Revista Contestarte No 8

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Revista Contestarte No 8 http://revistacontestarte.com/

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    200

    9- N

    o 8

    ISSN 1794 - 6239

  • Director y Editor

    Director Honorario

    Comit editorial

    Julio E. Bohrquez Castiblanco

    Diana Mndez Edgar Leonardo SierraHenry Alberto Aldana GutirrezJuan Carlos RodrguezPaola Mara Torres Fontecha

    Catalina Bohrquez Mendoza

    DiseoAnderson Cubillos

    ColaboradoresJorge Vasco

    Portada

    Contraportada

    Autor: Carlos Andrs Garca Arboleda (CANEN)Colombiano Residente en Barcelona, Espaa

    Autor: Mara Alicia Guzmn Cendak (CendAk)Pintora Argentina.Nombre: Ida y vuelta * Puente colgante dibujado una tarde de invierno a orillas del ro Quequn.

    *La portada y contraportada de la Revista Contestarte No 8 han sido seleccionadas, a nivel mundial, mediante lo que hemos denominado Primer Concurso de arte Contestarte, realizado a travs de internet. Muy agradecidos con los autores por su maravillosa obra.

    * Contestarte implica una gesticulacin de la boca,

    del rostro en completo, en el cual se quiere expresar

    algo.

    Inspirado en el nombre de la revista y su filosofa,

    quiero plasmar la transmisin de esa energa, el

    sentimiento, la transgresin, la esencia de la expre

    sin cuando se contesta

    Porque en tinta? Por toda la tinta que se riega en

    una revista y ojala nunca se agote en el tintero.

    Esta publicacin es posible gracias al apoyo de Bienestar Universitario de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia.

    Toda responsabilidad de los artculos es del autor. En caso de detractores, vctimas inocentes o de adrede, sensibilidad por lo escrito, etc. Contestarte no tiene ninguna obligacin.

    Permitida la reproduccin total o parcial de los artculos publicados en los nmeros de la Revista Cultural Contestarte, con el debido crdito correspondiente a sus autores.

    Un agradecimiento especial a Andrea Fandio Cardona quien nos apoy para que nuestro proyecto editorial se lograra materializar.

    Rector: Moiss Wasserman Lerner

    Vicerrector de sede:Beatriz Sanchez Herrera

    Decano de la Facultad de Ciencias Humanas: Fabin Sanabria Snchez

    Director de Bienestar Ciencias Humanas:Mara Elvia Domnguez

    Coordinadora Programa Gestin de Proyectos:Elizabeth Moreno Domnguez

    Coordinadora Grupos Estudiantiles de Trabajo:Andrea Fandio Cardona

    FACULTAD DE CIENCIAS HUMANASDIRECCIN DE BIENESTAR

    DIRECCIN DE BIENESTAR UNIVERSITARIOPROGRAMA GESTIN DE PROYECTOS

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    ContenidoPg.

    2

    10

    20

    26

    34

    Personaje *Una tarde con el maestro Noel Olaya

    Artes plsticas *Amrika en el Jardn de Freud

    Crnica *Fernando Vallejo

    Historia *El agua *Pasaremos a pleno da

    Literatura *Cena la loca *El espacio de los amantes *La soledad *Ella no era de aqu *Las coloridas galaxias *Si hablo es porque no puedo estar callado *En mis sueos estn mis importancias *Nada potica *Efecto marea *Panormica de una habitacin estrecha

    ...Contenido...

  • 2Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    {Personaje}

    Personaje*

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    Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    {Personaje}

    Autor: Fernando Dueas Pea Nombre de la Obra: Mauricia

    Tcnica: Tinta china sobre papel

  • 4Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    {Personaje}

    ...Una tarde con el maestro Noel Olaya...

    Noel OlayaPor Catalina Bohrquez Mendoza y

    Juan Carlos Rodrguez Romero

    Introduccin

    Al maestro Noel Olaya le corresponde un reconocimiento por toda la dedi-cacin, el orgullo y el enorme placer que le confieren sus logros en el estudio de las lenguas clsicas e indgenas, tambin por el conocimiento de lenguas modernas como el francs, italiano y alemn, adems de lenguas semticas como el hebreo y arameo, entre otras tantas.

    A sus 80 aos, y para nuestra alegra, an hace parte del profesorado de la Universidad Na-cional de Colombia, donde es reconocido por su calidad como maestro, a tal punto que se le concedi, por solicitud al consejo de la Facul-tad de Ciencias Humanas, la distincin como Profesor Emrito en el ao 2006.

    Escuchamos por primera vez su nombre, cuan-do un estudiante de lingstica, quien admira

    al profesor Noel Olaya por su amor a la ense-anza, nos habl de l. Aquel afirma que el maestro an no abandona las aulas, trabaja por satisfaccin personal y brinda valiosos aportes en el campo de las lenguas clsicas1 , indgenas y modernas.

    De esta descripcin, surgi la curiosidad del grupo Contestarte por conocer a tan ilustre personaje, a quien los estudiantes le rindieron un homenaje en la fachada del Edificio Anto-nio Nario (hoy Departamento de Lingstica y Filologa), bautizndolo con el grafiti: Edifi-cio Noel Olaya P. Basta con levantar un poco la mirada para observar, en una expresin juve-nil y llena de orgullo, todo el respeto y la admi-racin de sus estudiantes. Quizs si algn da se borre con un brochazo este homenaje, uno de lo ms sencillos, emotivos y sinceros, la hue-lla dejada por el maestro no se quitar jams.

    Unatarde

    con el maestro

    Orgulloso docente Ad Honorem de la Universidad Nacional

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    Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    {Personaje}

    ...Una tarde con el maestro Noel Olaya...

    Autor: Anderson CubillosNombre de la Obra: Noel OlayaTcnica: Tinta china sobre papel

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    {Personaje}

    ...Una tarde con el maestro Noel Olaya...

    Maestro de la Universidad Nacional desde 1986

    Con nostalgia, Noel recuerda que des-pus de su llegada a Colombia y gracias a una convocatoria de la Uni-versidad Nacional logr, por sus amplias capa-cidades y por su basta experiencia en el estudio de las lenguas, integrarse a la planta docente del Departamento de Filologa. Luego de un llamado del maestro Zaranka, quien en ese entonces era director del Depar-tamento de lenguas, el maestro Noel se pre-sent, a sus cincuenta y ocho aos, al concurso para la seleccin de profesor de latn y gan sin mayor dificultad a los dems candidatos. Con esto comenz una nueva faceta de su vida como docente de la Universidad Nacional de Colombia, de la cual se siente muy orgulloso. Esto lo comprobamos al hablar con l y sentir el gran amor que tiene hacia esta institucin y hacia sus estudiantes, a quienes recuerda con una grata sonrisa.

    Primer acercamiento al estudio de las lenguas

    Gracias a la colaboracin de su hijo Mi-guel, nos acercamos al maestro Noel Olaya colmados de admiracin. Con cierto nerviosismo a la hora de la entrevista, llegamos a la casa de Noel, donde encontra-mos las puertas abiertas y a un gran maestro. Entre libros incontables, nos narr sus ex-periencias acadmicas y resolvi la duda que puede surgir a cualquiera que escucha hablar de sus logros: Cmo estudi tantos idiomas? De dnde surge tal inters? Estas preguntas fueron respondidas haciendo un recorrido por una serie de ancdotas de su infancia, aunque

    afirma que de su vida le gusta hablar poco, en este momento vida y obra se funden.

    Su primer acercamiento a las lenguas fue el resultado del deseo de ser Jesuita, luego de culminar la primaria a los diez aos. Gracias al apoyo de Monseor Perdomo, to suyo, este deseo le fue concedido un ao despus y logr ingresar al Seminario Menor de Sibat (Cun-dinamarca), donde desde primero de bachille-rato estudi latn y francs2 , ya en los ltimos aos comenz a aprender ingls y griego.

    A diario reciba clases de lengua latina y las materias de Filosofa y Teologa se dictaban en la misma lengua. Al estilo de un colegio bilin-ge, deba hablar, escribir y presentar exme-nes en latn. En las comidas se lean fragmen-tos de la Vulgata3 , el Antiguo Testamento a la hora del almuerzo, y el Nuevo Testamento antes de cenar. Por ello mismo, por convivir con el latn todo el da, cuando ingres al Se-minario Mayor ya tena dominada esta lengua a la perfeccin. El maestro comparta el vecindario en Sibat, segn sus propias palabras, con los locos y los bobos. Una colonia de mendigos, entre los que admite haber encontrado un par de personas interesantes, de capacidad memorstica sor-prendente. Uno de ellos casi saba de memoria el directorio telefnico de Bogot y otro poda determinar el da exacto de una fecha deter-minada.

    Su gusto por las lenguas lo llev, en quinto de bachillerato, a ir an ms all de lo que le ofre-ca el seminario. Se puso un reto ms grande, aprender italiano solo, esto lo logr escuchando peras. En la discoteca del seminario encontr El trovador y El barbero de Sevilla. Escu-chaba estas peras mientras lea los folletos y,

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    Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    {Personaje}

    ...Una tarde con el maestro Noel Olaya...

    Autor: Andrs Bohrquez Pea Nombre de la Obra: Sin ttulo

    Tcnica: Grabado sobre madera

  • 8Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    {Personaje}

    ...Una tarde con el maestro Noel Olaya...

    alternamente, estudiaba la gramtica italiana. Pero siempre hay dificultades cuando se quie-re aprender una lengua. En este caso, aunque conoca la gramtica italiana y entenda la len-gua al escucharla, nunca haba practicado la pronunciacin. Fue slo muchos aos despus, en las mismas calles romanas, cuando tuvo la oportunidad de hacerlo: interpelado por unos campesinos acerca de una direccin, y a pesar de estar recin llegado a la ciudad, supo expli-carles, basado en su mapa, hacia dnde deban ir. Lo que nunca se supo es si los campesinos lograron llegar.

    Cuando culmin su bachillerato entr al Se-minario Mayor. All, mientras estudiaba filo-sofa, curs tres aos de griego clsico y bblico y los acompa con el aprendizaje autnomo del alemn y el hebreo. Luego de ser ordenado sacerdote, fue enviado a Roma a continuar sus estudios. El gusto por las lenguas y el camino ya avanzado en su formacin lo orientaron ha-cia el estudio de las Ciencias Bblicas. En el desarrollo acadmico en Roma, estudi tres semestres de hebreo y arameo para leer la Biblia. Despus, para cumplir la norma del aprendizaje obligatorio de una lengua oriental, estudi siraco (arameo oriental) y como cur-so electivo estudi egipcio, asiriobabilnico y copto.

    Una experiencia indgena

    De vuelta en Colombia, Noel Ola-ya se interes por el estudio de las lenguas indgenas y el esfuerzo por salvaguardar nuestro patrimonio lingstico, por el cual muy pocos se haban interesado. Comenz entonces a explorar las lenguas de diferentes grupos indgenas a lo largo y ancho de Colombia, como los Koguis y Arhuacos en la Sierra Nevada de Santa Marta y los Embera

    al occidente de Colombia. Se sumergi en la cotidianidad de estos grupos y en sus matices culturales para tratar de entender su forma de interpretar la realidad, ayudarlos a reafirmar su identidad y mantener sus tradiciones.Cuenta Noel que un da su espritu aventurero y curioso lo llevara a descubrir el mundo de las lenguas indgenas, y no era para menos, pues, despus de haber explorado el griego, latn, he-breo, italiano, francs, ingls, alemn, egipcio, arameo antiguo y copto, era muy interesante comenzar a internarse en el estudio de las len-guas de nuestros antepasados remotos, con lo cual complementaba y engrandeca su trabajo como investigador y restaurador cultural. En ese momento de la entrevista, con su es-pritu juvenil, Noel se levant de la mesa, se dirigi a su gran biblioteca y busc sus cartillas de lectoescritura para koguis, en las cuales se les enseaba a leer y a escribir tanto en espaol como en su propia lengua, gracias a un sistema de transcripcin que l mismo puso en prctica y perfeccion. En sus trabajos pudimos encon-trar grficas, cuentos, leyendas, un vocabulario grfico muy completo, palabras y frases llenas de magia ancestral, en las cuales se alaba a la madre tierra y se rinde culto a lo cotidiano. Fue asombroso descubrir el trabajo de un hombre ntegro que se esforz por plasmar, es-tructurar y dar orden a una tradicin oral rea-cia a la escritura, garantizndole a un pueblo, de esta manera, el derecho a no desaparecer, conservar y destacar a toda costa su legado an-cestral. Tambin, nos dej descubrir su gusto por la msica indgena, dejndonos escuchar unas cuantas grabaciones de su coleccin. Los soplos y tambores se mezclaban con la flauta en un ritmo repetitivo y misterioso, que atra-paba las voces de un canto indgena mstico y memorable. Habindose interesado no slo en la lengua, sino tambin en la cultura indgena, y gracias

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    ...Una tarde con el maestro Noel Olaya...

    a todos los conocimientos que adquiri, trat de explicarnos con gran genialidad, diligencia y carisma, por medio de palabras y grficas trazadas en un tablero que cuelga en su estu-dio, la manera como los indgenas reconocen y grafican en el espacio los puntos cardinales, ya que trataba de demostrarnos que alguien que se hiciera llamar indgena deba saber dibujar estos puntos de manera correcta. As, segn l, para reconocer un verdadero indgena basta con ponerlo a dibujar un mapa.

    Nos explic adems, recurriendo a gestos y a ejemplos corporales, la verdadera postura de un Kogui y su manera de mirar. El maestro enfatiz que occidente ha influenciado en gran medida a los indgenas y que es difcil encon-trar uno verdaderamente autctono, sin nin-gn tipo de influencia occidental. Es un exper-to entonces en reconocer los detalles propios de un indgena que conserva sus tradiciones.

    Nuestro aprendizaje

    Al tener esta grata charla con una de las personas ms reconocidas de la Universidad, descubrimos que en su mente estn frescas todas las experiencias de su vida, que en su cuerpo y en su rostro se perciben aos de estudio y sabidura, y que en su espritu sigue habitando el hombre fuerte e incansable de aquellos aos de seminario, de viajes y de buen estudio. En pocas palabras, Noel Olaya es un hombre digno de todos los honores, los halagos y las conmemoraciones. Con la satisfaccin de haber hablado con un lingista mayor, nos despedimos del maestro Noel Olaya, y como queriendo no irnos, du-rante una hora permanecimos de pie oyendo msica de flautas, pitos y capadores, tambin charlando de lenguas de la familia Chibcha, de jeroglficos egipcios y de ancdotas de toda una

    vida; hasta que al fin, con una nueva despedi-da, nos alejamos de un maestro de maestros.

    Frases memorables

    No es que tenga facilidad para las lenguas, sino que las he estudiado, que es distinto

    Para los filsofos:Un filsofo que no sepa latn y griego, francs, ingls y alemn siempre va a ser un filsofo de segunda, porque para leer a los grandes filsofos tiene que leer una traduccin

    Para los lingistas: Lo lgico es que un lingista aprenda algunas lenguas. Por ejemplo, que conozca dos lenguas importantes dentro de las lenguas indoeuropeas: latn y griego. Que conozca alguna de las lenguas semticas: rabe, hebreo, arameo, asiriobabilnico y camitas: egipcio o copto. Que conozca tambin algunas de la familia lingustica chibcha. Porque un Lingista que no haya estudiado alguna len-gua es un lingista de cuarta

    ______________________________________1 Por ello se dedic en su honor las III Jornadas Filolgi-cas, publicadas por la Facultad de Ciencias Humanas en el 2006.2 Primera lengua internacional antes de la segunda guerra mundial3 Versin latina de la Sagrada Escritura.______________________________________ *Catalina Bohrquez Mendoza es Filsofa

    de la Universidad Nacional de Colombia y Juan Carlos Rodrguez Romero es estudiante de Filologa- Frances de la

    misma Universidad. [email protected]

    [email protected]

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    {Artes Plsticas} Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    Artes Plsticas*

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    {Artes Plsticas}Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    Autor: Martha Cecilia Meza Nombre de la Obra: detalle de ilustracin cmic:Non c storia(no hay historia)

    Tcnica: Plumilla/papel

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

    AmrikaEquipo de redaccin Contestarte

    en eljardn Freudde

    Para nadie es desconocido que el Jardn de Freud es un punto de encuentro en la Universidad Nacional, no slo de es-tudiantes, sino tambin de voltiles esencias y de imgenes psicodlicas que giran alrededor de Amrika, una escultura de piedra colocada entre equinoccios y solsticios.

    Hace veinticinco aos, tres quijotes estudian-tes de Bellas Artes recuperaron las olvidadas moles de piedra, y con cinceles, masetas y he-rramientas adaptadas para tan colosal trabajo, les otorgaron forma, equilibrio, sentimiento y orientacin. As, con la fuerza de la imagina-cin, de los martillos hidrulicos y de las gras, se concret Amrika. Esta escultura a lo largo de los aos ha sido pisoteada, recorrida, pinta-da, manoseada y encumbrada para ver la rana que est en su cspide, y desde all poder vis-lumbrar las facultades de Medicina, Odonto-loga, Ciencias Humanas, Sociologa, Derecho y Veterinaria. Amrika marc el nacimiento de

    un gran nmero de obras ligadas a una identi-dad milenaria y a un antepasado del arte ind-gena precolombino.

    Amrika es smbolo de sexualidad y pluralis-mo, razn por la cual, tal vez, como casi todo en la Universidad Nacional, fue la causante de diversas protestas, las cuales fueron lanzadas contra los artistas, mientras elaboraban la obra, en forma de botellas y silbidos. Una vez ms el descubrimiento o inauguracin de Amrika generaba controversias; algunos no entendan cmo poda levantarse una escultura para in-vadir un espacio que los estudiantes considera-ban propio. Con el tiempo lograron entender-la, incluso pidieron disculpas. Otros pensaron que era un homenaje a los tirapiedra. Hoy los nuevos espectadores no se inmutan ante su presencia y, se comprende, no conocen su historia. Nosotros mismos no la conocamos, cuatro aos caminando a sus pies sin saber de ella. Sin embargo, Amrika no poda estar

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

    callada por mucho ms tiempo. Un pequeo grupo de curiosos la escalamos, la atravesamos, investigamos y, al fin, la comprendimos. Nos pusimos a la tarea de encontrar los art-fices de Amrika, sondeando pistas en catlo-gos, pginas de Internet, conversaciones con amigos, recorridos alrededor de la escultura, para encontrar finalmente los nombres de los colosos escultores: Manolo Colmenares, Jos Manuel Patio y Gabriel Quiones.

    Con Manolo Colmenares el contacto fue f-cil, una amistad de muchos aos nos abri las puertas de su estudio en Suba. All, en un ambiente de puro arte -entre pinturas, graba-dos, acuarelas, esculturas y su taller de fun-dicin- nos cont su versin y protagonismo en la realizacin de Amrika. A Jos Manuel Patio lo localizamos por su pgina web, ah pudimos observar lo maravilloso de sus dibu-

    jos, y en nuestro encuentro pudimos saber que la talla escultrica ha sido de su mayor inters en la tcnica artstica; cuando joven sola tallar madera y siempre quiso, junto con su padre, comprar una volqueta y hacer una escultura en la Guajira. Por ltimo, a Gabriel Quiones fue posible contactarlo gracias a una persona cercana quien lo conoce y admira muchsimo. Encontramos en Gabriel dos facetas: la del hombre crtico y analtico, que no traga entero, y la de un humanista romntico lleno de amor por la vida, por la esencia misma del hombre y por la defensa de sus ideales.

    La sensacin que dej en nosotros el encuentro con estos tres artistas se puede resumir en po-cas palabras: Apasionante regresin hacia el legado y la ideologa de la Universidad Nacio-nal de Colombia. Nuestros invitados conme-moran con nostalgia aquellos tiempos cuando

    Fotografa: Archivo de Manuel Colmenares (Amrika)

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

    la universidad era un espacio muchsimo ms abierto de bsqueda de conocimiento, donde no haba limites entre la psicologa, las artes pls-ticas, la arquitectura o la ingeniera; un espacio para fomentar una simbiosis humana donde se intercambiaban las fuentes y las influencias intelectuales para nutrirse de los grandes pen-sadores de todas las pocas, lo que permita un campo de discusin real, abierto y para todos, un lugar para confrontar ideas, disfrutando de los espacios que abra la universidad. En me-dio de esta nostalgia nos contaron la historia de Amrika, obra escultrica que dejara hue-lla en las generaciones venideras de la comuni-dad universitaria que, sin conocer sus autores, la disfrutaran de igual manera ya fuera desde una apreciacin esttica, un encuentro fortui-to, un momento de descanso o una mirada pasajera, quedando en su inconsciente como

    .dadisrevinu al noc otneimiconocer ed olobms

    El nacimiento de la Amrika de piedra, una inspiracin ancestral

    El encaje, el engranaje, la unin de las piedras que constituyen Amrika se-mejan, simulan el equilibrado y com-plicado proceso en el que se reunieron tres mentalidades distintas, para generar una obra colectiva. Cmo menciona Jos Manuel: yo era el tcnico, Manolo era la fuerza emocional, la fuerza positiva y Gabriel era el de la actitud poltica y reflexiva. Jos Manuel siempre sir-vi como negociador entre Gabriel y Manolo quienes usualmente disociaban. En 1984, tres artistas plsticos estaban ter-minando su carrera en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional. Cada uno planeaba trabajar una tcnica y una temtica

    Fotografa: Archivo de Manuel Colmenares (Amrica)

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

    diferente en su trabajo de grado, sin embargo, por unas piedras olvidadas en la Facultad de Bellas Artes, se reunieron para elaborar una sola obra, y a pesar de que en la facultad mu-chas esculturas de piedra fueron abandonadas luego de iniciadas, estos artistas se arriesgaron a superar el miedo a trabajar la dureza y majes-tuosidad de la piedra.

    Comenzaron a planificar el diseo y la compo-sicin de la escultura a partir de simbolismos propios del arte prehispnico como los dualis-mos: la muerte y la vida, la mujer y el hombre, el cuerpo y el espritu. As mismo, utilizaron otros smbolos representativos de las culturas indgenas: la rana y los astros como la luna y el sol. La escultura se hizo pensando en la re-cuperacin de nuestra identidad cultural y de todo el valor intrnseco, esttico y tcnico de culturas tan importantes, por ejemplo, la mal llamada cultura agustiniana, la Muisca, la Ca-lima y en general las culturas indgenas de este continente.

    Inicio de la obra y ubicacin de Amrika

    Segn Gabriel Quiones, las piedras se comenzaron a trabajar sin autorizacin hasta cuando la obra tomaba ya forma, momento en el cual se concedi el permiso para terminar el trabajo. Una vez presentaron este trabajo como tesis, en papel y diapositi-vas, la Universidad le confiri el ttulo de lau-reado. Este reconocimiento honorfico, ante los maestros de la Facultad y la Universidad, impuls la elaboracin y terminacin de la escultura. Manolo, Jos Manuel y Gabriel co-menzaron a planificar el sitio donde iban a tra-bajar y donde quedara instalada la escultura. Los tres artistas, que no tenan claro a donde

    ira a parar ese sin igual montn de piedras, exploraron todos los rincones posibles para su ubicacin. Fueron varios los sitios que ronda-ron sus mentes, por ejemplo: la parte de atrs de Ingeniera, el espacio frente a la capilla, etc., pero ninguno tan especial como el Jardn de Freud. Ya antes de que Amrika fuera insta-lada en este lugar, el Jardn de Freud represen-taba pluralidad, ste era el sitio preferido por muchos estudiantes, al igual que hoy, para des-cansar de la monotona universitaria, o darse un nuevo aire. En palabras de Manolo: des-pus de recorrer toda la ciudad universitaria y consultar con planeacin de la universidad, escogimos el Jardn de Freud, porque es un punto de encuentro permanente de artistas y de toda la gente de la universidad, y no slo de la marihuana y la rumba, sino de conceptos de vida. Y creo que sigue siendo el espacio ideal.

    Convirtiendo las piedras en ideas: equilibrio, sombras astrales y el cometa Halley

    La ejecucin de la obra comenz en 1984, coincidi con el cierre histrico de un ao de la Universidad Nacional. Este suceso perjudic a toda la comunidad universitaria, pero benefici a este grupo de artistas porque podan trabajar de una forma ms cmoda y sabrosa. Tenan a su disposicin cuanto espacio necesitaran, sin que los moles-taran.

    Muchas personas apoyaron el desarrollo de la difcil tarea que tenan por delante, puesto que la talla en piedra es un trabajo que requiere de bastante fuerza. Las herramientas de trabajo, en un inicio, fueron cinceles y macetas, las cu-les seran destinadas para un trabajo artstico

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

    pesado y fatigoso. Ms tarde adaptaron herra-mientas remachadoras y las convirtieron en martillos neumticos que facilitaron el traba-jo. Sin embargo, este esfuerzo al final fue re-compensado con su inauguracin, con su tesis laureada y sobre todo con la marca y la huella que ha dejado para siempre en la universidad, marca que ha quedado grabada en muchas de las generaciones de estudiantes de la Univer-sidad Nacional como smbolo de uno de los lugares ms emblemticos del campus: el Jar-dn de Freud. El maestro Manolo Colmenares reconoce este gran esfuerzo con satisfaccin, sin embargo, dice rindose que no qued con ganas de volver a trabajar en piedra.

    Estos artistas sortearon numerosos obstculos: las dificultades para financiar la construccin de la escultura, el conflictivo ambiente social y poltico de la Universidad, ya que luego de los sucesos del 16 de mayo de 1984 sta fue cerrada por un ao. Les toc aguantar hambre, enfermarse, tragar polvo. Hicimos esa escul-tura con las uas. Lo bonito de la Nacho es que la escolaridad depende de uno, lo bueno es que en ese entonces tenamos mucho tiempo para pensar, menciona Jos Manuel.

    Fotografa: Anderson Cubillos

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

    Las piedras, con un peso aproximado de vein-te toneladas, fueron trabajadas independien-temente y nunca estuvo la pieza armada sino hasta el ltimo da, cuando gracias a la ayuda de dos gras lograron ubicar cada piedra es su lugar. No obstante, seala Jos Manuel: La instalacin de las piedras para formar la es-cultura fue como un parto, no podamos hacer varios ensayos en la colocacin de las piedras, pues stas se podan desportillar. Hubo mu-cha especulacin sobre la estabilidad de la es-cultura, se deca que no se iba a sostener, que no tena el equilibrio suficiente. Con base en dos maquetas, que se ensamblaron a escala, pudieron determinar los puntos de equilibrio y de peso.

    Adems del ensamble cuidadoso de las piezas, luego de experimentos con bombillos, logra-ron hacer un interesante juego de sombras y orientar la escultura segn los equinoccios y los solsticios1 ; el da del equinoccio, un rayo de luz entra por un punto de la escultura e ilu-mina un espermatozoide tallado en una de las piedras, dndole vida a la escultura. Hay que tener presente que, aunque as funcion por al-gn tiempo, hoy tal vez no podamos ver revivir al espermatozoide con la luz del sol, ya sea por causas naturales, un da nublado, o por el barro que se encuentra en el orificio, lo cual impide el paso de la luz.

    En 1986, ao de terminacin de la escultu-ra, volvi a hacer su aparicin, despus de 75 aos, el cometa Halley, evento tan importante que tambin qued representado en esta obra de arte. Fue como si el firmamento mismo le diera la bienvenida. En ese ao tambin na-ci Amrika, la hija del maestro Colmenares, quien fue bautizada con tal nombre en honor al trabajo de su padre.

    Su legado, recuperacin de las races culturales indgenas

    Amrika tena, entonces, otra misin diferente a la de deleitar a los inquie-tos estudiantes de la Universidad Na-cional. Deba recuperar la identidad cultural indgena de todos aquellos que nos considera-mos hijos de esta tierra. En esa poca exista cierto deseo de recobrar identidades pasadas; sin embargo, el reconocimiento de las races indgenas avergonzaba a muchos. Manolo dijo que ser indio daba pena, nuestra cultura lo condenaba y lo sigue condenando hoy. Un claro ejemplo de ello es el letrero en los buses que dice: No sea indio, timbre slo una vez. El indio era tratado peyorativamente. Am-rika representa una voz de protesta contra tanta discriminacin y ultraje. En palabras de Gabriel, la obra se caracteriza por transmitir la lucha por la identidad indgena y repensar la historia de Amrica recurriendo a las races incas, aztecas y chibchas, representando esta trascendencia directamente en la piedra, la cual es un elemento ancestral y natural.

    Los maestros Jos Manuel Patio, Gabriel Quiones y Manolo Colmenares son escul-tores que hacen sentir orgullosos a los colom-bianos, porque no solamente llevan el arte en las venas, sino tambin la patria. La patria que llevan en la sangre es la Amrica ancestral, la Amerindia, la Amrica con K, y esa motiva-cin los ha llevado a hacer de su arte algo p-blico, a denunciar el genocidio indgena ya por todos olvidado.

    Ahora queda claro que Amrika no constituye una alusin al inconsciente y que el Jardn de Freud no recibe su nombre por ella, como se repite a los nuevos estudiantes de la Univer-

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    ...Amrika en el Jardn de Freud...

    sidad Nacional semestre tras semestre en la semana de induccin. Amrika recibe su nom-bre por este continente cargado de ancestrales simbolismos y por la esperanza de llegar a ser una tierra de promisin y de justicia social.

    Esperamos que Amrika logre renacer en sus mentes, que la visiten, la escalen y la compar-tan. Al fin y al cabo esa era la intencin de sus creadores: que su obra estuviera al alcance de cualquier persona sin importar su estrato o rol social, que cualquiera pudiera sentirla, recrear-la y manifestarla, que fuera un verdadero y nico lenguaje universal, un instrumento para trascender.

    Queremos reiterar nuestro compromiso de rendir homenaje a stos tres artistas y a su obra, manifestando tambin nuestro deseo de

    ver relucir a Amrika como en sus primeros das, la piedra tallada limpia e iluminada. Con-sideramos que la comunidad de la Universidad Nacional y todos aquellos que nos visiten, de-ben tener presente su historia y los protago-nistas de ella.

    A los pies de Amrika muchos han pasado sus tardes, se han resguardado del sol y han com-partido momentos inolvidables con libros, vo-ltiles esencias y amigos; tal vez exageramos, y ellos ya olvidaron esos momentos, pero lo que no deben olvidar es toda la majestuosidad cul-tural indgena de Amrica, en la cual se inspi-raron estos artistas para hacer esta obra.______________________________________1 A quien pueda interesarle, este ao los equinoccios son el 20 de marzo y el 22 de septiembre y el solsticio el 21 de junio.

    Fotografa: Archivo de Manuel Colmenares (Amrica)

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    Crnica*

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    {Crnica}Revista Contestarte Con al testa y con el arte. Con el pensamiento y la imaginacin

    Autor: Martha Cecilia Meza Nombre de la Obra: detalle de ilustracin cmic:Non c storia(no hay historia)

    Tcnica: Plumilla/papel

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    ...Fernando Vallejo...

    Por Edgar Leonardo Sierra Rodrguez

    FernandoVallejo

    El sbado 9 de febrero de 2008 conoc a Fernando Vallejo. El da, como siem-pre en el Distrito Federal, envuelto en-tre nubes espesas, con un clima templado y un trfico horroroso. Llegu tarde a la invitacin a almorzar: primero, se me olvid que en los s-bados sale el Tianguis -un mercado en donde venden de todo un poco, instalado en la calle, lo cual aumenta el atascamiento ya de por s denso en que vive esta ciudad-; segundo, un trancn o taco gigante que padec antes de llegar a donde se coge el Metrobus (Transmi-lenio versin mexicana); y por ltimo, la inevi-table perdida mientras buscaba el bus que me serva para llegar a mi destino.

    El Metrobus atestado de gente, dentro del cual apenas si se poda respirar, me record aque-llas apretujadas ineludibles en el Transmilenio de Bogot o en el metro de Medelln. Al final, cuando llegu a la estacin Campeche, donde tena que bajar, ya muy atrasado, hice un gran acopio de mis fuerzas y, haciendo uso de mi voluminoso y pesado cuerpo, trat de abrirme paso como un toro envenenado. Casi logro salir, pero en el ltimo momento una de las arandelas de mi pantaln se enred ferozmen-

    te a la chaqueta de un pasajero, de modo que me dej a un paso de quedar atrapado entre la multitud. A mi paso dej a un viejito algo cie-go, medio metido en el bus y con la mitad del cuerpo afuera; este vehculo, a diferencia de los gusanos rojos de Bogot, arranc sin que las puertas se hubiesen cerrado. Lo empuj hacia adentro con los restos de fuerza que me queda-ban, y de manera desagradecida me insult en un mexicano que gracias a Dios no entend.

    Sal corriendo de la estacin, pas corriendo por un barrio lleno de nios que jugaban, cafe-teras y restaurantes de alto estrato, luego vi una pareja gay que corra detrs de un perro que se les solt. Llegu al edificio, toqu el timbre, me habl una seora a la cual tampoco le entend mucho, hasta que se me acerc un hombrecito -supuse que era el vigilante del edificio- y me abri la puerta. Sin esperar un solo momento pas, sabiendo que era el apartamento nmero siete el que buscaba, de la emocin no se me ocurri preguntar si haba un ascensor dispo-nible. Por lo tanto sub corriendo y el corazn me lata fuerte a medida que llegaba al spti-mo, en un edificio de slo un apartamento por piso. Al fondo, nervioso, escuchaba a las perras

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    ...Fernando Vallejo...

    de Vallejo que ladraban al sentir la presencia robusta de un hombre que se acercaba deprisa.Llegu a la puerta, toqu con la mano, sta se abri lentamente y l mismo fue quien me recibi. Ah estaba Vallejo, al fin, un hombre como de mi estatura, alto, muy delgado, con sus cachetes rojos y sus gafas remendadas con una cinta gutapercha que le cubran un amplio espectro de un ojo; el pelo blanco, camiseta a cuadros y pantaln de dril en buen estado. Me salud, yo le ped disculpas por el retraso. Me hizo pasar a una sala, donde se encontraban en la mitad una mesa, tres sillas y tres platos de fina porcelana italiana. Haba dos pianos, uno pequeo y otro de cola, el cual pareca que aca-baba de tocar, arrancando con pasin las notas de una partitura de las sonatas de Beethoven, rayada con algunas anotaciones en lpiz he-chas por l, la cual yaca sobre las teclas aun vibrantes.

    La tarde pintaba gris, sobre los vidrios de la sala que dan a la calle de msterdam la luz pasaba cansada, despidiendo un tono plido y triste. Luego conoc a David Antn, el compaero de Fernando, un seor tambin de edad, de ojos azules penetrantes y apariencia calmada. Me preguntaron que de dnde era y yo, que recin he decido ser de Santa Marta -aunque en mi cdula diga que soy bogotano, pero la intensi-dad de unos recuerdos y del carcter formado junto al mar, entre el bullicio de la costa, me hacen sentirme ms samario que nadie -, res-pond orgullosamente: de Santa Marta. Ellos me dijeron que haban estado all hace ya ms de 30 aos, que fueron a conocer la Quinta de San Pedro Alejandrino, donde muri Bolvar. Vallejo me pregunt si quera tomar algo y yo para tratar de perder la timidez que me em-bargaba ped un vaso de agua, mientras que Fernando me ofreca una amplia variedad de licores como un tequila, un vino o quiz un

    whiskey. Sigui insistiendo tanto que, por no decirle que no, le ped un whiskey, aunque te -na la resaca de una noche de encuentros oscu-ros, efmeros y culpables en un lupanar mexi-cano llamado la casita, ubicado sobre una va con un nombre que en Colombia parecera pecado: insurgentes. Nos sentamos a almorzar una comida deliciosa, pasta al pesto con lan-gostinos fritos y vino chileno. Me preguntaron lo de costumbre: que dnde me quedo en este pas, qu estoy haciendo, de qu vivo, qu sitios he visitado. Hablamos un poco de Chvez, de la situacin en Colombia, bagatelas. Insisten-temente mencionaba a sus dos perras, a las que recogi en la calle y en las cuales se nota un ex-tremo cuidado, una entrega de amor inusitada por parte de su dueo.

    La sala tiene adems una coleccin de chivitas o buses escaleras, en donde se representa a los campesinos con sus trajes tpicos. Tambin hay champanes, esos barcos de ro que surcan el Cauca y el Magdalena llenos de pia y plta-nos, conducidos por hombres fornidos con un color moreno en la piel, quienes iluminan con sus sonrisas radiantes los atardeceres prpura de las sabanas en estos ros majestuosos. Sobre el otro piano hay algunas fotos, stas son ms que todo de David posando con algunas divas de un cercano pasado: hasta una fotografa de Fanny Mickey con su melena incendiada, re-cordada en Mxico por pedirle el favorcito al escritor Mexicano Vicente Leeros de llevarle una cosita, un teln de escenario en su equipa-je de mano, para traerlo a uno de los festivales de teatro que dirige en Bogot. Por dems, hay una foto de Fernando con David y su perra, ms un juego de envases de farmacias desapa-recidas en las que se lee: Cocaine, Opium, He-roine. Sobre otra mesa, una acuarela de la poli-ca colombiana con un cargamento de Coca.

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    ...Fernando Vallejo...

    David tuvo que irse, pues tena un compromi-so. Me qued conversando con Fernando. Des-pus de la excelente comida, la muchacha que los ayuda con los oficios de la casa, Olivia, nos brind un delicioso caf colombiano, servido en esos pocillos de tinto que venden en el ae-ropuerto y que hay en la mayora de las casas de colombianos en Mxico. Tienen escritas las palabras caf colombiano junto a la bandera tricolor, el borde superior se tie de dorado y se consigue por 20 dlares un juego de cuatro puestos en el duty free del aeropuerto. Por su-puesto, el apartamento de vallejo no poda ser la excepcin: un lugar que alberga a unos de los ms grandes stiros y crticos de Colombia, un hombre lleno de colombianidad. La muchacha me pregunta que si soy un paisano del seor, a lo cual respondo que claro, que tambin vengo de ese pas tan presente en esta casa, en donde casi se respira ese aire proveniente de un mar fresco, azul puro; de altas y frondosas monta-as de un tono verde esmeralda.

    Me tom el tinto mientras hablaba con Fer-nando. Me explic que sus libros estn escri-tos en un lenguaje literario y que, aunque si bien estaban llenos de colombianismos y de lenguaje coloquial, su obra est en lenguaje de letras. Me cont adems que l empez tarde a escribir, a eso de los 40 aos, porque es muy difcil hacerlo y lo sigue siendo, que tal vez le falta un libro ms por hacer y ya. De Medelln me habl de aquella poca en la cual lo mejor que haba era lo que rodeaba a la catedral, los lugares en donde se encontraba a charlar con sus amigos, quienes tenan muchas empresas en donde se empleaban muchachos de las co-munas ubicadas en esas montaas que parecen deslizarse por la ciudad. La conversacin no flua mucho, pues pareca que estas cosas le revolvan la mente, lo aturdan, y se sumaba a esto una expresin agotada de sueo. Me dijo

    que no dorma muy bien, que a veces le daban algunas ganas de dormir, pero que otras veces pasaba de largo las noches fras y se aburra mucho.

    Me coment que tena que ir a donde un ami-go de l, Ral Ortiz y Ortiz, un personaje fa-moso en Mxico por la traduccin de Lowry al espaol y de obras de Shakespeare. As que me pidi que lo acompaara y fuimos. Camina-ba rpido pero con pasos cautivos, le pregun-t acerca de la entrevista que le dio al tiempo cuando estuvo en Bogot. Me dijo que lo que apareci en ese peridico fue lo que se le dio la gana de poner a la entrevistadora, que de-cidi pedir la nacionalidad Mexicana porque un juez fall contra l en el caso del artculo de SOHO y que, por lo tanto, le daba miedo que no le renovaran el pasaporte, teniendo que quedarse en Colombia por tiempo indefinido: por eso decidi pedir la nacionalidad.

    Llegamos a la casa de Ral, nos recibieron unos perros hermossimos que nos ladraron, Fernando coment que a pesar de que lo cono-can lo queran matar. Ral tiene una coleccin de t y Fernando escogi uno de Ceylan para probarlo: yo hice lo mismo. Nos presentamos ante la sobrina de Ral y ante un seor Chile-no quien, ms tarde me enterara, es profesor de espaol y literatura en Chile, en preparato-ria: un hombre que, como yo, tena el mismo deseo de conocer a Fernando. Baj Ral, un personaje anti-diluviano, anciano, y salud con efusividad a Fernando, a quien le dijo: es-toy preparando una clase sobre Dante, lvaro Mutis y un seor que lleva cien aos en la sole-dad, pero no sabemos en qu crculo colocarte. Ante esto responde Vallejo: Que no sea en el que est mi mam, tampoco en el de la Gula, o el de la deshonestidad Lstima que no exista el crculo de la gula alcohlica, y se ro.

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    ...Fernando Vallejo...

    De regreso a su apartamento tuvimos que pa-sar por un parque esnob llamado Mxico, ro-deado de cafs y tiendas de moda. Este parque es muy recordado por las soberbias borrache-ras y parrandas de Gael Garca y Diego Luna, a quienes al parecer no bastan una cantidad pequea de botellas de tequila. En uno de esos bares, con el afn de mirar quin estaba aden-tro, Fernando estrell su rostro contra el vidrio pulido, produciendo un sonido seco y certero: qued aturdido e indefenso. Comenzaba a os-curecer. Para m era como si el tiempo impara-ble lo obligara a caer, trastornado, en medio de una aparente debilidad hacia la noche, la cual en otras pocas era su ms grande fortaleza. Apresur el paso a casa, como temiendo que esa noche, compaera de antao y ahora ace-chante abismo de oscuridad, lo consumiera.

    Un ao despus, en Febrero del 2009, despus de ms de 30 aos de no ir a Cartagena, en el marco de un evento color oro y de sombra sospechosa, all estaba l. Era un teatro blanco, al cual lo separa del mar una muralla heroica, aterida de sangre fra. Fernando habl en un

    espacio lleno: al frente, rodendolo las risas y las caras de asombro de una sociedad que no sabe cmo enfrentarse a su realidad y a sus fantasas. Sus murmullos llenaban el mgico espacio. Escritores de toda ndole y de muchas lenguas trataban de entender el escndalo que produca una perorata de nombres eclesiales y polticos. Al terminar la charla un gento se agolpaba para obtener una foto o una firma de libros -para la alegra de la editorial- recin comprados en el lobby.

    Esa noche, dbil de nuevo en el lbrego espacio, mientras que a su paso un viento que remue-ve conciencias agitaba su camisa, Fernando no pudo subir los escalones del teatro Here-dia. En silencio y con la cabeza gacha decidi cambiar de rumbo, mientras varios jovencitos le gritaban maestro, y al mejor estilo de un bar de ligue le pasaban sus correos o sus nmeros celulares en papelitos blancos.______________________________________ *Edgar Leonardo Sierra Rodrguez es Filsofo

    de la Universidad Nacional de Colombia. [email protected]

    Fotografa: Archivo de Contestarte

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    Historia*

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    Autor: Andrea Barrera VargasNombre de la Obra: City 1012

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    ...El Agua...

    Centro de Historiade CotaAguaPor Julio Enrique Bohrquez C.

    El

    El agua de la pila

    En lo alto del Maju, donde crecen los musgos, el chusque, los helechos, el mortio, los arrayanes, los borrache-ros blancos y amarillos y entre ellos mezclados los pjaros, los alacranes, las ancestrales ranas muiscas llamadoras del agua2 , all, en este ce-rro mgico donde mor Bochica; gota a gota el agita cristalina se va formando y su cauce haciendo, para caer convertida en caada y ser recogida en la pila para calmar la sed, lavar la ropa y limpiar el ser humano.De la caada de Cetime se tomaba el agua para el consumo humano en Cota. El agua la recogan de la quebrada que vena de la caada en un pequeo estanque que est ah todava y con un tubo la desviaban hacia una pila de pie-dra que estaba arriba en lo que hoy llamamos la avenida El Libertador, donde la familia Me-leg, ah iba la gente a recoger el agua, ah haba una llave, estamos hablando del ao 51- 52 ms o menos, se fue el primer acueducto que yo recuerde, posteriormente la desviaron con un tubo hacia el centro de la plaza, donde tam-bin haba una pileta. El agua se transportaba en burros o en yunta de bueyes. Posteriormen-te en la poca de los concejales de Julio Co-rreal, Hernando Gonzlez y mi persona (Luis Medelln), fue cuando se proyect el nuevo acueducto hacia 1960. Haba un pequeo es-tanque, que en realidad era una alberca que

    recoga de la caada, esa se ampli e incluso est todava (sic). Las primeras perforaciones se hicieron hacia 1962 y de ah se comenz el pueblo a surtirse de agua subterrnea. Debido a que el acufero de Cota era alto, casi todas las casas tenan aljibe y el agua era muy buena. Aqu se encontraba agua a 1.5.metros. A veces se cargaba agua de las quebradas de Jinchita y de Chic.3 Afirman muchos pobladores que las mujeres y los nios eran los principales recogedores de agua, acudan generalmente dos personas por cada casa, llevando un balde o una olla grande de aluminio de dos orejas y durante el recorri-do cambiaban de mano y de lado para aguan-tar el peso del agua. No era extrao que con el bamboleo de la olla, se derramara el preciado lquido y mojara los pies, las piernas y los pan-talones de lo cargadores. Naturalmente haba que descansar, ah con los otros habitantes cargando su agua para la comida, se formaban tertulias entre vecinas y comadres, hablando los temas rpidos para no demorar el cocido de las comidas. El agua llegaba a las casas y era almacenada en pequeas albercas situadas en los patios.

    Nace el acueducto

    En honor al mrito, en el acueducto actual, fue factor primordial Ernesto castillo quien era el personero (sic). Ese seor impuls

    El siguiente texto constituye una recopilacin de la memoria oral de dos de los protagonistas de la creacin del acueducto municipal de

    Cota, Cundinamarca

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    ...El Agua...

    mucho el municipio. En esencia para el acue-ducto sucedi esto: Hubo una disidencia po-ltica dentro el liberalismo de la cual yo ( Julio Correal) form parte con Jos Mara Gonzlez, el seor Manuel Gonzlez, Fernando Mrtigo e Ignacio Bernal; bueno, ramos varios y fuimos exitosos porque los barrimos en las elecciones. De ah arrancaron proyectos muy buenos porque era que esto estaba en un atraso pero enorme, haba Concejos sucesivos y no avan-zaba. Entonces hubo necesidad de la famosa disidencia, de eso se obtuvo, al entrar a ejercer la legislatura ,la construccin de la concentra-cin escolar Camilo Torres y el cambio de toda la instalacin elctrica porque eran postes de madera con alambrado muy bajo, los camiones se enredaban y con la colaboracin del doctor Cesar Garcs Vernaza en ese entonces gerente

    )lanoigeR amontuA nicaroproC( RAC al edse obtuvo que cambiaran la postera y le pusie-ran alambrado en aluminio y que Cota fuera el segundo municipio en Colombia con luz de mercurio despus de Tocancip, claro que en

    Bogot ya exista en la avenida 68. En eso hago hincapi en la colaboracin de Ernesto Casti-llo porque el era un motor en la forma como se iniciaban las cosas. Bueno, despus de ese periodo del Concejo se disgregaron, yo man-tuve la disidencia; pero entr nuevamente y ya haba ingresado Hernando Gonzlez que era la persona prominente que en ese momento le quedaba al liberalismo. Ernesto me dijo que pensamos hacer en concreto, entonces yo le dije tengo una idea loca pero de eso quiero que a m no me nombre como protagonista y es ponerle agua a Cota, que nadie ha sido capaz de poner agua a Cota en forma ordenada. Me dijo: usted est loco, usted que est pensan-do? le dije: Por qu? , Si ese proyecto vale un montn de dinero y de donde esta ese dinero,

    ,)000.054$( ?ougixe yum se otseupuserp le isle dije yo no s, alguien ayudara pero no le parece? Ernesto acogi la idea y se la pas a Hernando Gonzlez y de ah naci el proyecto del acueducto que actualmente existe, lo que pasa es que ha sido ampliado y mejorado. Se

    Fotografa: Alfonso Guerrero * Pila del agua ubicada en la Avenida el Libertador, Cota, Cundinamarca.

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    ...El Agua...

    inicio la obra y nos colabor muchsimo la CAR (Corporacin Autnoma Regional) y un entidad que estaba encargada del acueducto y alcantarillado en cundinamarca que se llamaba Acuamarca y se hizo el acueducto tanto que el mismo pozo de concentracin de aguas es el mismo y buena parte de las tuberas van por el mismo sitio. El acueducto que se hizo en ese entonces con Hernando Gonzlez y con Simn Segura que fue otro artfice connotado de la cuestin, qued muy bien hecho, con su respectiva tubera en ese entonces en Eternit, que despus la cambiaron porque el asbesto es cancergeno.4

    El Agua Subterrnea

    Hacia 1962 se comenzaron las perfo-raciones para abastecer el consumo de agua en el Municipio de Cota. )9002( dadilautca al ne euq narugesa sonuglA

    el recurso hdrico subterrneo no es suficiente para proporcionar agua a una poblacin cre-ciente y a una zona industrial cada vez ms amplia y compleja. Sin embargo, Csar O. Ro-drguez4 , Hidrogelogo M.Sc. Ph.D. Profesor del Departamento de Geociencias de la Uni-versidad Nacional de Colombia, asegura que hay agua potable en el subsuelo en casi todas las partes del mundo. Ciudades como Mxi-co, cubren el 80% de sus necesidades con agua potable a partir de pozos profundos. De igual manera lo hacen ciudades como la Habana, Mnich, Sao Paulo y Buenos Aires, slo para mencionar algunas.El profesor Csar Rodrguez afirma que la falta de utilizacin del agua subterrnea se debe a que todava su hallazgo es considerado como algo misterioso, impredecible e in-controlable y que buena parte del desaprove-chamiento de este recurso se debe a una falta de claridad sobre el comportamiento del agua

    subterrnea a nivel gerencial y mandos medios como ingenieros e investigadores. Por eso a nivel institucional toman decisiones, que por no estar fundamentadas en una buena infor-macin tcnica, terminan finalmente en in-versiones improductivas. En el caso de Cota, la determinacin actual es tomar el agua de la EAAB (Empresa de Acueducto y alcantarilla-do de Bogot) que, como dato curioso acaba de perforar el subsuelo con xito, para proveer de agua potable por mnimo 30 aos a una buena zona del sur de Bogot y para situacio-nes de emergencia causadas precisamente por las variables que puedan ocurrir en los cuer-pos de agua dulce superficiales como Embal-ses, Lagunas y Cinagas. Y finalmente, aunque del agua queda mucho por contar, volvemos al ahora desrtico Majui, para clamar por el cuidado de este lquido vital. Ya no se forman las gotitas de agua, ni la caada, no hay musgo, ni helechos, ni ranas mticas que con su croar unan la tierra con cielo y hagan llover. El agua hay que cuidar.______________________________________1 En la mitologa Muisca, las ranas eran las llamadoras del agua.2 Narracin oral de don Luis Antonio Medelln, contada en el Centro de Historia de Cota, el 14 de Julio de 2007.Narracin de Don Julio Correal, contada en el Centro de Historia de Cota en Septiembre de 2007.3 Narracin de Don Julio Correal, contada en el Centro de Historia de Cota en Septiembre de 2007.4 Csar O. Rodrguez. El agua subterrnea. En: UN Peri-dico, 8 de febrero 2009, pg. 16,17.

    El Centro de Historia de Cota est adscrita la Academia de Historia de Cundinamarca.______________________________________ *Julio Enrique Bohrquez C es Odontlogo de

    la Universidad Nacional de Colombia. Fundador de la Revista Contestarte. Director Honorario.

    [email protected]

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    ...Pasaremos a pleno da...

    daPasaremosa pleno Relato de la Operacin Cerbero, sinnimo de audacia en la historia naval.

    Por Andrs Meja Vernaud

    Pasaremos a pleno da. Zarparemos a media-noche, y atravesaremos el estrecho a pleno da.

    Mientras contemplaba el imponente mstil del Scharnhorst, el almiran-te Ciliax, vestido con el negro uni-forme de la Kriegsmarine alemana, dijo con serenidad estas palabras a sus lugartenientes, para luego observar en los rostros de aquellos la sorpresa y el desconcierto. Lo que Ciliax propona que se intentara, era una proeza: que se retara hasta el mximo posible a la suerte, al valor y a la historia. Una proeza cuyo ms cer-cano antecedente, muy diferente sin embargo de la situacin actual, haba que buscarlo en el siglo XVI: en la derrota de la magnfica Arma-da Invencible en 1588. Desde aquel suceso, la marina inglesa ejerci en el Canal de la Man-cha una supremaca que nadie fue capaz de de-safiar. Dos siglos ms tarde, dicha superioridad era ya, asunto global: la armada imperial brit-nica era duea de los mares del mundo. Lo que Ciliax propona ahora, en una tarde de junio de 1941 en el muelle de la ciudad francesa de Brest, era que la marina de guerra alemana de-safiara a la poderosa flota britnica en la vecin-dad de su propio hogar, en el mismsimo Canal de la Mancha. No para enfrentarla en batalla. No para derrotarla, o aniquilarla. El almirante Ciliax no buscaba ms que una salvacin para

    sus amados buques, en particular para el for-midable Scharnhorst.

    Este acorazado se hallaba en el puerto francs desde marzo de 1941, junto con el tambin poderoso Gneisenau. All haban buscado re-fugio luego de haber sembrado el terror en las rutas de los aliados en el Atlntico norte. Ha-ban sufrido en esas jornadas algunos daos, y por tanto necesitaban el reposo y la cura. Dos meses despus, llegara a acompaarles otro imponente buque, el Prinz Eugen, el cual vena cubierto de orgullo tras haber participado en la batalla en la cual el acorazado Hood, orgullo supremo de la marina britnica, fue hundido por el legendario Bismarck. Se saba que la presencia de estos tres buques en el puerto de Brest, intranquilizaba al alto mando alemn, y al propio Fhrer, concentrado ahora en su mayor obsesin: el ataque a la Unin Soviti-ca. Si permanecan en Brest, la RAF, la fuerza area britnica, de seguro los convertira en un blanco de ataques constantes. Y aunque el puerto francs les serva como plataforma perfecta para lanzar incursiones hacia el At-lntico, Hitler no pensaba por aquellos das ms que en el Este y en el Norte, mbito de su ofensiva contra el bolchevismo. De modo que el Fhrer dispuso que los buques regresaran a Alemania. Se le hizo ver que su decisin era

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    ...Pasaremos a pleno da...

    casi imposible en la prctica, pues para llevar-la a cabo habra que atravesar el Canal de la Mancha. Hitler decidi entonces que los bu-ques fuesen desarmados, y llevados por tierra al territorio alemn en partes. Tal cosa signifi-cara su muerte definitiva, pues con seguridad las necesidades del frente ruso reclamaran que se utilizase en su favor el metal y el armamento extrados del Scharnhorst, del Gneisenau y del Prinz Eugen. Fue entonces cuando el almiran-te Ciliax, lleno de pavor ante la posibilidad de que sus buques tuviesen un final tan deslucido y deshonroso, concibi su fantstico e incre-ble plan: sus buques, debidamente escoltados, zarparan del puerto de Brest a la medianoche hacia el Canal de la Mancha. Navegaran la mayor distancia posible protegidos por la os-curidad. Luego, atravesaran a pleno da la par-te ms estrecha del canal, el llamado Paso de Calais o Estrecho de Dover. All, no tendran ms remedio que dar batalla a los inclementes ataques que de seguro recibiran. Si lograban pasar el estrecho con vida, llegaran a puerto alemn, y se habran salvado de ser desarma-dos en pequeas piezas. Hitler acept que el plan de Ciliax se intentase. Se autorizaba as la Operacin Cerbero

    *****Lo intentarn en la noche, en la oscuridad de la noche, y muy probablemente una noche sin luna.

    As, en una tarde de febrero de 1942, pasados ya casi ocho meses de la decisin de Ciliax, el almirante ingls Bertram Ramsay comunic a sus lugartenientes lo que apareca en los infor-mes del almirantazgo. Ramsay, comandante de las fuerzas navales inglesas en el Canal de la Mancha, no ignoraba que los alemanes se proponan navegar con sus tres buques hasta las aguas de Alemania; la inteligencia brit-

    nica, con la ayuda de la Resistencia francesa, haba detectado actividad que indicaba que los alemanes preparaban sus buques para zarpar. Saba que no intentaran pasar por el ancho Atlntico: all patrullaba lo ms fuerte de la marina britnica, y los tres buques ale-manes, averiados por los ocasionales ataques areos, que sufrieron durante su permanencia en Brest, no estaban en condiciones de enta-blar batalla con los grandes acorazados ingle-ses. Pero el pasar por el Canal de la Mancha no les libraba de riesgos: por el contrario, los expona al ataque masivo de la aviacin, de los destructores anclados en Harwich, y de nu-merosas lanchas torpederas que patrullaban la costa inglesa. Adems tendran que cruzar por aguas minadas. Por eso, el almirantazgo ingls estaba seguro de que intentaran el cruce en la noche, protegidos por la oscuridad. El vetera-no Ramsay, vestido con la elegante chaqueta cruzada de los oficiales de la Marina Real bri-tnica, concibi entonces la Operacin Fuller, una compleja red de ataques areos y navales cuyo propsito era destruir las tres leyendas de la marina alemana, cuando navegaran por esas aguas, desde las cuales, en ciertos tramos, puede verse la costa de Gran Bretaa.

    La Operacin Fuller, de perfecto diseo, ig-noraba sin embargo un detalle crucial de la Operacin Cerbero: la travesa no se hara en la noche, como crean los ingleses, sino que se iniciara en las altas horas de la oscuridad, y alcanzara su punto de mayor tensin a plena luz del da. Por esa razn, los comandantes britnicos no dieron importancia a la noticia que recibieron de sus aviones de observacin la tarde del 11 de febrero: haban fotografiado, en la rada de Brest, a los tres buques alemanes en perfecta formacin, rodeados de una escol-ta de destructores y dragaminas. Los ingleses, ms por rutina que por estrategia, lanzaron

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    ...Pasaremos a pleno da...

    sobre ellos un tmido ataque areo que no les provoc ms que un retraso, una molestia. Los submarinos ingleses siguieron rdenes de sus superiores, quienes seguan convencidos de que la travesa sera nocturna, y se retiraron de sus posiciones a las 22 horas, momento que, consideraban ya demasiado tardo para que los alemanes emprendiesen su viaje.

    A las 22:45 de ese 11 de febrero se puso en marcha la orden de partir. Pasan largas horas y largos minutos, en los cuales Ciliax se pregun-ta en qu momento empezarn los ataques. La calma lo sorprende un poco. En ese momento, Ciliax ignora que varios aviones britnicos es-tuvieron a punto de descubrir su flotilla; en to-dos los casos, algn problema tcnico impidi que eso sucediera: un radar averiado, un radio en la frecuencia incorrecta... La suerte ayuda a Ciliax a navegar tranquilo en la fra oscuridad, y a recibir el amanecer entre una tranquila y gris niebla. La maana sucede sin contratiem-pos. Han avanzado ya la increble distancia de 300 millas. Pero a las 11 horas, las patrullas areas inglesas transmiten a sus bases una in-formacin inquietante: han avistado, a la altura de Dover, es decir, en pleno Paso de Calais, una escuadra alemana con tres grandes buques y varias lanchas torpederas. Se interrumpe sbi-tamente la tranquilidad de Ramsay, quien ha-ba dormido como un beb. De manera inme-diata se pone en marcha un desordenado plan de ataque. Desde Dover se disparan bateras de caones, cuyo alcance resulta insuficiente. Se ordena un ataque con aviones torpederos Swordfish, pero estos necesitan una escolta de cazas Spitfire. Pasan largos minutos de confu-sin entre los torpederos y los cazas, hasta que el capitn Eugene Esmonde, al mando de los Swordfish, decide lanzar el ataque: todos sus aviones son derribados. Dos horas ms tarde, Ciliax siente una fuerte sacudida: el Scharn-

    horst, buque en el cual viaja, ha chocado con una mina. El buque puede seguir navegando, pero por seguridad se decide trasladar a Ciliax a un destructor. Los ingleses lanzan varios ata-ques areos desordenados, caticos, e intiles. La formacin sigue su marcha: ha pasado las zonas minadas, y la calma vuelve durante un rato. Se romper, sin embargo, a la altura de Harwich, donde varios destructores britnicos salen al paso de la flotilla. Se inicia un feroz combate naval, en el cual los buques alemanes se valen de su poderosa artillera tan podero-sa, que ningn destructor ingls pudo acercar-se a ellos, y el que ms cerca lleg fue alcanzado por los caones alemanes. ltimo recurso: ata-ques areos desesperados, que no hacen efecto alguno sobre los buques alemanes. Al empezar a caer la tarde, los ingleses deben afrontar la ms increble de las noticias: una escuadra na-val alemana ha logrado pasar a pleno da por el Canal de la Mancha, y ha logrado llegar casi totalmente ilesa a las aguas del Tercer Reich.

    *****Eplogo: no toda accin espectacular significa una victoria estratgica. Al abandonar estos buques, en el puerto francs de Brest, no fue-ron ya ms una amenaza para el trfico naval de los aliados en el Atlntico. Pocas semanas despus de la asombrosa travesa por el canal, el Prinz Eugen y el Gneisenau fueron destrui-dos por ataques de aviones y submarinos. Ms tiempo sobrevivi el Scharnhorst, buque que fue hundido en batalla por la flota britnica en diciembre de 1943. ______________________________________

    * Andrs Meja Vernaud Estudiante de Filoso-fa de la Universidad Nacional de Colombia. Investigador

    del ILP de Bogot, colaborador habitual de la revista Cambio. [email protected]

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    {Literatura}

    Literatura*

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    {Literatura}

    Autor: Laura Juliana Cabra Arias Nombre de la Obra: Angustia.

    Tcnica: Aguadas y grafito

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    ...Cena la loca...

    locaCena

    la

    Por Lucas Vargas y Sierra

    Azucena Puertas fue conocida como la caza fantasmas durante su paso por el convento de Andes. Ahora todo el mundo la conoce como Cena la Loca, esto sucedi despus del encuentro con la ms fa-mosa de sus presas, aunque antes era respetada en el convento; las medianas y las pequeas le teman por lo que se rumoreaba sobre ella, las grandes por lo que la haban visto hacer. Di-cen que una vez una de las monjas la oblig a comer una mazamorra asquerosa, grumos ne-gros en una masa compacta con el olor carac-terstico a leche agria. La monja fue impasible a los ruegos de Azucena con una frialdad que slo rompa cuando se trataba de alimentar a sus canarios mascotas-, y esta no tuvo ms remedio que tragarse hasta la ltima cuchara-da, aguantando las arcadas que le invadan el cuerpo sin ningn respeto. Al otro da, cuando las alumnas bajaban al comedor comn, se oy claro el grito de la monja al encontrar las jau-las de sus canarios vacas, en cambio estaban rebosantes de mazamorra.

    Nadie se atrevi a decir que la noche anterior Azucena no haba subido a su cuarto, sino que se haba quedado para orar en la capilla, luego

    aprovech la oscuridad para deslizarse hasta la cocina y as robar la mazamorra sobrante, su idea era tirarla al estanque, para que no volvieran a repartirla en la mesa, pero cuando caminaba con la olla oy tmidamente el canto de un canario. Entonces, recordando el viacru-cis de esa maana, decidi llevar su venganza hasta un punto ms alto. Liber a los canarios, y llen las jaulas con la mazamorra antes de devolver la olla a la cocina.

    Fue esa noche tambin que comenz su carre-ra de caza fantasmas al develar el misterio de los cantares nocturnos, preciso cuando sala de la cocina oy cantar en la iglesia. Hace noches las internas oan esos cantos, por ello la herma-na superiora se haba encargado de explicarles cmo era la aparicin de ese cura milenario, que tiempo atrs haba sido aplastado por una campana mal instalada en mitad de un coro du-rante la misa de gallo. Azucena escuch clara-mente cmo comenzaban los cantos. Despus de un pequeo combate interno, la curiosidad pudo ms que el miedo. Camin despacio, des-calza, con todos los msculos tensos, al llegar a la puerta de la iglesia se persigno por la seal de la santa cruz, de nuestros enemigos, en-

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    ...Cena la loca...

    tr a la iglesia segura de ver frente a s a un cura regordete, con las vsceras expuestas y la cabe-za partida como una sandia luego de un maza-zo. Su desilusin no fue poca cuando en lugar del cura espectro, se encontr a un joven con problemas de insomnio. Aunque la desilusin fue slo momentnea, pues un hombre pareca una criatura mitolgica en ese convento, donde el nico permitido era el cura de los domin-gos. Se le acerc al muchacho, quien dej de cantar para mirarla y sin muchos prembulos le pregunt su nombre. Ella le respondi, y le pregunt de inmediato que qu haca l all, que cmo se llamaba, que porqu cantaba en las noches. Result ser un preso ideolgico, hijo de uno de los grandes cafeteros de la zona. ste una vez cometi el error de decir que dios no exista y su familia escandalizada decidi meterlo al convento, las monjas no lo dejaban salir de da, por eso slo sala en las noches, cantaba porque era lo nico bonito que tena el cristianismo, los cantos, lo dems era pura mierda para embrutecer a la gente. Mucho gusto nia, Daro Gil, para servirle. Azucena y Daro se hicieron buenos amigos, cuando ella

    le pregunt porqu no se volaba, l le contest que su pap le haba advertido que si se volaba lo mataba, y el viejo cumpla sus promesas. Fue con Daro con quien Azucena perdi su virgi-nidad, all mismo, en la iglesia, debajo de una estatua de Nuestra Seora. Ese da Azucena descubri que s exista el cielo y que Mara de-finitivamente no era virgen, pues ni que hubie-ra sido boba para perderse de algo tan bueno.

    A Daro lo mataron los conservadores una vez que sali del convento acompaando a la madre superiora a comprar maz para la mazamorra. En la plaza pblica se puso a hablar de Marx, lo lincharon y arrastraron el cadver por toda la plaza antes de dejarlo al frente de la estatua de Bolvar que hay en el parque, esa que de ser tan fea es hasta bonita. En el convento lo llo-raron solamente dos personas: Azucena, quien cuando recibi la noticia decidi no amar ja-ms a otro hombre para meterse de monja, y Flor, quien era la novicia que lo provea de los libros revolucionarios, pues tambin ella dis-frutaba leerlos. Flor era la nica que saba so-bre la relacin de Daro con Azucena, si no los

    Fotografa: Julio E. Bohrquez Castiblanco* Habitante de la calle del barrio Siete de Agosto, Bogot

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    ...Cena la loca...

    delat, fue porque le deba un silencio a Azu-cena y porque no vea nada de malo en ello.La noche en que Azucena conoci a Flor haba luna llena, ese mismo da en la tarde la lluvia haba dejado los cultivos inundados. Las in-ternas haban sido mandadas temprano a la cama, pues no las podan mandar a arar como era costumbre, y a ninguna de las monjas se le haba ocurrido un viacrucis a travs del loda-zal. Se orden entonces reclusin absoluta, de modo que se entretuvieran a punta de rosarios, entre tanto danos hoy nuestro pan de cada da, Azucena dejaba vagar la mirada por la peque-a ventana de su habitacin. y en el monte de siempre, en el lugar de siempre, la vio, una luce-cita oscilante, pequea, la cual alumbraba ms fuerte por escasos momentos antes de volverse dbil y de nuevo fuerte. Dijo a sus compaeras de cuarto que siguieran con los rezos, que ella iba por esa guaca. Se deslizo cuatro pisos col-gada de un desage y apenas toc tierra corri hacia el monte con decisin militar.

    El lugar era un bosquecito de guaduas, no ms grande que un potrero. Entr cuidadosa por-que saba bien lo mucho que arden las pelusas de esos rboles gigantescos, camin un buen rato sin hacer ruido y al final la vio; estaba re-costada contra un guadual, fumando tranqui-lamente, una monja plida, alta, de ojos como perdidos. El corazn le lata a mil por hora, las manos le sudaban fro, se acerc un poco mas, pero esta vez con la torpeza que nos impone el miedo, se tropez y se fue de bruces al piso. La monja se sobresalt y la mir sorprendida, fue entonces cuando Azucena reconoci a una de las novicias que cuidaban la zona de lectura. El miedo se disip de inmediato, no haba nada que temer, era una monja como cualquier otra. Flor le sonri, le ofreci un cigarrillo y le pidi el favor de que no le dijera nada a las superio-res, que si no, ambas se meteran en un pro-

    blema. A Azucena esa monja indisciplinada le cay en gracia, acept el cigarrillo para darse cuenta en medio de las burlas de Flor- que fumar no era tan fcil como pareca, le dijo a Flor que estuviera tranquila, que ella no deca nada, y Flor que le sonre, le ofrece otro ciga-rrillo y le dice que gracias Cenita, te debo una. Cuando Azucena volvi a su cuarto; sudada, empantanada, con la voz afectada a causa de su primer cigarrillo, las compaeras le pregunta-ron que cmo le haba ido con el espanto, que si haba encontrado oro. Mejor, ahora el espan-to me debe un favor.

    Luego de la muerte de Daro, Flor se convir-ti en la compaera inseparable de Azucena, compartan recuerdos del preso ideolgico, se reunan a escondidas a fumar, y comentaban las lecturas de las santas escrituras, pero sobre todo las de las escrituras malditas. Azucena se sorprendi de la astucia de Flor al empastar ediciones bilinges de Las Mil y Una Noches en el cuero negro de los nuevos testamentos, de ese modo se poda pasar horas enteras le-yendo los descalabros de Sherezada sin ser in-terrumpida por las monjas que se maravillaban de su fervor. Con el mismo mtodo devor por completo a los poetas malditos, y aprendi el francs, a Marx y a Lenin, y a Moro que deca en su Utopa que todas las religiones deban ser respetadas, algo que si llegaba a los odos del cura dominical sera suficiente para man-dar a cualquiera descansar a los pies de la es-tatua de Bolvar. Fue Flor quien convenci a Azucena de no irse de monja, le hablaba del poder y de la liberacin femenina, que en ese entonces era una hereja ms, pero Flor le deca a ella que estaba joven, que le iban a tocar tiem-pos mejores, que viera que en Chile las putas organizaron una protesta y todo el mundo las oy, que el partido conservador estaba en las ltimas, que cuando los rojos fueran los del

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    poder todo iba a ir mejor para la mujer. Cuan-do Azucena le preguntaba que porqu enton-ces ella se haba metido de monja, la mirada de Flor se perda ms de normal y una nube de melancola le cubra el rostro. Solo una vez le contest que el problema era que ella no quera marido, sino esposa y eso Cenita no cambiara nunca ni con godos o marinillos al poder, y le alarg una foto en la que apareca Flor mucho mas joven, tomada de la mano con una compa-era de su misma edad, ambas vestidas de no-vicias de primer orden. Qu le pas a ella? La desaparecieron, se esfum Cenita, en el viento, como si nada hubiera pasado.

    Luego de Flor, Azucena caz muchos ms fantasmas; el llorn de la caada result ser un campesino que todos los mircoles por la noche bajaba a baar los cerdos porque ba-ndolos as, con agua helada bajo la luz de la luna, engordaban ms; el herrero de los cachos del diablo eran una banda de jugadores que se reunan en los muros de la sacrista, tirando monedas a ver cual de todos dejaba ms cer-ca de la pared; el pjaro carpintero era el no-vio de una de las novicias que golpeaba con piedritas una ventana exacta en plena noche, evidencia del poder del amor, ste desapareci cuando desapareci la novicia ; el carnicero no era ms que una de las monjas mas ancianas que se negaba a usar protectores, las sabanas manchadas de sangre no correspondan a fu-gaces pualadas sino a la profeca mensual de la superiora. Despus de tantos fantasmas cap-turados, Azucena estaba segura de que nada en este mundo carece de una explicacin racional, pensar de ese modo le cost varios regaos y millones de penitencias, en especial el da que durante las confesiones el cura le pregunt sus pecados y ella le respondi con una receta de cocina bien conocida: la de la mazamorra. Ale-gaba que todo tena explicacin, lo que pasaba

    es que nadie la buscaba con suficiente empeo, porque en Colombia, y ms en este pueblucho, somos una manada de perezosos que preferi-mos echarle la culpa de todo a dios, y a ese que a lo mejor no existe o no vive ac sino en Chile, alentando las marchas de las prostitutas que son las primeras en entrar al reino de los cielos. La gente se sorprenda en silencio de la manera de hablar de esa muchacha, los conservadores no saban que hacer, porque a un hombre lo poda colgar fcilmente de los testculos, pero una mujer los coga fuera de base. Fue por esa poca en que Azucena persigui a la meona.

    Los dormitorios de las internas se dividan en pequeas, grandes y medianas, a lo largo de un corredor largusimo. Los nicos baos quedaban al lado del dormitorio de las peque-as. Contaban que desde el dormitorio de las grandes sala una mujer alta y morena, con el pelo corto en un montn de rizos, caminaba lentamente frente a los dormitorios de las me-dianas y las pequeas, entraba al bao, se oa el ruido caracterstico de una vejiga llena, y lue-go el agua que corra. La mujer sala, y en un punto impreciso antes de llegar al dormitorio de las grandes, desapareca. Azucena estaba convencida de que se trataba de alguna de sus compaeras que se quera pasar de lista, por eso mont vigilancia perpetua afuera del dor-mitorio, esperando ver salir a la meona para desenmascararla. Fue un jueves cuando por fin la vio, justo como la describan, alta, morena, con un montn de rizos. La sigui, era difcil hacerlo pues la mujer caminaba ms rpido de lo que crea. La esper a la salida del bao, y cuando aquella sali, sta reinici su persecu-cin, llamando a su presa para que se detuvie-ra. Ole, meona, par pues para que hablemos, par meona, par que dejaste el bao lleno. Al final la meona se detuvo y dio la vuelta para mirar a Azucena, entonces la reconoci; era la

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    mujer que apareca en la foto al lado de Flor, le sonri a Azucena y se desvaneci en el aire, como si nada hubiera pasado.

    Al otro da Azucena le dijo a Flor lo que haba pasado y Flor se la goz, que como se le ocu-rra, que eso era que estaba bien dormida y lo so todo. Azucena no quiso alegarle, y dej las cosas as, pero decidi que no todo tena una explicacin lgica. Por esa poca fue cuan-do Flor se enlisto en la guerrilla, ya bien vieja, con el hbito raido. Si uno no pelea por lo que quiere nadie va a pelear por una Cenita, vea que dicen que el pas va bien, pero cada vez hay ms mendigos, y ms desaparecidos como mi Cecilia, y ms ricos los ricos y ms jodidos no-sotros, hay que hacer fuerza, no dejar las cosas as, y si nos toca empuar el fusil lo empua-mos, pues si antes hemos matado en nombre de dios bien podemos matar en nombre de la justicia, que esa s la necesitamos.

    La noticia de la muerte de Flor golpe a Azuce-na duro y en donde duele, estaba en embarazo de su primer hijo, y su esposo dictaba clases en la Universidad de Antioquia, en la Facultad de Derecho. Era opositor declarado del gobierno, y hablaba cada vez que poda sobre la igualdad, la justicia, el respeto a la vida. Nunca incit a la violencia, le deca sus alumnos que ese no era el modo, que haba otras formas, que uno debe pensar ms all, que uno no pide sino que pro-pone. Y Azucena se preocupaba cada vez que haba paro en la U, mira Nando que te tens que cuidar, que ya sabes que a esa gente no le gusta lo que andas diciendo de que la guerra no es necesaria, que dicta tus clases tranquilo pero no les metas ideas polticas a esos mu-chachos en la cabeza, acurdese que tiene que estar vivo para criar a Miguel. Y l que no le pidiera eso, que la Universidad era campo de batalla o nada, pero batalla de ideas no de pu-

    ales, de debates y no de bombas y desapare-cidos y moto sierras. Y ella saba que l tena razn, y lo amaba por eso, por temerario, por incansable, por loco, por terco, por tonto.A Nando lo mataron saliendo de la Len XIII, con Miguel entre brazos, sonriente y feliz como nunca antes. Le vaciaron una ronda de metralla sin descansar, cuando se acabaron las balas se dieron cuenta del beb, al que tambin le cayeron varios tiros. Mejor, as acabamos de una vez con esa dinasta de cobardes y pende-jos. Azucena lo oy todo desde pocos metros atrs, apenas saliendo de la clnica. Abraz a su esposo, a su hijo, llor las lgrimas que nunca haba llorado desde Daro y que no volvera a llorar. Ese fue el da que se le corri la teja, y es que a quin no despus de eso.

    Ahora la gente la llama Cena la loca y nadie se pregunta nada, se apartan de su camino. Algu-nas almas que an creen en el gnero humano le regalan comida, que ella engulle por inercia, viste ropas usadas varias tallas mayores, cami-na por el parque de Beln espantando palomas, y se la pasa hablando sola.

    Si Daro, vos eras mejor amante, pero tranquilo Fernando que yo a vos te amaba como una loca, y es que cmo se ama a un loco sino estando loca. Miguelito, como ests de grande, mira Flor que yo quera que vos fueras la madrina de Miguel, pero te dejaste matar antes de que l naciera. Cllate! No me habl de poltica, ni de guerras, ni de que uno tiene que luchar, ni de nada de eso que todo es mentira. Las guerras existen como existen las palomas y nada podemos hacer por evitarlo, y los pobres siempre los van a haber, y el que quiera hacer algo al respecto es un pendejo, Un puto pendejo! Vea yo como qued, sin ni mierda en esta vida, y los criminales libres, como siempre, comiendo en restaurantes caros de cuenta de los impuestos. Eso todo es igual, liberales y conserva-

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    ...Cena la loca...

    dores, paracos y guerrillas, bruto y listo. Todo es la misma mierda en la que todos nos revolcamos. Y usted qu mira pelado? Verdad que Miguelito est muy grande? Pngame atencin que le voy a compartir sabidura, yo me llam Azucena, y me decan caza fantasmas, y es que los fantasmas

    s existen, y hgame caso pelado, no se meta en donde no lo llaman, que todo el que va por lana queda trasquilado. Flor, no le eche cuentos raros al joven, djelo tranquilo que estamos conversando lo ms de rico

    Azucena y yo hablamos muchas veces; no s cunto de su historia sea verdad, cunto haya agregado su imaginacin frentica, cunto haya agregado la ma. Dicen que Dios no se muestra a los hombres porque ante su imagen enloqueceramos. Pues Azucena vio la reali-dad de su poca, y esa realidad tuvo que haber sido el mismo Dios, pues pag con su cordura el conocimiento de una verdad espanto-sa.Nadie acudi a su muerte, con ayuda del padre Cuartas pudimos enterrar sus cenizas en un osario comn en la iglesia de Nuestra Se-ora de Beln. Muri en paz, sonriendo, durante uno de los agua-ceros de Villa de la Candelaria que no perdonan a nadie y que no le dio tiempo de hallar refugio. La encontramos recostada al lado de la estatua del libertador que hay en el parque de Beln. Eran las tres de la tarde, nadie se haba dado cuenta de que estaba muerta la mujer ms vivaz del parque, crean que estaba dormida pues eso es lo que hacen los mendigos, dormir y nada ms.Espero guardar con esto un poco su memoria, s que no soy digno de contar la historia que ella me confi a cambio de palitos de queso, pero no es lugar para su fantasma el olvido. Confo en que tal vez su espectro se les aparezca a ustedes como se me aparece a m en ocasiones. Gracias Cenita, lamento de verdad no poder seguir tu consejo y desear tanto seguir tu ejemplo._______________________________________________________________________________

    * Lucas Vargas y Sierra es Estudiante de Periodismo de la Universidad de Antioquia. [email protected]

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    ...El espacio de los amantes...

    amantesespacioEl

    Por Edgar Andrs Chaverra Basto

    de los

    Ella nunca se enter de lo que a l le su-ceda. Nunca opt por preguntrselo. Quizs, s lo hizo, siempre lo hizo au-sente. Confusa y ausente, nunca fue capaz de acercarse a l lo suficiente.

    l, por su parte, siempre estaba ausente.

    Era cierto que para l, ella era lo que le faltaba, lo que completaba su ser, su vaco.

    Quiero tener tu presencia a mi alcance- deca l en tanto ella se alejaba un poco.

    Su presencia, la de l, era para ella, el suplicio de un sacrificio al que no quera apostar.

    l la vea tan cerca algunas veces, tan lejos otras veces, tan inconclusa siempre, pero no le importaba, la quera as; pero ella siempre per-maneca ah, tan distante, tan reducida: siem-pre espectral.

    -Temo por mdesaparecer- le deca l.- No temas. Todo desaparece, Todo desaparece.- Ella, al decir esto suspir. Se hizo un silencio

    espeso entre ellos. No importa, entonces des-aparecer.l vea en ella lo inalcanzable, lo inagotable. Ella le vea siempre a la espera; espera incansa-ble de un olvido inminente.

    -Y si t?... Yo?...nada. No estoy aqu

    Caminaban sin moverse del punto fijo. Ella y l, solos y ausentes, no perciban lo otro que haba entre ellos. El momento se torno angustiante. El tiempo se ausent; los alej de s. l ya no era l; ella ya no era ella. Slo que-daba el vaco entre ellos, o lo que ellos eran.

    No se reconocan.

    -Tengo algo que decirte. La mir con profunda ternura. Qu es eso?

    l le dijo -que su vida

    As la imagen no alcanz a usurparle la imagi-nacin. -NoLe susurr silenciosamente.- De nada sirve- Ella permaneca. l se alejaba, cargando el peso

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    ...El espacio de los amantes...

    del silencio. Ella le observaba desprevenida. Nunca ella sinti tanta alegra en su corazn. Mientras l se iba, ella senta que aquello era el instante infinito de la existencia.

    -Desaparecer Desaparecer- Grit al viento. Ella le escuch, y suavemente lo sinti como una leve caricia que la abrazaba.Cuando el instante se repiti: pas lo mismo. l, ausente. Ella, distante.

    Los cuerpos se hicieron pesados. Nada de l le perteneca a ella. Nada de ella le perteneca a l. Era el vaco lo que los una; el desconoci-

    miento de quienes eran: de sus nombres.Permanecan juntos en la distancia.

    l se mueve en la inmovilidad. Ella se mue-ve haca l. Lo que pasa nunca acaba, siempre termina comenzando. l no dispuso en ella la confianza del porvenir. El porvenir es siempre un por-venir. Nunca llega, no cambia, y se re-pite infinitamente. Ella corri hacia l, hasta donde su sombra la abandonara, la hiciera des-aparecer. ______________________________________

    * Edgar Andrs Chaverra Basto es Estudiante de Filosofa de la Universidad de Antioquia.

    [email protected]

    Autor: Joyce Angie Nombre de la Obra: Irrealidad

    Tcnica: Grabado sobre madera

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    ...La Soledad...

    Era un da soleado, como todos los das en la vaca multicolor, Richard camina-ba por las calles del centro de la ciudad, mientras miraba indiferentemente las vitrinas de los almacenes, llenas de cosas inservibles que no le interesaban. De cuando en cuando se detena a fisgonearlas, pero nunca compra-ba nada, hasta que se detuvo en frente de una vitrina que le llam inmediatamente la aten-cin, se acerc a ella y empez a mirar uno por uno de los artculos que all se hallaban; entr al almacn y compr algo que haba visto en la vitrina, y que seguramente le haba gustado. Sali del almacn, rpidamente, con el artculo en su mano, pero sin siquiera mirar aquel obje-to que tanto le haba llamado la atencin, como si ya no le importara; continu caminado entre una multitud que lo estrujaba bruscamente al andar; no aguantaba ms tantos colores juntos haciendo presin sobre su pecho y su espalda, as que decidi entrar en un caf que se encon-traba repleto - pues era hora de almuerzo, y la gente sala de sus trabajos a hablar y chismo-sear en algn caf -, se sent en una silla lo ms retirada posible del ruido, cuando el mesero lo atendi le pidi un tinto sin azcar, pero con mucho caf; sac de la bolsa aquello que haba

    SoledadLa

    Por Paulo Cesar Rico Gutirrez

    comprado minutos antes y comenz a detallar-lo minuciosamente. Evidentemente, se trataba de un libro, lo empez a leer muy atentamente hasta que el mesero lo interrumpi para ser-virle su tinto.Con mucho gusto -le dijo el mesero a Richard-, quien, aunque haba pau-sado su lectura, no lo mir, no haba quitado la mirada del libro en ningn instante, y mucho menos haba pronunciado palabra alguna. Se senta el cuchicheo de los chismosos por todo el caf, esto irritaba un poco a Richard, quien, despus de probar su tinto, inici nuevamente la lectura. Al leer, su semblante cambiaba, pa-reca complacido y cmodo. En el momento ms efervescente de su lectura, un chiquillo in-oportuno le agarro la mano y lo sacudi, cuan-do Richard lo mir, con unos ojos que mostra-ban furia, le ofreci chicles en venta. Richard senta tanta rabia que decidi ignorar al des-afortunado nio e intent continuar su rego-cijo intelectual. Sin embargo, los cuchicheos se haban agudizado y martillaban horriblemente la cabeza de Richard, ste senta ganas de vo-mitar, tantas voces lo mareaban y tanta revol-tura de colores lo volva loco, de modo que no aguanto ms y sali del caf. Nuevamente se vio entre una multitud. Otra vez a caminar -

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    ...La Soledad...

    se dijo- A dnde ir? -se pregunt- y sin dar respuesta a esta cuestin, emprendi de nuevo su cam