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INDICE
-PRESENTACIÓN
-LOS VEINTE AÑOS DEL CENTRO
·RECUERDOS
·IMPRESIONES
-CONSEJOS DE LA ENFERMERA
·CARTA A LOS PADRES
·LA ADOLESCENCIA: 10 CONSEJOS
-NOTICIAS CULTURALES
·MIGUEL HERNÁNDEZ
·TESTAMENTO DE GARCÍA MÁRQUEZ
-CUENTOS DE BUCAY
·LAS RANITAS DE LA NATA
·LA PRINCESA BUSCA MARIDO
-CREACIÓN LITERARIA
·ALLIUM CEPA
·SONETO
-CURIOSIDADES
·EXAMEN
-GALERIA DE IMÁGENES
·FOTOS DE TOLEDO EN EL SIGLO XIX
·CONCURSO DE ATARDECERES
Queridos lectores:
Tenéis ante vosotros el primer número de Sherezade, la revista de nuestro insti-
tuto. Queremos que en ella tengan cabida las iniciativas, creaciones y reflexiones de
todos los miembros de nuestra comunidad educativa.
Llegará tan lejos como nosotros queramos. Porque ha nacido para crecer, con la
imaginación, la inteligencia y la fantasía de todos los que aún estamos convencidos de
que la educación, y la cultura, constituyen el mejor instrumento – quizás el único- para
seguir avanzando hacia un mundo mejor.
Aquí caben razonamientos y divertimentos. La memoria del pasado y las adivinan-
zas que nos ayuden a descubrir el futuro. Las matemáticas y la literatura. La física y
la química. Y por eso, claro, el amor; que ya lo dijo el inminente sabio Severo Ochoa,
antes que Joaquín Sabina: “el amor es la fusión de la física y la química.”
Y también cualquier otro saber que nos ayude a conocer la diversidad del mundo
y sus consecuencias, aunque no esté etiquetado en ninguna asignatura.
Queremos que sea la revista de la realidad de la vida y de los cuentos. De mu-
chos cuentos, de todos los tamaños y colores. Porque, como decía es escritor Luis Lan-
dero en su libro El cuento o la vida: “Hoy más que nunca la escuela está bajo el signo
fatal de Sherezade” (aquella mujer inteligente que utilizaba la imaginación para seguir
viva).
Nosotros también necesitamos la imaginación para seguir adelante, caminando
hacia esa utopía de la que hablaba Eduardo Galeano, y que siempre está en el horizonte
y siempre alejándose con él. Por eso, decía el escritor uruguayo: “camino dos pasos, y
ella se aleja dos pasos ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para cami-
nar.”
En vuestras manos queda Sherezade. Necesita de vuestras aportaciones y fan-
tasía para seguir viviendo, narrando, contando. A nosotros, quienes lanzamos esta ini-
ciativa, nos gustaría que su historia, como en Las mil y una noches, fuera interminable.
Francisco de Paz
PRESENTACIÓN
LOS 20 AÑOS
DEL CENTRO
Impresiones y recuerdos.
Juan José Fernández Delgado
La verdad es que las emociones se apretaban entre sí y pugnaban por salir más allá de
“la flor de la piel”. Fue necesario “bajar la mano” en varias ocasiones para no quedarse “al
descubierto” entre compañeros y antiguos alumnos, ya médicos, ya abogados, ya directores de
empresa o comerciales, ya maestras, ya madres… Los recuerdos saltaban alborotados y se
desparramaban en cientos de imágenes, próximas y precisas muchas, casi tangibles; más bo-
rrosas otras entre el fondo de las clases o de una excursión por la Ruta de Don Quijote…
Todas irrepetibles.
Menos mal que el alma se había puesto a buen recaudo desde que recibí la invitación para
asistir a los actos programados por la actual dirección del Carlos III y había buscado toda
clase de protección para emociones y sobresaltos. No obstante, todo aquello que habían atado
y bien atado la prudencia y la razón se vio desmoronado en un instante al divisar un grupo de
gente que esperaba ante las puertas del lugar elegido, que es lo que yo había procurado: estar
entre los primeros en llegar y encontrarme, ya ajustado, ante cuantos fueran llegando. Las
palpitaciones aumentaban y el caballo cordial aceleraba su paso a medida que me aproximaba
al grupo, y los apuros de no reconocer con la precisión que yo quisiera a quienes me saludaran
los azuzaba con ahínco. Y es cierto que en algunas ocasiones tardé varios segundos, que se
hicieron horas, en identificar al antiguo alumno, a las alumnas sobre todo: se acicalan de tales
maneras y tan diversas entre sí que me proclamo incapaz de distinguirlas, de reconocerlas.
Entonces, se ponen todos mis sentidos en funcionamiento y, al poco, ya por el oído que me
trae ecos reconocibles, ya por los gestos que atrapo con mis ojos despatarrados, reconozco
perfectamente a mi interlocutor. Eso sí, que no se me pida que diga su nombre o el curso en
que nos encontrábamos a diario, pero en muchos casos también consigo acordarme: entonces
me entra una gran alegría y repito David, Verónica o Natalia varias veces; incluso, le pregunto
por el compañero o compañera con quien, compartiendo pasillo, escaleras o patio, se inició en
las artes amatorias. Otras veces, son ellos quienes despiertan recuerdos puntuales o describen
estampas anecdóticas y puntuales también. “Me acuerdo cuando me dijo la primera vez en cla-
se que tuviera cuidado porque me iba a caer. Chaval, oye chaval, que te vas a caer, fue como
me dijo. ¿Que me voy a caer?, si estoy bien sentado, le contesté. Pues aunque estés bien sentado, que a pesar de mi miopía bien que lo veo, estabas ya en el alféizar de la ventana. ¿En el alféizar de la ventana? Cada vez entiendo menos. Que sí, muchacho, que estabas ca-zando mariposas fuera de la clase. Que estabas despistado. -Y a mí me dijo un día: Chaval, que se te ha caído el libro. Y como miraba hacia los
lados y debajo de la mesa para ver si veía el libro que no había llevado a clase, mis compañe-
ros de reían y yo cada vez me azoraba más.
-Que no veo libro ninguno, profe.
-Chaval, quiero decirte que tienes que traer el libro a clase. ¿Cuántas veces más debo
decírtelo para que hagas caso…?
En el acto propiamente dicho, las fotografías se perseguían unas a otras, como impi-
diendo que ninguna se aposentara como una señorona y desplazara a las demás. Chispazos, fo-
gonazos del pasado próximo, tan próximo que aún se roza con el presente. De los discursos
diré… Dijeron casi todos los oradores que veinte años es muy poco tiempo. ¡QUE veinte años
es poco tiempo…! No lo doy por cierto: veinte años es una eternidad, pues ahora mismo ninguno
de los alumnos del Instituto cuenta con esa precisa y preciosa edad. Y hablando de la historia del
LOS 20 AÑOS
DEL CENTRO
Centro, toda ella segada por la guadaña del 2 y encerrada en la oquedad del 0, es mucha histo-
ria: desde su ubicación el la Avenida de su nombre, que yo no conocí, hasta su llegada a los altos tole-
danos de la Avenida de Europa, que ponían los mismos pies de los cigarrales al alcance de la vista sal-
vando el Tajo, hay mucho trecho, y muchas selectividades, y muchos intercambios culturales, y muchos
enfados y disgustos escolares, y muchas alegrías, y muchas gargantas rotas y calcinadas… Toda la his-
toria de la literatura, desfiles de escritores, comentarios de texto…, que muchas veces regresaban a la
cartera…Veinte años son muchos años y marcarán una etapa irrepetible del Carlos III, etapa en la que
se consumieron los últimos rescoldos de lo que había sido un excelente bachillerato. Luego llegó la mal-
hada LOGSE con todos su progres de pacotilla a cuestas, y con ella el derrumbamiento y la hecatombe
escolar. Lamentablemente, no me equivoco: ahí están las pruebas…
Y más fotografías, y más oradores y más recuerdos entrañables. De todas las fotografías retengo una
en mi retina: aquella en la que la voluntad caprichosa del proyector paralizó la imagen dejando al presi
Barreda como si estuviera enterregado, entrebarrotado. ¿La recordáis? ¿O fue una errónea sensación
mía?
En la cena, la cordialidad se deslizaba por los manteles de los comensales, amigos y compañeros que se
encargan de prolongar la ardua tarea de enseñar, de enseñar también fuera de las clases, y los domin-
gos y demás fiestas de guardar...
Apreciados compañeros del claustro del Carlos III, gracias por la cordialidad y el buen rato que me
hicisteis pasar. Y a vosotros, apreciados ex alumnos, que las varillas del abanico vital se os vayan per-
filando cada vez más claras. Si aún no es así, sabed que aún contáis con el beneplácito de la juventud.
Y a la dirección del Carlos III, muchas gracias por esta iniciativa y ánimo para esperar y preparar el
veinticinco aniversario que, ¡ay!, está ya a la vuelta de la esquina.
En el acto propiamente dicho, las fotografías se perseguían unas a otras, como impidiendo que ninguna
se aposentara como una señorona y desplazara a las demás. Chispazos, fogonazos del pasado próximo,
tan próximo que aún se roza con el presente. De los discursos diré… Dijeron casi todos los oradores que
veinte años es muy poco tiempo. ¡QUE veinte años es poco tiempo…! No lo doy por cierto: veinte años es
una eternidad, pues ahora mismo ninguno de los alumnos del Instituto cuenta con esa precisa y preciosa
edad. Y hablando de la historia del Centro, toda ella segada por la guadaña del 2 y encerrada en la
oquedad del 0, es mucha historia: desde su ubicación el la Avenida de su nombre, que yo no conocí,
hasta su llegada a los altos toledanos de la Avenida de Europa, que ponían los mismos pies de los ciga-
rrales al alcance de la vista salvando el Tajo, hay mucho trecho, y muchas selectividades, y muchos
intercambios culturales, y muchos enfados y disgustos escolares, y muchas alegrías, y muchas gargantas
rotas y calcinadas… Toda la historia de la literatura, desfiles de escritores, comentarios de texto…,
que muchas veces regresaban a la cartera…Veinte años son muchos años y marcarán una etapa irrepeti-
ble del Carlos III, etapa en la que se consumieron los últimos rescoldos de lo que había sido un exce-
lente bachillerato. Luego llegó la malhada LOGSE con todos su progres de pacotilla a cuestas, y con ella
el derrumbamiento y la hecatombe escolar. Lamentablemente, no me equivoco: ahí están las pruebas…
Y más fotografías, y más oradores y más recuerdos entrañables. De todas las fotografías retengo una
en mi retina: aquella en la que la voluntad caprichosa del proyector paralizó la imagen dejando al presi
Barreda como si estuviera entre rejado, entrebarrotado. ¿La recordáis? ¿O fue una errónea sensación
mía?
En la cena, la cordialidad se deslizaba por los manteles de los comensales, amigos y compañeros que se
encargan de prolongar la ardua tarea de enseñar, de enseñar también fuera de las clases, y los domin-
gos y demás fiestas de guardar...
Apreciados compañeros del claustro del Carlos III, gracias por la cordialidad y el buen rato que
me hicisteis pasar. Y a vosotros, apreciados ex alumnos, que las varillas del abanico vital se os vayan
perfilando cada vez más claras. Si aún no es así, sabed que aún contáis con el beneplácito de la juven-
tud. Y a la dirección del Carlos III, muchas gracias por esta iniciativa y ánimo para esperar y preparar
el veinticinco aniversario que, ¡ay!, está ya a la vuelta de la esquina.
CONSEJOS DE
LA ENFERMERA
CONSULTA DE ENFERMERÍA
Estimados padres:
Durante el pasado curso escolar, han pasado por la consulta de Enfermería, alrededor de 400 alumnos por
motivos diversos. Existe un factor común en un porcentaje amplio de los escolares que acuden diariamente
a la enfermería: la ausencia e escaso desayuno que hacen antes de venir al instituto.
Cuando un niño en pleno crecimiento está en ayunas desde la noche anterior, aparecen efectos propios de
este ayuno, como son: dolor de cabeza, irritabilidad, disminución de la concentración, fallos de memoria,
mareos, etc.
Les recomiendo, que para el buen desarrollo físico e intelectual de sus hijos, insistan en la realización de
un desayuno completo a base de:
Leche + Zumos o fruta + Tostadas/galletas o
cereales
Puedo entender que por la mañana todo son prisas para llegar al colegio, trabajo, etc.; pero tal vez con
ayuda de dos pequeñas estrategias, que ahora les comento, podamos conseguir que sus hijos hagan en
desayuno completo que repercutirá beneficiosamente en su rendimiento escolar, así como en su buen desa-
rrollo físico.
Estrategias:
1.- Levantarse diez minutos antes
2.- Dejar el desayuno preparado la noche anterior.
3.- El material escolar necesario para el día siguiente (mochila), debe dejarse preparado el día
anterior.
Agradeciendo su colaboración y siempre pensando en el bienestar de sus hijos.
Un saludo
Fdo. Blanca González Arévalo
Enfermera de IES Carlos III
LA ADOLESCENCIA
La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes cambios emocionales, socia-
les y fisiológicos. Sobre estos últimos la alimentación cobra una especial importancia debido a
que los requerimientos nutricionales, para hacer frente a estos cambios, son muy elevados y
es necesario asegurar un adecuado aporte de energía y nutrientes para evitar situaciones ca-
renciales que puedan ocasionar alteraciones y trastornos de la salud.
10
CONSEJOS FUNDAMENTALES PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES
1. Disfruta de la comida
Intenta comer alimentos diferentes cada día para gozar de una alimentación variada y disfrutar de ella.
Come con tus familiares y amigos.
2. El desayuno es una comida muy importante
Tu cuerpo necesita energía después de dormir, por lo que el desayuno es esencial. Elige para el desayuno
alimentos ricos en carbohidratos, como pan, cereales y fruta. Saltarse comidas, y en especial el desayuno,
puede provocar un hambre descontrolada, que muchas veces lleva a comer en exceso. Si no comes nada para
desayunar, estarás menos concentrado en el colegio.
3. Come muchos alimentos variados
Consumir alimentos variados todos los días es la mejor receta para gozar de buena salud. Necesitas 40 vita-
minas y minerales diferentes para mantenerte sano, y no hay ningún alimento que por sí sólo pueda aportár-
telos todos. No hay alimentos "buenos" o "malos", así que no tienes porqué dejar de comer las cosas que te
gustan. Simplemente asegúrate de que consigues un equilibrio adecuado y come una gran variedad de alimen-
tos. ¡Toma decisiones equilibradas en cada momento!
4. Basa tu alimentación en los carbohidratos
Estos alimentos aportan la energía, las vitaminas y los minerales que necesitas. Algunos alimentos ricos en
carbohidratos son la pasta, el pan, los cereales, las frutas y las verduras. Intenta incluir alguno de estos
alimentos en cada comida ya que más de la mitad de las calorías de tu dieta deberían provenir de ellos.
5. Come frutas y verduras en cada comida
Puedes disfrutar de las frutas y las verduras en las comidas, o consumirlas como sabrosos tentempiés entre
comidas. Estos alimentos aportan vitaminas, minerales y fibra. Deberías intentar consumir 5 raciones de
frutas y verduras al día.
6. La grasa
Todos necesitamos incluir algo de grasa en nuestra dieta para conservar una buena salud, pero consumir de-
masiadas grasas, y en particular grasas saturadas, puede ser malo para nuestra salud. Las grasas saturadas
se encuentran en los productos lácteos enteros, los pasteles, bollos, carnes grasas y salchichas. Come de
forma equilibrada - si a la hora de la comida consumes alimentos ricos en grasas, intenta tomar alimentos
con menos grasas en la cena.
7. Los tentempiés
Picar entre comidas aporta energía y nutrientes. Escoge tentempiés variados, como frutas, sándwiches, ga-
lletas, tartas, patatas fritas, frutos secos y chocolate. Asegúrate de que tus elecciones son variadas para
mantener el equilibrio en tu dieta, y no comas demasiado, sino no tendrás hambre a la hora de la comida
8. Saciar la sed
Tienes que beber muchos líquidos porque un 50% de tu cuerpo está formado por agua. Se necesitan por lo
menos 6 vasos de líquidos al día, e incluso más si hace mucho calor o haces ejercicio. El agua y la leche son
excelentes, pero también es divertido variar.
9. Cuídate los dientes
Cuídate los dientes y lávatelos dos veces al día. Los alimentos ricos en almidón o azúcares pueden influir en
la aparición de caries si se comen con demasiada frecuencia, así que no picotees o bebas refrescos a todas
horas.
10. Ponte en movimiento
Estar en forma es importante para tener un corazón sano y unos huesos fuertes, así que haz ejercicio. In-
tenta hacer algo de deporte cada día y asegúrate de que te gusta para que seas constante y no dejes de
hacerlo. Si tomas demasiadas calorías y no haces suficiente ejercicio puedes engordar. El ejercicio físico
moderado te ayudará a quemar las calorías que te sobran. ¡No tienes que ser un atleta para ponerte en
marcha!
CONEJOS DE LA
ENFERMERA
NOTICIAS
CULTURALES
MIGUEL HERNÁNDEZ
Miguel Hernández (1910-1942). Celebramos el centenario de su nacimiento.
Su poesía señala claramente la transición entre la generación del 27,
(Dámaso Alonso lo llamó “genial epígono”) y la generación del 36, su in-
fluencia en la poesía de la posguerra ha sido considerable.
Pero su obra está cubierta de una espesa capa de leyendas sobre su
persona, que en ocasiones solapan sus logros poéticos; pues, se ha exage-
rado su pobreza y su incultura, al ser un cabrero que se escolarizó tarde
(tenía nueve años) y que por necesidades familiares debió abandonar los es-
tudios para seguir ayudando en el pastoreo, que compagina con su avidez de
libros, de lecturas de los clásicos, de aprender a escribir poesía culta. El
resultado fue Perito en lunas (1933) inspirado en Góngora, este libro no es
más que un ejercicio de estilo, que carece de sello personal. El siguiente
libro, El rayo que no cesa (1936) es una explosión de pasiones e impulsos
intensos, como dice él mismo en uno de los poemas “una revolución dentro
de un hueso, un rayo soy sujeto a una redoma”. El tema principal es el
amor, pero mezclado con el arrebato, el furor, el sentimiento, la desespe-
ración y las sombrías premoniciones de la muerte, como nos muestra en su
poema “Sino sangriento”, que ha servido, otra vez más, para acrecentar
esa leyenda de Hernández, pues profetiza su trágico destino que se cum-
pliría años más tarde. Su “Elegía” es uno de los poemas más famosos, con
ese respeto impuesto como fruto de una sincera efusión de dolor por la re-
pentina muerte de su “compañero del alma”.
Durante la República se convirtió impulsivamente del catolicismo más
ferviente al comunismo, fruto de ello es Vientos del pueblo (1937) cuyo propósito eran recitarse como poesía de guerra entre los camaradas. El
hecho de la guerra y sus penalidades resultó beneficiosa para la poesía de
Miguel, pues su obra se desnuda de artificios retóricos y de dramatismo
para alcanzar en El hombre acecha (1938) una serenidad reflexiva y perso-nal ante el panorama de tristeza y sufrimientos que ve reflejados en sus
compañeros. Al término de la guerra, Hernández fue hecho prisionero y sen-
tenciado a muerte. Murió de tuberculosis en la celda, con treinta y dos años. Los
poemas escritos en la cárcel y publicados bajo el título Cancionero y romancero de ausencias constituyen una queja conmovedora, nos sensibilizan sus sentimien-
tos, sus circunstancias de un hombre separado de su esposa y de su hijo, a los
que nunca volvería a ver.
Lo nuevo es que en su poesía van de la mano los sentimientos y los recursos poéti-
cos Su palabra parece directamente arrancada del corazón (“la lengua en corazón
tengo bañada”), conjugada con el arte popular y las técnicas más sabias. Todo para
buscar una mayor densidad expresiva, que hace inconfundible su voz.
Piedad Martín
NOTICIAS
CULTURALES
TESTAMENTO DE GARCIA MARQUEZ Gabriel García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de
salud: cáncer linfático. Ahora, parece, que es cada vez más grave. Ha en-
viado una carta de despedida a sus amigos, y gracias a Internet está sien-
do difundida.
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y
me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudie-
ra”. Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría
todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo
que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto
que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando
los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de
bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de
enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de
enamorarse!
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
NOTICIAS
CULTURALES
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mun-do quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo. Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuerte-mente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quiero” y no asumir-ía, tontamente, que ya lo sabes. Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré. El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles “lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” … y todas las palabras de amor que conoces. Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabidur-ía para expresarlos. Demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan”. Fuente: Anónimo, recibido por Internet – Agosto 2005
LAS RANITAS DE LA NATA
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible
nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa áspera como arenas move-
dizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al bor-
de del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo
lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie
y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: «No puedo más. Es imposible salir de
aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por
qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir ago-
tada por un esfuerzo estéril».
Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literal-
mente tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: «¡No
hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embar-
go, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento.
No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora».
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin
avanzar ni un centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear,
la nata se convirtió en mantequilla.
Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde
del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.
CUENTOS DE
BUCAY
CUENTOS DE
BUCAY
LA PRINCESA BUSCA MARIDO
Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase
verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que
fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin sepa-
rarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona re-
al. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mi-
tad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida,
la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.
Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de
nuevo los fríos, y solamente quedó un joven. Todos los demás se habían ido, cansados,
aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había ado-
rado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, espe-
rando pacientemente que pasaran los 365 días.
La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba
empezó a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había es-
piado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada
de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los
ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera. Entonces le había dicho al rey:
- Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nie-
tos, este es el hombre que de verdad me quiere.
El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el
banquete e incluso, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de
Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería
hablar con él.
Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosa-
mente el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364
noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y
fue a ver a su madre, y ésta le dijo:
- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te
fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?
Y el hijo contestó:
- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me
enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no
fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola
noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no
merece de mi, Amor, ¿verdad madre?
Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima par-
te de sufrimiento, el otro no lo hace es porque todo se ha terminado.
Allium cepa
—Soy una cebolla, una sucia y maloliente cebolla—se lamentaba—. Me pu-
dro en el tiempo, quiero pero no alcanzo. No soy más que una mísera ce-
bolla.
—¿Me deshago de mis capas? ¿Qué sería de mí?—Se preguntaba—
Entonces apenas sería —se contestaba.
En aquel momento mil voces amigas lo calmaron: —Sólo me queda espe-
rar—dedujo.
Así fue que se quedó muy quieto bajo el sol, secándose y consumiéndose
esperando la llegada de su hora.
Con la piel ya descascarillada por los rayos, perdió el conocimiento. Allí
yacía, muerto, inmóvil, el hombre cebolla.
Llegó el día de su entierro y, por primera vez en su vida, nadie lloró por
él.
Diego Castaño Chillarón
CUENTOS DE
BUCAY
CREACION
LITERARIA
La Montaña
Verdes hojas mecidas por el viento,
Claras aguas susurran al pasar,
Lo único que escucho, mi pensamiento,
Me invita a un mundo donde reposar.
Tú que fuiste forjada a fuego lento.
Tú que nos das el aire del que respirar.
Perderme entre tus bosques no lamento,
Ni tu hermosa belleza contemplar.
Es por ti, que los alados poetas,
Con sus alegres y hermosos cantares,
Proclaman tu gran historia atemporal.
Desde tus oscuras, profundas grietas,
Hasta las altas nieves invernales,
Se aprecia,... tu grandeza natural.
Daniel Nieto
EL EXAMEN
CURIOSIDADES
Fotografías de Toledo en el
siglo XIX Casiano Alguacil esta considerado como uno de los mejores fotógrafos de
nuestra región de la segunda mitas del siglo XIX y como el fotógrafo de
Toledo por excelencia. Sus fotografías se datan básicamente entre prin-
cipios de la década 1860 y primeros años del sigo XX. Durante esos cua-
renta años sus inquietudes artísticas le llevaron a reproducir detallada-
mente la Catedral de Toledo, las calles y las plazas de la ciudad, así como
algunos de sus conventos e iglesias.
GALERIA DE
IMAGENES
GALERIA DE
IMAGENES
GALERIA DE
IMAGENES
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IMAGENES
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IMAGENES
CONCURSO DE ATARDECERES
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IMAGENES
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IMAGENES
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IMAGENES
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GALERIA DE
IMAGENES
Diseñado por: Tomas W. Outon y Marta G. Aragón
SHEREZADE