Revista Causa Sur - Año 1 Numero 3

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Tercer numero de Causa Sur, revista de pensamiento político

Transcript of Revista Causa Sur - Año 1 Numero 3

De Sarmiento hacia una educación igualitaria y emancipadoraMaría del Carmen Maimone

El sistema mundoEntrevista a Ignacio Ramonet por Fernando Solanas

Editorial

Estados Unidos: militarización y recolonizaciónStella Calloni

Las encrucijadas del latinoamericanismoAdolfo Colombres

Soberanía y recursos pesqueros en el Atlántico SurCésar Augusto Lerena

La aplicación de la Ley de las NacionesEntrevista a Judith Brown Chomsky por Dennis Weisbrot

Ciencia, refundación y mito de la modernidad en la ArgentinaAndrés Carrasco

Fragata Libertad: los buitres contra la soberanía nacionalAlejandro Olmos Gaona

Entrevista a Diosnel PérezPor Guillermo Celaya - Juan Pablo Olsson

Teatro y política: nuevos horizontes de interpelaciónPatricia Zangaro

Directora:Alcira Argumedo

Consejo Editor:Fernando ArfarasAna BiancoGuillermo CelayaJuan Pablo OlssonFanny Pereiro Diagramación:Santiago Brunati

[email protected]

Página Webwww.causasur.com.ar

Sumario

Nota de Tapa

Política Internacional

América Latina

Recursos Estratégicos

Temas Nacionales

Voces

Cultura

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El agua como derecho humano y bien comúnFernanda Reyes - Darío Rodríguez Duch

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Propietario:Alcira S. ArgumedoCorrientes 2140cp. (1045)C.A.B.A-Argentina.

ISSN 2250-7000

Reg. Prop. intelectualExp. N° 5013570

Proietto y Lamarque. S.AJosé Mármol 2131C.A.B.A. Argentina

Puntos de VentaLibrería AntígonaAv. Callao 737 Librería Antígona(Espacio Cultural Liberarte)Av. Corrientes 1555 Librería Antígona(Floreal Gorini)Av. Corrientes 1543 Librería Antígona(Biblioteca Nacional)Agüero 2502

Librería La CrujíaTucuman 1999

Librería de La ManchaCorrientes 1888

Ante la dimensión de la actual crisis internacional -que golpea espe-cialmente a las naciones centrales de Occidente y al Japón- son cada vez más numerosas las voces y las miradas que hablan de un proceso denso y complejo, cuyo despliegue está pro-duciendo transformaciones de carácter cualitativo, un corte histórico de época, un profundo cambio de rumbo en el devenir humano. La sucesión de sis-mos inesperados y de gran magnitud ocurridos desde los albores del siglo XXI, advierten acerca de las altera-ciones que se están produciendo en el sistema-mundo y plantean duros desa-fíos a la capacidad de comprensión de sucesos inéditos, sin precedentes, que desbordan los instrumentos políticos de análisis y marcan la necesidad de desechar sectarismos, herramientas in-telectuales o modas teóricas signadas por la superficialidad. El debate acerca de la construcción de alternativas capaces de dar respuesta a los retos que afrontamos, nos obliga a plantear interrogantes complejos donde se conjugan múltiples factores; a remon-tarnos hasta las raíces más profundas de nuestras sociedades y nuestras culturas originarias; revisar los pro-cesos históricos y las concepciones del mundo recuperando sus valores esenciales; como bases irrenunciables y punto de partida para concebir un mundo diferente, sustentado en el

respeto a la condición integralmente humana de quienes habitan estos territorios y en una convivencia armó-nica con la naturaleza que nos rodea.

Si “el fuego pa´calentar debe venir desde abajo”, en esta encrucijada de América Latina son los movimientos indígenas y sociales quienes están ofreciendo las claves más valiosas y la orientación de los senderos a recorrer. Sintetizadas desde un espíritu colecti-vo, tales claves aportan lineamientos para el diseño de conceptos de Estado y democracia con una amplia partici-pación solidaria, capaces de garantizar el derecho a una vida digna a todos los latinoamericanos y preservar nuestros recursos naturales de una depredación irracional, guiada actualmente por el lucro como valor esencial de los intereses imperial-capitalistas y sus aliados locales. Devastación de recur-sos, criminal contaminación de tierras y agua, expoliación de trabajadores y violación de derechos humanos, denunciados también por algunos de los hombres y mujeres norteamerica-nos más nobles -que han mantenido incólume su nobleza a pesar de vivir

“en las entrañas del monstruo”, como escribiera Martí- mediante una lucha judicial destinada a garantizar, al menos, una reparación: lucha judicial cada vez más obstaculizada

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Editorial

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por la presión de las corporaciones y la decisión del establishment de hacer ojos ciegos frente al accionar aberrante de gobiernos amigos.

En tanto los poderes imperiales antes de caer han mostrado siempre su rostro más oscuro, una vez más Nuestra América está amenazada por las políticas de Estados Unidos, dada la decisión de utilizar sus potenciales militares con el propósito de retener al continente como retaguardia estraté-gica, como reaseguro de provisión de recursos naturales y área sometida al saqueo impune de sus riquezas. Bajo formas abiertas o encubierto tras la máscara de la “ayuda humanitaria”, el Pentágono está promoviendo la ins-talación de bases y centros operativos militares en puntos neurálgicos de la región, complementados con redes de fundaciones y organizaciones no gubernamentales en el campo civil, cuya función es desarrollar activida-des de vigilancia, control, reparto de fondos y compra de conciencias, a fin de crear las condiciones requeri-das para “la libertad de acción y el acceso a regiones importantes del mundo” como parte de sus estrategias de Defensa y Seguridad Nacional: por eso saludamos y agradecemos a los compatriotas chaqueños, que se movilizaron masivamente contra la inauguración del centro de “ayuda humanitaria” instalado en el aero-puerto de la ciudad de Resistencia, que debía comenzar a funcionar este año.

Los peligros que enfrentan nues-tras naciones ante los intentos de

imponernos nuevas y más sofisticadas modalidades de recolonización se manifiestan, entre otros aspectos, en la irresponsable actitud del gobierno frente a las ambiciones de grandes empresas y grupos económicos extranjeros, respecto a la explotación impune de recursos, como la pesca indiscriminada en el Atlántico -que está aniquilando diversas especies marítimas- o la utilización intensiva del agua para la megaminería, el petróleo no convencional y otras actividades altamente contaminantes: América Latina posee el 47% de las reservas de agua potable de superficie y subterránea del planeta; y esto que pareciera ser una bendición, puede convertirse en causa de dramáticas disputas por un bien indispensable para la vida: sin duda el agua vale más que el oro y tiende a incrementar su valor con el tiempo. La carencia de un proyecto estratégico a mediano y largo plazo para nuestro país, lleva a tomar este tipo de decisiones absoluta-mente irresponsables y no exentas de corrupción, con altísimos costos para el bienestar y la salud que muchos ar-gentinos ya están comenzando a pagar.

Esa carencia de un proyecto se manifiesta asimismo en el campo de la investigación y el desarrollo científico -aspectos decisivos ante el despliegue acelerado de la Revolución Científico-Técnica- donde las grandes exposiciones al estilo Tecnópolis no logran ocultar las dificultades que afrontan los investigadores, al redu-cirse la cantidad de subsidios impres-cindibles para continuar investigando,

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Editorial / Causa Sur

mientras los puntajes otorgados en la selección de los beneficiarios dejan serias dudas sobre la imparcialidad de sus evaluadores. Situación que se agrava cuando importantes subsi-dios a las universidades nacionales provienen de corporaciones como Minera La Alumbrera. Todo ello sin abordar el imprescindible debate acerca del papel de las ciencias y de la necesaria autonomía que debiera guiar el sistema científico-técnico de Argentina y de América Latina, si pretendemos dejar de ser exportadores de cerebros y conocimientos gratuitos e importadores de conocimientos bajo la forma de productos patentados por corporaciones transnacionales: la ba-talla por la independencia y la unidad latinoamericana, tiene en la defensa de la autonomía del pensamiento en las universidades y los sistemas científi-cos uno de sus pilares fundamentales. El otro gran pilar es una educación verdaderamente democrática y plura-lista, basadas en el reconocimiento de la dignidad de las diversas identidades

culturales de los alumnos -esas que se adquieren durante la educación primera en el hogar, con un fuerte componente afectivo- lo cual supone erradicar el coloniaje mental contenido en las ideas de Civilización o Barbarie y en la pretendida existencia de una cultura universal, que no es sino la cultura dominante del Occidente central que acompañara los procesos de colonización y saqueo de nuestros pueblos. Con respecto al campo del arte, la reivindicación de la autonomía se manifiesta en el debate propiciado dentro de la comunidad teatral, acerca de la naturaleza y pertinencia de un teatro político en la Argentina como respuesta a un período signado por el discurso posmoderno. Una amplia gama de temas que CausaSur aborda en este número gracias a la generosa colaboración de quienes, desde di-ferentes perspectivas y experiencias, están dispuestos a aportar al trazado de los caminos de la segunda eman-cipación de Nuestra América en este nuevo ciclo de la historia que se inicia.

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Nacido en España, Ignacio Ra-monet creció en Tanger-Marruecos, donde sus padres republicanos debieron exiliarse. Cursó estudios de Ingeniería en la Universidad de Burdeos y de Sociología en la École des Hautes Études en Sciences So-ciales de París, donde obtuvo además el título de Doctor en Semiología e Historia de la Cultura. En Francia fue periodista y crítico de cine en Cahiers du Cinéma y en Liberation; desde 1990 hasta el 2008 dirige el periódico mensual Le Monde Diplomatique y la revista bimensual Maniére de Voir. Al mismo tiempo, ejerce la docencia universitaria en el campo de la Teoría de la Comunicación en la Universi-dad Denis-Diderot (París VII) y más tarde se especializa en Geopolítica y Estrategia Internacional, siendo con-sultor de Naciones Unidas, catedrático en la Universidad Sorbonne de París y profesor invitado de las Universidades Carlos III en Madrid, Buenos Aires, Valencia, San Petesburgo, Puerto Rico y Santo Domingo, entre otras. Ha recibido el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Santiago de Compostela en España, la Univer-sidad Nacional de Córdoba (Argen-tina) y la Universidad de La Habana.

Es co-fundador del movimiento ATTAC que promueve la defensa de la Tasa Tobin para los capitales financieros internacionales y del Media Watch Global-Observatorio Internacional de los Medios de Co-municación, que actualmente preside. Fue uno de los promotores del Foro Social Mundial de Porto Alegre y entre sus libros más recientes pueden mencionarse Marcos, la dignidad re-belde (2001); Qué es la globalización (2004) en colaboración con varios autores; Fidel Castro: biografía a dos voces (2006) y La catástrofe perfecta (2009), junto a numerosos artículos. Uno de los temas que aborda es el actual “sistema-mundo” cuyo rasgo esencial lo constituye la reiteración de diversos sismos o acontecimientos imprevistos que irrumpen con fuerza -sismos climáticos, sismos financieros, sismos energéticos y alimentarios, sismos tecnológicos, sismos sociales y geopolíticos que alimentan insu- rrecciones como las de los múltiples indignados- provocando profundas crisis en las dirigencias políticas y las democracias representativas, como parte de la crisis económica y financiera de alcance mundial.

El sistema mundoEntrevista a Ignacio RamonetPor Fernando Solanas*

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Nota de Tapa

- Cuéntanos acerca de tu concepto de sistema mundo.

- Pienso que estamos entrando en un nuevo sistema mundo. O sea, que un ciclo geopolítico se termina y em pieza uno nuevo, con una serie de pará-metros que están cambiando y en los que aparecen primero los problemas del nuevo sistema mundo. Surgen de repente y por eso digo que actualmente el nuevo sistema funciona a golpe de sismos: de pronto tomamos conciencia de lo que está pasando; pero se debe a la brutalidad de un acontecimiento. Un ejemplo ya relativamente antiguo es el 11 de septiembre del 2001, los atenta-dos. De pronto tomamos conciencia de que en el mundo árabe, musulmán, los problemas alcanzan tal dimensión que nos estallan a la cara. Del cambio climático, principal problema que pone en cuestión la existencia de la humanidad, tomamos conciencia cuando se produce la inundación de Nueva Orleans: de repente una ciudad gigantesca en el país más desarro- llado del mundo se ve devastada. La cuestión nuclear: tomamos conciencia del peligro nuclear cuando se produce el tsunami sobre Fukushima e ines-peradamente nos damos cuenta de que lo nuclear nunca es local, siempre es global. En el plano geopolítico se pre-senta lo que ha ocurrido en los países árabes: estos países que no se movían, eran dictaduras controladas por Oc- cidente durante cincuenta o más años; no estamos hablando de tres, cuatro o quince años, sino de medio siglo de control y en forma súbita estallan. Un último sismo: ¿tendremos Unión

Europea dentro de algunas semanas o habrá estallado la Unión Europea? ¿Tendremos el euro aún como moneda única de 17 países de Europa o habrá desaparecido el euro en un cataclismo de dimensiones apocalípticas? Esta-mos por consiguiente ante un sistema en el que, por una parte, los dirigentes políticos dan la sensación de que no ven venir las cosas; la capacidad de previsión que se supone debieran tener los dirigentes políticos, no está apareciendo. Por otra, tenemos la impresión de que la dirigencia política no está a la altura de la dimensión de los problemas por varias razones.

“Estamos en un nuevo sistema mundo y nuestra misión de intelectuales es

tratar de describirlo”

En primer lugar, hoy los pro- blemas son globales: estamos en la globalización; nosotros criticamos y combatimos este tipo de globalización, pero observamos que la globalización se aplica al planeta y cuando eres un dirigente político tu fuerza únicamente se ejerce en un territorio muy pequeño. En segundo término, vemos que los políticos, global y colectivamente, están en desventaja frente a los mercados, porque el tiempo de los mercados y el tiempo de los políticos no tienen nada que ver. Los mercados van a la velocidad de la luz, reaccionan

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Nota de Tapa / Causa Sur

instantáneamente ante cualquier acon-tecimiento, mientras los políticos van a la velocidad del caracol y antes de reaccionar tienen que debatir, lo que es normal porque el tiempo político no es el mismo. Y entre los dos está el tiempo mediático, que juega el papel de querer solucionarlo todo inme-diatamente. Estos elementos, que no puedo desarrollar ampliamente, dan una idea de que estamos en un nuevo sistema mundo y obviamente nuestra misión de intelectuales es tratar de describirlo para que sepamos frente a que dispositivo político, social, cul-tural y económico estamos enfrentados

- En el mundo mediático comuni-cacional la imagen ha tomado una preponderancia grande ¿Cómo ves este sistema mundo referido a lo co-municacional y esta confrontación de civilizaciones a través de las imá-genes y las comunicaciones?

-Exacto, lo que digo es que en este sistema mundo Internet no es sólo una tecnología; es un actor del cambio ac-tual. En casi todos los asuntos que he citado Internet juega un papel impor-tante, si quieres en los sismos geopolíti-cos del mundo árabe; juega un papel en la aceleración de los mercados…

-Hasta en los indignados…

- Hasta en los indignados evi-dentemente. En el mercado juega un papel: las órdenes de compra y venta que circulan por las autopistas de la comunicación. Si hablamos del te-

rrorismo internacional, evidentemente las campañas de hoy día funcionan en ese aspecto. Tienes razón, las imá-genes funcionan, pero yo diría más: que hoy añadiríamos un adjetivo a las imágenes, imágenes digitales. Esto significa que las imágenes son redu- cibles a una ecuación matemática cons- tituida únicamente de ceros y de unos.

“Internet está cambiando el panorama, es un

fenómeno sociológico total como la imprenta”

La imagen no es una imagen analógica; es esencialmente una ecua ción y esa ecuación la puedes enviar por tu teléfono, por tu ordenador, la puedes enviar de mil maneras y hasta la puedes proyectar en una sala de cine, siempre como una ecuación; lo que le permite ir también a la velocidad prácticamente de la luz. Eso hace que hoy de hecho, texto, imagen y sonido funcionen de la misma manera; son todas ecuaciones matemáticas de ceros y unos en un sistema binario, ya no tienen realidad en sí mismos; ya no necesitas un aparataje tecnológico para cada uno de ellos: antes necesi-tábamos un aparato para el sonido, un aparato para la imagen, un aparato para la escritura; eso hoy día se mezcla en Internet y le da una capacidad de intervención, una facilidad de in-tervención que no hemos conocido hasta ahora. Internet está cambiando

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el panorama, es un fenómeno socio- lógico total como la imprenta fue un fenómeno sociológico total, ya que cambió la comunicación, cambió la cultura, cambió el saber, cambió las elites, cambió de era -el Renacimiento no se explica sin la imprenta- cambió la historia de la religión: el protestan- tismo surgió porque se podía leer la Biblia. Internet tiene una capacidad de impacto superior al de la imprenta y por otra parte recordemos que es-tamos a 20 años de la invención de Internet; estamos en la primerísima infancia de Internet; Internet aún está por llegar y ya ha cambiado todo.

“América Latina es donde han surgido ideas en

muchos ámbitos”

- Tú vives en el centro cultural de Europa y además tienes una relación privilegiada con América Latina y los proceso emancipatorios de este continente. ¿Cuáles son los grandes debates hoy? Por un lado un conti-nente europeo que, como acabas de decir, no sabe qué va a pasar maña-na, una izquierda europea que no sabemos dónde está colocada o qué significa hoy.

- Pienso que América Latina en su conjunto hoy es una referencia fundamental para la izquierda inter-nacional; porque en términos cuanti-tativos es en América Latina donde

se llevan a cabo el mayor número de experiencias progresistas en el mundo, innovadoras, diferentes entre si, diferentes de las que se hicieron en otros momentos en Europa y eso ya nos obliga a mirar en esta dirección.

-¿Cómo se manifiesta esto?

- Se manifiesta porque en América Latina es donde han surgido ideas en muchos ámbitos, en particular en el ámbito democrático; ideas como el presupuesto participativo, ideas como la democracia participativa, ideas como el referéndum revocatorio, entre otras que han aparecido aquí; que evidentemente no han sido concebidas en Europa y aquí se llevan acabo.

-Y un rol muy activo de los mo-vimientos sociales…

-Digamos que las izquierdas en América Latina son la obra de los movimiento sociales, no la obra de los partidos. Ha habido también aquí fracasos de los partidos, de los partidos tradicionales o del centro; de los partidos tradicionales para hacer una alusión a tu país, porque en tu país todo es peronismo; pero son los movimientos sociales, los mo-vimientos sociales los más dinámicos

-Ambientalistas, de derechos hu-manos… - De derechos humanos, de personas que viven en barrios desfavorecidos, de defensa de agricultores, defensa del agua, defensa del bien común, defensa

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Nota de Tapa / Causa Sur

de la ecología; todo eso ha surgido en América Latina, como el Foro Social Mundial. Nosotros participamos en su creación y tú estuviste con nosotros. El Foro Social Mundial es la asociación de los movimientos internacionales y eso ha marcado mucho a esta izquierda. Diría que en este momento América Latina vive una coyuntura particular-mente favorable y es muy feliz que lo viva cuando se está celebrando el 200 aniversario de la independencia, porque seguramente es una segunda independencia. Creo que en la historia de América Latina colectivamente, nunca se vivió un momento de pros-peridad tan importante como el que se está viviendo en este momento.

Si tú calculas, en la última década en América Latina, han salido de la pobreza unos 80 millones de habitan-tes -de ellos 40 millones en Brasil- y eso no se había producido jamás en la historia latinoamericana. Está vi-viendo el momento más democrático de su historia desde el punto de vista

político, se acabaron las dictaduras de todo tipo, las elecciones se realizan, existen partidos de oposición. Hay excepciones: Honduras; pero es la excepción que confirma la regla. A su vez, estamos viviendo un momento en el que América Latina está en paz, globalmente; excepto el con-flicto colombiano -hablo de conflicto político- no hay conflictos políticos violentos, con armas. Está el problema del narcotráfico, está el problema de la delincuencia que alcanza aquí niveles estratosféricos. La cuarta reflexión sobre América Latina hoy, que me parece muy importante y quizás es lo que la caracteriza más profundamente

-con el tiempo lo veremos- es que ha tenido tres ciclos en función de aque-llas personalidades que pilotearon su historia: los conquistadores -nos guste o no nos guste-, los libertadores y hoy son los integradores. Es la misma ge-neración de los libertadores volviendo a liberar integrando. Todo lo que se ha hecho en América Latina -UNASUR, Petrocaribe, ALBA, MERCOSUR, la CELAC- se orienta en la dirección de

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una integración con líderes extrema-damente movilizados sobre esa idea: Chávez indiscutiblemente; Correa; Morales; los dirigentes cubanos, Fi-del y Raúl; Cristina; Lula; y hoy se incorpora México; se incorpora Chile y hasta los países dirigidos por equipos conservadores; pero hay una concien-cia de que es el momento de los inte-gradores y al que se salga de ese grupo la historia lo condenará, al igual que condenó a aquéllos que no estuvieron con los libertadores hace dos siglos.

-¿Cómo ves las nuevas formas del colonialismo en América Lati-na? Porque se han profundizado los procesos colonizadores, el neolibera-lismo y el Consenso de Washington, que significaron la pérdida de nues-tros recursos estratégicos en casi todos los países latinoamericanos.

-Hoy en América Latina debe pres- tarse atención a varias cuestiones que me parecen capitales. En mi opinión, la principal es que el crecimiento latinoamericano -que es la clave de todo lo que estamos diciendo, de la prosperidad, de la salida de la pobreza de millones y millones de personas- reside esencialmente en el comercio con China. Esa potencia naciente está comprando masivamente productos alimentarios a Argentina y a Brasil y minerales -productos del sector primario esencialmente- a Chile y a Perú. Si tomamos a estos cuatro países nada más, todos han experimentado un crecimiento espectacular. Argentina, tú lo sabes mejor que yo, ha crecido en

los últimos diez años más que España en los últimos veintiún años, en base a la exportación de soja a China. ¿Por qué digo que hay que tener cuidado y es preciso comenzar a crear un mer-cado interno como lo están haciendo los brasileños y de allí la imperativa necesidad de acelerar la integración para crear un mercado con una masa crítica importante? Porque hoy día en el mundo la economía globalizada de-pende una de otra y la latinoamericana ahora depende de China como en otro tiempo dependió de Estados Unidos

“China no es un país cuya estabilidad esté garantiza-da para siempre jamás”

Dos aspectos a considerar: China no es un país cuya estabilidad esté ga-rantizada para siempre jamás; mucho menos que Estados Unidos, en tanto es un sistema en el cual coinciden dos fuerzas que son intrínsecamente, es-tructuralmente contradictorias: el capi-talismo más salvaje y el comunismo más autoritario. Esas dos fuerzas no pueden convivir mucho tiempo juntas; llegará un momento en que la tensión entre ambas producirá una ruptura y nadie puede decir cuándo: veinte, cincuenta años; pero también puede ser como los sismos, dentro de unas semanas. Por otra parte, nadie puede decir que China se mantendrá como está, que no se irá el Tíbet, que no se irá

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Nota de Tapa / Causa Sur

la parte oeste, que no se irá tal región de Cantón: vimos cómo desapareció la Unión Soviética y se dividió en 17 Estados. Tenemos una experiencia de haber visto imperios o naciones que se han desecho ante nuestros ojos; Yugos- lavia se deshizo en seis o siete Estados.

-¿Dónde termina la crisis?

-No terminó. La dependencia de China comporta un peligro: no es estable para siempre. En segundo lugar, China funciona como fábrica del mundo e importa porque vende; pero ¿a quién le vende? Le vende esencialmente a los dos grandes polos de consumo del mundo que son Estados Unidos y la Unión Europea: si los dos entran en recesión como en este momento -por razones que no vamos a analizar aquí- el empobreci-miento de las políticas de austeridad para luchar contra la deuda, hace que los europeos se empobrezcan, que no puedan consumir. Entonces China ya no va a producir tanto; por consiguiente no va a importar tanto; por consiguiente Brasil ya está viendo como su crecimiento disminuye con respecto al año pasado, porque China está creciendo menos. Retén una cifra, Pino: China necesita crecer a más del 8% para absorber la mano de obra que viene a su mercado cada año; si crece a menos de ese ritmo, se le crea un tapón de desocupados que acelera la inestabilidad que mencioné antes. De allí la necesidad de integración de América Latina. Creo que dirigentes como Chávez, como Dilma en este mo-mento, lo han percibido perfectamente.

“Las generaciones jóvenes se están sintiendo abando-nadas, sienten que se están

quedando sin futuro”

Al respecto, quisiera añadir algo al sentido de tu pregunta precedente acerca de las nuevas dependencias. Hoy los países están siendo mono-productores: no es tan exacto, pero si caricaturamos un poco, Argentina se ha vuelto un país productor de soja; Brasil también; Chile es un país productor de minerales como siempre lo fue de cobre; Perú se ha convertido en un país productor de minerales. ¿Quién explota esos minerales?: las grandes corporaciones transnaciona-les. No ha habido aún una reflexión colectiva -sí la hay en Venezuela y en otros países como Ecuador- acerca de que no podemos desarrollarnos si dejamos el arma del desarrollo, el instrumento del desarrollo, a expensas de las grandes corporaciones privadas, que el día menos pensado jugará a favor de sus intereses y no a favor de los intereses de nuestros países.

Cambiando un poco de tema, vol-viendo a los movimientos sociales: ¿cómo los movimientos sociales son hoy un actor protagónico de estos cambios? ¿Cómo se construye el poder político? Porque hay ciertas resistencias en las militancias socia-

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les que, por haber sido tantas veces traicionadas por los partidos políticos, invierten sus energías en el campo de lo social y tienen una suerte de aversión y desconfianza para consti-tuirse en fuerza política. Pero, desde dónde se construye el poder político? porque los cambios en el momento democrático de América Latina ine-vitablemente son institucionales y por vía democrática.

-Tienes razón. Si vemos un poco el panorama de estos últimos meses, observamos que como consecuencia de lo que hemos explicado de los cam-bios de este nuevo sistema mundo, en particular las generaciones jóvenes se están sintiendo abandonadas, sienten que se están quedando sin futuro; son generaciones sin futuro; generaciones que han sentido que lo que llamamos el ascenso social no funciona y que van a vivir peor que sus padres o sus abuelos, habiendo cursado más estudios que sus padres o sus abuelos; que el ascenso social se transformó en descenso y de allí surgen los indigna-dos. De allí surgen en el mundo árabe los primeros que se sublevan; los indignados israelíes, que constituyen las manifestaciones más importantes que ha habido contra un gobierno en la sociedad civil; los indignados chilenos por otras razones; los colombianos; los dominicanos; los estadounidenses.

-Nosotros tuvimos el “que se vayan todos” en el 2001-2002.

-“Que se vayan todos, ese es el modelo”. Es el modelo en Estados Unidos, en Londres lo vimos también. He seguido de cerca el de los indigna-dos españoles, que es un movimiento extremadamente interesante pero con la idea que tú subrayas: que a fuerza de ver el comportamiento tan criticable de los políticos de cualquier tendencia, de ver la falta de seriedad y de coherencia, la capacidad de decir lo contrario de lo que han prometido en campaña, ha creado una especie de rechazo general hacia la política. Los indignados no quieren tener líderes, no quieren tener programas, no quieren meterse en política, ya que les da como náuseas.

“La experiencia les está enseñando a politizarse

y ya hay un camino recorrido muy interesante”

El problema es que tú no puedes cambiar las cosas si no haces política, porque nuestros sistemas están hechos de esa manera. Obviamente, nadie hoy día, después de haber conocido lo que hemos conocido a lo largo del siglo XX, pude hacer una aventura de conquista por la violencia del poder; menos aún en países que están saliendo de esa experiencia como en América Latina o que las han enterrado definitivamente como en Europa. Entonces, a los amigos indignados les digo que mire-mos para el lado de América Latina; América Latina nos ha mostrado una

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Nota de Tapa / Causa Sur

crisis política, una crisis de la deuda externa, ha provocado un rechazo de los partidos tradicionales; pero los movimientos sociales han sabido or-ganizarse, constituir una masa crítica y llevar al poder programas que han cambiado las cosas. Ocurrió en Vene- zuela, ocurrió en Ecuador, ocurrió en Bolivia, hasta en Brasil, en Argentina.

Por lo tanto, la idea es ésta: los movimientos son más bien demasiado recientes, toda una generación se está politizando; diría que cuando los de esta generación empezaron a protestar, protestaron de manera poética, de manera angelical. Ellos y ellas pensaban en definitiva que, con un poco de buena voluntad, podían cambiarse las cosas; no han pensado en los intereses creados, en el afer-rarse al poder que puede existir; en lo que representa el poder político con respecto al poder económico. En realidad, tampoco querían que cambiaran mucho las cosas; porque la mayoría de estos jóvenes lo que estaban reclamando era volver al mundo que habían conocido hace dos o tres años; no están reclamando un paraíso terrenal en el futuro. Sencilla- mente quieren recobrar lo que acaban de perder. Pero la experiencia les está enseñando a politizarse y ya hay un camino recorrido muy interesante: cuando hablas con ellos ahora -seis o siete meses después de la revuelta de los indignados- tienen más conciencia de las resistencias, de la necesidad de organizarse; más conciencia de la necesidad de encontrar una ex-presión política. Por consiguiente,

como pienso que la crisis en Europa socialmente va a seguir siendo muy dura, no desespero sino al contrario, al ver que estas nuevas generaciones van a saber manifestarse política-mente para poder cambiar las cosas.

- Entre los debates que tenemos pendientes por acá en el Sur, está el de lo público y lo privado; empre-sas públicas y empresas privadas; televisiones públicas y televisiones privadas; desde las grandes empresas y servicios a los medios de comunica-ción. Hablemos algo sobre este tema.

- En mi opinión, es la batalla prin-cipal. En este momento, en América Latina la batalla principal en el ámbito mediático pasa por ahí. ¿Qué es lo que podría decir visto desde afuera? No soy un actor, soy un observador lejano, distanciado; pero con la distancia qué es lo que veo. Veo que aquí había un sistema monopólico de latifundios mediáticos poseídos por los grandes propietarios privados y que naturalmente los nuevos gobier-nos progresistas se han dado cuenta de que esos grandes monopolios privados, esos grandes latifundistas privados, han asumido la función de oposición política contra los programas de los gobiernos progresistas y han lanzado una guerra a muerte. A Chávez le dieron un golpe de Estado los grupos mediáticos; a Correa lo están aco rralando; en Argentina tienen una gran batalla de ese tipo; Lula la tuvo con el grupo Globo; la tiene Lugo en Paraguay; la tiene Morales. Lo que

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estamos viendo es que se está creando un cierto equilibrio, una operación de reequilibrio entre sector público y sector privado. Añado lo siguiente: en este momento de la batalla mediática, el sector público experimenta lo que podríamos llamar la “enfermedad infantil”, que es la del hacerse el portavoz del Gobierno: es lo que he rei- terado mucho en mis conferencias en Venezuela, en Ecuador, en otras partes.

“A nadie le interesa que el sector público de la comunicación sea la

expresión de un partido de gobierno”

-Confundir lo público con el par-tido gobernante…

-Claro. Lo que digo es que es un momento en que a nadie le interesa que el sector público de la comuni-cación sea la expresión del gobierno o de un partido del gobierno; porque a la larga la democracia crea alter-nancias y entonces, cuando llegue la oposición, por ejemplo de un partido conservador, también dispondrá de los medios del Estado. El interés del país es que los medios públicos estén administrados por una legislación ad hoc específica, por un consejo del au-diovisual específico y plural, como el poder judicial aislado de las presiones

políticas y dirigido por profesionales patentados que hagan lo que les parece profesionalmente correcto. Mientras estemos hablando de propaganda, serán dos propagandas, unas contra otras. Añado, como dije antes, que lo entiendo porque estamos en plena batalla y si el sector público guber-namental cede, es una victoria muy preocupante en el combate desigual que tienen contra los conservadores. Pero es necesario aprovechar esta situación para ir creando las condi-ciones de una comunicación más civilizada, políticamente civilizada.

-Lo terrible es cuando se tergiversa y se traiciona; porque lejos de democratizar el sistema audiovisual ha quedado apresado en las redes por el partido gober-nante, con las mismas prácticas de censura o propagandistas de siempre.

-Claro, es cierto.

- Dada la importancia que tiene el sistema audiovisual por su influen-cia en la cultura, en la información y en el debate político, debiera estar controlado por un organismo que re-presente a toda la sociedad. El camino es la lucha contra la monopolización, no la creación de un monopolio esta-tal al servicio del partido gobernante.

-Estamos lejos pero estamos en el camino.

* Fernando Pino Solanas. Cineasta. Diputado Nacional por Proyecto Sur

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Nota de Tapa / Causa Sur

Entrevista a Judith Brown Chomsky: la aplicación de la Ley de las NacionesPor Dennis Weisbrot*

Judith Brown Chomsky ha dedi-cado su vida a una lucha infatigable contra las instituciones corruptas

-empresas transnacionales, funciona-rios gubernamentales o integrantes de fuerzas represivas- que cometen delitos aberrantes con el fin de conso-lidar su poder o sus fuentes de lucro en distintos países del mundo. Esta lucha exige un trabajo tedioso, muchas veces no reconocido y donde los esfuerzos se miden en pequeños triunfos o en fra-casos aplastantes, ante enemigos que

integran una oligarquía corporativa e intransigente con recursos ilimitados, apoyada por gobiernos subordinados y obedientes regímenes dictatoriales. No obstante, sus proyectos siempre han logrado abrir nuevos caminos. Profesora de Antropología y más tarde graduada en Derecho, fue una de las líderes del Movimiento de Resisten-cia Contra La Guerra de Vietnam en Filadelfia y co-fundadora del primer centro de Estados Unidos dedicado a la defensa de los derechos civiles

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Política Internacional / Causa Sur

Política Internacional

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de menores. Participó además en el Proyecto de Ley de los Derechos de los Trabajadores, promoviendo la or-ganización de sindicatos democráticos. Ha sido observadora de los procesos electorales de Sudáfrica y El Salvador y actualmente colabora con el Centro para los Derechos Constitucionales en el Sector Internacional de Derechos Humanos; actividad que requiere cons-tantes viajes y una dura puja contra

-¿Cuál es el estatuto bajo amenaza?

- El Alien Tort Statute (ATS), promulgado en 1789, es una norma que confiere jurisdicción universal en materia de responsabilidad civil por violación de ciertos postulados del Derecho Internacional y permite a los Tribunales Federales de Estados Uni-dos atender las demandas presentadas por extranjeros, ante delitos cometi-dos en violación de la Ley de las Na-ciones. Son casos susceptibles de ser sancionados financieramente, como de recibir también sanciones penales.

-¿Cómo se legitima la Ley de las Naciones?

- La Ley de las Naciones es derecho consuetudinario, no se encuentra en ningún estatuto particular. En los tribunales de Estados Unidos puede ser identificado como un conjunto de normas específicas, supuestamente acordadas por todas las naciones

“civilizadas” y aplicables a todos los países, con excepción de Estados Unidos: ejemplo de ello es la prohi-

obstáculos legales y burocráticos. En la actualidad, el estatuto en que se basa su trabajo está siendo atacado y podría ser eliminado o, en el mejor de los casos, reducido en su potencialidad por la Corte Suprema de Estados Unidos, que pretende neutralizar un importante recurso legal contra el abuso de las empresas transnacionales en materia de Derechos Humanos.

bición de la esclavitud o la tortura. Cuando los nazis fueron juzgados en Nuremberg, se los acusó por viola-ciones al derecho consuetudinario, no por violar una ley particular vi-gente en Alemania en esos momentos.

“La Ley de las Naciones debe ser la jurisdicción

universal para estos crímenes”

Los activistas de Derechos Huma-nos afirman que la Ley de las Naciones debe ser la jurisdicción universal para estos crímenes. Como muestra, los traficantes de menores deben ser cas-tigados: una noción de la ley común es que el traficante actúa donde quiera que esté y en ese lugar se le debe im-poner el castigo. El componente moral es el mismo, quienes han cometido crímenes de lesa humanidad no deben tener un refugio seguro en ninguna

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parte. Con relación a los residentes o a las empresas instaladas en Estados Unidos, es fácil comprender por qué el tribunal norteamericano puede y debe juzgar tales delitos. En el caso de las transnacionales como Shell Oil o Damler Chrysler la situación es más difícil, pero en tanto se instalan en este país para hacer negocios deben sujetarse a sus leyes, que incorporan la Ley de las Naciones. Si la ley prohíbe la tortura y una persona o una corpora-ción estuvieran involucradas en casos de tortura, el torturador queda sujeto a responsabilidad y lo correcto sería llevarlo a los tribunales correspondien-tes. Si no existe un sistema judicial que funcione con independencia del país de origen, esto no significa que el malhechor sea capaz de evitar la justicia. Demasiadas veces una cor-poración multinacional causa un grave daño en un determinado país, sin que sea sometida a la jurisdicción de los tribunales de ese lugar; en tal sentido, especialmente las empresas poderosas deben ser sometidas a la justicia donde-quiera que sus víctimas se encuentren.

-¿Los códigos legales de otros países incluyen los mismos estatutos o similares?

La mayoría de los países de Eu-ropa y toda América Latina tienen códigos legales similares al Código Napoleónico. Los sistemas jurídicos pueden ser disímiles, pero a diferencia de las leyes civiles estadounidenses que solamente buscan compensación por daños, en las citadas naciones se les incluye legislación penal. Los

distintos tribunales internacionales son una especie de híbrido, sin em-bargo todos consideran punible en términos penales la acción criminal.

- ¿El tribunal de Estados Unidos es el único en el mundo que cuenta con la autorización especial para entablar una demanda por compensación mo-netaria para aquéllos involucrados en violaciones de Derechos Humanos ocurridas en otros países soberanos?

- Básicamente, sí.

-¿Es posible argumentar que, en tanto esta ley norteamericana establece el derecho, aunque even-tualmente noble, de la acción unilateral por parte de un tribunal de Estados Unidos ante casos como los mencionados, pueda consi derársela como otra manifestación del imperialismo norteamericano; como una “excepcionalidad” por la cual se atribuyen la vigilancia y el arbitraje moral de todo el mundo?

-Este cargo se ha hecho en varias ocasiones, tanto por parte de la derecha como de la izquierda. Ramsay Clark, ex fiscal general bajo la presidencia de Lyndon Johnson (1967-69) y un firme promotor de las cuestiones de izquier- da, defendía a los serbios de Bosnia y en particular a Radovan Karadzic (1)-acusado de genocidio y crímenes de guerra- argumentando que ese pro-cesamiento era un ejemplo del imperia- lismo estadounidense. Si bien en este frente ha habido algunos progresos con referencia a otros países y el remedio de Estados Unidos está lleno de de-

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Política Internacional / Causa Sur

-

fectos, a veces es necesario utilizarlo. También es importante remarcar que las leyes que deben aplicarse en estos casos no son leyes norteamericanas, sino garantías legales correspon-dientes a la Ley de las Naciones.

-Pareciera que este estatuto oscu-ro se ha sacudido el polvo: ¿Cómo debiera ser utilizado específicamente?

-Por primera vez se aplicó en 1976 como fundamento para procesar a un funcionario de alto rango de la policía paraguaya, Américo Norberto Peña-Irala, que torturó hasta la muerte a Joel Filártiga, un joven de 17 años, y posteriormente huyó de Paraguay. Pero Dolly Filártiga, hermana de la víctima, lo encontró viviendo en Nueva York. Con la ayuda del Centro para los Derechos Constitucionales, la familia demandó a Peña-Irala y el tribunal sostuvo que bajo el ATS, podía acusarlo por daños y perjuicios en los tribunales de Estados Unidos a causa de ese crimen. El hito Filártiga versus Peña-Irala fue el primer caso exitoso de la aplicación del ATS y abrió la puerta para que los tribu-nales norteamericanos tomaran en cuenta causas referidas a violación de Derechos Humanos, presentadas por ciudadanos extranjeros ante hechos cometidos fuera de Estados Unidos.

En los años siguientes fue posible continuar avanzando en un mov-imiento cuyo objetivo es llevar a los autores de violaciones de Derechos Humanos ante los tribunales es-tadounidenses, en la búsqueda de

una compensación para las víctimas o sus familiares. Durante la “guerra sucia” en Argentina, el General Carlos Suárez Mason fue comandante del Primer Cuerpo de Ejército y luego el gobierno democrático del Presidente Raúl Alfonsín emitió una orden de arresto para que sea juzgado. Mientras Suárez Mason -que se había refugiado en Estados Unidos- estaba bajo cus-todia en espera de su extradición, fue denunciado en función del ATS: Alfredo Forti junto con su madre y cuatro hermanos habían sido detenidos sin cargos en el centro clandestino

“Pozo de Quilmes”, en el conurbano de Buenos Aires. Seis días después los cinco hijos fueron liberados, pero la madre, Nélida Azucena Sosa de Forti, permanece desaparecida y un tribunal argentino atribuyó la responsabilidad directa de este secuestro al Primer Cu-erpo del Ejército. En el juicio fue apli-cada la doctrina de la responsabilidad de mando de un oficial, que detenta el control formal y eficaz sobre los subordinados que cometen los abusos.

En el mismo sentido, se presentaron los casos de Débora Benchoam y su hermano, secuestrados en su domicilio en la noche del 25 de julio de 1977 por integrantes de las fuerzas militares vestidos de civil. Por estonces Débora tenía dieciséis años y su hermano diecisiete. Al día siguiente, la familia recibió el cuerpo del hermano: había muerto de una hemorragia interna a causa de heridas de bala y su cara esta-ba desfigurada por los golpes. Ante los tribunales de Estados Unidos, Suárez Mason se hizo responsable de los abu-

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CAUSASUR

sos cometidos por los soldados bajo su mando y los jueces dictaminaron que había “autorizado, aprobado, dirigido y ratificado” tales acciones, como parte de una “política, patrón y práctica” asumidos como propios. Aunque los daños fueron comprobados, la pena es-tablecida por los jueces nunca se pagó.

-Cada uno de estos casos sentaría un precedente para el ATS.

-Sí, otro importante caso que sentó precedente fue en 1986, contra Ferdi-nand Marcos, presidente de Filipinas, quien fue expulsado del poder y huyó a Hawai. Durante su mandato fueron torturadas, ejecutadas sumariamente o desaparecidas a manos de personal de inteligencia militar bajo las órdenes de Marcos, más de 10.000 personas. Una serie de casos de ATS fueron denunciados en contra de Marcos y su hija Imee Marcos-Manotoc, que había tenido un papel destacado en los acontecimientos del país durante el gobierno de su padre. El jurado re-solvió el pago de casi dos mil millones de dólares en carácter compensatorio y punitivo a favor de los demandantes individuales y de un grupo compuesto por miles de víctimas y sus familias debido a la violación de sus Derechos Humanos. El caso del presidente Marcos fue significativo, dado que se aplicó la teoría de la “respon-sabilidad de mando” en función del ATS contra un civil. De esta manera, como resultado de la experiencia del juicio Filártiga versus Peña-Irala, el tribunal autorizado por ATS extendió la interpretación de la ley para permitir

el enjuiciamiento contra personas indi-viduales que habían cometido abusos contra Derechos Humanos en com-plicidad con funcionarios del Estado.

Un acontecimiento clave para el ATS ocurrió en 1995, cuando un tri-bunal sostuvo su jurisdicción en los reclamos contra Radovan Karadzic. Tradicionalmente, el derecho interna-cional consuetudinario regula sólo la conducta de los funcionarios estatales y, desde el caso de Imee Marcos, es también para aquellos que actúan en complicidad con tales funcionarios. Pero en este caso el tribunal sostuvo que Karadzic podía ser declarado responsable de violaciones, torturas y genocidio incluso si hubiera actuado como particular. Sobre la base de estos principios, en 1996 el caso Doe versus Unocal Oil Corp fue presentado por ciudadanos birmanos, (2) esta vez contra una corporación. Según los demandantes, a lo largo de la década de 1990, Unocal trabajó junto con el gobierno represivo militar de Birmania para construir en el país un gasoducto, a sabiendas que los milita-res utilizaban trabajo forzado y habían matado, violado o torturado a familias de campesinos birmanos, mientras miles de ellos huyeron y debieron soportar las condiciones miserables de los campamentos de refugiados para escapar de la represión. El tribunal sostuvo que el trabajo forzado es una variante moderna de la esclavitud, punible en virtud del ATS; y que la empresa podía ser responsable de la conducta de los militares birmanos con quienes estaban trabajando.

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Política Internacional / Causa Sur

En el caso Unocal, se estipuló una pena cuyo monto no fue revelado.

-Entonces el tribunal reconoció que los abusos de Derechos Humanos perpetrados por las empresas caen bajo la jurisdicción de los tribunales de Estados Unidos y una vez más extendió el alcance del ATS.

-Sí, ese fue otro hito importante. Y utilizando los mismos principios, hubo un caso adicional contra la Royal Dutch Shell y un ex oficial de Shell, en el que se alegó que la empresa y su oficial superior en Ni-geria fueron cómplices en el intento del gobierno nigeriano por suprimir la oposición del pueblo Ogoni ante el desastre ecológico producido por la Shell y su negativa a pagar una reparación por tales daños. La causa de los Ogoni -una pequeña tribu en el delta del río Níger- ganó la atención internacional a través de la escritura y los discursos de Ken Saro-Wiwa (3). En 1993, dos tercios de los Ogoni realizaron manifestaciones pacíficas contra Shell y la respuesta fue una estrategia para detener la oposición a través de la acción militar, además de ejecutar a Ken Saro-Wiwa y otros miembros de la organización, después de una farsa de juicio. Varios años más tarde, en junio de 2009, antes de que finalizara el juicio en función del ATS, la Shell llegó a un acuerdo con los seguidores de Wiwa cuyos términos son públicos: otorgó un total de 15.5 millones de dólares para compensar a los demandantes y establecer un fidei-comiso en beneficio del pueblo Ogoni.

Luego de los casos de Unocal y de Wiwa contra Shell, hubo una serie de denuncias ATS contra corporaciones.

En la demanda contra la Daimler Chrysler, se alegó que el fabri-cante filial argentina colaboró con las Fuerzas de Seguridad del Estado para secuestrar, torturar y matar a los demandantes y/o sus familiares durante la “guerra sucia” de Argentina.

“En la actualidad existen fuerzas opuestas a la

aplicación de estas normas en defensa de los Derechos

Humanos”23

CAUSASUR

En Colombia fueron presentadas denuncias contra varias corporaciones culpables de proporcionar fondos y apoyo logístico a grupos operativos de la derecha paramilitar. La Exxon-Mobile fue acusada por aldeanos indonesios, alegando que una unidad militar de ese país contratada por la empresa los había torturado y encarce-lado. En otra oportunidad se alegó que la Fresh Produce NA Inc. amenazó a un grupo de sindicalistas en Guatemala y dispuso su detención. También hubo casos ATS presentados contra empre-sas por su participación en injusticias históricas como el apartheid en Sudá-frica y el Holocausto nazi en Europa.

-Ahora el derecho de perseguir es-tos casos se enfrenta a una oposición seria.

En la actualidad existen fuerzas opuestas a la aplicación de estas normas en defensa de los Derechos Humanos. Cuando los casos de ATS se resolvieron en contra de ex funcionarios de regímenes o gobiernos condenados por Estados Unidos, existió poca oposición a la uti-lización de este instrumento jurídico.

Pero con la presentación de re- clamos ATS contra empresas o contra funcionarios de países apoyados por el gobierno norteamericano, numerosos artículos y editoriales comenzaron a describir al ATS como una extensión indebida del poder de Estados Unidos, como una carga para las actividades empresarias legítimas y como un impedimento para las inversiones en países pobres. Si bien no existen

hechos que corroboren estas afirma-ciones, tales posiciones ganaron adep-tos y hoy los avances en la defensa de los Derechos Humanos a través del ATS se enfrentan a un reto importante en el Tribunal Supremo de este país.

“Entre los gobiernos y corporaciones que apoyan

a la Shell, se destacan Chevron, Occidental Pe-

troleum, Alemania, Países Bajos e Inglaterra”

En un nuevo caso contra la Royal Dutch Shell -Kiobel versus Shell- fue presentado un vasto conjunto de escri-tos que respaldan los intereses corpo-rativos, además de los presentados por los gobiernos en apoyo de Shell, como Francia y Alemania. El Dr. Barinem Kiobel, otro de los líderes nigerianos de la lucha de los Ogonis contra esta corporación, fue detenido ilegalmente bajo cargos espurios, torturado y con-denado junto a otros nueve miembros de la organización de los Ogoni, bajo acusación de asesinato: diez días más tarde fueron ejecutados. Cuando el caso Wiwa versus Shell fue resuelto en 2002, la denuncia por el asesinato de Kiobel no había sido considerada a tiempo y en la causa conocida como Segundo Circuito Kiobel contra la Royal Dutch Petroleum, en 2010 se negó por primera vez la cobertura del

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Política Internacional / Causa Sur

ATS a demandas contra empresas. Este caso se ha convertido en el punto focal de toda la oposición al ATS: entre los gobiernos y corporaciones que apoyan a la Shell, se destacan Chevron y Occi-dental Petroleum, las Cámaras de Co-mercio de Estados Unidos y Alemania, y el gobierno alemán, el de los Países Bajos y el de Inglaterra. Reciente-mente, el Presidente Barak Obama se manifestó en favor de la Royal Dutch y es posible que la Corte Suprema tienda a reducir significativamente los casos que puedan ser objeto del ATS.

-Según una reciente decisión de la Corte Suprema de EE.UU., las empresas tienen los mismo derechos que las personas. ¿Ahora quieren los mismos derechos con la ventaja adicional de impunidad en el proce-samiento?

-Si, como una lamentable paradoja, también durante el año 2010, en el caso “Ciudadanos Unidos contra la Comisión Electoral Federal”, la Corte Suprema sostuvo que ninguna ley electoral federal puede restringir los derechos de una corporación a donar fondos en las campañas electorales, ni limitar un discurso político debido a la identidad corporativa de la persona que habla; lo cual significa que una corporación tiene el derecho constitu-cional de hablar sobre todos los temas, al igual que una persona física. El contraste entre la decisión de otorgar a las empresas las mismas proteccio-nes constitucionales que una persona física, al mismo tiempo que se espera que se les garantice inmunidad a las

responsables de casos de esclavitud, tortura o genocidio, da cuenta de los verdaderos valores que sustentan el ac-tual sistema jurídico de Estados Unidos.

No obstante, cualquiera que sea el resultado del caso Kiobel, se seguirá intentando apelar a los tribunales estadounidenses para denunciar las responsabilidades de las empresas transnacionales por su complicidad en abusos contra los Derechos Humanos. Pero es preciso tener en cuenta que estos litigios nunca ocurren aislados: en la experiencia de Nigeria, los triunfos alcanzados tuvieron como sustento los esfuerzos organizativos y la movilización encabezada por los líderes locales de los Ogoni, en combinación con los ecologistas y grupos de Derechos Humanos en los Países Bajos, Inglaterra y Estados Unidos que los apoyaban y dieron visi-bilidad internacional a sus reclamos.

Notas

1.- Radovan Karazdic: ex líder serbio-bosnio acusado de crímenes de guerra cometidos en 1992 en varios poblados de Bosnia Herzegobina y del genocidio en Srebrenica donde fueron asesinados más de 8.000 musulmanes durante la guerra en la antigua Yugoslavia.

2.- En Estados Unidos, comúnmente se emplea el nombre “Jane Doe” en las acciones legales, en el caso de los mujeres, para mantener el anónimato.

“Jane Doe” era una campesina pobre, cuya desgra-cia fue vivir en el trazado del proyecto cuando Uno-cal –actualmente propiedad de Chevron– y sus socios corporativos franceses y tailandeses, comenzaron a construir un gasoducto. Su otro socio era el régimen militar birmano y las corporaciones contrataron a su ejército, a pesar de tener un horrendo historial de derechos humanos, para proveer la seguridad del proyecto. Los soldados obligaron a miles de al-deanos a trabajar como esclavos en la construcción del gasoducto y uno de esos aldeanos era el esposo

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CAUSASUR

de “Jane Doe”. Cuando escapó, los soldados llega-ron a buscarlo, pero en su lugar encontraron a ella alimentando a su bebé, cerca de una fogata para cocinar. Cuando les dijo que no sabía dónde estaba su marido, la golpearon hasta desmayarla y la lan-zaron al fuego con el bebé: ella se recuperó de las heridas, pero su hijito falleció. En 1996 “Jane Doe” fue demandante principal contra la corporación Unocal en un juicio iniciado en Los Ángeles, donde la empresa tenía su sede y en 2005 debió aceptar el fallo en su contra por violación de derechos humanos.

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3.- Ken Saro-Wiwa (1941 - 1995) escritor -can-didato al premio Nobel de literatura- productor de televisión y activista nigeriano, perteneciente a la etnia de los Ogoni en el delta del río Níger, zona de producción intensiva de petróleo desde 1958. Fue ejecutado por la dictadura del gene ral Sani Abacha tras liderar una campaña no violenta contra el desastre ecológico generado por diver-sas corporaciones petroleras, especialmente la Shell: se calcula que la represión tuvo como resul-tante más de 2.000 muertos y miles de exiliados.

*Dennis Weisbrot. Periodista y dramaturgo nacido en EEUU, reside en la Argentina desde el año 1998.

Estados Unidos: militari-zación y recolonizaciónStella Calloni*

CAUSASUR

El período de expansión global de Estados Unidos en el siglo XXI incluye la militarización en gran escala y avanza estableciendo nuevas bases y centros operativos e incorporando un comando adicional -el Africom en África- además de extender las redes de fundaciones de sus servicios de inteligencia que, mediante miles de Organizaciones No Gubernamentales, son el complemento civil de vigilancia, control, reparto de fondos, promoción de grupos de oposición a gobiernos

díscolos y saturación de injerencia. En uno de los documentos que fun-damentan estas estrategias, se señala:

“En la actualidad, la Estrategia de Seguridad Nacional y la Estrategia de Defensa Nacional, hacen hincapié en el carácter global de nuestros com-promisos y obligaciones (...) Estados Unidos requiere libertad de acción en las zonas comunes globales y acceso estratégico a regiones importantes del mundo para satisfacer nuestras nece-

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América Latina

sidades de seguridad nacional. Una estrategia de movilidad aérea debe ser capaz de brindar acceso a la nación a las regiones importantes del mundo desde el punto de vista estratégico.”(1)

Bajo toda evidencia, ningún lugar de esta Tierra queda a salvo de tales objetivos estratégicos. Al anunciar en 2009 la incorporación de siete nuevas bases militares en Colombia -sumadas a las tres existentes- era previsible que serían preparadas para utilizarlas como puntos de lanzamiento en un conflicto potencial desatado en la región o en sus áreas de influencia, principalmente África: en función de sus objetivos, Estados Unidos requiere libertad de acción en las “zonas comunes globa-les”. Cada escenario bélico creado por esta potencia, significó la instalación de nuevas bases estratégicas: las invasiones y ocupaciones coloniales desde Afganistán en 2001 hasta su actual intervención en Siria -que en-frenta una dura resistencia del ejército de ese país árabe- pasando por Irak, Libia, Sudán, Yemen y los “golpes” primaverales, que instalaron gobier-nos proimperiales sobre la ilusión de un despertar revolucionario que no fue. Esto mismo sucedió luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando en función de la “defensa solidaria” im-plantó bases en toda Europa, lo cual ha posibilitado mantener bajo su control a las naciones del Viejo Continente. Estas estrategias permiten com-prender más acertadamente las renovadas doctrinas de Seguridad Hemisférica escenificadas en el

siglo XXI: las características de la expansión militar en América Latina y las guerras coloniales a través de la invasión y ocupación de países, con fuerzas armadas bajo comando mili-tar estadounidense y tareas globales compartidas con sus viejos y nuevos aliados -como es la Organización del Atlántico Norte-OTAN- que participan en el asalto al mundo. Los altos jefes militares de Estados Unidos citan como un antecedente la intervención en la Segunda Guerra Mundial, que les permitió imponer el esquema de la OTAN, en un principio defensivo, luego ofensivo y regional, para exten-derse actualmente a escala de todo el planeta. Europa nada ha ganado con su dependencia respecto a Estados Unidos y su participación económica y militar en las nuevas guerras colonia-les del siglo XXI, dado que en ninguno de los países tomados se ha podido es-tablecer el mínimo control permanente.

“Con su nueva ‘guerra’ ha logrado criminalizar

la imagen del mundo árabe”

Esa participación europea desme-surada, engañando a sus sociedades, ha llevado a la grave crisis que atra-viesa la Eurozona y dos países -Italia y Grecia- son víctimas de verdaderos golpes de Estado económicos, con la imposición de gobernantes no elegidos por sus pueblos sino por los

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América Latina / Causa Sur

organismos financieros internaciona-les y la banca mundial, que llevan a la desintegración de la Unión Europea. De este modo se neutraliza la eventual competencia de un bloque capitalista de dimensión continental, con un significativo poder ahora diluido: ana-lizando lo que debía hacer Washington ante la emergencia de un bloque de países aliados capaz de desafiar a Estados Unidos, Paul Wolfowitz -quien llegaría a la cúpula del Banco Mundial y más tarde será un protago-nista clave en la invasión a Irak- había planteado en un informe al Pentágono de 1992 la necesidad de impedirlo, aconsejando disuadir a los amigos o utilizando otras medidas; que son las que ahora se han aplicado a Europa.

En función de los objetivos fijados por sus actuales estrategias, para Es-tados Unidos es una necesidad vital generar en forma permanente nuevos escenarios de conflicto y guerra: los réditos de la “guerra contra el terro-rismo” diseñada por la Casa Blanca

-que legitima sus acciones en cualquier región en nombre del antiterrorismo- extendió las “fronteras seguras” di-señadas durante los años del nazismo en Alemania, a escala mundial. Con su nueva “guerra” ha logrado crimi-nalizar la imagen del mundo árabe en las mentes de sociedades cautivas de los medios masivos de comunicación, otro de los grandes poderes hegemó-nicos de estos tiempos; dividir Estados en “canallas” o “fallidos” y en con-secuencia pasibles de ser invadidos; extender el terrorismo y la inseguridad a las más diversas regiones y justificar

nuevas ocupaciones coloniales; entre otros réditos malditos. En el 2007, un estudio del Defense News afirmaba:

“Se entiende también que si en Washington mantienen y valoran las bases que pudieron establecer hace 70 años en Japón y Europa -por poner dos ejemplos destacados- mantendrá, valorará y no abandonará los nuevos establecimientos en Irak ó Afganistán, en Libia o en cualquier punto del glo-bo como es América Latina, la mayor y más cercana reserva hacia el futuro”

“Estados Unidos es el único país que mantiene comandos militares en

todas partes del mundo”

Africom

El Comando África-Africom tiene su sede central en la base de Stuttgart, Alemania, con aspiraciones de ex-tenderse a la Base Naval de Rota en España. Es el primer comando militar regional en el extranjero establecido por Washington en el siglo XXI y también el primero creado desde el fin de la Guerra Fría. En octubre de 2007 comienza sus actividades asociado con el Comando Europeo para África, del cual se separaría rápi-damente con el fin de establecerse en forma autónoma, beligerante y como cabeza de los viejos colonialistas de Europa, demostrando la importancia geoestratégica de África en los planes

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CAUSASUR

militares, políticos y económicos internacionales de Estados Unidos; algo que parecía lejano e impensable:

“La zona de responsabilidad del Comando África incluye 53 naciones: todas ellas Estados africanos excepto Egipto, que continúa en el Comando Central estadounidense y la República Árabe Saharaui Democrática en el Sahara Occidental, independizada en 1975 y miembro de la Unión Africana, pero que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN reconocen como parte de Marruecos. Esto significa que abarca más países que cualquier otro de los Comandos Unificados Combatientes del Pentágono: el Comando Europeo, el Comando Central, el Comando del Pacífico, el Comando Sur y el Comando Norte, fundado en 2002 (…) Estados Unidos es el único país que mantiene comandos militares regionales con servicios múltiples en todas partes del mundo, un proceso que se inició también tras la Segunda Guerra Mundial cuando perseguía su autoproclamado destino manifiesto del siglo XX como la primera superpoten-cia militar mundial de la historia”(2)

Hasta octubre del 2008, la inmensa mayoría de África estaba incluida en la zona de responsabilidad del Comando Europeo, al que se habían asignado todas las naciones africanas excepto algunas como Egipto o Seychelles. Pero el año anterior, el Subsecretario Principal de Defensa para la Política de Estados Unidos, Ryan Henry, había planteado que en vez de tres comandos diferentes que consideran a África como tercera o cuarta prioridad, existirá un comando que debía tenerla

como prioridad fundamental. Anunció entonces que organizaría un pequeño cuartel general más cinco ’equipos de integración’ repartidos por todo el continente y que el Africom iba a trabajar estrechamente con la Unión Europea y con la OTAN, en particular con Francia, país miembro de ambos organismos e interesado en desarro-llar la fuerza de reserva de África.

En grandes rasgos, esta es la es-trategia desplegada en África con el propósito de garantizar el control de los recursos naturales y consolidar po-siciones clave en su disputa con China. Estados Unidos dividirá el segundo continente más poblado del mundo en cinco distritos militares, cada uno de ellos con una Fuerza de Reserva Africana multinacional, adiestrada por grupos militares norteamericanos, de la OTAN y de la Unión Europea, desplegando equipos de integración regional en las porciones norte, este, sur, central y oeste del continente, que integran las cinco comunidades econó-micas regionales de la Unión Africana.

Las concepciones estratégicas implementadas en este continente, brindan elementos para interpretar los actuales sucesos en Medio Oriente y en el norte de África, así como los peligrosos avances del Comando Sur en América Latina, dado que en este período histórico de integración regional, Washington hará lo imposible con el fin de destruir un bloque latinoamericano, en este caso más amenazante que la Unión Europea, en tanto se está promoviendo en él un proceso de emancipación.

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América Latina / Causa SurAmérica Latina / Causa Sur

América Latina En el período transcurrido desde la implantación del Plan Colombia en el año 2000 y considerando el intervencionismo de Estados Unidos en América Latina a lo largo del siglo XX, es importante señalar que en los años noventa -luego de las dos invasiones que marcaran a fuego la década anterior: la de Granada en 1983 y la de Panamá en 1989, coin-cidiendo con la caída del Muro de Berlín- el Comando Sur rediseña el nuevo esquema de la Guerra de Baja Intensidad, contemplando la necesi-dad de abarcar no sólo lo militar y la contrainsurgencia característica de los decenios de 1960 a 1980, sino también lo político, diplomático, económico,cultural, informativo y educativo. Con esa perspectiva, se tomó la decisión de dispersar las bases del Comando Sur ubicadas en la Zona del Canal de Panamá hasta 1999, hacia diversos

Además, se readecuaron las fuerzas

países de América Latina y el Caribe.militares para convertirlas en Fuer-zas de Despliegue Rápido, capaces de movilizarse en corto tiempo y ocupar las zonas amenazadas por los nuevos conflictos delineados al iniciarse el siglo XXI: entre ellos el terrorismo, el narcotráfico, las mi-graciones, la pobreza, los estallidos sociales, las rebeliones indígenas y el control de recursos estratégicos.El período de auge ultraconservador iniciado con la administración de Ronald Reagan en los años ochenta y fortalecido con la desintegración del bloque soviético en los noventa, fue un tiempo altamente favorable para la creación de las estructuras de Fun-daciones del Nuevo Orden Mundial propuesto: el entramado de una red de araña integrada por las FundacionesNational Endowment Foundation, aquí llamada Fundación para el Desarrollo de las Democracias; la Agencia Internacional para el Desa-

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rrollo y otras similares; se extendió por toda América Latina; mientras los ejercicios militares conjuntos abrían caminos a la instalación de centros operativos y nuevas bases, habilitando el reconocimiento de distintos terrenos y zonas estratégicas.

Durante esta etapa, el diseño inte-gral de siembra de bases militares y cobertura de las costas marítimas en América Latina, se ha ido trazando en estrecha relación con lo que sucede en África. De la misma manera, la distribución de tropas y pequeños destacamentos o Fols en todo el continente, tiende a conformar una unidad de fuerzas latinoamericanas equivalentes a las Fuerzas de Reser-va africanas, bajo entrenamiento y mandato del Pentágono: así, la actual concepción significa incluso un salto cualitativo respecto del viejo esquema de dependencia militar y una renovada Doctrina de Seguridad Nacional.

Creado el Comando Norte a par-tir de octubre de 2002, se concretó un nuevo Plan de Comandos Unificados donde se establecieron las áreas de responsabilidad entre el Comando Sur y el Norte: Puerto Rico quedó incorporado en el Comando del Norte y se le asignaron una serie de respon-sabilidades. Pero en 2008 se firmó un nuevo Plan Revisado de Comandos Unificados donde, además de Puerto Rico, las Islas Vírgenes, las Bahamas y las islas Turcos y Caicos -todas lo-calizadas en el área del Caribe- pasan a formar parte del Comando Norte. (3) El Comando Sur para América

Latina, con sede en Florida, ya había comenzado a dispersar bases por todo el continente en función de la nueva estrategia y solamente a partir de 2009, ha instalado en Colombia, Guatemala, Panamá, México y Honduras más de 25 nuevas bases. En el esquema de la guerra preventiva de estos tiempos, se han producido cambios en las concep-ciones estratégicas; pero es importan-te tomar como ejemplo del significado real o potencial de la extensión de bases militares -que superan las 40 en América Latina y el Caribe, en todas sus modalidades de centros operativos, radarización, ayudas humanitarias y otras- lo sucedido en Honduras y en México, con el fin de evaluar la dimen-sión real de estos avances silenciosos.

El caso de Honduras en junio de 2009 es elocuente acerca del modo en que el golpe de Estado cívico-militar

-con el nuevo esquema de “acción suave” que incluyó la participación de la Justicia y el Congreso- sirvió, entre otros varios objetivos, para evitar que el gobierno de Manuel Zelaya tramitara el retiro de la base de Soto Cano en Palmerola, situada en un lugar estratégico con una estación aérea y una pista de 2.800 metros de largo, donde el presidente Zelaya pretendía instalar un aeropuerto seguro, además de un polo industrial. Luego del golpe y a pesar de las denuncias y de los persistentes re-portes sobre corrupción y violación de derechos humanos cometidos por el ejército y la policía, en 2011 el Pentágono incrementó su gasto militar en ese país en un 71% con

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América Latina / Causa SurAmérica Latina / Causa Sur

respecto al año anterior. El Presidente Barack Obama propuso aumentar la asistencia a los militares hondureños en el presupuesto de ayuda exterior administrado por el Departamento de Estado y en 2011, gran parte de los fondos del Pentágono destinados a Honduras fue invertido en la base aérea Soto Cano. En agosto de 2012, la empresa constructora Contracting Consulting Engineering de Maryland, fue encargada de la construcción de nuevos cuarteles en la base de Palme-rola; la misma empresa había firmado el año anterior un contrato con el Departamento de Estado para la lucha contra las drogas en Colombia. (4)

“A partir del golpe actúan grupos paramilitares

asesinando campesinos, dirigentes gremiales y de derechos humanos,

periodistas, maestros y jóvenes”

El ejército de Estados Unidos utiliza fondos en ejercicios periódicos, que supuestamente están destinados al entrenamiento de fuerzas visitantes de ese país; fondos que no se incluyen como parte de la ayuda exterior, pero que se han utilizado para el entrena-miento de las fuerzas armadas hondu-reñas y en diversos emprendimientos que benefician a las élites locales

aliadas, como el caso del trabajo de las unidades de ingeniería del ejército norteamericano en construcciones del ex dictador Roberto Micheletti, nom-brado presidente durante el golpe de Estado contra Zelaya. En Honduras, diversos ejercicios militares sumados al ingreso de la DEA y a la instalación de nuevas bases militares -la de Mo-coron al sur, cerca de la frontera con Nicaragua, es un sitio de pruebas en el trópico; junto a la de Gracias a Dios y otras similares- han cambiado totalmente a ese país, donde a partir del golpe actúan grupos paramilitares asesinando campesinos, dirigentes gremiales y de derechos humanos, periodistas, maestros y jóvenes.

El Pentágono en la región

Diversos contratos del Pentágono en América Latina y el Caribe fueron destinados, entre otros países, a las Bahamas -allí la Marina estadouni-dense opera el Centro Submarino de Evaluación y Pruebas, que incluye una gama de armas de aguas profundas y está ligada a la sede en West Palm Beach- y a la reparación del centro de lanzamiento de la base de Guantánamo en Cuba, donde continúa funcionando un campo de concentración para sos-pechosos de terrorismo encarcelados sin juicio: las pruebas submarinas estadounidenses realizadas en ambas bases, tienen objetivos políticos vin-culados con el conjunto de la región. En el caso de Haití, el monto de los contratos creció significativamente a partir de 2010, cuando el Pentágono condujo “operaciones de rescate” a causa del terremoto, además de enviar 20.000 marines a esa isla trágica que ha sido víctima de intervenciones

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militares y de devastadores terremotos e inundaciones, a la que Washington considera un lugar clave para ubicar una explanada como base de lan-zamientos y vigilancia de la zona.

“El Plan Colombia ha ocasionado miles de

muertos, desaparecidos y refugiados internos y externos en ese país”

Desde el año 2010 el monto de los contratos militares del Pentágono con México también creció de modo exponencial, superando largamente el de años anteriores. Uno de los más importantes fue adjudicado a la cor-poración Blackwater con el propósito de instalar radios, redes de Internet y centros de comunicación de microon-das en diez puntos a lo largo de la frontera México-Estados Unidos. El contrato fue emitido por la Oficina del Programa Contra el Narcoterrorismo y se le otorgó otro por varios años para la guerra contra las drogas en varios países, que incluyen a México y Co-lombia: aparentemente se permite una reorientación de parte de los fondos recibidos hacia otros lugares fuera del continente, como Afganistán. A su vez, la aplicación del Plan Colom-bia ha ocasionado miles de muertos, desaparecidos y refugiados internos y externos en ese país, mientras el gobierno de Bogotá encabeza los contratos del Pentágono en América del Sur, al recibir casi el 80% del total de los millones de dólares destinados

a nuestra región para estas actividades. Las bases militares aéreas y navales en territorio colombiano son decisivas para el control de todo el continente: entre otras, pueden mencionarse la de Palanquero con una pista de aterrizaje de 3.500 metros, cercana a Venezuela; Toleimada es el fuerte militar más grande de América Latina; además del Puerto de Tubo para aprovisionamien-to de la IV Flota; que señalan al Plan Colombia como parte central de un diseño geoestratégico orientado hacia la recolonización de Nuestra América. Complementariamente, en Guatemala los contratos contemplan fondos para la construcción del Centro de Opera-ciones de Lucha contra el Narcoterro-rismo ubicado en Champerico, que se suma a otras instalaciones de lucha contra el narcotráfico, al muelle de Puerto San José y a los centros de en-trenamiento en Coban y en el Petén. (5)

Argentina

En este marco, nuestra nación, ubicada en el extremo sur del continente, corre graves riesgos. Con el argumento de brindar ayuda humanitaria, el Comando Sur -apo-yado por el Grupo Militar de las embajadas estadounidenses en Amé-rica Latina y fundaciones vinculadas con la CIA- está instalando centros operativos en diversas provincias, sin el conocimiento de los legisladores nacionales o locales. El Comando Sur opera asimismo en “acción cívica” contrainsurgente; actividad que, como ha sucedido en Paraguay, requiere de tropas especiales a fin de atender pro-blemas de “sanidad” en zonas rurales, campesinas o indígenas, aprovechando la oportunidad para realizar rastreos

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América Latina / Causa Sur

de territorios e inteligencia con la población de cada localidad. Las tropas especiales de Estados Unidos expertas en acciones ilegales, están actuando en Paraguay desde 2005, cuando a espaldas de la población los congresistas les otorgaron inmunidad diplomática, lo cual les permite ingre-sar y transportar todo tipo de arma-mento a lo largo y a lo ancho del país.

“Argentina ha quedado rodeada por bases milita-

res norteamericanas”

En el Chaco Paraguayo, la zona de mayor actividad de estas tropas, se produjo el supuesto enfrentamien-to entre policías y campesinos que dejó un saldo de varios muertos y fue utilizado como excusa para des-tituir al presidente Fernando Lugo, mediante un golpe de Estado civil protagonizado por el Congreso, mar-cando una nueva escalada en la región. El golpe también ha servido al pro-pósito de negociar la instalación de una base militar norteamericana pre-cisamente en el Chaco Paraguayo, donde ya existe una infraestructura en el Cuartel Militar de Mariscal Estigarribia, con una pista de ate-rrizaje capaz de recibir aviones tipoGalaxy y otros para el transporte de equipos de guerra pesados: mientras la pista de Ezeiza tiene cimientosde dos metros de profundidad, en el caso de Estigarribia la profundidad es de siete metros. De esta manera,

Argentina ha quedado rodeada por bases militares norteamericanas: en la frontera norte con Paraguay; en el sur la base británica Mountt Pleasant en la isla Soledad, que figura en el mapa de las bases de la OTAN; y la base Fuerte Aguayo de Estados Unidos supuestamente destinada a entrena-miento de fuerzas de paz, instalada en la localidad chilena de Concón en Valparaíso. A esto se agrega el acuerdo firmado en 1995 por el entonces go-bernador de Tierra del Fuego, Carlos Manfredotti, para establecer una base de investigación sobre explosiones nucleares, en la zona central de la isla. Desde 2008 se conoce la presencia del Comando Sur en la provincia del Chaco, donde se había programado para el 2012 la inauguración de un Centro Anti Catástrofes y Ayuda Hu-manitaria, financiado por el Comando en el Aeropuerto Internacional de Resistencia. En el mes de mayo de este año, ante una masiva movilización popular y política en rechazo a esa presencia, al parecer la inauguración de la sede fue postergada; aunque has-ta el momento no se ha dado ninguna comunicación oficial al respecto. Por otra parte, en septiembre, diversos sectores sociales y políticos fueron alertados sobre la existencia de un curso dictado por miembros del Pentá-gono en el Ministerio de Defensa, con el objetivo de redefinir las Doctrinas de Defensa y de Seguridad Interior en función de las nuevas concepciones de Estados Unidos. A ello se unen los antecedentes de los enviados por el Departamento de Estado para dictar

los cursos, en cuyo historial figuran sus actividades en Vietnam, en Irak y en otros conflictos, donde la presencia norteamericana mostró un alto grado de criminalidad. La gravedad que supone tanto el objetivo de los cursos como el legajo de los docentes, se incrementa al considerar que forman parte de una estrategia de expansión global y que en estos mismos mo-mentos se preparan reuniones clave a nivel regional para la creación de un Consejo de Defensa en el marco de UNASUR, como parte de un pro-ceso de integración latinoamericana autónoma capaz de revertir nuestra antigua dependencia. Dependenciaque, entre otras tragedias, permitió la imposición de las dictaduras genocidas orientadas por la Doctrina de la Seguridad Nacional elaborada por Estados Unidos y transmitida a nuestras fuerzas armadas como parte del esquema de la Guerra Fría.

Notas

1.- Libro Blanco de la Defensa Aérea. Estados Unidos. 2009. 2.- Rick Rozoff: Defense News. 2007.3.- Mopassol: Investigación sobre Bases Militares extranjeras. 2012.4.- John Lindsay: “Geopolítica” en Tribuna Popular TP. 2012. 5.- John Lindsay: op,cit.

* Stella Calloni. Periodista. Autora de numerosos libros y de exhaustivas investigaciones sobre el Plan Cóndor en América Latina.

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América Latina / Causa Sur

Culturas indígenas en América Latina

A pesar del énfasis de los discur-sos que exaltan en nuestros países la diversidad cultural, lo cierto es que aún la alteridad suele ser vista como un elemento desestabilizador del Estado-Nación, pues el pensamiento y escala de valores de las identidades históricas relativizan sus esquemas, encuadrados casi por completo en patrones occidentales. Y esto es así

porque los sectores ilustrados, aún los más progresistas, poco han hecho por acceder a las cosmovisiones de sus propios pueblos, como si fueran piezas de museo que nada pueden aportar en la construcción de una modernidad propia, descolonizada. El respeto -real y no solo declama-do- a la diversidad cultural, es algo que rebasa el tema de los derechos humanos e incluso el de la necesidad de preservar el patrimonio cultural tangible e intangible. Para América, la descomposición de sus matrices

Las encrucijadas del latinoamericanismoAdolfo Colombres*

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simbólicas, ya sea por la vía del mesticismo(1) o de la globalización, significará el naufragio de su proyec-to civilizatorio. Toda cultura exhibe una dimensión civilizatoria funda-mental, algo así como un horizonte de legitimidad en cuyo marco se opera la innovación y la apropiación que renuevan su sistema simbólico. Salvando algunas experiencias interesantes, como las de Bolivia y Ecuador, las culturas indígenas no son tomadas en cuenta cuando se trata de proyectar el futuro, algo que tendrá pronto que cambiar, pues ellas no constituyen ya un conjunto de arcaísmos destinados a extinguirse, sino más bien las raíces y semillas del futuro de la región, y en alguna medida también del mundo entero.

Y esto es así porque mientras en los otros continentes son escasas hoy las propuestas para salvar a la herencia humana y la vida del planeta, en Nuestra América los movimientos indígenas y sociales se están convir-tiendo en ricos laboratorios, de los que van surgiendo nuevos paradig-mas para refundar el Estado, replan-tear la democracia, lograr la inclusión social y salvar al medio ambiente de la depredación irracional al que está siendo sometido en nombre de los nuevos avatares de la Razón Imperial. El mal llamado “Primer Mundo” aún se siente la vanguardia de lo humano, pero de hecho retrocede velozmente hacia el pasado zoológico, aferrado a sus intereses mezquinos y prosti-tuyendo esa razón que le permitió desarrollar las ciencias y enripiar el

camino a su propia libertad, aunque luego la usaran contra la libertad de los otros. Gianni Vattimo, en un reportaje reciente, declaró:

“No solo creo que los socialismos latinoamericanos tienen un futuro. Creo que ellos son el futuro, hasta del posible socialismo europeo, que sola-mente aliándose productivamente con los líderes de izquierda de América Latina tendrá la posibilidad de cons-truir una Europa capaz de enfrentar al poder exorbitante de los Estados Unidos y a las nuevas superpotencias neocapitalistas que se presentan en la escena del mundo actual”.Convergente con esto, el ecosocia-lismo, considerado por algunos de sus propulsores como un intento de renovar el pensamiento marxista, representa una ruptura radical con la ideología del progreso lineal y el paradigma económico y tecno-lógico de acumulación indefinida del capitalismo, con la deificación de la productividad y el consumo.

Esta tendencia, después de nave-gar por los clásicos europeos, termina haciendo pie en el Buen Vivir de los indígenas americanos, como el modelo más genuino de igualdad, democracia y bienestar común. A menudo me pregunto si la recurrente invocación al pluralismo y a la diver-sidad cultural no es un nuevo mea culpa de la tan cristiana conciencia occidental, que a lo largo de los siglos hizo lo mismo: destruir y opri-mir de un modo despiadado y luego golpearse el pecho en una confesión atenuada de sus pecados, para pecar

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América Latina / Causa Sur

de nuevo en la semana siguiente, en otra cruzada “civilizatoria”. Y en esto vamos hacia atrás, pues en la edad de oro del colonialismo nos colonizaban con culturas prestigiosas, que en muchos casos fueron debidamente apropiadas y convertidas en parte de nuestro patrimonio simbólico.

“Darcy Ribeiro se atrevió a decir que surgimos

de una negación, de la desindianización del indio,

de la desafricanización del africano y la

deseuropeización del europeo”

Lo que hoy nos coloniza, en cambio, no es ni siquiera una cultura, sino productos híbridos y mediáticos que banalizan el mundo, lo homo-geneizan en base a meras pautas de consumo y destruyen el lenguaje, que es lo que caracteriza al Homo Sapiens Sapiens. Se trata entonces de algo más que de un nuevo proceso de colonización cultural, pues podría-mos estar cayendo por esta vía en una verdadera mutación antropológica, en la que el hombre que desea explo-rar los abismos del pensamiento y los sentimientos está siendo desplazado por un homínido conformista y sin solidaridad alguna, cuyo único ob-jetivo vital no es ya saber y producir en base a ese saber obras valiosas, sino consumir y vaciar a las pocas

palabras con las que se ha quedado de su contenido de verdad: bien sa-bemos que para ponerlas al servicio de la mercancía es preciso abolir su vínculo con la acción. A nosotros, los herederos de antiguas civilizaciones a las que Occidente consideró bár-baras para destruirlas, colonizarlas y despojarlas, nos toca acaso hoy la penosa misión de civilizar a los civilizadores de antaño, cuya Razón devino consumista y se olvidó del hombre, de sus luchas emancipado-ras, de su empeño alucinado de entrar en el corazón de las cosas. No ya para despojarlos, a modo de venganza y reparación, sino para ayudarlos ge-nerosamente a retomar el camino de la especie y aceptar el diálogo que el pensamiento único rechaza de plano.

La diversidad cultural contra la “identidad cosmopolita”

La rebelión de Chiapas sacó definitivamente a los pueblos origi-narios del pasado, de su triste papel de referencia inmóvil para medir la modernidad o “progreso” de los sectores dominantes, y los instaló en el futuro. Un futuro no solo para ellos, sino también para Nuestra América y el mundo entero, como un ejemplo a seguir y no como una imposición. El mismo día en que Mé-xico traicionaba su propia historia, al firmar su pacto con Estados Unidos pensando que así ingresaba al Primer Mundo, los mayas lo rechazaron de plano, para no embarcarse en ese

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regreso a la barbarie, mostrándose así fieles a la gran civilización de sus ancestros, que fuera comparada con la griega. Esta defensa de las culturas de los pueblos originarios no implica circunscribir a ellos el tema de la diversidad cultural. Son nuestras raíces más antiguas, pero no las únicas; y todas ellas deben juntar sus saberes recuperados para desbro-zar las sendas de nuestro despegue como civilización. Lo que he tratado hasta aquí es de poner en manifiesto los nuevos avatares de la ya vieja ideología del crisol de razas, embuste que sirvió y sigue sirviendo, para negar la persistencia de tradiciones culturales diferentes que aún luchan para hacerse visibles, reelaborando en términos actuales su matriz sim-bólica y recuperando su autonomía. Defender la pluralidad cultural es defender esas matrices, no fundirlas. Hacia el final de su vida, Darcy Ribei-ro se atrevió a decir que surgimos de una negación, de la desindianización

del indio, de la desafricanización del africano y la deseuropeización del europeo, pero eso, añade, no nos convirtió en seres culturalmente más ricos, sino, salvo algunas excepciones, en gente tabula rasa y hasta más pobre culturalmente que cualquiera de las matrices que destruimos de ese pro-ceso. Lo valioso de la afirmación de Darcy Ribeiro es la idea de que lo que fue desindianizado, desafricanizado y deseuropeizado puede ser recuperado desde una conciencia residual y recom-puesto. Bonfil Batalla defendió esta idea en su libro México profundo. Una civilización negada y en otros textos. O sea, nuestros pueblos originarios dan un no rotundo a la hibridación -a la que llamé alguna vez “el huevo de la serpiente”- y a la tan mentada como imposible “identidad cosmopolita”, y un sí entusiasta a un pensamiento iden-titario fundado en el territorio, para defender de la depredación a sus lu-gares antropológicos, frutos de largos procesos de significación. Esto implica

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un rechazo a los monocultivos exclu-yentes, que hacen del campo un mero espacio productivo, en el que el paisaje rural, o lo que resta de él, se parece a una fábrica a cielo abierto al servicio de la inversión extranjera, con menos misterios, flora y fauna que un barrio urbano y con muy pocas inscripciones simbólicas que merezcan ese nombre.

Cuando la Constitución de Ecuador habla de los derechos de la Pacha-mama, señala Sousa Santos, realiza una fusión entre el mundo moderno de los derechos humanos y los de la Pachamama, esa Tierra Madre a la que nadie puede otorgar derechos por ser la fuente misma de todos los deberes y todos los derechos y que fija las pautas del Buen Vivir.(2) Ya vimos como este principio vital se enfrenta con los emisarios de la muerte abstracta, que la depredan hasta agotarla y se van con su capital a otra parte, dejando a sus espaldas el desierto y basuras tóxicas. Son los indígenas y no los que vienen con doctorados de Estados Unidos, quienes levantan la bandera de la refundación del Estado, la que es más una demanda civilizatoria que una simple reforma política e institucional, y no solo en nombre de ellos, sino de toda América. Claro que no puede haber refundación si no se suprimen el capitalismo y el colonialismo, y tampoco sin tomar cierta distancia de la tradición crítica eurocéntrica. En Bolivia y Ecuador se hizo patente que hay un constitucionalismo desde abajo que se enfrenta al de tipo occidental. Ello se relaciona fuertemente con el concepto de cultura, que para los

indígenas cubre todos los ámbitos de la vida y es lo central, por representar su cosmovisión.

Para Occidente, en cambio, es algo ligado al entretenimiento e incumbe a los organismos de Cultura -siempre secundarios en nuestros países, y con escaso presupuesto- y rechaza en su miopía que el desarrollismo extractivista sea ecocida, etnocida y contrario a los fundamentos de nues-tra civilización. Lo grave es que tal lectura del desarrollo humano está fuertemente instalada en todos los países de la región, y no solo de los que coquetean con el ALCA. Nada habremos avanzado históricamente si la integración latinoamericana se basa en esta concepción heredada y nos dedicamos a destruir nuestro territorio de una manera salvaje, que incluye explotaciones madereras y hasta petrolíferas en parques nacionales; o sea, con más saña que los países llamados “centrales”, que se abstienen de hacer dentro de sus límites lo que tanto propician fuera de ellos. En otras palabras, en este punto nada desdeñable que es la salvación del planeta, estamos repi-tiendo nuestro pecado original: tomar cierta distancia de las potencias imperiales pero adoptando lo peor de sus costumbres y filosofía de vida, que nada tienen que ver con el Buen Vivir, nuestro principio civilizatorio fundamental por la gran racionalidad que lo sustenta. Claro que el cambio no puede producirse de un día para otro, pero urge iniciar sin demora un proceso de transición hacia un desa-

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rrollo económico sustentable, pues de lo contrario nada podrá aprender el mundo de nosotros, y aquí no habrá futuro para nuestros hijos. Muchos años atrás, cuando de esto se hablaba poco, Fidel Castro ya decía que la crítica más objetiva -o no ideológica- al capitalismo es el hecho de no ser sustentable a mediano o largo plazo.

El Sur global y las teorías de retaguardia

Señala Fernando Coronil que la globalización neoliberal esconde la presencia de Occidente y la continui-dad de su dominación por medio de una racionalidad consumista y anticultural. Traslada así el centro rector del crimen de Europa y Occidente a “lo global”, o sea que todos somos criminales.(3) Hay por eso que extender la crítica del eurocentrismo al globocentrismo, ya que este no es más que un nuevo avatar del occidentalismo. Con la globaliza-ción, continúa sin mayores disfraces el sometimiento a lo no occidental, y el daño que se le causa no se atribuye ya a un país determinado y ni siquiera a una corporación, ya que todo es consecuencia de la misma economía de mercado, y no de un proyecto polí-tico deliberado. Occidente se disuelve así en el mercado para matar con guantes blancos, y además anónimos. A estas “vanguardias” del progreso hu-mano, Sousa Santos opone lo que llama

“teorías de retaguardia”, que son no las de las elites que actúan en nombre de los pueblos sin conocerlos, sino las de quienes acompañan de cerca la labor

de transformación de los movimientos sociales, pensando con ellos y no sobre ellos. Esas teorías de retaguardia son tanto intelectuales como emo-cionales; o sea, se hacen con los dos hemisferios cerebrales y acercándose al método de la investigación-acción, que convierte en teoría la propia praxis.

“Esta barbarie a la que nos dejamos arrastrar por la globalización neoliberal

está destruyendo las matrices culturales del

área rural”

Para él, hay que pensar el Sur global desde adentro y desde abajo, como el mejor camino para alcanzar el socialismo del siglo XXI. El Sur global, aclara Sousa Santos, no es un concepto geográfico, por más que la mayoría viva en el hemisferio sur. Es más bien una metáfora del sufrimiento humano causado por el capitalismo y el colonialismo a escala global, así como de la resistencia para superarlo y minimizarlo. Es por eso un Sur anticapitalista, anticolonial y antiimperialista. Este Sur existe también en el Norte global, en las poblaciones excluidas, silenciadas y marginadas, como los inmigrantes, desempleados, minorías étnicas o reli-giosas, las víctimas del sexismo, de la homofobia y el racismo. Hay asimis-mo un Norte global en los países del Sur, al que llama el Sur Imperial.(4)

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América Latina / Causa Sur

Esta barbarie a la que nos dejamos arrastrar por la globalización neolibe-ral está destruyendo las matrices cul-turales del área rural, por la expansión vertiginosa de las fronteras agrícolas, unida a un alarmante proceso de concentración de la tierra con miras a los cultivos de exportación, en de-trimento de la soberanía alimentaria y de una perspectiva civilizatoria propia. A título de ejemplo, la pobla-ción rural argentina representaba, en 1970, el 21,5 % del total. En el censo de 2001 había descendido 10,7 % y los datos del censo de 2010 acusan otro importante descenso, lo que habla no solo de una falta de políticas serias de arraigo, sino más bien de un vaciamiento sistemático, al que se considera espontáneo y voluntario y no producido por la expansión sal-vaje de las fronteras agrícolas sobre campesinos e indígenas legalmente desprotegidos. Entre 1969 y 2008 desaparecieron 232.419 pequeñas y medianas explotaciones agrope-cuarias en el país, absorbidas por terratenientes que dicen representar al dios Progreso y a los humildes. De 2003 a 2010, la superficie sembrada de soja pasó de 13,7 a 18,6 millones de hectáreas, lo que según un cálculo representaría 61% de la superficie agrícola argentina. Esta economía sojera y agroexportadora exalta con la boca llena sus logros, sin dedicar siquiera un responso a la tierra que desertifican y envenenan ni a los pobladores que expulsan. Hoy el 1,3% de los propietarios poseen el 43% de la tierra y el 55% de los arrendatarios rurales no son campesi-

nos que acceden a ella de este modo precario, sino de terratenientes que buscan expandir la producción de granos exportables en sus latifundios. Si pienso que estamos “con la soja al cuello” no es para quedarme con estas frías estadísticas ni caer en la crítica de la economía neoliberal, ya harto lapidada en el mundo entero. Lo que más duele, porque nadie la nombra, es la demolición cultural que subyace bajo estas cifras funes-tas, esa nueva barbarie disfrazada de civilización y progreso. A ello cabe sumar la minería a cielo abierto, tan promovida por las grandes corpora-ciones, aceptada con gusto por los gobiernos de la región y resistida por nuestros pueblos, que prefieren el agua al oro, o sea, la vida al afán de lucro. Por cada gramo de oro, hay que volar cuatro toneladas de rocas, explosión que, además de destruir la montaña y con ella el paisaje ances-tral, libera minerales que al oxidarse contaminan el aire. Esto sin contar los millones y millones de litros de agua pura que, en esas alturas donde siempre fue escasa, consume dicho proceso, a los que contamina con arsénico y otros potentes venenos y van a parar a los ríos, lagunas y napas profundas, sin reparar en que en esos ámbitos se encuentran los últimos refugios de los pueblos originarios. De esta agresión capitalista no se salva ni el tan mentado Camino del Inca, consagrado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Basta, para darse cuenta, con ir a Cajamarca y observar

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la dimensión del desastre que se puso en marcha. Con estas concesiones al gran capital especulativo, el Es-tado no recibe ni siquiera el dinero suficiente para atender a los cientos de miles de personas desplazadas en los últimos años, que migran a las ciudades dejando atrás su vida comunitaria y memoria histórica.

“Si deseamos definir un modelo capaz de salvar al mundo, se debe empezar por respetar los derechos

de la Naturaleza”

En Argentina, serían unas 300 mil familias y en Brasil, más de 850 mil. Bajo esta violencia simbólica ¿se puede realmente hablar de las bondades de la diversidad cultural? Las políticas sociales se financian con el mismo extractivismo intensivo que destruye la naturaleza y expulsa poblaciones de una gran tradición cultural, lo que parece un mefistofé-lico círculo vicioso. ¿No sería mejor arraigarlas en su propio territorio, potenciando una economía comu-nitaria y social, volcada a asegurar, antes que nada, nuestra soberanía alimentaria? A los expulsados se les puede dar una ayuda, lo que no hace más que convertir en mendigo a quien ha perdido su ser en el mundo. Sí, otro mundo es posible, pero debe ser posible para todos y el precio

del crecimiento no puede ser acabar con los mejores valores de la especie y con la identidad profunda de la región. La semilla de este mundo nuevo reside en el espíritu de la comunidad, y sobre todo en lo que llamo “tradicionalismo revolucionario”, y no en los almacenes de Monsanto ni de las mineras que destruyen tanto el territorio físico y simbólico como la misma vida. Repito por eso que no basta con definirnos como latinoamericanos y luchar por el destino de la región y una sociedad más igualitaria, aunque esto es de por sí valioso y debemos defenderlo. La humanidad espera algo más de noso-tros: que lo hagamos desde nuestra propia perspectiva civilizatoria, que condensa y actualiza los valores morales de la especie, tan traicionados por Occidente. De poco sirve entonces pronunciarse por América Latina si ello no se sustenta en una opción civilizatoria, emergencia que no puede darse sobre un extractivismo capita-lista que privilegia al capital sobre el trabajo, fabrica pobres y excluidos y tiende alfombras a las trasnacionales que están destruyendo el planeta. De este modo, estamos retroce-diendo dos siglos, a una sociedad americana que en el tiempo de la In-dependencia rechazaba a los europeos, tomando el poder en sus manos, pero veneraba su modelo civilizatorio como el único posible y negaba todo lo propio. Si deseamos definir un modelo capaz de salvar al mundo, se debe em-pezar por respetar los derechos de la Naturaleza, convertidos ya en algunos países en un principio constitucional.

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América Latina / Causa Sur

Más que pronunciar exaltados dis-cursos para democratizar el consumo, tendríamos que intentar un cambio cultural cimentado, no en él, sino en los valores de la especie humana, y que tome en cuenta la ya grave situación de la Tierra. Si bien resultaría utópico imponer un desarrollo sustentable en un corto plazo, no hay ya tiempo para diferirlo hacia un futuro lejano: la tran-sición hacia el uso racional y cultural del territorio y los “recursos” naturales

-la naturaleza no puede ser vista solo en términos de recursos, porque esto es también propio del esquema occidental- debe empezar ya, pues de lo contrario el mundo nada puede esperar de nosotros, unos pueblos que invocan altos principios y destruyen su ambiente con una saña que los mismos inventores de ese modelo se cuidan de hacer en su suelo. En Argentina existen hoy más de 600 proyectos mineros, en buena proporción a cielo abierto -en el 2003 eran sólo 40- que producen unos 40 mil empleos -o sea, el 0,24% de la población económicamente activa- lo que representa en total el 2,55% de las exportaciones del país. Cabe pregun-tarse si tan magros porcentajes justifi-can la destrucción territorial, cultural y social de la que venimos hablando. El mero hecho de que esto ocurra, sin dar lugar a grandes debates, habla del nin-gún lugar que ocupa la cultura en las altas decisiones de Estado y del predo-minio de un materialismo positivista al que la izquierda no fue nunca inmune.

Notas

1.- Nota del editor: El término mesticismo fue acu-ñado en México por los indígenas para referirse, no al mestizaje en sí -que es un hecho innegable- sino a la ideología del mestizaje, que lo exalta y utiliza como aplanamiento de las matrices culturales; una forma de etnocidio que va en contra del principio y la política de la diversidad cultural.

2.-Boaventura de Sousa Santos.

3.-Fernando Coronil, “Naturaleza del poscolonia-lismo: del eurocentrismo al globocentrismo”, en La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas.

4.- Boaventura de Sousa Santos.

*Adolfo Colombres Narrador y ensayista en temas culturales y antropológicos. Por su obra lite-raria ha recibido varios premios internacionales.

El agua como derecho humano y bien comúnFernanda Reyes* / Darío Rodríguez Duch*

El agua constituye un recurso limitado en el mundo, a la vez que un bien público esencial para la vida, la dignidad humana y la salud de los pueblos. Si se considera la totalidad del agua que hay en el planeta, alre-dedor del 97% del agua superficial es salada y corresponde a los mares; solamente un 3% es dulce y menos del 1% de ella puede ser directamente utilizada como potable. El continente

latinoamericano encierra el 47% de las reservas de agua potable de superficie y subterránea del planeta, mientras el 7,8 % del territorio de nuestro país -unos 225.000 km2- es parte de uno de los reservorios de agua subterránea más grandes de la Tierra: el acuífero guaraní.

La situación a nivel mundial es preocupante, en tanto se estima que

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Recursos Estratégicos / Causa Sur

Recursos Estratégicos

más de mil millones de personas hoy no tienen acceso a este vital elemento, junto a otros tantos que no disponen del saneamiento adecuado. Distintos organismos internacionales advierten que una cuarta parte de los habitantes del mundo carece de agua potable salubre; el 40 % de la población mundial no dispone de ins-talaciones sanitarias adecuadas; unos 6.000 niños mueren diariamente por alguna enfermedad relacionada con la potabilidad del agua; y el 80% de las enfermedades en los países de las áreas periféricas están íntimamente relacionadas con el consumo de agua no potable. En este sentido, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas dictó en 2002 la Observa-ción General Nº15, afirmando que:

“El acceso a cantidades adecuadas de agua limpia para uso doméstico y personal es un derecho humano fundamental de toda persona (…) El derecho humano al agua atribuye a toda persona el derecho a tener acceso a agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y adquirible para el uso personal y doméstico”.

Según los organismos internacio-nales, los Estados soberanos tienen la obligación de legislar con el fin de dar prioridad a la garantía del acceso de toda la población al bien común agua y recién posteriormente desti-narla a la agricultura o ganadería y luego a la industria. Establecer tales prioridades en el uso del agua y su cumplimiento, constituyen las bases

para garantizar la provisión de este vital elemento a las generaciones presentes y futuras. Sin embargo, en Argentina el gobierno nacional y los gobiernos provinciales están muy lejos de comprender esta realidad.

El tiempo vale agua

Hace ya dos años se sancionó la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección de Glaciares, que había sido vetada por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el 2008. El debate en relación a la ley puso en la agenda pública la protección del bien común agua. No obstante, algunos gobiernos provinciales y en particu-lar el gobierno nacional, intentaron centrar el conflicto alrededor de la prohibición de realizar megaminería sobre glaciares y el ambiente peri-glaciar. Los argumentos esgrimidos son contradictorios, ya que por un lado afirman que la megaminería no afecta los glaciares y, en consecuen-cia, la ley no perjudica la actividad megaminera; pero al mismo tiempo hicieron un lobby escandaloso en contra de su sanción, protagonizado principalmente por el gobernador de San Juan, José Luis Gioja: como suele decirse, a confesión de parte relevo de prueba. El debate puso de manifiesto la vetusta -y corrupta- vi-sión del gobierno nacional: la econo-mía y las actividades económicas se encuentran por encima del derecho a un ambiente sano y de la defensa del agua. Los intentos por demorar la aplicación de la Ley de Glaciares son

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y han sido diversos; sin embargo, más temprano que tarde deberá aplicarse. Mientras tanto, el tiempo vale agua.

El modelo extractivista en Amé-rica Latina

Durante la década de los noven-ta, en Latinoamérica en general y particularmente en Argentina, se ha profundizado un modelo económico que entiende al desarrollo ligado a una visión netamente extractivista y ha sido acompañado por la sanción de una gran cantidad de leyes que generaron el marco jurídico para su expansión. El modelo extractivista se basa en la explotación de los recursos naturales de manera indiscriminada y preferentemente orientada a la expor-tación, debido a su escala y a las ex-ternalidades negativas que genera en los territorios donde se asienta, este tipo de emprendimientos ha produ-cido graves conflictos sociales, am-bientales, institucionales y políticos.

“El Consenso de los

Commodities: una nueva categoría de colonización

que aparece como más sofisticada”

En los últimos años han llegado al poder en América Latina gobiernos

de sesgo progresista, con relatos y evocaciones que reivindican bande-ras políticas asociadas a las grandes corrientes del pensamiento de iz-quierda y de las tradiciones popula-res. Sin embargo, a poco de andar, observamos que estos gobiernos han intentado -e incluso en algunos casos han logrado- una relegitimación de los procesos extractivistas, conocidos desde los tiempos de la colonia y promovidos e instaurados por todos los gobiernos de corte desarrollista y neoliberales a los que tanto critican.

Diversos autores, como Maristella Svampa, afirman que estamos en presencia de gobiernos que han firmado el Consenso de los Commodities: una nueva categoría de colonización que aparece como más sofisticada, en relación a la frontal y perversa establecida en el trágicamente conocido Consenso de Washington. La reprimarización de la economía; los caudillajes feudales en las provincias; la represión de la protesta social; la contaminación ambiental; el saqueo económico y la corrupción; son componentes de un modelo que, bajo el tenue paraguas de un progresismo fundante, pretende relegitimar la entrega de nuestros recursos naturales.

El extractivismo esta íntimamente relacionado con una conformación del poder en la Argentina, que abarca desde la falta de neutralidad de algu-nos sectores académicos e intelec-tuales, hasta la connivencia con los grandes grupos empresarios de los

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gobiernos locales y nacionales, per-mitiendo una entrega sin limitantes en su exclusivo beneficio. Algunas de las actividades características que conforman el “modelo extractivista” son, entre otras: pesca indiscrimina-da, megaminería, monocultivo con semillas transgénicas, fábricas de pasta de papel, actividad hidrocar-burífera, petróleo y gas no conven-cional. A ellas se les suman las obras de insfraestructura necesarias para desarrollar este tipo de actividad; lo cual completa un panorama sombrío en términos ambientales y socia-les. En la actual situación, el bien común agua es un derecho humano vulnerado, en permanente crisis y tensión con las actividades de mera extracción desplegadas en el marco de un extractivismo depredador, que considera al agua un bien mercantili-zable y le otorga un valor económico, cuando por su carácter de patrimo-nio natural, social y cultural, es un recurso que no admite tener precio.

El agua como derecho humano y bien común

El derecho humano al agua debe ser incorporado por la legislación argentina como una obligación del Estado, que debe garantizar su dispo-nibilidad, calidad y accesibilidad. Se-gún el último censo, en nuestro país unos 7.760.803 habitantes -el 21% de la población- no tienen acceso al agua potable y 20.654.920 personas

–un 57% de los argentinos- carecen

del servicio de cloacas; situación que se agrava en la periferia de las gran-des ciudades y en las zonas rurales. En muchas ocasiones, para acceder a este derecho la ciudadanía tiene que recurrir a la justicia, mientras las actividades extractivas disponen del agua con asombrosa facilidad administrativa, como es posible com-probar en dos ejemplos: la extracción de agua del Acuífero de Zapala en la provincia de Neuquén, para destinar-lo a la explotación de gas no conven-cional y la exportación de agua de la provincia de La Rioja a Chile con el fin de abastecer emprendimientos mineros del otro lado de la frontera.

“Debemos romper con la vieja receta según la cual estamos condenados a la exportación de materias

primas”

Asimismo los ejemplos de con-taminación se multiplican: los casos de Minera “Bajo la Alumbrera” en Catamarca, en la cuenca del río Dul-ce Salí; las provincias de Neuquén y Río Negro con los basurales de las petroleras; la escandalosa contami-nación del Riachuelo y de las napas de agua en la Ciudad Autónoma y en el conurbano de Buenos Aires. Debemos romper con la vieja receta según la cual estamos condenados a

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la exportación de materias primas. Es necesario e imprescindible un cambio de paradigma, donde se reconozca que el bien común agua no puede ser considerado ni administrado desde las fronteras provinciales o desde un atril economicista, en tanto se trata de un bien común escaso que debe protegerse. Debemos repensar la relación de la sociedad con la naturaleza y comprender que el agua no es un recurso apropiable, sino que pertenece al conjunto de los habitantes y nos une irremediablemente a todos a lo largo y ancho del país. Es hora

de profundizar la creatividad, de impulsar la imaginación y concebir alternativas a un supuesto desarrollo que, lejos de garantizarnos un futuro auspicioso para nosotros y las futuras generaciones, nos condena a tratar de sobrevivir en medio de la depredación, de un ambiente altamente contaminado y afrontando la amenazante Era de la Sed.

* Fernanda Reyes. Economista. Diputada Nacional (mc) por CC-ARI.

* Darío Rodríguez Duch. Abogado. Concejal por Bariloche (mc) por CC-ARI.

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Cuando en los libros de texto se describe a la Argentina como un territorio con importantes riquezas naturales, de clima bondadoso y gran-des espacios aptos para la agricultura y ganadería; y cuando los extraños se asombran del destino del país, a pesar de esta geografía; uno debiera preguntarse cuáles son las razones para que, teniendo tanto, tengamos tan poco: mucho menos de lo que aspira cualquiera sociedad organizada. Si to-másemos a la Argentina como ejemplo,

nos quedaría claro que el desarrollo de un país no está directamente vin-culado a sus potencialidades, sino a una determinada administración de sus recursos. Que la FAO manifieste que “el mundo produce alimentos para satisfacer las necesidades de 12.000 millones de personas y, siendo el total de la población mundial unos 7.000 millones, es inexplicable que un 15% de éstos padezcan hambre”, es un dato elocuente que muestra la descarnada política del comercio, encubierta tras

Soberanía y recursos pesqueros en el Atlántico SurCésar Augusto Lerena*

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una aparente mala administración de los recursos. Qué crítica podemos hacer los argentinos a esta política internacional, que lleva a que más de 1.000 millones de personas sufran hambre, si siendo un país productor de alimentos no alcanzamos a satisfacer las propias necesidades nutricionales de gran parte de nuestro pueblo: entre nosotros se supera ese 15% señalado por la FAO, que incluye a poblaciones carentes de producción alimenticia.

Los sucesivos gobiernos de nuestro país no han querido o han sido incapaces de administrar sus recursos en beneficio del conjunto de los argentinos, privando a muchos de ellos de los derechos básicos de ali-mentación, educación y empleo digno. La Argentina requiere un Plan Social serio, que contemple a la totalidad de sus habitantes; lo cual supone una administración adecuada de los recur-sos disponibles. No se trata de ser una gran nación, sino de construir los ci-mientos más elementales susceptibles de garantizar un desarrollo sustentable de su población y de las generaciones venideras. Se trata de administrar con el fin de asegurar primero la energía del hombre y luego la de sus motores: es decir, una política exactamente contraria a la de quienes privilegian la energía por sobre el hambre.

Nos referimos al ineficiente apro-vechamiento y a la injusta distribución de los recursos que están en posesión de Argentina en el territorio continen-tal. ¿Qué podemos esperar entonces de la explotación de aquellos recursos

que están en el territorio marítimo y no han sido incorporados a nuestra cultura; o peor aún, que no se encuen-tran bajo control soberano de nuestro país? A juzgar por los resultados de las políticas de los últimos sesenta años: nada. El único intento limitado de administrar el Atlántico Sur fue la firma del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo por parte del Presidente Perón con la República del Uruguay en 1973. (1) Tratado que, si bien puso fin a largas discusiones de límites y explotación, es un ejemplo cabal de la incapacidad de los gober-nantes de ambos países de actuar en forma sinérgica para beneficio mutuo.

En los casi 40 años de adminis-tración conjunta de este tratado de integración se desaprovecharon las bases del acuerdo, no sólo para crecer fortaleciendo el aprovechamiento ra-cional y conjunto de los recursos pes-queros y una explotación sustentable de las especies migratorias y asociadas que interactúan en el mar argentino; también se perdió una importante oportunidad para avanzar en la aplica-ción de políticas regionales, con quien debiera ser uno de nuestros principales aliados para desplazar al Reino Unido y las flotas extranjeras del Atlántico Sur. Por el contrario, la incapacidad de la diplomacia argentina ha llevado a que los puertos uruguayos sirvan de apoyo logístico a buques clandestinos y depredadores, que operan bajo licen-cia inglesa en Malvinas: en el 2008 el puerto de Montevideo prestó repetidos servicios a 23 buques de Malvinas; 40 buques chinos; 40 buques de Corea del

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Norte y del Sur; 42 buques españoles; 10 buques de Portugal y 37 de otros países. Es decir, unos 192 buques extranjeros en 445 oportunidades. De los barcos que pescan en Malvinas, 29 han utilizado el puerto de Monte-video desde 2003 al 2008 en forma permanente.(2) ¿Cómo podemos ima-ginarnos entonces, que las Malvinas estén algún día bajo control argentino?

En principio, Argentina no debiera tener como única estrategia seguir esperando que los ingleses le hagan lugar a la ya probadamente ineficaz Resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (3). Una resolución que en todo caso podría engrosar los antecedentes relativos a nuestros derechos, pero se trata de un agotado instrumento del reclamo de soberanía. La diplomacia argentina parece no entender, que “si una misma acción se repite varias veces en un mismo escenario, no hay que esperar más que un mismo resultado”. Es preciso establecer y administrar una adecuada política de conservación, exploración y explota-ción de los recursos marítimos, de la plataforma continental y del cuidado del medio ambiente marítimo. Para ello, debe promoverse una política cultural que devuelva a los argenti-nos su sentido de pertenencia de las Malvinas, contraria a la estrategia de

“desmalvinización” iniciada por el go-bierno radical a través de su Canciller Caputo -por la cual se banalizó toda idea de discusión sobre la soberanía territorial, al igual que lo ocurrido con el Beagle (4)- mediante un proceso de

desculturización y desinformación, como base del inicio de una serie de decisiones diplomáticas que llevaron a la pérdida de territorio marítimo en el Atlántico en favor del Reino Unido.

A fin de recuperar la administración plena -investigación, explotación y control- del recurso pesquero en el Atlántico Sur, debe actuarse en sentido contrario a la política llevada adelante por el Estado argentino desde la década del setenta en adelante; agravada por las negociaciones con el Reino Unido, iniciadas por el gobierno radical en 1987 y continuadas por el peronista en 1989, que darían lugar a la aplicación de la “fórmula del paraguas” y a la entrega de los recursos pesqueros del Atlántico Sur a los ingleses.(5) Una política donde la pesca fue usada como una moneda de cambio para otros intereses -asegurarse la colocación de granos en la URSS durante el pro-ceso militar o reanudar las relaciones con la Unión Europea después de la guerra de Malvinas, entre otros- pero ha sido la responsable del sostén eco-nómico británico de las Islas, como lo manifestara el propio Director de Pesca inglés en Malvinas, John Barton: “sin la Pesca los Malvinen-ses no podrían haber subsistido”.(6)

La pesca representa el 75% de los recursos de los kelpers en las islas y en los últimos 30 años -a través de licencias pesqueras- los británicos han extraído recursos del mar argentino por un monto de 20.880 millones de dólares, que supone un valor comer-cial final de esos recursos del orden

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de los 147.830 millones de dólares: una cifra equivalente a la de la cons-trucción o renovación de toda la flota naval, mercante y pesquera nacional y al emplazamiento de puertos estra-tégicos a lo largo del litoral marítimo del país. Estos cálculos se basan en que durante el año 2011 pescaron con licencia inglesa 116 buques por un total de unas 232.000 toneladas: si se toma este monto de pesca a lo largo de 30 años, arroja un volumen cercano a los 7 millones de toneladas captu-radas. Los valores por tonelada para el calamar ascienden a 2.350 dólares y en el caso de la merluza negra es de 13.800 dólares. Considerando un promedio relativamente bajo de 3.000 dólares por tonelada, al multiplicarlo por los casi 7 millones de toneladas capturadas, resulta un valor bruto de unos 21.000 millones de dólares. A su vez, al considerar la relación con el valor final del producto, que debe multiplicarse por 7,08, se obtiene la mencionada cifra de 147.830 millones de dólares, extraída de recursos

pesqueros del mar argentino por parte del Reino Unido desde 1982.

La política pesquera de esta última década profundizó el distanciamiento del Estado respecto de la administra-ción del recurso, al haberse otorgado cupos y continuar con las llamadas

“políticas de cooperación”, contrarias a una estrategia capaz de recuperar la plena soberanía territorial del At-lántico Sur. El Estado Nacional debe asegurarse que toda práctica que se realice en el Atlántico Sudoccidental esté bajo control de Argentina. Lo cual supone tomar la decisión política y dotar de los medios necesarios a las fuerzas navales y de seguridad; además, sobre la base de una administración racional de los recursos prevista en la Convención de las Naciones Unidades sobre el Derecho del Mar (7) deben establecerse los derechos a la explota-ción de los recursos naturales por parte de empresas extranjeras en el Atlánti-co Sudoccidental, contemplando un régimen especial para aquellos buques

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extranjeros que sigan explotando la riqueza pesquera bajo licencia inglesa.Es necesario que el Congreso Nacional sancione una nueva Ley de Pesca (8) con el fin de asegurar al Estado una explotación sustentable, que permita dar certezas respecto a la disponibi-lidad y distribución de este recurso y establezca que toda sociedad comer-cial nacional o extranjera dispuesta a realizar operaciones en la Argentina, requerirá una autorización previa expedida por la autoridad nacional competente para realizar transacciones, operaciones comerciales, financieras o extractivas con aquellas empresas o personas físicas que, en forma directa o indirecta, mantengan una relación de beneficio con empresas que desarrollen o hayan desarrollado acti-vidades en el Atlántico Sudoccidental.

El Estado Nacional debe admi-nistrar el recurso pesquero, en tanto nunca lo ha hecho desde el inicio de la exportación de estos productos en la Argentina durante la década del ‘70; y ello significa establecer una política de explotación y redistribución de la pesca diametralmente opuesta a la vi-gente, como medio para garantizar que esta propiedad pública sea utilizada como herramienta de ocupación de los espacios marítimos nacionales, la recuperación de Malvinas y, dándole un debido aprovechamiento econó-mico, industrial y sustentable, que asegure la ocupación y el desarrollo de todo el territorio nacional marítimo y continental, mayor valor agregado a la actividad pesquera y creación de empleo. En función de tales ob-

jetivos, será preciso implementar un plan de explotación de la captura del Calamar -segundo o tercer recurso pesquero argentino y primero de Malvinas- diametralmente opuesto al promovido por todos los gobiernos de nuestro país desde 1994 hasta la fecha

-que garantiza a los kelpers la llegada de estas especies a las Islas Malvinas para su sustento económico y permite la extracción de todo el volumen dis-ponible- con el fin de evitar su captura por parte de los buques bajo licencia inglesa. La estrategia diplomática ha de manifestar el propósito de ejercer los derechos soberanos en el Atlán-tico Sur, demostrando la vocación argentina de ocupar los espacios marítimos, conservar sus recursos naturales, controlar su explotación y cuidar el medio ambiente en esa zona.

Es imperativo dejar sin efecto los Acuerdos firmados con el Reino Unido que son altamente perjudiciales a los intereses nacionales -tales como los de Nueva York (1987), Ginebra (1988), Madrid (1989), París (1989), Madrid (1990), Buenos Aires-Madrid (1990), Buenos Aires-Londres (1995), Londres (1996), Madrid (1999)- obli-gando a Gran Bretaña a establecer una nueva agenda de negociaciones.(9) Al mismo tiempo, debe acordarse con la República Oriental del Uruguay que, en el marco del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, se instrumenten acciones destinadas a consolidar un Mercado Común Pes-quero en el Atlántico Sudoccidental con el propósito de asegurar un mayor interés de América Latina en la región.

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Otras acciones complementarias contemplan declarar el estado de emergencia pesquera y de emergencia contra la contaminación marina en el Atlántico Sur, fundado en la depreda-ción del recurso pesquero y la conta-minación del medio marino, debido a las exploraciones petroleras que los británicos realizan en Malvinas sin el consentimiento de Argentina y, en un todo de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, presentar ante este organismo internacional las enmiendas que en materia de protección de los recursos naturales vivos y no vivos de los estados ribereños, deben incorporarse al texto de la Convención. Finalmente, Argentina debiera crear un Ministe-rio del Atlántico Sudoccidental y Antártida, demostrando que tenemos una firme vocación de administrar los espacios y recursos naturales vivos y no vivos en toda esa región.

Notas

1.- Por el Tratado de Río de la Plata y su Frente Marítimo, Argentina y Uruguay acuerdan establecer una Zona Común de Pesca, más allá de las 12 millas marinas. Firmado el 19 de noviembre de 1973 y ratificado por el Congreso de la Nación el 28 de febrero de 1974 por la Ley 20.645.-

2.- Redes & Seafood. N° 165 Marzo/Abril 2009. (www.anp.com.uy.)

3.- Lerena César A. “Treinta años de usurpación del Atlántico Sur y del recurso pesquero de Argen-tina“ (2012). La Resolución 2065 de la Asamblea General de Naciones Unidas dictada el 16/12/65 encuadró a Malvinas como un caso de Colonialismo en disputa e invitó a Argentina y el Reino Unido a negociar, a fin de encontrar una solución pacífica al problema. La diplomacia argentina, siempre ha considerado un triunfo esta Resolución; pero, en los hechos, ésta colocó en un plano de igualdad de derechos a ambos países; refirió también a “la

independencia” de los pueblos coloniales, y llevó a la Cancillería Argentina -salvo durante el irrespon-sable desembarco de 1982- a la política monocorde, de reclamar durante casi 50 años sin éxito ante las ONU que el Reino Unido se sentará a negociar.

4.- En los acuerdos del Beagle se puso en duda la importancia y legitimidad de los derechos argentinos sobre unas abandonadas islas del extremo austral. En el Vaticano se firma el Tratado de Paz y Amistad con Chile el 29/11/84, sancionado en Argentina en 1985, sobre el diferendo del canal de Beagle, donde Argentina pierde territorio: un precedente que incidirá negativamente en las negociaciones futuras de Malvinas.

5.- Lerena César A. “Treinta años de usurpación del Atlántico Sur y del recurso pesquero de Argenti-na“ (2012). En Nueva York (1987) se iniciaron las negociaciones orientadas a la aprobación posterior de la “fórmula del paraguas”; y en Ginebra se acuerda omitir toda referencia a los temas de pesca, minimizando la importancia de ésta en las nego-ciaciones. Durante el gobierno de Carlos Menem se firman los “Acuerdos de Madrid” (1989) que reafirman la “fórmula del paraguas” y la entrega de la pesca al Reino Unido.

6.- El Cronista.com, 14/3/12.

7.- CONVEMAR, artículos 56, 58, 61, 62, 64, 67, 71, 73, 77, 86, 88, 101, 103, 105, 116, 119, 142, 145 y afines.

8.- La Ley 24922, llamada Federal de Pesca, fue sancionada el 9 diciembre de 1997 y promulgada parcialmente el 6/1/1998. Los artículos a modificar debieran ser principalmente el 4, 5, 7, 9, 14, 22, 35, 37 y 38.

9.- La Resolución 31/49 de las Naciones Unidas instó a la Argentina y al Reino Unido a abstenerse de introducir modificaciones unilaterales en las islas hasta tanto se resuelva la disputa de soberanía; pese a lo cual el Reino Unido persiste en explotar los recursos pesqueros e hidrocarburíferos argentinos y en militarizar en forma creciente las Malvinas; resultando por lo tanto, absolutamente incongruente mantener vigentes los denominados “Acuerdos de Madrid”.

* César Augusto Lerena. Ex Secretario de Estado. Autor de numerosos libros sobre el tema.

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“Es necesario que ofrezcamos a los pueblos la posibilidad de que trabajen felices, con un grado suficiente de dignidad, para un progreso técnico y científico de la humanidad, que quizás no sea tan grande como el que ha venido asegurando el capitalismo, pero por lo menos, que no sea sobre el sacrificio de nadie. Pueblos felices, trabajando por la grandeza del mundo futuro, pero sin sacrificios y sin dolor. Que eso es lo humano, que eso es lo natural y que es también lo científico”. (J. D. Perón, 1949)

Andrés Carrasco*

Ciencia, refundación y mito de la modernidad en la Argentina

Cientificismo y productivismo

El modelo cientificista-productivis-ta actual, es sólo una variante del posi-tivismo europeo que, desconfiando del Estado, dirige la mirada al mercado: se subordina a él pregonando su cen-tralidad en el “progreso” con la falacia de la sociedad del conocimiento. En esta versión productivista, el marco epistemológico y la inversión de la lógica, están aún más atados que en los años setenta a los grandes centros internacionales de ciencia controlados

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Temas Nacionales

Temas Nacionales / Causa Sur

por las corporaciones privadas. Así, el paradigma de esa dependencia no es solamente la pretensión ideológica de ontologizar la ciencia para negar la política como valor ordenador, pensando que la ciencia ajustada al mercado global contribuye a una mayor autodeterminación. Porque la globalización, al controlar el Estado, hace que las decisiones políticas estén subordinadas epistémicamente al fortalecimiento del sistema-mundo capitalista, restringiendo específica-mente procesos emancipatorios. Por lo tanto, la naturalización de estos valores no puede hacer a lo “nacional y popular”, porque emanan desde y para el mercado, dejando al Estado como polea de transmisión de los intereses privados, de los grupos concentrados y de las decisiones geopolíticas de los países centrales.

“Una lógica que se dispone constituir una

meritocracia permeable al relato oficial”

El presupuesto nacional 2011 des-tinado para toda la actividad científica, es de unos 6.000 millones de pesos. De ellos el CONICET recibe 1.500 millones, de los cuales eroga 110 mil-lones por mes en salarios para 17.000 investigadores, técnicos y becarios. Por su parte, el Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación Productiva administra 1.000 millones de pesos por año. Su Agencia de Promoción

de Ciencia y Tecnología-ANPCYT, aprobó la financiación de tan sólo 823 proyectos científicos sobre un total de 2.315 presentaciones, con un monto total de 54 millones de pesos anuales: 1.492 proyectos -es decir el 65%- quedaron desfinanciados por este organismo. Lo cual significa que la ANPCYT utilizó sólo el 5,5% del presupuesto del Ministerio o sea, el 0,9% del presupuesto nacional total para financiar proyectos de investi- gación. Los 54 millones representan entre el 80% y el 90% de todos los fondos disponibles que sostienen la actividad científica del país. Muchos de los 1.492 proyectos no aprobados tienen calificaciones que difieren en centésimos; algo inaceptable para discernir con justicia la financiación o no de un grupo de investigación. Más aún, muchos proyectos están parados porque no se han regularizado los fondos asignados. Año a año el atraso es mayor. Los montos no están actualizados, ni siquiera en relación cercana al incremento presupuestario de más del 900% en los últimos diez años y lo mismo sucede con el número de subsidios del sistema estatal. En cambio, aparecen cada vez más pro-gramas dedicados a organizaciones, áreas disciplinarias, universidades privadas, etc. Esta fragmentación en el destino de los fondos para proyectos de investigación, encierra mecanismos discrecionales que emplean modali-dades de evaluación científica ad hoc cuyo resultado es una sospechosa distribución de esos fondos. Segura-mente, un incremento del 20% de los montos hubiera aumentado en un 10 o

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20 % los proyectos financiados, atem-perando la injusticia de quedar afuera por centésimos. Estas distorsiones no se deben a una falta de presupuesto, como lo admite el propio ministro. Representa una lógica que se dispone constituir una meritocracia permea- ble al relato oficial y que construye sentido en el desarrollo científico -y en el poder- concentrando progresi-vamente los recursos e infraestructura en selectos grupos de investigación e instituciones, para constituir “pooles de ciencia” dóciles a la política oficial.

“Oscar Varsavsky introdujo la primera visión crítica

sobre el compromiso de la ciencia con la sociedad”

En cambio, el monumentalismo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y del CONICET está a flor de piel. Con una inversión de más de 600 millones de pesos, 40 a 50 edificios del CONI-CET -entre remodelados y nuevos, en tanto cada amigo de Ciencias Exactas tiene o tendrá pronto el propio- junto a Tecnópolis, al complejo en Palermo destinado a nanotecnología y al di- seño de moléculas para patentar bajo la tutela del Max Planck (IBioBA), conforman una verdadera unidad de negocios puesta al servicio de los intereses de diseños que, obediente y colonizadamente, aceptamos en perse-cución de una cuota de “modernidad” que convive con el olvido de las nece-sidades sociales, mientras se alaba

al dios mercado vendiendo ciencia como cerveza. Es la continuidad de las exigencias del BID y del Banco Mundial para el diseño de la política en este sector.

En los años sesenta y setenta, el cientificismo fue el paradigma cuestionado en el libro Política y Cientificismo de Oscar Varsavsky, que introdujo la primera visión crítica so-bre el compromiso de la ciencia con la sociedad. Su reflexión giraba alrededor del colonialismo en la generación de conocimiento científico y una crítica a la dependencia de los estamentos académicos y científicos. Luego las dictaduras y el aluvión neoliberal, que se extendieron hasta fines del siglo XX, se encargaron de la destrucción sistemática para imponer políticas pregonadas por el FMI, Banco Mun-dial, BID y el Consenso de Washing-ton, sosteniendo que la educación y el conocimiento debían ser considerados bienes transables, regulados por y para el desarrollo económico del mercado. De este modo apuntaban a quebrar todo rastro de pensamiento crítico residual y emancipador que pudiera haber sobrevivido.

Así llegamos al punto culminante del exabrupto de mandar a los cientí-ficos “a lavar los platos”; la frase que mejor sintetiza al neoliberalismo de los noventa. Sin embargo, en esta etapa neoliberal del productivismo científico, el capitalismo necesita instrumentar un control panóptico del conocimiento. Un panóptico vigi-lante desde el centro del dispositivo de

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poder -reprimiendo todo pensamiento autónomo- que se rediseña continua- mente de acuerdo con las necesidades del poder corporativo transnacional. No destruye instituciones sino que las coloniza o alquila, mientras el Estado

-residual- asegura la transferencia de la propiedad y uso de los saberes al sec-tor privado. En este contexto, el finan-ciamiento de la ciencia no se propone garantizar la creación científica y la consolidación institucional del espacio académico crítico con sentido social, sino que financia la construcción de un relato cuyo significado simbólico afiance el paradigma mercantilista y elimine el debate crítico, alentando la autocensura ante posibles represalias.

“No se trata del fracaso de un modelo económico, sino del agotamiento de

una concepción de mundo”

El panóptico también comienza a mostrar aspectos del relato en cons- trucción como las normativas sugeri-das por el CONICET que, entre otros aspectos, incorpora las normas IRAM de calidad en los procedimientos de investigación y las “recomendaciones” elaboradas por el Comité de Ética del Ministerio de Ciencia, que tienden a vigilar y castigar la conducta del científico respecto de su producto, ya sea en su divulgación o invirtiendo el principio precautorio; intercambiando perversamente los planos éticos con

los políticos junto a la creación de una carrera de gestor de ciencia y técnica para formar futuros gerentes de la transferencia al sector privado.

La modernidad argentina refundada

La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología y el incremento de su presupuesto, son hitos impor-tantes en la valoración social de la actividad científico-tecnológica; pero entendemos que esto es insuficiente si se trata de definir una política que desafíe y supere el modelo neoliberal de producción de conocimiento. La Ciudad de la Ciencia en las ex Bodegas Giol; nuevas sucursales de institutos extranjeros; la internacionalización de las universidades o la feria Tecnópolis; con costos de cientos de millones de pesos, expresan ese paradigma.

Paradigma que requiere sostener el pensamiento único y de élites fun-cionales a un modelo neodesarrollista, que promueve el tecnocientificismo y aspira a “exportar conocimientos y no sólo granos”, como si fuera posible convertir a la Nación en la unidad de negocios de las transnacionales, donde los científicos, aunque ya no lavan platos, son sin embargo impulsados a producir conocimiento “útil”. El gobierno y la élite científica oficialista, autorreferencial y dispuesta a celebrar representaciones “hollywoodenses” y de “prestigio autóctono” con me-táforas futbolísticas y marketineras, desvían el debate sobre el estado de colonización, tanto del modelo como

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de la episteme que sostiene el saber científico hegemónico. La sombra del poder y la autosatisfacción parecen acallar la conciencia crítica.

La comparación de Tecnópolis con la Feria de las Naciones de París para la celebración del centenario de la Revo-lución Francesa de 1879, podría ser una exageración oficialista con fines electorales. Sin embargo, es más grave. Forma parte de un convencimiento que se propone fundar una “modernidad argentina”, justo cuando la moderni-dad, perdido su costado emancipador de origen, muestra grietas que harían imposible el festejo en los países centrales. Es una suerte de “sofismo de lo inevitable” que, al naturalizar una racionalidad ineludible, despolitiza y finalmente inventa la verdad. La crisis, digámoslo de una vez por todas, es la de la “modernidad”. No se trata del fracaso de un modelo económico, sino del agotamiento de una concepción

del mundo; de un modelo civilizatorio que bien describió Galeano en los setenta, basado en la concentración transnacional para la exclusión y el saqueo. Es entonces también la crisis del capitalismo. Pensar que se puede refundar la “modernidad” en la periferia con las mismas premisas es ingenuo, en tanto se asume que es po-sible hacer una tortilla distinta usando la misma sartén, mientras siglos de ilusión civilizatoria se escurren entre los dedos europeos. Originalmente, el sistema-mundo de la modernidad capitalista construyó conocimiento para fundamentar su expansión. Para ello separó la ciencia de la filosofía y la política, produciendo un quiebre epistemológico que hace “neutral” el conocimiento y tecnocratiza la decisión política, deshumanizándola y alienándola. Esta separación consti-tuye el centro medular de la idea de progreso capitalista eurocéntrico. Es hora de decir que el paradigma de

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conocimiento de Francis Bacon como forma de controlar la naturaleza, es en realidad la decisión de ejercer el poder de algunos hombres sobre los otros, con el conocimiento de la naturaleza como instrumento.

“Inventar el capitalismo nacional y popular

sin salirse del poder globalizador”

Pero más grave aún. En la Argentina nos creemos menos giles que sus in-ventores y pensamos que con los mismos capitales y el mismo formato podremos competir y hasta vender recetas a Europa, sin desmarcarnos del poder globalizador: inventar el capita- lismo nacional y popular sin salirse del poder globalizador. Una vuelta más en el marco ideológico que sostiene el gobierno: recurre al carrousel ferial y piensa que la celebración del cono-cimiento resuelve los conflictos de la modernidad -izquierda versus derecha, trabajo formal versus trabajo esclavo, incluídos versus excluídos, uso de los recursos naturales- con la simple invo-cación a la voluntad, domesticando el debate y evitando la reflexión sobre lo que realmente significó la modernidad en los países coloniales. Negando las contradicciones, simplifica, despoliti-za y cambia sentidos, con un relato que preforma significados para hacer que las toneladas de hierro y acero de

la Eiffel de 1889, sean los láseres y robots importados. Crear en medio del tsunami un clima de optimismo suena a nostalgia, mucha exageración y poco pudor.

Los dos modelos

Tecnópolis funciona virtuosamente como entretenimiento y muestra de logros de un modelo desarrollista de hace 70 años, pensado para otro momento de la historia de nuestro país y otra distribución de poder mundial. El Pulqui, el Rastrojero, la industria automotriz, la industria aeronáutica y metalmecánica, los comienzos de la energía nuclear, el desarrollo de los ferrocarriles, el control de los recursos minerales, energéticos y acuíferos, respondían a las necesidades de un desarrollo autónomo. Eran parte de una forma de organización social de justicia, dignidad e inclusión social, basado en la decisión soberana que de-safiaba la dependencia de las potencias de posguerra. El sentido expresado en Tecnópolis está lejano de aquel irrepetible modelo de los cincuenta: en ese momento se denunciaba la he-gemonía capitalista y la lucha era una confrontación con el sistema-mundo bipolar, a fin de construir un desarrollo autónomo diferente. Hoy el desarrollo no conlleva la idea de emancipación; es meramente una detumescencia de la tecnocracia salvacionista. La extracción y exportación de oro pasó de un millón de onzas en el 2002 a dos millones en el 2010, engrosando las reservas de ese primer mundo que cruje, por un valor que pasó de 613

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a 4.900 millones de dólares anuales, embolsados en los últimos 4 años por las empresas transnacionales. Más allá de la ecuación económica y la discusión sobre regalías, entregar nuestras reservas de oro y petróleo en estos momentos, no parece ser una decisión adecuada para reivindicar la soberanía, ni es algo que recordemos sucediera en los cincuenta. Tampoco es prudente enarbolarla como signo del progreso y del desarrollo.

“Actitud resignada ante la globalización y la

transnacionalización de la política, la economía y la

cultura”

En esa ilusión, la celebración de Tecnópolis oculta la distancia y el quiebre ideológico existente entre aquel desarrollismo que intentaba abrir un rumbo distinto y tercerista, de éste con actitud resignada ante la globa- lización y la transnacionalización de la política, la economía y la cultura; como una necesidad de “pertenecer” al mismo club de quienes abortaron aquel proyecto de Nación en los años cincuenta. Las células madres, las semillas transgénicas, los satélites financiados por la NASA que contro-lan nuestros recursos, la tecnología nuclear, están lejos de los sentidos de aquella época. Constituyen un modelo de ciencia y tecnología -y por lo tanto

de desarrollo- cuya propuesta es una epifanía positivista, que actualmente se consume en el seno de un capita- lismo transitando su época más oscura. Ingenuo es pensar que, aún resignados, van a dejarnos entrar en el banquete de las grandes ligas. A pesar de ello, con un registro profético del futuro tecnológico, el discurso oficial avizora un mundo culto y emancipado por el apilamiento de notebooks en red y su entusiasmo por el “capitalismo cognitivo”, perfectamente anunciado en la última carroza del Bicentenario. Intenta angelar la ciencia, encantarla como forma de ocultar la ausencia de inocencia en el conocimiento. Ignora que el desarrollo del conocimiento no existe separado de la historia, de los cambios que lo determinaron y por lo tanto de la disputa de poder, de la dominación e incluso de la muerte, de la guerra y del hambre de los pueblos. Se celebra el saber científico como si no surgiera en un lugar y un tiempo determinados y con un propósito definido. No se nos dice que el sen-tido que condujo la investigación de la fisión del átomo fue el desarrollo del arma nuclear; sólo más tarde vi-nieron los isótopos y usos pacíficos de la fisión nuclear. La biotecnología, excusada en la mejora genética, es-conde la inmanente oscuridad de la eugenesia de la naturaleza con sus proyectos genómicos e inventarios de especies existentes o la genética sintética pregonada por Craig Venter; todos pensados desde y por el capi-talismo con el fin de controlar la vida, la evolución y los recursos a través de mecanismos de apropiación de la

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naturaleza. Que no es precisamente el objetivo de mayor bienestar y la erradicación del hambre en el mundo. De hecho, estamos peor, el hambre no se redujo y la lucha por los territorios en el planeta se hace cada vez más feroz.

“Aceptamos el rol asignado por las transnacionales:

proveer recursos no renovables sin medir el costo a futuro de su

saqueo”

La respuesta argentina es moverse en el modelo de globalización; pero

en vez de ser el granero del mundo se aspira a ser la góndola del mundo, emulando en el siglo XXI la versión de la generación del ochenta. Hoy como ayer, aceptamos el rol asignado por las transnacionales: proveer recursos no renovables sin medir el costo a futuro de su saqueo. Ser socios de un modelo de agronegocios basado en tecnología insana y poco segura, que no constituye un proyecto emancipa-dor y soberano sino todo lo contrario. Sólo habría que repasar el Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo de Juan Domingo Perón, (Madrid, 21 de febrero de 1972) para darnos cuenta de qué lejos estamos de preveer el futuro de nuestros hijos.

*Andrés Carrasco. Investigador Principal CONI-CET. Profesor UBA

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Acuciados una vez más por las urgencias que impone la coyuntura, huérfano de un debate aún en débito prospectivo, el bicentenario del natalicio de Sarmiento pasó poco menos que inadvertido. Polémico como pocos, de alguna manera lo mejor y lo peor de quien cultivó discusiones fundacionales y fisuras

hasta hoy jamás saldadas, continúa prevaleciendo en nuestras aulas. Más allá de las anécdotas escolares, la estatura de sus textos sigue brillando en el firmamento de la mejor literatura así como sus ideales de progreso, soporte de sus retrógrados exabruptos racistas, continúan promoviendo adhesiones y querellas. En tanto, su legado magistral

María del Carmen Maimone*

De Sarmiento haciauna educación igualitaria y emancipadora

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opone visiones diferenciadas en torno a un sistema educativo que, en pleno siglo XXI, exige transformaciones estructurales y, por ende, debiéramos estar re/creando de cara al futuro. También bicentenario de la abolición de la esclavitud ¿será acaso el muy próximo Año XIII el más indicado para reunirnos en Asamblea, pluralista y multicultural, para intentar repensar estas cuestiones y así propiciar un nuevo modelo pedagógico que, al tiempo que permita emancipar nuestras aulas, libere del fracaso, la exclusión y el oprobio a los cientos de miles de niños y jóvenes que cotidianamente, todavía hoy, padecen la esclavitud de una incomprensión “civilizatoria” que se traduce en segregación?

“¿Qué porvenir aguarda a Méjico, al Perú, Bolivia y otros Estados sudamericanos que tienen aún vivas en sus entrañas como no digerido alimento, las razas salvajes o bárbaras indígenas que absorbió la colonización, y que conservan obstinadamente sus tradiciones de los bosques, su odio a la civilización, sus idiomas primitivos y sus hábitos de indolencia y de repugnancia desdeñosa contra el vestido, el aseo, las comodidades y los usos de la vida civilizada?(…) Es un hecho fatal que los hijos sigan las tradiciones de sus padres y que el cambio de civilización, de instintos y de ideas no se haga sino por cambio de razas.”

Esto afirmaba en su “Educación Popular” de 1849, el Padre del Aula, Sarmiento inmortal. Pero en nuestro país actual, los descendientes de aquellos sujetos denostados por Sarmiento son mayoría. No todos somos “hijos de los barcos”; especialmente en las escuelas públicas alejadas de la city porteña y sus alrededores más cercanos o en los barrios elegantes que lucen los grandes centros urbanos.

“Con el transcurso del tiempo las sentencias sarmientinas se han

materializado en una forma de agresión

encubierta”

Argentina es mestiza, plurilingüe, multicultural. El estigma de no conformar el “sueño” de quienes a sangre y fuego organizaron la Patria moderna -que masacró indios y puebladas de sur a norte, mientras trazaba estampas parisinas junto al puerto que acumuló riquezas y capitales- por ser integrantes de la extendida franja de “lo otro” subalterno -el “cabecita negra”, el

“paragua”, el “bolita”, el “indio”, los insalvables salvajes- aún persiste como alimento de segregación, tácita cuando no explícitamente, tanto en la clase como en el recreo. Sucede que con el transcurso del tiempo las sentencias sarmientinas se han materializado en una forma de agresión encubierta,

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Temas Nacionales / Causa Sur

desplegada particularmente con chicos pertenecientes a sectores populares. Una población escolar que en las adyacencias de las grandes ciudades de la Argentina, fue irradiando cordones suburbanos a partir de la radicación de sucesivas migraciones internas y de países limítrofes. Es allí donde la marginalidad, la exclusión y el trabajo informal constituyen la norma. Son sus niños y jóvenes que engrosan las estadísticas de fracaso escolar y es a ellos a quienes debemos dedicar nuestros mayores desvelos.

“Son saberes trasmitidos por los mayores en su

educación primera en el hogar. Esa que ocurre en el seno de los lazos

familiares.”

Con penas y sin gloria, aquella pluma enaltecida en los himnos, tanto como el signo de sus espadas, quedaron sepultadas en el pasado. Es más: la palabra por sí no redime, pues ella sólo recobra su dimensión más significativa en tanto exprese la pluralidad de voces que sustentan pensamientos y derraman saberes. Que modelan acciones, sentimientos y diversas formas de vivir. Que trazan genuinas estrategias, así como auscultan cosmovisiones diferentes, exponiendo las peculiaridades de cada una de las distintas culturas que, multiplicando su riqueza potencial

en las aulas, conviven a diario entre docentes y alumnos. Son estos mismos alumnos, pertenecientes a los sectores populares, quienes constituyen una población poseedora de un enorme bagaje de conocimientos desarrollados en el seno de un sistema social y cultural que se distancia del transmitido por la escuela como patrimonio de la humanidad. Son saberes trasmitidos por los mayores en su educación primera en el hogar. Esa que ocurre en el seno de los lazos familiares. Cargada de un fuerte componente afectivo-emocional, tales enseñanzas se revelan en la acción más que en la palabra. De modo que para cimentar en la práctica educativa el ideario que reclama la necesidad de valorar las múltiples opiniones, creencias o prácticas de vida ancladas en esa tan vasta diversidad de culturas que conjuga la Argentina actual, resulta imprescindible fortalecer ese vínculo entre la educación familiar y la educación formal, así el acceso, la generación y el libre usufructo de conocimientos -cual producto social de los pueblos- será exclusiva propiedad de todos. Para ello, obviamente, debemos comenzar por aprender a observar y actuar en consecuencia. Mirar con otros lentes es la clave para comprender el accionar primero y posibilitar la aparición de la palabra de quien la acalla para preservar su identidad. El saber es de todos, sostenía Simón Rodríguez. Anticipaba hace casi dos siglos ese gran Maestro de Nuestra América: “La palabra, como

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el pan, será de todos”. En efecto, esa es la cuestión que nos ocupa. La de procurar una pedagogía cuya puesta en práctica, al tiempo que incorpora los más avanzados aportes provistos por la investigación científica, la creación artística o los últimos prodigios tecnológicos, se sirva de la necesidad de generar espacios en los que todas las expresiones culturales, provengan de dónde sea y sin exclusión alguna, gocen un mismo estatuto de respeto y dignidad para que puedan ingresar y expandirse de igual modo en la escuela.

“El ocultamiento y el ‘parecerse para

pertenecer’ confirman una parte sustancial de las estrategias de

supervivencia”

Es aprendiendo cada una de todas ellas y enriqueciendo así -mutuamente- el contenido de la misión escolar, como cobra sentido último la finalidad de la educación, ya no como insumo de mercancía sino como derecho inalienable de todo ciudadano y obligación ineludible del Estado Nacional.

El ocultamiento y el “parecerse para pertenecer” -dos de los rasgos distintivos de esta población- confirman una parte sustancial de las estrategias de supervivencia habitualmente empleadas por los

alumnos pertenecientes a los sectores populares. A su vez, constituyen -al menos entre los maestros despojados de instrumentos que les permitan su cabal interpretación- uno de los principales obstáculos para tomarlos como herramientas de transformación y hacer realidad las ideas del maestro del otro gran Simón americano, el Libertador Bolívar.

“El despojo, que no es otro que el que cuenta la larga historia de la dominación, ha incorporado como mecanismo el ocultamiento. Este reúne aquellos comportamientos tendientes a no dejar ver fuera de la comunidad todo lo que se aleja del estereotipo de ser social difundido por los medios, validados y sostenidos por la política y el mercado. El enmascaramiento por ocultación que los adultos utilizan como estrategia de supervivencia ante la cultura urbana que los niega, termina siendo reproducido por los chicos en los espacios escolares. Ocultan su identidad porque la situación en que ésta se construye es considerada vergonzante en la propuesta generada por la escuela. (Maimone/Edelstein, 2004)”

“No es posible construir conocimiento sin incluir

la realidad de la vida circundante”

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Temas Nacionales / Causa Sur

Cada aula constituye un espacio propicio para el intercambio de saberes y experiencias, acumuladas durante sucesivas generaciones por cada grupo de pertenencia en particular. Sin embargo, para que tal interacción permita a todos enriquecerse en forma igualitaria, ampliando de ese modo sus respectivos marcos de acción, resulta fundamental que la escuela asigne igual peso de calidad a los saberes y bagajes culturales -específicos de cada uno de ellos- sin subordinarlos a jerarquías hegemónicas en pos de satisfacer las exigencias del sistema dominante. De otro modo, no será posible el intercambio simétrico que se precisa perfilar en favor de la dignidad de nuestros educandos, por cuanto en su lugar volverán a reproducirse las experiencias de sometimiento y exclusión del pasado que, a pesar de los buenos deseos y las proclamas ministeriales, aún pervive en un muy significativo número de establecimientos educacionales.

Habrá que dar vuelta la hoja, como sugiere la pedagoga Estela Quintar al consignar que “no es posible construir conocimiento sin incluir la realidad de la vida circundante”. Se trata de otro punto de partida al que añadimos un eje esencial: No hay enseñanza válida sin sujeto de aprendizaje. Sin él y sin la realidad como dispositivo para poder transformarla -tal como enseña ella- no hay posibilidad de construir conocimiento. Sucede que “la relación sujeto-sujeto implica que se replantee la visión de objeto-conocimiento

en el Sistema Educativo: se da el aprendizaje cuando el educador recupera y reconoce al educando que tiene enfrente, cuando conoce sus expectativas vitales y las necesidades de su realidad cotidiana. El aprendizaje tiene significado cuando la práctica docente parte de esas realidades. Cuando se genera un vínculo entre el sujeto-conocimiento, tal relación se convierte en un antídoto contra la lógica del mercado impuesta en lo público y la producción de violencia sutil y cotidiana, recuperando el sentido (razón de ser) en la relación sujeto-sujeto”. La pregunta clave es cómo contribuir desde la enseñanza, a desplegar la potencialidad de estos sujetos, sin que pierdan su identidad en el camino.

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` Democratizar el sistema educativo requiere “brindar una educación de calidad al conjunto de los habitantes, reformular en profundidad las bases conceptuales y la aplicación de los métodos pedagógicos y didácticos, al tiempo de promover una formación docente altamente calificada”.

“Significa formar mentes lúcidas y no memoristas

papagayos”

Eso demanda la socióloga Alcira Argumedo, para quien -siguiendo a Simón Rodríguez- resulta de fundamental importancia que la escuela provea aquellas herramientas de aprendizaje que a todo educando le permita ejercer un pensamiento creativo, bien dispuesto para percibir con mayor amplitud las propias circunstancias y así poder actuar sobre ellas. Lo que en otros términos significa formar mentes lúcidas y no memoristas papagayos; personas que posean un conocimiento relacional, abarcador, flexible; capaces de abordar la complejidad de los procesos y comprender el sentido de los cambios en curso. “Las formas avanzadas de organización de los procesos de trabajo -que requieren flexibilidad técnica y polivalencia funcional de los trabajadores, junto con la constitución de círculos de calidad organizados por medio de la cooperación y el intercambio de

saberes -apunta Argumedo- marcan el anacronismo de la competencia individualista como valor”, tanto en el plano educativo como en el del futuro desempeño laboral de los niños y jóvenes educandos de hoy.

Formar mentes creativas implica, entonces, la dotación de al menos dos condiciones de valor que cuestionan la impronta disciplinadora del sistema escolar: La necesidad de impulsar de modo sistemático los lazos de solidaridad y cooperación recíproca -el trabajo en equipo- a fin de recuperar el potencial del pensamiento plural y la acción colectiva, cual recurso cognitivo orientado a la búsqueda de soluciones virtuosas a partir de un aprendizaje conjunto. Es decir, desarrollando un enfoque absolutamente opuesto a los planteos pedagógicos que privilegian el individualismo competitivo, lo cual supone que “cada uno ha de sobrevivir, no con el concurso de sus semejantes, sino a costa de ellos” (Simón Rodríguez). La utilización del desocultamiento como estrategia de enseñanza en diversas experiencias realizadas entre 1998 y 2007 en escuelas que atienden a alumnos de sectores populares demostró que, al dignificar sus identidades, la enseñanza oficial dejó de ser una agresión para convertirse en un enriquecimiento de esas identidades. Los resultados fueron contundentes: los alumnos logran desarrollar sus funciones cognitivas; se produce retención con aprendizaje; es posible avanzar en el programa de estudios (enseñar más que antes); se solucionan los problemas de violencia;

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Temas Nacionales / Causa SurTemas Nacionales / Causa Sur

los alumnos participan de las clases y se enriquece la relación con las familias.

Es el docente quien debe implementar la estrategia. Quien debe recuperar y mostrar que los saberes construidos por cada comunidad pueden transformarse en conocimientos validados por la enseñanza escolar. Sin embargo, cabe preguntarnos ¿cómo lograrlo si los mismos alumnos los ocultan? Una primera cuestión es comenzar por saber quiénes son ellos, los sujetos de la enseñanza/aprendizaje. Cuál es la realidad circundante del alumno, cuáles sus expectativas, qué cosas podemos aprender de cada uno de ellos. Toda familia posee una historia que le es propia, ciertas formas de hacer, de sentir y de ver que transmite a sus descendientes. Si cada uno piensa qué componentes de su propia identidad provienen de esa transmisión familiar, se dará cuenta cuánto de sí mismo es parte de ese relato familiar. Saber que las familias son santiagueñas, tucumanas o salteñas, nos remite a una geografía, a una fauna y una flora que, lejos de constituir solo parte de un paisaje, han sido transformados, transitados, utilizados de una forma u otra en tiempos particulares. Cada uno remite a una lengua con la cual nombrar, expresar pensamientos o exponer sentimientos.

Una raíz quichua se diferencia de otra guaranítica o qom. Matrices todas ellas que, aún negadas ante los demás, continúan cobrando vigencia

al ponerse en práctica el principio reciprocitario o al utilizar aquellas yerbas que curan, en las distintas formas de alimentarse o en tributo a los seres imaginarios que dan sentido al mundo, en el experto desplazamiento sobre el territorio conocido o bien -de acuerdo a los parámetros internacionales de Frascara para medir estadios de desarrollo científico/tecnológico- en el conocimiento de quién sabe qué, quién sabe cómo y quién sabe dónde, en su respectiva comunidad. O sea, aquellos tres de los componentes que Ricardo Ferraro define como esenciales para el desarrollo económico de las sociedades más avanzadas.

“Recuperar los ojos de los sujetos que están enfrente,

mirándonos”

Mostrar es el punto de partida para emprender un nuevo diálogo educativo. Mostrar que se conoce y se valora el conocimiento del grupo cultural

-saberes de carácter adaptativo que se presentan como otra forma de ser, hacer y sentir- trazando un puente de entendimiento mutuo con aquellos otros que han sido seleccionados como valiosos por la escuela. A partir de esa mostración podrán arribar las preguntas, las interrogaciones enriquecedoras, las indagaciones fecundas; porque cuando las familias y los alumnos observan que el otro, en este caso un docente que representa a la cultura hegemónica, se ha tomado la

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“molestia” de conocer de qué se trata su cultura y la “escribe en el pizarrón”, recién ahí sí puede quedar inaugurado el esperado diálogo de ida y vuelta, ya que es la propia Escuela la que ha dado el primer paso: el de reconocer en el otro a un interlocutor válido. Se trata, como sostienen Hugo Zemmelman y Estela Quintar, de “recuperar los ojos de los sujetos que están enfrente, mirándonos”. De legitimar la realidad como anclaje para pensar el mundo con el otro y de hacer uso crítico de la teoría desde nuestro propio contexto.

Dignificar al sujeto de la enseñanza, validando sus saberes y potenciando el valor de sus genuinas prácticas culturales es pues -en clave de síntesis final- la llave que, de ser homologada en la práctica docente, nos facilitará el acceso a un universo tan desconocido como ubérrimo en connotaciones aleccionadoras: el de la mayoría de nuestros alumnos y sus familias en el superpoblado segundo y tercer cordón del Gran Buenos Aires, en La Quiaca o en Pilcaniyeu, en las afueras del Gran Rosario o en alguna escuelita de Guaymayén. O bien, en todo aquel lugar donde nuestra mirada alcance

para comprender la fecundidad de un legado subterráneo, que emerge a la luz toda vez que nuestros alumnos

“más calladitos” -los “negritos”, los que fracasan, los excluídos, los que el sistema expulsa- toman con sus propias voces la palabra que, en tanto divorciadas del rol “civilizador” que aún propone el sistema educativo actual, fueron o son por tanto tiempo mutiladas, impugnadas o silenciadas por la cultura escolar.

Fuentes:

Argumedo, A. 2001: “Argentina: los desafíos de un nuevo tiempo histórico”, en: Ciudadanos. Revista de crítica política y propuesta. Ediciones FAI Corregidor, año 2, Nº 2, verano 2001.

Argumedo, A. 2011: “Extracto de la conferencia de cierre del Segundo Encuentro de equipos de trabajo en interculturalidad y Primer Encuentro de estudiantes interesados en la interculturalidad:

“Cultura, identidad, etnia, clase social, sectores populares. Tensiones en sus construcciones como conceptos en los proyectos de educación”. Universidad Nacional de Luján, 22, 23 y 24 de septiembre de 2011.

Castillo, D.: Utopía y comunicación en Simón Rodríguez. Editorial Belén, Quito 1987.

Ferraro, R.: “Know- how, Know-why, Know-what, Know-who” en Empresar, Año III, Nº17, Abril 2000.

Maimone, M del C. y Edelstein, P.: Didáctica e identidades culturales. Acerca de la dignidad en el proceso educativo. Editorial La Crujía, Buenos Aires. 2004.

Rivas Díaz, J.: “Pedagogía de la dignidad de estar siendo”, entrevista con Hugo Zemelman y Estela Quintar, en Revista Interamericana de educación de adultos; CREFAL, México 2005. Sarmiento, D. F.: 1849 De la Educación popular; Imprenta de Julio Belén y compañía, Santiago de Chile.

* María del Carmen Maimone: Licenciada en Ciencias de la Educación. Docente de la Universidad Nacional de Luján.

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El embargo de la Fragata Libertad, retenida desde el 2 de octubre en el Puerto de Tema en Ghana a solicitud del fondo de inversión NML -uno de los tantos buitres que compraron bonos de la deuda externa- da cuenta de una grave torpeza por parte de los funcionarios de distintos Ministerios. A pesar de algunas advertencias des-conocieron el riesgo de afrontar esa medida, en tanto los fondos buitres tienen todavía en sus manos unos 11.000 millones de dólares en bonos que están en default desde el 2001: el

Por Alejandro Olmos Gaona*

Fragata Libertad: Los buitres contra la soberanía nacional

gobierno nacional se ha negado reite-radamente a auditar la deuda pública e impugnar los créditos fraudulentos, limitándose a acciones defensivas; en consecuencia, cualquier tenedor de bo-nos puede afectar bienes de la Argen-tina que se encuentran en el exterior,

“Los bonos en posesión de los fondos buitres

fueron emitidos durante el decenio de los noventa”

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El conflicto sobre la legitimidad del embargo o su supuesta ilegalidad, está ceñido a diversas disposiciones del derecho internacional, muchas de las cuales pueden ser materia de diferentes interpretaciones a favor o en contra de la medida cautelar. En su artículo 95, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar establece la inmunidad de los buques de guerra que se encuentren en alta mar, mientras el artículo 32 determina genéricamente la inmunidad de los buques: una mirada superficial permitiría evaluar que esta normativa es suficientemente relevante para reclamar que la Fragata Libertad sea desafectada y pueda con-tinuar su navegación. Sin embargo, en lo referido a la cuestión de las inmuni-dades, no existe una norma de derecho internacional explícita que proteja a las embarcaciones no afectadas a fines militares, si el propio Estado no garan-tiza su salvaguarda o renuncia a las inmunidades que podrían protegerla.

Los bonos en posesión de los fon-dos buitres fueron emitidos durante el decenio de los noventa, a partir del Plan Brady en 1992 y tienen una cláusula explícita de renuncia por parte del gobierno argentino a plantear la defensa de inmunidad soberana. Esta renuncia del Estado es total y sólo se excluyen las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, los activos existentes en la Argentina y los bienes que se encuentran fuera del país afectados a un servicio público esencial: durante esos años, en ningún caso se excluyó a los buques comer-ciales o de guerra de la renuncia a la

inmunidad. Como una evidencia más de la subordinación a los bancos y a los capitales especulativos extranjeros, el país se sometió a la aplicación de la Ley de Inmunidades Soberanas de los Estados Unidos -Foreign Sovereign Inmmunity Act- de 1976 y a la Ley de Inmunidad de Estado de Gran Bretaña -State Inmunnity Act- de 1978, que supone admitir la jurisdicción de los tribunales de esas naciones si se declara que los actos celebrados no son actos soberanos, sino comerciales y sujetos al derecho privado. Además, Argentina pactó que la renuncia a oponer la defensa de inmunidad so-berana era irrevocable no sólo en el momento de la emisión de los títulos, sino que se aceptaría la continuidad de su vigencia aunque alguna norma posterior determinara lo contrario.

Toda la estructura del Plan Brady impuesta a los países latinoamericanos con el propósito de promover una descomunal transferencia de recursos públicos a partir de 1992, contó con cláusulas de renuncia a la soberanía y los gobiernos las aceptaron sin ob-jeción alguna, incluidos los abogados defensores del Estado: en América Latina, una de las pocas excepciones fue la del Procurador del Estado de Ecuador, Dr. Bertini Arbelaitz, que se negó a convalidar la renegociación de la deuda externa ecuatoriana en el año 2000, debido a la existencia de cláusu-las que contrariaban el interés nacional.

Estos criterios duramente lesivos para los intereses nacionales, se mantuvieron invariables y cuando en

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Temas Nacionales / Causa Sur

marzo del 2004 el presidente Néstor Kirchner emitió el primer decreto de restructuración de la deuda pública, ratificó la renuncia a oponer la de-fensa de inmunidad soberana sobre

“bienes del Estado Nacional”, según el Art. 8 del Decreto 319/04. En una norma posterior, mediante el decreto 1735 de diciembre del mismo año, resolvió excluir de la renuncia a la inmunidad a los bienes asignados al uso militar. No obstante, ambos decretos están referidos a los títulos públicos emitidos en el marco de la restructuración de la deuda realizada en el año 2005 y no tienen relación con los bonos ejecutados por los fon-dos buitres, que continuaron siendo protegidos por una renuncia más general y sin salvaguardas específicas.

“En Argentina se reitera

una tendencia a omitir los nombres de los

responsables”

Cabe remarcar que las renuncias a la inmunidad de nuestra soberanía contaron invariablemente con la conformidad de los distintos Procura-dores del Tesoro, quienes la estimaron procedente en sus dictámenes; llegán-dose en el caso de los Bonos Brady al extremo que el dictamen firmado por el Procurador Alberto García Lema el 7 de abril de 1992 en Nueva York, fue redactado íntegramente por los abogados de los bancos acreedores J.P. Morgan y Citibank. En este caso

en particular -como una manifestación más del coloniaje mental- se llegó a reconocer en la nota oficial que el Procurador argentino desconocía la legislación de los Estados Unidos en estos temas, pero confiaba ple-namente en las indicaciones brin-dadas por los abogados de ese país Cleary, Gottlieb, Steen y Hamilton: precisamente quienes fueron y son actualmente abogados y asesores de acreedores de la Argentina, pero asimismo fueron y son actualmente abogados del país, contratados en su momento por el ex presidente Kirchner

Como en Argentina se reitera una tendencia a omitir los nombres de los responsables, debemos mencionar que, desde la dictadura hasta la actualidad, quienes autorizaron las renuncias a la inmunidad soberana y sus prórrogas fueron Jorge Rafael Videla, Roberto Viola, Leopoldo Galtieri, José Mar-tínez de Hoz, Guillermo Klein, Raúl Alfonsín, José Luis Machinea, Juan Sourrouille, Carlos Menem, Domin-go Cavallo, Daniel Marx, Roque Fernández, Fernando de la Rúa, Roberto Lavagna y Néstor Kirchner, entre otros protagonistas de estos sucesivos gobiernos. Así, en el caso de la deuda externa argentina existe una continuidad estructural en la re-nuncia a la inmunidad, en tanto todos los títulos emitidos a partir de 1976 contienen dicha cláusula, que además se reiteró en la instrumentación de las sucesivas operaciones vinculadas con el endeudamiento y fue autorizada por diferentes decretos del Poder Ejecu-tivo Nacional. Al respecto debemos

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CAUSASUR

reivindicar la digna actitud política del primer Ministro de Economía del al-fonsinismo, Bernardo Grinspun, quien en una batalla despareja cuestionó las presiones y condicionamientos del FMI, que finalmente lograron imponer-se a la Argentina luego de su renuncia.

“Este verdadero Estatuto

del Coloniaje supera largamente el espíritu del Pacto Roca-Runciman”

Es sabido que para la legislación anglosajona -Ghana es miembro del Commonwealth- los pactos entre partes su ubican por encima de la ley y deben cumplirse, de acuerdo con el principio de la autonomía de la volun-tad. En el caso argentino, la aceptación de estas normas y la renuncia a la soberanía en todas las emisiones de bonos públicos de la deuda externa, se completó con el reconocimiento de la prorroga de jurisdicción en favor de los tribunales de Londres y Nueva York, desconociendo la tradicional doctrina argentina basada en el prin-cipio que las controversias debían de sustanciarse ante nuestros tribunales. La dictadura cívico-militar de 1976 modificó el artículo 1° del Código Pro-cesal Civil y Comercial, por la cual se estableció la prórroga de jurisdicción a favor de tribunales extranjeros en litigios vinculados con temas que afec-tan intereses nacionales. A partir de entonces nuestro país quedó a merced

de jueces de naciones acreedoras que invariablemente fallaron en contra de los derechos de la Argentina, como ocu-rriera en el caso Weltover en 1992. (1)

Como complemento de este ver-dadero Estatuto del Coloniaje -que supera largamente el espíritu del Pacto Roca-Runciman durante la Década In-fame- en septiembre de 1994 el gobier-no argentino adhiere al Convenio sobre Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y Naciona-les de Otros Estados-CIADI, que había sido adoptado en Washington en 1965 como parte del proceso de expansión de las corporaciones transnacionales a nivel mundial iniciado años antes. Tal adhesión significó prorrogar la compe-tencia jurisdiccional de la Argentina en favor de ese organismo que, bajo el control del Banco Mundial, hace las veces de tribunal arbitral al cual recurren las empresas extranjeras para resguardar sus intereses. El CIADI ha sido diseñado con el fin de brindar seguridad jurídica a los flujos de in-versiones internacionales en los países receptores, garantizando un respaldo destinado a mantener estáticas las condiciones económicas, legislativas o tributarias en que tales inversiones fueran realizadas -incluyendo los ca-sos de dictaduras militares genocidas o gobiernos corruptos amigos- y el pago de indemnizaciones acorde con sus expectativas, que son de cobro compulsivo. Los fallos revisten ca-rácter definitivo, son de cumplimiento obligatorio y ejecutables en cualquier país donde la parte condenada tenga bienes. Si no se abandonan estos cri-

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Temas Nacionales / Causa Sur

terios de subordinación neocolonial, los capitales financieros especulativos, los fondos buitres y los bancos que han lucrado inescrupulosamente con una deuda externa odiosa y fraudu-lenta, continuarán ejerciendo acciones judiciales contra el país y afectando sus bienes Los amparan las cláusulas ofensivas contra la dignidad nacional de los títulos de deuda y los decretos de gobiernos que en la política de ne-gociar el endeudamiento no vacilaron en comprometer nuestra soberanía.

Notas:

1.- En el caso Weltover contra la Argentina se impuso una ejecución de bonos externos, mientras el Estado planteó que se trataba de una deuda sobe-rana y en razón de ello no correspondía dar curso a dicha acción. En un fallo del 12 de junio de 1992, la Corte Suprema de los Estados Unidos rechazó la pretensión argentina, sosteniendo que cuando un Estado emite bonos de deuda realiza operaciones de carácter comercial y sujetas al derecho privado: son actos jurídicamente denominados jure gestionis, en razón de lo cual no es posible oponer ninguna defensa de inmunidad.

*Alejandro Olmos Gaona. Historiador. Asesor del presidente Rafael Correa de Ecuador.

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Entrevista a Diosnel Pérez

Nacido en Paraguay, Diosnel Pérez, comenzó a trabajar la tierra recolectando tomates en Itauguá y ahora lucha por ella en la Argentina. Llegó a Buenos Aires en los albores de la democracia alfonsinista allá por 1984, como aprendiz de pintor.

Desde entonces, este personaje de voz amable y de una ética irreprocha-ble, adoptó como su lugar al barrio de Lugano. Allí conoció a su compañera Viviana García y tuvo a sus cinco hijos. El estallido de la crisis neoliberal del 2001 produjo un quibre en su vida y lo

convirtió en un luchador social. Hoy es un referente del Frente Popular Darío Santillán y Secretario de Promoción Social de la Junta Vecinal de la Villa 20.

En la entrevista con Causa Sur, Diosnel nos relató su experiencia de lucha y la situación vivida durante el conflicto de tierras en el Indoame-ricano. Además, denuncia que el

“Cementerio de Autos”, ubicado en ese barrio de emergencia es cau-sante de enfermedades que afectan a los vecinos y a sus propios hijos.

Por Guillermo Celaya* / Juan Pablo Olsson*

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Voces / Causa Sur

Voces

- Tu caso es uno más de la me-todología de criminalizar la protesta social: recuerdo por lo menos una causa que te armaron por la toma del Parque Indoamericano. ¿Cómo está ahora tu situación procesal?

-La verdad es tal como dijiste. Las causas que “me armaron”, porque para nosotros no es más que una persecu-ción política, es la criminalización de la protesta social. Nos están indagando, procesando por el Indoamericano. Supuestamente nosotros fuimos el res-ponsable principal, los organizadores de la toma. No fue así. Como com-pañeros de lucha de organizaciones sociales, vimos que había gente que necesitaba cosas y nos acercamos y les ofrecimos ayuda. En ese momento yo era presidente interino de la Villa 20 y era gente de la Villa 20 la que fue a ocupar el Indoamericano. Me dijeron:

“Mirá Diosnel, nosotros sabemos que ahora sos el presidente interino y no-sotros estamos en la ocupación porque necesitamos un lugarcito donde hacer nuestra vivienda.” Entonces les dije que estaría con ellos donde pueda y me necesiten. Y eso fue lo que hice. Primero como militante social y luego como presidente interino de la Villa 20. Ellos me plantearon que querían que yo fuera su vocero en cualquier reunión que saliera con funcionarios. La primera reunión que se hizo en la Casa Rosada estuve, quedó en cuarto intermedio y después fuimos el sábado, que también quedó en cuarto inter-medio y no se resolvió nada. Incluso, la jueza Nazar se recusó ella misma

diciendo que no hubo delito, que era una protesta social o un reclamo social. Pero ¿qué pasó? La fiscal Claudia Bargia y el otro Fiscal General de la Ciudad, la apretaron para que revea sus palabras. Tuvo tanta presión que no le quedó otra que decir “Yo me voy a recusar de la causa”, pero la dejó abierta. Si un juez ve que no hubo delito ¿por qué no cierra la causa? Vamos a ver cómo sigue este año. También tenemos problemas porque están procesando a Patricia, la legis-ladora… A Vilma Ripoll… También está procesado un compañero del Polo Obrero. Legisladores que fueron a dar una mano y terminan procesados por corte de vía pública. Así es que nuestro procesamiento y el de los compañeros que estuvimos fue armado. Igualmente de algunos no diría que son compa-ñeros militantes sociales; porque ac-tuaron como punteros políticos pagos del oficialismo y cuando se ocupó el Indoamericano vinieron como

“seguridad” de Schoklender para que no se ocupen las viviendas que están construyendo en Los Piletones. Los primeros aprietes que los compañeros, inclusive mi señora, tuvieron fueron de parte de ellos. Uno salió de los edi-ficios, sacó un arma y les dijo: “salgan de acá porque los cagamos a tiros”. A mí también me apretaron siete tipos con pistolas en la mano. Me dijeron

“hijo de puta, ya son cuatro veces que te salvas, y de esta también vas a salir, pero va a ser la última. Dejá de hin-charnos las pelotas”. Yo les pregunté a quién le hinchaba y me respondieron:

“A nosotros…y estamos podridos de vos…”. Era un 24 de marzo.-

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- Es fuerte la imagen que narrás de un 24 de marzo.

-Sí, fue el 24 de Marzo de 2006. Ellos estaban marchando, a las 12 me pasó esto y a la hora me vestí y me fui a la marcha. Se lo comenté a los compañeros y en el acto principal se hizo mención. Después le pedimos una audiencia a Schoklender y fuimos con dos compañeros más del Frente y le planteamos lo que me hizo su “se-guridad”. Y él me dijo: “Mirá Diosnel, yo te planteo una cosa, yo te doy un puesto, te pago un sueldo que nunca vas a ganar, sin hacer nada eh…” Uno de los compañeros le respondió que yo no había ido a buscar un puesto, que soy militante del Frente Popular Darío Santillán… Y yo le dije: “por ahí el compañero se me adelantó pero la mis-ma respuesta te iba a dar yo; no vine a buscar trabajo, solamente vine a plan-

tear las cosas que están pasando.... Cuando se hizo la toma de la manzana 30, viniste y te comprometiste que no ibas a trabajar nunca fuera de las organizaciones sociales y te pusiste a trabajar con el más nefasto de la villa”

Ese tipo también cuando iba a presentarse como presidente, vino a ofrecerme ir como su vice y a cambio me terminaba la loza en una semana. Enfrente vivía una familia con cuatro hijos que no tenía piso, nada, purgaba agua y a los chicos les agarraba pulmo-nía, estaban todo el tiempo enfermos. Entonces yo abrí la puerta y le dije:

“Yo estoy de acuerdo, en una semana me terminás la loza, ¿y estos vecinos, estos chicos?” Sale y me dice: “¿Y a vos qué carajo te importa? ¿o vos te pensás que a esa gente le preocupa lo que te pasa a vos?” Podría ser que no, pero a mí me preocupa. Y no fueron 80

solamente ellos y Schoklender, todos los funcionarios te llaman y te dicen:

“Mirá ché, por qué no venís solo, vamos a arreglar”. Pero yo no estoy buscando una posición económica para mí, sino para toda la gente, vivienda digna, vivir dignamente, que tengamos agua en verano y luz en invierno.

- ¿Cómo es la relación con Madres ahora que Schoklender se fue?

-Sigue igual. La verdad que no cambió nada. No creo mucho cuando dicen que no estaban enterados de todo esto. Por ahí puede ser, pero…

- Había escuchado en su momento que dijiste… “Primero nos ilusiona-ron y después nos fusilaron” con relación a lo del Indoamericano.

-Nos ilusionaron con el proyecto de que iban a dar títulos a los que estábamos en la Villa y asentamientos y a menos de un mes nos fusilaron a tres compañeros. Después de la ocu-pación del Indoamericano, Nación y Ciudad hicieron una conferencia de prensa, donde anunciaron que iban a poner un peso cada uno y que en 120 días se iba a solucionar el problema habitacional. Ya pasó un año. No sé cómo cuentan los días ellos, porque un año tiene 365 días y no se solucionó nada. De las promesas ya estamos can-sados. Tenemos una ley desde 2005, la 1.770 de Urbanización de la Villa 20 y todavía no se cumplió. Cómo van a pensar que les íbamos a creer que en 120 días iban a solucionar el problema habitacional, si en 6 años que lleva

esta ley nadie le dio pelota, ni tampoco limpiaron el cementerio de autos.

-¿Es el cementerio de autos otro tema central en el barrio?

-Si, porque nos está contaminando con plomo. El cementerio de autos era enorme, después se fue achicando, pero la tierra sigue contaminada y la napa se sigue contaminando. El agua que estamos tomando está contamina-da con plomo, eso está probado. ¿Por qué? Porque acá no hay un trabajo del Estado. La instalación de agua, la instalación de luz la hacemos los vecinos. El agua es corriente, pero hay caños que a veces los vecinos mismos no enroscan bien, se pinchan, le ponen goma, y entonces la napa va entrando en el caño y contamina toda el agua. Antes de ayer mi nieto de un año fue a sacarse sangre por el tema del plomo. Mi hijo también está contaminado desde 2007 y a él cada tanto le agarran convulsiones. Y ahora tengo a mi nietito. Lo que está haciendo el Estado es abandono de personas, está contaminando con plomo al 40% de los chicos. Y nadie se encarga de solucionarlo. Nosotros le planteamos a la UGIS (Unidad de Gestión e Intervención Social) que se podía mandar una cuadrilla de plome-ros para que hagan bien la instalación. Y ellos nos preguntaron por qué si sabemos que el agua está contaminada la seguimos tomando. ¿Qué quieren, que vayamos a comprar agua mineral? Si no tenemos para darle de comer a nuestros hijos. Nunca te plantean una solución, se lavan las manos, que no

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se puede, que no hay presupuesto.

-¿Hay algún tratamiento para la contaminación con plomo?

-No, no hay tratamiento. Lo único que nos dicen los médicos es que tenemos que salir de acá para no seguir enfermando. Y nosotros lo que planteamos es que limpien, que saneen la tierra y saquen el cemen-terio, así se acaba la contaminación. Porque ¿A dónde vamos a ir 40.000 habitantes? Que el Estado venga y sanee la tierra, esa es la solución.

- Ahora se suma además el Polo Farmacéutico ¿Qué opinas al respec-to?

-Es complicado. Ahora aparece un polo farmacéutico que también sabemos que es contaminante y que se suma a la gran contaminación que ya tenemos, porque estamos cerca del Riachuelo, tenemos el arroyo Sildañe al que vienen todos los desechos de Mataderos, que cruza por abajo de donde se va a poner el polo farmacéu-tico, tenemos el cementerio de autos y la contaminación del medio ambiente mismo. El primer ingeniero que vino a verificar si el polo contaminaba, presentó una nota y dijo que sí. ¿Qué hizo el Gobierno de la Ciudad? Lo separó del puesto y trajo a otro que dijo: “no, no, no, con la tecnología de ahora no es más contaminante”.

Además el polo va a tener su propio abastecimiento de agua y de luz, mien-tras nosotros no lo tenemos. Con este

polo farmacéutico nos vamos a quedar sin agua. Y ahí la gente va a salir y a hacer una manifestación muy grande, porque mientras haya un chorrito de agua en la canilla, la gente no se mueve, tiene mucha paciencia. Por eso a veces no le entiendo al gobierno cuando se queja. La gente tiene la paciencia del mundo, pero llega un momento que explota, porque si no, no puede seguir viviendo. Todo el mundo tiene derecho a tener una vivienda digna. Por ese tema estamos trabajando con los compañeros. Y también vamos a empezar a hacer un laburo con el em-padronamiento de los extranjeros. Yo me empadroné tarde, para poder votar, para elegir nuestro jefe de gobierno, nuestros legisladores, porque siendo extranjeros podemos. Nosotros le decimos a la gente que puede ser legis-lador también un compañero de la villa, ¿por qué no? Hay mucha gente acá que está capacitada. Desgraciadamente, te digo, a mi me ofrecieron pero no pude, porque no estaba empadronado.

- Volviendo al tema del Indoameri-cano y a tu situación como procesado. ¿Qué opinás de la Ley Antiterrorista con esas figuras tan ambiguas que pueden llegar a permitir que por una acción similar, además de estar pro-cesado, te consideren un terrorista?

-La verdad es que nosotros ya veíamos que se venía algo raro, como esta ley, que es una ley para que las organizaciones sociales luchen me-nos. Esta ley antiterrorista viene por nosotros, por todos los que estamos en una lucha popular. Yo te digo, esta

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vez me procesaron por organizar una toma, ocupar un espacio público, y ahora con esta ley ya va a ser más complicado. Si bien está aprobada, nosotros vamos a luchar para que se vuelva para atrás. No nos vamos a quedar con los brazos cruzados, vamos a seguir luchando para que nuestros hijos puedan vivir dignamente.

-¿Cómo analizan las nuevas formas de propiedad y el acceso a la vivienda digna? ¿Lo están analizan-do como un problema individual o colectivo?

-El Frente Darío Santillán tiene la cooperativa que está capacitando compañeros para hacer viviendas. Lo principal es conseguir la tierra, conse-guir la vivienda digna, conseguir que se urbanice la villa y que se termine el hospital para Lugano y, sí se puede, luchar para que no se construya el Polo Farmacéutico. Esos son nuestros ejes principales y los vamos a trabajar todas las organizaciones sociales de la Villa 20 juntas, que son siete y ya llegamos a un acuerdo. El año que viene, todas las organizaciones que estamos en la Villa 20 vamos a luchar por estos temas y también por el mejoramiento del CESAC 18, para que trabaje de lunes a lunes. Porque el hospitalito de Macri trabaja de lunes a viernes. Nosotros no nos podemos enfermar sábado y domingo. Cuando Macri vino a inaugurarlo, había dos ambulancias nuevas y trajeron del Hospital Santojanni todos los aparatos. Pero, en cuanto terminó la inaugura-

ción, se llevaron todo de vuelta en un camión. Nosotros lo denunciamos, salió en el programa de CQC. También nos enteramos que había dos salas de Rayos X, pero las paredes no estaban aplomadas. Tuvieron que desarmar todo para aplomarlas porque si no salía por todos lados la radiación. Y eso lo conseguimos nosotros con la lucha.

-¿Qué visión tenés de estos próximos años y la posibilidad de un cambio?

-Nosotros pensamos que tenemos que tener un cambio, un cambio real, no de personajes. Un cambio político. También tenemos que llevar la política social a la legislatura y al Congreso. Macri decía “si se quiere se puede” pero él no quiere solucionar. En ese sentido, no tenemos esperanzas de Macri ni tampoco de Cristina que vayan a mejorar la situación que esta-mos sufriendo. Vamos en caída libre. El discurso de Cristina está muy lindo, pero nuestra situación sigue empeo-rando y ahora estamos sufriendo más porque se procesa a los luchadores so-ciales. Hay que apuntar a una política más justa, más social y que de verdad haya un gobierno más democrático y social que alce las banderas de los derechos humanos. Desde el gobierno de Néstor hasta Cristina, fallecieron un montón de compañeros militantes. Acá en diciembre pasado mataron a 3 compañeros. En Jujuy también a tres. En Formosa, en todos lados hubo muertos, en todas las luchas por pedir una vivienda digna. Para nosotros el

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gobierno de la presidenta no es un gobierno popular. ¿Julio López dónde está? Un desaparecido en esta supuesta democracia. Hay gente desaparecida. Muchos compañeros nuestros, muchos chicos de la villa por el “gatillo fácil” ¿ellos no tienen derechos humanos?

O mismo lo que nos tocó a mis hijos y nietos que se están contaminando con plomo. ¿Cómo puede ser que yo traje sano a mi hijo al mundo y por culpa de un auto abandonado que puso el gobierno, se me está enfermando?

*Guillermo Celaya: Abogado*Juan Pablo Olsson: Sociólogo. Documentalista.

Teatro y política: nuevos horizontes de interpelación

A propósito de la duda, el espectá-culo que hicimos con Daniel Fanego en el año 2000 y que dio origen a Teatro x la identidad, surgió de la necesidad de acompañar desde la escena la lucha de las Abuelas de Plazo de Mayo por recuperar a sus nietos apropiados por la dictadura militar. La repercusión que tuvo en su momento - así como

la del ciclo que inauguró, que se viene repitiendo con la misma convocatoria de público desde hace más de diez años - se debió sin duda a la coinci-dencia entre aquella necesidad y una urgencia social. Eran los tiempos en los que campeaba la impunidad de los crímenes de lesa humanidad, merced a los indultos del menemismo, y una

Patricia Zangaro*

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crisis económica y social que esta- llaría en diciembre del año siguiente. Teatro x la identidad no sólo contribuyó con la búsqueda de verdad y justicia de los organismos de derechos humanos sino que propició un debate ideológico en el interior de la comunidad teatral sobre la naturaleza, la posibilidad y la pertinencia de un teatro político en la Argentina en un período fuertemente signado por el discurso postmo- derno que, como señalara Jameson, constituye la apoyatura cultural del capitalismo tardío, el cual, a través de sus recetas neoliberales, devastó la economía del país y hegemonizó la cultura con su relato sobre el fin de la historia, la muerte del sujeto y la consecuente imposibilidad de toda transformación. Una ley no escrita pareció regir el teatro de los años ‘90 legitimado por los cenáculos dominantes: “el teatro sólo debe

preocuparse por la forma porque esesencialmente inútil”. Recuerdo una reflexión de Peter Brook, publicada por el diario El País, que aparentaba dar razón a los cultores de lo inútil, aunque con una salvedad perturbadora:

“Pienso que hay momentos concretos, en sociedades concretas, en los que la opresión es tal que la manera más directa de resistir es hacer un teatro so-bre problemas concretos con el único fin de provocar una rebelión. Pero en el momento en que esa situación pasa, y llegamos al teatro burgués hecho para gente libre y más o menos acomodada, puede producirse algo que para mí es horrible: un grupo de actores, autores y directores escénicos con actitudes de superioridad hacia el público, que miran al patio de butacas y piensan:

‘Escuchadnos, porque estáis equivo-cados y os vamos a explicar por qué’” Luego de una década de saqueo e

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impunidad, la realidad argentina del año 2000 poco tenía que ver con la sociedad libre y acomodada de la que hablaba Brook. En una situación tan lejana del bienestar “burgués” en el que viven teatristas como Peter Brook, la afirmación sobre la inutilidad del arte, lejos de propiciar un teatro

“despolitizado”, cobra una dimensión política inquietante. En un artículo reciente, cité las palabras de Bernard Dort a propósito de la relación entre teatro y política. Si la política designa

-recuerda Dort - todo aquello que tiene que ver con los asuntos públicos y el teatro es, ontológicamente, un hecho público, ya que sólo existe en virtud de un pacto fundante entre actores y espectadores, se podría postular que el teatro es, por naturaleza, político.

“Lo importante en el teatro es la re- lación sala-escena. Esos dos espacios, en efecto, se estructuran entre sí: la escena hace la sala y la sala hace la escena. (…) La dimensión política del teatro nace aquí.”(1) De acuerdo con esta concepción, todo teatro, aun aquel que se reivindicara como apolítico, o incluso anti-político, no podría eludir su naturaleza política. Pero el teatro con vocación política, como lo carac- teriza Dort, es aquel que asume esa dimensión y que tiene una voluntad de transformación. El teatro no puede transformar la realidad, pero puede hacernos tomar conciencia, como quería Brecht, de la necesidad de transformarla. Teatro x la identidad surgió de esa vocación política. Y después de más de una década desde su origen, con la creciente demanda social para que aparezcan los cuatro-

cientos jóvenes que aún no recupe- raron su identidad y el reconocimiento judicial del robo de bebés como práctica sistemática del Terrorismo de Estado, con la consecuente condena a sus responsables, la pregunta sobre su necesidad y pertinencia vuelve a abrir nuevos horizontes de interpe- lación tanto en el terreno social como en el propio territorio del teatro. A pesar de la retórica “nacional y popular” del proyecto político en el poder, el discurso que hegemoniza la actividad teatral en la Argentina sigue siendo de signo posmoderno. Como correlato del proceso de des-federalización del país, Buenos Aires constituye el centro de legitimación de las tendencias dominantes, invisibili-zando las exploraciones de un teatro alternativo. Acontecimientos como el Festival “Buenos Aires Gran”, que reúne la producción de diversos grupos de teatristas del conurbano bonaerense, con una fuerte interac-ción entre la escena y la problemática de cada comunidad y una creciente afluencia de público, no resulta ni siquiera objeto de estudio a la hora de analizar las marcas estéticas del teatro argentino contemporáneo. El teatro off de Buenos Aires, que ha sido siempre la usina de experimentación más dinámica y original del teatro porteño, presenta en la actualidad una gran fragmentación, con más de doscientas salas con un promedio de treinta a cincuenta butacas, que no se traduce en un aumento del caudal de espectadores, ya que dichas salas sue- len alimentarse de un sector formado

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por los mismos teatristas y estudiantes de teatro vinculados a las mismas, en un fenómeno auto-referencial con sus previsibles limitaciones. Las políticas oficiales de los entes de fomento al teatro, que podrían resumirse en

“dar poco a muchos” a través del otorgamiento de magros subsidios repartidos entre unos cuantos, pare-cieran estar orientadas a alentar esa fragmentación. Por otro lado, crece la afluencia de público en el “circuito comercial”, con espectáculos basados en productos televisivos o textos de probada eficacia estrenados en las capitales mundiales y montados, en muchos casos, por directores prove-nientes del off, que pasan del teatro de exploración de nuevos lenguajes a la reposición de éxitos asegurados.

La renovada convocatoria de Teatro x la identidad para participar de su programación me planteó nuevos interrogantes y desafíos de cara a la actual coyuntura. ¿Cómo problemati-zar la cuestión de la identidad desde mi lugar de dramaturga? ¿Es posible poner en crisis la a-historicidad del discurso posmoderno, o sus variantes de construcción de un relato funda-cional que al congelar el pasado lo priva de su poder de interpelación sobre el presente? ¿Podría un intento de re-inscripción histórica cuestionar el discurso dominante? ¿Qué impli-cancias tendría una pregunta sobre la “identidad” de nuestro teatro? Y de manera más específica: ¿Es po-sible reconocer una filiación teatral? ¿Existen rasgos singulares? ¿Puede hablarse de un teatro original? La

incapacidad de dar respuesta a la ambición de mis propias preguntas, propició sin embargo la escritura de un monólogo, El último verso, que es una exploración sobre la figura de Ar-mando Discépolo, creador del llamado

“grotesco criollo”, probablemente el único género dramático propio que ha sido capaz de alumbrar el teatro argentino. El texto fue estrenado en el Teatro Cervantes, dentro del ciclo de Teatro x la identidad 2010, con la actu-ación de Daniel Fanego y la dirección de Pompeyo Audivert. Sin estos dos creadores, los intentos de indagación sobre nuestra “identidad” teatral no hubieran sido posibles. Ambos se car-acterizan, además de su desbordante talento y su rigor estético, por su ex-perimentación constante con las mar-cas de la tradición escénica nacional.

El profundo impacto y el alto poder de interpelación que provocó ese es-pectáculo nos llevaron a abordar un segundo montaje, en el que ensayaría-mos bucear en los orígenes de nuestro teatro. En un libro que me regaló Daniel, Medio siglo de farándula -que recoge las memorias de José Podestá, considerado, junto a toda su familia, el fundador del teatro criollo al haber incorporado la palabra en la represent-ación de la pantomima “Juan Moreira” en una función circense en Chivilcoy, en el año 1886- encontré unas pal-abras reveladoras, pronunciadas por Enrique García Velloso el 25 de junio de 1925, en ocasión de un homenaje a Podestá: “Si no hubiéramos abomi-nado inconsultamente del circo, si no hubiéramos anhelado la magnificación

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de nuestras obras cambiando los sitios de acción, la pista y el tabladito, por el proscenio tradicional, hoy tendría-mos las formas de representación dramáticas más originales del mundo”.

El círculo de indagación se fue ce- rrando sobre la figura de Pablo Po-destá, hermano menor de José, quien dio sus primeros pasos como acróbata de circo y terminó siendo el actor más temperamental y legendario del teatro argentino. Una noche de julio de 1919, durante la representación de Barranca abajo en el teatro Olimpo de Rosario, la sífilis que lo corroía estalló en su cabeza y fue internado en una clínica psiquiátrica hasta su muerte, el 26 de abril de 1923. Una licencia poética quizá algo indulgente me llevó a unir aquella noche de 1919 en el Olimpo con los días trágicos de enero, para detenerme en aquel instante en el que Pablo cruzó la frontera entre la razón y la locura, mientras en las calles porteñas el ejército descargaba su furia contra el pueblo. De esa unión licenciosa nació un segundo texto, El vuelo del cóndor, estrenado también en el Cervantes el 24 de agosto de este año, nuevamente con la dirección de Pompeyo Audivert y la interpretación de Daniel Fanego, quien actuó esta vez junto a su hijo Manuel. El vuelo del cóndor, que debe su título a la

prueba de saltos mortales que Pablo Podestá realizaba en el circo junto a sus hermanos, fue concebido como un monólogo. Sin embargo, Pompeyo eligió desdoblarlo en el cuerpo y la voz de dos actores. El efecto escénico consiguió poner en acto la condición misma de la locura -la escisión de la personalidad- y potenciar los significa-dos más intangibles del texto. Del mismo modo, la decisión de Daniel de compartir la escena con su hijo produjo una inesperada epifanía al realizarse en el marco de un ciclo que hace de la verdad sobre la filiación el eje de su lucha. Difícil es saber si la búsqueda de re-inscripción histórica del teatro nacional que ensayamos a través de El último verso y El vuelo del cóndor nos condujo a algún puerto o si alguno de estos dos espectáculos contribuyó a responder a la pregunta sobre nuestra identidad teatral que les dio origen, pero no hay duda de que su concep-ción y su posterior encuentro con el público nos abrieron nuevos horizon-tes de interrogación sobre el rumbo y el sentido del teatro que hacemos.

Notas 1.- Bernard Dort, La vocation politique, 1965

* Patricia Zangaro. Dramaturga. * Fotografias de Ana María Ferrari.

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