Revista Mirada Nº9

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Mirada/1 MIRADA Nº 9 - AGOSTO DE 2012 La Política al servicio de la sociedad

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La Política al servicio de la sociedad

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MIRADA

Nº 9 - AGOSTO DE 2012

La Política al servicio de la sociedad

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MIRADA es una publicación cuatrimestral de la Universidad Católica de la Santísima ConcepciónRepresentante Legal: Dr. Juan Miguel Cancino Cancino. Comité Editorial: Jorge Plaza de los Reyes Zapata, Gonzalo Sanhueza Palma, Max Silva Abbott y Alfredo García Luarte Editor General: Alfredo García Luarte. Equipo: Carolina Astudillo Molinett, Alejandro Arros Aravena, Gretel Dettwiler Rodríguez, Olga Elgueta Adrovez, Aldo González Vilches, Rodrigo Ramos Catalán, Érico Soto Monsalve, Carla Toledo González y María Elena Zapata Burgos. Fotografía: Centro Fotográfico de la Dirección de Comunicación y Relaciones Públicas. Dirección: Caupolicán 491, Concepción. Teléfono: (41) 2345050 Fax (41) 2345051 Mail: [email protected]

Editorial

La política al servicio de la sociedadMonseñor Fernando Chomali GaribArzobispo de Concepción y Gran Canciller UCSC

La Región del Biobío y su protagonismo políticoDr. Mauricio Rubilar LuengoFacultad de Comunicación, Historia y Cs. Sociales UCSC

Benito Baranda: “No podemos ser meros espectadores del acontecer político”Entrevista al ex director del Hogar de Cristo y actual presi-dente de la oficina chilena de América Solidaria.

Ética y Moral PolíticaDr. Fernando Moreno Valencia

La opción política inspirada en la Doctrina Social de la IglesiaPbro. Dr. Hernán Enríquez RosasInstituto de Teología UCSC

Marta Lagos: “La gente nunca ha estado más lejos de la política que ahora”Entrevista a la fundadora de la Corporación Latinobaróme-tro y de MORI Chile.

Reseña de Libros

Política y DerechoHernán Varela ValenzuelaDecano Facultad de Derecho UCSC

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ÍNDICE

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La política es la principal de todas las ciencias prácticas”, de-

cía Santo Tomás. Aristóteles planteaba que era una ciencia

arquitectónica, ya que a través de ella era posible estructurar

el resto de las ciencias. La importancia, por tanto, es evidente, y

por lo mismo, resulta preocupante el alto grado de rechazo que

genera en la ciudadanía, según se constata en la gran mayoría de

los sondeos de opinión.

La crítica a la política y a la forma como ésta se ejerce tiene en

la mayoría de los casos justa razón. Ciertas malas prácticas se

han institucionalizado, situación que provoca un distanciamien-

to cada vez mayor entre quienes son los beneficiarios del actuar

político y el político en sí.

En esta edición de Mirada, el lector podrá encontrar una serie de

artículos que abordan el tema de la política desde diferentes án-

gulos y perspectivas, invitándolo a reflexionar sobre la esencia

de esta actividad, alejada de cualquier contingencia y coyuntura

en particular.

Existe el convencimiento que la política es una extraordinaria he-

rramienta que en su recto uso favorece el bien común. Se hace,

por tanto, necesario rescatar aquellos aspectos que devuelvan a

la política su misión original, aspectos que esperamos el lector

encuentre en las páginas que siguen.

EDItorIal

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La política al servicio de la sociedad

Es lamentable que la actividad política esté tan desprestigia-da ante la opinión pública. No

hay estamento civil que no se vea severamente castigado por la gen-te al preguntarle su opinión acerca de ellos. Me llama la atención el escaso interés entre los jóvenes de querer dedicarse a la vida pública en general y política en particular y, lo que es más grave, que miren con

cierto desprecio a quienes a ello se dedican.

Es doloroso constatar que no se vislumbran nuevas generaciones de servidores públicos porque, bajo esas condiciones, prever un cambio significativo en el modo de hacer política es difícil. Hemos de hacer algo hoy. No podemos quedar pasi-vos frente a una sociedad que, por un lado, pretende ser moderna, au-ténticamente democrática, eficien-te y transparente; pero al mismo tiempo, ser incapaz de generar un marco de referencia y las instancias adecuadas para ir preparando a políticos y servidores públicos del mañana. Si no emprendemos este camino se verán socavados los ci-mientos de nuestra sociedad.

Para ello, sin embargo, han de to-

marse algunas medidas. Enseñar desde la infancia que el servicio es la categoría fundamental del hom-bre que tiene autoridad y poder; reconocer que la ética, es decir, el buen actuar conforme al bien, es desde donde se han de leer y dis-cernir todas las decisiones, y no desde los intereses particulares, por muy legítimos que sean. Tam-bién hay que darse cuenta de que los jóvenes tienen mucha dificultad de asimilar esto a la luz de un galo-pante relativismo ético que hunde sus raíces en la carencia de un pen-sar metafísico y el reconocimiento de una verdad absoluta indepen-diente de lo que cada uno desea u opina.

Benedicto XVI planteaba en un dis-curso que “al no reconocer nada como definitivo, se deja como últi-

La razón última por la que un Estado se atrofia, los políticos y funcionarios públicos hacen mal las cosas y se comienza a ser indolente frente a la cultura de la mediocri-dad y la corrupción, está en que la dimen-sión de la caridad ha quedado olvidada.

Mons. Fernando Chomali GaribArzobispo de Concepción Gran Canciller UCSC

ENSAYO

La política al servicio de la sociedad

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ma medida sólo el propio yo con sus caprichos; y, bajo la apariencia de libertad, se transforma para cada uno en una prisión, porque separa al uno del otro, dejando a cada uno encerrado en su propio yo…y cada persona queda condenada a dudar de la validez de su esfuerzo por construir, con los demás, algo en común”.

Urge un claro llamado a reconocer el valor de la actividad política.

Valoración de la políticaLa Iglesia Católica valora la política y la tiene en alta estima. La considera como una de las artes más nobles y difíciles a la vez. Santo Tomás decía que la política es “la principal de todas las ciencias prácticas y la que dirige a todas, en cuanto considera el fin perfecto y último de las cosas humanas pues se ocupa del bien común, que es mejor y más divino que el bien de los particulares”. Con esta definición se entiende la razón por la cual Aris-tóteles hablaba de la política como ciencia arquitectónica.

El quehacer político está en el ADN de la vocación del católico. En efecto, el año 1927 el Papa Pío XI le dijo a la Federación Universitaria Italiana que “el dominio de la política mira los intereses de la sociedad entera, y bajo este aspecto es el campo de la más vasta caridad, de la caridad política, de

La función pública es para servir y no para ser servido. Quien ejerce un cargo público se debe en primer lugar a la Nación, a los ciudadanos y no a ciertas personas, partidos políti-

cos u otra institución.

la que podemos decir que ninguna otra supera, salvo la de la religión. Y así deben considerar la política los católicos”. Por lo tanto cuando el quehacer político se ve entrampado en meras decisiones tecnócratas o burocráticas en un contexto en el que se considera lo político como un mero instrumen-to operativo, significa que no vamos por buen camino porque la falseamos en sus raíces y vaciamos de contenido su ser en la sociedad. Eso es grave porque nos deja sin timón.

La razón última por la que un Estado se atrofia, los políticos y funciona-rios públicos hacen mal las cosas y se comienza a ser indolente frente a la cultura de la mediocridad y la corrupción, está en que esta dimensión de la caridad que ha de impregnar la cosa pública ha quedado olvidada. Urge educar políticamente al pueblo, y sobre todo a la juventud, nos recuerda el Concilio Vaticano II. Esta educación no se puede disociar de una sólida formación en la virtud, el heroísmo y el sacrificio por los demás.

Desafíos del políticoInvito a quienes tienen responsabilidades públicas a que se den el tiempo de pensar acerca de sus verdaderas motivaciones al asumir tan noble tarea. Los invito también a que se dejen iluminar siempre por la verdad, hagan de su vida un ejemplo y actúen siempre de modo transparente. Los invito también a que sean siempre muy libres y no se dejen arrastrar por los ca-minos fáciles para alcanzar el éxito o la adhesión popular. En ese sentido

una sana independencia siempre es necesaria para no deber favores que pueden costar muy caros. Su trabajo es relevante y de él depende el bien-estar de muchas personas. Recuerden siempre que la función pública es para servir y no para ser servido. Quien ejerce un cargo público se debe en primer lugar a la Nación, a los ciudadanos y no a ciertas personas, partidos políticos u otra institución.

Por último quisiera hacer un reconocimiento público a todos los parlamen-tarios que por lealtad a su más profunda convicción de que el derecho a la vida es el más primordial, originario y fundamento de todos los demás derechos, y a la Constitución y al Estado de derecho, han defendido el de-recho a la vida del que está por nacer. Este hecho les ha significado, desgra-ciadamente, una serie de incomprensiones y malos ratos; sin embargo, han seguido adelante con la firme convicción de que es la fuerza de la razón la que los anima y no la razón de la fuerza de quienes quieren imponer sus ideologías incluso pasando a llevar la Constitución. Ustedes, inspirados por la caridad respecto de los más débiles han hecho auténtica política. Y la Iglesia no puede estar fuera de ella puesto que como dice el Catecismo de la Iglesia Católica “pertenece a la misión de la Iglesia emitir un juicio moral incluso sobre cosas que afectan al orden político cuando lo exijan los de-rechos fundamentales de la persona o la salvación de la almas aplicando todos y solo los medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según la diversidad de tiempos y condiciones”. M

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Reflexionar sobre la Región del Biobío y su aporte a la políti-ca y el desarrollo nacional es

valorar el papel de sus hombres y mujeres en la construcción de Chile como nación políticamente orga-nizada. Concepción, como capital regional simboliza la pujanza y el dinamismo de los hijos de la anti-gua frontera que desde la época co-lonial sembraron la semilla de una sociedad con una clara identidad regional.

El carácter de “tierra de guerra” y capital militar de Chile durante los largos años de la Guerra de Arau-co, determinó un rol político que se materializó en la instalación en

Concepción de la primera Real Au-diencia (1567) y como centro efec-tivo del Gobierno del Reino. En ella residieron muchos de los gober-nadores coloniales, destacando el caso de Alonso de Ribera creador del primer ejército regular y perma-nente de Chile.

Junto a su carácter militar, la fron-tera del Biobío fue refugio de las órdenes religiosas que buscaron extender la evangelización y la educación, destacando la funda-ción de la Universidad Pencopoli-tana en 1724, inaugurando de esa manera la larga tradición educacio-nal de la región que se proyecta con fuerza hasta el día de hoy. A fines del siglo XVIII las reformas borbó-nicas determinaron la formación de la Intendencia de Concepción que se extendió geográficamente des-de el Maule hasta la región austral, constituyéndose en un importante polo demográfico, mercantil y agro-pecuario que se consolidó en el

siglo XIX.

Hijos del BiobíoLa etapa que se inició en 1810 en la política chilena con la confor-mación del primer gobierno de carácter nacional y la consiguiente lucha armada entre los bandos mo-nárquico e independentista, tuvo como principales protagonistas a hijos de la frontera del Biobío y a su territorio como principal campo de batalla. Ello determinó que las bases de la nueva República fueran imaginadas por un precursor, como fue Juan Martínez de Rozas, y lo ma-terializara un chillanejo, el Liberta-dor Bernardo O`Higgins Riquelme.

No resulta por tanto exagerado de-cir que el protagonismo político de Concepción y de sus líderes cons-tituyó uno de los principales facto-res de la consolidación del nuevo orden republicano liberal. En su ta-rea fundacional O´Higgins planteó dos grandes objetivos: consolidar

La Región aporta con la primera mujer chi-lena que ocupa el cargo de Intendenta y diputada de la República, Inés Enríquez

Frodden y la primera mujer alcalde de la ciu-dad de Concepción, Ester Roa Rebolledo.

Dr. Mauricio Rubilar LuengoFac. Comunicación, Historia y Ciencias Sociales UCSC

ENSAYO

La Región del Biobío y su protagonismo políticoLa Región del Biobío y su protagonismo político

Vista general de Concepción

1950

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Las bases de la nueva República fueron imaginadas por un precursor, como fue

Juan Martínez de Rozas, siendo materializa-da por un chillanejo, el Libertador Bernardo

O`Higgins Riquelme.

la independencia nacional y transformar las bases socio-culturales de la sociedad chilena que se caracterizaban por el llamado “peso de la noche” del orden colonial hispánico tradicional. El primero de dichos objetivos se materializó con la proclamación de la independencia de Chile el 1 de enero de 1818 en la Plaza de Armas de Concepción y la posterior Acta de Inde-pendencia, fruto de la pluma de otro destacado penquista y Ministro de O´Higgins, Miguel Zañartu Santa María. La segunda tarea fue fortalecer las virtudes cívicas de los nuevos ciudadanos chilenos mediante una acción gubernativa que se orientó a dictar las primeras garantías constitucionales en el campo educacional (Constitución de 1818 y 1822), extender el “de-recho a la educación” e instruir a la juventud chilena “en los deberes del hombre en sociedad”.

En definitiva, en una época marcada por el enorme desafío para Chile en la consolidación de la libertad política y la instauración de un nuevo sistema de carácter republicano, la labor gubernamental de Bernardo O`Higgins no olvidó uno de los pilares fundamentales en la construcción del estado nacional: la educación de los nuevos ciudadanos bajo los principios de la libertad y la democracia social. Este debe ser uno de sus principales lega-dos que debemos recordar y valorar al momento evaluar su rol histórico como hijo del “País de Penco”.

El carácter de la cultura política chilena de la primera mitad del siglo XIX estuvo estrechamente unido al papel de los militares penquistas que lide-raron la organización del Estado, como fue el caso de los generales Ramón Freire, José Joaquín Prieto Vial y Manuel Bulnes Prieto. En palabras del his-toriador Crescente Errázuriz “por muchos años la sociedad política de San-tiago hizo leyes y administró el país bajo el tranquilo amparo de la espada de Penco”. Necesariamente este predominio militar generó tensiones entre la sociedad “civil” de Santiago y la “castrense” de Concepción, lo que refle-jó la pugna por la influencia y el control en el aparato político-burocrático del estado chileno.

Un testimonio esclarecedor al respecto fue el de Diego Portales -para mu-chos el organizador de la República- el cual rechazaba la influencia militar pencona en la política nacional y que expresó durante la organización de las guardias cívicas en Santiago: “que vengan ahora los pencones con sus lanzas...”. Con ello el Ministro aludió al reconocimiento y temor que existía en el centro del país por el carácter de los militares de la antigua provincia de Concepción, pero a la vez, a su objetivo político de neutralizar dicha influencia.

Las presidencias conservadoras de Prieto y Bulnes (1831-1851), paradóji-camente, cerraron el ciclo de los militares pencones en el poder del Estado y la instauración del predominio civil en la figura de Manuel Montt Torres.

Bernardo O´Higgins Riquelme

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Su elección a la presidencia y la consiguiente guerra civil de 1851 se debe contemplar como el último intento de Concepción y su región de mantener la tradición de que el jefe de Estado debía ser militar y penquista. La candi-datura del general penquista José María de la Cruz Prieto, comandante en Jefe del Ejército del Sur e Intendente provincial, aglutinó a los desconten-tos con el candidato oficial y a los críticos del sistema autoritario conser-vador. Finalmente, en la batalla de Loncomilla del 8 de diciembre de 1851, las tropas del caudillo del sur fueron derrotadas por las encabezadas por el general, ex presidente de la República y primo sanguíneo, Manuel Bulnes P. Este acontecimiento puso término a la influencia política nacional de la provincia de Concepción y la consolidación del centralismo de la clase política santiaguina.

La segunda mitad del siglo XIX significó para la Región del Biobío su conso-lidación como polo de desarrollo agrícola e industrial (industria del carbón en Lota y Coronel y de manufacturas en Tomé) y el fortalecimiento de una sociedad civil que orientó su desarrollo bajo la fuerte pugna doctrinaria entre los principios liberales y los del mundo conservador-católico que re-presentó con pasión admirable el obispo de Concepción, Monseñor José Hipólito Salas. Su protagonismo eclesiástico y político se hizo notorio a raíz del incidente que se generó en 1876 por su negativa para autorizar el entierro del coronel penquista Manuel Zañartu Opazo en el cementerio de la ciudad, a raíz de que el militar había muerto en público concubinato y, por ello, no podía ser enterrado en suelo sagrado. La polémica decisión y el accionar del intendente de la época que autorizó la inhumación en el cementerio penquista, provocó un intenso debate nacional y se constituyó en uno de los principales antecedentes de las futuras leyes laicas que dictó el gobierno de Domingo Santa María en 1883-84.

En esta etapa destacaron como importantes figuras de la política regio-nal y nacional, Víctor Lamas Miranda, Ricardo Claro Cruz, Carlos Castellón Larenas, Miguel Ignacio Collao, Edmundo Larenas, entre otros. Muchos de ellos representaron a las provincias de la región en el Congreso Nacional en calidad de senadores y diputados. El siglo concluirá con dos importan-tes y dramáticos eventos de carácter nacional pero con consecuencias y participación activa de la sociedad regional. Nos referimos a la Guerra del Pacífico (1879-1883) y la Guerra Civil de 1891. En ellas se expresó lo mejor y lo peor del carácter nacional: espíritu patriótico y sacrificio por una causa superior en el campo de batalla; odiosidades y venganza entre los habitan-tes de la región en la última guerra civil del siglo XIX.

Siglo XXEl inicio del siglo XX para la región y su comunidad socio-política estuvo marcado profundamente por los fenómenos asociados a la “cuestión so-cial”, el “caciquismo” en la política y el deseo mayoritario por alcanzar me-jores niveles de vida en el campo laboral y educacional. Los defectos del llamado régimen “parlamentarista a la chilena” acumularon un desconten-to que se expresó políticamente en el fenómeno “populista alessandrista e ibañista” y la irrupción de los militares en la política a partir de 1924. La crisis económica mundial de 1929 y sus efectos en la economía nacional dieron como resultado el fenómeno de la emigración campo-ciudad que afectó con fuerza a la región y a los centros urbanos de la zona costera.

La implementación por parte del Estado de una estrategia de desarrollo

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“sustitutiva de importaciones” con el fin de fortalecer la industria nacional, originó con el tiempo un polo de desarrollo industrial en nuestra región. En esta labor destacó la gestión política del presidente radical Juan Antonio Ríos, oriundo de Cañete. El ascenso de la mesocracia y la ampliación de la sociedad civil por medio de una mayor y gradual participación política y una maduración cultural, tendrá como símbolo la fundación de la primera universidad regional en Chile, la Universidad de Concepción, en 1919. En su seno intelectual se formaron muchos de los líderes sociales y políticos del más amplio espectro y que cumplieron un rol dinamizador de la socie-dad regional. En este sentido cabe destacar el papel de la primera mujer chilena que ocupa el cargo de Intendenta y diputada de la República, Inés Enríquez Frodden y la primera mujer alcalde de la ciudad de Concepción, Ester Roa Rebolledo. Ambas desde sus responsabilidades políticas y edili-cias se transformaron en modelos de compromiso ciudadano y vanguardia del rol político de la mujer en la región y el país.

El acelerado crecimiento del mundo urbano, el despertar ideológico, la for-mulación de proyectos políticos que Góngora llamó “época de las planifi-caciones globales”, las desigualdades sociales y económicas y la creciente polarización de la sociedad chilena a partir de la década de los años se-senta del siglo XX, produjo en la política regional efectos negativos que se expresaron en el nacimiento de movimientos políticos radicales. La crisis político-institucional que generó el experimento de la Unidad Popular y la instauración del régimen militar en el país, trajo para la sociedad política regional escenarios complejos y dramáticos.

La profunda transformación económica y social que llevó a cabo el Gobier-no militar, tuvo su expresión en el ámbito regional con el proyecto des-centralizador que buscó dar mayores facultades político-administrativas a las nuevas regiones, un mayor progreso económico y una gradual autono-mía y participación ciudadana. Estos objetivos que se proyectaron en las políticas estatales de los gobiernos concertacionistas en la década de los noventa, han resultado insuficientes y no han evitado la acentuación en las últimas décadas del centralismo santiaguino y la toma de decisiones por parte de las cúpulas de poder de la capital.

La Región del Biobío del siglo XXI muestra nuevos liderazgos en la política con sello regional y proyección nacional que deben servir a los intereses de los ciudadanos y sus legítimas demandas. Los últimos desafíos de la naturaleza y los complejos escenarios del Chile del Bicentenario deben transformarse en un impulso para fortalecer la identidad y el espíritu re-gionalista que permitirá a los hijos del “país de Penco” proyectar el rico legado de la historia de los que habitan las riberas del Biobío y superar una de las mayores iniquidades de la realidad chilena: el centralismo político y la negación de la diversidad nacional.

La segunda mitad del siglo XIX significó para la Región del Biobío su consolidación como polo de desarrollo agrícola e industrial y el

fortalecimiento de una sociedad civil

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ENTREVISTA

“No podemos ser mEros EspECtaDorEs del aCoNtECEr polÍtICo”LA VOZ DEL HOY PRESIDENTE DE LA OFICINA

CHILENA DE AMéRICA SOLIDARIA, ES CLARA

AL MOMENTO DE INVITAR A LAS PERSONAS A

PARTICIPAR EN POLíTICA, AúN CUANDO éSTA NO

SE ESTé DESARROLLANDO DE MANERA ADECUADA

POR LOS ACTUALES REPRESENTANTES.

Benito Baranda Ferrán

Por Carolina Astudillo Molinett

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Su voz y su acción no sólo son sinónimo de solidaridad. Benito Baran-da Ferrán (51) es considerado un líder social que no ha descansado, en sus más de 30 años ligado a instituciones de labor comunitaria,

en llamar a la sociedad chilena a superar la pobreza construyendo un país más justo e igualitario.

Estudió en el Colegio San Ignacio y desde ahí siguió los pasos del Padre Alberto Hurtado haciéndose parte del Hogar de Cristo, donde llegó a ser Director Social. Participó en la Fundación para la Superación de la Pobreza, y hoy su compromiso trasciende fronteras, a la cabeza de la oficina chilena de la fundación América Solidaria.

Casado con Lorena Cornejo con quien tiene 6 hijos, vive con su familia en La Pintana, estigmatizada comuna de la Región Metropolitana. Por eso, cuando este sicólogo habla de políticas sociales, superación de la pobreza o segregación, no es un mero discurso. Siempre participa del debate y bajo el gobierno de cualquier color, manifiesta su visión sobre los modos en que la política trabaja en esa construcción de un Chile mejor.

-¿Está la política que hoy se ejerce, orientada al bien común?-La política como fundamento, por supuesto que está orientada al bien común, y las personas que la ejercen y que tienen vocación para ello, bus-can alcanzar ese bien. A veces, las herramientas que utilizan son bastante dudosas, porque parece ser que están más preocupados de su posición, de su prestigio o de los recursos que puedan obtener, pero creo que la gran mayoría de las personas que están hoy trabajando en política lo buscan efectivamente, por caminos en los que a veces uno no está tan de acuerdo, o uno cree que no son los más correctos.

-¿La superación de la pobreza es asumida como una política social?-Da la impresión que sí. Casi todos los mandatarios, parlamentarios y per-sonas que están en el Poder Ejecutivo, la tienen como una alta prioridad, pero cuando llega el momento del ejercicio de la política, a veces los ca-minos no son los más adecuados. Hay varias áreas donde podríamos haber tenido un ejercicio más efectivo en los derechos de las personas, y ellas podrían haberse integrado y ser más felices. Con esa integración no ten-dríamos hoy los niveles de desconfianza, de inseguridad y conflicto, que podrían ser menores si usamos otros caminos en las políticas sociales del pasado.

-¿En qué queda el rol de la sociedad civil en la tarea de la superación de esos problemas?-Lo que ha postulado la Fundación para la Superación de la Pobreza es que ésta se da cuando logran articularse, de manera virtuosa, el Estado, el mer-cado y la sociedad civil. Cuando logramos tener una buena relación, donde nos abocamos a las tareas urgentes e importantes del país, hay avances notables. Los hubo en la nutrición, en la reducción de la mortalidad infantil, en la cobertura educacional, o en el crecimiento económico, y eso es fruto de que la sociedad civil ha participado activamente. Hoy esa sociedad civil en Chile no tiene el protagonismo que desearíamos, el peso más fuerte lo tiene el Estado y el mercado, y la sociedad civil recién está siendo un protagonista “en serio” en esa política.

-¿Serán las elecciones un canalizador de las demandas de los jóvenes

para buscar un cambio en la política?-Yo siempre les digo a los jóvenes que si no están conformes con lo que ocurre en política, o con los candidatos que hay, que se organicen. Uno no tiene porqué ser un espectador del acontecer político y después comenzar a criticarlo o torpedearlo. La democracia es un buen sistema de gobierno, es la forma civilizada de entendernos dentro de una sociedad, y hay que cuidarla. Hay que generar espacios de respeto y de confianza que a veces se pierden porque uno empieza a descalificar tempranamente a los que se involucran en el quehacer político. El quehacer político es una profesión donde hay que especializarse y trabajar para poder responder a las de-mandas de la ciudadanía, pero también hay que trabajar para convocar el compromiso de la ciudadanía para transformar la sociedad.

-Hace unos meses, en relación a la discusión del aumento del salario mí-nimo, ud. señaló que se debe “privilegiar la justicia social a través del esfuerzo de los trabajadores”, ¿qué orientación está primando en Chile?-He insistido y voy a seguir insistiendo que uno no puede entregar com-pensaciones por el ingreso de las familias con transferencias directas a

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ellas. Creo que eso es un error, porque nos va a traer como resultado una mayor complejidad para que esas personas se integren al mundo labo-ral. Yo soy más partidario de hacer alianzas público-privadas, donde esas personas se integren efectivamente de manera laboral, y que los recursos sean transferidos -no sé si en su totalidad pero al menos en la gran mayo-ría-, a través de transferencias que estén asociadas al trabajo o al estudio. El salario mínimo debería ser lo que permita a las personas vivir con digni-dad, y si el Estado tiene que subsidiar el salario mínimo, entonces, que lo haga. Hay países que lo hacen, y ha funcionado bien.

-La zona de Arauco en la Región del Biobío es una de las más pobres de Chile. ¿Las políticas de superación de la pobreza pueden ser generales para el país, o se deben enfocar de manera específica a las realidades locales?-Deben ser de carácter regional y local. Ese es el gran éxito de las políticas sociales, no las políticas nacionales. Las personas que viven en situación de pobreza requieren políticas muy específicas, y si no las trabajas a nivel regional y local, ellas van a recibir algo que no es lo que requieren para cambiar su vida y transformar la situación de injusticia en la que viven por una situación de mayor equidad y justicia, donde ellos sean protagonistas, y su cambio no sea solamente fruto del asistencialismo.

-¿Cuáles son los desafíos para el futuro de la política?-El desafío es responder a lo que los mismos ciudadanos van identifican-do: vivimos en una sociedad más rica, pero con altos niveles de inequidad e injusticia. La primera respuesta de los políticos debería ser trabajar ar-duamente, viendo modelos en el exterior, aprendiendo de los aciertos y errores que hemos tenido en todos los gobiernos, de cualquier color políti-co. Eso requiere de mucha rigurosidad, disciplina, estudio, y no solamente discurso ideológico. No basta con el crecimiento, éste tiene que aportarnos también mayor igualdad, que tiene que ser igualdad de oportunidades, no se puede igualar solamente transfiriendo dinero. Segundo, los políticos tie-nen que trabajar con una mayor coherencia entre su discurso, su acción y su estilo de vida. En todas las profesiones lo tenemos que hacer (…) y los

“La primera respuesta de los políticos debe-ría ser trabajar arduamente, viendo modelos en el exterior, aprendiendo de los aciertos y errores. Eso requiere de mucha rigurosidad,

disciplina y estudio”.

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políticos se tienen que ayudar. Cada vez que se descalifican o se humillan por las cosas que se dicen o se hacen entre ellos, la opinión pública termi-na perdiendo la confianza, y tienen que reconstruir esos lazos. Eso requiere mucho trabajo, sentido de rectitud y humildad. Y a todos nos “queda el poncho grande”. Por último, los políticos también tienen que estar al día con las grandes transformaciones que van ocurriendo en la sociedad. No tienen que esperar que la ciudadanía se movilice, para eso tienen que estar escuchando, en contacto con las personas. A veces hay políticos que du-rante todo el periodo como diputados o senadores, tienen escaso contacto

con su comunidad. Para las personas que estamos en el mundo del servi-cio, por supuesto que es un cansancio, pero lo es también para un obrero que está en una fábrica. Para todas las personas que estamos en nuestra vocación, requiere todo los días un gran esfuerzo el hacer bien el trabajo. Ojalá generaran movimiento políticos nuevos, los partidos políticos no son sagrados, no tienen porqué ser eternos, pueden surgir nuevos movimien-tos que pueden ayudar mucho a la ciudadanía.

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Ética y MoralPolíticaÉtica y MoralPolítica

A. La política es inherente a la vida humana en orden a su perfección personal y social.

El principio es antropológico: la persona humana, que tiene en el espíritu su raíz (Santo Tomás de Aquino), es también un “animal político”; un zoon politikon, (Aristó-teles). Es por lo cual, la política (ac-ción) que proviene antropológica y necesariamente de lo político, tiene aquí su norma. Y es que la acción sigue del ser, y la manera de actuar sigue de la manera de ser (1).

En este sentido, la moral en gene-ral, que supone la antropología, debe orientar y normar los actos humanos en general (políticos, en particular).

B. Ahora bien, sabemos a sacie-dad… empírica e históricamente, hasta qué punto la política (acción), ha tendido, y tiende, como de suyo a operar con independencia de su (y sus…) normas morales y antropo-lógicas. Y es que, en la política (ac-ción y vida…), se tiende fácilmente

y a menudo a suplantar el bien (o lo bueno, de suyo) por el interés; así como complemento o refuerzo, opera la tentación del Dinero, del Poder y de la Gloria. Lo cual no pri-vó al Papa Paulo VI (en vísperas de elecciones comunales en Italia) de recordar que “la política era la ma-yor expresión de la caridad huma-na” (2). Se entiende: Cuando ella, en sus agentes, asume y practica el bien al que se orientan en cuanto servidores del Pueblo; y en bien del mismo, desde luego.

C. En todo caso, la norma propia y obligada de una política verdadera es aquella que tiene en el Bien Co-mún, (bien moral…) su principio, su fin, y su norma.

El Bien del todo y de las partes, que es el Bien Común (Jacques Mari-tain), es la “razón de ser”, y el de-safío de una prudente y justa praxis (3) política.

D. Están aquí en cuestión las vir-tudes (intelectuales y morales). En primer lugar, la Prudencia (recta ra-tio agibilium) – virtud intelectual, y moral, por extensión. Luego, la Jus-ticia (particular y legal).

E. En todo caso, una justa y pruden-te vida política, requiere una “cabe-za” (Príncipe, Presidente…), que se califique y caracterice de manera

tal que sea la mejor, en orden a las virtudes intelectuales y morales. “Simpliciter Bonus Vir” (De Regi-mine Principum), (Santo Tomás de Aquino).

F. Por desgracia, la mentira, el in-terés (también pecuniario…), y el espíritu de apropiación (aún de personas), a menudo predominan en la vida política; y esto, a costas de inescrupulosos “acuerdos par-tidarios”; en lo que interesa es la posesión (también pecuniaria) y la imposición, a menudo partidaria de lo que se pretende (bueno o malo) conseguir.

Mas, la política es moral o no es tal (propia y debidamente).

Ni “la política en primer lugar (4) de Charles Maurras, ni el “todo es polí-tica” del aberrante juicio hegeliano –marxista de Antonio Gramsci, que, diversamente atentan a la “buena vida humana del pueblo”, corres-ponden a los principios, normas y exigencias de una propia y debida política.

En todo caso, siempre existe en la política, el riesgo de la demagogia, y aún de la ideología.

Fernando Moreno ValenciaDr. en Ciencia Política

ENSAYO

La mentira, el interés y el espíritu de apro-piación, a menudo predominan en la vida

política; y esto, a costas de inescrupulosos “acuerdos partidarios”.

(1)Operare sequitur esse et modus operandi modum essendi, (Santo Tomás de Aquino).(2)Italia, 1976 (Roma).(3)Sentido propio del término.(4)La politique d’abord

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La opción política inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia

Por la fe creemos que Dios se hizo hombre (Jn 1,14) trans-formando todo lo creado y ha-

ciendo que se empape de él. Desde este acontecimiento comprende-mos que todo lo humano importa a Dios, nada le es ajeno, por lo tanto, tampoco nada humano resulta ex-traño a la Iglesia, a su enseñanza y a su práctica misionera y evange-lizadora. Esto nos lleva a mirar el mundo con sentido de trascenden-cia, con la fe como don dado para vivirlo y compartirlo con los demás, sin negar el protagonismo que en él tiene la persona.

Estamos, pues, llamados a poner

en práctica este anuncio: “No hay nada en el hombre que le sea ajeno a Dios”.

De lo anterior deriva que la Iglesia, como “madre y maestra”, señale criterios en el ámbito político, para que las relaciones humanas, que son siempre políticas, sean justas, caritativas y solidarias.

Es en este ejercicio de convivencia comunitaria donde la Iglesia tiene mucho que entregar. Ella no dise-ñará los modelos de convivencia social, política y económica, pero si iluminará los caminos que el hom-bre puede recorrer. Lo hace com-prendiendo que el camino de la Iglesia es el mismo hombre y todo lo que a él le incumbe es tarea a abordar. “Jesucristo es el camino principal de la Iglesia. Él mismo es nuestro camino «hacia la casa del Padre» y es también el camino ha-cia cada hombre. En este camino que conduce de Cristo al hombre,

en este camino por el que Cristo se une a todo hombre, la Iglesia no puede ser detenida por nadie. Esta es la exigencia del bien temporal y del bien eterno del hombre. La Iglesia, en consideración de Cristo y en razón del misterio, que cons-tituye la vida de la Iglesia misma, no puede permanecer insensible a todo lo que sirve al verdadero bien del hombre, como tampoco puede permanecer indiferente a lo que lo amenaza.”1

El compromiso socio-político del creyente, es por tanto, inmensa-mente valorado por la Iglesia, “en dos mil años de historia, se ha ex-presado en diferentes modos. Uno de ellos ha sido el de la participa-ción en la acción política”2 . Desde los mensajes de los Papas León XIII a Benedicto XVI, la Iglesia ha mos-trado su preocupación por lo que acontece en el mundo llamando al compromiso de los fieles para ha-cer de éste una manifestación del

Los caudillismos opacan el sentido demo-crático y supeditan el bien común a intere-ses particulares. Aquí no se busca el bien

común, sino que se promueve el interés de algunos.

Pbro. Dr. Hernán Enríquez RosasInstituto de Teología UCSC

ENSAYO

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Reino3.Es por lo anterior que para los laicos, “el compromiso político es una expre-sión cualificada y exigente del empeño cristiano al servicio de los demás”4, que se han manifestar en acciones concretas y en opciones partidistas que según el Magisterio han de ser iluminadas por: “La búsqueda del bien co-mún con espíritu de servicio; el desarrollo de la justicia con atención parti-cular a las situaciones de pobreza y sufrimiento; el respeto de la autonomía de las realidades terrenas; el principio de subsidiaridad; la promoción del diálogo y de la paz en el horizonte de la solidaridad.”5

Es importante hacer notar, que el carácter contingente de algunas opcio-nes en materia social, posibilita que de hecho a menudo sean moralmente posibles diversas estrategias para realizar o garantizar un mismo valor sus-tancial de fondo. La posibilidad de interpretar de manera diferente algunos principios básicos de la teoría política, y la complejidad técnica de buena parte de los problemas políticos, explican el hecho de que generalmente pueda darse una pluralidad de partidos en los cuales puedan militar los católicos para ejercitar su derecho-deber de participar en la construcción de la vida.6

Explicitando lo anterior es posible señalar algunos criterios.

El primero, dice relación con el conocerse a sí mismo. Ya que solo así se está en una mejor posición para enfrentar nuevos desafíos.

Teniendo esto presente, quien debe elegir dónde desarrollar de manera práctica su opción política, podrá escoger de mejor manera. Allí donde quiera desarrollar su compromiso estará llamado a entregar lo mejor de sí, para que los principios y valores que le mueven pueda proyectarlos en el trabajo social. Una conciencia clara de ellos le ayudará a no distraerse de lo fundamental y perderse en lo atractivo que puede ser ir tras una causa, por muy legítima que se manifieste, pero que en el fondo atenta contra esa convicción que le ha movido.

Un segundo criterio tiene relación con la superación del individualismo y el trabajo por el bien común. Todo partido o movimiento social que pro-mueva actitudes personalistas o caudillismo estará siempre alejado a una buena opción en vistas al servicio de los demás. Los caudillismos opacan el sentido democrático y supeditan el bien común a intereses particulares. Aquí no se busca el bien común, sino que se promueve el interés de algu-nos, en menoscabo de las grandes mayorías.

Si no se es capaz de superar una ética individualista no se puede pretender seguir un auténtico camino de servicio7: “El bien común exige ser servido plenamente, no según visiones reductivas subordinadas a las ventajas que cada uno puede obtener, sino en base a una lógica que asume en toda su amplitud la correlativa responsabilidad. El bien común corresponde a las inclinaciones más elevadas del hombre, pero es un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda constante del bien de los demás como si fuese el bien propio.”8

Un partido o movimiento político que no haya hecho de su historia, y no haga de su presente, una búsqueda permanente del Bien común, no es un

espacio adecuado para que el cristiano se sienta “en casa” cumpliendo con el mandato evangélico de servir a los demás, al modo que Jesús lo hizo .A lo anterior se suma, una lectura cierta de la realidad lo que implica te-ner las capacidades y los medios para hacerlo. Los creyentes deben saber “escrutar los signos de los tiempos”10. Es decir, saber descubrir cuáles son los desafíos y los cambios significativos que, en los tiempos que a cada uno le corresponde vivir, son manifestación de Dios y de transformacio-nes sociales importantes. Pero, para poder “escrutar” de manera honda e inteligente, es necesario poseer una formación intelectual a la altura de los requerimientos y una seriedad ante la lectura de los hechos que se van manifestando.

Para optar bien es necesario tener un verdadero conocimiento del partido político. Se debe saber que un partido se sustenta sobre principios filo-sóficos; posee una concepción antropológica; una mirada del mundo y de la sociedad particular y un proyecto con objetivos y metas propias. Posee una historia que le precede, donde se podrán encontrar sus aciertos y sus errores, sus aportes y, sobre todo, se podrá reconocer a aquellos militantes que le han dado vida y el testimonio que han dejado.

Lo anterior debe ser iluminado por un conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia. La palabra de la Iglesia es criterio de discernimiento; por ello, es necesario conocer lo que ha enseñado a lo largo de su historia.

La Doctrina Social de la Iglesia nos aporta una enseñanza inmensa que no podemos desconocer. Un cristiano tiene en ella un instrumento irrenuncia-ble. Debe conocerla y saber aplicarla a los desafíos que le toca enfrentar.11

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En cualquier caso, toda elección debe siempre enraizarse en la caridad y tender a la búsqueda del bien común, de allí que el reconocimiento de la Gracia ayudará al cristiano a transitar con mayor certeza en el camino de la justicia y en su práctica. Es necesario estar abierto a la Gracia; anhelar ir más allá de un horizonte puramente humano y ponerse en las manos de Dios en una auténtica perspectiva de trascendencia, capaz de superar cualquier humanismo que limite la acción integral de la persona humana.12

Finalmente, todo lo anterior ha de ir iluminado por el gran criterio de dis-cernimiento que es la práctica de Jesús, en su opción por los pobres, por los excluidos, con un llamado a la libertad, negándose a sí mismo para practicar el amor hasta el extremo.

Ya en Puebla se hablaba de la opción preferencial por los más pobres13. Ya que su experiencia de indigencia conduce a la persona a descubrir la ne-cesidad del otro y al reconocimiento de que sola nada tiene y nada puede alcanzar

El proceder de Dios es una manifestación de esta opción. Jesús nace en la miseria, comparte con los más pobres y, finalmente, muere en la cruz.

Igualmente el acontecimiento de Jesucristo se expresa en una actitud de acogida hacia los excluidos por la comunidad e ignorados por quienes de-tentan el poder político o religioso.

La acogida del Señor no ignora la realidad de aquellos que han sido margi-nados, pero ante todo se inspira en la misericordia y en la justicia de Dios; y va más allá de lo que el mundo ve; trasciende los prejuicios de los que se sienten con el derecho de juzgar al otro.

Frente a la mujer sorprendida en adulterio Jesús le invita: Vete; y desde ahora ¡no peques más! (Jn. 8, 11)

La realidad de los excluidos es lo que Puebla llama el “rostro sufriente de Cristo” o la faz de Dios grabada en los pobres de América Latina y el mundo14.

Jesús, igualmente, es un modelo de libertad, no se deja llevar ni por el orden establecido ni por los requerimientos del pueblo.

El orden justamente establecido no es malo, es necesario pues permite la sana convivencia; estamos llamados a respetarlo y promoverlo.

Toda elección debe siempre enraizarse en la caridad y tender a la búsqueda del bien común, de allí que el reconocimiento de la Gracia ayudará al cristiano a transitar con mayor certeza en el camino de la justicia y

en su práctica.

La sociedad necesita de un orden encaminado al bien común. Nadie tendrá motivaciones razonables para quebrantarlo. Una expresión de madurez es aquella que reconoce el orden establecido que favorece el bien de todos. Este orden posibilita la superación del autoritarismo del más fuerte que oprime al débil. Pero, cuando este orden se convierte en dañino para el cre-cimiento humano debe ser reconstruido, al modo de Jesús, en su invitación a recuperar el espíritu de la Ley.

Por último, el Señor se niega a sí mismo muriendo en la cruz y así restaura lo que el hombre había quebrantado (Gn. 3,3). De este modo no sólo levan-ta al caído, sino que nos muestra un camino a seguir. Este acto presenta a un maestro que no sólo se niega a sí mismo en la palabra, sino en la prácti-ca como expresión suprema de amor.

El Señor no busca el aplauso ni la aprobación de sus apóstoles; no va tras los votos de nadie. Es la misión abrazada con intensidad y decisión; mani-festación de una decisión tomada con radicalidad, donde no cabe el cálcu-lo ni el oportunismo religioso, social o político, y que es fruto de la relación con los otros y en la maduración de la fe.

Por ello, el servidor público que busca su propia satisfacción o la conquista de un proyecto individualista ha equivocado el camino.

Es por tanto importante tener claro a la luz de las palabras de Benedicto XVI que debería crecer el sentido de responsabilidad en todos los partidos, para que no prometan cosas que no pueden realizar (sentido de realidad), que no busquen votos para sí mismos (superación del individualismo), sino que sean responsables por el bien de todos (trabajo por el bien común) y que se entienda que la política es siempre responsabilidad humana, moral ante Dios y los hombres.15 Solo así, la política se ennoblece profundamen-te, convirtiéndose en una forma elevada de caridad.16 M

1 Juan Pablo II, Redemptor Hominis, 132 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota doctrinal sobre algunas cuestio-nes relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, 1 3Cf. Juan Pablo II, Redemptor Hominis, 144Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. 5655Ib.6Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota doctrinal sobre algunas cues-tiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, 37GS, 30.8Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. 1679Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 163.10GS, 11.11Juan Pablo II, Catecismo de la Iglesia Católica. 53. 12Juan Pablo II, Catecismo de la Iglesia Católica. 4313Cf. La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, Documento de Puebla, editado por la CECH, Santiago, 1979. nn. 1134- 1165. En adelante Puebla.14Cf. Puebla, nn. 31-3915Cf. BENEDICTO XVI, Fiesta de los Testimonios, Milán 2 de junio de 201216Cf. BENEDICTO XVI, Encuentro con las autoridades de Milán, 2 de junio de 2012

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“la geNte NuNCa ha EstaDo más lEjos DE la polÍtICa que ahora”

Fundadora de la Corporación Latinobarómetro

y MORI Chile, lleva el pulso político del

país a través del análisis y proyecciones de

sus propios -y consolidados- instrumentos. De

cara a las próximas elecciones, considera que

las manifestaciones sociales dan cuenta de la

desconexión que existe entre los dirigentes y las

demandas ciudadanas.

ENTREVISTA

Marta Lagos, economista

Por Érico Soto Monsalve

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La palabra de Marta Lagos Cruz Coke se ha convertido en una voz de peso y aliciente de opinión para la política chilena. Tanto en las entre-vistas que concede, como ahora también en Twitter, a la vez que sus

encuestas- MORI y Latinobarómetro- se posicionan a través de pronósticos certeros y una trayectoria que traspasa las fronteras del país. Economista, madre de cuatro hijos y esposa de Carlos Huneeus (director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea), Marta Lagos es ori-ginaria de Santiago, pero vivió también en Perú, Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. La precisión de sus encuestas en el Plebiscito de 1988, le abrió camino desde la credibilidad, con el creciente reconocimiento a las institu-ciones que encabeza.

Hoy, muestra una fotografía más bien opaca de la realidad política chilena, en la que critica la desafección de la gente con los procesos eleccionarios, la falta de diálogo entre la ciudadanía y los gobernantes para solucionar problemas y la crisis de representación que vive el sistema, profundizada en los últimos años.

-¿Cómo observa la realidad política?-Más allá de las encuestas, vemos que hay una total desconexión entre las demandas ciudadanas y los dirigentes, tanto de los partidos, del Gobierno y del Parlamento. Los partidos políticos no están haciendo el trabajo de re-coger demandas y transformarlas en legislación, y así acoger lo que se pide.

-¿En cuáles aspectos el país aún reprueba?-La satisfacción con la democracia, las cosas que le faltan, garantía de derechos sociales, igualdad ante la ley, distribución del ingreso, descon-fianza ciudadana, baja legitimidad del sistema judicial, del Parlamento, de partidos políticos. La lista es larga, y con cosas muy importantes, como la educación. El hecho de estar muy bien en vivienda, defensa o seguridad ciudadana, no es como para salir a cantar victoria. Hay un 60% del país que tiene un solo ingreso y no le da para más.

-¿Dice que estamos bien en seguridad ciudadana?-Chile está muy bien, pero comparado con el resto de América Latina. Al contrario de lo que piensan los chilenos, porque ahí hay una fuerte discre-pancia. Por lo general, creemos que estamos muy mal, pero lo cierto es que mejor que el resto de la región.

-¿Hasta qué punto las decisiones políticas puede cambiar esta situación?-No sé si las nuevas decisiones o aplicación de medidas vayan a cambiar mucho. No hay ningún motivo, porque las leyes nunca han hecho mucha diferencias en este país.

-¿Qué opinión le merecen los movimientos estudiantiles?-Manifiestan un descontento generalizado por el estado del desarrollo chi-leno que es parcial y entrega oportunidades a algunos, no a todos. Mientras no cambiemos la manera de crecer, la juventud no se va a cansar de pro-testar. Lo que ha pasado el 2012 es una demostración de que las demandas no han sido oídas y que falta mucho por hacer. El Ministerio de Educación ha sido el que ha tenido más ministros, porque los ha cambiado más segui-do, lo que da la indicación del conflicto entre los educados y la institución educandos.

“Los movimientos estudiantiles lo que hacen es demostrar lo lejos que están los jóvenes de la política, del sistema, de los partidos y

las instituciones que regularmente representan”.

-¿Van a continuar?-Los movimientos son una función de las demandas, y en la medida que no sean escuchadas, van a continuar. Es muy importante que la crisis de repre-sentación se resuelva y se canalicen las demandas a través de los partidos políticos, que lleguen al Parlamento y se transformen en leyes, porque de otra manera, lo que está sucediendo es que los estudiantes intentan hacen valer sus demandas directamente en el Parlamento, sin intermediación. Eso no le está resultando.

-¿Qué le dicen iniciativas como la inscripción automática y el voto vo-luntario?-La inscripción automática deberían haberla hecho 10 años atrás. Está bien, pero atrasadísima. Y estoy en desacuerdo del voto voluntario, porque creo que Chile no es un país que tenga una cultura en la que vaya a tener un impacto positivo sobre el sistema político. Lo que dicen los datos inter-nacionales sobre países que han hecho el cambio, es que se produce una “elitización” del voto. Deja de hacerlo la gente más pobre y vota más la rica. Tampoco se puede decir que los que entran con el registro automático son todos jóvenes, porque la mayor parte ya lo dejó de ser.

-¿Lo dice porque los jóvenes votan de una manera determinada?-No se puede decir que algún segmento de la población que vote por algún

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“Estoy en desacuerdo del voto voluntario, porque creo que Chile no es un país que tenga una cultura en este sentido. Lo que dicen los datos internacionales es que se

produce una “elitización” del voto”.

sector. Ni los viejos, ni los jóvenes, mapuches, discapacitados, mujeres.

-Pero existe la creencia que en regiones se vota más por la persona…-Eso ya no es solamente en regiones, sino que en todo el país. Los partidos están muy mal. Lo que pasa es que el país está dividido históricamente en sectores más de derecha o izquierda. Uno sabe que hay regiones donde el voto ha tenido tendencia, y eso ha cambiado en algunas comunas, pero no en todas.

-¿Qué proyecciones tiene para la Región del Biobío?-No tenemos proyecciones específicas. Lo que sí yo veo, es que aquí hay muchas cosas que van a marcar la pauta de esta elección. Una, que la gente nunca a ha estado más lejos de la política que ahora. Y los movimientos estudiantiles lo que hacen es demostrar lo lejos que están los jóvenes de la política, del sistema, de los partidos y las instituciones que regularmente representan. Por lo tanto, todo nos indica que la cantidad de gente que va a ir a votar es menor que las anteriores. Las elecciones municipales gene-ralmente convocan a menos gente que las parlamentarias y presidenciales. Lo otro: la gente más pobre deja de votar, al contrario de la más rica. Por lo tanto, puede haber un trasvasijo de votos hacia gente que es más pudiente: la que sabe más o posee más ingresos.

-¿Esto puede significar algún cambio?-En la medida que en la zona de Concepción, los pobres pertenezcan nada más que a un sector político, puede haber cambios. Porque esa gente es más propensa a dejar a votar. Y de la misma manera, donde haya zonas don-de el voto es más acomodado, y esté presente en un área, también puede haberlos. Se van a dar en las distintas comunas, en la medida en que sean homogéneos, de uno u otro lado. En otros lados se van a dar menos, porque se anula. Otro cambio que se va a dar es cuando hay mucha competencia. En las grandes batallas, como Santiago o Providencia, el elector nuevo puede sentirse convocado a votar cuando cree que su voto puede hacer diferencia. De otra manera, lo que se ve en el promedio del país es una desafección con la política. Con la excepción de lo que demostraba, y por lo tanto un alejamiento de ella. M

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RESEÑA DE LIBROS

Construyendo escuela, compartiendo esperanzas. Autor: Donatila Ferrada TorresAño: 2012Editorial Universidad Católica de la Ssma. Concepción

Este libro es una producción científica que no se restringe a la presentación de resultados de una inves-tigación en escuelas públicas vulnerables, sino que en concordancia con el paradigma desde el cual se posiciona, aporta conocimiento para un entorno educativo levantado con y desde la participación de personas y agentes reunidos en torno a un mismo fin, cuál es, la búsqueda de posibles soluciones en igualdad educativa. La Dra. Ferrada desarrolla un interesante marco de referencia: el estado actual de la investigación en innovación educativa, el origen y motivación del grupo de investigación y del proyecto Enlazando Mundos. Con prolijidad desarrolla antecedentes acerca del protagonismo de los actores del contexto, los procesos intersubjetivos, y las negociaciones para alcanzar los acuerdos, todos, en su con-junto, tributando interrelacionadamente a la transformación. A través de un agudo análisis, re-recoge y re-interpreta el estado actual de transformaciones educativas, dando paso, a lo que sin duda más atrae de su obra: la esperanza en torno a cuestiones de legitimidad y justicia educativa no sólo es posible, sino también, en este caso, una constatación.

Alicia Villena SpulerAcadémica Facultad de Educación UCSC

Currículum cibernético en pedagogía universitariaAutor : Marcelo Careaga ButterAño: 2012Editorial Académica Española EAE

En este libro se da cuenta de una intervención en la docencia de 12 universidades chilenas, con una propuesta de innovación, basada en el uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la docencia universitaria. Aporta un sustento epistemológico fundamentado en nociones de currículum cibernético y modelos de gestión del conocimiento. Incluye estudios acerca del estado del arte rela-cionados con universidades internacionales que han incorporado modalidades de educación a distan-cia (tipo e-learning) y modalidades mixtas de aprendizaje (tipo b-learning). Detalla antecedentes que determinaron la línea de investigación, la validación de instrumentos, la construcción de ambientes virtuales para el aprendizaje colaborativo. Es un texto que aporta información valiosa en un campo poco estudiado en Chile. Es de mucho interés para investigadores, docentes y estudiantes de pregrado y postgrado en educación, aportando antecedentes relacionados con Informática Educativa y Gestión del Conocimiento en contextos universitarios.

Dr. Eduardo MeyerPontificia Universidad Católica de Valparaíso

Con(m)pasión de vivirAutor: Julio PiñonesAño: 2011Editorial Universidad de La Serena (La Serena, Chile)

Julio Piñones favorecía a los surrealistas chilenos del grupo Mandrágora y era especialmente devoto de Rosamel del Valle. En este libro ofrece una gran novedad en estos días, pues su forma de articular el lenguaje poético es muy particular, de denuncia de una baja o caída de la humanidad, pero por otra parte de pasión, de ímpetu y exaltación de la vida, incluso en aquello que no es poético o poetizable. Y esto se refleja en el lenguaje, muy cercano a la antipoesía de Parra, pero con una variante, que es urbana, muy urbana y marginal, correspondiente con la “Escuela de Santiago” (1968 en adelante) y que destacaba a los autores de tendencia surrealista y otros marginales y experimentales. En consecuencia, el español leído aquí es de vital desequilibrio en primera instancia, y que podríamos enfrentar desde una “potencialidad metalingüística” que nos lleva a una verdadera ganancia retórica, entendida como una forma de decir estético, aunque a veces poco distinguido, pero con mucha fuerza poética.

Dr. Jorge Rosas GodoyAcadémico Facultad de Educación UCSC

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OPINIÓN

política y Derecho

Es de desear volver a recuperar los más sólidos fundamentos de la verdadera Política. En tal sentido el Derecho, a través de las univer-sidades y de las investigaciones y análisis de proyectos, deben ser

llamadas a contribuir más activamente al progreso común.

La Política, o lo “polítikos”, están aso-ciados al Derecho desde sus inicios. La significación más literal de este térmi-no es “ciudadano”, o “civil”, o lo que es relativo a la ciudad y su ordenamiento. Su práctica se orienta a desarrollar un

proceso que lleva a la toma de decisiones para dar solución a problemas o asuntos públicos, que interesan a una determinada comunidad humana.

En la antigua Grecia, encontramos precisamente la mayor preocupación por el desarrollo cívico social y las relaciones entre los ciudadanos y los grupos humanos. A lo largo de la historia, la po-lítica se identifica con la conducción del poder y la acción de los gobiernos y de los legislado-res. La máxima expresión del “arte de gobernar” se realiza a través de la acción política cuando quiénes son los llamados a dirigir los pueblos tienen la grandeza de espíritu suficiente para hacer primar el bien común por sobre los inte-reses particulares y velar por mejorar cada vez más la calidad de vida de la comunidad.

Una acción conjunta entre los Poderes del Esta-do, procurando una unidad de ideales, permite que, a través de los Parlamentos, se dicten leyes justas que miren al bienestar social, económico y de todo orden que se traduzcan en el bien co-mún y en un progreso creciente.

Chile puede lucir notables períodos en que el ejercicio de la política alcanzó especial realce desde que se estructuró la nación y se forjó la república en tiempos de Portales. La política se

Hernán Varela ValenzuelaDecano Facultad de Derecho

UCSC

identificaba con grandes líderes de opinión, en que, cada uno aportaba al fortalecimiento del Estado, quedando sus nombres grabados en las páginas de la historia patria, desde sus comien-zos.

Lamentablemente se fue produciendo en las últimas décadas un abierto desprestigio de la política en la medida que comenzaron a mul-tiplicarse actitudes y acciones personalistas, creando un ambiente mezquino, de predominio de la politiquería y favoritismos sesgados y mal entendidos. Ello, unido a una notoria carencia de líderes y verdaderos conductores de la so-ciedad, como ocurrió en el pasado histórico, además de la falta de una preocupación por legislar en forma más diligente y cuidadosa, con un sentido de estudio más profundo de los problemas económicos y sociales, para avanzar con unidad de miras e intereses en el nuevo de-sarrollo que el país requiere.

Todo esto perjudica la acción de las institucio-nes y de los poderes del Estado que se ven obli-gados en ocasiones a aplicar leyes que adole-cen de defectos y contradicciones. Es de desear, pues, volver a recuperar los más sólidos funda-mentos de la verdadera Política. En tal sentido el Derecho, a través de las universidades y de las investigaciones y análisis de proyectos, en diversas especialidades y dentro siempre de un marco jurídico esencial, deben ser llamadas a contribuir más activamente al progreso común.

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