Revista Historia Para Todos Ano 1 No1 Ju
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Ciudad/Localidad
//San Salvador de Jujuy
//El Siambón
//San Miguel de Tucumán
Provincia
//Jujuy
//Tucumán
//Tucumán
Organismo(s) / Persona(s) responsable de la publicación
//Chaile, Facundo Ezequiel
//Córdoba, Julio Javier
//Haro, Agustin
Correo electrónico
Dirección
//La Amapola 751
//Ruta 341, km 27 ½ y Juan Vicente S/N
//Provincia de Córdoba 276
Editor responsable
Haro, Agustin
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Director
Agustín Haro, licenciado en historia por la Universidad Nacional de Tucumán
Co – Directores
Facundo Chaile, estudiante avanzado de la carrera de historia por la Universidad Nacional de Tucumán.
Julio Javier Córdoba, estudiante avanzado de la carrera de historia por la Universidad Nacional de
Tucumán.
Evaluadores que formaron parte de este número
Andrea Navarro, doctora en historia por la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complu-
tense de Madrid.
Georgina Abbate, licenciada en historia por la Universidad Nacional de Tucumán
Gustavo Chalier, licenciado en historia por la Universidad Nacional del Sur, Argentina.
Israel Sanmartín, departamento de historia medieval y moderna de la Universidad de Santiago de
Compostela
Lissette Ruminot, profesora de historia, geografía y educación cívica por la Universidad Metropolitanade Ciencias de la Educación de Chile
Manuel Fernández, Magíster en Historia del Mundo Hispanoamericano, CSIC Instituto de Historia, Ma-
drid, España.
Marc Farre, licenciado en historia por la Universidad de Lleida
María del Carmen Valverde, doctora en estudios mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Autónoma de México
María Lelia García Calderón, doctora en ciencias sociales (con orientación en historia) por la Universidad
Nacional de Tucumán
María Magdalena Flores Padilla, doctora en historia por la Unidad Académica de Historia de la Univer-
sidad Autónoma de Zacatecas
Miranda Lida, doctora en historia por la Universidad Torcuato di Tella
Sergio Carrizo, licenciado en historia por la Universidad Nacional de Tucumán
Olga Sulca, magíster en ciencias sociales con especialidad en antropología e historia de los Andes por
la Escuela Andina de Postgrado Bartolomé de las Casas (Cusco, Perú) y Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (Ecuador).
Verónica Vázquez López, candidata a doctor en estudios mesoamericanos por la Universidad Autóno-
ma de México
Diseño gráfco
DOT Estudio, Tucumán, Argentina
www.dotestudiograco.com
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HISTORIA GENERAL
11 | Un acercamiento al estudio de la Estructura III (EIII) de Calakmul, Campeche, México.
Víctor Barrera Alarcón
19 | Derribando mitos fundacionales: Mantzikert y Myrio Kephalon.
Guilhem Walter Liberali Martin
29| Ser y Parecer. La Construcción de una Identidad a través de imágenes y semejanzas.
Francisca Carocca Peñailillo
37 | “A Punta Alta cantemos un himno”: reproducción del discurso histórico hegemónico en la historia
aaaalocal de una ciudad bonaerense.
Gustavo Marcelo Chalier
43 | La Nueva Canción Chilena: “De Canción rebelde a Canción disciplinada, una Historia de Trans-
aaaagresiones y Subordinaciones”, 1960-1973.
Gabriel Sebastián Veas Román
HISTORIA DE TUCUMÁN
55 | “Vir gravis et prudens et in negotiis magni momenti expertus, magnus concionator: Julián de
aaaaCortázar al servicio de Dios y del Rey en el Tucumán (1616-1621)”
Daniela Alejandra Carrasco
67 | Revolución y conflicto institucional. Jurisdicción y competencia en las disputas entre el Cabildo
y la Junta Subordinada en San Miguel de Tucumán (1811-1812)
Vanesa Alejandra Balcarce
75 | El Tucumán “antiguo” en el presente: intersecciones de calles en dos momentos (1935 y 2015).
Agustín Haro
SECCIÓN RESEÑAS
76 | Villaroel González, Oscar / Los Borgia, Iglesia y poder entre los siglos XV y XVI
Sílex, Madrid, 2005, 361 pp. / ISBN 84-7737144-X.
Ruben Almarza González
80 | Sara Peña de Bascary / “Jesuitas en Tucumán al lo de la expulsión”
Revista de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán, número 6, 1994, pp. 113 – 138
Julio Javier Córdoba
ÍNDICE
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Hay que utilizar los textos, sin duda. Pero todos los
textos. Y no solamente los documentos de archivo enfavor de los cuales se ha creado un privilegio […] Tam-
bién un poema, un cuadro, un drama son para nosotros
documentos, testimonios de una historia viva y huma-
na, saturados de pensamiento y de acción en potencia.
Lucien Febvre1
Empezar una presentación puede ser un proceso complicado,
es por ello que decidimos comenzar con una breve cronología.
Mi nombre es Agustin Haro y junto a Facundo Chaile, en no-
viembre de 2014, comenzamos a idear la posibilidad de crear
un espacio en el cual, estudiantes, profesores, licenciados,
magíster, doctores en historia y disciplinas anes, pudieran
participar en la conformación de una revista que le brindara
igualdad de posibilidades a cada uno de ellos. Este proyecto
llevaría la impronta de crear y consolidar un lugar en donde,
a base de artículos cortos, todo aquel que desee pudiera ser
parte. Esto, ante el hecho de que muchas revistas de la dis-
ciplina histórica se exige a los autores una extensión que en
ocasiones puede resultar difícil de cumplir por parte de estu-
diantes que recién comienzan en esta labor.
Con la adhesión de Julio Javier Córdoba terminamos de confor-mar una serie de normas editoriales sencillas, siguiendo la pre-
1 Febvre, Lucien, Combates por la historia, Ariel, Barcelona, 1974,pp. 29 - 30
misa de abrir espacios para la difusión histórica. Así nace Revista
Historia para Todos: claves para comprender nuestro tiempo. Desde el inicio de este proceso, buscamos conformar un comité
evaluador heterogéneo que nos permitiera enriquecer y expandir
los horizontes de la revista. Es así que a éste, lo integran un gru-
po de profesores e investigadores expertos en áreas diversas que
van, desde estudios portuarios a estudios sobre la Belle Époque
(1870 – 1914); de la historia antigua a la historia contemporánea,
pasando por los estudios latinoamericanos, historia Argentina, de
Chile, y muchas temáticas más.
Queremos agradecerles a ellos por ser parte del equipo, a aque-
llos que evaluaron los artículos que lamentablemente no fueron
aprobados en este número y también a los evaluadores externos.
Gracias por su apoyo, por sus consejos, por la maravillosa predis-
posición a tomarse un tiempo y analizar con claridad la variedad
de artículos que llegaron, permitiéndole a cada participante co-
nocer la experiencia de la evaluación y posibilitarle la oportunidad
de ir aprendiendo y perfeccionándose.
Retornando a la revista, este número que están por leer está
dividido en tres secciones:
Historia general. Dentro de nuestra idea de divulgación se instau-
ra la posibilidad de englobar un espacio que no se centre en unatemática ja, sino que brinde la posibilidad de abarcar diversos
espacios y marcos temporales. Es así que encontrarán artículos
de arqueología mesoamericana, historia colonial y contemporá-
nea de Chile, historia regional e historia de Turquía.
PALABRAS PRELIMINARES
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Historia de Tucumán. Siguiendo la misma premisa, en es-
ta sección se abordarán artículos que comprendan un arcotemporal y espacial amplio. Buscamos comprender desde la
época colonial,2 para llegar a problemáticas contemporáneas
de estudios de historia de Tucumán: el azúcar, la criminalidad,
el movimiento obrero3, el radicalismo, el peronismo, para men-
cionar sólo algunas posibilidades.
Reseñas. Un apartado, de menor extensión que los anteriores,
pero igual de importante. Reseñas críticas de libros de la dis-
ciplina que le permitan, tanto al autor como al lector, entender
acerca de las posibilidades que un texto cientíco particular
puede llegar a brindar.
La portada (El hijo del hombre de René Magritte), con su base
surrealista, simboliza un nexo que para ciertas escuelas puede
sonar transgresor: divulgación – rigor cientíco – lectura para
todo público. Una tríada de elementos que creemos, son la
base de una profundización y mayor apertura de la disciplina
histórica. A su vez, la manzana verde simboliza este primer
número, el inicio de la maduración de este espacio como for-
2 Hablar en la época colonial “del Tucumán” es hacer referencia a unespacio vasto que comprendió a Salta, Santiago del Estero, Córdoba,entre otras provincias
3 Nos referimos en estas categorías tanto al siglo XIX como al s.XX.
mador para todos aquellos estudiantes o nuevos investigado-
res que deseen comenzar con la escritura.No podemos nalizar esta presentación sin dejar de agrade-
cerles, a ustedes, que se suscribieron a nuestra web, la visi-
taron y ahora van a leer el primer número de un proyecto que
comenzó de manera utópica el año pasado, pero que paso a
paso fue consolidándose para llegar a este punto de partida.
Esperamos que con el correr del tiempo, Revista Historia para
Todos, vaya creciendo y aanzándose como un espacio de
divulgación de la disciplina, en el que todos puedan enviar sus
artículos, y al cual todos puedan acceder, ya sea como autores
o como lectores.
Agustin Haro // DirectorFacundo Ezequiel Chaile // Co – director
Julio Javier Córdoba // Co – director
Junio/15
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HISTORIA
GENERAL
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1. INTRODUCCIÓN
La Estructura III de Calakmul (también conocida como el
edicio de las 12 salas) se encuentra ubicada al este de la
gigantesca Estructura II, en el centro ceremonial del sitio ar-
queológico de Calakmul, Campeche, México. Se trata de unaconstrucción de pequeñas dimensiones, apenas sobrepasa
los 20 metros de ancho y los 15 metros de largo, situada sobre
una plataforma estucada de aproximadamente 5 metros de
altura, decorado en su día con grandes mascarones de estuco
en los que se han hallado restos de policromía, y coronado
por tres cresterías huecas a modo de patrón triádico1 (Fig. 1).
1 Marcus, Joyce, The Inscriptions of Calakmul, royal marriage at amaya city, Campeche, México, University of Michigan, Michigan, 1987.
En las siguientes páginas se ensaya un análisis de la organi-
zación espacial de la Estructura III mediante una contextua-
lización progresiva del uso y signicado de sus cuartos y del
conjunto. Se parte de las cualidades que pueden inferirse del
plano arquitectónico de la estructura misma; posteriormentese complementarán esas inferencias con las que se derivan
de los restos obtenidos en su excavación y, por último, se revi-
sarán los atributos simbólicos que pudieron expresarse en ella
tanto a través de su propia posición y ubicación como a través
de la distribución de algunos restos materiales seleccionados.
Tal y como se detallará en el apartado de las conclusiones, es
la conjunción de estas diversas observaciones lo que puede
conducir a una interpretación completa de la estructura.
2. ANÁLISIS ESTRUCTURAL
El hecho de poder trabajar directamente con el plano de un edi-
cio nos permite obtener una buena parte de la información de
un simple vistazo; no obstante, el dibujo de un plano arquitectó-
nico se trata de una herramienta bastante incompleta si lo que
se pretende es analizar los usos del espacio ya que, tal y como
apunta Adánez,2 las pautas de circulación en una vivienda no só-
lo estarían delimitadas por los elementos tangibles que, en de-
nitiva, son los representados en los dibujos, si no que existe toda
una gama de elementos intangibles que regulan el espacio del
mismo modo o incluso mejor, pudiendo darse así zonas con un
régimen de exclusividad que no quedasen reflejadas en el plano.
2 Adanez, Jesús, “Una conceptuación de la organización espacialdoméstica: morfología y dinámica”, en Revista Española de Antropo-logía Americana, Madrid, Volumen extraordinario, 2003, pp. 37 – 49.
UN ACERCAMIENTO AL ESTUDIO DE LAESTRUCTURA III (EIII) DE CALAKMUL,CAMPECHE, MÉXICO.
Víctor Barrera Alarcón
Fecha de recepción · 12/01/2015 // Fecha de aprobación · 12/04/2015
El presente artículo tiene como objetivo compilar brevemente la información relativa a la Estructura III de Calakmul,intentando realizar un breve estudio por separado de varios elementos que la conforman: su estructura, su registromaterial y su ubicación y simbología. Una vez expuesta la información se tratará de poner en común las conclusionesde los tres apartados, tratando de demostrar así que los tres están relacionados y que el correcto estudio de uno de
los elementos ayuda a comprender el resto.
Palabras Clave: Mesoamérica, Cultura Maya, Arqueología Antropológica.
Fig. 1: Plano de la plaza central de Calakmul según J.S. Bolles en elque se ha destacado la ubicación de la E.III
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Tal y como ya se ha mencionado en el apartado anterior, la Es-
tructura III de Calakmul (en adelante EIII) es una construcción
de pequeñas dimensiones erigida durante el Clásico tempra-
no3 que presenta un amplio período de ocupación, está colo-
cada sobre una plataforma a la que se accede mediante unaescalinata y que la eleva un total de cinco metros sobre el
suelo (Fig. 2).
A simple vista, observando su fachada o la propia planta del
edicio podemos ver que presenta una fuerte simetría, por lo
menos en lo que a la estructura se reere, tal y como podemosapreciar en la imagen (Fig. 3).
3 La periodización que se ha empleado en este artículo es la usa-da en la obra de Simon Martin y Nikolai Grube, a saber: Preclásico(2000a.C. – 250d.C.), Clásico temprano (250d.C. – 600d.C.), Clásicotardío (600d.C. – 800d.C.) y Clásico terminal (800d.C. – 900d.C.). En:Martin, Simon & Grube, Nikolai, Crónicas de los reyes y reinas mayas,Crítica, Barcelona, 2002, pp. 8 – 9.
Sin embargo, pese a esta aparente simetría en la estructura-
ción y distribución de los espacios, si observamos más deteni-
damente la imagen de la planta de EIII podemos apreciar que
ese equilibrio no se cumple realmente: el sector izquierdo de
la estructura4 presenta un carácter mucho más abierto queel sector derecho. Para realizar esta armación se ha tenido
en cuenta la conectividad interna entre los diferentes cuartos,
perceptible en los denominados como “espacios de transición”
que serían, siguiendo las deniciones de Alexander Parming-
ton5, aquellos pasillos y pasajes que actúan como elementos
intermediarios entre las diferentes salas, pudiéndose contar
así un total de ocho de estos espacios en el sector izquierdo
frente a los seis del otro lado. De esta manera, si realizásemos
un esquema donde se reflejasen las diferentes posibilidades
de tránsito, veríamos que éstas son mucho mayores en el
sector izquierdo, tal y como podemos apreciar en la siguiente
imagen (Fig. 4):
Teniendo en cuenta lo anterior observamos en el plano una
interesante dicotomía: el sector izquierdo posee las dos salas
con mayor número de accesos posibles de toda la estructura
(las salas 1 y 3, con cuatro accesos cada una), y por lo tanto
se encuentra internamente más conectada: los cuartos 2, 3 y
4 tienen acceso entre sí, pero también acceso independiente
con el cuarto 1; mientras que el sector derecho posee un dia-
grama más jerárquico, sólo se puede atravesar siguiendo un
itinerario (Fig. 5).
4 Para diferenciar el sector izquierdo y derecho del edicio hemostrazado una línea imaginaria que atravesase las salas 6 y 7, en sentidoEste-Oeste.
5 Parmington, Alexander, Space and sculpture in the Classic MayaCity, Cambridge University Press, New York, 2011, pp. 33 – 34.
Fig. 2: Reconstrucción de la estructura III de Calakmul según Luis F.Álvarez (Folan 1991: 13)
Fig. 3: Dibujo de la planta de EIII según Joyce Marcus, redibujada deRuppert y Denison 1943. (Marcus 1987: 30)
Fig. 4: Planta de EIII en la que se ha reflejado un esquema de tránsito.Dibujo de Joyce Marcus, redibujada de Ruppert y Denison 1943. (Mar-cus 1987: 30). Editado por el autor.
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Esta conectividad interna que caracteriza al sector izquierdo
del edicio reduce la profundidad de sus cuartos respecto al
exterior (siempre es sentido topológico, no métrico), volvién-
dolos en cierta medida más públicos en comparación con los
cuartos del sector derecho.
La única idea clara que podemos extraer de este estudio es que
existe una circulación delimitada por elementos tangibles que
dividirían el edicio en dos sectores, uno con un carácter más
abierto que el otro. No podemos establecer conclusiones más
puntuales con sólo el dibujo de la planta, es bastante probableque existiesen otros criterios de distinción de espacios en el
Clásico temprano y en el Clásico tardío tal y como describen
los ya clásicos escritos etnográcos sobre sociedades mayas
del siglo XX6 y que entrarían dentro de la categoría de elemen-
tos intangibles reguladores de las pautas de circulación.
Podemos nalizar el apartado retomando la idea con la que
se ha comenzado: el estudio de los espacios por medio de un
análisis puramente estructural resulta poco fructífero por sí
solo; no obstante, puede sernos de gran utilidad si lo apoya-
mos con otros estudios que lo maticen y lo complementen, tal
y como veremos más adelante.
3. REGISTRO MATERIAL
Si bien atendiendo a la estructura del edicio somos capaces
de retrotraernos hasta el período mismo en que comenzó su
construcción en el Clásico temprano, los estudios del registro
material a los que hemos tenido acceso arrojan muchísima
información sobre etapas posteriores, más concretamente del
Clásico tardío y el Clásico terminal.7
6 Véase por ejemplo: Ivanoff, Pierre, En el país de los mayas, Plaza
y Janés Editores, Barcelona, 1979 y Peissel, Michel, El mundo perdidode los mayas, exploraciones y aventuras en Quintana Roo, EditorialJuventud, Barcelona, 1981.
7 Folan, William J. & Gunn, Joel D. & Domínguez, Mª del Rosario,“Triadic Temples, Central Plazas, and Dynastic Palaces: A Diachronic
Su excavación sacó a la luz una gran cantidad de registro
material que evidenció tanto la prolongada ocupación de la
estructura como la gran variedad de labores llevadas a cabo
entre sus muros: desde actividades domésticas hasta fun-
ciones rituales, pasando por funciones de representación oadministración como las desarrolladas en el cuarto 6, ocupa-
do por una gran banca y bajo el cual se habilitó una tumba
abovedada que contenía los restos de un posible gobernante
de Calakmul del siglo V d.C.8
En base a los datos obtenidos podemos armar que EIII fue
construido en sus orígenes como un palacio residencial desti-
nado a las élites de la ciudad, no obstante, y pese a este uso,
vemos en él una importante función conmemorativa represen-
tada en el culto a los antepasados que explicaría en primer
lugar el notable número de enterramientos asociados a la es-
tructura hallados y fechados para el momento, y en segundo
lugar, las evidencias materiales de la realización de ceremo-
nias en las que se mataron determinados objetos,9 tales como
piezas cerámicas o gurillas votivas con especial intensidad
en períodos tardíos.10
Junto a estos elementos relacionados con el ámbito religioso y
ritual se encontraron otras evidencias que apoyarían la idea de
que, en estos períodos tardíos, el edicio no perdió su función
residencial11, armación sustentada por los diversos materia-
les asociados con todo tipo de actividades cotidianas como
pueden ser: la manipulación, el preparado y el consumo de
Analysis of the Royal Court Complex, Calakmul, Campeche, México”,en Inomata, Takeshi & Houston, Stephen D. (eds.), Royal courts of theancient maya, Westview Press, Colorado, 2001, pp. 223 – 265.Nieves, Lucía & Esparza, Lourdes & Nieto, Paco, “Trabajos arqueoló-gicos en la plaza central de Calakmul, Campeche, México”, en Vare-la, Carmen & Bonor, Juan Luis & Fernández, Mª Yolanda (Coords.),Religión y sociedad en el área maya, Sociedad Española de EstudiosMayas, Madrid, 1995, pp. 93 – 108.
8 Ciudad, Andrés, “Los palacios residenciales del Clásico tempranoen las ciudades del sur de las tierras bajas mayas”, en Ciudad, A. &
Iglesias, M.J. & Martínez, Mª C., (Coords.), Reconstruyendo la ciudadmaya: el urbanismo en las sociedades antiguas, Sociedad Españolade Estudios Mayas, Madrid, 2001, pp. 305 – 340.
9 Los “artículos matados” son aquellos destruidos ritualmente. Noimplica una destrucción absoluta del mismo, simplemente bastaríacon evitar que se pudiesen realizar las acciones para las que estádiseñado el objeto, así por ejemplo un plato cerámico matado seríaaquel que, bien se ha fragmentado o bien se ha perforado (más co-mún), realizándose una perforación en su centro. Así, al no poder serempleado para la acción a la que estaba destinado, el objeto moriríaritualmente.
10 Tiesler, Vera & Domínguez, Mª del Rosario & Folan, William J.,“Los restos humanos de contextos funerarios y extrafunerarios de
Calakmul, Campeche, México.”, en Laporte, Juan Pablo & Escobedo, H(eds.), XII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala,Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala, 1999, pp.647 – 670.
11 Folan, William J. et al, “Triadic Temples”, Ibídem, pp. 234 – 244.
Fig. 5: Diagrama de transición de los sectores izquierdo y derecho
de EIII
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alimentos (huesos, escamas, cerámica tosca de cocina…) o la
producción lítica (lascas y puntas de pedernal)12 muy similar a
la registrada por Inomata13 y Aoyama14 en otros centros mayas.
Como hemos podido apreciar en la tabla anterior (Tabla 1) lo
realmente interesante de estos hallazgos no es su variedad, si-
no la disposición espacial de los mismos: no los encontramos
mezclados en las diversas estancias de EIII, lo cual indica un
uso especializado de los espacios basado en determinados
criterios que analizaremos más adelante, cuando se pongan
en común los diferentes apartados en la conclusión nal.
Teniendo en cuenta los datos anteriores podemos ubicar los
hallazgos en el propio plano del edicio de la siguiente manera:
12 Domínguez, Mª del Rosario & Gunn, Joel D. & Folan, William J.,“La cerámica y lítica de Calakmul, Campeche, México: un análisis con-textual de las estructuras I, II, III y VII”; en Laporte, J.P & Escobedo, H.,(eds.), XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala;Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala, 1998, pp.705 – 726.
13 Inomata, Takeshi, “The power and ideology of artistic creation:
elite craft specialist in Clasic Maya societi”, en Current Anthropology,California, 42, 2001, pp. 321 – 349.
14 Aoyama, Kazuo, “La guerra y las armas de los mayas clásicos:puntas de lanza y flecha de Aguateca y Copán”, en Estudios de CulturaMaya, México, 28, 2006, pp. 27 – 49.
Observando la imagen anterior (Fig. 6) es posible apreciar có-
mo los artefactos se distribuyen en cuatro espacios muy bien
diferenciados: en rojo se han marcado los espacios destina-
dos a la producción lítica, en amarillo los espacios con una
función ritual, en azul la zona de dormitorio y por último enverde las estancias destinadas a la manipulación, la cocción
y el consumo de alimentos. No es de extrañar que los diferen-
tes materiales (y por lo tanto las diversas funciones con las
que se los relaciona) queden perfectamente delimitados por
la propia estructura del edicio.
Si bien en el apartado anterior se mencionó que la propia pla-
nimetría de EIII diferenciaba como mínimo dos sectores: uno
de carácter más abierto (a la izquierda de la zona central) y
otro de carácter privado (a la derecha de la misma), gracias
al estudio del registro material podemos concluir el aparta-
do armando que las actividades realizadas en ellos, y por
lo tanto las funciones de los mismos, dieren enormemen-
te: las actividades que podríamos considerar de un carácter
más privado (como podrían ser comer, cocinar, dormir…) se
realizaban en la zona más íntima del edicio, mientras que
el sector izquierdo de EIII se utilizaba para la realización de
otras actividades no tan íntimas necesariamente como sería
la elaboración de herramientas y útiles líticos.
4. SIMBOLISMO
Respecto a las características simbólicas del edicio hemosde señalar que, observando el plano y el mapa del área central
de Calakmul, podemos apreciar claramente la fuerte correla-
ción existente entre la orientación de EIII, la astronomía y la
cosmovisión maya en general. Se trata de una construcción
con una enorme carga simbólica que, a juzgar por los hallaz-
gos en ella encontrados, se ha vinculado con la memoria del
antepasado y su homenaje.15
El primer elemento cuyo simbolismo merece la pena analizar
un poco en detalle es la propia orientación siguiendo un eje
oeste-este. No es casual que una construcción donde la ve-
neración de los antepasados es tan fuerte oriente su fachada
principal hacia el oeste16 ya que, según Rivera Dorado, repre-
senta el camino que el espíritu ha de recorrer después de la
muerte hacia el lugar por el que se pone el sol siguiendo su
trayectoria hacia el Xibalbá, el inframundo maya en el que ha-
bitan los antepasados, lugar por el que recorrerá los nueve
niveles correspondientes hasta abandonarlo, volviendo a salir
por el este con un nuevo amanecer17.
15 Tiesler, Vera, “Vida y muerte”; en Martínez, Regina (Coord.), Calak-
mul, patrimonio de la humanidad, Instituto Nacional de Antropología eHistoria, México, 2012, pp. 141 – 149.
16 Rivera, Miguel, La ciudad maya, Editorial Complutense, Madrid,2001.
17 Rivera, Miguel, El pensamiento religioso de los antiguos mayas,
Tabla 1: Registro material y su distribución espacial
Fig. 6: Distribución espacial del registro material. Dibujo de JoyceMarcus, redibujada de Ruppert y Denison 1943. (Marcus 1987: 30).Editado por el autor.
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Otra característica que no se ha mencionado anteriormente
es la presencia de tres extrañas salas en EIII: tres pequeñas
estancias ubicadas en los extremos norte, este y sur del edi-
cio18 cuyos muros exteriores orientados hacia los puntos
cardinales muestran un total de nueve ventanas cada uno.
A día de hoy sabemos que el nueve es un número de gran
importancia entre los antiguos mayas ya que representaba
los diferentes niveles horizontales que, a modo de estratos,
componían el inframundo19.
Por último es interesante destacar el juego de luces que seproduce deliberadamente en el edicio: los primeros rayos del
Sol entran en él a través de las nueve ventanas ubicadas en
la habitación más oriental (la sala 7), así mismo, durante el
atardecer, los últimos rayos del Sol entrarían por la fachada
principal. Este juego de luces que se reproduce cada día con-
vierte a la sala 6 en la habitación más iluminada del conjunto,
hecho interesante ya que es en esa misma estancia donde, al
margen de las ya destacadas actividades de administración o
representación que en ella se pudieron dar, se ha encontrado
uno de los enterramientos más antiguos del edicio, posible-
mente de un antiguo gobernante de Calakmul fechado para el
siglo V d.C., acompañado por un importante ajuar funerario20.
Por otro lado, atendiendo a los enterramientos de la estructu-
ra, podría ser conveniente incluir éstos, así como el ajuar que
los acompaña en este apartado más que en el destinado al
estudio del registro material por su estrecha relación con el
simbolismo del edicio.
Editorial Trotta, Madrid, 2006, pp. 38 – 40.
18 Es decir: la sala 2, la sala 7 y la sala 11 respectivamente.
19 Freidel, David & Schele, Linda & Parker, Joy, El cosmos maya,Fondo de Cultura Económica, México, 1999.
20 Tiesler, Vera et al., “Los restos humanos”, Ibídem, pp. 648 – 649.Vidal, Carlos & Domínguez, Marylin, Calakmul, antología, Centro INAHCampeche y Universidad Autónoma de Campeche, México, 2003.
Lo primero que hemos de señalar de los enterramientos del
edicio es que buena parte de ellos se han datado para el Clá-
sico temprano, lo cual indicaría si bien no un abandono, sí una
disminución de las prácticas mortuorias en el lugar con el pa-
so del tiempo, no así de las prácticas rituales relacionadas conlos difuntos, tal y como veremos más adelante. Para facilitar
el estudio de los enterramientos se ha realizado una tabla con
las características básicas de los mismos basándonos en los
datos aportados por Vera Tiesler21 (Tabla 2):
Los datos aparentemente escasos que han sido reflejados
en la tabla anterior nos aportan una importante información.
En primer lugar podemos ver que los enterramientos están
concentrados en las salas 4, 6, 7, 9 y 12, es decir, en la zona
central y las salas inmediatamente aledañas de ésta. También
es interesante destacar los casos de enterramientos dobles
en una misma habitación, tal y como sucede en las salas 4, 7
y 12, si nos jamos en la tabla podremos comprobar cómo en
estos casos son inhumados sujetos de ambos sexos22. Todos
los individuos enterrados muestran elementos que los de-nirían como miembros de la élite: deformaciones craneales,
mutilaciones dentarias, pigmento rojizo…
Destacaremos y profundizaremos en el estudio de T. 5, el en-
terramiento más importante y posiblemente el más antiguo
del lugar23 (Fig. 8). Se encuentra ubicado bajo la sala 6, el lu-
gar más simbólico de todo EIII ya que se trata de una sala en
la que como ya hemos mencionado anteriormente, entrarían
en conjunción dos funciones del espacio: una claramente
representativa con una gran bancada presidiendo la sala, y
otra simbólica, como sala sobre la que se encuentra el ente-
rramiento principal y en la que, gracias al interesante juego
de luces que en ella se produce, el difunto y el Sol podríamos
armar que, en cierta manera, llegan a interactuar simbólica-
mente. Tal y como veremos más adelante, los enterramientos
y las ofrendas posteriores se distribuyen claramente en torno
a esta habitación.
21 Tiesler, Vera et al., “Los restos humanos”, Op Cit., pp. 647 – 670.
22 Quizás con la excepción de la Sala 12 que al tratarse de un indi-
viduo de menos de un año de edad es imposible determinar correcta-mente su sexo, no obstante, si los enterramientos de la sala 12 siguie-ran el mismo patrón que en los casos de las salas 4 y 7 podríamosaventurar a decir que el neonato se trató de un varón.
23 Tiesler, Vera et al., “Los restos humanos”, Op Cit., pp. 648 – 649.
Fig. 7: Representación del universo maya mediante capas yuxtapues-tas en forma de estratos y el recorrido del Sol. Tomado de Rivera
1986: 45 Tabla 2: Enterramientos hallados en EIII
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Se trata de un individuo varón, de edad adulta indeterminada
y de estatura elevada (rondando los 170 cm.) que muestra
áreas aplanadas en el hueso frontal de la bóveda craneal y en
la zona parietal de la misma, con especial incidencia en torno
a la sutura coronal, lo cual evidenciaría una modicación in-
tencionada del cráneo.24
Respecto al rico ajuar que acompaña a T.5 hemos de destacar
tres máscaras (una de tipo facial, otra pectoral y otra inserta
en el cinturón) de jade y concha, dos pares de orejeras, tres
placas incisas con glifos, varias cuentas de piedra caliza, con-chas Spondylus, vasijas cerámicas tanto polícromas como
monocromas y artículos rituales relacionados con el auto-
sacricio y el derramamiento de sangre como varias espinas
de mantarraya.
Estaríamos hablando por lo tanto, del enterramiento más lujo-
so y preparado de todos los que tenemos constancia en EIII y
en torno al cual parecen distribuirse tanto el resto de enterra-
mientos como las actividades rituales que se celebrarían con
posterioridad en el edicio.
Como último punto a destacar señalaremos las ofrendas ha-
lladas en el edicio que se corresponden con una etapa pos -
terior a los enterramientos (más concretamente al Clásico tar-
dío y terminal). Los artículos ceremoniales encontrados están
ubicados en la zona central del edicio, es decir, en la sala
oeste contigua a la sala 6 y en la subsiguiente. En la mayor
parte estaríamos hablando de cerámica anaranjada típica del
período, tal y como hemos destacado con anterioridad, toda
ella matada y enterrada.
A modo de conclusión podemos decir que si bien la función
funeraria del edicio disminuyó en algún momento entre elClásico temprano y el Clásico tardío no podemos decir lo mis-
24 Campillo, Dòmenec & Subirà, Eulàlia, Antropología física paraarqueólogos, Ariel, Barcelona, 2010, pp. 85 – 123.
mo de la función ritual: tal y como hemos podido comprobar,
el n último del edicio como lugar simbólico y de ritual ligado
a la muerte, al culto de los antepasados y al inframundo per-
duró en el tiempo.
5. CONCLUSIONES
Una vez que se ha analizado la estructura atendiendo a dife-
rentes puntos de vista se puede proceder a poner en común
los datos aportados, ya que la conjunción de las conclusiones
obtenidas de las diversas observaciones nos puede conducir a
una interpretación completa de la estructura. Así, por ejemplo,
podríamos establecer las siguientes conclusiones respecto a
EIII basándonos en el análisis conjunto de los datos aportados
por su estudio estructural, el estudio de su registro material y
de su interpretación simbólica:
En primer lugar cabría destacar que se trató de un edicio
construido durante el Clásico temprano y del que los datos
arqueológicos revelaron que apenas sufrió modicaciones
importantes en su estructura en períodos más tardíos. Desde
su etapa inicial la estructura fue pensada y empleada como
lugar de habitación, lamentablemente los datos aportados por
los diversos estudios consultados no pueden esclarecer si se
trató de una ocupación cronológicamente dilatada y continua
o si, por el contrario, se trató de una ocupación esporádica.
Simultáneamente a esta función ocupacional hemos podido
constatar un importante uso ritual de los espacios donde elculto a los antepasados está muy presente, tanto con enterra-
mientos como con ofrendas relacionadas. Es más, esta fun-
ción no desapareció en etapas posteriores, aunque es cierto
que asistió a una serie de interesantes modicaciones como
la disminución de los enterramientos asociados a la estructu-
ra frente al aumento de determinados rituales que supusieron
un aumento de materiales ofrendados (cerámica matada y
enterrada principalmente).
Gracias a los datos aportados por los estudios de los enterra-
mientos y de los del registro material se puede apreciar que, apa-
rentemente, aquellos individuos que habitaron EIII eran cons-
cientes no sólo de la importancia de determinadas salas del
edicio (recordemos que los materiales dedicados a actividades
rituales estaban ubicados en las estancias centrales del mismo)
si no que, parecían conocer la ubicación de los enterramientos,
tal y como podemos apreciar en la siguiente imagen (Fig. 9):
En la imagen se han remarcado en rojo las salas donde se
hallaron los enterramientos y rodeadas por un círculo azul las
salas donde se encontraron ofrendas y objetos de índole ritual
que se han datado para el Clásico tardío/terminal. Tal y como
podemos comprobar, si bien las ofrendas de época posteriora los enterramientos no se colocaron en las salas donde se
hallaban los mismos, sí se colocaron en las estancias cen-
trales, es decir, se ubicaron las ofrendas en salas vacías de
enterramientos pero rodeadas por éstos.
Fig. 8: T.5 según Sophía Pincemin (1994). Imagen obtenida de Tiesler,
Domínguez y Folan 1999: 655
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Dentro de la privacidad que supone el habitar un edicio, la
diferenciación marcada por los elementos arquitectónicos
es importante, siendo éstos los responsables de una relativa
mitigación de la misma en algunos casos (lo que hemos de-
nominado anteriormente el “ámbito público” del edicio o el
sector izquierdo) o de un reforzamiento de ella (denominado
anteriormente como el “ámbito privado” del edicio o el sec -
tor derecho).25 Esta diferenciación de espacios, que supuso la
demarcación de determinadas actividades a determinadas zo-
nas del edicio, fue crucial a la hora de realizar las diferentestareas que se llevaron a cabo a lo largo de toda la fase habi-
tacional de EIII, así por ejemplo hemos visto que las activida-
des relacionadas con el ámbito más íntimo de la vida privada
(como puede ser la propia convivencia y mantenimiento del
núcleo familiar) se realizaba en los espacios donde el carácter
privado de la estructura se veía reforzado.
Podemos armar a modo de conclusión nal que, tal y co-
mo se ha podido comprobar, un edicio es capaz aportar una
enorme cantidad de información sobre la gente que lo cons-
truyó y lo habitó si se realiza un análisis basado en diferentes
criterios. Los resultados obtenidos de estas observaciones
pueden ser estudiados de manera aislada, pero estaríamos
realizando un análisis incompleto: sólo poniendo en común y
contrastando entre sí las diferentes conclusiones se realiza-
rá una investigación plena que nos permita insertar nuestro
objeto de estudio de una manera acertada en el discurso (en-
tendido como conjunto de reglas sobre la forma de escribir y
razonar especíco para cada disciplina26) histórico y antropo-
lógico de la sociedad y el contexto que lo envolvieron.
25 Parmington, Alexander, Space and sculpture, Op Cit., pp. 21 – 29.
26 Johnson, Matthew, Teoría arqueológica, Ariel Historia, Barcelona,2010, pp. 234.
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Víctor Barrera Alarcón
Estudiante de ciclo superior (último curso) en His- toria por la Universidad Complutense de Madrid con
especialidad en Antropología de América, 2015; conel trabajo para la postulación del título de Grado: En-
tre la paz y la guerra, el sistema de alianzas del reino
de Kanu’l durante el Clásico Tardío, dirigido por elDr. Alfonso Lacadena García-Gallo de la UniversidadComplutense de Madrid.
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INTRODUCCIÓN:
La batalla de Mantzikert tuvo lugar entre el 19 y el 26 de agos-
to de 10711, al noroeste del lago Van, cerca de una fortaleza de
donde el evento tomó su nombre; en ella se enfrentaron el ejér-
cito imperial bizantino, comandado por el emperador RomanoIV Diógenes (1068-1071), y las tropas turcas del segundo sultán
selyúcida Alp Arslan (1063-1072). Myrio Kephalon2, por su parte,
fue un choque que se produjo al oeste de la antigua ciudad de
Iconium (moderna Konya), unos cien años después de Mantzi-
kert, el 17 de septiembre de 1176. En esta segunda batalla se ba-
tieron en singular duelo las tropas del basileo3 bizantino Manuel
I Comneno (1143-1180) con las huestes del sultán Kilj Arslan II
(1156-1192), líder de los turcos rumí. ¿Qué tuvieron en común
ambas batallas? En primer lugar, los bandos contendientes fue-
ron los mismos: bizantinos y turcos; en segundo término el con-
texto geográco no varió: Asia Menor; y nalmente el resultado
1 La fecha no ha sido debidamente precisada: algunos historiado-res como Georg Ostrogorsky y Steven Runciman sostienen que Mant-zikert tuvo lugar el 19 de agosto; otros, como John Julius Norwich,la ubican en torno al 20 de dicho mes, mientras que un tercer grupo(Joseph M. Walker y el propio historiador bizantino Michael Attaleia-tes) lo hace el 26 de agosto.
2 He preferido usar las denominaciones empleadas por Georg Os-trogorsky para cada batalla: Mantzikert en lugar de Manzikert o Man-zicerta, y Myrio Kephalon (en griego, miríada de cabezas) en lugar deMiriocéfalo, Myriokefalon, Tzivritze o Cibrilcima. A tal efecto, véase
Ostrogorsky, Georg, Historia del Estado Bizantino, Akal Editor, Madrid,España, 1984, p. 338 y p. 386.
3 Rey supremo, jefe máximo o rey de reyes. El cargo equivale alde césar o emperador y proviene de los tiempos de la Grecia oscura(siglos XII al VIII a.C.).
de una acabó siendo convalidado por el de la otra: los selyúcidas
se llevaron los laureles en ambos casos.
No obstante, si por algo se han hecho famosos ambos en-
frentamientos es por el valor y la signicación que tradicio-
nalmente se les ha asignado; se dice (especialmente el turcopromedio lo cree4) que gracias a Mantzikert los turcos abrie-
ron las puertas de Asia Menor, puertas que cerraron tras de sí
con Myrio Kephalon para ya no volver a abrir luego. En otras
palabras, la creencia generalizada tanto de los habitantes de
Turquía como de algunos historiadores medievalistas de los
siglos XIX y XX es que el mito fundacional del estado turco hay
que buscarlo entre los estertores, el sonido de los címbalos y
atabales y el clamor de las espadas y cimitarras que produje-
ron los protagonistas de Mantzikert y Myrio Kephalon.
El párrafo anterior tiene su explicación en la propensión de
los estados en general y de los líderes políticos y religiosos
en particular a construir y cimentar ideologías nacionalistas y
patrióticas sobre la base de mitos fundacionales relacionados
con un pasado grandioso que, rayando lo épico, muy pocas
veces se ajusta a los hechos. En otras palabras, el ser humano
tiene la tendencia natural a contar las historias tantas veces
que, al cabo, él mismo se termina convirtiendo en esas histo-
rias. Luego, ellas siguen viviendo y, de ese modo, tanto esas
historias como los propios protagonistas se hacen inmortales.
Es el caso de Alp Arslan5, segundo sultán selyúcida, y de Kilij
4 Basta con caminar cualquier calle de Estambul, Ankara, Trabzono Esmirna para constatarlo.
5 León Valiente, en turco. El nombre real era Muhammad ibn Da´udChagri.
DERRIBANDO MITOS FUNDACIONALES:MANTZIKERT Y MYRIO KEPHALON.
Guilhem Walter Liberali Martin
Fecha de recepción · 23/03/2015 // Fecha de aprobación · 21/04/2015
Es bien conocida la propensión de los estados en general y de los líderes políticos y religiosos en particular a construir
y cimentar ideologías nacionalistas y patrióticas sobre la base de mitos fundacionales relacionados con un pasadograndioso que, rayando lo épico, muy pocas veces se ajusta a los hechos. Las grandes batallas de Mantzikert (1071) y Myrio Kephalon (1176), donde se batieron en singular duelo bizantinos y turcos, constituyen un caso paradigmáticoen ese sentido. El objetivo general que guía a la presente investigación es precisamente corroborar cuánto hay decierto y cuánto de invento respecto a las consecuencias de ambos enfrentamientos en relación con los orígenes dela actual Turquía.
Palabras Clave: Mantzikert, Myrio Kephalon, Turquía.
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Arslan II, sultán de Rum, en relación con el mito fundacional
del estado turco, engastado tradicional y concienzudamente
en las “decisivas” batallas de Mantzikert y Myrio Kephalon.
Como último recurso, el uso de semejante parafernalia estaría
hasta justicado al momento de elaborar un relato destinado alograr la solidaridad y la cohesión entre los habitantes de una
nación en pos de alcanzar uno de los atributos de estatidad:
la internalización de una identidad colectiva. Y qué mejor si tal
relato se construye sobre la base de grandes acontecimientos
como enfrentamientos militares que, además, tienen el con-
dimento especial de poner cara a cara a dos de las religiones
más determinantes de todos los tiempos: el cristianismo y el
islamismo. Sin embargo, la importancia del tema exige un es-
fuerzo superlativo de investigación a los nes de no avanzar a
tientas y sobre la base de preconceptos, que es lo que hasta
el día de hoy ha alimentado el encono entre griegos y turcos.
ENFOQUE TEÓRICO:
El objetivo general que guía a la presente investigación es co-
rroborar cuánto hay de cierto y cuánto de invento respecto
a las consecuencias de Mantzikert y Myrio Kephalon en re-
lación con los orígenes de Turquía. Como objetivos especí-
cos se plantean los siguientes: a) Exponer las opiniones de
los principales especialistas del tema. b) Ofrecer una somera
descripción de los “vistos y considerandos” de cada batalla
y, c) Analizar el desarrollo y la evolución de ambos enfrenta-mientos a los nes de corroborar la situación de los bandos
contendientes al término de cada duelo.
Como consecuencia del análisis documental y bibliográ-
co, se ha podido trazar el siguiente supuesto básico: que ni
Mantzikert ni Myrio Kephalon (ni aún el efecto combinado de
ambas) habrían podido doblegar por sí solas la resistencia bi-
zantina frente al avance turco. Y, a raíz de tal observación es
que se presenta la hipótesis del presente trabajo: que la su-
puesta trascendencia de dichas batallas solo refleja el deseo
de reconstruir un pasado glorioso sobre la base de un mito
fundacional que solo es verdadero en parte.
El marco teórico establecido para el presente proyecto ha surgido
a partir de las preferencias historiográcas y de las alternativas
ideológicas consideradas convenientes para trabajar la hipótesis.
Por otro lado, recurriré a algunas categorías, axiomas y concep-
tos marxistas a n de conducir la línea de investigación, siendo
los más importantes, modo de producción, formación económi-
co-social, superestructura, relaciones sociales de producción,
fuerzas productivas y medios de producción.
En cuanto al marco conceptual, se tendrán en cuenta como
marco referencial los trabajos pioneros de autores proceden-tes de la escuela historiográca soviética que tanto han con-
tribuido con sus estudios al conocimiento de Bizancio y los
Balcanes: George Ostrogorsky, Z. V. Udaltsova y E. V. Gudno-
va. Sus valiosos aportes referidos a las instituciones y a las
herramientas administrativas comúnmente manejadas por la
burocracia imperial son indispensables a la hora de conocer
el desempeño del ejército central, la diplomacia y el comercio.
Junto con la historiadora ateniense Helen Ahrweiler, los cita-
dos autores han trabajado a fondo sobre el original sistemabizantino de la pronoia, que permitió a Constantinopla repo-
nerse del desastroso revés de Mantzikert y erigirse como la
mayor potencia del siglo XII6.
Con respecto a la metodología empleada se consignan las
siguientes precisiones: en referencia a las fuentes editadas y
por tanto secundarias, procedentes de trabajos de cronistas,
historiadores y funcionarios imperiales medievales (bizantinos
y francos), el objetivo propuesto será determinar primeramen-
te la liación del autor y, a continuación, tratar de inferir el sig-
nicado de los silencios voluntarios y de las manifestaciones
tendenciosas. Tras lo cual procederé a contrastar mi hipóte-
sis con la información así recabada. La precaución adoptada
respecto a los datos provistos por este tipo de fuentes tiene
como nalidad cumplir con los lineamientos propuestos por
Jacques Le Goff en su obra “El orden de la memoria: el tiem-
po como imaginario” . Según dicho historiador, el documento
a ser consultado (y que se transformará en fuente durante el
proceso de interrogación) no es un documento inocuo sino el
resultado ante todo de un montaje, consciente o inconsciente,
de la historia, de la época, de los grupos que lo han producido7.
Acto seguido, de la comparación y contrastación de las opinio-nes de destacados historiadores se intentará inferir qué ele-
mentos pueden aportar información sin perjuicio de subyacer
en un segundo plano. La bibliografía propuesta, por otra parte,
será empleada complementariamente para aclarar ciertos as-
pectos que pudieren ofrecer algún tipo de confusión.
ANTECEDENTES:
Los estudios anes pertenecen en su gran mayoría a historia-
dores procedentes de diversas escuelas historiográcas co-
mo el materialismo histórico soviético, el marxismo británico
o la historia social. Se destacan especialmente los trabajos
6 Véase Ostrogorsky, Georg, Para una historia del feudalismo bizan- tino, Bruselas, 1954, pp. 181-202; Udaltsova, Z. V., “A propósito de lagénesis del feudalismo en Bizancio (cómo se plantea el problema)”,publicado en Vizantiskie otcherki , Moscú, 1971, y en Recherches in- ternacionales à la lumière du marxismo, Féodalisme à Byzance, nº 79,París, 1974, pp.217-240; Udaltzova, Z. V. & Gudnova, E.V., La génesisdel feudalismo en los países de Europa, ponencia presentada al XIIICongreso Internacional de Ciencias Históricas, celebrado en Moscúdel 16 al 25 de agosto de 1970, publicada en Ediciones Nauka, Direc-ción de la Literatura Oriental, Moscú, 1970, pp. 195-220, y Aheweiler,Helen, La Pronoia en Bizancio, Estructuras feudales y feudalismo en
el mundo mediterráneo (siglos X-XIII), Universidad de París, Francia,1984, pp. 273-291.
7 Jacques Le Goff se muestra categórico al aseverar que no existeun documento-verdad y que corresponde al historiador no hacerse elingenuo al interrogarlos.
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pertenecientes a Georg Ostrogorsky, Steven Runciman, Clau-
de Cahen, Franz Georg Maier, Colin Imber, Warren Treadgold,
Michael F. Hendy8 y otras tantas prestigiosas personalidades.
No obstante, tales trabajos no tienen como tema de investi-
gación el que guía al presente proyecto ni tampoco el mismoproblema, aunque ello no obsta que puedan ser empleados
como fuente permanente de consulta y/o referencia.
Siguiendo con nuestro tema de investigación, cabría pregun-
tarse qué tratamiento han dado los historiadores medievalis-
tas a una y otra batalla. Veamos algunos ejemplos para cada
caso, empezando por la batalla de 1071:
Para Claude Cahen, a resultas de Mantzikert,
… en pocos años fue ocupada toda Asia Menor y, si no
fue organizado un nuevo estado, cosa que los turco-
manos todavía no eran capaces, al menos se destruyó
el antiguo y se sentaron las bases de una población,
de un modo de vida, nuevos, que serían el origen de la
posterior Turquía9.
Por su parte, Ostrogorsky nos dice:
El 19 de agosto de 1071, cerca de la ciudad armenia de
Mantzikert, no lejos del lago Van, el ejército mercenario,
numéricamente superior pero heterogéneo e indiscipli-
nado, sufrió una derrota aplastante frente a las tropasde Alp Arslan. El emperador mismo cayó prisionero10 .
A su vez, Sir Steven Runciman declama:
Romano se batió valerosamente; pero Andrónico Ducas,
comprendiendo que la causa estaba perdida y suponien-
do que el acto siguiente del drama se representaría en
Constantinopla, alejó del campo de batalla a las tropas de
reserva, que estaban bajo su mando, y marchó con ellas
en dirección oeste, abandonando al Emperador a su suer-
te. Al atardecer, el ejército bizantino se hallaba destruido, y
Romano, herido, había caído prisionero11.
8 Michael F. Hendy, en su obra Studies in the Byzantine MonetaryEconomy, C.350-1450, Cambridge University Press, Nueva York, EEUU,1985, pp. 125-138, destina un capítulo completo a situar el controver-sial emplazamiento de la batalla de Myrio Kephalon. William MitchellRamsay también ofrece en Historical Geography of Asia Minor, Prin-ceton University, Londres, Inglaterra, 1890, p. 359, un pormenorizadopasaje sobre el probable itinerario seguido por el emperador Manuel IComneno en su derrotero hacia Konya, en 1176.
9 Cahen, Claude,
El Islam, I. Desde los orígenes hasta el comienzo delImperio Otomano, Siglo XXI, Madrid, España, 1973, p. 278.
10 Ostrogorsky, Georg, Historia, op. cit., p. 338.
11 Runciman, Steven, Historia de las Cruzadas, Alianza Universidad,
Madrid, España, 1973, p. 73, Vol. I.
Las opiniones de otros prestigiosos historiadores, uniformes
en general, abundan aunque por motivos de espacio he de
referirme ahora al caso de Myrio Kephalon. Veamos qué dicen
los mismos autores al respecto de esta segunda batalla:
Empecemos nuevamente por Cahen:
… y el año 1176 el emperador Manuel Comnenos, que
disponía de una relativa fuerza, creyó que al n podría
reconquistar el territorio arrebatado a Bizancio: la aven-
tura terminó con el desastre de Myriokefalon, que venía
a probar, a un siglo de distancia, que la historia abierta
en Mantzikert era irreversible e irrevocable12.
Ahora el turno de Ostrogorsky:
Pero en los pasos montañosos Myrio Kephalon, en
Frigia, le sobrevino el 17 de septiembre de 1176 una
terrible catástrofe: el ejército bizantino fue rodeado por
los turcos y masacrado. El mismo Manuel comparó es-
ta catástrofe con la derrota que Bizancio había sufrido
ciento cinco años antes en Mantzikert 13.
Finalmente, Sir Steven Runciman agrega sobre la segunda
gran batalla lo siguiente:
Manuel aceptó agradecido las condiciones del sultán.Su vanguardia, intacta, regresó libremente por el des-
ladero y se unió a los tristes restos que Manuel llevaba
ahora a la patria, hostigado por los turcos, que no po-
dían comprender la clemencia de Kilij Arslan14.
Existen, pues, algunas coincidencias entre las opiniones de los
historiadores antes mencionados: la trascendencia de ambas
batallas y sus concluyentes resultados parecen ser las más
evidentes. Pero también casi todos ellos dejan entrever en
sus trabajos algunas pistas que podrían hacernos replantar
los fundamentos del mito fundacional turco. Y, a decir verdad,
en las obras de los cronistas bizantinos contemporáneos po-
demos encontrar las mejores.
ÁRBOLES QUE NO DEJAN VER EL BOSQUE:
Tal como lo indica el presente acápite, ambas batallas son
precisamente detalles que nos impiden apreciar una situación
en forma cabal. ¿Y cuál es la situación a la que aludimos? A
continuación trataremos de develarla recurriendo a testimo-
nios de primera mano ofrecidos por los cronistas de la época.
12 Cahen, Claude, El Islam, op. cit., p. 291.
13 Ostrogorsky, Georg, Historia, op. cit., p. 386.
14 Runciman, Steven, Historia de las Cruzadas, Alianza Universidad,
Madrid, España, 1973, p. 374, Vol. II.
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En relación con Manzikert, las principales fuentes primarias
son Miguel Psellos15, Miguel Attaleiates y el armenio Aristakes
Lastivertsi; la Sinopsis de Juan Skylitzes apenas llega a la an-
tesala de la batalla, mientras que la Alexíada de Ana Comne-
na16 es muy útil para conocer el estado de cosas tras 1071.Psellos, un alto funcionario administrativo nos da una versión
matizada de Mantzikert en apenas una página de su obra; At-
taleiates, un historiador que acompañó a Romano Diógenes
en la campaña de 1071, se explaya un poco más poniendo én-
fasis en aspectos más sustanciosos, mientras que Lastivertsi
ofrece el punto de vista armenio del asunto. Pero no es tanto
de los pasajes relacionados con la batalla sino de aquéllos
referidos a la corte y a la administración cotidiana del Imperio
Bizantino de donde se pueden extraer las mejores precisiones
al respecto de la situación que vivía Bizancio promediando la
segunda mitad del siglo XI.
Con respecto a Myrio Kephalon, las fuentes primarias por ex-
celencia corresponden a Nicetas Choniates y Juan Cinnamus,
mientras que la obra de Jorge Akropolites cumpliría un papel
similar a la de Ana Comnena para Mantzikert. Nos valdremos
pues de tales autores para tratar de establecer la trascenden-
cia real de esta segunda batalla.
IMPUGNANDO EL MITO DE MANTZIKERT:
Mantzikert, sin duda alguna, fue un choque de enorme tras-
cendencia aunque enmarcado en un contexto especíco queresultó ser mucho más determinante que la propia batalla. A
continuación trataré de explicar por qué ese contexto condujo
a Bizancio a perder casi todos sus dominios asiáticos.
a) El primer error estratégico cometido por los bizantinos
frente al avance selyúcidas fue no seguir a pie juntillas una
de las premisas castrenses que los romanos siempre habían
implementado en Oriente: el mantenimiento de estados tribu-
tarios a la manera de estados tapón para proteger las propias
fronteras frente a los imperios rivales (Persia, por ejemplo)17.
15 Véase Psellos, Miguel, Vida de los emperadores de Bizancio, Edi-torial Gredos S.A., Madrid, España, 2005, pp. 447-448. Psellos apenasdedica un par de páginas a Mantzikert, pese a que fue contemporáneode ella. Más completo es el relato de Attaliates, Miguel, The History ,Dumbarton Oaks, Londres, Inglaterra, 2012, pp. 261-304.
16 Ana era hija del emperador Alejo I Comneno (1081-1118) y her-mana de Juan II (1118 -1143). Casada con Nicéforo Brienio llegó aconspirar contra Juan con el objetivo de colocar a su esposo en eltrono a la muerte de Alejo. La intentona nalmente fracasó por lo que,frustrada, se retiró a la soledad de su escritorio para escribir una delas obras cumbres de la literatura bizantina: la Alexíada. Para la tra-
yectoria vital de Ana Comnena véase el estudio preliminar realizadopor Emilio Díaz Rolando en Comnena, Ana, La Alexíada, Editorial de laUniversidad de Sevilla, España, 1986, pp. 11-23.
17 Véase Alem, Jean Pierre, Armenia, Editorial Universitaria de Bue-nos Aires (Eudeba), Buenos Aires, Argentina, 1963, pp. 28.
Si bien todos los cronistas de la época tomaron nota del epi-
sodio, los detalles proceden principalmente de Aristakes, que
vivió en carne propia la arremetida imperial contra su patria.
Bajo Basilio II (976-1025) y sus sucesores, los reinos armenios
independientes ubicados entre Georgia, al Norte, y los lagosVan y Urmia, al Sur, fueron incorporados al Imperio de manera
sistemática, ya sea por la diplomacia, por la traición o por la
vía militar. En 1045, el católicos18 de Armenia cedió la última
capital a Constantino IX Monómaco (1042-1055), la ciudad de
Ani, al este de Kars. Lo que pareció ser un gran éxito fue sin
embargo un yerro de enormes proporciones, ya que la irrup-
ción griega desorganizó la resistencia armenia justo cuando
los turcos, venciendo en Dandanqan (1040) a los raznevíes, se
aprestaban para asaltar el Oeste.
b) En segundo término habría que destacar la falta de visión
del gran emperador Basilio II con respecto a la sucesión al
trono. El basileo partió al otro mundo sin dejar herederos que
consolidaran su obra; lo que es más, ni siquiera se preocupó
por buscar uno idóneo entre su selecto grupo de colaborado-
res, de modo que el trono pasó a manos de su remilgado y
licencioso hermano, Constantino VIII (1025-1028). Constanti-
no, sin herederos varones, fue sucedido a su vez por una saga
de emperadores ineptos que solo alcanzaron el poder gracias
a sus respectivos casamientos con una de las hijas de aquél,
Zoe, ejerciendo Miguel Psellos la función de seleccionador deposibles candidatos al trono. Esta desafortunada cadena de
pésimos soberanos recién se interrumpiría en 1081 con la en-
tronización de la dinastía de los Comnenos (1081-1185), una
familia de aristócratas militares que harían grandes esfuerzos,
aunque vanos, por recuperar Asia Menor de manos turcas.
c) A partir de las obras de Psellos, Skylitzes y Attaleiates tam-
bién puede inferirse el estado de guerra civil latente que vivía
Bizancio en vísperas de Mantzikert y que estallaría nomás lle-
gadas a Constantinopla las primeras noticias de la derrota.
Dos partidos se disputaban entonces el poder en la capital
imperial: el de los funcionarios civiles y el de la aristocracia mi-
litar. Uno y otro personicaban los dos modos de producción
que, disputándose el control de las fuerzas productivas, bus-
caban imponer su impronta en la formación económico-so-
cial bizantina de la época: el modo de producción tributario
(vigente desde los tiempos de Heraclio19), dominante aunque
18 El catolicós armenio es un cargo eclesiástico equivalente al pa-triarca ortodoxo.
19 Emperador entre 610 y 641. Bajo el reinado de Heraclio se pro-dujo la irrupción del Islam desde Arabia. Los bizantinos cedieron pri-meramente en Yarmuk (636) y, desde entonces, no pararon de perderterreno ante las tropas califales. Recién al promediar el siglo IX elImperio Romano de Oriente pudo estabilizar las fronteras orientalesy, a partir de mediados del siglo X, pasar a la contraofensiva en Siria,
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en franco repliegue, y el modo de producción feudal, en franco
desarrollo como consecuencia de la acción latifundista.
Desde el reinado de Basilio II la burocracia civil había impuesto
sus candidatos al trono. El propio Miguel Psellos era un funcio-
nario que se había destacado en ese sentido, manipulando lasdesignaciones a su antojo. Cónsul de los lósofos y secretario
imperial bajo Miguel V (1041-1042), condente de Constantino
IX Monómaco, consejero de las emperatrices hermanas Zoe
y Teodora (1042 y 1055-1056), elector, asesor y embajador
de Miguel VI (1056-1057), hypertimos de Constantino X Du-
cas (1059-1067) y nuevamente asesor de Miguel VII Ducas
(1071-1078), Psellos representaba el gobierno de la retórica,
de la losofía y de la erudición. Ello puede corroborarse en el
siguiente pasaje de su Cronografía (2005): “como destacado
estudioso de nuestras letras (Constantino X Ducas) solía decir
ojala se me reconociese por esto y no por mi condición de
emperador” (p. 433).
Frente al partido civil que solo se preocupaba por la mejor ma-
nera de reducir, desorganizar y desarticular al ejército imperial
con tal de asegurarse mandos dóciles y fácilmente maneja-
bles, el partido de los aristócratas militares buscaba la opor-
tunidad de recuperar su antiguo ascendiente para restablecer
las fronteras del Imperio. Su principal portavoz era otro fun-
cionario, Miguel Attaleiates, enemigo inveterado de Psellos.
Circunstancialmente dueño del poder en 1068 gracias a la
exaltación al trono del general Romano Diógenes, el bandomilitar volvería a caer en desgracia a causa de la derrota de
1071 y de la consecuente destitución de aquél en benecio
del civilista Miguel VII Ducas. Lo que seguiría a continuación
sería una sangrienta y desastrosa guerra civil que tomaría diez
largos años en resolverse (tema al que me referiré en uno de
los acápites siguientes).
d) La crisis política, manifestada a través de la tensión existen-
te entre los bandos civil y militar, en el campo socio-económico
tenía su correlato en las fricciones que se producían entre los
modos de producción que integraban la formación económi-
co-social bizantina, a la que intentaban imponer su sello distin-
tivo. El sistema de soldados campesinos basado en la gura de
los stratiotas había dado sus mejores días de gloria al Imperio
durante los siglos IX y X. El éxito de la nueva reformulación ad-
ministrativa del estado bizantino, los themas, que fue evolucio-
nando hasta alcanzar su máxima expresión bajo Basilio II, se vio
también plasmado en el plano social. El favorable estatuto del
stratiota, determinó la migración de los mejores elementos de las
ciudades y de las villas señoriales hacia el campo. La perspectiva
de trabajar la tierra propia, de disponer enteramente del tiempoy de percibir una soldada y un mejor tratamiento scal alentó la
proliferación de los soldados campesinos. En estas condiciones
Mesopotamia, Armenia, Cilicia, Chipre y Creta.
es fácil comprender por qué bajo la dinastía Macedónica (867-
1057) la balanza se inclinó contra las aspiraciones de la gran
propiedad, condicionando enormemente el perfeccionamiento
de relaciones serviles20.
Luego, la falta de previsión de Basilio II respecto a la sucesióny los desaciertos administrativos del partido civilista encum-
brado en el gobierno tras Miguel V llevaron a la decadencia
del sistema de themas y de los stratiotas. Ello se hizo patente
sobre todo en la composición de la hueste que Romano IV
Diógenes condujo hacia la catástrofe de Mantzikert: la mayor
parte de los efectivos eran mercenarios de diferentes naciona-
lidades. Desde las sombras, entretanto, la pronoia, un sistema
cuasi feudal basado en la cesión de derechos a título vitalicio,
hacía su aparición para recién hallar su mejor versión a me-
diados del siglo XII con la stratiotikè pronoia o pronoia militar.
En suma, el colapso del sistema de soldados campesinos
signó la suerte de los bizantinos en el campo sangriento de
Mantzikert: el gran ejército de Romano, mal equipado y peor
preparado, era una mescolanza de hordas carentes de disci-
plina y temple. Ello se evidenció tan pronto como la batalla dio
inicio: muchos desertaron al bando turco (fue el caso de los
auxiliares uzos y pechenegos), mientras que otros se alejaron
convenientemente buscando crear sus propios estados sobre
las exequias bizantinas. Este último fue el caso de los genera-
les bizantinos, Roussel de Bailleul, normando de nacimiento,
y del armenio Jorge Tarchaniotes.
e) Siguiendo un orden cronológico de análisis, corresponde
ahora indagar sobre la batalla propiamente dicha. La conside-
ración de una serie de atenuantes se impone a la hora de ca-
ratular el revés bizantino como una derrota decisiva. En primer
lugar, la mitad del ejército imperial (bajo las órdenes de Bailleul
y Tarchaniotes) enviado para guarnecer el flanco occidental
nunca regresó a tiempo para tomar parte en la lucha. De modo
que el emperador entró en combate con una fuerza numéri-
camente similar a la de los turcos. Condujo bajo el calor de la
canícula a la caballería pesada hasta el propio campamento
selyúcida, cuando la sed y una oportuna maniobra envolvente
del enemigo le pusieron en retirada. La jornada aún se podría
haber salvado de no mediar la traición de un miembro del
partido civilista: Andrónico Ducas, comandante de la reserva,
20 Con el n de frenar el ascenso del latifundio, los propios empe-radores macedónicos adoptaron una verdadera batería de medidaslegales tendientes a imposibilitar el avasallamiento de la pequeñapropiedad. La legislación adoptada a este efecto ha sido tratada pornumerosos historiadores, entre ellos Ostrogorsky, Georg, Historia, op.
cit., p. 274 y siguientes; Norwich, John Julius, Breve Historia de Bizan- cio, Cátedra Historia Serie Mayor, 1997, pp. 208-229; Platagean, E. &Ducellier, A. & Asdracha, C. & Mantran, N., Historia de Bizancio, Crítica,Barcelona, España, 2001, pp. 160-163, y Maier, Franz Georg, Bizancio,Siglo XXI, 6º edición, volumen 13, Madrid, España, 1973, pp. 202-203y 210-212.
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considerando que el siguiente acto del drama tendría lugar en
la propia corte de Constantinopla, decidió dar media vuelta y
abandonar a su soberano.
A continuación, gracias a Miguel Attaleiates, que fue el úni-
co testigo ocular de la batalla, sabemos que el emperadorcontinuó luchando con ereza, montado sobre su destrero, y
flanqueado por la temible y legendaria guardia varega. Psellos
(2005) describe su captura en los siguientes términos: “Pero
después, cuando los que le hacían frente se dieron cuenta de
quién era, se vio rodeado por un círculo de enemigos, cayó del
caballo al ser herido y fue capturado” (p. 448).
Si se asume que la fuerza original reclutada por Romano al-
canzaba las sesenta mil almas y que el número de bajas al
término de la batalla cifró unas diez mil, entonces habría que
concluir que Bizancio perdió una sexta parte de su armada.
¿Por qué entonces considerar a Mantzikert como una derrota
decisiva? Es lo que veremos a continuación.
f) Las condiciones que Alp Arslan impuso al emperador cautivo
no fueron, sin embargo, gravosas para el Imperio, ya que solo
contemplaban el pago de un rescate y la acostumbrada cesión
de prisioneros. Sin haber tenido que sacricar territorios, un afor-
tunado Romano inició su regreso a Bizancio pensando que había
salvado la ropa mediante la mejor arma bizantina de todos los
tiempos: la diplomacia. Pero en el camino se enteró que había
sido depuesto a instigación de Miguel Psellos, en benecio deEudocia (esposa de Constantino X Ducas) y de Miguel Ducas.
Estalló en consecuencia la guerra civil, mientras Alp Arslan con-
sideraba papel mojado el tratado rmado con el emperador des-
poseído. Fue entonces cuando Mantzikert reveló todas sus con-
secuencias negativas, ya que los turcos se vieron con las manos
libres para accionar a voluntad en las provincias orientales del
Imperio, apenas defendidas.
g) Por último, el enfrentamiento subsiguiente entre civilistas y
militares que se extendió hasta 1081 fue especialmente apro-
vechado por los normandos para arrebatar al Imperio sus
últimas posesiones en Italia meridional e invadir el tema de
Dirraquio. Sin flota debido a la crisis y con el ejército imperial
enfrascado en una sangrienta guerra civil, a los bizantinos no
les quedó más remedio que acudir a la naval veneciana para
detener el avance normando. La alianza fue conrmada por la
crisóbula o bula de oro de 1082 que concedía a los venecia-
nos una serie de privilegios comerciales y exenciones imposi-
tivas. A la postre, semejante yerro acabaría hipotecando las
nanzas del Imperio, imposibilitando cualquier intento serio y
duradero de reconquista en Asia.Así, pues, habiendo reconstruido el trasfondo histórico de Mant-
zikert, parece poco probable que los turcos hubieran podido cap-
turar Anatolia de no mediar la torpeza mayúscula exhibida por los
bizantinos antes, durante y después de la batalla.
IMPUGNANDO EL MITO DE MYRIO KEPHALON:
El 17 de septiembre de 1176 el ejército imperial, al intentar la
captura de la capital turca de Konya, fue emboscado en los
desladeros de Tzivritze y obligado a retirarse. El propio Ma-
nuel Comneno que le conducía personalmente no pudo me-nos que comparar su derrota con aquel terrible día de 1071.
Acorde con las fuentes de la época, la impresión fue tan fuerte
que el basileo ya no volvería a sonreír hasta su muerte, cua-
tro años después. La batalla, aunque truculenta y pletórica
de escenas heroicas, no obstante, no se pareció ni de lejos
a la que el propio emperador, en su imaginario, usaba de re-
ferencia (Mantzikert). Como veremos a renglón seguido, fue
más la decepción por los objetivos malogrados que las reales
consecuencias del enfrentamiento las que hicieron mella en
la personalidad de Manuel. Pasemos a considerar el contexto
de Myrio Kephalon.
Las principales fuentes para el siglo XII en general y para la
contienda de 1176 en particular son Nicetas Choniates21, Juan
Cinnamus y el propio emperador22. Choniates, por haber pa-
decido en carne propia el saco de Constantinopla a manos
de la Cruzada de 1204, es un anti-Comneno declarado: espe-
cialmente atribuye la caída de su amada capital a la amistad
entablada por Manuel I con los latinos. Juan Cinnamus, por el
contrario, siendo un cronista cortesano se ubica en las antí-
podas de Choniates y, por tanto, incurre en el error de perder
objetividad al analizar los reinados de Juan II (1118-1143)y Manuel I, a quien considera un héroe. En relación con la
carta del emperador, podría pensarse que la misma peca de
subjetividad y autocomplacencia, y sin embargo es la obra de
un hombre inmolándose en un acto de sinceridad brutal en
busca de paz mental.
a) La guerra de 1176 entre bizantinos y selyúcidas estuvo
enmarcada en un entorno caracterizado por la hostilidad
de Occidente respecto a Bizancio. Dicho en otras palabras,
el Imperio Romano de Oriente, a la vez que debía lidiar con
las avanzadas del Islam tenía que soportar a sus espaldas
la artera agresión de los normandos, acaudillados por Roger
II, Guillermo I y Guillermo II, y de los alemanes de Federico I
21 Llamado así por haber nacido en la ciudad frigia de Chonae oConi, la antigua ciudad bíblica de Colosas. Para los detalles vitalesde Nicetas Choniates véase la introducción de Harry J. Magoulias enChoniates, Nicetas, O city of Bizantium, Annals of Niketas Choniates,Wayne State University Press, Detroit, Michigan, Estados Unidos deAmérica, 1984, pp. 9-28.
22 En una carta enviada a su aliado, el rey Enrique II de Inglaterra,
padre de Ricardo I Corazón de León, Manuel I Comneno describe conlujo de detalles su derrota en Myrio Kephalon. La carta se encuentracontenida en la obra de Roger de Hoveden: The Annals of Roger deHoveden comprising the History of England and of other countries ofEurope from A.D. 732 to A.D. 1204, Vol. I, traducida del latín por HenryT. Riley, Londres, Inglaterra, 1853, pp. 419-422
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Barbarroja. Ya en 1146 el propio Manuel I, habiendo puesto si-
tio a Konya, se había visto obligado a levantarlo para regresar
precipitadamente a Europa ante la noticia de que una nueva
cruzada, la Segunda, estaba ingresando al Imperio a través de
Branitchevo y Belgrado.
b) Gracias al trabajo de Choniates y a la carta de Manuel I
sabemos que una epidemia de disentería se abatió sobre las
las bizantinas ni bien éstas ingresaron en Frigia. Choniates
se reere al hecho con las siguientes palabras:
No obstante, los turcos, que aparecían con intermiten-
cia para enzarzarse en escaramuzas ligeras, iban de-
lante del ejército, poniendo fuego a los pastizales para
evitar que los romanos dieran de comer a sus anima-
les, y envenenando las fuentes para impedir a sus ene-
migos abastecerse de agua pura. A poco, los romanos
se vieron gravemente afectados por una enfermedad
en los intestinos, que acabó por diezmarles23.
Manuel, por su parte, apunta en su carta a Enrique II:
Para colmo de males, cuando el ejército estaba aún
atravesando su propio país, y antes de que nuestros
enemigos bárbaros nos hubieran involucrado en la
guerra, la más perversa peste nos atacó desde el in-terior de las entrañas. Y desparramándose entre las
tropas de nuestro imperio, hizo su camino entre ellas
y, actuando como el más peligroso antagonista que
cualquier guerrero pudiera ser, destruyó vastos núme-
ros. Esta enfermedad debilitó nuestras fuerzas de una
manera formidable24.
La consideración de los efectos de la disentería sobre la tropa
es relevante desde el momento en que la irrupción de la peste
obligó al emperador a elegir entre continuar la marcha o volver
grupas y regresar a Constantinopla, lo que equivalía a echar
por la borda todos los esfuerzos de logística. Manuel escogió
proseguir y, al hacerlo, supo que debía tomar el camino más
directo, ya que sus reservas de agua estaban comprometidas.
No fue entonces por capricho sino por necesidad que optó por
el paso de Tzivritze, un desladero ideal para las emboscadas.
c) Avanzando en una secuencia cronológica de análisis tal
cual se hizo con Mantzikert, corresponde a continuación eva-
luar el desarrollo y desenlace de la batalla propiamente dicha.
23 Choniates, Nicetas, O city of Bizantium, Annals of Niketas Choni- ates, Wayne State University Press, Detroit, Michigan, Estados Unidosde América, 1984, p. 179.
24 Roger de Hoveden, The Annals, op. cit., p. 420.
En Myrio Kephalon el ejército imperial cayó en una emboscada
hábilmente dispuesta por Kilij Arslan II, quien aprovechando
la estrechez del desladero de Tzivritze, quitó a sus enemigos
todas las ventajas tácticas y estratégicas. Inclusive el mismo
emperador debió pelear por su vida acorde con Choniates:
Manuel salió del puño de hierro que aferraba la falange
como si se tratase de una trampa tendida a una coma-
dreja. Sufrió numerosos cortes y contusiones a causa
de las espadas y mazas esgrimidas por los turcos: su
cuerpo entero estaba cubierto de heridas, su escudo
había sido traspasado por una treintena de flechas se-
dientas de sangre y no podía llevar recto su casco, que
había sido golpeado y torcido25.
Al cabo, los bizantinos fueron obligados a retirarse, pero como
en Mantzikert, sus bajas estuvieron lejos de ser considerables.
Lo que es más, los selyúcidas debieron enfrentar a cada sec-
ción del ejército bizantino como si se tratase de un cuerpo
diferente, ya que vanguardia, ala derecha, ala izquierda, cuer-
po cen