender que dar para costear los estudios de un joven seminarista, es allanar elcamino por donde ha de llegar al altar un hombre que, durante media hora cada da,

    ser mucho ms que todos los santos del cielo, pues ser Cristo mismo, ofreciendo suCuerpo y su Sangre por la salvacin del mundo.

    Pero no es fcil conseguir vocaciones. En un seminario norteamericano haba unletrero que deca: Necesitamos jvenes con coraje para un trabajo excepcional.Queremos llevar el mundo de los no creyentes a Cristo. No tendrs una vida cmoda.

    No te debes preocupar de las horas de trabajo ni del tiempo de descanso, sino de hacerconocer a Jess y decir a todos: l ha muerto por ti. Si esto no te va, contina tucamino. Si tienes coraje, entra31.

    31 De la revistaEchi di vita parrocchiale, de Turn, octubre de 1960.

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    Monseor Gustavo Prevost deca: Hace 50 aos, cuando yo estudiaba en el

    Seminario de Canad, no tenamos ni un solo coche, ramos pobres, pero tenamosmuchas vocaciones. Ahora tenemos 37 coches y todos los medios de la tcnicamoderna, pero no hay vocaciones.

    Por eso, hay que orar mucho. Hay que ofrecer a los jvenes la opcin delsacerdocio, hay que ensearles a tomar la vida en serio y vivir para la eternidad.

    Monseor Guillermo Ketteler, obispo alemn de Maguncia, relat a la Superiorade un colegio de religiosas la siguiente historia personal, que fue publicada despus desu muerte en LOsservatore Romano y en varias revistas catlicas:

    Hace muchos aos, haba un joven que viva muy distrado entre las diversionesdel mundo y slo preocupado de disfrutar de la vida. Era de familia rica y no le faltabadinero en abundancia. Un da, cuando tena 18 aos, se encontraba en un baile comotantas otras veces; pero, de pronto, se le apareci el rostro de una religiosa que rezaba

    por l y le miraba fijamente al alma. El joven qued impresionado y mirndose pordentro se dio cuenta, por primera vez en su vida, que estaba vaco. Entonces, recordque alguna vez haba querido ser sacerdote, cuando era nio. Se sinti mal y sali delbaile, pensando: Qu quiere Dios de m? Despus de pensarlo bien, se decidi aentrar en el Seminario y llenar su vida con algo que valiera la pena.

    Ese joven era yo y he llegado a ser sacerdote y obispo. Esta maana, me hequedado perplejo y sorprendido, pues, al dar la comunin a la ltima de las religiosas,he reconocido a la religiosa que se me present en el baile durante los aos locos de mi

    juventud. Por eso, he tenido sumo inters en saludar a todas las religiosas para podersaludarla a ella, que, segn me dicen, es la cocinera del convento. Ud. misma la haescuchado decir que todos los das ofrece la ltima hora del da por los jvenes aquienes el Seor llama al sacerdocio para que respondan SI. El ofrecimiento de esahumilde religiosa salv mi vocacin. Puedo decir que soy feliz gracias a ella y que meencuentro donde Dios quiere, gastando mi vida por la salvacin de las almas.

    Y el obispo de Maguncia, conocido como campen de la Iglesia en Alemania

    durante los tiempos difciles de la segunda guerra mundial, le dijo a la Superiora:No lediga nada a esa religiosa. Que le quede ntegro el mrito de su oracin por lasvocaciones. Ya ver en el cielo la gran obra que ha realizado, pero anmela para que

    siga rezando para que haya muchos y santos sacerdotes, porque hay muchos jvenes,que viven aturdidos por los ruidos y placeres del mundo.

    El Papa Benedicto XVI deca:En una ocasin un prroco me cont que, desdehaca muchos aos, no sala ninguna vocacin sacerdotal en su comunidad. Qudeba hacer entonces? Las vocaciones no las puede uno fabricar, slo el Seor puedeconcederlas. Sin embargo, debemos permanecer con las manos cruzadas? l decidihacer cada ao una peregrinacin larga y fatigosa al santuario mariano de Alttting

    con esta intencin de oracin, invitando a todos aquellos que condividan esta

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    intencin para que participaran juntos en la peregrinacin y en la oracin. Ao tras

    ao, los participantes crecieron en nmero y el ao pasado, finalmente, ellos hanpodido festejar, con inmenso gozo de todo el pueblo, la primera misa de un sacerdotede su localidad32.

    Hay que orar mucho por las vocaciones religiosas y sacerdotales. Deca el PapaJuan Pablo II:

    Me dirijo a los padres. Que en vuestro corazn no falten nunca la fe ydisponibilidad, cuando el Seor os bendiga llamando a uno de vuestros hijos o devuestras hijas a un servicio misionero. Sabed dar gracias. Ms an, preparad esallamada con la oracin familiar, con una educacin llena de estmulo y entusiasmo, con

    el ejemplo diario de la atencin a los dems y con la participacin en las actividadesparroquiales y diocesanas33.

    La Iglesia tiene una inmensa necesidad de sacerdotes. Jess no quiere una Iglesia sin sacerdotes. Si faltan los sacerdotes, falta Jess en el mundo, falta suEucarista, falta su perdn. El pueblo cristiano no puede aceptar con pasividad eindiferencia la disminucin de las vocaciones. Las vocaciones son el futuro de la

    Iglesia. A pesar de los problemas y los desafos y las dificultades de los ltimos aos,aumentan continuamente los jvenes que escuchan la llamada del Seor y, en todas las

    partes del mundo, se hacen cada vez ms tangibles los signos de un resurgir, queanuncian una nueva primavera de vocaciones. Esto nos llena a todos de un granconsuelo y no cesamos de dar gracias a Dios por su respuesta a la oracin de la

    Iglesia34.

    32 Conferencia pronunciada el 21 de julio de 1986 en la Pontificia Universidad Catlica del Per.33 Juan Pablo II a las familias en Cuenca, Ecuador, el 21 de enero de 1985.34

    Mensaje de Juan Pablo II para la jornada mundial de oracin por las vocaciones del 24 de febrero de1986.

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    JUAN PABLO II

    Nos dice sobre su vocacin: En mi conciencia percib un da con muchaclaridad: El Seor quiere que yo sea sacerdote. Era como una iluminacin interior, quetraa consigo la alegra y la seguridad de una nueva vocacin. Y esta conciencia mellen de gran paz interior(DM 3).La vocacin sacerdotal es un misterio entre Dios yel hombre. ste ofrece a Cristo su humanidad para que l pueda servirse de ella comoinstrumento de salvacin... Hay en el mundo una realizacin ms grande de nuestrahumanidad que poder representar cada da in persona Christi el sacrificio redentor,el mismo que Cristo llev a cabo en la cruz? (DM 8). Fui ordenado como sacerdote,cuando tena 26 aos. Al volver la mirada atrs y recordar esos aos de mi vida, os

    puedo asegurar que vale la pena dedicarse a la causa de Cristo y, por amor a l,

    consagrarse al servicio del hombre. Merece la pena dar la vida por el Evangelio y porlos hermanos!35.

    El sacerdote es el administrador del bien ms grande de la Redencin, porqueda a los hombres al Redentor en persona. Celebrar la Eucarista es la misin ms

    sublime y sagrada de todo sacerdote. Y, para m, desde los primeros aos desacerdocio, la celebracin de la Eucarista ha sido no slo el deber ms sagrado, sino,sobre todo, la necesidad ms profunda del alma (DM 9).

    Segn san Pablo, ser sacerdote significa, ante todo, ser administrador de losmisterios de Dios... El administrador no es propietario, sino aquel a quien el

    propietario confa sus bienes para que los gestione con justicia y responsabilidad.Precisamente, por eso, el sacerdote, recibe de Cristo los bienes de la salvacin paradistribuirlos debidamente entre las personas a las cuales es enviado. Se trata de losbienes de la fe. El sacerdote, por tanto, es el hombre de la palabra de Dios, el hombredel sacramento, el hombre del misterio de la fe (DM 8).El sacerdote est llamado a serhombre de la Palabra de Dios, generoso e incansable evangelizador(DM 9). Tambin,el sacerdote es testigo e instrumento de la misericordia divina. Qu importante es en

    su vida el servicio en el confesionario! Precisamente, en el confesionario se realiza, delmodo ms pleno, su paternidad espiritual(DM 9).

    Naturalmente, son indispensables la formacin, el estudio y la actualizacin; endefinitiva, una preparacin adecuada que lo capacite para percibir las urgencias ydefinir las prioridades pastorales... Una prioridad ineludible es hoy la atencin

    preferencial a los pobres, marginados y emigrantes. Para ellos, el sacerdote debe serverdaderamente un padre. Ciertamente, los medios materiales son indispensables comolos que nos ofrece la moderna tecnologa. Sin embargo, el secreto es siempre la

    santidad de vida del sacerdote, que se expresa en la oracin y en la meditacin, en elespritu de sacrificio y en el ardor misionero (DM 9).

    En los planes de Dios nada es casual. Lo que puedo afirmar es que la tragediade la guerra dio un tinte particular al proceso de maduracin de mi opcin de vida. Me

    35 Madrid, 3-V-2003.

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    ayud a percibir desde una nueva perspectiva el valor y la importancia de la vocacin.

    Ante la difusin del mal y las atrocidades de la guerra, era cada vez ms claro para mel sentido del sacerdocio y de su misin en el mundo (DM 3). Vale la pena ser

    sacerdote y darlo todo por Cristo! (DM 10).

    Sobre la importancia que Juan Pablo II daba al sacerdocio, el cardenal NguyenVan Thuan cuenta: Un da dos sacerdotes jvenes franceses pasaban por la plaza de

    san Pedro para ir a una audiencia privada con el Santo Padre. Un mendigo los detieney les pregunta:

    - Dnde van?- A ver al Santo Padre

    - Puedo enviarle un pequeo mensaje? Decidle que aqu hay un sacerdoterenegado: yo.

    Los dos jvenes sacerdotes al llegar ante el Papa, se lo contaron. El Papa, envez de demostrar tristeza o descontento por ello, les dijo a los dos sacerdotes que

    fueran a buscar al mendigo y que se lo trajeran. Ellos lo buscaron, pero habadesaparecido, se haba ido. Y buscar a un mendigo en la ciudad de Roma no es fcil.

    Lo buscaron durante varios das y, al final, lo encontraron. Se presentaron a laguardia suiza para subir a ver al Papa. Naturalmente, sin una tarjeta de autorizacinlos guardias les pusieron problemas hasta que una llamada telefnica del secretario delSanto Padre autoriz la visita.

    Aquel mendigo, todo sucio y harapiento, fue a ver al Santo Padre tal comoestaba. En cuanto lo vio el Papa y oy de los dos jvenes franceses que era sacerdote,

    se arrodill y le dijo:

    - Padre, t tienes facultades para hacerlo, quiero confesarme.

    Los dos jvenes sacerdotes, desconcertados, salieron de la sala. Slo Dios sabeel dilogo que tuvo lugar entre el Papa y aquel sacerdote mendigo36.

    Segn algunos testimonios, ese sacerdote tambin le pidi al Papa confesarse yse arrepinti de su mala vida. Y el Papa lo acept como sacerdote y lo envi a unaiglesia de Roma para ayudar al prroco.

    36 Nguyen Van Thuan,El gozo de la esperanza, Ed. Ciudad Nueva, Madrid, 2004, p. 38.

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    MAESTRO DE ORACIN

    El sacerdote debe llevar a los hombres a un encuentro real con Jesucristo. Debeestar enamorado de Jess para poder comunicar a los dems su amor por Jess yllevarlos a un encuentro con l en la Eucarista. En la Eucarista, Jess mismo nos invitaa su mesa, somos sus invitados, y quiere celebrar con nosotros una fiesta familiar paradarnos su pan de vida y su alegra.

    Lo esencial y fundamental del ministerio sacerdotal es un profundo lazo personal con Cristo... El sacerdote debe ser un hombre que conoce a Jessntimamente, que lo ha encontrado y ha aprendido a amarlo. Por eso, debe ser unhombre de oracin, un hombre verdaderamente religioso. Sin una robusta base

    espiritual, no puede resistir mucho tiempo en su ministerio37. Cuando me he puesto areflexionar sobre las causas que hacen que, poco a poco, se vaya desmoronando unavocacin tan entusiasta y tan esperanzada en sus comienzos, siempre he llegado a lamisma conclusin: ha habido un momento en que ha dejado de existir la oracincallada y silenciosa38.

    El cardenal Van Thuan deca: Recuerdo la primera vez en que fui a Canad en1959. Despus de concluir la tesis en Roma, fui a visitar Amrica. En Canad muchos

    fieles vinieron a preguntarme: En tu pas rezan los sacerdotes?. Yo respond: Lossacerdotes rezan siempre. Y ellos aadieron: En este pas ya no rezan. El resultadode eso lo vemos ahora, unos aos despus.

    Recuerdo otra experiencia en Extremo Oriente. Un da habl con el padreprovincial de una gran Congregacin sobre la crisis del sacerdocio l me dijo: Hemosenviado una carta a todos los hermanos que han dejado el sacerdocio, para

    preguntarles por qu lo han hecho. Todos han contestado. Sus respuestas revelan que,no haban dejado el sacerdocio por problemas sentimentales, sino porque no rezaban.

    Algunos dijeron que haban dejado de rezar haca muchos aos. Vivan en comunidad, pero no rezaban profundamente; mejor dicho, no rezaban. Trabajaban mucho,enseaban en las universidades, organizaban muchas cosas, pero no rezaban39.

    El sacerdote debe orar mucho para poder alimentarse espiritualmente y as poderhablar por propia experiencia a los dems. Las almas estn hambrientas de Dios ynecesitan sacerdotes santos, que les indiquen el camino. El famoso aviador francsAntoine de Saint-Exupery escriba en una ocasin a un general: En el mundo no hayms que un problema: cmo poder llegar a dar de nuevo a los hombres un sentidoespiritual; dejar que surja en ellos algo semejante a un cntico gregoriano. No se

    puede seguir viviendo de frigorficos, de poltica, de balances y crucigramas. Ya no sepuede seguir as. Y en su libro El Principito dice: Qu insensato es el mundo de losadultos, de la gente lista! Ya no entendemos ms que de mquinas, de geografa y de

    37 Ratzinger Joseph,Al servicio del Evangelio, Ed. Vida y espiritualidad, Lima, 2003, p. 177.38

    ib. p. 108.39 Nguyen Van Thuan, o.c., p. 72.

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    poltica. Y ya no entendemos aquello que es ms autntico: la luz, las nubes, el cielo y

    sus estrellas.

    El hombre de hoy no puede vivir slo de pan y dinero, de placeres y trabajos, depaseos y problemas. El hombre actual necesita de Dios, lo busca con todas las fuerzasde su ser, pero lo busca frenticamente en las cosas de este mundo, sin saber que Dios loest buscando en el silencio de su corazn para hablar con l.

    Por ello, san Carlos Borromeo deca que los sacerdotes no deban andardispersos en conocerlo todo y experimentarlo todo. Deban ser prudentes para nofrecuentar compaas indebidas o familiaridades peligrosas, pero necesitaban la fuerzade la oracin. Y deca:

    Ejerces cura de almas? No por ello olvides la cura de ti mismo, ni te entreguestan prdigamente a los dems que no quede para ti nada de ti mismo; porque esnecesario, ciertamente, que te acuerdes de las almas a cuyo frente ests, pero no demanera que te olvides de ti40.

    Un gran sacerdote, Don Ddimo Mantiero (1912-1992), de Bassano del Grappa,escribi en su Diario:Los convertidos eran y son siempre una adquisicin de la oracin

    y del sacrificio de fieles desconocidos. Cristo ganaba las almas, no con la fuerza de sumaravillosa palabra, sino ms bien con la fuerza de su constante oracin. De da

    predicaba, pero de noche rezaba41.

    Eso mismo debe hacer todo buen sacerdote; predicar, pero orar y ayunar, pueslas almas se ganan con esfuerzo, sacrificio y oracin. El cardenal Van Thuan, escribi:

    La presencia de Jess Eucarista cambi la crcel; la crcel, que es lugar de venganza,de tristeza, de odio, se haba convertido en lugar de amistad, de reconciliacin yescuela de catecismo... La presencia de Jess obraba maravillas. Haba ministros,coroneles, generales, y, por la noche, hacan una hora santa, una hora de adoracin yde oracin a Jess Eucarista. As, en medio de la soledad y del hambre, un hambreterrible, podamos sobrevivir. As es como fuimos testigos de Jess en la crcel... Pocoa poco, uno tras otro, los budistas y los de otras religiones que, a veces, son

    fundamentalistas y muy hostiles a los catlicos, expresaban su deseo de hacersecatlicos42.

    As pues, ser sacerdote es ser hombre de oracin y llevar a Dios cada da en lapatena de la misa a todos sus familiares, amigos, feligreses y a todos los hombres delmundo entero. Por eso, el mismo Van Thuan dice que, estando prisionero, oraba portodos los que le rodeaban. Todos aquellos prisioneros budistas, confucionistas,catlicos y protestantes, eran el nuevo pueblo que Dios me encomendaba y, no sloellos, tambin los carceleros comunistas... Por eso, empec a considerar el barco, con

    40 Liturgia de las horas, memoria de san Carlos Borromeo, 4 de noviembre, oficio de lectura.41

    L. Grygiel,La dieci di Don Didimo Mantiero, San Paolo, 1995, p. 54.42 Nguyen Van Thuan o.c., p. 25.

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    mil quinientos prisioneros, y luego la prisin, como mi catedral ms hermosa, en la que

    deba anunciar el Evangelio con la palabra y la vida43.

    COMPROMISO TOTAL

    Cuando el dicono es ordenado sacerdote por el obispo, recibe una marca, unsello indeleble, llamado carcter, que reafirma una vez ms la pertenencia a Cristo, querecibi por el bautismo y por la confirmacin. El sacerdote, ms que cualquier otrocristiano, est comprometido de por vida al servicio de Jess. Debe ser un apstol de laPalabra y de la Eucarista. Es decir, debe evangelizar a todos con la Palabra de Dios yllevarlos a amar a Jess en la Eucarista.

    Cuando predique la Palabra de Dios, debe hacerlo como un servidor que notransmite sus propias ideas, sino que transmite lo que la Iglesia le ha encomendado. Hayque reconocer que la Palabra de Dios no nos llega nunca en privado, la recibimos atravs de la tradicin viva de la Iglesia, en la que nosotros creemos y vivimos

    juntamente con ella y en el seno de una comunidad viva44.

    Ser servidores de la Iglesia es transmitir la Palabra de Dios, que se alimenta conla fe viva de la Iglesia y que se mantiene viva a travs de los siglos en la comunidadviva de los fieles. Por eso, para interpretarla hay que hacerlo de acuerdo a esainterpretacin que la Iglesia viva nos ha transmitido a lo largo de la historia. De lamisma manera, la Eucarista hay que vivirla y celebrarla como algo que viene de Cristoy que mantiene, a lo largo del tiempo, los elementos esenciales de aquella misma misaque Jess celebr en la ltima Cena. Por eso, al celebrar la misa, hay que sentirseunidos a la Iglesia de antes, a la presente y a la futura, pues Jess es el que celebra yJess es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Heb 13, 8).

    Por lo cual, es tan importante que el sacerdote celebre la misa cada da. Dice elPapa Benedicto XVI:Para m la santa misa y el breviario son los actos fundamentalesdel da. La misa es el encuentro real con la presencia de Cristo resucitado y el breviarioes la entrada en la gran plegaria de toda la historia sagrada. Aqu los salmos son la

    pieza esencial. Aqu se reza con los milenios y se oyen las voces de los Padres45

    .Y qu hermoso es poder comulgar con Cristo y dar la comunin a los dems!

    Yo me conmuevo cada da ms cuando, al dar la comunin, cumplo con el deber deanunciar: El Cuerpo de Cristo. Entonces, estoy dando a los hombres algo que valeinfinitamente ms que mi propio ser o cualquier cosa que posea o pueda poseer: lesestoy dando al Dios vivo para que lo reciban en sus cuerpos y se aloje en sus

    43 ib. p. 80.44

    Ratzinger Joseph,Eucarista dentro de la vida, o.c., p. 139.45 Ratzinger Joseph,Dios y el mundo, o.c., p. 13.

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    corazones. Y no es menos inaudito que podamos declarar en el sacramento de la

    penitencia: Yo te absuelvo46.

    Y sigue diciendo el mismo Papa a los sacerdotes: Sed verdaderos servidores dela Palabra, vivid de ella y de acuerdo a ella. Sed servidores de la Eucarista y del amordel Seor, contenido en ella, y sed as servidores de la alegra47.

    Celebrar la misa es comprometernos totalmente con Cristo sin condiciones nilimitaciones. Por ello, contina el Papa Benedicto XVI: Un prroco de nuestra dicesis,que muri este ao, me cont que haba participado como soldado en la invasin deCreta y buscaba alojamiento en una casa. All not cmo el hombre que estaba enfrentede l, luchaba consigo mismo, porque sufra por esta invasin de su casa y porque

    saba que l mismo se pona en peligro si en tal situacin mantena la hospitalidad.Pero, finalmente, vio cmo el hombre se venci a s mismo en esa lucha, le ofreci unpuesto en la mesa, tom un trozo de pan, lo parti y le ofreci el pan partido. Y notcmo esto era ms que un simple gesto y que realmente significaba: yo te acepto comohusped, como hermano; sta es mi vida y t ests ahora protegido por mi vida, delmismo modo que acepto mi propio peligro. l not cmo aquel hombre, en el partir el

    pan, realmente daba participacin en su propia vida, le daba la suya sin considerar elriesgo. Y todava despus de cuarenta aos, cuando contaba esto, temblaba de emocin

    por esta experiencia de la vida compartida en el pan.

    Cristo se ha dado tambin en el pan partido. Esto constituye un acontecimientoinaudito y que siempre sucede de nuevo: el hecho de que su vida sea la nuestra. En elloestriba la grandeza de la Eucarista y, por eso, ella no es un juego, sino una realidad48.

    S, la Eucarista es una experiencia del amor de Jess que se entrega totalmente anosotros, nos entrega su vida y se une a la nuestra sin importarle los riesgos de nuestrastraiciones, indiferencias o pecados. l nos hace participar de su propia vida divina yquiere que nosotros le entreguemos totalmente la nuestra para que estemos unidostotalmente con l para siempre. Y, unidos a l, lo estaremos tambin con toda la Iglesiay con todos los hombres de todos los tiempos.

    LA MISA

    Es la accin ms grande y sublime que se realiza cada da en la tierra. Es unaaccin, a la vez, divina y humana. La misa es obra de Cristo, pero Cristo, para realizarla,ha querido necesitar de la persona del sacerdote. Y el sacerdote le presta su cuerpo, suvoz, sus manos... para realizar el gran memorial de su pasin, muerte y resurreccin. Elsacerdote y Cristo se hacen UNO en la misa. Le deca Jess a Concepcin Cabrera deArmida, fundadora de las hermanas contemplativas Religiosas de la cruz:En la misa, el

    46 Ratzinger Joseph,De la mano de Cristo, o.c., p. 63.47

    Ratzinger Joseph,Eucarista centro de la vida, o.c., p. 144.48 ib. 142.

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    sacerdote se transforma en M y yo en l. Al consagrar, somos uno, l desaparece en M

    y yo en l: somos dos en UNO... Yo lo absorbo en mi divinidad y, sin que lo sienta, lotransformo en M... El transformar un sacerdote en M es, en cierto modo, mayormilagro que el de la transustanciacin, pero slo siendo puro, puedo transformarlo enM sin lastimarme49. En la misa, Jess por medio del sacerdote renueva y actualizasacramentalmente, sin derramamiento de sangre, su pasin, muerte y resurreccin. Escomo si su vida entera y, especialmente esos momentos culminantes, estuvieran

    permanentemente presentes en la historia de los hombres y se hicieran realidad concretaen la misa. Deca san Buenaventura:La santa misa est tan llena de misterios como elmar de gotas de agua, como el aire de granitos de polvo, como el firmamento deestrellas, como el cielo est lleno de ngeles.

    Todo en la misa se prepara para la consagracin. Toda la misa converge en estemomento. Para la consagracin fueron ordenados todos los sacerdotes. En ella estcentrada toda la fe catlica y toda la vida de la Iglesia. Todo por ese momento sublime.

    El sacerdote manifiesta, despus de la consagracin del pan y del vino, el estuporsiempre nuevo por el prodigio extraordinario que ha tenido lugar entre sus manos. Unprodigio que slo los ojos de la fe pueden percibir. Los elementos naturales no pierdensus caractersticas externas, pero en sustancia, por el poder de la palabra de Cristo yla accin del Espritu Santo, se convierte en la sustancia del cuerpo y de la sangre deCristo. Por eso, sobre el altar est presente verdadera, real y sustancialmente Cristo,muerto y resucitado, en toda su humanidad y divinidad50.

    Unas sencillas palabras sobre la hostia y, en ese momento, la hostia viene acontener un tesoro mayor que todos los tesoros de la tierra y de todo el universo. Si

    pudiramos ver, con los ojos del alma y con los ojos de la fe, la transformacinrealizada, veramos tambin con emocin una brillante multitud de ngeles que bajan enese momento de la transustanciacin y rodean la hostia y la adoran con temor santo.Todo el cielo se pone en movimiento y se hace presente en la tierra. Podremos estarnosotros indiferentes? Algunos ni siquiera se ponen de rodillas por vergenza o por noquerer ensuciar su ropa o por falta de fe. En ese momento del gran milagro, debemosestar de rodillas y adorar a nuestro Dios en unin con todos los bienaventurados decielo. Todos de rodillas ante nuestro Dios, Jess sacramentado!

    Algunos autores dicen que la misa es el cielo en la tierra, es Jess, que se hacepresente aqu entre nosotros acompaado de todos los ngeles y bienaventurados, con elPadre y el Espritu Santo. Es como si el cielo, que en realidad no est en ningn lugarconcreto y exclusivo del universo, se trasladara por esos momentos al lugar concretodonde se celebra la misa. Y si hay mil misas a la vez, el poder de Dios, hace posibleque, en cada lugar donde se celebra la misa, se haga presente el cielo. Deca sanJosemara Escrib: Cuando celebro la misa, aunque sea con la sola participacin delque me ayuda, tambin hay all pueblo. Siento junto a m a todos los catlicos, a todoslos creyentes y tambin a los que no creen. Estn presentes todas las criaturas de Dios

    49

    Cabrera de Armida Concepcin,A mis sacerdotes, Ed. La cruz, Mxico, 1979, pp. 11-14.50 Juan Pablo II, Carta a los sacerdotes en Jueves santo de 2005.

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    (la tierra y el cielo y el mar, y los animales y las plantas), dando gloria al Seor de la

    creacin entera51.

    El Papa Juan Pablo II deca: La liturgia, que celebramos en la tierra, es unamisteriosa participacin en la liturgia celestial52. Segn el Vaticano II: En la liturgiaterrena pregustamos y participamos en la liturgia que se celebra en la ciudad santa de

    Jerusaln, hacia la que nos dirigimos como peregrinos... y cantamos un himno degloria al Seor con todo el ejrcito celestial53. S, en la misa el cielo baja a la tierra. Lamisa es una celebracin del infinito amor de Dios, que se hace presente entre nosotros atravs de la persona de Jess, el hombre-Dios, que renueva entre nosotros el granacontecimiento salvfico que tuvo lugar hace dos mil aos, a travs del cual nosmanifest su infinito amor a los hombres.

    En la misa nos unimos a la liturgia celestial, asocindonos con la multitudinmensa que grita: La salvacin es nuestro Dios, que est sentado en el trono y delCordero (Ap 7, 10). La Eucarista es verdaderamente un resquicio del cielo, que seabre sobre la tierra. Es un rayo de gloria de la Jerusaln celestial, que penetra en lasnubes de nuestra historia y proyecta luz sobre nuestro camino 54.

    Como dira el gran convertido del protestantismo Scott Hahn: Realmenteestamos en el cielo, cuando vamos a misa, y esto es verdad en cada misa a la cualasistimos con independencia de la calidad de la msica o del fervor de la predicacin.

    No se trata de aprender a mirar el lado bueno de las liturgias descuidadas. Ni dedesarrollar una actitud ms caritativa hacia los que cantan sin odo. Se trata, ni ms nimenos, de algo que es objetivamente verdad, algo tan real como el corazn que latedentro de ti. La misa, y me refiero a cada una de las misas, es el cielo en la tierra 55.

    Vamos al cielo, cuando vamos a misa. No se trata meramente de un smbolo, deuna metfora, de una parbola, ni de una figura retrica. Es algo real. San Atanasioescribi: Mis queridos hermanos, no venimos a un banquete temporal, sino a un festneterno y celestial. No lo vemos entre sombras; nos acercamos a la realidad. Es el cieloen la tierra... Esa es la realidad! Ah es donde estuviste y donde cenaste el domingo

    pasado. En qu estabas pensando?56. Por eso, vivamos ya en esta tierra por adelantado

    unos momentos de cielo al asistir a la misa, en unin con todos los santos y ngeles.El santo abad Nilo nos refiere que su maestro san Juan Crisstomo le dijo un

    da confidencialmente que, durante la misa, vea a una multitud de ngeles bajando delcielo para adorar a Jess sobre el altar, mientras muchos de ellos recorran la iglesia

    51 San Josemara Escrib, homila Sacerdote para la eternidad, del 13 de abril de 1973.52 Discurso del Angelus, 3 de noviembre de 1996.53 Sacrosanctum concilium 8; Cat 1090.54 Juan Pablo II, encclica de Eucharistia 19.55

    Hahn Scott,La cena del Cordero, Ed. Rialp, Madrid, 2003, p. 24.56 ib. p. 166.

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    para inspirar a los fieles el respeto y amor que debemos sentir por Jesucristo presente

    sobre el altar57.

    Por eso, san Juan Crisstomo, deca lleno de gozo: Aqu est el cielo58. SanGregorio VII Papa, deca:A la voz del sacerdote se abren los cielos y los coros de losngeles asisten a la misa. Lo ms bajo se une a lo ms alto, lo terrestre a lo celeste, lascosas visibles a las invisibles. Por eso, al sacerdote le hacen falta dos alas: la santidad

    y la ciencia para poder subir hasta Dios y despus descender para atender a las almasy as cumplir su sublime vocacin de ser luz del mundo y sal de la tierra59.

    La mstica francesa Marie-Julie Jahenny dice el 3 de noviembre de 1879: Vi elaltar rodeado de ngeles. A la derecha e izquierda del sacerdote estaban los serafines,

    que le servan. Cuando lleg el momento del Credo, los ngeles cantaban y ofrecan alSeor la fe de los pueblos. El Seor estaba presente repartiendo por todas partesbendiciones. Al momento de la elevacin de la hostia, yo vi al nio Jess de una belleza

    sublime. l tena sus pequeas manitas abiertas y el Corazn abierto. Todo el cielocantaba el Hosanna y una muchedumbre de ngeles rodeaba al nio Jess.

    Al Padrenuestro, el nio Jess tena los brazos extendidos hacia arriba yreparta abundantes gracias por todas partes. Al momento de la comunin del

    sacerdote, todo el cielo arroj llamas de fuego sobre el pecho del sacerdote, quepareca un cielo. Al momento del Cordero de Dios, Nuestro Seor apareca como untorrente en llamas. Al momento de la comunin de los fieles, yo vi al nio Jess sonrer,cuando lo reciban en comunin, pero su sonrisa no era igual en todos. A la hora de labendicin, Nuestro Seor estaba con el sacerdote para bendecir. Qu maravilloso es eldivino sacrificio!60.

    El padre Tarsicio de Cervinara ha publicado un librito sobre la misa de san Pode Pietrelcina, donde anota las respuestas que el mismo Padre Po le daba a sus

    preguntas. Un da le pregunt:

    - Asiste la Santsima Virgen a su misa?- Y crees que la Madre no se interesa en su Hijo?

    - Asisten los ngeles?- En multitudes- Qu hacen?- Adoran y aman- Padre, quin est ms cerca de vuestro altar?- Todo el paraso61

    En otra ocasin le pregunt sobre la comunin:57 Santo Cura de Ars, Sermn sobre la santa misa.58 In epist ad corintios XXXVI, 5.59 Dilogos IV, 58; PL 77. 425 D.60 Bourcier, Marie-JulieYahenny, Une vie mystique, Ed. Tequi, pp. 139-140.61

    Tarsicio da Cervinara,La messa di Padre Pio, Ed. La casa sollievo della sofferenza, sanGiovanni Rotondo, 1975, p. 40.

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    - Qu es la santa comunin?

    - Es un abrazo. Orad para que Jess se haga sentir sensiblemente.- Cuando viene Jess, viene solamente al alma?- A todo el ser.- Qu hace Jess en la comunin?- Se goza con su criatura.- La comunin es una incorporacin en l?- Es una fusin. Como dos velas que se funden y no se distinguen ms.- Cuando te unes a Jess en la comunin, qu podemos pedir para ti?- Que sea otro Jess, todo Jess, siempre Jess.- Me has dado a entender que las especies sacramentales no se consumen en

    ti y que por tus venas corre la sangre de Jess. Eres un sagrario viviente?

    - T lo dices62

    El padre Inocencio de Campobasso, que conoci muy bien al Padre Po dice:Durante tres aos, de 1950 a 1953, he vivido en trato ntimo con el Padre Po, ya que fui destinado por los superiores a prestarle la asistencia que necesitara. En eldesempeo de este encargo, he comprendido a la perfeccin que la celebracin de lamisa era para el Padre Po el centro de su vida de piedad y de su vida religiosa.Constitua un verdadero misterio para m el tiempo que empleaba para prepararse parael santo sacrificio. Ya en la misa... quedaba como anonadado. Despus delMisereatur, tomaba un aspecto casi esttico, que se acentuaba ms desde laconsagracin hasta despus de la comunin. Despus de comulgar, quedaba

    generalmente tan absorto que no se daba cuenta de lo que ocurra a su alrededor63.Viva la misa con tal intensidad que se le transfiguraba el rostro hasta el punto de quealgunos ateos o curiosos podan decir despus de asistir a su misa: Realmente, Dios haestado aqu con nosotros.

    La misa es algo tan grande que podramos llamarla el milagro de los milagros. Elsacerdote, en la misa, deca el santo Cura de Ars, tiene las llaves de los tesoros divinos.Su lengua hace de un pedazo de pan a Dios, que es mucho ms que crear nuevosmundos. En la misa, Jess pide la colaboracin del sacerdote para que pueda nacerdenuevo en la Eucarista y pueda quedarse para siempre con nosotros. Deca el cardenal

    Schnborn que el cielo y la tierra, la Iglesia celeste y la Iglesia peregrina, se unen sobrela tierra durante la celebracin de la misa. Por eso, decimos claramente que la misa es elcielo en la tierra y que se celebra realmente con todos los ngeles y todos los santos 64.

    No necesitas ser santo para celebrar la misa,pero debes celebrar la misa para ser santo.

    LA VIDA DEL SACERDOTE

    62 ib. p. 36.63

    Citado por Sez de Ocriz Leandro,Po de Pietrelcina, Ed. San Pablo, Madrid, 1999, p. 262.64 Lorient Marc,De Langelit, o.c., p. 25.

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    El sacerdote, para el que no cree, es simplemente un hombre comn y corriente,que lleva una vida extraa de clibe solitario y con rara apariencia. La hostiaconsagrada, para quien no tiene fe, es igualmente un poco de pan comn, que slo secome en extraas ocasiones y tiene rara apariencia. Pero para el que tiene fe, la hostia,en la celebracin de la misa, se transforma en Jess. Visiblemente es pan, peroinvisiblemente es Jess. De la misma manera, el sacerdote, en la misa, se transforma enJess. Es Jess quien celebra la misa a travs de l. Visiblemente es un hombre-sacerdote, pero invisiblemente es Jesucristo.

    Cuenta santa Teresa de Jess: Un da llegando una vez a comulgar, vi dosdemonios con muy abominable figura. Parceme que los cuernos rodeaban la garganta

    del pobre sacerdote, y vi a mi Seor, con la majestad que tengo dicha, puesto enaquellas manos en la hostia que me iba a dar; y entend estar aquel alma en pecadomortal... Djome el mismo Seor que rogase por l y que lo haba permitido para queentendiese yo la fuerza que tienen las palabras de la consagracin y cmo no deja Diosde estar all por malo que sea el sacerdote que la dice, y para que viese su granbondad, cmo se pone en aquellas manos y todo para bien mo y de todos. Entend cunms obligados estn los sacerdotes a ser buenos que otros y cun recia cosa es tomareste Santsimo Sacramento indignamente y cun seor es el demonio del alma que esten pecado mortal(Vida 38, 23).

    Melania, la vidente de las apariciones de la Virgen en La Salette (Francia),apariciones aprobadas por la Iglesia, dice:

    Vi un da a un sacerdote al pie del altar mayor de la iglesia y pareca rezar congran humildad. Al acercarme, vi que su hbito estaba todo roto, su cara triste, perotranquilo y resignado. Y me dijo: Sea por siempre bendito Dios por su justicia einfinita misericordia. Hace ms de 30 aos que estoy en el purgatorio por no habercelebrado la misa con el debido respeto y no haber tenido el cuidado que deba por la

    salvacin de los que me estaban encomendados. Me ha sido hecha la promesa de miliberacin para el da en que oigas una misa por m en reparacin de mi culpabletibieza65.

    Pero hay sacerdotes santos. Dice el Papa Pablo VI en su libro Sacerdociocatlico: Durante la primera guerra mundial, en una poblacin de Blgica, por unaaccin cometida contra las tropas alemanas de ocupacin, el comandante dio orden ala poblacin de entregar al culpable. Pero el culpable no quiso presentarse. Entonces,los alemanes tomaron a algunos del pueblo como rehenes, amenazndolos conmatarlos si no presentaban al culpable. Faltaban pocos minutos para expirar el plazo,cuando el humilde prroco del pueblo, anciano y tmido, se acerc y presentndose alcomandante le dijo: He sido yo. l quera asumir las responsabilidades y las penasque quera evitar a su pueblo66.

    65

    Guoin Abate,Profecas de Nuestra Seora de La Salette, Ed. Villena, Madrid, 1977, p. 58.66 Montini Giovanni Battista, Sacerdocio catlico, Ed. Sgueme, Salamanca, 1966, pp. 92-93.

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    En una aldea de Eslovaquia, llamada Likavska, hubo un accidente de trabajo yun albail muri. Se llamaba Benjamn. Ninguno de sus compaeros saba que erasacerdote, uno de tantos sacerdotes que deban llevar una vida clandestina en un pascomunista. Slo el viejo prroco del lugar lo saba.

    Cuando el rgimen comunista confisc todos los Seminarios, Benjamn continufiel a su vocacin y, en el campo de concentracin a donde los llevaron, hizo profesinde sus votos. Liberado del campo de concentracin, sigui estudiando bajo la gua de unsacerdote, que trabajaba en el ferrocarril y era profesor de teologa. Y, al final, el obispolo orden sacerdote en secreto. No poda celebrar misa en pblico ni predicar niensear, pero cada da celebraba la misa en privado y encomendaba a todos sus

    feligreses al Seor.

    Trabajaba de albail, ayudando en todo lo que poda a sus compaeros. Era tantasu bondad que todos lo queran y, cuando muri, todos sus compaeros comunistasestuvieron en el velorio y en el entierro. El prroco, en el momento del sepelio, lesanunci que era sacerdote. Treinta y dos nias lo acompaaron al cementerio, vestidasde blanco. Todos lloraban.

    El padre Benjamn, que no haba podido celebrar ninguna misa en pblico, tuvoa toda la gente a su alrededor en el ltimo momento. Y su gente no podr olvidar nuncasu gran bondad y las palabras y consejos de aquel humilde albail, que pareca un santoy era en realidad un sacerdote del Seor al servicio de todos hasta la muerte67.

    67 Tomado de la revista Milizia mariana, de Bologna, abril de 1966.

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    En Ruanda, en tiempo de la guerra civil entre hutus y tutsis, un sacerdote estaba

    para comenzar la misa, vestido con los ornamentos litrgicos, cuando se presentaron lossoldados hutus en la iglesia y le preguntaron: T eres tutsi o hutu? Si responda: Soyhutu, salvaba la vida. Si responda: Soy tutsi, lo mataban. l pidi que dejaran marchara sus fieles a casa. Y les dijo: Podis matarme, porque yo soy padre. Un padre no es nitutsi ni hutu. Yo soy un sacerdote del Seor. Y los soldados dispararon. Ciertamente,cay mrtir del amor, un confesor de la fe68.

    San Juan Eymard (1811-1868), a los 18 aos, tuvo una grave enfermedad.Pensando que iba a morir, deca insistentemente: Dios mo, concdeme la gracia decelebrar al menos una misa, una sola misa. Y Dios le concedi la gracia de podercelebrar muchas misas en su vida.

    A Karl Leisner, Dios slo le concedi ser sacerdote para celebrar una santa misa,haba sido ordenado dicono el 25 de marzo de 1939 y, en pocos meses, deba recibir elsacerdocio; pero una repentina tuberculosis le oblig a permanecer en St. Blasien en laSelva Negra alemana. All fue detenido el 8 de noviembre de 1939 por la temibleGestapo, a causa de un comentario hecho en relacin a Hitler. Lo internaron en la crcelde Friburgo, despus lo llevaron al campo de concentracin de Sachsenhausen y en1940 al de Dachau. La mala alimentacin y los trabajos forzados hicieron avanzar suenfermedad y tuvo que ser internado en la enfermera. All se aferr al amor de Mara ya Jess Eucarista, que llevaba siempre consigo, lo esconda debajo de su almohada y loreparta en comunin a los moribundos.

    El 17 de diciembre de 1944, el obispo francs Gabriel Piguet lo orden sacerdoteen la barraca 26, estando presentes los 300 sacerdotes que estaban all tambin

    prisioneros. El da 26, Karl pudo celebrar su primera y ltima misa, porque estaba muygrave. El 4 de mayo fue puesto en libertad, pero estaba tan mal que tuvo que serinmediatamente internado en un sanatorio antituberculoso en Planegg, cerca de Munich.Falleci e