Pueblos 38 - Julio 2009 - Especial Oriente Próximo

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Con este número especial de Pueblos hemos querido acercarnos a la región de Oriente Próximo desde distintas perspectivas, que hemos estructurado en las siguientes secciones: "Geopolítica: Del discurso a la praxis", "Sociedad: Diagnóstico interno", "Refugiados: Desde el exilio", "Resistencias: Filosofía y estrategias" y "Cultura". SUMARIOCubierta:Horacio Guerriero (Hogue):Editorial:Oriente Próximo: palabras para otro imaginarioPoesía:Pasajeros entre palabras fugaces (Mahmoud Darwish)Geopolítica: Del discurso a la praxisChoque de civilizaciones: Europa y la guerra colonial israelí contra Gaza (Issam Aburaiya)El papel de Europa en Oriente Próximo: Un mínimo coraje para una efectiva participación política (Nassar Ibrahim)¿Puede Obama cortejar al mundo musulmán? (Mehdi Hasan)Sociedad: Diagnóstico internoIrán, más allá del régimen (Pere Maruny)Reforma política y reconfiguración de la identidad nacional en Siria (Yasseen Haj-Saleh)Israel: el Sionismo y el partido del Shas (Sergio Yahni)Combatiendo crímenes de honor en Jordania (Rana Husseini)EntrevistaWaleed Saleh Alkhalifa, doctor en Estudios Árabes e Islámicos: “El problema no está en el Islam o la cultura árabe sino en la práctica política” (Ana Eloisa Molina Goigoux y Aloia Álvarez Feáns)Refugiados: Desde el exilioPalestinos: la diferencia interior (Andreas Hackl)Refugiados palestinos en Irak: De una muerte rápida hacia una muerte lenta (Adam Shapiro)Resistencias: Filosofía y estrategias¿Quién es Hezbollah? (Jon Van Camp)Los Hermanos y las guerras (Joshua Stacher)Té con un terrorista: entrevista a Husam Jadarat, ex líder de la Jihad Islámica asesinado por el Ejército de Israel (Andreas Hedfords)CulturaLibros: Sobre Memoria para el olvido, de Mahmud Darwish (Sagar Male Verdaguer)Música: Cheikh Hamza Shalkkur: cuando la voz se hace cuerpo (Brigitte Vasallo)Apuntes sobre la situación de la escena musical en Palestina (Sagar Male Verdaguer)Cine: En la película, escondo a un asesino: reflexiones después de ver Z32 (Yoav Tal)Recursos (Ana Eloisa Molina Goigoux)

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  • Revista de Informacin y Debate Julio de 2009 N 38www.revistapueblos.org

    Geopoltica: Del discurso a la praxis> Choque de civilizaciones: Europa y la guerracolonial israel contra Gaza Un mnimo coraje para una efectiva participacin poltica -Puede Obama cortejar al mundo musulmn?

    Sociedad: Diagnstico interno> Irn, ms all del rgimen - Reforma poltica y reconfiguracin de la identidad nacional en Siria - Israel: el Sionismo y el partido del Shas - Combatiendo crmenes de honor en Jordania

    Refugiados: Desde el exilio> Palestinos: la diferencia interior - Refugiadospalestinos en Irak: De una muerte rpida hacia una muerte lenta

    Resistencias: Filosofa y estrategias> Quin es Hezbollah? Los Hermanos y las guerras T con un terrorista: entrevista a Husam Jadarat, ex lder de la Jihad Islmica

  • PueblosN 38 (II poca)

    Julio de 2009Periodicidad trimestral

    Fundada en 1995Segunda poca 2002

    Editada porPueblos

    C/Gran Va, 40 5 oficina 228013 Madrid

    CoordinadorLuis Nieto Pereira

    ResponsableAloia lvarez Fens

    Consejo EditorialAsociacin Paz con Dignidad Centro de

    Iniciativas para la Cooperacin bat (CIC-bat) Centro de Asesora y Estudios Sociales

    (CAES) Entrepueblos Instituto dePromocin de Estudios Sociales - Navarra

    (IPES-Navarra) Mugarik Gabe - Euskadi ngeles Dez Jaume Botey Carlos Gmez

    Gil Adolfo Rodrguez Gil Carlos Taibo OCSI (Organizacin de Cooperacin

    y Solidaridad Internacional)

    Consejo de RedaccinLuis Nieto Pereira, Aloia lvarez Fens, Andrea GagoMenor, Beln Cuadrado, Miguel ngel Morales, Isabel

    Duque, Mireia Gallardo Avelln

    ([email protected])

    Diseo: Amani KonanMaquetacin: Manuel Ponce

    FotografaM Jos Comendeiro

    IlustracinPaula Cabildo

    Colaboracin grficaHoracio Guerriero (Hogue), Amir Farshad Ebrahimi,

    Pere Maruny, Khalid Almasoud , Hazy Jenius, AndreasHackl, Adam Shapiro, looking4poetry, E. Zarwan,

    Gaynor Barton, Cactusbones, flickr.com

    Entidades colaboradorasJusticia i Pau de Catalua, Instituto Galego de

    Anlise e Documentacin Internacional

    AgradecimientosMireia Gallardo Avelln (Paz con Dignidad-Palestina),

    por la gestin de este nmero; Mila Almarza, CheloGarca, Juan Pablo Crespo, Sara Acosta, Jara Campelo,

    Connie Hackbarth, Sergio Yahni (AlternativeInformation Center), Marcel Masferrer Pascual, Mara

    Janer, Josep Maria Porta, Or Adler y todas aquellasentidades y personas que han hecho posible la

    elaboracin de este nmero.

    ImpresinImgraf Impresores, S.L.

    Depsito legalM.47.658-1999

    ISSN1577-4376

    AdministracinTel./Fax: 91 523 38 24

    www.revistapueblos.org / [email protected]

    PublicidadEsta publicacin slo incluir publicidad de entidades pblicasy privadas cuyo contenido no est en contradiccin con la lneaeditorial de PUEBLOS. La publicidad no superar el 5% delespacio fsico de la revista.

    Derechos (copyleft)Cualquier parte de esta publicacin puede ser reproducida decualquier forma siempre que se cite la fuente y el autor.

    Nace en el ao 1953 en el departamento de Flores, Uruguay. A partir de 1978 co-mienza a trabajar como caricaturista en el diario El Da. Un ao despus ingresaen la agencia de publicidad Ferrero & Ricagni e inicia su carrera dentro del campopublicitario. Posteriormente lo har en Grey Publicidad y como director en la agen-cia en Cuatro Ojos. En el ao 1982 ingresa en el taller del artista Clever Lara y apartir de ese momento comienza a desarrollar una labor artstica fundamentalmen-te a travs del dibujo. Obtiene uno de los primeros premios de la Muestra de pls-ticos jvenes de CocaCola (1983), el primer premio de dibujo del BID en Punta delEste (1984), primer premio con destaque especial del jurado en Museo de Arte Ame-ricano Premio del Este (1984), primer premio de dibujo Saln Municipal de Mon-tevideo (1986), y primer premio el Olimpismo y las Artes Plsticas organizado porel Comit Olmpico Uruguayo (1984). Ha obtenido mltiples distinciones comodiseador y creativo grfico. A inicios de los aos 90 participa en un taller de gra-bado invitado por el maestro Luis Solari. Ha publicado sus trabajos como ilustra-dor en Argentina, Brasil, Puerto Rico, Espaa y Estados Unidos. Actualmente pu-blica sus caricaturas e ilustraciones en el diario El Observador de Montevideo, elperidico econmico Cinco Das de Madrid, y su obra artstica personal est ex-puesta de forma permanente en Somniac Art Gallery en Nueva York. Ha realizadovarias exposiciones de caricaturas, adems de exponer en los ltimos cinco aossu obra personal Mute y Cuestin de Piel. Fue presidente de Desachate y en el ao2000 edit su primer libro de caricaturas Los Elegidos.

    Pgina web: www.hogue.com.uy

    AECID Ajuntament dArt Ajuntament dEivissa Ayuntamiento de ColladoVillalba Ayuntamiento de Crdoba Ayuntamiento de Granada Ayuntamiento

    de Rivas-Vaciamadrid Ayuntamiento de Valladolid Ayuntamientu de Xixn BilbokoUdala/Ayuntamiento de Bilbao Diputacin de Crdoba Diputacin

    de Cdiz Eusko Jaularitza/Gobierno Vasco Fondo Andaluz de Municipios para laSolidaridad Internacional Gobierno de Cantabria Gobiernu del Principu dAsturies

    Govern de les Illes Balears Junta de Comunidades de Castilla la Mancha Junta de Extremadura

    Portada

    Horacio Guerriero (Hogue)

    Pueblos se realiza con el apoyo de las siguientes instituciones:

  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 3

    Sumario

    Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4

    Poesa Pasajeros entre palabras fugaces (Mahmoud Darwish) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5

    Geopoltica: Del discurso a la praxisChoque de civilizaciones: Europa y la guerra colonial israel contra Gaza (Issam Aburaiya) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6El papel de Europa en Oriente Prximo: Un mnimo coraje para una efectiva participacin poltica (Nassar Ibrahim) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10Puede Obama cortejar al mundo musulmn? (Mehdi Hasan) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13

    Sociedad: Diagnstico internoIrn, ms all del rgimen (Pere Maruny) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16Reforma poltica y reconfiguracin de la identidad nacional en Siria (Yasseen Haj-Saleh) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19Israel: el Sionismo y el partido del Shas (Sergio Yahni) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .22Combatiendo crmenes de honor en Jordania (Rana Husseini) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25

    EntrevistaWaleed Saleh Alkhalifa, doctor en Estudios rabes e Islmicos: El problema no est en el Islam o la cultura rabe sino en la prctica poltica (Ana Eloisa Molina Goigoux y Aloia lvarez Fens) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28

    Refugiados: Desde el exilioPalestinos: la diferencia interior (Andreas Hackl) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .31Refugiados palestinos en Irak: De una muerte rpida hacia una muerte lenta (Adam Shapiro) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .34

    Resistencias: Filosofa y estrategiasQuin es Hezbollah? (Jon Van Camp) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .38Los Hermanos y las guerras (Joshua Stacher) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .40T con un terrorista: entrevista a Husam Jadarat, ex lder de la Jihad Islmica asesinado por el Ejrcito de Israel (Andreas Hedfords) . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43

    Cultura Libros: Sobre Memoria para el olvido, de Mahmud Darwish (Sagar Male Verdaguer) . . . . . .46Msica: Cheikh Hamza Shalkkur: cuando la voz se hace cuerpo (Brigitte Vasallo) . . . . . . . .47Apuntes sobre la situacin de la escena musical en Palestina (Sagar Male Verdaguer) . . . . . .48Cine: En la pelcula, escondo a un asesino: reflexiones despus de ver Z32 (Yoav Tal) . . . . .49

    Recursos (Ana Eloisa Molina Goigoux) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .50

    6

    16

    28

    31

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    46

  • 4 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

    Editor

    ial

    Editorial

    Oriente Prximo: palabras para otro imaginario

    Primera imagen: la luz. Sabor acrcuma, aroma de incienso ysonidos de lad: un enigmtico

    Oriente Prximo emerge de entre lasruinas de la historia para atraer a la mi-rada extica. Hace escasos meses undiario espaol de gran tirada recomen-daba una ruta de aventura en taxi porJordania, Siria, Israel y Cisjordania, atravs de un atractivo reclamo tursti-co: "pasos fronterizos imposibles, mez-quitas y zocos apasionantes"2.

    Segunda imagen: las tinieblas. Gol-pes en el pecho, mujeres tapadas, hom-bres arrodillados, bombas, gritos, des-truccin, miedo. Si el potencial viajeroo viajera ha ojeado previamente el pe-ridico que acompaa a este suplemen-to de viajes probablemente se le disipenlas ganas de "aventurarse" en una de lasregiones ms calientes del Planeta.

    Tercera imagen: el humo. Integris-mo islmico, terroristas suicidas, armasde destruccin masiva, daos colatera-les. Huntington nos alert de que nosenfrentamos a un choque inevitable en-tre civilizaciones, retrica que ha per-meado mentes, y polticas, aqu y all.Segn este discurso, Occidente se pre-senta como racional, desarrollado y su-perior; mientras Oriente es presentado

    como irracional, subdesarrollado, infe-rior e incapaz de representarse a s mis-mo. Por eso Occidente acude al rescatedel "Otro", perdido en su propio labe-rinto, para salvarse a s mismo y a losque tengan la voluntad de parecerse a l.

    En su imprescindible ensayoOrientalismo, Edward Said ya habadesmontado los mecanismos de fabri-cacin del "Otro" que han construidoel pensamiento colonial occidental des-de el siglo XVII, para advertirnos acer-ca de la funcionalidad ideolgica de laalteridad cultural. Nos deca Said queOriente ha servido para que Occidentese construya en oposicin a su imagen,y que son las relaciones de poder lasque han establecido la frontera imagi-naria que separa estos dos supuestosmundos. Ojal este libro fuese lecturaobligada para los que tienen el poderde narrarnos el presente, pues como di-ce Amartya Sen: "el reduccionismo dela alta teora puede hacer una gran con-tribucin, a menudo inadvertida, a laviolencia de la baja poltica"3.

    En el presente monogrfico dedi-cado a Oriente Prximo nos hemospropuesto atravesar todas estas imge-nes, superar esta presunta "alta teora"y mirar ms all del espejo orientalis-ta para traer de all las palabras quepuedan construir otro imaginario.

    "Oriente no es slo el vecino inmediato de Europa, es tambin la regin en la que Europa ha creado suscolonias ms grandes, ricas y antiguas, es la fuente de sus civilizaciones y sus lenguas, su contrincante

    cultural y una de sus imgenes ms profundas y repetidas de lo Otro" (Orientalismo, Edward Said1)

    1 Said, Edward 82002): Orientalismo, Barcelona,Debate.

    2 En suplemento El Viajero, diario El Pas(11/04/09).

    3 Sen, Amartya (2006): Identidad y violencia. Lailusin del destino, Buenos Aires, Katz Editores.

  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 5

    Poes

    a

    Poesa

    Pasajeros entre palabras fugaces:Cargad con vuestros nombres y marchaos,

    Quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,Tomad lo que queris del azul del mar

    Y de la arena del recuerdo,Tomad todas las fotos que queris para saber

    Lo que nunca sabris:Cmo las piedras de nuestra tierra

    Construyen el techo del cielo.Pasajeros entre palabras fugaces:

    Vosotros tenis espadas, nosotros sangre,Vosotros tenis acero y fuego, nosotros carne,Vosotros tenis otro tanque, nosotros piedras,

    Vosotros tenis gases lacrimgenos, nosotros lluvia,Pero el cielo y el aire

    Son los mismos para todos.Tomad una porcin de nuestra sangre y marchaos,

    Entrad a la fiesta, cenad y bailad...Luego marchaos

    Para que nosotros cuidemos las rosas de los mrtiresY vivamos como queramos.

    Pasajeros entre palabras fugaces:Como polvo amargo, pasad por donde queris, pero

    No pasis entre nosotros cual insectos voladoresPorque hemos recogido la cosecha de nuestra tierra.

    Tenemos trigo que sembramos y regamos con el roco de nuestros cuerposY tenemos, aqu, lo que no os gusta:

    Piedras y pudor.Llevad el pasado, si queris, al mercado de antigedades

    Y devolved el esqueleto a la abubillaEn un plato de porcelana.

    Tenemos lo que no os gusta: el futuroY lo que sembramos en nuestra tierra.

    Pasajeros entre palabras fugaces:Amontonad vuestras fantasas en una fosa abandonada y marchaos,

    Devolved las manecillas del tiempo a la ley del becerro de oroO al horario musical del revlver

    Porque aqu tenemos lo que no os gusta. Marchaos.Y tenemos lo que no os pertenece:

    Una patria y un pueblo desangrndose,Un pas til para el olvido y para el recuerdo.

    Pasajeros entre palabras fugaces:Es hora de que os marchis.

    Asentaos donde queris, pero no entre nosotros.Es hora de que os marchis

    A morir donde queris, pero no entre nosotrosPorque tenemos trabajo en nuestra tierra

    Y aqu tenemos el pasado,La voz inicial de la vida,

    Y tenemos el presente y el futuro,Aqu tenemos esta vida y la otra.

    Marchaos de nuestra tierra,De nuestro suelo, de nuestro mar,

    De nuestro trigo, de nuestra sal, de nuestras heridas,De todo... marchaos

    De los recuerdos de la memoria,Pasajeros entre palabras fugaces.

    Pasajeros entre palabras fugacesMahmoud Darwish

    Versin original en rabe. Traducido por Mara Luisa Prieto

  • 6 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

    Geopo

    ltica

    Del discurso a la praxis

    Me gustara destacar un hechorelativo a las recientes guerrasisraeles, en el que se ha hecho

    poco hincapi, que se manifest sobretodo en la ltima guerra contra Gaza.Estas guerras han sido incorporadas enel paradigma de las guerras culturalesglobales, ms conocido como choquede civilizaciones (CdC), lo que conlle-va profundas implicaciones materiales,particularmente debido a su representa-cin distintiva de los enemigos de Israel.stos son presentados como una ame-naza excepcional, por lo que requieren

    Choque de Civilizaciones: Europa y la guerra colonial israel contra Gaza

    Issam Aburaiya*

    La atroz guerra que el Estado deIsrael lanz sobre Gaza (diciembre2008-enero 2009) no es ms que laltima encarnacin del proyecto de

    asentamiento colonial judo enPalestina. Obvia tambin decir que

    este proyecto ha sido siempreanimado por, y entretejido con,

    prcticas culturales yrepresentaciones. Las culturas

    coloniales, como afirma NicholasThomas elocuentemente, no son

    simplemente ideologas queenmascaran, mistifican o

    racionalizan formas de opresin queson externas a ellas; tambin

    expresan y constituyen relacionescoloniales, por s mismas.1

    1 sta es una versin recortada del artculo origi-nal, editada para adaptarse a los criterios de larevista Pueblos. Para leer el artculo original eningls, se puede visitar: www.alternativenews.org

    un despliegue de fuerzas y tcnicas ex-cepcionales. Ms especficamente, estarepresentacin ha tenido dos principa-les consecuencias. Primera, parece au-torizar a priori, y prcticamente justifi-car, todos los niveles y tipos de cruel-dad que Israel emplea y puede llegar aemplear contra los enemigos supuesta-mente excepcionales contra los que lu-cha, como ilustr vivamente la guerracontra Gaza. Segunda, desconecta todala cuestin de Palestina de su contextocolonial. Es decir, el paradigma delCdC, al menos en idioma israel, meta-

    morfosea la lucha palestina, pasando s-ta de ser anticolonial y antirracista a serotra faceta ms de la supuestamentems amplia guerra cultural entre el Is-lam y Occidente o entre el terror(islmico) y el mundo libre.

    Lo que hace que el discurso israeldel CdC sea an ms relevante es el he-cho de que Israel, especialmente desde el11 de septiembre de 2001 (11-S), se haconcebido a s mismo, y ha sido pensa-do por polticos, think tanks, expertos enterrorismo y comentaristas mediticos entodo el mundo, como ejemplar en la lu-

    Am

    ir F

    arsh

    ad E

    brah

    imi

    Tanques de la Armada israel concentrados el 29 de diciembre de 2008 cerca de la frontera de Israel y la Franja de Gaza.

  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 7

    Geopo

    ltica

    cha contra el terrorismo islmico. Queeste hecho permita y sea permitido por larehabilitacin de un imperio, un orienta-lismo envalentonado, la revitalizacindel racismo, el cambio en los patrones dela inmigracin, y los ataques contra loque se llama multiculturalidad en na-ciones europeas clave, hace que sea muyimportante tenerlo en consideracin. Da-da esa importancia, es desafortunadoque, hasta donde yo s, no haya ni si-quiera una pequea investigacin que ha-ya examinado seriamente el discurso is-

    rael sobre el CdC. Particular-mente, qu elementos inclu-ye este discurso y sita en pri-mer plano, y qu excluye yaparta del plano? Cules sonlas bases ms amplias, onto-lgicas y epistemolgicas,que subyacen en l? Culesson las principales caracters-ticas del contexto social y laconfiguracin de poder en losque se despliega? Finalmen-te, cules son las ramifica-ciones de este discurso cuan-do se adopta como principiopara polticas exteriores y do-msticas, especialmente ennaciones multiculturales ymultirraciales?

    Israelizando el CdCEl conocido orientalista an-glosajn Bernard Lewis fueel primero en invocar el para-digma del CdC para describirla relacin entre Occidentey el Islam en la era post-Guerra Fra. Sin embargo, es-

    te paradigma fue incalculablemente po-pularizado por Samuel Huntington, ensu ahora (tristemente) famoso tratado ElChoque de Civilizaciones. Los cimien-tos del CdC de Huntington son simples(o ms bien simplistas). En el mundopost-Guerra Fra las distinciones msimportantes entre los pueblos, noscuenta, no son ideolgicas, polticas oeconmicas. Son culturales. En otraspalabras, las diferencias culturales eclip-sarn a las divisiones ideolgicas comofuente principal de conflictos con con-secuencias globales. O simplemente, el

    choque de ideologas dar paso a unchoque de civilizaciones, entre Occi-dente y el resto. De esa forma, segnHuntington, las guerras culturales sernla marca de fbrica del siglo XXI. Sinembargo, tras los ataques del 11-S, el pa-radigma del CdC ha pasado a ser prcti-camente sinnimo de una supuesta con-frontacin global entre Occidente y suenemigo arquetpico, el Islam. Ms ro-tundamente, el 11 de septiembre de2001 consolid an ms una compren-sin del mundo que define una marcadaoposicin entre nosotros y ellos, yque posiciona al Islam como el nuevoenemigo para el nuevo orden mundial.

    Las declaraciones de la entonces mi-nistra de Asuntos Exteriores israel Tzi-pi Livni, tras un encuentro con el presi-dente francs Nicolas Sarkozy el 1 de

    Cul es la lnea divisoria entre estosdos mundos supuestamente opuestos? Elhistoriador de la Universidad de Haifa ydirector del Instituto Herzel para la In-vestigacin y el Estudio del Sionismo,Yoav Gelber, describe una simple lneadivisoria. l sostiene que el CdC en ge-neral y en el conflicto israel-palestino enconcreto, puede ser, en el fondo, atribui-do a la diferencia irreconciliable entre:una cultura que santifica la vida y unacultura que anima al suicidio y promue-ve los mrtires... entre una cultura queexamina excepciones y una cultura queglorifica a los asesinos de nios como lu-chadores por la libertad. El menciona-do pensamiento est, obviamente, ani-mado por, y predicado sobre, la raciali-zacin de los musulmanes en general yde los palestinos en particular.

    La violencia de nuestros enemigos,siguiendo con el discurso israel, emanade su excepcionalista cultura y reli-gin, y por ello la negociacin con elloses absurda. Por lo tanto, nosotros, israe-les y occidentales, laicos y razonables (yperdn por la redundancia), nos encon-tramos en un estado de mxima excep-cin, e incomparables medidas se tienenque tomar para defender nuestras vidasy nuestro modo de vida. En este orden decosas, Israel ensea a las fuerzas de ocu-pacin a verse a s mismas como la par-te del conflicto que est bajo ataque, for-zada a responder con violencia excesiva:debido al hecho de enfrentarse a un ene-migo irracional que busca nuestraani-quilacin; como parte de una cruzadamoral para defender nuestrosvalores ymodo de vida; y para contraatacar a unanueva amenaza global (fascismo isl-mico)... [Este enemigo] justifica cual-quier tipo de violencia como respuesta.No hay lmite a lo que se puede llegar ahacer para repeler a estas criaturas...

    Esta manera de pensar subyace enafirmaciones como la de Benny Morrisde que los americanos se pueden haberequivocado invadiendo Irak, y nosotrosnos podemos haber equivocado yendo ala guerra con Lbano. Todo esto palidecepor insignificante cuando miramos la in-mensa batalla entre el radicalismo locoque quiere controlar el mundo y el Occi-dente que debe protegerse a s mismo.

    enero de 2009, son un ejemplo de estamentalidad. En esas declaraciones, Liv-ni afirm que la guerra contra Gaza noes un problema israel sino que en ciertamanera Israel est en la primera lnea delmundo libre y est siendo atacado por-que representa los valores del mundo li-bre. En otras palabras, Israel, nos cuen-tan, no slo fue atacado y por lo tantose vio forzado a responder con cruel-dad masiva. Ms importante an, fue ata-cado debido a lo que es y no a lo que ha-ce. En la misma lnea, Avigdor Lieber-man, el lder del tercer mayor partido po-ltico en la Knesset israel, Yisrael Bei-teinu, y ministro de Exteriores designa-do, sugiri en una entrevista con el pe-ridico Haaretz que Israel debera ex-plicar a Occidente que somos su prime-ra lnea. Que si caemos, Dios no lo quie-ra, Occidente tambin caer.

    Esta representacin parece autorizara priori, y prcticamente justificar, todoslos niveles y tipos de crueldad que Israelemplea y puede llegar a emplear en un

    futuro contra los enemigos supuestamenteexcepcionales contra los que lucha

  • 8 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

    Geopo

    ltica

    Del discurso a la praxisAn hay ms en la caja de herramientascivilizadora de Morris. En el contextode un monumental, incluso metafsico,choque entre culturas, Morris lleva elsombrero de un psiquiatra y ofrece el si-guiente diagnstico del pueblo y la socie-dad palestinos: En este momento, estasociedad se encuentra en un estado deasesino en serie. Es una sociedad muyenferma. Tambin se preocupa benigna-mente por la necesidad de curar a futu-ras generaciones de palestinos. Quizcon el paso de los aos, reflexiona, elestablecimiento de un Estado palestinoayudar en este proceso de curacin...Mientras tanto, hasta que no se encuentrela medicina, prescribe el siguiente tra-tamiento: tienen que ser contenidos pa-ra que no logren matarnos... Algo comouna jaula tiene que ser construido paraellos. S que suena terrible. Es realmentecruel. Pero no hay otra opcin. Hay unanimal salvaje ah que tiene que ser ence-rrado de una forma u otra. Sin embargo,en realidad Morris est traspasando unapuerta abierta. Sus recomendaciones yaestn siendo llevadas a la prctica sobreel terreno, particularmente en lo que con-cierne al campo mortal llamado Gaza.

    Esta manera de pensar (y compor-tarse) obviamente no puede sostener-se, usando las palabras de Edward Saidligeramente fuera de contexto, sin unasensacin bien organizada de que a esagente de ah afuera no lesgustamos yno aprecian nuestros valores, el au-tntico corazn del dogma orientalistatradicional... que se lleva por arte demagia... el sufrimiento en toda su den-sidad y dolor...

    Finalmente, esta forma de pensar escompartida y propagada por muchos ne-oconservadores sionistas en Europa yNorteamrica. Tomemos por ejemplo larespuesta de la actriz britnica MaureenLipman a una pregunta que le hicieronen una entrevista en la radio BBC el 13de julio de 2006, sobre si los ataques is-raeles contra los palestinos en el Sur ycontra los libaneses en el Norte no erande alguna forma desproporcionados res-pecto a los ataques de Hezbollah y Ha-mas, respectivamente. La respuesta deLipman fue: Qu tiene que ver la pro-porcin? Acaso es un tema de propor-

    cin? La vida humana no es barata paralos israeles. Y la vida humana en el otrolado es bastante barata porque de hechoatan bombas a las personas y las mandana hacerse explotar. Talal Asad, tras citara Lipman, comenta: Lo que Lipmanquera decir cuando hablaba de vida hu-mana era, por supuesto, no vida humanasino vida juda. De hecho, no era sola-mente que la vida humana en el otro la-do, es decir, la vida rabe, era bastantebarata, sino que justamente porque erabarata poda ser tratada as por parte delejrcito israel.

    CdC, Europa y Palestina/IsraelEl discurso pblico israel sobre el CdCy su racializacin de los palestinos pare-ce sonar bien en los odos de naciones eu-ropeas clave. Sin embargo, esto no se de-be a su rigor intelectual o a su excepcio-nal poder de explicacin. Ms bien, estediscurso resulta seductor debido a su con-vergencia con unas agendas exteriores ydomsticas muy particulares, en bogadesde el 11-S. Respecto a las polticas ex-teriores, la rehabilitacin del imperioincluye la aceptacin de los trminos dereferencia israeles, s, lo que hacemos esmuy lamentable, pero es la menos malade las opciones. La guerra contra el te-rrorresucita la ambicin imperial comoun lamentable pero necesario proyectoideolgico y este cambio poltico y cul-tural entre las naciones europeas clavesirve para consolidar ms an el apoyo aIsrael y a la versin israel sobre la nece-sidad de una ocupacin violenta.

    El discurso pblico israel sobre elCdC es igualmente seductor en lo querespecta al tema domstico del estatus ylas demandas de las minoras (musulma-nas) en los pases europeos lderes. In-glaterra bajo el Gobierno de Tony Blair

    es un ejemplo de ello. Su adopcin de laguerra contra el terrory sus trminos ex-cluyentes, escribe Gargi Bhattacharyyacon vehemencia, marc un cambio res-pecto a intentos anteriores de acomodarculturas minoritarias. Ahora, nos presio-nan para que creamos que se acab el jue-go. El multiculturalismo no ha funciona-do y, de hecho, nunca podra funcionar.En su lugar debemos aprender la fea lec-cin de que nuestracultura y sucultu-ra son absolutamente incompatibles...

    Adems, esta manera de pensar pa-rece no slo validar las proclamas israe-les respecto a los palestinos sino tambinel discurso israel sobre las minoras mu-sulmanas en Europa. En el discurso ma-yoritario israel, se percibe a Europa co-mo particularmente vulnerable a la ame-naza islmica(en Israel se habla de Eu-ropa y Occidente, en la mayora de ca-sos, como trminos intercambiables; sinembargo, una vez ms, el enfoque es so-bre Europa). Los israeles, autoerigidoscomo guardianes de la civilizacin occi-dental, parecen creer que les incumbe re-cordar a Europa la naturaleza de la ame-naza islmica a la que se enfrenta.

    Adems, un punto clave en el com-portamiento de los musulmanes en ge-neral y en su hostilidad inherente hacia

    Los israeles, autoerigidos comoguardianes de la civilizacin occidental,

    parecen creer que les incumbe recordar aEuropa la naturaleza de la amenaza

    islmica a la que se enfrenta

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  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 9

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    los no musulmanes en particular, noscuentan, es la divisin islmica del mun-do entre el reino del Islam (dar al-Is-lam) y el reino de la guerra (dar al-harb), con el principio rector de la Jihad.Segn Sharon, por lo tanto, los musul-manes no tienen otra opcin que vivir enun permanente estado de hostilidad yguerra con los no musulmanes, puestoque es parte del plan divino.

    Dejando la suprema mala voluntad,los malos motivos y las declaracionesracistas de lado, un conocimiento sofo-mrico es suficiente para demostrar queel discurso israel sobre el Islam se pre-dica sobre una serie de asunciones queno se pueden sostener ni siquiera trasun mnimo escrutinio del anlisis de laciencia social. Por encima de estasasunciones est la que privilegia onto-lgicamente a la religin sobre cual-quier otra dimensin en la formacinde la identidad musulmana, como pue-den ser la clase, el gnero, la pertenen-cia nacional, la lengua o la poltica. Laepistemologa ms amplia que subya-ce en esta manera de ver las cosas es,para citar a Peter Worsley en otro con-texto, que las ideas pueden ser aisla-das en alguna forma pura, original, em-brionaria, o arquetpica...; a partir de

    ah, son vistas como [simplemente] to-madas...[y] traducidas en accin...

    Los mayores sucesos y transforma-ciones globales proveyeron al discur-so israel sobre el CdC de calidad seduc-tora. Uno de los mayores resultados deesta transformacin es un cambio en laposicin oficial europea en relacin al te-ma de Palestina/Israel en los ltimosaos. La posicin actual gravita mscerca del marco EE UU-Israel de unaguerra contra el terror, un choque de ci-vilizaciones, con una preocupacin en-tre lneas por el auge del Islam. La ver-dad es que es difcil identificar hoy sus-tanciales diferencias entre la posicin es-tadounidense-israel y la de los europeosen todo lo que concierne a la cuestin pa-lestina. Los gobiernos europeos, porejemplo, apoyaron (y apoyan) el terribleasedio a Gaza, justificaron, aunque slofuera indirectamente, la ltima guerra is-rael contra Gaza, aceptaron la concep-tualizacin estadounidense-israel de queel problema fundamental en Gaza no esel encarcelamiento masivo de un pueblo,sino el contrabando de armas.

    La ocupacin colonial Cualquier examen serio de la realidadcontempornea en Palestina/Israel engeneral y de la ms reciente guerra is-rael contra Gaza en particular, es me-ramente imposible sin situarlo en suapropiado contexto: el colonialismo.Hacindolo, podemos recordar esa ge-ografa poltica de encarcelamiento ma-sivo israel, vivamente ilustrada en elterrible asedio a Gaza.

    El colonialismo, visto desde la pers-pectiva de aquellos que son forzados avivir bajo su yugo, no es, por lo tanto, in-significante ni tampoco una excepcin.Es ms bien una exhaustiva y sistemti-

    ca destruccin de cualquier sensacin dellevar una vida normal. Dando un pasoms, uno puede argumentar que las ocu-paciones coloniales se ponen en movi-miento a travs de la racionalizacinepistmica y la administracin polticade la muerte. En otras palabras, si-guiendo la lnea de Michel Foucault, po-dramos decir que si el principal objetodel (bio)poder es la vida, entonces el co-lonialismo puede ser conceptualizado dela mejor manera como (thanato)poder, opoder cuyo mayor objeto es la muerte.

    Para ponerlo de otro modo, las co-lonias fueron y son an, como el casode Gaza dolorosamente atestigua, loslaboratorios donde se despliega unaviolencia prcticamente ilimitada y des-enfrenada, donde la excepcin es la nor-ma, la jerarqua entre las razas supe-riores, y la gente inferior (lase nati-va) es presupuesta y profundamentenaturalizada. Como tales, las colo-nias, escribe Achile Mbembe, son lazona donde la violencia del estado deexcepcin se considera que opera al ser-vicio de la civilizacin.

    Siguiendo de cerca las reacciones is-raeles a la guerra contra Gaza, como sepuso de manifiesto principalmente en losmedios de comunicacin masivos, es in-evitable la impresin de que para la ma-yora de generales, comentaristas y pol-ticos, reformulando lo dicho por Mbem-be, los salvajes palestinos son, por as de-cirlo, seres humanos naturales que ca-recen del carcter humano especfico, dela realidad especficamente humana, deforma que cuando los oficiales y solda-dos israeles los masacraron de algunaforma no eran conscientes de que hab-an asesinado. Si regresamos a BennyMorris y a sus colegas europeos y esta-dounidenses de mentalidad similar, pro-bablemente nos aconsejarn ver estasatrocidades como necesarias, aunque la-mentables, daos colaterales y un preciorazonable para humanizar a los brbarosy defender la civilizacin occidental enla era de las guerras culturales globales.

    *Issam Aburaiya es profesor asistente deEstudios Religiosos en Seton Hall University

    (EE UU).

    Versin original en ingls. Traducido paraPueblos por Marcel Masferrer

    La verdad es que es difcil hoy en daidentificar sustanciales diferencias entre laposicin estadounidense-israel y la de los

    europeos en todo lo que concierne a lacuestin palestina

  • 10 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

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    Del discurso a la praxisEl papel de Europa en Oriente Prximo

    Un mnimo coraje para una efectivaparticipacin poltica

    Nassar Ibrahim*

    Oriente Prximo es una reginsensible desde el punto de vistapoltico, social y cultural. Aqu

    tienen lugar choques yenfrentamientos, y las estrategias y

    las polticas interactan. En suposicin con respecto a las actualescrisis de Oriente Prximo (conflicto

    israelpalestino, Irak, Irn,Afganistn, Lbano, Sudn,

    Somalia, etc.), la fuerza de lospoderes mundiales y de sus alianzaslocales se pone a prueba, junto a larevisin de sus xitos y fracasos. A

    la luz de estas dinmicas, el papel dela Unin Europea (UE) es hoy an

    ms problemtico. A pesar de lafortaleza econmica, poltica, social

    y cultural de Europa, sucontribucin (ya sea como una

    unin o como Estados individuales)an juega un papel secundario. La

    UE no ha logrado liderar unaposicin soberana, a pesar de querene las condiciones necesarias,

    tanto en el plano objetivo comosubjetivo, para hacerlo.

    La continua marginalizacin deEuropa ha dado lugar a un senti-miento acumulado de desespera-

    cin y falta de confianza entre los pue-blos de Oriente Prximo en lo que res-pecta a la capacidad real de la UE paradesafiar la dominacin estadounidense.Esto, a pesar de las diferentes llamadasen la regin para llegar a una ms eficaz,equilibrada e independiente posicin eu-ropea en el plano poltico y social. Y apesar, tambin, de que muchas voces en

    la regin exigen que esa posicin seauna condicin previa para adoptar me-didas prcticas que puedan conducirlahacia la estabilidad y la paz.

    Tras la cada de la Unin Sovitica,los Estados Unidos tuvieron una oportu-nidad de oro para adornar su imagen yliberarse de la reclusin de la ecuacinbipolar de la Guerra Fra. Lamentable-mente, la ideologa dominante del Im-perio Americano, que domina el com-portamiento poltico, ha obstaculizadoesta oportunidad. Con los ataques del 11de septiembre, las elites polticas e inte-lectuales, y los medios de comunicacinde la Casa Blanca, exhibieron una posi-cin pobre e ingenua para hacer frente a

    los infames eventos. Su poltica terminimpulsando al mundo a una terrible po-larizacin, sobre la base de simples ecua-ciones: la creacin de un eje del mal,la divisin del mundo entre los chicosbuenos y los chicos malos, y otras hi-ptesis, como que los que no estn connosotros estn contra nosotros, el cho-que de civilizaciones, religiones, cultu-ras, y la retrica del fin de la historia.

    Con este proceso acelerado, el enfo-que neoconservador que domina las de-cisiones polticas en la Casa Blanca ju-g un papel dramtico en la adopcinpor parte de la Administracin Bush deuna ofensiva poltica beligerante en di-ferentes niveles. Caracterizado por ata-

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  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 11

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    ques sin restricciones y el uso de la fuer-za directa mediante excedentes polti-cos, militares y econmicos, sin la de-bida consideracin a las posibles conse-cuencias, el Gobierno de Bush pas amoldear el mundo segn el dictamen deEE UU y la manipulacin de los senti-mientos del pblico estadounidense traslos ataques. Esto tendra una continuidaden las intrusiones en Afganistn e Irak yel apoyo ilimitado a las transgresiones deIsrael contra los palestinos, dado que Is-rael est supuestamente jugando su pa-pel en la lucha contra el terrorismo.

    Impacto en las relaciones con la UEEste enfoque ha tenido un impacto te-rico y prctico en las relaciones de la re-gin con la UE. No ha quedado espaciopara la maniobra europea, al verse redu-cido al mnimo el papel de Europa en lazona, de modo que no entorpezca elmando americano. La UE se limita hoya ejecutar econmica, poltica y militar-mente lo que se decide en Washington.Los pases europeos se encuentran bajoel puo de la poltica exterior estadouni-dense, hasta el punto de ser movilizados-poltica, militar y econmicamente- pa-ra apoyar el belicismo de EE UU enOriente Prximo. El discurso poltico ycultural europeo se ha transformado envirtud de la influencia estadounidense,sucumbiendo a la supremaca de la po-ltica exterior de EE UU y volvindoseun mero reflejo de la misma.

    La condicin y el papel de la UE enOriente Prximo en la poca de Bush yBlair se nos revela en una serie de posi-ciones y polticas que han distorsionadola imagen de los pases europeos, y re-ducido la confianza depositada previa-mente en ellos, en el Sur y el Este de lacuenca Mediterrnea. La posicin euro-pea podra caracterizarse como la resig-nacin sumisa y una pobre formulacinde polticas con respecto a la absurdaomnipotencia de la AdministracinBush. En este contexto, es interesanteque recordemos algunas de estas posi-ciones europeas: La justificacin de polticas y la po-

    larizacin poltica amparadas en lalucha contra el terrorismo, y la

    adopcin del discurso islamfoboestadounidense.

    La embarazosa posicin de la UEcon respecto a las incursiones is-raeles en Cisjordania en 2002, lamatanza de Jenin y el asedio al pre-sidente Arafat en Ramallah en abrilde 2003.

    La conformidad con el discurso es-tadounidense sobre la resistencia pa-lestina contra Israel, etiquetada comoterrorismo, en contraste con la pre-sentacin de las invasiones y las in-cursiones israeles contra el pueblopalestino como de autodefensa.

    La justificacin de las posiciones deEE UU en el Cuarteto, responsabili-zando a los palestinos del fracaso delproceso de paz, al tiempo que seapoyan las polticas israeles (ex-pansin de los asentamientos, judai-zacin de Jerusaln, etc.), presio-nando a favor de los Acuerdos deOslo y la Hoja de Ruta, con sus pos-teriores fracasos.

    La aprobacin de la poltica de ase-dio impulsada por EE UU e Israelcontra los palestinos y su Gobiernoelegido democrticamente tras lavictoria electoral de Hamas en laselecciones al Consejo LegislativoPalestino de 2006.

    El apoyo a la guerra y la agresinemprendida por Israel contra el L-bano en julio de 2006 junto la su-misin ante la decisin estadouni-dense de rechazar el alto el fuego is-rael con la intencin de atacar a laresistencia libanesa. La presin eu-ropea para el alto el fuego slo seprodujo tras 33 das de destruccintotal de pueblos e infraestructuraslibanesas.

    La posicin silenciosa y aptica an-te el continuo asedio israel a la Fran-ja de Gaza desde junio de 2006.

    La impasible y embarazosa posicinante la destructiva agresin por par-te de Israel a la Franja de Gaza, quedur 23 das, a finales de diciembrede 2008, causando la muerte de msde 1.400 palestinos, 5.000 heridos, yla destruccin de viviendas e in-fraestructura.

    La posicin de sumisin con res-pecto a la designacin de Liebermancomo ministro de Relaciones Exte-riores de Israel en la derecha con-servadora del Gobierno de Netanya-hu, y su tratamiento como un meroasunto interno de Israel, sin tener encuenta sus efectos sobre el procesode paz y el futuro de la regin.A la luz de esta lectura, se podra

    afirmar que estas polticas han debilita-do el papel de la UE y han puesto de ma-nifiesto la gran brecha existente entre eldesarrollo econmico, poltico, humanoy los recursos culturales de Europa, y sudependiente papel poltico con respectoa EE UU. Esta realidad ha deformado laimagen de la UE en la conciencia colec-tiva de los pueblos de la regin dando lu-gar a una generalizada falta de confian-za. En consecuencia, algunas fuerzas po-lticas de Oriente Prximo, incluidos al-gunos pases influyentes, no son consi-deradas en la UE, mientras sta perma-nezca bajo la autoridad de la poltica ex-terior estadounidense.

    Una nueva estrategiaTodava existe una oportunidad para laUE de volver a construir una estrategiapoltica con los puntos de referencia so-bre las lecciones aprendidas y las subsi-guientes prdidas y fracasos en relacincon el papel, la imagen y la eficacia dela Unin. Hoy, tras el fracaso de los re-gmenes neoconservadores en EE UU yde la humillante salida de la Adminis-tracin Bush, y despus de que se pu-siera de manifiesto cmo de problem-ticas son las declaraciones del tipo gue-rras globales contra el terrorismo, lospueblos de Oriente Prximo, al igual queotros pueblos del mundo, observan losesfuerzos de la Administracin de Oba-

    Los pases europeos se encuentran bajoel puo de la poltica exterior

    estadounidense, hasta el punto de sermovilizados -poltica, militar

    y econmicamente- para apoyar elbelicismo de EE UU en Oriente Prximo

  • 12 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

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    Del discurso a la praxisma. Esto incluye la formulacin de unanueva estrategia de lucha para mejorarla debilitada imagen de EE UU y pagarel precio de la destruccin y prdida, ascomo construir una estrategia eficaz quetrasciende los argumentos neoconserva-dores intrusivos y destructivos. Existenesfuerzos para abrir canales de dilogo,incluso con fuerzas y grupos clasifica-dos por EE UU como una amenaza pa-ra los intereses del pas.

    Lo que podra ser significativo, a laluz de estas transformaciones, es que latoma de decisiones europea sigue aca-tando las rdenes dictadas por EE UU,como si Europa careciese de la posibili-dad de iniciacin e influencia, incluso apesar de que ha pagado, de hecho, elprecio militar, poltico y econmico dela inquisicin de la AdministracinBush. Digo esto basndome en el exa-men de las reacciones europeas a lastransformaciones en la regin y los nue-vos indicadores en el mapa polticomundial. Parece que la UE sigue reco-nociendo su segunda o tercera clase enel tren de toma de decisiones de EE UU,aunque esta poltica no necesariamentecumpla el enfoque o los intereses euro-peos. Asimismo, no parece haber una di-ferencia si la Administracin estadouni-dense est liderada por Bush u Obama.Uno mismo puede ver que toda movili-zacin o medidas adoptadas por la UEhacia el caos en Oriente Prximo slollegan despus de EE UU y sus estrate-gias (la poltica con respecto a la cues-tin nuclear iran, el proceso de paz enOriente Prximo, apertura de canales dedilogo con algunos grupos polticos is-lamistas, etc.). Estas distintas iniciativasslo llegan despus de la luz verde de laAdministracin de Obama.

    Nadie pide a la UE que desempeeun papel rebelde. Esto no est dentro desu naturaleza y no se ajusta a su estruc-tura como una entidad capitalista con in-tereses comunes con EE UU. Lo que es-toy pidiendo es que la UE (como unino estados individuales) pueda, al menos,tener la valenta para elevarse y reflejarel mnimo de sensibilidad de los ciuda-danos europeos con respecto a las gue-rras de agresin, violaciones de los De-rechos Humanos, principios democrti-

    cos, y los convenios internacionales (quesiguen siendo, tericamente y prctica-mente despreciados y violados por Is-rael). Lo que estoy pidiendo es el respe-to por la filosofa y la lgica de la geo-grafa poltica relativa a las relacionesentre Europa y el vecino mundo rabe-islmico. Uno no debe hacer caso omi-so de los intereses econmicos de la re-gin, ya sea en trminos de energa,mercados o incluso en los niveles cultu-rales y sociales, as como las diferentesinterrelaciones y la creacin de redes enlas cuencas del Mediterrneo.

    Los puntos mencionados se encuen-tran entre las razones que hacen que elpapel de la UE sea un asunto de extremaurgencia si se est preocupado por elequilibrio, y que contiene las controver-sias internacionales y regionales causa-das por la supremaca de una superpo-tencia y la dominacin. Es probable queesto sirva los intereses de los pueblos deOriente Prximo y de la UE.

    La capacidad de la UE para rechazarsu dependencia y liderar el papel que lecorresponde est condicionada por unaserie de factores. Se requiere en primerlugar, reafirmar la fe en Europa a fin dereflejar una visin ms equilibrada y jus-ta en el modelo de las relaciones inter-nacionales. Esto depende de si Europaest dispuesta a reafirmar su papel his-trico y los valores acumulados a travsde las diferentes revoluciones socialesalcanzadas por los europeos (sin contarcon el episodio de la colonizacin).

    En segundo lugar, es necesario for-mular una estrategia de cabildeo polti-co e iniciativa basada en la aplicacin delas resoluciones internacionales en loque respecta a los conflictos de Israel yPalestina. Europa debe atreverse a pre-sionar a la ocupacin israel para ponerfin a su ofensiva poltica contra el pue-

    blo palestino y participar en el boicoteconmico. Tambin debera tener la va-lenta de pensar ms all de las justifica-ciones antisemitas, manipuladas porparte de Israel para acallar cualquier vozeuropea que se atreva a criticar las pol-ticas racistas de Israel y las violacionesbasadas en las resoluciones internacio-nales y los derechos.

    No hay que olvidar que la libertad yla independencia del pueblo palestinoson sagradas y santas para los palestinos,rabes y musulmanes por igual. Esto pre-senta un punto de referencia para evaluarla gravedad de la participacin interna-cional en la regin. En tercer lugar, laconvocatoria para la eficacia de la inter-accin cultural basada en el respeto de ladiversidad y la relatividad cultural y so-cial como una respuesta a la retrica delchoque de civilizaciones y religiones.

    Esperbamos una iniciativa de laselites intelectuales, culturales, religio-sas y sociales de la UE que trascendie-se los catastrficos resultados de laguerra cruzada iniciada por la Ad-ministracin Bush y sus expedicionesmilitares en la regin. Lamentable-mente esto no ha ocurrido. La Admi-nistracin estadounidense fue tan lejoscomo para aprovechar la alfombra delos europeos, subestimando su autori-dad. Irnicamente, la primera relativavoz racional que abord el mundo mu-sulmn fue la de Barack Obama desdeTurqua, y en las prximas semanasun discurso especial se dirigir almundo rabe-islmico desde Egipto!

    Podemos preguntarnos en este con-texto: a qu est esperando Europa ypor qu toda esta vacilacin? Lo que senecesita es un papel europeo que puedaal menos respetar y tener en cuenta as-pectos histricos, sociales, culturales yeconmicos de Europa y sus interesesestratgicos. Lo que se necesita es un po-co de valor para invertir en una gran can-tidad de poder poltico.

    *Nassar Ibrahim es director del AlternativeInformation Center adems de activista, escritor

    y especialista en resistencia palestina. Ha sidoeditor jefe del peridico El Hadaf.

    Versin original en ingls. Traducido paraPueblos por Mireia Gallardo Avelln.

    Europa debe atreverse a presionar a laocupacin israel para poner fin a su

    ofensiva poltica contra el pueblo palestinoy participar en el boicot econmico

  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 13

    Puede Obamacortejar

    al mundo musulmn?Mehdi Hasan*

    Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 losmusulmanes que conozco, tanto en Gran Bretaa como en

    el extranjero, han disfrutado del placer morboso decontarse un chiste sobre George Bush y Tony Blair. Parece

    que los dos lderes estn cenando en la Casa Blanca,susurrndose entre s en una esquina, cuando un

    diplomtico de una nacin amiga se les acerca y lespregunta de qu estn hablando. Estamos ultimando los

    planes para la Tercera Guerra Mundial, dice Bush. Deverdad?, dice el diplomtico. Y cules son los planes?.Estamos planeando una guerra que matar a 14 millones

    de musulmanes y un dentista, responde Bush. Unamirada de confusin aparece en la cara del diplomtico.

    Un dentista?, pregunta. Por qu? Por qu matara un dentista?. En ese momento, Bush saca una sonrisitay le dice a Blair: Ves, ya te dije que a nadie le importaran

    los musulmanes.1

    Algunos podran argumentar queeste humor negro es un ejemplode la paranoia y la desconfian-

    za de la moderna psique musulmana.Quizs sea as, pero, como dice el re-frn, slo porque seas un paranoico nosignifica que no vayan a por ti.

    Ocho aos de desastrosas invasio-nes y ocupaciones en Afganistn e Irak,la retrica beligerante con respecto aIrn y Siria, y el apoyo absoluto por par-te de los Estados Unidos (EE UU) ha-cia Israel en sus bombardeos sobre elLbano y Gaza, han avivado el odio en-tre los ms de mil trescientos millones

    2 Esposito, John L., Ph.D., and Mogahed, Dalia(marzo 2008): Who speaks for Islam? What a bi-llion muslims really think, Hardcover.

    parcial de la realidad, Obama cuentacon la ventaja de simplemente no serBush, y tambin con su propio caris-ma, su pasado y una reputacin de po-ltico tranquilo y moderado.

    En Oriente Prximo y el mundomusulmn en general, [encuesta EEUU] las puntuaciones sufrieron unafuerte cada despus de la invasin deIrak, dice Dalia Mogahed, directoraejecutiva del Centro Gallup para losEstudios Musulmanes y coautora dellibro Who speaks for Islam? What a bi-llion muslims really think (Quin ha-bla por el Islam? Qu piensan en rea-lidad mil millones de musulmanes?2)

    Geopo

    ltica

    flick

    r.co

    m

    1 sta es una versin recortada del artculo origi-nal, editada para adaptarse a los criterios de larevista Pueblos. Para leer el artculo original eningls, se puede visitar: www.newstatesman.com

    de musulmanes de todo el mundo. Des-de el principio, la llamada guerra con-tra el terrorismo de Bush ha alienado yradicalizado a musulmanes de todo elmundo y ha exacerbado los niveles desentimiento antiamericano. Segn unaencuesta de Zogby, por ejemplo, entre2002 y 2004, la proporcin de egipcioscon actitudes negativas hacia EE UUpas del 76 al 98 por ciento.

    Egipto es donde Barack Obamapronunci su tan esperado discurso pa-ra el mundo islmico, en la Universi-dad de El Cairo el pasado 4 de junio,poco menos de 2 meses despus deque pronunciara en el Parlamento tur-co de Estambul que los Estados Uni-dos no estn y nunca van a estar enguerra contra el Islam. Mientras lepreocupa el conseguir una visin im-

  • 14 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

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    Del discurso a la praxisNunca se han recuperado a lo largode los aos del Gobierno de Bush. Lesestamos viendo recuperarse en este2009. Tal es el peso dado a sus opi-niones e ideas sobre la mentalidad mu-sulmana que Obama nombr, a los 33aos de edad, a Mogahed en su Con-sejo Asesor sobre la Fe y SociedadesVecinas, haciendo de ella la primeramujer con velo que opta a una posi-cin en la Casa Blanca.

    En el periodo previo al discurso deObama en El Cairo, Mogahed reitera los periodistas la importancia de queel presidente transmitiera a la audien-cia musulmana en general la idea derespeto, cooperacin, y una demostra-cin de empata. Su propio sondeo in-dica que una de las cosas ms impor-tantes que los EE UU puede hacer pa-ra mejorar las relaciones con los mu-sulmanes es que se abstengan de ver-los como inferiores o poco avanzados.

    Las races delantiamericanismoPor mi parte, sin embargo, no creo queMogahed vaya lo suficientemente le-jos. Encuesta tras encuesta en el mun-do islmico se ha demostrado que, porencima de todo, el antiamericanismomusulmn no est conformado porfactores culturales, religiosos o ideo-lgicos, sino por las polticas de losEE UU, entre ellos el apoyo a Israel y,ms recientemente, las ocupaciones deIrak y Afganistn.

    Cuando se les pregunt, Cul esel primer pensamiento cuando escuchaAmrica?, los musulmanes que res-pondieron a la encuesta de Zogby2004, pertenecientes a seis nacionesrabes, abrumadoramente respondie-ron: Poltica exterior desleal. Ycuando se les pregunt qu podranhacer los EE UU para mejorar su ima-gen y reconstruir las relaciones con elmundo islmico, las respuestas mscomunes fueron: Dejar de apoyar aIsrael y Cambiar su poltica haciaOriente Prximo.

    Esto no es nuevo. Hace ms demedio siglo, en 1958, el presidente Ei-senhower describi la campaa deodio [en el mundo rabe] en contra de

    nosotros, no por los gobiernos, sinopor el pueblo. Su propio Consejo deSeguridad Nacional concluy que lamayora de los rabes vea a los EEUU como opuesto a la realizacin delos objetivos del nacionalismo rabee interesado nicamente en la protec-cin de su inters en el petrleo deOriente Prximo mediante el apoyodel statu quo y la oposicin del pro-greso poltico o econmico. Sin em-bargo, extraamente, en los ltimosaos la Administracin Bush y susaclitos en los medios de comunica-cin se negaron a reconocer cualquiervnculo en absoluto, ni siquiera el msmnimo, entre sus polticas en Orien-te Prximo -a menudo intrusivas ymilitaristas- y el consiguiente blow-back terrorista2, prefiriendo en su lu-gar lanzar de manera simplista, casiinfantil, la frmula: Nos odian por-que somos libres.

    Lo que no se menciona normal-mente es que los asesores indepen-dientes de la Administracin Bush es-taban en desacuerdo, incluso pblica-mente. La Junta de Defensa para laCiencia es un comit consultivo fede-ral para el Pentgono de poco ms de40 miembros, que cuenta con exper-tos civiles con origen diplomtico,militar, acadmico y empresarial. Losvoluminosos informes tcnicos tienenla tendencia a centrarse en cuestionesrecnditas y abstrusas tales comoLograr la interoperabilidad en unared centrada en el medio ambiente oLogstica de Transformacin Fase

    II. En los ltimos aos, sin embargo,la nica excepcin a esta regla ha si-do el crtico, si no devastador, Infor-me de la Junta de Trabajo para la De-fensa de la Ciencia sobre Comunica-cin Estratgica, elaborado en 2004,que examina el efecto de las distintasguerras de Bush con respecto a losaliados y enemigos de EE UU. Susconclusiones son tan contundentes co-mo abrumadoras: Los musulmanesno odian nuestra libertad, sino msbien, odian nuestras polticas. La in-mensa mayora, dice el informe, ex-presa sus objeciones a lo que consi-dera un apoyo unilateral a favor de Is-rael y en contra de los derechos de lospalestinos, e incluso el aumento delapoyo a lo que colectivamente losmusulmanes consideran tiranas, par-ticularmente Egipto, Arabia Saudita,Jordania, Pakistn y los Estados delGolfo.

    Cmo reaccion el Gobierno deBush a este informe? Pues enterrn-dolo. A pesar de estar terminado el 23de septiembre de 2004, el informe fueapartado por el entonces secretario deDefensa, Donald Rumsfeld, hastadespus de las elecciones presiden-ciales de noviembre de ese ao, ne-gndole as el impacto poltico. Sid-ney Blumenthal, ex asesor de la Ca-sa Blanca bajo el presidente Clintony que cuenta con informacin privi-legiada de Washington, seal que elinforme fue deslizado en silencio enuna pgina web del Pentgono en vs-peras del Da de Accin de Gracias,pasando desapercibido para la pren-sa de los EE UU.

    Frustrantemente, en el New YorkTimes, el nico peridico que cubriel informe, el autor cit el prrafo queempieza con: Los musulmanes noodian nuestra libertad , pero omitela siguiente frase esencial sobre loque los musulmanes se oponen a ha-cer: apoyo unilateral [EE UU] en fa-vor de Israel y contra los derechos delos palestinos, as como el apoyo alas tiranas musulmanas. El Times, sinembargo, incluye la frase que sigueinmediatamente a la que falta, lo quesugiere que el autor o sus editores de-

    Obama cuenta con la ventaja de simplemente no ser Bush, y tambincon su propio carisma, su pasado y una

    reputacin de poltico tranquilo y moderado

    2 Blowback es un trmino acuado por la CIAenla dcada de 1950 para referirse a las conse-cuencias no previstas de la agresiva poltica ex-terior de los EE UU. Podra ser traducido comoreaccin, contragolpe, efecto bumern...

  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 15

    Geopo

    ltica

    liberadamente eliminaron la crucial-mente reveladora y diramos hastacontrovertida frase.

    No es de extraar que el veteranode la CIA durante 22 aos y ex jefe dela agencia para la Unidad Osama BinLaden, Michael Scheuer, considereque desde hace mucho tiempo existeuna conspiracin de silencio entre laselites polticas y los medios de co-municacin en EE UU acerca de lasverdaderas razones para el odio mu-sulmn hacia este pas. En su acla-mado libro Arrogancia Imperial: porqu Occidente est perdiendo la gue-rra contra el terrorismo, publicadoen 2004, Scheuer sostuvo que sibien puede haber algunos militantesmusulmanes que quieren inmolarse as mismos y que otros estn ofendi-dos por los restaurantes McDonalds,por las presidenciales de Iowa, y porel semidesnudo, plenamente embara-zada, de Demi Moore en la portadade la revista Esquire, son exactamen-te eso: pocos, y no suponen en abso-luto una amenaza para la SeguridadNacional de los EE UU.

    Ms bien, escribi, los EstadosUnidos son odiados en todo el mundoislmico, debido a determinadas pol-ticas y acciones gubernamentales.Cinco aos despus, Michael Scheuerdice que no tiene fe en la capacidad deBarack Obama para cambiar la mareade odio, o para ganar los corazones ylas mentes del mundo musulmn. Oba-ma no tiene ninguna intencin deabandonar Irak o Afganistn, me dijoScheuer. En otras palabras, su polti-ca exterior en Oriente Prximo es la [lamisma que] de los republicanos, perocon una voz suave.

    Obama: desafos y oportunidadesYo no estoy seguro de esto. Puede queObama haya intensificado la guerrade los EE UU en Afganistn y que lahaya extendido por Pakistn, y puedeque se haya mantenido vergonzosa-mente en silencio durante los ltimosataques israeles sobre la Franja deGaza el pasado enero, cuando era pre-sidente electo, pero en otras reas la

    poltica parece estar cambiando, in-cluso aunque slo sea muy lentamen-te. La Administracin de Obama, porejemplo, ha exigido que Israel conge-le sus actividades de construccin deasentamientos en los Territorios Ocu-pados, ha hecho oberturas diplomti-cas con Tehern, ha prohibido la tor-tura y se ha comprometido a cerrar elcampo de prisioneros de la Baha deGuantnamo.

    Tambin ha habido pequeos cam-bios no insignificantes en otras reas.Como vctima de lo que un comenta-rista liberal llam una vez la guerrapreventiva contra los turistas inocen-tes en los aeropuertos de los EE UUdurante la era Bush, y de haber sido de-tenido por la Seguridad de la Patria du-rante varias horas en el Aeropuerto In-tercontinental George Bush en Hous-ton, Texas, en 2006, simplemente portener el apellido Hasan que suena aterrorista, puedo atestiguar el cambiode atmsfera en la era de Obama. Enmayo de este ao, a mi regreso al BushIntercontinental, fui recibido por unfuncionario de inmigracin que son-riente me salud a travs del control depasaportes.

    Como un sinnmero de comenta-ristas y analistas han sealado, Obamaes el cambio que prometi. Esto seaplica en casa y en el extranjero, y es-pecialmente con respecto a los EE UUy sus relaciones con el mundo musul-mn. La mera presencia de Obama enla Casa Blanca empieza a abordar elproblema fundamental de la credibi-lidad de los EE UU destacado por elinforme de la Junta de Defensa de laCiencia de 2004. Simplemente no

    hay ninguno, concluy en su mo-mento, y aadi que los Estados Uni-dos se encuentra sin un canal de co-municacin con el mundo de los mu-sulmanes y del Islam.

    Este ya no es el caso. El hecho esque cuando el nuevo presidente de EEUU se levant el 4 de junio para ofre-cer su discurso en El Cairo, su gran au-diencia musulmana, escptica, des-confiada y desilusionada, no se en-frent a un vaquero tejano con tenden-cia a hablar de la guerra, las cruzadasy los fascistas islmicos, sino con unhombre negro, con el nombre Hus-sein, nacido de padre musulmn ycriado por un padrastro musulmn enel pas musulmn ms densamente po-blado, Indonesia. Obama encarna elcanal de comunicacin estadouni-dense para el mundo islmico, y es sunombre, su patrimonio y su apariencialo que le ayudar a comenzar a romperlas barreras entre las dos culturas. Pe-ro no ser suficiente.

    Fundamentalmente, las apreciacio-nes de Michael Scheuer y la Junta deDefensa de la Ciencia son correctas. SiObama no puede llevar a cabo cambiossignificativos y duraderos en la radica-lizada poltica de los EE UU en la re-gin, si no puede enfrentarse a la visinmusulmana de las acciones estadouni-denses, y no como l y sus predeceso-res suponen que debe ser, si sus accio-nes no son ms elocuentes que sus pa-labras, entonces ninguna retrica ele-vada o estentrea entonacin en ElCairo, en este caso, o en Estambul, ha-r la ms mnima diferencia. Tampocolo har su apariencia, su pasado o suherencia islmica.

    Por el contrario, tal y como meplante Scheuer sin rodeos: Los mu-sulmanes no son estpidos. Pedirnque las palabras del presidente Obamase correspondan con hechos, y si estono se produce, su aspecto, nombre ygrupo tnico har que la negativa re-accin musulmana sea an peor.

    *Mehdi Hasan es editor de la seccin de Polticade New Statesman.

    Versin original en ingls. Traducido paraPueblos por Mireia Gallardo Avelln.

    Encuesta tras encuesta en el mundoislmico se ha demostrado que,

    por encima de todo, el antiamericanismomusulmn no est conformado por

    factores culturales, religiosos o ideolgicos, sino por las polticas

    de los EE UU

  • 16 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

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    Diagnstico interno

    Irn, ms all del rgimen

    La coyuntura poltico-militar ha si-tuado a Irn en el centro de todaslas miradas. Ms all del pulso

    que el rgimen iran mantiene con la co-munidad internacional por su programanuclear, la catica situacin en el siem-pre explosivo Oriente Prximo ha pro-vocado que, desde Occidente, se mireahora hacia Tehern en busca de ayuda.Barack Obama ha cambiado el discursoque, hasta la fecha, mantena la Admi-nistracin Bush para con el pas persa.Son varios los gestos realizados por elnuevo inquilino en la Casa Blanca de losque se desprende que la superpotenciamundial parece tratar con mayor respe-to a un pas clave para la consecucin desus objetivos en la zona. El Gobiernoiran, presidido por el ultraconservador

    Pere Maruny*

    Irn es, con toda probabilidad, unode los pases ms estereotipados

    del mundo. Su nombre evoca, enOccidente, a fanatismo religioso, a mujeres de negro cubiertas por

    el chador y a un rgimen dictatorialdespiadado. Sin embargo, Irn,

    la antigua Persia, va mucho ms allde los tpicos con los que se lo suele

    juzgar; una inmersin en sucotidianeidad permite corregir de un

    vistazo muchos de estos prejuicios y permite or, si se presta atencin,los vientos de cambio que fustigan

    de manera sosegada pero sin pausala aparente inamovilidad

    del rgimen teocrtico.

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  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 17

    Socie

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    nan muy poco las inquietudes de los j-venes iranes de hoy.

    La oposicin al rgimen no es unaestructura organizada ni practica ningntipo de resistencia activa y, aun as, loscambios en la sociedad iran se sucedende manera fluida. Y son las mujeres, sinlugar a dudas, quienes protagonizan es-te cambio cotidiano. Ellas son quienesda a da ganan centmetros al poder enel largo de los vestidos, en la coberturadel velo, en el maquillaje de sus rostros;la rebelda y la coquetera propias de lajuventud tiran ms fuerte que las estric-tas normas del rgimen. Las jvenes ira-nes de hoy parecen asumir este rol debuena gana, casi con orgullo. Los ale-gres colores que la mayora de chicas yalgunas mujeres eligen a la hora de ves-tir contrasta sobremanera con el negroriguroso del chador que an usan mu-chas de ellas. Sin embargo, a primeravista no parece que haya un conflictoabierto entre quienes defienden ambasposturas, aunque es difcil ver a gruposde mujeres en los que tanto el chadorcomo la moda ms moderna coexistanen armona.

    El hartazgo general de gran parte dela poblacin hacia el rgimen es trans-mitido sin rubor por muchos iranes.Cuando se cruzan con algn forneo, y

    Mahmud Ahmadineyad, tiene motivospara sacar pecho. El peso de Irn comopotencia regional se est viendo recono-cido y consolidado, mientras su posibleentrada al club atmico le situara den-tro del selecto crculo de pases que tie-nen en la disuasin nuclear el as en lamanga capaz de lograr un rdago en elsiempre complejo tablero de las Rela-ciones Internacionales.

    Pero el rgimen iran juega una par-tida a dos bandas, una en la arena inter-nacional, rodeado de focos y cmaras,y otra, mucho ms velada, en su propioterreno de juego. Si la situacin interna-cional parece favorable a las intencionesdel rgimen teocrtico iran de perpe-tuarse en el poder, la realidad interna deIrn parece ms decidida a no ponerlelas cosas tan fciles.

    Diagnstico internoIrn es un pas dividido en dos grandesbloques, como suele ocurrir en cual-quier dictadura, entre quienes la apoyany quienes la aborrecen, lo que no signi-fica que abiertamente la combatan. Ydentro de estas dos categoras, hay tan-tos matices como la propia realidad seempea en mostrar. Agrandes rasgos esposible realizar una aproximacin so-ciolgica a ambos contendientes. Al la-do del poder se aglutina la mayora degente conservadora que dio la victoriaa Ahmadineyad en las pasadas eleccio-nes, donde predomina la poblacin demediana edad hacia arriba, rural o ur-bana empobrecida, de escasos recursoseconmicos y culturales, as como fun-cionariado y todos aquellos ligados alrgimen, amn de la clase religiosa. Laradiografa del bando opuesto mostra-ra un perfil de gente con mayores re-cursos econmicos, urbana, cosmopo-lita, intelectual y, ante todo, joven. Es-te dato es especialmente significativoen el Irn actual, donde el 70 por cien-to de sus casi setenta millones de habi-tantes tiene menos de treinta aos. Esdecir, la gran mayora de la poblacinha nacido con posterioridad a la Revo-lucin Islmica de 1979 que llev al po-der a los Ayatols. La vida en tiemposdel Sha o la an omnipresente guerracontra Irak en los discursos oficiales lle-

    siendo muy conscientes de la imagenque se tiene de ellos en el exterior, siem-pre hay una pregunta que salta a la pa-lestra: Cmo ve usted a nuestro pas?Es muy probable que el visitante, timo-rato, balbucee algn tipo de respuestapolticamente correcta o tpica hacien-do referencia a la increble hospitalidadde los iranes o a la belleza de sus paisa-jes. Pero su opinin es muy otra. Said,un mdico de unos cuarenta aos, demanera muy educada, ofrece la suya.Ah, Irn, suspira apenado en el inte-rior de la ciudadela Arg-e-Karim Khan,del siglo XVIII, un pasado tan esplen-doroso y un presente tan desafortunado.

    El relevo generacionalEste sentir est muy extendido entre losiranes ms jvenes. Rashid es estu-diante en la Universidad de Isfahan yse lamenta de no poder viajar al ex-tranjero. No es que no nos dejen,aclara Rashid, sino que la falta de tra-bajo impide que [los jvenes] tengamosposibilidades econmicas como parasalir al extranjero. La poblacin des-empleada representa un 155 por cien-to del total de la poblacin activa, se-gn las ltimas estimaciones del Ban-co Central iran del 2005, y en una po-blacin tan joven es normal que todoeste peso recaiga sobre ellos. Farid yAl son dos amigos que escenifican eldiagnstico. El primero tiene en suerteun viejo coche que le permite ganarsela vida como taxista, empleo que com-pagina con sus estudios en la Universi-dad de Shiraz, mientras que la ocupa-cin de Al se limita a dar vueltas consu amigo siempre que sea posible.

    El sentimiento de estancamiento yfrustracin es patente, y no slo en loque se refiere a la vertiente econmica.Pese al embargo comercial impuesto porEstados Unidos, Irn es autosuficienteen materia agrcola, y sus recursos natu-rales, bsicamente el petrleo, le permi-ten ser un pas donde la pobreza extre-ma no es el principal problema de sushabitantes, por lo menos en las reas ur-banas. Sin embargo, las diversiones sonescasas para los jvenes en el Irn de losAyatols. Por la noche, en las tradicio-nales casas de t, el ambiente es tambin

    Si la situacin internacional parecefavorable a las intenciones del rgimen

    teocrtico iran de perpetuarse en el poder, la realidad interna de Irn

    parece ms decidida a no ponerle las cosas tan fciles

    La oposicin al rgimen no es unaestructura organizada ni practica ningn

    tipo de resistencia activa y, aun as, los cambios en la sociedad iran se

    suceden de manera fluida

  • 18 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

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    Diagnstico interno

    propicio para algunas confesiones. EnIrn los jvenes no tenemos nada quehacer, se lamenta Imad, mientras se re-crea dando caladas a su ghelium, la pipade agua, y deja que el fluir del t calien-te vaya derritiendo un terrn de azcaren su boca. Yo s que en Espaa hayfestivales de msica. Aqu no tenemosnada de eso. El Gobierno slo se preo-cupa de la religin y de la propagandasobre la guerra con Irak. Pero a m lo queme gusta de verdad es la msica. EnTehern, escrito en pintura roja sobreuna pared blanca de un barrio del nortede la ciudad, la zona alta, puede leerseen un graffiti: Marilyn Manson. El he-cho de que el nombre del cantante deOhio, considerado el anticristo por lossectores ms conservadores de los Esta-dos Unidos, sea reivindicado por los j-venes iranes en pintadas o camisetas esclaramente sintomtico.

    Hay un relevo generacional eviden-te en la estructura social del Irn de hoy.El rgimen teocrtico no puede sinoaceptar los cambios que el empuje de lasnuevas generaciones le obliga a realizarpor puro instinto de supervivencia. Estose traduce en que las calles de las prin-cipales ciudades iranes se llenan de cen-tros comerciales con una moda de claratendencia occidental (globalizada), res-

    taurantes de comida rpida o cibercafs,donde los jvenes tienen acceso a ununiverso incontrolable por las autorida-des, pese a que lo intentan ejerciendouna censura previa sobre el contenido delas pginas que se pueden descargar. Laconsecuencia de todo ello es que la ba-talla del poder por encauzar toda la vidasocial segn una determinada y riguro-sa interpretacin religiosa ha fracasado.

    El resultado de la suma de todos losfactores bien pudiera ser una gran pa-radoja. Irn, pas que inaugur la sen-da del islamismo radical como organi-zacin poltica de masas capaz de to-mar el poder, podra llegar a ser el pri-mero en abandonarla a medio plazo,precisamente en un momento en queotros muchos ciudadanos de pases delmundo islmico ven en esta va la ni-ca capaz de sacarles de su permanente

    *Pere Maruny es periodista y se haespecializado en Oriente Prximo. Trabaja para

    Catalunya Radio y es co-autor del libro Atrapadosentre el terror y la guerra (Virus, 2005), sobre los

    grupos pacifistas y antimilitaristas israeles. Ha vivido en Jerusaln.

    crisis y de la tutela occidental. El rele-vo generacional, unido a la falta de res-puestas que el rgimen teocrtico pue-de ofrecer a las necesidades y expecta-tivas de la poblacin, pueden represen-tar el principio del fin. Esto, claro est,siempre que a los lderes occidentalesno se les ocurra solucionar con sus pro-pios mtodos el problema iran, lo quesin duda significara la mejor noticiapara la perpetuacin del rgimen. Co-mo ya ocurriera con la agresin iraqude 1980, slo una intervencin extran-jera podra aglutinar a la poblacin enun solo frente junto al Gobierno.

    Tras el estrepitoso fracaso que hasignificado la poltica impuesta por loshalcones neoconservadores desde Was-hington para democratizar Irak y, derebote, la totalidad de Oriente Prximoslo queda esperar. En Irn los cambiosno van a producirse de inmediato, delmismo modo que no han empezado aho-ra; es un proceso lento pero inexorableque deben protagonizar nicamente losy, sobre todo, las iranes.

    El relevo generacional, unido a la falta de respuestas que el rgimen teocrtico

    puede ofrecer a las necesidades y expectativas de la poblacin, pueden

    representar el principio del fin

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  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 19

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    esde que surgi el problemaoriental, la presencia occi-dental ha sido tradicionalmen-

    te asociada a la desestabilizacin de lassociedades levantinas. La redefinicinde las races de la identidad nacionalsiria pondr fin al riesgo de un posibleresurgimiento de lo oriental o de losproblemas de la Gran Siria que operanen el marco del dilema de la protec-cin de las minoras o la propagacinde la democracia. Se propone la re-configuracin de esta identidad sobreun principio que considera el arabismocomo parte de ser sirio, y uno de los pi-lares democrticos de la identidad na-cional. Sin embargo, se distingue estavisin exclusiva de otra, que cree queno se puede ser rabe sin dejar de sersirio, musulmn o cristiano, sun o chi-

    ta, y viceversa. Elarabismo, al igualque el Islam, es par-te de Siria y no alrevs. El primer pa-so hacia la demo-cracia es reconocerla realidad nacionalcon sus complejida-des y mltiples di-mensiones. Por en-cima de todo, la pri-mera representa-cin democrtica delos sirios debe ser larepresentacin desu realidad sobre elterreno, y la formu-lacin de teoras

    que dejen espacio a la compleja reali-dad social del pas.

    Una visitada pgina de Internet si-ria no habra reeditado, quince aosdespus, el artculo Crisis de Identi-dad de Siria si el tema no interesase ala elite local. El artculo del neocon-servador norteamericano Robert Ka-plan, predice el desmembramiento deSiria y la considera como un candida-to potencial a la balcanizacin, el des-tino de muchos herederos del ImperioOtomano. El deseo del autor de des-membrar Siria apenas queda oculto ensus lneas.

    Sin embargo, el inters de ciertossectores de la elite siria en cuestionesde identidad, y la constitucin social ycultural del pas, se limita a debates enartculos de intelectuales o publicacio-

    Reforma poltica y reconfiguracin de la identidad nacional en Siria

    Yasseen Haj-Saleh*

    Es necesario alhablar de diversidadcultural o social en

    las sociedadesrabes o levantinas

    vincular sta a ladesintegracin delas sociedades y alriesgo de permitirque las potencias

    occidentales puedananclarse firmemente

    en la zona? Sepuede fortalecer la

    unidad y la cohesinde estas sociedades

    sin dejar caer unmuro de silencio

    sobre las realidades de la diversidad,en nombre de la unidad

    nacional? Y desarrollar unenfoque que rena estas realidades

    sin camuflarlas, exagerando ominimizando su importancia? No

    podramos incluir este enfoque en elcontexto de una poltica nacional

    democrtica que garantice laigualdad de derechos? La situacin

    actual de Irak es la prueba de quetenemos que trascender estaspolticas sociales, culturales y

    religiosas que preocupan a lassociedades rabes. Siria no puede

    ser indiferente a las ramificacionesde los problemas suprimidos de

    diversidad, sobre todo teniendo encuenta la intensa y beligerante

    presencia extranjera.

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  • 20 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

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    Diagnstico internones en Internet. La pgina web que re-edita el artculo slo en ingls, nos dauna idea sobre el nivel del debate de-trs del velo, que se limita a una elitis-ta parte de la poblacin, y lo poco queexiste se caracteriza por la vergenzao la temeridad. Intelectuales y organi-zaciones polticas se encuentran en unapuro al abordar abiertamente y confranqueza un tema sensible que carecedel adecuado enfoque terico o prcti-co. Activistas sectarios y tnicos, porel contrario, atacan a otros grupos pa-ra reafirmar su distinta religin. Paraestas personas, Internet les ofrece unespacio amplio, sin limitaciones, paracausar los estragos sectarios y parti-distas. Ya es hora de que reconozcamosla necesidad de enfoques equilibradosy precisos que combinan la madurezintelectual y el compromiso nacional.Las cuestiones de la identidad nacio-nal son demasiado importantes comopara guardar silencio acerca de la men-talidad sectaria.

    El concepto de sociedad rabeEs habitual para los occidentales cer-canos a las tomas de decisiones en suspases, ver las sociedades rabes en tr-minos de grupos tnicos y sectarios, ode acuerdo a la visin orientalista de unmosaico social, en el que las piezascohabitan pero no son ni homogneasni se prestan al establecimiento de unanacin. Por otra parte, es bastante co-mn que los nacionalistas rabes y pa-triotas locales del mundo rabe, mini-micen la importancia de estas diferen-cias y nieguen que tengan cualquiersignificado poltico. Poco a poco, seconvirti en norma aceptada que undebate acerca de la diversidad es partede las teoras y sistemas del enemigooccidental, y que el verdadero patrio-tismo radica en el mantenimiento deestas diferencias en secreto, sino en ne-gar su existencia. En este contexto, elcaso de Siria es nico. La Repblicarabe de Siria no es el nico pasdonde el arabismo es parte del nombreoficial, pero su sociedad es, sin duda,ms tnica y religiosamente diversaque la de Egipto, Arabia Saudita, Emi-ratos rabes Unidos, Yemen y Libia.

    Al mismo tiempo, Siria parece serla ms vehemente en negar la diversi-dad y la identificacin con el arabismo,y el partido gobernante est impregna-do de ideologa arabista. No slo su-pone que todos los sirios son rabes si-no que es este arabismo puro y sin ros-tro el que se convierte en su primer yltimo objeto de lealtad. Por otra par-te, Siria ha sido un Estado regional a lolargo de nueve siglos, ha sido poltica-mente estable desde 1970, y ha ac-tuado como una entidad desde 1967,(aunque ste fue un ao de inestabili-dad por la ocupacin de Israel de losAltos del Goln). Se han forjado inte-reses, sentimientos y lealtades basadasen estos hechos. Al mismo tiempo, suestatus como Estado independiente yuna compleja sociedad que carece delos conocimientos adecuados, o unpunto de vista conceptual sobre s mis-ma que pueden dar la armona y la le-gitimidad. Por otro lado, existe una to-ma de conciencia conceptual del ara-bismo de Siria que ya no se aplica a lasrealidades actuales del Estado y la so-ciedad. Garantiza esto la unidad na-cional y la homogeneidad de la so-ciedad y su apoyo a la unidad rabe?

    Puede ser hoy en da el arabismo lanica base para la voluntad de unidadentre los 19 millones de sirios?

    Los recientes acontecimientos enIrak tras la ocupacin estadounidense,y antes la guerra civil libanesa, invitana dar otro enfoque a la cuestin de laidentidad nacional siria. Parece que larepresin impuesta a las minoras tni-cas, religiosas y sectarias en nuestropas no es propicia para el fortaleci-miento de la integracin social, sinoque provoca la transformacin de lasdiferencias sociales en divisiones pol-ticas que amenazan con la desintegra-cin y la guerra civil. Estos ejemplosmuestran claramente que la represinmencionada antes provoca interferen-cias externas con las excusas internasnecesarias. Cuando algunos elementoslocales sociales y culturales se sientenalienados del supuesto consenso na-cional, buscan fuera relaciones y alia-dos y, por tanto, les proporcionan unaexcusa vlida para interferir.

    Lo que sostengo es que las cues-tiones de la diversidad cultural en lassociedades rabes pueden ser aborda-das desde un punto de vista democr-tico y nacionalista. Al mismo tiempoel argumento rechaza la parte occiden-tal, conservadora, de la derecha de losgrupos de reflexin cuyo inters en ladiversidad se limita a la potenciacinde la hegemona estadounidense y oc-cidental, y la centralidad de Israel enOriente Prximo. Tambin rechaza lavisin tradicional, nacional y popularrabe, cuya nica forma de garantizarla cohesin de nuestras sociedades esocultando datos sobre la diversidad de-trs de un muro de silencio. Asimismo,todos sabemos que este silencio teri-co no impidi a las autoridades localesaumentar su propio poder. El rgimende Saddam Hussein, que se bas en sutribu, la familia y los poderes rabes y,en cierta medida, en el entorno musul-mn sunita, no fue el nico en hacerlo.Comentarios similares se escuchan amenudo sobre el rgimen sirio. Aqu,el crudo y ampuloso nacionalismo, quelos dos regmenes baathistas han le-vantado por mucho tiempo, se ha con-vertido en un velo que oculta temas di-

    La Repblica rabe de Siria no es elnico pas donde el arabismo es parte

    del nombre oficial, pero su sociedad es,sin duda, ms tnica y religiosamentediversa que Egipto, Arabia Saudita, losEmiratos rabes Unidos, Yemen y Libia

    Se convirti en norma aceptada que undebate acerca de la diversidad es parte de las teoras y sistemas del enemigo

    occidental, y que el verdadero patriotismoradica en el mantenimiento de estasdiferencias en secreto, sino en negar

    su existencia

  • Informacin y debate PUEBLOS Julio 2009 21

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    visorios de la identidad. Parece evi-dente que la gnesis de estas prcticasse encuentra en las prioridades de losdos regmenes principales para perma-necer en el poder, de ah la necesidadde depender de una confiable base so-cial, y ocultar esta dependencia, un ho-menaje retrico y simblico es pagadopor el nacionalismo homogneo.

    Hacia una democrticaidentidad siriaLos esfuerzos para reformar el con-cepto de identidad nacional siria estnvinculados a una profunda revisin delsistema poltico, por la coincidenciaentre la distorsin de los hechos sobrela representacin social siria y la dis-torsin acerca de su representacin po-ltica. La reforma de la representacinpoltica requiere trminos que descri-ban la realidad de la sociedad siria, y eldesarrollo de una representacin msexacta de las realidades sociales e his-tricas del pas. Una transformacindemocrtica no es posible sin prestarla debida atencin a las heredadas no-ciones en las que se basa el despotis-mo. Ya es hora de que el arabismo de-je de pagar el precio por su representa-cin nacional, es decir, como una sim-ple identidad homognea, impuesta ensociedades muy complejas.

    La Declaracin de Damasco parael Cambio Democrtico Nacional esel primer intento, en la historia moder-na de Siria, de hacer frente a la cues-tin de la identidad con un espritu deresponsabilidad nacional, y como par-te de un esfuerzo real por el cambio de-mocrtico. La Declaracin habla delderecho de las minoras nacionales aexpresarse y se compromete a traba-jar para garantizar el derecho de todoslos grupos sociales en Siria, indepen-dientemente de su condicin religiosa,nacional y social, a involucrarse en laactividad poltica. Aboga por encon-trar una solucin justa y democrtica ala cuestin kurda en Siria, de maneraque se garantice la igualdad de ciuda-dana, la nacionalidad y los derechosculturales, el derecho a su propia len-gua nacional, y otros derechos consti-tucionales, polticos, sociales y jurdi-

    cos basados en la unidad, la tierra y elpueblo de Siria. Una coalicin relati-vamente amplia se opuso a este docu-mento que inclua a los rabes, kurdosy asirios, los secularistas y los islamis-tas, adems de los demcratas, libera-les y nacionalistas rabes. En un pasque ha sufrido un despotismo totalita-rio que trat de separar el poder polti-co de todo tipo de bases sociales esta-bles, privando a las clases sociales desu carcter pblico y poltico, la expe-riencia es realmente importante. Preci-samente debido a esta situacin las de-mandas de cambio poltico fueron con-denadas al ostracismo de los grupossociales dentro del pas, como fue elcaso de los pases de Europa oriental,relegados a meros movimientos de in-telectuales y activistas polticos. Aques donde la coalicin detrs de la De-claracin de Damasco languidecehoy, con la excepcin de su compo-nente nacional kurdo, cuya base popu-lar result ms fcil de movilizar. LaDeclaracin de Damasco, sin em-bargo, se abstuvo de participar en undebate, limitndose a sugerir una bue-na orientacin, pero nada acerca de laidentidad nacional de Siria.

    Cmo puede interesar a la diver-sidad social siria el apoyo a la transi-cin democrtica? Cmo podemosdeshacernos de un despotismo vincu-lado a la poltica social y en profundacrisis, evitando el riesgo de la desinte-gracin nacional o la llamada demo-cracia de consenso? El estado de lapoltica no permite obtener una res-puesta clara. Parece que todo est vin-culado a la bsqueda de una solucina la crisis de liderazgo poltico e inte-

    lectual que sufre nuestra poltica na-cional colectiva, y el surgimiento deuna nueva mayora nacional.

    La ausencia de una fuerza princi-pal, o grupo social dominante, se ma-nifiesta en una mezcla de despotismo,riesgo de divisin nacional y luchas ci-viles. El surgimiento de una nueva ma-yora post-nacionalista capaz de darforma a un nuevo marco hegemnico,puede sentar las bases para la demo-cracia y la cohesin nacional. El au-mento de esa mayora preceder o se-guir el final del despotismo? La so-lucin a la crisis de hegemona prece-der o seguir a la reforma poltica?Raramente los procesos histricos seadhieren o se ajustan a los plazos pol-ticos. Tal vez los esfuerzos actuales pa-ra construir nuevos grupos organiza-dos y razonables en Siria sern vistosun da como contribuciones funda-mentales a la solucin de la crisis.

    No podemos sobrecargar la im-portancia de iniciar un amplio deba-te alrededor de nuestros asuntos inte-lectuales y polticos, y las condicio-nes que darn lugar a un amplio mo-vimiento democrtico nacional en Si-ria. Nos encontramos en un perodode transicin histrica, con evidentesdificultades, y que incumbe a todoslos activistas para desempear un pa-pel ms importante del que tenan an-tes. El posible estallido de conflictosciviles y regionales, nuevas formas deviolencia y la esperada lucha social,intelectual, poltica y psicolgica po-dra llevar a unos aos, o dcadas, deinestabilidad. Pero no son argumen-tos vlidos para mantener el statuquo. La toma de conciencia, por par-te de los intelectuales, de emprenderuna actitud crtica responsable, darprioridad a las cuestiones nacionalesy no a los grupos marginales, partidosy sectas y defender los valores hu-manos en general, conllevar un pro-ceso nacional sostenible de recons-truccin democrtica.

    *Yasseen Haj Saleh es un escritor sirio.

    Versin original en ingls. Traducido paraPueblos por Mireia Gallardo Avelln.

    La Declaracin de Damasco para el CambioDemocrtico Nacional es el primer intento,en la historia moderna de Siria, de hacerfrente a la cuestin de la identidad con un

    espritu de responsabilidad nacional, y como parte de un esfuerzo real por el cambio

    democrtico

  • 22 2009 Julio PUEBLOS Informacin y debate

    Socie

    dad

    Diagnstico interno

    La Revolucin Francesa prometia los judos libertad, igualdad yfraternidad siempre y cuando se

    asimilaran, dejando a un lado su identi-dad como judos. El pueblo judo no esel nico que ha tenido que pasar por es-te proceso; vascos, bretones o gitanoshan tenido que renunciar a su identidadcon tal de poder formar parte de la so-ciedad que los rodeaba. Los judos deEuropa occidental aceptaron la asimila-cin y se integraron en las sociedades quenacan de la Revolucin Francesa. Lacosmologa teocntrica juda, que se re-sista a la asimilacin al Estado moder-no, tuvo que transformarse. En Occiden-te, la religin fue delegada al mbito pri-vado de manera que los judos dejabande ser judos para convertirse en alema-nes, franceses e italianos de religin mo-saica. Pero en la Europa oriental y el Surdel Mediterrneo los acontecimientos sedesarrollaron de una manera diferente.

    Las alternativas en EuropaOriental La modernidad irrumpi violentamenteen los territorios del Este de Europa, ter-minando en un sueo ms que frustrado.Bajo las garras del zarismo, la moderni-dad se transformaba en la revolucineminente que exclua al mismo Zar y aDios. Para los judos, la modernidad, ves-

    Israel: el Sionismo y el partido del Shas

    Sergio Yahni*

    El partido poltico de los judos ortodoxos sefarditas, el Shas, naci como unarebelin en contra de la identidad juda construida por el Sionismo, ya que

    ste supone una rebelin doble y contradictoria: contra las tradicionesreligiosas judas y contra el proceso de asimilacin que supone la

    modernidad. En cierta manera, el Sionismo es la bsqueda de la puertaabierta que permite a los judos formar parte de la sociedad moderna, sin

    de