República de Papel

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te Tiempo Fragmentado Mad Max: La Furia Sublime De Canonizadores Literarios José María Zonta Año: I Número: II 30 de junio 2015

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Revista Cultural

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    Tiempo Fragmentado

    Mad Max: La Furia Sublime

    De Canonizadores Literarios

    Jos Mara Zonta

    Ao: I Nmero: II 30 de junio 2015

  • 2D

    Directorio

    Direccin:Magdiel Midence

    Fotografa de Portada: Magdiel Midence

    Ilustraciomes Internas:Varios

    Colaboradores (En esta edicin):

    Csar DvilaDiego F. BarrosFabricio EstradaPep Balcrcel

    Contacto:[email protected]

    Managua, Nicaragua, C.A.

    Repblica de Papel es un espacio libre para el anlisis des-de una perspectiva joven, contribuyendo a la difusin de informacin cultural y social, sin ningn tipo de ideolo-ga definida, fomentando un cambio de actitud y crtica reflexiva ante los distintos escenarios de nuestra sociedad.

    Qu es Repblica de Papel?

    SumarioCsar DvilaEl caos regenerador en la obra de teatro Tiempo Fragmentado Pag. 3

    William Grigsby VergaraPoesa Pag. 4

    Josu Orellana VIolencia en Las Ciudades GemelasPag. 5

    Fabricio EstradaMetafsica Televisada Pag. 6

    Vamessa Nez HandalDe Canonizadores LiterariosPag. 7

    Pep BalcrcelAgona, drogas infernales y bestias enardecidas: el universo literario de Byron Quinez Pag. 8

    Erick Tomasinopoesa Pag. 9

    Sebastin ArceE ltimo Refugio Pag. 10

    Adn TorresNarrativa Pag. 11

    Carlos M. Castro Avelqech Pag. 12

    Steven PrezHamlet, La Dialctica del Ser Pag. 13

    http://razoneseditoriales.blogspot.comDel Cine al Colegio, Buenos Aires, una ciudad Librera Pag. 16

    Victoria MendozaPoesa Pag. 17

  • 3El caos regenerador en la obra de teatro Tiempo Fragmentado Csar Dvila

    Fragmentar el tiempo, sincronizarse, encontrarse con los hechos en un momento especfico, es un acto de retrica que alimenta la fuente creativa de un artista. Observar estos fragmentos extrados en una exposicin de artes plsticas dentro de la intocable galera del tiempo.

    La propuesta de trabajo, tiempo fragmentado, obra de teatro interpretada por el grupo de la universidad nacional de ingeniera (UNITE) y dirigida por el inverosmil artista teatral Nabucodonosor Morales, nos evoca, con un grito, a ese fragmento de nues-tra historia nicaragense, a lo que la pica llamara, la batalla de la insurreccin popular sandinista contra Somoza. Siempre resulta extenuante extraer material precioso de un tema tan mascullado, como lo es dicha revolucin, sin embargo la propuesta del director, adems dramaturgo de la obra, utiliza una tcnica de teatro casi desconocida en nuestras salas: El teatro surrealista.

    La potica de la crueldadSegn Artaud, en su aclamado ensayo El teatro y su doble (1938) la vida como verdadero espectculo teatral es un receptculo donde convergen energas que se nos revelan en determinados espacios del tiempo, siniestras. Comparando la situacin actual, con la peste, Artaud seala el desorden como el altar del que resurgen las imgenes ms ricas para la representacin teatral, a lo que el mismo llamara teatro de la crueldad y dedicara su obra a exaltarlo como el verdadero motor de la vida, por lo tanto, tambin del arte.

    Teatro surrealista, potica fantasmagrica y un claro debate entre el discurso preciosista, predominante en algunas obras de Daro, en contraposicin de los textos desgarradores de poetas de postguerras o de entre guerras vanguardistas conforman la propuesta intertextual, que recorre como eje el texto capital de la vanguardia granadi-na, el canto de guerra de las cosas de Joaqun Pa- sos, poema premonitor, columna vertebral que sostiene el tiempo fragmentado. Es as que al fragmentar las imgenes, usando el inter texto en la dramaturgia como un dialogo bifurcado de textos alegricos de poetas nicaragenses (a excepcin de nuestro

    vecino Roque Dalton), la obra reproduce un desorden en una poca de por s ya catica, como un enfermo que en su agona entrega su espritu para reanimar a la muchedumbre.El caos colectivo envuelve a los actores y su- merge al espectador en el estado de repulsin que libera, el teatro que disuelve los sentimien- tos petrificados, revuelve en las entraas del canto de guerra de las cosas el espritu del des- garro, del cerebro que rodo por el amor de las ametralladoras pierde toda esperanza, sin que haya un arca de acero que resista/ ni un avin que regrese con la rama de olivo. La imagen del hue- co en el alma, la radiografa de un ser fractal, que a pesar de estar entero fsicamente, est fragmentado en charneles por dentro.

    Es ese desplazamiento de la cronologa, pasado que vomita en el presente, pasado que predice el futuro, en el caso de la oda a Roosevelt, que alcanza la escena, ese juego capaz de derrumbar la esttica comn del tiempo, construye una escultura de aris-tas mltiples, impacta a las generaciones que no presenciamos ese evento de la historia y conmueve a las que, cada da, se ven asaltadas por los recuerdos de la guerra, desde su propio silencio carcelario.

    La mujer: eje central de la crueldadEl cuerpo de la obra retrata a tres prfidos jvenes, desnudos, monologando sus vivencias terrorficas ya sea en un bombardeo, en una maniobra de huida o en una splica neurtica por no haber tenido que vivir los horrores de la guerra. La figura mortal y predominante, una joven, mujer-nia, una figura espectral que adquiere el papel de monitor en todas las escenas de la obra.

    La observaremos manipulando a los jvenes, en su faceta de nia, como si fuesen sus juguetes para lograr una satisfaccin egosta, es en esta escena que entran en combate los textos Darianos pronunciados por la nia y los contrapunteos de los poetas vanguardistas, como Coronel Urtecho, Pasos o manolo cuadra. Ejercita su crueldad en una dictadura, no solo cercenando la libre expresin de la palabra sino tambin el desahogo de las almas vencidas.

    La mujer representa la impotencia, la crueldad como fenmeno de retroalimentacin, cuando no hemos conseguido el clmax de nuestra felicidad personal, y Quin fue el ser ms damnificado por este fenmeno de la guerra si no la mujer? La ausencia de sus hijos, del amado esposo que no retorn y la atrincherada lucha en la que ellas fueron el soporte para avanzar en la guerrilla. En la mujer se manifiesta la verdadera plaga que la guerra produce, los traumas pstumos, la vida que no es vida, que el fuego y las bombas arrebataron de nuestros corazones. Para nosotros la generacin de postguerra, o postrevolucin, los efectos de estas llagas se manifiestan en nuestros progenitores, grupo que en mi opinin personal, est envuelto en una perpeta bsqueda de un triunfo que ninguno de ellos, a menos que sean de las oligarquas surgidas tras la revolucin, no disfrutaron nunca.

    El teatro surrealista se nos muestra, a travs de esta obra como ese espejo limpio, en el cual podemos expiar nuestros traumas, despertar del letargo en el cual la concepcin tradicional del tiempo y espacio nos ha dopado y nos mantiene dopado a menos que prestemos atencin a esa voces dementes del pasado que nos susurran la belleza de las flores marchitas, la sanacin a travs del vomito convulso. Una de esas voces, el ya mencionado Antonin Artaud nos escupe: Una verdadera pieza de teatro perturba el reposo de los sentidos, libera el inconsciente reprimido, incita a una especie de rebelin virtual (que por otra parte slo ejerce todo su efecto permaneciendo virtual) e impone a la comunidad una actitud heroica y difcil.

  • 4Soy una cucaracha. Cada vez que intentan aplastarme logro escapar de las botas, los zapatos o las chinelas. Soy demasiado asquerosa y veloz para ser atrapada fcilmente. Cuando me tiran insecticida me quedo patas arriba pero no muero. Sigo luchando por la vida, patas arriba, contra el suelo. Las patas y las antenas movin-dose, tratando de darme la vuelta. Cuando logro darme la vuelta sigo corriendo debajo de la cocina, no es fcil acabar conmigo. Nada fcil, repito. Cuando quieren darme otra patada o simplemente aplastarme contra el suelo, me subo a la pared y me voy corriendo hacia el techo. Vuelven a rociarme pero esta vez uso mis alas y me meto debajo de los guardarropas. Mis asesinos me buscan debajo de los muebles, me persiguen con su asco, saben que soy una criatura llena de bacterias y desean acabar conmigo. He visto otras amigas morir en el campo de batalla. Normalmente salimos de noche; somos noctmbulas y sonmbulas, padecemos in-somnio y nos gusta la basura, las heces y las aguas negras. Es verdad que nuestro men no es nada apetitoso. Nuestros vientres marrones estn llenos de parsitos y yo he visto cmo mis hermanas mueren en el campo de guerra y acaban aplastadas cerca de los comedores en la noche. Los humanos nos odian; simplemente nos alimentamos de lo que a ellos les sobra. Al final nos comemos la basura del enemigo, tragamos las porqueras que los humanos desperdician y somos buenas para reproducirnos. Los humanos podrn estar ms limpios que nosotras, quienes hacemos el trabajo sucio, pero, al final, somos nosotras las que sobreviviremos a sus bombas atmicas.

    Elogio De Las CucarachasWilliam Grigsby Vergara

  • 5Violencia en las Ciudades GemelasFotgrafo: Daniel Josu Orellana

    El horror escondido y jams mostrado de una realidad en particular

    Tegucigalpa y Comayagela son ciudades gemelas divi-didas por el Ro Grande o Choluteca. Estas dos ciudades conforman el Distrito Central; Cabecera departamental de Francisco Morazn, Honduras.Si sos periodista, fotgrafo o camargrafo pods tener mu-chos problemas con los militares; te golpean, si no te ma-tan o te destruyen tu quipo de trabajo, como me pas a m cubriendo un evento organizado por la Sociedad Civil hondurea en contra del Presidente de facto (porque lo es) Juan Orlando Hernndez, ms conocido como JOH.Un equipo de reservistas paramilitares del partido de go-bierno me siguieron y persiguieron durante un platn en las afueras de la casa presidencial hondurea y me golpea-ron, detruyeron el trpode de la cmara e intentaron qui-tarme dicho aparato fotogrfico para que no sacara a la luz sus crueles intenciones, porque logr capatarlos infiltrados dentro del plantn pacfico que el pueblo hondureo tena alrededor de unos muchachos que a causa de la indigna-cin por los latrocinios cometidos por el presidente y sus aliados en contra de la salud del pueblo hondureo toma-ron la decisin de someterse a una huelga de hambre. Por razones como esta y otras ms espeluznantes surgen pro-yectos atractivos como el de Josu Orellana.En esta muestra fotogrfica: Violencia en las Ciudades Gemelas Josu, a travs del lente de su T4i, con personajes tan bizarros que slo l sabe como construr, intenta de tras-mitir ese sentimiento de pnico que causa al hondureo la faena de sobrevivir cada siguiente da. Esta exposicin se estar presentando en Managua dentro de unos meses, mientras tanto le seguiremos el paso a su desarrollo.

    Magdiel Midence

  • 6Mad Max: La Furia SublimeFabricio Estrada/ Honduras

    Hastiado de las secuelas y pre-secuelas me fui a ver la secuela de Mad Max. Llevaba en mi expre-sin cierto mohno de aburrimiento; ped el bole-to y me dispuse a entrar a un lunes de cine normal. De Mad Max recordaba las mil repeticiones que dieron de las primeras exhibidas a finales de los setentas e inicios de los ochentas en las televiso-ras nacionales como estreno continuo. Ya eso era post-apocalptico, sin duda, como todo taller au-tomotriz en los que luego crea ver las partes de los autos modificados entre los guerreros venidos a menos. Los guerreros dije? S, los guerreros en sus overoles llenos de grasa dispersos por todos los rincones de Comayagela, los chavitos delga-dos que escuchaban y siguen escuchando Super 100 stereo con Wild Boys de Duran Duran a todo

    volumen. Es la imagen que llevaba al cine y, por supuesto, el recorte de peridico como poster en los que Tina Turner apareca dentro de la cpula del trueno.

    Pero algo ocurri de pronto al iniciar la pelcu-la. S, yo mismo sent el sabor de la lagartija que muerde Max, y de ah en adelante masqu esa la-gartija como si fuera un chicle al que se le saca su ltimo gramo de azcar, frentico mi mascar, ner-vioso, incontrolable porque toda la accin acumu-lada en la cinta se meti por todos mis poros como si estuviera asistiendo a un concierto en vivo de Ramstein o Marilyn Mason.

    Insisto en las referencias musicales porque Mad Max es una especie de homenaje bizarro al rock duro y sus simbolismos de culto. El metal resuena en todas las imgenes porque las imgenes te van metiendo un ritmo que solo el hard metal puede hacerte ver o presentir. Montada desde esta pers-pectiva, Mad Max no tiene ningn tipo de con-templacin, ni justificacin, ni consideracin, ni concesin, ni piedad alguna. Aqu no cabe el efec-to digital, no, Mad Max hace aicos los melodra-mas Marvel y sus acciones sin textura. Mad Max contrapone un anti-hroe que le da paso a la an-ti-herona Theron a las pastillas alucingenas para nios que hemos visto en Avengers y otros refritos

    digitales. No, Mad Max es fierro para que sirva de polo a tierra en tu casa del desier

    to, Mad Max raja las sedas wanabe y las fiestas V.I.P. horrendas donde Thor, Iron Man y Hulk se van a tomar una pia colada.

    Su director, George Miller, viene y le dice a medio mundo cmo se hace una pelcula de culto con las herramientas oxidadas que tengs a mano. Miller pone a andar un mundo en reversa desde una poca ms lejana que Star Wars, quiz la poca previa a la huida de la tierra de todas las sagas del espacio. Es terrena, Mad Max, tiene ruido de vinilo, tiene el ronroneo poderoso de los motores inyectados de hi-drgeno con todo y sus cuatro tiempos machacan-do y acelerando a las tribus que se persiguen. Aqu no hay naves plateadas surcando el vaco sideral con sus soniditos nice, aqu va la humanidad deshecha y portentosa en su fiereza, con todas sus mquinas y fibras musculares en pos de la gloria ms efmera, haciendo uso de los mitos y ritos ms incompren-sibles pero que, por lo mismo, se vuelven nuevos y fascinantes. Cmo explicar ese gesto de locura -que se vuelve ceremonia kamikaze- de llenarse de spray cromado los dientes antes de morir? El fetiche auto-motriz en su mxima expresin, la unidad machi-ne-mankind, la entrega absoluta a la furia sublime.

    Y ese endemoniado guitarrista guindando entre timbales y parlantes descomunales. y ese hierofante enloquecido que es el que empuja a la guerra como los antiguos instrumentistas de los ejrcitos roma-nos. Y ese guitarrista surgido de la ms profunda atorrancia de Miller... Qu se puede decir de ese personaje que es en realidad el que atrapa las esce-nas ms fascinantes del mundo del video rocker? Vuelvo y repito: esta Mad Max-Fury road bien pue-de ser la pre-secuela de todas las pelculas en que la humanidad ya escap al silencio espacial, el mo-mento en que se dijo ya no ms, es imposible seguir con esta locura.

    Considerada por muchos, desde ya, como un film de culto, Mad Max pone en evidencia la fragilidad digital de las super millonarias producciones de ac-cin Marvel y le da un golpe de adultez sin resabios a la imaginacin empaquetada que ha ido creciendo masivamente en los nuevos pblicos. La inventiva fenomenal que hace uso de las partes automotrices en deshecho para convertirlas en armas o meca-nismos de apoyo, la potenciacin del vestuario de tribu pos-humanidad, la direccin de arte brutal, la textura, s, el peso de las imgenes, la depuracin del guin en sus parlamentos hierticos y sin sobras romnticas, todo eso hace de Mad Max una de las mejores puestas en escena de los ltimos aos en el cine.

    Cuando sal de la sala, debo decirlo, tuve que crer-mela. El lunes se haba hecho aicos y yo quera des-trozar todos los carros piki para construirme una mquina y huir al desierto en busca de camorra.

    Tomado : fabricioestrada.blogspot.com

  • 7ta, etc. y el autor. En otras ocasiones, las enemistades exis-tentes entre las partes (sobre todo si se toma en cuenta los egos) provocan que obras geniales no lleguen a ser cono-cidas por los estudiantes de letras, pblico en general y no obtengan reseas.Aunque muchos dicen que la obra de todo autor debe ser analizada independientemente de la vida o de informacin personal cosa con la que concuerdo en el caso de que sta sea absolutamente irrelevante para el sentido de la obra, no podemos dejar de lado el contexto histrico y personal del escritor cuando se trata de analizar la recepcin de su obra. Porqu hay obras que tienen una gran acogida, para luego quedar perdidas en el olvido? Porqu existen obras que, de primas a primeras, no son tomadas en cuenta y, luego de algunos aos, alguien las descubre y les es otorgado el de-bido valor y se da un redescubrimiento de su autor? Quiz la respuesta no est en la obra misma, sino en el poder que el autor, sus amigos, sus familiares y hasta su grupo social y poltico tena en el momento en que la obra fue publicada. Y hoy da, en que las leyes del mercado se han tomado tam-bin el mundo editorial, pues la labor de mercadeo tambin juega un papel importante.As que, la prxima vez que alguien le diga que la obra de X o de Y carece de vala, recuerde el caso de VW y trate de indagar si es que acaso esta persona sostiene algn tipo de rencilla con el autor o autora o si es que simplemente le cae mal. Le aseguro que en un 99% de los casos, atinar en la respuesta.

    Vi

    Leonard y Virginia Woolf

    De Canonizadores Literarios

    Vanessa Nez Handal/ El Slavador-Guatemala

    Cuando Leonard Woolf esposo de Virginia Woolf solici-t en 1964 a Quentin Bell que escribiera la biografa de su ta, nunca imagin que sta marcara el regreso de la autora, no slo a los salones de clases de las ms prestigiosas uni-versidades europeas y americanas, sino que tambin dara inicio al mito de una escritora que hoy da forma parte de los clsicos ms venerados y estudiados.Y es que, por increble que parezca, hasta principios de la dcada de los 70 (30 aos despus de su suicidio) la obra de Virginia Woolf, aunque prestigiosa y conocida, an no for-maba parte de los programas de las universidades inglesas y tampoco era fcil de encontrar en las libreras.La explicacin a esta ilgica des-canonizacin que la autora sufri durante tres dcadas, la da Marta Pessarrodona en el prlogo de la edicin que de dicha biografa ha hecho Ran-dom House Mondadori (1979), en la cual manifiesta: el matrimonio de acadmicos F.R. Leavis y su esposa Queenie () verdaderos mandarines de Cambridge, cuya obsesin era destruir todo lo que oliera a Bloomsbury, formaron le-giones de anti-Bloomsbury que se diseminaron por todo tipo de centros de enseanza () y no slo en Gran Breta-a Y ya que VW no slo perteneca al grupo de Bloomsbury, sino que adems era una de sus ms importantes fundado-ras, result daada por esta campaa fundamentada en la amoralidad de dicho grupo intelectual, que haba denun-ciado la falsedad de los valores victorianos y se haba mani-festado en contra de la primera Guerra Mundial.Claro est que las cosas caen siempre por su propio peso (o eso deseamos creer) y su obra fue reivindicada.Sin embargo, es precisamente este punto de la canoniza-cin, el que quiero traer a colacin. Quin decide qu libro es bueno y cul no? Quin decide el valor de un autor? Son preguntas de las que muy pocos saben las respuestas. Muchos creen que son los crticos literarios, con base en criterios bien establecidos y un gusto refinado. Otros creen que son los lectores con su predileccin en cuanto a com-pras. Otros que la academia, tambin con base en anlisis exhaustivos. Sin embargo, todo esto est muy lejos de la verdad. Lo cier-to es que, muchas veces (la mayora cuando hablamos de recepcin local), tal como queda demostrado con el caso de los canonizadores de Cambridge (los Leavis), tales crite-rios, si es que existen, nunca llegan a ser aplicados. Muchas veces, una obra es aceptada o rechazada con base en la amistad que existe entre el crtico, acadmico, reseis-

  • 8Agona, drogas infernales y bestias enardecidas: el universo literario

    de Byron Quinez

    Pep Balcrcel/ Guatemala

    @PepBal

    La literatura de Byron Quinez sucede entre drogas que provienen del mismo infierno y crmenes imposibles de resolver. l es uno de los pocos autores guatemaltecos que se ha dedicado al gnero de la novela negra, pero lejos de presentarnos policas ejemplares, como un Sherlock Holmes de Connan Dolyle, por ejemplo, el autor mues-tra tambin el lado corrupto de la justicia guatemalteca. La realidad y la fantasa convergen en una sola pesadilla; as ha publicado ya una serie de libros que mantienen en constante tensin al lector. Recientemente se public su primera novela, El perro en llamas, en versin cmic. La primera vez que le El perro en llamas tuve pesadillas, durante la novela tocs temas que mezclan la violencia del pas con elementos satnicos, esperabas este tipo de resultados en tus lectores?Honestamente, s (risas). Varias personas me han contado que, ade-ms de la novela El Perro en Llamas, algunos cuentos contenidos en El ngel de la Muerte les han causado pesadillas, como El rbol de ratas, La naturaleza de la bestia y Blanca, la muerta viviente. Yo lo tomo como un gran cumplido.

    Uno de tus personajes ms emblemticos es Pauli, ese traficante que an no logro comprender qu es. Podras describirlo ms all de lo que leemos?Incluso para m, Pauli es un personaje misterioso: una bestia con raciocinio, un ser impredecible y autoritario que de un momento a otro puede perder los estribos y destrozarte aunque seas amigo suyo. Viene de un mundo de licntropos, pero l es de una raza aparte. Podramos decir que es un cruce de hombre y oso.

    Por otro lado, Pauli distribuye el lup 66, que parece una especie de crack mezclado con krokodil. Cul de estas drogas cres que se adapta ms a este narctico de tus novelas? Cmo surgi la idea?Pauli no solo distribuye el lup 66, tambin es el nico que conoce la frmula para hacerlo. Y aunque sus efectos enervantes y bestializan-tes podran compararse con el crack y el krokodil, su origen es vege-tal y su efecto parece ms un mal viaje de hongos con LSD y crack. La facultad de convertirse en animal, ya sea por licantropa o nahua-lismo, siempre me ha parecido atractiva, y pens que una droga que indujera dicha transformacin sera un excelente recurso literario.

    En los libros de Clive Barker, anteriormente me has comentado que es una de tus influencias, l logra generar una terrible agona a sus perso-najes; y sta la relaciono con el efecto del Lup 66. De dnde surge el horror que viven quienes la consumen? Cmo lo describiras, fuera de lo que ya hemos ledo?El lup 66 es un alucingeno mucho ms fuerte que el LSD, por lo tan-to las alucinaciones que experimenta el consumidor son muy inten-sas. El viaje es bsicamente una metamorfosis de hombre a bestia, una licantropa inducida. Los padecimientos fsicos que acarreara una reconfiguracin muscular y sea de esa magnitud incluyen dolor fsico, sensacin de ahogo, angustia, alucinaciones con bosques in-terminables, furia incontenible, hostilidad indiscriminada y apetitos canbales. De ah el peligro que representa para los que estn cerca del que la consume. El horror que siente el consumidor es compara-ble al que experimenta la persona que tiene un mal viaje de LSD o de hongos, y es bsicamente el miedo a no regresar a la normali-dad. No fue directamente influenciada o inspirada por los relatos de Barker, pero tal vez s podra compararse al torbellino de sensacio-nes que envuelven a quienes reciben una visita de los Cenobitas: una mezcla de placer, dolor y miedo.

    Y quines influyen en tu trabajo?La inspiracin me viene de muchas fuentes y me ayuda a crear mis propis mundos: msica, imgenes, libros, cmics y cine, as que la lista es larga: Bram Stoker, Juan Rulfo, Miguel ngel Asturias, Clive Barker, H.P. Lovecraft, Edgar Allan Poe, Mike Carey, Mike Mignola, Sam Kieth, Warren Ellis, Pat Mills, Alan Moore, Neil Gaiman, Bret Easton Ellis, Lautramont, Sade, Rafael Menjvar Ochoa, Fernando Vallejo; pelculas como Bram Stokers Dracula, Hellraiser, City of Lost Children, The Wolfman, Underworld, The Exorcist, Harry El Sucio, Snatch, Trainspotting, Predator, y bandas como Celtic Frost, Electric Wizard, Lustmord, Endvra, Black Sabbath, Slayer, Pig Des-troyer y soundtracks como Dracula, de Wojciech Kilar.

    Ahora vemos El perro en llamas como una novela grfica, cmo te sen-ts con el resultado?A veces la miro y todava no me la creo. Es un proyecto que traba-jamos en secreto durante casi un ao con el editor Pablo Lujn, de Amorfo Comics, y el ilustrador Byron Ziga, que hizo un trabajo increble. Como fan de los comics de horror, desde nio, me siento muy orgulloso de ver mi trabajo en ese formato. Tambin me gusta-ra mencionar el episodio de la novela Fauces que Alejandro Alonso, ms conocido como Xanderall, realiz para Misstery Comics, One Shot No. 3: Viaje oscuro. http://issuu.com/missterycomics/docs/viaje_oscuro/0

    Veremos ms cmics de tus libros?Yo creo que hay una fuerte posibilidad. Depender de cmo nos vaya con la versin grfica de El Perro en Llamas.

    Tens alguna pesadilla pendiente?Siempre tengo pesadillas en el tintero. Hace poco me surgi una idea para otra novela del detective Rosanegra, que trata especficamente sobre lo que sucede inmediatamente despus de El Perro en Llamas y antes de Aqu siempre es de noche. Acabo de terminar una novela no tan siniestra sino ms de humor negro relacionado con drogas y tengo planeado escribir una novela ambientada en la poca colonial, pero con mi toque personal. Mi nico enemigo es la falta de tiempo: so many books, so little time.

    Fotografa cortesa de Nadia Cabrera

    Foto cortesa de Nadia Cabrera

  • 9Erick Tomasino/ El Salvador

    ENCUENTRO

    Nos cruzamos el destinolos ojos se nos enredarony nos mirbamos

    vos me sonreasy callbamos

    nos tomamos las manosy nos embriagamos

    de trmula mana

    te ped un besoy mientrasnos ahogbamos

    descubr la humedadtras la piel de una escaramuza

    TU CICATRIZ

    Ese rasguo malheridosangrientoirreparabledeseoso

    esperando mi filoun torniquete

    un nuevo amor

    CARTA

    Evadiste tu anatomapero no me apartaste el almala dejaste bajo la alfombra armoniosaque tejisteal murmurar

    mi tumba

    CRCULO

    Es un crculoque est cerrado

    est all girando

    sin direccinslo gira

    sin darle paso al tiempo

    girando alrededor del tiempo

    que se escapa sin direccin

    CIERRO LOS OJOS

    Cierro los ojosllueve

    siento tus dedos correr entre mi peloy llueve

    Tus labios calientan mi pielme cubre tu saliva

    y todava llueve

    Oigo decirte adis sujetndote el cabelloy ya no llueve

    Eyaculo en las cloacas.

    Erick Tomasino. (San Salvador, El Salvador. 17 de agosto de 1982). Escritor. Fundador de los ya extintos colectivos artsticos El Sptimo Ego, Universo y DALE! todos en la ciudad de Santa Ana. Ha compartido sus escritos en diversos recitales. Ha sido publicado en varias antologas y revistas. Fue miembro del equipo editorial de la revista El Gallo Maz y del sitio Antes da Tempestade. Escribe en el blog La Ciudad y Su Sombra. Ha publicado Reverso del Arcoris, La llaga desnuda y Dilogos con la mujer murcilago.

  • 10

    La rata percibe luz, olfatea. Sabe que nada le depara esa casa encendida, aquel noctmbulo que la recibir con espanto, amenazas, palos y veneno. Pero harta est de las expediciones, los escapes, las cortaduras, las cadas, el cansancio de roer , roer y roer, y las batallas con otras ratas, las cicatrices que no curan, que la degradan o contaminan.As que escala unas piedras, da con unas largas maceteras y salta hacia el borde de la ventana. Contempla: adentro est su redentor, quien la librar de toda pena. Se ejercita, lee, ordena, controla el espacio, rechaza cualquier invasin del miedo.Convencida, extasiada, la rata se apresta a colarse por la celosa entreabierta. Sabe que sobrevendrn minutos o das de adrenalina: primero el terror, quizs el grito, los ojos exagerados, el cuerpo curvado y tenso, los nervios que revientan, las ganas de atacar o ser atacado. Pero con-fa en su asesino: concebir una estratagema para matarla, por ms que la rata se oculte entre patas de mesas, rendijas de cocina, fregaderos. El digno habitante la ahogar, la destripar, silenciar su naturaleza abrumada.

    Una lechuza como una flecha desde un gran rbol cercano. Clava sus garras en el vientre de la rata antes de que pueda deslizarse entre las celosas. La eleva mientras desgarra sus entraas. Devora su cabeza y se pierde entre oscuras nubes y una media luna que oculta los ojos vigilantes de la muerte.

    El ltimo RefugioSebastin Arce/ Costa Rica

  • 11

    EL SECRETO DEL NIO PERDIDO Y EL MONSTRUO DE LA CAVERNA

    Adn Torres/ Nicaragua

    Despus de pasar en medio de un precioso bosque tropical de Asia, el ro topaba con una montaa gris y escarpada, para luego girar a la derecha de sta, siguiendo su curso inexorable rumbo al mar. En esa montaa haba una caverna que nadie haba descubierto, pues estaba protegida por una muy densa vegetacin. Una maana acamparon en el bello bosque y a la orilla del ro, unas familias asiticas que veraneaban por motivo de vacaciones esco-lares. El da era radiante de sol y de alegra; los pjaros trinaban y gorjeaban como nunca antes; las guilas volaban majestuosas, las mariposas se posaban en las flores, y ambas le daban colorido a aquel manto de verdes rboles que zigzagueaban junto al ro, dn-dole a ste profundidad y encanto. Por la maana, las familias se baaron y jugaron felices dentro del ro; despus almorzaron, y mientras las familias lavaban los vasos, platos y utensilios de cocina en la corriente del ro; a uno de los ni-os se le ocurri caminar ro abajo, pues haba escuchado a la hora del almuerzo que la bocana del ro era un verdadero primor. Cami-n pues el nio corriente abajo, hasta que se top, igual que el ro, con la escarpada montaa, y mientras el ro se fue restregando al pie de la misma, el nio decidi subir hasta la cima de la montaa, para ver la bocana desde lo alto, pues sinti que ya haba caminado mucho sin lograr su propsito. Empez pues a subir el nio montaa arriba, cuando por pura ca-sualidad se encontr con la entrada de la caverna. Al nio le dio curiosidad aquel orificio empotrado en la montaa y como solo conoca las grutas por los libros y las enciclopedias, decidi aden-trarse en la enorme protuberancia, hasta que la luz del sol, que ape-nas entraba por el orificio de la cueva desapareci completamente. Al nio se le complic toda nocin del tiempo en aquella inmensa cueva y se perdi, entonces pens que era mejor seguir caminando pues de esa forma talvez podra encontrar de nuevo la salida. Al poco andar en aquella oscuridad, pudo escuchar que algo o al-guien sacuda agua con violencia. Se acerc con temor a aquello que causaba aquel ruido pues empez a sentirse slo y angustiado en aquella inmensa gruta.Cuando lleg lo suficientemente cerca, pregunt con voz temblo-rosa: -Quin anda all?-Soy yo, el dueo de esta caverna, y t!.. Quin eres?-Yo soy un nio que vive en un pequeo pueblo cerca del bosque, decid caminar a la orilla del ro, pues dicen que la bocana es pre-ciosa, acort el camino subiendo a la montaa y descubr esta cueva y entr en ella y ahora me he perdido. -Ah!.. Entraste por donde se filtra la luz? Lo interrumpi aquella cosa.-S, respondi el nio, mis padres ya deben de estar preocupados, pues ya tengo rato que me alej del campamento y deseara regresar antes que caiga la noche. -Tus padres?.. Eres un nio dichoso!.. Los mos salieron un da por donde entra la luz y nunca ms regresaron. De nio me dejaron solo y me recomendaron que nunca saliera de aqu, desde entonces tengo miedo, pues esta soledad me abruma y me consume de tris-teza. Ah!.. Respondi el nio. Debe ser triste vivir en esta soledad. -S, lo es, respondi el monstruo. -Sin embargo siempre espero que mis padres regresen, yo pens salir de la cueva a buscarlos, pero mi obligacin era obedecerlos... Te contar mi historia: Aun recuerdo la mano calientita de mi madre sobre mi cabeza cuando me dijo:El hombre tiene mala levadura y t eres muy pequeo aun para saberlo; por eso no puedes ir afuera de la cueva; si ellos nos ven, no podras salvarte, te humillaran, se reiran de ti, te torturaran, y luego, ya aburridos de jugar te mataran a palos, o lo haran con sus lanzas y sus flechas y luego te quemaran en la hoguera y te con-vertiran en cenizas. Por eso tienes que quedarte aqu, por eso no puedes ir con nosotros en busca de frutas. Un silencio absoluto rein dentro de la caverna, rompindolo nue-vamente el monstruo:

    Ven pues nio, dame tu mano para guiarte a la entrada de la caver-na; tus padres ya deben de estar preocupados.En la oscuridad las manos se encontraron. Not el nio que la mano del monstruo era inmensa, velluda, y al final de los dedos pudo sen-tir unas uas afiladas, como dagas; caminaron pues monstruo y nio por aquella oscuridad, hasta que vieron la luz que penetraba alegre por la entrada de la cueva. Al comienzo el resplandor hizo cerrar los ojos a ambos, mas luego, poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la luz, solo enton-ces el nio pudo verlo.El monstruo era inmenso, meda 20 pies de estatura, tena melena de len; por el pelo hirsuto le salan miles de ojos en forma de an-tenas que se movan hacia todos lados; las orejas y la nariz eran de elefante, tena cachos de antlope, garras de tigre, piernas y cascos de rinoceronte; la espalda era corroncha de cocodrilo, el pecho con-cha de tortuga; tena cola de caballo y la boca era alargada como la de las anacondas. El nio, sin soltarle la mano lo qued viendo largamente mientras el monstruo se miraba por primera vez con sus largos e inquietos ojos. -Soy horrible... Verdad?... Exclam el monstruo. No me conoca y ahora que me veo con estos ojos mos puedo darme cuenta por qu mis padres no queran que yo saliera de esta cueva, ahora s mi verdad, ahora s porqu ellos nunca mas regresaron. -Eres diferente... respondi el nio... Esa es la pura verdad, sin em-bargo tu madre estaba empapada de sabidura... Es cierto, el hombre tiene mala levadura, es el nico animal que tortura y mata por pla-cer, con saa, con odio, con venganza, con ambicin, con desprecio, con intriga, con egosmo, con maldad, con deleite, con gozo y con ira... Sin embargo, hay hombres y mujeres que estn llenos de amor, y mis padres, mi hermanita y yo estamos en esa categora... Jams nadie sabr que t existes, ese ser nuestro secreto de amistad... Mas que un amigo, te recordar como a un hermano. Mis padres y mi hermanita, nunca sabrn de ti. El monstruo llor amargamente con sus mil ojos tristes, su llanto era desolado y an llorando le dijo dulcemente al nio: -En el ro subterrneo donde me encontraste me he alimentado de pequeos peces y camarones, esa ha sido mi dieta toda mi vida, mas cuando yo era nio, mis padres solan traerme frutas del bosque... Crees t que yo pueda salir de esta cueva? -La vida est hecha de riesgos, le respondi el nio. Pero nunca salgas de da, espera la noche y con la luz de la luna aventrate al bosque, en l encontrars muchas frutas tropicales... Ahora tengo que irme, antes que oscurezca. Deseo pues que a partir de hoy la paz y la felicidad sean contigo. Monstruo y nio se abrazaron y nunca mas volvieron a verse. La entrada de la cueva, la luz de la luna, las estrellas fulgurantes; y un monstruo echado en su soledad, disfrutando de todas y cada una de las noches bellas, que por simple curiosidad...

    Un nio le trajo a su vida!

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    Selfie en SepiaPor Carlos M. Castro

    Memoria desplomada constituye un autorretrato en clave de nostalgia que la hablante lrica dispara desde el presente hacia una vida que son muchas vidas: la vida de la autora, de sus amores y desamores, la vida de su familia, de sus padres y hermanos, su historia ntima entrelazada gentica y acaso fatalmente con el destino mayor de su pas natal, Nicaragua.

    En Managua, esa capital centroamericana erigida sobre un terreno movedizo de memorias similar al de este libro, las direcciones se enuncian con referencias de sitios que una vez fueron y ya no son. O que solo existen en el recuerdo de sus habitantes. Una direccin aqu podra ser: De donde fue el cine Gonzlez, dos cuadras al lago. A esa ciudad de olvido aluden muchos de estos versos, y es su evocacin pasada por el tamiz de la literatura lo que les da una atmsfera fantasmal, aeja, en sepia.

    Atmsfera sobre la cual se cierne, al pisotear recuerdos como colillas de cigarro (Invierno), la sombra latente de un desenlace funesto. Con tono irnico, este libro, que con poca justicia puede ser ledo como un diario ntimo, es entre lneas un documento que da cuenta de los avatares de un pas donde la historia, como sucede siempre, ha sido escrita por los vencedores.

    Es as como Memoria desplomada, bajo sus trajes de falsa modestia, entra en una especie de categora antipica a la que, echando mano de lo ntimo (familiar, sobre todo) como mscara, poco o nada le importan los relatos heroicos de las gestas nacionales, aunque reconoce y ubica al sujeto como vctima sin victimizarse de las circunstancias que le han tocado en (mala?) suerte vivir.

    Y aunque parezca haber una voluntad autorretratista sujetando la pluma en cada hoja, hay que poner atencin a la poeta cuando su lente no la enfoca a ella misma o su crculo ntimo. Moncada se revela, en pasajes de una lucidez in-esperada, como una experta fotgrafa urbana, satrica o antroploga de la sociedad primermundista donde desde hace media vida ha debido reinventarse, tras abandonar su patria en 1979.Textos como The Golden State, donde un albail latino sin documentos personifica ciertos valores de su cultura, o Luces desiguales, en que la propia hablante, hispana y temperamental, se contrapone a una mujer anglosajona, son, en efecto, portadores de una carga de sentido ms concentrada y aguda, en varios aspectos, que otros poemas del conjunto.

    Esto, por supuesto, no demerita el valor literario de este poemario. Es su autora una artista en permanente bsqueda y autoconstruccin expresiva, que camina al acecho de palabras (Zona costera) y se sabe parte de una tradicin: la de la poesa nicaragense. Y pese a decir conformarse con estar aunque sea en la ltima fila de ese anfiteatro cons-truido con palabras (Escenas onricas) que es su tradicin literaria, tendr su obra, a medida que la construya, un merecido espacio en el recinto. Su juventud lo asegura.

    Managua, mayo de 2015

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    Hamlet, La Dialctica del SerPor Steven Prez(Segunda parte)

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    *Hamlet y lo irracionalDe nada sirve delimitar los rasgos personales de Hamlet y personajes otros, segn tipificaciones psiquitricas moder-nas, ms que para hacer aclaraciones sobre el superfluo y arbitrario distanciamiento entre normal y anormalidad.Evi-dentemente el texto se sirve de diferentes estados psquicos y del sostenimiento de los mismos, vinculados a la voluntad para manifestarse en actos, siguiendo el lineamiento, pensa-miento reflexin y accin, como uno de los ejes centrales a diferenciar junto al desarrollo del tpico fundamental.Con la incorporacin del valor irracional en la obra, se logra introducir una arcaica tendencia de la personalidad: el con-flicto neurtico del yo, que consiste en expresar la desespera-cin con el lenguaje apropiado de una cultura de culpabilidad. Un retrato sonoro de la locura como causalidad psicolgica producto de los procesos de relacin establecidos en efecto, dentro de un determinado espacio sociogrfico; el castillo de Elsinore quizs, o el ansia que se deriva en cada persona cuando se observa abstrada por las diversas exigencias de la realidad. Proyeccin de lo irracional tras el drama griegoLa prdida del juicio o irracionalidad es un tema recurrente en toda la obra. Shakespeare hace hablar a los locos de su poca con un lenguaje sobrenatural dotado de propieda-des que han sido negados a los hombres comunes, elemen-to tomado quizs de la locura divina expuesta en los relatos mitolgicos de la poca clsica; Ajax en su, locura habla un lenguaje siniestro que no le ha enseado a ningn mortal sino un demonio; a Edipo, en un estado de delirio lo gua un demonio hasta el lugar donde espera el cadver de Yo-casta. Hamlet, propiamente, es buscado por el fantasma del padre que expresa y anuncia con sus vaivenes el prototipo demencial de la locura proftica desarrollada posteriormente hasta niveles paroxsticos por el prncipe dans. El contenido del comportamiento anormal (gnesis y curso) representado por Shakespeare evidentemente se sirve de la tradicin griega general para tratar y representar el tema de lo irracional. En Hamlet converge tanto la locura profti-ca apolnea como el xtasis delirante dionisaco. Aparece y desaparece la voz del padre constantemente como impulso psicolgico irracional. Desde las profundidades del ser, es un sujeto de innata tendencia a reflexionar y de intachable entereza moral, pero, a pesar de esto, no logra sostener la estabilidad del carcter ante el universo de relaciones que le rodea, encontrndose perturbado, angustiado por ser vcti-ma del pensamiento destructivo pulsional. Contrario a la di-nmica psquica organizada en base al impulso aristocrtico apolneo. *El objeto de la locuraIlusin del sentimiento de valorPotencialmente es una historia sobre venganza, en donde se intercalan emociones, reflexiones y sobrevienen situaciones varias que de cierto modo exhiben el horizonte existencial refugiado bajo la forma de duda. No obstante, es importante

    sealar la relevancia que recae en la indecisin y el postergar de los sucesos. Por qu se retrasa tanto en llevar a cabo un acto que es tan claro, segn sus propsitos desde el encuen-tro con la imagen del difunto padre? Tomando en cuenta la condicin de noble del prncipe, retrasar la venganza supone una debilidad para el sentimiento del propio valor aristocr-tico. Una violacin a la esencia del pathos noble, inherente no por su ttulo nobiliario, sino por la audacia critica propia de un espritu sublime que conjuga en s mismo un crisol de compasiones humanas y motivos intelectuales superiores. No someterse a principios racionales, naturales a su entereza, genera angustia, el daimonion del padre hace sustituir tales controles racionales por espejismos de locura. Se permite sentir y vivir el dolor hasta saciarse del mismo y rechazar-se por dejarse sufrir las emociones de la vitalidad. El padre asesinado ha revelado al consternado hijo el agravio, este sin embargo, no reivindica por s mismo y para s el acto de ven-ganza, tan slo replica, como si de ecos se tratara, el deseo de identificacin metafrica con la necesidad de bsqueda; sea esta una bsqueda de resarcimiento del honor o del ser per-dido en la falta del juicio que se impulsa sobre lo pattico de la existencia. En este punto se ha transfigurado la tendencia y la primer voluntad se transforma en ira, el prncipe de inte-reses filosficos se convierte en un sujeto capaz de destruir al objeto identificado o destruirse a s mismo en el intento, cargando, constantemente, con la culpa de no consumar (ac-ting out) el acto luego de ser acordado. Est presente la ira, sin embargo, slo es una gnosis ms, diluida, fundida por el estado ilusorio del pensamiento. Quien juzgue la descarga de los impulsos destructivos como algo negativo evidencia la imposibilidad de comprender la fi-gura de la locura como una manifestacin encubierta del ser. El rey Claudio sera categrico al evaluar el comportamiento de su sobrino como un peligro para los dems. No en vano los ritos del comportamiento colectivo permiten identificar y descalificar, sea de forma deductiva o inductiva, las personali-dades que en apariencia son discordante con el numen social. Aslenlo, pide el usurpador rey dans, el odio que proclaman sus palabras resuenan para defender la lgica humana, re-ne de modo exacerbado el juicio de lo absurdo renovado, cuando se hace tipificar anacrnicamente el particular modo de vida humano segn el convencionalismo psicolgico. Es curiosa la nobleza con la que describe Shakespeare a los leprosos de su poca. En definitiva, es en boca de Hamlet y Ofelia donde presenta de forma ms elevada el trgico dilema de su obra, actualizarse o inmolarse en el intento de transfor-macin, articulando de forma potica la hiperexpresividad de las ideas, de las imgenes y de los afectos inconscientes. Es un loco noble el que intenta retratar, el dramaturgo in-gls, que engendra una impresin de poeta metafsico al ex-clamar sentencias filosficas presocrticas y encarna uno de los mayores dilemas de la filosofa helena? O, es una stira a la nobleza monrquica al hacer contar dentro de sus filas un falto de juicio, producto de las intrigas que han definido la consecucin del poder en el absolutismo? Posiblemente responder estas interrogantes no le compete a nadie ms que

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    al autor, sin embargo, en definitiva el elemento de separa-cin es evidente, unos son los catalogadores de conductas (avalados por instancias de poder nobiliarias y teolgicas) y otros los etiquetados, como locos, sin juicio, faltos de razn. Hamlet finge estar loco, toma de objeto para la locura un es-tigma general que ha caracterizado la interpretacin de este comportamiento desde antes de la barca de los locos; esci-sin de las tendencias yoicas, disociacin de la realidad y sus elementos comunes, signos fsicos exacerbados (mitomana), estado de fuga, sugestibilidad.Necesita Hamlet aliviar aquellas ideas, pensamientos, que se forman como resistencia frente a la angustia, es imperan-te en la conciencia de su autoexistencia sentirse purificado manifestando la causa del deseo que le priva ser s mismo. Sabe que su to debe pagar las consecuencias de sus actos, es consciente de su rol en tal sistema circulatorio de even-tos. Al Amparar tales ideas se convierte en esclavo de un pensamiento vengativo que le llevar a cometer un crimen deplorable, sea cual sea la causa. Pensador torturado, ante la situacin inmediata se siente inerme, prefiere vivir al lado de la locura y transportarse hasta cierto punto sobre el miedo racional . No han de sufrir cosas terribles los que acometie-ron actos terribles? Eurpides, Orestes, 413.Acto segundo, escena segundaHamlet: ltimamente, y sin saber por qu, he perdido toda la alegra y el deseo de ocuparme de las tareas cotidianas. Tengo tal pesadumbre en la mente que esta gran fbrica, la Tierra, me parece un promontorio yermo; y esa bveda cris-talina, ese firmamento majestuoso tachonado de fuego u-reo, slo me recuerda una infecta y nauseabunda licuefaccin de vapores.Dentro de la intensidad de su pensamiento Hamlet ha actua-lizado su consciencia en concordancia con la situacin ate-morizante que domina su vida. Expectante, cauteloso, fin-giendo lo que es, y mostrndose como lo que no es. Hay en su discurso un vuelco del sentido prctico del motivo desde el punto de vista reflexivoracional; encontramos de nuevo en el campo de la accin, otra transgresin de los valores naturales. Admitmosle loco, dira Polonio. No es Hamlet quien habla, es la locura, (permitindose presentarse en todas sus formas sin anularse por un slo objeto de identificacin, sin tipificaciones, o categorizaciones) que se circunscribe a cada palabra, que no encuentra ms lmites conscientes para mostrarse segn sus ambiciones superiores. El terrible volverAl final Hamlet queda debiendo una muerte, y es la de Laer-tes. Con la muerte de su padre se encontr, como hemos visto, en un estado de pasividad, o dependencia recepti-va.Al margen de los acontecimientos, opta por transfigurar su personalidad e inexorable condicin moralista, y, bus-ca, evasivamente, excusas para retrasar la muerte de su to. Pero no se permitira ser el nico con vivencias dolorosas. El sentimiento de juicio moral o resarcimiento del comple-jo edpico, en trminos freudianos, le llevaran a representar fundamentalmente la misma situacin otra vez, pero sufrida por Laertes en esta ocasin. Tendencia egosta u obsesin de

    repeticin con rasgos de sadismo podran ser explicaciones vlidas para comprender este episodio en particular. Al final tanto en uno como en otro caso, la simbiosis de los impulsos nos permite calificar el drama como una expansin del ser proyectado hasta las modificaciones cualitativas ms drsti-cas y un ejemplo del inextinguible afn del siempre volver, cuando es la vergenza quien se nutre de la furia. Es ese el drama de la irracionalidad, el ser que desespera por querer ser. Antpoda de lo racional, hablar en alto por la angustia, soledad y delirios otros. Bsqueda interminable de representaciones y polimorfismo en donde el individuo pueda presenciar su propia existencia, sea en interminables elaboraciones mentales o en las fuentes del arte, que encuen-tra sustento en vida humana para dar forma al espectculo. Nos aclara Hamlet qu tan artificial es el concepto de mo-ralidad tradicional, y ambigua las distinciones impuestas por las efigies de lo racional (logos), as como las adversidades inminentes que se esconden tras el deseo de transformarse en otro, tomando en cuenta que tal deseo es una repeticin del ser que no es.

    Bibliografa consultada:Emilio mira y Lpez (1965) Los cuatro gigantes del alma. Editorial el ateneo, Buenos Aires-Ey Henri (1978) Tratado de psiquiatra. Octava edicin, Masson, Barcelona. E.R. Dodds (1997) Los griegos y lo irracional. Alianza edi-torial, MadridFoucault, Michel (1975)Historia de la locura en la poca clsica.Fondo de Cultura econmica, MexicoFreud, Sigmund () La interpretacin de los sueos. Alianza Editorial, MadridPhilippLersch (1968) Estructura de la personalidad. edit. Scientia, Barcelona,Sfocles (1921) Las siete tragedias. Madrid, Librera de los sucesores de HernandoWilliam Shakespeare (2009), Hamlet. Espaa Ediciones Mesta.

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    iluminaban el mundo (www.lanacion.com.ar/799206-el-libro-y-no-la-espada-fue-lo-que-creo-el-pais). Y de mediados de la dcada del setenta data la primera de las cuarenta y un ediciones de la librera ms gran-de del pas: la Feria Internacional del Libro, una verdadera meca por la que todos los otoos porteos pasan cerca de un milln de personas.

    Ms all de las recurrentes crisis econmicas que sufri nuestro pas y que la afectaron en muchos casos de modo profundo, la industria del libro y dentro de ella el mundo de las libreras sigui dando de qu ha-blar. De hecho, fue un ao antes de la dramtica crisis de 2001 cuando Buenos Aires pas a contar con la que hoy es considerada una de las libreras ms bellas del mundo: El Ateneo-Gran Splendid, habilitada a partir de la recuperacin y remodelacin del viejo cine-teatro de la avenida Santa Fe. Tambin es una clara expresin de la vigencia de la movida librera portea La Noche de los Libros en la que, una vez al ao y en este caso con el reverdecer de la primavera, se busca promover la venta de libros y honrar la histrica tradicin de libreras de la Ciudad de Buenos Aires (www.buenosaires.gob.ar/economia-crea-tiva/noche-de-librerias). Y desde luego, son muchas las libreras que al ritmo de la concentracin buscan hacerse un lugar en el mercado apos-tando a la originalidad y cultivando una identidad que las diferencie[i].

    En su cuento La biblioteca de Babel, Jorge Luis Borges sostuvo: La biblioteca es ilimitada y peridica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier direccin, comprobara al cabo de los siglos que los mismos volmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sera un or-den: el Orden). Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.

    La de Borges es una esperanza aplicable, acaso, a todos los que amamos las libreras

    .[i] Un informe sostiene qUe en la CiUdad de BUenos aires existen 734 liBreras, es deCir, aproxi-

    madamente 25 por Cada 100.000 haBitantes, lo qUe la Convierte en la CiUdad Con ms liBreras por

    haBitantes en el mUndo (World Cities CUltUre report 2014). agradezCo a andrs BelUstegUi la

    provisin del dato.

    http://razoneseditoriales.blogspot.com/

    Diego F. Barros

    Del colegio al cine. Buenos Aires, una ciudad muy librera

    Fueran los producidos en la imprenta jesutica que haba sido traslada desde Crdoba a la Casa de los Nios Expsitos luego de la expulsin de la congregacin en 1767, o los que siendo portadores de ideas re-volucionarias ingresaron mediante el contrabando, ya desde sus tiem-pos coloniales Buenos Aires tuvo siempre un importante ir y venir de libros. Y entre las ciudades de Amrica latina, sera una en la que el negocio de la librera encontrara un terreno frtil que se extendera hasta nuestros das.

    Parece no haber dudas de que fue en La Botica, la farmacia que se levant a pocos metros de la actual Plaza de Mayo, hacia fines del siglo XVIII, donde se comercializaron los primeros libros en la ciudad, as como tambin los primeros ejemplares del primer peridico: El Te-lgrafo Mercantil. En ese solar, algunas dcadas despus, se instalara la que se considera la primera librera portea: la librera Del Colegio, llamada as por estar ubicada frente al Colegio Nacional de Buenos Aires. Por ella habran de pasar figuras notables de la poltica de la segunda mitad del siglo XIX que, como se sabe, eran intelectuales y, por lo tanto, voraces lectores, como los presidentes Bartolom Mitre, Domingo F. Sarmiento y Nicols Avellaneda.

    Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, con la obligatoriedad de la educacin y la emergencia de las clases medias, la cultura letra-da se expandi a amplios sectores de la sociedad, llegando incluso a los trabajadores de la mano, fundamentalmente, de las organizaciones socialistas, en cuyo ideario el valor del conocimiento y de la lectura ocup un lugar de relevancia. Todos estos procesos hicieron que el mercado del libro (editoriales, imprentas, bibliotecas y, desde luego, los lectores) creciera de forma notable. Es justamente en las primeras dcadas del siglo anterior -ms precisamente en 1926-, cuando, por ejemplo, el edificio de la librera Del Colegio fue demolido y all mismo se construy uno nuevo, hasta que en 1994 el negocio fuera adquirido por un conocido librero, Miguel vila, quien le impuso su apellido al negocio tal como se lo conoce actualmente.

    Pero sera durante la segunda mitad del siglo pasado cuando las libre-ras porteas experimentaron su auge ms significativo en coinciden-cia con la efervescencia cultural posterior a la cada del peronismo. El crecimiento econmico, la expansin de la Universidad, la conforma-cin de importantes grupos de intelectuales y la prolongada dictadura espaola fueron, entre otras, las causas que llevaron a convertir a la Buenos Aires de los aos sesenta en la virtual capital iberoamerica-na del libro. La avenida Santa Fe pero, sobre todo, Corrientes (entre Callao y el Obelisco) fueron los epicentros fundamentales de esa ver-dadera explosin librera. De esa poca data la costumbre con la que quedara identificada en todo el mundo la noche cultural portea, en la que las muchedumbres lectoras recorran las libreras (de nuevos o de viejos libros) antes o despus del cine o del teatro o de la pizza y el moscato As hizo referencia a esta realidad el gran escritor To-ms Eloy Martnez: Recuerdo cunto le admiraba a Gabriel Garca Mrquez, en el invierno de 1967, que las libreras de Buenos Aires estuvieran abiertas hasta altas horas de la noche y que las amas de casa regresaran de los mercados con libros que se compraban como artculos de primera necesidad, junto con las lechugas y el pan de los almuerzos. Dondequiera que fui despus en Amrica latina, me en-contr con hombres y mujeres que deban su formacin a los libros y revistas de la Argentina. Tanto en Barranquilla como en La Habana o en Guadalajara y en Panam, los libreros ni siquiera tenan tiempo de deshacer los paquetes que les llegaban desde Buenos Aires, porque los lectores se precipitaban ansiosos sobre aquellos volmenes que les

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    Victoria Mendoza Panam

    Biopoeta

    Victoria Mendoza. 1987. Actriz, poeta e instructora de teatro. Pertenece al Grupo de Teatro Rayuela de Panam desde el 2008. Licenciada en Bellas Artes con especializacin en Arte Teatral. Ganadora del concurso de declamacin Anita Villa-laz organizado por el departamento de espaol de la Univer-sidad de Panam. Ganadora del concurso Torres de Alba-Ars Amandi para poetas noveles en el marco del Festival Inter-nacional de Poesa Ars Amandi Panam, con el poema Miro desde un espejo. Ganadora del concurso Gustavo Batista Cedeo 2013 por su poemario Biografa del Dao. Asisti al IX Encuentro Centroamericano de Actrices y Actores con el taller Internacional Memoria y olvido en la Accin Dram-tica dictado por los maestros Arstides Vargas y Charo Fran-cs, Organizado por el Proyecto Lagartija Centroamrica en El Salvador.

    Declaracin potica

    Dolor+Placer= Poesa. .

    1959 A Mariana

    I

    Mrame ingenua, no me temas.No podr amar nada que sea perfecto,nada que lleve como smbolo una bandera blanca y una cruz en la frente.Tomar vacaciones, dice Dolores.En la casa de Matas todos comemos del fruto de su abuelo.Comeremos pastel y dormiremos a la hora que decida Matas porque es su casa.

    Le temo a las agujas- Madre Vuelve- , no orinar a Carmen.Le dir al nmero 10 que regrese a su casa de cartn.Te lo prometo, Madre, no me sueltes la mano;empcame el traje rosa con el que desped a mi hermano.Cuando se fue a volar con pjaros claros.

    II

    He vuelto a mi hogar. Todos mis hermanos se aletargan.Un viejo carga un televisor. Esta es su esposa y estos electro-dos son sus hijos.Hay puntos negros que se achican y se agrandan en esta habi-tacin soleada.Las Pastillas son fuertes.Casi no te oigo madre, no me cubres, no me alimentas.

    2007 A Bobby, Chocle, Aureliano, Dante, Maga, Greco. (Ms que cosas)

    Se ha muerto un humano con cuatro piernas.Sus ojos de dios escondido en alguna cueva lejana.Su sombra era la sombra de un hilo con cuatro horquillas.Tu aliento entre lbumes descascarillados

    Has dejado tu forma en el suelo.Recuerdo cuando llegaste como animal y las refrigeradoras saltaron a electrocutarte, porque siempre fuiste agua amarrada a un estanque.

    Detrs de ti todas las fieras de los montes prximos.En esta casa hemos hecho un voto de silencio por tu partida.

    Volveremos a escuchar tu voz?

    2006 Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro, Antonio Gamoneda

    Llegaste bajo la lluvia de octubre con un paraguas negro y el brazo morado.No pregunt nada sobre tu brazo,no quise or de tu boca una mentira difana.Te abr la puerta con cerrojo y entraste porque eras tan pequeo que cabas en cualquier parte.Te tem inmediatamente por haberte sentado en mi vientre,me desplumaste de adentro hacia afuera con la minucia del egosmo en tus manos.

    Ahora te baa la ms anciana de la casa, te cubre de azafranes y hierba buena.Caminas a tientas en este cuarto oscuro que soy yo,no me pidas que te cuente sobre explosiones y soledades.Si pudiera hablarte, dira que eres la guarida de algn animal miedoso, dbil.Y me pides pan y avena,y no me s la cancin que te gusta,pero te cantara la cancin de los elefantes ahorcados con mil cuerdas que les nace de la boca.Siempre dormido en ochocientas palabras sin verbo.As, todo y nada,porque tengo un naranjo aprisionado en el pecho y mis costillas son sus ramas afiladas.

  • e/x

    Repblica de Papel saluda a Editorial X, que estuvo de fiestn el 10 de Junio: Saludos a los hermanos Guatemaltecos.