Reflexiones el olivo

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El olivo. Reexiones de los profesores del IES Las Lagunas que acudieron al pre-estreno

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El olivo. Reflexiones de los profesores del IES Las Lagunas que acudieron al pre-estreno

En mi opinión me parece una historia muy bonita y muy cercana a muchísima gente, que puede sentir en alguno o en muchos momentos de la película empatía por cualquiera de los personajes. En mi caso, el árbol en sí me trae muchos recuerdos de mi infancia y juventud, puesto que procedo de una tierra muy olivarera como es Córdoba. Y a muchísima gente le pasará lo mismo, al ser un árbol tan característico de España. También son muy emotivas las relaciones entre los personajes, entre las cuales me siento identificado. Ese abuelo en su ocaso y su relación con su nieta y familiares. La relación padre hija, con sus problemas de entendimiento. Esos desengaños amorosos entre jóvenes tan bien tratados. Y esa relación entre tío y sobrina, en la que el tío hace cualquier cosa por su sobrina, y en la que tanto me identifico. También destacar los puntos de humor muy bien entrelazados en el drama. Enhorabuena por esta obra de arte tan bonita. ANtonio Zamorano García

Comienza la proyección y la mirada triste y perdida del abuelo se mezcla con el trabajo de la otra protagonista, su nieta, en una granja de pollos. La película aborda un tema que nos debería hacer reflexionar sobre las cosas importantes de la vida y sobre el egocentrismo del ser humano. Tal como dice el abuelo, lo que forma parte de nuestra cultura, de nuestro pasado, no nos pertenece. No podemos vender nuestros sentimientos, nuestros recuerdos, porque forman parte de nuestro ser. El amor y el cariño de la familia, reflejada en la relación tan personal entre el abuelo y su nieta es lo realmente importante de la vida. Deberiamos buscar la felicidad en lo sencillo, en el disfrute de contemplar un atardecer con el horizonte de un mar de olivos. Crecer con el sentimiento de saber que moriremos y que debemos dejar un planeta mejor para nuestros hijos, nuestros nietos. Revelarnos contra la corriente capitalista bestial que nos arrastra. Y en definitiva, sentir la vida intensamente, disfrutar cada respiración, cada bocanada de aire fresco que hincha nuestros pulmones (o casi fresco, cada vez más enrarecido por la polución).

Y emocionarse cada día, con lo sencillo, con lo que tenemos más cerca, que se nos erice la piel y lloremos, de alegría pero también de tristeza (como hemos llorado viendo esta película) porque al final de nuestras vidas esas sensaciones nos darán una medida de si hemos sido felices. Raquel Alcaraz Santos

El olivo El jueves 6 de mayo iba al cine con muy buenas expectativas a ver el preestreno de El Olivo: entre lo mucho que me han gustado los trabajos previos de Icíar Bollaín (la directora), la temática de la peli, la presentación que tuvo y la familiaridad de los y las espectadores, que hacían única la sala. Todo apuntaba bien. Y así fue, desde luego… No me quedé indiferente. La recorrí con muchas emociones y matices, con esa trama y con la complejidad de sus personajes. ¡Qué buena interpretación la de la protagonista, para mí desconocida (Anna Castillo), su abuelo (Manuel Cucada), su tío ( Javier Gutiérrez) y su compañero de viaje (Miguel Ángel Alandrén)! ¡Se me ocurren tantas cosas de las que poder hablar! Si me ciño a lo que a mí me ha «tocado», la película me ha permitido en primer lugar disfrutar –de forma claramente previsiblemente por la temática– de la relación entre la nieta y su abuelo.

Momentos anhelados porque yo sólo conocí a uno de mis ellos y con el que tuve además mucha distacia física. Esos contactos que afloran entre ellos levantaron mi anhelo, al ver la profunda marca que dejan en Alma y que, en el ocaso de la vida de su abuelo, revive en el presente la protagonista. Me deleité con esos encuentros de su entrañable infancia donde se va imprimiendo el legado familiar y se ahondan las raíces de pertenencia a través de ese símbolo tan meditárreo como es el olivo. Y vaya cómo los confronté cuando chocaron con las relaciones que este mismo abuelo tenía con sus hijos en la película. Me recordaron que una misma persona cambia según roles familiares y situaciones. ¡De qué manera! Lo segundo que me resuena es el ímpetu de la protagonista, la energía que me transmite su juventud, ese «morro» que tiene, que le lleva a intentarlo a toda costa con el motor de su corazón. Me invita a meter «menos cabeza» en los momentos, a reivindicar lo propio con pleno derecho.

Es un bonito mensaje para intentarlo, más para la gente joven en estos momentos de crisis, con el apoyo de las personas que uno quiere. En este sentido, qué inocencia la de su tío y qué regalo el del amigo que la acompaña, a pesar de lo que podía perder. Lo importante era estar ahí y acompañar, sin juzgar, en los buenos y malos momentos. Qué buenas bases para una relación. Me encantó y me llegó mucho la escena en la que le invita a mirarse hacia sí misma y le hace darse cuenta de cómo cada uno de nosostros puede contribuir muy activamente a su propia desgracia. Por último, otro aspecto que quiero destacar, por el impacto que ha tenido en mí, es el regreso al entorno rural del que tan desconectada estoy desde la infancia. A esa dureza de ganarse la vida con el esfuerzo de sol a sol que ni de lejos he conocido, una vida de la que con empeño quieren salir huyendo los hijos en la película. Aquí conecté con la tristeza, el enfado y la frustación de aquellas personas que con grandes dificultades quisieron tomar su propio camino, en este caso a costa de un apreciado tesoro familiar, y fracasaron.

¡Qué difícil para esa generación intermedia salirse de la senda que le ha convertido en lo que es y le transmite la fuerza de los orígenes! No es fácil tomar una elección que destruye lo esencial en aras de obtener una vida mejor. Merecen mi respeto o, por lo menos, mi comprensión. Y, bueno, ese final, que me trae la reconciliación y, sobre todo, la esperanza. Muy reconfontante. Esperanza Samaniego

Una experiencia como esta es muy bonita. Unir nietos , abuelos… en cine. Al ser abuela soy muy sensible al tema. La peli es buenista, no profundiza en tema sociales, y si en la fábula de relación con abuelo-nieta Hay algunos casas como la parte de Alemania que está como adosada. Aunque es de destacar la participación de los activistas,, a pesar de todo está bien realizada. Es uno de las cosas más emocionantes. Toca temas como ladrillo, la corrupción municipal, los temas mediomabientales. La unión a la tierra, la familia…. Una peli bonita, que no abuerre, emociona y con un buen guión Carmen Carbonero

El Olivo es una de esas películas que aún tiene el poder de conmoverte, despierta sentimientos en uno, que nos llevan a replantearnos qué valores tiene nuestra sociedad. La historia de la película presenta enfrentados los valores morales con los valores materiales. Si bien es cierto que nuestra sociedad ha dado pasos gigantescos en pro de lo material, quiero pensar que los valores que me inculcaron mis padres, apreciar a las personas por como son y no por lo que tienen, la unión familiar, ayudarnos unos a otros,… siguen vivos y terminarán ganándole la batalla a esta sociedad cada vez más centrada en la imagen y el consumo, a una sociedad vigente que no profundiza en la verdadera razón de ser del ser humano.

Durante su visionado ha logrado emocionarme, involucrarme sentimentalmente con el papel de Alma y tener presente el gran papel que tienen nuestros abuelos, a los que debemos de tener respeto y agradecimiento. Deberíamos de imitar a otras culturas donde los abuelos son referentes sabios y motivo de respeto máximo MARÍA GALVÁN ROMERO

Asistimos ayer el estreno de una película entrañable. La historia trataba de un bello triángulo amoroso entre los sentimientos de un abuelo de honda mirada, una nieta y un hermosísimo árbol. Es, pues, una película de sentimientos, grandes y pequeños, abiertos y apenas insinuados, sentimientos, en fin, de todo tipo: la necesidad de acercar la utopía, el amor a la naturaleza, la incomunicación dolorosa entre generaciones, la incomprensión entre la propia generación, el desgarro por los mil y un efectos de la crisis… Reivindicación total de muchos sentimientos enlazados, tal vez una fábula con su moraleja, a la que es imposible no apuntarse. Mirada potente, taladrando la cámara, de la actriz protagonista, Anna Castillo; mirada inquietante del abuelo que lo llena todo; gran actuación también del tío de la chica, el actor Javier Gutiérrez… y al final, la conexión del hombre con la tierra. Raquel Moreno

Para mí La película nos muestra un emocionante viaje, no solo el viaje en busca del olivo sino el viaje de la vida. La vida con su lado bueno y con sus secretos mas ocultos. Nos encontramos con el yo, con el aferrarse a algo con el que dar sentido a nuestro ser, nos hace comprender las distintas actuaciones de los personajes cuando vamos conociendo poco a poco su sufrimiento. Creo que pocos largometrajes pueden llegar fácilmente a todo tipo de público. Nos hace querer estar en ese viaje procesador, dentro del camión, charlando con cada uno de ellos. Nos enseña que no hay que enquistarse con el pasado, que hay que pasar página y aferrarse al aquí y ahora. A pesar de que la protagonista no consigue su objetivo, el filme nos da la sensación de triunfo... Y hablando de triunfo el de Icíar Bollaín por hacernos mezclar la risa con el llanto y por poder reunir en una sala de cine a tres generaciones diferentes. Ornella Monedero

Mis impresiones sobre la película El olivo. Asistir al preestreno de esta película supuso anoche para mí algo que no me esperaba en absoluto. Me pides que te hable desde dentro, como yo suelo decir “desde las tripas”. Resulta difícil hacerlo, porque estamos demasiado acostumbrados a ponerlo todo tan reflexionado, tan elaborado, que hablar directamente desde lo que se siente resulta complejo. Supone una cierta forma de desnudarse ante los demás a la que no estamos habituados. Desde mis tripas, te cuento que iba a la película mentalizada. Sabía cuál era la historia que me iban a contar y, en cierto modo, iba preparada para ella. Pero resultó algo completamente diferente. Hace muchos años que mis abuelos ya no están. A mis abuelos paternos ni siquiera llegué a conocerlos y tengo de ellos muchas anécdotas contadas por mis padres y mis tíos, pero ningún recuerdo directo, propio, personal.

A mis abuelos maternos sí los conocí y siempre han sido dos de las personas más entrañables que ha habido en mi vida. Eran todo el cariño incondicional que alguien puede recibir. Mi abuelo era un señor que tenía siempre mil historias que contarte, que te encandilaba contándote cosas de su juventud, de su experiencia en la guerra civil española, de su famosa herida de bala (historias mil veces contada que nos mantenía en vilo). Mi abuela era la presencia constante que en ocasiones estaba sin estar, casi desaparecía. Era el cuidado, la delicadeza, la fortaleza al mismo tiempo. Era el misterio. El contrapunto perfecto a mi abuelo, tan hablador. Ella era la discreción, siempre con una sonrisa, en silencio. No recuerdo su voz. Ayer, me di cuenta de cuánto echo de menos a mis abuelos, de cuánto les necesito, aunque haya pasado tanto tiempo desde que fallecieron.

Lloré, lloré mucho durante la película. Me hizo recordar cómo me gustaba chinchar a mi abuelo, cuando se quedaba dormido en la silla viendo la televisión y me acercaba para despertarlo dándole un susto. Los nervios que teníamos todos cuando sabíamos que iban a venir a pasar unos días con nosotros. Su cara cuando nos veía a todos los nietos a su alrededor. Una de las escenas que más me hicieron recordarle es en la que Alma está jugando consu abuelo maquillándole y se están divirtiendo mucho. Mi abuelo siempre nos tapaba las travesuras que hacíamos cuando les visitábamos nosotros a ellos y pasábamos unos días en su casa. Y siempre nos protegía de las regañinas de mi madre por portarnos mal, le decía a mi madre que nos dejara, que éramos niños y hacíamos lo que todos los niños hacen. Y también me acordé de mi padre, que ahora ejerce el papel de abuelo con mis sobrinos, y veo en él la misma cara que veía en mi abuelo cuando nos miraba a nosotros.

Supongo que para cualquier persona enfrentarse a la pérdida de un ser querido en las circunstancias en las que Alma, la protagonista de la película, “pierde” a su abuelo deben de ser realmente trágicas y dolorosas. Todo lo que ella hace lo hace para recuperar a su abuelo y para recuperarse a ella misma. Necesita devolverle al abuelo aquello que le hace aferrarse a la vida, porque en cierto modo en esa pérdida también ella se pierde. No sé; podría seguir recordando miles de anécdotas con mis abuelos y con mi padre ejerciendo de abuelo y mi madre también, evidentemente; pero todas me llevarían a la misma sensación, al mismo sentimiento de nostalgia de unos tiempos en los que la inocencia de la infancia se veía reflejada en la cara de amor incondicional de mis abuelos. En definitiva, les echo mucho de menos y les seguiré echando de menos por más años que pasen desde que ya no están. Yolanda Cabello

El olivo. Sin duda alguna ha sido la actividad extra escolar más bonita vivida en mi carrera profesional como orientadora educativa. Quizás quien lo vea desde fuera pueda pensar que es una sencilla sesión de cine y que qué podría tener de especial eso. Pero implicar a toda la comunidad educativa y, lo que es más emotivo aún, conseguir movilizar a los abuelos y abuelas de nuestro alumnado, y verlos llegar ilusionados a la sala, de la mano de sus nietos (más emocionados aún si cabe por el momento y por la responsabilidad de tener ellos que hacerse cargo ahora de sus abuelos)....ser espectadora de algo así no tiene precio. La actividad prometía emoción y así fue, emoción en estado puro desde su planteamiento hasta su desenlace. Nada más comenzar a verla me planteé muchas cosas respecto a cómo ha sido mi vida con mis abuelas. No he tenido la suerte de disfrutar a mis abuelos pues se fueron antes de yo nacer.

Con mis abuelas la relación no fue muy intensa (ellas eran poco afectivas...)... Llegada a esa conclusión (temprana como ya he dicho) no pude evitar soltar mi primera lagrima antes del minuto 10. Porque en ese breve espacio de tiempo el olivo ya te ha atrapado, Alma y su abuelo ya te han conquistado. Es por esto que decidí vivir la película como si yo fuera Alma, la entregada nieta protagonista (algo de lo que te das cuenta en el minuto 1!!) y como si los abuelos que habían acudido al preestreno fuesen los míos. Y pude sentir un amor inmenso, pude sentir el amor en una sala llena de vivencias. El amor incondicional de Alma era puro en todos sus sentidos...y llegaba, y calaba muy hondo, y me hacía llorar de forma melancólica (quizás por la nostalgia de algo que nunca fue. Que pudo haber sido de múltiples maneras pero, sencillamente, no fue).

Me gustaba imaginar que detrás mía todos los alumnos y alumnas estaban agarrando las manos de sus "viejitos". Estoy convencida de que se estaba creando el ambiente idóneo para decirles abiertamente a sus abuelos: ¡yo haría lo mismo por ti, abuel@! Puedes estar seguro. Y me gusta pensar que así lo hicieron. Estoy convencida de ello. Cada abuelo tiene su propio "olivo" y cada nieto y nieta sus motivos para recorrer el mundo para hacerlos felices. Porque se lo han dado todo, porque han reído con ellos, sufrido con ellos... Pero si tuve la suerte de vivir esta película junto a mí madre. Y me emociono pensar que ella, abuela entregada donde las haya, encontrará algún día ese apoyo incondicional por parte de sus nietos. Marga Pacetti