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Representaciones sociales de la inseguridaden El Salvador de la posguerra: Estudio decasos del AMSS
L OR ENA UM AÑA
ResumenEn este artículo se explo
ra el prob lema de la inseguridaden la posguerra en tres mun icipios
del Área Metropolitana de Sa n Salvador. El punto histórico de partidapara este estudio fue la firma de losAcuerdos de Paz en 1992 hasta elaño 2007 y su representación soci alhistórica de la ruptura, del cambio dela transformación hacia la paz en unespacio urbano. Este artículo se centra en presentar, en térmi nos generales, las representaciones sociales queconstruyen los ciudadanos de tresgeneraciones y géneros distin tos decada muni cip io selecc ionado (adultos mayores, adultos y jóvenes de16 años) entrevistados de estos tresmunicip ios acerca de cómo se vive,padecen y perciben la inseguridad enla ciu dad de la posguerra desde lo micro hasta lo macro para ver cómo seconstruye la otredad y cómo a parti rde la representación sobre el problema de la inseguridad en la ciudad:justifica n, clasifican, estratif ican o expiican su realidad social.
AbstraetIn this artic le, the author explores
the problem of the insecuri ty in thepostwar period in three muni cipal iti es
of the Metropolitan Area of Sa n Salvador. The article explores histor icalSocial Representation of the rupture,of the change, of the transformationtowards the peace in an urban spacefrom the Peace Agreements signed in1992, and finishes in 2007 and its. Itfocuses in presenting in general terms,the cit izens social representationsfrom three di fferenl generatio ns(adultmajors, adults and young), gender,and from each mun icipa lity selectedwhich were interviewed about theirlived, suffered and perception of insecurity in the postwar period from thebarrio to the country, to describ e howthe others category is constructedand how their social representationabout insecur ity in the city is usedto justify, c1assify, stratify or explain its socia l reality.
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La década de los 80 fue unadécada co nvuls ionada paraAmér ica Latin a. Muchas de las
naci one s centroamericanas estuv ieron someti das a guerras civ iles. ElSalvador, el país más pequeño dela región, co n 21 mil 041 kil óm etros cua drados, y tamb ién uno delos más empobrecidos, no fue laexcepc ión. Tras más de 11 años deguerra, este confl icto finali zó con lafirma de los Acuerdos de Paz en elCasti l lo de Chapu ltepec en M éxico,el 16 de enero de 1992 . Los añosde co nf licto armado tuvieron co moco nsecuencia más de 80 mil muertos, así co mo profundas cicatricesen la socie dad salvadore ña: estructuras institucion ales y redes de relacio nes sociales erosionadas en todoel país. Ante esta real idad se hi zourgente ini ci ar la reconstruccióndel pa ís, a tod os los niveles, desdelo físico, eco nómico y socia l, hastalo simbólico y psicol ógico.
En la posguerra, co n la fi rmade los Acuerdos de Paz en 1992, seinició un período de paci fi cación yrecon strucci ón . Con este nuevo período y co n el pr imer triun fo electoral de l part ido de extre ma derecha,se intentó retom ar el proyecto demoderni zaci ón, detenido dura nte laguerra. Se le intentó dar apertura atodos los sectores poi íti cos y empezar un proceso de co nstrucc ión deuna insti tuci onali dad, de recon strucción terr itori al y de rein serciónde sectores excl uidos y de excombat ientes. Se inició además un proceso de depuración de las FuerzasArmadas y la Policía Naci onal, la
cual se transformó en Poli cía Naciona l Civ i l. Se creó la Procu raduría para la Defensa de los DerechosHumanos y co n la parti cipaci óndel Frente Farabundo M artí para laLiberación Naci on al (FM LN) co mopartido pol ítico de izquierda se in ició un nuevo período de gob iernosmunicipales en los que la izquierdaobtuvo rotundos éxitos, co mo en elcaso de San Salvador, hasta las elecciones de 2006 .
Sin embargo, el f in de la guerraha dejado deud as no saldadas desdeel punto de vi sta eco nómico. At rajo nuevas probl emáticas socia les yeconómicas, nuevas inseguridadesy ant iguas reposicion adas en los civiles: la proli feraci ón de pandill as,el desempleo, las desiguald ades, lasmi graciones, las bandas de cr imenorganizado, entre algunas, han impli cado nuevas preocupacion es y,por co nsiguiente, transformaci on esen las representacion es socialesacerca de la insegurid ad que tienedi ferenci as co n las de la guerra. Estees un tiempo de guerra sin guerra.Es una guerra socia l, que se ref lejanen las prácticas urbanas sociales delos ciudadanos en torn o a sus miedos e insegur idades.
El int erés en el tema de la seguridad pública y seguridad c iudadana en El Salvador es creciente yuna de las principales preocupaci ones actuales de los salvadoreños.Sin duda habl ar de inseguridad esmuy amplio, por ello, para efectosde este estud io, el enfoque de la insegurida d que retomé fue el de la
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vinculación de este concepto con elde violencia, delincuencia y victimización. Dejé de lado - para efectos metodológicos y liminales- eltema de la inseguridad con el de laincertidumbre social, la pobreza yla precariedad. Retomé el concepto de Sergio García, que la definecomo "una cualidad de los espaciospúblicos y privados, que se caracteriza por la inexistencia de amenazasque socaven o supriman los bienesy derechos de las personas y en laque existen condiciones propiciaspara la convivencia pacífica y el desarrollo individual y colectivo de lasociedad." (García, 2002:8)
Este estudio se enmarca en elÁrea Metropolitana de San Salvador(AMSS) debido a que se ha transformado en el espacio - por antonomasia- en el que se entretejen diversostejidos cuyos entramados, dejan versesgos que corresponden a la manera de hacer y construir una realidad social compleja, fragmentaday contradictoria, pero también unarealidad que convoca y aglutinaidentidades, comportamientos, actitudes y prácticas sociales en torno ala inseguridad.
Ciertamente el AMSS ha cambiado cultural , política, infraestructural, social y simbólicamente. Elproblema es que no se están tomando en cuenta las apreciaciones quese han originado en algunos actorescon el fin de la guerra, como las decepciones al sentir que la guerra novalió la pena y que las reivindicaciones anheladas nunca se dieron, el
incremento de la violencia, la delincuencia, la pobreza y la idea de quela inseguridad lo invade todo. Surgen entonces las preguntas: ¿Cuálesson las representaciones sociales dela inseguridad en la posguerra en elAMSS? ¿En qué sentido se han modificado o no las representacionessociales en la posguerra? ¿Influyenen las prácticas de los ciudadanos?Ese fue precisamente el punto de lainvestigación: explorar las representaciones sociales de la inseguridaden la posguerra en el Área Metropolitana de San Salvador.
Sin embargo, el AMSS tiene 14municipios y dadas sus dimensionesy complejidades no fue posible estudiar cada caso. Para ello, elegí tresmunicipios ubicados de norte a suren esta área. Estos tres municipiosestán geográfica, paisajística, económica e infraestructuralmente diferenciados. Pero además, se planteancomo una escala de la inseguridadterritorial , siendo el municipio delsur el más seguro y el municipio delnorte, el más inseguro. Los tres municipios seleccionados de norte asur fueron Soyapango, San Salvadory Antiguo Cuscatlán .
Para realizar el estudio partídel concepto de representacionessociales definidas como "una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboraciónde los comportamientos y la comunicación entre los individuos.La representación es un corpusorganizado de comportamientosy una de las actividades psíquicas
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gracias a las cuales los hom breshacen inteli gib les la real idad físicay socia l, se integran en un grupoo en una relación cotid iana de intercambi os, l ibran los poderes desu imaginaci ón " (Moscovi ci , 1979:17-18). El co ncepto de las representac io nes ha oc upado un lugarmuy impor tante para el estudio dela cultura. Según Hall (1997:14), larepresentación co necta los senti dosy los lenguajes co n la cu ltura. Representar impl ica materializar, hacer aparecer un objeto en lugar deotro, o también una idea que implica a un objeto o situación incl usoen ausenc ia de ésta. Así, representarimpl ica otorgarle un significado a loque aparece. Es hacer presente algoco n palabras, con figuras que laimaginación retiene para nombrar,clas ificar y justi ficar situaciones queafectan al ser humano. Representar,af irma Heidegger, ci tado por Lefebvre (2006: 23 ), es coloca r ante mí(ante sí) algo que uno (yo) vue lve seguro . Por tanto verdadero. ¿Ilusió n?En cierto sent ido, pero sostenidapor todo el ente. La representaciónparte de la realidad socia l co mo insumo, como recurso para generarse,para posibil itarse. Denise lodelet,co nti nuando co n la línea de M oscovici, af irma que las RS determ inan:
11La manera en que nosotrossujetos sociales aprehendemos losacontecimientos de la vida diaria,las características de nuestro medioambiente, las informaciones queen él circulan, a las personas denuestro entorno próximo o lejano.En pocas palabras el conocimien-
to 'espontáneo', ingenuo (oo .) quehabitualmente se denomina conocimiento de sentido común o bienpensamiento natural por opos iciónal pensamien to científico. Este conocimiento se constituye a partir denuestras experiencias, pero tambiénde las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento querecibirnos y transmitimos a través dela tradición, la educación y la comunicación social. Oe este modo, eseconocimiento es en muchos aspectos un conocimiento socialmenteelaborado y compartido. Bajo susm últiples aspectos intenta dominar esencialmente nuestro entorno,comprender y explicar los hechose ideas que pueblan nuestro universo de vida o que surgen en él,actuar sobre y con otras personas,situarnos respecto a ellas, respondera las preguntas que nos plantea elmundo, saber lo que significan losdesc ubrimientos de la ciencia y eldevenir histórico para la conducta de nuestra vida, etc. " (Jodelet,7984: 473) .
Sin emba rgo, ese co nocimiento"espontáneo" no se ref iere al apareci miento que entraña un hecho quese produ ce aparentemente sin causa y que, de hecho, es sinó nimo delim pul so. Una representaci ón soc ialsurge ante una o unas mo tivac io neso una necesidad socia l que es causadel aparec imiento de la representación social, que probab lementesurja sin una plani fi caci ón rigurosaape lando al senti do co mún. Espo ntáneo, en el sent ido de la apertu raque se propici a por las subjet iv i-
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dades sociales que generan dicharepresentación. En este conceptodeben estud iarse por lo tanto dosniveles, el figurativo y el simbólico,ya que según Robert Farr, cita do porMora (2002: 7), las representaciones sociales tiene n una doble función: "hacer que lo extraño resultefami liar y lo invisib le, percept ible".Por lo tanto, deben ser instaladasen el habi tus de la persona, en sucot idia nidad. Las representacionescolectivas necesitan cierto grado deinstitucional ización u objetivación,o tipificación o rutin izacián o bien,como afirma Berian (1990), necesitan de un proceso de estructu racióninstitucional que agrupe tanto al saber social como a la actividad perfor mat iva. Por ello la vincu lac ión yla relación entre las representaciones y las prácti cas sociales. No solointeresa la representac ión en sí, sinolos efectos en la manera de hacerlas cosas; de viv ir, de usar la ciudade incluso de nombrarla y dividirl a,a través de las práct icas concretas.Hay que anotar que las representaciones sociales son un conocimiento que se elabora socialmente y quecomo tal se comparte, se legitimay se instituye pero que parte de laexperiencia personal y de la información part icu lar que cada individuo recoge de su entorno y de suhistori a. Esto, por lo tanto, nos llevaa pensar además en el carácter cultural de las (R.5), ya que impli ca unrepertori o de significados compartidos, que permiten identificar a ciertos grupos y diferenciar los de otrosa través de sus prácticas cotid ianas
y estab lecer relaciones de alter idad.
El objetivo fue estud iar, a travésde una investigación exploratoria yla selección de estudios de casos,las representaciones socia les de lainsegur idad en la posguerra paraidentifica r si existe una influenciade las representac iones sobre lasprácticas o no. Pero también paradescubrir si dichas representaciones buscan aprox imarse a unaci udad ideal, deseada y mejor y,en rechazo, alejarse de esa ci udaden la que se ubica la otredad. Todas esas representaciones aparecenpara ordenar el mundo, clasificarlo ,divid irlo , dife renciarlo, entenderlo,pero también para asegurar la estabil idad social para garanti zar el espacio tópico (propio) y aproxi marseal espacio utópico (ideal) en contraposición y rechazo a aquel espacioheterotópico (ajeno, amenazante),indeseado pero tan necesario parael mantenimiento del orden social.
La investigación no pretendióenmarcarse en una 1ínea cuantitativa, ni pretende generali zar, sinoque, a través de un enfoque cualitativo, identificar las represen tacionesy, a parti r de los casos, describirlas,analizarlas y contrastar las a parti r deun anál isis de discurso extraído delas entrev istas realizadas con los sujetos selecci onados para la muestra.
Los sujetos sociales selecc ionados para este estudio fuero n 18 ciudadanos. Esta dist ribución se hizoasí para tener tres generaciones : lade la posguerra (jóve nes), la de laguerra (adultos) y la que ha viv ido la
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preguerra, la guerra y la posguerra(adultos mayores). Estos habitantesson personas comunes, que tienenpor lo menos 15 años viviendo enel barrio o la co lonia. Los adultosmayores debieron tener al menos25 años viviendo en el lugar y losado lescentes y jóvenes, al menos 15años viviendo en el barrio o la co lonia. Fueron informantes claves, yasea por el tipo de activ idad que realizan en el espac io (comercial, religioso, trabajo), por viv ir en cal les obarrios inseguros o por haber padecido la inseguridad o padecerla y/opor haber tomado medidas ante la
inseguridad como intentos por mudarse, contratar seguridad privada yotros. Fue importante establecer ladi ferenci a entre hombres y mujeresporqu e no se tiene la misma percepc ión sobre la inseguridad a parti r del género. No se consideró laestratificación económ ica para estaselección. Sino la clasificación porterri tori o y por edad. Toda la información se analizó discursivamentea parti r de las siguientes categorías:
En el siguiente cuadro apareceuna gráfica de las categorías y subcategorías de análisis del discurso.
Dimensión sincrónica
Espacio
(Territori/ciudad )Barrio/
Tiempo Municipio AMSS PaísColon ia
(Pasado/Presente)
arrativas y Relatos
PREGUERRA
ACTOR SOCIAL
(matices cultura les:género, edad,
GUERRAtiempo de v iviral!í, lugar devivienda, si profesaalguna religió n,ocupación,práctica)
POSGUERRA
La primera como una unidadque constituye un eje hori zontal y lasegunda, un eje vert ica l. Así el tiem-
{1Q remi te a episodios históricos, anarrativas y a experienc ias de vidaen momentos concretos que hacen
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posib le darle un hilo conductor, unasecuencia pasado-presente que hanhecho entender el mundo de la vidade una manera particular y d istinta a la de otros tiem pos. La unidadtiempo tiene tres categorías: preguerra, guerra y posguerra. La se-
gunda unidad respond e al espacio,la territor ialidad, el con texto urbano, la ciudad. Esta tiene cuatro categorías: barrio, municipio, AMSS ypaís, que en algunos mo mentos nopueden separarse y en otros son espacios totalm ente ajenos.
1. El espacio: territorios de inseguridad/seguridad
A. El Barrio o colonia: liminalidad yfronteras simbólicas
El espacio donde habi tamos noes solamente el área demarcada en la que nos desarroll amos
y vivimos, sino también el territori oque construimos física y simbólicamente. Tanto lo pri mero como losegundo impli ca pensar el espaciocomo un lugar de relaciones que laspersonas establecemos, ya sea poroposición, por afinidad, por cercanía,por lejanía, por vecindad, por antipatía o simpatía, etc. En el caso de laspersonas entrevistadas, les pedí quehablaran de la seguridad en sus barrios o co lonias, municipio, el ÁreaM etropoli tana y final mente el país,precisamente, para poder ubicar lainseguridad en ciertos espacios, desde lo particul ar a lo general. Estas doscategorías: el barrio y el municipio,según algunos informantes aparecenseparadas y para otros, unidas. Esigual hablar del barrio y del munici pio o es absolutamente di ferente.
A l pregu ntarles a los sujetossociales por su barrio o colonia, apesar de haber selecc ionado, ba-
rrios y co lonias co nsideradas inseguras dentro de sus mun ici pios - enSoyapango Los Santos I y 11 , en SanSalvador, los barr ios San Esteban yLourdes y en Antiguo Cuscat lán lacomunidad la Lupi ta y habitantesdel centro-, de los 18 habitantes entrevi stados al menos 11 reconocieron sus co lonias y sus barrios comoseguros. Pero no necesariamenteporque lo fueran, sino porq ue lesresulta tan cot idia na la con vivenciacon el peli gro, con la del incuencia,que les resulta menos visible y menos padeci ble, que el peli gro que seencuentra más allá de las fro nterasde su barrio o co lonia. De esos 11,seis eran de Ant iguo Cuscat lán, tresde Soyapango y dos de San Salvador. Todos afirmaron que aunquesus barrios y colonias pueden co nsiderarse inseguros, la inseguridaden realidad es lo que circunda a susbarrios. Siemp re la insegur idad esmás in tensa en el afuera . En parteporque están tan habi tuados a convivir con la inseguridad que la asumen como normal, cotid iana y, porel lo, menos peligrosa . Sin emba rgohubo difere nc ias clave por munic i-
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pio, edad y género . Los sujetos quemejor evaluaron a su barrio y municipio y que de hecho igualaron ambas categorías en el di scurso fueronlos de Antiguo Cuscatlán. Para ellos,la inseguridad existe, pero fuera, enlas fronteras del municipio:
ceMe agrada porque es tranquilo. Encuestión de comercio es bueno y va progresando todo loquees comercio"(adulta)
"Esta parte es un lugar bien seguroy lleno de tranquilidad a comparacióncon otros municipios. Acá es bastantetranquilo" (adulto)
"Todo me agrada porque la gentees llevadera con uno y las señoras sonamables y tranquilas"(adulta mayor)
"Si, me gusta. Todo. El ambiente.No hay pandillas, ni nada por el estiloasí. Es bien tranquilo y todo está cerca"úoven mujer)
ce• •• Tengo muchas cosas cerca comoelparque, la cancha, losciber, la biblioteca y es tranquilo. Y lo que me menosme agrada... no sé. Sería nada porquetodo me agrada de acá. Me gusta viviracá"(jooen hombre)
Esa porción territor ial les resultafamiliar, idónea, segura, agradable .La representación de la inseguridad,por lo tanto, no está dentro de su colonia o municipio. La metáfora deldentro y el fuera en Antiguo sí se extiende a las fronteras del muni cipio,según los informantes entrevistados.Ex iste en los seis habitantes entrevistados un sentimiento de apego haciasu barrio y hacia su mun icipio: el paraíso en una ciudad caótica.
Mientras que para los habitantes de los barrios San Esteban y Lourdes de San Salvador, las fronterasson más restrict ivas. La frontera dela inseguridad puede ser la casa, yfuera de la casa la calle donde habitan, los vecinos y cualquier extraño. Pero en este caso los límites sise diferencian de una generación aotra ya que para los adultos mayoresel pel igro es real, pero, por su edad,consideran que se hace relativo, yaque viven en tal reclusión y padecen de tal manera la excl usión, quela insegur idad parece no toca rlos y,de alguna manera, también los excluye. El los ya están grandes y yavivi eron, pero además ya no tienennecesidad de salir, por lo tanto optan por la reclu sión por el retiro ensus casas:
"No me agrada, pero me convieneyme resigno. Me conviene, porque yo dependodel negocio, primeroqueen la misma casa tengo el negocio, área de campo,área recreativa, las3 cosas en el lugar (. ..)No tengo necesidad de salir. Así que acávivo yo en mi mundo... a parte claro delo queestá afuera"(adulto mayor)
ce•••Pues como no tengo otro lugar(Ríe mucho). Como no tengo pues... ycomo aquí se criaron mis hijos y por laubicación (...)0 que es por mí. .. no pasanada (. ..)ceLa deSan Esteban dicen que esuna zona peligrosa. Pero, como le digo...puede ser, pero depende (...) y yo comopor lo menos con todo eso yo solo pasoencerrada... y es que por eso que a vecesno me doy cuenta. " (Adulta mayor)
Para esta generació n, el encierro de los toques de queda de la
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guerra se repite. Solo que esta vezes un toque de queda que se da demanera simbólica, "vo luntaria" enel sentido de que pueden salir si lodesean, pero no deben salir porquese arriesgan . Estos dos informantes coincidieron en el enc ierro. Lafrontera es la casa, ni siquiera es elbarrio. Las calles en las que vivenson zonas rojas de tráf ico de drogas. Ambos están consientes delpel igro, pero existe resignac ió n eindefensión acerca de la situacióndel barrio
En el caso de la generacronadulta, la representación del barriocambia. Sus fronteras de d istiendenen función de la necesidad que tienen de salir de sus casas, de transitar por el barrio y de aprender aconvivir y subsistir con el peligro:
"Aunque muchos dicen que es peligroso y todo, pero para mí no es peligroso. No espeligroso porque realmentepienso de que el peligro puede sucedercuando nosotros andamos haciendoalgo malo, pero si yo soy una personasana y bien portada, pues no debo detemer porque no hay problema por quéafligirse por qué preocuparse porque elque nada debe nada teme" (Adulta).
"Pues yo como aquí crecí y comohemos vivido aquí cerca siempre. Yantes era tranquilo y todo bien accesible.y yo pues porque ya la costumbre de v ivir aquí, todo nos queda céntrico (. ..)Loque me agrada tanto.: realmente aquíeste... no es una zona segura pues. No esseguro. Y cuando no es una zona segurano le da a uno la confianza como para...para estar tranquilo vea. Pero... (Pau-
sa) se puede v iv ir. Porque uno conoce alas... personas vea" (Adulto).
Esta generación está consciente del peligro que I rodea . Sin embargo, la representación del barrioinseguro es relativa, en cierta parte, debido al comportam iento queadopten con el peligro. Es decir, aevitar los prob lemas. Esa norma deconvivencia informa l, implícita a lasrelaciones cotid ianas en el barrio,hacen que su vida sea menos arriesgada e incierta. Conocer a las personas que tienen o que representanel peligro en el barrio les permiteestablecer límites en sus hábitosy en sus acciones. El barrio por lotanto obtiene la representación delriesgo, de la precariedad, del tráfico de drogas que sin quererlo, lesresulta cotidiano. Pesa la costumbrey aunque ellos mismos afirman queno se puede estar tota lmente tranquilo, se puede vivir. Esto durante laguerra no era así.
En el caso de los dos ado lescentes entrevistados, la inseguridad enel barrio tiene su propio rostro. Paraellos existe dos tipos de peligro enel barrio: los policías y los otros jóvenes. Afirman :
"Bueno, primero lasdrogasque aquíhay por todos lados, ventas. Luego... elalcohol. Las maras también y los disturbios a veces se oye que matan a alguien(...)aquí hay demasiado vandalismo, entodas partes (...)10 que a mí me causa unpoco de temor son los mareros que andanfumando. Que andan con pistola, concamisa como gabanes. Esos son los quenormalmente me dan miedo. Pero a ve-
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ces veo que andan normales, peroque sehacen señas con otros jóvenes y entoncessonpeligrosos"(jooen mujer)
"Yo tengo unos amigos que les handisparado bastantes veces en las piernaso en esto del pecho. Por eso es que no mepresento mucho con ellos porque si memiran con ellos también puedo irme enla colada (...)A mí una vez me agarróun policía porque me dijo de que si anodaba drogado y me pegó un macanazo,a veces sí es cierto verdad, a los jóvenesles traen gana, pero a un adulto no,ganas de encerrarlo, más en el caso delas pandillas hoy hasta niños hay en laspandillas" (jooen hombre). Para ellosla frontera son ellos mismos. Bauman (2001) cita a Toqu evi lle cuando este afirma que el individuo esel peor enemigo del ci udadano,como dijo el mismo autor. El individuo tiende a desentenderse, a serescéptico o precavido respecto delbien común, de la buena sociedado de la sociedad justa. En suma, elotro lado de la ind ivi duali zaciónparece ser la corrosión y lenta desintegración de la ciudadanía. En esesentido, la representación del jovendelincuente, el que es igual a el lospero que puede ser su agresor, elamigo que puede com prometer, elque anda en malos pasos y que lospuede arrastrar hacia el peligro. Sinembargo, ellos se sienten víctimasy victimarios, dos caras de la misma moneda. Son las vícti mas, losperseguidos, los señalados, pero almismo tiempo son los perseguidores. Ven por ello en los policías unarepresentación llena de contradicciones. Por una parte es la autori-
dad que los reprime y persigue, elverdugo, pero por otra es la autor idad que a veces tiene razón, quea veces sí es cierto. El barrio, porlo tanto, es un territori o de la inseguri dad, pero la casa, su casa, es elterri tori o seguro, bajo el abrigo desus familias. Sin embargo, para el losexiste otra percepción de dentro yfuera. Los de adentro, sus amigosson menos pel igrosos porque losconocen, aunque representen unriesgo en presencia de un po licía.Mientras que el joven de afuera setransforma en una amenaza contundente. Hay que entender ademásque no es lo mismo, territoria lmentehabl ando, ser un joven en el barrioLourd es que un joven de Los Santosl auna el centro de Antiguo Cuscatlán o " La Lupi ta". El territorio marcaun estigma de clase que pesa sobrelos hombros del joven.
En el caso de los habitantesde Soyapango, la representac ióndel barrio se repite en el caso delos adu ltos mayores. En el caso delos dos adultos de Soyapango dela co lon ia Los Santos 11 , de nuevose enfati za el estatuto de dentro yfuera. Para el los sus pasajes amurallados y cercados, en dond e tienenun vigil ante que contro la los ingresos, es tranquilo . De nuevo la po lítica del encierro. Ya no en la casa,en el pasaje, como alternat iva paragarantizar la segur idad, pero Sa lires el problema. Afuera representapeligro, incertidumbre. Los veci nospeli grosos y sobre los que no hayacuerdos que otorguen a estos individuos, garantías de seguridad . En
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el caso de los jóvenes de nuevo serepitió la tendencia de San Salvador, dado que para ellos el peli groestá inclu so dentro, entre ellos, conellos y por ellos : los jóvenes. y denuevo el poi icía toma la representación del verdugo, el aprovechado,el perseguidor:
"Dónde yo vivo si es (peligroso, serefiere a Los Santos 1), creo que es lazona más peligrosa que hay aquí, puesdigamos ahí, ha habido bastantes asesinatos (...)Si llevo un compañero, personalmente tiene que ir conmigo, yo lotengo que llevar porque si va él sólo lepueden hacer algo, porque como es desconocido (...)Sí, en mi casa, pues no allíadentro, en la colonia pues, hay muchospeligros" úoven hombre)
"Aquí es tranquilo, la mayoría deveces. Es bastante tranquilo(,,,) A veceshay que tener cuidado con los policíasporque solo lo ven a uno y ya lo andanqueriendo fregar" (jooen hombre)
"En mi colonia, allí han matado avarias personas. La mayoría son bolos(borrachos), que han matado allí los mareros. Y a veces gente de ellos mismos.Sí he visto algunas veces" úoven, mujer)
Existe en ellos, una conc ienc iade que el peligro está incluso adentro, pero han aprendido a convivi r con él. La frontera es relativa,la li mi nali dad es difusa, engañosay movediza. Tienen momentos detranqu il idad, pero no saben cuántovan a durar. Para ellos la co lonia esun territorio inestable: ocurren asesinatos y el pel igro es una constante, sin embargo, la misma cot idia-
nid ad lo hace relativo, conoc ido yhasta normal.
B. El Área Metropolitana de SanSalvador
Cuando las fron teras se extie nden, crece la sensación de inseguridad en la ciudad y, por lo tanto,la percepción de una ci udad insegura es mayor y más frecuente. Apesar de que todos los inform antesde Soyapango, como los del centrode San Sa lvador, están conscientesdel peli gro dentro de sus barrios,hay una representación del "otro"dentro el barrio que lo hace menosotro, menos ajeno, que a ese otroque se encuentra afuera de las fro nteras del barrio y/o del mun ic ip io .A l hablar de la ciudad, entendiéndola en el sentido amplio, el delÁrea Metropolitana, los entrevistados iban incrementando sus adjet ivos referidos al pel igro, la inseguri dad y la del inc uencia. La imagende la ciudad representada se vincula hacia la ciudad caos, la ciudaden donde cada vez más hay menosespac ios abiertos que sea n seguros.Tal parece que el estado de sit iovivido y padecid o durante la guerra hoy se repite con la diferenciade que los límites existen aunquese tenga la libertad de sal ir, el padecimiento de una sociedad sitiada(Bauman, 2002 ). De los 14 municipios del Área Metropo litana de SanSalvador, en do nde se concentra latercera parte de la población total,tamb ién se hace necesario hablar desegregación y exclusión, ya que losmunicip ios del norte siguen siendo
Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:- - 3 99Estudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
periurba nos y todavía tien en ca racter ísticas te rritoria les rura les y fa ltade acceso a se rvicios básicos comoen e l caso de Aguil ares, Nejapa,Gu azapa y Tonacatepeque . Y otrosque se acerca n más ha,cia e l.c.entro, a unque goza n de mas serVICIOS,se han establecido co mo espaciospara maqui las, fábricas y viviendas populares co mo en e l caso deApop a, Soyap an go, Ciudad Delgado e l lopango. Mientras que en SanSalvador (la capita l), la segregaciónes más dram ática, ya qu e hay zo nascon nive les superiores de ca lidad devida, co n un nivel promedio hastaabajo de l límite pobreza en a:entamienta s ilegales y zo nas margrnalescomo la Tutunichapa. Sin emba rgo,a unq ue exis ten zonas rojas en todoslos mun ic ipios, los contrastes enSan Salvador y Antiguo Cuscatlánson más dramáticos, ya qu e zonasresiden cia les co mo la co lonia Escalón, en San Salvador, y Santa El en a,en Antiguo Cusca tlán, coli nda n co nzonas marginales, qu e "afea n" e lpaisaje y qu e se está n tratan do dere ubicar. En el caso de los entrevistados pudieron observa rse trestipos de situac iones ante la pregu nta de los mun ic ipios más peligrososy men os peligrosos del AMSS. Poruna parte, una tendencia a la autoexclusión qu e se traduce en nosa lir de l mu nicipio a menos quesea necesario, el desconocimientode los otros municipios a pesar desu cerca nía co n e llos y la estigmatización de municipios a pesar deno frec ue nta rlos. Es decir, se tien euna representación de c iertos mu ni-
c ip ios q ue no co nocen, a partir dela informac ión que rec iben de losmed ios de comu nicac ión y de ot raspe rso nas. Ese es e l caso del CentroHistórico de San Salvador y Soyapango, Mejican os, Ciudad Delgadoy Apop a, entre otros.
Soyapango aparece en e l discurso de los e ntrevistados en Antiguo Cuscat lán como e l mun i c i~io
más pe ligroso de l AMSS. Los Informantes lo asocian a las maras,la delincuencia y el crimen organizado. Soyapa ngo represen ta elespacio heterotópico, ese espacioamenazante, donde se construyela otredad, segú n Reguillo, es aq ue lespacio oscuro, ame nazante, I ~ peligroso, ter rorífico, e l color sep ia dela pel íc ula Tráfico . Sin emba rgo, I ~s
experiencias de pe l¡gro qu e han VIvido o prese nc iado los inform an tesse han dad o en auto buses y no ene l territor io. Habr ía qu e habl ar delautobús y de las líneas q ue c irculan por estas zonas , co mo espacios,co mo lugares pa ra la delin c uen cia,co mo lugares de riesgo. Para estecaso además, las rep resentacion esactúan, co mo afirma Tania Rodríguez (2003:12), co mo antecedentesde co nductas ancla das a un sistemade c reenc ias am pliamente compa rtidas entre los miem bro s de un grupo, por esa raz ón adopta n ciertasconductas activas o pasivas comorezar, bajarse del autobús, no visitar esos lugares y si es inevitable ir,absolutamente nada. La percepciónde tod os los entrevistados acerca decuá l es el municipio más peligrosodel AMSS, en ge ne ral, fue la de So-
400'-Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:Estudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
yapango. Lo descri ben como violento, inseguro, lo asocian a las maras y a los homicidios. Sin embargo,y aunque es cierto que este es unode los mun icipi os más vio lentos delAMSS, según el Informe Anual deM edic ina Legal para el 2006, SanSalvador tiene una frecuencia dehomicidi os de 522 correspond ientea un 13.3% del 100 y Soyapangotiene una frecuenc ia de 248 correspondiente a una frecuencia de 6.3% sobre 100 Y Ant iguo Cuscatlánposee una frecuencia de 13 correspondiente a un 0.3%. Sin embargo,la representación sobre el municipiomás inseguro que construyen los entrevistados es la de Soyapango comoel espacio heterotópico en el que seconstituye la otredad, másque en SanSalvador, aunque hablar del Centrode San Salvador, específicamente, seaprox ime al estigma de Soyapangocomo espacio de peligro. La otredadsegún Octavio Paz (1970:103), "esuna proyección de la unidad: la sombra con que peleamos en nuestras pesadillas; ya la inversa, la unidad esunmomento de la otredad: ese momento en que nos sabemos un cuerpo sinsombra -o una sombra sin cuerpo-" .Esa otredad que por oposición a loque no se es, se hace necesaria paramantener el equilibrio social, esasombra de la que habla Paz, que finalmente se consolida en el cadáveroculto en el desván de una sociedad,cuyo pasado e historia de exclusiónse sigue ref lejando en el presente.
En el caso de los informantes delCentro ele San Salvador la experiencia es disti nta. Ellos, como ya he afir-
mado antes, conviven con el peligrodentro de sus barrios. A ellos, aunquesu territorio es peligroso, siempre lesparece que el peligro es mayor afuera. Pero hay afuera (heterotópico) yafuera (utópico) debido a que paralos informantes del Centro ele SanSalvador, específicamente para losjóvenes, el peligro está en las callesdel centro, en la escuela y, simbó licamente representado y enmarcadoen Soyapango. Mientras que para losadultos, el peligro que ciertame ntetambién ubican con Soyapango, secomparte con Ciudad Delgado, Cuscatancingo y Mej icanos. Los adultosmayores, por su parte, general izanambos. El peligro está en todas partes. Sin embargo, ellos ya no salen,han optado por reclui rse en sus casaspara evitar el peligro, en su espacio,su territor io o espacio tópico, es decir, ese espacio al que pertenecemosy que nos pertenece, que nos es cotidiano, conoci do y en el que nos sentimos seguros: la casa o, como afirma Reguil lo (2006: 8), es el espaciodonde yo me siento segura, dondeestoy bien, el espacio que conozco yen el que me puedo mover. El espacio heterotópico (externo, peligroso)sigue ubicándose en Soyapango.Mientras que al preguntarles por loslugares del AM SS que les parecenmás seguros, los espacios deseados(utópicos) para vivir respondi eronque Antiguo Cuscatlán, Santa Tecla yla colonia Cima, así como parte ele laco lonia Escalón.
En el caso de los jóvenes, nosolo ele San Salvador, sino de Soyapango, ocurre que la segrega-
Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:- - 4 0 IEstudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
Clan sim bólica, a la que han sidoforzados, los hace desconocer laciudad. De hecho, en las entrevistas, los jóvenes de San Salvador yde Soyapango tuvieron dificultadespara ubicar otros mun icip ios ajenosal suyo así como nom bres de co lonias de afuera de sus límites municipa les. En algunos casos af irmaron : "He oído hablar de Santa Tecla,pero nun ca he ido" (M ujer joven,Soyapango). Por lo tanto, ni siquieraaspi ran a una mejor ía en su situación, ya que afirman no es posibleirse a otro lado. En este caso la segregación atiende a dos sentidos delos tres planteados por Dansereau(1993 citado en Séguin comp. 2006 :15). Primero en la referencia a laconstitución de zonas relat ivamente homogéneas, pero que al mismotiempo resultan ser diferentes deotras y segundo, el de la segregació nvista como un proceso en el cual losactores desarro l lan estrategias paraapartar a los mi embros de ot ras categorías sociales. Es precisamente lalectura entre líneas de los jóvenes deSan Salvador y Soyapango:
"Me gustaría salir de aquí, v ivi ren otro lugar más bonito, vaya, másagradab le y sin mareros( )M e gus-taría viv ir... bueno no sé en unazona dond e no hubiera peli gro depandil las. N i peli gros de que vaya allegar una persona a matar o haceralgo así. Algo tranqui lo. Una zonaen la que no hub iera probl ema"(M ujer joven de San Sa lvador)
"Acá en Soyapango. Sí. Acá megusta. Ya estoy acostumb rada" nosé, ahí no le podría decir muy bien
verdad. Si he visto mu chas marasahí en esta zona, pero en las demásno" (Hombre joven, Soyapango)
Este sent ido de autoexclusiónde los jóvenes se manifiesta en algunas de las citas anteriores . Pero también resulta interesa nte ver cómoellos mi smos se perc iben como unapoblación vulnerable al pe ligro,cercana al peli gro porq ue los del incuentes, en su mayor ía, afirman, sonjóvenes. Hay acc io nes de construcción de in fraestructura que enfatizan esa fragme ntac ió n y es la co nstrucción de centros comercia les yco lonias, residenciales de viviendapopular en la zona de Soyapango.De hecho, cuando se les preguntaa los jóvenes de Soyapango sobresu espac io ideal, afirman que lesgustaría v iv ir en Bosques de la Paz,una zona residencial con seguridadprivada en Soyapango: " Bosques dela Paz es de Soyapango, ahí ese lugar... creo que es el mejor porquees privado, entonces sólo esa zona,ahí las demás no" (Hombre joven,Soyapango).
C. El país de los recelos
En la medida que las dimensiones espacia les crece n, crecen losmi edos y la representac ión del paísinseguro. Todos, absolutamente todos los entrev istados, afirmaron queuno de los problemas más serios delpaís es la inseguridad junto a problemas como la pob reza y el desempleo. De hecho, en algunos casos plantean a la insegurida d comoconsecuencia de estos dos probl emas. Hablan de la relaci ón causa-
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efecto que se traduce también a larelación histórica guerra-posguerra.
Los habitantes de Ant iguo Cuscatlán a pesar de tener un entornocot idiano seguro dentro de su municipio, al preguntárseles sobre losproblemas del país mencionaron lainseguridad: "Yo a un joven comovos, a mis hijos, yo les digo que sipueden irse que lo hagan. Porqueacá se queda el que ya no tiene opción o bueno los que queremos luchar.Yo le apuesto a este país, pero amis hijos yo si les digo que se vayan"(Adulto mayor, Antiguo Cuscatlán)
Todos los inform antes admit ieron que el país tiene problemasgraves de inseguridad. Sin embargo,esa representación genera otras representaciones que sirven para justificar y/o expl icar la situac ión quevive el país tales como que la situación actual de insegur idad del paísresulta lógica debido a la guerra queviv imos, que quedaron acostumbrados a la violencia de la guerra,acuerdos incumplidos, mucha gente con armas que no se entregaron oque simplemente esto se vive en todas partes. Sin embargo, generacionalmente, los adultos mayores, tanto hombres como mujeres, optaronpor la reclu sión y la autoexclusión .Ellos "Ya vivieron" pero los jóvenesno. Dentro de la representación delpaís inseguro cuyo problema másgrande es el económico, según losadultos de los tres mun icipi os, elpaís es responsabil idad de todos, nosolo del presidente o el gobierno. Enel caso de San Salvador, la represen-
tación del país vio lento recupera,de los adultos mayores de Antiguo,la aseveración del país con prob lemas socia les y económicos serios yen el caso de la muj er, de nuevo,surge la proyección de la excl usiónsocial por la edad y el género:
"Así como está uno ya y unoya vivió" (Adulta mayor, Ant iguoCuscatlán)
"Bendito Dios nunca me ha sucedido nada, ni a mi famil ia tampoco. A nadie. A ninguno porqu e mihijo trabaja en el estadio, mi hij a esenfermera y bendi to sea Di os queél me los cuida. Me cuida a todosmis hij os, mis nietos porqu e nuncales ha pasado nada" ( Adulta mayor,San Salvador)
Surge la extrapolación de lostemores y preocupaciones hacialos hij os. En el caso de los hombresadultos mayores, el rol tiende a sermás externalista, menos emotivo, notanto hacia la preocupación por loshij os, sino más socialmente ampliado, con mayor énfasis en la pol ítica.
El caso de los adultos de SanSalvador es indispensable destacarel desencanto en la posguerra. Larepresentación del país de la desi lusión . Esta es una generación másdesencantada. Pero hay que recordar que está fue la generación de laguerra. La representación es la deun país en crisis, en caos, en desorden. La tierra de nadie que noacoge y dond e la solidaridad nocabe, porqu e ayudar los lleva a lamuerte. Para los jóvenes, su princi -
Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:- - 4 0 3Estudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
pal preocupación son ellos mi smos.El país está mal, y el los son víctimasy presas de una socieda d viol enta.Ex iste un dato muy rel evante conrespecto al género y es que el espacio resulta más excl uyente paramujeres que para hom bres yeso lasobl iga a tener fro nteras más estrechas y horarios más restric tivos parasalir. Pero también eso realza su ro lsocialmente construido de la mujerque cuida "care", la que se preocupa por la familia y vel a por el bienestar emocio nal y afect ivo fami lia r.
En el caso de San Salvador, larepresentación del país vio lento recupera, de los adultos mayores deAnt iguo, en el caso de l hombre, elpaís con problemas sociales y económ icos serios y en el caso de la
mujer, de nuevo la proyeccron dela excl usió n social por la edad y elgénero: así como está uno ya y unoya vi v ió, surge la extrapo lac ión delos temores y preocupaciones hacialos hijos. En el caso de los hombres,adu ltos mayores, el ro l tiende a sermás externa lista, menos emotivo,más social mente ampliado .
En general de esta muestra cualitativa, los y las sujetas soc iales tienenla representación de un país corrupto,que no puede cambiar en sus bases.Hay un discurso que revela la indefensión de los sujetos sociales, anteel problema de la inseguridad comoconsecuencia de las secuelas de laguerra. Hay un dobl e discurso de unpaís en crisis que sin embargo ha ganado mucho por no estar en guerra.
2. Temporalidad: Posguerra, guerra y preguerra
Uno de los hall azgos másrelevantes de las representaci ones de la inseguri dad
en el poscon fl icto es que la inseguridad es representada como unfenómeno omnipresente, que nosolo se da en El Salvador, sino enel mun do entero . Vivimos, comoafirma Giddens (1990: 22 ), "en unmundo espantoso y pel igroso". Peroa pesar de esa conc iencia universalacerca de la insegur idad y no so lodesde su acepción con la vio lenciay la delincuenci a, sino en el ampl iosentido de di cho concepto, los informantes tambié n ubican el fenó -
meno de la deli ncuencia desde unaevo lución históri ca particular parael caso de El Sa lvador: la guerra ysus herencias. De manera que aparece la representación social de lainseguridad heredada que, de alguna manera, sirve para ju stificarel estado de las cosas. Un estadoque ellos mismos ca lificaron comoagobiante, anárquico, alarmante,peli groso, tremendo, etc. Pero quedesde su representac ión de la cr isisque generó el fin de la guerra, nosolo es lógico, sino esperable. Todaguerra deja estragos, cambios problemas sociales y reajustes.
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Para los entrevistados, en particular para los adultos y los adultosmayores, la guerra no solo representó la destrucción y el enfrentamiento entre dos fuerzas que les eran ajenas, la guerra de otros, sino tambiénrepresentó el encierro y el estar en elmomento y el lugar equivocado, yaque esa guerra no era contra ellos.El peligro era, en términos fortuitos,una bala perdida, o encontrarse enun fuego cruzado. Sin embargo, nohay que olvidar que los entrevistados son sujetos urbanos y que laguerra fue fundamentalmente rura l.De los 18 sujetos sociales entrevistados, solo 12 vivieron la guerra,por razones generacionales, perode esos 12 solo una vivió la guerraen el campo. Los demás la observaron, desde el telón de fondo dela ciudad. No obstante, no por nohaberla vivido y padecido más queepisódicamente, como describieron-a través de la ofensiva final en laciudad en noviembre de 1989- estoimplica que no exista en ellos unamemoria del conflicto, que no sololos ha marcado, sino también los hahecho adoptar ciertas actitudes yposturas frente a las nuevas problemáticas sociales. Flores (2000: 115en Iodelet y Tapia,coord.) afirmaque "el relato como ficción es unaforma de ordenar y estructurar losrecuerdos que permitían un acercamiento a la percepción que lamuestra tiene de sí misma". A partirde esta cita hay que entender que larepresentación se construye para representar una realidad vivida, experimentada, percibida, o imaginada
pero que constituye al sujeto socialcomo tal. Sin embargo, coincidieron en que el tipo de inseguridadque se vivió fue distinta y al momento de preguntárseles si era mássegura o insegura la guerra con respecto a la posguerra, respondieron,en el caso de los adultos que fue lageneración de la guerra , de maneradispar de un municipio a otro . Paralos adultos y adultas de AntiguoCuscatlán la posguerra es mejor, apesar de las problemáticas de inseguridad nacional y las desigualdades económicas, mientras que paralos adultos de San Salvador, la guerra era insegura por una bala perdida, o por estar en el momento yen el lugar equivocado, pero hoy laguerra es social y es peor:
"El barrio hace ... 20 años atrás,sí era un barrio mucho más tranquilo. Se nota la diferencia entre décadas verdad. 20 años atrás uno podíacaminar por el. .. por el. .. por aquí amedianoche y era tranquilo, vea. Elcomercio era distinto" (Adulto, SanSalvador)
"Eh ... siento que ... era muchomás seguro que ahora porque .. .mmm, porque... en ese tiempo .. . osea, se sabía que ... había una guerra civil. Se sabía que las... (pausa) los dos bandos, tanto guerrillacomo el ejército, ellos se enfrascaban en su.. . en su guerra" (Adulto,San Salvador)
" . ..Cuando vemos que andanlas maras, vemos, pues, que estápeor. Peor. Y si ves en las noticiasque están dando, que están man-
Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:- - 40 SEstudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
dando .. . parece que hasta la fechallevamos 7 mi l deportados o 16 mil,una cosa así. Y vos crees, es que lamayoría de esos son mareros, pues.Porque allá han estado en maras yentonces eso es una cosa grave parael país." (Adulta, Soyapango).
Las citas anteriores destacan quelos ciudadanos identif ican el temade las rnaras como una herencia dela guerra. Las deportac iones que ini ciaron con la finalización de la guerra y los sectores que tenían comoocupación la guerra y que tuvieronque cambiar su estilo de vida fueron,según estos ciudadanos, un detonante en la situación actual. La inseguridad en la posguerra representa laindefensión. El encierro obligado dela guerra por los toques de queda ypor los enfrentamientos esporádicosen la ciudad no esel encierro de hoy.La reclusión a la que los sujetos sehan visto forzados es simbó lica, escot idiana y es real. Hoy el encierrono es a causa de un ataque fortuito,sino por un ataque incontrolable enuna guerra que es de todos contratodos. La guerra sin guerra. Los adultos, al igual que en el discurso de losadultos mayores, destacan que haysituacio nes que no les satisfacen enel ahora, como la presencia de otraspersonas que han migrado al barrio(los otros, que modi fican y desarmonizan el nosotros), y la inseguridad:
"Y antesera tranquilo y todo bienaccesible"(Adulto, San Salvador)
" Rea lmente aquí.. . no es unazona segura (...) Pero se puede vivir" (Adulto, San Sa lvador)
"Porque uno conoce a las...personas (. .. )Hay cositas que a veces no le agradan a uno porqueuno las ve(. ..)Y siento que aunquemucha gente dice: 'Ese lugar es terrible, ese lugar nadie puede pasarahí', para mí no lo siento así porquehasta el momento, en el t iempo quetengo de vivir acá, nunca nadie hatratado de hacerme daño" (Adulta,San Salvador)
En los fragmentos anteriores,los entrevistados hacen una diferencia entre el peligro para alguienque no es del barr io y para ellos . Eneste caso para el sí mismo, sea enprimera persona o en impersonal,el peligro es relativo. Porqu e en sucaso, el peligro les resulta cotid iano, familiar, "normal" incl uso. Ellosconocen las rutin as, los ritua les deconvivencia del barrio como afirmaMauro Woolf (2000:51):
"Siempre que el sujeto está enpresencia de otros debe mantenerun orden ceremonial por medio deritu ales interpersonales. Está obligado a tratar de actuar de forma quelas consecuencias expresivas detodos los acontec imientos que severifiquen en aquel lugar sean compatib les con el resultado que él y losdemás presentes poseen.. ."
Estos rituales que son esperados y necesarios en toda relaciónentre grupos, en el Barrio San Esteban de Sa n Sa lvador se generan enfunción de la superv ivencia, de laseguridad, de la vida misma. El míy el uno habla desde la experiencia,desde la to lerancia y la omisión. Por
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eso aunque el peligro existe, el lospuede n viv ir en el barrio. La representac ión del barrio en la posguerraes la de la tolerancia, pero la de latol erancia vi ncu lada a la pasividad,la resignación, la omisión del pel igro que existe y es real, en un peligro que los excl uye en la medidaque conocen a los nuevos otros. Elbarrio en la posguerra representa lajuventud que delinque, las drogas,la delincuencia que los circunda ylos invade y que, sin embargo, poracuerdos tácitos que nunca nadieha garantizado, a ellos, no los toca.
Dentro de las citas recapi tul adas de los inform antes de este grupode edad predomina una representación social cuya func ión, en buenaparte, es primero saber y luego ju stificar. Así es posibl e que al mismotiempo que afirman que el barrio noes seguro, porque hay "cosi tas" o"gente" que no les agrada, porqueles generan incertidumbre, desconfianza o temor, tambi én es ciertoque "se puede viv ir" y que esas "cositas" o "gente" a las que hacen referencia forma parte de su vida cotidiana y de su barr io, y, como tales,les resultan conocidos y les permi ten, al mismo tiempo, conocer lasreglas de convivencia que les evitanbuscarse prob lemas o conflic tosy que garantizan su seguridad . Laamb ivalencia en el discurso y en laspráct icas es norm al.
La posguerra tiene el rostro delas maras. La guerra tuvo el rostrode la guerri lla y los militares, perohoy las pandillas como consecuen-
cia de las deportaciones de jóvenespandilleros y de la ausencia de lospadres que migran han generado larepresentación del joven del incuente en una posguerra con una juventud agresiva, que se involucra enpandillas, drogas y el crimen:
"Entonces comenzaron a proliferar, los pequeños grupos de jóvenes yempezaron a llamarse ruaras, vea,...pandillas..."(Adulto, San Salvador)
A este grupo se le impone elestigma, el rótulo de "sujetos culpables", sin embargo la representación de la juventud perdida y sin valores se ju stif ica como un fenómenode la posguerra:
"Esto es parte de la posguerra,verdad, esta cosa de las maras. Esose tenía que dar (... ) es normal porque tenía que haber una transic iónentre la guerra y la paz" (Adulto,Antiguo Cuscatlán).
Recordemos, entonces, que lasrepresentaciones sociales emergenen contextos de cr isis. Tajfe l (citadopor Mora, 2002) propone que lasrepresentaciones socia les requieren responder a tres necesidades:a) clasificar y com prender acontecimientos comp lejos y dolorosos;b) justificar acciones planeadas ocometi das contra otros grupos; y c)para di ferenciar un grupo respectode los demás existentes, en momentos en que parecie ra desvanecerseesa distin ción. En suma, causalidad,justificación y di ferenci ación social.
En el caso de los jóvenes, larepresentación de la posguerra es
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el único referente que tienen. Peroademás, la categoría de tiempo,para este grupo de poblac ión, nosolo es difusa, sino inexistente. Nosaben de la guerra, aunque han escuchado de ella, pero tampoco venel futuro. Para ello es el aquí y elahora, Para efectos de esta investigación, entrevisté jóvenes adolescentes de escuelas públicas de 15ó 16 años, de barrios o co loniaspeligrosas dentro de sus mun icipios, y que están ubicadas en losalrededores de los centros de cadamuni cip io o en el Centro. Hacerlospensar sobre este tiempo, sobre sutiempo y reconstruir sus rasgos noles resultó fácil. Sin embargo, estees un tiempoque, de alguna manera, los persigue y los señala. Al explorar las respuestas que dieron enlas entrevistas acerca del ahora, desu colonia, barrio, municipio, paísen el hoy, no lograban describi r sutiempo. No comprendían la noci óndel tiempo, de la tempora lidad y decómo puede esta haber cambiadosus vidas. Sus respuestas son estáticas, episódicas y no procesualescomo en el caso de los adultos ylos adultos mayores. Algunos de loscomentarios que hicieron sobre suhoy se referían más al espacio queal tiempo en sí mismo.
A sus escasos 16 años, y siendoado lescentes, sus preocupacionesno solo son la escuela y la familia,sino su segu ridad. La representación de la posguerra para ellos no esde posguerra, porque no la recuerdan, no la viv ieron. Por lo tanto, surealid ad, que siempre ha sido sin
guerra, es y siempre ha sido conflict iva, desde que tienen capacidadde record ar. No existe, además, lanoción de la historia, no solo hayfalta de conoci miento sobre la historia reciente, sino falta de interéspor conocerla.
Pero también, debido al deseode no volver al pasado béli co, aparecenacti tudes de conformismo yaislamiento autoaplicados. Ante laimposibilidad de cambiar las cosas,lo mejor que se puede hacer es nohacer nada. Surge la práctica socialdel no hacer, del no buscar probl emas. La justificación es que inseguridad hay en todos lados y que nose puede cambiar y por eso hay queaprender a sobrevivir en un contexto adverso que no solo es familiar,es coti diano, es rutinario. Giddensafirma que " lo rutin ario es psicológicamente relajante; no obstante, en un sentido muy importante,también representa algo con lo queno todo el mundo puede sentirserelajado" (1990: 97) Podr ía deci rseque los habitantes entrevistados deSoyapango y San Salvadorconvivende manera cotidiana con el peligro, la del incuencia y la vio lencia ymant ienen una relación de tolerancia, complic idad que les brinda unmínimo de certezas a cambio delsi lenc io. El si lencio es una prácticasocial muy arraigada ante la inseguridad de la posguerra: Ver, oír ycalla r. "El reconocer la existenciadel riesgo, o el conjunto de riesgos,es aceptar, no solo la posibil idad deque las cosas pueden ir mal, sino deque esa posibilid ad no puede eli-
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min arse" (Giddens, 1990: 108). Lainsegur idad es una presencia queademás no puede eliminarse y conla que hay que aprender a convivir.La inseguridad ha dejado de ser ajena y ha pasado a incorporarse en elsentido común yeso ha permit idola naturali zación de la violencia. Seha aprendido a vivir con la vio lencia. Aun que sería arriesgado afirmarque antes no lo hacían. Solo puedeafirmarse que la violencia de la posguerra se representa la dualidad delriesgo asumido y negado a la vez. Esdeci r, se reconoce la presenci a delpel igro, pero se manti ene el di scurso de "a mí no me va a pasar" com omecanismo de defensa.
En la posguerra existe ademásuna nostalgia por lo bucólico. Esdeci r, por la apaci bi lidad del campo, pr incipalmente, en el caso delos adultos mayores que añoran laépoca anterior a la guerra, es decir,la preguerra, que en contraste conla posguerra, es catalogada comouna época de contro l, pero tambiénde calma, de certezas, de autor idades. Exi ste, de hecho, una añoranzapor el autor itar ismo de las dictaduras mili tares, debido a que estas, através de la fuerza, mantenían uncontro l soc ial del que actualmentese carece. Esta representación de laausencia de fuerza y de control enla posguerra, sin embargo, se perci be con clarid ad, úni camente en eldiscurso de los adultos mayores yde dos de los adultos entrevistados,específicamente, el de Soyapango yel de San Salvador. De hecho, estarepresentación de la ausencia de
contro l, tamb ién es visible a travésde la representación del policía actual, como temeroso, con baja autoestima, débil , sin vocación, etc.y aunque en el caso de los adultos mayores de Soyapango y de laadulta mayor de San Salvador, losperciben como policías que, en sumayor ía, tienen buenas intenciones,existe de parte de estos inform antes,una ju stificación, casi una disculpahacia el los por no poder resolver elprobl ema de la insegurid ad, debidoa la falta de recursos, a la gravedaddel probl ema, los bajos salarios, etc.
Pero en torno a la policía comoinstitución, en términos generales,los informantes recono cen una insti tución nueva, que no se parece ala Poli cía Nacional de la guerra y,sobre todo, que utili za nuevos método s para erradicar la delin cuencia . Sin embargo, admiten que nose logra, de nuevo es por falta de recursos, fuerza y leyes que los amparen. De nuevo surge una disculpa,una justificación, una causa " lógica" que explica el uso de la fuerzade la pol icía haci a los delincuentesy los pandilleros. El Adulto mayorde Soyapango admite que: "No entendemos de otra manera" . Inclusoeste personaje llega a admitir que" Han querido transformar nuestrasoc iedad yeso debe ser como gentecivi1izada . Pero como que nosotrosestamos acostumbrados a que nospeguen así" . Por lo tanto, se recurre frecuentemente a la imagen delsalvadoreño conf lic tivo, incluso elincivilizado que solo entiende porla fuerza. En un artículo publicado
Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:- - 40 9Estudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
en la revista ECA (Cruz, 1999:105)prec isamente se habla de la importancia de estud iar las acti tudes autor itarias de la pobl ación salvado reña que aparecieron desde finales delos 90. En dicho artículo se afi rmaque diversas actitudes de los salvadoreños reclama n dureza y quetamb ién sienten menos aprecio porlos derechos humanos, más preocupación por mantener el orden socialy la intolerancia, pero, además, queestán vinculadas a la población másdesaventajada socialmente, la máspobre, la más marginada.
Pero las representaciones de lainseguridad tienen lugares, territorios en los que no solo es probablev iv ir un acontecimiento del ictivo,sino que se transform a en más queuna posib i lidad, en casi una certezapara cie rtos sujetos sociales. Todos,absolutamente todos los entrevistados, inclu idos tres policías (uno decada munic ipi o) y un ex guerri l lero,mencionaron a Soyapango comouno de los territorios de mayor riesgo en el AMSS en la actualidad. Sinembargo, como he presentado enpáginas anteriores, según medic inalegal (2006), San Salvador presentamayores índices de homic idios queSoyapango con un porcentaje del13.3 % sobre el 6.3%. Soyapango seasocia, se asume, como un terri tor iode maras. El territorio de la ot redadmás fácilmente identi ficable. Porsupuesto, inseguridad hay en todoslados. Pero hay lugares marcados.Soyapango y el centro de San Sa lvador son algunos. Estos se consolidanen territorios de la excl usión. Tanto
así, que en los barrios Lourdes y SanEsteban del Centro de San Salvadorse reconoce que no hay un puestode po licía estab lecido, sino un taller, al que eventualmente acudenalgunos agentes. En Soyapango hayun puesto de po licía para el mun icipio y los entrevistados reconocenque sí hay patrullajes, pero que, enmuchos casos, son intrascendentesy no resuelven nada. El punto esque aunque hay terr itorios local izados de la inseguridad y de la seguridad, cada vez es más di fícil identi f icar o locali zar a la insegurid ad,debido a que la otredad se expande, se moviliza, se encubre. EmmaLeón afirma que la otredad es "unacondición problemática que pone acualquier real idad ajena en un tipode relac ión don de el YO o Nosotrostiene la posibi Iidad de cerrarse, proyectarse o abrirse. Puede dar lugar;por ejemplo, a un «analogón» o aun «alter-ego», que es expresión deuna sospechosa igualdad, isomorfismo, o proyección, los cuales representarían el reducto últi mo de esaego- logía" (León, 2005 : 123)
En ese sentido es que concl uyoque las representaciones de la inseguridad están fuertemente ligadasno solo a los territorios, los lugares,los espac ios de la exclus ión- marginación, sino tamb ién a la presencia e inclu so a la ausencia del otro .El otro es la frontera, parezca o nosospechoso. El problema es precisamente el encubrimiento, la relacióndel yo o del nosotros puede proyectarse en el otro como similar a mí,pero que no soy yo y no puede serlo
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aunque lo parezca. La categor ía delnosotros tiende a cerrarse. Las prácticas de la segregación espac ial seamplían al rechazo, al apartamientode los individuos sociales que noforma n parte de mi grupo aunqueestén en mi territorio.
Ese es el caso de Soyapango enla co lonia los Santos 11, en dondelos adultos entrev istados afirmaro nque viven rodeados de sospechososcon los que no convive n más quea través del miedo y la desconfianza. Los otros, esos que están afueradel pasaje, afuera de las rejas y dela plum a de contro l son una amenaza latente. Las fronteras de lo seguro/ inseguro que en el tiempo dela guerra respondían a ident idadesde grupos po líticos y mili tares concretos, al campo y la ci udad, ahorason difusas, móvi les y tienden a ampliarse. Alg uien que puede parecer"normal ", puede no serlo:
"No andan sucios, no vaya acreer (. .. )Hoy la gente se disfrazamás que uno(.. .)No. Bien tipos andan" (Adultos mayores, Soyapango)
" Hoy no se puede confiar ennadi e, porqu e a veces andan bienvestidos y resultan ser deli ncuentes"(Adulto San Sa lvador)
"Hoy los mareros ya no se tatúan, andan bien vestid os y todo"(joven Soyapango)
Por lo tanto, el estigma disfrazado (Goffman, 1964) de norm al idad,hace que hoy la fronteras físicassean más que eso: límites socialesque de demarcan las relaciones en-
tre grupos y las diferencias de quiénestá dentro o fuera de dicho grupo .La cita de Peter Waldman exp licatal situación: "A esto hay que añadirle que la def inición de quien es'amigo' o 'enemigo' es bastanteborrosa y camb iante. Por lo visto,la gran cantidad de actores violentos co lecti vos así como la ausenciade un punto de referencia común,como sería la presencia de un Estado hegemóni co, produ ce unacomp leja red de relac iones que slopermi te adoptar decisiones situativas sobre qui en debería ser considerado aliado y qui en adversario .En otras palabras: se ha produ cid ouna discrepancia llamativa entre lafuerza constitu tiva determinante dela dicotomía 'amigo-enemigo' conlas consecuencias mortales que laacompañan, por un lado, la arbi trariedad con que personas o gruposson adjudica dos a una categoría uotra." (Waldm an, 2006: 181 ).
La reflexión de los hallazgos noqueda aquí. Ex isten di ferencias generacionales y de género en las representaciones sociales de la inseguridad. En el caso de los hombres,la inseguridad genera impotencia ymiedo, rechazo al del incuente y alsospechoso y la necesidad de leyesmás duras. En el caso de la muj er, lainseguridad refuerza el sentimientode indefensión basado en la representac ión del sexo débi1, pero, además, en el rol histórico de la muj erinmersa en el espacio privado y elrol de la mujer que cuida de su famil ia, emotiva, afectiva, protectoray sensible. Para las muj eres, la in-
Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:- - 4 11Estudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
seguridad en la posguerra es mayor,porqu e, ahora el temor ya no es soloel de una bala perdid a o que reclu ten a sus hij os, o que algo le pasea su familia, sino el de una vio lación, agresión, vio lencia, extorsión,etc.,que aunque son temores históricos han adquirido más fuerza con eltema de las pandillas en la posguerra y su percepción machi sta y sexista acerca de la muj er como objeto .
Desde el punto de vista generaciona l, los grupos podrían dividirseasí: la generación de la nostalgiapor la ci udad pueblo y las demandas de medidas drásticas, que es lageneració n de los adultos mayores,cuyo discurso oscil a entre la añoranza de una vida como en el pasado de la preguerra en la que se teníauna vida más intim ista, cercana enarmonía con la naturaleza, pero a lavez la demanda constante de orde n,de leyes más duras, de accionesmás fuertes. La generación del desencanto, que es la generación de losadultos. Esta es la generació n de laguerra. La que en muchos casos leapostó a la guerra, le temió o la rechazó. Fue la generació n joven durante la guerra y la que define hoy:
"Q ue la guerra solo dejó másguerra" (Adulta, San Salvador)
" D igamos que ha mejoradoporque ya no hay guerra, pero nadapor eso, porq ue la del incuenciay la pobreza está peor, de nadasirv ió"(Adulta, Soyapang,)
"Yo no espero que ese problema se resuelva de aquí a unos diez
años, no creo, cinco años mentira,eso es una gran mentira, no se vaa poder resolver, pero mira lo quemás me preocupa es que todavíano veo yo indicios de que esténtrabajando las causas que están generando el probl ema(.. .)Yo piensoemigrar, fíjate, sí, estoy pensandoasí muy, muy, muy seriamente irmepara Canadá" (Adulto, ex guerri llero, ex policía)
Para esta generación la guerraaún tiene saldos pendi entes, expectativas irresueltas y deudas insaldabies. Pa ra ellos el país expulsa a susci udadanos. La pol ítica traiciona yla economía aniqui la.
La últ ima generación es la delos jóvenes, que no es posible poner en una sola categor ía, a pesarde las resonancias en sus discursos.Esta generación es la generació nde la ind iferenci a, la del aquí y elahora "ca rpe diem", la de la rebeldía, la del pel igroso y el inadaptado. Los jóvenes entrevistados tienenen común en su di scurso tienen elestigma de incomprend ido, pero,además, por la falta de referenteshistóricos y de conoc imiento sobrela guerra, tienen poca conciencia dela inseguridad actual, como consecuencia, en parte, de la guerra de los80. Ellos tienen una representaciónde la inseguridad en la ciudad, en elespacio, más que en la histor ia, en eltiempo. Pero sepercib en a sí mismoscomo los actores potenciales de lainseguridad, pero tambi én como lasvícti mas excl uidas de una sociedaden la que se sienten ajenos.
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La objetivación de la representación del joven como agente de lainseguridad obedece a la existenciade las pandillas como consecuenciadel fin de la guerra. El origen de laspandi llas se vincu la históricamenteal momento en el que los jóvenesemigrados o de padres emigrados enla época de la guerra hacia EstadosUnidos, al no encontrar un lugar ensu país, ni en el país receptor, regresan empoderados, agrupados, resentidos a una sociedad que les debe unlugar en este mund o. Esa representación pesa, no solo en las generaciones adultas, sino en ellos mismos.
Pero hay que hablar tambiénde las representaciones que dividen a los territori os y a los casosestudiados. Para los infor mantes deSoyapango, este municipio definit ivamente es pel igroso, pero por suexperiencia de vida, un terri torio detolerancia y de supervivencia. Perotambién, de gente trabajadora . Enel caso de los habitantes entrevistados del centro de San Salvador,sus barrios y el municipi o son inseguros. Pero específicamente elcentro y sus barrios son riesgososy han sido invadidos por unos nuevos "otros" que han l legado a hacerde este espacio un lugar de tráficode drogas y pandill as. Para los info rmantes de Anti guo Cuscatlán,este es el espacio ideal en un territor io contaminado. Casi se conc ibecomo una tierra prometida cercana al ideal de lo que debe ser unaci udad:próspera, segura, tranqui la,agradable. Sin embargo, y aunquemuchos reconocen que sus barrios
no son del todo seguros, por las relaciones que estab lecen con el lugary la cotidianidad del peli gro y el reconoci miento del miedo como algoirremediable. Siempre, aunque susbarrios o co lonias sean muy peligrosos y las estadísticas lo comprueben, siempre, el otro amenazanteestá afuera. Un afuera relativo y di fuso, pero afuera. El miedo, comoafirma Entel (2007: 3D), "puede expresarse en el susto puntual ante unacontec imiento apabullante, unapresencia no deseada y/o derivar enuna gama de comportamientos quese reiteran y tienden a que los sujetos experimenten actitudes de paráli sis, aislamiento y hasta evitac iónde contac tos con el mundo exter ior,que es imaginado en su tota lidadcomo amenaza" . El miedo generareacciones y acc iones o inacc ionesmuy concretas, tal y como lo afirmaesta autora.
En torno a las medid as de seguridad que se toman, en torno a laspráct icas de autodefensa y cuidadoque se procuran los entrevistados,aparecen las práct icas sociales delamural lamiento, de la pri vatizaciónde los espacios, del encie rro, delsi lenc io, de la segurid ad pri vada,pero tambi én y casi de manera generali zada entre todo s los inform antes la prácti ca de la fe como refugio,providencia y aux ilio al afligido . Lasrepresentaciones soc iales necesitande reconocimiento socia l, de sumateriali zación a partir de práct icassocia les concretas, de clasificaci óny de la reafi rmación de éstas comohábitos en un tiempo y espacio par-
Representaciones sociales de la inseguridad en El Salvador de la posguerra:- - 4 13Estudio de casos del AMSS (Antiguo Cuscatlán, San Salvador y Soyapango)
ticu lar y socialmente articulado. Lareligión, en este caso, genera nuevasformas de participación social condicionada a la plegaria por un poco deseguridad. Aunque fue más frecuenteidentificar la práctica de la vida enla fe en los adultos y los adultos mayores, también los jóvenes de Soyapango manifestaron que lo único quepueden hacer es pedirle a Dios:
"Dios. Sólo Di os.. . Aquí novale enfermo, no vale seguridad,sólo Dios ... como le digo. Hay queorar por los tiempos." (Adulto mayor, San Sa lvador)
" Pues aquí solo la vo luntad deDios con uno (ríe) Él esel que nos datoda la seguridad y nos protege detodo ."(Adulta Mayor, San Sa lvador)
"Para mí nadie, ningún autoridad ni nada.. .5010 el señor con nosotros." (Adu lto mayor, Soyapango)
Ante la pregunta inicial si existeuna influencia de las representaciones en las prácticas sociales urbanade la inseguridad, hay que decir quela afectac ión es mutua, constante yque existe una retroalimentaciónque confiere, tanto a unas como aotras, de legit imidad. Por ejemplo,la representación de la fe como elrefugio potencial iza la práctica deuna creencia religiosa y una vidacr istiana. Pero, tamb ién, la percep-
B IBLIOGRAFfA
Abric, lean Claude (2004 ) Prácticassocia les y representaciones. 1a
ción de la om nipresencia de la inseguridad potenc ial iza la prácticadel enc ierro y del silencio. El dueloy la melancol ía, como mencionaAlicia Entel citando a Freud (2007:31), como prácticas son importantes para entender los miedos en laposguerra. El duelo por la pérdidade la confianza y la muerte de lascertezas mínimas y la melancolíapor estados anteriores, por épocas,quizá menos adversas que las actuales. Finalmente, ante la preguntaque me for mulaba en este texto alinicio sobre si estás representaciones sociales de los ci udadanos contribuyen o no a reforza r el concepto de ciudad ideal, la respuesta esno. Las prácticas solo les permitensobreviv ir de la manera menos riesgasa y más acorde a los tiempos depaz. Como afirma Entel (2007: 113),"la expansión de los miedos opaca ycoarta otras actitudes que parecenemblemáticas en los tiempos de rebelión". Sin duda alguna, este no pretendió serun trabajo cuantitativo y nopermite generalizaciones; sin embargo, ofrece un material de reflexión sobre cómo el ciudadano salvadoreñode alguno de estos tres municipios sepercibe, inmerso en una realidad social de un país que finalizó, hace 16años, una guerra civi l que cambió susmaneras de ver el mundo, la política ,la supervivencia misma.
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