Revista USEM No. 288, ¿Tiene Futuro el Liderazgo Empresarial?

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Revista USEM, La Revista Social del Empresario La Revista USEM es una publicación que busca contribuir a la formación de la conciencia social solidaria en el empresario. Es una publicación que logró crear un nicho en el mundo empresarial, gracias a su contenido. Sus artículos son elaborados por personalidades reconocidas en el ámbito de la ética social, donde se abordan temas de la vida sobre la función empresarial. La revista va dirigida a los empresarios interesados en la vida organizacional, siempre promoviendo una visión ética de las actividades que se realizan, mediante artículos de fondo, casos de transformación, puntos de reflexión, estrategias y metodología.

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Nuestra MisiónUnir, orientar y motivar a los dirigentes de empresa para que, a la luz del pensamiento social cristiano, se comprometan a su mejoramiento personal, a la transformación de su empresa y del medio empresarial y a contribuir en la construcción de una sociedad más justa y más humana.

Compromiso mundial del empresario

Editorial

Manuel Loza Macías, S.J.

¿Tiene futuro el liderazgo empresarial?

No. 288 AÒo 41 Marzo-Abril 2010

Hace unos veinticinco años, en la década de los sesenta, se buscaba en el desarrollo de los pueblos una base sólida para la paz mundial. La distensión política entre las grandes potencias, la economía en actividad creciente en los países industrializados, casi con

pleno empleo, y las ayudas generosas a los países del tercer mundo, no eran sólo propósitos ideales, sino realidades que se veían al alcance de la mano. Con ellas se avizoraba la desapari-ción del hambre y la amenaza de la guerra.

Hoy la situación mundial se ve crítica. Creciente armamentismo. Sangrientas divisiones internas de no pocos países. Altos índices de desempleo en naciones industrializadas y no industrializa-das. Terrorismo en aumento. Desarrollo de los pueblos del tercer mundo, estancado o en clara declinación. Endeudamiento que descorazona los intentos de crecimiento económico sostenido y

autónomo en los países pobres. Altas tasas de inflación en muchos de estos países. Inquietudes sociales y degradaciones morales. ¿Se puede hablar de progreso después de veinticinco años?

Hace falta una economía humana a escala mundial, se necesita una solidaridad sin fronteras. “Existe un bien común que no se limita a un compromiso que más o menos satisfaga reivindicaciones particulares o exigencias puramente económicas. Se imponen nuevas decisiones éticas. Debe formarse una nueva conciencia mundial. Cada uno, sin renegar de sus pertenencias y enraizamiento de familia, de pueblo y de nación, ni de las obligaciones que de ahí se derivan, debe considerarse como miembro de esta grande familia, la comunidad mundial” (Juan Pablo II, a la OIT en Ginebra, 15 junio 1982.)

El empresario mexicano, hoy más que nunca, por esta conciencia de escala mundial, en su actividad empresaria debe abrirse a las exigencias globales y pensar en grande, a escala universal. El mundo es su mercado, su campo de acción creativa y de responsabilidad social.

(Marzo de 1986.)

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El sentido práctico en la política debe

responder con claridad a una

idea socialmente validada de bien

común.

Diálogos

Proceso electoral 2010:¿Bien común o ansia de poder?

Podríamos empezar esta re-flexión recordando que, de acuerdo con el sentido más

noble del término, la política se puede entender como la actividad humana que, a través del diálogo y la construcción de acuerdos, bus-ca la consecución del bien común. Asimismo, cabría traer a colación un frecuentado lugar común según el cual los procesos electorales repre-sentan la expresión más emblemá-tica de la política democrática y, por tanto, la modalidad por excelenwscia de participación ciudadana en la de-finición del rumbo de una sociedad.

A la luz de ambas afirmaciones se impone la pregunta a propósito de si las elecciones locales realizadas el pasado 4 de julio representan un avance democrático en el sentido de que definen un mandato que, de manera clara, apunta hacia la cons-trucción del bien común o si, por el contrario, sólo nos ofrecen un nuevo ejemplo de un pragmatismo carente de referentes éticos y obsesionado con la búsqueda del poder por el po-der mismo. Y no es que, de entrada, se pretenda condenar de tajo la idea misma del pragmatismo en la políti-ca; lejos de ello, debe reconocerse

que, en el terreno del ejercicio del poder y de la toma de decisiones vin-culantes para todo el cuerpo social, la racionalidad medio-fin y el logro de resultados son imperativos insos-layables. Lo único que, en todo caso, se pretende afirmar es que el sentido práctico en la política debe respon-der con claridad a una idea social-mente validada de bien común.

Desafortunadamente, fue esa idea socialmente validada de bien común la gran ausente en los comicios re-cientemente celebrados. En efecto, la nota novedosa del proceso electoral fue la conformación de amplias coa-liciones electorales en prácticamente todas las entidades. Se han subraya-do sobre todo las que se generaron entre Acción Nacional y los partidos de izquierda, aunque es preciso no perder de vista que también el PRI pactó coaliciones tanto con sus ya tradicionales socios del Partido Ver-de como con Nueva Alianza, partido que, a su vez, en función de sus in-tereses y cálculos político-electorales, desplegó una estrategia coalicionista sumamente elástica que le permitió ora coaligarse con el PRI (por ejemplo en Aguascalientes, Sinaloa, Chihu-ahua, Durango, Hidalgo, Zacatecas)

Pedro Javier González

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Cuando fuerzas políticas de distintos signo

ideológico coinciden en determinados objetivos,

se procede a pactar estrategias comunes.

ora coaligarse con el PAN y con la izquierda (por ejemplo en Puebla, Veracruz y tácitamente en Oaxaca).

Ante lo que parecía una tendencia franca e incontenible de avance electoral del PRI y ante la multiplicación de evidencias de la debilidad del PAN y del PRD para oponerse a dicho avan-ce, las coaliciones representaron una apuesta sumamente arriesgada, pero que a la postre resultó exitosa. Desde un punto de vista prag-mático, tanto para las dirigencias de los parti-dos coaligados como para un Presidente que ha dado muestra sobradas de que no vacila en subordinar la agenda de reformas al objetivo electoral, las alianzas tenían como propósito central desestructurar la estrategiav de opera-ción territorial del PRI; de ahí que el esfuerzo coalicionista se haya puesto en entidades clave como Oaxaca y Pueblav.

Las derrotas del PRI en Oaxaca y Puebla son de gran relevancia estratégica. No sólo porque

ambas entidades representan una enorme re-serva de votos y de recursos presupuestales, sino principalmente porque plantean un serio desafío desde el punto de vista de la operación territorial. Ambas entidades (junto con Vera-cruz) se consideran clave desde la perspectiva de la geopolítica electoral, en virtud de su in-fluencia sobre toda la región sur y sureste del país. Sin los recursos presupuestales, legales y políticos que trae consigo la gubernatura, la estrategia de operación territorial del PRI resul-ta seriamente dañada. Adicionalmente, el éxi-to de las coaliciones coadyuva al logro d otros objetivos de no menor importancia. Desde la perspectiva de la política nacional, se afianza al grupo calderonista dentro del PAN y a Nueva Izquierda dentro del PRD, en tanto que, desde la perspectiva de la política local, se posiciona al PAN y PRD frente a la elección del Estado de México el año próximo y se pone en jaque al Grupo Atlacomulco y su precandidato Enrique Peña Nieto.

Ahora bien, en sí mismas, las coaliciones electorales no son reprobables. Son una mo-dalidad ubicua de la política democrática en cualquier parte del mundo. Cuando fuerzas políticas de distintos signo ideológico coinci-den en determinados objetivos, se procede a pactar estrategias comunes. La celebración de acuerdos y aun de coaliciones está en la esencia misma de la política democrática. De hecho, gran parte del éxito de la transición democrática chilena se explica en función del arreglo político pactado entre la izquierda socialdemócrata y la derecha demócrata cris-tiana: los moderados de una y otra formación política convinieron en la necesidad de cons-truir una gran coalición que, en primer lugar, les permitiera derrotar en las urnas a Pinochet y, en segundo lugar, impulsar un programa de gobierno orientado a afianzar el cambio de-mocrático y a garantizar la operación eficaz de la economía.

El problema con las coaliciones electorales entre el PAN y la izquierda, aunque sirvieron para derrotar a dos de las más emblemáticas figuras del autoritarismo y la corrupción (Mario Marín y Ulises Ruiz), no representan un ver-dadero avance de la democracia. Fueron un triunfo claro del pragmatismo “electorero”. Y no porque la izquierda se haya coaligado con la

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derecha, sino porque el objetivo de la coalición no fue el impulso a un determinado programa de gobierno, sino la mera derrota del PRI sin tener claridad respecto a qué tipo de gobierno se desea impulsar.

Así las cosas, de cara al futuro inmediato, los resultados del 2010 preanuncian una nueva guerra política; “la guerra total” entre el PRI (que pese a todo sigue siendo la principal fuer-za político-electoral del país) y el gobierno de Felipe Calderón que tenderá a la agudización en los próximos meses y que se observará par-ticularmente en el Congreso de la Unión don-de, por lo pronto, a decir del coordinador de la bancada en la Cámara de Diputados, ya se ha descartado la posibilidad de un periodo ex-traordinario de sesiones.

La clase política ha aprendido a pactar y coa-ligarse para obtener triunfos electorales, pero no ha aprendido a pactar para gobernar. Y esa es una asignatura pendiente de enorme rele-vancia. En un contexto donde las mayorías ab-solutas de una sola fuerza política parece ya una posibilidad históricamente cancelada, la gobernabilidad depende de la celebración de acuerdos y coaliciones que vayan más allá de lo electoral y se dirijan a la promoción de un determinado programa de gobierno y/o de una agenda legislativa. Lejos de denostar el con-cepto de coalición, lo que se requiere es llamar la atención acerca de la necesidad de dar sus-tento constitucional a la posibilidad de pactar gobiernos de coalición.

La celebración de acuerdos y aun de coaliciones está en la esencia misma de la política democrática.

La clase política ha aprendido a pactar y coaligarse para

obtener triunfos electorales, pero no ha aprendido a pactar

para gobernar.

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La crisis de los negocios y la responsabilidad social

John Humble

6 Espíritu Empresarial

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Es conveniente que nos formu-lemos algunas preguntas fun-damentales cuando queremos

abordar el tema de la responsabili-dad social de la empresa. No es fácil hacer las preguntas correctas, pero podemos intentado. Podríamos co-menzar por ¿Cuáles son las crisis actuales del mundo de los negocios?

Podemos mencionar cuatro crisis simultáneas:

1. Crisis de identidadMuchos empresarios no tienen en

claro la naturaleza y el alcance de su tarea. Puede parecer un poco extraño, pero parecería que nuestro trabajo se limita a producir riqueza económica simplemente obedeciendo a las leyes del país, y quizás estirando esas leyes hasta el límite, siempre dentro de la le-galidad. ¿Tenemos alguna responsabi-lidad más allá de la ley? ¿Cómo pode-mos tomar como punto de referencia a la comunidad como tal?

La vieja y clara imagen del siglo XIX era que uno estaba en el mundo de los negocios para obtener ganancias, y ésta era la única finalidad. Aho-ra hay mucha confusión sobre este punto, en todas partes. Es una con-fusión de identidad.

2. Crisis de autoridadAunque nosotros queramos ha-

cer las cosas a nuestro modo, no tenemos plena autoridad para ha-cerlo así. Tomemos un solo caso: en Alemania, hay juntas superviso-ras en las grandes corporaciones, y las decisiones estratégicas --por ejemplo el cierre de una planta, o la construcción por Volkswagen de una nueva planta en Estados Uni-dos en lugar de exportar desde el país-- tienen que ser aprobadas por esas juntas, constituidas por repre-sentantes no sólo de los accionis-tas, sino también de los trabajado-res. Por lo tanto, hay restricciones a la autoridad.

Una verdadera explosión de leyes y reglamentaciones que afectan a la vida diaria de las empresas nos impi-den manejamos como nosotros juzga-mos conveniente, y en algunos casos se puede afirmar que existe un real deterioro de la autoridad del manage-ment para hacer lo que cree correcto hacer. Este hecho provoca muchas veces una conducta pasiva: ¿Qué po-demos hacer? El gobierno nos tiene atados, y no nos queda más remedio que hacer lo que nos dice que haga-mos. Como consecuencia, se debilita el deseo de cambiar las cosas en la dirección que estimamos mejor.

3. Crisis de integridadEn este tema, la palabra más sim-

bólica sería “Lockheed”. Creo que podemos afirmar que el daño hecho por el affaire “Lockheed” a toda la cuestión de la ética en los negocios es realmente increíble. Sin entrar a juz-gar la corrección o no de los distintos puntos involucrados en este asunto, recordemos que, como consecuen-cia, en Estados Unidos la Securities Exchange Commission requirió a las compañías que informaran acerca de cualquier transacción dudosa, y

400 corporaciones internacionales norteamericanas han admitido haber gastado un total de 800 millones de dólares en pagos cuestionables. No son muy buenas noticias.

Naturalmente, una de las confusio-nes existentes es qué significa el tér-mino pagos cuestionables: es el cohe-cho a un funcionario gubernamental para obtener un contrato, o es la pro-pina a un aduanero para poder pasar un equipaje. Si alguien quiere hacer negocios en el Oriente Medio, puede obtener la lista de precios que deberá abonar para lograrlo; si no está dis-puesto a hacerlo, no habrá negocio. Depende de su propia decisión.

Hay, entonces, una pregunta clave: para que sea un pago cuestionable, dudoso, ¿hay que tener en cuenta cómo se lo define en Estados Unidos o cómo se practica en la comunidad local? De todos modos, es un mal suceso que 400 compañías sean vi-lipendiadas en la prensa y que la im-presión general sea que los negocios son un juego sucio.

Y se plantea la cuestión de si, en realidad, el más alto nivel gerencial ha asumido plenamente la respon-sabilidad de definir su propio código

La impresión general es que los negocios son un juego sucio.

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de ética y las pautas y políticas con-siguientes dentro de sus empresas. Porque una de las cosas más nota-bles y sorprendentes en esta cuestión de la integridad es que el nivel más alto pretenda no saber nada de lo que está pasando y deje a los hombres de primera línea arreglarla como ellos juzguen conveniente. Hay una canti-dad de evidencias escritas presenta-das a la Securities Exchange Commis-sion, en las que se testimonia cómo un director regional dice al hombre en determinado país: “Quiero que la planta empiece a trabajar en febre-ro próximo, no quiero saber cómo lo hará, para eso le pago”, y sabe per-fectamente bien que algunos de esos misteriosas gastos son pagos cuestio-nables. Pero eligió no saber.

Esto es causa de inquietud y de in-tranquilidad en los cuadros jóvenes y en los ejecutivos de mediana edad. El “top management” no puede abdicar su posición ética. A los inferiores uno no puede dejarlos hacer cosas de esa manera y luego decir: “Oh, estoy sor-prendido de que ustedes hayan esta-do comportándose así”.

ta... Podemos afirmar que, al menos en lo que a Europa se refiere, si no aceptamos las implicaciones del mi-croproceso y no lo abordamos como herramienta para el incremento de nuestra productividad, podemos te-ner un desastre social en el término de una década.

El tema de lo responsabilidad socialPara contestar esta pregunta, tene-

mos que buscar en la historia de las últimas décadas, porque todo gran movimiento que dura es un refle-jo de cambios fundamentales en la sociedad.

Pienso que la cuestión de la res-ponsabilidad social proviene sobre todo de la acometida de dos grandes fuerzas: una es la educación y la otra es un largo periodo de abundancia.

1. Influencia de la educación

En el período posterior a la Segun-da Guerra Mundial, en el mundo desarrollado hubo un incremento fantástico de los recursos gastados en educación, que crecieron más aceleradamente que cualquier otra inversión, en proporción al producto bruto. Hubo quienes pensaron que la educación era una herramienta para la cohesión social, para transferir los valores de la vieja sociedad a la nueva. Pero quienes educan bien a la gente, educan para que pregunten por qué, para que deseen compar-tir cosas, y no para enseñarles qué tienen que hacer. Cuando en Europa decimos, por ejemplo, que hay un profundo deseo de participación, ello no tiene que ver con política ni con los mecanismos de participación: tie-ne que ver con el hecho de que la gente educada debería y debe parti-cipar. Y no hay camino de regreso: no podemos parar súbitamente la inver-sión para la educación.

Naturalmente, la gente quiere com-partir más las cosas que pasan en su trabajo; está deseosa de aceptar las

4. Crisis de productividadLa cuarta crisis es más operacional

y puede pensarse que es bastante extraña en una discusión sobre res-ponsabilidad social. Pero es que la primera responsabilidad social de una empresa es tener efectividad económica. Si no somos eficientes en la utilización de los hombres, mate-riales, dinero, recursos de todo tipo; si no proveemos los bienes y servi-cios que son adecuados para la co-munidad, esa forma de pensar y de actuar es socialmente irresponsable.

Podemos percibir ciertamente una declinación en los niveles de pro-ductividad de muchas industrias en América del Norte y en Europa, en un momento en que la nueva y for-midable combinación de Japón con las nuevas ciudades industrializa-das de Taiwan, Hong-Kong, Corea, Singapur, etc., está originando una nueva batalla industrial que toda-vía no empezamos a comprender adecuadamente.

No podemos ser complacientes como para decir: Bueno, la produc-tividad está bajando, pero no impor-

Quienes educan bien a la gente, educan para que

pregunten por qué.

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responsabilidades respecto de su propio destino, para lo cual no esta-ba antes preparada. En las empresas que todos conocemos hay cada vez menos personas que trabajan con sus manos; quizás la más grande revolu-ción en este sentido se ha producido en las operaciones bancarias y de seguros, a través de la computadora. Estas empresas necesitan personal muy capacitado, y esa gente es gente educada. No se puede construir una estructura empresarial y un clima de trabajo con gente educada como se hubiera podido hacer en tiempos pa-sados, cuando una gran proporción de los trabajadores estaban dedica-dos a tareas que no requerían mucha inteligencia. Pienso que éste es el gran factor de empuje. Cómo se ex-presará a si mismo, es otra cuestión. Cada uno conoce en detalle los me-canismos del propio país. Lo impor-tante es advertir que una vez que se ha proporcionado educación, se ha

emprendido un camino en el que no se puede retroceder.

2. El peligro del bienestarLa segunda fuerza que irrumpe es

un largo periodo de abundancia. A los de la generación de mi hija —ella tiene 23 años— les encanta: se sien-ten muy seguros. Mi generación, que ahora tiene más de 50 años, fue la última de gente insegura. Nacimos en la depresión, antes de la gue-rra, cuando no había bienestar. Tan pronto empezamos a trabajar, fuimos al ejército durante seis años, para defendernos a nosotros mismos. La inseguridad viene desde ese período básico de nuestra formación.

En cambio, la gente joven ha vivi-do con abundancia toda su vida. Sus expectativas son tener un coche pe-queño; nosotros éramos felices con una bicicleta. Todos comen tres ve-ces al día, por supuesto; nosotros no pudimos decir “por supuesto”.

Es una combinación formidable: una gran educación para hacer pre-guntas, y el convencimiento de que el mundo siempre deberá proveerlos de un pequeño automóvil, o de una aventura en las vacaciones, si uste-des quieren, de buena vida.

El peligro es que la expectativa sea más grande que los medios para sa-tisfacerla. Y es necesario de algún modo que cada generación rehaga su propia fuerza económica.

Pero los que gozan de mucho bien-estar, la gente opulenta, que es bien educada, tiene expectativas sociales aún más elevadas.

3. La capitalización de los políticos

Y esto nos lleva a un tercer punto: el tema de la responsabilidad social está aquí presente para quedarse, porque los políticos están más en-terados que nosotros de las dos ten-dencias mencionadas.

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La gente joven ha vivido con abundancia toda su vida. Sus expectativas son tener un coche pequeño;

nosotros éramos felices con una bicicleta.

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El político se está capitalizando. Si en estos cinco años hemos tenido en Europa más legislación social que en toda la historia precedente, es por-que los políticos saben ahora que eso es bueno para captar votos. La razón por la que tenemos en Francia el in-forme obligatorio de balance social no tiene nada que ver con el análisis intelectual del tema sino con los polí-ticos, que se hacen cargo de que en la carrera entre el desastre social y el progreso económico se tiene que poner en manifiesto algo como la participación en el balance social. Y si se mira a los Estados Unidos, me asombra ver cómo los empresarios europeos creen que es una tierra de libertad. Hay allí más reglamentacio-nes y oficinas de control que en nin-gún otro país.

Estas son formas de presión a las cuales me resisto; el procedimiento varía de país a país.

Respondo así a la pregunta de si la responsabilidad está aquí para quedarse. Y concluiré con algunos

conceptos sobre la responsabilidad social de la empresa.

Algunos conceptos sobre la respon-sabilidad social de la empresa

Para muchas compañías y hom-bres de negocios, la responsabilidad social significa dinero para una or-questa, una galería de arte, un co-medor mejor para los trabajadores, un club deportivo. Es un concepto inadecuado y peligroso.

La responsabilidad social está en todo.

La responsabilidad social está en toda decisión que tomamos cada día. Cuando elaboramos un produc-to que es peligroso y lo lanzamos al mercado, provocamos un perjuicio social, hacemos un daño a la socie-dad; cuando tenemos supervisores mal entrenados que no dirigen a sus trabajadores adecuadamente, actua-mos mal. Son ejemplos de irrespon-sabilidad social.

En la vida diaria de los negocios es donde se encuentra la responsabili-

En la vida diaria de los negocios es donde se encuentra la responsabilidad social

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dad social. Y no haciendo las cosas de siempre, para realizar después una pequeña caridad una vez que hemos ganado bastante dinero.

La empresa no puede fallar en lo económico.

Hay otra dimensión, quizás más importante, aunque no es fácil de expresar.

El éxito de la sociedad depende mucho del buen éxito de las institu-ciones que forman parte de ella. Una persona aislada puede hacer muy poco; tenemos que trabajar a través de instituciones y cada institución es única en la sociedad. Así, por ejem-plo, la Iglesia —y no me refiero a una iglesia en particular— tiene un rol único en la sociedad, y es un rol espi-ritual. Es la guardiana de los valores espirituales. La Iglesia hace muchas cosas--hospitales, escuelas, asilos, muchas buenas obras-- pero el día en que la Iglesia se olvidara de rezar porque está demasiado ocupada ha-ciendo funcionar hospitales, escue-las, asilos, le estará fallando como institución a la sociedad.

Con la empresa pasa algo semejan-te. La empresa es la única creadora de riqueza económica en la sociedad. Nuestro trabajo es tomar la materia prima y crear mercaderías y servicios; de ese modo producimos los ingresos con los cuales se construye la socie-dad. La empresa tiene mucho que hacer. Su primer tarea es la económi-ca, no para enriquecerse a sí misma, sino porque si fracasa en ello significa que las otras instituciones no tendrán medios para sobrevivir. Es un enfoque extremadamente práctico.

Cuando en nuestro país tuvimos algunos años malos, de baja produc-ción o poco crecimiento, la calidad de los servicios sociales disminuyó. Basta una simple reflexión para ad-vertir que el impuesto que sirve de base se ha debilitado. Si la gente no produce ganancias, no paga im-puestos. Si no se puede competir en

el mercado mundial, se dejará de emplear gente. En Europa, país tras país han ido aprendiendo una dolo-rosa lección: la situación de bienes-tar tiene que ser pagada, y hay un solo camino para ello: que las empre-sas realicen bien su tarea.

¿No tenemos valor para decir la nuestro?

Creo que hemos perdido el coraje de decir nuestra verdad. Oímos a hom-bres de negocios pronunciar discur-sos sobre responsabilidad social, sin decir que la contribución económica que realizan es una contribución so-cial vital. Como no gusta la palabra ganancia, uso de la palabra contribu-ción, o excedente, o superávit.

Quizá esté hablando en forma ex-tremadamente práctica. A mis ami-gos cristianos puede no gustarles, porque no hablo demasiado sobre ética. A mis amigos del mundo de los negocios tampoco les gusta, porque lo que afirmo implica que la ganancia

es una cuestión demasiado ética... Si resulto impopular en ambos lados, quizás sea porque me estoy acercan-do a la verdad.

Los límites y el miedoUna última reflexión. Siempre se

puede pensar que sucederán algu-nas cosas inevitables, aunque no estemos de acuerdo con ellas. En-tonces, deberíamos preguntarnos: ¿las controlaremos y las haremos ra-zonablemente justas? ¿O nos limita-remos a decir que nunca sucederán? Pero hay algunos límites frente a los cuales deberíamos tener el coraje de decir que no. Para esto es importante estudiar lo que pasa en otras partes, para prever lo que nos puede ocu-rrir a nosotros. Si queremos seguir el ejemplo de Europa, lo mejor es qui-zás asustar a la gente... Y los empre-sarios tendrían tal vez que empezar por asustarse a si mismos.

Edgar R. Fiedler

El éxito de la sociedad depende mucho del buen éxito de las ins-

tituciones que forman parte de ella.

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12 Actualidad

Cambios, Empresa y Aplicabilidad

Nunca antes se ha escrito ni dicho tanto sobre el cambio constante en muchos aspectos

del mundo actual, especialmente en lo referente a lo que se debe cambiar en la gestión empresarial. Esto hace que frecuentemente sea complicado encon-trar lo verdadero y valedero aplicable a una situación empresarial determinada, qué conviene transformar o mejorar, con sentido práctico, para lograr una actualización eficaz de la gestión.

Como el quehacer de toda empresa es esencialmente la vida humana indi-vidual y social, la aplicabilidad de un cambio debe contemplar cómo puede lograrse el objetivo buscado en acuerdo con las posibilidades reales de las per-sonas y sus relaciones, según las leyes que rigen la vida humana probadas por la experiencia y la sabiduría de siglos, muchas veces sintetizada en antiguos refranes. Y además, también es esen-cial recordar que la técnica fracasa si no respeta los procesos naturales de la vida humana.

Así, por ejemplo, ante muchos cálcu-los y prescripciones dietéticas compli-cadas para poder observarlas, vale la pena recordar lo que dijo un sabio del siglo pasado: “El pan era bueno para nuestro cuerpo antes que conociéra-mos las leyes de la asimilación”. Algo parecido sucede con las recetas para la vida empresarial. De ahí que pueda ser útil de una manera similar referirnos aunque sea a unos pocos casos que se presentan en la gestión directiva.

Desde este punto de vista, siempre es primordial establecer en qué consiste el

problema, qué es lo que induce a pen-sar en un cambio: cuál es su causa y la factibilidad del remedio, si se trata de un hecho aislado o general, si es algo circunstancial o es una tendencia, si el problema es de origen interno o externo. Si actuamos antes de responder a estas cuestiones corremos el riesgo de “es-tar dando palos de ciego” o “dar coces en el aire” como dicen dos conocidos refranes.

Una de las características de nuestra época es el afán de medirlo todo con las cifras correspondientes cuantitativas y, realmente medir es una forma de co-nocer y decidir, pero no es la única, ya que existe también lo cualitativo, lo in-tangible, los valores humanos y sociales que no son traducibles a números esta-dísticos. Por eso, antes de cambiar algo solamente por lo que muestran las ci-fras, es de suma importancia escuchar opiniones que ayuden a tener una visión lo suficientemente integral del asunto. Pues para la permanencia de la empre-sa es aplicable aquello de “el que no oye consejos no llega a viejo”.

Otro tema de moda es que las perso-nas pueden cambiar totalmente, o mejor dicho, como pretenden algunos, hacer-las cambiar. Se olvida que siempre hay que diferenciar entre lo que por su na-turaleza y formación ya es invariable en una persona y lo que esa persona puede mejorar.

En otras palabras, hay que tener pre-sente aquello de “genio y figura hasta la sepultura”. Aunque esto no quiera decir que la propia persona, o quien la quie-ra mejorar, no puede hacer nada para

eso. Siempre se podrá mejorar el pensa-miento, los sentimientos, las actitudes y el control de sí mismo, con la voluntad y el tiempo necesario. “La constancia vence, lo que la dicha no alcanza”.

Algunos planificadores creen que mientras más extensos y detallados sean los planes, los hace más facti-bles, pero es lo contrario, los hace más complicados y difíciles de aplicar. Cier-tamente, “más vale prevenir que reme-diar”, pero es una experiencia conocida que en cuanto el plan sea más sencillo y claro, será más fácil ejecutarlo. Y, por otro lado, no se debe pensar que lo es-crito puede ser realizado inflexiblemen-te a la perfección, como bien expresó un ilustre autor: “Es más fácil escribir mil libros de filosofía que llevar plenamente a la práctica un solo principio”.

En verdad, se podrían citar muchos casos más para demostrar la sabiduría del buen criterio, ya elaborado en frases claras y cortas muy útiles y aplicables, para el buen manejo humano empre-sarial de los cambios que se quieren lograr. Pero, quizás hasta citar la sen-tencia de un gran empresario que puso punto final en un seminario internacio-nal en que se discuta sobre planes y proyectos: “lo importante es tener ideas factibles y realizarlas”.

Ec. José de Ycaza Coronel- ACE Guayaquil

Lo importante es tener ideas

factibles y realizarlas.

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www.mexicoadebate.org.mx

MÉXICO A DEBATE

Todos unidos en lo esencial por un Acuerdo Político Nacional

A TODOS lOS MEXICANOSEl país se nos está escapando entre las manos. No podemos continuar con los brazos cruzados.

Tenemos que tomar el toro por los cuernos y unirnos en lo esencial en un Movimiento incluyente, pacífico y apartidista.

Queremos un México cuya riqueza creciente alcance para todos; con empleos y oportunidades productivas; con seguridad pública; con educación con calidad para todos; queremos una

nación con acuerdos.

Queremos derrotar la pobreza y la desigualdad que nos denigra. Por ello, exigimos a nuestros representantes y a nuestros mandatarios, reformas YA y políticas públicas que favorezcan los

intereses de los ciudadanos.

Queremos:• Condiciones para la creación del millón de empleos anuales bien pagados que requiere la

población• Educación con calidad para todos que desarrolle habilidades, capacidades y vocaciones

• Combate efectivo a la violencia, a la corrupción y a la impunidad• Una democracia capaz de alcanzar acuerdos y de poner al ciudadano en el centro de la vida

nacional.Los ciudadanos primero. Nunca la captura de beneficios por minorías poderosas.

Queremos ver las metas concretas y sus responsables, los cómos y los cuándos, todo en corresponsabilidad con la sociedad.

Los ciudadanos estamos dispuestos a comprometernos con el país. Queremos cambiar nuestra actitud pasiva y peticionaria por otra participativa y responsable Hemos elaborado un Código Ciudadano que sirve de guía para ello. Invitamos a toda la ciudadanía a que se adhiera a esta convocatoria de cerca de 200 organizaciones de la sociedad civil y 1200 ciudadanos en busca del México que todos deseamos. Nuestras propuestas, y las de muchos mexicanos, así como el

Código Ciudadano, se encuentran en

www.mexicoadebate.org.mx

Proponemos que los ciudadanos y la clase política alcancemos un

ACUERDO POLlTICO NACIONALque nos comprometa a todos a hacer nuestra parte y a sacar el país adelante.

CONTAMOS CONTIGO Y CON TU COMPROMISO MANIFESTADO CON TUFIRMA DE ADHESION.

Analiza en la página de referencia todas las acciones que puedes tomar tú como ciudadano.

TU, YO, NOSOTROS SOMOS LA SOLUCION.iVa por MÉXICO!

MANIFIESTO

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De...

Nueve principios para el trabajo humanitario

William Byron

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Cualidades personales En mi opinión, hay nueve dimensiones de

una persona equilibrada que trabaja, ellas de-ben ser los pilares de apoyo necesarios para ofrecer un ambiente de trabajo humanitario y humano. Estas nueve cualidades son persona-les y espirituales pero no explícitamente religio-sas. De hecho, están al alcance de personas de todas las religiones o de quienes no profesan ninguna religión. No obstante, son principios espirituales que una vez internalizados por los trabajadores tendrán inevitablemente una pro-funda influencia en la calidad de la vida en los lugares de trabajo de cualquier área laboral.

Estos principios orientadores pueden formar parte de cualquier personalidad pero no son innatos sino que para adquirirlos debe practi-cárseles. Estas nueve fuerzas interiores cons-tituyen la infraestructura de una espiritualidad del lugar de trabajo. Todas ayudan a explicar el atractivo de un ambiente laboral donde ellas están presentes. Todas dan cuenta del aumen-

to de la retención, de la confiabilidad y de la productividad en esos lugares de trabajo.

Su pleno descubrimiento requiere un recono-cimiento de lo obvio: yo no inventé esta lista. La encontré en la Biblia, en la Carta a los Gálatas 1, donde Pablo instruye a los convertidos del paganismo sobre todas las maneras posibles de ejercer su libertad espiritual recientemente encontrada en el ambiente por otra parte hostil donde ejercen su comercio diario, cincelando y tallando sus medios de vida en un mundo pagano. Pablo llama a estas características “frutos” del Espíritu: un signo seguro de que el Espíritu Santo está presente en una persona o en un lugar.

La ausencia del Espíritu también se puede advertir, según Pablo. Ella está marcada por un conjunto de características negativas que ates-tiguan el dominio de la “carne”, la persecución libre de todos estos placeres no sólo no es de Dios sino que se opone a Él. Estos elementos de rebeldía son obvios, señala Pablo y los iden-

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tifica como sigue: “inmoralidad, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, rivali-dad, celos, arrebatos de ira, actos de egoísmo, disensiones, facciones, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes” (Gal. 5, 19-21). Paradójicamente, muchas personas podrían considerar esto como una descripción exacta de sus lugares de trabajo.

Pero concéntrense en las características po-sitivas cuando reflexionan sobre sus propios lugares de trabajo. Recorran mentalmente esta lista de principios positivos momentos antes de comenzar una situación difícil en el trabajo. Verifiquen sus armas, por así decirlo, cuando entren en lo que seguramente será una reunión difícil.

Envuélvanse en estos nueve principios como si fueran una armadura contra las fuerzas hos-tiles del lugar de trabajo. Protegidos de esta manera, pueden conservar la calma, una cal-ma competitiva sin duda, porque así equipados pueden ser firmes, persistentes y asertivos sin dejar de ser benévolos. Para que estos princi-pios funcionen para ustedes y para aquellos a quienes quieren ayudar, tómense un momento para examinar el significado más profundo de cada uno de estos nueve elementos de una es-piritualidad del lugar de trabajo.

Amor Esta palabra significa muchas cosas para mu-

chas personas. La cultura popular degrada el amor en las canciones y en las novelas confun-diéndolo para siempre con la pasión física. La gran literatura y las grandes vidas a lo largo de los siglos despliegan la profunda belleza de un amor auténticamente generoso. En el fondo, el amor es servicio y sacrificio. Es la disponibilidad de entregar la vida de uno, literal o figurada-mente, a otro.

Cuando reflexionen sobre el amor, deberían hacerlo sobre su disponibilidad para ofrendar su auténtico yo en beneficio de otro.

Alegría

La alegría es otra realidad profunda que no debe ser mal comprendida. No se debe con-fundir con el placer o la hilaridad. Aquellos que reemplazan la “persecución de la felicidad” con la persecución del placer encontrarán que la felicidad duradera siempre los elude.

La alegría es una convicción interna de que la voluntad de ustedes se alinea con la voluntad de Dios, de que ustedes son privilegiados, agra-ciados y dotados más allá de lo que podrían merecer por ustedes mismos. La alegría es un equilibrio, un contento permanente.

Paz

A menudo se la confunde con cualquier cosa que sigue a una tregua; la paz es, en realidad, tranquilidad. Santo Tomás de Aquino la descri-bió como “la tranquilidad del orden correcto”. Los que “entierran el hacha” y mantienen sus rencores, no están en paz.

Aquellos que mantienen su equilibrio emocio-nal y aceptan discrepar pueden vivir en armonía.

Paciencia

Estas palabras significan literalmente sufri-miento. El agente actúa; el “paciente’’ recibe la acción. Cómo recibe la acción la persona -so-bre todo la acción mal recibida- es la prueba de la paciencia.

Envuélvanse en estos nueve principios como si fueran una armadura contra las fuerzas hostiles del lugar de trabajo.

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Generosidad Es lo opuesto a todo lo que es pequeño, ce-

rrado, mezquino, egoísta y rencoroso. La ge-nerosidad apunta a la grandeza del alma. La generosidad no es connatural a la naturaleza humana, pero puede ser aprendida por medio de la observación y adquirida por la práctica.

Siempre que se practica, la generosidad au-téntica demuestra la verdad del dicho “la vir-tud es su propia recompensa”.

Fidelidad Confiabilidad y fiabilidad son los requisitos

previos de la amistad. Cumplir con lo prometido -lo que usualmente se considera como “prome-sas” y teológicamente se entiende como “alian-za”- es el material de la fe. Para el creyente la fe es el hábito de confiarse a sí mismo a Dios. En el lugar de trabajo la fe es la amistad, la confianza y la seguridad derivadas de promesas cumplidas. Estas dos variedades de “promesas cumplidas” puede parecer que están separadas, pero de hecho reflejan una sola realidad continuada en la vida del creyente.

Mansedumbre

Recientemente, en una cena de gala, un disertante se refirió a Lee Iacocca como a un hombre “manso”, Donald Trump siguió al con-ferencista para entregar un premio a Iacocca y ridiculizó la sugerencia de que había algo en absoluto de manso en el entonces presiden-te de Chrysler. ¿Ser un hombre (o una mujer) “manso” implica refinamiento? ¿Una persona-lidad retraída? ¿Qué significa ser manso? Se confunde tan a menudo la mansedumbre con la timidez que quedamos atrapados en una confusión cultural sobre el significado mismo de la palabra y sobre qué posición ocupa en el lugar de trabajo. En realidad, la mansedumbre es fuerza. La persona mansa no es insegura ni arrogante; es dueña de sí y tiene un control se-reno de sí misma y de la situación circundante.

Dominio de sí

Esta prueba de integridad personal com-prende la práctica de negarse a uno mismo. Una vez una joven madre alzó a su niño pe-queño hacia el legendario General Confedera-do Robert E. Lee y le pidió que lo bendijera. Lee pronunció una bendición correcta pero rara e

Las pruebas de paciencia surgen de innume-rables fuentes: el torno de un dentista; un soni-do estridente; un golpe de puño sobre la mesa; una contradicción verbal; un reproche inmere-cido. La pregunta es ¿cómo responde usted?

Bondad

Muchos han comentado que una bondad aparente puede, de hecho, consistir en actos de crueldad. Esto significa que la debilidad o la timidez pueden disfrazarse de virtud y ocultar una huida de la responsabilidad o de la acción correcta. Muchos actos egoístas o hipócritas han sido justificados por un mal motivo envuel-to en una bondad falsa.

La bondad no depende de las percepciones de otros. La verdadera bondad es respeto por la dignidad humana en cada circunstancia de la vida; es cortesía y la atención valiente perso-nalmente dispensada a otra persona.

Cuando está unida a la fe, la vida laboral se convierte en una vida que realmente

vale la pena vivir.

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“Si te sientes llamado a hacer lo que estás haciendo y si realmente

te gusta lo que haces, nunca trabajarás un día en tu vida”.

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inusual: “enséñele que debe negarse a sí mis-mo”, dijo. Una persona “fuera de control” en asuntos grandes o pequeños es una persona disminuida. “Haberlo perdido” en cualquier circunstancia de la vida es haber abdicado de aquello que nos hace humanos.

Principios para una vida equilibrada

Estos nueve principios espirituales para una vida equilibrada, una vez internalizados, se convierten en impulsos e incitaciones a la ac-ción. Aquellos que se dejan transformar por es-tos principios espirituales transformarán, casi sin intentarlo, los ambientes seculares donde pasan sus días laborales. Y esto sucederá sin prédicas, campañas proselitistas o persuasio-nes; el poder del ejemplo será el que transmi-tirá el mensaje.

Si usted tiene vocación para estar donde está de lunes a viernes, de 9 a 5 (o más tarde) ¿cómo puede actuar contradiciendo estos nue-ve principios o cómo puede tratar a sus com-pañeros en el lugar de trabajo con algo menos que dignidad y respeto sabiendo que Dios los llamó a ambos?

La integración de la fe y el trabajo Puede ser verdad que durante la mayoría de

las semanas de sus vidas laborales, millones de cristianos que rinden culto los domingos, retor-nan el lunes a un ambiente de trabajo sin pensar mucho en la relevancia de su fe; pero también es verdad que la reflexión teológica, el consejo pastoral práctico y un interés renovado por la espiritualidad están animando a los cristianos comprometidos a integrar sus compromisos re-ligiosos con sus responsabilidades en el trabajo para tener una vida unificada, llena de gracia.

Uno de mis amigos comentó una vez: “si te sientes llamado a hacer lo que estás hacien-do y si realmente te gusta lo que haces, nunca trabajarás un día en tu vida”. La integración de la fe y el trabajo pueden hacer posible esa con-clusión jubilosa.

Cuando está unida a la fe, la vida laboral se convierte en una vida que realmente vale la pena vivir. Los domingos, esos cristianos que ponen énfasis en la vida sacramental tienen conciencia de que son comulgantes, partidores del pan. Recuerdan a su Señor cuando partió

el pan. Pocas veces reflexionan sobre el vínculo etimológico entre las compañías que emplean a tantos de ellos en los días de la semana y la eucaristía que celebran los domingos. La frase latina cum pane (con pan) describe su “com-pañerismo’’ de los domingos. Ellos pueden in-fundir en las compañías u otros ambientes de trabajo a los que vuelven, renovados y descan-sados los lunes por la mañana, un espíritu de cooperación, y sí, un compañerismo genuino.

En las familias la asociación es por el paren-tesco. En las comunidades de fe la asociación es por la creencia. En los lugares de trabajo el parentesco no es lo que une a las personas. Pero la creencia podría funcionar de esa mane-ra, particularmente el tipo de creencia que pro-viene de una fe religiosa más profunda y de un sentido de vocación, de ser llamados por Dios para estar allí. Esto es algo sobre lo que vale la pena reflexionar mientras trabajan, para inter-nalizar y ayudar a otros a internalizar los princi-pios espirituales que pueden transformarlos a ustedes y a sus lugares de trabajo.

El amor, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, la generosidad, la fidelidad, la manse-dumbre y el dominio de sí pertenecen al lugar de trabajo para humanizarlo, santificarlo, res-taurarlo en equilibrio emocional y hacer que a la larga sea verdaderamente eficaz y eficiente.

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¿EN ÁFRICA?Javier Millán nos hace partícipes de sus vivencias en el encuentro con la comunidad africana.

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“Este Continente es demasiado grande para des-cribirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo, y de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convicción reduc-cionista, por comodidad, decimos “África”.

En la realidad salvo por el nombre geográfico, África no existe”

Ryszard Kapuscinski

MI EXPERIENCIA PERSONAL.

En septiembre del 2009, me co-mentó Germán Araujo, Director de Confederación USEM, que iban a venir al Congreso Internacional de UNIAPAC 27 empresarios de África.

Deseaban conocer además algunos temas del Curso de Formación Social para Dirigentes de Empresa (CU-FOSO). Por esa razón llegarían una semana antes para un programa in-tensivo. Me solicitó que visitaran una de nuestras fábricas ya fuera la de BIMBO, Marinela, Barcel o Ricolino y que les coordinara yo algún tema del curso.

Le dije: desde luego que sí.Así que el Sábado anterior al Con-

greso visitamos la Planta de Marinela y el tema que me correspondió fue “El Desarrollo de la Persona”, plática con la que dio inicio su semana de CUFOSO intensivo.

Unas semanas después recibí una invitación, al 1er. Congreso de UNIA-PAC en África Oeste, que se cele-braría la última semana de Febrero 2010 en Burkina Faso. Fue invitado también Carlos Wagner, incansable empresario consultor y ferviente apo-yador de USEM e IMDOSOC.

Cuatro años antes Verónica, mi es-posa, y yo habíamos visitado los paí-ses de Kenya, Tanzania y Uganda y leído durante el viaje el libro “Ébano” de Ryszard Kapuscinski, originario de Polonia, periodista y corresponsal en el extranjero. Él vivió varios años en África desde 1957.

Al visitar en el 2006 durante tres semanas aquellos países, me iba nu-triendo del contacto con decenas de personas y experiencias, llevando a mi lado el libro de Kapuscinski como descriptor de lo que había existido o existía en aquel olvidado, pero tam-bién mágico y misterioso continen-te. Gente que lucha día a día en las grandes ciudades atestadas de cam-pesinos expulsados de sus tierras, o

en los pueblos dejados en los márge-nes de la civilización...

Ahora tendría yo la oportunidad de regresar a aquel continente, pero ya no como turista, sino como parte de un movimiento, de una asociación que podría concretar el hacer algo para ser congruente con su misión y paralelamente para responder a la esperanza de miles de seres humanos.

Comencé desde el mes de octubre a soñar con el viaje, impulsado sobre todo por el deseo de participar en algo, con un “grano de arena”.

Esa preocupación por hacer algo se sembró en mí desde el viaje del 2006, pero sobre todo cuando asis-tí a una magna conferencia de Ram Charan, autor del best seller “Exe-

cution”, sobre “los empresarios y la globalización”.

Presentó una lámina sobre el gra-do de participación en el desarrollo económico global de cada uno de los continentes. No aparecía África....

Levanté entonces la mano para preguntar y le dije: ¿Y cuándo ve que África puede aparecer en la gráfica? Ram Charan me contestó: “hasta que tenga líderes con visión de im-pulsar el desarrollo de sus países”.

En mi escasa experiencia y en el li-bro de Kapuscinski, me quedaba cla-ro que ese futuro no estaría cercano. Un continente devastado y explotado por los demás no sería fácil que con-tara con líderes que impulsen el de-sarrollo. No fue ese el propósito de los países Europeos que lo coloniza-

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ron. Ni tampoco su independencia como desarrollo subsidiario.

La independencia de los países africanos con sus diferentes historias tiene el común denominador de “líde-res” que se abalanzan para tomar el poder, sin tomar otro modelo de lide-razgo que el que vieron en quienes los antecedieron: el de explotación.

La constitución de una Asociación de empresarios comprometidos con un liderazgo fundamentado en prin-cipios social-cristianos podría ser una pequeña llama de esperanza, y el congreso, una oportunidad de tratar esos temas con empresarios líderes.

Volando sobre el sahara.Una delgada y sedienta capa de

nubes se desliza sobre las sedientas tierras de Argelia. Era la tarde del sá-bado 27 de febrero. Voy en la venta-nilla izquierda, asiento 45B del vuelo 730 Paris - Ouadou Goudou de Air France.

África... vamos sobrevolando el De-sierto del Sahara, aunque un cintu-rón de nubes amarillas, doradas nos lo esconde; después, pinceladas de azules cada vez más obscuros van dando la entrada a la noche.

Imagino allá abajo a los dromedarios, las tiendas de campaña, los comer-ciantes bañados de tierra y de viento...

Voy también leyendo de cuando en cuando a Kapuscinski... “La tra-dición africana es colectivista, pues sólo dentro de un grupo bien aveni-do se hace frente a las adversidades de la naturaleza que no paran de aumentar, en donde una de las con-diciones de la supervivencia del gru-po consiste en compartir con el otro hasta las cosas más insignificantes”.

Me pongo a pensar con qué respeto tendremos que llegar y con qué aper-tura tenemos que estar para ser to-cados por aquellos que encontremos desde hoy en la noche en el camino. Muchos de ellos quizá recuerdan en su cuerpo el dolor del dolor de sus abuelos, bisabuelos, tatarabuelos.... el hierro candente de quienes un día llegaron a estas tierras como si

fueran suyas, actitud que en mucho quizá no ha cambiado.

¿Qué autoridad tendremos para ha-blar de Solidaridad, de Dignidad de la Persona?

En este momento veo que Carlos Wagner va hojeando sus notas. En las pocas horas de conocerlo más de cerca veo que lo caracteriza su espí-ritu de investigador, su vocación de apóstol y maestro, entre otros.

Le pido me permita ver sus notas sobre Burkina.

“Burkina-Faso es uno de los paí-ses más pobres del mundo. Según la ONU, entre 177 evaluados, sólo es superado en miseria por Sierra Leona, situado en la misma región. Su tamaño es similar al Estado de Chihuahua. Su población es de 15 millones de habitantes de 60 grupos étnicos. Su territorio es una llanura entre 300 y 500 metros de altura, colinda con el desierto del Sahara por el norte y con sus Estados veci-nos Ghana, Togo, Benin y Costa de Marfil. En esa gran sabana abundan los mezquites, los pastos largos y la tierra rojiza y floja.

Hasta 1960, Burkina fue colonia francesa llamada Alto-Volta, y desde 1987 es una república parlamenta-ria, gobernada por un mismo jefe de Estado desde entonces, a pesar de celebrar elecciones cada 5 años.

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De alguna manera, los hábitos de los gobernantes coloniales de los siglos pasados aún no han sido su-perados y ahora se recrean en los políticos actuales, situación bastante similar en buena parte de los países de este continente”....

Bueno, me digo: “mañana veremos esto, ya no desde las nubes”.

Amanecer en burkina.No obstante que nos habíamos

acostado cerca de la 1 de la mañana, tenía yo el ansia de ver el despertar del sol.

Tan pronto se comenzó a iluminar el cielo, abrí la puerta de mi balcón, piso 5º del Hotel Laico.

Al abrirlo entró una bocanada de aire caliente.

Sin embargo, el sol nace aquí no en forma lenta, sino que muestra de inmediato todo su rigor. Nada de nu-bes, todo sol, todo calor, calor que se iba incrementando como una hogue-ra seca, brillante.

El paisaje... completamente plano, árido, con matorrales salpicados en la llanura, con construcciones como emergidas de la misma arena, en terracota.

El objeto de ese día era conocer por lo menos dos empresas y nos habían confirmado que pasarían por nosotros a las 10 de la mañana. Con la puntua-lidad alemana de Carlos, estuvimos ya en el lobby desde las 9:45. A las 10:15 le dije a Carlos que si nos sen-tábamos para esperar un rato. Y me dijo: “no. Ya vienen, ya vienen”.

A las 10:30 nos sentamos, y así paso el reloj 10:45, 11:00, 12:00...

Finalmente alguien llegó por noso-tros poco después de las 12:30 y nos dijo que nos llevaría a la oficina de “Acatha-B”, nombre de la asociación de empresarios católicos de Burkina.

La oficina era pequeña, muy aus-tera. Estaban alrededor de la mesa unas 10 personas, leyendo y releyen-do los estatutos de la nueva asocia-

ción. Al leerlos nos llamó la atención tanto a Carlos como a mí que faltaba algún objetivo en línea, no sólo de promover la fe o de apoyarse los em-presarios entre sí, sino de influir para mejorar la realidad social.

En el camino de Acatha habíamos visto cientos, miles de bicicletas y sin usar casco. Muy probablemente

presentes. Eran 8 empresarios y no-sotros dos.

Eran ya casi las 3 de la tarde.Comencé a preguntar por la visita

a las empresas. Nos interesaba co-nocer algo, no sólo las actividades informales de comercio, sino alguna empresa constituida. Nuestro inte-rés era el afinar y adaptar nuestras

“Existe la visión de que los pobres van a ser pobres toda su vida. ¿Cómo podemos cambiar esta visión?”

Un joven universitario asistente al Congreso

morirían varios en un día, o en una semana.

Carlos había obtenido información previa de que el ingreso medio del burkinés es de sólo 3 dólares, con miles de empleos de 1 a 2 dólares. La población rural que es más o me-nos el 8% vive miserablemente del pastoreo y la desforestación. La po-blación urbana del comercio infor-mal, cientos y miles de personas en las calles vendiendo cosas básicas, materias primas sencillas.

Una vez analizados los estatutos y el Acta constitutiva de UNIAPAC África, nos presentamos todos los

ideas y ejemplos lo más cercano a la realidad de su vida.

NUESTROS PRIMEROS IMPACTOS.

Unos 45 minutos tardamos en lle-gar a la empresa que nos mostraría su dueño. El camino terregoso, pol-voso. Asentamientos humanos muy similares a los de varios de nuestras zonas suburbanas en México. Basu-ra, polvo, comerciantes ofreciendo productos muy básicos para el sus-tento de la comunidad.

Cientos y miles de personas, en donde destacaban los vestidos de

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telas coloridas, luminosas, batones largos en mujeres y hombres, voces, gritos, en un paisaje de esperanza de que se realizara alguna venta.

La gente continuamente caminan-do, cargando, socializando de aquí para allá.

Llegamos a un terreno grande, como de una o dos hectáreas. Era una empresa dedicada al molino de trigo, de maíz, de arroz. A la dere-cha, miles de costales amontonados sobre un gran terregal, un gran pa-tio de maniobras para la descarga y almacenado de la materia prima. Al fondo y a los lados de esos mon-tones de costales, decenas de mu-jeres, unas por aquí, otras por allá, limpiando el maíz en unas charolas grandes, quitándole las piedrecillas como cuando se limpia en casa el frijol o la lenteja. Cada mujer, nos enteramos esa tarde, tiene que lim-piar 1.2 toneladas por día. ¿El pago? Unos 2 dólares por la jornada.

Nos dejó esto gran impacto suma-do a la descarga del camión en don-de cada cargador transporta costa-

les de 100 kilos sobre sus hombros y espalda.

El sol quemante de unos 40° C en un ambiente de polvo y cascarillas de arroz y trigo que vuela cuando las mujeres limpian las semillas levan-tándolas en charolas por encima de su cabeza y dejándolas caer en otras más grandes.

El único color en este paisaje era una sombrilla roja muy grande que cubría a tres personas que, sentadas en sillas de plástico, tenían, cada uno, un cuaderno y una pequeña calculadora.

Vi por detrás de ellos lo que escri-bían y en la hoja de sus cuadernos, aparecía lo mismo. Debajo de una lista de números que iban del 1 al 200, escribían ahora “201”. Esto me hizo ver que eran los “contado-res” y que al hacer la misma tarea se aseguraban que no faltara ningún costal de ser contabilizado. Al frente de ellos un hombre joven recibien-do un costal de 100 kilos sobre su espalda...

¿Productividad? ¿Burocracia?

¿Cómo se podría transformar una cultura?

¿Cómo mejorar las condiciones hi-giénicas, salariales, de seguridad? ¿Calidad de vida?

¿Dónde y cómo cabría aquí la apli-cación de la Doctrina Social Cristiana?

Al impacto de esta realidad se sumó otro, al día siguiente, al final de la Misa de inauguración del Congreso tuve oportunidad de conocer a un sacerdote latinoamericano que tra-bajaba para el Vaticano y que llevaba 2 años y medio en Burkina. Le pre-gunté: ¿Y cómo crees que se pueda modificar la realidad de los trabaja-dores, de las empresas? ¿Cómo se puede mejorar su condición?

Él me contestó: “No he tenido oportunidad de conocer ninguna empresa…”

El cufoso intensivo.Los dos días anteriores al Congreso

se nos había pedido a Carlos y a mí que presentáramos algunos de los temas del CUFOSO a unos 40 asis-tentes. La noche anterior nos dijeron que serían más bien unos 80 empre-sarios y 40 estudiantes.

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Entre Carlos y yo nos repartimos los temas de tal manera que fue-ron 12 en total, tales como: Perso-na, Globalización, Desarrollo de las Personas, Economía, Subsidiaridad, Empresa.

Llegamos una hora antes a un gran salón en donde no existía ni la pan-talla ni el cañón solicitados, lo cual de alguna manera ayudó a que nos comunicáramos en forma más di-recta sin intermediación de las tan acostumbradas láminas “slides”. Esto nos permitió abrirnos más a pre-guntas y a organizar mesas redondas para la reflexión.

Una de las preguntas que hice al presentar el tema de “Desarrollo de las Personas” fue la de si la perso-na era considerada en el trabajo como instrumento o como persona. En algunos de los grupos estaba claro: “la persona es un medio, un instrumento”.

En decenas de foros anteriores en los diferentes países del Continente Americano he preguntado esto y la gente opina que en la realidad, en un 85% o 95% de las instituciones es considerado como instrumento. Sin embargo, en quienes responden así he notado una clara convicción de que la persona tiene que ser tratada como persona.

La diferencia aquí fue que esa con-vicción no era tan clara. “La persona es instrumento, es “medio para…” Este paradigma está mucho más profundamente enclavado en estas culturas en donde la historia del tra-bajo parte de la realidad de esclavi-tud, realidad que no ha pasado toda-vía por las reivindicaciones que han ocurrido en mayor o menor medida en los demás continentes.

Esto quiere decir que la transforma-ción de la cultura laboral que tendrá que realizarse por UNIAPAC África deberá de considerar que nos en-contramos ante paradigmas del Siglo XVII ó XVIII, previos a la revolución

que tuvieron como objeto valores en torno a la Justicia Social.

En las preguntas noté una clara di-ferencia entre las que provenían de empresarios y las de estudiantes.

Las de empresarios eran más con-servadoras, más provenientes de un status quo en el que de alguna manera quizá la posición económica más holgada de los mismos no per-mitía ver la realidad de los jóvenes estudiantes, hombres y mujeres, que estaban despertando a intervenir al mundo del trabajo en un ambiente de agresiva competitividad originada por la globalización.

Las preguntas de los jóvenes lleva-ban también un tono, no tanto de cu-riosidad intelectual, sino que estaban alimentadas por la realidad, cons-ciente para ellos, de estar llegando a una “fiesta”, a la que no habían sido invitados, y en donde –de forma an-gustiada- buscaban oportunidades para sus pueblos, con el fin de so-brevivir en la globalización.

La característica de esta “fiesta”, a la cual habría que asistir para seguir viviendo, es que se dan cuenta que, para ello, habrá que contar con al-gunos instrumentos que en los siglos anteriores les fueron quitados por los europeos y los americanos.

Preguntas crudas que hacían en-frente de representantes del Gobier-no y que quedaban prácticamente sin respuesta.

Algunas de éstas las comparto a continuación, con el afán de extender y de acercar su inquietud hacia quien lea este documento, preguntas que no nos pueden dejar igual cuando miremos de nuevo al Continente Afri-cano que para nosotros ha permane-cido, en general, harto lejano.• ¿Porquéquieneshantenidoéxi-

to en el mundo europeo y han obtenido su riqueza, en buena parte gracias a nosotros, nos di-cen cuando les pedimos apoyo que nosotros hemos de crecer por nosotros mismos?

• Loquenecesitamossonoportu-nidades y trabajo. ¿Qué oportu-nidades nos pueden ofrecer us-tedes, becas de estudio? ¿Viajes para aprender de otros entornos y realidades? ¿Cómo podemos competir?

• ¿Hemosdeperdernuestrastra-diciones y cultura en aras del crecimiento?

• ¿Porqué losbancos sólo lesprestan a quienes tienen dinero? ¿Cómo vamos a obtener crédito quienes no tenemos?

• ¿QuépuedehacerÁfricaparaenfrentar la crisis?

• Lateoríaesbuena,peronecesi-tamos acciones concretas. ¿Qué podemos hacer?

• ¿Quépodemoshacerparaquela globalización no sólo se en-

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cargue de consumir a nuestros países?

• Senoshahabladodecontami-nación, pero esto nos viene en mucho de otros países ¿qué po-demos hacer?

• ¿Quéplanesde inversiónhaypara África?

El congresoUna muy participada Celebración

Eucarística dio inicio a la realización del 1er. Congreso de UNIAPAC en África.

Unos 80 empresarios y poco más de 40 estudiantes formaban el gru-po de Congresistas que, por primera vez, se reunían para formar la UNIA-PAC en África del Oeste.

El Obispo, el Gobernador de Ouaga Dougou, el Ministro de Educación y el hermano del Presidente fueron los testigos de honor en varios momen-tos del evento y en la ceremonia de Constitución de UNIAPAC al final de la Convención.

Como los días anteriores, la partici-pación de los estudiantes estuvo no sólo nutrida, sino con preguntas muy surgidas de la realidad: “¿Cómo y qué pueden hacer por nosotros para que podamos mejorar nuestra com-petitividad ante la globalización de la que continuamente nos hablan?”

Nos llamó la atención a Carlos y a mí que en los 40 minutos que tenía el Gobernador para dar su mensaje, habló continuamente de cómo vi-vía su cristianismo con todo detalle: Oración, meditación, lectura de la Biblia, comida en familia, oraciones antes de tomar los alimentos... Todo ello sonaba ejemplar, pero nos pre-ocupó tanto a Carlos como a mí que en ningún momento dio respuesta a las preguntas que los jóvenes plan-teaban sobre su compleja realidad. Eran preguntas e inquietudes que mostraban la conciencia de la situa-ción de varios de los países de África que, de una u otra manera, tenían

como común denominador la falta de estructura, organización y prepa-ración que exigía el entorno mundial para subsistir en él.

En ese contexto se realizó la espe-rada ceremonia de la Constitución de UNIAPAC, y el anuncio del nombra-miento de Camerún como sede de la Presidencia. La noche anterior se había celebrado una reunión privada de los empresarios africanos repre-sentantes de los países asistentes y miembros de la Asociación nacien-te. El acto fue presidido por Pierre Le Coq, Presidente de UNIAPAC Internacional.

Una vez terminada la ceremonia, invitamos a los asistentes a una po-rra “de origen mexicano”: ¡Uniapac! ¡África! Ra Ra Ra!

Al caer la tarde, partimos todos los Congresistas al templo en donde se celebraría la Misa de Acción de Gra-cias con la participación del pueblo. Este hecho fue muy bello, pues no éramos nosotros los protagonistas de la Celebración, sino que era el pueblo. Cantos, tambores, voces de coro, percusiones, y desfile de salida

al ritmo de danza, dieron un toque de júbilo anticipado de Resurrección, a esta Misa concelebrada, todavía en el corazón de la Cuaresma.

NUESTRO ÚLTIMO DÍAEste día estuvo dedicado a activida-

des sociales y turísticas que disfruta-mos la mayoría de los Congresistas.

Alrededor de las 8 de la mañana abordamos los camiones en los que fuimos charlando o compartiendo algunas canciones. En el Programa se anunciaba la visita a un Zoológico, a un Museo de Arte escultórico, a la Ceremonia de colocación de primera piedra de una escuela, y a la comida en una de las casas del Presidente de Burkina Faso, la cual presidió su her-mano, en representación del mismo.

De todo este día quisiera destacar lo que más me asombró.

El MuseoAl saber que íbamos a visitar un

Museo me imaginé un edificio en el cual veríamos las obras de arte. Cuando arribamos al Museo lo único edificado era el pórtico de entrada y

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un gran muro de unos 3 metros de ancho y 5 de altura.

En él aparecían 4 retablos horizon-tales. Cada uno iba de un lado a otro de lo ancho del muro y su altura era aproximadamente de un metro.

Cada retablo representaba una etapa del estado de vida del pueblo hacia el futuro. El primero mostra-ba a hombres y mujeres cargando maderos, costales. En el segundo aparecía el trabajo del campo. En el tercero aparecía un teléfono ce-lular, una televisión, un radio. Y en el cuarto un muchacho y una mu-chacha cada uno sentado en el es-critorio ante una computadora. En ese mural se veía un letrero con el cambio de siglo: año 2000. En el quinto aparecían unos rayos y un cohete en el espacio. El mural esta-ba fechado en 1990.

Al ver el mural vinieron a mi mente decenas de imágenes, cientos más bien de todas las labores manuales, de carga, de esfuerzo, de comercio ambulante, y el peregrinar nómada de miles, millones de habitantes de estas tierras.

El no haber forjado un edificio para el museo no era al azar. Para mí ese lugar a la intemperie con esculturas de seres humanos, de plantas, de simbolismos, representaba en mu-cho la realidad de este pueblo que busca su tierra, su destino, y que no tiene ciertamente ni tiempo ni recur-sos para plasmar en grandes obras

arquitectónicas los rasgos de su cul-tura. En África se vive al día, a la in-temperie, al viento...

La Primera Piedra de la Escuela.

Esa mañana la luz intensa y el ca-lor del sol estuvieron continuamente presentes a nosotros desde que ba-jamos del autobús.

Los ladrillos de color café rosado estaban listos para la ceremonia, probablemente fabricados unos días antes en el mismo sitio y con la mis-ma tierra.

Los asistentes eran prácticamente quienes veníamos en los 2 autobu-ses, unas ochenta personas.

Los lugareños de ese desértico lu-gar eran unos 20 niños de unos 3 a 12 años de edad. Sabiendo que en-contraría niños llevaba yo en una pe-queña mochila unas 60 bolsitas con obleas de cajeta Coronado. Ya había distribuido 120 paquetitos a todos los del congreso unos días antes y les habían encantado, así que guarde el

resto para situaciones inesperadas. Esta fue una de ellas.

Primero me puse a jugar con los ni-ños y después les pedí que se forma-ran por estaturas, la mayor parte de esto con señas y con algunas pala-bras en francés. Me sorprendió que lo hicieran y que nadie le arrebatara su dulce a otro.

Cómo recordé entonces una anéc-dota de la niña de Dar es Salam, que sólo llevaba un caramelo en la pal-ma de la mano, y que estaba con un grupo de niños mas pequeños que la miraban inmóviles...Finalmente la niña tomó el caramelo, lo desmenu-zó a fuerza de cuidadosos mordiscos y equitativamente lo repartió entre todos.

Cuando se acercaba el turno para cada uno les pedía que me dijeran su nombre y yo les decía el mío, luego siguió el juego. Todo esto mientras la Ceremonia ocurría, presidida por el Ministro de Educación.

Durante la Ceremonia se distribu-yeron botellitas con agua para todos, incluyendo a los niños.

Cuando nos íbamos a subir al au-tobús, los niños deseaban que les tomara yo fotos en diferentes poses, hacían diferentes cosas, se ponían como en pose de Kung Fu.

De repente, escuché que Carlos me llamaba pues ya habían subido todos al camión.

Me despedí de los niños, y en ese momento, uno de los mayores, tomó una botella vacía y le comenzó a echar tierra, corrió detrás de mí y me la entregó como regalo. Esa fue para

“Cuando pienso en Burkina mi mente regresa a las esperanzas de los niños, de los trabajado-res. Cuando pienso en Burkina mi mente regresa a las preguntas de los jóvenes que quedaron sin respuesta”.

Javier Millán

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mí una de las más bellas experien-cias de todo el viaje...

En casa del PresidenteLa comida del sábado fue ofrecida

por el hermano del Presidente, en una de sus 7 mansiones. Una casa de campo ubicada en un terreno de alrededor de media hectárea, todo ella bardeada, lo que hacía distinguir claramente entre el desierto y el ver-de del jardín que rodeaba las varias cabañas que formaban la casa.

Me llamó la atención la gran senci-llez del hermano del Presidente y su amabilidad con nosotros.

Sin embargo siempre estuvo pre-sente en mí la inquietud ¿qué pasaba con el pueblo en general? ¿Cómo se podía transformar la cultura del tra-bajo? ¿Estaba presente también esa inquietud en ellos?

Ciertamente las altas esferas con-gregadas allá: gobierno, iglesia, empresarios estaban avalando y contentos por la instalación de UNIAPAC en África del Oeste, pero me preocupaba que hasta ese mo-mento no había visto signo alguno de que en su agenda estuviera el hacer algo por el pueblo, por la gente más

sencilla, por lo que construyen, los que limpian el maíz y el trigo, por los que hacen el país, por los miles que a diario se levantan de la misma tierra para buscar sobrevivir otro día, ellos, sus familias.

¿La nueva UNIAPAC sería la si-miente para esa esperanza? ¿Cómo transformar esa cultura? ¿Sería posi-ble hacer presente la posibilidad de un trabajador-persona en una cultu-ra que nace arraigada en el concepto de trabajador-instrumento; en una cultura de esclavitud?

¿ES POSIBLE UNA TRANSFORMACIÓN?

La primera vez que vi planteada esta inquietud fue en el artículo “Más allá del Salariado” de Don Lo-renzo Servitje, escrito en 1975.

Allí menciona que “la oportunidad de utilizar el trabajo de un hombre para beneficio de otro surge en el momento en que aquel es capaz de producir más de lo que consume. Aparece entonces la esclavitud y la posibilidad de la explotación. En las sociedades asiáticas y europeas del mundo antiguo las condiciones de los esclavos eran terribles. El esclavo

no era nadie. La ley lo consideraba como una cosa y se vendía en el mer-cado al mejor postor”.

Posteriormente viene la etapa de servidumbre, y luego la del salariado, que es el sistema más extendido ac-tualmente, y que hereda de la escla-vitud y la servidumbre el concepto de que el trabajador es un instrumen-to al servicio del patrón, teniendo como contraprestación el pago de un salario.

“En esta sociedad...”, continúa el artículo más adelante, “ el trabajador es un pequeño engrane , entre mu-chos otros, de una enorme máquina. No es dueño de los medios de pro-ducción. No tiene mayor ingerencia en las decisiones de su trabajo. Mu-chas veces no ve el producto final que elabora. Y por lo general, no está ligado al éxito de la empresa en la que trabaja.”

Su claridad de conceptos y la ve-hemencia y congruencia con que la plantea han constituido para mi una misión-pasión en mi vida profesional y personal.

¿Cómo hacer esta transformación? Plantea él.

Y continúa: “El primer paso es su-perar el salariado por medio de una total asociación del trabajador a la empresa.

Es necesario que las metas de los que trabajen en la empresa sean prácticamente las mismas de los que la dirigen. Es necesario que los que trabajen en la empresa la sientan como algo propio, como su patrimo-nio, su tarea, su misión, su aventura. Sólo así tendrá sentido para ellos... solo así harán suyos sus objetivos, sólo así asumirán plenamente su res-ponsabilidad y entregarán lo mejor de sí mismos...”

Y nos invita a hacerlo. Copio a continuación el último párrafo de su artículo:

¿Y si esto es dramáticamente ur-gente, por qué no comenzar a hacer-

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lo de inmediato en la empresa? ¿Por qué no hacerlo en el medio que está a nuestro alcance y en el que tene-mos capacidad de acción y respon-sabilidad directa?

...¿Por qué no de nuestra genera-ción al paso histórico de ir más allá del salariado?

“Sin duda encontraremos obstácu-los y riesgos. Son rutas nuevas las que hay que explorar. Algunas pare-cerán utopías. Así podrían haberles parecido a los siervos de la Edad Me-dia si se les hubiese hablado de sin-dicatos o de contratación colectiva...

... Necesitamos ver hacia delante con visión de largo plazo y no –mez-quinamente con visión de corto pla-zo- sólo el presente”.

Hacia el aeropuerto.El momento que marca el término

de un viaje es cuando va uno rum-bo al aeropuerto, a la estación de camiones, o cuando se sube uno al transporte que nos llevará a nuestro origen.

Camino al aeropuerto para partir por Air France de Ouaga Dougou a Paris, nos tocó una larga fila de au-tos 2 cuadras antes de arribar. En ese trayecto había una bicicleta des-trozada. Junto, un hombre del cual sólo tuve oportunidad de mirar su pie derecho, mostraba movimientos repentinos de cuando en cuando. El auto en el que íbamos torció ha-cia la derecha y perdí de vista a ese hombre.

Al llegar seis días antes a Ouaga Dougou, y ver a miles de personas en bicicleta o en moto y sin casco, comente con Carlos: “aquí ha de ocurrir por lo menos un atropellado, una muerte diaria”...

Le comenté de la experiencia que viví en Vietnam un año y medio antes: miles y miles de bicicletas y motos y todos los que se transportaban en ellas portando casco de seguridad, cascos que me tocó ver por cente-

nas en calles y mercados, cascos de colores, con figuras, cascos que eran anunciados en espectaculares: “a partir de tal fecha es obligatorio el uso de casco”, y el casco se usaba. Y cuando en Vietnam pregunté acer-ca de la seguridad en las calles y en la violencia me dijo un vietnamita: “aquí hay pena de muerte para todo aquel que porte un arma”.

Pues bien, pensé en ese momento comentarle a alguno de los 2 empre-sarios de Burkina que nos habían acompañado, y le dije: ¿No podría ser de gran impacto el hacer obligatorio el uso de casco en Ouaga Dougou, y en todo Burkina? Él conocía al Presi-dente, al hermano del Presidente, al Obispo, a...?

Me contestó: “hace seis meses el gobierno lo instituyó como obligatorio pero nadie lo usa, así que es imposi-ble... la gente no entiende”.

Entonces intenté con lo del salario mínimo: ¿No será un acto de cambio el pagar 3 ó 4 dólares en lugar de 2, en aquellas empresas perteneciente a UNIAPAC?

La respuesta fue parecida a la an-terior: hay 40% de desempleo. Es mejor dar empleo de 1 dólar o de 2.

CONCLUSIÓN:Carlos y yo hemos tenido la bellísi-

ma oportunidad de haber vivido esta experiencia.

Nos ha marcado.Nos da gusto haber escuchado que

tiene que crecer el número de socios de UNIAPAC en Burkina, Camerún, Senegal, Congo, Kenia, Nigeria, Gha-na, Mali....

Pero antes, vemos la necesidad de que todo socio de UNIAPAC cumpla con requisitos básicos antes de ser aceptado como tal.

Que cumpla con estándares bási-cos de: pago de un salario mínimo que permita una supervivencia ra-zonable. Aquí en USEM México se habló hace unos años de que nos

guiáramos por 2.5 salarios mínimos como base.• Queexistamarcadaunajornada

y respeto a la misma.• Quesedencondicionesdesa-

lud y de ergonomía básicas.• Quesecuidelaintegridadfísica,

y se haga todo lo posible por evi-tar los accidentes sabiendo que todo accidente es evitable.

Vimos en Burkina que existe la ten-tación de pertenecer a UNIAPAC por el sólo hecho de que la pertenencia a esta Asociación abre nuestro es-pectro de relaciones públicas, de vínculos.

Y existe el riesgo de que se quede allí.

Nuestra experiencia quiere ser un llamado, consecuentemente a que quienes pertenecemos a UNIAPAC, luchamos por ser significativamente diferentes, viendo a la persona como persona, y –sobre todo- dirigiendo nuestros esfuerzos y contacto perso-nal hacia los que menos tienen.

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Bolivia abre sus puertas para dar lugar a la reflexión sobre los desafíos de la empresa en el bicentenario de la Independencia de América latina.

El 17 y 18 de junio se llevó a cabo en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, el X Simposio CELAM –UNIAPAC, titulado

“Desafíos de la Empresa a 200 Años de la In-dependencia de América Latina y El Caribe” con el subtítulo: Visión emprendedora y de res-ponsabilidad social de los empresarios Cristia-nos a la luz de la Encíclica Caritas in Veritate.

El encuentro se realizó en la Casa de las Mi-sioneras Cruzadas de la Iglesia, donde asis-tieron dirigentes de empresa y pastores de la Iglesia que representaron a 12 países latinoa-mericanos (México, República Dominicana, Haití, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay.) Los par-ticipantes reflexionaron sobre los desafíos que tiene la empresa a los 200 años de la Indepen-

dencia de los países de América Latina y del Caribe, a la luz de la Encíclica Papal Caritas in Veritate y de cara a los grandes desafíos emer-gentes de la realidad.

Abrieron el X Simposio el Cardenal Julio Te-rrazas Sandoval, la señora Vivian Ossio, Presi-denta de Uniapac Cochabamba, y el Sr. Pas-cual Rubiani, Presidente de Uniapac LA. El Cardenal agradeció a todos por su presencia y por su tiempo y señaló que “hay que trabajar por los más pobres”.

Luego de la apertura comenzaron los exposi-tores y comentaristas a explicarnos sus puntos de vista.

Después de cada conferencia los participan-tes se reunían libremente en grupos de dis-cusión para responder las preguntas que les habían sido entregadas.

El 17 por la tarde se celebró la misa de aper-tura en la catedral de la ciudad, la presidió Monseñor Tito Solari en la Catedral de Cocha-bamba y contó con acompañamiento del coro de la misma.

Por la noche, la Presidencia y el Directorio de Uniapac Cochabamba invitaron a los partici-pantes a una cena de honor en el Club Social Cochabamba. Ahí se disfrutó de coloridos bai-les y comida típicos.

El 18 de junio la jornada fue más dinámica y culminó con la interesante discusión colectiva de todos los asistentes, quienes brindaron sus

X Simposio CELAM-Uniapac

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aportes para enriquecer el documento que finalmente sería la Declaración de Cochabamba.

El acto de clausura fue presidido por el P. Enrique Qui-roga; representando al CELAM, el Sr. Pascual Rubiani; representando a Uniapac LA y la señora Vivian Ossio re-presentando a la Asociación local.

Por este medio agradecemos profundamente a los so-cios y autoridades de la Asociación boliviana que activa-mente participaron del evento e hicieron del mismo un encuentro inolvidable.

Agradecemos también al CELAM y a todos los expo-sitores y comentaristas que gentilmente nos cedieron su tiempo.

Una vez más, el Simposio CELAM-Uniapac fue un éxito, muchas gracias por el apoyo de todos aquellos que acti-vamente participaron y de aquellos que, en otras formas, también nos brindaron su apoyo.

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Un grupo de Obispos, Empresarios, Sa-cerdotes y Laicos -convocados por el Departamento de Justicia y Solidari-

dad del CELAM y por la UNIAPAC Latinoa-mericana- nos hemos reunido en Cochabam-ba – Bolivia, durante los días 17 y 18 de junio de 2010. Procedíamos de México, República Dominicana, Haití, Colombia, Ecuador, Boli-via, Perú, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay.

Durante estos días hemos orado, reflexiona-do y discernido juntos en clima de fraternidad. Nuestra convivencia ha sido sencilla, franca y alegre; nuestros diálogos fueron respetuosos y sinceros. Nuestra búsqueda común –de Pas-tores y Empresarios- consistió en identificar al-gunos desafíos de la Empresa a 200 años de la Independencia de América Latina y El Caribe. Para efectuar nuestra búsqueda hemos elegido como guía y punto de referencia la Encíclica Caritas in Veritate del Papa Benedicto XVI.

El Bicentenario de la Independencia

Los signos de los tiempos. La libertad, la justi-cia, la verdad, la fraternidad 1. La celebración de la Independencia en

nuestros países latinoamericanos es una oportunidad para que, desde la memoria que tenemos de nuestro pasado y la visión de su actual coyuntura cultural –política, religiosa y socioeconómica-, analicemos los desafíos que prevemos deberá afron-tar la Empresa en los tiempos que se avecinan.

2. Durante estos 200 años se ha transcurri-do por experiencias tales como el paso de una economía agraria a una industrial; el modelo de sustitución de importaciones. En los años 80 sufrimos la crisis de la deu-da externa; en la década última, la apertu-ra de mercados y la competencia interna-cional que va más allá de la competencia regional. En este caminar, el empresario tuvo que capacitar a su gente, invertir en tecnología, aumentar la productividad y eficiencia, poner atención a la Respon-sabilidad Social Empresarial [RSE]. Hoy vemos preocupados cómo se destruyen economías y empresas en algunos países de América Latina y El Caribe.

La Globalización 3. Vivimos en el contexto de una sociedad

globalizada. En ella se manifiesta una cre-ciente interdependencia que, a su vez, implica la intradependencia, es decir, la interacción entre los actores sociales ha-cia una vida digna sostenible.

4. Ello implica abrir mercados y acceder a ellos en condiciones equitativas, con justas regulaciones, frente al proteccionismo que prevalece de los países industrializados.

5. Precisamos de una economía de mercado solidaria, que incorpore a toda la persona y a todas las personas. Es necesario mostrar y hacer patente cómo la riqueza privada redunda, mediante su justo aporte, en el bien común, sobre todo en beneficio de los más empobrecidos y excluidos.

Declaración de Cochabamba, Desafíos de la empresa a 200 años de la Independencia

de América Latina y El CaribeInforme del Departamento de Justicia y Solidaridad CELAM

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6. Ser empresario cristiano en estos tiempos tiene un profundo significado humano; es un proyecto de vida que adquiere su sentido de la fe, la esperanza y la caridad. Compromete a vivir con autenticidad el sa-cerdocio bautismal. Sus convicciones son, entre otras, que el hombre no será huma-no si no es hermano; que el capital huma-no es el primer capital; que la empresa, es sociedad de capitales y, sobretodo, una sociedad de personas.

7. La independencia en América Latina y El Caribe debe estar basada en la dignidad humana, a fin de que las personas sean ver-daderamente independientes; que seamos una Región y un Continente que manifies-tan su independencia en su libre toma de decisiones. Estamos convencidos de que, luego de 200 años, tenemos una gran opor-tunidad, un kairós, para refundar nuestra sociedad y el mundo empresarial, optando por la economía solidaria como una vía pri-vilegiada y concreta de gestión empresarial. Los países debemos de dejar de estar aisla-dos y los partidos políticos deben asumir su compromiso por el bien común.

Desafíos 8. Promover y desarrollar en la empresa el

sentido ético y el compromiso social, lo-grando una empresa más cercana a los trabajadores y a la comunidad. La empresa exitosa es una oportunidad para todos, fo-menta fraternidad en la forma en que orien-ta sus negocios, y practica valores que van más allá que lo económico, pudiendo ser un espacio de libertad y participación.

9. Fomentar el encuentro y la comunión en-tre empresarios, con el Estado y la Socie-dad civil. Consecuentemente, que influyan más en las políticas públicas para fomen-tar y salvaguardar la libertad, la justicia, la solidaridad y el bien común, pues dichas políticas públicas favorecen o perjudican el desarrollo de nuestros pueblos.

10. Propiciar espacios de diálogo plural para lograr acuerdos sobre lo fundamental.

11. Trabajar a favor de la verdad y de la trans-parencia en las empresas, en los Estados y en las organizaciones no gubernamentales.

12. Lograr una economía en la que se eviden-cie que la dimensión del don y gratuidad integran y trascienden la lógica de la com-praventa. Ello implica: emprender con ima-ginación y talante innovador; urgir al cuida-do de la creación, del ser humano y de sus comunidades y, finalmente, de las futuras generaciones.

13. Defender los derechos fundamentales del hombre, particularmente el derecho a la vida, a la salud, a la educación y al trabajo. Defender, también, la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que perte-necen a todos los hombres, incluyendo las generaciones futuras.

14. Afrontar y superar con entereza y fortaleza las situaciones de injusticia, asegurando la vida digna de las comunidades, mediante economías sanas y solidarias, favoreciendo una economía de la caridad y la caridad en la economía.

15. Vivir el quehacer empresarial desde la con-sagración bautismal y su espiritualidad, ges-tionando la empresa -lugar donde vive su misión de discípulo de Jesús- de acuerdo a los valores evangélicos y a su vocación laical.

16. Incentivar -frente al cambio época que ex-perimentamos- espacios y escuelas de for-mación para comprender los nuevos para-digmas con los cuales el emprendedor se enfrenta, y generar nuevos liderazgos.

17.Acompañar pastoralmente, a nivel diocesa-no, a los empresarios, trabajadores y líde-res sociales en su vivencia del seguimiento de Jesús. Promover el compromiso de los laicos, constructores de una sociedad jus-ta, fraterna, solidaria con dignas relaciones sociales y con la naturaleza. Impulsar, para lograrlo, el conocimiento y la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.

Pedimos al Señor que nos ayude con la fuerza

y la luz del Espíritu Santo a construir su Reino en la historia de nuestros pueblos y, concreta-mente, en el mundo del trabajo y de la empre-sa, donde él nos ha enviado. Que Santa María, la Virgen de Guadalupe, que protege maternal-mente a nuestros pueblos, los siga acompa-ñando en el quehacer de ir tejiendo su historia.

Cochabamba, 18 de junio de 2010

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Reflexión Directivos USEM

Hemos iniciado la segunda parte del año, de este 2010 que ha traído muchas nove-

dades de todo tipo, sin olvidar que estamos en la celebración del Bicen-tenario y el Centenario de dos hechos históricos relevantes para nuestra patria. Lamentablemente este año pasará a la historia como uno de los más violentos que no creo que que-ramos recordar y menos celebrar.

Cada época tiene sus propios desa-fíos para la vida diaria, vaya que ésta que vivimos nos está planteando los propios que requieren un renovado esfuerzo para llevar la Buena Nueva con alegría a todos los hombres.

Es de vital importancia para cual-quier persona conocer el momento histórico que le ha tocado vivir, en nuestro caso para saber presentar adecuadamente la Palabra de vida de la cual somos portadores: un mensaje que a pesar de los cambios que se operen, sin embargo se man-tiene siempre vigente. Esa Palabra tiene que estar hoy más presente que nunca, iluminando las realidades os-curas de los hombres.

Uno de estos cambios vertiginosos es el de mentalidad y la manera de captar la realidad, sobre todo en las generaciones más jóvenes. La socie-

dad ha evolucionado, el mundo está cambiando, tenemos que estar con-vencidos de esta realidad, aunque para muchos de nosotros los tiempos pasados fueron mejores, pero ese pasado ya no existe. Los retos a los cuales nos enfrentamos son diferen-tes a los de otras épocas. En nuestra patria de manera especial tenemos algunas crisis que los obispos hemos destacado en la exhortación pasto-ral sobre la misión de la Iglesia en la construcción de la paz: la crisis de legalidad, la descomposición del teji-do social y la crisis moral, que hacen aún más difícil la convivencia entre todos los mexicanos, y que por tanto se constituyen en unos de nuestros principales retos que juntos tenemos que afrontar. (Que en Cristo, nuestra paz, México tenga vida digna).

Algunas características que ha traí-do este cambio de época, y que es necesario tener en cuenta: época de desencanto; la desconfianza en las instituciones encargadas de brindar confianza, incluyendo a la misma iglesia; en el aspecto económico es-tamos pasando de una economía de producción a una de consumo. Hay que consumir a toda costa; en el ám-bito político carecemos de verdade-ros líderes carismáticos y a cambio

A propósito de la Junta de la Comisión Ejecutiva de Confederación USEM, celebrada el día 1º de julio de 2010, transcribimos

la reflexión de Monseñor Francisco Escobar.

de esto surgen ídolos que duran mientras aparecen otros; los medios de comunicación se han convertido en centros de poder. Es impresio-nante como de la noche a la maña-na se puede, o bien encumbrar a una persona, o bien denigrarla has-ta el punto de destruirla, perdiendo todo derecho a la buena fama y la intimidad, para convertirse en un es-pectáculo para los demás. Hay una búsqueda de lo inmediato y cómodo dejando de lado todo esfuerzo.

Por su parte, los Obispos y Em-presarios en el X Simposio CELAM-UNIAPAC destacan algunos desafíos:• “Lograrunaeconomíaenlaque

se evidencie que la dimensión del don y gratuidad integran y trascienden la lógica de la com-praventa. Ello implica: empren-der con imaginación y talante innovador; urgir al cuidado de la creación, del ser humano y de sus comunidades y, finalmente, de las futuras generaciones”.

• “Defenderlosderechosfunda-mentales del hombre, particu-larmente el derecho a la vida, a la salud, a la educación y al tra-bajo. Defender, también, la tie-rra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a

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