Reflexiones a final de año

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Reflexiones a final de año COMO CADA AÑO, parece apropiado que en estas fechas reflexionemos, a modo de pequeño balance, sobre los aspectos más relevantes de la profesión enfermera. Cabe decir que nos encontramos en una situación que podría ser mejorada pero que, a pesar de que hay temas que no terminan de resolverse, sí que parece que va por el buen camino. En el ámbito academicodocente, tal como hemos comentado a lo largo de este año, la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) debido a la declaración de Bolonia abre nuevas perspectivas a la titulación de Enfermería. A modo de resumen, estas perspectivas se concretan en: El acceso a los niveles de formación académica superior (máster universitario oficial y doctorado) en la propia disciplina enfermera, lo que permitirá profundizar y ampliar el conocimiento enfermero. Una ampliación de la duración de los estudios de Enfermería a 4 años (lo que nos coloca en una situación de igualdad con el resto de las titulaciones universitarias), sin perder el perfil de un enfermero generalista. La desaparición a partir del 2010 de todas las titulaciones universitarias de diplomatura y licenciatura y la denominación de la formación de primer ciclo universitario con el único nombre de Grado. Así, habrá graduados en enfermería, graduados en farmacia, graduados en derecho, etc. En la universidad es un cambio muy positivo para nuestra profesión. De hecho, en la actualidad ya muchas Escuelas Universitarias de Enfermería de nuestro país ofrecen programas de máster universitario oficiales (que dan acceso al doctorado) y tienen desarrollados doctorados en Ciencias Enfermeras. En consecuencia, lo que venia pidiendo el colectivo de profesionales enfermeros desde hace muchos años (desde la transformación de los estudios de enfermería en universitarios en el año 1977), finalmente se ha conseguido. En la gestión enfermera conviene que sigamos esforzándonos para profesionalizar este ámbito tan importante de nuestra práctica, ya que no acaban de cuajar ciertos aspectos que se repiten desde hace mucho tiempo. Da la impresión que falta un reconocimiento por parte de todos sectores (administración, médicos, profesionales enfermeros) de la profesionalización de dicha tarea de dirección. No se les suele reconocer su función y perfil ejecutivo, aunque lo hayan ejercido de forma bastante óptima. Por ejemplo, cuando se cambia un director general o gerente de una institución, por lo general automáticamente se cambia la dirección de enfermería y, mientras que a aquel director o gerente se le reconoce su perfil o nivel ejecutivo y se le suele recolocar, a la dirección de enfermería raramente se le reconoce y se le facilita otra posición en el ámbito de la gestión. Y aunque su gestión hay sido aceptable, son contadas las ocasiones en que al colectivo enfermero se le reconoce. Valdría la pena reflexionar sobre estos aspectos y ver lo que ocurre: ¿haría falta un cambio de la estructura organizativa de las instituciones? ¿las direcciones de enfermería asumen realmente el papel de gestor de cuidados? ¿el papel del director/a de enfermería no es suficientemente visible para los profesionales enfermeros asistenciales o no tiene, en opinión de estos últimos, el suficiente impacto de mejora de su trabajo? ¿faltaría profesionalizar más este ámbito de la profesión? Éstas son, entre otras, algunas de las cuestiones que podríamos hacernos para iniciar dicha reflexión. En el ámbito asistencial, cabe decir que ciertos aspectos van mejorando. El debate que existe en relación con la prescripción enfermera, es un buen ejemplo de ello. Se están llevando a término estudios que demuestran que gran parte de las enfermeras prescriben diariamente en su trabajo. Por otra parte, el ejemplo de otros países nos muestra que la prescripción enfermera reduce el gasto farmacéutico, las listas de espera y las estancias hospitalarias. Pero las condiciones de trabajo del profesional de enfermería asistencial siguen siendo muy duras. En el hospital, por ejemplo, el número de pacientes asignado a un profesional enfermero es elevado, en relación con la media europea, lo que produce sobrecargas importantes. Por otra parte, a pesar de que se habla de que faltan profesionales de enfermería, los contratos laborales continúan siendo precarios. Pero cada vez y paso a paso parece que hay una mayor concienciación por parte de la población del tan necesario trabajo que realiza el profesional de enfermería asistencial Por tanto es enormemente positivo que, aunque poco a poco, los cuidados enfermeros vayan adquiriendo visibilidad. A esto ayuda, también, que exista una mayor concienciación entre el propio colectivo de la necesidad de investigar y publicar en congresos, jornadas o publicaciones científicas los logros obtenidos. Después de estas breves reflexiones sobre las que intentaremos profundizar en diferentes editoriales a lo largo del nuevo año que iniciamos, sólo nos queda decirles que tengan unas felices Fiestas de Navidad y un mejor año 2008. EDITORIAL
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    31-Dec-2016
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Reflexiones a final de añoCOMO CADA AÑO, parece apropiado que en estas fechas reflexionemos, a modo de pequeñobalance, sobre los aspectos más relevantes de la profesión enfermera. Cabe decir que nosencontramos en una situación que podría ser mejorada pero que, a pesar de que hay temas que no terminan de resolverse, sí que parece que va por el buen camino.

En el ámbito academicodocente, tal como hemos comentado a lo largo de este año, la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) debido a la declaración de Bolonia abre nuevas perspectivas a la titulación de Enfermería. A modo de resumen, estasperspectivas se concretan en:• El acceso a los niveles de formación académica superior (máster universitario oficial ydoctorado) en la propia disciplina enfermera, lo que permitirá profundizar y ampliar elconocimiento enfermero.• Una ampliación de la duración de los estudios de Enfermería a 4 años (lo que nos coloca enuna situación de igualdad con el resto de las titulaciones universitarias), sin perder el perfil de unenfermero generalista.• La desaparición a partir del 2010 de todas las titulaciones universitarias de diplomatura ylicenciatura y la denominación de la formación de primer ciclo universitario con el único nombre de Grado. Así, habrá graduados en enfermería, graduados en farmacia, graduados en derecho, etc.

En la universidad es un cambio muy positivo para nuestra profesión. De hecho, en laactualidad ya muchas Escuelas Universitarias de Enfermería de nuestro país ofrecen programas de máster universitario oficiales (que dan acceso al doctorado) y tienen desarrollados doctoradosen Ciencias Enfermeras. En consecuencia, lo que venia pidiendo el colectivo de profesionalesenfermeros desde hace muchos años (desde la transformación de los estudios de enfermería enuniversitarios en el año 1977), finalmente se ha conseguido.

En la gestión enfermera conviene que sigamos esforzándonos para profesionalizar este ámbito tan importante de nuestra práctica, ya que no acaban de cuajar ciertos aspectos que se repiten desdehace mucho tiempo. Da la impresión que falta un reconocimiento por parte de todos sectores(administración, médicos, profesionales enfermeros) de la profesionalización de dicha tarea dedirección. No se les suele reconocer su función y perfil ejecutivo, aunque lo hayan ejercido de formabastante óptima. Por ejemplo, cuando se cambia un director general o gerente de una institución,por lo general automáticamente se cambia la dirección de enfermería y, mientras que a aqueldirector o gerente se le reconoce su perfil o nivel ejecutivo y se le suele recolocar, a la dirección deenfermería raramente se le reconoce y se le facilita otra posición en el ámbito de la gestión. Yaunque su gestión hay sido aceptable, son contadas las ocasiones en que al colectivo enfermero se lereconoce. Valdría la pena reflexionar sobre estos aspectos y ver lo que ocurre: ¿haría falta un cambiode la estructura organizativa de las instituciones? ¿las direcciones de enfermería asumen realmente el papel de gestor de cuidados? ¿el papel del director/a de enfermería no es suficientemente visiblepara los profesionales enfermeros asistenciales o no tiene, en opinión de estos últimos, el suficienteimpacto de mejora de su trabajo? ¿faltaría profesionalizar más este ámbito de la profesión? Éstas son, entre otras, algunas de las cuestiones que podríamos hacernos para iniciar dicha reflexión.

En el ámbito asistencial, cabe decir que ciertos aspectos van mejorando. El debate que existeen relación con la prescripción enfermera, es un buen ejemplo de ello. Se están llevando atérmino estudios que demuestran que gran parte de las enfermeras prescriben diariamente en sutrabajo. Por otra parte, el ejemplo de otros países nos muestra que la prescripción enfermerareduce el gasto farmacéutico, las listas de espera y las estancias hospitalarias.

Pero las condiciones de trabajo del profesional de enfermería asistencial siguen siendo muyduras. En el hospital, por ejemplo, el número de pacientes asignado a un profesional enfermeroes elevado, en relación con la media europea, lo que produce sobrecargas importantes. Por otraparte, a pesar de que se habla de que faltan profesionales de enfermería, los contratos laboralescontinúan siendo precarios.

Pero cada vez y paso a paso parece que hay una mayor concienciación por parte de lapoblación del tan necesario trabajo que realiza el profesional de enfermería asistencial

Por tanto es enormemente positivo que, aunque poco a poco, los cuidados enfermeros vayanadquiriendo visibilidad. A esto ayuda, también, que exista una mayor concienciación entre elpropio colectivo de la necesidad de investigar y publicar en congresos, jornadas o publicacionescientíficas los logros obtenidos.

Después de estas breves reflexiones sobre las que intentaremos profundizar en diferenteseditoriales a lo largo del nuevo año que iniciamos, sólo nos queda decirles que tengan unas felicesFiestas de Navidad y un mejor año 2008.

■ EDITORIAL