Rogers,Carl Proceso Convertirse en Persona

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Principales principios de la terapia Centrada en la Persona de Carls Rogers

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  • EL PROCESO DE CONVERTIRSE

    EN PERSONA

  • p~llJS CONTEXTos OJriJltOI tulos publicados:

    4. L Tcrr. El JWego por 'l" lo1 oJu/10111ecrn/1111 iul!'r 48. Jt J. Stcm~rg. El trrJng"lo del ""'r 49 W Ury. Ahni11r , ptlz So R J. Stcmberg, Lo expme11ao tkl ""'' 'H. J Ka,llll. TreJ 1de111 ududor111 ,2. 1 O. Yalom, PJirolog/11 y lller11turt1 'l. E. Roudincsco, Por qui el priC011nJli1is i 54. R. S. Lazarus y B.N. Lazarus, Posin y rtitn '' J. Muoz Rcdo, T""'telo con filo10/"1 ,6. S. Serrano, Comprender 14 co111unica11 '7 L. Mr, .Lor 11um de '4 roin 58. V. E. Frankl, En el pnnpio era el 1e11tido 59. R Shddrakc, De perror q"e rabm que r"J amor e114n camino de c11111 60. C. R. Rogen, El procero de convertirse en perrona 61. N. Klcin, No logo 62. S. Blackbum Penfar. Vn11incitacin"14/iloso/a 63. M. David-Mnard Todo el pl4cer er mo 64. A. Comte-Sponvillc LifelicidAd, deusperatmente 6'. J. Muoz Redn, El espritu fhl x1111ir 66. U. Bcck, y E. Bcck-Gemshcim, El normal caos del 11111or 67. M.F. Hirigoycn, El acoro moral en el trabajo 68. A. Comtc-Sponvillc, El t1mor 14 roledAJ 69. E. Galcndc, Sexo y amor. Anhelor e incertidumb"r de 14 inlimd 11ctudl 70. A. Piscitclli, Ciberculturar 2.0. En 14 era tk lar mJquinas inteligentes 71. A. Millcr, IA m11durei. de Eva 72. B. Bricout (comp.), IA mirat de Or/eo 7 3. S. Blackbum, Sobre "1 bondAJ 74. A. Comtc-Sponville, Invitacin a l4filoso/11 TS. O. T. Courtwright, IAr JrogtU y 14/ormacin del mundo moderno 76. J. Entwistlc, El cuerpo y la mot 77. E. Bach y P. Dardcr, Sedcete para reducir 78. P. Foot, &nJlld natural 80. N. Klcin, Val/4s y ventonar 81. E. Fromm, IA traccin Je la vit 82. R C. Solomon, ErpiritU11li"4J para esciplicos 83. C. Lomas, Todor los hombrer son ig"4/erT 84. E. Bcck-Gcmshcim, IA reinvencin tk 14/ami. 85. A. Comtc-Sponvillc, Diccionario filosfico 87. J. Goodall y M. Bckoff, .Lo1 diei. "'"ntmie11101 pt1N comptlrlir el p/411e111

    con los 11nimoks que amamos 88. J Gray, Perros tk Ptl" 89. L. Ferry, Qtd es'""' vida m1liZMl.aJ 90, E. Fromm. El rte Je a"'4r 91. A. V.J.rs, I sokJ.J en p.rrfa 92. R. Bertbcs. RD/4,,J &.rthes por RDland &.rthes 93. W. Fascbman Y otro&, IA bueu opcin 94. A. Comte-Sponvilk, El aip""1ismo es "''"IJ

  • r
  • 11nalv orieinal: " ~ "P"'Oll Puh~ en inJtlk ror Hmqhton MifDin Comp!Uly ~'In dr Llhana R. Wambc~

    e 1961 by Carl R ftoaen O 1972 de todas lu ediciones m carellmo.

    Ediciones Paid& Ibrica. S. A., Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona httpJ /www.paidos.com

    ISBN: 84-493-0993-X Dcp6liao Jcpl: 8-44. 137 /2006

    lmpao en A & M Gti&c, S.L, OBIJO Sea. Papecu. .X~ (Bermlona)

    lllprao m &p.iia - Prinrcd in $1-in

  • INDICE

    Pri.""" parte HABLANDO A TITULO PERSONAL

    t. "ESTE SOY YO": EL DES.AMOLLO DE MI PENSAMIENTO PROFESIONAL Y DE MI FILOSOFIA PEl\SONAL 15

    Segunda parta

    COMO PUEDO SERVIR DE AYUDAJ

    2. ALGUNAS HIPOTBSIS ACERCA DE LA POSmllJDAD DI FACIUTAR EL DESARROLLO PERSONAL 39

    3. CARACTERISTICAS DE UNA RELACION DE AYUDA 4fi +. LO QUE SABEMOS SOBRE LA PSICOTERAPIA.

    OBJETIVA Y SUBJETIVAMENTE SS

    T.ut'D plllW EL PROCF.sO DE CONVERTIRSE EN PERSONA

    5. ALGUNAS TENDENCIAS QUE SE MANIFIBSI'AN EN LA TDAPIA 75 6. QUE SIGNIFICA CX>NVERTIRSE l.N PEBSONA IOI 7. UNA CX>NCIPCION DE LA PSICDI'El\APIA COMO PROCISO 117

    Cuarta parV UNA FILOSOFIA DE LAS PERSON~

    8. "SER LA PERSONA QUE UNO REALMENTE ES": COMO VE UN TERAPEUTA LOS OBJETIVOS PERSONAi.iS 149

    9. CX>MO VE EL TERAPEUTA UNA VIDA PLENA: LA PERSONA QUE FUNCIONA INTEGRALMENTI. 1e

  • 8 c. ll. llOOBIU

    Quinta parte EN BUSCA DE LOS HECHOS:

    LA IMPORTANCIA DE LA INVFS/'IGACION EN EL AMBITO DE LA PSICOTERAPIA

    10. PERSONAS O CIENCIA? UNA DISYUNTIVA Fl~FICA 179 11. EL CAMBIO DE LA PERSONALIDAD EN LA PSICOTERAPIA 201 12.. LA PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE EN SU

    CONTEXTO DE INVESTIGACION 2u;

    &na partil

  • AL LECTOR

    Aunque en cierta medida me disguste decirlo, he sido psiCQ_~~ -o a~so~ .nsiEe~~ un ~an prjv~legio. el hecho d haber tenido. la oportuni-dad de conocer a tan aiversa multitud de pel'IOnaa de manara ~.

    Sobre la base de la experiencia clnica y de la labor de investiga-cin realizada durante estos aos he escrito varios libros y una gran cantidad de artculos. Los trabajos que integran este volumen fueron se-leccionados entre el material de los diez aos comprendidos entre 1951 y 1961. Explicar las razones por las cuales he decidido reunirlos en un libro.

    Ert primer lugar, considero que la mayora de ellos versan sobre problemas que ataen a la vida del individuo en este mundo moderno tan lleno de sorpresas. Este no es un libro de consejos, ni se asemeja de manera alguna a un tratado del tipo "hgalo usted mismo", pero he podido observar en reiteradas oportunidades que estos trabajos han re-sultado sugerentes y enriquecedores para los lectores. De alguna manera, y aunque en pequea medida, les_1n-Juindado..meY..or seguridad para

    decidir.~ realizar .sus eJ~tjQneSlndividual~, en .s\l eSfeno par lograr lo que se haban propuesto ser. Por esta razn quisiera que estos tra-

    oajos ~~~ulta_ra~ -accesibles a cualquier persona que los leyera (por ejemplo al "profano inteligente"). Esto me interesa especialmente por-que todos mis libros anteriores estaban dirigidos a los profesionales de la psicologa, y se hallaban fuera del alcance de las personas ajenas a ese grupo. Tengo la sincera esperanza de que l!!\1~ leclm:eLsili. in-

    t~reses particulares en el campo de la psicoterapi~ o el asesoramiento lleguen a descubrir que las enseaus que surpn de este campo pue-den resultarles tiles en su propia vida. Estoy seguro, adems, de que muchas personas que nunca han buscado apoyo en el asesoramiento

    Tambin consultor o consejero

  • tn C. R. ROOERS

    l counsdinl). experimentarn mayor coraje )" confianza en s mismas el leer los resmenes de entrevistas teraputicas que hallarn en estas pginas y espero tambin que al vivir, en su imaginacin y con sus sentimiE'ntos, las luchas que otros deben librar para crecer y madurar, puedan comprender mejor sus propias dificultades.

    Otra razn que me ha estimulado a preparar este libro es la cre-ciE'nte cantidad y la urgencia de las consultas por parte de aquellos que ya estn familiarizados con mis puntos de vista sobre el asesoramiento, la psicoterapia y las relaciones interpersonales. Me han hecho saber que desean datos sobre mis trabajos y hallazgos ms recientes en una pre-sentacin accesible y adecuada. Se sienten frustrados al enterarse de la existencia de artculos inditos que no pueden encontrar y al descubrir trabajos mios en publicaciones que resultan diflciles de conseguir. Por eso quieren verlos reunidos en un libro. Este es un pedido halagador para cualquier autor y constituye tambin uua obligacin que be tra-tado de cumplir. Espero complacer a esos lectores con la seleccin que he preparado. Por consiguiente, en este aspecto, mi libro est dedicado a todos aquellos que en el pasado han considerado -que mi traba)o-es util ?U'& sus esfuerzos profesionales: psiclogos, psiquiatras, maestros~ eacadores, asesores estudiantiles, asistentes religiosos, asistentes sociales, logoterapeutas, profesionales de ciencias polticas, dirigentes industriales, especialistas en relaciones laborales, y otros.

    Pero an queda otro motivo, un motivo ms complejo y personal: es la l}~ueda de un auditorio adecuado para lo que tengo que _Ee

  • OONVUTIU2 EN P2ll50N A 11

    Durante este periodo, los editores de revistas cientficas, a menudo de escasa tirada o altamente especializadas, han tenido noticias de al-gunos de estos trabajos y han solicitado permiso para publicarlos. Siem-pre acced a estos pedidos, con la condicin de que se me permitiera publicar ms tarde el mismo trabajo en otra parte si yo lo deseaba. E.-; as como la mayora de los trabajos que he escrito durante esta dcada han quedado sin publicar, o han visto la luz en alguna revista pequea, especializada o disidente.

    Finalmente he llegado a la conclusin de que deseo reunir todos estos pensamientos en un libro, de manl!!,_8_ que puedan l>Useii w propio

    ~b1ico-:~toy--&egafbctequflos il'ltegrintes de mi auditorio pertenece-ran- -8 "na serie de disciplinas, algunas de ellas muy alejadas de mi propio campo, como la filosofa y las ciencias polticas. Sin embargo, ~ que es posible hallar una cierta unidad en ese auditorio. Pienso que mis tr.abajos forman parte de una tendencia que ya tiene y seguir teniendo influencia sobre la psicologa, la psiquiatra, la filosofa y otras esferas del conocimiento. No sabra bautizar esta tendencia, pero al pensar en ella la asocio con adjetivos y expresiones tales como fenomenol6gico, existencial, centrado en la persona; con conceptos como autorrealizacin, llegar a ser, crecimiento; con individuos (en Estados Unidos) como Gordon Allport, Abraham Maslow, Rollo May. Por consiguiente, pienso que aunque el grupo para el cual este libro ti~e algo significativo que decir estar con_stituido por ~dhiduo~ pertenecientes a diversa_s discipli-

    n~s, con intereses muy variados, su ~a.c~or ~~n resi.ll:V~s, en un mundo moderno que parece resuelto'i'igllorarla o a desconocer su importancia.

    Existe una ltima razn que me ha impulsado a publicar este libro, un motivo que significa mucho para m. Me refiero a la enorme, deses-.,erante necesidad de nu~~~ _tj~-~~ .~~t_m.i-~n~en_t9s

    bsi~q_~y_J!ltoa~s, ~a~ eficaces para mane1ar J~ tensi.Qn~. e..J! J~.s _ rela-cione_s .. lt\l.m.!Wftj, Los as0mbrosos avantl!s aeTombre hacia la conquista delespacio infinito, as como del mundo, tambin infinito, de las par-tculas subatmicas parecen facilitar el camino hacia la destruccin total de nuestro mundo, a menos que logremos avances anlogos en la com-prensin y el manejo de las tensiones entre las personas y grupos. Al pensar en lo limitados que son nueslros conocimientos en este campo, no puedo sino sentir verdadera modestia. Aguardo con esperanza el da en que invertiremos al menos el valor de una o dos de las grandes naves espaciales en la bsqueda de una comprensin ms adecuada de la! relaciones humanas. Pero tambin tengo dolorQialllente presente el hecho de que los conocimientos que ra poseemos son poco reconocidos y utili-zados. Espero que en este libro quede claro que ra poseemos conocimien-tos que, si fueran empleados de manera adecuada, ayudaran a aliviar las tensiones raciales, econmicas e internacionales hoy existentes. Espero que resulte evidente que estas enseanzas, usadas con propsitos preven-tivos, contribuira11 al desarrollo de personas maduras, comprensivas y

  • C. R. ROOUS

    "'"' n>t.tlo, t"RJ>fll'Ps 1lt' enfl"f'ntar con xito el surgimiento de eventuiale~ 1111.;11111t 01npt11~do 1on trecl"s. -

    H1 1xp11r.,.t11 tutlas mi.; razone!' para publicar este libro. Permtaseme , ..... ,luir , 011 al!;(u11os n1ment11rios acerca de su naturaleza. Los trabajos .11p1i n1111itl11" npr~se11t1m los r_rincipales temas que ~an ~.oncdado Dll

    1i~r~~~.-Juran~_l!i_rj_r~t1~.t1 ~~~a~r-Y-uerol1--preparad~--c;:cm -pro*s}t_s d:t\ t>.rs.os. por lo ge11eral llilt:L{lUd1torios d1ferentes.l o redactados srmple-111P11h' .,ll.t!:LJJU 11.ropi1t s.1tffatTi.7ata- cda captTo-he preparado una 11111.i i11tr11ductoria q-ut:: irltenta situar el material en un contexto com-prt>11sihlt>. H"" di~ribuido_ lo&. tr~bajqs 50.u:um~11c!o por los de carcter .!Jlrt~~I, HiWL lt:.aniuar jJt.1t-.1~ _ ~u ordeuamientu manifieste el desarrollo de unallnea dt' flf'11samiento roherente. Al revisarlos trat de evitar las repeticiones; 1it>r11 (uamlo .;e trataba pto de m11 neras diferentes, he preferido generalmente conservar t>stas ",ariacio11es sobn" un tema'', esperando que sirvan al mismo obje-tin1 que en la msica, es decir. que enriquezcan el sentido de la meloda. Por hRber sur~ido rnmo trabajos independientes. cada uno puede leerse ... 11 rt>lttrin n111 los dems, si el lector as lo desea.

    En trminos ms sencillos, el er~psito de este libro es compartir rn11 el lector u1_~~e ~~-OO. e][pe1:t.e~1c;~L .~s decir, UJ!8 parte de...J:fil 'ifrt;;riio.-n-p .. -aqu lo que he experimentado en las junglas de la vida molerri; en el territorio poco explorado de las relaciones personales.

    HP iiqu lu que he visto y lo que he llegado a creer; los mtodos mediante lo ... ruale.; intent Yerificar y someter a prueba mis creencias; algunas df' Iris dudris. incgnitas, preocupaciones f: incertidumbres que an me pt.'rturba11. Espero que al;i;o de lo que hoy me propongo compartir llegue rt>1lme11tP ril lf'('tor. ! ,..,,"r1mnn1u d.- PsicoloRi" y Psiquialria ( n,,.rr.veloped in the d .. nt-aJI. 1"4-2'lti.

  • PRIMERA PARTE

    HABLANDO A TITUW PERSONAL

    Hablo como persona, desde un contnto de ezperi.encias y enseanzas personal.u

  • .: \.:. ~,, . . ..,,;;. ! I ~ .

  • "ESTE SOY YO"

    EL DESARROLLO DE MI PENSAMIENTO PROFESIONAL Y DE MI FILOSOFIA PIRSONAL

    En este captulo he reunido dos charlas de carcter mur fJilTIOnal. Hace cinco aos fui invitado a dar una conferencia a los alumnm tUl ltimo curso de la Universidad de Brarul.eis para presentar, no mis illlas, sino a m mismo. Deseaban saber cmo haba llegado a elaborar mis plfl-samientos y a ser lo qu.e hoy soy. Me ,,areci una invitacin digna u,., tenida en cuenta y me esforc por satisfacer el requerimiento los estu-diantes. El aoo pasado el Student Union Forum Committu Wisconsin me formul una invitacin similar. Se me pidi que hablara a titulo personal en su serie "Ultima conferencia", en la que se supoM qw, por razones no ezplicitadas, el profesor da su ltima clase r por consi~ pone mucho de s mismo en ella. (Me pregunto cul es la ra.r.n fJOr la cual en nuestro sistema educacional se supone que un profesor p'U6tle moa-trarse tal cual es slo en las peores circunstancias.) En la charla u Wisconsin logr ezpresar meior que en la anterior las ensearwu perso-nales o temas filosficos que han llegado a adquirir significado para mi. En este captulo he reunido r combinado ambas charlas, tratando de conservar en cierta medida el carcter informal que les di en su presentacin inici.al.

    l respuesta a cada una de estas charlas me ha hecho reconoc6T cun deseoso puede estar un oyente de saber algo acerca la pRSOna qw pronuncia una conferencia o dicta una clase. Por esta razn ha colocado este captulo al comienw del libro, esperando que al transmitir allf' m proporcione el contexto adecuado a los captulos que siguen r d al resto del libro su verdadero significado.

    Me han informado que lo que este grupo al que hay me dirijo espera de m es que me refiera al tema que podramos titular "Este "'11 yo". Experimento diversas reacciones ante t.al invitacin, pero la que quilien destacar es que me siento honrado y halagado al saber que un grupo delell conocer quin sciy, en trminos personales. Puedo asegurarles que uaa invitacin original y muy exigente; intentar ruponder a una pl"llUD.ta honesta con toda la honettidad de que "Y capaz.

  • C. R. ROGERS

    Qui~n soba Y'[; Soy un ~clogq cuy9 _principal inters, durante muchos a1'\os, "Wl_.l& p&ico&erapia. Qu significa esto? No intento aburrirlos con w1a enumeracin de mis trabajos, pero citar unos pIT&fos del pl't'f ado a mi libro Psicoterapia centrada en el cliente, para expresar .ie manera subjetiva lo que ste significa para mi. Mi prop66ito consista en transmitir al lector algn sentimiento sobre el tema del libro, y escrib: "De que trata este libro? Intentar dar una respuesta que en alguna medida, transmita la experiencia viva que el libro pretende ser."

    "&ta obra se refiere al sufrimiento y a la esperanza, a la ansiedad ~- a la satisfaccin que llenan el consultorio de cada terapeuta. Se refiere a la unicidad de la relacin que cada terapeuta establece con cada cliente e igualmente a los elementos comunes que descubmos en todas estas relaciones. Se refiere tambin a las e~encias altamente personales de cada uno de nosotros. Trata acerca del cliente que en mi consultoro se sienta en un extremo del escritorio, luchando por ser l mismo, y sin embargo mortalmente temeroso de serlo; esforzndose por ver su expe-riencia tal como es, deseando ser esa experiencia, pero muy temeroso ante esa perspectiva. El libro trata acerca de m mismo, sentado all ante ese paciente, cara a cara y participando de su lucha con toda la sensibi-lidad y profundidad de que soy capaz. Trata acerca de mi en tanto me esfuerzo por percibir su experiencia y el significado, el sentido, el sabor que tiene para l. Trata de m en la medida en que deploro mi falibilidad humana en la comprensin de ese cliente, y mis fracasos ocasionales en ver la vida tal como aparece para l, fracasos que caen pesadamente sobre la intrincada, delicada trama de su crecimiento/Se refiere a mi, en los momentos en que disfruto del privilegio de traer al mundo una nueva personalidad; cuando me aparto con respeto ante la emergencia de un yo, de una persona; cE!!!do_Q.~~ryn_~ua..uacimiento en el que he desempeado un papel importante y facilitador/Se refiere tanto al pa-ciente como a m en tanto observamos maravillados las fuerzas potentes y armnicas que se manifiestan en esta experiencia total, fuerzas que parecen profundamente arraigadas en el universo como un todo. Creo que el libro se refiere a la vida, en la medida en que sta se revela vvida-mente en el proceso teraputico, con su cieg1J poder y su 1remenda capa-cidad de destruccin, pero con su impulS

  • CONV2JlT11U1!. l!.N Pi!.BM>NA t7

    Mis primeros ai09

    Me cri en un hogar caracterizado una atmsfera tica y religiosa mu ~r es~os ~azos familiares, en tizaba en la veneracin del traba~ estndcta eFum~an51gente, que M! linte-N dre JO ar uo i el cuarto de . \.;.: uestros pa s se preocupaban m h ae11 ... 10I. constitua el objeto de su constante ~~f~::r ~oso~y nuestro bienestar tamnte nuestra conducta de muchas ma o. am ~ controlaban eatric-daban por sentado, y yo lo aceptaba ue":=:n ru _es y afectllolal. Ellm sonas; nada de bebidas alcohlicas ;u qbailes . 08 diferente. de otru per-poc~ vi~~ social y mucho trabajo. Hoy me ~~~m~ 81~~C:: muy a rms ~l)Os de que las bebi~as carbonatadas tienen un ~ma liger=

    ~ammoso, y recuerCua1!do cumpl doce aos, mis padres compraron una p-anja e inlta-lamos .alh nue~ hogar. Haba dos razones para hacerlo: mi padre, que se hab1a convertido en un prspero hombre de negocios, deseaba hallar un oasatiempo, pero creo que m's importante fue el hecho de que mi.a padrel consideraban necesario alejar a los adolescentes de la familia de laa "ten-taciones" de la vida suburbana.

    En la granja desarroll dos intereses que quizs hayan orientado el rumbo de mi trabajo posterior. Qued fascinado por las gigantescaa mari-posas nocturnas (estaban en boga los libros de Gene Stratton-Porter) y me convert en una autoridad sobre las uuberantes Luna, Polypbemua, Cecropia y otras mariposas que habitaban nuestros bosquea. I..boriosa-mente cri mariposas en cautiverio, cuid las orugas, guard los capullos durante los largos meses de invierno, y en general conoc alguna de lu alegras y frustraciones del cientfico que intenta observar la naturaleza.

    Mi padre estaba decidido a administrar su nueva granja con un cri-terio cientfico, y con ese objeto compr muchos libros sobre agricultura. Estimul a sus hijos a emprender operaciones independientes y mne-chosas por cuenta propia, y mis hermanos y yo cuidamos pollos, Y en algn momento criamos ovejas, cerdos y temeros. De esta manera me convert en un estudioso de la agricultura cientfica, y slo en dos ?&-cientes comprend que aquello me ayud a adquirir una i~ea bsica ~bre la ciencia. No habla nadie que dijera que Feeds and Feeding de Monson, no era un libro para un muchacho de catorce aos, de modo que recorri sus cientos de pginas, aprendiendo a pla~ificar experimentos, a com-parar grupos de control con grupos expenmentales, a manten~ .JDJ-tantes las condiciones de experimentacin mediante los P~~ de seleccin al azar, para poder determinar la influencia de un gcp

  • tA c. a. aooua

    minado ah.mt>nto sobre la produc-cin de leche o carne. Comprend cu6n dikil es ''eriricar una hiptesis y as eprendi a conocer y respetar loe mPtl'lios rit>ntificos en un campo de esfuerzos prcticos.

    Educacin wvenitaria y de postp'admdo

    Inici mis estudios universitarios en Wisconsin, en el campo de la agricultura. Une de las cosas que mejor recuerdo es la vehemencia con que un profesor de agronoma se refera al aprendizaje y al empleo de los datos empricos: destacaba la inutilidad de los conocimientos enci-clopdicos en s mismos y finalizaba con una admonicin: "No seas un vagn de municiones; s un rifle!"

    Durante mis dos primeros aos en la universidad mi objetivo pro-fesional cambi, y a consecuencia de algunas conferencias religiosaa que tuvieron en m una intensa resonancia emocional, perd el inters por la agricultura cientfica para decidirme por el ministerio sacerdotal; un ligero cambio! Dej la agricultura y comenc a estudiar historia, por considerarla una preparacin ms adecuada.

    Durante mi penltimo ao en la un~versidad fui elegido entre una. docena de estudiantes para participar en una conferencia internacional de la Federacin Cristiana Estudiantil Mundial que se realizaria en China. Esta fue una experiencia muy importante para m. La conf rencia se. llev a cabo en 1922, cuatro aos despus del fin de la Primera Guerra Mundial. Observ cun amargamente se seguan odiando fran-ceses y alemanes, a pesar de que como individuos parecan muy agra-da bles. Me vi obligado a ampliar mi pensamiento y admitir que personas muy sinceras y honestas pueden creer en doctrinas religiosas muy di-ferentes. Me emancip en ciertos aspectos fundamentales del pensamien-to religioso de mis padres, y comprend que ya no poda estar de acuerdo con ellos. Esta independencia de pensamiento caus gran dolor y ti-rantez en nuestras relaciones, pero al considerar esa situacin desde un punto de vista retrospectivo pienso que en ese momento, ms que en ningn otro, me convert en una persona independiente. Naturalmente haba un importante elemento de revuelta y rebelin en mi actitud du-rante ese perodo; pero la ruptura fundamental se produjo durante los seis meses de ausencia por el viaje a Oriente, y, en consecuencia, fue elaborada lejos de la influencia del hogar.

    Aunque en esta exposicin debo referirme sobre todo a los factores que influyeron sobre mi d~sarrollo profesional, deseo mP.ncionar breve-mente un elemento de gran importancia en mi vida personal. En la poca de mi viaje a China me enamor de una muchacha adorable a quien conocla desde mi infancia. No bien termin la universidad obtvr~ el consentimiento de mis padres, otorgado a regaadientes, y nos casa-mos inmediatamente, de modo que pudiramos asistir juntos a la escuelo tie graduados. No puedo ser objetivo acerca de este tema, pero su amCl1"

  • CONVEllTIBSE EN PERSONA 19

    y su constante compaerismo durante todos esos aos han sido un factor sumamente importante y enriquecedor en mi vida. Decid prepararme para el trabajo religioso asistiendo al Union Theological Seminary, el !Ms liberal del pas en esa poca ( 192+). Jams lament los dos aos que pas all. Estuve en contacto con grandes eruditos y maestros, en par-ticular con el doctor A. C. McGif fert, quien creia devotamente en la libertad de inquirir y esforzarse por hallar la verdad, dondequiera que sta nos lleve.

    Ahora que conozco las universidt1des y escuelas para graduados, sus reglamentos y rigideces, me siento realmente asombrado de una expe-riencia significativa que viv en el Union. Un grupo de nosotros senta que las ideas nos llegaban ya elaboradas, cuando en realidad deseba-mos explorar nuestras propias dudas e incertidumbres, para descubrir hacia dnde nos llevaran. Solicitamos permiso para dirigir nuestro pro-pio seminario y pedimos que se le reconociera puntaje acadmic.o: eerfa un seminario sin instructor, y el plan de estudios estarla int.etJrado por nuestros propios inte~ntes. Las autoridades se manifestaron cam-prensiblemente perplejas ante nuestra solicitud, pero nos con.cedieron lo que pedamos. La nica restriccin que nos impusieron fue que, por ra-zones reglamentarias, un auxiliar docente joven estarla presente en nues-tro seminario, pero no participara en nuestras discusiones a menos que lo solicitramos.

    Supongo que no es necesario a~ que este seminario constituy una experiencia particularmente r1c.a y esclarecedon. Siento que me impuls durante un buen trecho del camino que habra de recorrer hasta desarrollar mi propia filosofa de la vida. La mayora de aquel f(nlpo, al buscar las respuestas a sus propias preguntas, las encontraron fuera del mbito religioso, que finalmente abandonaron. Yo fui uno de ellot. Senta que quiz siempre me interesaran las preguntas relacionada con el sentido de la vida y tambin- la posibilidad de lograr un mejoramiento de ndole constructiva de la vida individual, pero no poda trabajar en UD campo en el que me vea obligado a creer en una doctrina reli-giosa determinada. Mis creencias se haban modificado radicalmente y podan seguir cambiando. Me pareca horrible tener que profeaar una serie de creencias para poder permanecer en una profesin. Queria en-contrar UD mbito en el cual pudien tener la seguridad de que nada limitarla mi libertad de pensamiento.

    Cmo me con.vert m psiclogo

    A qu~ dedicarme? En el Union me haba sentido atrado por los cursos y conferencias sobre psic.ologa y psiquiatra. que en esa poca comenzaban a desarrollarse. Muchas personu contn1Nyeron a despertar mi inters, entre ellas Goodwin Watson, Hanison Elliott y Marian Jtm.

  • C. K. llOGB.ftS

    worth'. Comenc a asistir a ms cursos en el Teachers' Collsge, de la Uni\"Prsidad de Columbia, que estaba situado frente el Union Seminary.

    lnici~ un curso sobre filosofa de la educacin dictado por William H. Kilpatrick . quien result un. gran maestro. Comenc mis prcticas cl-nicas nm nios. bajo la supervisin de Leta Hollingworth, una persona sensible ~ prctica. Pronto me encontr dedicado a la orientacin in-fantil de manera tal que, gradualmente y con muy pocos esfuerzos de reajuste, me establec en ese campo y comenc a pensar en mi mismo rnmo psiclogo clnico. Fue un paso dado suavemente y con poca con-ciencja de la eleccin que haca: simplemente me dediqu a las acti-\'idadt>s que me interesaban.

    Mientras estaba en el T eachers' College solicit y obtuve una beca o internado en el entonces flamante lnstitute for Child Guidance (Ins-tituto de Orientacin Infantil), patrocinada por el Commonwealth Fund. Muchas veces agradec el hecho de haber estado all durante el primer ao de su existencia. La organizacin se encontraba en un estado catico, pero esto significaba que cada uno de nosotros poda hacer lo que quisiera. Me fm:piliaric con los enfoques freudianos d.inmioos de los profesores, entre los que estaban David Levy y Lawson Lowrey y des-cubr que entraban en conflicto con el punto de vista estadstico riguroso, cientfico y framente objethro entonces prevalente en el Teachers' Co-llege. Cuando lo recuerdo, pienso que mi necesidad de resolver ese con-fcto fue una experiencia de inestimable valor. En aquel momento sen-ta que me hallaba situado en dos mundos completamente distintos, y que "ambos jams se encontraran".

    Hacia el fin del internado, me vi en la necesidad de obtener' un empleo para mantener a mi creciente familia, aunque todava no hu-biera concluido mi doctorado. Los puestos no abundaban, y recuerdo el alivio y la alegria que sent al encontrar uno. Fui empleado como psi-clogo en el Child Study Department (Departamento de Estudios Infan-tiles) de la Society for the Prevention of Cruelty to Children (Sociedad para la Proteccin de la Infancia Contra la Crueldad), en Rochester, Nueva York. En este departamento babia tres psiclogos, y mi sueldo era de 2900 d6laies anuales.

    Hoy recuerdo, entre divertido y asombrado, la manera en que acept eJ cargo. La razn por la cual me sent tan complacido es que era una oportunidad de realizar el trabajo que yo querla. Por lo que puedo re-cordar, creo que en esa oportunidad no pens que se trataba prcticamente de un callejn sin salida en mi carrera profesional, que no podria esta-blecer contactos con otros profesionales, y que el sueldo no era bueno siquiera en relacin con la poca. Creo que siempre sent que si hallaba una oportunidad de hacer lo que ms me interesa'!'&, todo lo deml se solucionara por si solo.

  • CONVERTlBSE EN PER~NA 21

    Los aoe en Rochester

    Los doce aos siguientes que pas en Rochester fueron muy valiosos. Durante los primeros ocho, por lo menos, estuve completamente dedicado a la prestacin de servicios psicolgicos prcticos, diagnosticando y pla-neando en mi trabajo con nios delincuentes y desvalidos que nos en-viaban los tribunales y entidades; y en muchos casos haciendo "entre-vistas teraputicas". Fue un periodo de relativo aislamiento profesional, durante el cual mi nica preocupacin fue tratar de ser ms eficaz con nuestros clientes. Tenamos que seguir viviendo con nuestros fracasos as como con nuestros triunfos, de modo que nos vimos forzados a apren-der. Haba un nico criterio para evaluar cualquier mtodo que em-pleramos para tratar a estas criaturas y a sus padres; el criterio era "Funciona? Es eficaz?" Pronto descubr que estaba comenzando a for-mular mis propios puntos de vista a partir de mi experiencia diaria.

    Recuerdo tres acontecinentos significativos, todos ellos pequeos pero importantes para m en ese momento. Me asombra que sean todos ejemplos de desilusiones: con una autoridad, con materiales y conmigo mi5mo.

    Durante mi formacin me haban fascinado los trabajos del doctor William Healy, que indicaban que la delincuencia a menudo se basa en conflictos sexuales, y que si se logra hacer aflorar estos l~ la conducta delictiva puede desaparecer. Durante mi primero o segundo ao en Rochester realic un trabajo muy arduo con un joven piromaniaco que manifestaba un impulso incendiario inconterble. Entrevistndolo da tras da en su lugar de reclusin, descubri gradualmente que tras su deseo se ocultaba un impulso sexual relacionado con la masturbacin. Eurelca! El caso estaba resuelto. No obstante, al ser puesto en libertad condicional el joven reincidi.

    Recuerdo el impacto que sufr. Healy poda estar equivocado. Quiz yo estaba aprendiendo algo que Healy ignoraba. De alguna manera, este incidente me sugiri la posibilidad de que existieran errores en las en-seanzas de las autoridades y me hizo pensar que an quedaban con~ cimientos por descubrir.

    Mi segundo descubrimiento, ingenuo como el primero, fue de otra naturaleza. Poco tiempo despus de mi llegada a Rochester coordin UD grupo de anlisis sobre entrevistas. Descubri una publicacin que contena una entrevista con UD progenitor, transcripta casi palabra por palabra, en la cual el entrevistador se mostraba hbil, perspicaz e inteligente, y rpidamente llevaba la convarsacin al ncleo del problema. Me alegr de poder usarla como ejemplo de una buena tcnica.

    V arios aos despus, ante un caso semejante, record aquel excelente material. Cuando lo hall y volvi a leerlo me senti espantado. Me pa-reci UD astuto interrogatorio judicial, en el cual el entrevistador cul-

  • C. R. ROOBllS

    paba al pl"'Of:rt'nitor por sus motivaciones inconscientes, hasta obtener de l la ronfesin de su delito. Mi experiencia ya me habla enseado que no f'rn posihlE' t'Sperar beneficios duraderos para el padre ni para el hijo de entrt>Yishts de este tipo. Entonces comprend que me estaba alejando dr.o cualquier enfoque coercitivo o agresivo en las relaciones clinicas; no por moti~ros filosficos, sino porque tales enfoques nunca pasan de ser slo supt>rficialmente eficaces.

    El ten-er hecho ocurri varios aos ms tarde. Ya babia aprendido a ser ms sutil y perseverante al interpretar la conducta de un paciente, y a regular la aparicin del material, para no inspirar rechazo. Habla estado trabajando con una madre muy inteligente, cuyo hijo era una especie de demonio. El problema se relacionaba claramente con el re-chazo que ella haba sentido por l en pocas tempranas, pero durante muchas entrevistas no logr ayudarla a comprender esto. Indagu sus antecedentes. y con toda delicadeza reun los elementos de juicio sur-gidos; trat de presentrselos de manera que ella lograra comprender la situacin. pero no pudimos avanzar. Por ltimo me declar vencido. Le comuniqu mi opinin de que si bien ambos habamos realizado los mayores esfuerzos., habamos fracasado, de modo que lo ms conveniente sera suspender nuestra relacin. Ella se manifest de acuerdo. C.On-cluimos la entrevista, nos estrechamos la mano, y mi paciente se dirigi hacia la puerta del consultorio. Una vez all, se volvi y pregunt: "Se ocupa usted de asesorar a adultos?" Cuando le respond afirmativamente, dijo: "Bien, entonces quisiera solicitar su ayuda." Regres a la silla que acababa de abandonar y comenz a verter amargas quejas sobre su ma-trimonio, los problemas que experimentaba en la relacin con su esposo, su sentimiento de fracaso y confusin; en sntesis, un material muy diferente de la estril "historia clnica" que hasta ese momento haba presentado. S6lo entonces comenz la verdadera terapia, que, por otra parte, result muy exitosa.

    Este incidente fue slo uno de los tantos que me permitieron experi-mentar el hecho --que slo comprend ms tarde-- de que es cliente quien sabe qu es lo que le afecta, hacia d6nde dirigirse, cules son sus problemas fundamentales y cules sus experiencias olvidadas. Comprend que, a menos que yo necesitara demostrar mi propia inteligencia y mis conocimientos/lo mejor seria confiar en la direccin que el cliente mismo imprime al proceso.

    Plliclogo o quT

    Durante este perodo comenc a pensar que, en realidad, yo no era un psic.logo. En la Universidad de Rochester comprPnd que el trabajo que estaba llevando a cabo no era psicologa y que en el Departamento de Ps:icologia nadie se interesaba por mis emeianza&. Concurr a las

  • CONVERTJR!IE F.N PERSONA

    sesiones de la ArMrican Psychological Association (Asociacin Nortemne-ricana de Psicologa) y comprob que en ellas se exponan trabajos sobre los procesos de aprendizaje de las ratas y experimentos de laboratorio que, al parecer, no guardaban relacin alguna con lo que yo estaba haciendo. Sin embargo, los asistentes sociales psiquitricos parecan hablar mi idio-ma, de manera que emprend actividades en ese campo y me relacion con los organismos locales y nacionales correspondientes. Slo cuando cre la American Association for Applied Psychology (Asociacin Norte-americana de Psicologa Aplicada), empec a desempearme activamente como psiclogo.

    Comenc a trabajar en el Departamento de Sociologa de la Univer-sidad, en el que dict cursos cuyo tema era c.no comprender y tratar a los nios con problemas. Pronto el Departamento de Educacin pretendi incluir mis cursos en la categora de cursos sobre educacin. (Antes de que abandonara Rochester, el Departamento de Psicologa tambin solicit permiso para incorporar mis cursos, aceptndome as como psiclogo.) Al describir estas experiencias adviertcv' cun empecinadamente segu mis propias lneas de trabajo, sin preocuparme por el hecho de no trabajar junto con mi grupo/

    El tiempo no me permite referirme al esfuerzo que represent im-talar un Centro de Orientacin en Rochester ni a la batalla que sostuve con algunos miembros del grupo de psiquiatras. Fueron, en su mayor parte, rencillas administrativas que no guardan mucha relacin con el desarrollo de mis ideas.

    Mis hijos Durante los aos en que trabaj en Rocbester, transcurri la infancia

    de mis hijos -un varn y una nia-, quienes me ensearon sobre los individuos, su desarrollo y sus relaciones. mucho ms de lo que puede aportar cualquier aprendizaje profesional. No creo haber sido un muy buen padre durante sus primeros aos, pero afortunadamente mi esposa fue una excelente madre; y a medida que pas el tiempo, pienso que yo mismo me convert, poco a poco, e11 un padre ms comprensivo. Sin duda alguna, durante esos aos y ms tarde, fue un incalculable privilegio el hecho de estar en relacin con dos nios particularmente sensibles y vivir junto a ellos los placeres y dolores de su niez, los dogmatismos y dificul-tades de su adolescencia y, ms adelante, la iniciacin de su vida de adultos y la constitucin de sus propias familias. Pienso que mi espata y yo consideramos que uno de nuestros mayores logros es poder mantener una real comunicacin con nuestros hijos ya adultos y con sus cnyuges. y que ellos tambin puedan hacer lo mismo con nosotros.

  • 2+ C. ft. ftOOEl\S

    Loa aos en Ohio

    En 194-0 acept un puesto en la Universidad del Estado de Ohio. Pienso que la nica razn por la cual se me otorg el cargo fue mi libro c'linical Treatmenl o/ the Problem Child, escrito durante las vacaciones ~- algunos breves periodos de licencias. Para mi sorpresa, y contrariamente a hi que esperaba, me ofrecieron una ctedra como profesor con dedica-cin t>xclusiva. Con toda sinceridad recomiendo a los futuros docentes que pl"()l.uren ingresar en el mundo acadmico en este nivel. Muchas veces me st>nti agradecido por haber podido evitar el proceso competitivo de los ~scalafones de las facultades, a menudo tan degradantes, donde con fre-cuencia los individuos aprenden slo una leccin: no meter la nariz en asuntos ajenos.

    Al intentar ensear a los graduados de la Universidad de Ohlo lo que haba aprendido acerca del tratamiento y asesoramiento, comenc a advertir que quiz yo haba desarrollado mi propio punto de vista, a partir de mi experiencia. Cuando trat de formular algunas de estas ideas y exponerlas en un trabajo que present a la Universidad de Minnesota, en diciembre de 1940, -experiment reacciones muy intensas. Por primera vez comprend el hecho de que una idea ma, que quiz me parezca bri-llante y plena de potencialidades, puede representar una seria amenaza para otras personas. Al convertirme en el centro de la crtica y recibir opiniones en favor y en contra, me sent. desconcertado y asaltado por dudas y planteos. Sin embargo, saba que tena elementos que aportar y redact el manuscrito def:oun.seling arul Psychotherapy,~n el que expuse lo que, a mi juicio/ era una orientacin ms eficaz de la terapia./

    En este punto advierto una vez ms, y no sin cierto humor, lo poco que siempre me interes ser "realista". Cuando present el manuscrito, el editor lo consider interesante y original, pero se pregunt en qu cursos se usa.ria. Le dije que slo conoca dos: uno de ellos a mi cargo, y el otro, en otra universidad. El editor opin que cometa un grave error al no escribir un te][to que se pudiera adoptar en los cursos existentes. Se mostr muy dubitativo acerca de la posibilidad de vender dos mil ejemplares, cantidad mnima necesaria para cubrir los gastos. Decidi arriesgarse slo cuando le anunci que lo propondra a otra editorial. Ignoro quin . de nosotros experiment mayor sorpresa ante la acogida del libro: se vendie .. ron setenta mil ejemplares hasta hoy y las ventas continan.

    Creo que desde ese momento hasta el presente mi vida profesional se halla suficientemente documentada en las obras que he escrito: pas cinco aos en Oho, doce en la Universidad de Chicago y c;wttro en la Universidad de Wisconsin. Sealari brevemente dos o tres puntos que, a mi juicio, revisten cierta significacin.

  • CONVERTIRSE EN PERSONA

    He aprendido a vivir manteniendo relaciones teraputicas cada vez ms profundas con un creciente nmero de clientes. Esto puede lft' extremadamente gratificante y, en efecto, lo ha sido. Pero en cimas ocasiones puede constituir una fuente de inquietud, cuando una persona con una alteracin grave parece pretender de m ms de lo que puedo darle, para satisfacer sus necesidades/ Sin duda alguna, el ejercicio de la terapia es algo que requiere un desarrollo personal ininterrumpido por parte del terapeuta; y esto a veces es doloroso, aunque en definitiva resulta siempre satisfactorio/

    Tambin me gustara mencionar la importancia cada vez mayor que la investigacin ha llegado a adquirir para mi/La terapia es una expe-riencia en la que puedo abandonarme a mi propia subjetividad; la inves-tigacin, en cambio, me exige mantenerme a distancia y tratar de enfocar esta rica experiencia subjetiva con objetividad y aplicar los mtodos cien-tficos para determinar si no me he engaado/ Tengo la conviccin cada vez ms firme de que, en el futuro, descubriremos leyes de la personalidad y de la conducta que llegarn a ser tan significativas para el progreso o la comprensin humanas como lo son hoy las leyes de la gravedad o de la termodinmica.

    Durante las dos ltimas dcadas he logrado acostumbranne algo ms al hecho de ser combatido, pero las reacciones que mis ideas provocan continan sorprendindome. Desde mi punto de vista, siempre he plan-teado mis ideas a modo de ensayo; es al lector o al estudiante a quienes corresponde la decisin de aceptarlas o rechazarlas. Pero en diferentes pocas y lugares, psiclogos, asesores y educadores tendieron a encoleri-zarse ante mis puntos de vista o se sintieron impulsados a desdearlos o censurarlos. Si bien todo ese furor se fue apaciguando entre los profesio-nles de los campos mencionados, en aos recientes se ha renovado entre los psiquiatras, algunos de los cuales piensan que, en cierto sentido, mi manera de trabajar representa una grave amenaza para muchos de sw principios ms preciados e incuestionables. Quiz las tormentas de la censura hayan sido igualas o aun superadas por el dao que me causan aquellos "discpulos" que ni formulan crticas ni cuestionan nada; se trata de individuos que han adquirido algo as como un nuevo punto de vista para s mismos y han presentado batalla entre todos o individual-mente, empleando como armas la comprensin, a veces correcta y otras incorrecta, de mis trabajos y de mi mismo. En ciertos momentos me ha resultado dificil saber si me han herido ms mis "amigos" o mis enemigos.

    Quizs a causa de que el hecho de ser combatido me resulta particu-larmente perturbador, he llegado a valorar en gran medida el privilegio de aislarme, de estar solo. Pienso que los periodos ms fructferos de mi trabajo son aquellos en que fui capaz de alejarme por completo de lo que otros piensan, de las expectativas profesionales y las exigenO.S diarias, y adquirir una perspectiva global de lo que estoy haciendo. Mi esposa y yo hemos descubierto verdaderos refugios en ciertas zonas de Mxico y el Caribe; ah nadie sabe que soy psiclogo, y mis principales actividades

  • 2fi C. R. ROOBU

    consisten en pintar, nadar, bucear y capturar el paisaje en fotografias de t'Olor. Sin embargo, e11 estos lugares, donde slo dedico tres o cuatro horas diarias a mi actividad profesional. he logrado la mayor parte de los pro-gresos que realic en los ltimos aos/ Por todo ello, aprecio el privilegio de estar 1KJlo/

    ALGUNAS ENSE1'1ANZAS SIGNIFICATIVAS

    He hecho una breve resea de los aspectos pblicos de mi vida profe-sional. Pero me gustarla transmitirles algunas de las cosas que he apren-dido en los miles de horas que emple trabajando en contacto ntimo con individuos que sufren.

    Quisiera aclarar que/se trata de enseanzas que han sido significa-tivas para mi/ No s si sern lo mismo para ustedes ni tampoco deseo proponerlas como gua para otros. Sin embargo, he aprendido que toda \ez que una persona se mostr deseosa de comunicarme algo acerca de sus tendencias internas. esto me ha resultado til, aunque slo fuese para advertir que las mas son diferentes. Es con esta intencin que ofrezco mis experiencias. En cada caso pienso que ellas formaban parte de mis actos y convicciones internas mucho tiempo antes de que las hiciera conscientes. Sin duda alguna, se trata de experiencias dispersas e incompletas. S6lo puedo decir que para m fueron muy importantes y siguen sindolo. Continuamente las repito y vuelvo a extraer alguna enseanza. Sin embargo, con frecuencia no logro actuar de acuerdo con ellas, cosa que luego lamento. A menudo no puedo reconocer situaciones nuevas en las que podra aplicarlas.

    Estas enseanzas no son inmutables; siempre se modifican. Algunas parecen adquirir mayor importancia, otras quiz resulten menos impor-tantes ahora que en un comienzo, pero todas son significativas, al menos para mi.

    /J>resentar cada una de ellas con una frase u oracin que transmite algo de su sentido particular. Luego la desarrollar brevemente. No he seguido en su exposicin ningn orden especial, pero cabe sealar que las primeras se refieren sobre todo a las relaciones con los demsLas siguien-tes, en cambio, corresponden al mbito de los valores y convicciones personales.

    Podra iniciar esta serie de enseanzas significativas con un enun-ciado negativo. /En mi relacin con las personas he aprendido que, en definitiva. no me resulta beneficioso comportarme como si yo fuera dis-tinto de lo que sor/mostrarme tranquilo y satisfecho cuando en realidad esto:r enojado y descontento; aparentar que conozco las respuestas cuando en verdad las ignoro; ser carioso mientras me siento hostil; manifestarme aplomado cuando en realirlad siento temor e inseguridad. He descubierto

  • 27

    que esto es cierto aun en los niveles ms smpleslNo me ayuda apatentar bienestar cuando me siento enfermo/

    Lo que quiero decir es, en otras palabras, que en miA relaciones con la gente he podido comprobar que DO es til tratar de aparentar, ni actuar exteriormente de cierta manera cuando en lo profundo de mi mismo siento algo muy diferente. Nada de esto me ayuda a lograr relaciones positivas con individuos. Quisiera aclarar que, a pesar de haber aprendido esto, no siempre he podido aprovechar esta enseflama de modo adecuado. En realidad, pienso que la mayora de los errores que cometo en mit rela-ciones personales -es decir, la mayor parte de 1011 casos en que DO logro ser til a otros individuos- pueden nplicane por el hecho de que, a causa de una actitud defensiva, me comporto de una manera superficial y opuesta a mis verdaderos sentimientos.

    La segunda enseanza puede expresarse en los siguientes trminos: /Sor ms eficaz. cuanJ.o puedo escucharme con tolerancia y ser ro mismo/

    Con el transcurso de los aos he adquirido una mayor capacidad de auto-observaci6n que me permite saber con ms exactitud que antes lo que siento en cada momento: puedo reconocer que estoy enojado o que experi-mento rechazo hacia esta persona, que siento calidez y afecto hacia este individuo, que estoy aburrido y no me interesa lo que est pasando, que estoy ansioso por comprender a este individuo o que mi relaci6n con determinada persona me produce ansiedad y temor. Todas estas actitudes son sentimientos que creo poder identificar en m mismo. En otras pala-bras./creo que soy ms capaz de permitirme ser lo que soy/ Me resulta ms fcil aceptarme como un individuo decididamente imperfecto, que no siempre acta como yo quisiera.

    Quizs este punto de vista pueda resultar bastante extrao para algu-nas personas. Sin embargo, lo considero valioso a causa de 'ue, paradji-camente/cuando me acepto como ~y. puedo mndjfjrannr Creo que he aprendido esto de mis pacientes, as como de mi propia experiencia: no podemos cambiar, no podemos dejar de ser lo que somos, en tanto no nos aceptemos tal como somos. Una vez que nos acept.amos, el cambio parece llegar casi sin que se lo advierta.

    Otro resultado que parece surgir del hecho de aceptarse tal como uno es consiste en que slo entonces las relaciones se tornan reales. Las rela-ciones reales son atractivas por ser vitales y significativas. Si puedo aceptar el hecho de que este cliente o estudiante me hace sentir molesto o me provoca aburrimiento, podr aceptar con mayor facilidad los senti-mientos con que me ha de corresponder. Tambibi puedo aceptar la expe-rienciti y la modificacin de los sentimientos que surgirn en ambos como consecuencia. Las relaciones reales no permanecen estticas, sino que tienden a ser cambiantes.

    Por consiguiente, me resulta til permitirme ser yo mismo en mli actitudes; conocer el lmite de mi resistencia o mi tolerancia, saber cundo deseo moldear o manejar a la gente, y aceptarlo como un hecho en D

  • c. a. ftOOB.l\S

    mismo. Me gustarla poder aceptar estoa sentimientos con la misma faci-lidad con quP arepto los de inters, calidez, tolerancia, amabilidad y romprens.in, que tambi~n constituyen una parte muy real de mi mismo. Slo C"uando acepto todas estas actitudes como un hecho, como una parte dt mi. mi relacin ron la otra persona llega a ser lo que es y puede crecer ~- l-ambiar ms fcilmente.

    U~amos ahora a una enseanza capital, que ha tenido gi:an sigrtif i-lacin para m. Puedo expresarla en los siguientes trminos/ He descu-bierto el enorme valor de permitirme comprender a otra persona/ La manera en que he formulado esta afirmacin puede resultarles extraa. & nKesario permitirse conocer a otro? Pienso que efectivamente es as. Nuestra primera reaccin ante las afirmaciones que omos de otras per-sonas suele ser una evaluacin inmediata o un juicio, ms que un intento de comprensin. Cuando alguien expresa un sentimiento, una actitud o creencia, tendemos a pensar: "Est en lo correcto"; o "Es una tontera"; "Eso es anormal"; "No es razonable"; "Es incorrecto"; "Es desagradable".

    /Muy pocas veces nos permitimos comprender exactamente lo que su afir-macin significa para l. Pienso que esto se debe a que comprender es riesgoso/ Si me permito comprender realmente a otra persona, tal com-prensin podra modificarme, y todos experimentamos temor ante el cambio. Por consiguiente, como ya dije antes, no es fcil permitirse com-prender a un individuo, penetrar en profundidad y de manera plena e intensa en su marco de referencia. En efecto, esto es algo que ocurre con escasa frecuencia.

    La comprensin es doblemente enriquecedora. Cuando trabajo con pacientes que sufren, descubro que la comprensin del extrao mundo del psictico, el hecho de comprender y sentir las actitudes de una persona que piensa que la vida es dt-masiado trgica para ser soportada, com-prender a un hombre que se siente un individuo despreciable e inferior, de alguna manera me enriquece. En estas ocasiones aprendo modificn-dome de modo tal que me torno una persona diferente, con mayor capa-cidad de dar~iz sea aun ms importante el hechoJ!~_que.mi.comp&:eEsin de estos individuo,j_les permite -'8D1hiai, aceptar sus propios temores y sus extraos pensamientos, sus sentimientos trgicos y sus desesperanzas, as como sus momentos de coraje, amabilidad, amor y sensibilidad/ Su experiencia y la ma revelan que cuando un individuo comprende pfena-meme esos sentimientos, puede aceptarlos con mayor facilidad en s mismo. Entonces descubren que tanto ellos como sus sentimientos cam-bian. Se trate de una mujer que se siente manejada como un ttere o de un hombre que piensa que nadie est tan solo y aislado de los dems como l, la comprensin de cualquier persona me resulta valiosa. Pero tambin, y esto es aun ms importante, ser comprendido tiene un valor muy positivo para estos individuos.

  • OONVEBTl&SE EN PEJl50NA

    Otra enseanza que ha sido muy importante para m es la siguiente: /He descubierto gue abrir canales por msdio de los cualss los mr pU/.an

    comunicar sw sentimienL01, su murulo perceptual privado, mi! enriq1M1JU/ Puesto que la comprensin es muy gratificante, me gustarla eliminar las barreras entre los otros y yo, para que ellos puedan, si as lo desean, revelarse ms plenamente.

    En la relacin teraputica existen una serie de recursos mediante los cuales puedo facilitar al clieute la comunicacin/Con mis propias acti-tudes puedo crear una sensacin de seguridad en la relacin que posibi-lite tal comunicacin/Es necesario que el enfermo advierta que se lo ve tal como l mismo se ve, y que se lo acepta con sus percepciones y sentllnientos.

    Como docente tambin he observado que ~ando puedo establecer canales a travs de los cuales otros pueden brindarse, me enriquez~ Por esa razn, intento, aunque no siempre lo logre, crear en el aula un clima en el que puedan expresarse los sentimientos y en el que los alumnos puedan manifestar su desacuerdo con los dems y con el profesor. A menudo pido a los estudiantes que formulen por escrito sus opiniones personales con respecto al curso. Pueden decir de qu manera ste satis-face o no sus necesidades, expresar sus sentimientos hacia el docente o sealar las dificultades con que tropiezan en sus estudios. Estas opiniones escritas no guardan relacin alguna con la calificacin. En ciertas ocasio-nes, una misma sesin de un curso es vivida de modos diametralmente opuestos por los distintos alumnos. Un estudiante dice: "Mi sensacin acerca del clima de la clase es una indefinible repugnancia." Otro, un estudiante extranjero, refirindose a la misma semana del mismo curso, manifiesta: "Nuestra clase sigue el mejor mtodo de aprendizaje, el ms fructfero y cientfico. Pero para la gente que, como nosotros, ha debido trabajar durante mucho tiempo con el mtodo autoritario y magistral, este nuevo procedimiento resulta incomprensible. Nosotros estamos condicio-nados a escuchar al instructor, tomar apuntes pasivamente y leer la bibliografa indicada para los exmenes. No es necesario sealar que se necesita bastante tiempo para abandonar los hbitos adquiridos, aunque stos sean estriles, infrtiles e ineficaces." Ha sido altamente gratificante poder abrirme para dar cabida a estos sentimientos tan diferentes.

    He observado que esto se cumple tambin en los grupos que coordino o en los que soy considerado llder. Quiero reducir el temor o la necesidad de defensa, de modo tal que las personas puedan comunicar sus senti-mientos libremente. Esto ha sido muy interesante y me ha llevado a una concepcin totalmente nueva de lo que podra ser la direccin. Pero no puedo explayarme aqu con respecto a este tema .

    En mi trabajo como asesor he aprendido an otra cosa muy impor-tante. Puedo expresarla iY'brevemente/ Me ha gratificado en iran medida el hecho de poder aceptar a otra wrsona. /

  • 30 C. ll. ROOl!Jl9

    He- clPsn1bierto que aceptar realmente e otra persona, con sus propios sentimip_ntos. no es de modo alguno tarea fcil, tal como tampoco lo es romprend'rla. Puedo permitir a otra persona sentir hostilidad hacia mi? Puedo aceptar su enojo como una pai:te real y legtima de si mis-mo?

  • CONVERTIRSE EN PE.JlSONA 3t

    aleptar las realidades que hay en mi y en la otra penona, tantos 111'9 cambios parecf'n suscitart-e. Resulta paradjico f'I hecho de que cuanto ms det>oso es rnJa uno de nosotros df' ser l mismo, tantos ms cambios se operan. no slo Pn ~l. sino tamhiiin en las persona!! que con l se rela-cionE111. F.sta es al mf'nos una parte muy vivida de mi experiencia y

    tambi~11 un1t de las cosas m profundit!I que he aprendido en mi vida privttda y profesional.

    A continuacin expondr algunas otras enseanzas que no se refieren a las relaciones entre los indi\'iduos, sino a mis propias acciones y valores. La primera ele ellas es muy brevqf Puedo confiar m mi experi.,icia/

    U11a de las cosas bsie11s que tard mucho tiempo en advertir, y que an tsto~ 1tprenrlie11do, es que cuando senfimos que una determinada actiYidad es rnliosa, efectivamente vale la pena. Dicho de otra manera, he aprC'ndido que mi percepcin de una situacin como organismo totaJ e~ mas fidedi~lll que mi intelecto.

    Durante tocia mi \'ida profesional he seguido orientaciones que otros co11sicll'raro11 llisparatadas y acerca de las cuales yo mismo experiment ciertas dudas en diversas oportunidades. Sin embargo, jams lament haber adoptarlo un camino que yo "senta", aunque a menudo en esos

    momento~ me sintiera solo o tonto. He descubierto que siempre que confiP en algn sentido interior no

    intelectual, mi d11i~in fue prurlente. En realidad, he comprobado que toda Yez que segu u11 camino 110 convencional, porque me pareca correcto o \'errladero, al cabo de cinro o diez aos, muchos de mis colegas ,;e u111a11 l m..Y mi .;oledad llegaba a su fin.

    A meciida que aprendo a confiar ms en mis reacciones como orga-nismo total, descubro que puedo usarlas como gua de mis pensamientos. He llezado a ~entir cada \ez ms respeto por esos pensamie11tos vagos que surp;en e11 m de tiempo en tiempo, :r q'-'e "tienen el aire" de ser impor-tante.;. \Tt> siento incli11ado a pensar que estos presentimientos o pensa-mientos me Jle,arim a import;111tes hallal;gos. C,011sirlero que estf! actitud es ur/mmlo de ro11fiar e11 mi experiencia total, de la que sospecho que es

    mil~ sahia que mi intelPc:tn/No mr rnhe duda acerca de su falibilidad, pero la erro mPno.; falible

  • c. a. aooua

    cometa al interesarme por la psicoterapia. Segn l, jams llegarla a ninguna parte. y como psiclogo nunca tendra siquiera la oportunidad de ejercer mi profesin.

    En los a1'\os siguientes, en diversas oportunidades me .ha sorprendido saber que, en opinin de algunas personas, soy un embaucador, alguien que eojerce la medicina sin autorizacin, el creador de una especie de tera-pia mu~ superficial y daina, un buscador de prestigio, un mstico y otras rnant.As rosas similares. Tambin me han perturbado en igual medida lu alabanzas exageradas. Sin embargo, nada de esto me ha preocupado demasiado. porque he llegado a sentir que slo existe una persona (al menos mientras yo viva, y quiz tambin despus) capaz de saber si lo que hago es honesto, cabal, franco y coherente, o bien si es falso, hipcrita e incoherente: esa persona soy Y'1 Me complazco en recoger todo tipo de opiniones sobre lo que hago L8s criticas (amistosas y hostiles) y los elogios tsinceros o aduladores) son parte de esas pruebas. A nadie puedo ceder la tarea de sopesarlas y determinar su significado y utilidad.

    Considerando la ndole de lo que he dicho hasta ahora, es probable que la siguiente enseanza no sorprenda a nadie. JMi ez>eriencia es mi m:cim.a autoridad./ Mi propia experiencia es la piedra de toque de la validez. Nadie tiene tanta autoridad como ella, ni siquiera las ideas ajenas ni mis propias ideas. Ella es la fuente a la que retorno una y otra vez, para descubrir la verdad tal como surge en mi.

    Ni la Biblia ni los profetas, ni Freud ni la investigacin, ni las reve-laciones de Dios o del hombre/ nada tiene prioridad sobre mi propia experiencia directa/

    Para decirlo en trminos de los semnticos, mi experiencia es ms confiable cuanto ms primaria se toma. Segn esto, la experiencia adquiere su mxima autoridad en el nivel nfimo de su jerarqua. El grado de autoridad, por ejemplo, de las experiencias que enuncio a conti-nuacin awnenta siguiendo el orden en que las enuncio: leer una teora de la psicoterapia, crear una teora de la psicoterapia basada sobre mi trabajo con clientes y tener una experiencia psicoteraputica directa con un cliente.

    Mi experiencia no es confiable porque sea infalible. Su autoridad surge de que siempre puede ser controlada mediante nuevos recursos primarios. De este modo, sus frecuentes errores pueden ser siempre COITegidos.

    Ahora expondr otra enseanza personal/Gozo al encontrar armona en la experiencia/ Me parece inevitable buscar el significado, el ordena-miento o las leyes de cualquier cuerpo de experienr.ia amplio. Este tipo de curiosidad, cuya prosecucin encuentro altamente satisfactoria, me ha conducido a cada una de las grandes conclusiones a las que he arribado. !\1e llev a buscar la armona existente en todo lo que los clnicos hacan por los nios, y as surgi mi libro The Clinical Treatment o/ the Problem

  • OONVERTIUE EN PERSONA

    Child. Me indujo a formular los principios generales que, aJ parecer, eran eficace!I en el campo de la psicoterapia, y esto a su vez me llev a escribir varios libros y gran cantidad de articulot, a verificar la validez de lOI diversos tipos de leye1 que creo haber descubierto en mi uperiencia, a elaborar teoras que incluyeran el conjunto de conocimientos ya adqui-ridos y lo proyectaran hacia nuevos campos inexplorad01, donde an en necesario probar su aplicacin.

    De esta manera he llegado a encarar la investigacin cientific.a y la elaboracin de teorias como proc.esos orientados hacia el ordenamiento interno de la experiencia significativa. La investigacin es el elfueno persistente y disciplinado que tiende a descubrir el sentido y el orden existentes en los fenmenos de la experiencia subjetiva. Se jwtifica por la satisfaccin que depara percibir un mundo ordenado, y porque toda vez que comprendemos las relaciones armoniosas que regulan la naturaleza obtenemos resultados gratificantes.

    De este modo he llegado a admitir que la razn por la que me dedico a investigar y teorizar reside en mi deseo de satisfacer mi bsqueda de orden y significado, que constituye una necesidad subjetiva. En oportuni-dades' anteriores llev a cabo mis investigaciones por otras causas: pua satisfacer a otros, para convencer a adversarios y esc.pticos, pua avamar en mi profesin u obtener prestigio y por otras razones iguahrumte super-ficiales. Estos errores de apreciacin, que se tradujeron en actitudes inco-rrectas, slo han servido para convencerme an ms de que la nica razn. slida para desarrollar actividades cientficas es la necesidad de descubrir el significado de las cosas.

    Otra enseanza que me ha resultado muy dificil aprender puede aer enunciada en pocas palabras/ Los lu!chos no son hostil6S./

    Siempre me ha llamado mucho la atencin el hecho de que la mayo-ra de los psicoterapeutas, en particular los psicoanalistas, se rehusaron siempre a investigar cientficamente su terapia o a permitir que otros lo hagan. Puedo comprender esta reaccin porque yo tambin la be sentido. En es~cial durante nuestras primeras investigaciones, recuerdo muy bien la ansiedad con que esperaba los resultados. Y si nuestras hiptesis fue-' ran refutadas? Si nuestros enfoques fueran incorrectos? Si nuestras opiniones no tuvieran fundamento? Cuando recuerdo esas pocas me parece que encaraba los hechos como enemigos potenciales, como posibles emisarios del desastre. Quizs he tardado en aprender que los hechos nunca son hostiles, puesto que cada prueba o dato que se pueda lograr, en cualquier especialidad, nos permite acercarnos ms a la verdad, y la proximidad a la verdad nunca puede ser daina, peligrosa ni insatisfac-toria. De esta manera, si bien an me desagrada reajustar mi pensamiento y abandonar viejos esquemas de percepcin y conceptualizacin, en un nivel ms profundo he logrado admitir, con bastante xito, que estas dolorosas reorganizaciones constituyen lo que se conoce como aprel'lllUai,

  • 34 C. n. ftOOER5

    '.\"que. aun mando resultan especialmente difciles, siempre nos permiten '"t'.r la ,;da de manera ms satisfactoria, es decir ms exacta. Por consi-guiente, len este momento los campos de pensamiento y especulacin que ms atrayentes me resultan son precisamente aquellos en que mis ideas /ai'

  • CONVUTIUI'. BN Pl!.B50NA

    pueden inducir a 101 individuos a comportane de manera increblemente cruel. destructiva, inmadura, regresiva, antisocial y daina. Sin embargo, uno de los aspectos ms alentadores y reconfortantes de mi experiencia reside en el trabajo con estos individuos, que me ha permitido descubrir

    /las tendencias altamente positivas que ensten en los niveles ms profun-dos de todas las persona/

    Permitaseme poner fin a esta larga enumeracin con una ltima enseiianza que puede enunciarse brevemente: I La vida, en su ptima expresin, es un proceso dinmico y cambiante, en el que natla ut con-gelado/En mis clientes y en m mismo descubro que los DJOJQeDtos ma enriquecedores y gratific.antes de la vida no son sino aspectos de un proceso cambiante. ~rimentar esto es fascinante y, al mismo tiempo, inspira temor. Cuando me dejo llevar por el impulso de mi experiencia en una direccin que parece ser progresiva hacia objetivos que ni siquiera advierto con claridad, logro mis mejores realizaciones. Al abandonarme a la corriente de mi experiencia y tratar de comprender su complejidad siempre cambiante, comprendo que en la vida no existe nada inmvil o congelado/Cuando me veo como parte de un proceso, advierto que no puede haber un sistema cerrado de creencias ni un conjunto de principios inamovibles a los cuales atenerse. La vida es orientada por una compren sin e interpretacin de mi experiencia constantemente cambiante. Siem pre se encuentra en un proceso de llegar o ser J

    Confo en que ahora ser posible comprender con mayor claridad la razn por la cual no he abrazado una filosofa ni un sistema de principios que pretenda imponer a los dems. Slo puedo intentar vivir de acuerdo con mi interpretacin del sentido de mi experiencia, y tratar de conceder a otros el permiso y la libertad de desarrollar su propia libertad interna, y en consecuencia, su propia interpretacin de su experiencia personal.

    /Si la verdad eJCiste, la convergencia hacia ella estar determinada, e mi juicio, por este proceso de bsqueda libre e individual; en un sentido limitado, esto tambin 'forma parte de mi experiencia/

  • SEGUNDA PARTE

    (COMO PUEDO SERVIR DE AYUDA?

    He descubierto una manera u trabajar con la1 individuos que par'" UMI' una 111111

    potencialidad conrtructiva

  • 2 ALGUNAS HIPOTE8l8 ACERCA DE LA POSIBILIDAD DE

    FACD.ITAR EL DESARROLLO PER80NAL

    Los tres captulos qlU! constituyen la part8 11 correspon4en a un lapso de seis aos, desde 1954 hasta 1960. Curiosamerite, segn sus lugares de origen, abarcan tambin un amplio sector del pais: Oberlin, Oho; St. Louis, Missouri y Pasadena, California. En el perodo en qUI! fueron elabortu!os se estaba llevando a cabo una intensa labor de investigacin, de manera tal que las afirmaciones que en el primer captulo revisten un carcter provisional fueron slidamente confirmadas en la poca thl ter-cero.

    En la siguienJe charla, pronuncialla en Oberlin Collese m 1954, intent exponer brevemente los principios fundamentales de la psicots-rapia, que ya haba formulado de mansra ms exhaustiva en mis libros Counseling and Psychotherapy (1942) y Client-Centered Therapy (1951 ). Consider muy interesante presentar la relacin de ayuda y sw resul-tados, sin describir ni comenJar el proceso en virtud del cual se 01Jera I cambio.

    El hecho de estar frente a una persona atribulada y conflictuada que busca y espera ayuda siempre ha constituido un verdadero desafio para m. Poseo los conocimientos, los recursos, la fuerza psicolgica y la habilidad necesaria para ser til a este individuo?

    Durante ms de veinticinco aos he tratado de hacer frente a este tipo de desafos. He debido recurrir a todos los elementos de mi formacin profesional: los rigurosos mtodos de evaluacin de la personalidad apr.en-didos en el T eachers' College de Columbia, los enfoques psicoanalticos freudianos, los mtodos del lnstitute for Child Guidance, donde trabaj como residente; los constantes avances logrados en el campo de la ~ loga clnica, cuyo desarrollo he seguido paso a paso; mi relacin, algo ms breve, con la obra de/Otto Rank/con los mtodos de asistencia social psiquitrica y con otras fuentes que seria demasiado engorroso enumerar. Pero sobre todo he realizado un continuo aprendizaje a partir de mi propia experiencia y la de mis colegas del Counseli"ll Center, mientras nos empebamos por descubrir, con nuestros propios medios, mtodos ms eficaces para trabajar con los pacientes. Gradualmente be d~

  • 40 C. R. ROGEllS

    liado Wl mtodo de trabajo que se basa en aquella experiencia, y que puede ser verificado, modificado o perfeccionado mediante experiencias e iuvestigaciones posteriores.

    Una hiptesis general

    Para describir en pocas palabras el cambio que se ha operado en mi, dir que durante los primeros aos de mi carrera profesional solla pregun-tarme: "Cmo puedo tratar, curar o cambiar a esta perSQDa?", en tanto que ahora mi pregunta sera: "Cmo puedo crear una relacin que esta persona pueda utilizar para su propio desarrollo?"

    De la misma manera en que he modificado los trminos de mi pregunta, advierto ciue cuanto he.aprendido es aplicable a todas mis rela-ciones humanas, y no slo al trabajo con clieJttes atribulados. Por esta razn pienso que quiz las enseanzas que han adquirido significacin para m puedan tenerla tambin para el lector, puesto que todos nos hall"'1Il.os igualmente comprometidos en el problema de las relaciones humanas.

    Quiz debera comenzar con un Aprendizaje negativo./He aprendido lenta y gradualmente que la ayuda que puedo prestar a una persona conflictuada no reviste la forma de un proceso intelectual ni de un entre-namiento. Ningn enfoque basado en el conocimiento, el entrenamiento o la aceptacin incondicional de algo que se ensea tiene utilidad alguna. Estas maneras de encarar la terapia parecen tan directas y tentadoras que, en pocas pasadas, ensay muchas de ellas. Sin duda alguna, es posible explicar a una persona su manera de ser, indicarle los pasos que lo ayudaran a progresar, hacerle conocer un modo de vida ms sa-tisfactorio; sin embargo, de acuerdo con mi propia experiencia son f-tiles e inconsecuentes. Toda su eficacia reside en la posibilidad de introducir una modificacin efmera, que pronto desaparece y no hace sino fortalecer en el individuo la conciencia de su propia inadaptacin.

    El fracaso de cualquier enfoque intelectual me ha obligado a re-conocer que el cambio slo puede surgir de la experiencia adquirida en una relacin; por consiguiente, intentar enunciar de manera breve e informal algunas de las hiptesis esenciales de una relacin de ayuda. E...stas -hiptesis han sido reiteradamente confirmadas por la experiencia y la investigar:in.

    Formular la hiptesis general en los siguientes trminos/ Si puedo crear un cierto tipo de relacin, la otra persona descubrir en s mismo su capacidad de utilizarla para su propia maduracin y de esa. manera se producirn el cambio y el desarrollo individual./

  • CONVERTIR5E E.N PERSONA +1

    La relacin

    Qu significan estos trminos? Pennltaseme considerar por sepa-rado las tres frases principales del enunciado precedente e indicar el significado que tienen para m. En qu consiste este tipo de relacin que creo necesario establecer?

    He descubierto que cuanto ms autntico puedo ser en la relacin, tanto ms til resultar esta ltima. Esto significa que debo tener pre-sentes mis propios sentimientos, y no ofrecer una fachada externa, adop-tando una actitud distinta de la que surge de un nivel ms profundo o inconsciente. Ser autntico implica tambin la voluntad de ser y ex-presar, a travs de mis palabras y mi conducta, los diversos sentimien-tos y actitudes que existen en mi. Esta es la nica manera de lograr que la relacin sea autntica, condicin que reviste fundamental im-portancia/Slo mostrndome tal cual soy, puedo lograr que la otra per-sona busque exitosamente su propia autenticidad/ Esto es verdad en el caso en que mis actitudes no me complazcan ni me parezcan conducir a una buena relacin. Lo ms importante es ser autntico.

    La segunda condicin reside en el hecho de que cuanto mayor sea la aceptacin y el agrado que experimento hacia un individuo, ms til le resultar la relacin que estoy creando. Entiendo por aceptacin un clido respeto hacia l como persona de mrito propio e incondicional, es decir, como individuo valioso independientemente de su condicin, conducta o sentimientos. La aceptacin tambin significa el respeto y agrado que sientQ hacia l como persona distinta, el deseo de que posea sus propios sentimientos, la aceptacin y respeto por todas sus actitudes, al margen del carcter positivo o negativo de estas ltimas, y aun cuan-do ellas puedan contradecir en diversa medida otras actitudes que ha sostenido en el pasado/Esta aceptacin de cada uno de los aspectos de la otra persona le brinda calidez y seguridad en nuestra relacin( esto es fundamental, puesto que la seguridad de agradar al otro y ser valorado como persona parece constituir un element.o de gran importancia en una relacin ele ayuda.

    Tambin encuentro ia relaci11 sitf11ificatiYa eu la medida en que siento un deseo constaute de comprende[: una sensible ernpata con cada uno de los sentimientos y expresiones del cliente tal como se le aparecen en ese momento. La aceptacin no significa nada si no implica com-prensin. Slo cuando comprendo los sentimientos y pensamientos que al cliente le parecen horribles, dbiles, sentimentales o extraos y cuando alcanzo a verlos tal como l los ,.e y aceptarlo con ellos, se siente real-m

  • C. R. l\OGBBS

    t8mbin debe s.entirse libre de toda evaluacin moral o diagnstica, puesto qul'. a mi juilio. las evaluaciones de ese tipo son siempre amenazadoras.

    Por consiguiente, la relacic,\_!1 que encontr de ayuda se caracteriza dr mi parte, por una l'Spede deAransparencia que pone de manifiesto mis Terd8dl'.ros sentimientos, por la aceptacin de la otra persona como in-dividuo difel"f'nte y valioso por su propio derecho, y por una profunda comprensin ernptica que me perm;te observar su propio mundo tal como l lo ve/Una vez logradas estas condiciones, me convierto en com-parro de mi propio cliente en el transcurso de la aterradora bsqueda de s mismo que ya se siente capaz de emprender.

    No siempre puedo lograr este tipo de relacin. A veces, aun cuando l"rea haberla alcanzado en mi, el cliente puede estar demasiado atemo-rizado como para percibir lo que se le ofrece. Sin embargo, podrla afir-. mar que cuando soy cnpaz de adoptar la actitud que acabo de describir y cuando la otra persona puede tambin experimentarla en alguna me-dida, invariablemente surgirn el cambio y el desarrollo personal cons-tructivo. Incluyo el trmino "invariablemente" slo despus de largas y cuidadosas consideraciones.

    La motivacin del cambio

    Ya me he referido a la relacin. La segunda frase de mi hiptesis general deca que el individuo descubrir en s mismo la capacidad de utili_zar esta relacin para su_..m:o.pio desarrollo. Intentar explicar el sig-iiificado que esta lrase tiene para mi. Mi experiencia me ha obligado a admitir gradualmente que el individuo posee en si la capacidad y la tendencia --en algunos casos, latente-- de avanzar en la direccin de su propia madurez. En un ambiente psicolgico adecuado, esta tendencia puede expresarse libremente, y deja de ser una potencialidad para con-vertirse en al~o real. Esta tendencia se pone de manifiesto en la capa-cidad del individuo para comprender aquellos aspectos de su vida y de s mismo que le provocan dolor o insatisfaccin; tal comprensin se ex-tiende ms all de su conocimiento consciente de s mismo, para alcanzar aquellas experiencias que han quedado ocultas a causa de su naturaleza amenazadora. Tambin se expresa en su tendencia a reorganizar su per-sonalidad y su relacin con la vida de acuerdo con patrones considerados ms maduros. Cualquiera que sea el nombre que le asignemos -ten-dencia al crecimiento, impulso hacia la autonealizacin o tendencia di-

    -reccional progresiva- ella constituye el mvil de la vida y representa, en ltima instancia, el factor del que depende toda psicoterapia. No es sino el impulso que se manifiesta en toda vida orgnica y humana --de expansin, extensin, autonoma, desarrollo, maduracin-, la tendencia a expresar y actualizar todas las capacidades del organismo, en la medida en que tal actualizacin aumenta el valor del organismo o del si mismo. Esta tendencia puede hallarse encubierta por mltiples defensas psicol-

  • OOl'fVUTIUB Bl'f ftUONA 43

    gicaa slidamente aedimentada1. Puede permanecer oculta bajo elabondu fachadas que nieguen su niatencia; sin embaJ"so, opino que niate en todos los individuos y slo espera las condiciones adecuadu para liberarse y expresarse.

    Los resultados

    He intentado describir la relacin que constituye la base de toda modificacin constructiva de la personalidad; de sealar el tipo particular de capacidad que el individuo aporta a esa relacin. La tercera frase de mi enunciado general sostiene que en las C9ndiciones mencionadas se producirn el cambio y el desarrollo personaV. Segn mis hiptesis, en una .relacin como la que hemos descripto, el individuo reorganizar m personalidad, tanto en el nivel consciente como en los estratos ms pro-fundos; de esa manera, se hallar en condiciones de encarar la vida de modo ms constructivo, ms inteligente y ms sociable a la ve-i que ms satisfactorio./

    En este punto, puedo abandonar el terreno de la especulacin, para introducir parte del creciente conjunto de conocimientos originados en slidas investigaciones. Hoy sabemos que los individuos que viven rela-ciones como la que acabamos de describir, aunque no sea sino durante periodos relativamente limitados, acusan modificaciones profundas y sig-nificativas de su personalidad, actitudes y conducta, y que tales modifi-caciones no se observan en los grupos de control que se utilizan con propsitos de comparacin/En nuestra relacin el individuo se convierte en una persona ms integrada y eficiente; muestra menos caractersti-cas de las generalmente consideradas neurticas o psicticas, y ms rasgos de la persona sana que funciona de manera normal. Cambia su auto-percepcin y se torna ms realista en su modo de conceptuarse a s mimo. Comienza a parecerse a la persona que querra ser y se valora ms;. se tiene ms confianza y adquiere mayor capacidad de adoptar sus propias decisiones. Alcanza una mejor comprensin de s mismo, ll"a a ser ms abierto a su experiencia, con lo cual disminuye su tendenaa a negar o reprimir algunos aspectos de sta y comienza a aceptar mejor sus acti-tudes hacia los otros, pues advierte las semejanzas que emten entre l y los dems.

    Su conducta acusa modificaciones similares: disminuye la frustra-cin provocada por el stress, y se recupera ms fcilmente de ste; sus -amigos comienzan a advertir que su conducta diaria es ms madura, y se toma menos defensivo, ms adaptado y Qls capaz de enfrentar situa-dones nuevas con actitudes originales.

    Estos son algunos de los cambios que se operan en los individU01 que han ~alizado una serie de entrevistas de asesoramiento en las que la atmsfera psicolgica se aproxima a la relacin que he descripto. Cada

  • C. R. ROGER!

    una de las af innaciones formuladas se basa en pruebas objetivas. An e~ 11l'l"1"sorio ef eoctuar muchas investigaciones ms, pero ya no cabe dudar de la t'f icacia de esta relacin para producir cambios en la personalidad.

    Una hiptesia amplia sobre las relaciones humana

    Lo ms interesante en estos hallazgos de la investigacin no es el sirnplt' hecho de que corroboran la eficacia de una forma de psicoterapia --aunque ('f;to no carezca de importancia-, sino que ellos justifican una hiptesis an ms amplia, que abarca todas las relaciones humanas. Pal"l'ce justificado suponer que la relacin teraputica es slo un tipo de relacin personal, y que la misma ley gobierna todas las relaciones de esta clase. Por consiguiente seria razonable pensar que si el padre crea.

  • CONVERTllUE EN PE&90NA

    Entonces, el otro individuo experimentar Y: c:omprender a1pectos de 1 mismo ante .

    mente repnm1doa; "" lograr cada. vez mayor ~~ci6n personal y ser ma capaz

    de f unc1onar con ef 1cacut; se parecer cada vez m1 a la persona que querrla &er; se volver ms personal, m1 original y expresivo; ser ms emprendedor y se tendr ms confianza; se tornar m1 comprensivo y podr aceptar mejor a loa de-

    ms, y podr enfrentar los problemas de la vida de una manera m1

    fcil y adecuada.

    Pienso que cuanto acabo de decir es vlidq tanto en lo que res-pecta a mi relacin con. un cliente, con ~ ~~ de ~tu~antes o ~iembros de una organizac1~ como con nu familia y -~ h1os. ~e! que tenemos una hiptesu general que ofrece pos1b1bdades prom1sonas pa-ra el desarrollo de personas creativas, adaptadas y autnomas.

  • CARACI'ERISTICAS DE UNA RELACION DE AYUDA

    Desde hace mucho tiempo tengo la conviccin -para algunos la obse-sin- de que la relacin teraputica es slo un tipo particular d8 relacin personal r que todas las relaciones d8 esa ndole son go'bernada.s por las mismas le,-es. Este fue el tema que escog cuando se me invit a participar de la convencin de la American Personnel and Guidance Association (Asociacin Norteamericana de Personal y Asesoramiento) en St. Loui1 en 1958.

    En este trabaio resulta evidente la dicotoma entre lo objetivo y lo subietivo, que representa un as-pecto fundamental de mi experiencia du-rante aos recientes. Encuentro mur arduo el intento de presentar un estudio completamente obietivo, o bien totalmente subjetivo. Prefiero reunir ambos mundos en estrecha yU.Ztaposicin, aunque no sea posible conciliar/os por completo.

    Mi inters por la psicoterapia me ha llevado a interesarme po~ todo tipo de relacin de ayuda. Con estos trminos quiero significar toda rela-cin en la que al menos una de las partes intenta promover en el otro el desarrollo, la maduracin y la capacidad de funcionar mejor y enfrentar la vida de manera ms adecuada. El otro, en este contexto, puede ser un individuo o un grupo. En otras palabras, podramos definir la relacin de ayuda diciendo que es aquella en la que uno de los participantes intenta hacer surgir, de una o ambas partes, una mejor apreciacin y expresin de los recursos latentes del individuo, y un uso ms funcional de stos.

    Ahora es evidente que esta definicin abarca una amplia variedad de relaciones cuyo objetivo consiste por lo general en facilitar el desarrollo. Por ejemplo, incluye la relacin entre padres e hijos, o la que existe entre el mdico y su paciente. La relacin docente-alumno cabe tambin en esta definicin, aunque muchos docentes no cuentan entre sus objetivos el de promover el desarrollo de sus discpulos. Comprende tambin casi todas las relaciones asesor-cliente, tanto en la esfera educacional como profe-sional o personal. En este ltimo campo, incluirla la amplia gama de relaciones entre el psicoterapeuta y el psictico hospitalizado, el terapeuta y el individuo alterado o neurtico, y la relacin entre el terapeuta y el

  • CONVERTIRSE EN PERSONA 47

    creciente nmero de individuo& llamados "normale&" que inician la t81'8-pia para mejorar su propio funcionamiento o acelerar &u de1MTOllo personal.

    Estas son, en general, relaciones de dos miembros. Pero tambin deberamos pensar en la gran cantidad de intencciones individuo-grupo que intentan ser relaciones de ayuda. Algunos administradores desearian que su relacin con sus grupos de subordinados sea de naturaleza tal que pueda promover el desarrollo de stos; lin duda alguna, no todol los administradores comparten la mimia opinin. En este punto cabe men-cionar tambin la interaccin entre el lder y su grupo de terapia o la que existe entre el asesor de una comunidad y esta ltima considerada como grupo. En la actualidad, se pretende cada vez con mayor frecuencia que la relacin entre el asesor industrial y un grupo ejecutivo sea de ayuda. Quizs esta enumeracin permita comprender con claridad que un gnm nmero de las relaciones en que participamos pertenece a esta calegOria de interacciones, cuyo propsito consiste en promover el desarrollo y un funcionamiento ms maduro y adecuado.

    La pregunta

    Cules son las caractersticas de las relaciones que efectivamenl8 ayudan y facilitan el desarrollo? Y desde otro punto de vista, es posible discernir las caracteristicas que hacen que una relacin sea nociva, aun cuando se pretenda con toda sinceridad fomentar el crecimiento y desa-rrollo? En busca de respuestas, en especial a la primera pregunta, quisiera conducir al lector por algunas de las rutas que be explorado, para luego exponer lo que actualmente pienso sobre el tema.

    LAS RESPUESTAS PROPORCIONADAS POR LA INVFSI'IGACION

    Es lgico preguntarse, en primer lugar, si existen investigaciones empricas que puedan darnos una respuesta objetiva a estas preguntas. Hasta ahora no se han llevado a cabo muchas investigaciones en este terreno, pero las que e:Dsten son sugestivas y estimulantes. No puedo describirlas todas, pero quisiera presentar una muestra relativamente amplia de los estudios que se han realizado, y enunciar en pocas palabras algunos de los hallazgos. Al hacerlo es imposible evitar la simplificacin excesiva, y no ignoro que soy injusto con las investigaciones que men-ciono; sin embargo, quiz lasre transmitir al lector la sensacin de que

    1

    se han hecho avances reales, con lo cual quiz despertar su curio-sidad lo suficiente como para que se. sienta impulsado a revisar los estudios personalmente, si an no lo ha hecho.

  • C. R. ROGER!

    &.ludios de actitud

    La mayora de los estudios arrojan cierta luz sobre las actitudes que, de parte de la persona que ayuda, hacen que una relacin estimule o inhiba el desarrollo. Considera.remos algunos de estos trabajos.

    Hace algunos aos. Baldwin y sus colaboradores 1 llevaron a cabo en el Instituto Fels un cuidadoso estudio de las relaciones entre padres e hijos, que contiene pruebas interesantes. Entre los diversos tipos de acti-tudes parentales hacia los nios, las "permisivas-democrticas" son, al parecer, las que ms facilitan el desarroll~. Los hijos de padres que tenan actitudes clidas y equitativas demostraron un des&1Tollo intelec-tual acelerado ---determinado por el incremento de C.1.- y manifestaron ms originalidad, seguridad emocional y control, y menor excitabilidad que los nios procedentes de otros tipos de hogares. Si bien la iniciacin de su desarrollo social fue lenta, al alcanzar la edad escolar eran liderea populares, amistosos y no agresivos.

    Cuando las actitudes parentales se clasifican como "de rechazo acti-\o" los nios manifiestan un desarrollo intelectual ligeramente demorado, un empleo poco variado de las habilidades que poseen y cierta falta de originalidad. Son inestables desde el punto de vista emocional, rebeldes, agresivos y peleadores. Los hijos de parejas con otros sndromes de actitud tienden a situarse en grado variable entre estos dos extremos.

    Sin duda alguna, estos hallazgos relacionados con el desarrollo in-fantil no. nos sorprenden. Sin embargo, quisiera sugerir que quiz sean igualmente aplicables a otras rela.ones, y que el asesor, el mdico o el administrador que se comporta de manera expresiva y afectuosa, que se muestra respetuoso de su individualidad y de la del otro y cuida de las personas que se hallan a su cargo sin ser posesivo, facilita la autorreali-zacin de la misma manera que los padres.

    Me ocupar ahora de otro estudio minucioso realizado en un campo diferente. Whitehorn y Betz 2 18 investigaron el xito logrado por jvenes mdicos residentes que trataron a pacientes esquizofrnicos en un servicio de psiquiatra. Seleccionaron, para un estudio especial, a los siete mdicos que haban obtenido los xitos ms sobresalientes, y a otros siete cuyos pacientes slo haban acusado una ligera mejora. Cada grupo haba tra-tado aproximadamente a cincuenta pacientes. Los investigadores exami-naron todos los elementos de juicio accesibles, con el objeto de descubrir las diferencias entre los gru{>os A (exitoso) y R Hallaron varias diferen-cias significativas. Los mdicos del grupo A tendan a considerar al esqui-zofrnico desde el punto de vista del senti-d:i personal que las diversas conductas del paciente tenan para l mismo, y no a enfocarlo como una historia clnica. o un diagn6stico descriptivo. Por otra parte, solan orientar su trabajo hacia obj~Yns que tenan en cuenta la personalidad del paciente, y no hacia metas tales como reducir los sntomas o curar la enfermedad. Se descubri que los mdicos ms eficientes otorgaban prio-

  • CONVEllTllUE EN PEllSONA

    ridad, en su interaccin diaria, a la participacin personal activa, es decir, procuraban establecer una relacin de persona a persona. Empleaban me-nos procedimientos que podran clasificarse como "aceptacin incondicio-nal pasiva", u otros, tales como la interpretacin, instruccin o con~o y no asignaban importancia al cuidado prctico del paciente. Por ltuno, en comparacin con el grupo 8, eran mucho ms capaces de desarrollar Wia relacin en la que el paciente sintiera fe y confianza en el mdico.

    Aunque los autores advierten cautelosamente que estos hallazgos relacionan slo oon el 'tratamiento de esquizofrnicos, me siento inclinado a discrepar con ellos, puesto que sospecho que la investigacin de cual-quier tipo de relacin de ayuda revelara hechos similares.

    Otro estudio muy interesante analiza la manera en que la persona que recibe ayuda percibe la relacin. Heine 11 estudi a un grupo de individuos que haban pedido tratanento psicoteraputico a psicoanalis-tas, terapeut.as centrados en el cliente y terapeutas adJerianos. Indepen-dientemente del tipo de terapia, estos clientes advirtieron cambios seme-jantes en su persona. Pero lo que ahora nos interesa es sobre todo su percepcin de la relacin. Al ser interrogados acerca de lo que, a su juicio, explicab