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Resistencia bacteriana: ¿el fin de los antibióticos? / CIENCIORAMA 1
Resistencia bacteriana a los antibióticos. Imagen creada por Silvia Zenteno
Resistencia bacteriana: ¿el fin de los antibióticos?
Iván de Jesús Arellano Palma
Vivimos en un mundo donde la esperanza de vida se ha duplicado gracias
a los avances científicos. En la medicina se ha logrado, entre otros progresos,
la erradicación y el control de muchas enfermedades infecciosas gracias al
descubrimiento y luego al diseño de antibióticos. Antes de la aparición de
estos valiosos fármacos, las enfermedades producidas por bacterias
infecciosas acechaban a la humanidad y mermaban fuertemente a las
poblaciones humanas. Actualmente lo siguen haciendo aunque en menor
escala, tras generarse resistencia a éstos, un fenómeno cuya incidencia es
cada vez mayor. Pero al final ¿quién se llevará la victoria en esta batalla,
las bacterias o los antibióticos?
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La vida antes de los antibióticos
Antek es una novela del escritor polaco Boleslaw Prus que leí hace poco.
La historia está ambientada en la sociedad europea del siglo XIX. En uno
de los capítulos Rozalka, hermana de Antek, se encuentra enferma con fiebre
alta, entre otros síntomas, y la trata la curandera del pueblo con friegas de
romero y dosis de bebidas con alcohol y ajenjo. Como no funciona esta
terapia le aplica otra a base de un ungüento de manteca de cerdo. Por
último, la curandera ordena meter a Rozalka en un gran horno mientras
otras mujeres rezan avemarías. La joven muere y por supuesto la curandera
se excusa concluyendo que Rozalka murió por voluntad divina.
Antek es un buen ejemplo de la manera en que la medicina funcionaba en
el siglo XIX: era pre-científica y con resultados casi siempre adversos.
Posiblemente lo que aqueja a Rozalka en la novela es una enfermedad
infecciosa producida por una bacteria, que se hubiera resuelto con
antibióticos en el siguiente siglo, cuando se gestaron los cambios que
condujeron a este revolucionario avance de la medicina.
La anatomía de las reinas del planeta
Las bacterias están por todas partes, podríamos decir que el mundo es de
ellas. Ya Stephen Jay Gould les llamaba la moda bacteriana, porque entre
todos los seres vivos las más abundantes son ellas. Pese a su mala fama
de agentes patógenos, la realidad es que las que nos enferman son una
porción mínima. La mayoría resultan beneficiosas para el ambiente y para
nuestro cuerpo, tanto que ya se les trata en conjunto como a un órgano
más: el microbioma (ver
http://www.cienciorama.unam.mx/a/pdf/533_cienciorama.pdf). En el árbol de
la vida o filogenético, las bacterias están ubicadas en el dominio Bacteria –
los otros dos son Archaea, y Eucarya–. Son organismos microscópicos y
unicelulares de estructura sencilla, carentes de núcleo y con organelos con
doble membrana (figura 1). A veces cuentan con pared celular compuesta
por peptidoglucano (ver
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http://www.cienciorama.unam.mx/a/pdf/288_cienciorama.pdf). Es importante
saberlo porque los antibióticos atacan la estructura o el funcionamiento de
las bacterias, por ejemplo un grupo de antibióticos –los betaláctamicos–
rompen la pared celular de algunas bacterias y otros actúan de diversas
maneras, como verás más adelante.
Figura 1. Estructura bacteriana. En la parte (a) vemos una representación de la anatomía
de una bacteria. En particular notamos la pared celular y los plásmidos. En (b) vemos una
imagen de una bacteria vista en un microscopio, donde se relaciona con la
representación de su estructura. Imagen tomada y modificada por S.Z: de:
http://pubs.rsc.org/en/content/articlehtml/2015/CS/C4CS00343H
La vida se abre camino
Los antibióticos son sustancias producidas por algunos organismos como los
hongos, que inhiben el crecimiento de otros como las bacterias – esta es
una definición clásica porque ahora existen antibióticos sintéticos–. Los
antibióticos han salvado millones de vidas desde que se descubrieron y son
un parteaguas en la historia de la medicina. Quizá el antibiótico más
conocido es la penicilina. Su principio activo se pudo aislar hasta 1940 y se
introdujo y produjo en 1943. Pero los antibióticos no son infalibles y la
primera vez que se anunció que las bacterias patógenas eran resistentes –
no se morían– a la penicilina fue dos años después.
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El poder bacteriano
¿Pero cómo surgen las bacterias resistentes? La base está en la evolución.
En todas las especies en cada generación los individuos sobreviven y se
reproducen fijando en su ADN y propagando las características que les son
más favorables para sobrevivir en el siempre cambiante medio ambiente. La
teoría de la evolución, en su explicación ortodoxa del proceso evolutivo,
propone que el mecanismo principal de la evolución es la selección natural
(ver http://www.cienciorama.unam.mx/a/pdf/337_cienciorama.pdf).
Después de una larga jornada de trabajo Juan llega a su casa muy cansado.
Tiene fiebre, dolor en el pecho y escalofríos. Una buena dosis de bacterias
Streptococcus pneumoniae entró a su cuerpo –muy probablemente por
inhalación– llegando hasta los alveolos pulmonares donde se adhieren a las
células. Por supuesto la invasión despierta al sistema inmunológico de Juan,
que envía un sinfín de células para contraatacar a las bacterias. Al mismo
tiempo libera citoquinas, proteínas responsables de la comunicación
intercelular, que siguen alertando al sistema inmunológico y al mismo tiempo
continúan los síntomas que caracterizan a la enfermedad. El malestar inquieta
a Juan por lo que acude a su médico. El diagnóstico es neumonía bacteriana.
Pues bien, aparte del descanso el médico le receta un antibiótico conocido
como amoxicilina. El médico le indica claramente que aunque se sienta mejor
debe terminar el tratamiento ya que de no hacerlo las bacterias pueden
volverse resistentes y el antibiótico ya no le servirá.
Cuando se ingiere un antibiótico el medicamento actúa como un factor de
selección natural en las bacterias. La selección natural no es más que la
supervivencia y la reproducción diferenciales. Por lo tanto el antibiótico
mata las bacterias, pero algunas tienen una pequeña variación o mutación
en su genoma que les permite sobrevivir. Estas bacterias son por tanto
resistentes a ese antibiótico específico. Las bacterias se reproducen a una
velocidad de 20 a 40 minutos, por ello pueden llegar a ser miles y hasta
millones y millones en cuestión de horas. A estas bacterias se les conoce
con el nombre de bacterias resistentes para las que el antibiótico deja de
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funcionar provocando un grave problema de salud pública, porque esas
bacterias resistentes pueden pasar de una persona a otra fácilmente.
La frase del ficticio doctor Ian Malcolm, “La vida se abre camino”, en la
película Parque Jurásico resume lo anterior de manera excelsa. En nuestro
caso las bacterias siempre encuentran la manera de “escaparse” de los
antibióticos y volverse resistentes, primero de los antibióticos naturales,
obtenidos de hongos, otras bacterias, etc. y después de los sintéticos, es
decir creados artificialmente.
Las bacterias patógenas han resultado resistentes a muchos antibióticos de
importancia clínica utilizados para tratar enfermedades humanas, algunas
sólo un año después de que el antibiótico salió al mercado. Este es el caso
del cloranfenicol usado para tratar infecciones externas del ojo, que salió
a la venta en 1949 y ya en 1950 había bacterias resistentes a él. Otro más
fue la meticilina, utilizada para infecciones provocadas por la bacteria de
Staphylococcus aureus, que salió a la venta en 1960 y para 1961 ya había
resistencia a él. Quizá estás pensando que entonces otro antibiótico puede
salir al quite y eliminar al patógeno, pero no es una tarea fácil encontrar,
desarrollar y producir a gran escala nuevos antibióticos para cualquier tipo
de bacteria. Además hay que hacer hincapié en que los distintos antibióticos
sólo se usan para bacterias concretas; es decir, no hay un antibiótico que
sirva para matar a todas las bacterias, y por el contrario sí existen bacterias
resistentes a todos los antibióticos que se encuentran en el mercado… leíste
bien, a todos.
Las invencibles
El 25 de agosto del año pasado el Distrito de Salud del Condado de Washoe,
en Nevada, EUA, anunció que un paciente tenía una bacteria resistente a
todos los antibióticos disponibles. Se llegó a esta conclusión seis días
después de aislar la bacteria: la autora de semejante resistencia era
Klebsiellap neumoniae (figura 2), que pertenece a la familia de las llamadas
“superbacterias” o multirrestentes, inclusive es resistente a los
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carbapenémicos que son un tipo de antibióticos muy potentes, es decir, con
un amplio espectro de actividad. Al extremo de la resistencia se le llama
panresistencia, que se ha definido como la no susceptibilidad a todos
agentes antimicrobianos testeados. Un término también usado es
multirresistente, es decir la resistencia a 3 o más categorías de antibióticos
disponibles (ver en la sección de noticias de Cienciorama, “Gonorrea
resistente a antibióticos, la epidemia que viene”). Para una bacteria obtener
esta multirresistencia es pan comido, ya que entre ellas se comparten
material genético de una forma efectiva y rápida. Además existen los
integrones que son estructuras genéticas que portan uno o varios genes de
resistencia disponibles en varios tamaños e integrables, es decir que se
pueden insertar en los cromosomas y plásmidos bacterianos –son moléculas
de ADN extracromosómico generalmente de forma circular– y que se pueden
encontrar en cualquier lugar dentro de la bacteria, y en sitios como
hospitales y granjas, donde se vuelve más efectivo el traslado de material
genético de bacteria en bacteria. El problema es aún mayor cuando estas
bacterias se pueden propagar rápidamente porque sus portadores pueden
viajar en avión. Sí, las bacterias pueden viajar de incógnito como
acompañantes nuestras, tal como lo demostraron Thomas Petersen y sus
colaboradores del Departamento de Biología de Sistemas de la Universidad
Técnica de Dinamarca. Ellos tomaron muestras de los baños de los aviones
y después de un tratamiento químico produjeron una mezcla líquida y
homogénea que contenía muestras del microbioma intestinal de los pasajeros.
Posteriormente extrajeron el ADN total de las bacterias, lo secuenciaron y
compararon con diversas bases de datos de referencia. Por supuesto
encontraron las bacterias más comunes del microbioma humano, pero
también hallaron que el 0.06% de las secuencias correspondían a genes
pertenecientes a bacterias de probada resistencia a diversos antibióticos. Lo
más preocupante es que casi abarcan a ¡todas las familias de antibióticos!
En 2015 casi la mitad de la población mundial viajó en avión y casi el 40%
hizo viajes internacionales según la Asociación Internacional de Transporte
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Aéreo. Con estas cifras podemos darnos cuenta de que los genes de
resistencia pueden llegar en poco tiempo a cualquier lugar y ser
seleccionados localmente; ya mencionamos que la resistencia es diferente
en cada país por lo que el medio ambiente determinará la selección para
bien o mal. En conclusión, las bacterias resistentes viajan por el mundo y el
problema es global. El fenómeno va en aumento por lo que tenemos que
empezar a tomar medidas para que situaciones como ésta no sean el pan
de cada día. Además lo anterior nos lleva a reflexionar sobre una pregunta
recurrente ¿estamos viendo el final de los antibióticos?
Figura 2. Caja de Petri con un cultivo de Klebsiella pneumoniae, bacteria intestinal
considerada una “superbacteria” y que puede ser transmitida por medio hospitalario. Es
considerada por la OMS como un gran peligro. Imagen tomada
de:http://www.infobae.com/salud/2017/01/18/klebsiella-pneumoniae-la-preocupante-
bacteria-resistente-a-todos-los-antibioticos/
La crisis de los antibióticos
La resistencia a los antibióticos es un grave problema de salud pública
debido a que cada vez es más difícil encontrar nuevos antibióticos (figura
3). Las razones que explican la dificultad sobre el descubrimiento y el diseño
de nuevos antibióticos son varias. Por ejemplo, entre las de tipo científico-
técnico está que ya hemos explotado casi todos los sitios naturales donde
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podíamos encontrar antibióticos de manera sencilla –como muestras de
suelo y agua– y ahora hay que buscar en otras fuentes y sobre todo
antibióticos que actúen de maneras distintas a las ya conocidas. Por otra
parte, el proceso para que un fármaco sea aprobado para consumo humano
es largo (ver http://www.cienciorama.unam.mx/a/pdf/506_cienciorama.pdf y
http://www.cienciorama.unam.mx/a/pdf/517_cienciorama.pdf), posiblemente
hoy la penicilina usada antaño no pasaría los estrictos controles de calidad
actuales. Por último, está el escaso incentivo económico que ven las grandes
empresas farmacéuticas en esta ardua búsqueda. Los beneficios, a lo mucho,
serán la décima parte de los producidos por fármacos para enfermedades
prolongadas como el cáncer. Sólo un tercio de las grandes empresas
farmacéuticas tienen programas de investigación para el descubrimiento de
nuevos antibióticos.
Figura 3.La figura muestra el enorme incremento de bacterias patógenas en las que sus
variantes son resistentes y multirresistentes a los antibióticos, mientras que cada 4 años
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se descubren menos y menos antibióticos. Las resistencias ganan por goleada. En la
gráfica las siglas significan: MRSA (Staphylococcus aureus resistente a meticilina). PRSP
(Streptococcus pneumoniae resistente a penicilina). VRE (Enterococcus resistente a
vancomicina). FRQP (Pseudomonas aeruginosa resistente a fluoroquinolonas). Tomado del
blog
Microbichitoshttp://www.madrimasd.org/blogs/microbiologia/2010/12/20/1312
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Pero no creas que los científicos se quedan cruzados de brazos frente a la
crisis de los antibióticos. Si nos enfrentamos a superbacterias entonces
tendremos que enfrentarlas con superantibióticos.
Superantibióticos vs. superbacterias
Crear o descubrir un nuevo antibiótico no es una tarea fácil, pues el nuevo
producto debe cumplir un sinfín de características para que la resistencia
no lo hunda en un santiamén. Una de estas características es la durabilidad
que podríamos definir en este contexto como una medida del fármaco para
no perder su actividad por alguna resistencia. Los llamados superantibióticos
también llamados de tercera o cuarta generación, que pueden ser sintéticos
o semi-sintéticos, es decir, generados por síntesis química o totalmente
inventados, o basados en compuestos naturales modificados por la síntesis
para mejorarlos, todavía poseen esta durabilidad.
Los primeros antibióticos o los de primera generación, actúan atacando al
enemigo con un solo mecanismo. Por ejemplo, la penicilina actúa en las
últimas etapas de la formación de la pared bacteriana; es decir, el proceso
de la síntesis de la pared bacteriana se desarrolla en varios pasos
enzimáticos y en uno de ellos la penicilina actúa debilitando la pared por
lo que las bacterias estallan debido a la presión que ejerce en su interior.
A este grupo de antibióticos se les conoce como betalactámicos, por su
estructura química – es decir que tienen una lactama que es una molécula
aromática–. Sin embargo muchas bacterias tienen la capacidad de desactivar
estos antibióticos debido a que poseen una enzima llamada betalactamasa
que los degrada. Se pueden mejorar los antibióticos pero la historia es
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siempre la misma: terminan siendo desactivados tarde o temprano por una
nueva adaptación de las bacterias. Hay otros tipos de antibióticos que
actúan por diversos mecanismos, por ejemplo sobre la síntesis de ADN, ARN
o proteínas, un ejemplo es la doxiciclina, un antibiótico semi-sintético que
bloquea la función de los ribosomas y por lo tanto inhibe la producción
de proteínas.
Por otra parte están los superantibióticos que atacan a las bacterias
mediante varios mecanismos. Uno de ellos lo diseñaron Akinori Okano y
colaboradores del Departamento de Química y Química Biológica de la Jolla,
en California. Los investigadores utilizaron vancomicina, un antibiótico que
ataca a un tipo de bacterias llamadas grampositivas porque para observarlas
mejor se tiñen de color azul o morado debido a su gruesa pared. Al
antibiótico inicial le hicieron algunas modificaciones, algunas de ellas
aplicando la química combinatoria (ver
http://www.cienciorama.unam.mx/a/pdf/521_cienciorama.pdf), por lo que
potenciaron dos mecanismos más para atacar a las bacterias: el primero
hace agujeros en la membrana celular y además inhibe una enzima que
forma parte de la pared celular haciéndola aún más permeable. O sea que
ahora la vancomicina puede atacar por tres frentes a la bacteria patógena,
por lo que es más difícil que se haga resistente.
Otro trabajo es el de Losee L. Ling y colaboradores de la compañía
farmacéutica NovoBiotic en Cambridge, Massachusetts, EUA, publicado en la
revista Nature en 2015. En él describen a un nuevo antibiótico, la teixobactina.
De acuerdo al reporte el antibiótico actúa también por medio de dos vías
metabólicas a la vez sobre la pared celular bacteriana.
Sin embargo, aunque estos antibióticos sean mejores y más efectivos, con
el tiempo la misma selección natural hará que algunas bacterias les saquen
la vuelta, lo que convierte la tarea en un juego de nunca acabar. El tiempo
que estos antibióticos sean útiles depende de nosotros.
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Todos podemos ayudar
No está de más recapitular que los antibióticos funcionan como un factor
de selección natural para las bacterias. Desde que entran a nuestro cuerpo
imprimen mayor presión de selección darwiniana sobre las poblaciones de
bacterias y éstas responden aumentando la probabilidad de ser más
resistentes. Por otra parte, si se recuerda la definición de antibióticos –
sustancias producidas por organismos para atacar a otros–, podemos
entender que para ellos exista ya alguna resistencia incluso antes de ser
usados, ya que el microorganismo que los produce es resistente al
antibiótico, de lo contrario moriría. Si además agregamos que la gran mayoría
de las personas en el mundo nos hemos automedicado por un lado, y por
otro algunos médicos recetan antibióticos para pretender curar enfermedades
no causadas por bacterias, sino por virus, por ejemplo, entonces podemos
concluir que el problema es bastante grave y que nos exige que empecemos
a actuar.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)
publicó el jueves 27 de mayo del 2010 un acuerdo por el que se determinan
algunos lineamientos a los que estará sujeta la venta y dispensación de
antibióticos, y el 31 de marzo del 2011 publicó una extensa lista de
antibióticos que se deben vender con receta en nuestro país. Esto es un
buen inicio, pero la otra parte nos corresponde a nosotros –la sociedad–
usando de manera razonable estos medicamentos y siguiendo al pie de la
letra las indicaciones médicas. El buen uso de los antibióticos es una tarea
de toda la sociedad para evitar una posible tragedia a escala global.
Por último me gustaría recomendarte algunos juegos que tiene que ver con
el tema expuesto en este artículo El primero de ellos se llama Bacteria
Tower Defense –Torre de defensa contra bacterias– que como su nombre lo
indica consiste en poner torres para que el enemigo no llegue a su objetivo
y el otro juego se llama Superbugs –superbacterias en español– y consiste
en evitar el mayor tiempo posible, el crecimiento de una bacteria en una
caja de Petri añadiendo un antibiótico. Sin embargo las bacterias van
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mutando y haciéndose resistentes, pero tú puedes ir desarrollando nuevos
antibióticos mezclando moléculas químicas para obtenerlos –no es difícil el
mismo programa te ayuda–. Al final no hay manera de ganarles a las
bacterias, el chiste del juego es durar el mayor tiempo posible.
Referencias
Divulgación
• Chávez-Jacobo, Víctor, “¿Qué fue primero, los antibióticos o las bacterias
resistentes?”, Saber más, núm. 32, UMSNH, año 6, marzo-abril, 2017.
• Collazo Rodríguez, Wendolin, “Antibióticos ¿en decandencia?”, Avance y Perspectiva,
Cinvestav, vol. 2. núm. 4, junio-agosto, 2017.
• Murguía Flores, Fabiola, y Murray Prisant, Guillermo, “Antibióticos del suelo”, ¿Cómo
ves?, año 17, núm. 201.
Especializadas
• Ling LL, Schneider T, Peoples AJ, Spoering AL, Engels I, Conlon BP, Mueller A,
Schäberle TF, Hughes DE, Epstein S, Jones M, Lazarides L, Steadman VA, Cohen DR,
Felix CR, Fetterman KA, Millett WP, Nitti AG, Zullo AM, Chen C, Lewis K. “A new
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9
• Okano A, Isley NA, Boger DL. “Peripheral modifications of
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• Petersen et al., “Meta-genomic analysis of toilet waste from long distance flights; a
step towards global surveillance of infectious diseases and antimicrobial resistance”,
Scientific Reports 5, Article number: 11444, 2015