Revista Literaria El Mercado No. 4
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Transcript of Revista Literaria El Mercado No. 4
P. 15 P. 11
P. 1
P. 1
P. 2
LEONEL URIARTE habla de Juan Chiquito en
Juan Bautista Páiz
“Jalale la letra a la poesía”
“Novenarios de la purísima”
“(…) sobándole la cabeza para consolarlo”
: A qué jugamos…
por Marcia Ondina Mantilla B.
de Ricardo Ríos P. 3
“Vengan a vendarle los ojos”
P. 3
“Deux heures de train”
de Abdellatif Laâbi
Traducción de
Arturo Dávila.
P. 4 “Y cuando salgamos a correr...”
“Diez dedos vacíos…”
Daniel Pulido
P. 4
Por qué Pablo Arezo,
rehúsa las apuestas
“Anoche jugué a las damas…”
declara Marcia Ondina P. 6
P. 7
P. 9
“Nunca aprendimos a saltar
la cuerda” confiesa Enrique
Winter
Para Miguel Ángel Pillado,
“masa es todo lo que
podemos ser”
P. 8
P. 12
“La reconfiguración del
bello rostro de Oscar”
“Misterio de las Piedras”
León Salvatierra
P. 11
“Antes del grito primordial” nos
cuenta Rafael Lara Martínez
P. 13
P. 14 “Juego de niños”
“Juego de Fariseos”
José Luis Pereira
P. 16
Antónimo practica una “radiografía”
en “Joven Politikós”
ISSN 2305-2082
Año: 2 N° 4 mayo – agosto 2012
CONSEJO EDITORIAL:
Marcia Ondina Mantilla
León Salvatierra
José Luis Pereira
MAQUETACIÓN Y DISEÑO GRÁFICO:
José Luis Pereira
COMPOSICIÓN, DISEÑO DE PORTADA Y
CONTRAPORTADA:
José Luis Pereira
CIUDADO DE LA EDICIÓN
Y CORRECCIÓN DE ESTILO:
A cargo del Consejo Editorial
ILUSTRACIONES EN ESTE NÚMERO A
CARGO DE:
Consejo Editorial
David Duke
Jim Austin
Otto Aguilar
Ver página 20
***
EDITOR ASOCIADO DE VIDEO
(N° 1, 2, 3 y 4):
Poeta Ricardo Ríos
CONTENIDO NETO…..…………………………………………... N°
(EDITORIAL) A qué jugamos... - Por Marcia Ondina Mantilla 1
Jalale la letra a la poesía - Juan Bautista Páiz 1
Juan Chiquito - Leonel Uriarte 2 , 5
Poema XII - Ricardo Ríos 3
Deux heures de train - Abdellatif Laâbi (Trad. Arturo Dávila) 3
La única herencia de familia - Daniel Pulido 4 , 6
Señas particulares - Pablo Suli Arezo 4
Entretenimientos - Marcia Ondina Mantilla 6
¡Olé...olé...olé...olé!¡Red Bull, Red Bull! - Miguel Ángel Pillado 7 , 9
La reconstrucción del bello rostro de Oscar - León Salvatierra 8
Soltar la cuerda - Enrique Winter 9
Crucigrama - José Luis Pereira 10
Al nacer y morir ... (continuación) - Rafael Lara Martínez 11
Vieja fábula contada para
niños nuevos con diez dedos vacíos - Daniel Pulido 11
Misterio de las piedras - León Salvatierra 12
Novenarios de la Purísima - Juan Bautista Páiz 13 , 15
Juego de niños - José Luis Pereira 14
Juego de Fariseos - José Luis Pereira 15 , 18
Jóven Politikós - Antónimo 16 , 17
USO DE LA MONEDA EN el mercado / Contáctenos….…………………… 19
AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………………………… 20
EDITOR RESPONSABLE: Consejo Editorial el mercado Revista Literaria
DIRECCIÓN: Iglesia La Recolección 3 cuadras y 1/2 al este,
León, Nicaragua.
E - mail: [email protected]
Teléfonos: 89 29 44 62
88 37 79 24
Impresa en la ciudad de León, Nicaragua.
http://issuu.com/elmercado ISSN 2305-2082
Soporte Digital
El juego, consustancial al individuo, se transforma con el
transcurso del tiempo o permanece invariable, acorde al
interés de la sociedad. La práctica de algunos juegos en
particular que permanecen invariables, no solo dan cuen-
ta de la época a la cual pertenecen sino que reafirman la
tradición. El Juego no tiene como fin único el divertir,
sino reafirmar la tradición, instruir, servir de punto de par-
tida en la creación de nuevos juegos o adecuación de los
existentes al avance tecnológico y al crecimiento del mer-
cado. De tal forma, rebasa el carácter rigurosamente esté-
tico que se les atribuyó inicialmente como herramienta
literaria y pasa a cumplir una función social, política y
económica. Son innumerables los ejemplos para ilustrar la
importancia o el rol del juego, cuando juegas a jugar. Su
práctica cualquiera que sea, local, mundial, de elite, po-
pular, se enfrenta a la cultura de agresión incorporada a
los juegos, nacidos con el fin de instaurar definitivamente
en la consciencia de la sociedad, la violencia como forma
de vida. Por ejemplo, los videos juegos cuyo tema princi-
pal o único termina siendo JUGAR A MATAR, exige
revitalizar el juego en la literatura. Los juegos olímpicos
nacidos en Grecia, aunque respondían inicialmente a ne-
cesidades de carácter religioso (rendir tributo a los dioses)
terminaron influenciando definitivamente la música y las
artes, de la cual forma parte o recibe influencia la literatu-
ra. Tenían un significado político, en tanto implicaba de-
poner las armas mientras se realizaban los juegos, tipo de
tregua que perdió sentido. Actualmente, ninguna guerra se
detendría mientras se realizan estos, menos aún las gue-
rras de avanzada emprendidas por el mercado y sus prácti-
cas, que aprovecha los Juegos Olímpicos, para publici-
dad e instauración en la consciencia de nuevas marcas.
Los juegos considerados inicialmente como una práctica
de elite; han sufrido transformaciones a efectos de darles
un carácter más popular. Sin embargo tal popularidad ha
sido algunas veces en detrimento de la clase desposeída y
el enriquecimiento odioso de sus creadores. Los invito a
jugar con nosotros y observar el juego planteado en cada
texto incluido en esta edición de el mercado, desde la in-
dividualidad de sus voces.
Jalale la letra a la poesia
(Poesía-trabalengua)
Jalale la lengua a Lala por mala
Pásale la lupa a Lupe por miope
Cambiále la lesna a Leyla por lana
Limpiále el lodo a la niña Laila
Blanquéale la luna a Lino el loco
Ponéle la ele a lulo el loro
para que la Julia no juegue ula ula
y la flor de loto no tenga más lama
Sácale una ele a la loca Lola
para que del nombre solo quede ola.
Juan Bautista Páiz (León, Nicaragua)
Por MARCIA ONDINA MANTILLA B.
Leonel Uriarte (León, Nicaragua)
Pasa a la página # 5
A lo lejos Chicho veía la figura encorvada de Juan Chiquito, que venía en su dirección desde el tope de la quinta del doctor Zepeda hasta acercarse a la cuadra por donde vivía. Desde que lo divisaba a lo lejos su piel se ponía chinita del miedo que le provocaba con solo verlo desde lejos.
La madre de Chicho asomó la cabeza por el dintel de la puerta y miró que el personaje venía en su dirección y gritó como desesperada:! Chicho venite para adentro que ahí
viene Juan Chiquitoooo! – ¡Capaz que te lleve robado y te convierta en jabón! ¡Venite para adentro chavalo tonto!
CAPITULO I
Una tarde de tantas Chicho estaba preocupado por salir a jugar trompo con sus amigos de la cuadra, pero no había hecho la tarea. El iba a clases por la maña-
na, llegaba al medio día de regreso a la casa y cuando llegaba le gritaba a su abuela: -Abuela, ya llegué!
Tiró los útiles de clase sobre una mesita y se fue a la cocina, se sentó en una pata de gallina junto a la mesa comedor esperando que su abuela le sirviera el almuerzo. Ella estaba pendiente de que comiera bien y bastante, porque a él casi no le daba hambre por aquel entonces.
La abuela lavaba los trastes y lo miraba de reojo para ver si comía, entonces le decía:-Mira chavalo si no comés y después te ponés a estudiar no te dejo salir a la calle a jugar-
Era una advertencia clara porque la abuela estaba aburrida de llamarle la aten-ción para que hiciera las tareas y también comiera.
Chicho terminó de comer e hizo la mueca de estar estudiando después del al-muerzo; ya iban llegando las cuatro de la tarde que era la hora en que los mu-chachos habían acordado para salir a la calle a jugar trompo.
Chicho miró que la abuela se cabeceaba del sueño, ella se quedaba dormida sentada en su silla preferida donde hacía la siesta, entonces el chavalo salió en puntas de pié desde la cocina hasta la sala, se detuvo un poquito y asomó la cabeza por el dintel de la puerta para ver si Juan Chiquito venía por allí.
Chicho le tenía un miedo horroroso porque su aspecto era tremendo al punto que eso era lo único que lo obligaba a no salir de la casa.
Entonces miró hacia el norte hasta donde sus pequeños ojos podían distinguir la imagen del personaje horrorífico que le daba miedo, vio que no venía y salió a jugar sin el permiso de la abuela.
-Vengan muchachos vamos a tirarnos una mancha brava, les dijo a Chico Brand y a los Pacheco. Ellos vinieron con sus trompos y se alistaron para jugar.
3
El cuerpo es una piñata
Sus vísceras
Pequeños caramelos
Alguien se da con un palo en las costillas
Para despertar con un grito
A todos los niños que duermen en
La fiesta de su cumpleaños.
Vengan a vendarle los ojos.
No merece darse la paliza de las risas
De los globos
De los dulces
De las felicitaciones. No merece
Saltar en pedazos de huesos.
Los niños simplemente buscan caramelos en sus vísceras.
En dos horas de tren
repaso la película de mi vida
Dos minutos por año en promedio
Una media hora para la infancia
otra media para la prisión
El amor, los libros, el ir y venir
se reparten el resto
La mano de mi compañera
se funde poco a poco en la mía
y su cabeza sobre mi hombro
es tan ligera como una paloma
A nuestra llegada
tendré unos cincuenta años
y me quedará de vida
alrededor de una hora.
***
(Traducido del francés por
el poeta Arturo Dávila)
Ricardo Ríos García (Villanueva, Nicaragua)
Abdellatif
Laâbi (Fes, Marruecos)
Acuarela. Jim Austin
“Vis
ion
es”
Da
vid
Du
ke y
so
bri
na
4
Hay que resistir. No dejarnos tragar
por esa jeta de luz que le absorbe a
uno el cerebro. Te voy a contar miles
de cuentos hija, historias inventadas
por tu madre o por mí. Juguemos las
rondas de tu imaginación, las prince-
sas de tu invención, las aventuras de
tus fantasías. Y cuando pasemos de-
lante de aquella pantalla encendida
no te creas lo que allí dicen.
Pasa a la página # 6
particulares
El lunar es prueba de que soy el hijo de mi padre,
por eso rehúso las apuestas.
No obstante la familia me dice:
Deberías lanzar los dados, encender la tele
poner el equipo de tu padre;
Alguien debería ganar por él en esta casa. Hacer honor
a su lunar que lo llevas en juego.
Mis hermanos observan
el lunar del brazo de su padre en brazo del hermano
Después de todo,
ganador por evidencia
soy el que venció expedientes de sospechas que presentó la abuela
y para colmo de su piedra dominical contra su busto seco; soy también
el golpe vivo del abuelo en la puerta.
Pablo Suli Arezo (Puerto Montt, Chile)
Y cuando salgamos a recorrer las calles no te dejes deslumbrar
por las vitrinas adornadas, ni por los rótulos publicitarios que
prometen mejorar tu vida. Compartamos este pan simple y conta-
me otra de tus historias.
Ayer me relatabas algo de un monstruo con alas de cucaracha, y esti-
rabas al máximo los bracitos para describirme cuán grande era esta
criatura abominable. Tenías ojos de miedo, por eso te hice cosquillas,
no podemos dejarnos vencer. La resistencia es asunto de dignidad y
herencia, la única herencia de familia. También me contabas la histo-
ria de un ogro terrible que devoraba todo y asustaba a las personas de
una aldea.
(Nana para una hija
que duerme)
Daniel Pulido (León, Nicaragua)
Comenzaron por hacer el círculo donde se ponía la mancha, cada uno hizo su tiro al punto, Chico Brand fue quien quedó muy largo de la mancha y tuvo que poner su trompo para pasar por el castigo de ser atacado por los demás.
-Cuidado me friegan mi trompo chavalos- gritaba furioso Chico Brand porque en su mente miraba su trompo hecho pedazos.
-Oye chavalos, seguía diciendo- ese trompo me costó diez pesos, es de guayacán y lo fui a comprar donde Herradura, no me lo frieguen, cuidado me lo rajan- suplicaba Chico casi llorando.
Estaba Chicho agachado sobre el trompo de Chico dándole los diez secos del castigo, cuando en eso alguien le tocó el hombro.
-Ajá chavalo! Así quería agarrarte!!!!!!!!!
Volteó su cara hacia atrás y miró a Juan Chiquito, su corazón palpita-ba como a doscientos por segundo y salió corriendo como tirado por un
cohete para el interior de su casa. Chocho! Clase de susto!
Chicho entró a su casa y se fue corriendo apurado al aposento para esconderse debajo de su cama; pero no se metió debajo la cama sino que se quedó encima y
se envolvió con su cobija blanca de la cabeza a los pies buscando como resguardarse del susto. Temblaba, lloraba y sin quererlo se quedo dormido.
CAPITULO II
Miró hacia el norte de la calle para ver si lo veía, lo divisó viniendo por la pulpería El Cerro Negro y le entró un miedo tremendo. Juan Chiquito caminaba como hamaqueándose porque sus cornetas piernas deformadas por la vejez lo obligaban a balancearse de un lado a otro como un pequeño barco en medio de una gran tor-menta. Parecía un espantapájaros a lo largo porque usaba un sombrerón de ala ancha que casi cubría su ca-ra.
Su cara era como una máscara grotesca, sus pómulos resaltados, sus mejillas hundidas y su barba ancha y so-bresaliente le daban un aspecto sepulcral. Usaba permanentemente un pantalón de dril azul, una camisa blanca desteñida que parecía que le iba hablar de tan vieja y arrugada.
No podía dejar de mirar su cara, hiciera que lo que hiciera no podía dejar de ver su cara, miraba sus ojos hun-didos y creía ver la cara de la muerte. Tenía miedo al ver cómo le sonría y su sonrisa parecía la de un payaso burlón, entonces comenzó a gritar y a llorar; corrió como desesperado por la calles buscando su casa para meterse en ella y protegerse de Juan Chiquito que le hacía ademanes como para llevárselo a su escondite y convertirlo en jabón.
Corría y corría, mas no podía avanzar porque sentía que sus piernas eran pesadas como de hierro, su corazón lleno de angustia se aceleraba más, y para colmo, a lo lejos, miraba a su abuela con una coyunda de cuero crudo esperándolo para castigarle por andar de vago. En su angustiosa carrera cerró las manos y las ajustó a su pecho en señal de pedir perdón a la abuela. La miró venir hacía él con la coyunda en mano alzada como para pegarle, sintió como que le iban pegar el primer coyundazo y despertó asustado, se quito la cobija y vol-teo a ver a cualquier lado y encontró a su abuela sobándole la cabeza para consolarlo.
Viene de la página # 2 (JUAN CHIQUITO)
Ya ves, sólo tenés cinco años y has captado la esencia
de la injusticia. Pero juguemos hija, ven a nuestra rue-
da de colores, cantemos y bailemos. Olvidemos ésta
hambre por un momento y gocemos la vida, enséña-
me a divertirme como vos sabés hacerlo y cuando
estemos cansados de brincar, abrázame la cabeza y
dame tu fuerza.
En ocasiones puedo escuchar tu corazoncito corriendo
como conejo asustado, pero te brillan de amor los
ojos y siempre estás sonriendo con tanta serenidad.
No juguemos a la guerra ni a la muerte. Imaginemos
que soy un elefante y vos mi jinete, y que te llevo por
todo el mundo con pasos gigantescos, conociendo
mucha gente que también trata de resistir. Podemos
jugar con piedritas de río, con arena y conchas de
mar, con hojas caídas, con agua, con viento, con los
espacios solos, con el aire que respiramos, con el sol y
la luna. O a la ronda de estrellas que brillan y brillan.
Podemos jugar con nuestras manos vacías, con nues-
tras muecas. Pero siempre al final del día rodéame
con tu amor y dejame que te cuente alguna fábula an-
tes de dormirnos.
Ya sé que necesitas imperiosamente tener en tu cabe-
cera al último muñeco anunciado en la tele. Vos decís
que es un muñeco bueno, pero él mata o destruye
siempre para vivir. Es un muñeco estúpido porque se
deja usar para vender refrescos de porquería, y se deja
copiar para exhibirse en todos los comercios. Es un
muñeco multinacional, muy, muy rico. Ha mandado a
fabricar millones de camisetas con su foto, y zapatos,
llaveros, gorras, mochilas, chocolates, patinetas, bici-
cletas, discos, entrevistas, películas, libros, pelotas,
helados, gomas de mascar, globos gigantes, tarjetas
de crédito y muchas otras cosas que no podemos
comprar. No te puedo prohibir que quieras tenerlo, sin
embargo te ofrezco nuestros juegos humildes y nece-
sarios, con ellos debemos resistir, construir un inmen-
so castillo para proteger tu imaginación. Que no ven-
ga ese absurdo villano prefabricado, de peluche y
plástico, a robar tu más preciado tesoro: tu inteligen-
cia.
Viene de la página # 4 (LA ÚNICA HERENCIA DE FAMILIA)
Anoche jugué a las damas
no empezaba el juego de naipes.
Tal vez juegue a los dados
no tenía un par a la mano para jugar.
Jugué
a la risa
a sentarme
a esperar la caída de unos ojos.
Jugué al monopolio y
me sentí banquera a ratos
una hora después en banca rota hipotequé las compras
di a mi adversario hasta el último centavo.
Jugaba, jugábamos, íbamos jugando a jugar.
La plaza está vacía
no hay niños jugando tampoco más tarde.
Acomodé las fichas del tablero, las retiré de nuevo.
Jugaría
un solitario al estilo acostumbrado.
Coloqué una silla
esperaba jugar a las visitas, a las muecas, a la despedida
no hubo visitantes.
Guardé mis juegos
fui a la tienda en busca de algo divertido
mostraron lo de siempre.
Volví a mi casa, masticando juegos
me senté en la puerta a esperar
ideaba algo para más tarde.
Marcia O. Mantilla (León, Nicaragua)
7
El fútbol es una de las prácticas sociales de identificación colectiva más importantes en nuestro planeta, como dice Fernando Carrión: “es un fenó-meno que trasciende su condición de juego para convertirse en hecho total—social, cultural, político y económico”. Es una práctica deportiva, pero es ade-más, un sistema de relaciones y representaciones que produce (así sea de manera efímera) la amalga-ma simbólica de seres humanos en manchas colecti-vas. Como hinchas, el fútbol nos da una identidad que nos diferencia de otros grupos: nos da un senti-do de pertenencia, nos da nuestros colores, nuestros números, nuestro rumbo, nuestra estrategia, y más aun, nos da once rostros, que son los rostros de “los once de la tribu” (a propósito del título del libro que Juan Villoro le dedica al también llamado “juego del hombre”). Como individuos pensantes quizás debié-ramos hacerle caso a Borges, quien alguna vez dijo: “El fútbol es popular, porque la estupidez es popu-lar”.
Tengamos en cuenta que la integración sim-bólica que se construye a través de esta disciplina es resultado de prácticas demagógicas y sus respectivos relatos. Es decir, cada equipo arrastra consigo una urdimbre de símbolos y mensajes que posibilitan tanto la escenificación de enfrentamientos identita-rios como el reclutamiento de partidarios. Las selec-ciones nacionales, por ejemplo, se fincan y se expre-san a través del patrioterismo Oficial. En un partido entre dos países no faltan los himnos, las banderas, y todo tipo de insignias y manifestaciones que repre-sentan (y a la vez hacen) la llamada cultura nacional.
Los clubes, por su parte, al ver denegado el uso de la crónica de la identidad nacional (pues así lo dicta el orden existente), recurren a estrategias alter-nativas de proselitismo. Desde su nacimiento, a cada club le es dado un nombre, un mote, unos colores y un escudo que reflejan el sistema de valores ideoló-gico.
En la gran mayoría de los casos se toman nombres que hacen referencia a determinada sede geográfica. Me refiero a nombres de ciudades, regio-nes o barrios (Bayern Munich, Barcelona, Manches-ter United, Milán, Liverpool, Chelsea, etc.); nombres que de alguna manera facilita a los fundadores la tarea de reclutamiento pues se apoyan en conocidas estructuras de clasificación social.
Otros clubes, en cambio, se identifican fuer-temente con una postura política o religiosa. En la ciudad de Glasgow, Celtic y Rangers, católicos y pro-testantes, separatistas y unionistas, protagonizan enfrentamientos que ilustran a la perfección el con-flicto socio-político en que viven muchos de los esco-ceses. En Roma existen dos equipos con historias encontradas, sobre todo por sus distintos orígenes. Por un lado está el AS Roma, fundado por obreros izquierdistas, por el otro, el S. S. Lazio, de origen bur-gués y conservador y del cual Mussolini se declarara fiel seguidor durante el régimen fascista. Con el paso del tiempo, las posturas encontradas de ambos equi-pos se uniformaron, al punto que hoy día tanto a romanistas como a laziales se les vincula con la ultra-derecha italiana.
Existen además los equipos que han tomado el nombre de figuras vinculadas con la literatura. El Gil Vicente F. C de Portugal debe su identidad al drama-turgo del mismo nombre, y en la liga peruana partici-pa el Club Deportivo César Vallejo, a cuya hinchada apodan “Los Poetas”. Aunque en realidad el Club Deportivo César Vallejo heredó el nombre de la Uni-versidad César Vallejo.
Por cierto, son muchos los clubes latinoame-ricanos que se identifican como instituciones acadé-micas y por lo tanto como extensiones del espíritu estudiantil. Ejemplo de ello es la existencia de equi-pos como la Universidad de Chile, la Universidad Ca-tólica de Chile, la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otros.
Pasa a la página # 9
Miguel Ángel Pillado (México — EE.UU.)
Una mano: diez pulgadas el perímetro empuñado de Manny. Entronizando con honores y coronas van los triunfos y banderas hacia una ofensiva cruel Una pera ve Manuel en el pómulo exaltado Es un pómulo Pacquiao No es una pera de piel (22 millones de canciones pronunciaron su bello nombre) La campana fue el llamado Su nariz no es de aguante es cartílago fragante si le pegas por un lado y la partes a un costado y las flores no se huelen ni el perfume de su Helen Y la frente cabizciega siente el golpe cuando llega la manito en un vaivén (22 millones de dolores corrieron por su bello rostro)
Dice: No quiero perder la nobleza de mi fibra Paco Paco, libra a libra vi el sangriento anochecer Poco a poco sin saber con la mirada humilde y tensa se asesora de que tenga a un doctor en su esquina su dolor el fracaso se comprende (22 millones en un resplandor bermejo lo vieron llorar) Cedió en el cuadrilátero Dos escopetas fueron Sus brazos ahí quedaron desplomados sin guerrero como épica de Homero las lanzas de un Héctor que sufrió en su estupor ante aquellas de Aquiles Nunca antes vi caer miles de voces en triste dolor (Ante 22 millones el croquis de su rostro fue erigido)
León Salvatierra (Nicaragua — EE.UU.)
Libro de poemas. Editorial Universitaria
UNAN -LEÓN, NICARAGUA. 2012.
Viene de la página # 7 (¡OLÉ… OLÉ… OLÉ… OLÉ! …)
Y no faltan aquellos conjuntos que hacen su-yos los nombres de figuras míticas: el Ajax (de Holan-da), el Hércules (de Alicante), el Apollon Smynis F. C (de Grecia) el F. C. Spartak (de Moscú), el Atlante (de Cancún), etc. O casos en los que de plano la pos-tura identitaria de los clubes resulta no sólo inconsis-tente, sino también cómica e incomprensible. Pienso en el F. C. Luis Ángel Firpo, el equipo más popular en El Salvador. El 1923 apareció como Tecúm Umán en honor a un guerrero maya, pero poco tiempo después cambió su nombre para rendir tributo al famoso y popular boxeador argentino Luis Ángel Firpo, “El Toro Salvaje de las Pampas”.
En un mundo globalizado, el MERCADO y las empresas transnacionales están cada vez más presen-tes en la cultura futbolera. Ciertamente, hay clubes que a principios del siglo XX fueron fundados en el marco de empresas privadas; los trabajadores se or-ganizaban para formar equipos de fútbol que luego competían en nombre de tal o cual firma. Este es el caso del holandés PSV Eindhoven (Phillips Sport Vere-niging) fundado en 1913 por trabajadores de la em-presa de tecnología Phillips, y del Bayer Leverkusen, iniciado por trabajadores de la empresa alemana de farmacéuticos. En México destaca el caso del C. D. Cruz Azul, fundado por trabajadores de la Corporativa Cementera Cruz Azul en 1927.
Hoy en día, muchos equipos de fútbol, por in-sostenibilidad financiera o por intereses económicos de los propietarios, mutan sus identidades. Es decir, abandonan sus antiguos nombres e insignias y toman el nombre y los logos de las empresas que los patroci-nan. En Asia hay clubes como el Mitsubishi Motors Mizushima F. C. y el Jeonbuk Hyundai Motors F. C. En Europa, la ciudad de Salzburgo, antes conocida exclu-sivamente por ser el sitio que vio nacer Mozart, hoy lo es también por ser la casa del F. C. Red Bull Salzburg. De hecho, la empresa Red Bull cuenta con otro equi-po de fútbol, el N.Y. Red Bulls, de la Major League Soccer en los Estados Unidos.
Haciendo eco de lo dicho por Borges, el filosofo francés Jean Baudrillard dijo alguna vez: “Al poder le complace muchísimo traspasar al fútbol ciertas cargas, incluso la diabólica responsabilidad de aton-tecer a las masas”.
Ni Borges ni Baudrillard mienten, pero qué vamos a hacer, si un contexto global dominado por las trasnacionales, masa es todo lo que podemos ser, e incluso, lo que queremos ser. Al fin y al cabo, más de la mitad de la población del planeta esta-mos vinculados de alguna manera con este depor-te. Basta mirar Nueva York o a Salzburgo para verifi-carlo. Seremos miles los aficionados en el estadio o en frente da las pantallas, muchos vestidos en rojo y azul, algunos pintados y tatuados: estaremos ahí, saltando sobre las butacas, entonando a todo pul-món: ¡Olé… olé…olé… olé! ¡Red Bull, Red Bull!
9
La c
uer
da
flo
ja-r
osa
rio
pú
rpu
ra e
n t
res
acto
s. O
tto
Agu
ilar
Nunca aprendimos a saltar la cuerda.
Mis padres la olvidaron
en el bazar de Presidente Errázuriz
dos nueve cero uno.
Al techo del lugar sigue amarrada,
balanceando a mi abuelo.
Enrique Winter (Santiago de Chile, 1982)
19
Este dedito crió una gallina, éste
la cuidó todos los días, éste
recogió los huevos, éste
los vendió
al intermediario, éste
los revendió bien caros
en el mercado,
éste compró un huevito, éste
lo cocinó en fogón de leña,
éste le echó la sal,
éste lo sirvió
en el centro de
la mesa
humilde, y
éste gordo pícaro
lo repartió
mientras la ira
se agolpaba en sus ojos.
Con el nacimiento y la muerte se inaugura la escri-
tura. Antes del grito primordial, luego del último
suspiro, hay tintes que manchan la página en blan-
co, que manchan el cuerpo. Se llaman la placenta,
el humus. La escritura precede, prosigue a la pala-
bra. El habla refiere la pérdida. El grito del recién
nacido exclama la nostalgia por una cueva que se
derrumba. Una anilina lo arrulla solitario. Le tatúa
las vocales, las letras horadadas del alfabeto de la
creación. El gemido de la agonía deletrea la año-
ranza del retorno. El regreso a una cueva que se
cimienta. Otro colorante le aprende las consonan-
tes, las cifras del encierro. El alfabeto de la recrea-
ción. En ambos sitios del silencio, cavernas oscu-
ras y afónicas, al sí/self lo perfila la sombra. La
simple sospecha de lo que se asoma. La del mun-
do que se abre a los ojos al brotar. Al nacer como
humano; al renacer como flor. Es el lugar del cuer-
po inicial y conclusivo donde el sí/self se encuentra
en lo mismo, en el sí-mismo. Ensimismado en su
persona y fuera del mundo. En otro mundo más
íntimo y secreto. Es el lugar propicio de la escritura
que precede y prosigue a la palabra.
Daniel Pulido (León, Nicaragua)
Rafael Lara-Martínez (Tecnológico de Nuevo México)
Desde Comala siempre…
***
Continuación de “Al pensar la
palabra…” (Año:2 N°3 Pág.15)
Caminabas por las calles en busca de señales
Encontraste unas piedras que tenían algo
de misterio. Las pusiste debajo de la cama
donde guardas tu sueño. Querías un crujir
una pulsión de cuerdas, los sonidos plurales
de una lengua. Pero hasta entonces no habías
encontrado sino rostros severos. Intentaste imitar
algunos gestos de familia. Tus dedos palparon
el hueco de sus cuencas. Tenían una palidez
de paredes viejas, las orejas sordas, los tímpanos
intactos. Ni el corazón de un insecto se escuchaba
Hasta que un día te metiste debajo de la cama
a chocar las piedras para hacer malabares de fuego
Miraste tus dientes desvestirse en risa y risa
El suelo empezó a moverse, las piedras
se encendieron y giraban en forma de caracol
enfrente de tus ojos, de tu nariz y boca, de la cual
salió una cola de humo. Viste tu cuerpo levitar
hasta llegar al techo del cerebro. El día era nuevo
los muebles nuevos. Entonces escuchaste un idioma
que entendías. Tu mismo padre te sonrió, el viejo
que a diario te pegaba, que durmió toda su vida
en un cuarto lleno de silencio. Tu compañero
de escuela también te saludó, aquel verdugo
que de recreo a recreo era dueño de tus pómulos
y te daba la justicia más cruel con sus puños
Tus familiares gesticularon sus brazos para que bajaras
Querían adorarte, pero vos levitabas hasta llegar al cielo
raso. Las piedras se apagaron con un frío de hospital
Y vos reías, reías debajo de la cama
León Salvatierra (Nicaragua — EE.UU.)
En Nicaragua, los novenarios de la Purísima comienzan el 28 de noviembre al 6 de diciembre que es la últi-
ma noche de los rezos. Estas 9 noches los chavalos la disfrutan como si fuera un carnaval. Se reúnen 10 y
hasta 20 cipotes varones, a las mujercitas les enseñan desde pequeñas, que ellas deben aprender a cantar los
alabados a la virgen de la Concepción. Eugenio es el líder de un grupo de muchachos de 10 a 17 años del
territorio de arriba. El jefe del otro grupo del territorio de abajo es Valentín. A la hora que las devotas cantan
y rezan el rosario a la conchita, los chavalos desenfrenados hacen de las suyas. Organizan peleas a puñetazos
y diferentes juegos. Esta es la noche sexta de la novena. Mientras la luna se divierte viendo jugar a los cha-
valos. La rezadora y las cantoras entonan “Toda hermosa eres María / desde tu instante primero / pues la
mancha original / no tuvo en tu ser derecho” Al oír este canto del final de la purísima los muchachos corren,
para que la dueña de la casa, les dé la gorra: bananos, limón dulce, chicha, gofios, naranjas en fin todas las
golosinas que acostumbran obsequiar en estos rituales católicos. Cuando termina la repartidera salen raudos
a otras 5 purísimas y así de purísima en purísima hasta que llenan el salbeque. En la noche del octavo nove-
nario, Valentín, el jefe del grupo de cipotes de abajo inventa un juego maldoso para avergonzar a su rival
Eugenio, líder del grupo de arriba. Como Valentín es más pequeño pero más viejo que Eugenio y sabe que a
los golpes no lo vence jamás, porque su contrincante es: grande, fornido y astuto. Entonces ideó la travesura.
Valentín le propone al jefe Eugenio, un nuevo juego para los dos grupos y así limar las asperezas.
—Aja y cuál es el juego.
—Consiste en lo siguiente: vamos a marcar un punto de cada grupo contrario y al final todos vamos a
correr para llegar primero y el que gane la competencia se sienta en el lugar seleccionado y grita ¡Arriba! si
es de tu grupo y si es de mi grupo dirá ¡Abajo!
—Y cuál será el premio.
—El que gane se le entregará la gorra que recoja el grupo perdedor.
—Estamos de acuerdo— dice Eugenio. Que de mal apodo y a escondidas le dicen Ungenio. Ambos
grupos se dividen. El juez es un muchacho de más edad que ellos, pero del bando del malvado Valentín, pe-
ro Mario que hace de juez, sabe en que consiste la maldad que le jugarán a Eugenio. El réferi ubica al grupo
de abajo y al grupo de arriba a una distancia de 50 metros que es el trecho que recorrerá cada grupo.
Pasa a la página # 15
Juan Bautista Páiz (León, Nicaragua)
La profesora de primaria se nos llamaba Alís.
Podría haber tenido veinte
y yo a penas
-para suerte-
la estatura de su ombligo.
De la mano de mi prima Flor de Liz, caminaba sobre la línea del tren.
Alís que venía en sentido contrario,
subió sobre la misma línea.
Le advertí casi de largo, casi gritando
-Para nada- :
“chocamos, chocamos, que pegamos de frente” y tenía razón;
era mi línea
su cuerpo
mi horario
y chocamos.
Accidentes como estos suceden
para labios;
lesiones que te quedan permanente
y padezco desde entonces
la estatura de los niños
y la misma incertidumbre:
Si bajo de los rieles
o si dejo que me bese
lo que se llama cuerpo
solo porque le faltan pájaros,
para cielo.
José Luis Pereira (Rota, Nicaragua)
Los de arriba correrán hacia el Sur y los de abajo hacia el norte. La luna pinta el rostro alegre de los chavalos.
El juez da la señal.
— ¡1, 2, 3 ya!
Arrancan a correr y Eugenio se impone, nadie le ha ganado una carrera. Entonces es el primero en llegar a la
meta, se sienta en el lugar seleccionado y da el grito de: – ¡Arribaaaa!
De pronto el muchacho se da cuenta, que cayó en una trampa asquerosa de su rival Valentín. Sorprendido se
suspende con las manos y las partes del trasero del pantalón, embadurnado de excrementos de gente. Los com-
pañeros de Eugenio, atónitos y con caras asustadas y a la vez con ganas de reírse a carcajadas, pero no dicen
palabra alguna por respeto a su jefe. Eugenio, rojo de cólera e impotencia sale en busca de Valentín y sus com-
pinches para vengarse, pero el nefasto Valentín y sus malandrines, han desaparecido como absorbidos por la
noche.
Viene de la página # 13 (NOVENARIOS DE LA PURÍSIMA)
Son pocas las referencias que la Biblia señala respecto a los juegos practicados por los hebreos. Canto, baile,
conversación, enigmas; todo eso que ahora significa de manera amplia, Profesión y Comercio, “vivía” en la
conciencia social hebrea, como forma primitiva de esparcimiento. En el caso del enigma además de práctica
lúdica, no hay que olvidar su alcance como recurso del lenguaje profético y a posteriori al servicio de la políti-
ca. Luego llegaría la influencia helénica para despertar en aquella sociedad, el gen de la competición. Así, lo
que llamamos “civilización occidental” heredó de Palestina y Grecia el enigma y la competición: lo primero en
calidad de voluntad consciente por enfatizar la importancia de una verdad espiritual, mediante su encubrimien-
to deliberado, y la segunda como noción de oportunidad para “ganar”, dentro de la mecánica del juego y en la
compleja dinámica social que le rodea.
Afirma el texto apócrifo de Macabeos que en Jerusalén se estableció un gimnasio, frecuentado incluso por los
sacerdotes quienes descuidaban sus deberes para participar en los juegos, pese a las protestas que ello generaba
por tratarse de una práctica pagana. De esta lectura sabemos la sutil y perentoria deformación que sufrió el po-
der político-religioso, en tanto las protestas, apelaban más a un conflicto de intereses religiosos que al ausentis-
mo laboral de sus dignatarios. En otras palabras la narración de Macabeos, nos hace suponer que el pueblo je-
rosolimitano, podía negociar en su conciencia social la alternancia entre juego y trabajo, en tanto aquel no pu-
siera en riesgo su tradición popular. Pasa a la página # 18
José Luis Pereira (Rota, Nicaragua)
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Antónimo (Chile)
El poder actúa a través de mí:
- Voy y compro lo que no necesito.
El poder actúa a través de mí:
- Voy y voto.
Como un material poseso, el poder actúa a través de mí;
un espíritu dentro de mi pene:
- Voy y me río del enano vestido de león al costado derecho de la pierna de la mijita rica.
Un beso que sentí hace poco no era verdad y terminé con la cabeza en la puerta:
así desperté. Pero como el poder actúa a través de mí, no me importó y me levanté
al trabajo:
- Voy y marco.
El poder actúa a través de mí, como esas energías en el aire de las raDIOS, de los
celulares, que me dicen qué hacer y dónde ir; entonces NO VOY donde debiera.
Camino a mi derecha, levemente inclinado a mi izquierda (un joven polítikós), a la
calle del fondo, y como el poder actúa a través de mí entro a las casas a sacarle firmas
a todo el mundo, con esa prepotencia de los conocedores de las leyes: abagod@s,
pac@s, cobradores judiciales, economistas, recepcionistas de hospitales… estudiantes
de prepotentes.
17
Entro a las casas, soy recibido. Mi palabra absoluta navega por un mar de comprensión
y amor. Soy la resurrección y la vida. Me voy a pasos de canto y baile como ese de:
“cantando bajo la lluvia”.
- Voy y me candidateo.
Y aunque sé que el poder es más sutil que un presidente,
- voy y me candidateo igual!!!
Agarrado a mi corbata, a mi puesto de trabajo, miro con un gran chorizo telescópico
las actividades del día.
Las de la noche no me importan: si no hay pecado original, no hay pecado en absoluto.
*Saramago.
El poder actúa a través de ti… vas y no crees en ti.
Creemos en otros sin saber que la vida es esencialmente leyenda.
Tuvimos miedo.
Leímos y leímos manuscritos viejos y manuscritos recientes buscando algo.
Otros, no fueron por ahí y se tiraron al camino a preguntarle a otra gente sobre ese algo, a escuchar, callados, al calor de una fogata o de una botella de ron en las escaleras de Valparaíso.
Así nos enteramos que el poder actúa a través de ti, de mí y de todos mis compañeros.
Nos reunimos pateando piedras,
Porque las piedras son eternas,
Entonces pateábamos nuestra eternidad.
Y si nos escuchaban otros callados al calor de una botella de ron, o de un plato de fideos con salsa y atún, el asunto era una gran cadena de oralidad desde las primeras lenguas sacando el néctar de
flores profundas, lejos, bien lejos.
Supimos de esta escritúrika melancolía, gozando del sabor de la carne.
No tuvimos miedo y nos acercamos a los animales:
Si aparecía un perro, nos olíamos.
Si un pájaro cantaba, lo escuchábamos en silencio.
Si un soldado me apuntaba con un fusil o algo similar, lo mandaba a la cama sin postre, diciéndole:
-acuéstese, mañana tiene clases.
18
Lo cierto -respecto a esa posible tolerancia– es que en nuestra narrativa social (nuestra por herencia), el
“trabajo” o el “deber” fue adquirido genésicamente como forma de sanción inapelable, lo que nos permi-
te pensar en el juego como contrapartida necesaria en tanto mecanismo placentero, pacífico, liberador y
entenderlo también, como vital manifestación de una identidad colectiva.
Después de todo, en cuáles cosas se reconoce la identidad a la que pertene-
cemos, sino en aquellas manifestaciones que nos provocan placer. Incluso,
se puede afirmar que el ejercicio de la identidad cultural, de forma pacífica,
tiene algo de redentor.
Sin embargo, pensar los “juegos” especialmente el deporte en los términos
planteados por Talbot, es doparse con la fantasía de que nuestra civilización
en gran consenso de todas sus identidades culturales; cansada de los traba-
jos de la guerra y en el marco del deporte; apaciguarían sus rivalidades al
desplazar a un campo fraternal sus disputas. Lo que sí se consiguió fue ma-
quillar la importancia asignada al acto de ganar o perder. Una maniobra de
enigma en el sentido de encubrimiento y fábula. El credo “lo importante no
es ganar sino participar” hipotecó los Juegos Olímpicos modernos en favor
de la paz. Como se sabe, no fue garantía suficiente pues sobrevino en pocos
años las dos Guerras Mundiales cobrando cada una aproximadamente cien
millones de vidas humanas. Se pensó que a la doctrina del cristianismo
muscular se le podía echar en hombros semejante peso; preservar la paz. Aquello
fue literalmente un pecado de justos.
En la lectura ofrecida por Talbot de la epístola a los Corintios 9: 24-25, po-
demos ver un giro que devuelve la escena espiritual del corredor, a su sitio
de origen; el circuito de competición, pero ya es una escena cristianiza-
da, cuya higiene despoja al torneo del amargo recuerdo heredado por el
circo romano y por extensión histórica, de la herencia de toda forma
de rivalidad y sus consecuencias negativas. Como no todos pueden
ser ganadores; perder más que ganar, exige un “carácter deporti-
vo”. Es decir que en la pugna moderna, se niega la existencia del
“rival” al tiempo que se promueve la presencia del “competidor”.
Con esta renovación cosmética del juego se entendió que lo im-
portante no es ganar sino competir, idea que permeó diversos
campos: La industria, el comercio y sobre todo el sistema educati-
vo, pero a diferencia de este último, Industria y Comercio no tar-
darían en reconocer que aquella estética de la competición, frena-
ba sus intereses.
La idea “participar es lo más importante” se nos convirtió en jue-
go de fariseos. Las maniobras deliberadas de encubrimiento y las
distintas formas de competencia, envuelven todo tipo de engaños
que en el trinomio: guerra, juegos y paz, son “trabajos” legítimos
cuando se trata de aprovechar las oportunidades para ganar. Por eso
sospechamos que no hay juego capaz de evitar la guerra y que la paz es solo
un juego, que deseamos fuera al menos permanente.
Viene de la página # 15 (JUEGO DE FARISEOS)
Como no todos
pueden ser ganadores;
perder más que ganar,
exige un ´carácter
deportivo´. Es decir que
en la pugna moderna, se
niega la existencia del
´rival´ al tiempo que se
promueve la presencia
del ´competidor´.
La moneda que corre en el mercado tiene valor facial
simbólico y su propósito es llevar un registro de las
publicaciones de cada colaborador.
El valor incrementará a razón de colaboraciones publi-
cadas en próximas ediciones.
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Ilustraciones:
A cargo del Consejo Editorial y:
Acuarela de Jim Austin (California, EE.UU.) [P.3]
“Visiones” David Duke (El triunfo Usulutlán, El Salvador) [P. 4]
“La cuerda floja-rosario púrpura en tres actos”. Otto Aguilar (P.9)
(Cuadro publicado con su autorización).
Una casa de trabajadores migrantes en los campos de alcachofa de la Costa Central de Cali-
fornia. Esta acuarela conmemora "el día del trabajador" que nos celebramos en los EE.UU. el
3 de Septembre. Los trabajadores que vienen del sur de la frontera son muy importantes para
la economía agrícola de California. Somos una nación de inmigrantes y nativos americanos
que contribuyen a una cultura vibrante. La vía del tren una vez suministrada carbón a la plan-
ta de cemento de la empresa mexicana CEMEX antes de que se cerró recientemente debido a
problemas ambientales.
EL ARTE como herramienta de diversión
La pieza visiones la cual adjunto nace como una manta de protesta que el 1 de mayo fue
usada por el gremio artístico, (…) lo interesante de esta manta fue que la pedí con la inten-
ción de que mi sobrina de 8 años pudiera pintar sobre ella, (…) y así de repente construimos
con color una base para el planeta cuando había terminado la tarde, vi que la manta de pro-
testa llego a ser una obra de arte, le mezclamos oleos, acrílicos y espray. Al día siguiente ya
con luz de día me fije que solo hacían falta las firmas, las cuales hice poniendo la de ella y la
mía de alguna manera hicimos arte y nos divertimos haciéndolo.
Karla Salvatierra (Nicaragua-Estados Unidos) Ricardo Amador (Puerto Rico-Estados Unidos) Javier O. Huerta (México-Estados Unidos) Alejandro Mendoza-Castillo (Nicaragua-Estados Unidos) Herold Terezón (El salvador-Estados Unidos) Jorge Díaz-Vélez (Puerto Rico-Estados Unidos) Miguel Pillado (México-Estados Unidos) Dexter Hough-Snee (Estados Unidos) Dena Marie (Estados Unidos) Silvia López (Nicaragua-Estados Unidos)
La expresión cultural y crítica de este número de el mercado, no
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