Rickert Heinrich -Teoria de La Definición

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Teoría de la definición

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    Bibliol:eca Daniel Coslo Vlllegas Inventario JG?

  • UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO Rector: Dr. NABOR CARRILLO

    Secretario General: Dr. EFRN C. DEL POZO Director de Publicaciones: Lic. HENRIQUE GONZLEZ CASANOVA

    CENTRO DE ESTUDIOS FILOSFICOS Coleccin: CUADERNOS

    Director: EDUARDO GARdA MYNEZ Secretario: RAFAEL MORENO

    Consejero: ROBERT S. HARTMAN

    CUADERNO 9

    HEINRICH RICKER T

    TEORA DE LA DEFINICIN

    Traduccin de LUIS VILLORO

    CENTRO DE ESTUDIOS FILOSFICOS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    1960

  • Ttulo original: Zur Lehre van der Definitian (1~ ed., 1888; 3~ ed., Verlag von ].e,B. Mohr [paul Siebeck], Tbingen, 1929)

    Primera edicin en espaol: 1960

    Derechos reServados conforme a la ley

    1960. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico 20, D, F.

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO Direccin General de Publicaciones

    Impreso y hecho en Mxico Printed and made in Mexico

    Dedicado a la Seccin de Ciencias de la Cultura de la Escuela Tecnica Su-perior de Sajonia~ en Dresde.

  • PRLOGO A LA PRIMERA EDICIN

    AL SEOR profesor doctor Windelband debo la sugerencia de una investigacin especial del concepto de definicin.

    La forma en que esta investigacin se presenta causar tal vez extraeza, pues lo que tiene de ms importante, el in tento de reformar la teora tradicional del concepto, rebasa los lmites del tema y, por ello, slo ha podido quedar alu dido de modo enteramente superficial. En una exposicin sistemtica, tendra que cambiarse esencialmente el orden y secuencia de los pensamientos. Con todo, he preferido conservar la presente forma porque seala e! camino por el que fui constreido a aceptar, en el curso de! trabajo, este resultado: e! gran error de la teora de la definicin se basa en una falsa comprensin dl concepto. Para exponer de ma nera convincente la justeza de este resultado, me pareci la forma ms apropiada una que permita reconocer la gnesis de la propia conviccin.

    Para un conocedor de la literatura especializada apenas neo cesito recalcar expresamente que, de todas las nuevas inves-tigaciones lgicas, la obra de Sigwart ha ejercido sobre m la influencia ms fuerte. - El mtodo de investigacin lo (Jebo a la enseanza y a los escritos de mi venerado maestro seor profesor doctor Winde!band, a quien deseo expresar tambin en est~ lugar mi ms efusiva gratitud por sus mltiples su-gerencIas.

    ESTRASBURGO, junio de 1888.

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    DEL PRLOGO A LA SEGUNDA EDICIN

    DURANTE algun tiempo tuve escrupulos en volver a publicar mi disertacin doctoral, escrita hace ms de veintisiete aos. Slo los repetidos informes de mi estimado seor editor de que en la librera solicitaban el pequeo escrito agotado, y su amistoso deseo de publicar una segunda edicin, me indu-jeron a examinarla por si pudiere dejar imprimirla de nuevo. N o poda: pensar, por supuesto, en volver a redactarla como la escribira hoy, si tuviera que tratar de la teora de la defi-nicin. De hacerlo, se convertira en un libro enteramente nuevo cuya redaccin no cabe dentro de mis planes de tra-bajo. Me he limitado a algunas mejoras que, en su mayor parte, slo tienen carcter explicativo; he tachado algunas aseveraciones cuya responsabilidad ya no quisiera asumir hoy, y he hecho algunas adiciones; stas toman en cuenta sobre todo la penetrante crtica que, hace veinticinco aos, dedic Sigwart al pequeo libro, la cual me caus entonces una gran alegra.

    Aparte de esto, no tengo mucho ms que indicar en este lugar. Ya no concedo una importancia particularmente gran-de a la cuestin terminolgica acerca del objeto a que mejor se aplique la palabra "definicin". Se puede llamar as -como quiere Sigwart- unicamente ala oracin que iguala el sig-nificado de dos expresiones. Luego, la teora de la definicin, pese a todo, no es importante para la lgica. Si nos atenemos, por lo contrario, al significado original de p,up.

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    el "conocimiento inmediato" en su Crtica antropolgica de la razn; para justificar su significacin, ha expuesto que el juicio es lgicamente secundario; slo repetira ante nuestra conciencia el otro conocimiento, el inmediato. Tendencias intuicionistas semejantes parecen cobrar vigencia doquiera se reduzca la filosofa a mera "antropologa" o a una descrip-cin de "vivencias". Entonces se rechaza el juicio, justa-mente por sospechoso de ser el genuino portador de! conoci-miento terico, incluso por representar la "muerte de la verdad".

    En esas circunstancias, aun reconociendo plenamente la existencia del momento intuitivo en cualquier conocimiento, hay que subrayar particularmente que la sola intuicin no basta para aprehender la verdad terica. En nuestros tiempos tal vez hagamos bien en no invocar a un "lgico" como. Kant, quien tena inclinacin por las "construcciones", y que re-sulta por eso de antemano sospechoso a los amigos de la intui-cin; mas podemos citar a Goethe, quien era un "hombre visual" por entero y apreciaba como pocos el papel de la in-tuicin en la ciencia. Tambin l en su trabajo cientfico, particularmente en la Teora de los colores -donde sin duda concede el primer lugar a la visin-, haba observado que "el simple mirar una cosa no puede ayudarnos"; y, en cone-xin con esa idea, Se haba percatado de que "en cada mirada atenta hacia el mundo ya formulamos teoras". .

    As es de hecho. La teora de la ciencia tiene por tanto la tarea de investigar una y otra vez hasta dnde llega la "vi-sin" en e! conocimiento de una verdad, y dnde empieza la "formulacin de teras" que ya no puede retraerse a una pura intuicin. Con estos problemas est vinculado tambin el presente trabajo. Trata la definicin como una formacin y divisin de conceptos e intenta mostrar que e! concepto acabado o "definido" no es anterior lgicamente al juicio, sino debe comprenderse, en cuanto a su contenido lgico, como un producto del juicio. Juicios formados cientfica-mente enlazan entre s formaciones que son ya resultado de juicios. Si hemos comprendido esto, desde esa particular pers-pectiva, debemos percatarnos cun poco posible resulta en el conocimiento apoyarnos solamente en la intuicin y tener luego por secundario el juicio, el cual no puede ser mera intuicin. Mientras veamos en el juicio un enlace de concep-

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    tos como meras "representaciones", podremos ciertamente creer en la necesidad de encontrar su contenido, esencial al conocimiento, en las representaciones que el juicio pone en referencia; entonces podremos considerar intuitivas las re-presentaciones del juicio. Y, con este supuesto, fcilmente llegaremos a considerar inesencial, para el contenido de ver-dad del juicio, a la relacin de las representaciones entre s, que ha de ser algo ms que intuitiva; llegaremos a cree: qu: para la verdad slo importan, en ~I fondo, los factores '?tU1: tivos inherentes a las representaCIOnes. Por lo contrano, SI nos percatamos de que las formaciones referidas entre s como conceptos de juicios solamente mediante juicios se origi-nan como conceptos definidos, y estn pues muy lejos de tener un carcter meramente representativo y, por ende, pu-ramente' intuitivo, si nos percatamos de eso, resultar patente cun imprescindible es para cualquier conocimiento cient-fico el momento discursivo, no intuitivo.

    Un desarrollo ms detallado de estas ideas rebasara con mucho los lmites de un prlogo; en todo caso, aqu no est en cuestin el lugar del momento intuitivo en el juicio cien-tfico, dentro de semejante estructura lgica de todo conoci-miento. Me contento aqu con indicar el carcter imprescin-dible del momento discursivo; para ello, slo quera. mostrar en qu puntos mi escrito de juventud puede, an hoy, enla-zarse con cuestiones actuales muy discutidas. Desde antes estuvo al servicio de una lucha contra el intuicionismo y condujo esa lucha -como siempre lo he hecho yo- f''I'eci~amente en inters de la intuicin fructfera para la CIenCIa; es decir al indicar la diversidad de los mtodos, trat de poner a~te la conciencia la multip~idad y plenitud de. la intuicin, multiplicidad que tan fCIlmente cae en olVIdo tras las construcciones unilaterales del intuicionismo.

    Con la dedicatoria de la nueva edicin, he querido expre-sar mi gratitud por el honor que me ha impartido la Escuela Tcnica Superior de Dresde, a propuesta de su Seccin de Ciencias de la Cultura, al conferirme el grado de Doctor en Ciencias de la Cultura. En e! diploma, el nombramiento se motiva en mis "servicios a la metodologa y a la elaboracin de la ciencia de la cultura". Puesto que mi disertacin doc-toral contiene ya los primeros comienzos de las ideas que ms tarde fueron desarrolladas y dieron forma a una teora

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    de las ciencias de la cultura. en mis libros sobre "los lmi-tes de ,;a. formacin de los conceptos de la ciencia natural", sobre CIenCIa de la cultura y ciencia de la naturaleza" y so-bre :'l?s prob~emas de .la filosofa de la historia", no me pa-reclO mapropIado dedIcar esta nueva edicin de mi escrito de juventud a la Seccin de Ciencias de la Cultura de la Escuela Tcnica Superior de Dresde.

    HEIDELBERG, septiembre 16 de 192 9.

    HEINRICH RICKERT Doctor en Ciencias de la Cultura

    INTRODUCCIN

    1. Tarea y mtodo

    VEZ acerca de ninguna de las formas del pensamiento .cien.tllo difieran tanto entre s las opiniones como acerca de

    definicin. Por ms corrientes que para nosotros sean las pala]Jr

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    completamente ~~ sentido. En efecto, puede considerarse ge-~eralme,,:,te admItId? que la lgica aristotlica nunca es lgica

    f~r~al en el sentIdo de estar libre de toda suposicin me-taflslca o de otros supuestos efectivos.

    . En consecuencia, esperaramos que en todas las formas l-gIcas que la ciencia moderna ha tomado de Aristteles exis-tiera la m.i~ma conex.i';l entre las formas lgicas y los aspec-tos metafIslCOs u obJetIVos. Por qu no es ste el caso, es asunto .qu~ no podemos sealar aqu con detalle. Con todo, quede ll:~~cado de a~ltemano ~l p,:e~to apropiado que ocupa la defilllclOn en el sIstema anstotelIco, y sealada as la ra-zn de que se p,ueda desprender de los supuestos metafsicos con menor faCIlIdad que otras formas. Mientras que las otras fo~as lgicas. c.~nsti.tuyen mie",:bros del proceso de investi-g~clOn y ex!:,osI.clOn CIentficas, mIentras que el silogismo -por eJemplo- sIglllfica .un instrumento con cuya ayuda progresa-,,!os de un pensamIento a otro, la tarea de la definicin con-sI~te -segn Arist.t~les- en concluir la investigacin y en ~Fr de ;nodo .defilllt1VO la "esencia" de! correspondiente ob-Jeto. ~e InvestIgacin. Esta distincin tiene una significacin decIsIva para e! carcter propio de la definicin de ser algo m~ que formal. Pues si bien podemos desprender de su con-tellldo a todas las dems formas de pensamiento y considerar

    . u.t;a simple "h!ptesis" la verdad que procuran, en la defini-c~on no es p.os~ble tal criterio, sin despojarlo del sentido que tIene en Anstoteles.

    . En la teora de la definicin representa un gran papel -por eJemplo- el concepto de gnero. Nos bastara con destacar e~te nico pu.nto para sealar cun variadas suertes ha te-llldo que sufrIr la antigua teora de la definicin por culpa de las interpretaciones modernas, con tal de co~servar las frmulas aristotlicas.

    Optup.,> crn AyOS' ~ T6 T{ ~v Elvat U'fJJLa[vwv, dice Arist'teles;~ lo q~e ~ue!e traducIrse: "La definicin es e! concepto que nos IndIca la esencia." Tambin se la llama expresamente

    , , , S t 'd OlJ~La'i' yvwpuIIJ.,O,>, u aTea es pues esta: ebe ofrecer el conoci~ mIento de la "esencia" de una cosa, es decir, debe determinar e! c~ncepto gen~ral intemporalmente vlido cuya expresin partIcular constItuye la cosa individual del mundo sensible. De esta tarea suya se puede inferir la forma en que ha de

    1 T6picos~ VII, 5.

    TEORA DE LA DEFINICIN '5 pres(,nltal'se para alcanzar su fin; Aristteles indica esta forma con la misma precisin que el contenido: o opw.t'i' fK yOlJ'i' "al 8ta

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    de que la definicin contenga el concepto de orden superior o concepto genrico y la diferencia especfica".

    Es claro que estas proposiciones carecern de contenido mientras no sepamos cules son propiamente las notas esen-ciales. Ueberweg dice: "Esenciales (essentialia) son aquellas notas a) que coritienen el fundamento comn y permanente de una multiplicidad, y b) de las cuales depende la consis-tencia del objeto y del valor, as como la significacin que le corresponde, en la serie ordenada de los objetos, como medio para otro conocimiento, en s, o como un fin pro~ pio.'" Cuando Ueberweg determina as las notas esenciales, sus proposiciones obviamente slo tienen sentido, si es que algo significan, en conexin con una metafsica o con una teora del conocimiento (una filosofa trascendental).

    En cambio, las teoras de Lotze sobre la definicin estn libres, en trminos generales, de hiptesis epistemolgicas. Llama a la definicin la descripcin' metdica, y piensa que "el curso arbitrario y caprichoso de la descripcin queda li-mitado" por la postulacin del gnero. 5 "Sin emplear muchos conceptos generales tampoco ella [la definicin 1 alcanzara su fin; en vez de elegir ste arbitrariamente, la definicin requiere partir del concepto general en que se encuentra ya, acabado y completo, la mayor parte del trabajo de construc-cin por efectuar y que pueda ser designado verbalmente con un nombre unvoco; ese concepto puede darse por su-puesto en toda conciencia, como una intuicin ya conocida; resulta apropiado como un esbozo que sirva para disear las notas singulares con las cuales habr de completarse la imagen." As, Lotze postula el concepto genrico principal-mente en atencin a la precisin y brevedad de la definicin; mas no parece serIe necesario a sta.

    Segn Sigwart, por fin, la definicin es "un juicio en el que se indica la significacin de una palabra que designa un concepto";6 la determinacin del gnero prximo y la dife-rencia especfica tiene la tarea, del todo independiente de la "definicin" de Sigwart, de indicar al concepto su lugar en el sistema ordenado de conceptos. Aqu ya no ha quedado

    op, cit" 55. pp, 147 Y ss, ' !i LOTZE. Logik, 1874 (2! ed., 1880), 160, pp. 198 Y 55. La numeracin de

    las pginas en la nueva y cuidadosa edicin de Georg Misch (1912) concuer~ da con la de la edicin original.

    " SIGWART, Logik, 1, 1873 (4' ed" 1911), 44, P, 385.

    TEORA DE LA DEFINICIN 17

    de Aristteles. Para Sigwart la definicin -con;o mostraremos en detalle- no es ms que un medIO

    traducir o fijar los pensamientos mediante el lenguaje. Si bien las teoras de la definicin ya difieren mucho entre respecto del gnero y la diferencia -como acabamos. ~e

    an encontraremos mayores diferencias de opmIon cuando se trata de la definicin nominal y la definicin real; podemos a~rmar que no hay ~':'~ lgic,os ,;,ode~nos que en-seen lo mIsmo sobre la definlCIOn. Mas aun: SIgwart -por ejemplo- dice: "Si llamamos definicin a la indicacin de todas las notas de un concepto o del genus prox,mum y la :'/i{f,'rentia specifica, resulta claro que no puede tratarse en-

    !to:nCl~s de una exPlicacin del concepto sino, si es que algo se ,e,:PJIICa, slo puede tratarse de una explicacin .de palabras";7

    en cambio, piensa con razn: "Los nombres pueden expresarse o traducirse; slo podemos ~;finir empero su con-tenido, es deCIr: nuestra representaclOn de lo que deben designar."8 Resulta as que estos dos lgicos tratan, ?ajo el nombre de "definicin", de dos formas enteramente dIstmtas que ya casi no tienen de comn ms que el nombr~;. ;esulta,

    todo caso, que uno de ellos entiende por defin~clO~ .algo no puede ser idntico a lo que se llamaba aSI OrIgmal-

    mente. .Esta situacin de la teora de la definicin se explica en

    medida por la relativamente poca atencin que se presta a nuestra forma de pensamiento, la cual estaba antao

    en el centro del inters. A menudo se la considera un apn-dice de la teora del concepto, desprovisto de sentido, sin que se juzgue necesario vincularla con las cues~iones princi-pales de la lgica y comprenderla po~ su conexI,n .con ellas; puesto que no se la considera un m~embro orgalllco de. u~ todo, se la puede descuidar con relatIvamente escaso per]'.'I-cio como los errores cometidos sin demasiadas consecuenCIas pa:a la conformacin del sistema lgico en su conjunto.

    Sin embargo, ese perjuicio tal vez no sea tan escaso como pudiera parecer. La razn por .la que es menester pres.tar particular atencin a la definiCIn y llegar a una doctr:,;a generalmente reconocida acerca de ella, est en coneXlOn con una tendencia, que cada vez tiene mayor vigencia en los

    '1 SIGWART, op. cit., p. 387. 8 LOlZE, op. cit., p. 201.

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    trabajos modernos de lgica, y que -esperamos- nunca vol-ver a desaparecer. Sigwart ha denominado a su significativa obra: un intento "de configurar la lgica desde el punto de vista de la metodologa y de ponerla, as, en relacin viva con las tareas cientficas actuales".9 Ahora bien, no es me-nester pensar que la lgica slo conoce problemas metodo-lgicos; incluso podemos pensar que la lgica de Sigwart ha resultado demasiado unilateral por culpa del punto de vista metodolgico. No obstante, la metodologa an debe tener una gran significacin como parte de la lgica; y al pronto quedar claro cun importante es para ella dilucidar la esencia de la definicin, si observamos las ideas metodolgi-cas que desarrollaron las distintas ciencias particulares al co-mienzo de sus investigaciones especiales o en el curso de ellas. La definicin desempea a menudo un gran papel en esas ciencias; lo que han dicho de ella representantes de las ciencias particulares -por ejemplo Jhering- parece tener mayor valor e importancia para la metodologa que la ma-yora de las ideas al respecto que se encuentran en manuales de especialistas en lgica. Tal vez sea bueno, por tanto, someter de una vez la definicin a una consideracin par-ticular desde una perspectiva metodolgica.

    La siguiente investigacin, que emprende esa tarea, habr de comprobar por lo pronto cul es la formacin de pensa-miento que recibe la designacin de "definicin"; pues -co-mo ya indicamos- algunos lgicos han perdido la nocin de este problema. Por supuesto, semejante comprobacin slo puede ser histrica. Preguntaremos pues qu cosa era la definicin entre los griegos, para determinar cul es la formacin de pensamiento que, en una lgica independiente de la metafsica aristotlica, ocupa un lugar tal que haya de ser designada con el nombre de "definicin".

    Pero antes de dirigirnos a esta investigacin histrica, es menester justificar y caracterizar con un par de palabras el mtodo que aplicaremos en lo sucesivo.

    N uestro principal punto de vista ya ha sido indicado. Quien pone -como Sigwart- el punto central en la metodologa, puede partir de las tareas que las ciencias plantean y pre-guntar por los medios que ha de utilizar el pensamiento humano para cumplir esas tareas. En cualquier caso, ste es

    9 SIGWART, op. cit.~ p. XVII.

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    punto de vista justificado entre otros. La definicin cons-tituye para la metodologa el medio de realizar un fin cien-tfico. Como nosotros, al reflexionar sobre la tarea de la defi-nicin, fcilmente nos hemos percatado de aquello que en

    la distingue de las otras formas de pensamiento, el siguiente punto de vista puede dirigir toda la investiga-cin metodolgica: tratar de comprender una forma metodo-lgica por el fin al que sirve.

    El "pensamiento" intencionado, dirigido por la voluntad, ue se enfrenta en la vida anmica del hombre a la "co-

    rr enLte natural de representaciones" condicionada por leyes quiere conocer; con ese fin, quiere ser lgico.

    propia disposicin e incli;acin, se dirige este empeo una parte mayor o menor de lo que llamamos el mundo o realidad; pero su fin es siempre encontrar, entre las ml-

    opiniones posibles sobre las cosas que abarca el pensa-Ill.'C>"", la opinin correcta o verdadera.

    Se aade un segundo fin, tan obvio como el primero mas no siempre suficientemente observado ni especificado con precisin. En la mayora de los casos, el hombre no piensa slo para s mismo; tambin se esfuerza por comunicar a los dems los. resultados que ha encontrado, y para eso no tiene .otro medIO que el lenguaje. El pensamiento que le parece correcto o verdadero slo est disponible para la ciencia cuando ha recibido una expresin comprensible por medio de palabras. .

    Ahora bien, quienquiera haya trabajado cientficamente al-guna vez sabe que ambos esfuerzos -la bsqueda de la ver-dad (como brevemente podemos decir) y su formulacin verbal para comunicarla a los dems- fallan a menudo su meta. Cualquiera ha cometido un error alguna vez en su viday se ha percatado de ese error; cualquiera se ha equivo-cado alguna vez y ha notado la equivocacin.

    Tan pronto como haya comprendido su error, tiene que llegar a convencerse de que su pensamiento ha cometido una falta contra algo contra lo que no debera faltar si quiere alcanzar su fin. Ahora bien, ese "algo" contra lo cual choca a veces el pensamiento humano en su tendencia a la verdad, no puede ser una ley psicolgica, no puede ser en modo alguno una ley natural, pues de poder cometer una falta contra ella ya no habra ley natural. Considerado con un cri-

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    terio psicolgico, todo pensamiento es igualmente necesario. En la bsqueda de la verdad y en su comunicacin se trata pues de algo distinto, digamos de una norma,. de una regla, de una prescripcin que no tiene que segu:rse, ~ero 9.ue debe seguirse; la cual reconocemos como oblIgatona, mlen tras partamos de ella para encontrar algo v:erdadero y co.mu-nicarlo a los dems. Y as creemos poder evitar con segundad el error si esclarecemos completamente esas reglas. A partir de esa idea se ha tratado de erigir un sistema de esas reglas.

    Si la metodologa ha comprendido esa tarea lgica, nunca puede querer erigir leyes psicolgicas necesarias para el peno samiento; solamente puede investigar las formas de pensa-miento adecuadas al fin que s~ tiene en mente, y comprobar cmo han de estar constituidas para que el pensamiento al-cance con ellas su fin. Su necesidad es, por lo tanto, te lea-lgica.'o .

    De por s se comprende que esta teleo.log.a. n~~a tI~ne .qu~ ver con la que convierte el fin en un prmClplO explIcativo del ser. Aqu no hablamos del fin sin ms, sino de u.n fin particular que tenemos que sealar para pod~~ realIzarlo cientficamente. As pues, en nuestra mvestIl?a.c~on proced,:' remos primero a indicar el fin de la defi~lClOn. Deternll-naremos con precisin cul es su tarea partIcular en ~l pro-ceso de pensamiento que quiere encontrar y comu~"c~r la verdad, para despus establecer sus reglas. Por conSIgUIente empezamos por aclararnos el fin al cual. ~ebi su gne~is la definicin entre los griegos. La formaclOn de pensamIento que en la ciencia moderna sirva al mismo fin, tendr que llamarse hoy definicin. .

    2. Gnesis y significado original de la definicin Nuestra primera pregunta es Jemes: d~ .qu tendencia del pensamiento humano se genero la defimclOn?

    Aunque para responder a esta pregunta. nos volvamos. ~,la historia del desarrollo del pensamiento grIego, la expoSlClOn siguiente no tiene la pretensin de ser un panoran:a hist-rico completo. Slo se trata aqu de destacar los motIVOS fun-

    ~o Vase WINDELDA>ND, "Kritische oder genetische Methode?" ("Mtodo crtico o mtodo gentico?"), en Priiludien~ 1884 (4~ ed., 1911). t. n, pp. 10g Y ss.

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    damentales que suscitaron en el pensamiento humano la conciencia lgica y, con ella, la definicin; para esto basta nuestra exposicin, aunque slo consista en una caracteriza-cin algo esquemtica y descuide caracterizar individual-mente los teoremas griegos, por ms importantes que ellos puedan ser en s mismos.

    La filosofa griega empieza a interesarnos, por supuesto, en el momento en que comienza a dedicarse al estudio del proceso del pensamiento humano. Esto sucede con los sofis-tas. La metafsica de Herclito y de los Elatas estaba an -por as decirlo- ms dirigida hacia fuera; pero cuando sus teoras cientficas naturales sobre la constitucin del mundo cayeron en paladina contradiccin con los hechos, despert la duda en la capacidad del pensamiento humano para en-contrar la verdad y oblig as al espritu humano a convertir su propia actividad en objeto de investigacin.

    Esto aconteci de un modo notable. En algunos sistemas metafsicos de los filsofos de la naturaleza, el principio pro-piamente impulsor haba sido evitar la contradiccin. Los Elatas no podian pensar el devenir por ser contradictorio;

    . para Herclito, al contrario, no haba nada permanente sino slo el devenir. Se hipostasiaba as el principio de contra-diccin en una realidad metafsica, pero ninguno de los pen-sadores se haba percatado expresamente del principio. Si se quera sostener una o la otra doctrina, de todas maneras pa-reca resultar una consecuencia: El mundo de los sentidos, tal como se presenta al hombre, como mezcla de cosas per-manentes y cambiantes, es apariencia. El hombre no conoce

    . las cosas tal como son, sino lal como le aparecen; tal como se le presentan a l en cuanto individuo. Un saber objetivo es pues imposible; slo hay opinin subjetiva. Protgoras a partir de la metafsica heraclitiana, Gorgias a partir de la eletica, combatieron la posibilidad de un conocimiento cierto.

    Los hombres que desesperaban de la posibilidad de todo . saber, debido ala inconsciente hipstasis metafsica del prin-cipio de contradiccin, llegaron a dudar ahora de la validez de ese. mismo principio. Si slo hay opinin, no hay di-ferenCIa alguna entre verdad y error, y las afirmaciones con-tradictorias estn igualmente justificadas. Estos pensadores negaban as la validez del mismo principio con cuya ayuda

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    haban desarrollado su demostracin; y esto tena la mayor significacin. Las leyes lgicas, que se haban seguido hasta entonces sin conocerlas expresamente, nunca hubieran podi-do ser descubiertas, de no haber sido controvertidas antes, al menos una vez. As, los sofistas ayudaron al pensamiento humano a parar mientes en la lgica. La conciencia de los primeros metafsicos haba sido en cierto modo algica, la de los sofistas era antilgica; y en ese instante la lgica fue sacudida de su sopor; con Scrates se origin la conciencia lgica.

    Haba que recordar brevemente esta conexin de ideas, para representarnos toda la significacin que tena en esas circunstancias requerir definiciones.

    Si queremos hablar de una filosofa terica en Scrates, que se separara de sus doctrinas ticas, e! curso de su pensa-miento puede exponerse aproximadamente as: Scrates es-taba de acuerdo con los sofistas en que, de hecho, no exista un saber. Pero a la vez estaba firmemente convencido de que todas las opiniones distintas contenan algo en lo cual con-cordaban; y precisamente el conflicto de las opiniones le pa-reca indicarlo. N o es cierto lo que e! individuo haya encon-trado por s mismo; la verdad es lo comn, y el camino para encontrar la verdad consiste en comprobar lo que todos re-conocen bajo las distintas opiniones.

    Al perseguir este pensamiento se origin en Scrates, de-bido al comportamiento caracterstico de sus adversarios, la necesidad a que debe su existencia la definicin. Las demos-traciones que daban los sofistas de la relatividad de toda opi-nin se basaban en designar con la misma palabra varios conceptos distintos. Esto lo comprendi Scrates; por eso exiga de quienquiera disputara con l que determinara con precisin los conceptos que deberan estar ligados a las pala-bras utilizadas. Reconoci que slo podamos llegar a diluci-dar con certeza algo, si los conceptos usados en la investigacin eran conceptos determinados y comunes. As, la definicin era para Scrates el medio de crear conceptos determinados y designados de manera inequivoca.

    Si este hecho tal vez a muchos no parece indiscutible, es porque la definicin apareci en Scrates en una forma pe-culiar, determinada una vez ms por el comportamiento de . sus adversarios. Los sofistas demostraban con palabras; y el

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    lenguaje, que tambin en muchos otros sistemas filosficos se ha vuelto causa de errores fundamentales, los enga res-pecto de sus falacias. Scrates, al travs de la maraa del len-guaje y de la equivocidad de las palabras, trat de llegar a conceptos determinados; para esto era menester partir siem-pre de 1 nom bre en sus investigaciones y enlazarle la defini-cin de! concepto. Debido a la circunstancia de que la defi-nicin se origin en el dilogo -en el cual la formulacin verbal del pensamiento tena tanta significacin como el pensamiento mismo-, ese acto de pensamiento se puso en una relacin tan estrecha con la palabra, que poda parecer que su tarea capital consista en indicar la significacin de una palabra. Sin embargo, la definicin serva tambin de ex-plicacin nominal, solamente en la medida en que era me-nester -para Scrates- evitar en el dilogo los errores ori-ginados por los elementos ilgicos del lenguaje. Pero su fin ms propio consista siempre en determinar el concep'to.n ste es el primer punto esencial para nosotros.

    El paso que dio Platn ms all de Scrates, respecto de la definicin, es significativo en dos aspectos. Hasta ahora he mas considerado la definicin como un medio para formar conceptos determinados indicando lo general, lo que tiene un valor para el conocimiento por ser lo comn. Ahora se propone un nuevo punto de vista terico acerca del valor de la d~finicin; lo comprenderemos mejor a partir de la tendencIa por superar el relativismo tal como se haba des-arrollado en Protgoras en conexin con la metafsica hera-clitiana,. Platn se adhiri tambin a la opinin de Hercli-to segn la cual las cosas singulares del mundo sensible no son sino slo devienen; por lo tanto, el conomiento de lo singular no era para l un autntico conocimiento. Mas las cosas singulares tienen tambin algo en comn, y este carc-ter comn es, a la vez, lo que tienen de permanente. Esto no slo deviene sino que es; y a ello tiene que dirigirse el conocimiento para ser conocimiento del ente verdadero.

    Esta dilucidacin de Platn no pierde significacin terica por sufrir en seguida una reinterpretacin peculiar, cuando Platn adscribe a lo general en cuanto "idea" una existencia separada de las cosas singulares y lo convierte francamente en "causa" (atrla) de las cosas singulares. Para la teora de la

    11 JENOFONTE, Memorabilia~ IV, 6. 73856 379

  • 24 HEINRICH RICKERT

    definicin es importante destacar, distinguindolo, el ele-mento puramente lgico de esa doctrina. La definicin, que para Scrates era un medio de conocimiento verdadero por-que formaba el concepto comn, suministra ahora un cono-cimiento en la medida en que determina la idea general, cuya forma de aparecer es la cosa singular por conocer.

    Platn todava le prest a la lgica un segundo beneficio gracias al cual la definicin lleg a ser por vez primera lo que aparece corno definicin en Aristteles. N o slo trat de conocer por separado las distintas ideas verdaderas; tam-bin hizo el primer intento de coordinar esas ideas en un sis-tema. As corno las ideas comprenden bajo ellas las distintas cosas singulares, as tambin pueden ellas mismas unificarse bajo una idea de orden superior; si Platn hubiera prose-guido ese intento, hubiera surgido as la pirmide de ideas cuya cspide constituye la idea de! Bien, en cuanto idea del autntico principio del mundo.'2

    Esto le da a la definicin platnica su forma particular. Conocer un objeto quiere decir: sealar su lugar en esa pi-rmide. Lo subordinamos a una idea y le aadirnos aquello por lo cual el objeto se diferencia de las otras cosas subordi-nadas a la misma idea. As queda completo el conocimiento de una cosa; pues -segn Platn- ha sido indicado su puesto en relacin con e! principio del mundo. As se origina lo que ms. tarde se llam la definicin por el genus proxi-. mum y la differentia specifica. 'Op'''1'6, es pues siempre -para Platn- el conocimiento de la esencia de una cosa mediante la indicacin de la idea que la comprende, cuya forma de aparicin es la cosa, de la cual participa la cosa - o como quiera decirse.

    Como vemos, en Platl1 se encuentra ya la definicin, in-cluso con su forma propia. Platn tiene un mtodo cient-fico que maneja con seguridad. Pero en ninguna parte con-virti ese mtodo mismo en objeto de una investigacin

    l~ Platn no lleva hasta su trmino el pensamiento de que el Bien es la "cspide" de la pirmide de las ideas, puesto que lo aya8v aun est "ms all de la oysa". Aristteles fue el primero en darle una nueva forma a ese pensamiento: la Deidad, en cuanto V7}(J"t~ VOnUwc;-, representa en todos sen~ tidos la cspide de una pirmide. Sobre ese tema, vase mi ensayo: "Die Erkenntniss der intelligibeln Welt und das Problem der Metaphysik" ("El conocimiento del mundo inteligible y el problema de la metafsica"), Logos~ XVI, pp. 185-186.

    TEORA DE LA DEFINICIN

    partic:rl~r; no formul teora alguna acerca de su forma de conocImIento; en suma, na dio ninguna definicin de la definicin. Esto lo hizo por vez primera Aristteles. l no descubri la definicin, le bast con analizar lo que ya Pla-tn haba hecho. Platn haba preguntado cul era el objeto del conocimiento verdadero y haba respondido: la idea. Aristteles preguntaba, en cambio: cmo conocemos? Y res-ponda: determinando el concepto al indicar el gnero y la diferencia. lvIetodolgicamente no hay entre Aristteles y Pla-tn, respecto de la definicin, ninguna diferencia fundamen-tal; pues tanto la idea como el concepto tienen por tarea indicar la esencia de una cosa y, por lo tanto, con ellos ha de definirse sta. Que entre las significaciones metafsicas de idea y de concepto haya una diferencia, no hace ahora al caso.

    Por otro lado, de aqu resulta a la vez cun estrechamente ligada est la doctrina metafsica de Aristteles con la teora de la definicin. La forma es vaca y arbitraria sin ese deter-minado presupuesto metafsico. No obstante -y esto es lo que ahora nos importa ante todo- en Scrates, Platn y Aristteles, la palabra op'''1'6, designaba siempre la forma de pensamiento sobre la cual recaa la tarea de determinar el concepto; y podremos utilizar la palabra definicin para sig-nificar la determinacin del concepto, ms an, tendremos que hacerlo. Ahora no podernos sealar todava en qu me-dida podemos tambin atribuirle a la definicin la otra tarea que para nosotros no tiene ya el mismo sentido inequvoco que tena para los griegos, a saber: indicar la esencia de una cosa,

  • 1. DETERMINACIN GENERAL DE LA DEFINICIN

    1. Explicacin verbal y definicin

    N os DIRIGIMOS ahora a una investigacin sistemtica del con-cepto de definicin. Casi todos los lgicos principian su doc-trina sobre la definicin con una discusin del conocido hecho siguiente: en la comunicacin de pensamientos, las pa-labras empleadas en el lenguaje no significan siempre lo mismo para el comunicante que para quien recibe la comu-nicacin. Incluso los autores que ensean cmo, al definir, no puede tratarse de una definicin de nombres, se inclinan hacia el punto de vista siguiente: tarea de la definicin sera ayudar a poner en relieve ante la reflexin los equvocos pro vocados por ellenguaje.l Esto es fcil de comprender a partir de la historia de la lgica: esos equvOcos estn estrecha-mente ligados a la forma peculiar en que la definicin tuvo que presentarse por primera vez -como hemos visto- en Scrates.

    Por ello, no' sin intencin expresamos repetidas veces al comienzo de la investigacin, la idea en apariencia obvia de que la bsqueda de la verdad y la formulacin verbal con vistas a la comunicacin son dos procesos diferentes. N o se puede distinguir. con precisin suficiente entre estas dos for-mas y los fines que persiguen; pues, aun cuando todos con-cedieran sin condiciones su diferencia justo en la forma en que la hemos presentado, el asunto adquiere otro aspecto tan pronto nos volvemos a una cuestin conectada muy es-trechamente con esa distincin, la cuestin de la relacin entre lenguaje y pensamiento en general. Este problema tan tratado tiene que tocarse aqu al menos, antes de entrar en una investigacin del concepto de definicin.

    Que todos aprendernos a pensar de la mano del lenguaje y continuamos pensando con ayuda del lenguaje, es cierto,

    .1 Por ejemplo, LOTZE, op. cit., pp. 192 Y SS.

  • HEINRICH RICKERT

    sin duda. En efecto. podemos decir que sin lenguaje slo podramos pensar de modo incompleto o tal vez no podra-mos pensar lgicamente en modo alguno; por lo tanto, no es posible en la lgica ignorar el lenguaje. Pero la razn de ello no radica en que pensamiento y lenguaje coincidan. Una simple reflexin lo aclarar: Por un lado hay palabras y oraciones que comprendemos, por el otro las hay que nos son incomprensibles; con stas, por lo tanto, tampoco pode-mos "pensar" nada. La distincin estriba en que muchas palabras u oraciones tienen una significacin o un sentido, mientras que para otras no es tal el caso. As pues, por ms estrechamente ligadas que estn las palabras y sus significa-ciones, pueden separarse conceptualmente; ms an, tienen que ser diferentes unas de otras, precisamente para poder decir que estn ligadas unas con otras. El puro hablar ca-rece de sentido o significacin y, por lo tanto, de pensamien-to. El pensamiento, por su propia esencia, no se encuentra en el campo de las palabras y de las oraciones, sino en el de las significaciones y formaciones de sentido.

    As, no hay que decir --como ya hicimos notar- que po-damos pensar aun sin un medio como el lenguaje, sino tan slo que el lenguaje no constituye un elemento concePlual-mente inseparable del pensamiento. Que el hombre, con ejercicio, pueda o no llegar a pensar sin palabras, nada im-porta aqu. Slo se trata de lo siguiente: puesto que pen-samiento y lenguaje, palabra y significacin, sentido y oracin no son idnticos, el empleo del lenguaje en el proceso de pensamiento que prescinde de comunicar las ideas a otros hombres, desempea por principio otro papel que en los in-tentos expresametne dirigidos a dar una fonna verbal, com-prensible para los dems, a los resultados que haya encon-trado el pensamiento. Si en el primer caso el lenguaje es slo algo secundario que se aade desde fuera -aunque tal vez tambin algo de hecho imprescindible-, en el segundo caso el lenguaje constituye el objeto propio a que se dirige nues-tro pensamiento.

    Tenamos que destacar esto para mostrar que est justifi-cado tratar del pensamiento segn su sentido o su significa-cin, aun sin tomar en cuenta su formulacin verbal con vistas a la comunicacin con los dems; de lo cual resulta que la definicin que slo tenga por fin indicar la significa-

    TEORA DE LA DEFINICIN 29 cin de una palabra es por principio distinta de la definicin que trate de determinar el contenido de un concepto. En el primer caso importa la palabra misma; el concepto ligado a ella se da por supuesto de antemano. En el segundo caso, en cambio, tenemos que ver con las significaciones y formacio-nes de sentido inherentes a las palabras, significaciones que al hablar mentamos o comprendemos; lo que est en cuestin es precisamente el concepto que pensamos y debemos ligar a una palabra.

    Pero dirijmonos ahora a la definicin formulada verbal-mente y determinemos la tarea que tiene que cumplir. L-gicamente considerada es muy sencilla. Quienquiera exprese una oracin tiene la pretensin de ser comprendido, es decir, desear que quien oiga o lea su oracin enlace con las pa-labras empleadas en ella las mismas significaciones o concep-tos que l, o -como tambin suele decirse- que tenga las mismas "representaciones". Mientras se trate de significacio-nes simples, es decir no analizables en otras, o bien presu-pondr que se conocen las palabras y lo que designan, o bien -si tal no es el caso- estar en situacin de sealar los objetos que mienta con las palabras o, al menos, de lograr que de algn modo su oyente experimente directamente en s mismo lo que l quiere decir; de lo contrario no tiene medio alguno de explicarle sus pensamientos. Pero en el caso de una palabra que designe un concepto compuesto, la si-tuacin es otra. Puede dividir ese concepto en significaCiones simples o en otros conceptos compuestos, e indicar entonces que el nombre .utilizado debe designar el concepto compues-to de tales o cuales significaciones o conceptos, los cuales supone conocidos tanto en su contenido como en su designa-cin; o biel1, en caso de que los conceptos utilizados tam-poco se designen verbalmente. de modo inequvoco, puede dividirlos de nueva cuenta y proseguir as hasta resolver por fin todo el concepto en significaciones verbales simples, que har comprender a su oyente o lector sealando los objetos mentados o nombrando palabras. Si efecta esa operacin completamente, estar seguro de que su oyente pensar con las palabras utilizadas lo mismo (idem) que l mismo (ipse) haya pensado con ellas.

    Es obvio que la va, acabada de indicar, de dividir un concepto en significaciones verbales elementales es a veces

  • HEINRICH RICKERT

    muy complicada y slo habr de segursela, de no alcanzar el objetivo por otros medios. Ahora bien, puesto que pode-mos suponer que la mayora de los hombres conocen un gran nmero de conceptos con significaciones utilizadas de modo concordante, ordinariamente bastar, para indicar el significado de una palabra, nombrar otra, que evoque en la conciencia del oyente el mayor nmero de elementos del con-cepto por trasmitir, y aadirle luego aquellas palabras que evoquen el resto de las significaciones mentadas por el que habla. La forma de esta operacin se presentar siem-pre as: ste o aquel nombre designa un concepto cuyos ele-mentos constituyen significaciones designadas con ste o aquel otro nombre.

    Este procedimiento se llama tambin en lgica definicin; Sigwart sostiene que en la definicin slo puede tratarse de una explicacin de palabras, no de conceptos. "Slo la pa-labra, que es extrnseca y contingente respecto del concepto

    " -dice-, precisa de una explicacin, de una rememoracin de su contenido siempre renovada. "2 De aceptar esta afir-macin de Sigwart, resultara necesariamente que la teora de la definicin slo tendra su lugar en la parte de la lgica que trata de la formulacin verbal de los pensamientos y que la lgica slo podra indicar las reglas para expresarse ver-balmente de la mejor manera. En efecto, el concepto no debe definirse, tiene que estar dado de antemano para "que sea posible la explicacin nominal. Estara justificado llamar de-finicin a la explicacin nominal por cuanto en sta se trata de limitar a determinadas significaciones o conceptos el cam-po de vigencia de la palabra, esto es, se trata en cierto sen-tido de "definir" un nombre.

    Hay que hacer notar que la teora de esa "definicin" se agota metodolgicamente por entero con lo que acabamos de exponer. La lgica, en cuanto metodologa, slo indicar -segn Sigwart- lo que hay que efectuar si se quiere un fin determinado. El fin de esa definicin consiste en evocar el pensamiento de determinadas significaciones, al nombrar una palabra. De all resulta el postulado de poner palabras ligadas con una sola significacin en lugar de una palabra li-gada con varias, o con ninguna, de manera que es equvoca o carece de sentido. Puesto que, adems, se tender a alean-

    II SIGWART, op. cit.~ p. 387.

    TEORA DE LA DEFINICIN 3'

    zar ese fin del modo ms rpido y sencillo posible, la lgica puede aadir an las reglas para encontrar palabras, que indiquen de una sola vez el mayor nmero posible de signi-ficaciones mentadas, de manera de necesitar el menor nme-ro posible de palabras para agotar el total de significaciones que se desea aparezcan en la conciencia ajena. Todo esto sigue siendo lgicamente secundario.

    Sin admitir otros supuestos, de ninguna manera se puede inferir de ese fin de la definicin la regla de definir por genus proximum y differentia specifica. Al contrario, podemos pen-sar muchos casos en que llegaremos mucho ms rpidamente a nuestro fin, indicando un nombre que designe un con-cepto del mismo orden lgico o incluso de orden inferior, y no indicando un concepto de orden superior. Tampoco el postulado de indicar las notas esenciales de un objeto tiene aqu sentido alguno. Al definir, slo se trata, en efecto, de suscitar en otro hombre, nombrando un nombre, las signifi-caciones que yo ya tengo y deseo que l tambin tenga. Mi voluntad es lo nico que determina las significaciones que el otro debe pensar; yo slo puedo querer que l piense las mismas significaciones que constituyen los elementos de mi concepto; slo puedo querer que las piense todas; de lo con trario no tendra mi concepto completo. Lo que yo haya in-cluido en mi concepto tengo que designarlo tambin con palabras que el otro comprenda; y todos sus elementos son esenciales, pues si fueran inesenciales no los hubiera incluido en mi concepto y, naturalmente, mucho menos los hubiera designado con un nombre en mi definicin.

    Pero contra esto se suscitar con razn la objecin de que siempre se ha definido en otra forma, que no se trata slo de indicar con la definicin la significacin de una palabra; pues quien ha de definir, parte de determinados supuestos cientficos y tiene que formar su definicin indicando el ge-nus y la differentia, as como las notas esenciales. El mismo Sigwart dice: "Nadie llama definiciones a las explicaciones meramente verbales como: 'lgica' quiere decir 'teora del pensar', 'democracia' significa 'dominio del pueblo'; ni a las explicaciones de abreviaciones verbales como: una 'recta' es una 'lnea recta."3 Esto es cierto. Pero en la doctrina de Sig-wart no puede verse por qu esas explicaciones de palabras

    8 SIGWART, op. cit., p. 388.

  • HEINRICH RICKERT

    no se llaman definiciones. Pues -segn l- no se define el concepto sino la palabra; y qu otra cosa puede ser la de-finicin de la palabra sino una "mera explicacin verb~l:'? Cul es la diferencia fundamental entre sta y la defimclOn sigwartiana?

    No hay ninguna; y no puede haberla si la definicin es solamente explicacin de la palabra y no determinacin del concepto. Sigwart se ha contradicho en este punto; precisa. mente su observacin de que nadie llama definicin a meras traducciones de palabras, conduce a la cuestin que quiere esclarecer esta investigacin.

    En efecto, antes de que alguien quiera indicar la signifi cacin de una palabra que designa un concepto, tiene que haberle precedido un proceso de pensamiento en el campo del sentido lgico; pues slo entonces puede encontrar su ex-presin verbal; y es del todo arbitrario llamar definicin nicamente a esa expresin verbal. Ni designa la palabra op,O"p., en Aristteles slo la explicacin nominal, ni se uti-liza hoy la palabra "definicin" en ese sentido. Se la emplea ms bien por igual para el proceso de pensamiento y para la expresin verbal. Pero ese proceso de pensamiento tampoco es, en la acepcin actual de la palabra, otra cosa que la formacin del concepto. El acto lgico de pensamiento, en cuanto definicin propia de un concepto, tiene que estar ya concluido antes de formularlo verbalmente; pues slo una vez que haya determinado completamente un concepto, pue do expresar una oracin que diga que determinado nombre debe usarse en el lenguaje como signo del concepto defi-nido por m. Cualquier definicin que queramos exponer, con Lotze, en la frmula S = f (a, b, c ... ) -para formularla en su expresin ms general4 - puede resolverse en dos jui-cios, si se la formula verbalmente: 1. f (a, b, c ... ) es un concepto; 2. este concepto debe llevar el nombre "S". De cualquier modo, para la lgica constituye la parte esencial el acto de pensamiento lgicamente significativo que forma el concepto; por consiguiente, no es arbitrario designarlo como la definicin propiamente dicha. Lo que Sigwart llama definicin es la formulacin verbal del proceso de pensa-miento precedente, a la que hay que distinguir con cuidado

    , LoTZE, op. cit., 28, p. 47.

    388

    TEORA DE LA DEFINICIN 33 de esta definicin propiamente lgica o determinacin del concepto; aquella formulacin verbal se reduce a una "tra duccin" en el sentido ms amplio de la palabra, es decir, a dar nombres comprensibles en lugar de otros incomprensi-bles o incomprendidos.

    No siempre se ha distinguido con precisin entre las for-maciones lgicas y las oraciones verbales; esto se debe sin duda a que el lenguaje, incluso en el proceso lgico del pen-samiento, desempea un papel peculiar, que se confundi con su significacin -ya discutida'-- en la definicin; pues e! lenguaje slo es un medio para traducir pensamientos. ~in embargo, slo ms adelante podremos investigar la relapn que tiene el lenguaje con el pensamiento dirigido a encon-trar y exponer la verdad; 5 entonces se destacar an con mayor claridad la importancia de la distincin que hemos hecho aqu. Entonces reconoceremos que, de todas maneras, la palabra es indispensable, en cierto aspecto, para la defini-cin en cuanto determinacin del concepto, aun sin tomar en consideracin la comunicacin del pensamiento.

    2. El fin de la definicin Volvmonos ahora hacia e! acto lgico de pensamiento que siempre se ha llamado definicin, es decir, hacia la determi-nacin del concepto en la que prescindimos expresamente de todos los intentos por fijar la significacin nominal con vistas a lograr una comunicacin sin equvocos. Considere-mos la defini~in como el proceso de pensamiento de la formacin del concepto, sin referencia a: la trasmisin de pensamientos, {Como instrumento y auxiliar de la exposicin cientfica. Creemos haber probado la justificacin de ese modo de considerar la definicin. Para los otros campos de la metodologa, apenas hubiera sido necesaria semejante prueba, aunque de hecho todo pensamiento est ligado a palabras y a oraciones. La definicin conserva an algo de su origen que la pone en estrecha relacin con el lenguaje: se gener en la lucha por la verdad al travs de! dilogo. Pero su origen no es decisivo para su esencia lgica. La definicin es medio para un fin que no consiste so.[amente en indicar la significacin de un nombre. As -conforme a

    5 Vase infra: cap. lB, 4, p, 70, _"El concepto y la palabra",

  • 34 HEINRICH RICKERT

    nuestro mtodo- trataremos por lo pronto de conocer con mayor precisin ese fin, que consiste, en trminos muy ge-nerales, en la determinacin de! concepto_ Slo entonces podremos comprender la naturaleza lgica de la definicin_

    Las opiniones acerca del fin ltimo de! conocimiento hu-mano divergen extraordinariamente entre s, quizs no tanto acerca del fin deseado cuanto de! fin posible; de cualquier modo con ellas est en conexin un hecho: muchos hom-bres ya no desean abrigar aspiraciones cuyo cumplimiento tienen por enteramente imposible y las combaten por su-perfluas.

    Pero, sea que nos limitemos a calcular e! mundo -para emplear la expresin de Lotze-, sea que vayamos ms all y queramos tambin comprenderlo," en algunos puntos coincidirn todos los que no sean "pragmatistas", prete-ricos, es decir, todos los que tiendan a conocer sin tomar en cuenta fines prcticos. "Nadie trata de realizar una ciencia sin fundarse en una idea -dice Kant- y, bajo e! dominio de la razn, nuestro conocimiento n.o puede consistir en una rapsodia, tiene que constituir un sistema.'" Esto ~penas si ha sido controvertido por las gentes que toman en seno a la ciencia. El positivista, para quien la filosofa no significa otra cosa que "un pensamiento del mundo confonne con el p:-m-ci pio del menor esfuerzo", 8 Y el hegeliano de ms estncta observancia estarn de acuerdo en este punto. El hombre precientfico, aterico, se contenta con un agregado de cono-cimientos que necesita en la vida cotidiana. El hOl;nb.re de ciencia tiende a hacer surgir, de! agregado de conOCImIentos que posee, un sistema; cualquier progreso efectivo de la ciencia es para l un paso hacia esa meta."

    11 LOTZE, op. cit.~ p. 608. . 7 KANT Kritik der reinen FernunftJ S. W. (Hartenstem), IIl, p. 549 8 Vas: RICHARD AVENARlUS, Philosophie als Denken der Welt gemiiss dem

    PrinciP des kleinsten Krattmasses. Prolegomema zu einer Kritik d'er rein~n Erfahrung (Filosofa como pensamiento del mundo ,~ontorme con el .pTJ,!~ cipio del menor esfuerzo., Prolegmenos a una cnttca de la expenencta pura), 1876. .

    11 Cuando en mi juventud escrib esta frase, no poda saber que se tratarla de volver a quitarle a la filosofa su tendencia sistemtica y, por ende, ~u carcter de ciencia, ni que se vera un "progreso" en ~ste regreso al estad~o precientfico. Por ello no consider necesario fun~a:. mI aserto. La refer:nCla a Kant me pareci suficiente. An hoy slo me dHllo a lectores ,que quzer~n que la filosofa sea ciencia. Si falta esa voluntad, carece de sentIdo una dis-cusin lgica,

    TEORA DE LA DEFINICIN 35 Respecto de su forma lgica, esa meta suele determinarse

    diciendo: nuestro conocimiento se completara si lo convirti-ramos en un sistema de juicios que abarcaran todo, y cuyos sujetos y predicados fueran conceptos perfectamente deter-minados. De aqu resulta con necesidad, para la definicin como detenninacin del concepto, lo siguiente: la defini-cin tiene que formar los conceptos 'de tal manera que, a partzr de ellos, se pueda construir un sistema de juicios se-mejante. Es pues un instrumento para elaborar los materia-les con que se edifica la ciencia como sistema; a partir de ese fin hemos de tratar de comprender el instrumento.

    Pero antes ser menester hacer una distincin que debe-r~mc:s sostener rigurosamente en lo sucesivo. En efecto, pres-cmdIendo de que tambin se llame "definicin" a la mera explicacin verbal, la palabra "definicin" entraa adems otra ambigedad que encontramos ms a menudo en el len-guaje. Tomemos por ejemplo estas dos oraciones: "La cons-truccin de esa casa avanza con rapidez" y (sa es una her-mosa construccin"; es claro, desde luego, que la palabra "construccin" se "usa en las dos oraciones en dos significados distintos. En un caso designa e! proceso en que se hace una casa, en el otro la casa misma. Casi todas las palabras en "-in" y en "-miento" tienen ese doble sentido; as sucede tambin con la palabra "definicin". Por ms obvio que pa-rezca, es muy importante poner en claro que por definicin podemos entender en un caso el acto de definir (definitio) y en otro e! producto de ese acto de definicin (definitum). Esta distincin, justo tal vez por ser obvia, nunca se ha he-cho expresamente ni se ha sostenido en la lgica.I

    Por lo pronto slo indicamos esa distincin para aclarar que cuando en lo sucesivo se hable de definicin -en caso de no sealar expresamente lo contrario- por ahora slo se designar con esa palabra el acto de definir. Construimos casas, pero el constructor no tiene que ver por lo pronto con la casa, sino con madera o piedras, o con un plano conforme al cual ensambla las piedras. Resultan as dos preguntas: Cul es e! material de la definicin? y Cmo ha de fonnar los conceptos con ese material?

    10 No tenemos ms que seguir sus consecuencias para percatamos de que SIempre hay que separar~ por principio, el acto anmico de pensar y el con-tenido lgico de lo pensado.

    39 1

  • HEINRICH RICKERT

    Tratemos primero de conocer el material. La lgica suele subordinar el concepto a la "representacin". "El concep-to (notio, conceptus) es la representacin en que el conjunto de las notas esenciales, o la esencia (essentia), de! objeto co-rrespondiente es representada" -dice U eberweg.ll Puesto que se considera esencial para e! concepto que sea general, dado ese supuesto se le subordinar a la "representacin ge-nera]"'. Segn esto, la tarea que tendra la definicin sera, por lo pronto, hacer conceptos con representaciones genera-les. El pensamiento precien tfico se distingue del cientfico en que el uno tiene que ver con representaciones generales, e! otro con conceptos. El material que tiene que elaborar la definicin son -segn esta doctrina- las llamadas represen-taciones generales.

    Pero se ha sostenido que no puede haber representaciones generales; que toda representacin sera individual. Nadie tendra una representacin general de una flor, sino sola-mente de una flor siempre determinada, de una rosa, de un clavel, etc.; ni siquiera de una rosa en general, sino slo de una rosa determinada, con una forma enteramente pre-cisa, con determinado tamao, etc. Esto es cierto tal vez. Considerada con un criterio psicolgico, mi representacin podra ser siempre una representacin individual determi-nada. Pero la cuestin est justamente en saber si en las significaciones de las palabras que comprendemos aun sin haber definido el concepto, hay algo que podamos designar con razn como "representacin", en el sentido que la en-tiende la psicologa. Sin adentrarnos ms en esta cuestin, podemos invocar e! hecho de que aun el hombre cientfica-mente ineducado, que no dispone de ningn concepto defi-nido, comprende bajo significaciones verbales generales cosas que an no ha visto; lo que resulta manifiesto porque las designa con los mismos nombres que las cosas conocidas. Con lo cual no decimos en modo alguno que ese hombre se haya percatado expresamente de cules sean determina-ciones esenciales del objeto designado y cules no; ni de qu elementos consiste, por lo tanto, la significacin verbal general que emplea. Una palabra puede tener varias signi-ficaciones; de modo que pensemos ora en sta, ora en aqu-lla. Entonces lo que pensemos con ellas ser, en gran me-

    11 op. cit_~ 56, p_ 147-

    392

    TEORA DE LA DEFINICIN 37 dida, indeterminado; podremos decir pues que con los nombres estara ligado un contenido significativo indeter-minado, que utilizamos para designar las cosas, o bien que las palabras tendran "significaciones indeterminadas". De-bido a esta indeterminacin, e! hombre no cientfico y e! cientfico divergiran fuertemente entre s acerca de la com-prensin de muchas cosas bajo representaciones generales. La conciencia precientfica subordinar siempre la ballena -como su nombre alemn, vValfisch, lo indica- a una no-cin general ("pez"; en alemn: Fisch) distinta a la nocin a que lo subordina la conciencia cientfica.

    Ahora bien, el concepto se distingue de las significaciones verbales indeterminadas en el sentido indicado es decir va-riables, o de las llamadas "representaciones g~nerales": en que las partes constitutivas o elementos de que debe com-ponerse el concepto estn expresamente fijados, y en que, por consiguiente, slo se liga a la palabra el contenido sig-nificativo nico, indicado con precisin. As se ha podido considerar el concepto, en cierto respecto, distinto slo en grado de la llamada representacin general o de la signifi-cacin verbal sin definicin; se ha podido verlo como el perfeccionamiento de! trabajo espiritual que ya haba co-menzado la conciencia precientfica al formar la significacin verbal general. Por lo pronto vamos a dejar establecido si esto es cierto o no .. En un respecto, el concepto es cierta-mente, por principio, distinto de la significacin verbal in-determinada en el sentido indicado; esta distincin se basa en el valor lgico del concepto para el conocimiento de lo verdadero. Mientras que la significacin v.erba1 indetermina-da no slo procura un conocimiento incierto, sino que in-cluso, desde un punto de vista cientfico, conduce a errores, 10 caracterstico del concepto consiste en hacer ver con absoluta certeza y necesidad cules son los objetos que debe comprender; el valor de la definicin en cuanto delimitacin se basa justamente en determinar con precisin el campo de vigencia del concepto. El pensamiento humano forma los conceptos al analizar los objetos comprendidos bajo las significaciones verbales generales, y al poner luego en co-nexin -segn principios que aqu no cabe todava discutir-determinado nmero de "notas" de esos objetos con la con-ciencia de que esas notas se implican recprocamente en

    393

  • HEINRICH RlCKERT

    cuanto elementos del concepto. Si tal cosa sucede, queda definida, no la palabra o el nombre, sino la significacin inherente a l, o la "representacin general"; es decir, que-da sta delimitada rigurosamente frente a otras significacio-nes o representaciones, y puede ser utilizada cientficamente como "concepto". Incluso para Sigwart, la constancia es la nota caracterstica por la que se distingue el concepto de la representacin general.

    Por lo dems, pueden formarse, por supuesto, conceptos, sin que los elementos utilizados para la determinacin estu-vieran antes presentes y juntos en alguna llamada repre-sentacin general. Podran igualmente estar reunidos en el objeto de que se les tome. Tambin esta reunin de los elementos del concepto es una definicin, pues tambin con ella queda el concepto detenninado con precisin, al indi-car su contenido y al delimitarlo rigurosamente frente a otros conceptos, a modo de poder utilizarlo en el pensa-miento cientfico.

    394

    11. NOTAS ESENCIALES Y NOTAS INESENCIALES

    1. La insuficiencia de las teoras existentes

    EN CORRESPONDENCIA con la divisin acabada de indicar de la formacin del concepto en dos clases, la lgica dist;gue entre ciencias Ilanalticas" y "sintticas". Las unas, a las que pertenece con mucho la mayora, derivan su nombre de la circunstancia de que en ellas el trabajo cientfico co-mienza con un anlisis. Su material son las "representacio-nes generales", acabadas de caracterizar, que abarcan una multiplicidad de objetos y ya estn presentes antes de em-pezar a pensar cientficamente. En caso de ser divisibles, se comJ;'0nen de significaciones verbales elementales, es decir, C?ntlenen ya algunas sntesis de elementos surgidas espon-taneamente; estos elementos son notas! de los objetos que comprenden las significaciones verbales; y sobre aquellas sntesis se ~jerce la crtica cientfica. sta no slo aceptar los complejOS como algo dado, tambin dar cuenta de la composicin de sus partes constitutivas. Las analizar para

    . luego volver a componer los elementos que parezcan serles esenciales, con conciencia del fundamento de su pertenen-cia recproca. . . El procedimiento de la ciencia sinttica es otro. N o en-cuentra su material del modo indicado, sino lo produce. Su trabajo comienza pues, desde el principio, con una sn-tesis de elementos; conceptos -creados por ella misma- de objetos, en los que se encuentran los elementos como notas, forman la base de las investigaciones ulteriores. El ejemplo

    1. Los conceptos de "elemento" y de "nota" no estn rigurosamente dife-renciados, a propsito. Podra hablarse de "elementos" de los conceptos, a diferencia de "notas" de los objetos. Sin embargo, tanto las notas de las cosas como los elementos de los conceptos, para ser designados verbalmente, tienen que ser significaciones de palabras y, en esa medida~ coinciden los elementos conceptuales y las notas objetivas. Por lo dems, toda la teora de las notas slo se acepta provisionalmente. Vase infra p. 70 Y ss.

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    ms perfecto de una ciencia sinttica semejante es la mate-mtica.

    Dirijmonos primero a las llamadas ciencias analticas. Su tarea consiste -como hemos visto- en formar conceptos de-terminados a partir de significaciones verbales o "represen-taciones" generales, las cuales son indeterminadas en el sentido indicado. A este procedimiento se le llama tambin abstraccin, porque hace abstraccin de las notas de la cosa que Se encuentren, como notas individuales, en objetos sin-gulares. En cambio, las notas comunes a todos los objetos se componen para formar un concepto, como elementos del contenido significativo por establecer y por ligarse con una palabra. A los elementos individuales tambin se les deno-mina notas contingentes o inesenciales. En cambio, los ele-mentos con que se forma el concepto, y que han de estar indicados en su definicin verbalmente formulada, se llaman notas esenciales.

    As pues, la respuesta a la segunda pregunta que plante-bamos antes: Cmo tiene que elaborar la definicin las sig-nificaciones verbales generales o "representaciones"?, rezara as (y esta respuesta tambin la da la lgica): la definicin tiene que determinar las notas esenciales de los objetos y formar con ellas el concepto.

    Pero esta respuesta acepta un supuesto que tiene que po-nerse a prueba_ Habamos identificado las notas esenciales con las notas comunes que se encuentran en todos los ob-jetos considerados. Ahora surje la pregunta: Qu cosas deben comprenderse bajo el mismo concepto? Qu criterio tenemos para saber que justamente estos objetos y no otros estn comprendidos bajo un concepto?

    El nico criterio que podemos indicar ahora sin supuestos cientficos es el lenguaje. Formamos un concepto comn para los objetos que el lenguaje designa con el mismo nom-bre. Pero este criterio no es suficiente. De cualquier modo, puede servirnos de gua en cierta medida; ms an: si el pensamiento precientfico no hubiera empezado ya cierta clasificacin, para la cual necesita de significaciones verbales generales, el trabajo cientfico de formacin del concepto, en las ciencias analticas, no encontrara ningn punto en que pudiera implantarse. Ciertas notas de las cosas llamaron la atencin del hombre no cientfico; gracias a ello, se reuni

    TEORA DE LA DEFINICIN 4'

    en una claSe los objetos que tenan esas notas; se les nom-br con el mismo nombre y, por consiguiente, se les subor-din a una misma significacin verbal general. Pero la re-flexin cientfica tiene que someter a prueba tambin la razn de que la atencin se haya dirigido con particular in-tensidad a ciertas notas; y es un hecho que a menudo Se ve precisada a considerar como esenciales, notas del objeto dis-tintas de las que provocaran la atencin del hombre pre-cientfico, esto es, se ve obligada a comprender bajo un concepto comn otras cosas que las que el pensamiento precientfico nombrara con el mismo nombre - por ejemplo, a no contar a la ballena entre los peces. Cul es ese criterio? Cundo es esencial una nota y cundo no?

    La lgica tradicional no da una respuesta suficiente a esa cuestin. La mayora de las veces, sus precisiones terminan en sealar que se llama esenciales a las notas que tiene en comn un objeto con el concepto que lo comprende. Pero el concepto slo pudo formarse si ya se saba cules eran las notas esenciales. As, la respuesta cae en un crculo. Si que-remos saber en qu consiste propiamente la tarea de la de-finicin y cmo ha de formar el concepto, no podremos contentarnos con la respuesta corriente, que nada dice, de que la definicin ha de indicar las notas esenciales del ob-jeto_ Tenemos que investigar, ms bien, qu notas debe tener un concepto cientfico y por qu nos parecen esencia-les, sin que el pensamiento tome por pauta lo designado por el lenguaje, o presuponga el concepto que slo ahora debe formar.

    A la distincin entre notas esenciales e inesenciales. se le ha llamado a menudo distincin caduca; se ha tratado de fundar esta afirmacin en la observacin de que, para un espritu capaz de concebir la totalidad del mundo, todo sera por igual esencial o inesencial. Lo cual es tal vez cierto. Mas slo se justificara dejar de reconocer esta distincin en la lgica y especialmente en la metodologa, si nos pro-pusiramos encontrar un mtodo universal del conocimien-to cientfico con cuya ayuda el espritu humano dominara el mundo en su totalidad. Una vez ms hemos desistido, por lo comn, de descubrir un mtodo universal semejante. Si bien algunos representantes de la doctrina que sustenta que slo el procedimiento "cientfico natural" est justificado

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    todava creen estar en posesin de un mtodo con el cual se puede conocer unitariamente "la totalidad del mundo", este hecho es indicio del escaso monto de su formacin lgica y filosfica, ms que un fenmeno de que tenga que ocuparse seriamente la metodologa. Cada ciencia tiene, ms bien, sus propios mtodos, que ella misma crea y deben estar ade-cuados a sus fines y propsitos. Por consiguiente, los mto-dos de las ciencias particulares slo han de concebirse a partir de sus fines especficos. As pues, para comprender lo que sean las notas esenciales e inesenciales debemos considerar cada ciencia particular por s misma. Para un mtodo uni-versal todo sera, sin duda, igualmente esencial en el mundo. Pero el mtodo de una ciencia particular, que se plantea una tarea limitada, slo toma en consideracin, para la for-macin de sus conceptos, una parte del universo; por lo tanto no puede eludir la distincin entre lo esencial y lo inesen-cia!' Un criterio de esa distincin slo puede obtenerse a partir de la tarea que una ciencia plantea."

    2. Definiciones jurdicas Por cierto, no siempre puede sealarse con la misma preci-sin el fin que una ciencia persigue. Pero hay una ciencia' famosa desde antiguo, por la claridad lgica de sus propo-siciones y la precisin de sus conceptos: la jurisprudencia. Vamos a tratar de mostrar en ella lo que significa la propo-sicin de que la definicin ha de indicar las notas esenciales.

    Se cuenta a la jurisprudencia entre las ciencias analticas. El material que la precede es la suma de pensamientos re u-

    2 En mi libro sobre los lmites de la formacin de los conceptos d.e las ciencias naturales (1896-192, 5~ ed., 1929), he presentado la fundamentacin detallada de estas proposiciones. Su fundamento decisivo pued exponerse tambin brevemente de la siguiente manera: El material inmediatamente dado de todo conocimiento es inmensamente variado o "infinito". Por lo contrario, todo conocimiento accesible al hombre finito lleva el carcter de la finitud. Si no obstante queremos llegar a un conocimiento universal, debemos contemplar el mundo desde varios puntos de vista. Slo una multi-plicidad de mtodos. hace justicia a la inmensa riqueza del mundo de la intuicin. De ello resulta, a la vez, que todo conocimiento precisa de una formacin de sus conceptos, o -dicho de otro modo- que en la ciencia no puede haber un conocimiento puramente intuitivo. Quien se haya percatado de la neCesaria finitud del conocimiento deber descartar de la teora del conocimiento cualquier intuicionismo. El conocimiento intuitivo tendra que ser infinito.

    TEORA DE LA DEFINICIN 43 nida bajo el nombre de "derecho"; ste consiste en un con-junto de proposiciones jurdicas, de cuyo contenido f.orman parte significaciones verbales, ms o mens determmadas, ligadas a juicios. La validez de estos juicios se basa en la "voluntad del legislador"; pues aunque la indagacin his-trica ha demostrado que el derecho no debe su existencia -como antes se supona- a prescripciones meramente arbi-trarias, sino que el hombre ms que crear el derecho lo encuentra," ese hecho carece de significacin para nuestra investigacin. De todos modos las proposiciones jurdicas singulares tienen que ser reconocidas por hombres, antes que pueda haber una ciencia jurdica. De aqu se sigue que su validez para los juristas se basa en la voluntad consciente que establece fines; y ste es exactamente el caso, puesto que el derecho se trasmite en la forma de una ley; puede haberse originado como quiera, pero su validez y, por tanto, la nece-sidad del enlace entre sus elementos depende de la voluntad del legislador.

    No hemos de determinar aqu, en todo su alcance, el concepto de jurisprudencia como ciencia. Basta con sentar que una de las tareas del jurista ante las proposiciones ju-rdicas consiste en cuidar que la voluntad del legislador llegue a expresarse en todas las circunstancias. O, como dice Jhering: '.'El derecho existe para realizarse",' As pues, es-tamos en situacin de sealar con entera precisin, al menos para esa parte de la jurisprudencia, el fin supuesto en sus .esfuerzos cientficos; y nos limitaremos a esta especie de formacin del concepto jurdico.

    Aun cutndo bo aparezcan en esa forma, las proposiciones jurdicas contienen siempre un "juicio hipottico".' Si al-guien ha hecho esto y aquello, debe suceder esto y esto otro. Se trata siempre de un supuesto y de una consecuencia que quiere el legislador se encuentre ligada al supuesto. Y para que se cumpla esa voluntad del legislador, resulta obvia-mente necesario definir con precisin y finura los conceptos utilizados en las proposiciones jurdicas. La proposicin ju-rdica no puede aplicarse antes de que Ios fenmenos de la

    a Vase JHERlNG, Geist des romischen Rechts (El espritu del derecho ro-'mano), 3~ ed. 1873, t. 1, p. 26.

    , Op. cit., t. n, p. 322. 5 Vase JHERING, op. cit., t. 1, p. 52; y RMELIN, ]uristische Begriffsbildung

    (La !

  • 44 HEINRICH RICKERT realidad le estn subordinados; para ello, los conceptos uti-lizados en las proposiciones jurdicas tienen que estar com-puestos de elementos o notas tales que cualquier fenmeno, al cual quiera ligar el legislador una consecuencia determi-nada, pueda ser comprendido con certeza bajo el concepto que forma parte de la proposicin jurdica correspondiente. Pero mientras e! supuesto del juicio jurdico hipottico slo sea una significacin verbal general indeterminada, siempre podr discutirse si comprende un fenmeno de la realidad y si, por tanto, debe ligrsele la consecuencia que desea el legislador. En cambio, si sus notas estn fijadas con precisin en un concepto, slo ser menester ligar la consecuencia co-rrespondiente a cualquier circunstancia que muestre las mis-mas notas que el concepto empleado en la proposicin jurdica; y podremos estar seguros de dar satisfaccin a la voluntad de! legislador. Por lo tanto, llamamos notas esen-ciales, en un concepto jurdico, a las que contribuyen a que se siga la voluntad del legislador o a que "se realice el derecho)).6

    Las proposiciones jurdicas que contienen la voluntad del legislador deben constar pues de conceptos que puedan ser referidos de modo inequvoco al proceso de la realidad. Pero tal como se le presentan al jurista, a menudo estn ligados a fenmenos meramente transitorios; puede suceder que los conceptos as utilizados, antes inequvocos, ya no puedan emplearse con seguridad para una situacin distinta, ms an, que ya ni siquiera se les comprenda. Por eso los esfuerzos de! jurista tendrn que dirigirse a establecer con precisin e! "sentido" originario de esas proposiciones; lo cual significa establecer con precisin la vol untad del le-gislador e investigar luego cules de sus inserciones en la realidad estn sujetas a cambio, para poder formar los con-ceptos con estos dos componentes. Si concluye esas investi-gaciones, el jurista ya no tendr duda acerca de las notas que deba aceptar como esenciales en su concepto.

    Un ejemplo sencillo puede aclarar esta cuestin. El le-gislador quiere que la falsificacin de "dinero" implique

    6 RMELIN (op. cit')7 determina de manera semejante lo que debe incluir un concepto jurdico. Sin embargo, no siempre separa con precisin los pen~ samientos que slo ataen a la formulacin verbal, de los que ataen a la autntica formacin del concepto; esto sucede expresamente cuando se adhie-re a la teora de Si~vart acerca de la definicin diagnstica.

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    TEORA DE LA DEFINICIN 45 determinada pena.7 Ahora bien, en una poca en que el dinero se haca exclusivamente de metal, habr promul-gado su voluntad en la siguiente forma: si alguien falsifica moneda debe ser penado de tal o cual manera. Puesto que se saba que el concepto "moneda" comprenda todas las piezas de metal con determinado cuo, no haba ningun~ dificultad para aplicar esa proposicin. El concepto de dI-nero estaba definido de tal manera que comprenda todos los objetos a que se refera la pena. "]\IIetal acuado" eran sus notas esenciales. Pero desde el momento en que hubo pape! moneda, la d

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    tificado, est comprendido en el concepto de aquellos obje-tos con cuya falsificacin quiere el legislador est ligada determinada pena; por ello, esas notas del concepto "dinero" son ahora las esenciales.

    Se comprende fcilmente que no siempre es menester la aparicin previa de un nuevo invento o descubrimiento, para cambiar y perfeccionar un concepto jurdico en la for-ma que acabamos de exponer. Aun sin una ocasin exterior es posible reflexionar si hay una nota que pudiera supri-mirse del todo en una definicin, o, al menos, hacerse ms general, sin perjudicar la seguridad en la aplicacin del concepto. Solamente debemos sealar que la supresin o generalizacin de notas encuentra su lmite cuando la apli-cacin del concepto se vuelve insegura y, por lo tanto, la voluntad del legislador ya no se expresa con pureza; el fin del derecho, que consiste en realizarse, constituye el criterio ltimo para decidir si una nota es esencial o no a la for-macin de un concepto jurdico.

    As, es claro que esta determinacin de las notas esencia-les es por principio distinta de las teoras lgicas que lla-man esenciales, o bien a las notas que un concepto comparte con el concepto genrico superior, o bien a las notas comu-nes a las cosas que el lenguaje designa con una palabra. Ambas denominaciones tambin vienen aqu a cuento. El lenguaje llama, de hecho, "dinero" tanto a las monedas como a los billetes de banco; pero la definicin de dinero no es "medio de cambio pblico y certificado" porque sta sea la nota comn de las cosas que el lenguaje designa con el nombre "dinero", sino a la inversa: porque ambos son medios de cambio pblicos y certificados, tanto la moneda como los billetes sern designados con el nombre de "di-nero"; lo cual an hoy no quiere fcilmente entrar en la ca-beza de algunos hombres de poca cultura. Asimismo, a la mo-neda o a los billetes no les es esencial ser medios de cambio pblicos y certificados porque sas sean las notas del gnero superior "dinero", sino que esas notas estn incluidas en el gnero "dinero" porque, gracias a ellas, podemos con se-guridad comprender bajo ese gnero todos los objetos cuya falsificacin desea penar de tal o cual manera el legislador.

    Hemos evitado as el crculo en que incurre ordinaria-mente la lgica con su teora de las notas esenciales. Hemos

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    TEORA DE LA DEFINICIN 47 visto que, para poder distinguir las notas esenciales de las inesenciales, es menester determinado fin; la proposicin de que la definicin ha de indicar las notas esenciales del ob-jeto ha cobrado, para nosotros, un sentido claro en relacin a la jurisprudencia.

    Pero a la vez hemos mostrado que las notas esenciales no pueden distinguirse de las in esenciales por medio de re-flexiones puramente lgicas, sin ayuda de un punto de vista material. De aqu resulta ahora necesariamente que tam-bin en las otras ciencias llamadas analticas es imposible' formar conceptos sin un punto de vista semejante, y que, de hecho, nadie puede tratar de "realizar una ciencia sin basarse en una idea". Cuando Jhering dice "con la misma certeza apodctica con que podemos afirmar que los prin-cipios del mtodo matemtico permanecern los mismos, sin variacin, por todos los tiempos, podemos afirmar algo se-mejante de los mtodos jurdicos",B puede tener razn res-pecto de esa parte de la jurisprudencia; y el fundamento de esa afirmacin no puede buscarse precisamente ms que en esto: que la "idea" a que deben su existencia esas for-maciones de conceptos debe ser decisiva siempre para esos conceptos si ellos han de tener algn sentido.

    3. Definiciones de la ciencia natural Pero qu sucede con las otras ciencias analticas, ante todo con las ciencias naturales? Cul es la idea en que se basan, conforme a la cual podemos formar conceptos y distinguir entre las notas esenciales y las inesenciales?

    El mtodo moderno de las ciencias naturales remite con vigor al concepto de fin, como principio explicativo; y hace bien, sin duda. Tampoco cabe duda, adems, de que la ciencia natural quiere "conocer", con sus conceptos, en un sentido enteramente distinto a como puede conocerse con los conceptos de la jurisprudencia antes tratados; la validez de sus conceptos, particularmente, no depende de una vo-luntad que establezca fines. No obstante, tampoco la ciencia natural se pasa sin un fin; por cierto, no slo tiene el fin general, el fin que comparte con todas las ciencias, el de conocer; tiene adems, como la jurisprudencia, sus particu-

    8 op. cit.~ t. Il, p. 311.

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    lares puntos de vista directores que determinan con mayor precisin ese fin y sin los cuales no podra alcanzar su meta cognoscitiva. Esos puntos de vista difieren unos de otroS en las disciplinas particulares y estn sometidos a mltiples va-riaciones, de manera que es imposible indicarlos todos aqu.

    N o obstante, podemos en trminos generales dejar sen-tado lo siguiente. Lo que para la jurisprudencia era el fin del derecho, para la ciencia natural -en caso de no utilizar el lenguaje como pauta para la formacin de sus concep-tos- es o bien una mera clasificacin de sus objetos que tratar en lo posible de no ser arbitraria, o bien una teora compuesta de juicios generales, bajo la forma de una "hi-ptesis" cientfica. Cuando -por ejemplo- e! qumico de-fine e! agua como la materia cuyas molculas se componen de un tomo de oxgeno y dos tomos de hidrgeno, incluye como notas esenciales en el concepto "agua" e! hidrgeno y e! oxgeno, porque stos se cuentan entre los llamados "elementos" qumicos en la teora general de los procesos qumicos, es decir, porque Se les considera hipotticamente como unidades indivisibles; la determinacin de ese con-cepto supone adems la teora atmica y molecular como otra hiptesis general ulterior. En cambio, las notas que se destacan en el agua cuando se la compara con el hielo o e! vapor, carecen de significacin para el qumico y slo re-sultan esenciales para el fsico, con tal de considerar el agua desde el punto de vista de las teoras o hiptesis generales so bre los estados de agregacin.

    Destacar con vigor en la ciencia natural la significacin de las hiptesis o supuestos generales, suscitar tal vez ob-jeciones, pues todo lo hipottico ha cado en descrdito para muchos investigadores de la naturaleza. Se quisiera tener que ver solamente con "hechos"; este deseo puede compren-derse si consideramos que la ciencia natural moderna an gusta de oponerse a la filosofa antigua de la naturaleza. Una reaccin contra la forma antigua de investigacin se justi-ficaba sin duda. Pero si la ciencia natural cree poder arre-glrselas sin hiptesis alguna, es decir, si cree prescindir de supuestos generales que contengan algo ms que hechos, se engaa a s misma. Los fenmenos sensibles singulares, que debemos comprender bajo conceptos, en cuanto intuiciones individuales son de una multiplicidad incalculable; haran

    TEORA DE LA DEFINICIN 49 mofa, por tanto, de cualquier elaboracin cientfica, si no pudieran clasificarse y simplificarse, de modo que la e!abo-racin cientfica tomara en cuenta este fenmeno por esen-cial y dejara de lado aquel otro por inesencial. Pero seme-jante clasificacin conceptual requiere necesariamente de un principio director general.

    Por eso, el investigador de la naturaleza ha estado a me-nudo en la situacin de tener que establecer arbitrariamen-te un punto de vista para distinguir entre las notas esenciales e inesenciales del objeto y formar as sus conceptos - por ejemplo cuando decidi considerar como notas esenciales de una planta el nmero de estambres de sus flores. Los in-vestigadores se dieron cuenta claramente de lo insatisfacto-ria que resultaba semejante formacin de conceptos, arbi-traria y puramente clasificatoria; el gran xito que han tenido las ideas de Darwin se debera en parte a que l suministraba a la biologa, para la elaboracin conceptual del mundo orgnico, un punto de vista para separar lo esen-cial a su fin, de la cantidad incalculable de fenmenos ml-ti pIes, cada uno de los cuales era a su vez una intuicin inmensamente variada. A menudo se escucha la afirmacin de que el darwinismo ha suprimido la necesidad de definicio-nes en e! campo de la zoologa y la botnica. Lo cierto es precisamente lo contrario. Slo con la teora de la evo-lucin se ha hecho posible la formacin de conceptos autn-ticamente cientficos, porque esa teora puso, en lugar de una clasificacin arbitraria, una hiptesis fundada que -pin-sese lo que se quiera de su justeza intrnseca- suministraba un punto de vista "natural" para determinar las notas esen-ciales de las cosas y sus sntsis en conceptos. Ya no tomamos por datos las distintas formaciones de! mundo orgnico ni nos limitamos a agruparlas; tratamos de concebirlas de modo necesario como distintos miembros de un proceso evoluti-vo; tratamos de establecer entre ellas relaciones basadas en la comprensin de una conexin "causal" general o confor-me a leyes. Ya no comprendemos en un concepto fenmenos que parecen pertenecer al mismo grupo debido a alguna caracterstica externa; obtenemos un punto de vista para la clasificacin conceptual, considerando las distintas etapas de! proceso evolutivo que uno u otro organismo representa ante nosotros. .

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    Apenas SI es menester aadir expresamente que la hip-tesis darwiniana pierde todo valor al rebasar e.1 campo de la biologa. Mas esos intentos de rebasarlo son mteresant~s, de todos modos, para la lgica. Cuando hoy se trata de ~'Stinguir entre lo esencial y lo inesencial, conforme a .frI':-cipios darwinianos, incluso en e! c~mpo de la Vld~. espI-ritual" o histrica, o cuando se qmere fundar la etlca en leyes biolgicas, estos empeos no slo comp.arten co~ las es-peculaciones de la filosofa n~t,-:ral de b prImera mItad de! siO'lo XIX la ligereza metodologIca, mamfiesta en la genera-li:acin carente de crtica, tambin revelan la misma ten-dencia del espritu humano hacia la unidad, la cual requie-re de un punto de vista para captar lo esencial en todo e! dominio de sus contenidos de conciencia y comprenderlo en conceptos.

    Adentrarnos ms en la formacin de los conceptos de las distintas ramas de la ciencia natural, no lograra exponer con mayor claridad e! proceso de pensamiento de que aqu se trata. Siempre se tratara de lo mismo: sealar el punto de vista director en un campo particular de investigacin y ver luego cmo, en los conceptos de la ciencia. respectiva, queda incluido en e! objeto lo que resulta esencIal para ese punto de vista director. Sin un princiPio de seleccin, la separacin entre lo esencial y lo inesencial Pierde su sentido, y sin esa separacin no hay ciencia ..

    A manera de confirmacin puede bastar un ejemplo; con-sideraremos con cuidado cmo separa lo inesencial la defini-cin de enfermedad que da Cohnheim. La patologa es la teora de la vida enferma; surge ahora la pregunta: qu es enfermedad? El hombre no cientfico definira simplemen-te la enfermedad como lo contrario de la salud, y puesto que sabe aproximadamente cmo se ve un hombre sano, se con-tentar con esa definicin. Todo lo que no est sano, estar enfermo. Para la ciencia esa definicin resulta insuficiente. Por lo pronto, tampoco ella puede decir ms que la enfer-medad es una anormalidad; pero, incluso suponiendo que el concepto de lo normal estuviera definido con precisin, esa definicin no basta. Un hombre con labio leporino mues-tra una divergencia del tipo normal, pero no est enfermo. En cambio, si conocemos el punto de vista director de la ciencia, conforme al que debe definirse la enfermedad, si

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    TEORA DE LA DEFINICIN 51 nos percatamos de que la patologa debe lograr con la vida enferma lo que la fisiologa logra con la vida sana, entonces, patentemente resulta esencial para el concepto de enferme-dad que se trata de un proceso anormal, no de una anorma-lidad cualquiera; entonces comprendemos por qu e! con-cepto de enfermedad no comprende un labio leporino. Puesto que es esencial al concepto de enfermedad que algo acon-tezca, Cohnheim define la enfermedad: una "divergencia del proceso vital normal, es decir, sano"" As quedan excluidas de! nmero de las enfermedades, anormalidades corno el labio leporino.

    Las reflexiones que hemos efectuado hasta ahora, sobre la formacin de los conceptos en las ciencias analticas, han mostrado que slo e! punto de vista director de una ciencia particular puede ser el criterio decisivo para determinar las notas del material emprico que deban incluirse en un con-cepto cientfico. Hemos logrado as una determinacin de las notas esenciales libre de cualquier supuesto metafsico; sta slo se apoya en el hecho, o digamos en la hiptesis, de que hasta ahora no se ha descubierto un mtodo universal para la comprensin cientfica del mundo en su totalidad. De esta idea se sigue, sin duda, cierta relatividad en la for-macin de los conceptos de las ciencias naturales; no slo por cuanto e! aumento de nuevo material emprico puede alterar el concepto, pues eso es obvio en toda ciencia, sino tambin por cuanto los puntos de vista directores cambian en las ciencias particulares; la transformacin total de la bio-loga por las hiptesis de Darwin es un ejemplo de esos cam