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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez Recursos para completar la obra incompleta de nuestro Señor, 2ª Parte Escritura: Hechos 1:6-11 Código: 1701 John MacArthur La semana pasada, comenzamos nuestro estudio en el libro de los Hechos. Y entonces, si tiene su Biblia, nos gustaría que la abriera en Hechos, capítulo 1. Hechos, capítulo 1 es innecesario decir que es un capítulo básico. Es un capítulo que, en el curso de mi ministerio, he predicado muchas, muchas, muchas veces, porque es tan elemental para tener un entendimiento de la vida cristiana. Debido a que en el libro de los Hechos la Iglesia es fundada, es entonces muy importante que en el principio mismo de Hechos establezcamos simplemente qué se le ha comisionado a la Iglesia a ser y a hacer. Entonces, cuando hablamos de los elementos básicos simples de la vida cristiana estamos hablando de Hechos 1. Para algunos de ustedes, esto será alimento que volver a considerar porque ya lo han estudiado muchas, muchas veces anteriormente. Para muchos de ustedes que son cristianos nuevos, para muchos de ustedes, será totalmente nuevo. Pero es muy, muy simple y muy, muy elemental; ingredientes muy elementales de la vida cristiana. Ahora, a partir de la semana pasada, quiero repasar porque llegamos a la mitad del mensaje que realmente involucra los versículos 1 al 11 y repasaremos hasta cierto punto en esta mañana, porque quiero añadir algunas cosas. Y después, procederemos a terminar con la segunda parte. Pero conforme comenzamos nuestro estudio del libro de los Hechos, hemos aprendido que es la historia del primer siglo del cristianismo. Es el nacimiento de la Iglesia. En el día de Pentecostés, registrado en Hechos, capítulo 2, nace la Iglesia. Y a partir de ahí, y a lo largo del libro de los Hechos, la Iglesia explota por un período de unos 30 años hasta que alcanza la capital del mundo, la cual es Roma.

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Recursos para completar la obra incompleta de nuestro Señor, 2ª Parte

Escritura: Hechos 1:6-11

Código: 1701

John MacArthur

La semana pasada, comenzamos nuestro estudio en el libro de los Hechos. Y entonces, si

tiene su Biblia, nos gustaría que la abriera en Hechos, capítulo 1. Hechos, capítulo 1 es

innecesario decir que es un capítulo básico. Es un capítulo que, en el curso de mi ministerio,

he predicado muchas, muchas, muchas veces, porque es tan elemental para tener un

entendimiento de la vida cristiana.

Debido a que en el libro de los Hechos la Iglesia es fundada, es entonces muy importante que

en el principio mismo de Hechos establezcamos simplemente qué se le ha comisionado a la

Iglesia a ser y a hacer. Entonces, cuando hablamos de los elementos básicos simples de la

vida cristiana estamos hablando de Hechos 1. Para algunos de ustedes, esto será alimento

que volver a considerar porque ya lo han estudiado muchas, muchas veces anteriormente.

Para muchos de ustedes que son cristianos nuevos, para muchos de ustedes, será totalmente

nuevo. Pero es muy, muy simple y muy, muy elemental; ingredientes muy elementales de la

vida cristiana.

Ahora, a partir de la semana pasada, quiero repasar porque llegamos a la mitad del mensaje

que realmente involucra los versículos 1 al 11 y repasaremos hasta cierto punto en esta

mañana, porque quiero añadir algunas cosas. Y después, procederemos a terminar con la

segunda parte.

Pero conforme comenzamos nuestro estudio del libro de los Hechos, hemos aprendido que es

la historia del primer siglo del cristianismo. Es el nacimiento de la Iglesia. En el día de

Pentecostés, registrado en Hechos, capítulo 2, nace la Iglesia. Y a partir de ahí, y a lo largo

del libro de los Hechos, la Iglesia explota por un período de unos 30 años hasta que alcanza

la capital del mundo, la cual es Roma.

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Entonces, usted tiene el libro de los Hechos, la historia de la explosión de la Iglesia del primer

siglo conforme comienza en su infancia en Jerusalén y después, como dinamita divina, se

abre brecha hasta una de esas partes que están hasta lo último de la tierra, la ciudad de

Roma.

Lucas escribió este libro. Realmente, es el volumen dos de sus escritos. El volumen uno es el

libro de Lucas, el Evangelio de Lucas. Y también puedo añadir que es una continuación del

Lucas, en el sentido de que es una continuación de la vida de Cristo. Aunque comienza en el

capítulo 1 con Cristo ascendiendo al cielo, continúa con la vida de Cristo, escuche esto, vivida

en los creyentes mediante el Espíritu Santo, que mora en ellos. Entonces, en el libro de los

Hechos, usted tiene este ministerio continuo de Cristo, las obras continuas de Cristo y la

enseñanza continúa de Cristo en las vidas de los creyentes mediante el Espíritu Santo que

mora en ellos. Esa es la razón por la que he decidido llamar a la Iglesia el cuerpo dos, porque

es Jesucristo reencarnado de nuevo en los creyentes y continúa haciendo Su obra y continúa

enseñando Su instrucción mediante nosotros, como Él lo hizo originalmente en la carne.

Entonces, Hechos continúa con el ministerio de Jesucristo y el esparcimiento del Evangelio

conforme es llevado a cabo en las vidas de los creyentes en esa primera Iglesia. Y para

ayudarle a entender eso, notará que en el versículo 8 del capítulo 1 dice: “pero recibiréis

poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en

Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Ahí tiene el bosquejo del

libro de los Hechos. El libro de los Hechos sigue ese flujo de Jerusalén a Judea hasta Samaria

y hasta lo último de la tierra, conforme el Evangelio se esparce. Y notará que en el versículo 8

dice que todo es capacitado por el Espíritu Santo. Cuando Jesús regresa al cielo, Él envía al

Espíritu Santo para capacitar al creyente para esparcir el Evangelio.

Ahora, para mostrarle que continuamos con la obra incompleta de Jesús, notará que el

versículo 1 dice: “en el primer tratado,” esto es en el Evangelio de Lucas, “oh Teófilo,” y de

nuevo, él le está escribiendo al mismo oficial romano noble quizás que vivió en Antioquía,

“hablé acerca de todas las cosas que Jesús,” ¿cuál es la siguiente palabra? “Comenzó a

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hacer y a enseñar,” este libro, de manera implícita, es acerca de lo que él continúa a hacer y a

enseñar en el espíritu de los creyentes en la primera Iglesia.

Entonces, Lucas es acerca de lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar; y Hechos es lo que

Él continuó a hacer en los creyentes. Y en la actualidad, usted y yo estamos vivos y vive en

nosotros el mismo Espíritu Santo. Y Jesucristo todavía está haciendo y enseñando a través de

nosotros. Todavía estamos completando Su obra incompleta.

Ahora, quiero apresurarme a añadir en este punto que esto no está hablando acerca de la

obra de redención, porque la obra de redención no está incompleta, está completa, ¿verdad?

En la cruz, Jesús completó la salvación. Él dijo: “consumado” ¿qué? “Es.” En Juan 17, Él le

oró al Padre en la noche antes de Su muerte. Y Él dijo: “he terminado la obra que Tú me diste

que hiciese.” En términos de redención, eso está completo, no añadimos nada a eso. En

términos de la revelación divina, la Palabra de Dios está terminada. Es aquello que es

perfecto, Pablo la llama, y no añadimos nada a eso. Pero en términos de hacer y enseñar, eso

fue incompleto y a eso se nos llama, como lo fue la primera Iglesia, a terminar la obra que no

terminó Jesucristo, esta es, de esparcir Su Evangelio haciendo obras en Su nombre y

enseñando verdad que es de Él.

Y entonces, no es la obra redentora la que estamos terminando, esa no es la obra incompleta.

Es la obra de enseñar que continuamos, la obra de hacer esas cosas que magnifican a Cristo.

Y quiero recordarle de nuevo que esto todavía está llevándose a cabo en nosotros, conforme

continuamos por el poder del Espíritu, completando la obra que Jesús comenzó.

Ahora, para que la primera Iglesia tuviera la capacidad de hacer esto, para que nosotros la

tengamos, el Señor tuvo que dar ciertas provisiones. En otras palabras, Él tuvo que

equiparnos para cumplir con la tarea. No podemos cumplir con la tarea a menos de que

tengamos las herramientas, ¿verdad? Entonces, en el capítulo 1 de los Hechos, Jesucristo

equipa a los Suyos para que cumplan la tarea.

Después, en Hechos 2, cuando nace la Iglesia, entran para actuar, así de rápido. De hecho, el

primer día en el que la Iglesia comenzó, ¿cuántas personas entraron? Tres mil en la primera

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invitación. Tres mil. Estaban listos cuando el día de Pentecostés llegó para cumplir con la

tarea. El capítulo 1 los equipa, como nos equipa a nosotros. Y aquí aprendemos lo que es

nuestro a manera de equipamiento para completar realmente con la obra incompleta de

Jesucristo.

Ahora, si su obra es retrasada, no es debido a que no tenemos el equipamiento. Es debido al

compromiso por nuestra parte. Es cuestión de voluntad. Entonces, Jesús, reconociendo que

Él está a punto de partir de la tierra, Él ya no he estado aquí durante 2000 años, entonces, Él

sabe que va a ser mucho tiempo, antes de que se vaya, da Su último testamento y voluntad,

el cual es constituido de todas las herramientas apropiadas que el cristiano necesita para

cumplir con la tarea. Una verdad muy básica.

Y esta es la cuenta regresiva para la Iglesia. Y Cristo nos está dando las provisiones que

necesitamos para funcionar de manera realmente eficaz como Su Iglesia en Su plan. Jesús

das seis cosas que son provisiones necesarias para completar Su obra incompleta. El

mensaje apropiado, la manifestación apropiada, el poder apropiado, el misterio apropiado, la

misión apropiada y el motivo apropiado.

Ahora, todas estas cosas se unen para equiparnos para cumplir con la tarea. No nos falta

nada. Como mencioné en mi oración, el apóstol Pablo dijo en Efesios 1: “hemos sido

bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales…” Conforme leemos en

Colosenses, Pablo dice: “y vosotros estáis completos en Él”. A los cristianos no les falta nada

para cumplir con la tarea. No nos falta nada para cumplir con la tarea y para hacerla de

manera total y completa. No hay ingredientes faltantes. Sólo es cuestión de activar la voluntad

para utilizar los recursos que usted tiene. Y hemos estado estudiando esto una y otra vez en

nuestro estudio de Efesios. Y entonces, aquí están las seis partes básicas de equipo que el

Señor nos da. Ahora, la semana pasada comenzamos con el mensaje apropiado y

simplemente, voy a repasar eso rápidamente.

Para cumplir de manera eficaz la obra del Señor, la cual es una obra de enseñanza, tenemos

que tener el contenido, ¿verdad? Tenemos que saber qué es lo que debemos declarar. Y

entonces, para que Jesús les explicara eso a ellos, observe el versículo 1. A la mitad del

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versículo 1, Lucas dice: “hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a

enseñar.” ¿Y por cuánto tiempo es que Él enseñó? “hasta el día en que fue recibido arriba,

después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había

escogido.”

Ahora, la semana pasada vimos que Jesús enseñó a esos hombres hasta el día mismo en el

que Él fue recibido ahí arriba. ¿Por qué? Él quería que ellos tuvieran el mensaje apropiado. Él

quería que ellos conocieran el contenido de qué era lo que ellos debían declarar. Esto es

elemental. Digo, no tenemos nada que hacer si no conocemos nada, ¿verdad? No tenemos

nada que anunciarle al mundo si no conocemos nada. El contenido es básico para todo el

ministerio cristiano.

Esa es la razón por la que la Biblia enfatiza de manera tan fuerte: “procura con diligencia

presentarte a Dios aprobado como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la

palabra de verdad.” Usted necesita conocer la Palabra de Dios. Esa es la razón por la que

debemos saturarnos, como dijo Pablo, la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros.

Esa es la razón por la que debemos deleitarnos en la Palabra de Dios como bebés que

desean la leche espiritual de la Palabra, para que crezcamos, para que tengamos doctrina,

doctrina sana que declarar. Debemos tener el mensaje correcto. Nadie está equipado para

hacer la obra de Dios a menos de que conozca la verdad de Dios.

Y entonces, de manera cuidadosa, Jesús, hasta el momento en el que dejó el mundo, les

enseñó y les enseñó y les enseñó, para que tuvieran el mensaje apropiado. Y usted y yo

estamos equipados de una manera en la que ellos no estuvieron equipados, porque usted y

yo tenemos todo lo que fue escrito después de que Jesús se fue. Todas las epístolas, el

Nuevo Testamento entero. Además del Antiguo Testamento, está en nuestras manos. No hay

excusa para la ignorancia por parte de un creyente en la actualidad en absoluto. Tenemos el

mensaje apropiado. Debemos asimilarlo.

En segundo lugar, Él les dio la manifestación apropiada. Había más que tan sólo hechos.

Tenían que tener una emoción vital, viva dentro de ellos. Y esto viene en el versículo 3

cuando dice: “a quienes también, después de haber padecido,” o haber sufrido en Su muerte,

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“se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días .”

Vamos a detenernos ahí por un minuto. Ellos no sólo tuvieron el mensaje apropiado, sino que

tuvieron la manifestación apropiada. Como puede ver, ellos debían tener confianza en que

Jesucristo realmente era quien decía ser. No iban a salir y a anunciar a un Salvador muerto.

Como usted sabe, los críticos han venido por mucho tiempo, una y otra vez, y han dicho:

“bueno, Jesús nunca de resucitó de los muertos. Los discípulos se robaron Su cuerpo.”

Bueno, ¿usted puede imaginarse a los discípulos desorganizados, caminando en puntas de

pie, pasando al lado del ejército romano, empujando la piedra en silencio total y robándose al

cuerpo de Cristo y después, por lo menos, diez o doce saliendo y muriendo como mártires por

un cuerpo muerto, robado? No tiene sentido en absoluto. Fueron conmovidos y fueron

generados en el hecho de que creyeron que Jesucristo estaba vivo de los muertos.

Y Jesús supo cuán importante era que tuvieran una manifestación viva de un Cristo vivo.

Digo, yo no puedo emocionarme demasiado acerca de anunciarle al mundo algo acerca de un

hombre muerto. Pero puedo emocionarme acerca de anunciarle al mundo algo acerca de un

Jesucristo resucitado.

Y entonces, Él les dio la manifestación apropiada. Él se reveló a sí mismo a ellos mediante

muchas pruebas indubitables durante un período de 40 días. Hablaron con Él, caminaron con

Él, lo tocaron, comieron con Él, tuvieron conversación tras conversación. Todos estuvieron en

lugares diferentes, en momentos diferentes del día, en tamaños diferentes de grupos. Hubo

muchas y múltiples pruebas infalibles de que éste, de hecho, era el mismo Cristo que había

muerto y que había sido crucificado y que ahora, estaba vivo. Otra vez. Y entonces, esto selló

su fe. Esto amarró cualquier cabo suelto en su confianza en Cristo. Lo vieron vivo.

¡Y qué verdad tan tremenda es conocer, amados, que usted y yo tenemos esa misma prueba

positiva y grande! Si yo no supiera sin lugar a dudas que en mi corazón vive un Jesucristo

vivo, resucitado, no me molestaría por predicar el Evangelio. Conozco a un Cristo resucitado.

Conozco a un Cristo que está vivo de los muertos. Él es tan real para mí como lo fue para

esos discípulos que lo vieron. Lo veo, no con el ojo del cuerpo físico, pero lo veo con el ojo de

la fe. Y a usted a y a mí que somos cristianos, se nos ha manifestado Jesucristo en toda Su

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belleza y en toda Su gloria y en toda Su majestad de una manera personal, ¿no es cierto? Y

entonces, tenemos esta misma manifestación apropiada.

Ahora, además, a los discípulos, simplemente para asegurar el hecho de que este realmente

era su Cristo, observe el final del versículo 3. Dice: “y hablándoles acerca del Reino de Dios.”

Jesús no sólo se mostró a sí mismo a ellos, sino que continuó enseñándoles las mismas

cosas que les había estado enseñando antes. Y fue fácil para ellos entender esto. Aquí está la

misma persona enseñando las mismas cosas. Debe ser el mismo Cristo. Y les enseñó las

cosas acerca del Reino de Dios. Esto es exactamente lo que Él les había estado enseñando

antes. Él retomó el punto donde se quedó y de esta manera, les aseguró las verdades que les

había enseñado antes. Y les aseguró Su identidad absoluta.

Ahora, ¿qué quiere decir cuando dice hablándoles acerca del Reino de Dios? Ahora, para ser

fiel al llamado de Dios por mi parte y enseñarles todo el consejo de Dios, quiero desviarme por

un momento por una tangente. Y quiero decirles en qué consiste la enseñanza del Reino de

Dios. Y esta es una desviación, pero es importante. Cuando dice que Jesús estuvo

hablándoles acerca del Reino de Dios, tiene un significado muy directo. Cuando vemos el

término ‘Reino de Dios’, básicamente adopta uno o dos patrones significativos.

En primer lugar, el Reino de Dios se refiere al gobierno universal de Dios por todo el universo,

¿verdad? Dios es Rey sobre todo, todo lo que existe en el universo es gobernado por Dios.

Usted dice: no, el infierno no. Oh sí, el infierno es gobernado por Dios. Dios controla el

infierno. Créalo o no. La Biblia dice: no temáis a los que pueden destruir el cuerpo, sino temed

más bien a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Y ese es Él es Dios.

Dios gobierna el universo y todo dentro del universo está en el marco del gobierno de Dios,

sea de manera directa o permisiva, Dios gobierna todo. Él es soberano, nada está fuera del

círculo de la soberanía de Dios. O si hay algo afuera, entonces alguien es igual a Dios y no

existe alguien así. Dios gobierna en un Reino universal sobre todo lo que existe. Pero, en

segundo lugar, no sólo es el Reino universal de Dios llamado al Reino de Dios, sino Su Reino

mediador.

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Ahora, no se confunda. Su Reino de mediador viene de la palabra mediador. Mediador

significa alguien que está en medio de dos cosas. Ahora, el Reino mediador de Dios involucra

el pequeño globo en el que vivimos que llamamos tierra. Esta pequeña pelota que está

girando en el universo. Ahora, el gobierno de Dios es traído a la tierra y Él gobierna en la

tierra. Pero Él gobierna mediante varios mediadores, esto es que alguien está entre el mundo

y Dios y gobierna por Él aquí. Entonces, cuando usted ve el término Reino de Dios, usted

debe distinguir en su mente si está hablando del Reino universal de Dios, como lo hace el

salmista de manera repetida, particularmente en el Salmo 145 o si él está hablando del Reino

mediador. Esto es, el Reino de Dios en la tierra como es en su sentido reducido.

Y cuando dice aquí que Jesús estaba enseñando acerca del Reino de Dios, probablemente

considera a ambos. Primero, Él estaba enseñando acerca del Reino universal, para que ellos

pudieran saber eso. Y después, de cómo Dios estaba gobernando a través del mediador en el

globo. Y después, estoy seguro de que Él entró a los detalles de eso. Y quiero mostrarle esto

de una manera tan simple como pueda hacerlo con el uso de la transparencia, para que usted

entienda el punto. Observe a su izquierda, la línea verde es una línea de tiempo que corre a lo

largo de la historia terminando en el Reino eterno, el cual es el cielo y tierra eternos.

Ahora, lo largo de esta línea del tiempo, a lo largo de la historia hasta la eternidad, Dios ha

estado gobernando al mundo. Dios gobierna a este pequeño globo en un sentido muy directo.

Ahora, abajo de la línea, escrito en rojo, usted leerá el agente del gobierno de Dios a lo largo

de estos períodos diferentes. La pequeña línea verde que va de manera vertical indica un

cambio en el gobierno de Dios. Y el punto en el que ese cambio vino. En la caída, en el

diluvio, en Babel, en Moisés y demás. Y vamos a verlo.

Ahora, sin que yo me refiera necesariamente a esto, simplemente quiero explicarle este

diagrama simple. Cuando Dios hizo inicialmente al mundo, Él necesitaba que alguien

gobernara por Él en la tierra. Y entonces, Él creó al hombre. Su nombre fue Adán y Él le dio a

Adán una palabra muy clave. Él le dio dominio sobre la tierra, ¿no es cierto? Ahora, ¿qué

significa eso? Eso significa que Adán fue un rey. Adán fue rey de la tierra. Adán fue el primer

gobernante de Dios. Él fue el primer rey de Dios que debía mediar el gobierno de Dios sobre

la tierra, de tal manera que Dios gobernó sobre la tierra a través de Adán. Cuando Dios quería

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que algo se hiciera, Él hablaba través de Adán. Adán lo hacía que sucediera. Adán dio la

información que Dios le dio a él. Él estaba actuando como el rey mediador de Dios sobre la

tierra. Dios tuvo un Reino sobre la tierra en el cual, Adán fue mediador.

Pero después, Adán decidió que él quería hacer las cosas a su manera. Y quizás, a él le

gustaría gobernar de una manera un poco diferente de la que Dios quería. Y entonces, Adán

cayó. E inmediatamente, Adán perdió su corona. Y esa es la razón por la que Hebreos 2:8

dice en el versículo 7, dice que el hombre debía ser rey. El versículo 8 dice que no lo es,

porque Adán perdió su corona cuando él decidió que él sería el soberano por sí mismo y

competiría con Dios, ¿se da cuenta? Que él decidiría lo que estaba bien y lo que estaba mal y

que él haría lo que él quería hacer. Y él perdió su corona. Dios no tuvo a nadie que gobernara

por Él en la tierra. El pecado de Adán y la pérdida de su dominio apropiado prepararon el

escenario. Y entonces, para el homicidio brutal en el que Caín mató a Abel y entonces, dejó a

la raza sin ningún mediador que la controlara; y el hombre, se alejó de Dios.

Y durante todo el período de tiempo, durante este período entero desde la caída hasta el

diluvio, en todo ese período ahí, en toda la revelación divina que cubre esos años,

encontramos sólo únicamente dos veces en las que Dios jamás intervino. Una vez, Él

intervino al llevarse a Enoc a Su presencia. La segunda vez, Él intervino cuando Él expulsó a

Caín de Su presencia. Estas fueron las únicas dos veces en la revelación en la que vemos a

Dios intervenir.

Y durante este período de tiempo, el gobierno de Dios sobre la tierra fue estorbado debido a la

pecaminosidad y a la voluntad obstinada de los hombres. Y entonces, fue llamado un período

de impiedad. De hecho, en Génesis, capítulo 6, y en el versículo 11, dice que la tierra estaba

llena de violencia. Irresponsabilidad e impiedad y transgresión por todos lados.

Ahora, durante este tiempo, el único agente que Dios tuvo para comunicarle a los hombres Su

gobierno fue la conciencia. Y era fácil reaccionar contra la conciencia, porque la conciencia

podía ser, en primer lugar, desobedecida. Podía ser, en segundo lugar, apagada. Podía ser

educada de manera equivocada. Usted puede educar su conciencia de manera equivocada,

como usted sabe, y después, no le va a ayudar a usted para nada en la crisis. También podía

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ser cauterizada. Cuando fue usada de manera equivocada por suficiente tiempo, se volvió

insensible.

Entonces, la conciencia realmente no operaba de una manera muy eficaz. No obstante, fuera

de la conciencia, Dios no tuvo gobierno en esa era. Y entonces, llamamos a eso la

dispensación de la conciencia, cuando Dios gobernó como mediador en la tierra mediante la

conciencia de los hombres.

Ahora, después de ese período, y usted, claro, se acuerda cómo termina el período de la

conciencia, fue literalmente ahogada, la dispensación de la conciencia quedó ahogada. Dios,

en el tiempo del diluvio, entonces, después de que el agua bajó y Dios comenzó a reconstruir

de nuevo las cosas, Él decidió que iba a tratar otro patrón para gobernar la tierra. Y el

segundo patrón que Él decidió fue el gobierno humano. Y en este período, entre el diluvio y la

torre de Babel, Dios gobernó mediante gobiernos. En otras palabras, Dios permitió que los

hombres se organizaran en gobiernos humanos.

Y la ley básica del gobierno humano fue la ley del castigo capital, en el cual Dios, desde el

principio, había instituido como la ley para enfrentar a los hombres que fueron criminales. De

hecho, en Génesis 9:6, simplemente dice: “el que derramare sangre de hombre, por el hombre

también su sangre será derramada.” Y la razón es que el hombre es creado a imagen de Dios.

Y quitar una vida que es imagen de Dios, merece que esa vida de Dios sea quitada. Ese fue el

principio básico de Dios del gobierno humano.

Como puede ver, esta ley fue importante porque Dios reconoció que el hombre fue

pecaminoso. Y Él reconoció que el hombre fue rebelde. Y Él reconoció que el hombre era

homicida. Y Él también reconoció que la conciencia no había sido lo suficiente como para

distraer al hombre de eso. Por lo tanto, Dios desarrolló el gobierno humano, le dio al gobierno

humano el derecho de la pena capital para restringir al hombre de asesinar a su prójimo.

Entonces, Dios estableció gobiernos para que Él gobernara a través de ellos. Y es interesante

que este establecimiento de gobiernos tiene, en un sentido directo, aún se han mantenido aún

en la actualidad, de tal manera que cuando llegamos a Romanos 13, la Biblia dice: “someteos

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a las autoridades superiores,” ¿por qué? “Porque son puestas por Dios.” Dios todavía está

gobernando en un sentido mediante ese mediador que es el gobierno, por lo menos en un

sentido físico.

Y entonces, Dios instituyó el gobierno humano. Pero ellos también echaron a perder eso,

porque el camino de Dios, y aquí hay un pensamiento político para usted, si está tratando de

hallarse a sí mismo políticamente, no le voy a decir de qué partido soy miembro, pero le voy a

decir esto: Dios siempre ha ordenado que el retrato político sea el nacionalismo. Dios nunca

ha respaldado los gobiernos mundiales. Pero los hombres decidieron que debían tener un

gobierno mundial, único. Y que iban a ser súper poderosos.

Y entonces, lo intentaron en la torre de Babel. Usted recuerda en Génesis 10, decidieron que

sus ciudades estaban creciendo y todo el comercio y demás; y decidieron unirse para tener un

gran esfuerzo mundial, tener un gobierno mundial. Y Dios lo vio y dijo: no hay manera en la

que van a hacer eso. Y los dispersó por todo el mundo y cambió su idioma para asegurarse

de que no podían regresar a unirse.

Y desde ese entonces, nunca se han podido volver a unir de manera exitosa. Y ahora, lo

mejor que pueden hacer es sentarse en las naciones unidas con todas esas cosas en sus

oídos, tratando de oír en su propio idioma. Y muchas personas, en un cuarto, en algún lugar,

hablando en su propio idioma y tratando de ver quién interpreta lo que está pasando, en qué

dirección. Eso es lo mejor que pueden hacer para revertir la maldición que Dios les dio en

Babel.

Dios nunca ha estado a favor de un gobierno mundial. Es un principio simple. Dios nunca lo

quiso porque, como alguien bien lo ha dicho, si el poder político corrompe, entonces el poder

absoluto corrompe de manera absoluta. Dios ha escogido el nacionalismo porque es la forma

más segura de gobierno. Por ejemplo, para efectos de competencia únicamente, para la

mejora del hombre desde un punto de vista físico, para efectos de un sistema de rendición de

cuentas, si un gobierno mundial es corrupto, y eso es lo único que hay, ¿quién va a supervisar

este sistema? Si un gobierno mundial es impío y aplasta al cristianismo y borra a Dios, ¿a

dónde va usted para encontrar la verdad? Dios nunca ha estado a favor de un gobierno

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mundial. Esa es la razón por la que todo esfuerzo hacia un gobierno mundial es inspirado por

Satanás. Y cuando él tenga éxito finalmente, será en la tribulación, será el gobierno mundial

de Apocalipsis 18 y Dios lo destruirá en la venida de Jesucristo. El único gobierno mundial que

jamás funcionará es cuando Jesús esté en el trono.

Y entonces, Dios ha diseñado el nacionalismo. Y cuando los hombres trataron de hacer un

gobierno mundial, Dios vio que ese gobierno mundial por sí mismo no iba a funcionar.

Entonces, Dios de nuevo cambió el patrón y trajo a un tercer mediador. Y durante el tiempo

desde Babel a Moisés, el gobierno de Dios sobre la tierra fue implementado mediante los

hombres que son llamados patriarcas.

Ahora, usted se acuerda del primero de los patriarcas llamado Abraham, Génesis 12. Y

Abraham fue un rey, amigos míos. Él fue un rey tanto como David fue un rey. Él fue un rey

tanto como Saúl fue un rey. Él fue un rey tanto como cualquier persona que es un rey, porque

él fue el mediador del gobierno de Dios sobre la tierra. Abraham. Él fue seguido por Isaac, por

Jacob y hasta por todos los patriarcas. Esos hombres fueron los reyes sobre la tierra. Dios les

dio gobierno sobre la tierra para ser mediadores de Su Reino. Estos grandes hombres

hebreos, reyes genuinos, hombres reales, fueron mediadores del gobierno de Dios. Fueron

Sus mediadores en el Reino sobre la tierra.

Después, Dios escogió un patrón diferente. Y como leemos en el Antiguo Testamento, hubo

otra época. Realmente, desde Moisés hasta el tiempo de Cristo. Y después, durante ese

tiempo, Dios gobernó usando a jueces, a profetas y a reyes. Ahora, todos esos, los jueces de

los que leemos, los profetas, hombres específicos y reyes que reinaron durante todos esos

años, comenzando desde Saúl, todos fueron instrumentos de Dios como mediadores de Su

Reino sobre la tierra. Y los profetas, incidentalmente, fueron tanto reyes en muchas maneras

como lo fueron los reyes. De hecho, fueron más que algunos reyes. Los jueces fueron

mediadores para Dios y demás. Y entonces, ese fue el patrón de Dios.

Después, hubo otro cambio grande conforme Dios decidió enviar al mediador final grande y

glorioso. El gran Rey de reyes y el Señor de señores, quien es Jesucristo. Entonces, al final

de la era, cuando los jueces y los profetas y los reyes funcionaban como mediadores para

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Dios, Él envió a Jesucristo. Él fue rechazado y Él volvió a regresar. Dios había enviado a

Cristo. Y usted se acuerda del mensaje de Jesús cuando Él vino. Él predicó mensaje simple.

Él dijo esto: “arrepentíos porque el Reino de los cielos se ha acercado.” Él fue un Rey. Él fue

un Rey que vino a reinar como Rey de reyes y Señor de señores sobre la tierra. Él estaba

cumpliendo Isaías, ¿no es cierto? “Porque hijo nos es dado, un niño nos es nacido y el

reinado sobre” ¿qué? “Sus hombros.” Como puede ver, Él vino a gobernar como Rey. Pero

los hombres lo rechazaron como Rey. Por lo tanto, perdieron el Rey. Y entonces, el Rey

regresó y dijo: Yo volveré regresar y traeré Mi Reino. ¿No es cierto?

Entonces, la segunda venida de Jesucristo, la cual sucede por aquí, es cuando Cristo regrese

y trae al Reino. Y en ese Reino glorioso, Él gobierna como Rey de reyes y Señor de señores.

Entonces, Él gobierna a lo largo de todo el Reino eterno también.

Ahora, eso deja un pequeño espacio a la mitad de aquí. Y eso es lo que es llamado la Iglesia.

Usted dice: “bueno, Cristo vino a ser Rey ahí y Cristo regresa a ser Rey en el futuro, ¿Quién

es REY a la mitad? ¿Quién está gobernando en la actualidad en el Reino de Dios?” Y le voy a

dar una respuesta emocionante: usted y yo como creyentes.

Y le voy a mostrar por qué digo eso. El gobernante del mundo en la actualidad es el Espíritu

Santo. ¿Y dónde vive Él? ¿Dónde mora Él? Dentro del creyente. Esa es la razón por la que,

en el sentido muy real, usted y yo estamos gobernando por Dios en este mundo. Estamos

dando a conocer Su voluntad.

Ahora, el Espíritu Santo, en un sentido, gobierna en el mundo al restringir o al refrenar la

maldad. Dios, en otro sentido, gobierna en el mundo mediante gobiernos que existen. Pero en

un tercer sentido, en un sentido magnífico, Dios, mediante el Espíritu Santo, gobierna en el

mundo a través de usted y a través de mí. Y debido a lo que Jesucristo ha hecho por

nosotros, hemos sido restaurados al lugar del Rey. De hecho, la Biblia nos llama un Reino de

sacerdotes.

Entonces, esto es todo el panorama del Reino de Dios. Y en esta época, el Espíritu Santo

gobierna en los creyentes. Ahora, todo me todo ese bosquejo, lo ve ahí arriba. Y simplemente,

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comprímalo en esa frase el Reino de Dios. Y usted tiene lo que esa frase significa. Significa

que cualquier punto, o de manera total, Dios está gobernando sobre la tierra a través de quien

Él escoge gobernar.

Ahora, regrese al versículo 3. Esa fue una nota al pie de página larga. Ahora, cuando usted ve

en el versículo 3 que él dice que Él estaba hablándoles acerca del Reino de Dios, usted tiene

una idea de lo que Él quiso decir. Él estaba enseñándoles cómo es que Dios gobierna en

cualquier punto dado en el tiempo. Pero, ¿cuál habría sido el mensaje primordial? El mensaje

primordial sería el futuro, ¿no es cierto? El Reino venidero. Y sin duda alguna, lo que ocupaba

sus mentes sobre cualquier otra cosa era el hecho de que, en realidad, Jesús era un Rey.

Ellos habían esperado que Él fuera un Rey, pero sus esperanzas habían sido despedazadas

en las rocas del monte del calvario hasta que Él resucitó de los muertos.

Y ahora, ellos sabían que Él era un rey de nuevo. Sus esperanzas fueron restauradas,

estaban diciendo: “Él es un Rey.” Y Él estaba hablando del Reino que estaba por venir. Él iba

a traerles el Reino, el cual, en realidad, simplemente había sido tipificado en todos los otros

Reinos. Él iba a traer el Reino completo, final, glorioso. Y ellos estaban emocionados por esto.

Y creyeron que Él, de hecho, era el Rey, porque Él salió de la tumba por el otro lado. Y

entonces, como puede ver, ellos tuvieron la manifestación apropiada. Ellos nos sólo vieron a

un Cristo resucitado, sino que lo vieron como el Rey que iba a venir en un Reino glorioso.

En tercer lugar, ellos tuvieron el poder apropiado. Y eso lo veremos rápidamente en el

versículo 4 y 5 y simplemente el comienzo del versículo 8. Tuvieron el poder apropiado.

Ahora, como usted puede ver, ellos tuvieron toda esta información, verdad. Y ellos tuvieron

toda instrucción y demás. Y ellos no podían ser como el hombre que se subió a su caballo y

comenzó a cabalgar por todos lados sin dirección. Tiene que haber dirección. Tiene que haber

poder, debo decirlo. No nada más deben esparcirse. Tienen que tener el poder del Espíritu de

Dios. No lo pueden hacer por sí mismos. Inclusive con el mensaje correcto y la manifestación

correcta, a menos de que usted tenga el poder correcto, usted no puede hacer nada. Este es

el interruptor encendido.

15

Versículo 4: “y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén.” La implicación es

que estaban listos para salir corriendo. Que ellos estaban diciendo: salgamos de aquí, vamos

a echar andar esto, hombre. Lo tenemos. Tenemos el mensaje. Tú eres el Rey resucitado. Te

hemos visto, déjanos salir de este lugar, abre esa puerta, usted sabe.

Es como el discurso famoso del entrenador de fútbol americano, quien tomó 25 minutos para

motivar a su equipo y todos salieron saliendo hacia la puerta y la puerta estaba cerrada. ¿y

sabe una cosa? Esto es lo mismo, casi se matan el uno al otro, usted sabe. Y aquí están los

discípulos listos para salir y el Señor les dice: ahora esperen un momento, quédense aquí, no

dejen Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, la cual habéis oído de Mí. No salgan a

ningún lugar aún. No tienen el poder para cumplir con la tarea, ¿se da cuenta? Bueno, ése es

buen consejo.

Ahora, no fue sino hasta después de 10 días, por lo menos hasta unos 10 días después de

que Jesús había ascendido, que el Espíritu de Dios vino. Tenían que esperar en Jerusalén.

Ahora, notará que la promesa del Espíritu en el versículo 4 es definida en el versículo 5. La

gente pregunta cuál es la promesa del Padre. Digo, la promesa del Padre es definida en el

versículo 5.

¿Cuál es la promesa del Padre? Aquí está: “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas

vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Esa es la

promesa del Padre. ¿Acaso Jesús no dijo de manera repetida en el Evangelio de Juan, Yo

oraré al Padre y les enviará ¿a quién? Al Espíritu Santo. La promesa del Padre fue que, si

Jesús cumplía con Su obra, Él enviaría el Espíritu. Si Jesús hacía Su trabajo, iría a la gloria y

Él enviaría al Espíritu. Esa es la promesa del Padre.

Y entonces, Jesús dice quédense en Jerusalén hasta que el Espíritu de Dios venga del Padre

y los bautice a ustedes. Y no debían ir a ningún lugar hasta que esto sucediera. No debían

comenzar su ministerio por sí mismos hasta que tuvieran el poder para hacerlo. Y entonces,

nos presenta el bautismo del Espíritu Santo. Y estaremos hablando de esto a fondo. Y

entonces, no voy a entrar a todo el asunto del bautismo del Espíritu. Vamos a entrar a eso a

veces en el capítulo 2.

16

Pero para este punto, permítame decirle tan sólo un par de cosas que saltan de este

versículo. Ahora, esto no es un mandato, ahora escuche esto, no es un mandato a ser

bautizado con el Espíritu. Él no está diciendo: ahora, sean bautizados con el Espíritu. Él está

diciendo: vayan y quédense en Jerusalén, eso es todo, hasta que la promesa del Padre venga

sobre ustedes. Ahora, esta no es una oportunidad para los creyentes, este no es un privilegio

para los creyentes, esta no es una responsabilidad para los creyentes, este no es un desafío

para los creyentes, esta es una promesa de Dios, no tiene nada que ver con ellos en términos

de que ellos busquen algo.

Y usted oye todo el tiempo en la actualidad acerca de que deben esperar al Espíritu, usted

debe encontrar al Espíritu, usted debe buscar el bautismo. No, Él no dijo: esperen el bautismo,

Él simplemente dijo: “quédense en Jerusalén,” porque ahí es donde va a suceder. Y Él no dijo:

oren por él. Ellos pudieron haber estado orando o haber estado limpiando su jardín o

caminando por la calle o durmiendo o cualquier otra cosa, eso no importaba. No fue su propio

esfuerzo personal lo que lo iba a generar. Fue la promesa del Padre. Como puede ver, el

bautismo del Espíritu, amigos míos, es una verdad posicional. No tiene nada que ver con

usted o conmigo en términos de nuestras actividades.

En 1 Corintios capítulo 12, el apóstol Pablo dice de manera muy simple, “cuando reciben a

Jesucristo, en este punto, usted es bautizado en el cuerpo por el Espíritu Santo”. Eso sucede

cuando usted es salvo. Todo creyente en el punto de la salvación recibe el bautismo del

Espíritu Santo. Usted pregunta Qué es. Simplemente, es el acto mediante el cual el Espíritu

Santo lo coloca a usted en el cuerpo de Cristo. Eso es todo. No es algo súper emocional, no

es algún tipo de experiencia estática, aunque en Hechos tuvo un contenido Moore y definido,

milagroso, y entraremos en eso cuando lleguemos ahí. Pero el bautismo del Espíritu es un

regalo de Dios, no tiene nada que ver con que el individuo lo motive, o lo genere, o lo busque.

Él simplemente les dice: ustedes quédense ahí y sucederá.

Y el punto no era que buscaran al Espíritu, simplemente era asegurarse que estuvieran en

Jerusalén. Y si usted quiere tomar este pasaje literalmente, si usted va a esperar al Espíritu

Santo, más vale entonces que usted vaya a Jerusalén. Ése es el punto. Todo comenzará en

17

Jerusalén, cuando Dios esté listo para enviar a Su Espíritu. Es la promesa del Padre. Viene

mediante la gracia y no mediante el esfuerzo personal. Y cuando usted ve promesas en la

Biblia, el opuesto clásico de una promesa es el esfuerzo personal clásico.

Entonces, la promesa no tiene nada que ver con ello, no tiene nada que ver con esfuerzo

personal, no pueden orar por esto, no lo pueden buscar, no pueden hacer nada, sino sólo

esperar en Jerusalén. Y va a suceder de manera incondicional. De hecho, el verbo usado en

el versículo 5, ‘seréis bautizados’ es un verbo pasivo. Ni siquiera es activo por parte de ellos.

Es la actividad de Dios. Entonces, vemos que él dice: el Espíritu de Dios vendrá sobre

ustedes y serán bautizados por el Espíritu Santo. Y, de hecho, lo fueron en el capítulo 2. Y fue

acompañado por un milagro, un milagro muy práctico, porque hubo todo tipo de personas en

Jerusalén en ese entonces en la Pascua que no podían hablar el idioma que ellos hablaron. Y

entonces, Dios le dio la capacidad de darles el Evangelio en su propio idioma. Pero el punto

es que él dijo: esperen ahí y Dios enviará el Espíritu del Espíritu Santo. Es la promesa del

Padre, no algo que usted genera.

Y esto es interesante también, simplemente para recordarle acerca del hecho que la gente

asume, por lo tanto, que, si usted tiene que buscar el bautismo del Espíritu en algún punto

después de su salvación, eso significa que usted no tenía al Espíritu Santo. No existe algo tal

como un cristiano que no tiene al Espíritu Santo. Si es verdad entonces que Dios le pide vivir

la vida cristiana y no le da a usted el poder para hacerlo, si es verdad que alguien no tiene al

Espíritu Santo, entonces Él es un mentiroso, porque la Biblia dice en Primera Corintios 12 que

todos nosotros hemos sido bautizados con el Espíritu Santo y usa la palabra todos de manera

repetida. Y en Romanos 8:9, simplemente dice esto: si alguno no tiene el Espíritu, él no es ni

siquiera de Cristo.

Todo creyente tiene al Espíritu. Todo creyente. Jesús les dijo a los discípulos, Él está con

vosotros, Él estará ¿dónde? En vosotros. Y entonces, si es que Él les dice esperen en

Jerusalén hasta que el Espíritu llegue allí. Este es un acontecimiento histórico. A partir de ahí,

sucedió en el momento de la salvación. Y después de que pasamos y salimos del libro de los

Hechos, y su naturaleza transicional.

18

Ahora, observe el versículo 8, el cual nos da más entendimiento en esto: pero recibiréis poder,

dunamis, hemos hablado de esto, todavía repasando, pero recibiréis dinamita después de que

el Espíritu Santo venga sobre ustedes. La palabra sobre es muy interesante. La palabra

equivalente hebrea 'al, significa desde arriba. El Espíritu Santo, usted no lo genera desde

abajo, desde adentro de usted, del grupo que lo rodea a usted. Dios lo da como un regalo de

gracia.

Y entonces, ¿que está diciendo? Recibirán poder cuando el Espíritu venga y los bautice y

ustedes esperen hasta que esto suceda. Ahora, la implicación es esta, amigos: que usted no

puede hacer nada de manera independiente del poder del Espíritu Santo. Ése es el punto. El

esfuerzo personal no sirve. Ahora, hemos entrado a esto a detalle. Lo vamos a dejar ahí. El

poder apropiado y la energía del Espíritu Santo, cristiano, usted lo posee. No hay duda al

respecto. Usted lo posee. Es sólo cuestión de liberarlo, como dice Efesios 5:17 y 18 al

resignar a su propia voluntad y ceder al Espíritu de Dios, el cual ya está en usted.

Muy bien, entonces, ¿qué tenemos? Tenemos el mensaje apropiado, la manifestación

apropiada y tenemos el poder apropiado. Ahora, vayamos al número cuatro, éste es el fin de

nuestro repaso y aquí vamos a comenzar el sermón: el misterio apropiado, esto realmente es

interesante. Muy interesante. El misterio apropiado.

Ahora, le dije que él había estado enseñando acerca del Reino. Ahora, ellos se emocionaron.

Yo no me puedo emocionar demasiado acerca del Reino ahí atrás de Génesis, yo no me

puedo emocionar demasiado acerca del gobierno humano. ¿Acaso no es eso maravilloso?

¿Gobierno humano? No, no puedo. Pero usted hábleme acerca del Reino venidero y me

puedo emocionar, ¿verdad? Cuando Jesús venga a reinar como Rey, me puedo emocionar

por ese Reino. Ese aspecto de Reino de mediador. Bueno, eso es lo que apasionó a los

discípulos, lo que los encendió. Todo judío a lo largo de su vida estaba esperando que el

Mesías viniera y estableciera el Reino. Y aquí estaba el Mesías resucitado, viviendo. Ellos

estaban con Él y Él estaba hablando de un Reino y Él estaba diciendo que Él era el Rey y

ellos estaban emocionados por esto. Simplemente, fue natural.

19

Y fue natural que ellos pensaran que no pasaría mucho tiempo, porque como puede ver, en

sus mentes, ellos habían visto el final de todo. Y en todo el Antiguo Testamento, en la época

de la Iglesia, nunca se indicó, no hay indicación de que habría 2000 años de la Iglesia, la

mitad entre la primera venida y la segunda venida del Mesías. Nunca vieron dos venidas del

Mesías en el Antiguo Testamento. No está ahí, sólo por implicación. No había enseñanza de

la Iglesia.

Entonces, una vez que el Mesías había venido, muerto y había resucitado, ellos simplemente

estaban esperando el Reino que llegara en cualquier segundo, ¿se da cuenta? Además, ellos

sabían que Ezequiel 36 y en Joel 2, las profecías, ambas, dijeron, que cuando el Reino venga,

el Espíritu será derramado. Y entonces, aquí está Jesús prometiéndoles del Espíritu Santo. Y

entonces, están pensando “hombre, el Reino va a estar aquí.” Y, de hecho, si usted ve el

versículo 5, dice que el Espíritu Santo vendría y no muchos ¿qué? No muchos días a partir de

ahora. Y entonces, estaban listos. Estaban pensando: hombre, esta semana, esta semana.

Ellos no vieron una época de la Iglesia a la mitad. ¡Establece el Reino, estamos esperando,

has muerto, has cumplido la expiación! Ahora, estás vivo. Adelante.

Y entonces, con eso en mente, observe el versículo 6: entonces, los que se habían reunido, le

preguntaron, diciendo Señor, ¿Restaurarás el Reino a Israel en este tiempo? ¿Está aquí,

Señor? ¿Se da cuenta usted? Esto ya tiene que ser, ¿verdad? Versículo 7: Y les dijo, y esto

extingue, hasta cierto punto, su fuego, pero necesitaba ser hecho, “no os toca a ustedes con

saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en Su sola potestad.”

Ahora, este es el misterio apropiado. ¿Sabe una cosa? Es bueno que Dios nos ha dicho

algunas cosas, es bueno que Él no nos dijo otras. ¿Puede imaginarse si todos supiéramos

exactamente el momento en el que Jesús vendría, cómo eso refrenaría nuestra fidelidad?

Digo, por generación tras generación, la gente podría volverse floja pensando: el Señor no va

a venir por mucho tiempo. Y la generación que se acercara, podría terminar fuera de control.

Y entonces, el Señor dice que ése no es el punto, señores, eso no es lo que necesitan saber.

Pero quiero darle un comentario al margen aquí. ¿No es interesante que lo único acerca del

Reino que no sabían era el tiempo en Él que iba a venir? Así de completa fue la enseñanza de

20

Jesús. Ellos tenían conocimiento completo del Reino. El único ingrediente que les faltaba era

el tiempo en el que iba a suceder.

Ahora, hay algunas personas en la actualidad, bajo el título de teología de pactos que creen

que no hay Reino para Israel. Fue interesante cuando estuve en la conferencia de profecía en

la ciudad de Jerusalén, oír a estos hombres hablando, negando que habrá un Reino para

Israel. Ahora, si existió una oportunidad clásica para que Jesús dijera que no habría un Reino,

fue aquí.

Ellos dijeron ¿cuándo será restaurado el Reino? Jesús, si Él hubiera sido un amilenarista, Él

podría haber dicho: lo siento señores, no hay Reino. Pero Él no dijo eso. ¿Por qué? Porque

hay uno. Hay un Reino para Israel. Debe haber el cumplimiento del Reino de Dios a través de

Su Hijo Jesucristo, el mediador en la tierra. Entonces, ellos entendieron el ‘no muchos días a

partir de hoy’. Y ellos querían saber cuándo iba a venir. Y era comprensible. Todo lo demás

había terminado, ¿por qué no iba a comenzar el Reino? ¿Qué era posible que pudiera estar

en medio? Y debido a que no se profetizó Iglesia alguna en el Antiguo Testamento, no podían

ver lo que encajaba ahí.

Y entonces, le preguntaron a Jesús cuándo va a suceder. Pero Él no les dijo. Oh, Él les había

que habría un Reino en Mateo 25. Y Él les había dicho en Mateo 13 que el tiempo en el que el

Reino vendría no había sido revelado. Él ya les había dicho que no iban a saber eso. De

hecho, Él les había dicho que podría pasar mucho tiempo o podría ser poco tiempo. Ustedes

simplemente, velen y estén listos todo el tiempo. Y ellos están turbados porque quieren saber.

Bueno, más adelante, entendieron el mensaje. Como usted sabe, Jesús habría dicho que Él

vendría en una hora que no esperarían. Y Pedro dijo que Él vendría como un ladrón en la

noche. Juan dijo que Él vendría repentinamente y ellos entendieron el mensaje. E inclusive en

la actualidad, no sabemos cuándo es que Él va a venir. Y sabe una cosa, tenemos muchas

cosas que están pasando en la actualidad a nivel profético y leemos acerca de profecía en

todos lados y oímos de esto y predicamos acerca de esto. Nos emocionamos por la venida de

Jesucristo, como usted sabe. Y hay un gran énfasis en esto. Pero ese no es el tiempo de

ponerse el pijama y subirse al techo. Eso no se ha acabado. Ese no es el punto.

21

Conozco a un hombre que tenía mucho dinero y pensó que Jesús iba a venir el 1 de enero de

un año en particular. Y entonces, él vendió todo lo que tenía, y liquidó todo y compró Biblias,

envió 20,000 a Vietnam y compró unas manos pequeñas en forma de oración que brillaban en

la oscuridad y las empezó a repartir ahí en la calle. No sé por qué compró esas. Y él compró

cosas extrañas, pequeñas y llaveros con Jesús escritos en ellos. Y se deshizo de $200,000.

Jesús iba a venir el 1 de enero. Jesús no vino. Ahora, él simplemente está viviendo ahí en la

parte sur de Los Ángeles con nada, tratando de entender lo que pasó. Qué estuvo mal.

El Señor no quiere que hagamos eso. El Señor simplemente dice en Lucas 19:13, ocúpense

hasta que Él venga. ¿Escuchó esa afirmación? Eso significa, trabajen hasta que llegue ahí.

No dice: quédense ahí acostados, hasta que llegue la noche, cuando nadie puede trabajar.

Dice que trabajen, no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso

en Su sola potestad. Dejen hacer lo que Dios quiere hacer. Deuteronomio 29, las cosas

secretas pertenecen al Señor.

¿No le da gusto a usted que el Señor no nos dijo, porque Él quería que toda generación

viviera como si Jesús vendría en el próximo momento? Y le voy a mostrar por qué. Sigamos al

final esta mañana. Los tesalonicenses tuvieron este problema. Como usted sabe, la Iglesia en

Tesalónica, estaban todos preocupados por la segunda venida, el rapto y todo esto. Y Pablo

escribió en 1 Tesalonicenses para ayudarles.

Y en 1 Tesalonicenses 5:1 les dijo: “pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis

necesidad, hermanos, que yo os escriba, porque vosotros sabéis perfectamente que el día del

Señor vendrá así como ladrón en la noche”. Usted conoce eso, en una hora cuando usted no

lo espera. Usted comienza estableciendo una fecha y ése es exactamente el momento en el

que no va a venir; usted simplemente viva cada momento como si Él viniera en el siguiente

momento. Y entonces, el Señor dice que no especulen, que no estén preocupados por fechas,

concéntrense en esto.

Número cinco, la misión apropiada. No se concentren en el momento en el que vengo,

concéntrense en trabajar hasta que llego ahí. Número cinco, concéntrense en la misión

22

apropiada. Y es tan simple. Observe el versículo 8 a la mitad y “me seréis,” ¿qué? ¿Cuál es la

palabra? Dígalo.” Testigos.” Testigos, no teólogos. ¿No es eso maravilloso? Usted no tiene

que ponerse de pie y presentar toda una explicación acerca de la diferencia entre

sublapsarianismo, infralapsarianismo y un perro labrador. Usted no tiene que hacer eso.

Todos esos son términos teológicos, excepto por labrador. Simplemente, la incluí ahí. Y

entonces, usted no tiene que ser un gran cerebro que sacude al mundo o un gran teólogo

maestro para poder comunicar. Lo único que necesita hacer es ser un testigo.

Usted pregunta qué es un testigo. Alguien que vio algo y habla de eso. Yo sólo he sido un

testigo una vez en mi vida y eso fue para ser testigo de un intento de homicidio. Y en ese

intento de homicidio en particular, lo he compartido con usted antes, en esto en particular que

sucedió es que había dos hombres que estaban golpeando a otro hombre. Y eran hombres

grandes, de más de 100 kilos de peso que habían atacado a este hombre en la calle, a quien

nunca antes habían visto. Y estaban tratando de matarlo. Él estaba ahí en el piso. Estaban

pateándolo. Y le rompieron todas las costillas, le pegaron, le patearon el rostro, lo dejaron

desfigurado.

Y resulta que yo llegué. Yo estaba en la Iglesia en ese entonces, en donde mi padre era

pastor. Y yo estaba vestido en mi vestimenta ministerial con toda mi dignidad, salí a la puerta

y oí esta conmoción. Y salía la puerta y ahí estaba, sabía que tenía que hacer algo. Usted

sabe, porque había personas ahí que estaban viendo ahí en la banqueta sin hacer nada,

simplemente boquiabiertos. Y usted sabe, viendo. Y entonces, salí y fue interesante. Pensé

bueno, simplemente les voy a decir que lo dejen en paz. Pensé que era una pelea. Y

entonces, dije: “¡deténganse!” Y nada pasó. Pensé que bueno, que quizás no me vieron. Y

entonces, salí ahí y llegué ahí y los oí que decían: “mátalo, mátalo.” Y vi hacia abajo y me di

cuenta que era un asesinato, que estaban tratando de matar al hombre. Y entonces,

realmente no sabía qué hacer.

Y entonces, para acortar la historia, nos metimos ahí en una pequeña pelea y me pegaron y

demás. Y finalmente, me puse bastante duro y le pedí a la secretaria que llamara a la policía.

Grité: “llama a la policía.” Y bueno, esa fue una historia larga, pero tuve que ir a la corte y me

preguntaron tres cosas. Y cuando me preguntaron estas tres cosas realmente me emocioné.

23

Usted sabe, me dijeron: dígame, Señor MacArthur lo que vio, lo que oyó y lo que sintió. ¿Y

sabe una cosa? Pensé eso es 1 Juan 1:1. Usted sabe, no tenía idea de que ellos conocían

eso. Primera de Juan 1:1 dice: aquello que hemos oído y visto y nuestras manos palparon con

respecto al verbo de vida, eso os declaramos, ¿se da cuenta? Eso es un testigo. Ellos no

están interesados en grandes disertaciones teológicas. Simplemente, dígame si conoce a

Jesús y dígame cómo puedo conocerlo. ¿Se da cuenta? Eso es un testigo.

Es tan simple ser un testigo para Jesucristo. Es interesante la palabra testigos aquí es

martureis. Me seréis testigos es mis martureis... Mis mártires… Mis mártires. Para algunos de

ustedes, quizás será eso. Tantos cristianos murieron. Y la palabra testigo finalmente llegó a

significar mártir. Tantos de ellos murieron. ¿Está usted dispuesto? Es triste. No sólo no

estamos dispuestos a morir por Jesús.

La mayoría de nosotros, ni siquiera estamos dispuestos a vivir por Él. Ni siquiera hemos

aprendido no sólo lo que significa ser un sacrificio muerto, sino que no hemos aprendido lo

que es ser un sacrificio vivo. ¿Sabe usted lo que es ser un sacrificio vivo? Creo que quizás

Oseas supo un poco de esto cuando dijo: ofreceré a Dios los sacrificios de mis labios, en otras

palabras, el verdadero yo. Creo que Abraham supo lo que era cuando él estuvo por sacrificar

a Isaac. Isaac habría sido un sacrificio muerto. Abraham habría sido uno vivo. Él estaba

sacrificando todos sus sueños y promesas y todo lo que Dios jamás le había dado, cuando él

estaba a punto de matar a su hijo. Pero él estaba dispuesto a hacerlo por causa de Dios. Y

eso es un testigo vivo. Eso es lo que es un mártir.

Dios no necesariamente quiere que usted muera por Él, sino que Él quiere que usted viva por

Él como si no le importara nada más, sacrificando todo lo que usted tiene para Su gloria. Un

testigo vivo, un mártir vivo, un sacrificio vivo. ¡Oh! Un testigo es alguien que simplemente

habla de Jesús. Pedro lo supo. Segunda de Pedro, no es cierto, 1:16, en donde Pedro dice:

peros fuimos testigos oculares de Su majestad. Si usted ha sido un testigo de Jesucristo,

usted sabe cuál es su misión. La misión apropiada. Sea un testigo. Así de simple.

Permítame en añadir otro pensamiento. Usted no escoge si usted será un testigo o no. Usted

es uno. La única pregunta es si usted es uno bueno. Si usted es cristiano, usted ha sido

24

testigo de Jesucristo. La pregunta es si usted es un testigo de buena reputación o no. Es tan

simple. Y después, Él dice, cuando ustedes sean testigos comiencen en Jerusalén. Él dice

que comiencen en Jerusalén y sean testigos ahí. Él no dijo: organícense y hagan esto y hagan

aquello. Simplemente, sean testigos. Simplemente, abran su boca y hablen de Jesús. Y

después, cuando terminan ahí, vayan a Judea. Y después, cuando terminen ahí, vayan a

Samaria y después, hasta lo último de la tierra. Y en 30 años, lo hicieron. Y no estaban

organizados, simplemente, lo hicieron. Esa es nuestra misión. Todos somos testigos.

Un hombre esta semana en la conferencia misionera de Biola, los hombres me estaban

contando que dio una parábola interesante. Y pensé que se las contaría. Él estaba hablando

ahí. Y él dijo que esta es llamada la parábola del pastor. Él dijo que hubo un pastor que contó

a sus ovejas y pensó que había muchas ovejas que faltaban. Estaba muy preocupado por sus

ovejas que faltaban. Y entonces, comenzó a preocuparse por esto. Y él envió a un perro para

tratar de encontrar a las ovejas. Pero el perro regresó y sólo era un perro cansado sin ovejas.

Entonces, él pensó, ‘bueno, quizás voy a ir a revisar con algunos de los otros pastores.

Quizás, algunos de los otros pastores tienen el mismo problema.’ Entonces, él organizó un

concilio de pastores. Al principio, simplemente hubo asuntos de negocios del pasado.

Después, los nuevos asuntos. Después, una discusión acerca de cómo encontrar ovejas.

Bueno, ellos designaron a un subcomité para investigar el problema de las ovejas perdidas. Y

el subcomité propuso las siguientes ideas. Una gran idea era señales de neón que se

apagaba y se prendía y decía: vengan, vengan, ovejas. Once de la mañana y siete de la

noche los domingos.

Otra buena idea fueron camionetas con altavoces que viajaban por todos lados con alguien

que estaba adentro gritando: “¡vengan aquí ovejas, vengan aquí ovejas!” Otra idea fue

entregar varios folletos a nómadas quienes, viajando por el desierto, pudieran encontrarse con

ovejas. Quienes incidentalmente no podían leer. A un hombre se le ocurrió una idea brillante.

Quizás necesitamos a un ex pastor que venga y llame a las ovejas y vamos a tener una

reunión especial. Un tercero dijo: no, probablemente podríamos usar a un grupo musical que

visite con música dirigida simplemente para las ovejas perdidas. Acabaron con todo y aún en

ese punto, no tenían oveja alguna. Una parábola bastante buena.

25

Es bastante obvio cuál fue el plan del Señor, ¿verdad? Olvídense de todas esas estrategias y

sean lo que son. Testigos. Es tan de simple. Así de simple. La primera Iglesia lo hizo bien. Lo

hicieron a partir del día de Pentecostés durante treinta años. Y usted puede seguir a la Iglesia

por ese rastro de su testimonio. Súper cargados con poder divino, dando testimonio sin temor

al mundo. Y le dieron un giro a las corrientes de la civilización. Cambiaron la faz de la historia

por Dios. Y no tuvieron más equipo del que usted tiene, en absoluto. Ahí está: el mensaje,

manifestación, poder, misterio y misión apropiados.

Después, hubo una última cosa: el motivo apropiado. ¿Sabe una cosa? Usted tiene que estar

motivado. Usted sabe eso, ¿no es cierto? Usted tiene que estar motivado. La motivación es lo

que lo motiva a usted. En la televisión, los pequeños traviesos tenían en una ocasión un carro

ahí que construyeron y tenía a una cabra enfrente de él. Y la cabra no quería jalar el carro.

Algo que era muy frustrante. A uno se le ocurrió algo. Coloca una barra de bambú en la

cabeza de la cabra y cuelga una zanahoria a unos cuantos centímetros de distancia. La cabra

jaló el carro todo el día tratando de alcanzar la zanahoria. Eso es motivación.

Cuando usted va al supermercado, y usted va a la sección de desodorantes y de pronto,

repentinamente, usted piensa en los comerciales de televisión. Usted se acuerda de tal o cual

producto de los paquetes de cinco días o lo que sea, su mente está sujeta a la motivación.

Usted compra la comida, usted mantiene en mente, no es cierto, casi de manera subliminal,

pero usted se acuerda cómo usted ha sido presionado para que compre ciertas cosas. Somos

criaturas de motivación. Hacemos lo que hacemos por razones, ¿se da cuenta? Y Jesús está

a punto de darnos una razón para hacer esto.

¿Está listo para escuchar esta motivación? Esto es algo poderoso. Versículo 9: “Y habiendo

dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado.” ¡Que cosa tan maravillosa debe haber sido eso!

No hubo un gancho, no hubo un elevador, no hubo una escalera, no hubo un cohete, no hubo

nada. Él fue alzado. Y le recibió una nube, quizás la Shekhiná, el carro real, usted sabe, en el

que Dios está. Y le recibió una nube que lo ocultó de sus ojos. Ahí va Jesús dejando ese

monte directo al cielo.

26

Ahora, debería haber un versículo entre el versículo 9 y 10 para decirnos lo que pasó cuando

Él llegó ahí, desde mi punto de vista. Ese es otro misterio que Dios no me reveló, pero me

encantaría haber visto la escena en el cielo, ¿a usted no le gustaría? Se puede imaginar a

todos los ángeles ahí recibiendo en una multitud a Jesús, usted sabe, en Su cuerpo glorificado

y todas las cosas que estaban pasando ahí. La reunión gloriosa. Y ahora, todos podían, como

usted sabe, tener la confianza de que Él ya no tendría que soportar ninguna crueldad más. Ya

no habría más injusticias, no más malos entendidos. No más golpes. Nadie más escupiéndole,

nadie más burlándose de Él. No más sudor, no más sangre, no más lágrimas, Getsemaní se

había acabado. El calvario que había acabado. La tumba estaba vacía, el Hijo estaba en casa.

¡Qué cosa tan gloriosa debió haber pasado ahí en el cielo!

Pero mientras tanto, de regreso la tierra, observe lo que sucede. Versículo 10: “y estando ellos

con los ojos puestos en el cielo.” Y la palabra griega significa que fijaron su mirada en el cielo

entre tanto que Él se iba. Ahora, esto es maravilloso. Ellos están mirando y ellos simplemente

están en shock porque Él está subiendo y también están mirando con anhelo como si lo

estuvieran perdiendo. He aquí, se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas.

Aquí vienen dos ángeles. Los cuales también les dijeron: “varones galileos, ¿por qué estáis

mirando al cielo?” La cual al principio se oye como una pregunta ridícula. Podrías pensar que

responderían: bueno, ¿qué quieres decir por qué? Mira al tráfico. Digo, uno va arriba, dos

vienen hacia abajo.” Nunca antes han visto algo así. Usted sabe, ¿a dónde más estarían

viendo? ¿Verdad? Pero la implicación de las preguntas que hacen es esta: es ¿por qué están

viendo con anhelo como si lo estuvieran perdiendo?

Ahora observe esto, “este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo,” ¿cuáles son

las siguientes palabras? “Así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” ¿Cuál es nuestro motivo

para servir a Jesús? ¿Cuál es? Él va a regresar, no es cierto, Él va a regresar. Y quiero

extraer un par de pensamientos de ese versículo 11. Este mismo Jesús, ¿le gusta a usted

eso? ¡Oh, me gusta eso! No será uno diferente. Será el mismo.

¿Sabe usted que dos mil años no han cambiado Jesús en absoluto? ¿Sabe usted que cuando

Él regrese será en ese mismo cuerpo glorificado que esos discípulos tocaron, el mismo que

estuvo junto a ellos ahí en el mar de Galilea y comió algo? Este mismo cuerpo glorificado que

27

Tomás vio y dijo: Señor mío y Dios mío. Eso no ha cambiado. Y en este momento, Él está

sentado a la diestra del Padre en un cuerpo glorificado como el que tuvo en la tierra. No es

sorprendente que Él puede sentir lo que sentimos.

Cuando Él regrese, Él será el mismo Jesús, no uno diferente. Ha habido muchos Jesucristos

falsos, ¿no es cierto? Nunca olvidaré a mi padre cuando me contó, cuando él estuvo en el

seminario, cuando él era algo joven e intempestivo. Hubo en Filadelfia un hombre llamado

‘padre divino’ quien decía ser el hijo de Dios. Él era un hombre de piel oscura y que usaba

túnicas de visón y era algo extraño. Pero bueno, esto fue en Filadelfia. Y entonces, una

noche, mi padre fue ahí y se sentó en la parte de atrás. Y cuando este hombre acabó de

anunciarle a todo el mundo que él era Dios, incidentalmente, como comentario al margen,

cuando él murió, él le pasó su deidad a su esposa.

Pero bueno, esa noche, él había acabado de declararle a todo el mundo que él era Dios y él

se puso de pie para irse. Y mi papá se puso de pie en la parte de atrás y colocó sus brazos en

la puerta y dijo: antes de que alguien se vaya, me gustaría hacerle una pregunta. Y él dijo: “si

usted es Dios, ¿me puede mostrar las cicatrices de los clavos en sus manos, si usted es el

hijo de Dios?”. Y él dijo que todo el mundo se calló. Y después, lo sacaron. Ese no es el

mismo Jesús. Ese no es mi Jesucristo. Cuando Él regrese, yo lo voy a conocer.

Y observe esto, dice en el versículo 11, no solo este mismo Jesús, sino que así vendrá como

le habéis visto ir al cielo. ¿Acaso no lo vieron cuando Él se fue? Así será cuando Él venga. Va

a ser el mismo Jesús. Y le quiero decir, eso me emociona, ¿a usted no? Jesús viene. Dice

usted si ese es un motivo. Más vale que lo crea que ese es un motivo. Servimos a Jesucristo,

Pablo dice. Trabajamos para que, estando ausentes o presentes, procuremos serle

agradables.

A Aquel quien viene. Y es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo.

Para recibir las cosas hechas en el cuerpo, sean buenas o malas. Juan dijo: “he aquí, Yo

vengo pronto,” registrando las palabras de Jesús. “Y Mi galardón está conmigo para dar a

todo hombre según sus obras.” Jesús viene con Sus recompensas. ¿Acaso usted no quiere

recibir una recompensa?

28

Escuche: uno de los más grandes motivos para servir a Jesucristo es que Él viene con Sus

recompensas. La gente siempre me ha dicho, usted sabe, cuando he hablado de esto, “oh, tú

eres algo vulgar, MacArthur. Digo, toda esta rutina de coronas y todos esos cristianos que

están almacenando coronas como si fuera algo imperial, usted sabe. Las están apilando por

todos lados. ¿Y sabes una cosa? Y tú quieres recibir todas esas coronas”. Pero eso no es

vulgar, eso no es materialista.

Si un hombre ama a una mujer y él se acerca a esta mujer y le dice: “te amo” y después le

dice: “me gustaría casarme contigo,” ella no dice: “oh, eres un materialista vulgar”. “¿No es

suficiente amarme? ¿Tienes que tenerme?” No, no, no. Porque usted ve que el matrimonio es

la recompensa natural del amor, ¿verdad? Si un general sale y gana una batalla no decimos:

“¡oh, egoísta!” Eso es obvio. Si un hombre corre una carrera y él corre a la mitad de la carrera

y se sale y se sienta, él no es ningún héroe. Si usted va a correr, va a correr para ¿Qué? Para

ganar. Si voy a servir a Jesucristo, no lo voy a servir a medias. No voy a pelear como alguien

que golpea el aire. Si estoy en esta batalla por el Señor, voy a correr de tal manera que

obtenga el premio.

¿Debo hacer algo menos que eso por mí Señor? Jesús va venir y Él va a venir con Sus

recompensas para darles aquellos que son Suyos. Cuando Él venga, ¿qué es lo que usted le

va a mostrar?

Mi abuelo tenía un poema escrito en su Biblia y lo memoricé y dice esto, y cito: “cuando esté

de pie ante el tribunal de Cristo y Él me muestre Su plan para mí, el plan para mi vida, cómo

habría sido y vea cómo yo lo estorbé aquí y allá y no cedí mi voluntad, ¿habrá tristeza en los

ojos de mi Salvador? Tristeza, ¿aunque todavía me ama? Él quería que yo fuera rico, pero

estoy ahí pobre, despojado de todo menos Su gracia. Mientras que la memoria corre como

algo aterrado por un camino que no puedo volver a trazar. Entonces, mi corazón desolado es

estará cerca de irrumpir con lágrimas que no puedo derramar, cubriré mi rostro con manos

vacías, inclinaré mi cabeza sin corona.”

29

Después, esta oración: oh, Señor de los años que me quedan, los entrego en Tu mano,

tómame, quebrántame, moldéame para ajustarme al patrón que Tú has planeado. No sé

cuánto tiempo tenemos, pero sé que sea lo que usted haga por Cristo, necesita ser hecho

hoy, porque Cristo viene. Cristiano, ¿lo ve usted? Capítulo 1, versículos 1 al 11. Usted lo tiene

todo. Usted lo tiene todo. Es sólo cuestión de su voluntad.

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