Revista Fundación Rucci 1

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FUNDACIN RUCCILa Cultura en Alpargatas

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Septiembre - 2010

icin: n esta ed e calde, Escriben ctor Re ero, H astro, onio Cafi Ant , Julin Lic y otros. vagna r to ber to La Ro ario Opo esca, M Jorge Tod

El Sindicato nico de Trabajadores del Espectculo Pblico, fue fundado el 23 de octubre de 1953 impulsado por los miembros de la Unin Proteccin de Acomodadores, quienes recaudando un peso cada uno, lograron institucionalizar la lucha sindical por las ms legtimas demandas laborales. La institucin se fue fortaleciendo con el esfuerzo y trabajo de todos los afiliados que luchaban por una organizacin firme y comprometida que defienda sus derechos, est integrado por las siguientes ramas de actividad:Radio, Cine, TeaTRo, Bingos, Juegos eleCTRniCos, PaRques y diveRsiones ConfiTeRas BailaBles, luna PaRk, exTRas de Televisin, Cine y PuBliCidad, enTRe oTRas.

A partir de los compromisos asumidos por la nueva comisin directiva encabezada por Miguel ngel Paniagua en 2003 se pueden visualizar los logros alcanzados hasta la fecha. SUTEP se ha avocado a mejorar y recuperar los convenios colectivos de trabajos, mejorar los salarios. Uno de los convenios que se ha renovado ha sido el de la cinematografa que es una rama fundadora de lo organizacin, tambin se ha actualizado el convenio del Luna Park y se esta trabajando en el convenio de los Parques de diversiones.suTeP Tiene un lugaR muy imPoRTanTe en la vida del movimienTo oRganizado de los TRaBaJadoRes

. OSPEP naci en 1953. Al igual que en sus comienzos, OSPEP se mantiene con las mismas convicciones de solidaridad y trabajo en conjunto, stos son sus pilares fundamentales. El Sindicato y la Mutual avalan los 50 aos de trayectoria de esta Obra Social. OSPEP brinda un servicio de excelencia para todos sus afiliados, cuenta con amplia cobertura en todo el pas, con ms de 40 delegaciones y 100 bocas de expendio, adems la Clnica propia en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires es garanta de la calidad de las prestaciones que OSPEP ofrece.

AMERA es la Asociacin Mutual del Espectculo de la Repblica Argentina, est presidida por Miguel ngel Paniagua que junto con la Comisin Directiva llevan adelante esta gestin con el firme objetivo de brindar importante ayuda a sus afiliados. A travs de ella es posible ofrecer ms beneficios a los trabajadores. AMERA posee un plan de subsidios por medio de los cuales resguarda a sus afiliados y grupo familiar.la sede sindiCal CenTRal esTa siTuada en: PasCo 148. Ciudad auTnoma de Buenos aiRes- aRgenTina. Tel: (011)4952-3942/6326- 4951-6073/1576 - 0810-999-6773.

Visite nuestros espacios en la web www.sutep.com.ar / http://sutep-ospep-amera.blogspot.com/

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La Car ta del Directorra de trabajar por nuestra amada Argentina. Estoy convencido de que nuestra Patria y nuestro amado pueblo estn condenados al xito, y para lograrlo es necesaria la entrega total con la mayor buena voluntad de nuestros dirigentes. Creo en la poltica como nica herramienta en la lucha por el bienestar general, pero estoy convencido de que debe ser igualitaria para polticos y para dirigentes gremiales. Creo en la capacitacin de nuestros futuros lderes, nica manera de terminar con los improvisados. Estoy convencido de que en un futuro no muy lejano, a travs de la capacitacin exhaustiva, el Movimiento Obrero podr contar con hombres y mujeres de sus filas en los ms altos lugares de lucha de las estructuras nacionales. Lo dije un 25 de septiembre en la CGTRA y lo reitero: nuestra amada patria tendr algn da un Presidente salido de las filas de los trabajadores; las experiencias vividas en pases hermanos muestran que quienes llegaron a ocupar altos cargos en los Estados no solo lo hicieron con gran capacidad sino que han logrado -como Luiz Lula da Silva en Brasil o Evo Morales en Bolivia- lo que nunca pudieron hacer otras personas, La Fundacin Jos Ignacio Rucci es de todos los trabajadores; estamos creciendo con la colaboracin de muchos compaeros y compaeras y s que se seguirn sumando ms voluntades, ya que cuando la empresa es clara, sin egosmos ni sectarismo alguno, el objetivo est cada vez ms cerca. Esos son los principios sencillos y claros de nuestra Fundacin, para eso trabajo y por este fin seguir luchando.

En Ezeiza, Jos Rucci con su hijo Anbal en 1970, al regresar de Espaa, donde se haba entrevistado con Pern.

La vida, queramos o no, nos lleva a tomar distintos caminos. En mi caso, despus de ms de 30 aos de militancia en el peronismo, he decidido que hoy mi lugar debe ser aportar desde la Fundacin Jos Ignacio Rucci las iniciativas necesarias para que la militancia sindical y poltica cuente con un espacio de capacitacin para un futuro mejor. Iniciativas para que los ideales estn fundados en los hechos y no en las palabras, para que las luchas tengan un horizonte de grandeza para todos los argentinos sin excepcin, y entendamos que los enfrentamientos solo llevan a ms enfrentamientos, estriles e incomprensibles la mayora. Me inspira esta nueva etapa el haber entendido el legado de mi padre, un hombre cuya vida estuvo fuertemente marcada por la lealtad a su lder, por haber siempre bregado por la unidad del movimiento obrero organizado a travs de la Confederacin General del Trabajo o, como le gustaba decir a l, la Central Obrera. Aprend de l que nunca debo aspirar a car-

go alguno sin estar preparado para asumir semejante responsabilidad, ya que los hombres, ms all del cargo que ostenten, pueden ser olvidados por la historia y, lo que es peor, por el pueblo. Aprend el perdn, la humildad hacia los humildes y, sobre todas las cosas, la lealtad a mis principios. Dijo mi padre: El movimiento obrero organizado, quizs lo nico organizado.... Esa frase encierra todo un mensaje: quienes venimos del movimiento obrero, sabemos que sin l no hay posibilidad alguna de lucha por la igualdad de los trabajadores.Y cuando hablo de igualdad me refiero a salud, educacin, trabajo, cultura. Ustedes vern en esta revista nuestra amplitud de criterio. Nuestra intencin es que sea material de consulta, que quienes escriban lo hagan desde distintas vertientes pero con el solo fin de aportar a un pas en crecimiento constante, donde los pensamientos sectarios queden fuera y la entrega de las ideas sea en beneficio de todos, nica mane-

Secretario de la Fundacin Jos I. Rucci

Anbal Rucci

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PERFIL

Jos Ignacio RucciANTONIO CAFIERO* De todos los dirigentes sindicales que he conocido durante mi larga carrera poltica el ms leal, inteligente, valiente y comprometido con la causa peronista ha sido Jos Ignacio Rucci.

Fervor de militantes sindicales con el Secretario General de la CGT.

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El abrazo con el General.

cretario General de la Confederacin General del Trabajo, viajando inmediatamente a Madrid para poner a disposicin de Pern a la organizacin obrera. Fue en esas funciones que los peronistas descubrimos su personalidad, su coraje y su fortaleza ante los riesgos que le toc asumir. Y as empezamos a conocer a este muchacho humilde, austero, siempre muy firme en sus convicciones. Nos enorgulleca tremendamente la fuerza con la que sola expresarse en sus discusiones pblicas, tanto fuese con un Presidente de facto de la Nacin, Lanusse, como con otro sindicalista, Agustn Tosco. LUCH Y vOLvI Nacido el 15 de marzo de marzo de 1924 en Alcorta, Provincia de Santa Fe, tena 18 aos cuando lleg a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades de trabajo y en 1944 ingres como operario en los talleres de una fbrica de armas. Desde ese momento no abandon nunca ms el gremio metalrgico. Fue desde aquellos talleres que Rucci parti junto a sus compaeros a Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, para reclamar por la libertad del coronel Pern. Un ao despus fue elegido Secretario General de su fbrica y en ese puesto lo encontr el golpe de estado de 1955, siendo ya un conocido dirigente de la Unin Obrera Metalrgica. Durante los aos de la resistencia peronista sufri la crcel en varias oportunidades. El 3 de julio de 1970 fue elegido SeDesde la CGT, Rucci se convirti en uno de los principales artfices del retorno de Pern. Aquel da, el 17 de noviembre de 1972, fue l quien con su paraguas protegi a nuestro lder ante la intensa lluvia que caa en Ezeiza. Muchos interpretamos ese gesto como un smbolo de la proteccin que el Movimiento Obrero le haba dado a Pern durante sus dieciocho aos de exilio.

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Otro de los hitos de su vida poltica, y sin dudas uno de los legados ms relevantes del peronismo de esos aos, fue la negociacin del Pacto Social de la CGT con la Confederacin General Econmica, presidida por don Jos Ber Gelbard. La noche en que se firm el Pacto, tal vez apresado por una premonicin, Rucci me dijo: Antonio, he firmado mi sentencia de muerte. En ese momento no llegu a interpretarlo, pero lo cierto es que la tarea de aproximacin y de construccin de un acuerdo nacional que fuera capaz de soportar los momentos crticos que viva el pas, encontr en Rucci a su mrtir. El 25 de septiembre de 1973, da de su asesinato, Rucci llevaba en su bolsillo el discurso que iba a pronunciar esa misma noche por televisin: Ahora el fragor de las luchas ha pasado a convertirse en historia. La realidad de nuestros das es la unin, el trabajo y la paz. Ninguna sombra del pasado podr interponerse ahora para que los argentinos marchemos unidos y solidarios, hasta la construccin de la Argentina potencia. Hubo un proceso distorsionado en el mbito espiritual y cultura, cuyas consecuencias no han podido ser erradicadas del todo. Significa esto que a la recuperacin plena del poder adquisitivo de los salarios, a la valorizacin del trabajo, a la creacin de nuevas riquezas es necesario agregar la eleccin de los mejores caminos para arribar al objetivo comn. Las leyes emanadas del gobierno del pueblo, elaboradas por los representantes del pueblo, habrn de regir la convivencia argentina, asegurar los derechos de todos para frenar cualquier accin ilcita y, por lo tanto, antinacional y antipopular. La reconstruccin de la patria es una tarea comn para todos los argentinos, sin sectarismos ni exclusiones. La liberacin ser el destino comn que habremos sabido conquistar con patriotismo, sin

Pern lo consideraba su hombre de mayor confianza en el mundo sindical.

egosmos, abiertos mentalmente a una sociedad nueva, para una vida ms justa, para un mundo mejor. Rucci personifica la lealtad del militante de manera ltima y completa: humana, cvica, poltica y sindical. Rucci era el mejor hombre del Movimiento Obrero y el ms apto para entablar el dilogo entre sectores enfrentados estrilmente. El que mejor haba comprendido lo que cada quien era, lo que cada cul defenda y hacia donde deban dirigirse

los esfuerzos comunes para alcanzar la unidad nacional. Su herosmo se explica por su lealtad a Pern y a su causa: una lealtad que hoy se prolonga a travs de sus hijos y que no ha muerto con los 23 balazos salvajes y cobardes que troncharon su vida.

vincia de Buenos Aires.

* Ex senador y ex gobernador de la pro-

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INSTITUCIN

El Modelo Sindical ArgentinoHCTOR PEDRO RECALDE.* La libertad sindical es aquella que contribuye al fortalecimiento de los sindicatos como poder indispensable para la eficaz representacin de los trabajadores frente a los empleadores y al estado, no la que sirve para fragmentar las organizaciones.

Sal Ubaldini, la resistencia sindical a la dictadura.

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Desde hace aproximadamente quince aos se discute el denominado Modelo Sindical Argentino hacia el interior del movimiento obrero, a partir de una fraccin del mismo legtima pero minoritaria- que cre la denominada C.T.A.. La discusin no surgi con la creacin de esta central; la preexiste pero con diferentes actores. Los anteriores cuestionamientos a el modelo provenan de quienes queran debilitar las organizaciones de trabajadores y quebrar el vnculo de stos con el ideario y sentido del peronismo. Es universalmente reconocido incluso por sus crticos- que el movimiento obrero argentino se ha destacado por la fortaleza de sus organizaciones, y que esto fue consecuencia de la promocin estatal a travs de un rgimen legal que propenda a la estructuracin de los trabajadores en organizaciones sindicales fuertes, de amplio mbito de actuacin geogrfico y comprensivas de todos los trabajadores de una actividad, desalentando su fragmentacin en pequeas organizaciones sindicales cuya multiplicacin llevaba inmanente notas de debilidad. Para una eficaz defensa de los intereses y derechos de los trabajadores, el sindicato debe ser fuerte; si el sindicato no posee poder de conflicto tampoco lo posee de negociacin, y tales carencias redundan en ineficacia en la representacin de sus trabajadores. Precisamente la fortaleza del movimiento obrero argentino surgi, en gran medida, del rgimen legal promotor de la unidad, impulsor de la concentracin y disuasivo de la atomizacin. Dos caractersticas tradicionales del rgimen legal de asociaciones sindicales son las que lo permitieron. La primera de ellas, el sistema de personera gremial. En nuestro rgimen jurdico los trabajadores tienen derecho a constituir en un

mismo mbito (actividad u oficio dentro de un mbito geogrfico determinado) tantos sindicatos como crean conveniente; pero solo uno de ellos tiene la facultad exclusiva de representar los intereses colectivos de los trabajadores del mbito. La expresin mas clara de la actuacin en representacin del inters colectivo es la negociacin colectiva; all se est representando a todos los trabajadores que puedan llegar a integrar ese colectivo, independientemente de quienes sean los individuos que lo integren en cada momento puntual. El derecho a representar con exclusividad los intereses colectivos se atribuye a aquel de los sindicatos que resulte mas representativo en su mbito, a quien se le otorga la personera gremial, que lo califica como tal. La representatividad se mide por la cantidad de afiliados cotizantes, de resultas de lo cual es la propia voluntad mayoritaria de los trabajadores, manifestada por la afiliacin y su mantenimiento en la organizacin sindical, la que determina cul de los sindicatos repre-

sentar el inters de todos los trabajadores. Por otra parte, el sistema no es esttico; cuando el sindicato con personera gremial pierde su mayor representatividad a manos de otro sindicato, aquel pierde la personera gremial que se desplaza hacia ste con todas las atribuciones que de ella se derivan. LA LEY Y LA UNIDAD Quiero poner especial nfasis en sealar que esta caracterstica la distincin que nuestro sistema legal efecta entre sindicato mas representativo y los que no lo son (a los que se denomina simplemente inscriptos) y la atribucin a aquel del derecho exclusivo a negociar colectivamente-, ha sido expresamente convalidada tanto por la O.I.T. como por la Corte Suprema de Justicia de la Nacin en sus dos recientes fallos ATE c/ Estado Nacional (noviembre/2008) y Rossi, Adriana c/ Estado Nacional (diciembre/2009). La segunda caracterstica del sistema que contribuy a la fortaleza del movimiento

La CGT en pleno debate.

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obrero es la llamada concentracin, que implica adoptar los mecanismos legales idneos para promover la unidad alentando el mantenimiento de los trabajadores en la organizacin sindical, y desalentar la fragmentacin de las organizaciones sindicales. El sistema legal no impone la unidad ni prohbe la fragmentacin, sino que promueve la primera y desalienta la segunda a travs de disuasivos tales como el reconocimiento de mejores derechos al sindicato con personera gremial. Tales mejores derechos, valga aclararlo, no impiden al sindicato simplemente inscripto la administracin de la entidad, la organizacin de sus actividades, la realizacin de asambleas, ni la formulacin y ejecucin de su programa de accin. Adems, la ley prev los mecanismos aptos para una efectiva democracia interna, de forma tal de garantizar un amplio pluralismo hacia el interior de cada organizacin sindical, la participacin de los afiliados en la vida de la entidad y en la toma de decisiones a fin de que la actuacin del sindicato responda a la voluntad genuina y mayoritaria de los afiliados. Todas las posiciones expresadas y todo el debate necesario en el seno del sindicato, las decisiones de la entidad adoptadas de forma tal que respondan a la voluntad de la mayora, y hacia el exterior, frente a los contendientes principales empleadores y estado- unidad en la ejecucin de la decisin democrticamente adoptada. Este ha sido el tradicional modelo de organizacin sindical argentino, consagrado en el Decreto-Ley 23852/45 (1945) y las Leyes 14.455 (1958), 20.615 (1973) y 23.551 (1988 y actualmente vigente); y que se pretendiera quebrar con el Decreto-Ley 9270 (1956), Decreto 969/66 (1966), Ley de facto 22.105 (1979) y Proyecto Mucci (1984). La Ley de Asociaciones Sindicales vigente,

que data de 1988, fue producto del amplio consenso logrado por los dos bloques mayoritarios en el Congreso de la Nacin (Unin Cvica Radical y Partido Justicialista) y de todo el movimiento obrero. Quiero traer a cuento lo sealado por un entonces diputado nacional por la U.C.R. y destacado abogado laboralista Ricardo Cornagliaquien resalta respecto a la ley 23.551 que ...la primera nota que el intrprete debe reconocer es que sta es una norma legal de consenso. Su texto es el resultado de mltiple acuerdos previos... y relata que quienes se opusieron a su sancin en la Cmara de Diputados fueron Alvaro Alsogaray y Federico Clerici (UCD) bajo la invocacin de que el sistema de unidad promocionada por el Estado afectaba la libertad (Ricardo Cornaglia, Derecho Sindical, Ed. La Ley, p. 87 y 85 respectivamente). Ya los trabajadores haban advertido en 1947 y 1948, en oportunidad de discutirse en el seno de la O.I.T. los Convenios ns 87 y 98 que bajo la invocacin de la supuesta libertad poda esconderse la debilitacin de las organizaciones sindicales, y por tal motivo fue rechazada la pretensin patronal de incluir en ambos convenios las mal denominadas libertades sindicales negativas (las libertades de no afiliarse y de desafiliarse). FRAGMENTAR Y DEBILITAR Las organizaciones sindicales son conscientes que la eliminacin de las herramientas disuasivas de la fragmentacin conllevan a la debilidad sindical, incluso aquellos sindicatos cuestionadotes del model que cuando lo que est en riesgo es su personera gremial no vacilan en defenderla con invocacin de las disposiciones legales que en abstracto critican.

El smbolo de la unidad necesaria para defender los derechos de los trabajadores.

Creemos que la libertad sindical debe entenderse como aquella libertad que contribuye al fortalecimiento de los sindicatos como poder indispensable para la eficaz representacin de los trabajadores frente a los empleadores y al estado; entender a aquella como una mera libertad que pueda servir tambin para fragmentar a las organizaciones de trabajadores es solo un eufemismo mas del liberalismo ideolgico detrs del cual est el riesgo intencional o involuntario- de la debilidad sindical.

* Diputado Nacional.

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MEMORIA

Las dos leyendas de la historiaROBERTO LAvAGNA*

Los fastos del Centenario de la Repblica y el hambre obrero retratado en Sin pan y sin trabajo por Ernesto de la Crcova, en el ao 1892.

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A la derecha reunin de lderes en el Banco Mundial, y a la izquierda, la cpula del FMI.

Cuando la historia es usada como argumento para la lucha poltica e ideolgica del presente deja de ser exposicin e interpretacin lo ms objetiva posible y se convierte en leyenda o, como dicen ahora, en relato. Pero nunca hay una leyenda nica, incluso las leyendas dominantes cambian. Nada mejor para entender donde estamos en este Bicentenario -con toda su complejidadque dar una mirada a lo que fue el Centenario en 1910. All conviven dos leyendas opuestas: la leyenda dorada de un pas que viva un progreso incontenible, con una dirigencia culta e instituciones desarrolladas, un pas integrado a las grandes corrientes mundiales de inversin, comercio e inmigracin. Y tambin la leyenda negra de un pas con fuerte concentracin de los beneficios del crecimiento en unos pocos, pas del fraude y del pensamiento nico, dependiente de poderes extranjeros. La verdad que el pas era ambas cosas: el pas con instituciones modernas, granero del mundo, inmigracin incesante y fuerte desarrollo de la educacin y a su vez el pas con Estado de Sitio, una ley de Defensa Social que inclua pena de muerte y grupos nacionalistas que rechazaban la inmigracin y sus consecuencias.

S, eso era el pas. Esa era la foto del momento. Pero debajo de esa foto haba una dinmica que conducira en poco tiempo a la sancin de la ley Senz Pea y al inicio de un periodo diferente en la vida nacional, menos elitista. Este ejemplo debe servirnos para entender que tambin en este Bicentenario hay dos leyendas: la dorada y la negra. Que los historiadores se ocupen de ellas. Lo que me parece relevante ahora como sociedad es pensar hacia dnde debe ir nuestra dinmica para entrar en un periodo diferente y mejor de la vida nacional. Ese debe ir tiene para mi tres componentes esenciales: el plano de lo poltico-institucional, el de la ubicacin del pas en el mundo y el plano de las cuestiones econmicas y sociales. EQUILIBRAR EL PODER En el plano institucional y poltico es esencial re-equilibrar los poderes del Estado a favor del Congreso Nacional y del Poder Judicial poniendo lmites al Poder Ejecutivo. Es tambin re-federalizar el pas. En cada caso hay leyes y decisiones que son esenciales para alcanzar el objetivo. El reequilibrio de poderes requiere de una

modificacin del Consejo de la Magistratura quitando el poder de decisin y/o bloqueo del Poder Ejecutivo y restableciendo la relacin entre este rgano de designacin y remocin de jueces y la Suprema Corte de Justicia. Requiere asimismo la modificacin del rgimen de aprobacin de los DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia) que hoy son ms que una ley porque para mantener su vigencia basta que una Cmara no los rechace expresamente. En la misma lnea hay que volver a ceder al Congreso Nacional decisiones incluidas en los llamados Superpoderes Presupuestarios que haban sido eliminados en el ao 2005 y fueron reimplantados y ampliados. En un grado de importancia no menor debe incluirse la normalizacin del INDEC y volver a establecer como cuerpo colegiado en la Unidad de Informacin Financiera que es la responsable de control del blanqueo de dinero, narco-finanzas, etc. La re-federalizacin del pas necesita un reparto automtico no discrecional de los recursos a las provincias, mayor que el actual; una nueva ley de coparticipacin; una ley de responsabilidad fiscal y una reestructuracin de la deuda de las provincias con la Nacin. Es ese sentido la coparticipacin

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del impuesto al cheque es un componente central de una poltica conducente a dar a las provincias parte de la capacidad financiera necesaria para que funcione realmente el sistema federal de gobierno. Muchas reformas polticas son posibles. Sin embargo, ninguna tiene sentido si el sistema de emisin del voto no se modifica con un sistema de boleta nica o voto electrnico que vuelva a poner al fraude bajo estricto control. Las irregularidades de los aos 2005 y 2007 a nivel pas o casos como el de Crdoba en el 2007, no pueden repetirse sin grave prdida de sentido de la democracia. CON LOS SOCIOS ESTRATGICOS En lo internacional, hay que volver a ubicar al pas cerca de nuestros socios estratgicos, Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay, lejos del eje chavista. Argentina debe abrirse al mundo desde esa posicin, sin aislamientos y autarquas retrgradas pero sin creer que es posible aceptar la globalizacin pasivamente, ingenuamente, sin polticas activas nacionales. En ese marco Argentina tiene un papel a jugar en temas tales como los Derechos Humanos; el Comercio y las Inversiones; la transferencia de tecnologa; el Medio Ambiente, la Ayuda Humanitaria, las corrientes migratorias; el destino de la Antrtida, los lmites a la contaminacin nuclear, por citar slo algunos temas relevantes a nivel mundial. No menos importante es diferenciar la poltica exterior de visitas cuasi sociales en bsqueda de una foto o de hacer uso de los escenarios externos para fines polticos internos. FRENAR EL PNDULO En lo econmico-social, no habr crecimiento sostenido si antes no definimos cmo frenar el pndulo entre el pas cerrado, pro-

tegido y poco competitivo que menosprecia al campo y el pas totalmente abierto, descuidado de su industria y servicios y centrado slo en el agro. Como hicimos en el 2002, el consumo debe ser el motor del crecimiento en la seguridad de que generar inversin productiva e incluso mejorar la competitividad en materia exportadora. Por supuesto que esto tiene un requisito esencial, que es la permanente suba del poder adquisitivo que combine crecimiento, suba en la productividad y mejora en la masa salarial que incluye tanto sueldos activos y pasivos como nivel de ocupacin. Es esencial no dejarse atrapar por recetas negativas como las que el FMI le recomend antes a Argentina (1999, 2001, 2002) y que solo fueron rechazadas en el marco del programa del 2002, recetas de ajuste que ahora recomienda a Grecia, Espaa y Portugal donde el papel del consumo pasa a ser puramente residual. El segundo elemento central es tener cuentas pblicas nacionales y provinciales slidas y superavitarias que permitan reducir la deuda del pas, bajar los intereses para el desarrollo privado y tener una poltica de tipo de cambio (el valor del dlar) autnoma y cuidadosa de nuestra real competitividad internacional. Durante muchos aos la ortodoxia econmica se apropi del concepto de supervit fiscal y nunca, nunca lo alcanz por poner este objetivo en el marco de programas de ajuste, recesin y empeoramiento del empleo y la distribucin del ingreso. Desde la heterodoxia econmica, en el marco de un programa de expansin del producto bruto y del mejoramiento de la distribucin del ingreso es posible s generar supervit fiscal. El periodo 2002-2005 donde se alcanz un superavit histrico tanto de la Nacin como de las provincias, muestra precisamente que se es el camino. El supervit depende del crecimiento y no del ajuste.

Dominique Strauss-Kahn, el actual Director del FMI.

Esta poltica no tendr xito si no se la combina con una verdadera cruzada contra la pobreza situacin en la que estn hoy 31 de cada 100 argentinos. Cruzada que requiere el compromiso total del gobierno as como de la plena conciencia y apoyo de toda la clase dirigente y de la sociedad en su conjunto. No debemos olvidar que hace slo 35 aos, en 1974 nicamente 4 de cada 100 argentinos estaban debajo de la lnea de pobreza. El retroceso ocurrido en estos aos tiene pocos precedentes en el mundo. Tanto en la vida de los pueblos como en el de las personas hay momentos en que hay que ratificar y consolidar tendencias y hay otros, como ste, en que hay que rectificar, cambiar el rumbo para alcanzar una nueva dinmica. Si no lo hacemos podremos definir a Argentina como un pas extraordinario cuya clase dirigente ha sido incapaz de transformar ese carcter extraordinario en lo nico que importa, que es el mayor bienestar para su pueblo.

* Ex ministro de Economa de la Nacin.Nota: Alguna de las medidas propuestas puede haber sido total o parcialmente implementada despus de la terminacin de este artculo.

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ECONOMA

Hay una economa peronista?JORGE TODESCA* Claramente existe dentro del proyecto nacional que encarna el justicialismo un lugar especial para la economa. Es un modelo cuyos principios se mantienen vlidos, aunque los instrumentos deban adaptarse con el transcurso del tiempo.

conos de un pas que creca y generaba derechos para los ms postergados. Estas imgenes fueron extradas de publicaciones de defensa de los derechos civiles en el primer gobierno Justicialista.

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Los pilares de la economa justicialista hay que buscarlos en la propia gestin del Gral. Pern entre 1946 y 1955. Es all donde encontramos un despliegue pleno de un plan, sus resultados, sus tropiezos y su capacidad de corregir el rumbo. El lugar central de la economa del justicialismo es el hombre, claramente expresado en aquella frase de la economa al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economa. Estoy convencido que la traduccin de esa frase a los tiempos modernos es que todo el sistema econmico carece de sentido final si no conduce a dignificar la vida, si no significa acceso universal a un salario digno, vivienda, educacin, salud, justicia, seguridad, esparcimiento. En ese sentido nuestro pensamiento econmico es garantista. Es decir, no creemos en que el acceso a estos bienes y servicios bsicos pueda ser librado a lo que ocurra simplemente como resultado de las fuerzas del mercado. Pero, al

mismo tiempo, la economa justicialista reserva un lugar central para la promocin de las empresas. Es decir debe lograrse una conjuncin entre los intereses privados empresariales y el desarrollo humano. Si miramos los desafos e interrogantes que ha abierto la actual crisis internacional, a no dudar estos pensamientos, que estn en las races del justicialismo, tienen absoluta vigencia. Crece un reclamo universal por compatibilizar las ganancias en especial de origen financiero- con la calidad de vida de los ciudadanos, con su proteccin incluso frente a los peligros del mercado, es decir los daos en su patrimonio a que pueden ser sometidos por ser inducidos a decisiones que no pueden evaluar individualmente. Retrocediendo un poco en el tiempo, es el caso tambin de nuestros depositantes en el sistema bancario y quienes tenan prstamos en dlares, que fueron conducidos a decisiones que inevitablemente iban a terminar en

el colapso porque los hombres (las familias) quedaron al servicio de la economa. El punto de articulacin de este difcil equilibrio es, dentro del justicialismo, el trabajo. Para el justicialismo la asistencia social es slo un puente entre una situacin de desamparo y la incorporacin al mundo del trabajo digno. El justicialismo no se basa en la filosofa de las ddivas ni los subsidios. Estos son slo medios transitorios de paliar una situacin. La verdadera solucin viene por el lado del ingreso que se obtiene del salario y por un sistema de previsin que asegure la calidad de la existencia despus de la vida activa. Esta filosofa significa, a la vez que una orientacin para la economa, un compromiso fuerte con el desarrollo del ser humano desde el nacimiento. La verdadera equidad slo tiene posibilidades de alcanzarse si los seres humanos son igualados en la lnea de partida en materia de alimentacin, atencin sanitaria, educacin.

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El capital humano no era un concepto habitual a mediados del siglo pasado, pero su concepcin esencial estaba tambin en el centro de la filosofa del justicialismo. La proteccin a la niez, adems de un contenido tico, tena una impronta fuerte de desarrollo del capital humano. Es desde estos ejes que se estructuraron los dos Planes Quinquenales del gobierno del Gral. Pern. Los contenidos especficos de estos planes tienen, en algunos casos, actualidad y en otros corresponden a problemas y desafos de aquel momento histrico. Una de las cuestiones vigentes esenciales en la concepcin misma de la existencia de un plan. Es decir la proyeccin estratgica de la Nacin. El sendero y los instrumentos para alcanzar los objetivos. No es posible gobernar con objetivos sociales definidos sin un Plan. La ausencia de un sistema que ordene las acciones del Estado en pos de determinados fines deja libradas al azar cuestiones esenciales de nuestra filosofa social. A diferencia de la teora del derrame, que propugna que el simple crecimiento traer desarrollo y equidad social, en el justicialismo la cuestin social no es un residuo del crecimiento, sino el punto de partida, el vrtice de todo el ordenamiento gubernamental. El desarrollo social tiene en su base el desarrollo productivo. Sin un sistema productivo fuerte no hay empleo suficiente en cantidad y calidad. A su vez, la fortaleza del sistema productivo requiere un trabajo conjunto de todos los actores sociales y econmicos: estado, sindicatos, asociaciones empresarias y organizaciones de la sociedad. Por su naturaleza y el desafo de la poca inicial, el justicialismo se identific siempre con el desarrollo de la industria. Esto dio lugar a cierta impronta de enfrentamiento con

el sector agropecuario, que efectivamente existi en los primeros aos del gobierno del Gral. Pern. Sin embargo, al reformular su plan de gobierno frente a nuevas circunstancias internacionales, Pern impuls lo que se denomin la vuelta al campo . Es un episodio aleccionador sobre la capacidad de rectificacin del rumbo. En su regreso a la Presidencia, en 1974, Pern plante un concepto integral de la construccin de riqueza, tanto en lo que se refiere a la necesidad de incluir a todos los sectores productivos como a la cuestin de incorporar a la totalidad de los sectores sociales. La base de esta filosofa es lo que l denominaba la universalizacin que se estaba produciendo, que era el inicio del proceso que hoy conocemos como globalizacin. Construir una base material estable para el conjunto de los argentinos desde la filosofa del justicialismo supone: Elaboracin de una estrategia de desarrollo

econmico y social, con nfasis en la productividad y la distribucin de la riqueza y que contemple, con realismo y creatividad, las alianzas y vinculaciones que deben establecerse con un mundo cambiante y en estado crtico. La concertacin como un instrumento principal de la accin de gobierno, a fin de definir polticas de estado sobre los principales temas de agenda. Limitar la concentracin econmica, favorecer la competencia y garantizar los derechos de los trabajadores, los usuarios y los consumidores. En otras palabras, el desarrollo econmico requiere intencin poltica, no se produce espontneamente.

de Economa de la Nacin.

* Ex viceministro

POLTICA

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Las coincidencias bsicas del ejercicio democrticoJULIN LICASTRO* Una corporacin concebida como clase poltica es lo contrario exactamente del arte de conducir; porque el conjunto de la comunidad funciona como una entidad vital y orgnica, y no por estamentos estticos y mecnicos de obediencia partidista.

La accin poltica exige una batalla de presencia; presupone la vocacin de ser poltico y de estar en la poltica como decisin militante y consecuente con un compromiso real de proximidad y contacto con la base social que la sustenta. El alejamiento de esta base, configurando una corporacin concebida como clase poltica, es lo contrario exactamente del arte de conducir; porque el conjunto de la comunidad funciona como una entidad vital y orgnica, y no por estamentos estticos y mecnicos de obediencia partidista. Este compromiso, entonces, es imposible de evitar,

so pena de un rechazo total que tarde o temprano se manifestar. El ser poltico de acuerdo a esta definicin primordial implica autenticidad y entrega, donde el hacer es dar y darse; y no un juego de simulacin para servirse personalmente de puestos y prebendas. Cuando esto ocurre, hay una relacin de agresin, que denota falta de sensibilidad y prepotencia; porque no puede haber respeto de posiciones y jerarquas partidarias, si no se cumple la misin ni las funciones que el ciudadano delega en el sistema republicano de representacin. El estar en la poltica, a su vez, significa saber

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captar y vivir en el contexto de una realidad que alimenta los contenidos de la accin, confiriendo sentido y dignidad al cdigo poltico de los dirigentes. En consecuencia, ese estar cuando resulta mal planteado o mal llevado por desinters o ambiciones desmedidas, sofoca el ser y lo degrada en algo sin substancia. As la cultura poltica no existe, pues se rebaja a la mera ostentacin de cargos y aparatos, que son objetos y no sujetos del quehacer democrtico; va por la cual, paralelamente, se pierde toda objetividad y razonabilidad en las relaciones y discusiones que requieren trascender en el plano institucional . Tales relaciones, que naturalmente parten de perspectivas diferentes, no pueden sin embargo ocupar y mantener el espacio constitucional si no encuentran puntos bsicos o mnimos de conciliacin de opuestos. Porque en la experiencia histrica, las tendencias beligerantes, si lo hacen de forma absoluta y crnica, van girando de la poltica propia de los medios pacficos a su continuacin por la violencia, en las palabras y los hechos, bajo los trminos lamentables de una confrontacin civil de pronstico incierto. EL vALOR DE LA PERSUASIN SIN ARROGANCIA Para obtener una apreciacin coherente de la realidad, lo que se debe conocer son los fenmenos polticos, o sea: las manifestaciones de los distintos factores y hechos tal cual se dan, con todas sus contradicciones. Tratar de que sea esta misma realidad la que conteste, dentro de una lgica sin artificios ni maas, las principales preguntas que nos hacemos: es decir, explorar y desentraar la situacin y sus diferentes alternativas con un criterio analtico, y no en una tesitura personal que

afecta al pensar ms objetivo y calmo. As, por la comprensin y el entendimiento poltico, podremos reunir, resumir y sintetizar aquellos ejes y elementos esenciales de informacin que nos lleven a razonamientos coherentes y, por lo tanto, pasibles de transmitir y compartir. Esta es la aproximacin a la razn en la facultad de las ideas polticas, que va descartando en lo posible las actitudes irracionales. No nos referimos, por supuesto, al ncleo de creencias, valores y anhelos que subyacen legtimamente en el trasfondo de los movimientos y fuerzas polticas, porque ello constituye la parte ms humana de cada organizacin. Lo que tenemos que desterrar no es esto, sino la falta de ponderacin y de prudencia, y el exceso de sectarismo y animadversin, que se expresan hoy mediante resentimientos, difamaciones y contragolpes. Tambin en poltica, recordemos, la razn prctica se determina por la persuasin, el buen trato y la disposicin espiritual para trabajar segn el principio de unidad en los grandes objetivos nacionales. Ningn proyecto, plan o tendencia tiene en poltica un progreso lineal e indetenible; y todo avance admite detenciones, retrocesos y crisis. Si no sabemos manejarnos en esos momentos difciles, perderemos la acumulacin de efecto que caracteriza a una buena estrategia; porque ella debe asumir por igual sus victorias y derrotas; y discernir lo que podemos hacer solos, de aquello que necesariamente tenemos que construir acompaados. COMBINAR AUDACIA Y PRUDENCIA Como ensean los clsicos, el campo operativo de la accin se crea, para lo cual parte de un pensamiento de poder determinado por nuestras convicciones y posibilidades

ms propias. Pero la factibilidad de esta estrategia, y la probabilidad de llevarla al xito, depende paso a paso del clculo de posibilidades en el complejo tctico de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. El discurso poltico es insuficiente. La accin meditica es insuficiente. La bsqueda de amigos y aliados tambin. Pero la dosificacin adecuada de stas y otras actividades y propuestas, nos acerca con perseverancia al logro del triunfo en tiempo y espacio. Es una combinacin equilibrada de audacia y prudencia, donde el exceso de un trmino de esta ecuacin directriz, acarrea el fracaso seguro, por encima de la terquedad y la ira que as resultan malas consejeras. No queda otro camino que interpretar la realidad, y construir un sistema articulado para avanzar en ella. Y mantener una vigilancia especial ante todos los hechos nuevos de carcter desencadenante de cambios en las relaciones de poder. Por otra parte, la accin poltica prefiere la flexibilidad a la rigidez, y en esto casi siempre se distingue de otras formas de conduccin, como la militar, porque el liderazgo poltico se sostiene en el acierto y no en la disciplina. El sectarismo es el primer enemigo de la conduccin, porque el horizonte poltico se eleva nicamente con grandes objetivos, y stos: o se construyen y alcanzan colectivamente o se frustran. De ah, la amplitud a im-

primir a las estructuras de participacin, y la necesidad de formar suficientes cuadros de enlace y contencin, para generar la organizacin imprescindible que al final vence al tiempo. Por lo dems, el propio juzgamiento de los hechos del pasado que requiere no slo memoria, verdad y justicia debe realizarse desde la perspectiva constructiva del futuro, porque siempre, como ensea la filosofa: lo til mira al porvenir. SERS LO QUE DEBES SER Formar un lder es crear un creador. Una personalidad especial, sin miedo a sus propios pensamientos, y que confa en s mismo. En la partida, hay tambin muchos hroes a la fuerza que las circunstancias ponen y sacan del escenario principal sin mayor esfuerzo ni trascendencia; porque como dice el refrn- quien no cree en s mismo miente siempre y traiciona. De all el axioma tambin conocido: sers lo que debes ser o no sers nada. Toda gran poltica quiere algo ms que poltica: quiere historia. Y el verdadero militante debe estar atento y preparado para realizarla cuando llegan los momentos propicios de los ciclos transformadores. Pero la historia tiene un precio, y quien no est dispuesto a pagarlo, demuestra que no la merece. Esta es una cuestin estratgica, tica y moral, que vincula al oficio de conducir con las dudas existenciales de quienes deben optar: entre la espiritualidad de una concepcin poltica humanista o sus propias ambiciones materiales. valga esta reflexin para reiterar que slo las actitudes y conductas polticas abnegadas y creadoras, son capaces de sostener y fortalecer el desarrollo de una autntica democracia con justicia social. Es una idea

NO al trabajo infantil

compatible con el anlisis riguroso de las situaciones peligrosas, porque en circunstancias culminantes el futuro puede leerse anticipadamente en los datos y noticias del presente. Ser conduccin de verdad incluye la resolucin y la capacidad de evitar el caos, que significa una negacin total de la libertad. Prevenirlo con la elocuencia de la claridad, es una tarea directa e irrenunciable de todos los dirigentes y partidos polticos. En cuanto a los militantes de cualquier signo y nivel, creo que lo que realmente importa es la intensidad y seriedad con que abrazamos nuestros ideales y nos comprometemos con ellos en una participacin activa y constante.

La Fundacin Jos Ignacio Rucci denuncia el trabajo infantil y promueve los Derechos del Nio.

* Ex titular de la delegacin argentina ante la Junta Interamericana de Defensa.

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EDUCACIN

Innovacin tecnolgica, desarrollo y educacinMARIO OPORTO* Debemos ofrecer a nuestros jvenes un proyecto social humanista que tenga como prioridades la igualdad social, la educacin universal y un buen uso de las nuevas tecnologas aplicadas al desarrollo

El proceso de innovacin tecnolgica debe ser sistmico.

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Las ideas de conocimiento e innovacin tecnolgica deberan ser juzgadas por sus consecuencias. Es cierto que se trata de herramientas para el desarrollo, la competencia y, sobre todo, la mejora de la calidad de vida de la sociedad. Pero tambin puede verse muy claramente que si crecemos en detrimento del patrimonio natural, destruyendo los recursos y el ambiente, estamos avanzando por un lado y retrocediendo por el otro. El proceso de innovacin tecnolgica debe ser sistmico. Un pas no crece si crece por medio de enclaves y no a travs del conjunto de su poblacin. Si la innovacin tecnolgica solamente afecta a un factor o a un sector de la produccin, ese pas no se va a desarrollar. Los ejemplos de desarrollo sustentable estn vinculados a pases que han democratizado la distribucin de los bienes materiales y culturales. Hay que pensar que el adelanto tecnolgico ya no depende slo de la mquina. No estamos en el siglo XX, cuando comprbamos la mquina y, con ella, la innovacin tecnolgica. El adelanto tecnolgico actual est vinculado a la formacin de los recursos humanos; es decir, a la poblacin. Con lo que, si aspiramos a un cambio sistmico, no lo tendremos si hay un sector de la poblacin que vive afuera de ese cambio. Para que no haya poblacin afuera de ese cambio hay que educar de manera horizontal y sostenida, con el fin de evitar grandes brechas sociales. La distribucin de las innovaciones, sean en el campo de la tecnologa, la comunicacin y la informacin, deben ser masivas. No es aconsejable, por lo cruel, concebir al desarrollo como producto de enclaves de riqueza y de bolsones de pobreza, porque ese desarrollo slo se va a dar en una sociedad democratizada tanto

en trminos culturales como materiales (el desarrollo sectorial es lo contrario del desarrollo social). Por lo que la lucha en favor del conocimiento y la innovacin tecnolgica debe comenzar en la lucha del Estado contra la pobreza. Para que todos estos elementos funcionen con un mismo objetivo para ser breves y amplios: el de la justicia social- deberamos pensar en una agenda educativa vinculada a una agenda general. Tenemos herramientas y prioridades. En nuestra Provincia estn vigentes dos leyes conectadas naturalmente por sus aspectos sociales. Una de ellas, la Ley Provincial de Educacin, marca la obligatoriedad escolar desde los cuatro aos hasta los 18. La otra es la de Proteccin Integral de los Derechos de la Niez y la Adolescencia. Esas dos leyes son complementarias y debemos ejecutarlas en su totalidad. Sabemos que si desde el nacimiento, incluso desde la gestacin, no hay proteccin de derechos, va a haber desigualdad educativa. La nutricin, la salud y la vivienda son condiciones bsicas para que exista la posibilidad de igualdad en el aprendizaje. Recin a partir de all es posible pensar en una agenda educativa que comience con todos los chicos en el jardn de infantes, porque si el jardn no es para todos se genera una desigualdad de origen que despus es muy difcil revertir. Todos los chicos tienen que ir al jardn de infantes para lograr la alfabetizacin temprana. La escuela primaria tiene que ensear a leer y escribir bien como hecho excluyente. Despus s hay que ensear otro idioma y el lenguaje de las nuevas tecnologas, pero la base siempre debe ser el idioma nativo. No podemos naturalizar, como a veces lo hacemos, el hecho que el chico termina la escuela primaria sin saber leer y escribir. Lo decimos porque a veces es verdad, pero no

podemos decirlo naturalmente. Es excluyente la lectura y la escritura en primaria porque es la causal de los mayores fracasos escolares. En muchos casos, los fracasos en ciencias duras, como matemtica o fsica, estn dados ms por un mal aprendizaje de la lectura y la escritura que por la problemtica especfica de la disciplina. Ricardo Piglia dice que con la innovacin tecnolgica y sus nuevas herramientas hemos logrado tener ms velocidad en la obtencin de informacin, pero seguimos leyendo como en la poca de El Quijote. El cambio biolgico que acompae esa velocidad no se ha dado. Ha aumentado exponencialmente la velocidad de la informacin, pero nuestra estructura biolgica es la misma desde hace milenios. Hay que rescatar la lentitud del aprendizaje y la lectura la lentitud que le encuentra sentido a las cosaspara observar con precisin los fenmenos de la velocidad. La cuestin social y la cuestin educativa estn ntimamente ligadas a la ciencia, la tecnologa y el patrimonio cultural en general. Estamos obligados a establecer y sostener sus relaciones para ofrecerles a nuestros jvenes un proyecto social humanista que tenga como prioridades la igualdad social, la educacin universal y, por fin, un buen uso de las nuevas tecnologas aplicadas al desarrollo de un conjunto que sea de todos los individuos.

* Director General de Cultura y Educacin de la Provincia de Buenos Aires.

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PERSONAJE

Evita, la Mujer del BicentenarioTERESA GATTO* Eva Duarte es signo de militancia, smbolo de lucha y mito insoslayable de la Argentina. Su figura traspasa las fronteras nacionales y las del peronismo. En el Bicentenario de la Revolucin de Mayo, Evita se constituye como la representante ms cabal y modelo de un modo de hacer de la poltica como una praxis vital dedicada al bienestar de los ms necesitados.

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Si John William Cooke, llam al peronismo el hecho maldito de la poltica argentina en evidente irona, como seala Andrs Avellaneda, dirigida a esa burguesa que se vea apesadumbrada por los males que le acarreaba la existencia del movimiento poltico y social ms popular del Siglo XX, no sera exagerado afirmar que Evita es el hecho bendito del horizonte de expectativas sociopoltico latinoamericano que se agiganta segn pasan los aos. No slo por los datos histricos que permiten asociar su imagen a una vida sin comparacin posible, sino tambin a la de su muerte y el derrotero de su cadver que inversamente proporcional a los deseos de sus captores, regres para ser millones. Entrar en la eternidad, deseo de cualquier zoon politikon, no es un logro que se obtenga por el slo hecho de desearlo. Y Eva Pern lo concret cuando a cambio de morirse, entr en la inmortalidad, regres, se acrecent y hoy se sigue multiplicando no slo por su vida y muerte inescindibles sino por la extraordinaria excepcionalidad de su pasin militante que la vuelve una silueta que se expande sin csar en innumerables producciones simblicas. El objeto de esta nota, lejos de proferir locuciones msticas en torno a la santidad de su referente, hecho carente de rigor y seriedad, es tratar de asediar esa leyenda incontrastable de la Historia Argentina que, segn pasan los aos, deja de recibir las feroces crticas de clase y gnero tan ostensibles en los aos de su existencia y los inmediatamente posteriores y pasa a ser objeto de estudio de las Humanidades y de representacin de la plstica, el cine, el teatro y la literatura en la que alcanza una entidad textual que parece querer reponer ese cuerpo deseado, arrebatado a sus fieles el da que el trabajo del Dr. Ara, m-

dico que fue el encargado de la conservacin de sus restos mortales, fue interrumpido por el mandato militar de la mal llamada Revolucin Libertadora e inici un derrotero que permitira, al menos indagar, una perversidad en torno de los cuerpos que se enfrentaron a la violencia poltica en la Argentina. Podra pensarse que el Bicentenario desata en el imaginario social, cierta profundizacin de la necesidad de rescatar aquellos hitos y hiatos que nos conformaron como lo que somos 200 aos despus que en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, se decidiera que el virrey no poda continuar manejando nuestros destinos. El 25 de Mayo, entonces, con su repertorio de fbulas de paraguas y escarapelas, marca un hito en el sentido que puede atribursele al trmino revolucin de aquel siglo y un hiato en torno a un camino a seguir para liberar e institucionalizar a la Patria y llegar muchos aos despus a la conformacin del Estado Nacin (1880). Pero qu pas para qu clases se conform entonces? Es evidente que aquel modelo, se sostuvo en base a la explotacin y desmedro de la clase obrera, los desposedos, la chusma en las voces del poder hegemnico. voces que seran menos enfticas y numerosas que las que 60 aos despus se veran reivindicadas por un movimiento nacional y popular del que Eva Pern sera su Jefa Espiritual. Si antes haba un modelo de Nacin para una clase, en el 45 comenzaba a despuntar un sujeto femenino distinto que propona al comps de nuevas polticas, un modelo tambin diferente. Ese modelo decidido a confrontar con un orden imperante que destinaba a la esposa del presidente el modesto lugar del protocolo en un Te Deum o una gala en el Coln. Un modelo que desde la Asociacin de Beneficencia, otorgaba

la limosna al necesitado, en palabras de la propia Evita: Porque la limosna para m fue siempre un placer de los ricos: el placer desalmado de excitar el deseo de los pobres sin dejarlo nunca satisfecho. Y para eso, para que la limosna fuese an ms miserable y ms cruel inventaron la beneficencia y as aadieron al placer perverso de la limosna el placer de divertirse alegremente con el pretexto del hambre de los pobres. La limosna y la beneficencia son para m ostentacin de riqueza y de poder para humillar a los humildes (La razn de mi vida). Y la limosna termin de la mano de esa mujer que asumi un papel activo y cada necesidad se convirti en pedido satisfecho por la Fundacin que Evita presida y a la que a diario llegaban toda suerte de pedidos: instrumentos de trabajo, como las mquinas de coser con las que las mujeres podan tener una salida laboral y a la vez atender a sus familias, como el modelo patriarcal de la poca demandaba. El salvataje haba comenzado antes, pero para cuando la Fundacin se constituy, en junio de 1948, su presidenta saba muy bien como llevar adelante una tarea social imprescindible, ya que desde 1946 en que se conform la Cruzada de Ayuda Social la labor en barrios de hogares precarios ya estaba en marcha. La apertura de Hogares de Trnsito y comedores escolares; la provisin de instrumental a hospitales, el abastecimiento de alimentos a familias necesitadas y la gestin para llevar adelante obras de salubridad y saneamiento en asentamientos humildes; la distribucin de juguetes a nios pobres, la llegada de los obsequios para las fiestas de Navidad y Reyes y la creacin de puestos de trabajo a los que se encontraban fuera del sistema productivo es un hecho fehaciente. Esta ayuda social re-

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cababa sus fondos de los sindicatos con quienes Evita mantena una relacin de estrecha fluidez, ella era el nexo entre los trabajadores, sus delegados y Pern. Ciudades Universitarias, Hogares de Ancianos, la Ciudad de los Nios y la profesionalizacin de la carrera de Enfermera fueron parte de un plan que sus detractores llamaron maas del populismo o asistencialismo nefasto pero que se derrumba al analizar que si cada ayuda tiene un destinatario hasta ese momento carente, su frase Donde hay una necesidad, nace un derecho, esgrime una verdad lapidaria. Y as, con una celeridad asombrosa, lleg el voto femenino con la puesta en marcha de la Ley 13.010 y las mujeres votaron, concretando bajo su empuje el viejo sueo de Alicia Moreau y otras feministas ilustres. Con la misma celeridad lleg su enfermedad y lo que se ha dado en llamar El Renunciamiento, del que tanto se ha escrito. Pero sean cuales fueran las razones de esa decisin, la enfermedad o la presin de mbitos castrenses disidentes, las dos millones de personas que corearon su nombre en ese acto organizado por la CGT, dejaron en claro quin era la elegida para ocupar ese cargo tan vituperado en estos tiempos pero que entraa una responsabilidad que es preciso revisar, como tantos otros hechos de nuestro pas. Con la salud quebrada, lleg el final y su funeral muestra en imgenes grises por la lluvia de julio, millares de rostros de la angustia, el llanto de los soldados de la guardia de honor y un torrente de flores arrojadas a la curea que no eran un adis porque sus descamisados saban que de algn modo regresara y porque les haba encomendado una tarea. En su ltimo discurso, sostenida en el fervor militante y por los brazos de su esposo les confi a sus queridos descamisados cuidar a Pern yo le pido a Dios que no permita a esos

insensatos levantar la mano contra Pern porque guay de ese da, ese da mi General, yo saldr con el pueblo trabajador, yo saldr con las mujeres del pueblo, yo saldr con los descamisados de la Patria, muerta o viva para no dejar en pi ningn ladrillo que no sea peronista, porque nosotros no nos vamos a dejar jams aplastar por la bota oligrquica y traidora de los vende patria que han explotado a la clase trabajadora, porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jams por los que vendidos por cuatro monedas sirven a sus amos de las metrpolis extranjeras y entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad con la que han vendido el pas y sus conciencias. En 1976 cuando las fuerzas del terrorismo de Estado que encarn la Junta Militar de la poca ms abyecta de la que se tenga memoria, fueron a apresar a Isabel Martnez de Pern, la encontraron conviviendo con dos mitos, Pern y Evita y sopesaron la posibilidad de arrojar el cadver de la Abanderada de los Humildes al mar, hbito que se hara frecuente durante su rgimen de facto. No se animaron, pero confesaron entre gallos y medianoche que an le tenan miedo. Muchos haban enloquecido, asesinado, perdido el rumbo durante los aos en que la escondieron antes de llevarse su cuerpo con otro nombre a Italia. Un reguero de velas encendidas y ramos de no me olvides, su flor predilecta, segua cada paso de los secuestradores de ese smbolo nico y ese era un peso que ninguna bayoneta poda tolerar. Esa carga era/es el amor de un pueblo que sinti el amparo y el apoyo desde una par porque venida desde un origen difcil, no fue por odio que enfrent a la oligarqua imperante sino por empata con el sufrimiento del desposedo que le recordaba cada da que su nica mueca, como reza la biografa es-

crita por su hermana Erminda Duarte, tena una pierna rota, por eso su madre, juntando las monedas la haba podido comprar. Slo se entiende la carencia desde la carencia, slo se asume la falta desde el agujero profundo de lo que debera estar y es un hoyo. Muchos discursos se pronunciaron desde entonces hasta hoy que escondan medidas que lejos de apoyar al pueblo, lo arrojaban al ajuste, a la depreciacin de su salario, a la ausencia de lo bsico en su mesa diaria. Otros son los tiempos, es verdad, pero sean stos como sean, sumergidos en una globalizacin que lo ha mixturado todo y todo lo ha convertido en exclusin, nadie ha podido siquiera por un momento, arribar a la estatura poltica de una mujer que se atrevi a enunciar Yo s que mi trabajo de ayuda social no es una solucin definitiva de ningn problema. La solucin ser solamente la justicia social. Cuando cada uno tenga lo que en justicia le corresponde entonces la ayuda social no ser necesaria. Mi mayor aspiracin es que algn da nadie me necesite... Y como este anhelo no se ha cumplido an y las utopas sirven para continuar andando el camino sin perder la esperanza, Evita debera ser declarada la Mujer del Bicentenario para que nos susurre desde la caricia de su recuerdo que todava queda mucho por hacer y sigamos recordndola sin necesitarla tanto.

* Investigadora.

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INTERNATIONAL

Espaa y la crisis de un modelo de integracinvICTOR ALO* La actual crisis puede ser relevante para destacar los efectos negativos que sobre los Estados nacionales generan algunas formas de integracin.

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Ante la sorpresa de no pocos especialistas Espaa enfrenta hoy una crisis compleja que puede definirse segn dos frentes dinmicos de conflictos. Por una parte, las tensiones internas provocadas por los nacionalismos autonomistas que alimentan la progresiva transferencia de competencias del Estado nacional a las comunidades autnomas y, en algunos casos, exigen la cesin de capacidades incompatibles con un verdadero gobierno central. Por otra parte, las tensiones externas, sin duda el principal frente de conflicto, generadas por el proceso de integracin europea y la traumtica transformacin del sistema internacional. El aspecto relevante para develar los alcances de la crisis es que las tensiones internas y externas que sufre la sociedad y el Estado espaoles se producen en el contexto de un escenario planetario sometido a los efectos desestabilizadores de tres conjuntos de dismiles fenmenos convergentes. En primer orden de importancia, los actores internacionales sufren el embate desestruc-

turador de la expansin globalizadora provocada por el aluvin tecnocrtico, en tanto sistema de formacin de prcticas y establecimiento de relaciones sociales desde la parafernalia tecnolgica. Este sistema coloca a la tecnologa en el ncleo de la vida privada y pblica, disponindola como orculo autorreferencial y excluyente para determinar la conducta del hombre occidental contemporneo. Desde la tecnocracia asfixiante se despliega la lgica funcional que desconstituye las pertenencias nacionales y desvanece las singularidades culturales imponiendo la homogeneizacin de los comportamientos sociales y un vnculo no ideolgico con la realidad, a la que se virtualiza para que sea ms maleable y dcil. El segundo frente de elocuentes desafos para los Estados nacionales y las organizaciones por ellos creadas est representado por el neoimperialismo, que adapta las polticas y los instrumentos de dominio a las nuevas dimensiones impuestas por la tecnocracia,

pero tambin a la realidad insoslayable de las megacorporaciones multinacionales. Precisamente estas megacorporaciones han sido las creadoras e impulsoras de las tensiones propias de un tercer frente, que con el manto de un mundialismo racional ha provocado profundas modificaciones en el escenario internacional promoviendo una creciente privatizacin de las relaciones interestatales y una disminucin significativa del intervencionismo pblico. Gran parte de ese mundialismo, propulsado por el neoconservadurismo de Reagan y Thatcher durante los 80, estuvo concentrado en imponer la dinmica del capitalismo formal dedicado al desarrollo de los servicios financieros y muy dependiente de la especulacin mediante la creatividad burstil, el mercantilismo bancario y actividades a ellos conexas. Y este ltimo es precisamente el punto decisivo en la consideracin de la actual crisis que afecta a los pases centrales y se proyecta con trgica sombra sobre las economas emergentes. La presente (y disimulada) eclosin del sistema financiero internacional ha sido provocada por un proceso que desde el mundialismo exigi dar va libre a las megacorporaciones y desplazar el nfasis de la economa hacia actividades destinadas a potenciar el capitalismo formal fundado en la creacin de expectativas como clave para la generacin de riquezas. Espaa tiene en estos momentos la difcil misin de volver a la realidad. En gran parte el sueo europesta espaol se ha desvanecido, y esta segunda frustracin ser ms desequilibrante que la anterior. La primera haba sido el abandono de la aspiracin de liderazgo mundial nacida del intervencionismo aznarista en la privada guerra BB (Bush y Blair), promovida por un neoimpe-

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rialismo que demostr apelar a la ONU slo cuando le sirve de encubrimiento eficaz. En la poca del acuerdo de las Azores, Jos Aznar haba concebido la ficcin de una Espaa como potencia intermedia con intereses estratgicos a nivel mundial, figura que le sirvi muy bien a su ego-poltica, pero no tan bien a los intereses espaoles que se disponan distantes de Francia y Alemania. Luego del entusiasmo aznarista, Zapatero no tuvo ms remedio que comenzar a remontar la cuesta de los arrepentidos y volver a la vieja Europa con la certeza de que el lugar que poda ocupar Espaa nunca sera en una posicin antagnica con Berln. Sin embargo, el giro estratgico del socialismo espaol hacia posiciones ms conservadoras en poltica internacional no tuvo su correlato en la reorganizacin de la economa nacional, levantada en su ltima etapa por el Partido Popular sobre los recursos provenientes de la especulacin inmobiliaria, el ingreso de capitales vidos de beneficios extraordinarios y rpidos y los fondos aportados por la Unin Europea, ya sea dirigidos a la modernizacin de las infraestructuras, la adecuacin de las instituciones, el desarrollo de las regiones ms atrasadas o los subsidios a distintas formas de produccin ancladas en un pasado que se va perdiendo. La conclusin del presente artculo es que precisamente el proceso de integracin europea ha sido concebido para consumarse entre los espacios delimitados por los tres frentes de conflictos enunciados: tiene una vertiente tecnocrctica que ha determinado la adopcin de frmulas funcionales de accin y los procedimientos neutrales de decisin, sufre de la reformulacin neoimperialista de la superpotencia dominante, estando obligados sus protagonistas a respetar las necesidades de intervencionismo y alerta

permanente liderados por la OTAN contra nuevos enemigos, y ha cedido ante los embates del mundialismo corporativista en la fantasa de un mercado nico mundial, apto para el capitalismo formal, concentrado en los servicios bancarios y la creatividad financiera. Esos espacios sobre los que se despliega la integracin convergen para limitar la capacidad del Estado nacional como centro articulador de las aspiraciones colectivas e instancia de ejecucin de polticas comunitarias. Tecnocracia, neoimperialismo y dinmica corporativa avasalladora aspiran a exigir la renuncia del Estado a protagonizar en forma decisiva la poltica y a realizar su principal cometido de servir a los intereses del pueblo. La crisis no ha concluido. Ella es consustancial al proceso de convergencia europea. La integracin organizada en tono de mercado y espacio econmico de libre circulacin de los factores de produccin, con un Estado desestructurado por un sistema institucional fundado en los partidos profesionales, las decisiones tcnicas y el marketing poltico, que se pierde en una crisis permanente de existencia, debilitado internamente, sin lgica nacional ni sentido popular, slo resultar un mecanismo perverso de domesticacin de las aspiraciones colectivas y de depreciacin del bienestar comn. Los pueblos sufren hoy las consecuencias de una orfandad crtica provocada por un Estado en crisis, impedido o limitado de actuar en defensa o promoviendo polticas populares activas ante el nuevo escenario planetario. Por falta de conciencia de los polticos profesionales de los nuevos procesos radicales que alteran ese escenario o por su falsa concepcin de salvacionismo progresista que no es ms que otra versin maquillada

de subordinacin e inferioridad, el Estado, la sociedad y el hombre resisten en los lmites de un desvanecimiento radical. La Unin Europea, tantas veces propuesta como paradigma de integracin para los pases emergentes, debe servir hoy de clara advertencia que las integraciones tcnicas impuestas desde espacios ajenos a una poltica nacional son contrarias a los intereses, los valores y las aspiraciones de los pueblos, debiendo ser el Estado reivindicado como la instancia vertebradora decisiva entre las singularidades de cada colectividad y los objetivos asociativos comunes capaces de realizarlas. La etapa de continentalismo que con preclara capacidad profetizara el General Pern para nuestro tiempo merece un sistema de integracin que potencie al Estado, un Estado que deber cambiar, pero a favor del pueblo, alejndose de las insectificantes simplificaciones tecnocrcticas, las tentaciones melodramticas del neoimperialismo y las peligrosas ofertas ricardianas del proyecto mundialista.

* Diplomtico.

No Al Trabajo Infantil Se Crece Aprendiendo

La Fundacin Jos Ignacio Rucci denuncia el trabajo infantil y promueve los Derechos del Nio.

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MEDIO AMBIENTE

Breve diagnstico de la contaminacin en la Provincia de Buenos AiresJORGE OMAR MANCINI* La vida en las ciudades implica exponerse a la contaminacin del aire, al ruido, al stress producto del trfico automotor, a la contaminacin de los ros y cursos cercanos, al empobrecimiento y homogeneizacin del paisaje.

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La provincia de Buenos Aires forma parte de la Llanura Pampeana y cuenta con una superficie de 307.571 Km2, desde las zonas hmedas del sistema fluvial Paran - del Plata y el litoral Atlntico, hasta la Pampa medanosa, con un clima ms rido. Su ecosistema tpico es el pastizal. Las regiones naturales de la provincia son: Sistemas de Tandilia y ventania, Pampa Ondulada, Pampa Interserrana, Pampa Deprimida, Pampa Arenosa, Sistema de las Encadenadas, Sector Patagnico y Delta. La provincia tiene histricamente un papel determinante en la economa de la Repblica Argentina. Primeramente por contar con las ms altas concentraciones de poblacin y actividades en sus centros poblados, y segundo por sus caractersticas agroclimticas, que la convierten en un espacio particularmente favorable para el desarrollo agropecuario. As es que confluyen en un espacio reducido, en trminos relativos, las actividades de los tres sectores de la economa con un peso desequilibrado con respecto al resto del pas. La intensidad de los usos del suelo ha promovido la aparicin de problemas ambientales de las ms diversas fuentes, los cuales son de gran magnitud y por lo tanto tambin de difcil solucin. Los problemas ambientales que se analizarn a continuacin son aquellos que se consideran representativos de la provincia. DEGRADACIN DE LA CALIDAD DE vIDA Los problemas ambientales son degradatorios de la calidad de vida de las personas. En este sentido, los mbitos que deben ser analizados son los urbanos debido a la gran cantidad de personas que se ve afectada por los mismos. La vida en las ciudades implica exponerse a la contaminacin del aire, al ruido, al stress producto del trfico automotor, a la contaminacin de los ros y cursos cercanos,

al empobrecimiento y homogeneizacin del paisaje, a la disponibilidad cada vez ms reducida de espacios verdes para el esparcimiento y descanso, a la inseguridad, a la concentracin de personas en espacios reducidos, etc. En el rea Metropolitana de Buenos Aires habita el 30 % de la poblacin del pas, concentrada en aproximadamente el 1 % del territorio nacional. Esto provoca una congestin de servicios, transporte e infraestructura, aunque esta muchas veces se ve superada por las necesidades crecientes de sus habitantes. Las ciudades, se encuentran con una demanda de servicios de provisin de agua potable y de cloacas que no estn preparadas para satisfacer. As, las personas, generalmente de escasos recursos, tienen que cubrir sus necesidades de agua con recursos hdricos subterrneos que se encuentran contaminados al punto tal que el Banco Mundial ha considerado este problema ambiental como el principal de la Argentina. La escasa cobertura de la red pblica cloacal contribuye a su vez a formar un nudo problemtico de difcil solucin, puesto que los habitantes contaminan las napas de las que extraen el agua con los propios desechos cloacales, que se encuentran dispuestos en pozos ciegos precariamente construidos. Con respecto a los espacios verdes, la ciudad cuenta con 2,69 m2/hab. Si se compara este valor con el recomendado por la Organizacin Mundial de la Salud (10 a 15 m2/hab) se puede obtener una visin cabal de la situacin a la que est sometida la poblacin. Tan slo el 4% de las tierras en la ciudad estn ocupadas por espacios verdes. CONTAMINACIN DEL AIRE La contaminacin del aire en la provincia de Buenos Aires se encuentra ntimamente relacionada a los centros urbanos. Las fuentes principales de este tipo de contaminacin son los automviles y las emisiones industriales, y

la utilizacin del automvil parece estar incrementndose a un ritmo acelerado. La contaminacin sonora se encuentra ntimamente asociada al microclima de las reas urbanas y al transporte automotor, Buenos Aires figura entre las ciudades ms ruidosas del mundo junto con Nueva York, Pars, Roma, Tokio y Madrid, con un valor promedio de 80 dB y picos que superan los 100 dB. CONTAMINACIN HDRICA La contaminacin de las aguas es uno de los problemas que mayor importancia tiene en el

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mbito de la provincia. Esto se debe a la concentracin de poblacin y actividades industriales en los centros urbanos y al escaso o nulo tratamiento que se le da a las aguas servidas, cloacales e industriales. Pocas son las ciudades que cuentan con plantas de tratamiento para los efluentes generados y lo propio ocurre con los establecimientos industriales. La mayora de las aguas negras se arrojan al Ro de la Plata sin tratamiento alguno, por medio de una boca de salida de 2.5 Km. a la altura de Berazategui o indirectamente por medio de sus tributarios (Reconquista y Riachuelo). Esto se ve agravado por las descargas a los ros y dems cursos de agua llevadas a cabo por las industrias. De esta manera, la calidad de las aguas en la franja costera del Ro de la Plata se encuentra altamente comprometida. Con respecto a las aguas subterrneas, se considera que la fuente principal de contaminacin la constituyen los tanques spticos utilizados por los hogares. De esta manera se puede observar la ntima relacin que existe entre infraestructura sanitaria y de servicios y el deterioro de las fuentes de agua. La generacin de residuos domiciliarios en la ciudad ha adquirido dimensiones tales que su disposicin se ha constituido en un problema de difcil solucin para los centros urbanos de todo el pas, e incluso a nivel global en todas las grandes urbes. La disposicin inadecuada de los mismos compromete la situacin en que se encuentran los recursos hdricos subterrneos. Esta situacin es particularmente grave si se tiene en cuenta que los mencionados basurales se encuentran en las zonas ocupadas por personas de escasos recursos que tienen en el agua subterrnea su fuente de provisin. Los basurales representan un riesgo serio para la salud de dichas personas, puesto que se encuentran expuestos a sustancias txicas tanto en el suelo, como en el aire y el agua, as como organismos patgenos que encuentran

en los basurales el medio apropiado para su desarrollo y procreacin. Asimismo, en las zonas ribereas, el sobre bombeo del acufero produce un avance de la intrusin salina con las consecuencias asociadas. La degradacin de mares y costas, es de vital importancia puesto que pone en serio riesgo la continuidad del aprovechamiento de los recursos pesqueros y tursticos. CONTAMINACIN INDUSTRIAL La actividad industrial, basada principalmente en establecimientos manufactureros alimentarios, metalmecnicos, curtiembres, petroleros, qumicos, petroqumicos y textiles, constituye una fuente de contaminacin para el agua, el suelo y la atmsfera de particular peligrosidad. La mencionada cualidad puede atribuirse a la magnitud y diversidad de las sustancias peligrosas generadas, que determina la degradacin de los compuestos secundarios, debido a procesos naturales, que muchas veces constituyen un riesgo mayor para la salud humana y el bienestar del ambiente. La alta concentracin de establecimientos industriales descargando sus efluentes hacia los cursos de aguas superficiales, sin ningn tipo de tratamiento, significan una carga excesiva para los mismos puesto que los efectos agregados de la contaminacin sobrepasan el nivel de concentracin de compuestos biodegradables para la autodepuracin de los mismos. La adicin de metales pesados y otras sustancias inhibitorias de la actividad bacteriana agravan la situacin. La mayor produccin potencial de residuos se encuentra en la zona Sur de la provincia (36,6%), seguida por el Conurbano Norte y Oeste con 23,9% y 18,5% respectivamente. Por ltimo se encuentra la zona de La Plata (La Plata, Berisso y Ensenada) con un 7,8% de generacin sobre el total. El problema atribuible en gran medida a la actividad industrial es la generacin

de residuos peligrosos. Al respecto se estima que solamente en la Provincia de Buenos Aires se producen alrededor de 67.000 toneladas anuales, provenientes en su mayora de las industrias electrnica y metalrgica (46%) y de la qumica y petroqumica (44%). (Banco Mundial). Dadas las escasas plantas de tratamiento o almacenaje de estos residuos, puede considerarse que el destino de los mismos es altamente incierto, con altas probabilidades de su disposicin a los basurales al aire libre o pozos negros incontrolados. DEGRADACIN DE LOS SUELOS Los suelos de la regin se encuentran, en su mayora, entre los ms frtiles del pas y sustentan el modelo agro-ganadero que caracteriza y ha caracterizado la regin desde hace dcadas. Su fertilidad natural ha determinado una explotacin del recurso suelo a partir de su sobreuso, con escasa o nula reposicin de nutrientes. La Provincia de Buenos Aires se encuentra afectada por diversos grados de erosin, tanto hdrica (15,6%) como elica (12,2%), abarcando una superficie aproximada de 8.550.000 ha, es decir, el 27,8% del territorio provincial. La erosin hdrica se encuentra concentrada en la zona Norte de la provincia, especficamente en las cuencas del ro Arrecifes y del Arroyo del Tala, como consecuencia de la excesiva agriculturizacin. Los procesos de erosin elica pueden ubicarse espacialmente en el Oeste de Buenos Aires con una intensidad variable localmente. En la zona Sur de la provincia se evidencia el desarrollo de procesos de desertificacin atribuibles principalmente a la sobreutilizacin del recurso.

Jorge Omar Mancini, Secretario General AGOEC, Diputado de la Provincia de Buenos Aires.

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Car ta del General Juan Pern a Jos Rucci, datada el 12 de septiembre de 1970

Una vez ms, en este caso en esta carta enviada a Jos Rucci en 1970, Pern subraya la importancia de la poltica por sobre cualquier otra consideracin tcnica para la solucin de los problemas de la patria. La economa debe subordinarse a la poltica, lejos de toda tecnocracia.

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La CGT ocupaba un lugar central en la estrategia de Pern para volver al poder. Consideraba fundamental que la central obrera articulara su accin con el Movimiento Nacional Justicialista.

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Al analizar un documento con propuestas polticas y sindicales que la CGT le haba enviado, Pern advierte que la prioridad es normalizar al pas, lograr que la dictadura llame a elecciones libres. Slo eso permitir trabajar para la reconstruccin del pas. Eso cerraba paso a cualquier negociacin con el gobierno militar.

El General deja en claro que Rucci era su hombre de mayor confianza en la estructura sindical, a la que consideraba fundamental para el regreso del peronismo al poder.

LA BIBLIOTECA DE LA FUNDACIN

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JULIN LICASTRO Uno de los mayores expertos en geopoltica y estrategia analiza los grandes desafos de la Argentina y la regin desde la ptica del inters nacional.

* Editorial Lumiere, Buenos Aires219 pginas Publicado en 2009.

El Destino de la Guerra, editado por Lumiere, es el ltimo de tres libros sobre la actualidad de los conflictos escritos por eel Embajador Julin Licastro. El volumen recoge el testimonio de ideas y acciones realizadas durante su estada de dos aos en Washington, a cargo de la delegacin de nuestro pas ante la Junta Interamericana de Defensa, organismo que depende de la Organizacin de Estados Americanos (OEA). Escrito en colaboracin con la doctora Ana Mara Pelizza, el trabajo despliega y pone en vigencia los principales conceptos que el Justicialismo ha desarrollado sobre geopoltica y estrategia desde sus orgenes, a mediados del siglo XX. Al analizar los actuales desafos que enfrenta la Argentina, los autores alertan sobre los nuevos peligros que se ciernen sobre nuestro pas y la regin latinoameri-

cana. Una de las amenazas ms novedosas es el actual formato que ha desarrollado el Pentgono para golpes de estado, como el que se produjo en Honduras en 2009, cuando Manuel Zelaya fue derrocado bajo la forma de un golpe institucional, con apoyo del Parlamento, y finalmente nunca pudo recuperar el poder. Asimismo, el trabajo advierte sobre otro inquietante riesgo que podra materializarse: la utilizacin por las corporaciones transnacionales de ejrcitos privados mercenarios, como los que ya operan en Irak, para la captura de zonas petroleras en pases del Tercer Mundo. De acuerdo a los autores, para la Argentina se trata de un escenario riesgoso, sin duda, especialmente en el contexto de nuestra reivindicacin nacional permanente sobre la soberana de las Islas Malvinas.

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Escriben en esta edicinvICTOR ALOE Diplomtico, Abogado, Licenciado en Ciencias Polticas, Licenciado en Relaciones Internacionales, Licenciado en Filosofa, D.E.A. en Historia Contempornea y Doctor en Estudios Europeos por la Universidad Complutense de Madrid. Autor de la obra La Agona de occidente. Crisis, mundo actual y desorden. ANTONIO CAFIERO Doctor en Ciencias Econmicas. Fue ministro de Comercio Exterior en el primer gobierno peronista (1952-54), gobernador de la provincia de Buenos Aires, diputado nacional, senador nacional. Ha sido profesor de distintas materias en la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad de Buenos Aires. Ha escrito una gran cantidad de libros, entre ellos Testimonio del 45 y del 2000 tambin (1995), Nomeolvides: memoria de la resistencia peronista (2000) y El peronismo que viene (1995). TERESA GATTO Escritora y guionista. Crtica literaria y de Teatro. Estudi Letras en la Facultad de Filosofa y Letras de la UBA. Co- Dirige el espacio Cautivas-Literatura, en el que dicta clases de Literatura Latinoamericana y Argentina, abordando especialmente la obra de Borges, Walsh, Bolao y Saer. Dirige la revista de Artes Escnicas Puesta en Escena (www.puestaenescena.com.ar). ROBERTO LAvAGNA Licenciado en Economa, con postgrado en Bruselas e investigador asociado en Harvard, entre otras tareas acadmicas, fue ministro de Economa y Produccin entre 2002 y 2005, durante el perodo de ms fuerte crecimiento y salida de la profunda crisis que estall en 2001. Fue candidato presidencial en 2007. En la funcin pblica tambin ocup la embajada ante los Organismos Econmicos Internacionales y ante la Unin Europea. Ha escrito varios libros, entre ellos La Argentina que merecemos (2007), Neoconservadurismo versus capitalismo competitivo (1999). JULIAN LICASTRO Egresado primero de su promocin de oficiales del Ejrcito, fue retirado por su oposicin a la dictadura. Secretario Poltico del ltimo gobierno del General Juan Pern, debi exiliarse en Lima y Caracas, desde donde recorri Amrica Latina como formador de lderes comunitarios y expertos del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo. Restaurada la democracia cumpli destacadas funciones, entre ellas embajador en Per. Ha escrito varias obras sobre conduccin, poltica y estrategia.

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MARIO NSTOR OPORTO Profesor de Historia, naci el 28 de septiembre de 1952. Desde diciembre de 2007 es el Director General de Cultura y Educacin de la Provincia de Buenos Aires, cargo que equivale a ministro y que ya ocup entre 2001 y 2005. A nivel provincial, ha sido Jefe de gabinete del gobierno, senador y subsecretario de Educacin y de Desarrollo SocioDemogrfico. HECTOR RECALDE Abogado, ha sido profesor titular de varias materias de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, y asesorado a distintas organizaciones gremiales. Actualmente es, adems de diputado nacional por el Frente para la victoria, jefe de asesores letrados de la Confederacin General del Trabajo (CGT). Representa al sector de los trabajadores en el Consejo del Empleo, Productividad y del Salario Mnimo, vital y Mvil. Ha escrito varios libros, entre ellos La tercera dcada infame (2003), Poltica Laboral ilustrada (2001) y Crnica de una ley negociada (2000). JORGE A. TODESCA Ha sido viceministro de Economa (2002). Es miembro del Consejo Acadmico del Instituto Juan Pern. Consultor de la Comisin Econmica para Amrica Latina, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y Organizacin de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial. Entre sus publicaciones se cuentan: El Mito del Pas Rico (Emec, 2007), Argentina 2010, Pensando en el Bicentenario (Corregidor, 2007) e Instituciones Pblicas de Apoyo a la Competitividad (CEPAL, 2006). JORGE OMAR MANCINI Es Secretario General de la Asociacin Gremial de Obreros y Empleados de la CEAMSE (AGOEC). Diputado por la Provincia de Buenos Aires, preside la Comisin de Trabajo de la Legislatura de Buenos Aires y es vocal de la Comisin de Medio Ambiente.

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Actividades de la FundacinEn estas pginas presentamos algunas de las influencia que el Movimiento Obrero Organizado iniciativas que llevamos adelante desde la debe tener en nuestro proyecto de Nacin. Fundacin Jos Ignacio Rucci. Es apenas un En el campo de la cultura realizamos jornadas y esbozo de lo mucho que tratamos de hacer seminarios. La ms reciente actividad, reflejada en en mbitos como la formacin profesional, la estas pginas, es el seminario sobre Evita, mujer capacitacin sindical, la cultura, la consolidacin de del Bicentenario. un modelo nacional de desarrollo y, naturalmente, Y finalmente, en la Fundacin ocupa un papel la solidaridad, esa que aprendimos de nuestra central nuestro proyecto Programa de Ayuda querida Eva Pern. Interinstitucional Solidario (PAIS), que aspira a ser En formacin profesional apuntamos con un puente de acercamiento entre los sectores nuestros cursos a dar respuesta a las demandas sociales reunidos en entidades barriales, ONGs, de capacitacin en los sectores econmicomerenderos, fundaciones, por un lado, y los productivo y de servicio. Al igual que en nuestras sectores gremiales, empresariales, organismos de actividades de capacitacin sindical, buscamos gobierno, entre otros. En el marco del proyecto desarrollar un proceso de alfabetizacin social PAIS, la Fundacin recibe todo tipo de donaciones. para los trabajadores, que les permita encontrar Contacto: 4331-2057, un cdigo comn para hacer realidad esa [email protected]

vIDA Y PASIN DE UN MILITANTE

Del 19 al 23 de abril se realizo la muestra Rucci, vida y pasin de un militante en la sede de la agrupacin azul del Sindicato Unico de Trabajadores de Estado de la Ciudad de Buenos Aires (SUTECBA). Estuvieron Presentes el Secretario General Adjunto de SUTECBA, Patricio Datarmini, la presidenta de la Fundacin Jos Ignacio Rucci, Nlida vaglio viuda de Rucci, y el Secretario de la Fundacin, Anbal Rucci.

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CAPACITACIN POLTICO-SINDICAL En 2009, todos los jueves de noviembre se realiz un curso de capacitacin poltico-sindical en el saln Jos Rucci de la CGT, al que asisti un promedio de 80 alumnos, que recibieron su certificado de participacin. En la apertura se cont con la presencia de autoridades de distintas universidades nacionales, representantes de universidades uruguayas y secretarios generales y compaeros de distintas organizaciones confederadas en la C.G.T.R.A. Los instructores de los distintos temas fueron Juan Quiroz, Hctor Recalde, Jorge Todesca, Pedro Schiuma y Carlos Campolongo respectivamente. PRESENTACION EN SOCIEDAD La Fundacin Jos Ignacio Rucci fue presentada formalmente el 25 de septiembre de 2007, cuando se cumplieron 34 aos de su asesinato, en el saln de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nacin. La presentacin estuvo a cargo de los hijos de Rucci, Nlida Blanca (viuda de Rucci) presidenta de la fundacin, y por Gernimo venegas y Hugo Moyano, presidente y vicepresidente del consejo honorario. MUSEO El museo Jos Ignacio Rucci fue inaugurado el 25 de septiembre de 2009, cuando se cumplieron 36 aos de su asesinato. Est ubicado en la sede de la Fundacin, en el tercer piso del histrico edificio de la CGT Azopardo 802- y se puede visitar de lunes a viernes, de 11 a 17 horas. A travs de documentos originales, fotografas y objetos personales, el museo reconstruye la vida de Rucci y ofrece un testimonio de su compromiso y su pensamiento poltico y sindical. MUESTRA ITINERANTE Adems del Museo, la Fundacin dispone de una muestra itinerante, Rucci, vida y pasin de un militante, que recorre el pas a pedido de diferentes organizaciones populares, sindicatos y gobiernos. Hasta el momento, la muestra ha sido instalada en ciudades como Trelew, San Luis, Salta, Paran, Santa Fe, Rosario, Necochea y Ciudad Autnoma de Buenos Aires. La actividad de Buenos Aires estuvo acompaada por una charla debate titulada Por qu somos peronistas, que estuvo a cargo de Jorge Todesca, sobre la economa, Carlos Campolongo, sobre la doctrina y Oraldo Britos, sobre el sindicalismo.

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CAPACITACION La capacitacin de dirigentes sindicales de todo nivel, y de todo el pas, es una de las tareas centrales de la Fundacin. La primera actividad organizada se realiz en la CGT, bajo el nombre de Jornada de Pensamiento Poltico: Soberana, Independencia y Justicia para el siglo XXI. Expusieron Antonio Cafiero, Oraldo Britos, Julin Licastro y Carlos Campolongo. APERTURA DEL CAMPUS vIRTUAL DE LA FUNDACION La apertura de