RECORRIDO HISTÓRICO Y ARQUITECTÓNICO DEL ANTIGUO...

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RECORRIDO HISTÓRICO Y ARQUITECTÓNICO DEL ANTIGUO COLEGIO-SEMINARIO SAN PIO V

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RECORRIDO HISTÓRICO Y ARQUITECTÓNICO DEL ANTIGUO COLEGIO-SEMINARIO SAN PIO V

SUMARIO

-Introducción..................................................................................3-4

-Etapa Pérez Castiel........................................................................5-7

-Etapa José Mínguez......................................................................8-10

-Diversas ocupaciones y el Museo de Bellas Artes..............................................................................................11-13

-La importancia del Patrimonio y los Bienes Culturales................14

-Apéndice fotográfico....................................................................15-18

-Bibliografía.....................................................................................19

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El presente trabajo está enfocado en el que fue el antiguo Colegio-Seminario de San Pio V para la formación de Clérigos Regulares Menores, actual Museo de Bellas Artes de Valencia y sede de la Real Academia de San Carlos. Mi objetivo es acercarme a este edificio singular, realizando un recorrido histórico y arquitectónico, y con el apoyo de algunos de los ilustres personajes que desfilaron por ese periodo. Además, analizaré los cambios más importantes producidos en este monumento desde su inicio hasta la actualidad. Este conjunto fue declarado, según el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, un BIC el 1/03/1962.

El trabajo estará dividido en tres partes, y cada una de estas se articulará según la función principal y bajo quien estuvo a cargo en su desarrollo el Colegio-Seminario de San Pío V: primero la etapa de Pérez Castiel, el primer arquitecto que se encargó del edificio; segundo, la contratación de José Mínguez para continuar lo que el anterior no acabó; tercero, la evolución forzada a otras ocupaciones debido a unos cambios convulsivos políticos hasta que, por fin, se convertirá en el Museo de Bellas Artes; y, por último, una conclusión que relacionará el trabajo con la asignatura de Historia y Gestión del Patrimonio.

En la actualidad, el antiguo Colegio-Seminario San Pio V (Museo de Bellas Artes) está situado en la calle San Pío V, en el número nueve, y dentro del barrio de la Trinitat. El conjunto se halla a la izquierda de lo que fue el cauce del Turia, cerca de donde se encuentran el puente del Real y el puente de la Trinidad, y muy próximo a los jardines del Real1. En el exterior el robusto edificio está flanqueado por dos torres de sección cuadrada, con ventanas con frontones, que la superan en altura. La fachada principal está orientada al Sur que da con la calle bautizada con su mismo nombre. En cambio, la zona posterior del edificio lindaba con la “Armería” del antiguo palacio de los reyes valencianos. Actualmente todo esto está desaparecido y no quedan más que las ruinas de lo que fue una fábrica de elementos cerámicos llamada “la Bellota”2.

A grandes rasgos, el conjunto está formado por un conglomerado de diferentes construcciones de las cuales cada una pertenece a una época diferente y, por lo tanto, a un estilo que hace justicia a esos gustos. El aspecto del edificio es bastante austero aunque las dos torres cuadradas que lo flanquean y las ventanas con frontones le otorgan cierta magnificencia desornamentada. Posee, además, un juego de almohadillados y voladizos que ofrece una visión más cálida del exterior, creando luces y sombras. Enlaza a la perfección con el legado barroquizante que nos dejó Pérez Castiel y con el del neoclasicismo que vendría en un futuro cercano.

La tipología se suscribe a la arquitectura monástica y pública de épocas anteriores, sin embargo, este juego de almohadillados que dominan las torres, así como el intenso uso de puntas de diamante, acusa una singularidad que no comparten otros edificios de la misma época. En resumidas cuentas la fachada podría señalarse como un clasicismo evolucionado, donde destaca una ornamentación con formas geométricas y unos resaltes muy potentes para subrayar el juego de luces y sombras que se produce cuando el sol cae sobre la piedra. La coloración actual es apagada y no se sabe con certeza si como en otras construcciones tuvo un tratamiento de polícromo.

El patio del Colegio se caracteriza por una articulación de arcadas y pilares que entran en el estilo conocido como toscano, al igual que la fachada llama la atención por su sobria austeridad. El lenguaje repite con un clasicismo geométrico, que hace un uso impecable de arcos con formas elípticas rebajadas y realizadas en ladrillo. 1 BENITO DOMÉNECH, Fernando; Guía del Museo de Bellas Artes de Valencia / coordinación y dirección, Fernando Benito Doménech ; [textos, María del Mar Amat de la Flor ... et al.] Valencia : Ruzafashow, D.L. 2009, p. 242 BÉRCHEZ, Joaquín; Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana = Catàleg de monuments i conjunts de la Comunitat Valenciana / [coordinació general, Joaquín Bérchez Gómez ; traductores, F. Conesa... (et al.)] València: Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, Servei de Patrimoni Arquitectònic, 1983, p. 757

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Estas formas son particularmente llamativas porque tuvieron lugar en un momento en el que imperaban un estilo barroco con decoración ostentosa y, por lo tanto, recargada. La principal razón de esta elección no se debió tanto a un motivo económico como algunos sugirieron sino que respondería a un estilo diferente que se corrobora con otro ejemplo producido en el Palacio de Berbedel, pues imitaba las mismas formas austeras3.

En el siglo XVIII al colegio se le añadieron unas casas y cuando se remodeló para su papel de Museo de Bellas Artes, se le pusieron una serie de galerías que se extienden hacia el Noreste, unido con un cuerpo intermedio que fue obra de Javier Goerlich.

3 GARCÍA, Amando; y Cátedra de Eméritos de la Comunidad Valenciana. Arquitectura Valenciana :Un Recorrido Histórico Por La Arquitectura De La Ciudad De Valencia. Valencia: Cátedra de Eméritos de la Comunidad Valenciana, 2007, pp. 261-262

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Ilustración 1: Valencia. Palacio S. Pío V. Plano de situación (1a, recinto de la iglesia; 1b, convento y alzado) de J. M. Simó.

1. La historia detrás del Colegio San Pio V: etapa de Pérez Castiel (1699-1705)

Este monumento arquitectónico consta de dos partes bien diferenciadas: el colegio y el templo. El colegio seminario San Pío V se vio asolado por diversos acontecimientos que escapaban del poder de sus arquitectos durante la trayectoria que duró su construcción; problemas tales como económicos, religiosos y políticos. Por lo tanto, a lo largo de su recorrido histórico sufrió las ambivalencias de una época convulsa que se vio envuelta en una crisis económica, resisitió a la Guerra de Sucesión de 1700 y a las muertes tanto de su fundador como de su constructor. No obstante, a pesar de tan numerosas problemáticas, siguió hacia delante hasta llegar a su finalización.

El proyecto inicial fue destinado al arquitecto Juan Bautista Pérez Castiel, personaje notorio en aquella época, gracias al arzobispo de Valencia, cuyo nombre era Fray Juan Tomás de Rocaberti (1627-1699) y fue nombrado para ese puesto en el año 1677, con la idea de convertirlo en una especie de lugar donde alojar a los Clérigos Regulares Menores que tenían pocas posibilidades económicas con el propósito de que pudieran formarse y predicar por aquella zona de la diócesis. Esta orden fue creada por el propio papa Pío V, de ahí el nombre del colegio, para la formación de misioneros bajo una enseñanza teológica y moral del clero secular.

En 1682, exactamente el 7 de diciembre, el rey Carlos II dio permiso a Rocaberti para la fundación del colegio. El arzobispo, ilustre prelado de estirpe gerudense, fue el número XIX de los arzobispos valencianos y provenía de una familia de alto rango, nada menos que de los condes de Perelada4. Al año siguiente, compró el solar a Gaspar Frijola donde se levantaría el Colegio-Seminario y, más tarde, otorgaría su administración a los “Padres sacerdotes y Collegiales Theólogos para Misionistas”5 En los años 1693 y 1695 la administración del colegio pasó a los Clérigos Regulares mediante una concordia que fue celebrada el 23 de marzo. El 30 de junio, el rey lo ratificó mediante una licencia y, finalmente, el dominio del lugar en su conjunto pertenecerá a los Clérigos Regulares.

Juan Bautista Pérez Castiel (1641-1717) fue el primer encargado de las trazas del edifico que seguirían el modelo de otros tantos edificios barrocos ya existentes. De entre todos, sin lugar a dudas era el mejor indicado para realizar una construcción de estas características, pues en aquella época la arquitectura barroca valenciana estaba en auge. Pérez Castiel tenía experiencia en este área. El arquitecto ya había intervenido en otros monumentos de este estilo antes de meterse de lleno en el San Pío V. Uno de los trabajos anteriores en los que participó fueron las reformas del presbiterio de la Catedral de Valencia donde ocupó la posición nada envidiable de maestro mayor.

En esta primera etapa las características del edificio son bien distintas a la forma que adquirirá en la segunda etapa. En un principio el arquitecto debió enfrentarse a una serie de problemas relacionados con la falta de espacio. Este problema trató de solucionarse durante el transcurso de la obra, que, como se verá, afectaron con gravedad a las instalaciones y a la morfología que finalmente tomó. El programa arquitectónico exigía un solar de dimensiones mucho más grandes, en el que nos encontramos con un «cuerpo cuadrangular, rodeando un claustro interior, con fachadas hacia todos los lados y una iglesia, adosada en el oeste»6. Un sistema que ya habían seguido antes otros monasterios, como es el caso del colegio del Patriarca. Se buscaba un espacio grande que fuera destinado a los oficios para la formación de misioneros.

4 RICO DE ESTASEN, JOSÉ.”Valencia histórica y monumental. El Colegio de San Pio V” Valencia: atracción,1968, nº397, pp 2-35 BÉRCHEZ, Joaquín; Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana = Catàleg de monuments i conjunts de la Comunitat Valenciana / [coordinació general, Joaquín Bérchez Gómez ; traductores, F. Conesa... (et al.)] València: Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, Servei de Patrimoni Arquitectònic, 1983. p. 7556 GÓMEZ-FERRER, MERCEDES. “La iglesia del Colegio-Seminario San Pio Vde Valencia”. Ars Longa, 2012, nº21, p. 310

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Durante los años 1683 hasta el 1695 se levantó el ala oeste. Las obras se iniciaron por este área porque recaía en el Palacio Real y, por lo tanto, se consideró más relevante. En 1689 concluyeron las obras de la zona orientada hacia el este del colegio. Esta era una de las estructura que menos dificultades ofrecía, así se llevó a cabo con relativa celeridad. En 1695 se eliminaron los cimientos para elevar la estructura hasta el primer piso, el ala que da con el río. De 1695 hasta 1967 no se cierra el patio. Todas las alas no se terminaron a excepción del ala Oeste y el claustro, porque su construcción iba pareja a la iglesia.

Hasta 1699 no se volvió a saber nada de las obras a causa de problemas internos religiosos: es en este año en el que, desgraciadamente, muere el arzobispo Rocaberti. Para entonces faltaba más de la mitad del proyecto por construir: la zona más próxima al río y lo que sería la iglesia. El compromiso de acabar las obras del conjunto estaba en las manos de los Clérigos Regulares, así que decidieron contratar directamente al arquitecto. Es, por lo tanto, en 1699 cuando se puede dictaminar a ciencia cierta que se inicia oficialmente la construcción de este complejo, con el inicio de las obras de la fachada, la otra torre del claustro y las dos alas nuevas del edificio cuadrangular.

En definitiva, el conjunto histórico que heredamos de Pérez Castiel fue el siguiente: un edificio con dos áreas bien diferenciadas; una de ellas pertenecía al colegio y la otra al templo. El colegio era un edifico de forma cuadrangular que se estructuró alrededor de un claustro también cuadrado, con cinco arcadas por cada lado. Además, el colegio tenía un patio cuyos arcos estaban abiertos en la planta baja, rebajados y de rosca de ladrillo cuyo peso descargaba sobre unos pilares. Estos estaban adornados con molduras que poseían un aire toscano7.

Cada cuerpo que conformaba el colegio era diferente el uno del otro: el del lado Este era el más largo, mientras que el del lado Oeste era más estrecho que los demás, pues el templo estaba adosado con la ayuda de unas crujías que lo incrustaban a los muros. En los ángulos anteriores del colegio se situaron dos torres en las esquinas mucho más altas que el edificio. El lado que da al Norte, se resaltó con una corona de galerías de arquillos.

El conjunto siguió un modelo bien conocido en Valencia gracias a ejemplos como la “Casa de la Ciudad” o el palacio de Cervellón. Pero Pérez Castiel consiguió interpretarla, hacerla suya y dotar a la arquitectura un carácter personal. Esta originalidad proviene sin lugar a dudas de la decoración que reviste la piel exterior e interior del edificio, que siguió una tipología también utilizada en el Escorial. Uno de estos rasgos estilísticos consistió en la eliminación de los resaltes. Joaquín Bérchez explica magistralmente en el Catálogo de Monumentos y Conjuntos de la Comunidad Valenciana, que lo que el arquitecto hizo fue apilastrar las esquinas con un almohadillado en punta de diamante. Las cornisas se inclinaron hacia la horizontalidad lo que producía una unifica de los dos primeros pisos, alternando frontones escarzanos y triangulares. La jerarquización entre las plantas se resolvió con la decoración: se usaron los huecos y el tratamiento de la superficie. El cuerpo inferior de la obra sirvió para elevar los basamentos. El principal cuerpo posee los huecos coronados con frontones alternos al contrario que la parte superior que se hallaba exenta. Las torres sufrieron el mismo tratamiento que la zona principal; su remate consistió en una exagerada cornisa de ménsulas pareadas que no se dieron en el último piso como suele exigir la preceptiva barroca. En la zona central, extrañamente, apenas se realizó ningún resalte.

Juan Bautista Pérez Castiel se mostró indeciso en esta obra que se quedó a caballo entre el estilo imperante en esa época (la tradición barroca) y el estilo que le sucedería (el neoclasicismo). Existe una lucha arquitectónica que pone en evidencia su total integración dentro de un estilo único.

7 BÉRCHEZ, Joaquín; Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana = Catàleg de monuments i conjunts de la Comunitat Valenciana / [coordinació general, Joaquín Bérchez Gómez ; traductores, F. Conesa... (et al.)] València: Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, Servei de Patrimoni Arquitectònic, 1983, p. 758

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En el año 1700 estalló la guerra de Secesión lo que desencadenó y agravó las dificultades económicas y políticas del destino del Colegio-Seminario San Pío V. En consecuencia, en 1705 las obras bajo la dirección de Pérez Castiel cesaron. Con la entrada de las tropas borbónicas el arquitecto fue desterrado dos años más tarde, pues era defensor de los Austrias, y acabaría sus días en Aliaguilla aproximadamente en el 1708.

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Ilustración 2: vista de Valencia con el edificio de San Pío V a la izquierda, siglo XIX. Cromolitografía.

2. Remodelación. Etapa de José Mínguez y Mosén Juan Pérez (1728-1744)

El siglo XVIII fue una etapa sin equivalentes que no solo afectó a Valencia sino también a España. Fue una época de grandes cambios que produjo modificaciones en numerosas áreas del conocimiento cultural, suponiendo una completa transformación que remodeló los cimientos del país. En Valencia estos cambios se aceleraron especialmente a causa del nuevo régimen político que se instauró y que abrió sus puertas a una ola de innovación, golpeando a las instituciones, el arte, el gusto, las letras, etc.

Una Valencia que había estado durante mucho tiempo encerrada entre sus murallas, salió, por fin, a la luz para experimentar en su propia piel el calor de la modernización. Esto supuso una profunda renovación urbana que se vio muy influida por la Real Academia de Nobles Artes, que reaccionó alzándose en contra del movimiento estilístico imperante: el churriguerismo, a favor del amor hacia la regularidad clásica8. Además, la Academia fomentó el gusto por el coleccionismo y el estudio normativo de las Bellas Artes. Los rasgos más característicos que destacaron en el XVIII, se verán reflejados en la arquitectura del Colegio-Seminario San Pío V. Esto será la recuperación de las formas clásicas, que estarán ligadas a una interpretación personal, y que se impondrá en contra de los adornos abigarrados a los que tan acostumbrados estaban con el Barroco. Dejaron de lado las decoraciones ostentosa para mostrar una preferencia por las formas simples. Una de las grandes influencias durante este periodo lo tendrá el tratado de arquitectura (editado en 1712) de Tomás Vicente Tosca, que marcará el estilismo arquitectónico de los arquitectos valencianos, donde se buscaba una modernidad basada en un clasicismo matemático; un enfoque mucho más técnico y científico9.

La segunda etapa de construcción tuvo lugar en el año 1728, el día 20 de julio, que es cuando se formalizó la contratación de otro arquitecto que continuaría con el trabajo. Necesitaban a alguien que concluyera el colegio y construyera el templo. Las obras se reanudaron con gran retraso debido al fallecimiento del arzobispo Rocaberti y Pérez Castiel, como ya se ha explicado, sumado a las problemáticas de la guerra de Secesión y a la escasez económica. Esta vez el proyecto fue destinado a cargo de un familiar del antiguo maestro Pérez Castiel, que se trataba del maestro de obras José Mínguez (1683-1757), sobrino suyo, que también recibió la ayuda del hijo del primero, Mosén Juan Pérez.

A ambos todavía les quedaba un arduo trabajo por delante, pues al arquitecto predecesor no le había dado tiempo de finalizar la construcción. Una de esas áreas pendientes era, por ejemplo, el alzado de los cimientos de la iglesia. El trazado de la iglesia, aunque fue hecho por Castiel, en las últimas revisiones se le ha atribuido a Mínguez por las remodelaciones que ha sufrido la construcción. El largo transcurso de tiempo de una etapa a otra provocaron cambios en los planos iniciales, pues ya avanzado el XVIII el estilo de Pérez Castiel había quedado caduco. De todas maneras siguieron estas trazas que habían heredado, imponiendo el gusto de la época.

El templo estuvo bajo la mano de Mínguez. Éste era de planta centralizada, octogonal con deambulatorio y tribunas. En el deambulatorio, además, se encontraba el presbiterio cuya altura era mucho mayor. Ocho arcadas hacían posible su comunicación y, a excepción la que recaía en el presbiterio, el resto estaba coronado con los balcones de la tribuna. En cada ángulo pilastras esquineras, de orden compuesto y de pedestal exento, rematado con un sobrio entablamento. El deambulatorio y las tribunas del piso alto se cubrieron con bóveda de lunetos mientras que una cúpula con linterna se alzaba en el espacio central sobre un tambor de corta elevación que cerraba el espacio. Las dimensiones del deambulatorio eran grandísimas.

8 LLORENTE, Teodor. Valencia/ por Teodoro Llorente y Olivares. Valencia: Albatros, 1980, pp. 395-397.9 BÉRCHEZ, Joaquín, Arquitectura Barroca Valenciana/Joaquín Bérchez, Francesc Jarque; prólogo de Alfonso Rodríguez G. de Ceballos . València: Bancaixa, Obra Social i Cultural, 1993,p.

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El diámetro del círculo alcanza la friolera de 26'70 m, coincidiendo con la del patio del colegio, y el del espacio central 14'20m. La iglesia no estuvo finalizada hasta el año 1744. «Esta era una planta central en forma de ochavo, con anillo de capillas, deambulatorio alto con tribunas y cúpula.»10 Mínguez trató de respetar la tracería del antiguo arquitecto (planta octogonal con galería) y lo hizo suyo, aplicando las pautas estilísticas propias de esa etapa. Eliminó ciertos aparatos arquitectónicos, como por ejemplo los estribos con pináculos. La cúpula pasó a ser de un solo casco de mortero y ladrillo y el pórtico y el presbiterio; también desaparecieron los adornos más propios de décadas atrás. En resumen, Mínguez la modernizó otorgándole mayor volumen y fuerza, gracias a esta depuración y el alzado de la cúpula con un tambor. La cúpula años más tarde causó problemas que en 1925 se verían forzados a solucionar. En el interior también tuvieron lugar cambios que dotaron de mayor expresividad al conjunto, eliminando gran parte de la abigarrada decoración, al igual que la iglesia. Esta reforma estuvo determinada por los <<principios oblicuos establecidos por Caramuel y Tosca>>11 que, como se ha mencionado, estaban a la orden del día entre estos arquitectos valencianos de principios del siglo XVIII.

La fachada de Mínguez no siguió el plano que su tío ideó cuando pensó en su realización. Pérez Castiel tenía pensado levantar un pórtico con un nártex que alineara al templo con la fachada del colegio. Por el contrario, Mínguez colocó la fachada de forma autónoma sobre el lado anterior del octógono. En consecuencia, el acceso al colegio quedó remetido en el muro en la planta. El material de construcción era de sillería, con un gran ordenamiento formal y se estructuraba en dos pisos: en el inferior dos parejas de pilastras dóricas, acanaladas, a cada lado del hueco adintelado. Las pilastras a su vez sostenían un entablamento y este entablamento soportaba un edículo jónico que rodeaba una ventana. En el piso superior, a los extremos, se situaron unas pilastras que eran sostenidas por las interiores del piso inferior que, a su vez, las primeras soportaban unos pináculos y las segundas están sujetas por ménsulas. En el segundo entablamento aparecía una imagen de Cristo resucitando a los muertos que sirvió de iconografía para representar los Clérigos Regulares Menores. Encima, se dispuso un frontón ondulado que sirvió de sostenedor del escudo de armas del arzobispo Rocaberti que, como recordamos, fue el responsable del Colegio-Seminario12.

En definitiva, ambos arquitectos, Pérez Castiel y Mínguez, fueron los primeros en proponer en una iglesia una alternativa al ondulamiento curvilíneo propio del barroco italiano, acercándose a una planta centralizada de trazado octogonal que se convertiría en una fértil semilla en el campo de la arquitectura valenciana. En 1744 finalmente terminaron las obras. En 1746 se acabarían las obras de decoración interior bajo la dirección de José Gómez, como, por ejemplo, los dorados, la colocación de retrablos y la instalación de altares. Doce años más tarde se encargó los planos de las casas pegadas al colegio por el lado Oeste a Vicente Piñó, sin embargo quien realizó la construcción fue José Puchol.

10 Museo de Bellas Artes San Pio V; y BENITO DOMÉNECH, Fernando. Museu De Belles Arts De València :Obra Selecta. València: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana etc., 2003, p. 31.

11 BÉRCHEZ, Joaquín, Arquitectura Barroca Valenciana/Joaquín Bérchez, Francesc Jarque; prólogo de Alfonso Rodríguez G. de Ceballos . València: Bancaixa, Obra Social i Cultural, 1993., p.10412 BÉRCHEZ, Joaquín; Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana = Catàleg de monuments i conjunts de la Comunitat Valenciana/[coordinació general, Joaquín Bérchez Gómez ; traductores, F. Conesa... (et al.)] València: Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, Servei de Patrimoni Arquitectònic, 1983, p. 761

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Ilustración 3: Valencia. S. Pío V. Alzado de la fachada. Ilustración 4: Valencia. S. Pío V. Planta.

Ilustración 5: Valencia. Palacio S. Pío V. Vista general según B. Pérez (1861)

3. Diversas ocupaciones y el Museo de Bellas Artes

Después de que finalizara el trabajo llevado a cabo por Mínguez y Pérez, el Colegio-Seminario San Pío V dejó de funcionar para el propósito con el que fue creado. Los diferentes acontecimientos históricos que tendrán lugar en adelante pondrán esta infraestructura al servicio de las circunstancias, ajenas a la original función de la construcción. Sufrirá, por lo tanto, algunas remodelaciones, según el ámbito que le rodea hasta que finalmente se convertirá en el mejor lugar para albergar la colección del museo del Carmen.

A continuación, escribiremos sobre las diferentes ocupaciones que tuvo la construcción, siguiendo un orden cronológico. Mi fuente primordial en la que me he basado ha sido el libro de Catálogos y Monumentos de la Comunidad Valenciana coordinado por el ilustre Joaquín Bérchez, que me ha resultado circunstancial para la recopilación de esta información.

En 1819 los pocos clérigos que vivían en el caserón, cedieron sus instalaciones al general Elío. Después, San Pío V se transformó en la Academia Militar de Cadetes. En 1820 el gobierno liberal de ese momento se instaló en el edificio de la Beneficiencia. Seis años más tarde, el Colegio-Seminario regresa a las manos de los clérigos con un nuevo nombre “Padres Clérigos Menores de San Francisco Caracciolo”.

En 1826 ejecutó el papel de Casa de la Beneficencia; luego, la posesión del edificio pasó a manos del Estado que lo convirtió en almacén provisional del ejército en el 1835 y, por último, en el 1843, el Ministerio de la Guerra lo destinó a ser un hospital militar.

Mucho más tarde, en 1925, debido al incipiente deterioro de la cúpula, que ya daba problemas en el siglo XVIII, el Ministerio de la Guerra lo mandó destruir pese a los futiles intentos de la Junta de Monumentos y la Academia de San Carlos. No sería hasta mucho después que se llevaría a cabo su reconstrucción. En este mismo año la iglesia fue demolida. El Ministerio de Educación Nacional se hizo a cargo de esta en el año 1939 y sería destinado a Museo Provincial de Bellas Artes. En 1940 se llevaron a cabo remodelaciones y adaptaciones a cargo de Macarrón y de Mora y, especialmente, con el trabajo de Goerlich.

Por fin, en 1946, se convirtió en la nueva sede de la Academia de Bellas Artes, que había permanecido con anterioridad en el ex convento del Carmen. La necesidad urgente de trasladar la obra artística estaba atada a los inconvenientes de un emplazamiento que mostraba signos de humedad y ruina, debido al paso de la Guerra Civil. No obstante el cambio de lugar no fue tan sencillo. La operación se vio pronto comprometida por el hecho de que el antiguo Colegio-Seminario San Pío V continuaba siendo un lugar con espacios demasiado estrechos para la nueva función a la que iba a ser destinado. La colección tan numerosa que se había conseguido reunir a lo largo de los años necesitaría un área de almacenaje y exposición mucho mayor, y en mejores condiciones, por lo que no es de extrañar de que se llegara a la conclusión de que había que reformarlo.

Los arquitectos elegidos para esta faena fueron Francisco Mora Berenguer y Francisco Javier Goerlich Lleó, entre 1940 y 1946. Respetando el edificio original, hicieron una limpieza a fondo de los retoques que se le habían hecho años anteriores: colocaron un balcón en el exterior, por encima de la puerta principal, que perteneció a su antiguo emplazamiento y le colocaron el escudo de la Academia. En el interior trataron por todos los medios de abrir espacios, llegando al extremo de añadir un cuerpo que rompió el octógono original. Con todo, no consiguieron alcanzar su propósito de tan basta que era la colección artística.

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En 1947 se inauguró la sala de exposición escultórica y, un año más tarde, se creó una galería en el segundo piso. En 1949 llegó al museo la colección de las tablas de las pinturas primitivas valencianas, pagadas por Ramón Laporte, gobernador en ese momento. Desde el año 50 hasta el 52 se abrió la galería del segundo piso, así como la sección arqueológica y la reestructuración de la sala dedicada a Muñoz Degraín

El derroche de esfuerzo para habilitar este espacio dignamente se vieron socavados por una gran desgracia: la riada del 57. El agua arruinó gran parte de este preciado patrimonio artístico, marcando un antes y un después en el nuevo Museo de Bellas Artes para recordar que todavía quedaba trabajo por hacer. Las obras de mantenimiento se reanudaron tan pronto como fue posible, momento en el que se acordó un plan más preciso para acondicionar mejor la colección que consiguió sobrevivir al desastroso accidente. Con todo, a pesar del tiempo que gastaron en mejorar las condiciones del museo, las mismas problemáticas que tuvieron los antiguos arquitectos del Colegio-Seminario San Pío V, seguían a flote: la falta de espacio y de fondos económicos, sumado todo esto al continuo desgaste del lugar.

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Ilustración 6: Valencia. Convento S. Pío V. Siglo XX.

En 1960 la sala dedicada a Jerónimo Jacinto de Espinosa, actualmente la zona de restauración, fue construida por el arquitecto Francisco Javier Goerlich que, a su vez, pagó la creación de cuatro salas más que servirían como salas expositivas de sus obras donadas.

La Generalitat Valenciana al fin abrió los ojos a la situación. Y, por medio de un convenio creado en 1984 organizado entre el Estado y la Generalitat Valenciana, el museo se impulsó notoriamente. Entre 1973 y 1986 se inició otro proyecto de reformas, esta vez costeado por el Ministerio de Cultura y la Generalitat Valenciana, a cargo Manuel Portaceli y Álvaro Gómez-Ferrer. Gracias a estas mejoras despertó el interés del público, ya no solo de los aficionados al arte sino también de especialistas en esta área13.

Este nuevo proyecto se prolongó en 4 fases:

-La primera fase: se actualizó el lado Este del edificio con la creación de un salón de actos en la planta baja y una sala de exposiciones temporal; en la planta superior, otra sala de exposiciones temporal. Asimismo se realizó una intervención en la antigua sala Espinosa intercalando un forjado con dos alturas que serviría como departamento de restauración. Las obras concluyeron en 1990.

-La segunda fase: por mediación de la Generalitat Valenciana, se reconstruyó la antigua iglesia que actualmente ocupa la zona de entrada del museo y sirve de articulador de los demás espacios. Durante la reconstrucción se procuró respetar el original, rehaciendo el resto con formas neutras. Arriba del todo, en la tribuna que rodea a la cúpula se instaló la biblioteca. Las obras duraron dos años, entre 1992 y 1994.

-La tercera fase: también costeada por la Generalitat, consistió en la construcción en el lado Oeste de dos salas de exposición temporal, salón de actos, almacenes y muelle de carga. También se rehabilitó un antiguo edificio del siglo XVIII para ser usado como zona administrativa, cafetería y tienda. Se inauguró en 1997.

-La cuarta fase: a cargo del Ministerio, se habilitó un ala norte donde se ubicó una sala para la colección permanente. Los proyectos más importante de esta fase fueron la inclusión del patio del palacio Vich en el interior del recinto del museo, la conexión del edificio con los Viveros y el mantenimiento de la Sala Laporta El Museo de Bellas Artes en la actualidad ha sufrido nuevas ampliaciones hasta alcanzar los 14.000 m2. Las más llamativas son las que ocupan las exposiciones permanentes. Pero no hay que olvidar el resto de espacios habilitados que no pueden faltar en un museo: oficinas, biblioteca, cafetería, salón de actos y otros tipos de servicios. A día de hoy el museo continúa en estado de restauración.

13 Museo de Bellas Artes San Pio V; y BENITO DOMÉNECH, Fernando. Museu De Belles Arts De València :Obra Selecta. València: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana etc., 2003, pp. 31-37

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4. La importancia del Patrimonio y los Bienes Culturales

El Patrimonio Histórico surgió con la revolución francesa a finales del XVIII y, a principios del XIX se consolidó en España con la desamortización de Mendizábal, cuando nuestro Patrimonio estuvo bajo la amenaza de ser destruido. Fue en ese momento circunstancial en el que la gente empezó a ser consciente del incalculable valor que supone el patrimonio artístico y de que debían responsabilizarse de su papel de herederos para defenderlo, protegerlo y poder dárselo a las generaciones futuras.

En 1835 con la Desamortización de Mendizábal, quitaron propiedades a determinadas comunidades religiosas. Los archivos en gran medida se originaron a causa de este suceso, al igual que las bibliotecas o los grandes museos, y, por razones histórico-artísticas, se plantearon qué hacer con todo. A partir de entonces en base a esta pregunta, trataron de buscar un lugar en el que almacenar esos bienes: los cuadros, las esculturas, los archivos, los edificios, etc.. Se crearon las comisiones histórico-artísticas para tener en cuenta todos esos bienes. En Valencia, la Academia de San Carlos fue la responsable de emitir estos informes, jugando un papel muy importante.

La idea de lo que se entiende como patrimonio ha aumentado con los años; es una idea en expansión que comenzó con lo histórico-artístico y que ha ido evolucionando a engoblar otra clase de Bienes Culturales que en otro contexto no habría sido posible. Por ejemplo, puede hacer referencia a una fiesta o a un parque natural. Es tan amplia la definición que ha rebasado lo histórico-artístico. En cuanto a la Historia del Arte, puede ser patrimonio cualquier creación humana, reconociendo así la laxitud del término. Esa idea de expansión del término está reflejado en la propia Ley del Patrimonio Cultural Valenciano. La primera fue escrita en el año 1998, y se modificó en el 2004, 2007 y 2012. En cada una de estas leyes establecidas se tuvo que modificar la definición porque su significado se iba ampliando. No obstante, hay que recordar que no todo puede conservarse y que es necesario realizar un ejercicio de elección.

Empero, a pesar del transcurso del tiempo, la idea de que la labor del patrimonio ante una obra es la de conservación, protección y difusión se sigue manteniendo intacta. De no ser así, habríamos perdido gran parte de la riqueza cultural de nuestra ciudad o país. Profundizar en este trabajo me ha ayudado, sin lugar a dudas, a valorar todavía más nuestra cultura y la importante labor que nosotros, como historiadores, debemos llevar a cabo para no perderlo.

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5. Apéndice fotográfico

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Ilustración 7: planta del Colegio-Seminario San Pío V.

Ilustración 8: claustro del Colegio-Seminario San Pío Vcon las reformas del siglo XIX

Ilustración 9: el sitial del Almudin embarrado por la riada de 1957

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Ilustración 10: efectos de la riada de 1957

Ilustración 11: vista aérea del conjunto de edificaciones que conforman el museo de Bellas Artes de Valencia en la actualidad

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Ilustración 12: museo de Bellas Artes de Valencia. Vista interior de la antigua iglesia, hoy zaguán del Museo

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Ilustración 13: museo de Bellas Artes de Valencia. Claustro en su actual estado

6. Bibliografía

Libros:

-BENITO DOMÉNECH, Fernando; Guía del Museo de Bellas Artes de Valencia / coordinación y dirección, Fernando Benito Doménech ; [textos, María del Mar Amat de la Flor ... et al.] Valencia : Ruzafashow, D.L. 2009

-BÉRCHEZ, Joaquín, Arquitectura Barroca Valenciana/Joaquín Bérchez, Francesc Jarque; prólogo de Alfonso Rodríguez G. de Ceballos . València: Bancaixa, Obra Social i Cultural, 1993.

-BÉRCHEZ, Joaquín; Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana = Catàleg de monuments i conjunts de la Comunitat Valenciana/[coordinació general, Joaquín Bérchez Gómez; traductores, F. Conesa... (et al.)] València: Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, Servei de Patrimoni Arquitectònic, 1983.

-GARCÍA, Amando; y Cátedra de Eméritos de la Comunidad Valenciana. Arquitectura Valenciana :Un Recorrido Histórico Por La Arquitectura De La Ciudad De Valencia. Valencia: Cátedra de Eméritos de la Comunidad Valenciana, 2007.

-GÓMEZ-FERRER, MERCEDES. “La iglesia del Colegio-Seminario San Pio Vde Valencia”. Ars Longa, 2012, nº21.

-LLORENTE, Teodor. Valencia/ por Teodoro Llorente y Olivares. Valencia: Albatros, 1980.

-Museo de Bellas Artes San Pio V; y BENITO DOMÉNECH, Fernando. Museu De Belles Arts De València :Obra Selecta. València: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana etc., 2003.

-SANCHIS GUARNER, Manuel; y Cercle de Belles Arts de València. La Ciutat De València :Síntesi d'Historia i De Geografia Urbana. València: Cercle de Belles Arts, 1972.

Revistas:

-RICO DE ESTASEN, JOSÉ.”Valencia histórica y monumental. El Colegio de San Pio V” Valencia: atracción,1968, nº397,

Referencias electrónicas:

-J.Diezarnal. “Museo de Bellas Artes San PíoV” En: http://www.jdiezarnal.com/valenciaelmuseodebellasartes.html (fecha de consulta: 30/12/14)

-Museu de Belles Arts de València. En: http://museobellasartesvalencia.gva.es/ (fecha de consulta: 30/12/14)

-Música Història Art (MHA). Festival de música antiga de València. “Museo de Bellas Artes San Pío V” En: http://www.culturalcomes.net/es/espacios-festival-mha/68-museo-de-bellas-artes-san-pio-v (fecha de consulta: 31/12/14)

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Fuentes fotográficas:

-Ilustraciones 1, 3, 4, 5:

BÉRCHEZ, Joaquín; Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana = Catàleg de monuments i conjunts de la Comunitat Valenciana/[coordinació general, Joaquín Bérchez Gómez; traductores, F. Conesa... (et al.)] València: Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, Servei de Patrimoni Arquitectònic, 1983

-Ilustraciones 2 y11:

BENITO DOMÉNECH, Fernando; Guía del Museo de Bellas Artes de Valencia / coordinación y dirección, Fernando Benito Doménech ; [textos, María del Mar Amat de la Flor ... et al.] Valencia : Ruzafashow, D.L. 2009

-Ilustración 6:

LLORENTE, Teodor. Valencia/ por Teodoro Llorente y Olivares. Valencia: Albatros, 1980.

-Ilustraciones 7, 8, 9, 10, 12 y 13:

Museo de Bellas Artes San Pio V; y BENITO DOMÉNECH, Fernando. Museu De Belles Arts De València :Obra Selecta. València: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana etc., 2003.

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