Quien Puede Practicar El Coaching

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Luis Fernando Bringas Egusquiza ¿QUIEN PUEDE PRACTICAR EL COACHING? Material tomado del libro “Guía completa de Coaching en el trabajo” de Perry Zeus y Suzanne Skiffington.

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L u i s F e r n a n d o B r i n g a s E g u s q u i z a

¿QUIEN PUEDE PRACTICAR EL

COACHING? Material tomado del libro “Guía completa de Coaching en

el trabajo” de Perry Zeus y Suzanne Skiffington.

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¿QUIEN PUEDE PRACTICAR EL COACHING?

CARACTERISTICAS DE UN COACH EFICAZ

En esta primera parte examinaremos algunas de las competencias

fundamentales o atributos personales genéricos para realizar un Coaching

empresarial, ejecutivo y personal eficaz; cualidades que pueden orientar a los

tutores potenciales en su programa de auto desarrollo y proporcionar una lista-

recordatorio a los coaches practicantes. La segunda parte ofrece algunas

directrices específicas y criterios de selección para elegir un coach personal; así

como a los tutores empresariales y ejecutivos.

¿CUÁL ES EL PERFIL DE UN COACH TÍPICO?

Según una encuesta realizada en Estados Unidos por Harrier Salinger y Judy Feld, la mayoría

de los tutores son mujeres, pertenecen a la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial

y proceden de diversos ámbitos profesionales, incluyendo la Psicología, los Recursos

Humanos, la Consultoría de Gestión, la Docencia y la Sanidad. Cada grupo de profesionales

aporta algo exclusivo a la tutoría. Los psicólogos, por ejemplo, disponen de una amplia gama

de herramientas que pueden emplear para impulsar un cambio continuado del

comportamiento, mientras que los especialistas en recursos humanos aportan sus técnicas

de valoración del rendimiento. Por su parte, los consultores de gestión poseen técnicas

organizativas especializadas y experiencia en gestión de proyectos; los profesores tienen un

profundo conocimiento de los principios del aprendizaje y desarrollo de los adultos; y quienes

trabajan en el sector de la sanidad comprenden perfectamente la vinculación entre cuerpo y

mente.

Otros grupos de profesionales, tales como los abogados y médicos, aportan una comprensión

especializada de las áreas específicas en las que desempeñan su actividad laboral.

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¿QUÉ MOTIVA A UNA PERSONA A CONVERTIRSE EN COACH?

Si bien la curiosidad, el altruismo y el desafío pueden actuar de posibles motivadores para los

aspirantes a tutor, muchos profesionales que se plantean asumir un rol de Coaching, suelen

envolver la profesión en un halo de idealismo y romanticismo. Se ven a sí mismos orientando,

aconsejando y ofreciendo sabiduría a manos llenas a cuantos se cruzan en su camino. Si

eligen trabajar en el área empresarial, imaginan una vida de glamour y emoción, tratando con

gente importante. El prestigio, los ingresos financieros, el espíritu emprendedor, la

independencia, la valía personal y el cambio de profesión son algunos de los motivos más

comunes para convertirse en coach.

Antes de embarcarse en la carrera de tutoría es esencial comprender su naturaleza y finalidad.

Los coaches en potencia deberían verificar su nivel de realidad y sus expectativas acerca de

lo que es y no es el Coaching, y si se ajusta o no a sus características personales. El concepto

de Coaching puede variar de una persona a otra; es una profesión relativamente nueva y aun

no dispone de una planificación de carrera tradicional. Un tutor en potencia debe definir el

Coaching y asegurarse de su carácter exclusivo.

Entre las características de la profesión de coach figuran las siguientes:

• El coach es una actividad profesional del sector de servicios.

• Los tutores trabajan en una amplia variedad de áreas específicas.

• Las relaciones con los clientes constituyen el centro neurálgico de la profesión.

• A diferencia de otros grupos profesionales tradicionales, los coaches proceden

de un amplio espectro de profesionales.

• Los tutores suelen ser individuos de fuera de la empresa que trabajan dentro

de la misma.

Una forma con la que los tutores en potencia pueden desarrollar expectativas más realistas

de Coaching y su adecuación a este rol especifico consiste en conversar con otros tutores

acerca de sus motivaciones y competencias. El modo más eficaz y práctico de realizar este

ejercicio consiste en comunicarse, personalmente o por teléfono, con varios coaches

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profesionales. Antes de comunicarse, es aconsejable preparar una lista de preguntas y temas

de comentario.

Entre otros factores a tener en cuenta a la hora de decidirse a ejercer la Profesión del

Coaching, se incluyen los siguientes:

• Auto-Concepto: El auto-concepto consiste en la conciencia de uno mismo y

el conocimiento de nuestros puntos fuertes y limitaciones, de nuestro estilo

cognitivo (ideas y percepciones), de nuestro estilo de interacción con los

demás y de nuestra capacidad de adaptación al cambio. La visión que tenemos

de nosotros mismos casi siempre equivale a como nos ven los demás.

• Intereses: como es natural, un coach tiene que ser un individuo que sienta

curiosidad por lo que motiva a la gente, y consciente, y a la vez intrigado, por

los sutiles matices de los sentimientos y comportamientos. Un interés genuino

por la profesión de los demás, su estilo de vida, sus objetivos y visiones

constituyen un buen punto de partida.

• Capacidades: aunque muchas técnicas y competencias de Coaching se

pueden aprender, determinadas capacidades naturales auguran una carrera

profesional satisfactoria en esta disciplina, como por ejemplo la agilidad mental,

las técnicas de resolución de problemas y un alto nivel de operatividad

interpersonal (sensibilidad, empatía y reflexión).

LA FUNCIÓN DE LOS VALORES EN EL COACHING

Nuestros sistemas de valores definen los estándares de lo que es bueno y malo,

correcto o incorrecto, valioso o sin valor. Coaching no es sinónimo de consultoría ni

de docencia; pero, al igual que en estas funciones, los valores constituyen el

fundamento de la relación entre el tutor y el pupilo. Para establecer objetivos y planes

de acción congruentes con las aspiraciones y la visión del coachee, el coach debe ser

capaz de analizar en profundidad sus valores. La base de los objetivos reside en los

valores personales.

En ocasiones perdemos el contacto con nuestros valores y actuamos de formas

incoherentes con ellos. Unas veces, el coach tiene que clasificar, y otras, desafiar los

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valores de los coachees. Si estos valores no se desafían, es posible que los pupilos

no consigan comprender por qué consideran unos valores más elevados que otros o

incluso cuáles son sus valores. Cuando el sistema de valores y creencias del pupilo

interfiere de un modo patente con la consecución de objetivos, el tutor se ve obligado

a desafiarle abiertamente.

Los valores del tutor constituyen el centro neurálgico de la relación de coaching. En

efecto, los coaches no pueden excluir sus propios valores y creencias y adoptar una

actitud distante, sin asumir compromisos o “exentos de valores”. Si bien es cierto que

los tutores tienen la obligación ética de no imponer sus valores a un pupilo, es esencial

comentar abiertamente la importancia de los valores en la relación de coaching.

Existen diversas cuestiones a tomar en consideración respecto a los valores del coach

y su posible incidencia en la relación de coaching. Por ejemplo, el tutor podría hacer

juicios de valor acerca de la personalidad y del estilo del pupilo. Si estos juicios son

negativos, podría resultar difícil establecer una relación de comunicación y generar

confianza. El coach puede estar en desacuerdo con las elecciones o metas del

coachee y ser incapaz de ofrecer el apoyo incondicional y necesario para su

consecución. Por último, el tutor puede experimentar un conflicto de intereses cuando

los valores y objetivos de una organización estén en contradicción con los valores del

pupilo o con sus propios valores.

Lógicamente, los valores y los aspectos éticos que los rodean son una cuestión de

integridad y elección individuales.

CUALIDADES PERSONALES DE UN COACH EFICAZ

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El coach ideal o perfecto no existe. El conocimiento es un proceso continuo. Nos reevaluamos

constantemente a nosotros mismos en términos de lo que sabemos y de lo que necesitamos

saber para continuar nuestro viaje de crecimiento personal. Fruto de nuestra experiencia,

hemos detectado una gran necesidad de seminarios y cursos prácticos de reciclaje para que

los individuos sean capaces de seguir adelante con su desarrollo profesional.

Aun así, no todos pueden desempeñar la función de tutor. Aunque muchas técnicas de

coaching se pueden adquirir mediante el aprendizaje y la práctica, la investigación y la

experiencia sugieren diez cualidades que caracterizan al coach eficaz y de éxito. Son las

siguientes:

1. Capacidad de autoconciencia: Si bien no pretendemos afirmar que el coach

debería someterse a un análisis intensivo, lo cierto es que ser un tutor eficaz implica

inequívocamente un grado considerable de autoconocimiento y auto aceptación. Cuanto

mayor sea su conciencia personal, mayores serán también sus posibilidades de elección

y libertad. Al igual que en cualquier otra profesión que implique trabajar con otros y

“ayudar” a otros, la conciencia de sus propios motivos es crucial para el coaching.

La tutoría exige estar motivado por un interés genuino y una preocupación por el ser

humano, tal y como se ejemplifica en la tradición humanista asociada a los psicólogos

Abraham Maslow y Carl Rogers. Esta visión del mundo extraña, la creencia que la razón

puede triunfar sobre el miedo, y que la gente es ingeniosa, competente, capaz de auto

dirigirse y de llevar una vida plena y productiva. Un coach motivado e inspirado por estas

creencias puede orientar y apoyar a un individuo en el desarrollo de sus capacidades, y

estimular un cambio constructivo y duradero. Curiosamente, el desafío y el altruismo solo

pueden actuar como posibles motivadores. Tal vez sea útil señalar los diversos motivos

perjudiciales para ayudar a los demás identificados por Nelson- Jones, entre los que se

incluyen el dolor emocional sin resolver, hacer una buena obra, buscar intimidad, el

interés personal y (true believerism).

Veamos algunos ejemplos de autoconciencia:

• Reconocimiento de lo inmutable, de lo que está más allá de nuestro control y

de lo que se puede cambiar.

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• Capacidad de controlar nuestras propias reacciones, emociones y

comportamientos, y el impacto que tienen durante las intervenciones del

coaching.

• Comprensión realista de nuestros puntos fuertes y débiles.

• Conocimiento de nuestros motivos y necesidades (por ejemplo, la necesidad

de ser amado, la necesidad de control, la necesidad de que nos vean como

expertos y de dar consejo, cuestiones emocionales sin resolver, etc.)

• Reconocimiento de nuestros propios prejuicios.

• Capacidad de aceptar la crítica y el feedback sin ponerse a la defensiva.

• Conciencia de las situaciones de transferencia (en las que el coachee proyecta

inconscientemente en el coach, cualidades que pertenecen a un tercero

significativo en su vida, a menudo una figura paterna) y de las situaciones de

contratransferencia (en las que el coach se súper identifica con el

coachee).

• Conocimiento de nuestros propios temores y ansiedades acerca del coaching,

tales como el miedo al fracaso, al enfrentamiento, al desafío o al éxito.

2. Capacidad de inspirar a los demás: Un tutor nunca será capaz de inspirar a sus

pupilos para que hagan en su vida lo que él es incapaz o no siente deseos de hacer en

la suya. El verdadero tutor es consciente de las necesidades de desarrollo de los

coachees y los inspira identificando sus pasiones y valores, luchando para alcanzar sus

máximos objetivos y cumpliendo su destino. Un coach eficaz no utiliza la presión exterior para imponer disciplina, sino la motivación

interior del individuo. Su fe es la que permite al individuo desarrollar su propio potencial

y abrirse paso a través de cualquier tipo de restricción o limitación que le impide alcanzar

sus metas.

No todo el mundo posee la capacidad natural de inspirar. Algunas personas tienen un

don especial para nutrir y apoyar a sus semejantes en las dificultades y penalidades de

la vida. Inspirar es orientar con el ejemplo en la creencia de que la vida es rica y

desafiante, y está llena de significado. Un coach triunfador inspira y anima a asumir

riesgos y establecer una red protectora para quienes dudan o fracasan. Fracaso es

feedback- una oportunidad de crecimiento.

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Los tutores y pupilos que no están dispuestos a arriesgarse a fracasar, corren el peligro

de estancarse.

Un auténtico coach inspirador y transformador realizara las acciones siguientes:

• Vivir y actuar según los valores y creencias preestablecidos.

• Operar desde un modelo de “puntos fuertes” en lugar de déficits.

• Reconocer los puntos fuertes allí donde los demás ven puntos débiles.

• Generar reflexión y motivación para que los pupilos puedan determinar y centrarse

en los objetivos que les impulsan a la acción y reflejan realmente sus valores,

sueños y aspiraciones.

• Ayudar a los individuos a reconocer posibilidades que no habían detectado con

anterioridad y que existen en las circunstancias de su vida actual.

• Seguir estableciendo estándares más elevados para sí mismo y para los demás.

• Proporcionar un modelo de rol.

• Desafiar y conducir a sus pupilos fuera de su “zona de confort” para conseguir un

mayor éxito y una mayor satisfacción.

• Estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de los fracasos.

• Sumir el compromiso de la competencia.

• Demostrar la capacidad de inspirar un compromiso de cambio en el individuo y

fomentar la persistencia para asegurar un resultado final de aprendizaje

continuado y cambio de comportamiento.

• Manifestar la pasión de ayudar a los demás a aprender, crecer y rendir al máximo

de su potencial.

3. Capacidad de establecer relaciones: Los coaches son personas accesibles,

amistosas, dignas de confianza y que consideran al coaching como algo altamente

prioritario. Tiene que ser individuos asequibles y con una inclinación natural a apoyar a

los demás; siempre dispuestos a dar el ciento por ciento de sí mismos. Así mismo deben

estar plenamente centrados en la tarea que realizan y no en el resultado. El éxito del

coaching depende, en gran medida, de la naturaleza de la relación entre el tutor y el

pupilo.

Los tutores deberían fomentar individuos independientes, capaces de tomar sus propias

decisiones y determinar la calidad de las relaciones que desean. Dado que a menudo el

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coaching se centra en las técnicas de establecimiento de relaciones del coachee, tanto

personales como asociadas al trabajo, el tutor debe proporcionar un modelo para la

creación eficaz y duradera de asociaciones. Un buen coach debe tener muy en cuenta

lo siguiente:

• Dedicar el tiempo necesario para conocer al individuo.

• Potenciar la comunicación, la confianza y la sinceridad.

• Fomentar la credibilidad a través de un firme convencimiento en la finalidad que

persigue y demostrar fortaleza en la adversidad.

• Fomentar la confidencialidad de la relación.

• Demostrar paciencia y tener expectativas razonables comprendiendo que, a

veces, el crecimiento personal puede ser lento, desigual y tal vez difícil.

• Ganarse la confianza y la credibilidad del individuo para poder proporcionarle la

cantidad necesario de apoyo y desafío.

• Resistir el impulso de ofrecer consejos y permitir al individuo que realice sus

propias reflexiones y descubra sus respuestas.

• Ofrecer un apoyo incondicional y valorar la exclusividad y la valía del individuo.

• Estimular el comentario y la resolución de problemas mutuos.

4. Capacidad de ser flexible: A diferencia de un instructor con un programa

preestablecido, la agenda de trabajo de un coach es eminentemente flexible,

estableciendo de común acuerdo con el pupilo las prioridades y objetivos, y desarrollando

un plan de acción para conseguir un cambio en el comportamiento. El tutor eficaz es

capaz de adaptar en todo momento el programa de trabajo con el fin de satisfacer las

necesidades cambiantes del individuo. Son las prioridades del coachee y no del coach,

las que determinan el rumbo a seguir. Los tutores tienen la capacidad de avanzar al ritmo de los demás y de saber cuándo

tienen que cambiar de estrategia para adaptarse a ellos. Un coach eficaz también es

capaz de adaptarse a las distintas formas que tiene el individuo de hacer frente a la

información, el cambio y el feedback. Por ejemplo, en algunas circunstancias, el cambio

puede ser muy rápido y el coach deberá dar un “gran salto” en las primeras etapas del

proceso, mientras que, en otras, el cambio puede ser lento e irregular, en cuyo caso

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deberá armarse de paciencia y persistencia para mantener su propia inercia, al tiempo

que apoya y anima al coachee durante un difícil periodo de crecimiento.

La flexibilidad implica, entre otras cosas, la capacidad de:

• Saber cuándo hay que apoyar o desafiar y cuando conviene ser duro o compasivo.

• Adaptarse fácilmente al programa del pupilo.

• Identificar diferentes estilos personales y adaptarse a ellos.

• Variar el estilo de coaching para adaptarse al individuo.

• Recibir feedback e introducir cambios en la actitud y el comportamiento.

• Tener confianza en sí mismo y hacer gala de modestia y humildad.

5. Capacidad de comunicarse: Muchas personas emprenden un programa de

coaching cuando tienen dificultades relacionadas con los compañeros de trabajo y los

clientes, y otras buscan el apoyo de tutores personales para que les orienten y ayuden

en diferentes periodos de transición (dificultades de relación, de asociación, etc.). El

coach debería disponer de una extensa gama de técnicas interpersonales y de

comunicación, y mostrar sensibilidad y paciencia ante las ansiedades de los demás. El coach empatiza con el pupilo demostrando aprecio y comprensión de su visión del

mundo, sus valores, temores y sueños. El coach escucha, formula preguntas

provocativas y oportunas, proporciona un feedback claro y directo, y obtiene un feedback

regular. También debe velar para que la comunicación sea sincera, e identificar

claramente cualquier actitud inaceptable, aunque el coachee se ponga a la defensiva,

aunque tema avergonzarle o disgustarle.

Entre las técnicas interpersonales que debe tener el tutor destacan las siguientes:

• Autenticidad: Los coaches son sinceros y honestos, intentan “ser” lo que creen

y dicen; no se ocultan detrás de máscaras o roles y se muestran predispuestos a

mostrarse a sí mismos cuando saben que esto puede facilitar la autoexploración

y la autoconciencia del pupilo.

• Empatía: El coach puede experimentar y comprender el mundo del coachee y

satisfacer sus necesidades relacionadas con la preocupación y la comprensión.

Aun así esta empatía no es posesiva.

• Apoyo incondicional: El tutor aprecia la exclusividad y la valía del individuo.

• Reflexión: El coach eficaz tiene la capacidad de percibir, comprender y

generalizar, a partir de la experiencia personal y de las fuentes profesionales.

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• Curiosidad: El tutor esta genuinamente interesado por la naturaleza humana y se

muestra sensible hacia el bienestar personal de los demás.

• Capacidad de escuchar: El tutor escucha más que habla, formula preguntas,

reflexiona, clarifica y proporciona feedback.

• Capacidad de usar el humor: El coach debería ser capaz de reírse de sí mismo

y de su idiosincrasia, y hacer gala de un talante desenfadado.

• Capacidad de tolerar la ambigüedad: Los tutores deben tener la capacidad de

afrontar el territorio desconocido, la paradoja y la incertidumbre, mediante la

confianza en sí mismo y el proceso de coaching.

• Coraje y voluntad de ofrecer feedback: los coaches proporcionan un feedback

continuado, tanto positivo como negativo, con la finalidad de ayudar a que sus

clientes cambien y evolucionen.

• Capacidad de enfrentar a los demás: El tutor no duda en desafiar a los pupilos

en relación a su potencial infrautilizado, para el bien del individuo y de la

organización.

6. Capacidad de mirar al frente: Coaching equivale a acción. La autoexploración,

la reflexión, y la autoconciencia siempre se producen en el contexto de la acción: ¿Qué

puedo hacer para alcanzar este objetivo o cambiar este comportamiento? ¿Qué hará el

coachee con lo que acaba de comprender y que antes no comprendía? El tutor no se

queda inmóvil en el cajón de salida ni pierde el tiempo analizando sentimientos,

objeciones o temores al fracaso. Aunque al principio los pupilos no obtengan resultados

satisfactorios, un buen tutor sabe mantenerlos activos, y al mismo tiempo, anda en busca

de los “bloques” a los que puedan estar adheridos y en los que estén siendo ineficaces.

El coach cree que la gente posee la inteligencia, creatividad e impulsos necesarios para

moverse hacia adelante y triunfar, aunque tal vez necesite ayuda para conseguirlo. El tutor con capacidad de mirar al frente:

• Hace un énfasis muy especial en el aquí y ahora.

• Está orientado al futuro, y solo tiene en cuenta el pasado en tanto cuanto incide o

influye en el presente.

• Identifica resquicios que permitirán obtener un resultado significativo en el periodo

más corto posible.

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• Actúa incluso cuando duda del resultado.

• Trabaja con el pupilo para establecer objetivos y planes de acción flexibles.

• Está orientado a los objetivos y al resultado.

• Anima al coachee a aceptar la responsabilidad de su propio desarrollo futuro.

7. Capacidad de disciplina: En ocasiones los cambios son dolorosos.

Independientemente del resultado y de los beneficios, los individuos suelen oponer

resistencia al cambio, temiendo lo que pueden perder durante el proceso. Coaching

equivale a desarrollo, crecimiento y cambio. El tutor debe mostrar dedicación y

resistencia, así como una concentración disciplinada en los objetivos y planes de acción

que al final influirán en el cambio de comportamiento sostenido y deseado. La disciplina se manifiesta de la forma siguiente:

• Centrándose intencionalmente en la consecución de los objetivos, atenuando

mediante una conciencia empática de las inseguridades y bloqueos del coachee

en relación al cambio.

• Centrándose en la tarea que se tiene entre manos, a pesar de los inconvenientes

y de la posibilidad de fracaso.

• Resistiendo la presión personal, así como la del pupilo o de la dirección de la

empresa tendente a buscar un “arreglo rápido”.

• Reconociendo las circunstancias cuando un pupilo no es capaz de cambiar, y

mostrarse predispuesto a apoyarlo para que concentre sus energías allí donde

sea preciso.

• Integrándose en la estructura de las sesiones de coaching.

• Adaptándose constantemente al ritmo de aprendizaje y de cambio del coachee.

8. Capacidad de gestionar el entorno profesional: El coaching no es una panacea

para todo el mundo, y no todos los individuos son candidatos adecuados para esta

disciplina. Es importante seleccionarlos y establecer un perfecto nivel de adaptación

entre el tutor y el pupilo. Es posible que algunas personas no estén abiertas al

aprendizaje y al cambio, y que, por lo tanto, el coaching no sea la respuesta más eficaz.

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Un coach no puede serlo todo para toda la gente. Ningún coach sabe lo suficiente acerca

de todas las cosas como para poder ayudar a todo el mundo. Los buenos tutores son

conscientes de sus capacidades y limitaciones, y tienen las características siguientes:

• Capacidad de saber si el coaching es la mejor opción para cada individuo en

particular.

• Capacidad de apreciar si un cambio está dentro del control del individuo y

conducirá a la obtención de los resultados deseados (relaciones más

satisfactorias, estilo de vida más equilibrado, mejora profesional, etc.)

• Capacidad de saber cuándo no debe aceptar la tutoría de un cliente.

• Capacidad de saber cuándo el coaching va más allá de su competencia.

9. Capacidad de diagnosticar situaciones y encontrar soluciones: Un coach

tiene que reunir información relativa al coachee para determinar las necesidades

específicas que hay que satisfacer. Aunque las técnicas de evaluación y entrevista se

aprenden, los tutores eficaces exhiben ciertas cualidades que les permiten utilizar esta

información creativamente, con el fin de diagnosticar problemas o situaciones y

proporcionar soluciones.

Estas cualidades son las siguientes:

• Un genuino sentido de la investigación.

• Intuición para saber que anda mal y que se puede hacer.

• Capacidad de aplicar una teoría a situaciones prácticas.

• Creatividad, es decir, ofrecer perspectivas y reflexiones innovadoras.

• Capacidades de resoluciones de problemas únicas e innovadoras.

10. Capacidad empresarial: Los tutores no solo venden un producto intangible, sino

que también se venden así mismos. En un mercado cada vez más competitivo, los

coachees se seleccionan por la calidad de sus servicios, y por su capacidad de articular

la necesidad y los beneficios específicos derivados de sus programas de coaching. Para

venderse satisfactoriamente y tener éxito en su cometido, todo tutor debe tener las

siguientes características:

• Ambición e impulso para triunfar.

• Creer profundamente en sí mismo y en sus productos.

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• Capacidad de ser un self-starter; es decir, de conseguir que las cosas sucedan. • Experimentar un entusiasmo contagioso hacia el coaching.

• Confianza en ser capaz de conseguir cualquier objetivo. • Energía o resistencia para completar la tarea.

• Determinación frente al rechazo. • Voluntad de asumir nuevos riesgos y retos, y de aventurarse en lo desconocido.

• Un “espíritu emprendedor” creativo que les desafía e inspira constantemente a

desarrollar estrategias de venta cada vez más innovadoras y satisfactorias.

• Compromiso con una visión y unos objetivos empresariales.

• Deseo competitivo de conseguir nuevos negocios.

Como coach, tarde o temprano tendrás que hacer gala de estas cualidades. Para incrementar

las posibilidades de éxito empresarial, es recomendable que los tutores potenciales

confeccionen una lista de estas cualidades para poder identificar sus puntos fuertes y sus

puntos débiles.

COACHING PERSONAL ¿Cómo elegir el coach personal adecuado?

Cada vez es mayor el número de profesionales que van en busca de tutores que les ayuden

en cuestiones de la vida privada que incidan en su rendimiento laboral. Algunos coaches

empresariales y ejecutivos tienen la formación suficiente para trabajar en áreas que

pertenecen más a la vida personal que a la profesional, mientras que otros prefieren

concentrarse en los asuntos laborales. Lo cierto es que las fronteras no están claramente

definidas. Algunos tutores, por ejemplo, trabajan con profesionales en áreas personales que

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afectan a la empresa y la profesión; otros trabajan para conseguir un equilibrio entre la vida

privada y profesional de sus pupilos, y otros, deciden especializarse en las cuestiones de la

vida personal.

Antes de elegir al coach personal apropiado, conviene someterse a un proceso de

autoevaluación y preguntarse: ¿Qué espero de un tutor? ¿Cómo puedo conseguir una relación

más satisfactoria con mi pareja? ¿Cómo puedo equilibrar mejor el tiempo de trabajo y ocio?

¿Cómo puedo conseguir durante la jubilación aquellas metas que no he podido alcanzar

durante mi vida laboral? ¿Cómo puedo desarrollar más mi vida espiritual?

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