Reconstrucción histórica de la obra de Jacques Lacan.docx

28
Reconstrucción histórica de la obra de Jacques Lacan Historic reconstruction of the Jacques Lacan's work Antonio Sánchez-Barranco Ruiz 1 , Pablo Sánchez-Barranco Vallejo 2 , Ignacio Sánchez-Barranco Vallejo 1 Piquiatra. Departamento de Psicología Experimental Universidad de Sevilla. Sevilla 2 Psiquiatra. Department of Psychiatry New York University School of Medicine. Belleuve Hospital Center. New York, NY, USA Dirección para correspondencia RESUMEN Este trabajo persigue la reconstrucción histórica de los conceptos fundamentales aportados por Lacan (1901-1981) a la teoría y la técnica psicoanalíticas desde las perspectivas estructuralista, antropológica, lingüística y topológica, tratando también de mostrar que su obra supone algo más que un mero retorno a Freud, pues dio lugar a la constitución de una escuela particular y genuina dentro del psicoanálisis, cuyas originales ideas han sido y son muy discutidas. Palabras claves: Lacan, Freud, Psicoanálisis, Estructuralismo, Antropología, Lingüística, Topología. ABSTRACT This paper provides a historical reconstruction of those fundamental concepts with which Lacan (1901-1981) enriched the psychoanalytic theory and technique. Being reviewed from a structural, anthropological, linguistic, and topological framework, our ultimate goal is to demonstrate that Lacan´s work represents more than a mere return to the Freudian theory. Furthermore, Jacques Lacan´s controversial and original ideas generated a passionate debate, as well as the foundations for a new and genuine school of thought within the psychoanalysis.

description

Reconstrucción histórica de la obra de Jacques Lacan

Transcript of Reconstrucción histórica de la obra de Jacques Lacan.docx

Reconstruccin histrica de la obra de Jacques LacanHistoric reconstruction of the Jacques Lacan's workAntonio Snchez-Barranco Ruiz1, Pablo Snchez-Barranco Vallejo2, Ignacio Snchez-Barranco Vallejo1 Piquiatra. Departamento de Psicologa Experimental Universidad de Sevilla. Sevilla2 Psiquiatra. Department of Psychiatry New York University School of Medicine. Belleuve Hospital Center. New York, NY, USADireccin para correspondencia

RESUMENEste trabajo persigue la reconstruccin histrica de los conceptos fundamentales aportados por Lacan (1901-1981) a la teora y la tcnica psicoanalticas desde las perspectivas estructuralista, antropolgica, lingstica y topolgica, tratando tambin de mostrar que su obra supone algo ms que un mero retorno a Freud, pues dio lugar a la constitucin de una escuela particular y genuina dentro del psicoanlisis, cuyas originales ideas han sido y son muy discutidas.Palabras claves:Lacan, Freud, Psicoanlisis, Estructuralismo, Antropologa, Lingstica, Topologa.

ABSTRACTThis paper provides a historical reconstruction of those fundamental concepts with which Lacan (1901-1981) enriched the psychoanalytic theory and technique. Being reviewed from a structural, anthropological, linguistic, and topological framework, our ultimate goal is to demonstrate that Lacans work represents more than a mere return to the Freudian theory. Furthermore, Jacques Lacans controversial and original ideas generated a passionate debate, as well as the foundations for a new and genuine school of thought within the psychoanalysis.Keywords:Lacan, Freud, Psychoanalysis, Structuralism, Anthropology, Linguistic, Topology.

El encuentro de Lacan con el estructuralismo a travs de la antropologa y de la lingsticaEl feliz encuentro de Lacan con el estructuralismo tuvo lugar tras la lectura de la obra de Lvi-Strauss tituladaEstructuras elementales del parentesco, que haba aparecido en 1949, donde se defenda una tesis que iba ms all de la que haba sostenido Freud en su concepcin del nacimiento de la sociedad humana (1). Al respecto, Freud haba afirmado enTtem y tab(2) que el complejo de Edipo era el ncleo a partir del cual la Humanidad se fue desarrollando culturalmente, complejo que de alguna manera estaba inscrito de forma universal y biolgica en todos nosotros, siendo el fruto filogentico de un parricidio original y del subsiguiente terror al incesto por obediencia retroactiva a las prohibiciones que el padre poderoso haba impuesto en vida. Lvi-Strauss (1), desde la antropologa, fundament el complejo de Edipo en la existencia de una funcin simblica, entendida como un principio estructural de la organizacin inconsciente, y aun admitiendo la existencia de aspectos comunes y nucleares, variara en las diferentes culturas, con lo que superaba la visin biologista y unvoca freudiana.Segn Lvi-Strauss (1), la prohibicin del incesto sera la nota clave del complejo de Edipo, el factor esencial para pasar de lo animal a lo humano y el germen de la clula familiar, clula que deba atenerse a una serie de prescripciones que obligan inconscientemente a atenerse de alguna forma a los modelos dados por los ascendientes, en el sentido de repetirlos o prohibirlos. Tales ideas estructuralistas influyeron decisivamente en las concepciones de Lacan, permitindole organizar su doctrina junto a los aportes, igualmente estructuralistas, que Saussure y Jakobson haban establecido en la lingstica. As, enEl mito individual del neurotizado o poesa y verdad en la neurosis, Lacan (3) aplica tal perspectiva estructuralista para dar cuenta de los avatares delHombre de las ratas, uno de los famosos casos clnicos de Freud, sealando cmo se haba transmitido de una a otra generacin, bajo la forma de una especificacin negativa de la que no era consciente el sujeto afecto, la prohibicin de una determinada alianza amorosa. Ello supona la presencia de unamisma estructura significante, que llevara al desarrollo de las neurosis individuales, con sus matices particulares, a partir de tal significante comn. Ahora bien, Lacan consider en su enfoque la presencia del sujeto, que no cuenta en la perspectiva estructuralista propiamente dicha, donde se entiende que la estructura es completa y suficiente. Frente a tal posicin, Lacan intent construir una nocin novedosa de estructura, que resultara compatible con la presencia del sujeto tal como ste se presenta en el dispositivo psicoanaltico, elaborando as la idea deestructura des-completadaabierta a la inclusin del sujeto (4).En relacin con la lingstica, la visin estructuralista apareci con Saussure (5) al incluir, por un lado, la dimensin sincrnica en el estudio de la lengua, dado que la mera historia de una palabra o visin diacrnica no permite dar cuenta de su significado presente, el cual depende del sistema de la lengua, que est regulado por una serie de principios dependientes de la sincrona. Por otra parte, resalt la relacin fundamental existente entre el significado y el signo, cosa que slo puede apreciarse contando con tal perspectiva sincrnica. En efecto, el algoritmo estructural bsico del lenguaje es para Saussure el signo lingstico, que defini como aquello que une un concepto (significado o s) con una determinada representacin psquica de cierta imagen acstica (significante o S): s/S. Para Lacan, la posicin de los referidos elementos del signo (s y S) deban invertirse, dada la primaca del significante (S) sobre el significado (s), los cuales estaran separados por la barra de significacin: S/s.La nocin de valor del signo es la mayor justificacin de la consideracin estructural del lenguaje. Al respecto podramos pensar, dado que procede de la relacin relativamente fija entre S y s, que tal relacin quedara garantizada an considerando un signo aisladamente respecto a otros. Y ello no es as: cada signo toma su significacin en virtud de su ubicacin en la cadena del discurso, resultando aqu esencial la nocin decorte o puntada de acolchadode Lacan (figura 1).

Talpuntadaes, ante todo, una operacin a travs de la cual el significante detiene el deslizamiento de la significacin, que de otro modo se convertira en un deslizamiento indefinido: es el hecho por el que un significante se asocia a un determinado significado en el discurso del sujeto, para lo cual ocasiona elenganche($) de dos puntos de la cadena significante (SS') (6, 7). Segn Lacan ello acontece en cada frase y no en unidades elementales sucesivas, adems de ocurrir de forma retroactiva: de aqu la ambigedad de la enunciacin, habida cuenta que la delimitacin de las sucesivas significaciones ocurrea posterioride la articulacin de la palabra. Debe tenerse en cuenta, adems, la accin de dos procesos lingsticos, el metafrico y el metonmico, con cuya participacin se llega a un mejor entendimiento del establecimiento de los significantes. En todo caso, Lacan no incluira las ideas de Jakobson sobre la metfora y la metonimia (con sus personales matizaciones) hasta el 2 de mayo de 1956 enSituacin del psicoanlisis y formacin del psicoanalista en 1956(8) y de forma ms extensa enLa instanciade la letra en el inconsciente o la razn desde Freud, conferencia pronunciada el 9 de mayo de 1957 (9).EnFuncin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanlisis, Lacan (10) nos habla de la relacin existente entre el sujeto, el lenguaje y la palabra, mostrando as los cimientos de su edificio terico. Fue la segunda lectura de Saussure, en junio de 1954, una vez conocidos los aportes genuinamente estructuralistas de Jakobson y Halle, cuando Lacan da un notable impulso a sus tesis, superando ideas anteriores. Debe destacarse al respecto la elaboracin en 1955 del famosoSeminario sobre La carta robada', donde la teora del significante alcanza un alto grado de complejidad, apareciendo el importante concepto de A (AutreuOtro), un espacio abierto de significantes que el sujeto encuentra desde su entrada en el mundo, de forma que entonces la idea lacaniana de significante implica una relacin estructural entre el deseo y el Otro (11). Algn tiempo despus hablara del papel de lametfora paternao delNombre-(No)-del-Padre (Nom-du-Pre), subrayando su participacin en la organizacin de la funcin simblica del lenguaje, idea expresada por primera vez en 1953 enEl mito individual del neurotizado(3), entonces escrita en minsculasnombre-(no)-del-padre. Aqu, como en tantas ocasiones, Lacan se vale de sus clsicos juegos de palabras, de forma que la frase puede entenderse tanto como"no"del padre como en el"nombre" del padre, sealando as a la funcin legisladora/prohibidora/castradora/dadora del progenitor (ley del padre) respecto al deseo del nio, temtica que fue retomada en el SeminarioLa identificacindurante el curso 1961-1962 (indito).Con estos ladrillos Lacan abord lo que sucede en el trabajo del sueo: si el sueo se caracteriza por una actividad de transposicin del contenido latente al manifiesto, esto es traducible, a la luz de la teora saussuriana, como el deslizamiento del significado bajo el significante. Existiran, adems, dos posibilidades de la incidencia del significante sobre el significado, segn ideas de Jakobson, remitiendo una a la condensacin, que concierne a una estructura de superimposicin de significantes (metfora), y la otra a un viraje de la significacin, que se da en el desplazamiento (metonimia) (12). Tal forma de funcionar del inconsciente fue extendida por Lacan a la formacin del chiste o de los sntomas de los diversos trastornos mentales, el proceso del deseo, la importancia clave de la metfora paterna como acceso a lo simblico, etc.Precisemos algo ms los conceptos lacanianos de metfora y metonimia siguiendo las ideas de Evans (13):El concepto tradicional de metfora implica la aplicacin de una palabra o de una expresin a un objeto o a un concepto al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparacin, en este caso tcita, y facilitar su comprensin. Lacan, siguiendo la lnea abierta por Jakobson, identifica la metfora con el eje sustitutivo del lenguaje, proponiendo enLa instancia de la letra en el inconsciente o la razn desde Freud(1957) que la significacin o la atribucin del significado al significante no aparece de manera espontnea, sino que es un producto especfico de una operacin que cruza sobre la barra que en el algoritmo de Saussure separa el significante del significado. Todo ello reflej en la siguiente frmula (9):

Donde, S expresara la funcin significante, esto es, el efecto de la significacin. S sera el significante y s el significado. Por otro lado, (+) correspondera a la barra horizontal separadora del significante y significado en el algoritmo de Saussure cruzada y que, en este caso, representara "la aparicin de la significacin" y, por ltimo, el signo~equivaldra a "ser congruente con". Ello se leera as: la funcin significante por la que se produce la sustitucin de un significante (S') por otro (S) es congruente con la aparicin de la significacin.Posteriormente en 1958, en De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, Lacan modificara esta frmula, proponiendo en su lugar (14):

DondeSrepresentaran los significantes, x la significacin desconocida y s el significado inducido por la metfora que, en ltimo caso, consistira en la sustitucin en la cadena de significacin de un significante S por otro S'. ste ltimo aparece barrado ($) como resultado exitoso del proceso mismo de metaforizacin.En otro orden de cosas, Lacan utiliza tambin el concepto de metonimia, tropo por el que un trmino es utilizado para denotar otro por aproximacin, en virtud de una relacin causal o del todo y sus partes. Al igual que en el caso de la metfora, Lacan se aleja de esta definicin y toma, una vez ms las ideas de Jakobson como referente. En esta lnea para Lacan la metonimia se situara en el eje combinatorio del lenguaje (en lugar del eje sustitutivo donde l coloca a la metfora). En su propuesta, incluida enLa instancia de la letra en el inconsciente o la razn desde Freud, la metonimia quedara conceptualizada como la relacin diacrnica (o longitudinal) de un significante con otro en la cadena de significacin, lo que Lacan trata de reflejar por en la siguiente formulacin (9):

Donde, S representara la funcin significante o efecto de la significacin, S el significante, s el significado, (S...S') la conexin de un significante con otro en la cadena de significantes, (-) la barra horizontal del algoritmo de Saussure y el signo~el "ser congruente con". Por consiguiente, la frmula de la metonimia se leera de la siguiente manera: la funcin significante por la que se produce la conexin de un significante (S) con otro (S') es congruente con la preservacin de la barra horizontal, separadora de significante y significado, del algoritmo de Saussure. Para indicar que en este proceso no se genera una nueva significacin (s), la barra horizontal del algoritmo saussuriano no se encuentra cruzada como en el caso de la metfora.La existencia tanto del proceso metafrico como del metonmico es una prueba ms de la autonoma de los significantes respecto de la red de significados que gobiernan, y, en consecuencia, de la primaca del significante, aserto lacaniano central.En un momento dado, tales ideas fueron extendidas a su teora sobre el sujeto. As, en septiembre de 1960, durante la celebracin en Royaumont de un coloquio en torno a la dialctica, Lacan (15) disert sobre el significante y el sujeto, sealando que un significante es lo que representa el sujeto para otro significante, lo que supona definir al sujeto como un elemento en una estructura o cadena simblica. En tal perspectiva, el sujeto no puede existir con plenitud, sino que es experimentado precisamente por una cadena de significantes, es decir, por palabras que tienen su ltimo anclaje en el inconsciente. Ello justifica la famosa nocin lacaniana de sujeto del inconsciente (osujeto del deseo), sujeto tachado o vedado ($) que es distinto del yo-sujeto (yo oje) y que est conectado con el aserto freudiano que mantiene que el yo no es el dueo en su morada. Esto supona la sustitucin delyopienso (cogito) cartesiano por elellohabla (a parle) freudo-lacaniano, lo que introduca la tesis del sujeto escindido (spaltung), sujeto del inconsciente que no termina de percatarse qu es lo que en ltimo trmino lleva en s su palabra (verdad a medias). De todo ello deriva el corolario lacaniano que mantiene: pienso dondeno soy, luego soy donde no pienso.Paralelamente, Lacan empieza a delimitar el concepto deshifterque acogera al yo-sujeto (yo oje) o sujeto de la enunciacin. En el SeminarioLa identificacin, indito, dictado en el curso 1961-1962, Lacan dar un paso ms, abordando la organizacin topolgica del sujeto, marcando claramente la diferencia entre el yo-corporal (Yo omoi), el yo-sujeto (yo oje) y el yo-sujeto del inconsciente ($), suponiendo ste ltimo algo que es representado por una cadena de significantes de alguna forma taponada o vedada, cosa que no es posible con el yo-corporal (Yo omoi), fruto de las primitivas y bsicas identificaciones, ni con el yo-sujeto (yo o je), que, como se ha dicho, es el sujeto de la enunciacin.El conjunto de las reflexiones lingsticas de Lacan condujo a un enfrentamiento terico con Jakobson, que manifest en el seno del Collge de Francia que el lenguaje perteneca a la lingstica, es decir, en ltimo trmino al lingista. Por ello, Lacan propuso en el seminarioAn(16), para acoger sus ideas lingsticas, el trminolingistera,un neologismo que supone el abandono de todo modelo lingstico formal, afirmando que el psicoanalista debe atender preponderantemente a lo que acontece en la experiencia analtica, lo que exige un acercamiento a una serie de procesos imprevistos que obliga a nombrar e inventar variados modelos sin atenerse a los cdigos lingsticos formales (17). Lacan (16) tambin acu por entonces el trmino de lalengua (lalangue) para referirse a los aspectos no comunicativos del lenguaje, los cuales, jugando con la ambigedad y la homofona, llevan a cierto tipo de goce. El trminolenguajees a partir de entonces algo opuesto al de lalengua, que es como un sustrato catico y polismico a partir del cual aqul se construye.Una nueva metapsicologa: lo real, lo simblico y lo imaginarioLa tesis estructural-lingstica lacaniana fue explicitada en dos momentos y en dos formas distintas. En primer trmino manteniendo queel inconsciente est estructurado como un lenguajey posteriormente afirmando que ellenguaje es la condicin del inconsciente. Junto a este principio esencial, que apunta a la naturaleza peculiar del inconsciente, cohabita otro que es tambin fundamentalno hay relacin sexual,con el que se hace referencia a la imposibilidad humana de lograr elgozo(jouissance), ya que el deseo humano nunca puede ser completamente satisfecho, tenindose slo acceso a ciertosgocesa travs de la mediacin del cuerpo (18). Ello fue la base de una peculiar y novedosa visin de la metapsicologa freudiana, constituida inicialmente por tres registros, lo real (R), lo simblico (S) y lo imaginario (I), trminos que quedaron fijados en elSeminario R.S.I., dictado en el curso 1974-1975 (19, 20, 21, 22, 23, 24, 25), donde tales registros fueron representados a travs de unnudo borromeocompuesto por tres redondeles que tienen la propiedad que, si se deshace uno de ellos, se deshacen los otros dos, ya que dos de los redondeles no estn anudados entre s (figura 2).

El trmino imaginario (I) implic inicialmente para Lacan (26), ilusin, fascinacin y seduccin, conectndose con la relacin dual entre el yo-corporal (Yoomoi) y la imagen especular del estadio del espejo: imaginario es donde se produce la imagen que engaa al sujeto. En todo caso, no constituye un sinnimo de ilusorio, en tanto que esto ltimo implica algo innecesario e inconsecuente y lo imaginario est lejos de ello, pues tiene poderosos efectos en lo real. Desde 1953 (27), lo imaginario acoge todo aquello que deriva de la formacin delYo(moi) en el estadio del espejo.Y teniendo en cuenta que talYoest organizado a partir de la identificacin con la imagen especular, ello da cuenta del elemento de alienacin que conlleva. Por otro lado, como la relacin delYoy lo especular es esencialmente una captura fascinante del sujeto, sobre todo de lo corporal, el narcisismo sera otra de las caractersticas definitorias del orden imaginario. Y como el narcisismo est siempre acompaado de una cierta agresividad, este rasgo formar igualmente parte de lo imaginario. Finalmente, dado que lo imaginario tiene conexin con lo simblico, implicar alguna dimensin lingstica y cierto nivel de estructuracin (13).En lo que se refiere a lo simblico (S), supone el autntico registro humano, siendo por ello la esencia del genuino psicoanlisis, ajeno al psicoanlisis norteamericano del ego, asentado en lo imaginario (28). El trmino simblico apareci en un escrito que Lacan elabor en 1936 (26), acogiendo la lgica simblica y las ecuaciones usadas en la fsica matemtica. Ya en 1948 Lacan afirma que los sntomas tienen un carcter simblico (29) y hacia 1950 el trmino adquiere tonos antropolgicos, siguiendo ideas de Marcel Mauss (30). Ms tarde, el trmino simblico es usado por Lacan como sustantivo (10), incluyendo las tres anteriores acepciones y es entonces cuando lo simblico se convierte en uno de los tres registros de la psique humana. Lo simblico llega a ser bsicamente una dimensin lingstica (cuya esencia es el significante), lo que no quiere decir que sean semejantes lenguaje y orden simblico, pues el lenguaje tambin acoge dimensiones de lo imaginario y lo real. Lo simblico es as mismo el terreno en el que Lacan se refiere alOtro(A), y, al manifestar queel inconsciente es el discurso del Otro, lo hace pertenecer al orden simblico, en donde tambin asienta laley del Padre,reguladora del deseo en el complejo de Edipo, as como la muerte, la ausencia y la carencia, de forma que la pulsin de muerte no sera sino una mscara del orden simblico. Lo simblico, por otro lado, est en conexin con lo real (no con lo biolgico), as como con lo imaginario, aunque los smbolos no derivan directamente de lo real.En cuanto a lo real (R), no es sinnimo de realidad. El uso del trmino real como sustantivo lo inicia Lacan en 1936 en el artculoMs all del principio de realidad'(31), su primer trabajo de carcter psicoanaltico, en donde sigue la lnea argumental del filsofo Emil Meyerson, quien defina lo real como un absoluto ontolgico, un verdadero ser-en-s. Con posterioridad, Lacan ir dndole al concepto variados significados: al principio, lo real ser lo que se opone a la imagen, distinguiendo tambin lo real de lo verdadero, dado que lo real siempre posee cierta ambigedad. Es en 1953 cuando Lacan (27) eleva el concepto de lo real al estatuto de una categora fundamental, convirtindolo en uno de los tres rdenes bsicos de su metapsicologa, sealando que un rasgo que delimita lo real de lo simblico y de lo imaginario es que no supone sencillamente algo opuesto a lo imaginario, sino tambin algo situado ms all de lo simblico: es el cuerpo inaccesible para el sujeto. En lo real no se da presencia o ausencia, pues aqu nada puede aparecer o desaparecer. Adems, mientras lo simblico es un conjunto de elementos discretos diferenciados, llamados significantes, lo real es indiferenciado, carece de fisuras, siendo precisamente lo simblico lo que puede introducir un corte en l cuando tiene lugar el proceso de significacin de las cosas, siendo justamente lo real lo que resiste a la simbolizacin, lo que subsiste a sta, convirtindose en lo imposible, lo inalcanzable, lo inimaginable, lo no simbolizable, todo lo cual da a lo real su esencial calidad de traumtico.La cura psicoanaltica sera, a partir de esos momentos, un dilogo que permite la reinclusin de lo imaginario en un adecuado registro simblico, poniendo al analizante en condiciones de reconocer que haba construido su ser como una obra imaginaria.El sujeto del inconsciente ($) y el objeto causa del deseo (A)En lo que se refiere a la nueva teora del sujeto, el punto de partida de Lacan es la conocida frase de Freudel yo no es el amo en su propia casa(32). De aqu la insistencia de Lacan (33) en elretorno a Freud, poniendo las cosas en su debido sitio, incluso al revs de como en su tiempo se encontraban, atacando sin compasin los aportes racionalistas de la psicologa norteamericana del ego, que haba trado consigo la instalacin de un psicoanlisis acorde con la psicologa de la adaptacin y cercano a la psicologa de la consciencia, con la consiguiente traicin al freudismo.Lacan apost por una alternativa en la que el inconsciente retomara su valor central, mostrando que el ltimo sentido de la conducta no est en el campo de la consciencia, el lugar del sujeto cartesiano, sinoen otro lugar, justamente en el lugar del inconsciente, de forma que el verdadero sujeto ($) est, por as decir, dividido o escindido, sin ser el dueo en su morada, siendo slo capaz de acceder a unaverdad a medias, puesto que est vedado o taponado en su funcionar consciente. Ello que no quiere decir que el sujeto se oculte en profundidades abismales de acceso imposible, ya que se expresa en la palabra cotidiana, particularmente en sus fallas, por medio de las que muestra el deseo sexuado y por tanto reprimido.En este marco, Lacan elabor interesantes ideas en torno a lo que denomin teora del objeto a, objeto que es causa y no meta del deseo, que puede mostrarse como seno materno (objeto de succin), heces (objeto de la excrecin), voz o mirada, aunque en todo caso su esencia sea elfalofaltante de la madre,el objeto del deseo de la madre. Ese objeto a se crea en ese espacio que abre la palabra ms all de la necesidad que la motiva (ningn alimento, por ejemplo, puede satisfacer la demanda del seno materno), implicando por ello unafalta, un agujero, que puede simbolizarse por la castracin materna (ausencia defalo), lo que Lacan delimit en el ao sesenta como unafalta imaginaria en el Otro(Ao lugar de significantes), un significante que responde del valor de eseOtro, tesoro de significantes que garantizan su verdad (34). El objetoaes una construccin que abandona la representacin en el mismo momento de su construccin: es un fantasma o una ilusin.En el seminarioR.S.I., el objeto a, hasta este momento explicitado como el efecto de uncorte, hiancia u oquedad, es representado en elnudo borromeocomo el punto de convergencia de lo simblico, lo imaginario y lo real, un punto en el que los tres registros de la realidad, que son independientes, se revelan capaces de estar inextricablemente unidos. Un ao despus, el sntoma ser otro integrante de talnudo(19, 20, 21, 22, 23, 24, 25).En un momento determinado Lacan estableci en su teorizacin novedosos puentes de conexin entre las ciencias humanas y las matemticas. En esta lnea, tras la lectura delTractatusde Ludwig Wittgenstein, la lgica matemtica ocupar un lugar central en su quehacer, como se muestra en el seminario de 1969-1970 tituladoEl reverso del psicoanlisis, donde elabor una combinatoria de la que resulta una interesante formalizacin de los cuatro discursos posibles (discurso del amo, discurso del histrico, discurso del universitario y discurso del psicoanalista) (33). Poco despus, en el seminario del curso 1971-1972,...O peor,indito, elnudo borromeopasar a ser la clave de la topologa, con la que supera la temtica de las superficies, para insertarse en la bsqueda de las relaciones de los hilos, en donde lo real, lo simblico y lo imaginario, por una parte, y la inhibicin, el sntoma y la angustia, por otra, se convertirn en los conceptos definitivos de la metapsicologa lacaniana. En tal marco, sus famosos esquemas y grafos son topolgicos, pero no as los modelos, como es el caso delramillete invertido y del florero invertido(6, 7).ElRetorno a Freuda travs de la dimensin psquica de la palabra, expresin del deseo inalcanzableEn tal contexto el sntoma es considerado como un producto lingstico, manteniendo Lacan (29) que ha de resolverse mediante un anlisis del lenguaje, tratando as de liberar la palabra de tal lenguaje. La apuesta lacaniana por elretorno a Freudhay que ubicarla, pues, en el campo de la palabra, mediante la que se expresa el inalcanzable deseo: para Lacan, una prctica genuinamente psicoanaltica supone necesariamente una prctica de lenguaje, aunque siempre en el marco de la transferencia que es donde se aprisiona, por as decir, el discurso verbal del sujeto que surge de un inconsciente portador de deseos (15, 37, 38). Por otro lado, tambin es vlido afirmar que el sntoma se constituye como una especial y deformada expresin lingstica de tal deseo, particularmente cuando hayan tenido lugar ciertas conflictivas y se hayan resuelto de forma inadecuada. Un sntoma supone la participacin de los procesos de metaforizacin y metonimizacin, que se ponen claramente de manifiesto dnde el lenguaje tropieza, patina o desfallece (la duda, la tartamudez, el error, el olvido, etc.), lo que hace ms apropiado hablar delingisteraen vez de lingstica en el caso de las propuestas lacanianas (17).La metfora delNombre-del-Padrecomo encrucijada estructural de la creacin del sujeto: El estadio del espejo y el complejo de edipoComo aspecto novedoso, en la lnea de la importancia de la metaforizacin, Lacan nos aport una tesis muy original en torno al papel de lo que bautiz como lametfora paternao metfora delNombre-del-Padre, encrucijada estructural que permite la creacin del sujeto en sus diversos matices: aqu la paternidad no es considerada como un mero hecho biolgico o familiar, sino como una faceta simblica esencial (40). Y tal funcin simblica es la metfora delNombre-del-Padre, concepto que permiti fijar una visin del sujeto ms all de la concepcin racionalista cartesiana, as como una nueva visin del complejo de Edipo, que describi a la luz del ingreso del nio en el circuito simblico determinado por dichametfora paterna, que as mismo le permitir separarse de la madre, y cuyo prlogo estara en el estadio del espejo.La metfora delNombre-del-Padreo sencillamente lametfora paternaes un significante que Lacan estim primordial, por ser el ncleo desde el que se organiza la personalidad y el comportamiento del individuo: es donde el falo, el incesto y la castracin cumplen un papel esencial, dado que el nio est completamente vinculado a su madre y al deseo primordial de sta, elfalo. Por ello, el nio tratar de ser tal objeto del deseo materno, momento en el que an esasujeto, pues no es el que desea sino el objeto del deseo de la madre.La expresinNombre-del-Padrees de origen religioso, no siendo un equivalente del patronmico de un padre particular, sino que designa la funcin paterna tal y como es internalizada y asumida por el nio en el orden simblico (39, 40). ElNombre-del-Padreno es slo el lugar simblico que puede o no ocupar la persona de un padre real, sino toda expresin simblica producida por la madre o producida por el nio que represente la instancia paterna o la ley de la prohibicin del incesto, lo que se liga a la castracin. Claro est que la persona misma del padre real est tambin atravesada por la referida ley simblica delNombre-del-Padre. La metfora paterna es, pues, la metfora del deseo del nio atravesado por el deseo de la madre, representndose por cualquier expresin significante que venga a ocupar el lugar de la metfora del deseo del nio o del deseo de la madre: un sntoma, un gesto, una palabra, una decisin o una accin pueden ser ejemplos de significantes delNombre-del-Padre(34).Elfalo, piedra angular del complejo de EdipoLa metfora paterna gravita en torno al incesto, al objetoflicoy a la castracin, por lo que es imprescindible llevar a cabo algunas consideraciones en torno alfalo, piedra angular de la problemtica edpica y de la castracin, ingredientes que en ltimo trmino, segn Lacan, dan cuenta del desarrollo humano normal o anmalo (41).Hay que dejar de antemano claro que cuando en psicoanlisis se habla defalono nos estamos refiriendo a un mero sinnimo de pene, en tanto rgano anatmico del varn, sino a un elemento significante que le es atribuido a la madre y luego al padre. En todo caso, si elfaloes atribuido a la madre y sta no lo posee, elfaloes un objeto ausente () que implica la castracin, pudindose convertir entonces en pene y su ausencia en falta.En lametfora paterna, el no del padre sita alfalocomo algo perdido para siempre y por ello inalcanzable. Si todo funciona adecuadamente, el nio renunciar a ser elfalode la madre,faloque se transformar de un objeto imaginario (v) en una significacin de lofaltante (), entrndose as en la dialctica del tener-no tenerfalo, con el consiguiente abandono delser-no ser falo. La castracin, lafalta, lleva ciertamente al pene hasta el estatuto defalo, entrando as en el terreno de lo imaginario, registro que convoca imperativamente la existencia de un objeto en s mismo imaginario, precisamente elfalo, cuya naturaleza impone al nio el enfrentarse a la posibilidad de su propia prdida y a la creencia de que tal hecho ha sucedido en algunos de los seres que lo rodean.En la problemtica de la castracin, anclada en el registro de lo imaginario, se da paralelamente una dimensin simblica, la cual conduce directamente al proceso implcito en lametfora paterna: la primaca delfalocomo objeto imaginario representar un papel fundamentalmente estructurante en la dialctica edpica, en la medida en que promueve una inaugural operacin simblica que se resuelve con el advenimiento de la metfora delNombre-del-Padre(12). Con Lacan, pues, elfalose instituye como un significante central del deseo que transcurre en el marco del tringulo edpico: el complejo de Edipo se organizar en torno allugarque ocupa elfaloen el deseo del hijo, de la madre y del padre en el transcurso de una dialctica que se pondr de manifiesto con las modalidades del ser-no ser falo y posteriormente del tener-no tenerfalo.Pues bien, el proceso de lametfora paternaest estructuralmente ligado al complejo de Edipo, que para Lacan se constituye en tres momentos sucesivos, abocando en los casos favorables a su resolucin cuando dichametfora paternafacilita el registro en el terreno de lo simblico de lo que yace en la dimensin de lo imaginario. Como prlogo al complejo de Edipo, el nio ha de pasar por otra experiencia estructurante de suma importancia, el estadio del espejo.El estadio del espejo, segn Lacan, es un proceso que se ordena esencialmente en torno a una experiencia de identificacin bsica o primordial, en el curso de la cual el beb alcanza la conquista de la imagen de su propio cuerpo reflejada en un espejo. Tal identificacin le har promover el inicio de la estructuracin de la identidad integrada, poniendo fin a la angustiosa fantasa previa del cuerpo fragmentado. Este logro se efecta en tres tiempos: en el primero tiene lugar una vinculacin con el registro imaginario, llegando el beb a sentir que su imagen especular pertenece a un ser real, de manera que tiene lugar una confusin entre els-mismoy elotro; en un segundo tiempo, el nio descubre que elotroespecular es una imagen, distinguiendo as entre la imagen delotroy la realidad delotro; el tercer tiempo, por fin, permite el reaseguramiento de que el reflejo del espejo es precisamente su imagen, con lo que el nio logra su identidad primordial, el yo-corporal (Yoomoi).El estadio del espejo presupone un principio constitutivo de la alienacin del sujeto en lo imaginario, a partir de lo cual mantendr siempre un cierto grado de desconocimiento de s mismo.El estadio del espejo sirve de prlogo al complejo de Edipo, que se desarrolla tambin en tres momentos (12). En el primero de ellos, al salir de la fase de identificacin imaginaria del estadio del espejo, se perfila la adquisicin del yo-sujeto (yooje), pero el nio continuar con una relacin fusional con la madre, lo que viene mediatizado por el hecho de querer identificarse con lo que l supone que es el objeto del deseo de su madre (el falo):ser o no-ser el falomaterno es la cuestin primordial de este momento del complejo de Edipo, es decir, ser o no ser el objeto del deseo de la madre.El segundo momento del complejo de Edipo implica el registro de la falta del objeto por la intrusin de lametfora paterna, ausencia ofaltaque el nio vive como una frustracin, una privacin o una castracin. En la medida que el padre lleve o no a cabo adecuadamente su funcin simblica (metfora delNombre-del-Padre), tendremos una u otra evolucin de la conflictiva edpica. El segundo momento del complejo de Edipo es la condicin indispensable para acceder a la simbolizacin de la ley que marcar la declinacin de tal complejo: en este encuentro con laley del Padre, el nio se ve enfrentado al problema de la castracin, problema ligado al deseo de la madre y la mediacin del padre, que pasa a ser el nuevo depositario del falo, con lo que es elevado a la categora dePadre simblico(P).El ltimo momento del complejo de Edipo implica la asuncin de la reconquista delfalopor parte del nio: el nio abandona la problemtica deser o no-ser el falo, para pasar a la detener o no tener falo. En tal situacin, y al igual que la madre, el nio desea elfalode quien supone que lo posee, elPadre(P). Tal dialctica convoca necesariamente el juego de las identificaciones: el varn, que ha renunciado a ser el falo de la madre, busca su identificacin con el padre, poseedor delfalo/pene. La nia, que tambin ha abandonado su posicin defalomaterno, asume por el contrario la modalidad deno-tenerlo, lo que hace posible su identificacin con la madre y la bsqueda delfalo/penedonde est, en el padre y posteriormente en otros varones ajenos a l.La constitucin del sujeto barrado o verado ($) y el advenimiento del inconsciente a travs del lenguajeLa metfora paterna an va a tener otras presencias: veamos, por ejemplo, su papel en el advenimiento del sujeto en tanto sujeto tachado, barrado o vedado ($) y en la instauracin del inconsciente, as como en la transformacin metonmica del deseo, en todo lo cual el lenguaje se torna la piedra angular.La metfora delNombre-del-Padrepermite al nio acceder a lo simblico y al subsiguiente uso de la lengua materna, estableciendo adems en el sujeto una irreversible escisin psquica (spaltung). En la obra consolidada de Freud tal hecho aparece bajo el trmino escisin del yo (Ichspaltung), suponiendo una escisin intrasistmica o interna al yo, mientras que anteriormente (por ejemplo en losEstudios sobre la histeria) se muestra como una escisin intersistmica, como una divisin psquica del sujeto, una escisin de los contenidos psquicos en conscientes e inconscientes.Para Lacan tal escisin es intersistmica, siendo la caracterstica inaugural que define la subjetividad, dado que es lo que permite acceder a la categora de sujeto y convertir el aparato psquico en una estructura plurisistmica. Aqu es donde la trada de lo simblico, lo imaginario y lo real toma un claro significado: tal escisin inaugural del sujeto (spaltung) proviene del propio vnculo del sujeto con el orden simblico, con lo que mediatiza la relacin del sujeto con lo real y une lo imaginario y lo real gracias a la instalacin del proceso de lametfora paterna. Tras la intervencin de este proceso, el smbolo del lenguaje designar metafricamente al objeto primordial del deseo, que se vuelve inconsciente (significanteflico) gracias a la represin originaria (39). Ciertamente, no slo tiene lugar la represin originaria sobre el significanteflico, sino tambin sobre otros significantes cercanos susceptibles de intervenir como significantesflicos, conjunto bautizado comosignificantes primordiales, que se prestaran a posibles sustituciones metafricas y que finalmente formarn loreprimido originario, ncleo capaz de ejercer una gran atraccin sobre otros eventuales significantes, sobre todo lo cual actuar la represin secundaria, proceso que perpetuar la escisin del sujeto instaurada por lametfora paterna. Sea como fuere, lo inconsciente se constituir como eldiscurso del Otro(esto es, discurso del otro que al sujeto le es ajeno a causa precisamente de laspaltung) (39).Ahora bien, si el sujeto nombrasin saberloal objeto de su deseo a travs del sucesivo proceso de metaforizacin implcito en su hablar, ya no sabe verdaderamente lo que dice en lo que enuncia, o dicho de otra forma, habla sin percatarse totalmente de lo que habla, pues ha tenido lugar en l una divisin psquica. Pero, aun con tal limitacin, gracias al lenguaje, el inconsciente puede emerger, transmitiendo metafrica o metonmicamente a los otros algo de su contenido, sin que el sujeto se d completamente cuenta de lo que comporta su discurso. De aqu la insistencia de Lacan (42) en queno hay inconsciente sin lenguaje o que el lenguaje es la condicin del inconscientey no como mantena Laplanche que elinconsciente era la condicin del lenguaje, enfrentamiento que origin una rica discusin en el Coloquio de Bonneval de 1960, que dirigi Henri Ey (43).La escisin del sujeto operada por el orden significante establece otra propiedad fundamental de la subjetividad: la alienacin del sujeto en y por el lenguaje, de acuerdo con el tipo de relacin que establezca con el orden simblico, de forma que en cierto modo el sujeto desaparece en la cadena significante, pasando a ser un significante negativo (33). En su discurso, el sujeto desaparece como tal y slo se encontrar representado bajo la forma de un smbolo, proceso que Miller llama sutura (44), que define como aquello que nombra la relacin del sujeto con la cadena de su discurso, que suelen serpro-nombres(yo, l, etc.). Semejante idea es la que subyace en la denominacin lacaniana del sujeto por medio del neologismoparltre, trmino constituido por parler (hablar) ytre(ser), que puede traducirse porparlente, parlante, o mejorhablaser, es decir, sujeto constituido por la accin de la palabra, sujeto que es un sujeto barrado ($) (6, 7). Harari (45) razona al respecto queparltrees homfono con par la lettre (por la letra), de forma que el sentido de parltre serallegar a ser alguien por la letra, por la palabra.El sujeto barrado ($), pues, se constituye a causa del lenguaje, aunque ste no slo lo muestra, sino que tambin lo eclipsa: esto ltimo es llamado por Lacan desvanecimiento del sujeto (fading), proceso que ocasiona que el sujeto slo pueda captarse a travs del lenguaje en calidad de representacin, de especie de mscara que lo aliena, pues hace que se oculte incluso ante s mismo. El trminofadingsignifica en ingls perder o hacer perder luminosidad, color o claridad y en el rea de la telecomunicacin apunta a una extincin progresiva del volumen sonoro (6, 7). En la doctrina lacaniana, la idea defading(vanouissant) acoge el desvanecimiento progresivo del sujeto, as como laaphanisis(en el sentido de la desaparicin del sujeto y no del deseo, que es como Jones conceptualiz este trmino en 1927).Por tanto, el lenguaje, orden significante, es lo que permite que aparezca el genuino sujeto, el sujeto del inconsciente ($), que supondr un significante dentro de una cadena de significantes, cobrando slo sentido en relacin con todos ellos, idea de naturaleza totalmente estructuralista. Tal propiedad se liga al concepto depuntada de acolchado, que mantiene que un significante slo adquiere su significado a posteriori, puesto que el ltimo significante de la cadena es el que retroactivamente otorga el sentido (12).El sujeto del deseo, el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciacin: laverdad a mediasdel sujetoEn la doctrina lacaniana, la escisin del sujeto implica la necesidad de considerar una porcin de nuestra subjetividad como sujeto del deseo (sujeto del inconsciente o$). A partir de lametfora paternaqueda claro la expresin de Lacanello(a)habla del sujeto, ya que el deseo del sujeto slo puede hacerse escuchar a travs de un significante que lo sustituye. Dicho de otra manera, el deseo del sujeto habla de ste en su discurso sin que l lo sepa, es decir, que el sujeto del deseo puede ser considerado como el sujeto del inconsciente. Ahora bien, el lenguaje que hace advenir al sujeto como$es una industria del habla que, como tal, debe ajustarse a la estructura habitual del discurso. Y, por otra parte, la articulacin de un discurso supone la identificacin de los dos aspectos que lo caracterizan: el aspecto del enunciado y el acto de la enunciacin. Tal discriminacin es esencial en el enfoque lacaniano para especificar la relacin que el sujeto hablante mantiene con su inconsciente y con su deseo.En lingstica se llama enunciado a la serie acabada de palabras emitida por un locutor, a la que suele seguir una pausa silenciosa. En cuanto a la enunciacin, es un acto individual del habla, un acto de creacin del sujeto hablante. Pues bien, el sujeto del enunciado es el que se actualiza en los diversos enunciados (yo, nosotros, etc.), pudiendo definirse el sujeto de la enunciacin como la participacin subjetiva que actualiza un representante de tal sujeto como sujeto del enunciado. Tal distincin de sujeto del enunciado y sujeto de la enunciacin remite a la diferencia que Lacan establece entrelo dicho y el deciry a que el sujeto del inconsciente ($) aparece enel deciry el yo-sujeto (yooje) en lo dicho. De todo ello deriva que la verdad del sujeto slo puede ser unaverdad a medias.La metfora del nombre-del-padre en el deseo y en la demandaEnMs all del principio de placer, Freud (46) analiza un juego que observ en un nieto suyo, lo que se conoce en la literatura psicoanaltica como el juego deAll! Aqu! (Fort! Da!). En tal juego queda claro el dominio simblico del objeto perdido, ilustrando explcitamente la participacin de lametfora paternaen el proceso del acceso a lo simblico. El juego en cuestin consista en que el nio arrojaba por encima del borde de su cuna una bobina de madera atada a un cordel, exclamandoAll!cuando desapareca de su vista, y, tras tirar del cordel y tener ante s la bobina, gritabaAqu!Tales acontecimientos, segn Freud, estn relacionados con el progreso psquico que supone el aceptar la prdida del objeto de amor, la madre, esperando su regreso, y la sustitucin de todo ello por una actividad simblica.Lacan (41) ilustra con elFort! Da!la sustitucin del significante: se trata de un doble proceso metafrico, pues la bobina constituye una metfora de la madre y el juego sostenido por la ausencia-presencia de la bobina una metfora que representa sus partidas y sus regresos. Por otra parte, la observacin detenida del juego nos muestra que el nio ha adoptado un papel activo, abandonando la pasividad ante las prdidas y recuperaciones del objeto de su deseo: es l quien simblicamente deja a su madre, aduendose de la situacin a travs de una identificacin con ella. Pero, an ms importante que ello es el hecho de que, a partir de entonces, el nio logra no ser ya el objeto del deseo de la madre, elfalo, pasando a ser capaz de movilizar su propio deseo hacia objetos que reemplazan simblicamente al objeto perdido. Este dominio simblico, gracias precisamente a la prdida del objeto de amor y al uso del lenguaje, es fruto de la accin de lametfora paternaque reprime el seguir siendo el objeto del deseo de la madre, elfalo, represin originaria que supone, por todo lo dicho, un proceso estructurante de enorme inters para el ser humano, pues lo transforma en sujeto deseante y no slo en objeto del deseo del otro (39).La represin originaria y lametfora paternahacen que el lenguaje se imponga en el deseo, o dicho de otra forma, que el deseo se aliene en el lenguaje, facilitando con ello la adquisicin delgoce(placer que siempre remite al cuerpo), aunque no el logro del gozo. El deseo de ser (falo) es reprimido en favor del deseo detener(falo), lo que se logra siguiendo el nico camino posible, el de la simbolizacin del deseo por medio de la palabra con la consiguiente transformacin del deseo en demanda, entrando aqul en el camino de la metonimizacin. El deseo sufre esta transformacin porque lametfora paternaha obligado al nio a tomar la parte (objeto sustituto) por el todo (objeto perdido). Gracias a ello, en todo caso, el ser humano puede introducirse en la dimensin simblica, al desprenderse de la atadura imaginaria que lo ligaba a la madre (ser el objeto de su deseo), pasando a ser con ello un sujeto deseante que habla (parltre: parlente, parlante o mejor hablaser o hablante), encadenado al uso del lenguaje. Si las cosas no transcurren as, el sujeto puede entrar en el camino psictico: estaremos antela forclusindel Nombre-del-Padre, proceso que para Lacan diferencia radicalmente lo psictico de lo neurtico, en donde tiene lugar la tpica represin y nola forclusin(14).En el instante en que el deseo es metonimizado, el deseo se pierde progresivamente en la cadena de los significantes del discurso, que en ltimo trmino remiten, lgicamente, al deseo originario (ser el objeto del deseo de la madre, elfalo). Es importante subrayar que la organizacin del deseo a travs del lenguaje hace que siempre quede insatisfecho, impidiendo como se ha dicho que se alcance elgozo, aunque no elgoce. Esto hace que el deseo renazca una y otra vez con variados ropajes (compulsin repetitiva), buscando acceder a esegozoque nunca puede lograrse.La esencia del proceso psictico: laforclusin del nombre-del-padreEl concepto deforclusin(inadecuadamente traducido en losEscritosporperclusin) es una construccin terica que apunta a un desorden de la simbolizacin de la experiencia de la castracin, o el defecto de inscripcin en el inconsciente de la experiencia normativa de la castracin a travs de la metfora delNombre-del-Padre, experiencia crucial que, en la medida que es simbolizada, permite al nio asumir la realidad y su identidad sexual (40). Por ello, cuando tal proceso no tiene lugar de forma adecuada, el sujeto aqueja una incertidumbre de su identidad sexual y se altera gravemente su sentido de la realidad, lo que implica entrar en el terreno de lo psictico.El trminoforclusinlo tom Lacan del lenguaje jurdico, tratando con l de dar cuenta del trmino alemnVerwerfung(traducido en laStandard Editioncomo repudio), aunque con anterioridad Lacan haba utilizado las palabras repulsa (rejet), rechazo (refus) y luego cercenamiento (retranchement) (47, 48).Freud (49, 50) recurri al concepto deVerwerfung(repudio) para dar cuenta del proceso psictico y al deVerdrngung(represin) para explicar el proceso neurtico: as, en la neurosis, la dolorosa representacin de la castracin implica el reemplazo de tal representacin por otra ms aceptable para el yo; en cambio, en la psicosis, el yo rechaza, expulsa o repudia (verwirft) la intolerable representacin de la castracin junto a su afecto concomitante; algunos aos despus, en el casoSchreber, Freud hablar, sin embargo, de supresin o abolicin (51). En cualquier caso, dado que la representacin de la castracin se halla inseparablemente ligada a un trozo de la realidad (de la castracin), en laforclusinel yo se desliga paralelamente de dicha realidad, y, en consecuencia, el yo expulsa de su aparato psquico tal representacin dolorosa y con ella el fragmento de la experiencia de la castracin que tiene unida, echando fuera el contenido afectivo de la representacin, cosa muy diferente a lo que acontece en la represin. Pero tarde o temprano lo expulsado o repudiado retornar desde el exterior, ya en forma alucinatoria, ya como delirio: estaremos ante la clnica psictica.Tales hechos son los que Lacan acoge bajo el trmino forclusin, que implica la no-llegada del significante delNombre-del-Padre, el significante fundamental, en el lugar y en el momento en que estaba llamado a advenir: es la suspensin de toda respuesta a la demanda dirigida a un sujeto para que produzca un mensaje, funde un acto o instituya un lmite. Cuando elNombre-del-Padrees forcluido por un sujeto particular, deja en el orden simblico un agujero que nunca se llenar, lo que implica que el sujeto estar predispuesto a la psicosis, aunque no muestre aparentemente signos de ello durante un tiempo mayor o menor: antes o despus, sin embargo, cuando elforcluido Nombre-del-Padrereaparezca en la realidad, el sujeto no estar en disposicin de asimilarlo y el resultado de esta colisin con el inasimilado significante es lo que lo hace producir delirios y alucinaciones de carcter psictico.Es preciso, pues, que para que acontezca laforclusin, intervenga una demanda, llamada o peticin (procedente de una persona situada en posicin tercera en cualquier relacin que tenga por base la pareja imaginaria yo-objeto), demanda a la que no sigue el necesario significante. Como consecuencia, es un proceso en el que, en lugar de lametfora paterna, encontramos una oquedad, un agujero, un defecto o una falta en el orden simblico.Los efectos psquicos que ocasiona laforclusinse dan en el orden simblico y en el imaginario. En cuanto a lo simblico, determina la transformacin de las referencias habituales del espacio y del tiempo, as como la alteracin de las representaciones relativas a la propia identidad. En el agujero abierto dentro del campo del significante se organizar la edificacin de una nueva realidad que trata de reemplazar la realidad perdida, lo que crea lo delirante y lo alucinatorio. En lo que toca a lo imaginario, tiene lugar una cristalizacin de la relacin imaginaria del yo psictico conun otro, relacin que estar saturada de una agresividad erotizada, al modo de lo que acontece en el estadio del espejo.Laforclusindebe diferenciarse no slo de la represin, sino tambin de otros procesos cercanos, como la negacin y la proyeccin. En cuanto a la represin, supone, como se ha dicho, que el elemento psquico rechazado quede sepultado en el inconsciente, lo que no ocurre en laforclusin. Respecto la negacin, ste es un mecanismo defensivo que acoge el hecho de que algn contenido psquico previamente registrado, pero que ha sido negativamente enjuiciado y por ello ocultado a la consciencia, permanece igualmente en el inconsciente del sujeto, lo que no acontece en laforclusin. Finalmente, en la proyeccin la direccin del proceso defensivo es de dentro a fuera, mientras que en laforclusinla dinmica es de fuera a dentro.La imposibilidad delgozo, pero no delgoce:no hay relacin sexualyla mujer no existeLa teora delgozo(jouissance) propuesta por Lacan distingue tres modos de gozar (jouir):gozo flico, plus de gozoygozo del Otro. Segn la teora psicoanaltica clsica, el ser humano aspira constantemente a alcanzar el placer, aunque jams lo logra de forma absoluta, lo que sera el gozo. Accede, si acaso, a algn grado de satisfaccin ogocepor medio de la eliminacin parcial de sus deseos, tras superar el dique de la represin, fuente permanente de tensin. Tales deseos se eliminan en parte con actos, sntomas, sueos, lapsus, etc., en todos los cuales participa la libido, quedando parte de su energa acumulada intrapsquicamente por la accin de la referida represin. Pues bien, los tres destinos del deseo que Freud refiere corresponden a las tres formas que Lacan teoriza con elgozo:el gozo flico(Jn), que es realmente un goce o placer, y que corresponde a la energa libidinal disipada en el momento de la descarga parcial al satisfacer un deseo, lo que ocasiona un alivio incompleto y pasajero; el plus de gozo, otro aspecto del goce, que acoge el posible placer que permanece retenido por la accin de la represin; y, finalmente, el gozo del Otro (JA), el genuino gozo, que supone un hipottico e imposible estado de satisfaccin total, implicando la reduccin sin ningn freno de toda la energa libidinal retenida. Este gozo es el que el sujeto supone al Otro, un ser al que se cree capaz de lograr la felicidad absoluta con la satisfaccin del deseo, como es para el obsesivo la muerte y para el histrico la locura; muerte y locura deseadas y por ello temidas/prohibidas.Dado que el referido gozo es de carcter libidinal y ms concretamente sexual-incestuoso, se topa con una prohibicin expresa, siendo imposible de alcanzar, pues si se intenta aparecer la culpa: esto es lo que Lacan quiere expresar cuando dice no hay relacin sexual, expresin que realmente contiene la idea no hay gozo, hecho que no impide que puedan tener lugar goces o placeres corporales en donde intervenga el sexo, aunque tambin en estas relaciones siempre subyaga un cierto desencuentro, lo que es un drama para el ser humano (52).La tesis lacaniana no hay relacin sexual est ntimamente vinculada con la que reza La mujer no existe, que implica un corolario del aforismo anterior. Hay que insistir al respecto que tanto la cuestin de No hay relacin sexual como la de La mujer no existe, no tienen nada que ver con cuestiones existenciales u ontolgicas, ni con el apareamiento del macho y de la hembra, sino con una lgica que acoge la manera como La mujer se relaciona con el gozo flico: para que La mujer existiera, tendramos que suponer el mito de que al menos una mujer hiciera excepcin a su deseo flico (6). Con esta condicin obtendramos Una mujer equivalente de Un padre, que le indicara a las dems mujeres el lugar dnde se podra encontrar un gozo equivalente al del Padre simblico, o sea, un gozo inaccesible y prohibido por el proceso de la castracin. Se fundara desde ah, al igual que en los hombres, un lmite impuesto a todas las mujeres desde el punto de vista de la funcin flica, dndose entonces un conjunto universal (La mujer). Pero dado que la mujer no es toda o completa, tal mujer universal queda excluida de las cosas o de las palabras y de aqu que aparezca, como gusta a Lacan, como barrada, tachada o vedada (La).La prctica analticaLacan consider su prctica como una variante del modelo clsico, lo que la API en un momento dado desestim, expulsndolo de su seno a principios de los aos sesenta (53).Las ideas bsicas de Lacan a la tcnica psicoanaltica aparecieron en varios artculos recogidos en los Escritos (54), como sonFuncin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanlisis(10),La instancia de la letra en el inconsciente o la razn desde Freud(9),Intervencin sobre la transferencia(55) yLa direccin de la cura y los principios de su poder(56). As mismo hay que recordar los contenidos de ciertosSeminarios, comoLos escritos tcnicos de Freud(57) yLos cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis(58) y un trabajo que apareci en laEnciclopdie Mdico-Chirurgicale, Psychiatrie, bajo el ttuloVariantes de la cura tipo(59), que fue retirado aos despus por el comit de redaccin de dicha publicacin y que puede encontrarse en losEscritos.El fundamento de la terapia psicoanaltica es para Lacan (55) la demanda que el paciente dirige a su analista, surgiendo toda demanda del deseo, apelando a una respuesta: el analizante (trmino que Lacan empieza a usar a partir de 1967 en lugar de analizado) supone que su analista lo sabe todo (Sujeto Supuesto SaberoS.S.S.), intentando con su demanda la obtencin de palabras que den solucin a sus enigmas y sufrimientos, lo que se ve aparentemente favorecido por los ingredientes bsicos del encuadre y de las reglas tcnicas, ya que se solicita un hablar sin aparente sentido (asociacin libre) y se da por supuesto que el analista es capaz de interpretar (saber) qu significa todo lo que el paciente le transmite (9, 10, 55, 56, 57, 58, 59).Sin embargo, para Lacan el analista ha de actuar como unmuerto(papel similar al que lleva a cabo el jugador que hace demuertoen elbridge), sin apenas participar ni por supuesto dar soluciones a las demandas del analizante, ya que el sujeto puede esperar, precisamente hasta la hora en que encuentre y supere la primera y ms inconsciente demanda de su deseo, ser el objeto del deseo de la madre, el falo, para acceder as a la castracin simblica, el primer significante (55, 56, 57).Al trmino de la regresin que el encuadre psicoanaltico produce, y cuando el sujeto se ha aproximado a su falta primera, a la castracin simblica (es decir, el no haber sido, el no ser el objeto del deseo de la madre), estaremos ante el momento de la ruptura del silencio del analista o nominacin: el analista ha dejado hablar y hablar, con aparente indiferencia, pero ha ido captando pequeos indicios que emergen del inconsciente del analizante, con cuyos retazos va realizando pacientes reconstrucciones, hasta el instante en que puede revelar, nominar, todo lo que el analizante ha tejido a partir de su significante primero, a partir de la castracin simblica (60). Ha llegado la hora de la resolucin, de la cura: el analista ha acompaado al analizante hasta el lmite exttico delEso eres t!, donde se le revela la cifra de su destino mortal. Esta nominacin, esta palabra plena, devuelve al sujeto al orden simblico, confirindole la posibilidad de decir, de verbalizar, todo lo que ha tramado en su inconsciente desde la conflictiva de la castracin y del complejo de Edipo, pudiendo abandonar de esta forma el orden de lo imaginario, que es el redil neurtico: el paso de lo imaginario no simbolizado a lo imaginario simbolizado es el proceso de curacin del neurtico (61). Dicho de otra manera: la curacin se lleva a cabo a travs de la restitucin de las cadenas asociativas que sostienen los smbolos hasta el acceso a la verdad de lo inconsciente, a los significantes que, por metfora y metonimia, aparecen en la consciencia (62).Con todo el bagaje sintticamente expresado, el marco tcnico del anlisis lacaniano llega a diferenciarse del que se efecta en la tcnica convencional, como son los marcados silencios y las escasas interpretaciones de las resistencias, ponindose en primer plano una escucha peculiar para poder ir desvelando en la palabra del analizante las claves que permitan el acceso a lo simblico y con ello alcanzar un progresivo monto de salud psquica.En el trabajo lacaniano la sesin variable resulta un pilar fundamental, suponiendo tal tipo de sesin un cambio radical en relacin con el psicoanlisis freudiano, basado en encuentros regulares de 50 minutos: Lacan, siempre sensible a la discontinuidad, se plante la variabilidad de la duracin de cada sesin, interrumpindola cuando el paciente deca una palabra o una frase importante, con lo que trataba de dejar al paciente enganchado en la meditacin sobre lo dicho hasta la siguiente sesin, sobre la base del conocidoefecto Zeigarnik, segn el cual una actividad mental inacabada suministra ms material asociativo que si se la completa. As, la sesin interrumpida de Lacan propicia ms recuerdos y asociaciones que los que tienen lugar en la sesin habitual de 50 minutos, evocando quizs la ruptura de las relaciones edpicas (63), atendiendo por tanto ms al tiempo lgico que al tiempo cronolgico, tiempo lgico que incluye tres momentos, el instante de ver, el tiempo para comprender y el momento de concluir, el ltimo de los cuales debe aprovecharse y no dejarlo pasar (64).Por otra parte, el habla o discurso del paciente toma un papel esencial, dado que se estima como el nico revelador de su verdad. Pero no se trata de reconstruir la biografa del analizante, ya que su discurso es de carcter imaginario, lo que aboca en la invencin o transposicin de lo que pretende darse como sucedido, sino que, prestando atencin a las rupturas (dchirures) del habla y a las formaciones del inconsciente (lapsus, sueos, actos fallidos, olvidos, caprichos de la asociacin libre, etc.), establecer un nuevo contenido que supone esa msica de fondo que se introduce en la audicin de una emisora mal sintonizada y que nada tiene aparentemente que ver con la que estamos oyendo, pero que est ah creando una forma peculiar de sonidos.Bibliografa1. Lvi-Strauss, C., Las estructuras elementales del parentesco, 2 tomos, 1949, Barcelona, Planeta-Agostini, 1993.[Links]2. Freud, S., Ttem y tab, 1912. En Obras Completas, XIII, Buenos Aires, Amorrortu, 1975, 7-164.[Links]3. Lacan, J., Le mythe individuel du neurotis ou posie et verit dans la nvrose, 1953, Ornicar?, 17/18, 1979, 289-307.[Links]4. Waisman, O., Jacques Lacan. En P. Lzaga (dir.), Diccionario de pensadores contemporneos, Barcelona, Emec, 1966, 213-217.[Links]5. Saussure, F., Curso de Lingstica General, 1926, Buenos Aires, Losada, 1961.[Links]6. Grate, I. y Marinas, J.M., Lacan en castellano, Madrid, Quipu, 1996.[Links]7. Grate, I. y Marinas, J.M., Lacan en espaol (Breviario de lectura), Madrid, Biblioteca Nueva, 2003.[Links]8. Lacan, J., Situacin del psicoanlisis y formacin del psicoanalista en 1956, 1956. En Escritos, 1, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 441-472.[Links]9. Lacan, J., La instancia de la letra en el inconsciente o la razn desde Freud, 1957. En Escritos, 1, Madrid, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 473-509.[Links]10. Lacan, J., Funcin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanlisis, 1953. En Escritos, 1, Madrid, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 227-310.[Links]11. Lacan, J., El seminario sobre "La carta robada". En Escritos, 1, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 5-55.[Links]12. Dor, J., Introduccin a la lectura de Lacan I. El inconsciente estructurado como lenguaje, 1985, Barcelona, Gedisa, 1994.[Links]13. Evans, D., An Introductory Dictionary of Lacanian Psychoanalysis, London, Routledge, 1996.[Links]14. Lacan, J., De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, 1958. En Escritos, 2, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1993, 513-564.[Links]15. Lacan, J., Subversin del sujeto y dialctica del deseo en el inconsciente freudiano, 1960. En Escritos, 2, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1993, 773-807.[Links]16. Lacan, J., El Seminario Lacan. 20. An, 1972-1973, Barcelona, Paids, 1981.[Links]17. Kress-Rosen, N., Linguistique et antilinguistique chez Lacan, Confrontations Psychiatriques, 19, 1981, 145-162.[Links]18. Nasio, J.D., Cinco lecciones sobre la teora de Jacques Lacan, 1992, Barcelona, Gedisa, 1993.[Links]19. Lacan, J., R. S. I., Ornicar?, 2, 1975, 89-97.[Links]20. Lacan, J., R. S. I., Ornicar?, 2, 1975, 100-105.[Links]21. Lacan, J., R. S. I., Ornicar?, 3, 1975, 96-103.[Links]22. Lacan, J., R. S. I., Ornicar?, 3, 1975, 104-110.[Links]23. Lacan, J., R. S. I., Ornicar?, 4, 1975, 92-100.[Links]24. Lacan, J., R. S. I., Ornicar?, 4, 1975, 101-106.[Links]25. Lacan, J., R. S. I., Ornicar?, 5, 1975-1976,16-66.[Links]26. Lacan, J., El estadio del espejo como formador de la funcin del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanaltica, 1936/1949. En Escritos, 1, Madrid, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 86-93.[Links]27. Lacan, J., Le Symbolique, l'Imaginaire et le Rel, 1953, Bulletin de l'Association Freudienne, 1, 1982, 4-13.[Links]28. Lacan, J., El Seminario Lacan. 2. El yo en la teora de Freud y en la tcnica psicoanaltica, 1954-1955/1978, Barcelona, Paids, 1983.[Links]29. Lacan, J., La agresividad en psicoanlisis, 1948. En Escritos, 1, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 94-116.[Links]30. Lacan, J., Introduccin terica a las funciones del psicoanlisis en criminologa, 1950. En Escritos, 1, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 117-141.[Links]31. Lacan, J., Ms all del "principio de realidad", 1936. En Escritos, 1, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 67-85.[Links]32. Freud, S., Una dificultad del psicoanlisis, 1917. En Obras Completas, XVII, Buenos Aires, Amorrortu, 1979, 129-135.[Links]33. Lacan, J., El Seminario Lacan. 17. El reverso del psicoanlisis, 1969-1970/1991, Barcelona, Paids, 1992.[Links]34. Lacan, J., El deseo y su interpretacin, 1960. En J. Lacan y otros, Las formaciones del inconsciente, 1960, Buenos Aires, Nueva Visin, 1979, 125-173.[Links]35. Eidelsztein, A., Modelos, esquemas y grafos en la enseanza de Lacan, Buenos Aires, Manantial, 1992.[Links]36. Eidelsztein, A., El grafo del deseo, Buenos Aires, Manantial, 1992.[Links]37. Lacan, J., La cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en psicoanlisis, 1955. En Escritos, 1, Madrid, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 384-418.[Links]38. Lacan, J., El psicoanlisis verdadero y el falso, 1958, Freudiana, 4/5, 1992, 23-24. [Links]39. Dor, J., Introduccin a la lectura de Lacan II. La estructura del sujeto, 1985, Barcelona, Gedisa, 1994.[Links]40. Nasio, J.D., Enseanza de 7 conceptos cruciales del psicoanlisis, 1988, Barcelona, Gedisa, 1994.[Links]41. Lacan, J., El Seminario Lacan. 3. Las psicosis, 1955-1956/1981, Barcelona, Paids, 1984.[Links]42. Lacan, J., Prlogo. En A. Riflet-Lemaire, Lacan, 1970, Buenos Aires, Sudamericana, 1976, 9-21.[Links]43. Ey, H. (dir.), El inconsciente. 61 Coloquio de Bonneval, 1966, Mxico, Siglo XXI, 1970.[Links]44. Miller, J.-A., La suture (lments de la logique du significant), Cahiers pour l'Analyse, 1-2, 1966, 37-49.[Links]45. Harari, R., Cmo se llama James Joyce? A partir de "El sinthoma", de Lacan, Buenos Aires, Amorrortu, 1996.[Links]46. Freud, S., Ms all del principio de placer, 1920. En Obras Completas, XVIII, Buenos Aires, Amorrortu, 1979, 7-62.[Links]47. Hyppolite, J., Comentario hablado sobre La Verneinung de Freud, 1954. En J. Lacan, Escritos, 2. Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1993, 859-866.[Links]48. Lacan J., Introduccin al comentario de Jean Hyppolitte sobre la Verneinung de Freud y Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud, 1954 En Escritos, 1, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 354-365 y 366-383.[Links]49. Freud, S., Las neuropsicosis de defensa, 1895. En Obras Completas, III, Buenos Aires, Amorrortu, 1981, 47-61.[Links]50. Freud, S., De la historia de una neurosis infantil, 1918. En Obras Completas, XVII, Buenos Aires, Amorrortu, 1979, 9-111.[Links]51. Freud, S., Puntualizaciones psicoanalticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiogrficamente, 1911, Obras Completas, XII, Buenos Aires, Amorrortu, 1980, 11-73.[Links]52. Lacan, J., Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina, 1960. En Escritos, 2, Madrid, Siglo XXI, 17 ed., 1993, 704-715.[Links]53. Roudinesco, ., Jacques Lacan. Esquema de una vida, historia de un sistema de pensamiento, 1993, Madrid, Anagrama, 1995.[Links]54. Lacan, J., Escritos, 2 tomos, 1966, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1993-1994.[Links]55. Lacan, J., Intervencin sobre la transferencia, 1951. En Escritos, 1, Madrid, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 204-215.[Links]56. Lacan, J., La direccin de la cura y los principios de su poder, 1958. En Escritos, 2, Madrid, Siglo XXI, 17 ed., 1993, 565-626.[Links]57. Lacan, J.. El Seminario Lacan. 1. Los escritos tcnicos de Freud, 1953-1954/1975, Barcelona, Paids, 1981.[Links]58. Lacan, J., El Seminario Lacan. 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis, 1964/1973, Barcelona, Paids, 1987.[Links]59. Lacan, J., Variantes de la cura-tipo, 1955. En Escritos, 1, Mxico, Siglo XXI, 17 ed., 1994, 311-348.[Links]60. Lacan, J., El Seminario Lacan. 8. La transferencia, 1960-1961/1991, Buenos Aires, Paids, 2003.[Links]61. Fages, J.B., Para comprender a Lacan, 1970, Buenos Aires, Amorrortu, 1973.[Links]62. Reflet-Lemaire, A., Lacan, 1970, Buenos Aires, Sudamericana, 1976.[Links]63. Leader, D. y Groves, J., Lacan para principiantes, 1995, Buenos Aires, Era Naciente, 1996.[Links]64. Martorell, J.L., Psicoterapias. Escuelas y conceptos bsicos, Madrid, Pirmide, 1996.[Links]