Psicosis en niños

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Psicosis se refiere a los trastornos graves de personalidad que llevan asociadas alteraciones de la conciencia y de la personalidad. Dentro de la psicosis en la infancia y adolescencia: ente sus variables tenemos el Autismo, Esquizofrenia y la Psicosis Simbiótica.

La mayor parte de estos niños, a pesar de la diversidad de su adaptación a las obligaciones familiares y escolares, se convierten en adultos con dificultades para hallar su lugar en la sociedad. Sus realizaciones son nulas o trágicas y sus relaciones con los demás son también difíciles.

De entrada hay que señalar que, erróneamente, la psicosis infantil se ha confundido con el autismo, el cual suele implicar una actitud de aislamiento del mundo. Sin embargo, la psicosis no necesariamente excluye el contacto con los demás, sino que suele basarse en unadistorsión de la realidad.De igual manera que prestamos atención a la salud física de los niños, hay que vigilar la salud emocional y la mental, igual de importante para asegurar un correcto desarrollo y crecimiento.Los niños también pueden padecer problemas emocionales y psicológicos que, generalmente, asociamos con la edad adulta, desde el estrés, la ansiedad a trastornos más severos, como puede ser la psicosis. Conocer sus síntomas es fundamental para detectar cualquier problema de salud mental y aplicar la terapia o tratamiento más adecuado para el niño.

Síntomas y causasLa psicosis infantil puede ser sintomática o funcional. El

primer tipo se debe a causas psicológicas, mientras que el segundo se relaciona con el daño físico, como una enfermedad o trauma de diversos tipos. Respecto a la edad, la psicosis en la infancia suele manifestarse a partir de los tres años. En algunos casos, puede estar motivada por contextos familiares difíciles. En estas situaciones, los niños son propensos a ser víctimas de la situación familiar y de los problemas de sus progenitores. De manera inconsciente, su mente puede distorsionar el clima de tensión como arma de defensa.En cuanto a los síntomas, la mayoría de los estudios sobre la psicosis infantil distinguen entre dos tipos. Por un lado, señales como alucinaciones, problemas de conducta y del lenguaje, y, por otro, síntomas como la depresión y la apatía, tanto dirigidas a atraer la atención de los padres y de alguna manera a ejercer una forma de control sobre ellos. Mecanismos inconscientes que a menudo surgen como consecuencia de un traumatismo, situaciones y contextos particularmente tensos o graves problemas familiares. La psicosis afectiva infantil sirve al niño para transmitir un mensaje, mostrar su malestar y, en última instancia, alertar a los adultos de que algo no está funcionando como debería, tal vez incluso en ellos.

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Otras formas de psicosis son el denominado síndrome simbiótico, causado cuando la separación de la madre provoca un severo episodio de ansiedad y pánico, y el trastorno bipolar infantil, que se caracteriza por la alternancia de estados de ánimo oscilantes entre la hiperactividad y la depresión. El síndrome simbiótico puede estar relacionado, entre otras causas, con una actitud maternal fría y distante, que puede hacer sentir al niño que no está debidamente protegido.

TratamientoLa consulta al psicólogo o psiquiatra siempre se recomienda en

caso de psicosis infantil. La opinión de un profesional, incluso en los casos menos llamativos, puede ayudar a enfocar el problema e identificar las posibles causas, que a menudo se encuentran en los padres o en las relaciones entre padres e hijos deficientes en algunos aspectos. Obviamente, la culpa no es atribuible únicamente a los progenitores, sino que también hay que analizar el entorno en el que vive el niño.La terapia para la psicosis infantil puede requerir en algunos casos la administración de fármacos específicos, prescritos por el médico. Nunca se debe dar medicamentos a los niños, de ningún tipo, sin la prescripción médica.

Niños poco sociables, tímidos, sin amigos e inhibidos. Conductas raras e inexplicables como el levantarse durante la noche a bañarse o

evitar comer por temor a envenenarse. Baja del rendimiento escolar de forma sorpresiva e inexplicable. Alucinaciones, delirios o conductas agresivas. Torpeza en los movimientos, repetición excesiva del mismo tema con dificultad

para hilar frases o crear palabras. Depresiones severas o intentos de suicidio.

¿Cómo podría comportarse un niño psicótico?

Los niños psicóticos manifiestan marcadas diferencias en sus conductas con las de los niños que no sufren el trastorno. Son niños que lejos de disfrutar del juego y de relacionarse con otros niños, toman marcada distancia de ellos, no participan del juego. Podrían manifestarse más preocupados de aislarse de los otros niños en algún rincón, o a manifestar conductas de terror frente a las espantosas imágenes de sus alucinaciones.

El niño psicótico se comporta, permanentemente, de forma "estrafalaria" y desconcertante, pueden describirse como:

Aislamiento: presenta una clara falta de comunicación respecto al entorno. Ya desde los primeros meses, se observa una falta de contacto ocular, hay ausencia de sonrisa (propia ya del 3er mes), ausencia del miedo frente a personas o situaciones extrañas (ya presente en el 8º mes). Rechaza, generalmente, el contacto físico, con frecuencia su tono muscular es hipotónico (tono bajo), sus gestos son extraños, poco habituales, el niño se muestra como absorto o "embobado" en sus propios movimientos o gestos. Explora el entorno con formas especiales como el olfateo (de cosas, personas,...), se observan trastornos en el lenguaje, muy diversos según el grado. El niño psicótico adquiere el lenguaje más tarde de lo normal, de forma incompleta e inadecuada; también se ve afectada la entonación. Hay trastornos de las funciones intelectuales, aunque son

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difíciles de detectar, ya que parece variar según la población y los modos de atención y no hay apenas posibilidad de comunicación con el especialista infantil encargado de evaluarlo. Presenta una increíble capacidad retentiva (de memorizar), su esquema corporal está muy alterado. Es característica la necesidad de realizar determinados rituales al acostarse, salir, (el romper esa secuencia le hará "descontrolarse") pueden darse ideas delirantes (de tipo persecutorio,...), alucinaciones (auditivas, por ej.) muy difíciles de constatar. Trastornos en el sueño (insomnio). Trastornos en la alimentación, retraso en el control de los esfínteres, etc. O con síntomas atípicos donde los niños pueden ser inteligentes, su lenguaje suele estar bien desarrollado, utilizan en apariencia el mismo sistema simbólico que los demás, pero, innegablemente, son diferentes. Hay formas particulares de psicosis infantiles tardías.

Me gustaría destacar que el pronóstico del tratamiento de este trastorno, al igual que el de la mayoría de los trastornos mentales graves, está asociado a su detección precoz e intervención temprana. Lo anterior debería ser suficiente fundamento como para evaluaciones preventivas durante el desarrollo del niño. Especialmente de aquellos que dejan ver algunas conductas que los padres perciben como extrañas o alarmantes. Consultar, en todos los casos, es mucho más beneficioso que enfrentar los costos y sufrimiento que estas enfermedades implican cuando no son tratadas con anticipación. El abordaje de la medicación, intervenciones oportunas de especialista y la comprensión y manejo de la familia son importantes.

En el diagnóstico será fundamental discriminar si se trata de éste u otro trastorno que puede desarrollarse con síntomas similares. Cuanto antes se intervenga, más se podrá evitar el deterioro que implica sufrir este tipo de trastornos. El tratamiento básicamente es farmacológico, prescrito por el psiquiatra infantil, pero no es curativo (es paliativo de los síntomas). El tratamiento depende de la causa de la psicosis. Con frecuencia, se necesita cuidado hospitalario para garantizar la seguridad del paciente.

Los fármacos antipsicóticos, que reducen las alucinaciones y los delirios y que mejoran el pensamiento y el comportamiento, pueden ayudar, si la causa es un trastorno médico o psiquiátrico. Su educación deberá ser especializada. La psicoterapia con el niño y con la familia puede ayudar mucho.